Revista de Historia y de Genealogía Española. 15-11-1912

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I 5 T A DE H I S T O R I A

7 DE G E N E A L O G Í A
Núm, 10.
15 NOVIEMBRE 1912 ESPAÑOLA

ílay L ó p e z Dávalos.

Entre la multitud de interesantes documentos que contiene la colección


Gayangos, y que duermen inéditos en la Sección de Manuscritos de la
Biblioteca Nacional, no es el menos curioso el que, bajo el título de Lasti-
mosa fiistoria de un primado de Castilla, refiere la del Condestable Ruy
. López Dávalos, aportando, por lo que hace á sus malaventurados años de
desgracia, algunos datos desconocidos que pueden servir para la biografía
de aquel gran caballero. He aquí un extracto de la relación aludida que,
anónima y todo como es, no carece de importancia.
Gobernaba en Castilla D. Enrique III, el Doliente, y Ruy López Dávalos
era su Camarero mayor. Aunque se hallaba en su apogeo el poderío de los
Grandes, algunos caballeros, como Juan Hurtado de Mendoza y Diego
López de Zúñiga, sostenían con todo su poder la política de Dávalos, que
tendía á defender las prerrogativas de la Corona, cuya situación por aque-
llos años era tan precaria, que los esfuerzos del Camarero mayor y de sus
aliados tuvieron á veces que limitarse á que el Rey no fuera menos que los
magnates. De éstos, los más ensoberbecidos y poderosos, eran: el Conde
de Benavente, los de Trastamara y Gijón y el Arzobispo de Santiago, don
Juan Manrique. El primero, en guerra abierta con el Rey, al que tomó varias
plazas, daba por razón de su conducta el no poder tolerar que se gober-
nase el Reino por hombres que poco hacía se habían levantado de la tierra.
A la muerte del Conde de Trastamara premió el Rey los servicios de su
Camarero mayor confiriéndole la Condestabiia, poniéndole así en condi-
ciones de hacer más eficaces sus esfuerzos. La guerra con Portugal, que
estalló el año siguiente de 1397, sitiando los lusitanos de improviso la villa
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de Alcántara, dio ocasión á Ruy López para demostrar sus dotes militares.
Al frente de un pequeño ejército que rápidamente supo reunir, acudió en
auxilio de la plaza, batió al enemigo, y le persiguió hasta muy dentro de
Portugal.
Creció, con estos éxitos del nuevo Condestable, la envidia y animad-
versión de los Grandes, y á poco sucedió aquel caso que la Historia ha
conservado como expresivo signo del estado político de la época, Saliendo
el Rey de caza, se encontró sin cena, por no haber quien fiase la vianda á
su despensero, mientras que á la misma hora, y en casa del Arzobispo de
Toledo, D. Pedro Tenorio, celebraban los magnates, detentadores de las
rentas reales, un ostentoso banquete.
Este hecho, colmando la paciencia del Rey, le determinó á seguir el
dictamen del Condestable, residenciando á los principales usurpadores que,
tras sucintos procesos, fueron condenados á devolver á la Corona muchas
villas, tierras y castillos, de que indebidamente se habían amparado, con lo
cual el Rey se vio en posesión de no pocas riquezas, que mandó se custo-
diaran en el alcázar de Madrid.
Acrecentada más y más la inquina de los magnates contra Ruy López,
no pudo, sin embargo, satisfacerse en la venganza mientras vivió don
Enrique. Muerto este Rey en Toledo el año 1407, la minoridad de su hijo
D . Juan, que se ofrecía larga por contar apenas dos años de edad, hubiera
quizá favorecido los deseos de los revoltosos á no vivir aquel gran Prín-
cipe llamado el Infante D. Fernando, hermano del difunto Monarca.
Pareció al Condestable que toda su obra podía venir al suelo, de no
empuñar las riendas del Gobierno una mano fuerte. En pocos días formó un
partido, en el que abundaban los caballeros y gente sesuda decidida á
ofrecer la Corona al Infante, y llevando él la voz de esta opinión, un tanto
peligrosa por conculcar las leyes sucesorias, dirigía á D. Fernando una
larga peroración para decidirle á aceptar el Trono, si en perjuicio de su
sobrino, en evidente ventaja de Castilla. Recordó en su discurso las revuel-
tas, discordias y calamidades de las anteriores minorías y los frecuentes
casos en que el bien de los pueblos se había colocado por insignes Prínci-
pes por encima del orden sucesorio. A este efecto habló de Sancho IV, de
D. Enrique, el de Trastamara, de D.^ Berenguela, de San Fernando y de
D. Martín de Aragón, añadiendo que si estos y otros casos fueron sin razón
y tiranta, no es de este pleito aparallo; pero que el no aceptar el Infante
pudiera atribuirse antes á mal que á bien, antes á flojedad que á mo-
destia, por no hacer caso de ia voluntad que os muestran grandes y
pequeños.

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No se dejó convencer el Infante, alegando que no quería desheredar á
un niño inocente, y que antes al contrario, arriesgaría la vida en su defensa.
Propusiéronle entonces que, en unión de la Reina viuda, se encargase del
Gobierno, y así lo hizo, con gran satisfacción del Condestable, que siguió
siendo á su lado, como en tiempo de D. Enrique, el más firme sostén de la
Monarquía, participando de los laureles de Antequera, cuyo hecho de
armas había de servir para designar gloriosamente al futuro Rey de Ara-
gón. Durante este período, la enemiga rencorosa de los Grandes se vio
forzada á continuar inactiva ante el apoyo absoluto prestado por D. Fer-
nando al Condestable.
Dios, que había hecho nacer para rey al Infante, hizo que le eligieran
los compromisarios de Caspe para ocupar el trono de Aragón. Desde aquel
momento comenzó á extinguirse la luz de la buena estrella de Ruy López,
pues con gran habilidad supieron sus enemigos malquistarle con la Reina,
representando á esta Señora los intentos que hiciera el Condestable á la
muerte de su marido, el rey D. Enrique, para colocar el cetro en la fuerte
mano de D. Fernando, en perjuicio de su hijo D. Juan. Con esto coincidía
la naciente privanza del joven paje del Rey niño, D. Alvaro de Luna, el que,
destinado á proseguir la política de Dávalos, fué, no obstante, desde su
mocedad, contrario suyo.
A la muerte del Rey de Aragón sucedió en aquella corona su hijo don
Alfonso; pero los hermanos de éste quedaron ricamente heredados en Cas-
tilla. Don Juan, que había de ser luego por su matrimonio Rey de Navarra,
tuvo el Estado de Lara y la villa de Medina del Campo. Don Enrique, el
Estado de Alburquerque, y D. Sancho, el de Montalbán; casada la infanta
D." María con el Rey, y el mismo D. Enrique con la hermana de D.Juan II,
el cual le dio en dote los Estados de Villena é hizo á su cuñado Maestre de
Santiago, no sin oposición de los magnates de la Casa de Villena, que
habían rescatado de la Corona este Marquesado con fuertes sumas de
dinero. .^íA yi tfU^-
Habiendo llegado á ser de esta manera el infante D. Fernando el señor
más poderoso de Castilla, y debiendo ocupar por su sangre y dignidad el
primer puesto, después del Rey, no pudo conformarse á que hombre de tan
inferior condición social como D. Alvaro fuese el arbitro del Reino, y púsose
á la cabeza de los descontentos, en cuya actitud le siguió, con la misma
fidelidad que á su padre sirviera, el condestable Ruy López. Llegó en esta
oposición el Infante hasta el extremo de cercar al Rey en la villa de Mon-
talbán, para rescatarle, según dijo, del secuestro en que le tenia D. Alvaro
de Luna, y fueron tan adelante las cosas, que las Cortes de Madrid, cuyas
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primeras reuniones hubieron de tenerse en Toledo, requirieron la presencia
inmediata de D. Enrique, de sus aliados el adelantado D. Pedro Manrique
y su hermano García Fernández, y la del condestable Ruy López, á quien
sus antiguos enemigos acusaban de principal promovedor de los desórde-
nes, al ver, al fin, la ocasión oportuna para lograr su ruina.
Decidió el Infante presentarse, acompañado, como lo hizo, de García
Fernández, y quedóse el Condestable con el Adelantado en lugar seguro.
Esto les evitó ser presos, como lo fueron el Infante y García Fernández,
á quienes se puso en el castillo de Mora, bajo la guarda de García Álvarez
de Toledo.
En el proceso que se siguió fueron á dar las mayores inculpaciones
contra Ruy López Dávalos, al que se acusó de estar en tratos con el Rey
moro de Granada por haberse presentado catorce cartas del Condestable
dirigidas al infiel. En vano protestó el acusado desde su retiro. El odio y la
rabia de sus enemigos, prescindiendo ya de D. Enrique y del hermano del
Adelantado, á los que se puso luego en libertad y se rehabilitó completa-
mente, se cebaron en él, desposeyéndole de sus cargos, honores y bienes,
y no quitándole la vida por su precaución de tenerla á salvo en la inexpug-
nable fortaleza de Segura de la Sierra, donde le acompañó, hasta la liber-
tad de su marido D. Enrique, la infanta D." Catalina.
Á la primera ocasión que se le presentó huyó el Condestable á Valen-
cia, desnaturalizándose de Castilla, y pasando el resto de su existencia
pobremente, mientras que con sus despojos. Arcos, Arjona, Osorno, Riba-
deo. Candelada, Arenas y otros muchos Estados, fundaron grandes casas
sus enemigos, á quienes el Rey repartió las tierras del caído. En cuanto
á la Condestabiia, fué otorgada á D. Alvaro de Luna.
Pero ni aun así quedaba satisfecha la sed de venganza de los anterior-
mente refrenados por Ruy López. Pidieron y obtuvieron de D. Juan II que
se enviase una embajada al Rey de Aragón para que éste les entregara
á Dávalos, como delincuente foragido. Rechazó, como era justo, Alfonso V
tan descabellada pretensión, contraria al derecho de gentes, encargando
que en su nombre pasase á Castilla el Arzobispo de Tarragona, para expo-
ner, como lo hizo, la imposibilidad de acceder á tal demanda, agregando
que Ruy López tenía además un salvoconducto del aragonés que le ponía
á cubierto de toda persecución mientras estuviera en sus reinos.
Más aun que la pérdida de sus honores y Estados, afligía á Ruy López
la de su honra de cristiano y español, y no cesaba de protestar contra el
supuesto de que las cartas al Rey de Granada, presentadas como prueba
en su proceso, fuesen suyas. Quiso Dios que en este punto resplandeciera
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la verdad, valiéndose de la diligencia y amor que le conservaron algunos,
aunque pocos, amigos, y especialmente su mayordomo Alvaro Núñez de
Herrera, los que, sospechando de un tal Juan García, secretario que había
sido del Condestable, se dieron tan buena maña, que lograron su procesa-
miento, durante el cual, y sometido á la tortura, declaró ser él el autor de
las falsificadas cartas de Ruy López, crimen que cometió para lograr su
ruina y que pagó el miserable con su cabeza.
Fuera lo natural que tras esto se rehabilitara á Ruy López, y así lo pedía
incesantemente el expatriado, á cuya voz se unió la del infante D. Enrique.
Nada, sin embargo, se hizo á causa de la influencia de los magnates enri-
quecidos con los despojos de la víctima, y á causa especialmente de don
Alvaro de Luna, que disfrutaba la Condestabiia y que había, al fin, de aca-
bar aun más trágicamente que su antecesor, cuya política estaba siguiendo.
El citado mayordomo de Ruy López, llamado Alvaro Núñez de Herrera,
llegó en tanto á los mayores extremos de fidelidad y agradecimiento. Cuén-
tase que sabiendo en gran necesidad á su señor, realizó todo lo que de él
había recibido, y reuniendo así la cantidad de 8.000 florines de oro, mandó
construir un telar, cuyas maderas, huecas, sirvieron para transportar este
tesoro disimuladamente á Valencia, adonde él mismo, disfrazado de mer-
cader, le condujo. Ejemplo digno de la más alta loa.
Murió Ruy López Dávalos en Valencia á 6 de Enero del año de 1428,
conservando hasta el último momento esperanzas de que se le hiciera jus-
ticia en su patria, cosa que después de muerto alcanzó su nombre, pues se
le dio por libre en el Consejo de Castilla de cuantas acusaciones y conde-
nas habían caído sobre él. Asistió á sus funerales el Rey de Aragón, que le
tenía señalada una pequeña renta y heredó á sus hijos en Italia.
Tal es, en extracto, lo referido por el manuscrito de Gayangos. Imposi-
ble es evocar la memoria de aquel personaje sin recordar sus esforzados
hechos, dignos de la leyenda, y sin reseñar la brillante estela de su raza en
la historia de España. Pero quédese esto, por premuras de espacio y tiempo,
para el próximo número.
JOAQUÍN ARGAMASILLA DE LA CERDA.

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Escudo de armas de Atondo.

DATOS PARÍ LA HISTOEIA NOBIUABIA DE NAVARRA

Un autógrafo regio.—Los Atondos.—Su descendencia en los Pérez de Rada,


Marqueses de Zabalegul.

El 23 de Septiembre de 1461 acabó tristemente sus desventurados días


el Príncipe D. Carlos de Viana, tan amado de sus pueblos como maltratado
de su desnaturalizada familia. Su muerte, lejos de proporcionar á ésta, por
lo pronto, la quieta posesión del trono que anhelaba, produjo una subleva-
ción general de los partidarios del Príncipe contra sus inicuos perseguido-
res. Los catalanes proclamaron Conde de Barcelona á D. Enrique IV de
Castilla el 11 de Agosto de 1462, y el Rey de Aragón y Navarra, D.Juan II,
tuvo que acudir á sofocar aquella rebelión, dejando á su hija, la cruel y
ambiciosa D." Leonor, por Gobernadora de Navarra.
En tan apuradas circunstancias necesitó apelar la Infanta á todos los
recursos imaginables para sostener su poder, que por el momento represen-
taba la independencia de Navarra. Trabajó asiduamente y con el mayor
empeño por unir las facciones que desgarraban el reino, y en su vehemente
anhelo de captarse las voluntades de los Caballeros navarros de más presti-
gio é influencia, no vaciló en gestionar directa y personalmente cerca de ellos.
Así lo acredita la cédula que, escrita toda de su propio puño y letra, expi-
dió el día 5 de Septiembre de 1462 á favor de D. Juan de Atondo, prome-
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tiendo nombrarle dentro de los cuatro años, ó en la primera vacante, Oidor
de la Cámara de Comptos Reales de Navarra. Este documento se conserva
en el Archivo del Palacio de Muruzábal, propiedad del Sr. Marqués de
Zabalegui, legajo 7.°, núm. 12, del Mayorazgo de Atondo; y como página
memorable en la historia de aquel reino, ofrecemos su facsímile á los lecto-
res de nuestra Revista.

/V''''V'^V<-IAAJÍN... —•• ' •

FacsímUe de la Real Cédula de la Infanta de N a v a r r a D." Leonor


(5 de Septiembre de 1462).

Cumplió D.^' Leonor su promesa, y á su vez D. Juan de Atondo, Oidor de


la Cámara de Comptos, correspondió con la más acrisolada lealtad á su
egregia bienhechora, mereciendo que el Rey D.Juan H le otorgase, en 1471,
el privilegio de poner las armas Reales en el primer cuartel de su escudo,
para que juntas con las demás de su Casa fuesen perpetua recordación de
su lealtad y documento de que el amor grande á los Reyes es un nuevo
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modo de emparentar con ellos; en recompensa de haber franqueado á la
misma Infanta gobernadora la puerta de la Zapatería de la ciudad de Pam-
plona, á la sazón rebelada por el Conde de Lerín. Sus antiguas armas eran
en campo azul dos bandas acompañadas de dos lunas contornadas, todas
de oro. Con ellas se cuartelaron las cadenas Reales de oro sobre campo
rojo, pero sólo en la porción correspondiente á orla y bandas de dichas
cadenas.
En algunos ejemplares se añaden á estos cuatro cuarteles otros dos, á
saber: uno rojo con grifo de oro, rampante armado y membrado de negro,
por el apellido Caritat; y otro de oro con cruz roja cargada de cinco pane-
les de oro, por el de Goni.
He aquí la genealogía de Atondo, según los documentos del Sr. Marqués
de Zabalegui:
I. LOPE DE ATONDO, Señor del solar de Atondo en la cendea de Iría, casó
con D." Juana de Otazu en 1240.
II. CHARLES DE ATONDO, casó en Huarte-Araquil con D." Estefanía de
Eraso el 13 de Octubre de 1268. Hijos: Juan, que sigue; Miguel, que casó
con D." Marta de Sarasa el 10 de Abril de 1293, y tuvo á Catalina, que, á
su vez, casó en Atondo con Pedro de Assiain el 6 de Junio de 1329.
III. JUAN DE ATONDO, casó en Pamplona con D." Isabel de Rosas el 26
de Mayo de 1289.
IV. FRANCÉS DE ATONDO, casó en Pamplona con D." Lucia de Aceita el
19 de Diciembre de 1323.
V. JUAN DE ATONDO, casó en Pamplona con D." Amorosa de Caritat el
5 de Febrero de 1352.
VI. JUAN DE ATONDO, casó en Pamplona con D." Marta de Zalba el 7 de
Septiembre de 1381.
VIL JUAN DE ATONDO, casó en Pamplona con D." Catalina Ruiz de Es-
parza el 18 de Abril de 1403. Hijos: 1.", Juan, que sigue esta línea;
2°, D." Lucia, casada con Juan Pasquler de Erbiti, Patrimonial del Reino de
Navarra, y fueron sus hijos: Marta, mujer del Doctor Elizondo, Oidor
de Finanzas de Navarra, y Juan Pasquler de Erbiti; 3.°, D." Catalina de
Atondo, casada con Martin Cruzat, padres de Martín y Juan Cruzat y este
último lo fué de D. Lope Cruzat, Oidor de Finanzas de Navarra; 4.", D." Gui-
llermina de Atondo, casada con Arnal de Jasso, Señor de Idocin, Oidor de
Finanzas de Navarra, y fueron sus hijos: D." Marta, mujer de Martin de
Huarte; D." Catalina, casada en primeras nupcias con Juan de Espinal y
en segundas con Nicolás de Egula; D. Pedro, Justicia de la ciudad de Pam-
plona; D." Margarita, casada con el Señor de Olloqui, y D.Juan, Señor de
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Xavier, primogénito de Jasso, de cuyo enlace con D." Maria de Azpilcuela
у Xavier nacieron: D." Magdalena, monja profesa en el Convento de Gan­
día; D." Ana, casada con el Palaciano de Beire, D. Diego de Ezpelela, en
1525; Miguel, primogénito; San Francisco Xavier, Apóstol de las Indias;
Juan de Xavier y Azpiitueta y D." Violante de Xavier y Azpilcueta.
VIH. JUAN DE ATONDO, casó en Pamplona con D." Juana Forment de
Ayanz el 8 de Febrero de 1446. Oidor de la Real Cámara de Comptos,
mediante Cédula del año 1462; condecorado con el cuartel de las Armas
Reales para su escudo el año 1471. Hijos: D. Arnal, que sigue esta línea;
D. Juan, cuyo estado no me consta, y D. Pedro, Abad de Cemborain, que
testó el año 1536.
IX. DON ARNAL DE ATONDO, Maestresala del infante D . Jaime y Coperò
de los últimos Reyes legítimos de Navarra, casó en primeras nupcias el
26 de Abril de 1495 con D.° Catalina de Goni, y tuvo de este enlace
á D. Francés, que sigue la línea; D." Isabel, casada con Bartolomé de
Mauleon, y D. Juan, que casó con D . " Graciana de Eguaras.
X . El Licenciado D . FRANCÉS.DE ATONDO, Consejero del Real Tribunal
de Navarra, casó en Olite con D.° Graciosa de Alti el 30 de Julio de 1523.
Hijas: D . " Jerónima, que sigue esta línea; D.° Ana, casada con D. Martin
de Huarte, y D." Marta, que casó el 13 de Octubre de 1564 con D. León
de Ezpeleta, señor de Beire, de San Martín de Unx, de la torre y castillo
de Cíntruénigo, Merino mayor de Olite, y tuvo á D. Francisco, D. Miguel
y D." Isabel, esta última mujer de D. Fermín de Zuria y Atondo.
XI. DOÑA JERÓNIMA DE ATONDO Y ALLÍ, sucesora del Palacio de Atondo
y su mayorazgo, casó con D. Rafael de Zuria y Rada. Hijos: 1.°, doña
Catalina, casada con Juan de Beloqui; 2." al 5.°, Juan, Graciosa, Fran-
cisco y Jerónimo, cuyos estados no constan; 6.°, D. Fermín, que sigue esta
línea; 7.", D." Isabel, casada con D. Vicente Gatiplenzo; 8.°, D." Rafaela,
casada con D. Sancho de Iturbide el 23 de Marzo de 1593, y 9.", D. Rafael,
casado con D." Juana de Torrea el 25 de Octubre de 1605.
XII. DON FERMÍN DE ZURÍA Y ATONDO, sucesor en las Casas de Atondo
y Zuría, casó con su prima D." Isabel de Ezpeleta y Atondo el 2 de Sep-
tiembre de 1604. Fué su hija D." Jerónima, que sigue.
XIII. DOÑA JERÓNIMA DE ZURÍA, EZPELETA Y ATONDO, sucesora, casó el
20 de Noviembre de 1628 con su tío D. Juan José Zuria y Leache, hijo de
D. Rafael de Zuria y Rada en sus segundas nupcias con D.^^ Francisca de
Leache. Nacieron de aquel enlace: 1.", D. Jerónimo, que sigue esta línea;
2.°, D.^^ Ana Marta, casada con D. Antonio de Monterde; 3.", D.^^ Juana
Antonia, casada con D. Carlos de Ripalda; A.", D." Francisca, casada con
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D. Sebastián de Meneos; 5° al 7.°, D. José, D. Pedro y D. Rafael, cuyos
estados no constan.
XIV. DON JERÓNIMO DE ZURÍA Y ZURÍA, sucesor, casado con D." Martina
Ximénez de la Puente y Oroz. Fallecieron en 1678 y 1682, respectivamente,
y fueron sus hijos: 1.°, D.José Sebastián, que casó con D." Bernarda de
Zalá, tuvo 10 hijos y no quedó posteridad de ninguno de ellos; 2.° y 3.°, don
José y D. Tomás, cuyos estados no constan; 4.°, D." Josefa, que sigue esta
línea y en cuya descendencia recayeron las Casas y mayorazgos de Atondo
y Zuría; 5.°, D." Inés, casada con D . Pedro de Erbiti; 6." y 7.°, D." Marga-
rita y D." Marta Antonia, cuyos estados no constan.
XV. DOÑA JOSEFA DE ZURÍA XIMÉNEZ DE LA PUENTE Y ATONDO, casó en
Olite el 19 de Mayo de 1680 con D.José Pérez de Rada y Juaniz de Muru-
zábal, hermano del Muy Ilustre Señor D. Francisco Pérez de Rada, segundo
Marqués de Zabalegul, Alcalde Mayor de Corte en Pamplona, hijos ambos
de D. Diego Pérez de Rada y D." Fausta Juaniz de Muruzábal, nietos por
línea paterna de D. Martin Pérez de Rada y D." Graciana de Monreal
y Vidasun, que casaron el 30 de Mayo de 1596, segundos nietos de Martin
Pérez de Rada y D." Magdalena de Thomas, terceros de Fernando Pérez
de Rada y D." Isabel de Recala, cuartos de Miguel Pérez de Rada y doña
Catalina Díaz, y quintos de Lope Pérez de Rada, Señor de la Casa de
Rada á mediados del siglo XV. Por línea materna eran nietos de D. Martin
Juaniz de Muruzábal y Echalaz y D." Luisa de Ocariz, casados el año 1610,
y padres del Ilustrísimo Señor D. Martin Francisco Juaniz de Muruzábal
y Ocariz, Presidente de las Reales Chancillerías de Valladolid y Granada,
Obispo de Cartagena, creado primer Marqués de Zabalegui en recompensa
á sus altos méritos y servicios, de la mencionada D." Fausta, y de otra hija
llamada D.° Maria, que casó con D. Martin de Leoz el 26 de Septiembre
de 1638.
XVI. DON JUAN AGUSTÍN PÉREZ DE RADA Y ZURÍA, tercer Marqués de
Zabalegul, casó con D." Marta Teresa de Vldaurreta y Rada el 20 de Julio
de 1711. Hijos: 1.°, D. José Francisco, que sigue esta línea; 2.°, D." Maria
Teresa, que casó en Lumbreras con D. Juan de Almarza y Lasarte García
Herreras; 3." y 4.", D." Lucia y D. Xavier, que fallecieron en 1801 y 1802,
respectivamente, sin posteridad.
XVII. DON JOSÉ FRANCISCO PÉREZ DE RADA Y VIDAURRETA, cuarto Mar-
qués de Zabalegui, casó con £>.° Ana Timoteo de Gaztelu y Apezteguía,
hija de D. Pedro José y D." Marta Rosa, y nieta paterna de D. Juan de
Gaztelu y Oronoz y D." Marta Jacinta de Pereda y Echalar, progenitores
de los Marqueses de Echeandia. Hijos: 1.°, D. Bernardo, que sigue esta
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línea; 2 " , Lucia, casada con D. Severino de Luquin y Aldecoa; 3.", don
Francisco, Presbítero, Abad de Iriberri, y 4.°, D. Miguel Ramón, casado
con D." Joaquina de Miranda y Bernedo.
XVIII. DON BERNARDO PÉREZ DE RADA Y GAZTELU, casó con D." Fran-
cisca Rodríguez de Arellano y Arriaga el 31 de Julio de 1805.
XIX. DON JOAQUÍN PÉREZ DE RADA Y ARELLANO, casó con D." Damiana
de Calatayud ¡rigoyen Larumbe y Larrea el 26 de Marzo de 1848, y murió
el 6 de Febrero de 1878. Hijos: 1.", D. Alberto, que sigue- esta línea;
2.° al 4.°, D." Carmen, D. Inocencio y D. Ignacio, que fallecieron solteros
en 1862, 1871 y 1853, respectivamente, y 5.°, D." Pía, que casó con
D. Francisco de Goni y Sagües el 11 de Mayo de 1868.
XX. DON ALBERTO PÉREZ DE RADA Y CALATAYUD, Marqués de Zabale-
gui, casó en Mondragón el 3 de Mayo de 1893 con D." Maria de Gorosá-
bel Mendia Sagasti y Echezarreta, y murió en Villabona el 18 de Mayo
de 1910. Hijos: 1.", D. Joaquin Marta Pérez de Rada y Gorosábel, actual
Marqués de Zabalegui, alumno de la Facultad de Derecho, nacido en el
palacio de Muruzábal el 11 de Febrero de 1894; 2.°, D. Francisco Xavier;
3.°, D." Dolores, que nació en 1897 y falleció en 1901; 4.°, D. Juan Gual-
berto; 5.°, D." Marta del Socorro; 6.", D. Antonio; 7.", D." Marta del Rosa-
rio; 8.°, D." Marta Teresa, y 9.°, D." Dolores Pérez de Rada y Gorosábel,
actualmente domiciliados en la ciudad de San Sebastián con su madre la
señora Marquesa Viuda de Zabalegul.

JUAN CARLOS DE GUERRA.


C. de la Real Academia de la Historia.

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№ caiíMo ili la Orden ile № ìe
BAJO E L MINISTERIO DEL PRÌNCIPE DE LA PAZ

¡La Corte de Maria Luisa!


Yo bien sé que al describir en la revista, al presentar en el teatro 6 al
dibujar en el cuadro escenas del tiempo pasado, es más fácil tomar del libro
extranjero los datos investigados por otra paciente erudición, y casi agota-
dos ya á fuerza de repetidos, que obscurecerse en el laberinto confuso de
nuestros atestados y vírgenes archivos, á llamar á la vida los nombres de
seres de que apenas ha llegado sino alguna tradición vilmente viciada
hasta nosotros. Para saciar la frivola necesidad de un día, ¿á qué más serios
estudios?
¡Pero tiene un encanto tan indefinible la restauración de un mundo que
desconocemos y que rectifica en nuestra conciencia errores que manchan,
conceptos que descorazonan y culpas que avergüenzan! ¡Produce tal bien
en el alma pensar que no hemos sido ni tan incapaces, ni tan degenerados
como en la historia se nos ha querido representar, y poder llevar estos con-
vencimientos á todos los lugares donde repercutan con íntima simpatía en
todo corazón español!
Hay una causa suprema que impone á la Corte de Marta Luisa desde
que como Princesa de Asturias vino de Parma á España á compartir el
tálamo del Príncipe que se llamó después en el Trono Carlos IV, tal cebo
de atracción y tal sello de nacionalismo, que se sobrepone á todas las injus-
tas prevenciones de la historia, y es la más elocuente determinante de aquel
superior relieve que con sus artificios difamatorios procuró destruir durante
más de diez años de su poder imperioso el déspota de Europa,Napoleón.
Puede, con razón, decirse que desde la muerte de Felipe IV, el año de 1665,
cesó en torno del solio de nuestros Monarcas la dirección y la animación de
las altas costumbres sociales en aquella corte á que habían impreso un siglo
antes el tono de una suprema elegancia las augustas hijas del Rey Felipe II,
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Ja Infanta Catalina, malograda duquesa de Saboya, y la Infanta Isabel Clara
Eugenia, gobernadora de Flandes. Muy joven, en efecto, quedó viuda la
segunda esposa de Felipe IV, D.'' Mariana de Austria, madre y tutora de
Carlos II. Su Regencia, que duró doce años, fué una lucha incesante contra
la agresión contumaz y las difamaciones perversas del émulo de su hijo, el
segundo bastardo D. Juan de Austria, que no perdía medio por donde usur-
par el poder y aun la Corona. Vestida de monjiles tocas, redujo á un santo
silencio el interior de Palacio, y dividida la corte en facciones, ni aun en
sus damas podía hacer descansar el depósito augusto de sus perpetuas
lágrimas.
Antes tocó la acritud de un infame destierro á Toledo que el libre impe-
rio del poder de su hijo, al llegar éste á la mayor edad, y como castigo del
cielo, aunque por dos veces ocupó su tálamo Carios II al ceñir la corona,
una con la Reina María Luisa de Orleans, otra con D / Mariana de Neuburg,
la condición de una y otra Princesa, no mayores en jerarquía á la que á la
sazón reconocía toda Europa á las casas de nuestros Grandes de España,
las intrigas de que vino á ser inconsciente encubridora desde el lecho del
Rey la Princesa oriunda de una de las ramas secundarias de la casa de
Francia, y las agresiones tenaces que contra nuestros Estados suscitaron
los celos franceses durante el matrimonio de la segunda, una mera palatina
del Imperio con quien hasta entonces se habían compartido todos nuestros
enlaces regios, continuó la dispersión social de nuestra corte, que ninguna
de estas dos Reinas logró nunca volver á reconcentrar ni dirigir.
Ninguna de las dos mujeres de Felipe V alcanzó tampoco la quieta y
soberana posesión de nuestra alta sociedad.
La guerra de sucesión, bajo Luisa Mana Gabriela de Saboya, había
producido la proscripción de numerosas familias de la más graduada aris-
tocracia, y las satisfacciones de la victoria de la política y de las armas las
atenuaban las heridas abiertas en el seno de las primeras familias por estos
ostracismos, á l a vez que en los que quedaron indemnes obligaba á cierto
retraimiento el diluvio de damas de la nobleza de Francia que cayó sobre
Madrid á saciarse con los despojos de nuestra opulencia, asaltando todas
las posiciones del lucro y del fausto.
Bajo Isabel de Farnesio, en el alcázar de los Reyes de España, no se
pensó más que en fundar principados y coronas en lo que nos quedaba de
Italia para sus hijos, ó en llevar á los que quedaban sin corona propia á
compartir las de los Reyes parientes de Portugal y Cerdeña; y cuando no
hubo hijos que colocar, se volvió la espalda á la corte de Madrid para ence-
rrarse en las escabrosas soledades de San Ildefonso, como una fortaleza
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cerrada, á cuyo interior misticismo no llegara ni el rumor siquiera de la
vida cortesana.
Estas ideas misantrópicas trascendieron á Fernando VI—pues Luis I fué
un soplo sobre el solio—y á su mujer D." María Bárbara de Braganza,,
hasta el punto de hacer caer al Rey en la insuperable melancolía que le
llevó á la insensibilidad y á los arrebatos agresivos de la demencia. En.
cuanto á María Amalia de Sajonia, que vino de Nápoles en la orfandad del
trono, para compartir sus esplendores con Carlos III, su marido, murió des-
graciadamente en Madrid al año de haber trocado por la de España la
corona de la antigua Parténope.
¡Un siglo entero de interrupción de la alta vida social! Esto es lo que
representa este augusto desfile de tantas Reinas de tan diversa fortunai
Mariana de Austria, María Luisa de Orleans, Mariana de Neuburg, Luisa
María Gabriela de Saboya, Isabel de Farnesio, Isabel de Montpensier, Bár-
bara de Braganza y María Amalia de Sajonia.
Nuestra alta sociedad, que, desde la fundación de la corte en Madrid,,
había recibido el impulso de su dirección de la residencia espléndida de
nuestros Monarcas, aunque compenetrada entre sí, había formado sus círcu-
los particulares, estrechados, ó por los vínculos de las familias ó por los
fortuitos de la simpatía y de la ostentación, suspiraba por aquel centro de
unidad y de enlace á que la sumisión tradicional de las ideas monárquicas
atribuían las leyes de su entera disciplina.
Así fué que desde la aparición de María Luisa de Borbón en 1765 para
sus bodas con el Príncipe heredero Carlos Antonio, los rendimientos de la
adhesión se extremaron en todas las clases, pero principalmente en las
superiores, con la esperanza de la exaltación de un nuevo astro que había
de llenar todos los horizontes de lumbres,
¡Acababa un siglo entero de proscripción, desde 1665 hasta 1765! Y
María Luisa, por su belleza picante, por su ingenio de una viveza no común,
por la suprema elegancia de sus gustos refinados, por la vena extensa de su
educación intelectual, por sus inclinaciones benéficas, por la atracción inde-
finible de su trato, era la Princesa llamada á llenar de luz y de vida la
desierta morada del austero Carlos III y la corte opulenta y espléndida de
este venerado Monarca.
—Me parece que hemos hecho un buen casamiento. Tengo envidia á
mi hijo—dijo al verla el buen Rey á su buen ministro Floridablanca.

*
* *

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Realmente, en 1765, en la corte de España hacía falta el influjo de una
mujer directiva. Aunque algunos años después el P. Scio de San Miguel,
desde Santa María de Ajuda, escribía á María Luisa que en Portugal «los
fidalgos (lo digo hasta con vergüenza mía) son mejor educados que nues-
tros Grandes, y las fidalgas no se quedan en zaga, porque las hay muy ins-
truidas»; la orfandad en que nuestra corte permanecía desde 1665, no había
cegado enteramente en nuestra alta sociedad, después de tan larga laguna
de tiempo, el ansia de su propia regeneración.
Fatigaba desde el Ministerio del Marqués de la Ensenada el ambiente
francés que trajo Felipe V, y sofocaba todo respiro nacional. Grandes, títu-
los y damas de títulos y Grandes se levantaban instintiva, casi inconscien-
temente, contra aquella desoladora dominación. Casa de la Condesa viuda
de Lemos, D." Josefa de Zúñiga y Castro, hermana del Duque de Béjar, en
su hermoso palacio de la calle del Turco, .se abrió con el título de Academia
del Buen-gusto, la tertulia literaria que ella divinizaba con la atracción sub-
yugadora de su juventud, de su hermosura, de su ostentación, de su elegan-
cia, de su discreción y de su ingenio, y á la cual concurrían los ingenios
restauradores de la cultura genuinamente nacional: Montiano y Luyando,
Luzán, Nasarre, Porcel con los Grandes y títulos también literarios, el Duque
de Béjar, el Conde de Saldueña, el Duque de Medina-Sidonia, el Marqués de
la Olmeda, el Duque de Arcos y el Conde de Torrepalma. Saldueña era pri-
mogénito del Duque de Montemar, y sus íntimos en la tertulia el Marqués de
Casasola, el de Valdeflora, el de Scoti y el de Montehermoso, de todos los
cuales quedaron vestigios de su ingenio, sembrado en el regazo de nuestra
renaciente literatura.
No estaba sola, entre las de su sexo, la Condesa viuda de Lemos: con
ella compartían el honor, el agrado y aun las tareas de aquella docta reunión,
la Duquesa de Arcos, la Condesa de Ablitas, la Duquesa de Santisteban y
la Marquesa de Estepa, todas las cuales imprimían á aquella tertulia el más
alto carácter elegante y aristocrático.
Otras damas se asociaban con la Marquesa de Casasola, fundadora y
directora de la Junta de caridad paraci socorro y la instrucción espiritual
y moral de las presas pobres, para establecer ciertos institutos filantrópicos,
y desde que se fundaron las Sociedades Económicas de Amigos del País, en
la de Madrid se creó aquella benemérita Junta de Damas, en que desde su
origen entraron la famosa doctora de Alcalá, D." María Isidra Quintina de
Guzmán y la Cerda, Marquesa de Guadalcázar y de los Hinojares, la ara-
gonesa D." Josefa Amar y Borbón, la gaditana D.'' María del Rosario Cepe-
da de Gorostiza, y á la vez que estas señoras públicamente letradas, la flor
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y nata de nuestra aristocracia femenina, á la que se le constreñía á trabajos
literarios, que eran en aquel tiempo el último timbre de la más perfecta dis-
tinción social.
La Condesa-Duquesa de Benavente, Marquesa de Peñafiel, hacía su
entrada en la junta con un discurso solemne que merecía el honor de la
estampa. La Duquesa de Almodóvar escribía y leía el elogio fúnebre de la
Infanta de Portugal D." María Ana Victoria. La Condesa del Montijo, no
sólo hacía el discurso de la relación de actos de la Junta, sino escribía y leía
el elogio fúnebre de la asociada D." Petra de Torres Faloaga, Marquesa de
Valdeolmos y de la Torrecilla. Y desde 1786 cada año en su Junta solemne
inaugural compusieron y leyeron los Discursos en elogio de Marta Luisa,
primero como Princesa, después como Reina, la citada Marquesa de Gua-
dalcázar, D." Josefa de Amar y Borbón, la Duquesa de Almodóvar, la Con-
desa de Torrepalma, la Marquesa de Ariza, la Marquesa de la Sonora, la
Condesa del Montijo, D." Rosario Cepeda y Gorostiza, la Marquesa de
Fuerte-Híjar y la Condesa de Castroterreño.
Todos estos hechos revelan dos acontecimientos á cual más importantes
en el restablecimiento nacional de nuestra cultura social, desde la venida de
María Luisa de Parma á ocupar el tálamo del Príncipe de Asturias Carlos IV:
primero el vínculo paternal que volvía á estrecharse después de un siglo
entre el Trono y nuestra alta sociedad femenina; segundo la inclinación cre-
ciente que en esta elevada clase se imponía hacia el impulso de toda la cul-
tura nacional.
La Princesa, después Reina, escribía, dibujaba, bordaba sin descanso,
con destreza poco común en todas las exquisitas labores de su sexo. La Du-
quesa de Huesear, de tal modo dominaba las Bellas Artes, que en 1766 por
aclamación, fué elegida académica de honor y directora honoraria de la Real
Academia de San Fernando. En 1775 se le dispensó el mismo honor á la
Marquesa de Estepa, y en 1782 á la Marquesa de Santa Cruz, D.' Mariana
de Valdstein. Le Journal Encyclopedlque de Bouillon denunciaba á las da-
mas de Francia las honras dispensadas en España á la señorita D." María
Isidra Quintina de Guzmán, hija de los Condes de Oñate, y después Mar-
quesa de Guadalcázar, doctora y profesora en la Universidad de Alcalá,
miembro de la Real Academia Española y de las Sociedades Económicas
Matritense y Vascongada. Y en la Academia del Trípode, y en las tertulias
de la Duquesa de Alba y de la Marquesa de Villafranca, el ingenio volvía á
codearse con los timbres seculares de la cuna y los nombres que encum-
braban los prestigios del talento.
Entonces fué cuando á María Luisa, ya Reina con Carlos IV, se le ocu-
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rrió una idea completamente original. Crear bajo su nombre, su soberanía y
su estímulo una Orden de supremo honor con que condecorar las virtudes
y promover la emulación en la mujer de la alta sociedad, y esta Orden fué
la de Damas Nobles, instituida, á pesar de las equivocadas noticias de la
Gula Oficial de Madrid, en 1792.

*
* *
Hay otro punto de vista muy importante que tener en cuenta en La corte
de Marta Luisa al crearse la Real orden de Damas Nobles de su augusto
nombre. Aunque tanto se ponderan las riquezas y maravillas de Francia, así
bajo María Antoníeta como bajo el Imperio, sólo los que desconocen los
hechos, porque no quieren estudiarlos, ignoran que ninguna corte de Europa
sobrepujó en lujo y opulencia á la de España, así bajo los tres Felipes últi-
mos de Austria, como después de la muerte de Carlos III. Ningún Monarca,
ni ninguna Reina del continente llegó nunca á reunir el número y calidad de
las joyas, principalmente en perlas y brillantes, que poseyeron Carlos IV y
María Luisa, tanto pertenecientes á la Corona como de su peculio par-
ticular.
ELtesoro de la Corona de España, aun antes de descubrirse las coronas
góticas de Guadarrázar, poseía joyas que habían pertenecido á San Fer-
nando y al Rey Sabio, en Castilla, á los Pedros y Alfonsos de Aragón, y á
los más antiguos Duques de Borgoña. Había en este tesoro dos piezas, que
en su tiempo no tenían semejantes: la perla Margarita, llamada también ta
Peregrina, y el diamante grande ó el Estanque, casi de la misma antigüe-
dad. La perla Margarita se pescó el año 1515 en el Mar del Sur, junto al
Darien, en la isla de Terarequi, y pesaba 57 ' ¡ ^ quilates, y fué por mucho
tiempo única en el mundo. El Estanque era fondo cuadrado y cabal de es-
quinas, con peso de 188 ' / j granos. Había además otro diamante, llamado
La Periila, que en uno de sus partos, siendo Princesa de Asturias, regaló
Carlos IV á María Luisa, y que costó 1.129.411 reales.
Como eran las joyas, de que más adelante se hará más detallado mérito,
eran todos los demás componentes del tocador, aunque María Luisa, desde
que pisó tierra de España, se jactó siempre de no emplear en sus vestidos y
tocados otros productos que los de la industria nacional. Valencia la pro-
veía de aquella profusión de incomparables telas de seda de las fábricas y
telares de Juan Antonio Miquel y Ferté, de donde salían también todas las
tapicerías que se empleaban en el tocador de la Reina en el Palacio de Ma-
drid, en la Real Casa del Labrador en Aranjuez y en otros sitios Reales. De
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Almagro venían los encajes; en Madrid se fabricaban sus abanicos, en cuyas
finas cabritillas dispútanse el honor de dibujar sus sorprendentes miniatu-
ras Mengs, Maella y Goya; y en los mismos talleres de Palacio se inventa-
ban, dibujaban, montaban y concluían los espléndidos aderezos, los lazos y
collares, que eran después la admiración de propios y extraños.
Las damas de las casas grandes en todo seguían este movimiento. Cons-
tituía María Luisa ante ellas, á la vez que un rayo brillante de tanta osten-
tación, la noble palanca y activa emulación del arte^ de modo que, protec-
tora del trabajo, dispensadora de gracias al talento, mano abierta, aunque
velada, á la caridad; bien decia de tal Reina, en su Elogio de la Junta de
Damas de la Sociedad Económica, la Sra. Cepeda de Gorostiza: «Cuando
las uniformes aclamaciones de la voz pública derraman por todas partes las
alabanzas de sus virtudes, ¿qué nos queda á nosotros que decir? Testigos
de sus altos ejemplos, inclinarnos reverentemente en su admiración y ren-
dirla con fervor el corazón de todas nosotras, que S. M. ya posee.»
De esta adoración fué el testimonio la misma Orden de honor y distin-
ción que creó bajo su nombre. Toda la organización de la Orden la llevó la
Reina personalmente en su cuarto con el Conde de Aranda. Con él discutió
los estatutos, la divisa, el color de la cinta y el dibujo de la joya. Ella misma
llamó á sí á los artistas y á los artífices, y de su peculio particular se cos-
tearon las cruces que habían de remitirse en número limitado á sus agra-
ciadas, y que debían recogerse después de su muerte, para que con ellas se
perpetuara la renovación.
El 17 de Abril de 1792 se promulgó el decreto de la institución, y el mis-
mo día quedaron condecoradas las primeras damas de la augusta familia y
de su más próxima servidumbre: estas fueron sus hijas la Princesa del Bra-
sil, esposa del Príncipe D. Juan de Portugal, y las Infantas María Amalia,
María Luisa, María Isabel y María Teresa; la Infanta María Josefa, hermana
del Rey, y las Princesas de Parma, Carlota María Teresa, mujer del Prín-
cipe Maximiliano de Sajonia; María Antonia Josefa y María Carlota Fer-
nanda.
De sus propias damas de honor condecoró también el mismo día á la
Marquesa de San Juan, su camarera mayor, á las Condesas de Benavente y
de Cervellón, Duquesa de Uceda, Princesa Pío y Marquesas de Branciforte,
Montealegre, Mondéjar y Ariza; finalmente, á la Condesa de Baillencourt,
aya de las Infantas; á la Duquesa de Alagón, y á las Condesas de Aranda,
de la Cañada y del Campo de Alange, esta última dama ya de la Infanta
María Luisa, que fué después Reina de Etruria, y que á la sazón tenía diez
años. Verdad es que se casó álos trece.
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Con estas veintidós damas, de las que unas se hallaban ausentes, otras
eran demasiado niñas y otras demasiado ancianas, y hasta impedidas y pró-
ximas á la muerte, como la Princesa Pío, tuvo en lo formal constituida la
Orden, pero no en actitud de funcionar. Con todo, toda España se llenó de
la noticia de aquella creación, que hasta á los indiferentes demandó aplau-
sos, y luego aumentó la animación en las conversaciones de los círculos
aristocráticos, cuando cinco días después, el 22 de Abril, se publicó la pro-
moción de otras diez y ocho damas condecoradas, cuya lista, formada tam-
bién el 17, se presentó al Conde de Aranda para que extendiera el decreto,
escrita de puño y letra de la Reina en esta forma: «La de Santisteban.—La
de Granada, viuda.—La de Almodóvar.—La de VíUescas.—Las dos Osunas.
La Sangro (Castelfraneo).-La Medinaceli, casada.—La de Frías.—í/« nom-
bre borrado.—Ld. de Aliaga.—La de Berwick. - La de Murillo.--La Condesa
de Santa Coloma y Cifuentes.-La de Villadarias.—La de Villena.—La de
la Puebla.—La de Viamanuel - L a de Valmediano.»
Dos géneros de documentos brotan inmediatamente de estos hechos: los
unos, las cartas de agradecimiento; los otros, las instancias de la solicitud.
De estas solicitantes, la primera, en 25 de Abril, fué la Duquesa viuda de
Santisteban, dama que habia sido de María Luisa cuando S. M. era Prin-
cesa de Asturias, y á quien esta señora no había olvidado en su gracia: de
modo que cuando puso su memorial en manos de la Reina, la Reina le dijo:
* Ponte la condecoración desde luego, porque ya la tienes.»—En la misma
ignorancia de su favor, la Duquesa viuda de Osuna escribía á Aranda que
hiciera presente á S. M. «que soy una de las que pretenden que S. M. me
tenga presente, cuando guste, de darme la banda de la nueva Orden llamada
de María Luisa, creada por S. M.; y espero—añadía,—que con el influjo de
V. E. logre esta gracia, como tan amigo que siempre ha sido mío, y perdone
esta molestia y mande».
La Condesa de Bornos, «deseando merecer de la piedad de V. M., fiada
en su benignidad, la gracia de una de las grandes cruces de la Real y dis-
tinguida Orden del nombre augusto de V. M.=», recordaba que era hija del
Conde de Murilfo, gentilhombre de la Reina, lo mismo que su marido; y la
Condesa de la Alcudia, tan literata, tan ingeniosa y tan docta, no dirigió á
la Reina un memorial, sino un alegato en filosofía y casi derecho, para de-
mostrar que «ninguna podía apetecer como ella la Real gracia, aun con ser
tantos y tan recientes los grandes favores y mercedes que tenía de S. M.
recibidos», si el deseo de favorecer y premiar con mano franca la lealtad de
los distinguidos vasallos de esta Monarquía y el anhelo de darles reiteradas
pruebas de un corazón magnánimo y propenso á dispensarles honores y
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beneficios, inspiró á V. M. el establecimiento de una Orden para señoras
que conocida con vuestro nombre soberano reuniese tan generosos obje-
tos.» «La gracia—añadía—de ser individua de dicha Real Orden está en
V. M. el dispensarla á quien fuere de su agrado; de forma que la que llegue
á obtenerla tiene una real insignia de que su lealtad, servicios y deseos son
gratos á V. M.»
Los atestados de la gratitud no eran menos vehementes y expresivos. La
Duquesa de Uceda escribía á Aranda:—«Este honor me deja constituida en
el mayor reconocimiento y en perpetua esclavitud á S. M.»—La Condesa
de Cervellón le rogaba rindiera á la Reina el tributo de sus sentimientos,
mientras tenía el honor de besarla personalmente la mano. La de la Cañada
decía que la gracia «había llenado su corazón de gratitud, de reconoci-
miento y del más sincero aprecio.» Y como á la Marquesa de Llano, á quien
se envió la insignia á Viena, donde era Ministro de España su marido, se !a
facultase para investirse á sí misma., poniéndosela desde luego, escribía:
«Me la he puesto por mí misma, y besaré la Real mano—y ¡con qué gusto!—
cuando se me proporcione la ocasión apetecida, en señal de agradeci-
miento.»
JUAN PÉREZ DE ÜUZAIÁN.
(Se continuará.) Oe la Real Academia de la Historia.

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DE HISTORIA ARAGONESA

LA JUDERÍA DE HUESCA

Extrañábame sobremanera que nada hubiera escrito sobre la permanen-


cia del elemento judío en el Alto Aragón. En un principio creí que aqui no
habría tenido importancia, ya que además ni Francisco Diego de Aynsa (1)
ni el P. Fr. Ramón de Huesca (2), historiadores de la ciudad en los si-
glos XVII y XVIII, respectivamente, apenas si mencionan en sus obras á los
judíos oscenses. Mas en mis investigaciones en los archivos Catedral y Mu-
nicipal, tropecé con algunos importantes documentos que daban mucha luz
en este asunto, los cuales, extractados ó copiados, publico por primera vez
en el presente trabajo.
Á partir del siglo XI se encuentran nombres de judíos habitantes en
Huesca. En el archivo Catedral (armario IV, legajo 4.", núm. 326) hay una
licencia dada por el Capitulo á Pedro de Abadía, como Procurador de Ma-
ría de Orna, para vender un campo, sito en el término de Almería, á Arno-
ter de Marguan, judío tretidero ó censatario del Cabildo, en cuatro sueldos,
seis dineros, que vencían en Agosto de cada año. El Notario autorizante es
Juan de Larraga, y la fecha, 27 de Febrero de 1087.
Del siglo siguiente existe un testamento muy curioso de Assuero Fafilaz,
judío converso, por el cual se recoge á la Iglesia de Huesca para ser ins-
truido en la ley de Cristo, y «se da él y todos sus bienes» á dicha iglesia
Catedral y al Obispo Esteban (3). Por ello el Capítulo le asignó vivienda
•en los claustros.—£>a MCXUIII, in mense Maio, ó sea año 1106. (Archivo
Cat., arm. Il, leg. 8, núm. 432. En el propio armario, leg. 5, núm. 146, hay
otro ejemplar de este testamento.)

(1) Fundación, excelencias, grandezas y cosas memorables de la antiquisima ciudad de


Huesca... (Huesca, 1619.)
(2) Teatro tiistórico de tas iglesias del rey no de Aragón.
(3) Es el violento contendiente con San Ramón de Barbastro, muerto, según Zurita, en
¡pelea con los moros en 1130.

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En 1170 el Obispo Estéfano 11 concierta con unos judíos la construcción
de tiendas ó habitaciones junto al refectorio (ídem id., arm. 1, leg. 5, núme-
ros 3 y 13.)
Pero los siglos XIV y XV marcan el apogeo de la estancia de los judíos
en la ciudad. En aquella primera centuria habitaban 108 casas en el barrio
que luego se dirá, según consta en un'pequeño inventario de la época, he-
cho por el Notario Vicient Dacirón, que se halla en un antiguo libro del
Archivo municipal de Huesca, signado con el número 2, sin foliar, y con el
título Libro en que fiay diversas copias de privilegios de la ciudad.—Los
moros habitaban tan sólo 69 casas.
Desde 1327 los judíos de Huesca pechaban cada año, según la tasación
que se hizo en todas las aljamas de Aragón, la cantidad de 6.126 sueldo?,,
divididos en dos plazos, á saber: la mitad en la ñesta de San Juan, y la otra
mitad en Enero. En concepto de vecinaje pagaban anualmente 100 sueldos,
de los cuales el Zalmedina tomaba 60, por otorgamiento de los Reyes, y
á éstos pasaban los restantes. Por el tributo de cenas ( 1 ) , la cantidad
de 133 sueldos, cuatro dineros jaqueses. Los judíos de Barbastro pagaban
lo mismo.
De las rentas de la ciudad se daban en 1315, y así continuó perpetua-
mente hasta la expulsión, doce dineros jaqueses «a un jueu corredor qui
crida la renda de la Alcacería et de los baldraseros».
Las caíanlas de judíos y moros oscenses para la infanta D.^ Leonor, las-
cobraba el bayle de la ciudad, é importaban mil sueldos, según el libro'de
Rentas de 1315 (2).
Un documento inédito, que al final publicamos, nos muestra dónde se-
hallaba situada la judería oséense. Es el titulado: Carta feyta entre la Ciu-
dad e los judíos sobre las fiestas, votos e processiones que han de tener ios
ditos judios.—Las casas estaban frente á la cortadura ó terminación del
antiguo muro, en el lugar hoy denominado Barrionuevo, nombre con que se
le bautizaría después de la expulsión de los judíos, tal vez para borrar toda
recuerdo de la morada de la grey judaica, tan perseguida y vejada.
El rey Jaime II dicta en 1312 una disposición (que después copiamos),,
por la cual los almutazafes podían entrar en las casas de judíos y moros
oscenses, y en 1327, otra prohibiendo á éstos comprar pescado antes de la
hora de mediodía. En el Archivo Municipal he visto una firma, en virtud de

(1) En Navarra y Aragón se llamaba cena al tributo que se pagaba al Rey ó á su Primo-
génito, para su mesa, y equivalía al que en Castilla se designaba con el nombre de yantar.
(2) Arctlívo de la Corona de Aragón: Rentas de la antigua Corona.

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la cual el Justicia podía conocer en las causas de cristianos, judíos y moros,
y el Zalmedina (mero ejecutor de los acuerdos de aquella primera autori-
dad) tener presos á estos dos últimos, fechada en Zaragoza, á 14 de Mayo
de 1436.
En Marzo de 1440, á consecuencia de las diferencias que había entre
los almutazafes y los judíos sobre abrir éstos sus tiendas en los días de
fíestas señaladas y votivas de Huesca, fué firmada una concordia entre el
prior, los jurados, Juan de Mareen y Martín de Bespén, almutazafes, y
Alagar Alantlenz y Acach el nieto, judíos adelantados ó representantes de
su aljama, autorizándoles para ello, ya que constaba que desde hacía veinte
años así lo verificaban. En su consecuencia, debían continuar pagando los
veinte sueldos de costumbre á dichos almutazafes, cada año por Pascua
florida.
Nueve años después (1449) se les prohibía vender en estos días seña-
lados, exhibir sus mercancías, y tener las puertas de las tiendas del todo
abiertas. Por lo tanto, se les permitió trabajar en el interior de sus casas, en
las fiestas que en el acuerdo se expresan, mas, repetimos, con las puertas
entreabiertas. Asimismo se ordenó que los judíos observaran los votos,
procesiones, etc., que la ciudad acordara, por causa de epidemia, esterili-
dad, etc., bajo la pena de cinco sueldos jaqueses, votos y procesiones que
haría pregonar el Concejo á son de trompeta, por la aljama judía y demás
lugares acostumbrados.
También por este tiempo se establece una Ordinación sobre los carne-
ros que debían tener los judíos y la forma en que se habían de apacentar
en los pastos de la ciudad. De igual modo que las anteriores, va copiada al
final de este trabajo.
Los judíos de Huesca se dedicaban al comercio y á la industria (tinto-
rería, peletería, zapatería, etc.). La usura entre ellos estuvo muy extendida:
una disposición he examinado por la que se les prohibía llevar en concepto
de interés más de cinco dineros por libra jaquesa. Y así, mientras se les
privaba el ser fiadores de personas de su religión, colectores de contribu-
ciones, y utilizar el asilo de las iglesias, etc., se les sujetaba á pagar los
diezmos y se les permitía la usura, tan odiosa y odiada por el pueblo (1).
Al paso que en 1354 concurrieron representantes de todas las aljamas
de Aragón á una reunión coiivocada por el Rey, quienes redactaron un Esta-
tuto (2) en virtud del cual las comunidades hebreas habían de elegir cinco

(1) Historia de España y de ta civilización española, por D. R. Altamira, 1.1!, pág. 109.
(2) Obra citada, t. II, pág. 110.

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diputados (dos por Cataluña, dos por Aragón y uno por Valencia y
Mallorca) con amplios poderes para concertar sobre los asuntos que impor-
tasen á los judíos, las muchedumbres y hasta la legislación los perseguían,
dándose el caso de considerables matanzas en las aljamas aragonesas.
En 1488 hubo cuestiones entre el Concejo y la judería acerca de la s i s a ;
el primero alegaba serle perjudicial cierta provisión otorgada por el arzo-
bispo de Zaragoza D. Alonso de Aragón, lugarteniente general del Reino,
á favor de la aljama, cuando pasó por Huesca. Por fin, resolvióse el litigio
en el sentido que la ciudad deseaba.
Llegó, por fin, el año 1492, y á 31 de Marzo comunicaba el rey Católico
. al Concejo de Huesca la orden de expulsión de los judíos, remitiéndole
copia del edicto y la carta que al final insertamos. Cumplióse aquélla,
poniendo guardia continua en la aljama, para evitar todo daño, durante los
días que fueron menester para la total huida de los judíos, que así desapa-
recieron de Huesca (1).
El insigne Zurita, comentando en sus Anotes la expulsión, dice: «Fueron
de parecer muchos que el rey hacía yerro en querer echar de sus tierras
gente tan provechosa y granjera, estando tan acrecentada en sus reinos,
así en el número y crédito, como en la industria de enriquecerse. Y decían
también que más esperanza se podía tener de su conversión dejándolos
estar que echándolos, principalmente de los que se fueron á vivir entre
infieles.»
I

De tos Modagafes, que puedan entrar en casa de judíos í de moros.

Jacobus del gracia Rex Aragonum Valencie, Sardinie, Corsice Comesquc


Barchinone ac Sánete Romane Ecclesie uexillaris ammitatus et Capitaneus gene-
ralis, ffideli portionario suo Guillelmo de Massllia baiulo Osee Salutem et graclam.
Ex parte juratorum et Uniuersitatis Civitatis Osee fuit coram nobis expositum con-
gruendo quod cum almuda9afi Civitatis predicte debeant et teneantur recognoscere
ad vitandum omnem fraudem cubitus pensa et mensuras ipsius ciuitatis vos inhi-
betis eis ne intrent operatoria seu domos judeorum uel sarracenorum Ciuitatis
jamdicte pro recognoscendis cubitis pensis atque mensuris predictis propter quod
in ipsius fraudes comituntur seu de facili possunt comittere in nostri et dictorum
Cíuium nec non aliorum uenientium ad dictam ciuitatem; preiudícium atque damp-
num. Verum cum fraudes huiusmodi sint penitus eultande et dictorum cubitorum
pensorum et mensurarum recognicio et correctio utilitatem publicam respicere
dinoscantur vobis dicimus et mandamus quod permitatis dictos almudagafes
recognoscere dictos cubitos penssa et mensuras judeorum et sarracenorum pre-

0 ) Ya en 1485, D. Fernando había dado un decreto desterrando á los judíos arago-


neses, que no llegó á cumpHrse.

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o o y a.
La Reina Doña María Luisa de Panna,

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dictorum prout eis licitum est in Ciuitate predicta et intrare propterea operatoria
ipsorum judeorum et sarracenorum quandocumque opus fecerit et a vobis duxerint
requirendum. Ita videlicet quod vos intrasitis ad hoc cum eis uel aliquis loco vestri
quem vos duxeritis deputandum. Datum Cesarauguste quarto mensis November
anno domini Millessimo CCC.° duodecimo.
(Arch. Mun. de Huesca: Còdice num. 2, sin follar, titulado: Libro en que hay
diversas copias de privilegios de la ciudad.>)

Que los Judíos ni moros non compren pescado antes de hora de medio día.

Jacobus del gracia Rex Aragonum, Valencie, Sardinie et Corsice Comesque


barchn. ac sánete Romane Ecclesie vexillarius ammitatus et Capitaneus generalis,
fideli suo baiulo Ciuitatis osee uel eius locum tenenti salutem et gratiam. Intelligi-
mus pro partem proborum hominum Ciuitatis predicte quod judei et sarraceni licet
in tempore quadragesime et in diebus jejunii ab ecclesia ordinatis, carnes possint
edere attamen quia illls diebus pisces recentes ad dictam imitatem portanter illos
emunt sic quod cristiani qui carnes non comedunt non possunt habere aliquotiens ex
piscibus supradictis. Qua propter volentes ut cristiani ipsi ex quo carnes non come-
dunt prórogativam aliquam habeant emendi pisces prediclos vobis dicimus et ex
propter mandamus quam presentibus iniungatis sub cuneta pena dictis judeis et
sarracenis ne tempore quadragesime seu aliis diebus jejunii audeint vel presumant
pisces recentes in dieta civitate emere quousque fuerit meridiem hora transacta
quam pena a contrafacientibus absque remedio aliquo exigi volumus et levavi. Data
Barellinone vjj.° idus junii anno Domini m.° ccc.° vicessimo séptimo.
(Arch. Mun. de Huesca: Idem id.)

Ili

Sia maniffiesto a todos quod anno á nativitati domini M.° CCCC." X X X X . "
dia yes a ssaber que se contaua a V." del mes de margo en la Ciudat de huesea
ante la presentía de los muy honorables don Martin valles, prior, don Alffonso
dayneto, don Martin perez Albert, not.°, dòn Johan de sauayes, don Micalt
de.... ( 1 ) , don Bertrant de sanguessa, jurados dc la dita ciudat de huesea, compa-
rescieron e ffueron personalment constituhidos de la una part Johan de Mareen e
Martin de Bespen Almudagaffes de la dita ciudat en el anyo present. Assi mesmo
comparescieron de la otra part Alagar Alantíenz e Acach el nieto, adelantados de
la aliama de los judíos de la dita ciudat de huesea, e Salamon Aum, gapatero
judio en nombre y en voz de los judíos qapateros, sastres et otros officios, qui
tienen tiendas en la dita judería; las quales sallyen e tienen puertas e bancos
enffruent de la tallyada de la dita ciudat, comentantes a la tienda de Genio Arructi,
albardero, entro al guerto de don Ramon de Sauge. E por razón que los ditos
almudagaffes affirmauan que los sobreditos judíos no podían obrir los portales de
las ditas tiendas en los días domingos, apostóles e otras ffiestas costumbradas
cellebrar por los cristianos de la dita ciudat, antes si aquellyas abrían encorrian las

(1) Está ilegible la palabra.

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penas statuidas en tales e semblantes cossas por los officiales de la dita ciudat. E
los ditos dias las sobreditas tiendas e obrar en aquellyas, comprando e vendiendo
dempto los primeros dias de las tres pasquas del anyo. Por tanto ffue reçebida
infformacion instantes los ditos almudaçaffes e judíos, e ffue trobado por verdat
de mas de vint anyos aqua los ditos judíos obr-ir las ditas tiendas en los ditos días
e fiestas e votos, dempto las ditas tres pasquas sendos dias, son assaber: pasqua
de nadal, el primero dia; pasqua florida, el primero dia; pasqua de pentecosta, el
primero dia; e poder obnr, comprar e uender e ffazer sus actos dentro en las ditas
tiendas segunt aquesto consta por relación de testimonio de Martin perez de daro-
qua qui solia seyer pesador de los ditos almudaçaffes antepasados e de otras muy-
tas personas senyaladament de Johan dascaso e Valero de fiest almudaçaffes de'
anyo passado, los quales mediant jurament deposaron que los anteditos judíos
obrian las ditas tiendas indifferentment todas las fiestas del anyo dempto los pri­
meros dias de las ditas tres pasquas. E por aquellya razón dauan en cada un anyo
á los ditos almudaçaffes xx sueldos dineros jaqueses por pasqua florida, por
aquesto los ditos prior e jurados e almudaçaffes visto que las sobreditas cossas
consisten e stauan en uerdat a descargo dellyos e por tal que ffinquas la dita ques­
tion declarada, declararon et determinaron aquellyo deuerse seguir. E los almuda­
çaffes que son o por tiempo serán prender los ditos xx sueldos en cadaun anyo
por la dita pasqua fflorlda. Empero en lo sobredito no se entiendan las tiendas de
Alaman de monpahon. Testimonios son de aquesto domingo quiçena verguero de
la dita ciudat, e Pedro santuicient, pesador de los almudaçaffes, vezinos de la ciu­
dat de Huesca.
(Arch. Mun. de Huesca: Códice núm. 1, sin foliar, titulado: «Libro muy antiguo
en el cual están copiados diversos privilegios de la ciudad de Huesca, y dos rúbri­
cas muy antiguas de los privilegios del Archivo. » Escrito casi en su totalidad en
el siglo XIV, con adiciones posteriores.)

IV

Carta feyta entre la Ciudat e los judíos sobre las fiestas, votos e processiones
que lian de tener los ditos judíos.

Sia manifiesto á todos quod anno á Nativitate domini millessimo quadrin-


gentessimo quadragesimo nono dia yes a saber que se contava a seys dias del mes
de Janero, en la ciudat de Huesca, ante las presentías de los muy honorables don
Johan de Armellyas, prior de jurados, don miguel Cauero, don johan Martínez
dorta, don bernât Cancer, don Pedro Dorval, don Sancho daspa, don Miguel Fer­
nandez, don johan de bynies et don Tomas Ferando (sic), jurados de la sobredita
ciudat, pressente mi notario infra escripto et los testimonyos dius nombrados,
parecieron et fueron personalment constituidos los honrados don atah el nieto et
don Salamon fanota judíos clauarios de la aliama de los judíos de la ante dita
ciudat et otro de judíos de la dita aljama, los quales dixeron et propusieron que
como en los tiempos passados et encara de pressent eran et son congo.xados e
caloniados e a su parecer mal tratados por los almudaçafes qui son seydos et son
de pressent de la ante dita ciudat En et sobre el obrar et obrar en las tiendas
siquiere abitationes de los judíos que están e abitan en la dita judaria y es a saber
en las cassas e tiendas que son fronteras á la tallyada del muro de la ante dita
ciudat a las quales son del guerto qui y es de don Ramon de Sanguessa entro ha

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la carrera que va enta part de las fuentes clamadas de la judaria que passa por
cerqua las tiendas que se claman de alaman, en ciertas fiestas et processiones de
la ante dita ciudat En esto por razón que nos dea ninguna declaración ni Regi-
miento en lo sobredito entre la sobredita ciudat et la dita aliama como ni
enquienta forma e manera se han de regir en lo sobredito, por tanto los ditos
clavarios en nombre e voz de la dita aliama et por tirar vexaciones adaquellya et
enquara que sepa la dita aliama et los singulares daquellya en que Regimiento
et como debian de regir los Judíos abitadores en las sobreditas abitationes siquie-
re tiendas que son fronteras a la dita tallyada en los dichos limites, por esto
dixieron que demandauan, suplicauan et requerían, demandaron, suplicaron et
requirieron a los ditos prior et jurados que ellyos possasen e metiessen en
concellyo etconsellyo de la ante dita ciudat lo antecito, e metiessen en orden et
regimiento aquellyo en tal manera que soplessen como y en quienta manera se
auian de regir la sobre dita aliama et los singulare ; de aquellya en las ditas abita-
tiones siquiere tiendas de partes de suso limitadas et por tal que en los tienpos
esdevinidores no podiessen ser congoxados ni caloniados indiuidament, supiessen
en que forma e manera se hayan de regir en lo sobre dito et la cossa fuesse per-
petua a todas las partes, requiriendo et de feyto requirieron los ditos clauarios a
mi not." infra escripto que de todas et quada unas cossas sobreditas les ende
fiziesse carta publica. Et los ditos prior e jurados hoida la dita proposition
siquiere requesta de los ditos clauarios, dixeron que ellyos meterían et proposa-
rian la dita propossition siquiere requesta a ellyos feida de partes de susso en el
consellyo et concellyo de la dita Ciudat e insta e segunt lo que acordasse e man-
dasse e asi el dito concellyo e consellyo farian aquellyo que deuiessen requirien-
do a mi dito et infra escripto not.° que no cerase (sic) la carta publica siense de su
respuesta. Testimonios fueron a lo sobredito presentes los honrados pedro de
barbasero e pedro de mora, ciudadanos de la dita ciudat dc huesea. Apres de las
cossas sobreditas los ditos prior et jurados messas et possadas las sobreditas
cossas en el concellyo general e consellyo de la dita ciudat, e los ditos concellyo
et consellyo da potestat a los ditos prior et jurados de limitar et meter en orden
et regimiento las fiestas, votos et processiones et otras ordenadas et ordenaderas
por la ante dita ciudat, segunt que de la dita potestat dada a los sobreditos prior
et jurados consta por concellyo et consellyo de la antedita ciudat recebido e tes-
tificado por mi dito et infra escripto not.° que feyto fue el dito consellyo en la
sobredita ciudat de huesea a seze ( 1 ) dias del mes de marco et anyo de suso inti-
tulado et el dito consellyo a quatorze dias del mes de abril anyo de suso narado
(sic) e fuesse metido en regimiento entre los ditos prior et jurados en nombre et
en voz de la sobre dita ciudat, et por la potestat a ellyos dada por los sobreditos
concellyo et consellyo de aquellya et los sobreditos clauarios en nombre et en voz
de la sobredita aljama las ditas fiestas, votos et processiones, las quales los
sobreditos judios, habitantes de present et los qui habitaran daqui adelant en el
limet de parte de susso limitado, han de tener et obseruar en la forma et manera
siguient:

Primerament pascua de la natiuidat de nuestro senyor yhu. Xpo. et hun dia


après. Item, pascua de Resurection et hun dia après. Item pascua de pentacoste et
hun dia après. Item dia de cabo danyo. ítem dia de sant saluador. ítem dia de
santa maria candelera. ítem dia de santa María de marco. ítem dia de Santa maria

<1) Diez y seis.

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de agosto. Item dia de santa maria de setiembre. Item dia de todos santos. Item
dia de la asension. Item dia de sant lorenz. Item dia de sant vicient. Item dia de
san jorge. Item los dias de los votos de la ciudat. Item dia de sant viturian. Item
dia de las martiles. Item dia de santa engratia. Et en los ditos dias et fiestas de
partes de susso mencionadas que los ditos judios estantes et abitantes en las ditas
cassas siquiere tiendas de partes de suso limitadas en la enfrontada de la dita
tallyada de ios ditos muros, dequi adelant pora perpetuo no puedan tener abiertas
las ditas casas ni tiendas, ni fazer facienda alguna dentro aquellyas con las puertas
ubiertas de la entrada et sallyda de las ditas cassas et abitationes ni de las tiendas
de aquellyas. Empero con las puertas de la dita entrada et saílida medio baradas
puedan fazer fazienda dentro aquellyas por causa de la luz, suso pena de cinquo
sueldos dineros jaquesses por quada vegada que ninguno en lo sobre dito el con­
trario farà, et trobado sea, ítem que los dias domingos et dias de apostóles, los
ditos judios estantes e abitantes en las ditas cassas de sus abitaciones de los ditos
limites et enfrontadas de la dita tallyada de partes de susso mencionadas, puedan
obrar et tener abiertas las puertas de las ditas sus cassas et tiendas et fazer
fazienda dentro aquellyas, empero que no puedan meter ni parar mercadería
alguna en el banco de la tienda y de su cassa ni en otro lugar fuera de la dita su
cassa o abitacion ni en el banco de la tienda meter bancal ni ropa alguna, ni ven­
der ni comprar, ni calqar ni vestir ni otra cossa alguna fazer de sus mercaderías
de fuera de las ditas sus cassas siquiere tiendas ni a las puertas de aquellyas, suso
pena de quada cinquo sueldos dineros jaqueses por cada vegada que el contrario
faran et trobados serán; la qual dita pena pueda leuar et exsecutar et fazer exse­
cutar qualquiere et qualesquiere jurado o jurados, almudataf o almudatafes,
pessador o pessadores que aquellyo trobara. Ilem, que los ditos judios que tienen
e tenran, abitan e abitaran daqui adelant en las ditas cassas et tiendas de la dita
confrontada de la dita tallyada de partes de susso limitadas e mencionadas, sian
tenidos e obligados tener et obseruar todas et qualesquiere processiones, votos,
por pedemia, esterillidat de tienpo e en otra manera que la sobredita ciudat farà
daqui adelant, et aquellyos et aquellyas faran cridar los oficiales de la ante dita
ciudat publicament por aquellya et por los lugares acostumbrados de aquellya, a
voz de pregón, e a son de tronpeta segunt y es acostumbrado fazer, que aquellyos
et aquellyas sian tenidos tener et observar, segunt que de partes de suso las otras
es narrado et mencionado et segunt sera mettido et ordenado dius la dita pena
divididera et levadera ut supra.
En todas et cada unas cossas sobre ditas, quisieron et concordaron las ditas
partes et quada una dellyas fuessen para perpetuo, por a todos tienpos firme et
valedero, requiriendo et de feyto requirieron ansí los ditos lugar-tenient de prior
et jurados en nombre et voz de la sobre dita ciudat, como los ditos clauarios en
nombre e en voz de la dita aliama, a mi dito et infraescripto not.°, que de todas et
cada unas cossas sobreditas les ende fizo testimoniasse carta publica una e muytas,
tantas quantas necessaryo fuessen a quada una de las ditas partes.—Testimonios
fueron a las cossas sobreditas pressentes domingo quicena, mensagero de los ditos
jurados, et miguel alfonso, laurador, hauitantes en la ante dita ciudat de huesea.
Sig ^ no de mi martin de parerà, not.° publico de la Ciudat de huesea, por acto-
rldat del senyor Rey por todo el Regno de Aragón, qui a las cossas sobre ditas
pressent fue et escrivió e mi signo acostumbrado posse en testimonio de las ante
ditas cossas et cerré.
(Arch. Mun. de Huesca: ídem id.)

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Ordinación feyta por la Ciudat sobre los.carneros que la aliama de los judios de la
dita ciudat deuen tener, et en la forma que deuen paxer en las yerbas de la dita
Ciudat.

Et primerament statuliimos e ordenamos que ia dita aliama, sireros e carni­


ceros de aquellya no puedan tener ni tiengan en la dita ciudat e términos de aque­
llya sino solament cient cabegas de carneros o ganado menudo et de aquellyos
hayan de pagar al bolsero de la bolsa común jj sueldos por cabega en cadaun anyo
segunt yes costumbrado.
ítem statuhimos e ordenamos que las ditas cient cabcgas de carneros o de otro
ganado menudo hayan de paxer e pastar por los lugares do van las adulas ( I ) , e
hayan de hir cerqua las ditas adulas hun treyt de ballesta poco mas o menos, de-
uant o detras la dita adula, e que por aquesto poco mas o menos no puedan seyer
calumpniados en special quando calorea el dito ganado que no pueda seguir la dita
adula.
ítem, statuhimos e ordenamos que por tal que las adulas de la dita ciudat
sallyen gran dia e los ganados han de paxer de manyanas e tardes sinyaladament
en el verano, queremos que el pastor que guardara el ganado pueda sallir con
aquel a pasturar luego como toqua la campana del dia e puedan paxer entro que
toque la campana del fuego. Empero que no pueda yr otra part a paxer sino por
do yra la dita adula con la qual querrá yr el pastor que guardara ei dito ganado,
et de aquesto se haya de satisfacar de part de tarde el dito pastor que el dito ga­
nado guardara con el adulero que la-dita adula guardara es acordado entre los
ditos pastor et adulero do deuen yr a paxer el adulero querrá yr o yua a otra part,
que por aquellya razón no pueda seguir a daquellya en el dito ganado. E de
aquesto sia traydo el pastor que el dito ganado guardara por su sagrament, e
pague de pena el adulero en tal caso cinquo sueldos por cada una negada que tal
frau farà. E si algún dia sera que las adulas por temporales o en otra manera no
hiua a paxer de ffuera, que en aquel tal dia o dias el dito pastor que leuara el dito
ganado a pasturar por do costumbraua de hir de primero.
ítem statuhimos e ordenamos que en las ditas cient cabegas de ganado pueda
seyer feyta deguellya trobando aquellyos en vinyas, campos sembrados, gue-
bras (2) mullyadas. Empero quandi haya de X X X caUegas a suso et de alli a yuso
no les pueda seyer feyta deguellya, la qual deguellya queremos que pueda fazer
qualquier vezino o habitador de la dita ciudat que sia heredero o terratenient en
los términos de aquellya. Empero que no pueda leuar la dita deguellya, sino que
haya daquellya V sueldos por cada vegada dc los quales haya las dos partes el
qui farà e la tercera part sia de los jurados qui aquel pagar faran. Et queremos
que la deguellya de las guebras mullyadas que deuen fazer, se entienda de Margo
adelant entro a sant Miquel de Setiembre, el que farà la deguellya sia tenido de
intimar aquellya a los jurados de la dita ciudat dentro dos dias después que haura
feyto la dita deguellya, et sino la intimaua que sia hauida por no feyta.

(1) Adulas ó dulas son en Aragón las manadas de caballerías ó ganado que se forman
por la reunión de las de disUntas casas, con el objeto de llevarlas á pacer, bajo el cuidado
de uno ó dos hombres, á quienes se retribuye para este efecto.
(2) Barbechos.

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ítem statuhimos e ordenamos que si el dito ganado sera trobado en pan o en
uino endo sea feyta o senyalada la deguellya y en el dito pan o vino se haura feyto
tala que sume mas que la deguellya tachada sacado empero el terz de los vedale-
ros, que aquellya tal deguellya no pueda demandar ni leuar aquel tal que aquellya
farà o senyalara como no sia cosa iusta que se hauiesse deguellya e tala. Et si la
dita tala no puya en tanto como la dita deguellya leuara, haya de pagar al senyor
del pan o del uino al qual el danyo le sea dado.
ítem statuhimos e ordenamos que los presentes capítoles e ordinaciones no
puedan seyer revocadas sino por Concellyo general de los que se tienen en el
ffossal de Sant Miguel (1), e que hayan de durar entro a diez anyos durant los
quales no puedan seyer reuocados, los quales empiecen correr del primero dia del
mes de Octobre primero venient adelant.
ítem statuhimos e ordenamos que los presentes Capítoles e cada unas cosas
en aquellyos contenidos sian tenidos lohar e aprouar, lohent et aprouen los ade-
lantados e aliama de los judíos de la dita ciudat.
(Sin fecha: pero por el carácter de la letra, debe ser de 1450. Arch. Mun. de
Huesca: ídem Id )

VI

Carta de D. Alonso de Aragón, Lugarteniente general del Reino,


sobre las diferencias entre la ciudad y la aljama judia por causa de la «sisa».

El Arzobispo de (Jaragoga, Lugarteniente general, etc. Amados y fieles del


Rey mi senyor ebien amados nuestros: Assí por relación de la Aljama de Judios
dessa ciudat de huesea, como por vuestro mensagero Joan de la Abadía, havemos
sabido la differencia que seria entre vosotros y la dicha aljama sobre la sisa que se
hade coger en essa ciudat; y como pretenderiades ser vos preiudicial la provisión
que quando por ahí paseamos otorgamos á la dicha aljama (2), e porque creemos
no ignorays quanto tenemos encomendadas por el Rey mi señor essa ciudat y las
aljamas deste reyno, querríamos mucho y desseamos apartarvos de toda conten-
ción y egualarvos en alguna buena manera que no fuesse preiudicial a los unos ni
a los otros; por cndí rogamos y encargamos vos affectuosamente que mirando
por nuestro servicio en todo^o susodicho, querays concertarvos y tomar algún
• buen medio con la dicha aljama sobre la dicha differencia de la dicha sissa, y en
esto recibremos servicio. Ca si no vos concertaredes, lo que no creemos ni spera-
mos de vosotros, recorriendo a nos, mandaremos proveer en ello lo que de justi-
cia e razón fuere. Data en (¡laragoga á XXIIII de Deziembre del anyo Mil
CCCCLXXXVlII."-Do« Alonso de Aragón.
(Va dirigida al Concejo de la ciudad de Huesca) (3).

(1) Se refiere á los Consejos generales de la ciudad, que tenían lugar en el atrio de la
actual iglesia de San Migue!, fundada por D. Alonso el Batallador en el año 1110, al propio
tiempo que un cementerio ó fosal para los cristianos, junto al templo. (Véase á Ainsa:
Fundación, grandezas... de la antiquissima ciudad de Huesca, pág. 605.)
(2) No he podido hallar esta provisión.
(3) Archivo Municipal de Huesca.

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Carta del rey católico, para que no se impida á dos judios de Huesca
el ejercicio de su oficio de tintorería.
El Rey. Amados e fieles nuestros: A nos ha sido supplicado por parte de Genio
Rahenas y Salamon Rahenas, judios de la nuestra ciudat de Huesca, diziendo que
ellos son ahiles en el officio de tintar, e que vosotros les poneys empacho en el
exercicio de su of íicio, en grande danyo de aquellos, los quales son cofres nues-
tros, y depauperando aquellos redunda en danyo de nuestras rentas. Por ende vos
encargamos y mandamos strechamente que permitays e consintays a los dichos
judios usar del dicho officio de tintar, dentro de su judería, pagando los drechos
pertenescientes a nos e a la dicha ciudat, y servados á los statutos y ordinaciones
de aquella, car tal es nuestra voluntat. Data en Cordova a VII de Mayo, anyo
Mil CCC^LXXXVHll —Yo el Rey. (Dirigida al mismo Concejo) (1).

VIH

Carta del rey católico, ordenando la expulsión de los judíos de Huesca.


El Rey. Amados e fieles nuestros: Movido por el zelo de nuestra sancta fe
catholica y por el bien de las animas de los cristianos subditos y naturales nues-
tros, y haun por la conservación de sus bienes, por justas y legitimas causas have-
mos provehldo que los judios de nuestros Reynos y Senyorios salgan y sean expel-
lidos dellos, segunt que vereys por el edicto que por esta causa havemos promul-
gado, al qual nos refferimos, por execución del qual ordenamos y mandamos que
sea en todas las ciudades de los dichos nuestros Reynos y Senyorios preconizado.
E porque es nuestra voluntad que se cumpla efectualmente lo contenido en el dicho
nuestro edicto, queremos y mandamos que apartados y refrenados todos movi-
mientos y scandalos con tranquilidad y reposo, la dicha expulsion de los dichos
judios surta su effecto complidamente. Por ende vos encargamos y mandamos que
durante el tiempo que asignamos, dentro el qual los dichos judios deben saliír de
los dichos reynos y senyorios nuestros, pongays guarda en la judería dessa ciudat,
de manera que de día ni de noche daño alguno en persona ni en bienes no les
pueda ser fecho, ca durante el dicho tiempo, como vereys por el dicho edicto, nos
havemos tomado a ellos y a sus bienes so la seguridat y salvaguarda reales nues-
tras, y porque provehlmos, como vereys por la comission que] fazemos al zalme-
dina, Justicia y official mayor de la hermandat dessa ciudat, que se inventaríen los
bienes mobles y sedientes, drechos, nombres y acciones a los dichos judios perte-
nescientes; y que oydos los dichos judios y aquellos que pretendran tener censales
y deudas sobre ellos y sobre sus bienes, fagan justicia entrellos. Dareys por expe-
dición de la dicha comission á los dichos officiales todo favor y ayuda, y asistireys
e yreys con ellos siempre que por ellos para en esto sereys requeridos, teniendo la
dicha ciudat en toda tranquilidad y sosiego, por forma que en ella por la dicha
causa inconveniente alguno no se sigua. Data en la ciudat de Granada á X X X I de
Margo del anyo M C C C C L X X X X I I . - Yo el Rey. (Va dirigida «a los amados e fíeles
nuestros los prior, jurados, officiales y Consejo de la ciudat de Huesca-) (2).

RICARDO DEL ARCO.


" Cronista de Huesca.
(1) Archivo Mimicipal de Huesca.
(2) Archivo de la ciudad.

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C A S A S A N D A L U Z A S

LOS PONGE DE LEÓJSÍ

De las grandes Casas de la Monarquía española, y de las que tanto se


escribió en los tiempos que la genealogía estuvo en boga, quizás lleve la
de los Ponce de León la primacía por el numero y calidad de los escritos,
como verá el lector que no sea erudito por la extensa bibliografía que ire-
mos dando de libros exclusivamente dedicados á ella, pues además de estos
trabajos, en todas las crónicas, historias y nobiliarios, desde el conde don
Pedro Barcelos hasta nuestros días, aparecen con frecuencia los individuos
de la Casa de los Duques de Arcos, que llevaron la primogenitura de esta
familia; estando tan íntimamente ligados sus hechos á los de la historia de
León, de Castilla, y luego de toda España, que la empresa de escribir la
genealogía de toda la Casa, aprovechando tan inmenso caudal de noticias,
sería objeto, no de una serie de cortos artículos de la Revista, como forzo-
samente han de serlo, sino de uno ó varios abultados volúmenes, que segu-
ramente no ocupará menos la labor del insigne académico, el Sr. Fernández
de Bethencourt, cuando le toque, según el orden que ha establecido en su
Historia Geneatógica y Heráldica, hacer la historia de las distintas ramas
de los Ronces de León en sus líneas de Arcos, Bailen, Casinas, Castillo del
Valle, Torres Cabrera y de las Casas no tituladas.
Efecto de la rancia progenie de los Ponce ha sido la confusión que ha
reinado en señalarle origen por los eruditos autores que hicieron las averi-
guaciones de él en tumbos de conventos, privilegios antiquísimos y memo-
rias de la época, y mientras unos le señalan el origen castizamente español
de los Ossorios, como Cardillo Villalpando, Mondéjar, Salazar y Castro y el
472.

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P. Ruano (1), opinión que prevalece para los más inteligentes autores
otros, y desde Salazar de Mendoza, que rebatió en el Crónico de los
Ponce ( 2 ) la opinión del primero de aquéllos, la hacen oriunda de Francia,
como de los Condes de Tolosa y Tirol.
Apuntando sólo esto, y remitiendo al estudioso á la misma bibliografía
que daremos, como fuentes de tan profundos
y eruditos trabajos, presentaré en un cuadro
genealógico la descendencia de dicha familia,
desde el conde D. Pedro Ponce, casado con
D." Aldonza Alfonso, hija bastarda del rey
D. Alonso IX de León, y, por lo tanto, her-
mana ésta y cuñado aquél del glorioso rey
San Fernando, desde los cuales no cupo duda
á los genealogistas por estar plenamente do-
cumentada la filiación, hasta llegar al conde
D . Juan Ponce de León, segundo de Arcos,
primer marqués y señor de la ciudad de Cá-
diz, y á sus hijos, legitimados y llamados á Escudo de armas
la sucesión de la Casa y sus estados por su de l o s P o n c e d e L e ó n .
testamento.
Las armas primeras dei linaje, según aparecen en antiquísimos sepul-
cros y sellos, fueron las de León: el león gules en campo blanco, en memo-

(1) Historia del monasterio de Nogales y descendencia de sus fundadores los Ponces
de Cabrera y de León, duques de Arcos, por el P. Mtro. Fr. Bernardo Cardillo Villalpando,
de la Orden del Cister; ms. cuyo paradejo ignoramos.
Fray Bernardo Cardillo de Villalpando escribió un tratado de esta Casa, según Salazar
y Mendoza, en su Crónico, pág. 3, muy curioso y muy bien escrito, demostrando la ascen-
dencia de los Ponce en los Osorio, y por hembra, en los Cabreras.
Dijo aquél que el conde D. Ponce de Cabrera, hermano del Vizconde de Qirona, ma-
yordomo mayor del emperador D. Alonso, casó en Galicia con D.* Maria Fernández de
Trava, hija del conde D. Fernán Pérez de Trava y de su mujer D.* Sancha González de Lara,
de cuyo matrimonio procedió D." Sancha Ponce de Cabrera, mujer legitima del conde
D . Vélaz Gutiérrez Osorio, y, finalmente, que de esta unión se derivó D. Pedro Ponce,
acohombre casado con D.^ Aldonza Alfonso.
Casa de Cabrera en Córdoba, obra genealógica histórica, dedicada al Sr. D. Fernando
de Cabrera, Méndez de Sotomayor Ángulo, Gómez de Cárdenas, Armentia Valenzuela,
Torreblanca, Herrera Carrillo de Ortega y de la Cerda, conde de Villanueva de Cárdenas,
marqués de Villaseca. (Se atribuye al P. Francisco Ruano.) Córdoba, MDCCLXXIX. En la
oficina de D. Juan Rodríguez, calle de la Librería.
(2) Crónico de la Casa de los Ponce de León, por el Dr. Pedro Salazar de Mendoza.
Toledo, MDCXX. Un volumen en 4.° En esta obra el erudito autor de las Dignidades
seglares se manifestó en contra de la opinión de Cardillo sobre el origen de esta Casa.

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Don Pedro Ponce de Cabrera,
Alférez mayor de León,
con ñrbol genealógico de los Ponces de León
Dofia Aldonza Alfonso, hija del Rey Don Alfonso IX.

Don Fernán P é r e z P o n c e , Don Juan Pérez Ponce. Don Ruy Pérez Ponce, Don Pedro Ponce de C a b r e r a ,
Adelantado mayor de Andalucía, M a e s t r e de C a l a t r a v a . progenitor de la Casa de Cabrera, en Córdoba.
con
Dofia Urraca Gutiérrez de iVteneses.

Don Pedro P o n c e de León, Don Fernando Ponce de León, Doña Aldonza Ponce de León. Doña Beatriz Ponce de León Doña Juana Ponce de León
Señor de la Puebla de Asturias. Primer Señor de Marchena (año 1309)
con
Dofia Isabel de Guzmán,
Señora de Rota y Chipiona.

Don P e d r o Ponce de León, Don Fernán Pérez Ponce de León,


Señor de Marchena, Rota y Chipiona, Maestre de Alcántara, f 1355.
con
Doña Beatriz de Jérica y Launa,
hija del Infante Don Jaime,
Sefior de Jérica.

Don Juan P o n c e de León, Don Pedro Ponce de León, Don Gutierre. Don Alonso. Doña Maria. Dofla Beatriz.
Señor de Marchena, etc. Señor de Marchena, e t c . ,
con
Doña Sancha de Haro.

Don P e d r o P o n c e de León, Don Juan. Dofla María. Doña Isabel.


Conde de Medellin (1430) y de Arcos (1440),
con
Doña María de Ayala

'Donjuán Ponce de León, Don Pedro. Don Luis Ponce de León. Don Fernán Ponce de León, Doña Sancha. Dofia Elvira.
Marqués de Cádiz, Comendador Mayor de Calatrava.
con

Doña Leonor Núñez.


Don Rodrigo Ponce de León, Don Manuel Ponce de León. Dofla Juana. Dona Isabel. Dofla M.iría.
Don Pedro Ponce de León. Marqués y Duque de Cádiz.

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ria de dicha señora D . " Aldonza. Como D . Pedro Ponce, bisnieto de don
Pedro Ponce, hizo otro casamiento de sangre real con D.^ Beatriz de Jérica,
hija del infante D . Jaime de Aragón, señor de Jérica, y bisnieta legítima del
rey de Aragón D . Jaime I, el Conquistador, por esta gran alianza unieron
asimismo en su escudo el cuartel de las barras de Aragón con la bordura
azul, y en ella los escudetes de oro con fajas de azul del Señorío de Jérica. El
escudo así compuesto fué el que usaron ya sus hijos y descendientes hasta
el día.

*
* *
I. DON JUAN PONCE DE LEÓN, segundo Conde de Arcos y fundador, según
algunos, de la Casa, tuvo dilatada sucesión, ninguna legítima (1), pues de
su primera mujer y sobrina D.* Leonor de Guzmán no tuvo hijos. Como
dama de la Condesa fué desde Toledo á Marchena Leonor Núñez, á quien
dan el apellido Gudiel, aunque realmente se ignore su origen, quizás por lo
obscuro, y el conde D . Juan, sintiendo que se perdiera su linea con él,
pasando la Casa á la descendencia de sus hermanos, tuvo amores con ella,
adúlteros doblemente, por ser en vida de la Condesa y ser ella desposada
con Juan Paraíso; como fruto de estas relaciones nacieron varios hijos, los
que, aun en vida de la condesa D . ' Leonor de Guzmán, fueron legitimados
por mercedes reales. El mayor fué D . Pedro, muerto en vida del padre, el
cual le había hecho reconocer, tanto de sus vasallos como de sus hermanos
legítimos, con aprobación real, como legítimo sucesor de la Casa para ase-
gurar la sucesión en ella y evadir futuros pleitos; pero muerto aquél, el
padre postergó los derechos de sus descendientes para que heredase el
segundo hijo, predilecto suyo desde la muerte del primero, el gran don
Rodrigo, mozo valiente que prometía grandes honras para su Casa. Otro
no menos señalado que éste tuvo en su hijo D . Manuel, llamado el Valiente,
héroe de los romances caballerescos, habido también en la condesa doña

Chronica de la excelentisslma Casa de Arcos Ponces de León. Al excelentísimo Señor


Duque de la ciudad de Arcos, JVlarqués de Zara, Conde de Casares, Conde de Baylén,
Sefior de la Casa y Estado de Villagarcia, de las Villas de Marctiena, Mairena, Rota, Chi-
piona, Paradas, Pruna, Quadajóz, L o s Palacios, Villafranca, y de la Serranía de Villaluenga,
Capitán General de la Ciudad de Gibraltar y sus Costas, Pariente maior y Cabeza de los
Ponce de León, clarísimo descendiente de los antiguos Reyes Godos de España, su auctor
F. Basiho Becerra, Monge Cistercense de el Monasterio de S" María de Nogales Reyno
de León: Ms. de la Biblioteca Nacional. D o s volúmenes en folio.
(1) Adición á los claros varones de Hernán Pérez de Guzmán, Ms. en la col. Salazar,
de la R. A. de la H.; E, 2.

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Leonor, como fué llamada Leonor Núñez, con quien parece casó el Conde
una vez que la muerte de la Condesa legítima lo hubo permitido. Muerta la
D." Leonor Núñez, y considerándose todavía joven y animoso, D. Juan tuvo
amores con una doncella llamada Catalina González (1), hija de un hidalgo
de Marchena llamado Pedro González de Oviedo y de Isabel Bonilla, hija de
Juan de Bonilla, señor de las torres de Jarda y Bayonal. Quizás el cariño
que profesaba á D. Rodrigo y su hermano D. Manuel fué causa de que no
santificase su unión con esta señora, la cual era doncella de noble origen
y libre, como él estaba al conocerla, asimismo y expresa terminantemente
en su testamento. Tuvo de ella cuatro hijos varones y dos hembras, todos
casados noblemente, y cuya sucesión, que escribiremos, es un tanto desco-
nocida por haber sido obscurecida por el brillo de la rama mayor, hoy ex-
tinguida su varonía, cuyos derechos á la Casa de Arcos quizás no fueran tan
sólidos como los de aquéllos; pero su pretensión dio lugar á continuos
y reñidísimos pleitos entre los descendientes de los hijos de la Condesa
con los de los hermanos del conde Di Juan, en lo que siempre algún des-
cendiente de Catalina González solicitaba la sucesión de la Casa. Muchos
de éstos, en esos pleitos quedaron retraídos por la gratitud y respeto que
conservaron á los poderosos Duques de Arcos, sus deudos, que los trata-
ban como tales y les favorecían en cuanto podían, dándoles toda clase de
honores, incluso la gobernación de sus estados y conservación de sus for-
talezas y castillos, como iremos viendo en la relación que continúa.
Enfermo D. Juan, segundo Conde de Arcos, en su fortaleza y palacio de
la villa de Marchena, otorgó su testamento á 10 de Septiembre de 1469, obra
magnífica, como la califica el eruditísimo Marqués de Mondéjar en las
Memorias que de esta Casa escribió (2) y dedicó al Rey D. Felipe V á su
exaltación á la Corona de San Fernando, presentándole con ellas un modelo
de la Nobleza de España en su más alta dignidad de la grandeza de sangre.
Estudiando Mondéjar este testamento, que extracta (3), dice que se conser-
vaba en su tiempo escrito en 29 hojas y que señalaba en él todo el patri-
monio que dejaba el Conde á sus hijos, con tanta menudencia, que maní-
te

(1) Tuvo una lieimana, Isabel González de Oviedo, llamada la Secretaria, mujer del
capitán Alonso Núñez de Prado.
(2) Memorias históricas y genealógicas de la Casa de los Ponce de León, por el ÍVlar-
qués de IWondéjar; ¡Vis. en folio. Ejemplares en las Bibliotecas Nacional y de la Real Aca-
demia de la Historia.
(3) También existe otro extracto en el Memorial ajustado en el pleito que siguen D. Ma-
riano Téllez Girón, D. Fernando Espinosa y D.Juan Fernando Narváez, sobre la propie.
dad del Ducado de Arcos y Condado de Bailen. JVladrid, 1849. Un vol. en folio.

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fiesta se dispuso en mucfio tiempo y muy despacio; manda enterrarse en el
Convento de San Agustín, de Sevilla, donde estaba D. Pedro, su bisabuelo;
D. Pedro, su abuelo; el Conde D. Pedro, su padre, y D." María de Ayala, la
Condesa, su madre; habiendo de ser su sepultura de bulto, como todas las
demás, y colocada detrás de la de su padre, mudándose la de su hijo don
Pedro al lado izquierdo de la suya. También cita como enterrados allí sus
hermanos D. Pedro y D. Luis.
Entre otras mandas de fiestas encarga á su hijo D. Rodrigo haga cele-
brar la de San Eutropio, en su villa de Marchena.
Nombra por herederos de su mayorazgo antiguo de Arcos, Marchena,
Rota, Mairena, Carmona, Bailen, y de la ciudad de Cádiz á D. Rodrigo y sus
descendientes, y en su falta á D. Manuel, ambos sus hijos y de la Condesa
D." Leonor Núñez, y le agrega el lugar de Paradas, que él había hecho
poblar, en término de Marchena; la Alcaydia mayor de Sevilla y la de Jerez
y ciento treinta y ocho mil maravedís de juro perpetuo en las tercias de sus
Estados; encarga además á su heredero procure recobrar las villas de Con-
centaina y Planes, que le pertenecían en Aragón, y de que había hecho
donación inválida, por ser de su mayorazgo, á D." María Ponce de León, su
hermana, y á falta de la descendencia de éstos y de D. Luis, su nieto, hijo
de D. Pedro, su hijo mayor, llama á D. Enrique y los suyos, á D. Lope y
los suyos y á D. Eutropio y los suyos, como hijos naturales legitimados,
fiabidos en Catatina González, moza doncella, siendo solteros entrambos,
y después de mandar á ésta un importante legado metálico, deja por univer-
sales herederos del resto de todos sus bienes á los hijos que tuvo en ella,
legitimados y habilitados para suceder por Cédulas Reales que tenía é in-
corpora en el testamento. De algunas frases de este documento, entre otras
que hacía diecisiete años que tenía en su casa á Catalina González, deduzco
que murió la Condesa D." Leonor hacia el año 1452, y que los hijos de
aquélla nacieron con posterioridad al dicho año.
Catalina González otorgó también disposición testamentaria, estando
enferma en la villa de Marchena, el 4 de Febrero de 1487; se llama pudoro-
samente en el encabezamiento madre de D. Anrtque, vecina que soy de la
villa de Marcfiena, y no cita en todo él al Conde.
Es curioso el documento, por lo que nos parece interesante, y le seguiré
extractando, por ser muy extenso; se manda enterrar en la parroquia de
San Juan de la villa, en una sepultura que había de comprarse en la plana
del altar de Santa Marta, donde había de servirse la capellanía que fundó;
después de las mandas pías y á sus criados, declara que dio al dicho don
Enrique, su hijo, que fiaya gloria, al tiempo que casó, en joyas de oro y
_._,.477 :.

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plata, collares y otras cosas para su atavío y de su mujer, cíen mil marave-
dís; y que dio á los hijos del dicho D, Enrique, sus nietos, toda la hacienda
que hubo y le correspondió heredar de D." Catalina, su nieta, mujer de
Martín de Fuentes, la cual falleció en Sevilla sin dejar hijos.
Dice que dio á D. Eutropio, su hijo, vecino de la ciudad de Jerez, 10
cahíces de pan de renta en unas tierras que tuvo en término de Marchena,
porque en su mocedad no le había dado ninguna cosa.
Expresa asimismo que dio á D.* Constanza, su hija, ya difunta, así al
tiempo de su casamiento con Fernán Arias de Saavedra, su marido, que
liaya gtoria, como al tiempo dei cerco de Atcatá, doscientos mil maravedís
en joyas, dinero y cosas que lo valieran, y que había entregado á D.^ San'
cha, su hija, mujer del Comendador Juan de Godoy, vecino de Córdoba,
cinco cahíces de pan de renta de unas tierras en término de Marchena, por-
que al tiempo de su casamiento no la había dado ninguna cosa, y por ello
también dio á D." Sancha las casas de su morada en esta villa, de las que
esta señora hizo donación á Bartolomé de Escobar.
Sigue diciendo que cuando instituyó la capellanía que deja fundada en
San Juan, señaló para servirla la capilla de San Miguel, y porque agora á
causa que ia Igiesia esta labrada de otra manera, de cuya causa no me die-
ron tugar para comprar ta capilla, manda se sirva en el altar y lugar donde
quisiera Juan de Bienvenida, su capellán, siempre que sea en la iglesia de
San Juan. Continúa el testamento con el asunto de la capellanía, los llama-
mientos á ella y la dotación. Las mandas que en él deja habrán de ser pa-
gadas del producto de unas tierras que tenía en Valenzuela, término de
Marchena, y después de nombrar albaceas al Vicario Miguel Pérez y á
Pedro Velázquez, Mayordomo de las iglesias de la villa, nombra herederos á
D. Eutropio, D." Sancha, y á los hijos de D. Enrique y de D." Constanza.
Otorgóse el testamento ante Alonso de Palma, escribano público de la villa,
por el Duque de Arcos, su señor, siendo testigos Rodrigo de Marchena,
Tomás de Orduña, Rodrigo de Ecija, Alonso Gómez de Albarracín, Barto-
lomé de Rojas y Hernando de Carmona, vecinos de la villa, firmando este
último en el Registro á nombre de la testadora.
II. DON ENRIQUE RONCE DE LEÓN, hijo mayor del Conde de Arcos, D. Juan
Ponce de León, y de Catalina González, su mujer; fué Veinticuatro de Sevilla
y heredado por su padre, el Conde, que le llamó en tercer lugar á la sucesión
del Estado de Arcos; le dotó, según el testamento citado, con el molino hari-
nero llamado de la Puente, en el río Guadalete, término de Carmona, que
había comprado á Rodrigo Osorio, y estaba arrendado en 5 0 cahíces de
trigo; la casa de Moncumplido, con los donadíos de Moncumplido, del
.418

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Salado y de Latiban; las casas que compró en Carmona, de Cristóbal Mar-
tín de las Peñuelas; veinte mil maravedís de juro perpetuo en las rentas de
las heredades de Sevilla y diez mil maravedís sobre las jabonerías de aque-
lla ciudad. Sirvió, como todos sus hermanos y deudos de la casa, á su her-
mano mayor D. Rodrigo, el célebre Marqués de Cádiz, en todos los sucesos
de su tiempo, ora en las rivalidades con la Casa de Niebla, ora en las empre-
sas contra los moros. Fué vecino y Veinticuatro de Sevilla, y aunque ignoro
cuándo falleció, debió ser antes de Febrero de 1487, en cuya fecha otorgaba
su testamento Catalina González, su madre, y fué enterrado en la capilla
mayor del convento de San Agustín, de Sevilla, patronato de la Casa de
Arcos, como consta por el testamento de D. Eutropio, su hermano segundo,
otorgado en Jerez el año 1 5 1 0 , en el que dice lo entierren en aquel lugar, al
lado de su hermano D. Enrique, haciéndole las honras que era costumbre
hacer á tos hijos legítimos del Conde D.Juan, su padre. Casó D. Enrique
en Sevilla con D." Francisca de Saavedra, hija segunda del célebre Juan
Arias de Saavedra, Señor del Viso y del Castellar, y de D." Juana de Ave-
llaneda, ascendientes de los Condes de Castellar.
De D. Enrique Ponce de León y D." Juana de Saavedra fueron hijos:

1.° Don Rodrigo Ponce de León, que continúa.


2." Don Juan Ponce de León, cuya descendencia se verá luego.
3 . ° Don Pedro Ponce de León, que casó con D." Catalina de Mendoza, de esta
gran Casa en Sevilla, con sucesión que ignoramos.
4." Doña Leonor Ponce de León, que casó con Francisco Barba Marmolejo, de
quien no quedó sucesión.

III. DON RODRIGO PONCE DE LEÓN, hijo mayor, sucedió en la Casa y llevó
el nombre glorioso de su tío carnal el gran Duque y Marqués de Cádiz, á
quien sirvió, y asimismo al primer Duque de Arcos, nieto de aquél. Fué
vecino de Sevilla, donde casó dos veces; la primera mujer fué D."* Isabel de
Tous, dama de la Casa del Duque de Medina, y nieta de su Secretario, de
quien dejó una hija; casó segunda vez con D . " Elvira de Zúñiga, hija de
Diego Ortiz de Zúñiga, y de D." Isabel de Marmolejo, constando este casa-
miento y los hijos que tuvo de una escritura de compromiso otorgada por
D." Elvira ante el escribano de Sevilla Manuel Segura, el 1 9 de Agosto
de 1 5 2 2 , siendo ya viuda de D. Rodrigo.
Hija del primer matrimonio de D. Rodrigo fué:

1." Doña Francisca Ponce de León, que casó con D. Pedro Núñez de Guzmán,
deudo de la Casa de Niebla. Tuvo por hijo á otro, D. Pedro Núñez de Guzmán.
479 . .

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Del segundo matrimonio de D . Rodrigo con D . " Elvira de Zúñiga fue-
ron hijos (1):

2° Don Enrique Ponce de León, que sigue.


3." Don Juan de Saavedra Ponce de León, que se verá después.
4.° Dofla Elvira de Zúfiiga Ponce de León.
5.° Doña Catalina Ponce de León, que casó con Diego Dávila, hijo de García
Dávila, ambos Veinticuatros, y vecinos de Granada, de quienes desciende la Casa
Dávila Ponce de León, muy ilustre en aquella ciudad.
6.° Doña María Ponce de León y Zúñiga, que casó con el licenciado Diego
Perero de Neira, caballero de Santiago, colegial mayor de San Bartolomé, de Sala-
manca, oidor del Consejo de las Órdenes, con sucesión.

IV. DON ENRIQUE PONCE DE LEÓN, hijo primogénito, llevó, según cos-
tumbre, el nombre de su abuelo paterno, el hijo predilecto del conde don
Juan, y fué honrado por su deudo cercano, el Duque de Arcos, quien, entre
otras distinciones, le dio la Alcaidía del Castillo de la Mota, fortaleza prin-
cipal de la villa de Marchena, la cual llevaba unido el cargo de Capitán de
la gente de armas déla villa y su distrito (años 1557 al 6 0 ) , puesto ocupado
por grandes caballeros y deudos de la Casa de Arcos, que obtenían el cargo
bajo pleito homenaje. Casó en Marchena, de donde fué vecino, y fundó en
ella su Casa, con D." Isabel Núñez de Prado, hija de Diego Núñez de
Prado, Alcaide de la fortaleza de Marchena, caudillo y célebre Capitán de
la gente del Estado de Arcos, que fué con el Duque de Arcos á la conquista
de Granada y á la pacificación de los moriscos de aquel reino el año 1500.
De este matrimonio fueron hijos:
«

1." Don Rodrigo Ponce de León, que sigue.


2° Don Enrique Ponce de León, á quien el Duque de Arcos, D.Rodrigo, por su
testamento recomendaba á su hijo y sucesores favorecieran á sus hijos, y de don
Luis, su hermano, como deudos cercanos de la Casa y muy queridos suyos, tuvo
por hijo á D. Rodrigo Ponce de León, á cuyo entierro asistió personalmente el
Duque, mostrando mucho dolor, según declaraciones de los testigos en las prue-
bas, para cruzarse en Santiago D. Diego de Córdoba Ponce de León, el año 1648.
3.° Don Luis Ponce de León.
4.° Dofia María Ponce de León, casada con Hernán Ramírez de Guzmán Carta-
gena, con sucesión, que disfrutó la pingüe Capellanía que fundó Catalina González
de Oviedo, en Marchena.

V. DON RODRIGO PONCE DE LEÓN, hijo mayor, vivió en Marchena, donde


obtuvo la Alcaidía del Castillo de la Mota y la Capitanía de la gente de la

(1) Discurso genealógico de los Ortices de Sevilla, por D. Diego Ortiz de Zúñiga —
Cádiz, 1670, pág. 104.

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villa. Casó en ella con D." Juana Álvarez (ó D." Isabel Suárez) Delgadillo'
como dicen los testigos vistos en las pruebas de D. Diego de Córdoba, hija
de D. Diego Jiménez de Marchena y de D."" N. Suárez, y nieta de Rodrigo
de Marchena, por línea paterna, y de Gonzalo Delgadillo, por su línea
materna.
De D. Rodrigo y D.' Juana Álvarez Delgadillo fueron hijos:

1.° Don Enrique Ponce de León, liijo mayor, quien no dejó sucesión. Según el
libro de asiento de los salarios del Concejo de Marchena, en 18 de Marzo de 1589
se libraron 1.132 maravedís de la sisa á éste y su hermano. Ya había fallecido el
año 1592.
2.° Don Diego Ponce de León, que sigue.

V I . DON Dmoo PONCE DE LEÓN, hijo segundo, sucedió en la Casa de los


Ponce de León, en Marchena, siguiendo el servicio de los Duques de Arcos
Señores de la villa de Marchena, donde tenían su residencia oficial. Casó
en esa villa con D." Beatriz de Montiel, su tía, prima hermana de su madre,
como hija de Alonso Jiménez de Marchena y de D.'' Isabel de Aguilar, y
nieta de Rodrigo de Marchena, bisabuelo materno de D. Diego.
Estaba ya viuda D." Beatriz el 2 9 de Noviembre de 1607, en cuya fecha
pedía al Concejo de Marchena, llamándose viuda de D. Diego Ponce de
León, se le devolviera la blanca de la carne por el tiempo que estaba viuda,
como hijadalgo que era, y así acordó la villa y el Licenciado Jerónimo Díaz,
Juez de la Audiencia del Duque de Arcos, y Asistente (que existía, igual-
mente que en Sevilla, únicas poblaciones de España que tenía el Corregi-
dor este nombre), y ante Francisco Juárez, escribano del Cabildo.
De D. Diego Ponce de León y D.'^ Beatriz fueron hijos:

1." Doña Mariana Ponce de León, que casó con D. Luis Fernández de Córdoba,
cuya ilustre descendencia ocupa el § XXII de la genealogía de los Córdobas en la
Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española, por D. F. F. de Bé-
thencourL
2." Doña Isabel Ponce de León, que casó con D. Jerónimo Gómez de Sanabria,
del Consejo de S. M., oidor de Granada, con sucesión.

JUAN MORENO DE GUERRA.

_ (Continuará.)

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BIBLIOGRAFÍA

En esta Sección se dará cuenta de todos tos tibros españotes y extran-


jeros que sean remitidos á esta Redacción y traten de materias congéneres
á tas que son objeto de nuestra pubticación.

L o s A l k e v í r e s de M o r ó n en el siglo segundo de la Egira, bosquejo


histórico por el Almirante Marqués-de Pilares. Un folleto en 4.°, de 43 p á -
ginas. Madrid, 1912.

Nuestro respetable y erudito colaborador el Marqués de Pilares nos remite


el último trabajo histórico que acaba de publicar. Dificilísimo estudio por el que,
con el mayor acierto, ha logrado hacer revivir un período interesante y obscuro
del comienzo de la dominación sarracena en España, en lo referente á su ciudad
natal. Morón de la Frontera, cuyos Ál/cevires'ó Gobernadores ejercieron una mar-
cadísima influencia en la marcha política del Emirato cordobés, y, por lo tanto, en
la gobernación de la España musulmana en su primera centuria.
Los puntos históricos sobre que versa este útil y ameno trabajo, se refieren á
la batalla que se dio en el lugar donde hoy existe la población de Montellano, pro-
vocada por la rebelión del Alkevir de Morón contra el Emir Abul Kkattar; continúa
la relación délas batallas de Córdoba y Almuflécar, en que el victorioso Abderra-
mán, ayudado y protegido por el Alkevir de Morón, se hizo independiente y se
alzó con el Emirato de Córdoba; sigue el saqueo de Sevilla el año 768 de la Era;
luego la relación de la batalla del Sora ó del río Bembezar, siendo Alkevir de
Morón Abdallak, hijo del célebre Marsilio, que ayudó á dar la victoria contra los
rebeldes al Emir Abderramán, y, por último, la descripción de la batalla del río
Ambexer ó del Guadaira, reñida entre los leales de Abderramán y el Alkevir de
Morón, con los rebeldes, en sitio del término de Morón.
Concluye el trabajo con un examen crítico del mando de Abderramán en la Pe-
nínsula, y muy curiosas noticias de los hijos ilustres de Morón, nacidos antes y
después de la reconquista, con otros muy interesantes datos para la historia de
esta ciudad.
Felicitando al autor por el éxito de la monografía, le damos las gracias por el
ejemplar que nos ha enviado.
» J . M. DE G.

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REVISTA DE REVISTAS
REVISTAS ESPAÑOLAS de 1912.—Seminara. Manuel Álvarez.—
Siete años de mi vida, Antonio Garcia
Linajes de Aragón, Huesca, 15 de Oc- Pérez. — Bibliografía. — Revista de la
tubre de 1912.—LaP/Y/macontra la ocio- Prensa.
sidad, Adolptie Coster.—Los Sanz de
Latrás, Luis Afur.—Sobre el escudo de REVISTAS EXTRANJERAS
Aragón, Acacio Bistué.—Los Casajús,
Gregorio Garcia Ciprés. Archives de la Société des Collection-
\.° Noviembre, 1912.—Los Zalón, neurs d'Ex-Libris, París, Septiembre
O. G. C — L o s Rufas de Alberuela de de 1912.—L'ex-libris Laënnec, Dr. Via-
la Llena, G. C—Los Blecua, Gregorio lei. — A propos d'un second écusson
Garcia Ciprés.—Proclamación del Rey gravé aux armes de Hamel de Grand
Luis I, Ricardo del Arco.—La. procesión Rullecourt, Edmont des Robert—Les
del Corpus en Huesca, Ricardo del Arco. ex-libris et fers de ^reliure laonnois
Memorial de Infanteria, Madrid, Oc- (continuación). Vicomte de Hennezel
tubre de I912.-Efemérides. Batalla de d'Ormois.—Les anciens ex-libris du Pé-
Tamames, P. Losernou.—Crónica mili- rigord (continuación), A. Dujarric-Des-
tar. El uniforme de la Infantería. El combes.—La sixième vente A. de R.,
vestuario militar en Europa á través de Docteur E. 0/í"v/er.—Questions.-Ré-
los siglos, A. Gragera. ponses.
Boletín de la Real Academia Gallega, Bolletino Araldico Storico Genealo-
Coruna, Septiembre de 1912.—Errores gico, Firenze, 1.° Octubre 1912.—Delle
sobre la Historia de Galicia, Juan Ro- imprese, Carlo Padiglione.—Della no-
dríguez Cabrera. —Linaies galicianos, biltà 0 meno della moglie, // Conte di
Pablo Pérez Costanti.—De Folk-Iore.— Lamagna. — A proposito dei Manuzi,
Noticias. del loro stemma e della loro origine,
La España Moderna, Madrid, 1.° Octu- G. Guelfi Camaiani. —Concessione e
bre 1912.—Beatriz de Aragón, reina de riconoscimento di nobiltà e titoli accor-
Hungría, Alberto de Berzeviczy.—La or- dati da S. M. l'Imperatore d'Austria.—
ganización de la Marina de Inglaterra al Seggi.—Oddi-Baglioni di Perugia.—
concluir el siglo XVIII, Juan Pérez de Le armi dei sigg. abbonati.—Questioni
Guzmán.—La América moderna, V/- da risolvere.—Necrologio.
cente Gay.—Revista de Revistas. Heráldica, P a r i s , Agosto-Septiem-
La Lectura, Madrid, Octubre 1912.— bre 1912.—Études héraldiques, L. Bou-
Estudios de historia antigua de Egipto, ly de Lesdain.—La question des titres
Antonio Blázquez.—Tres músicos espa- nobiliaires (continuación), Joseph de
ñoles: Juan del Encina, Lucas Fernán- Sorbieres de la Tourrasse.—Les préju-
dez, Manuel Doyagüe, y la cultura ar- gés nobiliaires en Belgique, L.J. de l'Ar-
tística de su tiempo, / Deleito y Piñueía. bre.—Preuves de noblesse qui se fai-
Fernando VII en Valencia el año 1814, saient en France, avec l'indication des
Julián 7«dmas.—Varios. —Revista de époques ou elles doivent être remon-
Revistas. tées, ou du nombre des degrés ou quar-
Estudios militares, Madrid, Octubre tiers qui les composaient.—Jurispruden-

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ce, J. S. r . — E t a t civil.-Questions et
The NewYortc genealogical and bio-
réponses.
graphical Record, Octubre 1912.—Wil-
L'Intermédiaire des chercheurs et cu-
liam Watts Sherman, Capt. Richard
rieux, 10 Octubre 1912. Réponses.—Fa-
Henry Greene.—The Doughty family of
mille Barade.—Titles sous l'ancien ré-
Long Island, Ethan Allen Doty.—Tha-
gime.—Preuves de noblesse.—Aigle au
cher-Thatcher genealogy (continuación),
vol éployé; question héraldique.
John R. Totten.—Records of Baptisms
20 Octubre 1912.—Réponses: Famille of the Reformed Church at Machacke-
de Chaumont: La descendance actuelle meck (continuación).—Descendants of
de Fouché: La famille de Goret: Titres Edward Tre(a)dwell through his son
sous l'ancien régime. John, William A.Robbins(continuación).
L'Indicateur généalogique, héraldique Ramsey Ancestry of Ensign William
et biographique.— Bruxeles, Octubre, Ramsey, Orra Eugene Mourette.—Hints
1912. — Questions: Familles Biens et for the Searching of Records, Ethan
Masselot.—Lancelot V o i d e r s — L e s Allen Doty.—Book notices. —Las cu-
Champagne.—Les Charlé.—Aspremont biertas é indices del volumen XLIII.
de Lynden.—Famille de Gottal; etc. Ré- indice de artículos y de nombres donde
ponses: Armoiries à identifier.—Famil- figuran ¡¡más de diez mil!!
le Boucqueau. — Van der Noot. — La
Giornale Araldico Storico Genealo-
chanoine Labis.—Famille Obin.—Famil-
gico, Roma. Desde este mes ofrecemos
le Van Volxem: Supiementos.
á nuestros lectores el sumario de esta
Bulletin Héraldique de France, Sens-
notabilísima Revista que se publica
sur—Yonne, Septiembre 1912.—Société
desde 1.° de año y que puede competir
héraldique de France. — L e s Hérauts
con las mejores del mundo por su texto
d'Armes, Bellenave.—Les exilés volon-
y por el lujo de presentación. Entre las
taires de Gand, Druly de Constant-
curiosidades que contiene, es una muy
Scribe.—Notes sur le dessin héraldique.
notable, la de publicar los escudos y
Histoire des Ordres du S.' Siège. Ordre
noticias genealógicas de aquellas fami-
de S.' Sylvestre, Comte Frédéric de
lias de cuyos individuas da noticias,
Champvans.—Études sur les Sceux du
como concesiones de cruces, casamien-
Bourbonnais et des Provinces limitro-
tos y necrología; las ilustraciones fuera
phes.—Nouvelles.—Questions et Ré-
del texto son en cromolitografía, y por
ponses
todos conceptos merece la estima de
Rivista Araldica, R o m a , Octubre los aficionados. La Dirección y Adminis-
1912.—Per il sessantesimo anniversa- tración, en la Via delle Muratte, 87, y
rio del Collegio Araldico Romano.— su precio de suscripción para el extran-
Abuso di titoli nelle province pontificie, jero son 35 L., y el número suelto, 6 L.
Ugo Orlandlni.—l Conti di Avella, Nob. Agradecemos el cambio que ha estable-
Guido Carrelli.—DegVi Angeli Conti di cido con nuestra Revista, deseándole
Orivasto e Duchi di Durazzo e dei loro muchos años de vida; he aquí el sumario
competitori, Cav. Alessandro Scala.— del último número publicado:
La nobiltà di Milano (continuación),
Julio-Agosto.—I Podestà di Modena,
Giampiero Corti.—Ancora dello stemma
E. P. V/c/«/. — Patriziato Catronese,
dèi Borgia, Conte F. Pasini Frassoni.—
G. Presterà.—Usi e ordinamenti nobi-
Libro d'Oro del Ducato di Ferrara,
liari della contea di Modica, C. Melfi.—
Conte F. Pasini Frassoni.—Ordini ca-
Incisione su legno con le armi di Gio-
vallereschi.—Exlibris.—Bibliografia.—
vanni di Savoia, D.—Bolletino nobiliai-
Varietà.—Note Bibliografiche.—Quesiti
re.—Bolletino bibliografico.
araldici.—Cronaca.
J . M. DE G.

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NOTICIAS VARIAS

N o t i c i a s oficiales.—MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA.—Saftsecreto-


r/a.—Relación de las instancias presentadas en este Ministerio en solicitud
de Grandezas y Títulos para su inserción en la Gaceta de Madrid del 15 de
Octubre.
Don José Ramón de Hoces y Dorticós-Marín, solicita Real carta de
sucesión en el Título de Duque de Hornachuelos, con Grandeza de España.
Don Juan Jordán de Urries y Patino, solicita Real carta de sucesión en
el Título de Marqués de Aymerlch.
Don Joaquín Ignacio de Arteaga y Echagüe, Marqués de Santillana,
Conde de Corres, solicita Real carta de sucesión en los Títulos de Duque
del Infantado, con Grandeza de España; Marqués de Ariza, con Grandeza
de España; Marqués de Estepa, con Grandeza de España; Marqués de Val-
mediano; Marqués de Armunia; Marqués de Cea; Conde de Monetava,
con Grandeza de España; Conde de Saldaña; Conde del Real de Manza-
nares; Conde de Santa Eufemia, y Señor de la Casa de Lazcano, con
Grandeza de España.
Don Cristóbal González de Aguilar y Fernández Golfín, solicita se
rehabilite á su favor el Título de Marqués de Sauceda.
Don Manuel de Campero y Cervantes, solicita Real carta de sucesión
en los Títulos de Marqués del Apartado y Conde de Alcaraz.
Don Antonio de la Cierva y Lewita, solicita Real carta de sucesión en
el Título de Conde de Ballobar.
Doña Regla Manjón y Margelina, solicita la rehabilitación del Título de
Conde de Lebrija.
Don Francisco Armero y Castrillo, solicita Real carta de sucesión en el
Título de Marqués del Nervión, con Grandeza de España.
Don José Diez de Tejada Vargas Machuca, Barón de Sabasona, solicita
Real carta de sucesión en el Título de Conde del Castiito de Tajo.
Doña Luisa Cotoner y Alvarez de las Asturias Bohorques, solicita Real
carta de sucesión en el Título de Conde de Villardompardo.
Doña Josefa Calderón y Montalvo, Marquesa de Aledo, solicita Real
autorización para designar sucesor en dicho Título.
Don Martín González del Valle y Fernández de Miranda, solicita Real
carta de sucesión en el Título de Marqués de la Vega de Anzo.
Don Luis de Zavala y Guzmán, Duque de Nájera y otros Títulos, soli-
cita Real carta de sucesión en el Título de Conde de Castañeda.
Don Carlos Serra y Píckman, solicita Real autorización para usar en
España el Título pontificio de Marqués de San José de Serra.
MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA.—Resoluciones adoptadas por este

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Ministerio en las fechas que á continuación se expresan y de las que no se
ha dado cuenta anteriormente en la Revista (Gaceta de Madrid del 15 de
Octubre.)

R e a l e s l i c e n c i a s de m a t r i m o n i o . —9 de Julio de 1912.—Conce-
diendo Real licencia á D. Florentín Rodríguez García San Miguel Casanova
y Zaldúa, hijo de los Marqueses de Onteiro, para contraer matrimonio con
D.^ María Travesedo y García Sancho, hija de los Marqueses de Torre-
blanca.
10 ídem.—Concediendo Real licencia á D. Luis Rodríguez Fernández
Cueto, Conde de Asmir, para contraer matrimonio con D.' Magdalena
Meléndez Urrechu.
10 ídem. -Concediendo Real licencia á D. Fernando de Borbón y Madán,
Duque de Dúrcal, para contraer matrimonio con D. ' María Leticia Bosch
y Blat.
19 ídem. —Concediendo Real hcencia á D. Mariano de Silva Carvajal
Fernández de Cordova y Dávalos, Marqués de Santa Cruz y de Vitlasor,
con Grandeza de España, Marqués del Viso, para contraer matrimonio con
D." Casilda Fernández de Henestrosa y Salabert, hija de los Grandes de
España Duques de Santo Mauro, Condes de Estradas y de Ofalia.
19 ídem.—Concediendo Real licencia á D. Alvaro María de Ulloa y Fer-
nández Duran, Marqués de Castro Serna, Conde de Adanero, para contraer
matrimonio con D. ' María Cristina Ramírez de Haro y Chacón, hija de los
Condes de Villamarciel.

R e a l e s cartas de sucesión.—5 de Julio de 1912.—Mandando expedir


Real carta de sucesión en el Título de Duque de Hornachuelos, con Gran-
deza de España, á favor de D. José Ramón de Hoces y Dorticós-Marín, por
fallecimiento de su padre D. José Ramón de Hoces y Losada.
19 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en los Títulos de
Marqués de Monreal, con Grandeza de España, y Marqués de Santiago,
á favor de D. Juan Bernaldo de Quirós y Acosta, por fallecimiento de su
tío D. Salvador Bernaldo de Quirós y Arenas.
19 idem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Marqués de Casa Rávago á favor de D. Joaquín Rubio y de Artecona, por
fallecimiento de su madre D.' María Josefa de Artecona.
19 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Marqués de Piro á favor de D." Adelina de Piro y Galea Nandi, por falle-
cimiento de su padre D. José Lorenzo de Piro.
19 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Marqués de Teverga á favor de D. Victoriano Garcia San Miguel y Ta-
margo, por fallecimiento de su padre D. Julián García San Miguel y Zaldúa.
19 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Marqués de Aledo á favor de D.^* Josefa Calderón y Montalvo, por designa-
ción de su esposo D. Mariano Vergara y Pérez de Aranda.
19 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Marqués del Arco á favor de D. José María de Porras é Isla Fernández,
por fallecimiento de su abuelo D. Joaquín de Isla Fernández.
19 ídem.—Mandando expedir Real_carta de sucesión en el Título de i
Conde de Isla Fernández á favor de D. _osé María de Porras é Isla Fer-
nández, por fallecimiento de su abuelo D. Joaquín de Isla Fernández.
26 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en los Títulos dc
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Duque del Infantado, con Grandeza de España; Marqués de Ariza, con
Grandeza de España; Marqués de Estepa, con Grandeza de España; Mar-
qués de Valmediano; Marqués de Armunia; Marqués de Cea; Conde de
Monclova, con Grandeza de España; Conde de Saldaña; Conde del Real
de Manzanares; Conde de Santa Eufemia, y Señor de la Casa de Lazcano,
con Grandeza de España, á favor de D. Joaquín Ignacio de Arteaga y Echa-
güe Silva y Méndez de Vigo, Marqués de Santiltana, Conde de Corres,
por fallecimiento de su padre D. Andrés Avelino de Arteaga Silva Carvajal
y Téllez Girón.
26 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Conde de la Romera á favor de D. Francisco de Paula Orlando y Zorrilla,
por fallecimiento de su tía D." Jacinta Orlando é Ibarrola.
30 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en los Títulos de
Marqués del Apartado y Conde de Alcaraz á favor de D. Manuel de Cam-
pero y Cervantes, por fallecimiento de su padre D. Nicolás de Campero
y del Barrio.
31 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Conde de Ballovar á favor de D. Antonio de la Cierva y Lewita, por falle-
cimiento y designación de D." María Luisa y Mergelina.
22 de Agosto.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título
de Marqués del Nervión, con Grandeza de España, á favor de D. Francisco
Armero y Castrillo, por fallecimiento de su padre D. Francisco Armero
y Díaz.
22 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Conde del Castillo de Tajo á favor de D. José Diez de Tejada Vargas
Machuca, Barón de Sabasona, por fallecimiento de su hermano D. Pedro
Diez de Tejada Vargas Machuca.
22 ídem.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título de
Conde de Villardompardo á favor de D.*' Luisa Cotoner y Álvarez de las
Asturias Bohorques, por fallecimiento de su tía D.^ María de los Dolores
Álvarez de las Asturias Bohorques.
27 Septiembre.—Mandando expedir Real carta de sucesión en el Título
de Marqués de la Vega de Anzo á favor de D. Martín González del Valle
Fernández Miranda Carvajal y Vives, por fallecimiento de su padre don
Emilio Martín González del Valle y Carvajal. Madrid, 30 de Septiembre
de 1912.

R e h a b i l i t a c i ó n de Títulos.—Por Real decreto de 28 de Octubre


último se rehabilita, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, el Título de
Conde de Lebrija k favor de D.'' Regla Manjón y Mergelina, viuda de Sán-
chez Bedoya.

C a r g o s palatinos.—El día 31 del pasado juró ante el jefe superior de


Palacio, Marqués de la Torrecilla, el cargo de Gentilhombre de cámara
con ejercicio el alcalde de Sevilla D. Antonio Halcón y Vinent.

Necrología—Durante el pasado mes de Octubre han fallecido: en


Madrid, el 2, D.'' María de la Salud Ruiz y Ortiz, viuda de D. Desiderio
Martínez, madre política de D. Arturo de Navascués y Ligues, entusiasta
de los estudios genealógicos y uno de los primeros suscriptores á nuestra
Revista. Tanto á él como á su esposa D." Concha Martínez, hija de la finada,
enviamos desde estas páginas la expresión de nuestro sentido pésame. El 4,

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D." María Ramos Power y Téllez de Sotomayor, emparentada con la Em-
peratriz Eugenia y con el famoso ingeniero francés Lesseps. El 12, D." María
de la Concepción Fontes y Álvarez de Toledo, Marquesa viuda de Pejas.
El 22, D. Emilio de Alvear y Pedraja, Senador del Reino y Magistrado del
Tribunal Supremo. El 26, D. Rafael Echagüe y Méndez de Vigo, Coronel
de Infantería, hermano del Teniente Cenerai Conde del Serrallo y de la
Marquesa viuda de Somosanctio. Estaba casado con D." Manuela Alemany
y Guzmán de Villorio. El 29, D.' María del Pilar Sánchez de Ocaña y Vici-
tir, Marquesa viuda de Nerva y de Oliva. El 31, D. Bernardo Rengifo y
Goicochea, ex Senador del Reino, casado con D.' Isabel Vargas-Machuca
y Van-Halen.
—En La Laguna (Canarias), á la avanzada edad de noventa y ocho años,
D.' Florentina de Nava y Llarena, hija de los sextos Marqueses de Vitla-
nueva del Prado, de Aclálcazar y de Torrehermosa, y tía de nuestro dis-
tinguido amigo D. Tomás Tabares de Nava, á quien acompañamos en su
justo dolor.
—En la finca de la Hunde (Valencia), D." Isabel Ros de Olano de Page,
hija del General Marqués de Guad-el-Gelú; estaba casada con D. Luis
Page.
—En su finca Viltà de Montserry, la señora D." Edita Pla-Carreras Rase,
viuda de D. Andrés de Llauradó, madre de los Marqueses de Hijosa de
Álava y los señores de Ferrer Vidal.
—En Huesca, el día 21, D. José María Aysa y AUué,'abogado de aquella
ciudad y perteneciente á una de las familias más antiguas y linajudas del
Alto Aragón. Estaba casado con D." Adelina Serrate y no ha dejado su-
cesión.
—En Bilbao, el 25, D. Pablo de Alzóla y Minondo, Ingeniero de Cami-
nos, correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales, y Gentilhombre de Cámara con ejercicio. Reti-
rado de la política, donde figuró al lado de Silvela, llegando á ocupar con
gran competencia el cargo de Director general de Obras públicas, vivía en
Bilbao ocupado en trabajos y publicaciones científicas y literarias, no des-
deñando los estudios genealógicos y heráldicos, por los que mostró singu-
lar predilección.
A sus hijos los señores de Merry del Val y á sus sobrinos el Conde de
Castelblanco y señores de Gálvez-Cañero, damos nuestro pésame.
—En Burgos, el día 29, el venerable prelado D. Benito Murúa López,
Arzobispo de aquella diócesis. Era doctor en Sagrada Teología y Derecho
Canónico y un elocuentísimo orador sagrado.
E L C . DE L .

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