Lopez Mateos Guatemalteco

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En un archivo que guarda El Colegio de México existen documentos que podrían demostrar que

Adolfo López Mateos, presidente entre 1958-1964, nació en realidad en la localidad de Pasitzia,
Guatemala.

Adolfo López Mateos es el último presidente priista “querido”, si


no es que el único. Se le recuerda como un hombre que tenía
“don de gentes”, que era guapo, joven, amigo de la cultura, de las
giras al exterior y de la revolución cubana. La amplia sonrisa, los
brazos siempre abiertos y el aire de franqueza que lo
acompañaban, despertaban confianza inmediata. Su esposa, Eva
Sámano, pasó a la historia como una mujer austera, digna,
trabajadora y discreta. El matrimonio proyectaba la imagen de la
sólida clase media esforzada que había impulsado la Revolución.
Ilustración: Dante Escalante

Desde la campaña electoral de 1957, a ojos de la izquierda,


López Mateos se benefició, de su pasado de oposición al callismo
—origen de la mecánica que lo llevó a la presidencia de la
República—, y de su participación en la campaña vasconcelista.
Luego, afianzó su figura de “líder benévolo” gracias al contraste
con su sucesor, Gustavo Díaz Ordaz, pues si uno era
medianamente bien parecido, el otro era feo, y si uno era
simpático y “buena persona”, el otro era irascible y malencarado.
Por último, el recuerdo de López Mateos también está aureolado
por la palma del martirio, que se ganó con la enfermedad que lo
llevó a la tumba en 1969 después de un coma que duró dos años.
Es tanta la simpatía que todavía despierta, que pocos recuerdan
su responsabilidad en el asesinato del líder campesino Rubén
Jaramillo, o el misterio que rodeó su lugar de nacimiento. Hasta la
fecha no sabemos a ciencia cierta si López Mateos era mexicano
o guatemalteco.

En el archivo Ramón Beteta que resguarda El Colegio de México,


hay un expediente que reúne los documentos que entregó en
agosto de 1946 el presunto candidato a senador del Partido
Nacional Democrático Independiente, Adolfo Manero, a la
Oficialía Mayor de la Cámara de Senadores, para descalificar a su
tocayo y contrincante, Adolfo López Mateos. Según este alegato,
el candidato del PRI estaba en violación de los artículos 125,
fracción II, 126, fracción II y 127, fracción XVI, de la Ley Federal
Electoral, porque “carece del requisito constitucional de
nacimiento y vecindad para tener la calidad de elegible para el
puesto de Senador de la República”. El expediente contiene la
fotocopia del acta de nacimiento, extendida en Pasitzia,
departamento de Chimaltenango, Guatemala, de Carlos Adolfo
López Mateos, nacido el 10 de septiembre de 1909, a las 3:00
a.m. en la casa No. 26 de la segunda de Bolívar, hijo de Gerardo
López y Elena S. Mateos.
El 19 y 20 de febrero de 1959 el presidente Adolfo López Mateos
recibió, en la atmósfera relajada de la bahía de Acapulco, una
“visita de amigos” de su contraparte estadunidense, Dwight D.
Eisenhower. El telón de fondo del encuentro era la cruzada
anticomunista que sostenía Washington desde 1947 en todo el
mundo.

En 1954 este combate había llegado a Guatemala, donde el


presidente Jacobo Arbenz fue acusado de comunista, y cayó
víctima de un golpe militar orquestado por el Departamento de
Estado y por la CIA.

Este despliegue brutal del poder hegemónico de Estados Unidos


arruinó sus relaciones con los países latinoamericanos. El
entonces presidente mexicano, Adolfo Ruiz Cortines, no se
solidarizó con el intervencionismo de Washington, como lo
hicieron todos los demás países de la región; sin embargo,
tampoco lo condenó. En reuniones privadas con el embajador
Francis White, Ruiz Cortines expresó su apoyo a la decisión, en
los términos que demandaba la alianza ideológica en que se
cimentaba la relación bilateral desde 1944, aunque también
solicitó comprensión para mantener este acuerdo discreto, para
evitar protestas públicas.

Nada sugería que al llegar a la presidencia López Mateos habría


de modificar la política de cooperación con Estados Unidos que
se había establecido durante la Segunda Guerra Mundial, y
mucho menos que renunciaría a la alianza ideológica de la
posguerra. En campaña el candidato había hecho referencias
muy generales a la política exterior; tanto así que en agosto de
1958, poco antes de ser declarado presidente electo, el
embajador Robert C. Hill le agradeció que Estados Unidos no
hubiera sido tema electoral. Con gran naturalidad López Mateos
respondió que “…no había razón para que lo fuera”.  Así que la
1

delegación americana se fue de espaldas el segundo día del


encuentro de 1959 en Acapulco, cuando en lugar de discutir los
precios internacionales del algodón y del café —como lo había
dejado prever el día anterior— el presidente mexicano lanzó una
tirada antiimperialista, que inició con la denuncia ante el
desconcertado Eisenhower, de la contradicción entre la
“propaganda y la realidad”, de las relaciones entre Estados
Unidos y América Latina. López Mateos no hizo referencia directa
a los acontecimientos de 1954 en Guatemala, pero le reprochó
que mantuviera “buenas relaciones con gobiernos
antidemocráticos”. Así, una reunión sin agenda y cuyo único
propósito era que los dos presidentes se conocieran, se convirtió
en una discusión sobre las difíciles relaciones entre ricos y
pobres, y la responsabilidad de Estados Unidos en el atraso de
los latinoamericanos. El giro que tomó la conversación impuso un
tono amargo al encuentro. Al despedirse, Eisenhower todavía
insistió en que una relación más estrecha entre los presidentes
contribuía a la cooperación bilateral. López Mateos se limitó a
sonreír.

La postura de López Mateos en Acapulco es, en términos


generales, consistente con su política exterior. No obstante, en
febrero de 1959 —a unas cuantas semanas del triunfo de los
revolucionarios cubanos, que fue aplaudido incluso por
Washington—, después de más de 15 años de armonía con
Estados Unidos, de un cierto desapego en relación con América
Latina, y sin previo aviso, era una sorpresa que el presidente
mexicano cuestionara la alianza ideológica y girara hacia el
antiimperialismo. ¿Cómo explicar este cambio?

Formulo dos hipótesis:

a) La crisis guatemalteca de 1954 despertó en México una


reacción antiimperialista que se convirtió en polo de
reorganización de las izquierdas mexicanas. Entonces se reanimó
la coalición cardenista, integrada por los remanentes del
radicalismo oficial de los años treinta, por una nueva generación
de nacionalistas hostiles al intervencionismo americano y por
comunistas. Lázaro Cárdenas volvió a la escena pública con
motivo del golpe de Castillo Armas contra Arbenz, en defensa del
gobierno depuesto. También se había solidarizado públicamente
con el pueblo guatemalteco, con más pasión que el gobierno Ruiz
Cortines. Cabe señalar que el ex presidente acababa de recibir la
medalla Stalin de la Paz.

Tanto la movilización de las izquierdas como la reaparición de


Cárdenas desafiaban los equilibrios políticos de la época: la paz
que había logrado la hegemonía del PRI, y el liderazgo exclusivo
del presidente de la República. Así, el aparente cambio de López
Mateos era un movimiento defensivo ante acontecimientos y
personajes que, a sus ojos, retaban la estabilidad política.

b) La segunda hipótesis propone que al levantar la causa


latinoamericana frente a Estados Unidos Adolfo López Mateos
defendía a Guatemala y, al hacerlo, obedecía a un impulso
emotivo y a una obligación moral con su país de origen. También
desde esta perspectiva estrictamente personal, la actitud del
presidente mexicano refleja la influencia de su mentor, el
internacionalista Isidro Fabela, quien criticó con severidad la
postura ambigua del gobierno Ruiz Cortines frente a la crisis
guatemalteca.

Estas hipótesis no son excluyentes. Ahora bien, existe suficiente


información documental para confirmar la primera; en cambio la
evidencia en apoyo de la última es fragmentaria y circunstancial;
no obstante, amerita una mirada más atenta que la que ha
recibido porque plantea la posibilidad de que el más querido de
nuestros ex presidentes fuera guatemalteco.

¿El tema de la nacionalidad de López Mateos era más que un


rumor? Después de todo, el expediente lo armó desde el
resentimiento de la derrota su contrincante en la elección al
Senado, Adolfo Manero, que por cierto, además de candidato del
PNDI, era secretario de Organización del Frente Nacional
Alemanista. No obstante, el lugar de nacimiento no es la única
incógnita en el pasado del joven López Mateos. El expediente que
él mismo reunió para responder a la gravísima acusación que se
le hacía y que presentó ante la Primera Comisión Revisora de
Credenciales el 17 de agosto de 1946, tiene tantas
contradicciones y puntos oscuros que —de manera involuntaria—
arroja una enorme sombra de duda sobre el conjunto. En primer
lugar, no incluye un acta de nacimiento mexicana, por la simple y
sencilla razón de que no existe.
2
Según la entrada de la Enciclopedia de México en su edición de 1978,
Adolfo López Mateos nació en Atizapán de Zaragoza el 26 de
mayo de 1910, hijo de Mariano Gerardo López y de Elena
Mateos, cursó la secundaria y la preparatoria en el Instituto
Científico y Literario del Estado de México —aunque más
adelante el mismo texto señala que obtuvo su título de bachiller
en la Escuela Nacional Preparatoria—. También afirma que a los
17 años era catedrático de historia universal y de literatura
iberoamericana en la Escuela Normal de Maestros de Toluca. En
1928 se inscribió en la Escuela de Jurisprudencia, y en 1930
obtuvo su título de abogado con una tesis titulada Delitos en contra de
la economía política. El 20 de noviembre de 1926 inició una caminata
desde el Zócalo de la ciudad de México hasta la capital de
Guatemala que duró más de 60 días; en 1929 se involucró en la
campaña vasconcelista, y después de la derrota buscó refugio en
Guatemala para escapar a la represión. Algunos textos señalan
que la caminata a la capital de ese país y el exilio autoimpuesto
también en esa ciudad, le valieron el sobrenombre de “el
Guatemala”. Éste sería el origen del infundio de la nacionalidad
guatemalteca. Todos estos datos, salvo pequeñas variaciones,
aparecen en otras obras. 3

Los documentos que el presunto senador Manero entregó al


oficial mayor de la Cámara de Senadores y a la Procuraduría
General de la República el 10 de agosto de 1946 muestran
discrepancias en documentos oficiales en cuanto al lugar y la
fecha de nacimiento de López Mateos. Además del acta de
nacimiento guatemalteca ya citada, según el registro que
guardaba el PRI de la precandidatura a la senaduría, y en su
credencial de elector, López Mateos nació el 27 de septiembre de
1909 en Atizapán, Estado de México, y tenía dos años de
vecindad en Toluca. No obstante, Manero presentó una carta
firmada por el representante de casilla de su partido, el PNDI,
Merdonio Sánchez, que aseguraba que el 7 de julio de 1946
López Mateos se había presentado a votar en la casilla 18 de la
ciudad de Toluca, con “…su tarjeta correspondiente en la que
aparece como originario y vecino de esta ciudad”. Manero incluyó
también otros documentos que daban fe de la inexistencia de un
acta de nacimiento a nombre de Carlos Adolfo López Mateos en
Toluca y en el Distrito Federal, entre 1908 y 1913, así como los
resultados de una investigación entre habitantes de Atizapán que
“…unánimemente afirmaron no haber existido familia alguna de
tal nombre…” en esa ciudad. En cambio, sostiene que residentes
de Guatemala le habían mostrado documentos probatorios de
nacimiento y vecindad de la familia. Así como una carta del señor
Salvador Zea Nájera, quien afirmaba haber conocido al joven
López Mateos en el Instituto Científico y Literario, que entonces
manifestó “…que venía de Centro América”. 4

La información que aportó López Mateos a la Comisión Revisora


de Credenciales del Senado no sólo no respondía a la acusación
de Manero, pues no presentó un acta de nacimiento mexicana,
sino que además introdujo contradicciones que agravan las dudas
sobre su información personal. Así, por ejemplo, sometió una fe
de bautismo de la parroquia de Tlaltenango, Zacatecas, a nombre
de Mariano Francisco de la Trinidad López Sánchez, que
presuntamente pertenecía a su padre, quien, sin embargo, en
todos los demás documentos oficiales aparece como Mariano
Gerardo. López Mateos incluyó en el expediente su certificado de
inscripción en el Instituto Científico y Literario del Estado de
México, las actas de matrimonio de sus hermanos Mariano y
Elena, así como la propia, en las que Adolfo aparece como
originario del Distrito Federal y nacido en 1909; asimismo, en la
cédula de filiación de empleado de la Secretaría de Hacienda, se
registró como nacido en la capital, pero dio como fecha de
nacimiento el 26 de mayo de 1908.

Entre los documentos que, según López Mateos, debían


comprobar su nacionalidad mexicana, se encuentra una
constancia de la Universidad Nacional de México de acuerdo a la
cual estuvo inscrito en la Escuela Nacional Preparatoria en 1923
donde, aparentemente, cursó cuatro materias el primer año; tres
más el siguiente, cinco materias en 1925, y sólo una en 1926. La
información disponible sugiere que en 1927 solicitó su traslado al
Instituto Científico y Literario del Estado de México, tal vez en
vista de los pobres resultados de su último año en la ENP; sin
embargo, no hay rastro de que haya terminado el bachillerato,
tampoco de que haya cursado la carrera de abogado ni de que se
haya recibido. A este respecto sus biógrafos son más bien vagos,
aunque los más afirman que se recibió “alrededor de” “o antes de”
1943, es decir, un año antes de que Fabela lo designara director
del Instituto Científico y Literario; todos coinciden en el título de la
“brillante” tesis, pero reconocen que desafortunadamente no es
accesible ni está registrada.

Si comparamos estos datos resulta que no hay ninguna certeza


de que el padre de Adolfo López Mateos, Mariano Gerardo, fuera
el mismo Mariano Francisco de la Trinidad nacido en Tlaltenango,
Zacatecas;  tampoco hay certeza respecto al lugar y fecha de
5

nacimiento del futuro presidente de México. Es seguro que la


familia no era vecina de Atizapán, Estado de México, el
nacimiento de Adolfo en esa localidad fue un accidente —nos
dicen los biógrafos—; tampoco residía en Toluca. Según los
documentos disponibles, la familia quedó avecindada en la ciudad
de México, a la muerte del padre, desde que Adolfo cumplió cinco
años, cuando fue recibido como becario en la primaria del Colegio
Francés Morelos. No es claro de dónde llegaron. El cambio en la
fecha de nacimiento de 1909 a 1910 se explicaría por el deseo de
empatar la carrera de López Mateos con la trayectoria de la
Revolución. Por ejemplo, al respecto Isidro Fabela escribe: [López
Mateos] vino al mundo “cuando la Revolución nacía, en 1910. […]
Yo no concibo a López Mateos tirano, porque nació cuando la
Revolución nacía y amamantó su espíritu selecto en los senos de
la Constitución de 1917…”. 6

En relación con su historia académica el propio López Mateos se


mostró cauteloso. En la carta que acompañaba el expediente que
presentó a la Comisión Revisora describía los documentos
adjuntos, pero se abstuvo de mencionar el grado de bachillerato,
sus estudios de jurisprudencia y la obtención del título profesional
y, desde luego, la tesis.
7

El 29 de agosto de 1946 la Primera Comisión Revisora de


Credenciales de la XL Legislatura dio a conocer el dictamen
relativo a la elección para el Senado del Estado de México, luego
de “detenido estudio”, y declaró triunfadora la fórmula integrada
por Adolfo López Mateos y Salvador Sánchez Colín.  También
8

descartó la “objeción” de Manero, y concluyó que “no llegó a


probar en forma legal” la acusación de que el flamante senador
propietario fuera de nacionalidad guatemalteca. Según la
Comisión, los documentos presentados por López Mateos daban
prueba de que era “hijo de padres mexicanos, mexicano por
nacimiento y vecindad”. No obstante, tal vez por precaución, la
Comisión añadió: “Suponiendo, sin conceder, que Adolfo López
Mateos hubiera podido nacer… fuera del territorio nacional… (por
las pruebas presentadas debe reputársele como mexicano) de
conformidad con el artículo 30 de la Constitución Federal de 1857
en relación con el artículo 1º de la Ley sobre Extranjería y
Naturalización de 28 de mayo de 1886…”.
Paradójicamente, también el 29 de agosto de 1946, en la Cámara
de Diputados, Manuel Gómez Morín defendía su propia elección
al 2º Distrito de Chihuahua, y para contrarrestar a quienes
buscaban descalificarlo con el argumento de que su padre era
extranjero, a pesar de que había nacido en Batopilas, Chihuahua,
se acogió —al igual que López Mateos— a la Constitución de
1857 vigente en el momento de su nacimiento, que estipulaba
que era mexicano todo extranjero que tuviera un hijo mexicano
“siempre que no manifieste la resolución de conservar su
nacionalidad”. La acusación contra el líder del PAN se
desvaneció. Sin embargo, y a pesar de que mostraba una ventaja
de más de mil votos respecto a su contrincante del PRI, las
irregularidades en la elección de ese distrito habían sido tantas
que se votó la anulación. Gómez Morín, confiado en que la
reposición del proceso le daría el triunfo, apoyó esta decisión,
incluso la celebró. En tres años la XL Legislatura no encontró la
oportunidad de repetir la elección en el 2º Distrito de Chihuahua.

Es posible que los documentos mientan, que las repetidas


discrepancias sean errores de dedo, producto del olvido o de la
confusión; pero también es posible que Mariano Gerardo López
fuera guatemalteco, casado con una mexicana, y que la familia
residiera en Guatemala hasta su muerte. Si así ocurrió, entonces
Adolfo López Mateos fue un gran simulador que además de un
buen recuerdo dejó muchas preguntas sin respuesta. La más
importante sería ¿por qué Ruiz Cortines lo designó sucesor
precisamente a él, el candidato más vulnerable de todos?

Soledad Loaeza. Profesora-investigadora de El Colegio de México.


En 2008 publicó Las consecuencias políticas de la expropiación
bancaria y Entre lo posible y lo probable.
1
 Foreign Relations of the USA, “Memorandum of a conversation,
Mexico City, August 1,1958”. Participants, President Adolfo Ruiz
Cortines of Mexico, Presiden-elect Adolfo López Mateos, the
Honorable Robert C.Hill, American Ambassador to Mexico.
Government Printing Office, Washington, D.C. , 1991, p. 835.
2
 Documentos reproducidos en: Yolanda Sentíes, Adolfo López
Mateos, Senador de la República (1946-1952), Instituto
Mexiquense de Cultura, México, 1993, pp. 56-98. Varias
biografías oficiales aceptan que “Desgraciadamente no se cuenta
con el acta de registro civil correspondiente”, ver: Marta Baranda y
Lía García Verástegui, Adolfo López Mateos, estadista mexicano,
Gobierno del Estado de México, México, 1987, p. 25.
3
 Ver, por ejemplo: Baranda y García Verástegui, op. cit.; Lourdes
Celis et al., Historia de la acción pública. Adolfo López Mateos,
1958-1964, Partido Revolucionario Institucional, México, 1978;
Armando de Maria y Campos, Un ciudadano. Cómo es y cómo
piensa Adolfo López Mateos, Libro-Mex editores, México, 1958;
Sentíes, op. cit., Justo Sierra, López Mateos, relatado a Fernando
Heftye, Justo Sierra y Fernando Heftye, México, s.f.,
4
 Archivo Ramón Beteta, copia de la carta de Adolfo Manero al
procurador general de la República, con fecha 10 de agosto de
1946, caja 23, carpeta 108.
5
 En la solicitud de matrimonio que presentó al Registro Civil en
1937, López Mateos declaró que su padre había nacido en Jerez.
Sentíes, op. cit. Curiosamente, años después los biógrafos
oficiales se empeñan en reconstruir la genealogía del presidente y
llegan a emparentarlo con el poeta jerezano Ramón López
Velarde.
6
 De Maria y Campos, op. cit. Los documentos muestran que
repetidamente la madre de López Mateos declaraba entre seis y
siete años menos de los que en realidad tenía.
7
 Sentíes, op. cit.
 Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos
8

Mexicanos, “Décimaprimera Junta Preparatoria Celebrada el 29


de agosto de 1946”, Diario de los Debates, año I, periodo
ordinario, XL Legislatura, tomo 1, núm. 11

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