La Experiencia de Lo Virtual en La universidadCIBER
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universidad
La comunidad educativa parece llamada a evolucionar ante el apremio de una demanda
inquieta que rechaza los modelos heredados. Todo parece indicar que los métodos de
docencia superior y la propia institución universitaria precisan una profunda
transformación. Pero esto puede afectar de lleno su naturaleza y afectar directamente su
papel histórico y cultural.
Juan M. Otxotorena
Propongo aprovechar este raro momento en el que se anuncia una nueva cultura. La
alternativa es simple. O el ciberespacio reproduce lo mediático, lo espectacular, el
consumo de información comercial y la exclusión a una escala todavía más gigantesca
que la existente hoy en día, o bien acompañamos las tendencias más positivas de la
evolución en curso y nos planteamos un proyecto de civilización, centrado en los
colectivos inteligentes.
Pierre Lévy
P.- Se habla mucho de la educación virtual y del impacto —negativo o positivo— que
tendrá una extensión del uso de las nuevas tecnologías en el aula. Incluso algunos han
planteado un escenario futurista en el que al aula desaparece a favor de una sociedad
“enseñante”, sin la clásica intermediación de lo escolar como institución autónoma y
separada. La universidad empieza a sentir fuertemente las presiones sociales que
exigen una educación continua, profesionalizante e Interdisciplinaria en contravía de
lo que la educación superior ha instaurado como su modus operandi. ¿Usted que
maneja actualmente el tema y administra los apoyos para la incorporación de las
nuevas tecnologías en la vida académica de la Universidad Javeriana, como ve el
futuro de la institución universitaria?
R.- Se me ocurre en primera instancia que un buen contraste sobre el tema se podría
lograr mediante dos frases que bien podrían hacer el papel de epígrafes de este aparte.
Son dos frases que llaman la atención sobre asuntos y formas distintas de ver las cosas.
La primera, del profesor de la Universidad de Navarra, Juan M Otxotorena; advierte
sobre los efectos perversos que la presión social del mercado está generando sobre las
funciones tradicionales de la Universidad. La segunda, de Piérre Lévy, filósofo francés,
estudioso de la cibercultura, propone tomar una posición más proactiva —si se quiere
“política”— frente al fenómeno de aceleración de la virtualidad en el mundo
contemporáneo.
Ahora, creo que una respuesta cabal a la pregunta que usted plantea exige el desarrollo
de tres temas: en primer lugar, el análisis de esos factores de presión sobre la
universidad que tanto preocupan a Otxotorena. En segundo lugar, el tema de la
virtualidad, para el cual me gusta apoyarme en la propuesta a la vez filosófica,
antropológica y política de Pierre Lévy. Y finalmente, cómo entender los procesos de
virtualización en la universidad, de qué maneras concretas se puede alcanzar esa
virtualización.
Otro factor que está afectando de una manera muy fuerte el quehacer tradicional de la
universidad, es el que configuran las nuevas condiciones del comercio internacional que
ve en la educación, y muy especialmente, en la educación superior, un objeto más de
comercialización entre los muchos bienes y servicios del mercado global. Al ser
percibido como un objeto de comercio internacional, el servicio educativo puede perder
la autonomía en aspectos tan característicos como la fijación de criterios de calidad y
tendería por eso a homogenizarse, cediendo a la globalización en detrimento del
carácter local del servicio. Otros campos tradicionales de su autonomía como el acceso
a fondos de financiación o su función investigativa se ven también seriamente
impactados. Desde esta perspectiva, son otros los que determinarían su calidad, sus
objetos de interés y también sus posibilidades de sostenibilidad.
Finalmente está el impacto de las nuevas tecnologías, que relativiza los cauces
tradicionales de comunicación y distribución del saber, altera las relaciones de poder
constituidas con base en una visión humanista y elitista y proporciona procedimientos
alternativos que derrumban los filtros selectivos tradicionales. Este aspecto lo trataré
más adelante en detalle. Por ahora me interesa mostrar la manera como estos factores,
entre muchos otros, han invadido el espacio cultural universitario despojándolo de su
seguridad y de su tranquilidad. Veo entonces tres opciones para la institución:
Resistir: ya sea por inercia o por convicción, con un doble riesgo: 1) perder
viabilidad y por la tanto influencia real, 2) caer en el resentimiento, el miedo y la
parálisis.
[editar] Lo virtual
Entro ahora al tema de lo virtual. Un tema a la vez complejo y simple o más bien
simplificado por una especie de reduccionismo insólito. Propongo que lo virtual se
aprecie como un nuevo paradigma que puede ser aprovechado para potenciar el ser
universitario, pero también como ocasión para la renovación institucional y como
referencia clave del proceso de hominización que siempre ha tenido en la universidad
un escenario privilegiado. Empezaré por esto último. Afirma Lévy que la especie
humana se ha construido en y por la virtualización. ¿Cómo es esto? En nuestro camino
hacia la consolidación del homo sapiens sapiens, hemos ido pasando del pensamiento
concreto al pensamiento abstracto, de lo fáctico a lo simbólico, de la conciencia refleja a
la conciencia intencional.
De este modo hemos descubierto que el ser tiene al menos cuatro modos: el modo real,
el modo potencial, el modo virtual y el modo actual. Los dos primeros modos hacen
parte del orden fáctico u orden de la selección; los otros dos hacen parte del orden
simbólico o de la creación. Y si bien lo real y lo actual constituyen lo manifiesto, todo
aquello que podemos constatar y percibir, todo lo objetivo; y lo potencial y lo virtual
constituyen lo latente, es decir lo que no está presente, lo que anuncia el futuro; sólo lo
virtual es lo auténticamente subjetivo, en la medida en que lo potencial es más bien el
conjunto de posibles predeterminados, mientras que lo virtual es una configuración
dinámica de tendencias y fuerzas que pide objetivación. El conjunto real-posible del ser
es la sustancia: registra, institucionaliza y cosifica; mientras que el conjunto virtual-
actual es el acontecimiento: recupera el ser para lo humano.
Virtualizar es, en síntesis, ir más allá del acto para llegar a los nexos de imposiciones y
finalidades que inspiran los actos; es complejizar y desplazar los problemas. La
virtualización por eso inventa preguntas, problemas, dispositivos generadores de actos,
máquinas de devenir.
P.- Todo esto suena bastante complejo, ¿podría ilustrarnos con algunos ejemplos?
Y he dicho: cuando “cuelgue” el texto en Internet, para que no se me olvide anotar que
un texto “colgado” en Internet es un texto potenciado digitalmente: va más allá de una
versión impresa, que es una versión única y determinada. La versión digital, en cambio
permite, al menos teóricamente, la intervención del lector, incluso hasta la misma
deformación del texto, permite la entrada real de la subjetividad del lector, esto es,
permite la virtualización de la lectura misma. Hoy existen lenguajes y programas que
permiten al lector la alteración directa de textos, conectándose al servidor. Pero aunque
éste no sea el caso de mi texto colgado, al que quizá no se le puedan hacer reformas tan
directas, sí se encontrará ligado a un sistema de interacciones como los foros virtuales o
el contacto virtual a través de mi correo electrónico, que potenciará a ese lector de texto
hacia una actividad mayor y más expedita, también más creativa que la que realza un
lector de texto impreso.
Todo acto de lectura es más que una realización del texto, es una actualización, pues
implica operar en el orden creativo; pero una lectura en computadora es al menos una
edición o un montaje singular del texto, es decir, una lectura en computadora potencia la
actualización misma. Y cuando para el lector es posible recorrer el texto sin
imposiciones o secuencias predeterminadas o incluso reformar el texto, es porque
estamos ante una auténtica virtualización de la lectura. Eso es precisamente lo que
permite el hipertexto: una virtualización del texto y, simultáneamente, una
virtualización de la lectura, es decir, el texto se transforma en problemática textual.
Paro la segunda respuesta me parece aún más apropiada. Y esta respuesta es: “porque la
virtualización contemporánea constituye una oportunidad para concretar algunos ideales
que han estado a la espera de escenarios convenientes”. Tres de esas ideas son: las de
escuela nueva, la de los saberes necesarios de Morin y la de una Sociedad del
Conocimiento ya pensada, pero no totalmente construida. Sobre esta última me
extenderé un poco más, pero quiero mencionar rápidamente los otros dos conjuntos de
ideas.
Por otro lado, de los llamados por Edgard Morin saberes necesario, destaco algunos que
estarían favorecidos por la virtualización académica:
Así mismo, Silvio describe la sociedad del conocimiento como un escenario en el que
su espacio es el ciberespacio mismo, en los términos que hemos expuesto atrás; su
modelo de organización corresponde al de una red cibersocial, es decir, al de una
extensión de los colectivos inteligentes; su cultura concomitante es la cibercultura y su
infraestructura está constituida por la informática, la telemática y las redes electrónicas.
Aulas virtuales.
Laboratorios virtuales.
Bibliotecas virtuales.
Espacios virtuales de encuentro.
Y oficinas virtuales.
Así mismo, se virtualizan los objetos: los equipos y materiales de clase, los equipos y
materiales de laboratorio, los equipos y materiales de biblioteca y los documentos y
materiales de oficina. Aquí es importante anotar que la virtualización de objetos no sólo
consiste en su digitalización, sino, como se vio atrás, en la puesta de esos objetos
digitados en un entorno interactivo e integrado.
Pero sobre todo virtualizar la universidad es virtualizar las relaciones que se establecen
en una comunidad, en este caso la llamada por muchos, comunidad virtual de
aprendizaje. Estas relaciones se distinguen por el alto grado de interactividad entre los
miembros de la comunidad, el grado de focalización de sus temas de discusión y por su
cohesión social. Ahora, la virtualización de la universidad no es sólo un asunto técnico,
sino, sobre todo, un asunto cultural. Lograr que la comunidad universitaria se apropie de
las dinámicas conceptuales y de las bondades de la virtualización, así como de sus
manifestaciones tecnológicas, exige una combinación de estrategias, la primera de las
cuales consiste en persuadir a los actores del valor que se agrega a su cadena de
“producción” académica tradicional. A un nivel institucional suele ser útil realizar un
análisis DOFA (debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas), para reconocer
especialmente maneras concretas de convertir las amenazas en oportunidades. Pero las
acciones más complejas suelen ser aquellas destinadas a deconstruir bloqueos y
resistencias, generalmente asociados a desconocimiento, problemas de hábito y
habilidad o brecha generacional. Una estrategia muy efectiva consiste en mostrar las
bondades de las herramientas virtuales en la construcción de comunidades y en la
promoción del trabajo en red, no sólo para los profesores, sino para los estudiantes.
P.- El panorama que usted nos presenta es a la vez fascinante, complejo y desafiante.
¿Cree usted que ese escenario puede tener un futuro más o menos inmediato? Mitos y
desafíos
R.- Me parece que todavía debemos afrontar mitos, desafíos y oportunidades en este
tema de la educación virtual. Algunos de los mitos que rodean la educación virtual
tienen que ver con los procesos culturales. Así, el primero de ellos es aquel según el
cual la Educación virtual es tan sólo un problema técnico. Hemos visto que el éxito de
una virtualización de la universidad depende sobre todo del grado de apropiación de lo
virtual y de sus objetos. Por esta razón es que no podemos afirmar que la educación
virtual sea un agregado de fácil inserción, es necesario hacer conciencia del valor que se
agrega a la cadena tradicional de producción académica. De otro lado, la educación
virtual no es ni mucho menos una solución a problemas de cobertura: el hecho de que
exija condiciones técnicas de acceso muy especiales y una apropiación cultural sólida de
las herramientas, implica precisamente que no todos podrán aprovecharla. Ahora, si
bien creemos que no hay vuelta a atrás, esto no quiere decir que una institución que
decida no incluir la virtualización contemporánea en sus actividades, no pueda
sobrevivir. Tal vez tenga que reformular su alcance y sus estrategias, pero podrá
subsistir. El problema planteado no es el de una total sustitución, sino más bien el de
una adecuada síntesis y articulación de modalidades.
Entre los riesgos que contiene una extensión de la educación virtual como modelo, el
más importante es el de la ampliación de la brecha “norte-sur”. En la medida en que la
Educación virtual exige condiciones técnicas y culturales sofisticadas no sólo del lado
de la oferta sino del de la demanda, así mismo se puede producir una discordancia
importante. El problema debe ser abordado en conjunto por las instituciones
universitarias y el estado, pues de otro modo ésta será una limitante importante para la
extensión de las nuevas prácticas. La atención crítica debe también afinarse para evitar
el peligro de una sustitución total. Como se mencionó anteriormente, se debe evitar un
totalitarismo tecnológico y para ello lo mejor es preparar valores concomitantes, esto es,
valores que acompañen los procesos y muy especialmente el planteamiento de una
renovada visión humanista de la llamada cibercultura.
Con todo, la educación virtual debe ser vista como una serie de oportunidades. A un
nivel elemental, la educación virtual es una oportunidad para enriquecer la pedagogía y
los currículos. A un nivel institucional, la educación virtual puede ser vista como una
estrategia para agregar valor a la pertinencia, la cobertura, la calidad y la eficiencia,
requerimientos propios de la educación superior. Y a un nivel colectivo, la educación
virtual configura la oportunidad para potenciar modelos de colaboración no sólo
académica, sino financiera y organizacional.
[editar] La cibercultura
Es también un problema de consumo de masas. Las universidades poyectan la necesidad
de consumo en relación de crear nuevos trabajadores, para suplir la demanda del
mercado. En la universidad, las proyecciónes a la cibercultura radica en el uso de los
medios para ofrecer un mercado virtual. Las ventajas es que nuevos usuarios podrán
consumir servicios virtuales con el pretexto de llamarse cultura. Es así que la
cibercultura en una doble denominación, es la forma de consumo, y a la vez de cultura.