Tarea de Yavi Historia Dominicana

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 15

Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

Participante:
Betany Encarnación Martínez

Matricula:
100377459

Asignatura:
Historia dominicana IV

Tema:

Resistencia a la Ocupación Militar Estadounidense 1916-1924.

Asesor:
Cristino Díaz Rivas

República Dominicana

11 de mayo del año 2021


Introducción.

La autonomía nacional termino desde que el servicio militar de los estados


unidos tomo el control en la republica dominicana.

Relativo al ejercicio Militar Norteamericano de 1916-1924 son


considerablemente escasa las inscripciones con legitimo rigor científico, ya que
una gran parte de los trabajos publicados han tendido a justificarla y decir que
constituyó el inicio del progreso socioeconómico naciente de la patria ya que
fue una etapa en la que se establecieron las estructuras y superestructuras que
requería la comunidad dominicana para lograr incorporarse a la actualidad.

Otros han manifestado que la Ocupación Militar extranjera era necesaria


para acabar con el caudillismo que constituía
la primordial dificultad para conseguir el aspirado progreso económico-social
que producía el capitalismo y que los yanquis vinieran a civilizarnos y sacarnos
del antiguo retroceso.

Félix Servio Ducoudray Mansfield hizo una entrevista referente a este tema
donde le decían que el vehículo básico de ese ataque y ocupación por 8 años
fue el despliegue de la producción azucarera, puesto que los estados unidos
controlaban la elaboración mundial de azúcar de caña, producto de uso
principal que había alcanzado precios asombrosos por la
Primera Guerra Mundial.

En el siguiente breve ensayo se tratarán algunos aspectos importantes de las


medidas implantadas por el Gobierno de Ocupación Militar Norteamericana
durante los años 1916-1924, disposiciones legislativas y ejecutivas que
afectaron muy severamente las estructuras y superestructuras de nuestra
sociedad que, en algunos importantes casos, aun se reflejan en la actualidad.
Desarrollo

A partir de 1879, cuando los liberales se hicieron del control del Gobierno,
todas las administraciones tuvieron por propósito central aupar una
modernización al estilo de la existente en los países centrales, logrando tan
solo impulsar elementos parciales. Vinculado a ello se encontró el carácter
atrasado del polo capitalista que emergió en esos años alrededor de la
industria azucarera.

Esta situación provocó una dialéctica tensa entre exigencias de modernización


y la persistencia arraigada de formas de vida tradicionales, entre los ímpetus
centralizadores y “civilizadores” del Estado y la imposibilidad para hacerlos
efectivos en todos los espacios de la sociedad. Por encima del objetivo de
implantación de un sistema democrático, el Gobierno no tenía otro modo de
funcionamiento que no fuera la dictadura, único medio de controlar la oposición
de diversos agentes, que se expresaba en insurrecciones de caudillos.

A pesar de este contratiempo, la aparición de relaciones de producción


capitalistas impulsaba tendencias básicas de modernización, pero sin llegar a
contravenir la recreación de relaciones precapitalistas, con la subsiguiente
fortaleza de agentes sociales tradicionales. Tal resultante de modernización
parcial –juzgada frustratoria por burócratas e intelectuales daba lugar a la
vigencia de fórmulas de acción social premodernas.

De todas maneras, no dejaron de aparecer movimientos sociales novedosos,


relacionados con la emergencia de cambios en las condiciones de vida. Pero
tales movimientos no significaban una oposición abierta a la modernización,
sino más bien una actitud de refugio frente a las nuevas condiciones o de
búsqueda de la restitución de las condiciones políticas previas, sin implicar un
programa alternativo de sociedad.

Ante la precaria obtención de excedentes, el Estado no lograba los medios


para emprender grandes obras que contribuyeran decisivamente a la
valorización de la tierra y al fomento de la inversión y los intercambios. Tras la
irracional construcción del Ferrocarril Central Dominicano, concluido en 1897,
el Gobierno solo pudo agregarle un tramo, con el fin de conectarlo con Moca y,
desde ahí, con el Ferrocarril La Vega– Sánchez. Hubo que esperar al apogeo
del Gobierno de Ramón Cáceres (1906-1911), el único estable entre 1900 y
1916, para que se construyeran cortos tramos de carreteras desde Santo
Domingo y se comenzara la mejoría de los caminos reales, a fin de que en
algunos de ellos los vehículos pudieran circular durante la temporada seca.

En contraste con esta persistente impotencia, los norteamericanos procedieron


a subordinar a todos los agentes locales de poder a las necesidades de un plan
integral de modernización. Durante los años de la dictadura militar extranjera se
adoptó una legislación que aseguraba la regularización de la propiedad privada
sobre el suelo, se hicieron viables las concesiones de franquicias para los
inversionistas, se extremó la presión sobre las masas y se impulsó un plan de
obras públicas que transformó la faz del país. Como era de esperar, la rapidez
y fuerza con que operaron los invasores conllevó estremecimientos en diversos
órdenes.

El resultado fue un marcado empeoramiento en las condiciones de vida de las


porciones proletarizadas de la población. A ello se agregó la desposesión
generalizada de las tierras de los campesinos en las franjas de desarrollo del
sector azucarero, sobre todo en la banda sur, desde Barahona hasta La
Romana, así como en otros polos asociados a redes urbanas.

luchas de los campesinos contra la ocupación militar de los Estados


Unidos en nuestro país (1916-1924)

El primero de los movimientos sociales, desde el punto de vista de la oposición


a los programas de modernización, fue la resistencia campesina a las
presiones estatales. Aunque también se produjo una resistencia contra los
términos desiguales del intercambio, esta no generaba una oposición activa,
sino el fortalecimiento de la renuencia a la participación creciente en los
mecanismos de mercado.

El campesinado no estaba dispuesto a variar su patrón de producir lo


estrictamente necesario para la supervivencia. Ahora bien, las reformas
implantadas por los norteamericanos conllevaban presiones adicionales para
obligar a la generación de mayores excedentes.
El incremento de la presión tributaria sobre la masa campesina tuvo efectos
reales porque los invasores diseñaron medios para compeler a grandes masas
al cumplimiento de la ley. Entre otras medidas, se confeccionaron listas de
“prestatarios” por parajes y secciones y se dispuso el apresamiento de los
campesinos incumplidores; aun así, proliferaron las resistencias, como era la
huida de las labores por parte de estos trabajadores forzados.

Se alzan en el Este grupo de guerrilleros a luchar por la independencia


nacional. La Azaña de estos patriotas debió merecer gratitud, sin embargo, lo
que les cae encima es un sambenito terrible: “gavilleros”. Y quedan relegados a
las cocinas de la Historia Patria, como esos parientes poco vistosos de que
algunas familias aristocráticas se avergüenzan. Yo creo que es la obra más
perfecta de deformación de una imagen pública en todo lo que llevamos de
vida republicana.

la cuestión de la rebelión rural armada que protagonizaron los grupos llamados


“gavilleros” de forma despectiva, pues el vocablo era sinónimo de ladrón o
delincuente. No obstante, la lucha de estos rudos hombres y mujeres del
campo tuvo otras motivaciones y fundamentos sociales más complejos, por los
cuales correspondió también al rechazo a la ocupación extranjera, al igual que
hicieron los nacionalistas desde el mundo urbano.

Por ello, sin dejar fuera la cuestión delictiva, su lucha ha sido reivindicada por
los estudiosos modernos quienes la han comprendido como parte de la
protesta rural armada en el conjunto de los movimientos sociales en contra de
la ocupación de los marines de Estados Unidos de América del territorio
dominicano.

El liborismo
Olivorio Mateo, un lugareño conocido como Liborio, declaró estar investido de
una misión divina, para la cual Dios le había conferido poderes sobrenaturales.
De inmediato, se hizo muy conocido entre grandes contingentes de
campesinos de diversos lugares del país, sobre todo de las comarcas
circundantes con San Juan de la Maguana. Liborio se dedicó a la curación de
enfermedades, lo que le granjeó enorme popularidad, y hacía predicciones
acerca de lo que acontecería en el futuro.

Juntamente con su mensaje religioso, la prédica de Olivorio Mateo comportaba


la reivindicación de una moral que rescataba los estilos sencillos y solidarios de
la vida campesina, dotándolos de connotación religiosa.
No pasó mucho tiempo antes de que las autoridades encontraran en la prédica
liborista una expresión de “superstición” o “salvajismo”, una ocurrencia
vergonzosa para el prestigio de la región. Se hizo, pues, cuestión de principios
destruir ese culto, porque se estimaba que ponía en peligro la estabilidad de la
región.

De todas maneras, en la medida en que el liborismo se había orientado a


resistir al hostigamiento estatal, se transformó en un movimiento social. Es
cierto que no aspiraba a transformar la sociedad y carecía de un programa
dirigido hacia el Estado; por el contrario, manifestaba el ya señalado instinto del
campesinado de mantenerse alejado de la vida urbana.
En otros términos, los liborista no exponían un programa contestatario de tipo
político. A través de la adscripción a una creencia juzgada por los detentores
del poder como contraria a la civilización, exteriorizaban un estilo de vida y la
disposición de defenderlo.
La emergencia del movimiento social, por lo tanto, no fue el resultado de la
afirmación del estilo tradicional de vida, sino de su reacción defensiva frente a
la agresión de que era objeto de parte de la cultura urbana de elite.
A poco de proclamar el Gobierno Militar, en enero de 1917, enviaron una
expedición de la Infantería de Marina a San Juan,
acompañada de remanentes no disueltos de la Guardia
Republicana,con el fin de apresar a Olivorio Mateo y sus
acompañantes, bajo el cargo de negarse a acatar la orden del desarme. La
negativa de los liborista a entregar sus armas se puede interpretar en el sentido
de que el componente terrenal del movimiento se había asentado sólidamente,
constituyéndose en una especie de Gobierno local paralelo.
Ante la amenaza militar, los liborista se replegaron a las montañas, donde
perpetuaron su estilo de vida durante cinco años.

Olivorio Mateo fue acribillado en la Cordillera Central el 27 de junio de 1922, lo


que se consideró un sonado éxito para los ocupantes.

Como ya se señaló, durante la Ocupación Militar se registró una combinación


entre acrecentamiento numérico de los trabajadores y carestía de la vida. Esas
condiciones favorables para el surgimiento de un movimiento obrero
organizado se conjugaron con otras igualmente propicias, como la
preocupación institucional de los ocupantes por regular los asuntos laborales y
la conexión que entreveían los núcleos más estables de trabajadores
urbanos entre las dificultades que padecían y el Gobierno de
Ocupación Militar.

El gremialismo y las otras formas de compactación de trabajadores urbanos


habían aparecido durante el despótico régimen de Ulises Heureaux
(última década del siglo XIX), en gran medida incentivadas por el
dictador, puesto que permitían el control de los núcleos de trabajadores y la
intermediación organizada en loseventuales conflictos.

Los primeros gremios de oficios zapateros, carpinteros, sastres,


cigarreros, arreteros, choferes, albañiles, carniceros, panaderos,
estibadores y otros pasaron por etapas cíclicas de agonía y disolución con
otras de recomposición. Fue durante la Ocupación Militar que se generalizaron
estas organizaciones y, sobre todo, surgieron mecanismos coordinadores.

El hecho de que entre grupos de trabajadores se generalizara la organización


es muestra de la emergencia de nociones primarias de un movimiento clasista.

El gremialismo no surgió sobre todo entre trabajadores asalariados, sino más


bien entre artesanos por cuenta propia o sustentados en mecanismos
transicionales de subordinación de los asalariados.

De todas maneras, durante la Ocupación Militar Norteamericana se produjo


una ruptura clave, tanto por el número de gremios fundados como por su
encuadramiento federativo. Primero aparecieron las federaciones provinciales y
posteriormente, en 1920, se fundó la Confederación Dominicana del Trabajo

Como ocurrió con el propio movimiento nacionalista, la connotación patriótica


del movimiento gremial disminuyó al terminar la Ocupación Militar
Norteamericana.

el gremialismo no pudo lograr gran alcance y no traspasó el economicismo


primario o quedó transitoriamente condicionado por la movilización nacional. Se
trataba de un movimiento que expresaba alineamientos recientes, todavía
precarios, ajenos a las mentalidades prevalecientes en las masas. En
consecuencia, tuvo escasa incidencia social y todavía menor capacidad
transformativa.

para los nacionalistas, pertenecientes a los sectores urbanos superiores, el


movimiento guerrillero constituyera una expresión puramente delictiva,
“gavillerismo”.

El habitante de las regiones orientales es, en su mayoría, como el de toda la


República, pacífico por idiosincrasia, laboriosos y eminentemente hospitalario.

El bandidaje que se enseñorea en los campos tuvo su origen en un movimiento


de reacción instintivo, aunque ilegítimo –y por demás vituperable- contra los
procedimientos de sumisión y de conquista que se iniciaron en el año 1916.

Nunca ha habido por parte de esa mayoría de pacíficos una tolerancia


verdaderamente espontánea respecto a los que de este modo se han
entregado a todo género de actos punibles. Esto lo prueba la circunstancia de
haber ofrecido estos ciudadanos, ya directamente, ora por intermedio de los
Gobernadores civiles, y últimamente por mediación del Sub-secretario
Lluberes, su efectiva cooperación para castigar y perseguir hasta destruir a los
que tantos daños han contribuido a originarles.

Es sabido y está comprobado que las fuerzas extranjeras son ineficaces para
refrenar el verdadero gavillerismo, dadas las condiciones estratégicas del
terreno en que estos se mueven, la táctica de grupos movibles adoptada por
ellos; los procedimientos que aquellos emplean, la natural desconfianza que
abrigan para con todo el elemento nativo.

Para conseguir una acción verdaderamente segura, no queda otro recurso que
la actuación policial directa y separada de las fuerzas permanentes de los
mismos nativos de cada sección

El liborismo, los caudillos no se proponían explícitamente impedir la


modernización, a no ser en los puntos que contravenían su incidencia en el
sistema político. Al menos formalmente, no cuestionaban los propósitos
estatales; ahora bien, en sentido inverso, los jefes nacionales tampoco podían
vulnerar ámbitos de conveniencias de los caudillos menores, ya que en estos
sustentaban su incidencia. En fin, de cuentas, todos los dirigentes políticos
nacionales se constituían en jefes de caudillos, a causa de las alianzas que
entablaban.

Por eso resulta comprensible que, por encima de los intentos de centralización
de los continuos aspirantes a dictadores, ninguno, con excepción de Cáceres,
se propusiera desarraigar el caudillismo.

A menudo esos presidentes efímeros habían desempeñado funciones de jefes


locales de su parcela o una posición militar preeminente en su partido. Parecía
que el Estado se había tomado impotente para someter a los poderes
regionales, situación que contribuyo a la decisión de la Ocupación Militar, pues
en esa situación de caos no era factible lograr la hegemonía de una fracción
nacional que permitiese la aplicación de un programa de estabilización.

Muchos caudillos, como es lógico, se mostraron opuestos a la intervención,


pues esta perseguía abiertamente minar las bases de su influencia. Pese a que
la mayoría de ellos captaron que no era posible tomar las armas, su
inconformidad con lo que acontecía era tan evidente que muchos fueron
apresados como sospechosos de conspiración, tal como sucedió con el ya
mencionado general Carmito Ramirez.

En algunos lugares, se registraron esporádicos intentos de levantamientos,


pero no tuvieron éxito, y los "revolucionarios" optaban por "presentarse", a la
usanza de antano, o fueron eliminados al poco tiempo. Sin embargo, a
diferencia de la pasividad a que se vieron forzados en la generalidad del país,
en el Este varios caudillos se insurreccionaron tan pronto llegaron las tropas
norteamericanas.

Tras finalizar la zafra canera, en verano y otono, contribuia a incentivar el


atractivo por la guerrilla. En ese contexto de convulsiones, cobraba cuerpo el
delito comun, a menudo en conexion directa con mecanismos elementales de
formación de capitales. Al haber riquezas circulantes en las zonas rurales
copadas por la plantacion canera, los caudillos insurrectos obtenian los
recursos para sostenerse. Los agentes economicos vinculados a la plantacion
azucarera, como colonos, comerciantes y los mismos duenos de los ingenios,
fueron compelidos a abonar contribuciones a los alzados, una parte de los
cuales pasaban a operar con modalidades mafiosas.

Fue en virtud de estas peculiaridades que, en enero de 1917, varios caudillos,


encabezados por Salustiano Goicochea, se negaron a rendirse ante las tropas
ocupantes. Algunos otros ya habian sido eliminados con prontitud, como
ocurrio con Juan Calcano. Al rendirse el jefe supremo, un mes despues, fue
sustituido por Vicente Evangelista, quien reunio una tropa de unos quinientos
hombres que puso en jaque a los soldaos del Cuerpo de Infanteria de Marina
invasor.

Evangelista trato de inspirarse en un motivo politico convencional,


presentandose como embrion de un Gobierno que rescatara la soberania
nacional. En realidad, creia combatir contra un Gobierno más, lo que explica
que aceptara el expediente de la "presentacion" a cambio de la Gobernacion de
San Pedro de Macoris, siendo fusilado a las pocas horas de llegar a esta
ciudad. Sus seguidores, que habian sido teoricamente seleccionados para
ingresar a la Guardia Nacional, fueron arrojados en las prisiones, y los que se
negaron a rendirse o se retiraron a sus hogares fueron sometidos a represion
criminal.

Esta guerrilla coincidio con el apogeo de la expansion latifundista que


practicaban las companias azucareras y terratenientes dominicanos vinculados
a medios mercantiles y burocraticos. Crecio la pobreza de los campesinos cada
vez más proletarizados.
Esto podria sugerir, a primera vista, que en la medida en que las companias
azucareras ya se habian apropiado de enormes extensiones de tierra, la
insurgencia se conformó en contra de la desposesion y la proletarizacion.

Las entrevistas practicadas en mi investigacion, sin embargo, arrojaron un


balance concluyente que descarta la validez de tal hipotesis. El mal llamado
gavillerismo se estructuro al margen del problema de la tierra. Mas aun, esos
rebeldes no estorbaron la expansion del latifundio canero, pues unicamente se
preocupaban por que los ingenios y los grandes propietarios les abonaran las
contribuciones periodicas que les permitieran sostenerse en los montes.

Al final, las interpelaciones patrioticas contra el ocupante cayeron en el olvido y


el movimiento guerrillero entro en una prolongada agonia degenerativa.

Esas caracteristicas de la insurgencia, tornaron comprensible que no pudiera


postularse como nucleo de una alternativa nacional a los ocupantes.

El propio Gregorio Urbano Gilbert, participante en los primeros meses del


movimiento y luego combatiente con Sandino en Nicaragua, quedo con una
opinion adversa de Evangelista y muchos de sus companeros, a quienes no
reconocio talante patriotico. Como producto de la situacion descrita, los
guerrilleros no lograron captar el apoyo activo de la generalidad de la
poblacion, a pesar de que esta resentia profundamente las arbitrariedades de
los ocupantes.

La interpretacion mayoritaria entre los pacificos consistia en que habia dos


Gobiernos en pugna, por igual culpables de violencias, ante los cuales era
forzoso mantener una colaboracion aparente. Para mucha gente se hizo
imposible distinguir quien entre los alzados simplemente se dedicaban violar
las mujeres; a ello contribuyo el que no pocos integrantes de las cuadrillas
insurgentes incurrieran en esas prácticas cuando se desperdigaban en
pequenos grupos para abastecerse de alimentos.

el nacionalismo oscilo entre la consigna de retorno al viejo orden


independiente, al margen de contenidos precisos, y la exigencia de que se
estableciera un sistema novedoso, que permitiera la superacion de la
frustracion sempiterna de las aspiraciones nacionales.
En particular, sectores del nacionalismo se trazaron una perspectiva
antimperialista, como parte de una radicalizacion que apuntaba a otras
consecuencias. Pero la radicalizacion solo se produjo de manera parcial. En lo
fundamental, el nacionalismo no trascendio las bases conceptuales de la
tradicion liberal, aunque las llevo posiblemente a sus consecuencias extremas.

Los limites clasistas del movimiento nacionalista perfilaron su posterior


evolucion. Los aspectos democratico-radicales quedaron supeditados a la
busqueda de la construccion de un estado autonomo, lo que implicaba tomar
partido no solo por el desarrollo capitalista, sino tambien por eventuales
soluciones autoritarias.

En fin de cuentas, la intelectualidad nacionalista no lograba dar solucion al


dilema entre autodeterminacion y desarrollo economico moderno, puesto que
en lo fundamental no sometia a critica el modelo de civilizacion de los paises
centrales, su nacionalismo encontraba limites que, por b demas, contribuian a
mantenerlo ajeno a las dinamicas de las clases populares.

No es de exiranar que buena parte de los intelectuales nacionalistas terminaran


convertidos en funcionarios de la dictadura de Rafael L. Trujillo, que tuvo por
uno de sus contenidos mantener la aplicacion de los programas
modernizadores de los ocupantes de 19 16. Del nacionalismo tampoco pudo
emerger una voluntad nacional-popular, como alternativa a los programas
oficiales de modernizacion.
Conclusión.

Aunque los dominicanos estaban siendo ocupados por los militares


estadounidenses, el Caribe dejó de ser asiento de Estados soberanos. Las
pequeñas islas fueron controladas por poderes europeos, Puerto Rico era
colonia estadounidense, la soberanía de Cuba estaba mediatizada por la
Enmienda Platt y Haití y la República intervenidas militarmente.

Numerosas razones explican estos procesos, pero se pueden destacar dos:


expansión económica y seguridad nacional. Nuestros países estaban dentro de
la zona que en geopolítica se denomina “zona de anexión”, que son los
primeros en caer cuando existe una amenaza apreciable al país dominante.
Los detonantes de la situación fueron la protección del Canal de Panamá,
abierto en 1914 y la protección del territorio continental de los Estados Unidos
ante la inminencia de participar en la I Guerra Mundial.

Con la casi desaparición de los imperios europeos y la destrucción provocada


por la I Guerra Mundial, los Estados Unidos surgieron de la misma como la
gran potencia económica, aunque todavía su poderío militar no fuera
reconocido por todos.

En nuestro caso, la Ocupación Militar de 1916-1924 nos dejó preparados para


el período más oprobioso de toda nuestra historia. A cien años de distancia,
todavía estamos pagando las consecuencias de la cultura autoritaria y
consumista que nos legaron los ocupantes oficiales y soldados del Cuerpo de
Infantería de Marina de los Estados Unidos.

Bibliografía
Bosch, Juan. De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe Frontera Imperial.
Madrid. Ediciones Alfaguara. 1970.

Bruce J. Calder. El Impacto de la Intervención La República Dominicana


durante la Ocupación Norteamericana de 1916-1924. Santo Domingo,
Editora Taller, 1998.

Calder, Bruce. El Impacto de la Intervención. La República Dominicana Durante


la Ocupación Norteamericana de 1914- 1924. Santo Domingo, Editor a
Taller, 198.

Emilio Cordero Michel. “Causas de la Ocupación Militar Yanqui, 1916-1924”.


Entrevista de Félix Servio Ducoudray Mansfield. Revista ¡Ahora!, no.
557, pp. 30-33. Santo Domingo, 15 de julio de 1974.

Federico Henriquez y Carvajal. Nacionalismo. SantoDomingo, Imprenta de J. R.


Vda. Garcia, 1925

Felix E. Mejia Alvededov y en contva del Plan Hughes-Peynado. Santo


Domingo, Imprenta La Gran Libreria Selecta, 1922

Henríquez Ureña, Max. Los Yanquis en Santo Domingo. Santo Domingo,


Editora Santo Domingo, 1977.

Jose Rafael Bordas. Fvente alImpenalismo. Santo Domingo, Imprenta E. M.


Casanova, 1923

José Ramón López. “La paz en la República Dominicana (Contribución al


Estudio de la Sociología Nacional)”. Ensayos y Artículos, Santo
Domingo, 1991, pp.147 y ss

López, José Ramón. “La paz en la República Dominicana. (Contribución al


Estudio de la Sociología Nacional)”. Ensayos y Artículos. Santo
Domingo, 1991.

Luis Conrado del Castillo. Medios Adecuados para Conservar y Desarrollar el


Nacionalismo en la Republica Dominicana. Santo Domingo, Imprenta de
J. R. Vda. Garcia, 1920.
Michiel Baud. Historia de un Sueño: Los Ferrocarriles Públicos en la República
Dominicana, 1860-1930. Santo Domingo, Fundación Cultural
Dominicana, 1993.

Roberto Cassá. “Campiña: un caso aislado de lucha agraria”. Isla Abierta,


Suplemento Cultural de Hoy. Santo Domingo, 14 de julio de 1990.

Roberto Cassá. Movimiento Obrero y Lucha Socialista en la


República Dominicana. Desdelos Orígenes hasta 1960. Santo
Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1990, p. 109

También podría gustarte