Monterrey Origen y Destino 00
Monterrey Origen y Destino 00
Monterrey Origen y Destino 00
ORIGEN Y DESTINO
MONTERREY
ORIGEN Y DESTINO
Municipio de Monterrey
Lic. Adalberto A. Madero Quiroga
Alcalde de Monterrey
©Municipio de Monterrey
Prólogo 9
Introducción 13
Capítulo I
La arqueología 17
Capítulo II
Antecedentes 37
Capítulo III
Chichimecas, ese ambiguo concepto genérico 70
Capítulo IV
Actividades de subsistencia 105
Capítulo V
La talla lítica 143
Capítulo VI
La movilidad de los grupos nómadas 171
Capítulo VII
Las pinturas y los petrograbados de Nuevo León, del arte a las manifestaciones gráfico rupestres 207
Capítulo VIII
Hacia una historia incluyente 223
Blibliografía 248
PRESENTACIÓN
Para actuar en el presente y construir el futuro, es necesario reconstruir nuestro pasado. Una
sociedad dinámica y compleja como la de Monterrey, requiere una revisión constante de su me-
moria histórica, indagar sobre acontecimientos nuevos u olvidados, valorar los procesos sociales
que cimentaron la evolución de la metrópoli, así como desentrañar la diversidad del imaginario
colectivo.
El conocimiento de la historia es parte sustancial en el desarrollo de la persona, ya que la
provee de una conciencia fundamental para interactuar en el ámbito social.
En virtud de lo anterior, y desde el inicio de la presente administración, contamos con
el apoyo de científicos sociales de la localidad como arqueólogos, historiadores, economistas,
sociólogos y politólogos, con el propósito de realizar una investigación colectiva que presente la
evolución histórica de Monterrey, desde los primeros grupos humanos que gravitaron en nuestro
espacio, hasta la sociedad contemporánea inmersa en el proceso de la globalización.
La investigación histórica Monterrey: origen y destino, que tiene el lector en sus manos,
comprende la historia de nuestra ciudad. El contenido de los trabajos está sustentado en su mayo-
ría en fuentes primarias, principalmente del Archivo Histórico de Monterrey, así como de acervos
estatales, nacionales e internacionales, y en una bibliografía actualizada.
Los diferentes temas están interrelacionados a través de ejes conceptuales que se van defi-
niendo conforme la sociedad regiomontana evoluciona, la industria, educación, comercio, comu-
nicaciones, medio ambiente, desarrollo social, migración, tecnología, cultura, entre otros.
Los investigadores aportan testimonios rupestres y evidencias arqueológicas recientes,
agregan nuevos datos etnográficos y plantean una nueva perspectiva histórica sobre el encuentro
de los grupos amerindios y los españoles.
I
Del mismo modo,
se estudia el papel des-
empeñado por el Cabildo
y sus integrantes, al ser
el órgano político desde
donde se tomaron las de-
cisiones más importantes
para fincar el desarrollo de
la ciudad.
Se destaca el pro-
ceso y la circunstancia de
la fundación de la ciudad,
la colonización del valle de
Monterrey, la consolida-
ción de la localidad como
punto estratégico del sep-
tentrión, la etapa colonial, el siglo XIX y se pondera en el contexto contemporáneo.
Se da seguimiento a las etapas en que se fue generando la gran mancha urbana y se acen-
túan los principales íconos del desarrollo, así como las variables que permitieron su despegue
como gran urbe.
De manera sistemática se documentan los grandes movimientos sociales y su incidencia
en la estructura socioeconómica y política de la ciudad y su entorno, como la Independencia, la
guerra contra Estados Unidos, la Intervención francesa, la Revolución, el constitucionalismo, el
cardenismo, entre otros importantes eventos nacionales.
También se estudian temas poco atendidos en la historia de la cotidianeidad: la cultura
popular y los barrios de Monterrey, los movimientos sociales como el estudiantil y la guerrilla
urbana, la reciente migración indígena, la economía informal, el liderazgo ciudadano, la goberna-
bilidad y los procesos electorales, por señalar los más relevantes.
Este importante proyecto historiográfico fue posible gracias al esfuerzo de más de catorce
especialistas de la localidad, profesores e investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo
León, la Universidad de Monterrey, el Colegio de la Frontera Norte y el Instituto Nacional de
Antropología e Historia; a todos ellos nuestro más profundo agradecimiento.
Conocimiento, comprensión, sensibilidad y compromiso con la comunidad son algunos
de los objetivos que esperamos lograr en todos los lectores de esta obra histórica. Ésta es una bri-
llante oportunidad para asomarnos a la ventana de la historia de Monterrey y descubrir su grande-
za, el espíritu de su gente a través del tiempo y los retos de la metrópoli en el nuevo milenio.
II
Monterrey: origen y destino
PRÓLOGO
Esta obra del maestro. Jesús Ramírez abre las puer- ra muy parcial e incompleta, más de diez mil años
tas a un mundo que perduró durante milenios, pero de la prehistoria del noreste.
desapareció casi de inmediato con el contacto eu- Ambas vertientes presentan nuevos datos
ropeo. El inicio de la época histórica marca su fin, que cambian nuestra perspectiva sobre ese pasado
y por eso lo llamamos la prehistoria, olvidando por prehistórico de los amerindios nativos de la región.
completo la trayectoria humana mucho más larga Al principio, como describe Ramírez en su propio
que antecede la fundación de la ciudad. En esta eta- resumen histórico, las fuentes coloniales eran la
pa borramos los nombres de los lugares y paisajes única información disponible. A través de ellas, la
conocidos a los regiomontanos, y entramos en ter- historiografía hereda el desprecio que sentían los
renos nuevos con nombres y rasgos desconocidos españoles hacia los nativos. Sus crónicas narran
que ocupaban el mismo espacio. episodios de conflicto inmediato, de una guerra
Éste es el mundo de los cazadores y recolec- viva que tuvo como resultado final la destrucción
tores amerindios al que introduce Ramírez. Se de- sistemática del mundo amerindio y la introducción
sarrolló en el mismo lugar geográfico que ocupa la de una nueva economía basada en la agricultura y
actual zona metropolitana y su zona de influencia, ganadería europeas. El exterminio de poblaciones
pero hoy en día su modo de vida nos resulta tan aje- enteras a través del trabajo forzado es otra cara de la
no como un viaje a la Luna. Su mundo quedó sepul- conquista de la frontera noreste. Ninguna visión de
tado bajo el desarrollo de la urbe moderna y casi los vencidos sobrevivió este etnocidio, ni siquiera
olvidado en la memoria de los habitantes actuales. la toponimia en sus propias lenguas de los lugares
El rescate de esa memoria más profunda que sobre- que habitaban (con solamente una o dos posibles
pasa la barrera histórica es la tarea que propone este excepciones). Por consiguiente, la historiografía re-
trabajo. A través de la evidencia arqueológica y la gional ha incorporado la visión de los vencedores
búsqueda de los trozos de información que sobrevi- como marco único de referencia, una visión profun-
ven en los documentos coloniales, Ramírez encuen- damente matizada en los prejuicios y limitaciones
tra las huellas de este mundo. Presenta los resulta- de su época. Percibir el mundo amerindio más allá
dos de su búsqueda, tanto en el trabajo de campo de estos prejuicios requiere una lectura crítica de es-
arqueológico como en la investigación documental. tas fuentes con un guía informado capaz de verlas
En ello recuperamos –aunque sea todavía de mane- desde otra perspectiva.
9
Los grupos indígenas en Monterrey
Para corregir las distorsiones heredadas, urbano actual. Es un mundo de pocas personas,
Ramírez complementa la historia con la antropología viviendo en grupos relativamente pequeños, con el
moderna, para llegar a una etnohistoria más com- mínimo de bienes materiales. Así, la carga de bienes
prensiva. Toma en cuenta la presencia nativa dentro no impedía su movilidad en busca de los alimen-
de un marco comparativo y menos prejuicioso. Para tos que proporcionaba la madre naturaleza. Para los
los antropólogos, los amerindios nativos locales no españoles, los indios eran unos holgazanes, y los
eran bestias brutas ni mano de obra, sino portado- pusieron a trabajar en sus minas y haciendas para
res de una cultura propia. Reconocen, en la repug- acabar con su vagancia. Las armas nativas diseñadas
nancia de los españoles hacia su modo de vida, un para la caza de venado no resistieron las embestidas
reflejo típico del etnocentrismo de cualquier cultura de los experimentados cazadores de humanos que
hacia normas y costumbres ajenas, y la desaparición llegaron como avanzada de la civilización, pero para
de estos pueblos más bien como un accidente cir- la antropología moderna, su modo de vida repre-
cunstancial de la historia, y no como un acto de senta una adaptación exitosa. Para ponerlo en tér-
justicia divina. minos más actuales, parece un modelo de desarrollo
La perspectiva antropológica destaca más sustentable, perdurando durante largos milenios,
bien la adaptación muy particular que tenían los aparentemente sin provocar efectos importantes de
grupos locales a un medio ambiente exigente, y las origen antropogénico en el medio ambiente.
semejanzas y dife- Los rasgos nece-
rencias de su modo sarios para la sobre-
de vida comparada vivencia humana
con otras sociedades al natural incluyen
de cazadores y re- los conocimientos
colectores en todo el profundos de la
mundo. Esta tarea naturaleza misma,
requiere una recons- transmitidos a lo
trucción retrospec- largo de muchas
tiva que integra la in- generaciones, y la
formación histórica y ingenuidad huma-
arqueológica en una na de crear artefac-
sola narrativa. Así, tos que respondan
su valor perdura en a las nuevas de-
el registro etnológico mandas y oportu-
como un ejemplo más nidades presenta-
de un modo de vida que predominó durante casi das por una naturaleza cambiante. Al correr el
toda la estancia humana en la tierra, aunque haya tiempo para atrás, una vez que pasamos la marca
desaparecido casi por completo en el mundo actual. entre el tiempo histórico y la prehistoria, obser-
Este mundo anterior no fue ni el paraíso primordial vamos que los cambios culturales derivan de los
de Adán y Eva, ni tampoco el infierno de esclavitud conocimientos adquiridos ante las necesidades de
y exterminio que les cayó encima a los nativos con sobrevivencia. Este proceso transformativo de la
la colonización española, sino un mundo al natu- naturaleza es universal y antecede a todo el desa-
ral, cuyos rasgos principales eran definidos por el rollo posterior de civilizaciones en todas partes del
mismo entorno del paisaje natural y la vida silvestre mundo. Su desaparición total en el mundo actual,
(tanto plantas como animales) que lo habitaba. ya no hay pueblos de cazadores y recolectores ni la
Entramos, pues, en un mundo domina- misma naturaleza que los sostenía, ahora nos obliga
do por la naturaleza, que invierte muchas de las a reconstruir su modo de vida a través del registro
circunstancias que predominan en nuestro mundo arqueológico, por más imperfecto y tenue que sea,
10
Monterrey: origen y destino
complementado por la analogía que proporciona la más precisa de la ocupación humana en la región.
documentación etnográfica mundial y, en este caso, Aquí, la participación directa de Ramírez en el tra-
la etnohistoria. bajo de campo arqueológico le permite sintetizar los
En la región norte de México, después de un pasos que distinguen la investigación arqueológica
largo letargo, la investigación arqueológica ha des- profesional y contrastarla con el coleccionismo ca-
pertado. Nuevos enfoques en la arqueología mexi- sual y el saqueo comercial más sistemático. Explica
cana han propiciado un mayor interés en la región los avances más recientes en el análisis de estos
y sus relaciones con las regiones colindantes a nivel materiales y cómo funcionaban los diversos tipos
continental. Las nuevas excavaciones y registros ar- de artefactos recuperados. Casi todos éstos son
queológicos de los últimos años han dado un marco desconocidos en la vida actual, y la materia prima
más amplio y preciso, tanto de la cultura material de que están hechos, ahora la utilizamos en la forma
como los conocimientos adquiridos. Por un lado, de materiales de construcción. En cambio, un exa-
el acervo de imágenes rupestres atestigua que eran men más detenido revela la destreza que exhibe su
observadores del cielo, que marcaron el ciclo solar manufactura, además de la simplicidad de su diseño
anual de las estaciones por medio de un calendario y la capacidad de replicarlos en poco tiempo con las
de horizonte. Este conocimiento es un paso funda- materias primas a la mano. Todos estos rasgos los
mental en la adaptación a los recursos temporales de ubican exactamente al polo opuesto de los artefactos
la naturaleza. A la vez, marcaron el ciclo lunar para complejos de producción robotizada (y a menudo
los tiempos más cortos, tal vez entre una y otra pa- materiales sintéticos) que predominan hoy en día.
rada en el movimiento migratorio anual del grupo, A través del análisis tecnológico, identificamos una
mientras que la observación del movimiento polar cultura que responde a otros valores y necesidades
de las estrellas les habría servido como una brújula totalmente ajenos a la nuestra.
celeste constante señalando el punto cardinal norte. Al examinar la lítica con más detenimiento,
Los hallazgos rupestres señalan la íntima relación Ramírez distingue algunas transformaciones tec-
que percibían los cazadores-recolectores entre el nológicas importantes en las armas de cacería. Al
paisaje y el cielo, conocimiento que compartían con principio hallamos herramientas relativamente más
otros grupos vecinos, incluyendo las civilizaciones burdas, y la cacería se hace con una lanza que de-
mesoamericanas. pende únicamente de la fuerza del brazo. Después
Por otro lado, las excavaciones arqueológi- pasamos a los lanzadardos (o atlatl) que utilizan
cas han recuperado la cultura material que atestigua el principio de la palanca para aumentar la fuerza
la ingenuidad de los cazadores y recolectores. Es y rango del tiro, incrementando así las presas al
cierto que muchos de los artefactos más importantes alcance del cazador y la probabilidad de éxito. Al
de su vida cotidiana, como la cestería y los objetos final, la secuencia termina con las puntas ligeras del
de madera o hueso, son de materiales perecederos arco y flecha que observaron los españoles en uso
que raras veces sobreviven los procesos naturales entre los nativos locales y que anteceden las armas
destructivos. Su presencia y probable uso se confir- de fuego que ellos trajeron de Europa. Todos estos
ma solamente por medio de la comparación arqueo- pasos marcan cambios tecnológicos que aumen-
lógica con hallazgos en áreas vecinas y, en ciertos taron la efectividad del cazador y su habilidad de
casos, por la representación de los mismos artefac- tomar presas a mayor distancia con mayor proba-
tos en las pinturas y petrograbados rupestres. bilidad de éxito.
En particular, los petrograbados de artefac- La secuencia de artefactos líticos, las repre-
tos líticos concuerdan con los artefactos de piedra sentaciones rupestres y los restos paleobotánicos
que sí sobrevivieron en los mismos sitios. La recupe- recuperados señalan que las condiciones del medio
ración de estos materiales (principalmente puntas ambiente regional y, por ende los recursos de sub-
de proyectil y raspadores) en excavaciones controla- sistencia disponibles a los cazadores-recolectores,
das ha permitido definir una secuencia cronológica registraron cambios importantes a largo plazo. En
11
Los grupos indígenas en Monterrey
vez del viejo concepto de una barrera desértica in- de México), este enlace con el pasado amerindio
franqueable al norte de la llamada frontera mesoa- queda limitado a unas cuantas correspondencias
mericana, los datos arqueológicos más recientes especulativas. Hay algunas relaciones estilísticas
revelan un paisaje con cambios cíclicos que incluye entre los motivos rupestres y el único ejemplo de
etapas de mayor humedad, con el aumento corres- arte indocristiano reconocido en la región hasta la
pondiente de biodiversidad y productividad del fecha, el mosaico descubierto en la fachada de la an-
medio natural. En vez de un medio constante e in- tigua misión colonial de Lampazos durante su res-
variable, encontramos procesos que alteran la ex- tauración, que aunque aceptamos la identificación
tensión territorial de todos los nichos ecológicos. La coahuilteca de sus autores, no deja de ser un caso
paleoecología del paisaje norestense nos permite ver excepcional. Más bien, al cortar este enlace entre
los vestigios humanos como un componente dentro historia y prehistoria, no podemos confirmar la iden-
de una gama de procesos naturales operando a más tidad étnica de la población amerindia del noreste,
largo plazo, un trasfondo cada vez más valioso ante ni debemos proyectar la presencia continua de los
los cambios recientes producidos por las actividades mismos pueblos anclados en el mismo lugar hasta
humanas. épocas muy remotas, circunstancia que no concuer-
Este enfoque ambiental plantea un cambio da con las necesidades de la vida nómada y los cam-
paradigmático en la arqueología mexicana. Para una bios ambientales ahora reconocidos. Más allá de
generación anterior, la arqueología se dedicaba a la esta identificación de la prehistoria étnica, se ocul-
búsqueda de las raíces indígenas del pueblo mexi- ta otra prehistoria enfocada en la transformación del
cano actual. Dentro de este panorama, el noreste mismo medio ambiente, un proceso que continúa y
parecía una tierra de nadie, un vacío cubierto por se acelera con cada generación humana. Ahora falta
rubros genéricos inventados y proyectados sobre la vieja curiosidad anticuaria ante la clara necesidad
los mapas continentales y nacionales, algunos de de una orientación hacia los procesos naturales que
ellos aquí ilustrados. El análisis documental per- operan a largo plazo, los cuales solamente la arqueo-
mite a Ramírez identificar otro panorama atrás de logía prehistórica puede documentar.
este juego de etiquetas, descubriendo algunas fa- Este trabajo marca una pauta en la recons-
llas específicas en los modelos anteriores. Traza un trucción de la prehistoria regional. Resume la in-
proceso lingüístico de cómo las mismas etiquetas se formación que contesta quiénes eran los primeros
transforman con el paso del tiempo por el contacto habitantes, y abre las puertas que conducen hacia
histórico con los indígenas aliados que acompañan caminos nuevos de investigación. Se aprecian cam-
a los españoles. Atrás de esta confusión halla un pos a más distancia que falta explorar. Atrás de todas
mundo oculto y étnicamente mucho más complejo, las diferencias culturales hay una semejanza dictada
con numerosas lenguas y pueblos distintos en cada por la naturaleza en el modo de vida que compartían
parte. los amerindios nativos. El enfoque en su adaptación
Debido al traslado forzado e inmediato de en vez de su abolengo tiende a acentuar el valor ar-
los pueblos encontrados en su camino, la congruen- queológico de la región norestense dentro del con-
cia entre los pueblos históricos y los sitios arqueo- texto prehistórico, por la misma razón que preserva
lógicos específicos ya detectados sigue siendo una una continuidad tanto cronológica como cultural,
de las grandes incógnitas de la prehistoria regional. que se remonta a los inicios de la ocupación hu-
Aunque compartían la misma adaptación tecnocul- mana.
tural al medio, la diversidad lingüística de los pue-
blos amerindios atestigua que eran grupos muy dis-
tintos entre sí. Debido a la brusca transformación Dr. William Breen Murray
precipitada por la llegada de los españoles (una Noviembre de 2008
situación muy diferente a la de muchas otras partes
12
Monterrey: origen y destino
INTRODUCCIÓN
13
Los grupos indígenas en Monterrey
postura crítica y reflexiva, podemos preguntarnos: excelente conocimiento del medio ambiente que les
¿acaso los indígenas que habitaron lo que ahora es rodeaba.
Nuevo León y el noreste de México vivieron en El periodo temporal que abarca esta investi-
esas condiciones? ¿Era acaso el caos social su modo gación se extiende hasta la llegada de los españoles,
de vida? ¿Puede una sociedad vivir de esa forma? pues consideramos que la información que existe
Los grupos indígenas del noreste no sólo acerca de los indígenas nativos durante la época co-
han desaparecido o han sido relegados a un papel lonial, a pesar de ser poca y poseer una fuerte carga
menor, sino que cuando se les llegaba a mencionar ideológica, nos resulta de gran utilidad, una vez que
fue para tildarlos de agresivos, irracionales y sal- se le realiza un estudio crítico y se analizan los datos
vajes. Por lo tanto, en el presente trabajo se busca de acuerdo a su contexto. En otras palabras, aunque
dejar atrás dichos prejuicios. En la sociedad del no- la investigación toma en cuenta el momento prehis-
reste todavía prevalece la idea de que estos grupos pánico a través del registro arqueológico, también
pasaban muchas horas al día buscando alimento y, se usarán fuentes documentales escritas a partir del
por lo mismo, terminaban agotados al final del día, momento de la Conquista, durante la colonización, y
sin ánimos de inventar o crear cultura. Incluso, aun hasta principios del siglo XIX, cuando casi desapare-
entre estudiosos del tema, existe con frecuencia cen todos los grupos étnicos originarios del noreste.
la visión sombría de los cazadores-recolectores al De igual modo ocurre con el espacio
borde de la muerte, a quienes se les considera como geográfico, ya que no existe evidencia arqueológica
unos seres desdichados que siempre estaban bus- de algún sitio de Monterrey, y, en consecuencia, es
cando la subsistencia. La arqueología y la etnografía necesario ampliar nuestro campo de estudio a todo
han mostrado que se trata de una idea por demás el noreste de México. Se usará información arqueo-
errónea, pues es falso que los cazadores-recolecto- lógica y documental que incluya a los estados de
res mantuvieran ese vertiginoso y poco afortunado Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas. Esto
ritmo de vida. porque existen grandes semejanzas entre los diver-
De igual modo, hay que señalar que ya sos grupos de cazadores-recolectores y en ocasiones
no es válido afirmar que aquí no hubo indígenas. pescadores que habitaron en estos territorios.
También hay que dejar de creer que los cazadores- Es conveniente subrayar el hecho de que no
recolectores de Nuevo León se mantenían al borde sólo es necesario echar mano de la historia y la ar-
de la inanición, caminando y vagando sin sentido queología, sino que debemos acercarnos a diversas
en un panorama desolador, en un caos social y sin disciplinas. Es por esto que nos valdremos tanto de
reglas de comportamiento, dispuestos siempre a los datos etnohistóricos como de la analogía etnográ-
combatir y atacar fica y la evidencia
sin piedad a quien arqueológica, con el
apareciera enfrente fin de obtener infor-
de ellos. Esto sim- mación que sustente
plemente no fue nuestra propuesta.
así. A través de los Se tomarán datos
siguientes capítulos de las obras de los
iremos tratando de cronistas españoles
argumentar, con la que escribieron sobre
teoría antropológi- estos grupos y esta
ca y la evidencia ar- región; así como de
queológica, que en diversos documentos
realidad se trataba que se encuentran
de grupos bien or- en los archivos de
ganizados y con un Fogones (vestigios arqueológicos). la localidad y que,
14
Monterrey: origen y destino
de manera explícita o implícita, hacen referencia mación de los grupos humanos, ya que coincidimos
al tema. En cuanto a la evidencia arqueológica, se que dichos grupos, que vivían en gran parte de lo
analizarán distintos artefactos y diversos sitios ar- que ahora es Coahuila y Nuevo León, compartían
queológicos del noreste del país. La información muchos aspectos. Además, dicha similitud no sólo
que se obtenga de ciencias como la ecología, la bio- es geográfica, sino también de índole temporal. Pues
logía y la geografía, será de gran importancia por estos grupos comparten un modo de vida similar
la temática y el conocimiento que aportan sobre desde hace 9 mil años hasta principios del siglo XIX.
el medio ambiente (flora y fauna principalmente). No debe malinterpretarse esta aseveración,
La información arqueológica e histórica pues por supuesto que debieron existir grandes
pertinente va más allá de las actuales fronteras cambios culturales. Sin embargo, a nuestro juicio,
de Nuevo León, pues, obviamente hace cientos son más de forma que de fondo, porque la subsis-
o miles de años, éstas no existían. Y es que exis- tencia y los artefactos no tuvieron grandes cambios,5
ten grandes semejanzas entre los diversos gru- con la excepción, claro está, de la aparición del
Chiquihuitillos.
pos de cazadores-recolectores que habitaron el arco y la flecha, que es algo que podría consi-
norte-centro, noreste de México y sur de Texas. derarse un cambio tecnológico de trascendencia.
En cuestión ecológica sabemos que hubo Por otra parte, es válido tomar en cuenta
graves cambios en el medio ambiente que repercu- los datos escritos, los cuales, aunque se conozcan
tieron no sólo en la flora y la fauna, sino en la confor- las limitantes y desaciertos, también son de utilidad.
15
Los grupos indígenas en Monterrey
16
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO I
LA ARQUEOLOGÍA
Hace algún tiempo, en el autobús, un señor de edad me logo, pero, en realidad, no lo conciben desempe-
preguntó qué hacía. Yo le dije que era arqueólogo. Él ñándose en el noreste de México, concretamente en
replicó: ‘Eso debe ser maravilloso, porque lo único que Nuevo León.
se necesita para tener éxito es suerte’. Tuve que con- Se cree que solamente hay evidencia ar-
vencerle que su punto de vista no era el mío. Él tenía la queológica en el centro o sur de nuestro país, pero
idea de que el arqueólogo desentierra el pasado, que el es necesario aclarar que antes de la llegada de los
arqueólogo con éxito es el que descubre algo que no se
había visto antes, que todos los arqueólogos emplean
sus vidas yendo de un lado a otro con el fin de realizar
descubrimientos espectaculares. Es ésta una concep-
ción de nuestra ciencia quizás apropiada para el siglo
XIX, pero no hoy en día, al menos en los términos en
los que yo la concibo.
Lewis R. Binford
17
Los grupos indígenas en Monterrey
españoles, en Nuevo León también hubo grupos válidas las comparaciones, pues todos tienen la
humanos que vivieron desde hace varios miles de misma importancia científica y están protegidos por
años, y, por lo tanto, dejaron rastros de sus queha- la misma ley.
ceres cotidianos. En la historia de la arqueología se han hecho
En mucha de la obra historiográfica regional innumerables hallazgos de artefactos; sin embargo,
se ha reflejado un menosprecio o confusión acerca es necesario precisar que casi siempre se trata de es-
del papel de la arqueología practicada en el noreste, pacios de carácter político y religioso de la élite, o
ya que suele estar bajo la sombra de las grandes de contextos mortuorios, los cuales poseen un gran
pirámides.3 valor simbólico pero que difícilmente reflejarán el
Por ello, debemos enfatizar que la impor- carácter de la sociedad en su conjunto.4 Cuando
tancia del patrimonio arqueológico no radica en se quita el velo sensacionalista que los medios de
sus características formales: sus dimensiones, su comunicación muestran de esta ciencia, se cuenta
color, peso, textura y material. De este modo, una con hallazgos muy poco deslumbrantes,5 pero de
cabeza colosal de varias toneladas y una pequeña igual o mayor valor científico, por el potencial de
punta de flecha de apenas unos gramos son el pro- información que aportan. Se trata entonces de si-
ducto de diferentes actividades humanas y distintos tios sencillos, pero que permiten reconstruir la vida
procesos sociales. Por lo que cada artefacto o sitio cotidiana de las sociedades pretéritas por medio del
arqueológico refleja aspectos específicos sobre la estudio y el análisis de los artefactos que les per-
vida cotidiana, organización social y económica, la mitían elaborar sus viviendas, vestimentas, así como
cosmovisión, la adaptación y los cambios ambien- todo lo relacionado con las actividades de subsis-
tales en los que estaban inmersos los individuos que tencia y las creencias sobrenaturales.
los manufacturaron. En otras palabras, no resultan Pero, ¿qué es la arqueología? Existen mu-
chas explicaciones acerca de lo que es la arqueo-
logía y podrían surgir muchas páginas debatiendo
acerca de dicha pregunta. En México, la arqueo-
logía está más cerca de la antropología que de la
historia; mientras que en países de Europa está más
relacionada con la historia del arte. Por lo tanto,
de acuerdo al arqueólogo, a la época y tendencia
teórica, la respuesta a dicha pregunta sería un tanto
distinta.
Aunque se puedan encontrar variantes en
cuanto al medio en que se desenvuelve esta ma-
Desde el punto de vista arqueológico, una cabeza colosal de varias toneladas de peso, manufacturada por grupos sedentarios y agrícolas, y una
pequeña punta de proyectil de sólo unos cuantos gramos, hecha por grupos nómadas de cazadores, son consideradas de igual manera, es decir,
ambas son evidencias materiales que reflejan actividades del hombre.
18
Monterrey: origen y destino
teria, lo cierto es que muchos coinciden en que la nuestro continente porque no está documentada la
arqueología es el estudio del pasado a través de la aparición del hombre en una fecha anterior.
cultura material. Pero, ¿qué tanto tiempo atrás en La otra forma de conocer la antigüedad de
el pasado? un artefacto es la cronología relativa que, como su
Hay quienes aseguran que no necesaria- nombre lo indica, no es precisa, sino que puede
mente tiene que ser el pasado y, simplemente con- variar. No existe una certeza porque no puede ser
sideran la arqueología como el estudio de las rela- verificada en el laboratorio, sino que sólo es posible
ciones entre conducta humana y cultura material.6 inferirla. En estos casos, el arqueólogo puede atribuir
Incluso un arqueólogo puede hacer investigaciones, la temporalidad a distintos factores, como cuando se
por ejemplo, con los desechos de nuestra sociedad analiza la asociación de artefactos y elementos ya lo-
contemporánea. Es decir, a partir de utensilios, calizados al contexto en donde se encontró.
construcciones y todos los objetos manufacturados Una forma de cronología relativa es el prin-
y usados por el ser humano, asociándolos entre sí cipio de superposición, lo que quiere decir que, tras
y con las áreas donde realizaba dichas actividades. una excavación, se pueden percibir distintos estra-
Con base en esto, el arqueólogo debe responder dis- tos o capas de suelos con distinta textura y color. En
tintas preguntas, como: ¿hace cuánto tiempo ocu- condiciones normales, una capa es más reciente que
rrieron los hechos? ¿Quién hizo dichos objetos? aquélla que cubre, lo que hace suponer que los arte-
¿De dónde vinieron? factos encontrados a mayor profundidad serán más
Para responder cuestiones de tiempo, el antiguos que los que estén cerca de la superficie. Lo
arqueólogo tiene dos grandes formas de atribuir la interesante en este caso es que, al excavar dos sitios
antigüedad. Una de ellas es la cronología absoluta y distintos en una misma región, es factible encontrar
la otra la cronología relativa. La llamada cronología semejanzas entre ambos, pues su formación puede
absoluta es una forma de otorgar la antigüedad a un compartir acontecimientos naturales o eventos cul-
artefacto con base en criterios exactos, que se pue- turales que forman características en las capas, lo que
den medir y contrastar de manera empírica. Esto se permite homologar los hallazgos. En otras palabras,
hace a través de estudios físicos y químicos en un si en el sitio A se realizaron pruebas de carbono 14
laboratorio.7 Sin embargo, no todos los materiales se y, por consiguiente, se conoce bien la antigüedad de
pueden fechar del mismo modo, depende si se trata cierta capa estatigráfica, se asume que los artefactos
de material orgánico o inorgánico, y, concretamente, asociados a esta capa tienen la misma antigüedad.
si es piedra, cerámica, madera u otro material. En caso de que en el sitio B se encuentren artefactos
Sin duda, una de las más conocidas es la similares, se podrá otorgar la misma antigüedad que
técnica de radiocarbono o carbono 14, la más uti- en el sitio A, aun sin hacer análisis de carbono.
lizada en Nuevo León y el noreste de México. Para Lo anterior no es tan sencillo, porque la sim-
aplicar dicha técnica es necesario que el material a ple presencia de un artefacto antiguo no convierte
fechar sea de origen orgánico y posea el elemento a todo el sitio en contemporáneo a dicho objeto.
químico mencionado (se pueden fechar huesos, Existe la posibilidad de que ese artefacto haya sido
madera, otros restos vegetales o animales), princi- encontrado por el grupo en un lugar, y luego trans-
palmente aquéllos en forma de carbón o ceniza.8 portado e incluso usado en otro. En otras palabras, y
Hay que mencionar que esta técnica tiene límites para entenderlo mejor, imaginemos este contexto en
para su uso, se debe evitar la contaminación de los nuestras propias casas del siglo XXI, en las cuales
materiales ya que, al entrar en contacto con otras podemos poseer un plato, reloj u otro artefacto anti-
materias orgánicas como la mano e incluso el humo guo que haya pertenecido a la familia por varias ge-
de cigarro, podrían alterarse los resultados. Asimis- neraciones, pero ello no significa que nuestra casa
mo, la cantidad de carbón radioactivo total va dis- y nosotros mismos estemos viviendo a principios
minuyendo, de ahí que no se pueda usar en muchos del XX. Esto provoca que la antigüedad no pueda
sitios del viejo mundo; aunque sí es suficiente para precisarse con exactitud, por lo que a veces los ar-
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Los grupos indígenas en Monterrey
queólogos escriben Circa 2,000 años a.C., lo que El caso anterior es para señalar que los ti-
significa que la antigüedad está alrededor de 2,000 pos los proponen los arqueólogos para evitar confu-
años antes de Cristo9 y, por consecuencia, sería al- siones y así hablar en los mismos términos, aunque,
rededor de 4,000 años a. P. que quiere decir, antes desde luego, muchas veces son temas de controver-
del Presente. sia, ya que se le dan nombres distintos a lo que apa-
En lo que respecta a la catalogación que se rentemente es un mismo tipo.
hace de los objetos, una forma de ordenarlos es a Lo que un arqueólogo llama o considera
través de lo que se conoce como tipología. Mientras tipo, otro lo puede denominar de otra forma, pero
en Mesoamérica predomina la tipología de mate- esto casi siempre se trata de evitar, pues se pretende
riales cerámicos, en el norte de México, concreta- llegar a un consenso en la comunidad de arqueólo-
mente en el noreste y Nuevo León, esta tipología se gos que estudian determinada región.
realiza con base en los artefactos líticos, de piedra. Otro cuestionamiento o crítica que se pue-
Para entender esto hace falta un profundo análisis de hacer a la elaboración de tipologías por parte de
crítico, que por ahora no tendría sentido, pero a los arqueólogos es que, en ocasiones, olvidan que
grandes rasgos podemos señalar que deben existir la catalogación de los artefactos y creación de ti-
distintos atributos que muchos instrumentos com- pologías no debe ser la finalidad o meta, sino que
parten entre sí. Para formar un tipo se requiere en- es sólo una valiosa herramienta; la catalogación
contrar distintos artefactos en varios lugares, pues y tipología deben ser sólo los medios para llegar a
no se pueden inventar con ejemplares únicos. conocer el pasado. Además, como señala Leticia
Muchas veces, los tipos sirven para ubicar González, desgraciadamente muchos arqueólogos
la posible procedencia o antigüedad del artefacto dedican demasiado tiempo en buscar y crear listas
en cuestión. De este modo, para tener un orden, se de tipos, que no profundizan en el conocimiento de
nombran de acuerdo al lugar donde fueron encon- los creadores, sino que se quedan en el objeto y su
trados por primera vez. Por ejemplo, en 1926, cerca distribución geográfica.11 Aunque es significativo
de Folsom, Nuevo México, fue descubierto un tipo determinar cómo eran los artefactos, de qué mate-
de puntas, a las cuales asignaron precisamente el riales estaban hechos o cuándo y dónde fueron usa-
nombre de Folsom.10 Esto no significa necesaria- dos, lo importante es tratar de dilucidar los procesos
mente que ése sea el lugar donde se empezó con su
manufactura, sino que se debe solamente a conven-
cionalismos de los arqueólogos, quienes posterior-
mente han llamado puntas Folsom a muchas puntas
encontradas en distintos lugares de Norteamérica y
México, pero que mantienen semejanzas con aqué-
llas de 1926.
Cuando en arqueología se hace referencia a un tipo, significa que se trata de artefactos (líticos, cerámicos o de otro material) que comparten ciertas
características.
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Monterrey: origen y destino
económicos y sociales que originaron la creación y Entonces surgió lo que se llama analogía et-
uso de los mismos. nográfica y la etnoarqueología, que son estrategias
Por otra parte, en relación a la metodología de utilidad para el investigador. Hay arqueólogos
usada por la arqueología, existe una fuerte coinci- que afirman que se puede “estudiar la cultura mate-
dencia con la antropología. En el caso de México, la rial del presente para entender el pasado”.12 Por lo
arqueología es considerada como una rama de la an- que es válido utilizar la etnoarqueología para inferir
tropología o la etnología. La etnología es, de algún actividades domésticas o de manufactura, y para
modo, lo mismo que la antropología. Su diferencia evaluar áreas de actividad e indicadores arqueo-
muchas veces es más de nombre que el objeto de lógicos.13 Y es que la ventaja principal de la etno-
estudio. Lo importante aquí es que el concepto de arqueología o de los estudios etnográficos es que el
etno viene de etnia, que a su vez surgió del griego comportamiento se observa, no se infiere, de ahí
ethnos, que significa pueblo. Por lo tanto, un an- que haya menos probabilidades de que se multipli-
tropólogo o etnólogo puede ir a una comunidad, en- quen las especulaciones.14 Por ejemplo, en el caso
trar en contacto con gente viva y así iniciar el estudio concreto de nuestro país, se ha utilizado con cierto
de su modo de vida, sus costumbres, sus creencias éxito la analogía etnográfica y la etnoarqueología en
religiosas y su organización social y política. Mesoamérica.15 Donde diversos investigadores, en
En sus inicios, la antropología, concreta- la actualidad, han hecho inferencias para interpretar
mente en el auge del enfoque evolucionista de fi- no sólo aspectos relacionados con la vida cotidiana,
nales del siglo XIX, solía hacer comparaciones en- también con creencias religiosas.
tre los hombres de la antigüedad y algunos grupos Todos sabemos que la materia prima, forma
contemporáneos que conservaban un modo de vida y función de un metate, es prácticamente la misma
simple, es decir, que poseían una cultura material desde hace mucho tiempo. Pues, aunque ha sufrido
poco numerosa y basaban su economía en la caza, cambios, existe una continuidad cultural, así como
pesca y recolección. Pues se consideraba a ciertas elementos que han variado poco. En otras palabras,
sociedades como fósiles vivientes o sobrevivencias, desde hace milenios, las comunidades indígenas o
ya que se pensaba que estaban en el mismo esta- rurales han molido el maíz para extraer la harina, por
dio evolutivo. Esto era un error que fue justamente lo que se ha hecho y se sigue haciendo casi de la
criticado, pues no se trata de grupos que quedaron misma forma.
congelados en el tiempo, desde luego, son dife- Entonces, ante el hallazgo de un metate en
rentes. un contexto arqueológico, se puede hacer la deduc-
Sin embargo, ello no quiere decir que no ción de que se trata de un artefacto para moler, y
se puedan hacer ciertas analogías entre grupos que que probablemente era utilizado por las mujeres.
vivieron en distintas épocas y diferentes espacios También sabemos que cierta cerámica ha sido
geográficos; esto sí puede ser de utilidad, pues los manufacturada prácticamente sin cambios durante
antropólogos y los arqueólogos se percataron que varios siglos, y que en muchas comunidades indíge-
distintos grupos humanos pueden responder de nas o campesinas las prácticas y técnicas de cultivo
manera semejante a problemas similares, y así ha se han conservado.16 Sería muy extenso continuar
sido durante mucho tiempo. Es decir, para cruzar con más ejemplos donde arqueólogos, antropólogos
un río y navegar es necesario algún tipo de trasporte, o historiadores apelen a una continuidad cultural en
por lo que se crearon las balsas. Para hacer fuego, Mesoamérica para explicar la cultura material y el
es posible hacerlo a través de la fricción rotatoria de comportamiento social, religioso o económico de
dos palos, y esto ha ocurrido en distintas culturas y los indígenas prehispánicos o viceversa, por lo que
épocas. Esto no significa que haya existido contacto sólo mencionamos algunos casos.
alguno entre dichos grupos, sino que solamente re- Se observa que en todos los ejemplos ante-
fleja una conducta similar para resolver o satisfacer riores se ha utilizado la etnoarqueología, se destaca
una necesidad. que son regiones donde en la actualidad existen gru-
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Los grupos indígenas en Monterrey
pos indígenas. Por lo tanto, es inevitable que surja diferencia más entre ambas ciencias, ya que, por un
una pregunta: ¿es posible hacer etnoarqueología en lado, el historiador comparte los patrones culturales
el noreste de México? Creemos que la respuesta no del grupo que estudia. Por ejemplo, en el caso del
debe ser una sola y concluyente para todo tipo de de- investigador que se dedica al noreste de México,
ducciones; por un lado, coincidimos con González sabe que el gobernador del Nuevo Reino de León,
cuando señala que en el norte-centro y noreste de Martín de Zavala, y la gente contemporánea a él,
México se carece en gran medida de antecedentes a final de cuentas hablaban castellano, eran católi-
etnográficos para poder interpretar los petroglifos o cos, comían maíz, trigo, carne de res y cabra, bebían
pinturas y que, en la actualidad, nuestra sociedad vino de uva, usaban platos de barro y recipientes de
contemporánea posee una organización social to- vidrio; poseían una cultura que en mayor o menor
talmente diferente a la que los manufacturó.17 Y es medida le es familiar. Por lo tanto, habituado a este
que en esta región, como se sabe, no existieron gru- tipo de historiografía, se enfrenta a limitaciones
pos indígenas nativos, y pretender hacer estas in- teóricas y metodológicas cuando aborda una cultura
ferencias resulta complicado y arriesgado, pues sin ajena a la suya, en este caso, la indígena.
el rigor metodológico y teórico necesario se puede En cambio, el arqueólogo, si bien está in-
tomar la posición romántica y folclorista de las so- merso de manera cotidiana en la misma cultura que
brevivencias o pervivencias chichimecas.18 el historiador, posee la ventaja de una formación
Sin embargo, pese a lo desalentador que académica distinta, lo que le permite investigar
puede parecer el intentar hacer etnoarqueología en desde la diversidad cultural con más armas teóricas
el noreste, creemos que, sin pretender extrapolar ac- y metodológicas. Además, aunque no es especialis-
ciones o fenómenos en el tiempo y el espacio, en ta, puede acercase a los documentos escritos, pues,
algunos casos es factible argumentar nuestra ex- en realidad, no es algo que desconoce, ya que la
plicación de esta manera, siempre y
cuando se haga con la debida cautela
para inferir procesos humanos del
pasado. Por supuesto, para hacerlo
es necesario estar conscientes de las
limitaciones y conocer las circunstan-
cias históricas que han actuado en su
desarrollo.
La arqueología ha echado
mano de otras ciencias y disciplinas,
a través de los avances tecnológicos
o el simple uso de herramientas que
fueron creadas para otros fines. Sin
embargo, además de la antropología,
la cual ha permitido hacer la analogía
etnográfica, existe una disciplina que
comparte con la arqueología la inter-
pretación y explicación del pasado,
pero lo hace a partir de la evidencia
escrita. Se trata de la historia, la cual Si bien es cierto que la arqueología es el estudio del pasado del hombre
aborda el pasado a través de los documentos. a través de su cultura material, desde sus inicios, por ejemplo en la
Ambas se acercan al pasado, pero no lo arqueología clásica de Grecia o Roma, se han utilizado –cuando las
hay– fuentes escritas. En el caso de Nuevo León, los documentos son
hacen de la misma manera, pues se usan diferentes de gran importancia para conocer algunos aspectos de los indígenas de
tipos de fuentes de información. Incluso, existe una tiempos históricos.
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Monterrey: origen y destino
arqueología desde sus inicios ha tomado la infor- conocer distintas metodologías usadas por cientí-
mación escrita con la intención de contrastar los ficos de otras especialidades, el arqueó logo puede
diferentes tipos de evidencia, lo que le ha permitido integrar toda la información tomada de diversas
corroborar, refutar, complementar o enriquecer la fuentes, para armar una mejor y más completa ex-
explicación del pasado. plicación del pasado.
El investigador que está interesado en el
pasado no debe encerrarse en la élite académica y En arqueología no todo es campo ni
querer explicar todo desde una sola especialidad excavación
científica, porque, de acuerdo al tipo de investi-
gación, se debe buscar una colaboración con otros A continuación, nos limitaremos a revisar de manera
profesionales. Así, arqueólogos, geólogos, biólo- general el quehacer del arqueólogo, esperando con
gos, historiadores y muchos otros investigadores y ello un mejor entendimiento acerca de su trabajo.
profesionistas pueden llegar a construir una visión La concepción del arqueólogo investigando
más completa si comparten la información. De igual en lugares inhóspitos y peligrosos como selvas, de-
modo, los arqueólogos también suelen ser auxilia- siertos y cuevas, si bien no es fantástica o errónea,
dos por dibujantes o fotógrafos profesionales. Y es sí es sumamente parcial y engañosa. Es verdad que
que, al revisar constantemente las nuevas teorías y muchas veces el arqueólogo se enfrenta al peligro
pero esto sólo es una parte mínima de su trabajo.
En el caso de Nuevo León, en ocasiones hay que
cruzar ríos a pie o en lancha, subir montañas por
veredas estrechas y resbalosas, entrar a cuevas oscu-
ras y peligrosas. Los vehículos pueden tener averías
y problemas lejos de la presencia de los servicios de
alguna ciudad. También, durante los recorridos en
muchas partes de Nuevo León, hay que estar cau-
telosos ante la aparición de serpientes de cascabel
u otros animales y caminar con precaución entre la
vegetación xerófita y sus múltiples espinas. Aunado
a esto, hay que recordar las extremas temperaturas
que en verano e invierno caracterizan a la región.
Antes de salir al campo, el arqueólogo debe
realizar un arduo trabajo frente a su escritorio, mismo
que suele llamarse trabajo de gabinete, en contrapo-
sición al trabajo de campo. Sólo así podrá iniciar con
los trabajos de exploración. Además, después de su
temporada de campo, pasará mucho tiempo más en
la oficina. En efecto, lejos de la imagen popular, los
arqueólogos deben pasar más tiempo en los labora-
torios y en la oficina que en el campo.19
Antes de proseguir, es necesario subrayar
que la arqueología en nuestro país es manejada
Aunque generalmente el arqueólogo en México se aboca a las cultu- a nivel nacional por el Instituto Nacional de An-
ras indígenas que habitaron antes de la llegada de los españoles, en tropología e Historia, con base en la ley federal
realidad, puede abordar cualquier época. Por ejemplo, en el caso de
vigente, por lo que, en caso de pretender llevar a
Monterrey, se han hecho hallazgos en el centro de la ciudad de restos
humanos y balas de mosquete relacionados directamente con las bata- cabo una exploración, excavación o remoción de
llas contra los norteamericanos en 1846. materiales, es imperativo que el investigador a cargo
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Los grupos indígenas en Monterrey
del proyecto sea un arqueólogo titulado, nacional o cueva para en el futuro realizar excavaciones, enton-
extranjero. ces buscará por las sierras y cañadas propicias para
Para llevar a cabo cualquier actividad arriba encontrar dichas localidades. Y lo mismo sucede si
mencionada, el arqueólogo debe presentar a las au- su interés son los grabados o pinturas rupestres. Si
toridades del Consejo de Arqueología del INAH un su interés son campamentos a cielo abierto, deberá
proyecto de investigación donde analice los estudios recorrer las planicies y áreas llanas.
arqueológicos que se han llevado a cabo con ante- Aunque la parte más importante de un reco-
rioridad, y revise minuciosamente los hallazgos que rrido de prospección arqueológica es precisamente
se han hecho. También debe hacer un estudio car- la planeación, ello no quiere decir que no surjan
tográfico, donde revise todo tipo de planos y mapas imponderables que modifiquen los planes du-
que existan del área. De igual manera debe conocer rante el transcurso. Además, para complementar
lo más que se pueda sobre el entorno natural, la flora la información de los recorridos, muchas veces se
y fauna locales, así como los cambios que han exis- consulta a lugareños que habitan la región, pues
tido en el medio ambiente a través del tiempo. Asi- ellos conocen muy bien el terreno y suelen poseer
mismo, examinará todo lo relacionado con los datos valiosa información sobre la existencia de lugares
topográficos, geológicos e hidrológicos, basado en con materiales o elementos arqueológicos. Resulta
la información cartográfica del INEGI, los estudios útil que el arqueólogo platique con ellos al respecto,
de las universidades locales u otras instituciones aunque, al mismo tiempo, debe indicarles que en
nacionales o extranjeras que hayan intervenido en caso de encontrar evidencia arqueológica no deben
la región. También son útiles los análisis de foto moverla o dañarla.
aérea y satelital para reconocer zonas potenciales, Una vez que el arqueólogo encuentra un
de acuerdo a las topoformas del área, los ríos y arro- sitio, debe hacer una catalogación. El sistema de
yos. registro de sitios y materiales arqueológicos puede
Una vez que se hace lo anterior, se puede variar de acuerdo al arqueólogo y a los intereses y
planear propiamente la salida al campo y hacer enfoques del proyecto, pues cada investigador tiene
recorridos sistemáticos caminando en el área. De sus criterios.
acuerdo a la topografía y a los objetivos planteados Sin embargo, esto no quiere decir que cada
en la investigación, se recorren áreas con una longi- persona hace lo que quiera, sino que, en el fondo,
tud que puede variar. Si lo que desea el arqueólogo debe existir un orden.
es registrar todo tipo de sitios Como ya se mencionó,
arqueológicos, podrá recorrer En realidad, el trabajo de campo de los arqueólogos para recolectar el material, y,
indistintamente cerros, cañadas, suele ser mucho menor que el tiempo que pasan
haciendo trabajo conocido como de gabinete, es
sobre todo, antes de excavar,
planicies y áreas marginales a los decir, en la oficina o el laboratorio analizando y es necesario hacer un levan-
ríos. Pero si desea encontrar una procesando la información. tamiento topográfico de los
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Los grupos indígenas en Monterrey
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Monterrey: origen y destino
epígrafe con el que iniciamos este apartado: no son un sitio arqueológico, menos información se podrá
las cosas u objetos lo que le interesa al arqueólogo, obtener de él.
sino sus creadores. Es decir, mientras al aficionado Por supuesto, no siempre fue así, al inicio
o el coleccionista le interesa el objeto per se, el ar- de la arqueología existía una serie de prioridades
queólogo, en cambio, busca un objeto testimonio; respecto a la importancia y el valor de los hallazgos,
el aficionado sólo obtiene piedras antiguas llenas de pues se preferían los objetos bellos y completos. Sin
tierra y, a lo sumo, huesos viejos, pero el arqueólogo embargo, conforme la arqueología se fue convirtien-
obtiene datos, información; y no sólo aquélla que do en ciencia en busca del conocimiento, esto ha ido
puede obtener del objeto, sino del contexto que le cambiando, pues lo que al inicio sólo eran polvo o
rodea. Por ello requiere hacer un registro minucio- cenizas, ahora se ha convertido en una valiosa fuen-
so y tomar todos los datos que sean posibles, por te de información que permite conocer los alimen-
lo que lo ideal es que el objeto se localice in situ, tos que se consumían o la vegetación que existía.
es decir, en su sitio. Se requiere que no haya sido En la actualidad, muchos datos que recoge el ar-
removido, contrario a lo que queólogo son invisibles,
hacen los coleccionistas. Y es pues se obtendrán nece-
que, para el arqueólogo, un sitio sariamente tras los análi-
alterado es como la escena de un sis de laboratorio.23 Es
crimen donde todas las huellas decir, es la información
y evidencias han sido removidas intrínseca contenida, que
o limpiadas antes que arribara el no es sino la que reside
criminólogo.21 en el suelo mismo, en el
En otras palabras, hay entorno y en los residuos
que entender que la importancia orgánicos.24
no radica en el objeto en sí, sino Pero, ¿por qué
en el contexto. Es la asociación el arqueólogo tiene que
de los mismos objetos en su en- descender lentamente?
torno lo que sirve al investiga- Para entender esto hay
dor para identificar y deducir lo que tener presente que la
que sucedió en el pasado; de lo excavación arqueológica,
contrario, su tarea se complica por más seria y profe-
porque disminuye el potencial Aunque puedan ser juzgadas como bellas, grandes o bonitas, sional que sea, siempre
las puntas de proyectil pegadas a u marco o una punta de
de inferencia22 disponible para proyectil engarzada y colocada como pendiente en un collar, será una actividad des-
que el arqueólogo pueda saber han perdido casi totalmente su valor científico, pues para el ar- tructiva.25 No es que se
lo que sucedió en el pasado. Es queólogo tiene importancia precisamente el contexto en donde
se encuentran, en el cual puede obtener mucha información, y
pretenda destruir sitios
decir, cuanto más alterado esté no el artefacto por sí mismo. históricos. Aquéllos que
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Los grupos indígenas en Monterrey
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Monterrey: origen y destino
varias tapas metálicas oxidadas, con un fragmento lógico, la excavación se hace con instrumental más
de corcho con la inscripción borrosa de una marca pequeño, como las pequeñas cucharillas de albañil.
de refresco que ya no existe en la actualidad. Obviamente, esta herramienta también se usa en el
Lo anterior significa que, si comenzamos a centro y sur del país, pero en ocasiones en aquellas
excavar un sitio que no ha sido alterado por agentes regiones sí es necesario remover constantemente
naturales o humanos, entonces encontraremos co- grandes rocas que forman las edificaciones.
sas de menor a mayor antigüedad, y estos objetos No obstante, lo cierto es que no hay mu-
y materiales reflejarán los cambios en la vegetación cha diferencia en las excavaciónes que se realizan
y parte de las actividades ahí realizadas a través de en todas partes del mundo, pues siempre se usan
los años.29 pequeñas palas o cucharillas, ya que éstas permiten
Sin embargo, para poder obtener toda esa un buen manejo para controlar la tierra que se va
información, se requiere mucho esfuerzo y dedi- removiendo y, al mismo tiempo, estar alerta ante
cación. Antes de realizar excavaciones, el arqueó- cualquier objeto que vaya apareciendo, pues sólo
logo debe hacer un proyecto respecto a cómo va a así podrá el arqueólogo percibir los cambios en la
cavar el pozo, debe contar con los materiales y per- coloración y en la textura de la tierra, lo que le indi-
sonal suficientes para llevar a cabo dicha tarea. cará que muy probablemente se trata de la aparición
Así, antes de cavar, debe hacer un levan- de una nueva capa estratigráfica. También, entre las
tamiento topográfico y hacer la planimetría del área. herramientas, se cuenta con espátulas, picahielos,
Aplicando las matemáticas hace una retícula con brochas de distintos tamaños e incluso instrumental
ejes, donde X corresponde al este-oeste mientras semejante al de los dentistas. A veces se requiere un
que el eje de la Y es el norte-sur. En cuanto a los punzón de material suave para evitar rayar o raspar,
cuadrantes, las medidas pueden variar de acuerdo al al momento de retirar la tierra, los materiales delica-
tipo de sitio o intereses del investigador; en Nuevo dos que surjan de la excavación.
León, suelen ser de uno o dos metros cuadrados. Conforme va descendiendo, el arqueólogo
De igual manera, se debe identificar un punto lla- tiene que ubicar los artefactos que vayan apare-
mado datum que se localice a mayor altura que toda ciendo de manera tridimensional. Para ello se to-
la superficie que será excavada. Dicho punto sirve man en cuenta los cuadrantes de la retícula y se
como referencia para crear un nivel donde se podrá va ubicando cada artefacto de acuerdo a sus co-
medir la profundidad (conocida con la letra Z) de
cada artefacto o elemento que aparezca durante la
excavación.
Una vez hecho esto, se colocan estacas de
plástico o madera, se tienden hilos para formar la
retícula, los cuadrantes servirán de guía para que
la excavación sea controlada y mantenga su forma
cúbica.
Posteriormente se debe estar listo con todo
el material, contar con cajas de herramientas con
cintas métricas, bolsas, carretes de hilo, lupas,
niveles de burbuja, marcadores y muchas cosas
más. En el caso de la arqueología de Nuevo León
y Coahuila, aunque se cuenta con carretillas, picos
y palas, éstas prácticamente no se utilizan, pues no
es frecuente encontrar grandes rocas que formen el
La retícula y cuadrantes le permiten al arqueólogo recrear en el labo-
contexto arqueológico, de ahí que, salvo para cier- ratorio la posición de cada hallazgo y así evitar futuras confusiones.
tas tareas de remoción de grandes rocas y quitar En este caso hipotético, de acuerdo a las coordenadas asignadas, el
tierra que se presume no contiene material arqueo- cuchillo habría sido encontrado en el cuadrante C-2, mientras que los
collares en el cuadrante D-4.
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Los grupos indígenas en Monterrey
No obstante, esto no quiere decir que sea y detallado análisis de materiales, de procesar los
imposible investigar este tipo de contextos. Sin em- datos y escribir un informe técnico, será cuando
bargo, se trata de sitios con una baja densidad de el arqueólogo podrá responder cuestionamientos
objetos y pocos elementos arqueológicos. Además, como: ¿qué sucedió?, ¿por qué?, ¿cuándo ocurrió?,
algunas capas estratigráficas están aparentemente ¿cómo vivían?, ¿quiénes eran?, ¿dónde estaban?
estériles, pues no presentan materiales. ¿cuántos eran?, ¿está el sitio tal y como fue aban-
Todo lo anterior tiene como resultado que donado?, ¿acaso los artefactos se encuentran en el
para el arqueólogo del noreste de México sean los mismo lugar dónde fueron desechados, olvidados o
abrigos rocosos y las cuevas los sitios más viables perdidos?
para excavar, pues existe mayor posibilidad de que En efecto, lo anterior es una constante
encuentren depósitos estratificados.34 La exca- preocupación del arqueólogo, quien sabe que en
vación en cuevas es distinta a la de sitios abiertos.35 muchas ocasiones los restos que encuentra y estu-
De acuerdo a la experiencia de la zona noreste, sabe- dia quedaron a merced de numerosos procesos que
mos que las ocupaciones en refugios rocosos o cue- modificaron su ubicación o características, desde
vas producen una mayor deposición de restos ma- que fueron dejados de usar hasta el momento del
teriales, ya que la misma formación natural reduce hallazgo. Respecto a esto, hace más de medio siglo,
el campo de acción para las actividades cotidianas Eggers y otros investigadores cuestionaron la validez
y esto hace que durante las distintas ocupaciones del registro arqueológico como fuente de datos de
humanas se vayan cubriendo a través del tiempo los interpretación directa, si antes no se consideraban
artefactos y elementos de la superficie. las alteraciones que sufren los restos arqueológicos
Ahora bien, en lo que se refiere a las técnicas por procesos naturales y humanos desde que fueron
de excavación en las cuevas, podemos decir que en depositados.37
áreas desérticas o semidesérticas el arqueólogo se No obstante, fue el arqueólogo Michael
enfrenta a cuevas con sedimentos muy finos, lo que B. Schiffer quien señaló de manera explícita que
lo obliga a aplicar diferentes técnicas de excavación, un sitio arqueológico no es el reflejo fiel de las ac-
incluyendo el uso de aspiradoras.36 tividades realizadas en el pasado, como en mayor o
En Nuevo León hay sitios menor medida se asumía en casi
donde se tiene que excavar toda investigación de este tipo,
con una escobilla o brocha, pues esto sólo sucede en casos
pues los sedimentos son extraordinarios y muy escasos
tan suaves que se remueven contextos.
con facilidad. De ahí que En consecuencia, Shi-
sea imprescindible el uso ffer y otros han desarrollado,
de distintos tipos de masca- desde hace varios años, la ar-
rillas para protegerse, pues queología conductual,38 la cual
de lo contrario podría aca- se enfoca en apreciar y evaluar
rrear problemas de salud. las causas de variabilidad que
Nuestra intención, afectan en el proceso de for-
con todo lo anterior, fue mación de un contexto arqueo-
mostrar lo que es la ar- lógico.
queología, así como com- Por ejemplo, sabemos
prender que la labor del que los indígenas de la región
arqueólogo es mucho más En el caso de las sociedades nómadas de cazadores-re-
colectores, es precisamente en las cuevas donde se pueden acostumbraban depositar a sus
que la de ser un simple encontrar distintas capas estratigráficas que conforman el muertos en las cuevas y, junto
explorador; y sólo después sitio. En este caso, a través del tiempo, distintas ocupa-
ciones de grupos humanos van formando capas que se van con ellos, sus pertenencias. Por
de realizar un concienzudo superponiendo de manera horizontal. lo que en algunas excavaciones
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Monterrey: origen y destino
de entierros realizadas en Nuevo León, se han en- pirámides se atribuye a fuerzas extraterrenales o a
contrado diferentes objetos de piedra, hueso y con- supuestos contactos trasatlánticos. Hay otras res-
cha, entre otros materiales.39 Sin embargo, no en puestas, pues la construcción piramidal es la forma
todos lados es igual, pues las condiciones en que geométrica más sencilla y segura para crear una
el arqueólogo encuentra los objetos difieren por di- estructura alta. Incluso, un cono invertido es la for-
versos motivos. Tal es el caso de distintas cuevas de ma natural que toma un puñado de arena al soltarlo
Coahuila, donde se han recuperado objetos de ma- lentamente entre los dedos. De ahí que distintos
terial perecedero, como artefactos de madera, fibra grupos humanos hayan elegido formas semejantes
de ixtle, piel y hueso.40 Entonces, a primera vista de construcción sin tener contacto entre sí. Y en lo
y al comparar los hallazgos de algunas regiones de que se refiere a la ayuda alienígena proveniente de
Nuevo León y otras de Coahuila, se podría pensar otra galaxia, no es sino una forma de subestimar y
que los grupos indígenas que habitaron este amplio dudar del ingenio y la capacidad del ser humano,
territorio poseían distinta cultura material. Pero esto pues hasta el momento, la arqueología ha encon-
no es así, en realidad, los indígenas tenían un modo trado sólo evidencia de que los egipcios, mayas y
de vida muy similar y prácticamente los mismos ti- muchos otros grupos hicieron lo que hicieron con
pos de artefactos, por lo que las diferencias en los sus propias manos. Ciertamente, como señala Glyn
hallazgos no se deben a diferencias culturales, sino Daniel, en ocasiones se busca “tener una respuesta
a las condiciones de conservación. simple para los problemas complicados”.43
Por otra parte, antes de hacer cualquier
Lo que no es arqueología aseveración acerca de un lugar en particular, se debe
analizar el proceso de formación de dicho sitio. Es
Es mucho más sencillo abanderarse de algo fácil, de decir, cuestionarse los procesos naturales o huma-
algo más simple, atractivo y menos aburrido y pasar nos que intervinieron en la conformación del área y
por alto los detalles que son, en última instancia, los los artefactos que está percibiendo, evidentemente,
que explican verdaderamente el fenómeno. en muchas ocasiones han actuado diferentes grupos
humanos en un mismo espacio a través del tiempo.
Jaime Litvak King Por lo tanto, al no realizar un análisis de este tipo,
se podría cometer el error de tomar como una cons-
Irónicamente, para comprender en su totalidad trucción prehispánica una edificación hecha en la
lo que es arqueología, también es necesario saber lo época colonial o en el México independiente, tal y
que no es. No todos los que recolectan y extraen como ha sucedido en la interpretación de aficiona-
de la tierra artefactos antiguos son arqueólogos, ni dos en el noreste de
todo lo que se dice o escribe acerca de los vesti- México.44
gios del pasado es arqueología. Es por esto
Por un lado están todas aquellas activi- que el arqueólogo
dades de los aficionados41 que, lejos de aportar y el investigador so-
algo, casi siempre han alterado o destruido los si- cial tienen el com-
tios arqueológicos. Y no sólo eso, sino que gene- promiso d e hacer
ran y propician una concepción del pasado por reflexionar al lector,
demás deformada. ajeno a la arqueo-
También están las llamadas interpre- logía, sobre los
taciones hiperdifusionistas, las cuales la arqueo- sucesos más facti-
logía profesional considera insuficientes y muy bles y mejor argu-
poco argumentadas,42 como creer que los nati- mentados acerca de
vos americanos son descendientes de las tribus lo que ocu rrió en el
perdidas de Israel; o que la construcción de las pasado.
33
Los grupos indígenas en Monterrey
1. El hombre y sus obras: Introducción a la antropolo- 3. Ramírez Almaraz, op. cit. p. 270.
gía cultural. México, F. C. E. 1969. p. 82.
4. Para una mejor comprensión, imaginemos a un
2. Ramírez Almaraz, Jesús G. Del extermino a la mar- arqueólogo del futuro que tratara de explicar cómo
ginación, los indígenas del noreste de México, Editora vivían los regiomontanos en el siglo XXI, y para ello
del Gobierno de Veracruz, 2006. p. 260. excavara la Catedral, el Palacio de Gobierno y el
Panteón Municipal. Sin duda, encontraría informa-
3. Cossío, David Alberto. Historia de Nuevo León: ción interesante. pero sólo de algunos aspectos de la
evolución política y social. Monterrey, Nuevo, León, sociedad, quedando fuera las actividades cotidianas
México. Editorial Cantú Leal, 1925. p.28. realizadas por hombres, mujeres y niños en las casas,
las fábricas, comercios. parques, tiendas, escuelas,
4. Trigger, Bruce. Historia del pensamiento arqueoló- calles y demás áreas.
gico. España. Editorial Crítica, 1992. p. 118.
5. No de manera gratuita, algunos investigadores han
5. Sobolik, Kristin D. et alt. Limitaciones nutricio- llegado a considerar la arqueología como “la ciencia
nales y pautas de movilidad en el norte del desierto de los desperdicios”. pues muchos de sus hallazgos
de Chihuahua. En: Estudios de caso en arqueología son precisamente desechos. Moore y Keene, citado
ambiental. Nueva York. Estados Unidos. Editorial por: Trigger, Bruce. Historia del pensamiento arqueo-
Plenum Press, 1996. p. 198. lógico. España: Ed. Crítica, 1992.
34
Monterrey: origen y destino
11. González Arratia, Leticia. Ensayo sobre la arqueolo- una novela policíaca, no se puede hallar la pista si en
gía en Coahuila y el Bolsón de Mapimí. México. Archi- un descuido se ha vaciado el cenicero que contenía
vo Municipal de Saltillo, Coahuila, 1992, XXII. p. 4. la colilla de cigarrillo reveladora” (Leroi-Gourhan,
1986:10).
12. Reid, Jefferson, et al., op. cit. p. 214.
22. Schiffer, M. “Contexto arqueológico y contex-
13. Sarmiento Fradera, Griselda. Primeras sociedades to sistémico”. Boletín de Antropología Americana,
jerárquicas. Colección científica, Serie Arqueología, número 22, diciembre. Instituto Panamericano de
INAH, México, 1992. Geografía e Historia, México, 1990. p. 81 – 93.
14. Trigger; Bruce., op. cit. p. 125. 23. Moberg, C.. Introducción a la arqueología. His-
toria serie menor, Cátedra: España, 1991. p. 91.
15. Es un concepto acuñado por un investigador lla-
mado Paul Kirchhoff, quien así se refería a un espacio 24. Limbrey, citado por Manzanilla y Barba, 1992.
geográfico que compartía muchas cosas en común, y p. 21.
que actualmente comprende el occidente, centro y
sur de México. 25. Hester, Thomas R. Digging into south Texas
prehistory: a guide for amateur archaeologists. Coro-
16. Rojas, Teresa. La agricultura en las tierras mexi- na Publishing Company: San Antonio, 1980. p. 1.
canas desde sus orígenes hasta nuestros días. Ed.
Grijalva-CNCA. México, 199. p. 13. 26. Aunque parezca una obviedad y una redun-
dancia, no está de más subrayar que, como señala
17. González Arratia., op. cit. 1992. p. 46, el arqueólogo escandinavo Carl-Axel Moberg: “los
errores en la excavación son irreparables”.
18. Ramírez., op.cit, 2006. p. 276.
27. Manzanilla y Barba., op. cit. 1994. p. 19.
19. Braidwood, R. Archeologists and what they do.
Franklin Huatas. New York, USA, 1960. p. 29. 28. Este principio está tomado de la geología.
20. Turner, Ellen S. y Hester, Thomas. A field guide 29. Sin embargo, esto no siempre ocurre así. pues
to stone artifacts of Texas indians. Gulf Publishing existen diferentes causas para que esto no suceda,
Company: Houston, Texas, USA, 1993. p. 48. ya que a veces la estratigrafía está alterada o inverti-
da. Por ejemplo, la gente en distintas épocas hacía
21. Para el caso de México, Linda Manzanilla y pozos y alteraba las capas. pues al retirar tierra saca-
Luis Barba señalan: “La capacidad detectivesca del ba elementos más antiguos y depositaba voluntaria
arqueólogo está fundamentada en sus cualidades de o involuntariamente restos contemporáneos, mez-
integración e interpretación, como todo un Sherlok clándose éstos con otros más antiguos. También, los
Holmes” (Manzanilla y Barba, 1994:101). Mientras busca
que otros ejemplos afirman respecto al pasado: “No dores de tesoros alteran los sitios y dañan el con-
se puede penetrar en sus secretos a golpe de pique- texto. De igual modo, sabemos que los derrumbes,
ta. Uno no accede a ellos por alusiones y, como en inundaciones y actividades de animales, como la
35
Los grupos indígenas en Monterrey
creación de madrigueras de roedores. pueden alterar 41. En otro capítulo, abordaremos más ampliamente
la superficie y el subsuelo, tal y como lo abordare- las destructivas actividades de los coleccionistas y
mos en otro capítulo. aficionados que saquean el patrimonio arqueoló-
gico. Aquí nos concentramos en aquellas posturas
30. Litvak King, Jaime. Todas las piedras tienen 2000 que, independientemente de recolectar o no mate-
años. Editorial Trillas: México, 1986. p. 77. rial, se aventuran a dar interpretaciones del pasado.
31. Artefactos en campamentos a cielo abierto (M. 42. Trigger, Brucce., op. cit. 1992. p. 375.
Valadez, entrevista realizada en noviembre de
1998). 43. Clark, G., op. cit., 1968. p. 89.
32. Taylor, Walter W. “The hunter-gatherer nomads 44. Ramírez., op. cit. 2006. p. 214.
of northern Mexico: a comparison of the archival
and archaeological records”. World Archaeology,
volumen 4, número 2, October. (editorial. país)
1972. p. 167-178.
36
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO II
ANTECEDENTES
37
Los grupos indígenas en Monterrey
con evidencia material de sociedades antiguas. piedra donde se paraba y que hasta ahora
Aunque es posible identificar algunas de ellas, se estaba así”.
trata de menciones aisladas y circunstanciales. Por Seguramente, a lo que hacía referencia De
ejemplo, en documentos de archivo es posible in- León era a una roca con petrograbados, tal y como
ferir la existencia de sitios arqueológicos. Un docu- pensó el arqueólogo Moisés Valadez, pues fue este
mento del siglo XVII presenta, en el contexto de investigador quien, tras encontrar diversas rocas
la descripción de una mina llamada San Agustín, con figuras de pies grabados en Nuevo León, hizo la
localizada al poniente de Cerralvo, lo siguiente: primera interpretación antropológica del relato. De
“En un cerro alto que tiene unos peñascos altos por acuerdo con Valadez, la narración hace alusión
cabezada, y al pie de ellos está una cueva del tiempo a las personificaciones del bien y el mal, y de un
de la gentilidad”.2 Evidentemente, está haciendo personaje que mostraba determinadas pautas de
referencia a un tipo de ocupación específica anali- conducta y formas de comportamiento dentro de
zada por la arqueología contemporánea: las cuevas sociedad indígena.3
o abrigos rocosos presentes en la
localidad. La referencia a una roca con figu-
ras de pies humanos que hizo el
Después, en ese mismo capitán Alonso de León en el siglo
siglo, podemos encontrar una refe- XVII corresponde seguramente
a una de las múltiples represen-
rencia directa y específica a un ele- taciones de este motivo, presentes
mento arqueológico. Esto aparece en los sitios rupestres del noreste
de México.
en la obra del capitán Alonso de
León, quien menciona:
Me dijo delante de todos los
compañeros: “Señor, si halla-
mos las salinas, volveremos por
aquellos bosques que acullá
parecen, y verás un ojito de
agua pequeño; que siempre
está lleno y no corre, ni crece,
ni mengua, ni se le halla fondo.
Y en su bordo está una macolla
de trigo de castilla, que espiga y Sin embargo, hay que destacar dos aspectos.
grana; y aunque los indios la cortan, siem- En primer lugar, De León no observó directamente
pre sale y jamás falta. Y cerca del ojo de agua la roca y, en segundo lugar, como ocurre en el caso
está una piedra grande y dura; a la cual, oí del resto de sus descripciones, no estaba haciendo
a los viejos antiguos que sus mayores le referencia al pasado; todo su escrito, en donde des-
decían, venía algunas veces un hombre de cribe los campamentos, las armas y otros utensilios,
buen rostro, y mozo, y les decía muchas co- era en relación a su presente, al momento que le
sas buenas; y les estaba un rato hablando; y tocó vivir. En su descripción no hay una curiosidad
después se iba. Y que cuando ya no parecía, explícita que motivara a preguntarse por los objetos
venía otro hombre muy feo, pintado como del pasado. Su escrito está en función de otros in-
ellos; y les decía que no creyesen lo que tereses y siempre aborda el presente.
aquél les decía; que era un embustero. Y Posteriormente, en el siglo XVIII, encontra-
que con esto, en volviendo el otro, estaba mos otra referencia a los petrograbados, pero de igual
triste y hacía su plática y se iba con poco modo que sucede con De León, independientemente
fruto. Y visto no le querían seguir, se fue de de su verdadera antigüedad, las figuras en la roca no
una vez y dejó la estampa de los pies en la fueron concebidas como una creación antigua, sino
38
Monterrey: origen y destino
que José Hermenegildo Sánchez pensó que las figu- en busca de vestigios del pasado no fue sino hasta
ras en la roca habían sido hechas (días antes) por los el siglo XX, y se debe a la llamada Junta Arqueófila7
indígenas que estaba persiguiendo: de Monterrey, que fue comisionada a principios
Que nos sintieron y estuvieron viendo nues- de siglo por el gobernador Bernardo Reyes,8 para
tro movimiento lo da a entender un rastrero visitar el sitio de Piedras Pintas en el municipio de
de ellos que se halló frontero adonde se Parás, lo que se convirtió en la primera muestra de
quedó esa noche la compañía, pero en lo interés en la arqueología de la entidad. Sobre esto,
alto de la sierra ésta fue una piedra que se el antropólogo Roberto Rebolloso, quien escribió
halló a los dos días con 27 rayas que éramos un recuento de las investigaciones arqueológicas
los mismos que íbamos allí.4 en Nuevo León, cita a Israel Cavazos al relatar que,
Como ya lo habíamos señalado, se trata de la bajo la dirección de Amado Fernández, en 1906, se
primera interpretación registrada en un documento
que un occidental haya hecho de un petrograbado
del noreste de México.5
Desgraciadamente, lo que parecía el inicio de la arqueología en Nuevo León en 1908, en realidad fue sólo un interés aislado que no se repetiría
sino hasta varias décadas después.
le debe el breve informe publicado en el Periódico caciones posteriores a este respecto. En lo que se
Oficial donde describe la expedición realizada hacia refiere a las características y destino que tuvieron
Piedras Pintas. los materiales recolectados, es posible que en su
Dicha Junta tenía como objetivo explorar momento hayan sido llevados al Colegio Civil. Sin
distintas áreas de la entidad en busca de sitios de in- embargo, no existe información exacta que nos con-
terés histórico, arqueológico, paleontológico y natu- duzca a ellos.
ral, ya que, en su momento, mencionan otras locali-
dades, como el ahora conocido parque el sabinal, y
un sitio con evidencia paleontológica10 y, aunque en
dicho informe hablan del sitio arqueológico de Pie-
dra Parada, localizado en Agualeguas, en realidad se
concentran en Piedras Pintas, ubicado en Parás.
Al parecer, con este tipo de exploraciones, la
Junta Arqueófila pretendía crear un museo e iniciar
con el estudio del pasado, pues en dicho informe se
puede leer lo siguiente:
Los datos recogidos por la Junta en su dila-
tada excursión y los ejemplares que pudie-
ron colectarse, serán elementos preciosos
para la formación de la prehistoria de Nuevo
León.11
Desgraciadamente, pese al optimismo que
Fue durante el periodo del gobernador Bernardo Reyes cuando se
mostraba Fernández, no logró consolidar el proyec- formó la llamada Junta Arqueófila que, entre otros lugares, exploró el
to del museo y no se conocen más datos o publi- sitio de Piedras Pintas, en 1908.
40
Monterrey: origen y destino
Es necesario analizar el contexto político obra sobre la geología de Nuevo León;15 sin embar-
e ideológico que existía a nivel nacional para en- go, el que nos interesa es un breve escrito aparecido
tender la situación respecto a dicha Junta,12 pues en 1934 que al parecer surgió de manera paralela y al
el gobernador en turno en Nuevo León era un fiel margen de su incursión en la geología regional. De
seguidor y admirador de Díaz: el general Bernardo acuerdo con Leticia González, fue en 1926 cuando
Reyes. ¿Pero, por qué existía ese interés? Hay que de manera casual encontró dichos sitios mientras
recordar que la arqueología mexicana comenzaba a realizaba investigaciones por cuenta del Instituto
conformarse como una actividad institucional. En el de Geología.16 No obstante no ser arqueólogo sino
contexto nacional, sabemos que en esa misma época geólogo, Mullerried escribió un texto titulado: So-
Díaz había apoyado las investigaciones de Leopol- bre artefactos de piedra en la porción oriental del es-
do Batres en sitios de Oaxaca, como Monte Albán tado de Coahuila, en el cual, a pesar de la aparente
y Mitla, y un par de años antes de la aparición de restricción geográfica del título, describe y trata de
la Junta Arqueófila de Monterrey, en 1904, Batres explicar diversos artefactos líticos encontrados tanto
había llevado a cabo un proyecto en Teotihuacan. en el oriente de Coahuila como en Lampazos, Nue-
Es decir, en el ambiente comenzó una búsqueda vo León, donde encontró sólo unos cuantos.
de evidencia de los antiguos habitantes de México,
pero las investigaciones estaban inmersas en un
halo de fines ideológicos y políticos buscados por
Díaz. Desde esa perspectiva, podemos entender la
aparición de la Junta Arqueófila y el hecho de que
haya surgido en el gobierno de Reyes. Por eso no
es casualidad que pretendiera encontrar sitios ar-
queológicos en Nuevo León, buscando, en cierto
modo, los mismos fines que Porfirio Díaz, con
la salvedad que en Nuevo León no existían las
grandes construcciones del centro y sur del país.
Foto: Mullerried
Por lo tanto, debido a que no había edificios sino
rocas con petrograbados, lo que parecía el inicio de
la arqueología en Nuevo León, se considera un ini-
cio frustrado.13
Desgraciadamente, mientras en otras partes
de nuestro país la arqueología continuaba tomando
Antes de la formación del Instituto Nacional de Antropología e Histo-
fuerza cada vez con más proyectos de investigación, ria, existía más tolerancia respecto a quiénes realizaban exploraciones
en el noreste, concretamente en Nuevo León, nadie en sitios arqueológicos, de ahí que, un geólogo como Federico Mu-
lleried, hizo un artículo de los artefactos encontrados al oriente de Coa-
se interesaba por mucho tiempo, pues en la convul- huila y norponiente de Nuevo León.
sionada época de la Revolución y años subsecuen-
tes no encontramos a nadie que tuviera interés por el De dicho escrito es necesario mencionar
pasado indígena de la entidad, al menos nadie que varios aspectos. El primero tiene que ver con pre-
haya hecho un intento más serio, como publicar juicios e ideas preconcebidas en las que se juzga el
algo al respecto. valor y la importancia de la evidencia arqueológica
Por lo tanto, son alrededor de tres décadas de acuerdo a sus características formales y a las ca-
después de la llamada Junta Arqueófila cuando racterísticas del modo de vida de quien las creó, por
volvemos a encontrar que se mencione algún tipo de lo que, en una cuestionable escala de valores, suelen
evidencia arqueológica en territorio nuevoleonés. aparecer las grandes estructuras, vasijas, joyas y es-
Se trata de una publicación de Federico K. G. culturas manufacturadas por las sociedades seden-
Mullerried,14 quien es conocido porque tiene una tarias del centro y sur del país como el prototipo
41
Los grupos indígenas en Monterrey
de arqueología mexicana. Esto da como resultado Antropología e Historia. Además, aunque haya sido
que se subestime el tipo de artefactos y elementos de manera indirecta, esto significa que Caso, uno de
arqueológicos característicos del norte del país, y, los más destacados arqueólogos mexicanos, conoció
por consiguiente, de la región noreste. Y, como si la el material arqueológico de la región.
arqueología fuera una contienda deportiva, Muller-
ried señala que la evidencia arqueológica del noreste
no puede “competir con los hallazgos precoloniales
maravillosos de las demás partes de México”.17
Sin embargo, donde el autor parece lamen-
tarse de las características de los materiales y llamar
culturas pobres a los indígenas locales, hace una
descripción del tipo de artefactos, las distintas ma-
terias primas utilizadas para su elaboración, y su po-
sible origen geográfico, y concluye que son locales.
Posteriormente sugiere que el modo de vida de los
grupos que usaron dichos artefactos era nómada.
Por otra parte, resulta interesante la alusión
que el autor hace al reconocido arqueólogo mexica-
no Alfonso Caso,18 al agradecerle sus indicaciones Aunque de las puntas de proyectil que aparecen en la publicación
de Mulleried sólo están dibujadas sus siluetas, ello es suficiente para
en materia de arqueología,19 situación que refleja el identificarlas a través de la tipografía usada por los arqueólogos con-
interés de Mullerried por hacer una propuesta más temporáneos.
seria y científica, pues, en esa época, Caso era el
director del Museo Nacional de Arqueología, His-
toria y Etnografía, institución que años después se
convertiría en lo que ahora es el Museo Nacional de
Lo que en 1934 sólo eran
puntas en abstracto, al
paso del tiempo, con el
desarrollo de la arqueo-
logía en el sur de Texas
y noreste de México, se
ha identificado una gran
cantidad de tipos.
áreas de la cultura se adoptaría lo prehispánico con Sin embargo, lo importante es que, aunque
la intención de crear una identidad mexicana. Sin no se trata de una investigación de carácter profe-
embargo, esto no abarcó todo lo prehispánico, pues sional, Cadena es el primer individuo que apre-
en mayor medida se tomaron las evidencias de los cia no solamente un sitio arqueológico de Nuevo
mexicas y otros grupos mesoamericanos, dejando León, sino que respeta y valora a sus creadores,
de lado la arqueología de otras regiones, incluyen- cosa que durante mucho tiempo no sólo no había
do, desde luego, a Nuevo León. ocurrido, sino que incluso no ocurriría hasta fe-
En los años 40 y 50 del siglo XX hay un chas recientes. Además, en su breve texto, parecía
vacío total de investigaciones que abordaran la criticar y lamentar la ausencia de interés que hasta
evidencia material, pues ni autoridades ni investiga- ese entonces existía para el estudio de este tipo
ciones individuales parecieron mostrar interés.21 Por de evidencia arqueológica, pues como interesado
esta razón, ante el espacio vacante que los investiga- en la historia y arqueología, seguramente conocía
dores profesionales habían dejado, distintos aficio- los descubrimientos e investigaciones que en esa
nados se dedicaron a buscar los vestigios antiguos época se hacían en otras partes de nuestro país. Otro
de Nuevo León para construir su propia interpre- aspecto que es necesario destacar es que, si bien es
tación del pasado regional. De este modo, en la dé- cierto que Cadena hizo una descripción minuciosa
cada de los 40 sólo encontramos los trabajos hechos y detallada del sitio, las rocas, los grabados y tomó
por investigadores independientes, quienes fueron un registro fotográfico del mismo, estaba consciente
los que se acercaron al patrimonio arqueológico lo- de sus limitaciones a nivel profesional, por lo que
cal. Protasio Cadena fue el único que dirigió su instaba a otros para que en el futuro se hiciera un
atención al único sitio arqueológico conocido en estudio más serio:
la bibliografía hasta ese momento: Piedras Pintas. ¡Hágase culto homenaje de admiración a
De acuerdo a su propio escrito, Cadena, las razas autodidácticas de América, que
quien era miembro de la Sociedad Nuevoleonesa de nos dejaron este documento que los siglos
Historia Geografía y Estadística, conocía con ante- no han podido destruir y que la curiosidad
rioridad este sitio, pero no es sino hasta que se puso histórica no ha sabido detenerse seriamente
en riesgo la integridad del lugar que escribió sobre en él con la circunspección que reclama y
Piedras Pintas.22 En su artículo, antes de iniciar que urge aportar!23
con su descripción, Cadena atribuye a un francis- Ahora sabemos que la solicitud que hiciera
cano del siglo XVII su descubrimiento, pero no Cadena halló eco en la comunidad y las autoridades.
proporciona la fuente de forma precisa, por lo que Pero pasó todavía algún tiempo para que la arqueo-
no podemos afirmar que haya sido así. logía profesional llegara a la entidad.
Veinte años después apareció un texto de
Jaime del Toro, integrante de la misma Sociedad
Nuevoleonesa de Historia Geografía y Estadística,
en donde describía la Cueva del Cordel, situada en
En 1944, cuando el municipio de Aramberri. A este escrito, de tan
la arqueología pro- sólo dos páginas, Del Toro añadió un mapa y un bo-
fesional mexicana
se concentraba en
ceto donde aparecieron algunas figuras de las pintu-
los grandes sitios ras, y, al igual que Cadena, exhortaba a continuar
monumentales del estudiando este tipo de manifestaciones.
centro y sur del
país, existían en Creo a mi humilde juicio, que debe ser
Nuevo León sólo estudiado o al menos tomado en cuenta por
intentos hechos por
aficionados e inte- los honorables miembros de la Sociedad de
resados en el pasado Historia, Geografía y Estadística de nuestro
prehispánico de la
localidad. Estado, para la cual este humilde trabajo,
43
Los grupos indígenas en Monterrey
44
Monterrey: origen y destino
45
Los grupos indígenas en Monterrey
Uno de los sitios intervenidos por este grupo zona fueron su grado menor de erosión y la presen-
de investigadores fue Puntita Negra. Este sitio se lo- cia en superficie de puntas de proyectil, entre las
calizó sobre la ribera norte de un pequeño arroyo cuales había cuatro que identificó como tipo plain-
llamado Ayancual, a poco más de dos kilómetros de view, con una variante respecto a la conocida de las
la actual ranchería con el mismo nombre, en el mu- Grandes Llanuras.33
nicipio de Los Ramones. En este sitio, la evidencia También encontró puntas Lerma y Mata-
arqueológica estaba representada por concentra- moros, que en otras áreas corresponden a los perio-
ciones de rocas fragmentadas (fogones) asociadas dos paleoindio y arcaico temprano fechados entre el
a ciertos artefactos conocidos como tajadores tipo 8900 a 2500 a. C.34
chopper, puntas de proyectil triangulares y gubias Como las exploraciones no proporcionaron
del tipo clear fork.30 De entre estos materiales desta- material orgánico del que se pudiera obtener una da-
ca un artefacto en el que se centró la atención, ya tación absoluta, Epstein se limitó a utilizar los pocos
que a partir de este hallazgo el sitio recibe su nom- artefactos diagnósticos que obtuvo, para compa-
bre. Se trataba de un fragmento distal de una punta rarlos con artefactos de áreas vecinas y propuso una
de proyectil manufacturada en roca de pedernal de secuencia cultural dividida en tres fases ocupacio-
color negro.31 Por sus características, sus atributos nales ubicadas entre el pre y postaltitermal.35
morfológicos y tecnológicos, concretamente un En el verano de ese mismo año, el proyecto
adelgazamiento en forma de acanaladura de 11 mm de Epstein inicia una nueva etapa de prospección y
de ancho, fue considerado por Epstein como una reconocimiento de sitios a cargo de McClurkan y
probable punta acanalada tipo folsom,32 lo cual la Green, a lo largo de los cañones y valles del extremo
situaría cronológicamente alrededor de hace 9 mil oriente de la Sierra Madre Oriental, a la altura de las
años. poblaciones de Linares y Montemorelos. El obje-
Posteriormente, al oriente de Monterrey, a tivo principal fue tratar de localizar cuevas o abrigos
unos 35 kilómetros al oriente de Cadereyta, Eps- rocosos con depósitos culturales en estratigrafía y
tein visitó otro sitio: San Isidro, ubicado a unos evidencia orgánica que se pudiera fechar para es-
300 metros en dirección suroeste de la carretera 40 tablecer una secuencia cronológica del área. Como
Monterrey-Reynosa. El sitio estaba cerca del arroyo resultado de los recorridos, McClurkan y Green de-
Ayancual y fue reconocido como un campamento tectan una buena cantidad de abrigos, resaltando el
abierto similar a Puntita Negra, con la presencia de alto potencial del área para futuras investigaciones.
artefactos líticos asociados a decenas de fogones. El sitio Cueva de la Zona de Derrumbes36
Las razones que se dieron para la excavación de esta está ubicado en el cañón del río Santa Rosa, sobre
los terrenos correspondientes
a la comunidad de El Eba-
nito, municipio de Iturbide,
al sur de Nuevo León.37 Las
excavaciones se llevaron a
cabo entre 1963-1964 y, dos
años más tarde, McClurkan
presentó los datos obteni-
dos de la primera etapa de
trabajo (1963) como tesis de
maestría para la Universidad
de Texas.38 Se recuperaron
2,021 artefactos que fueron
Cuando no son conocidos por su nombre original o un topónimo de la región, en muchas ocasiones,
los nombres dados por los arqueólogos a los sitios son un tanto arbitrarios, al llamarlos por algún analizados primero por mate-
elemento encontrado o visto en las cercanías, tal es el caso de Puntita Negra. ria prima y porcentaje y luego
46
Monterrey: origen y destino
47
Los grupos indígenas en Monterrey
70, no aparecería una publicación sobre ellos sino día encontrar los referentes arqueológicos que per-
hasta 1992. Es decir, pasaron más de 25 años desde mitieran conocer las actividades que se realizaban
el momento en que se hicieron las excavaciones y la en los alrededores de los fogones estudiados. De
publicación del libro. igual modo, trataba de identificar otras variables, si
Como hemos observado hasta el momento, las actividades realizadas alrededor de estos elemen-
cada uno de los integrantes del equipo de arqueólo- tos dependían del medio ambiente específico.48
gos que acompañaba a Epstein, tanto en Coahuila45 Por otra parte, con la misma información del
como en Nuevo León, se concentró específicamente proyecto de Epstein, John W. Clark Jr. escribe un
en un sitio o área. Sin embargo, Varner, más que di- breve reporte sobre Cueva Ahumada, que aparece
rigirse a una localidad o una zona se concentró en un
elemento arqueológico, lo que llamamos fogones.46
De este modo, podemos decir que es la primera
aproximación que se realiza con una temática espe-
cífica en la arqueología del estado. Ahora bien, en
ese mismo verano de 1965, Varner hizo recorridos en
una gran cantidad de sitios del noreste de México,
pues además de la información de los sitios localiza-
dos al norte de Torreón y Coahuila, recorrió sitios
al este, oeste y sur de Monterrey, en Nuevo León.
Como parte de su investigación analizó 204 ele-
mentos, de los cuales 100 no estaban asociados con
artefactos, mientras que los otros 104 sí los tenían Concentraciones de pequeñas rocas de formas irregulares y fracturadas
alrededor. Por supuesto, hizo también un registro debido a la exposición a altas temperaturas, fueron los elementos estu-
con detalles que incluían el diámetro de los mismos diados por Dudley Varner. Nótese en la fotografía uno de los criterios
que usó Varner para clasificarlas, siendo éste la distinta coloración de
y el tipo de roca que los componían.47 las rocas; las rojizas son del tipo areniscas y las grises/azuladas son
Una pregunta inicial que se hizo Varner calizas.
fue tratar de identificar con certeza cuándo se tra- en 1965 en Katunab, una revista texana; sin embar-
taba efectivamente de restos go, aunque aborda exclu-
de fogones, es decir, de restos sivamente las pinturas y
de hornos subterráneos, pues petroglifos, no profundiza
consideraba que no todos los demasiado al respecto.49
amontonamientos de rocas Al año siguiente, en 1966,
tuvieron la misma función y este mismo proyecto de
tenían un mismo origen. Por Epstein se dirigió a Cue-
lo que consideraba la posibili- va Ahumada, que es un
dad de que en algunos casos abrigo rocoso localizado
se tratara de rocas para hervir, en el municipio de García,
mezcaleros, pilas de rocas con situado en la ladera de un
significado ritual, temascales cerro, en una plataforma
o piedras para tomar baños natural sobre un cañón
de vapor. Otra pregunta que por donde corre el río Pes-
pretendía responder con su quería. Este sitio fue exca-
investigación era el momento vado por el arqueólogo H.
en que fueron usados y si los Jansen, en 1966, pero los
La región analizada por Dudley Varner, además de la comar-
usaron una o más veces. De ca lagunera, fue precisamente los alrededores de Monterrey, materiales nunca fueron
igual modo, también preten- donde registró una gran cantidad de elementos arqueológicos estudiados y únicamente
llamados fogones.
48
Monterrey: origen y destino
se supo la antigüedad de una ocupación del sitio Por su parte, Puntita Negra fue ubicado entre
que data del año 2680 a. C.50 los sitios de mayor antigüedad de nuestro país, entre
De este modo, con los trabajos de Jansen en el 12 000 y el 7 000 a. de C.56 Asimismo, Lorenzo
Cueva Ahumada,51 finaliza la investigación de cam- incluyó este sitio en los mapas de la exposición del
po del Proyecto Noreste de México y concluye la Museo Nacional de Antropología e Historia, junto
participación de Epstein, quien ha sido considerado a otros sitios con la misma datación.
por algunos como el principal gestor de la arqueo- Con ello inició la mitificación del sitio Pun-
logía de Nuevo León.52 tita Negra y de algunos otros, al ubicarlos como los
En conjunto, ¿qué fue lo que dejaron del lugares con evidencia humana más antiguos de nues-
proyecto encabezado por Epstein? Quizá, lo que tro país. Este fenómeno continuó en otras obras y
podemos destacar es que, contrariamente a lo que con otros autores. Por ejemplo, años después, cuan-
había sucedido desde 1908, no serían los petrogra- do apareció la Enciclopedia de Historia de México,57
bados ni las pinturas rupestres el único motivo de en el tomo I, que era dedicado al medio ambiente
interés. Los arqueólogos que trabajaron con Epstein y a las primeras etapas, y que estaba dirigido por el
encauzaron su atención a otro lado del pasado in- mismo Lorenzo, Lorena Mirambell, quien estaba
dígena de Nuevo León, concretamente a los vesti- a cargo de la etapa lítica, incluyó a Puntita Negra,
gios que podrían indicar no sólo los aspectos de la San Isidrio y la Calsada entre las ocupaciones más
vida cotidiana, sino también la antigüedad. De este antiguas de nuestro país.58
modo, por primera vez aparecieron escritos que em- Sin embargo, hay que mencionar que la
pezaron a crear una cronología. En la entidad, los misma Mirambell señalaba que coincidía con otros
sitios arqueológicos de Nuevo León dejaron de ser arqueólogos respecto a que la cronología para este
simplemente antiguos, para convertirse en locali- tipo de sitios es deficiente, por lo que se suplía por
dades con fechas precisas. comparaciones tipológicas.59 Esto quiere decir que
Fue así como los sitios de Nuevo León en-
traron en la arqueología mexicana. Por ejemplo, el
destacado arqueólogo José Luis Lorenzo había co-
nocido el sitio de San Isidro en 1960, pues, junto
con las arqueólogas Beatriz Braniff y María A.
Cervantes, acompañó a Epstein representando al
Instituto Nacional de Antropología e Historia, y ob-
servó el potencial del sitio. Posteriormente, en 1967,
Lorenzo, quien en ese entonces estaba al frente del
departamento de Prehistoria del Instituto, publicó
un texto sobre las ocupaciones humanas más anti-
guas de México, incluyendo desde luego los sitios
localizados por Epstein. En dicho escrito, el mismo
Aunque la arqueología de Nuevo León era prácticamente desconocida
Lorenzo menciona la poca información acerca de para sus habitantes, durante las decadas 70 y 80, en Texas eran ya
los sitios, pues se lamentaba de que los trabajos tomados en cuenta los sitios investigados por Epstein y Nance, con-
siderándolos como unos de los que poseían ocupación más temprana
de Epstein no hubíeran sido publicados en su to- del hombre en esta región.
talidad, sino que sólo se conocían notas e informes
breves.53 No obstante, a pesar de ello, Lorenzo in- ciertos artefactos con determinadas características
cluyó a San Isidro entre los sitios de 7 000 al 500 son ubicados cronológicamente debido a su seme-
a. C.54 En tanto, la arqueología de Texas lo incluyó janza con artefactos hallados en otros sitios, lo que
entre los sitios al sur del río Bravo con puntas tipo nos crea otro problema, y es que no toda acanala-
plainview y golondrina.55 dura significa que se trata de una punta acanalada.
49
Los grupos indígenas en Monterrey
Lo que tratamos de señalar es que han exis- mayor exactitud en una tipología y, por ende, otor-
tido casos donde ciertos artefactos fueron consi- garle una cronología confiable.63
derados como puntas folsom por el simple hecho de Por supuesto que los trabajos de Epstein
presentar una acanaladura, pero eran consecuencia son de gran importancia para el desarrollo de la
de la cicatriz de una lasca,60 en otras palabras, una arqueología de Nuevo León, pero también hay
huella fortuita y azarosa.61 Por ello, no hay que per- que señalar sus puntos negativos. Por ejemplo, en
der de vista que en el análisis de la lítica hay que sa- cuanto a la ubicación de cada sitio intervenido por
ber distinguir entre lo accidental y lo intencional.62 el Proyecto Arqueológico del Noreste de México,
Ahora bien, si recordamos, el mismo Epstein a decir verdad, es poco útil y ambigua, pues no se
dudó en catalogar a la puntita negra como acanala- indican las coordenadas geográficas para situar los
puntos, sino que en su lugar sólo se proporciona el
cuadrante en escala 1: 500,000 donde cada cuadro
abarca un área de 10 km2. En otros sitios esta situa-
ción fue aún más grave, pues se limitaron a señalar
únicamente su proximidad a pueblos, ranchos o ca-
rreteras.64 Además, otra crítica que hay que hacerle
al proyecto de Epstein se refiere a los materiales ar-
queológicos, ya que con un dejo del añejo imperia-
lismo o colonialismo con el que inició la arqueología
en otras partes del mundo, éstos fueron extraídos de
nuestro país, donde permanecieron alrededor de 30
años, hasta la última década del siglo XX, cuando
los materiales (no todos) regresarían. Esto significa
Aunque se desconocía aún en gran medida la arqueología de Nuevo
León para los años 70, después de la presencia de Epstein y su equipo,
que muchos de ellos no han sido devueltos, evitan-
se comenzarían a tomar en cuenta los sitios investigados por éste como do así que los arqueólogos contemporáneos realicen
una de las localidades más antiguas de nuestro país. nuevos análisis o interpretaciones de los mismos.65
No obstante, la la-
da, pues no encontró la parte proximal o bor de Epstein y su equipo
base de dicho artefacto. Entonces, nos al menos tuvo cierto impac-
damos cuenta de que la antigüedad del to, pues en 1975 se celebró
sitio Puntita Negra no se le otorgó por en Monterrey un simpo-
datación absoluta a través de carbono 14, sio en donde se abordó la
ni tampoco de acuerdo a una excavación arqueología e historia del
estratigráfica, ni siquiera por un artefacto noreste de México y Texas,
completo que sea diagnóstico, sino que la en donde Epstein y otros
cronología fue atribuida solamente a un investigadores presentaron
fragmento de punta encontrado en super- resúmenes y resultados de
ficie, razón que complica el incluirla con sus trabajos en esta región
y en la cuenca baja de los
En los análisis de la lítica, y concretamente de las puntas
ríos Bravo y Pecos en Te-
de proyectil, se consideran las bases de dichos artefactos xas. El simposio duró tres
como los que pueden dar información acerca del tipo días y, además de la partici-
al que pertenecen, pues es ahí donde se pueden ver las
variantes, a diferencia del extremo de las puntas, donde pación de los arqueólogos
resulta mucho más complicado hacerlo, debido a la si- norteamericanos, también
militud entre ellas. No obstante las dudas que genera
esto, el extremo distal de éste artefacto sirvió a Epstein intervinieron los historia-
para considerarla como una punta Folsom. dores locales que aborda-
50
Monterrey: origen y destino
52
Monterrey: origen y destino
registrando un total de 398 rocas que contenían Por otra parte, cabe mencionar que, aunque
una o varias figuras grabadas. El análisis del mate- concluye su estudio diciendo que no hay evidencia
rial gráfico estuvo a cargo de Olson, quien escribió de símbolos astronómicos o astrológicos con excep-
un reporte que incluía fotografías y dibujos de los ción del sol, deja abierta la interrogante respecto a
grabados.81 la posibilidad de que los petrograbados tuvieran
Como parte de sus resultados, Olson pro- claves del conocimiento astronómico,86 posibili-
puso nueve categorías para identificar los íconos del dad que sería explorada posteriormente por Breen
sitio: curvilíneos irregulares, rejilla, líneas paralelas, Murray, quien tiene ya más de un cuarto de siglo
aserrados, zigzag, círculos, puntos, líneas pun- dedicado al estudio de los petrograbados de Nuevo
teadas, onduladas y glifoides. Identificó también León, convirtiéndose en la persona que más tiempo
tres estilos básicos para la iconografía del sitio y, lleva haciendo este tipo de investigaciones.
en cuanto a la cronología de los grabados, pensó Iniciando con una publicación en 1979,
que comprendía desde el 5 000 a. C. hasta tiempos Breen Murray se ha dedicado, desde entonces
históricos. Por último, consideró que una cuarta y hasta la fecha, al estudio e interpretación de la
parte de los grabados de Boca de Potrerillos se rela- iconografía rupestre de sitios de Nuevo León, por
ciona con el fenómeno de la lluvia, y que existen lo tanto, posee una nutrida bibliografía que sigue
similitudes con las representaciones artísticas de los incrementándose. Cabe mencionar que muchos de
huicholes.82 Asimismo, al igual que Smith, Olson los artículos que son el resultado de sus investiga-
encontró similitudes con áreas de California. ciones están publicados en revistas extranjeras, por
Respecto a lo anterior, quisiéramos abordar lo que algunos son difíciles de conseguir; no obs-
sólo dos puntos: el primero tiene relación con algu- tante, existen publicaciones locales y nacionales,
nas de sus interpretaciones y, concretamente, la que así como recientes compilaciones de su obra.87
se refiere a las similitudes con las representaciones Aunque su visión ha ido cambiando con
artísticas de los huicholes, pues podemos considerar el tiempo, básicamente se ha concentrado en el
que tienen algo de ideas difusionistas, ya que Olson enfoque arqueoastronómico, influenciado en un
consideró que los antiguos habitantes de Boca de primer momento por los trabajos realizados por el
Potrerillos y los huicholes contemporáneos com- conocido investigador Anthony Aveni, quien de
partían una tradición cultural, por lo que comparó acuerdo con el mismo Breen Murray también visitó
ciertos artefactos llamados bastones de mando y Boca de Potrerillos en 1980.88 En el inicio se enfocó
flechas mágicas de los huicholes con ciertos glifos a identificar y argumentar la relación de diferentes
presentes en Boca de Potrerillos.83 Sin embargo, diseños rupestres con fenómenos astrales.89
su único argumento fue una supuesta similitud Breen Murray ha profundizado en aquellos
morfológica, pero en realidad los glifos de Boca de conjuntos o series de puntos y líneas que ha in-
Potrerillos han sido identificados como representa- terpretado como cuentas numéricas y, aunque ha
ciones de atlatl, tal y como ocurre en otras partes de sugerido que pudieron ser contabilizadas distintas
México y Norteamérica. cosas, se ha enfocado en aquéllas que parecen tra-
Por otra parte, en lo referente a los gli- tarse de representaciones de eventos astronómicos
fos de lluvia, podemos decir que, de acuerdo a la y la medición del tiempo, por ejemplo, las fases
iconografía, parece semejante. No compartimos la lunares.90
argumentación que da Olson, de que en Boca de Por otra parte, pero siguiendo en el mismo
Potrerillos pudo existir lo que llamó un desarrollo enfoque arqueastronómico, Murray ha planteado la
agrícola primitivo84 pues, tras investigaciones ar- posibilidad de que algunas rocas con líneas rectas
queológicas, y después de realizar análisis de polen aisladas o líneas que se cruzan, o círculos, posean
y otros estudios, no se encontró ninguna evidencia una disposición que corresponde con orientaciones
de cultivos.85 norte-sur/este-oeste. Murray piensa que la proyec-
53
Los grupos indígenas en Monterrey
Pionero en Nuevo León, William Breen Murray ha dedicado tres décadas al estudio de los petrograbados y las pinturas rupestres; durante los años
70 hasta la actualidad, ha difundido nuestro patrimonio no sólo a nivel local, sino en congresos y publicaciones a nivel nacional e internacional.
ción de algunas de estas líneas u orientaciones coin- neas había sido ya interpretado como cuenta nu-
cide con cimas o cúspides de cerros o montañas del mérica, pero 200 años antes; aunque, por supuesto,
entorno geográfico por donde sale el sol en fechas no se puede comparar la motivación, metodología y
específicas, como los solsticios y equinoccios.91 finalidad de ambas interpretaciones. Sin embargo,
El recuento de días y meses en las cuentas no deja de ser interesante que ambas coincidan en
numéricas que coinciden con cálculos sinódicos que ciertos conjuntos de puntos o líneas grabadas
y fechas críticas como solsticios y equinoccios, en la roca estaban contando algo.
además de marcar el cambio estacional, regulaba los Después de la intervención de los nortea-
ciclos nomádicos de los grupos pretéritos de Nuevo mericanos Olson, Murray y Smith, a finales de la
León. De acuerdo con lo anterior, sitios como Boca década de los 70, un arqueólogo profesional mexi-
de Potrerillos, que poseen el tipo cuentas numéricas cano llegó nuevamente a territorio de Nuevo León.
mencionadas, pudieron ser locaciones clave, donde Se trata de Luis Aveleyra Arroyo de Anda, quien
contabilizar el tiempo permitía a partir de 1979, y hasta 1984,
que diferentes grupos se reunie- visitó distintos sitios de Nuevo
ran en fechas específicas, para León. Aveleyra,94 quien es más
desarrollar actividades como ce- conocido por las exploraciones
lebraciones, festividades e inter- que realizó en Coahuila, con-
cambio de objetos.92 cretamente en las cuevas de la
José Hermengildo Sán- Candelaria y la de La Paila, llegó
chez, a finales del siglo XVIII, a Nuevo León como parte de su
hace mención de una roca con Proyecto de Arte Rupestre, en
petrograbados que interpretó el cual visitó y registró una gran
como el registro de una cuenta cantidad de sitios arqueológicos
numérica de 27 unidades que, en con pinturas y petroglifos en
cierto modo, corrobora lo obser- Chihuahua, Durango, Coahui-
vado por Murray.93 la y Nuevo León, pues desde
Es decir, como ya lo 1976 era el director del Museo
habíamos mencionado, no sólo Regional de La Laguna, el cual
estamos ante una de las primeras Breen Murray, desde finales de la década de los tenía y tiene base en la ciudad
interpretaciones de este tipo de 70 del siglo XX, ha analizado los petrograbados de Torreón, Coahuila. Y, si bien
manifestaciones en Nuevo León; desde la perspectiva de la arqueoastronomía, de es en 1979 cuando Aveleyra
ahí que haya identificado lo que se consideran
irónicamente, el conjunto de lí- cuentas numéricas, como este petrograbado. aparece en Nuevo León, fue
54
Monterrey: origen y destino
sólo para registrar el sitio de Cueva Ahumada (los el trabajo de un aficionado a la arqueología, quien
Fierro), que está localizado al norte de Rinconada, aunque con buena disposición y buena fe había
en el municipio de García. En realidad, Aveleyra recolectado de manera poco científica y rigurosa
llegaría a Nuevo León en la década siguiente, du- diversos objetos arqueológicos durante años, en su-
rante 1983 y 1984, y registró los sitios presa de La perficie y a través de pozos. Entonces, si analizamos
Mula, cerro de Chiquihuitillos, Ojo (hoy Boca) de lo anterior, es posible reconocer el contexto en el
Potrerillos, abrigo del arroyo de la Caja Pinta, en cual aparece el proyecto de Aveleyra, pues debido a
el municipio de Mina, y Loma Bola Paredón, sitio que el inicio de la arqueología del noreste está des-
que se localiza justo en los límites de Nuevo León fasado con el de otras partes del país, podemos in-
y Coahuila. cluir a Aveleyra como uno de los primeros intentos
Hasta ese momento, Nuevo León sólo había de un arqueólogo mexicano por hacer arqueología
sido visitado esporádicamente por arqueólogos na- en Nuevo León.
cionales, y la arqueología, en esta área, coexistía con Analizando la presencia de Aveleyra en la
la labor de aficionados. A diferencia de otras partes entidad, al igual que en el resto de sitios del mismo
proyecto, podemos concluir que su objetivo no era
nada pretencioso, ya que sólo tenía como meta re-
gistrar los sitios arqueológicos. Su aportación prin-
cipal son los datos técnicos, pues se trata de cédu-
las de registro en las cuales se limita a describir las
características del sitio, la técnica de manufactura
de las manifestaciones gráficas y su estado de con-
servación, tarea que si bien es fundamental y muy
valiosa, es sólo el primer paso de la
arqueología, pues una vez realizado
José Hermenegildo Sánchez
esto se debe comenzar propiamente
localizó una roca que tenía con la explicación del pasado. Y es
grabadas 27 rayas, pero creyó que, desgraciadamente, Aveleyra
que se trataba de que los in-
dígenas habían contado el nunca publicó los resultados del
número de soldados que los Proyecto de Arte Rupestre, por lo
perseguían. No obstante su
interpretación, seguramente que difícilmente podemos exigir otro
se trata de una cuenta como tipo de información a las cédulas que
las que Breen Murray ha
identificado como sinódicos,
pretenden ser frías y objetivas.96
de ahí que los puntos o rayas Por ello, la base de datos del
van de los 27 a 29, lo que Proyecto de Arte Rupestre de Ave-
coincide en gran medida con
los meses sinódicos. leyra ha sido considerada el punto de
55
Los grupos indígenas en Monterrey
56
Monterrey: origen y destino
Continuando en los inicios de la década de Valadez Moreno del INAH. A principios del siglo
los 80, debemos mencionar que en esa época fue XX, concretamente en 1908, el estado necesitaba
cuando el INAH llegó a Monterrey, al crear una un sitio arqueológico, y se intentaba encontrarlo a
oficina regional. Esto ocurrió en 1983 y, posterior- través de la Junta Arqueófila de Monterrey. A fi-
mente, se convirtió en el Centro INAH Nuevo nales de este mismo siglo sucedió algo similar, y el
León, en 1985. De ese año hasta 1989, la arqueóloga reinicio de la arqueología del noreste se vió impul-
Olivia Torres Cabello fue asignada como investiga- sado al menos en un principio por intereses ajenos a
dora en esta dependencia, por lo que realizó distin- la arqueología, que respondían a intereses políticos
tas actividades durante los cuatro años de su estan- y económicos mucho más pragmáticos. Y es que
cia en la entidad. Por ejemplo, hizo visitas y reportes el proyecto se fue gestando por la insistente solici-
de las condiciones de distintos sitios y realizó otras tud de contar con una zona arqueológica abierta al
actividades como peritajes en hallazgos circuns- público para el estado de Nuevo León. De esta ma-
tanciales.102 Asimismo, junto con la antropóloga nera, y por ser uno de los sitios con petrograbados
Olimpia Farfán, quien también había llegado como en abundancia, Boca de Potrerillos se consideró
investigadora en esa misma época, escribió un re- como la localidad con mayor potencial para ello;
sumen sobre la actividad arqueológica que se había antes de abrir la zona, y previniendo el posible daño
realizado en el noreste hasta ese momento.103 que podría sufrir con la visita de turistas y aficiona-
Traslapándose en cierto modo con la pre- dos106 al estudio, se realizó un proyecto.
sencia de Torres Cabello, aparece otra intervención El presidente de México en ese enton-
de la arqueología profesional en Nuevo León, ya ces era Carlos Salinas de Gortari, quien durante su
que como parte de un proyecto de mayor enver- sexenio también había impulsando los llamados
gadura, entre junio de 1987 y agosto de 1988, se megaproyectos arqueológicos realizados en otras
llevó a cabo el proyecto local del Atlas Arqueológico partes de nuestro país. A nivel regional, el gober-
Nacional, proyecto que era encabezado por Cris- nador del estado de Nuevo León era Sócrates Rizzo
tóbal Valdés Hernández, quien con la colaboración García, quien junto con Salinas de Gortari impulsó
de otros arqueólogos registró 113 sitios distribuidos obras que, como otros proyectos, buscaban utilizar
en 16 municipios, siendo el poniente del estado en el pasado histórico para mostrarnos un estado y país
donde seregistró la mayor cantidad de lugares con moderno que miraba al futuro, pero sin olvidar el
petrograbados y pinturas rupestres, pues se habían pasado. Los ejemplos son varios: el Museo de His-
enfocado a este tipo de sitios.104 Desgraciadamente, toria Mexicana y la primera parte del canal de Santa
como ya había ocurrido, el proyecto tuvo la desven- Lucía, un video de los sitios arqueológicos del no-
taja de que no se hicieron croquis o dibujos, por reste producido al mismo tiempo que los videos de
lo que la información es escasa y se trata sólo de las grandes ciudades de Mesoamérica elaborados
cédulas de registro de sitios rupestres que resultan por el INAH, y el proyecto arqueológico Boca de
limitadas. Como material gráfico, se incluyen fotos Potrerillos.
de los sitios. Respecto a los resultados, una vez con- Aunque hasta cierto punto la arqueología de
cluido el proyecto, los arqueólogos dejaron el área y Nuevo León en ese momento parecía estar condicio-
no existen publicaciones al respecto.105 nada por intereses más allá de los objetivos de la dis-
Vuelven a pasar algunos años para que se ciplina, lo importante es que se supo aprovechar la
reinicien las investigaciones arqueológicas; concre- coyuntura para hacer dicha investigación. Es decir,
tamente en 1991, cuando inicia el Proyecto Boca de al contar con el apoyo institucional y con recursos
Potrerillos, el cual finalizó en 1993. Este proyecto suficientes, se lograron valiosas contribuciones en el
fue dirigido por los arqueólogos Solveig Turpin y conocimiento de la arqueología nuevoleonesa; en-
Herbert Eling de la Universidad de Texas, y Moisés tre las aportaciones de estas investigaciones está el
57
Los grupos indígenas en Monterrey
son de gran interés porque han permitido conocer permitió dar a conocer a un gran sector de la socie-
aspectos sobre los eventos prehispánicos desarro- dad y habitantes de áreas apartadas de las grandes
llados en la Sierra Madre Oriental. ciudades, la importancia de conservar los sitios ar-
De acuerdo con Valadez, los estudios de queológicos de nuestro país y estado, a través de
prospección de Rivera en el área sur del estado la pláticas de información y sensibilización.
llevaron a elegir un área específica para realizar el En 2000, la arqueología norteamericana
proyecto Cañada Alardín.110 Se trata de un área volvió de nueva cuenta a Nuevo León, pero esta
compuesta de varios abrigos rocosos y cuevas lo- vez no se trataba de la Universidad de Texas, sino
calizados al margen del río Blanco, en Zaragoza, del arqueólogo norteamericano James White, de la
ubicado en las coordenadas 23º 58´ de latitud norte Universidad de Kentucky, quien, acompañado de
y 99º 45´ de longitud oeste, a una altura de 1, 377 estudiantes de arqueología mexicanos que conocían
metros sobre el nivel del mar.111 Rivera señala que en el área, hizo recorridos en el municipio de Mina,
dichos sitios existían asentamientos semipermanen- concretaente en la región de San José de la Popa,
tes, donde ha realizado excavaciones logrando im- localizando con ello varios sitios y excavando en
portantes hallazgos, tales como: entierros humanos, algunos de ellos. Dicha investigación115 pretendía
artefactos líticos, restos de concha y hueso, siendo encontrar evidencia del hombre al final del pleis-
éstos puntas de proyectil, punzones, cuentas, pen- toceno que, a su juicio, reflejaría la adaptación a
dientes, espátulas, agujas, una figurilla fragmentada los cambios del medio ambiente. En cuanto a los
y algunos restos de cerámica y artefactos elaborados resultados, aún no se conocen, pues el trabajo de
con fibras vegetales, además de fragmentos de ob- investigación se presentó como tesis doctoral, y sin
sidiana.112 duda contribuirá al conocimiento de la región.
De 1995 a 2000, Valadez, junto con Rivera, Posteriormente, Valadez llevó a cabo el
dirigió el proyecto llamado INAH-PROCEDE-113 Proyecto Arqueología en Nuevo León (PANL)
NUEVO LEÓN,114 el cual era un proyecto de gran y Estudios Sobre la Prehistoria del Noreste, que
envergadura, ya que se realizó en todo el territorio como secuencia de trabajos de prospección de
nacional. Este proyecto tenía como finalidad regis- proyectos anteriores se ha concentrado en la selec-
trar los sitios arqueológicos que se localizaban en ción y exploración de diferentes contextos arqueo-
terrenos ejidales debido a que, años antes, durante lógicos y de cuyos resultados se ha rescatado una
el sexenio del entonces presidente Carlos Salinas importante cantidad de restos de la cultura material
de Gortari, se había modificado el artículo 27 de la de los grupos indígenas de Nuevo León. Esto ha
Constitución, el cual, en términos generales, estaba
relacionando con la tenencia de la tierra.
Dejando a un lado las cuestiones legales y las
especificaciones técnicas, podemos resumir en tér-
minos generales que la consecuencia de esta modifi-
cación era que los ejidatarios podían vender la tierra
que les correspondía, lo que incidiría directamente
en los sitios, pues se corría el riesgo de que sitios
aún no conocidos quedaran dentro de propiedades
privadas con el riesgo de que fueran dañados o de-
teriorados, por lo que era necesario registrarlos para
salvaguardar el patrimonio arqueológico. Visto en
Después de las modificaciones del artículo 27 constitucional, en rela-
retrospectiva, podemos señalar que dicho programa ción a la tenencia de la tierra y la propiedad ejidal llevadas a cabo en los
sirvió no sólo para recorrer áreas que no habían sido 90, se hizo necesario que a nivel nacional existieran proyectos arqueo-
lógicos destinados a registrar la mayor cantidad de sitios localizados en
exploradas y registrar cientos de sitios que no eran tierras ejidales, para conocer así su ubicación y asegurar su protección
conocidos, sino que fue de gran utilidad porque legal en caso de que quedaran dentro de terrenos privados.
59
Los grupos indígenas en Monterrey
permitido ampliar la información sobre el patrón de aunque aún no se tiene una cronología absoluta, se
ocupación, extensión, características y cronología le asigna una antigüedad de 3 mil años. Reciente-
de los asentamientos humanos en los últimos 6 mil mente apareció una publicación con los resultados
años y las posibles áreas de actividad en relación a la de Rivera, lo que permite que la sociedad en general
diversidad geomorfológica de la región. y no sólo los investigadores que pueden consultar
El proyecto Valle de Conchos merece aten- los informes tengan acceso a la información genera-
ción especial, y algunas otras investigaciones de la da de los proyectos de investigación llevados a cabo
arqueóloga Rivera, pues han abordado nuevas áreas por la arqueóloga.
en distintos municipios del sur del estado, incluyen- En fechas recientes, en la parte norte de
do excavaciones en la llamada Loma del Muerto, en la entidad, además del registro de nuevos sitios
General Terán, donde existen interesantes contextos arqueológicos, destaca la excavación del sitio La
arqueológicos que incluyen abrigos rocosos, petro- Morita II, ubicado en Villaldama. Respecto a esta
grabados y pinturas. En cuanto a las investigaciones importante localidad, sólo se puede mencionar que
realizadas por Rivera, y de acuerdo a Valadez, de aún está en investigación, pero se ha encontrado ya
1994 a 1999 sólo podían ser consultadas con per- importante y numerosa evidencia arqueológica.
miso de la autora, en los informes técnicos.116 Poste- En lo particular, creemos que se han logrado
riormente, más de una década después de su inicio, avances en la perspectiva que tienen las nuevas ge-
muchos de los resultados de los trabajos de Rivera neraciones sobre las regiones norteñas en virtud de
estaban sólo en dichos reportes entregados a la Co- que desde 1996 muchos grupos de estudiantes de
ordinación y al Consejo Nacional de Arqueología, arqueología han realizado sus prácticas de prospec-
pues sólo contaba con breves publicaciones en ción y excavación en proyectos de Nuevo León.
torno a los indígenas de Nuevo León.117 Esto ha hecho que en los últimos años hayan apare-
Afortunadamente, después de 2006, la pre- cido varias tesis y algunas ponencias en distintos
sencia de la arqueóloga Rivera y sus hallazgos en foros académicos. Es decir, aunque no se hayan lle-
el sur de la entidad han aparecido de manera cons- vado a cabo como proyectos arqueológicos propios,
tante en los medios masivos de comunicación, tanto distintos egresados de la carrera han realizado sus
en noticias televisivas de distintos canales como en investigaciones a partir de los materiales y visitas a
notas periodísticas, programas de radio y páginas los sitios ya localizados, registrados y excavados.
de internet. Por ejemplo, han aparecido titulares a
ocho columnas donde el periódico sugiere la exis-
tencia de “La primera ciudad de Nuevo León”.118
Respecto al presunto hallazgo de asentamientos
semipermanentes o permanentes al sureste de Mon-
terrey, en el área del municipio de General Terán,
sobre los que en los próximos años se tendrá que
corroborar el hallazgo utilizando otros indicadores
arqueológicos propios de sociedades clasistas, o, en
su caso, se podrá refutar en caso de que no exista
contemporaneidad entre los petroglifos y las cons-
trucciones.119 A pesar de la suposición de la exis-
tencia de pequeñas construcciones, esto no debe
confundirse con el hecho de que rasgos y elementos A inicios del siglo XXI, en una loma con rocas y con petrograbados
culturales de grupos sedentarios tengan más valor prehispánicos localizada en el municipio de General Terán, fueron
observados y registrados muros y otras construcciones hechas con
que aquella evidencia de los nómadas. rocas sobrepuestas. Situación que, si bien es una asociación espacial,
Entre otras cosas investigadas, la arqueóloga no necesariamente lo es de forma temporal, pues podría tratarse de
asentamientos posteriores, de ahí que aún es necesario que nuevos
Rivera excavó el entierro de una mujer al oriente estudios corroboren o refuten la existencia de una antigua ciudad en
de Monterrey, cerca del municipio de China que, Nuevo León.
60
Monterrey: origen y destino
Por ejemplo, Jesús G. Ramírez Almaraz, dos en las excavaciones del sitio Cueva Ahumada,
después de egresar de la facultad, empezó a co- llevadas a cabo por Valadez en 1997 y 1998. La tesis
laborar con Valadez en 1996. Poco tiempo después, Cueva Ahumada, un sitio arcaico en la Sierra Madre
mientras trabajaba en proyectos en Coahuila, realizó Oriental123 fue presentada varios años después.124
un trabajo de investigación que analizaba la visión Posteriormente, sin que se tratara de proyectos ar-
que se tenía del indígena del noreste que presentó queológicos que requirieran la recolección de ma-
como tesis en 1999120 y concluyó con la publicación teriales ni excavaciones, la misma Corona continua-
del libro Del exterminio a la marginación, los indí- ría con otras investigaciones en el área a partir de
genas del noreste de México.121 Si bien no se trata enfoques teóricos de moda como lo son la llamada
propiamente de arqueología, creemos que antes de arqueología del paisaje y el estudio de las pinturas
levantar una punta de proyectil o excavar una cue- rupestres y petrograbados, a partir de la idea del
va, el arqueólogo debe considerar las consecuencias chamán.125
que esto generará para la sociedad contemporánea. Continuando con las intervenciones más
Lejos de creer que a la arqueología sólo le inte- recientes de la arqueología profesional en Nuevo
resa el pasado, se ha hecho un análisis desde una León, hay que señalar que aunque aún hay mucho
posición crítica y reflexiva sobre todo aquello que por hacer, el conocimiento general que se tiene del
incide de manera multidireccional entre la labor del área y los grupos que la habitaron parece que ya es
arqueólogo y la sociedad contemporánea. Por esto, suficiente para dejar de abordar los grandes temas
el autor ha seguido con otras investigaciones de y enfocarse directamente sobre uno de ellos, lo que
carácter etnohistórico y arqueología documental;122 es una muestra de la mayoría de edad de la arqueo-
al mismo tiempo que ha participado en proyectos logía en la entidad de Nuevo León. Tal es el caso de
de salvamento arqueológico y colaborado en otras dos tesis, la primera de ellas de Juan M. Álvarez que
investigaciones en las que Valadez se hallaba como aborda a las cactáceas como un importante recurso
responsable. para los grupos del noreste de México.126 Es impor-
Después de participar como alumna desde tante señalar que dicho estudio aborda también a
1996, Cristina Corona, quien junto a un grupo de otros grupos del norte de México, y no es exclusivo
estudiantes había participado en distintas fases del de Nuevo León o el noreste. En la segunda, Agustín
Proyecto Arqueología de Nuevo León, realizó su E. Andrade, después de participar como estudiante
tesis profesional a partir de los materiales obteni- en distintos proyectos arqueológicos en la entidad,
realizó una tesis que hablaba exclusivamente
sobre un artefacto lítico y su probable función,
siguiendo con la tipología propuesta por Vala-
dez, sobre los coahuilos. Asimismo, y partiendo
de una hipótesis de Jesús G. Ramírez sobre el
uso probable de este artefacto, realizó una in-
vestigación que giró en torno a este instrumento
y su posible utilización como cogollero para la
extracción de lechuguilla.127
Otro caso en donde se refleja que la ar-
queología regional está madurando es a partir
de la aparición de nuevas propuestas meto-
61
Los grupos indígenas en Monterrey
dológicas para analizar los petrograbados de Boca materiales arqueológicos recuperados años atrás en
de Potrerillos, haciendo interpretaciones de los este sitio.131 De este modo se empieza a tener una
mismos. Por ejemplo, está el caso de dos estudian- visión más completa del área, pues los objetos en-
tes que habiendo participado en proyectos arqueo- contrados en esta localidad permiten relacionar las
lógicos en Nuevo León, abordaron de manera dis- actividades de subsistencia con las manifestaciones
tinta un mismo sitio. Por un lado está la tesis de gráfico-rupestres que habían mantenido la atención
licenciatura de Rodrigo Castañeda, en la cual el y atracción de distintos investigadores.
autor considera los petrograbados como un sistema Por último, sólo resta señalar que, si bien es
de lenguaje gráfico y, más que buscar significados, cierto que la arqueología profesional tardó mucho
propone una metodología para buscar su estructura, tiempo en llegar a Nuevo León, más que lamen-
sugiriendo entonces que se trataba de un lenguaje tarnos, debemos aprovechar y sacar ventaja de esa
que podría superar las barreras lingüísticas y que, tardía aparición. La arqueología norteña y, con-
por lo tanto, podría ser comprendido por grupos cretamente la de Nuevo León, ya está al tanto de
distintos. Para ello se apoyó en la llamada arqueo- la experiencia nacional, por lo que no debe repetir
logía cognitiva y, concretamente, en autores como los mismos errores que aquélla realizada en Mesoa-
Colin Renfrew.128 Por su parte, y con una postura mérica; su tardía aparición permite abrir el abanico
diametralmente opuesta a Castañeda, David Rettig de posibilidades y comenzar a desarrollarse diversi-
aborda directamente las figuras grabadas y hace una ficando así las líneas temáticas y posturas teóricas.132
interpretación de las mismas, para lo cual, siguiendo En otras palabras, tenemos la ventaja de no usar las
una teoría propuesta por Carl Schuster y Edmund técnicas de excavación usadas a inicios del siglo XX
Carpenter, explora ciertos petrograbados sugiriendo en el centro de México. El arqueólogo norteño del
que muestran ideas acerca de la descendencia y las siglo XXI sabe que el terreno es una valiosa fuente
genealogías, por lo que Retting señala que algunos de información. Y, en cuanto a las posturas teóricas,
elementos encontrados en Boca de Potrerillos coin- obviamente debemos desechar las rígidas postu-
ciden con dicha teoría.129 ras evolucionistas o difusionistas, criticadas hace
Respecto a estas propuestas,130 podemos se- ya mucho tiempo. De igual modo, el arqueólogo
ñalar que no se pretende estudiar en su conjunto a norteño está consciente del uso que la arqueología
los grupos que las hicieron, sino que se circunscri- ha tenido en nuestro país para fines políticos e
ben a los petrograbados. Además, muy diferentes en ideológicos, por lo que, si bien difícilmente podrá
cuanto a enfoques teóricos y objetivos, y no sólo entre evitarlo, pues no está en sus manos, al menos puede
ambas, sino con aquellas propuestas que otros investi- andar con cautela al relacionarse con los gobernan-
gadores habían hecho del mismo sitio Boca de Potreri- tes y autoridades.
llos, como las ya mencionadas de Olson y Murray. En fin, si contamos el intento de la Junta Ar-
Lo anterior es una muestra de que la arqueo- queófila en 1908, tenemos que ya ha pasado un siglo
logía de Nuevo León ha iniciado y está en marcha, desde que la sociedad se empezó a interesar por el
por lo que comenzará también la polémica y el pasado de los grupos indígenas que habitaron lo que
debate científico, pues ya no es la interpretación ahora es Nuevo León, a pesar de que las investiga-
de un solo autor, sino que ahora, y seguramente ciones han sido realizadas en diferentes momentos,
en el futuro, habrá diferentes interpretaciones y sin seguir ninguna continuidad temporal. Como lo
explicaciones del pasado arqueológico de la enti- hemos visto a lo largo del capítulo, el desarrollo de
dad, las cuales pueden ser analizadas, comparadas, la arqueología en el estado está aún en crecimiento,
desechadas, retomadas y enriquecidas por futuros aunque ya se cuenta con avances importantes con
investigadores. respecto al conocimiento de los grupos indígenas
Asimismo, también sobre el sitio de Boca de que habitaron lo que ahora es la entidad, a la espera
Potrerillos y mostrando que la veta de investigación de que en el futuro dicho conocimiento siga incre-
sigue dando frutos, recientemente se analizaron los mentándose.
62
Monterrey: origen y destino
63
Los grupos indígenas en Monterrey
19. Mulleried, Federico K. G., op. cit. p. 267. 27. Incluso es un texto salpicado de detalles perso-
nales y anécdotas, por ejemplo, la forma de acceso al
20. Entre muchos otros arqueólogos, esto lo explica sitio, que en este caso fue por ferrocarril.
de manera clara y amena Jaime Litvak King, quien
señala que este fenómeno no es exclusivo de Méxi- 28. Murray, William Breen y Héctor Lazcano. At-
co, sino que el uso ideológico de la arqueología se latl hunters of the Sierra Madre Oriental (México).
ha dado en otros países. American indian rock art, Volume 27. Edited by Ste-
ven M. Freers and Alanah Woody: Tucson, Arizo-
21. En 1943, la Sociedad Mexicana de Antropología na, 2001. p. 260-267.
llevó a cabo la Tercera Reunión de Mesas Redon-
das sobre Problemas Antropológicos de México y 29. Epstein, Jeremiah F. “Some implications of re-
Centro América, con el tema “El norte de México cent excavations and surveys in Nuevo León and
y el sur de Estados Unidos”. En ésta participaron Coahuila, Mexico”, Texas journal of science, vol. 24,
destacados investigadores como Wigberto Jiménez número 1. USA,1972. p. 46.
Moreno y Paul Kirchhoff, pero, a pesar de abordar
a los indígenas de Nuevo León, no utilizaron datos 30. Epstein, Jeremiah F., “The San Isidro and
de la evidencia arqueológica, ya que aún no existían Puntita negra sites, evidence of early man horizon
investigaciones profesionales. Así, se basaron sólo Nuevo León, México”. Homenaje a Pablo Martínez
en evidencia documental. del Río. Anuario de los orígenes americanos en Méxi-
co. Instituto Nacional de Antropología e Historia:
22. Es después de que se le informa que había exis- México. 1961. p. 72.
tido un incendio cerca de las rocas, por lo que Ca-
dena decide visitar y documentar el sitio. 31. Ibid, p. 71-74.
23. Cadena, Protasio. El frontón de Piedras Pintas. 32. El nombre de tipo folsom se le designó a una
Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía punta acanalada encontrada cerca del poblado Fol-
y Estadística: Monterrey, Nuevo León, México, som, Nuevo México, en 1926, y estaba asociada a
1944. p. 7-8. restos óseos de una especie de bisonte extinto.
24. Del Toro, Jaime. “La Cueva del Cordel”. Roel, 33. Epstein, Jeremiah F., op. cit., 1961.
homenaje a Santiago Roel. Boletín de la Sociedad
Nuevoleonesa de Historia Geografía y Estadística, 34. Hester., op. cit., 1985, p. 67
año I, número 2: Monterrey, México, 1964. p. 9-11.
35. Ibid, p. 49
25. Idem.
36. El nombre dado a la cueva no es necesario
26. Espejo, Maria Antonieta. “Una visita de inspec- aclararlo, surgió por un señalamiento de tránsito
ción al abrigo de roca llamado Cueva Ahumada, en localizado en la carretera, dado que en el Cañón de
la Villa de García, Nuevo León”. Humanitas, anua- Santa Rosa son comunes los deslaves y derrumbes
rio del centro de estudios humanísticos, número 9, de grandes rocas de los costados de la sierra.
UANL: México, 1968. p. 457-463.
64
Monterrey: origen y destino
65
Los grupos indígenas en Monterrey
registro del INAH del Proyecto Arte Rupestre. Ar- blicada en México, sino que cinco años más tarde
chivo del Museo Regional de la Laguna, Torreón, apareció con el nombre “Papers on the prehistory of
Coahuila, Centro INAH Coahuila, p. 89. Northeastern Mexico and adjacent Texas”. Special
Report No. 9, pues fue publicada por el Centro de
57. Fue una enciclopedia editada por Salvat, la cual Investigación Arqueológica de la Universidad de
iniciaba en la época prehispánica y concluía en el Texas en San Antonio.
México contemporáneo.
66. El Norte, Monterrey, N.L. 1975, abril 23.
58. La Calsada es un sitio estratificado, y las ocu-
paciones más antiguas, aunque poco significativas 67. Aunque no apareció en la publicación, sabemos
en cuanto a sus materiales, fueron datadas dentro que participó con dicha ponencia.
de esta etapa.
68. Shiner, Joel. Notas de campo (manuscrito). Ar-
59. Mirambell, Lorena. “La etapa litica”. Historia chivo Técnico, Instituto Nacional de Antropología
de Mexico. 1979. Tomo I. Salvat. p. 55. e Historia, Centro INAH Nuevo León, 1975.
60. Lorenzo., op. cit. p. 39. 69. Shiner, Joel L. An archaeological survey of
Northeastern Mexico. Lousiana Archaeology Bulle-
61. En ocasiones, ante la duda de que sea una for- tin. Número 3. USA: 1976.
mación producto de la naturaleza, el arqueólogo
prefiere recolectar el artefacto y registrarlo, como se 70. Recientemente, la arqueóloga Araceli Rivera
puede observar en el caso de algunos artefactos en- Estrada, del Instituto Nacional de Antropología e
contrados en La Calsada, en la Sierra Madre Orien- Historia de Nuevo León, ha iniciado con investi-
tal, al sureste de Monterrey, aunque en este caso no gaciones en las áreas cercanas a las recorridas por
se trataba de una punta acanalada. Joel Shiner.
62. Bordes, François. The old stone age. World Mc- 71. Valadez Moreno, Moisés., op. cit. 2003, p. 48.
Graw-Hill Book Company New York, University
Library: Toronto, 1972. p. 24. 72. Smith, Herman. A preliminary analysis of selec-
ted picto graphs from northwestern N.L. and north
63. Valadez, Moreno, Moisés. op. cit. 1999. p. 31. eastern Coahuila, Mexico. Tesis de Maestría, Uni-
versidad de Texas en Austin: USA., 1978.
64. Al respecto, podemos observar lo que señala A.
Rivera, quien se lamenta de no contar con los mate- 73. Valadez Moreno, Moisés., op. cit. 2003. p 89.
riales extraídos en los 70: “Cabe indicar que de con-
tar directamente con los restos óseos de los entierros 74. Murray, William B., op. cit. 1998. p. 38.
recuperados en la Cueva de la Zona (de Derrumbes)
en este momento, hubiera sido posible realizar otro 75. Idem.
tipo de observaciones físicas, principalmente en re-
lación al caso de mutilación dentaria”. 76. Idem.
65. La compilación de las conferencias no fue pu- 77. Murray, William B., op. cit. 1998. p. 47.
66
Monterrey: origen y destino
86. Murray, William B., op. cit. 1998. p. 61. 94. Universidad Autónoma de Nuevo León.
88. Murray, William Breen. “Conteo y observación 96. González Arratia, Leticia. La arqueología de
del cielo en Boca de Potrerillo: huellas de una an- Coahuila y sus fuentes bibliográficas. Instituto Na-
tigua tradición”. Boca de Potrerillos: evidencia ar- cional de Antropología e Historia: México, 1999(b),
queológica y paleoambiental del desarrollo indígena p. 77.
en Nuevo León, UANL Museo Bernabé de las Ca-
sas: México, 1998. p. 47-54. 97. En la actualidad la única zona arqueológica
abierta al público en Nuevo León y Coahuila.
89. Murray, William Breen. “Arte rupestre en Nue-
67
Los grupos indígenas en Monterrey
98. Recordemos que el mencionado investigador 110. Rivera Estrada, Araceli. “Prácticas rituales en
Jon Olson había realizada unos años antes un regis- el sur de Nuevo León”. ACTAS. Revista de His-
tro en la misma localidad, siguiendo para ello una toria de la Universidad Autónoma de Nuevo León,
metodología específica. volumen II, número 3: México: enero-junio 2003,
p. 56.
99. De Witt Sepúlveda, María Guadalupe. “Arte
rupestre en la sierra El Antrisco, Mina, Nuevo 111. Idem.
León”. En: Boca de Potrerillos: evidencia arqueo-
lógica y paleo ambiental del desarrollo indígena en 112. El nombre significaba Programa de Certifica-
Nuevo León. UANL-Museo Bernabé de las Casas: ción de Derechos Ejidales y Titulación de Solares
México, 1998. p.35-46. Urbanos. En este proyecto participaban varias ins-
tancias, como el Instituto Nacional de Estadística
100. Aveleyra, Luis. “Prólogo”. Petroglifos en la sie- Geografía e Informática, la Procuraduría Agraria y
rra del Antrisco, Mina N.L., México, Tesis de licen- el Registro Agrario Nacional.
ciatura, UANL, México, 1984. p. 3 - 6.
113. El proyecto en Nuevo León contó con el apo-
101. Valdés, Carlos Manuel., op. cit. 2001. p. 58. yo de Evaristo Reyes, joven regiomontano egresado
en 1996 de la carrera de arqueología de la Escuela
102. Torres Cabello, Olivia y Olimpia Farfán Mo- Nacional de Antropología e Historia, quien es un
rales. “Antropología en Nuevo León”. La Antro- entusiasta promotor de la arqueología local.
pología en el Norte de México, número 12. INAH:
México, 1988. p. 440-458. 114. El proyecto llevaba por nombre “Early human
occupation of Northeastern: a regional study in the
103. Idem. modern desert environment”.
104. Entrevista realizada al arqueólogo Moisés Va- 115. Valadez Moreno., op. cit. 1999. p .32
ladez. Julio, 2006.
116. Ramírez Almaráz., op. cit. 2004. p. 56.
105. Turpin, Solveig et al. “Boca de Potrerillos: evi-
dencia arqueológica y paleoambiental del desarro- 117. Periódico El Norte, Sección Vida, 16 de julio
llo indígena en Nuevo León”. Boca de Potrerillos, de 2006.
UANL-Museo Bernabé de las Casas: México,
1998, p. 15. 118. La investigadora Rivera menciona la existencia
de un muro de 300 metros que, de acuerdo a las
106. Idem. imágenes mostradas en la televisión local, se aseme-
ja a los potrerillos o corrales de piedra abundantes
107. Ramírez Almaraz., op. cit. 2002, p. 155. en la entidad y otras partes del país, pero que fueron
creados durante la Colonia o en la época contem-
108. Valadez Moreno., op. cit. 1999. p. 32. poránea. De ahí que, desde nuestra perspectiva, es
necesario descartar que sobre un sitio prehispáni-
109. Idem. co haya habido ocupaciones posteriores, lo que en
68
Monterrey: origen y destino
términos de M. Shiffer serían transformaciones del ciatura en arqueología Escuela Nacional de Antro-
contexto arqueológico, concretamente asociaciones pología e Historia, México, 2004.
secundarias.
127. Castañeda Valle, Rodrigo. Boca de Potrerillos:
119. La tesis fue dirigida por Leticia González Arra- un espacio para la expresión y la comunicación en
tia y lleva por título Los indígenas del noreste de la prehistoria. Los petrograbados como parte de un
México vistos en 400 años, y fue presentada en la sistema semasiográfico. Tesis licenciatura en arqueo-
Facultad de Antropología de la Universidad Vera- logía Escuela Nacional de Antropología e Historia:
cruzana en diciembre de 1999. México, 2005.
120. Ramírez Almaráz., op. cit. 2004. p. 86. 128. Retting Hinojosa, David. El espacio entre imá-
genes: la conjunción de dos prácticas expresadas en
121. Ramírez Almaraz, Jesús. ”La infancia entre los Boca de P otrerillos, Nuevo León. Un estudio de
cazadores-recolectores El papel del niño en las so- la gráfica rupestre. Tesis licenciatura en arqueolo-
ciedades nómadas del noreste de México”. Revista gía Escuela Nacional de Antropología e Historia,
Internacional de Derecho y Ciencias Sociales, nú- México, 2005.
mero 6, verano. Universidad de Monterrey: Mon-
terrey, 2005. p. 139-163. 129. Para una mejor comprensión de estas y otras
obras respecto a los petrograbados y pinturas de
122. La tesis presentada en enero de 2001 es homó- Nuevo León, remítase el lector a los artículos de
nima a una ponencia presentada en coautoría por ambos autores publicados en el Fondo Editorial
Moisés Valadez Moreno y Gloria Cristina Corona Nuevo León.
Jamica en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, en
2000, en la cual se adelantaban los resultados pre- 130. Carpinteyro, Denise, 2006, “Boca de Potreri-
liminares. llos: Evidencia material de ocho mil años de cultura”.
Tesis. Escuela Nacional de Antropología e Historia:
123. Corona Jamica, G. Cristina. Cueva Ahumada: México, marzo, 2006.
un sitio arcaico en la Sierra Madre Oriental. Tesis li-
cenciatura en arqueología Escuela Nacional de An- 131. Ramírez Almaraz., op. cit., 2005, p. 139.
tropología e Historia: México, 2001.
132. Idem.
124. Idem.
69
Los grupos indígenas en Monterrey
CAPÍTULO III
CHICHIMECAS, ESE AMBIGUO CONCEPTO GENÉRICO
Mesoamérica, esto es, el núcleo de lo que sería más glos después de que fuera abandonada, y utilizada
tarde Nueva España, era un territorio que comprendía por los arqueólogos para identificar la gran urbe lo-
el centro y el sur del México actual y una parte de calizada al norte del actual Distrito Federal, aunque
Centroamérica. Al norte, en los desiertos y planicies en realidad aún hoy persiste la polémica acerca del
incultas, vagaban los nómadas, los chichimecas, como origen étnico de sus creadores.
de manera genérica y sin distinción de nación llama- Mencionamos lo anterior para subrayar la
ban a los bárbaros los habitantes de la meseta central enorme dificultad que existe para delimitar y pre-
cisar el origen étnico y distribución geográfica de
los habitantes indígenas prehispánicos de nuestro
Octavio Paz. El laberinto de la soledad país y, en este caso, aquéllos que habitaron lo que
ahora es Monterrey y Nuevo León en tiempos pre-
Sin duda, una de las preguntas que se hace con más hispánicos y aun después de la conquista. Y es que,
insistencia a un arqueólogo cuando alguien observa si bien es posible reconocer, por las características
un sitio arqueológico es ¿quiénes eran?, o mejor de los objetos materiales de la cultura, similitudes
dicho ¿cómo se llamaban los que hicieron esto?, y diferencias interregionales, resulta imposible lla-
cuestiones que los arqueólogos en todo el mundo marlos por el nombre que se daban a sí mismos los
no siempre pueden responder. Es decir, es más fácil creadores de dichos sitios. Por supuesto, existen
describir lo que hacían, cuándo lo hicieron e incluso muchos nombres y designaciones, pero todos estos
para qué o por qué; pero las cosas se complican con apelativos deben tomarse con cautela, ya sean los
el quiénes. nombres que se aplican a todos los grupos de un
En efecto, para la arqueología, entre más gran espacio, como aquellas designaciones específi-
antigua es la cultura, más difícil es conocer el verda- cas. Es por esto que es necesario analizar de lo gene-
dero nombre del grupo. Incluso resulta por demás ral a lo particular algunos conceptos y nombres da-
complicado definir con precisión una filiación ét- dos a estos grupos a través del tiempo, ya sea por sí
nica o lingüística a la evidencia material, de ahí que mismos, por sus contemporáneos indígenas, por los
muchos nombres de ciudades, lugares, artefactos españoles de la Colonia, los mexicanos mestizos o
o culturas que se encuentran en las zonas arqueo- en la literatura científica, ya sea en la historiografía,
lógicas son clasificadas en la bibliografía o en las antropología (lingüística) y en la arqueología.
cédulas de museos refiriendo a una construcción En este caso, un nombre o designación que
intelectual que se ha ido estandarizando en la jerga de manera recurrente se escucha en el noreste de
arqueológica. México, para referirse a los indígenas que ahí habi-
De este modo, por ejemplo, tenemos que taron, es el de chichimecas.
las cabezas colosales localizadas en Veracruz y Aunque en realidad ya se ha abordado en
Tabasco fueron manufacturadas por los olmecas, muchas ocasiones y por diversos investigadores
nombre tomado por los investigadores para identi- este polémico concepto, creemos que, para el caso
ficar a los creadores de dichas esculturas, aunque se de Monterrey y Nuevo León aún hace falta hacer
desconozca con precisión la filiación étnica y familia algunos señalamientos a este respecto. Y es que la
lingüística a la que pertenecían. Lo mismo ocurre mayoría de los investigadores coinciden en que la
con Teotihuacan, nombre dado por los mexicas si-
70
Monterrey: origen y destino
llamada Gran Chichimeca no es una consistente y En este punto es necesario precisar que los
homogénea área cultural1 al norte de Mesoamérica. grupos sedentarios y agricultores habían llegado un
Este concepto fue acuñado por el investigador Paul poco más al norte del Trópico de Cáncer entre los
Kirchoff, quien, desde una perspectiva culturalista, siglos I y X después de Cristo; ya en el siglo XVI
utilizó rasgos y elementos culturales presentes en el la frontera septentrional de Mesoamérica había des-
siglo XVI para delimitar y diferenciar áreas y super- cendido hacia el sur, justo al norte de los imperios
áreas culturales, quedando entonces dos grandes mexica y tarasco.2
divisiones: los nómadas cazadores-recolectores En efecto, tal y como aparece en las crónicas
del norte de México, llamada Aridoamérica, y los de los españoles, el concepto de chichimecas es una
sedentarios agricultores del centro y sur: Mesoa- clasificación y fue aplicado a los grupos nómadas
mérica. que vivían al norte del río Lerma.3 Entonces po-
demos preguntar, ¿qué tan válido es esto? Para con-
testar lo anterior es necesario revisar detenidamente
distintos antecedentes que existen sobre el tema. A
71
Los grupos indígenas en Monterrey
que difieren entre sí y van mucho más allá de un Aunque el concepto de chichimecas está
cambio eufemístico. Por un lado, la propuesta de documentado en el siglo XVI, seguramente existía
Wigberto Jiménez Moreno es la de considerar a antes de la llegada de los españoles, es decir, en
este grupo como “linaje de perros”, el cual, desde su tiempos prehispánicos:
perspectiva, no sería ofensivo sino que, de acuerdo Con el tiempo el significado de este nom-
a su postura, el término podría haber surgido desde bre se amplió hasta incluir no sólo a los chi-
el mismo grupo en cuestión. En otras palabras, no chimecas originales, sino a todos los recién
sería un concepto impuesto por otros, sino un con- llegados o los emigrantes que llevaban vida
cepto adoptado y aceptado por ellos mismos. nómada. Por lo tanto, en un sentido general,
De acuerdo a este autor, esto podría expli- vino a simbolizar la oposición entre el chi-
carse con narraciones míticas que justificaran dicho
chimeca bárbaro y el tolteca culto
nombre, y, para ejemplificarlo, menciona un mito
Según lo anterior, tenemos como resultado
de origen huichol, que narra la relación entre un
que no indica un grupo específico, sino más bien
hombre y una mujer que se transfiguraba en perra,
un conjunto de grupos que sólo tienen en común,
por lo que, de dicho matrimonio nacería una des-
hasta cierto punto, su modo de vida, y su ubicación
cendencia que estaría otorgando el significado.4 En-
geográfica al norte de la ciudad. En general, no nece-
tonces, desde esta óptica, el valor asignado al perro
sariamente los mexicas y demás grupos del centro
y a la narración mítica no correspondería a nuestra
del país debieron conocer los territorios norteños,
perspectiva occidental contemporánea, sino que
sino que aplicaron el concepto primero a los grupos
estarían funcionando otros parámetros culturales
inmediatos, y luego, tras la llegada de los españoles,
donde la perra es un símbolo que indicaría una
éste se extendió hacia donde había grupos con un
filiación concreta. Es decir, de acuerdo a Jiménez
modo de vida similar, pero manteniendo dicha de-
Moreno, siempre y cuando se tratara de una autode-
nominación y su carácter despectivo.5
nominación, no resultaría ofensivo llamar o consi-
Esto, entre otros ejemplos, queda de mani-
derar a un individuo o grupo de individuos como
fiesto en el texto atribuido a Gonzalo de las Casas,6
hijos de perra.
quien en el siglo XVII señala que:
Sin embargo, aun aceptada la postura de Ji-
Este nombre chichimecas es genérico,
ménez Moreno, la evidencia documental y las pro-
puesto por los mexicanos en ignominia a
pias interpretaciones de distintos investigadores se
inclinan hacia otra explicación. todos los indios que andan vagos, sin tener
casa ni sementera.7
En caso de tomar
como verdadera esta cita,
encontramos que no sólo se
trata de un concepto genéri-
co, sino que resultaba degra-
dante y ofensivo. Entonces
el concepto chichimecas es
una designación que ha sido
impuesta por los otros, es
decir, los mesoamericanos
que desde su etnocentrismo
72
Monterrey: origen y destino
73
Los grupos indígenas en Monterrey
alrededor del concepto y que reflejan una imagen cultural, utilizar el concepto para referirse a los gru-
deformada de los grupos indígenas que habitaron la pos de Nuevo León no sólo causa confusión sobre
región. Lo anterior, como afirma Valadez, ha pro- la organización social de estos grupos, sino que
vocado muchas confusiones al interesado en los gru- reitera viejos prejuicios creados desde la época pre-
pos que habitaron lo que ahora es Nuevo León.14 hispánica, y que persistieron durante la Colonia.
Por ejemplo, Andrés Montemayor, en su En otras palabras, si tomamos como válido el
libro Historia de Monterrey, repite el significado concepto generalizador de chichimecas para desig-
textual de la palabra hijos de perra, pero sin dar nar a muchos grupos diferentes que habitaron hacia
ninguna explicación.15 De igual modo, Eugenio del el norte de Mesoamérica, entonces es cierto que en
Hoyo menciona que chicimecatl era linaje de perro,16 Monterrey hubo grupos chichimecas. Sin embargo,
incluso, la connotación es distinta en el directo hijos es limitado y poco claro ya que podemos decir lo
de perra utilizado por Montemayor, que el de linaje mismo de los antiguos habitantes de lo que ahora es
de perro, significado usado por Del Hoyo, quien se- Coahuila, Guanajuato, Michoacán, San Luis Po-
cundó la propuesta de Jiménez Moreno.17 tosí, Tamaulipas, Zacatecas y Baja California.
Por lo tanto, afir-
mar que en el territorio
del actual Monterrey
habitaron grupos chi-
chimecas es equivalente
a señalar que en Los
Ángeles, California,
viven millones de his-
panos o latinos, lo que
es una identificación
por demás insuficiente,
pues nunca sabremos
si se trata de mexica-
nos, guatemaltecos, ar-
gentinos, ecuatorianos
u otras nacionalidades
que comprenden tan
amplia designación.
Ya sean investigadores serios y profesionales como Incluso, el lla-
Rául García Flores o aficionados como Jesús mar chichimecas a un
Dávila, tenemos que el concepto de chichimeca
ha formado parte del discurso historiográfico de amplio conjunto de
los indígenas del noreste de México. grupos diferentes que
habitaron lo que ahora
Por otro lado, David B. Adams se inclina es Nuevo León sería algo semejante, por ejemplo,
por otro significado distinto: los que devoran carne aceptar el concepto peyorativo de sudacas que utili-
cruda,18 del cual no otorga fuentes y que es una apli- zan en España para referirse a los mexicanos, ecua-
cación prejuiciosa y con cierto contenido peyora- torianos, argentinos, peruanos, bolivianos y otros
tivo. inmigrantes latinoamericanos.19
Sin embargo, no es práctico para entender Es decir, además de una designación ar-
la complejidad de los grupos locales seguir llamán- bitraria y generalizadora es, también, impuesta de
dolos chichimecas pues, más que una categoría manera unilateral por los grupos dominantes que se
que sirve para identificar y otorgar una filiación asumían como superiores. El utilizar este concepto
74
Monterrey: origen y destino
tiene, de manera implícita, no sólo una carga colo- cano y sustituyéndolo por los nombres de los grupos
nialista, sino un dejo de discriminación y subjetivi- indígenas, podemos establecer una similitud en las
dad. dificultades del investigador para aplicarlo al nores-
te de México: a) grupos que desaparecieron a través
Borrados, rayados, alazapas, pelones y de los años; b) variaciones en el nombre; c) nombres
otros nombres que se daban a sí mismos diferentes de los que re-
cibían por parte de otros grupos o los españoles; d)
Entonces, ¿quiénes vivían en lo que ahora es Mon- corrupción ortográfica de nombres; e) dualidad de
terrey y Nuevo León antes de la llegada de los espa- nombres que correspondían a grupos diferentes; f)
ñoles? Sin duda es complicado utilizar una desig- nombres aparentemente semejantes que correspon-
nación única y concluyente. Asimismo, existen dían a procedencias diferentes.
cientos de nombres conocidos en Nuevo León. A Entender el problema de nombres implica
través de referencias documentales se conocen más analizar cómo, cuándo y dónde eran usados los dis-
de 300 nombres de grupos indígenas de costum- tintos nombres. Por ejemplo, para cuestiones legales
bres nómadas que ocuparon principalmente la parte como lo las ordenanzas del gobernador Barbadillo,
central y nororiental del estado,20 pero, aunque va- se hace la distinción únicamente entre tlaxcaltecas
liosísimos, no deben usarse con displicencia ni a la y chichimecas.25 Para el contexto general de la con-
ligera. quista y la referencia a un amplio espacio geográfico
Los cronistas del área llamaron naciones a como podía ser el Nuevo Reino de León, resulta
este tipo de grupos nómadas, provocando que tanto suficiente crear y utilizar sólo algunas grandes ca-
estudiosos como historiadores locales hayan confun- tegorías para distinguir a los españoles de los tlaxal-
dido el término y que, aún en la actualidad, manejen tecas amigos sedentarios, a éstos de los chichimecas
en sus textos a cada supuesta nación21 como una so- a conquistar.
ciedad distinta e independiente de las otras. Sólo en En otro contexto, chichimecas surge como
fechas recientes se han señalado estas imprecisiones apelativo más concreto. En los documentos que in-
en las que han seguido muchos investigadores al cluyen diversos grupos, decir indio chichimeco de
continuar con la visión de los españoles de la Colo- la nación alazapa;26 en este contexto, por ejemplo,
nia, de ahí que Cecilia Sheridan llama a dichas ca- alazapa sería entonces una designación taxativa.27
tegorías identidades cuestionadas22 y es que si bien Podemos considerar que los nombres que agrupan
es cierto que desde antes se habían cuestionado las las llamadas naciones son categorías que pretenden
categorías étnicas utilizadas para referirse a los in- diferenciar a los grupos, sin embargo, no dejan de
dígenas en los documentos coloniales y en la histo- ser genéricos, aunque aplique otra valoración. So-
riografía regional, no es sino hasta fechas recientes bre esto, Jiménez Moreno señalaba hace más de 60
cuando esto se hace con más insistencia y desde una años que
perspectiva más seria. En otras palabras, no es sos- (...) tenemos el de los “borrados”, cuyo
tenible seguir al pie de la letra la clasificación que nombre plantea el problema de si se trata de
hicieron los españoles de los grupos indígenas du- una denominación genérica o si es un nom-
rante la Colonia, pues obviamente las naciones no bre específico para una tribu determinada.28
son lo que ahora podríamos considerar como tal, y Además de la ambigüedad en la designación
los nombres son por demás ambiguos.23 y significado específico del vocablo chichimeca, y
No obstante, la problemática no es exclusi- de la gran cantidad de nombres y apelativos en los
va de los grupos del noreste de México, ni siquiera dialectos autóctonos, también encontramos nom-
de los indígenas, pues dificultades similares se han bres y apelativos intermedios, como la palabra cas-
encontrado quienes pretenden, por ejemplo, identi- tellana de borrados, que seguramente es un nombre
ficar el origen étnico o geográfico de los esclavos ne- genérico utilizado por los españoles,29 que pretendía
gros en México.24 Y es que, omitiendo el origen afri- agrupar de acuerdo a criterios culturales, físicos y
75
Los grupos indígenas en Monterrey
76
Monterrey: origen y destino
77
Los grupos indígenas en Monterrey
78
Monterrey: origen y destino
nifica cuervos, y con el de zacatiles que, como indica ta, y el último debió residir en el área circundante a
Martín Salinas, es un vocablo del náhuatl que pue- Cerralvo.
de traducirse como zacate.41 Por ejemplo, aunque se El primer nombre es el de popocátoques,
trata de un grupo registrado relativamente lejos de que evidentemente es una palabra en lengua ná-
Monterrey, pues aparece tanto en Parras como en el huatl. Sin embargo, ello no significa que se trata de
municipio de Nadadores, Coahuila, nos sirve para un grupo nahua, sino que se trataba de un grupo lo-
ilustrar la problemática y la confusión en ese apa- cal pero fue registrado o conocido con una designa-
rente embrollo de nombres, se trata del grupo que ción dada por los tlaxcaltecas o españoles. Respecto
William B. Griffen registra como itocas42 y, poste- a este nombre, se abordan varias posibilidades de
riormente, lo nombra sin la “I”, quedando entonces acuerdo a sus acepciones.
toca o tooca43. Es la misma ortografía que usa Carlos En cuanto al significado, resulta compli-
Manuel Valdés al incluirlos entre los grupos docu- cado otorgarle uno de manera tajante y definitiva,
mentados en el Archivo Municipal de Saltillo.44 porque popoca significa echar humo o humeante.47
Es muy posible que ese nombre provenga Por ejemplo, en el caso de popocatepetl (nombre del
del náhuatl, pues toca significa nombre, y el prefijo volcán localizado en el centro de México) es una
i, es en realidad el posesivo en tercera persona su. palabra que está compuesta por los vocablos po-
Efectivamente, ese nombre aparente que se cree es poca y tépetl, esta última en castellano sería cerro o
un vocablo de alguna lengua indígena de la región montaña, es decir, se trata de montaña que humea.
tiene su propio significado, es un vocablo náhuatl Sin embrago, no podemos descartar que popocáto-
que ni siquiera es una traducción sino que parece ques, venga de popocatoc, que tiene varios usos, uno
tratarse de una simple confusión que llegó a estan- de ellos es ser brillante, asociado a otros términos,
darizarse y ser tomada de manera convencional, de también puede significar él es cobarde, temeroso o
tal modo que itoca sería literalmente su nombre o miedoso.48 Es decir, podría ser que los tlaxcaltecas y
algo así como nombrar. Por lo tanto, sin descartar españoles identificaran a cierto grupo de este modo,
que exista una casualidad fonética mas no de sig- debido al rechazo y desconfianza que presentaban
nificado entre un vocablo de una lengua nativa de para con los colonizadores.
la región y un vocablo en náhuatl, creemos que en El siguiente nombre es el de un grupo cuya
el caso de los itocas no es así, más bien es una con- designación es la de cacameguas. Este grupo, ade-
fusión al preguntar el nombre. Un caso semejante, más de estar reportado en los alrededores de Cade-
aunque no es náhuatl, se presentó con un grupo reyta en la lista de Chapa, también es posible iden-
registrado al noreste de Nuevo León en una parte tificarlo en documentos del Archivo Histórico de
de Tamaulipas.45 Monterrey, en donde aparece documentado en ese
Otro ejemplo de la confusión respecto a las
lenguas aparece en la obra Los indios del nordeste de
Méjico en el siglo XVII de Isabel Eguilaz, donde la
autora afirma que el vocablo chihuat significa mu-
jer.46 Sin embargo, aunque ése es su significado, el
error radica en que la historiadora lo considera como
un vocablo de la lengua maratin, siendo seguramen-
te náhuatl.
Por lo anterior, a continuación analizare-
mos tres nombres de tres grupos que aparecen do-
cumentados en la obra de Juan Bautista Chapa. El Para los sedentarios indígenas tlaxcaltecas que acompañaban a los es-
primero de ellos estaba presente en los alrededores pañoles en su empresa de conquista, el modo de vida y las caracterís-
de Monterrey, el siguiente habitó cerca de Caderey- ticas de los grupos nómadas del noreste de México les debió llamar
la atención. Esto pudo motivar apodos o sobrenombres dados a los
indígenas.
79
Los grupos indígenas en Monterrey
80
Monterrey: origen y destino
Si bien en un principio el
término bozal implicaba a
grandes rasgos un origen
étnico y geográfico, con
el tiempo, en el noreste se
utilizó para designar a los
indígenas que vivían lejos
de los asentamientos espa-
ñoles.
81
Los grupos indígenas en Monterrey
A pesar de las dificultades de ubicar los gru- razones por las cuales Alonso de León, cronista del
pos, existen criterios para ello, y uno es a partir de Nuevo Reino de León, hizo la analogía bíblica de
las convenciones lingüísticas.Por ejemplo, dada la Babel cuando se refiere a las lenguas indígenas de
lista de Chapa que hemos revisado, podemos se- la región noreste:
ñalar que es posible determinar un origen lingüís- Y no hay que espantarse que en tan poca
tico común a varios de estos grupos. Por ejemplo, distancia perdiesen tanto de su lenguaje;
los nombres de amoguama, cajubama, esteguama y pues menos había entre los fabricadores de
estegueno tienen evidentemente un origen lingüís- la soberbia torre y permitió Dios la confu-
tico en común. Y lo mismo ocurre con macapaqui sión de lengua; y viendo no se entendían los
y pomaliqui. unos con los otros, fue forzoso dividirse a di-
A través del tiempo, varios investigadores versas regiones; castigo justo a su soberbia
han enfocado sus investigaciones a realizar mapas por seguir su gusto sólo. Así estos bárbaros,
y clasificaciones lingüísticas en las que pretenden difusos por estos bosques, perdiendo el len-
localizar a diversos grupos indígenas que habitaron guaje, perdieron también el conocimiento
lo que ahora es Nuevo León.65 que podrían tener de la creación del mundo;
Estas investigaciones de orden histórico- quedando en la ceguedad e ignorancia que
lingüístico que existen sobre los indígenas del no- han tenido.67
reste difieren en enfoques, alcances y propuestas, Ahora bien, independientemente de la inter-
pero el conocer y analizar todos ellos es necesario pretación bíblica de De León, y toda la carga ideo-
para nosotros, para poder corroborar, refutar, reto-
mar, enriquecer y crear nuevas propuestas.
Es así como se han dado nuevas designa-
Desgraciadamente,
ciones para referirse a los grupos de la región. Por en Nuevo León y el
ejemplo, uno de ellos es el concepto de coahuilteca, noreste no existen
que es una creación que nace a partir del análisis vocabularios exten-
contemporáneo66 que, no obstante, tiene sus an- sos ni obras escritas
por los cronistas
tecedentes en el concepto colonial de coahuileños,
españoles donde se
para referirse a los grupos de parte de Nuevo León hayan registrado las
y Coahuila. lenguas indígenas
habladas en esta
De la diversidad de lenguas que estas región.
gentes hablan
82
Monterrey: origen y destino
lógica que lleva consigo para justificar la conquista sobre estas cuestiones, como atinadamente señala
y colonización de estos grupos y los territorios que Karl-Heinz Gursky al mencionar que, a diferencia
ocupaban, podemos preguntarnos: ¿qué tan cierto del mapa lingüístico del lado norte del río Grande (o
era esto?, ¿acaso fue así?, ¿cuántas lenguas se ha- río Bravo), donde se tiene mucha información, en el
blaban en los alrededores de Monterrey y en la re- caso de México no ocurre
gión noreste? lo mismo. Incluso subra-
Para responder estas preguntas primero es ya el hecho de que esto
necesario hacer algunas consideraciones. La pri- se agudiza en el noreste
mera es que, por desgracia, arqueológicamente no de México.68 En efecto,
se pueden conocer aspectos intangibles de la cul- esta situación ha sido así
tura como la lengua. Es decir, tratar de dilucidar durante mucho tiempo,
las lenguas habladas en épocas remotas es por de- pues, como se mencionó
más difícil, y entre más atrás se retroceda las cosas en el apartado dedicado a
se complican, de ahí que sea casi imposible inferir los antecedentes, en mu-
las lenguas que se hablaban hace varios milenios. chos sentidos, y no sólo
Por lo tanto, la única forma de conocer las lenguas lingüísticos, el pasado
extintas es a través de documentos y, en este caso, indígena del noreste de
escritos de la época colonial donde hayan quedado México fue concebido
registrados, al menos de forma aproximada y fonéti- como una de las áreas
ca, los vocablos de dichas lenguas.
Ante la problemática de tratar de otorgarle una filiación étnica o nom-
Por desgracia, en el caso concreto de Nuevo bre a los grupos indígenas que habitaron el noreste de México y sur de
León y el noreste no hay muchas investigaciones Texas, muchos investigadores se limitan a seguir criterios geopolíticos
contemporáneos y estandarizar el nombre de coahuiltecos.
83
Los grupos indígenas en Monterrey
84
Monterrey: origen y destino
macrofamilia yutoazteca, que se había extendido siglo XIX, cree encontrar otras dos lenguas: garza
hacia el sur dejando dos grandes porciones hoka- y carrizoyeme, localizadas al norte de Nuevo León
nas, una en el noreste de México y otra en el extre- hasta las riberas del río Bravo.78 Sin embargo, hay
mo norte de Baja California.74 que hacer dos señalamientos: primero, que la len-
Años después, en 1940, nuevamente Swan- gua carrizoyeme es llamada también mamulique,79
ton analiza el tema de las lenguas que ya había y que posteriormente, en años recientes, algunos
lingüistas han considerado que en realidad se trata
de dialectos del comecrudo.80
Una vez revisados algunos aspectos de las
lenguas habladas en la región noreste, podemos con-
centrarnos en las que posiblemente se hablaron en
lo que ahora es Monterrey y su área metropolitana;
muy probablemente, una de ellas debió ser la len-
gua quinigua. Podemos observar que en un espacio
relativamente pequeño coexistían varias lenguas en
lo que ahora es el noreste de México y sur de Texas.
Y si a esto le añadimos que, tras la llegada de los
españoles, individuos o grupos fueron trasladados
a grandes distancias de su lugar de origen hacia las
haciendas y minas y, ante la visión colonialista de
los españoles, que concebían a todos como chichi-
mecas o indios, notarán la diversidad de lenguas y
formas dialectales. Sin embargo, cabe señalar que
se trataba de un área multicultural donde existían
varias lenguas. Sólo como dato, podemos mencio-
nar que en la actualidad, sin ser ninguna Babel, en
México se hablan 62 lenguas indígenas, y muchas
otras han desparecido a lo largo de más de cuatro
En la última década del siglo XX, el arqueólogo Moisés Valadez y la siglos.
lingüista Claudia Reyes revisaron los antecedentes lingüísticos y pro-
pusieron un mapa de distribución de las lenguas indígenas.
Presencia de afroamericanos entre los
identificado y agrega otras dos: el solano (hipayo) indígenas
en Coahuila, y el maratino en Tamaulipas.75 Pos-
teriormente, aunque estaba consciente de que no Al analizar la situación de los indígenas del nores-
era un especialista, Del Hoyo fue estimulado por te, es posible distinguir que comparten algunos as-
los lingüistas Maurico Swadesh y María Teresa de pectos con los esclavos negros de África que eran
Miranda, y con base en fuentes documentales pro- traídos al continente. Por ejemplo, eran vendidos
puso la antigua existencia de la lengua quinigua en y esclavizados, a los dos se les marcaba con hierro
Nuevo León,76 que sería retomada y avalada por o tatuajes, pues ésta fue práctica común en el siglo
Kart-Heinz Gursky, quien aprovecharía el texto de XVI donde se marcaba a los esclavos indios o ne-
Eugenio del Hoyo que había sido publicado por la gros con hierros con dibujos, letras o apellidos de
Universidad Autónoma de Nuevo León para ana- los dueños.81 Dicha práctica continuó de manera
lizarla, concluyendo que se trataba de vocablos de ilegal hasta el siglo XVIII en el Nuevo Reino de
varios dialectos (variantes) de una misma lengua.77 León, de ahí que encontremos leyes que pretendían
Años después, en 1979, Ives Goodard, tras anali- evitarlo, solicitando que no les “borren o rayen el
zar de nueva cuenta los vocabularios hechos en el rostro”. 82
85
Los grupos indígenas en Monterrey
Junto con Veracruz y Campeche, Pánuco brevivieron de un naufragio se casaron con mujeres
fue uno de los puertos de entrada de esclavos ne- indígenas.85 Asimismo, algunos investigadores han
creído identificar la presencia de afroamerica-
nos en regiones indígenas, como el caso del
río Grande del norte (Bravo), donde están
registrados indios negros lobos o mulatos.86
Hay que recordar que durante gran parte de
la Colonia, los mulatos lobos eran el producto
de la relación entre un mulato pardo con el
indio.87 De igual modo, a los mulatos los co-
locan geográficamente en el espacio ocupado
por la lengua maratino.88
Existe la posibilidad que, aunque
quizá no en gran cantidad como ocurrió en
otras partes de nuestro país y el continente,
en el noreste pudo haber presencia de cima-
rrones. No obstante, la relación entre los in-
Durante la Colonia, el racismo y la discriminación tomaron un carácter dígenas y los esclavos de origen africano fue
institucional, donde la supuesta mezcla biológica engendraba nuevas muchas veces conflictiva, pues estos últimos debían
categorías empíricamente verificables. Esto se refleja en las llamadas
pinturas de castas, donde se etiquetaba con distintos nombres la des-
ocupar su lugar y al huir eran tomados por los in-
cendencia: zambaigo, mulato, lobo y muchas más. dígenas; también es cierto que el hecho de que los
incluyeran en su grupo social fue un factor portador
gros a México,83 por lo que distintos investigadores de innovación cultural.89 En el caso de individuos
plantean la posibilidad de que individuos de ori- de origen africano que se fueron integrando con
gen africano hayan escapado hacia las tierras que los indígenas, existe un caso por demás interesante
eran ocupadas por los indígenas, donde no existían que ha sido mencionado por varios investigadores.
asentamientos españoles. Y es que hay que recordar Se trata de un cimarrón llamado Gaspar Francisco,
que los cimarrones, como eran llamados, fueron co- quien fue integrado entre los indígenas a través de
munes en todo el continente americano, y muchas ritos de paso, como la ingestión de huesos humanos
veces se unían con mujeres indígenas.84 Esta teoría y la acción de tatuarlo y escarificarlo.90 No podemos
coincide con la de Martín Salinas, quien sugiere descartar que hayan existido otros casos similares,
que cerca del río Bravo, negros africanos que so- donde dos grupos humanos que eran tratados de
manera parecida por los españoles se hayan iden-
tificado y unido.
La organización social
86
Monterrey: origen y destino
87
Los grupos indígenas en Monterrey
Que se juntan en sus tierras unos de unas De acuerdo a la evidencia arqueológica y a las fuen-
rancherías con otras y hacen sus bailes, y se tes históricas, Nuevo León estuvo ocupado por
casan las unas indias de una ranchería con sociedades con un modo de vida nómada y una
indios de las otras a su usanza y gentilidad; economía basada en la caza, pesca y recolección,
y que así mismo, emparientan por untarse continuando así hasta su desaparición durante los
a su usanza un cebo de venado y tezcate a primeros años del siglo XIX. Por consecuencia, los
grupos que habitaron lo que ahora es Nuevo León
su usanza.
corresponden a lo que en la antropología se ha lla-
Situación en donde constata que, entre
mado sociedades igualitarias. En cambio, en las
otros significados de la pintura corporal, podemos
sociedades jerárquicas y las sociedades con Estado
suponer que a través de esa diferencia física se ad-
existe desigualdad política, económica, religiosa y
vertía también la posibilidad o imposibilidad de
social entre los individuos que la conforman, y exis-
matrimonio. En principio había individuos que, al
ten personas con mayor autoridad que otras y por lo
pertenecer a determinado grupo, podían o no ser
tanto tienen privilegios de distinta índole.101
candidatos o candidatas a unirse con otro u otra.
Sin embargo, las sociedades nómadas de
En cuanto a la forma de formalizar la relación ma-
cazadores-recolectores no son igualitarias en el
trimonial, sabemos que en gran parte del noreste de
sentido estricto, pues coincidimos con arqueólogos
México el hombre llevaba una piel de venado96 o de
como Manuel Gándara, quien afirma que es preci-
otros animales a los padres de la novia,97 situación
samente el concepto de igualitario lo que esconde
que no debe confundirse con una simple compra-
en realidad una desigualdad de género y edad.102 De
venta,98 sino que en realidad tiene un significado
esta manera, al analizar las sociedades que habita-
simbólico.99 Y es que esta misma tradición es por
ron el desierto del norte de México, debemos estar
demás común entre los cazadores-recolectores, pues
conscientes de que existía desigualdad en la divi-
para contraer matrimonio es necesario que el varón
sión del trabajo de acuerdo al género, pues la mujer
demuestre ser un buen cazador, es decir, un buen
solía ser subordinada.103
proveedor.100 Existe toda una representación simbó-
En efecto, es posible que, como señala un
lica en el aparente intercambio desigual, ya que el
investigador chileno radicado en México, y que
hecho de poseer una piel de venado significaba en
desde hace muchos años ha hecho análisis teóricos
principio que se trataba de un individuo digno del
sobre los grupos de cazadores-recolectores, sabemos
merecimiento de tener una mujer, pues para conse-
que no hay trabajos que una mujer no pueda realizar
guir una pieza de caza como un venado se requiere
y que la única actividad que no pueden efectuar los
fuerza y experiencia con las armas, cualidades que
hombres es la de amamantar a los lactantes.104 De
sólo podemos atribuirle a un individuo adulto y de-
igual modo, la arqueóloga Leticia González subra-
sarrollado.
ya que ambos géneros podían y pueden realizar las
mismas actividades productivas, pues el problema
Las sociedades menos desiguales no es de capacidad y de orden práctico, sino de ac-
titud, ya que son las restricciones sociales las que lo
Se dice que de un tercio a la mitad de la humanidad
prohíben o dificultan.105
se acuesta todos los días con hambre. En la antigua
Ahora bien, sin justificar este tipo de desi-
Edad de Piedra la proporción debe haber sido mucho
gualdad de género y edad, y sin pretender caer en
menor. Ésta, en la que vivimos, es la era de un hambre
la historia del buen salvaje, creemos que tampoco
sin precedentes. Ahora, en la época del más grande
podemos negar que, como sociedad, los nómadas
poder tecnológico, el hambre es una institución.
cazadores-recolectores representan un ejemplo de
cómo el ser humano puede ser capaz de vivir y con-
Marshall Sahlins
vivir en un ambiente de menos desigualdad, pues
en ellos existe un espíritu de cooperación y solida-
88
Monterrey: origen y destino
ridad. Mientras que en muchos de los pueblos an- Un religioso que vivió en el siglo XVII habla de
tiguos que habitaron el centro y sur de México no cómo se vivía en ese tipo de sociedades que no con-
sólo existía y existe una marcada desigualdad de gé- cebían la idea del robo, cuando describía a los indí-
nero106 sino que, además, hay una gran desigualdad genas de un campamento al suroeste de Coahuila,
social, lo que está ausente en las sociedades de los que tenían un modo de vida muy similar a los que
cazadores-recolectores. habitaron Nuevo León. Lo anterior nos hace cues-
Algunos autores clasifican a las sociedades tionarnos ¿acaso es verdad que entre estos grupos
que carecen de clases sociales como preclasistas o no existía el hurto?
de cazadores-recolectores pretribales.107 Sin embar- Para responder esto es fundamental diferen-
go, desde nuestra perspectiva, el prefijo pre puede ciar dos conceptos: propiedad y posesión, cuando
ser mal entendido al otorgarle un marcado tinte evo- estudiamos la economía y política de los grupos de
lucionista, ya que tiene connotaciones temporales y cazadores-recolectores. Carlos Marx reevalúa estos
puede pensarse que es sinónimo de antes de algo temas y señala que existen familias y tribus que so-
que necesariamente antecede a otra cosa. Lo que en lamente poseen, pero no tienen propiedad.112 Por
cierto sentido es verdad para los grupos que habi- supuesto, no queremos ahora utilizar el concepto
taron hace milenios el centro de México, pues ellos de comunismo primitivo, ya que ambas palabras
darían origen a las sociedades jerárquicas; en el caso tienen connotaciones políticas e ideológicas que ha-
del noreste de México, y concretamente de Nuevo bría que analizar detenidamente. Sin embargo, en lo
León, los grupos siempre se mantuvieron sin clases que sí estamos de acuerdo es que entre los grupos de
sociales hasta su extinción. Por ello, coincidimos cazadores-recolectores no existe la propiedad como
con otros autores de la llamada arqueología social tal.
latinoamericana y preferimos considerarlos como no Esta idea ha sido expuesta por la arqueología
clasistas.108 social iberoamericana, pues esto ha sido señalado en
En otras palabras, los nómadas cazadores- el caso de las sociedades de cazadores-recolectores
recolectores no son sociedades igualitarias, sino donde sólo existe posesión.113 En efecto, en este tipo
sociedades menos desiguales, pues no se dividen de sociedades, lo más cercano a propiedad son cosas
en clases de familias pobres y ricas. De hecho no utilizadas de manera personal, como armas, arcos,
hay propiedad privada que permita esta clase de cuchillos, vestimenta, amuletos y ornamentos,114
distinción:109 la forma de la propiedad es colecti- pues entre los cazadores-recolectores no se niega la
va.110 oportunidad a ningún miembro del grupo de poseer
¿Eran ricos o eran pobres? Creemos que la ciertos objetos personales, sino que lo que se busca
respuesta a esa pregunta podría ser relativa, y de- es que dicha posesión no sea utilizada en perjuicio
pendería de la perspectiva que adoptemos. No obs- del otro, o que se obtenga provecho de ello.115 En-
tante, si partimos de la idea de que no desear es no tre los cazadores-recolectores no existe propiedad
carecer,111 se puede pensar que, por lo limitado de su como fuente de riqueza y no hay propiedad de ins-
cultura material, no eran pobres. trumentos de trabajo.116
Cabe destacar que una de las formas que
La ausencia de propiedades: todo es propicia las desigualdades es la acumulación de
de todos objetos a través del tiempo, como en el caso de las
herencias. Entre las sociedades nómadas de cazado-
...y sus casas abiertas y sin llaves, sin temerse hurto, res-recolectores se buscaba evitar la acumulación,
porque lo abominan y no se conocía entre ellos, sino destruyendo o abandonando los objetos de aquel
mucha fidelidad sin trato doble. individuo que muere. Por ello, los muertos eran en-
terrados o depositados con los objetos que les perte-
Fray Andrés Pérez de Rivas necían. Lo anterior se encuentra en registro arqueo-
lógico de Coahuila, donde los entierros se realizan
89
Los grupos indígenas en Monterrey
incluyendo este tipo de artefactos.117 Algunos de los La mejor manera para demostrar este con-
artefactos que solían acompañar al individuo que cepto es citando un caso. Ésta es una práctica ge-
moría eran destruidos o parcialmente destruidos neralizada en todas las sociedades de cazadores-re-
cuando lo enterraban. Las implicaciones mágicas colectores y, desde luego, aunque esta reciprocidad
de dicha práctica tenían que ver con un mecanismo ocurre con diferentes elementos para satisfacer dife-
para que nadie acumulara más de lo que podía usar, rentes necesidades, inicia en relación a uno que es
pues además de impráctico debido a la migración, vital: el alimento. Desde luego, debió darse con di-
rompería el equilibrio económico de la sociedad. ferentes tipos de alimentos, pero en términos gene-
De acuerdo a lo anterior, podemos deducir rales, todos tenían acceso a los mismos.123 En el caso
que entre los grupos indígenas de Nuevo León no de los habitantes de Nuevo León, es por demás
existía la propiedad de las cosas, por lo que, como ilustrativo lo relacionado a la carne obtenida a través
señala Marvin Harris, entre este tipo de socieda- de la cacería. Nos referimos al hecho de que tras una
des nadie entra o sale de la aldea sin ser notado. expedición de cacería exitosa, el individuo que co-
Es necesario susurrar para guardar la intimidad: bra la presa, por lo regular, se abstiene de comerla,
con tabiques de paja, no existen puertas ce- aunque se queda con una parte de la misma,
rradas.118 Entonces, podemos pensar como la piel, por ejemplo.124 Con ello,
que si no existen propiedades el cazador que no salió en su día
y únicamente se poseen las de suerte tiene asegurada su
cosas, no existe la idea porción, mientras aquél
del robo.119 Por lo tanto, que consiguió la pie-
ahora podemos enten- za recibirá a cambio
der lo que mencionaba alimento cuando en
fray Andrés Pérez de el futuro él no logre
Rivas respecto a que cazar.
no se temían hurtos, y Sin embargo,
es que, obviamente, in- todo esto no debe con-
ventos como la cerradura fundirse con un regalo,
y el candado aparecieron en pues entre los cazadores-
sociedades como la nuestra, recolectores esto tendría el
donde existe una distribución des- matiz de caridad y no de reciproci-
igual entre pocos muy ricos y Lo cierto es que entre los cazadores-recolectores nóma- dad.125 Por supuesto, esto
muchos muy pobres. das un invento como el candado es inútil y absurdo, ya mismo debía ocurrir con
que en este tipo de sociedades no existe la propiedad. otros alimentos, con el
Para que en un grupo humano exista una cerradura, es acceso a determinada ma-
porque dicha sociedad tiene una distribución desigual teria prima y a la manu-
La reciprocidad de la riqueza: hay clases sociales.
factura de diferentes uten-
Para comprender la orga- silios. Del mismo modo,
nización social y económica de las sociedades de entre estas sociedades es común que se auxilie en
cazadores-recolectores, un concepto fundamen- lo posible a los enfermos, y que todos socorrieran a
tal es precisamente el de reciprocidad,120 y aunque aquel individuo que perdiera o rompiera sus armas
las propuestas de investigadores como Service y de manera accidental, procurándole ayuda mientras
Sahlins han sido criticadas, aportaron mucho para manufacturaba o consiguía otras. Y así existía en to-
entender lo que significa la reciprocidad entre estos dos los ámbitos un derecho y una responsabilidad
grupos.121 A grandes rasgos, reciprocidad se puede de satisfacer las distintas necesidades de todos los
definir como un derecho y, al mismo tiempo, como individuos que conformaran el grupo, es decir, reci-
una obligación.12 procidad es igual a un compromiso colectivo.126
90
Monterrey: origen y destino
Los jefes sin privilegios ría el consenso, sería el encargado de tomar decisio-
nes. Aunque entre estos grupos no había jefes, ello
Uno de los referentes arqueológicos que se utiliza no quiere decir que alguien no se destacara por sus
para determinar la condición social del individuo habilidades.132 Incluso, en Coahuila, como señala
y ubicarlo como miembro de un grupo, es obser- González, no todos los individuos eran sepultados
var las tumbas y las ofrendas mortuorias.127 En con el mismo tipo o cantidad de vestimenta, sino
otras palabras, las ofrendas de los entierros son un que debió depender de su papel en el grupo, por lo
buen indicador de las diferencias sociales, y refle- tanto, el funeral de un chamán tendría cierta para-
jan un consumo diferente de bienes y una distri- fernalia.133 Entonces, podemos pensar que a quie-
bución desigual de la riqueza.128 Por supuesto, los nes se les enterraba en determinados lugares, como
casos más evidentes y conocidos son las ofrendas y áreas con petrograbados, probablemente era porque
grandes construcciones mortuorias de los faraones se trataba de los cabecillas o jefes del grupo, y debie-
egipcios, es decir, las pirámides, pues éstas refle- ron tener atributos especiales, o cumplían una fun-
jan el poder de dichos personajes. En nuestro país ción específica que era reconocida por consenso, ya
existen diversas formas de celebrar un funeral; las que no hay que olvidar que se trataba de sociedades
sociedades sedentarias de Mesoamérica revelan las igualitarias, sin diferencias de clase ni jerarquías.
grandes diferencias que existían entre las distintas Por supuesto, hay que enfatizar que a los
clases sociales, pues colocaban no sólo mayor o me- cabecillas que llegaron con los españoles al norte de
nor número de ofrendas, sino objetos a los que se México, llamados caciques a partir del siglo XVI,
les atribuía distinto valor. Incluso, muchos de ellos no se les puede considerar como ejemplo de jefes
no eran utilitarios, sino que había objetos, y hasta de grupos nómadas cazadores-recolectores, pues
construcciones,129 que se creaban ex profeso para el en este caso se trata de personajes que habían cam-
ritual mortuorio. Y esto, desde luego, respondía a la biado en gran medida, no sólo al adoptar muchos
condición social del individuo. elementos de la cultura material de occidente, como
Por otra parte, en el caso de las sociedades vestimenta y armas, sino al adoptar características
de cazadores-recolectores, generalmente los objetos ideológicas ajenas y sacar provecho de éstas. No
con los que eran enterrados eran los mismos que uti- obstante, las referencias de De León respecto a la
lizaron en su vida cotidiana, y no eran objetos ma- presencia de un jefe que organiza y reparte obse-
nufacturados para el ritual mortuorio.130 De acuerdo quios en las ceremonias pueden sernos de utilidad
a la experiencia que tenemos en el tipo de tumbas para deducir cómo era la organización social y el
encontradas en Nuevo León, es muy interesante el papel que jugaban estos individuos.134 Griselda Sar-
hecho de que entre estos grupos, al parecer, existía miento, quien retoma la línea de investigación de
una preocupación por disimular o no dejar rastro de Sahilins, señala que dichos jefes no tienen la fuerza
los sitios donde quedaban sus difuntos.131 física ni económica para someter al resto del grupo,
Por otra parte, aquello está relacionado con ni tampoco pueden sacar ventajas, pues tienen que
las prácticas económicas de estos grupos, pues la trabajar y participar en las actividades productivas al
ausencia de ofrendas especiales refleja las condicio- igual que los demás.135 Ya en la época colonial estos
nes socioeconómicas que el muerto tuvo en vida. jefes se unirán a su vez con otros jefes de distintos
Sin embargo, no es cierto que todos los grupos buscando un fin común. Por ejemplo, en
entierros debieron ser iguales, pues la evidencia 1651 diez grupos capitaneadas por el indio Cabrito
arqueológica y documental señala otra cosa. Por lo atacaron la hacienda de De León en Los Potreros.136
tanto, estas diferencias en cuanto al patrón de ente- En este caso, al parecer, Cabrito pertenecía a los ga-
rramiento y depósito de los cuerpos nos hacen pen- racatas, pues, en un documento de junio de 1659 se
sar que tal vez existía una persona que por su edad, menciona un tratado de paz con los grupos tacua-
experiencia, carisma y sabiduría era el encargado de nanas, amapoalas, ayancuaras y garacatas con sus
llevar el bagaje cultural del grupo, y aunque busca- jefes: Perico, Vicentillo, Jacobillo y Cabrito.137 En
91
Los grupos indígenas en Monterrey
la actualidad, existe cerca del municipio de Los Ra- acuerdo a su modo de vida y organización social.
mones el arroyo Ayancual,138 topónimo que surgió Hay que recordar a Sahlins y Sarmiento que señalan
de los ayancuaras. Es cierto, Vicentillo y Jacobillo, que dichos jefes no tienen la fuerza física ni econó-
como muchos otros nombres de los indígenas, de- mica para someter al resto del grupo, ni tampoco
notan un paso por el ritual del bautizo cristiano. Sin pueden sacar ventajas, pues tienen que trabajar y
embargo, la conversión no ocurría, pues evidente- participar en las actividades productivas al igual que
mente era más aparente que real. Valga la expresión, los demás.143
el paso del agua bautismal sólo mojaba la superficie Entonces, ¿a qué o a quiénes se refieren las
de la cabeza y no penetraba más allá. fuentes cuando llaman a un individuo cacique? Al
parecer, dichos caciques no eran en realidad los je-
Los caciques: jefes indígenas en tiem- fes o cabecillas de grupos nómadas de cazadores-
pos históricos recolectores, sino que, en este caso, se trataba de
personas que habían sido nombrados caciques y ca-
Con el concepto de caciques ocurre algo similar al pitanes por la Corona,144 debido, entre otras cosas, a
de chichimecas y muchos otros que aparecen en que eran indígenas que habían cambiado, no sólo al
los documentos coloniales del noreste. Aunque es adoptar muchos elementos de la cultura material de
cierto que no son en sentido estricto polisémicos, occidente, como vestimenta y armas, sino también
pueden llegar a tener implicaciones diferentes y características ideológicas, y el cómo sacar prove-
hasta opuestas, pues parecen utilizar el vocablo cho de éstas. Muchos de ellos eran, precisamente,
cacique para designar a diferentes individuos que indios ladinos, llamados así porque hablaban el cas-
poseían características distintas. Por un lado, apa- tellano.145
recen los caciques como aliados de los españoles y, Es por ello que encontramos documenta-
por el otro, como los individuos que encabezan la ción que hace referencia, en distintas fuentes de la
resistencia. Según Fernando Salmerón y Griselda época, a personas con características similares a un
Sarmiento la palabra cacique proviene de kassicuan, indio conocido en aquel tiempo llamado el Guaju-
que en lengua arawak quiere decir tener o mantener co, y que por sus características debió pertenecer
una casa.139 Se puede concluir que los españoles, al a un grupo de ciertos individuos que podrían ser
conquistar las Antillas, nombraron caciques a los je- considerados como caciques, pues además de ser
fes, y a partir de entonces la palabra se utilizó para reconocidos por los españoles, poseían privilegios.
designar algunas de las autoridades que mediaban De acuerdo con la descripción que hace Sar-
entre ellos y los nativos en gran parte del continen- miento, Guajuco fue un indígena de origen huachi-
te.140 Durante la Colonia, el cacicazgo consistió, ade- chil que había sido nombrado capitán por la Corona
más, en el reconocimiento que otorgaba la Corona a española en la Ciudad de México146 y que, contra-
algunos indígenas dándoles títulos y privilegios, así rio a lo que sabemos que sucedía con el resto de los
como determinados derechos y obligaciones identi- indígenas, se le permitía montar a caballo. Además,
ficados con la nobleza autóctona.141 De esta forma, entre otras cosas, era encargado de llevar jóvenes in-
apareció una nueva relación de jerarquía y control dígenas para que trabajaran para los españoles; de
social entre los indígenas y los españoles, siendo los ahí que en la historiografía, Guajuco y otros con las
caciques y capitanes quienes mantuvieron una fun- mismas habilidades y oficio aparezcan como indios
ción de intermediarios entre ambos.142 enganchadores.147 Es decir, en su momento, los lla-
Antes de la llegada de los españoles, existía mados caciques fueron los intermediarios del poder
en Mesoamérica, e incluso en las Antillas, cierta je- colonial con los grupos indígenas. Sin embargo,
rarquía o estratificación social entre los indígenas; como han señalado algunos historiadores y antro-
en el caso del noreste de México era diferente, pues pólogos, algunos individuos que habían adquirido
los grupos nómadas que habitaban en la región en costumbres y algunos conocimientos de elementos
la época prehispánica tenían otras características, de culturales de los españoles, tenían ciertos privilegios
92
Monterrey: origen y destino
que usaron en su propio beneficio.148 Una de estas narración sesgada. Además, ante la ocupación de
prerrogativas, que los caciques indígenas obtenían los españoles, la distribución territorial y por ende
por hacer causa común con los españoles, se refle- la relación entre distintos grupos indígenas debió
jaba en prosperidad económica y prestigio social, verse modificada.150
participando así en la distribución desigual de la En efecto, hay investigadores que subrayan
riqueza, propia de la economía de los españoles.149 la importancia de tomar en cuenta la mentalidad de
No es casualidad que para el siglo XVIII la época al momento de consultar las fuentes escri-
aparezcan entre las castas existentes en la Nueva tas, pues muchas de las sociedades de cazadores-
España los indios caciques, que era una designa-
ción socioeconómica.
93
Los grupos indígenas en Monterrey
recolectores en todo el mundo se vieron alteradas e grupos.156 Existe una gran cantidad de puntas de
influenciadas en cierto grado por la cultura occiden- proyectil, que resulta complicado determinar cuán-
tal antes de que fueran registradas por primera vez.151 do fueron utilizadas para la guerra; de igual modo,
Incluso, en lo que se refiere concretamente a los en- en Nuevo León tampoco se han encontrado res-
frentamientos bélicos, algunos expertos opinan que tos óseos humanos que muestren claras huellas de
los incidentes armados entre cazadores-recolectores muerte violenta.
son consecuencia del contacto directo o indirecto El hecho de que no se hayan encontrado
con las sociedades de nivel estatal.152 artefactos, armas o elementos arqueológicos que de-
Por supuesto, sería un error considerar muestren que fueron creados exclusivamente para
que vivían eternamente en paz, pero debemos combatir o defenderse, no significa que no hayan
contextualizar la situación para llegar a entenderla, ocurrido hechos violentos. Seguramente debieron
ya que, debido a la presencia de los españoles, se existir conflictos entre distintos grupos y ello con-
dedicaron más a la defensa que a sus actividades dujo a enfrentamientos violentos en los que sin
cotidianas,153 de ahí que dicha conducta haya sido duda habría víctimas. Aunque entre los cazadores-
una de las imágenes y estereotipos del indígena recolectores no existía una propiedad efectiva so-
durante la época colonial. bre los medios naturales de producción, sí tenían
Entonces, los indígenas que habitaron Nue- territorialidad,157 y sabemos que entre cazadores-
vo León ¿eran violentos? Antes de responder esta recolectores es posible que existan disputas por te-
pregunta hay que recordar que, hasta el momento, rritorios de caza.158
lo que sabemos es a partir de las fuentes documenta- Por ello, es posible que los conflictos bélicos
les, y resulta complicado tomarlas como totalmente entre los antiguos habitantes de Nuevo León fueran
confiables. En este caso, la arqueología puede re- iguales durante milenios, lo que no significa que
conocer con bastante exactitud el tipo de evidencia hayan sido tal y como los describen las fuentes
material asociada a la guerra. Existen ciudades for- escritas a partir del siglo XVII. Probablemente,
tificadas con trincheras, fosas, muros y otras cons- desde el paleoindio, y los siguientes milenios hasta
trucciones defensivas; asimismo, en determinadas el arcaico, el espacio geográfico y la baja densidad de
sociedades antiguas se reconocen instrumentos y población permitían menos contactos, roces y, por
objetos específicos para la guerra, así como tradi- lo tanto, conflictos, pues el empalme territorial entre
ciones de individuos dedicados permanentemente diferentes grupos se debió dar de manera ocasional.
a la milicia. Sin embargo, en el caso de los sitios Esto aún se puede apreciar en momentos históricos,
arqueológicos de las sociedades nómadas de caza- donde se describe una actitud de respeto y cierto
dores-recolectores, sabemos que no existían solda- luto hacia el enemigo vencido. En algunos casos,
dos, es decir, no había castas militares ni guerreros si se lograba la victoria, iban dejando un rastro de
de tiempo completo, como ocurre en las sociedades fuego al regresar a su campamento; al llegar, se les
estratificadas. Por tanto, si la ocasión lo ameritaba, recibía con fogatas, y giraban en círculos celebrando
todo hombre adulto era potencialmente un guerre- el triunfo, y las mujeres se pintaban e incorporaban
ro. Además, como ocurre en otras sociedades de ca- a la ceremonia tomando los trofeos y bailando.159
zadores-recolectores, las armas de caza son iguales a Sin embargo, conforme la población aumen-
las usadas en la guerra.154 tó y, en mayor medida con los cambios profundos a
Todo lo anterior dificulta la labor del arqueó- la llegada de los españoles, el espacio se redujo y eso
logo155 en la búsqueda de evidencia de conflictos bé- trajo más conflictos.160 Sabemos por las fuentes que,
licos. Por ello, en el caso concreto de Nuevo León, en cuanto al tratamiento que tenían con los indivi-
hasta el momento no se han encontrado indicadores duos del otro grupo, al apoderarse de una víctima
arqueológicos que sean pruebas fehacientes de ac- cortaban su cuero cabelludo y lo desecaban con pie-
tividades bélicas o enfrentamientos entre distintos dras calientes colgandólo en palos como trofeo. En
94
Monterrey: origen y destino
algunas ceremonias de los grupos indígenas del no- del cuerpo humano que fueron identificados como
reste de México se recolectaban partes del cuerpo de individuos españoles.168
humano o de animales como trofeos. Estos rituales, La acción de martirizar y descuartizar a un
por ejemplo, se realizaban para celebrar el éxito de individuo después de muerto es una práctica que ha
un combate o la muerte de un enemigo: ocurrido en muchas lugares. Parece ser una obse-
...y a los muertos desuellan el casco superior sión generalizada de acabar con el enemigo matán-
de la cabeza, como un palmo, casi alrrede- dolo varias veces, y así sucedió en muchas partes en
dor, con cabello y todo; al cual pellejo, por distintas épocas y lugares.169
enjuagarle y ponerlo en la forma que les pa- No obstante, en este caso se trata de un
rece, le envuelven por la carnaza una piedra momento histórico por demás tenso, por lo que
hecha ascua, que le consume la humedad, seguramente la violencia entre los indígenas y los
hasta que parece cola de yegua desollada; españoles se incrementaba, y los conflictos entre los
ponen en un palo como media asta, y tantas mismos grupos indígenas se intensificaban.
llevan, como cabelleras.161 En efecto, dejemos ya la imagen maniquea
Sin embargo, aquí es necesario puntualizar del discurso historiográfico regional predominante,
que no se trata, de ninguna manera, de una práctica el cual suele mostrar una imagen del indígena que
extraña o atípica en el mundo, sino que está amplia- bien podría ser el guión de un hipotético machacado
mente distribuida en tiempo y espacio, ya que ha western,170 donde el indígena sería siempre el malo
sido común entre las sociedades preestatales,162 don- de la película.171 Repensemos pues nuestra historia,
de partes del cuerpo del enemigo son usadas como echemos un vistazo al otro lado, el lado de los venci-
trofeos.163 Esto, de acuerdo a algunos antropólogos, dos.
se debe al hecho de que eran grupos que no poseen
instituciones burocráticas, militares, jurídicas ni re-
ligiosas, no es necesario hacer cautivos vivos, de allí
que tras los conflictos armados entre sociedades de
cazadores-recolectores, éstos suelen regresar por-
tando trofeos de cueros cabelludos o cabezas de las
víctimas.164
Sin negar que se trata de una práctica mile-
naria, sabemos, por fuentes documentales que estos
acontecimientos se propagaron en los enfrentamien-
tos entre indígenas del noreste y los españoles. En
otras partes del norte de México, como en Coahui-
la, está bien documentado el tratamiento que daban
a los individuos muertos, mutilándolos.165 En el
caso de Nuevo León, también es posible identifi-
car este tratamiento al enemigo vencido, donde, por
ejemplo, dejaban la cabeza clavada en un palo.166 A
otro individuo lo dejaron colgado de las quijadas
en un árbol, además, lo flecharon.167 Asimismo, en
un documento del archivo de Monterrey, también
se describe este comportamiento donde se narra que
un grupo de españoles estaba tras la persecución de
unos indígenas, y al llegar a su campamento se en-
contraron cabelleras, manos, dedos y otras partes
95
Los grupos indígenas en Monterrey
1. Braniff Beatriz C. Papeles norteños. Museo de las 11. Del Hoyo, Eugenio. Indios, frailes y encomende-
Culturas del Norte: Chihuahua, México, 1997. p. ros en el Nuevo Reino de León siglos XVII y XVIII.
74-75. Archivo General del Estado de Nuevo León: Méxi-
co, 1985. p. 151.
2. Powell, Philip W. “La guerra chichimeca (1550-
1600)”, FCE, Lecturas Mexicanas, número 52: 12. Así, por ejemplo, Francois Rodríguez señala:
México, 1984. p. 20. Chichimecas, nombre genérico que equivale a “cul-
turas del desierto”.
3. Bernal, Ignacio. Ancient México in colour. Tha-
mes and Hudson: USA, 1968. p. 90. 13. Powell, Philip W., op. cit. 1984. p. 49.
4. Jiménez Moreno, Wigberto. “Tribus e idiomas 14. Valadez Moreno., op. cit. 1999. p. 217.
del norte de México”. El norte de México y el sur de
los Estados Unidos, tercera reunión de mesa redonda 15. Montemayor Hernández, Andrés. Historia de
sobre problemas antropológicos de México y Cen- Monterrey. Asociación de Editores y Libreros de
troamérica. Sociedad Mexicana de Antropología: Monterrey: México, 1971. p. 32.
México, 1943. p. 127.
16. Del Hoyo, Eugenio. Historia del Nuevo Reino
5. Bonfil Batalla, Guillermo. El concepto de indio de León 1577-1723, colección La Historia en la ciu-
en América: una categoría de la situación colonial. dad del conocimiento, Fondo Editorial Nuevo León:
Anales de Antropología, UNAM: México, 1972. p. México, 2005. p. 123.
11.
17. Jiménez Moreno., op. cit. 1943. p. 129.
6. En recientes investigaciones ha sido de nueva
cuenta analizada dicha obra, dejando dudas respec- 18. Adams, David B. Las colonias tlaxcaltecas de
to al creador de la obra. Coahuila y Nuevo León en la Nueva España. Archi-
vo Municipal de Saltillo, Coahuila: México, 1991.
7. Carrillo Cázares, Alberto. “Edición crítica, estu- p. 4.
dio introductoria, paleografía y notas”. Guerra de los
chichimecas (México 1575 - Zirosto 1580). Colegio 19. El apelativo de sudaca muchas veces se ha em-
de Michoacán-Universidad de Guanajuato: Méxi- pleado para menospreciar a los argentinos y urugua-
co, 1999. p. 28. yos, y con ello a otros latinoamericanos, contra lo
que se están proyectando -en busca de chivos ex-
8. Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de piatorios- algunos de nuestros problemas, como son
México: estudio etnohistórico. FCE: México, 1972. el paro, la delincuencia, la inseguridad ciudadana
p. 95. y la droga.
9. Powell, Philip W., op. cit. 1984. p. 48. 20. Chapa, Juan Bautista et. al. “Historia de Nue-
vo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas
y Nuevo México”. Colección La Historia en la ciu-
96
Monterrey: origen y destino
dad del conocimiento, Serie Colonia. Fondo Edito- 30. Sheridan, Cecilia., op. cit. 2002. p. 449.
rial Nuevo León-UANL-Secretaría de Educación:
México, 2005. p. 201. 31. Adams, David B., op. cit. p. 10.
21. En el caso de los esclavos negros que eran traídos 32. Campbell, T. N., op. cit. 1988. p. 35.
a América ocurre lo mismo, pues el término nación y
otros apelativos que se les daban no tenían muchas 33. AHM Actas de Cabildo Vol. 01 exp. 001 año de
veces implicaciones étnicas, sino un accidente geo- 1632.
gráfico y características psicológicas particulares.
34. AHM RC Vol. 14 Exp. 10 año de 1611.
22. Sheridan, Cecilia. “Territorios y fronteras en el
noreste novohispano”. Desierto y fronteras. El norte 35. AHM R.C. Vol 84 exp. 3 folio 16, AHM R.C.
de México y otros contextos culturales. V Coloquio Vol. 29 Exp. 03, Vol. 31 Exp. 01 Folio. 76 (52).
Paul Kirchhoff, Editores Hernán Salas Quintanal
y Rafael Pérez Taylor-UNAM-Instituto de inves- 36. Osante, Patricia. Orígenes del Nuevo Santander
tigaciones Antropológicas-Plaza y Valdés: México 1748-1772. UNAM-UAT: México, 1997. p. 25.
2004. p. 447-467.
37. Saldivar, Gabriel. Historia completa de Tamauli-
23. Ramírez Almaraz, Jesús Gerardo. El totemismo pas. Editorial Beatriz de Silva-Gobierno del Estado
en el noreste de México: animales, plantas, objetos, de Tamaulipas: México, 1945. p. 32.
elementos y fenómenos naturales entre los cazadores-
recolectores del noreste de México. Tesis de maes- 38. Por supuesto, hay que hacer un análisis de los
tría. Escuela Nacional de Antropología e Historia: mismos, pues aparecen al menos dos vocablos que
México, 2004. p. 41. seguramente designan a grupos del sur y suroeste de
Nuevo León: huatachichiles (guachichiles) de San
24. Aguirre Beltrán, Gonzalo., op. cit. 1972. p. 80. Luis Potosí y Zacatecas y tepehuanes de Durango.
25. Del Hoyo, Eugenio., op. cit. 1985. p. 151. 39. Del Hoyo, Eugenio. Historia del Nuevo reino de
León (1577-1723). Ediciones Al Voleo: Monterrey,
26. Idem. México, 1979. p. 1.
27. Sheridan, Cecilia. “Reflexiones en torno a las 40. Campbell, T. N., op. cit. 1988. p. 40.
identidades nativas en el noreste colonial”. Rela-
ciones, estudios de historia y sociedad. Nómadas del 41. Salinas, Martín. Indians of the Río Grande delta,
norte, número. 92, Vol. XXIII, otoño. El Colegio de their role in the history of southern, and northeastern
Michoacán: México, 2002. p. 76-106. México. University of Texas Press: Austin, Texas,
USA, 1990. p. 111.
28. Jiménez Moreno., op. cit. 1943. p. 121-133.
42. Griffen, William, B. “Culture change and shi-
29. Campbell, T.N. The indians of southern Texas fting populations in Central Northern Mexico”,
and northeastern Mexico. The University of Texas: Anthropological papers of the University of Arizona,
Austin, USA, 1988. p. 39.
97
Los grupos indígenas en Monterrey
Number 13, The University of Arizona Press: Tuc- 55. Dicho cartel llevaba por título: “Testimonio his-
son, USA, 1970. p. 161. tórico de los grupos indígenas del Nuevo Reino de
León” y fue editado y distribuido en instituciones
43. Idem. educativas y culturales por el Centro de Informa-
ción de Historia Regional de la UANL, en un total
44. Valdés, Carlos Manuel., op. cit. 1999. p. 191. de 2000 ejemplares. La recopilación de los datos es-
tuvo a cargo del historiador Celso Garza Guajardo.
45. Salinas Cantú, Hernán, 1991, Luis Cravajal “el (“Condensa cartel historia de indígenas de Nuevo
viejo” fundador de Nuevo León. Su tiempo/su vida/ su león”, El Norte, Sección Cultural, 30 de mayo de
obra a los cuatro siglos de su muerte 1591-1991, Mon- 1992.
terrey, México. p. 30-40; Valadez Moreno, Moi-
sés y Reyes Trigo, Claudia, 1996, “Identificación 56. La encomienda era cuando la Corona le entre-
Geográfico-Lingüística de los grupos indígenas del gaba un grupo de indígenas a los españoles para
noreste de México (Siglos XVI-XIX)” en, Tercer que trabajaran para ellos, y aunque en teoría debían
Encuentro de lingüística en el Noroeste, Universidad brindarle cobijo, alimentos y salarios, además de
de Sonora, Hermosillo México. p. 575-594. cristianizarlos, en realidad, esto pocas veces ocu-
rría. Existen distintos trabajos donde se analizan las
46. Eguilaz, Isabel, 1965, Los indios del nordeste de características de la encomienda y la congrega en
Mejico en el siglo XVIII, Universidad de Sevilla, Nuevo León y el noreste.
publicaciones del seminario de antropología ameri-
cana, vol. 7, Etnohistoria del Norte de Mejico, Se- 57. Archivo Municipal de Monterrey, Ramo Civil,
villa, España. p. 36. Volumen 11, exp. 17.
47. Simeón., op. cit. p. 392. 58. AGNP I. Vol. 143 Exp. 05 folios 51-57.
48. Idem. 59. Seco, Manuel et al. Diccionario del Español Ac-
tual. Aguilar: 1999. 2 volúmenes.
49. AHM R.C. Vol. 04 Exp. 8 y en haciendas cer-
canas localizadas en el actual San Pedro: Municipal 60. Aguirre Beltrán, Gonzalo., op. cit. p. 101.
de AHM, R. C. Vol. 11, exp. 20.
61. Inclusive, en 1804, se pretendía obtener escla-
50. Simeón., op. cit. p. 53. vos bozales en Tabasco, y no los criollos o nacidos
entre los asentamientos occidentales, porque creían
51. Ibid, p. 271. que así se podía evitar “…que no propagaran las
perniciosas máximas de libertad de que se hallaban
52. Ibid, p. 150. imbuidos”.
54. Cavazos Garza, Israel, 1996, Breve Historia de 63. AHM RC Vol. 08 Exp. 07.
Nuevo León, Fondo de Cultura Económica, Méxi-
co. p. 16. 64. Zavala, Silvio, 1994, Los esclavos indios en la
98
Monterrey: origen y destino
66. Murray., op. cit., 2007. p. 147. 75. Manaster, Alexis., op. cit. p. 1-38.
67. De León, Alonso. “Relación y discursos del 76. Gursky, Karl-Heinz., op. cit. p. 325-327.
descubrimiento, población y pacificación de este
Nuevo Reino de León; temperamento y calidad de 77. Valadez Moreno, Moisés y Reyes Trigo, Clau-
la Tierra”. Historia de Nuevo de León, con noticias dia., op. cit. 1996. p. 575-594.
sobre Coahuila, Tamaulipas y Nuevo México, escri-
ta en el siglo XVII. Ayuntamiento de Monterrey: 78. Idem.
México, 1980, (1649) p. 1-11.
79. Hay que recordar que Berlandier había visto
68. Gursky, Karl-Heinz, 1963, “The linguistic po- a los indios carrizos y garzas en el norte de Nuevo
sition of the quinigua indians”, En, International León y cerca de la hacienda de Mamulique.
Journal American linguistics, vol. XXX, number 4,
october, USA. p. 325-327; Manaster, Alexis, 1996, 80. Manaster, Alexis., op. cit. p. 1-38.
“Sapir’s classifications: Coahuiltecan”, En: Anthro-
pological linguistics, Volume 38, number 1, spring, 81. Zavala, Silvio, 1994. Los esclavos indios en la
Indiana University. p. 1-38. Nueva España, Cuadernos del Archivo No. 54, Ar-
chivo General del Estado, Nuevo León, México. p.
69. Campbell, T.N., op. cit. 1988. p. 39. 75.
99
Los grupos indígenas en Monterrey
87. Aguirre Beltrán., op. cit. p. 87. 99. Ramírez Almaraz., op. cit. 2005. p. 53.
88. Valadez Moreno, Moisés y Reyes Trigo, Clau- 100. Sandoval Palacios, Juan Manuel. “El papel de
dia., op. cit. 1996. p. 575-594. padre en las sociedades de cazadores-recolectores:
una perspectiva biosocial”. Boletín de Antropología
89. Calvo Buezas., op. cit. p. 158, 164. Americana, número 12, México, 12 diciembre de
1986. p. 75-89.
90. Ramírez Almaraz., op. cit. 2004. p. 53.
101. Sarmiento Fradera, Griselda. Primeras socieda-
91. Valadez Moreno, Moisés. “Datos etnohistóricos des jerárquicas. Colección científica, Serie Arqueo-
y etnográficos de las sociedades indígenas que ha- logía, INAH: México, 1992. p. 24.
bitaron Nuevo León”. Deslinde, Revista de la Fa-
cultad de Filosofía y Letras de la Universidad Au- 102. Gándara, Manuel. “El análisis teórico: aplica-
tónoma de Nuevo León, No. 39-40, volumen XII, ciones al estudio del origen de la complejidad so-
enero-junio. UANL: México, 1993. p. 124-136. cial”. Boletín de Antropología Americana, número
25, julio, México, 1992. p. 93-104.
92. Ramírez Almaraz., op. cit. 2004. p. 53.
103. González Arratia, Leticia. “La mujer recolectora
93. De León, Alonso., op. cit. 2005. p. 1-119. en la reproducción material. Los grupos cazadores-
recolectores del desierto del norte de México”. An-
94. Nuñez Cabeza de Vaca, Álvar. Naufragios y co- tropología, Boletín Oficial del INAH, nueva época,
mentarios. Espasa-Caple mexicana, Colección Aus- número 34: México, 1991. p. 10.
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104. Bate, Luis Felipe. “El modo de producción
95. Ramírez Almaraz., op. cit. 2004. p. 241. cazador-recolector o la economía del salvajismo”.
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96. De León, Alonso., op. cit. 2005. p. 1-119. mericano de Geografía e Historia: México, 1986. p.
5-31.
97. Santa María, Fray Vicente. Relación históri-
ca del Nuevo Santander y costa del seno mexicano. 105. González Arratia., op. cit. 1990. p. 14.
UNAM: México, 1973. p. 106.
106. Es entre las sociedades agrícolas es donde au-
98. Con esto se materializa la obligación, es decir, menta esta subordinación de la mujer y los meno-
no es el objeto en sí mismo sino lo que representa, res.
pues debe ser un testimonio que refleja la capacidad
u cualidades de quien pretende desposar a la mu- 107. Bate, Luis Felipe. El proceso de investigación en
jer. Es decir, no por poseer tres cueros de venado se arqueología. Ed. Crítica: Barcelona, España, 1998.
podían obtener tres mujeres, pues el objeto no tiene p. 31.
valor intrínseco, sino que su valor es convencional
y fiduciario, ya que sólo sirve para ilegitimizar la 108. Lumbreras, Luis. La arqueología como ciencia
unión al crear un consenso en la sociedad. social. Ediciones librerías Allende: México, 1974. p.
27.
100
Monterrey: origen y destino
109. Service, Elman R. Los Cazadores. Nueva Co- 118. Harris, Marvin. Caníbales y reyes, los orígenes
lección, Editorial Labor: Barcelona, España, 1979. de las culturas. Alianza Editorial: México, 1989. p.
p. 97. 24.
110. Bate, Luis Felipe., op. cit. 1998. p. 12. 119. Entre los cazadores-recolectores, cuando al-
guien pretende tomar más de lo que le corresponde,
111. Sahlins, Marshall. Economía de la edad de pie- es sancionado por el grupo.
dra. Ed. Akal: Madrid, España, 1983. p. 12.
120. Service Elman., op. cit. p. 23.
112. De alguna manera fue precisamente un anar-
quista el primero en marcar tajantemente la gran 121. Bate, Luis Felipe. “El modo de producción
diferencia entre ambos conceptos. Y es que Piere cazador-recolector o la economía del salvajismo”.
Joseph Proudhon, en su libro titulado ¿Qué es la Boletín de Antropología Americana. Instituto Pana-
propiedad?, publicado en 1840, discutió sobre el mericano de Geografía e Historia: México, 1986. p.
origen y desarrollo de la misma, subrayando la di- 17.
ferencia entre posesión y propiedad y concluyó con
una frase provocadora: “¡La propiedad es el robo!”, 122. Service Elman., op. cit. p. 26.
y, por lo tanto, sólo existe el derecho de posesión,
por lo que en la sociedad anarquista la comunidad 123. De acuerdo a los estudios hechos en restos
no tiene propiedad, pero sí es propietaria. óseos humanos de distintos sitios del sur de Texas,
se pudo constatar que los individuos tenían igual
113. Bate, Luis Felipe., op. cit. 1998. p. 12. acceso a los recursos, y que en general tenían una
dieta y nutrición adecuada.
114. Service, Elman., op. cit. p. 97.
124. Para ejemplificar cómo funciona la reciproci-
115. Así, un animal preferido, un ornamento, un ri- dad entre este tipo de sociedades, conviene revisar
tual mágico privado o un arco favorito pueden ser un par de ejemplos de ambos extremos del norte
considerados como muy personales, pero no como mexicano. En el noreste en Nuevo León: “Es suyo
propiedad privada que pudiese tener significado en del cazador el cuero y no come de la carne, repárten-
términos de crear clases económicas, ricas y pobres, se entre todos”, y en el noroeste en Baja California:
o relaciones de explotación. Una persona no obtie- “La carne dividen y reparten entre todos, y la piel es
ne “provecho” a expensas de nadie por la posesión del que lo mató”.
de una propiedad personal.
125. Service, Elman., op. cit. p. 26.
116. Lumbreras., op. cit. p. 30.
126. Bate, Luis Felipe., op. cit. 1998. p. 60-61.
117. Taylor, Walter W. “Archaic cultures adjacent to
the northeastern frontiers of mesoamerica”. Han- 127. Litvak King, Jaime. Todas las piedras tienen
dbook of middle american Iindians, Volume four, 2000 años. Editorial Trillas: México, 1986. p. 141.
Univesrity of Texas Press: Austin, 1966. p. 59-94.
101
Los grupos indígenas en Monterrey
128. Sarmiento Fradera, Griselda. Primeras socieda- sobre Coahuila, Tamaulipas y Nuevo México, escri-
des jerárquicas. Colección científica, Serie Arqueo- ta en el siglo XVII, Ayuntamiento de Monterrey:
logía, INAH: México, 1992. p. 115. México, 2005. p. XXXVIII.
129. Uno de los entierros más deslumbrantes y co- 137. AHM, Ramo Civil Volumen 7 Expediente 5.
nocidos es el llamado templo de las inscripciones
en Palenque, Chiapas, donde el arqueólogo Alber- 138. Ayancual. Hacienda del municipio Los Ramo-
to Ruz encontró, en el interior de la construcción, nes, citada el 1º de octubre de 1705 como “paraje
una cámara mortuoria con importantes ofrendas de Los Ayancuaras”. Juan Bautista Chapa lo escribe
jade. Recordemos también las tumbas exploradas “ayenguara”. El nombre es corrupción del de los
por Alfonso Caso en Monte Albán, Oaxaca, en las indios ayanguara que pobló la región a la llegada de
que encontró ofrendas que incluían joyas de oro. los españoles.
Sin embargo, aunque no se trata de pirámides, sino
de construcciones menos evidentes y de menores 139. Sarmiento Fradera., op. cit. p. 55.
dimensiones, existen tumbas de diferentes caracte-
rísticas en muchos otros sitios. Lo interesante es que 140. Como comentario, hay que decir que, lejos de
las características del contexto mortuorio permite al lo que puede parecer, existen otros vocablos usados
arqueólogo identificar si se trataba de individuos ampliamente en la actualidad que tienen su origen
privilegiados y con alta jerarquía política o religiosa, en las lenguas de las Islas del Caribe, entre ellas:
o de campesinos, artesanos e individuos pertene- barbacoa, hamaca y tabaco.
cientes a las clases bajas.
141. Sarmiento Fradera., op. cit. p. 55.
130. González Arratia, Leticia. Museo Regional
de la Laguna y la Cueva de la Candelaria. Adopte 142. Calvo Buezas, Tomás. Muchas Américas; cul-
una obra de arte, CONACULTA-INAH: México, tura, sociedad y política en América Latina. Editorial
1999. p. 31. Universidad Complutense: Madrid, España, 1990.
p. 167.
131. Valadez Moreno., op. cit. 1993. p. 128.
143. Sarmiento Fradera., op. cit. p. 55.
132. Hester, Thomas. Digging into south Texas pre-
history a guide for amateur archaeoogists. Corona 144. Cuello, José. El norte, el noreste y Saltillo en la
Publishing Company: San Antonio Texas, USA, historia colonial de México. Archivo Municipal de
1980. p. 45. Saltillo: Coahuila, 1990. p. 127.
133. González Arratia., op. cit. 1990. p. 62. 145. Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra
de México: estudio etnohistórico. FCE: México,
134. De León., op. cit. 2005. p. 25. 1972. p. 92.
135. Sarmiento Fradera., op. cit. p. 90. 146. De León., op. cit. 2005. p. 68-77.
136. Cavazos Garza, Israel. “Estudio preliminar 147. Cuello, José., op. cit. p. 127.
y notas”. Historia de Nuevo de León, con noticias
102
Monterrey: origen y destino
148. Bonfil Batalla, Guillermo, “El concepto de 159. De León., op. cit. 2005. p. 36.
indio en América: una categoría de la situación co-
lonial”, Anales de Antropología, UNAM, México, 160. Ramírez Almaraz., op. cit. 2005. p. 55.
1972. p. 46.
161. De León., op. cit. 2005. p. 38.
149. Pozas, Ricardo; de Pozas, Isabel. Los indios en
las clases sociales de México. Editorial Siglo Veintiu- 162. Sin duda, lo anterior nos recuerda los trofeos
no: México, 1990. p. 127-128. que hacían los mexicas de la piel desollada y la ca-
beza con la cabellera. Es posible que, en este caso,
150. González Arratia, Leticia.“El discurso de la entre los mexicas se trataba de ritos de origen nor-
conquista frente a los cazadores recolectores de nor- teño, pues recordemos que las víctimas eran casi
te de México”. Antropología número 29. INAH: siempre cautivos de guerra (como en el caso de los
México, 1990. p. 12-15. conflictos armados de las sociedades sin Estado),
por lo que tal vez el rito había cobrado un nuevo
151. Trigger, Bruce., op. cit. p. 312. sentido, siendo resemantizado y acondicionado al
contexto de una sociedad sedentaria, agrícola y su-
152. Harris, Marvin., op. cit. 1989. p. 51. mamente estratificada. Pues, como se sabe, el sacri-
ficio ocurrió en otras partes del mundo en diferentes
153. González Arratia., op. cit., 1990. p. 12-15. sociedades fuertemente jerarquizadas.
154. Harris, Marvin., op. cit. 1989. p. 53. 163. Guiliane, Jean y Jean Zammit. El camino de la
guerra, la violencia en la prehistoria. Editorial, Ariel-
155. ¿Pueden observarse mediante la arqueología Planeta, Madrid, España, 2002. p. 60.
los diversos aspectos de la violencia prehistórica?
Se puede confeccionar a priori una lista de posibles 164. Harris, Marvin., op. cit. 1989. p. 145.
conductas violentas llevadas a cabo por las gentes
de la Edad de Piedra, pero, por el contrario, será 165. Guiliane, Jean y Jean Zammit., op. cit. p. 60
difícil hallar la confirmación arqueológica de tales
actividades. 166. Sánchez, José Hermenegildo. Crónicas del
Nuevo Santander (1803). CONARTE: México,
156. Esto ocurre en otros sitios del norte del país, 1990. p. 66.
como la Cueva de la Candelaria, donde a pesar de
la gran cantidad de material recuperado, no es útil 167. Ibid, p. 194.
para deducir esto. “Nada nos dice el material de la
Candelaria que apoye o desvirtúe este concepto”. 168. AHM R.C. Vol. 11 Exp. 16.
157. Bate, Luis Felipe., op. cit. p. 5-31. 169. Guiliane y Zammit., op. cit. p. 60.
158. Clark, Grahame. “Archaeology and society, 170. Tanto en la cinematografía como en los cómics,
reconstructing the prehistoric past”. University Pa- existe una tendencia de llamar como un platillo ca-
perbacks, Methuen-London Barnes & Noble: New racterístico de la región o el país, a las producciones
York, 1960. p. 236. que, sin ser norteamericanas abordan personajes y
103
Los grupos indígenas en Monterrey
104
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO IV
ACTIVIDADES DE SUBSISTENCIA
Las economías de buscadores de alimentos y de peleaban en los conflictos, mientras que otros res-
cazadores requieren competencia técnica, a despecho guardaban el campamento durante las batallas.
de su simplicidad. Encontrar y recoger raíces silvestres, Por su parte, las mujeres se dedicaban a buscar y
nueces, simientes y bayas, cazar o coger en trampas recolectar frutos, raíces y semillas, obtener leña y
a los animales comestibles, exige conocimiento, no otras materias primas. Eran las encargadas de la pre-
sólo del terreno, sino de las épocas más favorables, y paración de los alimentos, cargar a los niños al cam-
de las mejores condiciones bajo las cuales conseguir biar el campamento y transportar el agua. De igual
esos alimentos, sin hablar de su conservación para el modo, hacían otras actividades como el trabajo de
consumo futuro. cestería, aderezado de pieles y la obtención de fibras
y manufactura de cuerdas, redes y textiles. Incluso,
Melville J. Herskovits es muy posible que participaran en la pesca y en la
caza de especies pequeñas. Las mujeres tenían una
Como hemos visto, al tratarse de sociedades nóma- mayor carga de trabajo y participaban activamente
das de cazadores-recolectores que habitaron Nuevo en un gran número de actividades y tareas.4
León, no existían personas especialistas con grandes Es importante recordar que no es lo mismo
privilegios, los jefes o cabecillas, aunque tenían sexo que género, pues mientras el primero es natural
otras funciones específicas, también compartían las o biológico, el segundo es una construcción cultural.5
mismas tareas que los demás. Desde luego, esto no Mencionamos lo anterior ya que, según algunas
quiere decir que todos hacían todo, sino que segu- fuentes históricas del siglo XVI y XVII, como
ramente estaban divididas de acuerdo al género y Álvar Núñez Cabeza de Vaca y el capitán Alonso de
la edad.1 Al abordar la evidencia arqueológica de León, comentan que entre estos grupos indígenas
estos grupos, debemos recordar que la división del existían varones que vestían y realizaban actividades
trabajo al parecer era tal y como ocurre en la mayo- propias de las mujeres. Aunque es evidente que
ría de las sociedades de cazadores-recolectores: los existía un punto de vista prejuicioso por parte de los
hombres cazaban y las mujeres recolectaban.2 Coin- españoles,6 al llamarlos por ejemplo amarionados,7
cidimos con otros autores al considerar que en lo al parecer estos individuos desempeñaban un papel
que se refiere a gran parte de los estados de Coa- como el resto de las mujeres, que era aceptado por
huila y Nuevo León, todo parece indicar que los los demás miembros del grupo:
hombres cazaban y elaboraban artefactos líticos, ..hay algunos que, siendo va-
mientras que las mujeres recolectaban plantas, rones, sirven de
procesaban alimentos y manufacturaban ces-
tas, petates y otros utenlsilios.3
De las actividades generales, se
puede destacar que, de acuerdo a lo que po-
demos inferir, auxiliados por las fuentes históricas
y la analogía etnográfica, en Nuevo León los hom- A diferencia de
nuestra rígida clasificación
bres organizaban su unidad familiar, se avocaban científica de las especies biológicas, en
a la cacería y pesca, así como a la manufactura de la cosmovisión de algunos grupos indígenas existe
una estrecha vinculación entre el peyote y el venado.
diversas armas y demás artefactos líticos; también
105
Los grupos indígenas en Monterrey
hembra contra naturaleza; y para conocer- proceso circular, en donde toda la materia prima
se, andan en el propio traje de las indias, y era tan importante como la hechura y, por tanto,
cargando su huacal y haciendo los propios son procesos complementarios.12 Por ejemplo, para
ministerios que ellas, sin que por ello él se obtener un artefacto de pedernal con suficiente filo,
afrente, ni ellas los menosprecien.8 antes se requiere poseer un artefacto de hueso o
No podemos descartar que algunos de estos asta con el cual ejercer presión. Para la extracción y
individuos tuvieran además intervención en rituales procesamiento de fibra de ixtle para hacer cordeles
mágicos o ceremoniales, tal y como ocurre con están involucrados artefactos de piedra con mango
homosexuales que utilizan indumentaria de mujer de madera. Y para la manufactura de artefactos de
en otras culturas de Norteamérica. Al parecer no se concha se requiere una punta de piedra para perforar
trataba de un comportamiento atípico o eventual, o cortar. Lo mismo ocurre con un artefacto de hueso
sino que era una condición consuetudinaria. o piel, ya que en su elaboración están involucrados
En lo que se refiere a las personas de ma- otros artefactos.
yor edad, realizaban actividades propias de su gé-
nero y ayudaban en lo que podían de acuerdo a sus La cacería
habilidades y condición física.9 Estos individuos,
dentro del grupo, eran los depositarios y principales Antes de mencionar el tipo de armas y estrategias de
emisores del bagaje cultural, pues sabían cómo curar la cacería, es necesario analizar a grandes rasgos el
enfermedades y entrar en contacto con lo sobrena- papel que tuvo a través del tiempo la caza entre los
tural. Por su parte, los niños más pequeños ayuda- grupos de Nuevo León, por lo que debemos iniciar
ban en las tareas de los adultos, principalmente de dejando en claro algunos aspectos, pues, tal vez, la
la mujer, al recolectar frutos y recoger leña. Aunque imagen del cazador se debe precisamente a que la
esto sucedía hasta cierto momento, pues siendo aún mayor proporción, o al menos el tipo de evidencia
muy jóvenes, llegaba el caso en que las actividades material más conocido en la región, sean armas. En
se dividían entre los varones y las mujeres.10 efecto, en Nuevo León y el noreste de México, el
Por supuesto, hasta ahora hemos visto tipo de artefactos que se identifican como objetos
de manera general la división del trabajo que de los indígenas son las puntas de proyectil, que son
probablemente tenían los grupos que habitaron denominadas popularmente como chuzos o peder-
Nuevo León y el noreste de México, pero es posible nales. Sin embargo, esta aparente preponderancia
que existieran diferencias en tiempo y espacio; de la cacería resulta un tanto engañosa, pues debido
además, es posible que la recolección de ciertas a las puntas que están manufacturadas en piedra,
plantas medicinales y distintos tipos de plantas han perdurado hasta nuestros días, a diferencia de
empleados como colorantes podría ser una tarea otros artefactos elaborados en materiales como fibra,
que no necesariamente realizaba sólo un sector de hueso, asta o madera que, salvo en ciertas condi-
la población de acuerdo al género o la edad. Lo ciones, se desintegran pocos años después de ser
mismo sucedió quizá con la recolección del peyote desechados, abandonados o perdidos.
que, al menos para tiempos históricos, era realizada A excepción de ciertos contextos como cue-
sólo por ciertas personas, seguramente varones, vas secas, tundras congeladas y pantanos, donde
pues más que de una recolección, se trataba de una se conservan materiales perecederos como madera,
cacería de peyote, ya que, como ocurre con otros hueso, piel y fibra, por lo general los artefactos que
grupos indígenas, existía una vinculación estrecha más predominan en los hallazgos arqueológicos son
entre el venado y el peyote.11 los líticos.13 Pero, afortunadamente, contamos en el
Es necesario desglosar las distintas noreste con algunos contextos que permitieron una
actividades productivas y las diferentes tecnologías conservación excepcional. Por ejemplo, en cuevas
de elaboración de artefactos en distinto material. de Coahuila, la proporción de madera supera por
Todo está interrelacionado en un interminable mucho a la de piedra y, a su vez, los artefactos ma-
106
Monterrey: origen y destino
nufacturados en fibra son muchos más que los de variedad de especies de mamíferos que ahora están
madera.14 Es decir, en estas cuevas secas había una extintas.
abundancia de artefactos de madera, fibras y texti- No parece haber duda de que existió una
les.15 Mientras en el caso de Nuevo León no ocurre gran variedad de especies pleistocénicas en Nuevo
así; por ejemplo, en el sitio de Cueva Ahumada 95% León, pues hay evidencia, aunque en ninguno
de los materiales recuperados en las excavaciones de de estos casos existe una prueba contundente de
artefactos eran líticos.16 De igual modo, en la Cueva presencia humana ni materiales arqueológicos
de la Zona de Derrumbes, al sur de Nuevo León, asociados a los restos óseos correspondientes a estas
también hay un 94.6% de piedra tallada y 2.8% en épocas.20
piedra pulida.17 Y lo mismo ocurre en gran parte de Con respecto a la caza de estos animales en
Texas, donde gracias a los documentos españoles otras partes de Norteamérica y México, hay que
sabemos que los indígenas poseían muchos artefac- señalar que existe una gran polémica respecto a la
tos de madera y fibra y, probablemente, durante el causa o causas que propiciaron la extinción masiva de
arcaico ocurría algo similar, pero dichos materiales la fauna. Hay al menos dos grandes posturas: la que
han desaparecido.18 atribuye dicha extinción al hombre, concretamente
El hecho de que no se hayan conservado los a la cacería, y aquélla que considera que la extinción
artefactos manufacturados en materiales perecederos se debe sobre todo a causas naturales, es decir, le
en muchos sitios de Nuevo León, no significa da mayor importancia a los cambios climáticos y
que hayan sido pocos, pues debieron ser igual o la modificación de la vegetación.21 Lo cierto es que
probablemente más abundantes que los de piedra,
pero desaparecieron debido a las condiciones del
medio ambiente, como la humedad, la erosión,
los rayos solares, insectos y otro tipo de agentes
naturales o humanos.
Entonces, si recordamos que muchos de
estos artefactos de madera, hueso o fibra eran
usados en otro tipo de actividades productivas, es
posible no otorgarle una importancia desmedida a
la cacería y situar su papel y aportación en su justa
dimensión.
Los primeros cazadores En Nuevo León y el noreste se han encontrado restos de megafauna,
por ejemplo, restos de mamut.
Una vez aclarado lo anterior, podemos señalar que la
caza dependía y podía variar de acuerdo al entorno para muchos otros investigadores ninguna hipótesis
específico y la época del año. Si tomamos en cuenta parece tratarse de una explicación completa y
que la mayor parte de los investigadores opinan suficientemente argumentada,22 por lo que se piensa
que los primeros seres humanos que ocuparon que no necesariamente son excluyentes, sino tal vez
el continente americano lo hicieron al final del complementarias, de ahí que exista una posición
pleistoceno,19 entonces tenemos que, de acuerdo media que considera que el impacto de los cazadores
a la evidencia paleontológica y arqueológica de paleoindios no fue devastador para la fauna, sino
Norteamérica, hace más de 10 mil años el medio que ésta resultó afectada por los cambios climáticos
ambiente era distinto al que existe en la actualidad, y la desaparición de su hábitat.23
por lo que los primeros humanos que llegaron a Ciertamente no parece haber duda respecto
lo que ahora es el noreste de México seguramente a la eficacia de la tecnología para abatir grandes
coexistieron con los últimos ejemplares de una gran presas, pues, por ejemplo, a partir de distintas
107
Los grupos indígenas en Monterrey
108
Monterrey: origen y destino
109
Los grupos indígenas en Monterrey
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Los grupos indígenas en Monterrey
112
Monterrey: origen y destino
de México y esa misma región, pues de acuerdo a los tienen los obrajeros cuando hilan. Este entra
estudios de los restos osteológicos de la misma cueva como cuatro dedos en la caña y, topando en
de la Candelaria, en Coahuila, los hombres medían uno de sus nudos, la amarran asimismo con
166.80 centímetros y las mujeres 156.81 centímetros los nervios, que queda tan fuerte y ajustada,
en promedio.66 En el caso de Boca de Potrerillos, en que sólo en las materias diferencia. En el
el municipio de Mina, se rescataron los restos de un extremo del palo, que quedó fuera, hacen
individuo masculino, de entre 20 y 25 años de edad una muesca y en ella ponen una piedra
y estatura aproximada de 1.62 metros.67 puntiaguda. que es en forma de hierro de
En cuanto a la cuerda, la comentaremos lanza; haciendo unos arpones, atrás, que
más adelante, pero sabemos que se hacía con cuando entra en alguna parte, se queda allá
fibras de ixtle que se obtenía principalmente de la piedra, si topa al salir en algo, o abre cruel
la lechuguilla, aunque probablemente se podía herida; tiene modelo de la punta de la ancla,
usar también la yuca. Las fibras, al tener pocos que tiene dos lengüetas. Ésta, pues, amarra
centímetros, se iban uniendo y torciendo hasta con el nervio o pegan con sautle, y queda,
conseguir la longitud deseada,68 tal y como se puede de una u otra suerte, fuertísima y hace
observar en la evidencia arqueológica encontrada en cualquier operación.71
Coahuila, donde se hallaron arcos con cuerda,69 y Es decir, podemos analizar
además restos de tiras de piel amarradas, quizá con y desglosar su estructura e
la intención de sujetarlo mejor.70 identificar los elementos básicos
Junto al arco, y como su complemento, te- que la conforman: asta, anteasta
nemos, las flechas. En cuanto a sus características, y la punta,72 características
resulta muy exacta la descripción que hizo en el si- que no son exclusivas de
glo XVII Alonso de León: Nuevo León, sino que se
Las flechas son de un carrizo delgado y hallan entre otros grupos
duro, curado al fuego; en un extremo, una de cazadores-recolectores
muesca que encaja en la cuerda, para que no de Norteamérica, que
resbale de ella y con ella tenga más fuerza combinan el asta de carrizo
para expelerla, del cual extremo hacia el y la anteasta de madera.73
otro, ponen unas plumas, unas de cuatro Antes de continuar con las De acuerdo a las fuentes es-
dedos de largo, otras de más otras de partes, resulta indispensable critas, la cuerda que servía
menos, hasta llegar a un palmo. Éstas, abrir un paréntesis, pues si para tensar el arco y arrojar
las flechas estaba manufac-
o están pegadas con un betumen que bien en el caso de De León turada con fibra de ixtle de
llaman sautle, o amarradas en sus se mencionan las astas de la lechuguilla, haciendo un
mecate delgado, pero tal vez
extremidades con unos nervios carrizo, está documentado pudieron utilizar también
de venado tan bien puestos, que que otros grupos norteños otras fibras. En la mencio-
nada cueva de La Candela-
no hay nudo ni se ve donde acaba utilizaban la inflorescencia ria, en Coahuila, se encon-
la ligadura o dónde empieza, de la lechuguilla,74 lo cual traron arcos que tenían aún
su cuerda de ixtle.
si no es que la mojan. Al otro es factible, pues sabemos
extremo de la caña ponen una que tiene peso y tamaño
vara tostada, igual en el tamaño semejante al carrizo, de ahí que los grupos
y grosor al malacate o huso que indígenas que carecieran o se les dificultara la
obtención de carrizo, podrían utilizar o sustituirlo
por lechuguilla.
“El arco lo hacen del tamaño de quien lo ha de
Existe evidencia arqueológica en Coahuila
gobernar”, señalaba el capitán Alonso de León en donde las características de los artefactos coinci-
el siglo XVII al referirse a que los indígenas manu- den con lo anterior. Por ejemplo, en el caso de la
facturaban el arco de acuerdo a su propia estatura.
113
Los grupos indígenas en Monterrey
114
Monterrey: origen y destino
propulsor y las flechas lanzadas con arco está el he- Aquí es necesario señalar que, de acuerdo
cho de que la flecha llegaba a mayor distancia, tenía a las fuentes escritas y concretamente lo que dice
más precisión, y se podían lanzar más proyectiles, De León, se utilizaba –como los arqueros de casi
pues el cazador podía cargar más debido a su menor todas partes del mundo, incluyendo los contempo-
tamaño y peso.81 De ahí que, sin duda, el arco y la ráneos– un protector, el cual iba desde la muñeca
flecha fueron una gran aportación tecnológica. hasta el codo. Este protector era al parecer de piel
Resulta interesante mencionar las dimensio- de coyote u otro animal, y servía para protegerse del
nes promedio de 160 puntas tipo toyah encontradas movimiento de la cuerda después de disparar las fle-
chas.85 Además, dicho protector era al mismo tiem-
po la funda para guardar un cuchillo, con mango de
madera y hoja de pedernal. Esta práctica, como mu-
chas otras que hemos visto, la compartían los gru-
pos que habitaban gran parte del norte de México,
pues en la evidencia arqueológica se pudo constatar
la colocación del cuchillo en la muñeca del brazo
115
Los grupos indígenas en Monterrey
116
Monterrey: origen y destino
terminaba en punta, pudo variar en cuanto a la base, hartas), cercábanla (sic) luego, y caían tantos
siendo en ocasiones poco cóncava, a manera de una garrotes sobre ella, que era cosa de maravilla,
gota, aunque casi siempre era un triángulo de lados y de esta manera la hacían andar de unos
rectos. para otros, que a mi ver era la más hermosa
En referencia a las pinturas, está el caso caza que se podía pensar, porque muchas
de Chiquihuitillos, en Mina, en donde destaca veces ellas se venían hasta las manos.97
una extraordinaria pintura en la que se distingue Respecto a lo anterior, encontramos una
un cuchillo enmangado.95 En esta pintura puede descripción casi idéntica del arma, con igual función
observarse la representación de rombos pintados96 y utilizándose las mismas tácticas de cacería en el
en el mango, simulando la pintura que se le solía otro extremo del país, en el caso de Baja California,
aplicar al mango del cuchillo real de acuerdo a los donde también aparece una pequeña y corva
ejemplos de Coahuila. espada,98 que fue usada del mismo modo.99
117
Los grupos indígenas en Monterrey
Las armas arrojadizas tipo bumerán proba- vegetales y elementos de la naturaleza, estos nom-
blemente se usaron en muchas partes del mundo bres conforman una clasificación de la naturaleza
desde épocas remotas, y se caracterizan por tener un con gran detalle, pues son sumamente exactos y
movimiento giratorio.100 Por lo que respecta al palo pueden reconocerse desde el punto de vista de la
conejero, común también en las sociedades del sur biología contemporánea.107
de los Estados Unidos,101 se trata de un palo de di- Podemos pensar que muchos de estos co-
ferentes formas, pero que suele ser arqueado por lo nocimientos se encuentran plasmados en la roca, y
general. para ejemplificarlo es conveniente hacerlo con cierto
No se han encontrado estos ejemplares en tipo de figuras: las huellas de animales. En este tipo
Nuevo León, pero en el caso de Coahuila sí existen de motivos grabados es posible identificar con cer-
importantes hallazgos que constatan su uso.102 Las teza la especie de la cual se trata: huellas de venado,
dimensiones de estos artefactos arqueológicos coin-
ciden con las descripciones documentales, pues “los
tres palmos” a los que hace referencia Álvar Núñez
Cabeza de Vaca son alrededor de 60 centímetros.103
En cuanto al uso, sabemos que si bien funcionaba Lejos de lo que se cree, los in-
dígenas del noreste de México
como una especie de bumerang, pero sin regre- presentan similitudes con gru-
so para quebrar las extremidades del animal en pos de otras partes de México y
el mundo.
movimiento,104 también tenía otros usos.
118
Monterrey: origen y destino
dos pequeñas llamadas falsas pezuñas, las cuales se Como ocurre también en muchos grupos,
localizan más arriba. En contraparte, el berrendo en ocasiones tal vez hubo cierta flexibilidad. De
sólo tiene dos pezuñas, pues carece de las pezuñas acuerdo a las fuentes escritas, sabemos que para la
falsas.108 Sin embargo, el hecho de que en un deter- celebración se cazaba la mayor cantidad de animales
minado petroglifo aparezcan dos pezuñas, no debe posible y se preparaban en barbacoa.113 Desde nues-
interpretarse como si se tratara de la huella de un tra perspectiva es necesario contextualizar dichas
berrendo, pues en el caso del venado cola blanca las referencias históricas, pues seguramente esto no
llamadas falsas pezuñas solamente dejan su impre-
sión en el suelo cuando galopan o en terrenos hú- El conocimiento que
medos.109 Esto nos permite especular acerca de los debieron poseer los an-
petroglifos con dos pezuñas largas y dos pequeñas tiguos cazadores indí-
genas quedó plasmado,
ya que pueden aludir a un venado cola blanca. El entre otras partes, en
reconocimiento de la huellas debió ser fundamental los petrograbados de las
huellas de los animales,
para tener una caza exitosa finalmente. que fueron ejecutadas
También debieron tener conocimiento del con detalle y exactitud.
comportamiento de los animales, conocer el hábitat
y muchos otros aspectos de ellos, incluyendo la se podía dar en cualquier momento del año ni se
época de apareamiento, los periodos de gestación y podía cazar cualquier pieza.114 Es decir, en muchos
de nacimiento. Resulta interesante la posibilidad de grupos existen prohibiciones respecto a la caza de
que dicho conocimiento esté reflejando en pinturas hembras gestantes o crías, y este tipo de caza se da
rupestres o en los petrograbados, pues algunos que en determinadas circunstancias. Esto, entre otras
han sido interpretados como cuentas numéricas, cosas, podemos deducirlo y corroborarlo con los
concretamente aquéllas que suman el número 207, restos óseos encontrados en los sitios arqueológicos;
se cree que se referían al periodo de gestación de sin embargo, los estudios enfocados al sexo y edad
ciertas especies como, el venado cola blanca.110 Estas de las especies cazadas permitirán obtener más
observaciones servían para contabilizar el paso de los información al respecto.
días, las veces que aparecía la luna, el crecimiento En cuanto al coto de caza de cada grupo,
de las plantas y los periodos de gestación y, por debieron ser áreas bastante grandes, lo suficiente
consiguiente, el momento adecuado para cambiar para tener que acampar durante la expedición; tal
de lugar el campamento en cada estación del año, vez salían partidas de cazadores y permanecían uno
y para la celebración de los eventos importantes y o más días en busca de presas, ya que, en el caso de
las ceremonias. que el campamento estuviera en los valles y tuvieran
Sin embargo, el hecho de que tuvieran im- que internarse en las sierras y cañadas, un día no
portantes conocimientos acerca de los animales y, necesariamente sería suficiente para obtener la caza
por lo tanto, posibilidad de cazar, no significa que lo deseada.
hacían de una manera descontrolada. Por ejemplo, Debido al tiempo dedicado a la obtención
en cuanto a la conducta con respecto a las presas, se- de una presa mayor, como lo es un venado, más que
guramente, como ocurre con otros grupos nómadas importancia alimenticia, su cacería debió ser más
de cazadores-recolectores, debieron mantener re- útil desde otros puntos de vista, ya que se satisfacían
glas rígidas para regular la caza, pues estas socieda- otras necesidades que van más allá de lo alimentario
des aprenden a no sobreexplotar el medio ambiente cuando se obtenía una presa como ésta; el hecho de
creando mecanismos sociales111 que evitan el abuso obtener la cornamenta y la piel debieron otorgar al
de los recursos,112 pues, de lo contrario y en caso de cazador cierto prestigio dentro del grupo. Además,
romper el equilibrio, se corre el riesgo de padecer las pieles, al quedar en posesión de quien había ob-
hambre. Por tanto, debieron limitar la caza sólo a lo tenido la pieza, eran vistas dentro del grupo social
necesario y para aquello que se podía consumir. como una prueba de la capacidad del individuo, y
119
Los grupos indígenas en Monterrey
120
Monterrey: origen y destino
descartar la utilización de esta carne como alimento, nas hayan hecho hallazgos fortuitos de cadáveres,
probablemente su caza tenía también otros fines de los cuales aprovecharan partes del cuerpo, nos
que iban más allá de las necesidades primarias, ya inclinamos a pensar que, al menos ocasionalmente,
que por sus características es posible que se les dichos grupos sí cazaban osos, pumas y otros mamí-
atribuyera una fuerte carga simbólica lo que también feros carnívoros como el lobo, que sabemos habitó
constatan las figuras grabadas en las rocas que se en Nuevo León. De igual modo, coyotes, tejones y
han interpretado como improntas de oso.130 otras pequeñas especies de carnívoros debieron ser
Su caza, por tanto, demostraba el valor y pe- cazados, sobre todo, para obtener la piel.
ricia del cazador, además de que se obtenían valio- Respecto a este grupo de carnívoros, y
sas piezas como trofeos, la piel y los dientes.131 Esto concretamente al grupo de los cánidos, resulta in-
se sabe a partir de la evidencia arqueológica de los teresante que, además del lobo, coyote y zorra, es
grupos nómadas del noreste de México, pues, por posible que existiera el perro, pues se han encon-
ejemplo, al oriente de Coahuila, Walter Taylor en- trado restos de perros en la cueva de La Candelaria,
contró restos cortados de piel de puma,132 mientras en Coahuila137 y aparentemente en Nuevo León,
que al suroeste de la misma entidad Aveleyra reportó pues recientemente se encontraron restos óseos en
la cueva La Morita que fueron identificados como
restos de perro.138 Cabe mencionar que, en cuanto a
las fuentes, Cabeza de Vaca menciona la presencia
de lo que llamó perros mudos,139 aunque no se ha
podido precisar la especie a la que hacía referencia.
En cuanto a las especies explotadas en tiem-
pos históricos, se mencionan además de venados y
berrendos, conejos, liebres, víboras y culebras, ja-
balíes, codornices, guajolotes y otras aves, perritos
de las praderas y otros roedores, gato montés, arma-
En la antigüedad, debió haber una gran población de venado, pues dillos, tejones y coyotes. Cabe mencionar que los
aún en la actualidad hay áreas en el estado de Nuevo León en las que borregos, cabras, cerdos, reses y gallinas, entre otras
habita.
especies, no existían en el continente americano,
un canino (colmillo) aparentemente de un oso atado
a un cordel.133 En el caso de Nuevo León, han apa-
recido caninos de oso en distintos sitios serranos,
como el caso de la cueva de la Zona de Derrum-
bes.134 Por otra parte, en la excavación de la cueva El berrendo es una es-
pecie que está extinta en
denominada La Morita II, en Villaldama,135 se recu- Nuevo León, pero se sabe
peró un colmillo de un mamífero de grandes dimen- que, al menos en el norte
de la entidad, habitó di-
siones.136 Sin descartar la posibilidad que los indíge- cha especie.
121
Los grupos indígenas en Monterrey
durante la Colonia los grupos indígenas del noreste parcialmente al río o laguna e iban caminando du-
efectivamente sí cazaban ganado mayor y menor, rante la noche, portando antorchas y acercándolas a
situación que, como veremos, agravó el conflicto la superficie del agua con el fin de atraerlos y captu-
entre españoles e indígenas. rarlos. Y, tal vez, para evitar asustar a los peces, pu-
dieron atar las antorchas en los árboles de las orillas
La pesca de los cuerpos de agua.
También, como lo constatan los hallazgos
Además de la cacería, existía otra importante fuente en Coahuila, pudieron manufacturar redes de ixtle
de recursos y proteína en la dieta de estos grupos, la que, además de ser útiles para cargar y trasportar
pesca, que sólo era practicada si existían las condi-
ciones, por lo tanto, se limitaba a las áreas en donde
existían ríos, arroyos y lagunas.
Dicha actividad está bien documentada
por De León, quien refiere que al parecer debió ser
practicada tanto por hombres como mujeres, pero
no lo sabemos con certeza. Esta actividad de sub-
sistencia es descrita por De León, quien también La cacería debió ser muy amplia en cuanto a las especies consumidas,
refiere la presencia de especies como robalo, bagre, y animales como el jabalí y guajolote fueron algunas de las muchas
especies perseguidas.
mojarra y besugo en los ríos que riegan el territorio
de Nuevo León. De igual modo, en la evidencia ar- el menaje doméstico o frutos, pudieron servir para
queológica también se puede observar el papel de la pescar.142 Por lo tanto, podían colocar redes o ramas
pesca como complemento de la caza y la recolección en lugares estratégicos aprovechando la corriente y
de vegetales. Ahora bien, por sus características, los las formaciones de estanques o represas naturales
restos óseos de peces son más difíciles de conser- para atrapar los peces. Del mismo modo, tal y como
var140 por lo que es difícil encontrarlos en los con- señala De León, es posible que en ciertas ocasiones
textos arqueológicos de Nuevo León, por ejemplo, se sumergían y buceaban para pescarlos directa-
en abrigos rocosos como Cueva Ahumada, sitio lo- mente bajo el agua.143
calizado al poniente de Monterrey.141 Sin embargo,
el hecho de no encontrar evidencia de pesca, no sig-
nifica que no haya existido, pues afortunadamente
en otras localidades de Nuevo León sí se han recu-
perado evidencias, como ocurrió en las excavacio-
nes realizadas por Valadez, pues de acuerdo a sus
comentarios personales sabemos que en la cueva La
Morita II, localizada en la orilla sur del río Sabinas,
han sido identificados distintos restos óseos de pe-
ces, especies que aún existen en dicho río.
Respecto a las técnicas con que se obtenían
estos peces, es muy probable que pescaran de dife- La gente cree que el cabrito, ese popular y tradicional platillo regional,
tiene raíces indígenas. Así como la oveja, las reses, los caballos y los
rentes formas. Por ejemplo, utilizaban el arco y la cerdos, entre muchas especies animales en la dieta de nuestro conti-
flecha que probablemente tenían puntas pequeñas nente, en realidad fueron introducidos por los españoles hace unos
cuantos siglos.
de piedra, las cuales tenían muescas y aletas a mane-
ra de arpón, lo que permitiría una mejor sujeción y Por otra parte, aunque no se tiene la eviden-
dificultaría su salida del cuerpo del pez. Al parecer, cia, no se puede descartar que habría situaciones
también encandilaban al pez, como lo hacen otros que propiciaban y facilitaban la pesca, por ejemplo,
grupos humanos: probablemente se introducían cuando bajaba el nivel de los arroyos intermitentes
122
Monterrey: origen y destino
123
Los grupos indígenas en Monterrey
En otras palabras, y en comparación con las do que no tenían patas y estaban manufacturados
innumerables puntas de proyectil, existe relativa- con rocas locales, es decir, de origen sedimentario,
mente poca evidencia material que permita formar y no como los molcajetes que son de roca volcáni-
teorías acerca de la recolección. Sí existen cier- ca. Los morteros móviles tienen la característica que
tos artefactos y elementos que dan cuenta de ello, se iban desgastando debido a que en su interior se
como las piedras de molienda (metates y manos) y machacaban y molían plantas y tal vez minerales.
los morteros, pero sólo dan una visión parcial de la En ocasiones, el constante uso iba desgastando la
recolección. Por lo tanto, es necesario describir esta roca hasta que se producía una perforación en la
actividad a través de otros artefactos y elementos ar- base del mortero.151 Por supuesto, estos artefactos
queológicos, así como las fuentes históricas y, desde son impensables sin su complemento, los tejolotes o
luego, el análisis de suelos o polen. manos de mortero, que eran rocas de forma alargada
Los artefactos de piedra pulida característicos y servían para machacar o macerar.
de Nuevo León son las piedras de molienda que, En teoría, los morteros y los metates eran
aunque podían tener un trabajo previo por abrasión movibles, pero en la práctica los grupos humanos
y pulido, en realidad iniciaban siendo utilizados con sólo llevaban consigo la madera, mientras que los
su forma natural e iban tomando su forma final con que se elaboraban en piedra eran dejados en el
el uso a través del desgaste, por lo que, si partimos campamento para su uso en el futuro. Tenían una
de que ésta era una tarea femenina, entonces eran función semejante a un elemento arqueológico que
ellas las creadoras de estos artefactos. también es para moler, pero que es imposible mo-
Entre los artefactos asociados con la mo- ver; los morteros fijos, que también se localizan en
lienda de semillas y pastos, están los llamados me- gran parte del norte de México, en Coahuila, donde
tates, los cuales, en Nuevo León, eran lajas de roca han sido registrados y descritos con detalle.152
sedimentaria que eran elegidas porque de manera En algunos sitios se encuentran agujeros es-
natural tenían características idóneas para dichas ta- culpidos sobre el piso de cuevas, abrigos rocosos o
reas, es decir, poseían una o más superficies planas, sobre rocas de grandes dimensiones. En cuanto a
y aunque de contorno irregular, muchas veces eran su manufactura, es verdad que resulta complicado
semirrectangulares.148 Posteriormente, con la fric- dar una explicación concluyente, pero nos incli-
ción que se le hacía con el mismo uso, se iban for- namos a pensar que, como los metates y las manos
mando poco a poco, pues el desgaste suele producir de los morteros, se iban formando a través del uso.
una concavidad al centro de forma oval.149 Esto se En cuanto a las dimensiones de los huecos, los hay
hacía con su complemento: las manos. Las manos
regularmente eran simples guijarros o piedra bola
que eran escogidas por sus características: primero
estaba el tamaño, pues debían tener las dimensiones
de un puño, o un poco más grandes, las cuales, eran
relativamente fáciles de encontrar; otra caracterís-
tica importante era la forma, es decir, no se elegía Las piedras de molienda, entre los cazadores-recolectores del noreste
una piedra demasiado esférica o muy angulosa, sino de México, suelen ser lajas amorfas, semirrectangulares y guijarros de
río.
con un criterio que podemos llamar ergonómico, se
escogían piedras con formas oblongas o circulares,
ya que éstas se adaptaban mejor y requerían menos de diferentes tamaños, desde algunos pequeños de
tiempo y esfuerzo para un uso efectivo. También 10 centímetros hasta aquellos de 30 centímetros de
había morteros móviles y sus respectivos tejolotes o diámetro, mientras que la profundidad que tienen
manos de morteros. Se trataba de rocas150 con dife- puede pasar los 50 centímetros, dependiendo de
rentes formas y tamaños; para comprenderlo mejor, la porosidad de la roca y del tiempo en que fueron
podríamos asociarlo con un molcajete, exceptuan- usados.153
124
Monterrey: origen y destino
125
Los grupos indígenas en Monterrey
126
Monterrey: origen y destino
dad tiene sus alimentos comestibles y lo separa de tres, como menciona De León.164 Respecto a esto,
aquéllos que no lo son. es posible que uno de ellos fuera la setaria, pasto
Por otro lado, hay que recordar que las di- conocido como cola de zorra, que es una gramínea
ferencias no sólo responden a cuestiones dietéticas con semillas harinosas que, al parecer, fue utilizado
o económicas, sino que en ocasiones el hecho de en México desde hace milenios.165 Respecto a esto,
abstenerse de un alimento y preferir otro tiene un resulta interesante el hecho de que es una especie
trasfondo mágico o religioso. Por ejemplo, en la so- cuya presencia se ha documentado en contextos ar-
ciedad católica contemporánea, durante la cuares- queológicos del noreste de México.166
ma, se indica abstenerse de consumir carne roja y se En cuanto a los análisis paleobotánicos rea-
da preferencia a los vegetales y el pescado; y a veces lizados en Nuevo León, podemos destacar los efec-
se trata de reglas mucho más estrictas, como sucede tuados en el sitio de Boca de Potrerillos, en Mina,
con la abstención de comer carne de cerdo por los donde se analizaron muestras de polen en un metate
judíos, o de res por grupos de la India, por citar sólo y uno de los fogones.167 Aquí vale la pena señalar
los casos más conocidos.160 que, aunque no se trata de los indígenas de Nuevo
Como ha sucedido en diferentes épocas y León sino del surponiente de Coahuila, se puede
lugares, probablemente estas prohibiciones también mencionar una referencia sobre el uso de las raíces
existían entre los grupos humanos que habitaban de una planta de la familia del tule (Thypa latifo-
Nuevo León. Por ejemplo, De León señala que, al lia), pues sabemos que en el siglo XVII la molían
menos ciertos grupos, se abstenían de comer sapos y hacían una harina que ingerían de distintas for-
y lagartijas, lo que refleja ciertos tabúes y restriccio- mas, ya sea como bebida o comida.168 Por lo tanto,
nes alimenticias.161 el polen de tule encontrado en el metate de Boca de
Difícilmente podemos saber con certeza qué Potrerillos sugiere que sus habitantes practicaban y
alimentos consumían todos los grupos humanos del
noreste y de Nuevo León a través del tiempo, pero
podemos hacer ciertas generalizaciones. Sin per-
der de vista, claro está, que la dieta debió variar de
acuerdo al tiempo y el espacio. Entonces, ¿qué tipo
de alimentos consumían? Entre las plantas nativas
que eran aprovechadas en el área, podemos pensar
que se consumían varios tipos de tuna, el nopal, la
misma flor de tuna, la vaina de mezquite y sus se-
millas.
También la flor de la biznaga y otros cactus,
conocidos en la actualidad como cabuches, debie-
ron ser alimento durante la primavera, y lo mismo
debió ocurrir con las flores de las yucas, también Piñas, fresas, manzanas, naranjas, sandias, uvas y muchas otras frutas
y verduras que nos son familiares y que se consumen cotidiamente, en
conocidas como palmas (Yucca sp). Las fuentes realidad no existían en épocas prehispánicas.
históricas mencionan diversas especies de frutos sil-
vestres que eran consumidas por estos grupos, pero
no especifican cuáles. Sin embargo, es muy posible compartían el mismo procedimiento de los grupos
que, de acuerdo a la región, se tratara de anacuas del sureste de Coahuila, utilizando el tule como ali-
(Ehretia anacua), granjenos (Celtis pallida), chapo- mento.
tes162 (Dyospiros sp.), nuez encarcelada (Juglans sp), Cabeza de Vaca, en el siglo XVI, mencio-
y otras especies, incluyendo el llamado chile piquín na que los indígenas del noreste y sur de Texas se
(Capsiccum annuum).163 También debieron apro- alimentaban de una especie de frijoles169 que tal vez
vechar raíces o tubérculos y algunos pastos silves- eran maguacatas, el fruto en vaina del ébano. Otro
127
Los grupos indígenas en Monterrey
De acuerdo a la evi-
dencia arqueológica e
histórica, distintas espe-
cies de semillas de pasto
silvestre debieron ser
recolectadas y molidas
para hacer harinas, como
el pasto conocido como
cola de zorra.
El mezquite es un árbol
que abundan en gran parte
de la entidad, y fue uno de
los principales alimentos
que se consumían en la
región.
El tule es una planta que crece cerca de los cuerpos de agua, y está bien
documentado en referencias históricas y análisis hechos por arqueólo- Esta planta podía ser consumida de distinta
gos que era una planta consumida como alimento.
forma, por ejemplo, la flor de tuna y la misma tuna
El recurso del maguey no se agotaba sola- cuando aún no había madurado, podían ser ingeri-
mente como alimento, sino que tenía otros usos,178 das tras su cocción en hornos subterráneos, es decir,
como laxante por ejemplo, ya que al desechar las he- a manera de barbacoa. De igual modo, ya cuando
bras del maguey, se secaban al sol y se machacaban los nopales habían dado su fruto en pleno verano, se
en morteros de palo hasta pulverizarlas. Luego se pudo haber comido la tuna cruda y fresca. Esto, por
ingería para obtener efectos purgativos.179 ejemplo, fue evidenciado en el análisis de los copro-
129
Los grupos indígenas en Monterrey
litos (restos de excremento humano) de la cueva de en época de escasez. Por supuesto, dicha preserva-
La Espantosa cerca de Cuatrociénegas, en Coahui- ción y acumulación de alimentos no duraba mucho
la, hecho por Bryant, quien encontró una gran can- tiempo, pues además de la dificultad inherente a la
tidad de restos de tunas, lo que sugería que durante cantidad y calidad de los alimentos, hay que señalar
el verano se alimentaban principalmente de éstas.180 que entre estos grupos también existían restriccio-
Ahora bien, aunque al finalizar el verano nes sociales que lo impedían.181 No obstante, la pre-
termina la época de tunas y se podría pensar que servación que hacían era aprovechada al máximo.
La noa también
conformó la lista
de plantas que se
podían consumir.
130
Monterrey: origen y destino
131
Los grupos indígenas en Monterrey
cesariamente debían pasar por un procedimiento rocas fragmentadas que varían en tamaño de 0.5 a
de preparación para hacerlos comestibles. Tal es el 2.5 metros de diámetro en promedio. Las rocas son,
caso de las bellotas del encino (Quercus spp), pues en general, areniscas de forma irregular, con aristas
no son comestibles en su estado natural, sino que se angulosas y con tamaños que van entre 5 y 20 cen-
requiere cocerlas para hacerlas comestibles, es de- tímetros; presentan tonalidades entre café, rojo, gris
cir, había que extraerles el ácido tánico.191 y gris muy claro, dependiendo del tipo de roca y el
En el caso de la carne, creemos que debió tiempo y grado de exposición al fuego a que fueron
ser ingerida sin que pasara mucho tiempo entre la sujetas.194
obtención y el consumo, pues debió ser asada o co- A estos elementos se les conoce también con
cida en hornos subterráneos (parecido a lo que lla- el nombre de hearths en Texas; cocedores o chime-
mamos barbacoa) antes de que entrara en estado de neas, en Nuevo León; loberas en Sonora, hornos y
putrefacción. Es decir, si partimos de que la caza de mezcaleros en Coahuila.195
mamíferos de talla mayor no debió ser muy abun-
132
Monterrey: origen y destino
133
Los grupos indígenas en Monterrey
18. Hester., op. cit. 1980. p. 153. McNeish señalara al respecto: “Probablemente en-
contraron un mamut en toda su vida y nunca deja-
19. Lévi-Strauss, Claude. Raza y cultura. Grandes ron de hablar de ello”.
obras del pensamiento contemporáneo, Ed, Altaya:
España, 1999 p.8. 27. Mirambell, Lorena., op. cit. 1979. p. 61.
20. Valadez, Moreno., op.cit. 1999. p. 40-42. 28. Fiedel, Stuart., op. cit. 1996. p. 87.
21. Para Joaquín García–Bárcena, fueron los rápi- 29. Frison, George C., op. cit. 1993. p. 237-249.
dos cambios climáticos después de la glaciación y
su repercusión en la vegetación, lo que debió propi- 30. El propulsor fue el útil intermedio eficaz propio
ciar una extinción masiva de la fauna en una cadena del armamento paleolítico superior. Su situación,
que involucró a los herbívoros y los carnívoros. entre el brazo del lanzador y la azagaya o flecha que
ha de expulsarse, multiplica la fuerza del lanzamien-
22. Jennings, Jesse D. Prehistory of North America. to.
Mayfield Publishing Company: Mountain View,
California, USA, Third Edition, 1989. p. 58-60. 31. Semenov, S. A. Tecnología prehistórica (Estudios
de las herramientas y objetos antiguos a través de las
23. Fiedel, Stuart J. Prehistoria de América. Ed. huellas de uso). Serie: arqueología, Editorial Akal
Crítica, Grijalbo-Mondadori: Barcelona. 1996. p. Universitaria: Madrid, 1981. p. 362.
84,106.
32. Murray, William Breen y Héctor Lazcano., op.
24. Frison, George C. “Paleo-indian hunting stra- cit. 2007. p. 264.
tegies and weaponry”. From Kostenki to Clovis,
Upper Paleolithic-Paleo-Indian Adaptations. Edi- 33. En cuanto al continente de América, notamos
ted by Olga Soffer and N. D. Praslov, Plenum ciertas regiones donde sí es posible que el uso del
Press: New York and London, 1993. p. 242,244. atlatl haya sido transmitido, como es el caso del su-
roeste de los Estados Unidos y México, en donde se
25. Por ejemplo, en una recreación con un dejo de empleó en épocas más o menos contemporáneas y
fantasía e imaginación y una conclusión un tanto aun quizá en Centroamérica, pero en Sudamérica su
aventurada, J. Armenta, quien había excavado un invención fue local al considerar que allí su forma,
sitio en Puebla, mencionaba: “El elevado número material y dimensiones son por demás distintas a las
de animales fósiles que se han encontrado en esta del resto del Continente.
barranca (aproximadamente ocho mamutes, seis bi-
sontes y quince caballos), localizados en un tramo 34. En Mesoamérica, hasta épocas tardías se utilizó
no mayor de 300 m, plantea la posibilidad de que el atlatl, el cual, en ocasiones poseía sujetadores, ar-
el lugar haya sido un apostadero o punto de acecho gollas o agarraderas de concha.
de cazadores primitivos y que el artefacto en estudió
perteneció a uno de ellos, quien lo perdió durante el 35. Noguera, Eduardo. “El atlatl o tiradera”. Anales
destazamiento del elefante al cual fue encontrado”. del Museo Nacional de Arqueología Historia y Etno-
grafía. Tomo III. Editorial Stylo-SEP-Departamen-
26. No es gratuito que de manera irónica, Richard to de Monumentos, México, 1945. p.206-207.
134
Monterrey: origen y destino
36. Edward Palmer era un botánico inglés radicado 47. Respecto a esto, hay que señalar la dificultad
en Estados Unidos, realizó exploraciones científicas que existe en determinar en cada caso concreto si se
en el norte de México, incluyendo intervenciones trata de una punta de atlatl o no. Pues, por ejemplo,
en sitios arqueológicos de Coahuila, tanto al suroes- existen artefactos retrabajados o reciclados, tales
te, donde estaba la Cueva del Coyote, como otras como las puntas de atlatl que probablemente hayan
cuevas cerca de Monclova. sido usadas posteriormente como cuchillos. Por otra
parte, como señala Luis Aveleyra, existe la posibili-
37. Taylor, Walter W., op. cit. p. 71-73. dad que los artefactos interpretados como puntas de
atlatl, sean en realidad cuchillos.
38. Aveleyra, Luis., op. cit. 1950. p.150.
48. Valadez Moreno., op. cit. 1999. p. 100.
39. Idem.
49. Idem.
40. Taylor., op. cit. 1966. p. 59-94.
50. Existen diferentes interpretaciones acera de la
41. No se puede descartar el uso de otras especies, función de dichos artefactos, que van desde lo pura-
pues en la Cueva de la Candelaria se encontró un mente funcional, o sea, que servían para darle esta-
fragmento de atlatl manufacturado en quiote (in- bilidad al atlatl, hasta las interpretaciones que con-
florescencia) de maguey, madera que, como señala sideran que su principal función era mágica, como
Luis Aveleyra, resulta muy ligera, poco resistente y un amuleto para propiciar la caza.
por lo tanto, poco apropiada para un uso cotidiano.
51. Fiedel., op. cit. 1996. p. 87.
42. Frison., op. cit. 1995, p. 244.
52. Según J. Epstein, los cazadores de bisonte no
43. Hester., op. cit. 1980. p. 152. entraron al noreste de México porque en esta región
no habitaba el bisonte. Aseveración que ha sido
44. Turner, Ellen S. y Hester, Thomas. field guide considerada no sólo especulativa, sino errónea, pues
to stone artifacts of Texas indians. Second edition, resultan suficientes los hallazgos de restos óseos en-
Gulf Publishing Company: Houston, Texas, USA, contrados en Mina, localizados actualmente en el
1993. Museo Bernabé de las Casas.
45. Taylor., op. cit. 1996. p. 59-94. 53. Jiménez., op.cit. 1943. p.104.
46. De hecho, las dimensiones y características de 54. Santa María., op. cit. 1973. p. 43.
las puntas pueden permitirnos inferir su uso. Por
ejemplo, para el caso de Norteamérica, se ha su- 55. Entrevista realizada al arqueólogo Moisés Vala-
gerido que el tamaño de las puntas tipo Clovis, se dez julio, 2005.
debe a que estaban enfocadas a grandes mamíferos
como el mamut, mientras que la punta tipo goshen 56. Guiliane y Zammit., op. cit. p. 81.
(plainview) que era más pequeña, probablemente se
destinaba para el bisonte. 57. Frison., op. cit. p. 244.
135
Los grupos indígenas en Monterrey
58. Santa María, op. cit. 1973. p. 43. dos manojos de fibra que mantiene separados, obte-
niendo así dos hilos sencillos. El movimiento hacia
59. Por otra parte, al otro extremo del noreste, en abajo produce hilos de torción “S”, y el movimiento
Coahuila, también está documentado el uso de lan- hacia arriba hilos de torción “Z”. con la mano libre,
zas. va suministrando más fibra, según lo va necesitan-
do, a los hilos que está torciendo.
60. Salinas, Martín. Indians of the río Grande delta,
their role in the history of southern, and northeas- 69. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 130.
tern México. University of Texas Press: Austin,
Texas, USA, 1990, p. 55. 70. Martínez del Río, op. cit.,1952. p. 222.
61. Pérez de Rivas, Andrés. Triunfo de nuestra santa 71. De León, Alonso, op. cit., 2005. p. 1-119.
Fe entre gentes las más bárbaras y fieras del Nuevo
Orbe. Editorial Layac: México, 1944, (1645), p. 72. Valadez Moreno y Reyes Trigo., op. cit. 1997.
254. p. 575-594.
62. Griffen, William, B. “Culture change and shif- 73. Aveleyra., op. cit. 1950, p. 134.
ting populations in central northern Mexico”. An-
thropological papers f the University of Arizona, 74. Griffen., op. cit. 1970, p. 107.
Number 13. The University of Arizona Press: Tuc-
son, USA, 1970, p. 161. 75. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 134-135.
63. Smith., op. cit. 1978. p. 38. 76. Se trata del también llamado “peyote cimarrón”,
“falso peyote” o precisamente “chautle”, es decir, el
64. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 128. Ariocarpus fissuratus.
65. Por ejemplo, el promedio de ciertos grupos del 77. En distintas partes del mundo ocurre que, ade-
Arcaico en Norteamérica era aproximadamente de más de amarres de fibras o tendones, se usa alguna
1.54 metros en el caso de las mujeres y 1.67 metros resina para sujetar las puntas de proyectil.
para los hombres.
78. Valadez., op. cit. 1999. p. 195.
66. Martínez del Río, Pablo. “El mamut de Santa
Isabel Iztapan”. Cuadernos Americanos número 11 79. Turner, Ellen S. y Hester, Thomas., op. cit.
(4). México, 1952. p. 216. 1993. p. 193.
67. Entrevista realizada al arqueólogo Moisés Vala- 80. Cabe señalar que algunos autores creen posible
dez, julio, 2005. que pequeñas puntas folsom u otras que se asume
fueron usadas a través de atlatl, tienen el peso y di-
68. Este procedimiento de torcer las fibras o hilos mensiones para funcionar de manera efectiva siendo
puede ser como el que se hacía en otras regiones lanzadas con el arco.
sobre el muslo desnudo del hilador éste arrolla ha-
cia abajo (o hacia arriba), con la palma de la mano, 81. Semenov., op. cit. 1981. p. 362.
136
Monterrey: origen y destino
87. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 94. 99. Las cazan tirándoles cierto palito, que tienen
para este fin, el cual va arrastrando por la tierra y
88. La resina de origen vegetal que hemos señala- llega con ímpetu a la liebre que huye, le quiebra los
do. pies, y entonces la cogen”.
89. Ibdid, p. 87, láminas XII-XIV. 100. Guiliane y Zammit., op. cit. 2002. p. 80.
90. Martínez del Río., op. cit. p. 222. 101. Por ejemplo, entre los hopi de Arizona, el palo
arrojadizo y la cacería, de nueva cuenta es muy si-
137
Los grupos indígenas en Monterrey
milar, tal y como señala George Peter Murdock: 111. Incluso, existen prescripciones mágicas y pre-
“Después de complicadas preparaciones ceremo- ceptos sobrenaturales para evitar que exista mayor
niales, grupos de hombres baten los matorrales para caza que la necesaria. Como se abordará en lo refe-
espantar los conejos que acorralan y matan con bo- rente a las creencias mágicas y sobrenaturales.
omerangs, esto es, con palos curvados arrojadizos
que giran en el aire y después de dar en el blanco 112. Bate., op. cit. 1998. p. 84.
dan vueltas pero no regresan al que los lanza”.
113. De León, Alonso, et al. Historia de Nuevo León
102. Tomando en consideración todos los diversos con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas y Nuevo
sitios en que han sido hallados, muestran una ex- México. Fondo Editorial de Nuevo León-Universi-
traordinaria homogeneidad y persistencia en cuanto dad Autónoma de Nuevo León-Secretaría de Edu-
a forma y características fundamentales. Casi todo cación: México, 2005. p. 25.
son segmentos de madera, tallados hasta darle una
sección aplanada, de ligera curvatura sencilla (o 114. Suele ocurrir que la caza se trata de individuos
bien doble en forma de “S”), y con tres o cuatro ra- juveniles, es decir, no se trata de crías que tiene
nuras longitudinales y paralelas, grabadas en ambas poca carne o adultos grandes y viejos, mismos que
caras planas del implemento. son más difíciles de cazar. Aunque, por supuesto,
existen muchas variables temporales y espaciales
103. Kriegel., op. cit. 1993. p. 155. que hacen que el tamaño y edad de la presa a cazar
sea distinta.
104. Valadez., op. cit. 1999. p. 196.
115. Pérez de Ribas., op. cit. 1994. p. 254.
105. Por supuesto, tal y como ocurre en otras partes,
al analizar la lítica, el arqueólogo infiere el conoci- 116. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 35.
miento que tenían los grupos al momento de elegir
la roca. 117. Murray., op. cit. 19988. p. 52.
106. Hay estudios que abordan el caso concreto del 118. Esta teoría no sólo predice que los cazadores-
uso de las plantas, y en específico de las cactáceas en recolectores seleccionarán los mejores “negocios”
el norte y noroetes de México. alimentarios a su alcance, desde el punto de vista
de la relación coste-beneficios, sino que proporcio-
107. Ramírez., op. cit. 2004. p. 80. na un método para calcular el momento preciso en
que un determinado alimento se vuelve demasiado
108. Aranda, Marcelo. Huellas y otros rastros de los costoso para justificar su recolección o captura.
mamíferos, grandes y medianos de México. CONA-
BIO-Instituto de Ecología: Xalapa, México, 2000. 119. Viramontes, Carlos. De chichimecas, pames y
p.160-161. jonaces, Los recolectores-cazadores del semidesierto
de Querétaro. Serie arqueología, Instituto Nacional
109. Idem. de Antropología e Historia, Colección Científica
número 416: México, 2000. p. 102.
110. Murray, William B., op. cit. 1998. p. 50.
138
Monterrey: origen y destino
120. González Arratia., op. cit. 1991. p. 14. de Norteamérica, y aunque se menciona el uso de la
carne y la grasa del oso, resalta su uso simbólico.
121. Sobolik, Kristin D. “Nutricional constraints and
mobility patterns of hunter-gatherers in the northern 132. Taylor., op. cit. 1996. p. 85.
Chihuahua desert”. Cases studies in environmental
archaeology, Edited by Elizabeth J. Reitz, Lee A. 133. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 128 y 132.
Newson and Sylvia J. Scudder, Plenum press: New
York-London, 1996. p. 206. 134. Mc Clurckan., op. cit. 2000. p. 58.
126. Jiménez, Arturo, et al. Mamíferos de Nuevo 142. Martínez del Río., op. cit. 1952. p. 227.
León. UANL, México, 1999. p. 103
143. De León., op. cit. 1995. p. 48-49.
127. Leopoldo, A. Starker. Fauna silvestre de Méxi-
co. Ediciones del Instituto Mexicano de Recursos 144. Sahlins., op. cit. 1993, p. 50.
Naturales Renovables: México, 1983. p. 588.
145. Por ejemplo, por fuentes documentales conoce-
128. Taylor., op. cit. 1996. p. 70. mos el uso de bolsas hechas con pencas de nopales
para guardar semillas (Sánchez, Hermenegildo, pág.
129. De León, Alonso, et al., op. cit. 2005. p. 19. 209) o costalitos de petate y nopales huecos usados
como contenedores de líquidos (De León pág. 21).
130. Valadez., op. cit. 1999. p. 98.
146. Clark, Grahame., op. cit. 1973. p. 173.
131. Existe una amplia información etnográfica acer-
ca de la caza de osos y lobos por diferentes grupos 147. Ole Frank y Heizer, Robert F. Introducción
139
Los grupos indígenas en Monterrey
a la arqueología prehistórica. FCE: México, 1977. Historia General de la Medicina en México, tomo
p. 204. I, México antiguo. UNAM, Facultad de Medicina,
Academia Nacional de Medicina: México, 1984. p.
148. Los metates usados en Mesoamérica tenían 369.
características muy distintas, pues, además de que
usualmente están manufacturados en basalto, es de- 159. Y lo mismo ocurre en otras sociedades similares
cir, en roca volcánica, tienen patas y requerían un en el mundo, pues la noción de que las poblaciones
largo proceso para su manufactura, misma que ter- paleolíticas trabajaban de sol a sol para alimentarse
minaba antes de que comenzara a ser usado, al igual también resulta hoy ridícula.
que ocurre con los molcajetes.
160. Harris, Marvin. Buenos para comer. Alianza
149. Se debe seguramente a un movimiento circular Editorial, Consejo Nacional para la cultura y las ar-
y giratorio, más que a un movimiento lineal como tes: México, 1991.
en el caso de los metates mesoamericanos para el
maíz. 161. En otras partes era el guajolote. Y así existían
muchas otras prohibiciones o prescripciones ali-
150. Cabe mencionar que –aunque no han sido en- menticias entre los indígenas del noreste, las cuales
contrados morteros de madera en Nuevo León o el hemos analizado más detenidamente.
noreste, sí existe una clara mención de “morteros de
palo” entre los indígenas del siglo XVII (De León, 162. En coprolitos hallados en cuevas secas del no-
2005). Por lo que en su caso, debió tratarse de una reste de México y sur de Texas se han encontrado
madera sólida y resistente, como el mezquite. restos botánicos de Dyospyros sp. y Celtis sp.
151. Valadez., op. cit. 1999. p. 107. 163. Valadez Moreno, Moisés et al., op. cit. 1999.
p.105-116.
152. Taylor., op. cit. 1996. p. 70.
164. De León, op.cit. 2005. p. 14.
153. Valadez., op. cit. 1999. p. 107.
165. Rojas, Teresa. “La agricultura en la época pre-
154. González Arratia, Leticia. Ensayo sobre la ar- hispánica”. La agricultura en tierras mexicanas desde
queología en Coahuila y el Bolsón de Mapimí. Ar- sus orígenes hasta nuestros días. Consejo nacional
chivo Municipal de Saltillo: Coahuila, México, para la cultura y las artes. Grijalbo: México, p. 31.
1992. p. 70.
166. Valadez., op. cit. 1999. p. 62.
155. Hester., op. cit. 1960. p. 34.
167. Ibid, p. 105-116.
156. González Arratia., op. cit. 1991. p. 72.
168. El modo con que los indios benefician sus raí-
157. Sobolik., op. cit. 1996. p. 211. ces es moliéndolas, y amasadas hacen roscas o panes
grandes que les duran muchos días, sin endurecerse
158. González Arratia, Sara Rivera y Elisa Villal- con demasía, las cuales le sirven de sabrosa comi-
pando. “Salud y medicina en el norte de México”. da y vianda. También, otros autores del siglo XVII
140
Monterrey: origen y destino
mencionan panes hechos de raíces de tule entre los 184. Aunque no necesariamente, es muy posible que
indígenas del suroeste de Coahuila. cerca de los morteros fijos existiera una abundancia
de mezquites a una distancia no tan considerable, ya
169. Nuñez., op. cit. 1992. p. 70-76. que resultaría complicado y poco práctico trasladar-
lo grandes distancias.
170. Sobolik., op. cit. 1996. p. 203.
185. Sobolik., op. cit. 1999. p. 203.
171. Valadez., op. cit., 1999, p. 64.
186. Alanís, et al., op. cit., 1930. p. 35-44.
172. Perez de Ribas., op. cit. 1944. p. 247.
187. Valadez., op. cit., 1999. p. 126.
173. Hester., op. cit. 1980. p. 150.
188. Taylor., op. cit. 1966. p. 68.
174. Nance., op. cit. 1930. p. 143.
189. En los casos que las semillas no son suficiente-
175. Alanís, Glafiro, et al. Vegetación y flora de Nue- mente bien molidas en metates o morteros, permite
vo León, CEMEX Consejo consultivo flora y fauna que debido a su dura o gruesa epidermis, resista la
de Nuevo León-Monterrey 400: Monterrey, Méxi- acción de los jugos gástricos y se conserve en las he-
co, 1996. p. 214. ces (Jennings, 1989:46).
176. De la Mota y Escobar, Alonso. Descripción 190. Kirchhoff., op. cit. 1943. p. 135.
geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva
Vizcaya y Nuevo León. Editorial Pedro Robledo: 191. Rojas., op. cit. 1991. p. 31.
México, (1602-1605), 1940. p. 170.
192. En el caso de los grupos de las llanuras, hay
177. Taylor., op. cit. 1966. p. 81. que recordar que tras la introducción del caballo por
los europeos, su modo de vida comenzó a depender
178. Por supuesto, además de alimenticios, el agave aún más de la caza del bisonte americano (llamado
se uso para la manufactura de distintos artefactos, también búfalo). Es decir, se trata de una especie
de ahí la gran cantidad de restos de agave que son que no sólo abundaba en manadas de miles de indi-
encontrados en sitios de Coahuila y Texas. viduos, sino que además era de gran tamaño, lo que
permitía conseguir mayor número de piezas y por lo
179. De León., op. cit. 1980. p. 20. tanto carne en grandes cantidades.
180. Sobolik., op. cit. 1996. p. 210. 193. Valadez., op. cit. 1999. p. 105-116.
141
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO V
LA TALLA LÍTICA
Las sociedades indígenas que habitaron lo que mérica.3 Por lo tanto, probablemente los indígenas
ahora es el estado de Nuevo León y el noreste de de Nuevo León también colocaban la roca al fuego,
México se distinguen como excelentes productores y las altas temperaturas modificaban algunas de sus
de artefactos líticos.1 Entre la materia prima más uti- propiedades.
lizada para la manufactura de dichos utensilios está Si bien es cierto que algunos artefactos eran
el pedernal, que es una roca de origen sedimentario manufacturados directamente sobre un canto ro-
común en la región. Sin embargo, también existen
otras materias primas que fueron aprovechadas para
la manufactura de artefactos, tales como la lutita,
arenisca, jaspe, evaporita y la obsidiana. Esta última
es una roca de origen ígneo, la cual, por tratarse de
un vidrio natural fue muy utilizada en zonas vol-
cánicas al centro y sur de México, pero no existen
yacimientos de esta roca en Nuevo León o Coahui-
la, por lo que, como analizaremos más adelante, sólo
han aparecido muy pocos artefactos o fragmentos,
mientras que en el sur de Tamaulipas aparece en
mayor cantidad.
De acuerdo a la técnica de manufactura, la
arqueología ha dividido la tecnología lítica en dos: El silex o pedernal es una roca que ha sido usada en distintas partes del
tallada y pulida. En el caso de la primera, en Nuevo mundo para la manufactura de puntas de proyectil y otros artefactos.
143
Los grupos indígenas en Monterrey
144
Monterrey: origen y destino
145
Los grupos indígenas en Monterrey
de nódulos de sílex, así como núcleos, preformas y Tecnología en madera, hueso y asta
desechos de talla en general. También en estos luga-
res es posible observar rocas a las que se les aplicó Sin duda, para los grupos que habitaron Nuevo
percusión, tal vez sólo para probar las características León, la madera jugó un papel importante, pues
de la materia prima. De igual modo, la talla de lítica era, en principio, material de combustión, y de for-
también se hacía en campamentos y cuevas habi- ma sencilla se le utilizaba para encender el fuego.17
tacionales, pues se han encontrado sitios que así lo Sin embargo, también se hacían elaborados y muy
reflejan.12 diversos artefactos. El trabajo en madera es una acti-
Por supuesto, aunque se tallaba en muchas vidad que difícilmente se le puede atribuir sólo a un
partes, el proceso de manufactura podía variar de género, es decir, masculino o femenino, ya que se-
acuerdo al sitio, lo que significa que diferentes fases guramente tanto los varones como las mujeres parti-
del trabajo de producción de un utensilio, como del cipaban en la manufactura de utensilios de madera.
resto de procesos productivos, se pudieran llevar a Aunque seguramente trabajaban distintos
cabo en diferentes lugares.13 Recordemos que, debi- tipos de madera de acuerdo a la disponibilidad que
do a la movilidad de estos grupos, no resultaría via- ofrecía el medio ambiente y a la finalidad del objeto,
ble trasportar una gran roca extraída desde su origen destacan el mezquite, el ébano, la barreta, el pino
natural hasta un sitio lejano para iniciar su trabajo, y el encino; otros tipos de madera menos frecuen-
sino que se podía iniciar el proceso de manufactura tes son el sabino, el guayacán, la tenaza, el sauce, el
para llevarse sólo los fragmentos que serán útiles. De álamo y el brasil. También se manufacturaban uten-
igual modo, el trabajo de talla también pudo hacerse silios con otras especies vegetales, como el carrizo y
en distintos lugares por otras causas, por ejemplo, la flor del agave.
en los casos en los que se requería mantenimiento Sin embargo, una especie privilegiada, y así
para un utensilio, como en el caso de una punta lo constatan la evidencia arqueológica y la históri-
quebrada. Y es que, si la punta de proyectil hacía ca, es el caso del mezquite, pues sus características
contacto con un hueso de la presa o se fracturaba al son idóneas para la elaboración de instrumentos y
no dar en el blanco y golpear una roca, seguramente herramientas. El mezquite, en primer lugar, es una
el cazador trataría de arreglarla14 y ello podía ocurrir especie relativamente común en el medio ambiente
en las áreas habitacionales.15 local. Además, la madera recién cortada es flexible
Por último, en relación a los artefactos líti- y maleable, pero una vez seca, adquiere una gran
cos, resta señalar que no sólo eran de piedra tallada, dureza y resistencia. Asimismo, el mezquite, al igual
sino también de piedra pulida, es decir, no se obte- que el ébano y la barreta, posee gran durabilidad,
nían a través de percusión o presión, sino a través ya que no suele ser atacada por insectos y resiste la
de la abrasión, pulido y desgaste. En otras partes de humedad.
México existen armas y otras herramientas de pie- Los instrumentos se tallaban de acuerdo con
dra pulida, por ejemplo ciertas hachas;16 en Nuevo las necesidades materiales y los recursos naturales.
León no se han encontrado este tipo de artefactos. Entre los instrumentos más comunes, de acuerdo a
la temporada del año, se encontraban el atlatl, ar-
cos, palos conejeros, partes de flechas y distintos
mangos para los artefactos líticos como cuchillos o
raspadores, mientras que, por otra parte, la madera
también se utilizó para la manufactura de guajacas,
armazones de redes, cunas y otros objetos y utensi-
lios que correspondían al menaje usado en activida-
des realizadas por la mujer.
Las manos para moler también son artefactos líticos, y la técnica se
Es necesario destacar que se requieren
llama lítica pulida. distintos procesos de elaboración según el tipo de
146
Monterrey: origen y destino
No es casualidad que la madera del árbol llamado mezquite (Prospopis sp.) se haya utilizado desde tiempos prehispánicos y hasta la actualidad
para la manufactura de distintos objetos.
objeto; por ejemplo, en la manufactura de un palo Respecto a la sencillez del trabajo aplicado,18 escri-
conejero se requiere más trabajo que al hacer el ar- be sobre las cunas lo siguiente: “Se trata de ramas
mazón de una guajaca. En el caso de la guajaca o dobladas en forma de U con tres varas rectas como
cuna se trataba no sólo de ramas forjadas; como son travesaños”.19
delgadas, no requieren tanto esfuerzo. Otra forma Para la manufactura de ciertos objetos su
en que se trabajaba esta madera consiste en doblar elaboración se planeaba en varias fases, por lo que
las ramas aún verdes y frescas de acuerdo a la forma no sólo se requería más tiempo, sino que era indis-
deseada y posteriormente, se sujetaban con cuer- pensable el uso de otros instrumentos. Por ejemplo,
das para moldearlas. Para darnos la idea del grosor para el trabajo de un palo conejero debieron estar
de las cunas, tenemos las que describe Aveleyra, involucrados distintos artefactos dependiendo del
quien estudiando sus características concluye que proceso de manufactura. En un primer momento,
se realizaban con gobernadora (Larrea tridentata). después de elegir la rama del árbol o arbusto que
cumpliera con el tamaño, grosor y forma deseada,
se debían usar grandes y pesados tajadores para cor-
tar dichas ramas, ya que éstas tenían alrededor de
seis centímetros de diámetro.20 Tal vez se continua-
ba con el mismo tajador para cortar las ramas más
pequeñas que se bifurcaran de la parte principal y
así dejar sólo aquella parte que se requería. Poste-
Llamadas cunas, estos
soportes de madera están riormente, era necesario retirar la corteza, lo que,
manufacturados con delga- en el caso de especies como el mezquite y barreta,
das ramas que fueron do-
bladas y sujetadas cuando
sabemos que una vez despegada de un extremo con
aún estaban frescas. la ayuda de un artefacto es posible seguir retirando
la corteza sólo con la mano, pues es relativamente
fácil dar tirones e ir desprendiéndola hasta dejar el
147
Los grupos indígenas en Monterrey
148
Monterrey: origen y destino
Coahuila y Texas,25 o en la cueva de La Paila26 los Por otra parte, de acuerdo a lo que conoce-
cuales son idénticos a los encontrados tanto al sur mos en Nuevo León y el noreste, tenemos que en su
de Nuevo León como en los sitios de la cueva de la mayoría el trabajo en hueso era para elaborar objetos
Zona de Derrumbes.27 con una finalidad ornamental, como las cuentas tu-
Al parecer, este tipo de artefactos, como bulares de hueso.34 Sin embargo, aquí explicaremos
muchos otros presentes en Nuevo León y el noreste, la probable técnica de manufactura, pues coincidi-
se utilizaron por un largo periodo de tiempo28 y en mos con el arqueólogo Avelyra respecto a que las
un gran espacio geográfico.29 Tan es así que Cabeza cuentas tubulares de hueso se hacían cortando en
de Vaca menciona que él mismo utilizó un “hueso varias secciones los huesos de las extremidades de
de venado” para suturar una herida mientras se en- especies pequeñas como liebres y conejos.35 En el
contraba en un lugar del noreste de México o sur laboratorio se pudo experimentar y verificar esto uti-
de Texas.30 lizando huesos pequeños; por ello se puede afirmar
Probablemente, como sucede en otras par- que el tallado se realizaba después de remojar o her-
tes, se aplicaba vapor a las astas y los huesos para vir los huesos, pues están más suaves, por ejemplo,
facilitar la modificación y manufactura de artefac- en el caso de la tibia de una liebre o las falanges de
tos.31 De esta manera se tallaban frescos, y una vez un coyote,36 se cortaban las dos epífisis, es decir, las
concluido el trabajo, se exponían al calor para pro- partes redondeadas del hueso que están en los extre-
piciar su endurecimiento y firmeza después de ha- mos y que sirven para unirse a otros huesos; luego,
ber adquirido la nueva forma. En el caso de los pun- al tener un hueso cilíndrico, se cortaba en dos o tres
zones, también se hacían cortes y se raspaban con secciones de acuerdo al tamaño de cuenta deseado.
artefactos de piedra, y se trataban con calor para Después, debido a que dichos huesos son parcial-
formar la punta, dejando la epífisis sin alterar y con mente huecos ya que poseen poco tejido esponjoso,
su forma natural para que sirviera de empuñadura. se terminaban de ahuecar con una espina gruesa
Incluso, en el caso de los instrumentos de la cueva pasando una y otra vez un cordel. Estas cuentas tu-
de La Paila, de acuerdo a Aveleyra, los punzones bulares suelen estar limadas en los extremos, pues
presentaban incisiones ornamentales,32 que no es se buscaba redondear los bordes; para ello se to-
el caso de los punzones hasta ahora encontrados en maban y hacían fricción en toda su circunferencia
Nuevo León, pues no se ha encontrado este tipo de sobre una roca áspera, por ejemplo una arenisca.
trabajo en ellos. Por último, al menos en ciertas ocasiones, se hacían
En el caso de las leznas y las llamadas espá- delgadas líneas incisas o esgrafiadas alrededor de la
tulas, se trata de huesos largos con un corte longitu- cuenta como adorno, utilizando una lasca con filo
dinal, por lo que queda un artefacto largo, delgado y agudo.
plano o un tanto acanalado.33 Se trata de instrumen-
tos que debieron ser manufacturados con la ayuda
de artefactos de piedra, al igual que los punzones.
Las pequeñas cuentas de
hueso tubulares, con las
que se manufacturaban los
collares y pendientes, son
tal vez los ornamentos más
frecuentes en los sitios del
noreste de México.
149
Los grupos indígenas en Monterrey
150
Monterrey: origen y destino
151
Los grupos indígenas en Monterrey
y endurecido al fuego, y que además de servir para locaban bajo una sombra y comenzaba propiamente
extraer tubérculos, quizá sirvieron precisamente el proceso de talla.48 Primero se tomaba la penca y se
como cogollero.45 Lo anterior no excluye que dichos golpeaba un poco para aplanarla, usando para ello un
palos hayan coexistido con otro más elaborado para machacador, que podría ser simplemente cualquier
realizar ese mismo trabajo, por lo que hemos suge- piedra al alcance. Luego sostenían la penca enro-
rido que se hayan usado los llamados raspadores llando la punta en un palito (llamado actualmente
tipo Coahuila, hipótesis que fue apoyada en otras bolillo) para hacer tensión y apoyándola sobre un
investigaciones.46 Es necesario recordar que, como pequeño fragmento de tronco comenzaban a tallar
con un artefacto de piedra con un borde con filo,
que, como mencionamos, podrían haber sido varios
tipos de raspadores, entre ellos las gubias del tipo
clear fork.49 Una vez retirada la materia pulposa de la
penca, la dejaban secar al sol hasta que quedaran las
hebras limpias y bien separadas unas de otras.
Posteriormente elaboraban un hilo quizá
enrollándolo en el muslo, para después ir uniéndolo
en los extremos con otros cabos. Una vez realiza-
do esto, manufacturaban cuerdas incluyendo la del
arco,50 redes, amarres, sandalias y en ocasiones po-
Las gubias tipo cler fork muy probablemente también hayan servido
para tallar la lechuguilla y obtener la preciada fibra. siblemente textiles, como los conservados en sitios
de Coahuila.
señaló Aveleyra, las caracterís- Otra tecnología de productos de fibra y ho-
ticas del utensilio, la longitud y jas vegetales era la creación de petates, esteras y ces-
curvatura de los mangos, sugiere tería, para la cual utilizaban el tule, las hojas de sotol
que fue utilizado para raspar o y palmilla. Para ello se requiere pocos utensilios
extraer algo, introduciéndolo en para su manufactura; hacen falta sólo hojas, ramas,
cavidades casi cerradas y a tra- tallos o cortezas de diferentes especies vegetales, las
vés de orificios pequeños47 por lo cuales son tejidas o trenzadas.
que posiblemente se introduciría Quizá se
entre las pencas para extraer el utilizaban pun-
cogollo. zones u otros
Una vez que recorrían instrumentos
cierta área y después de extraer de hueso, los
cierta cantidad de cogollos de le- La lechuguilla no cuales servirían
chuguilla, se procedía a desfibrar- mide sino poco más al momento de
de 50 centímetros
la, por lo que seguramente se co- como máximo, de ahí
unir las fibras,
que para conseguir tallos u hojas
un hilo o cordel de entre sí. Sin em-
este material había
que unir varias fi- bargo, la poca Lejos de lo que parece, las formas de tejido
bras. cultura material con fibras vegetales se repiten en muchas
partes del mundo, como lo es el estilo del
involucrada en petate. Los antiguos indígenas de Nuevo
el proceso no León debieron usar este tejido, tal y como
lo dicen las crónicas de los españoles.
es sinónimo de
poco trabajo y
habilidad, ya que la manufactura implicaba cono-
cimientos acerca de las características de las plan-
152
Monterrey: origen y destino
tas, tales como su hábitat, su resistencia y la con- •Maderas de mayor dureza de distintas especies.
servación de las mismas. Asimismo, está implícito
un conocimiento de las distintas formas de tejido,
•Sílex de buena calidad u otra roca para la talla de
artefactos.
pues de ello dependería el uso al que sería destina-
do el artefacto. Para entenderlo mejor, es necesario •Pigmentos minerales como la hematina (óxido de
hacer referencia a una explicación sencilla que hace hierro) o sal.
Melville J. Heskovits sobre la cestería, pues señala •Peyote y otras plantas estimulantes o psicoactivas.
que su manufactura sólo puede ser en tres proce- •Plumas de ave, pieles, partes de otros animales y
sos: tejido, torcido y enrollado en espiral. Si la fibra fósiles.
empleada es ancha y plana, la técnica es de tejido.51
•Caracoles y conchas marinas.
Para ejemplificarlo, podemos señalar el caso de los
•Calabazas (guajes).
petates; cuando la fibra es fina y delgada, la técnica
Por otra parte, las rocas, y específicamente
es de cosido en espiral, que puede ser tan firme y
el pedernal, se hallan prácticamente en todas partes
apretado que dichas cestas pueden llegar a conte-
de la entidad, lo que no significa que todo el terri-
ner líquidos.52 Desgraciadamente, en Nuevo León
torio era igual. Probablemente el pedernal y otras
no se han encontrado, y esto se debe seguramente a
rocas debieron circular como bien de intercambio,
las condiciones de preservación, pues en Coahuila
pues desde el
sí han sido hallados distintos tipos de cestas.53
punto de vista
de quienes ma-
Relaciones con otros grupos e inter-
nufacturaban
cambios artefactos líticos
existían áreas en
Como es de esperarse, el intercambio debía tener
donde esta roca
más importancia en aquellos bienes o productos que
era de mejor ca-
el grupo no podía obtener por sí mismo, ya sea por
lidad comparada
la escasez o porque dichos bienes estaban ausentes
con la de otras
en su entorno54 y, en algunos casos, seguramente la
partes. Coinci-
adquisición de un bien no sólo se dificultaba, sino
dimos con otros
que necesariamente debía ser obtenido por inter-
investigadores
cambio, pues la escasez era total.
que han trabaja-
Arqueológicamente, dicho intercambio se El silex o pedernal de Nuevo León en
do en la región realidad no es de muy buena calidad, si
evidencia con el hallazgo de ciertos artefactos o
a raíz de nues- se le compara con el de otras partes del
elementos usados como materias primas en lugares noreste de México.
tras hallazgos
en donde no existen de manera natural, lo que sig-
arqueológicos;
nifica que fueron llevados ahí gracias al transporte
una vez analizadas y comparadas las características
humano.
de los materiales encontrados en distintas áreas de
Ahora bien, los momentos más adecuados
Nuevo León, es posible identificar la cantidad y
para este trueque serían ciertas reuniones llamadas
cualidad del sílex o pedernal, siendo a grandes ras-
mitotes, que eran eventos en donde se reforzaban
gos negro, y con mayor cantidad de impurezas hacia
los lazos de amistad con otros grupos, y se hacía in-
el oriente del estado, mientras que su color era blan-
tercambio de individuos a través de matrimonios y,
co y de mejor calidad hacia el poniente de Nuevo
por supuesto, de materias primas y productos. Por
León y Coahuila.55 Desde luego, existe otra gama de
ello debió existir una circulación de plantas, anima-
tonalidades que van del gris al rojizo o café.56 Para
les y minerales a través de un gran espacio geográ-
el caso de La Calsada, en Rayones, Nuevo León, y
fico, como: de acuerdo con Nance, el pedernal gris resultaba de
153
Los grupos indígenas en Monterrey
154
Monterrey: origen y destino
mismo pudo ocurrir con otras plantas psicoactivas o costera, denominada por los arqueólogos como
estimulantes como el frijolillo (Sophora secundiflora) Complejo Brownsville, producían más instrumen-
y algunas especies de tabaco silvestre, que sabemos tos de concha de los que necesitaban para utilizarlos
fueron utilizadas en Nuevo León y el noreste y sur como mercancía de trueque con grupos del sur y del
de Texas,64 pues además de las fuentes escritas, se poniente, al menos desde el prehistórico tardío.70
han hecho hallazgos de pipas y restos de dichas Dichos restos malacológicos que se han en-
plantas.65 contrado a más de 300 kilómetros de distancia de la
Sin duda, los descubrimientos de ciertos costa del Golfo de México, en plena Sierra Madre
instrumentos y utensilios prueban que existió circu- Oriental, permiten suponer la existencia de ciertas
lación e intercambio de objetos y materias primas, redes de intercambio, donde algunos bienes po-
ya que es evidente que estos artefactos debieron re- dían obtenerse desde zonas tan apartadas como la
correr cientos de kilómetros antes de llegar al actual franja costera. Se trata de intercambios en los que
territorio de Nuevo León. Un ejemplo de ello son seguramente participaban más de dos grupos para
los hallazgos en distintos sitios arqueológicos, al sur la recolección y la manufactura de los artículos con
y norponiente del estado, de pequeños caracoles caracoles, esto sería lo que se conoce como un inter-
marinos.66 Estos probablemente fueron usados para cambio en cadena.71
colgarse en collares o pendientes, o sujetados a los Por otra parte, también existen fósiles, me-
faldellines u otro tipo de vestimenta, como puede teoritos y cristales de roca que han sido encontra-
ser constatado hasta el siglo XVII.67 dos en contextos arqueológicos que evidencian su
Podemos observar en la obra de Cabeza de traslado,72 también algunos fósiles de especies que
Vaca que los grupos que habitaban en la costa de suelen tener una localización específica; entonces,
Texas y Tamaulipas en el siglo XVI intercambiaban con un análisis más detallado, se podría identifi-
conchas marinas a cambio de pieles, pigmentos mi- car su posible origen y, por lo tanto, determinar su
nerales y otras materias primas con la gente de tierra movimiento en el territorio, lo que en un momento
adentro.68 Si bien es cierto que estas fuentes se re- dado comprobaría la actividad de intercambio.
montan a sólo unos cientos de años, de acuerdo a los Otro indicador de esta práctica de intercam-
contextos arqueológicos69 donde se han encontrado bio es el caso de los guajes, pues en lo que respecta
estos caracoles en Nuevo León y Coahuila, pode- a la evidencia arqueológica de distintos investiga-
mos afirmar que esta circulación de bienes debió dores, hasta el momento en todo el norte de Nuevo
haber existido desde mucho tiempo antes. Por lo León no se han encontrado instrumentos, contextos
tanto, se deduce que los habitantes de esta región o restos fósiles de semillas que permitan suponer ac-
tividades de siembra, sino que todos los utensilios
y sitios dan cuenta de un modo de vida basado en
la recolección, caza y pesca.73 Incluso, por ejemplo,
estudios de restos de polen en sitios como Boca de
155
Los grupos indígenas en Monterrey
156
Monterrey: origen y destino
No obstante, al igual que ocurre en la actua- más aún conocer con exactitud la aplicación de la
lidad, la procedencia de los artefactos no necesaria- pintura corporal, los tatuajes y el tipo de peinados
mente indica que los grupos que los utilizaron tenían usados hace cientos o miles de años, ya que los indi-
un contacto directo con los grupos productores. Tal viduos no pueden ser observados por el arqueólogo.
vez llegaron de manera indirecta a través de otros La arqueología busca reconstruir el pasado con la
grupos que sirvieron de intermediarios. Nosotros evidencia que posee. Por esta razón, el investigador
mismos podemos utilizar en la vida diaria objetos trata de deducir la parte de la vida que desconoce de
manufacturados en otros países y continentes, pero las sociedades del pasado, utilizando para ello testi-
ello no significa que hayamos realizado largos viajes monios indirectos y todo tipo de pruebas e informa-
para conseguirlos. ción que le sea útil; aunque no se encuentren restos
Hemos comprobado que los grupos que de la indumentaria, sí se pueden recuperar distintos
habitaron Nuevo León y el noreste no estuvieron artefactos asociados a su manufactura.90 Por ejem-
aislados ni eran ajenos a grupos que habitaban a plo, si bien en Nuevo León no se han encontrado
sus alrededores, y de hecho debieron tener algunas restos de la indumentaria usada por los indígenas,
rutas de intercambio.88 Por otro lado, también sabe- sí se han recuperado distintos artefactos que dan
mos que aunque tenían contacto con otros grupos, cuenta de ello; además, se pueden aprovechar los
mantuvieron sus propias características culturales; datos etnohistóricos y echar mano de la analogía
incluso, aunque tras la llegada de los españoles es- etnográfica.91
tos grupos sufrieron graves cambios y adoptaron en En regiones relativamente cercanas como
mayor o menor medida algunos elementos y rasgos Coahuila, los arqueólogos han hecho hallazgos bien
de la cultura occidental, mantuvieron a grandes ras- conservados de distinto tipo de vestimenta y otros
gos el mismo modo de vida hasta su extinción.89 artefactos que dan cuenta de la apariencia corporal,
pues si bien es cierto que a veces no se encuentran
Apariencia personal las vestimentas, otras tantas sí se hallan distintos
artefactos con las que era manufacturada la indu-
La arqueología por sí misma difícilmente cuenta mentaria o que formaban parte de ella. Asimismo,
con la información suficiente para precisar las ca- esta información puede complementarse con la evi-
racterísticas físicas de las personas o dar a conocer dencia escrita que, aunque ubica en un momento
la indumentaria usada en tiempos antiguos, pues las histórico determinado, es de gran ayuda para preci-
pieles, los textiles y otros materiales con los que a sar las técnicas de manufactura, las materias primas
través del tiempo utilizadas y características formales del objeto.
se ha confeccio- Hay que recordar que cuando estudiamos
nado el vestido no un grupo humano distinto al nuestro es necesario
suelen conservarse dejar a un lado las normas, prejuicios y convencio-
durante mucho nalismos de nuestra propia sociedad contemporá-
tiempo; esto sólo nea; en favor de la objetividad y el conocimiento,
ocurre en ciertas debemos dejar nuestros propios valores. Debemos
condiciones. En recordar que existen y han existido distintos cáno-
el caso de los in- nes de belleza y moral que cada grupo considera vá-
dígenas de Nuevo lidos para sí mismo. Por lo tanto, lo que para algu-
León, hasta el mo- nos es normal y bello, para otros resultaría absurdo e
mento, resulta com- Antes de la aparición de la ar- inaceptable. Por ello, sin juzgar como bueno o malo,
plicado hacer alguna queología profesional mexicana, hay que decir que desde el punto de vista antropoló-
conclusión respecto sólo se contaba con algunos datos gico, aunque distintas, todas son equiparables como
históricos acerca de la apariencia
a las características física de los indígenas del noreste manifestaciones que buscan alcanzar los ideales de
de la vestimenta, y de México. belleza propios de su época.
157
Los grupos indígenas en Monterrey
Indumentaria
158
Monterrey: origen y destino
o semillas; muchos de ellos se han conservado has- ya que los indígenas estaban en una posición des-
ta la actualidad, y son los que el arqueólogo llega a favorable que los mantenía sojuzgados, la cual los
encontrar.96 orillaba a cambiar sus prácticas y modificar sus cos-
Posiblemente no sólo había faldas de piel, tumbres; mientras que, por otro lado, sabemos que
sino que debió ser muy común el atuendo de fibras, todo grupo humano busca satisfacer este mínimo de
pues sabemos que había un tipo de faldellines he- necesidades. Con mayor razón si lo consideramos
chos de heno, paixtle o pastle (Tillandsia usneoides)97 desde el punto de vista de que nuestro territorio se
zacate o algún tipo de textil elaborado a base de una compone, en gran medida, de vegetación con espi-
fibra vegetal, probablemente ixtle finamente hilado. nas.98 Por lo tanto, estos grupos seguramente usaban
sandalias o cacles, como los menciona De León, y
Calzado debió existir algún tipo de calzado.
Respecto a esto, sabemos que en Coahuila
se han encontrado en excelente estado de conserva-
ción cientos de sandalias manufacturadas con ixtle
de lechuguilla y algunas de yuca (o palma china),
pues, por ejemplo, sólo en la cueva de La Espanto-
sa, en el municipio de Cuatrociénegas, fueron recu-
peradas 950 sandalias de ixtle.99
En lo que se refiere a sus características, al
parecer existía una gran diversidad en cuanto a la
forma y técnicas de manufactura, pues las hay desde
algunas burdas hechas sólo con las pencas trenza-
das, hasta algunas más elaboradas, tejidas con un
delgado hilo de ixtle y, en cuanto a la talla, las hay
desde un tamaño propio para niños pequeños hasta
la talla de un adulto.100 Por su parte, en Nuevo León,
aunque no se ha encontrado evidencia física de san-
dalias en los sitios arqueológicos, se cree que debió
haber algo similar a las encontradas en las cuevas de
Coahuila, así como otras hechas con suela de cuero
sin curtir, a manera de vaqueta. Esta suela de cuero
debió cortarse de acuerdo al tamaño del pie, y, al
En las cuevas de Coahuila se han encontrado, en excelente menos en ciertos casos, se dejaba el pelo del animal
estado de conservación, cientos de sandalias manufactura-
das con fibra de ixtle. en la parte de abajo.101 Luego, con un perforador de
pedernal, debieron hacerse algunos agujeros en las
Aunque en las fuentes históricas a
veces se juzgaba que algunos gru-
pos andaban descalzos, por diversas
razones resulta un tanto complica-
do tomarlo de manera literal pues,
por un lado, hay que recordar que
cuando los españoles describen esto
lo hacen en una situación anormal,
Las sandalias de Coahuila presenta distintos
tamaños, formas y tejidos, mostrando así una
gran variedad.
159
Los grupos indígenas en Monterrey
Además de los propios ornamentos, no tenemos muchos datos acerca de la apariencia de los
indígenas de Nuevo León, a excepción de esta pintura rupestre que ha sido interpretada como
una figura antropomorfa.
160
Monterrey: origen y destino
161
Los grupos indígenas en Monterrey
Asimismo, pezuñas, colmillos y dientes de animales ducir un hilo, tal y como lo muestran análisis mi-
eran amarrados en cordeles para ser usados como croscópicos.112 Dicha perforación tal vez se hacía por
ornamentos.107 desgaste, friccionando en uno de sus lados con una
En cuanto a las conchas, ya sea de agua roca áspera, por ejemplo, la arenisca. Estos artefac-
dulce o marinas, se usaban de distinta forma y se tos se obtenían por intercambio, pues provienen de
debieron elaborar tal y como ocurrió en otras partes lugares a cientos de kilómetros; no podemos asegu-
de nuestro país. A veces se dejaban casi en su forma rar si la perforación era realizada por los grupos que
natural y sólo le practicaban una perforación, pro- los recolectaban y habitaban cerca de la costa, por
bablemente con una lasca los grupos locales tierra
puntiaguda o un buril de adentro o por ambos, sin
pedernal,108 se taladraba embargo, es posible que
un agujero por un lado y hayan llegado al noreste
luego se hacía lo mismo ya con la perforación.
del otro lado, hasta que
se unían los orificios e in- Pintura, tatuaje y
troducían un cordel para escarificación
colgarlo como pendientes
o en un collar. De acuerdo a la analogía
En otras oca- etnográfica y evidencia
siones, además de la etnohistórica, es posible
perforación, se cortaban que la pintura corpo-
y limaban ciertas áreas, ral, la escarificación, el
hasta obtener una figura tatuaje, el peinado y el
geométrica con los lados corte de cabello que uti-
rectos, y, en ocasiones, lizaban los indígenas de
con muescas angulares. Los caracoles, muy probablemente eran perforados Nuevo León variaban de
por grupos de la costa, es decir, tal vez a Nuevo León
Otro tipo de trabajo con acuerdo al grupo al cual
ya llegaban como artefactos modificados por el hom-
la concha era la manu- bre, y no como simples objetos naturales. pertenecían, al género y la
factura de cuentas dis- edad. Incluso debió ser
coidales, que se hacían diferente en ciertos mo-
redondeando pequeños mentos, pues no era igual
discos, los cuales también la apariencia cotidiana
eran perforados al centro, respecto a aquélla de un
siendo la perforación casi día de fiesta.
siempre de manera bicó- Lo mismo debió
nica.109 ocurrir para otros mo-
Por su parte, a los mentos, pues, al menos
caracoles marinos, de los en la época colonial, la
cuales la mayoría de ellos apariencia corporal podía
son del género margine- variar si expresaba luto,
lla110 y se han recuperado ya que, como en otras
de distintos sitios arqueo- sociedades, éste se ex-
lógicos de Nuevo León y teriorizaba depilándose o
áreas vecinas,111 se les hacía Los caracoles marinos necesariamente debieron llegar arrancándose el cabello de
una pequeña perforación de la costa, lo que nos permite inferir redes de inter- ciertas áreas de la cabeza113
para ser ensartados e intro- cambio a grandes distancias y contacto entre grupos y pintándose la cara con ce-
distintos.
162
Monterrey: origen y destino
163
Los grupos indígenas en Monterrey
164
Monterrey: origen y destino
165
Los grupos indígenas en Monterrey
18. No hay que confundir la situación, nos referimos 29. Podemos encontrar un artefacto muy similar
exclusivamente al trabajo en madera, pues sencillez en otras partes del mundo y Norteamérica, de ahí
no significa simpleza, ya que la cuna, aunque so- que José Luis Lorenzo utilice esto como ejemplo
bria, era por demás eficiente. Además, como señala para el arqueólogo en general: “Algunos huesos son
el mismo Luis Aveleyra, seguramente las cunas te- empleados directamente como artefactos con una
nían implícito también un trabajo en piel, fibras o pequeña modificación, por ejemplo los punzones
petates y, como lo hemos señalado, la mujer tenía a hechos con las metapoidales de ciertos rumiantes”.
su cargo mucho más trabajo. Lorenzo, José Luis. Las técnicas auxiliares de la ar-
queología moderna. Cuadernos del seminario de
19. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 152. problemas científicos y filosóficos. México: Uni-
versidad Nacional Autónoma de México. Núm. 8
20. Por supuesto, podían ser ramas más o menos Segunda serie. 1958. p. 175.
gruesas, pero, de acuerdo a los artefactos arqueo-
lógicos, creemos que se requiere una rama de di- 30. Nuñez., op. cit. p. 84.
cho grosor para obtener una sección plana de 4 a
5 centímetros. En cuanto a lo largo, también podía 31. Semenov., op. cit. 1981. p. 289, 355.
variar, pero un buen ejemplar debió ser entre 60 a
80 centímetros. 32. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 176.
21. Valadez., op. cit. 1998. p. 221. 33. McClurkan, Burney. “The archaeology of la
Cueva de la Zona de Derrumbes (N)(L). A brief
22. Ibid, p. 100. summation and suggestions for future research”. Pa-
pers on the prehistory of northeastern México and
23. De acuerdo con Hester, existen varios estudios Adjacent Texa., Center for Archaelogical Research,
respecto al uso de este artefacto, por lo que –como special Report, número 9. The University of Texas
dato anecdótico– resulta interesante mencionar uno at San Antonio: USA, 1980, p. 57.
de ellos, el de J. L. Shiner, arqueólogo que en 1975
visitó Nuevo León. Turner, y Hester, 1993. p. 40, 34. Nance., op. cit. 1980. p. 95.
43.
35. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 26.
24. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 138-142.
36. En nuestro caso, hicimos experimentos con
25. González., op. cit. 1992. p. 123. huesos de coyote (Canis latrans), pero se usaron dis-
tintas especies.
26. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 176.
37. González Arratia., op. cit. 1992. p. 38.
27. McClurkan., op. cit. 1966. p. 57.
38. Binford, Lewis. Post plesitocen adaptations. An
28. Este tipo de punzones de hueso probablemente archaeological perspective. New York, USA, 1972,
se usaban para la manufactura de cestería desde el p. 182.
arcaico en gran parte de Norteamérica. Fiedel., op.
cit. p. 115. 39. Alanís Galfiro, et al. op. cit. 1996. p. 191, 216.
166
Monterrey: origen y destino
40. Álvarez Pineda., op. cit. p. 49. flexible, para los cuales se utilizó como alma del-
gados manojos de tallos de pasto. En ambos casos
41. Taylor., op. cit. 1972. p. 102-104. la estructura se forró con cordón y se le cosió para
mantener el cordón en su lugar.
42. González Arratia, Leticia. “La mujer recolectora
en la reproducción material. Los grupos cazadores- 54. Por supuesto, no en todos los casos y lugares
recolectores del Desierto del norte de México”. An- sucede lo mismo, pues la ausencia de ciertos objetos
tropología. Número 34. México. 1991. p. 9. o materias primas no siempre obedece a cuestiones
naturales, ya que es posible que cierto grupo no
43. Taylor., op. cit. 1972. p. 107. tuviera acceso a determinadas áreas. No obstante,
aunque existía la territorialidad de los grupos que
44. González Arratia., op. cit. 1992. p. 11. habitaron Nuevo León, creemos que, como la de
otros grupos nómadas de cazadores-recolectores,
45. González Arratia., op. cit. 1992. p. 40. ésta no parece ser tan rígida como para obstaculi-
zar y negar por completo el acceso o tránsito de otro
46. Andrade Cuautle., op. cit. grupo.
47. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 26. 55. Mc Clurkan, op. cit., 1996, p. 102.
48. Para ver el proceso en la actualidad en distintas 56. El sílex adquiere distintos colores y tonalidades
partes del norte de México, consultar: Torres Cabe- según la mezcla de potasio, caliza, alúmina, óxido
llo, Olivia y Farfán Moralesm, Olimpia. “Antropo- férrico y otros componentes.
logía en Nuevo León”. La Antropología en México
Número 12, 1988. p. 440-458. 57. Nance., op. cit. 1980. p. 103.
49. Turner y Hester., op. cit. 1993. p. 40, 43. 58. Sliva., op. cit. 1997. p. 103.
50. Es muy posible que la manufactura de ciertos 59. Como ya mencionamos, se trata de resinas ve-
elementos fuera una tarea masculina, por ejemplo, getales que funcionaban como pegamento para
lo relacionado con las armas de cacería, pues entre enmangar las puntas de proyectil, cuchillos y otros
los pueblos cazadores suelen existir tabúes respecto artefactos.
a la presencia de la mujer en lo relacionado a dicha
actividad. 60. De León., op. cit. 2005. p. 40.
51. Herskovits., op. cit. p. 289. 61. Valadez Moreno, Moisés. “Datos etnohistóricos
y etnográficos de las sociedades indígenas que ha-
52. Ibid, p. 290. bitaron Nuevo León”. Deslinde, Revista de la Fa-
cultad de Filosofía y Letras de la Universidad Au-
53. Están representados dos tipos de canastos: los tónoma de Nuevo León. No. 39-40, volumen XII,
de estructura rígida para lo cual se utilizó una vara enero-junio. UANL, México, 1993, p. 126.
de sección circular doblada en una especie de espi-
ral, la cual funciona como núcleo y los de estructura 62. Ole y Heizer., op. cit. p. 213.
167
Los grupos indígenas en Monterrey
63. Cabe señalar que actualmente existe el peyote 75. Nuñez., op. cit. p. 79.
en distintos lugares de la entidad, pero debido a sus
cualidades narcóticas, su extracción, venta y consu- 76. Ole., op. cit. p. 213.
mo está tipificado como un delito federal.
77. Rivera Estrada, Araceli. “Prácticas rituales en el
64. Hester., op. cit. p. 45. sur de Nuevo León”. ACTAS Revista de Historia
de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Vo-
65. Mc Clurkan., op. cit. 1966. p. 127. lumen II Número 3, enero-junio, México, 2003. p.
56.
66. Turpin, Solveig A., et al. “The mobiliary art
of Boca de Potrerillos, Mina, Nuevo León, Mexi- 78. Hester., op. cit. p. 1-4.
co”. En: Plains anthropologist, journal of the plains
anthropological society, volúmen 41, número 156. 79. Rivera Estrada, Araceli. Panorama general de la
Plains Anthropological Society: USA, 1996, p. 192. arqueología en el Sur de Nuevo León: Cueva de la
Zona de Derrumbes. México: Serie Orgullosamente
67. Pérez de Ribas., op. cit. p. 254. Bárbaros, Número 4, Archivo General del Estado
de Nuevo León, 1995.
68. Nuñez., op. cit. p. 52.
80. Valadez Moreno., op. cit. 1993. p. 89.
69. El contexto arqueológico es la información pro-
porcionada por los elementos encontrados en el lu- 81. Rivera Estrada., op. cit. p. 60.
gar de un descubrimiento. Los datos se recopilan
del conjunto de objetos, instrumentos o herramien- 82. Silva., op. cit. p. 104.
tas, según los antecedentes históricos, característi-
cas físicas del espacio, vestigios de otros objetos y 83. Manzanilla, Linda y Barba, Luis. La arqueo-
sustancias bioquímicas extraídas de los artefactos. logía: una visión científica del pasado del hombre.
Los hallazgos se estudian por su antigüedad y se in- México: SPE; FCE; CONACYT, 1994. p. 78-79.
terpretan de acuerdo a su interacción con el sitio de
ubicación. Posteriormente se determina su relación 84. Nance., op. cit. 1980. p. 103.
con las personas de un grupo o eventos en un mo-
mento histórico. 85. Mc Clurkan., op. cit. 1966. p. 52.
70. Hester., op. cit. p. 120. 86. Rivera., op. cit. 1995. p. 62.
72. Valadez Moreno., op. cit. 1993. p. 109. 88. Analizando la obra de Álvar Núñez Cabeza de
Vaca, en otra parte ya habíamos propuesto que di-
73. Ibid, p.73 cho personaje probablemente siguió en su recorrido
rutas de tránsito e intercambio que tenían estable-
74. Turpin., op. cit. 1996. p. 105-116. cidas los distintos grupos con los que convivieron
Cabeza de Vaca y sus acompañantes.
168
Monterrey: origen y destino
89. En términos generales, coincidimos con el ar- Laguna, del Instituto Nacional de Antropología e
queólogo J. Shiner, al señalar que estos grupos, de Historia, localizado en la ciudad de Torreón.
manera intencional y planeada, evitaban el contacto
con los españoles para “asegurar la libertad y la auto- 101. Sánchez., op. cit. 1990. p. 85.
nomía”. Shiner, Joel Lewis. Prehistoric demography
of the northeastern chichimecas of Mexico. México: 102. Bautista Chapa., op. cit. p. 19.
Archivo Técnico INAH, 1976. p. 6.
103. Taylor., op. cit. 1993. p. 170.
90. Clark., op. cit. 1960. p. 204.
104. Valadez., op. cit. 1993. p: 204.
91. Los instrumentos son objetos que sirven para
elaborar otros objetos, incluidos los propios instru- 105. Martínez del Río., op. cit. 1987. p. 233.
mentos. Cuando conocemos los objetos elaborados
podemos señalar cuáles son los instrumentos ne- 106. Nance., op. cit. 1980. p. 95.
cesarios para su confección, y si tenemos distintos
objetos y los instrumentos necesarios, estaremos en 107. Taylor., op. cit. 1972. p. 59-94.
condiciones de describir fácilmente el proceso de
trabajo. Montané Martí, Julio C. Fundamentos para 108. Aunque no podemos descartar el uso del llama-
una teoría arqueológica. Hermosillo, Sonora: Centro do taladro de arco, creemos que al tratarse de ma-
Regional del Noroeste INAH SEP., 1980. p. 41. teriales suaves, era suficiente hacer una perforación
manual con un perforador.
92. Nuñez., op. cit. p. 19.
109. Suárez Lourdes. Técnicas prehispánicas en los
93. De León., op. cit. 2005. p. 44. objetos de concha. México: Colección científica,
Instituto Nacional de antropología e historia, 1981.
94. Martínez del Río., op. cit. 1987. p. 233.
110. Junto con las cuentas de los géneros de oliva y
95. Bautista Chapa., op. cit. p. 20. cyprea, en Norteamérica las cuentas de marginella
son las más abundantes.
96. Pérez de Ribas., op. cit. p. 254.
111. Aveleyra., op. cit. 1956. p. 126.
97. Sánchez., op. cit. 1990. p. 145.
112. Turpin, et. al. op. cit. 1993. p.105-116.
98. Alanís., op. cit. 1996. p. 225.
113. En Coahuila, se han encontrado pequeñas
99. Taylor, Walter. “The hunter-gatherer nomads of cestas que contienen cabellos aparentemente corta-
northern Mexico: a comparison of the archival and dos y/o arrancados. Lo que probablemente, es una
archaeological records”. World Archaeology. Volu- muestra de ciertas actitudes rituales respecto al ca-
men 4, Número 2. Octubre, 1972. p. 170. bello. Como la que existe en el Museo Regional de
La Laguna, del Instituto Nacional de Antropología
100. Por ejemplo, estas sandalias pueden ser apre- e Historia, en Torreón, Coahuila.
ciadas en la exhibición del Museo Regional de La
169
Los grupos indígenas en Monterrey
170
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO VI
LA MOVILIDAD DE LOS GRUPOS NÓMADAS
Coincidimos con Lewis R. Binford cuando señala aleatorio y literalmente era una aventura, pues los
que, en mayor o menor medida, en la actualidad grupos humanos estaban expandiéndose en territo-
se ha heredado una visión errónea respecto a que rios deshabitados y por lo tanto desconocidos.
el movimiento es algo que el ser humano intenta Sólo a través del tiempo, conforme comenzó
suprimir y que siempre busca el asentarse y conver- a poblarse el continente, el patrón de movilidad de-
tirse en sedentario.1 De igual modo, el antropólogo bió modificarse hasta desembocar en un movimien-
Marvin Harris critica la debilidad del argumento to sumamente planeado, que era determinado por la
que muchos esgrimen respecto a que de manera na- estación del año, y también debió circunscribirse a
tural todo ser humano pretende asentarse.2 Ésta es un espacio, por lo que, más que un constante cami-
una idea por demás arraigada en el mundo a través nar en línea recta, debemos entender que los gru-
del tiempo, por lo que también la encontramos en pos nómadas que habitaron el noreste de México
el caso del noreste de México y, por supuesto, en y Nuevo León recorrían sólo un área, a manera de
Nuevo León. Desde las crónicas de los españoles, circuito, a lo largo de un año.
hasta llegar a gran parte de la historiografía regional En otras palabras, la experiencia acumulada
contemporánea, el movimiento constante se ha ma- por generaciones tras la observación de los eventos
nejado como una característica negativa y prueba de cíclicos naturales, les permitían situarse en el tiem-
la incapacidad de los grupos indígenas locales. po5 y el espacio6, pues debían saber cuándo podían
La investigadora Leticia González apunta lo estar en cada lugar, cuánto tiempo permanecer y en
siguiente: “dicho movimiento, que se ha conside- qué momento abandonarlo y trasladarse a otro sitio.
rado como irracionalidad, es lo que requerían para Para ello, es muy probable que utilizaran las fases de
llevar a cabo sus formas fundamentales de organiza- la luna y el movimiento del sol, las estrellas o el pla-
ción del trabajo: la caza, la pesca y la recolección”.3 neta Venus como han sugerido distintos investiga-
Queda claro que los grupos que habitaron Nuevo dores. De esta manera, condicionaban su movilidad
León, contrario a lo que muchos piensan, no eran según los ciclos naturales a la presencia o ausencia
víctimas del medio ambiente, que pasaban hambre, de lluvias, especies animales y frutos vegetales. Por
frío y deambulaban sin sentido en un simple vaga- mencionar un caso, seguramente la llegada de cier-
bundeo, pues, como lo hemos subrayado reitera- tas aves migratorias o insectos como la mariposa
damente, no eran unos náufragos en el desierto4 ni monarca los ayudaba a ubicarse en la estación del
estaban perdidos en el laberinto de la sierras. año, y eso mismo pudo ocurrir tras observar a otras
No podemos generalizar un mismo patrón o especies de animales o vegetales.
estrategia de movilidad, sino que seguramente exis- Los prejuicios con que se concibe a estos
tieron cambios a lo largo de milenios. Probablemen- grupos afirman que fueron obligados o incapa-
te los primeros grupos humanos que provenían del citados por circunstancias naturales o culturales
norte y que llegaron a Nuevo León se desplazaban a para desarrollar la agricultura y asentarse en po-
lo largo de su vida a mayor distancia y tal vez algu- blaciones fijas, aunque debemos entender que fue
nos de ellos lo hacían constantemente descubriendo una elección. No es que no conocieran las plantas
nuevos territorios sin volver atrás. Tal vez, durante cultivadas y las consecuencias biológicas de las
algunas generaciones, el movimiento era un tanto semillas, su germinación y cultivo, sino que entre
171
Los grupos indígenas en Monterrey
172
Monterrey: origen y destino
Asimismo, sabemos que los indígenas nó- mente puede pasar inadvertido, ya que el investi-
madas de otras partes del norte de México practi- gador, con todo y su objetividad, no está ajeno a los
caban el infanticidio, que está bien documentado, sentimientos y emociones. No obstante, es necesario
como es el caso de Baja California.15 Aunque los analizar dicha práctica en el interior de esos grupos,
hallazgos arqueológicos no lo ha constatado, es co- y así resulta comprensible. Sin embargo, el hecho de
nocido que desde el sur de Texas hasta el suroeste la funcionalidad y la eficiencia de esta medida entre
de Coahuila, pasando por Nuevo León y gran parte estos grupos no debe confundirse con que resultara
de Tamaulipas, también existía esta práctica.16 igual en todo momento, lugar y grupo humano. No
Algo similar sucedía cuando en un parto la se podría comparar esta práctica en sociedades se-
madre fallecía, ya fuera en el periodo de gestación o dentarias, y por supuesto en la nuestra, pues dicha
poco tiempo después de dar a luz, ya que era sepul- medida preventiva no se justificaría ahora, ya que se
tada junto al recién nacido aún con vida. También cuenta con los medios y la infraestructura necesarios
cuando se trataba de mellizos o gemelos se escogía para proveer el sustento. También se puede asistir a
al neonato que se consideraba de mejores condi- las personas con capacidades diferentes, a los niños
ciones físicas y al segundo se le separaba para ser y a los adultos mayores. Además, entre otras cosas,
enterrado vivo, y la misma suerte corría aquel infan- obviamente, las sociedades sedentarias, para su so-
te que mostrara señas de malformación o defectos brevivencia, no dependen de la movilidad.
congénitos.17 En estas sociedades se buscaba justificar el
La primera impresión desde la sociedad ac- infanticidio con una premisa: sacrificar al individuo
tual es que esto podría parecer cruel, por lo que es para sobrevivir como sociedad.20 Sin embargo, co-
necesario hacer algunas consideraciones al respec- incidimos con otros autores, como el antropólogo
to, pues debemos recordar que, a excepción de los norteamericano Harris quien; al analizar este fenó-
bebés que cuentan con su madre, en una sociedad meno de las sociedades nómadas de cazadores-re-
nómada de cazadores-recolectores el individuo que colectores, consideraba el infanticidio como la man-
se ve imposibilitado para caminar por sí mismo se cha en lo que, de otro modo, podría confundirse con
convierte en un desahuciado o condenado. Por lo el jardín del paraíso.21
tanto, las circunstancias del nacimiento de geme-
los, debido a las características de esta sociedad, Características de la cultura material de
dificultaban la posibilidad de criar a dos pequeños un grupo de nómadas
simultáneamente, por lo que se optaba por la sobre-
vivencia de uno. Debe entenderse que entre las sociedades nómadas
En otras palabras, si la enfermedad, defor- no es posible la acumulación de objetos, pues “la
maciones físicas o la avanzada edad le impedían a movilidad y la propiedad son incompatibles”. 22 Es
un individuo trasladarse por sí mismo de un lugar así que los utensilios deben reducirse al mínimo.23
a otro, éste se convertiría en una carga para los Por supuesto, los grupos del noreste de México no
demás, en un obstáculo para continuar.18 En estas son la excepción, pues además de una limitada can-
sociedades no hay posibilidad de retrasos; la mo- tidad de artefactos, éstos eran ligeros, pequeños, ir-
vilidad está condicionada por la estación del año, rompibles y fácilmente portátiles.24
ya que estacionarse en un sitio pone en peligro a
todo el grupo, pues una sociedad que depende de la
movilidad y de los recursos que de manera natural En Coahuila se han recuperado
provee el medio ambiente, no puede esperar a los palos conejeros con un extremo
puntiagudo, de lo que se infiere
enfermos, ancianos o impedidos, pues demora su servían para excavar.
emigración a otro campamento.19
Por supuesto, el infanticidio es una práctica
que aún para el antropólogo más imparcial difícil-
173
Los grupos indígenas en Monterrey
Los artefactos que usaban los grupos nóma- miendo, les sirve de azadón o barreta para
das tienen ciertas características; para analizarlas y sus necesidades.29
comprenderlas es necesario conocer la clasificación Es necesario enfatizar la multifuncionalidad
que hizo el investigador australiano R. Gould,25 en de éste, porque sirve como bastón para irse apo-
la cual cataloga en tres rubros las características de yando cuando se sube una ladera entre las piedras;
los artefactos y la conducta que tienen con ellos di- además, podía servir para hacer a un lado las ramas
chos grupos: con espinas. A lo ante-
1.Herramientas multiusos, ligeras y fáciles rior, se le puede añadir la
de cargar. evidencia arqueológica
2.No suelen transportar las piedras con que procedente de varias cue-
muelen sus alimentos, pues éstas son deja- vas de Coahuila, de que
das en aquellos lugares que visitan cíclica- existió un instrumento
mente. llamado palo conejero o
3.Utilizan piedras o palos que están a la rabbit stick, con uno de
mano como instrumentos instantáneos (ins- los extremos aguzado y
tant tools), sin que sea necesario hacerles desgastado.30 Las fuentes
modificaciones y las desechan después de escritas indican que de-
su uso.26 bió ser de gran utilidad
Sobre el primer tipo de artefactos que Gould para la extracción de
Entre los nómadas cazadores-
menciona entre los australianos, un ejemplo es el recolectores siempre se busca raíces y tubérculos, para
uso del spearthrower, es decir, el atlatl o propulsor, hacer más eficiente el utilaje, remover el acceso a las
por lo que distintos artefactos
que era un objeto que además de ser un arma se son multifuncionales.
madrigueras de roedores,
empleaba para otros fines.27 Esta práctica coincide conejos y liebres, con el
además con lo mencionado por algunos arqueólo- objeto de capturarlas. In-
gos como Michael Schiffer, acerca de que la mo- cluso, además de estas funciones, se ha propuesto
vilidad constante favorece o propicia la creación y que dichos palos curvos pudieron ser también bas-
utilización de artefactos multifuncionales.28 Lo an- tones-escudo para desviar los proyectiles o armas
terior coincide con el uso de un artefacto descrito contundentes para atacar en peleas cuerpo a cuer-
por el cronista De León para el noreste de México: po.31
Usan llevar con el arco un palo arqueado a Sin embargo, una de las funciones más im-
forma de catana de Japón, que, además de portantes es el hecho de que era un arma semejante
servirle de arrimo en pie, de cabecera dur- a un bumerán, pero sin regreso, y que muy proba-
blemente era usada para abatir conejos y liebres.
174
Monterrey: origen y destino
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Los grupos indígenas en Monterrey
como una especie de cantimplora.38 Sin embargo, el no contaban con cerámica, hervían con este mismo
agua de las pencas, aun si se trata de una grande, procedimiento, pero usando cestas.44
es poca. De ahí que se mencione que cargaban con Aunque en Nuevo León no se han encon-
una docena de nopales huecos. Por lo tanto, no po- trado cestas como las de Coahuila, no por ello se
demos descartar que usaron otro tipo de cactus, por descarta su uso. Estas cestas fueron manufacturadas
ejemplo, las biznagas, las cuales todavía utilizan los bajo la técnica de cosido en espiral, tal y como lo
indígenas seris de Sonora para este propósito.39 hacían la mayor parte de los grupos de Norteaméri-
A los cactus, los nopales grandes o biznagas, ca.45
les hacían una perforación en uno de sus extremos Tomando en cuenta lo anterior, para el ar-
y se raspaba su interior hasta dejarlos huecos. Para queólogo se dificulta identificar las piedras que eran
ello, la llamada biznaga colorada (Ferocactus pring- usadas en dicho proceso, ya que en determinados
lei) y la biznaga verde (Echinocactus platyacanthus)40 casos, cuando aparecían desperdigadas, se con-
pudieron ser utilizadas de manera eficiente como re- fundirían con las rocas de las fogatas o fogones. En
cipientes, aunque los más adecuados serían los cac- otras palabras, no todas las rocas fracturadas y de
tus que miden de 30 a 80 centímetros de altura, pues formas angulosas, debido a la exposición al fuego
serían los más óptimos por ser fáciles de transportar. que observamos, son necesariamente restos de foga-
Las biznagas podían almacenar de cinco a ocho tas o fogones, sino que algunas de ellas pueden ser
litros de agua, cantidad que resulta significativa. En rocas térmicas.46
conclusión, los cactus huecos serían un contenedor
óptimo por ser ligeros, fáciles de sustituir y son re-
sistentes al calor.
Sobre lo anterior, podemos hacer mención
de una práctica contemporánea que registramos
de manera circunstancial durante una excavación
en el sur de Nuevo León.41 En aquella ocasión, los
lugareños mencionaron una estrategia para calentar
o hervir líquidos sin necesidad de recipientes, uti-
lizaban un utensilio llamado tarro, lo fabricaron de
la siguiente manera: se corta una penca de maguey
y se le despega cuidadosamente la capa superior de Los cazadores recolectores utilizan el ingenio y la creatividad para su-
la parte cóncava hasta formar una bolsa que cumple plir la ausencia de cierta cultura material, como en el caso de hervir
agua sin cerámica.
la función de recipiente donde se vierte el líquido
que se pretende calentar. Enseguida se busca una Para tomar líquidos en lugares distantes de
pequeña rama en forma de horqueta y, con ésta, se fuentes de agua, los indígenas del noreste tenían
toma una piedra recién expuesta al fuego. Se intro- una estrategia que consistía en cavar un agujero de
duce la piedra y la transmisión de calor actúan so- unos cuantos centímetros de profundidad en el sue-
bre el líquido,42 se hace lo mismo varias veces hasta lo; luego colocaban pequeñas ramas en las paredes
obtener la temperatura deseada. Por supuesto, sería y el fondo, en seguida se machacaban varias tunas
aventurado decir que específicamente esta práctica hasta llenar el hueco con el jugo extraído; para be-
proviene de tiempos prehispánicos. Sin embargo, berlo, se inclinaban y sorbían el líquido.47
el calentamiento de líquidos en bolsas de piel está Otro recurso para hidratarse durante las lar-
documentado en diferentes grupos del sur de Esta- gas caminatas, según lo documenta un religioso del
dos Unidos y del norte de México.43 siglo XVII en Coahuila, era raspando los mague-
Arqueólogos como Pablo Martínez del Río yes para tomar lo que se conoce como aguamiel.48
consideran que los grupos del norte de México, que Al respecto, podemos mencionar que la extracción
176
Monterrey: origen y destino
177
Los grupos indígenas en Monterrey
Es posible que para la construcción de las chozas colocaran palos largos unidos en el extremo superior, posteriormente amarraban ramas de manera
transversal, y por último las recubrían con pastos, carrizos, ramas o petates.
demasiados elementos que dieran prestigio o adita- verdes y delgadas de otros árboles y/o arbustos, por-
mentos estéticos, sino que debía ser sencilla, prác- que era necesario doblarlas y adaptarlas a la forma
tica y funcional. De ahí que, como señala Taylor, los curva alrededor de toda la estructura. Posteriormen-
grupos del noreste de México debieron hacer casas te eran amarradas con cuerdas de ixtle, quedando
fácilmente movibles,54 transportables y, hasta cierto alrededor del entramado reticular, formado por los
punto, desechables, pues parte de la materia prima postes verticales y las ramas horizontales. Por últi-
usada en la construcción sería obtenida en los alre- mo se cubría con ramas de follaje, carrizos, pastos,
dedores del campamento cada vez que cambiaban a hojas de sotol (Dasylirion texanum) y, en algunos
uno nuevo, para evitar cargar lo innecesario. casos, se extendían petates y esteras.
Debido a que el material para la manufac- En cuanto a la fachada, según señalan las
tura de las chozas era perecedero, plantas y pieles, fuentes escritas, la entrada era pequeña y reducida.
es lógico que no se hayan conservado restos. Sin Asimismo, en la parte superior se dejaba un hue-
embargo, de acuerdo a las crónicas, al menos para co sin cubrir para que sirviera como ventilación y
el siglo XVII, sabemos que la habitación era en for- dejara salir el humo, pues regularmente tenían una
ma de campana y el material era carrizo y zacate.55 pequeña fogata al interior de la choza para iluminar
Debieron ser semejantes a los tepes de otros grupos durante las noches y calentarse en invierno.
indígenas de Norteamérica56 y otras partes del norte No sólo vivían en este tipo de habitación,
de México.57 pues esto dependía de la estación del año, el hábitat
Para construir sus casas, primero se alinea- y la disponibilidad de recursos, por lo que en tiem-
ban en el perímetro de un círculo varios postes de pos benignos, y en las áreas boscosas de las sierras
madera o quiotes de maguey, los cuales se sostenían o en los márgenes de ríos y arroyos, podían aprove-
con pequeñas rocas y/o se enterraban un poco en el char la sombra de grandes árboles. En áreas semide-
suelo mientras que, en el extremo de arriba, todos sérticas también podían usar las ramas del ocotillo
los postes se unían y sujetaban con ixtle, formando o albarda (Fouquieria splendens), sin la necesidad
una estructura cónica de alrededor de dos metros de de arrancarlas, pues son largas, delgadas y flexibles,
altura. Luego, en el caso de las zonas semidesérti- por lo que podían crear refugios eficientes.
cas, se colocaban de manera transversal ramas de Cuando las condiciones naturales del terri-
ocotillo o albarda (Fouquieria splendens) las cuales torio lo permitían, es decir, si existían lomas, cerros
pueden medir hasta varios metros de altura y son con cuevas y refugios rocosos, éstas también funcio-
flexibles. En otras partes se utilizaban ramas aún naban como habitación, tal y como lo constatan de-
178
Monterrey: origen y destino
179
Los grupos indígenas en Monterrey
erosión puede alterar y mezclar los artefactos, de ahí conjuntos de 15 viviendas en disposición lineal o en
que resulte complicado relacionarlo con el interior media luna, fortaleciendo el acceso al campamento
de la cueva.63 en caso de que hubiera conflictos bélicos. Entonces,
A su vez, el arqueólogo Binford considera podemos suponer con suficientes bases que esto
que un mismo grupo puede actuar distinto según respondía a ciertas normas y restricciones estable-
la época del año; apunta que quienes habitan en cidas previamente, ya que sabemos que los pueblos
cuevas, en invierno se colocan de manera paralela cazadores siempre acampan bajo un orden.67 De ahí
al fondo del abrigo rocoso para aprovechar el calor que se distribuían las chozas de acuerdo a los miem-
asimilado por la roca durante el día. Mientras que bros que las iban a utilizar.
en verano, el lecho se colocaría de manera perpen- Pero, volviendo de nueva cuenta con la des-
dicular al fondo rocoso y la cabeza alejada de éste, cripción que hizo De León, algunos arqueólogos
para así evitar la irradiación del calor.64 En lo que consideran que en el caso del noreste de México,
respecta al dormitorio, ya sea en las cuevas o a cielo este tipo de campamentos era una excepción, ya
abierto, usaban pieles tendidas en el suelo como le- que casi siempre eran más pequeños.68 Pues, de-
chos y fibras o heno como almohada,65 desde luego, bido a que su economía se basada solamente en lo
lo anterior es complicado encontrarlo y constatarlo que les brindaba el medio ambiente, es por ello que
en la evidencia arqueológica, ya que se trata de ma- en ciertas épocas del año o lugares específicos sería
teriales de rápida degradación. Sin embrago, sí es posible que se reunieran varias bandas formando un
posible encontrar ciertos objetos arqueológicos en conglomerado mayor. Efectivamente, en condicio-
las cuevas y establecer su relación con la conducta nes normales, entre los cazadores, los campamentos
de sus habitantes, quienes suelen tener al lado de los suelen ser pequeños y transitorios.69 Se trata muchas
dormitorios vertederos con huesos que son los res- veces de ocupaciones efímeras,70 pues como están
tos de alimentos consumidos, así como fragmentos manufacturadas con material perecedero, difícil-
de artefactos que limpiaban, reparaban o mantenían mente dejan vestigios arqueológicos,71 en ocasiones
en buenas condiciones.66 sólo dejan ciertos pozos en el suelo y algunas pie-
Si se toma en cuenta la afirmación de De dras alrededor.72
León; de que en cada vivienda habitaban de 8 a 10 Es por ello que la labor de investigación se
personas en promedio, entonces la población, se- dificulta, ya que, si al tamaño reducido de los cam-
gún el tamaño de los campamentos, oscilaría entre pamentos sumamos que sólo contamos con huellas
100 y 500 individuos. De acuerdo a las fuentes escri- casi imperceptibles, resulta complicado determinar
tas, estos grupos se congregaban generalmente en el lugar donde las chozas fueron levantadas. No
obstante, existen otros elementos que pueden ayu-
dar para identificar los campamentos. Uno de ellos
lo estudia la arqueóloga González, quien trabaja
la misma línea de investigación que el arqueólogo
John Yallen. González señala que el número de fo-
gatas podría ser indicador del número de grupos y
su forma de organización, es decir, grupo primario
o unidad familiar.73
181
Los grupos indígenas en Monterrey
Aunque evidentemente
se trata de otras condi-
ciones ecológicas, en el
presente aún se puede
ver la diferente vege-
tación existente en
Nuevo León. Por ejem-
plo, la parte norte de la
Sierra Madre Oriental
(Chipinque) es mucho
más húmeda que la
parte sur.
distribución de las fuentes acuíferas debió ser un meses. Por supuesto, esto podía variar por las con-
criterio de gran importancia para decidir el lugar del diciones del medio ambiente y las diferentes zonas
campamento.81 Por ello, quienes habitaban en áreas
semidesérticas debían poseer un conocimiento de
cómo encontrar agua, al igual que ocurre con los
nómadas de Australia o África.82
Lo anterior indica que, para acampar, de-
bían elegir lugares con fuentes de agua cercana, ya
sea ríos, arroyos, ojos de agua, lagunas y, en época
de secas, hasta tinajas naturales de piedra o charcos
donde se acumulaba el agua por varias semanas o
182
Monterrey: origen y destino
explotables que existen en el noreste de México, guajolotes y jabalíes, la cual es relativamente más
ya que las condiciones difieren en la Sierra Madre sencilla. Los conejos y liebres son presas de oportu-
Oriental o en la llanura costera del Golfo, de ahí que nidad, los guajolotes y patos es una caza de acecho,
debemos estudiar el recorrido de los campamentos por lo que no se requeriría mayor desgaste físico ni
de acuerdo a estas posibilidades. caminar grandes distancias. La caza de especies más
Si tomamos como punto de partida el cam- grandes requería expediciones más amplias, invertir
pamento, hombres y mujeres recorrían varios kiló- mayor tiempo de investigación y organización, pues
metros durante el día para buscar alimento
y materias primas necesarias, para después
volver. La cantidad de territorio que debían
explorar seguramente variaba dependiendo
de la estación del año y de las condiciones
ecológicas de los alrededores; por lo tanto,
la caminata sería de mayor o menor distan-
cia de acuerdo a la cantidad de alimento dis-
ponible y las fuentes de agua. Aunque podía
haber excepciones, la distancia recorrida en
cada salida de recolección de raíces, frutos,
y semillas debía ser tal, que permitiera el re-
greso el mismo día. Es decir, en el caso de
que partieran por la mañana, debían regresar
al atardecer o al anochecer,83 ya que la posi-
bilidad del desplazamiento está limitada por
la carga y por las actividades a realizar en el
transcurso de un día.84
En el caso de Monterrey y sus zonas
colindantes aunque hay poca evidencia ar-
queológica, es factible pensar que debieron
existir estos sitios, ya que debió tener gran El espacio que hoy ocupa Monterrey y las demás ciudades contemporáneas, ha sido
importancia el acceso al río Santa Catarina, sumamente alterado y modificado por el ser humano. Por ello, hay que tratar de
dejar atrás esa imagen para inferir las condiciones del antiguo ambiente.
los ojos de agua, el arroyo del Topo Chico,
el río La Silla y otros escurrimientos y co-
a veces debían seguir a las presas durante varios días
rrientes de agua85 como el río Pesquería y el río San
y muchos kilómetros subir cerros pedregosos e in-
Juan. Incluso, ya en la Colonia, encontramos datos
ternarse en cañadas. Por ello, en el caso de las par-
que mencionan estas fuentes de agua.
Esta información es de utilidad para conocer
las condiciones ecológicas que existían en el pasa-
do, así como las necesidades de subsistencia y la
capacidad de los grupos para satisfacerlas. Asimis-
mo, proporciona información de las características
distintivas de una colectividad, permitiendo recons-
truir de manera hipotética el hábitat y la forma de
vida del pasado.
Por otra parte, en el caso de la cacería, po-
dríamos dividirla al menos en dos, aquélla dedicada Otra forma para obtener fuego con un trozo de madera y una vara es
a especies pequeñas como liebres, conejos, patos, hacer la fricción con la ayuda de un arco.
183
Los grupos indígenas en Monterrey
tidas de cacería, las rutas seguidas serían diferentes, tos grupos humanos, el cual consiste en sujetar en
pues podían cazar y regresar o, por otro lado, podían el suelo una pieza de madera llamada hogar, la cual
cazar, procesar la carne para evitar su putrefacción debe ser suave y de forma aplanada; mientras que se
y continuar cazando antes de volver al campamento hace girar rápidamente otra pieza, que suele ser un
base.86 Seguramente debían dormir en los puestos palo de una madera rígida y más dura.91
de caza.87 Sin embargo, el hecho de que tuvieran la
Entonces, entre un campamento y otro, es capacidad de iniciar fuego de manera rápida, no
posible que no fuera suficiente un día para recorrer significa que lo hicieran continuamente. Sino que,
dicha distancia, por lo que era necesario que se de- muy probablemente, una vez iniciado el fuego tra-
tuvieran para descansar y continuar al día siguiente. tarían de conservarlo el mayor tiempo posible, y
Incluso improvisarían un campamento para pernoc- esto no necesariamente con lumbre, sino que era
tar que, desde el punto de vista arqueológico, se ca- suficiente mantener las brasas, pues al mantener un
racterizaría por una baja densidad de artefactos.88 carbón encendido, sería más fácil reavivar el fuego
Existen algunos datos importantes que es- que iniciarlo de nueva cuenta. Es por ello que De
tán asociados con la movilidad de las sociedades de León menciona que en el interior de las chozas te-
Nuevo León. Por ejemplo, tenían una gran facilidad nían siempre un poco de fuego.
para hacer fuego en cualquier parte, por medio de
fricción rotatoria de un palo delgado sobre un trozo
de madera plano,89 probablemente de quiote de ma-
guey, como los que se han encontrado en algunos
sitios de Coahuila.90 Para que las chispas comenza-
ran a encender una llama, los indígenas de Nuevo
León debían colocar, junto al punto de fricción, ma-
terial que fuera de fácil y rápida combustión, como
pastos delgados o fibras de ixtle bien secas. Éste es
el método para hacer fuego más frecuente en distin-
184
Monterrey: origen y destino
185
Los grupos indígenas en Monterrey
que echar mano de la subjetividad cultural y de los gaban a instalar su campamento que cuando faltaba
estudios antropológicos y sociológicos para conocer poco tiempo para trasladarse a otro lugar. También
cómo el ser humano desarrolla sus hábitos de higie- existe la posibilidad que los indígenas del noreste
ne, según sus necesidades sanitarias, adaptándose que describe De León continuaban con la misma
al medio ambiente así como a sus concepciones conducta respecto a desechar su basura, pero ya no
culturales y religiosas. se retiraban del lugar en el mismo periodo de tiempo
Las costumbres de limpieza, como aquello en que acostumbraban, sino que, al perder movi-
que designamos como basura, son una consecuen- lidad y quedarse más tiempo en un lugar debido a
cia lógica de las actividades humanas, es decir, las presiones coloniales o por habitar cerca de los
construcciones culturales. El criterio de selección y españoles, tenía como resultado que los desechos se
las categorías de valor son distintos en cada socie- acumularan más de lo ordinario.100
dad, ya sea contemporánea o de épocas anteriores. Al trasladarse, dejaban tras de sí muchas
En este sentido, el investigador debe saber que la cosas, además de restos de comida, como huesos y
disposición y ubicación de los desechos dependen plantas; quedaban restos de carbón de las fogatas y
del tipo de sociedad y de su particular concepción fogones, objetos quebrados o dañados, y otros más
de limpieza.98 que habían olvidado. No todos ellos eran inservi-
Los estándares sobre limpieza pueden variar bles, sino que dejaban algunos objetos como los
al interior de una misma sociedad dependiendo de la metates y las manos para moler, pues por su peso y
época del año.99 Éste sería el caso de sociedades ca- dimensiones debieron ser abandonados de manera
zadoras-recolectoras del noreste mexicano, quienes temporal para posteriormente ser reutilizados.101 En
dada su condición nómada, el comportamiento consecuencia, desde el punto de vista arqueológi-
frente a sus desechos era distinto cuando recién lle- co, sabemos que la probabilidad de encontrar los
metates y las manos para moler, justo o muy cerca
del lugar donde fueron utilizados, es muy elevada.
186
Monterrey: origen y destino
que lo apoyaban una táctica específica: si deseaban todas sus pertenencias se modificó drásticamente,
vencer a los españoles, había que quitarles todas las ya que el caballo era considerado un bien muy va-
bestias.102 lioso, algunos individuos llegaban a tener decenas
Mejor dicho, y tal como señala Santiago de caballos.107 Es de sobra conocido el caso de los
Roel, si querían vencer al enemigo, había que comanches, un grupo que se adaptó de manera
quitarles “todos sus caballos”.103 rápida a los cambios producidos por la presencia de
En retrospectiva, a la luz de los conocimien- los europeos, y particularmente usaron el caballo.
tos actuales de la antropología y la historiografía, Muestra de ello es la repentina aparición de varios
creemos que las tácticas subversivas aplicadas por vocablos diferentes para designar los distintos tipos
Cabrito eran acertadas. Ya que él reconoció la im- y colores de los caballos.108
portancia militar de los equinos en los enfrenta- Incluso, estos cambios culturales no sólo re-
mientos bélicos entre indígenas y españoles. percutieron en lo económico y lo material, sino que
Desde épocas tempranas, el caballo desem- toda la cosmovisión fue influenciada por elementos
peñó un papel fundamental en las invasiones en el externos. Podemos corroborar lo anterior con los
viejo mundo.104 Se ha escrito acerca de la relevancia grupos apaches-lipanes de Texas, que en épocas
del caballo como un elemento clave para entender la tardías penetraron a lo que hoy es territorio mexi-
conquista y colonización en el continente americano cano y para quienes era tabú comer carne de caballo
o mula.109 Lo que quiere decir que la aparición de
dicho tabú obviamente tuvo que ocurrir relativa-
mente en poco tiempo.
Al sur de los Estados Unidos ha existido un
interés por investigar aquello relacionado con el ca-
ballo, para esclarecer su papel en las migraciones de
las grandes culturas nómadas ecuestres de las plani-
cies, las cuales se extendieron durante el siglo XIX
no sólo sobre gran parte de Norteamérica, sino el
norte y noreste de México.
En Nuevo León se ha documentado y
analizado poco este tema. Aunque existen investi-
gaciones en torno a la ganadería, y se menciona de
Si bien es cierto que hay evidencia documental respecto a que los indí- manera implícita la relación ganado/indígena,110 no
genas del noreste hayan montado a caballo, al parecer, en su mayoría se
trata de ciertos individuos con privilegios o aliados a los españoles.
se ha analizado la perspectiva indígena.
A finales del siglo pasado, Carlos Manuel
por parte de los españoles. Existen investigaciones Valdés planteó este tema, mismo que había sido
en torno a los pueblos nativos de Norteamérica, par- pasado por alto con anterioridad en la historiografía
ticularmente los de las grandes llanuras en épocas regional.111 Por esta razón, es interesante estudiar
poscontacto. Antes de la presencia de los europeos, la función del caballo en la vida cotidiana de la
los indios usaban perros para trasportar su menaje región.
doméstico, éste fue sustituido por el caballo, que Durante la Colonia habrá múltiples quejas
incrementó el éxito en la caza del bisonte.105 Asimis- de los hacendados, al señalar que los indígenas esta-
mo, antes de la presencia del caballo en las praderas, ban robando su ganado. Y no sólo el ganado mayor
las guerras eran esporádicas y casi nunca sangrien- (reses) y menor (cabras y ovejas), sino los caballos y
tas, y este animal proporcionó nuevos medios para las mulas.112 En efecto, existen datos acerca de que
llevarla a cabo.106 Lo anterior fue un agente de cam- los grupos indígenas se llevaban caballada.113
bio, el cual se manifestó en muchos sentidos, por Las fuentes documentales indican que los
ejemplo, la costumbre de enterrar a los muertos con indígenas entraron muy fácilmente en contacto
187
Los grupos indígenas en Monterrey
directo con los caballos, su uso más común era Habíamos señalado que ciertos instrumen-
aprovecharlo como alimento y proveedor de piel, o tos y objetos de origen europeo fueron integrados
utilizarlo como medio de locomoción. en la cosmovisión indígena.120 Así, los caballos eran
En otras partes del norte de México, hacia considerados de manera semejante a los ancestrales
Coahuila, sabemos que existieron ambas posi- venados:
bilidades: llevarse caballos para comérselos, pero …el modo de procurarse casarse es hacién-
también para domarlos y montarlos.114 Esto mismo dose el novio o pretendiente de una buena
debió ocurrir en Nuevo León, la cuestión es hilar caza de venado o liebres y también de caba-
cabos para tratar de dilucidar cuál de los dos desti- llos o mulas.121
nos tuvieron los equinos en la entidad. En ocasiones les otorgaron cualidades má-
Por una parte tenemos a los indígenas que no gicas, tal y como se puede notar en el siguiente
participaban en las tareas de las haciendas, seguían pasaje:
en libertad con una economía sustentada en la caza Entienden (los indios) que se les contagia la
y la recolección, y optaban por hacer de los caballos agilidad de los animales comiendo sus car-
sus piezas de caza. Existe un documento en el Ar- nes; y así comen de las bestias mulares y ca-
chivo Municipal de Monterrey que refleja la forma ballares por ser más livianas. Lo más común
en que el indígena se concebía en el entorno que lo en ellos es comer venado.122
rodeaba, también describe su organización social y También existen algunos casos de pinturas
económica, así como sus costumbres y procesos de rupestres o petrograbados con figuras de caballo,
manufactura para aprovechar los recursos naturales. aunque estas representaciones frecuentemente no
El documento de 1668 muestra la relación que los son ecuestres. Sin embargo, las pinturas o grabados
grupos nativos de la región mantenían con los es- propias de los grupos de las llanuras de Texas serán,
pañoles, el texto hace referencia a hurtos realizados casi siempre, figuras de caballos acompañados de su
por los indígenas de animales como reses, ovejas, jinete, muestra fiel de los cambios culturales que tu-
cabras y caballos. vieron tras la llegada de los europeos.
Los españoles comentan la situación de la Se cree que los indígenas se convirtieron
siguiente manera: en jinetes tratando de escapar de los asentamien-
...son incapaces de toda razón, no distinguen tos españoles, se familiarizaban con los caballos y
lo bueno de lo malo, no conocen la gravedad aprendían a montar.123 Esta opinión la comparten
de los delitos. Y, en cuanto a lo llevado de las otros investigadores, por ejemplo, David Adams,
caballadas, lo hacen por entender que todos quien enfatiza que los indios fugados de las hacien-
los bienes son comunes y que la naturaleza das, debido a su experiencia como esclavos, poseían
se los produjo en su misma tierra, como es más conocimiento acerca de la vulnerabilidad de los
su costumbre entre ellos.115 asentamientos españoles.124
Evidentemente, como señala Del Hoyo, la En la segunda mitad del siglo XVIII, en
presencia de ganado, desde su introducción en estas el sureste del estado, se dice que al ganado que se
tierras, pronto comenzó a tener impacto en la vida de llevaban los indígenas les cortaban las orejas para
los indígenas al incluir dichas especies en su dieta.116 su conocimiento,125 ya que al mutilarles las orejas se
Lo anterior se puede verificar en diferentes dificultaba que los animales fueran identificados,
épocas y lugares. En el sureste de Nuevo León se pues, además del hierro, era precisamente en las
decía que los indígenas robaban caballos para luego orejas donde se podía reconocer al propietario.
matarlos.117 También se menciona el uso de los caba- En 1777, por el estado de Coahuila y al
llos y las mulas exclusivamente como alimento,118 y norte de Nuevo León, los tobosos y coahuilos se
misma suerte corrían otros equinos, como los burros llevaban los caballos de los asentamientos espa-
que hacían en barbacoa al sureste de Monterrey.119 ñoles.126
188
Monterrey: origen y destino
Algunos documentos del siglo XVII, loca- algunos grupos, ya diezmados, se hayan agrupado
lizados en el Archivo de Monterrey, dicen sobre los con otros, formando conglomerados heterogéneos
indígenas que “muchos de ellos, por ser ejercitados que se unían bajo la misma premisa: la resistencia.
en andar a caballo, causan muchos y crecidos da- Como es el caso de los llamados malnombre, grupo
ños, hurtando de unas partes a otras las bestias que que posiblemente se había conformado con indivi-
hallan en el campo”.127 Esta situación la enfrentó duos de diferente filiación.131 Esto bien pudo ocurrir
Martín de Zavala, entonces gobernador, prohibien- desde los primeros contactos.
do que los chichimecos pudieran andar a caballo, Sin embargo, en el siglo XVIII, e incluso a
pues de lo contrario serían azotados y se les quita- inicios del siglo XIX, podemos notar que la iden-
rían los animales. tificación de los grupos indígenas ecuestres es más
Los caballos que habían escapado de las ha- concreta. Aparecen varios grupos de manera regu-
ciendas o aquéllos que habían ya nacido en los mon- lar, uno de ellos son los ayaguas, a quienes se les
tes, eran conocidos como mesteños y orejanos,128 y perseguía –entre otras razones– porque se llevaban
durante gran parte de la Colonia debieron ser abun- caballos.132
dantes. Por ejemplo, para el siglo XVIII, estos ani- Probablemente algunos grupos como los
males, según el gobernador Francisco Barbadillo, ayaguas, garzas y malnombre, ya muy diezmados,
abundaban en la región, siendo tanto caballos como formaron a su vez alianzas con los grupos –nóma-
mulas.129 De ahí que el mismo gobernador continua- das ecuestres– comanches, lipanes y carrizos, que
ría con las prohibiciones a los indígenas para andar provenían del norte.133 En distintos documentos se
a caballo.130 les acusaría de eso, por lo que se les perseguiría,
Para los indígenas del noreste, el caballo, capturaría para ser enviados a prisión,134 donde
además de un potencial medio de transporte, tam- morían.135
bién fue concebido como alimento. Según la infor-
mación que se encuentra en los documentos, los La magia y el ámbito sobrenatural
indígenas se llevaban caballos de los españoles para
ser cocinados en pozos de barbacoa. Es cierto que No existen pueblos, por primitivos que sean, que
existe material de archivo acerca de caballos usados carezcan de religión o magia. Tampoco existe, ha de
con fines de locomoción, sin embargo, los datos re- añadirse de inmediato, ninguna raza de salvajes que
copilados no son cuantitativamente suficientes ni desconozca ya la actitud científica, ya la ciencia, a pe-
cualitativamente claros sobre los hábitos indígenas sar de que tal falta les ha sido frecuentemente atribui-
de utilizar este ani- da. En toda comunidad
mal como medio de primitiva, estudiada por
transporte. Si bien observadores compe-
esto no es un ele- tentes y dignos de con-
mento determinante fianza, han sido encon-
en la cultura de los trados dos campos, el
grupos, sí influye sagrado y el profano.
para entender el de-
sarrollo histórico de Bronislaw Ma-
los indígenas locales linowski, Magia, cien-
y su aparente extin- cia y religión
ción.
No obstante, Desde la época de la
en los documentos Resulta sugerente que, a diferencia de lo que ocurre con las pinturas de grupos conquista y coloniza-
se puede identificar provenientes de las llanuras de Texas, cuando existen representaciones de ca-
ballos en las pinturas o petrograbados de la región noreste, suelen estar aislados ción española, se tiene
la posibilidad de que y sin jinete. la idea de que los gru-
189
Los grupos indígenas en Monterrey
190
Monterrey: origen y destino
Es muy factible que algunos petrograbados y pinturas hayan jugado un papel en celebraciones o rituales, pues distintos investigadores lo han
planteado así.
Fotografía: Eric Lara.
náhuatl que los europeos pronto adoptaron para algunas áreas en donde se pudieron llevar a cabo.
designar determinadas celebraciones y rituales que Por ejemplo, en áreas asociadas a petroglifos y pin-
realizaban los grupos cazadores-recolectores. Los turas rupestres, pues aunque están sobre lomas o
mitotes se realizaban por distintos motivos y en pequeños cerros, se les ha ligado con la ingestión de
distintas épocas. No se puede afirmar que existían alucinógenos, danzas, cantos y gesticulaciones, o en
fechas precisas para dichas reuniones, sino que mu- otras palabras, con algún tipo de mitote. Además,
chas celebraciones estaban condicionadas por los en muchas ocasiones los grabados en las rocas se
ciclos naturales. La entrada aproximada del equi- localizan a decenas o cientos de metros de lugares
noccio de primavera, la aparición y desaparición de que muestran grandes concentraciones de rocas
estrellas y el planeta Venus, así como la presencia de fracturadas por fuego y otros vestigios. Elemen-
los primeros frutos, eran fenómenos que provocaban tos arqueológicos que evidencian la presencia de
mitotes. De igual modo sucedía con fenómenos cul- grupos indígenas en el pasado son la existencia de
turales, como el inicio de la guerra y la llegada de la hogueras, hornos y fogatas. Aunque es posible pro-
paz eran motivos para hacer estas grandes reuniones. poner algunos sitios donde realizaban los mitotes,
Los mitotes tomaron, además, otras funciones, por para la arqueología aún resulta complicado afirmarlo
ejemplo, organizar alguna estrategia contra los es- con certeza.140 No obstante, el arqueólogo Aveleyra
pañoles. Además, muchos de estos mitotes tenían la señaló que en ciertas áreas asociadas a pinturas ru-
finalidad de crear alianzas matrimoniales al reforzar pestres o petrograbados en Coahuila y Nuevo León,
los lazos de parentesco entre distintos grupos. se pudieron haber realizado mitotes sobre el cerro
Por otra parte, como señala Valadez, quien a de Chiquihuitillos, en Mina, Nuevo León.141
su vez coincide con Ruecking, creemos que, además Estos elementos arqueológicos suelen con-
del aspecto religioso, en dichas celebraciones estaba siderarse como parte de creencias sobrenaturales.
implícita una función económica, ya que estas cele- Prácticamente todos los investigadores que las han
braciones servían para que las sociedades de caza- abordado en Nuevo León coinciden en mayor o
dores-recolectores de estas zonas intercambiaran menor medida en que evidentemente los petro-
artefactos, alimentos y materias primas.138 grabados y las pinturas rupestres están asociados
Poco se sabe arqueológicamente de los lu- al ámbito ritual.142 Tampoco debe confundirse que
gares donde se celebraban los mitotes, pero por los cada sitio tenía solamente una función; al contrario,
datos etnohistóricos, podemos pensar que se trataba el gran tamaño de muchos de éstos y la gran canti-
de planicies y lugares llanos, pues por el número de dad de rocas e imágenes grabadas, nos hacen pensar
participantes se necesitaban amplios espacios.139 Sin que los sitios servían simultáneamente para diversas
embargo, a partir de lo anterior, podemos suponer funciones pues, desde nuestra perspectiva, sería un
191
Los grupos indígenas en Monterrey
error el creer que una interpretación o explicación un estado de conciencia alterado, hay que añadirle
de ciertas figuras explican la totalidad del sitio. el ayuno, el cual en ocasiones se realizaba durante
Analizaremos algunos aspectos relacionados ciertos mitotes:
con otras actividades y artefactos asociados al ámbi- Y era tal el temor que con estas amenazas
to mágico religioso. había puesto este fiero adversario en esta
engañada gente, que hubo una vez que los
Las puertas a lo sobrenatural: ayuno, hizo estar bailando tres y cuatro días con
agotamiento físico y consumo de alu- sus noches, sin comer bocado delante de un
ídolo en que se les aparecía, hasta que rendi-
cinógenos
dos del trabajo y baile gentílico, caían en la
En realidad, aunque los prejuicios de los conquis- tierra desmayados y medio muertos.145
tadores concibieran a los mitotes como un caótico Al ayuno y el agotamiento físico, que son
encuentro de indígenas, hoy podemos proponer dos medios para alcanzar el estado de conciencia al-
con certeza que en realidad no había desorden, terada o visiones, podemos añadir la música, pues a
pues todo estaba permitido, o al menos todo aquello través de sonidos constantes y repetitivos también es
que para los españoles era un desorden: el excesivo posible alcanzar dicho estado. Y si bien no sabemos
consumo de alimentos y la ingestión de bebidas es- con certeza si la música sirvió para estos fines entre
timulantes y alucinógenos, las relaciones sexuales, los indígenas del noreste, sí sabemos que la músi-
los gritos, las gesticulaciones y los autosacrificios. ca era una parte fundamental en la realización del
No debe malinterpretarse lo anterior y pensar que mitote.146 Uno de los instrumentos utilizados eran
los indígenas tenían este comportamiento en su las calabazas (o guajes), los cuales describiremos
vida diaria, pues en las sociedades de cazadores- más adelante. También usaban otros instrumentos,
recolectores existe también una organización y una como palitos con muescas que se raspaban a manera
regulación social muy compleja. En otras palabras, de güiros.147
era precisamente en estos encuentros cuando el in- Distintas fuentes coinciden en que era uno
dividuo salía de la cotidianidad, pues al asistir a los o varios ancianos quienes dirigían la danza, el can-
mitotes había lugar para el desenfreno y la sociedad to y la música,148 elementos que formaban un todo
entera se permitía el exceso.143 bien articulado y que por sí mismos podrían servir
Sin duda, estos grupos buscaban mantener para alcanzar un estado de conciencia alterado. Sin
lazos de comunicación con seres o eventos sobre- embargo, una de las estrategias más eficaces e inme-
naturales con la finalidad de controlar los eventos diatas para lograrlo es el consumo de estimulantes y
cotidianos.144 Sin embargo, el ámbito sobrenatural alucinógenos.
no debió ser algo consuetudinario y al alcance de to- Desde luego, el más conocido, pero no el
dos. Sino que muy probablemente había momentos único, es el peyote (Lophopora williamsii) y el frijo-
específicos en los que se podía ingresar a él y entrar lillo, frijol de mezcal, o también conocido como los
en contacto con las fuerzas sobrenaturales. Una for- colorines (Sophora secundiflora), cuya utilización al
ma en que muchos grupos de cazadores-recolectores
mantienen contacto con lo sobrenatural es a través
de lograr estados alterados de conciencia. Entonces
uno de estos momentos sería los llamados mitotes,
ya que la intención de estas ceremonias era lograr
dichos estados de conciencia alterados para comu-
nicarse con los seres sobrenaturales.
Para entrar en trance, aplicaban distintas
estrategias, una de ellas es el agotamiento físico, El frijolillo (Sophora secundiflora) es un alucinógeno que esta repor-
que si bien es cierto por sí solo puede conducir a tado en contextos arqueológicos de Texas.
192
Monterrey: origen y destino
parecer es muy antigua, según algunos investigado- vestre. Existen datos etnohistóricos y arqueológicos
res como Hester.149 que denotan su utilización, como la referencia a que
Álvar Núñez Cabeza de Vaca, tras su nau- estos indígenas se emborrachaban con un humo.157
fragio y travesía, escribió: “beben cierta cosa y son También está el vocablo quidajos, que identificaba a
grandes borrachos”, refiriéndose a ciertos grupos un grupo indígena de Nuevo León y que significa
del sur de Texas y noreste de México en el siglo chupa tabaco.158 En las investigaciones de campo se
XVI.150 En Tamaulipas del siglo XVIII era una han encontrado utensilios para consumirlo, como
bebida hecha a base de mezquite151 (Prosopis sp.), las pipas tubulares de piedra en la cueva de La Paila
maguey (Agave), tuna (Opuntia) o peyote (Lopho- al sur de Coahuila159 y en Nuevo León. Por su par-
phora williamsii), este último de gran veneración te, McClurkan, investigador que en los 60 llevó a
y fuertes efectos.152 Y de mezquite también hacían cabo algunas excavaciones en la parte sur de Nuevo
cierta bebida en Coahuila.153 Lo mismo ocurría con León,160 también encontró fragmentos de pipas de
los indígenas de este estado, quienes consumían pe- piedra, en las que se fumaba tabaco.
yote en sus fiestas y bailes.154 Además del ayuno y el agotamiento físico
Existe otro tipo de como vías para lograr el trance, los indígenas del
narcóticos y estimulantes noreste de México se valieron de distintas plantas,
que seguramente formaron variando en gran medida por las condiciones de la
parte de las provisiones de flora local. Como estudiaremos más adelante, la au-
los mitotes, y que debió te- sencia de ciertas especies no era impedimento algu-
ner un gran valor simbóli- no para obtenerlo y consumirlo.
co, como el caso de “...una El alucinógeno más utilizado por estos gru-
fruta como frijoles con que pos indígenas era el peyote Lopohora williamsi, se
se curan y hacen sus bailes trata de un pequeño cactus que posee fuertes alca-
y fiestas”. 155 Probablemente loides, por lo que tras su ingestión produce alucina-
se trata del frijol de mezcal ciones, de ahí que era utilizado en ceremonias o fes-
(Sophora secundiflora), uti- tividades. Este cactus, aunque se distribuye en gran
lizado como narcótico.156 parte del norte de México, también requiere con-
Igualmente impor- diciones climáticas específicas para su crecimiento.
tante debió ser el tabaco sil- Las fuentes escritas indican que se organizaban ex-
pediciones para su recolección, o para conseguirlo
a través del intercambio con otros grupos, que re-
cibían a cambio flechas y pieles, tal y como señala
De León.161 También José Hermenegildo Sánchez
hace mención de indígenas de Tamaulipas que van
en busca de peyote.162
...se van trabando de las manos por la cintura
los que bailan y haciendo círculo alrededor
del fuego, que con este calor, los pistos que
echan del pulque o del peyote que beben y
las vueltas que ello dan, al cabo de mucho
rato caen todos privados. Pero esto sólo para
en alegría.163
El peyote y su consumo debieron ser tan im-
En el noreste de México se han encon- portantes que hasta la extinción de estos grupos fue
trado pipas de piedras tubulares, que
posiblemente tenían boquilla de hueso,
una práctica que no pudo ser erradicada, a pesar de
como las encontradas en Texas. los esfuerzos de los españoles. Existieron algunos
193
Los grupos indígenas en Monterrey
intentos para prohibir su consumo, como el del go- Curanderismo y la parafernalia ritual
bernador Vicente González de Santianes: “Que no
usen en los bailes que llaman mitotes la bebida del Entre los indígenas de Nuevo León, como en otros
peyote ni otra que los embriague”. 164 grupos de cazadores-recolectores, existen personas
Aunque se consumía de distintas formas, con experiencia, sabiduría y habilidades distintas a
es probable que, al ser deshidratado, podía con- las del resto del grupo. El grupo escoge a estas per-
servarse por más tiempo y trasladarse de un lugar sonas para que sean los depositarios de su bagaje
a otro. Es de este modo como su consumo aparece cultural. Probablemente los ancianos fueron los en-
en las crónicas, pues indican que, tras desecarlo, lo cargados de entrar en contacto con lo sobrenatural y
mantener el equilibrio y el orden, tanto social como
natural. Aunque en literatura antropológica se le ha
denominado a este individuo chamán, lo cierto es
que dicho concepto también ha sido cuestionado y
criticado. La palabra tiene como origen a individuos
de una región de Siberia, y posteriormente los in-
vestigadores la han aplicado a distintos grupos hu-
manos del pasado y el presente.
Estos individuos descifraban el significado
de los sueños e indicaban los buenos y malos augu-
rios y el tipo de remedio que era necesario aplicar en
El peyote (Lophopora williamsii) es una cactácea que posee fuertes cada caso. Otra de sus funciones era hacer curacio-
alcaloides, por lo que tras su ingestión, produce alucinaciones, de nes, de ahí que se les haya denominado médico bru-
ahí que haya sido usado por muchos grupos indígenas en el norte de
México y en Mesoamérica para entrar en contacto con los seres so- jo o curandero, pues mezcla tanto curaciones físicas
brenaturales. como psicológicas.
En el caso de los grupos nómadas de caza-
dores-recolectores, la práctica de la medicina no es
molían en metates o morteros. Posteriormente, al algo aislado, sino que integra conceptos mágicos
disolverlo en agua, creaban una bebida embriagante y sociales.168 En efecto, sabemos que ciertos ritos
que se consumía al inicio de la celebración. Dicha practicados por los indígenas del noreste incluían
bebida debió causar la pérdida del movimiento y un no sólo el uso de ciertas plantas medicinales y re-
estado de alucinación en el cual los individuos co- medios físicos, el aspecto psicológico era de gran
menzaban a tener visiones. importancia para que sanara el enfermo.169
Beben el peyote molido y deshecho en agua, Con base en datos documentales, se sabe
la cual bebida embriaga; de manera que les que los indígenas del noreste podían experimentar
hace perder el sentido, y se quedan, del mo- deterioro en su salud debido a cuestiones no físi-
vimiento y del vino, en el suelo como muer- cas, sino psicológicas. Ante tal situación, el afectado
tos.165 debía encontrar un pronto remedio, ya que el con-
Gracias a las condiciones del medio am- tinuo estado de angustia le podía provocar un serio
biente desértico se conservaron botones de peyote problema de salud.170 Probablemente esta era una
en las cuevas de Coahuila, que debieron ser trans- de las razones por las que se tenía tanta precaución
portados y cuidados por sus dueños.166 Es probable en disimular o no hacer obvios los lugares de ente-
que el peyote se consumiera de distintas maneras y rramiento, ante la posibilidad de que las osamentas
para objetivos diferentes. Por ejemplo, se mezclaba cayeran en manos de los grupos adversarios.
con huesos de alguna persona que había fallecido Creemos que aquí resulta útil analizar lo
recientemente y así era apreciada.167 que describió De León respecto al uso de medios
194
Monterrey: origen y destino
mágicos para hacer curaciones, como el caso de los Sin embargo, la evidencia arqueológica de
soplidos: la región, auxiliada por la analogía etnográfica y las
Y todas sus curas paran en chupar la parte fuentes escritas, puede sugerir la existencia de una
que duele, llevando escondido en la boca serie de artefactos usados en contextos ceremonia-
algún carboncillo, piedrezuela, espina o les. Por ejemplo, las calabazas o guajes, los cristales
hueso; y luego van dando arqueadas, como de roca y cuarzos, ciertos fósiles y pequeñas piedras
cuando un perro quiere vomitar. Y con ellas con dibujos hechos con incisiones. La calabaza o
y veinte regüeldos, hacen que aquello que guaje se presume que pudo ser utilizada como ob-
llevaban escondido, sacan del pecho; don- jeto ritual, debido al uso que le daban los chamanes
de con los chupetones se les había metido. y por la presencia que tenían en festividades como
Muéstranlo (sic) a la gente y al enfermo, y el mitote. Asimismo, los cuarzos y cristales de roca
apartándose lejos a machucarlo entre unas también debieron ser considerados como objetos
piedras; y esto hacen tres o cuatro veces, rituales, mágicos o religiosos, como lo sugiere el en-
y cada vez llevan a la boca lo que a mano tierro humano encontrado en la Cueva de la Zona
pueden llevar; donde machucan lo que han de Derrumbes.
fingido sacar.171 Otro objeto que también se relaciona con el
Por esto interpretamos que la enfermedad o ámbito ritual es las llamada piedra incisa.177 Se trata
el problema de salud del paciente debía materiali- de una pequeña pieza de roca caliza y arenisca de
zarse, o sea, volverse tangible. Primero se hacía la grano fino, en cuya superficie presenta figuras ma-
extracción del mal del cuerpo del enfermo a través nufacturadas a base de incisiones. Comparten cier-
de la succión, enseguida era regurgitado, se le mos- tas medidas aproximadas en cuanto al largo, ancho
traba al enfermo y, por último, la enfermedad era y espesor; tiene un tamaño menor al de la palma de
pulverizada. Así, al recaer en una espina, piedra o la mano, además, suele ser roca que debió ser ele-
pequeño hueso la dolencia del individuo era posible gida por sus características naturales, ya que casi
manipularlo y, por lo tanto, el mal podía ser desapa- siempre son semirectangulares, aunque también las
recido a través de medios físicos.172 Cabe mencionar hay cuadrangulares o triangulares, pero todas ellas
que esta práctica es compartida por muchos grupos son delgadas como tablillas.
de Norteamérica.173 Todo esto nos remite a lo que Una de las interpretaciones respecto al uso
Charles Coury y Laurance Girord llaman terapéu- de estas piedras incisas es que pudieron ser versio-
tica del gesto, que consiste en realizar movimientos, nes portátiles de los petroglifos.178 Si bien era impo-
danzas y cantos, buscando obligar a la enfermedad sible que los individuos llevaran consigo las grandes
a salir, para atraparla y destruirla.174 rocas, sí podían trasportar su versión en miniatura,
Así como la succión realizada con la boca pero, seguramente su uso estaba restringido sólo a
extraía la enfermedad, la exhalación o emanación de unas cuantas personas, quizá sólo la podía poseer
aire, a manera de soplo, introducía la salud. Esto ya lo un individuo.179 Cabe mencionar que existen ante-
mencionaba Cabeza de Vaca: “...porque ellos curan cedentes de pequeñas piedras con motivos pintados
las enfermedades soplando al enfermo, y con aquel o incisos que han sido encontrados en Texas y se
soplo y las manos echan de él la enfermedad”. 175 les ha atribuido una antigüedad considerable, pues
En lo que se refiere a las cosas tangibles, han aparecido en contextos del paleoindio o del ar-
resulta complicado que el arqueólogo logre inferir caico.180
cuándo un artefacto o un elemento tenía una fun-
ción de carácter mágico o ritual. En muchas ocasio- La antropofagia ritual
nes, los objetos a los que no se les puede identificar
su función práctica suelen ser denominados en la
Sin duda, existe cierto tabú respecto a la ingestión
literatura arqueológica como artefacto ritual.176
de restos humanos; en cualquiera de sus formas; la
195
Los grupos indígenas en Monterrey
Pero, ¿qué evidencias físicas tiene la arqueo- Aunque aún es insuficiente, distintos ar-
logía regional de dichas prácticas de antropofagia? queólogos han encontrado evidencia de entierros
En el norte y oeste de Monterrey se cuentan con in- humanos en diferentes partes de Nuevo León, per-
dicios de dicha práctica, como hallazgos en varios mite comparar los hallazgos con las fuentes escritas,
sitios de la entidad donde se han recuperado restos para descubrir similitudes y diferencias culturales y
óseos totalmente fragmentados y sin orden alguno, temporales.190
lo que en primera instancia ha sugerido el previo Entre los entierros, hay algunos que se han
desmembramiento corporal y la probable ingestión encontrado cubiertos con pencas de lechuguilla
de la carne.188 Se ha inferido que la ingestión de car- (Agave lecheguilla) y formaban una especie de cu-
ne humana se realizaba bajo ciertas circunstancias y bierta protectora de los huesos.191 Respecto a esto,
no era parte de su dieta diaria. Sin embargo, aún es cabe señalar que eso mismo ocurrió en el caso de
aventurado afirmar dicha situación, pues evidente- la cueva de La Candelaria de Coahuila, donde los
mente, hay que tomar esto con cautela, debemos re- cuerpos enterrados evitan el contacto con el suelo
cordar que la ausencia de ciertos huesos, el aparente y/o con otros cuerpos, por lo que los colocaban so-
desorden de estos, los cortes y hasta las marcas de bre artefactos de madera, palos, pencas de nopal y
los mismos, no necesariamente indican la práctica –como el caso de Boca de Potrerillos y otros sitios
del canibalismo. de Nuevo León– pencas de lechuguilla.192 Lo que,
dicho sea de paso, algunos arqueólogos sugieren
La muerte: sus ceremonias fúnebres y el pudiera tener un significado que va más allá de lo
luto práctico y funcional.193
El enterramiento de individuos al parecer
ocurría en todas las edades, pues se han encontrado
A diferencia de las sociedades mesoamericanas del
restos de infantes en diferentes zonas arqueológicas
centro y sur del país, entre las particularidades de las
de Nuevo León. Uno de estos casos es en la Cueva
sociedades que habitaron lo que hoy ocupa el esta-
de la Zona de Derrumbes.
do de Nuevo León, las prácticas y usos en torno a la
También los restos óseos humanos dan
muerte revelan una concepción distinta de ésta.189
cuenta de la dieta que tuvo el individuo en vida; a
través del desgaste
de los dientes po-
demos apreciar, por
ejemplo, si se ali-
mentaba con semi-
llas y pastos, acción
que provoca un
desgate considera-
ble y característico
de las piezas denta-
les. De igual modo,
con la ayuda de an-
tropólogos físicos,
es posible recono-
cer posibles enfer-
medades, heridas o
patologías que tuvo
el individuo cuando
En la antropofagia, aunque probablemente se llevó a cabo en el noreste, estaban involucrados aspectos rituales y
mágicos. aún vivía.
197
Los grupos indígenas en Monterrey
Aunque aún es necesario que se realicen más investigaciones arqueológicas en Nuevo León, poco a poco se sabe más de los antiguos pobladores
de la región.
En cuanto a la forma de guardar luto, exis- otros grupos de cazadores-recolectores del mundo
ten diferencias. En el caso de las mujeres, al fallecer y de México.Por ejemplo, de acuerdo con fuentes
el marido, hermano o hijo, se ponían en cuclillas históricas como Gonzalo de las Casas, sabemos que
con las manos juntas y emitían lamentos mientras se entre otros grupos de cazadores recolectores, como
azotaban contra el suelo. Posteriormente se arran- aquéllos que vivían en Zacatecas y Querétaro, se
caban el cabello de la nuca, la frente y el resto lo rapaban y pintaban el rostro de negro;194 lo mismo
cortaban casi al ras. Los hombres repetían la misma ocurría en Coahuila, donde se colocaban tizne en
operación pero sin desprender el cabello de la nuca. el rostro.195
Conductas que coinciden en gran manera con la de
198
Monterrey: origen y destino
1. Binford., op. cit. 1972. p. 219. 12. Harris., op. cit. 1991. p. 29.
2. Harris., op. cit. 1991. p. 23. 13. En cuanto a la alimentación, podemos señalar
que si bien la lactancia resulta obvia y natura, el
3. González Arratia, Leticia. “El discurso de la con- periodo en el cual se realiza resulta ser netamente
quista frente a los cazadores recolectores de norte de cultural. Es decir, desconocemos cuando ocurría el
México”. Antropología Número 29, INAH, Méxi- destete, pero, al igual que ocurre con muchos gru-
co, 1990. p. 5. pos nómadas, se debió prolongar varios años. Por
supuesto, no sólo se practicaba por funciones nu-
4. Ramírez Almaraz, op. cit. 2003. p. 47. tritivas, sino que, como señala Marvin Harris, entre
los grupos nómadas es una efectiva medida anticon-
5. Esto, de acuerdo a la estacionalidad, que algu- ceptiva, pues mientras la madre amamante al niño,
nos definen como: el conjunto de épocas diferentes existen pocas posibilidades para que se reanude la
que a lo largo de un ciclo anual natural determinan ovulación.
la presencia o ausencia de determinado objeto de
trabajo animal o vegetal. González Arratia, Leticia. 14. Hayden, Brian. “Population control among
“Los petroglifos como sistema de representación hunter/gatherers”. World Archaeology, Volumen 4,
visual: Algunas reflexiones sobre este tema”. TRA- Número 2, octubre, 1972. p. 208-209.
CE, Número 21, México, 1992. p. 28.
15. Del Barco, Miguel, 1988, Historia natural y cró-
6. Para comprender el uso del espacio, Leticia nica de la antigua California, Serie historiadores y
González Arratia define movilidad como: “…la cronistas de Indias UNAM., Instituto de Investi-
forma de responder a las necesidades de reprodu- gaciones Históricas, México. p. 202.
cir los procesos de trabajo que integran el sistema
productivo para lo cual se requiere de la ocupación 16. Pérez de Ribas., op. cit. 1944. p. 80.
de diferentes espacios geográficos que pueden ser
ecológicamente similares o diferentes en términos 17. Santa María., op. cit. 1973. p. 107-108.
de microambientes”. “Los petroglifos como sistema
de representación visual: Algunas reflexiones sobre 18. Sahlins., op. cit. 1993. p. 48.
este tema”. TRACE, Número 21, México, 1992. p.
XII. 19. En efecto, como señala Ralph Linton, entre los
grupos de cazadores: (…) todo grupo de familias
7. Harris., op. cit. 1991. p. 23. incluye cierto número de individuos ancianos, ni-
ños pequeños y mujeres preñadas, que son menos
8. Bate., op. cit. 1998. p. 99. activos que los hombres físicamente útiles. Por lo
tanto, de esta situación depende en gran medida la
9. Binford., op. cit. 1972. p. 220. movilidad del grupo.
10. Fiedel., op. cit. 1996. p. 108. 20. Ramírez Almaraz, Jesús. ”La infancia entre los
cazadores-recolectores El papel del niño en las so-
199
Los grupos indígenas en Monterrey
ciedades nómadas del noreste de México”. Revista pleados como herramientas porque un guijarro ma-
Internacional de Derecho y Ciencias Sociales, vera- nuable, que pudiera servir como martillo, ha de ser
no, 2005, Número 6, Universidad de Monterrey, p. considerado como un universal tipo de he-rramienta
139-163. humana. Ole Frank y Heizer, Robert F. Introduc-
ción a la arqueología prehistórica. México: Fondo de
21. Harris., op. cit. 1991. p. 29. Cultura Económica, 1977. p. 231.
22. Sahlins., op. cit. 1993. p. 12. 35. Clark., op. cit. 1973. p. 39.
23. Service., op. cit. 1979. p. 20. 36. Herkovits Melville., op. cit. 1976. p. 82.
24. Taylor., op. cit. 1966. p. 167. 37. Kirchoff, Paul. “Los recolectores-cazadores del
norte de México” El norte de México y el Sur de los
25. Para R. A. Gould su obra, Living Archaeology, Estados Unidos, tercera reunión de mesa redonda
no es analogía etnográfica en el sentido estricto, sino sobre problemas antropológicos de México y Cen-
una estrategia con nombre y características propias. tro América, Sociedad Mexicana de Antropología,
Gould, R. A. Living archaeology. Cambridge Aty México, 1943. p. 135.
Press, 1980. p. 4.
28. Valadez., op. cit. 1999. p. 129.
26. Gould, R. A. Living archaeology. Cambridge
Aty Press, 1980. p.70-72. 39. Álvarez Pineda., op. cit. 2002. p. 85.
28. Schiffer, Michael B. Behavioral archaeology: first 41. La información se obtuvo gracias a los lugareños
principles. Salt Lake City, University of Utah Press, durante excavaciones realizadas en el municipio de
1995. p. 32. Gral. Zaragoza, dirigidas por Consuelo A. Rivera
(1998).
29. De León, et. al., op. cit. 2005. p. 20.
42. En la actualidad, el líquido suele ser leche de
30. Aveleyra., op. cit.1956. p. 140. cabra con que se alimentan los pastores.
31. Ibid, p. 139. 43. Rodríguez García., op. cit. 1998. p. 174.
32. Schiffer, Michael. “¿Existe una “premisa de 44. González Arratia., op. cit. 1992. p. 43.
pompeya” en arqueología?” Boletín de Antropología
Americana, Número 18, 1988 (b) p. 15. 45. Herskovits., op. cit. 1976. p. 290.
33. Shalins, Marshall. op. cit. 1993. p. 47-48. 46. Varner, Dudley. An archaeological investigation
of hearths in northeastern Mexico. Austin: Universi-
34. Hemos de tener cuidado de no presuponer que dad de Texas, 1967. p. 29.
los huecos o piedras no modificadas no fueron em-
200
Monterrey: origen y destino
47. De León., op. cit. 2005. p. 135. 58. Sánchez., op. cit. 1980. p. 75, 183.
48. Pérez de Ribas., op. cit. 1944. p. 254. 59. Leopoldo, A. Starker. Fauna silvestre de México.
México: Ediciones del Instituto Mexicano de Re-
49. Archivo Histórico de Monterrey R.C. Volumen cursos Naturales Renovables, 1983.
09, Expediente 16.
60. Ole y Heizer., op. cit. 1977. p. 144.
50. Nance., op. cit. 1980. p. 4, 15.
61. Binford., op. cit. 1980. p. 182.
51. Por ejemplo, arborícola, es un concepto que se
les aplica a las especies que habitan en los árboles. 62. Litvak King., op. cit. 1986. p. 83.
52. Clark., op. cit. 1973. p. 199. 63. Manzanilla, y Barba., op. cit. 1994. p. 61.
53. Sahlins., op. cit. 1993. p. 48. 64.Binford., op. cit. 1980. p. 173.
54. Taylor., op. cit. 1966. p. 167. 65. De León., op. cit. 2005. p. 19.
55. Todavía para el siglo XVIII se menciona la exis- 66. Binford., op. cit. 1980. p. 173.
tencia de casas de los indios hechas de estos ma-
teriales en gran parte del norte de México, como en 67. El campamento de cualquier grupo cazador
un documento de 1772, donde se pretende evitar tiene por lo general un patrón preciso de arreglo,
que los indígenas hicieran sus casas de zacate y ca- según el cual ciertas familias vivirán siempre muy
rrizo y que las hicieran de piedra. AGN P.I. Vol. 152 próximas unas de otras, y otras siempre en un extre-
Exp.2 Folio 158. mo del campamento. Linton, 1985. p, 214.
56. Aunque los tipis más conocidos son los manu- 68. Taylor., op. cit. 1966. p. 170.
facturados por los grupos de las llanuras norteame-
ricanas, y estaban hechos con pieles (de bisonte) en 69. Ole y Heizer., op. cit. 1977. p. 273.
una estructura cónica, en realidad, su uso se extiene
por gran parte del continente y existían variantes de 70. Taylor., op. cit. 1966. p. 168.
distintos materiales. Sin embargo, como señala Pa-
blo Martínez del Río, sabemos que: “El principio 71. Hester., op. cit. 1980. p. 153.
es siempre el mismo: unos palos colocados en cír-
culo e inclinados hacia adentro, todos ellos atados 72. Childe, Vere Gordon. Introducción a la arqueología.
en el punto de convergencia, del cual sobresale un México: Fondo de Cultura Económica, 1977. p. 74.
poco; el revestimiento es a veces de pieles, a veces
de corteza”. Martínez del Río, Pablo. Los orígenes 73. González Arratia., op. cit. 1992. p. 20.
americanos. México, D.F.: Secretaría de Educación
Pública, 1987. p. 239. 74. Taylor., op. cit. 1996. p. 167.
57. Rodríguez García., op cit. 1998. p. 161. 75. Rivera., op. cit. 2003. p. 56.
201
Los grupos indígenas en Monterrey
76. Binford., op. cit. 1980. p. 125. ra, Provincias de Texas, Nuevas Philipinas. (1739).
Monterrey, N. L. México: ITESEM, Serie Histo-
77. Manzanilla, y Barba., op. cit. 1194. p. 43. ria número 10, 1969. p. 65.
78. González Arratia., op. cit. 1992. p. 67. 90. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 144.
79. Ramírez Almaraz, Jesús Gerardo. “Petroglifos 91. Herskovits., op. cit. 1976. p. 281.
y Pintura rupestre de Nuevo León”, Ponencia pre-
sentada en el Primer seminario de petrograbados 92. Santa María., op. cit. 1973. p. 174.
del norte de México: “Los petroglifos un paradigma
de investigación, CONACULTA-INAH, DIFO- 93. Campbell., op. cit. 1988. p. 39.
CUR, Universidad Autónoma de Sinaloa, Maza-
tlán, Sinaloa, Diciembre. 94. De León., op. cit. 2005. p. 22.
80. Binford., op. cit. 1980. p. 7. 95. Torres Cabello, Olivia y Farfán Moralesm Olim-
pia. “Antropología en Nuevo León”. La Antropología
81. González Arratia., op. cit. 1992. p.29 en México, Número 12, México, 1988. p. 9.
82. Clark, Grahame. The stone age hunters. London: 96. Sánchez., op. cit. 1980. p. 152.
McGraw-Hill Book Company New York, 1973. p.
129. 97. De León., op. cit. 2005. p. 19.
83. Binford, Lewis. “Willow smoke and dogs’ tails: 98. Hodder, Ian. Interpretación en arqueología, co-
Hunter-Gatherer settlement systems”. American rrientes actuales. Barcelona, España: Editorial Criti-
Antiquity, Volumen 45, Número 1, 1980. p. 125. ca, 1988. p. 17.
84. González Arratia., op cit. 1990. p. 10. 99. Schiffer., op. cit. 1988. p. 13.
85. En el caso de las ocupaciones localizadas a los 100. Quizá, para tener una mejor comprensión de
márgenes de los ríos, arroyos y demás zonas fluvia- este fenómeno, podríamos ejemplificar algo seme-
les, los ha denominado como sitios ribereños. jante en nuestra propia sociedad y ciudad. Pues,
aunque en nuestro caso no somos nosotros los que
86. Binford., op. cit. 1980. p. 8. nos movemos, sino la basura, el resultado sería se-
mejante. Es decir, ¿qué pasaría si los camiones re-
87. Idem. colectores de basura dejaran de pasar una semana?
Por supuesto, ese simple hecho no nos convertiría
88. González Arratia., op. cit. 1992. p. 56. súbitamente en personas más sucias, pues segui-
ríamos con nuestra misma actividad de consumir
89. Ladrón de Guevara, Antonio. Noticias de los y desechar, pero, al vernos imposibilitados en des-
poblados de que se componen el Nuevo Reyno de hacernos de nuestra basura como lo hacemos de
León, provincias de Coahuila, Nueva Extremadu- manera habitual, entonces da como resultado que
202
Monterrey: origen y destino
la basura se acumularía en nuestras casas dando una Reino de León Siglo XVII, México: Cuadernos del
imagen distinta. Archivo Número 14, AGENL, 1987. p. 22.
101. De manera semejante ocurre con los morteros 111. Valdés., op. cit. 1999. p. 133.
fijos esculpidos sobre la roca en cuevas, abrigos y
algunos sitios abiertos, que más que mobiliario, 112. Archivo Histórico de Monterrey RC. Volumen
son parte del inmobiliario del sitio, pero cumplen 03. Exp. 21 Folio 03.
la misma función de procesamiento de alimentos o
bebidas a través de la molienda de manera cíclica. Y 113. Bautista Chapa., op. cit. p. 146.
probablemente, también aprovechaban la acumula-
ción de agua de lluvia. 114. Griffen., op. cit. p. 114.
102. De León., op. cit. 2005. p. 163 115. Archivo Histórico de Monterrey RC. Volumen
11. Exp. 16.
103. Roel, Santiago. Nuevo León, apuntes históricos.
México: Editorial Castillo, 1980. p. 35. 116. Del Hoyo., op. cit. p. 22.
104. Harris., op. cit. p. 117. 117. Archivo General de la Nación P.I. Volumen 123.
Exp. 1 Folio 187.
105. Osborn, Alan J. “Ecological aspects of eques-
trian adaptations in aboriginal North America”. 118. “Asimismo se halló un caballo y una mula en
American Anthropologist, Journal of the American barbacoa que tenían para comer, natural sustento
Anthropological Association, Volume 85, Número 3, suyo”. Archivo Histórico de Monterrey RC. Volu-
September 1983. p. 563-591. men 11. Exp. 16.
106. Ross, Howard, La cultura del conflicto. Bar- 119. Sánchez., op. cit. 1980. p. 183.
celona, España: Paidós Estado y Sociedad, 1995. p
40. 120. Ramírez Almaraz, Jesús. Artículo (en prensa)
escrito en coautoría para la revista del Center for Big
107. Linton, Ralph. Estudio del hombre. México: Bend Studies, Sul Ross State University, en Alpine,
Fondo de Cultura Económica, 1985. p. 292-293. Texas. 2003.
108. Wallace Ernest y Hoebel, E. Adamson. The 121. Santa María., op. cit. 1973. p. 106.
comanches, lords of the south plains. University of
Oklahoma Press, 1976. 122. Sánchez, op. cit. 1980. p. 93.
109. Rodríguez García, Martha. Historia de resisten- 123. Newcomb, W.W. Jr. The indians of Texas, from
cia y exterminio, los indios de Coahuila en el siglo prehistoric to modern times. Austin: University of
XIX. México: CIESAS, 1995. p. 45. Texas, 1984. p. 86.
110. Del Hoyo, Eugenio. Señores de ganado, Nuevo 124. Adams, David B. Las colonias tlaxcaltecas de
203
Los grupos indígenas en Monterrey
Coahuila y Nuevo León en la Nueva España. Mé- 137. En este momento no profunizaremos respecto
xico: Archivo Municipal de Saltillo, Coahuila, 1991. a la definición de rito y ritual, por lo que conside-
p. 89. ramos suficientes la explicación siguiente: Rito es
toda práctica fuertemente pautada que se dirige a
125. Sánchez., op. cit. 1980. p. 93. la sobrenaturalaza. López Austin, Alfredo. Cuerpo
humano e ideología: las concepciones de los antiguos
126. Adams., op. cit. p. 89. nahuas. México: Universidad Autónoma de Mé-
xico. Instituto de Investigaciones Antropológicas,
127. Archivo Histórico de Monterrey. Actas de Ca- 1998. p. 6.
bildo 1643 / 0II 2 fojas.
138. Valadez Moreno, Moisés. “Datos etnohistóri-
128. Del Hoyo., op. cit. p. 22. cos y etnográficos de las sociedades indígenas que
habitaron Nuevo León”. Deslinde, Revista de la Fa-
129. Del Hoyo., op. cit. p. 174. cultad de Filosofía y Letras de la Universidad Au-
tónoma de Nuevo León. Número 39-40, Volumen
130. Archivo General de la Nación. P.I. Volumen XII, enerojunio, México, 1993. p. 130.
143.
139. Buscan un paraje abrigado de monte y bien
131. Salinas., op. cit. 1990. p. 98-99. llano para el efecto. Juntan bastante leña, y de las
rancherías más cercanas convidan todos los que
132. Archivo Histórico de Monterrey. Correspon- puedan concurrir al baile y música, que resulta de
dencia. Volumen 02. Exp. 06. un indio viejo.
133. “Siempre entran y salen libremente y aún se 140. Valadez Moreno, Moisés. “Prácticas shamáni-
presume comunican con el Apache y Lipan y si és- cas y el mitote indígena en Nuevo León”. Revista de
tos para insultos y maldades se acompañan con los Humanidades, Instituto Tecnológico y de Estudios
del Nombre Torpe para vivir juntos perpetuamen- Superiores de Monterrey, número 3, otoño, 1997. p.
te. No me persuado hagan liga, a lo menos con los 191-199.
principales cabecillas, pues hasta ahora los hemos
visto separados, y que en su tanto no son los Ca- 141. Esto, de acuerdo a la descripción del sitio en
rrizos tan perversos como los del Malnombre, pues las cédulas del Proyecto Arte Rupestre de Luis Ave-
nunca se ha oído de ellos tantas quejas como de los leyra.
otros”. Archivo General de la Nación P.I. Volumen
143, Expediente 5, folios 51-57. 142. Entre muchas otras funciones prácticas, tam-
bién se le han atribuido funciones rituales, como el
134. Archivo Histórico de Monterrey. Volumen 165. hecho que son marcadores astronómicos, que refle-
Expediente 16, año de 1783. jan acontecimientos míticos, que están relacionados
con ritos de paso, que fueron usados para realizar
135. Archivo General de la Nación. P.I. Volumen curaciones, que eran un medio para entrar en comu-
144, folio 385. nicación con seres sobrenaturales y para propiciar la
cacería, lluvia o fertilidad de la tierra. Que son temá-
136. De León., op. cit. 2005. p. 10. ticas que a continuación abordaremos, sin que ello
204
Monterrey: origen y destino
signifique que negamos otro tipo de funciones prác- 157. Nuñez., op. cit. 1966. p. 77.
ticas presentes no sólo en otros petroglifos y pintu-
ras rupestres, sino aun en las mismas que nosotros 158. Del Hoyo., op. cit. 1987. p. 503.
les atribuimos funciones rituales. González Arratia,
Leticia. Teoría y método en el registro de las manifes- 159. Aveleyra., op. cit. 1950. p. 174-175.
taciones gráficas rupestres. México: INAH, 1987.
160. McClurkan., op. cit. 1980. p. 127.
143. Ramírez Almaraz, Jesús Gerardo., “Los indíge-
nas, un vistazo desde la injusta sociedad dominan- 161. De León., op. cit. 2005. p. 24.
te”. Brecha, Torreón, Coahuila, México, 2000.
162. Sánchez., op. cit. 1980. p. 192.
144. González Arratia., op. cit. 1992. p. 32.
163. Ibid, p. 210.
145. Pérez de Ribas., op. cit. 1944. p. 270.
164. González de Santianes, Vicente. La República
146. García Flores, Raúl. La música, el canto y la de indios de Don Vicente González de Santianes. Ta-
danza entre los chichimecas del noreste. México: maulipas: Universidad Autónoma de Tamaulipas,
Fondo Editorial Nuevo León, 1993. Instituto de Investigaciones Históricas, Editorial
Jus, México, 1983. p. 58.
147. Idem.
165. De León., op. cit. 2005. p. 25.
148. Sánchez., op. cit. 1980. p. 210-211.
166. Taylor., op. cit. 1972. p. 175.
149. Hester., op. cit. p. 140.
167. De León., op. cit. 2005. p. 23.
150. Nuñez., op. cit. 1992. p. 84.
168. González Arratia, y Villalpando., op. cit. p.
151. De acuerdo a Paul Kirchhoff, se preparaba co- 370.
ciendo la harina.
169. Valadez., op. cit., 1997. p. 130.
152. Sánchez., op. cit. 1980. p. 63.
170. De León., op. cit. 2005. p. 27.
153. De la Mota y Escobar, Alonso. Descripción
geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva 171. Idem.
Vizcaya y Nuevo León. México: Editorial Pedro
Robredo, 1940. p. 168. 172. Ramírez Almaraz, Jesús Gerardo. El totemismo
en el noreste de México: Animales, plantas, objetos
154. Pérez de Ribas., op. cit. 1944. p. 248. elmentos y fenómenos naturales entre los cazadores-
recolectores del noreste de México. México: Escuela
155. Nuñez., op. cit. 1992. p. 52. Nacional de Antropología e Historia, 2004.
173. Lumholtz, Carl. El México desconocido Tomo
156. Taylor., op. cit. 1966. p. 81. I. México: Editora Nacional, 1960. p. 309.
205
Los grupos indígenas en Monterrey
174. González Arratia y Villalpando., op. cit. 1992. 185. Harris., op. cit. 1991. p. 265.
p. 375.
186. De León., op. cit. 2005. p. 24.
175. Nuñez., op. cit. p. 49.
187. Ibid, p. 24.
176. Montané Martí, Julio C. Fundamentos para una
teoría arqueológica. Hermosillo, Sonora: Centro Re- 188. Entrevista realizada al arqueólogo Moisés Va-
gional del Noroeste INAH SEP 1980. p. 117. ladez: julio, 2006.
177. Valadez Moreno, Moisés, Solveig Turpin y 189. En gran parte de la arqueología mexicana se
Herbert Eling. “Boca de Potrerillos: evidencia ar- sabe de la existencia de grupos mesoamericanos
queológica y paleoambiental del desarrollo indígena del centro y sur del país, que al menos desde el año
en Nuevo León”. Boca de Potrerillos, Universidad de 1,800 a de C. poseían ya un elaborado culto a la
Autónoma de Nuevo León y Museo Bernabé de las muerte, el cual, hoy sabemos que desembocaría en
Casas, México, 1998. p. 28. toda una ideología en torno a ella en la que apare-
cerían deidades, mitos, poesías, construcciones, es-
178. Idem. culturas y demás fenómenos que hacían por demás
evidente el tema de la muerte. Matos Moctezuma,
179. Ibid, p. 299-300. Eduardo. Muerte a filo de obsidiana. México: SEP,
Serie Lecturas Mexicanas número 50, 1986.
180. Turner, y Hester., op. cit. p. 299-300.
190. De León., op. cit. 2005. p. 34.
181. Partiendo de los cronistas y rememorando la
figura del Caribe (Caníbal) antillano, Eugenio del 191. Valadez Moreno., op. cit. 1998. p. 92.
Hoyo afirmaba: “Todos ellos eran antropófagos y
para satisfacer esta necesidad vivían en constante 192. González Arratia., op. cit. 1992. p. 30.
guerra los unos con los otros y eran en extremo crue-
les”. Del Hoyo, Eugenio. Historia del Nuevo reino 193. Álvarez Pineda., op. cit. 2002. p. 149.
de León (1577-1723). Monterrey, México: Ediciones
Al voleo, 1979. p. 3. Por supuesto, como ya lo he- 194. Viramontes, Carlos [et al.] Expresión y memo-
mos analizado, hay que recordar que la imagen del ria: pintura rupestre y petrograbado en las sociedades
caníbal es una parte importante de lo que el escritor del norte de México. México, D.F.: Instituto Nacio-
cubano Roberto Fernández Retamar llamó “arsenal nal de Antropología e Historia, 2000.
ideológico” utilizado para justificar el exterminio en
distintas partes de América. 195. Pérez de Ribas., op. cit. 1944. p. 262.
206
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO VII
LAS PINTURAS Y LOS PETROGRABADOS DE NUEVO LEÓN,
DEL ARTE A LAS MANIFESTACIONES GRÁFICO RUPESTRES
Una de las manifestaciones más características y fre- • Pintura rupestre o pictografías: Es una
cuentes en la arqueología de Aridoamérica es el arte figura bidimensional creada con pigmentos
rupestre, pictografías o petroglifos sobre la roca en naturales y/o minerales, los cuales se aplican
cuevas, abrigos, cañones del desierto, con incontables sobre la roca, ya sea directamente con la
ideogramas abstractos y –en gran minoría– naturalis-
tas, que representan potencialmente un tesoro de in-
formación cuyo mensaje nos es, por ahora, muy difícil
de interpretar.
207
Los grupos indígenas en Monterrey
realizó una extensa compilación cuyo título es Arte Existen diferentes posturas para acercarse al
rupestre del noreste.3 estudio del testimonio rupestre, en otras palabras,
Por otra parte, también hay propuestas que un mismo sitio arqueológico o una misma roca pue-
parecen alejarse del concepto arte y lo consideran den conducir a dos o más investigadores a conclu-
manifestaciones gráfico rupestres y/o lenguaje gráfi- siones diferentes, de ahí la riqueza de información
co.4 Incluso hay quienes se refieren a los petrogra- que potencialmente existe en estos sitios.
bados y pinturas rupestres como la gráfica rupestre.5
Algunos usan simultáneamente ambas posturas, por
ejemplo, la arqueóloga Cristina Corona, quien ha
abordado las pinturas y petrograbados de Nuevo
León, usa tanto el concepto de manifestaciones ru-
pestres como el de arte rupestre.6
Por el momento no podemos enfocarnos en
una polémica teórica respecto a los distintos con-
ceptos que se utilizan para designar estos elementos
arqueológicos; pero, sin duda, compartimos la legí-
tima preocupación y discusión que hay al respecto.
Por ello, creemos que al iniciar el estudio de
sitios rupestres, no deberá haber jerarquías entre los
motivos grabados y/o pintados, incluso deben tener
la misma importancia en cuanto a su registro y aná-
lisis con el resto de los elementos y materiales que
forman parte del sitio arqueológico, situación que Si bien al noreste de la ciudad de Monterrey existen pocas formaciones
orográficas, al noroeste se localizan las elevaciones que conforman la
no siempre ocurre, pues el investigador pasa por Sierra Madre Oriental, de ahí que muchos sitios con pintura rupestre y
alto esta evidencia. petrograbados se localicen en esa ‘área.
La mayoria de las veces, los petrograbados no se encuentran en grandes cerros ni en las partes más altas, sino que localizan en las laderas y partes
bajas de lomas y cerros.
209
Los grupos indígenas en Monterrey
No obstante, lo cierto es que es preciso po- de los sitios tienen los grabados en bloques pétreos
seer una metodología adecuada y coherente que le ubicados en laderas de cerros y entradas a cañones
permita al investigador identificar y ordenar el sitio. por donde pasan ríos o arroyos.
De este modo, al analizar las distintas investigacio- En general, los petrograbados fueron rea-
nes realizadas en Nuevo León, podemos percatarnos lizados sobre rocas como arenisca, lutita y caliza. En
que no se trata de un aglomerado caótico de figuras, el caso de la arenisca y la lutita, que son rocas color
sino que todo tiene una determinada disposición en sepia características de los municipios de García y
el espacio. Lo que ha permitido a los investigadores
obtener información sobre la flora, fauna, fenóme-
nos naturales y de los artefactos, así como proponer
hipótesis acerca de mitos y conocimientos astronó-
micos que han quedado plasmados en las rocas.7
Las pinturas y los petrograbados,
¿dónde se hacían?, ¿cómo se hacían?,
¿qué figuras hacían?
210
Monterrey: origen y destino
figura puede abarcar varias caras. La mayoría de están formadas sólo con el perímetro, mientras que
los grabados en Nuevo León se realizaron por per- otras aparecen como áreas, es decir, las figuras están
cusión directa e indirecta, y otros presentan una fase rellenas. En una segunda etapa de trabajo, algunos
más de trabajo, que es la abrasión o pulido. grabados fueron ampliados y profundizados por
La percusión directa es cuando el individuo abrasión y desgaste, para lo cual debieron utilizar
toma con su mano una pequeña piedra y golpea una roca áspera que hiciera fricción y así conseguir
directamente sobre la roca que desea grabar. Sin el resultado deseado; ejemplo de ello son los del si-
embargo, no se tiene un control tan preciso sobre la
figura. Por ello, creemos que la mayor parte de los
grabados de Nuevo León debieron hacerse por per-
cusión indirecta, la cual requiere el uso de una roca
con punta o cierto filo que sirva como cincel.
Esta piedra debe ser de un tamaño y dureza
considerable, por ejem-
plo, grandes trozos de
pedernal. Su comple-
mento sería otra roca
usada como percutor
o martillo y, para ello,
bien pudieron servir las
llamadas piedras bola, o
sea, los guijarros de río.8
Con esta técnica, los
antiguos habitantes de
Nuevo León debieron En el municipio de Paras, al noreste de Nuevo León, se encuentra uno
tener mayor control y de los sitios con petrograbados más conocidos de la región. Los graba-
dos de Piedras Pintas, se distinguen, entre otras cosas, por su peculiar
precisión al momento manufactura, ya que se trata de los grabados mucho más anchos y pro-
La percusión directa se de crear las figuras. fundos de la región noreste.
hace golpeando directa- En cuanto al diseño
mente con una roca la su- tio de Piedras Pintas en el municipio de Parás, pues
perficie a grabar, mientras de las imágenes, se combi- las líneas son de varios centímetros de ancho y de
que la percusión indirecta, nan técnicas de contorno
se realiza utilizando un igual profundidad.
martillo o percutor. En y relleno. A veces las figuras También, hay otros grabados realizados por
este caso, con la técnica
de percusión indirecta se incisión, es decir, a manera de corte, pero suelen
tiene mayor control y me- ser líneas delgadas y poco profundas. Es necesa-
jores resultados.
rio enfatizar que los petrograbados no sólo son un
sistema de representación visual, sino que plantean
un problema de profundidad teórica, tal y como lo
hace la llamada escritura braile.9 A excepción de la
pintura corporal y la pintura rupestre, los petrogra-
bados, las piedras incisas y la misma escarificación,
pertenecen al ámbito espacial y no al visual.
Algunos investigadores consideran las
diferencias de grabado de gran importancia, pues
atribuyen a las distintas fases de trabajo no sólo una
cuestión puramente técnica, sino que creen que
pueden tener otras connotaciones, porque reflejan
211
Los grupos indígenas en Monterrey
212
Monterrey: origen y destino
213
Los grupos indígenas en Monterrey
Las pinturas descubiertas en Nuevo León manejamos sólo tienen fines metodológicos, pues
están hechas en monocromo, bicromo y policromo, es necesario crear un orden. En este caso, presen-
es decir, algunas pinturas son de un solo color, otras taremos las categorías que Valadez ha clasificado en
tienen dos y otras más de dos colores, siendo éstos Nuevo León.
diferentes tonalidades de rojo, amarillo, ocre, negro • Motivos geométricos: líneas rectas, curvas, inter-
y blanco. sectadas, triángulos, rectángulos, cuadros, rombos,
Estos pigmentos podían ser de origen ani- círculos, puntos asilados, series de puntos, zigzag,
mal, vegetal o mineral. Por ejemplo, el negro lo de- radiales, círculos concéntricos, retículas, grecas, es-
bieron obtener del carbón molido; para las variadas pirales y media luna.
tonalidades de rojo, pudieron usar la cochinilla del •Motivos antropomorfos: cuerpos completos sexua-
nopal y el óxido de hierro. Además, debieron usar dos o asexuados, manos y pies.
baba de nopal o grasas animales como aglutinante
y fijador.
La mayoría de los grabados o pinturas de la
región noreste están compuestos por figuras geomé-
tricas o abstractas, y sólo existe un reducido número
de figuras que podemos reconocer como realistas o
naturalistas.14
Por supuesto, cabe aclarar que toda clasi-
ficación implica la interpretación visual de las
imágenes y que, seguramente, tuvo un contexto y
significación muy distintos para la sociedad que
los produjo. Por ello, los rubros que a continuación
Cochinilla grana o cochinilla del nopal, Dactylopius coccus, es un in-
secto que suele encontrarse en los nopales. De este insecto, muchos
pueblos prehispánicos obtenían un colorante natural de tonalidad roji-
za, que probablemente pudo haber sido usado en las pinturas rupestres
al mezclarlo con otras substancias.
214
Monterrey: origen y destino
flechas, puntas de proyectil, cuchillos enmangados, asegurando o proponiendo que figuras como las
guardapúas, redes y canastos. mencionadas, que están representadas en las mani-
•Motivos naturalistas: soles, lunas, cometas, estre- festaciones gráfico rupestres, se vuelvan categorías,
llas, lluvia y relámpagos.15 sino todo lo contrario, pues únicamente las uti-
La clasificación anterior coincide con las lizamos de ejemplo para mostrar que oposiciones
convenciones creadas por la academia para el re- tajantes como naturalistas versus geométricas, tienen
gistro de sitios rupestres en México. una utilidad limitada para el análisis iconográfico y
Ahora bien, no se debe perder de vista que pueden resultar peligrosas por su carácter presen-
en estos casos se están clasificando como realistas tista y etnocentrista, ya que estaríamos otorgándoles
o naturalistas solamente a las figuras que nosotros, dichas categorías de acuerdo a nuestras propias
como observadores contemporáneos, así considera- convenciones iconográficas.
mos de acuerdo a nuestra propia percepción. Son Pero para ejemplificar lo anterior, y analizar
figuras que Edwin Panofsky, el gran estudioso de la la problemática que tenemos quienes abordamos
iconografía, consideraba una simple identificación las manifestaciones gráfico rupestres, quisiéramos
de formas puras.16 El investigador u observador traer el caso de un aficionado a la arqueología de
contemporáneo puede identificar ciertas figuras en origen norteamericano, quien, al enfrentarse ante
los petrograbados o en las pinturas, y considerarlas determinadas figuras presentes en los petrograbados
como naturalistas o realistas porque ha tenido la del oriente de Coahuila y poniente de Nuevo León,
experiencia de verlas. Pero esta simple clasificación menciona que, aunque seguramente sería otra cosa,
puede llevar a errores de interpretación debido a aquellas figuras le parecían “huellas de zapato con
problemas de observación, ya que desde nuestras tacón”. Pero, a diferencia de la simple observación
propias concepciones puede haber disparidad de del aficionado, el arqueólogo puede identificar di-
interpretaciones, tal y como chas figuras como
lo señala el arqueólogo Ian representaciones de
Hodder al plantear una pa- cuchillos enmanga-
radoja iconográfica con una dos.
figura en la que nos pregunta Es decir, no
¿es un pájaro mirando hacia es suficiente hacer
arriba o un ciervo mirando extrañas analogías
hacia abajo?17 entre la iconografía
Por lo anterior no occidental contem-
debe creerse que estamos poránea y las mani-
festaciones gráfico
rupestres.
Aunque el arqueólogo puede Resulta in-
distinguir y pensar que ciertas dispensable recordar lo que
figuras son representaciones de
soles, en realidad no puede ase- señala Panofsky respecto a
gurar que lo fueron también para la importancia de comparar
los individuos que los crearon.
Pues aunque existe la probabili-
y contextualizar la imagen
dad, no se puede descartar que que se está analizando con
se trate de otra cosa. la información, en caso de
que exista, de documentos
escritos.18 Determinadas fi-
guras sólo pueden ser decodificadas si conocemos
los artefactos representados y/o su descripción en
documentos escritos de la época colonial, pues de
215
Los grupos indígenas en Monterrey
ban asociadas con otras prácticas como danzas, can- no hay técnicas exactas, hasta el momento sólo se
tos y gesticulaciones.22 En otras palabras, bien po- usa la cronología relativa. En el caso de las pinturas
dría tratarse de algún tipo de mitote o celebración, rupestres, ha habido algunos intentos para tratar de
que variaba de acuerdo a la época del año, y podía fecharlos de manera precisa, pero las técnicas aún
ser originado por la aparición cíclica o improvisa de están siendo perfeccionadas, pues dependen del
cuerpos celestes, como la aparición de un cometa. tipo de pigmentos con el que fueron realizadas.
También es posible que se deba a la llegada de las Asimismo, sabemos que la superficie de las
lluvias, la regeneración vegetal u otro tipo de fenó- rocas expuestas a la intemperie sufren cierta alte-
menos naturales o acontecimientos culturales. ración química, por lo que la superficie se ve mo-
Si bien es cierto que las rocas se pueden dificada a través del tiempo con una capa llamada
fechar en términos geológicos y naturales, esto es
pátina.23 Existen muchas variantes relacionadas con
de poca utilidad para el arqueólogo, pues lo que
la formación de esa capa.24 El utilizar a la pátina para
busca es una antigüedad en términos culturales, o
sea, en qué momento la roca fue alterada, y para ello indicar si es más o menos antiguo, puede resultar
engañoso. La pátina depende de la posición de la
roca, si tiene escurrimientos durante las lluvias y de
la vegetación del área, entre muchas otras varian-
tes.
Otro recurso que
se ha intentado utilizar se
relaciona con las figuras
que están representadas
en la roca. Por ejemplo,
existen en los petrograba-
dos del norte de México
representaciones de dis-
tintos artefactos que han
sido identificados y fecha-
dos por medio de contex-
tos arqueológicos. De este
modo, cuchillos, ciertas
puntas de proyectil y
Desde luego, existen muchas otros objetos encontrados
causas y eventos que podrían en cuevas u otros sitios
estar representados y ligados
a la creación de pinturas o arqueológicos permiten
petrograbados. Distintos in- situar a los petrograbados
vestigadores han explorado
diferentes posibilidades, Sol- como contemporáneos a
veig Turpin, Herb Eling y
Moisés Valadez identificaron
dichos objetos, ya que la
un cometa, Jon Olson men- representación grabada
ciona la posibilidad de repre-
sentaciones de nubes, rayos comparte características
y lluvia y Breen Murray ha con el artefacto, lo que
destacado la importancia de
la cacería para estos grupos conlleva a proponer una
y su posible vinculación con cronología relativa del
los petrograbados en forma
de huellas de venado. grabado.
217
Los grupos indígenas en Monterrey
Sin embargo, también es cierto que no se XIX, periodo en que los grupos indígenas nómadas
puede descartar la posibilidad de que las represen- fueron expulsados o exterminados en Nuevo León
taciones grabadas o pictóricas de algún artefacto y Coahuila.
continuaran realizándose aún si este artefacto no se Lo anterior es sólo una muestra de la difi-
utilizara en el quehacer diario. Las representaciones cultad que aún existe para otorgar una antigüedad
del atlatl siguieron manifestándose a pesar de que determinada a los petrograbados, pues hasta el mo-
este instrumento se dejó de usar, ya que tendría un mento no existe una técnica de cronología absoluta,
significado simbólico, por ejemplo, como parte de la y en el caso de las pinturas rupestres, aunque hay
parafernalia de un personaje místico. avances al respecto, no es confiable ni generalizada.
Es decir, independientemente de la pérdida Ahora bien, hasta aquí nos estamos re-
de la función práctica como artefacto, en las ma- firiendo al concepto de función, lo que respon-
nifestaciones gráficas la figura del atlatl no sólo no dería solamente la pregunta ¿para qué las hacían?,
perdió un significado para los grupos indígenas de pero la respuesta para el ¿qué significan? sigue sin
épocas tardías, sino que pudieron continuar con la producirse. En realidad, la interrogante debería ser
ejecución de dichas representaciones. ¿cuál fue el papel, la función de los petroglifos como
De forma contraria, otros motivos repre-
sentados indican fechas posteriores, por ejemplo,
las figuras ecuestres son evidentemente mucho
más tardías, pues, obviamente, los caballos llegaron
con los españoles, por lo que las pinturas o petro-
grabados pueden ser coloniales o hasta del siglo
Con un objetivo similar, pero con una base Como muestra de un problema más, hay
teórica y metodológica muy distinta, la llamada ar- que señalar que está latente la posibilidad de que
queología social latinoamericana28 también se ha ciertas marcas en las rocas que juzgamos y cata-
inclinado por encontrar la función de los petrogra- logamos como petrograbados, no lo sean. Aunque
técnicamente se trate de retirar la capa
superficial de la roca, es posible que
ciertas incisiones correspondan a un
motivo diferente, o una consecuencia
secundaria y casi siempre se trata de
líneas dispersas colocadas de manera
aleatoria. Los petrograbados del no-
reste muestran las líneas incisas que
suelen estar sobre una superficie su-
mamente pulida y resbalosa, que pre-
senta una evidente coloración rojiza
que sugiere la aplicación de un pig-
mento, tal y como lo indicó el arqueó-
logo norteamericano Taylor cuando se
Por otra parte, figuras de caballos, cruces y otros elementos, son evidencia de que se refiere a un pequeño bloque pétreo de
trata de petrograbados hechos por grupos contemporáneos de la época colonial o por estas características recuperado en una
colonizadores y españoles.
cueva de Coahuila, ya que señala que
tenía la apariencia de que le había sido
bados, y no por el significado. Por otro lado, están
aplicada una sustancia como grasa o cebo, ceniza,
aquellas posturas en donde se pretende encontrar
sangre y hematita y/o una combinación de estos ele-
no sólo estructuras de comunicación, sino hasta sig- mentos.31
nificados en cada una de las figuras, tal y como lo Tal y como ocurre en un rito que está docu-
hacen los enfoques semióticos. mentado en Australia, en donde se frotan grandes
Sin embargo, cabe señalar que es precisa- rocas con la intención de obtener un fino polvo que
mente el significado la búsqueda más compleja del es soplado para esparcirlo, y en ocasiones, dicho
arqueólogo. Por lo que la mayor parte, si no es que polvo extraído de las rocas se mezclaba con sangre.
todas las interpretaciones, quedan sólo como hipóte- De algún modo, podríamos pensar entonces que el
sis, pues tienen implícita una probabilidad y es que, primer propósito de esta práctica no era hacer dichas
aún cuando lográramos identificar ciertas figuras, marcas en la roca, sino que es posible que fuera la
no acabaría el problema porque no necesariamente obtención del polvo, por lo que las incisiones serían
estarían representando lo que son. Ya que en un entonces una consecuencia. Por supuesto, esto no
modelo sustitucional de significación, no se supone negaría el hecho de que las marcas en la roca tuvie-
que el signo deba parecerse a aquello que represen- ran un significado intrínseco.
ta.29 Por ejemplo, en las pinturas de Australia, se ha En conclusión, sobre la función social de las
cuestionado si el hombre armado junto a un emú manifestaciones rupestres, y analizando las distin-
es en realidad un cazador con su lanza frente a un tas hipótesis al respecto, se puede considerar que
ave que sería su presa, o si tal vez se trata del clan fueron elaboradas tanto en espacios abiertos como
que tiene al emú por tótem u otra cosa. Es decir, en espacios reducidos. La diferencia sería que las
cabe la posibilidad que no se trate de una escena de primeras estarían ante la vista simultánea de muchas
caza, sino de un conflicto entre grupos humanos, o personas, como es el caso de los petrograbados que
tal vez el emú no es ni humano (miembro del tótem suelen estar localizados en lugares de fácil acceso,
emú), ni una ave, sino que podría tratarse de un ser a cielo abierto, donde varios individuos podían
sobrenatural.30 presenciar fenómenos astronómicos o ceremonias
219
Los grupos indígenas en Monterrey
Como se puede apreciar, la interpretación nas rupestres de Nuevo León son verdaderamente
de las manifestaciones gráficorupestres es una ta- monumentales, no sólo por su extensión que puede
rea mucho más complicada de lo que parece, pues alcanzar varios kilómetros, sino porque fueron rea-
no basta con sentarse frente a ellas y dejar volar la lizados por grupos de reducido número que, perió-
imaginación. Se necesita no sólo apoyo económico dicamente, se reunían para celebrar ritos o eventos
para realizar proyectos de investigación, sino profe- de trascendencia que debían quedar registrados a
sionales interesados en la arqueología, en este caso través de símbolos y signos grabados o pintados en
de Nuevo León y el noreste, pues la interpretación la roca como memoria gráfica.
arqueológica es tarea de varias generaciones, y el Con todo lo anterior, hemos tratado de
desarrollo de la arqueología del desierto está ini- enfatizar la importancia de este tipo de evidencia
ciando. arqueológica, pues hay que valorar en su justa di-
El noreste de México es una de las regiones mensión que Nuevo León es uno de los estados con
más ricas de nuestro país respecto a este tipo de mayor riqueza de estas manifestaciones en el país.
220
Monterrey: origen y destino
221
Los grupos indígenas en Monterrey
que sugiere que muchos de los motivos grabados y más, el arqueólogo asume un compromiso político
pintados se trata de figuras llamadas fosfenos que con la sociedad.
son percibidas por el ser humano cunado está en un
estado de conciencia alterado, es decir, en trance. 29. Harris, Roy. Signos de escritura. Barcelona, Es-
Por ejemplo, bajo los influjos de alucinógenos. Sin paña: Gedisa, 1999. p. 123.
embargo, el hecho de que fisiológicamente aparez-
can las mismas figuras entre los humanos de dife- 30. Chippindale, Christopher, [et al.] Benjamin
rentes partes del mundo y de distintas épocas, ello Smith y Paul S.C. Taçon, 2000, “Visions of dina-
no quiere decir que tengan el mismo significado. mic Power: Archaic rock – paintings, Altered Sta-
tes of Consciousness an “clever men”. Cambridge
22. González Arratia, Leticia. Teoría y método en Archaeological Journal, Volumen 10 Número 1, The
el registro de las manifestaciones gráficas rupestres. McDonald Institute for Archaeological Research,
México: INAH, 1987. p. 32. Cambridge University Press, 2000. p. 69.
23. La aparición de la pátina se debe a los agentes 31. Taylor., op. cit., 1966. p. 59-94.
naturales como la luz solar, la intemperie y otros fac-
tores. Semenov., op. cit. 1981. p. 23.
222
Monterrey: origen y destino
CAPÍTULO VIII
HACIA UNA HISTORIA INCLUYENTE
En consecuencia, la diversidad de culturas humanas algunos se sorprenden con admiración ante ella. De
no debe invitarnos a una observación divisoria o di- manera contradictoria, esta forma de pensamiento,
vidida. Ésta no está tanto en función del aislamiento cuando juzga a la cultura indígena antigua afirma
de los grupos como de las relaciones que les unen. que aquellos indígenas son nuestras raíces mexica-
nas, aunque margine a sus descendientes directos.
Lévi-Strauss Así, a los indígenas que caminan por la calle se les
proscribe, mientras que a los indígenas de las cróni-
El célebre etnólogo francés, Claude Lévi-Strauss cas y leyendas mitificados en los libros de historia se
señala que cada sociedad puede, desde su punto de les representa en esculturas, pinturas y litografías,
vista, dividir a las culturas en tres categorías: la pri- se exhibe su representación iconografíca en algunas
mera, son aquéllas que le son contemporáneas, pero plazas públicas o salas de museos. Serán, pues, los
se encuentran en otra parte del mundo; la segunda, antiguos indígenas héroes de monumentos y leyen-
las que han existido más o menos en el mismo espa- das. Lo anterior se puede identificar en la figura de
cio geográfico, pero en tiempos pasados; y, por últi-
mo, las que han existido con anterioridad al tiempo
histórico en un espacio distinto.1
Si mencionamos lo anterior es porque que-
remos analizar, de manera breve, los criterios que
utiliza la sociedad neolonesa para categorizar a las
culturas locales. Evidentemente, existen diferentes
juicios, de acuerdo a la cultura que se observa.
Por ejemplo, en Nuevo León algunos sec-
tores de la sociedad suelen discriminar a los indíge-
nas. Aunque se acepte su diferencia cultural, mu-
chas veces son catalogadas prejuiciosamente, se les
señala negativamente como grupos con costumbres
que no corresponden a la civilización actual, comu-
nidades con tradiciones atrasadas que se niegan a
cambiar, a incorporarse a la modernidad, y otras
ideas semejantes.
El indígena nativo del noreste esta prácticamente fuera de la histo-
Por otra parte, la apreciación de la cultura riografia regional, y ausente en los símbolos de identidad de la ciudad
indígena prehispánica, coincide con la tercera cate- de Monterrey. Cuando se llega a pensar en la imagen de un indígena,
suele ser uno mesoamericano, como la estatua de Cuauhtémoc.
goría que Lévi-Stauss señala, es vista con respeto y Fotografía: Eric Lara.
223
Los grupos indígenas en Monterrey
Cuahutémoc, inmortalizado a imagen y semejanza rren varias cosas, por un lado, tenemos que se trata
de los dioses griegos.2 Elegido cuando se requirió de un legado material que durante mucho tiempo
un indígena para nombrar a una avenida de Monte- no se tomó en cuenta como arqueología. Es decir,
rrey.3 Otro ejemplo es la escalinata del antiguo Pala- casi siempre la concepción de sitio arqueológico es
cio Federal ubicado en el primer cuadro de la ciu- y ha sido la de las grandes construcciones típicas
dad de Monterrey, que está adornada con grandes de Mesoamérica, de allí que otro tipo de vestigios,
cabezas de serpientes emplumadas, símbolos que como lo de las sociedades nómadas de cazadores-
representan a los grupos mesoamericanos en Nuevo recolectores no hayan sido considerados como tales,
León. pues aunque desde hace mucho tiempo autores
como Santiago Roel4 y Alessio Robles denuncia-
ban la evidencia material de petrograbados, eran
poco valorados. Robles confirma lo anterior en la
siguiente cita: ”en Nuevo León solamente se ha ha-
llado un monumento arqueológico en el margen del
río Sabinas”,5 esta concepción se ha mantenido por
generaciones.
Así, en esa época de inicios del siglo XX y
en cierto modo hasta la actualidad, el nomadismo es
juzgado como un modo de vida casi incapaz de de-
jar vestigios arqueológicos; lo anterior debido a que
cuando se comparan los sitios arqueológicos de so-
ciedades sedentarias con los de sociedades nómadas,
se hace sólo desde un punto de vista cuantitativo, en
donde se pretende valorar un sitio arqueológico por
las dimensiones o cantidades de elementos o arte-
factos arqueológicos que lo conforman.
Es necesario subrayar que este criterio para
jerarquizar el patrimonio arqueológico prevalece
en la actualidad en gran parte de la población. Ya
que durante mucho tiempo, las investigaciones
Si en otras latitudes es utilizada como símbolo nacional de nuestras
raíces indígenas, la serpiente emplumada, presente en las escalinatas
arqueológicas realizadas en México se habían man-
de los edificios mesoamericanos, ha pasado como un forzado injerto tenido concentradas en la arquitectura monumen-
cultural en el noreste de México.
tal.
De acuerdo con lo que dice Lévi-Strauss El hecho de que se subestime el patrimonio
respecto a la forma en la que cada sociedad divide arqueológico de Nuevo León se debe a dos motivos:
las culturas en varias categorías, tenemos a las que el primero es el prejuicio a que lo arqueológico sólo
han existido en el mismo espacio geográfico, pero es vasijas y figurillas de cerámica, esculturas en pie-
en tiempo anterior. Es decir, en este caso, debemos dra, objetos de oro, jade o grandes construcciones
analizar la concepción que se tiene de las culturas y artefactos producto de sociedades sedentarias de
indígenas que estuvieron antiguamente en la ubi- agricultores procedentes del occidente, centro y sur
cación geográfica que hoy ocupa Monterrey y el del país; el segundo la falta de interés en los gru-
noreste de México. En relación a lo anterior, ocu- pos indígenas por desconocimiento de que sí exis-
224
Monterrey: origen y destino
ten culturas prehispánicas en lo que actualmente es Por supuesto, es difícil analizar detenida-
Nuevo León y el noreste de México, así como otros mente las razones por las cuales en Nuevo León no
aspectos de este patrimonio cultural en la localidad. existen grupos indígenas nativos, tal y como ocurre,
Por lo anterior, creemos que resulta ne- por ejemplo, en el noroeste de la república, con gru-
cesario conocer y valorar nuestro propio acervo ar- pos como los yaquis, los seris, los mayos, los pames,
queológico. Ya que no solamente posee datos que o con los mayas en la península de Yucatán y parte
enriquecen nuestra cultura general, también refleja de Centroamérica, o los miles de indígenas nahuas
la cultural en un tiempo y espacio determinados, lo que están distribuidos en los diferentes estados de
cual posibilita aceptar la diversidad y abrirnos a la México; así podríamos enumerar muchas regiones
tolerancia en la convivencia con otras sociedades y y entidades más donde existen grupos indígenas,
comprender la relación de la cultura actual con el pues hay decenas de etnias en nuestro país que su-
pasado. De esta manera se fomenta el respeto para man millones de personas. Entonces, cabría pre-
los grupos étnicos que viven en nuestro país y en guntar ¿por qué aquí no hay descendientes directos
nuestra entidad, tanto los que nos antecedieron de aquellos grupos indígenas nativos?, ¿por qué en
como los actuales. Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas no existen
hablantes de las lenguas originarias de la región?
¿Por qué no hay indígenas en Nuevo Responder a lo anterior no es tarea fácil, ya que la
León?
225
Los grupos indígenas en Monterrey
a los naturales, en realidad esto nunca se dio, y la que eran explotados en las haciendas regresaban o
relación con los indígenas fue hostil y agresiva. huían a los montes, llevando consigo la enfermedad,
Al repartírselos como mano de obra los es- propagándola.
clavizaron, rompiero las estructuras que les daban Desafortunadamente, para el siglo XVIII, la
cohesión como grupo; esto generó un dramático población indígena estaba francamente disminuida.
proceso en el que casi se extinguen,6 por lo que a Esto puede ser leído en distintos documentos del
finales del siglo XVIII quedaban ya muy pocos. Sin siglo XVIII, donde cada vez se menciona menos a
embargo, no sólo la guerra fue la causa de este exter- los indígenas locales. Por ejemplo, Pedro de Rivera,
minio, sino también las enfermedades, es decir, las confirma que para la primera mitad del siglo XVIII
epidemias que atacaron a la población en aquellos la población indígena nativa era mínima.9 Como
días,7 pues durante la Colonia, sabemos que mu- ya lo hemos señalado,10 por alguna razón el año de
chos indígenas, y con mayor facilidad los niños y los 1775 fue una especie de fecha simbólica, en la que
ancianos, murieron a causa de las distintas enferme- en el noreste se verificó el fin de los indígenas en el
dades traídas a nuestro continente por los europeos Nuevo Reino de León; en esto coinciden distintos
y esclavos africanos. El contagio y la mortandad no autores.
ocurría sólo por el contacto directo con los indíge- Sin embargo, existe evidencia de que algu-
nas que vivían entre los españoles, medio por el nos grupos indígenas nativos aún vivían en lo que
cual se transmitían los gérmenes de la enfermedad, ahora es Nuevo León, y todavía a inicios del siglo
también contribuyeron de XIX es posible encontrar
forma importante el ha- referencias de los últimos
cinamiento, el vivir cerca grupos locales.
de la basura y encontrarse Thomas Hester seña-
expuestos a los desechos la que, para el siglo XVIII,
humanos, algo descono- el vidrio, el latón y el hierro
cido por los grupos nóma- tomaron el lugar de la pie-
das y que seguramente en dra en las puntas de flecha,
las haciendas aumentaba concluyendo así con una
el índice de mortalidad, tradición milenaria.11 Lo
pues se puede verificar anterior, a final de cuentas,
mediante una investi- es como una triste metáfora
gación documental que para ilustrar lo que suce-
los grupos nómadas, en dería, poco tiempo después,
distintas partes del mun- a inicios del siglo XIX, a los
do, perecían al contacto grupos nativos de lo que
con occidentales debido ahora es el estado de Nuevo
a la viruela, el cólera, la León, que dejaron de existir
tifoidea y otras enferme- como grupos étnicos dife-
dades endémicas en la po- Como una triste metáfora, podemos decir que el metal de la renciados, y así, el metal en
espada sustituyó, en unos cuantos años, a los artefactos de
blación que conquistaba roca que habían sido usados durante milenios por los grupos la espada tomaría el lugar de
los territorios;8 aunado a indígenas. Una forma de vida, una cosmovisión, una lengua la madera y la piedra de los
y una forma de vida desparecieron para siempre a inicios del
esto, muchos indígenas siglo XIX. instrumentos indígenas.
226
Monterrey: origen y destino
Edmundo O’Gorman
En las zonas áridas y semiáridas del norte de Nuevo León y el noreste de México, existen
ocasionalmente fuentes de agua que eran frecuentadas por distintos grupos indígenas. Esto
lo sabían quienes buscaban exterminarlos en el siglo XIX, de ahí que pensaran en el envene-
namiento de las tinajas del desierto.
227
Los grupos indígenas en Monterrey
en el año de 1996 surgió lo que podemos llamar una León los españoles son honestos, divinos,
corriente de ruptura, la cual era representada por un ilustres, verídicos, grandes y cristianos.23
grupo de investigadores que compartían las mismas Siguiendo en esta misma línea, Nuncio
inquietudes; lo anterior contrastó con la celebra- observaba con atinado juicio que, si bien era una
ción de los 400 años de la fundación de la ciudad fuente importante de datos acerca del modo de vida
de Monterrey. Por un lado, se dio el festejo por la de los indígenas locales, la obra de De León no sólo
presencia hispana,21 la cual se pretendía legitimar y poseía una fuerte carga ideológica, sino que preci-
ostentar, por ejemplo, con estatuas de conquistado- samente lo convertía en uno de los primeros ante-
res, mientras que, por otro lado, predominaba una cedentes de la intolerancia hacia los indígenas que
marginación y olvido hacia los antiguos indígenas prevalece actualmente en Monterrey y el noreste,24
locales. argumento que cobra relevancia por sus implicacio-
El año 1992 en el continente, y 1996 en la nes en la migración indígena que existe en la socie-
ciudad de Monterrey, se recuerdan en la historiogra- dad contemporánea.
fía regional como punto de partida para replantear la Estas críticas hacia De León surgieron entre
valoración ética del pasado histórico americano. historiadores, en el ámbito de la arqueología y en
En un contexto global que incluía el fin de el de la antropología, ya que su obra tenía puntos
la guerra fría, la caída de sistemas totalitarios y del cuestionables. Por ejemplo, Leticia González criti-
apartheid sudafricano, el movimiento de los zapatis- caba no sólo a De León, sino a otros cronistas y a los
tas en Chiapas en 1994, instituciones,22 estudiantes historiadores contemporáneos que han repetido el
e intelectuales se inclinaron por esta forma de re- mismo discurso.25 De igual modo, Moisés Valadez
interpretar el pasado, con un punto de vista crítico criticaba el tipo de conquista llevada a cabo en la
elaborado por la sociedad mestiza. región,26 cuestionando la historiografía nuevoleone-
Por otra parte, esta visión crítica también se sa por el hecho de tomar como verdad irrefutable
puede observar en la obra de Alonso de León, que lo mencionado por De León, repitiendo adjetivos
es una valiosa fuente de información; por mucho como incivilizados, salvajes, bárbaros y primitivos.27
tiempo había sido utilizada como la única verdad Así existen otras posturas que han analizado tanto
absoluta, ya que lo afirmado por De León se valo- los cronistas como los historiadores, y algunos otros
raba como veraz y objetivo. En fechas recientes se investigadores que han repetido la deformada visión
hizo una lectura crítica de su trabajo, y fue cuestio- respecto a los nómadas cazadores-recolectores.28
nado de manera explícita. Por ejemplo, en un breve Sin embargo, la construcción de una imagen
pero conciso artículo periodístico titulado Alonso de distinta del pasado prehispánico e indígena aún está
León, ¿garante o violador de los derechos humanos? en proceso, se estudia en espacios académicos con
el historiador Nicolás Duarte Ortega puso en duda poca difusión, lo que por desgracia ayuda poco a
la objetividad del autor, evidenciando su parciali- reinterpretar la historia indígena del noreste y cues-
dad y eurocentrismo: tionar a la historiografía etnocéntrica de la sociedad
En De León el indio es traidor, cruel, antro- en general.
pófago, deshonesto, embustero, hechicero, Aunque la historiografía en el mundo, en
sucio, glotón, drogadicto (usa el peyote), fie- México, en el noreste y en Monterrey ha cambiado,
ro, homosexual y carece del verdadero dios. es cierto que en todas partes, desgraciadamente, el
Los estudios históricos, hasta ahora, han hecho de integrar a los que quedaron excluidos en el
ignorado esta postura del cronista. En De discurso anterior es todavía un objetivo que se desea
229
Los grupos indígenas en Monterrey
conseguir,29 por lo que, con mayor razón, la histo- tro estado, sino que debemos incluirlos y aceptarlos
riografía de Nuevo León y la de Monterrey deben desde su diversidad cultural.
ver el pasado con otra perspectiva.
Entonces, las investigaciones futuras debe- La conservación del patrimonio arqueo-
rán abordar este tema desde un enfoque multidisci- lógico
plinario. Sin duda, la arqueología, la antropología y
la historia trabajarán para dar una mejor compren- Los antiguos grupos nativos que vivieron en lo que
sión de estos grupos. ahora es Nuevo León nos legaron su evidencia ma-
La historia que se genere en el siglo XXI terial, es decir, los vestigios arqueológicos que aho-
tiene precisamente el reto de integrar todos los ele- ra pueden ser encontrados. Para estudiarlos es in-
mentos, hasta aquéllos que el discurso anterior deja- dispensable su conservación, sin embargo, existen
ba fuera, buscar la objetividad con aquellos grupos causas naturales y humanas que actúan en perjuicio
que han sido marginados, no sólo desde el punto de de éstos, por lo que es preciso conocer la forma de
vista académico y puramente científico al analizar su preservar este patrimonio.
papel en el desarrollo histórico de la ciudad y nues- La conservación de los sitios arqueológicos
ha disminuido, y uno de los factores que más han
contribuido a ello es la erosión. Cabe señalar que la
erosión es un proceso natural, pero también puede
ser propiciado o acelerado por el ser humano cuan-
do desvía el cauce de los ríos, urbaniza, crea pre-
sas, explota los mantos acuíferos, introduce ganado
y sobreexplota algunas especies vegetales como el
mezquite,30 ya que esto genera cambios en la flora y
fauna de la región.
Entonces, al momento que la vegetación
disminuye, la ausencia o poca cantidad de raíces
que compacten el suelo ocasiona que con las llu-
vias haya un arrastre anormal de sedimentos, lo que
La erosión, aunque es un
fenómeno natural, es muchas
veces propiciado y agudizado
por la actividad humana. Sus
prejuicios, además de los ob-
vios problemas ecológicos
que conllevan, traen consigo
alteraciones graves en los sitios
arqueológicos.
230
Monterrey: origen y destino
altera muchos de los contextos arqueológicos, pues cuevas o abrigos rocosos que fueron ocupadas hace
los sitios muestran acarreo del material lítico y, en- cientos o miles de años por el hombre.
tre otras cosas, provocan que afloren las rocas de los Igualmente, las madrigueras de roedores
fogones. Incluso, hay lugares en los que se pueden revuelven el material arqueológico a través de los
apreciar al menos dos niveles de suelo, el que está túneles que hacen.31 También esos mismos roedo-
fuertemente erosionado y aquél que aún se mantie- res suelen mordisquear y roer los restos óseos, pues
ne como montículos naturales debido a las raíces y muchas veces son encontrados en las excavaciones
vegetación. con claras huellas de dientes.
Por otra parte, en el caso de las excavacio-
nes, el arqueólogo se enfrenta a otro tipo de agentes.
Por ejemplo, las raíces profundas y grandes de los
árboles cruzan en ocasiones el sitio arqueológico,
removiendo los materiales que están bajo la super-
ficie. De igual modo, a veces no es la flora, sino la
fauna la que origina alteración del contexto. Por
ejemplo, una de ellas se debe a las aves de rapiña,
como búhos y otras especies que anidan en las peñas
de los cerros y los macizos rocosos, pues hay ocasio-
nes que en las cuevas se van acumulando los restos
Debido a los cambios bruscos de temperatura y a las características
óseos de los animales con los que se alimentan, lo propias del tipo de roca de cual se trate, en muchas ocasiones es po-
que lo altera en un momento dado, ya que estos res- sible encontrar rocas fracturadas, en donde se puede apreciar si la frac-
tura ocurrió antes o después de haber sido grabadas. Como en este
tos puede llegar a confundirse con restos similares caso, donde los motivos pintados y grabados fueron divididos por
dejados por el ser humano hace mucho tiempo. Lo fracturas a posteriori.
231
Los grupos indígenas en Monterrey
Ahora bien, en lo que respecta, a los sitios por lo que en ocasiones las pinturas están cubiertas
con manifestaciones gráficorupestres, podemos parcial o totalmente.
mencionar que el deterioro y alteración incide tanto Por otra parte, hay que mencionar que las
en el sitio en su conjunto, como en las rocas, es decir, rocas con petrograbados de los sitios tienen en ma-
en el caso del daño causado al contexto en general, yor o menor medida fracturas y exfoliaciones causa-
podemos mencionar el caso de Cueva Ahumada, si- das por los cambios bruscos de temperatura, donde
en pocas horas la temperatura
asciende o desciende súbita-
mente, provocan que las rocas se
fracturen.32
Además, en algunas
ocasiones, las rocas muestran
las figuras grabadas parcialmen-
te cubiertas por excremento de
aves, lo que propicia el creci-
miento de hongos o líquenes.
Factores humanos de
afectación
232
Monterrey: origen y destino
Sin embargo, no toda alteración y afectación tropolitana, sino en otros municipios aledaños. De
del contexto arqueológico causado por el hombre este modo, las casas, calles, vías de acceso y obras
es igual, ya que a veces se da de forma indirecta y concernientes a los servicios públicos se hacen en
a veces es inconsciente. Por otro lado, existe aquel áreas próximas a sitios arqueológicos y áreas en las
daño y deterioro que se realiza con premeditación y que, aunque no hayan sido registradas, se sabe que
alevosía, el cual es el más peligroso. potencialmente pueden existir vestigios.
En cuanto a los primeros, se deben a dife- Por ello, el Instituto Nacional de Antropolo-
rentes obras de infraestructura, tales como desmon- gía e Historia ha llevado a acabo proyectos de resca-
te, construcción de brechas o caminos de terrace- te y salvamento arqueológico para proteger, investi-
ría y, aún con mayor impacto, la construcción y/o gar y conservar el patrimonio que corre el riesgo de
ampliación de carreteras y autopistas. También la verse afectado con distintas obras de infraestructura
instalación de torres de líneas eléctricas, pues la ma- en todo el territorio nacional. De manera específica,
quinaria necesaria para construirlas
requiere grandes espacios libres
de vegetación y/o áreas planas;
por su parte, los gasoductos y tu-
berías de agua potable o drenaje
requieren realizar excavaciones,
alterando así no sólo la superficie
del terreno, sino aquellos materia-
les que son subterráneos.
Asimismo, y debido al
crecimiento urbano y a la consi-
guiente necesidad de vivienda,
cada año se hace indispensable
crear nuevas líneas de infraestruc-
233
Los grupos indígenas en Monterrey
Muchas veces, saqueadores intentan llevarse algunas figuras de las rocas, golpeando con cinceles u otros artefactos metálicos la superficie de la
roca, consiguiendo solo con ello la fractura parcial de las mismas.
en años recientes, el Centro INAH de Nuevo León de Cueva Ahumada, localizada en el municipio de
y Coahuila mantienen comunicación constante con García, la cual presenta vandalismo, mutilación y
el gobierno del Estado y distintas dependencias saqueo causado por excursionistas que lo visitan
federales como la Secretaría de Comunicaciones y continuamente dada su cercanía a la ciudad de
Transportes, la Comisión Federal de Electricidad y Monterrey.
Petróleos Mexicanos, con la intención de conocer
con suficiente antelación los proyectos que dichas
dependencias tienen para realizar obras de infra-
estructura en la entidad, ya que sólo así es posible
prevenir la afectación del patrimonio a través de
proyectos de salvamento arqueológico.34
Otro tipo de afectación que tiene conse-
cuencias muy graves e inmediatas es el vandalismo,
esto es, los actos premeditados que buscan dañar el
patrimonio arqueológico en forma directa a través
de actividades intencionales que causan deterioro.
Por ejemplo, en Nuevo León desgraciada-
mente existen sitios cuyas pinturas rupestres y pe-
trograbados han sido dañados con grafiti, usando
pintura en aerosol, o han sido raspados con objetos
metálicos. También, en ocasiones, muestran fractu- No toda la afectación es causada de manera intencional, sino que, a
veces, las buenas intenciones tienen implícitos daños colaterales. Por
ras y mutilaciones producto de fuertes golpes que ejemplo, el llevar una roca con pintura o petrograbados a un museo
le fueron dados para intentar llevarse parte de la puede provocar la pérdida de información a cerca de posibles orienta-
ciones astronómicas de las mismas o fragmenta el contexto de todo el
roca donde estaba la figura deseada. Tal es el caso sitio, limitando la interpretación de todo el conjunto.
234
Monterrey: origen y destino
Hay que recordar que la importancia de las exclusivo de cierta región o país, sino que, por des-
rocas con petrograbados, además de la intrínseca, gracia, para el arqueólogo ocurre en todo el mundo,
es aquélla que se relaciona con el contexto donde se lo que es una causa continua de pérdida de la infor-
ubican. Hay que tomar en cuenta la posición de la mación.36
roca con respecto del suelo y las demás rocas; tam- En el caso de Nuevo León, uno de los pri-
bién, es importante conocer la orientación geográ- meros arqueólogos profesionales preocupados por
fica, es decir, si estaba hacia el norte, sur, oriente el saqueo fue Dudley Varner, quien durante su es-
o poniente. Incluso, es posible que la roca sirviera tancia en el estado señalaba que en algunos sitios
como marcador astronómico de fenómenos como sólo observó fragmentos de puntas de proyectil,
solsticios o equinoccios. Por lo tanto, al removerla, pero consideraba que la poca presencia de artefac-
aún con buenas intenciones, es inevitable la pérdida tos se debía a la cercanía de la carretera, por lo que
de información. sospechaba que debió existir saqueo de parte de los
los coleccionistas.37
Actividades para dejar atrás el saqueo y Esta situación desgraciadamente continúa,
el coleccionismo pues el saqueo de objetos arqueológicos sigue pre-
sentándose en la entidad. Roberto Rebolloso, quien
Confesamos un serio desprecio hacia los abridores de realizó un escrito sobre los antecedentes de la ar-
tumbas, porque no pasan de ahí. Siguen teniendo el queología de Nuevo León, señalaba que efectiva-
señuelo de la “pieza de arte” ignorando todo lo demás. mente las puntas de proyectil habían sido motivo de
(…) nos parece, en las fechas en las que vivimos, leso interés de los coleccionistas, quienes las poseen sólo
crimen de arqueología. como objetos exóticos o artísticos dándoles diferen-
tes denominaciones tales como38 pedernales, chuzos
José Luis Lorenzo o puntas de flecha, sin embargo el saqueo de piezas
es una actividad que se realizó y, lamentablemente,
Resulta interesante que a inicios del siglo XX, aún se realiza en Nuevo León por parte de indivi-
cuando aún no existía un interés claro por conservar duos ajenos a la arqueología.39
nuestro patrimonio arqueológico, la Junta Arqueó- Ahora bien, en otras áreas como el centro y
fila instara a las autoridades y lugareños del munici- sur del país, los saqueadores no actúan solos y han
pio de Parás a conservar el sitio de Piedras Pintas, llegado a hurtar hasta piezas de gran tamaño como
pues en el Periódico Oficial del Estado de Nuevo estelas o partes de muros con pintura, pero dadas
León, con fecha del martes 7 de abril de 1908 se las características de los sitios, es casi imposible que
puede leer: borren por completo la evidencia arqueológica. En
Se recomendó a los vecinos de la jurisdic- cambio, en el noreste de México, donde la mayoría
ción que procurasen conservar aquel monu- de las áreas fueron ocupadas por grupos nómadas
mento.35 de cazadores recolectores, un coleccionista de pe-
Y el traslado de una gran roca; sin embar- dernales o chuzos puede transformar gravemente, o
go, Piedras Pintas aún se conserva en buen estado, prácticamente desaparecer, todo lo que restaba del
aunque muchos otros sitios de Nuevo León no han campamento habitado por este tipo de sociedades
corrido con la misma suerte. Sin duda, uno de los indígenas.
factores más dañinos para el arqueólogo, y concreta- De manera infortunada, a veces la incom-
mente en el noreste de México y Nuevo León, es el prensión de lo que en realidad es la arqueología
saqueo y el coleccionismo. Por supuesto, esto no es profesional y el desconocimiento de la ley pro-
235
Los grupos indígenas en Monterrey
236
Monterrey: origen y destino
237
Los grupos indígenas en Monterrey
que efectivamente exista un riesgo inminente que interesados podrán aproximarse al sitio. En efecto,
ponga en peligro el patrimonio, como por ejemplo la arqueología debe estar en constante crecimiento,
una construcción sobre un sitio o la inundación que y creemos que con nuevas técnicas y con otra tec-
provocará una presa, sólo hace falta dar aviso a las nología, seguramente los investigadores profesio-
autoridades competentes del INAH, y una arqueó- nales del mañana aportarán nuevos datos, al igual
logo realizará el rescate del sitio. que ocurre en la actualidad, cuando los arqueólogos
Sin embargo, hay que explicar la situa- contemporáneos obtienen más información que sus
ción: lo primero, es que la recolección de materiales antecesores.44 Incluso, es posible que los del futuro
y la excavación de un sitio son muy tardadas, pues se lamenten y hasta nos reprochen el haber omiti-
efectivamente, si se le compara con la labor de un do el registro de datos que ahora no contemplamos
saqueador o un coleccionista, la diferencia puede ser como tales. Sin embargo, estamos convencidos que
de muchos días, semanas o meses. Pero la diferencia no se debe poner toda la esperanza en la tecnología,
real es que, mientras el coleccionista sólo obtuvo un pues a final de cuentas, esto sólo debe ser el medio
artefacto, el arqueólogo profesional recuperó mucho y no el fin, ya que lo importante es llegar a una com-
más que eso. Es decir, supongamos que el arqueólo- prensión del pasado.
go obtuvo muestras de carbón que permitieron otor- Para ello, primero es necesario un verdade-
garle una antigüedad de tres mil años, y también re- ro deseo e interés por conocer a las sociedades del
cuperó distintos tipos de objetos que son evidencia pasado y, en cuanto al patrimonio que nos legaron,
de actividades cotidianas realizadas por un grupo hay que valorarlo tal cual es, sin prejuicios e ideas
humano que vivía en ese lugar. Además, a través de preconcebidas. No debemos menospreciar o glo-
análisis de polen descubrió que se alimentaban de rificar su legado. Pues también es cierto que si no
especies animales y vegetales que hoy no habitan en conocemos nuestro pasado, difícilmente podremos
la región, y que reflejan un cambio climático. Y así conocer nuestro presente y visualizar nuestro futu-
podríamos describir muchos datos más que obtiene ro.
el profesional. La aparente tardanza o lentitud del
investigador es porque, como ya vimos, se requiere
hacer un registro minucioso y tomar todos los datos
que sean posibles.
En lo que respecta a que el arqueólogo no
recolecta todo y no explora todos los sitios, es por
varias razones. Una de ellas tiene que ver con que
no existe ni el personal ni los recursos suficientes; lo
que pretende el arqueólogo es obtener una muestra
representativa y no arrasar con todo el sitio. El pen-
sar que en la actualidad el investigador debe recolec-
tar y excavar todo sería un tanto egoísta por parte del
investigador contemporáneo, pues esperamos que
la arqueología siga existiendo, y por lo tanto, otros
deben tener la oportunidad de hacer sus propias in-
vestigaciones. Incluso, la mayoría de los sitios exca-
vados suelen dejar ciertas áreas sin intervenir, pues
están conscientes que en los años venideros, nuevos
238
Monterrey: origen y destino
239
Los grupos indígenas en Monterrey
16. De poco sirve la visión romántica de pretender 23. Duarte Ortega, Nicolás. Monterrey 400, una his-
instaurar el imperio mexica, portar penacho y desear toria de progreso, suplemento mensual del periódico
que sea el náhuatl la lengua de todos los mexicanos El Norte.
como proponen ciertos movimientos nativistas.
24. Nuncio., op. cit. 1997. p. 39.
17. Respecto a esto, podemos recordar lo que seña-
la el antropólogo Félix Báez: a la historia falsa que 25. Conceptos como salvaje, agresivo, holgazán y
cuenta como la civilización cristiana redimió las otros para referirse a los cazadores recolecto-res;
tierras del supuesto salvajismo y la barbarie, urge y evangelizador y civilizador, para referirse a los
encontrarle un lugar en el desván de las ideologías españoles, estructuran este discurso, el cual, en el
que han enajenado las capacidades intelectuales del proceso de lectura, se convierte en un mensaje rápi-
hombre. damente aprendido, asimilado, aceptado y hasta re-
producido por el lector, generalmente, sin mayores
18. O’Gorman, Edmundo. La invención de Améri- cuestionamientos.
ca. Lecturas Mexicanas 63. FCE: México, 1984. p.
36. 26. Probablemente, si los indígenas hubieran con-
tado con la protección y comprensión de misione-
19. Aunque se centra en el estudio de los indíge- ros como en otras áreas, se hubiera logrado algún
nas del siglo XIX, y si bien su crítica es en un tono tipo de integración; pero, como el interés inicial de
algo matizado, es evidente que se trata no sólo de un la conquista en esta región fue el rápido enriqueci-
trabajo bajo un esquema teórico y metodológico ri- miento por medio de la venta de esclavos, el carácter
guroso, sino que lo hace desde una posición distinta de la Colonia en el Nuevo Reyno de León puede
respecto a la historiografía tradicional que domino traducirse como una constante contradicción entre
por mucho tiempo el noreste. ibéricos e indios, que concluiría con la extinción
paulatina de estos últimos.
20. La mayor parte de los trabajos que me prece-
dieron sobre el tema deberíamos situarlos como 27. Valadez Moreno., op. cit. 1999. p. 185.
historia española, o mexicana tal vez, la cuales tie-
nen por eje el poder central, el cual por esencia es 28. Ramírez Almaraz., op. cit. 2006. p. 80.
centralizador.
29. Fontana, Joseph. La historia de los hombres. Bar-
21. Sirva de ejemplo la demoledora opinión de San- celona, España: Ed. Critica, 2001. p. 333.
tiago Roel, autor de un libro que todavía en los 80,
servia como texto a nivel medio: tribus nativas e 30. Por ejemplo, hay áreas en donde se han talado
inmigrantes se extinguieron hace muchos años, y los mezquites de forma descontrolada para la obten-
desde entonces en el estado de Nuevo León dejó de ción de leña y/o carbón.
existir el problema del indio.
31. Por ejemplo, al sur de Nuevo León, en la cueva
22. No es casualidad, que en instituciones como el de la Zona de Derrumbes, así se explicaba la pre-
INAH y el CIESAS dieran un giro indigenista nun- sencia de un fragmento de vidrio color azul contem-
ca visto en esta región. poráneo hallado a una profundidad de alrededor de
55 centímetros.
240
Monterrey: origen y destino
32. Por ejemplo, después de varios días con tempe- vestigaciones Dr. José María Luis Mora, Gobierno
raturas muy altas que van provocando la absorción del Estado de Nuevo León México, 1989.
de calor de la roca, de pronto, de más de 40 grados,
la temperatura puede descender más de 20 grados. 41. Valadez Moreno., op. cit. 1999. p. 7.
Para entenderlo mejor, tal vez sea conveniente recor-
dar un fenómeno similar que puede ser apreciado en 42. González Arratia, 1994. p. 174.
nuestro ámbito doméstico, por ejemplo, cuando un
recipiente de vidrio que estaba a una temperatura 43. Valadez, et. al., op. cit., 1998. p. 15-34.
alta, se rompe al contacto con un líquido frío o vi-
ceversa. 44. En este sentido, el conocido historiador fran-
cés André Leroi-Gourhan es claro: por otra parte,
33. Manzanilla, y Barba., op. cit. 1994. p. 20. nunca se excava más que una parte del yacimiento y
se conserva como “testimonio” todo lo que se pue-
34. Valadez, Centro INAH Nuevo León, comuni- da para que, pasados 20 años o varios siglos, con
cación personal. Julio 1998. medios científicos más perfeccionados, los historia-
dores del futuro estén en condiciones de retomar el
35. Fernández, Amado. “Junta Arqueófila de Nue- desciframiento.
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Directorio
Idea y Proyecto Agradecimientos
Adalberto Madero Quiroga Archivo General del Estado de Nuevo León,
Archivo Municipal de Monterrey, Museo
Coordinación General de Historia Mexicana, Biblioteca Central
José Antonio Olvera Fray Servando Teresa de Mier, Fototeca
del Estado de Nuevo León, Biblioteca
Coordinación Ejecutiva Cervantina del Instituto Tecnológico y
Eduardo Cázares de Estudios Superiores de Monterrey,
Capilla Alfonsina de la UANL, Museo de
Coordinación Editorial las Armas Nacionales de Lampazos, N.L.,
Ernesto Castillo Museo de Sitio Boca de Potrerillos, Zonas
Arqueólogicas de Chiquihuitillos y Cueva
Coordinación de Diseño Ahumada, INAH, N.L.
Mónica Arroyo
Diseño Gráfico
Wendolyne Alemán
Belinda Wong
Imagen
Melissa Villarreal
Fotográfos
Eric Lara
Jesús Escandón
Diana Salazar
Brenda Sánchez
Jessica Jaramillo
Tere González
Correctores de estilo
Abel Garza
Ana Narváez
Luis Enrique Gómez
Rodrigo Navarro
José Ángel Anguiano
Teresa Villarreal
Esta obra se terminó de imprimir en septiembre de 2009,
en los talleres de Imprenta Plata Monterrey, Nuevo León.
Se tiraron 1000 ejemplares más sobrantes para reposición.