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3-Lenguaje y Pensamiento

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Lenguaje y Pensamiento

Lenguaje y pensamiento. El estudio del lenguaje ha ocupado, en todas las culturas y


desde los tiempos más remotos un lugar preeminente en la educación de los
individuos.
 1 Lenguaje y Pensamiento

2 La Lengua (primero de los instrumentos del pensamiento)

3 Lengua y raza

3.1-Formación de la Lengua

4 Fonética y fonología

Lenguaje y Pensamiento
Se puede decir que el lenguaje es la característica más propiamente humana, la que
de manera más palmaria y ostensible eleva al hombre por sobre todos los demás
animales. Las concepciones más primitivas dividen ya en dos grandes clases el
mundo de los seres que se mueven y actúan:

 los mudos rebaños


 los hombres de voz articulada por el otro.

Es interesante notar como la moderna psicología a confirmado este juicio instintivo;


pues, a despecho de superficiales analogías, el abismo que en lo referente al lenguaje
separa al hombre de los irracionales, ha ido ensanchándose a medida que se ha
profundizado en el estudio de la psicología animal. La razón de esta preferencia dada
al hablar entre todas las facultades humanas debe buscarse en la esencia misma de
esta función. A una consideración superficial, el leguaje aparece simplemente como un
medio de comunicarnos con nuestros semejantes, un instrumento para hacer pasar a
otros un conocimiento o un dato, o participarles una emoción que nos posee, un
movimiento de nuestra sensibilidad. El lenguaje es esto, ciertamente, pero no es solo
esto.
Es un intermediario entre una persona y sus semejantes, es un mediador entre la
inteligencia y el mundo que los rodea, un instrumento de capacitación que permite
hacer presa sobre este, adueñarse, en cierto modo, de las cosas que forman el
contorno y que de esa manera pasarán a integrarse en el universo interior.
Esta propiedad resalta en los casos en que el lenguaje se halla, por así decir, en
estado naciente: en la creación poética y en el niño. La conducta del niño, cuando se
halla en la edad de las preguntas, es reveladora: el niño se interesa por las cosas,
quiere saber que esta, y sin embargo, se da por satisfecho con su nombre, gracias al
cual toma conciencia de la cosa.

La Lengua (primero de los instrumentos del pensamiento)


Entre lengua y pensamiento existe una íntima trabazón, establecida en el curso de
innumerables acciones y reacciones reciprocas. La lengua no se ofrece solo como un
producto, como algo dado, sino como una operación en un continuo devenir; un
trabajo del espíritu que no cesa sino que se repite y se desarrolla sin pausa. Es
frecuente decir de la lengua que es el primero de los instrumentos del pensamiento.
Pero es igualmente cierto decir que es una condición esencial del pensamiento mismo,
su alimento principal, el medio en que se mueve y se desarrolla. De este modo, lejos
de ser un trasunto del mundo externo, el lenguaje es, ante todo, expresión de una
fuerza creadora original. Las que él nos da del universo, no son simples reflejos de las
cosas, sino, como dijo Leibniz, “espejos vivientes del Universo”. Al mismo tiempo, y
por el hecho de ser vivientes, el conjunto de estas imágenes lo da el más instructivo
cuadro sobre el funcionamiento de la inteligencia humana.

Lengua y raza
No es, pues, de extrañar que del estudio de las lenguas se haya querido pasar de las
mentalidades que en cada una de ellas se reflejan, y que, a la inversa, se haya
pretendido explicar las diferencias entre los idiomas partiendo de la diferente
contextura mental de los pueblos que los han creado. Muchos son, en efecto, los
lingüistas que han puesto en relación lenguaje y raza, afirmando que esta condiciona
aquel. Puesto que la particular constitución de un idioma supone la existencia de una
determinada forma de pensamiento y puesto que las razas revelan en su historia la
posesión de tipos característicos de mentalidad, es lógico suponer que un análisis de
las lenguas debería conducirnos a una psicología de las diferentes razas; puede
pensarse, a su vez, que un conocimiento exacto de la mentalidad de un pueblo nos ha
de facilitar una mejor comprensión de su mecanismo lingüístico.

Formación de la Lengua
En la formación y el uso de la lengua entra necesariamente todo el carácter particular
de la percepción de los objetos, pues la palabra nace precisamente de esta
percepción; no es una huella dejada por el objeto en sí, sino por la imagen que este
engendra en nuestra mente” Basta un contacto superficial con una lengua extranjera
para advertir cuan imperfectamente se corresponden sus símbolos con los de nuestro
idioma materno. Si la lengua no consistiese más que en un catálogo de signos sonoros
o gráficos referentes a las cosas y términos del mundo exterior, las diversas lenguas
del mundo tendrían que coincidir en la inmensa mayoría de sus voces.
A una palabra de la lengua A correspondería exactamente otra en la lengua B y en
todas las demás. La diferencia seria solo de sonidos y grafías. Mas la realidad es más
distinta: las lenguas discrepan menos en los sonidos y signos, que en la manera de
concebir la cosa significada. Cada una considera el mundo desde un ángulo distinto, y
lo que, en último término, constituye su individualidad, es la perspectiva que abre
sobre el universo de las cosas y de las ideas.

Fonética y fonología
El lenguaje es un intercambio de sonidos articulados, que poseen un valor de signo y
son emitidos por el que habla y percibidos por los que escuchan. La ciencia que
estudia tales sonidos se llama Fonética. Es una ciencia Descriptiva que, basada en la
Fisiología y la física, estudia el material sonoro de la lengua, es decir, los sonidos, la
entonación y el ritmo. Modernamente los avances de la psicología han motivado la
creación de una nueva ciencia llamada Fonología, la cual estudia los sonidos, no
desde un punto de vista material y físico, sino por su funcionamiento en el Lenguaje, o
sea, en cuanto sirven para formar el significado de las palabras.
A partir de Saussure, un ilustre filólogo del siglo XIX, se distinguen dos aspectos del
Lenguaje. Uno, la realización concreta, individual y momentánea de la expresión
lingüística en cada uno de los hablantes; otro, el modelo abstracto, constante y general
que sirve de norma perenne a las manifestaciones particulares. Saussure llamo habla
al primero, y guardo el nombre de lengua para el segundo. Pues bien,
la Fonética estudiaría el habla, mientras que la lengua es el objeto de la Fonología.
Todos al hablar, creemos pronunciar los sonidos que caracterizan a cada una de las
palabras que utilizamos en nuestro discurso y, sin embargo, no hay sorpresa
semejante a la de verse reproducida [fonéticamente]], con total exactitud, la propia
pronunciación. Rasgos dialectales, y aun personales, alejan enormemente la
verificación real o fonética de los sonidos emitidos por el que habla, de la ilusión
fonológica, es decir, de los sonidos (aquí llamados fonemas) que creímos pronunciar
de acuerdo con la idea que poseemos de la lengua.

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