El POZO Augusto Cespedes
El POZO Augusto Cespedes
El POZO Augusto Cespedes
Ballivián. Una vez curados, los han traído por el lado de Platanillos,
El POZO al II Cuerpo de Ejército. Incorporados al regimiento de zapadores a
Por Augusto Céspedes donde fui también destinado, permanecemos desde hace un
semana aquí, en las proximidades del fortín Loa, ocupados en abrir
Soy el suboficial boliviano Miguel Navajo y me encuentro en el una picada. El monte es muy espinoso, laberíntico y pálido. No hay
hospital de Tarairí, recluido desde hace 50 días con avitaminosis agua.
beribérica, motivo insuficiente según los médicos para ser evacuado
hasta La Paz, mi ciudad natal y mi gran ideal. Tengo ya dos años y 17 de enero.
medio de campaña y ni el balazo con que me hirieron en las costillas
el año pasado, ni esta excelente avitaminosis me procuran la Al atardecer, entre nubes de polvo que perforan los elásticos
liberación. caminos aéreos que confluyen hasta la pulpa del sol naranja,
sobredorando el contorno del ramaje anémico, llega el camión
Entretanto me aburro, vagando entre los numerosos fantasmas aguatero.
en calzoncillos que son los enfermos de este hospital, y como nada
tengo para leer durante las cálidas horas de este infierno, me leo a Un viejo camión, de guardafangos abollados, sin cristales y con un
mí mismo, releo mi Diario. Pues bien, enhebrando páginas distintas, farol vendado, que parece librado de un terremoto, cargado de
he exprimido de ese Diario la historia de un pozo que está ahora en toneles negros, llega. Lo conduce un chofer cuya cabeza rapada me
poder de los paraguayos. recuerda a una tutuma. Siempre brillando de sudor, con el pecho
húmedo, descubierto por la camisa abierta hasta el vientre.
Para mí ese pozo es siempre nuestro, acaso por lo mucho que nos
hizo agonizar. En su contorno y en su fondo se escenificó un drama -La cañada se va secando -anunció hoy-. La ración de agua es
terrible en dos actos: el primero en la perforación y el segundo en la menos ahora para el regimiento.
cima. Ved lo que dicen esas páginas:
- A mí no más, agua los soldados me van a volver -ha añadido el
Verano sin agua. En esta zona de Chaco, al norte de Platanillos ecónomo que le acompaña.
casi no llueve, y lo poco que llovió se ha evaporado. Al norte, al sur,
a la derecha o a la izquierda, por donde se mire o se ande en la Sucio como el chofer, si éste se distingue por la camisa, en aquél
transparencia casi inmaterial del bosque de leños plomizos, son los pantalones aceitosos que le dan personalidad. Por lo demás,
esqueletos sin sepultura condenados a permanecer de pie en la es avaro y me regatea la ración de coca para mis zapadores. Pero
arena exangue, no hay una gota de agua, lo que impide que vivan alguna vez me hace entrega de una cajetilla de cigarrillos.
aquí los hombres de guerra. Vivimos, raquíticos, miserables,
prematuramente envejecidos los árboles, con más ramas que hojas, El chofer me ha hecho saber que en Platanillos se piensa llevar
y los hombres, con más sed que odio. nuestra División más adelante.
Tengo a mis órdenes unos 20 soldados, con los rostros entintados Esto ha motivado comentarios entre los soldados. Hay un
de pecas, en los pómulos costras como discos de cuero y los ojos potosino Chacón, chico, duro y obscuro como un martillo, que ha
siempre ardientes. Muchos de ellos han concurrido a las defensas de lanzado la pregunta fatídica:
Aguarrica y del Siete (Kilómetro Siete, camino Saavedra-Alihuata,
donde se libró la batalla del 10 de Noviembre), de donde sus heridas -¿Y habrá agua?
Desde las 11 de la mañana hasta las 3 de la tarde es imposible el
-Menos que aquí -le han respondido. trabajo en la fragua del monte. Durante esas horas, después de
buscar inútilmente una masa compacta de sombra, me echo debajo
-¿Menos que aquí? ¿Vamos a vivir del aire como las carahuatas? de cualquiera de los árboles, al ilusorio amparo de unas ramas que
simulan una seca anatomía de nervios atormentados.
Traducen los soldados la inconsciencia de su angustia, provocada
por el calor que aumenta, relacionando ese hecho con el alivio que El suelo, sin la cohesión de la humedad, asciende como la muerte
nos niega el liquido obsesionante. Destornillando la tapa de un tonel blanca envolviendo los troncos con su abrazo de polvo, empañando
se llena de agua dos latas de gasolina, una para cocinar y otra para la red de sombra deshilachada por el ancho torrente del sol. La
beberla y se va el camión. Siempre se derrama un poco de agua al refracción solar hace vibrar en ondas el aire sobre el perfil del
suelo, humedeciéndolo, y las bandadas de mariposas blancas pajonal próximo, tieso y p álido como un cad áver.
acuden sedientas a esa humedad.
Postrados, distensos, permanecemos invadidos por el sopor de la
A veces yo me decido a derrochar un puñado de agua, fiebre cotidiana, sumidos en el tibio desmayo que aserrucha el
echándomelo sobre la nuca, y unas abejitas, que no sé con qué chirrido de las cigarras, interminable como el tiempo. El calor,
viven, vienen a enredarse entre mis cabellos. fantasma transparente volcado de bruces sobre el monte, ronca en
el clamor de las cigarras. Estos insectos pueblan todo el bosque
21 de enero. donde extienden su taller invisible y misterioso con millones de
ruedecillas, martinetes y sirenas cuyo funcionamiento aturde la
Llovió anoche. Durante el día el calor nos cerró como un traje de atmósfera en leguas y leguas.
goma caliente. La refracción del sol en la arena nos perseguía con
sus llamaradas blancas. Pero a las 6 llovió. Nos desnudamos y nos Nosotros, siempre al centro de esa polifonía irritante, vivimos una
bañamos, sintiendo en las plantas de los pies el lodo tibio que se escasa vida de palabras sin pensamientos, horas tras horas, mirando
metía entre los dedos. en el cielo incoloro mecerse el vuelo de los buitres, que dan a mis
ojos la impresión de figuras de pájaros decorativos sobre un
25 de enero. empapelado infinito.
Otra vez el calor. Otra vez este flamear invisible, seco, que se Lejanas, se escuchan, de cuando en cuando, detonaciones
pega a los cuerpos. Me parece que debería abrirse una ventana en aisladas.
alguna parte para que entrase el aire. El cielo es una enorme piedra
debajo de la que está encerrado el sol. 1 de febrero.
Así vivimos, hacha y pala al brazo. Los fusiles quedan El calor se ha adueñado de nuestros cuerpos, identificándolos
semienterrados bajo el polvo de las carpas y somos simplemente como de polvo, sin nexo de continuidad articulada, blandos,
unos camineros que tajamos el monte en línea recta, abriendo una calenturientos, conscientes para nosotros sólo por el tormento que
ruta, no sabemos para qué, entre la maleza inextricable que nos causan al transmitir desde la piel la presencia sudosa de su beso
también se encoge de calor. Todo lo quema el sol. Un pajonal que de horno. Logramos recobrarnos al anochecer. Abandónase el día a
ayer por la mañana estaba amarillo, ha encanecido hoy y está seco, la gran llamarada con que se dilata el sol en un último lampo
aplastado, porque el sol ha andado encima de él. carmesí, y la noche viene obstinada en dormir, pero la acosan las
picaduras de múltiples gritos de animales: silbidos, chirridos,
graznidos, gama de voces exóticas para nosotros, para nuestros
oídos pamperos y montañeses. 20 de febrero.
Noche y día. Callamos en el día, pero las palabras de mis soldados Nos trasladan 20 kilómetros más adelante. La picada que
se despiertan en las noches. Hay algunos muy antiguos, como trabajamos ya no será utilizada, pero abriremos otra.
Nicolás Pedraza, vallegrandino que está en el Chaco desde 1930, que
abrió el camino a Loa, Bolívar y Camacho. Es palúdico, amarillo y 18 de febrero.
seco como una caña hueca.
El chofer descamisado ha traído la mala noticia:
-Los pilas haigan venido por la picada de Camacho, dicen
-manifestó el potosino Chacón. -La cañada se acabó. Ahora traeremos agua desde "La China".
-Pero los pilas siempre encuentran. Conocen el monte más que Ayer no hubo agua. Se dificulta el transporte por la distancia que
nadies -objetó José Irusta, un paceño áspero, de pómulos afilados y tiene que recorrer el camión. Ayer, después de haber hacheado
ojillos oblicuos que estuvo en los combates de Yujra y Cabo Castillo. todo el día en el monte, esperamos en la picada la llegada del
camión y el último lampo del sol -esta vez rosáceo- pintó los rostros
Entonces un cochabambino a quien apodan el Cosñi, replicó: terrosos de mis soldados sin que viniese por el polvo de la picada el
rumor acostumbrado.
-Dicen no más, dicen no más... ¿Y a ese pila que le encontramos
en el Siete muerto de sed cuando la cañada estaba ahicito, mi Sof?... Llegó el aguatero esta mañana y alrededor del turril se formó un
tumulto de manos, jarros y cantimploras, que chocaban violentos y
-Cierto -he afirmado-. También a otro, delante del Campo lo airados. Hubo una pelea que reclamó mi intervención.
hallamos envenenado por comer tunas del monte.
1 de marzo.
-De hambre no se muere. De sed sí que se muere. Yo he visto en
el pajonal del Siete a los nuestros chupando el barro la tarde del 10 Ha llegado a este puesto un teniente rubio y pequeñito, con
de noviembre. barba crecida. Le he dado el parte sobre el número de hombres a
mis órdenes.
Hechos y palabras se amontonan sin huella. Pasan como una brisa
sobre el pajonal sin siquiera estremecerlo. -En la línea no hay tres soldados. Debemos buscar pozos.
Yo tengo otras cosas que anotar. -En "La China" dicen que han abierto pozos.
Ha llovido. Los árboles parecen nuevos. Hemos tenido agua en -Han sacado.
las charcas, pero nos ha faltado pan y azúcar porque el camión de
provisiones se ha enfangado. -Es cuestión de suerte.
sector del pozo y he mandado construir una escalera y un caballete
-Por aquí también, cerca de "Loa" ensayaron abrir unos pozos. de palomataco para extraer la tierra mediante polea. Los soldados
se turnan continuamente y Pedraza asegura que en una semana más
Entonces Pedraza que nos oía ha informado que efectivamente, a tendrá el gusto de invitar al General X "a soparse las argentinas en
unos cinco kilómetros de aquí, hay un "buraco", abierto desde época aguita del buraco"
inmemorial, de pocos metros de profundidad y abandonado porque
seguramente los que intentaron hallar agua desistieron de la 22 de marzo.
empresa. Pedraza juzga que se podría cavar "un poco más".
He bajado al pozo. Al ingresar, un contacto casi sólido va
ascendiendo por el cuerpo. Concluida la cuerda del sol se palpa la
Hemos explorado la zona a que se refiere Pedraza. Realmente hay sensación de un aire distinto, el aire de la tierra. Al sumergirse en la
un hoyo, casi cubierto por los matorrales, cerca de un gran sombra y tocar con los pies desnudos la tierra suave, me baña una
palobobo. gran frescura. Estoy más o menos a los 18 metros de profundidad.
Levanto la cabeza y la perspectiva del tubo negro se eleva sobre mí
El teniente rubio ha manifestado que informará a la hasta concluir en la boca por donde chorrea el rebalse de luz de la
Comandancia, y esta tarde hemos recibido orden de continuar la superficie. Sobre el piso del fondo hay barro y la pared se deshace
excavación del buraco, hasta encontrar agua. He destinado 8 fácilmente entre las manos. He salido embarrado y han acudido
zapadores para el trabajo. Pedraza, Irusta, Chacón, el Cosñi, y cuatro sobre mí los mosquitos, hinchándome los pies.
indios más.
30 de marzo.
II
2 de marzo. Es extraño lo que pasa. Hasta hace 10 días se extraía barro casi
líquido del pozo y ahora nuevamente tierra seca. He descendido
El buraco tiene unos 5 metros de diámetro y unos 5 de nuevamente al pozo. El aliento de la tierra aprieta los pulmones allá
profundidad. Duro como el cemento es el suelo. Hemos abierto una adentro. Palpando la pared se siente la humedad, pero al llegar al
senda hasta el hoyo mismo y se ha formado el campamento en las fondo compruebo que hemos atravesado una capa de arcilla
proximidades. Se trabajará todo el día, porque el calor ha húmeda. Ordeno que se detenga la perforación para ver si en
descendido. algunos días se deposita el agua por filtración.
-Que ensayen en otro sitio ya también ps, mi Capitán. Se ha avanzado algunos metros más. El trabajo es lentísimo: un
soldado cava adentro, otro desde afuera maneja la polea, y la tierra
-No, no. Sigan no más abriendo el mismo. Dos pozos de 30 sube en un balde improvisado en un turril de gasolina. Los soldados
metros no darán agua. Uno de 40 puede darla. se quejan de asfixia. Cuando trabajan, la atmósfera les aprensa el
cuerpo. Bajo sus plantas y alrededor suyo y encima de sí la tierra
-Sí, mi Capitán. crece como la noche. Adusta, sombría, tenebrosa, impregnada de un
silencio pesado, inmóvil y asfixiante, se apitona sobre el trabajador sueños. La obsesión del agua está creando un mundo particular y
una masa semejante al vapor de plomo, enterrándole de tinieblas fantástico que se ha originado a los 41 metros, manifestándose en
como a gusano escondido en una edad geológica, distante muchos un curioso suceso en ese nivel.
siglos de la superficie terrestre. El Cosñi Herbozo me lo ha contado. Ayer se había quedado
Bebe el liquido tibio y denso de la caramañola que se consume muy adormecido en el fondo de la cisterna, cuando vio encender una
pronto, porque la ración, a pesar de ser doble "para los del pozo" se serpiente de plata. La cogió y se deshizo en sus manos, pero
evapora en sus fauces, dentro de aquella sed negra. Busca con los aparecieron otras que comenzaron a bullir en el fondo del pozo
pies desnudos en el polvo muerto la vieja frescura de los surcos que hasta formar un manantial de borbollones blancos y sonoros que
él cavaba también en la tierra regada de sus lejanos valles agrícolas, crecían, animando el cilindro tenebroso como a una serpiente
cuya memoria se le presenta en la epidermis. encantada que perdió su rigidez para adquirir la flexibilidad de una
columna de agua sobre la que el Cosñi se sintió elevado hasta salir al
Luego golpea, golpea con el pico, mientras la tierra se desploma, haz alucinante de la tierra.
cubriéndole los pies sin que aparezca jamás el agua. El agua, que Allá, oh sorpresa! vio todo el campo transformado por la invasión
todos ansiamos en una concentración mental de enajenados que se del agua. Cada árbol se convertía en un surtidor. El pajonal
vierte por ese agujero sordo y mudo. desaparecía y era en cambio una verde laguna donde los soldados se
bañaban a la sombra de los sauces. No le causó asombro que desde
5 de junio. la orilla opuesta ametrallasen los enemigos y que nuestros soldados
se zambullesen a sacar las balas entre gritos y carcajadas. El
Estamos cerca de los 40 metros. Para estimular a mis soldados he solamente deseaba beber. Bebía en los surtidores, bebía en la
entrado al pozo a trabajar yo también. Me he sentido descendiendo laguna, sumergiéndose en incontables planos líquidos que chocaban
en un sueño de caída infinita. Allá adentro estoy separado para contra su cuerpo, mientras la lluvia de los surtidores le mojaba la
siempre del resto de los hombres, lejos de la guerra, transportado cabeza. Bebió, bebió, pero su sed no se calmaba con esa agua,
por la soledad a un destino de aniquilación que me estrangula con liviana y abundantemente como un sueño.
las manos impalpables de la nada. No se ve la luz, y la densidad Anoche el Cosñi tenía fiebre. He dispuesto que lo trasladen al
atmosférica presiona todos los planos del cuerpo. La columna de puesto de sanidad del Regimiento.
obscuridad cae verticalmente sobre mí y me entierra, lejos de los
oídos de los hombres. 24 de junio.
He procurado trabajar, dando furiosos golpes con el pico, en la El Comandante de la División ha hecho detener su auto al pasar
esperanza de acelerar con la actividad veloz el transcurso del por aquí. Me ha hablado, resistiéndose a creer que hayamos
tiempo. Pero el tiempo es fijo e invariable en ese recinto. A1 no alcanzado cerca de los 45 metros, sacando la tierra balde por balde
revelarse el cambio de las horas con la luz, el tiempo se estanca en con una correa.
el subsuelo con la negra uniformidad de una cámara obscura. Esta
es la muerte de la luz, la raíz de ese árbol enorme que crece en las -Hay que gritar, mi Coronel, para que el soldado salga cuando ha
noches y apaga el cielo enlutando la tierra. pasado su turno -le he dicho.
¿Es que en realidad hay agua?... ¡Desde el sueño del Cosñi todos Le llamaron a gritos y clarinadas:
la encuentran! Pedraza ha contado que se ahogaba en una erupción
súbita del agua que creció más alta que su cabeza. Irusta dice que ha -íTararííí!!...íPedrazaaaa!!!
chocado su pica contra unos témpanos de hielo y Chacón, ayer, salió
hablando de una gruta que se iluminaba con el frágil reflejo de las -Se habrá dormido...
ondas de un lago subterráneo.
-O muerto -añadí yo, y ordené que bajasen a verlo.
¿Tanto dolor, tanta búsqueda, tanto deseo, tanta alma sedienta
acumulados en el profundo hueco originan esta floración de Bajó un soldado y después de largo rato, en medio del círculo
manantiales?... que hacíamos alrededor de la boca del pozo, amarrado de la correa,
elevado por el cabrestante y empujado por el soldado, ascendió el
16 de julio. cuerpo de Pedraza, semiasfixiado.
Entretanto el puesto ha cambiado mucho. Se han levantado Los cañonazos partieron la tierra, las ráfagas de metralla
pahuichis y un puesto de Comando de batallón. Ahora abriremos un hendieron cráneos y pechos, pero no abandonamos el pozo, en
camino hacia el Este, pero nuestro campamento seguirá ubicado cinco horas de combate.
aquí.
A las 12 se hizo un silencio vibrante. Los pilas se habían ido.
El pozo queda también aquí, abandonado, con su boca muda y Entonces recogimos los muertos. Los pilas habían dejado cinco y
terrible y su profundidad sin consuelo. Ese agujero siniestro es en entre los ocho nuestros estaban el Cosñi, Pedraza, Irusta y Chacón,
medio de nosotros siempre un intruso, un enemigo estupendo y con los pechos desnudos, mostrando los dientes siempre cubiertos
respetable, invulnerable a nuestro odio como una cicatriz. No sirve de tierra.
para nada.
III El calor, fantasma transparente echado de bruces sobre el
7 de diciembre monte, calcinaba troncos y meninges y hacía crepitar el suelo. Para
(Hospital Platanillos). evitar el trabajo de abrir sepulturas pensé en el pozo.
¡Sirvió para algo, el pozo maldito!...
Mis impresiones son frescas porque el ataque se produjo el día 4 Arrastrados los trece cadáveres hasta el borde fueron
y el 5 me trajeron aquí con un acceso de paludismo. pausadamente empujados al hueco, donde vencidos por la gravedad
Seguramente algún prisionero capturado en la línea, donde la daban un lento volteo y desaparecían, engullidos por la sombra.
existencia del pozo era legendaria, informó a los pilas que detrás de
las posiciones bolivianas había un pozo. Acosados por la sed, los -¿Ya no hay más?...
guaraníes decidieron un asalto.
Entonces echamos tierra, mucha tierra adentro.
A las 6 de la mañana se rasgó el monte, mordido por las Pero, aun así, ese pozo seco es siempre el más hondo de todo el
ametralladoras. Nos dimos cuenta de que las trincheras avanzadas Chaco.
habían sido tomadas, solamente cuando percibimos a 200 metros
de nosotros el tiroteo de los pilas. Dos granadas de stoke cayeron FIN
detrás de nuestras carpas.