Tesis de Clarence Mengue
Tesis de Clarence Mengue
Tesis de Clarence Mengue
TESIS DOCTORAL
A mi familia
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo no se hubiera llevado a cabo sin el empeño, la dedicación y diversos tipos
de colaboraciones de muchos de vosotros. Por lo tanto, con estas líneas queremos dejar
constancia de nuestro sincero reconocimiento a:
La AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional por el Desarrollo), a
través ella el gobierno español cuya beca ha permitido el inicio de este proyecto.
La Universidad de Alcalá de Henares que nos acogió durante los años de
investigación, al personal de las bibliotecas de filología y filosofía.
Han sido años laboriosos, pero gracias a la magnífica orientación e impulso particular
del profesor Landry-Wilfrid Miampika Moundele, director de esta tesis, lo hemos conseguido.
Su abnegación ha sido determinarte a la hora de superar todo tipo de contrariedades que
hubieran podido ser perjudiciales. Su empeño ha sido fundamental y determinante, ha sabido
dar siempre el empujón necesario para que diéramos cada vez más de lo que pensábamos ser
capaces de lograr. Por usted sentimos profundo respeto y gratitud.
A Justo Bolekia cuyo apoyo ha sido determinante a lo largo de los años, igualmente
como su imprescindible aportación y disponibilidad.
A Victorien Lavou Zoungbo por su sincero apoyo.
A Gustau Nerín Abad quien durante más de una década no ha cesado nunca de
animarnos, su apoyo ha sido siempre infalible.
A Max Liniger Goumaz por animarnos siempre en el dificultoso recorrido de la
investigación desde el comienzo en la universidad de Yaundé y hasta aquí en España. Por
proporcionarnos graciosamente toda tu producción literaria sobre Guinea Ecuatorial, año tras
año desde 1999, lo consideramos un privilegio.
A Enrique Jiménez por su sustancial colaboración y apoyo constante así como su
infalible disponibilidad.
A Enrique León quien durante más de una década, nos ha proporcionado una gruesa
documentación sobre Guinea Ecuatorial, desde Camerún y hasta aquí donde mucho hacía
falta.
A los autores Donato Ndongo Bidyogo y Joaquín Mbomio Bacheng por sus fraternos
consejos.
A Maya García de Vinuesa y José Manuel Pedrosa por su constante apoyo en los
momentos de duda y desanimo.
A la gran familia Beti de Madrid “Oyili Madrid”, el apoyo fraterno en el seno de
este grupo nos ha sacado de la añoranza que supone el alejamiento del terruño. En especial
queremos destacar a Serge Mezang Akamba por su entrañable afecto y el cariño de toda su
familia.
A Ricardo Gómez González, por su cariño y apoyo permanentes.
A Aurélie Bikie Akamba, aquella hermana mía que tanto quería ver esta tesis pero no
ha podido ser, me dolió el alma que te fueras tan temprano pero quisiera con estas pocas
palabras que sepas que te recuerdo y te recordaré siempre, perdón por todo te estaré siempre
agradecida porque sé lo mucho que me quisiste y deseándote que en paz descanses.
Profunda gratitud a todos los profesores de la Universidad de Yaundé I, los señores
Sostène Onomo Abena, Mol Nnang, André Mah, Paul Kouamou, Aminou Mohamadou, Jean
Claude Mbarga, Paul Kemogne por su preparación e iniciación a la tarea de la investigación
literaria.
A los compañeros Yves Michel Essissima, François Désiré Mbesse, Hortense Sime,
Alain Atouba, Oloume y Stanislas Mbassi por su apoyo.
A Sheril, Sharon, Lisa e Isabel del grupo “CERAGEM” por su extraordinaria paciencia y por
cuidar de nuestra salud y la de tanta gente a cambio de la única gratitud.
Manifestamos por fin nuestra más sincera gratitud a nuestra familia y a todos ustedes
que de cualquier modo nos han brindado su ayuda. Cuando vean o lean esta tesis, que
encuentren aquí nuestro reconocimiento y su propio orgullo.
“Peut- être que les hommes sont sourds et aveugles à certaines évidences; que l’histoire nous
échappe largement et que nous n’avons d’autre issue que de laisser faire le temps, avec
l’espoir qu’il aille vers un mieux. Mais si nous pouvions, si peu que ce soit, agir sur notre
commun destin, y avoir quelque part, si minime soit-elle, nous serions inexcusables de ne pas
l’avoir tenté”.
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………1
I-Literatura y realidad………………………………………………………………………….2
II-De la memoria a la aproximación académica……………………………………………….5
III-Breve contextualización histórico literaria…………………………………………………9
IV-El caso de Guinea Ecuatorial……………………………………………………………...14
I-2-2-Panorama bibliográfico……………………………………………………………….56
II-4-Manuel Leguineche……………………………………………………………………95
III-2-1-Recursos metodológicos…………………………………………………………..104
IV-3-Análisis actancial……………………………………………………………………...164
V-3-Análisis actancial………………………………………………………………………206
VI-3-Análisis actancial……………………………………………………………………...240
VII-3-Análisis actancial……………………………………………………………………..300
VII-3-1-El esquema actancial de La tribu……………………………………………301
CONCLUSIONES……………………………………………………………………..504
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………519
1
INTRODUCCIÓN
2
I-Literatura y realidad
Para ello hemos elegido cuatro obras, dos de autores españoles y dos de autores
guineoecuatorianos. Dos de ellas están ambientadas en la época colonial y las otras en la
poscolonial. Esta doble elección obedece a que la visión que se proyecta de la realidad
difiere en gran medida en función del origen étnico y cultural del autor. Otro tanto ocurre
con el periodo histórico en que fueron escritas las obras, pues las experiencias vivenciales y
anhelos son muy diferentes en el periodo colonial que en el poscolonial.
Para dar cuerpo a este proyecto escogimos cuatro obras, entre los autores que
consideramos más representativos de ambas corrientes. En cuanto a los guineanos, nos
3
inclinamos por la novela colonial1 de Donato Ndongo Bidyogo: Las tinieblas de tu memoria
negra (2009)2 y la poscolonial: El párroco de Niefang (1996), de Joaquín Mbomio Bacheng.
Ambos escritores nos han interesado por la importancia que les da la crítica literaria
autorizada3 y por su intención de dar a conocer la historia de su país. En Las tinieblas de tu
memoria negra, Donato Ndongo recrea el ambiente guineano colonial, enfrentando el
catolicismo español a la tradición africana, ante una juventud guineana que se prepara para
afrontar los nuevos desafíos. En El párroco de Niefang, Joaquín Mbomio Bacheng sitúa al
pueblo frente a la oportunidad de libertad y autogobierno, en la época de la transición
política guineana y la dictadura, apelando a buscar nuevas estrategias políticas y culturales
de futuro, pero también un replanteamiento de la tradición.
1
Cuando hablamos de novela colonial, tomamos en cuenta diversos aspectos en primer lugar el cronológico,
es decir, consideramos como tal las novelas publicadas antes de la independencia pero también las novelas,
aunque posteriores a esta fecha pero cuyo relato está principalmente enfocado en la colonización española.
Desde los criterios temático o cronológico, la obra Orden en Río Muni de Antonio Mariano Carrasco González
(2011) es una novela colonial igual como La mujer del colonial de Liberata Masoliver (1962). Ambas,
independientemente de su fecha de publicación se desarrollan en plena colonización española en Guinea.
2
Ha habido tres ediciones de Las tinieblas de tu memoria negra, en este trabajo manejamos la última de 2009
por el Bronce. En cuanto a El párroco de Niefang, manejamos la primera edición de 1996 por el Centro
Cultural Hispano-Guineano de Malabo.
3
Estos dos autores elegidos apuntan entre los pioneros de la literatura guineana, para poner un ejemplo Las
tinieblas de tu memoria negra resulta ser la novela más estudiada de toda la narrativa guineana.
4
En cuanto a los escritores españoles, La tribu de Manuel Leguineche se ha editado tres veces desde 1980,
nosotros manejamos la última edición de 1996 por Argos. La novela de Soler La selva humillada también ha
sido editada tres veces, y aquí manejamos la tercera de 1951 por Hispano Americana.
4
social o cultural. También llama la atención, al analizar las situaciones de contacto pactado
o conflictivo, la percepción que del ―Otro‖, el africano, tienen los españoles y cómo estos
son vistos por los guineanos.
De este modo, pretendemos analizar las imágenes e intereses que atraviesan cada una
de estas novelas. En definitiva, el propósito es sacar a la luz la mentalidad de ambos grupos
en momentos y circunstancias concretas.
Para este trabajo hemos tenido que leer, describir e interpretar un número
considerable de obras de la narrativa hispano-guineana. Este proceso ha resultado tan
gratificante como imprescindible porque además nos ha permitido constatar que apenas ha
sido explorado por la crítica, aunque detectamos que está despertando un interés creciente
en la actualidad.
5
Resulta penoso tener que reconocer que a pesar de su valor histórico, la literatura
colonial y poscolonial española ni ha tenido público lector, español y guineano, ni ha
despertado en círculos académicos el interés que demanda. Teniendo en cuenta los seculares
lazos que han unido a Guinea Ecuatorial con España, consideramos fundamental el estudio
y análisis de la literatura hispano - guineana, pues no sólo es primordial para entender el
pasado y devenir del país, sino que podría resultar un notable leitmotiv para los escritores
guineanos, pues no en vano esas obras son la base de la creación literaria guineana.
Cumplimos además con otro objetivo: realizar esta tesis doctoral. Un compromiso
académico apasionante que encierra otro con la memoria y la literatura, como camino para
acercarse a la comprensión de la realidad que nos es más próxima, mejor camino a nuestro
alcance para descifrar el Mundo.
Al final de los años setenta, siendo una niña, nuestro pequeño mundo se limitaba a
nuestra madre, joven y viuda, cuatro hermanos y los pocos vecinos con los que
compartíamos el aislado barrio, casi despoblado, llamado ―Aviation‖, de la pequeña ciudad
camerunesa de Ambam, cerca de la frontera con Guinea Ecuatorial.
5
Al final de este trabajo se halla un anejo que reúne una bibliografía exhaustiva de las dos narrativas.
6
Ella subraya oportunamente la atención que se ha dedicado por fin en los últimos años a la literatura
guineana. Esto contrasta con abundantes estudios científicos e históricos sobre Guinea desde los años cuarenta
hasta la actualidad, y donde se dan numerosas representaciones del sujeto colonial africano en la cultura
popular española durante la posguerra.
6
Mamá llevaba su taller de sastrería y los campos que tenía detrás de la casa, mientras
nosotros íbamos al colegio. Un cementerio próximo era nuestro límite y nos obligaba a
permanecer juntos y con poco contacto con otra gente. Las tardes las dedicábamos a las
labores hogareñas o campestres. Esa era la rutina.
Es difícil decir con exactitud cuándo y cómo empezaron a llegar. Al principio eran
unos pocos, pero repentinamente se convirtieron en una muchedumbre que se decía
procedente de un país vecino en guerra. Eran los refugiados guineoecuatorianos 7.
Adolescentes, niños, hombres, y mujeres fueron alojados en casitas que se construyeron
precariamente con techos de nipa o de zinc y paredes de madera de poca consistencia.
Nuestras vidas, construidas de tranquilidad y paz, fueron sustancialmente alteradas. Los
problemas no faltaron. En pocos días, el barrio se transformó en un enorme campo de
refugiados, la promiscuidad reinante provocó un gran desconcierto en la población. Llegó
un momento en que las personas no cabían en las escasas viviendas, pues llegaban grupos
de parientes, hasta se reunía gente desconocida bajo cualquier inestable techo. Casi todos
habían cruzado la frontera a pie, algunos tras recorrer centenares de kilómetros selva
adentro, alimentándose de lo crudo conseguido en las fincas ajenas. El sustento sanitario y
alimenticio principalmente suministrado por diversos organismos afines a la ONU no
alcanzaba para todos. El gobierno camerunés tomó medidas especiales de prevención para
evitar una posible propagación de enfermedades endémicas entre la población, la
Organización de las Naciones Unidas se sumó con el envío de médicos y medicamentos.
Toda la ayuda llegaba a bordo de aviones y su aterrizaje se convirtió en la máxima atracción
semanal. Aquel drama nos descubrió a todos los niños del barrio al gigante volador que era
capaz de posarse como el más ligero de los pájaros.
Pero esa ingenua ilusión no ocultaba que la desesperación fuera palpable. Los llantos
eran permanentes, tanto si se celebraba la llegada de familiares rescatados o la muerte
anunciada de algún otro. La gente estaba triste, incapaz de aliviar ni el dolor del alma, ni las
7
En el ensayo Literatura emergente en español. Literatura de Guinea Ecuatorial, los autores Sosthène Onomo
Abena y Joseph Désiré Otabela Mewolo (2004:14), indican que el uso del gentilicio ―guineoecuatoriano‖ fue
recomendado en el primer congreso Internacional Hispano Africano de Cultura (Bata, Guinea Ecuatorial,
1984), en detrimento de ―ecuatoguineano‖ considerado como despectivo. Más tarde, en 1993, Antonio Quilis y
Celia Casado-Fresnillo dedicaron un artículo al particular en la entonces revista mensual África 2000, Año
VIII, Época II, Número 20, pp.14-15. Según esta fuente, ―guineoecuatoriano‖ es el gentilicio lógico si se
atiende a la estructura general del español para los casos de derivación, ya que la cuestión consiste en el orden
de los componentes. En este caso precisamente, el orden correspondiente será sustantivo- adjetivo (guinea-
ecuatoriano), dando como resultado guineoecuatoriano. Si bien, cabe señalar que en África caben también la
Guinea Conakry ex colonia francesa y la Guinea Bissau ex colonia portuguesa. Nosotros utilizaremos los dos
gentilicios: ―guineoecuatoriano‖ o ―guineano‖ siempre para referirnos a la Guinea Ecuatorial objeto principal
de esta investigación.
7
huellas del trauma causado por la violencia padecida o la pérdida de algún ser querido, entre
los que quedaron atrapados en el laberinto guineano.
En aquellas fechas, sólo era una niña llena de curiosidad que se hacía preguntas
sobre su propio mundo. Estaba muy lejos de poder plantearme las causas reales y los
detalles técnicos de aquella brutal actualidad que vino a romper la serena burbuja de nuestra
infancia. Hoy todavía resulta difícil sacarse de la memoria algunas imágenes indelebles del
episodio final de la dictadura de Macías Nguema, cuya consecuencia fue también la muerte
o el exilio de muchos guineoecuatorianos.
8
Macías Nguema, como es sabido, fue el primer presidente de la Guinea Ecuatorial independiente, de 1968
hasta 1979. Fueron once años de sufrimiento y de acoso moral permanente al pueblo, quien creó que la
soberanía iba a aportar la justicia y el desarrollo para beneficio de todos. Entre otras fuentes, por ejemplo, el
profesor Bolekia Boleká, Justo (2003:128-130), en Aproximación a la historia de Guinea Ecuatorial, mantiene
que el golpe fallido del 3 de marzo de 1969, provocó un cambio de la constitución mediante el que el
presidente se adueñaba todos los derechos. El autor señala algunos aspectos más sobresalientes, como son, la
creación de un partido único obligatorio para todos los ciudadanos, la obligación de todos los funcionarios y
ciudadanos desde la edad de 7 años a realizar ensayos militares dos horas diarias, la pérdida de la libertad de
religión y culto, la prohibición de viajar sin autorización gubernamental, o del marido para las mujeres, los
trabajos forzosos o la censura de la comunicación privada. Bolekia califica aquel periodo de triste década de
los setenta.
8
la distancia desaparecía y éramos acogidos. Entonces, entendimos la lección que nos dio
nuestra madre a saber por qué aquellos extraños refugiados eran de la familia. Y, por fin,
pudimos visitar Bidzabidzan, el pueblo de la abuela paterna, donde nos recibieron con
especial cariño.
Años después, un amigo nos regaló un ensayo de Max Liniger Goumaz titulado
Guinea Ecuatorial y el ensayo democrático (1996), vimos allí por primera vez expuestos
sistemáticamente, sujetos al orden del conocimiento metodológico, todos estos
acontecimientos y emociones que nosotros conocimos a través de la curiosidad y la ingenua
vivencia personal. Esta lectura despertó nuestra curiosidad infantil por el país vecino, pero
ahora sabíamos que a esa primera e inocente mirada podíamos añadirle los conocimientos
del estudio académico y obtener respuestas que nos ayudaran a explicarnos el mundo,
empezando por el que nos es más próximo. He aquí la ―necesidad interna‖ que alienta este
trabajo.
9
A modo de introducción a Literatura de Guinea Ecuatorial (Antología), (2000, pp.11-12), Mbare Ngom
arranca su propósito con una reseña de los orígenes de la literatura guineoecuatoriana. Por lo tanto, debido a su
doble herencia negroafricana e hispánica la llama literatura ―Hispano-negroafricana‖. Sin embargo, apunta la
expresión empleada por Donato Ndongo, ―hispanoafricana‖ para designar esta misma creación literaria del
África subsahariana en general y guineana en particular (siendo el único país del África negra que utiliza el
español como uno de sus idiomas oficiales junto al francés), escrita en lengua española y surgida de la fusión
de los valores culturales bantú e hispánica. Nosotros utilizamos la palabra ―hispanoafricana‖ en este mismo
sentido.
10
En la Universidad de Yaundé I presentamos sucesivamente una tesina de Licenciatura con el título ―Lectura
sociocrítica de Los poderes de la Tempestad de Donato Ndongo Bidyogo‖ y luego una tesina de DEA titulada
―Lectura sociocrítica de Los poderes de la Tempestad de Donato Ndongo Bidyogo y de El párroco de Niefang
de Joaquín Mbomio Bacheng: Un estudio comparado‖.
9
julio de 2009, la AECID nos concedía una beca, para cursar estudios doctorales en España.
Con esto, el Gobierno español nos ofrecía oportunidad única de dar cuerpo a uno de
nuestros mayores sueños, ampliar y mejorar los conocimientos en este campo de la
investigación literaria.
Nuestros orígenes en el sur de Camerún nos han permitido, desde la infancia, vivir
de cerca la historia guineana en sus momentos más explosivos. Aunque de manera
inconsciente, las marcas de los acontecimientos quedaron grabadas en nuestra mente y con
el tiempo, nuestra curiosidad se ha hecho más grande y mejor dotada para aproximarse a la
realidad e interpretarla.
Para Aimé Césaire, la causa no es tanto el contacto tardío del africano con el resto
del mundo, sino la forma en que éste se ha producido. Y concluye que para Europa, África
es la víctima propiciatoria, la base del expansionismo económico del imperialismo que
conquista y explota con rigor capitalista.
l‘invasion, ils apportèrent leur loyale allégeance à ces visages blancs, mais en raison du luxe
dont ceux-ci jouissaient sur le plan psychologique, sur le plan racial, et sur le plan
économique, du fait de leur domination, l‘indigène fut maintenu dans une position
d‘infériorité‖ (Wright, 1959:30). La sujeción del indígena impotente supone el acatamiento
absoluto de un orden social y moral impuesto, aclara esta situación de coyuntura:
On a implanté au cœur de l‘indigène une angoisse qui l‘a corrompu et écrasé tandis qu‘il essayait de
vivre sous la domination blanche à laquelle il ne pouvait adhérer d‘aucune façon valable, une
domination blanche qui se moquait de lui. (…). Il essayait en vain d‘embrasser ce monde de visages
blancs qui le rejetait, et dans son échec il se repliait sur lui-même et cherchait refuge dans les ruines
fumantes de sa tradition. Mais il était trop tard; il était pris au piège, il ne trouvait refuge nulle part.
(…). Tel est le bouleversement profond que l‘homme blanc a déclenché dans le monde; tel est le
bouleversement (…) que l‘homme blanc doit affronter aujourd‘hui, figé dans la peur et l‘impuissance
(Wright, 1959:31-32).
Por su parte, Animan Akassi, en una reflexión más actual, aborda la cuestión de la
identidad desde la perspectiva de la renegociación del contrato poscolonial y la
desfragmentación de la memoria negra. A la ―deshumanización‖ y la ―prisión racial‖ añade
la ―animalización‖, siendo la representación zoológica del negro para justificar la
superioridad blanca. Este proceso de desintegración ha llevado el indígena a romper el
contrato social:
Los discursos y las prácticas coloniales y esclavistas rompieron el ―pacto‖ humano al convertir a
los europeos o descendientes de europeos (blancos) en ―pauta‖ de la raza humana. De hecho,
instauraron la discriminación (socio-racial) para con los negros en base de sus características físicas
y del color de su piel. A partir de ahí, llegaron a naturalizar (volver natural) la sumisión de los
negros, asimilados a (y/o representados como) animales: salvajes, irracionales, lascivos
(sexualmente fuera de control) y demás sinfín de pecados; castigados también como animales
(Akassi, 2010:21).
A partir de finales de los años cincuenta del pasado siglo, los africanos según los
casos recurren a diversas estrategias, como los movimientos nacionalistas o las
negociaciones concertadas, para lograr la independencia de sus países. Un proceso que
despierta en todo el continente unas esperanzas que más tarde se verían frustradas.
Hay quienes opinan que el origen de esta frustración radica en que esas
independencias fueron prematuras, porque los indígenas no eran suficientemente preparados
para afrontar con seguridad el autogobierno. Otros imputan el fracaso al sistema colonial
europeo que construyó una sociedad discriminatoria y segregada, donde la relación entre
colonizado y colonizador era tan de dominación y sumisión que relegó decididamente el
nativo en instrumento de producción. En este caso, para cumplir con la labor a él asignada,
el africano o no necesitaba ninguna formación o, si el oficio lo requería, se le daba una
formación limitada y ajustada a su función.
11
Por eso recalca Mbembe (2000:42): ―Les régimes postcoloniaux n‘ont pas inventé, de toutes pièces, leur
savoir du gouvernement. Ces savoirs ressortissaient de plusieurs cultures, héritages de tradition dont les
éléments se sont enchevêtrés au long de temps, au point où s‘est tissé quelque chose qui fait signe à la coutume
sans s‘y réduire, et participe de la modernité sans s‘y ramener entièrement. L‘un de ces savoirs ou rationalités
est le commandemant colonial‖.
13
fundacionales, los gobiernos africanos, regidos por el poder absoluto y el uso excesivo y
arbitrario de la violencia, representan la continuidad.
Más de medio siglo después, este ensayista, sin desestimar los logros cosechados de
las soberanías, afirma que ha llegado la hora de evaluar a los gobiernos postcoloniales y en
su demoledor balance denuncia un África pobre y hundida bajo el peso de la xenofobia, la
corrupción, la tiranía, la persecución de las minorías, las violencias de género y las
tradiciones arcaicas. Para Memmi, las causas principales son imputables al inmovilismo de
los dirigentes políticos y a la abdicación de algunas élites intelectuales paralizadas en el
pensamiento y la inacción, renunciado así al imprescindible deber de evaluar ecuánime y
permanentemente el mando y las carencias colectivas. Memmi denuncia también una
12
―En postcolonie, le commandement se définit comme un ordre ou, plus simplement, comme un fétiche. Un
fétiche est, entre autres, un objet qui aspire à la sacralisation, qui réclame la puissance et qui cherche à
entretenir une relation intime et de proximité avec ceux qui le portent. (…). En postcolonie, la puissance du
fétiche n‘est pas seulement investie dans la figure de l‘autocrate, mais dans toutes les figures du
commandement et ses agents (parti unique, police, soldatesque, sous-préfet, commissaires, courtiers et autres
trafiquants…). Elle fait de l‘autocrate un objet de représentation que l‘on nourrit (ou qui se nourrit)
d‘applaudissements, de flatteries et de mensonges. À force d‘exercer le pouvoir à l‘état brut, cet objet se dote,
petit à petit, d‘une existence autonome et devient, (…), l‘arbitraire parvenu à la contemplation de lui-même. Si
tel est le cas, alors il importe de ne pas sous-estimer la violence que le commandement peut déployer lorsqu‘il
s‘agit de préserver, non seulement le vocabulaire utilisé pour le désigner ou s‘adresser à lui, (…); ou lorsqu‘il
s‘agit de faire respecter la routine et la superstitution‖ (Mbembe, 2000:153-154).
14
maniobra que arrebata su dignidad a los africanos, se refiere a los que llama los
pseudodefensores de los ex colonizados, aquellos que en lugar de apoyar a los regímenes
democráticos en el continente, complacen a los africanos mediante una reiterada confesión
de culpabilidad poscolonial. A pesar de este balance tan negativo, Memmi llama a mirar
hacia delante y encarar el futuro diciendo basta ya de ―diversión‖, de ―mistificación‖, de
―victimización‖ u otras manipulaciones inanes, pues urge encauzar hacia unas naciones
estables mediante una previa autoevaluación desapasionada.
negros y mulatos libres, a los que se unirán otros cubanos represaliados políticos. En 1857,
otra Real Orden autoriza el establecimiento de misiones religiosas y llega el primer prefecto
apostólico, luego los jesuitas, en 1883 los misioneros claretianos y por fin las misioneras
concepcionistas.
1976:45). Esta es la tesis corroborada y desarrollada también por Otto de Habsburgo (1963),
él expone los logros coloniales españoles, muy encima de las experiencias francesas en las
colonias limítrofes de Camerún y Gabón. Él argumenta principalmente; un alto poder
adquisitivo fomentado por la comercialización de productos de renta, las instalaciones de
comunicación, la construcción de hospitales modernos, el dominio o eliminación de las
enfermedades tropicales más recurrentes o también las condiciones de trabajo y alojamiento
idóneos para los trabajadores contratados.
Desde luego, en España esta no es una opinión unánime. Por ejemplo, García
Domínguez (1977:84)13, manifestando su intención de imparcialidad, sostiene que la
independencia guineana no fue un proceso particularmente pacífico:
Bajo una superficie tranquila y oficialmente ejemplar, se habían cocido las tensiones más violentas y
los enfrentamientos más dramáticos‖ y añade que Guinea en víspera de su independencia: ―Carece
absolutamente de capacidad de gestión propia. Yo diría que ni en el terreno político, y mucho menos
en lo que a economía se refiere. (…). El fallo capital de esta situación había que buscarlo en la falta
casi absoluta de dirigentes indígenas, ya que la gran explotación agrícola o maderera fue siempre
administrada y dirigida por el blanco, y éste no se preocupó nunca de formar ni responsabilizar al
nativo (García Domínguez, 1977:76-77).
13
En adelante García Domínguez (1977:84), expone los diferentes focos de tensión: ―Tensiones que podrían
concretarse en estos cuatro pares de fuerzas: - Presión continua de la O.N.U., frente a las reticencias y evasivas
del gobierno español. - Fernando Poo frente a Río Muni, en una titánica lucha del primero por evitar una
independencia conjunta. - Unos partidos políticos frente a otros (o facciones de partido frente al núcleo), en
una carrera desbocada hacia el poder. Unas fuerzas políticas españolas frente a otras, en un intento de colocar
en el poder a éste o al otro candidato‖. Además de los conflictos de liderazgo, otros focos de divergencias se
dan en torno a la independencia separada o la retirada de la administración española. Las fuerzas políticas se
agrupan en cuatro bloques principales que son: 1)- La UB ―Unión Bubi‖, dirigida por Edmundo Bosió Dioco,
posteriormente denominada Movimiento por la Autodeterminación de la Isla de Bioko ―M.A.I.B.‖, es un
partido favorable al gobierno español, su líder reclama una independencia separada de la isla de Bioko, está
apoyado por los colonos de la isla y por Carrero Blanco. 2)- El MONALIGE ―Movimiento Nacional de
Liberación de Guinea Ecuatorial‖, reúne a los anticolonialistas a favor de una colaboración controlada por
España. Su líder Atanasio Ndong Miyone es apoyado por el Ministerio Español de Asuntos Exteriores. 3)- El
―Secretariado Conjunto‖, grupo anticolonialista dirigido por Francisco Macías Nguema y asesorado por el
notario español García Trevijano. 4)- El MUNGE ―Movimiento de Unión Nacional de Guinea Ecuatorial
―encabezado por Bonifacio Ondó Edú, sugiere una independencia asociada con España. Goza del apoyo de la
iglesia, los colonos y parte del gobierno español. También existen otros partidos de menor influencia, como
UPLGE: Unión Popular de Liberación de Guinea Ecuatorial; UDF‖ Unión Democrática Fernandina. Los
Fernandinos son descendientes de negros establecidos en Fernando Poo desde mediados del siglo XIX,
procedentes de Liberia, Sierra Leona, Ghana e islas españoles del Caribe; por fin el IPGE, Idea Popular de
Guinea Ecuatorial, considerado como un partido radical; URGE; Unión Revolucionaria de Guinea Ecuatorial.
18
Unidas en 1962. Fueron Atanasio Ndong, Bonifacio Ondó Edú, Jesús Oyono y Raymond
Stangutno, miembros del Movimiento de Liberación de La Guinea Ecuatorial.
Igualmente sostiene Juan Balboa Boneke (1978), que la fragmentación del proceso
de descolonización fue consecuente de la firme determinación de los nacionalistas a
proseguir la lucha por la soberanía. De hecho, la provincialización14 fue una decidida
unilateralmente en 1956: ―era necesario resquebrajar y hacer añicos el bloque monolítico del
nacionalismo guineano, dividir a sus líderes y enfrentarlos entre sí creando otros objetivos
contra-puestos y discordantes‖ (Balboa Boneke, 1978:60). Sin embargo, mantiene que la
estrategia provincial fracasó, no llegó amedrantar los anhelos de libertad crecientes, si bien,
afirma como testigo que el ―pecado original‖ de Guinea fue una táctica ―el divide y
vencerás‖, finalmente esta tentativa logró destripar la comunión que fundamentaba el frágil
tejido sociopolítico construido a precio de destierro, encarcelamiento o sangre. Él señala el
principal culpable:
Carrero Blanco nunca quiso la independencia de Guinea. Trató siempre de entorpecer el proceso de
liberación. Por eso, cuando ve que sus esfuerzos son ya inútiles, porque la O.N.U. y Franco se
empeñan en la Independencia, se inventa lo del ―celo bubi‖ para salvar al menos una parte del
territorio. ¿La parte más sustanciosa, quizás, a sus intereses en el cacao? (…). Como primera medida
era imprescindible dividir administrativamente el país; (…). Con esta medida los resultados fueron
espectaculares, en unos pocos meses todo lo logrado dentro de una gran armonía y comprensión se
desmoronó; prácticamente con ese hecho se empezó a componer la marcha fúnebre por Guinea
Ecuatorial (Balboa Boneke, 1978:62-63).
En lo que atañe a la tesis de García Domínguez, un breve balance demográfico en
vísperas de la independencia demuestra que casi medio millón de habitantes pertenecen a las
etnias nativas: fang, bubi, ndowé, annoboneses, benga y fernandinos. No obstante, carecen
de poder, ya que éste se encuentra en manos de la muy minoritaria población blanca,
compuesta por españoles, portugueses, libaneses, sirios, ingleses o alemanes. De modo que
Guinea parece un país invadido, donde los guineanos, ajenos al poder económico, tienen la
sensación de ser rehenes en manos extrañas, utilizados como simple fuerza de producción.
Esta estrategia colonial de dominación hace que Guinea acceda a su emancipación política
con una escasa élite preparada para asumir su futuro y los pocos con alguna formación son
marginados y perseguidos por el nuevo régimen dictatorial de Macías. A este grupo se
suman los ex líderes y miembros de los diferentes movimientos de la autodeterminación que
finalmente logran la independencia pero con voces discordantes. Este resultado poco
14
En 1956, un decreto del 21 de agosto, los Territorios Españoles del Golfo de Guinea se convierten en
provincia española con la nueva denominación de Provincia Española del Golfo de Guinea. Referente a dicho
decreto, una ley del 30 de julio de 1959 divide esta nueva provincia española en dos partes a saber; Fernando
Poo y Río Muni. Balboa Boneke aclara que dicho decreto suponía la igualdad en derechos y deberes entre los
nativos y los metropolitanos pero, en realidad eso sólo existía en los documentos, seguían vigentes todos tipos
de desigualdades e incluso la segregación racial.
19
Y así es como Guinea Ecuatorial pasa a formar parte de los países africanos que
siguieron el modelo de gobierno poscolonial híbrido y autocrático descrito anteriormente
por Mbembe (2000:153-154), es decir, partido único, ejército convertido en aparato represor
y un mando autocrático que funciona bajo ―el principio de la fetichización‖ del poder.
Durante los once primeros años de independencia, Macías llenó de sombras la historia y las
mentes de los guineanos. Unas sombras que aun hoy están por esclarecer, y por lo tanto
hacen de Guinea Ecuatorial un tema ―sensible‖.
Como veremos más adelante, estos sucesos y sus consecuencias, son tratados en las
obras que estudiamos, donde los autores ponen de relieve la represión política, la
dominación social o política, la pauperización del pueblo o sus consecuencias. A través de
ellas y, a pesar de que parten de la ficción, nos acercaremos a otra forma de conocer la
realidad guineana de ayer y de hoy.
15
Max Liniger (2000:98) contempla el tema de los mandos guineanos como un encadenamiento del fracaso de
los fines de la independencia y recalca: ―El régimen nguemista de Guinea Ecuatorial representa un poder fuera
de la ley, al igual de otros tantos de África. (…) desde su nacimiento, el Estado africano es un instrumento de
dominación, de opresión, de explotación al pueblo, pasado de manos de coloniales que se negaban a compartir
el poder, a manos de los jefes políticos africanos que hacen lo mismo. Se trata (…) de un aparato de
pauperización (…). En 1996, J. Rawls, filósofo americano de derecho, demostró que para tener alguna
legitimidad política, un régimen político debe disponer de una personalidad mínima. Ello supone el respeto de
un determinado número de derechos, siendo el derecho a la vida el primero‖.
20
En cualquier caso, y puesto que la cultura tradicional africana es ágrafa, los autores
guineanos no aparecen hasta después de la Guerra Civil Española. Tras la contienda, el
régimen franquista emprende un proceso de desarrollo económico de la colonia; se
promueve la creación literaria y la apertura de escuelas para la población indígena. En este
nuevo clima surgen nuevas revistas y periódicos en los que empiezan a publicar autores
21
guineanos: el diario Ébano (1939) o Eco de Fernando Poo (1901), las revistas La voz de
Fernando Poo (1910) y La Guinea Española (1903), ésta última editada y controlada
ideológicamente por los misioneros claretianos, es también la primera en abrir sus páginas a
los indígenas que asimismo aprovechan para transcribir sus costumbres y otros aspectos de
sus tradiciones. Es en este contexto que aparece la primera novela de un guineano, Cuando
los combes luchaban, de Leoncio Evita, publicada en 1953.
Además del breve repertorio de la autoría guineana que ofreció Mbare Ngom 1996,
años después, Erika Reuss Galindo publicó un compendio bibliográfico más amplio y sobre
ambas corrientes, con el título: Guinea Española- Guinea Ecuatorial, estudio de una
biblioteca guineana (2008), en el que reúne ensayos, novelas, poesía, artículos publicados
durante las dos etapas, colonial y poscolonial, principalmente de autores guineanos y
españoles.
22
Más recientemente, en 2011, Natalia Álvarez Méndez publicó la primera obra teórica
aplicada a la literatura hispanoafricana, con el título: Palabras desencadenadas.
Aproximación a la teoría literaria postcolonial y a la escritura hispano-negroafricana.
En lo que atañe a la crítica de la narrativa guineana, ha habido entregas puntuales
que reúnen trabajos colectivos a menudo de estudiosos o investigadores no guineanos, por
ejemplo; un volumen sobre la identidad, editado por Mbaré Ngom en 1994, Diálogos con
Guinea del mismo en 1996, la primera Antología de Donato Ndongo en 1984, la segunda
antología de Donato Ndongo Bidyogo y Mbaré Ngom en 2000, y la última editada
conjuntamente por Mbaré Ngom y Gloria Nistal en 2011. También caben dos volúmenes
colectivos editados por Landry-Wilfrid Miampika y Patricia Arroyo ambos en 2010. La
primera aportación guineana dedicada a su narrativa fue publicada por José Fernando Siale
Djangany y titulada Autores guineanos y expresión literaria (2010). Esta escasa bibliografía
deriva de la anemia de los estudios sobre la literatura hispano-guineana.
A lo largo de este trabajo, de aquí en adelante, los títulos de las cuatro obras del
corpus aparecerán o con toda letra o también bajo las siglas de modo siguiente: La selva
humillada (LSH), Las tinieblas de tu memoria negra (LTDTMN), El párroco de Niefang
(EPDN) y la tribu (LT).
24
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO I
Desde un principio, se tiene que aclarar que hasta aquí, se ha utilizado los términos
literatura española colonial y poscolonial, y literatura guineana colonial y poscolonial para
designar las dos literaturas que estudiamos. Si bien, hay que contemplar, que toda literatura
escrita en castellano es lógicamente literatura española. Visto de esta forma, toda la
literatura escrita en español y que tiene a Guinea Ecuatorial como objeto es literatura
hispano-guineana. Tomando lo anterior en cuenta, en este trabajo, de aquí en adelante se
hablará de literatura hispano-guineana para designar la creación literaria de ambas
procedencias, respectivamente la corriente española y la corriente guineana.
16
El compendio bibliográfico de Erika Reuss Galindo (2008) abarca todos los géneros, la novela, el ensayo, la
poesía, obras de viajes, el teatro o los artículos sobre Guinea Ecuatorial editados o inéditos. Algunos libros
aparecen con el comentario valorativo o resumen de la autora. Además del apartado que trata del tipo de
encuadernación, Reuss propone al final un breve resumen de la historia de Guinea Ecuatorial. Este compendio
destaca con una abundante bibliografía, y también el mérito de reunir a la vez a autores españoles y guineanos
coloniales y poscoloniales.
26
En este trabajo se adoptan las acepciones más amplias de los vocablos colonial y
poscolonial, ya que aunque sin pasar por alto las demás aportaciones, principalmente se
toma en consideración los enfoques cronológico e histórico, es decir, por un lugar, las
producciones literarias desde la conquista de los territorios del Golfo de Guinea hasta la
independencia de la colonia y, por otro, la producción tras la colonización española. De
hecho cuando hablamos de la literatura hispano-guineana colonial y poscolonial de la
27
corriente española, hacemos referencia a las obras de autores españoles sobre Guinea
Ecuatorial antes y después de la independencia de Guinea. No obstante, es interesante
matizar que, la extensión de ambos términos no es inamovible porque desde una
aproximación temática, la literatura colonial designará también las obras cuyo contenido
versan sobre la cuestión colonial mientras la literatura poscolonial remite al conjunto de los
textos posteriores a la independencia con carácter de protesta, de reivindicación, de
resistencia histórica o más tarde de desesperanza. De hecho, tomamos también en cuenta la
ubicación contextual de las obras para referirse sea a la literatura colonial, sea a la literatura
poscolonial, eso mismo vale también para la hispano-guineana colonial y poscolonial de la
corriente guineana.
imaginario africano. Desde luego, la historicidad del personaje negro que hemos
desarrollado anteriormente ha permitido verificar los orígenes lejanos de los negros en la
literatura española. En ello aciertan Ramón Trujillo y González Echegaray situando
aquellos comienzos en la época renacentista, Fra Molinero aclara aún más el tema: ―La
evolución en el tipo del negro, esencialmente el escénico, coincide por un lado con los
cambios generales del teatro español renacentista y barroco, pero también se debe por otro a
la cada vez más abundante presencia de los hombres y mujeres, esclavos y libres, de raza
negra en la sociedad española‖ (Fra Molinero, 1995:19). Si de este modo Molinero expone
las motivaciones de los españoles por interesarse literariamente a los negros, más adelante
también, proporciona datos muy significativos sobre el perfil de aquellos personajes
expresamente desfigurados por unos creadores bajo la influencia del entorno social:
Las categorías que hemos presentado derivan de unos usos literarios que respondían a consideraciones
profundamente enraizadas en la sociedad española del tiempo. El estereotipo del negro gracioso o el
simple bozal, en todas sus variantes, o de la mulata inteligente no son más que formas artísticas de
acomodar una visión distorsionada de la realidad. Los esclavos negros eran un permanente conflicto a
nivel social y psicológico para el artista que prefiere ver sólo un aspecto de compleja relación entre
los dos grupos, blancos y negros enfrentados por un orden social injusto (Fra Molinero, 1995:52).
Desde luego, son temas generales y no se refieren con certeza a la Guinea Española.
Los primeros contenidos españoles enfocados en Guinea como colonia que aparecen desde
finales del XIX y los principios del XX son sobre todo artículos descriptivos, memorias o
textos que recuentan el encuentro con los nativos bajo forma de libros de viajes. Según
diversas fuentes, Guinea Ecuatorial no despertó la curiosidad de grandes escritores
españoles durante la época colonial. En un primer lugar, algunos estudios afirman que era
por desconocimiento, la posesión española en el golfo de Guinea no ha beneficiado de toda
la propaganda necesaria como para interesar hasta al público español culto. Otros críticos
argumentan basándose principalmente en hechos relacionados más o menos con la política
colonial de la metrópoli. Como son la tardía ocupación española de su colonia luego
considerada como un espacio exótico o lejano pero también el acceso difícil a dominio
inasequible y habitado por seres primitivos. González Echegaray confirma este difícil
arranque pero también carga la hostilidad de los territorios y su estrecha ubicación como
demás factores desfavorables:
Eso no es extraño, si comparamos su escasa extensión territorial y población con las de otras
regiones africanas (...). Además, Fernando Poo, aunque ha sonado mucho en España durante el
pasado siglo, siempre tuvo mala prensa y normalmente aparecía con su leyenda negra de lugar de
29
destierro político, de fiebres mortales, un infierno en el trópico, en fin. En tales condiciones puede
comprenderse que aquel país fuera más objeto de áridas polémicas que de novelas y de poesías
(González Echegaray, 1964:70).
En realidad, se puede aseverar que además de todo lo que precede, más allá de la
situación geográfica o de las condiciones climáticas, los territorios del Golfo de Guinea
constituyen una propiedad desconocida o no lo suficientemente por los españoles desde la
metrópoli. Es asimismo, también una aventura a la que se dedican pocos al precio de su
propia vida. Sin embargo, es evidente que el comienzo de la corriente española colonial ha
padecido tanto los antecedentes de orden político y también las especificidades
características de la Guinea Española, nada de extrañar que aquellos territorios no hayan
sido pronto considerados digno de interés literario. Esto es por lo que Carrasco tras abordar
la cuestión finaliza sentenciando: ―Todos estos elementos que podían ser aprovechados para
novelar, son también el origen del desconocimiento que los escritores tenían de la zona y
que les impedía relatar algo tan lejano como extraño” (Carrasco, 2009:316).
viajero en ningún momento entabla cualquier tipo de relación particular con los aborígenes
mientras, el auténtico colono por su asentamiento en la colonia toma en cuenta los
parámetro material, social o sociológico a la hora de producir su obra.
17
Carrasco González condiciona el éxito al contacto directo con el objeto de inspiración, menciona al respecto:
―esa sensibilidad sólo la tenían los europeos nacidos en las colonias o que llegaban a ellas muy jóvenes y que
eran los únicos que podían penetrar en la esencia y naturaleza de los hombres colonizados. Los que llegaban
después de esa edad perdían la sensibilidad requerida y sólo caían en la utilidad o el pintoresquismo‖
(Carrasco González, 2009).
31
mayor relevancia. En base de estos requisitos, Carrasco González distingue tres tipos de
autores coloniales: El colonial, el metropolitano y el indígena.
Por fin tenemos los escritores indígenas, son nativos guineanos a menudo con cierta
preparación o experiencia básica Carrasco imputa a los logros corrientes de los sistemas
coloniales europeos: ―Los escritores africanos se educaron en las escuelas coloniales,
aprendieron el idioma y la tradición de los colonos y supieron escribir sus primeras obras en
parte imitando a sus dominadores (...). Y los nuevos nacionalistas, como los primeros
colonialistas, utilizaron la literatura como vehículo de expresión de sus críticas, anhelos y
esperanzas emancipadoras” (Carrasco, 2009:27).
18
Díaz Narbona sitúa los comienzos de la corriente exótica de la literatura en el siglo XIX favorecida por el
Romanticismo. En su sentido, se consideraba exótico todo aquello que estaba ―fuera de‖, pues los escritores
románticos asimismo utilizaban el concepto para escapar de un tiempo y un lugar que no les eran propios.
Desde un principio, Oriente fue el principal objeto de esta corriente y, respecto a África opina: ―A partir de
estos presupuestos, a finales del siglo XIX, la mirada exótica hacia África se transforma ideológicamente a raíz
de la expansión en el continente africano‖ (Díaz Narbona, 2007:24). Se trata de una corriente de conquista y
divulgación en la que las destacadas publicaciones permiten apreciar algunos elementos distintivos, por
ejemplo, la aparición del personaje del explorador es el que favorece contenidos dedicados a descubrir la
diversidad étnica y geográfica de las colonias africanas a los públicos metropolitanos. Más adelante añade que
esta es una literatura de exaltación del hecho colonial que como dice: ―Es una literatura de conquista, que
celebra la colonización como si de una nueva cruzada de Occidente se tratase‖ (Díaz Narbona, 2007:26).
32
entendido como el afán de los autores coloniales occidentales por narrar situaciones o
escenas ambientadas en la colonia. De hecho, los autores coloniales han llegado a introducir
nuevos valores literarios y estéticos del mundo negroafricano. Sin embargo, del gusto por lo
exótico surge una literatura colonial que también abarca funciones imperialistas específicas
como aclara Carrasco:
De este exotismo, tan antiguo como el placer de contar viajes, surge la literatura colonial (...). El
gusto por las narraciones exóticas va unido a la expansión colonial. Generalmente la literatura
colonial es literatura de propaganda (...), de exaltación de la obra nacional ultramarina. Oriente,
África se ven como una obra iniciada por los europeos que son los protagonistas de la acción en un
decorado exótico. (...). La novela colonial del principio de la expansión busca la aventura, misterio
producido por el desconocimiento mismo del territorio (Carrasco, 2009:12-13).
Esta lectura enlaza con la concepción del autor colonial como un creador de
contenidos que en el sentido del ensayista obedecen a los criterios exotistas pero también a
intereses propios o políticos. Finalmente, las obras no corresponden a ningún contexto
existente ya que las motivaciones reales de los escritores trascienden los intereses de la
creatividad artística. Carrasco expone este desajuste entre texto y realidad de esta manera:
―El escritor ofrecía lo que el metropolitano demandaba. (...). Había disparidad entre el
mundo y su representación. El escritor lo recreaba tomando parte de la realidad, añadía los
artificios que su criterio consideraba adecuados. (...). El exotismo era mayor en tanto en
cuanto tuviera más imaginación; la impostura era un éxito, la meta de muchos de los
narradores (...), hay parcialidad por la imposibilidad de representar en una sola obra todo el
mudo colonial‖ (Carrasco, 2009:13).
A la luz de lo que precede se percibe que las primeras obras coloniales españolas
recogen la visión propia del escritor, sus motivaciones o su sensibilidad. Para desarrollar su
genio, repentino o asimilado, aprovechan la novedad y la originalidad de los temas y
también la lejanía del supuesto objeto de inspiración.
siempre encuentran un consenso entre los diferentes estudiosos. Por ejemplo, Jean Marc
Moura (1999) enfoca la valoración exhaustiva del tratamiento de la teorización y de la
historia de las relaciones entre la literatura y las colonias a principio del siglo XX en
Europa. Recalca tres encausamientos para definir la literatura colonial; temática, ideológica
y sociológica.
En claro la literatura colonial reposa en tres criterios; es aquella producida por los
colonizados o los colonos, es una producción literaria que describe la actividad colonial, sea
a favor del imperialismo o sea por su difusión particularmente dirigido al público
metropolitano.
La literatura colonial aborda todas las tendencias literarias, políticas, en diversas épocas y países y con
distinta finalidad. Es sólo el gusto o la elección de narrar situaciones desarrolladas en una colonia. Se
caracteriza sólo por el lugar de referencia, en una época determinada: la del dominio europeo en
territorios ultramarinos. Nada más. Por lo tanto comprende tendencias literarias, ideológicas, artísticas y
sociales diversas. Sólo el lugar y la época determinan el contenido del término, (…) por simple novedad
u originalidad en la creación, o por pura elección (…). La colonia tiene, pues, innumerables enfoques‖
(Carrasco, 2009:22) .
19
Por algunas razones, hay una dificultad evidente en el momento de clasificar esta narrativa colonial,
asimismo lo reseña Carrasco González (2009:26). Hay que reconocer que analizar la novela colonial por su
valor literario sería una empresa corta de la que se salvarían muy pocas obras. Pero cuando nos ponemos
delante de este tipo de escritura el valor que sobresale es el sociológico porque nos ayudan tanto a comprender
algunos aspectos de la sociedad colonial como a ver la evolución de la mentalidad y de la opinión pública
hacia el fenómeno de la expansión. Revisar hoy la producción colonial nos trae un gran número de términos
muy comunes en la época pero que ahora pueden resultar despreciativos o peyorativos.
20
El artículo de González Echegaray que manejamos en este trabajo fue publicado en 1964, pese a su
brevedad, es el primero verdadero estudio crítico acerca de la narrativa hispano-guineana de la corriente
36
Hemos optado por esta última propuesta, ya que fue González Echegaray el primero en
abordar el estudio crítico de esta corriente, además, todos los estudios existentes se inspiran
de este trabajo que, pese a su brevedad ha impulsado la difusión de las narrativas colonial y
poscolonial españolas entre los estudiosos.
Este es un género narrativo inspirado en la experiencia del viaje21. Pues los libros de
viajes surgen generalmente del contacto entre un viajero extraño con un pueblo de origen
distinto, en una relación pactada o no, es un género de información. En el caso que nos
ocupa, los libros de viajes aparecen desde las primeras expediciones a las islas del Golfo de
Guinea. Forman la parte más importante de la bibliografía colonial española, son historias
de viajes, donde los autores describen sus experiencias o vivencias y las dificultades
halladas en la tierra ajena. González Echegaray los valora por la capacidad del autor con
mayor o menor fortuna, a retratar con más verdad o con más fantasía según su talento, su
experiencia del país y sus condiciones literarias. Los Horcajo (2000) citando a Jean
Roudeaut, señalan también que los relatos de viajes, independientemente de su estilo o
presentación se distinguen principalmente por su carácter autobiográfico, y en el que el
autor, el narrador y el viajero son una misma persona. Además, son relatos que comienzan
por una salida y se cierran por un retorno. Por lo cual, sostienen que los relatos de viajes:
―entrent dans la catégorie de l‘autobiographie. L‘auteur, le narrateur et le voyageur sont la
même personne; leur aventure ne commence pas par une naissance mais par un départ, et ne
se dénoue pas arbitrairement mais doit s‘achever par un retour. (…) . À la façon de
l‘autobiographie, le récit tend à donner un rythme et un sens à une aventure, à faire de
détails hasardeux une totalité‖ (Horcajo, 2000:52). Según los Horcajo, los relatos de viajes
se presentan de diversas maneras; un estudio, recuerdos, memorias, cartas, encuesta,
meditación o diario. Por fin, señalan que este es un género mediante el que el autor
construye un personaje que reproduce y sustenta gran parte de sus ideas o de sus
reflexiones.
española. Por otra parte, hemos elegido la clasificación de este crítico porque nos ha parecido muy interesante,
explícita y mejor expuesta. Sin embargo, no nos impide recurrir oportunamente a las demás aportaciones.
21
Encontrarán todas las obras de la corriente española y guineana en un anexo al final de este trabajo.
37
Erika Reuss (2008) reconoce a Iradier su incansable labor exploradora, pero le resta
mucho de sus logros literarios, pues, lo apunta como gran explorador pero mediocre
escritor. García Domínguez (1977:259), igualmente apunta a Manuel Iradier como el mejor
explorador del África Ecuatorial.
Alfonso de Lucas de Barrés, tras ser funcionario en el gobierno colonial reunió sus
memorias y recuerdos personales en una obra titulada Posesiones españolas del Golfo de
Guinea (1918). Esta obra recoge las memorias y describe la colonia, sus gentes sus
problemas y su organización oficial.
José Más Laglera, escribió un libro de viajes tras permanecer en la colonia los años
de su juventud. Es En el país de los bubis (1921) subtitulado ―Escenas de la vida en
Fernando Poo‖. Carrasco lo ha calificado como un escritor colorista, más bien preocupado
por la descripción, lo pintoresco, las costumbres, las modas, los viajes, pero que no
polemiza con los caracteres de sus personajes. Ramón Trujillo lo considera el primer
verdadero novelista colonial cuya obra refleja la magia y el salvajismo, el paternalismo, las
cacerías y descripciones que le convierten en un modelo seguido por otros autores de su
época.
Otro libro de viajes es África la virgen (1928) del periodista Florencio Ceruti. El
autor describe los paisajes, la gente del África occidental y de Fernando Poo con sus
22
La obra África ha sido reeditada varias veces: 1901 en 2 tomos, 1958 en 2 tomos, 1994 con el título África.
Un español en el Golfo de Guinea, y más recientemente en 2000 por Mondadori, Barcelona. Además, varios
autores han escrito inspirados en el personaje de Manuel Iradier ora como explorador ora como escritor. Entre
otros se puede citar ―El aprendiz de Stanley‖ (1999) de Paco Climent; La aventura del Muni: tras las huellas
de Iradier… (2010) de Gutiérrez Garitano Miguel o ―Manuel Iradier; Las azarosas empresas de un explotador
de quimeras‖ (1993) de Salazar Martínez.
38
problemas respectivos. Con La Guinea incógnita (1933) del periodista Francisco Madrid,
subtitulada Vergüenza y escándalo colonial, se critica la administración y el sistema
coloniales españoles desde la Monarquía hasta la República. La obra La Guinea española y
sus riquezas (1930) de Julio Arija es otra amplia descripción de la colonia.
Los artículos de Juan Bravo Carbonell se recogen en, En la selva virgen del Muni
(1925). Tiene otras dos obras que son Territorios españoles del Golfo de Guinea (1929) y
Anecdotario Pamue. Impresiones de Guinea (1942). Igualmente en Ischulla (1950) o isla,
Domingo Manfredi expone un amplio repertorio de datos etnológicos de los bubis.
En este género caben dos obras del catedrático y botánico Emilio Guinea que son:
En el país de los pamues (1947) subtitulada Relato de mi primer viaje a la Guinea española,
y En el país de los bubis (1949). Otras impresiones de viajes de posguerra son Cartas de la
Guinea (1940) de Agustín Miranda y Estampas tropicales (1946) del doctor Matilla
subtitulada ―Impresiones de un viaje a la Guinea española”.
Luis Trujeda que fue Administrador Territorial en Río Muni escribió un libro
descriptivo, Los pámues de nuestra Guinea (1946). Erika Reuss lo valora como el choque
entre las dos culturas pámue y española, acerca de las dos formas de derecho, el
consuetudinario pamue y el español. Otro libro de viaje es La selva humillada (1951) de
Bartolomé Soler que recoge sus impresiones acerca de la colonia y sus gentes. También
caben las impresiones de viajes: Guinea (1950) de José Esteban Vilaró quien compagina
datos geográficos, fechas y descripciones.
González Echegaray ha incluido aquí dos libros de caza, La caza en Guinea (1955)
de Ramón Tatay y, En el país de los elefantes (1960) de Juan Chicharro Lamamié y el
mismo Carlos González Echegaray.
Este género agrupa aquellos relatos con argumentación e imaginación pero que en
realidad sirven de estratagema al autor para encajar al lector una lección de geografía, de
historia, de política colonial o de anticolonialismo. En estas novelas, la fantasía o la trama
sirven de pretexto que envuelve la finalidad verdadera por contar una experiencia o hacer
alarde de sus conocimientos coloniales, por eso González Echegaray las ha llamado
novelas-pretexto. Las ha clasificado también por orden cronológico.
A este género pertenece la obra más antigua, la primera verdadera novela española
colonial de temas guineanos. Se trata de Aventuras de un piloto en el Golfo de Guinea
(1886) de un autor que ocultaba su identidad bajo el pseudónimo de Donacuigue. Carrasco
no la considera obra de ficción pero, la sitúa en una corriente colonialista que pretende
incrementar la influencia de los africanistas. Otra novela- pretexto es la del agricultor
catalán Joaquín Rodríguez Barrera titulada Mobbe. Un Negro de Fernando Póo (1931) con
el subtítulo Viaje, vida y costumbres de Fernando Poo. El pretexto literario es aquí el viaje
de un joven bubi maestro, recién graduado en la península, que vuelve a su tierra y choca
con el atraso y las costumbres ancestrales de sus paisanos. Plantea el recurrente dilema de
aquellos africanos atrapados en la encrucijada entre las costumbres tradicionales y la
modernidad occidental.
Hay en esta sátira un deseo de vengar el pasado triste, la pérdida del imperio. Existe en este libro la idea
subyacente de que en África resta el último bastión imperial y es una cuestión de dignidad nacional
hacerlo bien (...). Siendo un libro eminente combativo y propagandístico, resulta uno de los más
originales y curiosos de todas las novelas escritas sobre los territorios españoles del golfo de Guinea
(Carrasco, 2009:327-328).
En este género encaja la novela El fetichero blanco (1942) de José Más Laglera
inspirada en un célebre cazador español Pedro Arriola Bengoa. Otras novelas puras de José
Más son La piedra de fuego (1924) y En la selvática bribonicia (1932). Esta última expone
la contraposición entre los malos (blancos) explotadores y los buenos (negros) explotados.
La danza de los puñales (1925) de Buenaventura Vidal recoge datos sobre la vida de los
colonos en la colonia, las costumbres y la hostilidad de los pueblos indígenas. Otra novela
pura que ambienta la realidad colonial es Fang eyeyá (1950) donde Germán Bautista
desarrolla aspectos de la experiencia colonial en las explotaciones de café, los ocios y las
faenas forestales de los nativos. Las novelas Efún (1955) y La mujer del colonial (1962) de
Libereta Masoliver, también relatan la vida de los colonos en las fincas así como sus modos
de relacionarse entre ellos y con los indígenas. Cabe señalar que diversas fuentes sostienen
que Libereta no conoció por experiencia propia la colonia en la que se desarrolla la acción
de sus novelas.
Otra novela pura es Tres modos de vivir (1958) de José María Vilá argumentada
acerca de los problemas humanos en Fernando Poo y también la lucha diría de los colonos y
su empeño por sacar lo mejor de la colonia. En Los que no se van (1967) Vilá describe las
desventuras de algunos empresarios residentes en la colonia.
La última novela pura citada por González Echegaray es En el bosque fang (1962),
de Iñigo Aranzadi. Es la tragedia de un indígena atraído por la civilización y el cristianismo
pero no logra deshacerse de sus costumbres ancestrales. Este argumento recuerda a Tierra
negra de Domingo Manfredi o también Mobbe. Un negro de Fernando Poo de Joaquín
Rodríguez Barrera. Ramón Trujillo destaca Aranzadi como el autor colonial de su época con
su notable pasión por el bosque, los pueblos aborígenes y sus modos de vivir. En La
adivinanza en la zona de los ntumu. Tradiciones orales del bosque fang (1962), Aranzadi
expone igualmente las costumbres y oralidad de los pueblos fang.
41
En este género caben los libros de cuentos y novelas que, por medio de una trama
argumental, tratan de poner de relieve la labor misional en la colonia. A diferencia de la
novela pretexto, la novela misional suele poseer un verdadero argumento, y no acumula los
datos geográficos e históricos. Los misioneros narran aquí el recorrido de la misión de
evangelización, las dificultades encontradas, pero a veces tematizan las tierras guineanas o
sus pueblos y sus particularidades. Son todas novelas de ficción de las que algunas van
dirigidas a los niños o a los jóvenes y tienen carácter edificante.
Entre otras novelas misionales hay Luces en la noche (1960) del Padre Mesa Carlos,
la novela Operarios de última hora (1955) y Una cruz en la selva (1960) del Padre Olangua
Augusto, y Alma española (1952) del Padre Onetti Francisco.
Como se puede aseverar, las novelas coloniales españolas tratan a menudo los
mismos temas pero desde diferentes enfoques. Además, integran la realidad colonial con
mayor o menor grado y casi siempre reflejando la visión propia del autor, sus fuentes de
inspiración o sus propósitos. Después de la literatura colonial, pasamos a la época
poscolonial.
Reflejan una nueva forma de pensar en la sociedad, una diferente postura frente al hecho
expansionista. Porque, incluso en los narradores en los que podemos diagnosticar una cierta nostalgia
colonial, la pérdida de la situación no la toman como el inicio de una reconquista, sino como el
principio de una realidad distinta. Y recrearán los tiempos pasados pero con una visión más abierta
del antaño colonizado y hoy soberano (Carrasco González, 2009:26).
42
Los autores que tratan sobre Guinea, posteriores a la independencia, tienen un cuidado especial en que
sus novelas no tengan referencias que puedan resultar racistas o colonialistas. Imbuidos en las nuevas
corrientes de pensamiento humanitario, igualitario y de defensa de los derechos humanos, (...). No
hay ningún intento en justificar la colonización, (...). El elemento colonial va desapareciendo para
dejar paso a la vida en la nueva república en la que se incluyen abundantes referencias al periodo
colonial (Carrasco González, 2009:358).
En esta narrativa caben obras que denuncian los dos regímenes guineanos
poscoloniales. Son los casos de: Los olvidados. Revelaciones de un viaje a la dramática
realidad de Guinea Ecuatorial (2004) de Soto-Trillo Eduardo quien describe un país
43
Generalmente algunos autores pioneros eran aquellos que vivieron por sí mismo
alguna experiencia colonial y que la narraron aunque con mejor o menos fortuna. También
caben los de la segunda generación, o sea, viajeros casuales o descendientes de los pioneros
y que de algún modo han estado en contacto directa o indirectamente con la realidad
colonial de la que recuperan las memorias o narran su estancia en estas tierras. Entre los
descendientes más destacados caben por ejemplo: Isabela de Aranzadi, Eduardo Soto Trillo
o José Más Laglera. A esta generación se suman también los escritores ocasionales, son
aquella gente cuya actividad social o función profesional desarrollada en Guinea Ecuatorial
les ha llevado a contar retrospectivamente su experiencia u opinar sobre determinados temas
afines a la historia o a la política de la ex colonia española. Más recientemente han surgido
investigadores preparados y que se inspiran de los escritos existentes, de fuentes de segunda
mano o informaciones suministradas, algunos tienen una experiencia propia del objeto de
sus estudios pero todos atienden una relectura crítica de la historia o de obras coloniales
existentes. Por fin los aficionados, escriben por pasión, orgullo o por curiosidad intelectual.
Los contenidos de las obras de españoles antes y después de la independencia de Guinea
Ecuatorial recogen esta variedad de motivación, anhelos o metas y que por supuesto sigue
siendo una actividad dominada por los hombres. En la actualidad, los temas guineanos son
23
Los temas guineanos, desde las primeras obras hasta hoy en día han sido explotados por españoles de
diversas procedencias. El panorama bibliográfico destaca periodistas como José Más Laglera, Manuel
Leguineche, Florencio Ceruti o Francisco Madrid; Exploradores como son Manuel Iradier, Pedro Arriola
Bengoa o Amadeo Osorio; Médicos como Matilla Gómez Valentín o Rafael Romero Molinero; el arquitecto
Ledesma Malcampo; científicos como Emilio Guinea; colonos como Joaquín Rodríguez Barrera; funcionarios
como Luis Trujeda, Juan Bravo Carbonell o Agustín Miranda; los misioneros como son Leoncio Fernández,
Cristóbal Fernández, Teodoro Crespo, Marcelino Romero. Entre los descendientes de antiguos coloniales
destacan Isabela de Aranzadi, Eduardo Soto Trillo o José Más Laglera.
44
Por fin, quizá sea pertinente señalar que la narrativa española colonial es difícil de
conseguir. Además de eso, las fuentes aparecen a menudo con datos incompletos y, a veces
los datos bibliográficos difieren de una fuente a otra. Actualmente, algunas casas editoriales
como ―Sial‖ contribuyen o anteriormente ―El Cobre‖ ayudan a la difusión o recuperación
con ediciones o reediciones. Cabe destacar, que no hemos encontrado ningún trabajo
académico desarrollado acerca de esta narrativa colonial o poscolonial hispano-guineana,
principalmente en la Universidad de Alcalá. Tampoco tenemos conocimiento de un
congreso o evento literario a ella dedicada.
grandes figuras literarias españolas, a pesar del gran potencial literario que podía
proporcionar la colonia. Como veremos más adelante, tampoco abundan estudios críticos
destinados a analizarlas. Pretendemos lograr, a la luz de los estudios existentes, una visión
crítica de esta corriente literaria española. Este comentario se basará principalmente en los
trabajos de Gustau Nerín (2009), González Echegaray (1964) y (1989), Antonio González
Carrasco, Mbaré Ngom (1993), Justo Bolekia Boleká (2005), Montserrat Alás-Brun (2007)
o José Ramón Trujillo (2004). Por lo general, la mayoría están orientados hacia los orígenes,
la periodización o las tendencias temáticas de estas narrativas.
etc.‖ (Nerín, 2009:109). En concreto, las aportaciones recogidas dan constancia de que la
Guinea Española efectivamente fue en sus comienzos un tema concurrido, pero no tan
floreciente comparado a Marruecos. Para ilustrar lo precedente, Gustau Nerín proporciona
más indicios que enfatizan el escaso interés por la Guinea española no sólo literariamente
sino también económico. Siendo así, el mismo señala igualmente que esta colonia tampoco
atrajo mucho a los ciudadanos españoles ni siquiera a los intelectuales, él esclarece: ―En el
Estado español, la aventura africana se vivía en Marruecos (...). Por el contrario, la Guinea
Española durante el periodo colonial era una posesión poco conocida. Por eso hoy
prácticamente se ha olvidado (...) A pesar de que la Guinea Española fue la única colonia
española en el África negra, en el imaginario de los españoles, Guinea ocupa una posición
marginal” (Nerín, 2009:109-110). El aislamiento de la colonia24 junto a una actividad
económica limitada ha cooperado a la ausencia en estos territorios de una categoría de
individuos que hubiera contribuido a una producción literaria de calidad. No obstante, cabe
necesario mencionar, a la vista del corpus bibliográfico de la corriente colonial española, la
notable contribución de los periódicos coloniales, precisamente en lo que concierne la
promoción de las obras escritas en la colonia y en diversos géneros. Por fin, los comienzos
mediocres explicarían también el silencio casi absoluto que rodea todavía esta narrativa
colonial española hasta en la actualidad.
A pesar de este arranque poco prometedor, el camino ha sido largo y, esta narrativa
colonial española parece haber tenido algunos momentos de gloria. El ensayista Justo
Bolekia (2005:122-123) sitúa las temporadas más productivas alrededor de los años veinte,
treinta y la década de los sesenta del siglo XX. Como él, varios estudios indican que las
primeras plumas fueron novelas o libros de viajes españoles interesados en recoger el
exotismo de aquellas tierras africanas. Son libros destinados al público metropolitano y
reflejan una concepción del mundo alimentada por la cultura del entorno europeo.
24
Josebe Martínez atiende el carácter hostil de una colonia española percibida desde la península como un
foco de peligro y enfermedad, en lo que nos ocupa esto puede ser considerado como un factor muy
significativo como se percibe en estas líneas: ―Para el peninsular la palabra inmediata que provocaba la
mención de Guinea Ecuatorial era ―quinina‖, la medicación necesaria para prevenir la malaria, que requería
dosis diaria durante la estancia en este país. Se hablaba de ello con el temor que produce la no civilización‖
(Martínez, 2010:49).
47
viajes, las crónicas, los informes y las memorias. El segundo periodo es la colonización
materializada con la ocupación y explotación comercial territoriales. En una y otra etapa, las
obras describen el paisaje local, o los nativos desde una perspectiva generalmente
despectiva. Mbaré Ngom observa al respecto que todas estas obras coinciden en un punto,
por lo que poniendo el ejemplo guineano afirma: ―Guinea es su tema central y los
protagonistas principales, casi siempre idealizados, suelen ser blancos. (...). En general, es
una expresión literaria reaccionaria en su mayor parte, dirigida al público de la metrópoli,
ante cuyos ojos se intenta justificar e institucionalizar (...) la situación colonial” (Mbaré,
1993:411).
En el mismo sentido, Gustau Nerín (2009:116) propone una clasificación que analiza
a la vez los contextos de la creación, los contenidos y sus autores. En primer lugar los libros
de viajes, Gustau tampoco encuentra más aciertos a sus autores. Salvo contadas
excepciones25, son obras de carácter didáctico pero monótono y con retratos superficiales.
Dan a conocer la lejana colonia española pero también las realizaciones españolas en ella.
Son los funcionarios, periodistas, científicos o sacerdotes. En segundo lugar, apunta los
libros de aventura, un género mediante el que algunos escritores pretenden producir
historias fascinantes ambientadas en la colonia. Este género coincide con el periodo de las
grandes exploraciones y el inicio de la colonización. Para Gustau Nerín, el género colonial
más popular y entretenido es la novela de plantación. Aquella que combina a la vez, los
elementos de la novela de aventura con la propaganda colonialista. Por último se dan los
25
Gustau Nerín destaca al explorador Manuel Iradier por su obra África donde el autor ha plasmado las
memorias de sus exploraciones en el Muni, la región continental de la ex colonia entre 1875 y 1884.
48
libros de caza que enfatizan particularmente el heroísmo del hombre blanco enfrentando la
dureza de la vida colonial y la salvaje naturaleza.
Más allá, de esta clasificación que divide la corriente colonial española en dos
periodos principales, casi todos los críticos establecen un vínculo evidente entre la literatura
y los cambios sociopolíticos en España. Desde allí, la temática o las orientaciones
ideológicas literarias son condicionadas por una política colonial fomentada por la
metrópoli. De hecho algunos estudiosos sostienen que la Guerra Civil española parte en dos
la denominada época colonial, marca un antes y un después en todos los aspectos. Por
ejemplo, Gustau Nerín (2009:111) aclara sobre el particular que: ―a partir de 1936, hubo una
auténtica obsesión por supervisar la producción ideológica sobre la colonia ecuatorial. Si la
dictadura controlaba a los intelectuales en la metrópoli, en la diminuta posesión tropical el
control era todavía mayor”. Las motivaciones por España en gestionar la temática literaria
en la colonia se justifican también por el deseo del gobierno franquista por impulsar el
orgullo patriótico de los españoles mediante una campaña de promoción de sus intereses
coloniales. Por lo tanto, toda esta actividad literaria es regulada, controlada o editada por las
instituciones culturales adictas al régimen, especialmente el Instituto de Estudios Africanos
y los archivos del IDEA que son también vehículos del africanismo español de aquella
época.
26
Bravo Carbonell, Juan estuvo varios años en la colonia como finquero, fue también Secretario General de la
Cámara oficial Agrícola de Fernando Poo. Ha escrito varios libros de temas guineoecuatorianos, sus novelas
son: (1917), Fernando Poo y el Muni. Madrid, Alrededor del mundo; (1925): En la selva virgen del Muni,
Madrid, Imp. Zola Ascasíbar; (1929), Territorios españoles del Golfo de Guinea. Madrid, Imp. Zola
Ascasíbar; (1942), Anecdotario Pamue. Impresiones de Guinea. Madrid, Editora Nacional. Dos ensayos
49
africanista que escribió su obra tras permanecer escasos años en la colonia, encargado
oficialmente de evaluar sus riquezas naturales. Por lo tanto, de su novela, dice Alás-Brun:
―el autor trata de promocionar el establecimiento de negocios españoles en Guinea y expone
sus ideas sobre las formas más efectivas de colonialismo en África dentro del marco de un
relato de viaje‖ (Alás-Brun, 2007:287).
Igualmente como Bravo, Emilio Guinea27 autor de En el país de los pamues (1947)
viajó también a la colonia española con el propósito de evaluar la viabilidad de algunos
cultivos de interés y las diversidades forestales. Aquel viaje le ha inspirado como expone
Alás-Brun: ―Como Bravo, Guinea intercala los recuerdos de sus experiencias personales
como viajero, (…), con observaciones sobre la vida y costumbres de los habitantes africanos
de la colonia española, con particular énfasis en los fang, a los que llama pamues” (Alás-
Brun, 2007:290).
(1926): Guinea Española. Los millones de pesetas anuales, Madrid, Imp. Zola Ascasíbar y (1933):
Posibilidades económicas de la Guinea Española, Madrid, Publicaciones de la Sociedad Geográfica Nacional.
27
Emilio Guinea López, botánico vasco, catedrático de ciencias naturales es autor de varios libros sobre
Guinea Ecuatorial de los que se puede mencionar entre la narrativa: (1949): En el país de los bubis, Madrid,
CSIC-IDEA; (1947): En el país de los pamues. Relato ilustrado de mi primer viaje a la Guinea Española,
Madrid, CSIC-IDEA o los ensayos (1946): Ensayo geobotánica de la Guinea continental Española, Madrid,
Dirección General de Marruecos y Colonias y (1948): Folleto de la exposición de recursos vegetales Afro –
Hispanos Sahara-Muni-Fernando Poo. Madrid, CSIC-IDEA.
50
Todo lo que precede demuestra que los tres autores intentan legitimar el dominio
español por la superioridad racial europea y la necesidad para los africanos negros de
civilizarse. De hecho Alás- Brun para terminar recalca:
En definitiva, la colonización de España en Guinea es aceptada con algunas reservas por el colonial
Bravo, con tensiones más evidentes por el científico Guinea y con fisuras y contradicciones abiertas
por el viajero Soler. (...) ninguno de los tres autores consigue reconciliar sin problemas con su
profesada admiración por los africanos de raza negra y su fascinación por la selva virgen (ya que uno
y otra son conquistados y sometidos en el proceso ―civilizador‖ (Alás-Brun, 2007:296).
Según Gustau Nerín las representaciones estereotípicas que expone Alás–Brun son
típicas de los tópicos en los que se encerraron los autores coloniales carentes de la voluntad
de ―conocer‖ en profundidad a los caracteres específicos de los guineanos, su territorio o sus
28
Bartolomé Soler es el autor de La selva humillada que forma parte del corpus de este trabajo.
51
modos particulares de vivir. Mbaré Ngom también vincula dicha actitud con una estrategia
colonialista:
Los intereses políticos inciden en la creación artística sobre la colonial. Los últimos
años de la época colonial quedan literariamente marcados por unos contenidos que tienden a
promover la explotación colonial y también a rebajar moral y socialmente a los colonizados
aunque, con escasos intentos del discurso oficial por atenuar esta visión despectiva del
indígena muy hondamente enraizada en la imaginación popular metropolitana. Es la política
la que se encarga de diseñar e idear la obra literaria colonial.
A diferencia de las obras literarias de la época colonial, en éstas existe una simbiosis entre el negro y
el blanco, sin que ninguno destaque sobre otro. Además, los personajes se sitúan principalmente en un
contexto guineoecuatoriano fácilmente reconocible por el lector autóctono. Los temas son
variopintos: desde el viaje hacia las realidades ancestrales que pretendió aniquilar la política colonial,
hasta el esbozo de las situaciones vividas entre 1968 y 2004, todavía no descritas de forma
exhaustiva, sin que el autor se camufle entre sus personajes (Bolekia, 2005:130).
29
En su ensayo titulado Semblanzas de la hispanidad, el ensayista guineano Ocha‘a Mve Bengobesama,
Constantino (1985) desarrolla el concepto de la guineidad partiendo de dos parámetros fundamentales; por un
lado las marcas históricas sobre los pueblos guineanos colonizados y también el colonialismo español. En su
argumento, la realidad de los pueblos aborígenes asociada a los elementos hispánicos importados ha generado
una nueva civilización que implica el mestizaje en diversos ámbitos tanto social o cultural. Siendo así, la
guineidad es: ―producto del encuentro histórico de una civilización de siglos con los grupos étnicos autóctonos
del territorio guineano. (…). La guineidad es una suma, viene a ser la conjunción de los valores permanentes
de la Hispanidad y la realidad negroide -bantú, que es esta última, un mosaico de etnias, un pluralismo
humano. La guineidad es una simbiosis cultural que se remonta al siglo pasado bajo el signo del
providencialismo que rige la historia como una constante de su devenir‖ (1985:161-162).
53
aquella época. Sin embargo, si nos fijamos en todo lo precedente, es de señalar que la
corriente española desarrolla igualmente temáticas actuales como son los estereotipos, la
otredad o los planteamientos interraciales, que son cuestiones de preocupación universal.
Las fuentes consultadas sitúan el origen de esta corriente literaria durante el periodo
que corresponde al franquismo. La propaganda ideológica emprendida por el gobierno
franquista en la posguerra contribuyó en promover las actividades literarias en la colonia.
Paralelamente, la administración colonial instituye en la colonia un programa de formación
de estudiantes y auxiliares entre los jóvenes indígenas, a través de una Escuela Superior
Indígena y también en los seminarios. Éstos constituyen lo que Donato Ndongo llama la
primera ―élite intelectual‖ del país. Para Trujillo (2004:7), aquel proyecto favoreció la
formación de auxiliares coloniales pero también la iniciación algunos a las tareas literarias.
Donato Ndongo justifica asimismo los factores que han favorecido los comienzos literarios
entre los nativos:
La elevación del nivel cultural operada en los nativos a partir de mediados de los años 40, propiciada
por los nuevos planes de enseñanza en la colonia ideados por Heriberto Ramón Álvarez, inspector de
enseñanza en el efímero mandato del gobernador Juan María Bonelli; y de otro lado, al importante
aumento de supuestas vocaciones sacerdotales que se produjo en aquel período, que llenó de
estudiantes de humanidades los seminarios de Banapá y Concepción (Ndongo Bidyogo, 2000:1).
54
Pero las condiciones políticas y culturales de la Guinea de entonces, en plena doble opresión
colonialista y franquista, no permitieron el surgimiento de movimientos culturales y literarios (...).
Pero, al contrario de lo ocurrido estos escritores africanos francófonos, el trabajo de sus homólogos y
coetáneo guineanos no tuvo la continuidad necesaria, y quedó varado en el dique seco de recelo y la
indiferencia de los medios políticos y culturales de la España Metropolitana (Ndongo Bidyogo,
2001:515).
Algunos críticos avalan las reservas de Donato Ndongo principalmente Mbaré Ngom
y Bolekia Boleká. Para el primero, detrás de los objetivos oficiales de promoción cultural se
30
La revista misional La Guinea Española dirigida por los Hijos del Inmaculado Corazón de María fue creada
en el año 1903 en el seminario de Banapá en Santa Isabel, capital de la entonces isla de Fernando Póo. Es
conocida como una ardiente defensora de la ideología colonial. Con ella se organizaba certámenes literarios o
artísticos para las plumas coloniales en la que no participaban los nativos. Por lo demás, esta Revista tenía una
periodización quincenal y estaba dirigida exclusivamente al público europeo hasta que en 1947 se inauguró
dos nuevas secciones. Con las cesiones Historias y Cuentos se recoge por vez primera los escritos procedentes
de los nativos, oficialmente para promover la cultura de los pueblos locales. Sin embargo, esto destaca una
intensión implícita de desentrañar al indígena, desmitificarlo para asimismo lograr la labor civilizadora.
55
En 1947, la revista inaugura una nueva sección llamada Historia y cuentos en que se invita a los
nativos a colaborar (...) Tras esta invitación se escondía un objetivo muy concreto: valerse de los
nativos, alumnos en su mayoría de las misiones católicas y seminaristas, para obtener datos
fidedignos sobre las costumbres de los distintos pueblos que habitaban la colonia y, de ese modo,
facilitar la ―acción colonial y civilizadora‖ de España (Mbaré, 1996:19).
Desde aquellos textos precursores producidos por los pioneros nativos, la corriente
guineana ha evolucionado sumisa a los diferentes cambios socio políticos sucedidos en el
país, y de los que lleva los estigmas. Obviamente, ella es el resultado de una doble herencia,
la cultura tradicional oral procedente de sus raíces y la hispánica legada por la colonización
en una relación dinámica. En razón de su doble ubicación, el profesor Mbaré lo ha
denominado literatura hispano-negroafricana (1996:18).
copiada en los modelos de autores españoles. Por fin la corriente poscolonial cuya
producción abarca al periodo dictatorial, después de la misma y la actual.
Este trabajo seguirá la propuesta cronológica del profesor Trujillo, sin excluir demás
aportaciones. La reseña bibliográfica que proponemos a continuación se ciñe a las únicas
obras publicadas por autores guineanos en español.
I-2-2-Panorama bibliográfico
- 1980-1990, el ―renacimiento‖
Este periodo abarca los principios de la literatura escrita en la colonia hasta los
primeros años de la soberanía, pero en dos apartados distintos. Desde sus primeras
producciones, los textos escritos por los nativos son generalmente artículos. En la mayoría
de las fuentes consultadas, la primera obra completa escrita por un guineano es Cuando los
combes luchaban (1953) de Leoncio Evita y, que lleva como subtítulo Novela de
costumbres de la antigua Guinea Española. Alrededor de esta obra se ha construido un
debate perpetuado por varios críticos y autores a saber, algunos ven en ella una obra que no
cuestiona el colonialismo español. Raquel Ilombe la coloca sin más en la corriente colonial
57
española (Mbaré, 1996:63). Para el profesor Mbaré, es: ―más cercana al documento
etnográfico que a una obra de ficción‖ (1996:20) pero más adelante matiza que ―se inspira y
apoya profusamente en el estilo de la literatura tradicional‖ (1996:20). Bolekia achaca al
autor como a uno de los nativos destructores o traidores de su pueblo. Mantiene: ―Aquellas
obras producidas por negros o guineoespañoles ―instruidos‖, llamados a perpetuar el poder
de la aculturación, imitando siempre a sus maestros blancos, y sin darse cuenta de que eran
agentes de la destrucción de todo cuanto tuviera que ver con sus mismas identidades
etnoculturales” (2003:19). El escritor Ndongo Donato se niega a la polémica y, prefiere
valorar a la obra de Evita como una novela breve inspirada en la leyenda tradicional de la
etnia ndowé. En su sentido, lo más notable es que esta obra rompe con los métodos antiguos
de escritura e inaugura la autonomía del creador. Cuando le toca valorar su obra, Leoncio
Evita manifiesta humildad como autor y orgullo combé y, dice: ―Se trata de una novela
etnológica de las costumbres de la tribu combé en cuyo medio se desarrolla la acción
novelesca en el país del Muni de una época precolonial. Para mí esta obrita representa el
éxito de mi deseo de llegar a escribir un libro y legar a las futuras generaciones el testimonio
de lo que pude aprender en mi entorno cultural” (Mbaré, 1996:33). Siale Djangany (2010)
más recientemente habla de ―adopción‖ de la obra de Evita.
Nueve años después aparece la segunda novela precolonial es Una lanza por el
boabí (1962) de Daniel Jones Mathama. Es un relato autobiográfico que narra la infancia y
adolescencia de un fernandino llamado Gue. Es otra obra polémica que González Echegaray
valoraba como: ―la última de las novelas coloniales por su ambiente y su punto de vista
favorable a la civilización europea‖ (1989:43). Algunos críticos señalan que tanto Leoncio
Evita como Daniel Jones Mathama se valen de los prejuicios europeos para calificar a sus
compatriotas. Esta es por ejemplo la postura de Álvarez Méndez (2010) para quien la novela
de Mathama recoge todos los estereotipos característicos de la ideología colonial. En cuanto
a la novela de Evita, ella atiende la complexidad del contexto socio político en el que se
escribe y por lo tanto, ve en la novela de Evita: ―una reafirmación de las representaciones
impuestas por occidente‖ (2010:88). Eso dicho, Álvarez Méndez prioriza los méritos de la
obra de Evita:‖ Hay que pensar que simplemente el hecho de lograr que una novela
guineoecuatoriana se publique en la capital de la metrópoli es ya por sí mismo un acto de
reafirmación de la potencialidad intelectual y creativa de los nativos de la colonia, hasta
entonces negada. Y este es un triunfo que no se puede alcanzar sin realizar ciertas
concesiones a las representaciones occidentales‖ (2010:88). Mientras tanto, Donato Ndongo
58
-La post-independencia
31
Desde 1972 hasta 1976, el gobierno español decretó ―Materia reservada‖ a Guinea Ecuatorial, es decir,
secreto oficial sobre todo lo relacionado con su ex colonia. Según Ramón García Domínguez (1977:18) todo
fue a raíz de un artículo de Blas Pinar publicado en Fuerza Nueva el 29 de enero en Madrid. El periodista
español achacaba el empeño del gobierno español por fomentar el desarrollo de la joven República de Guinea
Ecuatorial a expensas de los intereses de los ciudadanos españoles, una obra de sacrificio a la que el Presidente
guineano correspondía por el desprecio y desafío. La ley del silencio por la que se prohibió la difusión de
información sobre Guinea ha sido bastantemente explorada. Las voces son unánimes, aquello fue perjudicial y
nefasta en ambas partes. Domínguez (1977:219-226) lo considera innecesario, peligró la vida de los españoles
asentados en este país y la de los guineanos todos abandonados a la suerte del dictador. Él añade el rol
partícipe de empresarios españoles en Guinea desde la era colonial. El profesor Bolekia (2003:127), ve en la
medida franquista o ―la ley del silencio”, una actitud cómplice e interesada del gobierno español ante el drama
que supuso la dictadura de Macías Nguema. Él apunta por ejemplo las relaciones de cooperación que mantuvo
aquel gobierno español con el guineano durante este periodo. Igualmente, Donato Ndongo lo ha plasmado con
maestría en su novela Los poderes de la tempestad (1977), Rafael Fernández (1976) lo ha desarrollado en su
ensayo titulado Guinea. Materia reservada. También fue objeto de una tesis doctoral realizada por Nicole
Denise Price (2005), bajo el título: ―Materia reservada” No more. The pos-colonial in the Ecuatorial Guinea
Narrative. University of Missouri, Colombia.
59
No hubo ninguna manifestación literaria dentro de Guinea Ecuatorial, por la sencilla razón de que se
perseguía a todo el mundo, fundamentalmente a aquellos que pudiéramos llamar intelectuales, y el
simple hecho de hablar español era castigado con la cárcel. No digamos escribir: muchos guineanos
murieron porque en cualquier registro domiciliario se les encontraron apuntes en español...De modo
que las únicas manifestaciones literarias de Guinea Ecuatorial durante aquel período se produjeron en
el exilio (Mbaré, 2003:7).
A raíz de esta persecución, Según afirma Mbaré Ngom la creación literaria quedó
absolutamente paralizada durante todo el periodo correspondiente a la dictadura encabezada
por Macías Nguema. Sin embargo, cabe aquello que el mismo apunta como el “discurso de
la resistencia cultural‖ guineana, es decir, un contrapunto al monólogo político y que se
resume en escasos poemarios o ensayos. También aparece por entonces la única aportación
literaria de ficción de esta época, La nueva narrativa guineana (1977). Esta es un
compendio que reúne cuatro relatos de tres jóvenes escritores guineanos, respectivamente:
Donato Ndongo Bidyogo ―El sueño‖, y un segundo relato del mismo ―La travesía‖, bajo el
seudónimo Francisco Abeso Nguema. Maplal Loboch ―La última carta del Padre Fulgencio
Abad‖, y francisco Zamora Loboch ―Bea‖. Más recientemente Siale Djangany ha sumado
nuevas expresiones para calificar la escasa creación literaria durante la dictadura. Habla
entonces de ―afonía literaria‖, de ―plumas en levitación‖ o de ―una cosecha en abundante
silencio‖. Como los demás, rinde un homenaje merecido a los valientes paisanos quienes,
desde el exilio enfrentaron lo que él denomina el proceso de ―desintelectualización‖
nacional:
Fue así puesto que en vez de darse por vencidos, en lugar de aplaudir y comulgar con demagogos, los
intelectuales guineanos de la diáspora reclamaron a gritos de lápiz su derecho a un país culto. Para
ellos era inexcusable seguir vigilantes a fin de revelar y evidenciar cualquier síntoma de un falso
progreso edificado sobre un confusionismo semántico y una manipulación mental. Así, sin haberlo
programado los autores guineanos se comprometieron sin ambages con su responsabilidad histórica
(Siale, 2010:16).
60
Con ello, ha querido presentarnos la segunda parte del drama del exilio, que comienza precisamente
con el retorno. La importancia que el autor da a los valores culturales del pueblo ecuatoguineano le ha
proporcionado en ―El reencuentro‖ el mérito de haber abordado con sutileza un tema tan espinoso en
nuestra sociedad como es el de las etnias, sin que haya despertado el más mínimo recelo. (...). El autor
quiere con ello cuantificar de alguna forma el grado de destrucción del país y darnos a conocer la gran
tarea que debemos realizar en el marco de la reconstrucción nacional (Eworo, 1987:43).
Esto es por lo que Eworo valora la novela de Boneke como un ―canto‖ a la ―unidad‖,
―reconciliación‖ y a la ―convivencia‖ nacionales. La tercera y última novela de esta década
es Las tinieblas de tu memoria negra (1987) de Donato Ndongo Bidyogo. Esta describe en
diez capítulos describe las vivencias de un niño sin nombre, quien desde su infancia como
61
Ekomo y Las tinieblas de tu memoria negra plantean oposiciones vinculadas al conflicto entre
tradición y modernidad (contraste poblado/ciudad; creencias de los antepasados versus religión
extranjera; medicina nativa u hospitales con tratamientos europeos; simbología excluyente de la luz y
de la oscuridad; tolerancia contra intransigencia) que reflejan el desgarro sufrido por el individuo
africano contemporáneo, dentro de una línea de desarrollo temático común a casi todas las literaturas
subsaharianas (López Hidalgo,1993:44).
Los autores guineanos más jóvenes también se plantean su labor creativa como una tarea de revelación
de la realidad. Pero ya no tratan de revelar grandes secretos políticos, sino de escribir sobre la realidad
cotidiana de su país. Su escritura trata de combatir el triunfalismo y la hipocresía imperantes. Sus
paisajes, sus personajes y sus historias remiten a un universo conocido de todos sus compatriotas. La
verosimilitud es la clave de esta literatura destinada a enfrentar al público guineano con su realidad más
próxima (Nerín, 2001:127-128).
62
Entre 1990 y 2011, hemos clasificado a los novelistas en tres grupos. En primer
lugar caben los autores que tomaron el relevo tras la breve experiencia de los dos pioneros
Leoncio Evita y Daniel Jones Mathama. Son Ndongo Bidyogo Donato con otras dos
novelas: Los poderes de la tempestad (1997) y El metro (2007). Otro escritor de esta
generación es Mbomio Bacheng Joaquín con sus dos novelas respectivamente: El párroco
de Niefang (1996) y Huellas bajo tierra (2000), y más recientemente Matinga, sangre en la
selva (2013). Por fin Francisco Zamora Loboch de cuya pluma han salido tres novelas que
son: Desde el vijil y otras crónicas (2008), Conspiración en el green (El informe Abayak)
(2009) y El caimán de Kaduna (2012). Son textos que tematizan las épocas colonial,
dictatorial y sus consecuencias.
La generación más joven cuenta con mayor número de escritores, algunos han
publicado con anterioridad pero en otros géneros literarios, como es el caso de Juan Tomás
Ávila Laurel, es el escritor guineano más prolífico además, ha llegado a cultivar tanto la
novela como la poesía, el teatro o el ensayo. La obra de Juan Tomás es principalmente un
compromiso fruto del esfuerzo personal, ha publicado más de una decena de libros entre
ellos cinco novelas: La carga (1999); El desmayo de judas (2001); Nadie tiene buena fama
en este país (2002); Avión de ricos, ladrón de cerdos (2008) y Arde el monte de noche
(2009). También es autor de tres relatos: Rusia va a asamse (1999); Áwala cu sangui (2000)
63
y Cuentos crudos (2008). Aquí caben las dos novelas autoeditadas de José Eneme Oyono:
Más allá del deber (2005) y El hospital de la muerte (2007). Cesar Mba Abogo es uno de
los más recientes, con dos novelas: El porteador de Marlow. Canción negra sin color
(2007) y Malabo Blues: la ciudad remordida (2010). Por fin, la segunda mujer guineana,
Guillermina Mekuy autora de tres novelas: El llanto de la perra (2005), Las tres vírgenes
de Santo Tomás (2008) y últimamente Tres almas para un corazón (2011).
Cabe señalar que la corriente guineana es dominada por el género poético y, los
autores más representativos de este género son Justo Bolekia, Laurel Ávila o Juan Balboa
Boneke.
La corriente guineana ha ido poco a poco forjándose su camino, desde las meras
transcripciones en la época colonial hasta una creación autónoma o comprometida. Algunos
críticos han hablado de una literatura emergente y, luego de la madurez. Al tiempo que le
toca opinar sobre la temática recurrente en el periodo comprendido entre 1968 y 2004, Justo
Bolekia distingue dos tipos de obras. En primer lugar, destaca los libros de temas diversos,
como son: ―la descripción de los poderes ilimitados del hechicero o curandero, la
confrontación entre la cultura ancestral y moderna de los colonizadores, la pérdida de la
identidad cultural, la destrucción del tejido social, el amor, etc.‖ (Bolekia, 2005:129). Luego
hay aquellas que: ―son una cruda descripción de la realidad sociopolítica que afectó y afecta
a todas las poblaciones del Estado de Guinea Ecuatorial, o aquellas otras que, con humor y
sarcasmo (entre las que figuran las de los jóvenes escritores) (...), describen las vicisitudes
vividas por el guineoecuatoriano sencillo, sea militar o civil” (Bolekia, 2005:129).
32
Con la creación de la revista ―África 2000” en marzo de 1986 se concreta el nuevo despertar de la cultura en
general y de la literatura guineoecuatoriano en particular. Esta revista se convierte en un espacio de expresión
para los intelectuales pero también un espacio de formación donde se ensayan los principiantes que
posteriormente integrarán la llamada nueva narrativa guineoecuatoriana. Asimismo, al principio se puede
deleitar con artículos de autores conocidos tal como son el mismo Donato Ndongo, Trinidad Morgades Besari,
Ocha‘a Mve o Anacleto Oló Mibuy, a partir del principio de los noventa, aparecen destacados jóvenes plumas
entre otros Ávila Laurel, Maximiliano Nkogo cuyos escritos se leen continuamente en las diferentes revistas al
cuidado de los Centros Culturales Españoles: ―El Patio”, ―El Árbol” o ―Atanga‖ presentemente.
33
Afro- Hispanic Review es una revista académica norteamericana bilingüe enfocada en la literatura y la
cultura afro- hispánicas, es publicada por el departamento de español y portugués de la universidad de
Vanderbilt en Tennessee.
65
español… (2004) de Onomo Abena y Otabela Mewolo. Estas dos obras analizan
mayoritariamente varias novelas guineanas; Entre estética y compromiso: la literatura de
Donato Ndongo –Bidyogo (2009) de los mismos Onomo Abena y Otabela estudia
particularmente el corpus bibliográfico de Donato Ndongo Bidyogo; De Guinea Ecuatorial
a las literaturas hispanoafricanas (2010) es una propuesta crítica dirigida por Landry–
Wilfrid Miampika y Patricia Arroyo, reúne trabajos donde diversos estudiosos examinan
aspectos de la literatura guineana; La palabra y la memoria: Guinea Ecuatorial 25 años
después (2010) editado por Landry–Wilfrid Miampika es otro volumen crítico colectivo que
evalúa las consecuciones de la literatura guineana a la luz de los retos sociopolíticos del
presente y del futuro. Otra obra colectiva y analítica es La recuperación de la memoria:
creación cultural e identidad nacional en la literatura hispano-negroafricana (2004)
editada por Mbaré Ngom y más recientemente Autores guineanos y expresión literatura
(2010) propuesta crítica del novelista guineano José Fernando Djangany.
Nuestro objeto en este apartado es lograr una visión global de esta literatura, a partir
de las lecturas críticas existentes. Para ello, vamos a ceñirnos principalmente a los triunfos
específicos de esta corriente y también sus límites. Atendiendo a estos enfoques e
igualmente fijándonos en las dificultades o aciertos destacados por los mismos estudios.
exclusividad guineana, ya que otros países como Cabo verde tampoco tuvieron un exitoso
comienzo. Es de mencionar, que Siale Djangany sitúa los comienzos de la literatura en la
Guinea Española anterior a 1947 como mencionan la mayoría de las fuentes. Según él y
apoyándose en los datos avanzados por Donato Ndongo, los entonces nativos participaban
con modestos articulistas nativos, ya desde las primeras publicaciones de la revista colonial
El Eco de Fernando Poo creado en 1901, dos años antes de que apareciera la otra revista
colonial La Guinea Española. Estos matices cronológicos posiblemente pueden modificar
una vez más la periodización algunas veces revisada en el pasado.
En Guinea existe una literatura en español con la particularidad de que se inspira previamente de las
fuentes mentales tradicionales y, sobre la marcha, se expresa utilizando los diferentes condicionantes
lingüísticos (...). Se supone que, muy a pesar de los creyentes en el pesimismo de la evolución
guineana y de sus pueblos, no solo se afirma la presencia de una literatura guineana, sino de una
literatura guineana en español, con la característica de que sus fuentes de inspiración modifican su
estructura estética, los significados y los significantes (Oló Mibuy, 2007:196-197).
67
Las fuentes de inspiración inciden en la escritura, Oló Mibuy no lo toma como una
desventaja imputable a la habilidad o aptitud del escritor, en cambio, asume la dualidad
cultural que de este modo se manifiesta en la tarea de la creación literaria. Igualmente,
Donato Ndongo señala otras especificidades inherentes a la literatura guineana y que se
tiene que tomar en cuenta en el momento de valorarla.
Para él, el escritor africano juega un papel social inalterable. Por lo tanto, más allá
del interés literario, sus textos dan fe del cumplimiento al compromiso social que con ella le
relaciona por naturaleza. Donato aprecia aquí la necesidad de poder entender el contexto y
propósito particulares para quien aborde esta literatura. Sostiene por ende citando a un
personaje negro de la novela Los inquilinos (1971) de Bernard Malamud quien opina:
El escritor blanco jamás podrá ponerse en nuestro lugar, la narrativa blanca no puede ser como la
narrativa negra, (...), en nosotros mismos, en nuestras existencias tan simples como singulares, van
implícitos el arte y las formas. Escribimos impulsados por la necesidad de gritarle al mundo nuestros
problemas, de echarle en la cara las cargas que nos oprimen, y no por imperativos esteticistas (...).
Aparte del hecho conceptual de que tradicionalmente en las culturas africanas no existe la noción de
―arte por el arte‖ (...), sino una serie de oficios utilitaristas que tenían una función social específica;
por eso, en este momento y en estas circunstancias, no podemos dedicarnos a los juegos de palabras y
demás experimentalismos porque resultarían estériles, pretenciosos e inadecuados en nuestra sociedad
(Ndongo Bidyogo, 2001:522-523).
Para enfatizar en este aspecto que aborda Donato Ndongo, podemos sumarle esas
palabras de Mbaré Ngom que también insiste en el conocimiento profundo del objeto
literario para acometer un estudio mejor elaborado. Mbaré Ngom insiste en dos aspectos
principales: en primer lugar, que no se puede estudiar la literatura guineana fuera del
contexto de las literaturas africanas y, a raíz de lo precedente se pronuncia sobre un debate
pendiente entre estudiosos al respecto: ―Muchos de ellos no entienden ni saben lo que es
literatura africana, y pretender como hicieron con tanta pasión y fogosidad trabajar sobre esa
literatura sin familiarizarse con algunas de las realidades africanas es hacer gala de cierta
ligereza intelectual y, de paso, ―aguar‖ y desvirtuar el debate? Cómo se puede estudiar o
discutir aspectos de la literatura africana, sea cual sea, sin molestarse en entender algunos
elementos básicos de la misma, tales como sus culturas, y sus literaturas de origen en su
variedad y riqueza?‖ (Mbaré, 2012:9). Sin quitarle completo crédito a las afirmaciones de
Mbaré Ngom, Justo Bolekia (2012:17) insiste particularmente en dos requisitos
fundamentales, él recomienda que el crítico interesado disponga de la biografía de los
autores y también que tenga en cuenta el contexto particular de las literaturas
guineoecuatoriano para acertar el estudio de sus obras.
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Al igual que Donato Ndongo, Siale Djangany también apunta el compromiso social
como rasgo distintivo y de mayor relevancia. En razón de esta finalidad, se puede observar
que los autores ponen más énfasis en los acontecimientos que en los personajes. Sin
embargo, más adelante matiza subrayando algunos ―pecados‖ específicos. De hecho sugiere
que el escritor contemporáneo guineano se arrime a su tiempo extendiendo su campo de
creación y abriéndose otros universos. En su sentido, no debe seguir arrinconado al único
entorno nacional y sus problemas porque resulta que no son únicos al final. Más adelante
puntualiza: ―Este dulce-pecado hace que sea casi imposible en la literatura nacional hablar
de artificio estilístico o de purísima ficción, y hace que a los escritores patrios se les acuse
de utilitarismo excesivo, poco más o menos paranoico” (Siale, 2010:22). Por fin, una de las
justificaciones más plausible se halla en estas líneas donde, Raquel Ilombe citada por Mbaré
justifica la cualidad aproximativa de las narrativas escritas por la escasa preparación de los
escritores nacionales. Observa: ―La narrativa es más difícil: tampoco ha habido una buena
preparación o, mejor dicho, formación. Ahora, es cuando se está reestructurando el sistema
educativo; pero, antiguamente, allí el que escribía alguna cosa ¿qué formación tenía?‖
(Mbaré, 1996:63). Natalia Álvarez Méndez constata igualmente en un volumen colectivo, el
predominio de la creación poética a despensa de la narrativa y la teatral. Reportando la
opinión de escritores guineanos al propósito, ella subraya la espontaneidad de la poesía
valorada como un molde de creación que se ajusta a su expresión de vivencias y
sentimientos de nostalgia, de impotencia y frustración. Según ella, la primacía de la poesía
en la producción literaria guineana tiene otra justificación tradicional muy antigua, en la
oralidad literaria de los pueblos bantú. La poesía por fin, es también el medio por el que los
escritores logran el derecho a la libertad de expresión, asimismo confirma Méndez que
ellos: ―reconocen que este cauce genérico permite ocultar, mediante diferentes recursos,
determinados contenidos críticos que de otra manera no podrían difundirse con facilidad‖
(Álvarez Méndez, 2010:578).
Otra preocupación a la que Ramón Trujillo (2001) dedicó un estudio tiene que ver
con los problemas de edición, recepción y difusión de la literatura de Guinea Ecuatorial.
Igualmente Gustau Nerín procedió a una evaluación exhaustiva de la literatura guineana
mediante tres elementos, sus resultados son pesimistas: ―podemos guiarnos por tres
elementos: el éxito de público, el éxito de crítica y la fuerte incidencia social de los textos.
En ninguno de los tres aspectos se puede hacer un buen diagnóstico de la literatura
guineana” (Nerín, 2010:300). El crítico justifica el malestar de esta literatura por diversos
69
factores, entre los más sobresalientes caben la escasa cultura de la lectura por parte los
guineanos en todas las escalas de la sociedad. A ello suma la total dependencia editorial del
mayor número de la producción literaria nacional, o también la ausencia de instituciones
nacionales públicas interesadas en fomentar una cultura de la escritura y del consumo
literario en el ámbito nacional. Precisamente como estos críticos, los propios autores
guineanos tienen plena conciencia de las carencias existentes Es por ejemplo el caso de
Ndongo Donato, quien lo sintetiza en estas palabras: ―Resulta que mientras nuestras obras
apenas son conocidas dentro de Guinea Ecuatorial y siguen invisibles en España, suscitan ya
un interés y un cierto grado de entusiasmo en otros ámbitos” (Ndongo Bidyogo, 2001:523).
Si nos atañemos a lo precedente, nos encontramos ante una situación difícil de solucionar
puesto que, en realidad, los autores guineanos escriben para el consumo exterior.
Básicamente la literatura guineana se ha hecho conocer hasta hoy en día mucho más como
objeto de investigación académico y principalmente entre los estudiosos extranjeros. Como
fuente de información u ocio, no tiene un determinado público receptor ni fuera ni dentro de
Guinea Ecuatorial. Tocante a este último aspecto precisamente Mbaré Ngom (2012:10),
suma una doble reflexión a saber, que muchos escritores guineanos pioneros escribieron sus
obras desde la ―transterritorialidad del exilio‖, o sea, en situación de marginalidad lejos de
su público de origen de hecho, sus obras no alcanzaban un gran público en España donde
residen la mayoría de ellos. En segundo lugar y respecto a lo precedente, vuelve a enfatizar
el escaso público dentro de Guinea y también una insuficiente difusión de las obras debida
generalmente a la ausencia de medios e infraestructuras adecuadas. Esta reflexión tiene el
mérito de proporcionar un enfoque más acerca de las consecuencias de la dictadura maciísta
sobre la creación artística en la época. Tocante al público lector o a la creación literaria
guineana, Justo Bolekia toma posición en este debate pendiente. En su sentido, los creadores
guineanos escriben mediante un impulso personal irrefrenable o por vocación, por lo tanto
sus textos no derivan de sus convicciones políticas a favor o en contra del gobierno. Desde
luego, él no descarta el compromiso social del escritor aunque no lo concibe como portavoz
de su pueblo: ―Escribe por significarse, y por satisfacer esa inexplicable necesidad de
producir y compartir realidades empíricas, este compromiso momentáneo consigo mismo y
con su sociedad, no condiciona su carrera literaria, aunque en algunas ocasiones sus letras se
conviertan en un arma muy respetada por sus satisfechos vigilantes lectores, por un lado, o
por los insatisfechos y amedrentados lectores indirectos todopoderosos‖ (Bolekia Boleká,
2012:13). Como se puede contemplar, Bolekia define dos tipos de lectores guineanos según
intereses muy distintos. Cuanto le toca valorar la recepción de las obras por los guineanos,
70
destaca dos clases de lectores correspondientes a dos tipos de lecturas: los lectores en edad
de formación que practican lo que él llama ―la lectura como obligación‖ y, también aquellos
que leen por ocio. Bolekia Boleká admite el deficiente consumo de las obras literarias, por
lo que achaca algunas preocupaciones más apremiantes de todo tipo como son la hambruna,
las enfermedades, el desalojo o el analfabetismo de numerosos. Señala que todo ello merma
los anhelos de una parte importante de guineoecuatorianos que podrían aumentar el número
de lectores locales. Finalmente, Bolekia tiende a restituir al escritor guineano en su rol
únicamente como creador, muy distinto del crítico al que incumbe el papel de descripción e
interpretación de las obras.
Al tiempo que Siale Djangany (2010) ofrece una lectura crítica de la narrativa y de
los autores guineanos, enfatiza básicamente aspectos que a sus ojos constituyen la esencia
de la creación literaria en su país. A partir de lo que ha denominado la ―tragedia nacional‖,
el crítico tiende a demostrar el papel imprescindible del escritor nacional, que transciende el
papel social al que aludía anteriormente referente a la falta de creación de una realidad
alternativa. Siale pretende demostrar que el escritor de su país forma un todo indisociable
con su obra, por lo tanto, su temática no es ―casual‖ sino ―causal‖, y de hecho escribe con
―pasión‖ porque tiene una ―misión‖, la de ―exorcizar‖ los demonios existentes. El escritor
aquí convierte su labor en una fuente de esperanza para él mismo y la comunidad, en la
medida en que: ―Existencia y obra en dichos autores expresan y conllevan la misma
ambición: si la vida se libera, el arte también y el escritor, por supuesto‖ (Siale Djangany,
2010:110). En su sentido, esta corriente de la narrativa hispano-guineana no es totalmente
ficticia, es una narrativa realista con tinte trágico-mágico. Es asimismo el espacio
privilegiado de libertad o de comunión en el que el lector pretende ―encontrar una voz que
grite muy alto lo que él piensa muy bajito” (Siale Djangany, 2010:113). Él enfatiza también
la trascendencia de la novela autobiográfica donde los creadores se confunden con sus
narradores debido a su destino común. Siale pone de manifiesto una labor que convierte a
los escritores en artífices encargados de derribar los demonios acumulados como son el
miedo, que se manifiesta por la ansiedad, la violencia o a la agresión. O también el pánico,
el aislamiento general, la inhibición de la comunicación o la deshumanización, que son otros
71
sentimientos arraigados desde tiempos remotos. Siale destaca al escritor al que incumbe un
papel fundamental en la tarea de reconstrucción sicológica de los ciudadanos. De hecho
coincide con Balboa Boneke quien expuso en su tiempo: ―Lo realmente difícil en la obra de
reconstrucción no es levantar de nuevo los edificios destruidos, las aceras y monumentos; es
reconstruir al ser humano destruido‖ (Siale Djangany, 2010:132). Como Siale Djangany,
Donato Ndongo Bidyogo con mucha anterioridad veía en el papel social de la literatura
patria un arma para lograr cambios fundamentales. Además, destaca otras particularidades:
La ausencia de estridencias anticolonialistas podría, desde luego, llegar a ser una singularidad
permanente de la literatura guineana, que daría así al resto de las literaturas africanas un tono nuevo
caracterizado por la serenidad, sin voces quebradas por el llanto ni indignaciones retrospectivas. Pero
en sí mismo no es malo: el que la literatura guineana sea en lo temático casi exclusivamente
costumbrista constituye, pues, una de sus diferencias más notables con el resto de las literaturas
negroafricanas, ejercicio investigativo que brindamos gustosamente a algún futuro sociológico de la
literatura (Ndongo Bidyogo, 2000:42-43).
Estos aspectos social o costumbrista han sido desarrollados por los autores Onomo
Abena y Otabela Mewolo.
El segundo enfoque abordado por Onomo y Otabela tiene que ver con la perspectiva
histórica que atiende a la vez la colonización española y las dos dictaduras de Macías
Nguema y la del actual régimen. La exploración colonial tematiza las relaciones de
dominación y de explotación entre los colonos y los indígenas. A ello se han dedicado
Donato Ndongo Bidyogo en Las tinieblas de tu memoria negra (1987), Joaquín Mbomio en
Huellas bajo tierra (1998) o también Juan Balboa Boneke en El reencuentro (1985). La
dictadura de Macías Nguema es otra fuente de inspiración para los escritores interesados a
desvelar la realidad vivida durante la década de los setenta. Esto es el caso de Donato
Ndongo Bidyogo en Los poderes de la tempestad (1997), El reencuentro (1985) de Juan
Balboa Boneke o Joaquín Mbomio respectivamente en Huellas bajo tierra (1998) y El
párroco de Niefang (1996). Las consecuencias de esta dictadura también vienen exploradas
por los guineanos, incluso la añoranza de la patria y del pasado colonial, aunque la mayoría
desde el exilio. Además de las repercusiones del régimen de fuerza, hay obras sobre el
mismo tema que recogen los daños causados durante las dos épocas colonial y dictatorial,
por ejemplo Los poderes de la tempestad (1997) de Donato Ndongo.
ejemplo, el español es una asignatura designada como lengua extranjera y se imparte en los
institutos desde el tercer curso, también desde hace casi una década, se ha incluido en la
enseñanza universitaria una asignatura y literatura hispanoafricana basada esencialmente en
el estudio de las obras guineanas. Si cabe recordar que siendo el único país subsahariano
que tiene el español como lengua oficial, la especialización literatura hispanoafricana
explora básicamente obras guineanas y también las pocas obras nacionales en español. Por
lo cual, los docentes y aprendices cameruneses podrían constituir un importante público
lector, ya que la mayoría de los alumnos eligen el español a expensas del alemán, eso vale
para otros países africanos. A lo precedente hay que señalar igualmente que en África, los
trabajos de investigación académica sobre la literatura guineana son particularmente
laboriosos debido a la inaccesibilidad a la documentación necesaria. Por fin, es también muy
significativa la red de congresos internacionales organizados con frecuencia en Europa y
Estados Unidos sobre esta literatura. A diferencia de la corriente española colonial y
poscolonial totalmente olvidada, hemos recogido hasta hoy en día unas cuarenta tesis
doctorales y aún más tesinas realizadas sobre la corriente guineana aunque pocas sobre la
narrativa.
Bokesa citado por Misha Hendel cuando mantiene que: ―El escritor guineoecuatoriano es un
sujeto santo, pobre y desprestigiado por el hambre que ronda siempre sus sueños‖ (Misha,
2009:427).
Este capítulo nos ha permitido pasar revista las dos corrientes de la literatura
hispano-guineana, española y guineana en sus evoluciones, sus respectivos corpus
bibliográficos y también ha sido el lugar de examinar algunas fuentes valorativas a ellas
dedicadas. No obstante, parece oportuna la reflexión siguiente que podría ayudar a cualquier
estudioso interesado en analizar textos africanos como los que integran la literatura que
estudiamos.
Al lado de estos desafíos reales caben, las dificultades específicas del caso guineano,
desde la escasa participación o expresión censurada de los entonces indígenas en los
periódicos coloniales, hasta la progresiva publicación de obras completas fuera como dentro
del país. Pues la literatura hispano-guineana ha pasado progresivamente de la dependencia
imperialista aunque es cierto tiene también su mérito, a la autonomía actual. Pese a los
límites que señalan los estudios recogidos, y que tienen que ver con la edición, la difusión, o
la credibilidad de los escribientes, la literatura hispano-guineana pues no está al margen de
la evolución general de las demás literaturas negro-africanas tal y como definidas por
Bernard Mouralis..
La littérature négro-africaine apparaît tout d‘abord comme un refus et une dénonciation de la situation
faite aux Noirs depuis le jour où les européens ont fait irruption dans leur histoire. La traite,
l‘esclavage, le système colonial, le racisme: ces quatre termes résument l‘expérience historique des
peuples noirs depuis le XVI e siècle. Ils résument aussi l‘expérience concrète des individus telle que
nous pouvons la lire notamment dans les écrits negro-africains. C‘est cette expérience collective et ce
refus d‘une situation qui assurent, depuis le début de ce siècle, une homogénéité certaine à des textes
par ailleurs très divers et produits aussi bien en Afrique continentale que dans les communautés noires
de la Diaspora (Mouralis, 1975:168).
Luego, más allá de sus respetivas génesis, Mouralis indica que las literaturas negro-
africanas modernas se fundamentan en la protesta, es decir, que se conciben como un
75
En este mismo sentido aún, entrevistado por Antonio Lozano, Wilfrid Miampika ha
argumentado los rasgos distintivos de las literaturas africanas, marcadas por su historia
precolonial, colonial y poscolonial. Él expone los puntos de divergencia y los comunes entre
las literaturas africanas como sigue:
A pesar de su unidad cultural real, África es un continente plural, diverso, con miles de lenguas
autóctonas, cultos mágico-religiosos tradicionales, presencia de las religiones cristiana y musulmana,
semejanzas y diferencias antropológicas, notables diferencias económicas, (…). Por ello, las
literaturas africanas son tan variadas como los territorios culturales o imaginarios de que parten. (…).
Estas literaturas africanas son el resultado de un mestizaje de las tradiciones orales, y se escriben en
diferentes lenguas de los antiguos colonizadores originando conjuntos literarios específicos. (…).
Surgen precisamente entre las dos guerras mundiales europeas, muchos años después de la abolición
de la esclavitud en la segunda mitad del siglo XIX. (…). Pero en menos de un siglo las literaturas
africanas han condensado tradiciones literarias originales con sus propias señas de identidad, es decir,
poseen una historia intrínseca, (…), formas definibles a medio camino entre oralidad y escritura
moderna, temas recurrentes, experiencias como el destierro, estilos nítidamente marcados según las
distintas tradiciones, mitos anclados y un proyecto de devenir que revisa la relación histórica con
Occidente. (…), estas literaturas evocan los grandes problemas vividos por el continente, como la
esclavitud transatlántica, la violencia estructural de las sociedades africanas tras la colonización, la
tensión entre tradición y modernidad, el desencanto por las independencias políticamente formales, la
inmersión violenta en la modernidad con contornos europeos y la implicación inevitable en la
globalización (Lozano, 2003:16).
concreto, antes de definir el propósito de los textos escritos por los autores africanos,
distingue dos tipos de discursos antagónicos; el discurso sobre el pueblo y el discurso del
pueblo. El primero es el conjunto de obras de autores europeos sobre África pero cuya
elaboración se ha realizado unilateralmente, contra los africanos y descartando la
implicación imprescindible de los propios africanos. Él lo aclara como un: ―discours tenu
sur l‘Afrique, à la place de l‘Afrique et, la plupart du temps, contre l‘Afrique, qui seul,
jusque- là, avait droit de cité‖ (Mouralis, 1975:187). De hecho, él concibe el discurso de los
pueblos negros como una ―respuesta‖ al discurso europeo. Esto es a la vez un mérito para
los pueblos africanos pero también un reto constante que incumbe a los escritores africanos,
por lo que sostiene: ―le texte proprement «littéraire» est resté pratiquement le seul moyen
dont disposaient les Africains pour exprimer leur propre point de vue‖ (Mouralis,
1975:186). En estas líneas se aprecia por una parte, el papel preponderante de las literaturas
negro-africanas como medio vital de expresión o sea un instrumento de contesta, lo mismo
afirma Wilfrid Miampika (Lozano, 2003:16), valorando aquella literatura como un arma:
―como un espacio de resistencia, de subversión, y de proyección de otra África posible‖. Por
otro lado Mouralis concibe el discurso literario africano como una herramienta asequible
mediante el que los africanos logran la palabra que la colonización europea los arrebató.
Aquel proyecto de rectificación concierne textos de europeos en todos los géneros literarios,
la poesía, la etnografía o la literatura colonial, todos aquellos objetos artísticos que
contribuyeron a la progresiva construcción, expansión o consolidación de los estereotipos
característicos de la ideología colonial. Este es por lo que, Mouralis concibe la esencia de
las literaturas negro-africana como una ―protesta‖ consistente en una tarea de ―reescritura‖
de los contextos sociopolítico, cultural, o histórico llevada a cabo por africanos para
―desmontar‖ o ―invertir‖ el discurso europeo sobre los africanos hasta ahora el único
vigente. Aquel discurso mediante el cual los europeos se redefinieron en el contexto
colonial a ellos mismos y conjuntamente a los negro-africanos hasta que lograron que estos
últimos se hundieran en la desconfianza de sí mismos, de sus raíces o de su humanidad. A
raíz de todo eso, que Mouralis apunta la idiosincrasia de las letras negro-africanas como
expresión de aspiraciones de los pueblos negros y expresión de sus respectivas realidades
nacionales.
Pues analizar ambas corrientes como nos toca aquí también significa, reexaminar los
contenidos de las obras de la literatura hispano-guineana como parte de las literaturas negro-
africanas, es decir, una literatura como lo denomina el ensayista, una ―contre littérature‖
cargada de retos y de ahí portadora de esperanza así como lo expone el mismo Mouralis:
Le texte négro-africain se définit ainsi par son opposition globale au monde européen et aux
idéologies que véhicule celui-ci, et, plus précisément, par un travail spécifique destiné à rendre
définitivement inopérants les textes qui jusqu‘a- lors prenaient l‘Afrique et le monde noir comme
objet de leur discours et jouissaient dans ce domaine d‘une sorte de monopole. La protestation contre
la situation coloniale, la valorisation de la culture négro-africaine, la neutralisation des différents
discours européens caractérisent indéniablement un processus de contre- littérature (Mouralis,
1975:191).
CAPÍTULO II
Este segundo capítulo se refiere a los autores cuyas obras integran el corpus de este
trabajo. Si bien, es sumamente necesario descubrir al lector los creadores y los contextos de
creación de las obras que estudiamos, antes de abordar dichos aspectos, es imprescindible
aclarar, a la luz de argumentos teóricos la importancia de los lazos existentes entre los
autores y sus obras literarias.
para determinar al autor, puesto que el patronímico de éste último no basta para definirlo.
Según esta fuente, para fijar con claridad la noción de autor, hay que tener en cuenta que el
autor se define sucesivamente como: ―un cierto nivel constante de valor; (…) un cierto
campo de coherencia conceptual o teórica; (…) una unidad estilística; (…) momento
histórico definido y punto de confluencia de un cierto número de acontecimientos‖
(Foucault, 1983:63). Más allá de estas modalidades exhaustivas, Foucault advierte primero
que no hay que tomar la función de autor como una reconstrucción simple y pura y segundo,
que el texto siempre trae consigo algunos signos que remiten al autor. En base de estas
pautas, Foucault propone una sucesión de definiciones muy significativas del concepto de
autor como sigue:
El autor es lo que permite explicar tanto la presencia de ciertos acontecimientos en una obra como
sus transformaciones, sus deformaciones, sus modificaciones diversas (y esto por la biografía del
autor, la ubicación de su perspectiva individual, el análisis de su pertenencia social o de su posición
de clase, la puesta al día de su proyecto fundamental). El autor es asimismo el principio de una cierta
unidad de escritura, —debiendo reducirse al mínimo todas las diferencias por los principios de la
evolución, de la maduración o de la influencia. El autor es también lo que permite superar las
contradicciones que pueden desplegarse en una serie de textos: debe haber —en un cierto nivel de su
pensamiento o de su deseo, de su conciencia o de su inconsciente— un punto a partir del cual las
contradicciones se resuelven, encadenándose finalmente los unos a los otros los elementos
incompatibles u organizándose en torno a una contradicción fundamental u originaria. Por último, el
autor es un cierto centro de expresión que, bajo formas más o menos acabadas, se manifiesta igual y
con el mismo valor, en obras, en borradores, en cartas, en fragmentos, etcétera (Foucault, 1983:63-
64).
conocimiento pero igualmente saber cómo encaminar el estudio de los diferentes autores.
Igualmente, hemos pensado que, junto a la función de autor, el contexto de la creación de
cada una de las obras estudiadas también contribuirá favorablemente a sus análisis, tal es
también nuestro propósito.
De las cuatro obras que forman el corpus de este trabajo, hemos de dar a conocer a
sus autores. En primer lugar los autores coloniales y luego los poscoloniales. Comenzamos
por Donato Ndongo Bidyogo, el hombre y autor así como su corpus bibliográfico.
En España, Donato fue Director del Colegio Mayor Universitario Nuestra Señora de
África de Madrid. De vuelta al país en 1984, el año siguiente es nombrado Director Adjunto
del Centro Cultural Hispano-Guineano de Malabo creado sólo cuatro años antes. En 1985, él
funda y dirige la primera editorial de este Centro cultural y, ocupará su puesto hasta 1992.
Esta editorial cabe mencionarlo ha desempeñado un papel de promoción literaria muy
81
Por fin, cabe señalar que Donato Ndongo Bidyogo ha sido uno de los miembros
influyentes del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, un partido creado en España en
1983 y encabezado por Severo Moto Nsá también exiliado en España desde principio de los
noventa por su oposición al gobierno dirigido por Teodoro Obiang Nguema.
82
Diez años después de Las tinieblas de tu memoria negra (1987), aparece la segunda
entrega de la trilogía anunciada, es Los poderes de la tempestad (1997). Esta novela cuenta
las pesadillas de un joven guineoecuatoriano anónimo de 33 años de edad que vuelve al país
después de catorce años de estancia en España. Salido del país hacia el final de la
colonización para cursar estudios de teología en Salamanca, pero vuelve abogado cinco años
después de la independencia. Con él viaja su esposa Ángeles y también Rut su hija de cinco
años de edad. Desde el aeropuerto de Malabo, descubren un país destruido por la violencia y
el descuido, experimentan las viles torpezas de los milicianos y agentes de seguridad, pero
también la hospitalidad de los familiares. Con sólo unos días comprueban que el país ya no
es más que miseria, violencia y muerte. Finalmente, Ángeles y Rut logran volver a España
ayudadas por la embajada española, mientras el abogado acusado de espía imperialista es
encarcelado en blavish34 de donde saldrá junto a su compañero de celda y con la
complicidad de un guardia miliciano.
34
El vocablo Blavish designa la cárcel de Malabo pues, aparece bajo distintas ortografías según las fuentes:
Black Beach, blavish o blabich, aquí se utilizará según las fuentes manejadas.
83
La primera novela de Donato que hemos elegido en este trabajo se inscribe en línea
directa de la temática recurrente de la literatura guineana. A pesar de que el autor la escribió
durante su estancia al país, no hace mención explícita a la dictadura, muy al contrario,
Donato nos devuelve dos décadas atrás en plena colonización española. Lejos de ser un
desajuste temporal, con Las tinieblas de tu memoria negra (1987), el autor recupera el vacío
evidente que supuso más de un siglo de existencia bajo el imperio imperialista. El autor
repasa los aspectos fundamentales de este periodo y, también los mayores actores de la labor
civilizadora española en la Guinea Española. Es el lugar para Donato Ndongo, como María
Nsue Angue o Juan Balboa Boneke poco después, de hacer el diagnosis exhaustivo socio
cultural y psicológico del guineoecuatoriano indígena, en el momento en que se vislumbra
la libertad es decir un nuevo estatus como ciudadano. Esta obra está concebida bajo forma
de una larga analepsis que Gérard Genette (1972) define como un relato con toda evolución
posterior de un suceso anterior al punto de la historia en el que se encuentra.
Las tinieblas de tu memoria negra (1987) inicia la trilogía ―los hijos de la tribu‖ del
autor. Es una novela colonial de diez capítulos y 174 páginas y, cuyo relato no sigue un
orden cronológicamente regular. En esta novela, el protagonista un joven guineoecuatoriano
anónimo cuenta su vida desde los seis años de edad en su pueblo hasta la adolescencia ya en
un seminario español. Entre su formación escolar, su educación religiosa y su iniciación a la
cultura tradicional, mediante este relato retrospectivo, el protagonista repasa en profundidad
los principales aspectos de la colonización española en Guinea Ecuatorial. Son
35
Junto a la bibliografía final encontrarán una lista exhaustiva de la producción literaria de los cuatro autores.
84
Esta narración surge del interés del autor por remendar el desplazamiento sufrido por la cosmogonía
tradicional a causa de la colonización. Lo consigue presentando a un personaje que abandona el
seminario en España para regresar a su tierra y reencontrarse con la fe vernácula, postulándose de este
modo nuevamente el triunfo de la religión autóctona tradicional. (…), el protagonista no desdeña por
completo el acercamiento a la religión cristiana fruto de su paso por la metrópoli. A la vez que el
narrador presenta la mencionada confrontación religiosa desde una perspectiva intimista pero
distanciada, pone de manifiesto la historia colonial y sus consecuencias, junto al presente
experimentado en la independencia. Todo ello conduce a la crítica de la imposición religiosa y
cultural –bajo la que se ocultaba una dominación política y social-llevada a cabo por los
colonizadores, que consideraban inferiores a los nativos y por ello los trataban como niños sin
capacidad de tomar decisiones correctas (Álvarez Méndez, 2010:144-145).
Igualmente valorando a Las tinieblas de tu memoria negra, Gustau Nerín citado por
Onomo y Otabela, considera esta novela: ―Una revisión en profundidad de todos los tópicos
coloniales. Ndongo cuestiona, a través de su texto, los discursos triunfalistas sobre la
colonización, y plantea los efectos negativos que comportó la ruptura social y cultural
colonial‖ (Onomo y Otabela, 2004:33). Las tinieblas de tu memoria negra viene reseñada en
la segunda antología de este modo: ―La novela retrata las vicisitudes de la vida de un niño
(sin nombre) en un mundo dominado por la percepción y representación de la realidad de la
ideología colonial, es decir, un universo alienante y alienado. Haciendo gala de una ironía
sagaz, Donato Ndongo nos da, desde la perspectiva inocente e ingenua de este niño, una
visión de la colonización española en la entonces Guinea española‖ (Ndongo Bidyogo y
Mbaré, 2001:26). A estas valoraciones podemos añadir una reseña sacada del ensayo
exclusivamente dedicado a Donato Ndongo por Onomo Abena y Otabela Mewolo (2008), y
85
donde los autores priorizan el dilema modernidad y tradiciones. Para ellos pues esta novela
que: ―trata de cuestionar y hallar respuestas, unas respuestas que conducen necesariamente a
la simbiosis entre unas tradiciones caducas y una modernidad occidental alienante y no
asimilada, producto del colonialismo español‖ (Onomo y Otabela, 2008:109). A
continuación, vamos a hablar del novelista catalán Bartolomé Soler y de su obra.
II-2-Bartolomé Soler
Bartolomé Soler es el segundo autor cuya obra forma parte de nuestro corpus de
estudio. Veamos en adelante el hombre, escritor, su recorrido personal y su repertorio
literario.
36
Existen fuentes donde todo el nombre del escritor aparece en catalán como siendo, Soler i Rabassó
Bartomeu. No obstante en este trabajo utilizaremos la ortografía castellana es decir Bartolomé Soler.
86
Desde octubre de 1929, Soler explora América del norte y durante ocho meses
pronuncia 32 conferencias en círculos hispanos y prestigiosas instituciones universitarias
neoyorquinas. Por el mismo periodo vuelve también a América del sur recorriendo Costa
Rica, Panamá, México, Cuba, Colombia, Perú, Chile, o Argentina. De ahora en adelante, las
obras teatrales de Soler se estrenan en las mejores salas en Madrid Barcelona o en América
del sur donde ya tiene asentada su fama. En 1939, Soler recibe el nombramiento de Alcalde
de Paláu de Plegamáns. Durante un año en 1954, él realiza su último viaje a América del sur
sucesivamente en Colombia, Panamá y Venezuela.
No cabe duda de que Bartolomé Soler tuvo un destino atípico, su filosofía personal se
puede aprehender a luz de un artículo anónimo del periódico Crítica publicado en Buenos
Aires durante una de sus estancias en esta ciudad, un periodista lo definió asimismo:
Utiliza Soler su cuerpo humano porque no tiene otro remedio; pero le sobra, no le hace falta, y
además, es muy imperfecto. Pequeñuelo, vulgarote, más feo que Picio: en fin, un desastre. Bartolomé
Soler está formado solamente por: un cerebro fuerte, como una antena receptora y transmisora, de una
sensibilidad quintaesencia; un corazón grande como un planeta, capaz de todos los afectos cordiales,
y un vozarrón impetuoso, tremendo, abrumador que es el arrebato ordenancista del caudillo, la ternura
de la madre, la cordialidad del amigo, la pasión del amante, y la plegaria del niño. Bartolomé Soler,
como todos los de verdadera talla mora, tiene un genial rasgo pueril: el peinado. Seguramente emplea
cerca de una hora diaria en peinarse, en disimular una calva escandalosa (Román, 1976:51-52).
Bartolomé Soler murió el 20 de abril de 1975 en Paláu Solitar, llevaba diez años sin
publicar ningún libro.
87
Como se puede conjeturar, Bartolomé Soler fue un ser atípico, a la vez prodigioso,
autor prolífico y exitoso. Como señalábamos, sus obras fueron a menudo traducidas y
reeditadas. Marcos Villarí (1927) conoció hasta 23 ediciones y traducida en 6 idiomas,
Patapalo (1949) se repitió en 14 ocasiones mientras Los muertos no se cuentan (1960) se
editó 9 veces. Desde luego, él fue galardonado por su labor literaria. En 1950, se le concedió
un premio literario ―Ciudad de Barcelona‖ por su novela Patapalo (1949), a un año de
publicarse. Igualmente en 1961 recibió ―el premio nacional de literatura Miguel de
88
Cervantes‖ por su novela Los muertos no se cuentan (1960) enfocada en la Guerra Civil
española. En 1936, el Comité Republicano le nombró ―Maestro de Paláu‖. Fuera de España
el año 1929 fue galardonado por ―La medalla de la Orden al Mérito‖ por el gobierno
chileno.
Pero la gran revelación, el más feliz de mis descubrimientos fueguinos, el material en que me abrevé
con fe, con pasión, con la mayor de las ilusiones sufridas hasta entonces, (...). Mi libro, el gran libro, el
que habría de arrinconarlos a todos durante doce, quince o veinte días y que terminaría en la cabecera
de mi cama, tenía que ser un libro escrito por nadie. En la habitación que me dieron había un estante
con diez o doce libros, voluminoso uno de ellos, (...). Lo abrí y su distribución en dos columnas me
produjo cierto desencanto. Seguí mirándolo sin acabar de entenderlo. Luego, en un segundo, desentrañé
su misterio y la riqueza que me descubría. Ahogué un grito de admiración, de asombro, de inenarrable
felicidad...era un diccionario. Yo ignoraba la existencia de los diccionarios (Román, 1976:36).
Con estos libros y otros tantos, se formó Bartolomé soler en un largo proceso
mediante la lectura. Un camino arduo que él mismo en su autobiografía define como
―lecturas sin orden, sin disciplina, sin distinguir escuelas ni tendencias ni, seguramente, la
exacta calidad de cada libro, y sintiendo cada día cómo los ojos y el entendimiento se me
iban abriendo, descubriéndome tierras y hombres insospechados‖ (Román, 1975:35).
También menciona que desde su primer contacto con los libros, procuró que nunca le
faltaran libros para la lectura.
Para situarla en su contexto histórico, diremos que La selva humillada (1951) es una
obra escrita en plena época colonial. Esta obra enmarca en el franquismo poscolonial cuya
política incluye también la consolidación de un modelo narrativo de la literatura de temas
coloniales. Alás- Brun señala también motivos políticos e ideológicos vinculados con el
franquismo: ―En el periodo autárquico y de reconstrucción nacional que sigue a la guerra, el
gobierno de Franco trata de fomentar el orgullo patriótico de los españoles con una campaña
89
de promoción de los intereses coloniales del país en África‖ (Alás-Brun, 2007:286). Tras la
Guerra Civil española, el gobierno franquista instituyó una serie de medidas destinadas a
promocionar su colonia africana y a fomentar la explotación de sus recursos principales.
Aparecen por entonces también, libros de viajes que recuentan las experiencias de viajeros
en estas tierras lejanas. Todo indica que Bartolomé Soler es uno de ellos si nos fijamos en
estas palabras de Gustau Nerín: ―a partir de 1936 hubo una auténtica obsesión por
supervisar la producción ideológica sobre la colonia ecuatorial. Si la dictadura controlaba a
los intelectuales en la metrópolis, en la diminuta posesión tropical el control era todavía
mayor. Sólo se concedió autorizaciones para viajar a Guinea a intelectuales próximos al
régimen, como Adro Xavier o Bartolomé Soler‖ (Nerín, 2009:111). Se observa una
abundante producción de libros de viajes correspondientes a esta época. Alás-Brun (2007)
que estudió tres de ellos sostiene que los autores coloniales que cultivaron este subgénero
literario eran por lo general africanistas convencidos del interés por impulsar la expansión
territorial de España en África. La crítica afirma: ―al mismo tiempo, muchos de sus autores
contribuyen consciente o inconscientemente a propagar los ideales del Imperio que
promueve entonces el gobierno franquista y a justificar el mantenimiento y explotación de
los territorios coloniales de España en África‖ (Alás-Brun, 2007:286-287).
La selva humillada es una obra muy poco conocida y aún menos estudiada. Carlos
González Echegaray que la ha resumido valora al autor Bartolomé Soler como un escritor
conocido, magnífico pero, que a parte el acierto literario, La selva humillada le dejó con un
sentimiento mitigado. Él opina lo siguiente:
Recoge sus impresiones acerca del país y de sus gentes. Muy atrayente el libro, recoge en sí una
visión bastante completa e interesante. Sin embargo, podría reprochársele al autor el no haberse
esforzado en procurar comprender el mundo del indígena. El escritor queda fuera de él y lo contempla
y lo describe como algo extraño y, lo que es peor, inexplicable. Como contrapartida, hay que felicitar
a Bartolomé Soler por su sinceridad y nobleza al no querer explotar un tema exótico que hubiere
podido proporcionarle base para varias novelas bien administradas. Ha preferido contar las cosas
como él las vio e interpretarlas según su personal sentir. No todos pueden decir lo mismo. Por otra
parte, en el estilo brilla su calidad de magnífico escritor, y la obra, a pesar de carecer de trama
argumental, se lee con interés hasta el final (González Echegaray, 1964:76).
La valoración que hace Alás-Brun (2007) del autor y su obra enfoca sobre todo el
debate acerca del género de La selva humillada como novela o como libro de viajes. Si bien,
ella apunta la recepción mitigada de esta obra contrastando asimismo con las verdaderas
91
La selva humillada, un texto narrativo híbrido, a caballo entre la literatura de viajes y la novela de
aventuras con elementos autobiográficos, de un prolífico autor catalán hoy olvidado, (…). Se basa en
un viaje del autor de tres meses a la antigua Guinea Española. Esta obra cayó pronto en el olvido, a
pesar de que fue reeditada en 1957, y no ha sido prácticamente estudiada hasta la fecha, (…). Las
novelas de tema exótico de Soler parecen seguir el modelo establecido por Joseph Conrad a fines del
siglo xix y en las primeras décadas del siglo xx, cuyas obras, que combinan habitualmente la
ambientación exótica con la cuidada elaboración literaria, han sido bien recibidas tanto por el público
como por la crítica (Alás-Brun, 2007:292).
Joaquín Mbomio es el primer autor poscolonial y segundo escritor guineano del que
analizamos la novela. Una vez más, nos toca descubrir al hombre, la obra y panorama
literario.
En 1981, Joaquín Mbomio viajó a Francia con una beca del Estado francés. Por
turno, es Licenciado de Literatura española en 1986 por la Universidad Lyon II Bron, y
37
Cabe mencionar que los datos sobre la vida y obra de este autor nos han sido facilitados por el mismo.
92
38
A modo de explicación, el novelista guineano Joaquín Mbomio nos ha concedido una breve entrevista para
esclarecer los motivos de su nuevo exilio: ―Los que conocen la historia de África saben que en los años
noventa (1990), François Mitterrand hizo un discurso en la Baule invitando a los países africanos a la
democratización. Este proceso fue falsificado en África y terminó con la coronación de grandes dictadores
africanos pro-franceses: Omar Bongo, Paul Biya, Obiang Nguema, Sassou Ngueso, por no citar que estos
cuatros del África central. (…). A nivel interior se procedió a una fuerte "inquisición" contra intelectuales y
periodistas, (…). Por eso mi familia, y más particularmente, mi jefe de Libreville, el director de la AFP
regional Patrick Van Roekhegen, me aconsejaron abandonar Guinea Ecuatorial para no ser la próxima víctima
del gran monstruo y dictador guineano Teodoro Obiang Nguema. Teniendo en cuenta también que el dictador
de Malabo goza de la protección del rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, porque se conocen desde la
Academia General Militar de Zaragoza, donde aprendieron las armas en tiempos del dictador Francisco
Franco. (…). Obiang goza también de la protección del Estado francés y de los sucesivos presidentes de
Francia por la criminal explotación y usufructo que los franceses hacen de los recursos africanos de África
Central, (...). Obiang beneficia también de la colaboración de los americanos de Estados Unidos y de sus
proto-criollos, los israelíes. Cosa que como bantú que soy no soporto. Son los judíos los que hacen su ley hoy
en África Central. Para un bantú como yo todo eso es una gran humillación. Por eso prefiero quedarme en
exilio aquí en Francia donde les puedo decir verdades como acabo de decirte en este texto y que muchos
guineoecuatorianos que están en Guinea Ecuatorial no se atreven a decir so pena de hallarles muerto en una
clínica de judíos en Malabo. (…). Sabes ahora por qué salí de Guinea Ecuatorial mientras que yo colaboraba
con el Centro Cultural Francés, la Agencia France Presse y el CICIBA? Porque Obiang y los gobiernos de
España, Estados Unidos y Francia roban en Guinea y no quieren que haya nadie para denunciarlo. Un fuerte
abrazo y espero que tengas el valor de reproducir íntegramente mi testimonio‖ (conversación con Joaquín
Mbomio, Madrid, Noviembre de 2012).
93
en poemas se halla en la revista ecuatoguineana África 2000, entre otros títulos caben:
―Soledad‖, ―El retorno―, ―Rostros hermosos‖, ―Nostalgia― o también ―Piedad‖.
-Antecedentes históricos
meses, permaneció en la « Cárcel Modelo » de Bata para luego ingresar la prisión de Black
Beach de Malabo. Mientras tanto, fue asignado a trabajos forzados en las plantaciones
estatales de cacao y por lo tanto destinado a la « Finca Cacahual » situada en la carretera del
aeropuerto de la isla de Bioko. Mbomio fue liberado e indultado merced a la ley de amnistía
proclamada por las nuevas autoridades, dos meses después del « Golpe de Libertad » del 3
de agosto de 1979 que derrocó al dictador Macías Nguema. En su caso particular, la llamada
crisis oncenal convierte a Mbomio Bacheng en un testigo histórico privilegiado, por eso
también este periodo es una de sus principales fuentes de inspiración y de otros autores
guineanos.
Sus dos primeras novelas publicadas aunque muy posteriormente son el reflejo de su
visión de la historia revisitada dos décadas más tarde, con frecuente hincapié en el pasado el
presente y una mirada dirigida hacia el futuro.
Hemos elegido El párroco de Niefang (1996), esta es una novela poscolonial que
narra la historia del padre Gabriel encarcelado durante la persecución cristiana del anterior
régimen nguemista. La novela empieza poco tiempo después de la puesta en libertad del
padre Gabriel con el final de la dictadura. El acontecimiento es celebrado por una misa
solemne en la catedral de Bata. Luego, el padre Gabriel viaja a Niefang a Edum para
reencontrarse con sus antiguos feligreses y a través de oficios eucarísticos celebrar la
libertad y la resurrección de la Iglesia católica. En el pueblo Edum donde los aldeanos le
han preparado un recibimiento festivo, el joven sacerdote presencia por casualidad una
escena de mibili, el rito de los espíritus. Durante el acto, dialoga con Patricio Mbona Ndong,
su primo asesinado en la prisión de Bata durante su encarcelamiento. También allí Gabriel
se reúne de nuevo con su amante María Soledad Nchama Anguan, y junto a ella están una
población miserable y a una juventud despechada, sin rumbo ni esperanza. A través de sus
visitas, Gabriel descubre que los guineanos están marcados por la dictadura, durante la que
su único consuelo y protección recayó en sus antepasados, destaca también el arraigo a los
cultos tradicionales consideradas una fuente de curación y bendición. Al final de la obra, el
padre Gabriel tiene que abandonar de nuevo a sus feligreses y viajar a Europa para
descansar y prepararse como futuro obispo.
El párroco de Niefang es una novela bastante corta que consta de ochenta y siete
páginas, una nota introductora del autor y un prólogo del escritor Anacleto Oló Mibuy.
95
II-4-Manuel Leguineche
En 1983, Manuel Leguineche fundó y fue director durante doce años de la agencia
de noticias Colpisa que, en aquellas fechas se encargaba de despachar algunos diarios
españoles.
Tanto deseo por conocer ha llevado al periodista a construir un estilo literario propio
aunando el reportaje y la escritura. Leguineche fue pionero y considerado el ―padre‖ o
maestro de varias generaciones de reporteros españoles, todo un modelo a seguir dentro de
la ―tribu‖. Otro credo propio suyo nace al observar lo que llama la memoria selectiva, es
decir la apatía por hechos o acontecimientos sucedidos en algunas partes del mundo pero
considerados insustanciales y hasta a veces callados. Observa:
Lo más importante después de saber algo es saber dónde encontrarlo (...). La actualidad es tan
abrasadora, tan veloz, tan fugaz el paso de las noticias, que se hace necesario mantener la
memoria...Se dice que los jóvenes tienen el don del olvido y los mayores el del recuerdo: en algún
lugar habrá que guardar memoria de lo que ha pasado. Los grandes anuarios del siglo o del año
recogen con profusión de datos las grandes efemérides. ¿Quién se encarga de las pequeñas, de dejar
recordación de lo que pasó a nuestro lado y que dejamos caer en el olvido? (...). Una de las grandes
tragedias del mundo es que no cultiva la memoria o la selecciona, la subjetiviza, la desnaturaliza, la
confunde, la sirve incompleta (Leguineche, 2005:7).
Los dos oficios de Manuel Leguineche son indisociables, su obra literaria surge
principalmente de la experiencia y viajes sobre terreno. Se niega a ser un testigo pasivo de la
historia, sus vivencias, los hechos que explora los convierten en fuentes de inspiración
97
básicas, piensa que hay que contarlo para conservar la memoria colectiva que es la historia
y, perpetuarla. El grueso de su corpus bibliográfico está compuesto de libros de viajes y
ensayos.
Sin lugar a dudas, Manuel Leguineche ha recorrido el planeta desde los lugares más
recóndito pasando por las grandes urbanizaciones del mundo, siempre viviendo los
acontecimientos y hechos en momentos y sitios muy arriesgados. En la actualidad, es
considerado decano de los corresponsales de guerra en España y también una figura
prestigiosa del periodismo español. En el término de una laboriosa trayectoria que él mismo
define como una carrera vocacional y de largo aliento, vivió más de dos décadas en un
pueblo de la provincia de Guadalajara, en la plaza que lleva su nombre y, en un edificio que
en el siglo XVIII albergó una escuela de gramáticos. A esta ciudad que dijo le eligió a él, la
consideró capital mundial del silencio. Periodista y escritor respetado y admirado de todos,
él se define como un hombre sencillo y amante del campo y, en Brihuega dice estar a gusto
porque allí ha encontrado un refugio fantástico. En octubre de 2008, la diputación provincial
de Guadalajara celebró dos días de un homenaje a Manuel Leguineche, pues fue nombrado
―Hijo adoptivo de la provincia de Guadalajara‖ y también se presentó un ensayo colectivo
―Guadalajara ya tiene quien le escriba” (2008) donde participaba él y otros periodistas,
corresponsales o reporteros de guerra. Es un libro homenaje de sus compañeros,
precisamente una recopilación de su biografía, bibliografía, y los mejores textos de
Leguineche.
Manuel Leguineche fue un autor prolífico, producción literaria incluye varios libros
de viajes, crónicas, reportajes o ensayos de análisis histórico. También escribió tres novelas
en su estilo a caballo entre el reportaje y la novela. Toda la producción literaria de este
prestigioso escritor y periodista está motivada por su afán de saciar su vocación profesional
que se resume en dos palabras: descubrir y contar. Así como aplicando aquella máxima de
la profesión periodística según la cual el periodista es gente que cuenta a la gente lo que le
pasa a la gente. Manuel Leguineche enfatiza a menudo en la necesidad y el interés de
perpetuar el patrimonio histórico, hay que contarlo porque dice la historia es la vida y que la
vida también es maestra de la historia. A modo de ejemplo podemos citar el ensayo titulado
Yo te diré. La verdadera historia de los últimos de Filipinas (1898-1998) en (1998), donde
Leguineche narra los últimos días de Filipinas como posesión española. O La felicidad de la
98
tierra (1999), donde descubre su afición por el paisaje y elogia, el ambiente rural de las
tierras alcarreñas que le albergan y su encanto por en este lugar. Lo mismo podría decirse
del documental Verdad inocente que dirigió en 2001 una cinta de cuarenta minutos y acerca
de la tragedia de los niños afganos exiliados por la guerra.
40
La tribu ha sido editada dos veces, en 1980 y luego en 1996. En este trabajo, manejamos la segunda edición.
A diferencia de la primera, esta segunda edición ha sido mínimamente revisada, el autor ha añadido un
apéndice (el testimonio de un guineoecuatoriano víctima de la dictadura de Macías Nguema), un epílogo (el
contenido del diario de otro guineoecuatoriano anónimo), y por fin las críticas aparecidas sobre la novela.
99
A modo de resumen, La tribu es una obra poscolonial en la que la tribu formada por
un grupo de periodistas europeos enviados especiales (de radio, prensa y televisión) acude a
Guinea Ecuatorial en agosto de 1979, tras el llamado Golpe de Libertad encabezado por
Obiang Nguema Mbazogo y algunos oficiales y suboficiales del ejército. Con el pretexto de
cumplir con su misión oficial, la tribu recorre Malabo, Luba, Bata, Evinayong y varias
aldeas de la región continental, paso a paso, destapa las ruinas del país y las miserias de las
poblaciones tras once años de dictadura. El golpe cuya noticia ha atraído a los
corresponsales de guerra en este foco de tensión africana es el pretexto del autor, por una
parte, para presentar un retrato de Macías Nguema, como el tirano que durante once años ha
sido un dictador cruel por su pueblo. También dentro de la descripción del país bajo los
escombros se inserta el relato que reconstruye el proyecto del golpe, tal y como fomentado
por el único Teodoro Obiang Nguema. Por otro lado, el autor hace una profunda radiografía
de la profesión periodística. Llama la atención el perfil psicológico de los enviados
especiales paso a paso diseñados y paralelamente las fortalezas y debilidades de su oficio.
Son expuestos como profesionales del peligro pues Leguineche resume en cuatro palabras
toda la problemática de la profesión periodística, y en su sentido los reporteros forman el
club de los cuatro ―D‖, es decir, son: deslenguados, dipsómanos, depresivos y divorciados.
La tribu consta de diecinueve capítulos en 357 páginas que recogen gran parte de la
temática vigente de aquella temporada poscolonial y dictatorial, principalmente la violencia
pasada y presente así como todas sus consecuencias: la miseria, la pobreza, la represión, la
muerte y sobre todo el miedo que aniquila física y psicológicamente. La obra de Manuel
Leguineche también desentraña algunos aspectos del universo sociocultural guineano tal
como son la brujería, el peso de las tradiciones, el tribalismo o el analfabetismo.
En resumidas cuentas, este capítulo ha sido el lugar de descubrir a los autores cuyas
obras hemos elegido para realizar este trabajo. Su descripción, el contexto de su producción
literaria o la breve reseña de las obras elegidas dan fe del compromiso de cada uno de ellos.
100
Desde distintos enfoques, pueden ser valorados como portadores de una idea propia acerca
del mundo, su funcionamiento y sus realidades, según las circunstancias que rodean cada
época de la creación.
Precisamente los dos autores españoles Soler y Leguineche destacan unos rasgos
característicos similares. Son dos infatigables viajeros que, recorriendo el mundo han sabido
sacar mayor provecho de sus constantes desplazamientos, sus vivencias y aficiones.
Justamente, nos han interesado por ser escritores con un destino atípico. Su abnegación y su
voluntad extraordinaria al trabajo le han llevado a triunfar profesionalmente y, esto es
perceptible a través de sus obras. Sus novelas bien destacan hombres de talento y de
compromiso con su época y con la historia. Por fin, es el lugar también de pensar que el
afán para ambos, por saciar su vocación profesional les ha llevado a elegir la soledad a
expensas de una vida familiar.
Como podemos contemplar, Leguineche y Soler son dos españoles cuyo instinto
viajero aunque por distintas razones, ha llevado a añadir una obra de temas guineanos a sus
respetivos repertorios. Leguineche y Mbomio Bacheng ofrecen a los guineanos una tribuna
para contar al mundo lo tremendo que le trató el régimen de Macías durante once años,
mientras Bartolomé Soler y Donato Ndongo enfocan la colonización española cada uno con
su sensibilidad propia.
Los dos autores españoles nos han interesado por su compromiso, dos observadores
independientes que han plasmado su visión y de allí su interés por un país africano. Frente a
ellos, dos rescatados de la dictadura que desde sus respetivos refugios reescriben mediante
la ficción la historia que protagonizaron. En base a lo precedente, cada uno de ellos puede
ser tomado como unidad u origen de la significación de su obra, tenemos cuatro relatos
generados por cuatro testigos vivientes de la historia colonial y poscolonial de Guinea
Ecuatorial.
CAPÍTULO III
Por ser una labor de investigación académica, este trabajo se tiene que realizarse con
bases metodológicas que le confieran la cientificidad y la coherencia necesarias.
Entendemos que la meta de un estudio de análisis literario es la comprensión del objeto, por
eso se necesita utilizar métodos literarios elaborados. Nos valdremos de la literatura
comparada porque sus principios de funcionamiento permiten utilizar más de una teoría de
crítica literaria pero de modo coherente, siempre que sean compatibles. En base de este
principio exploraremos conjuntamente la narratología y la crítica poscolonial. Esta etapa de
nuestro trabajo consiste en justificar brevemente el uso de cada una de las teorías elegidas,
su objeto y su aportación particular en el marco de nuestra labor. Desde luego, distinguimos
la teoría de la metodología, la teoría define el objeto de estudio mientras la metodología
proporciona las herramientas operativas para realizar el objetivo asignado a la teoría.
41
Las posturas más tradicionales de esta teoría consideraban las fronteras nacionales como fronteras de
investigación y en base de ello se indicaba la necesidad de estudiar las influencias, las relaciones, los rasgos
comunes y diferenciales y los intercambios entre las literaturas.
103
estudia, pero ella se dedica también al estudio de las interrelaciones entre la literatura y otras
esferas de la expresión humana como por ejemplo las artes, las ciencias sociales o
experimentales, la religión, la filosofía o la historia. Por lo tanto, esta se concibe como un
método de análisis mediante el que se transciende lo particular de los textos literarios y se
logra enlaces entre éstos y otras ramas del conocimiento y creencias humanas en busca de
parecidos y diferencias.
Cabe mencionar, que nos valdremos concretamente del comparatismo para realizar
un análisis temático. Este estudio de los temas pretende esclarecer las divergencias o
convergencias entre las narrativas española y guineana que nos preocupan. En lo que atañe a
la lectura temática que nos interesa, Gil enfatiza precisamente señala oportunamente la
trascendencia del análisis temático sobre los requisitos geográficos. Puntualiza al respecto:
42
Gil-Albarellos-Pérez P., Susana (2006): Introducción a la literatura comparada, Valladolid, Universidad de
Valladolid.
43
Chevrier (1994) confirma la aplicabilidad del comparatismo en textos africanos, dice: ―Por la vía de la
enseñanza, de las publicaciones y de los trabajos universitarios, la literatura comparada ha desempeñado un
papel nada deleznable en el proceso de reconocimiento de las literaturas africanas. Al proponerse disipar la
ilusión de aparente familiaridad que textos escritos en lenguas europeas, pero arraigados en un imaginario
radicalmente diferente, pueden producir en lectores no enterados, la vía comparatista ha permitido delimitar
los puntos de convergencia entre culturas africanas y cultura occidental y destacar la irreductible singularidad
de las producciones africanas‖.
Chevrier, Jacques (1994): ―Las literaturas africanas en el campo de la investigación comparada” en
Compendio de literatura comparada, México, Ed. Brunel, Pierre e Chevrel, Yves, Madrid, Siglo XXI.
104
Para estudiar los temas que conllevan nuestras obras, tenemos que encontrarlos
primero. Para llegar a este fin, se integrará progresivamente las herramientas metodológicas
sacadas de las aproximaciones teóricas indicadas y reunir los medios necesarios para lograr
nuestra meta. Dado que la literatura comparada permite aplicar diversas teóricas literarias,
nos valdremos principalmente de la narratología y de la teoría poscolonial. La coherencia de
esta labor pues, depende de la explotación adecuada de los métodos elegidos y la necesidad
de reunir elementos imprescindibles para encaminar esta labor de investigación, Ezquerro
(1990) define precisamente el interés de semejante elección:
Utiliser à des fins propres des techniques méthodologiques pré- élaborées (…) sans jamais considérer
les données de ces méthodes existantes comme des procédés suffisants, mais plutôt comme des
éléments susceptibles de s‘intégrer dans un processus d‘analyse complexe et spécifique. Notre choix
était de nous forger des outils d‘analyse aussi adéquats que possibles (…). Il n‘est pas question
d‘inventer une nouvelle théorie, ni même de nouveaux outils mais bien plutôt d‘agencer des outils
analytiques existants, de les réorganiser en un ensemble cohérent (Ezquerro, 1990:127).
Para estudiar el personaje narrativo en este trabajo, nos valdremos del método
narratológico como recurso metodológico. A esta primera etapa le incorporaremos
oportunamente el modelo actancial.
III-2-1-Recursos metodológicos
En este trabajo se explotará los materiales de unos teóricos como son Antonio
Garrido Domínguez quien, con El texto narrativo (1996) se ha sumado a la reflexión
44
En la opinión de Domínguez, las posturas sobre el personaje se diversifican fuertemente. No faltan quienes
siguen contemplándolo como un trasunto de las preocupaciones del hombre de la calle y, en definitiva, de la
condición humana. Otros tienden en él- y en este punto es preciso valorar en toda su importancia el cambio de
enfoque operado por el Romanticismo- la expresión de conflictos internos característicos del ser humano de
una época o el reflejo de de la visión del mundo del autor o de un grupo social (se trata de las orientaciones
psicológica e ideológico-axiológica sobre el personaje). Finalmente, para otros, el personaje no es más que
(siguiendo a Aristóteles) un elemento funcional de la estructura narrativa o, de acuerdo con el enfoque
semiótico, un signo en el marco de un sistema. Obviamente, tampoco falta quien aluda a la muerte del
personaje (Garrido Domínguez, 1996:71).
106
encaminando al personaje como una categoría textual compleja. Philippe Hamon (1977),
proporciona medios para la identificación y tipificación de los personajes narrativos. Él
atiende tres aspectos fundamentales: el concepto, la constitución y las funciones que asume
el personaje en el relato. Sin prescindirse de lo precedente, exploraremos principalmente las
propuestas desarrolladas por Argildas Greimas (1971) y Anne Ubersfeld (1989). Ambos
proponen elementos metodológicos operativos para estudiar el personaje dramático
mediante el modelo actancial que se aplica también al personaje narrativo.
-Definición e identificación
Para definir al personaje narrativo, hay que considerar la dificultad que supone tal
ejercicio. Unos y otros teóricos mencionan este aprieto aunque y con argumentos
Precisamente Garrido Domínguez (1996) insiste en la dificultad por los estudiosos por
hallar una definición consensuada. Él recuerda aunque con matices, un planteamiento
anticuado que vincula el personaje a la definición de literatura como mímesis es decir
imitación, siendo la mímesis la imitación de acciones y de hombres actuantes. Si bien,
admite que los enfoques más recientes tienden a ver en el personaje un participante o actor
de la acción conectado con otros elementos del sistema. Al final él observa que: ―El
personaje come, duerme, habla, se escolariza o ríe, (…), sin embargo, las claves de su
comprensión no residen ni en la biología, la psicología, la epistemología o la ideología sino
107
en las convenciones literarias que han hecho de él un ejemplo tan perfecto de la realidad
objetiva que el lector tiende inevitablemente a situarlo dentro del mundo real (Garrido
Domínguez, 1996:68). Más adelante, enfatiza citando a Aristóteles: ―…la acción constituye
también el criterio que permite definir la naturaleza del personaje: éste se define
básicamente por sus actos‖ (Garrido Domínguez, 1996:69). En concreto, para definir el
personaje, hay criterios o rasgos imprescindibles pero también hay que valerse de una serie
de conceptos teórico elaborados para explicarlo. Diremos pues que los personajes narrativos
pueden ser aquellos actores literarios que desarrollan la acción de la novela, pueden ser
representaciones de personajes reales, o sea, aquellos basados en personas que realmente
han vivido o que viven, también pueden ser totalmente ficticios, surgidos de la imaginación
del autor. Esta definición permite de antemano levantar la ambigüedad entre el personaje
narrativo producto de la ficción y la persona como ser real o viviente. Siendo invento de su
autor, los personajes narrativos sólo existen en este universo utópico juegan determinados
roles o funciones y donde se valoran mediante su participación en en la trama. Por lo tanto,
el personaje narrativo tiene una existencia ficticia y con lo cual, él se concibe totalmente
diferente de una persona de carne y huesos.
El personaje novelesco es a la vez una forma o estructura global - tal como aparece en un principio-, y
un conjunto complejo de rasgos semánticos que se van sumando a medida que se desarrolla la
historia. Cuantos más rasgos se añaden, más complejo, rico y apasionante es el personaje. Sin
embargo, un personaje conserva su identidad desde el principio, cuando sólo es una estructura vacía
semánticamente, hasta el final, cuando la estructura se ha llenado de significaciones múltiples
(Ezquerro, 1993:16).
De este modo, el personaje es una unidad sintáctica es decir, uno de los elementos
que entran en la construcción de un relato. Estudiar el personaje narrativo en este trabajo
nos llevará a desmontarlo en sus elementos constitutivos y, sacar de ellos los rasgos o
indicios más relevantes que pueden ser utilizados como criterios de caracterización.
Generalmente la caracterización es el ejercicio por el que se identifica y clasifica los
elementos de la construcción del personaje, pueden ser rasgos de tipos individualizadores
109
como el nombre propio o deíctico, o indicios de tipos generales como son los caracteres o el
origen.
Garrido Domínguez proporciona aún más indicios para acertar la una descripción
singularizada del personaje narrativo
La construcción del personaje se presenta, pues, como resultado de la interacción entre los signos que
integran la identidad del personaje, los que reflejan su conducta, y finalmente los que expresan sus
vínculos con los demás personajes. Exceptuando quizá el primer tipo de rasgos, (…), los demás se
van definiendo - y, con mucha frecuencia, modificando-al compás del desarrollo de la acción. De ahí
que pueda afirmarse con justicia que el diseño del personaje no se culmina hasta que finaliza el
proceso textual (Garrido Domínguez, 1996: 88).
grupos y, debido a la imagen que proyecta y a las diferentes relaciones que provoca, es visto
de modo distinta por los individuos del grupo. Añaden además que los rasgos recogidos no
suelen constituir una lista exhaustiva en cambio, más bien suelen complementarse entre sí.
A raíz de ello, señalan: ―El personaje de la novela se nos presenta de cuatro formas: (1) por
sí mismo; (2) mediante otro personaje; (3) a través de un narrador heterodiegético; y (4) por
sí mismo, mediante otros personajes y a través del narrador” (Bourneuf y Ourlet, 1989:204).
Esta última forma donde se mezclan la voz de un narrador, de otros personajes y del
protagonista, la han denominado la presentación mixta.
Pese a ello, las propuestas existentes según Todorov citado por Garrido Domínguez
(1996:92) pueden clasificarse en dos bloques, las tipologías sustanciales y las tipologías
formales. Las propuestas acerca de las tipologías sustanciales responden más a una
concepción dramática del relato. En cambio, las tipologías formales que más nos interesan
están desarrolladas en base de determinados criterios según los estudiosos.
Edward Morgan Forster (1985) desarrolló una tipología convencional teniendo en
cuenta las acciones que asumen los personajes en el relato, por eso su propuesta valora el
nivel de participación de cada personaje en el desarrollo del acontecer. Son principales o
protagonistas, aquellos personajes que asumen funciones de mayor relevancia, de los que
más se habla en el texto. Son secundarios los que son menos importantes que los anteriores
pero, propugnan o estorban las acciones de los protagonistas. Por fin tenemos los personajes
terciarios, figurativos o evocados, siendo generalmente aquellos que aparecen en un
intervalo de la historia, sea para apoyar una idea de la misma. No obstante, esta
jerarquización no excluye categorías intermedias.
Visto desde aquí, la propuesta de Forster parece corriente pero, en realidad es en su
segundo grupo de caracterización donde introduce la novedad. En adelante, él propone
definir o valorar al personaje según su capacidad por sorprender al lector y de diversos
modos:
Distingue los personajes dinámicos, aquellos que en el transcurso del relato
experimentan un cambio o una evolución capaz de afectar su apariencia externa, su nivel
cultural, su carácter, su estatuto social o económico. Por ejemplo adolescentes que maduran,
o unos que pasan de malo a buenos, de pobre a rico o inversamente. En cambio, son
personajes estáticos aquellos que no conocen ningún cambio o lo hacen mínimamente.
Morgan Forster formuló igualmente una distinción entre los personajes según su
grado de complejidad en su configuración, pueden ser pues planos o redondos. Los primeros
son pocos elaborados, están construidos en torno a un rasgo o cualidad que los individualiza
y los acompaña a lo largo del texto, son fácilmente reconocibles ya que no padecen ningún
cambio, son personajes tipos o caricaturescos. Inversamente, los personajes redondos
comprenden abundantes rasgos o cualidades, son psicológicamente consistentes y
evolucionan con el desarrollo de la acción, son capacitados para sorprender al lector.
Desde el punto de vista de la pluralidad o la unidad él distingue a los personajes
colectivos o individuales, los primeros designan a un conjunto o grupo característico de
113
personas como si fuera una sola, el segundo tipo se refiere a una sola entidad destacada de
entre un grupo colectivo en este caso, poseen una descripción total de sí mismos.
Desde el criterio de las relaciones que se establecen entre los personajes
dependiendo de su actuación, ellos actúan en forma negativa siendo receptores o pasivos de
la acción, al contrario actúan en forma positiva siendo activos en la acción, también pueden
ser destructores cuando su acción es dañina y finalmente benefactores en cuanto ayudan a
los demás.
Siempre para acertar la descripción del personaje narrativo, Philippe Hamon
(1977:94-96) ha elaborado una tipología basada en las tres dimensiones del signo:
semántica, sintáctica y pragmática y que le sirven de punto de arranque. Siendo el personaje
un signo, él lo define como una unidad de significación asequible al análisis y a la
descripción. En esta perspectiva, el nombre o deíctico representa el significante del
personaje, mientras que los predicados (verbos y adjetivos) integran su significado. En
resumidas cuentas, Hamon distingue tres tipos de personajes: los personajes referenciales
(históricos, mitológicos o sociales), que remiten a una realidad extra textual, poseen un
sentido fijo preestablecido por el gran código de la cultura. Luego los personajes deícticos o
portavoces que funcionan en el relato como representantes del autor, del lector o de otros
receptores. Finalmente los personajes anafóricos, aquellos que remiten a otro personaje más
o menos distante, del mismo enunciado.
Bourneuf y Ourlet (1989) añaden un tipo más que es el personaje portavoz al que
asignan un papel determinante:
Se echa de ver con facilidad cuando se habla del personaje como portavoz del autor, que hay que ir
más allá de la reconstrucción anecdótica de la biografía, el descubrimiento de las fuentes literarias o
históricas y el análisis superficial de las ideas, para alcanzar los niveles de expresión invisibles en un
primer acercamiento y descubiertos con métodos de análisis complejos y de difícil empleo para el
crítico o el lector solitario (Bourneuf y Ourlet, 1989:203).
En la Poética donde Aristóteles lleva a cabo una de las reflexiones precursores del
relato, el personaje es definido básicamente por sus actos ya que, en el relato la acción es
considerada como un elemento fundamental.
En su libro Morfología del cuento (1977), Vladimir Propp sentó las bases de una
teoría innovadora llamada teoría funcionalista del relato. Su teoría arranca con el estudio de
la morfología de un centenar de cuentos populares rusos, o sea, los elementos que entran en
su construcción. Su análisis se fundamenta particularmente en las funciones, es decir, las
acciones que ejecutan los personajes en los cuentos, independientemente siendo agente o
paciente. Partió de una observación según la cual todo cuento tiene dos tipos principales de
elementos, en primer lugar hay la nomenclatura o el modo en que el personaje cumple sus
misiones o atributos, se trata de valores cambiantes (edad, sexo, nombre, situación social,
apariencia…). En segundo lugar caben los elementos persistentes que Propp designó como
funciones, es decir, las acciones invariables que cumplen los personajes en el relato. En el
sentido del teórico, lo que define realmente el personaje no es su estatuto social ni tampoco
su presentación física, moral o intelectual pero más bien las acciones que cumple y, esto es
lo más relevante. Al analizar la estructura de los cuentos maravillosos, Propp distinguió 31
funciones sobresalientes, en adelante constató que de las 31 funciones había 7 roles o
esferas de acción más constantes. En definitiva encontró conveniente reagrupar las 31
funciones en 7 esferas de acción correspondientes a 7 categorías de personajes. El modelo
de análisis o teoría funcionalista del relato de Vladimir Propp es pues, un modelo formado
de siete ejes centrales construidos en base de las funciones o tipos de papeles asignados a
los personajes en un relato típico. En concreto, cada papel actancial es un modelo de
comportamiento y está relacionado con la posición del personaje con respecto al contexto
social en el que se mueve. Estos siete papeles o ejes son: el Héroe, el Bien amado o deseado,
el Donador o proveedor, el Mandador, el Ayudante, el Villano o agresor, el Traidor o falso
héroe (el donador, el auxiliar, la princesa u objeto de la búsqueda, el mandatario, el falso
héroe, el héroe y el agresor). Si bien, el teórico formuló tres advertencias en primer lugar,
116
que la esfera de acción corresponde al personaje, en segundo lugar, que es posible que un
mismo personaje abarque varias esferas de acción, y por fin que una esfera de acción puede
ser compartida por distintos personajes.
Etienne Souriau también propuso los resultados de su indagación sobre el modelo
actancial en su libro Les deux cent mille situations dramatiques (1950). Precisamente,
Souriau realizó un estudio similar al de Vladimir Propp pero con dos matices sustanciales.
Primeramente, el presente estudio se aplicó a los relatos dramáticos, y por otra parte, en
lugar de las funciones Souriau analizó las situaciones entendidas como unas figuras
estructurales diseñadas dentro de determinados momentos de la acción por un sistema de
fuerzas. Los resultados del estudio materializan distintos análisis acerca de determinados
mecanismos de construcción o funcionamiento de las funciones dramatúrgicas sobre las que
reposan principalmente la dinámica teatral, son la morfología de dichas funciones o sus
combinaciones en una obra dramática. Al fin y al cabo, Etienne Souriau catalogó 6
situaciones o funciones dramatúrgicas y las representó mediante determinados signos
astrales: la Fuerza temática orientada; el Representante del Bien deseado, del valor
orientado; Árbitro atribuidor del Bien; Obtenedor virtual del Bien; Auxilio reduplicación de
una de las fuerzas y el Oponente. Aquí se excluye al falso héroe de Vladimir Propp.
Igualmente para identificar las funciones del personaje y definir su acción esta vez
en una novela, Bourneuf y Ourlet en La novela, (1989:183-185), reflexionaron en base de
las fuerzas o acciones susceptibles de combinarse en una situación dramática. Precisamente
definen la acción en estos términos: ―Puede definirse la acción de una novela como el juego
de fuerzas opuestas o convergentes presentes en una obra. Cada momento de la acción
constituye una situación conflictiva en la que los personajes se persiguen, se alían o se
enfrentan‖ (Bourneuf y Ourlet, 1989:183). En cuanto a las funciones de un personaje en una
novela, los mismos las definen de este modo: ―El personaje de novela, de la misma manera
que el personaje de teatro, puede desempeñar diversas funciones en el universo de ficción
creado por el novelista. Puede ser, sucesiva o simultáneamente, elemento decorativo, agente
de la acción, portavoz de su creador o ser humano de ficción con su manera de comportarse,
de sentir y percibir a los otros y al mundo‖ (Bourneuf y Ourlet, 1989:181). En concreto, sus
trabajos proponen una versión simplificada de las funciones sourianas pero excluyendo los
signos astrales son: el protagonista o fuerza temática, el deseo, una necesidad o un temor; El
antagonista o fuerza oponente que obstaculiza la acción del sujeto; El objeto deseado o
temido que constituye el objetivo propuesto o la causa del temor; El destinador o árbitro que
117
Las contribuciones precedentes testifican del interés de los teóricos por estudiar al
personaje literario en diferentes situaciones literarias pero también permiten enfocar al
personaje mediante sus acciones en un relato como un actante. Sabiendo que en un relato
dado, no todos los actantes son personajes aunque todos los personajes por sus funciones
pueden ser actantes. Al respecto es imprescindible la aportación siguiente.
-El eje del deseo, Sujeto (S) → Objeto (O). Esta pareja vincula la relación de deseo, es la
modalidad o eje que configura la trayectoria de la acción y de la búsqueda en la que el héroe
pretende superar determinadas dificultades para alcanzar el objeto deseado.
-El eje de la comunicación, Destinador (D1) → Objeto (O) → Destinatario (D2). Esta pareja
está formada por un remitente D1 y un receptor D2, o sea, el dispensador del bien y su
potencial aprovechador. Es el eje del saber (a veces del poder), se ocupa de controlar los
valores y deseos y también su distribución entre los personajes.
-El eje de la participación, Ayudante (A) → Sujeto (S) ← Oponente (Op), es una categoría
formada con dos esferas de actividad con funciones opuestas, una que auxilia el deseo o
anhelado y la otra que la obstaculiza. Son el ayudante y el oponente.
S: Sujeto
O: Objeto
El modelo actancial que aplicaremos en este trabajo tiene como fuente varios
trabajos y principalmente los de Argildas Greimas en Semántica estructural (1971) y de
Anne Ubersfeld en Semiótica teatral (1993), ambos teóricos coinciden en la operatividad
del modelo actancial. La elección de estos dos en prioridad se debe a que ambos aportes son
particularmente cercanos, el modelo greimasiano es universal mientras que el de Ubersfeld
aunque aplicado al relato dramático conlleva elementos relevantes pero también más
recientes. Precisamente Ubersfeld define sucesivamente al modelo actancial y el actante de
esta manera citando a Greimas: ―es ante todo extrapolación de una estructura sintáctica. Un
actante se identifica con un elemento (lexicalizado o no, un actor o una abstracción) que
asume en la frase de base del relato una función sintáctica‖ Ubersfeld (1993:48). En lo que
atañe a la aplicabilidad del modelo actancial, Greimas señala que el modelo actancial no es
una estructura rígida o inamovible, es más bien un modo de funcionamiento profundamente
diversificado, no obstante resulta ser un instrumento válido para el estudio de cualquier tipo
de relato. No obstante, Ubersfeld45 llama la atención respecto a la complejidad que rodea la
determinación del modelo actancial en una obra dada. Esto es por lo que hemos pensado
imprescindible la caracterización de los personajes para garantizar una mayor visibilidad
sobre su definición individualmente y en relación con los demás personajes y también así se
aclaran y diversos aspectos de su implicación en el relato. Asimismo se facilita su
clasificación y ubicación en el esquema en base de la intuición que señala la crítica pero
también un mejor conocimiento.
Según Ubersfeld (1993), cualquier relato puede reducirse a un esquema básico que
visualiza las principales fuerzas del drama y su papel en la acción. Es la frase implícita o
actancial que se formula de la manera siguiente: una fuerza (o un ser D1) anhela algo.
Llevado por su acción, el sujeto S busca un objeto O en provecho de un ser D2 (concreto o
abstracto). En esta búsqueda, el sujeto tiene aliados A y oponentes Op. Como lo vemos, la
45
―Nuestros procedimientos actuales de determinación del modelo actancial son en buena parte artesanales e
intuitivos. Sólo la intuición justifica a veces la presencia de un ―personaje‖ en una casilla actancial. Un criterio
esencial seguido hasta aquí: las posibilidades de acción, tal como aparecen en la serie de episodios de la
―fábula‖, resumible (por ejemplo, es ayudante aquel que ayuda en la acción). Los criterios extraídos del
análisis del discurso (de los verbos de voluntad o de acción, por ejemplo) son útiles a veces, pero andan
particularmente sujetos a caución, pues el discurso del personaje se halla con frecuencia, como hemos podido
comprobar, en contradicción con su papel actancial‖ (Ubersfeld, 1993:76).
121
frase actancial posibilita la visibilidad de las funciones básicas de los diferentes actantes un
texto dado.
Otra etapa que también participa de la segmentación del relato para analizar los
distintos elementos que lo componen. El esquema actancial es una representación gráfica
que, igual como la frase actancial atiende una síntesis del relato dando la visibilidad global
de los distintos actantes y sus funciones. Él implica seis términos o esferas de acción
distribuidos en tres parejas de acuerdo con los ejes semánticos del querer, del hacer y del
poder. Son: el Sujeto (S), el Objeto (O), el Destinatario (D2), el Destinador (D1), el
Ayudante (A) y el Oponente (Op). Se agrupan en tres parejas o ejes semánticos que en
realidad corresponden a las modalidades de la actividad humana son: sujeto/objeto;
destinatario /destinador; ayudante/ oponente.
- Los actantes
De modo general los actantes designan a las fuerzas o categorías que participan en
un proceso narrativo. Argildas Greimas propone una definición de este concepto basándose
en el vocablo de actor. Un actor es una entidad o figura que por su acción participa en el
argumento de un relato, por lo tanto puede ser una persona, un animal o una cosa. El actante
será pues, una fuerza de naturaleza abstracta, es el rol o función opuesta que cumple un
actor, sabiendo que un actor puede desempeñar varios roles o diversos actores asumiendo un
mismo rol. En el sentido de Anne Ubersfeld, un actante no es una sustancia o un ser, es un
elemento de relación, puede ser: una abstracción como por ejemplo Dios, la ciudad, la
libertad, el odio, la muerte o el amor. Igualmente puede ser un personaje colectivo, los
soldados de un ejército, jugadores de un equipo de fútbol. Advierte que un actante puede
darse ausente de la trama pero siempre que quede patente en el discurso de otros sujetos de
la enunciación. Ella indica que un actante puede cumplir varias funciones actanciales, por
eso existen el Oponente coyuntural o existencial, en cambio, un actante puede estar presente
en el relato actuando directamente o también de forma indirecta cuando es mencionado por
otro personaje. Recordando también que Argildas Greimas y Vladimir Propp que priorizan
la acción definen a los actantes por sus acciones, de hecho Greimas distingue 3 tipos de
actantes: el agente, el paciente y el beneficiario. Es actante siempre que participa en los tres
grandes ejes semánticos que son: la comunicación, el deseo o búsqueda y la prueba. Siendo
122
fuente de motivación del sujeto, el actante puede ser una fuerza, un deseo de éxito, de
venganza o de emancipación. En resumidas cuentas, el actante puede ser un personaje o
aquello otro tipo de elementos (cosa, Dios, amor, odio, Ciudad, ejército, la libertad…),
sabiendo que el número de actantes en un relato es invariable. Asimismo la categoría de
actante asciende a la de personaje porque el número de personajes puede variar de un relato
a otro, en cambio, el número de actantes es invariable, siempre hay seis. Para destacar los
actantes según sus papeles actanciales, Greimas advierte que un actante puede reunir varios
actores o tan sólo uno, pues un mismo actor puede jugar varios papeles actanciales o en
cambio varios actores desempeñando un mismo papel. Finalmente, la determinación de los
actantes de Greimas depende del contexto, en cuanto a sus roles, se distribuyen en seis
categorías actanciales, pues existe principalmente seis tipos de actantes que son: el Sujeto, el
Objeto, el Destinatario, el Destinador, el Ayudante y el Oponente. Se definen como sigue:
El objeto ―O‖: es lo que el sujeto pretende o desea alcanzar, puede ser algo concreto
o abstracto: la libertad, la paz, la justicia, la venganza, o la justicia. El objeto de la búsqueda
puede ser individual (el amor, la fama, el poder) pero a menudo abarca intereses comunes.
Puede ser un ser concreto o abstracto. Del destinatario depende la ideología del texto
narrativo.
El ayudante ―A‖: su papel actancial consiste en actuar a favor del sujeto. Es el qué o
quién auxilia al sujeto para que consiga su meta.
Los seis actantes forman tres parejas o ejes principales, dos parejas posicionales que
son Sujeto/Objeto, y Destinador/Destinatario, y una pareja oposicional Ayudante/Oponente.
Respecto a la vinculación entre los diferentes actantes Domínguez la expone asimismo: ―La
relación entre los actantes se interpreta en términos de lógicos; así entre el destinador y el
destinatario media la modalidad del saber, poder entre ayudante y oponente, querer entre
sujeto y objeto (por medio de la acción esta modalidad se convertirá en hacer)‖
(Domínguez, 1996:50).
El eje del deseo constituye la pareja fundamental del relato. Para Ubersfeld, el sujeto
se determina en relación con la acción y en correlación con el objeto. El sujeto es aquél en
torno a cuyo deseo se organiza la acción, es decir, el modelo actancial. El sujeto siempre ha
de ser animado, vivo, colectivo o individual, se caracteriza por una fuerza dinámica,
conquistadora de un deseo positivo. El objeto de la búsqueda puede ser (real o ideal pero
textualmente presente), abstracto, animado o individual. Esta apareja corresponde al
triángulo psicológico.
124
El triángulo psicológico
D1 S
En el sentido de Ubersfeld, esta es la pareja más ambigua porque los actantes que la
configuran son raramente unidades claramente lexicalizadas. El destinador en relación con
el destino individual del sujeto le impulsa a la acción para que consiga el objeto para el
interés del destinatario. A esta pareja corresponde el triángulo ideológico.
El triángulo ideológico
S
D2
O
S
S
Op Op
O a O b
Estos triángulos permiten destacar si el oponente lo es del sujeto y no del objeto (a),
o si el oponente lo es del objeto en relación con el sujeto (b).
Finalmente, en un relato, los personajes realizan acciones que los vinculan entre sí.
Dichas acciones o roles corresponden con unas funciones básicas: obstaculizar, ayudar u
oponerse a algo, alguien, o también, obtener, disfrutar o desear algo. Siendo así, las
funciones actanciales se cumplen en provecho o en perjuicio del sujeto, pues existen tres
tipos de actantes: el paciente, el agente y el beneficiario. Si bien, además de los personajes,
el relato conlleva otros tipos de elementos también capaces de cumplir las funciones
mencionadas. El actante designar todos aquellos componentes (ser, cosa, abstracción o
personaje colectivo) que participan en el desarrollo de la trama, y mediante sus funciones
participan los ejes semánticos de la comunicación, búsqueda o prueba. El actante reúne pues
a los personajes y estos tipos de componentes inmanentes (personajes, cosa u otros
elementos), se reagrupan en seis esferas o actantes, son: el Sujeto, el Objeto, el Destinador,
el Destinatario, el Ayudante, y el Oponente, entran en la configuración del esquema y frase
actancial, de allí que componen el modelo actancial. En resumidas cuentas, es necesario
distinguir los conceptos de personaje y actante, el personaje es la creación del autor y por lo
tanto, su número en un relato dado depende de la imaginación y querer del autor mientras,
es la teoría del modelo actancial la que ha definido las modalidades de clasificación de los
actantes, según esta teoría, sólo puede haber seis actantes o menos. De hecho, cualquier que
sea el número de personajes que consta un relato, todos pueden ser redistribuidos entre las
seis esferas correspondientes a los seis actantes dependiendo de las funciones básicas que
asumen, por eso el actante trasciende el personaje. Desde luego según esta teoría, todos los
personajes pueden ser actantes pero no todos los actantes son personajes.
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO IV
Efectivamente, las cuatro obras que nos preocupan recrean universos ficticios, en
distinto contexto de producción y configuraciones cronológicas respectivas, un conjunto de
circunstancias socioculturales, políticas o históricas llevados a cabo por un abanico de
personajes. De hecho desarrollan argumentos comunes o divergentes y abarcan temas 46 o
tópicos47 recurrentes o concretos.
En este trabajo, teníamos diversas opciones, pues hemos elegido a los personajes
como mediación, es decir el medio de acceso para alcanzar la esencia de las obras y de este
modo sacar a la luz las claves significativas que desarrollan. Los cuatro capítulos a
46
Los tópicos a los que nos referimos están relacionados con determinados dichos o esquemas fijos de
pensamiento referentes a preocupaciones o intereses universales o comunes a toda la humanidad.
47
Cuando hablamos de los temas, tenemos en la mente la formulación breve y coherente que nos lleva a
contestar a la pregunta ¿de qué trata el texto? La respuesta tiene que ver con la máxima idea que abarca cada
una de las obras que analizamos precisamente. En otras palabras, tiene que ver con lo que está al origen de la
trama principal y que el autor expone a lo largo de la obra.
129
continuación están dedicados a este fin, siguiendo las pautas metodológicas anteriormente
descritas. En el término de este procedimiento, estudiaremos en adelante los temas hallados.
Nuestro corpus está formado por cuatro obras, tres novelas y un relato de viajes, las
cuatro obras están ambientadas en Guinea Ecuatorial tanto las dos obras poscoloniales como
las dos coloniales. Antes que todo, cabe mencionar que los personajes están estudiados en
base de los dos principales orígenes español y guineano. Todos los que no pertenecen a
ambos grupos estarán designados como extranjeros. Por otra parte, resulta difícil lograr una
estructura homogénea en cuanto a la identificación o descripción de los diferentes
personajes por lo tanto, las diferentes tipificaciones que proponemos estarán adaptadas a las
especificidades de cada una de las obras. La labor consistirá en identificar a todos los
personajes, clasificarlos y luego describirlos individualmente, según las pautas
metodológicas desarrolladas anteriormente. Eso supone un recorrido completo del texto,
leyendo a cada personaje, su elaboración o sus funciones preponderantes desde el principio
hasta el final del relato.
Asumu, Ba, Bokesa, Bon, Bon, Abeso Motulu, Carlos, Cervantes, Cristóbal Colón, Dalmau
Carles Pla, Djoba, Deogracias, don Plácido, don Serafín, don Esteban, don Prudencio, don
Santos Casamitjana, don Ramón, el protagonista, el padre del protagonista, el viejo rector,
Esteban, el padrino, el tío Meco, el Rey Fernando, el padre de Estaban, el Gobernador
General, el Teniente de la Guardia Colonial, el hermano Marcos, el padre Ortiz, el padre
Coloma, el padre Amadeo, el tío Abeso, el monaguillo de bata, el misionero de Bata, el
Instructor de la Guardia Colonial, el Subinspector de Enseñanza, el padre Claret, el padre
Obispo Prefecto Apostólico, el padre Remigio María Echenagusia, el calabar, el criado, el
sastre, el alumnado del pueblo, Epulón, Esimi, Felipe Nkulu, Franco, Julián, José Vicente,
Juan Luis, Lázaro, la tía Tecla, la madre del protagonista, la hermana del protagonista, la
vieja de la morada, la tía Eulalia, la tía Asilada, la Reina Isabel, las monjas, las
catecúmenas, las aldeanas, los motoboys, los mayores, los espíritus de los antepasados, los
plantadores, los judíos, los mayores, Mamá fina, Mamá Andeme, Micue, Moisés,
Montserrat Montesino de Casamitjana, Mico mi Ondo, Miguel Oyono, Policarpo, Marcelino
María Mba Nsamio, Mbo, Motulu me Mbenga, Nguema Olinga, Nguema, Nguema Anseme,
papá Nicolás, Pío, Paco, Otunga, Santos, Silverio Ondo Mesoco, San Pablo, San Juan
Bautista, San José, San Marcos, San Miguel Arcángel, San Pedro, sor Juana.
-Los guineanos
Los hemos ordenado por sexo, en primer lugar los personajes masculinos que son
mayoritarios: el padre del protagonista, don Ramón, el tío Abeso, Ambrosio, el padrino,
Nguema Anseme, el tío Meco, Motulu me Mbenga, Abeso Motulu, el padre de Estaban,
Mico mi Ondo, Miguel Oyono, Marcelino María Mba Nsamio, Nguema Olinga, don
131
Plácido, don Serafín, don Esteban, don Prudencio, papá Nicolás, Deogracias, el sastre, el
protagonista, Esteban, Julián, Carlos, José Vicente, Juan Luis, Esimi, Mbo, Asumu, Antón,
Santos, Otunga, Ba, Paco, Bon, Silverio Ondo Mesoco, Felipe Nkulu, Bon, el monaguillo de
bata, Policarpo, el criado, Pío, Djoba y Nguema o Bokesa. A ellos se suman pocas
guineanas: la madre del protagonista, Mamá fina, Mamá Andeme, la vieja de la morada, la
hermana del protagonista, la tía Tecla, Micue, la tía Eulalia o la tía Asilada. Por fin destacan
algunos personajes colectivos como son el alumnado del pueblo, los motoboys, los mayores,
los antepasados, las sixas, las catecúmenas o las aldeanas.
-Los españoles
adolescentes alumnos. Hay muy escasos nativos con oficio remunerado como son los
motoboys, el sastre o el criado.
Los personajes principales son aquellos, en torno a los cuales se desarrollan las
acciones más importantes del relato. En esta obra, son diez: el protagonista, el padre del
protagonista, el tío Abeso, el padre Ortiz, don Ramón, don Santos Casamitjana, el padre
Remigio María Echenagusia. Aquí caben también la tía Tecla, la madre del protagonista y la
vieja de la morada. Debido a la importancia de su implicación, los estudiamos
individualmente.
De qué sirve toda una vida de diversión y de crápula si al final tu alma se condena por toda la
eternidad. (…). Lo más importante de mi vida era eso, salvar mi alma, y para ello debía huir de los
pasatiempos inútiles, de los juegos licenciosos de mis amigos, de mis primos, de mis hermanos de
tribu. Y fue poco antes de cumplir los nueve años cuando adquirí la costumbre de decir misas en un
altarcito que me hacía en mi habitación, delante del crucifijo que me había regalado el padre Ortiz
(Ndongo Bidyogo, 1987:67).
Ángeles penetró de nuevo en mi mente, trayendo hasta mi recuerdo el último encuentro con ella. (…).
Y es que yo sentía que ya nada me ataba allí, ya no esperaba nada, tampoco sabía qué será de mí en el
futuro (…). Ahora o nunca, ya estoy preparado para afrontarlo todo, que venga a mí el cáliz de mi
salvación terrenal, recobrar mi identidad individual y mi identidad colectiva, no pasar por esta vida
sin dejar un fruto duradero, (…). Es preciso aprovechar la menor ocasión, el mínimo resquicio para
decirle, para explicarle, para revelarle mi decisión in-que-bran-ta-ble de dar otro rumbo a mi vida.
(…). Reverencia, África no necesita únicamente sacerdotes. En mi país-continué medroso, humilde-
apenas hay médicos, ingenieros, abogados, qué sé yo…, nativos. También eso es primordial, padre,
para alcanzar nuestra estabilidad, para nuestro progreso, para construirnos una nación. Yo me he dado
cuenta de ello y… (Ndongo Bidyogo, 1987:14-18).
Más allá de sus dudas y sus justificantes, confesados o no, el protagonista expone
una razón fundamental en su sentido, la pérdida de la vocación sacerdotal por lo que, no le
queda más remedio: ―No me siento llamado por Dios para esta misión. (…). Lo intuía desde
hacía mucho tiempo, pero he dudado, he luchado, he perdido la luz. Y porque mi alma ya no
soporta tanta aflicción, llega el momento de dirimir el conflicto: no tengo vocación de
sacerdote, padre‖ (Ndongo Bidyogo, 1987:19).
confirma al mismo tiempo que descubre las dos posturas más irreconciliables entre Ortiz y
Abeso:
Y el padre se ponía a alabar el ejemplo de mi padre bautizado, casado canónicamente, sin concubinas
ni hijos ilegítimos. Virtudes que Dios sabía recompensar pues había logrado ser emancipado pleno,
posición que le permitía disfrutar de unas ventajas que los pertinaces infieles jamás alcanzarían. (…)
Y mi tío le miraba con imperceptible acceso de ira que yo notaba, y me miraba a mí con un amago de
tristeza que me contagiaba, y decía que el dios de los blancos era un dios muy simple que sólo veía lo
que les convenía a los blancos. Y añadía que no iba a discutir con el padre los asuntos de nuestra
familia, porque no es bueno que las querellas familiares sean noticia para el huésped. El parentesco,
decía el tío, es como un ruiseñor podrido en la trampa: podrido y todo, siempre queda colgado por una
vena‖ (Ndongo Bidyogo, 1987:78).
educación de todos sus hijos como clave de su integración social, tampoco desatiende su
educación social, exige de sus hijos que sean humildes y obedientes y hay más: ―hay que ser
limpios ordenados nadie va a venir a limpiar vuestra casa el cuerpo es el espejo del alma si
donde vivís hay suciedad y desorden señal de que vuestras almas están sucias y no quiero
hijos sucios ni el cuerpo ni el alma‖ (Ndongo Bidyogo, 1987:78). Asimismo como la
educación y el bienestar, este padre de familia prioriza igualmente la seguridad de su
familia, por eso ha establecido las normas de protección esta vez contra destructora brujería
de los negros, ponerse fuera del alcance de los brujos garantizará el futuro que anhela por
sus hijos: ―os tengo dicho que no vayáis a casa de nadie, no comáis más que la comida de
vuestra casa que ésta y ninguna más hay mucha brujería y los brujos os pueden dar carne
humana y transmitiros su brujería (…) no conocéis la vida hay gente que hace hechizos y
encantamientos con los niños pueden mataros para comeros en ceremonias por la noche y
obligaros a que nos matéis a nosotros qué pasará de quién la culpa os lo tengo advertido
aquí hay mucha brujería la brujería de los negros es mala‖ (76). El padre del protagonista
destaca también como un genitor que quiere a su descendencia, por humildad y afecto acata
la decisión de su hijo por abandonar el sacerdocio por la abogacía, aunque ello supone el
incumplimiento de sus expectativas. Concluye asimismo una carta dirigida a su hijo para
animarle: ―ya ibas a terminar tus estudios de sacerdote resulta que quieres estar más tiempo
allí en España piensa en nuestros sacrificios cuídate hijo y estudia, estudia lo que sea pero
estudia y a ser un hombre de provecho y escríbenos tu padre que te quiere mucho‖ (Ndongo
Bidyogo, 1987:75).
En conclusión podemos decir que este es un padre que sabe proteger a su familia,
mediante el esfuerzo físico y capacidad de sacrificio para garantizar el porvenir de su prole.
Es un hombre precavido, trabajador, oportunamente riguroso o amable que trata de inculcar
los mismos valores a su descendencia en el momento en que se vislumbra el final de la
colonización. En este mismo sentido, cuando en un momento dado, el protagonista señala a
su padre como un delator entre la población blanca, pues se contempla la complejidad de
este personaje que finalmente no es ni auténticamente católico ni tampoco totalmente
tradicionalista, prepondera el bienestar de su familia y el de su país. Con el padre del
protagonista, Donato Ndongo pone expone al típico indígena convertido en un emancipado
en plena consonancia con la época colonial y, su desarrollo en esta novela pone de
manifiesto los provechos y prejuicios de la condición de evolucionado. En esta línea, su
filosofía aúna el aprovechamiento de las preeminencias resultadas del contacto con los
139
blancos y con los provechos de las tradiciones vernáculas en beneficio de la familia y del
país.
Abeso es un viejo con la cara tatuada y el cabello blanco, tiene su propio solar
bosque adentro fuera de la carretera, su vivienda propia es una cabaña construida con los
materiales locales. Abeso es hermano mayor del padre del protagonista narrador, es el jefe
de su tribu, es también el guardián de las tradiciones y poderes ancestrales. Abeso
representa la autenticidad y de ahí que es todo un símbolo de la resistencia contra la
aculturación y la ocupación europea. Este es la figura tradicionalista de la novela, posee la
sabiduría de los ancestros, rechaza el contacto y los valores ajenos impuestos a su pueblo,
porque en realidad él considera al sistema colonial como un engaño montado para perjudicar
a la población indígena. Desde luego, el modo de vivir y pensar de tío Abeso entra en total
conformidad con sus convicciones, este jefe tradicional no piensa ni aprovechar las
aportaciones de los blancos ni cambiar sus hábitos tradicionales. Abeso vive en una cabaña
bosque adentro porque: ―Él no quería una casa que imitara el estilo de los blancos (…), no
le gustaba la carretera, a cuyo trazado se había opuesto desde siempre‖ (98). Según el
protagonista, la conversión de Abeso es el mayor reto del cura Ortiz pero, para el
tradicionalista Abeso cada tribu tiene sus propias tradiciones y no hay justificación que
valga para alterar valores ajenas, él prosigue: ―el secreto de la paz entre las distintas tribus
está en que cada una conserve y cumpla las suyas sin meterse con los amuletos que protegen
a las demás. Todas las tradiciones tienen elementos verdades y elementos falsos o al menos
exagerados y ninguna puede adoptarse como verdad única‖ (99). Abeso con esas palabras
achaca la imposición del catolicismo a expensas de las religiones tradicionales indígenas.
Precisamente él es considerado un modelo de la resistencia, porque procura vivir apartado
de cualquier objeto o valor importado y que toma como símbolos de la dominación. Abeso
es polígamo, tiene seis mujeres y con veinte y ocho hijos, a pesar de los insistentes
acercamientos del padre Ortiz por conquistarle, Abeso nunca ha pisado una capilla católica,
no cultiva ni café ni cacao como los demás aldeanos. Desde luego, además conserva en
herencia los vestigios de la jefatura tradicional tal como la calavera de su antecesor Abeso
140
Motulu, para guiarle y protegerle en su misión como jefe y cabeza de la tribu o los amuletos
defensores. En contestación del sistema colonial, Abeso se niega al bautizo evidentemente
él cree que el dios de los blancos es una herramienta de sometimiento además, el sacrificio
de la conversión está a un precio que no está dispuesto a pagar. Abeso se niega a deshacerse
de cinco de sus seis mujeres, lo mismo se niega a adoptar un nombre cristiano y perder uno
suyo que representa parte fundamental de su identidad, él enfatiza: ―Prefiero seguir
llamándome Abeso, que todos me conozcan y me recuerden así, ese nombre me identifica,
me da vida, me hace ser exactamente quién soy y no otra persona‖ (104), pues él considera
―débiles traidores‖ a los jefes tribales sometidos. Como depositario de los valores
aborígenes tiene fe en su religión tradicional y no pierde de vista su papel como cabecilla de
su tribu. Para asegurar el relevo de la autoridad tradicional y también la conservación de las
tradiciones de su pueblo, Abeso ha elegido a su sobrino el protagonista como sucesor para
lo que percibe como un proyecto vital. A lo largo de la obra se explica cómo va preparando
cuidadosamente a su futuro sucesor mediante iniciaciones, diversos aprendizajes o
transmisión de los atributos imprescindibles por sus funciones. Al mismo tiempo que le
prepara a asumir la autoridad s tradicional, Abeso inicia igualmente el adolescente a la caza
y, simultáneamente le cuenta la historia de su tribu. Asimismo descubrimos el linaje de la
tribu, sus orígenes, sus migraciones, las tremendas circunstancias de la ocupación europea o
el pasado guerrero de sus antecesores.
En esta obra, el personaje tío Abeso puede leerse de diversas maneras en base de las
relaciones que mantiene con determinadas personas; con su hermano menor que es el padre
del protagonista, con el sobrino protagonista y con el padre Ortiz. Abeso se lleva
perfectamente bien con su hermano ya que como es legítimo éste último respeta a Abeso
como si fuera su padre. Sin embargo, respecto a la ocupación española, simbolizan dos
visiones antagónicas aunque no irreconciliables: el padre es un emancipado pleno declarado
por la autoridad colonial, él representa la modernidad, él valora ante todo la fe cristiana, la
educación y cultura occidental. En cambio, Abeso es un tradicionalista conservador que
avisa la amenaza que representa la ocupación europea por esta razón, como es su deber, él
prepara su sobrino para garantizar la continuidad de las tradiciones seculares de la tribu. Su
visión para con la colonización se resume asimismo: ―No encontraba ventaja alguna en la
amistad con los ocupantes blancos, prefería seguir conservando intacta la fuerza mágica,
misteriosa y peligrosa que le había sido conferida por el pueblo como jefe, y allí estaba el
origen del majestuoso desdén que los desconocedores de la tradición de vuestro pueblo
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llamáis despecho‖ (97). Siendo así, Abeso confía en el poder tradicional para recuperar el
orgullo perdido, por lo cual el protagonista encarna la esperanza del pueblo. Hay que señalar
que Abeso y su hermano conviven en perfecta concordia, sus opiniones discordantes no
altera los vínculos fraternos vigentes dentro del núcleo familiar sin embargo, el protagonista
es la conjunción de las tendencias que ambos encarnan, uno y otro velan por ello.
En segundo lugar, el personaje Abeso se puede leer desde la relación muy especial
que mantiene con su sobrino, entre ambos cabe mucho cariño, una gran complicidad y sobre
todo la admiración del adolescente por su tío. El protagonista pasa mucho tiempo en
compañía de Abeso, a menudo en el medio de los demás miembros de la familia basta la
mirada porque llegan a comunicar sin necesidad de palabras. Para el futuro jefe, cada rato
compartido con su querido tío es un aprendizaje, él sabe que su tío es un hombre
excepcional incluso afirma que el cura Ortiz también tiene plena conciencia de ello. Es que
para el sobrino, tío Abeso es un maestro incansable designado por la tradición para
enseñarle el camino del esplendor. El sobrino admira tío como un héroe de la resistencia al
hombre blanco, a sus ojos es un gran hombre con una autoridad muy grande, tanto en el
seno de la familia de la tribu como ante los mismos ocupantes. Al lado de su sobrino, Abeso
actúa por amor a su sobrino, porque éste constituye su principal foco de interés, como
sucesor tradicional y guía moral y también como esperanza del país.
Por fin, Abeso y Ortiz representan la relación dialéctica entre el catolicismo colonial
y la tradición fang en la novela, son las dos fuerzas opuestas en el relato donde cada uno
defiende sus valores e se esfuerza para ganar al adolescente protagonista su propia causa.
Son los dos hombres más cercanos al protagonista, las visiones que representan
respetivamente son las que configuran el dilema tradición y modernidad que experimenta el
protagonista en la novela de Donato Ndongo. Abeso es la antítesis de Ortiz, odia a los
blancos invasores porque son violentos y abusan de su autoridad sobre los indígenas cuya
protección recae en el tío. En su sentido la religión católica y la modernidad encarnadas en
la persona del viejo misionero son pretextos para avasallar a los nativos mediante el despojo
de sus valores culturales. En el capítulo culmina la discordia existente entre ambos
personajes. Abeso y Ortiz se enfrentan en un cara a cara traducido por el protagonista y, el
contenido de la discusión desvela los principales puntos de discrepancia entre otros caben:
la fe cristiana, el infierno, la poligamia, la procreación, la brujería, la misión colonial, o la
tradición oral aborigen. Uno y otro defiende su cultura o creencias en un intercambio
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caluroso pero con respeto mutuo, la conversión de Abeso es el mayor reto de Ortiz,
consciente de la importancia del tío entre los suyos. Uno de los intentos resume asimismo la
intensión del viejo misionero: ―Tú debes dar el ejemplo (…), porque eres la cabeza de tu
tribu, y comprender que los tiempos han cambiado. El mundo avanza, y es necesario que tu
pueblo deje este estado primitivo en que se encuentra. Nosotros hemos traído la civilización,
curamos vuestras enfermedades, trajimos la paz y combatimos las costumbres bárbaras‖
(104). A pesar de haber sido destituido de su jefatura por el sistema colonial, Abeso
permanece aferrado a sus ideales, su esperanza no radica en su único sobrino preparado
según la tradicional y la sabiduría de los blancos mediante la escolarización, también confía
en que a pesar de su hegemonía aparente los blancos en el fondo tienen miedo a los
indígenas y esto es una ventaja que concurrirá al triunfo final de su pueblo.
- Don Ramón: don Ramón es un personaje opaco dado que de él se sabe poco, nada
de su vida personal. En cambio, el maestro Ramón es un personaje directo que
progresivamente se descubre física o moralmente mediante el narrador y otros personajes.
Don Ramón es el único maestro del pueblo encargado de la educación básica de los
niños del colegio. Aparece sólo bajo su nombre con el que se deduce que es un indígena
bautizado. Ramón aparece como un hombre elegante, muy alto, con sus dientes blancos,
muy delgado, la cabeza bien peinada y perfumado con la ropa almidonada. Además de esos
rasgos que lo describen como un hombre correcto y cuidadoso, Ramón tiene una caligrafía
143
limpia, cuidada y bella. Sin embargo, este maestro indígena a la usanza antigua es también
presentado como un verdadero verdugo. Su pedagogía expeditiva se fundamenta en una
filosofía según la cual los negros tienen la cabeza muy dura por lo tanto, la letra sólo puede
entrar con la sangre. Asimismo, no duda en castigar con severidad a los alumnos cuanto lo
estima necesario y oportuno. A más de ser un objeto de terror, Ramón es ante todo un
instrumento colonial encargado de adoctrinar y lograr la conversión de los niños en
perfectos españoles. De hecho su docencia integra dos ramas principales, las formaciones
religiosa y patriótica. Pretenden conseguir a que los niños crezcan desde su tierna edad ya
siendo cristianos afianzados a la madre patria España. Ramón sostiene que los españoles
han venido a salvarles de los males atávicos heredados de sus ancestros como son la
anarquía, el salvajismo o el paganismo. Básicamente, Ramón cumple en el relato una
función preponderante en el proceso de aculturación de los indígenas. Está al servicio de la
misión civilizadora dirigida por la iglesia católica, la misma que controla todo el sistema
educativo. El relato expone cómo la administración colonial vigila todo el proceso. De
preparación de los pequeños y, como buen agente del mismo, el maestro es felicitado al
final del año escolar. En otras ocasiones don Ramón es invitado a la mesa de las autoridades
coloniales junto a los emancipados y también otros agentes que son el catequista y los jefes
tradicionales convertidos.
Don Santos Casamitjana es un típico colono dibujado con tres rasgos sobresalientes,
es un astuto empresario, aficionado a la violencia física y con apariencia de buen cristiano.
El autor recrea asimismo el sistema económico colonial basado en la explotación de los
indígenas, aquí se practica un sistema de trueque, donde los finqueros blancos se enriquecen
a costa de los indígenas.
este sacerdote contrasta con la temperancia característica de otros misioneros al ejemplo del
padre Ortiz. No obstante, Ojo Picante destaca con su marcada conciencia profesional, es
celoso de su deber aunque en ello también incide su carácter particularmente prepotente
tanto, que ni permite ni perdona algún menoscabo de su autoridad. Para demostrar la
intransigencia del viejo sacerdote, el narrador expone un incidente acaecido en el internado.
Se trata de un tal Silverio Ondo Mesoco, internado e hijo de un jefe tribal quien, por
protestar por la mala comida recibe un castigo ejemplar del viejo misionero que lo considera
una afrenta legítima. Ojo picante le rompe la nariz, le expulsa del internado y para colmo le
maldice en nombre de Dios. Esto no es un episodio trivial ya que, ha servido a asentar la
fama del cura como el hechicero blanco más poderoso que todos los negros. Esto ocurre
cuando el día siguiente el internado expulsado fallece envenenado tras ser estrangulado por
una serpiente boa. Más adelante señala el narrador otro incidente sucedido cuando el
protagonista es castigado físicamente, insultado y expulsado por no obedecer al Ojo Picante
que le obligaba a comer una yuca que contiene un ciempiés. Como la mayoría de los
indígenas, el protagonista aprecia a Ojo Picante como un hombre extraordinario y sobre
todo todopoderoso eso por diversas razones. Uno de los secretos del cura blanco tiene que
ver con la confesión, para el narrador, esta es un medio eficaz de que dispone el cura para
desentrañar las intimidades más hondos de los nativos y para luego utilizar la información
recogida afín de subyugarlos. Ojo Picante es un personaje de gran influencia e importancia,
con su papel, la religión católica aparece en la obra como un instrumento colonial al que
contribuye eficazmente el viejo misionero. En concreto, el padre Echenagusia es un astuto
sacerdote, un personaje aficionado a la violencia y que a la vez sabe sacar partida de la
ingeniosidad de los indígenas y de la supremacía que le conceden su estatuto social y su
estratégico oficio.
Ortiz es otro viejo misionero blanco, posee una moto con la que junto a su
monaguillo el protagonista narrador, recorren una vez al mes los pueblos más alejados para
decir la misa a los feligreses. Ortiz es un misionero que no habla los idiomas locales por eso
su monaguillo es el traductor e intérprete que le facilita la comunicación con los indígenas.
Es que en esta novela, la función principal de Ortiz es ante todo el lograr la conversión y la
salvación de las almas indígenas, por eso una de sus estrategias consiste en utilizar los
sermones para convencer a los infieles de la necesidad de entablar con Dios una relación
sana e intachable, ello supone fundamentalmente el abandono de las prácticas salvajes. En
ello precisamente en una de sus estrategias por ejemplo, este predicador aprovecha las giras
habituales sobre terreno para despojar los indígenas de todos los vestigios aborígenes
conservados en señal de su entrega absoluta al Señor y como dice, se los lleva con el fin de
destruirlos. Si bien, igual que los demás colonos, el padre Ortiz es también un empresario a
su manera, tiene su negocio propio desarrollado mediante la venta de rosarios
principalmente a los indígenas, son los más caros porque se los dicen de mejor calidad y
además son los únicos rosarios bendecidos. En otras palabras, este sacerdote gestiona un
negocio al que se apuntan todos los nativos por obligación moral como otra muestra de su
conversión. Por otra parte, en base del contacto constante que mantienen, el padre Ortiz
ejerce una gran influencia en el protagonista que en él ve un modelo de piedad y dinamismo.
Es en compañía del viejo cura que este adolescente aprende los primeros rudimentos de la
civilización y, se fija particularmente en el trato especial y privilegios de que gozan los
sacerdotes. En la obra, el padre Ortiz se encuentra al principio final de la preparación de su
monaguillo, el predicador vigila con particular interés la evolución escolar y espiritual de su
protegido ya que él comparte y apoya las ambiciones eclesiásticas de los padres por su
prole. El adolescente aprende con él sus primeras oraciones y, al final de la novela con Ortiz
igualmente emprende el viaje marítimo rumbo al seminario de Banapá en la isla de
Fernando Poo. No obstante, otro gran reto de este misionero es conseguir la conversión del
tío Abeso y a través de él lograr la mayor adhesión de sus súbditos. En uno de los intentos
del cura, ambos protagonizar una larga charla, un cara a cara que enfrenta las dos
autoridades, las dos ideologías aparentemente incompatibles que ellos representan
respetivamente. La discusión traducida por el protagonista gira en torno a la muerte y
resurrección del Cristo, la autonomía de los pueblos con sus creencias, la fe, el infierno, la
147
En resumidas cuentas, padre Ortiz es el personaje creado por el autor para exponer el
impacto de la evangelización y el papel fundamental de los agentes en la labor civilizadora
colonial española. Ortiz es el predicador encargado de la conversión de los nativos, por su
papel, tiene mucha autoridad en las familias de indígenas ya que mantiene un contacto
permanente y estrecho con numerosos feligreses. Finalmente, Ortiz juega un papel
fundamental en el proceso de aculturación de los indígenas, igualmente, Ortiz constituye un
eslabón importante del sistema colonial en la cadena de explotación de la población
aborigen adscrita a la causa cristiana.
Con sus catorce años, Tecla es una joven analfabeta y compañera de juegos de su
sobrino el protagonista que la describe como una criatura enclenque y sensitiva. Trata a su
sobrino con mucho cariño y admiración, es también su apoyo sicológico sobre todo en los
momentos especiales de su vida como la circuncisión o también por ejemplo, en día de su
comunión, le baña con especial cuidado y cariño. Con este personaje se recrea la
configuración típica de las familias africanas donde los menores suelen estar criados por los
hermanos mayores, mientras éstos se sustituyen a los padres genitores, los niños a cargo por
su parte contribuyen de las faenas hogareñas. Tecla es uno de ellos, en cierto modo ella
actúa de hija mayor en el hogar de su hermana, tiene algunos quehaceres diarios fijos como
son la limpieza de ropa, vajilla, el cuidado y vigilancia de los niños y también va a por agua.
Sin embargo, su comportamiento no es siempre intachable, en una ocasión, Tecla aprovecha
de su sobrino en un momento en que está atormentado por los síntomas de la pubertad, pues
ella le anima a un acto sexual incestuosa puntual. El acto es solo una culminación porque el
joven adolescente ya llevaba algún tiempo observándola en varias ocasiones mientras se
bañaba desnuda. El hecho plantea la convivencia sin pudor y total descontrol parental entre
adolescentes púber de sexos opuestos, los padres dedicados a las labores campestres diarias
148
no tienen constancia de este aspecto de la evolución natural de su hijo. Desde luego, Tecla y
su sobrina tienen plena conciencia de su error y por eso pactan por el secreto de lo
acontecido. Con este episodio, Tecla entra a formar parte de aquellos iniciadores encargados
del desarrollo del protagonista a lo largo del relato.
Finalmente, Tecla es una típica adolescente rural, analfabeta, hacendosa, con sus
triunfos y debilidades correspondientes a su corta edad pues su personaje descubre las
realidades de una típica familia africana ubicada en el universo rural.
Con este personaje el autor descubre a la típica mujer rural africana totalmente
dedicado a su familia, a la vez una esposa trabajadora, partos múltiples, cariñosa, o
consoladora. Lleva una vida corriente, es decir, al único servicio de los demás, su ética se
resume al sacrificio de sí mismo por el amor de la familia numerosa y extendida.
Está establecida selva adentro en un determinado lugar denominado como la cuna del poder
ancestral del que es guardia y protectora contra los enemigos. En este lugar se encuentran un
árbol especial, el gigantesco ekuk constituido de cuatro ramas señalando los cuatro puntos
cardinales y también está una cabaña de adobe con una puerta y sin ventana. Ella aparece
puntualmente para dirigir los rituales que se celebran en la morada de los idos. Ella es la que
entrega al protagonista las reliquias del poder ancestral cuando es elegido como futuro jefe
de la tribu, un hacha, un diente de caimán, el fuego y la tortuga. La vieja es un personaje
principal por la importancia que se da a la preparación tradicional del protagonista y, a la
cual ella juega un papel imprescindible. Si bien, el papel preponderante de esta iniciadora
contrasta con su aspecto externo alterado, además de la enorme llaga supurante en el rostro,
es también diseñada como una vieja flaca y arrugada, tatuada la cara, anda desnuda y parece
ciega ya que de sus ojos se derraman un líquido blanquecino. No obstante, con esta vieja, el
autor destapa otro papel preponderante de la mujer en una sociedad tradicional
aparentemente dominada por el género masculino.
gran jefe de tribu, el segundo del linaje, antecesor del tío Abeso y también su iniciador. El
abuelo Motulu aparece definido como un mártir, un héroe a la antigua usanza.
decisión del protagonista de renunciar al seminario, a pesar del largo y dificultoso recorrido,
del pueblo al distrito y finalmente España. Al cabo de una larga discusión que mantienen el
joven y el viejo en un largo y controvertido cara a cara, el viejo exponiendo con mucho
cariño y énfasis la importancia, el papel, los logros o el futuro de la evangelización en
Guinea, mientras el seminarista con la misma deferencia expone sus desilusiones
personales, sus ambiciones patrióticas, o sus inquietudes. Si bien, el viejo rector no llega a
convencer al joven seminarista decidido a coger un camino distinto para servir su país, fuera
del sacerdocio. Esta decisión provoca la decepción del viejo, a falta del relevo necesario, el
viejo rector predica el final del cristianismo en la colonia y de ahí la vuelta de las prácticas
bárbaras. El papel del viejo rector en esta novela es a la vez simbólico y estratégico.
Garantizar la continuidad del cristianismo en cuanto se anuncia la soberanía, y desde el
seminario español, asegurar la formación de los nativos designados para perpetuar el
mensaje colonial. El viejo rector aunque desde España perpetúa el discurso colonial según el
que los indígenas necesitan a los guías para conservar la moral colectiva, pues los curas son
unos guardianes de la fe y protectores sin los cuales volvería el paganismo y la barbarie.
Este es el tercer jefe de la tribu esamgón quien, por sus nombres Marcelino y María
se deduce que se ha convertido al cristianismo. Es uno de los que el tío Abeso aprecia como
jefe débil y traidor. Él forma parte de los nativos que abdicaron ante los ocupantes y así
facilitaron la sumisión de sus súbditos y por ende el asentamiento de los colonos. No
obstante, este jefe tradicional es realmente un personaje ambiguo, situado a caballo entre lo
tradicional y lo moderno porque, paradójicamente está bautizado pero también es polígamo.
Aunque en este caso Nsamio es bautizado ya moribundo, pese a ello, para el cura
Echenagusia, este bautismo es válido como cualquier otro. Se entiende mejor que el padre
Echenagusia recupera la conversión de esta autoridad tradicional como un logro propio y
muy significativo sobre todo a los ojos de la comunidad aborigen donde es temido por su
fama. Si bien, la personalidad turbia de Nsamio culmina cuando a su muerte, sus restos
mortales explotan en plena celebración de la misa de los difuntos. Finalmente, sus esposas
lo consideran un hombre malo pero la iglesia aprecia favorablemente su conversión y
finalmente organiza sus funerales según los rituales eclesiásticos.
alumnado, y los contenidos de las asignaturas. Toda la escuela es una sala inmensa de tierra
polvorienta bajo un techo de nipa y con paredes de calabó tiznadas de blanco. Los pupitres
son hileras de troncos de madera partidos por el corazón. En este espacio rústico y miserable
estudia un alumnado organizado en cuatro grupos, correspondientes a los grados: elemental,
medio, preparatorio y los párvulos. El programa de docencia tiene tres enfoques.
Primeramente los conocimientos básicos o científicos como son las primeras letras, lectura,
aritmética, o la geografía e historia de España. En segundo lugar se halla la formación
política llamada patriótica, es decir, la preparación de los adolescentes como súbditos y
herederos de la madre España. Por último, la formación espiritual mediante la enseñanza
religiosa los jueves bautizados el día de la pureza. En la obra, el narrador describe al
alumnado como un grupo de adolescentes particularmente aterrorizados por un maestro
verdugo. El relato acerca de esta escuela destaca un espacio público de alienación al servicio
del sistema colonial. Además, la falta de profesionalismo del maestro abre paso a la
violencia física. Es un espacio de frustración donde acuden los alumnos siempre
atemorizados puesto que corren permanentemente el riesgo de volver a casa con el trasero
ensangrentado. He aquí una escuela a la usanza antigua.
- Mamá Andeme: es otro personaje indirecto y opaco. Es la primera esposa del tío
Abeso. Como la abuela contribuye del mismo modo a las celebraciones rituales a favor del
protagonista al que también demuestra mucho afecto y cariño.
- Sor Juana: es una de las monjas del personaje colectivo designado como las
monjas del que es la única nominada. El protagonista enfatiza mucho en su belleza, pero la
admirada apariencia de la sor Juana contrasta con su papel de encargada de disciplina en el
internado de chicas. Distingue con su rigor, por ejemplo, el narrador lamenta no poder ver a
su hermana también interna porque sor Juana aplica estrictamente el reglamento restringe
cualquier tipo de comunicación o de contacto entre los internos y las internas a pesar de que
sus respetivos colegios están separados tan sólo por una carretera. Seguramente por su
especial destreza, la sor Juana se encarga personalmente del lavado de las sotanas de los
sacerdotes.
- Montserrat Montesino: apodada Eme Eme esta es la esposa del empresario don
Santos Casamitjana. Esta es un personaje estático e indirecto. Montserrat es expuesta en la
obra como una mujer especialmente cariñosa aunque también inaccesible. Ella parece como
una persona caritativa, eso es perceptible en la complicidad existente entre ella y el
protagonista. Desde luego, el joven adolescente le tiene particular admiración y aprecio por
su trato y sobre todo por sus pequeños obsequios. En el momento de despedirse, Eme Eme
requiere del adolescente que se mantenga comunicado con ella a la distancia desde el
seminario, y le regala unos cuadernos. El padre del protagonista también valora el carácter
provechoso de la señora Eme Eme que le distingue de sus compatriotas. Finalmente,
Montserrat es una blanca y por lo tanto, a pesar de ser afable e humilde, su identidad social
le confiere cierta superioridad por encima de todos los indígenas. Sin embrago, a pesar de la
preponderancia social, ella se muestra como los demás blancos ante el Señor ella se arrodilla
modesta y recogida para recibir la sagrada comida de las manos del padre Echenagusia.
- Las sixas y las catecúmenas: son nativas de diversas edades, internas alojadas en
barracones situados enfrente del internado de los chicos. Ellas forman parte de aquellas
instituciones coloniales principalmente destinadas a preparar a las jóvenes nativas a asumir
con responsabilidad y dignidad el matrimonio futuro, sobre todo a las que no pueden
pretender a alguna carrera profesional, esta función es perceptible mediante el contenido de
las docencias o aprendizajes que reciben distintamente y a veces conjuntamente. Por
ejemplo, las sixas y las catecúmenas tienen actividades comunes: limpian los colegios y la
capilla, cultivan las fincas de las monjas, también lavan la ropa y preparan la comida de los
internos. Por otra parte, además del catecismo, las internas asisten diariamente a las clases
de labor y economía doméstica e higiene. No obstante, estos organismos no parecen cumplir
siempre su cometido sobre todo si nos fijamos en cómo el protagonista describe
irónicamente a algunas sixas, como señoronas gordas, viejas y beatísimas, otras son
señoritas revoltosas, alegres que cumplan la cuarentona antes de contraer matrimonio. Con
estos personajes el autor descubre una institución colonial instaurada con el propósito de
atender una categoría de mujeres socialmente distintas, también se destaca como la
explotación del indígena está presente en todas las corporaciones afines al sistema colonial.
hermana menor interna en el colegio de las monjas. Esta obra restituye el papel histórico de
las sixas creadas con un doble objetivo como señalábamos anteriormente, preparar las
jóvenes al matrimonio canónico y también evitarlas los partos precoz o fuera del entorno
matrimonial.
Son aquellos cuya acción no influye particularmente en el desarrollo del relato, aun
así, no dejan de ser unidades de significación. Son 53 en total: Julián, Carlos, José Vicente,
Juan Luis, Esimi, Felipe Nkulu, Esteban, Otunga, Ba, Bon, Asumu, Paco, Antón, Mbo,
Santos, don Plácido, Bon, don Serafín, don Esteban, don Prudencio, papá Nicolás, papá
Deogracias, el Gobernador General, el Teniente de la Guardia Colonial, el padre Obispo
Prefecto Apostólico, el Subinspector de Enseñanza, el hermano Marcos, el Instructor de la
Guardia Colonial, el criado, Silverio Ondo Mesoco, el calabar, el sastre, el padre Claret, el
padre Coloma, Dalmau Carles Pla, Cristóbal Colón, Cervantes, el Rey Fernando, San José,
San Marcos, San Miguel Arcángel, Epulón, Lázaro, Moisés, Mico mi Ondo, Miguel Oyono,
Pío, Nguema Olinga, el padre de Estaban, Djoba, Nguema y Bokesa, el monaguillo de bata,
el misionero de bata. Pero también: la tía Eulalia, la tía Asilada, la hermana del protagonista
Micue, la Reina Isabel, a estos personajes los hemos estudiado en conjunto basándonos en
ciertas afinidades internas:
- Julián, Carlos, José Vicente, Juan Luis, Esimi, Felipe Nkulu, Esteban, Otunga
y Ba, son amigos o compañeros del colegio e internado mediante los que el protagonista
narrador expone algunos recuerdos de sitios, actividades o hechos acaecidos en su infancia.
Bon es el hermano menor mientras Asumu, Paco, Antón, Mbo y Santos son primos del
protagonista con los que también compartió algunas actividades infantiles. En el momento
en que el protagonista narrador se prepara a ingresar en el seminario de Banapá, don
Plácido, don Serafín, don Esteban, don Prudencio, papá Nicolás y papá Deogracias que
son conocidos de sus padres se despiden de él recordándole los sacrificios consentidos por
sus padres por sus estudios y la esperanza que representa para el futuro de la tribu y el país.
En la estación de viajes Transportes Africanos, el narrador describe la escena de un tal Bon,
otro Bon motoboy que queda totalmente impasible ante la desesperación de una mujer que
solicita en vano la ayuda del joven para subirle la cesta al coche. El Gobernador General,
159
48
En realidad, estos tres personajes están sacados de una obra escrita por el señor Heriberto Ramón, antiguo
Director de Primera Enseñanza Colonial. Aquel documento era destinado a la lectura de los jóvenes indígenas
con la meta de consolidar la unidad nacional, los tres apellidos representando los tres principales grupos
étnicos del país: Djoba de la etnia ndowé, Nguema para los fang y el bubi Bokesa.
161
hemos realizado un breve estudio de algunos entornos elegidos que sirven de escenario a los
acontecimientos más destacados. En otras palabras, hemos recorrido los cuatro textos en
busca de aquellos entornos significativos que funcionan igual que los personajes, es decir,
como relevantes unidades de sentido. Con ello enfatizamos particularmente la vinculación
entre el espacio narrativo y el personaje que aquí nos interesa en primer lugar. Para lograr
mayor aprovechamiento de las sucintas aproximaciones espaciales que proponemos, los
estudiaremos de un modo que prioriza determinados planteamientos en primer lugar, la
identificación y ubicación de los espacios que sirven de escenario, espacios sociales,
espacios institucionales, o los espacios cosmológicos de la naturaleza. En segundo lugar, la
descripción de dichos espacios así como su funcionalidad contextual o simbolismo. Se trata
pues de un breve estudio a tres niveles, topográfico, toposémico y simbólico organizado
según los rasgos peculiares de cada una de las cuatro obras.
-Localización e identificación
-Caracterización y funcionamiento
de la tribu. El procedimiento culmina en la morada de los idos donde se hallan las tumbas de
los jefes anteriores. Esta es una cabaña de adobe en medio de la selva que alberga la cuna
del poder tradicional definido como un espacio sagrado aunque con una apariencia humilde
que contrasta con su función. El patio del pueblo y la morada son dos espacios donde el
protagonista es iniciado y aprende su tarea como futuro jefe. La selva es también el espacio
donde el tío Abeso inicia el protagonista a la caza y su padre al trabajo de la tierra afín de
que como primogénito, sea capaz de tomar el relevo en las fincas y lograr sustento de la
familia. El río situado selva adentro es otro espacio donde en cinco semanas Abeso inicia el
protagonista a las abluciones matinales con el fin de conseguirle la valentía necesaria, la
protección de los antepasados, el respeto de la tribu y su bendición. La morada de los idos y
el río son espacios que participan de la formación mística y tradicional del protagonista
como futuro jefe es decir guía y defensor de la tribu en cualquier circunstancia.
El estudio de los personajes que hemos realizado representa la primera etapa teórica
que nos ha llevado a recoger, clasificar y representar a los personajes según sus rasgos
textuales propios, los espacios han sumado más aclaraciones. A continuación, nos toca
describir e interpretar el modelo actancial correspondiente para hallar los distintos temas de
esta novela.
IV-3-Análisis actancial
esquema actancial por ejemplo, se ofrece una visión de conjunto donde se representan las
relaciones entre los actantes en situaciones de conflicto pactado, e incluso permite
aprehender el contenido global de un relato o su idea dominante por medio de las seis
funciones del esquema. En este trabajo, nos valdremos del modelo actancial para hallar los
temas que componen las obras estudiadas.
Como ya se ha dicho anteriormente, Ubersfeld afirma que todo relato puede ser
reducido a un esquema básico, es decir, a una frase implícita o actancial. Podemos formular
la frase actancial de Las tinieblas de tu memoria negra podemos como sigue: el deseo de
cambiar las condiciones de vida y devolver el esplendor a su tribu; mueve a un joven
adolescente; a reconquistar el bienestar del pueblo guineano; en esta búsqueda cuenta con la
colaboración de toda su familia, de los poderes tradicionales, de su maestro don Ramón, el
misionario padre Ortiz, el catequista Ambrosio, también está apoyado por algunos amigos
blancos de sus padres como son don Casamitjana o la señora Eme Eme; frente a estas
fuerzas ayudantes se levantan contra él las dificultades debidas a su temprana edad, su doble
aprendizaje tradicional y moderna, su acción se ve también estorbada por el misionero Ojo
Picante, la tía Tecla, el maestro don Ramón, el propio padre del protagonista y todo el
sistema colonial.
166
S: Sujeto
El protagonista narrador
O: Objeto
El bienestar
colonial español, la realidad social política fuente de motivación o del empeño del joven y
con él toda su familia, también cabe echar un vistazo hacia las condiciones existenciales de
las poblaciones indígenas juzgadas deficientes por el joven adolescente. El triángulo se
presenta como sigue.
El triángulo psicológico
D1 S
El triángulo ideológico
D2
O
Este es el eje del poder que corresponde al triángulo activo formado por el Sujeto S,
el Objeto O y el Oponente Op. El eje del poder establece la relación entre el sujeto y su
objeto y determina el sentido de la función del oponente. El sujeto es el protagonista
narrador, el objeto el bienestar en cuanto al oponente, reúne diversos individuos o fuerzas
que obran consciente o inconscientemente contra el éxito del sujeto, son principalmente,
don Ramón, el padre, Tecla, el padre Remigio María Echenagusia o él mismo protagonista.
Entre S-O destaca una relación de compromiso firme. El protagonista goza de una
preparación tradicional pero carece del poder económico que está al alcance de los únicos
ocupantes, desde entonces sus acciones convergen a la adquisición del poder material.
Piensa ser cura porque ellos al ejemplo de Ortiz y sobre todo Echenagusia son los más
potentes de la sociedad, todo lo que necesita para mejorar las condiciones de vida de su
pueblo. La relación S-Op permite definir dos fuerzas enfrentadas ante la realización del
deseo, el joven adolescente en su búsqueda cuenta con el apoyo de su familia y amigos de
ella, su maestro, el cura Ortiz y demás auxiliares. Contra ellos están los oponentes cuya
acción pretende fracasar el proyecto del sujeto. Algunos de ellos son oponentes
circunstanciales, son aquellos que no se oponen al sujeto pero estorban su acción de algún
modo. Aquí caben entre otros, el maestro Ramón cuyas enseñanzas son imprescindibles
pero, su pedagogía expeditiva es una preocupación que perjudica el equilibrio del
170
protagonista. La tía Tecla es otro oponente coyuntural, el incesto cometido con su sobrinito
deja a este profundamente atormentado, su proyecto corre peligro porque él está convencido
de que es un pecador irremisible. Finalmente el protagonista es su propio oponente su edad
a menudo le incapacita a entender las cosas y de ahí que está a menudo o dependiente de los
demás o ensimismado o a veces a actuando despreocupadamente. La acción de todos los
oponentes constituye el conjunto de pruebas a las que se enfrenta el sujeto a lo largo de la
novela. La relación O-Op determina aún más a los oponentes, algunos como el padre
Echenagusia son aquellos a los que el éxito del protagonista perjudica, en cambio, otros
como son Tecla, o Ramón serán a pesar de su acción los aprovechados del bienestar al que
pretende el sujeto. El final de la trama con la salida del joven del seminario español podría
ser tomado, no en absoluto en el sentido del abandono del objeto, sino también como un
cambio en el procedimiento y su reformulación. El proyecto necesitaba su tiempo de
maduración, el protagonista también, se percata que la estancia europea ha derrumbado la
imagen prepotente que se construyó acerca de los misioneros desde su aldea colonial. Con
su salida de la colonia corresponde con la madurez y el traslado al seminario español Por de
pronto, hay necesidades apremiantes y, no ve en el sacerdocio la solución ni por su pueblo,
ni siquiera por él mismo, tiene que hacerse de nuevo con un replanteamiento y elegir una
profesión más adecuada.
Este es el eje que nos permite examinar de cerca las funciones de las fuerzas en
presencia y principalmente los oponente, sus motivaciones e intereses propios o colectivos.
Asimismo se trata de examinar de cerca, las acciones misionera vinculada con el sistema
educativo colonial, dos sectores de donde surgen un número considerable de oponentes
existenciales (a) y coyunturales (b).
S S
Op Op
O a O b
171
necesarias. Por último, de este juego de fuerza participan también los marcos espaciales de
iniciación como son el internado, la escuela, o la cuna del poder tradicional y, por turno, van
reforzando la clarividencia del joven protagonista narrador que finalmente opta por cambiar
su destino.
CAPÍTULO V
La selva humillada consta de 373 páginas, algunos la clasifican como una novela
pero otros como un libro de viajes, si bien, para nosotros, el mayor interés por este relato
radica en el contenido y contexto. Los personajes de esta obra aparecen progresivamente a
lo largo del relato siguiendo el itinerario o los movimientos del protagonista narrador.
Esta primera etapa recoge todos los personajes de esta novela independientemente de
su género, ellos son: Akara, Akoma, Arcipreste, Beethoven, Biyang Mbe, Cervantes,
Churchill, Clemenceau, Cristóbal Colón, Daladier, Desdémona, Don Quijote, Dostoiesvky,
Durán, Edayong, Elsa, el cocinero calabar, el protagonista narrador, el mendigo blanco, el
irlandés, el marino, el senegalés, el salvaje bujeba, el camerón, el domador, Eseng Mba,
Fernández, Fidias, García, Guillermo II, Greco, Isabel I de Castilla, Isadora Duncan, Juan de
Herrera, Lindbergh, Livingstone, Lloyd George, Lohengrin, los hombres de Corisco, los
niños de Corisco, los hombres de Ayaminkén, los niños de Ayaminkén, los seis remeros, los
174
dos cazadores, Malam, Mangué, Miguel Ángel, Marcos Vilarí, Mayé, Monseñor
Mindszenty, Muley Yezid, Ntutumo, Nguí, Nsama, Ntaná, Oguono, Olarra, Orlando,
Otaeche, Otto Krohner, otros colonos, otras mujeres, Oyana, Pedro Crespo, Poseidón, Puig,
Rafael, Rilke, Rumanof, Salgueiros, Santiago Uganda, Smuts, Stalin, Stanley, Teodor
Roosevelt, Wilson.
En total, son unos 76 personajes de los que 8 son femeninos individuales, pues hay
también 8 personajes colectivos designando a determinados grupos sociales.
Entre los personajes guineanos hay once masculinos: Mangué, Eeseng Mba,
Ntutumo, Nguí, Oguono, Akoma, Santiago Uganda, Biyang Mbe, el salvaje bujeba, el
ciego, Malam, hay también Nsama o Dios. Hay también cinco personajes femeninos: Akara,
Edayong, Oyana, Mayé y Ntaná. Por fin tenemos seis personajes colectivos: los hombres de
Corisco, los niños de Corisco, los hombres de Ayaminkén, los niños de Ayaminkén, los seis
remeros, otras mujeres.
Además de los guineanos hay otros tres personajes africanos: el cocinero calabar, el
camerón y el senegalés.
-Los españoles
-Los extranjeros
Por este nombre identificamos a los personajes que no son ni africanos ni tampoco
españoles son treinta en total, veinte y seis masculinos y tres femeninos: Clémenceau, Lloyd
George, Wilson, Orlando, Rumanof, Churchill, Teodor Roosevelt, Stalin, Daladier, Smuts,
Guillermo II, Monseñor Mindszenty, Lindbergh, Lohengrin, Poseidón, Rafael, Beethoven,
Fidias, Livingstone, Stanley, Dostoiesvky, Rilke, Muley Yezid, Otto Krohner, el irlandés, el
marino, un domador, Isadora Duncan, Desdémona y Elsa.
En esta novela actúan muy pocos personajes, algunos evocados dan escasos datos
por su definición. No obstante entre los africanos hemos recogido: 16 personajes guineanos
individuales, 6 personajes colectivos y tres extranjeros. Todos los guineanos identificados
son oriundos de la región continental donde se desarrolla el relato. En cuanto a los
personajes españoles, hay 19 individuales y dos colectivos. Los 30 extranjeros recogidos
proceden de orígenes diversos, pocos actúan y la mayoría de ellos son personajes
referenciales históricos. En este último grupo caben algunos personajes cuyo único
patronímico o función no bastan para identificar sus orígenes, en este caso cabes por
ejemplo, Elsa, Rafael, el marino o el domador ya que sólo aparecen una vez en el texto.
Dios aparece como personaje en esta novela bajo el nombre Nsama.
desplazamiento, más bien enumera las ventajas y descarta cualquier interés económico o
sentimental ya que dice no tener algún vínculo propio con el sistema colonial. El relato
empieza en el medio del viaje pero se insertan progresivamente retrospecciones donde el
protagonista alude a hechos ocurridos durante las etapas anteriores de su periplo. Pues todo
el texto es una narración del protagonista sobre sus desplazamientos y hallazgos, a veces
explica o describe y otras veces observa o valora a determinados elementos a saber, los
paisajes exóticos el océano, las fiestas, el arte, pero pone singular énfasis en la selva
tropical, los habitantes, sus hábitos y prácticas. Desde luego, el protagonista se muestra muy
animado por su proyecto de viaje a África, el anhelo de descubrir y su instinto innato
andariego le han llevado por primera vez en África y precisamente en este territorio
considerado una prolongación del imperio español. Obviamente, una vez más, este recorrido
le ha permitido amontonar y coleccionar tierras nuevas, caminos y pueblos hasta ahora
desconocidos. Aquí, una vez más se ha cumplido el interés de andar para satisfacer el
insaciable afán personal de extrañamiento, el de aprender por los caminos, aunque no falten
ratos de incerteza o miedo que le restan de su entusiasmo de vez en cuando. Para él, viajar
es sin lugar a duda una experiencia más gratificante que la lectura es además una cita de
trueque, el dar y recibir. Una de las escenas más entrañables se desarrolla en la isla de
Corisco donde un grupo de niños benga se acerca al visitante y le ofrece huevos en obsequio
de bienvenida, un instante se muestra conmovido pero pronto los pinta con peores rasgos
peyorativos, los mismos atribuidos a los adultos. En regla general, La selva humillada es un
largo viaje en etapas, por lo tanto, puede ser leída desde la perspectiva de los encuentros
progresivos del protagonista con los nativos y sus impresiones. El protagonista pone
particular emperramiento a retratar a los nativos a lo largo del texto ora animalizados ora
cosificados y en escasas ocasiones con admiración. Cuando no describe, trata de comparar a
los negros con los blancos en su sentido para desentrañar el abismo existente entre ambos
grupo raciales. En este juego permanente utiliza criterios raciales, fisiológicos, sicológicos o
culturales para demostrar la predominancia de su raza de la que es un digno representante, a
veces destaca la mediocridad característica de los negros por su atraso mental o social. Para
este catalán, la identidad racial es preponderante en la definición o clasificación de los seres
humanos. En su opinión, fundamentalmente la esencia define al hombre en su modo de
pensar, actuar o relacionarse con los demás y en el caso de los negros este criterio vale
también por su modo de relacionarse con su entorno. Por ejemplo, respecto a los seis
jóvenes remeros nativos que le transportan en un cayuco, observa que reúnen las
contradicciones típicas e irreversibles de su raza, pues el forastero sentencia:
177
A hurtadillas tan sólo que los mire, yo también podré decir que todos los hijos de Dios tienen alas, y
podré, asimismo, creer que el más alto Amor ama por igual a todas sus criaturas, pero ni la caridad
ni mi religiosidad ideal me bastan para mantener la esperanza de que dentro de veinte mil años
podremos comprendernos al mirarnos. Dentro de veinte mil años, y hasta en los últimos días de la
vida humana, el blanco y el negro seguirán siendo dos colores antitéticos, y el alma, sin color
alguno, vuela o ratea según la carne sea negra o blanca. Y en la suma infinita de los siglos y del
espacio, las excepciones, blancas o negras, no son más que viles o nobles transgresiones de las leyes
que rigen la naturaleza de todo ser creado a imagen y semejanza de Dios (Soler, 1951:207).
Me veo como entre una dotación de alienados, y sospecho que mi superioridad racial la desdeñan esos
cuatro ejemplares conservados en alquitrán (…). Me parece como si el aire se envileciera con los ecos
de este aullar humano. El miedo de hace unos minutos se me convierte en ira y desprecio, en un afán
de agredir, de azotar, de revolverme contra estos residuos de la caverna, sobre cuyas espaldas me
parece ver aún la huella del látigo de los antiguos negreros (…) Sus brazos me recuerdan la dureza y
el brillo de las astas negras, y cada tórax me anuncia el triunfo físico de esta raza desventurada y
miserable (Soler, 1951:34-35).
rasgos de la civilización ilustrados a través de talentosos artistas blancos de los que exhibe
inventos científicos como son el avión, el teléfono, las armas de fuego o los relojes. No
obstante, el protagonista se proyecta ante todo como uno de los mejores ejemplares
humanos de su raza, esto se nota en su repetida auto-representación: su color, su blancura,
color blanco, su raza, la distancia entre los dos colores, su superioridad racial, el orgullo por
su color y linaje, el color que le separa de los negros. Constantemente prepondera indicios
específicos para reforzar su autoestima entre los negros, sobre todo que algunos de ellos
exhiben ingenuamente una fortaleza física que puntualmente pone le duda y le hace vacilar.
Es en estos escasos ratos cuando él se replantea su grandeza racial, ocurre eso por ejemplo
en el bosque donde bajo la protección de un negro llega a superar el miedo que le infunde el
extraordinario universo selvático tropical. Igualmente le ocurre cuando pierde protagonismo
en una noche de fiesta en Ayamikén, él se siente insignificante e indefenso porque los
aldeanos están totalmente entregados al baile y no hay nadie que le le admirarle. Otra
contrariedad se lleva el catalán ante la indiferencia de los charlatanes remeros que le
transportan hacia isla de Corisco. En realidad, el protagonista es un hombre codicioso de
elogios y de reverencias, así pues cuando se siente un tanto marginado o que deja de ser el
principal foco de atención, su autoestima se resiente y a veces obligándole a conceder la
grandeza y heroicidad a los negros. Este es el sentimiento que experimenta principalmente
cuando le toca encontrarse en el medio de la selva tropical o del mar, dos inmensidades
fascinantes y eternos en cuyo contacto pierde la relevancia de su atributos raciales. Es que él
considera la selva y el mar como dos entornos extraordinariamente asombrosos y ante cuya
―grandeza y majestad‖ se empequeñece su propia grandeza, tanto que se ve como
caminando con el alma y el corazón ―arrodillados‖ muy a su pesar:
Me abruma tanta grandeza. Creo que soy una hormiga que camina al azar, un enano pretendiendo
escalar alturas que sólo pertenecen al viento y a las águilas. (…). Y me deprime esta continua
presencia de gigantes abatidos, (…) La selva es vieja como el mundo, y los siglos, (…). La selva es
cementerio y cuna a un mismo tiempo. La miseria y la riqueza se confunden, y la sobriedad y la
opulencia, como en la vida humana, se encadenan y caminan hacia un mismo destino (Soler,
1951:305-307).
49
Don Santiago Uganda Ndelo Ngola es un personaje real, es el último rey del pueblo Ndowé. Nació en 1845
y murió el día 9 de junio de 1960. Entre los ndowé, don Santiago Uganda es considerado como el precursor de
la independencia de los antiguamente designados Territorios Españoles del Golfo de Guinea hoy República de
Guinea Ecuatorial. Se le suele recordar como un gran defensor de los derechos de los indígenas ante las
vejaciones del sistema colonial español y también sus acciones a favor de la fraternidad nacional. En honor a
Don Santiago Uganda reconocido por sucesivas administraciones coloniales como representante o principal
interlocutor de la Monarquía Representativa del Pueblo Ndowé, se celebra anualmente el de 9 de junio, El Día
Nacional del Pueblo Ndowé, la fecha del deceso del rey en 1960. En su número especial del 12 de octubre de
2011, el noticiario Ndowé Sàngo à Mboka presenta a Santiago Uganda como el padre del movimiento
independentista de la actual República de Guinea Ecuatorial.
50
Don Santiago Uganda Ndelo Ngola forma parte de los jefes tradicionales que firmaron su abdicación con la
corona española permitiendo el asentamiento de la autoridad colonial y la sumisión de los pueblos bajo su
180
descripción del rey benga destaca una condición miserable asociada a la erosión resultada de
la longevidad. En varias ocasiones, el huésped manifiesta un desprecio por Uganda y
razones se exponen progresivamente en el relato por ejemplo, nada más avistarle, el catalán
aprehende al guía étnico benga: ―Se me yergue ahora como el símbolo más típico de una
humanidad de horda y errabunda. (…). Me parece un linajudo cadáver que camina‖ (Soler,
1951:210). También es perceptible cuando él va al encuentro de Uganda y se niega a
estrecharle la mano pero sí la tiende a sus veinte vasallos. Aparte la repulsión que supone el
desvencijado físico de Uganda, el protagonista pone a prueba la lealtad de Uganda y se lleva
otra decepción. En realidad, el forastero que aparentemente domina la historia del pueblo
benga sugiere al rey que actúe a favor de la reconciliación de los benga con las demás
etnias, la reacción del jefe benga es tan violenta como sorprendente, su respuesta no es sólo
el rechazo, sino que descubre un odio étnico monstruoso. La rigidez del rey refuerza aún el
ofuscamiento del viajero que no se justifica este aborrecimiento visceral tanto tiempo
después de los conflictos inter tribales que forzó a los benga al exilio hacia las islas. Al
protagonista le parece vil y casquivana la actitud del caudillo corisqueño, es un
comportamiento innoble y absurdo que el caudillo benga se niegue a contribuir a la
concordia étnica. Por todo lo cual, el viajero blanco no duda en asociar el carácter obtuso de
Uganda con su decaída apariencia. Esto es un motivo más que desacredita al monarca benga
a los ojos del viajero blanco: ―La niñez, la infantilidad, el enorme cuerpo con el alma
detenida en la edad sin sexo, acaba de ser despiadadamente arrodillada‖ (Soler, 1951:221).
Para desenmascarar aún más a Uganda, el protagonista replantea su legitimidad,
precisamente pone en tela de juicio el valor de una monarquía que se rindió a la autoridad
colonial a expensas del interés colectivo. El viajero concluye al egoísmo de Uganda, ―una
majestad fallida‖, sumada a la indigencia moral y física por lo que sentencia: ―No vi jamás
tanta vitalidad ni tanta decrepitud en un solo cuerpo‖ (Soler, 1951:227).
autoridad a la monarquía. Prueba de ello, el rey benga lleva un nombre: ―Santiago‖ como marca de su
conversión a la religión del colonizador.
181
caudillo benga, actúa como un justiciero también animado por su constante anhelo de
reafirmar su identidad propia como blanco entre desgraciados negros, y orgulloso de su
raza.
Más adelante, se fija en algunos isleños y en concreto sus torpes actitudes, por
ejemplo un joven benga al aspecto desastrado y decrépito, que erróneamente lleva gafas sin
cristal y disco de talón dorado colgándole de una solapa. También le impresiona la
apariencia de aquel joven corisqueño que ofrece llevarle desde el cayuco hasta la playa
encima de su cabeza, él le retrata como un espécimen impresionante con su cabeza rizada,
los brazos de acero y un ―tórax de gladiador‖ digno del ―circo y del museo‖. A pesar de la
seguridad que le proporciona la fuerza física excepcional del indígena, le parece asqueroso
el contacto con su ―sillín humano o sillón andante‖, el viajero termina alabándole como el
hombre más majestuoso de la isla.
llegado, y una vez más el viajero no desatiende la oportunidad para interesarse a su aspecto
físico.
Los cuatro introductores hablan, gritan y manotean largamente. (…) a su modo corisqueño, alardean
de su sabiduría castellana. Y a mi modo catalán, intento comprender la jerigonza con que intentan
ilustrarme. (…). Los cuatro a la vez me miran estupefactos. No han peleado, ni han discutido. Sólo
han hablado. (…) cuatro apéndices se lanzan a un tiempo a un guirigay que me aturde, y, enérgico,
duro, autoritario, con el mismo vozarrón y la misma eficiencia con que en mis años niños mi padre
me obligaba a que callase, cortó su verborrea (Soler, 1951:214-217).
Esa piara de cerditos que corren sobre dos patas. Observo, no obstante, e inmediatamente, que el
hatajo ha crecido hasta convertirse en manada. Los quince o veinte pitusos que me hacían cucamonas
con sus nalgas, ahora son veinticinco, treinta, cuarenta acaso. (…). Creo que ante mí tengo a todas las
fuerzas desbragadas y gurruminas de Corisco. (…). Sólo veo a esa multitud de manos diminutas
tendidas hacia mí, con el blanco y ovalado manchón de su ofrenda (…) ¡Y esos dientes! Esas ringlas
de dientes tímidos y primerizos, que dejan, sobre el fondo negro de sus carnes, una herida de marfil en
cada boca (Soler, 1951:182-184).
183
Mangué, entre tanto, entra, sale, vuelve, se desvive con la solicitud de un ayo al que hubieran caído
tres criaturas desamparadas. Revive los días en que se familiarizó con la vida de los bancos y
encuentra su ventura en el tejemaneje que se trae corrigiendo a los propios criados que nos sirven,
espantando unas cucarachas que revolotean bajo la luz, cerrando la puerta del cuartucho donde arman
nuestras yacijas, para que los mosquitos no se filtren y se ceben luego en la frágil y delicada piel de
los massas (Soler, 1951:261).
Mangué es el intermediario que hace posible el vínculo entre los cazadores blancos y
los habitantes del pueblo. Los escasos conocimientos lingüísticos y culinarios resultados de
su pasado, les destacan entre los suyos y le valen el papel de cabecillo entre los indígenas.
Del mismo modo, él proporciona las informaciones necesarias a los visitantes acerca del
pueblo, su gente o la selva en general. Este es un personaje mediante el que se expone el
impacto positivo del hombre blanco sobre los negros. Mangué es un joven valiente y
entusiasta diferente de los demás negros, merced al contacto con la civilización, o sea, sus
antiguos amos blancos es un valor añadido fuera del alcance de todos los demás habitantes
de Ayamikén.
Akoma es un personaje más que recoge los prejuicios reduccionistas sobre los
negros. El destino trágico de Akoma al final del relato destaca una dialéctica recurrente en
la narrativa de Bartolomé Soler donde constantemente, el agua funciona no como fuente de
187
vida o de bendición sino como símbolo de destrucción o de tragedia 51. En base de esta
tragedia, el autor consagra largas páginas al tema de la muerte como si repasara los muertos
de toda su narrativa y en su sentido: la muerte no elige, la muerte a veces sorprende, morir
resulta sencillo a veces o simplemente cómo y cuándo se muere. Concluye a la
preponderancia de la fatalidad y la impotencia del humano. Esto es el caso de Akoma en un
accidente mortal o del joven Oguono arrancado de la vida por un elefante furioso. No
obstante, la caracterización del personaje Akoma destapa también las relaciones desiguales
entre el colonizador y los sujetos colonizados.
- Ntutumo: es otro joven del pueblo Ayamikén y que participa a la gran partida de
caza. Ntutumo es uno de los mejores cazadores del grupo, en la selva se vale de su olfato y
oído para vigilar a los animales y despistarlos imitando sus sollozos. Al final del primer día
de caza Ntutumo llega a matar varios antílopes con la escopeta proporcionada por los
blancos. Además de su destreza por la caza, Ntutumo es también un buen bailador. Una vez
más, el baile es un revitalizante que opera una transformación asombrosa en la personalidad
de los aldeanos. Mientras bailan, el protagonista observa que gozan de una fuerza física
extraordinaria y además sus almas cobran más vida y presencia de la que carecen en su vivir
cotidiano.
51
A propósito, Antonio Román (1976:80) ha recogido las frecuentes referencias al simbolismo agua- muerte
en la novela de Soler y, al respecto dice: ―No quiero afirmar con la interpretación que daré a continuación que
Bartolomé Soler eligiera conscientemente la idea de agua como símbolo de la muerte. (…). Sin embargo, las
referencias al agua al hablar de la muerte son tan insistentes que dan base más que suficiente para pensar que
la identificación agua-muerte que yo pretendo probar ahora estaba en la mente del autor‖.
188
Solamente ahora comprendo que a Oguono no le bastaran sus pergaminos selváticos la vez que, en
lugar de perseguir, se vio perseguido. Mejor que al escuchar la narración de Mangué, entiendo ahora
qué quiso decirme al afirmar que a Cacahuete le faltó espacio libre para salirse del rumbo del viento.
Más que su cuerpo escapando, fue su propio olor lo que guiaba al elefante herido. Huir aquí, intentar
correr, sería tanto como patinar en el légamo o caminar sobre el agua (Soler, 1951:301).
Es verdad Nguí, el hermano feo, que me antecede unos pasos y en quien busco las trazas del
cuadrúmano. Feo, portentosamente feo, me parece un extravío de la naturaleza. El labio inferior le
huye hacia fuera, lo mismo que si tuviese otro labio añadido, y los dientes altos le escapan de la boca
apoyándose en el horrible belfo. Los ojos parecen dos semillas aplastadas en las profundas cuencas, y
la nariz le arranca del entrecejo, ensanchándosele igual que si se la hubieran machacado, para
ladeársele hacia la mejilla. Estrecha la frente y enormes las orejas, infiero que ha nacido para sólo oí,
189
sin pensar una vez. Tatuajes en los brazos, en el pecho y en el mentón, y tatuado un pómulo, en el que
parece que le haya nacido una estrella azul. Brillante y membruda la espalda, la cintura se le estrecha
igual que si se la hubiesen cinchado. Camina sin casi levantar los pies, y me lo imagino luchando para
no tenderse y andar sobre sus cuatro extremidades (Soler, 1951:275).
Estos nkueiñ52 que se esconden precipitadamente entre los cafetos al oír el roncar del motor, se
escondieron ya cuando pasé por Bibam y Ekumanguna, y esa mininga 53 con dos críos encajados en
sus ijares, el típico cuévano o serón colgado de sus hombros, como si los hijos y el nkueiñ hubieran
nacido con ella, y la cachimba en la boca, negra y cochambrosa como sus trapos y sus arrugas, la he
visto ya en la costanilla de los cocoteros de Annobón, la he visto en Bikunde y en Tundulu (Soler,
1951:240-241).
No obstante, Ayamikén destaca como una zona donde conviven dos categorías de
negros según Mangué, los habitantes de su pueblo Ayamikén que considera civilizados
mientras selva adentro vive otro grupo de indígenas llamados salvajes. Estos últimos son los
bujebas, habitantes del pueblo Maving donde viven bajo normas específicas por ejemplo
52
Nkueiñ aquí perfectamente escrita es la palabra con la que los fang designan la cesta en forma cúbica que
llevan las mujeres a la finca colgada de espalda. Sirve para el transporte del material de trabajo y sobre todo de
los alimentos de la finca hacia casa. Su tamaño es variable según que se trate de un Nkueiñ para adolescente,
una joven o una mujer adulta. El más grande alcanzaría unos setenta a ochenta centímetros de diámetro y con
una longitud que roza los 80 centímetros, está hecho de rafia previamente secada y seccionada en su longitud.
53
Mininga es la palabra con la que los colonos y otros extranjeros designaban a la mujer indígena. Realmente,
designa a una mujer madura en el dialecto fang y también se puede decir ―mina‖. En algunas obras aparece el
verbo ―mininguear ―es decir tener sexo con una mujer indígena, Carrasco (2011) ha añadido otro verbo
―ennegrecer‖ para el mismo sentido.
191
aborrecen del poblado o los campos abiertos, incluso desconocen la existencia y uso de los
objetos de la civilización según Mangué. En cambio, dominan particularmente la fauna y la
flora y sobre todo son excelentes cazadores. El protagonista distingue a tres varones
salvajes: ―pequeños y vivaces los ojos, me recuerdan el mirar de los hurones. El rostro, en
cambio, carente de expresión alguna, y el ademán es corto y escaso‖ (Soler, 1951:280-281).
- Los seis remeros: son aquellos seis pamues o fang que transportan al protagonista
en un cayuco rumbo a la isla de Corisco. Son seis prototipos negros característicos que
reúnen todos los rasgos estereotípicos que el visitante atribuye a la raza negra, muy distintos
192
del modo de ser o de vivir de los blancos. Durante el viaje marítimo, el protagonista
mantiene el silencio permanentemente al asecho de cualquier movimiento de sus seis
acompañantes y, en base de sus actuaciones él va planteándose la esencia y humanidad de
los negros. El retrato de los seis remeros resume los defectos y triunfos de los indígenas,
pero el mismo visitante los utiliza luego para definir a los demás personajes masculinos y a
todos los negros. Con todo lo cual él define la condición negra petrificada respecto a los
blancos en estas palabras:
El garrote en mi mano lo admiten y lo respetan como uno más de los privilegios de mi raza. Y como
uno más de los estigmas de la suya. Batidos en su propio suelo en los tiempos del salvajismo blanco,
aun hoy siguen con la misma alma de cuando afilaban la piedra para sus azagayas y comían,
ignorantes del fuego, la carne cruda de los animales. (…). El alma suya, sin embargo, se mantiene fiel
a sus primeras edades, propicia al lazo de los domadores. Niñez de siglos, sólo el ansia imitativa los
acerca exteriormente al hombre, para que al menor rasguño salga otra vez su querencia a la esclavitud
y a la vida animal (Soler, 1951:203).
Como los habitantes de Ayamikén o de Corisco, estos remeros también van en braga
como único vestimenta. Son unos borrachos a los que la embriaguez permite realizar un
esfuerzo físico óptimo, en ello radica su humanidad según el viajero porque ellos son unos
seres resignados, incapaces de razonamiento y que actúan guiados por la única aptitud
física. Para demostrar aún más el atraso del negro, el visitante contempla el desinterés de los
remeros por la medida del tiempo:
Aquí están ahora los seis ínclitos cogorzas (…). Lejos, lo mismo que si no estuviesen, o aquí en el
bote, pero como si yo no estuviera. (…). Saben únicamente que ―van‖, indiferentes al tiempo y al
esfuerzo, indiferentes a su propio cansancio, que combaten lanzando alaridos largos y guturales, como
ululatos de guerra, (…). Máquinas fieles mientras les dura el aliento, se guiarían remando
indefinidamente (…). Cautivos del minuto que viven el ayer y el mañana y el momento inmediato
yacen confusos en las tinieblas de una mentalidad que se detuvo antes de que el cuerpo lograse su
definitivo desarrollo (Soler, 1951:206-207).
- Los dos cazadores: son dos colonos españoles establecidos en la Guinea Española
y con los que el protagonista viaja hasta el pueblo Ayamikén para organizar una gran
cacería en el camión van los dos cazadores y el protagonista en un camión pero también les
193
acompaña un grupo de negros formado por braceros, leñadores y criados. El relato sobre los
dos colonos compara el protagonista visitante con sus dos connacionales, también
argumenta el impacto de la experiencia colonial sobre los dos españoles. Principalmente, los
coloniales destacan con sus emociones, preocupaciones o aficiones típicas de la colonia.
Ellos muestran buen conocimiento del territorio; la selva, sus leyes la fauna y flora incluso
tratan que el protagonista descubra aquel universo a la vez bárbaro pero rebosante de mitos.
Destacan igualmente por su excesiva pasión para la cacería y a la que intentan enganchar al
visitante. Aparte de sus aficiones, las actuaciones de los dos blancos durante el viaje destapa
progresivamente el dominio de los colonos sobre los negros como el modo de vivir muy
corriente en la colonia. Por ejemplo, en el río Mbía sin puente, durante dos horas un grupo
de indígenas bajo las órdenes de los dos cazadores trata de sujetar el camión con sus
cayucos para lograr la travesía. Al final de su labor, los indígenas reciben una recompensa
de seis botellas de coñac, unos cartuchos, y unos paquetes de cigarrillos. Más adelante en
Ayamikén la presencia de los europeos no sólo provoca que todos los aldeanos congreguen
a su vivienda, sino que además de sus criados propios que los atienden, todos los aldeanos
también se movilizan y se ofrecen a su servicio para la caza y sus comodidades. Pues a
orillas del río Ntem los tres europeos duermen debajo de las tiendas de campañas armadas
por los indígenas y con los mosquiteros, mientras los aldeanos duermen en la hierba durante
los dos días de caza. A la ida, los indígenas cargan todo el material y a la vuelta las presas
de una caza muy fructuosa.
relato sobre estos coloniales descubre los diferentes territorios visitados, las ocupaciones de
los colonos y las funciones de la obra colonial. No son ni cuantificados ni identificados, se
hallan en Santa Isabel, Kogo, Basakato, Basupú, Benito, Etembue, Akoga, San Carlos,
Annobón o en Niefang. Todos aquellos encontrados le han acogido con especial júbilo y
manifestándole generosidad, hermandad y hospitalidad. Existe dos clases, primero, los
finqueros y empresarios que se dedican a sus actividades propias, el protagonista los define
como gente indiferentes a la vida peninsular pero también permanecen ignorantes de los
aborígenes y su mundo. Obviamente el protagonista comparte su conducta dado que su
propósito en la colonia es únicamente económico y carece de cualquier otro interés ajeno.
Al lado de estos se hallan los administrativos y misioneros, son los héroes a los que el
narrador atribuye la abnegación en el esfuerzo y la tenacidad en la labor civilizadora. El
narrador los considera como los más comprometidos en una obra de sacrificio por un ideal
de caridad: ―Enseñanzas, contactos blancos, tenacidad y abnegación misioneras, esfuerzos
gobernantes impelidos por un ideal de caridad cristiana…‖ (Soler, 1951:203). Según
observa el narrador, las relaciones entre los coloniales y los aborígenes son de dominación y
sometimiento, razón por la cual él pierde la oportunidad de describir a los nativos negros
comparándolos con los coloniales blancos:
Aquí lo mismo que entre los cuatro blancos de Annobón, los exactamente cuatro blancos, sometidos a
la triste gloria de reinar sobre una humanidad de hollín y de cochambre. Veo aún el unánime y
explosivo júbilo de mis cuatro connacionales al arribo de un nuevo blanco, cuatro connacionales cuya
seguridad y cuyo aplomo en medio de la negra algarabía annobonesa me recuerdan el engañoso y
efímero poder de los cuatro reyes de la baraja (Soler, 1951:43).
Finalmente se muestra compasivo para con éstos compatriotas que llevan una vida
arriesgada y solitaria lejos del terruño. En suma, el relato sobre los colonos asentados en la
colonia descubre la vida colonial, sus actividades, ideales o triunfos por un lugar, y por otro
traduce la admiración del narrador para con la valentía de sus compatriotas. Desde luego,
aquí se exhibe la colonización española con sus héroes blancos frente a los negros todos
adscritos a la causa colonial.
harapienta, físicamente destrozada, parece más vieja que sus años. Independientemente del
color de la piel, el aspecto de la joven fang le infunde compasión, tristeza e ira a la vez.
Moralmente, Akara le parece un ente moribundo, ausente de sí misma y de todo. Con tan
sólo dieciséis años de edad, Akara ya ha sido traspasada al hermano de su esposo porque
éste se halla recluido en una leprosería por su incurable enfermedad. A los ojos del
protagonista Akara es equiparable a un objeto y explotada como tal, ella no tiene existencia
propia ―Perdida para el marido, y comprada un día con su dinero, ahora Akara es propiedad
del hermano‖ (Soler, 1951:114). La historia de Akara se cuenta con especial patetismo y
también la constante indignación del viajero:
La veo, sin embargo, como si fuese ella quien contempla su propio cadáver. Sin facultad alguna para
evadirse del testamento del leproso, ni la muerte moral, ni la muerte física de éste bastarán para que su
vida ni las vidas que de ella manen sean suyas. Ahí está el hermano para usufructuarla, y ahí están los
otros hermanos para cuando ése muera, (…). Traspasada como se traspasa la heredad y los muebles, y
explotada como se explotan la tierra y los animales de carga, y envilecida como se envilece a una
hembra de burdel. Busco en sus ojos, lo mismo que en los de Edayong y en los de Mayé, algo que me
delate su interior rebelión, una mirada que me descubra la conciencia que tiene de su realidad y de su
vida. Nada, nada (Soler, 1951:136).
Edayong y Akara ni miran ni escuchan. Fieles a su condición, creo que ninguna está con nadie, ni
siquiera consigo mismas. Ni una vez la una mira a la otra, lo mismo que ni una vez enmiendan su
postura. (…). Cada una con su mundo a cuestas, o cada una sin mundo alguno que cargar, o sin más
carga que esos fardos de leños y de frutos con que he visto desfilar a las miningas a lo largo de todos
los caminos, lejos y cerca de los poblados (Soler, 1951:128-129).
vez el hogar familiar después de que sus genitores hayan la dote al yerno rebelde. Mayé es
una mujer frustrada y resignada, es impasible a todo lo que le rodea, sobrevive dedicada
diariamente a las faenas hogareñas y campestres:
Mayé…, reducida a su condición de ekomo, de hembra infecunda, inútil como el fango y la carne de
los animales incomibles, seguirá, lo mismo que ahora, solitaria y confinada dentro de su propio
mundo, viendo cómo el ritmo de la vida no se interrumpe porque ella sea un diente mellado. La tierra,
los árboles y las mujeres continuarán rindiendo, mientras ella, tallo sin fruto, igual que en este
instante cruza sus manos bajo su pecho, seguirá tentando el infortunio de su carne baldía (Soler,
1951:135-136).
Obviamente Mayé como Akara y Edayong no muestra ningún despecho por ser
rechazada por el visitante, ella tiene conciencia de que no vale para tanto ni para un paisano
y menos aún para un hombre blanco. Su vida es un doble fracaso, como esposa y como
mujer, por eso su existencia se resume a la condición servil totalmente dedicada a su
familia. En definitiva, la caracterización de Maye pone en tela de juicio aspectos
perjudiciales de la idiosincrasia del pueblo fang respecto a la mujer.
Cabe señalar que la caracterización de estas tres jóvenes revela una visión fatalista
del autor que se puede apreciar mediante los retratos deshumanizantes de Mayé, Edayong y
Akara. También destaca una postura pesimista de la mujer indígena, moral y materialmente
miserables, sin futuro ni presente. En la obra de Soler no hay ninguna mujer decente, todas
son esclavas de hecho, puesto que por nacimiento les incumbe una total dedicación a los
trabajos del campo, la crianza de su prole, el cuidado de la familia y también la totalidad de
las labores domésticas. Madre, hermana o esposa actúan como objetos destinados a la
pasión machista y a la supervivencia comunitaria. Por fin, su pasividad, su entera sumisión
o su entrega absoluta al cumplimiento de sus numerosas obligaciones convierten a las
mujeres indígenas en lo que el viajero llama ―bestias de carga‖, es decir, en esclavas.
las demás indígenas ella es una ruina física y mentalmente necia, como dice, un argadijo de
huesos y de carne consumida:
Ni sus años, ni la ruina de su cuerpo pliegues huesos y piltrafas convidan a detener los ojos. (…) y
con la misma expresión insensible y lejana. Me digo que el pudor, la más severa de las
importaciones blancas, habrá llegado tarde para ella, incapaz de asimilar en la madurez de su vida
uno de los principios fundamentales de otras zonas de la vida humana; principio abiertamente en
pugna con el suyo, tan exacto el principio de ella al del árbol, al del animal y al del ave: libérrimos
para demostrarse siempre con la misma desnudez del día que nacieron (Soler, 1951:93).
- Ntaná: es una anciana del pueblo Ayamikén Pequeño que aparece en el relato
cuando el grupo de cazadores pasa por su pueblo. Esta anciana fang también es descrita
como una vieja decrépita: ―plagada de arrugas, de huesos y de postillas regaña‖ (Soler,
1951:276). Ntaná se presenta a los cazadores la frente ceñida con unos hierbajos para
aliviarse el dolor de cabeza. Un intento de Nguí para ayudarla ofende gravemente a la
anciana que lo toma como una afrenta imperdonable y finalmente maldice al joven. Puesto a
parte su avanzada edad, Ntaná reúne los rasgos característicos comunes a todas las
indígenas: ella es sucia, harapienta, huesuda o miserable pero destaca como mezquina. La
caracterización de Ntaná descubre principalmente la relación estrecha entre los indígenas y
su entorno y en este caso la selva funciona como una fuente de curación. Aquí se practica
una medicina natural que se vale por ejemplo de las hierbas, cortezas o cualquier elemento
de la naturaleza para curar los males. El personaje Ntaná también pone de relieve una
relación conflictiva intergeneracional subyacente.
- Otras mujeres: este es otro personaje colectivo que permite recorrer el itinerario
del viajero catalán pues se reúne aquí las mujeres halladas a lo largo de sus viajes. Entre
otros aspectos, se fija en la miserable la condición de las mujeres indígenas en todo los
pueblos visitados y principalmente en Corisco, Annobón y Ayamikén. A diferencia de todos
los demás personajes, el catalán elogia particularmente a las hembras de la isla de Corisco
pero su admiración estriba en su única apariencia. Las corisqueñas son de una belleza
legendaria, si bien entre ellas se hallan las traidoras, es decir, aquellas que salen de su isla y
199
que se intiman con hombres de tribus distintas. Cuando se fija en las annobonesas, además
del habitual destrozo físico, ellas son particularmente esclavizadas. El narrador lo demuestra
describiendo cómo un grupo de en annobonesas descargan maderas, hierros, fardos o
cajones desde un barco en la playa hasta un almacén colonial, mientras que los varones
observan con total despreocupación. Obviamente, el protagonista lamenta una sociedad que
convierte a la mujer en bestia de carga, tanto que parece residuo humano de un ―mundo de
caverna‖. En el pueblo Ayamikén se repite el vergonzoso espectáculo annobonés y esta vez,
son ellas únicamente las que cargan todo el material destinado a la cacería y a la vuelta se
suma la carne fresca:
Creo que me hallo aún en caminos que dejé atrás, igual que si Corisco, Kogo y Annobón se
prolongasen en Ayamikén. (…). Sólo veo a ese jabardillo de mujeres que esperan que las enganchen.
Entre quince y cuarenta se halla la edad de cada una. Andrajosas, sucias, turbio e indeciso el mirar,
(…). Veinte o veinticinco miningas, dispuestas como reatas, esperan que las abran camino adelante,
con todo el cargamento de la expedición. Mientras, sentadas casi todas en el suelo o apoyadas
indolentemente a la pared, las veo como la más depresiva exposición de la estupidez y el abandono.
Unos ojos vagamente entreabiertos y pitañosos me recuerdan la filaria-, varios pies descubren las
raeduras de la nigua; un vientre cuya hinchazón y deformidad repelente me anuncia la hidropesía…
Extremada ruina física y moral. El espíritu no es más que un leve parpadeo en la noche. De los ojos
sólo fluye la interna obscuridad, entre cuya negrura el alma duerme su terrible y milenario sueño
(Soler, 1951:270-271).
por ellos la mayor admiración simbolizan la verdadera felicidad humana, viven sin la
medida del tiempo y despojados de los apremios de la civilización. El personaje bujeba es el
pretexto del autor para contar un episodio de su vida real. García, Fernández, Puig,
Salgueiros, Olarra, Durán y Otaeche son nombres españoles por los que el protagonista
narrador atribuye a sus compatriotas establecidos en la Guinea Española. A lo largo del
texto el protagonista enumera destacados personajes de obras literarios reputadas, entre ellos
caben: Marcos Villarí que es a la vez el nombre del protagonista y título de una novela de
Bartolomé Soler publicada en 1927, o Pedro Crespo, Desdémona o Don Quijote. También
están citados famosos autores literarios o de obras artísticas de especial notoriedad son entre
ellos Cervantes, Beethoven, Rafael, Fidias o Miguel Ángel. Otros personajes
referenciales históricos son evocados cuando el protagonista valora la inteligencia como
exclusividad de la raza blanca e inasequible por los negros, son Arcipreste, Juan de
Herrera, Dostoiesvky, Greco o Rilke. El protagonista alude tres veces a Cristóbal Colón
y una vez a Lohengrin y Poseidón, a los que considera individuos especiales, tres
afortunados elegidos por el destino. Los evoca en un momento preciso en que se encuentra
frustrado y rebajado entre los aborígenes a pesar de superioridad racial. Otto Krohner es un
colono identificado por su ideología distinta, él pertenece al linaje de los auténticos
pobladores, o sea, aquellos que consideran la colonia como una fuente de abastecimiento
vital y también un espacio de vida y de asentamiento definitivo. Al principio del relato,
situando la Guinea Española en el mapa colonial europeo en África, el protagonista lo
valora este territorio español insignificante comparado a las dominios de otros países
europeos como por ejemplo Bélgica. El reparto del continente negro le recuerda autores que
en otros continentes abogaron a favor de la libertad y de la justicia, entre ellos Clemenceau,
Lloyd George, Wilson, Orlando o Rumanof, o también Churchill, Teodor Roosevelt,
Stalin, Daladier o Smuts. La obra distingue además una clase de personajes algunos son
históricos pero todos escasamente evocados, ellos son monseñor Mindszenty, Elsa, la
reina Isabel I de Castilla, Guillermo II, un tal famoso aviador estadounidense Lindbergh,
Livingstone, Stanley o un tal Muley Yezid retratado a la vez como un déspota bárbaro,
sanguinario y heroico. Hay también un comerciante irlandés innominado del que guarde un
recuerdo particular. A lo largo del relato aparecen constantemente las referencias al Ser
supremo, según los diferentes dialectos aborígenes es Nsama para los fang, Ayambé para
los benga, Dios en el idioma de los ocupantes o simplemente Él. Nsama para los aborígenes
es el Señor creador de la tierra y de los cielos, dueño y protector de todo. En el sentido del
protagonista, todos los hombres son criaturas a la imagen y semejanza del Creador, también
203
piensa que Dios ama a todos por igual pero la importancia de los seres humanos depende
también del color de la piel, si son blancos o negros y ésta es una realidad irreversible e
inamovible. Con el personaje Malam el narrador pone de relieve la supersticiosa alma del
pueblo fang, un pueblo tan arraigado al fetichismo que cada familia tiene a un malam o
curandero como guía y protector.
-Localización e identificación
En la obra de Bartolomé Soler, los espacios que sirven de escenario a las actuaciones
de los personajes son mayoritariamente rurales. El protagonista sigue un itinerario en el que
recorre sucesivamente algunos pueblos de la colonia y, de un territorio a otro su movimiento
espacial está interrumpido por las travesías marítimas. Toda la novela se desarrolla en esta
topografía, el mar y la selva, el primero es un macroespacio cosmológico que encierra otros
como el hábitat y diversos espacios de realización. El segundo es también un macroespacio
pero tomado como un lugar de transición.
En La selva humillada como en las demás novelas de este trabajo, la selva resulta ser
un referente constante. Esta vez, a parte la selva, el mar también prepondera la escena.
asimismo rinde cuenta del día a día de los habitantes y sus actividades o de sus hallazgos
propios. El relato expone a los pueblos como espacios de actividades sociales y culturales,
están habitados por unas comunidades tradicionalmente organizadas y jerarquizadas, con
sus costumbres, sus modos tradicionales y específicos de comunicación pero también sus
dificultades típicas. Para el protagonista, defina al espacio habitado como un universo de
canibalismo, de infanticidios, de incestos o de fetichismo. Además, los encuentra
monótonos pero idóneos para los negros ya que son unas bestias cercanas al hombre y sin
facultad de pensar ni de sentir. La caracterización del espacio rural es un objeto a través del
que el autor derrama su desprecio para los seres negros.
a los animales, reptiles o árboles. Finalmente, a pesar de todos los peligros que conlleva, la
selva en relación con los aldeanos es espacio vital y en sí misma todo un misterio.
El relato señala otros espacios transitorios como son los ríos Eñano, Ekuko, Nguba,
o el Ntem que es la frontera natural entre la Guinea Española y el Camerún francés. Cuando
en el Mbía, sucede la muerte accidental de Akoma, el narrador se explaya en uno de sus
temas predilectos que es la muerte. Desde luego, el río es un espacio de violencia pero, las
circunstancias de este drama permiten también caracterizarlo como un espacio donde el
indígena está sometido y sojuzgado. Akoma pierde la vida durante la construcción de un
pontón flotante con cayucos y gigantescos troncos de leña. Mientras tanto los trabajadores
padecen diversas humillaciones de parte de los dos colonos blancos, incluso al final de la
dura obra la recompensa que reciben los jóvenes es realmente vejatoria. Desde luego, estos
aborígenes se ejecutan con entusiasmo igualmente como los aldeanos de Corisco acudiendo
endomingados a la playa para acoger al protagonista o los de Ayamikén todos movilizados
para atender a los cazadores blancos durante toda la expedición cazadora.
típica del indígena guineano en plena colonización española. Son individuos decrépitos,
estúpidos y marcados por el entorno selvático que habitan. Una visión de conjunto que
argumenta a los nativos como gente pobre moral y físicamente y de ahí desventajados, por
su esencia, su modo de vivir opuesto a la civilización y a la raza blanca. Como se puede
contemplar, la representación del espacio está en perfecta analogía con sus ocupantes. Los
entornos son monótonos, encantadores pero a veces agresivos, habitados por pueblos
primitivos y confinados a la miseria. Obviamente por todo ello, estos espacios narrativos
funcionan como elementos complementarios de la caracterización de los personajes.
V-3-Análisis actancial
La frase implícita de esta novela puede ser formulada como sigue: un protagonista
narrador innominado; resuelto por el deseo de viajar a la colonia española, explorar y
desentrañar el misterio de la selva tropical para capturar su esencia; para él y para la
humanidad; en esta búsqueda se vale primero de su experiencia propia, su incansable afán
de recorrer pueblos y territorios, también goza del auxilio de algunos indígenas, dos
cazadores y otros colonos españoles; si bien su acción se encuentra constantemente
obstaculizada por su actitud engreída, el miedo, la duda, el desprecio hacia los indígenas y
también juega en su contra su reiterado afán de grandeza.
207
S: Sujeto
El protagonista narrador
O: Objeto
Op: Oponente
A: Ayudante
Él mismo
El protagonista narrador El miedo
Los dos cazadores La duda
Los demás coloniales Mangué
Los indígenas El joven benga
Los remeros indígenas
208
Esta es la última etapa donde tratamos de interpretar las relaciones entre los
diferentes actantes a la luz de todo lo precedente en general y el esquema actancial en
particular pero esta vez reconfigurando en tres triángulos correspondientes. Son tres ejes,
sucesivamente: el eje del deseo, el eje de la comunicación y el eje del poder.
D1 S
O
209
El triángulo ideológico
D2
O
210
Este eje pone que de relieve las fuerzas opuestas, corresponde al triángulo activo que
componen el sujeto S, el objeto O y el oponente. El mayor oponente en esta obra es el
mismo sujeto protagonista. Entre S-O se da el miedo, la incertidumbre o la duda. En
ocasiones, el momento en que el protagonista se halla ante ciertos obstáculos se deja ganar
por la duda, duda de su capacidad a lograr su meta incluso pierde el sentido verdadero de su
objetivo viéndolo ya tan sólo como una utopía. Precisamente por eso, se observa que entre
S-Op a pesar de su valentía propia, la hospitalaria y cálida acogida de sus compatriotas o las
atenciones constantes de los indígenas, el propósito del protagonista conoce fracturas en los
ratos de altibajos que a veces le derrumban moralmente. Entre O-Op se trasladan los
efímeros desánimos del protagonista. En concreto, no hay un verdadero oponente existencial
(a), no hay nadie en concreto que obstaculiza el proyecto del visitante, los casos arriba
mencionados refiriéndose a la impotencia o al aislamiento son oposiciones coyunturales (b)
que afectan al proyecto del viajero pero de modo puntual. Estas dificultades surgen de la
preocupación por mantener intacto su dignidad y superioridad racial por eso quiere ser en
todo momento el foco de atención de todos ya que es el hombre más importante. Esto es por
lo que Mangué, los remeros, el miedo o la duda se convierten en oponentes coyunturales
siendo todo aquello que le hace vacilar en su establecida notoriedad. Sin embargo, su actitud
sí perjudica sus ambiciones pero no agota definitivamente su voluntad por destapar el
misterio del África negra.
S
S
Op Op
O a O b
La interpretación de los tres ejes del poder, de la comunicación y del deseo muestra
cómo un viajero catalán, movido por anhelos personales recorre territorios de la Guinea
211
Española y, paso a paso observa, describe y valora todo desde su sensibilidad propia: los
espacios, los habitantes sus costumbres y por fin sus modos de relacionarse con su entorno.
A través de estos ejes semánticos, se da una exposición del pasado colonial guineano en dos
enfoques primero, está diseñado un contexto que coloca al colonizado sumido frente al
colonizador preponderante, o sea, el salvaje y el civilizado. De hecho, a través del discurso
del protagonista se dan abundantes indicios que fundan los sentimientos de supremacía,
desprecio o impotencia que le animan constantemente por una parte, y por otra, otros que
avalan la torpeza o la ingenuidad características de los nativos.
expone su visión de los personajes, es decir, la población aborigen que cruza su camino, si
bien, escasas veces les concede la palabra para que se presenten personalmente, que
justifiquen o que expliquen su conducta. Por otra parte, las visitas del protagonista en varios
territorios inciden significativamente en el vivir cotidiano de los aborígenes. En esta obra, la
selva y el mar desempeñan una función sobresaliente y, a veces son personificados pero,
aun así participan de la monotonía que subraya el protagonista refiriéndose a los habitantes
y pueblos. Tomando en cuenta todo lo precedente, la obra de Bartolomé Soler tematiza
principalmente el retrato típico del colonizado física y moralmente, también pone de relieve
los criterios de la vida aborigen por una parte, y por otra, criterios de la convivencia
interracial en un marco colonial con una apariencia pacífica. En adelante estudiamos los
personajes de la obra de Mbomio Bacheng.
213
CAPÍTULO VI
En esta etapa presentamos todos los personajes y luego los clasificamos todos
mediante sus rasgos internos y siempre tomando en cuenta algunos criterios específicos
inherentes a la novela.
tenemos también once personajes femeninos son: Asangona Mbang, Catalina, Justina, la
madre de Ndong Mbona, la divinidad Machinda, la tía de Matanga, las viejas de Bomudi,
las vendedoras, las mujeres de Edum, Mónica, Nchama Anguan María Soledad.
-Los guineanos
-Los españoles
Son muy pocos los personajes españoles que aparecen en esta novela, son:
Casajuana, Moyano, Ortiz, Ayala, Artienda, Franco, el padre Leandro Fuente y Don
Gonzalo.
-Otros personajes
Guevara, el Papa Juan Pablo II, Michele Sindona, Mariano Nguabi, Oseni, Luis, Pedro,
Rufo, las vendedoras camerunesas y las nigerianas hausa.
Hay personajes de los que no se da ninguna referencia étnica como por ejemplo
Simón, Justina, los militares, las viejas de Bomudi, Luis, Pedro, Rufo y otros más. Los
personajes históricos son: De Gaulle, el Papa Juan Pablo II, Mariano Nguabi, Che Guevara,
Franco, Macías Nguema u Obiang Nguema. Además de las mujeres de Edum y de Bomudi.
También toman parte en el relato las vendedoras camerunesas y nigerianas hausa.
No siempre aparecen datos que permiten determinar a los personajes por su edad
real, el caso de los sacerdotes Luis, Pedro o Rufo son algunos ejemplos de este tipo. Los
personajes colectivos aquí reúnen personajes de varias generaciones aunque no todos actúan
en realidad. Son los casos de las dos familias Moto y Ebale, las vendedoras o las mujeres de
Edum. Hay casos de personajes no clasificados como son la diosa Machinda y Che Guevara.
Cabe subrayar la recurrencia de las víctimas mortales entre los personajes y
mayoritariamente los jóvenes, son seis en total: Catalina, Macuale, Ndong Mbona y su
madre, Patricio Mbona Ndong, o el padre y esposo y de María Soledad Nchama Anguan. La
misma tendencia se da a nivel de los encarcelamientos, hay cinco prisioneros registrados y
216
que son: María Soledad Nchama Anguan, el padre y esposo de la misma, el padre Gabriel,
Patricio Mbona Ndong o Ndong Mbona.
vuelta del cristianismo mediante una misa solemne de acción de gracias en la catedral de
Bata, aquella eucaristía marca a la vez el renacimiento eclesiástico y también la victoria de
la fe sobre la dictadura o el mal. En Bata, Edum o Niefang, el padre Gabriel es aclamado y
sus misas dan lugar a fiestas populares, los feligreses le consideran como un mártir que debe
su salvación a la misericordia divina. A lo largo del relato, unos y otros intentan explicar su
éxito profesional, el cardenal enviado del Papa le asimila al Cristo sacrificado y luego
resucitado para salvar la Iglesia. Para Ndong Mbona, su destino es el cumplimiento de la
profecía de la difunta abuela de Gabriel que al nacer le predijo un destino extraordinario.
Para los feligreses, Gabriel goza de dotes especiales, pues se le atribuye milagros, por
ejemplo cuando logra la confesión de Macuale tras varios intentos fracasados del padre
Matanga. Si bien Gabriel es también aquel joven fang incapaz de ganar la amistad de Cobe
el cocinero kombe de la misión. Sobe todo, Gabriel es un ser angustiado que asume con
dificultad la responsabilidad que supone su papel en la sociedad. Gabriel vive atormentado
porque quiere ser como los demás un ser corriente pero la sociedad no se lo permite, ya que
a los ojos de los demás él es diferente. Con lo cual, Gabriel juega el buen y el mal papel a la
vez, es idóneo para resolver los problemas de los demás pero no lo consigue siempre con los
suyos propios. Gabriel lucha con sí mismo permanentemente, no sabe si ser un buen
misionero en el modelo occidental o volver a ser un auténtico fang, pues está en apuro entre
sus orígenes y su profesión por la que muestra dotes extraordinarios. Desde luego, el pueblo
ignora todo de su drama interno ya que para todos él es un héroe mientras que él se consume
diariamente. Finalmente Gabriel es el buen héroe precisamente porque trata siempre de
superar sus preocupaciones personales y dedicarse a satisfacer al pueblo, sabe cuánto él es
imprescindible al pueblo por lo que no deja transparentar sus debilidades, y en esto radica su
grandeza.
suceso aumenta la confusión en su mente, una vez más, continuar la labor eclesiástica o
valorar sus tradiciones ya que ambos son incompatibles. La intervención del cardenal
Sindona aparece como un alegato a favor de la misión evangelizadora, al que se agregan el
nombramiento de Gabriel como futuro obispo de Bata y su beatificación.
Además del interés por la fe, Gabriel se preocupa también por la justicia, eso se
observa cuando sale a pasear por las calles de Bata y va dando cuenta de la Guinea
destrozada dejada por Macías. Progresivamente describe nostálgico las ruinas o vestigios
batenses pero, aborda también otros corolarios de la dictadura como son el exilio, la
corrupción o la miseria general, es tanto que al final de su inspección llega a plantear la
independencia como un drama nacional. Para ilustrar este fracaso histórico, él usa el
contraste y la antítesis para enfatizar en la tragedia dictatorial y sus consecuencias, el trágico
espectáculo batense le lleva a concluir que el mal es lo negro, lo oscuro, y simboliza el
mundo de las tinieblas, mientras el bien es lo luminoso, lo blanco, lo puro y simboliza la luz
del día.
Sin embargo, la imagen positiva del padre con apariencia de perfecto santo,
bondadoso o atormentado de Gabriel se entorpece cuando se descubre la relación carnal que
mantiene con la joven María Soledad Nchama Anguan, antes y después de su
encarcelamiento batense. La joven Soledad ve en Gabriel su alma gemela, su salvador y
protector, el misionero le ama tan entrañablemente que, esta relación entra a formar parte de
los elementos que alimentan su dilema interno. En algún momento de sus diálogos y
reflexiones con sí mismo, Gabriel en la duda se considera un pecador e indigno de su oficio,
incluso llega a pensar que son los demás, la gente sin pecado los que merecen seguir la obra
evangelizadora. Al final de la novela, deja embarazada a su amante, aquel embarazo fruto de
219
una unión contra naturaleza es a los ojos del autor la culminación de un amor reciproco, y
por lo tanto organiza una despedida espectacular culminada por la bendición de la
naturaleza y del cielo. Desde luego, el misionero contempla orgulloso el bulto que anuncia
el niño por venir, fruto de un amor correspondido, para ambos y para el autor, aquel niño
simboliza la esperanza para el futuro como lo podemos leer:
Gabriel, camino a Bata, llegó a Edum, paró el coche y fue a despedirse de María Soledad: los dos
jóvenes se abrazaron largamente con una intensa mirada en los ojos. Gabriel notó el bulto en el
vientre de la muchacha. Era una nueva promesa, fruto de la unión y del amor de sus corazones. El
sacerdote se desprendió de su cruz de madera y la elevó sobre sus cabezas. En lo alto, el sol irradiaba
una luz dura y blanca que inundaba la verdosa exuberante la vegetación; un rayo dorado reflejó con
fuerza el cuerpo semidesnudo del Cristo crucificado. Gabriel pidió la bendición del cielo y rezó por el
niño que iba nacer. Era una nueva criatura de Dios. (Mbomio, 1996:85).
Marvin Lewis (2007) habla de ―sacriligeous love‖, y achaca una estrategia del autor
por convertir un hecho inmoral en un acto trivial y corriente, pues para él, padre Gabriel es
un sacerdote fracasado y un hipócrita: ―Gabriel is a hypocrite who pretends to respect
Catolic canon but, remains faithful to his cultural roots, wich proclaim the procreation of the
species to be utmost importance. For father Gabriel, María Soledad is bearing a child of
God, and consecuently, there can be no question of an adulterous relationship‖ (Marvin,
2007:160). Para este ensayista, la conducta del misionero Gabriel es indecente ya que no
respeta la moral cristiana y se complace en una relación pecaminosa que culmina con una
descendencia.
Visto desde este ángulo, el hecho descubre una actitud totalmente incompatible con
la misión eclesiástica aunque, paradójicamente encuentre la aprobación de todo el poblado.
Si bien, este enlace sentimental cobra particular relevancia en la medida en que María
Soledad es la única persona que comparte la intimidad del cura y es también la confidente a
la que Gabriel confiesa sus angustias, debilidades e incertidumbres más profundas.
Finalmente es la que lo conoce realmente y sabe el hombre débil e inepto que es Gabriel de
cara a sus problemas personales, en ello, ella participa de su salud mental. Asimismo
Soledad contribuye del equilibrio personal y social del cura y además influye en él porque
sabe cómo sacarle del apuro moral. Más allá del carácter reprobable de esta relación, es
innegable que Soledad juega aquí el papel de la mujer dinámica africana a la vez
compañera, consoladora o consejera. Al despojar la relación de sus atributos sexuales, el
papel de María Soledad de cierto modo se aparenta al de la Virgen bíblica con el Hijo
durante los ratos más dificultosos o de incerteza de su existencia. Al fin y al cabo, Soledad
es la que realmente encuentra argumentos sólidos y logra convencerle a que no renuncie a
220
su misión eclesiástica, su discurso es claro, Gabriel es un buen cura, muy querido pero
también es un hombre con el derecho de enamorarse, con lo cual tiene que superar sus
angustias personales y cumplir con su misión para el bien del pueblo, que esto es su
cometido.
Son bastante numerosos pero los hemos descritos de modo individual son: Anacleto
Mba, Cobe, Macías Nguema, Macuale, Ndong Mbona, Obiang Nguema, Ondó Nnang,
padre Matanga, padre Nkang Zama, Patricio Mbona Ndong, Catalina, la madre de Ndong
Mbona y María Soledad Nchama Anguan.
diariamente. Él dedica todos los ratos de su vida o a la meditación o a la oración tanto que
aparece más santo que el cura Gabriel. Anacleto comparte su existencia entre las oraciones
en la modesta capilla del pueblo y sus retiros espirituales en el bosque. Entre otras
actividades, reza el rosario cincuenta veces al día, practica la penitencia y a veces se recoge
varios días selva adentro para entregarse total y con tranquilidad al Señor. Entre otros
aspectos que destacan al influyente pastor como un arquetipo de fervor religioso, el narrador
enfatiza unos ratos culminantes de fusión espiritual entre el catequista y los feligreses
durante las celebraciones eucarísticas especiales:
Anacleto, el catequista, era uno de esos hombres que sólo por su aspecto convence a los humanos de
la evidencia divina. Las aprisiones de Mba en el altar del Señor, los días de fiesta, demostraban
sobradamente a sus vecinos la existencia de un Dios todopoderoso, creador del cielo y la tierra. (…).
Mba tenían la piel negra, su alma era inmaculada, sin mancha, sus pensamientos eran castos sin
deseos impuros, el espíritu de Mba era blanco como la hostia, sus ojos, lacrimosos como los de un
fumador de opio, se habían enrojecido debido a la vida austera y monacal que aquel esclavo del señor
se había impuesto.(…). Pero todas estas apariencias se venían abajo cuando aquel hombre
extraordinario se arrodillaba en el altar del Señor, como un siervo, y, abriendo sus enormes brazos,
pronunciaba estas tres palabras: paz, amor y caridad. Entonces los fieles de Edum se aproximaban
mansamente, como el rebaño siguiendo a su pastor, y venían a ponerse de hinojos junto a aquel
humilde servidor de Dios y todos, a la una, entonaban vivas y glorias al Dios todopoderoso, creador
del cielo y de la tierra (Mbomio, 1996:60-61).
Anacleto es también un viudo casado de nuevo con la joven Catalina y con quien
tuvo un hijo. Su extrema devoción por Dios le ha llevado a construirse una idea distinta del
lazo matrimonial. Aferrado a sus convicciones espirituales, Anacleto considera a su esposa
como una compañera, y su matrimonio como una relación de hermandad que excluye
cualquier tipo de intimidad con su esposa. Catalina para él es un don de Dios enviado como
consuelo, y por lo cual aunque viviendo bajo el mismo techo el catequista practica la
abstinencia absoluta, de hecho cada noche pasado rezando es un ofrecimiento más a la
Virgen. Así como se puede comprobar, Anacleto es un predicador forjado en la ética
espiritual colonial, se impone la total dedicación y la absoluta castidad tal y como
recomiendan las santas escrituras. El deseo de entregar su existencia al Señor le ha llevado a
pervertir sus responsabilidades matrimoniales, vive en un mundo totalmente irrealista y,
finalmente no faltan oportunistas pero como veremos, la actitud del predicador santo acarrea
hasta consecuencias trágicas.
estratégico dentro de su comunidad religiosa. El autor utiliza este personaje para resaltar el
orgullo característico de los pueblos playeros. Cobe impone el respeto a los demás
miembros de la congregación, es celoso en materia de honor ya que para los combes todos
los oficios se valen. Si bien, él se define como demócrata lo cual significa, cada uno en el
mundo tiene su sitio y el poder que le corresponde. Con este personaje se da también
aspectos de la difícil convivencia étnica en Guinea. Cobe trata al padre Matanga también
ndowé con más respeto y deferencia pero se muestra arrogante frente al sacerdote fang
padre Gabriel. Eso es también perceptible en el momento de elegir la comida, en el
repertorio alimenticio de la comunidad preponderan los menús ndowé.
incompatibles y entre las dos trata de forjarse una personalidad propia. Es otro personaje
con el que se comprueba una pacífica coexistencia entre la tradición africana y la religión
importada. Desde luego, la descripción de Matanga replantea también la recurrente
construcción de la identidad cultural del sujeto africano poscolonial. Por fin el papel común
asignado al ndowé Matanga y el fang Gabriel puede leerse también como un llamamiento
del autor por hilvanar conjuntamente la cohesión nacional mediante la previa superación de
todo tipo de desavenencias étnicas.
- Padre Nkang Zama: sus dos apellidos significan siervo de Dios, es el ecónomo de
la parroquia de Bata. Es un cura fang perfilado con especial habilidad para lograr el abasto
alimenticio de su comunidad religiosa. En ocasiones junto al Padre Matanga, Nkang Zama
ofrece a las vendedoras los artículos de devoción como son los rosarios, escapularios,
crucifijos o almanaques de la Virgen a cambio de víveres. Otras veces, en lugar del trueque
compra a precio mínimo evocando las proezas de la Virgen milagrosa o mostrando los
escapularios a las vendedoras. Nkang Zama no se limita sólo a aprovechar la espiritualidad
de las mujeres vendedoras, la visita próxima del Papa Juan Pablo II le brinda la oportunidad
de extender su actividad lucrativa a toda la población mediante la venta de las fotos del
pontífice y del padre Gabriel por su futuro nombramiento como obispo.
54
El vocablo ―Bulu‖ designa a la vez una etnia y un dialecto de la misma. Es una de las tribus que constituyen
el grupo étnico fang o Beti de Camerún.
55
En realidad, Nton Ove significa Dios en el dialecto Ewondo, siendo este último otro dialecto y etnia del
grupo fang o beti ubicada en la región del centro de Camerún. Nton Ove designa igualmente el coro cantado en
Ewondo y con el que se anima principalmente las misas católicas en esta región del país. El Nton Ove
inspirado de los ritmos tradicionales fang se ha difundido hasta Guinea Ecuatorial.
224
56
Al principio de la novela, el autor Joaquín Mbomio Bacheng define el Mibili como el Espíritu, la terapia de
los espíritus, el rito de los espíritus. En Gabón esta terapia aparece como una secta religiosa reconocida
oficialmente por las autoridades.
Recordemos que el Mibili que se puede considerarse como una de las creencias de la religión tradicional del
África negra es sobre todo practicado entre las diferentes tribus de la etnia fang; en el centro y sur de Camerún,
el norte de Gabón y norte de Guinea Ecuatorial ya que aquellos pueblos comparten las mismas culturas
tradicionales. El Mibili tuvo sus años de auge y de mayor difusión en las décadas ochenta y noventa en sendos
225
Además de ser un curandero muy famoso y un rico empresario, Macuale es también un buen
católico practicante con hechos. Su implicación personal a las actividades religiosas y su
particular generosidad a favor de la congragación le han valido el estatus de creyente
ejemplar. Como se puede contemplar, por su papel y actuación Macuale es un personaje
aparentemente ambiguo pero en realidad, el autor configura asimismo el dualismo
existencial característico de los africanos en general. Macuale es a la vez curandero, buen
católico y polígamo, en otras palabras, un hombre ―venerado de noche y amado de día‖. Sin
embargo, es al final de su vida donde el autor vuelve a hacer de Macuale un verdadero
cristiano. Por la acción de Gabriel finalmente Macuale moribundo consiente confesarse,
renuncia a los males terrestres y a su segunda esposa para recibir la última unción.
Ndong se encontró encerrado en una celda de la cárcel modelo de Bata, allí se enteró de que había
sido detenido por ―colaboracionismo contra un crimen neocolonial‖. Era la primera vez que en su
vida que escuchaba tales términos, preguntó a un guardia lo que significaba aquellas palabras. Por
toda respuesta, el mozo de Edum recibió una soberana paliza. (…). El oficial añadió que su pena era
de tres meses de cárcel y, aún Ndong tenía que escribir una carta al presidente de la República, (…).
Los milicianos fueron a saquear la casa de Ndong Mbona, una vecina suya que quiso impedir el paso
a aquellos hombres fue maltratada y violada en el acto, la madre de Ndong no pudo soportar aquel
golpe terrible. Ella murió en una noche lluviosa de Bata, con una cesta de comida en la mano para su
único hijo. Murió en el silencio, en el abandono y en la desesperación. Expiró en la oscura noche de
su soterrada existencia (Mbomio, 1996:55-56).
países, pero, es efectivamente en Gabón donde ha sido mejor estructurado, desarrollado e incluso
institucionalizado como uno de los métodos potencialmente curativo hasta hoy en día.
226
Por su papel, Ndong Mbona es el típico joven guineano que se mueve según las
circunstancias políticas del país. Él funciona como el loco del pueblo, es decir, un personaje
instrumentalizado para sacar las verdades del más allá. En realidad Ndong está poseído por
el espíritu de su primo Patricio Mbona Ndong. Tras un incidente aparentemente trivial, el
espíritu de Ndong se manifiesta y espontáneamente se organiza una sesión del Mibili
dirigida por el curandero Ondó Nnang durante la cual, Patricio Mbona Ndong mantienen
una larga charla con el padre Gabriel y otros aldeanos presentes. En esta ceremonia
improvisada, Ndong es el intermediario entre el más allá y el mundo de los vivos, es el
mensajero y portavoz que transmite los mensajes de los muertos a los vivos y vice versa.
Por lo demás, cuando se trata de opinar sobre el padre Gabriel, Ndong Mbona desarrolla su
filosofía según la cual cada ser humano tiene un destino por nacimiento, en ello se sitúa la
diferencia entre los seres humanos.
exilio. Con Ndong Mbona se deja entrever cómo un joven trata de afanarse por su cuenta
pero en vano, de hecho persuadido de su fracaso halla una solución a su alcance para salir
de su abismo y aferrarse a la supervivencia. El adulterio que lógicamente un vicio
socialmente condenable se convierte en acto públicamente consentido ya que el desgraciado
joven de Edum no encuentra la solución ni dentro ni fuera de su país. El narrador resume el
típico destino asimismo: ―Ndong era uno de esos jóvenes que ambulaban hoy por toda
Guinea. Jóvenes olvidados por la acción evangelizadora de los años sesenta. Condenados
por la tragicomedia aventura guineana de los años sesenta, había llegado a la mocedad en
los años noventa sin norte ni sur, sin vela ni ancla‖ (Mbomio,1996:53). Finalmente el
desesperado Ndong Mbona fallece repentinamente de un infarto de miocardio, Ndong
muere para no permanecer eternamente en una situación de extrema miseria en un país tan
impregnado de violencia gratuita. Se suma a los muchos desilusionados compatriotas
damnificados y amontonados como bien afirma él mismo, víctimas del gran monstruo
devastador que significó la independencia. El caso de Ndong prueba que el exilio no es
siempre una solución definitiva. Además, pone en evidencia la difícil convivencia social y
política existente en África en general y entre los países vecinos en particular donde la
circulación de los bienes y poblaciones sigue condicionada por una documentación
específica y obligatoria. Por último, si nos fijamos el periodo en que se produce el
fallecimiento de Ndong, comprobamos que la indignación y decepción muy extendidas
entre los guineanos como consecuencias de la anterior dictadura sigue haciendo víctimas,
ello significa que la destitución de Macías Nguema no ha solucionado todo, las
repercusiones están todavía vigentes.
decepción que piensan estos jóvenes que costaría superar. La valoración del régimen
maciísta les lleva a quitar toda importancia y sentido a la soberanía ya que esa suponía
principalmente la prosperidad y la libertad y en lugar se cosechó la sociedad en ruinas y
condenada a la miseria. Pues Obiang es un libertador cuyas motivaciones reales quedan sin
esclarecer y por lo tanto despiertan la incertidumbre del pueblo.
- Ondó Nnang: este jefe del pueblo Edum es un auténtico tradicionalista que va
siempre descalzo. El narrador lo describe físicamente como un anciano fuerte y un gran
agricultor. Ondó Nnang es un famoso curandero e iniciado al arte del Mibili, por estas
actividades y su edad también, es un gran conocedor de las tradiciones fang, de la fauna y
flora de la selva tropical. Este jefe de Edum es ante todo un gran aficionado de la selva pues
domina todas las frutas salvajes y raíces comestibles identificando algunas especies por su
único olor. La selva es una fuente de recurso inagotable y también imprescindible, por
ejemplo Ondó Nnang prepara ungüentos curativos con las plantas medicinales. Otro aspecto
de este personaje es que Ondó Nnang participa de la supervivencia de la cultura fang en el
pueblo, tiene una pasión especial por los juegos tradicionales, su pasatiempo favorito es el
Akong, el juego que practica durante los días festivos. Ondó Nnang en su tiempo fue un
gran campeón del Mesing, la lucha libre fang y también es un apasionado del Oyeng que es
el recital de la gesta fang. No sólo es un hábil cazador, Ondó Nnang destaca particularmente
como un buen marido, uno que auxilia a su esposa en las faenas campestres. Con este
personaje se descubre el rico y diverso panorama de la cultura del pueblo fang: la medicina
natural, la magia negra, los juegos y bailes tradicionales, o el gran canto del Mvet Oyeng.
Como anciano, respetada autoridad tradicional, curandero y practicante del Mibili, Ondó
Nnang domina los secretos del mundo de los vivos y el de los muertos.
- Patricio Mbona Ndong: es un joven fang definido como una figura política,
marxista ateo e intelectual formado en un país del Este. Como muchos otros fue encarcelado
al terminar sus estudios por sus presuntos contactos con las corrientes revolucionarias
africanas. Mbona Ndong fue acusado de intento de Golpe de Estado y luego fue asesinado
durante su detención en la prisión de Bata. En realidad, el narrador define a Patricio como
un joven obsesionado por el tema de la existencia, su filosofía distingue dos enfoques por un
lado los humanos sin distinción social, y por otro, el Dios todopoderoso. Además, aparenta
el mismo universo a una larga prisión donde caben todos los humanos encerrados por la
existencia, Dios incluido. Entre Mbona Ndong el existencialista ateo y el cura Gabriel media
229
relieve otros recursos aborígenes de subsistencia al alcance del pueblo en los momentos de
carencia.
Edum en particular y en el entorno rural guineano en general. Entre Catalina y Ndong existe
una fusión extraordinaria, están tan entrañablemente enamorados el uno del otro que
practican a menudo el sexo en varios sitios cuánto y siempre lo deseen. Lo mismo se podría
opinar de la relación amorosa entre el cura Gabriel y la joven Catalina muy intensa y
abiertamente vivida en el pueblo Edum y con el consentimiento de todos. En realidad, los
habitantes de Edum son gente dedicada a las labores campestres pero la relación amorosa
entre Catalina y Ndong descubre que a pesar de la dureza de sus quehaceres, no descuidan
de la actividad sexual. En este entorno rural, si bien la vida parece circunscrita
fundamentalmente a la familia, escasas actividades culturales o los quehaceres diarios para
garantizar la supervivencia pues, también la sexualidad ocupa un lugar preponderante como
expresión de la naturaleza del ser humano. En resumidas cuentas, la relación sentimental
entre la frustrada esposa Catalina y el desesperado Ndong Mbona resta poco al carácter
delictivo y castigable de este adulterio, evidentemente a pesar de las circunstancias
atenuantes que rodean esta infidelidad. Cabe decir que también esta situación plantea el
impacto de la religiosidad entre los pueblos antiguamente colonizados, Anacleto interpreta
la Biblia a la antigua usanza y por lo tanto eso tiene consecuencias hasta dramáticas como
en este caso. Catalina termina muriendo sin más fundamento que la desesperación extrema y
sin que su esposo se percate de su tremendo estado.
primero siendo una juventud quebrada y la segunda un final aciago. Una vez más la muerte
se asoma para rematar con aquellos que el sistema de fuerza ha elegido para la
exterminación.
- María Soledad Nchama Anguan: es una joven de Edum de veinte y ocho años de
edad, enfermera formada en España y viuda de un joven funcionario del ayuntamiento de
Niefang. María Soledad fue detenida y acusada de ser hija de un traidor y, de su
encarcelamiento tuvo un hijo a consecuencia de una violación colectiva de los milicianos
guardianes. María Soledad en el relato aparece como una joven viuda que antes y después
de su encarcelamiento en la cárcel de Bata mantuvo una relación amorosa con el joven
párroco Gabriel hasta el inesperado encarcelamiento de este último durante años. El relato
empieza en el momento en que el cura recién liberado se va al pueblo de Soledad para
celebrar una misa solemne pero la ocasión corresponde también al reencuentro entre los dos
amantes. El narrador aprovecha la llegada anunciada del cura para repasar los momentos
más tormentosos de la vida de Nchama Anguan María Soledad marcados por el sufrimiento
y la soledad. Los años de detención del padre Gabriel le han hundido en una profunda
desesperación puesto él a la vez su principal respaldo y también su amor. El narrador
esclarece asimismo los antecedentes y circunstancias de la historia sentimental entre Gabriel
y Soledad como sigue:
Fueron días de intensa felicidad. Ella acompañaba al joven sacerdote en sus expediciones por los
poblados, se daban largos paseos en la barca de los misioneros sobre el río Woro, visitaban y
exploraban juntos los numerosos islotes diseminados en este espacio fluvial. La naturaleza verde y
exuberante parecía aprobar con satisfacción la inocente felicidad que ella compartía con el ministro de
Dios. Soledad vivió una intensa felicidad, todo parecía flotar por los aires, el mundo era maravilloso y
los pájaros cantaban al amanecer. Después el encanto se rompió. Por orden de Macías, Gabriel fue
detenido y conducido a la prisión de Bata, las iglesias cerraron sus puertas y ella volvió a sumergirse
otra vez en su triste existencia de viudez y soledad (Mbomio, 1996:59-60).
La llegada del padre Gabriel de nuevo al pueblo saca Soledad de las dudas, los años
de encerramiento no han mermado los sentimientos de su amante cura. Además, cuando
Gabriel sale de prisión confuso y se plantea abandonar el sacerdocio, Soledad logra
convencerle de su papel preponderante en una Guinea en plena restructuración. También le
convence a Gabriel de la compatibilidad entre su vida sentimental y su oficio eclesiástico. El
autor valora el embarazo final de Soledad como señal divina a favor de la pareja Gabriel y
Soledad, el niño por nacer es en su opinión una criatura de Dios o símbolo de esperanza
para el futuro. En definitiva, a pesar de las tremendas circunstancias que rodean los
comienzos de aquella relación, María Soledad no deja de ser una mujer desgraciada que
concibió su primer hijo por violación y el segundo en una unión prohibida. En realidad, este
enlace sentimental es condenable a los ojos de la Iglesia Católica porque fragiliza el
compromiso de Gabriel por la castidad que supone total dedicación a la labor espiritual y
excluyendo cualquier tipo de fornicación. Eso dicho, también se podría leer la relación de
Gabriel y Soledad con elementos otros elementos. Mbomio exorciza con este personaje el
tema de extrema sensibilidad de la herencia humana de la dictadura donde muchas mujeres
como Soledad trajeron al mundo hijos frutos de las violaciones cometidas en las prisiones u
otros espacios reservados a la violencia durante la dictadura. La dimensión psicológica de la
joven destaca un hecho con enorme pero comprensible impacto en las víctimas que no
234
siempre han tenido como en este caso la casual fortuna de un consuelo adecuado cualquier
que sea su naturaleza pero siempre que proporcione el imprescindible alivio. Estamos en
una sociedad donde precisamente los dañados son numerosos y todos tratan de valerse de
medios propios para salir del abismo de los recuerdos de la vehemencia perpetrada por los
aparatos represivos instituidos por el régimen maciísta. En estas circunstancias, a diferencia
del enfoque sentimental del autor para justificar la relación de Soledad y Gabriel, pensamos
que uno y otro juegan un papel fundamental el uno para el otro. Igual que Soledad por la
fuerza de la naturaleza femenina logra compartir las íntimas contrariedades de Gabriel que
aparentemente están fuera del alcance de cualquier hombre, éste en nuestro sentido
representa el recurso disponible que necesita Soledad para reconquistar la dignidad
femenina y el ánimo arrebatados por los violadores y asesinos guardianes. Mbomio Bacheng
plantea aquí una preocupación apremiante donde, en África es conocido que en situaciones
de profundo cao o beligerancia las mujeres suelen ser víctimas de todo tipo de abuso crueles
fuera o dentro de las cárceles y generalmente ellas tienen que sobrevivir con sus pesadillas
sin preocuparle a nadie más que a las impotentes familias.
difunto Ondó Michá es un catequista famoso que dirigió el gran centro religiosos del
poblado Nkimi situado en la carretera de Ebebiyín. Okpua es un comerciante haussa
astucioso que se enriqueció merced a su cooperación a la construcción del puente sobre el
río Woro en dónde luego murió ahogado. El padre y esposo de María Soledad son dos
víctimas caídos durante la dictadura. El primero por votar a Ondó Edu y el segundo por ser
yerno de un ―gacela‖ traidor. Ambos presos en Bata fueron asesinados durante una cesión
de tortura. En esta novela aparecen los militares definidos como gente joven, analfabeta,
corrupta y sobre todo despiadada. Forman parte de los aparatos represivos del régimen de
fuerza, unos aparecen deteniendo al padre Gabriel en la sacristía mientras que otros cargan
al padre Matanga por pasear en alta mar por la noche. Estos atrevidos no dudan advertir al
cura de que la muerte de Macías no significó la libertad de ir y venir. Por fin destaca un
oficial militar deseoso de colaborar en la fiesta organizada para el padre Gabriel en Edum,
su amabilidad es recompensada por unas garrafas de la bebida local.
se bautizó con su nombre en honor a sus múltiples favores. Las viejas de Bomudi son
aquellas ancianas procedentes del barrio Bomudi, forman parte de la cofradía de la
adoración y también todos los viernes se encargan de limpiar la catedral. Acerca de las
mujeres de Edum, el autor presta especial atención a estas aldeanas descritas como
criaturas guapas, creyentes pero también caprichosas. En este pueblo, el narrador alude
generalmente a todos los habitantes, mujeres, hombres e hijos de Edum como gente
creyentes del catolicismo y del poder tradicional. A parte de ser símbolo del sincretismo
religioso, distinguen además como gente trabajadora y pobre. Las familias Moto de la aldea
Ecua-Esauong y la familia Ebale de Domkoo-Yenvam son destacadas familias de Niefang
y también las más devotas. Algunos de sus miembros jóvenes considerados élite intelectual
se reúnen al final de la misa organizada por el padre Gabriel en Niefang para hacer el estado
de la cuestión acerca de la independencia, el régimen dictatorial dirigido por Macías
Nguema o el recién derrocamiento del dictador. Exponen la independencia como una ilusión
fracasada, un engaño pasado cuyas consecuencias les obliga a plantear el porvenir con
inquietud debida a la incertidumbre que rodea las circunstancias del cambio repentino. Estos
jóvenes comparan incluso el final del franquismo español con el período transitorio en que
se encuentra su país. Franco es un personaje histórico que aparece como el dictador español
comparado al dictador Macías Nguema en Guinea Ecuatorial. Otros personajes históricos
son De Gaulle, Che Guevara y también el Papa Juan Pablo II, la visita anunciada de éste
último en el país aumenta la compra de las fotos del pontífice en venta por el misionero
padre Nkang Zama. El cardenal siciliano Michele Sindona, es el prelado italiano enviado
personal del Papa a Guinea Ecuatorial para disuadir el padre Gabriel de su intento de
abdicación. La Santa sede considera injusta el encarcelamiento sufrido por el misionero
guineano y en reparación le propone la beatificación a su muerte en reconocimiento de sus
sacrificios y de su laboriosa acción evangelizadora. Las vendedoras del mercado Mondoasi
descubren la economía informal del país a manos de las devotas vendedoras camerunesas o
hausas. Mariano Nguabi57 es un personaje histórico que recuerda otro ejemplo de dictadura
africana. Por fin, en el relato aparece dos destacados iniciados del Mvet58, la gran gesta de la
57
Marien Ngouabi, es un personaje histórico, nacido en 1938, fue presidente de la República Popular del
Congo por designación a los 30 años de edad desde diciembre de 1968 hasta 1977. Militar de formación,
Ngouabi como Macías Nguema esta novela aparece como otro dictador africano. Destacó con la denuncia
recurrente de golpes de Estados, el partido político único, el fomento de una revolución socialista y anti
imperialista o de la etnización del poder. Asesinado en Brazzaville la capital del país en 1977, Ngouabi fue el
tercer presidente tras la independencia pero su muerte no puso fin a la inestabilidad sociopolítica en el país.
58
El autor de la novela lo define como una guitara tradicional fang.
237
etnia fang son, el maestro Eson Obiang Engong del pueblo de Mibamigué y Ntutumu
Nfulu citado como el gran héroe de Engong.
-Localización e identificación
En esta novela se da una relación muy estrecha entre las escenas de actuación y los
personajes que en él actúan. De hecho, con respecto a esta relación, se distinguen varios
tipos y principalmente los espacios de realización o de violencia a los que nos interesamos
en adelante.
-Caracterización y funcionalidad
Los espacios de realización son aquellas extensiones públicas o privadas donde los
personajes ejecutan tareas de interés propio o comunitario y por motivos reales. En esta
novela, son aquellos donde se desarrollan actividades de tipo cultural, social, político o
económico. Hay entre otros el pueblo Edum, las ciudades de Niefang o de Bata, el mercado
Mondoasi, la carretera, el mar o la selva.
Edum es un pueblo situado cerca del distrito de Niefang en la región continental del
país. En esta novela Edum funciona como un arquetipo de la sociedad guineana en cuestión.
Aquí se encuentran impregnados varios aspectos socio política cultural o económico que el
238
autor pone de relieve en el relato, esto se comprueba tanto en los micro espacios que lo
componen como en los diferentes personajes que actúan en ellos. La toposemia mimética de
Edum es muy variada pero, cada uno de los espacios destaca una funcionalidad muy
significativa con respecto al resto del relato. En Edum se hallan una capilla en ruinas donde
acuden regularmente los feligreses ya que casi todos son creyentes por los hechos y actos.
En Edum hay también el Abah o casa de palabra que funciona como el símbolo cultural
fundamental entre los pueblos fang, sirve para diversas celebraciones culturales,
procesamiento o comedor exclusivo para los varones. La caracterización de ambos espacio
destaca el sincretismo religioso practicado por este pueblo. El cronotopo de Edum destaca
un lugar donde conviven pacíficamente curanderos, paganos, mujeres adulteras, o
catequistas devotos y todos celebrando con el mismo fervor los rituales tradicionales y la
misa dominical. Es asimismo como afirma María Anguan Soledad, que el pueblo se
consuela de los abusos del poder dictatorial. Edum está también muy marcado por índices
que remiten a la precariedad, la llegada del padre Gabriel para celebrar sus liberación
destaca que a pesar de los esfuerzos por tapar su miseria, según el narrador se percibe la
pobreza de los aldeanos detrás de todo este ambiente especial en el que algunos van
descalzos o con ropa escasamente cómoda.
son espacios que por sí mismos indican las actividades que en ellos se desarrollan.
Precisamente, la imagen de conjunto de la ciudad de Bata pone de relieve la dialéctica del
hoy y ayer del país. En el ayer, la actividad económica floreciente hacia el final de la
colonización atrajo masivamente a los extranjeros y a las tribus fang hacia la costa. Este
retrato casi idílico contrasta con la imagen decaída del presente, el padre Gabriel describe
melancólico una ciudad fantasma con sus principales infraestructuras deterioradas y con sus
barrios desérticos. Esto es perceptible en el texto mediante las palabras como el ―viejo‖ club
náutico, la ―antigua‖ factoría, o los ―viejos‖ tiempos.
Los espacios de violencia son aquellos donde principalmente por motivos políticos,
los personajes padecen todo tipo de ensañamiento y excesos de parte del gobierno
dictatorial, a menudo con privación de libertad. En la novela de Mbomio, el principal
universo de vehemencia es la cárcel, la llamada prisión modelo de Bata es el máximo marco
de dureza hasta la crueldad. Esta es la cárcel que ha albergado a muchas víctimas de la
novela como los padres Gabriel y Matanga, Ndong Mbona, Mbona Ndong o María soledad
con su padre y esposo. La mayoría de los muertos son registrados en esta cárcel entre otros
el padre y esposo de María soledad o Patricio Mbona Ndong. La cárcel en esta novela es un
240
La frase implícita de El párroco de Niefang puede ser formulada como sigue: nos
encontramos con un joven sacerdote el padre Gabriel; animado por el deseo de utilizar el
evangelio para denunciar la injusticia y reconquistar la fe cristiana tras la dictadura; y así
lograr la justicia social para el pueblo guineano y todos los pueblos sojuzgados en el mundo;
resuelto a esta búsqueda, aprovecha el apoyo de la Santa Sede en Roma (su próximo
nombramiento como obispo), la cooperación de muchos feligreses, los demás misioneros
del diócesis (los padres Matanga y Nkang Zama), su amante María Soledad, el catequista
Anacleto Mba, el enviado de la Santa Sede Michele Sindona o Ndong Mbona; si bien al
lado de estos auxilios se hallan fuerzas que entorpecen esta loable iniciativa, son destacados
instrumentos disuasorios instaurados por el anterior gobierno dictatorial, entre otros, el
tribalismo personificado en Cobe el cocinero de la misión, las tradiciones del pueblo fang,
su propia debilidad humana, el PUNT, la cárcel modelo de Bata o los prepotentes militares.
241
S: Sujeto
El padre Gabriel
O: Objeto
La libertad y la justicia social
A: Ayudante
Op: Oponente
Dios
Él mismo
Ndong Mbona
Las tradiciones
María Anguan Soledad
La cárcel
Padre Matanga
La dictadura
Padre Nkang Zama
Patricio Mbona Ndong
Los feligreses
Cobe
Él mismo
Los militares
Macuale
El PUNT
Anacleto
Michele Sindona
242
Hay tres ejes semánticos, el eje del deseo que analiza las relaciones entre el Sujeto y
el Objeto de su búsqueda. En segundo lugar cabe el eje de la comunicación que permite leer
las relaciones entre el Destinatario y el Destinador. Finalmente el eje del poder formado por
la pareja Ayudante y Oponente. Esta es la última etapa que nos permite por fin hallar las
claves significativas que componen esta novela.
Este eje corresponde al triángulo psicológico formado por el sujeto ―S‖, el objeto
―O‖ y el destinador ―D1‖. Su interpretación consiste en preguntarse sobre las motivaciones
del sujeto a buscar el objeto de su deseo. El destinador es el deseo de denunciar las
injusticias sociales mediante el evangelio con el propósito de restaurar la fe y acabar con las
desigualdades fomentadas por la anterior dictadura. El objeto de su acción es la justicia
social. Las relaciones entre S-D1 son de compromiso, Gabriel es un buen sacerdote, el más
famoso y goza de una gran notoriedad. Además, es considerado un hombre con destino
extraordinario y tiene el respaldo del pueblo y de sus compañeros. Desde luego, tiene todos
los triunfos necesarios para lograr su reto. Su estrategia es doble, primero denunciar
abiertamente los abusos y también conseguir la implicación del pueblo para así reconquistar
la justicia y la paz entregando el destino del país al mando divino. En cuanto a la relación
entre S-O, algunos móviles del padre Gabriel a favor de un Estado libre y pacífico se hallan
en su pasado como víctima de la dictadura y también como misionero. Su recién
excarcelación ha sido un milagro divino, por eso a la población transmite un mensaje de
confianza al Dios todopoderoso que es el único capaz de sacarle de la miseria y cumplir con
sus reales expectativas. Gabriel está convencido de la legitimidad y urgencia de reconquistar
a los cristianos, su fe cambiará su forma de actuar para que también merezcan la gracia
divina. Entre el O-D1 se percibe la oportunidad de un vínculo esperanzador. Con el final de
la dictadura, la justicia social es un ideal, la resignación adoptada por la población ha
contribuido a arraigar los mecanismos de ensañamiento contra el pueblo, el compromiso de
Gabriel por destripar esos males tan profundos puede valorarse como un proceso
revolucionario que rompe con el estatismo. De este modo pues, la justicia social estará al
alcance del pueblo ya que cesarán todas las formas de coacción, represión o inseguridad.
Este eje examina el recorrido del cristianismo antes y después de la soberanía.
243
El triángulo psicológico
D1 S
Como se puede contemplar, este eje plantea las causas del fracaso de la
independencia guineana, a saber, los obstáculos que acarrearon tanta desesperación. Hay
que examinar la gestión política del Estado acerca de los instrumentos, métodos o
244
mecanismos y corolarios de la acción política durante la dictadura. Habrá que destacar los
diferentes aparatos ideológicos y represivos del Estado y su funcionamiento, entre otros el
ejército, la milicia popular y el PUNT.
El triángulo ideológico
D2
O
de su disposición a cumplir con una misión tan relevante. Por eso mismo se convierte en su
propio oponente, sus coincidencias preparadas con Soledad le transforman en un hombre
vacilando entre la pasión carnal y los retos que apremian. Del mismo modo, las tradiciones
ancestrales fang concurren a incrementar el dilema del joven cura desde su excarcelación.
Por esta vez, el viaje a Roma de Gabriel crea un vacío y de ahí otra interrupción de su labor
en el momento en que el pueblo se encuentra todavía eufórico por el retorno de su querido
padre. Este eje examina la relación entre O-Op también opuesta. Queda claro que la acción
de todos los oponentes es contraria a los valores que defiende y obviamente al objeto que
persigue el padre Gabriel. Y lo que es más, los oponentes existenciales se oponen también al
sujeto y, tienen particular interés a que la libertad o los derechos permanezcan exclusivos.
S
S
Op Op
O a O b
El eje del poder pone otra vez de relieve la vigencia de los mecanismos de represión
aun después de la dictadura. La continuidad de la violencia se pone de manifiesto cuando
los mecanismos de antaño se empeñan a imponer su voluntad. Este uso inadecuado de la
violencia alimenta el desquiciamiento generalizado que justifica la necesidad de un cambio
profundo.
Los
El El Los Los espacios
Obra Los personajes
personaje exiliado presos muertos narrativo
secundarios
principal s
Anacleto Mba, Ndong Matanga, Patricio Edum,
Cobe, Macías Mbona Gabriel, Mbona Bata,
Padre Nguema, Ndong Ndong, El Niefang,
Gabriel Macuale, Ndong Mbona, padre y la cárcel
El Mbona, Obiang Patricio esposo de de Bata,
párroco Nguema, Ondó Mbona Soledad, las
de Nnang, padre Mbona, el Ndong capillas de
Niefang Matanga, padre padre y Mbona y Bata,
Nkang Zama, esposo de su madre, Edum,
Patricio Mbona Nchama Catalina, Niefang,
Ndong, Anguan
Catalina, la
madre de Ndong
Mbona, María
Soledad
Nchama
Anguan.
CAPÍTULO VII
Estos son todos los personajes identificados, muchos actúan pero con distintos
grados de implicación, parte de ellos están evocados solamente una vez en el relato como
veremos más delante. Todos los personajes de La tribu son: Abilio, Acacio Mañé, Ada,
Agustín, Adolf Hitler, Adolfo Suárez, Adolfo Ndongo, Agustín Añeso, Alfredo Tomás
King, Albert, Alberto Ndongo Ayang, Allen Ginsberg, Alejandro Murillo, Alejandro
Artucio, Alejandro Lerroux, Alejo Carpentier, alférez Saltarín, alférez Marcelo, Antonio
Montero, Antonio Sánchez Jara, Antonio García Trevijano, Antonio Jonch, Ángel Barrera,
Anastasio Somoza, Amadu Ahidjo, Atanasio Ndongo Miyone, Ayatollah Jomeini, Baltasar,
Basilio Carranza, Baudelaire, Bill Stewart, Bokassa, Bonifacio Ondo Edu, Braulio, Bullock,
Brutus, Cándido Planas, Capitán Bicó, Clara, Carmelo Bicó, Carlos Robles Piquer,
Castiella, Carrero Blanco, Cari Esplandiú, Celestina Lima, Cervantes, Corpus Barga, Curzio
Malaparte, Conchita Piquer, Celestino, Conrado Acevedo, Constancia, Daniel Oyono,
Deogracia Bée Misu, Dimas Sánchez, Donato Ndongo Bidyogo, Durán Loriga, Edelvina,
248
Edmundo Bosió, Eduardo Edu Nguema, Eloy Saravia, Eloy Ela Nvo, el general Villegas, el
Rey Juan Carlos, el coronel Félix Sánchez, Emilio Salgari, Enrique Nvo, Ernest
Hemingway, Esperanza Engonga, Estanislao Cunill, Esteban Guio, Esteban Bomio, Esono,
Eu, Eusebio Luengas, Feliciano, Feliciano Ombana Bató, Félix Houphouët-Boigny, Fidel
Castro, Florencio Mba, Fortunato Nsó, Francisco Franco, Fraga Iribarne, Frederick Forsyth,
Frieda Krohnert, Gadafi, Giscard D‘Estaing, González Echegaray, Idi Amín Dada, Ingmar
Larsen, Iñigo de Aranzadi, Iradier, Jacinto Esparabé, Javier Leoz, Jean Paul Mardore, Jean
François Lyschic, John Abercrombie, John Barnes, José Luis Jones, José Luis Pera, José
Luis Ramírez, Juan Bima, Juan Francisco Espinoza, Juan Salvador, Julius Nyerere, Karl
Max, Kasabubu, Kim II Sung, La señora Pleuger, Laurentina, Laureano Angwe, Leandro,
Lenin, Leoncio Mitogo Edjang, León Esparza, Louis XIV, Luciano Ndongo, Luis
Carrascosa, Luis Jiménez Marhuenda, Luis Maho Socachá, Luis Arroyo, Los instructores
cubanos, los marineros chinos, los obreros chinos, los soldados chinos, los tripulantes rusos,
los guardianes milicianos, los jóvenes en marcha con Macías, los exiliados, los soldados
marroquíes, los braceros nigerianos, los hausas, los boys, los sastres, Mac Kinley, Macías
Nguema, Magdalena, Mama Gertrudis, Mamá Cristina, Mamá Consuelo, Mamá Conchita,
Mamá Josefina, Manolete Litri, Marcelino, María Ángeles García, María Luisa, Mariano
Benlliure, Mariano Zabala, Mariano Uriarte, Marcelino Oreja, Marcos Miyone, Maribel,
Mario Molinos, Masie Ntutumu, Mao Tse Toung, Maye Florencio, Melanio, Michel, Miguel
Eyegue, Mobutu Sese Seko, Moisés Enrique Lozano, Mónica Rubio, Mónica Dorronsoro,
Montserrat, Monsieur Cornet, Moro Mba, Napoleón, Nchama Nvo, Nguema Biyogo Eyang
Mba, Nguema Esono, Noel Edwards, Norberto Nsue Micha, Ochaga, Ojukvu, Omar Bongo,
Ortega, Oyono, Oyó Eulogio, Pablo, padre Leandro Fuentes, Pastor Nsué, Patrick Galley,
Pedro González, Pedro Ela, Pedro Ferrer, Pedro López Aguirrebengoa, Polagio Oma,
Quintillán, Rafael Osorio, Rafael Angue, Rafael Mendizábal, Ramón García, Román Mba,
Ramón Siguan, Ramona, Ricardo Fresnedo, Román, Roosevelt, Rufino, Salvador Ela
Nseng, Salvador Ondo Ela, Salvador Exuperancio, Sambo, Saturnino Ibongo, Sebastián
Olmo, Seriche, Sergio Muñoz, Silvestre, Sor Inés de la Cruz, Stendhal, Susana Sampedro,
Tadeo Abaga, Tancho Osseni, Tartarín, Teonesto, Teodoro Obiang Nguema, Tobías Nvulu,
Tom Wolf, Toribio Evina, Vicente Escudo, Vladimir Popov, Voltaire, Wanume Kibedi,
Willy Jones, Winston Churchill y Zacarías.
Tenemos unos 266 personajes, De las cuatro, La tribu es la novela con mayor
número de personajes. Hay más personajes masculinos, tan sólo 24 femeninos y 13
249
colectivos. En adelante los clasificamos para lograr mayor visibilidad, empezando por el
origen y sexo de todos.
Hemos clasificado a los personajes por sexo de manera siguiente: los españoles, los
no españoles que designamos como extranjeros, los guineanos y otros personajes africanos.
-Los españoles
Son bastante numerosos los personajes de origen español reseñados en esta novela,
los masculinos y los femeninos. Sucesivamente tenemos los personajes masculinos
siguientes: Adolfo Suárez, Alejandro Lerroux, Alejandro Murillo, Antonio Montero,
Antonio Sánchez Jara, Antonio García Trevijano, Ángel Barrera, Antonio Jonch, Basilio
Carranza, Cándido Planas, Castiella, Conrado Acevedo, Carlos Robles Piquer, Carrero
Blanco, Cervantes, Corpus Barga, Durán Loriga, Dimas Sánchez, Estanislao Cunill, Esteban
Guio, Eloy Saravia, Eusebio Luengas, el Rey Juan Carlos, el general Villegas, Francisco
Franco, Fraga Iribarne, González Echegaray, Iñigo de Aranzadi, Iradier, Jacinto Esparabé,
Javier Leoz, Juan Francisco Espinoza, José Luis Ramírez, Juan Salvador, José Luis Pera,
Juan Bima, Luis Jiménez Marhuenda, Luis Carrascosa, León Esparza, Luis Arroyo, Leandro
Fuentes, Manolete Litri, Mario Molinos, Marcelino Oreja, Mariano Uriarte, Mariano
Benlliure, Moisés Enrique Lozano, Vicente Escudo, Pedro Ferrer, Rafael Osorio, Román,
Ramón Siguan, Ramón García, Ortega, Pedro López Aguirrebengoa, Pedro González,
Quintillán, Rafael Mendizábal, Ricardo Fresnedo, Salvador Exuperancio, Sebastián Olmo y
Tartarín. Hay también nueve españolas actuando en esta novela: Cari Esplandiú, Conchita
Piquer, María Ángeles García, Mónica Rubio, María Luisa, Montserrat, Mónica
Dorronsoro, Sor Inés de la Cruz y Susana Sampedro.
-Los extranjeros
Jomeini, Winston Churchill, Mac Kinley, Roosevelt, Vladimir Popov, Giscard D‘Estaing,
Baudelaire, Louis XIV, Bill Stewart, Pedro González, Anastasio Somoza, el coronel Félix
Sánchez, Godffredo Parise, John Barnes, Bullock, Alejandro Artucio, Monsieur Cornet,
Frederick Forsyth, Fidel Castro, Alejo Carpentier, Willy Jones, Sergio Muñoz, Jean
François Lyschic, Noel Edwards, Tom Wolf, Pablo, Ernest Hemingway, Allen Ginsberg,
Emilio Salgari, Stendhal, Napoleón, Voltaire, Curzio Malaparte y Kim II Sung. Tenemos
cinco personajes colectivos y también dos personajes femeninos: los instructores cubanos,
los marineros chinos, los obreros chinos, los soldados chinos, los tripulantes rusos, Frieda
Krohnert y la señora Pleuger.
-Los guineanos
Los nativos guineanos que intervienen en La tribu constituyen el mayor grupo, hay
personajes individuales y otros colectivos. Los masculinos son: Abilio, Acacio Mañé,
Adolfo Ndongo, Agustín, Agustín Añeso, Alférez Saltarín, Alfredo Tomás King, Alberto
Ndongo Ayang, alférez Marcelo, Antonio, Atanasio Ndongo Miyone, Baltasar, Bienvenido
Micha Nsue, Bonifacio Ondo Edu, Bonifacio Nguema Esono, Braulio, Brutus, Capitán
Bicó, Carmelo Bicó, Celestino, Daniel Oyono, Donato Ndongo Bidyogo, Deogracia Bée
Misu, Edmundo Bosió, Edu, Eduardo Edu Nguema, Enrique Nvo, Eloy Ela Nvo, Eu,
Esono, Feliciano Ombana Bató, Florencio Mba, Fortunato Nsó, José Luis Jones, Laureano
Angwe, Luciano Ndongo, Leandro, Leoncio Mitogo Edjang, Luis Maho, Marcos Miyone,
Macías Nguema, Maho Socachá, Marcelino, Melanio, Masie Ntutumu, Maye Florencio,
Miguel Eyegue, Moro Mba, Nguema Biyogo Eyang Mba, Nchama Nvo, Norberto Nsue
Micha, Oyó Eulogio, Ochaga, Oyono, Polagio Ona, Pastor Nsué, Pedro Ela, Rafael, Rafael
Angue, Román Mba, Rufino, Silvestre, Sambo, Salvador Ela Nseng, Salvador Ondo Ela,
Saturnino Ibongo, Seriche, Teonesto, Tobías Nvulu, Toribio Evina, Toribio, Tadeo Abaga,
Teodoro Obiang Nguema y Zacarías. Los colectivos son: los guardianes milicianos, los
jóvenes en marcha con Macías y los exiliados. Por fin tenemos escasas guineanas:
Constancia, Celestina Lima, Laurentina, Clara, Ada, Esperanza Engonga, Edelvina,
251
Josefina, Maribel, Mamá Gertrudis, Mamá Cristina, Magdalena, Mamá Consuelo, Mamá
Conchita y Ramona.
-Otros africanos
Hay personajes identificados por su oficio como son los periodistas, militares,
técnicos de comunicación, escritores y ejecutivos pero otros lo son por su identidad social a
saber, los civiles o los prisioneros. Los hemos clasificado todos de manera siguiente:
-Los españoles
Barrera, Mariano Benlliure, Castiella, Alejandro Lerroux, Marcelino Oreja, Carlos Robles
Piquer o Pedro López Aguirrebengoa. Algunos destacan como diplomáticos a menudo
afines al anterior sistema colonial español en Guinea Ecuatorial, son: José Luis Pera,
Antonio Sánchez Jara, Mariano Uriarte. Igualmente aparecen antiguos colonos: Eusebio
Luengas, Juan Salvador, Quintillán, Antonio Montero, padre Leandro Fuentes, Sor Inés de
la Cruz, Mónica Dorronsoro. Otros son destacados escritores como por ejemplo: Rafael
Mendizábal, González Echegaray, Iradier, Luis Jiménez Marhuenda, Cervantes, Ramón
García, Iñigo de Aranzadi. Finalmente hay personajes españoles carentes de datos
profesionales como son: Salvador Exuperancio, Román, Juan Bima, Rafael Osorio, Antonio
Jonch, Susana Sampedro, María Luisa, Montserrat, Conchita Piquer y María Ángeles
García.
-Los extranjeros
-Los guineanos
-Otros africanos
ejecutivos africanos y extranjeros, algunos de los líderes africanos citados están asimilados
al dictador Macías o tienen algún vínculo con él. Sólo 11 prisioneros están identificados
pero hay mucho más y todos han sido excarcelados. También caben exiliados identificados
y también muchas víctimas señaladas por el narrador y los presos recién liberados. Por fin
tenemos 15 mujeres en total y entre ellas 4 operadoras telefonistas y 2 alumnas.
pero más adelante apunta las sutilezas de la cooperación china en África en general y en
Guinea en particular. En su sentido, la clave del éxito chino radica en la perspicacia a saber,
la no intromisión en los asuntos y política locales, un mayor apoyo económico y el
recogimiento de sus ciudadanos. Con esta estrategia justifica la consecución diplomática
china en Guinea con respecto a los demás países comunistas como Rusia o Corea del norte.
Tratando del nuevo régimen, Molinos ve en el líder Obiang Nguema un simple militar
heredado del ejército colonial sin ningún proyecto político pero que pretende usufructuar el
corriente golpe de Estado para obtener la absolución completa de su funesto pasado. Cuando
Molinos toma notas durante el pleito de Macías, apunta el ajuste de cuentas verbal entre el
dictador y algunos procesados, es un intento de salvación donde cada uno se afana a
exculparse de los delitos imputados a todos e intenta echar toda la culpa a los demás.
Como se puede contemplar, Teodoro Obiang aparece en esta novela con su identidad
real, por eso es un personaje referencial histórico. En esta novela es un personaje con una
doble calificación que derivan de su papel del pasado y del presente, pues es el libertador y
también un verdugo frío. Quitando estas características, cabe el mismo personaje evaluado
esta vez por su carácter, pues aparte de ambivalente es también un hombre encogido, astuto,
desconfiado pero también un valiente militar.
hospitales o servicios públicos caen en ruinas, Macías conserva el tesoro nacional encajado
en su pueblo. Él posee un patrimonio inmobiliario alucinante, cuatro palacios entre los que
el de su pueblo es una imitación del Versalles francés, su exploración llevada a cabo por la
tribu desvela el lujo arrogante de sus muebles todos importados. La excentricidad de Macías
se hace aún palpable cuando anuncia la construcción de un hotel y aeropuerto en su pueblo
para fascinar al mundo entero. Además de su extravagancia, el narrador proporciona otros
indicios que cuestionan la salud mental del presidente. Destaca contradicciones a saber que
en el país está prohibida la medicina occidental mientras tanto, la exploración de su palacio
descubre una cantidad impresionante de recetas médicas y medicinas de todo tipo. Más aún,
algunos valientes guardianes del mismo palacio se han atrevido a retratarle como un hombre
sin auto control ni confianza en sí mismo, pues hecha siempre la culpa de sus errores a los
demás y nunca reconoce sus debilidades. Otros en cambio le pintan drogadicto y
practicando el canibalismo, un enigma psicológico tanto parece mentalmente inestable ya
que constantemente irritado o subvertido. Para el narrador, él es un tonto contemporáneo,
enfermo y tirano paranoico desconfiado de sí mismo y de los demás, la falta de control
característica de sus emociones y acciones le ha convertido en un ser incoherente.
justicia coincide con la voluntad de la población. Entre los reporteros extranjeros, algunos
avalan la perspectiva de una venganza popular del pueblo contra el líder traidor, para otros
observadores, el antiguo líder representa un estorbo y su muerte indulta la conciencia de
numerosos verdugos quedados impunes. A pesar de sus insistentes exhortaciones a la
compasión del tribunal, el pervertido dictador quien por afán de gloria y por desmedidas
ambiciones personales se volvió un hombre vanidoso, desidioso o extravagante paga con su
vida el desprecio por el pueblo guineano.
Son aquellos personajes cuya implicación influye bastante la trama. Por anhelo de
coherencia y habida cuenta su número considerable, los hemos dividido en dos grupos en
base del origen y afinidades internas a saber, en un primer lugar los españoles y personajes
no españoles o extranjeros, y en segundo lugar estudiamos los personajes africanos en dos
etapas, los guineanos y luego los demás africanos.
Son en total 27 periodistas pero de distintos orígenes, algunos han sido agrupados
por su afinidad pero en general los hemos estudiado individualmente son: Albert, Michel,
Jean Paul Mardore, Ingmar Larsen, John Abercrombie, Mariano Zabala, Javier Leoz,
Esteban Guio, León Esparza, Vicente Escudo, Tartarín, José Luis Ramírez, Jacinto
Esparabé, Dimas Sánchez, Luis Arroyo, Pedro Ferrer, Conrado Acevedo, Ricardo Fresnedo,
Rafael Osorio‖ bilongo‖, Cándido Planas, Eloy Saravia, Estanislao Cunill, Patrick Galley,
Alejandro Murillo, Ramón Siguan, Mónica Rubio, Cari Esplandiú
- Albert, Michel y Jean Paul Mardore: estos van casi siempre juntos, son tres
fotógrafos franceses congregados a Guinea para cubrir el golpe del estado encabezado por el
teniente Teodoro Obiang Nguema. Los tres forman parte de la tribu que cuenta unos
261
cuarenta miembros según el narrador. Albert se distingue de los demás como el experto en
balística. En la ciudad de Bata donde parte la tribu coinciden con los disparos, Albert
identifica por el oído las armas utilizadas por los beligerantes así como su origen de
fabricación. El mismo expone su decepción por lo que se esperaba presenciar un conflicto
abierto y en sitio, los escasos tiroteos que perciben son insuficientes para hacer un reportaje
que interese a su público lector. En cuanto a Michel, nos descubre algunos aspectos del
oficio de fotógrafo vinculados con los conflictos armados. Señala por ejemplo el valor
fotogénico de la violencia enfatizando el papel de la imagen en los conflictos. Igualmente
subraya el impacto devastador de las imágenes de guerras sobre los reporteros gráficos.
Más adelante trata también de demostrar que tanto los periodistas como los fotógrafos
laboran para repercutir la violencia de los conflictos armados. Albert y Michel forman parte
de la expedición en la que se traslada parte de la tribu en Bata y Mongomo en busca de los
materiales utilizado en el golpe contra Macías. Ambos participan también de la exploración
del palacio presidencial de Nsangayon durante la cual descubren la verdadera personalidad
del dictador mediante unos extraños hallazgos. Por fin, el relato atribuye a Michel una
escena de sexo puntual y el consumo del ―Bhan‖ la droga local para desvelar unos vicios
característicos del oficio de reportero. Otra realidad del universo de la comunicación se
destaca con el fotógrafo francés Jean Paul Mardore que se convierte oportunamente en el
traductor de un periodista estadounidense a cambio de alguna remuneración. Con este
último personaje, el autor pone también a la luz las tumultuosas relaciones que los
comunicadores mantienen sobre el terreno con los diplomáticos de sus respectivos países.
Precisamente al respecto Mardore confiesa su odio por los diplomáticos porque dice son
tacaños, prepotentes y sobre todo tienen poca consideración por los periodistas.
empleo precaria. En cambio, su profesión requiere cada día más competencia debido a la
diversidad temática. En definitiva él concluye junto a su compañera Mónica Rubio que el
periodismo escrito es más un sacerdocio que una profesión lucrativa.
- León Esparza: este personaje aparece a veces como Eloy Esparza pues es otro
miembro de la tribu presente en Guinea. Es conocido por sus crónicas incendiarias. En
Guinea Esparza encuentra la mayor dificultad para desarrollar su oficio no sólo por falta de
inspiración sino también por disponer sólo de medios materiales muy rudimentarios.
los soldados. Concretamente, Esparabé piensa que los guineanos son gentes hipócritas que
se mueven por su único interés, observa que los mismos que anteriormente se volvieron en
contra de los españoles y sus instituciones, por las circunstancias puntuales hoy alaban la
amistad con España. El reportero extiende la cobardía característica a todos los negros
africanos y el odio también. Igualmente, lamenta el odio guineano que alcanza hasta los
descendientes de españoles, aquí los mulatos aunque siendo de madres annobonesas, son
despreciados y marginados por los guineanos que los consideran bienes abandonados. En
realidad, Esparabé es uno de los personajes mediante los que Leguineche pone de relieve los
prejuicios raciales sobre los guineanos en particular y los negros en general. Algunos
observadores reporteros se muestran particularmente tajantes cuando les toca abordar la
sexualidad interracial. Encuentran anticuada la sexualidad tal como practicada por las
guineanas y las africanas en general. A fin de cuenta, Esparabé sale de Guinea con un
sentimiento mitigado, satisfecho por la misión cumplida pero siente frustración porque
disfrazado de enfermero no ha logrado entrevistar a Macías Nguema desde su celda. Como
los demás, Esparabé a su vez descubre el genio de los reporteros por conseguir su meta.
peligro del oficio de reportero, en los focos de tensiones o durante los conflictos armados.
Comparte el pesimismo de Javier Leoz para quien ejercen una profesión especialmente dura
y arriesgada.
- Eloy Saravia: es un hombre huesudo y calvo, otro reportero que viaja a Guinea por
su primera misión africana como enviado especial. Saravia muestra su desconcierto porque
no encuentra el África de los estereotipos europeos. En lugar de ciudades y seres salvajes
con taparrabos, una topografía extraordinario, la realidad es otra, en lugar halla un ejército
de guineanos hambriento pero digno en la pobreza. Ansioso y novato, él repasa de nuevo
algunos temas vinculados con el oficio de enviado especial. De antemano expresa su
pesimismo por un oficio que ha perdido la vocación, la fe, y la curiosidad por la historia.
Más adelante, concluye contundentemente que es un oficio de solteros donde para triunfar
hay que olvidarse de la familia y permanecer concentrado. Siempre tocante a su oficio
Saravia plantea de nuevo los fracasos matrimoniales derivadas de las tentaciones sobre el
terreno, el desentendimiento constante entre las parejas o el carácter posesivo de las esposas
de reporteros. También lamenta la desmotivación de los lectores de prensa en beneficio de
la televisión y de la radio. Igualmente piensa que los reporteros son unos damnificados a la
vez odiados por el público y despreciados por los empresarios. Él revela las diferentes
fuentes de información infalible en su oficio, son el taxista del hotel, el camarero del bar
pero hay también las señoras de limpieza. Saravia aborda otros temas como la corrupción en
el oficio, los conflictos de intereses o de influencia entre colegas o los muchos riesgos
sanitarios que acortan la esperanza de vida de estos profesionales. Apunta al respecto el
ejemplo de la guerra de indochina donde cuarenta y tres periodistas fallecieron mientras
sesenta y cinco resultaron heridos o mutilados.
relación entre España y Guinea, al respecto observa la llegada a Malabo de los pretorianos
marroquíes como una censura de España pretendida mayor aliado guineano. Igualmente
Eloy Saravia interpreta la elección del nuevo líder guineano como un acto de traición dado
que a pesar del apoyo político y logístico proporcionado por España, el teniente Obiang no
confía en la monarquía española, obviamente trata de garantizar su seguridad sin implicar a
España. Alejandro Murillo revela ser un personaje divertido, es un profesional consciente de
sus compromisos y que mantiene una franca colaboración con sus compañeros.
- Ramón Siguan: es un reportero enviado especial de Radio Central que como los
demás, acude a Guinea para cubrir el golpe de Estado. Este es con Eloy Saravia dos
periodistas casados de la tribu identificados. En la opinión de Siguan, los enviados
especiales estadounidenses son mejor tratados que los demás. En cambio, en España los
reporteros sobre el terreno tienen poca consideración con respeto a los colegas de la
administración central. Como Cunill, Siguan afirma que la televisión embrutece y
descerebra. En lo que a Guinea concierne, este personaje trata de demostrar el impacto del
discurso político revolucionario sobre la juventud guineana, el autor describe visitando un
colegio dirigido por las monjas españolas. Allí descubre a la alumna Edelvina que conoce de
memoria una serie de letanías, lemas o discursos revolucionarios. Edelvina es una buena
alumna porque en virtud de la ley revolucionaria es un ritual obligatorio en todas las
infraestructuras de formación. Igualmente en un momento de ocio Siguan se interesa por las
jóvenes guineanas pues ellas son más educadas y dignas comparada a las camerunesas de
Duala que son más agresivas y desenvueltas. En regla general, durante los ratos de
inactividad profesional, los reporteros en la novela tienen sus fórmulas para evitar el
aburrimiento, Siguan y varios compañeros fuman la droga local, se emborrachan, van al
casino, o se ligan. Siguan aprovecha una de esas ocasiones para celebrar con la tribu el
recién nacimiento de su primogénita con droga y whisky. Igual que Patrick Galley o
Alejandro Murillo, Siguan es de la expedición que se dirige al continente a curiosear acerca
de Macías o el desarrollo del golpe. La entrevista al señor Montero y las declaraciones de
algunos rumanos rescatados descubren combates y pérdidas humanas en esta parte del
territorio. Del recorrido de los rasgos característicos de Ramón Siguan se deduce que es un
personaje que como los demás participa de desentrañar las realidades de su profesión y las
del pasado y presente de Guinea y los guineanos. Ramón Siguan es divertido pero a veces
algo ansioso por su trabajo y también por su vida social y en medio de sus propias
contrariedades trata de descubrir del impacto destructivo de la dictadura sobre la juventud.
271
Nsangayon. Atendiendo a sus rasgos, Esplandiú es una periodista tan valiosa como ágil que
se mueve con facilidad entre los colegas masculinos es más, en uso de sus capacidades se
impone profesionalmente. Es también una mujer precavida que lleva siempre encima un anti
violador si bien, aunque esté bien equipada no deja de tener consciente primero los peligros
que asechan a los periodistas en el ejercicio sobre terreno de su oficio, y también sabe que
no sólo corre peligro como profesional pero también por ser físicamente vulnerable. He aquí
otro personaje que descubre los inconvenientes del periodismo.
La mayoría de los personajes secundarios guineanos son militares, ellos son quienes
llevan la acción en la trama. Sin embargo, estos personajes segundarios africanos en general
y los guineanos en particular pueden ser reunidos en distintos grupos y según algunas
afinidades internas. Pues tenemos principalmente: los maciístas, los teodoristas, los
intermediarios y en último lugar las víctimas.
-Los maciístas.
- Alberto Ndongo Ayang: es el último gobernador civil de Río Muni retratado como
un hombre morboso, distingue por su reputación de líder o ―capo‖ del sindicato del crimen
y tortura en Bata. Él se resistió al golpe contra el dictador al que cree invencible. Además,
niega el cargo de torturador, pero aun así es condenado a muerte y finalmente ejecutado.
- Capitán Bicó: apodado ―Holanda‖ es el único militar de alto rango que se declinó
a participar en el golpe contra Macías Nguema. El narrador lo presenta como uno de los
hombres de confianza del dictador. Físicamente es un hombre fornido, polígamo la
cuarentona, arrogante y gran consumidor de la droga local. Su fidelidad al dictador le vale el
encarcelamiento primero en Blabich y luego un traslado a la llamada cárcel modelo de Bata
por pretendidos motivos de seguridad.
- Los teodoristas
Son los seguidores o aliados del nuevo líder político Teodoro Obiang Nguema. A la
luz del relato, la población tiende a adherir masivamente a la revuelta, desde luego ellos
caben en este grupo. Sin embargo, los hay más involucrados, son los militares de alto rango,
ellos forman el núcleo organizador de la revuelta. Entre ellos hay cuatro antiguos alférez
formados en Zaragoza, a ellos se suman otros destacados militares estratégicamente
reclutados en vista de la ejecución del golpe. Hay pocos rasgos referentes al aspecto físico
de los teodoristas, si bien se dan otros recursos de caracterización como el lenguaje verbal o
la acción de los personajes y que permiten definirlos. Son generalmente personajes planos y
275
estáticos ya que tienden a alcanzar una meta común por lo cual, no cambian su forma de
pensar y de actuar. Son opacos dado que suelen ser personas desconfiadas y que mantienen
callados sus pensamientos o deseos íntimos. Hemos identificado individualmente a ocho
teodoristas, siete personajes masculinos y un colectivo: Oyó Eulogio, Maye Florencio,
Seriche, Salvador Ela Nseng, Toribio Evina, Moro Mba, Feliciano Ombana, los soldados
marroquíes.
- Salvador Ela Nseng: entre los teodoristas se halla este capitán, el segundo de los
cuatro de Zaragoza. Reúne un conjunto amplio de rasgos característicos ya que su papel es
preponderante en el corriente asalto. Su carácter decidido y arrojado le pone como el
cerebro organizador, es el táctico y estratega de la ofensiva militar sobre terreno. El narrador
le describe como un militar técnicamente bien preparado, conocedor del arte de la guerra, de
hecho es el que dirige las operaciones militares en Malabo la capital. En efecto, Salvador
Ela es el preso personalmente liberado de Blabich por el teniente Obiang Nguema quien
llega a convencerle de la necesidad de llevar a cabo un asalto donde se requiere su
implicación. La relevancia de este personaje se pone de manifiesto en varias ocasiones en el
relato, por ejemplo ya vestido de camuflaje militar, es quien acompaña a Obiang Nguema a
Blabich para liberar a los demás presos y conseguir que se sumen a las tropas en los
276
diferentes frentes. Él desarma y detiene personalmente al capitán Bicó distanciado del golpe
preparado, mientras sus tropas ocupan los espacios estratégicos de la ciudad. Por fin, tras el
triunfo del asalto, Salvador Ela se convierte en el número dos del nuevo régimen, por eso
asiste al teniente coronel Obiang Nguema durante su primera conferencia de prensa.
Además, atiende importantes concertaciones diplomáticas dentro y fuera del país con el
propósito de lograr legitimidad internacional del nuevo gobierno golpista. La determinación
de Salvador Ela justifica unos retos personales, su libertad definitiva está en juego, su
reincorporación profesional también y obviamente aprovecha la oportunidad providencial
para vengarse del dictador y luego fijarse nuevas metas. Al final Ela es un oportunista que
en poco tiempo pasa de un perjudicado a un privilegiado y ambicioso.
- El teniente Seriche: es el tercer miembro del grupo de los cuatro de Zaragoza, otro
militar muy involucrado en el corriente asalto contra Macías. No obstante, es muy escaso el
relato acerca de su implicación en los diferentes frentes sobre el terreno. Aun así, su
compromiso estriba en su pertenencia al reducido grupo sobre el que recae la
responsabilidad de la preparación, desarrollo y desenlace exitoso del golpe.
-Los intermediarios
del mismo régimen dictatorial ahora encausado por los nuevos poderosos. No obstante, casi
todos son personas adictas al escaso aparato judicial existente de hecho intervienen en el
corriente juicio contra el régimen anterior. Son los mediadores designados para hacer aplicar
la ley aunque aquello representara una leve reparación moral hacia un pueblo pendiente
ahora de la sentencia reservada a Macías Nguema, son: José Luis Jones, Luis Maho
Socachá, Eloy Ela Nvo, Alfredo Tomás King, Adolfo Ndongo.
- Eloy Ela Nvo59: es un personaje secundario puesto que aunque forma parte de los
miembros del tribunal, él no tiene particular influencia en el pleito. Parece un figurante ya
que en ningún momento interviene. Eloy Ela Nvo estudió la carrera de derecho en Madrid,
es el abogado designado para la defensa de Macías quien rechazó el ofrecimiento de elegir
uno por sí mismo. Es un abogado civil y además un pariente de Macías ya que en todo el
país sólo quedan cinco abogados y todos están implicados en el corriente pleito. Eloy Ela
Nvo es otro personaje mediante el que el narrador hace observar las incoherencias que
rodean este juicio donde los procesados civiles son juzgados por un tribunal militar. En
realidad los juristas civiles tienen restringidos los medios de competencia profesional, por
tanto, durante el procesamiento y hasta pocos días antes del juicio, ni los abogados civiles ni
el fiscal conocen su misión.
- Adolfo Ndongo: otro personaje callado, es el notario del tribunal que tras cuatro
días de juicio tan sólo es mencionado cuando le toca preguntar a los condenados por su
última voluntad y su preferencia para su última comida.
- Las víctimas
Son 17 personajes secundarios a través de los cuales el autor pone en tela de juicio
las desproporciones sociopolíticas o militares del régimen dictatorial. Por lo cual, cada una
de las víctimas identificadas constituye un enfoque y remite a los grupos sociales más
59
Con este personaje surge una dificultad porque en el relato aparecen respectivamente Eloy Ela Nvo y Eloy
Ela Navé sin que se llegue a saber si son dos personajes distintos o uno solo, ahora bien, los hemos
considerado como si fuera uno solo. Lo mismo se da con un tal teniente Carmelo Bicó y el Capitán Bicó.
280
afectados por el poder absoluto, y también los corolarios directos o indirectos sobre los
individuos o sobre la sociedad. Entre las víctimas caben principalmente ex prisioneros
militares o civiles recién puestos en libertad, también hay mujeres y hasta adolescentes, son:
Laureano Angwe, Marcos Miyone, Agustín Añeso, Florencio Mba, Edu, Bonifacio Ondo
Edu, Edmundo Bossió, Atanasio Ndongo Miyone, Leoncio Mitogo Edjang, Luciano
Ndongo, los guineanos exiliados, Edelvina, Laurentina, Mamá Consuelo, Mamá Conchita,
Mamá Josefina, Ramona.
- Marcos Miyone: es otro prisionero liberado por el nuevo líder político Obiang
Nguema. Como los demás, él encamina el impacto socio profesional de su detención. Ya
desde el principio de la obra Miyone aparece como un ex preso libre y reincorporado a la
Radio Malabo. Marcos es un periodista formado en Madrid y encarcelado durante tres años.
Al dirigirse a los periodistas, el reportero guineano no enfoca la entrevista hacia los tratos
carceleros, se explaya con remordimientos sobre el aislamiento absoluto que supuso estos
tres años en blanco. Sin embargo, a pesar de su entusiasmo a la hora de remover el pasado,
su alegría es contenida, Marcos se muestra muy recatado dado que en su sentido la muerte
de Macías Nguema no supone el final de los vicios. Su conducta revela un hombre sereno,
deseoso de cuidar su libertad para mantenerse a salvo y recuperarse profesionalmente.
centenas de fallecidos se halla don Agustín, víctima del particular ensañamiento contra los
opositores. Ministro del gobierno autónomo, Añeso muere atrozmente destrozado, los ojos
arrancados, castrado, las manos cortadas, la yugular seccionada y finalmente arrojado a una
avenida. Añeso es una víctima de aquel período que marcó un cambio radical de práctica y
de política en la joven república guineana, un ejemplo típico de cómo en la dictadura se ha
llegado a denigrar la condición humana, la pésima cara del odio y encima injustificado.
- Luciano Ndongo: apodado ―el loco‖ forma parte de las víctimas del régimen de
fuerza. Al final de los once años de represión, Luciano recupera su libertad aunque física y
283
moralmente asolado. Por eso es descrito como un hombrecillo hirsuto, parece un vagabundo
ya que va descalzo y harapiento, es también un borracho sin oficio, igual como un bufón y
reputado por sus soliloquios. Pero Luciano es también la memoria colectiva del pueblo, él
reproduce de memoria varios discursos y lemas emblemáticos de Macías Nguema en el
poder. Luciano despunta como un personaje fascinante y despreocupado construido por el
autor para recalcar las tremendas repercusiones de la dictadura sobre unos ciudadanos
pretendidos libres pero psicológicamente arruinados. Aquellos que como el loco Luciano se
han quedado marcados de por vida por el terror sembrado particularmente en los centros
penitenciarios, se encuentra en un estado lamentable, con trastornos, vagabundeando por las
calles como los típicos locos, alegres de ser libres pero sin verdadera conciencia de nada ni
del presente ni siquiera se proyecta un futuro. La dictadura ha producido también locos,
gente como Luciano cuya vida se acaba con su excarcelación, mientras que la de
muchísimos como Añeso se apagó atrozmente allí dentro por tortura, maltrato, asesinato,
hambre, en régimen incomunicado prolongado, por las condiciones carceleras inhumanas.
- Edelvina: es un personaje que funciona del mismo modo que el adulto Luciano. Es
una adolescente que a pesar de su temprana edad reproduce de memoria los discursos de
Macías sobre las tendencias comunistas y capitalistas o las diatribas contra la iglesia
católica. Con una voz musical, limpia y hasta ademanes, Edelvina ofrece un espectáculo
asombroso al público reunido expresadamente para oírla. Edelvina es una típica
representación de la adolescencia guineana sin preparación pero marcada de por vida, una
juventud apartada de sus reales intereses y ocupaciones y con un futuro aparentemente
comprometido. Edelvina es prueba viviente de un educación nula con los maestros
encarcelados, exiliados o muertos y los pocos supervivientes se han apuntado a la docencia
revoluciona restringida en dos planteamientos, el antiimperialismo y el culto al dictador.
constatar, en La tribu está también en tela juicio el papel demoledor de las ex metrópolis en
las ex colonias, finalmente en este caso la autoridad política española hace y deshace el
ejecutivo guineano a expensas de la voluntad e intereses del pueblo.
60
Este es otro político español quien expuso su experiencia colonial guineana en un volumen. García,
Trevijano (1997): Toda la verdad: Mi intervención en Guinea, Barcelona, ed. Dronte.
61
Antiguo director de la televisión española en Guinea, él también plasmó sus memorias en un ensayo.
Carrascosa, Luis (1976): Malabo ruptura con Guinea, Madrid, Mayler.
287
donde los rebeldes se enfrentan a las tropas leales a Macías a las que se han sumado los
soldados chinos. A su pesar, Montero e testigo de los últimos intentos del dictador por
recuperar parte del territorio continental con las armas. Para mantenerse a salvo es obligado
a cobijarse en lugares como la cárcel o el convento de monjas españolas. Padre Leandro
Fuentes es un misionero español residente en Bata. Este es un caso de excepción ya que
mientras los curas están secuestrados o que pagan al contante su rescate, padre Fuentes es
un protegido del dictador Macías por haberle bautizado en el pasado. Eusebio Luengas es
un finquero español de Salamanca que tras la Guerra Civil española encontró su refugio en
la colonia tropical española. Luengas es un viejo solitario y viudo de una guineana, su lujoso
entorno contrasta a la vez con la miseria de los guineanos e incluso con la palidez de su
apariencia externa porque es descrito con el pelo corto y encarnecido, el cuerpo tieso y
huesudo. Es un personaje auto recluso que se ha construido un espacio propio encantado al
margen del mundo exterior. Su vivienda es una verdadera abra de paz y seguridad en el
medio de una isla donde la existencia corre al compás de la incertidumbre e inseguridad. A
pesar de ser un gran aficionado del país, Luengas es según el narrador el único ciudadano
que se sitúa por encima de los rumores e intrigas. En cambio, domina la historia colonial del
país e incluso los pueblos guineanos y sus costumbres. Su análisis pretende emitir un juicio
de valor a cerca de las responsabilidades de la España colonial por una parte y por otra del
impacto de la obra colonial sobre la idiosincrasia de los pueblos colonizados. A diferencia
de sus compatriotas, el comportamiento de Luengas es el de un espectador pero que observa
y analiza lo que ocurre a su alrededor. Por fin tenemos a dos atrevidos empresarios Juan
Salvador y un tal Quintillán ambos asentados en la ciudad de Mongomo e involucrados en
el ramo de la construcción.
Guinea, esta es una herencia colonial en vía de extinción por lo que se encontró rechazada
por la revolución maciísta.
62
Forsyth, Frederick (1974): Los perros de la guerra, Barcelona, Plaza & Janés.
63
Fernández, Rafael (1976): Guinea, materia reservada, Madrid, Sedmay.
64
Carpentier, Alejo (2007): El siglo de las luces. Madrid, Espasa Calpe (1ª edición 1962).
289
regalada a Macías Nguema por el líder cubano Fidel Castro. El alemán Adolf Hitler, el
Inglés Winston Churchill o los franceses Giscard D’Estaing y Louis XIV son
identificados como dirigentes europeos particularmente admirados de los mandos africanos
como Macías Nguema. El líder iraní Ayatollah Jomeini y el libio Gadafi son ejemplos de
dirigentes políticos vigilados por los servicios secretos estadounidenses en el mundo. Se
evoca al francés Napoleón como un destacado guerrero. En el momento en que comienza la
conferencia de prensa pronunciada por el nuevo líder político Obiang Nguema, el narrador
remonta los orígenes estadounidenses de aquel ejercicio. Fue el presidente Mac Kinley
quien en 1899 pronunció por primera vez una conferencia de prensa y, en su tiempo
Teodoro Roosevelt concedió 998 en 147 meses.
independencia en 1968. Bullock es un periodista inglés congregado para cubrir del golpe
guineano. Sebastián Olmo no se encuentra en Guinea pero es evocado por sus compañeros
como un famoso periodista y apasionado por la historia y los testimonios directos. El relato
expone también algunos periodistas cuyas actuaciones no inciden considerablemente en la
trama. Son Corpus Barga docente de periodismo en Lima, Moisés Enrique Lozano
administrador de un periódico madrileño ausente de Guinea. Basilio Carranza es el
periodista revolucionario que abolió el miedo en la profesión. Manolete Litri es otro
periodista conocido pero ausente de Guinea. Tenemos también el veterinario Willy Jones el
controlador de los productos pesqueros en Malabo. Es también encargado de cuidar a la
cabra blanca que Macías Nguema utilizaba como uno de sus animales de compañía65.
Monsieur Cornet es el embajador francés en Malabo presente durante el golpe.
65
En esta novela, el personaje Macías posee tres animales de compañía de usos diferentes. Un elefante que es
un objeto de culto y también de cuidadoso mimo por parte de sus guardianes, una cabra blanca su favorita
dama de compañía que le acompaña en todos sus viajes incluso los viajes por avión. Por fin, heredó de su
abuelo el símbolo de tigre éste le sirve de guía y lo utiliza por su seguridad personal.
291
levantarle el ánimo después del golpe. El último grupo está formado por las mujeres
víctimas de la dictadura. La señora Pleuger es una víctima que sufrió el ensañamiento y
estafa del gobierno dictatorial contra los europeos en su territorio. Le arrebataron doce
vehículos Mercedes a cambio de su libertad. Por fin Sor Inés de la Cruz, es la única
identificada entre las monjas de la Inmaculada residentes en el convento de Niefang. Sor
Inés relata a la tribu los tremendos abusos que los milicianos cometieron sobre las monjas
españolas y las jóvenes alumnas del colegio misionario: violaciones, trabajos forzosos y
muchas otras humillaciones.
en beneficio de la tribu. Con él se descubre sobre todo la realidad del hotel más grande de
Malabo, ruinoso y carente de abastecimiento. Leandro es el gerente de mismo hotel Bahía,
mantiene una relación cordial con la tribu ya que con algunos periodistas comparte la
afición por las bebidas alcohólicas y también las relaciones sexuales esporádicas. Leandro
se ha sumado a la euforia general para celebrar la libertad. Abilio y su copiloto Polagio
Oma son los dos conductores que transportan a la tribu desde Bata hasta Nsangayon, en un
ambiente muy sosegado. Rafael es el técnico que prepara la sonorización en la sala donde
Obiang Nguema tiene que dar una conferencia de prensa. Braulio es un teniente de la
milicia popular que se ha sumado a los seguidores del teniente Obiang Nguema. Brutus es
un adolescente de diecinueve años que muere ahogado durante un baño en una playa frente
al hotel Bahía. El suceso levanta especulaciones pero se concluye a un accidente provocado
por una sirena hambrienta. Acacio Mañé y Enrique Nvo son nacionalistas, el personaje
Macías culpa a la España colonial de su asesinato a bordo de buque marino. Acacio Mañé
designa también el nombre del barco nacional que es un regalo chino así bautizado en honor
a ambos nacionalistas, son dos personajes históricos. El joven alumno Teonesto es el
hijastro de Macías, hijo de Mónica que el dictador adoptó como suyo. Teonesto es a la vez
un gran admirador de su padre y seguidor de su política revolucionaria. Tancho Osseni es
un camerunés, padre biológico de Teonesto y ex pareja de Mónica Macías. Donato Ndongo
Bidyogo aparece en la novela bajo su identidad real como autor. También caben dirigentes
africanos de los que se vale el autor para valorar el golpe, sus autores y el dictador Macías.
A pesar del conflicto territorial pendiente entre Guinea y Gabón, Omar Bongo, es
presentado como un aliado imprescindible en la preparación del asalto contra el dictador y,
luego se implica personalmente en la seguridad del teniente Obiang Nguema. En cambio, el
presidente camerunés Amadu Ahidjo queda impasible por eso opone silencio a la
correspondencia del dictador que solicita su ayuda militar. El emperador Bokassa es otro
dictador africanos y como Macías acusado de antropofagia. Idi Amin Dada es admirado
por el dictador guineano como un gran humanista. No obstante, el narrador ha establecido
similitudes entre ambos personajes en cuanto a su edad, falta de inteligencia o de ideología
política y sobre todo comparten un tremendo instinto criminal. Félix Houphouët-Boigny y
Julius Nyerere son dos dirigentes africanos como Macías favorables a la cooperación entre
China y sus países respetivamente Costa de Marfil y Tanzania. Sin embrago, Nyerere se ha
pronunciado a favor del derrocamiento del dictador Macías Nguema. El personaje Mobutu
Sese Seko es otro líder africano golpista que en 1965 derrocó al presidente Kasabubu para
luego presentarlo como el cumplimiento de la voluntad del pueblo congoleño. Esto viene a
293
pueblo alojada en un barracón y conocida como la Casa Bidón también vaciada de sus
ocupantes. El sargento Pedro testifica de las costumbres de antropofagia del dictador. Un tal
alférez Saltarín es descrito como un hombre fornido, un ―tarzán‖ africano encargado de
conducir a la prisión de bata al rebelde capitán Bicó que rechazó a sumarse a la revuelta. El
alférez Marcelo que aparece una sola vez en la obra es uno de los golpistas involucrados en
la búsqueda y captura de Macías fugado hacia el bosque. El teniente Melanio es uno de los
militares encargados de preparar el auto de procesamiento antes del juicio de Macías y sus
cómplices. Bonifacio Nguema Esono es un vicepresidente miembro de un trío de verdugos
formado con el teniente de la policía armada Carmelo Bicó y Obiang Nguema, tres
acostumbrados que presidían los interrogatorios y las ejecuciones nocturnas de los
prisioneros en la cárcel Blabich durante la dictadura. Un tal Daniel Oyono es quien se
ocupa de congelar las cuentas bancarias de Edmundo Bossió después de su muerte.
Wanume Kibedi es un ex primer ministro de Uganda que dirigió una carta a su presidente
donde trata de explicarle el escenario de su muerte. En su juicio, Idi Amin Dada es víctima
de sus propios parientes y allegados reunidos en bandas represivas construidas por él
mismo. Con ello el autor cierra la serie de similitudes halladas entre Idi Amin y Macías
Nguema, ambos son traicionados por los suyos. Ojukvu es un general del ejército nigeriano
que participó activamente en la guerra secesionista del Biafra. En la citada novela de
Frederick Forsyth, éste es el hombre preparado por algunos empresarios ingleses para
sustituir a Macías Nguema con el propósito de adueñarse la explotación de las minas de
plata en Guinea. El personaje Agustín, hombre de poca estatura y mostacho, es uno de los
militares que ofrecen una versión propia del apresamiento de Macías bosque adentro. Se
enorgullece ante los enviados especiales como el atrevido y héroe que ha desafiado las
supuestas hechicerías del dictador. Tadeo Abaga es un hombre fornido con cicatrices en el
rostro, capitán de navío formado en Portugalete. Es el capitán del Acacio Mañe, un hombre
gordo y avergonzado que aprovecha la travesía para flirtear abiertamente con dos de sus
cuñadas, su comportamiento revela un militar carente de ética y dignidad. Además, junto a
los viajeros y demás tripulantes se emborracha y se droga durante toda la noche del viaje
marítimo entre Malabo y Bata. El narrador recuerda la expulsión de los braceros
nigerianos anteriormente empleados en las fincas de los colonos. A consecuencia de su
salida forzada a principio de la soberanía, fueron sustituidos por los guineanos y
principalmente las mujeres, todos empleados en un régimen de esclavitud. Una monja
española víctima de represión policial y militar consta a la tribu cómo monjas y nativas
laboran doce horas diarias sin pago ni derechos, sufriendo violaciones y maltratos físicos
295
para a cambio recibir una ración de alimentos a saber, veinte kilos de arroz, cuatro litros de
aceite o cuatro kilos de pescado para cada familia. Entre las trabajadoras se hallan
adolescentes, alumnas o esposas pero la violencia o los castigos se aplican a todas por igual.
Yaundé el antiguo y populoso barrio malabeño ocupado en su tiempo por los braceros
nigerianos hoy está poblado por otra clase de humildes empleados de distintas procedencias
entre otros los hausas, los boys y los sastres.
Entre los personajes africanos de esta categoría se hallan unas mujeres. Primero hay
Constancia y Celestina Lima respectivamente primera y segunda esposa del teniente
coronel Obiang Nguema. Otro polígamo es Macías Nguema con dos guineanas, Ada y Clara
y ambas separadas del dictador. Ada le abandonó por un español mientras Clara se refugió
a Gabón. Esperanza Engonga es la annobonesa que dejó viudo al español Ausebio
Luengas. Mamá Gertrudis es una vendedora de víveres, esta es una de las actividades
predilectas que llevan a cabo las guineanas sin estudios, para lograr el sustento de sus
familias. En el mismo sentido, Magdalena y Mama Cristina son dueñas de chiringuitos el
de la primera está situado en el barrio batense Comandachina y el de la segunda ubicado la
ciudad de Malabo. Estos reducidos espacios del beber y comer han conquistado a los
enviados especiales que allí descubren el licor de palma muy concurrido pos los nativos
aunque imbebible para los periodistas. Maribel es una hermanastra de Teonesto, nacida de
Mónica Dorronsoro con un guardia civil español antes de que su madre se casara con
Macías Nguema.
En adelante nos toca enmarcar el espacio novelesco donde actúan los personajes.
-Localización e identificación
-Caracterización y funcionamiento
Existe otro tipo de espacios sociales, son los lugares de encuentro y de cohabitación
puntuales, son: el casino, el hotel Ureka, Bahía o los chiringuitos todos ubicados en la
ciudad de Malabo. En Bata se hallan también el American bar o el hotel Panáfrica. Se
trata de espacios públicos donde congregan habitualmente diversos tipos de personas para
dedicarse a actividades correspondientes, ocios o realización, son los pocos lugares
pacíficos y de fraternidad existentes. El hotel Panáfrica destaca particularmente por su
aspecto descuidado y sus múltiples carencias, prueba más del malestar socioeconómico
vigente. El texto despunta algunos espacios institucionales y de comunicación como son las
radio de Bata y Malabo y la televisión Nacional, son espacios de propaganda estatal pero
a pesar de esto su funcionamiento es igualmente deficiente, como marca de la erosión
generalizada. Son instrumentos ideológicos que vehiculan las leyes revolucionarias para el
régimen dictatorial, el poder pos dictatorial también los controla y lo usa para fines
específicos. La cámara agrícola es el espacio donde se desarrolla la primera rueda de
prensa del nuevo líder Obiang Nguema. El objeto de esta comunicación es hacer el estado
de la cuestión social y política en el país tras el exitoso golpe, también aprovecha el nuevo
líder, para presentar el balance caótico del régimen anterior y anunciar los cambios
inmediatos. El cine Marfil es el lugar que acoge el juicio de Macías Nguema y los demás
imputados, por su particular relevancia, el suceso está retransmitido por la radio. El cine
marfil distingue como un espacio de venganza donde, durante cuatro días se exhume el
pasado desentrañando los atropellos y todo tipo de mal del régimen de fuerza al oído del
pueblo, día tras día, se va preparando los procesados a la sentencia a muerte y a su próximo
ahorcamiento. El locutorio funciona como la puerta abierta al mundo que permite a los
reporteros comunicar con el exterior y asimismo sacar el país del encerramiento anterior.
299
Igualmente como el cine Marfil y los edificios o servicios públicos, el locutorio presenta un
aspecto decadente a pesar de la voluntad de los operadores por asegurar los debidos
servicios. Por fin tenemos los espacios comunitarios con mucha carga simbólica, son por
ejemplo las ciudades de Malabo, Bata y Luba. Malabo viene caracterizado como un lugar
fantasma, precario, miserable, una ruina generalizada. Parte de las enfermedades que
padecen los reporteros proceden de la escasa alimentación pero también de las picaduras de
los mosquitos que abundan en la ciudad. Esta es también un espacio cosmopolita y
multirracial donde conviven los nativos con españoles, indios, rumanos, cubanos, chinos,
rusos, hausas o los marroquíes. Esta ciudad resume en hechos y apariencia el desastre que
supuso los once años de la dictadura maciísta. Las ciudades de Bata y Niefang presentan el
mismo aspecto derruido además de ser los principales focos de tensión. En Bata se hace el
balance físico de los enfrentamientos igual que en Niefang donde los reporteros hallan
testigos oculares. Luba viene expuesta como una recóndita perdida y desgraciada, mísera,
una raquítica definida como una aldea de hambre, con chozas y edificios públicos en ruina.
Otro rasgo común entre todos los lugares identificados aparece en Nsangayon, esto es uno
de los principales focos de atención para los miembros de la tribu, pues es el lugar de
residencia permanente del dictador y uno de los mayores escenarios de crueldad. El pueblo
de Macías, es una aldea petrificada en su silencio y miedo. Desde la noticia del golpe, el
miedo se ha apoderado de una población hasta ahora conformada y totalmente resignada.
Aquí, las poblaciones están convencidas de que el dictador posee poderes místicos y que por
lo tanto es invulnerable. Los espacios comunitarios son los clichés a través de los que se
leen la destrucción y el sufrimiento. En esta novela, hay dos principales espacios de
transición que son el barco Acacio Mañe y la carretera de Luba. Cuando la tribu de los
reporteros recorre la carretera desde Malabo a Luba, descubre que en los dos lados se
hallan plantaciones de cacao, coches y autobuses abandonados y poco a poco devorados por
la selva. Este asombroso paisaje reúne algunas huellas que remiten al pasado colonial
español en esta novela poscolonial. El barco Acacio Mañe también heredado de la
colonización es un espacio público de confluencia humana y transición, pero característico
por su apariencia o su contenido. Las dos travesías nocturnas descritas, de Malabo a la
ciudad de continental de Bata, ofrecen un espectáculo alucinante que el narrador asimila a
un circo surrealista en un barco fantasma. El buque nacional es un espacio sórdido y
maloliente, hay camarotes con duchas pero también retretes atascados con excrementos y
quedados inservibles. Para los reporteros, el viaje en este barco resulta incómodo ya que el
ambiente es caótico y se observa una gran promiscuidad, varios indicios lo confirman. El
300
Acacio Mañe ofrece un espectáculo que para el narrador recuerda el arca de Noé bíblico,
aquí van sueltos los rumiantes domésticos junto a impresionante tumulto humano y diverso.
Viajan guineanos civiles, militares, ministros recién nombrados, parte de la tribu y los
tripulantes chinos. Hay quince reporteros ocupando cuatro literas para las doce horas de
viaje nocturno. El narrador lo equipara a un barco de locos ya que viajeros y tripulantes
celebran el arresto de Macías con bebidas y droga local con total despreocupación. El
Acacio Mañe funciona como un lazo, el espacio público de transición entre dos territorios
del país, el continental y la isla Macías. Este barco se distingue como un espacio de libertad
a pesar de su aspecto depravado, con ello el autor hace hincapié en algunos rasgos
recurrentes como son la sordidez, el caos o la miseria vigente.
VII-3-Análisis actancial
El modelo actancial como hemos indicado anteriormente es la etapa que nos permite
esbozar progresivamente la historia del relato, consiste en tres etapas, la frase actancial, el
esquema actancial y los ejes semánticos.
- La frase actancial
La frase implícita que resume La tribu puede ser formulada de la manera siguiente:
el deseo de cambiar el orden sociopolítico de la Guinea independiente; empuja a un grupo,
el consejo Supremo Militar; a reconquistar la libertad y la justicia social; para los
guineoecuatorianos oprimidos y para toda la humanidad; emprendido a esta búsqueda, el
consejo Supremo Militar es auxiliado por el gobierno español, los reporteros occidentales,
los militares recién excarcelados, los soldados marroquíes, la radio y televisión nacionales y
gran parte de la población. Si bien, su acción está entorpecida por el dictador Macías
Nguema y sus tropas a saber, la milicia popular, la guardia nacional, los soldados chinos,
Rusia y la juventud en marcha con Macías.
301
S: Sujeto
O: Objeto
Op: Oponente
A: Ayudante
Francisco Macías Nguema
La tribu de los reporteros Las fuerzas leales a Macías
El gobierno español El régimen dictatorial
Los soldados marroquíes La milicia popular
El pueblo guineano La juventud en marcha con Macías
Los militares liberados Los soldados chinos
Los medios de comunicación Rusia
La guardia Nacional
302
La lectura de los ejes consiste en una interpretación de las relaciones entre los
distintos actantes en tres etapas. Primero el eje del deseo que analiza las relaciones entre el
Sujeto y el Objeto de su búsqueda, en segundo lugar el eje de la comunicación que reúne al
Destinador y el Destinatario y por fin el eje del poder entre el Ayudante y el Oponente.
El eje del deseo procede de la pareja objeto y sujeto. Este eje corresponde al
triángulo psicológico formado por el sujeto S, el objeto O y el destinador D1. Su estudio
consiste en preguntarse sobre las motivaciones del sujeto a buscar el objeto de su deseo. En
la novela de Manuel Leguineche, el sujeto es el Consejo Militar Supremo, el objeto la
libertad y la justicia social mientras el destinador es el deseo de cambiar el orden
sociopolítico de la Guinea independiente. La relación entre S-O establece el sentimiento de
legitimidad que anima al grupo de oficiales militares reunidos en el Consejo Supremo
Militar. Es un grupo heterogéneo pero dinámico, determinado a poner fin a la dictadura y a
poner las bases de una sociedad libre y justa para todos. En cuanto a la relación S-D1, es
lógicamente de compromiso y de patriotismo. El proyecto del restablecimiento de una
república democrática justifica el golpe de Estado. Los diferentes miembros del grupo están
animados por el anhelo de defender los derechos del pueblo y acabar con todo tipo de
violencia. En lo que se refiere a D1-O, para la Guinea Ecuatorial independiente, la libertad y
la justicia son una necesidad pero por de pronto un ideal a perseguir mediante un largo
procedimiento. Como verán, este eje nos lleva principalmente a cuestionar las motivaciones
de los oficiales comprometidos en el golpe, ya la meta es recuperar los derechos arrebatados
por el régimen anterior. Esto tiene que ver con las maniobras o métodos del régimen
dictatorial y principalmente los diferentes tipos de violencias aplicados sobre el pueblo.
El triángulo psicológico
D1 S
O
303
El estudio de este eje supone la interpretación del triángulo ideológico formado por
el Sujeto S, el Objeto O y el Destinatario D2. Estudiarlo consiste en relacionar los diferentes
actantes que forman el triángulo, para luego interrogar la acción individual del sujeto y sus
consecuencias individuales y colectivas. El sujeto es el Consejo Militar Supremo, el objeto
es la justicia social, mientras el destinatario reúne al Consejo Militar Supremo, todos los
guineanos oprimidos y también la humanidad, dado el carácter universal del objeto
perseguido. Entre S-O una vez más destaca el ánimo del grupo por acabar con el régimen de
fuerza y lograr por fin la libertad y, esto es objeto abstracto y colectivo. En este triángulo se
resume la acción del Consejo Supremo movilizado junto al pueblo contra el grupo enemigo
decidido a conservar el poder y gozan de todos los derechos y negándolos a la mayoría. El
vínculo S-D2 es el humanismo o compromiso del Consejo Supremo hacia un pueblo
discriminado, oprimido durante años y finalmente impasible. En el grupo sujeto, recae
también la esperanza de este pueblo cuya mentalidad rendida ha contribuido a su progresivo
debilitamiento. De la relación O-D2 diremos que después de once años de aplastamiento, el
pueblo guineano necesita un cambio positivo y, el golpe organizado contra el régimen de
Macías Nguema es un paso decisivo. Los propósitos del asalto individuales y colectivas
pero tienen que ver fundamentalmente con la libertad, y eso supone un cambio político
radicalmente opuesto al anterior. Este eje resulta oportuno para hacer un balance político y
social del pasado para luego proyectar el futuro que anhelan los guineano y la humanidad.
El triángulo ideológico
D2
O
304
Este es el eje que define las fuerzas en conflicto, corresponde al triángulo activo
formado por el Sujeto S, el Objeto O y el Oponente Op. Mediante este eje, se establece la
relación entre el sujeto y su objeto y se determina el sentido de la función del oponente. El
sujeto es el Consejo Supremo militar, el objeto la libertad y el oponente reúne individuos o
fuerzas que obran consciente o inconscientemente contra el éxito del sujeto, son
principalmente, el líder Macías Nguema y sus tropas, la juventud en marcha con Macías, la
milicia popular, la guardia nacional, los soldados chinos o Rusia. Entre S-O en este
triángulo se da un vínculo de esperanza y de firme determinación. La descripción del
ambiente social destaca una situación explosiva. En este delicado contexto, el triunfo del
golpe organizado se debe a diversos tipos de auxilios por ejemplo el gobierno español, los
reporteros occidentales, los presos recién puestos en libertad o el respaldo de las fuerzas
reales marroquíes, a ellos se añaden la adhesión masiva de diversos grupos y categorías
sociales nacionales a favor del asalto y de sus objetivos reales. La relación S-Op pone de
relieve un vínculo de enfrentamiento entre el Consejo Supremo y el régimen anterior
movilizado alrededor del dictador Macías al que quieren mantener en el poder. Se trata de
una contienda poco intensa por lo que no ha habido una verdadera preparación militar en
ambos grupos. No obstante además de los oponentes existenciales (a) como son Macías
Nguema, sus tropas, la juventud en marcha con Macías o la milicia popular, se han sumado
otros como los soldados chinos, los instructores cubanos o los rusos. Finalmente, la relación
O-Op destaca los esfuerzos conjugados por todos los oponentes por mantener la dictadura y
dificultan la labor del Consejo Supremo y de sus ayudantes. Esto es perceptible por el miedo
o la angustia y miedo de las poblaciones. El éxito del asalto inaugura un periodo transitorio
propenso a la ilusión de cara al futuro, si bien, lleva examinar las fuerzas en presencia y sus
respetivas motivaciones.
S
S
Op Op
O a O b
305
El eje del poder pone de relieve el sentido de la función del oponente. En este caso,
descubre el desmembramiento de las fuerzas oposicionales, la acción de los diversos
componentes y las consecuencias de las mismas. Concretamente, en La tribu predominan
los instrumentos, métodos o ejercicio de la violencia así como las consecuencias sobre el
país y la población, todo retratado por unas víctimas exultantes y ante los testigos
internacionales.
Obra Los Los personajes Los personajes 2-Los 3-Los Las víctimas Los espacios
personajes secundarios: segundarios teodoristas intermediarios narrativos
principales Los periodistas guineanos
españoles y extranjeros 1-Los maciístas
Mario Albert, Michel, Jean Paul Miguel Eyegue, Oyó José Luis Laureano Angwe, -las cárceles,
Molinos, Mardore, Ingmar Larsen, Salvador Ondo Eulogio, Jones, Luis Marcos Miyone, la radio y la
Teodoro John Abercrombie, Ela, Norberto Florencio Maho Socachá, Agustin Añeso, televisión, el
Obiang Mariano Zabala, Javier Nsue Micha, Maye, Eloy Ela Nvo, Florencio Mba, Cine Marfil,
La Nguema, Leoz, Esteban Guio, Alberto Ndongo Seriche, Alfredo Tomás Edu, Edmundo la Cámara
Francisco León Esparza, Vicente Ayang, Pastor Salvador Ela King, Adolfo Bossió, Atanasio agrícola;
tribu
Macías Escudo, Tartarín, José Nsué, Eduardo Nseng, Ndongo. Ndongo Miyone,
Nguema. Luis Ramírez, Jacinto Edu Nguema, Toribio Leoncio Mitogo -Los
Esparabé, Dimas Bienvenido Micha Evina, Moro Edjang, Luciano espacios
Sánchez, Luis Arroyo, Nsue, Fortunato Mba, Ndongo, los sociales: el
Pedro Ferrer, Conrado Nsó, Román Mba, Feliciano guineanos pueblo, el
Acevedo, Ricardo Tobías Nvulu, Ombana, los exiliados, locutorio, las
Fresnedo, Rafael Osorio‖ Capitán Bicó, los soldados Edelvina, Mamá ciudades, el
bilongo‖, Cándido guardianes marroquíes. Conchita, Mamá Acacio
Planas, Eloy Saravia, milicianos, los Josefina, Ramona. Mañe; el
Estanislao Cunill, Patrick jóvenes en marcha hábitat, los
Galley, Alejandro con Macías. hoteles,
Murillo, Ramón Siguan, bares, el
Mónica Rubio, Cari casino.
Esplandiú .
sometidos a pagar por sus pecados con su propia vida. Pues el cuadro destaca muchos
presos y fallecidos que testifican de una acción particularmente dañina del gobierno
maciísta. Los espacios señalados como son las cinco cárceles en todo el territorio
nacional corroboran éstos indicios del uso abusivo de la violencia.
Obviamente, las cuatro novelas que acabamos de estudiar nos han permitido
comprobar la complejidad y también la relevancia de esta categoría textual. Desde luego
su estudio ha sido laborioso pero igualmente ha hecho posible un detallado desmontaje
de las distintas obras. En base de determinados medios teóricos, hemos recorrido los
textos cuantas veces necesarias para fichar cada uno de los personajes y, de este modo
los hemos agrupado en tres categorías principalmente dependiendo de su recurrencia y
nivel de implicación en el relato. Asimismo, hemos llegado a sacar del conjunto los
rasgos propios de cada uno y su significación dentro de la obra. Hemos hallado por
ejemplo a los personajes referenciales históricos reiterativos como son: Francisco
Macías Nguema, Obiang Nguema o Francisco Franco cuyas marcas o funciones
aparecen efectivamente vinculadas con los contextos socio- históricos en los que se
desarrollan las obras. Hay otros personajes como son Oguono o Nguí cuyo significado
interpela el registro socio-cultural guineano.
uno de los personajes, con respecto a sus rasgos físicos, éticos o psicológicos 66. En
cuanto a las tipologías sustanciales, son las que integran los personajes como actantes en
el modelo actancial a saber que pasan de ser Macías Nguema o Francisco Franco para
colocarse en el esquema siendo ―oponente‖, ―ayudante‖ o ―sujeto‖. Para el análisis del
modelo actancial, hemos explotado las propuestas de Argildas Greimas y de Anne
Ubersfeld para dibujar el esquema e interpretarlo.
A pesar del gran número de personajes, para dar cuenta de forma más coherente,
a la descripción de los personajes hemos sumado una reseña de los espacios narrativos.
Desde luego, son las escenas donde se desarrollan las escenas asumidas por los
personajes, por eso su función aporta aclaraciones más sobre los personajes.
Efectivamente, los espacios recogidos funcionan en analogía con los personajes,
destacan la violencia, la miseria, el miedo o la dominación. Hay algunos lugares
reiterativos como son la cárcel, las aldeas, la selva o las ciudades de Bata, Malabo,
Mongomo o Niefang.
Finalmente el análisis del modelo actancial en las cuatro obras resalta que los
autores coloniales y poscoloniales tematizan determinados aspectos de los contextos
imperial y dictatorial en Guinea. Por una parte, Bartolomé Soler pasa revista algunos
motivos a favor de la colonización española, mientras Donato Ndongo expone los
logros y los límites de esta misma colonización en el momento en que esta tiende a su
fin. Ambas obras, pues, ponen cara a cara los diferentes actores según sus orígenes y
funciones, o sea, los sujetos frente a los objetos de la colonización. En cuanto a las
obras poscoloniales, Joaquín Mbomio Bacheng y Manuel Leguineche han escrito
novelas de transición política, ambos ponen en escena las víctimas de la dictadura en un
marco donde la euforia debido a la recién liberación se encuentra algo matizada por la
incertidumbre de cara al futuro.
66
Una de las críticas que se ha formulado acerca de la tipología greimasiana es que la aplicación de su
modelo supone que todos los relatos funcionan de idéntico modo, homogeneizando el comportamiento de
los personajes y de este modo privándoles de sus señas de identidades individuales físicas, psicológicas o
éticas. Esto es por lo que antes de analizar el modelo actancial, hemos estudiado los personajes
individualmente.
308
el estudio temático de las diferentes claves significativas es decir por un lado, examinar
las relaciones entre la población indígena y la población española durante la
colonización. Por otra parte, a partir de las víctimas del maciísmo, identificar los
diferentes aspectos de la violencia, explicar sus diversos aspectos a saber sus luces y
sombras, para finalmente interpretarlos.
309
TERCERA PARTE
EL DISCURSO COLONIAL Y POSCOLONIAL
HISPANO-GUINEANO
310
CAPÍTULO VIII
Antes de abordar la lectura temática de las dos obras coloniales del corpus, nos
ha parecido oportuno hacer un breve repaso acerca del recorrido diacrónico del negro
como personaje literario en España, y con particular énfasis en sus funciones y su
caracterización. Se trata de indagar el origen, la construcción o consolidación del
personaje negro por una parte, y por otra, su representación o valoración siglo tras otro.
Con ello pretendemos hacerse una idea de conjunto o panorámica sobre el tema pues,
contribuye de la visibilidad del personaje negro o colonizado del que se trata en las
obras coloniales españolas que analizaremos más en adelante.
67
En este trabajo se ha manejado una versión informatizada del ensayo de Fra Molinero, la paginación de
esta copia difiere de la del formato en papel. También queremos señalar que las citas de página ―1‖
corresponden a las citas sacadas del párrafo de la presentación del mismo libro.
68
Fra Molinero (1995:11), sostiene al respecto : ―Los negros africanos habían estado presentes en la vida
peninsular desde tiempo inmemorial, bien en los reinos musulmanes, bien en las tierras del reino de
Aragón (Verlinden 358 y ss.). La mayoría de estos esclavos, sin embargo, provenían de capturas en
territorios musulmanes. La esclavitud estaba aún ligada al hecho de la guerra, al concepto político-
religioso de la Reconquista. Un esclavo negro era capturado a los moros, y constituía botín de guerra.
Pero en el siglo XVI trajo cambios. La guerra contra el Islam ya no era el motivo ni la excusa, porque se
montaban en Lisboa y Sevilla expediciones sin otro fin que capturar esclavos en la costa occidental
africana. El motivo era el simple lucro, por más que los apologistas portugueses y castellanos, (…),
justificaran el negocio con argumentos apostólicos de extender la fe cristiana,…‖.
312
69
Fra Molinero define el vocablo etíope, del griego aithiops ("cara quemada") como siendo el nombre
por el que se designaba comúnmente a todos los hombres y mujeres de piel oscura y no sólo a los que
vivían al sur de Egipto (Molinero, 1995:18).
313
mayoría de los casos los negros son ―objetos de representación‖, sin poder de
testimonio. Citando a Antonio Ortiz, Fuente Ballesteros (1984), indica que la presencia
persistente de los negros africanos en España desde el siglo XV, es a consecuencia de
los viajes y la expansión portuguesa por África. A finales de XVI, él señala el aumento
considerable de su número evaluado entre 100000 y 300000 miembros, la mayoría
asentada en Andalucía. Tras esta fecha, a finales del XVII la población conoce
progresivo descenso, eso por tres motivos principales, el traslado a las colonias de
algunos esclavos en América, por las muchas manumisiones o absorbido por la raza
blanca.
Sacar al negro del África espiritual donde vive es uno de los leitmotives de la literatura española
de los siglos XVI y XVII. Los comediógrafos, los más asiduos en crear personajes negros, se
concentran en desvestir al negro de su negritud. La presencia en escena de protagonistas negros
es una propuesta de diferentes modelos de desafricanización. Estos personajes caminan, cada
uno en su comedia respectiva, desde un origen "africano" de fantasía, hacia una aceptación de
valores y modos de vida "españoles." Por "españoles" se ha de entender cristianos,
representativos de una sociedad testamentaria en la que ellos ocuparán una posición subordinada.
La nueva sociedad y los nuevos valores están definidos como superiores a cualquier otro valor
que venga de África. (…) África no existe más que en el color de la piel del protagonista. (…).
África es "españolizable," vienen a decir estas comedias, y lo demuestran los personajes negros
que deambulan por el escenario (Fra Molinero, 1995:9).
sobresalientes acerca de lo que él designa como una ―visión cómica‖. En base de este
motivo, Molinero destaca diversos elementos que entran en la construcción de los
personajes hilarante del siglo XIV en la comedia barroca: la visión infantilizadora del
personaje negro que expone su incapacidad de tener un juicio racional; la ingenuidad
que resta el discernimiento entre la realidad y la fantasía; o también la inagotable
locuacidad del negro por la que le designa como ―el negrito hablador‖. Estas son
caracteres típicos mediante los autores tratan de justificar a aquella población negra
considerada como una ―contradicción humana‖, un ―fenómenos extraordinarios‖, es
decir, enfatiza, una antítesis de lo considerado normal y por lo tanto sujeto a
explicaciones. Más allá de esta necesidad de aclarar los individuos negros al público,
Molinero halla más motivaciones: ―La imagen cómica creada alrededor de los negros se
basaba en un complejo de percepciones sociales. El negro cómico de la literatura
española era el resultado de una imagen creada por los blancos que escribían y tenían
acceso a los medios de comunicación como la imprenta o el teatro‖ (Fra Molinero,
1995:52). Molinero constata la permanencia de aquellos perfiles desproporcionados
por lo que subraya: ―Siguen vigentes hoy en la literatura, el cine y la televisión: negros
graciosos e infantiles, mulatas que invitan a la sexualidad prohibida, negros santos de
alma blanca y defensores del statu quo del Imperio en las armas y las letras‖. Esta
observación testifica del poderío de la obra barroca y que se traduce por su resistencia
en el tiempo.
Según Santos Morillos (2011) quien igualmente dedicó un estudio al tema del
negro, esta vez, el siglo XVI marca la plena incorporación del personaje negro en la
literatura española. Desde un principio, él resume su labor como sigue:
En la literatura española del xvi, los escritores caracterizaban al negro por el color, por
su habla deforme y por una serie de rasgos personales. El sistema esclavista se servía
de la literatura y, especialmente, del género dramático para tipificar la figura del
subsahariano y para justificar su esclavización. Entre los rasgos que singularizaban al
personaje negro se destacan su propensión a las peleas, su infantilidad, su desmedida
afición musical, su lujuria, su vanidad, sus aspiraciones de nobleza, su animalidad y su
ignorancia religiosa. Todas estas características conforman la personalidad
estereotipada del negro literario (Santos Morillos, 2011:23).
Asturias, desde 1563 hasta 1700 hubo 123 ―hombres de placer‖ de los que ocho son
negros, pues esta costumbre será suprimida con la llegada de los borbones. Como se
puede conjeturar, el papel de aquellos hombres era principalmente el recreo y
distracción. En base de esta función lúdica se asiste a una transposición del papel y
asimismo la exploración de la figura del personaje negro por los dramaturgos españoles
durante el Renacimiento70.
Para llevar a cabo su indagación sobre el perfil del personaje literario negro en la
España del siglo XVI, Santos Morillo (2011) ha explorado veintinueve obras dramáticas
de las que algunas son anteriores a esta fecha. Este estudio destaca personajes
dramáticos negros tan diversos como divertidos, distingue papeles como son; un sujetos
maltratado por su dueño, un personaje negro ladrón, un negro esclavo, criado, un negro
anhelando la piel de color blanco, un negro solicitado por su virilidad o negro
hambriento y saciado corporal y espiritualmente gracias al alimento eucarístico.
Aparecen también personajes femeninos, como ama de casa, consoladora,
entretenedora, esclava, mujer agresiva pero también fiel y honrada o prometida de un
criado. Según el autor de este estudio71, los personajes negros podían ser protagonistas
pero desarrollaban roles secundarios, la participación asignada a los personajes negros
destaca papeles despectivos, que tienden a representarlos como seres inferiores y
rebosantes de vicios.
En términos de Santos Morillo, los rasgos perjudiciales reproducidos en las
obras descritas coinciden con la imagen que de los negros se hacían los europeos en este
tiempo por consiguiente, la literatura contribuyó en avalar la razón esclavista. Pues en
ello coincide con Fra Molinero quien opina que los personajes negros del teatro barroco
70
En Introducción al Renacimiento Español: ―El Renacimiento es la época áurea de España, o lo que
llamamos el «Siglo de Oro». El siglo XVI corresponde a la plenitud del Renacimiento mientras que el
siglo XVII corresponde a la época barroca, que suele denominarse nacional. Durante el primero, España
sigue las corrientes universalistas del Renacimiento y marcha a la par, en cuanto a las direcciones
generales, con el resto de las naciones europeas; en el segundo, se dan los caracteres más típicos y
personales del arte y letras españolas. (…).El Renacimiento cultiva un arte selecto para minorías,
artificioso y auténticamente literario. Busca en la cuidadosa excelencia de la forma la justificación de su
quehacer y la diferencia que ha de separarle del poeta popular que divierte a las multitudes‖.
www.educación.gob.es
71
Entre otras composiciones exploradas por Morillo caben: Rodrigo de Reinosa (1516-1520?): 1-
Comienzan unas coplas a los negros y negras. 2-Otras suyas a los mismos negros; Gil Vicente (1524-
1536): 1- Frágoa d’Amor. 2- Clérigo da Beira; Sánchez de Badajoz (1525-1547): 1- Farsa de Moysén.
2- Farsa de la fortuna; Juan Pastor (mediados del xvi): Farsa de Lucrecia; Simón Aguado (1602):
Entremés de los negros; Lope de Rueda (1538-1542): 1-Eufemia. 2-Los engañados; Quiñones de
Benavente (1664): El Negrito hablador, y sin color anda la niña; Martín Santander (1550): Comedia
Rosabella; Luis de Miranda (1554): Comedia Pródiga.
316
ayudan tan sólo a explicar parcialmente las circunstancias de la vida de los negros de la
época. Igualmente Santos Morillo enfatiza en que los prejuicios raciales construidos
acerca de la inferioridad innata de los negros africanos subsaharianos en particular,
entretenidos por la opinión pública, las escenas de obras dramáticas y otros contenidos
literarios no desaparecieron con la abolición del esclavismo. Si bien, aquello no es una
exclusiva española, caben fuentes testificando que las ideas estereotipadas que
representaban al negro socialmente inepto, bárbaro física e intelectualmente, desde la
Trata lograron cruzar tiempos y territorios. Más recientemente Alás-Brun (2004) lo
califica como un proceso de ―tropicalización‖72 o caracterización del ―salvaje‖ tropical,
y lo define como: ―…representaciones de los africanos de la región subsahariana en la
literatura y la cultura popular de otras naciones coloniales europeas, basadas en parte en
las conclusiones pseudocientíficas de una serie de estudios antropológicos desde el siglo
XIX‖. Precisamente en el trabajo de Santos Morillo, tocante al caso de Guinea
Ecuatorial señala que durante los cuarenta y cincuenta, aquellos clichés fueron
alimentados por determinados estudios científicos. Pone como ejemplo determinadas
indagaciones de médicos españoles evaluaron el cociente intelectual de los niños
guineanos para luego concluir a la inferioridad de aquellos sujetos respecto a los niños
europeos. En base de los rasgos característicos atribuidos a los negros mediante sus
roles en las veintinueve obras recogidas, Santos Morillo ha desarrollado un estudio que
analiza al negro literario del siglo XVI con esta entrada:
Todos los rasgos que la sociedad esclavista le atribuía al negro y que, como acabo de exponer,
han llegado prácticamente hasta nuestros días, se utilizaron para caracterizar al personaje
literario desde su más temprana aparición. La imagen tan negativa y ridícula del africano que
las obras nos ofrecen servía para corroborar la idea de que su esclavización era justa y
necesaria pues lo salvaba de la barbarie y le abría los ojos a la luz del catolicismo y de la
civilización. Debía quedar siempre claro que el negro no era igual al blanco. (…). Los negros
que aparecen en las obras literarias del xvi se presentaban como holgazanes, ladrones, torpes,
tozudos e insolentes pero también como camorristas, infantiles, aficionados a la música,
lujuriosos, presuntuosos, embrutecidos y paganos (Santos Morillo, 2011:28).
72
Para Alás-Brun (2004:201) el término ―tropicalización‖ designa a las representaciones en el arte,
literatura y cultura popular europea del negro de origen africano como un ―Otro‖ exótico, de rasgos
fisionómicos exagerados, concebido como un ser salvaje y primitivo, vinculado al imaginario del África
tropical, identificada con el topos de la selva, espacio ahistórico y homogéneo (sin distinciones étnicas,
lingüísticas…).
73
Para más informaciones sobre el tipo del negro o una lectura crítica acerca de las obras teatrales de
Lope Vega en los que participan personajes negros, consultar: Frida Weber de Kurlat, "El tipo del negro
en el teatro de Lope de Vega: tradición y creación", Actas del II Congreso Internacional de Hispanistas,
Nimega, Instituto Español de la Universidad de Nimega, 1967:695-704.
317
análisis de basa en la obra dramática de Lope de Vega que ella atiende como uno de los
destacados creadores de su tiempo. Weber de Kurlat sitúa los comienzos del tipo del
negro, a principio del siglo XVI en diálogos pre dramáticos, primero en Portugal, e
inmediatamente se dio una versión más realista en España. En su sentido, la figura
dramática del negro aúna materiales de dos enfoques: la observación de la realidad y la
elaboración artística. En su juicio, la elaboración y enriquecimiento de este movimiento
literario culminó con Lope de Vega pero señala en el siglo anterior ya se había
construido el personaje del tipo de negro con sus determinados rasgos característicos: el
negro o la negra criada, hablando un castellano deformado como elemento cómico
básico, son designados algunos lugares de África, se valora el gusto y habilidad del
negro para el canto y el baile, o rasgos relacionados con el color de la tez y la condición
esclavo. La aportación de Weber de Kurlat reúne las especificidades estilísticas y el
tratamiento del personaje negro en las obras teatrales de Lope de Vega. Antes de sacar a
la luz aspectos fundamentales de la utilización del tipo negro la investigadora indica el
valor añadido aportado por el dramaturgo español: ―es Lope quien, conservando
elementos heredados de la tradición dramática en la que se inicia, los enriquecerá y
variará, multiplicando las posibilidades del personaje y abriendo nuevos rumbos a su
empleo teatral. Cronológicamente, su primera obra con intervención de negro es Los
comendadores de Córdoba, de 1596‖ (Weber de Kurlat, 1967:696).
El mérito de Lope en términos de Weber de Kurlat radica en la dimensión
novadora de su obra por lo que en base de los rasgos convencionales, el dramaturgo
enriqueció sus personajes negros mediante la exploración de enfoques inéditos. Su
trabajo expone aportes de Lope de Vega en su variedad y número aunque con matices.
Observa que en ocasiones hay obras del dramaturgo donde el carácter o condición de los
esclavos no está claramente especificado o señalado. También destaca el personaje
femenino siendo una fiel reproducción de la negra postergada y erótica, típica del teatro
del siglo XVI. No obstante, esto es un personaje revolucionario encaramado por una
mulata pero diseñada con elementos americanos como son la mención a animales
exóticos, alusiones al oro y la plata o a bailes más americanos que negros. Otra
innovación de mayor relevancia el invento de otro tipo de personaje, son los santos
Entre las obras que analiza Kurlat caben: Los comendadores de Córdoba (1596); El amante agradecido
(1602); El arenal de Sevilla (1603); La madre de la mejor (1610-1612) o La limpieza no manchada
(1618)
318
negros, esto a pesar de su papel poco honrado como explica Fra Molinero 74. Por fin
Weber de Kurlat enumera unos criterios típicos de los personajes del dramaturgo como
son: los recurrentes juegos de oposición donde la tipificación de la mulata alterna entre
la burla por su condición de esclava, al elogio de su belleza; la intervención del negro en
un castellano deformado y convencional pero con cierta base en la observación de la
realidad; o también los juegos de antítesis entre el blanco y el negro.
Weber de Kurlat considera innegable la sustancial contribución lopesca que
precisamente permite ampliar el estudio en torno al tipo del negro en los siglos XVI y
XVII. Pues si su obra impactó en la progresiva ―modernización del personaje‖, otro
mayor mérito tiene que ver con la popularidad de su obra en el tiempo y el vasto influjo
que tuvo sucesivamente entre los espectadores, los imitadores, y también sobre los
lectores. Estas impresiones dice refluiría en las corrientes creadoras y sin que se
perdiera aquel tipo primitivo, hondamente extendido en la literatura y la convención.
Ella resume asimismo la contribución lopesca en el teatro español:
En torno al negro, la obra de Lope ofrece notable riqueza de matices y variaciones, de tal modo
que el tipo resulta renovado y ampliado en forma insospechable, si se tiene en cuenta el uso que
de él se hacía en la primera mitad del siglo XVI. Los aportes más importantes son las figuras de
santos negros y las mulatas, y a propósito de unos y otras el juego de motivos cómicos,
dramáticos y poéticos, allí donde antes campeaba sólo la comicidad gruesa, con las únicas breves
excepciones del planteamiento humano de la Farsa de la fortuna o hado de Diego Sánchez de
Badajoz, en la que el negro queda explícitamente incluido en la humanidad... (Weber de Kurlat,
1967:704).
74
Fra Molinero (1995:20), valora asimismo el papel de los santos negros: “Lope de Vega, como era de
esperar, es el artífice de un canon que no sólo reinventa el personaje de la mulata, sino que crea el del
santo negro, cuya heroicidad cristiana consiste en aceptar su esclavitud y la superioridad del poder
imperial español que lo ha hecho esclavo”.
319
negros, a pesar de la variedad de sus tipos, son herederos de los negros cómicos y lo
demuestran constantemente con referencias al protagonista del que vienen‖ (Fra
Molinero, 1995:20).
Para plantear el tema del negro literario a partir de indagaciones más recientes,
hemos recogido los trabajos de Fuente Ballesteros (1984) que se basan en la temática
resultante del uso del personaje negro en las tonadillas75 españolas. Destaca como los
demás anteriormente, la comicidad como motivo distintivo dominante explorado en este
género dramático. Aquí pues se desarrolla rasgos como la pretensión de belleza, la
sujeción a los blancos por lo tanto, los personajes negros siempre innominados aparecen
75
Fuente Ballesteros (1984) define la tonadilla como: ―una pieza teatral de carácter literario-musical que
alrededor de 1750 logró una fortuna, en nuestros escenarios, tan apoteósica como efímera. Comenzaron
por ocupar los intermedios teatrales en las representaciones de comedias, para conseguir, con el tiempo, la
independencia, merced a la mayor extensión que alcanzaron. La popularidad que obtuvo esta forma
teatral fue debida al elemento popular que la informaba, ya fuera por la colección de tipos de época (el
currutaco, el cortejo, los majos, el abate,...), por los elementos folklóricos que contenía (la viuda, el
médico,...), o por las canciones tan españolas como la seguidilla, la tirana o el polo. Esta forma
desaparece a principios del XIX, justamente cuando este ingrediente popular, que era su esencia, se pierde
con la influencia de la música italiana y los compositores de este origen‖ (Fuente Ballesteros, 1984:190).
320
como individuos bobos, grotescos, torpes, alegres y con un habla de negros ―marginal‖
o sea, un lenguaje en forma de jerga ajustado a su tipo. La tonadilla pone en escena
principalmente a personajes africanos y, a menudo guineanos y angoleños es decir, dos
antiguas colonias respetivamente española y portuguesa. A primera vista, el objeto
preponderante de este género dramático consiste en el entretenimiento del público, si
bien, su argumento exhibe también la superioridad racial. Esto es lo que se desprende en
la siguiente afirmación: ―Estamos ante una comicidad primitiva y simple; donde el
espectador siente una sensación de superioridad ante lo que ve en las tablas. Es la risa
conservadora ante aquellos que no pertenecen a la ideología dominante‖ (Fuente
Ballesteros, 1984:194).
Una propuesta más reciente sobre el tema ha sido presentada por Alás-Brun
(2004) quien se dedicó a examinar la construcción, desde la metrópoli del negro
guineoecuatoriano de la etapa colonial como un ―sujeto subalterno‖. Aunque con
matices, se desprende de su texto cierta continuidad en la caracterización del personaje
negro en general. Esto es detectable de entrada cuando claramente define su objetivo,
asimismo expuesto:
Sistematizaré las distintas representaciones del sujeto colonial africano como el Otro exótico
para los españoles de la península, manifestadas tanto en la literatura como en la cultura popular
de España a lo largo del siglo XX. La deconstrucción de estas imágenes coloniales del negro
africano unas veces representado en la cultura popular como figura infantilizada cómica y otras
como figura primitiva y salvaje amenazadora, acompañadas de representaciones ambivalentes e
inestables en el teatro…(Alás-Brun, 2004:195).
76
En uno de los enlaces conseguido (anuncioteca.blogspot.com) sobre el tema se explica como sigue:
―Aquí tenemos el antiguo anuncio de Cola Cao con la figura del "negrito", que presenta este producto con
una canción graciosa y divertida, la canción del Cola Cao. Este spot, creado en 1962 para su proyección
en los cines de toda España, tuvo un gran éxito como herramienta publicitaria y ayudó mucho a la
promoción de un producto que se ha convertido en líder en su nicho. Actualmente, el Cola Cao es uno de
los productos de desayuno más conocidos y consumidos en España por niños y mayores‖ (Alás-Brun,
2004:197).
77
En las notas explica la ensayista como aquella radiocomedia se emitió en la Cadena AER durante 16
años, desde 1954 hasta fines de 1971. El autor de la sintonía (la canción de Cola Cao) era Aurelio Jordi
Dotras, y el de los guiones Eduardo Vásquez. Este último publicó cuatro libros basados en sus guiones
para la serie entre 1959 y 1961 (…). El primero de ellos se reeditó cuarenta años más tarde, en el 2000.
322
Envase decorado con una ilustración de ―típicos‖ nativos africanos en hilera, dibujados como
figuras muy estilizados, portando bultos en la cabeza, con un fondo de paisaje tropical sugerido
por palmeras. Más tarde fue sustituida por otra en la que aparecen una mujer y un hombre
completamente vestidos, en lugar de taparrabos. En ambas ilustraciones contrasta el color
blanco brillante de las ropas de los nativos con el color negro intenso de sus brazos y rostros,
en el que no se aprecia facciones (Alás-Brun, 2004:196).
Otro soporte de gran difusión subrayado por Alás-Brun son los libros
escolares78, publicaciones y objetos asociados con las misiones católicas en África, en
otros ―las revistas infantiles y juveniles y los calendarios y carteles publicados por
órdenes religiosas misioneras o las muchas de las misiones en las escuelas católicas en
forma de un ―negrito‖ y un ―chinito‖79.
Es preciso indicar que los diferentes soportes de divulgación pública utilizados
en España durante el franquismo se refieren principalmente a los guineoecuatorianos. A
las imágenes tradicionales del negro literario como un ser social e intelectualmente
deficiente, salvaje o primitivo, se ha agregado la del indígena guineano o sea el
colonizado concebido como el ―negro tropical‖. Nos referimos por ejemplo a las
publicidades del Cola-Cao donde se utiliza la imagen del cacao guineano que fue el
producto de renta más exportado durante la colonización española o los diversos
auxilios de la enseñanza pública. Además del interés histórico que sostienen estos
proyectos, hay que observar la incidencia social notable aunque negativa, en el
imaginario colectivo español que supone aquellas representaciones. Ambos proyectos se
han encargado de alimentar e irradiar permanentemente una imagen despectiva y
deformada fundada en los prejuicios, del africano negro y del guineano en particular en
la memoria de varias generaciones de ciudadanos españoles.
En concreto, los diversos contenidos que hemos recorrido, y muchos otros más
que se podría acercar evidencian que la imagen que tienen los escritores en general y el
imaginario popular español en general no ha cambiado mucho en el transcurso de los
78
Se refiere a la enciclopedia de Tercer Grado de Álvarez utilizado en las escuelas públicas durante el
franquismo por lo que afirma: ―Para representar a África se contraponen el busto de un negro
aparentemente desnudo, adornado con collares y pendientes, delante de su choza, con la imagen de una
pirámide en la lejanía. El contraste insinúa el atraso de África negra respecto a la región del Sahara,
considerada civilizada y poblada por hombres blancos. Según explica, el propósito del texto es muy
explícito respecto a la condición de los negros africanos, ellos ―están muy atrasados en comparación con
las naciones europeas‖. La Lectura se titula significativamente, ―África. Lugares donde se desarrolló la
expansión imperial de España‖ (Alás-Brun, 2004:196).
79
Alás-Brun (2004:197) señala otro ejemplo significativo: ―Sopeña recoge en El florido pensil una
ilustración de la enciclopedia escolar infantil de la posguerra, con los dibujos de la cabeza de un niño
blanco y orto negro, que acompaña los adjetivos ―blanco‖ y ―negro‖, usados como ejemplos de ―palabras
antónimas‖.
323
siglos. Desde las primeras representaciones hasta muy recientemente, el negro80 sigue
siendo un individuo con impulsos inconcebibles en la era moderna, socialmente inepto,
incapaz de un razonamiento racional y físicamente desdeñoso y por consiguiente
vilipendiado.
Donato Ndongo ha indagado el estado de los estereotipos sobre los africanos y
África en la actualidad. Su reflexión constata que en España, el anterior paternalismo
colonial reviste varias facetas; ultraje, arrogancia u hostilidad. En concreto, él asimila
estas actitudes despreciativas al racismo y precisa que la discriminación racial en
España reviste mil caras, pero prepondera ante los representantes de las instituciones y
también en la convivencia diaria. Apunta el fenómeno discriminatorio enraizado en los
hábitos ciudadanos españoles, y que ha ido incrementándose por motivo de las masivas
inmigraciones de los africanos negros hacia Europa en los últimos años. En este sentido
él se ha fijado en algunas vías de expansión existentes y, precisamente él señala el papel
preponderante de los medios de comunicación en la creación, consolidación o difusión
de los estereotipos negativos sobre los negros. Para ilustrar esto, Donato Ndongo ha
recogido una exhaustiva gama de los estereotipos más corrientes en la sociedad
española actual, destaca dos tipos principales, algunas reacciones abiertamente racistas
y otras más paternalistas:
Ciertos propietarios de pisos que se niegan a alquilárnoslos; algún taxista que no para aunque
que vaya vacío; los usuarios del metro que prefieren viajar de pie para no sentarse a tu lado; los
vigilantes y cajeras de supermercados que registran sistemáticamente el bolso de las africanas; la
policía que sólo te pide la documentación a ti; en unos ―controles aleatorios‖ que sólo afectan a
los negros; los ciudadanos que te insultan (…) confesar que sólo por resignación aceptarían el
matrimonio de su hija con un negro; las buenas gentes que te preguntan si los africanos viven en
casas o encaramados a los árboles; esas madres que no saben qué hacer cuando su retoño te
apunta con el dedo mientras balbucea ―mira, mamá, un negro…‖ (Ndongo Bidyogo, 2000:70).
80
Resultaría interesante hacer un trabajo profundo de indagación sobre el paradero actual de aquella
población negra que dio nacimiento al personaje de negro en la literatura española desde el barroco hace
siglos. Hoy resulta bastante difícil encontrar huellas de su pasada presencia, pues se podría resucitar el
tema a saber qué ha sido de ellos, cómo llegaron a desaparecer completamente del territorio español y por
qué motivos.
324
protagonista Lambert Obam Ondo que, llegado a España, lugar de la felicidad esperaba
se topa con una realidad europea asombrosa y totalmente inimaginable desde su terruño.
No obstante, más allá de las peripecias del joven africano por levantar la cabeza, es
particularmente interesante analizar el final dramático que Donato Ndongo asigna a su
protagonista. Lambert Obam es una víctima mortal de la discriminación racial, al final
de la novela, él muere apuñalado por un joven blanco español al salir del metro
madrileño. Esta imagen muestra cómo el inmigrante negro vive en una situación de
vulnerabilidad permanente y, de este modo Donato Ndongo pone de relieve uno de los
corolarios más tremendos de la discriminación racial. La edad del verdugo es todo un
símbolo, un joven blanco rechazando al joven negro por su diferencia, por cierto ha
heredado del odio al negro perpetuado desde hace siglos. Precisamente, cuando la
espontaneidad juvenil se suma al racismo, la sentencia puede resultar dramática como
en este caso donde fallece Lambert Obam quien, aunque siendo consciente de la
hostilidad del entorno en el que se mueve, pues, está más preocupado por su
supervivencia diaria.
Igualmente como señala Donato Ndongo, el volumen colectivo editado por
Antoni Castel y José Sendín (2009), aporta elementos nuevos precisamente sobre la
imagen de los guineanos en particular y la de los negros africanos en general, en la
sociedad española. En este libro distintos trabajos exponen como los medios de
comunicación occidentales en general y los españoles en particular igualmente
contribuyen a entretener, y consolidar aquella mirada discriminatoria que perpetúa las
representaciones peyorativas y prejuicios raciales hacia la población negra en España.
En realidad estas contribuciones demuestran que la imagen despectiva que los españoles
tienen del negro africano en España es también resultante del imaginario transmitido
sobre el propio subcontinente africano. Para Antoni Castel, la representación de África
como un lugar desgraciado por los medios de comunicaciones españolas deriva de tres
factores de distorsión:
-El primer factor reúne unos medios humanos, literarios o científicos que a lo
largo del tiempo han cooperado a favor de una imagen ofensiva de África: ―la
pervivencia de un determinado imaginario sobre el continente, construido a partir de los
relatos de los grandes exploradores del siglo XIX, la literatura colonial, el pensamiento
occidental (Hejel, las teorías racialistas) y las obras de ficción que utilizan el continente
como un mero decorado‖ (Castel, 2009:35).
325
81
Efectivamente, sobre la edición ―Perdidos en la tribu‖ de 2005, se puede leer el siguiente comentario:
―Ahora las tornas están cambiadas y son los miembros de estas tribus los que, después de un terrorífico
vuelo de duración interminable, están en ciudades españolas, con nuestras costumbres, nuestras ropas,
nuestra agua corriente y nuestro inevitable pitorreo. Mientras se emitía, algunos se preguntaban si esta
nueva versión del programa no podría suponer un problema para los miembros de las tribus una vez
regresen a casa. Que se acostumbren al agua corriente, a los mullidos colchones de látex y a acudir al
supermercado para traer ―la caza‖ a casa podría resultar traumático según la opinión de no pocos
espectadores. Que además en los programas sucesivos veamos escenas ridículas en las que los
protagonistas no saben utilizar un cubierto, vestirse correctamente o caminar por un tumultuoso centro
comercial, seguro que da algún titular a las asociaciones que siempre están ojo avizor ante el más mínimo
atisbo de problema para satanizar a la televisión‖ www.seriesyonkis.com.
326
Los cuatro capítulos anteriores estudiaban los personajes de las novelas con el
propósito de hallar los temas que las componen. En esta cuarta parte del trabajo nos
dedicaremos al análisis de los temas más destacados, en las dos épocas respetivas,
colonial y poscolonial. De hecho, en base de la anterior caracterización de los
personajes y de los espacios narrativos aquí exponemos la relación entre la ocupación
del espacio narrativo guineano durante y después de la colonización.
Esta cartografía que hemos llamado espacio físico acarrea otro tipo de entorno,
inmaterial o ideal y que es el espacio empoderado. Este último espacio es del dominio
exclusivo de los blancos por lo que es asequible por medio de la selección natural, o sea,
por nacimiento. El acceso a este espacio empoderado queda sumido a requisitos
establecidos por la ley colonial y que posibilita la admisión de los negros al especio
ajeno a su condición. Pues este derecho se logra en base de una evaluación del nivel de
asimilación de los valores inculcados a los indígenas y que da acceso al estatuto de
emancipado. Antes de profundizar en la división espacial, cabe aclarar las dos nociones
de emancipado e indígena.
A raíz de la creación por el real decreto del Patronato de indígenas por los años
1904, los fines principales de esta institución radican principalmente en la protección
de los niños e indígenas, el apoyo institucional de los trabajadores, el fomento de la
cultura y moralización de los nativos y su adhesión a España. Posteriormente, otro real
decreto por los años 1928, relativo a la emancipación de los negros introduce una nueva
etapa en el proceso de reorganización de la política social en los entonces Territorios
Españoles del Golfo de Guinea. Se trata como aclara el boletín estatuto dicho Patronato
en su artículo 3 (1928:3-4), de: ―Acordar las emancipaciones de aquellos indígenas
capacitados para regir por sí mismos sus personas y bienes. Ejercer en todo momento
sobre el indígena no emancipado, las altas funciones del Consejo Tutelar al que está
encomendado la superior dirección de la tutela, supliendo así su capacidad jurídica‖.
Asimismo se establece la diferencia entre un nativo emancipado y el que no lo es, pero
el Boletín Oficial del Estatuto de 1928 en sus artículos quinto y sexto, puntualiza los
criterios definitorios, acerca del consentimiento o disfruto del estatuto de emancipado:
A los efectos de este Estatuto, se entiende por indígenas, no sólo los nacidos en el territorio
colonial, sino todos los individuos de raza de color que, por razón de color que, por razón de un
contrato de contrato de trabajo, o por poseer bienes inmuebles, residan en la colonia. La acción
del Patronato se extiende a todos los indígenas expresados, excepto a los que por su grado de
cultura, educación y moralidad hayan obtenido carta de emancipación individual o pertenezcan a
una familia que por su formación, independencia económica y costumbres, la obtengan familiar,
siempre que viva el cabeza de familia y se encuentren bajo su protección y amparo. La
emancipación es un estado y un derecho que España reconoce a los colonizados en cuanto éstos
330
demuestran el grado de cultura suficiente para hacer innecesaria la tutela del Patronato (Boletín:
1567).
emancipados82
El internado, la escuela, la capilla, el Los emancipados no tienen Las aldeas, la morada de los idos, la escuela, el
barco, la playa, las parroquias, el espacio propio. Por sus orígenes internado83, barrios indígenas de Bata, barrios
ejército, Santa Isabel, Bata. ellos permanecen entre los periféricos de Santa Isabel
demás nativos, aunque allí
están siempre pendientes de
marcar la diferencia con los
indígenas. Pero su estatus social
les concede el derecho de
disfrutar circunstancialmente el
espacio empoderado.
82
El estatuto de emancipado que adquieren los únicos adultos puede extenderse a los familiares directos
del concernido, es el caso de la familia del protagonista.
83
El internado y la escuela aparecen entre los espacios de blancos y de indígenas por determinadas
razones. El internado del distrito está dirigido por los blancos pero los aprendices son indígenas. En
cuanto a la escuela del pueblo, el alumnado es indígena, el maestro también pero toda la enseñanza
colonial queda supervisada por las autoridades coloniales. Pues ambos espacios son entornos de
aculturación.
332
alojados en las afueras de la ciudad. En cuanto a los blancos, son los que ocupan los
núcleos urbanos, es decir, su espacio legitimo o natural ya corresponde a su entorno de
realización o laboral.
Este ejercicio de análisis temático pone de relieve las relaciones entre blancos y
negros en sus respectivos espacios o los ajenos, la época colonial. A partir de ahí se
podrá ver cuáles son los intereses que canalizan los comportamientos e intereses de los
blancos, cómo ejercen su derecho en el espacio empoderado o también cómo gestionan
los espacios en los que están admitidos los emancipados. Si la época colonial coloca
cara a cara a los dos grupos raciales con la parcial inserción del grupo intermediario,
333
El cronotopo es el lugar en que los nudos de la narración se atan y se desatan. Puede decirse sin
ambages que a ellos pertenece el sentido que da forma a la narración. [...] El tiempo se vuelve
efectivamente palpable y visible; el cronotopo hace que los eventos narrativos se concreticen, los
encarna, hace que la sangre corra por sus venas. Un evento puede ser comunicado, se convierte
en información, permite que uno pueda proporcionar datos precisos respecto al lugar y tiempo de
su acontecer. Pero el evento no se convierte en una figura. Es precisamente el cronotopo el que
proporciona el ámbito esencial para la manifestación, la representatividad de los eventos
(Navarrete Linares, sf.:2).
84
Esto pensamos porque, a pesar de su distintivo estatuto, los emancipados no están totalmente
exonerados de las medidas precautorias y otras disposiciones legales aplicadas a los indígenas. Este
decreto del gobierno general de la colonia promulgado en 1993 atiende la aplicación discriminatoria de
normas a expensas de los derechos sociales supuestamente en vigor: ―25 de septiembre de 1933, se
aprobó el reglamento para la venta de bebidas alcohólicas en cuyo artículo segundo se previene que a
partir de primero de enero de 1934 los comercios de vinos y alcoholes no expenderán ningún producto
alcohólico a indígenas naturales o extranjeros, estén o no emancipados, sin la autorización que para caso
particular expedirá la policía gubernativa ‖. Esta es una norma común a todos los negros indígenas y
334
continuación las pautas teóricas que proporciona la crítica poscolonial para estudiar
precisamente el tipo de obras que nos preocupa.
Para elaborar este trabajo, hemos utilizado la literatura compara por dos razones
principales, porque estudiamos dos literaturas independientes y también porque esta
teoría literaria nos concede la posibilidad de recurrir a más de una teoría, siempre que
sea necesario y su uso compatible.
En este caso, creemos que la teoría poscolonial también puede tener una
aportación notable en nuestro trabajo. Según algunos estudiosos, la mayoría de las
teorías literarias elaboradas o existentes suelen ser difícilmente ajustables para el
analizar los textos no occidentales. Tal situación se hace particularmente recrudescente
a la hora de abordar el estudio de textos derivados de los discursos coloniales. Por esta
razón principalmente, nos ha parecido imprescindible recurrir a los estudios
poscoloniales85 que proporcionan medios teóricos adaptados al análisis del tipo de
85
Los estudios postcoloniales plantean generalmente la problemática de su denominación. Esta teoría
aparece designada de diversos modos entre otros: estudios postcoloniales, crítica de la postcolonialidad,
teoría literaria postcolonial, la teoría del postcolonialismo o el análisis del discurso postcolonial. Del
mismo modo se plantea una discusión acerca de los vocablos post-colonial y postcolonial. Post-colonial
remite al periodo posterior a la independencia de una colonia respecto de su metrópoli, mientras
335
textos específicos que hemos escogido. Por lo tanto, antes de entrar a aplicarla, primero
procedemos sucintamente a su identificación o definición y explicación.
La teoría poscolonial como bien sostiene Robert Young (2006), trata de estudios
de textos a través de los que, de modo general, se intenta todavía esclarecer la larga
historia del colonialismo que incluye: ―historias de esclavitud, de innumerables e
innombrables muertes por opresión o negligencia, de migración impuesta y diáspora de
millones de personas, de la apropiación de territorios y de tierras, de la
institucionalización del racismo, de la destrucción de culturas y la imposición de otras
culturas‖ (Young, 2006:1-2). Esto es por lo que Young precisa que el término crítica
poscolonial describe aquella actividad que generalmente consiste en la reconsideración
de esta historia principalmente desde la óptica de los que padecieron sus consecuencias.
En lo que concierne su esencia Achille Mbembe (2006) proporciona un conjunto de
características necesarias e imprescindibles que permiten visibilizar el pensamiento
poscolonial en general. Desde un principio, el ensayista advierte que no se trata aquí de
la crítica del Occidente sino, de una crítica de los corolarios nefastos debidos al modo
en que la colonización fue concebida y desarrollada en los territorios colonizados. La
reflexión poscolonial, por lo tanto enfatiza algunos conceptos como son el humanismo,
el universalismo. Si bien, indica que la poscolonialiadad presta su mayor atención a la
―autocreación‖ y el ―autogobierno‖, por eso se interesa por algunas vertientes
relacionadas principalmente con el colonialismo, como es, la violencia inherente a una
acción colonial en permanente desajuste entre las normas del razonamiento europeo y la
política del sistema colonial. Según Mbembe el pensamiento poscolonial anhela el
acaecimiento de una sociedad universal fraternal y despejada de tantas lacras
discriminatorias. Como podemos observar, la colonización constituye una de las
materias sobresalientes de la crítica poscolonial; su concepción, desarrollo o sus
consecuencias a corto y largo plazo.
postcolonial hace referencia a la relación colonial y al hecho imperial, a los discursos literarios,
representaciones o valores como consecuencias derivadas de la experiencia colonial.
Tocante a la ortografía, en este trabajo se utilizará ―poscolonia‖, considerada la forma de uso más
frecuente del vocablo, pues, su sentido dependerá del contexto puntual.
336
86
En un volumen colectivo que desarrolla distintos aspectos alrededor de la cuestión poscolonial en
Francia, Smouts (2010) introduce su propósito con un estado de la cuestión donde indica, que a diferencia
de los países europeos, los países anglófonos como son, los Estados Unidos, Australia, Inglaterra, también
Latinoamérica o algunos países asiáticos se han adelantado investigaciones acerca de la poscolonia, eso
en muchas disciplinas académicas.
337
En lo que atañe a los orígenes de la crítica poscolonial, Robert Young sitúa los
comienzos de la reflexión poscolonial vinculados con movimientos de éxodo de
cualidad principalmente hacia Europa y América del norte, y la inserción de sus
miembros en círculos de pensamientos:
La llegada a las universidades europeas y norteamericanas de gente que había inmigrado o
descendía de los que habían inmigrado desde los márgenes coloniales, y que empezaron a hacer
preguntas incómodas sobre la historia occidental y las presunciones implícitas de los
conocimientos occidentales. Estos pensadores argumentan que ahora que el proceso de
descolonización (por no llamarlo de dominación económica neo-colonialista), ya ha tenido lugar,
se tiene que dar una descolonización cultural. (…) El proyecto de la crítica poscolonial, por lo
tanto, es descolonizar el conocimiento occidental y tomar en serio otros tipos de conocimiento
no-occidental incluyendo sus literaturas (Young, 2006:2).
La tercera y última articulación surge por las décadas 80 y 90, con ella se suman
nuevas perspectivas de pensamiento o análisis además de la aproximación literaria
existente. Hay principalmente dos, la corriente india llamada los ―subaltern studies‖88,
desarrollan la rama histórica de la crítica poscolonial. Por último, cabe la corriente
llamada ―Afro-modern‖ que atiende en prioridad la reescritura de las múltiples historias
de la modernidad y las cuestiones de las diásporas.
87
Mbembe (2006:124), expone la contribución revolucionaria de Ashi Nandy enfocada en la
psicoanálisis. La reflexión de este teórico parte de la hipótesis según la cual el colonialismo fue ante todo
un asunto psíquico y, por lo tanto dice, la lucha contra el colonialismo fue doble, lucha material y mental.
Si bien sostiene que por eso mismo el nacionalismo y los movimientos de autodeterminación se
desarrollaron obligatoriamente en base de los términos definidos por Occidente.
88
Los ―Subaltern studies‖ pretenden, revisar el marxismo con el propósito de recuperar las voces y
capacidades históricas de las víctimas de la descolonización como son: los campesinos, las mujeres, los
marginado o los subalternos. Uno de sus máximos protagonistas al origen de eso es Gramsci (Mbembe,
2006:124)).
339
En lo que atañe a sus planteamientos, Anke Graness citado por Álvarez Méndez
define la teoría poscolonial como una reflexión o crítica social interesada en estudiar
conjuntamente las formas de dominación o representación imperialistas:
Una forma de crítica social, que a través de la desconstrucción crítica de las estructuras
occidentales de poder y saber resalta la opresión existente en la relación entre las estructuras del
saber y las formas de opresión. El carácter constructivo del saber, las disciplinas científicas y las
autoridades, así como las identidades colectivas (culturales, étnicas, religiosas nacionales)
intentan superar, a base de paradigmas esencialistas la representación eurocéntrica del otro, la
asignación de identidad por parte del otro y el pensamiento binario. En un gesto doble el sistema
europeo internalizado del saber se critica con ayuda de los medios del sistema (Álvarez,
2010:20).
Robert Young también propone una definición que engloba prioritariamente los
planteamientos de la crítica poscolonial. Esta aportación no discrepa de las anteriores si
bien, el ensayista reitera con detalles propios el objeto fundamental de esta teoría,
consistente en estudiar el grado de implicación de la historia y el conocimiento europeos
como parte e instrumentos de la práctica de la colonización, en adelante él dice cómo:
La crítica poscolonial trata de deshacer la herencia ideológica del colonialismo no sólo en países
descolonizados, que por supuesto es lo que tiene que hacer, sino también en Occidente-quiere
descolonizar Occidente o, como también como podríamos decir, desconstruirlo. Esta tarea
implica necesariamente descentrar la soberanía intelectual y el dominio de Europa, por lo que a
menudo nos referimos a ella como una crítica del eurocentrismo, una crítica que representa el
desafío a los límites del eurocentrismo occidental, a la presunción de que el punto de vista del
hombre blanco occidental es la norma, es el único verdadero. Este descentrar y desplazar el
conocimiento occidental también incluye el conocimiento académico, examinar sus conexiones
con el colonialismo y el racismo, cuestionar la forma de la historia historicista occidental como
una totalidad ordenada y una narrativa única que resume todas las historias del mundo,
cuestionar el canon literario por sus exclusiones de escrituras que no han surgido del centro
metropolitano, y tratar de mantener un nuevo diálogo con las culturas no-occidentales (Young,
2008:2).
340
La pensée postcoloniale n‘est pas une théorie politique générale, c‘est une approche, une manière
de poser des questions. Elle s‘intéresse aux images, aux représentations, aux pratiques qui
construisent l‘autre comme semblable mais inférieur. Son post- n‘est pas un ―après‖ la
colonisation mais un ―au-delà de celle-ci. Ses visées sont le contraire du repli sur soi et
l‘essentialisation des différences. (…). Loin de constituer une doctrine close et fermée sur elle-
même, elles se combine à quantité d‘autres approches‖ (Smouts, 2010:316).
passés et présents, dans les ex-colonies et dans les anciennes métropoles. (…). Ce
faisant, la pensée postcoloniale met en question l‘universalisme des valeurs
occidentales, (…) parce que cet ―universalisme‖ s‘est arreté aux portes des colonies”
(Smouts, 2010:310). En Francia89 dice que el cuestionamiento colonial en el debate
intelectual surgió de la acción de los ―acteurs sociaux‖ y no de las instituciones
académicas como en otros casos. Hoy en día advierte, una teoría literaria basada en el
estudio de las memorias coloniales y que todavía se está construyéndose. Esto es dice,
ya que existen focos de reticencias socio políticas y principalmente la repercusión y
entusiasmo que pueden llegar a alcanzar tal actividad y sus actores como por ejemplo
dice: ―Ont pesé plus que tout le refus d‘entamer un travail de mémoire et la crainte de
mettre en récit public les expériences liées à la décolonisation‖ (Smouts, 2010:311). Así
como se puede observar, las dificultades no se escasean, de allí la necesidad como dice
Smouts (2010:315) de la necesidad de una previa delimitación de fronteras políticas por
una parte y otra, hay que construir de modo sólido sus métodos y conceptos
organizadores. A propósito, Young aporta datos imprescindibles, pues en su sentido, por
sus orígenes diversa dice ―la crítica poscolonial ha combinado la herencia teórica de tal
teoría con ideas y perspectivas de escritores no-occidentales‖ (Young, 2006:3). Señala
que como ocurre con otras aproximaciones teóricas, la crítica postcolonial se ha
desarrollado en contacto con otras corrientes de pensamiento occidentales como son el
psicoanálisis, el marxismo, el feminismo o el estructuralismo, pues aquellos conceptos
de los que se puede sacar datos de utilidad. Este enfoque heterogéneo tiene como efecto
el lenguaje híbrido pero que permite alcanzar el objeto fundamental que es la
interacción cultural. Considerando que la crítica poscolonial atiende ―los efectos
positivos y negativos de la mezcla física y cultural. El mismo lenguaje que usa para
analizar estos fenómenos está igualmente mezclado‖ (Young, 2006:3), Young con su
argumentación está también pendiente del lenguaje, mantiene que el estilo difiere según
el origen y preparación de cada escritor pero también el del lector (qué cultura conoce, a
89
Achille Mbembe (2006) aporta sustancial contribución al respecto. En su sentido, aunque hoy los
estudios poscoloniales se preponderan en las instituciones académicas anglosajonas, es imprescindible
recordar que en sus comienzos, esta corriente se ha inspirado en pensamientos de lengua francesa, de
Francia y también textos de la literatura africana francófona como son: Frantz Fanon, Aimé Césaire,
Edouard Glissant, Merleau-Ponty, Jean Paul Sartre, Levinas, Foucault, Derrida, Lacan o Senghor. Como
Smouts, Mbembe apunta la morosidad del país por integrar los debates pendientes en la crítica
poscolonial ya ello corresponde a hacer frente a su pasado, él lo justifica: ―La France ne peine pas
seulement à parler d‘elle même. La réflexión française contemporaine ne sait plus comment parler de
l‘Autre, encore moins à l‘Autre. Elle préfère, la bonne généalogie coloniale, parler à la place de l‘Autre,
avec les résultats que l‘on connait‖ (Achille Mbembe, 2006:121).
342
90
Neonacionalismo se encuentra relacionado con el nacionalismo generalmente considerado como una
ideología política basada en el principio según el que cada nación tiene el derecho a formar su propio
Estado para realizar sus objetivos y aspiraciones. El neonacionalismo es, pues, un nuevo concepto que
deriva del nacionalismo con otro término, este es un campo discursivo heterogéneo en el que coexisten y
se entrecruzan diversas tendencias político-culturales cuya esencia sigue siendo una búsqueda de la
identidad o de la libertad.
345
análisis temático que nos llevará a rastrear escritos de diversos géneros en busca de los
indicios comunes o discrepantes de la ficción y de las fuentes de la memoria colectiva.
Desde luego, el discurso colonial sirve de fondo de telón para las obras que
estudiamos. Son interrogantes sobre el pasado colonial, la historia de su soberanía y con
ellos el afán de reconstruir su identidad mediante sus valores tradicionales y enfrentado
al deseo de modernidad. Con estos planteamientos, pensamos que la literatura
comparada, la narratología y la teoría poscolonial nos ayudarán realmente a desentrañar
el mensaje de las cuatro novelas y así acercarse lo máximo posible a la realidad
guineana con el objetivo de interpretarla a la luz de los indicios de la ficción, esta va a
ser nuestra labor a continuación.
Todos están bien, pórtate bien, hijo, sigue rezando fuerte, Dios te perdonará y te dará ánimo en
su infinita misericordia, no andes con mujeres no nos traigas una blanca no le des disgusto a tu
madre, sabemos que en ese mundo en que ahora vives tan solo sin protección de nadie es
peligroso no te dejes engañar por ilusiones pasajeras primero tu país y tu familia que dejaste aquí
ahora que ya ibas a terminar tu estudios de sacerdote resulta que quieres estar más tiempo allí en
España piensa en nuestros sacrificios cuídate hijo y estudia, estudia lo que sea pero estudia y a
ser hombre de provecho y escríbenos tu padre que te quiere mucho (Ndongo Bidyogo, 2009:75)
tampoco sabía qué sería de mí en el futuro‖ (15). Con Ángeles emerge también el
instinto hasta ahora ocultado por la pasión al sacerdocio, con ella tendrá la posibilidad
de asegurar la continuidad del linaje siendo el primogénito de la familia, como bien dice
esto es imprescindible: ―no pasar por esta vida sin dejar un fruto duradero‖ (16). En Las
tinieblas de tu memoria negra, el amor entre Ángeles y el protagonista es compartido, y
como se puede contemplar, la presencia de Ángeles al lado del joven seminarista tiene
mucho que ver en el cambio repentino que se opera en la vida de este joven indígena. Si
bien, él es particularmente un ser de dudas y contradicciones desde la tierna
adolescencia, se libra una batalla permanente, tanto es que se llega a pensar que la
llegada de Ángeles pesa en la renuncia final igual que el interés por su familia y país,
asimismo como recomendó el padre, pero esta vez a su propia manera. No obstante, el
protagonista satisface dos deseos fundamentales, formarse para servir su país, pero
también, su desistimiento suena a la desobediencia para los padres que no querían una
nuera blanca en la familia. En este contexto particular, la pareja formada por el
protagonista y Ángeles en esta novela configura el amor interracial trascendente a la
secular influencia de los padres en la vida matrimonial de sus descendientes.
Más tarde o mejor dicho diez años más tarde, el joven indígena ya ciudadano y
abogado no duda confesar que Ángeles es su primer amor, como es sabido, la misma
experiencia sentimental culmina en la novela siguiente, aquí es donde Donato Ndongo
mejor desarrolla el vínculo sentimental interracial. En Las tinieblas de tu memoria
negra, Ángeles aparece perfilada como una mujer responsable y equilibrada pues ella
reúne cualidades que contribuyen en el apoyo sicológico que tanto necesita el joven
seminarista que se halla atormentado por su futuro. En Los poderes de la tempestad
(1997), es donde Donato Ndongo hace triunfar el amor entre ambos, de entrada
reaparecen casados más de diez años después, Ángeles maestra y el protagonista ya
abogado y con una niña de ambos, Rut cinco años de edad. Aquí es donde se cumple el
sueño por el que el joven seminarista se retractó y convino dar otro rumbo a su vida, es
decir regresar a la Guinea independiente con una carrera para contribuir al desarrollo de
su país desde dentro. La pareja formada por la blanca española Ángeles y el guineano
innominado, tras diez años de matrimonio en España ha funcionado hasta ahora en base
del amor correspondido, la confianza mutua y sobre todo la fidelidad. Probablemente,
Guinea parece ser el entorno inadecuado para la pareja. A ello hay razones, el ambiente
inhóspito para los tres recién llegados; el exceso de calor, los mosquitos, la suciedad, o
349
la comida infecta. Todo eso resulta inaguantable para los tres y sobre todo para Ángeles
que por lo tanto solicita y obtiene de su esposo que se trasladaran a un hotel tras pasar
una noche en vela en casa del primo militar Mbo: ―Esta suciedad…este
hacinamiento…No, no podemos quedarnos aquí. Piensa en la niña. (…). Debemos
marcharnos de aquí, ir a un hotel‖ (Ndongo Bidyogo, 1997:46). El hotel Ureca está en
ruinas, la habitación es maloliente, sin agua ni comida, pero sobre todo les coloca al
margen de la sociedad guineana y compromete su proyecto de integración. En la cultura
bantú, el hotel es un espacio reservado a los extranjeros con una estancia limitada,
prueba de ello, ellos son los únicos clientes del hotel Ureca. Si bien, la imagen de
desolación y vacío se relaciona mucho más con la dictadura que con la idiosincrasia, el
ruinoso hotel Ureka ha dejado de ser una fuente de rendimiento.
hostilidad que sugiere la situación social o política, el viaje a Guinea brinda al abogado
por vez primera, la oportunidad de poner a prueba su amor por una blanca entre tantas
mujeres negras.
Imaginé que se había enamorado de mí (…). Aunque no pude hablar con ella, me bastó atisbar el
brillo de sus ojos la única vez que los elevó del suelo hasta mi cara y esbozó lo que hubiera
podido ser una sonrisa y ese fugaz intercambio de miradas me reveló cuanto sentía, y
establecimos un mudo compromiso. Cuando se fue, junto al temor de que no volviera, alimenté
el deseo de su regreso, no ya tanto por la comida, que, por qué ocultarlo, era importante para mí,
sino por las ganas de verla, siquiera fuera tan brevemente en el silencio y a distancia, ya que no
351
podía demostrarle mi agradecimiento estrechándola en mis brazos o besando sus gruesos labios o
simplemente diciéndole gracias. Pero a los pocos días volvió (…), A partir de entonces su
presencia me llenaba de consuelo tanto como su ausencia… (Ndongo Bidyogo, 1997:288-289).
En realidad, con la larga convivencia del abogado con las europeas, ha aprendido
a apreciar a las mujeres blancas con criterios de su entorno sociocultural. Sin embargo,
el hecho de aplicar esos criterios Clo a pesar de la evidente diferencia abismal, en el
principio, no le impide aunque más tarde valorar a esta joven guineana tal y como le
corresponde. Ella es su salvadora o compañera en los momentos más duros, aun así, él
llega a confesar su enamoramiento por la bondadosa Clo. Además, en otra ocasión le
vemos elogiando la valentía de la hacendosa mujer guineana en general, a pesar de ser
víctima propiciada de la violencia de género y de los agentes de la tiranía maciísta.
LPDT tiene como fondo la dictadura de Macías Nguema, sus actores más
sobresalientes, su desarrollo y corolarios sobre el país y los guineanos a principio de los
setenta. El trasfondo fielmente reproducido describe una situación de extrema violencia,
en la que se encuentran sumergidos Ángeles y su esposo guineano, muy a su pesar.
Precisamente Donato Ndongo ha creado una pareja idílica cuyo sentimiento ha llegado a
superar durante una década las diferencias de culturas que los separa y debidas a sus
orígenes. Una vez en Guinea, la pareja no resiste al acoso social o moral que ya padece
toda la población, esta situación permanente no permite valorar acertadamente el nivel
de integración de la esposa blanca en Guinea, puesto que la principal preocupación es
lograr a ponerse a salvo. Esto es el caso porque concretamente, la inseguridad es el
obstáculo insuperable que realmente les desune y luego definitivamente ya con la
llegada de Clo.
la mujer guineana en la época colonial viene expuesta como un ser física y moralmente
alterada. Las caracterizaciones anteriormente elaboradas destacan la pretensión del
protagonista narrador por caricaturar a estas tres mujeres que se le ofrece el remero
Eseng Mba a cambio de dinero. Desde su apariencia física retratada o su modo de actuar
se encuentran representadas ora con rasgos zoológicos ora como humanos pero ineptos.
Pues precisamente por eso su descripción viene asociada a calificativos como tristeza,
resignación, indolencia, sumisión, pasividad, miserable o condición de mercancía. Y por
lo que son, pues el protagonista se indigna:
Independientemente del color, de sus harapos y de suciedad que recelo, irrumpen ante mí como
los más categóricos antípodas míos. (…). El asco, la repulsión física, no suma en este instante.
Creo que ni la tristeza. La piedad y la ira se confunden, (…). Ni en las descargadoras de
Annobón, ni en las mujeres que a través de los caminos y de los poblados he visto convertidas en
animales domésticos, sin luz en la mirada, sin el reflejo de un afán en su expresión, he hallado
tanto vacío, tan desoladora inexistencia. (…). He creído percibir su hálito, el palpitar de unas
vidas miserables pero vivas, con sangre en las venas y calor humano en sus carnes. (…), fieles
representantes de una humanidad ni inmoral ni amoral, lo moral no tiene clasificación alguna. Ni
las ofendo si las rechazo, ni se sentirían humilladas si me diese por someterlas‖ (Soler,
1951:122-124).
disfrutar especialmente del instante de dominación que le ofrece el encuentro con las
tres aldeanas.
Soler plantea el amor entre blanco y negro hipotecado por las razones citadas,
pero en otras obras coloniales se reitera a menudo, aunque de diversas maneras.
amor debía de ser el crisol maravilloso donde se podrían fundir los antagonismos y los
odios de las razas ―(Más Laglera, 2010:169). El amor es posible entre blancos y negros.
María Paz Díaz (1998) ofrece otra aproximación en su novela colonial titulada
En el valle de los bubis, donde expone la jefatura jerarquizada del pueblo bubi encabeza
por la figura del Abba como máxima autoridad tradicional de este pueblo. El anciano y
polígamo rey de los bubis en la isla de Fernando Poo, un tal Koradji se ha casado
recientemente con Waisso una joven de 15 años de edad, por motivo de un impuesto a
él debido y que el padre de esta última tenía impagado. La boda forzada de Waisso tiene
doble impacto porque no sólo ella ha sido moneda de cambio, sino también rompía su
compromiso con el joven Boossope, el legítimo heredero del abba. En el relato, Waisso
es un instrumento y la misma lo confiesa, ―Yo un trapo, un despojo‖ a manos de su
esposo quien lo regala a cualquiera en distintas circunstancias; Koradji la cede
respectivamente a Boboola su hermano en ofrecimiento de reconciliación, deja disfrutar
también a Öbosso su subalterno para contentarle o a cambio de un favor, otra vez lo
ofrece su joven a sus hijos mellizos Ebarie y Waato. Entre los hombres que comparten
la intimidad de Waisso se halla un español innominado al que el rey ofrece su mujer en
primicia, esta vez por su capricho.
La novela de Paz Díaz plantea factible el amor interracial, pero también enfatiza
la obsesión de las negras por el hombre blanco por un lugar y por otro, el machismo
característico de los hombres negros.
Una vez más, Orden en Río Muni (2011) de Antonio Carrasco González, novela
colonial recién publicada es donde están ampliamente expuestas las relaciones
interracial como objeto de dominación o de servilismo. Para leer dichas relaciones, por
una parte, se tiene que mirar hacia la acogida y cuidado de las tropas y colonos
356
relaciones puntuales por los blancos y, en este caso se constituyen en el medio adecuado
para solventar las muchas carencias que padecen los varones blancos en la colonia. En
esta última configuración, nos encuentran una vez más con unas mujeres perjudicadas,
consideradas como objetos idóneos de entretenimiento a manos de los colonos, en la
súper estructura colonial pues ellas son un eslabón más de la red de aprovechamiento en
vigor, Nerín ve en ello una doble prerrogativa que designa como ―dominación sexual y
racial. (Nerín, 1997:150). A estas prácticas de provecho físico se suma otro trato
ultrajante muy corriente, este consiste en definir a la mujer negra despectiva y
discriminadamente, o sea, a menudo despojada de la dignidad femenina o simplemente
de su condición humana. Asimismo hemos llegado a recoger una gama significativa de
paradigmas característicos asociados a la caracterización física o moral de las negras en
varios relatos. De igual modo, para Carrasco González (2011:222), son las negras
―repugnantes‖, y para Soler (1951) por ejemplo ellas son ―bestezuelas domésticas‖,
―deidad pisoteada‖ (134), ―carne baldía‖ (136), ―morada vacía‖ (129), los ―ojos
bovinos‖ (135) ―residuos humanos‖ (107) o simplemente ―criaturas hechas para servir,
trabajar, parir y callar‖ (100).
La verdad es que le servía para depositar sus vasos, platos y el culo pequeño de la playera, casi
una niña, a quien entretenía con gestos y tocaba los pechos con pasión de enfermo y a la que
añadió una segunda que se afanaba en buscar dinero en el local lúgubre. (…). Más allá, en
actitud similar, pero más sobrios en la borrachera impúdica, dos alemanes sobaban el cuerpo
desnudo de otras dos ndowé igualmente afectadas por el cannabis (Carrasco González, 2011:58-
59).
– Mírate – paseó las manos áridas, hostiles, buscando una punzada de daño –. ¿A quién quieres
atraer así? Tu piel raspa como el cuero de lagarto. Me cortaría los labios si intentara basarla. Tu
pelo – (…) –huele a humo y a grasa de boa. Das asco. Se te han caído los pechos – (…) –, valen
tan poco como los de una mona seca. Tienes los muslos llenos de costras –arrancó un puñado de
vello púbico, de un solo golpe, (…) – y tu coño apesta. Me produce náuseas, igual que el rufo de
los pantanos de San Carlos. –Aproximó su aliento, su voz, al cuello de la mujer –: ¡Eres
repulsiva! ¿Quieres compararte con una carne joven? – la empujó a un lado y rompió el espejo
de una patada –. ¿A quién vas a gustar, vieja estúpida? ¡Estás pudriéndote! ¿Te enteras?
¡Pudriéndote! (López Hidalgo, 1994:167).
De las relaciones interraciales descritas por esos autores se desprende una actitud
degradante de parte de los colonos frente a las resignadas indígenas que intentan asumir
la ofensiva racial lo que es más, algunas les buscan circunstancias atenuantes. Esta es la
actitud que adopta Raquel frente a Araujo. En realidad, Raquel es un verdadero objeto
de perversión o de satisfacción que Araujo utiliza puntualmente. Aparte la esposa
legítima, el potente finquero tiene amantes blancas, mientras tanto, bajo el mismo techo,
Raquel es la criada que cuida de la hija, vivienda y esposa del amo amante. Esta vez, a
pesar del trato bestial infligido por su amante Raquel se muestra impasible o más bien
protectora, en su opinión Carlos Araujo es tan sólo un lunático. ―No se ofendió Raquel.
Sintió lástima por el hombre que no sabía ―ver‖ más allá de su deseo ávido‖ (López
Hidalgo, 1994:167). Si por estas actitudes, la mujer negra revela un comportamiento
corolario de su posición social como inferior, pues a esta pasividad hay que cuestionarla
para hallar las verdaderas motivaciones de las indígenas al respecto. En varias obras que
hemos recorrido la sexualidad interracial se practica en encuentros puntuales, pocos
casos atestiguan de uniones estables y duraderas en el tiempo, fuera o dentro de la
legalidad en vigor. Visto desde este aspecto, nos encontramos ante un procedimiento
pactado donde ambas partes tienen un interés definido por practicar relaciones puntuales
sexuales a veces remuneradas. Por eso nos interesamos a ver cuáles son los principales
pretextos de las indígenas por relacionarse con los colonos. Paz Díaz (1998) apunta la
obligación en el caso de la joven bubi Waisso a mantener relaciones íntimas con un
blanco por orden de su propio esposo y, aparentemente sin algún interés personal o
359
confesado por parte del dignatario. Sin embargo, el cumplimiento de aquel mandato se
convierte en una experiencia única e imborrable, pero también desemboca en una
curiosidad de parte de Waisso por descubrir a través de su amante blanco y, entender el
mundo de los blancos y su modo de relacionarse. Mientras en la novela de Carrasco
González (2011) aparecen casos donde las indígenas están ofrecidas por sus amos
blancos como señal de bienvenida a los convidados, el militar Buiza resta importancia a
esta práctica que para él se ha convertido en un hecho trivial: ―Es normal que a los
blancos les gusten las negras y tengan dos o tres que actúen de amantes, barraganas o se
pillan en ocasión (…) ya verás que a nosotros nos las ofrecerán adonde vayamos‖
(Carrasco González, 2011:107). En este caso, como se puede comprobar, las indígenas
se usan como mero objeto de satisfacción para el visitante y también como un obsequio
del amo blanco. En realidad, el préstamo de mujeres a los blancos no es una práctica
exclusiva para los blancos, sino que formaba parte de la red de relaciones con los
superiores, también se la daban a los comerciantes y a los notables de paso, aunque
negros pues se trataba a veces de ceder alguna de las mujeres no favoritas.
concepto de honra que tenemos en España y no les perjudica nada acercarse a los
blancos. Al contrario, le sirve para ir haciendo un ajuar con los regalos que le damos.
Eso son cosas veniales‖ (Carrasco González, 2011:222). Clara Benavent una de las
protagonistas de La mujer del colonial aprovecha una de estas ocurrencias para
comparar a la mujer negra con las blancas: ―Entregarse a un hombre no es un acto
degradante para la mujer de este sector como lo sería en una blanca. No hay leyes que
determinen la decencia. Parece que la humillación, el dolor, la sensibilidad, no existen
en la mujer de la selva,…‖ (Masoliver, 1962:275). Cabe constatar que todos estos
relatos definen a la mujer negra como una víctima donde los verdugos son o los blancos,
o los suyos y a veces ella misma.
López Hidalgo (1994) ha perfilado a una de esas negras, Emerenciana, una joven
de condición social humilde, obsesionada por lograr un esposo blanco, su caso añade
una vertiente cultural. La joven guineana anhela un esposo blanco porque: ―Le
proporcionará pasaporte y los medios necesarios para viajar hasta los países más
362
distantes (…) porque además de riqueza, tienen una esposa, y esta buena costumbre
evitará que deba reñir con varias mujeres por el favor mezquino de un mismo marido
como cree que llegará a ocurrir si se casa con un africano‖ (López Hidalgo, 1994:126-
127). Emerenciana codicia el matrimonio con un europeo por el propósito de garantizar
su seguridad material o su felicidad. Cabe señalar que en este caso precisamente, la
joven chica anhela una relación con un europeo por su provecho pero no se trata de una
relación efímera sino más bien permanente y en ello difiere de los casos de comercio
carnal que hemos descrito anteriormente. Domingo Manfredi en Tierra negra (1957)
también relata la historia de una pareja de indígenas Pesa y Riebetta dos jóvenes
enamorados y refugiados en la salva fernandina tras cometer un adulterio. En busca y
captura por el gravísimo delito por el que les han condenado el pueblo, ambos
vagabundean selva adentro hasta encontrarse con un grupo de soldados españoles en la
playa. Cuando Pesa avista al hombre blanco, queda completamente cautivada por su
guapura, un instante se olvida de los dolores que le azotan su descuidado embarazo, el
narrador relata la pasión a penas contenida e injustificada, al lado de su cariñoso amante
indefenso pero no inocente:
Pedro quedó casi desnudo. Sólo con el pantalón corto, al aire las piernas, los brazos y el pecho
peludos, (…). Pesa le estaba mirando. Su casi desnudez atraía la mirada de la negra, hipnotizada.
(…). Para la negra Pedro representaba una especie de hombre maravilloso. (…). Pesa sentía en
todo su cuerpo la inquietud del deseo. En un momento miró también a Riebetta y comparó. El
negro es hermoso, sin duda. Pero el blanco (…). Cerró los ojos para no ver al hombre blanco,
pero no pudiendo cerrar los oídos iba anegándose en una agradable sensación de entrega, como
si fuera quedándose sin sangre, igual que si de alguna manera mágica le fuesen sacando el
corazón pedazo a pedazo sin dolor, con deleite. El negro la estaba mirando sin pestañear.
Riebetta sabía lo que pasaba en el alma de Pesa. Lo sabía porque él lo había sentido también. No
dijo nada (Manfredi, 1957:26-27).
Emile es un negro muy inteligente, es verdad (…) inteligente, generoso y sensible. Vive
pendiente de su gente y es natural. (…). No nos vayamos por las ramas, Gabriela, como
compatriota y caballero, tengo que ser sincero: usted no puede alternar como lo haces con un
negro… (…). Hay una prohibición que marcan las leyes. Ni un solo blanco casará con negro, ni
mucho menos tendrá una blanca relación con un negro (Aldecoa, 1990:152-154).
codician las relaciones interraciales. Por ejemplo, las antillanas alimentan el mito del
hombre europeo, con la pretensión de la ―lactificación‖ a saber, que por medio de una
relación sentimental con un hombre blanco ellas consiguen su propia blancura, o sea,
―blanquear la raza‖ o ―salvar la raza‖, su raza negra. Entre otros propósitos, él apunta un
afán de ascenso social derivado a un complejo de inferioridad innato: ―La negra aspira a
ser admitida en el mundo blanco porque se siente inferior. En su intento irá en busca,
para ayudarse, de un fenómeno que llamaremos eretismo afectivo‖ (Fanon, 2009:49).
No obstante, para Fanon, ésta no es una empresa sencilla, entre otros motivos porque
aquello requiere una labor previa sobre sí mismo, por lo que advierte el ensayista:
―nuestra intención consiste en determinar hasta qué punto será imposible el amor
auténtico mientras no se expulsen ese sentimiento de inferioridad o exaltación
adheriana, y hasta esa sobrecompensación, que parece constituir el indicativo de la
weltancshauung negra‖ (Fanon, 2009:35). En su sentido, el amor entre blanco y negra es
posible en cuanto la negra esté despojada de sus prejuicios raciales o coloniales
relacionados con la alteridad. Fanon menciona por ejemplo el caso de la antillana
Mayotte que ama a su marido blanco del que acepta todo tan sólo a cambio de un poco
de blanqueamiento, pues es que desde su postura de inferior, o ―alienación psíquica‖ no
conseguirá nunca el amor correspondido por una razón primordial: ―una mujer de color
no es nunca del todo respetable a los ojos de un blanco. Aunque yo lo ame. Yo lo sabía‖
(Fanon, 2009:35). Leyendo a Fanon se puede abordar esta cuestión desde una
perspectiva racial o general precisamente porque según él, la credibilidad del negro
frente al blanco no depende únicamente del negro, la problemática es mucho más
compleja: ―Porque el negro ya no plantea el problema de ser negro, sino el de serlo para
el blanco. (…). El negro no tiene resistencia ontológica a los ojos del blanco (Fanon,
2009:91). No obstante, en lo tocante a las relaciones sentimentales, Fanon se ha
planteado fundamentalmente la capacidad del negro por trascender su revestimiento de
acomplejado, por lo que él justifica la relevancia de este paso previo: ―Lo importante es
saber si le es posible al negro superar su sentimiento de disminución, de expulsar de su
vida el carácter compulsivo que le asemeja tanto al comportamiento del fóbico: En el
negro hay una exacerbación afectiva, una rabia de sentirse pequeño, una incapacidad
para toda comunión humana que le confinan en una insularidad intolerable‖ (Fanon,
2009:41).
365
otros derechos exclusivos de los blancos. Nerín concluye a un veto afrentador con
fundamentos ideológicos y raciales, cuyos prejuicios reseña de este modo:
Con personas de otra raza, pero de condición o cultura inferiores a la suya y a las que no habrían
deseado como cónyuges de haber sido de su propia raza; el valor principal que se buscaría en
este sentido sería una garantía de extrañamiento respecto del país de origen y de ―des-
racialización‖ (horrible palabra). En algunas personas de color, el casarse con una persona de
raza blanca parece haber tenido una importancia primordial, pues encontrarían en ese hecho el
ascenso a una igualdad total con esta raza ilustre (Fanon, 2009:59)
Lo más relevante en esta clasificación es que las dos obras coloniales que
estudiamos conllevan indicios ajustables a los procedimientos elaborados por estos
escritores. Para comprobarlo, en LTDMN, habrá que cuestionar el funcionamiento de las
instituciones coloniales y principalmente la escuela, la iglesia, las redes laborales y en
cierta medida la administración colonial.
españoles. No obstante, Donato a través del personaje del protagonista expone los
impactos fundamentales de la escolarización en la colonia como dice el mismo: ―Y tu
naciente raciocinio tan tempranamente alienada aceptaba íntegra la Revelación y todas
sus consecuencias‖ (Ndongo Bidyogo, 1987:34). Efectivamente, el comportamiento del
protagonista despunta algunos auspicios que cotejan un estado de alienación seguro. La
escolarización colonial del joven adolescente influye en su conducta de diversas
maneras, por ejemplo, este personaje tiene una obsesión muy marcada por una parte,
con las iconografías en el aula que ejercen como un acoso mental permanente. Por otro
lado, el carácter excesivamente exigente del maestro también incide en su razón infantil.
Estas palabras suyas lo comprueban claramente:
Sí: a medida que ibas aprendiendo ibas acercándote más al podio, que llamabais, tarima, de don
Ramón, y en poco tiempo lograste colocarte en el primer banco delante a la derecha, cuyas
inmensas ventajas no tardaste en apreciar: era el lugar de honor para los niños aplicados y
formales, desde allí veías a la perfección el encerado (la limpia, cuidada, bella caligrafía de don
Ramón). (…). Pero, por encima de todo eso, en el primer banco delante a la derecha te sentías
más cerca de la Verdad: con sólo levantar la vista (…) te topabas con la rectilínea mirada del
General Más Joven de Europa, el Invicto Caudillo de España por la gracia de Dios, a cuyo
conjuro os permitían romper filas al entrar y al salir de la escuela. Sí el Generalísimo me miraba
directamente a los ojos, nunca olvidaré esa mirada severa pero llena de una bondad infinita, que
no me dejaba otro remedio sino el de ser obediente y aplicado, la responsabilidad del primer
banco delante a la derecha me obligaba a ser agradecido hacia Ese Hombre que nos había traído
la Verdadera Libertad que los sindiós nos quisieron arrebatar esclavizándonos con engaños y
asechanzas materialistas (Ndongo Bidyogo, 1987:27).
(lo descubrí un día que me había acercado para ver sus ojos desde mi nada soñadora) el Cristo
estaba hueco, no era un verdadero hombre, porque no tenía espalda, ni nalgas, ni los músculos de
la parte de atrás de las piernas, y anduve dudando muchos meses si de verdad sería un hombre
verdadero, además de Dios, hasta que la decepción se trocó en remordimientos por tan
tempranos pecados contra la fe, y terminé convencido de que sí era un verdadero hombre,
además de Dios, y que quizá los judíos le habían arrancado toda la carne detrás y vaciado
durante el suplicio (Ndongo Bidyogo, 1987:27).
Asimismo se ven asociadas las dos imágenes que resumen los planteamientos de
la escuela colonial, el franquismo y la evangelización, lideran la docencia y también son
372
los dos objetos de asimilación que supone este sistema. Más allá de sus reales
propósitos, cabe un impacto moral tremendo sobre las almas adolescentes.
A través de las exiguas e ingenuas explicaciones de don Ramón, aceptabas con la fatuidad de lo
inextricable el inexorable revivir de los siglos: los españoles os habían venido a salvar de la
anarquía, porque vuestros antepasados eran infieles y bárbaros y caníbales e idólatras y
conservaban cadáveres en sus casas, vestigios de salvajismo que censurabas junto con el padre
Ortiz; sí, tú le ayudabas, y en todas las aldeas obligabais a los salvajes negros a sacar de sus
cabañas los signos totémicos (…) habías oído furtivos murmullos sobre su vergonzante
destitución de la jefatura de la tribu que por derecho consuetudinario le correspondía, y los
murmullos sentenciaban en tono aprobatorio que porque se había opuesto a la civilización. Pero
373
tú veías que el tío Abeso conservaba un halo de dignidad que por la erosión de los murmullos
también tú juzgabas fruto del despecho (Ndongo Bidyogo, 1987 :32-33).
Mientras chapean los internos, las catecúmenas se encargan de las labores ajustadas a su
condición a saber la cocina, la limpieza o el lavado de ropa. En concreto, oficialmente
las catecúmenas están destinadas a la formación escolar científica y las sixas son
preparadas para afrontar con responsabilidad y dignidad su futura vida matrimonial. La
obra de Josefina Aldecoa (1990) contempla el propósito civilizador a las sixas: ―Me
cuesta trabajo identificarme con la innegable labor de las monjas. Las internas aprenden
oficios; salen de su condición de analfabetas desnutridas y son educadas en la religión
católica‖ (Aldecoa, 1990:139). Muy al contrario de los elogios de esta novelista en
dirección de la sixa, hay que señalar que ésta era una institución colonial opresiva y
racista. En primer lugar porque eran los hombres los que obligaban a las mujeres a
incorporarse allí, aunque ellas no quisieran, porque eso les permitía el matrimonio
católico y acceso a privilegios. En segundo lugar, en las sixas, las mujeres eran
sometidas a un régimen presidiario de forma que se les anulaba como personas. Las que
tenían niños eran consideradas malas madres por lo que iban allí a aprender lo que tenía
que saber una madre pero, se lo enseñaban las monjas que se supone nunca habían de
tener hijos. Algunas de estas mujeres incluso sufrían abusos sexuales allí. A parte de las
cuarentonas, las jóvenes desafortunadas de los poblados también iban mayoritariamente.
Como se puede contemplar, la sixa era un recurso por el que los indígenas codiciaban la
posibilidad de alcanzar el estatuto de emancipado. Aun así, la sixa jugaba el papel típico
de las instituciones coloniales, desarrollada por algún interés en el sistema a expensas de
la dignidad de las mujeres indígenas o los sacrificios consentidos por ellas. Esta es la
substancia que se puede sacar de las dos instituciones a vocación social o religiosa, tal y
como se aprehende en profundidad a la luz de la novela de Donato Ndongo.
escuela de mi factoría dirigida por un maestro- auxiliar nativo y su esposa a los que
contraté en Santa Isabel para que al desasnar a mis hijos, instruyeran también a todos los
pequeños del cercano pueblo nativo‖ (Masoliver, 1962:73). El centro escolar de
Narváez ubicado en zona rural se limita a la única enseñanza primaria pero, a diferencia
de la novela de Donato, este centro acoge todos los niños, los nativos, sus hijos mulatos
habidos con las mujeres nativas y los niños blancos. Además, de ser una institución
poco desarrollada, tampoco da garantías de una educación de calidad ya que carece de
un profesorado cualificado. Esta escuela está principalmente a cargo de un maestro
nativo, un tal Simón ―maestro sin título‖ (Masoliver, 1962:282). A veces, la colonial
Clara Benavent imparte docencias de religión, escritura y lectura. También colaboran
sus dos protegidos Ntaná y Rua, dos jóvenes indígenas sin preparación adecuada pero
tan sólo custodiados por Clara el ama Benavent que los alberga y les enseña aritmética
en sus ratos libres. Precisamente la novela de Libereta define un sistema escolar
defectuoso y escasamente vinculado con la iglesia. Y como se puede contemplar, este
enfoque distingue de la realidad colonial que no concebía una educación colonial mixta,
son límites que testifican del escaso dominio que tiene su autor del tema.
orientada hacia el desarrollo de los aprendices como seres civilizados, a expensas de sur
orígenes. Veamos como Gabriela López resume el desarrollo de su labor:
Me esperaban. Todos eran negros y sonrieron. Sus sonrisas me devolvieron la esperanza. (…).
Ningún niño sabía español suficiente para seguir una explicación. Yo dibujaba en la pizarra las
cosas con sus nombres e intentaba que ellos reconocieran las palabras cuando borraba los
dibujos. (…). Más adelante, de mi baúl salieron libros, cuadernos, lapiceros y mapas.
Retrocedían. Era su manera de mostrar extrañeza y precaución. Luego se iban acercando y
tocaban los nuevos objetos para comprobar su inocuidad. (…). La aparición del color en papel al
presionar la mina del lápiz, producía en ellos exclamaciones de excitación. (…). Comprendían
rápidamente. Trataban de reproducir la imagen del árbol desmelenado, verde gris, verde tostado,
verde. (…). Cantábamos. (…). Bailaban y cantaban, atrás y adelante, adelante y atrás, con
vigoroso ritmo. Me enseñaban los nombres de sus árboles, calabó, ceiba, ukola; de sus comidas,
ñame, malanga, yuca; de sus animales y sus enseres (Aldecoa, 1990:109-117).
beaucoup plus pour échapper à la punition que pour s‘instruire et s‘épanouir. Cette
pédagogie répressive (…), est aujourd‘hui interdite en Afrique à la grande déception
d‘un certain nombre d‘instituteurs‖ (Gounongbé, 1995:71).
91
Además, el proceso de aculturación en cuestión participa de lo que el ensayista designa como
consecuencia de la ―planétarisation progressive de l‘existence (Gounongbé, 1995:32) por poner unos
ejemplos, habla de la ―americanización‖ de los europeos o la occidentalización de los africanos. En su
sentido, los antropólogos ven en el procedimiento de la aculturación un fenómeno permanente y tienden a
generalizarlo. Exhorta tomar en cuenta, si la ―separación‖ es optativa o forzada, añade la cercanía o
lejanía entre las culturas en situación de contacto, señala igualmente en el fenómeno de globalización, una
generalización que no toma en consideración los matices psicológicos de los pueblos concernidos. En
378
resumidas cuentas, este ensayista advierte la complejidad del tema de la aculturación como objeto de
investigación, según se trata de un blanco o negro que lo realiza.
379
enseñaban ellos mismos, pues existe otros oficios más útiles para desarrollar su país, por
eso al final elige la abogacía para contribuir a crear una sociedad de justicia.
Me parecía que había un desajuste entre los programas oficiales que hablaban de una cultura
ajena y la necesidad de aprender cosas relacionadas con su medio ambiente, sus orígenes, su
propia cultura. Yo trataba de armonizar ambos caminos: el que les llevaría al conocimiento de
los hallazgos culturales del hombre y aquel otro que les ayudaría a conocerse mejor como pueblo
y les prepararía para trabajar por su país (Aldecoa, 1990:117).
92
La escuela de la señorita Gabriela López es‖ una choza de calabó, como todas las del poblado, con el
techo de hojas de nipa entrelazadas sobre el armazón de bambú. . estaba un poco en alto, de un
bosquecillo ralo de palmeras. Desde allí se veía el mar‖ (110). A pesar de esta fisionomía decaída, ni la
maestra ni su alumnado se desalientan lo mínimo y en lugar, se mueven en plena consonancia: ―Los niños
negros me miraban sonrientes y desde este primer momento supe que no me había equivocado‖ (Aldecoa,
1990:110).
381
Era un mundo de hombres, la mayoría también solitarios. Un mundo duro de lucha y sacrificios
para conseguir el único que parecía claro: el dinero. Plantadores, comerciantes, funcionarios,
negociantes, todos llegaban en la Colonia dispuestos a regresar con dinero. (…) suponía en ellos
un comportamiento áspero, poco dado a valorar matices y a aceptar sensiblerías. (…). Mi sueño
iba por otros rumbos. Educación, cultura, libertad de acción, de elección de decisión (Aldecoa,
1990:138-140).
93
Según Donato Ndongo (1977:37- 38), el aumento de la población europea en la colonia originó una
nueva política de discriminación racial desde los años 1901. Para lograrlo, se creó inicialmente La
Curaduría Colonial, un órgano encargado de vigilar el trabajo de los indígenas. Luego, en 1928 se creó el
Patronato de Indígenas, sus papeles son múltiples; desarrollar la cultura, el sentido moral y el bienestar de
los nativos y reforzar su adhesión a España, proteger a los indígenas no emancipados ejerciendo sobre
ellos la tutela, representarlos, o intervenir en la reglamentación del trabajo. Esta es también el órgano
encargada de otorgar las cartas de emancipación a los indígenas. Más tarde en 1944 otra disposición
clasifica a los indígenas en dos categorías, los emancipados plenos es decir, guineanos con los mismos
derechos iguales como los españoles, aunque con algunas restricciones. Para logra la emancipación plena
es necesario cumplir los 21 años, estar en posesión de un título académico o profesional otorgado por una
universidad, colegio de Segunda Enseñanza o centro oficial español, estar empleado durante dos años,
como mínimo, en un establecimiento industrial o agrícola propiedad de un español, con un sueldo mínimo
de 5000 pesetas. Los emancipados parciales también gozan de leves privilegios por ejemplo, la
posibilidad de ser un testigo en un juicio o recibir un crédito de hasta 10.000 pesetas. La última clase
social es la que forman los demás indígenas no emancipados, son considerados un pueblo llano.
382
decadencia, y perdieron predicamento los adoradores de cultos antiguos como el melan y el buetí
(Ndongo Bidyogo, 2007:45).
Estas líneas advierten una literatura colonialista española con sus prioridades y
sus contrariedades.
94
Álvarez Méndez, (2010:75) designa con el término Africanistas al conjunto de estudiosos españoles
que desarrollan la labor literaria sobre Guinea Ecuatorial en este caso. Son autores de diversas obras
relacionadas con temas administrativos, legislativos, lingüísticos, geografía o etnografía. Por fin, añade
que junto a ellos se suman autores de creaciones poéticas y narrativas escritas desde Guinea o fuera, pero
obras ambientadas allí.
384
Según los datos reunidos por Donato Ndongo (1977:62-65) en el ensayo que
consagra a la historia colonial de su país, en 1941, Guinea Ecuatorial aun colonia
alcanzaba los 170.50095 habitantes de los que había 4152 alumnos con 3229 varones y
923 hembras. Se trata como indica del resultado de una disposición oficial que desde
1914 había instituido la enseñanza obligatoria para los niños de cinco a quince años de
edad. Ya desde 1935, se abrió el Instituto Colonial para formar a los maestros auxiliares
y auxiliares administrativos indígenas, y dos años más tarde se dispuso la creación de
colegios en zonas rurales de necesidad identificada. Y en 1949, la colonia cuenta con
tan sólo 11 maestros nativos por los 176 centros escuelas oficiales y 32 colegios regidos
por los misioneros claretianos. Esta desigualdad ha quedado plasmada en la ficción
donde, hasta a la víspera de la independencia, don Ramón es el único maestro encargado
de una escuela rural. A partir de 1944, una ley ―innovadora‖ promulgada por la
Inspección de Enseñanza establece tres grados: el elemental de cinco años de duración y
obligatorio, el primario que prepara la entrada en la Escuela Superior indígena, y por fin
el superior compuesto de tres secciones magisterio, administración y auxiliares
sanitarios, hacienda y aduana, obras públicas, radiotelegrafista y comercio. Todos
estaban preparados para integrar la administración colonial pública o privada según le
correspondía. En términos de Donato Ndongo, la formación profesional de los nativos
estaba pensada: ―respondía a las necesidades de la nueva etapa de desarrollo de la
producción en la colonia, y estaba dictada con el objeto de facilitar el desarrollo de la
gestión del colonizador‖ (Ndongo Bidyogo, 1977:64). Pero no faltan discontinuidades,
como son, la excesiva duración de la formación, el coste elevado de las necesidades de
los docentes, aunque fuera gratuita la enseñanza, señala también una carrera profesional
fija sin promoción o los exiguos sueldos concedidos a los agentes coloniales.
95
Donato Ndongo (1977:34) consta que el censo de la población en la colonia concernía a todos, eran
censados los notables, su primera esposa e hijos de ellas, los bautizados, los empleados domésticos y los
obreros negros al servicio de los blancos y así como los nativos viviendo en las ciudades. Con esto se
entiende, que a algunos indígenas se le negaba el derecho de ciudadanía en su propio territorio.
385
Como su exiguo sueldo no le llegaba, era alimentado y mantenido por los vecinos de la
población, (…). En esas condiciones, claro está, la calidad de la enseñanza no era óptima. El
maestro debía limitarse a enseñar a leer, a escribir y a hacer las cuatro operaciones
fundamentales a unos alumnos que estaban obligados a hablar en castellano dentro de la escuela,
en el recreo, en presencia del maestro o de cualquier persona mayor. La geografía era
únicamente la de España, la historia era únicamente la de España. (…). Si un niño no aprendía lo
suficientemente de prisa el castellano, podía pasarse muy bien semanas y semanas arrodillado, en
hora de clase, sobre gravilla. El no hacer los deberes, no importaba la excusa, podía significar el
estigma de la expulsión, en el peor de los casos, o ser durante algún tiempo objeto de sadismo.
La consigna era que todo el mundo pudiera entender y ser entendido por los blancos, para que
éstos no tuvieran que esforzarse en explicar en fang, en ndowé, en bubi…las nuevas
disposiciones del colonizador (Ndongo Bidyogo, 1977:65-66).
96
Según expone Sánchez Molina (2011:108-111), el nuevo estatuto de los territorios del Golfo de Guinea
determina a las distintas poblaciones aborígenes como el instrumento prioritario para llevar a cabo tal
explotación. Asimismo se crea ―el Patronato de Indígenas‖, una institución con la exclusiva competencia
de otorgar el estatus de emancipado o derecho de la ciudadanía es decir, la adquisición de la lengua y la
cultura española. Los objetivos oficiales de la institución fueron desde sus inicios: «proteger a los niños o
indígenas » y «fomentar la cultura y moralización de los naturales del país y su adhesión a España». Esta
es una institución tutelar promotora de la asimilación, entre otras funciones se encarga de proteger las
tierras y bienes inmuebles de la población aborigen. Para que esta función tutelar pudiera llevarse a
efecto, una nueva normativa de 1904 establece según la legislación colonial reducía a todos los negros a
la categoría de ―indígenas‖ correspondiente a ―no-evolucionado‖. Un no-emancipado quedaba
incapacitado y necesitaba una autorización de la institución para la gestión de sus bienes inmuebles:
contratar préstamos sobre sus posesiones, comparecer en juicios o contraer obligaciones de carácter
económico. En opinión del ensayista, la política indígena utiliza instrumentos propios para
institucionalizar la deshumanización de los nativos.
387
mucho a esta institución de paternalismo. Es cierto. Pero para los niños es necesario el
padre (…). Si hoy en Fernando Poo y en Río Muni tenemos una sólida clase campesina
africana, es debido casi exclusivamente a este paternalismo tan criticado‖ (Otto de
Habsburgo, 1963:169).
97
La Conferencia de las Naciones Afro-Asiáticas que tuvo lugar del 18 hasta el 24 de abril de 1955
reunió países de ambos continentes para plantear el papel de Asia y África y examinar los medios gracias
a los cuáles los países presentes podían llevar a cabo una cooperación económica, cultural y política más
estrecha. Conclusiones adjuntas señalan este evento cono determinante en el proceso de descolonización
de otros países que en adelante entraron a formar parte del grupo de los tercermundistas. En la
continuidad, seis años después aparece el grupo de ―los no alineados‖ es decir, países que eligieron la
neutralidad entre el bloque occidental encabezado por EE.UU y el bloque del Este dirigido por la ex
Unión Soviética. Cabe mencionar a la cumbre de Indonesia sólo participaron pocos países africanos
(Egipto, Sudán, Libia, Ghana, Etiopia y Liberia), ya que la mayoría alcanzan la independencia a partir de
1960.
Fuente: La Documentation française; URL:
/www.cvce.eu/obj/communique_final_de_la_conference_afro_asiatique_de_bandoeng_24_avril_1955-fr-
389
duda no se valen porque la dignidad es fundamental para todos los hombres, sea quien
sea o donde esté. Por eso sanciona el colonialismo como un atropello devastador, de
esta manera resume finalmente su pensamiento: «Le plus grand crime que l‘on puisse
commettre contre un homme, ce n‘est pas de lui prendre la vie, mais c‘est de lui prendre
sa dignité. Chaque homme a besoin de sa dignité. Qu‘il soit O.S chez Renault, ou qu‘il
soit un nègre au fond de l‘Afrique mangeant sa farine de mil, il a besoin de sa dignité »
(Horcajo, 2000:98).
A medida que iban saliendo las promociones de maestros auxiliares de la Escuela Superior de
Indígenas, se iban formando núcleos de oposición, (…). Aunque la administración colonial
trataba de contrarrestar la influencia de los maestros sobre la población, (…). El descontento
había llegado a tales grados que a finales de 1950 tuvo lugar una reunión de maestros y
destacados terratenientes en la finca de uno de ellos, Acacio Mañé, en Bata. En esa reunión, la
primera que con carácter no tribal se celebraba para tratar el tema colonial, (…). Se decidió
fundar una organización cuyo fin era concienciar al pueblo sobre los abusos de los europeos y
presentar una resistencia cada vez más firme contra el poder colonial. Dicha organización,
denominada Cruzada de Liberación, encargó a Acacio Mañé la coordinación de sus
actividades… (Ndongo Bidyogo, 1977:71-73).
repercusión socio política de esta institución colonial, a corto y largo plazo. En primer
lugar, argumenta que la escuela colonial es una respuesta del blanco por tomar las
riendas del desarrollo de aquel hombre negro presentado por todos como salvaje. Define
como método la ―disuasión‖ y la ―persuasión‖ o sea, exponer al africano lo que es y
persuadirle de la necesidad de convertirse en un ser civilizado. Opima, que mediante la
iglesia y la escuela se construyó una ideología basada en la ―idealización‖ del blanco y
la dependencia del negro. De este modo explica la escuela y la iglesia siendo los dos
vectores del cambio anunciado se convirtieron en una herramienta discordante e
incoherente respecto a las culturas vernáculas. Asimismo habla de una escuela que
―desrealiza‖, o sea, sumerge el negro en un universo extraño que provoca en él un ideal
por la frustración. En segundo lugar, Gounongbé afirma que los niños escolarizados en
este sistema tenían asignados una doble misión, a saber; ser auxiliares de los colonos
pero también convertirse en objetos de aculturación destinados a ―transformar‖ el modo
de vivir de la población indígena. De hecho dice que eran utilizados como ―vector de la
asimilación‖ de su cultura a la europea, recalca que las bases culturales de la escuela
colonial se hallaban alteradas desde los comienzos, no pretendían la plenitud de los
pequeños indígenas o de su país, sino a formar intermediarios entre colonos e indígenas.
Sobre todo, el ensayista insiste en el aspecto selectivo de los aprendices y también
destaca otras contrariedades: ―Elle favorisait par ailleurs l‘identification à l‘Européen,
puisque l‘africain (…) une fois formé, savait qu‘il seconderait le colon ou occuperait un
poste qui jusque- là, était destiné au blanc. Envoyer des enfants à l‘école pour en faire
des sujets et des subalternes, relève d‘ambivalence de sentiments à l‘égard d‘individus à
qui l‘on veut certes du bien, mais dans une relation de dépendance et de soumission
(Gounongbé, 1995:43-44).
La ambivalencia subrayada estriba en este doble sentido que hace del sistema
escolar, por una parte, ventajosa en cuanto a la formación de la juventud indígena que
así mejoraba sus condiciones social y laboral. Pero, por otra parte, era perjudicial, por su
limitado alcance por el que eran propensos a la dominación blanca, y también porque
así mismo las docencias impartidas favorecían la asimilación de los jóvenes. En este
último sentido, los jóvenes estudian también con la esperanza de salir de la condición de
salvaje y aproximarse pronto a la esfera del hombre blanco. En opinión de Gounongbé,
ellos intentan copiar o imitar los hábitos ajenos, cambiar sus costumbres colectivas, pero
finalmente se convierten en servidores dinámicos de la colonización a expensas de los
391
suyos. Corresponden a lo que Albert Memmi designa como los agentes provocadores, es
decir: ―los agentes de la autoridad, cuadros, caídes, policías, etc., reclutados entre los
colonizados, forman una categoría de colonizados que pretende escapar a su condición
política y social. Pero eligiendo para ello ponerse de lado del colonizador, defendiendo
exclusivamente sus intereses, acaban por adoptar su ideología, incluso respecto a los
suyos y a sí mismo. (…), están engañados hasta el punto de aceptar un sistema injusto‖
(Memmi, 1957:69). En el sentido de Memmi (1957:168-169), la escuela es el lugar
donde se transmite la herencia de un pueblo y esta función no se ha cumplido con la
escuela colonial. Algunos justificantes nos lo proporciona Sánchez Molina (2011)
donde estudia la asimilación y segregación en la política colonial española en Guinea
Ecuatorial y que se puede resumir en ―desajustes socio-culturales‖ por una ideología o
―misión civilizadora‖. Él apunta una política particularmente de asimilación y de
exclusión, una situación incoherente donde el sistema colonial se niega a reconocer las
diferencias culturales entre ambos grupos raciales y, en cambio se resuelve a imponer al
otro los patrones culturales del grupo dominante. Según opina, es sobre todo durante el
franquismo, cuando la asimilación o ―españolización‖ de los nativos surge de nuevo
como un ideal de homogeneización socio-cultural. La estrategia consiste en un conjunto
de ―esfuerzos de reducción de la alteridad a una «minoría de edad»‖ (Sánchez Molina,
2011:106). En su sentido, estos impulsos pretenden justificar la política indígena en
vigor, señala entre otras prácticas: unas relaciones de dependencia, de esfuerzos
políticos de homogeneización socio-cultural o un abanico de prejuicios etnocéntricos
acerca del indígena. Él resume el franquismo aplicado en la colonia asimismo citando a
un tal Curtin: ―la construcción etnocéntrica del otro no-europeo como ―homo infantilis”
se utiliza como elemento ideológico con el que se justifica la expansión política-
económica en el continente, y como consecuencia, el sometimiento de su población a
las nuevas leyes de los gobiernos coloniales‖ (Sánchez Molina, 2011:106). Estas líneas
corroboran una vez más las críticas formuladas por Donato Ndongo en su novela, hacía
un sistema educativo colonial que, junto a la evangelización tratan de llevar a cabo una
ideología colonial particularmente asfixiante para los colonizados en todas las edades.
En la literatura española del siglo xvi, los escritores caracterizaban al negro por el color, por su
habla deforme y por una serie de rasgos personales. (…). Entre los rasgos que singularizaban al
personaje negro se destacan su propensión a las peleas, su infantilidad, su desmedida afición
musical, su lujuria, su vanidad, sus aspiraciones de nobleza, su animalidad y su ignorancia
religiosa. Todas estas características conforman la personalidad estereotipada del negro literario
(Santos Morillo, 2011:1).
Estas líneas exhiben algunos argumentos mediante los que el negro ha sido
literariamente tipificado durante siglos: por su color, hábitos y unos rasgos personales.
Entre otros paradigmas se hallan, los que describen al negro propenso a la violencia,
excesivamente apasionado por la música y el baile, un carácter ingenuo, torpe o adulto
inmaduro o sus creencias aborígenes. Desde la óptica de la colonización europea que
nos interesa, nos encontramos todavía con un personaje despectivamente perfilado.
Álvarez hace la misma constatación a raíz de un estudio que analiza algunas obras
coloniales hispano-guineanas: ―En cuanto a los tópicos despectivos, son muchos los
pasajes en los que los personajes blancos definen a determinados actantes negros como
inútiles insanos, incivilizados bárbaros, de ―corto comprender‖ ruidosos, diabólicos,
salvajes, antropófagos, etc.‖ (Álvarez, 2010:93). Si bien, como veremos más adelante,
tampoco se trata de una exclusividad de los autores españoles.
La LSH de Bartolomé Soler es un relato ambientado en plena colonización
española. En esta obra, la condición de inferioridad atribuida al negro en la literatura
hispano-guineana destaca en esta obra cuando se detiene a rastrear los muchos
393
estereotipos negativos asociados a los personajes negros descritos a lo largo del relato.
En esta obra, los estereotipos socio culturales están relacionados con los hábitos diarios,
las costumbres y creencias aborígenes o las reacciones del negro frente al hombre
blanco. Precisamente, por su naturaleza, sus modos de ser o actuar, el negro aparece
tipificado con estos rasgos despectivos que recuerdan Álvarez y Santos Morillos es
decir, un ser salvaje, bárbaro, violento, adicto a la lujuria o al baile.
En LSH, desde la perspectiva de sus hábitos o actuaciones, a lo largo de la obra,
podemos examinar las argumentaciones que sostienen estos estereotipos o las que les
desmontan pero sobre todo discutirlas todas.
Desde un principio, a raíz de la caracterización de los personajes, no existe en
LSH un solo personaje negro emancipado ni total ni semievolucionado, hombres,
mujeres y niños aparecen definidos como auténticos indígenas. Al respecto, es bastante
eficiente el léxico por el que Bartolomé Soler designa a los indígenas: negrería, salvajes,
plebe, jenízaros, patricios, negrura, ínclitos, bárbaros, desventurados, apéndices,
espantajos, morenos, indígenas, niños salvajes, jayanas o simplemente negros. Para
referirse a los niños especialmente los designa como negritos, párvulos, muñecos,
criaturas, pajecillos, cerditos o querubines.
En esta obra la ingenuidad de los negros en opinión de Soler radica
principalmente en su naturaleza y en su idiosincrasia, por lo que le resta todas las
capacidades que reúne el ser humano en la maduración. Por eso, cuando observa a
Eseng Mba mientras le propone a sus hermanas de tribu, el viajero blanco se detiene
para retratar a este joven física y moralmente. Su relato permite no sólo aclarar sobre el
sentido de la ingenuidad negra sino también lo identifica. Él ve en Eseng Mba un cuerpo
de hombre albergado por una mente infantil, un típico indigente carente de raciocinio
igual que sus tres hermanas de tribu y todos los demás indígenas:
Me aseguro y me recreo en la idea de que ante mí no tengo más que una infortunada y genuina
representación de una humanidad que anda en pañales todavía (…). Mezcla de niñez y de
salvajismo, sé, sin embargo, que la infantilidad supera sus instintos, (…) mirada, gesto y sonrisa,
me descubre la inteligencia de una niña latente, como si no hubiera de rebasar jamás las
condiciones intelectuales de un animal con hechura humana. (…). Niños, sin la esperanza de que
sean jamás hombres, y egoístas, tornadizos e ingratos como los niños, y, lo mismo que ellos, sin
que en el entendimiento les quepa ninguna de las elementales y fundamentales virtudes que rigen
y ennoblecen la convivencia humana. El sentimiento del honor, el del amor y el del pudor, el de
la lealtad y la fidelidad, de la responsabilidad y la perseverancia, nacen, crecen y cristalizan en el
tiempo que media entre la adolescencia y la pubertad, sin que el niño haya podido percatarse de
su existencia. (…). Rezagados mental y espiritualmente, sólo han desarrollado los huesos y los
instintos, convirtiéndose en enormes, temibles e irresponsables criaturas (Soler, 1951:78-79).
394
Niñez que se manifiesta en su extremado y constante mimetismo, en esa tozudez con que tratan
de asimilar los hábitos externos de las razas que ellos mismos consideran superiores. La
superioridad, igual que los niños, ni la sienten ni la comprenden. Únicamente la ven. (…). Y de
ahí lo que tienen de infantil y grotesca mascarada sus imitaciones blancas. Imitaciones que van
desde resguardarse del sol con un paraguas porque un día vieron que los blancos los usaban,
hasta enfundarse, bajo un sol de justicia, en un abrigo que recuerda los fríos más agudos,
abrochándoselo hasta el cuello. Graves y fachendosos, y altaneros ante sus semejantes, pasearán
la prenda que, según su aniñado entendimiento, los acerca a las razas privilegiadas. Robarán los
lentes de un miope y se lo pondrán después, (…). Sobre el cuello y el pecho desnudo lucirán un
cintajo a guisa de corbata, y con el torso y los brazos al aire aparecerán con las manos
enguantadas, y las cabezas destocadas bajo el sol empezarán a desaparecer en el instante en que
vean a un blanco con un salacot (Soler, 1951:80).
unos tirantes elásticos que de nada le servirán ya que los amuletos y el rabo de antílope,
acarreador de suerte, ocupan abundantemente el sitio de los calzones‖ (Masoliver,
1962:12).
Todo lo que precede evidencia al indígena como un ser inferior y, desde la
perspectiva de esta condición social se desprende particularmente dos consecuencias.
Primeramente el negro parece asumir su posición y la manifiesta por el sometimiento
frente al hombre blanco. En la obra de Soler se dan pormenores donde los indígenas
exhiben su inferioridad. Por ejemplo, las dos visitas del protagonista en el pueblo
Ayamikén y en la isla de Corisco movilizan toda la población, hombres mujeres, niños e
incluso el jefe del pueblo. En Corisco precisamente, todos los isleños congregan a la
playa, endomingados para acoger al ilustre forastero blanco. Igualmente en Ayamikén,
la llegada de los tres blancos, no sólo moviliza todo el pueblo sino también jóvenes,
mujeres y hombres se ofrecen espontánea y voluntariamente a implicarse a la cacería sin
ningún tipo de retribución. Además, durante su estancia, los blancos están cuidados
naturalmente por los aldeanos. Por otra parte, el sometimiento del negro ante el hombre
blanco se evidencia en la actitud impasible que demuestra ante el castigo o desprecio del
hombre blanco. El caso más impactante se desarrolla en Corisco durante el encuentro
entre el protagonista y el rey Santiago Uganda. El catalán humilla al rey negándose a
estrecharle la mano al monarca benga pero sí lo hace con sus súbditos. Lo que es más, el
protagonista desestima al rey Uganda todo el tiempo con un comportamiento
particularmente arrogante, incluso no duda jactarse ya que curiosamente, el jefe benga
no manifiesta ni indignación ni enojo, más bien comparte tabaco con el visitante que
para colmo le echa humo a la cara. El catalán termina sentenciando al rey benga como
un ejemplar de miseria moral y decrepitud física. No obstante, no deja de parecerle
curioso el inmovilismo mental del jefe benga, y él se muestra ofuscado porque esa
actitud indolente contrasta con la reputada dureza de Uganda.
Una vez más, Masoliver aporta pruebas más del aturdimiento característico del
alma negra y para argumentar su manifestación, ella describe el comportamiento de los
indígenas en un mercado batense: ―Clara ve entorpecido su paso por individuos lentos
que andan, se paran, examinan, piden y en particular palpan y vuelven a palpar los
objetos puestos a la venta, con gesto huido y como desinteresado. Seres meditabundos y
lacios, terriblemente lentos que parecen actuar en pleno estado de sonambulismo. (…).
Como adormilados tocan, sopesan, compran…lo compran todo: lo barato y lo caro‖
(Masoliver, 1962:12-13).
396
Estas líneas exponen la impresión que los colonos tienen respecto a los
indígenas, seres inferiores cuyo contacto con el hombre blanco les anula como hombre.
No se trata de ningún estado momentáneo, y el protagonista exhibe mediante la actitud
de Eseng Mba que los negros tienen conciencia de su inferioridad y lo asumen
permanentemente: ―Ni una sola vez equivoca la distancia que estima inexcusable entre
nuestros dos colores. A tres o cuatro metros sin mirarme nunca a los ojos‖ (Soler,
1951:88). Más adelante reitera que el complejo de inferioridad radica en el color de la
piel: ―Como otras veces, aquí también me olvido frecuentemente del color que me
separa de los nativos, sin que él, sin embargo, se olvide una sola vez‖ (Soler, 1951:89).
De ahí que se vale de este sentimiento reductivo para cuestionar la naturaleza humana
del negro, hasta llegar a equipararle con el animal. En la obra de Soler abundan también
referencias vinculando los indígenas con los animales por su comportamiento, sus
gustos considerados raros, su supuesta incapacidad de sentimiento o simplemente por su
apariencia:
Canibalismo, infanticidios y matricidios, incestos y poligamia…, fetichismo y hechicería,
tatuajes, bárbaras mutilaciones, sacrificios humanos…Todo me parece lógico y posible a través
de ese estatismo sin pulso y sin alma, (…). Creo que empiezo a comprenderlos y a explicarme su
irracional ventura, esa felicidad zoológica de no ver, ni pensar, ni sentir, y ser, como el animal
que vierte a sus pies sus excrementos, pura materia orgánica, sin amor y sin dolor, sin
sensibilidad y sin entendimiento, sin ninguna de las gracias que justifican la existencia y la
persistencia de la vida humana (Soler, 1951:57-58).
Más allá del discurso con el que Bartolomé Soler trata de demostrar la
inferioridad característica del negro, hay otra consecuencia que expone el autor a través
de las relaciones que los indígenas varones mantienen con las hembras. En la opinión
del protagonista, existe un trato profundamente desigual entre hombres y mujeres
397
indígenas, y esto es otra prueba del alma salvaje y primitiva que habita este atrasado
pueblo. De igual modo, plantea la relación hombre y mujer como un medio para el
hombre desplegar su frustrada virilidad. Desde la perspectiva del género, Soler concibe
el entorno aborigen como una comunidad arbitraria, independientemente de la etnia,
puesto que está regida por una idiosincrasia que favorece a los hombres y no concede
ningún derecho a las mujeres, por lo que afirma: ―unos hombres que sólo palpitan a
través de la codicia y de la lujuria: yacer, comer, beber, holgar‖ (Soler, 1951:99). En
cambio, las mujeres son vistas desde una desgraciada condición de sometidas, tristes e
impasible por ello dice: ―Cada sexo acata su ley. La de ellas es esta: tirar, tirar, arrastrar,
como si sus manos fuesen también extremidades de herradura. (…), en todas esas
mujeres, únicamente asoman la pasividad, la indiferencia, y una tristeza honda, infinita,
y que ellas ignoran‖ (Soler, 1951:108). A lo largo de la obra, la mujer viene descrita
como una víctima a la vez, doméstica, familiar y cultural. Los casos de Akara, Maye y
Edayong plasman los tipos de violencias de las que son víctimas las mujeres negras. La
caracterización de las tres jóvenes permite apreciar el tema de violencia en su
diversidad, y principalmente desde los enfoques cultural o social: En esta línea se
expone que Akara es una víctima social o cultural por lo que a los dieciséis años de
edad, ha sido traspasada al hermano de su esposo por causa de enfermedad de este
último. Soler equipara el hecho a la cosificación de la mujer, o sea, una condición que la
rebaja a la ―condición de mercancía‖. Porque en realidad, Akara es rehén de la dote que
entregó el marido para casarla, y por la que está obligada a permanecer en la familia
política, a pesar de la incomodidad de su situación, ya que su padre no parece dispuesto
a devolver la dote recibida para liberarla. Pues también, si se fija en el caso de Mayé,
ella es una víctima doméstica quien, una mujer frustrada que a los veintidós años ha
sido casada y luego expulsada de su matrimonio por una supuesta esterilidad y ahora ha
vuelto a hospedarse junto a su familia. Por fin Edayong, otra perjudicada, precozmente
casada y ya madre con tan sólo quince años de edad. A parte estos ejemplos
individuales, el protagonista describe también a las mujeres de Ayamikén, Annobón y
todos los pueblos visitados, como van cargadoras o encorvadas de sol a sol. En la obra
de Soler, la mujer comparada al hombre es la más desgraciada de esta sociedad, su
condición la predispone a la obediencia y al sometimiento ciego frente al hombre, sea
padre, hermano o esposo. También tiene la obligación por naturaleza al máximo
esfuerzo físico diario, para garantizar la supervivencia de la familia y también perpetuar
la etnia mediante una multitud de maternidad. Además, la onomástica de Edayong
398
añade otro criterio relativo a la moral colectiva aborigen, la mujer tiene que ser un
modelo social, su credibilidad personal depende de su capacidad a tener un
comportamiento intachable y digno, igualmente el prestigio de la comunidad se valora
también por su conducta. En este sentido, Maye la repudiada es un caso de deshonra, no
cumple con el requisito preponderante que constituye la maternidad en esta sociedad
particularmente tradicionalista. En cualquier caso, la obra de Soler indica que las tres
son igual de desventuradas, prueba más de ello es cuando su primo Eseng Mba comete
la infamia de obligarlas a prostituirse con un viajero blanco de paso por el pueblo. Si
por un lado hay la hegemonía masculina, Soler carga igualmente con el acatamiento
absoluto que la mujer opone aquí a tanta imparcialidad, por eso son descritas de un
modo que refleja por un lado, su impotencia, por su conducta resignada, y por otro lugar
la erosión física que supone sus faenas diarias y sin respaldo de ningún tipo. Es para
enfatizar esta actitud demasiada conformista a su juicio que la mujer viene asociada a
diversos expresiones muy significativas: ―bestezuelas doméstica‖ (100), ―residuos
humanos‖ (107), ―página sin texto‖ (271), ―alma dormida, inanimada actitud‖ (136) o
simplemente carne de cópula. Soler reseña la miserable condición de la hembra
indígena, pisoteada en su humanidad y dignidad, sin derechos, un ser que únicamente
existe para servir:
Servir con la docilidad y la pasividad con que sirven el remo y el hacha, con la resignación y la
insensibilidad de todas las cosas inanimadas. Objeto más que sujeto (…). Y lo mismo que los
objetos, para acabar en trasto arrinconado por el desgaste. Desde sus primeros balbuceos, el
mundo circundante le enseña ya cuáles son las terminantes leyes que regirán su vida, la recta
invulnerable que va desde su cuna a su destino: parir, trabajar, callar…El hombre, únicamente el
hombre, padre, hijo, marido o hermano, opina, juzga, discute y decide. (…). La mujer no es más
que el fatal e imprescindible suplemento para que la vida subsista. Materia cotizable, como carne
de mercado y de burdel, desde los brazos paternos pasará al dominio conyugal; de una opresión a
otra opresión, (…). Para pasar de un cubil a otro, de una esclavitud a otra esclavitud (Soler,
1951:100-101).
Con estas palabras el autor permite apreciar una función social que aparenta a la
mujer a la condición de esclavitud o sea, vive impotente bajo el yugo de una sociedad
esencialmente machista. Pues la violencia social contra las mujeres es común, tolerada e
impune ya que no existe ningún código para denunciar a los verdugos. Precisamente
Bartolomé Soler no es el único autor español que define a las indígenas infortunadas y
sumisas. En La mujer del colonial (1962), Liberata Masoliver también aprecia a la
mujer negra por sus actuaciones, su condición social y su relación con los hombres.
Como Soler, Msoliver constata los mismos males que asechan a la mujer indígena y
principalmente las aldeanas. Son esclavas de sus maridos, casadas precozmente,
399
prostituidas por sus familiares, algunas son rechazadas por esterilidad, su fealdad o por
el exagerada dote exigida por los padres para casar a sus hijas. A diferencia de la
resignada actitud de las indígenas solerianas, esta novelista se indigna de que a pesar de
todo este malestar, las mujeres negras prefieran a los hombres de su raza. No obstante,
estas mujeres contrastan con las hembras inertes de Soler, en este caso, las indígenas
han conseguido un arma infalible aunque trágica para protegerse, las perjudicadas
toman la justicia por su cuenta, utilizan el envenenamiento para liberarse de los esposos
dominadores, para descartar a una rival o para evitarse un matrimonio poligámico. Pero
algunas como la joven Ntaná envenenan para resguardar intereses propios: ―ha acudido
al poblado (…) a pedirles que hagan medicina para que el massa Narvaé reviente…por
culpa de Massa quedó sin Rua, ahora quedará sin mam y sin su niño…Ntaná si no tiene
a Mam y al niño, morirá de hambre y de tristeza. Es preferible que muera el Massa‖
(Masoliver, 1962:319). Por fin, como Soler, Masoliver subraya algunas divergencias
fundamentalmente entre la mujer blanca y la negra. Se fija por ejemplo en la conducta
en una situación de convivencia entre hombres y mujeres en general, pues constata que
la blanca por derecho goza de su libertad en situación de pareja, todo lo contrario de la
mujer negra: ―el obligado sometimiento de la mujer morena a su hombre en el
voluntario sometimiento de la mujer blanca‖ (Masoliver, 1962:10).
Como Masoliver o Soler, Emilio Guinea (1947) citado por Alás-Brun (2007),
también plasmó el drama de la mujer aborigen guineana, tras una estancia de tres meses
en la colonia española, pues el título es revelador: En el país de los pamues. Relato
ilustrado de mi primer viaje a la Guinea española (1947). En este caso, Emilio Guinea
proceder subrayando los contrastes entre la colonia y su Europa natal. Por ejemplo
observa un entorno tropical barbarie y muy diferente de la naturaleza domesticada
europea, o sea, la civilización. Emilio se fija también en la etnografía; la vida y las
costumbres de los nativos y en especial los fang. Como Soler, Emilio Guinea expone al
principio su asombro por los modos de vida de los aborígenes que le inspiran
admiración, extrañeza pero también curiosidad. En el mismo sentido, enaltece la figura
de la mujer fang por su fortaleza física y moral pero igualmente por ser extremadamente
hacendosa tanto se convierten en el pilar de la colectividad, sea madre o esposa. Sin
embargo, el final de la obra resulta sorpresivo porque repentinamente el autor sale de su
estado de fascinación para retomar su papel de agente del imperio. Con lo cual, el relato
toma un giro inesperado y, los indígenas que admiraba ahora los rechaza como súbditos
400
En conclusión, en los tres ejemplos seleccionados de literatura de viajes sobre Guinea Ecuatorial
durante la posguerra se encuentra una serie de características comunes en cuanto a la
representación de los sujetos coloniales de raza negra, derivados de los prejuicios extendidos en
la época en la población europea respecto a los africanos, que encajan en los estereotipos del
Otro tropical, y se justifica la empresa colonizadora de España.(…), la actitud de los narradores-
protagonistas hacia los africanos colonizados y hacia la empresa colonial no es monolítica, sino
que presenta fisuras, especialmente en la obra de Soler. En definitiva, la colonización de España
en Guinea es aceptada con algunas reservas por el colonial Bravo, con tensiones más evidentes
por el científico Guinea y con fisuras y contradicciones abiertas por el viajero Soler. Frente a los
intentos de justificar el dominio sobre las colonias africanas por la supuesta superioridad racial
de los europeos y de idealizar la colonización por España de sus territorios en el África
Ecuatorial, que ninguno de los tres autores consigue reconciliar sin problemas con su profesada
admiración por los africanos de raza negra y su fascinación por la selva virgen (Alás-Brun,
2007:296).
Así como hemos dicho anteriormente, los otros argumentos por los que Soler
trata de despunta la inferioridad del negro estriban en sus origen y costumbres,
principalmente, el alma supersticiosa, la excesiva pasión por la música o el baile. El
relato acerca de estos estereotipos definen a los indígenas como personas de una esencia
turbia y que el protagonista trata a la vez de examinar por curiosidad y también de
menospreciar como una característica más de la condición de salvaje. A lo largo de la
obra, el protagonista diseña a los indígenas como seres cuya existencia está subordinada
a una serie de creencias aborígenes totalmente empíricas y sin ningún fundamento
racional. En su opinión, esta es una actitud que prueba la incapacidad del negro por
actuar en base a un razonamiento racional. El narrador apunta diversos casos que
permiten leer a los negros como arquetipos del desequilibrio por sus instintos carentes
de lógica desde su punto de vista. Desde la perspectiva de sus prácticas vernáculas o
místicas, la obra de Soler recoge tres principales ramas que rigen la idiosincrasia de los
indígenas; la protección contra las fuerzas maléficas, la curación de los males maléficos
401
sólo expresa su desprecio por las creencias aborígenes, Soler reitera la trascendencia del
raciocinio europeo sobre los cultos indígenas.
Soler se vale del mismo desestime para evaluar la relación que mantienen los
indígenas guineanos con su cultura y, particularmente sus hábitos lúdicos como son sus
creencias aborígenes, la música o los bailes. He aquí un argumento más sacado por
Soler para mostrar la perversión típica del negro indígena, predominante en la
propensión a las festividades. Para alcanzar su propósito, Soler pone en escena los
corisqueños y los habitantes del pueblo Ayamikén, en ambas localidades, se celebra una
fiesta danzante nocturna como indica: ―en homenaje a mi blancura y merced a los
frascos de alcohol que le acompañan‖ (Soler, 1951:167), aunque a su pesar: ―me siento
anonado‖. Es sobre todo en Ayamikén donde el visitante presencia durante horas al
403
balele de bienvenida en homenaje a los tres blancos, él aprovecha para valorar los
requisitos de los bailes indígenas. Distingue los instrumentos tradicionales de percusión,
principalmente diversos tipos de tambores en uso (mbein, ngom o tumba), el tam-tam y
los xilófonos. También identifica tipos de bailes aborígenes como son, el onzila, ibanga,
balele, njembé, malaní, mbatúa, mbang-nsongo o ukunga. Si bien, le llama
particularmente la atención el indumentario y otros adornos circunstanciales que lucen
los bailarines hombres y mujeres. Por ejemplo, se fija en un grupo de cuatro mujeres, las
observa y describe sus disfraces en materias rústicas: ―Las cuatro danzarinas engañan su
desnudez con los mismos arreos. Una tira roja les sujeta el pecho, y un lienzo obscuro
como sus carnes las cubre desde el talle hasta los muslos. Una faja tupida de cáscaras de
akot-forma, sonido y tamaño de nuez-les ciñe los tobillos y la cintura, y en la frente, un
penacho de plumas multicolores les da un aspecto de pavos reales humanos‖ (Soler,
1951:344). En adelante, observa a otras diez y, una vez más describe su vestimenta
castiza ajustada a los movimientos que ejecutan: ―Las diez mujeres me producen el
efecto de diez auténticos monigotes de trapo y de tiovivo. Ciñen unos faldones de hojas
de nipa, (…), los han embadurnado con el rojizo de látex de mbe, (…). En las muñecas,
unas pulseras de semillas de onsek recuerdan, al agitarse, el ruido de avellanas vacías.
Quietos los pies y las caderas, sólo evolucionan de cintura arriba, lentamente primero,
con arreglo después, hasta creer que las acomete un furor de posesas (Soler, 1951:347).
En cuanto a los hombres, para ejecutar la danza de guerreros, lucen faldas de rafia,
cascos de caracoles o manojos de plumas de pavo y con lanzas. Estos se distinguen por
los movimientos que ejecutan semejante a un simulacro de una contienda, pero también
con sus múltiples tatuajes en sus cuerpos la multitud de amuletos que llevan.
Más allá del sentimiento mitigado que se desprende del relato acerca de los
bailes nativos y los bailarines, esta es un pretexto hallado por Soler para evidenciar un
aspecto más de los rasgos indígenas que revela su inferioridad. Soler encuentra en la
relación que mantienen los negros con sus bailes nativos una expresión de su
salvajismo, los indumentarios, la ejecución, los bailarines o los instrumentos utilizados
son grotescos, desprovistos de sentido y sobre todo monótono, así lo ha verificado en
todos los territorios visitados. Veamos una vez más cómo resume sus impresiones
durante la noche festiva improvisada en el borde del río Ntem, por los habitantes de
Ayamikén que participantes a la gran casería, la escena le parece surrealista:
Después de una hora de cháchara en que he creído verlos igual que cuando se aprietan en el
abein. Veinte voces patullando a un tiempo, veinte voces cantando al son de un madero que
choca contra otro y de un cuchillo con repiqueteos sobre una botella vacía, sin variar el ritmo ni
el tañido una sola vez, con la misma isócrona y exacta persistencia de un tictac. Pasos y
descoyuntamientos de baile de un cuerpo desnudo que destaca su negrura en el fondo rojo de
unas ascuas; aullidos de júbilo y alaridos escalofriantes, como si trataran de ahuyentar a los
duendes de la selva‖ (Soler, 1951:331-332).
La imagen del hombre negro inferior, tal y cómo desarrollada respalda la actitud
paternalista del hombre blanco, desde luego, el hombre blanco se vale de su hegemonía
405
fuerza siempre y cuando lo juzgue oportuno. Así reacciona frente a un empelado por
osar enfrentarse a su amante Clara Benavent:
Al sentir el violento contacto de su pie en los costillares. Usaka, el que amenazó a Clara con el
machete, es levantado y arrastrado por los crespos cabellos hasta la mujer…El colonial le obliga
a besarle los pies amarrándole sobre ellos, para que en adelante sepa que él y todos han de
respetarla…La paliza que le sigue remata el asunto sin que el moreno, ante la fiereza de sus ojos,
ose levantar la mano ni la voz para defenderse. (…). Son como niños ya lo sabe (Masoliver,
1962:88-89).
Esta es también la razón por la que, por ejemplo, para lograr la pacificación de la
zona continental de la colonia, el teniente Buiza se vale de las leyes coloniales para
aplastar impasible a los rebeldes fang esamegones. Por sus represalias siempre
acertadas, este militar se ha ganado el respeto de sus compatriotas y el miedo de los
indígenas, es un militar pragmático pero admite que no carece de sensibilidad. Pero su
acción prepondera el interés colonial donde el deber supera cualquier sentimiento
humano, hay que actuar sin compasión y en su caso, no ha dudado diezmar pueblos
enteros para aplastar definitivamente las voces discordantes de entre los aborígenes y
disuadir a todos los demás. Por eso tiene su reputación establecida: ―cazador de fieras y
de hombres pues no distinguía entre unos y otros‖ (Carrasco González, 2011:75). Desde
luego, él considera a los negros torpes e incapaces de reflexionar, pero ante todo
prevalece el interés colonial por eso posteriormente matiza: ―No es que le guste matar
indígenas, preferiría la paz colonial y el retiro descansado, pero nunca cuestionó las
órdenes crueles de la civilización en progreso en la que creía‖ (Carrasco González,
2011:75).
En la novela Tres modos de vivir de José Vilá (1958), se desprende también una
visión paternalista de la colonización española. Por una parte el autor describe una
existencia colonial rebosante de dificultades, como en la obra de Soler, los colonos
destacan por su exceso ambición por el lucro, algunos rozan la ostentación. Si bien, la
codicia sobrante resulta también agotadora dado que finalmente aparta de otros ideales
también imprescindibles a la vida: ―¿No habíais venido a hacer fortuna? Pues ahí la
tienes. Eres esclavo de tu hambre de dinero; como todos los coloniales listos. Echáis los
bofes tras de cuatro billetes y acabáis derrengados. Cuando queréis disfrutar ya no tenéis
fuerzas para ―mininguear” ni para soltar un pedo que huela de verdad‖ (Vilá, 1958:67).
En este ambiente en el que prevalece el interés económico del amo, los indígenas son
retratados como personas de una raza inferior, destacan particularmente por su torpeza
pero algunos son conscientes de su condición social. Sirva como muestra la siguiente
reflexión entre dos coloniales, don Miguel y don Ramón, sobre los indígenas:
Los negros africanos tienen respeto a los demás por temor o por interés, jamás por un sentido de
la obligación. – Pues, si es así, debemos educarlos. -No es posible educarlos (…) –Los braceros
me respetan a mí o le respetan a usted porque somos blancos; no porque seamos superiores. (…)
Para ellos, ser blanco equivale a ser superior. (…). Obedecen al europeo porque saben que tras el
europeo está el castigo. (…). Es lo único que les infunde respeto y les lleva a cumplir con sus
obligaciones (Vilá, 1958:56-57).
408
Aquí se despunta que, las relaciones interraciales están regidas por la identidad
racial y los atributos vinculados con el poder económico. Como Soler, José Vilá define
a los negros más animados y libres cuando se hallan entre ellos pero en presencia de los
colonos se vuelven sumidos porque se saben anulados. Esta actitud puede ser leída
como el acto de aceptación o interiorización de la condición de subalterno, es decir, la
desigualdad y de ahí la incompatibilidad. Además, aquí aparece el indígena perfilado
profesionalmente incompetente y moralmente irresponsable por lo tanto, se justifica la
postura paternalista que exponen estos dos finqueros. José Vilá describe situaciones
concretas donde se pone de relieve la ignorancia de los negros y el castigo físico como
respuesta del blanco para llamar la atención y restablecer el orden. En la finca de don
Miguel Plana por ejemplo, un tal Ndongo empleado es enfrentado a un jefe blanco, don
Ramón en una situación de típico desacierto de los indígenas. El narrador describe el
castigo y su motivo pero también la explicación del jefe: ―El indígena dejó el rastrillo,
pero el encargado había montado ya en cólera. Cogió un bastón, se acercó
decididamente a Ndongo y lo descargó sobre sus espaldas. El bracero no protestó.
Cogió el rastrillo con púas de madera y continuó su trabajo (…). Si te duele ve al
paciente-dijo don Miguel a Ndongo (…). Es la tercera vez que mando cambiar el rasillo
a ese bruto, y cuando vuelvo la espalda coge otra vez el de púas metálicas‖ (Vilá,
1958:58). El comportamiento de Ndongo no causa asombro, tan sólo prueba su
incapacidad a entender la necesidad de utilizar el rastrillo más adecuado, y también su
cobardía al recibir impasible el castigo. Lo que es más, en señal de su arrepentimiento,
Ndongo pasa la noche en vela delante de la casa de su jefe, una prueba más desbordante
de su inmadurez mental. El finquero don Miguel no argumenta la prohibición legal del
castigo físico hacia los indígenas, su razonamiento prioriza sus intereses por encima de
todo, se encarga de explicarle al jefe blanco don Ramón el aturdimiento característico
de los indígenas, y la necesidad de procurar entenderlo. Su discurso encajan por un lado,
como gran conocedor de los empleados negros con su mentalidad atrasada pero cándida,
y por otro, plantea la necesidad por los colonos de saber manejar a aquellos indígenas
que son un mal imprescindible: ―Los indígenas son como los pequeños golfos que
merodean por las zonas próximas a los puertos. Su malicia es infantil. Ndongo se ha
comportado hoy con la absurda tozudez del insecto que pretende salir del frasco de
cristal en que se halla prisionero, usted no ha sabido contener sus nervios‖ (Vilá,
1958:59).
409
El colonizador debe ser reconocido por el colonizado. El vínculo entre colonizador y colonizado
es, de este modo, destructor y creador. Destruye a los dos actores de la colonización y los recrea
en colonizador y colonizado: uno de ellos se desfigura en opresor, ser parcial, incivil, tramposo,
preocupado sólo por sus privilegios y su defensa a cualquier precio; el otro en oprimido,
quebrado en su desarrollo, transigente frente a su aplastamiento. Del mismo modo en que el
colonizador intenta aceptarse como colonizador, el colonizado se halla obligado a aceptarse
como colonizado para sobrevivir (Memmi, 1957:99).
don Miguel, habido con una indígena. Don Miguel está en contra de la violencia hacia
los empleados, y con buena razón, tiene un hijo mulato que él y todos los colonos
consideran un negro más. Asimismo se opone al castigo sobre Ndongo porque dice ―Su
malicia es infantil‖ (Vilá, 1958:59). Don Miguel no respalda la represión pero sí
comparte la concepción más extendida que perfila al negro irresponsable, equiparable al
niño y de ahí dependiendo del hombre blanco. La postura aparentemente humanista de
don Miguel es justificada por su historia personal, padre del mulato Pascual que el
narrador representa como la mayor pesadilla de su padre. Físicamente Pascual tiene una
altura debajo de la media, a pesar del apoyo incondicional y asesoría de su padre,
Pascual tiene conciencia de las escasas oportunidades existenciales que le concede su
condición como negro. Precisamente don Miguel concibe su hijo con una inteligencia
limitada de hecho no puede estudiar una carrera de ingeniería como si fuera blanco, en
él transciende la aptitud por los oficios que priorizan el esfuerzo físico o requieren una
inteligencia limitada. Por lo cual Vilá ha construido al adolescente mulato practicando
el deporte del tenis y en el que sobresale en la península, allí donde asiste en un colegio
misionario por dos razones, primero, evitarle un contacto constante que con los
indígenas que le volvería igual de torpe, y segundo, porque su existencia constituye un
estorbo en la vida matrimonial de don Miguel. Al final, Pascual se inclina a la carrera
eclesiástica, su destacada posición social privilegiada, desde el lado de los blancos le ha
permitido palpar las injusticias que padecen los suyos, como cura piensa revolucionar la
sociedad, humanizarla mediante la concientización de ambas comunidades.
En fin, con el perfil de Pascual se añaden más rasgos típicos de los indígenas,
igual que los remeros solerianos, los negros son personas que más valen por su
anatomía que con el cerebro. Vilá concibe a los mulatos tan negros como los demás
indígenas pero, su implicación en el relato plantea sobre todo la cuestión de la identidad
racial de estos seres híbridos. Los mulatos asimismo son legión en la corriente española
de la literatura hispano-guineana, en línea general, son padecen la indiferencia de los
indígenas y el rechazo de los blancos. Pues en este caso precisamente la esposa de don
Miguel Plana se niega a la convivencia con Pascual. Liberata Masoliver (1962) también
señala numerosos mulatos en la ciudad de Bata y en los poblados, recordémonos los del
famoso finquero Ramón Narváez, pues mientras él asume su paternidad asegurando el
cuidado de su prole, su amante Clara Benavent los contesta porque dice, son criaturas
bastardos y no son blancos. En cambio, se produce el rechazo al revés en la novela de
López Hidalgo (1994), esta vez, la hija mulata habida de mama Raquel y su amo blanco
411
cuenta entre las víctimas mortales de la purga racial desencadenada por las nuevas
autoridades guineanas tras el final de la colonización.
No obstante, Vilá matiza su postura afirmando por ejemplo que los negros
inmigrantes también asentados en la colonia viven mejor que los blancos puesto que
sólo desean mejorar su condición, mientras que los blancos anhelan la fortuna. También
admite el efecto corrosivo de la experiencia colonial sobre los colonos, no sólo por las
dificultades que suponen el destierro y las hostilidades del clima tropical, sino también
el esfuerzo a realizarse no les deja el tiempo necesario para disfrutar de las riquezas
acumuladas durante largos años. Por fin, esta novela pone de relieve el desconocimiento
de los peninsulares sobre las realidades de la colonia, esto afirma el joven colono Pedro
cuando de visita en España descubre la opinión errónea que su familia tiene de los
colonizados, conciben muy primitiva la vida tropical, la colonia y sus habitantes.
La opinión de Álvarez Méndez es que la mayoría de las obras hispano-guineanas
de autores españoles que denomina ―africanistas españoles‖ sostienen el discurso
colonial español, incluso algunas hacen su apología. No obstante, su estudio ha llegado
a demostrar que el hecho no es una exclusividad española, destaca la novela Una Lanza
por el boabí del guineano Daniel Jones Mathama (1962) entre aquellas obras que
reproducen los mismos estereotipos negativos de este discurso. En esta novela que
Álvarez clasifica en la ―literatura de consentimiento‖, señala la postura del autor donde
confiesa abiertamente su intención: ―reclama para sí el derecho y el deseo de llegar a
parecer al colonizador‖ (Mathama, 1962:81). Según Álvarez, por una parte, la novela de
Mathama recoge estereotipos racistas entre los que perfilan al guineano y al bubi en
particular desde la perspectiva de su identidad social o cultural, como un ser salvaje,
vago, con una mentalidad infantil, adicto a la música o a la lujuria. Por otra parte, en
Una lanza por el boabí se expone igualmente la apología de la colonización, el autor no
duda exhibir los provechos de la tutela española y principalmente la destacada obra de
evangelización o la escolarización de los jóvenes aborígenes, ambos vertientes que han
contribuido al desarrollo socio cultural del indígena. Álvarez concluye su análisis con
una crítica abierta dirigida al autor:
Daniel Jones Mathama logra perpetuar la representación estereotipada del continente africano
como el ámbito del salvajismo y de la barbarie. Para ello sitúa el lugar de la enunciación en la
perspectiva del colonizador y encuentra la formación estratégica de su discurso en un estrecho
contacto con los textos de africanistas españoles y con la percepción racista occidental de la
realidad. Por tales motivos, esta obra tiene para la teoría poscolonial un interés semejante al de
los textos redactados por los africanistas españoles, (…). Constituye una muestra más de la
narrativa española colonial en Guinea Ecuatorial, pero no participa de la vinculación de una
412
Como ella, Carlos Echegaray citado por Onomo y Otabela (2004:20), coincide
en valorar la obra de Mathama por sus aciertos literarios pero también las
contrariedades de su propósito: ―escrita con soltura y dominio del castellano y en estilo
un tanto finisecular, puede situarse esta obra como la última de las novelas coloniales
por su ambiente y su punto de vista, favorable a la civilización europea en la que el
autor se empapó durante su posterior vivencia en España‖. Para enfatizar en el mismo
sentido, Mbaré Ngom opina sobre las dos primeras novelas coloniales escritas por
guineanos, por una parte sostiene que las autoridades coloniales utilizaron la novela de
Leoncio Evita Cuando los combes luchaban (1953) a efecto de propaganda a favor de la
obra civilizadora. Y cuando le toca valorarla, mantiene: ―La novela de Leoncio Evita
está más cercana al documento etnográfico que a una obra de ficción‖ (Mbaré,
1996:20). Sin embargo, él coincide con Álvarez en la evaluación socio histórica de la
novela de Jones Mathama, por eso la define como ―literatura de consentimiento‖,
distinta de la novela de Leoncio Evita: ―A diferencia del texto de Leoncio Evita, la
novela de Jones Mathama cae dentro de la llamada la literatura de consentimiento por
hacer la apología del colonialismo español. Con excepción de este texto, la producción
de todos estos autores pioneros se puede encuadrar dentro del proyecto cultural
alternativo al discurso colonial español‖ (Mbaré, 1996:20).
Si bien, Mbaré matiza que todos los textos pioneros de ambas corrientes de la
literatura hispano-guineana coinciden en un aspecto fundamental por lo que no están
destinadas a un público local sino más bien se dirigen al lector metropolitano.
Las obras que hemos recorrido destacan una literatura colonial que sitúa al negro
guineano en el centro de su atención como un ser distinto, física y mentalmente
alterado. Una valoración actual de este discurso puede apreciarse en la reflexión de
Philippe Lavodrama (2009)98 quien ha resumido en dos palabras los atributos
despectivos constantemente imputados al negro para justificar su inferioridad. Él habla
del argumento ―biofisiológico‖ o ―bio morfológico‖, en su sentido, la esencia biológica
del hombre negro es a menudo utilizada por algunos autores europeos para subestimar
al negro o su entorno a los ojos del mundo, y esto en su sentido es típico de un discurso
98
Se trata de un artículo donde el ensayista expone su reflexión acerca de la noción de afropesimismo tal
y como desarrollada particularmente por estudiosos y otros exponentes occidentales y sobre todo en
diversos medios de comunicación, en su sentido esta es una visión particularmente pesimista del
continente negro en el sur del Sahara.
413
Il semble d‘ailleurs que tout discours sur la différence culturelle soit toujours surdéterminé, et
qu‘il débouche presque inéluctablement, quand il ne le présuppose pas, sur le postulat de la
différence biologique, qui demeure le lot commun, la norme, en matière de racisme. (…).
L‘argument biologique demeure le noyau dur, irréductible de l‘idéologie et du discours racistes,
en tout cas dans sa variante anti-noire (Lavodrama, 2009:260).
Pueden el tam-tam y estos bárbaros que se agrupan a mi espalda refocilarse con la trampa en que
he caído, y agregarse que mi superioridad racial sufrió un traspié cuando vean que me allano a su
encerrona y que pago con creces el fruto de sus corrales. Ignoran que no cedo mi derrota a
cambio de sus laureles. Ahora ya no es el color lo que nos separa. Ni nuestra manera de mirar al
cielo. Ahora nos separa la innoble virtud del dinero. La superioridad y la inferioridad se truecan
en este instante en una indecente paparrucha. La única verdad está en mí, independientemente de
los millares de años transcurridos desde que me liberé de las cavernas. La verdad más
inconmovible, injuriante y opresiva, la poseo yo, en estos billetes con que pagaré mi ventura,
concediéndome ante estos desventurados el poderío de un nabab. Alguna vez había que trocarse
los papeles. Y hallar una humanidad tan miserable, tan a ras del fango y del estiércol, para que
yo también pudiera un día estrujar la más brutal de las verdades inventadas por los hombres
(Soler, 1951:187-188).
Estas líneas aprecian de nuevo la constante desconsideración del autor por los
indígenas sin distinción de edad ni sexo, y acompañándola de la glorificación de su raza
propia a expensas de la raza negra. Aunque delante a estos pequeños sin palabra, le
414
Una reacción a los relatos de viajes sobre España y los españoles ha sido
desarrollada en ensayo titulado La leyenda negra (2003). En este libro, Julián Juderías
se explaya sobre la mala prensa que ha sufrido el país y los ciudadanos de parte de
diversos viajeros durante siglos, específicamente por su pasado histórico y colonial.
Este ensayo recoge a la vez, las críticas formuladas y métodos empleados por los
escritores de todo tipo, pues la tarea de Juderías pretende desmontarlo y rectificar lo que
considera inadmisible infamia contra España. Su principal argumento expone el
desconocimiento del país y sus habitantes, la hipocresía, la subjetividad, la ignorancia
de la realidad, la calumnia y hasta la mezquindad de los extranjeros contra España, por
lo que explica: ―los españoles habían sido tema de elucubraciones poco favorables.
Nuestro modo de ser contrastaba de tal manera con el de los extranjeros que resultaba
para ellos un enigma. A partir del siglo XVI, el odio y la envidia unidos a esa
incomprensión de nuestro carácter, deforman por completo el tipo nacional‖ (Juderías,
2003:165)‖. Las consecuencias son grandes equivocaciones o como dice el ensayista,
una campaña de desprestigio que tiende a representar a España como un territorio
peligroso, y los españoles como gente irritable, melancólicos y misántropos, no como
gente culta. Por lo tanto, Judería se fija en diversos aspectos: la brevedad de la estancia,
las referencias rudimentarias, los límites lingüísticos y otras dificultades que rodean
estos relatos, al final concluye que son textos erróneos o equivocados:
De este millar de relatos, escritos por franceses, ingleses, belgas, italianos, ciudadanos de la libre
América y súbditos del imperio de los Zares, no llegarán a ciento los que revelen deseo de
enterarse de nuestra especialísima psicología, de conocer nuestra historia, ni mucho menos de
interpretarla con buen juicio. Los demás son ridículas manifestaciones de una fantasía pueril,
muestras relevantes de supina ignorancia y pruebas manifiestas de odio y de mala voluntad
(Juderías, 2003:167).
En esta cita se aprecia el considerable que han conseguido los libros de viajes, su
expansión y arraigo. Desde luego también despuntan unas deficiencias inherentes a este
género narrativo, y en especial el afán de opinar con certeza absoluta a pesar del escaso
418
conocimiento que el viajero tiene del objeto de su descripción. Por cierto, la obra de
Bartolomé Soler igualmente lleva su carga de superstición o de límites debidos a la
escasa estancia que la originó.
Todo ello dicho, las obras citadas por los autores Horcajo dan la medida de un
género narrativo, con criterios definitorios que no siempre gozan de un consentimiento
unánime. Si bien, los relatos de viajes abarcan intereses y ámbitos diversos, en estos
casos pues, se recogen con una clara intensión despectiva, como dice Pierre Halen
(1999) una ―colección de imágenes peyorativas‖ del Otro, en base de lo que llama un
―regard altérifiant‖ característico. No obstante, se trata obviamente de esa mirada de
autores blancos sobre otras personas blancas. En cambio, La selva humillada es un
relato típico de viajes que argumenta una alteridad derivada de criterios discriminatorios
raciales. No obstante, no existe ninguna diferencia de forma en ambos casos, porque
precisamente las tendencias de críticas literarias más recientes atienden que no existe
razas pero sí el racismo. En este sentido precisamente los ejemplos citados por Juderías
apuntan el racismo de hombres blancos hacia otros blancos a saber, franceses ingleses,
italianos o belgas retratando a otros europeos españoles con estereotipos tremendamente
denigrantes. Así como hemos señalado anteriormente, la mirada hacia lo ajeno o lejano
como bien dice Halen, no es casual porque habitualmente tiene motivaciones específicas
pero también, leyendo a Soler se confirman esa afirmación: ―les rapports déterminent le
récit quelque soit le lieu géographique‖ (Halen, 1999:56). Esto viene a comprobar que
básicamente la alteridad en los relatos de viajes no depende ni del color de la piel ni
tampoco de la ubicación pero sí de las relaciones entre ambos pueblos. En este sentido
pues el relato de Soler es fundamentalmente racista, si lo situamos en su determinado
contexto colonial español donde los colonos son amos y los indígenas todos subalternos.
No obstante, a pesar de esas deducciones parcialmente imputables al género
literario o respecto a los relatos de viajes en un contexto distinto, la obra de Soler
facilita rasgos notables de la colonización española en Guinea Ecuatorial. En línea
general, los temas que hemos analizado y amparado en otros textos coloniales evidencia
la preponderancia de una visión lejos de ser aislada. Por lo tanto, La selva humillada
revisa no sólo los estereotipos atribuidos a los colonizados, sino también, diversos
aspectos del franquismo tal y como aplicado a la colonia. En esta línea, estas
aproximaciones, no restan ni el extraordinario talento de escribiente de Soler, ni
evidentemente la relevancia de la implicación personal del autor en su relato. Aunque en
este último punto se puede señalar la reiterada tendencia de Soler a sentenciar los
419
Así como se puede apreciar, Soler ha escrito una obra que, como tratan los
Horcajo (2000), opone constantemente la naturaleza barbarie del negro a la cultura
civilizada del hombre blanco. Esta es la imagen del indígena que pretende la obra de
Soler y que Gustau Nerín valora como es una contundente exposición racista.
Precisamente, Donato Ndongo ha examinado los estereotipos despectivos sobre
África y él define el racismo como: ―la expresión culminante de los sentimientos más
negativos de un estereotipo asentado durante generaciones en el imaginario colectivo de
las sociedades blancas‖ (Ndongo Bidyogo, 2000:171). No obstante, es en los retratos
del colonizador y el colonizado esbozados por Albert Memmi (1957) donde las
relaciones interraciales alcanzan su óptima claridad. Él habla de la discriminación racial
420
partiendo del constante afán del colonizador por rechazar cualquier semejanza con el
colonizado. Observa que el colonizador entiende la diferencia desde el aspecto de la
naturaleza del indígena, por eso afirma Memmi: ―el racismo resume y simboliza la
relación fundamental que une colonialista y colonizado‖ (Memmi, 1957:128). Tomado
como un modo de legitimación colonial, Memmi apunta tres normas sobresalientes en
la actitud racista: ―1-Descubrir y poner en evidencia las diferencias entre colonizador y
colonizado. 2-Valorizar estas diferencias en provecho del colonizador y detrimento del
colonizado. 3-Llevar esas diferencias a un plano absoluto, afirmando que son definitivas
y obrando para que lo sean‖ (Memmi, 1957:129). Estos criterios destacan en la actitud
discriminatoria del protagonista soleriano, constantemente reiterando los rebajamientos
hacia los indígenas mientras legitima su superioridad, o tratar de alejar siempre la
posibilidad del mínimo parecido entre el hombre blanco que es y las prostradas criaturas
aborígenes.
Advirtiendo la misma perspectiva de auto-reafirmación, Memmi ha analizado
las relaciones entre el colonizado y el colonizador. Entre otros encauzamientos,
discierne las incertezas definen los estereotipos sociales sobre el negro. Por ejemplo,
encuentra incoherente la descripción del negro al mismo tiempo como menor, malo,
perezoso o atrasado, porque dice, que un análisis más detenido verifica que aquellos
rasgos se excluyen uno a uno. Tras estudiar diversas combinaciones y demostrado su
incongruencia, concluye a una estratégica maniobra de exclusión orquestada por el
sistema colonial para marginalizar al negro, excluirle de la historia y de la sociedad:
Prueba suplementaria de que es inútil buscar esta coherencia fuera del color mismo. En la base
de toda la construcción finalmente, se encuentra una dinámica única: la de las exigencias
económicas y afectivas del colonizador, que reemplaza para él a la lógica, impone y explica cada
uno de los rasgos que adjudica al colonizado. En definitiva, todos ellos son ventajosos para el
colonizador, incluso aquéllos que, a primera vista, le serían perjudiciales (Memmi, 1957:94).
preponderante que es la libertad y eso lo llama ―el rasgo del plural‖. Como él
Gounongbé (1995:44), lamenta el afán a la generalización de las observaciones aisladas,
puntuales, o también la persistencia de clichés despectivos que a menudo trascienden la
observación objetiva. Edward Said (1990), hace eco del mismo método de occidente
hacia los orientales, observa que ésta es una de las características del orientalismo y que
consiste en: ―hacer generalizaciones de cada detalle observable, y de cada
generalización una ley inmutable sobre la naturaleza, el temperamento, la mentalidad,
las costumbres, o el tipo de los orientales y, sobre todo transmutar la realidad vigente en
una sustancia textual; poseer (o pensar que se posee) la realidad, esencialmente porque
no hay nada en Oriente que parezca resistirse a su poder‖ (Said, 1990:115). Memmi
piensa que de esta forma el colonizado no puede ser nunca valorado positivamente, las
cualidades que le atribuyan conllevan siempre alguna carencia psicológica o ética. De
hecho es reproducido como una especie de copartícipe pero sumiso y servicial, porque
su condición es la de un ser, a la vez explotado y marginado. De hecho su existencia es
nada más que un abanico de negaciones por una parte, y por otra, una sucesión de
concesiones inevitables para lograr la supervivencia diaria. A todo ello se añade la total
indiferencia del colonizador y que justifica Memmi (1957:95): ―Es que en verdad, al
colonizador le importa poco el colonizado. Lejos de querer aprehender al colonizado en
su realidad, su preocupación es hacerle sufrir esta indispensable transformación. Y el
mecanismo de esa remodelación del colonizado es esclarecedora por sí mismo‖.
Achille Mbembe (1999:44-45) también enfatiza la relevancia de la representación
del negro en el contexto colonial, aunque coincidiendo con las exposiciones anteriores,
va más allá en su estudio. Él mira al indígena a través del ―espejo‖ del poder colonial
desde el que, el ser aborigen aparece primero como un ―prototipo de animal‖ es decir,
como un ―ser‖ anulado y segundo como un ―ser‖ totalmente diferente. Su argumento
radica en que el indígena, porque sometido al poder colonial, no puede ser tomado como
un individuo, un ―yo mismo‖ siendo propiedad del poder. Equiparado al animal, el
pensamiento colonial suma la rareza, en el perfil del aborigen objetando que su
ignorancia del mundo y su falta de disciplina personal le restan la capacidad de
superación y de trascendencia y, por lo tanto es guiado por sus pulsiones. De hecho con
el amo blanco tan sólo corre una relación de ―domesticación‖ en la que el nativo es
dirigido por el amo, recordando que siendo una pertenencia, existe por y para su amo,
pero sin alcanzar la humanidad. Al diseño zoológico, Mbembe añade un requisito que
422
criatura atormentada por sus constantes deseos sexuales, presa de una pereza constante e
incapaz de toda regeneración posible‖ (Díaz Narbona, 2007:22). Más adelante, la crítica
aporta aún más aclaraciones acerca del proceso de construcción de la imagen despectiva
del africano, y otros elementos que entran en su diseño. Ella lo reseña todo como sigue:
99
Para Jean Marc Moura, el vocablo exotismo es bastante ambiguo a la hora de definirlo, entre otros
enfoques posibles, él lo describe partiendo del parámetro geográfico, o sea lo lejano. Para ello toma en
consideración algunos rasgos y en particular el carácter extraño, raro, atractivo o repugnante, o sea, lo
espectacular derivado de esta lejanía. Finalmente, en el contexto colonial que nos ocupa hemos elegido
esta definición, pues lo exótico es : ― ce qui surprend, plait ou choque en référence à une norme culturelle
correspondant à l‘aire euroéo-américaine‖ (Moura, 1999:23).
427
que puntualmente trata de construir una memoria que reúna requisitos ajustados a las
expectativas específicas del público metropolitano al que se destinada principalmente100.
Estos criterios son fieles a la alteridad y al exotismo, sacados del marco geográfico o de
la alteridad estereotipada, en otras palabras, se trata de retratar al ―Otro‖ barbarie
ubicado en un entorno salvaje o para provocar extrañamiento, aquellas sensaciones que
suprimen las distancias y conmueven al lector que vive la aventura mediante el texto.
Esto es el modelo en que está concebida La selva humillada, una obra elaborada para
lograr mayor estremecimiento, hacer vivir el exotismo tropical de la Guinea Española a
aquellos para quien la literatura es el medio privilegiado para descubrir la colonia
española. Esto es, desde luego a expensas del ―respeto‖ que para Pierre Halen debe regir
la conducta humana independientemente del color o la condición, porque releva de la
ética humana. En esta perspectiva, la memoria de viaje de Soler aparece como una obra
sujeta al dominio ideológico del marco literario, desprendido del interés por comprender
o dominar el objeto de su inspiración para así poder valorar o juzgarlo razonablemente.
El texto de Bartolomé Soler es el lugar de comprobar un ejemplo de literatura
colonial aplicada a las teorías supuestamente científicas y con fondo racistas que
explicaba Gounongbé. Esto es una tendencia que lamenta Mbaré Ngom respecto a la
corriente española de la literatura hispano-guineana en su desarrollo y propósito:
Como práctica hegemónica y expresión de la ideología imperialista europea del siglo XIX, el
discurso colonial español se adjudicó el derecho de representar al guineano desde una
perspectiva externa y monolítica. El discurso colonial propagó una visión negativa de África,
perpetuando mitos y falsos conceptos sobre la geografía, la organización social y el sistema de
valores de los africanos por medio de temas y personajes basados en estereotipos. (…). El grupo
dominante no sólo crea una imagen y valores positivos de sí mismo, sino que hace lo propio con
el grupo dominado pero con atributo negativos, para poder perpetuar su hegemonía. Ambos
grupos funcionan a base de dichos estereotipos que son asumidos y aceptado como algo natural
(Mbaré, 1996:20-21).
100
Pierre Halen reseña asimismo unos rasgos característicos de este género narrativo cuyas obras se
conciben como unos proyectos literarios pero con intereses extra literarios. Igualmente el ensayista pone
una línea divisoria entre la novela colonial y el libro de viaje: ―L‘être que j‘appelle ici le voyageur
cherche à ne pas connaître et à ne pas comprendre: il lui faut de l‘altérité, de la différence, de l‘étrangeté.
Il a un lieu qui lui est propre; ce qu‘il entend y ramener (…), ce n‘est pas ce qui est semblable ni même
connaissable, c‘est ce qui est nouveau, surprenant, bizarre (…). L‘identité du voyageur est stable, il est
lui-même, de passage seulement chez les Autres avec lesquels, il se gardera bien de nouer d‘autres
relations qu‘exotisantes (…). Non seulement l‘auteur colonial doit faire place au ―réel‖, mais,
contrairement au voyageur, il doit le montrer en phase de transformation historique, et c‘est pourquoi le
roman réaliste est forcément privilégié‖ (Halen, 1999:54-56).
428
puntual. Pues, esta obra perpetúa distintos tipos de estereotipos coloniales acerca del
negro guineano en particular y el negroafricano en general; el relato soleriano concibe al
negro como un ser exótico, el Otro misterioso o incompetente por una parte, y por otra,
totalmente ignorante y salvaje y de ahí inferior, por su condición y su color de piel. Esto
es perceptible a lo largo del texto tanto en el argumento como en las constantes
descripciones de los aborígenes, sus hábitos y ubicados en su entorno vital. La selva
humillada también explora muy ampliamente la dimensión psíquica del colonizado. La
obra de Soler desarrolla un ambiente más bien pacífico donde la violencia es sobre todo
moral, derivada de la conducta irrespetuosa del protagonista narrador para con los
indígenas. No obstante, a pesar de la ausencia del castigo físico ya que el catalán no es
un colono pero sólo un viajero, los negros destacan por su mentalizado instinto de
subordinación al hombre fuese colono o no. Los indígenas la manifiestan mediante una
total disponibilidad al blanco porque así lo exige su color de piel.
Enardecido por su condición sociocultural, Soler toma al indígena, es decir, al
Otro y negro por la globalidad, algunos personajes le sirven de modelos de degradación
física o moral, y de ellos brotan todo tipo de estereotipos ampliados a toda la raza negra.
Entre ellos caben Edayong, Maye, Akara, Obono, Eseng Mba, Nguí, Oguono o el rey
Santiago Uganda. Precisamente Soler parece viajar a la colonia ya cargado de
sentencias y prejuicios raciales, su recorrido es un proceso de validación de aquellas
verdades previamente acumuladas como blanco y viajero incansable. El sobresaliente
talento de Soler como escritor dificulta la línea divisoria existente entre la fantasía, los
prejuicios personales y la realidad histórica. Si bien pensamos que el perfil diseñado por
Soler de los indígenas guineanos instruye sobre la valoración del autor hacia ellos. Cabe
mencionar que precisamente Soler se vale de esta imagen despectiva de la alteridad para
consolidar la prepotencia racial de la que se presume en todo momento. A pesar de ser
el digno representante de la raza blanca, va sacando otros ejemplos para concretar la
preeminencia de su identidad racial.
Frente a Soler cabe un discurso de resistencia, en el que Donato Ndongo, igual
que Soler también explora los motivos del colonialismo español pero desde un tono de
optimismo o compromiso. Cabe ante todo señalar que Las tinieblas de tu memoria
negra distingue de las demás novelas del autor por su libertad de expresión, novela de
sobre la colonización carece de esta censura mentalizada que se nota en el resto de la
novela ndongoniana. En esta novela colonial, Donato Ndongo apuesta por una toma de
conciencia colectiva de sus coetáneos orgullosos de sus raíces y también de cara a los
430
retos apremiantes que impone la futura nación que lo tiene todo por construir. En
cambio, como se puede aprehender, Soler ha escrito una obra auténticamente colonial
que aúna los atributos característicos de la corriente española de la novela hispano-
guineana colonial: exotismo tropical compaginando con una demostración ilustrada de
la hegemonía blanca sobre fondo de pláceme a la obra colonial española. Una
colonización de la que se desprende en ambas obras el carácter represivo característico
en la lógica de la dominación fundada en la diferencia racial y cultural y, también en
base de un entorno económicamente desigual. Pero Donato Ndongo va más allá
demostrando el modo en que la dominación cultural ha actuado en varias generaciones
de guineanos colonizados. Una vez más se comprueba la dimensión psíquica del
colonialismo respaldada por diversos aparatos ideológicos imperialistas, militar o
económico. En Las tinieblas de tu memoria negra, la identidad o personalidad del
indígena están construidas por dos potentes aparatos ideológicos que destacan por su
impresionante impacto psicológico es los. No se trata de experiencia colonial represiva,
la espiritualidad y la educación inculcada a la totalidad de la población indígena basta
para desarrollar la obra colonial con seguridad.
Este capítulo ha sido el lugar de analizar diversos tipos de estereotipos derivados
de diversos tipos de relaciones interraciales en la colonización española en Guinea
Ecuatorial. Como preconiza la teoría poscoloniales, hemos realizado una lectura más, en
realidad una reinterpretación del corpus colonial a la luz de herramientas más actuales y
con el propósito de suscitar nuevas discusiones, o sea debates con nuevas perspectivas.
Como bien apunta Pierre Halen (1999:61), el análisis del corpus colonial, necesita
nuevas perspectivas, a saber, que en vez de reincorporarse en una doble valoración
moral y política obsoleta, se aportaría más desde las aproximaciones histórica y
semiológica, por lo que propone orientar la lectura crítica actualmente hacía los ―faits
historiques‖ y ―données textuelles‖.
Con el relato de Donato Ndongo (1977) hemos llegado a comprobar una
enseñanza particularmente represiva y que asociada a la evangelización llevan a cabo
con mucha eficacia el plan de asimilación de los pequeños y adultos en una población
indígena pacífica y mayoritariamente adscrita a la causa colonial. No obstante, Donato
construye la esperanza de la futura nación entorno a aquella generación de jóvenes
indígenas que han superado la etapa de la traumática escolarización colonial, y
aprovechando del sistema han llegado a formarse fuera de la colonia, tal el joven
protagonista, sin ninguna experiencia pero con la voluntad.
431
CAPÍTULO IX
después del final del régimen dictatorial y bajo el nuevo mando. Los relatos de las
víctimas y sus respectivas caracterizaciones destacan varios tipos y clases de víctimas,
son periodistas, alumnos, civiles, militares, curas, funcionarios, parados, intelectuales,
aldeanos, ministros o diputados. Desde luego, todos pueden ser clasificado entre las
víctimas directas o indirectas o también en categorías siendo víctimas sociales, las
víctimas económicas o las víctimas políticas.
decreto que instituyó la abolición del catolicismo en todo el país. María Soledad y su
esposo son víctimas indirectas, pescados por un delito supuestamente cometido por el
padre de Soledad. Patricio Mbona Ndong es otra víctima pero directa del régimen por
sus supuestas actividades intelectuales. Ndong Mbona es un joven perjudicado por
resquemor. El perfil de todos estos personajes que hemos esbozado anteriormente
permite mayor visibilidad acerca de las circunstancias de los afectados por la represión
estatal. Asimismo, a parte las víctimas directas e indirectas se hallan numerosos casos
de personajes que sufren las consecuencias de la violencia característica del mando y
sus aparatos represivos. Esto es el caso de la madre de Ndong Mbona que fallece por la
desesperación de no poder acercarse a su único hijo recién encarcelado, o también la
joven viuda o huérfanos dejados atrás por Patricio Mbona Ndong. En una situación de
desesperanza semejante se halla la madre de Mbona Ndong por el fallecimiento de su
hijo en la cárcel de Bata. También cabe en este registro el hijo de María Soledad
Nchama Aguan concebido en la prisión. Así como se puede observar, en esta novela la
prisión es a la vez un espacio de reclusión trágico y también fuente de tragedia. Allí
precisamente mueren el padre y esposo de María Soledad, el joven Mbona Ndong
todos torturados y por fin asesinados. La prisión es también el lugar de otros tipos de
violencias, tal es el caso de represión de María Soledad Nchama Aguan quedada
embarazada tras ser violada por varios milicianos guardias de la prisión donde ella
estuvo recluida. El narrador la presenta como una de las mujeres notablemente
perjudicadas; ―Los sucesos de la independencia marcaron de forma profunda su vida y
cambiaron radicalmente su existencia‖ (Mbomio, 1996:33). Pero esta es una práctica
recurrente porque fuera de allí ha sido maltratada y violada también, una joven vecina
que se negaba a dejar que los milicianos se apoderaran las pertenencias de Ndong
Mbona mientras éste quedaba arrestado. Así como hemos señalado en su perfil, Ndong
Mbona es con su familia, uno de los casos típicos del relato. Su propia vida es una
sucesión de adversidades que al final se concluyen trágicamente. Ndong es el Joven
analfabeto y huérfano, sin recursos que se resolvió a forjar su destino por el esfuerzo y,
mientras ya prepara su regreso triunfal al pueblo, y a pesar de haber pagado la
contribución obligatoria para el funcionamiento del PUNT, es arbitrariamente detenido
y encarcelado durante tres meses. A la salida ha perdido todo, sus ahorros y bienes
embargados por los milicianos y también pierde trágicamente a su madre. El exilio
ilegal en el Gabón vecino no solventa nada ya que anda indocumentado, de nuevo en el
pueblo sin medios ni remedios. Al fin y al cabo, Ndong Mbona halla el consuelo en un
436
amor prohibido con la esposa del catequista en cuya vivienda es albergado. Ndong
Mbona es el resultado del ensañamiento del régimen sobre una juventud guineana sin
destino. Lo afirma el narrador: ―Ndong era uno de esos jóvenes que ambulan hoy por
toda Guinea. Jóvenes olvidados por la acción evangelizadora de los años sesenta.
Condenados por la tragicómica aventura guineana de los años sesenta, había llegado a
la mocedad sin norte ni sur, sin vela ni ancla. (…). Ndong se encontraba entonces en la
misma situación en que se encontraban todos los guineanos víctimas de las prácticas
brutales de los hombres del poder. Sin pasado, sin futuro ni presente‖ (Mbomio,
1996:53-56). Patricio Mbona Ndong primo de Ndong Mbona es un ejemplo típico de la
persecución intelectual, joven detenido y encarcelado y finalmente asesinado durante
una cesión de tortura carcelera.
La retirada de las sociedades comerciales del país, el cierre de las escuelas y los repetidos
errores políticos dieron al traste con los progresos que se habían realizado antes de la
independencia. Muchos fang volvieron a sus pueblos del interior, otros cruzaban las fronteras
para refugiarse en los países limítrofes. En este periodo de regreso a Egipto, la ciudad de Bata
perdió a más de la mitad de su población: muchos barrios que se habían distinguido por su
dinamismo comercial se transformaron en zonas fantasmas, pobladas por casas abandonadas y
semi derruidas (Mbomio, 1996:39).
Un ndowé debe pasar la tarde en alta mar con su cayuco. Salir con una barca a alta mar era
considerado por el régimen de Macías como un acto de subversión que atentaba contra la
seguridad del Estado. Por eso se mandó destruir todas las embarcaciones desde Mbonda hasta
Río Campo y desde Cuche hasta Corisco. Se prohibía a toda la población del litoral el acceso a
su propio espacio marítimo. Impedir a un playero el acceso al mar genera las mismas
consecuencias que si lo hubiera privado de su única fuente de recursos. Esto es, de forma más
profunda, alterar su equilibrio existencial. (…). Por eso Matanga, como muchos ndowés, se
sentía profundamente feliz al volver a tomar el camino de la mar. Con la caída de Macías, los
playeros volvieron a rehabilitar sus embarcaciones (Mbomio, 1996:37).
Saliendo del viejo puerto y dejando atrás los edificios de la antigua factoría ―Besora‖ (…). A
cien metros de donde campeaba el enorme guardián vegetal se encuentra un viejo club náutico
(…). Al otro lado y a lo largo de la avenida se levantan varias construcciones que pertenecieron a
los comerciantes europeos. Entre otros edificios destaca la casa ―Dumbo‖, una de las casas
comerciales más prestigiosas de los viejos tiempos. A pocos pasos se encuentra un rojizo
edificio, antes juzgado comarcal, hoy Ministerio de justicia. Frente a la casa de la equidad, sobre
el mar, flota el viejo hogar juvenil (…). El hotel ―Panáfrica‖ es una construcción post-
independentista que parece haber sufrido, como las demás, las inclemencias del régimen
neoguineano. A su lado se encuentra el estadio ―La Libertad‖, complejo deportivo anfibio que se
inunda en la época lluviosa y se seca en verano (Mbomio, 1996:27-28).
La fisionomía desoladora que exhibe esta ciudad costera es corriente a través del
país según afirma el padre Gabriel, que este modo expresa su decepción: ―el aspecto
tragicómico y esperpéntico que ofrecen las ciudades guineanas después de la
independencia. Por todas partes el sacerdote pudo contemplar las huellas del mal
impresas en la sufrida capital provincial‖ (18). Efectivamente, la otra aglomeración más
retratada confirma las impresiones del cura, el panorama urbano de Niefang exhibe el
mismo aspecto desolador, una sucesión de edificios y otras infraestructuras en ruinas, o
los antiguos cafetales hoy convertidos en arbustos melancólicos y que metaforiza el
narrador: ―Son los testigos mudos de la euforia y tristeza que vive la ciudad en su
realidad cotidiana‖ (Mbomio, 1996:18). De igual modo destacan el semiderruido
complejo hospitalario con sus plantas defectuosas y carente de alumbramiento eléctrica,
también caben viejos edificios fechados que atestiguan de una actividad comercial
antaño floreciente.
Milagro, hermanos míos. El Señor ha obrado un milagro, hoy hemos vuelto a reunirnos bajo su
techo, yo no he muerto en la cárcel como os habían anunciado. El Señor me salvó. Os puedo
decir que el Señor me resucitó, las iglesias han vuelto a abrir sus puertas y la voz de Cristo
resuena otra vez en la selva guineana. Milagro, hermanos míos. (…), hemos sido resucitados
como Lázaro, redimidos por Cristo. El Señor nos ha salvado de la muerte, ha tocado a nuestra
puerta y nos ha enseñado el camino de la vida eterna (Mbomio, 1996 :63).
Tal y como se puede observar, el régimen maciísta ha llevado a cabo una política
general fastidiosa y destructiva que en breve aplastó todas las ilusiones del pueblo
guineano. Esta política ha generado víctimas humanas, materiales o institucionales en
todos los sectores de actividad y clases sociales. La novela de Mbomio es pues una
censura abierta a esta temporada presentada como el peor periodo de toda la historia de
Guinea Ecuatorial. De igual menara, analizar El párroco de Niefang corresponde a
recoger los aspectos más crueles de la naturaleza humana. Hay que comprobar que toda
la acción del gobierno maciísta es afectada al personaje Macías, la novela le hace
máximo responsable del fracaso de la independencia. Basta con recoger algunos
nombres para designarlo; es el gran monstruo, el hijo de Satanás o el loco. Y cuando se
trata de sumar al mando las acciones de los esbirros del maciísmo bajo fondo de
resquemor, Mbomio habla de ―un régimen maléfico‖(62), o también que: ―Macías y su
equipo fue un drama social y una tragedia‖ (39), por su carácter bárbaro e injustificable,
―la gran epopeya de Macías‖ (62), por su carácter incomprensible, o en fin ―un país
441
dirigido por locos‖ (55), para exponer el carácter desalmado de la dictadura de Macías
Nguema. A la vista del balance desastroso de este régimen, la dureza que le caracterizó,
con sus artífices, sus manifestaciones o efectos, Mbomio concluye lógicamente a la
desilusión, porque Macías y su gobierno convirtieron un proyecto esperanzador en una
experiencia dramática, una tremenda decepción. Si bien, aunque se haya hecho justicia,
la eliminación del dictador Macías Nguema no llegará nunca a reparar el enorme daño
causado a todas estas víctimas directas o indirectas, ni al país. Los testimonios de las
víctimas lo demuestran, María Soledad, Ndong Mbona, Padre Gabriel o Patricio Mbona
Ndong, llevan todavía vivas las huellas del atropello padecido. Por otra parte, la
discusiones entre los jóvenes intelectuales acerca del significado de la independencia,
los protagonistas de la dictadura o los del nuevo equipo gubernamental también
permiten leer la preocupación de los guineanos por su futuro, a corto y largo plazo. De
igual modo, es también aquí donde el autor plantea los temas apremiantes: cómo salir de
un pasado tan desconcertante, cómo construir una sociedad humanizada para juntos
construir un destino común.
En cierta medida, los personajes de EPDN pueden ser tomados como tipos de
víctimas, puesto que en realidad, el régimen maciísta es un tema constante de la
narración guineoecuatoriana. Recorriendo otros relatos, se hallan multitudes de
perjudicados similares.
tenemos ningún familiar en las altas esferas‖ (Mbomio, 1996:77). En esta novela, la
violencia reviste diversas caras: las detenciones arbitrarias, torturas, prohibiciones,
denuncias, impunidad, anarquía, abusos de autoridad, homicidios, rapiñas o saqueos.
Las palabras de Mbo permiten sacar a luz la línea divisoria entre las víctimas
propiciadas, los protegidos y los verdugos. De los tres grupos identificados, los más
numerosos son los dañados y la mayoría se hallan en las prisiones.
Aún veo los ojos pavorosos de mirada tan estática de los más de cincuenta que fueron
decapitados a machetazos delante de nosotros debajo de los cacaotales en Socogui, o aquellos
otros que en Viuda de Potau fueron abiertos en canal y les sacaron las tripas, o aquel tractor con
cadenas en las ruedas que La Vigatana pasó sobre los cuerpos (…) o aquellos muchachos que en
una de las fincas de Mora y Mallo fueron colgados de los arboles por las piernas, cabeza abajo,
mientras les hacían girar y girar y girar a garrotazos hasta que dejaron de existir (Ndongo
Bidyogo, 1997:290).
De igual modo, los presos no son víctimas de castigos físicos, en esta novela
padecen también todo tipo de carencias vinculadas con sus condiciones de
encarcelamiento devastadoras y hasta trágicas: el hambre, la promiscuidad, la falta de
agua o asistencia médica. La novela de Donato Ndongo descubre igualmente la
humillación que viven aquellos hombres y mujeres reclutada en todas las escapas
sociales y sometidos a la subordinación y sobre todo utilizada como mano de obra
gratuita para los trabajos públicos como son la limpieza de hierbas en las fincas estatales
o plantaciones privadas arrebatadas a los colonos o también la limpieza de las
carreteras, hasta algunos dignitarios los emplean en faenas particulares. Como ellos,
fuera de las cárceles, los hombres y mujeres castigados son regularmente destinados a
los trabajos forzados en los mismos lugares.
En su otra novela Huellas bajo tierra (1998) Mbomio Bacheng introduce una
nueva clase de castigador. Aquí se da un tipo extremo de la dureza carcelera diseñada
por un miembro del gobierno maciísta, y en el que se pone de relieve la tremenda
iniquidad humana. El sistema de autodestrucción es concebido por el poderoso ministro
es en realidad un ocio para compensar su frustrada vida sexual con la muerte de los
indefensos. En una cárcel batense, se reúne a todos los presos políticos en el patio
444
central y se le exige enfrentamientos a muerte en dúo y con palos, esta funesta aventura
es acompañada por una música, las cesiones son nocturnas y arrancan a media noche. El
narrador reseña la tétrica escena de modo siguiente:
Bajo los acordes de una extraña música se iniciaba la danza de la muerte. Con pasos de un baile
macabro, aprendido a temprana edad en su pueblo, (…). De la espesura salvaje surgían dos
hombres transformados en bestias, criaturas del infierno de Macías, antes nobles funcionarios,
que se entregaban en cuerpo y alma a un combate mortal. (…). El espectáculo era alucinante al
término de la terrible batalla; duelo cruel que terminaba con miembros amputados y carne
humana por todas partes. En medio de un inmenso charco de sangre se distinguían apenas dos
masas sanguinolentas agonizantes en la oscura noche (Mbomio Bacheng, 1996:81).
Como se puede observar, la prisión es el lugar donde son perpetradas las peores
atrocidades, la maldad alcanza su paroxismo e igual de daño, estudiándolo se percibe el
grado de crueldad de los verdugos y también la anarquía característica de un régimen
maciísta donde inocentes ciudadanos están sacrificados a veces bajo motivos insólitos o
por meros caprichos de los verdugos. Así se les ven matando, torturando moral y
físicamente, obligando a familiares al incesto en fin, lo tienen todo permitido y sin tener
que rendir cuenta a nadie. A estas jaulas entran inocentes procedentes de todas las clases
sociales, designados como subversivos y castigados todos a muerte. De hecho el militar
Mbo opina que la revolución llevada a cabo por el presidente Macías es destructiva
porque favorece el oscurantismo, esto confía al abogado recién llegado de España:
En la Guinea actual todo es al revés, (…) ir limpio es un crimen. Persiguen a todos los que saben
algo, a los maestros, a los pocos guineanos que tienen alguna carrera (…). No te puedo contar la
cantidad de gente que llena las cárceles, ni los tormentos que sufren, ni los asesinatos (…). El
Tigre sólo necesita sangre para alimentarse y todos somos animales para él y su camarilla de
brujos. Y cuanto más destacado, o más sabio, o más valiente, mejor para ellos. Antes te comen‖
(Ndongo Bidyogo, 1997:73).
En esta novela como en EPDN, Macías Nguema viene representado según que
uno es un seguidor o disidente. Para los primeros, él es el Primer nombre sagrado, el
Padre de la revolución, el Mayor héroe, Luchador incansable, General mayor,
Presidente del comité central del PUNT, el Gran camarada, o simplemente Papá Macías.
En cambio, las víctimas lo designan también de modo significativo pues es; un brujo, un
caníbal, el diablo o el tigre. Éstos le culpan como el que concibe la política y define los
contenidos mientras sus esbirros se encargan de su aplicación. Por ejemplo, el dictador
convoca un mitin público en el campo de fútbol para comunicar al pueblo las nuevas
leyes revolucionarias. Entre otras anuncia, la enseñanza política obligatoria en todos los
institutos públicos y ordena el cierre de los centros privados. Las ramas del nuevo
programa político revolucionaria son el racismo, el apartheid, el colonialismo, el
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garantizar mayor impacto de lo ocurrido, uno de los miliciano advierte a los paseantes:
―‖ así se trata a los subversivos que conspiran contra la sabia política revolucionaria de
papa Mesie (…), a éstos no les quedarán más ganas de hacer reuniones clandestinas
(Ndongo Bidyogo, 1997:113). A estos cuantos casos se suma un número considerable
de daños imputados a los verdugos que encabezan la represión en nombre de la
revolución. En los pueblos como testifica el padre del abogado, los aldeanos necesitan
una solicitud firmada por una autoridad para abastecerse en jabón o petróleo, muchos no
lo consiguen, además está prohibido tener cien bikuele. Pero es en el pueblo annobonés
San Antonio de Palé donde culmina la barbarie de los milicianos. En este pueblo aislado
donde se quejan los habitantes de la escasez de productos de primera necesidad, y
expresan la necesidad de médicos y maestros, los milicianos de visita en la isla aprecian
la conducta de los annoboneses como una afrenta a la revolución. La dureza del castigo
infligido a los annoboneses evidencia el grado del enfado de los enviados del poder,
tardan cinco días para lograr el destrozo completo del pueblo; entre otros actos de furia,
matan a todas las cabras y gallinas, rompen todos los cayucos y queman las redes con el
pretexto de impedir huidas y también aniquilar la principal fuente de supervivencia de
los annoboneses. Luego se atacan a los humanos, asesinando salvajemente a los jóvenes
discordantes a los que sacan las tripas y, conjuntamente se encargan de agredir a todas
las mujeres obligando los mayores o padres a presenciar la tétrica escena. Años después,
uno de ellos cuenta entusiasmado la extraordinaria proeza annobonesa al padre del
abogado, una astucia que advierte de las represalias a las que se exponen los que
incumplen con las obligaciones de la revolución:
Nos metimos en sus casuchas y empezamos a sacar a las chicas, y qué mozas más bravas, papá, y
allí mismo nos las tiramos delante de sus narices en el patio del poblado a la luz de la luna, yo
solito desvirgué a cinco esa sola noche, pero hubo otros que me ganaron, (…), seguro que
Annobón estará ya plagada ahora de niños fang. (…), y así durante cinco días, unos días de puta
madre, no dejamos ni una sola virgen. Y hubo gente que hasta con niñitas de ocho años, pero a
mí no me gustan las mujeres que aún no tienen lo que tienen que tener, y me conformé con las ya
desarrolladitas, eso sí, tiernas, muy tiernecitas, verdad papá es un placer especial desvirgar a una
mujer, no hay nada mejor en el mundo (Ndongo Bidyogo, 1997:202-203).
novela de Donato Ndongo (1997) como hemos visto permite recoger aún más dañados
de la tiranía. Del mismo modo, el impacto de la política revolucionaria no se recoge en
los únicos seres vivientes, el estado de algunos espacios en los pueblos y ciudades es
también significativo.
Ubicado en la planta baja de un antiguo edificio céntrico sin agua en los lavabos ni instalación de
aire acondicionado. (…). El Salón de la justicia, bastante amplio para un auditorio numeroso,
presenta un aspecto vetusto adquirido con el paso del tiempo; ya no tiene cielo raso, éste se ha
ido abajo por la gula de las carcomas y los termes, y algunas de sus paredes ofrecen en algunos
tramos decoraciones hechas por la humedad y el moho. El suelo, polvoriento y con algunas
baldosas ya despegadas y rotas, (…). Los chirriantes asientos de hierro, unidos entre sí mediante
barras de acero sujetadas con enormes tornillos oxidados, dejan un espacio central y dos pasillos
laterales para la circulación de los asistentes (Ncogo, 2006:71-72).
―en una camilla con manchas de barro, pus y sangre producto de las emanaciones de los
enfermos, heridos y cadáveres‖ (Ncogo, 2006:109). Con la muerte del todopoderoso y
arrogante sobrino se da la vulnerabilidad del ser humano en general y en este contexto
en particular, el autor expone política social asoladora donde los verdugos se convierten
a veces en víctimas, pues padecen las consecuencias de su propia desidia.
Además de la ración normal de palizas, a mí me daban otros cien palos suplementarios todas las
mañanas, colgado de la pared por las piernas, cabeza abajo. Le llamaban el balanceo porque con
los golpes dabas vueltas como una peonza. O nos ataban los codos sobre la espalda hasta
juntarlos con la obligación de permanecer de pie, eso era el rombo. O nos emparedaban las
pantorrillas y los tobillos entre dos tablas de madera y luego apretaban con cuerdas. Eso era las
tablillas. O nos ataban las muñecas con grilletes hasta cortar la circulación de la sangre o nos
colgaban del techo por las muñecas. Si morías como consecuencia de cualquiera de estas
torturas, nadie avisaba a tu familia (Leguineche, 1996:183).
Con Florencio esta vez también nos enteramos de que a parte de los castigos
físicos aplicados a los carceleros, existen otros medios vigentes para causar el mayor
daño física y moralmente. Esos tienen que ver con las condiciones extremas en los que
se alojan los prisioneros. Florencio Mba, el ex secretario de la Asamblea General fue
encarcelado por solicitar del presidente el cese de las ejecuciones de masa entre las
populaciones. Él describe su extraordinaria supervivencia dentro de una celda semejante
a un abismo terrestre y extremadamente promiscua:
Mi celda, sin ventanas ni luz, era muy pequeña, uno y medio por dos. En estas dimensiones, sin
ventilación, vivías desnudo, dormías, respirabas, de pie la mayor parte del tiempo con
prohibición de tocar la pared, hacías tus necesidades. Los bichos y los mosquitos se venían sobre
nosotros. (…). En los muros de mi celda los que me precedieron habían escrito sus nombres con
las uñas y en la celda número seis uno de nosotros pudo ver el nombre del candidato de la
presidencia Bonifacio Ondo, escrito con sangre. Los excrementos los arrojabas tú mismo cuando
los guardianes decidían abrirte. A veces no te abrían en tres meses. Si por suerte tenías unas
botas que allí llaman ―Renbud‖ te cagabas en ellas porque todo el suelo estaba ya lleno de orina
y mierda (Leguineche, 1996:183-184).
con exactitud el balance general del país tal y como lo deja Macías. Precisamente las
informaciones sobre el terreno dan cuenta de las ejecuciones colectivas llevadas a cabo
fuera como dentro de las prisiones. Los homicidios cometidos dentro de la prisión de
Blavish designan a los principales verdugos que son el capitán Teodoro Obiang
Nguema, el mando de la cárcel en sargento Ondo Ela, el vicepresidente Bonifacio
Nguema Esono y el teniente de la policía Carmelo Bicó. Es el grupo que ha liderado los
interrogatorios y ejecuciones nocturnas de los presos, en sargento Ondo Ela es además
acusado de antropofagia. El caso señalado de la cárcel modelo de Bata suma nuevos
métodos de extrema crueldad y con casos concretos. Es lo que se puede apreciar en el
testimonio de uno de los recién excarcelados: ―Descuartizamientos, fusilamientos
masivos, defenestraciones, apaleamientos, lapidaciones y ejecuciones públicas en la
plaza del reloj de Bata al son de la melodía de moda. Agustín Añeso fue ministro del
gobierno autónomo. Le arrancaron los ojos, le castraron y tras cortarle las manos le
arrojaron a la que fue la avenida Mola. Después le seccionaron la yugular con un
machete de chapeos‖ (Leguineche, 1996:184-185). Como se puede contemplar la
eliminación física es corriente entre la población carcelera pero en un estilo propio que
no sólo causa la muerte pero también destruye los restos humanos, esto corresponde al
método llamado ―Corpus‖. Su celebración es corriente y su descripción detallada pone
conjuntamente en acción los principales cuerpos implicados en los crímenes contra la
población carcelera en todo el país. Un testigo retrata el horroroso espectáculo:
Ésta macabra, formada por una cuerda de presos, se dirigía entre el restallar de los látigos de los
guardianes hacia un terreno pantanoso situado a cinco kilómetros de Bata. «Les obligaban a
cavar una fosa profunda de casi dos metros y llenarla del fango podrido del pantano (…). Luego
la Guardia Nacional arrojó a los prisioneros a culatazos de máuser al interior de la fosa. Se
trataba de una ejecución pública por lo cual había alrededor de aquel escenario cientos de
personas observando meticulosamente todos y cada uno de los movimiento de los presos. La
milicia popular cogió palas, picos y mazas y comenzó en ese momento el más tétrico espectáculo
que he visto en mi vida. (…). Cuando alguno de ellos intentaba respirar, Las Juventudes en
Marcha con Macías golpeaban con sus picos o sus palas aquellas amorfas figuras humanas
rebozadas en fango de sangre. (…). Luego serían pasto de los animales o de los insectos»
(Leguineche, 1996:185-186).
Aquí mismo- dijo el sargento-hace cuatro días mató a cuarenta militares que se negaron a
seguirle en su contraofensiva sobre Bata. El nuevo palacio tenía vistas sobre este barracón de la
muerte. Alrededor, la tierra sobre las tumbas era reciente. (…). Nadie comía el pescado de este
rio, dicen que los peces sabían a hombre. (…). Exhibieron algunos instrumentos de tortura, la
porra, un garfio de cortar cacao, un machete de finísima hoja para seccionar miembros sensibles
del cuerpo humano. El interior del barracón, de bidones soldados, era un horno de treinta por seis
donde muchos de los prisioneros murieron por torrefacción (Leguineche, 1996:278-279).
Algunos testimonios recogidos por los reporteros permiten ver cómo muchos
otros guineanos han vivido los once años de terror del régimen de fuerza. Entre otros
están Luciano Ndongo apodado ―el loco‖, la joven alumna Edelvina o también mama
Conchita una operadora de telecomunicación.
por tener trastornadas sus facultades mentales, sino por ser un hombre libre pero sin
presente ni futuro y con un pasado horroroso que le consume todavía. En un estilo
burlesco típico, Luciano aprovecha los focos de los periodistas para desahogarse, el loco
cuenta a los visitantes las realidades del régimen anterior, las exacciones de los esbirros
del gobierno o los anhelos de glorificación del dictador. Pues Luciano es un tipo
corriente que representa a todos aquellos a los que la dictadura ha estropeado física,
social y moralmente. Luciano Ndongo recuerda aquel guineano trovador de la epopeya
fang quien conoció la fama durante la colonización pero que las pesadillas vividas en la
dictadura maciísta redujeron en un pordiosero. Recuerda a Lorenzo Bisissi, un famoso
artista guineano convertido en vagabundo errante por las calles de Malabo tras su
excarcelación, ha encontrado en la ebriedad permanente una forma de evadirse de los
daños de la misma dictadura maciísta. Como Luciano, Lorenzo Bisissi es la memoria
del pasado a saber, un típico perjudicado construido por López Hidalgo en La casa de la
palabra (1994), para marcar la represión policial y militar de la dictadura perpetrada
también contra los artistas. Como señala: ―han dejado a un músico ingenioso convertido
en un bufón despojado y cobarde. Pero, como compensación, ahora la autoridad ya no
se fija en él, nadie creería que en una época ingrata sus canciones pudieron representar
un estorbo para la gente de la rapiña‖ (López Hidalgo, 1994:123). El trovador Lorenzo
Bisissi forma parte de los ciudadanos que pasaron de la gloria a la miseria, y como los
artistas señala el autor, hubo otros tantos perseguidos con fortunas diversas entre otros:
―Poetas refugiados en el oficio y el silencio obstinados de los pescadores, filósofos
recluidos en recónditas fincas de montaña, sacerdotes que cambiaron su homilía
ardiente por un exilio sumiso, claudicante. Al resto-infortunado y orgulloso – los vio
pasar en la cárcel‖ (López Hidalgo, 1994:124). Para Hidalgo el régimen maciísta es la
mediocridad que se impuso a todos, y las víctimas fueron aquellos que por despiste o
cualquier otro motivo no llegaron a ponerse a salvo o que no renunciaron a sus
verdaderos oficios. Una vez más la cárcel protagoniza el relato siendo el mayor aparato
represivo utilizado por el maciísmo para destruir o callar alguna voz discordante.
Asimismo como Luciano y los demás excarcelados de La tribu, el narrador de La casa
de la palabra reseña la experiencia carcelera de Bisissi y sus consecuencias:
Los oyó también gritar cuando recibían la paliza definitiva en un calabozo oscuro e insalubre
como los demás, y recogió las últimas palabras de algunos de ellos antes de que los fusilaran
contra el paredón del patio y arrojasen sus cadáveres a los tiburones de la bahía. En los primeros
meses de libertad estuvo bebiendo para celebrar el valor de los ausentes, luego se ocupó de
lamentar con vino de palma su condición de lisiado, y finalmente se entregó a la ebriedad
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interminable para restañar heridas, o para soportarse a sí mismo, o para callarse las palabras
sinceras que le venían a la imaginación con un ritmo antiguo e insistente. El pasado era su peor
habitación, porque se encontraba llena de fantasmas y de posibilidades truncadas (López
Hidalgo, 1994:124).
Como estos adultos, La tribu suma la voz de aquella juventud guineana, como
ella también se vio afectada y como entró a formar parte de las víctimas. El ejemplo
más impactante señala el perfil de Edelvina, delante de los reporteros esta adolescente
reproduce oralmente y sin fallo de memoria varios discursos políticos del dictador. Es
que en la dictadura maciísta, los discursos políticos de Macías Nguema así como sus
teorías antiimperialistas preponderan las asignaturas escolares. A parte de ella se puede
señalar también a las demás alumnas víctimas de agresiones sexuales de parte de los
milicianos y como ellas, las monjas españolas que dirigen el colegio en el que asisten
estas adolescentes. Esto es el testimonio de una de las misioneras ante los periodistas y
que aprovecha también el inesperado auditorio para desenmascarar demás exacciones
padecidas igualmente por otras mujeres guineanas:
Nos quitaron las tocas y los hábitos-le conto sor Inés de la Cruz-, y nos trasladaron casi desnudas
a los campos de trabajos forzados. Los milicianos saquearon varias veces el convento y de vez en
cuando volvían para llevarnos a chapear. Allí nos levantaban los hábitos o nos dejaban desnudas
en medio del campo. Nos violaron varias veces lo mismo que a las alumnas que estudiaron en
nuestro colegio. Las emborrachaban de coñac y las forzaban. Niñas de doce y catorce años.
Decían que estábamos ―descontentas‖ (…). Los guardianes y los milicianos perseguían por los
bosques a las mujeres y las niñas y abusaban de ellas (Leguineche, 1996:186).
Entre las mujeres caben otras dañadas, las telefonistas que diariamente atienden
las comunicaciones de los miembros de la tribu. Mamá Conchita es una de ellas, para el
narrador su vida y la de las agentes del Estado es un ejercicio cotidiano de
supervivencia. Trabajan en condiciones realmente difíciles con un material obsoleto, y
como los demás funcionarios, llevan varios meses sin ningún pago mensual. Conchita
como otros ex prisioneros vive todavía atormentada por los recuerdos indelebles de esta
mala experiencia. Como todos los guineanos ella y sus compañeras viven aterrorizadas
porque pendientes de la detención del dictador fugitivo en el bosque.
las víctimas, el maciísmo visto por Leguineche no obedece a ningún enfoque ni lógico
ni racional, es el caos absoluto. En La tribu, el dictador utiliza a los ministros como
colaboradores directos pero también los impone los trabajos manuales forzados en sus
ratos de ira. En la novela de Mbomio Bacheng, los militares son todos adictos al poder
pero en La tribu, Leguineche apunta el setenta por ciento de los colaboradores entre las
víctimas mortales, prueba de ello, los militares supuestos esbirros al final se colocan en
los dos campos contendientes, enfrentados en combates para deponer al dictador.
¿Y si esto fuera el edén, el paraíso terrenal? – se preguntó en voz alta–, No hay televisión, no hay
refrescos artificiales, no hay periódicos ni tarjetas postales, no hay libros, no hay revistas, no hay
partidos políticos, ni teletipos, ni conspiraciones de pasillos, ni oficinas de relaciones públicas, ni
coches, ni decibelios, ni reyes ni vasallos, ni mendigos ni calmantes, ni metafísica ni meta
química, un país sin inhibiciones, ni bingo ni descanto. ¿Y si a pesar de todo fueran más felices
que nosotros? (Leguineche, 1996:61).
En La tribu, las víctimas mortales del maciísmo difieren de una fuente a otra. El
fiscal comunica durante el juicio de Macías y seis de sus colaboradores, el número de
441 asesinatos. En cambio, según la evaluación de una organización guineana
reconocida por la ONU, tras siete años de reinado, se recogió 490 víctimas humanas.
Otra fuente es el periódico francés quien dedica un artículo al balance de la dictadura y
su principal autor en estas palabras: ―Dos títulos de gloria quedarán para siempre
vinculados a su nombre». En primer lugar, haber resuelto de manera radical el problema
de exceso de población de su país, exiliando o ejecutando a quienes le disgustaban, o
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Tenemos el deber de comunicarle, señor periodista, que este pueblo ha sido robado por todos,
desde «el Tigre» hasta los rusos. Somos muy desgraciados. A los chinos y a los rusos no los
comprendemos, no hablan como nosotros, tienen idioma raro. No nos enseñaron nada, sino
chicharro podrido, aunque si vestimos algo es por los chinos. (…). Ellos traernos camisas,
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calzoncillos, linternas, peines y otras cositas. Pero lo más pero de aquí es el demonio ruso, por
favor el ruso, ¡ay! el demonio, diablo ruso… (…). Aunque más pobres nos encontramos, ya no
somos productores del PUNT. Se acabó. El vampiro se escapó (Leguineche, 1996:42).
también el fracaso del régimen maciísta a sus orígenes étnicos, es decir, que como un
auténtico fang, a Macías le importaba ser cada vez más poderoso y rico que cumplir con
las expectativas o interés del pueblo. Este argumento viene respaldado a lo largo del
relato donde despunta constante el contraste entre la miseria generalizada y la opulencia
en la que vive el dictador. Asimismo se le atribuye una inmobiliaria impresionante, por
ejemplo, tiene un palacio en Malabo la capital, otro en Mongomo y en la ciudad de Bata
posee dos palacios y uno provisto de sanitarios de oro y muebles Luis XIV. El quinto
palacio ubicado en su pueblo natal Nsangayong es una reproducción en miniatura del
Versalles francés. La tribu que lo explora subraya la ostentación y el derroche de los
recursos nacionales que ello supone, incluso los guardias del lugar los informan de otro
proyecto abortado del dictador, su deposición surge cuando se preparaba a construir en
su pueblo un hotel y un aeropuerto impresionantes por los que ya se jactaba: ―sería una
admiración del mundo‖ (274). Para los reporteros presentes, el contenido de este palacio
prueba también la alienación que se le atribuye.
Otra imagen sacada de la exploración del palacio marca la obsesión del dictador
por su seguridad personal, de hecho revelan los guardias que tiene una guardia personal
de ciento cincuenta y cinco hombres sobre un ejército de dos mil hombres. Los
desaciertos expuestos en esta novela comprueban los resultados adversos producidos
por un mando egocéntrico aferrado a su bienestar propio y pasándose de los sueños
rotos que el pueblo se había construido a la víspera de la independencia. Macías anhela
el enriquecimiento y el poder absoluto, además, protege su fortuna y su persona, tanto
que vale la máxima firmeza para mantenerse a sí mismo y su patrimonio fuera de
alcance de cualquier atentado. Por haberse construido un mundo personal realmente
extraño en esta república, sus acciones son vistas por el resto de la población como
marca del delirio. Un intento más por desentrañar el personaje Macías Nguema La tribu
reúne algunos disparates de este dictador, y que enfatizan una vez más su incompetencia
a dirigir el país: ―Su Excelencia había conquistado el poder en Guinea, pero no supo qué
hacer con él, lo ahogó en grajeas. Era un drogadicto‖ (Leguineche, 1996:271). La
inhabilidad del dictador no deriva sólo de su falta de experiencia, Leguineche la
argumenta también consecuente de un estado de salud particularmente deficiente, esto
es lo que revela la inspección minuciosa del palacio de Nsangayong, allí la tribu
descubre un hombre física y mentalmente desequilibrado:
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Eran los comprimidos, que con sus nombres equivalentes, tabletas, grajeas, píldoras, pastillas,
hallaron desparramadas desde el salpicadero del Mercedes negro con la matrícula presidencial
parado a las puertas, hasta el interior del palacio. Pero en la rebotica aparecieron cientos de kilos
de medicinas de todas las etiquetas y todas las procedencias. Era un monumento a la farmacopea.
–Era un enfermo, un pobre enfermo aprensivo, un maníaco de las pastillas (Leguineche,
1996:271).
Como verán, estudiar las víctimas del maciísmo supone también el rastreo del
personaje de dictador Macías. Y como Leguineche, otros extranjeros han dedicado
relatos de su imaginación al régimen maciísta. En este sentido, caben fuentes donde el
personaje Macías a menudo es asociado a la maldad y a lo místico como medios
disuasivos. En su novela poscolonial Los perros de la guerra (1975), Frederick Forsyth
también se ha interesado por la relación entre Macías, su el poder y el pueblo guineano.
Aquí Macías Nguema es Jean Kimba, Guinea Ecuatorial es Zangaro y la capital del país
Clarence. Forsyth coincide con Leguineche pintando un presidente guineano despiadado
dictador poniendo hincapié en y místico:
El presidente. O, mejor dicho el dictador – (…). Yo no diría duro, señor. Sólo loco de remate. Un
megalómano furioso y, probablemente, paranoico. Gobierna completamente solo, rodeado de
una pequeña camarilla de aduladores políticos. Si alguno se descarría o despierta de algún modo
sus sospechas, va a parar a una celda del antiguo cuartel de la Policía colonial. Según rumores,
Kimba asiste personalmente a las sesiones de tortura. Lo cierto es que nadie sale vivo de allí.
(…). Dice a su pueblo que lo guían voces divinas. Declara que habla con Dios. Así lo afirma,
(…). A veces pienso que fue un error hablarles de Dios a los africanos. Ahora la mayoría de sus
líderes parecen estar a partir un piñón con Él. A parte de esto, gobierna por medio de una especie
de temor hipnótico. La gente cree que posee un poder mágico, de vudú, de hechicería, o algo por
el estilo. Su persona les inspira un terror pánico (Forsyth, 1974:54-55).
Como se puede notar, Jean Kimba o Macías una vez más aparece como un
hombre desalmado egoísta que utiliza la opresión y la disuasión para aplastar el pueblo
y proteger su poder contra vientos y marreas. Esta situación genera un alboroto
generalizado que aúna la confusión y la conmoción constantes: ―Es un país donde reina
desorden espantoso y que parece volver a la Edad Media desde que consiguió la
independencia hace cinco años. (…). Es un ejemplo clásico del hecho de que la mayoría
de las Repúblicas africanas actuales han exaltado al poder a grupos que ni siquiera
servirían para dirigir un depósito de basura. Naturalmente es el pueblo el que paga el
pato‖ (Forsyth, 1975:54). El novelista echa la culpa del descalabro a todos los
ciudadanos guineanos, si bien, él apunta igualmente la ignorancia en un momento
decisivo de su historia: ―Ya sabes usted que estaban muy atrasados. La mayoría de ellos
ignoraban lo que era una votación. Ahora no necesitan saberlo‖ (Forsyth, 1975:54).
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golpe expresa su decepción: ―Son los azotes que le he dado yo a Teodoro, Teodoro mi
hijo‖ (267).
¿Cómo identificar la ideología de los nuevos dueños de Guinea Ecuatorial en la marea caqui de
África, su estado militar número veintitrés? (…). La oposición o parte de ella hablaba de revoco
de fachada, de «los mismos perros con distintos collares» (…). La ideología de Teodoro era su
ausencia de ideología, y aunque el tirano alejó a los militares de la política y a la política de los
militares, apoyó siempre a su primo o sobrino Teodoro y lo tuvo a su lado‖ ( Leguineche,
1996:89).
retos de la Guinea libre. Para enfatizar la inquietud, el relato revela por una parte, las
primeras misiones estratégicas confiadas a los más influentes y por otra, un repertorio
heterogéneo de empresarios recién llegados y con vista a establecerse en nuevo el país
pacificado, entre ellos hay hombres de negocios: ―Pero también bajaron en Eldorado los
alegres aventureros, un zahorí, un director de orquesta, un delantero centro en paro en
España, el inventor de un artilugio para convertir el aceite de palma en gasolina, un
misionero adventista del Séptimo Día, un traficante de piedras preciosas venido a menos
y buscado por varios juzgados, un ex legionario transformado en viajante de comercio y
vendedor de coñac murciano‖ (Leguineche, 1996:89). Estos son unos indicios más que
para el autor de La tribu, auspician la contrariedad futura.
Este estudio ha demostrado el afán del autor por denunciar la dureza del régimen
dirigido por Macías Nguema. Además del despliegue militar minuciosamente
organizado por el Consejo Militar Supremo, el desenlace feliz del golpe contra Macías
Nguema es también resultante de una eficaz diplomacia mediante la implicación formal
de varios países extranjeros en todas las etapas y principalmente España. Por lo cual, en
el momento en que los guineanos celebran el inesperado rescate, Manuel Leguineche
saca la memoria achacando la deslealtad de un pueblo constante e incondicionalmente
apoyado por la ex metrópoli. Sus críticas suman las teorías antiimperialistas inscritas
entre los mayores retos del anterior régimen maciísta:
Increíble, pero toda la negritud está con nosotros. (…). Qué inyección de moral para un pueblo
viejo y desilusionado. Deberían hacerles diputados ―honoris causa‖ y pasearlos por el
Parlamento de Madrid para que cantaran las virtudes de la raza. (…). No te fíes de los pueblos -
(…). Los mismos que hoy nos abrazan lapidaban ayer nuestra embajada y se cagaban en nuestros
muertos. Hace unas semanas, en este mismo hotel, en esta misma terraza, muchos de los que hoy
nos sonríen llamaban ―fantoche‖ al Rey y ―estúpido‖ a Suárez. En cuanto les rasquemos un poco
en el cerebro o se tomen unas copas de más, le saldrá el odio africano. Os apuesto a que antes de
un año han apaleado a un español. (…). Guinea sólo se justifica a sí misma con el odio a España
(Leguineche, 1996:45).
pueblos guineanos, por eso los describe mediante los atuendos culturales: ―los mismos
rostros, negros como el tizón (por cierto, ¿sabéis que hay que abrir un diafragma más?),
las mismas trenzas, los mismos amuletos de marfil‖ (25). Una vez más, reaparecen los
paradigmas habituales vinculados con la mujer negra, sobre ella aparecen sobre todo
tópicos degradantes relativos a la sexualidad, su conducta o su condición de hembra en
una sociedad profundamente machista. Leguineche resucita a la mujer rural a la que
incumbe el grueso de las faenas campestres diarias o labores domésticas. Destaca
algunas guineanas madre solteras que en otros tiempos fueron amantes de colonos, y
hoy se encargan solas de la crianza de sus niños mulatos que irónicamente la sociedad
ha bautizado ―bienes abandonados‖ (193). Como Soler, aparecen de nuevo las jóvenes
chicas víctimas de la explotación sexual fomentada por un familiar a cambio de dinero,
por lo que restituye la expresión típicamente colonial: ―mininguear‖, donde la mujer
negra es utilizada por el hombre blanco para divertirse o para desahogarse de los
altibajos personales. Un reportero observa que ellas sirven para: ―disolver en alcohol y
sexo las apreturas y las tensiones del trabajo‖ (Leguineche, 1996:190). Como antes, La
tribu, también define a la mujer guineana codiciando al hombre blanco, a pesar de entre
ambos caben disfunciones que impiden una sexualidad realmente concordante: ―Las
chicas de Malabo, tan dignas y educadas aunque algo marchitas no tenían nada que ver
con las de Duala. – Dicen que en el baile son como derviches y en la cama insípidas, se
amodorran, se amuerman-. (….). Me han dicho también que no les busque el clítoris,
que se lo cortan con una cuchilla. La postura preferida, ya sabéis, la del misionero
(Leguineche, 1996:193-194). Como se puede observar, el autor concibe a las guineanas
desprovistas de requisitos necesarios para complacer satisfactoriamente los anhelos de
la libido del macho blanco. Algunas veces, se dan circunstancias concretas en las que
los reporteros evalúan a las guineanas, eso ocurre con las telefonistas, las encuentran
inmaduras incluso las pintan con señas zoológicas: ―Las operadoras cuyas edades
resultaba difícil calcular, miraban a la tribu recién llegada con un destello de sorpresa,
pero pronto volvieron a sus miradas bovinas, descalificadas y otras a su misantropía.
(…). Se esperaba de aquellas cariñosas sibilas la aprobación o la reprobación. Eran
sinceras, implacables como niños en sus juicios‖ (Leguineche, 1996:108).
Por fin, como Soler, Leguineche saca los males guineanos y los extiende a todos
los negros. Es que a la hora de valorar la situación sociocultural de Guinea Ecuatorial,
no desaprovecha la oportunidad de retratar a los negros africanos mediante los rasgos
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guineanos. Define a África como un lugar de perversión con sus atributos inherentes, un
espacio extraordinario donde la vida adquiere un carácter extremadamente degenerado.
Veamos esas palabras que una vez más transcriben la desestimación de Manuel
Leguineche por los africanos o sus pautas intrínsecas: ―África era el Continente más
parecido a Mariano Zabala, su viva metáfora, caos, alcoholes, sudor, putas, hipérboles,
generosidad, tam-tams, bares, compadreos, taxis anárquicos y una débil, imperceptible
frontera entre la realidad y la ensoñación del alcohol y la hierba, la vida y la ultratumba‖
(Leguineche, 1996:287).
Hay una fuente ofrece particular visibilidad sobre el recorrido desde la Guinea
Española hasta la actualidad es la novela poscolonial de José Antonio López Hidalgo,
La casa de la palabra (1994). En esta novela el autor plasma las tres principales etapas
históricas que son la colonización española, la dictadura maciísta y el régimen actual
dirigido por Obiang Nguema.
numerosos funcionarios coloniales. En su sentido una vez más, los colonos son pintados
cínicos y codiciosos, la mayoría de ellos son ricos y por lo tanto arrogantes, prepotentes
y aficionados a la lujuria. El autor describe la relación entre colonos y colonizados
particularmente desigual y aplastante. Por fin, esta novela contempla también las
relaciones interraciales e interindividuales igualmente demoledoras para las negras.
En realidad, más allá de los aspectos corrientes que expone esta novela, López
Hidalgo abre el debate sobre la valoración de la colonización española en Guinea
Ecuatorial o la descolonización pero sin tomar posición claramente como es habitual.
Esto es lo que transcriben principalmente los dos personajes Carolina y el doctor García
Sáez, la primera es una joven enfermera, descendiente de un ex poderoso colono, ella
está obsesionada por reconstruir sus recuerdos infantiles de la Guinea Española. Ella
reivindica su guineidad al mismo tiempo que expresa su resentimiento hacia los
guineanos. Carolina añora el pasado colonial glorioso que los mandos guineanos se
dedicaron a destruir año tras otro, hasta arrebatarle todo: su padre. Carolina achaca la
soberanía como aquello que ―arrasó los esfuerzos por perdurar de todos los blancos‖
(López Hidalgo, 1994:33). Ella confía su indignación al doctor García Sáez:
Yo no puedo mostrarme tan conciliadora como usted. La independencia me lo quitó todo, hubiera
podido perdonar la rapiña, el miedo, que nos trataran como a extranjeros, cualquier cosa menos
la pérdida de mi padre. (…). A menudo evito la tentación de preguntarme qué hubiera sucedido
con mi vida sin la independencia. Ya no hay remedio. Pero no me diga que, como hija de colono,
tengo que sentirme culpable. Hablar de circunstancias, de accidentes o errores históricos, resulta
muy cómodo. Yo también necesito un responsable. Alguien que me diga a quién debo reprochar
la ausencia de mi padre (López Hidalgo, 1994:45-46).
El autor argumenta el contrario mediante el viejo doctor García Sáez para quien
el proceso de colonización y descolonización español no fue el adecuado, por lo que los
guineanos actuaron en respuesta a la soberbia característica de los antiguos amos
blancos. De hecho el argumento de Carolina encaja como un recurso a favor de la
absolución o sea un ejercicio destinado: ―a restaurar los huecos de una historia contada
para el orgullo personal, triunfante, no para la verdad‖ (López Hidalgo, 1994:47). En
cambio, para el viejo médico la soberanía auguraba un futuro mejor para los antiguos
indígenas, una calidad de vida mejor y que rectificara los sufrimientos padecidos en
nombre de la colonización, no obstante, matiza hallando circunstancias atenuantes a
favor del régimen colonial, por que contesta a su locutora:
Yo deseaba que la independencia acabase con las desgracias de la colonia que ya no podía dar
más de sí. Creía que la vitalidad africana solucionaría muchos problemas que nosotros no
acertábamos a resolver. (…). Pero hubiera podido conseguirse de haber intentado una
descolonización más acertada. Lo hicimos muy mal. (…). Y las consecuencias han sido terribles.
Todavía lo son. Aunque no culpo a los guineanos de tanto horror, de tanto abuso, de la falta de
esperanza. Hay que aceptar la responsabilidad que nos corresponde. Me duele, más que nada, el
olvido. (…). – Encarnar la función de víctima es un recurso fácil, y redime, al parecer, de toda
complicidad. (…). Ni usted ni su padre han sido nunca el centro del mundo. Aunque en
ocasiones sus actos hayan influido demasiado en la existencia de otros hombres (López Hidalgo,
1994:45-47).
Esta es la otra postura según la que los antiguos colonos pagan por sus errores
del pasado. La reflexión de Hidalgo trata de argumentar los errores cometidos por las
dos partes, pero, sobre todo culpa un sistema colonial demoledor y egoísta.
Precisamente su queja recuerda otra que formulaba el gobernador don Juan María
Bonelli y Rubio veinte años antes de la independencia de la colonia, él pone claramente
en duda la voluntad de la metrópoli por construir una futura nación que fuera el orgullo
de España en el futuro. En un informe de los llamados Territorio Españoles del Golfo de
Guinea presentado en 1948, la indignación de este gobernador general le llevo hasta la
dimisión, no sólo redefine cómo debería ser la verdadera misión española en esta
colonia, sino que suenan realmente como una llamada de atención:
¿Se puede así gobernar? ¿Cuál es la misión de España en Guinea? Quizá pueda parecer un poco
rara la pregunta, y fuera de lugar pero no es así, como luego se verá. Para mí, la misión de
España en la Guinea es formar una nación para el mañana. Es locura pensar que Guinea va a ser
eternamente colonia de España; llegará un día, inevitablemente, en que dejará de serlo, para ser
un pueblo más, un país más, una nación más; y nosotros tenemos que enseñar cómo debe
organizarse un Estado, cómo debe gobernarse y empezar la creación de ese Estado para que
cuando llegue ―el día‖, España pueda enseñar con orgullo lo que ha hecho. Es decir que; Guinea
470
es un pedazo de España que sabemos que va a dejar de serlo. España es un Estado ya formado;
Guinea es un Estado que tenemos que formar. Y yo pregunto: ¿debemos formarlo? (1948)
En último instancia, el mayor interés por esta novela reside en que esta es una de
las pocas que describe el régimen de Obiang Nguema. El nuevo régimen guineano es
descrito como la etapa de la decrepitud y de la decadencia, es decir, una continuidad de
la dictadura anterior. A diferencia de La tribu donde se puede apreciar a los actores y
describiendo sus actos, López Hidalgo ha recogido sólo los escombros de la dictadura, a
saber, un panorama decrépito del pasado que todavía se nota durante el régimen de
actual. Una vez más, Carolina y el médico García Sáez son los observadores que
valoran el pasado mediante la descripción de una capital Malabo todavía en ruinas: sin
agua potable, con un alumbrado público deficiente, las calles mal asfaltadas o sus
hoteles en ruinas. El narrador describe asimismo la fisionomía de un barrio malabeño:
―Se adentró en un laberinto de calles iguales en su apariencia sucia y destartalada. Aquí
y allá, entre vertederos, harapos colgados al sol, gallinas y árboles gigantescos y
deformes, surgían bandadas de chiquillos, con el ombligo prominente y la mirada
471
A diferencia del estudio de las obras coloniales, en este caso nos toca contrastar
las dos novelas poscoloniales conjuntamente. Es decir, que en vez de cotejar la ficción
con la realidad histórica por separado, esta vez, vamos a sacar los indicios facilitados
por Joaquín Mbomio y Manuel Leguineche en sus novelas y confrontarlos con las
fuentes históricas o la realidad guineana diaria para finalmente sacar las conclusiones
necesarias. Esto es así porque, como lo podemos averiguar, hasta cierta proporción,
ambos autores están es plena consonancia argumentativa. En plena transición, Mbomio
contempla aspectos más vehementes de la memoria dictatorial y como él, Leguineche
atiende el crepúsculo del dictador, de los perjudicados y del país totalmente asolado.
472
Desde luego, cabe tomar a cuenta, que pese a esta convergencia, los dos
novelistas no van de las mismas armas a la hora de recoger los sueños rotos de algunos
o los destinos fúnebres de otros. Mbomio Bacheng expone su indignación con
moderación, seguramente a causa de la mentalización de la censura vigente entre los
escritores guineanos. En cambio, a la ponderación de Mbomio, Manuel Leguineche
opone el entusiasmo y el ardor en denunciar clara y minuciosamente a los verdugos
guineanos. Muestra de ello es el repertorio de personajes que actúan en su novela, casi
todos son reales y cada uno restituido en su papel o identidad real. Como lo sostiene el
mismo, La tribu es la historia novelada, explica que encontró en la novela un pretexto
válido para contar aquello que Otto James también calificó como el drama de un país.
Esto dicho, cabe señalar que puesto aparte este mérito de valor, una lectura atenta de La
tribu permite aprehender al reportero Leguineche como un observador afectado por el
síndrome poscolonial porque, no escribe sólo para lamentar el drama guineano, sino que
también trata de evidenciar la ineptidud de los guineanos a autogobernarse.
El estudio de la relación entre los antiguos indígenas tal y como reseñada por la
ficción nos lleva a plantear también la problemática de los orígenes o móviles que han
engendrado este clima de extrema vehemencia, inspirando asimismo las dos novelas que
estudiamos. Se trata como decíamos anteriormente de una tensión que pronto ha
segregado a los nuevos ciudadanos entre sometidos y verdugos. Para corresponder y
desarrollar este planteamiento, a continuación salimos de la imaginación para tornarnos
hacia la historia y confrontarla con la ficción tal y como la hemos desarrollado. En otras
palabras, vamos a interrogar los indicios de la imaginación a la luz de la memoria.
todos, de todos repito: los vivos y los muertos, los de fuera y los de dentro, los que
están enterrados y los que no lo han sido aún‖ (Nsue Ela, 1987:48).
comunidad española asentada en Guinea en aquel momento, entre ellos: los doscientos
sesenta guardias civiles mas los funcionarios profesionales e incluso los colonos
empresarios, finqueros o madereros. Donato Ndongo menciona incidentes incesantes
principalmente originados por miembros de esta comunidad española. Entre los más
destacados se dan: las amenazas e intimidaciones de diplomáticos españoles, maltrato
de colonos a sus empleados, en fin una situación tendida entre ambas partes y sobre
todo una desobediencia generalizada de los residentes españoles a las nuevas
autoridades locales y en diversos. Uno de los datos más notables que alienta aún más
un ambiente ya cargado de animosidad es el retiro casi total de todos los fondos del
banco exterior de España, el hecho constatado, investigado y denunciado por el nuevo
presidente. Cabe mencionar estas palabras del ensayista proporcionando una serie de
aclaraciones respecto a la supuesta expulsión de los españoles ordenada por Macías
Nguema en particular y las tensiones hispano guineanas durante los últimos días antes
del fallido golpe del 5 de marzo en general:
Primera, porque no había campaña antiespañola alguna. El presidente y las demás autoridades
del país sólo recomendaban calma a la población; segunda, porque tampoco existían ―bandas
juveniles‖, ya que las ―Juventudes en Marcha con Macías‖ aún no tenían ninguna autoridad
institucional reconocida ni habían cometido aún ningún atropello. Eso llegaría después. No hubo
ni un solo incidente desagradable ni se persiguió a ningún blanco, precisamente por la
responsabilidad de las autoridades guineanas, que hicieron comprender a la población que
cualquier atentado contra la integridad física de un blanco podía dar origen a una invasión del
país (Ndongo Bidyogo, 1977:160).
las campanas de la frágil economía e incluso golpea otros sectores claves como son la
sanidad, la educación o la religión.
presidente sin ideología política pero más preocupado por la seguridad, unidad nacional
y el funcionamiento de un Estado absolutamente desprovisto. Lo reseña como sigue:
Según Ndongo Bidyogo, ya desde 1970, las contrariedades de todo tipo agotan
el ánimo del presidente. Las más sobresalientes tienen que ver con una economía
carente de profesionales nativos para mejorar los rendimientos y reducir la dependencia
económica del país, o la necesidad cierto crecimiento mediante una planificación
adecuada de las exportaciones. También inciden las promesas incumplidas de parte de
la ex metrópoli o la campaña de difamación emprendida contra el presidente. Pues las
miras de desarrollo y de estabilidad social se desmoronan empezando por el mando:
―Pero tantas dificultades empezaron a hacer mella en el ánimo de presidente, sobre todo
cuando las soluciones que le brindaban las más diversas fuentes eran tan
contradictorias‖ (Ndongo Bidyogo, 1977:185). La acumulación sucesiva de obstáculos
insuperables o la insolidaridad entre influyentes actores políticos nacionales marcan el
comienzo del declive de la historia. Paulatinamente, el presidente va incorporando
unilateralmente cambios sustanciales cuyas consecuencias han inspirado a Leguineche y
Mbomio Bacheng. Entre otras novedades se dan la abolición de todos los partidos
existentes y la creación en 1970 del partido único el PUNT101 con adhesión obligatoria.
La creación la milicia juvenil denominada la ―Organización de la Juventud en Marcha
con Macías‖, que acoge a los nativos de los siete hasta los treinta años. La suspensión
101
Creado el 12 de febrero en ocasión de un Consejo de Ministros celebrado en la ciudad de Niefang, el
artículo primero estipula la adhesión obligatoria de todos los guineanos al partido de por vida. Según
afirma Donato Ndongo, el estatuto del partido único fue redactado por el potente colaborador del
presidente, el abogado madrileño García Trevijano. Aquel estatuto define el PUNT como ―un arma eficaz
de promoción política, económica y social, fundado sobre la acción de las masas, fuente inagotable del
desarrollo nacional, convencidos de la responsabilidad que nos impuso la vía democrática que libremente
hemos escogido en consideración a nuestras peculiaridades nacionales. Sobre la base de nuestra fe en la
unidad de la República de Guinea Ecuatorial, el PUNT se orienta a la acción integradora de todos sus
hijos y sus caracteres diferenciales bajo una sola Bandera y en torno a un Gobierno y su Presidente, en un
destino histórico nacional. El PUNT entiende que gracias a la independencia debe operarse un cambio
radical en la sociedad guineana, extirpando en consecuencia las practicas irracionales y todo anhelo de
explotación del hombre por el hombre, manteniendo de un modo permanente la soberanía e integridad
territorial‖ (Ndongo Bidyogo, 1977:187-188).
478
Era evidente que el poder se le escapaba peligrosamente de las manos al presidente, para ser
recogida por una camarilla temerosa y desunida, tan ambiciosa como inoperante, que a su vez
estaba a la merced de las ―Juventudes‖, únicos amos del país. Pero una milicia juvenil
desorganizada, sin jefes y sin objetivos claros y determinados, que era completamente libre de
hacer lo que quisiera, incluso abofetear a los ministros y a las altas jerarquías del Estado, y,
desde luego, para saquear, asesinar y atemorizar a la población, no era la máxima garantía que
estaba buscando el país para asegurar un desarrollo armónico y no comprometido (Ndongo
Bidyogo, 1977:191).
102
Al recorrer el texto de la Constitución de 1973 igual que otros, casos que sustentan esta incoherencia
perceptible son múltiples, por ejemplo, el artículo 36 estipula que: La correspondencia es inviolable. Sólo
puede ocuparse, abrirse y examinarse en los casos que prevea la ley‖ (Ndongo Bidyogo, 1977:237). Pues
numerosas fuentes al ejemplo de Justo Bolekia (2003:130), atestiguan de la violación sistemática de la
correspondencia privada durante el régimen, lo mismo vale la regulación estatal de las libertades de
prensa contenida en el artículo 33. La mayor incongruencia proviene de los artículos 44 y 49, el primero
479
La ley del silencio impuesta a la Prensa española fue una estrategia para salvar a Macías Nguema
y evitar que cayera en desgracia. (…). España seguía manteniendo acuerdos de cooperación con
el régimen dictatorial de Guinea Ecuatorial, como los firmados en mayo de 1971, en mayo de
1973 y posteriores. (…). Los miles de millones de pesetas que recibió el presidente
guineoecuatoriano por estos acuerdos le permitían seguir cometiendo sus barbaridades con la
población. Hemos de decir que existía un especial interés por parte de España, por no provocar a
Macías Nguema. (…). Eso explica que la compañía estatal Iberia no interrumpiera sus vuelos
semanales al país para aprovisionar de víveres al presidente Macías Nguema, mientras el
población vivía sumida en un estado de miedo y terror (Bolekia, 2003:127-136).
fija los criterios de elegibilidad en el puesto de presidente de la República mientras el segundo establece a
Macías Nguema como presidente Vitalicio, supuestamente por la voluntad y reconocimiento del pueblo.
480
Albert Memmi destaca tres males más sobresalientes en los nuevos Estados:
la miseria, la corrupción o la violencia. Exactamente como en el caso guineano,
Memmi se explaya sobre algunas causas, manifestaciones o corolarios sobresalientes
de estos padecimientos dominantes. En lo que atañe a las causas, designa
fundamentalmente los mandos y la gestión que hicieron de los Estados a su cargo. Él
define los mandos africanos particularmente autócratas, son unos ―potentados‖,
déspotas que gozan del poder de forma absoluta a expensas de los intereses de las
poblaciones. Por eso afirma sin ambages que son ellos los principales responsables de
la triste imagen que exhiben los países recientemente descolonizados: ―Le malheur
actuel des populations du tiers-monde ne provenait plus seulement de l‘action
continuée des anciens colonisateurs, d‘un néocolonialisme, mais principalement des
nouveau dirigeants, donc je dénonçais la corruption et la tyrannie, lesquelles
entretenaient une pauvreté paradoxale, même dans les pays riches, la stagnation des
mœurs et l‘immigration de masses‖ (Memmi, 2004:170).
482
1977:84-85). Esas líneas hacen de Macías Nguema un hombre atípico, astuto y con
especial habilidad en el juego político.
aquí ahora, eso es lo que pasa (Mbomio Bacheng, 1998:49). Macías se considera el
salvador y por lo cual, los guineanos le deben total devoción. En realidad, la
autopromoción parece ser un rasgo notable de la personalidad de Macías Nguema,
como persona o jefe, extractos del ensayo de Obiang Nguema (1985) proporcionan
diversos datos al respecto. Macías por delegación utiliza el partido el PUNT para
introducir el culto de su personalidad como asignatura fundamental en la enseñanza
pública: ―Con el desarrollo de la organización del PUN, la enseñanza y la cultura van
decayendo gravemente; niños, hombres y mujeres, únicamente aprenden a recitar de
memoria los eslóganes del PUN, las cunas revolucionarias, las vivas de alabanza y
exaltación al presidente del partido, las condenas contra el colonialismo, el
neocolonialismo, el imperialismo y demás. (Obiang Nguema, 1985:60). A esto se
refería Leguineche para crear a algunos de sus personajes como Luciano ―el loco‖ o la
adolescente Edelvina. El afán de aumentar su influencia en el seno de la sociedad
guineana ha alcanzado la máxima importancia para Macías ya desde los primeros años
de su mandato, asimismo rebautizó la isla de Fernando Poo como isla de Macías
Nguema Biyogo (Ndongo Bidyogo, 1977:234). Desde luego, el máximo símbolo de
este rasgo característico se da en 1972 cuando él se asegura una permanencia al mando
de la república, como señala una vez más Obiang Nguema: ―1972, el partido llega a
adquirir una importancia extraordinaria, se celebra el segundo aniversario de su
fundación y se convoca un congreso extraordinario en Bata, ocasión que aprovecha
Macías para hacerse proclamar, en las conclusiones finales del mismo, «presidente
vitalicio de la República»‖ (Obiang Nguema, 1985:60). También es muy significativo
el sinfín de títulos que acompañan al apellido del presidente, así como subraya el
ensayista, tras modificar la ley fundamental en 1968, Obiang interpreta esta sucesión
de hechos como un giro decisivo en la conducta de Macías hacia la tiranía:
Cuando deroga arbitrariamente, sin ningún plebiscito previo, varios e importantes artículos de la
Constitución de la Independencia, y sanciona la disposición oficial, para asegurar el poder
absoluto y totalitario, de suspensión de la Constitución de 1968, erigido en presidente vitalicio,
general mayor de los ejércitos nacionales, padre fundador del Estado guineano, gran maestro en
enseñanza popular, arte y cultura tradicional, líder de acero y único milagro de Guinea
Ecuatorial (Obiang Nguema, 1985:63).
Como vemos, el empeño del presidente Macías Nguema por ser el centro de
atención de todo el pueblo, con todos los guineanos atentos a sus exigencias y sumisos,
se aparenta a un delirio contagioso. Es un recurso propio para aferrarse al poder y
ascenderse a una categoría de importancia sobrenatural, asimismo es como Macías
Nguema ha llegado a alterar el funcionamiento de algunas instituciones nacionales
básicas como es la educación, en provecho personal. Esto es un indicio de la destrucción
corolario de generaciones de jóvenes tal y como indica Leguineche mediante la joven
alumna Edelvina.
Artículo 49: «El pueblo guineano, en reconocimiento a las altas virtudes y excelsas realizaciones
en beneficio de la patria, proclama Presidente vitalicio de la República al Honorable y Gran
Camarada don Francisco Macías Nguema Biyogo y, en consecuencia ratifica la Histórica
486
declaración del segundo Congreso del Partido Único Nacional de Trabajadores celebrado en
Bata el 14 de julio de 1972» (Ndongo Bidyogo, 1977:237).
Ainsi, comme chez les marionnettes, le potentat se croira libre de ses mouvements, sinon
invulnérable et éternel. Du reste, en attendant sa lointaine succession, il utilisera tous les moyens,
légaux et illégaux, pour mettre son pouvoir à l‘abri, en éliminant ses pâles concurrents, s‘ils
osent se manifester. (…). Qui mieux que l‘armée en effet, organisme hiérarchisé et discipliné,
obéissant par nature, éduqué à la soumission sans discuter, et à commander, pourrait fournir
l‘outil le plus efficace pour conforter un régime despotique. (…). Le tyran a besoin de l‘armée
pour subsister, l‘armée n‘a pas besoin du tyran. Les militaires sont en outre des spécialistes de la
force, la guerre est leur raison d‘être; dans un monde de violence, ils sont les plus aptes à
s‘imposer (Memmi, 2004:29-33).
dañina para los guineanos. Según señala Rafael Fernández (1976:377), en 1972, durante
el congreso del PUNT, se disolvió la O.J.G.E (La Organización Juvenil de la Guinea
Ecuatorial), para sustituirla por ―La Juventud en Marcha con Macías‖. Donato Ndongo
(1977:188) indica su adhesión obligatoria desde los siete hasta los treinta años de edad,
mientras los menores a quince años forman ―La Juventud Hormiga‖. Este organismo se
convertirá pronto en un cuerpo para militar particularmente adiestrado para la represión
desenfrenada e indiscriminada, que subraya Bolekia Boleká (2003:136): ―Los agentes
del régimen Juventud y Milicia adquirieron más poder que los mismos militares, y
practicaron una política de exclusión, reclusión y exterminio de los líderes políticos
ambös, bubis, fang, ndowé y kriós inicialmente contrarios a Macías Nguema‖. Obiang
Nguema (1985:48), enfatiza estos grupos como instrumentos de terror: ―Milicia Popular
Revolucionaria en Marcha con Macías‖ que: ―se consagra en el terror de la República
durante varios años, en una carrera sanguinaria sin precedentes, de violaciones de los
derechos de las personas y de vandalismos sin escrúpulos‖. Posteriormente, el mismo
describe la brutalidad características de los diferentes órganos de represión a veces
conjuntamente y a veces enfrentados:
Al cabo de once años de terror, resulta difícil saber si Macías y los suyos habían
planeado realmente el horror que les cayó encima a los guineanos o si fue el resultado
de un descontrol de la situación en un momento decisivo de la historia. Pero tocaba ya
hacer el balance, porque en este contexto, el ensañamiento se acompaña de una serie de
prohibiciones que atentan seriamente las libertades fundamentales de los ciudadanos,
individuales y colectivas. Al respecto, Bolekia Boleká (2003:129) propone un repertorio
exhaustivo: la supresión de la libertad de culto o de religión, la obligación de presentar
488
incompetencias propias. Asimismo echan la culpa de los males existentes a los demás y
principalmente a las ex potencias colonizadoras. Efectivamente, la trama maciísta puso
particular empeño a hallar en España el culpable eterno de todas las desgracias
guineanas, antes y después de la colonización: ―Le potentat s‘évertuera à convaincre ses
concitoyens que les causes de leur malheur seraient imputables aux autres, non à sa
propre gabegie, à l‘incohérence économique et au désordre administratif, à leur propre
carence. S‘il atteint son but, le bénéfice sera double: Les souffrances du décolonisé
n‘étant que le résultat persistant de la domination étrangère, le décolonisé est
déculpabilisé et le tyran est acquitté‖ (Memmi, 2004:35).
103
En La aproximación a la historia de Guinea Ecuatorial del profesor Justo Bolekia (2003), se halla un
repertorio exhaustivo de los cambios fundamentales operados en la ocasión, o también se puede consultar
la lista de los guineanos caídos bajo la dictadura maciísta.
490
aquel suceso en julio de 1973 siempre por ley constitucional y también subraya su
carácter erróneo.
El régimen aprovechó el tercer congreso de su Partido Único Nacional, en julio de 1973, para
proceder a un riguroso cambio toponímico a imitación del entonces militar presidente Mobutu
Sese Seko, del Congo- Kinshasa. (…). Este cambio integral de la sociedad afectó también a su
promotor, pasando a denominarse Nguema Mesié me Nguema Bidyogo Ñegue Ndong, y
obligando a todos los Guineoecuatorianos a adoptar un antropónimo africano. (…). Esta
autenticidad fingida sirvió para imponer a la población un integrismo vertical en sentido
sociocultural (…), así como una vuelta a las costumbres tradicionales precoloniales (Bolekia
Boleká, 2003:134-135).
Estas líneas recuerdan a otro déspota africano, Mobutu Sese Seko que tras
eliminar a los potenciales adversarios políticos instauró igualmente en Congo un
régimen dictatorial represivo y regresivo bautizado bajo el mismo lema de la
revolución. Aquel potentado Mobutu destacó particularmente por sus amistades con los
mandos más potentes del mundo, sus discursos virulentos antiimperialistas y un modo
de vida extremamente ostentoso entre la mayoría de pobres congoleños.
población. Este retrato del mando poscolonial coincide efectivamente con muchos
casos y desde luego el guineano. Es posible si examinamos la construcción del
personaje Macías Nguema, un generalísimo aficionado del culto de la personalidad, el
poderío y finalmente se hace rodear de individuos despiadados y especialmente
adiestrados para la protección del dictador, sin nunca cuestionar sus actos o los
rendimientos del Estado ni preocuparse por el pueblo.
Atendiendo los rasgos característicos de los déspotas tal y como descritos por
Albert Memmi, se llega efectivamente a comprobar que Macías Nguema reúne
suficientes criterios de los potentados. Su acción al mando del país, su afán de gloria, la
presencia interesada de sus cómplices extranjeros o el acoso salvaje perpetrado por sus
grupos de verdugos han generado principalmente el empobrecimiento, la muerte o el
destierro de muchos guineanos. A estos grupos Mbembe los llama órganos encargados
de administrar la violencia y en otras ocasiones habla de ―institutions d‘embrigadement
et caporalisation de la société‖ (Mbembe, 2000:79). Esta es una situación de caos que ha
alimentado la ficción y la memoria. Cabe mencionar que la mayoría de los cambios,
medidas o leyes introducidas por Macías Nguema suceden generalmente durante las
cumbres del PUNT y por ley constitucional, asimismo se ve cómo utiliza el partido
único para fines personales, prueba incluso de su dominio sobre sus colaboradores y
también del conformismo de los mismos. El pueblo parece acatar todas las actuaciones
del déspota en una actitud de abrumadora resignación que refuerza la consolidación
cada día más del poder absoluto. Mbembe piensa que el acatamiento mudo del pueblo
constituye un atropello tremendo a la libertad que es un derecho natural y de allí una
condición vital de la que ningún ser humano puede prescindir o del que nadie debe ser
ni excluido ni confiscado. En tal caso, Mbembe en su ensayo significativamente titulado
Sortir de la grande nuit (2010), condiciona la libertad de los ex colonizados por la
necesidad de proceder a una autovaloración previa, que llama ―autodescolonizarse‖, una
labor que incumbe a los propios ex colonizados, porque no basta con ser declarado
descolonizado. Por los demás, Mbembe enfatiza insistentemente la trascendencia de la
libertad como derecho inalienable y de ahí el paso básico hacia la democracia: ―Pour ce
qui est de la liberté, il n‘y a que des ayants droit. Et que, tant que celle-ci n‘aura pas été
étendue à tous, on pourra parler de tout sauf de démocratie‖ (Mbembe, 2010:45). Esto
supone la igualdad en justicia y derecho extendida a todos los ciudadanos.
492
Aquellos que en época de Macías Nguema habían sido grandes matones, torturadores y verdugos
carceleros, seguían ocupando altos cargos en la nueva administración. Los nuevos gobernantes,
militares en trajes civiles, expertos en métodos de tortura y malos tratos, cleptócratas, farsantes e
hipócritas, etc.,…prometieron transformar la situación del país, pero pronto volvieron a sus
antiguas ocupaciones e iniciaron las conocidas represiones contra aquellos guineoecuatorianos
que exigían mayores libertades, menos detenciones arbitrarias, más juicios imparciales, más
reparto equitativo de los beneficios obtenidos la explotación de los recursos del país (Bolekia
Boleká, 2003:141).
esta sintonía entre el pasado y el futuro‖ (Ocha‘a, 1985:33). Esta ―dinámica de cambio‖
requería fundamentalmente una previa unidad nacional que incluía todos los pueblos
nacionales, también era imprescindible la acción desde dentro del país para garantizar
dice, una acción comprometida en lugar de interpretaciones ambiguas. En resumidas
cuentas, Ocha‘a Mve recetó la reconciliación étnica, solidaridad y el compromiso de
todos mediante el retorno al terruño. Años después, Nguema Essono y Balboa Boneke
(1996) también han analizado el camino recorrido, pues exponen el modo en que se
desarrolló la transición en la cúspide del Estado. Ambos reflexionan en base de
ejemplos concretos las razones de lo que consideran el fracaso de la transición. Desde el
principio ellos apuntan un desacierto básico de parte del Consejo Supremo Militar
porque según ellos, los militares que componían dicho consejo debían haber entregado
el poder a los civiles pero así no fue. Coincidiendo con Bolekia Boleká, afirman que en
el lugar, el Consejo Supremo Militar se encargó de formar un nuevo gobierno militar
que de inmediato puso en marcha una política de los ―despojos o botines de guerra‖
entendida como una medida de indemnización que galardonaba a la valía de sus
miembros participantes del exitoso levantamiento. Apuntan un el pillaje desenfrenado:
―bienes abandonados‖ o legado colonial entre otras cosas: ―las haciendas, las fincas
urbanas y rústicas, los comercios, las empresas mercantiles, las pequeñas industrias de
transformación (preferentemente madereras), etc.‖ (Nguema y Balboa, 1996:27). En su
opinión, esta acción de apoderamiento llevada a cabo por el grupo del legado público,
tuvo un efecto notable en el proyecto de reconstrucción en lo que a la economía se
refiere. Esta confiscación no ha cesado, más parece haber tomado proporciones
inquietantes, incluso se puede constatar que hasta hoy en día, el desigual reparto de las
riquezas generadas actualmente por la explotación petrolífera lidera las quejas hacia el
gobierno guineano, desde dentro aún más fuera del país. Desde luego, esta política
económica se saqueo ha sido contraproducente, porque asimismo se ha generado la
corrupción y el empobrecimiento de la mayoría. Nguema y Balboa subrayan un nuevo
gobierno una vez más codiciando el poderío, el control y dominio absoluto del territorio
y de la población:
Es precisamente aquí donde empieza a tomar cuerpo la incipiente oligarquía dominante, formada
en torno al clan de tipo familiar, tribal y distrital, ya que desde un distrito controlará férreamente
todo el país. Ese clan vendrá a alimentarse después de las nuevas incorporaciones y
reincorporaciones, estos últimos repescados de los sectores duros del régimen anterior, pero
preferentemente del seno del clan, contando también con el uso de la filosofía descrita
(amiguismo y el nepotismo como sistema). (…), va incorporando a los sucesivos gobiernos a
personas pertenecientes a otras tribus, distritos y regiones que van a jugar el papel de simples
494
comparsas y elementos de relleno. Lo cierto es que muy pocos de ellos van a tener acceso a
puestos de poder fundamental, dependiendo del grado de fidelidad y ciega obediencia a los
postulados del aparato clánico, postulados que nadie extraño podrá discutir ni poner en tela de
juicio (Nguema y Balboa, 1996:27).
básicos que todavía quedan por cumplir. De hecho, a diferencia de Nguema y Balboa
que sugieren nuevos dirigentes, Muakuku Rondo sostiene que el pasado no se puede
borrar por simulacro o hipocresía porque así sólo se conseguirá tapar las yagas y no
curarlas. Identifica a los principales culpables de la crisis oncenal, el mando y allegados
que incumplieron sus obligaciones primeras como es la protección del pueblo, recuerda
además las víctimas sin esclarecer caídas durante el maciísmo.: ―Macías Nguema y
Obiang Nguema consintieron estas muertes. En algunos casos las ordenaron o fueron
autores directos, y en otros simplemente no reprimieron los excesos de sus escuadrones
de la muerte. Estos se aprovecharon de esta maraña creada por el desorden, el odio y
ambición de poder para asestar sus venganzas personales‖ (Muakuku, 2006:168).
Muakuku Rondo pone cláusulas para lograr la convivencia pacífica entre los guineanos
de las generaciones pasadas y presentes. Constata que el régimen maciísta ha dejado un
ambiente extremadamente explosivo, coincide con Ocha‘a que por eso, es necesario
imprescindible una previa reconciliación pero ésta vez condicionada a la confesión
pública de los antiguos verdugos, cualquier que sean los móviles por los que cometieron
las atrocidades, esto es dice, porque el pueblo tiene derecho al mea culpa de sus
antiguos castigadores. Incluso, se dirige a los concernidos:
Algunos de ellos todavía campan libremente dentro y fuera del país con la aureola de demócratas
y futuros redentores contra la dictadura que ayudaron a alimentar. Pero la historia se debe
escribir desenmascarando todos y cada uno de esos episodios y actores. La reconstrucción de
este país no puede hacerse encubriendo estos crímenes, porque nos haría a todos corresponsables
de ellos. Algunos104 ejecutantes de estos sucesos tímidamente los desvelan, pero sin profundizar.
(…). Una ley de punto es necesaria para una convivencia pacífica, pero es indispensable rajar
este melón por justicia. (…). La población por su parte, sobre todo aquellos que han sufrido de
manera particular la pérdida de los suyos, debe exigir esa justicia por derecho. Una
reconciliación nacional pasa por que esos autores rindan cuentas ante la justicia popular
(Muakuku, 2006:168).
104
Muakuku Rondo ha transcrito una confesión de un tal Agustín Nsé Nfumu dirigiéndose a Severo, el
remitente corrobora la tesis de la reconciliación y es más, para él esto es ineludible sino saludable para
garantizar la paz y la justicia nacional: ―Severo, hermano, amigo, ¿cuántas cosas hace uno de joven que
no interesa que se sepan; cuando ha avanzado en edad y se convierte a la política, cuando se viste con los
colores de la oposición y se erige en corregidor de injusticias? …‖ te pediría que explicaras a la familia
afligida de nuestro llorado economista Jesús Ndongo Buendi el proceso de su detención, su
encarcelamiento, cárcel en la que murió. Creo, Severo, hermano, que si hay que hacer política, si hay que
tratar asuntos del pueblo, lo primero es reconciliarse con este pueblo, reconocer mínimamente las faltas
cometidas contra este pueblo. El pueblo es ingenuo políticamente, pero no es tonto‖ (Muakuku Rondo,
2006:167).
496
Hoy en día, el país dirigido por Obiang Nguema conoce un boom económico sin
precedente, se traduce por un gran número de inversiones en la última década. Sin
embargo, hemos querido visualizar el estado de la cuestión a la luz de informes
realizados por diversos observadores independientes. En línea general, el balance es
bastante mitigado si atendemos las interpretaciones de unos y otros. La entrega del
diario francés Le Monde del 19 de junio de 2013 apreciar la situación actual de Guinea
Ecuatorial de modo global. Según esta fuente, el grueso de los ingresos del país
proviene de la explotación petrolera de la que tiene el monopolio una compañía
norteamericana. A esto se sumará pronto la explotación del gas por los rusos en Luba.
Además de las inversiones portuarias financiadas por China y Marruecos, el gobierno
ha emprendido la construcción de diversas infraestructuras entre otras: carreteras,
viviendas, hoteles o la nueva capital Oyala, pero la mayor inversión nacional
actualmente es de índole militar. El citado diario expone otros proyectos sobresalientes
como son, la compra de aviones de guerra a Israel o el importante abastecimiento en
barcos del mismo uso. Simultáneamente el país procede a la formación continua por
Francia, de especialistas nacionales de la seguridad marítima, además de los trescientos
elementos nacionales ya preparados, el país emplea también a marinos ucranianos. El
texto de Le Monde se cierra con dos constataciones esenciales. En primer lugar, destaca
497
que actualmente, en Guinea Ecuatorial están representados los intereses del mundo
entero, desde Brasil hasta China, de hecho se está desarrollando una abundante
actividad económica en diversos sectores, además, se matiza que el boom económico ha
transformado el país en una encrucijada de intereses de las grandes potencias
mundiales. En segundo lugar, se observa la trascendencia de los intereses económicos a
costa de los planteamientos políticos o sociales de hecho, incluso los aliados
tradicionales como en el caso de Francia, privilegian la cautela en el trato con las
autoridades malabeñas. El artículo viene titulado significativamente ―Guinea Ecuatorial,
un socio a la vez estratégico pero también embarazoso‖. Este artículo es el lugar de
constatar que la militarización del país lidera las preocupaciones y presupuestos del
Estado, reencontramos a aquellos mismos socios extranjeros que Albert Memmi
censuraba, una vez más, recalcan por sus excesivas apetencias económicas y la
indiferencia para con las preocupaciones de la ciudadanía. Y como verán, este balance
hace caso omiso del aspecto político también fundamental, y cuya importancia se ha
demostrado mediante diferentes estudios y proposiciones de estudiosos guineanos a
favor de la democracia y del desarrollo verdadero. La historia parece repetirse, porque
hoy como antes se nota un expreso silenciamiento de una situación política realmente
preocupante, pero que los socios encubren, ponen especial cautela en el trato con las
autoridades para salvaguardar sus únicos intereses económicos.
Sin embargo, tras analizar con datos y cifras los rendimientos del petróleo y la
gestión que de ello han hecho las autoridades, el economista Fernando Abaga Edjang
(2014) ha puesto fecha de caducidad al boom petrolero. Dice cumplir con el deber de
informar a los guineanos cómo le van a afectar esta situación. La causa de todo señala,
―es la ausencia de una visión clara y de unos objetivos bien definidos y de una gestión
que tenga como propósito la consecución de dichos objetivos, nuestra economía está
puesta en piloto automático‖ (Abaga, 2014). Él achaca una gestión irracional del
petróleo. Según él, cuando la producción del petróleo arranca en 1991-1992, el 60% de
la población vivía en la pobreza y, en pocos años la economía nacional dio un
verdadero ―salto olímpico‖ pasando de 300 dólares a una renta per cápita de 24.000
dólares. Pero observa que paradójicamente, en vez de bajar, la pobreza subió a un 77%,
y estos datos que ponen de manifiesto la desigual distribución de la riqueza nacional.
Para Abaga: ―Este es uno de los grandes milagros del petróleo guineano: a más riqueza,
más pobreza‖. De hecho suena el alarma porque además, dice que según las
498
estimaciones del FMI, ahora solo quedan 734 millones de barriles y en 2030, sólo
quedarán unos 60 millones lo que supone prácticamente que los pozos estarán ya secos.
Por ahora sostiene: ―La producción nacional ya ha iniciado su caída en el abismo como
consecuencia de la contracción en la producción de petróleo, (…). Con la desigual
distribución de la riqueza nacional, está claro que el aumento de la pobreza es inevitable
hasta alcanzar niveles insoportables incluso para los guineanos que lo aguantan todo‖
(Abaga, 2014). El economista avista el empobrecimiento del pueblo como dice: ―en
pocos años, estaremos otra vez donde estábamos cuando llegó el petróleo‖. Pues los
culpables son el mando, para él, las reservas están malversadas por el que designa ―El
fundador‖ quien se ha lucrado hasta convertirse en ―uno de los hombres más ricos del
mundo‖, mientras el futuro de la población se está hipotecando.
Abaga Edjang apunta a la cúspide pero también las inversiones faraónicas que
su gobierno ha llevado a cabo sin tener en cuenta las necesidades reales del pueblo, la
mayoría resultan innecesarias o se ha hecho caso omiso del coste exorbitante que
supondrá su mantenimiento a corto y largo plazo. Finalmente, Abaga lamenta una
gestión más que devastadora por lo que el petróleo ha generado lo suficiente como para
sacar los guineanos de la pobreza, pero ha sido todo lo contrario. Cierra su artículo con
reseñando los males del boom petrolero:
Resumiendo: a) crisis económica muy profunda, con graves desequilibrios internos y externos;
b) pobreza aguda, c) endeudamiento, d) decadencia y desolación, e) tristeza. O sea, Guinea
Ecuatorial habría alcanzado una renta per cápita alta, solo para regresar donde estaba antes del
petróleo – un País Menos Avanzado (PMA) – en unos 30 años y la mayor parte de la población
ni se habrá enterado. Traigamos también a colación el maltrato que hemos dispensado a los
demás africanos. Sería el momento de la venganza, cuando el arrogante guineano tenga ya los
bolsillos vacíos y se habría convertido en el hazmerreír de los vecinos. El Fundador, causante de
esta situación, habría dejado el mundo de los vivos (Abaga, 2014).
Frente a este discurso oficial bastante idílico, Liniger Goumaz esboza un balance
discrepante con abundantes argumentos. Por ejemplo, él expone la economía guineana
totalmente confiscada por inversores extranjeros en los sectores claves a saber: el sector
energético, la industria petroquímica, los bancos o los sectores de la madera y de la
industria pesquera y, todo ello hace del país una de las ―economías menos libres‖ del
mundo. También atiende una situación social y política particularmente vulnerable y de
ahí contraproducente, aquí predominan los encarcelamientos y asesinatos sistemáticos
de los defensores de derechos humanos, la corrupción generalizada, la desconsideración
por los derechos políticos o de las libertades civiles. Es por lo que algunas fuentes
definen a Guinea Ecuatorial sucesivamente como un ―Estado de partido único‖, una
―marca de dictadura‖ e incluso, ―Uno de los peores Estados, altamente corruptos, con
una de las peores situaciones en África en materia de derechos humanos‖. (Liniger
Goumaz, 2013:1). Finalmente, Liniger Goumaz examina el discurso del presidente
guineano como una propaganda ya que exhibe una imagen deformada de su país y de la
acción del gobierno que dirige. Estas son algunas censuras reunidas por el ensayista
contra el mando guineano y las incongruencias de la acción gubernamental:
Se trata de un dictador neofranquista tratando de ocultar las fallas en el sistema. Entre ellas, el
robo de cientos de millones de dólares, según lo informado por la justicia en los EE.UU. (…).
Obiang calla sobre el aumento del SIDA en los niños, mientras que en el resto de África
disminuye, como se ha señalado por ONUSIDA. Llama la atención que mientras que 70% de la
población vive con 2 dólares al día, está siendo construida en pleno bosque ecuatorial una nueva
capital, Oyala, donde ya se han construido Hoteles de lujo y un campo de golf de 18 hoyos: la
fuente es el International Business Times de New York (Liniger Goumaz, 2013:3-4).
En esta misma línea, cabe señalar las similitudes constatadas entre las dos
novelas españolas que estudiamos. Manuel Leguineche más que Bartolomé Soler antes
ha puesto en escena un grupo de reporteros para evaluar mediante testimonio y sus
observaciones, la situación socio política y económica de Guinea Ecuatorial en el
momento en que el presidente Macías Nguema es depuesto. Pero, como Bartolomé
501
Soler, Leguineche se vale de los clichés sacados por sus enviados especiales para
valorar a los pueblos guineanos desde sus orígenes o modos de vivir y, este examen
pone de manifiesto los mismos arquetipos despectivos coloniales que destaca Soler
sobre los indígenas. Leguineche coincide a describir a los guineanos todavía borrachos,
estúpidos, adictos a la brujería y profundamente hipócritas. Por eso el relato de La tribu
alterna entre el lamento del caos presente, la inquietud de cara al futuro pero también
una representación estereotipada del guineano extendida a todos los negros africanos.
No obstante, cabe más allá del afán por contar la historia del país como opina
Leguineche al presentar esta novela, se destaca también el afán de demostrar con
pruebas contundentes la ineptitud de los dirigentes que los guineanos hasta hoy en día
han designado para la gestión del destino común nacional. Además, La tribu es una
novela poscolonial que arrastra todavía los estereotipos coloniales degradantes hallados
en algunas obras coloniales, a pesar del tiempo recorrido. Asimismo apuntaba Edward
Said el interés de la crítica poscolonial por destapar aquellos estereotipos aparentemente
obsoletos pero todavía vigentes en los relatos de europeos principalmente. Para poner
unos ejemplos, podemos citar el atraso evocado de los guineanos y por extensión de los
africanos o las guineanas denigradas por Manuel Leguineche. Finalmente, aquí tenemos
dos relatos realmente complementarios, aquí se aúnan la sencillez de Mbomio y el
atrevimiento de Manuel Leguineche.
luego, los mismos textos refuerzan las teorías del racismo científico del siglo XIX, el
africano es un borracho, estúpido adicto a la lujuria, perezoso e inmaduro. Finalmente a
raíz de los enfoques de Mouralis (1975), hallamos el interés por revisar estos textos
hispano-guineanos; ambas corrientes cara a cara. En opinión de este ensayista, la
―reconquista‖ del proyecto cultural que incumbe a los escritores negro-africanos pasa
por una previa desconstrucción ―del discurso sobre África y los africanos‖, o sea, aquel
que durante mucho tiempo se elaboró acerca del africano negro y su entorno sin
siquiera asociarlos ni tomarlos en cuenta. La labor de descolonización mental es
seguido por la reconstrucción de la identidad cultural mediante la ―reescritura‖, esto es
el lema de su ―compromiso‖ es decir: ―Refus d‘une situation, expression et valorisation
d‘une culture espécifique: c‘est par là sans doute que la littérature négro-africaine nous
paraît d‘abord différente. Cette référence à une réalité envisagée sous son triple aspect-
culturel, historique et socio-politique-implique de la part de l‘écrivain noir une prise de
position formulée sans ambiguïté donc la fonction est bien évidemment de faire
connaître, sur tel ou tel aspect précis de la situation, le point de vue des Noirs eux-
mêmes‖ (Mouralis, 1975:185-186).
504
CONCLUSIONES
505
relieve una escasa publicación y con valor literario aproximativo, una insuficiente
promoción, difusión o distribución de los libros publicados. A esto se añade la falta de
un público lector o un mercado asentado que garantice la supervivencia de los
escritores. Algunos estudiosos achacan la ausencia de subvenciones o la indiferencia del
estado guineano, sobre el particular, queremos poner de relieve el aspecto pedagógico
tanto en Guinea como en España. Pensamos que introducir la literatura hispano-
guineana en la enseñanza segundaria o universitaria podría contribuir a solventar
algunos de los problemas señalados anteriormente. Desde luego, no es tanto sólo una
perspectiva a favor del conocimiento sino también un tributo para la memoria de la
posteridad de los dos pueblos. Lamentamos particularmente el lugar rudimentario que
ocupa la mujer guineoecuatoriana en la producción literaria nacional. Sea por una
formación limitada o una escasa ambición personal, pues creemos que más que los
hombres ellas necesitan expresarse. Lo tienen todo por ganar y además tienen mucho
que contar, podrían desahogarse de sus pesadillas pasadas y presentes, podrían
igualmente opinar sobre los debates políticos o sociales con esta sensibilidad especial o
sabiduría que caracterizan las mujeres. También podrían plasmar sus reivindicaciones
más apremiantes. Los momentos más explosivos de la historia guineana han generado
muchas dañadas y que aún siguen calladas, sirvan como ejemplo: María Soledad,
Edelvina, Mama Conchita, Clo o Edayong, con sus destacados papeles, en este trabajo
se ha llegado a demostrar como la literatura sirve de tribuna, para las guineanas
también. Por fin, entendemos que si se ensañara la literatura hispano-guineana a los
guineanos y españoles, los críticos podrían tener una mejor visibilidad sobre los temas
guineanos y por lo tanto una percepción distinta.
Era también importante dar a conocer los autores cuyas obras estudiamos en esta
tesis. Primero Donato Ndongo con Las tinieblas de tu memoria negra, es el novelista
guineanos más estudiado, con su estilo sencillo e entrañable. El catalán Bartolomé Soler
autor de la novela más leída La selva humillada, un relato de viaje fiel a su género y
también a la ideología colonial española en la época. Pero sus dotes de excelente
narrador hacen de su obra divertida, más allá del acto descriptivo de una realidad
escasamente asimilada y en un tono bastante desagradable. Mbomio Bacheng con El
párroco de Niefang también brinda la oportunidad de hacer un balance exhaustivo de la
dictadura, con un relato ameno. Por fin Manuel Leguineche con otra novela con mayor
impacto La tribu, de uno cuyo compromiso profesional le ha llevado a adentrarse en la
507
selva tropical africana y extender la memoria la Historia, fiel a su ideal, hubo de estar
allá donde el mundo ponía oído sordo a un drama que allí era una realidad.
Tras esta breve etapa descriptiva, hemos elegido a los personajes como
mediación para fragmentar los distintos relatos y hallar los temas que las componen.
Optamos por la narratología que proporciona herramientas teóricas para el análisis del
personaje, tomado como categoría textual. El estudio de los personajes ha sido laborioso
por su importante número, hubo que recogerlos todos en el orden cronológico, primero
los dos relatos coloniales Las tinieblas de tu memoria negra y La selva humillada, luego
los relatos poscoloniales que son La tribu y El párroco de Niefang. La novela La tribu
por ejemplo alcanza los 362 personajes mientras El párroco de Niefang consta sólo 53.
Tal estudio aclara sobre la relación entre las representaciones textuales y los
fenómenos políticos e históricos asociados al hecho imperial y poscolonial. Asimismo
511
Desde luego cabe señalar, como indica Robert Young, aparte de ser una crítica del
―pensamiento eurocéntrico‖, por sus múltiples raíces o enfoques, la teoría poscolonial
tiene un lenguaje adaptado a cada circunstancia. Es imprescindible subrayarlo porque
hoy en día, la crítica literaria tiende a restringir el uso de algunos vocablos como por
ejemplo ―negro‖, ―raza‖, ―racismo‖ o ―indígena‖. En este trabajo hemos empleado
muchas veces aquellas y demás palabras en vía de extinción porque es el lenguaje las
obras que estudiamos y, pensamos que intentar sustituirlos entorpecería el mensaje. Ello
dicho, tras contrastar las pistas del imaginario con la memoria histórica, a continuación
exponemos las conclusiones finales.
es la traba insalvable, la joven Clo, es competente a satisfacer las apetencias íntimas del
abogado pero logra que éste se desenamore después de más de una década de
matrimonio feliz con la española Ángeles. En las tinieblas de tu memoria negra,
Ángeles es uno de los motivos sin confesar por los que el joven seminarista renuncia a
al sacerdocio. Pues para Donato Ndongo, el amor sí pero con relevantes matices.
viajero Soler ha escrito un libro de viaje tras unos meses en la colonia, pero metiéndose
en la piel de un auténtico colono. Desde luego, su extrema habilidad por escribir no
basta para diluir sus límites ante las realidades socioculturales del universo indígena que
él caracteriza con mayor dureza aunque también con gran destreza. Esto es por lo que
González Echegaray por ejemplo manifiesta su incomprensión frente a un discurso
soleriano injustificadamente displicente hacia los indígenas. Por fin, esto es finalmente
un ―discurso sobre los guineanos‖ al estilo de Mouralis, destacando claramente el
vínculo entre la escritura y el hecho colonial. Como es de esperar, el discurso de Donato
Ndongo discrepa totalmente del anterior. Él enfoca al guineano colonizado sojuzgado y
poderosamente dominado económica, sociocultural y espiritualmente. No obstante, el
novelista guineano no sentencia a muerte su pueblo, la toma de conciencia del
protagonista por las necesidades reales de su país o la reticencia hasta el final del tío
guardián de la riqueza tradicional aportan un rayo de esperanza para el pueblo en el
momento en que se aproxima la libertad soberana. Esta postura destruye entre tantas la
afirmación del viajero catalán quien no ve ninguna posibilidad de que los mismos
indígenas alcancen algún día la ecuanimidad necesaria para proyectarse en el futuro.
Soler antes y Donato Ndongo después, de los indígenas solerianos condenados como
decía Frantz Fanon, por su ―maldición corporal‖ o su piel pero que paulatinamente,
como señalábamos antes avistan otro mundo gracias a los jóvenes como el innominado
protagonista, superaron la durísima escolarización colonial y supieron aprovechar la
oportunidad que les brindó el sistema colonial, para pensar diferentemente, en este caso,
abogado en lugar de sacerdote. Una vez más, se hace recrudescente la protesta, el rol
que se asigna a los autores africanos, su compromiso a reescribir su historia mediante la
corrección de los discursos euro centristas, eso vale para la reconstrucción de la
identidad social de los negros africanos o también para devolverles su dignidad a las
culturas vernáculas.
En el último capítulo de esta tesis, hemos estudiado la violencia dictatorial
apoyándonos en las víctimas y, de nuevo, hay aspectos comunes y también divergentes.
tribu, guineanos o no son reales, citados con sus nombres apellidos y funciones
correspondientes, esto es un mérito notable de parte del reportero español. No obstante,
más allá de este relevante anhelo por contar la historia guineana en su momento más
explosivo el estudio de esta obra destaca también a Leguineche como un observador
afectado por el síndrome poscolonial. Escribe animado también por el especial afán de
evidenciar la incapacidad de los guineoecuatorianos y los Estados negro africanos a la
autogestión. De hecho su relato reúne pruebas contundentes y principalmente la
ineptitud de los sucesivos dirigentes guineanos desde la independencia hasta hoy en día.
En este mismo sentido, La tribu es una novela poscolonial impregnada de la
discriminación racial propia de un relato colonial. Para Manuel Leguineche, los
guineanos siguen siendo casi los mismos atrasados e inconscientes que describió
Bartolomé Soler más de cuatro décadas después, igualmente como ocurre con los
indígenas solerianos, los vicios imputados a los guineanos son generalizables a todos
los negros y principalmente los negros africanos.
La tribu es también una novela que aúna distintos méritos vinculados con las
convicciones sociales o personales de Manuel Leguineche, esta perspectiva resalta un
aspecto humanista del autor. Como reportero, privilegia su oficio por lo que juzga
imprescindible el viajar y contar, y particularmente estar allí donde la vida humana está
en juego o corre peligro, para dar cuenta desde el ángulo del dolor o de los
perjudicados, atender a la máxima difusión de la información. La tribu es uno de esos
testimonios sobre terreno de Leguineche, con un valor histórico indiscutible.
propósito es doble, provecho para los guineanos y también lograr que su país deje de ser
este modelo típico del ―afropesimismo‖ tal y como pintan Soler o Leguineche. Por fin
el discurso de Mbomio Bacheng es también aquello que valoriza la cultura de su etnia
fang, sus ritos de celebración, las técnicas vernáculas de curación o medicina
tradicional, la hospitalidad, la hermandad tribal o étnica, que son la realidad de este
mundo específico y por lo que significan por este pueblo, un apoyo incontestable,
incluso en los momentos más tumultuosos.
Más allá de los estudios que podemos realizar sobre las obras de la literatura
hispano-guineana en general, no hay que perder de vista que atendiendo los rasgos
característicos u objetos de cada una de estas vertientes, es lógico que las coincidencias
escaseen o sino en pocas ocasiones se aparenten. Las especificidades intrínsecas de las
literaturas negro-africanas concebidas y expuestas por algunos críticos como Bernard
Mouralis, Álvarez Méndez o el mismo Donato Ndongo fundan textos escritos por los
africanos en un discurso de protesta, o sea, una reescritura de su historia social o
cultural real y, con lo cual discrepan en contenido u objeto con el discurso de autores
españoles. Sea respecto al discurso colonial enfocado en la reconstitución de la memoria
o del sujeto colonial o, sea respecto al discurso sobre el fracaso de la independencia
guineana que saca a la luz los males de una sociedad en busca del rumbo adecuado para
deshacerse de un pasado traumático. Pues es un aspecto fundamental que hay que tener
siempre en cuenta a la hora de analizar las obras de autores guineanos, como dice
Mouralis textos de africanos sobre ellos mismos y que además cumplen compromisos
específicos con lo cual, para valorarlos acertadamente, hay que hacerlo mediante los
criterios correspondientes y no con los convencionales.
y propuestas acerca de los temas más apremiantes. Hemos sacado algunas conclusiones
en base a algunas sugerencias o quejas más recurrentes.
Hemos iniciado este trabajo con mucha ilusión, realizarlo ha sido laborioso, si
bien no ha sido posible explorar más aspectos también sobresalientes. Llegado hasta
aquí, pues nos ocurre pensar en trabajos de investigación en el futuro, algunos de ellos
518
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