Tema 9 - Primeros Auxilios
Tema 9 - Primeros Auxilios
Tema 9 - Primeros Auxilios
AUXILIOS
Índice
1.- Principios de anatomía y fisiopatología aplicados a los primeros auxilios.
2.- Criterios de urgencia y prioridad. Registro de la información.
3.- Traumatismos: fracturas, esguinces y luxaciones.
4.- Vendajes e inmovilizaciones. Férulas.
5.- Heridas y hemorragias. Torniquetes.
6.- Quemaduras, congelaciones y lesiones por electricidad.
7.- Intoxicaciones. Mordeduras y picaduras.
8.- Cuerpos extraños. Asfixias.
9.- Mantenimiento de botiquines.
10.- Técnicas de reanimación cardiopulmonar.
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Los accidentes más comunes son los producidos en el domicilio, en la vía pública o en el lugar de trabajo. Sus
causas son múltiples y las lesiones que producen también.
La mejor forma de evitarlos es impedir que se produzcan, para lo cual se prevendrán las situaciones de riesgo
y se dispondrán de forma adecuada los medios (humanos y materiales) necesarios para la intervención en el
mismo lugar en que se produzcan.
Denominamos primeros auxilios a las medidas de urgencia que hay que aplicar, cuando se ha producido un
accidente, hasta que la persona accidentada se recupera o puede recibir la atención sanitaria específica.
En primeros auxilios, la mayor parte de las intervenciones responden al sentido común. Es muy importante
cuidar de la seguridad de los socorristas y no correr riesgos innecesarios, así como mantener la calma y la
serenidad para poder prestar ayuda.
Recordar siempre que es mejor no hacer nada que hacerlo mal. Cuando haya personal sanitario titulado o
autoridad competente, estos deben asumir la responsabilidad de la intervención.
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Urgencia: una urgencia es una situación repentina en la que la persona necesita atención sanitaria
rápida, pero donde la vida de este no corre peligro inminente. Es importante saber que si una situación de
urgencias no se atiende correctamente o en el tiempo necesario podría pasar a ser una emergencia.
Ejemplos: fiebre alta, crisis nerviosa, dolor de cabeza, mareos, etc.
Emergencia: una emergencia es una situación de aparición repentina donde la persona también
requiere de asistencia sanitaria rápida, pero en este caso, la actuación debe ser bastante más rápida, pues la
vida de la persona si corre peligro potencialmente, ya que si no se atiende correctamente y rápido la persona
podría morir. Ejemplos: pérdida de conocimiento, atragantamiento o ahogamiento, infarto, etc.
Una vez diferenciadas entre ambas situaciones que podemos encontrarnos y las cuales requieran de
asistencia sanitaria, tenemos que conocer cómo vamos a actuar de manera inicial o cómo vamos a realizar la
valoración inicial de la situación.
Toda escena de urgencias o emergencia siempre tienen un protocolo inicial que debemos seguir, el cual es el
mismo para ambas. Así pues, cuando tengamos que realizar primeros auxilios, sean del calibre que sean,
debemos actuar, siempre, bajo la denominada “Conducta PAS”, ello significa: Proteger, Avisar y Socorrer.
Proteger: en un primer lugar, la persona que tiene que protegerse de cualquier posible riesgo que pueda
aparecer en estas situaciones es el propio rescatador para posteriormente proteger al accidentado o
accidentados.
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Avisar: una vez fuera de cualquier riesgo o peligro inminente tanto del rescatador como de la víctima,
tenemos que llamar o avisar a los servicios de emergencias, a través, normalmente de una llamada telefónica
al 112, dónde nos harán una serie de preguntas y nos aconsejarán incluso que tenemos que hacer en ese
momento.
Socorrer: a continuación, tras haber protegido y avisado a los servicios de emergencias, nos toca realizar el
último paso, socorrer a nuestra o nuestras víctimas. A continuación, lo que debemos realizar son los
primeros auxilios necesarios según las características del accidente o del escenario que tengamos.
Estos tres pasos, como bien se han expuesto anteriormente, tenemos que realizarlo siempre que tengamos
alguna situación de urgencia o emergencia. Se trata de un protocolo realizado por la OMS (Organización
Mundial de la Salud) para que la atención realizada al accidentado o accidentados sea lo más beneficiosa
posible para éste o éstos. Importante saber, que nunca podemos cambiar de orden estos tres pasos, es decir,
siempre tendremos que proteger, avisar y socorrer, no podemos cambiar dicho orden de actuación según
nuestro propio criterio.
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Para la atención de las urgencias, emergencias o de las situaciones de atención extrahospitalarias se crea una
estructura de vehículos, dotaciones sanitarias y de personal cualificado para atender correctamente
cualquier necesidad que se produzca en la población y que requiera de atención sanitaria fuera del centro
hospitalario, con el objetivo de dar una asistencia a la víctima de calidad, eficaz y rápida. Estos dispositivos
están coordinados por unos centros a los que se accede a través de una llamada telefónica, en el caso de
España y Europa es a través del número 112. Desde aquí, el centro coordinador, decide qué tipo de
asistencia mandar a la situación que se presente. Por ejemplo, si es necesario una ambulancia convencional
sin equipo sanitario, si es necesario una UVI móvil, etc.
Por otra parte, como ya hemos referido anteriormente, también tenemos los sistemas de urgencias o
emergencias intrahospitalarios. En este caso, existen unas estructuras dentro de los hospitales en los cuales
se atienden a los pacientes, compuestas tanto de material específico para dichas situaciones como también
por la existencia de personal sanitario formado para dar esta atención. Estas urgencias o emergencias
intrahospitalarias pueden ser atendidas en la parte de urgencias hospitalarias, en las plantas hospitalarias,
etc.
Con estos sistemas de emergencias se da cobertura a cualquier situación, tanto de urgencias como de
emergencias, que pueda aparecer en un momento dado, ya sea a nivel hospitalario como fuera de éste, y,
por tanto, dar la atención correcta y más beneficiosa para la población.
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Toda persona que sea espectador de una situación en la cual se requieran de primeros auxilios, por Ley está
obligado a prestar su ayuda, en la medida en la cual le sea posible, de no dar su ayuda o asistencia, se está
cometiendo un delito de omisión de socorro.
Según el artículo 195 del Código Penal, debemos tener en cuenta que no socorrer o ayudar a una persona
que requiera de primeros auxilios está penado por Ley. Po lo tanto, si somos testigos de un accidente y
decidimos no ayudar a dicha persona estamos incumpliendo la obligación de intervenir, y podríamos ser
castigados bajo la ley con penas de multa económicas o incluso la cárcel. Además, como se refleja en el
Código Penal, no conocer una Ley no es razón para incumplirla, por lo que una persona que realice omisión
de socorro no puede ampararse a dicho desconocimiento.
Pero, sin embargo, si el testigo de la situación que requiera de primeros auxilios se para a realizar primeros
auxilios y aun así apareciesen daños en la víctima, siempre que se hayan utilizado todos los medios
disponibles y no exista intención voluntaria de hacer daño a la víctima, podría no existir responsabilidad
penal.
Así pues, para que exista responsabilidad criminal y delito es necesario que la persona que va a rescatar
actúe a conciencia y de manera intencionada realizando daño a la víctima, sin tener conocimientos ni
titulación, o por otro lado, realizar un daño o un mal con intención de realizarlo, o sin intención de hacerlo
pero sin realizar aquellos pasos que debe conocer en el caso de poseer que tenía los conocimientos
necesarios para evitarlo.
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Específicamente los delitos que cometer una persona que va a realizar primeros auxilios son:
• Omisión de socorro: Delito presente en el artículo 489 bis, párrafo 30 del código penal, en el que se
expone: “El que no socorriere a una persona que se hallare desamparada y en peligro manifiesto y
grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de tercera, será castigado con la pena de arresto
mayor y multa”.
Según dicho artículo el delito sería cometido de tres formas diferentes:
1. Cuando la persona que pueda socorrer omita la prestación de ayuda a una persona que esta indefenso
y en peligro. No es necesario que la persona fallezca a consecuencia de la situación que se presente, si
no que el delito se produce por no ayudar a la víctima.
2. Cuando la persona que pueda prestar ayuda se quede sin hacer nada por alguna razón, y aun así ni pida
auxilio a otras personas ni nada.
3. Cuando el accidente es causado por la propia persona que pueda realizar ayuda o socorrer a la víctima
y aun así omitió el auxilio.
• Omisión del deber de impedir o denunciar ciertos delitos: Presente en el artículo 338 bis: “El que
pudiendo con su intervención inmediata y sin riesgo propio a ajeno impedir un delito contra la vida o
que cause grave daño a la integridad, libertad sexual, libertad o seguridad de las personas, se
abstuviese voluntariamente de hacerlo será castigado con las penas de arresto mayor o multa, o con
ambas”.
Mismo delito es también el que no ponga en conocimiento de la autoridad competente en el menor plazo
posible los hechos delictivos a que se refiere en el párrafo anterior, por lo tanto, se castiga la indiferencia y
pasividad.
• Denegación de auxilio: En el artículo 371 del código penal, en su segundo párrafo: “…en iguales penas
incurrirá el funcionario público que requerido por un particular a prestar algún auxilio a que este
obligado por razón de su cargo para evitar un delito u otro mal, se abstuviera de hacerlo sin causa
justificada”.
• Delitos de imprudencia: La imprudencia se define como: conductas peligrosas (no dolosas), inexistencia
de ánimo de lesionar y cuando se causa la lesión del bien jurídico.
La imprudencia temeraria es un delito que se encuentra en el artículo 565 del código penal, la cual se define
como el delito cometido por una persona con total omisión de prudencia y cuidado, y que supone un daño o
peligro para la vida o seguridad de otros. Y la imprudencia simple está en los artículos 586 bis y 600 del
mismo texto legal definida como infracción de una pauta de cuidado exigible a cualquier persona,
equivalente a la culpa.
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• Accidentes domésticos: Son los accidentes que sufrimos en nuestro hogar o alrededores del mismo,
siendo los más frecuentes las caídas, cortes y quemaduras.
• Accidentes en el trabajo: lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del
trabajo que realiza. Las consecuencias en este tipo de accidentes pueden ser muy variadas,
dependiendo siempre de cuál es el desencadenante del accidente.
• Accidentes de ocio y tiempo libre:
o En playas o piscinas: El sol y el calor pueden producirte insolaciones, deshidrataciones y
quemaduras. A la hora del baño: puedes sufrir accidentes como golpes, cortes de digestión,
peligro de ahogamiento, etc...
o En la montaña o campo: Los riesgos que puedes correr en estos sitios son variados, pueden ir
desde una caída, resbalón, tropiezo a conjuntivitis, mordeduras de animales, picaduras de
mosquitos, etc.
o Espacios públicos: se debe de tener en cuenta que en estas aglomeraciones se pueden producir
empujones y caídas con gran amontonamiento de personas que pueden producir asfixia.
• Accidentes de tráfico:
o Si eres conductor: hay que tener presente que la mayor parte de los accidentes de tráfico (80-
90%) se producen por un comportamiento inadecuado de la persona que conduce (exceso de
velocidad, adelantamientos antirreglamentarios, distracciones, quedarse dormido, etc...). Estos
comportamientos inadecuados pueden verse influenciados por varios factores como el alcohol,
drogas, medicamentos o distracciones.
o Si eres pasajero: debes tener en cuenta los factores del punto anterior que influyen en el
conductor.
o Si eres peatón: También tienes igualmente unas obligaciones y unos derechos de seguridad vial.
Las consecuencias en estos accidentes también pueden ser muy variadas, pero sobre todo
aparecen problemas óseos por traumatismos, consecuencias psicológicas e, incluso, en el peor
de los casos la muerte.
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• Accidentes deportivos: donde normalmente nos encontramos con lesiones de los ligamentos
(esguinces), lesiones de los tendones (tendinitis), lesiones musculares por exceso de esfuerzo
(sobrecarga muscular) o lesiones articulares (en rodilla).
• Frecuencia respiratoria: Mide las veces que una persona respira en un minuto de tiempo, es decir, se
debe contar el número de veces que una persona inspira y espira. Los valores de una FR normal en
reposo en un adulto es de 12 a 16 veces por minuto, en un niño oscila entre 20 a 15 veces por minuto
y en un lactante puede ser normal valores de entre 50-20 respiraciones por minuto (rpm).
• Frecuencia cardiaca: Mide las veces que el corazón late en un minuto, debemos contar las veces que el
corazón se contrae en un minuto. Los valores considerados como normales en reposo para la población
adulta es de 60-100 latidos por minuto (lpm), en la población infantil puede oscilar entre 60 y 120 lpm
y en los lactantes o recién nacidos puede ir desde los 80 a 160 lpm.
• Saturación de oxígeno: Mide la cantidad de oxígeno disponible en sangre. Para medir este parámetro
necesitaremos hacerlo con un pulsioxímetro. Los valores considerados como normales es igual para
toda la población, tanto para adulto, niños y lactantes, debe estar entre los valores de 95-100%.
• Presión arterial: Mide la fuerza que ejerce la sangre en las paredes de las arterias. La TA se mide con la
ayuda de un esfingomanómetro y un fonendoscopio, aunque actualmente también existen aparatos
electrónicos capaces de medirlos por si solos. Los valores considerados como normales en reposo para
la TA son: en el adulto y niños 120 mmHg para la presión sistólica y 80 mmHg para la presión diastólica,
y en lactantes 110mmHg para la sistólica y 70mmHg para la diastólica.
• Temperatura: mide la cantidad de calor que tiene un cuerpo, para medirla necesitamos la ayuda de un
termómetro. La temperatura considerada como normal a modo general tanto para los adultos, niños y
lactantes oscila entre los 36 y 37 grados centígrados, aunque esta puede variar según el sexo y la edad
de la persona.
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Si alguno de estos signos vitales presenta valores por encima o por debajo de los considerados como
normales, el paciente deberá recibir asistencia médica con mayor o menor rapidez, dependiendo de cuales
sean los valores que presente la víctima.
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Es importante saber que cuando aparece cualquier problema de salud o dolencia de manera repentina, son
algunas situaciones las que necesitan de atención urgente, no todas. Normalmente las situaciones de
atención médica urgente que suelen aparecer en las personas son:
Es aconsejable que una persona acuda al médico si presenta uno o varios síntomas de los descritos
anteriormente. Si no es posible acudir al centro sanitario más próximo se deberá llamar al servicio de
urgencias para recibir la atención médica.
• Evaluación primaria:
- Valoraremos la presencia de conciencia en la víctima.
- Valoraremos la respiración de la víctima.
- Valoraremos la circulación de la víctima a través del pulso o FC.
- Si nos encontramos con la ausencia de algunos de estos tres parámetros o no se consideran como
normales deberemos actuar con rapidez y realizar primeros auxilios lo antes posible para que las
consecuencias en la víctima sean las menores posibles y su evolución lo más favorable.
• Evaluación secundaria:
En esta segunda parte de la valoración la víctima debe estar consciente, respirando y con pulso. Por lo que
debemos explicar todo lo que vamos a hacerle y tranquilizarla. Aquí realizaremos una valoración de las
posibles lesiones que hayan podido aparecer desde la parte alta del cuerpo, es decir, desde la cabeza hasta la
parte más caudal del cuerpo, los pies.
- Valoraremos el cuello: zona con la que tenemos que tener muchísimo cuidado para evaluarlo pues
tenemos que ver si es necesario movilizar a la víctima en bloque o no.
- Valoraremos el abdomen: miraremos si hay heridas, si hay dolor y ver si esta depresible o no.
- Valoraremos las extremidades: debemos movilizarlas lo mínimo posible, buscar si hay presencia de
heridas, sangrado, deformaciones, inflamación y comparar las extremidades una con otra por si hay
algún cambio en alguna.
Y, por último, valoraremos la espalda: debemos tener mucho cuidado con la movilización de ella si
sospechamos que pueda estar dañada o lesionada.
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Tras la exploración del nivel de conciencia, cuando vemos que el accidentado está inconsciente, debemos
pasar a observar si hay o no respiración en la víctima. Para ello, tenemos que realizar una maniobra llamada
“ver, oír y sentir” a través de la cual el rescatador va a ver si hay respiración, va a oír si la víctima respira y,
por último, va a sentir si hay presencia o no de respiración, de modo que acerca el rescatador su mejilla a la
boca del paciente, su oído a la nariz del paciente y su vista irá hacia el pecho del paciente. Así se puede notar
o no la presencia de respiración.
Si la víctima respira no es necesario seguir explorando la parte circulatoria del accidentado, pues su corazón
funciona seguro. Pero si por el contrario no notamos ningún signo de respiración en la víctima debemos
ponerla en decúbito supino para comprobar que no hay ningún cuerpo extraño en su boca que impida la
respiración de ésta. Realizaremos la maniobra “frente-mentón” y pondremos el cuello de la víctima en una
hiperextensión para abrir la boca del paciente y así comprobar si hay o no objeto extraño en ella. En muchas
ocasiones, con esta simple maniobra de hiperextensión del cuello el paciente vuelve a respirar. Pero en el
peor de los casos, comprobamos que la víctima no respira, es el momento de pasar al siguiente escalón o
valoración del pulso.
Valoración cardiaca:
Para valorar la parte cardiaca del accidentado se realiza a través del pulso. Una vez confirmado que la víctima
no respira tenemos que comprobar si el paciente tiene o no tiene pulso. Para ello, dicha verificación se
realizará en la arteria carótida, pues es la más cercana al corazón, la de mayor tamaño, la más fácil de
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localizar y donde más sencillo se puede hacer la constatación de la existencia o no de pulso en situaciones de
urgencias o emergencias. Para realizar correctamente la maniobra se debe comprimir la arteria carótida
(situada en el cuello) contra la pared de la tráquea con el dedo índice y el dedo corazón, nunca con el dedo
pulgar.
Accidente de múltiples víctimas: se define como la aparición de un accidente con un elevado número de
víctimas, aunque no se llegue a desbordar la capacidad de actuación asistencial de donde ha ocurrido. La
aparición de este tipo de accidentes conlleva a la utilización de técnicas no utilizadas a diario como el triaje o
clasificación de las víctimas.
Cuando aparecen este tipo de situaciones lo primero que vemos es un gran caos y una desorganización, por
lo que debemos controlarlo lo antes posible para que todo sea lo más beneficioso posible para las víctimas.
Pero, aunque exista un gran caos, debemos organizar la situación mediante una serie de procedimientos:
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• Procedimientos organizativos:
o Control del escenario.
o Establecer una adecuada cadena de mando.
o Coordinación con todos los equipos intervinientes.
o Sectorización del escenario.
o Despliegue Sanitario.
• Procedimientos asistenciales:
o Clasificación de las víctimas.
o Asistencia de las víctimas.
o Evacuación de las víctimas.
Procedimientos organizativos:
Desde el momento en que se recibe la llamada avisando de un accidente de múltiples víctimas el centro
coordinador debe ponerse en marcha para que todo funcione correctamente y se cumplan los protocolos
para permitir:
Procedimientos asistenciales:
Importante diferenciar el Puesto de Mando Avanzado, ya que aquí es donde se realizarán todas las
actividades asistenciales cuyo objetivo es atender a las víctimas y estabilizarlas para su posterior traslado al
hospital o centro sanitario. Para ello, dicha asistencia se inicia con el triaje o clasificación de víctimas de
manera que se dividirán en grupos dependiendo de su gravedad y del tipo de asistencia que necesiten en ese
momento.
Una vez clasificadas las víctimas debemos garantizar en todas ellas:
• Una vía aérea permeable.
• Oxigenación y ventilación adecuadas.
• Control de hemorragias y del shock.
• Valoración neurológica.
• Analgesia.
• Inmovilización.
• Cura y vendaje de heridas.
• Antibioterapia, si es necesaria
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Tenemos que reseñar la importancia de realizar un buen triaje en estas situaciones. El triaje se define como
el conjunto de procedimientos sencillos, rápidos y repetitivos, realizados sobre cada una de las víctimas cuyo
objetivo es orientarnos sobre el grado de supervivencia de cada una de las víctimas, para así priorizar en su
tratamiento y el orden, modo y destino de la evacuación para cada una de ellas, todo ello dependiendo
siempre de los recursos disponibles que tengamos.
La clasificación se realiza en tres tiempos: ver, juzgar y actuar, no sin antes razonar. Esta clasificación se
realiza según las posibilidades de supervivencia, no solo de gravedad. Como método de triaje simple y más
usado nos encontramos con el “Método START”, el cual se trata de un método que utiliza colores según la
gravedad que presente la víctima.
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La inmovilización tiene como objetivo disminuir la lesión primaria y evitar el progreso o aparición de la lesión
secundaria, además de disminuir el dolor en el accidentado. Algunos de los dispositivos que se usan para
esta inmovilización permiten también una adecuada movilización del paciente al utilizarse conjuntamente
con los dispositivos de movilización. Para la elección de los distintos materiales y técnicas de inmovilización
de una víctima se debe tener en cuenta: La localización del paciente y accesibilidad a la víctima y la
disponibilidad de materiales especiales de rescate que tengamos.
• Collarín cervical: Se utiliza para inmovilizar la columna a nivel cervical para así evitar lesiones
medulares. Existen diferentes tipos de varias medidas, de manera que debemos elegir siempre cual es
el que necesita el paciente según las características del accidentado y del accidente.
Indicaciones: se utiliza en pacientes que han sufrido un traumatismo a nivel cervical y pacientes
politraumatizados.
Tipos de collarines:
o Collarines blandos: son de espuma, son los más usados, aunque su inmovilización no es total.
o Collarín semirrígido de Thomas.
o Collarín rígidos tipo Philadelfia: son los que más inmovilizan evitan la flexo-extensión del cuello.
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• Tabla espinal: Dispositivo de plástico rígido o de madera, se usa para la inmovilización completa del
paciente y para su movilización hacia la camilla de la ambulancia. Tipos de tabla espinal: tabla corta,
tabla larga y tabla pediátrica.
• Colchón de vacío: Colchón de material plástico en su exterior, con una capa interna de caucho y con
una cámara de material aislante en su interior con bolitas de poliespán. Se necesita una bomba
manual o aspirador para hacer el vacío del colchón y así quede rígido y adaptado al paciente y pueda
hacer su función inmovilizadora.
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• Férula de kendrick: Se utiliza para la inmovilización de columna tanto cervical, torácica e incluso
lumbar, para la extracción de víctimas del interior de vehículos con una inmovilización en bloque
cuando se sospeche que pueda haber riesgo de lesión cervical.
• Férulas de inmovilización de extremidades: Se trata de dispositivos que se utilizan para inmovilizar las
extremidades tanto superiores como inferiores. Existen varios tipos:
o Férula neumática hinchable: Son de plástico o de caucho, que al inflarse se adaptan a la forma
de la extremidad y la inmovilizan.
o Férulas de vacío: Son de plástico resistente, con una cámara de bolas de poliespán. Poseen una
válvula de apertura y cierre a través de la cual se realiza el vacío con una bomba o bien con el
aspirador.
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o Férulas de tracción: Tienen forma de doble barra metálica, con un apoyo a nivel de la ingle del
paciente y con un sistema de rueda dentada que permite realizar la alineación y estabilización
la fractura. Hay diferentes modelos (Hare, Thomas o Sager). Se utilizan para hacer tracción en
las fracturas de la parte distal del fémur y proximal de la tibia, cuando necesitan de una tracción
fija y constante del eje de la extremidad, de esta forma se estabilizan los fragmentos y se evitan
lesiones secundarias.
o Férula de Kramer: Se trata de una férula rígida deformable. Puede ser moldeada fácilmente
permitiendo que se le hagan diferentes angulaciones. Sirven para entablillar y mantener
inmovilizado la extremidad de un paciente, en todo tipo de facturas y fracturas con luxación.
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o Férula de Mei: Son de material rígido articulado con tres cinchas y tres anclajes contralaterales.
Se utiliza en inmovilizaciones previas a la extracción de pacientes atrapados en vehículos que
presentan fracturas de fémur.
o Férula de Matrix: Son de polímero y velcro. Tiene diferentes formas y tamaños para adaptarse
a la extremidad afectada. Tiene unas cinchas de velcro para ajustarlas a la extremidad y así
inmovilizarla.
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Para la movilización de un paciente se puede hacer sin ayuda de material o con la ayuda de material. Si no
tenemos materiales podemos movilizar al accidentado con las técnicas de: asiento sobre manos, método del
arrastre de urgencia, método del bombero, método del cangrejo, método cuchara, muleta humana con dos
socorristas, tomar al paciente en brazos, tomar al paciente en la espalda y tomar al paciente por las
extremidades.
Material de movilización:
Para facilitar el trabajo de la movilización de la víctima podemos contar con la ayuda de material, donde los
más usados son:
• Silla de transporte: Se trata de una silla plegable que llevan las ambulancias en su dotación sanitaria.
Se utiliza para el traslado de pacientes en sedestación. Han de ser pacientes que no presenten
traumatismos o lesiones graves. Está indicada para movilizaciones por sitos estrechos o para bajar y
subir escaleras de un domicilio, y para pacientes con dificultades respiratorias.
• Camilla cuchara: También recibe el nombre de camilla de tijera, de palas o telescópica. Se trata de un
soporte metálico, formado por 2 palas simétricas extensibles, ligeramente cóncavas, que de forma
longitudinal se adaptan a la talla del paciente. Están articuladas en sus extremos superior o inferior,
con un sistema de anclaje. La camilla de palas es muy útil para la recogida, movilización y traslado del
paciente hasta el vehículo asistencial.
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• Tablero espinal: Los tableros espinales pueden ser cortos, largos o pediátricos. Son superficies planas
y rígidas que se utilizan para la inmovilización-movilización de accidentados. Normalmente se usan para
el traslado del accidentado en decúbito supino desde el lugar del accidente hasta la ambulancia.
El objetivo de la movilización es estabilizar las lesiones que puedan presentar y así evitar otras que puedan
empeorar su estado. Cuando se produce una situación en la cual es necesario trasladar aun víctima, será muy
importante la inmovilización del paciente ya que pueden presentar lesiones graves. Por lo tanto, es
fundamental prestar mucha atención a la técnica a realizar y al material utilizado para que las lesiones que
presente la víctima no empeoren y asegurarnos que no se realiza ningún movimiento perjudicial.
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Además, el desconocimiento de las técnicas hace que se actúe improvisando y recurriendo a la fuerza,
pasando inadvertidos los peligros que actuar así atañe. Por todo esto, a la movilización de enfermos hay que
darle gran importancia, ya que se trata de un acto muy frecuente que requiere un estudio serio, un
aprendizaje de la técnica y un entrenamiento repetido para adquirir unos hábitos adecuados.
Estos son los llamados medios de fortuna o medios de circunstancias, los cuales son elementos (cuerdas,
camisetas, sabanas, puertas, ramas, etc.) que en un momento dado podemos utilizar para
realizar inmovilizaciones de miembros, movilizaciones de heridos en el medio natural o ante un accidente de
múltiples víctimas, mientras se espera la llegada de los servicios sanitarios y/o la evacuación del herido.
Para la movilización del accidentado podemos improvisar una camilla, para lo cual necesitaremos material
como una manta, sábana resistente, lona, etc., necesitaríamos alguna tela que sea lo suficientemente grande
como para que el paciente quepa en ella y que sea bastante resistente para que cuando el peso del
accidentado se deje caer sobre ella no se rompa. También necesitaríamos dos palos o similares para poner a
ambos lados de la lona, los cuales deben ser también resistentes para soportar el peso de nuestra víctima.
Para realizarla lo primero que tenemos que hacer es extender la manta o sábana sobre una superficie
uniforme y colocar a ambos lados de ésta los dos palos. Tenemos que definir el ancho de la camilla según la
corpulencia y grosor del cuerpo de nuestro paciente. Una vez sabemos que ancho debe tener nuestra
camilla, doblaremos sobre los palos la manta, bien enrollándola sobre el palo, o bien, simplemente
superpuesta un lado sobre el otro en el centro de nuestra camilla. Puede ser que necesitemos la ayuda de
cinta aislante o cinta adhesiva para la fijación de la manta a los palos o asegurar con ella los extremos de la
camilla y fijarla de un extremo a otro de la camilla.
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Para realizar la inmovilización del paciente se podrá utilizar material como: telas, corbatas, cinturones,
periódicos, revistas, maderas, etc.
• Inmovilización de extremidades:
o Extremidades superiores:
En el caso de lesiones en los miembros superiores los pacientes normalmente pueden caminar por sí solos.
En estos casos los pacientes sujetan la extremidad lesionada con la otra mano y adoptan una posición
antálgica, que se trata en pegar el brazo al cuerpo con el codo flexionado a unos 90 grados
aproximadamente. Esta posición será la aprovechada para inmovilizar el brazo.
Podemos realizar un cabestrillo para estas situaciones de lesiones en las extremidades superiores utilizando
un triángulo o un trozo grande de tela, donde con ello se hará una especie de cabestrillo que se atará al
cuello de la víctima, e incluso, si tenemos un segundo trozo de tela podemos usarlo para fijar bien el brazo al
cuerpo.
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En este caso el método más rápido y eficaz es utilizar el otro miembro como férula. Para lo que se debe
poner una manta, sábana o una almohada entre las dos piernas para evitar que existan zonas de presión
entre ellas y se puedan producir lesiones. Intentaremos, si es posible, alinear el miembro afectado sobre el
no afectado, de manera que posteriormente con vendas, pañuelos, telas, etc., se debe sujetar una pierna
con la otra. Para pasar dichas vendas o pañuelos se realizará por debajo de las rodillas y tobillos, entre las
caderas (a la altura de mitad de los muslos) y entre los gemelos.
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• Hemorragia arterial: sangre de color rojo vivo, sale a presión, normalmente al mismo ritmo al cual van
los latidos del corazón.
• Hemorragias venosas: sangre de color rojo violáceo, sale de manera lenta y continua, sin presión.
• Hemorragia capilar: sangre de color rojo, sale de manera continua, a baja presión, es la llamada
“hemorragia en sábanas”.
• Hemorragia externa: la sangre sale al exterior del cuerpo a través de una herida.
• Hemorragia interna: la salida de sangre se produce en el interior del cuerpo, no hay salida de ésta al
exterior.
• Hemorragia exteriorizada: la hemorragia se produce en el interior del cuerpo, pero la sangre sale al
exterior a través de algún orificio natural del organismo.
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Para actuar en situaciones de hemorragia debemos tener en cuenta que cuanto mayor es el volumen de
sangre que se ha perdido mayor es el riesgo que presenta la víctima. Dependiendo del tipo de hemorragia
actuaremos de una u otra manera:
• Compresión directa en el punto sangrante durante al menos 10 minutos con apósito, gasas o
compresas. Cuidado si hay fractura de hueso abierta, ahí no podríamos realizar presión directa.
• Si es posible, elevar el miembro afectado para intentar disminuir el sangrado.
• Si no cede la hemorragia con la compresión directa, podríamos intentar realizar la compresión arterial
a distancia.
• El torniquete solo se realizaría en casos muy puntuales.
Actuación en hemorragias internas:
No podemos ver fácilmente que existe este tipo de hemorragias, ya que la sangre no sale al exterior, por lo
tanto, en estos casos intuiremos que existe esta hemorragia por los síntomas y signos que presente la
víctima, normalmente los referentes al shock.
Un shock es un trastorno causado por la falta o disminución del aporte de sangre en los tejidos, puede ser un
shock hipovolémico (pérdida del volumen de sangre), shock cardiogénico (detención de la circulación) o
shock anafiláctico (aumento de la capacidad de los vasos).
Los síntomas de un shock pueden ser: escalofríos, piel pálida, fría, húmeda y sudorosa, ansiedad o agitación,
pulso rápido y débil, respiración rápida y superficial, labios y uñas azulados, TA baja, alteraciones de la
consciencia, sed, etc.
En estos casos tenemos que actuar controlando los signos vitales de la víctima, tratar la lesión o situación
que ha provocado el shock, evitar la pérdida del calor corporal, aflojar todo lo que comprima el cuerpo de la
víctima para facilitar en lo posible la circulación sanguínea, y si las lesiones lo permiten, colocar la cabeza
más baja que los pies.
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• Otorragia: sangrado a través del oído. Colocaremos a la víctima en posición lateral de seguridad con el
oído sangrante hacia el suelo, cuidado con la presencia de posibles fracturas para movilizar a la víctima,
no intentar cortar la hemorragia, dejar que salga hacia fuera la sangre.
• Epistaxis: sangrado a través de la nariz. Realizar presión directa durante unos 5 minutos mínimos en el
orificio sangrante, inclinar la cabeza hacia delante.
• Hemoptisis o hematemesis: sangrado a través de la boca. Debemos controlar los signos vitales de la
víctima, que no tome nada por boca, debe estar en dieta absoluta, si es hemoptisis colocaremos al
paciente en posición semisentado, y si es hematemesis lo colocaremos en posición lateral de seguridad,
y si podemos, trasladarlo lo antes posible al centro sanitario más cercano para que reciba la asistencia
necesaria.
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• Eléctricos:
Lo primero que tenemos que hacer es desconectar la corriente antes de tocar a la víctima. Si fuese
necesario utilizaremos materiales aislantes para dicha desconexión (palos o cuerdas). A continuación,
comprobaremos las constantes vitales del accidentado y cubriremos las zonas afectadas por la
electrocución y llevaremos a la víctima al centro sanitario más cercano.
• Radiaciones:
Las producen normalmente quemaduras en el cuerpo de la víctima. Tenemos que lavar la zona afectada
con agua abundante sin presión durante unos 15-20 minutos y tratarla como al resto de quemadura,
después tendríamos que acudir al centro sanitario.
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7.2. Picaduras
Las picaduras son heridas pequeñas producidas por insectos (mosquitos, avispas, abejas, arañas, garrapatas,
escorpiones y algunos seres marinos como las medusas o los erizos de mar.
Es importante tener en cuenta los síntomas y signos locales, ya que pueden producirse reacciones alérgicas
en el accidentado y dar lugar a la aparición de un shock anafiláctico
Protocolo de actuación
7.3. Mordeduras
Están producidas por animales domésticos y/o salvajes o por el hombre. Dan lugar a lesiones locales,
heridas y desgarros. Llevan asociado un riesgo potencial de hemorragia y de infección (rabia).
El protocolo de actuación es el descrito para las heridas, teniendo en cuenta que se debe localizar al animal
para su control.
La mordedura de víbora se caracteriza por presentar dos pequeñas punciones separadas entre sí de 1 a 4
cm. Cursa con dolor agudo local, hinchazón, náuseas, vómitos, mareos, pulso débil y taquicardia.
Protocolo de actuación
1. Calmar y tumbar al accidentado y después lavar la mordedura con agua, jabón y suero salino,
después cubrir con apósitos estériles.
2. Inmovilizar la zona mordida y mantenerla por debajo del nivel cardiaco.
3. Colocar un torniquete por encima de la mordedura, sin apretarlo fuertemente, para ralentizar la
circulación venosa o de retorno.
4. Colocar una bolsa de hielo sobre la superficie mordida, para retrasar la diseminación del veneno.
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5. A veces, puede hacerse una pequeña incisión (sangría) para succionar la herida, para lo cual se
utilizará, si es posible, un succionador mecánico.
6. Evacuar urgentemente a la víctima a un centro sanitario para la administración de un suero
específico.
7. Vigilar el pulso, la respiración y la consciencia.
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A. Causas desencadenantes
• Obstrucción de las vías respiratorias altas: por cuerpos extraños, sofocamiento, gases inertes, caída
de la lengua hacia atrás, electrocución, tóxicos, ahorcamientos y compresiones del tórax.
• Disminución de la cantidad de 02 en el aire inspirado: da lugar a un enrarecimiento del aire por
sustancias como: humo, polvo, gas); accidentes por inmersión en agua, por ahogamiento y por estar
en zonas de gran altitud.
• Transporte inadecuado de 02 por los hematíes: porque la hemoglobina se combina con otros
productos tóxicos (monóxido de carbono) o cuando el oxígeno está desplazado por otros
contaminantes del aire (cianuro, ácido sulfhídrico, benceno).
B. Clasificación
• Lívida o azul: se debe a la falta de 02 en la sangre; la circulación sanguínea es más lenta. Se caracteriza por
el color azul de la piel del accidentado.
• Pálida o blanca: se produce por espasmos de la glotis. Se caracteriza por la palidez de la piel, debilidad y
enlentecimiento de pulso, y abolición de los reflejos nerviosos.
Protocolo de actuación
1. Rescatar a la víctima o alejarla del ambiente tóxico.
2. Abrir la vía de aire y, si es necesario, hacer la respiración boca a boca.
3. Trasladar urgentemente a la víctima a un centro sanitario y, si es posible, aplicar oxigenoterapia.
Se produce por combustión incompleta de productos derivados del carbono, como en motores de
automóviles, calentadores de gas o estufas de carbón.
Protocolo de actuación
1. Retirar a la víctima de la fuente que produce CO; es indispensable no respirar mientras se efectúa el
rescate.
2. Airear la habitación, retirar la fuente emisora y realizar la respiración artificial boca a boca.
3. Trasladar urgentemente a la víctima a un centro sanitario para el tratamiento de
las complicaciones.
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• Protocolo de actuación
1. Si la víctima respira y puede hablar, le pedimos que tosa para intentar eliminar el cuerpo extraño y,
por lo tanto, la obstrucción.
2. Retirar cualquier cuerpo extraño que veamos en la boca, introduciendo los dedos índice y corazón
formando un gancho. Hay que tener cuidado de no desplazarlo hacia el interior de las vías
respiratorias.
3. Si la víctima no puede hablar (lo que indica que la obstrucción es más baja), nos colocamos por detrás
y le sujetamos el pecho con una mano, pidiéndole que se incline hacia delante.
4. Aplicamos hasta cinco golpes secos, con el talón de la otra mano, entre los omóplatos, para provocar
la tos y facilitar el desplazamiento del objeto hacia arriba.
5. Si con la maniobra no conseguimos eliminar el cuerpo extraño, aplicaremos la maniobra de Heimlich.
Esta maniobra se lleva a cabo aplicando los siguientes pasos, según se trate de una víctima consciente
o inconsciente:
Víctima consciente
❖ Nos situamos por detrás de la víctima y la abrazamos por la cintura (plexo solar).
❖ Formamos un puño con la mano derecha y lo situamos entre el ombligo (cuatro dedos por encima
del mismo) y el apéndice xifoides, la punta del esternón de la víctima (justo por encima del
estómago).
❖ Cogemos el puño con la otra mano, sujetándolo con fuerza, y presionamos fuertemente el abdomen
a la vez que realizamos un movimiento de las manos hacia dentro y hacia arriba, para producir una
tos artificial que va a facilitar la movilidad y el desalojo del obstáculo.
❖ Repetimos la maniobra cinco veces consecutivas.
❖ Cada cinco minutos revisaremos el estado de la víctima; si no remite, llamaremos al 112.
O.V.A.C.E.
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Víctima inconsciente
❖ Colocamos a la víctima en decúbito supino y nos colocamos a horcajadas sobre sus caderas.
❖ Ponemos el talón de una mano sobre el abdomen de la víctima, entre el ombligo y el apéndice
xifoides del esternón.
❖ Apoyamos la otra mano sobre la anterior y presionamos rápido y fuerte el abdomen, empujando
hacia abajo y hacia arriba, en dirección al tórax.
❖ Repetimos la maniobra al menos cinco veces seguidas.
❖ Tiramos hacia arriba de la mandíbula de la víctima para separar la lengua del fondo de la boca.
❖ Introducimos en la boca el dedo índice hacia la mejilla y hacia atrás, y lo hacemos girar hacia abajo
tratando de enganchar el obstáculo, si está visible. Si no se puede sacar, debemos tener cuidado de
no empujarlo hacia dentro.
❖ Si fracasan las medidas anteriores, se deberá iniciar la respiración artificial. Si la víctima se recupera,
la colocamos en posición lateral de seguridad (PLS).
❖ Por último, trasladaremos a la víctima con urgencia a un centro sanitario.
Víctima consciente
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Víctima inconsciente
❖ Colocamos al lactante en decúbito supino sobre una superficie rígida, o bien, apoyado sobre nuestro
antebrazo y mano.
❖ En el primer caso, nos colocamos a sus pies.
❖ Utilizando dos dedos (índice y corazón), presionamos hacia dentro y hacia arriba (cabezal sobre el
esternón del bebé, un dedo por debajo de la línea que une los pezones (entre el ombligo y el
apéndice xifoides).
❖ Realizamos cinco compresiones torácicas, como máximo, y comprobamos la boca.
❖ Si no se supera la obstrucción, repetimos el procedimiento desde el principio (víctima consciente)
hasta tres veces.
❖ Llamamos al 112, para trasladarlo a un centro sanitario.
❖ Continuamos con maniobras de RCP.
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• Material de curas.
o Gasas.
o Vendas.
o Pinzas.
o Tijeras. Es preferible que tengan la punta redondeada
o Esparadrapo.
o Tiritas.
• Antisépticos y desinfectantes
o Suero fisiológico para lavar las heridas.
o Agua oxigenada o Povidona yodada para la desinfección de las heridas.
o Jabón antiséptico para el lavado de las manos.
• Fármacos:
o Analgésicos-antitérmicos. Por ejemplo: paracetamol, ibuprofeno, nolotil.
o Antiinflamatorios tópicos.
o Cremas anti-quemaduras. Útiles en quemaduras superficiales (primer grado)
o Crema anti-picaduras.
• Otros
o Guantes de plástico.
o Termómetro.
o Jeringas y agujas.
o Dispositivo barrera para el boca a boca.
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El SVB se puede definir como el conjunto de actuaciones que están destinadas a personas con patologías
puedan amenazar potencialmente su vida. Se trata de maniobras sencillas, sin instrumentos, en las que
utilizamos nuestras manos y nuestra boca. Dicha actuación debe ser aplicada lo más rápido posible hasta que
pueda recibir una atención más especializada por parte de los sanitarios.
Proteger: lo primero que debemos proteger es a nosotros mismos de cualquier peligro o cualquier
situación que pueda causarnos daño o riesgo de sufrirlo. Una vez que nosotros como rescatadores estamos
seguros protegeremos a la víctima de aquello que esté haciéndole daño o que pueda poner en riesgo su
integridad o su vida.
Avisar: el segundo paso a seguir es avisar para que vengan a ayudarnos y darnos la asistencia que
necesita nuestra víctima. La manera de avisar es llamas al 1-1-2, número europeo y gratuito en el cual
pedimos la ayuda que necesitamos, tanto sanitaria, como de policías, bomberos, etc. Cuando avisamos es
importante que demos una serie de datos muy básicos para que así la asistencia o ayuda que necesitamos
sea la que realmente se demanda: es importante decir qué ha pasado, dónde estamos y quién es la víctima.
Socorrer: y como último escalón de esta conducta es socorrer, aquí ya si realizamos primeros auxilios
necesario según la situación que se nos presente.
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Valoración primaria:
En esta valoración primaria, como ya vimos anteriormente, vamos a evaluar los signos vitales de la víctima,
estos signos vitales son la consciencia y la respiración. Tenemos que evaluar primero la consciencia, de
manera que, para ello, intentaremos llamar la atención a la víctima, le preguntaremos que le ha ocurrido y
veremos si contesta o no a nuestras preguntas, si no recibimos ninguna respuesta, lo que haremos será
estimular mediante el dolor (dolor moderado) a la persona, para ver si recibimos alguna respuesta a ello. El
segundo signo vital a valorar, como ya hemos dicho también, es la respiración, realizaremos la maniobra ver,
oír y sentir para valorar si hay o no presencia de respiración en la víctima.
Valoración secundaria:
Una vez realizada la valoración primaria y comprobando que los signos vitales están presentes y que la vida
de la víctima no corre un peligro inminente, realizaremos la valoración secundaria. Aquí valoraremos la
presencia de posibles lesiones que pueda tener la persona accidentada. Esta valoración, como anteriormente
también se explicó, se debe realizar de manera cráneo-caudal, es decir, valorar las posibles lesiones que la
víctima pueda presentar comenzando por la cabeza y bajado hacia las extremidades inferiores. Aquí se
observarán si hay deformaciones, presencia de dolor, heridas, presencia de cuerpo extraño, crepitaciones,
etc.
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Existen dos situaciones en las cuales el flujo de aire puede quedar interrumpido: por la presencia de algún
objeto extraño en la vía aérea o por la aparición de una parada cardiorrespiratoria. Una vez observado y
comprobado que el paciente no respira (ello se valora con la maniobra explicada anteriormente del “ver, oír
y sentir”), realizaremos el método manual que mejor se adapte a la situación en la que se encuentre nuestra
víctima para abrir la vía aérea.
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Esta maniobra se utilizará siempre que la víctima no haya sufrido ningún traumatismo en el cual la parte
cervical se pueda ver afectada. Con el paciente inconsciente en decúbito supino, el rescatador colocará su
mano en la frente de la víctima, con esta mano se realizará la fuerza para poner el cuello en hiperextensión,
a continuación, la otra mano la apoyaremos en el mentón del paciente y realizaremos una leve elevación del
mentón. La unión de estos dos movimientos frente-mentón resultará en la hiperextensión del cuello.
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La RCP se define como el conjunto de maniobras sencillas que tratan de restablecer la respiración y los
movimientos del corazón de una persona en la que, accidental, reciente y repentinamente, deja de realizar
ambas funciones.
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1. Lo primero que debemos hacer es poner a la víctima en decúbito supino sobre una superficie dura.
2. A continuación, buscamos el lugar donde debemos realizar las compresiones cardiacas (zona
intermamilar cruzando con el esternón).
3. Después vamos a poner nuestras manos en posición correcta, de manera que nuestra mano dominante
será la que esté en contacto directo con el paciente, y la no dominante la situaremos encima de la otra.
El masaje cardiaco se realizará siempre con el talón de la mano.
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4. Una vez tenemos encontrado el lugar donde hacer la comprensión y nuestras manos están puestas
correctamente, realizaremos la compresión hacia abajo, sin doblar nuestros codos, cada compresión
debe ser de unos 5 centímetros aproximadamente de profundas. Cuando comprimamos el pecho de
la víctima debemos dejar que se descomprima tras cada compresión. El ritmo para realizar estas
compresiones debe ser de 2 compresiones por segundos, unas 100 compresiones aproximadamente
por minuto. Realizaremos 30 compresiones en cada ciclo.
5. Posteriormente, tras las compresiones, tenemos que realizar las ventilaciones.
6. Para ventilar tendremos que realizar la maniobra frente-mentón o la maniobra de tracción mandibular,
dependiendo cual de ella es la más correcta para nuestra víctima, como ya se explicó en el punto
anterior.
7. Daremos dos insuflaciones, de manera que para que sean correctas tenemos que ver que cuando
insuflamos aire los pulmones de ésta se hinchan y el pecho se eleva. Importante que cuando vayamos
a insuflar aire sellemos totalmente la boca de la víctima con la nuestra, y que tapemos muy bien la
nariz del accidentado para que el aire que introducimos no escape por ellos.
8. Por lo tanto, cada ciclo de RCP está formado por 30 compresiones torácicas más dos insuflaciones.
Pararemos de realizar esta RCP cuando lleguen los servicios de emergencias o cuando nuestra víctima
se reponga de la PCR. IMÁGENES MANIOBRAS DE RCP
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Aunque dispongamos de DESA tenemos que realizar el algoritmo explicado en el punto anterior para las PCR,
el uso de DESA no inhibe la realización manual de RCP.
1. Una vez estamos seguros de que es un PCR iniciamos maniobras de RCP hasta que el DESA esté a
nuestro lado.
2. Cuando ya tengamos el DESA con nosotros tenemos que descubrir el pecho de la víctima y colocarle
los parches adhesivos que encontraremos en el interior del DESA (en los parches viene indicado un
dibujo para saber cómo ponerlos correctamente). Es importante que no dejemos de realizar RCP
mientras hacemos esta maniobra.
3. Una vez colocados los parches adhesivos sigue las instrucciones visuales o sonoras del DESA. Si fuese
necesario aplicar una descarga, el DESA nos informará y nos dirá que pulsemos una luz roja
intermitente para llevarla a cabo. Muy importante, no tocar al paciente durante la descarga eléctrica.
4. Tras aplicar la descarga continúa con las maniobras de RCP.
5. Y ya simplemente tendremos que ir siguiendo las instrucciones que el DESA nos va indicando.
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