Metodocomparado Cesano
Metodocomparado Cesano
Metodocomparado Cesano
Resumen
El presente trabajo tiene por objeto analizar el método empleado por el Derecho
Comparado, con especial referencia al Derecho Penal. Con esa finalidad, se describe en qué
consiste la actividad del comparatista; para luego ocuparnos de las características del
método; subrayando su interdisciplinariedad.
Abstract
This paper aims to analyze the method used by the comparative law, with special reference
to the criminal law. For this purpose, describes what is the comparative activity; then deal
with the characteristics of the method; underlining its interdisciplinarity.
1
Las normas - concepto que comprende a las reglas y a los principios
jurídicos4 - en tanto integran ordenamientos jurídicos5 de dos o más países.6
4 Seguimos a Guastini, Ricardo, La sintaxis del derecho, Madrid, Ed. Marcial Pons, 2016, p.
49, n. 2. A favor de la caracterización de las reglas y los principios como normas, Alexy,
Robert, “Sistema jurídico, principios jurídicos y razón práctica”, Revista DOXA, Alicante,
1988, N° 05: “Tanto las reglas como los principios pueden concebirse como normas. En tal
caso, de lo que se trata es de una distinción dentro de la clase de las normas”.
5 ¿Qué se entiende por ordenamiento jurídico? Guastini, La sintaxis…, op. cit., p. 201,
señala que un ordenamiento jurídico es un conjunto de normas en sentido estricto. Sin
embargo – aclara el autor – “el derecho no es, en rigor, el discurso ‘del legislador’ sin
ulteriores precisiones sino, más bien, el discurso del legislador tal y como es entendido,
reformulado, ‘enriquecido’ por los intérpretes” (op. cit., p. 201). Dicho en otros términos: las
normas “son fruto ya no de la legislación (en sentido material) sin ulteriores precisiones,
sino el producto de tres diferentes factores […]: la legislación (creación de textos
normativos), la interpretación (atribución de significado a tales textos), y la ‘construcción
jurídica’ (elaboración de normas implícitas)” (op. cit., p. 201). Por su parte, según el propio
Guastini (op. cit., p. 126), la costumbre puede constituir fuente legal del derecho (tal como
ocurre con el Código Civil italiano [art. 1°, Disp. Preliminar] o el Código Civil y Comercial
de la Nación [art. 1°]); aclarando, además, que “atribuir a la costumbre la condición de
fuente del derecho equivale a autorizar a los órganos jurisdiccionales a hacer precisamente
esto: obtener reglas a partir de regularidades, y a aplicarlas. Desde este punto de vista, el
derecho ‘consuetudinario’ no es otra cosa que derecho ‘jurisprudencial’ creado por los jueces”
(op. cit. p. 128). Las precisiones efectuadas deben tenerse en cuenta en atención al concepto
de regla jurídica que realizamos en el texto.
9 Nos referimos a la ley, como producto del parlamento, y no a la codificación porque si bien
ésta supone a aquélla, en modo alguno la agota. En rigor, pretender diferenciar familias de
ordenamientos a partir de la existencia o no de codificación no es un método muy adecuado.
El concepto de codificación, más que una cuestión de competencia en la producción de
normas, es una expresión de una ideología. Al respecto, cfr. Merryman, John Henry – Pérez
2
sino, que también pueden serlo otros componentes como la costumbre, la
jurisprudencia y la doctrina, que determinan los perfiles de la institución
analizada, al conformar el esquema conceptual para entenderla.10
10 Ajani – Anderson – Arroyo Amayuelas – Pasa, Sistemas jurídicos comparados…, op. cit.,
pp. 37/37. De la misma opinión, Moisset de Espanés, Luis, “El cambio social y el Derecho
Comparado”, Boletín de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional
de Córdoba, año XLIV, Enero – Diciembre de 1980, p. 208: “[…] cada sistema se nutre de
varias fuentes, que realizan un aporte conjunto para darle una fisonomía global. Entre esas
fuentes la norma legal es, sin duda, la más importante en nuestro sistema jurídico; pero no
es la única”. Por su parte, Sacco, Rodolfo – Rossi, Piercarlo, Introduzione al Diritto
Comparato, en Trattato di Diritto Comparato, diretto da Rodolfo Sacco, Sesta Edizione,
Utet Giuridica, Milano, 2015, p. 57, señalan que con la expresión formantes de un
ordenamiento jurídico se indica a los diferentes conjuntos de reglas y proposiciones que, en
el ámbito ese ordenamiento, contribuyen a generarlo, en un lugar y momento determinados.
En los ordenamientos contemporáneos, refieren estos autores, los formantes principales
son: la ley, la doctrina y la jurisprudencia. Por su parte, Pegoraro, Lucio, Derecho
constitucional comparado 1 La ciencia y el método, Buenos Aires, Ed. Astrea, 2016, p. 135,
señala que la comparación “no puede limitarse a comparar sólo las leyes o sólo las
decisiones jurisprudenciales sin el conocimiento de los datos ofrecidos por el contexto; como
por ejemplo, las tendencias de la jurisprudencia; las diversas concepciones a las que la
jurisprudencia está sujeta, o las orientaciones dominantes en la doctrina”.
3
¿Cómo se estructura este método?
Por una parte, es necesario que las fuentes (reglas y principios jurídicos que
integran el ordenamiento extranjero), en que el comparatista base su estudio,
resulten fidedignas. Indudablemente, uno de los obstáculos que suelen visualizarse,
con relación a esta exigencia, se refiere a la terminología jurídica 17 y a la traducción
de textos, cuando éstos estén redactados en una lengua distinta a la del
investigador. En rigor, aun cuando se trate de la misma lengua, la cuestión tiene
cierta vigencia ya que, la circunstancia de que dos o más países tengan idiomas
similares no significa que cuenten con una paridad en sus vocablos. “La semejanza
de términos es una cuestión lingüística y terminológica entre sociedades y
naciones, aún en aquéllas con idiomas análogos. La disparidad puede dar lugar a
un diferente uso y entendimiento de una idea común”18.
17 Expresaba Martínez Paz, Enrique, Tratado de Filosofía del Derecho, Córdoba, Ed.
Litvack, 1946, p. 376: “En todos los pueblos en los que se ha desarrollado una vocación
jurídica ha sido condición de su ejercicio la posesión de un lenguaje jurídico”.
4
Con todo, los mayores problemas surgirán cuando se trate de fuentes en otro
idioma. En este sentido, algunos autores han señalado que el comparatista no
puede “servirse sólo de las traducciones. Es imposible emprender investigaciones
(…) comparativas sin conocer la lengua y la terminología jurídica
correspondientes”19. Tal recomendación es, desde luego, muy saludable.20 En efecto,
si la cultura jurídico penal alemana ha conseguido el renombre mundial que tiene,
una de las razones (desde luego, no la única) que lo explica se debe a la variedad de
conceptos que han creado y a la utilización de reglas específicas y principios. El
lenguaje del sistema tripartito: Tabestand, Rechtswidrigkeit, Schuld (tipicidad,
antijuridicidad y culpabilidad) ha repercutido también en otros muchos países que
han seguido el modelo alemán. Para ello los juristas de aquellos otros países “han
tenido que crear conceptos en sus respectivos idiomas para expresar los principios
de la doctrina alemana”21. Sin embargo – señala Fletcher – esto no ha sido fácil
hacerlo en inglés. Así, por ejemplo, en inglés “no existe un término preciso para
traducir el alemán Tatbestand, que significa el supuesto de hecho del delito. La
idea tras el término es que hay un núcleo de elementos que fundamentan la
inculpación del acusado, mientras que los exculpatorios se ubican entre las causas
de justificación y de exculpación. La expresión ‘elementos del delito’ 22 no refleja
correctamente el sentido de lo que es el Tatbestand. El Model Penal Code utiliza
esta expresión para incluir en ella todos los elementos que posibilitan la convicción,
incluida la ausencia de eximentes”.23
langage juridique des Français, surtout dans la mesure où le législateur peut choisir lui-
même son vocabulaire”.
20 Y de hecho, la literatura científica ha demostrado los problemas que pueden derivarse de una
traducción inapropiada. Así, por ejemplo, ver las agudas reflexiones que realiza respecto a la traducción
española de la expresión aestus, tanto en el Codex Iuris Canonici de 1917 como en el de 1983, Castex,
Mariano N., La conducta pasional en el injusto penal canónico. Graduación de culpabilidad. Relación
entre el derecho Penal Canónico y el Derecho Penal Comparado, 2ª Edición, Buenos Aires, Centro
Interdisciplinario de Investigaciones Forenses, Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, 2004,
pp.63/65.
21 Fletcher, Geroge P., Gramática del Derecho penal, Bs. As., Ed. Hammurabi, 2008, p.
207.
22 Element of an offense, según lo define el parágrafo 1.13 (9), (10), del Model Penal Code.
23 Fletcher, Gramática del Derecho penal, op. cit., p. 207. Algunas dificultades
terminológicas y de traducción jurídica entre el español y el alemán son puestas de
manifiesto por Rodríguez Devesa, José María, “El Derecho comparado como método de
política criminal”, en Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, N° 1, Madrid, 1979, p. 8
y ss.
5
ámbito romano germánico (en donde sí se verifica una primacía de la ley), la
comparación no puede prescindir del valor de la jurisprudencia u otras fuentes.
26 Señala Pastor, Daniel R., El plazo razonable en el proceso del Estado de Derecho. Una
investigación acerca del problema de la excesiva duración del proceso penal y sus posibles
soluciones, Bs. As., Ed. Ad – Hoc, 2002, p. 264, que esta decisión de la Corte “carece de
anclaje jurídico”.
27 De la Rúa, Jorge – Tarditti, Aída, Derecho penal. Parte general, Tº II, Bs. As., Ed.
Hammurabi, 2014, p. 434 y n. 82.
28 De la Rúa – Tarditti, Derecho penal..., op. cit., Tº II, p. 433: “Si bien está fuera de toda
discusión que la prescripción es un límite temporal para la persecución penal, no debe
identificarse con que su fundamento es el plazo razonable de duración del proceso penal”.
Resulta necesario recordar que, en el sistema legal argentino, los plazos legales de
prescripción de la acción no necesariamente coinciden con el tiempo cronológico. Puede
suceder que éstos resulten existencialmente superiores a aquéllos en función de la
verificación de causales de interrupción que operen sobre el instituto extintivo. De allí que,
para resguardar la garantía de razonable duración del proceso penal, se haya terminado
por elaborar la mencionada doctrina de la insubsistencia.
6
El investigador debe evitar generalizaciones inapropiadas; aun cuando los
sistemas que analice se caractericen, por ejemplo (como sucede con los
ordenamientos iberoamericanos), por el predominio de la ley y por un orden
jerárquico, dentro del concepto de ley, como principal fuente jurídica.
32 Al respecto, cfr. Cesano, José Daniel, “La responsabilidad penal de la persona jurídica y
el derecho comunitario: un caso de tensión constitucional (a propósito de los artículos 2º y 4º
del protocolo de defensa de la competencia de Mercosur)”, Anuario de derecho penal y
ciencias penales, Tomo 57, Fasc/Mes 1, Madrid, 2004, pp. 387-402.
33 Constantinesco, Tratado de Derecho Comparado…, op. cit., Vol. II, p. 147: “Si partimos
de que el objetivo del comparatista en esta fase es el de obtener un conocimiento tan amplio
y exacto como sea posible, del elemento de comparación, debe necesariamente exigirse que
el método de interpretación jurídica sea precisamente aquel que emplean los juristas
nacionales en el examen del mismo problema”.
7
del emerger de una presión social o doctrinal tendente a modificar la función de la
norma”35 y, por ende, constituir un dato objetivo que debe integrar la descripción
del elemento de comparación.
35 Ajani – Anderson – Arroyo Amayuelas – Pasa, Sistemas jurídicos comparados…, op. cit.,
p. 38.
39 Constantinesco, Tratado de Derecho Comparado…, op. cit., Vol. II, p. 195. Se trata de un
propósito u objetivo esencialmente explicativo, en donde se indica cómo y en qué detalle son
similares o diferentes los sujetos comparados (cfr. Mancera Cota, “Consideraciones
durante…”, op. cit., p. 229).
8
explicativa, y no limitarse a una labor puramente informativa o descriptiva. El
comparatista no puede referirse únicamente al estudio de las similitudes y
divergencias, sino esforzarse por determinar las causas de tales similitudes y
divergencias, cuidando de especificar sus valores fundamentales e incidentales, así
como señalar sus relaciones con la estructura general de los sistemas
considerados”.41
II.- La necesaria interdisciplinariedad metodológica del Derecho Penal Comparado
41 Herzog, Jacques - Bernard, “Los principios y métodos del Derecho Penal Comparado”,
Revista de Derecho, Concepción, Universidad de Concepción, Año XXXIX – N° 155 – Enero
– Abril de 1971, p. 47. En sentido coincidente se pronuncian Zweigert, Konrad – Kötz, Hein,
Introducción al Derecho Comparado, México, Oxford University Press, 2012, p. 52: “En
realidad el comparatista ocupa una posición inmejorable para conducir sus investigaciones
con ojo crítico. Si él no lo hace, nadie más lo hará; y si nadie lo hace, el derecho comparado
merecerá el acerbo calificativo que aplicó Binder a ‘una actividad consistente en apilar
bloques de piedra que nadie utilizará con fines de construcción’”.
43 Bernal del Castillo, Jesús, Derecho penal comparado. La definición del delito en los
sistemas anglosajón y continental, Barcelona, Ed. Atelier, 2011, p. 43.
9
derecho vigente, cuál es su sentido 45. En esa dirección, una investigación clásica en
esta disciplina, indica que el objeto de la dogmática “es, sobre todo, (…) determinar
el contenido de la proposición jurídica para ver qué casos concretos de la vida son
subsumibles en ella”.46
46 Gimbernat Ordeig, Enrique, Concepto y método de la ciencia del derecho penal, Madrid,
Ed. Tecnos, 1999, p. 44.
10
propios del dogmático; simplemente porque la comparación es una disciplina que
también se integra – y muy especialmente – con contenidos fundados en la
observación del modo concreto de funcionamiento, en los diversos sistemas, de las
reglas y principios jurídicos.51 En este sentido, respecto del Derecho comparado, es
innegable que “la interdisciplinariedad es piedra angular”.52 Aquí nos detendremos,
especialmente, en las intersecciones con la historia jurídica y la antropología
jurídica.
52 Morán, Gloria M., “El derecho comparado como disciplina jurídica: la importancia de la
investigación y la docencia del derecho comparado y la utilidad del método comparado en el
ámbito jurídico”, Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña, Nº 6, 2002,
p. 508.
53 Como lo demuestra Gordley, James, “Comparative Law and Legal History”, in The
Oxford Handbook of Comparative Law, editado por Reimann, Mathias y Zimmermann,
Reinhard, Oxford University Press, 2006, p. 753 y ss.
11
imputación penal a las corporaciones,56 respondieron a razones diversas de aquéllas
que determinaron la decisión del legislador español. En efecto, uno de los factores
que gravitaron para la modificación, en esta materia, del Código penal argentino,
estuvo representado por la presión de agencias financieras internacionales (v.gr.
GAFI) que reclamaban – insistentemente y sin concesiones – la inclusión de
preceptos, en esta dirección, por parte de la legislación doméstica 57. De allí que la
regulación primigenia (la aludida ley 26.683) sólo se refiriese al delito de blanqueo
de capitales y lejos estuvo de significar la adopción de un programa integral en
relación a este punto. De allí, también, que la estructura legislativa que se
cristalizó en Argentina adolezca de innumerables defectos técnicos y se caracterice
por su fragmentariedad. Si ahora reparamos en el ordenamiento español, podremos
observar que la regulación del instituto a través de la ley orgánica Nº 5/2010
(artículo 31 bis y siguientes, C.P.) respondió a una meditada estrategia, enmarcada
dentro de una orientación político criminal que, sobre la base de un diagnóstico
maduro de la cuestión y ante la ineficacia de otros medios punitivos ( v.gr. Derecho
penal administrativo), diseñó una respuesta institucional que, aunque perfectible,
estuvo dotada de coherencia sistemática58.
57 Cesano, José Daniel- Fortete, César, Problemas actuales del Derecho Penal Económico,
Córdoba, Lerner Editora S.R.L., 2012, p. 89.
59 Sobre este concepto y sus implicancias, cfr. Husak, Douglas, Sobrecriminalización. Los
límites del Derecho penal, Madrid, Ed. Marcial Pons, 2013.
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Otro de los ámbitos en donde se puede visualizar la importancia del diálogo
entre derecho comparado e historia jurídica se vincula con los complejos procesos
de trasplante y recepción de normas jurídicas extranjeras en un determinado país.
63 La circulación de ideas depende de muy variados factores. Entre ellos se debe prestar atención a la
educación jurídica. La formación de juristas en academias extranjeras, la movilidad de intelectuales
provenientes de círculos culturales diversos, puede ayudar a comprender estos fenómenos de difusión. Al
respecto, cfr. Spamann, Holger, Contemporary Legal Transplants - Legal Families and the Diffusion of
(Corporate) Law, 2009 BYU L. Rev. 1813 (2009), pp. 1842, 1844 y ns. 91 y 101. Disponible en:
http://digitalcommons.law.byu.edu/lawreview/vol2009/iss6/11. Accedido: 27/6/2017.
64 Incluso, en ocasiones, resulta útil indagar como, ciertos estudios iuscomparados, fueron
útiles en los procesos de configuración de un determinado derecho. En tal sentido, resulta
13
La antropología jurídica también es de singular utilidad en la tarea del
comparatista.65
de gran valor el trabajo de Salerno, Marcelo Urbano, “La legislación comparada del señor
Seoane, fuente del código civil argentino”, Revista del Instituto de Historia del Derecho
Ricardo Levene, Volumen 20, Bs. As., Imprenta de la Facultad, 1969, pp. 311/318.
65 Resulta interesante, al respecto, lo señalado por Rodolfo Sacco: “Una dimensione importantissima
della scienza giuridica è la demología, il ‘folk law’, scienza che studia il diritto sommerso: e cioè il diritto
di una etnia subalterna, praticato (e anche garantito, imposto coattivamente) all’insaputa e contro la
volontà degli organi dello Stato. Nel mondo, la pratica di un diritto sommerso è diffusissima. Gli Inuit del
Canada, gran numero di precolombiani di tutte le Americhe, perfino etnie immigrate in America, gli
Aborigeni dell’Australia, i musulmani dell’ex Unione sovietica praticano ognuno il proprio diritto
ancestrale, ignorando o contestando il diritto dello Stato. E soprattutto i paesi asiatici e africani in cui
l’attrazione europea o la colonizzazione hanno introdotto modelli romanisti o inglesi vedono bipartirsi il
loro diritto in un ordinamento occidentale (che opera nel ramo amministrativo commerciale e penale) e un
ordinamento ancestrale (che opera nel ramo civilistico). In molti paesi, solo il primo è riconosciuto, in
altri si è proceduto alla rivalutazione del secondo, il diritto islamico è sommerso qua e là dal diritto
occidentale, ma si vendica in altri paesi, in cui esso è diritto dello Stato e sommerge il diritto ancestrale”
(cfr. Sacco, Rodolfo, Che cos’è il diritto comparato, a cura di Paolo Cendon, Milano, Giufrè Editore,
1992, pp. 66/67). También, con gran amplitud, cfr. Sacco, Rodolfo, Antropologia Jurídica.
Contribuição para uma macro – história do Direito, São Paulo, Editora WMF Martins
Fontes Ltda., 2013, pp. 3/99.
66 Pegoraro, Derecho Constitucional Comparado, op. cit., p. 163. Geertz, Clifford, Conocimiento local.
Ensayos sobre la interpretación de las culturas, Madrid, Ed. Paidós, 1994, p. 246, destaca el valor de la
antropología como herramienta de “traducción cultural” del derecho.
67 La sharía es la Ley islámica. Como todas las religiones reveladas, el islam lleva consigo unas reglas,
una serie de prescripciones y prohibiciones y una Ley con mayúscula porque es de inspiración divina. Sin
embargo, como lo señala Dupret, Baudouin, La sharia, Barcelona, Bellaterra Ediciones, 2015, p. 20, “[…]
esta afirmación no nos lleva muy lejos. Queda por saber cuáles son las fuentes de las que deriva esa Ley,
cuál es su jerarquía, cuáles son las interpretaciones, cómo es utilizada por los eruditos y los creyentes y,
sobre todos, qué formas puede tomar en el siglo XXI”. El comparatista que se aproxima a estos derechos
islámicos deberá ocuparse, entre muchos otros, de tales interrogantes.
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occidentales ocupantes y un estrato post – colonial, también modelado por el
derecho de los países occidentales”.68
En efecto, uno de los usos que de la antropología cultural puede hacer hoy el
comparatista se vincula con el tratamiento de la diversidad cultural que
caracteriza nuestras sociedades pluriculturales o, incluso, plurinacionales.69
68 Somma, Alessandro, Introducción crítica al Derecho Comparado, Lima, Ara Editores, 2006, p. 103.
Rodolfo Sacco, explica la situación que describimos en el texto a partir de una propia vivencia: “En 1969
dominaba dos sectores de la Comparación: el área romanista y el socialista. Creía también necesario
deber dedicarme al estudio detallado de los sistemas de Common Law. El destino quiso, sin embargo, que
partiera a Somalia, a presidir la naciente facultad de Derecho, donde se hablaba italiano. Debía enfrentar
grandes problemas, que nadie había previsto. Primariamente: ¿qué Derecho se debía enseñar? Los
docentes conocían sólo el Derecho italiano, podían informarse sin mayor dificultad sobre el Derecho
somalí escrito, pero no sobre el Derecho tradicional. […] Me encontraba en presencia de un Derecho
formado por cuatro estratos sobrepuestos y cada estrato influía sobre los otros, modificándolos. Existía un
estrato tradicional –el xeer– que era juzgado, además que por los jueces de Estado, por autoridades
tradicionales no reconocidas, pero tampoco prohibidas por el Estado. Existía un estrato islámico, objeto
de impresionantes deformaciones locales. Existía un estrato, compuesto por leyes escritas, implantado por
británicos e italianos durante el período colonial. Existía, luego, el estrato creado en el período
posindependencia, compuesto por leyes nuevas. Quise entonces entender el sistema somalí y así estudié el
xeer. Publiqué una obra sobre Derecho somalí (…). Entonces quise estudiar el Derecho africano en su
totalidad, encontrando en todo lugar los cuatro estratos, con caracteres tendencialmente uniformes. El
estrato tradicional me apasionó, hice investigación de campo quise saber siempre más y para saber debí
proceder con los métodos del antropólogo, esforzándome por transformarme en uno de ellos” (Miguez
Núñez, Rodrigo, “Comparar: Conversaciones con Rodolfo Sacco”, Santiago, Revista Chilena de Derecho
Privado, Nº 17, diciembre de 2011, p. 215).
69 Tal como ocurre en la actualidad con la República de Bolivia. En efecto, en la segunda parte de la
Constitución de este país, referida a la estructura y organización funcional del Estado, “merece destacarse
el capítulo cuarto en sus artículos 190, 191 y 192, en los que se establece la jurisdicción indígena
originaria campesina, reiteradamente exigida por movimientos indígenas campesinos. La existencia del
pluralismo jurídico constituye todo un desafío, ya que complejiza la administración de justicia” (cfr.
Bonetto, María Susana, “Bolivia: del Estado neoliberal al Estado Plurinacional”, en Bonetto, María
Susana – Irusta, María Silvina [Compiladoras], Del Estado nacional al Estado plurinacional, Córdoba,
Eduvim, 2016, p. 34).
70 Al respecto, cfr. Villegas Díaz, Myrna, “Entre la exculpación y la justificación. Apuntes de legislación
comparada latinoamericana sobre pluralismo jurídico y derecho penal”, Valdivia, Revista de Derecho,
Vol. XXV, N° 2 – Diciembre de 2012, pp. 181/192; Cesano, José Daniel, Los encuentros de la
Antropología con el saber jurídico penal, Montevideo – Bs. As., Ed. B de F, 2015, pp. 5/78.
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norma se desarrolla, incorporando a ella elementos que son extraños a la voluntad
del legislador que la ha programado”.71
71 Sacco, en Miguez Núñez, Rodrigo, “Comparar: Conversaciones con Rodolfo Sacco”, op. cit., p. 216.
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