Aprendizajeautonomo
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El aprendizaje autodirigido en la educación de adultos / Ralph Brocket y Roger
Hiemtra – Barcelona : Paidós. 1993. P. 24
Los seres humanos continuamente estamos tomando decisiones y realizando
diversas acciones con autonomía. En algunas ocasiones aplicamos dicha
autonomía sobre cosas o aspectos cotidianos o elementales y en otras la
ejercemos para tomar decisiones sobre proyectos trascendentales. Nuestro
ejercicio autónomo lo realizamos en casi todos los aspectos de nuestra vida: el
hogar, el trabajo, el estudio.
Hoy en día son comunes las ideas y conceptos alrededor de términos afines como
autodirección, autoeducación, aprendizaje andragógico, aprendizaje
autónomo, aprendizaje planificado por uno mismo, educación a distancia;
sin embargo, los planteamientos, desarrollos conceptuales y prácticas específicas
al respecto no son nada recientes. Por el contrario, antes de la organización de
centros educativos formales, la autoeducación fue casi la única opción que
tuvieron las personas para instruirse o comprender las cosas que sucedían en su
entorno inmediato.
Cuando usted está desarrollando una tarea o actividad y procede a solucionar los
problemas que va encontrando, sin solicitar ayuda, está empleando su
independencia instrumental. Si considera que no necesita aprobación por parte
de otra u otras personas para estar seguro de la calidad de trabajo que ha
realizado o del grado de dominio que tiene sobre dicha tarea, está empleando su
independencia emocional.
En realidad las personas adultas asumen una disposición diferente para aceptar
su responsabilidad personal en procesos de aprendizaje y no necesariamente
inician experiencias de aprendizaje con habilidades consolidadas para el
aprendizaje autónomo. En todo caso una meta deseable para todo adulto es la de
asumir el mayor control de su propio destino; por tanto, los programas y los
educadores de adultos deben dedicar parte de sus acciones a ayudar a los
estudiantes a desarrollar habilidades para asumir elevados niveles de
responsabilidad en su propio aprendizaje.
En el mismo sentido D.D. Pratt considera que la auto dirección es una condición
situacional influida tanto por variables contextuales como por las características
del estudiante y las del profesor o facilitador. La mayor o menor necesidad de
dirección de un adulto en situación de aprendizaje se relaciona con su nivel de
competencia o sea con los conocimientos y habilidades para tomar decisiones y
con el grado de dependencia, es decir, la capacidad de autodirigirse en
situaciones específicas.
Es claro que no todos los adultos poseemos el mismo nivel de desarrollo de las
habilidades para el aprendizaje autónomo y aparentemente esta es una condición
que varía dependiendo de las circunstancias y de las situaciones de aprendizaje.
McCambs afirma que “hasta que los estudiantes no desarrollen, en un sentido
estable, una autoidentidad positiva que sea reforzada por una experiencia de
aprendizaje exitosa, no será posible para ellos comprometerse en aquellos
procesos de autoevaluación que generen una posible disposición afectiva y
motivación para ser estudiantes autorregulados”.
Las ayudas que se pueden emplear en interacción con el docente también pueden
ser de distinto tipo: tutoría presencial y a distancia, orientación para la realización
de actividades de aprendizaje, debates en grupos de estudio, comunicación
telemática, informes de actividades realizadas.