Derechos Humanos Parcial
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La mediación es un proceso de resolución de conflictos en el que las dos partes enfrentadas recurren
(voluntariamente) a una tercera persona (imparcial), el mediador, para llegar a un acuerdo satisfactorio. Es
creativo, porque mueve a la búsqueda de soluciones que satisfagan las necesidades de las partes, e implica
no restringirse a lo que dice la ley. Además, la solución no es impuesta por terceras personas, como en el
caso de los jueces o árbitros, sino que es creada por las partes. Una característica de la mediación es que es
una negociación cooperativa, en la medida que promueve una solución en la que las partes implicadas
ganan u obtienen un beneficio, y no sólo una de ellas. Por eso se la considera una vía no adversarial,
porque evita la postura antagónica de ganador-perdedor. Por este motivo, también es un proceso ideal para
el tipo de conflicto en el que las partes enfrentadas deban o deseen continuar la relación (Holaday, 2002).
Para que el proceso de mediación sea posible, es necesario que las partes estén motivadas, porque deben
de estar de acuerdo en cooperar con el mediador para resolver su disputa, así como para respetarse
mutuamente durante y después del proceso, y respetar los acuerdos que se hayan alcanzado, circunstancia
que ocurre con un alto índice de cumplimiento, porque son los que los mismos interesados han propuesto
y se han comprometido a cumplir, pues la reflexión sobre la mediación ayuda a todos a entender el
situar entre el compromiso y la colaboración. La finalidad consiste en pasar de estilos más individualistas
a modos más evolucionados de resolución de conflictos, como son los de colaboración y compromiso. En
los conflictos cotidianos nos situamos ante diversos estilos de afrontamiento: evitamos, nos acomodamos,
competimos, etc. No parece razonable el que nos culpabilices por ello, ya que manejarse dentro de un
estilo de colaboración exige unas condiciones de tiempo y de contexto que no siempre se producen.
También puede suceder que, para crear un contexto real de colaboración, sea necesario pasar por
momentos previos en los que nos manejemos en estilos como el de evitación o acomodación, ya que
pueden ser necesarios para generar un nivel de confianza entre las partes, imprescindible para llegar a la
podríamos definir el proceso de mediación como el consistente en dotar a las partes en conflicto de unos
recursos comunicativos de calidad para que puedan solucionar el conflicto que se traigan entre manos. A
lo largo de todo el proceso, las partes hablan de reproches, posturas, opiniones, deseos, necesidades,
sentimientos, y los mediadores deben ayudarles a que se expresen de forma constructiva y a que se
escuchen, de tal manera que la comunicación que establezcan pueda ayudarles a resolver el conflicto .
en las disputas, por (ganar-ganar), pues este cambio de concepción no sólo afecta a los resultados, sino
también al proceso mismo, ya que modifica la actitud de las partes. Lo interesante de este proceso es que
descubre la importancia de los intereses en las disputas, y con un buen análisis en cada una de las partes,
se puede llegar a elaborar una solución que satisfaga a ambas. La percepción social del conflicto y el
es vivido como la manifestación de un problema que necesita una satisfacción, pues el problema existe
debido a una real o aparente incompatibilidad de necesidades e intereses que hace que la satisfacción de
necesidades aparezca imposible para una o más de las partes implicadas y, por ello, la resolución del
conflicto pasa por encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todos los implicados. Con
imparcialidad, aquí puede ser cierto el aforismo «dime de qué alardeas y te diré de qué careces», ya que la
tendencia a asumir en mediación una metodología de solución de problemas deriva de la ideología social
individualizada propia de la cultura occidental de los países desarrollados, que se basa en una concepción
del mundo social compuesta por seres individuales radicalmente separados, de igual valor pero con deseos
diferentes y cuya naturaleza se basa en la satisfacción de tales deseos, con frecuencia convertidos en
derecho. En este contexto ideológico el modelo preferido por los profesionales para la resolución de
conflictos es el que intenta la colaboración de las partes, pues la mediación, según este postulado, debe
el de facilitar a los clientes información objetiva sobre temas legales, educativos, psicológicos, de
negociación, etc., para que las partes que acuden a la mediación, con el bagaje que les aporta una
información que los dos quieren simultáneamente, negocien sus propios acuerdos.
protocolos de negociación asistida, va conduciendo a los clientes desde el primer punto en que se
encuentra su negociación hasta el punto final de plasmación de un acuerdo satisfactorio. El mismo modelo
es aplicado tanto a temas de custodia de hijos como a negociaciones sobre la distribución de bienes o la
3. Modalidad terapéutica. El tema emocional no es pasado por alto a lo largo de las sesiones de mediación,
sino que se abordan las emociones y los sentimientos (positivos, negativos, complejos…) como parte de la
intervención mediadora, con el objetivo de que no sean un obstáculo para llegar a acuerdos o,