Molina Campos
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Elegir esta definición —por las razones que he explicado más arriba— no
quiere decir asumirla en bloque y exclusivamente. El análisis vendrá a ensan-
Dejemos aparte, por el momento, lo que sea o venga a ser una ciencia. (Se
me ocurre que una critica de este artículo a la luz de la teoria, o filosofía, de la
ciencia, podría hacer estragos.) Aplacemos, igualmente, la consideración de la
library science anglosajona, y de la Bibliothekswissenschafi alemana, así como de
las controversias que, en cuanto “ciencia”, han suscitado en sus países de ori-
gen. Lo urgente ahora es preguntarse: ¿cómo entender que la biblioteconomía
es “un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos”? ¿En qué sentido su pri-
mera parte es ‘doctrinaria”? Y sobre todo, ¿qué quiere decir exactamente
Buonocore al calificar esta primera parte de “científico-técnica”? No parece
que el bibliotecólogo argentino esté refiriéndose al principio de tecnicismo, pro-
puesto por la actual filosofia de la ciencia y según el cual el progreso del conoci-
miento científico no puede separarse del de los medios técnicos, ni al principio
de dualidad, que insiste en la existencia de un plano teórico y de un plano de
experímentación que deben constantemente ir en acción y reacción mutuas ~.
Lo que parece es que el concepto de biblioteconomía ofrecido por Buonocore
sea lamentablemente reduccionista, en exclusivo favor de la tecnología, y aún
más, de la tecnología reducida a su aplicación utilitaria; ni siquiera alcanza a
constituir la biblioteconomía en ciencia aplicada, en el sentido de la librarzans-
blp inglesa.
En otro lugar de su Diccionario (artículo Economía bibliotecaria 9, Buonoco-
re reitera las ideas que acabo de comentar y añade otras que vienen a recortar la
definición que nos ocupa. Empieza por contraponer “economía bibliotecaria”
(lihrary econorny), “aspecto práctico de la biblioteconomía, referido especial-
mente a la organización y administración de bibliotecas”, a “ciencia biblioteca-
ria” (library science), “parte doctrinaria, teórica”. Si esta última es negada sus-
tancialmente en el artículo a ella dedicado, ¿cómo ahora se la califica de “parte
doctrinaria, teórica”, con lo cual se la identifica, al menos terminológicamente,
con esa primera parte que la definición distinguía en la disciplina, y por tanto
sela legitima? A continuación, tras repetir sus reservas ante la “ciencia bibliote-
caria”, Buonocore establece diferencias entre la ciencia y el saber:
10 ¡bId., p. 179.
“ Ibid
Análisis del concepto de Biblioteconomía 189
und Johann Gottfried GRUBER, Leipzig, 1923. EBERT, Friedrich Adolf: art. Bibliothekswissens-
chafi, Sect. 1, Ib. ~o.PP. 69-73.
“ Citado por SrR~í, In dfresa..., PP. 28-29.
IR Ibid., p. 29.
‘~ ZOLLER, Edinund: ¡Ile Bibliothekswissenschaft im Unirise. Stuttgart, 1846.
20 ZOLLER, Edrnund: ¡Ile Bibliothekswissenschafi, en Serapeum. años 1848-1851.
21 Vid. SERRAI, En difesa.., p. 29.
22 PETzHOLDT, Julius: ¡(atechismus der Bibliothekenlehre. Leipzig, 1856; 2. Aufl. 1871; 3.
Autl. 1877.
~‘ Bí&oí, Guido; FUMAGALLí, Giuseppe: Manuale del bibliotecario. Tradono della ¡erza
edizione ¡edesca (U) Con un appendice originale di note illusfrative 4..) per cura di..., Milano, 1894.
192 Enrique Molina Campos
30 Lrn, Georg: Der biblioíhekar und sein Beruf, en Handbuch der Biblioxhekswissenschafl.
2, Wiesbaden, 1961 2, Kap., pp. 1-112.
31 Loa cit, p. 75. Citado por SERRAí, In dijésa.., p. 44.
32 SHERA, Jesse H.: “Social epistemology, general semantics, and librarianship”, Wilson
librar>’ bulletin, 35. 1961, pp. 767-770.
Análisis del concepto de Biblioteconomía 195
“ SHFRA, Jesse H.: Putíing knowledge to work, en Libra ries and the organization of knowled-
ge. London, 1965, pp. 51-62.
~ TATE, Vemon P.: “The philosophy of librarianship”,Accade,nie e biblioteche diralia, 24,
1956, pp. 97-108.
“ NíTECKi, Joseph Z.: ‘Reflection on the nature and limits of library science”, Thejour-
nal of libray history, 3, 1968 Pp. 103-119.
36 EAíRTHORNE, R. A: “The limits of information retrieval”, Thejournal of librar>’ history,
3, 1968, PP. 363-369.
‘~ NíTECKJ, Joseph 7.: “Reply of Mr. Niteeki to Mr. Fairthorne”, ibid., pp. 369-374.
SERRAt In d¿fesa..., p. 50.
196 Enrique Molina Campos
~ RxwsKi, C. H.: Toward a íheory of Iibrarianship. Papers in honor of Jesse .Wank Shera.
Edited ¿‘y.. Metuchen, The Scarecrow Press, 1973.
~ FosKrn, D. 1: Ibid., p. 169.
~ LINE, Maurice E.: Demysfificaiion in librarianship and inforinauion seience, en Essays on
mnformation and libraries. Edited ¿‘y K. Barr and M Line. Festschrififor Donald Urquart. London.
Aslib, 1975, pp. 105-116.
42 KESTING, 1 G.: Qumram and the quesí of modero librarianship. University ofCapetown.
Inaugural lecture, l7th. May 1978.
Análisis del concepto de Biblioteconomia 197
Quedan claras, pues, las diferencias entre uno y otro término, y las razones
de las preferencias: para los norteamericanos, existe una ciencia de la bibliote-
ca (library science) que es conocimiento/estudio (acerca de cuya cientificidad no
se pronuncia, por cierto, ninguno de los dos glosarios) y que abarca el conjunto
formado por la biblioteca y su funcionamiento; para los británicos hay sobre
todo una ciencia aplicada, o mejor, una aplicación profesional de un conoci-
miento/técnica. Aquí, al comentar las definiciones nacidas en el área anglosa-
jona, he puesto entre paréntesis el término inglés del original cuando me ha
parecido necesario hacer notar el significado preciso que tenía en el texto cita-
do la traducción biblioteconomia.
En los países del bloque socialista europeo la reflexión biblioteconómica
aparece poblada de connotaciones sociopolíticas. Así, el checoslovaco Drti-
na ~ tras poner entre las condiciones de la especialización científica de la
biblioteconomía la necesidad de que ésta determine, sobre el modelo de la cla-
sificación bibliotecaria soviética, su posición en el sistema general de las cien-
cias, declara que “el principio fundamental de la biblioteconomia no puede ser
otro que la investigación de la función social —esto es, del movimiento social—
del libro ~ bis apoyándose en abundantes citas de Marx. En otro texto 48, Drti-
~“ The ALA. glossary of library oná infonnation sc/ence. Chicago, ALA., 1983, p. 130.
“ Ibid., p. 132.
~ Harrods librarian s glossary oftenns ¡¿sed in librarianship, documenration and ihe book
crajis and reference book. .Srh ed. rey. and updated ¿‘y R. Prytherch. Aldershot, Gower, 1984.
p. 444.
“La bibliografla constituyó durante mucho tiempo una ciencia por si mis-
ma, hasta quefueron aumentando el número de bibliotecas. Bibliotecas que
se convenían en complejas instituciones independientes en su administra-
ción y función y que dieron lugar a que se hubiere de utilizar el término
biblioteconomla” 58
56 ERoLEs, Emili: Diccionario histórico del ¡ibm, Barcelona, Millá, 1981, p. St.
“ Ibid.
~ CURRAS, Emilia: Las ciencias de la documentación. Bíbliotecologla. archivologia. docu-
mentac/ón e información. Barcelona, Mitre, 1982, p. 19.
~ CARRIÓN GÚrirz, ManuaL p. 708.
Análisis del concepto de Biblioteconomia 201
ibid., p. 42.
65 Ibid., p. 44.
202 Enrique Molina Campos
ción del concepto son tantas y tan consistentes que, juntas, conforman una
definición sumamente precisa. Su preocupación capital es:
~ SERRAI, In difesa..., p.
67 SERRAI, Alfredo: Biblioteconomia come scienza Introduzione ai problemi e alía metodolo-
gía. Firenze, Leo 5. Olschki, 1973, p. 2.
~ SERRAí, In difesa.... p. 2.
69 Ibid., p. 7.
204 Enrique Molina Campos
~ Ibid.
72 ¡bid, p. 19.
“ Ibid., p. 21.
‘~ BuoNocoRE, Domingo: Elementos de bibí/otecologla. 3.~ cd. reformada. Santa Fe, Cas-
telíví, 1952, pp. 3-4.
Análisis del concepto de Biblioteconoinia 205
Es un concepto que nos interesa precisamente aquí por varios motivos: 1.0,
porque comprende el de biblioteconomía, junto con los de otras disciplinas
fronterizas con ésta; 2.0, porque establece, de ese conjunto, un sistema plausi-
blemente organizado; 3», porque ha sido adoptado por la generalidad de los
autores latinoamericanos, identificándolo frecuentemente con el de biblioteco-
nomía. Es materia de otro estudio la consideración de las disciplinas fronteri-
zas y de sus respectivas áreas particulares (las disciplinas auxiliares que cita
Huonocore no son todas y corresponden a una visión casi arcaica de la biblio-
teca en sí y de sus trabajos). Y paso a examinar los otros dos motivos de interés,
no sin antes detenerme en la definición misma. Comparada con la que, del tér-
mino en cuestión, da el propio Buonocore en su Diccionario ~ ambas vienen a
ser casi idénticas, pero esta última aparece enriquecida por algunos juicios
reseñables. He escrito “casi idénticas” porque en sustancia y en muchas de sus
expresiones son idénticas; su única diferencia importante es que la definición
aquí transcrita utiliza la sorprendente y no justificada expresión “ciencia de las
bibliotecas” para designar lo que en el Diccionario es calificado simplemente
como “dos materias” (a saber: la bibliotecografia y la biblioteconomía); de otra
parte, la biblioteconomía es definida en este artículo (Bibliotecologia) de distin-
to modo que en el suyo propio del mismo Diccionario (es decir, de como figura
en el comienzo de este trabajo):
Qureshi divide los estudios de este tipo en tres categorías: a) estudios por
zonas, como base para la descripción y el análisis del desarrollo bibliotecario
en un país o una región, considerando las circunstancias operantes; b) estu-
dios internacionales o interculturales sobre una determinada especie de biblio-
tecas en distintos países, o sobre el modo de abordar un problema técnico en
vanos países, o en diferentes circunstancias en un mismo país; c) estudios de
casos, análisis de una determinada especie de bibliotecas o de un elemento
esencial del desarrollo bibliotecario de un país.
Subraya Qureshi el provecho que a los bibliotecarios reportan estos estu-
dios, por la información que les proporcionan acerca de la teoria y la práctica
bibliotecológicas en otro médio, y consiguientemente por la posibilidad que tal
información les brinda de aplicar a su propio medio las soluciones que ya han
sido dadas a problemas semejantes. Ahora bien, el comparatismo de Dane y
Krzys, pese a la mediata finalidad utilitaria que se asigna, corresponde a un