RESUMEN SOCIOLOGÍA U1 A 5
RESUMEN SOCIOLOGÍA U1 A 5
2- La relación entre la sociedad y la historia (qué lugar ocupa en la historia, como
afecta la historia en la sociedad)
PROBLEMAS PÚBLICOS: Asunto que excede de una persona y pasa a ser social, público.
Es general, involucra a parte o toda la sociedad y ocurre en la órbita pública (conjunto de
instituciones sociales; a través de las instituciones sociales cada individuo se relaciona con
otras personas, pero de modo indirecto.)
Ej.: que en una ciudad la mitad de las personas estén desocupadas.
Ser capaz de diferenciar entre los problemas de la estructura social y las inquietudes del
individuo es poseer Imaginación Sociológica.
Mills promete darle herramientas a los hombres que se interesen por la sociología, que la
practiquen para que puedan vincular sus vidas privadas con la estructura de la sociedad en
la que viven y la historia. Es decir, ayudarlos a desarrollar la imaginación sociológica.
NORBERT ELÍAS
El texto apunta a los modelos de pensamiento con los que reflexionamos sobre la sociedad.
Elías critica la idea de que pueda pensarse a la sociedad como separada del individuo
cuando la sociedad esta totalmente integrada por los mismos (nosotros).Cualquier persona
que piense a la sociedad como separada del individuo, sigue un modelo de pensamiento
egocéntrico.
MODELO EGOCÉNTRICO:
Los individuos son egocéntricos, se sitúan en el centro
de la sociedad tomándola como un objeto externo del
Yo. Cada uno se entiende separado del otro y sin
conexión. Este modelo cosifica y deshumaniza lo social.
Según Elías, para romper con modelo cosificador la sociedad debe terminar con la imagen
egocéntrica, reemplazandola por una concepción de la sociedad como configuración o
estructura de individuos interdependientes.
FIGURA DE INTERRELACIÓN: se grafican los tipos de alineación de los individuos y las
correspondientes vinculaciones, incluidos los equilibrios de poder. En este modelo el
individuo se comprende a sí mismo como una unidad semiautónoma entre tantas otras,
revelándose la dimensión del “nosotros” en el cual el “yo” se reconoce como partícipe. Los
modelos sociales (estado, familia, etc.) están formados por este entramado de individuos.
Todo ese entramado en su conjunto es la sociedad. No hay modo de que una persona
pueda existir sin relacionarse con el otro.
Las ciencias sociales, la sociología, tiene serios problemas para encontrar un modelo de
pensamiento y concepto que sean adecuados al objeto que estudian. El modelo de estudio
de la sociología son finalmente los hombres, las acciones humanas, los pensamientos, las
relaciones que establecen los hombres.
AGNES HELLER
La VIDA COTIDIANA es la vida de todo hombre. Es un ámbito donde se conjugan sus
distintas actividades y aspectos. El “hombre entero” participa en la vida cotidiana con todos
los aspectos de su individualidad y de su personalidad, aunque debido a ello no se puede
focalizar ni prestar demasiada atención a ninguna. Cada persona es el actor principal de su
vida cotidiana, y a su vez actor secundario de la vida cotidiana de nuestra sociedad. Somos
sujetos de reflexión y objetos de estudio al mismo tiempo.
En la vida cotidiana capitalista, la aparición de la división social del trabajo se produce una
ruptura y se percibe a la sociedad como entidad contrapuesta al hombre, como si fuera
ajena al particular.
Con la aparición de la división social del trabajo, los particulares se apropian tan solo de
algunos aspectos
de las capacidades genéricas que se han desarrollado en aquella época dada. De esta
forma, el trabajo produce insatisfacción, malestar, angustia e impide conectarse y ser
conscientes de la dimensión genérica.
"El trabajo debe ser para todos los hombres una manifestación de su personalidad, pero
para el obrero es solo un medio de subsistencia." (Marx)
Heller entiende el proceso de EXTRAÑACIÓN como el no poder percibir, ni conectarse o
ser consciente de la dimensión específica; la genericidad se presenta como algo extraño,
ajeno, que lo puede perjudicar.
Heller analiza cómo las condiciones cotidianas tienden a producir un completo alejamiento
de los problemas sociales. Ella se pone a pensar cómo puede ser que sucedan ciertas
cosas en la sociedad, que se permitan atrocidades y que la gente no reaccione ante
barbaridades. Eso nos invita a pensar, en que estamos como dormidos, anestesiados, sin
tener conciencia de nosotros dentro de la sociedad, "extrañados", y eso es culpa de lo
cotidiano.
1-INSTITUCIONALIZACIÓN
Organismo y actividad
Las relaciones del hombre con su ambiente se caracterizan por su apertura al mundo.
El ser humano en proceso de desarrollo se interrelaciona no solo con su ambiente natural
sino con un orden cultural y social específico. El hombre construye su propia naturaleza, o,
el hombre se produce a sí mismo.
Los hombres producen JUNTOS un ambiente social con la totalidad de sus formaciones
socio- culturales y psicológicas (es imposible que un hombre aislado produzca un ambiente
humano).
Orígenes de la institucionalización
Toda actividad humana está sujeta a la HABITUACIÓN: Implica que la acción puede volver
a ejecutarse en un futuro de la misma manera y con idéntica economía de esfuerzos. La
habituación libera al individuo de la carga de todas las decisiones, proporcionando un alivio
psicológicos. Estos procesos de habituación anteceden a toda institucionalización. .
Sedimentación y tradición
Roles
Los roles son tipos de actores en dicho contexto. Las instituciones se encarnan en la
experiencia individual por medio de roles, los que, objetivados constituyen un ingrediente
esencial del mundo objetivamente accesible a cualquier sociedad. Al desempeñar roles los
individuos participan en un mundo social; al internalizar dichos roles ese mundo cobra
realidad para ellos subjetivamente.
Según el rol que desempeña, el individuo debe entrar en zonas específicas del
conocimiento. Esto implica una distribución social del conocimiento, según lo que es
relevante en general y lo que es lo es respecto a roles específicos. La división del trabajo
causa que el conocimiento de los roles específicos aumente más rápido que el
conocimiento relevante y accesible en general. Para acumular el conocimiento de roles
específicos una sociedad debe organizarse de manera que ciertos individuos puedan
concentrarse en sus especialidades (los especialistas).
2- LEGITIMACIÓN
Los mecanismos conceptuales que mantienen los universos simbólicos siempre implican la
sistematización de legitimaciones cognoscitivas y normativas que ya estaban presentes en
la sociedad de modo más sencillo y que cristalizaron en el universo simbólico en cuestión.
(el material con que se construyen las legitimaciones que mantienen los universos
simbólicos es la elaboración, a un nivel más elevado de integración teórica, de las
legitimaciones de las diversas instituciones. Algunos mecanismos son la mitología (a modo
sencillo), la teología (mayor grado de sistematización teórica), la filosofía y la ciencia.
Existe una gran variabilidad histórica en la organización social de los expertos teóricos:
- Si los expertos universales ejercen un monopolio, es decir, que una sola tradición
simbólica mantiene al universo. Aquí los expertos en la tradición son reconocidos como
tales y no tienen ningún competidor efectivo. Tanto la tradición como sus administradores
especialistas se sostienen gracias a una estructura unificada de poder, y lo utilizan para
imponer sus tradiciones a la población. Las situaciones monopolistas presuponen un alto
grado de estabilidad socio-cultural y son de por sí estructuralmente estabilizadoras, ya que
inhiben el cambio social.
Cuando una definición particular de la realidad llega a estar anexada a un interés de poder
concreto, puede llamársela ideología. Con frecuencia una ideología es adoptada por un
grupo en razón de elementos teóricos específicos conducentes a sus intereses.
Importa recordar que la mayoría de las sociedades modernas son pluralistas, comparten
un universo central y diferentes universos parciales que coexisten en tolerancia o
cooperación de las diferentes ideologías. La situación pluralista presupone una sociedad
urbana con una división del trabajo altamente desarrollada, alta diferenciación en la
estructura social y un gran superávit económico. además, esta situación marcha a la par
con las condiciones de un rápido cambio social y fomenta tanto el escepticismo como la
innovación. Aquí un tipo de experto, el intelectuaI, definido como un experto cuya idoneidad
no es requerida por la sociedad en general (un tipo marginal). Su marginalidad social
expresa su falta de integración teórica dentro del universo de su sociedad: aparece como la
contraparte del experto en la cuestión de definir la realidad; el intelectual se mueve en un
vacío institucional, socialmente objetivado a lo sumo en una subsociedad de intelectuales
colegas con los que se relaciona. Allí buscará desarrollar diversos procedimientos para
proteger a la subsociedad contra las amenazas de aniquilación del exterior.
las instituciones y los universos simbólicos se legitiman por medio de individuos vivientes,
que tienen ubicación e intereses sociales concretos. La historia de las teorías legitimadoras
siempre forma parte de la historia de la sociedad como un todo.
1- INTERNALIZACIÓN DE LA REALIDAD.
El individuo no nace miembro de una sociedad: Nace como una predisposición hacia la
sociedad, y, luego llega a ser miembro de una sociedad. En la vida de todo individuo. Existe
una secuencia temporal, en cuyo curso el individuo es inducido a participar en la dialéctica
de la sociedad. Este proceso lo constituye la INTERNALIZACIÓN, es decir, la aprehensión
o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado;
mediante el cual el individuo internaliza normas, costumbres, reglas. Se interioriza y hay
reproducción y producción.
la internalización ocurre dentro de la SOCIALIZACIÓN, proceso a través del cual los seres
humanos aprenden e interiorizan las normas y los valores de una determinada sociedad y
cultura específica. Este aprendizaje les permite obtener las capacidades necesarias para
desempeñarse con éxito en la interacción social.
Cuando estos autores hablan de “la sociedad como realidad subjetiva”, se refieren a la
forma en la que el individuo internaliza un mundo/realidad/sociedad que otros significantes
le presentan como dado, como objetivo, en el cual su lugar ya está dado por definición. El
individuo tiene una interpretación subjetiva de la realidad, pero esa subjetividad es colectiva,
la comparte con aquellos encargados de su socialización que le han hecho comprender el
mundo en el que viven. El individuo adopta luego este mundo como suyo e interpreta la
realidad a partir de él.
Es un proceso dado a través de dos niveles: socialización primaria (se desarrolla en la niñez
del individuo, y es a través de ésta que el niño se convierte en miembro de la sociedad), y
socialización secundaria (proceso posterior, el cual conduce al individuo ya socializado a
nuevos sectores del mundo objetivo).
Si bien se considera que la socialización nunca es total, que nunca termina y que ésta
depende de los requerimientos del orden institucional -el cual afecta su desarrollo-, se
puede hablar de un fin de la socialización primaria, a partir de la “constitución” en la
conciencia del individuo, del concepto del "otro generalizado" (norma general en un grupo
social o situación) .
Dado el hecho de que la socialización del individuo nunca se termina y los contenidos que
internaliza enfrentan amenazas continuas a su realidad subjetiva, se hace necesario
“mantener” esta realidad para conservar cierto grado de simetría entre ésta y la realidad
objetiva.
La realidad subjetiva se ve “amenazada” por situaciones que no están internalizadas con
tanta fuerza por el individuo (dado el carácter más artificial de la socialización secundaria),
lo que hace más vulnerable esta realidad frente a otras definiciones de realidad, haciéndola
más susceptible de desplazamientos. Puede haber amenazas marginales o leves y otras
más directas o fuertes. Frente a estas amenazas a la realidad subjetiva, la misma se
mantiene a partir de dos tipos generales de procesos sociales:
● MANTENIMIENTO DE RUTINA: destinado a mantener la realidad internalizada en la vida
cotidiana, concretada en rutinas, que se reafirma continuamente en la interacción del
individuo con los otros. Aquí se pueden distinguir entre los otros significantes y los otros
menos importantes. Los primeros serán quienes principalmente lo ayudarán a mantener su
realidad subjetiva mientras que los segundos funcionan como una especie de coro, siendo
la relación entre ambos dialéctica, interactiva, en el mantenimiento de la realidad del
individuo. El modo más importante de mantenimiento de la realidad es el diálogo,
principalmente el habla, y en menor medida la comunicación no oral, siempre de forma
implícita más que explícita. En el diálogo, la conversación, las objetivaciones del lenguaje se
vuelven objetos de la conciencia individual, por lo que en el uso continuo del mismo
lenguaje para objetivar la experiencia subjetiva en desenvolvimiento, reside el fundamental
mantenimiento de la realidad.
● MANTENIMIENTO DE CRISIS: este proceso utiliza esencialmente los mismos
procedimientos que el anterior, salvo por el hecho que las confirmaciones de la realidad
deberán ser explícitas e intensivas. Mantener la realidad frente a las crisis se puede realizar
por procedimiento preestablecidos socialmente para situaciones que pueden ser riesgosas
de provocar ruptura, o a veces el individuo puede generar sus propias respuestas. Las crisis
de realidad pueden ser tanto individuales (desgracias personales) como colectivas
(catástrofes naturales) que se podrán enfrentar por procesos de mantenimiento con técnicas
de rituales, individuales o colectivos e institucionalizados.
-Disponer de una estructura de plausibilidad eficaz, una base social que sirva como
laboratorio de transformación. Esta estructura debe convertirse en el mundo del
individuo, desplazando a los demás mundos.
-Segregación física y mental del mundo anterior.
-Se debe disponer de un aparato legitimador para la transformación. Se debe
legitimar la realidad nueva, sus etapas de asunción y el abandono de la anterior.
-Se necesita una reinterpretación del significado de esos hechos o personas de la
biografía pasada.
3 - TEORÍAS DE LA IDENTIDAD
· La IDENTIDAD se halla en una relación dialéctica con la sociedad. La identidad se forma,
cristaliza, es mantenida, modificada o reformada por las relaciones sociales. Los procesos
sociales involucrados en la formación y en el mantenimiento de la identidad se determinan
por la estructura social. Las estructuras sociales históricas específicas, engendran tipos de
identidad, reconocibles en casos individuales en la vida cotidiana (tipificaciones). Los tipos
de identidad son “observables” y “verificables” en la experiencia pre-teórica y por ende
pre-científica.
·Las teorías de la identidad siempre se hallan insertas en una interpretación más general
de la realidad; pero la identidad es ininteligible a menos que se la ubique en un mundo
específico.
· La aparición de las PSICOLOGÍAS introduce una nueva relación dialéctica entre la
realidad y la sociedad: la relación entre la teoría psicológica y aquellos elementos de la
realidad subjetiva que pretende definir y explicar.
Las teorías psicológicas sirven para legitimar los procedimientos establecidos en la
sociedad para el mantenimiento y reparación de la identidad. Pueden ser empíricamente
adecuadas o inadecuadas en cuanto a si pueden reflejar la realidad psicológica que
pretenden explicar. Sí resultan adecuadas, tendrán capacidad de verificacion empirica en la
vida cotidiana.
Las teorías psicológicas tienen una potencia realizadora, que se realiza por medio de
procesos que sirven para la formación de la identidad y que tienen una carga emocional. Sí
una psicología llega a establecerse socialmente su internalización (acompañada de
identificación) se acelera y puede formar la identidad. El grado de identificación variará con
las condiciones de la internalización y dependerá de si se efectúa en la socialización
primaria o en la secundaria, así como con las circunstancias histórico-sociales. Los cambios
en la estructura social pueden desencadenar en cambios en la realidad psicológica y en
consecuencia surgen nuevas teorías que expliquen adecuadamente los fenómenos
empíricos que se producen.
4 - ORGANISMO E IDENTIDAD
EMILE DURKHEIM
A) Las creencias y las prácticas constituidas, con una organización definida (como la
religión, la ley escrita, las normas de educación, etc.)
B) Las corrientes sociales que no presentan esas formas cristalizadas (como las
emociones colectivas pasajeras)
C) Los movimientos de opinión más duraderos sobre materias políticas, literarias,
artísticas.
Durkheim redefinió la sociología como la ciencia que tiene como objeto el estudio de estos
hechos. A su vez, definió el hecho social como “toda manera de hacer, fija o no, susceptible
de ejercer sobre el individuo una coacción exterior, y que es general dentro de la extensión
de una sociedad dada a la vez que tiene una existencia propia, independiente de sus
manifestaciones individuales”.
La sociedad es algo que está fuera y dentro del individuo al mismo tiempo, gracias a que
éste adopta e interioriza sus valores y su moral. El “hecho social” tiene una fuerte capacidad
de coerción y de sujeción respecto del individuo. Por ende el hecho social no puede
reducirse a simples datos psicológicos, y la conciencia colectiva prima siempre sobre el
pensamiento individual, siendo entonces la sociedad, y no el individuo, la unidad de análisis
primordial de la sociología.
Durkheim ve la sociedad como un organismo vivo de la cual depende la vida del individuo, y
no al contrario. Entonces, la sociedad es una entidad supraindividual (que va más allá de un
solo individuo) que inflige restricciones y hace posible la convivencia entre los individuos.
Esta convivencia es posible, a su vez, gracias a los vínculos morales: pautas de conducta
que establecen la manera en que los individuos debemos conducirnos en la vida social y
establecen un orden.
La propuesta sociológica de Durkheim es, por tanto, objetivista, ya que parte de la propia
sociedad (en tanto un todo orgánico) para poder explicar la misma; porque es desde la
sociedad que se entiende al individuo (su manera de pensar, de creer, de sentir y de obrar).
La tarea fundamental de una sociología entendida de este modo será la de diferenciar los
hechos sociales de los que no lo son para poder analizar sus consecuencias y compararlos
entre las distintas sociedades:
La sociología tiene por tarea separar los hechos sociales de lo que Durkheim llama
“encarnaciones individuales”: manifestaciones individuales (pensamientos o acciones)
que dependen de la constitución orgánico-psíquica del individuo y de las circunstancias
particulares a las que esta sometido, o dicho de otro modo, las formas que revisten los
estados colectivos al reflejarse sobre estos individuos. Una herramienta que permite aislar
lo que verdaderamente constituyen hechos sociales es la estadística, ya que las cifras que
ella proporciona no son alcanzadas por la influencia de los casos individuales y expresan un
determinado “estado del alma colectiva”.
Otro modo de distinguirlos para el sociólogo son por su poder de coerción, cuya presencia
se reconoce a su vez por la existencia de una sanción determinada (explícita o implícita), o
por la resistencia que opone a las acciones individuales que busquen violentarla, así como
por su capacidad de difundirse dentro del grupo con total independencia, como máximas
morales que la conciencia pública impide desoír.
El sociólogo además no puede dejar de estudiar lo que se refiere al “sustrato de la vida
colectiva”: La sustancia de lo social se encuentra en los vínculos morales. Las normas
morales son pautas de conducta que pre establecen la manera en que debemos
conducirnos en la vida social. (Lo social es lo moral y lo moral existe de una forma objetiva.)
Reglas Relativas a la Observación de los Hechos Sociales
La primera regla y la más fundamental es considerar a los hechos sociales como “cosas”
Durkheim argumenta que en lugar de ciencias de realidades, se hacen análisis ideológicos,
dado que se va de las ideas a las “cosas”, y no de las “cosas” a las ideas.
Las ideas son como un velo que se interpone entre las cosas y las personas.
Nociones vulgares o prenociones: aparecen como ocupando el lugar de los hechos.
Desfiguran el verdadero aspecto de las cosas, pero, sin embargo, los tomamos muchas
veces, por las cosas mismas. Son representaciones esquemáticas de los aspectos más
generales de la existencia colectiva. Siendo producto de repetidas experiencias, tienen un
ascendiente y autoridad surgidos del hábito resultante. Sentimos su resistencia cuando nos
intentamos liberar de ellas.
Los fenómenos sociales son “cosas” y deben ser tratados como “cosas”. Son el único dato
que se le ofrece al sociólogo. Es “cosa” todo lo que está dado, todo lo que se le ofrece o se
impone a la observación. Tratar los fenómenos sociales como cosas, es tratarlos en calidad
de dato, lo que constituye el punto de partida de la ciencia.
El hecho social es una cosa ya que estas no pueden ser modificadas sólo por decreto de
voluntad, sino que precisan además un esfuerzo debido a la resistencia que nos opone.
Lejos de ser un producto de nuestra voluntad, la determinan desde afuera, consisten en
especies de moldes por los que nos es preciso hacer pasar nuestras acciones. Tienden a
constituirse fuera de las conciencias individuales, puesto que las dominan. Considerando
los fenómenos como “cosas” nos adecuamos a su naturaleza.
Comte y Spencer declaran que los hechos sociales son hechos naturales.
La sociología debe efectuar un progreso. Es necesario que pase del estado subjetivo, que
aún no ha superado, a la fase objetiva.
Para someterse a una disciplina rigurosa que remonta a la experiencia, Durkheim cita reglas
principales:
Descartar sistemáticamente todas las nociones previas: Esta regla es la base de todo
método científico. Es necesario que el sociólogo se prohiba el empleo de esos conceptos
formados fuera de la ciencia y para necesidades no científicas. Es preciso que se libere de
esas falsas evidencias y solo retenga los datos que presentan un grado suficiente de
objetividad. Lo que hace particularmente difícil tal liberación en sociología, es el sentimiento.
La primera tarea del sociólogo ha de ser definir las cosas de las que se ocupa.
Para que se sepa; y para que el mismo sociólogo sepa bien de qué se trata. Es la primera
condición y la más indispensable, de toda prueba y de toda verificación. En efecto, una
teoría sólo puede ser controlada si se saben reconocer los hechos de los que ella debe dar
razón. Para que sea objetiva, será necesario que exprese los fenómenos en función de
propiedades que le son inherentes, y no de una idea del espíritu.
Deberá tomar como objeto de investigación, sólo un grupo de fenómenos previamente
definidos a través de ciertos caracteres exteriores comunes y comprender en la misma
investigación, a todos los que respondan a esta definición.
La ciencia, para ser objetiva, debe partir de la sensación y no de conceptos formados x ella.
Los elementos de sus definiciones iniciales, deben ser tomados directamente de los datos
sensibles. Es preciso que, descartando las nociones comunes, se vuelva a la sensación,
materia prima necesaria de donde se desprenden todas las ideas generales.
Los caracteres exteriores en función de los que se define el objeto de sus investigadores,
deben ser lo más objetivos posible. Los hechos sociales son tanto más susceptibles de
representarse objetivamente cuanto más estén completamente desligados de los hechos
individuales que los manifiestan.
Una sensación es, tanto más objetiva, cuanto más fijeza tenga con el objeto con el que se
relaciona; ya que la condición de toda objetividad es la existencia de un punto de referencia,
constante e idéntico, con el que pueda relacionarse la representación y que permita eliminar
todo lo que tenga de variable, de subjetivo. Si los únicos puntos de referencia son en sí
mismo, variables, no hay ninguna manera de distinguir lo objetivo de nuestras impresiones.
I. Fundamentos metodológicos.
2. Límites entre acción con un sentido y un modo de conducta simplemente reactivo.
Una acción con sentido significa comprensible. Revivir en pleno algo es importante para la
comprensión, pero no es condición absoluta para la interpretación del sentido.
4. Los objetos son comprensibles por el significado que le dan los humanos.
Se comprende su relación con la acción humana como un medio o un fin que el agente o los
agentes pretendían y por el que guiaban su acción. Los hechos o situaciones que no
poseen un significado están desprovistos de sentido, en cuanto no se presenten en una
relación de medio o de fin con la acción. Otros hechos no susceptibles de ser comprendidos
son los principios experimentales relativos a algunos fenómenos psíquicos o
psíquico-fisiológicos (por ejemplo, la fatiga). El análisis científico de índole comprensiva
toma estos hechos como los toma el propio agente, como “datos” con los que hay que
contar.
5. Comprender el significado de una acción puede ser:
a. Comprensión actual del sentido mentado en una acción: comprensión racional, actual,
de pensamientos // comprensión irracional, actual, de afectos.
b. Comprensión explicativa de los motivos en una acción: El significado pensado por el
sujeto es el significado subjetivo de la acción, y también del motivo (comprensión racional /
irracional por motivos).
7. Motivo: es la conexión de sentido que para el actor o el observador aparece como el
"fundamento" con sentido de una conducta. Esta conducta puede ser:
-Conexión adecuada por el sentido: la relación de sus elementos constituye una relación
de sentido típica o correcta.
-Conexión causalmente adecuada: de acuerdo con las reglas de la experiencia, existe la
probabilidad de que esa sucesión se dé siempre en la realidad de la misma manera. Así, la
explicación causal significa poder establecer que un determinado hecho observado le
seguirá otro hecho, o que este otro hecho se producirá conjuntamente con aquél según
una regla de probabilidad calculable en alguna medida. A su vez, interpretación causal
correcta de una acción concreta es captar acertadamente el motivo y el desarrollo real de la
acción y que se ha comprendido su significado por la relación existente entre el motivo y el
desarrollo de la acción.
8. Hechos y regularidades que no pueden ser considerados “hechos sociológicos” son las
condiciones, motivos u obstáculos de las acciones sociales.
9. Acción. La acción individual ejecuta acciones provistas de significado.
a. La interpretación está obligada a trabajar con conceptos colectivos similares, con el fin
de poder tener una terminología inteligible. Por conceptos colectivos, la sociología se refiere
con ellos a la realización de una acción social por varios individuos, o a una acción social
construida como una acción posible.
b. Los conceptos colectivos son ideas de algo que existe en las mentes de los hombres y
por las que los hombres guían sus acciones. Tienen significación causal en la realización de
las acciones de las personas reales.
c. El tratamiento funcional puede servir como ilustración práctica como una guía
provisional. Así como también, en algunos casos puede ayudar a encontrar la acción social,
que será importante interpretar para explicar el contexto.
Búsqueda de explicación:
a.Qué es lo que decide la diferenciación partiendo de un individuo inicial no diferenciado.
b. Qué motiva al individuo diferenciado a comportarse de una manera que contribuya
realmente a la supervivencia del grupo diferenciado.
10. Las Leyes son probabilidades típicas, verificadas mediante la observación, de que una
acción se desarrolle de manera que cabe esperar si se dan determinados hechos.
11. La sociología construye conceptos tipo (provienen de las acciones relevantes para la
historia) y busca regularidades generales de lo acontecido.“La casuística sociológica sólo es
posible desde el tipo ideal o promedio”. Los tipos ideales son claros, pero irreales.
- La acción social se orienta por las acciones de otros, las cuales pueden ser pasadas,
presentes o esperadas como futuras, y cuando se presenta como una conducta plural
recíprocamente orientada constituye una relación social (no es reciprocidad de sentido), la
cual puede. Los otros pueden ser individualizados y conocidos o una pluralidad de
individuos indeterminados y desconocidos. La conducta es social SOLO cuando esta
orientada a las acciones de otros.
(Muy raras veces la acción, especialmente la social, esta exclusivamente orientada por uno
u otro de estos tipos; no es una clasificación exhaustiva, sino puros tipos conceptuales).
-Una relación social es la conducta plural de varios recíprocamente orientada, no en
reciprocidad de sentido sino en la acción en sí, que puede tener un carácter enteramente
transitorio o bien implicar permanencia (repetición continuada). A su vez, el contenido de
sentido de la relación puede cambiar; y si este sentido es permanente puede ser formulado
en forma de normas por las que orientar por ellas su propia acción. Dicho sentido también
puede ser pactado por declaración recíproca.
-En la acción social se pueden observar regularidades, es decir, acciones que se repiten
con el mismo significado subjetivo típico en un mismo agente o en numerosos agentes. Uso:
probabilidad de que se dé una regularidad, en una acción social, en la medida que esta
probabilidad deba su existencia solamente a su práctica real dentro de un grupo de
personas. Ese uso debe llamarse costumbre, cuando descansa en un arraigo duradero; o
situación de intereses, cuando la acción esta orientada racionalmente con arreglo a fines
por experiencias similares.
KARL MARX
Consumo y producción
La producción es inmediatamente un consumo: El individuo al producir desarrolla sus
capacidades, las gasta también, las consume en el acto de producción. También
consideramos el consumo de los de medios de producción que se emplea y se usan, y que
se disuelven en parte (Ej.: la combustión); y el consumo de la materia prima. El acto mismo
de producción es también en todos sus momentos un consumo.
* Consumo Productivo: Es la producción que se identifica directamente con el consumo y al
consumo que coincide inmediatamente con la producción. Sin producción no hay consumo,
pero sin consumo tampoco hay producción ya que en ese caso la producción no tendría
objeto.
* El consumo produce la producción:
- En tanto el producto se hace se hace realmente producto solo en el consumo.
- En tanto el consumo crea la necesidad de una nueva producción.
* La producción produce el consumo:
- Creando material de este.
- Determinando el modo de consumo.
- Provocando en el consumidor la necesidad de productos.
Distribución y producción
- La organización de la distribución está totalmente determinada por la organización de la
producción.
- En su origen el individuo no posee ni capital ni propiedad territorial. Desde que nace está
destinado al trabajo asalariado en virtud de distribución social.
Cambio y circulación
La circulación misma es un momento determinado del cambio, o también es el cambio
determinado en su totalidad. En tanto el cambio es solo el momento del mediador entre la
producción y distribución que ella determina, por un lado y el consumo por el otro.
1º El cambio de actividades y de capacidades en la propia producción
2º Respecto al cambio de los productos, en la medida en que este es un medio para
suministrar el producto acabado, preparado para el consumo inmediato.
3º El intercambio entre comerciantes, determinado por la producción como actividad
productiva.
Marx considera que el modo y las relaciones de producción, y por lo tanto la sociedad,
tienen carácter objetivo, en tanto existen por fuera de las voluntades individuales (los
hombres no son libres de elegir sus fuerzas productivas y por tanto por un tipo u otro de
sociedad) e históricas (cada fuerza productiva es una fuerza adquirida, producto de la
actividad de la generación anterior). Este conjunto de ambos componentes que determinan
el modo de producción, conforman la base real sobre la que se levanta la superestructura
jurídica y política, que determina formas de conciencia e ideologías.
EL CAPITALISMO
Para Marx, el capitalismo es un fenómeno integral, caracterizado por un tipo de
organización de la sociedad en su conjunto, en el que las relaciones sociales asumen la
forma de relaciones entre los propietarios y los no-propietarios de los medios de trabajo.
Dentro del capitalismo esas relaciones se plantean como relaciones entre hombres libres o
iguales.
El capitalismo es una forma de organización social basada en la producción de mercancías,
en la acumulación de riquezas en manos de particulares, y en la existencia de un mercado
mundial integrado. Sus categorías básicas son el trabajo libre, asalariado, y la propiedad
privada de los medios de producción. Éstas expresan el divorcio del productor de sus
instrumentos de trabajo y del producto de su trabajo, expresan la separación definitiva del
capital del trabajo de la figura del trabajador. El obrero queda reducido a simple fuerza de
trabajo, e inversamente, la propiedad se transforma en un dominio de los medios de
producción enteramente divorciado del trabajador.
Para Marx, la sociedad es un todo: una configuración integrada por diferentes niveles, en la
que la producción es la dimensión fundante de lo social. Para que exista cualquier sociedad,
los individuos deben reproducirse como tales: deben satisfacer sus necesidades
produciendo los medios para su subsistencia. La producción material que constituye la
estructura económica, incluye al trabajo como la actividad creadora y transformadora por
excelencia, mediante la cual las personas obtienen de su medio natural y cultural los
elementos necesarios para su vida. En dicha actividad las personas van estableciendo
relaciones entre ellas: la producción de la vida es social. El “modo de producción” define el
tipo de sociedad.
Las relaciones sociales en el capitalismo aparecen como relaciones entre iguales, desde el
punto de vista jurídico, que intercambian sus diferentes productos en iguales proporciones.
Para que esta relación se mantenga como igualdad, el trabajador debe vender su fuerza de
trabajo, no su persona: vende su potencia, su capacidad y habilidad, por un determinado
tiempo.
El trabajo es la actividad que realiza el ser humano con la ayuda de instrumentos o
herramientas para transformar, en un tiempo y en un espacio, un objeto en producto.
Cuando lo producido por el trabajo no le pertenece, y su destino es ser vendido en el
mercado, el producto, además de ser un valor de uso, contiene un valor de cambio. El
trabajador vendió al propietario de los medios de producción su fuerza de trabajo, y éste la
compró por su equivalente en dinero.
El secreto de la producción capitalista reside en el proceso de trabajo, cuando el trabajador
produce más valor del valor por el que fue comprado. Entonces: “el valor de la fuerza de
trabajo es el valor de los medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia de su
poseedor. “ Es decir, el trabajador ha vendido su fuerza de trabajo por un determinado valor,
pero a lo largo de su jornada produce un valor superior al que ha sido comprado. La
diferencia entre el valor que ha producido y el valor por el cual fue comprado es la ganancia
del propietario de los medios de producción.
Esa cantidad de productos creados y no remunerados representa la ganancia del
propietario del capital, es el plusvalor o plusvalía de su trabajo (característica y motor del
funcionamiento del capitalismo). Es aquí cuando la aparente igualdad de las relaciones de
producción revela su asimetría, cuando el trabajo no remunerado es apropiado por los
dueños del capital. Dicho trabajo se convierte en capital cuando se concreta la venta de la
mercancía y la ganancia obtenida es invertida nuevamente en la producción. El propietario
de los medios recupera el capital invertido más el plus de ganancia que será nuevamente
invertido para continuar y ampliar el ciclo productivo y reproductivo del capital.
El marxismo entiende por sociedad a aquella forma de organización que tiene el hombre
para subsistir y satisfacer sus necesidades transformando la naturaleza a través de la
técnica (trabajo). Ese cuerpo social, la forma de organización de los hombres, está dada por
los modos de producción imperantes en cada sociedad y en los distintos contextos
históricos.
Según Marx, la estructura de toda sociedad está constituida por “niveles” o “instancias”
articuladas por una determinación específica: la infraestructura o base económica (“unidad”
de fuerzas productivas y relaciones de producción), y la superestructura, que comprende
dos “niveles” o “instancias”: la jurídico-política (derecho y Estado) y la ideológica (distintas
ideologías, religiosa, moral, jurídica, política, etc.). Metafóricamente hablando, esto puede
representarse como un edificio compuesto por una base (infraestructura) sobre la que se
levantan los dos “pisos” de la superestructura. Esta metáfora espacial sugiere que los pisos
superiores no podrían “sostenerse” por sí solos si no se apoyaran precisamente sobre su
base.
Según Althusser, esta presentación de la naturaleza del Estado sigue siendo en parte
descriptiva. La teoría descriptiva del Estado representa una etapa de la constitución de la
teoría que exige a su vez la “superación” de tal etapa. Para desarrollar esta teoría
descriptiva en teoría a secas, es decir, para comprender mejor los mecanismos del Estado
en su funcionamiento, es indispensable agregar algo a la definición clásica del Estado como
aparato de Estado.
Antes que nada, es importante especificar lo esencial de la teoría marxista del Estado: éste
sólo tiene sentido en función del poder de Estado. Toda la lucha política de las clases gira
alrededor del Estado, alrededor de la posesión, de la toma y la conservación del poder de
Estado por cierta clase o por una alianza de clases o de fracciones de clases. Esto nos
obliga a distinguir el poder de Estado por un lado (conservación o toma del poder de
Estado, objetivo de la lucha política de clases) y el aparato de Estado por otro. El aparato de
Estado puede seguir en pie incluso bajo acontecimientos políticos que afecten a la posesión
del poder de Estado. Para resumir, podemos decir que los clásicos del marxismo siempre
han afirmado que:
• El Estado es el aparato represivo de Estado.
• Se debe distinguir entre el poder de Estado y el aparato de Estado.
• El objetivo de la lucha de clases concierne al poder de Estado y, en consecuencia, a la
utilización del aparato de Estado por las clases.
• El proletariado debe tomar el poder de Estado completamente diferente, y elaborar en
las etapas posteriores un proceso radical, el de la destrucción del Estado (fin del poder de
Estado y de todo aparato de Estado).
Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tener en cuenta no sólo la
distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se
manifiesta junto al aparato (represivo) de Estado pero no se confunde con él: los aparatos
ideológicos de Estado.
Mientras que el aparato (represivo) de Estado comprende el gobierno, la administración, el
ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc.; designamos con el nombre de aparatos
ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador
inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Podemos considerar
como aparatos ideológicos de Estado las instituciones religiosas, escolares, familiares,
jurídicas, políticas, sindicales, de información, culturales.
Como primera diferencia puede observarse que si existe un aparato (represivo) de Estado,
existe una pluralidad de aparatos ideológicos de Estado. Además, mientras que el aparato
(represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte
de los aparatos ideológicos de Estado provienen en cambio del dominio privado. Siendo la
distinción entre lo público y lo privado una distinción interna del derecho burgués, no
alcanza al dominio del Estado, pues éste está “más allá del Derecho”: el Estado de la clase
dominante no es público ni privado, y poco importa si las instituciones que materializan sus
aparatos ideológicos son “públicas” o “privadas”, lo que importa es su funcionamiento.
Ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer
al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado. Éstos
pueden no sólo ser objeto sino también lugar de la lucha de clases: la clase en el poder no
puede imponer su ley en los aparatos ideológicos de Estado tan fácilmente como en el
aparato (represivo) de Estado, no sólo porque las antiguas clases dominantes pueden
conservar en ellos posiciones fuertes durante mucho tiempo, sino porque la resistencia de
las clases explotadas puede encontrar el medio y la ocasión de expresarse en ellos.
NOTA: El poder como relación de dominaciones entre clases se sostiene en base a 3 tipos distintos
de poderes:
1) Coacción económica que obliga a vender la fuerza de trabajo y que proviene de las propias
relaciones sociales de producción.
2) Poder político originado en el Estado, que coacciona mediante el sistema jurídico y sus diferentes
aparatos represivos.
3) Poder ideológico que tiene su origen en las distintas instituciones sociales (escuela, familia,
partidos, sindicatos, iglesia, etc.) que difunden las formas de concebir el mundo social propias de la
clase dominante.
Para Weber, la validez de una orden está únicamente en aquella probabilidad de orientarse
por esta representación, a partir de lo cual los que actúan socialmente pueden atribuir
validez legítima a un orden determinado. En el caso de la dominación, la legitimidad está
dada no solamente por los partícipes sino fundamentalmente por la pretensión de la propia
dominación.
● Dominación tradicional:
● Dominación carismática:
Carisma: cualidad que pasa por extraordinaria, de una personalidad, por cuya virtud se la considera
en posesión de fuerzas sobrehumanas o como enviados de Dios, y por lo tanto son jefes, caudillos,
guías o líderes
Sobre la validez del carisma decide el reconocimiento por parte de los dominados, cuando
este reconocimiento se retira, por las razones que sean, es probable que la autoridad
carismática se disuelva.
Aquí la dominación es especialmente irracional en el sentido de su extrañeza a toda regla, y
subvierte el pasado (en ese sentido es específicamente revolucionaria). En épocas ligadas
a la tradición, el liderazgo carismático se presenta como renovación y/o revolución.
● Dominación legal-racional:
Las categorías fundamentales de esta dominación tienen que ver con el ejercicio
continuado, sujeto a la ley, de funciones dentro de una competencia, siendo central el
principio de jerarquía administrativa.
El cuadro administrativo está formado por funcionarios (administradores profesionales) que
no son dueños de los medios materiales de administración y están sujetos a control (tienen
que rendir cuentas). Es un cuadro administrativo burocrático: son libres, sólo tienen que
cumplir con las tareas objetivas de su cargo, están sometidos a una jerarquía administrativa
rigurosa, su trabajo es retribuido con sueldos fijos.
El Capitalismo:
MICHEL FOUCAULT
Existe en Occidente una representación del poder que ya no se corresponde con las formas
históricas que este adopta a partir de los siglos XVII y XVIII. Esta concepción “jurídica” y
“negativa” del poder o “concepción del poder como soberanía” es una concepción formal
del poder que se encuentra frecuentemente entre los psicoanalistas, los psicólogos y los
sociólogos, según la cual el poder es esencialmente la regla, la ley, la prohibición, lo que
marca un límite entre lo permitido y lo prohibido. Esta concepción de poder fue formulada
incisivamente y extensamente elaborada por la etnología a fines del siglo XIX; y en la
actualidad sigue siendo hegemónica porque permanece en el pensamiento cotidiano y en el
sentido común: Nosotros mismos, cuando intentamos reflexionar sobre nuestra sociedad, lo
hacemos fundamentalmente a partir de una concepción jurídica (dónde está el poder, quién
lo detenta, cuáles son las reglas que lo rigen, cuál es el sistema de leyes que establece
sobre el cuerpo social).
Plantea que hay un punto en común entre la concepción jurídica del poder y la concepción
marxista, y a ese punto en común lo llama economicismo en la teoría del poder. En el caso
de la teoría jurídica clásica, el poder es considerado un derecho, del que se es poseedor
como de un bien, y que puede transferirse o alienarse, total o parcialmente. En el caso de la
concepción marxista, el poder tiene el papel de mantener las relaciones de producción y
una dominación de clase que favorece su desarrollo.
Foucault se sirve de algunos elementos encontrados en el libro II del Capital de Marx para
analizar el poder en sus mecanismos positivos. Allí podemos encontrar que en el fondo no
existe “un” poder, sino varios poderes, formas de dominación o formas de sujeción que
operan localmente. Se trata siempre de formas locales, regionales de poder, que poseen su
propia modalidad de funcionamiento, procedimiento y técnica, y que son heterogéneas. Si
queremos hacer un análisis de poder debemos hablar de los poderes o intentar localizarlos
en sus especificidades históricas y geográficas. A partir de este principio metodológico
podemos decir que el sistema de poder que la monarquía había logrado organizar a partir
del fin de la Edad Media presentaba para el desarrollo del capitalismo dos inconvenientes
mayores:
• El poder político tal como se ejercía en el cuerpo social era un poder muy
discontinuo.
Las mallas de la red eran muy grandes, un número casi infinito de cosas, de
elementos, de conductas, de procesos, escapaban al control del poder. Entonces,
inconvenientes procesos económicos y diversos mecanismos de algún modo
quedaban fuera de control y exigían la instauración de un poder continuo, preciso,
de algún modo atómico e individualizante donde cada individuo pudiese ser
controlado en vez de esos controles globales y de masa.
• Los mecanismos de poder, tal como funcionaban en la monarquía, eran sistemas
excesivamente onerosos, porque la función del poder era esencialmente la de
recaudar. El poder era entonces recaudador y predatorio, y operaba una sustracción
económica que, lejos de favorecer o estimular el flujo económico, era
permanentemente su obstáculo y freno. Aparece entonces la necesidad de encontrar
un mecanismo de poder tal que al mismo tiempo que controlase las cosas y las
personas hasta en sus más mínimos detalles, no fuese tan oneroso ni esencialmente
predatorio y se ejerciera en el mismo sentido del proceso económico.
Teniendo en cuenta estos dos objetivos puede comprenderse, a grosso modo, la gran
mutación tecnológica del poder en Occidente. A lo largo de los siglos XVII y XVIII hubo toda
una serie de invenciones tecnológicas, no sólo a nivel industrial sino a nivel de las formas
de poder: tecnología política. Las invenciones de tecnología política pueden agruparse en
dos grandes capítulos, puesto que se desarrollan en dos direcciones diferentes:
Por tanto hay dos grandes revoluciones en la tecnología del poder: descubrimiento de la
disciplina y descubrimiento de la regulación, perfeccionamiento de una anátomo-política y
perfeccionamiento de una bio-política. Foucault dirá que la ley prohíbe (soberanía que actúa
en base al binomio prohibido/permitido: se castiga el comportamiento fuera de la ley), la
disciplina prescribe (binomio normal/anormal: clasificar, analizar y serializar a los individuos
para moldear sus comportamientos a una norma ideal predefinida) y la bio-política regula
(produce la diferencia normal/anormal en función de los propios fenómenos sobre los cuales
se aplica. No hay forma preexistente, tipos de comportamiento normales prefijados. Lo
normal/anormal se produce en relación con la propia distribución estadística de casos del
fenómeno).
En resumen, las técnicas de ejercicio de poder atraviesan diversos campos sociales y
tienen rasgos que permiten distinguirlas:
- El objeto de su aplicación: la soberanía o sistema jurídico se aplica sobre individuos
entendidos como portadores de derecho. Las disciplinas actúan sobre individuos entendidos
como “cuerpos dóciles” que pueden moldearse. La biopolítica o los mecanismos de
seguridad tienen por objeto la vida de las poblaciones.
- El tipo de espacio: el problema de la soberanía se define en función del territorio. La
disciplina busca construir espacios artificiales que permitan la vigilancia individualizada, la
jerarquización de los individuos y las conductas (ejemplo del Panóptico) las técnicas
biopolíticas no tratan de anular o negar los acontecimientos con prohibiciones y castigos,
como el sistema jurídico, o de modelar idealmente a la conducta en un espacio artificial,
como la disciplina, sino que los reconoce e interviene sobre ellos maximizando lo positivo y
minimizando lo negativo.
La biopolítica no toma los acontecimientos como factores a suprimir sino como una realidad
efectiva que sólo puede ser regulada haciendo intervenir otros factores de esa misma
realidad.
No solo se trata de una visibilización de lo que estaba oculto, sino de una verdadera
inversión en la dirección de los análisis: no son las instancias globales de poder las que
explicarían las pequeñas dominaciones cotidianas, sino al revés, esas relaciones de poder
múltiples y locales son las que condicionan y permiten el funcionamiento de los poderes
macro-sociales.
El término “ideología” fue formulado por Destutt de Tracy hacia 1796 y originalmente
denominaba la ciencia que estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen,
así como las relaciones con los signos que las expresan.
Medio siglo más tarde, el concepto se dota de un contenido epistemológico por Karl Marx y
Friedrich Engels, para quienes la ideología es el conjunto de las ideas que explican el
mundo en cada sociedad en función de sus modos de producción, relacionando los
conocimientos prácticos necesarios para la vida con el sistema de relaciones sociales; la
relación con la realidad es tan importante como mantener esas relaciones sociales, y en los
sistemas sociales en los que se da alguna clase de explotación, evitar que los oprimidos
perciban su estado de opresión. La palabra se convirtió en peyorativa, y ya no designaba
solamente una teoría explicativa, sino la cosa misma a explicar. Para los ideólogos
franceses, la ideología se limitaba a la explicación, mediante una psicología causal, de las
representaciones individuales. Para Marx y Engels, el objeto estudiado se convierte en un
conjunto de representaciones características de una época y de una sociedad.
Para comenzar, Marx introduce los términos “opacidad” y “ transparencia” (de una
sociedad), identificándolos como elementos del conocimiento con alcance científico.
Transparencia quiere decir presencia, y se distingue de la representación hasta el punto de
oponerse a ella.
A su vez, la conciencia social nace de una praxis (práctica transformadora) y es sólo un fiel
reflejo de la misma cuando la propia praxis no se rodea de velos místicos y las relaciones
entre los seres humanos siguen siendo directas, sin intermediarios “opacos”. Las praxis
sociales, en estructuras sociales y modos de producción determinados, producen
representaciones, las cuales hacen que aumente o disminuya la falta de transparencia en
una sociedad (iluminan u oscurecen esa sociedad).
La realidad social produce apariencias, ilusiones sin consistencia alguna. Las apariencias
tienen una realidad, y la realidad trae consigo apariencias.
Marx luego rectifica esta postura extremista afirmando que, sin embargo, la ideología, una
vez relacionada con sus condiciones reales, deja de ser enteramente una ilusión y una
completa falsedad. Es una teoría que ignora sus presuposiciones, su base y su sentido, que
pervive sin una relación real con la acción, que carece de consecuencias o cuyas
consecuencias se apartan de lo esperado y de las previsiones; es una teoría que generaliza
el interés particular, el de una clase, sirviéndose de medios como las abstracciones, las
representaciones incompletas o deformadas y los fetichismos. A partir de ahí es imposible
sostener que toda ideología es totalmente ilusoria, su fundamento se desplaza y se
convierte en algo verdaderamente histórico y sociológico: la división del trabajo y el
lenguaje.
El lenguaje es tan antiguo como la conciencia. No hay conciencia sin lenguaje, pues el
lenguaje es la conciencia real, práctica, que existe para otros hombres. Marx descubre que
el lenguaje no es solamente el medio o el instrumento de una conciencia preexistente, sino
su medio natural y social, su existencia. Nace con la necesidad de comunicación, con el
“comercio” entre los seres humanos. La conciencia, ligada indisolublemente al lenguaje, es
una obra social. La conciencia humana comienza con una conciencia animal, sensible de la
naturaleza, que no se libera de su tosquedad y de su ilusión inicial más que con el
acrecentamiento de la productividad, el perfeccionamiento de los instrumentos, el aumento
de las necesidades y de la población.
La división del trabajo, que al principio era sólo biológica (sexo, edad, vigor físico), se
convierte en división técnica y social. Las divisiones del trabajo se suceden y se superponen
unas con otras. En cuanto a la formación de las ideologías, la división más importante es la
que separa el trabajo material del trabajo intelectual, la acción creadora sobre las cosas por
medio de instrumentos materiales, y la acción sobre los seres humanos por medio de
instrumentos no materiales (el lenguaje ante todo). A partir de este momento, la conciencia
puede liberarse de la realidad y construir abstracciones, teoría pura.
Lo que los hombres dicen procede de la praxis, del trabajo y de la división del trabajo, de los
actos y de las luchas reales. Pero lo que hacen sólo entra en la conciencia pasando por el
lenguaje, siendo dicho. Las ideologías constituyen la mediación entre la praxis y la
conciencia (es decir, el lenguaje). Entonces las ideologías, a través del lenguaje, actúan
como una especie de "matriz" para todo lo que pensamos y decimos.
Para captar mejor la noción marxista de ideología, cabe compararla con las
“representaciones colectivas” de Durkheim. La ideología es efectivamente una
“representación colectiva”, pero Durkheim convierte a la sociedad en un ser abstracto,
mientras que para Marx nace de una interacción (práctica) de los grupos y de los individuos.
Una ideología no pertenece a lo social como totalidad, sino que proviene de las invenciones
individuales en el marco social donde los grupos (castas o clases) luchan por afirmarse o
para dominar. La ideología no pesa desde fuera sobre las conciencias individuales, ya que
no es exterior a la vida real de los individuos. Las ideologías proporcionan el lenguaje de la
vida real, y consiguientemente no ejercen la presión coercitiva de lo social sobre lo
individual en el sentido de la sociología de Durkheim.
Vista desde afuera, la ideología aparece como un sistema cerrado y coherente. Vista desde
dentro, el individuo se entrega a la ideología y cree encontrarse a sí mismo en ella. En lugar
de realizarse, se pierde, se aliena.
Toda una sociedad, e incluso todo el poder, deben ser aceptados. Una estructura social,
con relaciones sociales y jurídicas definidas, debe obtener el consentimiento de una gran
parte o la totalidad de los miembros de la sociedad. Sin esta adhesión no hay grupos
sociales, no hay necesidad constituida.
La ideología, plenamente desarrollada, se ha convertido en un arma conscientemente
manejada en la lucha de clases: es una representación mistificadora de la realidad social de
su movimiento, de sus tendencias ocultas, de su futuro.
La ideologización alcanza en el siglo XX, en el marco del capitalismo monopolista de
Estado, del imperialismo, de las guerras mundiales, una especie de apogeo. Al mismo
tiempo, la ideología se desacredita, aquella ideologización extrema va acompañada de
cierta "desideologización". Pero este fenómeno negativo no lleva consigo la superación de
la ideología; permite recrudecimientos bruscos, adaptaciones, resurgimientos
sorprendentes.
Hay (una vez más) una dialéctica entre praxis e ideología: siempre hay algo de
representación en la práctica; siempre hay una relación inseparable de lo que se piensa con
la realidad material.
La expresión “ideología” fue forjada por Cabanis, Destutt de Tracy y otros, quienes le
asignaron por objeto la teoría (genética) de las ideas. Cuando Marx retoma el término 50
años después le da un sentido muy distinto: la ideología pasa a ser el sistema de ideas, de
representaciones, que domina el espíritu de un hombre o un grupo social.
En cambio, propone una teoría de la ideología en general, uno de los elementos del cual
dependen las teorías de las ideologías, lo cual implica una posición de apariencia paradójica
con la proposición “la ideología no tiene historia” de Marx en “La ideología alemana”. Toda
su realidad está fuera de sí misma, y es pensada por lo tanto como una construcción
imaginaria. La ideología es para Marx un bricolaje imaginario, un puro sueño, vacío y vano,
constituido con los “residuos” de la única realidad plena y positiva, la de la historia concreta
de individuos concretos, materiales, que producen materialmente su existencia. En este
sentido, en “La ideología alemana” la ideología no tiene historia; su historia está fuera de
ella.
Esta tesis es puramente negativa ya que significa a la vez:
• La ideología no es nada en tanto que es puro sueño (fabricado no se sabe por qué
potencia).
• La ideología no tiene historia, en el sentido de que no tiene historia propia (no es más
que el pálido reflejo, vacío e invertido, de la historia real).
La tesis central de Althusser dice: “La ideología interpela a los individuos como
sujetos”. La ideología sólo existe por el sujeto y para los sujetos. Sólo existe ideología para
los sujetos concretos y esta destinación de la ideología es posible solamente por el sujeto:
por la categoría del sujeto y su funcionamiento.
La ideología “actúa” o “funciona” de tal modo que “recluta” sujetos entre los individuos, o
“transforma” a los individuos en sujetos por medio de esta operación muy precisa que
llamamos INTERPELACIÓN:
La existencia de la ideología y la interpelación de los individuos como sujetos son una sola y
misma cosa, ocurren sin ninguna sucesión. Por eso, dice Althusser, la ideología funciona
como un doble juego de desconocimiento/reconocimiento. En la misma medida que me
reconozco como sujeto, quedó sujetado a una ideología.
Aquellos que están en la ideología se creen por definición fuera de ella; uno de los efectos
de la ideología es la negación práctica por la ideología de su carácter ideológico: la
ideología nunca dice “soy ideológica”. Es necesario estar fuera de la ideología (con el
conocimiento científico) para poder decir “yo estoy/estaba en la ideología”. La acusación de
estar en la ideología sólo vale para los otros, nunca para sí.
La ideología interpela a los individuos como sujetos, y dado que la ideología es eterna,
puede decirse que la ideología ha siempre-ya interpelado a los individuos como sujetos, lo
cual lleva a la proposición: los individuos son siempre-ya sujetos. Por lo tanto, los individuos
son “abstractos” respecto de los sujetos. (Ej.: el ritual que rodea el “nacimiento” de un niño;
ya se sabe qué apellido tendrá, tiene una identidad asignada antes de nacer sujeta a la
configuración ideológica familiar específica en la cual va a nacer).
Como resultado del cuádruple sistema de interpelación, los sujetos “marchan solos” con la
ideología, se insertan en las prácticas gobernadas por los rituales a los aparatos ideológicos
de Estado y “reconocen” el estado de cosas existentes, que “es muy cierto que es así y no
de otro modo”, que se debe obedecer.
Todo el misterio de este efecto reside en los dos primeros momentos del cuádruple sistema,
o, si se quiere, en la ambigüedad del término “sujeto”. En la acepción corriente del término,
“sujeto” significa efectivamente:
• Una subjetividad libre: un centro de iniciativas, autor y responsable de sus actos.
• Un ser sojuzgado, sometido a una autoridad superior, por lo tanto despojado de
toda libertad, salvo la de aceptar libremente su sumisión.
Así, el individuo es interpelado como sujeto (libre) para que se someta libremente a las
órdenes del Sujeto, para que acepte (libremente) su sujeción, para que “cumpla solo” los
gestos y actos de su sujeción. No hay sujetos sin por y para su sujeción. Por eso “marchan
solos”.
Por eso, dice Althusser, bajo la ideología "los individuos marchan solos". Es decir, la
represión, la intervención de los ARE no es necesaria. Los individuos respetan las normas
vigentes imaginando que lo hacen libremente.
La primera tesis de Althusser dice: “La ideología representa la relación imaginaria de
los individuos con sus condiciones reales de existencia”
Comúnmente se dice que las ideologías religiosas, morales, jurídicas, políticas, son otras
tantas “concepciones del mundo”. Se admite, por supuesto, que esas “concepciones del
mundo” son en gran parte imaginarias, que no “corresponden a la realidad”. Pero aun
admitiendo que no corresponden a la realidad (que constituyen una ilusión), se admite que
aluden a la realidad, y que basta con “interpretarlas” para encontrar en su representación
imaginaria del mundo la realidad misma de ese mundo (ideología = ilusión/alusión).
Existen diferentes tipos de interpretación, y con tal que se interprete la transposición (y la
inversión) imaginaria de la ideología, se llega a la conclusión de que en la ideología “los
hombres se representan en forma imaginaria sus condiciones reales de existencia”. Pero
esta interpretación no responde al problema de por qué los hombres “necesitan” esta
transposición imaginaria de sus condiciones reales de existencia para “representarse” sus
condiciones de existencia reales.
- La primera respuesta pone la causa en la existencia de un pequeño grupo de hombres
cínicos que basan su dominación y explotación del “pueblo” en una representación falseada
del mundo que han imaginado para esclavizar los espíritus mediante el dominio de su
imaginación.
- La segunda respuesta es más “profunda”, pero igualmente falsa: pone la causa en la
alienación material que reina en las condiciones de existencia de los hombres mismos. Así
es como Marx defiende la idea feuerbachiana de que los hombres se forman una
representación alienada (imaginaria) de sus condiciones de existencia porque esas
condiciones son alienantes.
Todas estas interpretaciones toman al pie de la letra la tesis que suponen y sobre la cual se
basan: que en la representación imaginaria del mundo que se encuentra en la ideología
están reflejadas las condiciones de existencia de los hombres, y por lo tanto su mundo real.
La diferencia que plantea Althusser con respecto a Marx es, entonces, que no son sus
condiciones reales de existencia, su mundo real, lo que los “hombres” “se representan” en la
ideología, sino que lo representado es ante todo la relación que existe entre ellos y las
condiciones de existencia. Tal relación es el punto central de toda representación ideológica
y por lo tanto imaginaria del mundo real. Es la naturaleza imaginaria de esa relación la que
sostiene toda la deformación imaginaria que se puede observar en toda ideología.
Toda ideología, en su formación necesariamente imaginaria, no representa las relaciones
de producción existentes sino ante todo la relación de los individuos con las relaciones de
producción y las relaciones que de ella resultan. En la ideología no está representado
entonces el sistema de relaciones reales que gobiernan la existencia de los individuos, sino
la relación imaginaria de esos individuos con las relaciones reales en que viven.
Esta tesis no termina de entenderse hasta llegar a tesis central, donde queda mejor
reflejado lo que Althusser quiere decir exactamente: la ideología representa la relación del
sujeto con el mundo real, porque representa un sujeto libre, que actúa de acuerdo a sus
propias ideas y valores reconociéndose en un Sujeto.
La segunda tesis de Althusser dice: "La ideología tiene una existencia material"
Las “ideas” o “representaciones” de las que parece compuesta la ideología no tienen
existencia ideal, idealista, sino material. Al referirnos a los aparatos ideológicos de Estado y
a sus prácticas, decimos que todos ellos son la realización de una ideología (la unidad de
esas diferentes ideologías particulares – religiosa, moral, jurídica, política, estética – está
asegurada por su subordinación a la ideología dominante). En un aparato y su práctica, o
sus prácticas, existe siempre una ideología. Tal existencia es material.
Los “individuos” que viven en la ideología lo hacen con una representación determinada del
mundo (religiosa, moral) cuya deformación imaginaria depende de su relación imaginaria
con sus condiciones de existencia y con las relaciones de producción y de clase. Esta
relación está dotada de existencia material.
Un individuo cree en Dios, o en el Deber, o en la Justicia. Tal creencia depende de las ideas
de dicho individuo, de él mismo en tanto sujeto poseedor de una conciencia en la cual están
contenidas las ideas de su creencia. Mediante el dispositivo “conceptual” perfectamente
ideológico así puesto en juego (el sujeto dotado de una de una conciencia en la que forma o
reconoce libremente las ideas en que cree), el comportamiento (material) de dicho sujeto
deriva de él naturalmente.
El individuo en cuestión se conduce de tal o cual manera, adopta tal o cual comportamiento
práctico y participa de ciertas prácticas reguladas, que son las del aparato ideológico del
cual “dependen” las ideas que él ha elegido libremente, con toda conciencia, en su calidad
de sujeto. La representación ideológica de la ideología está obligada a reconocer que todo
“sujeto” dotado de una “conciencia” y que cree en las “ideas” de su “conciencia” le inspira y
acepta libremente, debe “actuar según sus ideas”, debe por lo tanto traducir en los actos de
su práctica material sus propias ideas de sujeto libre. Si no lo hace, eso “no está bien”.
En todos los casos, la ideología de la ideología reconoce, a pesar de su deformación
imaginaria, que las “ideas” de un sujeto humano existen o deben existir en sus actos, y si
eso no sucede, le proporciona otras ideas correspondientes a los actos que el sujeto realiza.
Estos actos o prácticas están regulados por rituales en los cuales se inscriben, en el seno
de la existencia material de un aparato ideológico.
Considerando sólo un sujeto (un individuo), la existencia de las ideas de su creencia es
material, en tanto esas ideas son actos materiales insertos en prácticas materiales,
reguladas por rituales materiales definidos, a su vez, por el aparato ideológico material del
que proceden las ideas de ese sujeto. Los hombres tienen ciertas ideas porque participan
en actos que se dan en prácticas, las cuales se dan a su vez en rituales organizados al
interior de los AIE. Las creencias provienen de los actos (“Arrodíllate y creerás”).
GEORGES DUBY
La idea de Duby es que más allá de que las representaciones que los hombres se hacen de
su mundo, de sí mismos, etc. no sean del todo ciertas, no se adecuen del todo a la realidad
material, sin embargo es a través de ellas que los hombres actúan, que modifican o
mantienen sus conductas. Entonces, las ideologías tienen una eficacia material, una
realidad operante, puesto que condicionan e influyen en las acciones de los hombres.
Los sistemas de valores actúan:
1) En el comportamiento mismo de los individuos.
2) En la conciencia que la comunidad tiene de sí misma.
3) En la tolerancia, el acuerdo o el consenso que los hombres prestan a los sectores
dominantes de esa sociedad.
4) A la mirada, al modo en que los hombres ven la historia -pasada, presente o futura- de la
sociedad en la que viven. Al igual que Althusser, Duby piensa que la ideología tiene una
existencia y una eficacia material.
Duby destaca los rasgos o características que son propios de toda ideología:
4) ESTABILIZANTES: Las ideologías tienden a producir orden social. Unos de sus valores
primordiales es el orden. ¿Cómo lograr vivir en una sociedad ordenada? Duby dice incluso
que este es un carácter también de las ideologías revolucionarias, no sólo de las
conservadoras. Las ideologías revolucionarias atacan la estabilidad del orden existente,
pero lo hacen en virtud de la promesa de un orden mejor en el futuro. Tienden a dar
garantías de una vida ordenada, sin conflicto social. Sí, la garantía "de que todo está bien
como está", decía Althusser.
El estudio de las ideologías se beneficia en los períodos críticos, en los que el movimiento
de las estructuras materiales y políticas acaba repercutiendo en el plano de los sistemas
ideológicos y convierte en más agudo el conflicto que las opone. En el curso de esas crisis,
de las revueltas, de las iniciativas de reforma o de las revoluciones que suscitan, vemos
aparecer a plena luz estructuras latentes, ordinariamente ocultas. Al intensificarse, la
polémica conduce a que se expresen los que en tiempos normales no se preocupan por
hacerlo o no tienen medios para ello, mientras que desencadena un ímpetu acelerador en el
seno de las tendencias de larga duración que animan la evolución de la ideología
dominante. Así como la lucha acarrea la desaparición de ciertos indicios, provoca un
acrecentamiento brusco del material documental en razón de las tomas de posición que por
ambas partes determina. Para la observación histórica, el momento privilegiado es aquel en
el que el combate toca a su fin. La victoria va seguida de acciones represivas, y de las
encuestas, los interrogatorios y las sentencias encerradas en archivos judiciales y policiales
pueden recogerse buen número de informaciones. Esto va acompañado de tentativas de
conversión, de elaboraciones doctrinales y de una fuerte reglamentación no poco
expresivas. Y las relaciones de las perturbaciones anteriores que salen a la luz en el cuadro
de la ideología triunfante resultan ser sumamente esclarecedoras, tanto acerca de esta
ideología como de las ideologías que pretende haber subyugado.
Desde el punto de vista histórico, las diferencias entre los sexos y la desigualdad legal están
estrechamente ligadas, porque la diferencia mutua entre hombres y mujeres se concibió
como la diferencia de las mujeres con respecto a los hombres cuando los primeros tomaron
el poder y se erigieron en el modelo de lo humano. A pesar de que cada cultura en grado de
inferioridad de las mujeres con respecto a los hombres y los argumentos para justificar
pueden ser distintos, todas tienen rasgos comunes:
1) Una ideología y su expresión en el lenguaje que explícitamente devalúa a las
mujeres dándoles a ella, a sus roles, sus labores, sus productos y su entorno social,
menos prestigio y/o poder que el que se les da a los hombres.
2) Los significados negativos atribuidos a las mujeres y sus actividades a través
de hechos simbólicos o mitos
3) Estructuras que excluyen a las mujeres de la participación.
4) El pensamiento dicotómico, jerarquizado y sexualizado, que lo divide todo en
cosas o hechos de la naturaleza o cultura, justifica la subordinación de las mujeres
en función de sus pretendidos naturales.
El feminismo logró develar el sexismo presente en todas (o casi todas) las estructuras o
instituciones sociales. Las teorías y perspectivas de género y la elaboración posterior de las
teorías sobre el sistema de sexo-género son parte del legado teórico del feminismo.
Entre las distintas corrientes feministas se destacan los siguientes elementos o principios
comunes:
A) El feminismo es humanista: parte de la creencia de que todas las personas
valemos en tanto seres humanos igualmente diferentes e igualmente semejantes,
tanto dentro de cada uno de estos dos grandes colectivos humanos, como entre el
colectivo de hombres y el de mujeres.
Sin embargo, el derecho parte del punto de vista masculino, da respuesta solo a los
intereses de los hombres y trata dichas necesidades como universales al ser
humano y no como propias de una mitad de los sujetos del derecho. Si el derecho
fuese realmente neutral debería tratar las necesidades exclusivas de cualquiera de
los sexos, como situaciones que requieren de un trato especial. Mientras las de los
hombres se equiparen a las necesidades humanas y las de las mujeres sean
tratadas como “específicas”, el derecho seguirá siendo androcéntrico.
B) Todas las formas de discriminación y opresión son igualmente denigrantes. Por
eso la mayoría de las corrientes feministas no exige simplemente más derechos
para las mujeres, sino que cuestiona cómo se van a ejercer esos derechos y a
quienes van a beneficiar.
C)Las personas somos parte de una red humana interdependiente en la que lo que
afecta a una le afecta a la otra. El feminismo se opone a al poder sobre las personas
y propone a cambio el poder de las personas.
D) Lo personal es político: el feminismo amplía el análisis sobre el poder y el control
social a aquellos espacios tradicionalmente excluidos de este tipo de análisis.
El patriarcado distingue dos esferas de acción y producción simbólica totalmente
separadas e independientes entre sí. Una es reservada a los varones para el
ejercicio del poder político, social, del saber, económico, etc., y la otra es para las
mujeres que asumen subordinadamente el rol de esposas y madres. Obviamente
esta distinción sólo es aplicable a las mujeres puesto que los hombres transitan y en
definitiva gobiernan ambas esferas. El feminismo critica la tendencia a ofrecer una
serie de valores que deben guiar las interacciones en lo personal o lo privado, y otra
serie de valores que deben guiar las interacciones en el mundo público de las
políticas y el poder. La empatía y la compasión y los valores orientados hacia la
persona, son los que deben ser valorados y afirmados no solo en la familia y el
hogar sino también en el diseño de políticas, en la diplomacia y en la forma en que
se practica la política. Ya que las discriminaciones, opresiones y violencia que
sufrimos las mujeres no son un problema individual, sino que es parte de una
estructura de poder. Se trata de un problema social y político que requiere de
soluciones en ese nivel.
E) El derecho ha legitimado al varón en el uso de la fuerza sobre nuestros cuerpos
para dominarnos. La subordinación de las mujeres tiene como uno de sus objetivos
el disciplinamiento y control de nuestros cuerpos, el disciplinamiento ha sido ejercido
por los hombres y las instituciones que ellos han creado como la medicina, el
derecho, la religión con el fin de controlar la sexualidad y la capacidad reproductiva
de las mujeres, expresión de la diferencia sexual.
F) El género es una categoría social como la raza, la edad etc., que atraviesa y es
atravesada por todas las otras categorías sociales. Tiene su base material en un
fenómeno natural de nacimiento que es el sexo, cuya desaparición no depende de la
desaparición de las diferencias sexuales. La perspectiva de género feminista permite
visibilizar la realidad que viven las mujeres, así como los procesos culturales de
socialización que internalizan y refuerzan los mecanismos de subordinación de las
mujeres. No solo se analiza la subordinación entre las mujeres y los varones, sino
que también analiza las relaciones entre mujeres y la funcionalidad de sus prácticas
con el sistema patriarcal,
DIANA MAFFÍA
OBJETIVO SUBJETIVO
UNIVERSAL PARTICULAR
RACIONAL EMOCIONAL
ABSTRACTO CONCRETO
PÚBLICO PRIVADO
HECHOS VALORES
MENTE CUERPO
LITERAL METAFÓRICO
En general se han presentado como dicotomías, como conceptos opuestos entre sí. Una
dicotomía implica que el par de conceptos es exhaustivo y excluyente. Que sea
exhaustivo es que entre los dos forman una totalidad y no hay nada más por fuera, agota el
universo del discurso. La otra condición que tiene que cumplir un par de conceptos para ser
considerado una dicotomía, es que sea excluyente, es decir, que si algo pertenece a un
lado del par, no pertenece al otro lado. Las dos cosas no se pueden dar en el mismo
momento.
Cuando nosotras tomamos estas columnas, parte de estas cualidades (las de la izquierda)
son las que tradicionalmente se le atribuyen al varón y parte de estas propiedades (las de la
derecha) son las que tradicionalmente se le atribuyen a la mujer. Este par de conceptos
exhaustivos y excluyentes está sexualizado. Esta sexualización produce un estereotipo
entre uno y otro lado del par. Otra cosa que hay es una jerarquización de ese par. Al
jerarquizar el par de conceptos, estamos reforzando la jerarquización entre los sexos,
porque el par está sexualizado. Entonces si tenemos un estereotipo de lo que es un varón y
un estereotipo de lo que es una mujer y además jerarquizamos esas categorías, estamos
jerarquizando forzadamente a las mujeres con respecto a los varones en una inferioridad.
Argumentos de este tipo no dicen “no, porque es una mujer”. El estereotipo sirve para
ocultar el sexismo: dicen “no” porque tiene un rasgo (emocionalidad, particularidad,
subjetividad) que es inferior. Un rasgo que se define como femenino y que culturalmente
consideramos como un rasgo disvalioso.
Epistemología Feminista
Es interesante pensar que el sujeto político, el ciudadano, y el sujeto de conocimiento
científico de la ciencia moderna, surgen al mismo tiempo (en el siglo XVII) con este mismo
de sesgo de las atribuciones dicotómicas, produciendo un modelo de conocimiento
patriarcal. Ese modelo de conocimiento es un sujeto capaz de objetividad, es decir, capaz
de separar su propios intereses y adquirir, entonces, esta visión de los aspectos del mundo
sin ponerse en juego él mismo en la visión de estos aspectos. Una separación entre el
sujeto y el mundo. La neutralidad valorativa, es decir, el sujeto en este mito de la
ciudadanía, y también el sujeto de conocimiento de la ciencia, es un sujeto que no pone en
juego sus valores y sus emociones a la hora de producir conocimiento o justicia, sino que
los neutraliza. El sujeto es capaz de dominar su propia subjetividad, de borrarla, y
simplemente dejar testimonio de lo que ve, para que otro sujeto pueda tomar su lugar y
probar si eso que ha sido descripto es verdad o no. Es decir, lo que suele llamarse, control
intersubjetivo: distintos sujetos pueden controlar lo que otros sujetos en la ciencia producen,
porque cada uno de ellos es capaz de neutralizar sus emociones, sus valores, sus
preferencias, sus inclinaciones, y producir, solamente, un testimonio de lo que ve.
Esta neutralización, es una especie de reemplazabilidad de este sujeto, por cualquier otro
sujeto. Y si lo pensamos, el ideal de ciudadanía es que cada sujeto vale lo mismo, no
importa cuáles sean sus condiciones particulares. Y se va a describir la ciudadanía no como
el ejercicio de derechos efectivos de cada sujeto, que requiere respuestas muy diversas por
parte del Estado, sino como ciertas cualidades como la capacidad de racionalidad, de
valuación y de argumentación, y ciertas participaciones, como por ejemplo el votar. Otro
aspecto es el valor de la literalidad en el lenguaje. La literalidad significa que lo que el
conocimiento científico tiene que producir es una descripción del mundo, de manera tal, de
crear un lenguaje específico para la ciencia, que asegura la referencia. Por lo que el ideal al
cual uno tendría que aspirar sería que cada cosa tuviera su nombre, y por lo tanto no
pudiéramos cometer errores (que son tan usuales en el lenguaje común). En este modelo,
el sujeto desaparece como constructor de una interpretación.
Contra este modelo, propongo una visión diferente, y es la idea de que nuestra manera
lingüística de acercarnos al mundo se parece más a la metáfora que a la literalidad. Es
decir, nosotros no podemos avanzar de manera neutral sobre lo que no conocemos e
incorporarlo, por lo que lo incorporamos a algo que previamente tenemos, y procedemos,
entonces, a capturar estas cosas y a modificarlas con un movimiento más parecido al de la
metáfora. Entonces, la metáfora, como las emociones, han sido consideradas obstáculos
para el conocimiento, que deben ser eliminados para lograr esta neutralidad valorativa y esa
literalidad propias del conocimiento científico. Otro aspecto, muy típico del modelo
hegemónico en Teoría del Conocimiento, es el valor del lenguaje como algo que significa:
es el lenguaje lo que significa, no son los sujetos los que, a través del lenguaje, significan.
Si el lenguaje tiene un significado, entonces lo que hay que estudiar es el lenguaje, el modo
en que el lenguaje se refiere al mundo. En cambio, si el modo en que los sujetos
interpretamos es el lugar donde ponemos el acento de la comunicación, lo que tenemos que
hacer, más que una filosofía del lenguaje, es una filosofía de la escucha. ¿Por qué hay una
filosofía del lenguaje tan desarrollada y una filosofía de la escucha tan poco desarrollada?
Bueno, las feministas dicen que como el lenguaje tiene una direccionalidad y una
penetración en la realidad, aparece como más masculinizado, mientras que la escucha, por
tener en realidad una “mala prensa” de pasividad, está feminizada. Se presenta la escucha
como pasiva, aunque en realidad la escucha es absolutamente activa, y esto es una cosa
que, también, vamos a valorizar. La filosofía de la escucha, es una manera, entonces, de
poder decodificar aquellos mecanismos activos por los cuales este significado es procesado
dentro de cada sujeto y devuelto como una significación, como una interpretación del
mundo, y muchas veces como una acción, que en realidad, debe ser, luego, interpretada
por el resto de los sujetos.
Los filósofos, tan hostiles con la metáfora, han usado una metáfora para explicar lo que es
el conocimiento, que es la metáfora de la mente como un espejo de la naturaleza. Sin
embargo, hay un filósofo, Richard Rorty, que critica esta idea de que la mente de un sujeto
es meramente receptiva, y que lo que hace es reflejar aquello que el mundo produce, como
impacto, dentro de la mente, y lo que tenemos que hacer, entonces, es una de dos cosas
posibles. O bien reflexionar sobre los contenidos de nuestra mente, una postura idealista,
para ver las huellas que el mundo ha dejado en ellas, y con eso, entonces, construir unos
fundamentos seguros para el conocimiento, o bien, recibir esos datos del mundo de manera
directa, que llegan a nuestra mente como un espejo, recibirlos como un dato del mundo
mismo, dirían los empiristas, un dato básico del mundo, sobre el cual apoyar, entonces,
toda la construcción del conocimiento. En general, idealismo y empirismo ha sido como dos
posturas antagónicas, donde parecía no haber una tercera posibilidad.
Esta dicotomía empirismo-idealismo se tropieza con otras construcciones filosóficas,
construcciones que van a ser subjetivistas, en el sentido de dónde busco los datos o las
pruebas (es decir, reflexivamente voy a buscar en mi conciencia aquellos datos que me
permitan fundar el conocimiento), pero van a ser objetivistas en el sentido de que puedo
poner a prueba externamente estos datos (fenomenología).
El problema del subjetivismo es que tiene un límite al que se llama solipsismo, es decir, yo
reflexiono sobre los contenidos de mi conciencia, pero ¿como salgo de mi conciencia, cómo
salgo de ese encierro solipsista de mi conciencia para devolverle al mundo su realidad
objetiva? Porque lo que quiero es probar no solamente que tengo estas imágenes internas
sino que el mundo existe, y que todo esto es algo que construimos entre todos los sujetos,
que tenemos un mundo en común, no somos conciencias cerradas. Estas posturas
fenomenológicas lo que hacen es tomar el subjetivismo como camino, y una salida del
solipsismo muy interesante, porque es a través del vínculo con los otros sujeto
concibiéndolos como sujetos iguales a mí. Entonces, si el otro sujeto es un sujeto como yo,
es un sujeto que constituye un mundo, y el mundo que constituye es un mundo que
podemos tener en común. Así como yo lo constituyo, ese sujeto me está constituyendo
colectivamente como sujeto, es algo estructurante de mi subjetividad, porque los otros
tienen sobre mí un punto de vista que yo no puedo tener. Me ofrecen otras perspectivas y
otras miradas sobre algo que en realidad es inagotable, que es cualquier objeto del mundo,
pero fundamentalmente, cualquier sujeto del mundo. Cualquier objeto tiene infinitas
perspectivas posibles, cualquier sujeto tiene infinitas perspectivas posibles, nadie puede
acceder a todas esas perspectivas, pero puede haber una constitución intersubjetiva que
permita completar, de la manera más perfecta posible -sin ser perfecta, considerando que
siempre va a haber un cono de sombra sobre la propia subjetividad- esa mirada sobre lo
que uno es, como sujeto. Esto afecta cualquiera sea nuestra definición de verdad.
Normalmente hay dos definiciones de verdad que se dan: la verdad como relación de las
palabras con las cosas, como adecuación entre el lenguaje y la realidad (la noción
“correspondentista”); y la verdad como coherencia, es decir, como un lenguaje que no lo
vamos a considerar vinculado con la realidad, sino un lenguaje auto- subsistente, en una
postura más idealista, pero que debe ser congruente, un sistema que no debe llevar a
contradicciones (la noción “coherentista” de verdad). Pero hay todavía otra manera de
definir la verdad, que es la verdad como “constitución intersubjetiva”. Es decir, va a ser
verdadero aquello que sea legitimado por todas estas miradas, que pueda ser evaluado y
reevaluado desde todas estas miradas, y se mantenga como sentido. Precisamente, este
sentido, que no es un sentido acabado, es un sentido que se podrá ir renegociando. Es una
idea pragmática de verdad, porque incluye a los sujetos que son usuarios del lenguaje. Esta
noción de verdad, y esta versión intersubjetiva del conocimiento; esta idea del valor de las
emociones en la construcción del conocimiento, el valor epistémico de la metáfora, son
profundamente humanistas. Porque desde esta descripción ningún sujeto es intercambiable
por cualquier otro, ni neutralizado. Todas las miradas son constitutivas del mundo, cada una
desde su personal perspectiva es imprescindible. La exclusión de las miradas
subalternizadas en la cultura no sólo es un problema político, es un empobrecimiento del
resultado mismo de la empresa humana del conocimiento. Ninguna pretensión de
universalidad puede prescindir de la mitad de la humanidad.
Ser varón en la sociedad patriarcal implica sentirse muy importante. Este atributo se
presenta con un doble sentido: por una parte muy evidente, ser varón es ser muy importante
porque las mujeres no lo son; en otro aspecto, ser varón es ser muy importante porque
comunica con lo importante, ya que todo lo importante es definido como masculino. En su
aspecto de discurso megalomano, el discurso patriarcal sobre el varón "se olvida" de que la
importancia de ser varón solo se debe a que las mujeres son definidas como no
importantes.
Este es el núcleo de la construcción social del varón, donde el sujeto asume la importancia
de serlo. En la sociedad patriarcal, la identificación con el género se da precisamente
mediante la asunción o interiorización de esa consigna básica. No importa tanto el grado de
aprendizaje de pautas masculinas que haya alcanzado el sujeto como el que adhiera
orgullosamente al colectivo masculino.
Entonces, el proceso de socialización consiste en fomentar ciertas posibilidades del
individuo varón y amputar o reprimir otras. Sin embargo, el fracaso del sujeto en conseguir
los estándares deseados no provoca la rotunda descalificación del sujeto varón como varón
socialmente constituido. Basta con que asuma de alguna manera la importancia de ser
varón. Todo individuo varón parece haber sido informado de la importancia/superioridad de
serlo a través de los siguientes procesos:
- Captación de la importancia del padre en el grupo doméstico.
- Percepción del orgullo materno de haber dado a luz a un varón o incluso de
haberle dado un sucesor al padre.
- Probable trato preferente sobre las hembras.
- Refuerzo sexual de todo lo positivo que realiza (elogios).
- Alternativa entre ser sobreexigido por ser hombre y ser disculpado
reverencialmente por serlo.
- Captacion a traves de las personas proximas de la importancia de los varones y de
la mayor pluralidad y vistosidad de las ocupaciones de ellos.
- Percepción, a través de los medios de comunicación, de que los roles más
importantes o de mando son desempeñados por hombres.
- Percepción de una eventual estructura sobrenatural en la que la jerarquía máxima
(Dios) es un personaje masculino.
Más adelante, la escuela, el barrio, el trabajo, las lecturas, irán confirmando esta impresión
de que ser varón es ser importante.
La consigna básica de "Ser varón es ser importante" es ambigua. Tiene un mensaje tácito
que puede querer decir:
- Ser varón es ya ser importante, de modo que quien es varón es importante por ese
solo hecho.
- Ser varón obliga a ser importante, de modo que quien es varón solo si consigue ser
importante llega a ser propiamente varón.
Todos los varones reciben ambos mensajes y los interiorizan en proporciones variables. La
sociedad patriarcal probablemente espera que ellos interioricen ambos mensajes en alguna
proporción que les convierta en socios útiles del sistema. Orientarse fundamentalmente por
uno u otro mensaje supone asumir la condición masculina (asumir la masculinidad) de una
de estas dos maneras:
A) Varon en propiedad. El sujeto no duda en absoluto de su condición masculina.
Del código de derechos y obligaciones masculinas toma todo lo que le gusta o cree
que le conviene. No se considera obligado a demostrar nada ya que el posee el
título de varón. Es un opresor tranquilo y seguro, no necesita vencer a las mujeres
porque el ya es importante y da por sentado que las mujeres no lo son.
B) Varón en precariedad. Una fuerte interiorización del segundo mensaje de la
consigna básica conduce a una vivencia de la condición masculina en precariedad.
El sujeto se siente permanentemente exigido por el Modelo-Imagen. Puede que
encuentre alguna forma fácil de identificarse con el modelo, pero si no es asi, anda
angustiado por demostrar en todos los terrenos que es un varón, que es digno de
serlo, que es en algún sentido importante. Puede ser un sujeto traumaticamente
conflictivo con las mujeres, necesita convencerse en cada terreno y en cada
momento de su superioridad sobre la mujer.
Los pactos entre varones internalizan el mensaje patriarcal que tiene sentido homosocial o
androtrópico, es decir que como solo los varones son importantes, estos tienden a
relacionarse principalmente entre ellos. La relación con las mujeres se produce de forma
secundaria para:
a) Para obtener servicios específicos (domésticos o sexuales).
b) Como forma indirecta de relacionarse con otros varones mediante la posesión y
ostentación de la mujer.