Este documento discute la sexualidad en el matrimonio desde una perspectiva bíblica. Presenta tres lecciones principales de la Biblia sobre este tema: 1) Dios presenta el sexo como una dimensión integral del matrimonio. 2) Llama a una renovación mental respecto al sexo. 3) La procreación es solo uno de los propósitos del matrimonio y la relación sexual. También identifica varios problemas relacionados con la educación y actitudes hacia la sexualidad, y argumenta que la Biblia ofrece una visión positiva del sexo dentro del matri
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Este documento discute la sexualidad en el matrimonio desde una perspectiva bíblica. Presenta tres lecciones principales de la Biblia sobre este tema: 1) Dios presenta el sexo como una dimensión integral del matrimonio. 2) Llama a una renovación mental respecto al sexo. 3) La procreación es solo uno de los propósitos del matrimonio y la relación sexual. También identifica varios problemas relacionados con la educación y actitudes hacia la sexualidad, y argumenta que la Biblia ofrece una visión positiva del sexo dentro del matri
Este documento discute la sexualidad en el matrimonio desde una perspectiva bíblica. Presenta tres lecciones principales de la Biblia sobre este tema: 1) Dios presenta el sexo como una dimensión integral del matrimonio. 2) Llama a una renovación mental respecto al sexo. 3) La procreación es solo uno de los propósitos del matrimonio y la relación sexual. También identifica varios problemas relacionados con la educación y actitudes hacia la sexualidad, y argumenta que la Biblia ofrece una visión positiva del sexo dentro del matri
Este documento discute la sexualidad en el matrimonio desde una perspectiva bíblica. Presenta tres lecciones principales de la Biblia sobre este tema: 1) Dios presenta el sexo como una dimensión integral del matrimonio. 2) Llama a una renovación mental respecto al sexo. 3) La procreación es solo uno de los propósitos del matrimonio y la relación sexual. También identifica varios problemas relacionados con la educación y actitudes hacia la sexualidad, y argumenta que la Biblia ofrece una visión positiva del sexo dentro del matri
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PLACER Y CREATIVIDAD SEXUAL EN EL MATRIMONIO
Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu
juventud. Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre. (Proverbios 5:18-19)
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y
asimismo la mujer con el marido. (1 Corintios 7:3)
Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin
mancilla; pero a los fornicarios y los adúlteros los juzgará Dios. (Hebreos 13:4)
La Biblia presenta un cuadro positivo y realista del sexo
como dimensión integral de la vida matrimonial. Lo presenta como una creación de Dios, regalada al hombre y a la mujer para ser expresada dentro de las normas especificas. A muchos nos gusta jugar y ver el fútbol, pero especialmente cuando se hace conforme a los reglamentos. ¿Qué tal sería si comenzasen a meter goles con las manos? ¡Ridículo!Pero así es cuando nuestra sociedad secular trata de cambiar las reglas fundamentales que Dios nos ha dado.
La relación sexual humana es la expresión
comunicativa más íntima, poderosa y significativa entre mujer y hombre. Es un darse totalmente, sin reservas. Tiene poder para edificar o destruir. El Señor lo considera un asunto tan serio que incluso permitió el divorcio en caso de que hubiera una relación sexual extramarital. Acerquémonos al tema con respeto y aprecio.
Unas consideraciones iniciales
Debemos tener en cuenta varios factores antes de estudiar el tema desde una perspectiva bíblica.
En primer lugar, enfrentamos el problema de los
extremistas respecto al sexo en nuestro medio.
Por un lado, en la calle, en el cine, en la televisión, en los
periódicos, en las revistas y en la propaganda, en el Internet, nos están bombardeando con el sexo. Los publicistas entienden muy bien que el sexo vende la mercadería. Sean motores marinos, cubetas de plásticos de basura, jeans, automóviles, cigarrillos, licores, computadoras o celulares, el mercado sexual produce resultados y ventas.
Enfrentamos también toda una serie de mala información
referente al sexo, como la "cigüeña que trae a los niños de París, la incompleta o errónea información recaudada entre los amigos o aun universitarios, inclusive hasta en los manuales de técnica sexual. Un hombre que ya está casado recibió la primera información del sexo a los 10 años de su primo. Estaban jugando en la finca del abuelo, cuando con voz queda el primo dijo: "Oye, ¿sabes cómo se hacen los niños?" "Pues no sé, ¿cómo se hacen?" y con eso el buen primo introdujo a su joven familiar a los misterios desconocido de la sexualidad, informándolo que cada vez que un hombre besaba a una mujer, fueran jóvenes o adultos, estaban "haciendo un niño". Fue una información tan trascendental que dejó al chico atónito por un rato. Y así comenzó su educación sexual.
Por un lado tenemos el bombardeo sexual y la mala
información. Pero por otro lado encontramos un silencio sepulcral en muchos hogares cristianos así como en tantas iglesias referente al sexo. Hace unos años, en la materia de la familia cristiana en el Seminario Teológico Centroamericano, el maestro preguntó a sus 24 alumnos cuántos de ellos habían recibido una información y formación sexual positiva de sus padres. De las señoritas, dos respondieron afirmativamente, y de los varones, ninguno. El silencio es abrumador. ¿Y por qué el silencio? En parte, los pastores y los padres ignoran cómo orientar. No saben qué decir, ni cuándo, ni con quién. En otros casos se ha prohibido la conversación orientadora porque creen que es contribuir a la promiscuidad, y si alguien les sugiere la lectura de un libro creen que es pornografía.
El segundo problema es la existencia de actitudes
erróneas tales como las del buen primo.
De nuevo, esto resulta por la ignorancia, la falta de
orientación familiar y los malentendidos.
En el caso de una joven de 25 años, graduada
universitaria, semanas antes de casarse todavía no sabía "cómo se hacen los niños". Muchas parejas llegan a la primera noche de su matrimonio cargadas de ignorancia en cuanto a la información básica acerca de la relación sexual. Los dos, aunque en nuestro medio probablemente más la mujer, ignoran el arte del acto sexual, así como la anatomía y fisiología de los órganos sexuales masculinos y femeninos. Este es el caso también de muchos jóvenes que se consideran muy enterados, o aun muy "machos" tocante al sexo.
Un tercer problema surge de las limitadas fuentes de
orientación, y muy pocas de ellas cristianas, en lo que respecta al sexo.
Actualmente existe una buena bibliografía acerca de la
familia cristiana. Pero hace unos 30 años la lista de libros sobre la familia cristiana no pasaban de doce. A Dios gracias, tenemos libros como El placer sexual ordenado por Dios, del Dr. Ed Wheat, con su orientación cristiana. Hay un libro Excelente que se llama Música entre la Sábanas de Dr. Kevin Leman.
En las librerías seculares podemos encontrar literatura de
perspectiva humanista, de técnica o psicología, y si bien es cierto que tienen su lugar, falta la voz cristiana. Y ni hablar de las revistas que se presentan como obras "científicas" sobre el sexo, u otras abiertamente pornográficas.
Otro problema más serio aún es el de los conflictos
internos en cuanto al sexo.
Algunos de éstos vienen desde la niñez. Algunas mujeres
han quedado grandemente traumadas e impedidas por haber sufrido abusos.
Una mujer que ha asido violada puede que tenga
problemas para que una hombre la toque, y mucho menos concebir que tuvieran relaciones íntimas al casarse; o por otro lado se puede desatar una hipersexualidad rayando en la promiscuidad.
Algunas mujeres pueden desarrollar hábitos insoportables
de exceso de limpieza, y pueden pasar como buenas amas de casa, cuando en realidad buscan limpiar su vida, se sienten sucias.
Otros sufren de experiencias dañinas en la juventud
referente al sexo cuando operaban lejos de la ética cristiana.El impacto del pecado es grande.
Ha habido parejas que por practicar el sexo
prematrimonial han quedado emabarazados, y aunque se casan han llegado a perder, o dejar de sentir placer en la dimensión sensual-sexual, aunque pueden llegar a tener más' hijos. Se puede caer en la rutina de solo cumplir con el deber conyugal si disfrutar el regalo de la sexualidad.
Por el lado positivo, tenemos una maravillosa
provisión del texto básico de la creación y diseño del sexo en la Biblia. Dios lo creó y lo presenta sin esconder su belleza, ni su poder constructivo o destructivo. La Biblia no es un manual de sexo, pero sí enfatiza las actitudes positivas, entiende la dinámica sexual, y es asombrosamente actual en sus aplicaciones.
Finalmente, es nuestra tarea aceptar nuestra sexualidad,
nuestra variada necesidad en lo sexual y el respectivo control denuestras fuerzas sexuales. Cuando una empresa de electricidad busca un río para colocar una presa y encauzar el agua para darle vueltas a las enormes turbinas, no busca el río que está a punto de entrar al mar. Busca el río en la montaña, cuya fuerza puede ser controlada para producir luz. Y así es con el sexo en nuestra vida; es una potencia que tiene que ser controlada para producir conforme a la Biblia. Demos gracias a Dios por esta dimensión, pero también controlémosla.
LA BIBLIA, EL SEXO Y EL MATRIMONIO.
Al tomar en cuenta el panorama global de lo que las
Escrituras dicen acerca de la relación sexual dentro del matrimonio, encuentro cinco lecciones principales.
En primer lugar, Dios presenta el sexo como una
dimensión íntegra del matrimonio. Esto lo encontramos desde el principio en Génesis 2:24 cuando Dios diseña el matrimonio y lo sella con la frase "y los dos serán una sola carne". Cristo repite esta frase en los Evangelios (Mt. 19:5 y Mr. 10:8), y Pablo lo recalca en sus epístolas (Ef. 5:31). El verbo "conocer" en hebreo es utilizado vez tras vez para referirse ' a la relación sexual: "Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz." (Gn. 4: 1). Este conocimiento obviamente no se refiere al saludo y entendimiento de amigos. Es un término que descriptivamente presenta la relación sexual como el conocerse más profundo entre hombre y mujer.
Otra lección de la Biblia es que nos llama a una
renovación de la mente En cuanto al sexo.Pablo habla de la transformación que viene "por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Ro. 12:2). Y el sexo dentro del matrimonio es parte de esta excelente voluntad de Dios. En Santiago 1:17 encontramos que "toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre.". Muchas personas han crecido con ideas torcidas por Satanás acerca del sexo. Algunos esposos, antes de conocer a Cristo, han abusado de la mujer y su sexualidad. Las han tomado como cosas, sin conocer su nombre, sin afecto, y sin amor. Hay que renovarse. Otras esposas han sufrido por los abusos pre y post matrimoniales, y tarde están formando actitudes cristianas respecto al sexo. Hay que renovarse. Recuerde que en cierto sentido el órgano más importante en el sexo es la mente, porque la mente nos libera y nos inhibe.
La tercera lección viene al entender que la procreación
es solo uno de los propósitos del matrimonio y la relación sexual. Un gran número de personas, particularmente mujeres, creen que la única razón para casarse y tener relaciones sexuales es la de producir niños. Pero la hermosa verdad es que los niños son solo uno de los propósitos, y ni siquiera el principal. La razón central es la de participar de la unión entre hombre y mujer en el matrimonio y el sexo. Cuando Dios ofrece su clásica definición del matrimonio en Génesis 2:24, no menciona a los niños. El factor de unidad es más grande. Esta verdad es de tremendo consuelo para las parejas que no han podido tener hijos, o que tienen dificultad para concebir, así como para las familias cuyos hijos ya han salido del "nido hogareño" y están formando sus propias familias. Una de las dimensiones del factor de unidad es la del placer. Indiscutiblemente, Dios nos ha dado el sexo para gozarlo. La profunda experiencia del coito, este encuentro físico- emocional, es de tremendo placer para la pareja. Esto es verdad particularmente si los dos participan activamente en la relación sexual. Un ejemplo fascinante de este placer viene en Génesis 18:12, cuando Sara, al escuchar que va a tener un hijo, pregunta: "¿Después que he envejecido, tendré deleite ...?" Otro lo encontramos en Génesis 26:8 cuando Isaac acariciaba sensualmente a Rebeca de una manera que demostraba que realmente sí era su esposa. Los dos casos presentan placer en el juego, y a la relación sexual como algo placentero.
En cuarto lugar, la Biblia enseña que el acto sexual es
una profunda entrega del uno al otro. Bien lo dice el autor del Cantar de los Cantares: Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el sepulcro los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos (8:6-7).
Pablo, en 1 Corintios 7:3-5, establece el profundo grado
de entrega y pertenencia mutua que se expresa en la relación íntima. Y en Efesios 5 elabora una formidable comparación entre la relación de esposo y esposa con la relación de Cristo y su Iglesia. Tan íntima y fuerte es la relación matrimonial que sirve para ilustrar la relación espiritual del pueblo de Dios con su Señor. La relación sexual refleja la unidad espiritual y emocional entre los esposos. Por eso el encuentro íntimo nunca debe tomarse sencillamente como algo físico-sexual. Va más allá, entrando en la mística del ser humano en todas sus dimensiones. Por eso la relación sexual extramarital viola no solo el lazo y los votos matrimoniales, sino que es un atentado a la esencia del sexo en el matrimonio como algo sagrado.
Cabe, finalmente, advertir que la Biblia habla
claramente acerca del peligro y los resultados devastadores del sexo extramarital
Recordemos el relato del rey David en 2 Samuel 11, y su
terrible pecado de adulterio que trató de cubrir con mentira y asesinato, siendo él el autor intelectual del segundo crimen. A David lo tenemos que ver como un hombre tal vez entre los cuarenta y cincuenta años. Ya no es el joven de antes, y tal vez por eso no sale a la guerra con su ejército. Cae la noche, y David se siente inquieto, melancólico, no puede dormir. Posiblemente desea estar con sus militares. Se dice a sí mismo: "¿Y qué voy a hacer ahora ... ? Bueno, tal vez salga a caminar por el terrado del palacio real". En un determinado momento observa a una bella mujer bañándose y dice: "Tal vez lo que necesito para aliviarme y darme vida, y así poder demostrarme a mí mismo que sí soy hombre, aunque no salí a pelear, es una mujer, otra mujer. ¿Qué mejor que este precioso ejemplar a mano?" Averigua quién es aquella belleza y le manda un mensaje de invitación real; ella acepta, y la historia humana cambia para siempre. Antes de culpar solo a David, pensemos en Betsabé. ¿Por qué se bañaba tan cerca de las miradas del terrado real? Ella tenía que saber que se estaba exponiendo a peligros. ¿O estaba buscando algo también? Tal vez sí. Recuerde que su marido, Urías heteo, estaba lejos, y ella también sentía que la soledad la atacaba desesperadamente. Además, estaba en el tiempo de su ciclo menstrual cuando probablemente está más propensa a buscar la unión sexual. Debido al hecho que resulta embarazada después de la relación sexual con David, creemos que ella estaba cerca del día catorce, lista para ovular y concebir. Ella tampoco rehusó la invitación del rey, hombre poderoso, puro israelita, cuando su marido no era siquiera de sangre pura israelita. En otras palabras, Betsabé estaba propensa para un encuentro que le daría brillo a su vida de mujer casada con un militar.
Ahora, sospechamos que ninguno de los dos pensaba que
el asunto pasaría más allá de una noche breve. Pero al pasar el tiempo, ella supo que la cesación de su menstruación confirmaba la sospecha: "¡Estoy embarazada! ¿Y ahora qué hago?" El resto del relato lo conocemos muy de cerca.
Lo inquietante es que el caso de David se asemeja al de
muchos hombres hoy día, y el problema se encuentra también entre los que se llaman cristianos. En la Biblia el término "adulterio" aparece unas 63 veces, y "fornicación" 44 veces. Ambos hablan del pecado sexual extramarital, especificando el resultado claro del pecado sexual.
Ahora, gracias a Dios, El nos ofrece perdón en caso
de haber , cometido este pecado. Viene a nuestra mente la manera tan tierna en que Jesús trata a la mujer captada en adulterio, descrita en Juan 8:3-11. A propósito, ¿dónde estaba el hombre? ¿Será que era amigo de algún fariseo, mientras que la mujer, muchas veces la más afectada, no tenía amigos en aquel momento vergonzoso? Cristo, como juez, sabe que los que necesitan más ser juzgados son los acusadores, y los elimina del escenario, quedándose a solas con ella.
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer,
le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete y no peques más.
Jesús entiende que la mujer ya ha sufrido lo necesario, y
la libra. Ella también reconoce quién es Él al llamarlo: "Señor". Hay perdón y vida cambiada después del pecado sexual.
Pablo expone la·misma misericordia en 1 Corintios 6:9-
11. Note cuántos de los pecados tienen que ver con el sexo.
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredaran el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
¡Qué pasaje más magnífico de gracia y perdón! Amigo, si
usted ha tenido problemas en el pasado, Dios le perdona si se apropia de su gracia. Y si usted hoy está involucrado en una relación extramarital, póngase a reflexionar, regrese a la fidelidad, pida perdón, busque la consejería sabia si es necesario, y construya los puentes de amor y comunicación con su propia esposa.