Técnicas de Terapia Familiar
Técnicas de Terapia Familiar
Técnicas de Terapia Familiar
Espontaneidad terapéutica
Para ser eficaz como miembro de este sistema, debe responder a las
circunstancias en armonía con las reglas del sistema, al tiempo que se utiliza a
sí mismo de la manera más amplia posible. Es lo que se entiende por
espontaneidad terapéutica. Un terapeuta espontáneo es el que ha sido
entrenado para emplear diferentes aspectos de sí mismo en respuesta a
contextos sociales diversos. La espontaneidad, aun la espiritual, está siempre
limitada por el contexto.
La formación de pareja
En el primer estadio se elaboran las pautas de interacción que constituyen la
estructura del holón conyugal. La tarea consiste en mantener importantes
contactos y al mismo tiempo crear un holón cuyas fronteras sean nítidas en la
medida suficiente para permitir el crecimiento de una relación íntima de
pareja. Dentro del holón conyugal, la pareja deberá armonizar los estilos y
expectativas diferentes de ambos y elaborar modalidades propias para
procesar la información, establecer contacto y tratarse con afecto. De igual
modo crearán reglas sobre intimidad, jerarquías, sectores de especialización y
pericia, así como pautas de cooperación. Sobre todo, el holón conyugal tiene
que aprender a enfrentar los conflictos que inevitablemente surgen cuando dos
personas están empeñadas en formar una nueva unidad. La elaboración de
pautas viables para expresar y resolver los conflictos es un aspecto esencial de
este período inicial. En la Formación de una pareja, son en extremo
significativas las dimensiones de la parte y el todo. Al comienzo, cada
cónyuge se experimenta como un todo en interacción con otro todo. Pero para
formar la nueva unidad de pareja, cada uno tiene que convertirse en parte. El
terapeuta que trabaja con una familia que pasa por este estadio puede verse
precisado a poner el acento en la complementariedad, para ayudar a sus
miembros a comprender que la pertenencia es enriquecedora, no sólo
limitadora.
COPARTICIPACIÓN
En teoría, la familia y el terapeuta comienzan la terapia con las mismas metas.
Pero en la práctica es posible, y frecuente, que los miembros de la familia y el
terapeuta no entiendan de la misma manera la localización del sufrimiento, su
causa y el proceso de la curación. Para el terapeuta de familia, en cambio, el
paciente individualizado es sólo el portador de síntoma; la causa del problema
son cier.as interacciones disfuncionales de la familia. Se han instituido reglas
que definen las relaciones recíprocas de sus miembros. Todo desafío a esas
reglas será contrariado de manera automática. Una meta compartida es librar
de sus síntomas a quien es su portador en la familia, reducir el conflicto y la
tensión para la familia como un todo y aprender nuevos modos de superar
dificultades. Como cualquier líder, deberá adaptarse, seducir, someterse,
apoyar, dirigir, sugerir y obedecer a fin de conducir. Pero también debe tener
la aptitud para separarse y tornar a reunirse de un modo diferenciado; y aquí
está el problema.
2DA SESIÓN
PLANIFICACIÓN
El tratamiento por planificación sólo se debe emprender con la conciencia de
las limitaciones que tiene. En efecto, los terapeutas de familia aprenden a
teorizar más allá de los datos que poseen acerca de una familia, pero siempre
conscientes de que la estructura de ésta nunca se les manifiesta en seguida.
Las hipótesis iniciales que se pudieron hacer tendrán que someterse a prueba
en la coparticipación y acaso muy pronto se las deba desechar a todas. Las
familias que acuden tienen configuraciones y estructuras diferentes, y como la
forma no puede menos que influir sobre la función, reaccionarán frente a los
obstáculos según modalidades que les vienen impuestas por su configuración.
Familias acordeón
En ciertas familias uno de los progenitores permanece alejado por lapsos
prolongados. Las funciones parentales se concentran en una sola persona
durante una parte de cada ciclo. Es una organización que tiende a expulsar al
progenitor periférico. Es posible que estas familias acordeón demanden terapia
cuando el progenitor viajero cambia de trabajo y se convierte en figura
permanente dentro de la organización familiar. El progenitor periférico debe
ser reinsertado en una posición provista de sentido. La familia tiene que
comprender que, en efecto, forma una familia «nueva».
Familias huéspedes
Un niño huésped es por definición miembro de una familia temporaria. Un
problema potencial en esta configuración familiar es que en ocasiones la
familia se organiza como si no fuera huésped. Es preciso evaluar el nexo del
síntoma con la organización familiar. Si la sintomatología es el producto del
ingreso del niño en un sistema nuevo, éste funciona como si atravesara una
crisis de transición.
Familias psicosomáticas
Cuando la queja que motiva la demanda es un problema psicosomático de
alguno de los miembros de la familia, la estructura de ésta incluye una
excesiva insistencia en los cuidados tiernos. . Entre las características de estas
familias se descubre sobreprotección, fusión o unión excesiva entre los
miembros de la familia; la incapacidad para resolver conflictos, enorme
preocupación por mantener la paz o evitar los conflictos y una rigidez
extrema. Este tipo de familia se destaca por las relaciones de lealtad y de
protección que en ella imperan; en suma, es la familia ideal. Uno de los
problemas con que el terapeuta tropieza en estas familias es justamente su
carácter agradable.
CAMBIO
La técnica es la vía para alcanzar el cambio, pero lo que le imparte un rumbo
es la conceptualización que hace el terapeuta sobre la dinámica de la familia y
el proceso de cambio. Whitaker considera la familia como un sistema en que
todos los miembros tienen la misma significación. Es preciso cambiarlos
individualmente a fin de modificar el conjunto. Y en armonía con esto, cues-
tiona a cada uno de los miembros de la familia, socavando su cómoda
adhesión al modo compartido de aprehender la vida. Cada individuo es
llevado a vivenciar lo absurdo de aceptar como válida la peculiar cosmovisión
de la familia. Aunque parezcan caóticas, todas sus intervenciones apuntan a
cuestionar el sentido que las personas atribuyen a los sucesos. La formulación
estratégica, cuyos representantes son Haley y Ma-danes, difiere notablemente
de la que acabamos de exponer. En este caso las técnicas apuntan a una meta,
a saber, mitigar aspectos disfuncionales específicos de la familia. Es en buena
medida responsabilidad del terapeuta verificar el desarrollo y producir una
mejoría. En esta formulación estratégica, se considera que el paciente indi-
vidualizado es portador del síntoma para proteger a la familia. Al mismo
tiempo, el síntoma es mantenido por una organización en que los miembros
de la familia ocupan jerarquías incongruentes. Las técnicas de la terapia
estructural llevan a reorganizar la familia mediante el cuestionamiento de su
organización. Designa la búsqueda de pautas nuevas, el orden antiguo tiene
que ser socavado para que se pueda formar el nuevo. Las tres estrategias son:
cuestionar el síntoma, cuestionar la estructura de la familia y cuestionar la
realidad familiar.
REENCUADRAMIENTO
Todas las familias imprimen en sus miembros la configuración exclusiva que
los identifica como tales. Este cuadro o imagen, que los psicólogos
individuales llaman rol, es un proceso interpersonal continuo. También las
familias poseen un cuadro dinámico que se ha formado en su historia y que
encuadra su identidad de organismo social. Cuando acuden a la terapia, traen
consigo esta geografía de su vida en la definición que le dan. Han hecho su
propia evaluación de sus problemas, de sus lados fuertes y de sus
posibilidades.
ESCENIFICACIÓN
En la escenificación, el terapeuta asiste a los miembros de la familia para que
interactúen en su presencia, y ello con el propósito de viven-ciar la realidad
familiar como aquéllos la definen. Después reorganiza los datos, poniendo el
acento en ciertos aspectos y cambiando el sentido de lo que ocurre; introduce
nuevos elementos e insinúa modos diferentes de interactuar, que de este modo
se actualizan dentro del sistema terapéutico.
ENFOQUE
El terapeuta seleccionará y organizará estos datos dentro de un esquema que
les confiera sentido. Para hacer esto hace falta, en primer lugar, que el
terapeuta seleccione un que y, en segundo, que elabore un tema para trabajar
sobre el. Al mismo tiempo desechará los diversos campos que, siendo
interesantes, no son por el momento útiles para su meta terapéutica. En la
sesión escogerá ciertos elementos de la interacción de esta familia y
organizará el material de manera que guarde armonía con su estrategia
terapéutica.
El esquema del terapeuta incluye tanto una meta estructural como una
estrategia para lograr esa meta. El terapeuta que elabora un tema investiga en
profundidad un campo limitado. Tiene que advertir que tan pronto como ha
empezado a elaborar un enfoque, queda programado. Empieza a ignorar infor-
mación. En consecuencia, debe mostrarse hipersensitivo a los indicadores de
alerta. El enfoque lo hace vulnerable a los peligros de la absorción. El oficio
del terapeuta es asistir al cambio familiar, no hacer que ellos se sientan
cómodos.
INTENSIDAD
Los miembros de la familia tienen una sensibilidad auditiva discriminatoria,
que presenta campos de sordera selectiva regulados por su historia común.
Puede ocurrir que los miembros de la familia oigan el mensaje del terapeuta,
pero sin asimilarlo dentro de su esquema cognitivo como una información
nueva. Esta última impone el reconocimiento de una «diferencia», pero los
miembros pueden oír lo que el terapeuta les dice como si fuera idéntico o
semejante a lo que siempre oyeron dentro de la familia. Pueden, en
consecuencia, no oír, por más que el terapeuta haya conquistado su atención y
por más que ellos escuchen.
REESTRUCTURACIÓN
El terapeuta que trabaje con estas familias tendrá que interponerse en esas
interacciones demasiado armoniosas diferenciando y delineando las fronteras
de los holones familiares a fin de hacer sitio a la flexibilidad y el crecimiento.
Los individuos pertenecen a una multiplicidad de holones y cumplen papeles
diferentes en cada uno de ellos. En cada holón se activan segmentos del
repertorio vivencial de los individuos. Las aptitudes que corresponden a un
holón pueden o no ser convocadas en otros holones, pero forman parte del
repertorio posible. Señalan Peter Berger y Thomas Luckmann: «Toda
actividad humana está sujeta a la habitualización. Cualquier acción que se
repite con frecuencia se fija en una pauta que después se puede reproducir con
economía de esfuerzo y que el ejecutor percibe de manera inmediata como tal.
DESEQUILIBRAMIENTO
En el desequilibra-miento la meta es cambiar el vínculo jerárquico entre los
miembros de un subsistema. El terapeuta entra en coparticipación y apoya a
un individuo o a un subsistema a expensas de los demás. Se alia con un
miembro de la familia situado en un lugar inferior de la jerarquía, y le confiere
poder en lugar de quitárselo. Desconoce a la central de operaciones de la
familia. Coparticipa con uno de los miembros en una coalición que ataca a
otro. El miembro que cambia de posición dentro de la familia por su alianza
con el terapeuta no reconoce las señales de la familia o no responde a ellas.
CONSTRUCCIONES
El terapeuta empieza por aflojar la rigidez del esquema preferencial. También
desestima muchos de los hechos que la familia presenta y selecciona la
«realidad terapéutica» con arreglo a la meta terapéutica. El objetivo es siempre
convertir a la familia a una concepción diferente del mundo, que no haga
necesario el síntoma, y a una visión de la realidad más flexible y pluralista,
que admita una diversidad dentro de un universo simbólico más complejo. Las
técnicas para modificar la realidad de la familia se agrupan en tres categorías
principales. Estas son la utilización de símbolos universales, de verdades
familiares y el consejo profesional.
PARADOJAS
El empleo que hacemos de las paradojas se basa en tres conceptos que
admitimos como supuestos: la familia es un sistema autorregulador; el síntoma
es un mecanismo de autorregulación y, por último, el concepto de resistencia
sistémica al cambio, que es consecuencia de los dos anteriores. Utilizamos las
paradojas sobre todo como instrumento clínico para enfrentar esta resistencia
y evitar una lucha por el poder entre la familia y el terapeuta.