Diapositiva 01
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Cosas que no pudimos descubrir hasta que comenzó la "década del cerebro" en
los años 90, con la que se desató una ola de nuevas ciencias llamadas psicología
cognitiva y las neurociencias, que incluye a la ya antes mencionada. Estas son
disciplinas que siguen vigentes y que se encuentran revolucionando todos los
ámbitos de nuestras vidas.
“Los dos mayores misterios de la naturaleza son la mente y el universo”
Uno de los últimos paradigmas emergentes dentro del campo de la Psicología es
el de la Psicología cognitiva. Ésta se desarrolló en tres etapas. La primera se
caracterizó por su institucionalización, que abarcó desde sus inicios hasta la
década de los ochenta. En esta fase domina la metáfora del cerebro como un
ordenador computacional. La segunda etapa es la del conexionismo en la
década de los ochenta; y la última fue la del cognitivismo emocional, en el
marco de la llamada "década del cerebro". Ésta última también fue el puente
para el surgimiento de las neurociencias.
"El cerebro, nos guste o no, es una máquina. Los científicos han llegado a esa
conclusión, no porque sean unos aguafiestas mecanicistas, sino porque han
acumulado evidencias de que cualquier aspecto de la conciencia puede
vincularse con el cerebro".
Las neurociencias han tenido un largo recorrido a través de la historia de la
comprensión del cerebro. Durante la mayor parte de la historia de la
humanidad hemos sido incapaces de entender cómo es que funciona el cerebro
y la mente, Los antiguos egipcios consideraban al cerebro un órgano inútil,
Aristóteles creía que el alma habitaba en el corazón y otros,
como Descartes creían que el alma entraba en el cuerpo a través de la
pequeñísima glándula pineal.
Después de la "década del cerebro" todo cambió y empezamos por fin, gracias a
las nuevas tecnologías y descubrimientos, a conocer el cerebro realmente. Lo
que no aprendimos en toda la historia de la humanidad, después de la década
de los noventa, empezamos a descubrir y a aprender, pero apenas lo estamos
comprendiendo y asimilando.
Sin embargo, todavía existen muchas personas, en el ámbito académico, cultura
y personas comunes, que se niegan a reconocer su naturaleza y a aceptar las
nuevas formas de comprendernos, de comprender nuestro cerebro, nuestra
máquina. La negación y resistencia de muchas personas a las neurociencias se
encuentra en la creencia de que la biología nos viene a despojar de nuestra
condición humana, acabaría con nuestra parte moral y nos reduciría a no más
que animales guiados por nuestros impulsos y en ese caso se podrían justificar
cosas como la violación, el incesto o el asesinato.