Rodríguez Cidre

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VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS: CLITEMNESTRA Y LA

FIGURA DEL AUTHÉNTES EN IFIGENIA EN ÁULIDE

Elsa Rodríguez Cidre


Universidad de Buenos Aires
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
elsale@fibertel.com.ar

Resumen: En el final de Ifigenia en Abstract: At the end of Iphigenia at


Áulide solo Clitemnestra duda de la Aulis only Clytemnestra calls into
sustitución del cuerpo de su hija por question the replacement of her
una cierva. Acudieron engañadas a una daughter’s body with a hind. They
boda con Aquiles que devendría came deceived to a wedding with
sacrificio a Ártemis. La madre revela Achilles which would turn into a
entonces que este es el segundo crimen sacrifice to Artemis. The mother then
de Agamenón contra un hijo suyo: al reveals that this was the second crime
matar a su primer marido también mata of Agamemnon against a son of hers:
a su hijo separándolo del pecho y when he had slayed her first husband,
estrellándolo contra el suelo. he also had killed her son pulling him
Agamenón entabla con su esposa una out of her breast and slamming him
relación de authéntes (vínculo que los against the soil. Agamemnon keeps
griegos reconocen entre quienes tienen with his wife a relation of authéntes,
muertos asesinados en común) que se bond that Greeks recognize between
repetirá en el sacrificio de Ifigenia. Esta persons that share murdered people in
imagen inesperada de Clitemnestra common and that will be renewed by
como víctima desde el inicio de su Iphigenia’s sacrifice. This unexpected
relación con el Atrida subraya la image of Clytemnestra as a victim from
importancia de la muerte de Ifigenia the beginning of her relationship with
como factor de transformación de una the Atreides underlines the importance
madre virtuosa en mujer adúltera y of Iphigenia’s death as a factor of
criminal. transformation of a virtuous mother
into an adulterous and criminal
woman.

Palabras clave: authéntes, Clitemnestra,


Keywords: authéntes, Clytemnestra,
Ifigenia en Áulide, justicia
Iphigenia at Aulis, justice

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Elsa Rodríguez Cidre. Víctimas y victimarios: Clitemnestra y la figura del authéntes en…

Agamenón reina en Micenas y casa con Clitemnestra, hija


de Tindáreo, tras dar muerte a su primer marido, Tántalo,
hijo de Tiestes, juntamente con su hijo. Le nace un varón,
Orestes, y las hijas Crisótemis, Electra e Ifigenia.

Apolodoro: Epítome II, 15-16

Hacia el final de Ifigenia en Áulide (406 a. C.), solo


Clitemnestra permanece dudosa sospechando que el relato de
la sustitución del cuerpo de su hija por el de una cierva es un
mero artificio1. Ambas mujeres acudieron a Áulide presas de
un engaño: una boda con Aquiles que devendría sacrificio
ritual a Ártemis. La madre de Ifigenia revela entonces que este
es el segundo crimen de parte de Agamenón contra un hijo
suyo: en ocasión de matar a su primer marido, Tántalo, el rey
de Argos también asesina a su hijo separándolo de su pecho y
estrellándolo contra el suelo. Y asistimos a una revelación en
todo el sentido del vocablo pues esta historia previa de
Clitemnestra conforma una innovación euripidea del mito que
hace que Agamenón entable con su esposa una relación que
los griegos llaman de authéntes, término que Rodríguez Adrados
traduce por “homicida” pero que involucra una complejidad
mayor, como veremos en breve. Esta inesperada imagen de
Clitemnestra como víctima desde el comienzo de su relación
con el Atrida subraya la importancia de la muerte de Ifigenia
como factor de transformación de una madre virtuosa en

1Una primera versión ha sido leída en el I Coloquio Interdisciplinario: “Justicia(s) en la


Antigüedad y en la Edad Media”, Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho
(UBA-Conicet) / DEGRIAC / Facultad de Derecho / Universidad de Buenos Aires (22
de abril de 2016).

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mujer adúltera y criminal y permite una focalización especial
para analizar la imagen de authéntes que la obra ofrece. Los
griegos utilizan dicho término para denotar una suerte de
perversión del parentesco, en el sentido de una unión no dada
en virtud de la philía, sino a partir del homicidio de un familiar.
Authéntes refiere a quien comete un crimen dentro del propio
grupo de parentesco pero luego se emplea más comúnmente
como un término relacional: authéntes de un sujeto X es aquel
que ha matado a un pariente de X o se identifica en un punto
con él. Gernet (1909, p. 13) destacaba ya a comienzos del siglo
pasado que es una palabra que, sin haber pertenecido al
vocabulario jurídico, se halla en la frontera del derecho.
Chantraine (1999, pp. 138-139) en su diccionario etimológico
parte de la idea de “autor responsable”, especialmente “autor
responsable de un asesinato” y señala que en la tragedia
siempre aparece con un valor expresivo2. Zeitlin (2009, p. 20,
n. 5) especifica que el griego no distingue lexicalmente entre la
violencia contra uno mismo y la violencia contra un familiar
(recordemos que en el temprano uso se construye con un
dativo de hostilidad). La palabra autós, como en los compuestos
autókheir (“de mano propia”) y authéntes, refiere tanto al suicidio
(violencia reflexiva) como al asesinato de un pariente, una
indicación de la solidaridad arcaica de la familia3. Loraux (1986,

2Cf. Liddell & Scott (1996), Rodríguez Adrados (1989, p. 602). Cf. también Gernet (1909,
p. 13 y ss.).

3Para auto- y sus compuestos, cf. Gernet (1909), Daube (1972), Parker (1983, pp. 122,
350-351), Zeitlin (2009, p. 20) y Loraux (1986). Belfiore (2000, p. 242) destaca el hecho
de que estos compuestos están frecuentemente usados en la tragedia para asesinatos de
parientes (además de suicidio): E. HF 839, Med. 1254, 1269, 1281.

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pp. 167-168) destaca el vivo debate que existe en torno de este


concepto, en el que algunos, siguiendo a Gernet, consideran
que el asesinato está en relación con un pariente (ese otro sí
mismo) y otros piensan, como Chantraine, que es ante todo un
sujeto que actúa por sí mismo. Debemos destacar también que
la idea de que la relación de authéntes se establezca entre
familias tiene una base en la ley griega, en función de que los
parientes de una persona asesinada tienen el derecho y el deber
de vengar su muerte en la familia del asesino: fracasar en
castigar a un authéntes es fracasar en importantes obligaciones
para con los phíloi4. El asesinato dentro de la familia crea el
mismo tipo de relación de contaminación entre el asesino y los
restantes parientes. Parker (1983, pp. 122-123) señala que, para
formas expiables de asesinato de familiares como el fratricidio
o el filicidio, Platón en Leyes impone restricciones al asesino
aún después de su retorno del exilio: la reanudación de
cualquier forma de asociación con la familia de la víctima
convertiría a uno y otra en responsables de una acusación de
impiedad5. Como sea, el asesinato de un pariente es un
acontecimiento por completo abominable6. De acuerdo con
Antifón (3,3,4; 3,4,4), los juicios de asesinato se sostenían al
aire libre para que los phíloi del asesinado no se contaminaran al
estar bajo el mismo techo que los authéntai. En palabras de
4 Cf. Belfiore (2000, p. 83).

5 Para este autor Platón está ciertamente reflejando un sentimiento ateniense aquí
aunque nada sabemos de la posición legal formal (Pl. Leg. 868c-869a).

6Parker (1983, p. 122-123) da un ejemplo histórico donde un presunto asesino del padre
continuó la relación con el hermano de la víctima y terminó en una acusación de
impiedad (Dem. 22.2).

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Belfiore (2000, p. 82), cuando un phílos lastima a un phílos,
como ocurre en muchas tragedias, las distinciones entre
amigos y enemigos están confundidas y pervertidas.
En el episodio cuarto (vv. 1097-1508) de la tragedia que nos
ocupa, Clitemnestra sale a escena para encontrar a su esposo y
ponerlo en evidencia respecto de la decisión de sacrificar a
Ifigenia. Agamenón intenta eludir a su esposa pero es
acorralado y la reina llama a su hija para que también acuda
portando a Orestes envuelto en peplos (vv. 1117-1121). Con la
presencia de ambos hijos Clitemnestra continúa el diálogo con
el Atrida hasta que, una vez que el rey admite la decisión
filicida, comienza una larga rhêsis de la reina cuyos primeros
versos son los siguientes:
ἄκουε δή νυν· ἀνακαλύψω γὰρ λόγους,
κοὐκέτι παρῳδοῖς χρησόμεσθ᾽ αἰνίγμασιν.
πρῶτον μέν, ἵνα σοι πρῶτα τοῦτ᾽ ὀνειδίσω,
ἔγημας ἄκουσάν με κἄλαβες βίᾳ,
τὸν πρόσθεν ἄνδρα Τάνταλον κατακτανών·
βρέφος τε τοὐμὸν †σῷ προσούρισας πάλῳ†,
μαστῶν βιαίως τῶν ἐμῶν ἀποσπάσας.
καὶ τὼ Διός σε παῖδ᾽, ἐμὼ δὲ συγγόνω,
ἵπποισι μαρμαίροντ᾽ ἐπεστρατευσάτην·
πατὴρ δὲ πρέσβυς Τυνδάρεώς σ᾽ ἐρρύσατο
ἱκέτην γενόμενον, τἀμὰ δ᾽ ἔσχες αὖ λέχη.
vv. 1146-1156.7

7 La edición base es la de Diggle y las traducciones nos pertenecen.

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En verdad, ahora escucha: pues desvelaré palabras y ya no


consultaremos un oráculo con enigmas desviados. Por un
lado, para reprocharte esto desde el comienzo, me
desposaste contra mi voluntad y me tomaste con violencia,
después de asesinar a mi anterior marido Tántalo y a mi
bebé †estrellaste contra el suelo†, tras arrancarlo
violentamente de mis pechos. Y los dos hijos de Zeus,
hermanos míos, brillantes sobre sus caballos marcharon
contra ti. Por otro, mi padre, el anciano Tindáreo, te
protegió cuando viniste como suplicante y obtuviste otra
vez mi lecho.

El pasado compartido entre Agamenón y Clitemnestra


donde el Atrida devino authéntes de la hija de Tindáreo mucho
antes de decidir matar a Ifigenia conforma, como dijimos, una
innovación euripidea8. Jouan (1990, p. 145) señala que esta
leyenda no tendrá más que testimonios raros y tardíos;
presenta características antiguas y puede remontarse a una
epopeya del ciclo (se pensaría en Alcmeónida que recogía los
ciclos tebano y troyano o en Estesícoro)9. La figura de Tántalo
es clave puesto que es un descendiente del fundador de esta
dinastía. Aparece generalmente como hijo de Tiestes
(Apolodoro, Ep. II, 5: Pausanias, II, 18, 2; II, 22, 2). Ambas
versiones de su fin son funestas10: en una es asesinado por
Atreo por odio a Tiestes y servido a éste en una comida; en la

8 Para un análisis de esta figura en el Agamenón, cf. Gastaldi (2001, pp. 166 y ss).

9 Cf. también Ferrari (1992, p. 287) y Gibert (2005, p. 229).

10Jouan (1990, p. 145) relaciona la muerte de Tántalo y su hijo con un verso de los
cantos chipriotas (fr. XXV Al.). Cf. también Heródoto, I, 155 y Eur. Tr., 721-725.

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segunda, que es la que nos concierne en este relato, es muerto
por Agamenón, su propio sobrino. Con esta muerte el Atrida
también pasa a ser authéntes de Egisto, otro hijo de Tiestes, y
suma razones para la venganza respecto de los integrantes de la
pareja adúltera que esperará en Argos cumplir su cometido al
regreso de Troya.
Resulta sumamente irónico recordar aquí los vv. 504-505
cuando el coro, al escuchar el arrepentimiento de Menelao
respecto de la realización del sacrificio de Ifigenia, exclama:
γενναῖ᾽ ἔλεξας Ταντάλῳ τε τῷ Διὸς / πρέποντα·
προγόνους οὐ καταισχύνεις σέθεν, “dijiste asuntos nobles
y dignos de Tántalo, el hijo de Zeus; no deshonras a tus
antepasados”. Es sugerente el hecho de que se nombre a
Tántalo, el padre de Pélope, el fundador de la dinastía, cuando
luego Clitemnestra presentará esta innovación euripidea con
otro Tántalo (cada uno es mencionado una sola vez en la
tragedia). Belfiore (2000, p. 22-24) analiza en la prehistoria de
esta tragedia cinco generaciones contaminadas por la violencia
contra los phíloi. La obra se inicia nombrando a Pélope, el
bisabuelo de Ifigenia, cuyas carnes son ofrecidas como comida
en un festín a los dioses por su padre Tántalo, iniciando así una
sucesión de crímenes por los que cada generación ha de pagar.
Pélope engendra a Atreo (padre de Menelao y Agamenón) con
Hipodamia tras matar a su padre, otro antecedente de
casamiento con un authéntes en la saga de esta peculiar dinastía.
Por su parte, Atreo es mencionado en la obra pero, a
diferencia de lo que ocurre con Tántalo, su presencia recorre la
tragedia. Su nombre aparece ya de forma explícita en los vv.:
28, 266, 321, 474, 1233, 1457; ya de forma indirecta a través del

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epíteto Atrida en los vv.: 818, 842, 928, 1254, 1577, 1627
llegando a doce referencias. Si bien en varios casos estas
menciones también generan efecto de ironía querríamos
detenernos en una en especial. Ifigenia, quien ha aceptado ser
sacrificada, dice a su madre respecto de su padre en v. 1456:
ἄκων μ᾽ ὑπὲρ γῆς Ἑλλάδος διώλεσεν, “involuntario me
perdió por la tierra de la Hélade” y Clitemnestra le responde
(v. 1457): δόλῳ δ᾽, ἀγεννῶς Ἀτρέως τ᾽ οὐκ ἀξίως “con
engaño, de una manera innoble y no digna de Atreo”. Como
señala Michelakis (2006, pp. 58-59), el espectador es golpeado
por la ironía de la referencia a alguien que no solo mató a los
hijos de su hermano sino que también se los sirvió de comida.
Volvamos a los versos citados. Coincidimos con Jouan
(1990, p. 145) en que Clitemnestra va a alegar la causa de
Ifigenia pero ella hablará sobre todo de sí misma en un
discurso revelador de los aspectos escondidos de su
personalidad11. Y a propósito de esto no es nada inocente el
verbo que decide utilizar en el primer verso de esta rhêsis (v.
1146), ἀνακαλύψω, “develaré”. Ya hemos analizado en otra
oportunidad la perversión de ritos a la cual es afecto Eurípides
en general y en esta obra en particular12. El cubrirse con un
velo es uno de los gestos a tener en cuenta en el rito
matrimonial y el descubrirse, en cambio, lo es en el del
sacrificio. Recordemos además que Agamenón pregunta a su

11 Aelion (1983, p. 311) destaca que no encontramos una mujer adúltera sino una esposa
irreprochable, no una criminal sino una víctima. Para Rabinowitz (2008, p. 111)
Eurípides humaniza a Clitemnestra y de algún modo la justifica.

12 Cf. Rodríguez Cidre (2015, p. 115 y ss.).

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hija unos versos antes por qué se ha cubierto con peplos:
τέκνον, τί κλαίεις, οὐδ᾽ ἔθ᾽ ἡδέως ὁρᾷς,/ ἐς γῆν δ᾽
ἐρείσασ᾽ ὄμμα πρόσθ᾽ ἔχεις πέπλους;, “oh hija, ¿por qué
lloras y ya no miras amablemente tras fijar a la tierra tu mirada
y tienes delante los peplos?” (vv. 1122-1123). Clitemnestra no
quiere más oráculos ni enigmas desviados y es por ello que
necesita develar las palabras. Y en este develamiento descubre
un asesinato ignorado: Agamenón es un authéntes para
Clitemnestra en tanto asesino de su esposo Tántalo y su hijo
quien era tan pequeño que estaba siendo amamantado (el
pecho y los senos suelen conformar un lugar particular desde
el cual los victimarios arrancan a las víctimas para su muerte13).
La brutalidad se instala en esta descripción y evoca el ánfora en
la cual Príamo es muerto a golpes por Neoptólemo con el
cuerpo de su nieto Astianacte (ca. 520 a.C.–510 a.C.)14. Ambas
imágenes son representadas con la violencia de la impiedad de
los personajes griegos. Para Masaracchia (1983, p. 60), Tántalo
anticipa el sacrificio de Ifigenia como el asesinato de Pelias el
de los hijos de Medea. Gamel (2002, p. 317) también compara
a Clitemnestra con Medea en el sentido de que ambas son
retratadas como mujeres habilidosas que soportan el status quo
en las relaciones de género hasta que el varón a cargo cambia
las reglas y, a partir de entonces, dirigen su talento para la
destrucción del sistema que ellas han sostenido pero que en
última instancia las traiciona. Es sugerente pensar en las dos

13 Cf. Rodríguez Cidre (2011, p. 63-64).

14 Ánfora ática de figuras negras (Louvre, Departamento de Antigüedades griegas,


etruscas y romanas, F 222).

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victimarias y en los asesinatos anticipatorios aunque debemos


dejar bien en claro que la situación de Clitemnestra es única en
tanto, en palabras de Michelini (2000: 49), sus experiencias son
profundamente alienantes y humillantes como las que deben
atravesar las cautivas de Troyanas o Andrómaca, pero ella es la
única mujer libre en la tragedia que tiene que soportar tal
situación. Morenilla Talens (2003, p. 135) agrega que no deja
de ser interesante la singularidad de esta mujer que, en un
mundo como el griego, considera motivo de reproche el hecho
de haber sido desposada contra su voluntad, ἔγημας
ἄκουσάν. Creemos que el planteo surge porque ella no es una
mujer botín como Andrómaca, Casandra e incluso Políxena, ni
una extranjera como Medea. Recordemos que Andrómaca en
Troyanas (vv. 659-660) tiembla ante la idea de vivir con authéntai
pero se trata de una esclava. Aquí no es un dato menor el papel
de Tindáreo, quien recibe a Agamenón como suplicante y le
entrega al victimario los lechos de su hija. Para Foley (1985, p.
74-75) Eurípides ignora la maldición heredada de la familia de
Atreo y localiza la violencia del pasado en la institución del
matrimonio15. Las numerosas referencias a Atreo a lo largo de
la obra son más que elocuentes y no permiten afirmar que el
tragediógrafo ignora este contexto familiar, pero está claro que
quiere trabajarlo desde otro lugar.
La figura de los lechos juega también aquí un rol clave.
Clitemnestra ha sido forzada y luego pasa a ser esposa legítima,

15En palabras de Michelini (2000, p. 56-57), la más oscura perspectiva permanece en


Clitemnestra, irreconciliable con la injusticia de sus errores e incubando una venganza
que cambiará la gloria épica de Agamenón en tragedia. Cf. también Burgess (2004, p. 41,
55).

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siempre en función del Atrida. Esta circunstancia resignifica la
respuesta de Agamenón, versos más adelante, a la súplica de su
hija, en la cual el griego menciona nada menos que los lechos
helenos:
οὐ Μενέλεώς με καταδεδούλωται, τέκνον,
οὐδ᾽ ἐπὶ τὸ κείνου βουλόμενον ἐλήλυθα,
ἀλλ᾽ Ἑλλάς, ᾗ δεῖ, κἂν θέλω κἂν μὴ θέλω,
θῦσαί σε· τούτου δ᾽ ἥσσονες καθέσταμεν.
ἐλευθέραν γὰρ δεῖ νιν ὅσον ἐν σοί, τέκνον,
κἀμοὶ γενέσθαι, μηδὲ βαρβάροις ὕπο
Ἕλληνας ὄντας λέκτρα συλᾶσθαι βίᾳ.
vv. 1269-1275.

Menelao no me tiene esclavizado, hija, ni he llegado a lo


querido por él, sino la Hélade, a la que es necesario
sacrificarte, aunque quiera o no quiera. Somos más
inferiores que esto. Pues es necesario que ella sea libre, hija,
cuanto de ti y de mí (depende) y que los lechos no sean
despojados violentamente por los bárbaros.

El padre justifica el sacrificio de Ifigenia para salvar de los


bárbaros a los lechos helenos. Pareciera que, estando
Agamenón en la Hélade, no se necesita de extranjeros para
violar lechos griegos16. Como señala Michelini (2000, p. 49),
Agamenón, quien encabeza ahora la campaña para castigar a
los secuestradores de Helena, fue él mismo un secuestrador. Si
él estaba motivado, como Paris, por deseo o simplemente por
odio, eso resulta menos claro. Pero sí es evidente que esta

16 Cf. Gibert (2005, p. 230). Es de notar que en vv. 1378 y ss. Ifigenia justifica su
sacrificio con el mismo argumento de su padre.

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referencia al pasado resignifica el presente en el cual vuelve a


aparecer como asesino de un pariente de Clitemnestra. Por
ello, a continuación la hija de Tindáreo relata en escena cómo
había soportado esas primeras muertes y sin embargo se había
insertado en su nuevo oîkos para beneficio de su marido
victimario:
οὗ σοι καταλλαχθεῖσα περὶ σὲ καὶ δόμους
συμμαρτυρήσεις ὡς ἄμεμπτος ἦ γυνή,
ἔς τ᾽ Ἀφροδίτην σωφρονοῦσα καὶ τὸ σὸν
μέλαθρον αὔξουσ᾽, ὥστε σ᾽ εἰσιόντα τε
χαίρειν θύραζέ τ᾽ ἐξιόντ᾽ εὐδαιμονεῖν.
σπάνιον δὲ θήρευμ᾽ ἀνδρὶ τοιαύτην λαβεῖν
δάμαρτα· φλαύραν δ᾽ οὐ σπάνις γυναῖκ᾽ ἔχειν.
τίκτω δ᾽ ἐπὶ τρισὶ παρθένοισι παῖδά σοι
τόνδ᾽, ὧν μιᾶς σὺ τλημόνως μ᾽ ἀποστερεῖς.
vv. 1157-1165

Desde entonces reconciliada contigo serás testigo que hacia


ti y la casa fui una mujer sin reproche, siendo sensata en los
asuntos de Afrodita y aumentando tu palacio de modo que
entrando te alegrabas y saliendo eras feliz. ¡Rara presa para
un hombre obtener tal mujer! Y no (es) difícil tener una
mujer ruin. Y doy a luz para ti a este niño después de tres
doncellas, de entre las cuales tú me quitarás miserablemente
a una.

La acusación de Clitemnestra da a pensar que el vínculo de


authéntes podría haber quedado sepultado en el pasado si
Agamenón no hubiera querido reactualizarlo con una nueva (y
tercera) muerte. El pasado de Clitemnestra transforma el
significado del conflicto actual: al reprimir su cólera, dice

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Michelini (2000, p. 50), la reina había jugado el papel de esposa
modelo, solo para encontrar que el hombre que asesinó al hijo
de su primer matrimonio está ahora preparándose para matar a
la hija en común17. Es un golpe de escena que en todos estos
versos esté presente Orestes en brazos de su hermana Ifigenia
y que la misma Ifigenia, en la súplica por su vida, se exprese a
su padre de la siguiente manera: μή, πρός σε Πέλοπος καὶ
πρὸς ᾿Ατρέως πατρὸς / καὶ τῆσδε μητρός, ἣ πρὶν
ὠδίνουσ' ἐμὲ / νῦν δευτέραν ὠδῖνα τήνδε λαμβάνει, “¡no,
por Pélope, y por tu padre Atreo, y por esta madre que antes
soportó dolores de parto por mí y ahora emprende este
segundo dolor de parto!” (vv. 1233-1235). El calificativo
numeral, δευτέραν, es aquí elocuente: el segundo dolor de
parto que menciona la doncella puede ser su propio sacrificio
pero, con la versión que Eurípides nos ha presentado, uno no
puede dejar de pensar en ese primer parto.
La reactivación de la situación de authéntes es particularmente
notable en el final de la rhêsis de Clitemnestra, donde de
manera efectiva ella menciona esta figura. La riqueza del pasaje
nos obliga a citarlo pese a su extensión:
τίν᾽ ἐν δόμοις με καρδίαν ἕξειν δοκεῖς;
ὅταν θρόνους τῆσδ᾽ εἰσίδω πάντας κενούς,
κενοὺς δὲ παρθενῶνας, ἐπὶ δὲ δακρύοις
μόνη κάθωμαι, τήνδε θρηνῳδοῦσ᾽ ἀεί·
Ἀπώλεσέν σ᾽, ὦ τέκνον, ὁ φυτεύσας πατήρ,

17Resulta sugerente recordar que Ifigenia, en el discurso donde va a anunciar su cambio


de parecer y decide morir, le dice a su madre: μάτην γάρ ‹σ᾽› εἰσορῶ θυμουμένην /
σῷ πόσει, “pues en vano te veo encolerizándote contra tu marido” (vv. 1369-1370).

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αὐτὸς κτανών, οὐκ ἄλλος οὐδ᾽ ἄλλῃ χερί,


†τοιόνδε νόστον καταλιπὼν πρὸς τοὺς δόμους†.
ἐπεὶ βραχείας προφάσεως ἐνδεῖ μόνον,
ἐφ᾽ ᾗ σ᾽ ἐγὼ καὶ παῖδες αἱ λελειμμέναι
δεξόμεθα δέξιν ἥν σε δέξασθαι χρεών.
μὴ δῆτα πρὸς θεῶν μήτ᾽ ἀναγκάσῃς ἐμὲ
κακὴν γενέσθαι περὶ σέ, μήτ᾽ αὐτὸς γένῃ.
εἶἑν·
θύσεις † δὲ παῖδ᾽ ἔνθα † τίνας εὐχὰς ἐρεῖς;
τί σοι κατεύξῃ τἀγαθόν, σφάζων τέκνον;
νόστον πονηρόν, οἴκοθέν γ᾽ αἰσχρῶς ἰών;
ἀλλ᾽ ἐμὲ δίκαιον ἀγαθὸν εὔχεσθαί τί σοι;
οὔ τἄρα συνετοὺς τοὺς θεοὺς ἡγοίμεθ᾽ ἄν,
εἰ τοῖσιν αὐθένταισιν εὖ φρονήσομεν.
ἥκων δ᾽ἐς Ἄργος προσπέσῆι τέκνοισι σοῖς;
ἀλλ᾽ οὐ θέμις σοι. τίς δὲ καὶ προσβλέψεται
παίδων σ᾽, ἵν᾽ αὐτῶν προσέμενος κτάνῃς τινά;
vv. 1173-1193.

¿Qué corazón consideras que tendré en casa? Cuando vea


vacíos todos los asientos de ésta; vacías, sus habitaciones de
doncella; y esté sentada sola con mis lágrimas entonando
siempre lamentos fúnebres por ella: ‘te destruyó, oh hija, el
padre que te engendró, tras asesinarte él mismo, no otro ni
con otra mano, †habiendo dejado tal recompensa en casa†’.
Porque falta solamente un insignificante motivo para que
yo y las hijas que queden vivas te recibamos con el
recibimiento que es necesario que tú recibas. No, en
verdad, ¡por los dioses, no me obligues a convertirme en
mala para ti ni (lo) seas tú mismo! ¡Sea! ¿Y sacrificarás
†entonces a tu hija†? ¿Qué ruegos dirás entonces? ¿Qué
bien pedirás para ti degollando a un hijo? ¿Un regreso

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funesto cuando ya sales infamemente de tu patria? ¿Acaso
es justo que yo suplique algún bien para ti?
Consideraríamos a los dioses no sabios si pensáramos bien
respecto de los authéntai. ¿Y al volver a Argos abrazarás a
tus hijos? Ya no hay thémis/ley para ti. ¿Quién de entre los
hijos te mirará a la cara si al llamarlo hacia ti ya mataste a
uno?

Estos versos no solo nombran la figura del authéntes sino que


están impregnados de ella por completo tanto en el plano
denotativo como en el connotativo. Por un lado, la insistencia
de la referencia a la mano asesina de Agamenón del v. 1178 da
a entender que se trata de un crimen autókheir, vocablo que,
como hemos visto, se conecta con el campo semántico del
crimen autós. Por otro lado, hallamos en el discurso directo a la
hija/víctima la acusación taxativa de asesinato y el anuncio de
que una acción tal desencadenará necesariamente una
respuesta, una retribución al mal cometido. Esta se expresa en
términos irónicos, casi sarcásticos, cuando Clitemnestra se
refiera a una recompensa en el hogar y en la repetición de
términos relativos a la recepción que el griego habrá de tener18:
la idea de que solo faltaría un mínimo motivo para causar tal
recepción podría remitirnos al concubinato con Casandra, pero
claramente está aquí detallando la actual cuenta de las
responsabilidades pasadas de Agamenón para con su esposa. Y
este diagnóstico que hace Clitemnestra deriva en una súplica
singular, no que no le mate a la hija, sino que no la obligue a
ser mala con él.

18 Nótese la aliteración del v. 1182 de los lexemas que apuntan a la vuelta.

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Elsa Rodríguez Cidre. Víctimas y victimarios: Clitemnestra y la figura del authéntes en…

Dijimos que authéntes es un término relacional, de modo que


el parlamento de Clitemnestra plantea que las acciones de
Agamenón tienen un efecto de multiplicación exponencial.
Con la muerte de Ifigenia, de la cual el griego es responsable a
ojos de su esposa, se renueva dicha relación entre Agamenón y
Clitemnestra. Pero, al mismo tiempo, esa muerte convierte a
Agamenón en authéntes de sus otros hijos, incluidos aquí en la
mención de las hijas que parecerían participar de la futura
retribución debida al asesinato. Señalemos además que este v.
1181 da tela para cortar en función de la ausencia de Orestes
en ese colectivo. Podríamos pensar en varias razones para
explicar por qué Citemnestra no nombra a su hijo. En primer
lugar, una interpretación de orden práctico en el sentido de que
Orestes está en pañales y nadie sabe, lógicamente, cuánto
durará la guerra. En segundo lugar, la mención de las hijas
pareciera dar a entender que la retribución compete solo al
mundo femenino y en este punto resulta clave recordar, por un
lado, la ligazón entre lo femenino y el oîkos, ya que se trata de
un crimen al interior del hogar, y, por otro lado, que las
victimarias trágicas en general trabajan solas o con auxiliares
femeninos (una buena excepción sería Egisto en el texto
esquileo pero en esta escena todavía no viene a cuento). Por
último, no se nombraría a Orestes porque en el mito el hijo
será un vengador pero no de la muerte de Ifigenia sino de la de
Agamenón, y él mismo se convertirá en authéntes con la muerte
de la propia emisora de este discurso. Y es que la súplica de
Clitemnestra de que no la obligue a ser mala está precisamente
planteando que la retribución que se verá forzada a hacer la

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convertirá a ella también en authéntes de sus hijos con sus
funestas consecuencias.
Es en este contexto que Clitemnestra incluye a los dioses y
en relación directa con la figura del authéntes planteando la
condena divina a tales conductas para, inmediatamente
después, describir la situación en la que Agamenón quedaría
tras este crimen. Para ello, Clitemnestra se centra en la
imposibilidad de reanudar lazos con los otros hijos ya que la
thémis se lo prohíbe. La expresión ἀλλ᾽ οὐ θέμις σοι (v. 1192)
nos dice que Agamenón incurrirá en míasma, haciendo de su
presencia un factor contaminante a eliminar del espacio
familiar y en este sentido se podría traducir el texto tanto como
que el griego ya no tendría derecho a abrazar a sus hijos como
también que ha quedado por fuera del derecho y la justicia,
como expulsado del mundo de la ley avalada por los dioses.
Para concluir señalemos que el discurso de Clitemnestra
convierte el sacrificio a Ártemis en un crimen intrafamiliar.
Como señala Masaracchia (1983, pp. 61-62), la griega designa
el acto con términos que indican un simple asesinato (κτενεῖς,
1166; κτανών, 1178) recordando que en la tradición del rito
sacrificial no está previsto que el padre sea quien ofrezca la
vida de su propia criatura19. Michelakis (2006, p. 63) señala que
esta operación discursiva de Clitemnestra se efectúa a través de
un deliberado desdibujamiento de Ártemis en la obra, que se
refleja en las alternativas que plantea la reina: que los griegos
tiren a suerte el hijo de quién han de sacrificar o que Menelao
entregue a Hermíone, ya que al fin y al cabo todo esto es
19 Cf. Belfiore (2000, pp. 130-131).

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Elsa Rodríguez Cidre. Víctimas y victimarios: Clitemnestra y la figura del authéntes en…

asunto suyo (vv. 1196-1202), como si no hubiese sido explícito


el oráculo sobre la identidad de la víctima a matar.
Haciendo esto, Clitemnestra inscribe el crimen intrafamiliar
en una larga sucesión de relaciones de authéntai, algunas que le
competen a ella a título personal y otras que vienen de larga
data entre los antepasados del Atrida. Y en la misma operación
proyecta hacia el futuro indicando la sucesión que ha de venir
de crímenes intrafamiliares y multiplicación de authéntai, de
todo lo cual responsabiliza al propio Agamenón, toda vez que
la intervención de Ártemis se ha desvanecido en su discurso
haciendo de la muerte de Ifigenia un asunto de responsabilidad
humana, acusación que sintetiza la increpación de los vv. 1194-
1195 ταῦτ᾽ ἦλθες ἤδη διὰ λόγων, ἢ σκῆπτρά σοι / μόνον
διαφέρειν καὶ στρατηλατεῖν μέλει; “¿Llegaste ya a esto a
través de las palabras o solo te importa llevar de un lado a otro
el cetro y estar al frente del ejército?”.

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