Don Quijote Merlo

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NOMBRE Y

APELLIDO:

AYLIN
GRECIA
MERLO
MAYTA

CURSO:
3RO CELESTE DE SEGGUNDARIA

GESTIAON:

2020

CAPITULO 1

En un pueblo de la Mancha había un hombre llamado Hidalcgo él tenía una ama casi de 40
años y una sobrina que era menor de 20 y un mozo de campo y plaza que tenía 50 años era
muy madrugador a Hidalgo le gusta los libros de caballerías y la casa y administración de su
hacienda su afán llego a tanto que vendió tierras de sembradura para comprar libros de
caballerías pero algunos no le parecían tan bien como los que había hecho Feliciano de Silva
ya que le gustaba su claridad de prosa y el alababa en el autor el libro de la promesa de
aquella inacabable aventura que el varias veces él quiso acabar sin que ningún pensamiento lo
pueda desconcentrar habían veces en las que él y el cura debatían sobre cuál había sido mejor
caballero pero el barbero decía que ninguno podía llegar al caballero des sebo pero quien se le
podía comparar era Don Galador , Hidalgo se introdujo tanto en la lectura que se pasaba todo
el tiempo leyendo que sin comer y sin dormir se le seco el cerebro y por perder el juicio y se
llenó de fantasía que para el ya eso era muy real y muy cierta y hablaba de personaje de libros
de distintas historias rematando su juicio quiso estar de caballero andante con armas y caballo
por todo el mundo en busaca de aventuras basándose en los libros y limpio las armas y se fue
preparando y se puso a pensar en el nombre por el cual lo reconocerían y así después de
varios nombres que imagino decidió por Rocinante que para él era significativo pero al cabo se
llamó Don Quijote y después para honrar a su pueblo decidió llamarse Don Quijote de la
Mancha pero dijo que le faltaba buscar una mujer porque él decía que un caballero sin amores
era como un árbol sin frutos ,después que si en caso de que se encontrase con un gigante y lo
matase o lo hiciera rendir tenía que tener a alguien que mandase el presentado y frente a su
dama diga que con una voz humilde diga que era el gigante y decir que Don Quijote de la
Mancha era el que le había derrotado y hacia dispongan de el y fue a dar nombre a su dama
una mujer la cual Don Quijote estuvo enamorado un tiempo el lugar era don San Lorenzo y él
le fue a llamar Dulcinea del Toboso para que sonase como princesa pero sin desprestigiar su
nombre y ella era natural del Toboso dulce y peregrino.
CAPÍTULO 2

Con todas sus armas, don Quijote se monta en Rocinante y con su lanza y sale al campo sin
avisarle a nadie. De repente recuerda que los caballeros noveles deben llevar escudos
blancos hasta realizar alguna proeza notable. Decide limpiar sus armas hasta que queden
blancas y planea hacerse armar de caballero en la primera oportunidad que se le presente
entonces comienza a imaginar lo que escribirán de él y sus famosos hechos en el mismo
lenguaje que el de los libros de caballerías: "Dichosa edad y siglo dichoso aquel adonde
saldrán a luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronce, esculpirse en
mármoles y pintarse en tablas para memoria en lo futuro" pasa todo el día caminando sin
acontecerle nada, cuando por fin llega a una venta, que para este "caballero andante" es un
castillo. En la puerta están dos mujeres jóvenes. Al verlo vestido así, se asustan y comienzan
a entrar a la venta, pero don Quijote les dice que no huyan y se presenta a ellas como
caballero. Las mujeres comienzan a reírse de su forma de hablar. El ventero tampoco sabe
qué pensar de él Don Quijote se quita el peto y el espaldar, pero no puede quitarse la celada
ya que ésta se sostiene con unos cordones verdes, así que pasa toda la noche con la misma
puesta, lo cual lo hace ver aún más extraño. Se siente a comer, pero tiene muchas
dificultades por no poder quitar la celada y las señoras de la venta lo tienen que ayudar.

CAPÍTULO 3

Después de la cena, don Quijote va a la caballeriza y se pone de rodillas ante el ventero y le


pide que le dé la orden de caballería y permiso para velar sus armas en la capilla con la
sospecha de que don Quijote ha perdido el juicio, el ventero le sigue el juego y le dice que
también tuvo sus propias aventuras de caballero cuando era más joven y que puede velar sus
armas en el patio del "castillo" ya que la capilla está en obras el ventero le pregunta si trae
dinero y don Quijote le responde que no porque nunca leyó en los libros de caballerías que
traían dinero el ventero le explica que era un detalle menor que los autores no mencionaron
y le recomienda que además de dinero lleve encima camisas, ungüento para curar heridas y
otros víveres necesarios Don Quijote pone sus armas sobre la pila en el patio para velarlas
durante la noche, pero llega un arriero quien quiere darles agua a sus mulas tiene que mover
las armas para acceder a la pila, pero a don Quijote le parece una falta de respeto que las
toque y afronta al arriero este no le hace caso y como resultado don Quijote le da un golpe
en la cabeza con su lanza viene otro arriero a la pila por el mismo motivo y don Quijote
arremete contra él también. Los compañeros de los arrieros comienzan a tirarle piedras a
don Quijote por lo que se enfada aún más para poner fin al conflicto, el ventero le dice a don
Quijote que no es necesario velar las armas durante toda la noche y que ya hecho más que
suficiente luego le hace una pequeña ceremonia para darle la orden de caballería Don
Quijote sale de la venta y el ventero no le cobra el alojamiento.

CAPÍTULO 4

Feliz por haber recibido la orden de caballería, don Quijote se dirige a su aldea para recoger
los víveres que le recomendó el ventero y para reclutar a un labrador vecino para ser su
escudero. En el camino, don Quijote escucha voces que vienen del bosque y se imagina que
son de personas que necesitan su ayuda. En el bosque halla a un labrador dándole azotes a
un joven de unos 15 años que se llama Andrés y Don Quijote le dice al labrador que es un
cobarde por reñir a quien no puede defenderse y el labrador le explica que le está castigando
por no cuidar bien a su manada de ovejas y porque el joven dice que le debe dinero. Don
Quijote le exige al labrador que le pague la deuda a su criado. El labrador le responde que
Andrés tendrá que ir con él a su casa porque no trae el dinero que le debe. Sin embargo,
Andrés no quiere ir con su amo porque dice que no es un caballero y que una vez que don
Quijote se vaya, volverá a maltratarlo Don Quijote le responde a Andrés que igual puede ser
un caballero dado que cada uno es hijo de sus obras. Confía en que el labrador le pagará,
amenaza con volver si no cumple su promesa y sigue su camino Tras su partida, el labrador
vuelve a atar a Andrés al árbol y le da tantos azotes que casi lo deja por muerto finalmente lo
deja ir y le dice: "Llamad, señor Andrés, ahora decía el labrador al desfacedor de agravios;
veréis como no desface aquéste" sin saber cómo terminó la historia de Andrés, don Quijote
sigue su camino muy satisfecho y hablando a sí mismo alude a la idea de que alguien está
escribiendo sobre él: "tan nombrado caballero como lo es y será don Quijote de la Mancha,
el cual, como todo el mundo sabe ayer rescibió la orden de caballería, y hoy ha desfecho el
mayor tuerto y agravio" en su camino se encuentra con un grupo de mercaderes toledanos
Don Quijote les exige que declaren que no hay doncella más hermosa en el mundo que
Dulcinea del Toboso. Los mercaderes le dicen que no conocen a Dulcinea, pero le piden que
se la muestren para comprobarlo Don Quijote les responde: "La importancia está en que sin
verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender" sin embargo, los mercaderes se
niegan a hacer semejante declaración sin poder verla e insisten en que les muestre un
retrato de ella y que aun si es tuerta de un ojo, por complacerlo dirán lo que él quiera. Por
haber sugerido que Dulcinea podría ser tuerta don Quijote se ofende y arremete contra el
mercader quien lo dijo, pero Rocinante se tropieza y los dos se caen a don Quijote se le hace
difícil levantarse por el peso de sus armas y los mercaderes huyen un mozo quien había
observado todo el incidente rompe la lanza de don Quijote y usa un pedazo para darle palos
pese a lo sucedido, don Quijote sigue feliz porque le parece una desgracia propia de los
caballeros.
CAPÍTULO 5

Tras haber sido apaleado por el mozo, don Quijote no sabe qué hacer pero entonces se
acuerda de un episodio parecido en una novela de caballerías y comienza a revolcarse en la
tierra y recitar los mismos versos que dice el protagonista de dicha escena mientras tanto
pasa un labrador que es un vecino suyo, pero don Quijote lo confunde con un personaje de
un libro de caballerías, y sigue con su romance su vecino lo reconoce como el señor Quijana y
le quita la armadura para ver si está herido lo levanta y lo lleva al pueblo por todos los
disparates que don Quijote sigue diciendo, comienza a sospechar que ha perdido el juicio y
trata de corregirle cuando le dice que no es ninguno de los personajes que cita y que él no es
un caballero andante sino el señor Quijana a esto le responde don Quijote: "Yo sé quién soy y
sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia, y aun todos
los nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí
hicieron, se aventajarán las mías" cuando el vecino lo trae a su casa, allí encuentra al
barbero, al cura, al ama y a la sobrina, quienes creen que don Quijote se ha vuelto loco por
leer tantos libros de caballerías y que deben quemar sus libros Don Quijote les dice que viene
mal herido pero no le encuentran heridas, por lo que lo llevan a su cama. El vecino les cuenta
el estado en que lo encontró y los disparates que decía.
CAPÍTULO 6

Del escrutinio que hicieron el cura y el barbero en la librería del hidalgo mientras este aun
dormía estos desidian cual deberían de quemar encuentran Los cuatro de Amadís de Gaula y
deciden no quemarlo por ser el mejor de todos los libros de ese género. También encuentran
Las Sergas de Esplandián, Don Olivante de Laura y Amadís de Gaula, entre otros deciden
quemar la mayoría de los libros "por disparatado y arrogante" otro que deciden salvar de las
llamas es Palmerín de Inglaterra por ser una historia "muy buena" y porque su autor fue un
"discreto rey de Portugal" el barbero quiere salvar los libros de poesía porque cree que no le
harán daño ni perjudicarán la moral, pero la sobrina le dice que sin los libros de caballerías,
don Quijote podría leer estos de poesía y luego querer dedicarse a ser pastor o, lo que
consideran peor, poeta "que, según dicen, es enfermedad incurable y pegadiza", agrega la
sobrina deciden no quemar uno que otro libro que consideran de buen gusto, y salvan
también el Cancionero porque el autor es amigo del cura todo lo confirmo el barbero y lo
tuvo por bien y por cosa muy acertada por entender que era el cura tan buen cristiano y tan
amigo de la verdad que no diría otra por todas las del mundo y abriendo otro libro vio que
era “Palmerin de Olivia” y junto a el estaba otro que se llamaba “Palmerin de Inglaterra”.
CAPÍTULO 7

Gritos que vienen de la habitación de don Quijote interrumpen el escrutinio de la biblioteca.


Cuando el cura llega a su cuarto, don Quijote está despierto, diciendo disparates y dando
cuchilladas a enemigos invisibles le dice al cura que fue don Ronaldo un personaje de un libro
de caballerías quien le dio palos tras lo que le dan de comer y se duerme de nuevo. Ya todos
están convencidos de que don Quijote ha perdido el juicio por lo que deciden seguirle el
juego con la esperanza de traerle a razón si le hablan en términos que él entiende después
de dos días en la cama, don Quijote se levanta y lo primero que hace es dirigirse a donde
estaban sus libros, pero no los halla. Le pregunta al alma por sus libros, y ella le responde que
los llevó el mismo diablo, pero entonces su sobrina le corrige y le dice que los llevó un
encantador. Don Quijote cree la historia y sospecha que fue el encantador Frestón quien era
de ficción por dos semanas don Quijote se queda tranquilo en su casa y no muestra mucho
interés en salir de nuevo hasta que un día le pide a su vecino Sancho Panza un labrador
simple que sea su escudero. Para persuadirlo, don Quijote le dice, entre otras cosas, que
existe la posibilidad de que en algún futuro tenga su propia isla para gobernar. Sancho Panza
acepta su propuesta y deja atrás a su mujer e hijos para servirle como escudero
preparándose para la segunda salida, don Quijote vende sus pertenencias para tener dinero
suficiente y le pide a un amigo que le preste una rodela Sancho Panza decide traer su asno,
ya que no le gusta caminar mucho una noche, sin despedirse nadie y sin que nadie los vea,
salen de sus casas y emprenden la aventura. En el camino hablan de la posibilidad de que
Sancho Panza tenga su propia isla o reino y le dice a don Quijote que su esposa no sirve para
reina y que le convendría más ser condesa. A esto don Quijote le responde que no debe
tener expectativas bajas.

CAPÍTULO 8

En su camino encuentran a treinta o cuarenta molinos de viento y don Quijote le dice a


Sancho que son gigantes y que van a entrar en batalla con ellos. Sancho le corrige y le dice
que no son gigantes sino molinos de viento, pero don Quijote insiste en su fantasía y
arremete contra ellos. Le da una lanzada en el aspa, pero cuando un fuerte viento mueve al
aspa, rompe su lanza en pedazos y los lleva por delante a don Quijote y Rocinante. Sancho
acude a ayudarlos y le dice a don Quijote que bien le había dicho que no eran gigantes. Don
Quijote cree que fue el encantador Frestón quien convirtió a los gigantes en molinos para
quitarle la gloria de su vencimiento pasan esa noche afuera descansando entre unos árboles
y don Quijote desgaja un ramo de uno de ellos para reemplazar a su lanza, ya que había leído
que otro caballero hizo lo mismo cuando se quedó sin espada. El día siguiente, don Quijote le
dice a Sancho que sólo puede ayudarlo en batalla si es contra gente baja y canallas, pero que
no debe interferir si es un altercado entre caballeros hasta que reciba la orden de caballería.

En el camino ven que se acercan dos frailes y detrás de ellos un coche en el que viene una
señora vizcaína que va a Sevilla. Don Quijote, sin embargo, cree que son encantadores que
llevan en el coche a alguna princesa secuestrada. De nuevo, Sancho trata de hacerlo
entender que son frailes y gente pasajera en el coche, pero don Quijote le responde que no
sabe mucho de aventuras Don Quijote se les acerca a los frailes, les llama "gente endiablada
y descomunal", y les exige que dejen libres a las princesas que han secuestrado. Los frailes se
quedan muy asombrados ante tales acusaciones e insisten en que no son endiablados ni
llevan a nadie secuestrado, pero no llegan a convencer a don Quijote, quien arremete contra
el primer fraile, dejándolo tirado al suelo mientras que el otro huye Sancho comienza a
quitarle los hábitos al fraile porque cree que le corresponden como despojos de batalla.
Llegan dos mozos de los frailes y atacan a Sancho. Mientras tanto, don Quijote está hablando
con la señora que viene en el coche. Le dice que el único agradecimiento que quiere de ella
por haberle salvado es que regrese a Toboso y que le cuente todo lo sucedido a su señora
Dulcinea. Un escudero vizcaíno que acompaña a la señora escucha esto, amenaza a don
Quijote y los dos comienzan una pelea de espadas aquí la historia queda en suspenso, ya que
Cervantes interrumpe el argumento para decir que el autor dejó la historia en este punto y
que no ha hallado más escrito sobre esta batalla. Aquí también menciona a un segundo autor
y dice que éste no pudo creer que no existieran en los archivos documentos sobre el famoso
caballero.

CAPÍTULO 9

Este capítulo es el primero de la segunda parte del primer libro. De nuevo, Cervantes se
dirige directamente al lector y le dice que le causó mucha pena no hallar el final de la batalla
entre don Quijote y el escudero vizcaíno, y que le pareció increíble que el caballero no
tuviera a algún sabio para documentar cada una de sus hazañas. Por ende, nos dice que se
puso a buscar la segunda parte de esta historia cervantes cuenta que un día, estando en
Toledo, se encontró con un muchacho que estaba vendiendo unos viejos papeles con texto
en árabe. Llevó los papeles a un "morisco aljamiado" (que lee árabe y castellano) para que
los tradujera. Cuando le leyó a Cervantes una nota en el margen sobre Dulcinea de Toboso, el
autor se dio cuenta de que ésta era la historia que buscaba. El título del texto en árabe decía:
"Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador
arábigo". Se emocionó tanto Cervantes por este hallazgo que le compró el texto al muchacho
y le pidió al morisco que lo tradujera en su totalidad cervantes agrega que cree que la
historia es verdadera y que el único motivo que tendría por no creerlo sería porque su autor
es moro: "Si a ésta se le puede poner alguna objeción cerca de su verdad, no podrá ser otra
sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación ser mentirosos;
aunque, por ser tan nuestros enemigos, antes se puede entender haber quedado falto en ella
que demasiado" entonces Cervantes vuelve a la historia de la batalla entre don Quijote y el
vizcaíno. Don Quijote gana esta batalla, pero con una lesión en la oreja y la celada rota. Al
final de dicha batalla, pone la punta de su espada entre los ojos de su rival y le exige que se
rinda. En eso, las señoras del coche le piden a don Quijote que le tenga merced. Don Quijote
les responde que le perdonará la vida al escudero vizcaíno si promete irse a Toboso,
presentarse ante Dulcinea y hacer todo lo que ella le mande. Sin saber quién es Dulcinea, las
señoras le prometen que el escudero cumplirá su petición.

CAPÍTULO 10

Tras ganar la batalla, Sancho le pide a don Quijote una isla para gobernar, pero don Quijote
le responde que ésa no era batalla de islas sino de encrucijadas en las que no se gana más
que lesiones, pero que en el fututo vendrán otras batallas que le ofrecerán la oportunidad de
gobernar una isla luego Sancho le sugiere a don Quijote que busquen asilo en una iglesia, ya
que el vizcaíno podría denunciarlos a la Santa Hermandad (institución armada y tribunal),
pero don Quijote le hace esta pregunta retórica: "Y, ¿dónde has visto tú, o leído jamás, que
caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese
cometido?". También le pregunta: "Pero dime por tu vida: ¿has visto más valeroso caballero
que yo en todo lo descubierto de la tierra? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya
tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más
maña en el derribar?" a esto, Sancho le responde que no, ya que no sabe leer ni escribir, y le
ofrece un ungüento para su oreja herida. Entonces don Quijote le cuenta del bálsamo de
Fierabrás, un ungüento con propiedades milagrosas que aparece en el cantar de gesta
francés medieval Fierabrás. Mientras Sancho le cura la herida, don Quijote promete vengarse
del vizcaíno: "Yo hago juramento al Criador de todas las cosas y a los Santos cuatro
Evangelios, donde más largamente están escritos, de hacer la vida que hizo el grande
marqués de Mantua cuando juró de vengar la muerte de su sobrino Valdovinos, que fue de
no comer pan a manteles, ni con su mujer folgar, y otras cosas que, aunque dellas no me
acuerdo" pero Sancho le recuerda que si el vizcaíno cumple lo prometido y se presenta ante
Dulcinea, no merece otro castigo. Don Quijote reconoce que Sancho tiene razón y anula su
juramento de venganza, pero dice que quiere quitarle la celada a otro caballero y menciona
el yelmo de Mambrino, un tópico de los poemas épico-burlescos italianos don Quijote le
pregunta a Sancho si trae algo de comida, y le responde que sólo pan, queso y cebolla, pero
que no son comidas propias de un caballero. Don Quijote le contesta que está equivocado y
que los caballeros están acostumbrados a no comer por un mes o sólo comer lo que
encuentren por allí. Comparten la comida que Sancho traía y luego se dirigen a un pueblo en
busca de una venta (o "castillo") para alojarse, pero no llegan antes del anochecer y don
Quijote decide que dormirán bajo el cielo, cerca de las chozas de unos cabreros.

CAPÍTULO 11

Los cabreros tienden unas pieles de oveja por el suelo e invitan a Sancho y a don Quijote a
comer con ellos. Don Quijote está sentado y Sancho está de pie, por lo que don Quijote le
dice a Sancho: "quiero que aquí a mi lado y en mi compañía desta buena gente te sientes, y
que seas una misma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y
bebas por donde yo bebiere; porque de la caballería andante se puede decir lo mismo que
del amor se dice: que todas las cosas iguala" sancho le agradece la invitación a sentarse, pero
dice que se siente más cómodo comiendo solo en un rincón porque si se uniese a los otros
comensales, tendría que masticar despacio, beber poco, limpiarse a menudo y no estornudar
ni toser. Aun así, don Quijote insiste en que se sienta después de comer, don Quijote
comienza a hablar de la edad de oro en la que "ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío" y
todo se compartía. Fue una época de paz y amistad. Pero en estos siglos actuales, dice don
Quijote, hay tanta malicia que fue necesario crear la orden de los caballeros andantes para
socorrer a las doncellas, viudas, huérfanos y menesterosos. Entonces les dice a los cabreros
que él es un caballero andante de esa orden y que agradece su hospitalidad. Los cabreros se
quedan maravillados y sin saber qué decir entonces llega un músico llamado Antonio y los
cabreros le piden que cante para sus invitados especiales. Antonio les canta un romance
rústico. Don Quijote le pide que cante otra canción, pero Sancho tiene sueño y dice que
seguramente los cabreros también. Antes de irse a dormir, los cabreros ven la herida que
tiene don Quijote en la oreja y le ponen un remedio de romero para que se cure.

CAPÍTULO 12

Mientras le curan la herida a don Quijote, llega otro mozo y les trae la noticia de que un
famoso estudiante llamado Grisóstomo ha muerto de amores por culpa de una moza llamada
Marcela. Dejó en su testamento que desea ser enterrado en un lugar en el campo donde vio
por primera vez a Marcela. Pedro, uno de los cabreros, comienza a contarle la historia de
Grisóstomo a don Quijote grisóstomo era un hidalgo rico que había estudiado en Salamanca
y sabía mucho de la astrología. Un día comenzó a vestirse de pastor y nadie en el pueblo
entendió el motivo. Resulta que estaba enamorado de una pastora llamada Marcela. A
Marcela se le habían muerto los padres, por lo que la crió su tío sacerdote. Era tan hermosa
que todos los hombres del el pueblo querían casarse con ella. Su tío le proponía los que
consideraba buenos candidatos, pero ella no se sentía lista para casarse con ninguno. Un día,
Marcela decidió vestirse de pastora e irse al campo con las otras zagalas. Por ende, todos los
hombres que querían enamorarla también se vistieron de pastores para ir al campo e
intentar cortejarla ella les trataba amablemente, pero cuando descubría sus intenciones,
aunque fueran matrimonio, ella los rechazaba. Por tantos rechazos, los hombres comenzaron
a llamarla cruel e ingrata tras contarle esta historia a don Quijote, todos deciden por fin irse a
dormir.

CAPÍTULO 13

La mañana siguiente don Quijote, Sancho y los cabreros emprenden camino hacia el entierro
de Grisóstomo. Se encuentran con un grupo de pastores, dos hombres elegantes a caballo y
tres mozos que también van al entierro, por lo que deciden acompañarse en el viaje uno de
los hombres a caballo que se llama Vivaldo le pregunta a don Quijote por qué anda tan
armado en esas tierras tan pacíficas, a lo que nuestro protagonista le contesta que es
caballero andante. Vivaldo comienza a sospechar que ha perdido el juicio e indaga un poco
más, preguntándole qué es un caballero andante en respuesta, don Quijote le cuenta del rey
Arturo de Inglaterra y de la Mesa Redonda, así como de Amadís de Gaula y de otros
caballeros legendarios en lo que podría interpretarse como anticlericalismo, don Quijote
compara los soldados y caballeros andantes con los sacerdotes Vivaldo le dice que le parece
mal que los caballeros andantes se encomienden a una dama antes de entrar en combate en
vez de a Dios es la costumbre, le responde don Quijote, pero que hay tiempo para
encomendarse a Dios también. Vivaldo insiste en que es preferible encomendarse a Dios
como buen cristiano, y que además no todos los caballeros tienen una dama. Don Quijote no
está de acuerdo y dice que un caballero sin dama es como un cielo sin estrellas. Entonces
Vivaldo le pregunta quién es su dama y cuál es su linaje. Don Quijote le responde que es de
los Toboso de la Mancha, un linaje moderno. A Vivaldo, quién es de los Cachopines de
Laredo, no le suena este apellido escuchar esta conversación les convence a todos en el
grupo de que don Quijote ha perdido el juicio, salvo Sancho. Él sí cree que don Quijote es
caballero andante pero duda un poco de la existencia de Dulcinea ya que el nombre no le
suena y él vivía muy cerca de Toboso llegan al pie de la montaña y allí están otros pastores
con el cuerpo de Grisóstomo. Su amigo Ambrosio comienza a elogiar al difunto y menciona
unos escritos en los que Grisóstomo habló de su amor por Marcela. El enamorado quiso que
se quemaran, pero Vivaldo quiere rescatarlos como prueba de la crueldad y desdén de
Marcela, y para que sirvan de ejemplo a los demás. Ambrosio asiente y le entrega algunos de
estos papeles. Entre ellos está "Canción desperada", lo último que escribió Grisóstomo antes
de morir, y Vivaldo decide leerlo en voz alta.

CAPÍTULO 14

Ambrosio les explica a todos que Marcela no es tan deshonesta como la retrata Grisóstomo.
Había escrito estos versos en un estado tan desesperado por no poder estar con ella que
comenzó a imaginar infidelidades en ese momento aparece la misma Marcela, y Ambrosio le
regaña y cuestiona sus motivos por venir al entierro de Grisóstomo. La pastora le contesta
que no tiene malas intenciones y que quiere saber por qué la culpan por la muerte de
Grisóstomo, dado que ella nunca le dio esperanzas y que prefiere la vida solitaria del campo.
Agrega es que una mujer libre, que no tiene la obligación de corresponder al amor de ningún
pretendiente y que, de hecho, hacerlo sería un acto deshonesto a Grisóstomo le mató su
propia porfía e impaciencia y no la crueldad de Marcela, afirma la pastora. Entonces les avisa
a todos los pastores presentes que prefiere estar sola entre los árboles, las zagalas de la
aldea y sus cabras, y que no ha prometido nada a ningún hombre. Tras esta declaración,
Marcela se da la vuelta para retornar al monte algunos de los pastores intentan ir tras ella,
pero don Quijote pone la mano en el puño de su espada y les prohíbe seguirla: "Ninguna
persona, de cualquier estado y condición que sea, se atreva a seguir a la hermosa Marcela, so
pena de caer en la furiosa indignación mía. Ella ha mostrado con claras y suficientes razones
la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Grisóstomo, y cuán ajena vive de
condescender con los deseos de ninguno de sus amantes entierran a Grisóstomo y todos se
despiden. Entretanto don Quijote ya está pensando en ir a buscar a la pastora Marcela para

ofrecerle su protección.

CAPÍTULO 15

Tras despedirse de todos en el entierro, don Quijote y Sancho entran al bosque en busca de
Marcela. Llegan a un prado y deciden apearse, comer y descansar un rato al lado de un
arroyo. No muy lejos están más de 20 arrieros gallegos con su manada de yeguas. Rocinante
se exita y corre hacia ellas, pero las yeguas no tienen ningún interés en un amorío con
Rocinante y lo rechazan de la manera más violenta. Para el colmo, también le dan una paliza
los arrieros después de ver cómo le trataron a su caballo, don Quijote y Sancho arremeten
contra los arrieros, pero son tantos que el par pierde la batalla. Los arrieros los dejan tirados
y heridos en el suelo y se marchan Don Quijote admite que la culpa fue suya: "[...] que no
había de poner mano a la espada contra hombres que no fuesen armados caballeros como
yo". Entonces le dice a Sancho que la próxima vez que alguien los ofenda, que él no debe
esperar a que don Quijote responda, sino que él mismo debe levantar su espada y castigar al
malhechor. En el caso de que acudan otros caballeros para ayudar al malhechor, entonces
don Quijote se unirá a la batalla para defender a Sancho a Sancho no le gusta nada esta
propuesta y le responde que es un hombre pacífico con esposa e hijos y que no va a levantar
la espada contra nadie. Para convencerlo de que está equivocado don Quijote le dice que
cuando tenga su isla para gobernar será necesario levantar espada para defenderla. Siguen
conversando y don Quijote le explica que estos episodios son muy comunes en la vida de un
caballero andante y le asegura que: "[...]no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor
que muerte no le consuma"deciden buscar una venta donde pasar la noche. Como Rocinante
está herido, don Quijote se sube en el asno de Sancho.

CAPÍTULO 16

Cuando llegan a la venta, la mujer del ventero, su hija y una joven asturiana poco agraciada
"del un ojo tuerta y del otro no muy sana" que se llama Maritornes le curan las heridas a don
Quijote en una cama bastante incómoda y chapucera en vez de admitir que las heridas son el
resultado de los golpes que les dieron los arrieros, Sancho dice que su amo se cayó de una
peña y que él está dolorido por el sobresalto que sintió al verlo lesionarse de esa manera.
Entonces, Sancho le explica a Maritornes que don Quijote es un caballero aventurero quien
"hoy está la más desdichada criatura del mundo y la más menesterosa, y mañana tendría dos
o tres coronas de reinos que dar a su escudero"al caer la noche, toda la venta está en
silencio, pero el arriero que comparte la habitación con don Quijote y Sancho está en su
cama despierto esperando a Maritornes, ya que la asturiana había acordado visitarlo para
"satisfacerle el gusto en cuanto le mandase" después de que se durmieran los otros
huéspedes. Aquí Cervantes menciona que el autor de esta historia, Cide Hamete Benengeli,
conocía a este arriero muy bien y que era pariente suyo don Quijote y Sancho también están
en sus camas despiertos ya que no pueden conciliar el sueño por estar tan doloridos. En esto,
don Quijote comienza a imaginar que la hija del señor del castillo se enamora de él y viene a
visitarlo de noche, pero se promete no serle infiel a Dulcinea. Mientras que don Quijote
fantasea, entra Maritornes en camisa, descalza y andando de puntillas en busca del arriero.
Don Quiote, le escucha entrar a Maritornes y se sienta en la cama con los brazos extendidos
para recibir a la "doncella". En la oscuridad, Maritornes se topa con don Quijote y él le agarra
la muñeca y hace que se siente a su lado. Imagina que su camisa es de una tela fina, que las
cuentas de vidrio de su pulsera son perlas orientales y que su aliento, que "olía a ensalada
fiambre y trasnochada, a él le pareció que arrojaba de su boca un olor suave y aromático".
No obstante, don Quijote le explica a Maritornes que no puede satisfacer sus deseos por
estar tan dolorido y por su compromiso con Dulcinea el arriero, quien había escuchado toda
esta conversación sin entenderla muy bien, se pone muy celoso y se levanta de la cama
cuando se acerca al lecho de don Quijote, ve que éste está tratando de retener a la fuerza a
la muy angustiada Maritornes, por lo que comienza a atacarlo. La cama poco sólida y de muy
mala calidad no puede soportar el peso de los tres y cae al suelo con un fuerte ruido que
despierta al ventero maritornes trata de esconderse en la cama de Sancho y lo asusta tanto
que el escudero comienza a dar puñadas en todas direcciones y ella naturalmente se
defiende. El arriero se suma a la riña con la intención de defender a Maritornes mientras que
el ventero se tira encima para castigar a la joven asturiana. Se apaga la lámpara del ventero y
todos comienzan a dar puñetazos por doquier en la oscuridad uno de los huéspedes de la
venta es un cuadrillero de la Santa Hermandad, quien se despierta por el alboroto y entra a
la habitación cree que don Quijote está muerto y separa la pelea, pero entonces se le apaga
el candil por lo que sale de la habitación para ir a encenderla.
CAPÍTULO 17

Después de la riña en la venta, don Quijote le dice a Sancho que cree que el "castillo" está
embrujado porque mientras conversaba con la hija del señor del castillo, le atacó un gigante.
Por eso cree que "el tesoro de la hermosura de esta doncella le debe de guardar algún
encantado moro, y no debe de ser para mí" Sancho le responde que tampoco debe de ser
para él porque más de 400 moros lo atacaron a él en ese momento, vuelve el cuadrillero con
su candil y ve que don Quijote no está muerto. Le pregunta cómo está, pero don Quijote le
responde que no le está hablando con el respeto que merece un caballero andante. El
cuadrillero se ofende y le pega a don Quijote en la cabeza con el candil llegan a creer que el
cuadrillero es un moro hechizado, y don Quijote le dice a Sancho que no hay que darle
mucha importancia a los encantamientos y fantasmas Sancho le pide al ventero aceite, vino,
sal y romero para que don Quijote haga el bálsamo de Fierabrás para curar las heridas.
Mezcla todos los ingredientes y allí en frente de todos, bendice la mezcla. Don Quijote bebe
un poco del bálsamo e inmediatamente comienza a vomitar, pero tras una larga siesta se
despierta sintiéndose mucho mejor y por esa razón cree que el bálsamo fue muy efectivo
Sancho también prueba un poco del bálsamo, pero se pone enfermo y maldice el brebaje Su
amo le dice que no toleró bien el bálsamo porque no es caballero andante como él aunque
Sancho está enfermo don Quijote se siente mucho mejor y quiere irse ya de la venta, así que
ensilla a los animales, y le ayuda a Sancho a vestirse y montarse en su asno. Al despedirse, el
ventero le pide a don Quijote que pague por la noche que pasó en su venta así como la paja y
cebada de los animales Don Quijote se queda asombrando al enterarse de que en realidad
no es castillo sino venta y le dice al ventero que no tiene la obligación de pagarle nada ya que
es caballero andante y tiene derecho a alojamiento. Sale de la venta y el ventero trata de
cobrarle a Sancho quien se había quedado atrás, pero el escudero también rehusa pagarle
también en la venta está un grupo de hombres alegres y juguetones y se les ocurre mantear
a Sancho. Don Quijote oye los gritos de Sancho mientras lo tiran al aire y vuelve a la venta
para acudir en su ayuda cuando llega no puede apearse de Roncinante por lo dolorido que
está y lo siguen manteandoa Sancho hasta por fin cansarse.
CAPÍTULO 18

Al salir juntos de la venta, don Quijote le dice a Sancho que está convencido de que aquel
castillo está embrujado y que los que lo mantearon son fantasmas. Además agrega que no se
pudo apear de Rocinante para ayudarlo porque estaba encantado. Sancho no está de
acuerdo y cree que son hombres de carne y hueso. Un poco desanimado por lo acontecido,
le dice a don Quijote "Y lo que yo saco en limpio de todo esto es que estas aventuras que
andamos buscando, al cabo al cabo nos han de traer tantas desventuras, que no sepamos
cuál es nuestro pie derecho. Y lo que sería mejor y más acertado, según mi poco
entendimiento, fuera el volvernos a nuestro lugar, ahora que es tiempo de la siega y de
entender en la hacienda, dejándonos de andar de Ceca en Meca y de zoca en colondra, como
dicen"Don Quijote le responde que no sabe mucho de caballería y que no hay mayor placer
en el mundo que ganar una batalla. Sancho le responde que no han ganado ninguna batalla y
que todo ha sido "palos y más palos, puñadas y más puñadas". Siguen conversando hasta
que don Quijote ve una polvareda en el camino y cree que es de dos ejércitos, pero en
realidad son dos manadas de ovejas y carneros. Sancho, sin embargo, le cree a don Quijote
cuando le dice que son los ejércitos del emperador Alifanfarón, señor de la isla Trapobana y
de su enemigo Pentapolín del Arremangado Brazo, el rey de los garamantas antes de entrar
en batalla con las manadas, don Quijote le explica a Sancho en muchísimo detalle quienes
son los caballeros principales de los ejércitos. El ejército pagano consiste en personas
asiáticas y africanas y el cristiano se compone de caballeros de la península ibérica. Tras esta
larga explicación, entra la voz de Cervantes para expresar su opinión sobre los libros de
caballerías: "¡Válame Dios, y cuántas provincias dijo, cuántas naciones nombró, dándole a
cada una, con maravillosa presteza, los atributos que le pertenecían, todo absorto y
empapado en lo que había leído en sus libros mentirosos!"Sancho le escucha a don Quijote,
pero le confiesa que no ve a ningún caballero ni gigante, a lo que don Quijote responde que
es porque el miedo le ha turbado los sentidos. Su amo no pierde más tiempo y con la lanza
puesta en el ristre, avanza hacia las manadas. En eso Sancho trata de hacerle entrar en razón
gritándole:"¡Vuélvase vuestra merced, señor don Quijote, que voto a Dios que son carneros y
ovejas las que va a embestir! ¡Vuélvase, desdichado del padre que me engendró! ¿Qué
locura es ésta? Mire que no hay gigante ni caballero alguno, ni gatos, ni armas, ni escudos
partidos ni enteros, ni veros azules ni endiablados" Don Quijote no le hace caso y arremete
contra las ovejas. Los pastores le gritan y le tiran piedras. Tras recibir el primer golpe de
piedra, don Quijote trata de curarse y bebe su bálsamo pero con el segundo fuerte golpe se
cae de Rocinante. Los pastores creen que está muerto, así que rápidamente recogen a los
animales muertos y se van. Don Quijote insiste en que fueron ejércitos y que un sabio
enemigo los convirtió en manadas de ovejas tras la batalla, Sancho le mira la boca a su amo
para ver cuántos dientes le faltan y ve un líquido rojo que no es sangre sino el bálsamo, pero
le da tanto asco que vomita encima de don Quijote y jura a sí mismo dejar las aventuras y
volver a su casa poco después, don Quijote ve que Sancho está triste y trata de consolarlo.
Por si fuera poco, Sancho dejó las alforjas en la venta, así que no tienen nada para comer.
Mientras conversan, Sancho le dice que es mejor predicador que caballero andante, y don
Quijote le recuerda que en pasados siglos era importante que los caballeros pudieran dar
pláticas como si fueran graduados de la Universidad de París "de donde se infiere que nunca
la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza", refiriéndose al caballero ideal que es tan
experto en letras como en armas se está haciendo tarde y don Quijote le dice a Sancho que
elija la venta donde han de pasar la noche.

CAPÍTULO 19
Sancho le dice a don Quijote que sospecha que su mala suerte se debe a no haber cumplido
un juramento que hizo previamente de "no comer pan a manteles, ni con su mujer folgar".
Don Quijote está de acuerdo Cae la noche y siguen por el camino en busca de una venta. De
repente ven a la distancia una mcltitud de luces que se mueven. Cuando se acercan, don
Quijote y Sancho ven que son unos veinte "encamisados" montados en mulas y con hachas
encendidas. ("Encamisados" son militares con camisas puestas encima del traje para
diferenciarse de sus enemigos en un asalto de sorpresa, usualmente de noche.) Traen una
litera cubierta de luto. Murmuran entre sí con una voz baja y compasiva. Don Quijote se
imagina que llevan a un caballero muerto o herido y que su venganza le corresponde, por lo
que les exige que se detengan y que le expliquen quiénes son, de dónde vienen, adónde van
y a quién llevan. Los hombres le responden que no pueden darle tanta información porque
tienen prisa. Don Quijote se ofende y, mientras detiene por el freno la mula de uno de los
encamisados, les dice que si no le contestan, que tendrán que entrar en batalla con él. La
mula se asusta y el encamisado montado en ella cae al suelo otro encamisado le insulta a
don Quijote, por lo que arremete contra él y los demás de su grupo pero estos
"encamisados" en realidad no son militares ni caballeros, sino sacerdotes y por lo tanto no
vienen armados y salen corriendo. Y así como don Quijote confundió la identidad de estos
hombres, los sacerdotes creen que él es un diablo que quiere quitarles el cuerpo del muerto.
Sancho afirma su creencia en la ilusión del mundo quijotesco cuando dice: "Sin duda este mi
amo es tan valiente y esforzado como él dice"uno del grupo de sacerdotes no pudo huir por
una pierna rota y don Quijote le vuelve a hacer las mismas preguntas. El herido le responde
que se llama Alonso López, es un bachiller y que se dirigía a la ciudad de Segovia con los otros
sacerdotes para enterrar al cuerpo de un caballero que murió de una peste. Entonces don
Quijote se presenta a Alonso y le dice que es un caballero y que es su deber "andar por el
mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios" A esto Alonso le responde: "No sé
como pueda ser eso de enderezar tuertos, pues a mí de derecho me habéis vuelto tuerto,
dejándome una pierna quebrada, la cual no se verá derecha en todos los días de su vida; el
agravio que en mí habéis deshecho ha sido dejarme agraviado de manera que me quedaré
agraviado para siempre; y harta desventura ha sido topar con vos, que vais buscando
aventuras" Don Quijote insiste en que en los sacerdotes tenían la culpa por venir de noche
con hachas y esa apariencia de "cosa mala y del otro mundo". Mientras don Quijote conversa
con Alonso, Sancho está buscando comida entre las pertenencias que dejaron atrás los
sacerdotes. Los dos le ayudan al bachiller a montar la mula y Sancho le dice que si los
sacerdotes le preguntan quién ha sido el "valeroso" que les responda que fue "don Quijote
de la Mancha, que por otro nombre se llama el Caballero de la Triste Figura" tras irse el
bachiller, don Quijote le pregunta a Sancho por qué le llamó así. Sancho le explica que tiene
muy mal aspecto, debido seguramente al cansancio o a la falta de dientes. Aquí entra la
metaficción, cuando don Quijote le responde que cree "el sabio", quien está escribiendo la
historia de sus hazañas, ha querido darle un nombre apelativo, como otros caballeros y que
este sabio puso ese nuevo nombre en el pensamiento y la lengua de Sancho. Don Quijote
agrega que desde ahora en adelante quiere usar ese nuevo nombre entonces, el bachiller le
dice a don Quijote que queda descomulgado por haber puesto las manos violentamente en
cosa sagrada. Don Quijote se defiende y dice que creía que eran fantasmas y no sacerdotes, y
le recuerda un episodio legendario en el que el Cid Rodrigo de Vivar fue descomulgado. Al
final del capítulo, Sancho y don Quijote encuentran un valle para descansar y comer todo que
lo que dejaron atrás los sacerdotes.

CAPÍTULO 20

Tras comer, don Quijote y Sancho van en busca de un arroyo para satisfacer su sed. Escuchan
el ruido de agua en la distancia, pero también golpes, y por ser de noche, no pueden ver
bien, creando una atmósfera escalofriante. En esto don Quijote le dice a Sancho que nació
para los peligros y grandes hazañas, y le pide que lo espere allí por tres días mientras que él
sigue adelante, y que si no vuelve que vaya a decirle a Dulcinea que su cautivo caballero
murió Sancho comienza a llorar y le dice que deben esperar juntos y que no está bien tentar
a Dios entrando en peligro. Agrega que él dejó atrás a su familia en esperanzas de tener su
propia isla y que ahora don Quijote le paga con abandonarlo en un lugar tan remoto. Cuando
don Quijote insiste en irse, Sancho, sin ser visto, ata los pies a Rocinante y por ende el caballo
no puede moverse. Don Quijote acepta esperar hasta el alba para seguir. Como Sancho aún
tiene miedo, don Quijote le sugiere que le cuente una historia para distraerse el cuento se
trata de Lope Ruiz, un pastor de Extremadura, quien se enamora de una pastora llamada
Torralba que "tiraba algo a hombruna porque tenía unos pocos de bigotes". Pero cuando
Torralba le provoca celos, el amor que el pastor le tenía se convierte en aborrecimiento. Ese
rechazo hace que Torralba lo quiera aún más. El pastor quiere alejarse de ella y guía sus 300
cabras hacia Portugal, pero Torralba decide seguirlo. Cuando el pastor llega al río Guadiana,
le pide a un pescador que le ayude cruzar, pero en su pequeño bote sólo caben una persona
y una cabra. El pescador ofrece ayudarlo, pasando una cabra a la vez. "Con todo esto, volvió
por otra cabra, y otra, y otra", cuenta Sancho Don Quijote le dice que haga la cuenta que las
pasó todas y que siga con la historia, pero Sancho le responde que no puede porque allí
acaba el cuento. Don Quijote no puede creer que así termina la historia y le da un elogio
irónico: "que tú has contado una de las más nuevas consejas, cuento o historia, que nadie
pudo pensar en el mundo" de repente a Sancho le da ganas de ir al baño, pero no quiere
apartarse de su amo por el miedo que tiene. Por lo tanto, baja los pantalones y comienza a
defecar allí mismo en la oscuridad, tratando de no hacer ruido para que don Quijote no se dé
cuenta. Pese a sus esfuerzos, don Quijote escucha algo y le pregunta a Sancho qué fue. "No
sé, señor", responde Sancho. "Alguna cosa nueva debe de ser; que las aventuras y
desventuras nunca comienzan por poco". Pero Sancho está tan cerca de don Quijote que los
olores le llegan a la nariz. Don Quijote la aprieta con los dedos inmediatamente y le dice a
Sancho: "Ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía; que la mucha
conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio" al amanecer, Sancho
desata los pies de Rocinante para que pueda moverse, y don Quijote interpreta el
movimiento de su caballo como señal de que deben continuar e investigar el origen de los
golpes que no cesan. De nuevo, don Quijote le pide a Sancho que le espere, pero Sancho
comienza a llora y decide seguir a su amo. Finalmente encuentran el origen de esos sonidos
que tanto miedo les dieron: una máquina rústica de mazos de madera que mueve una rueda
con el agua. Sancho empieza a reírse y burlarse de don Quijote, pero su amo no tolera este
trato y se enfada con él. Entonces, comienzan a hablar sobre su relación y don Quijote le dice
que conversan mucho más que otros caballeros y escuderos, según los libros de caballería,
que ha leído. Por lo tanto, le dice a Sancho: "De todo lo que he dicho, has de inferir, Sancho,
que es menester hacer diferencia de amo a mozo, de señor a criado y de caballero a
escudero. Así que, desde hoy en adelante, nos hemos de tratar con más respeto ". Sancho
está de acuerdo, pero le pregunta a su amo cuánto gana un escudero. A esto don Quijote le
contesta que según él ha leído, que "jamás los tales escuderos estuvieron a salario, sino a
merced".
CAPÍTULO 21

Comienza a llover mientras siguen por el camino. A la distancia don Quijote ve a un hombre a
caballo con una cosa en la cabeza que brilla como si fuera de oro y le dice a Sancho que es el
yelmo de Mambrino sobre el que hizo el juramento. Sancho tiene sus dudas: "Lo que veo y
columbro [...] no es sino un hombre sobre un asno, pardo como el mío, que trae sobre su
cabeza una cosa que relumbra" En realidad es un barbero que ha puesto su bacía de lata
encima de su cabeza para protegerse de la lluvia. Don Quijote arremete contra el barbero y
le exige que le entregue el "yelmo". Para evitar el golpe de la lanza, el barbero se cae del
asno y Sancho recoge la bacía del suelo. Don Quijote se prueba el "yelmo", pero como le
queda grande y le falta la celada dice: "Sin duda que el pagano a cuya medida se forjó
primero esta famosa celada (casco militar), debía de tener grandísima la cabeza; y lo peor
dello es que le falta la mitad" Sancho se ríe porque sabe que es una bacía simple, pero a don
Quijote no le hace ninguna gracia y dice que a lo mejor el yelmo cayó en manos de alguien
quien fundió la mitad para aprovecharse del oro y convirtió la otra mitad en algo que se
parece a una bacía de barbero. El barbero sale corriendo, y Sancho le pregunta a su amo qué
deben hacer con su asno, pero don Quijote le responde que no se acostumbra a despojar a
los que vence. Almuerzan y siguen por el camino sin rumbo fijo Sancho le dice a don Quijote
que le preocupa que en esos lugares remotos no benefician de sus aventuras porque no hay
quien las vea para escribir sobre ellas y sugiere que se pongan al servicio de un emperador o
príncipe grande ya que recibirían remuneración y no faltaría quien escriba sobre sus hazañas.
No le parece mala idea a don Quijote, pero dice que primero deben buscar sus propias
aventuras y cobrar fama para que sean elogiados cuando entren por las puertas de la ciudad,
para que el rey lo reciba con besos y para que la infanta se enamore de él y se casen. Don
Quijote describe esta fantasía con lujo de detalle y agrega que Sancho también recibirá su
merecido y se casará con una de las doncellas de la infanta. Sólo le preocupa su linaje, dado
que si no desciende de la realeza, pues por más famoso que sea, el rey no querrá dejar que
se case con su hija le explica a Sancho que hay dos tipos de linajes: "unos que traen y deriban
su descendencia de príncipes y monarcas, a quien poco a poco el tiempo ha deshecho, y han
acabado en punta, como pirámide puesta al revés; otros tuvieron principio de gente baja, y
van subiendo de grado en grado hasta llegar a ser grandes señores". Don Quijote es del
segundo tipo de linaje, le explica a Sancho, pero aunque sea hijo de azacán, la infanta lo
aceptará por señor y esposo. Y si no, la robará eventualmente llegará a ser rey, dice, y
Sancho conde, pero le advierte a su escudero que tendrá que afeitarse con más frecuencia,
por lo que Sancho decide que tendrá su propio barbero que lo seguirá a todas partes.

CAPÍTULO 22

La historia que sigue comienza cuando don Quijote ve que por el camino vienen 12 hombres
esposados y encadenados, dos hombres a caballo con escopetas y dos a pie con dardos y
espadas. Sancho le explica a don Quijote que son galeotes, hombres que por sus delitos han
sido condenados a servir al rey en las galeras don Quijote cree que es su deber ayudarlos y le
pregunta a uno de los guardas qué delitos han cometido para merecer semejante castigo. El
guarda le sugiere que dirija su pregunta a los mismos galeotes. Don Quijote comienza a
hacerles esta pregunta a los galeotes y se entera de que muchos habían sido torturados
antes de confesar sus crímenes y que otros habían sido detenidos por delitos menores. Uno
ha sido acusado de ser alcahuete, y sobre este tema don Quijote dice: "Aunque bien sé que
no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples
piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce"uno de los
galeotes está más encadenado que los demás con una cadena al pie y dos argollas al cuello
asidas a cadenas. El guarda le explica a don Qujiote que ha cometido más delitos y que es
más atrevido que los demás. Es el famoso Ginés de Pasamonte, al que también se le conoce
como Ginesillo de Parapilla. Le dice a don Quijote que ha escrito su historia en un libro que se
llama La vida de Ginés de Pasamonte: "Es tan bueno--respondió Ginés--, que mal año para
Lazarillo de Tormes y para todos cuantos de aquel género se han escrito o escribieren"en
esto, el comisario alza la vara para golpear a Ginés, pero don Quijote lo defiende y dice que
es castigo suficiente estar encadenado así, y luego les pide a los señores guardianes y al
comisario que dejen libres a estos hombres: "porque me parece duro caso hacer esclavos a
los que Dios y naturaleza hizo libres. Cuanto más, señores guardas añadió don Quijote, que
estos pobres no han cometido nada contra vosotros. Allá se lo haya cada uno con su pecado;
Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo, ni de premiar al bueno "
asombrado, el comisario le dice que de ninguna manera puede dejarlos libres y agrega:
"Váyase vuestra merced, señor, norabuena su camino adelante, y enderécese ese bacín que
trae en la cabeza, y no ande buscando tres pies al gato"en respuesta, don Quijote arremete
contra él y el comisario no tiene tiempo de defenderse por lo que cae al suelo herido por la
lanza. Los otros guardas arremeten contra don Quijote, pero mientras tanto los galeotes
logran desencadenarse. Ginés le quita la espada y la escopeta al comisario y los guardas
huyen luego, don Quijote les pide a los galeotes que, como signo de gratitud, vayan a la
ciudad del Toboso para presentarse ante Dulcinea de parte de su caballero y que le cuenten
cada detalle de lo sucedido. Ginés le responde que no pueden porque tienen que dividirse
para no ser encontrados por la Santa Hermandad. Don Quijote se enfada y los galeotes
comienzan a tirarles piedras a él y a Sancho. Don Quijote se cae de Rocinante, y uno de los
galeotes le quita la bacía de la cabeza y la usa para golpearlo hasta que ésta se rompe. Los
galeotes le quitan además varios artículos de ropa, dejando a Sancho casi desnudo y se
escapan con los despojos de la batalla.
CAPÍTULO 23

Después del episodio con los galeotes, don Quijote le dice a Sancho: "Siempre, Sancho, le he
oído decir, que el hacer bien a villanos es echar agua en la mar" entonces Sancho le dice que
por tener la Santa Hermandad, la caballería no es necesaria. Su amo le responde que es un
cobarde, pero que esta vez le hará caso y no irá detrás de estos criminales con tal de que
Sancho nunca le diga a nadie que lo hizo por otra razón que no fuera la de complacer a sus
ruegos tras esta conversación entran a la Sierra Morena con la esperanza de esconderse de la
Santa Hermandad si los buscase por haber liberado a los galeotes en su camino encuentran
una vieja maleta que contiene camisas y otros artículos de lienzo, unas monedas de oro y un
cuaderno. Don Quijote toma el cuaderno y deja que Sancho se quede con las monedas y la
ropa abre el cuaderno para averiguar de quién es la maleta y halla un soneto que trata de
amores y penas. Don Quijote le dice a Sancho que sabe más de poesía de lo que él se
imagina, ya que todos los grandes caballeros han sido trovadores o músicos. También hallan
en el cuaderno una carta y otros escritos que revelan que el autor es un amante desdeñado
siguen por el camino y de repente ven a un hombre casi desnudo con una barba espesa
saltando por los riscos. Don Quijote quiere ir detrás de él para ver si es dueño de la maleta.
Sancho se opone porque no quiere devolver las monedas, pero su amo le dice que tienen la
obligación de buscarlo. Al lado de un arroyo encuentran una mula muerta. Luego ven a un
pastor anciano con su rebaño de cabras y don Quijote le pregunta si sabe de quién es la
maleta que hallaron. El pastor les cuenta que hace seis meses que llegó un mancebo gentil
montado en esa misma mula y con la maleta que hallaron. El mancebo le preguntó cuál área
de la Sierra era la más áspera y se dirigió hacia donde le señalaron. No lo volvieron a ver
hasta unos días después cuando atacó a uno de los pastores para quitarle su pan y queso
Cuando encontraron al mancebo, metido en el hueco de un árbol con la ropa rota y la cara
desfigurada, les saludó dócil y cortésmente. Les explicó que estaba cumpliendo una
penitencia por sus pecados pero no les quiso decir quién era. Pidió perdón por los asaltos y
los pastores ofrecieron darle comida para que no tuviera que robarla. Por su forma de
hablar, los pastores se dieron cuenta de que era un hombre bien nacido y cortesano, pero
que se había vuelto loco porque de repente, cambió de carácter y con mucha furia atacó a
uno de los pastores y dijo: "¡Ah, fementido Fernando! ¡Aquí, aquí me pagarás la sinrazón que
me heciste ". Los otros pastores ayudaron a su amigo antes de que el mancebo lo matara y
después éste salió corriendo Desde ese entonces lo han visto cuando sale a buscar comida. A
veces se la pide a los pastores muy cortésmente y otras veces, cuando está loco, se la
arrebata. Por ende, los pastores habían decidido buscarlo, detenerlo y llevarlo al pueblo más
cercano, Almodóvar, para que le curen de la locura y para que les avisen a sus familiares de
su desgracia Tras oír esta historia don Quijote se propone buscar al loco, pero antes de poder
emprender esa nueva aventura, aparece el mancebo y los saluda con mucha cortesía. Don
Quijote se apea de Rocinante y, cual si lo conociera, le da un fuerte abrazo al joven, a quién
el narrador llama el "Roto de la mala Figura".

CAPÍTULO 24

Si bien el mancebo no conoce a don Quijote, le agradece sus muestras y cortesía, y don
Quijote le dice que quisiera ayudarlo. El mancebo, a quien ahora el narrador llama el
"Caballero del Bosque", le pide que primero le den algo de comer. Después de comer el
mancebo los dirige a un pequeño prado, todos se sientan en la yerba, y el joven comienza a
contarles su historia, pero les advierte primero que no deben interrumpirlo con preguntas
Les cuenta que su nombre es Cardenio y que es de una familia rica y noble de Andalucía,
pero elldinero no pudo remediar sus problemas. A muy tierna edad, se había enamorado de
una doncella llamada Luscinda, también de familia rica, y ella correspondió a su amor.
Estaban tan enamorados que, a pesar de sus intenciones de casarse, el padre de ella no
quería que se vieran antes. Entonces Cardenio fue a pedir la mano de Luscinda en
matrimonio, pero el padre de la doncella le dijo que le tocaba al padre de Cardenio hacer la
petición. Cuando Cardenio llegó a hablar con su padre, se enteró de que el duque Ricardo le
había enviado una carta para pedir que Cardenio fuese el compañero de su hijo mayor y que
en dos días tenía que partirse a hacer la voluntad del duque. Les contó a Luscinda y a su
padre lo que estaba pasando y ellos prometieron esperarlo hasta que averiguara
exactamente qué era lo que el duque quería cuando Cardenio llegó a la casa del duque, el
hijo mayor y el segundo hijo, llamado Fernando, lo trataron muy bien, sobretodo este último.
Fernando le contó que estaba enamorado de una labradora, vasalla de su padre y que
planeaba prometerle matrimonio para poder conquistarla. Cardenio trató de disuadirlo, pero
no pudo, por lo que se lo dijo a su padre, el duque Ricardo Fernando comenzó a desconfiar
de Cardenio y decidió engañarlo. Le dijo que no sabía mejor remedio para sus desamores que
la ausencia y sugirió que ambos fueran a pasar un tiempo en la casa del padre de Cardenio.
Cardenio estaba feliz porque iba a poder ver de nuevo a Luscinda, sin embargo Fernando ya
había tenido relaciones con la labradora y, tras conquistarla, perdió interés en ella. Tanto le
habló Cardenio de Luscinda, que Fernando también quería conocerla, y una noche Fernando
la vio por la ventana y se enamoró de ella cardenio les cuenta que Luscinda le pidió un libro
de caballerías, Amadís de Gaula, y cuando don Quijote escucha esto, interrumpe a Cardenio
para decirle que con sólo saber que le gusta ese libro, entiende la magnitud de su
hermosura. Cardenio comienza a hablar de un personaje de Amadís de Gaula, pero don
Quijote no está de acuerdo con su comentario y discuten. De repente, Cardenio pierde la
cordura y golpea a don Quijote con una piedra. Sancho y el pastor se meten en la pelea y una
vez que estén todos molidos en el suelo, Cardenio los deja y vuelve a emboscarse en la
montaña. Sancho le culpa al pastor por no haberles advertido que el mancebo podía volverse
loco en cualquier momento, pero el pastor se defiende. Don Quijote tiene muchas ganas de
saber el resto de la historia de Cardenio y le pregunta al pastor cómo encontrarlo.
CAPÍTULO 25

Tras despedirse del cabrero, don Quijote y Sancho entran al área más áspera de la montaña.
Sancho le dice que quiere volver a su familia porque no le gusta ir a lugares tan remotos ni lo
de no poder hablar a su amo cuando le apetezca. Don Quijote decide permitirle hablar
cuando quiera, pero sólo mientras que estén por esas tierras entonces Sancho le pregunta
por qué tanto le importaba lo que decía el loco de Cardenio de la reina Madásima, personaje
de Amadís de Gaula. Si don Quijote no le hubiese dicho nada, se hubiese ahorrado el golpe,
agrega Sancho. A esto su amo le contesta: "Contra cuerdos y contra locos, está obligado
cualquier caballero andante a volver por la honra de las mujeres, cualesquiera que sean,
cuanto más por las reinas de tan alta guisa y pro como fue la reina Madásima" Sancho le
responde con un hilo de refranes y pregunta: "¿Es buena regla de caballería que andemos
perdidos por estas montañas, sin senda ni camino, buscando a un loco, el cual, después de
hallado, quizá le vendrá en voluntad de acabar lo que dejó comenzado, no de su cuento, sino
de la cabeza de vuestra merced y de mis costillas, acabándolas de romper de todo
punto"Don Quijote le pide que se calle y le cuenta que además de hallar al loco, también le
trae a esas partes el deseo de hacer una hazaña que le hará famoso. Le explica a Sancho que
piensa imitar a caballeros como Amadís o Roldán, al hacer una penitencia retirándose a la
soledad de ese lugar remoto. Sancho le dice que esos caballeros tuvieron razones por
volverse locos y hacer una penitencia y le pregunta a su amo cuál es su motivo ya que
Dulcinea no le ha desdeñado. Don Quijote le repsonde: "El toque está desatinar sin ocasión y
dar a entender a mi dama que, si seco hago esto, ¿qué hiciera en mojado? Así que, Sancho
amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación.
Loco soy, loco he de ser hasta tanto que tú vuelvas con la respuesta de una carta que contigo
pienso enviar a mi señora Dulcinea " aquí, Sancho comienza a expresar sus dudas y todo lo
que su amo le dice de caballería le parece "cosa de viento y mentira". Don Quijote le explica
que andan entre ellos encantadores que cambian la apariencia de todo y "así, eso que a ti te
parece bacía de barbero, me parece a mí el yelmo de Mambrino, y a otro le parecerá otra
cosa" llegan al pie de una alta montaña, lugar que don Quijote elige para hacer su penitencia.
Le pide a Sancho que se quede tres días antes de partir para verlo rasgar sus vestiduras,
esparcir sus armas y darse calabazadas en peñas para poder contarlo después. Sancho le
sugiere que se dé calabazadas en el agua o una superficie más blanda, ya que está fingiendo,
pero su amo le asegura que no es ninguna burla y que toma esta penitencia muy en serio.
Aquí se menciona por primera vez que le han robado el asno Don Quijote comienza a hablar
de Dulcinea y dice que aunque la ha querido por 12 años, sus amores han sido siempre
platónicos y que sólo la ha visto cuatro veces por lo mucho que la protegen sus padres,
Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales. Con estos detalles, Sancho se sorprende al darse
cuenta de que Dulcinea del Toboso es en realidad Aldonza Lorenzo, una labradora que él
conoce y no una princesa de verdad. A esto don Quijote responde: "¿Piensas tú que las
Amariles, las Filis, las Silvias, las Dianas, las Galateas, las Alidas y otras tales de que los libros,
los romances, las tiendas de los barberos, los teatros de las comedias, están llenos, fueron
verdaderamente damas de carne y hueso, y de aquellos que las celebran y celebraron? No,
por cierto, sino que las más se las fingen, por dar subjeto a sus versos, y porque lo tengan por
enamorados y por hombres que tiene valor para serlo"entonces don Quijote le escribe la
carta a Dulcinea, pero antes de que Sancho se la lleve, le dice que espere para verlo hacer
unas cuantas locuras en cueros. A esto, el escudero le contesta: "Por amor de Dios, señor
mío, que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará mucha lástima ". Sancho monta
Rocinante y se despide de Don Quijote, pero no avanza ni cien pasos antes de volver y decidir
que sí, en efecto, debe quedarse un rato más para ver a su amo hacer una que otra locura
antes de por fin partir.

CAPÍTULO 26

Al quedarse solo, don Quijote se sube en una alta peña y piensa en si debe imitar a Roldán o
a Amadís; decide por este último. Una de las cosas que hizo Amadís fue rezar, entonces don
Quijote rasga una tira de su camisa y ata once nudos para que le sirva de rosario también
escribe versos en las cortezas de los árboles en alabanza a Dulcinea Sancho, en su camino a
ver a Dulcinea, llega a la venta donde lo mantearon y duda en entrar. En ese momento salen
de la venta el cura y el barbero, lo reconocen a Sancho y le preguntan por don Quijote. El
escudero les da una respuesta muy ambigua, por lo que el barbero le contesta que si no les
dice dónde está y qué está haciendo, pensarán que lo ha matado y que le ha robado su
caballo. Por ende, Sancho les da la información que piden y los dos quedan asombrados. Le
piden a Sancho el libro de memoria donde don Quijote escribió la carta a Dulcinea, pero no
lo puede encontrar y se da cuenta de que su amo se quedó con él Sancho sabe la carta de
memoria, por lo que la recita para el cura y el barbero. La repite dos veces para que los
señores la trasladen a papel pero por no recordarla perfectamente incluye unos que otros
disparates. También les cuenta los planes de don Quijote de ser emperador o monarca, y el
cura y el barbero se percatan de que se le ha contagiado a Sancho la locura de su amo.
Deciden que tienen que ayudar a don Quijote y planean disfrazarse de doncella afligida y
escudero, y pedir su ayuda para sacarlo de la montaña y tratar de curarlo de esta locura.

CAPÍTULO 27

El cura se disfraza de doncella y el barbero de escudero para ir en busca de don Quijote, sin
embargo, tras salirse de la venta, el cura determina que es indecente ir vestido así por su
vocación religiosa y decide intercambiar disfraces con el barbero. El grupo se dirige a la sierra
y en el camino Sancho les cuenta de Cardenio cuando llegan a la sierra, el cura y el barbero lo
mandan a que siga el resto del camino solo para decirle a don Quijote que ya le entregó la
carta a Dulcinea y que ella pidió verlo. Sancho entra a la sierra y los deja esperando a la
sombra de un árbol al lado de un arroyo. Mientras esperan, escuchan a alguien cantando
versos cortesanos en la distancia, por lo que se quedan muy impresionados, pero las
canciones terminan en suspiros y sollozos. Caminan un poco y encuentran al hombre quien
estaba cantando y, por la descripción que les dio Sancho, se dan cuenta de que es Cardenio,
quien decide contarles su historia para que entiendan porque está allí, viviendo de esa
manera después de la primera parte que ya le contó a don Quijote, el relato sigue así:
Cardenio recibió una carta de Luscinda en la que ella le animó a que intentara de nuevo a
pedir su mano. Cardenio sabía que el padre de Luscinda quería que su padre fuera quien le
pidiera la mano, pero aún no estaba listo para hacerlo. Primero quería saber las intenciones
del duque con su hijo. Tras contarle todo esto a don Fernando, el hijo del duque le dijo a
Cardenio que él mismo hablaría con su padre para convencerlo a que hablase con el padre de
Luscinda No obstante, ese mismo día don Fernando lo mandó a Cardenio a que fuera a ver a
su hermano, pero en realidad lo que quería era que se ausentara para su propio provecho.
Cardenio y su prometida se despidieron con mucha emoción y afecto, pero durante su
ausencia, Luscinda le envió una carta a Cardenio en la que le contó que en vez de hacerle el
favor que le había prometido, don Fernando la pidió por esposa y el padre de Luscinda
accedió. El matrimonio se iba a llevar a cabo en secreto en pocos días Cardenio partió
inmediatamente a la ciudad de Luscinda. Cuando llegó, ella estaba esperando en la reja de su
casa y le dijo:"Cardenio, de boda estoy vestida; ya me están aguardando en la sala don
Fernando el traidor y mi padre el codicioso, con otros testigos, que antes lo serán de mi
muerte que de mi desposorio una daga llevo escondida que podrá estorbar más
determinadas fuerzas, dando fin a mi vida y principio a que conozcas la voluntad que te he
tenido y tengo" Cardenio le respondió que lleva espada para protegerla y matarse si no
lograsen prevenir la boda. Después de que Luscinda entró a la casa, don Fernando entró sin
ser visto y se escondió detrás de unos tapices. Observó toda la ceremonia pero en vez de
protestar o sacar la daga, Luscinda dio el sí y justo después cayó desmayada cuando su
madre le desabrochó el vestido para que se le diera aire, encontró una nota. Tras leer la
nota, don Fernando se quedó pensativo. En medio de todo el alboroto, Cardenio salió de la
casa desesperado, se montó en su mula y se dirigió a la sierra. Su mula murió y desde ese
entonces ha estado viviendo en el hueco de un árbol y comiendo lo que le dejan los pastores.
Al final del capítulo, Cervantes vuelve a atribuir la historia a Cide Hamete Benengeli.

CAPÍTULO 28
Dorotea, quien cuenta su historia a los que se encuentra en la sierra morena y de tal forma
abre una nueva puerta hacia su futuro una vez Cardenio termino de contar su historia al cura
y al barbero, estos se quedaron quietos y en silencio hasta que repentinamente se escuchan
unas voces que provienen venir del monte. El cura intrigado decide ir a ver quién era el
dueño de las voces y resulta que es una figura humana que se está duchando en una
quebrada. “ Ay, Dios! Si será posible que he hallado lugar que pueda servir de escondida
sepultura a la carga pesada de este cuerpo que tan contra mi voluntad sostengo!” (Pg. 274,
Dorotea) Esta es la primera frase de Dorotea la cual demuestra su dolor y la mala suerte que
se le ha venido hasta entonces. Cervantes emplea siempre la figura del personaje en cólera y
melancolía.

El cura y el barbero junto con Cardenio se topan con una mujer hermosa la cual al principio
parece hombre pero tan solo esta disfrazada para cubrir su identidad. De esta forma se
llegan a conocer y amistosamente la mujer que se llama Dorotea les comienza a narrar la
historia de su vida a estos tres hombres, de una manera similar como cuando Cardenio relato
su vida. Resulta ser que Dorotea era una mujer que tuvo un romance con Don Fernando el
mismo personaje al cual Cardenio detesta por haber hecho de su vida un desastre. Dorotea
estuvo a punto de casarse con Don Fernando ya que esta les suplicaba a sus padres que
fuese su esposa, esta venia de una familia muy rica pero aun así la diferencia social era muy
grande. La historia se relaciona con Cardenio cuando Dorotea cuenta que Don Fernando la
traiciono por otra mujer llamada Luscinda la cual era la amada de Cardenio y que al casarse
con esta rompió el voto de amor que había hecho por ella. Dorotea de tal modo cuenta que
partió a la cuidad donde se casaron Don Fernando y Luscinda y llegando allá, y no
encontrando nada partió a la sierra con un mozo en donde se alejo de su vida hasta
encontrar una solución para el dolor que tenia “La música compone los ánimos
descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.” (Pg. 279, Dorotea) La música es
un tema de gran importancia en la novela, al igual que la representación de Cervantes en su
novela de incluir a personajes femeninos de carácter fuerte.
CAPÍTULO 29

Cuando Dorotea termina de contar su historia, Cardenio le pregunta: "En fin, señora, ¿qué tú
eres la hermosa Dorotea, la hija única del rico Clenardo?". Dorotea se sorpende al escuchar a
Cardenio mencionar a su padre y entonces el joven le revela que es el hombre con quien se
iba a casar Luscinda. Le cuenta su historia y concluye: "Porque, presupuesto que Luscinda no
puede casarse con don Fernando, por ser mía, ni don Fernando con ella, por ser vuestro, y
haberlo ella tan manifiestamente declarado, bien podemos esperar que el cielo nos restituya
lo que es nuestro” llega Sancho y les dice que encontró a don Quijote casi desnudo, flaco,
amarillo y muerto de hambre, y que le dijo que no quería ver a Dulcinea hasta haber
realizado grandes hazañas que le harían digno de su gracia. El cura les cuenta a Dorotea y a
Cardenio lo que habían planeado para sacar a don Quijote de la montaña y Dorotea se ofrece
para hacer el papel de la doncella menesterosa, ya que lo haría mejor que el barbero.
Dorotea se pone un vestido de tela fina y joyas que llevaba consigo, y todos admiran su
belleza al verla vestida de gran señora, sobretodo Sancho. Cuando el escudero la ve, le
pregunta al cura quién es y le responde que es la princesa Micomicona, quien busca a don
Quijote para que le ayude a vengarse de un gigante. Sancho le pide al cura que le convenza a
don Quijote a casarse con la princesa Micomicona para que no le den ganas de ser arzobispo
"porque yo soy inútil para la Iglesia", dice. El cura le responde que hará lo que pueda y se da
cuenta de que Sancho también cree en toda esta fantasía Dorotea, montada en la mula del
cura, y el barbero, disfrazado con una barba positiza hecha de la cola del buey, le piden a
Sancho que los lleve a don Quijote, mientras que el cura y Cardenio se quedan atrás. Al
llegar, Dorotea se apea de la mula, se pone de rodillas delante de don Quijote y le dice: "De
aquí no me levantaré, ¡oh valeroso y esforazado caballero, fasta que la vuestra bondad y
cortesía me ortogue un don"le pide que le ayude a vengarse de un traidor que le usurpó el
reino, y don Quijote promete defenderla, tras lo que se pone las armas, se sube en Rocinante
y se alista para salir de la sierra Sancho está feliz porque cree que ahora su amo se casará con
la princesa y llegará a ser el rey de Micomicón, como mínimo. Pero el escudero piensa que es
una tierra africana por lo que comienza a preguntarse si todos sus vasallos serán negros y se
le ocurre que podría traerlos a España y venderlos por tanto dinero que podría pasar el resto
de su vida descansando mientras tanto, el cura le corta la barba a Cardenio y le da algunas de
sus prendas de ropa para que don Quijote no lo reconozca. Cuando el cura y Cardenio se
encuentran con don Quijote, el cura le saluda con los brazos abiertos y lo llama "don Quijote
de la Mancha", en vez de Alonso Quijano, su nombre verdadero. Mientras debaten si el cura
debe ir a pie o no, el barbero se caye de la mula y como consecuencia se le cae la barba
postiza y tiene que taparse la cara con las manos para no ser reconocido. El cura acude en su
ayuda y le vuelve a poner la barba rápidamente, murmurando unas palabras que dice que
son una suerte de ensalmo. Don Quijote queda muy impresionado y piensa que es un
milagro, por lo que le pide al cura que le enseñe ese ensalmo, ya que debe de tener más
aplicaciones que la de pegar barbas. El cura promete enseñárselo tras este espisodio, don
Quijote le pregunta al cura qué motivo le ha traído a esas partes sin criados y con tan pocas
cosas. El cura le explica que él y el barbero, el maese Nicolás, se dirigían a Sevilla cuando les
robaron en el camino, quitándoles todo, hasta las barbas, y por eso el barbero tuvo que
ponerse una falsa. Además, agrega que los ladrones fueron nada más y nada menos que
unos galeotes que alguien había liberado: "Y es lo bueno que es pública fama por todos estos
contornos que los que nos saltearon son de unos galeotes que dicen que libertó, casi en este
mesmo sitio, un hombre tan valiente que, a pesar del comisario y de las guardas, los soltó a
todos; y, sin duda alguna, él debía de estar fuera de juicio, o debe de ser tan grande bellaco
como ellos, o algún hombre sin alma y sin conciencia “ previamente, Sancho le había contado
la historia de los galeotes al cura y ahora el cura la menciona para ver cómo reacciona don
Quijote. El caballero se pone pálido y no admite que fue él quien los puso en libertad.
CAPÍTULO 30

Si bien don Quijote no quiere admitir que él tuvo algo que ver con los galeotes, que
supuestamente les robaron al cura y al barbero, Sancho no vacila en soltar la lengua y les
dice que efectivamente fue su amo quien los puso en libertad y que él le había advertido que
era una mala idea. Don Quijote le responde: "Majadero a los caballeros andantes no les toca
ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos
van de aquella manera, o están en aquella angustia, por sus culpas, o por sus gracias; sólo
le[s] toca ayudarles como menesterosos, poniendo los ojos en sus penas, y no en sus
bellaquerías" Viendo a don Quijote tan enfadado, Dorotea trata de calmarlo y le recuerda
que tiene otra aventura pendiente. El caballero le pide más detalles de su desgracia, y
Dorotea comienza a relatar su historia. Cardenio y el barbero se acercan para oir qué
inventará. Al principio se le olvida su nombre ficticio, pero el cura le ayuda a recordar ese
importante detalle Dorotea le cuenta que es la princesa Micomicona, hija del rey Tinacrio el
Sabidor (un encantador que aparece en varios libros de caballerías). Por saber algo de las
artes mágicas, su padre sabía que él y su madre se morirían, ella se quedaría huérfana y un
gigante de una isla cercana le quitaría su reino, salvo que la princesa aceptara casarse con él.
Su padre le dijo que la podría ayudar un caballero andante del nombre don Azote o don
Gigote. Sancho la interrumple para decir que seguramente se refiere a don Quijote. Dorotea
agrega que escuchó muchas historias de él tan pronto desembarcó en Osuna, a lo que don
Quijote le pregunta cómo desembarcó allí si no es puerto ni tiene costa. El cura le corrige y
afirma que quiso decir Málaga, no Osuna. Dorotea agrega que según la profecía, una vez que
don Quijote degolle al gigante, que si él quiere casarse con ella, que ella estaría dispuesta y
tomaría posesión de su reino Sancho se emociona, toma las riendas de la mula de Dorotea
para detenerla y se pone de rodillas delante de ella para besarle las manos. Don Quijote le
promete a Dorotea que la seguirá hasta el fin del mundo para cumplir su promesa de
vengarse del gigante, pero que no puede casarse con ella. Sancho protesta y le dice que está
fuera de juicio y que Dulcinea ni le llega al zapato de la princesa Micomicona cuando don
Quijote oye estas blasfemias contra Dulcinea, le riñe, saca su lanzón y le da dos palos a
Sancho y el escudero se cae al suelo. Sancho le contesta que si no se casa con la princesa,
¿qué mercedes puede darle? Y por error, agrega que no sabe qué tan hermosa es Dulcinea
porque nunca la ha visto por lo que don Quijote se enfada aún más, y le pregunta cómo es
posible si viene de darle un recado. Sancho le contesta que no la vio muy bien y su amo lo
perdona. Dorotea le aconseja a Sancho a besarle las manos don Quijote, pedirle perdón y no
volver a hablar mal de Dulcinea. Mientras tanto, el cura y Cardenio hablan de lo extraño que
es ver con qué facilidad el hidalgo cree todas estas historias volviendo a la conversación
entre el caballero y su escudero, don Quijote le pide a Sancho más detalles de su visita a
Dulcinea. Sancho le cuenta que no le pudo entregar la carta porque accidentalmente la dejó
atrás en el libro, pero que sabía la carta de memoria. Don Quijote le pregunta si aún se
acuerda de la carta y Sancho le responde: "si algo se me acuerda, es aquello del sobajada,
digo, del soberana señora, y lo último: Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste
Figura. Y en medio de estas dos cosas le puse más de trecientas almas, y vidas y ojos míos".
CAPÍTULO 31

Al comienzo del capítulo, don Quijote le pide a Sancho que le cuente más detalles de su visita
con Dulcinea. El caballero supone que Sancho la encontró ensartando perlas o bordando con
oro hilado, pero su escudero le dice que sólo estaba ahechando trigo. Y cuando le pregunta si
hizo algo especial con la carta cuando se la entregó, como besarla, Sancho le responde que
simplemente le dijo que la dejase encima de un costal hasta que terminase su trabajo. Aun
así, las respuestas de Sancho no le cambian la imagen que tiene don Quijote de Dulcinea y el
caballero le responde: "¡Discreta señora! Eso debió de ser por leerla despacio y recrearse con
ella" luego don Quijote le pregunta si olía a fragancias aromáticas, a lo que Sancho le
responde que sintió un "olorcillo algo hombruno; y debía de ser que ella, con el mucho
ejercicio, estaba sudada y algo correosa". Don Quijote no le cree y le dice que a lo mejor
estaba oliendo a sí mismo. Después, cuando don Quijote quiere saber qué hizo al leer la
carta, Sancho le dice que no la leyó porque no sabe leer ni escribir, pero que se contentó con
lo que Sancho le contó del contenido y que tiene muchas ganas de ver a su caballero Don
Quijote también le pregunta si le dio alguna joya al despedirse, ya que es una costumbre muy
antigua en el mundo de la caballería, pero sólo le dio pan y queso. Don Quijote supone que
ocurrió así porque no tenía ninguna joya a mano. Lo único que le parece extraño al caballero
es que Sancho tardó poco más de tres días en ir y venir, y Toboso queda muy lejos. No
obstante, una vez más don Quijote ajusta la historia para que no haya ninguna discordancia
entre su fantasía y la realidad, y sugiere que un mago le ayudó a caminar más rápido la
conversación gira a la princesa Micomicona y don Quijote le cuenta a Sancho que piensa
cumplir su palabra y cortarle la cabeza al gigante para que ella pueda recuperar su reino,
pero que justo después irá a ver a Dulcinea. Su escudero piensa que debe estar mal de la
cabeza porque quiere dejar pasar la oportunidad de casarse con la princesa y heredar su
reino, pero don Quijote le asegura que aún sin casarse con la princesa le darán parte del
reino y podrá darle una porción de sus riquezas a Sancho aquí el narrador nos dice que
Sancho se cansó de mentir tanto ya que sabía que Dulcinea era una labradora, pero jamás la
había visto. Este detalle no concuerda con capítulos anteriores en los que dice que Sancho en
efecto conocía a Dulcinea se detienen todos a beber en una fuente cuando pasa por el
camino un muchacho quien resulta ser Andrés, el mozo que encontraron atado a un árbol.
Don Quijote aprovecha esta oportunidad para enfatizar lo importantes que son los caballeros
andantes para el mundo y para alardear de cómo lo rescató a Andrés de los azotes de su amo
y de cómo lo hizo prometer que le pagaría a Andrés su salario debido. Andrés corrobora esta
historia, pero dice que tras la partida de don Quijote el episodio no acabó bien: su amo no
cumplió su promesa y además lo volvió a atar al árbol para darle más azotes y quedó muy
mal herido por eso, en vez de agradecerle a don Quijote, Andrés le echa la culpa: "De todo lo
cual tiene vuestra merced la culpa; porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde
no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una
o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía" Don Quijote dice que
su error fue en irse antes de que su amo le pagase y le dice a Dorotea que deben ir a buscar a
ese villano, castigarlo y hacerlo pagar a Andrés, pero ella insiste en que primero tiene que
cumplir la promesa que le hizo. Don Quijote le asegura a Andrés que le ayudará después, y le
pide que tenga paciencia. A esto Andrés le contesta que sólo quiere algo de comer, y antes
de irse le dice a don Quijote: "Por amor de Dios, señor caballero andante, que si otra vez me
encontrare, aunque vea que me hacen pedazos, no me socorra ni ayude, sino déjeme con mi
desgracia; que no será tanta, que no sea mayor la que me vendrá de su ayuda de vuestra
merced, a quien Dios maldiga, y a todos cuantos caballeros andantes han nacido en el
mundo".

CAPÍTULO 32

En este capítulo se nos cuenta como Don Quijote y Sancho vuelven otra vez a la venta donde
ya habían tenido alguna aventura con anterioridad. En esta venta se encuentran también el
cura, el ventero, y los habituales ocupantes de la venta. Estos personajes estuvieron
discutiendo durante un largo periodo de tiempo acerca de la autenticidad o no de las
historias de los libros de caballería. El cura y el barbero argumentaban que los libros de
caballería eran mentiras e invenciones de unos escritores que lo único que deseaban era
entretener a la gente. El ventero y los ocupantes de la venta argumentaban que estos libros
eran historias verdaderas que le habían sucedido a unos personajes en el tiempo y contexto
que en el libro se citaban. El cura y el barbero decían que todos los libros que había en la
venta se debían quemar, además no mucho tiempo atrás habían encontrado en la venta una
maleta con tres libros: “Don Cirongilio de Tracia”, “Félixmarte de Hircania” y la “Historia del
Gran Capitán Gonzalo Hernández de Córdoba”. Además de estos libros encontraron también
unas hojas, de muy buena letra, en las cuales estaba escrita una novela llamada: “La novela
del curioso impertinente”, la cual leyó el cura en voz alta para que todos la escucharan en
este momento vuelve a sancho la idea de regresar de nuevo a su vieja vida, pensamiento
constante en él. Finalmente el cura se intereso en ciertos escritos lo cuales todos le pidieron
que leyera, y por lo tanto es aquí cuando se desenvuelva la gran historia del curioso
impertinente.

CAPÍTULO 33

El cura comienza a leer el manuscrito que el ventero encontró dentro de una maleta en
Florencia viven Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos y solteros, que son tan amigos que
todos les dicen "los dos amigos". Anselmo contrae matrimonio con Camila, una doncella de
buena familia, pero después de la boda, a Lotario no le parece apropiado visitar a su amigo
recién casado con la misma frecuencia. Este distanciamiento no le gusta a Anselmo, por lo
que le dice a Lotario que si hubiese sabido que su unión con Camila le costaría su amistad
con Lotario, no se hubiese casado, y además le pide que vuelva a visitarlo como lo hacía
antes. Lotario accede pero limita sus visitas a dos días por semana y días festivos para
proteger la honra de su amigo y la de su esposa, ya que no se vería muy bien que un
caballero soltero entrara y saliera continuamente de la casa de una mujer casada durante
una de estas visitas, Anselmo le confiesa a Lotario que, si bien ha recibido muchas
bendiciones en su vida, no está feliz porque no puede creer que su esposa es tan honesta sin
primero ponerla a prueba: "Ansí que la que es buena por temor, o por falta de lugar, yo no la
quiero tener en aquella estima en que tendré a la solicitada y perseguida, que salió con la
corona del vencimiento", le dice Anselmo. "De modo que por estas razones, y por otras
muchas que te pudiera decir para acreditar y fortalecer mi opinión que tengo, deseo que
Camila, mi esposa, pase por estas dificultades, y se acrisole y quilate en el fuego de verse
requerida y solicitada " tras estas razones, Anselmo le pide a su amigo que trate de seducirla.
Lotario le responde que su deseo es completamente descaminado e irracional, que las
relaciones no se deben probar con "cosas que fuesen contra Dios" y si él ya sabe que su
mujer es honesta, ¿qué más busca? Cita el poema religioso "Le lacrime di San Pietro," de Luis
Tansilo, y tres redondillas que aluden a la fábula de Júpiter transformado en lluvia de oro
para penetrar el encierro de Dánea luego agrega: "Mira, amigo, que la mujer es animal
imperfecto, y que no se le han de poner embarazos donde tropiece y caiga, sino quistárselos
y despejarle el camino de cualquier inconveniente, para que sin pesadumbre corra ligera a
alcanzar la perfección que le falta, que consiste en ser virtuosa". También le dice que esa
prueba les quitaría la honra a los dos: "como la carne de la esposa sea una mesma con la de
esposo, las manchas que en ella caen, o los defectos que se procura, redundan en la carne
del marido"al principio, Anselmo se queda pensativo. Reconoce que su propuesta no es
virtuosa, pero dice que su incertidumbre es como una enfermedad que sólo se puede curar
con el plan que propone. Añade que Lotario tiene la obligación de ayudarlo, porque de lo
contrario tendría que pedírselo a otra persona, lo cual supondría aún más riesgo para su
honor. Finalmente, para evitar mayor mal, Lotario acepta hacer lo que Lotario le pide, pero
también piensa en la manera de engañarlo sin ofender a Camila. La primera vez que Anselmo
deja a su esposa y a su amigo a solas, Lotario le dice a Camila que necesita descansar y se
queda dormido hasta que su amigo regresa. Cuando Anselmo le pregunta qué pasó, Lotario
le miente que estuvo alabándola cada vez que Anselmo los deja solos, Lotario busca la
manera de evitar a Camila, pero le dice a su esposo que por más que le habla y elogia, Camila
no le da señales de esperanza. Para la próxima visita, Anselmo le presta a su amigo dinero y
joyas para que se los dé a Camila y esta vez, en vez de ausentarse, se esconde en una
habitación para observar todo por el agujero de la cerradura. Tras espiarlos por media hora y
ver que no se dirigen la palabra, Anselmo sale de la habitación y lo acusa a Lotario de haberle
mentido, por lo que su amigo le promete cumplir con su palabra y no engañarlo más
Anselmo decide visitar a un amigo en una aldea cercana y ausentarse de su casa para darle
más tiempo y espacio a Lotario para seducir a Camila. Su amigo protesta y le dice: "Mira que
el que busca lo imposible, es justo que lo posible se le niegue[...]". Los primeros días que
Lotario va a la casa de Camila para comer con ella, no le dice nada. Sin embargo, de tanto
mirarla y no hablarle, tiene más tiempo para apreciar su hermosura y bondad, y hasta
"consideraba cuán digna era de ser amada; y esta consideración comenzó poco a poco a dar
asaltos a los respectos que a Anselmo tenía, y mil veces quiso ausentarse de la ciudad e irse
donde jamás Anselmo le viese a él, ni a Camila" tras tres días, no la puede resistir más y
comienza a lisonjearla, pero Camila no le responde palabra alguna y se encierra en su
habitación. La situación le incomoda tanto que decide escribirle una carta a su marido.
CAPÍTULO 34

Camila, confusa ante la declaración amorosa de Lotario, escribe a su marido y le pide que
vuelva enseguida o, por el contrario, se iría a casa de sus padres. Anselmo, el marido,
entendió que su amigo Lotario la había puesto a prueba y que ella había rechazado sus
requiebros, cosa que le contentó mucho y respondió a la carta pidiéndole a Camila que no se
mudase de casa ya que él volvería en breve La ocasión propició la aventura de Lotario, ya
decididamente enamorado de Camila, que acabará por seducirla. Cuando vuelve Anselmo
visitará en primer lugar a su amigo Lotario, el cual le mentirá diciendo que su mujer, además
de ser muy guapa, le es totalmente fiel. Ahora Anselmo, satisfecho, inventará un amor
fingido, llamado Clori, para su amigo Lotario y le pide que escriba algunos poemas amorosos
para ella. Con esta acción pretendía terminar la relación de su amigo y su mujer, no sin antes
comprobar que ella no ne mostraba celosa. Accede Lotario, que escribirá y leerá los poemas
de amor a Camila, verdadera destinataria de los mismos y que ella –que conocía la
inexistencia de la tal Clori por el propio Lotario- recibe con tanto entusiasmo, sabiendo que
-en realidad- están dirigidos a ella, que termina del todo enamorada de Lotario y rendida a
sus brazos de la entrega al amor de Lotario tuvo noticia la doncella de Camila en unas
desafortunadas confidencias de la misma Camila, por lo que ésta se atreverá a chantajear a
su señora para que permita la entrada en la casa, a escondidas, a su propio amante. La
desventura quiso que Lotario descubriera cómo abandonaba un hombre la mansión a unas
horas intempestivas y creyese que Camila se estaba viendo, a su vez, con otro amante.
Turbado por los celos y el ánimo de venganza, le cuenta a Anselmo toda la verdad de la
relación que mantenía con su esposa. Cuando Camila encuentra la ocasión de contarle a
Lotario lo que estaba sucediendo con su doncella y a qué se debían las visitas que le hacía a
escondidas su amante, ya será tarde. Lotario, aturdido y confuso, le confesará a Camila lo
que había hecho y, después de unos momentos de desconcierto, deciden poner en marcha
un plan urdido por Camila para engañar a Anselmo y en el que tomará parte también la
doncella La pantomima consistía en, con diferentes ardides, hacerle presenciar a Anselmo,
escondido tras unas gruesas cortinas, cómo rechazaba Camila a Lotario amenazándole de
muerte o apostando darse muerte a ella misma. El realismo con que llevarán adelante la
escena llega al extremo de herirse levemente Camila en el simulacro de clavarse la daga que
empuñaba Anselmo, totalmente engañado, acudirá de noche a casa de su amigo Lotario para
mostrarle su contento con el resultado de su experiencia. La farsa continuó de modo que
Lotario entraba en la casa de Anselmo con la total complacencia de su amigo Anselmo;
Camila hacía que ponía mala cara con las visitas para disimular su “alma risueña”,
aprovechando todas las ocasiones que los encuentros le ofrecían para entregarse a su
apasionado amor con Lotario pero la Fortuna giró de nuevo y salió a la luz todo el engaño
mantenido durante tantos meses para costarle su “impertinente curiosidad” la vida a
Anselmo ¿Cómo fue tan trágico final? Del mismo final y todas las circunstancias se dará
cuenta, junto con otras aventuras en extremo curiosas y sorprendentes de don Quijote, en el
siguiente capítulo, que hará el número XXXV de los LII de que consta esta primera parte del
ingenioso hidalgo manchego.

CAPÍTULO 35

Al comienzo del capítulo, Sancho sale todo alborotado del desván donde descansaba don
Quijote e interrumpe la lectura de la novela para anunciar que su amo ha acuchillado y
decapitado al gigante, enemigo de la princesa Micomicona Todos entran a la habitación y
encuentran a don Quijote vestido con apenas una camisa y un gorro de dormir, y peleado
sonámbulo, pero no con un gigante, sino con cueros de vino. El contenido de los mismos se
había derramado por todo el aposento, y como resultado, el ventero se enfada y le golpea a
don Quijote, quien no se despierta hasta que el barbero le echa un caldero de agua fría
Sancho no encuentra la cabeza del gigante ni ve la sangre que estaba en el piso, y llega a la
conclusión de que la venta está encantada. El ventero trata de explicarle que no era sangre,
sino el vino derramado de los cueros, pero Sancho no entra en razón y sólo puede pensar en
el condado que no va a heredar si no halla la cabeza del gigante Don Quijote piensa que ha
cumplido su promesa, se pone de rodillas ante la princesa Micomicona (Dorotea) y le dice
que el gigante ya no le podrá hacer más daño. Todos se ríen menos el ventero y su mujer,
quienes están enojados por todo lo que les ha costado la estadía de don Quijote y Sancho,
entre los cueros de vino y la primera visita cuando rehusaron pagar el hospedaje después de
este episodio, el cura vuelve a la lectura de la novela del Curioso impertinente. Después de
que Camila fingiese tratar de suicidarse, Anselmo cree que tiene una esposa honesta y
Lotario deja de visitar a la pareja. Una noche, Anselmo oye ruidos de la habitación de
Leonela, y cuando entra para ver qué pasa, el amante de la criada se escapa por la ventana.
Anselmo le amenaza a Leonela con una daga y, para salvarse de su ira, Leonela promete
contarle cosas la mañana siguiente que le pueden interesar mucho. Sin imaginar que esta
información podría incumbir a Camila, Anselmo le cuenta a su esposa lo acontecido, y Camila
comienza a temer que Leonela le contará de su infidelidad. Tanto miedo tiene que cuando su
marido se queda dormido, se escapa de la casa y va a la de Lotario para pedirle que la
esconda. Lotario la deja en un monasterio y sale de la ciudad la mañana siguiente Anselmo se
despierta y no encuentra ni a Leonela, quien se escapó por la ventana, ni a su esposa.
Cuando descubre que Camila llevó sus joyas, comienza a percatarse de que Camila no es tan
honesta y va en busca de Lotario para contarle lo sucedido pero tampoco está, y sus criados
le dicen que salió de noche llevando todo su dinero. Al volver a su casa y descubrir que todos
sus criados se han ido, cae en la cuenta de que ha perdido todo, y comienza a perder el juicio
Anselmo se dirige al pueblo de su amigo y en el camino se encentra con un señor que le
cuenta el chisme de la ciudad: que Lotario se escapó con Camila. Cansado y enfermo, cuando
llega a la casa del pueblo se dirige a la habitación y se acuesta. Unas horas después, el señor
de la casa entra y encuentra a Anselmo muerto con la pluma en la mano y una hoja en la que
había escrito: "Un necio e impertinente deseo me quitó la vida. Si las nuevas de mi muerte
llegaren a los oídos de Camila, sepa que yo la perdono, porque no estaba ella obligada a
hacer milagros, ni yo tenía necesidad de querer que ella los hiciese; y pues yo fui el
fabricador de mi deshonra, no hay para que" poco después, Lotario fallece en un campo de
batalla, y Camila se muere en el convento. Al terminar la novela, el cura dice que le parece
bien, pero poco verosímil la historia: "[...] no me puedo persuadir que esto sea verdad; si es
fingido, fingió mal el autor, porque no se puede imaginar que haya marido tan necio, que
quiera hacer tan costosa experiencia como Anselmo".

CAPÍTULO 36

Don Quijote, quien durmiendo se encuentra tras su ficticia batalla Sancho Panza, quien
confunde a Luscinda con Micomicona y otros hechos que pasan Cardenio, quien se
encuentra con Luscinda y sostiene una charla con ella Dorotea, quien se vuelve a encontrar
con Luscinda y con Don Fernando Cura, Quien pregunta quienes llegaron y se queda verlos
curiosamente Luscinda, quien se encuentra con Cardenio y tiene una sabrosa platica con él
Don Fernando, quien se encuentra con Cardenio y Dorotea.Ventero, Quien felizmente recibe
a los nuevos huéspedes con buenas esperanzas en medio de todo el disparate llegaron unos
caballeros con una mujer a la venta cosa que el ventero recibió amablemente como una
ventura y fortuna del destino. Al aproximarse estos se creó un ambiente de curiosidad entre
los que ya estaban en la venta al observar la extraña apariencia que estos tenían. Tan pronto
entraron a la venta Dorotea y el Cura comenzaron a mirar cautelosamente y en el primer
intento que tuvieron preguntaron a uno de los mozos que con ellos venían quien eran estas
gentes. Los mozos les contestaron que ellos tampoco sabían pero que les ofrecieron muy
buena paga por acompañarlos en su viaje por lo tanto el cura aun más curioso le pregunto
quién era la extraña mujer que con ellos venia y el mozo le dio la siguiente descripción:
“suspirar si la he oído muchas veces, y dar unos gemidos, que parece que con cada uno de
ellos quiere dar el alma.2 (Pg. 375) La descripción que el mozo da sobre la mujer es
misteriosa y rara ya que no dice nada concreto solo que aparenta estar de muy mal estado
Resulto ser que a través de más información la mujer era Luscinda la cual Cardenio conocía,
lo que conllevo a que estos dos se adentraran en una larga platica durante el curso de este
capítulo. Resulta ser que no solo se encontraba Luscinda pero que tras un inesperado suceso
Don Fernando también topo con estos. “Callaban todos y mirábanse todos, Dorotea a Don
Fernando, Don Fernando a Cardenio, Cardenio a Luscinda, y Luscinda a Cardenio.” (Pg. 377) y
así fue como inexplicablemente estas historias de semejantes personajes resultaron
uniéndose en esta venta en la cual muchas situaciones ocurrieron y ocurrirá. De esta manera
se finaliza el episodio con el encuentro de los personajes y su larga conversación que
sostienen en la cual disputas su pasado y las desgracias que todos ocasionaron a todos.

CAPÍTULO 37

Mientras tanto el propio Sancho se creía que la Dorotea era una princesa, que el famoso
gigante era Fernando. A todo esto Don Quijote seguía durmiendo en sus aposentos. En la
venta se encontraban todos muy contentos ya que al estar prácticamente llena la venta las
ganancias para el ventero eran bastante considerables. Entre tanta felicidad solo Sancho era
el triste pero al poco rato se despertó Don Quijote y comenzó a hablar con él Don Quijote le
contó a Sancho la aventura, imaginaria claro esta, que había tenido este con el famoso
gigante al cual había liquidado de tal forma que llego a comparar la sangre del gigante con
enormes ríos de agua. Sancho al oír esto le corrigió diciéndole que más que ríos de agua eran
ríos de vino tinto, haciendo alusión a los cueros de vino que había destrozado Don Quijote. Al
oír esto Don Quijote le pidió una explicación a Sancho de porque decía ríos de vino tinto, a
todo esto Sancho le explico lo que había sucedido y también le explicó lo que estaba
sucediendo actualmente en la venta Don Quijote bajo al salón y comenzó a hablar con
Dorotea la cual en alguna ocasión quiso cortarle, mas Fernando no se lo permitía ya que le
interesaba todo lo que allí se hablaba. Una vez hubo acabado la conversación Fernando se
comprometió en llevar a Don Quijote a su, casa quedando de este modo, los venteros,
enormemente aliviados y alegres.Mientras tanto el propio Sancho se creía que la Dorotea era
una princesa, que el famoso gigante era Fernando. A todo esto Don Quijote seguía
durmiendo en sus aposentos. En la venta se encontraban todos muy contentos ya que al
estar prácticamente llena la venta las ganancias para el ventero eran bastante considerables.
Entre tanta felicidad solo Sancho era el triste pero al poco rato se despertó Don Quijote y
comenzó a hablar con él Don Quijote le contó a Sancho la aventura, imaginaria claro esta,
que había tenido este con el famoso gigante al cual había liquidado de tal forma que llego a
comparar la sangre del gigante con enormes ríos de agua. Sancho al oír esto le corrigió
diciéndole que más que ríos de agua eran ríos de vino tinto, haciendo alusión a los cueros de
vino que había destrozado Don Quijote. Al oír esto Don Quijote le pidió una explicación a
Sancho de porque decía ríos de vino tinto, a todo esto Sancho le explico lo que había
sucedido y también le explicó lo que estaba sucediendo actualmente en la venta Don Quijote
bajo al salón y comenzó a hablar con Dorotea la cual en alguna ocasión quiso cortarle, mas
Fernando no se lo permitía ya que le interesaba todo lo que allí se hablaba. Una vez hubo
acabado la conversación Fernando se comprometió en llevar a Don Quijote a su, casa
quedando de este modo, los venteros, enormemente aliviados y alegres.

CAPÍTULO 38

En este capitulo se ve como Don Quijote habla del soldado, de cómo es la persona más pobre
que hay en el mundo ya que tiene que sobrevivir con los mínimos recursos existentes y aun
así consigue sacarle el mayor partido a cualquier situación dificultosa. También les dijo que
los menos premiados en la guerra y los más importantes en ella son los pobres soldados, que
además suelen morir en ellas también comparó el trabajo de los letrados con el trabajo de
los soldados ya que trabajan muchisimo mas los soldados que los letrados y en realidad es
muchisimo menor la recompensa que recibe un soldado. También afirmo que es necesaria la
presencia de los letrados ya que sin ellos no habría leyes y sin leyes no se podrían defender
los reinos y sin las leyes no se podrían defender los caminos y sin esto no habría seguridad ni
la gente podría ir tranquilas por las calles una vez hubo concluido la conversación de Don
Quijote el cautivo dijo que ahora iban a oír el verdadero discurso y cuando todos estaban
dispuesto a oír tal conversación dijo lo que se viene a decir Acabaron de cenarXXI, levantaron
los manteles, y en tanto que la ventera, su hija y Maritornes aderezaban el camaranchón de
don Quijote de la Mancha, donde habían determinado que aquella noche las mujeres solas
en él se recogiesen, don Fernando rogó al cautivo les contase el discurso de su vida, porque
no podría ser sino que fuese peregrino y gustoso, según las muestras que había comenzado a
dar, viniendo en compañía de Zoraida. A lo cual respondió el cautivo que de muy buena gana
haría lo que se le mandaba, y que solo temía que el cuento no había de ser tal que les diese
el gusto que él deseaba, pero que, con todo eso, por no faltar en obedecelle, le contaría. El
cura y todos los demás se lo agradecieron, y de nuevo se lo rogaron; y él, viéndose rogar de
tantos, dijo que no eran menester ruegos adonde el mandar tenía tanta fuerza y, así, estén
vuestras mercedes atentos28 y oirán un discurso verdadero a quien podría ser que no
llegasen los mentirosos que con curioso y pensado artificio suelen componerse con esto que
dijo hizo que todos se acomodasen y le prestasen un grande silencio; y él, viendo que ya
callaban y esperaban lo que decir quisiese, con voz agradable y reposada comenzó a decir
desta manera

CAPÍTULO 39

El cautivo les cuenta que es natural de un pueblo de las montañas de León. Era uno de tres
hermanos. Un día su padre reunió a sus tres hijos para repartirles sus partes debidas de la
hacienda y para pedirle a cada uno que siguiera un camino diferente: las letras, la mercancía
o el servicio al rey. Al cautivo, siendo el hijo mayor, le tocó esta última opción. Además, sólo
aceptó una parte de la herencia que le correspondía para no dejar a su padre con tan poco
dinero. Sus hermanos siguieron su ejemplo el hijo mayor salió de la casa de su padre con
rumbo a Alicante donde había una nave ginovesa. Eso fue hace 22 años y desde ese entonces
no había recibido noticias de su padre ni de sus tres hermanos tras embarcarse en Alicante y
viajar por varias ciudades, comenzó a servir al duque de Alba y llegó a ser alférez de Diego de
Urbina, un famoso capitán de Guadalajara. Eventualmente lo ascendieron a capitán y
combatió en la batalla naval de Lepanto, en la que la Liga Santa venció a los turcos.* Pese a la
victoria de los cristianos, cayó prisionero y por un par de años estuvo al remo de galeras
enemigas sin esperanza de libertad el cautivo también les cuenta de la batalla en la que
España perdió La Goleta, puerto de la ciudad de Túnez, conquistada por Carlos I de España (V
de Alemanía) en 1535 y critica el despilfarro de dinero en la conquista de tierras ajenas:
"Pero a muchos les pareció , y así me pareció a mí, que fue particular gracia y merced que el
cielo hizo a España en permitir que se asolase aquella oficina y capa de maldades, y aquella
gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allí sin provecho se gastaban, sin
servir de otra cosa que de conservar la memoria de haberla ganado la felicísima del
invictísimo Carlos Quinto " fueron muchos los soldados españoles que se perdieron en esta
batalla; algunos se murieron y otros quedaron cautivos. Entre los presos, figuró don Pedro de
Alguilar, quien además de haber sido alférez en el fuerte, era también un poeta y escribió
dos sonetos a manera de epitafios a la Goleta y al fuerte al nombrar a don Pedro, don
Fernando sonríe y le dice al cautivo que ese don Pedro es su hermano. El cautivo le cuenta
que don Pedro logró escaparse, pero que no ha tenido más noticias de él, y don Fernando le
cuenta que ahora su hermano es un hombre rico, casado y padre de tres hijos. Agrega que
sabe de memoria los sonetos de su hermano y los puede recitar.

CAPÍTULO 40

Don Fernando recita los dos sonetos que escribió su hermano don Pedro en la Jornada de
Túnez, tras lo que el cautivo sigue con su historia volvió con la armada enemiga a
Constantinopla y poco después murió su amo Uchalí, el rey de Argel, quien trataba a sus
cautivos con mucha humanidad. Su nuevo amo, un renegado cruel llamado Azán Agá, lo llevó
a Argel, donde pasaba los días encadenado y encerrado en una prisión donde torturaban a
los cristianos. Aquí, en la historia del cautivo, aparece la metaficción cuando Cervantes
incorpora sus propias experiencias vividas en las cárceles de Argel: "Sólo libro bien con él
[Azán Agá] un soldado español llamado tal de Saavedra" el cautivo cuenta que las ventanas
de la casa de un moro rico daban al patio de la cárcel y un día en que estaba en el patio vio
que por la celosía de la ventana había una caña con un lienzo atado al final. Alguien detrás de
la ventana estaba moviendo la caña casi como si estuviera haciendo señas para que alguien
cogiera el lienzo. El cautivo lo cogió y adentro encontró unas monedas de oro. Otro día, por
la misma ventana apareció una pequeña cruz hecha de cañas, por lo que entendieron que
una cristiana debía de estar cautiva dentro de esa casa algunos días después, apareció la
caña de nuevo y la mano que la sostenía detrás de la celosía sólo la soltó para el cautivo
protagonista de esta historia y no para sus compañeros que también intentaron cogerla,
como las veces pasadas. Esta vez halló escudos de oro españoles y un papel con un mensaje
escrito en árabe con una cruz grande al final. El cautivo le pidió a un amigo de Murcia quien
entendía el árabe a que lo tradujera el mensaje era de una mujer mora que decía que cuando
era niña, su padre tenía a una esclava cristiana que le enseñó a rezar. Desde que se murió la
esclava, ha visto su aparición dos veces y la esclava le ha dicho que vaya a tierras cristianas a
ver a la Virgen María. Además decía el mensaje: "No sé yo como vaya: muchos cristianos he
visto por esta ventana, y ninguno me ha parecido caballero sino tú. Yo soy muy hermosa y
muchacha, y tengo muchos dineros que llevar conmigo: mira tú si puedes hacer cómo nos
vamos y serás allá mi marido" el cautivo le respondió que estaría dispuesto a hacer por ella lo
que fuera, hasta morir. Poco después el cautivo se enteró de que la doncella que le mandaba
las notas y el dinero era Zoraida, mujer considerada la más hermosa de la Berbería y la hija
única de Agi Morato, un hombre muy rico Zoraida le respondió que le daría dinero suficiente
para que él y sus amigos comprasen su libertad y una barca para escaparse a tierras
cristianas. El cautivo pagó su rescate y la de sus amigos, y le dio el dinero al renegado para
comprar la barca.
CAPÍTULO 41

Cautivo, Quien cuanta la historia de cómo consiguió la libertad junto con Zoraida, quien se
escapa de su padre y su tierra para ir a tierra cristiana Renegado, quien contribuye con la
libertad de los cristianos Agi Morato, Quien maldice y causa problemas durante el plan del
Cautivo y Zoraida “Por que ya se sabe que la hermosura de algunas mujeres tiene días y
sazones y requiere de accidentes para disminuirse o acrecentarse. (PG. 422, Cautivo.) Como
podemos observar la historia del cautivo continua y este describe como la hermosura de las
mujeres cambia debido a su temperamento y entorno. El cautivo hace esta comparación ya
que este tras tener la mayor parte del plan preparado, se adentra en el jardín del padre de
Zoraida y se encuentra por primera ver n vivo con ella. De esta forma describe la belleza que
esta ve cuando la ve aproximarse. Al fin de un tiempo ambos cambian palabras incitando
pistas para el escape a la cual el Cautivo parte y examina el entorno de la casa para su plan.
Tras haber transcurrido un buen tiempo toda esta en orden y el cautivo junto con el
renegado y todos los otros cristianos que iban a participar en el viaje estaban preparados.
Eventualmente zarpan pero el padre de Zoraida los descubre y se ven obligados a
amordazarlo y llevarlo consigo. Ali Marato causa muchos problemas ya que intenta suicidarse
al escuchar que su hija es cristiana, también maldice a todos y crea una situación
desfavorable. Al llegar por primera vez a tierra liberan a los moros del barco, al igual que a Ali
y dejándolo desesperado en la arena parten los originarios de la aventura con el viento a su
favor. Tras un largo viaje se encuentran con mucos inconveniestes los cuales los hacen
desviaerse y por lo tanto perder tiempo a su favor mas adelante les acontese el encuentro
con un barco de franseses los cuales según el Renegado son peligrosos ya que solo buscan
robarle a los otros buques. De esta manera ocurre los previsto y son asaltados. Sus riquesas
que trian con sida al igual que las prendas de Zaraida fueron retiradas. Es entonses que se
puede ver una preocupacuion de cautivo por su futura esposa el cual viendolo dice. “Pero no
me daba a mi la pesadumbre que a zoraida daba el temor que tenia de que habian de pasa
del quitar de las riquisimasy presiosisimas joyas al quitar de la joya que mas valia y ella mas
estimiba.”es entonses que podemos ver como la virginidad toma un royo de gran
importancia a trave’es de la historia y como esta es una joya no solo para las muejres pero
para su amado tambien. La historuia del cautivo finaliza con la llegada de los cristianos a
tierra española por liberacion de los francos. Estos llegan a tierra y uno de los cautivos se
relaciona con un caballero de la guarda costal, el cual los lleva en sus caballos y de tal forma
Zoraida y El cuativo emprenden la busqueda de algun parentesco para poder quedaerse y asi
comenzar su nueva vida.

CAPÍTULO 42

El episodio comienza con l final de la historia del Cautivo hacia todos los que se encontraban
en la venta. Una vez el cautivo finaliza Don Fernando, Cardenio, Dorotea y todos lo que
estaban presentes les ofrecieron ayuda a Zoraida y al Cautivo para que estos pudieran
continuar con su jornada más cómodamente. De esta manera se aproxima una caminata
nueva a la venta y al llegar a ella se descubre que los que vienen son un Oidor con su una
doncella (su hija) y sus mozos. Al llegar Don Quijote todavía conmovido por su discurso sobre
las Armas y las letras recibió al Oidor de una manera muy descriptiva y colorida diciendo:
“Entre vuestra merced, digo, en este paraíso, que aquí hallará estrellas y soles que
acompañen el cielo que vuestra merced trae consigo, aquí hallará las armas en su punto y la
hermosura en su extremo.” Es entonces con esta cita del texto que podemos ver como Don
Quijote recibe al Oidor diciéndole que en la venta encontrara bellezas a acompañar a la de su
Hija y como las armas se encuentran en su punto refiriéndose a la experiencia del Cautivo y
la suya en cuanto al tema y de este modo del Cura al de las letras de esta manera se continua
con la divertida historia que Cervantes presenta y resulta ser que las cosas se dan para que
este oidor que llega a la venta a pedir donde reposar, es el hermano menos del Cautivo quien
escogió el camino de las letras cuando con su padre tomo el camino de su vida. De esta
manera el cura se ve como el mediador entre los dos hermanos para volverlos a presentar de
una manera pertinente y discreta. Es entonces durante la cena que lo hace y en esta historia
el Oidor se conmueve de las nuevas que le traen de su hermano a lo cual reacciona
apasionadamente. “OH buen hermano Mio, y quien supiera ahora donde estabas, que yo te
fuera a buscar y a librar de tus trabajos, que aunque fuera a costa de los míos.” Es aquí
cuando podemos darnos cuenta de la unión familiar que se presenta aquí y como el hermano
recibe de manera amorosa. Finalmente los hermanos reencuentran y todos se van dichosos a
descansar, cuando un suceso inesperado ocurre. En la venta.

CAPÍTULO 43

“Marinero soy de amor y en su piélago profundo navego sin esperanza de llegar a puerto
alguno.” De esta manera comienza el capitulo en el cual un hombre que cantando va,
impresiona a todos aquellos que en la venta dormían. Así se levanto Dorotea a escuchar la
vos de Cardenio llamándola para que oyese. La bella voz cantaba versos acerca del amor y
como este era parecido a un viaje sin rumbo por entre los mares del mundo. De esta manera
Dorotea llamo a Clara la hija de Oidor para que escuchara a lo cual esta reacciono de manera
violenta. Es entonces cuando clara le relata a Dorotea su historia sobre el amor que esta tuvo
con un valiente caballero el cual todos piensan que es el mozo de mulas que por ay canta
versos. Esta le cuenta que como enamorado le ha perseguido desde que se tuvo que mudar y
así hasta el momento se encuentra viajando a su lado y lejos de su tierra la historia de Clara
termina y todos se acuestan menos Don Quijote quien había acordado de quedarse haciendo
guarda en caso d que Algún Gigante decidse entrar en la venta. De esta forma Maritornes y la
hija del ventero decidieron divertirse un buen rato aprovechando una vez más la locura de
don Quijote “Mirad que quien quiere bien no se venga tan mal.”de este modo les responde a
las semidoncellas cuando le atan de su muñeca y se da cuenta de la maldad que se le esta
haciendo desgraciadamente. . Estas dos lo llamaron y lo interrumpieron en sus pensamientos
dedicados a Dulcinea en los cual hace una gran alusión de los celos con Apolo en un contexto
mitológico. “Que tendré mas celos de ti que cuando tu los tuviste de aquella ligera ingrata
que tanto te hizo sudar y correr por los llanos de Tesalia o por la riberas de Peneo.”
Finalmente la broma consiste en que amarran a Don Quijote se su muñeca en una ventana y
este queda parado sobre su rocín para no caer aunque al fin de cuentas rocinante se mueve y
queda colgando hasta la mañana siguiente, cuando llegan nuevos visitantes bastantes
descorteses a la venta.

CAPÍTULO 44

Desde el capitulo anterior se continuo con la desgracia de Don quijote, en la cual este estaba
colgando de la soga en su muñeca. Este despertó a toda la venta d los gritos tan
desesperados que daba del dolor. Pronto llego el ventero a atender a los caminantes que
habían llegado mientras Maritornes lo soltó mientras nadie la viera. Los caminantes andaban
buscando a un muchacho de descripciones como las del mozo de mulas, el cual encontraron
a cabo de poco tiempo todos alterados por la curiosidad fueron a ver que ocurría, y entonces
estaba Don Luis peleando con los mozos para quedarse. El muchacho reconoció rápidamente
a su vecino el Oidor quien era el padre de su hija a quien el amaba, este acudió a el y un
mozo lo introdujo. “No conoce lustra merced, a este caballero que es el hijo de su vecino, l
cual se ha ausentado de casa de su padreen el habito tan indecente de su calidad como
vuestra merced puede ver?” Con esto podemos ver como se refiere al mozo de mulas que
Luis disfrazaba ser como de un estrato indecente y no tan noble a lo cual lude mucho el tema
de la división social de la época es entonces que el capitulo toma una dirección inesperada, y
se desvía hacia un tema que compete más a Don quijote, su escudero, y el ventero. Sucede
que un par de huéspedes viendo todo el alborto deciden irse sin pagar, lo cual visto por el
ventero lo Noja y acaba metido en una riña de mojicones. La hijo del ventero y Maritornes
acuden a Don quijote viendo que nadie más ayudarían y este se niega con el argumento de
que no pude romper l voto que l dio a la princesa la princesa le concedió esta ventura y
cuando se dirigió a ayudar vio que no eran caballeros y por lo tanto no podría paliarlos, pero
Sancho panza sí. “Maritornes, la ventera y su hija, que se desesperaban de ver la cobardía de
don Quijote y de lo mal que pasada su marido, señor y padre.” Esta cobardía no es más que
las leyes de caballería que este tenía que seguir a pie de la letra, pero también pueden ser
interpretadas como una venganza a estas por haberle hecho esta broma por parte de
Cervantes finalmente el episodio finaliza con la declaración de don Luis al oidor el amor que
este le tiene a su hijo y como le pide la mano y le cuenta cada una de los motivos de su
desdicha y su estado actual. El Oidor toma en cuenta sus razón y pide a los mozos que lo
dejen estar con el un buen tiempo necesario para que se tomen decisiones importantes.
Nuevamente se habla de Don quijote y como este soluciono todo con las palabras. Llego
entonces el barbero de capítulos anteriores y reconoció a Sancho y a su amo a lo cual
reclamo sus pertenencias rabas, cosa que causara gran conmoción
CAPÍTULO 45

Desde el capitulo anterior se pudo ver como el barbero llegaba a la venta reclamando las
cosas que le fueron arrebatas por Don Quijote a lo cual este junto con su escudero se
defieren muy bien dando la razones de que se gano en combate. Estos dicen en primer lugar
que no es una bacía sino el Yelmo de Mambrino y una Albarda de caballo a lo cual escuchado
por el barbero no puede creer las locuras que se dicen también el cura y el otro barbero
juegan con Don Quijote y lo apoyan en las razones que dice, en este punto el barbero cae
confuso y dice desesperadamente: “Váleme Dios! Que es posible que tanta gente tan
honrada diga que esto no es bacía sino Yelmo?” Es aquí cuando se ve una realidad distinta a
la de Don Quijote y viendo esto se nota lo confuso que estos personajes pueden ser para los
que solo se relacionan con la vida cotidiana por este argumento se desarrollo un sentimiento
de cólera entre el Barbero y Don Quijote el cual oyendo todo lo que este le decía
desmintiéndole su verdad se enfureció gravemente. En un momento de desespero Don
Quijote alzo su lanzón y con intención de pegarle lo hizo, por poco que el barbero no queda
con vida si no se hubiese quitado. Los cuadrilleros entonces llamaron a socorro a la santa
hermandad, la cual teniendo como el ventero un miembro vino a acudir con su varilla. Fue
aquí que se desato una batalla de furia y se dividió en dos ejércitos, uno el de Don Quijote
quien era ayudado por Sancho, el cura, el barbero original, Don Fernando, Cardenio y los
demás secuaces, por el otro lado estaba el ventero, los cuadrilleros y el barbero de la bacía
pronto se dio fin a esto con palabras sabias del Quijote, “Porque por dios todopoderoso que
es gran bellaquería que tanta gente principal como aquí estamos se mate por causas tan
livianas.” Una ves todo se calmo se acordó Con Don Fernando de llevar a Don Luis a
Andalucía para que se hiciera lo necesario con el para el casamiento, pero aun así tras la riña
un pobre cuadrillero que fue pateado por Don Fernando saco a la verdad un papel de cárcel
para Don Quijote por haber liberado a los galeotes Don Quijote se torna con una furia nunca
antes vista por el diciendo que nunca un caballero andante debe se sometido a la ley. Sus
compañero lo defienden con el argumente de que verdaderamente estaba loco, y así sin que
se d cuenta lo ayudan a salir de este conflicto. Don Quijote aun así exasperado da tales
razones que deja temerosos a todos diciendo de tal modo. “Que caballero andante ha
habido, hay ni habrá en el mundo que no tenga bríos para dar cuatrocientos palos a
cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?”

CAPÍTULO 46

En tanto que don Quijote esto decía, estaba persuadiendo el cura a los cuadrilleros como don
Quijote era falto de juicio, como lo veían por sus obras y por sus palabras, y que no tenían
para qué llevar aquel negocio adelante, pues, aunque le prendiesen y llevasen, luego le
habían de dejar por loco; a lo que respondió el del mandamiento que a él no tocaba juzgar de
la locura de don Quijote, sino hacer lo que por su mayor le era mandado, y que una vez
preso, siquiera le soltasen trecientas. En efeto, tanto les supo el cura decir, y tantas locuras
supo don Quijote hacer, que más locos fueran que no él los cuadrilleros si no conocieran la
falta de don Quijote; y así, tuvieron por bien de apaciguarse, y aun de ser medianeros de
hacer las paces entre el barbero y Sancho Panza, que todavía asistían con gran rancor a su
pendencia. Sosegadas, pues, estas dos pendencias, que eran las más principales y de más
tomo, restaba que los criados de don Luis se contentasen de volver los tres, y que el uno
quedase para acompañarle donde don Fernando le quería llevar; y, como ya la buena suerte
y mejor fortuna había comenzado a romper lanzas y a facilitar dificultades en favor de los
amantes de la venta y de los valientes della, quiso llevarlo al cabo y dar a todo felice suceso,
porque los criados se contentaron de cuanto don Luis quería Zoraida, aunque no entendía
bien todos los sucesos que había visto, se entristecía y alegraba a bulto, conforme veía y
notaba los semblantes a cada uno, especialmente de su español, en quien tenía siempre
puestos los ojos y traía colgada el alma. El ventero, a quien no se le pasó por alto la dádiva y
recompensa que el cura había hecho al barbero, pidió el escote de don QuijoteCalló y no dijo
más don Quijote, y esperó con mucho sosiego la respuesta de la fermosa infanta; la cual, con
ademán señoril y acomodado al estilo de don Quijote, le respondió desta manera-Yo os
agradezco, señor caballero, el deseo que mostráis tener de favorecerme en mi gran cuita,
bien así como caballero, a quien es anejo y concerniente favorecer los huérfanos y
menesterosos; y quiera el cielo que el vuestro y mi deseo se cumplan, para que veáis que hay
agradecidas mujeres en el mundo. Y en lo de mi partida, sea luego; que yo no tengo más
voluntad que la vuestra: disponed vos de mí a toda vuestra guisa y talante; que la que una
vez os entregó la defensa de su persona y puso en vuestras manos la restauración de sus
señoríos no ha de querer ir contra lo que la vuestra prudencia ordenare. Quedó don Quijote
consolado con la escuchada profecía, porque luego coligió de todo en todo la significación de
ella; y vio que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida
Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para
gloria perpetua de la Mancha. Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un
gran suspiro, dijo:-¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!,
ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me
deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e
incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea,
tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por
duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo
dichoso. Y, en lo que toca a la consolación de Sancho Panza, mi escudero, yo confío de su
bondad y buen proceder que no me dejará en buena ni en mala suerte; porque, cuando no
suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, o otra cosa
equivalente que le tengo prometida, por lo menos su salario no podrá perderse; que en mi
testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus
muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía Sancho Panza se le inclinó con mucho
comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas
entrambas luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro
de los bueyes.
CAPÍTULO 47

En la ínsula de Sancho era la hora de comer y sus sirvientes le llevaron a un gran palacio
donde le iban sirviendo grandes platos de comida con el pequeño inconveniente de que cada
vez que tenía un plato de comida delante un médico que estaba junto a él mandaba que se lo
quitaran con lo cual es fácilmente imaginable el hambre que estaba pasando el pobre
Sancho.

CAPÍTULO 48

Don Quijote, Quien en su jaula es transportado hacia un destino, y quien intercambia


palabras con el Canónigo al igual que sancho Cura, quien Habla placenteramente con
Canónigo sobre los libros y las comedias.Canónigo, Quien se deleita de hablar con el cura de
libros y comedias.Sancho Panza, quien habla con su amo sobre su libertad y sobre su estado
de encantado la mayor parte del capitulo se basa en la conversación que sostiene el Cura con
Canónigo los cuales se adentran en el tema en los libros de caballería, y se extienden a otros
géneros literarios. Durante este capitulo Cervantes se expresa a través de Canónigo ya que lo
que el dice tienen muchas relaciones y alusiones a la escritura de si mismo y lo que el
pensaba. En el primer lugar Canónigo habla de los libros de caballerías y como estas no son
aptas sino para el pueblo que disfruta de sus disparates, recriminando a los escritores que
solo escribían por vender. “El vulgo las oye con tal gusto, y las tiene y las aprueba por
buenas, estando tan lejos de serlo.” También entra en discusiones la importancia que los
libros han tenidos al igual que los poemas por el nivel de representación que tuvieron,
diciendo así que muchas veces escritores se hacían famosos por que la gente miraba sus
obras y no por que en verdad eran dignas de ser vistas y leídas a todo esto el cura queda
sorprendido y por lo tano le responde diciéndole que tiene toda la razón. El cura también
habla sobre las comedias y dice que él mismo al igual que el las detesta ya que solo son una
grotesca interpretación de la vida con burlas y disparates. “En verdad las que ahora se
representan son espejos de disparates, espejos de necedades e imágenes de lascivas.” La
discusión prosigue y el Canónigo hace un comentario sobre las comedias de interpretación
divina a las cuales critica severamente por una falsedad total. “Que milagros falsos fingen en
ellas, que de cosas apócrifas y mal entendidas, atribuyendo a un santo los milagros del otro.”
Con todas estas citas podemos ver el repudio que estos dos hombres le tienen a esta clase de
escritura que solo es una deformación de lo que debería ser. Concluyen su platica estando de
acuerdo que aunque fallas tienen también tienen sus ventajas y que aquel modo son
informados que llegan a su destino. Al llegar al valle con prados verdes están juntos Don
Quijote y Sancho solos, y viendo la oportunidad Sancho le pido permiso a su amo para
preguntarle algo que si es cierto no estarían encantados. Este le pregunta con muchos
prólogos y enredaderas y finamente se da a entender que le pregunta es que si su amo no a
sentido ganas de hacer de lo que todo hombre debe, y este le responde que así es de modo
que planean su escape a la libertad.
CAPÍTULO 49

Don Quijote, Quien Discute con el Canónigo la credibilidad libros de caballerías Cura, quien
acompaña a todos y quien deja ir a Don Quijote en libertad parcial Canónigo, Quien discute
con el hidalgo la credibilidad de los libros de caballerías Sancho Panza, quien ayuda a que su
amo sea liberado parcialmente el capítulo comienza con el desarrollo de el dialogo entre
amo y escudero sobre las necesidades del hombre, y como estas muestran el verdadero
estado de encantamiento de el ser en sí. Don Quijote quien se deja convencer hasta cierto
punto no le cree por que sostiene que existen nuevas maneras de encantamiento. Por lo
tanto Don Quijote y sancho deciden poner a prueba esta inquietud, tratando de ponerse en
libertad para probar si el conjuro es real. “Y cuando tú veas coyuntura de poner en obra mi
libertad, yo te obedeceré en todo y por todo; pero tú, Sancho, verás cómo te engañas en el
conocimiento de mi desgracia.” Aquí se refleja como don quijote cree que en realidad si está
encantado pero aun así le obedece a Sancho y le sigue su consejo. En esto sucede que liberan
a Don quijote quien saluda a su rocín y de tal modo hace de sus necesidades a lo cual el
Canónigo le pregunta que si es verdad lo que con el sucede que los libros de caballerías lo
llevaron a su locura, adentrándose en una gran critica de estos. “Es posible señor hidalgo,
que haya podido tanto vuestra merced la amarga y ociosa lectura de los libros de caballerías,
que le hayan vuelto el juicio.”Con esta cita el Canónigo expresa su preocupación hacia el
tema y le impresiona que exista tal circunstancia para un ser de tal intelecto la historia
continúa y el Canónigo trata de persuadir a Don Quijote de no leer más libros de ese estilo,
pero que aun así si esa es su verdadera pasión que lo continúe haciendo, pero de tal manera
que lea los que cuentan las valerosas historias de los Caballeros reales que históricamente se
comprueba que trabajaron en este oficio. A le responde nuestro caballero que no diga tales
mentiras que si esto fuera verdad el estaría diciendo que Amadís de Gaula entre otros nunca
existieron y que estas era puras blasfemias. También este le respondió que le sorprendía
mucho más a el hecho de saber que una persona de tal talle como lo era Canónigo no leyera
tales libros y al contrario los criticaba. De esta manera termina el episodio con la discusión de
estos dos personajes acerca de este relevante tema.
CAPÍTULO 50

Don Quijote, Quien argumenta que los libros caballerescos son puros y ciertos Cura, quien
está presente y ayuda a darle dinámica a esta conversación Canónigo, Quien le dice al
Quijote su último parecer ante los libros caballerescos Sancho Panza, quien argumenta sobre
sus tierras y como él las manejaría Eugenio, quien se encuentra con todos y se prepara para
relatar su historia durante este Capítulo de la novela la cual ya está cercana a los finales de la
Primera parte del libro, habla sobre como Don quijote y el Canónigo sostienen una
conversación en la cual se cuestiona la verdad sobre los libros de Caballerías. Dado a que don
quijote defiende estos libros con tanto rigor el canónigo queda impresionado ya que este a
simple vista es un hombre de grandes conocimientos y rompe todas estas ideas cuando
habla semejantes necedades. Por su parte a don quijote le parece exactamente lo contrario,
ya que no puede creer como canónigo no lo apoya en sus argumentos. “No diga tal
blasfemia, y créame que le aconsejo en esto lo que debe de hacer como discreto, sino léalos
y vera el gusto que recibe de su leyenda.” con esta cita se refleja claramente la pasión ya
antes vista de nuestro caballero por estos libros y como recomienda al Canónigo que los lea
para que este sea parte de lo que él siente. Este sustenta sus argumentos adentrándose en
una historia de un caballero el cual con su valor y valentía salgo a un pozo lleno de cosas
terribles y que cuando salto en el para rescatar a alguien aterrizo en un paraíso más bello
que el cielo. Toda la historia de desenlaza como un argumento para sustentar la belleza de
estos libros Consiguientemente el canónigo le responde a don quijote y los puntos de vista
quedan claramente establecidos. Prontamente comienzan a hablar sobre la fama que le
puede traer a alguien ser caballero y de esta forma Sancho se adentra en la conversación
diciendo que el añora su islote o condado para poder gobernarlo, y que así no es pues que lo
alquilaría y viviría de la venta. “Y a dios y veamos, como dijo un ciego a otro.” Este corto
refrán que Sancho utiliza simplemente refleja la astucia que sancho tiene y la fe que dentro
de sí reposa para conseguir su recompensa de todas sus aventuras. El capitulo termina con la
llegada de un cabrero por el leve escape de una de sus cabras el cual en el futuro tendrá una
gran historia que contarnos a nosotros al igual que a todos los que allí están presentes.

CAPÍTULO 51

Don Quijote, Quien atentamente escucha la historia del cabrero.Cura, quien junto con todos
está presente durante la historia del cabrero.Canónigo, Quien también es parte de la
audiencia del cabrero.Sancho Panza, quien se va a saciar su hambre como digno escudero
debe.Eugenio, quien cuenta su historia a todos allí presentes.Leandra, quien dejo no solo a
Eugenio pero a muchos más en desdicha.Anselmo, quien compitió con Eugenio por Leandra
pero que al fin ambos pierdenVicente de la Roca, quien engaño a muchos y prometió
falsedade. El cabrero comienza por decir que la historia como las muchas otras que
anteriormente suceden es de amor. En este instante podemos realizar como cervantes
durante la primera parte de la novela emplea mucho el tema del amor en las sub aventuras o
cuentos internos en la novela. La historia trata sobre una bella mujer de la cual todos
estaban enamorados, esta se llamaba por el nombre de Leandra la cual era muy protegida
por su padre cuando su belleza se divulgo por los alrededores “Que no hay candados,
guardas ni cerraduras que mejor guarden a una doncella que las del recato propio.” (PG. 516,
Eugenio) Con este extracto podemos ver como se respetaban mucho las mujeres y como
estas era de cierta forma un tesoro para la sociedad. La historia continua cuando Eugenio
cuenta que de los pocos que tenían una oportunidad para casarse con Leandra era Anselmo
un joven de su mismo poblado. Aun así se comenta con más importancia la presencia de un
ser llamado Vicente de la Roca, un hombre muy presumido que aparentaba su riqueza y su
valor de una manera exagerada este asimismo logra enamorar a la doncella por su
presumida apariencia la cual cae por él y abandona todo por irse con él, de esta manera
Vicenta la traiciona y la deja en un monte abandonada, cosa que demuestra las verdaderas
intenciones de algunos seres que cuando aparentan es por el simple hecho de que tras ellos
esconden una verdad grave “La gente labradora, que de suyo es maliciosa y dándole el ocio
lugar es la misma maldad.” (Pg. 517) En esta cita se refleja la discriminación a las clases
sociales de la época y la gran división política que existía. “Decir mal de la ligereza de las
mujeres, de su inconstancia, de su doble trato, de sus promesas muertas, de su fe rompida.”
(Pg. 520) Aquí también se habla sobre las mujeres y se pueden ver contraste que ya como
son parecidas también son criticadas y detestadas por las desdichas que causan a los demás.

CAPÍTULO 52

Cuando el cabrero termina de contar su historia, don Quijote comienza a hablar de la


posibilidad de ayudarlo a sacar a Leandra del monasterio, así como de su profesión de
caballero andante y de encantadores. Al escucharlo hablar de esta manera, el cabrero se
asombra y le pregunta al barbero quién es ese hombre. El barbero le dice que es el famoso
don Quijote de la Mancha, a lo que el cabrero le responde: "o que vuestra merced se burla, o
que este gentilhombre debe de tener vacíos los aposentos de la cabeza" Tras oír esto, don
Quijote se enfada, lo insulta y le tira un pedazo de pan en la cara. El cabrero lo coge por el
cuello y casi lo estrangula hasta que Sancho llega a defenderlo y estalla una pelea, dejando
los platos en la mesa rotos y las caras ensangrentadas. Mientras tanto, se ríen los demás En
medio de la riña, se oye el son de una trompeta y don Quijote le pide al cabrero que se hagan
las paces porque la trompeta lo llama a una nueva aventura. En la distancia ve a hombres
vestidos de blanco, que hacen una procesión para que llueva, pero se imagina que son unos
malvados que traen a una señora principal contra su voluntad, por lo que se sube en
Rocinante con su adarga y anuncia: "Agora, valerosa compañía, veredes cuánto importa que
haya en el mundo caballeros que profesen la orden de la andante caballería; agora, digo que
veredes, en la libertad de aquella buena señora que allí va cautiva, si se han de estimar los
caballeros andantes" Todos tratan de detenerlo, y Sancho le advierte que es una procesión
religiosa y que la señora que llevan es la Virgen María, pero don Quijote no le hace caso.
Cuando llega a la procesión y les exige que dejen libre a la señora "cuyas lágrimas y triste
semblante dan claras muestras que la lleváis contra su voluntad y que algún notorio
desaguido le habedes fecho" Al escuchar estas acusaciones absurdas, los de la procesión
creen que don Quijote debe ser algún hombre loco y comienzan a reírse, pero esto sólo lo
irrita aún más. Don Quijote arremete contra las andas y uno de los disciplinantes responde
con un golpe en el hombro con un bastón. Don Quijote cae al suelo mal herido y enseguida
llega Sancho y le pide al disciplinante que no le dé más palos porque es un "pobre caballero
encantado". El disciplinante decide huir, no por las súplicas de su escudero, sino porque cree
que lo ha matado. Sancho también cree que está muerto y se arroja sobre su cuerpo
llorando. Cuando llegan los de la compañía de don Quijote, el cura reconoce a otro cura de la
procesión y le explica quién es don Quijote, de modo que los disciplinantes se tranquilizan y
se acercan al cuerpo del caballero para ver si está muerto Los gemidos de Sancho reviven a
don Quijote, quien le pide a Sancho que le ponga sobre el "carro encantado" porque ya no
tiene fuerzas para montarse en Rocinante. Deciden volver a su aldea hasta que se presente
otra gran aventura que les sea "de más provecho y fama". Todos se despiden y el cura, el
barbero y Sancho Panza, lo llevan a don Quijote en el carro Tras seis días de viaje, llegan al
pueblo un domingo al mediodía y todas las personas en la plaza se sorprenden cuando se
acercan al carro y ven a su vecino más flaco, amarillo y acostado sobre un montón de heno.
Llega a la plaza la mujer de Sancho para preguntarle qué le ha traído, y Sancho le contesta
que no le trae ropa para ella ni zapatos para los niños, pero "cosas de más momento y
consideración" y que pronto será gobernador de una ínsula. Su mujer no entiende de qué
habla y Sancho le dice: "No te acucies, Juana por saber todo esto tan apriesa; basta que te
digo verdad y cose la boca. Sólo te sabré decir, así de paso, que no hay cosa más gustosa en
el mundo que ser un hombre honrado escudero de un caballero andante buscador de
aventuras" Cuando don Quijote llega a su casa, el ama y la sobrina le preparan su lecho. El
cura le cuenta a la sobrina todo lo sucedido y maldicen una vez más los libros de caballerías
Aquí entra la voz del narrador y dice que el autor no ha podido hallar información sobre su
tercera salida pero que ha escuchado que fue a Zaragoza y ha encontrado dentro de una caja
de plomo de un antiguo médico varios pergaminos con epitafios y elogios sobre las hazañas
de don Quijote, la belleza de Dulcinea, la fidelidad de Sancho y hasta la sepultura del
caballero. El primer libro termina con estos poemas que encontró su autor, pero antes le
pide a los lectores: "que le den el mesmo crédito que suelen dar los discretos a los libros
caballerías, que tan validos andan en el mundo; que con esto se tendrá por bien pagado y
satisfecho, y se animará a sacara y buscar otras, si no tan verdaderas, a lo menos de tanta
invención y pasatiempo".

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