El Huerto Maya Yucateco
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ISBN:978-607-7637-24-0
Primera edición en octubre de 2010.
Diseño de portada
Ana María Hernández Nieto/diseño & punto
a partir de la pintura de
Sonia Cortés Villavicencio
Interiores
Ricardo Bonilla/concepto editorial
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de tapa, puede ser reproducida,
almacenada, transmitida o utilizada de manera alguna ni por ningún medio, ya sea
electrónico, químico, óptico de grabación o electrográfico sin el previo permiso de
sus autores.
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
La agricultura maya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
La información factual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Las plantas que estaban en los huertos mayas en el siglo XVI . . . . 107
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
E L PRESENTE TEXTO OFRECE LOS RESULTADOS de un estudio cuyo objetivo central fue
hacer una interpretación antropológica y etnobiológica de los materiales históricos
que, sobre el huerto familiar, o solar, se encuentran en dos de las principales fuentes
hispanas del siglo XVI y que tratan sobre la vida del pueblo maya: La relación de las cosas
de Yucatán escrito por el fraile Diego de Landa en 1566 y Las relaciones histórico geográficas
de la Gobernación de Yucatán, escritas en 1578. Para aspectos específicos, se ha incluido
–particularmente para generar un contexto– información obtenida del Diccionario de
Motul, escrito en algún momento del siglo XVI; al que se ha contrastado con dos obras
que manejan materiales similares: el Diccionario Maya Cordemex (Barrera Vázquez et al.
1980) y el Diccionario etnolingüístico del idioma maya-yucateco colonial de Cristina Álvarez
(1984).
El fraile Diego de Landa y Calderón (1524-1579) nació en Cifuentes, en la Alcaldía
de Guadalajara, España el 12 de noviembre de 1524. A los 17 años ingresó al monas-
terio de San Juan de los Reyes de Toledo y fue uno de los primeros franciscanos que
llegaron a Yucatán –en 1549– permaneciendo en la península durante tres décadas,
dedicado a evangelizar a los mayas. Fue consagrado Obispo de Yucatán en 1572. La
obra de Landa es ampliamente conocida, porque el fraile vivió en la península entre
1549 y 1563; después fue Provincial Franciscano, para regresar en 1576 como Obispo
de Yucatán (Álvarez 1988). Por sus ideas religiosas, el contexto de la época y el proce-
so de catequización en marcha, destruyó documentos antiguos de la cultura maya en
el Acto de Fe de Maní, donde además de códices, se destruyeron ídolos y demás
elementos que se pensaba estaban relacionados con el culto antiguo. Más tarde, Lan-
da trató de recuperar la información perdida a través de su obra Relación de las Cosas de
Yucatán, escrita hacia 1566, que es una pieza clave para el conocimiento de los anti-
guos mayas. La obra de Diego de Landa escrita en España –alrededor de 1566– es una
fuente etnohistórica importante, aunque su descripción de Yucatán y los detalles de
la conquista, además de la forma de vida de la población maya, sea escueta (Gerhard
1991:53), o por lo menos no tan abundante como quisiéramos.
Las Relaciones Histórico Geográficas de la Gobernación de Yucatán (De la Garza et al. 1983)
son las respuestas dadas al cuestionario Real de 1577, donde las provincias de Mérida
y Valladolid están bien representadas (25 de la Provincia de Mérida, 25 de la Provincia
de Valladolid y tres de la Provincia de Tabasco), cuya distribución se muestra en el
Los autores
Verano de 2009
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EL HUERTO MAYA YUCATECO
4
EN EL SIGLO XVI
L A PENÍNSULA DE YUCATÁN1 es una llanura de piedra caliza, con una superficie pedre-
gosa que se encuentra cubierta por una delgada capa de suelo; ocasionalmente la
planicie presenta pequeñas elevaciones como es el caso de la sierra del Puuc, sierrita
de Muna, o de Ticul. El clima es cálido subhúmedo, con una marcada época de secas.
Anualmente ocurren huracanes durante la segunda mitad del año; es muy seco en el
noroeste y las precipitaciones se incrementan en dirección sureste. La costa oriental y
el interior están cubiertos por selva mediana subperennifolia, misma que en forma de
relictos se transforma en selva alta en el sur; conforme se avanza hacia el extremo
norte también hay selva baja (Flores y Espejel 1994). Existen zonas con vegetación
acuática (Ucan et al 1999), pero la mayor parte del paisaje está dominado por relictos
de vegetación secundaria que presenta diferentes usos y estados sucesionales (Ellis y
Porter 2007: 215).
Los suelos de la península son cársicos,2 producto de una topografía producida
sobre la piedra calcárea y sus procesos de disolución (Flores y Espejel 1994). Esta
región incluye toda la península de Yucatán y su base llega hasta chocar con las mon-
tañas de Chiapas, el Petén del sur y Belice del sur; el drenaje es vertical y el agua tiende
a descender por fisuras que al ampliarse dan lugar a cavernas, que cuando se sobrecar-
gan y desploman producen cenotes,3 que constituyen “los rasgos hidrológicos más
destacados del norte de Yucatán y que también aparecen en las tierras bajas del sur”
1
La plataforma continental de Yucatán tiene una superficie total de 300,000 Km2, la península de Yucatán tiene una
superficie de 39,340 Km2 (2% del total nacional). Es casi plana, con escasos rasgos orogénicos y la Sierrita de Ticul
alcanza sólo una altitud de 200 msnm. Su clima es cálido subhúmedo con lluvias de verano; la precipitación
pluvial es mayor en el sureste y decrece hacia el noreste, con huracanes en el verano y nortes en el invierno. La
vegetación va de las selvas bajas y medianas subcaducifolias y caducifolias en el norte, hasta las selvas altas en el
sur, aledañas a Chiapas (Beddows y colegas 2007: 32-33).
2
En castellano también se escribe cártsico, kársico, o kárstico.
3
Los cenotes forman parte esencial en la vida de los mayas del norte de la península de Yucatán; están relacionados
con el urbanismo y con la vida de los numerosos asentamientos poblacionales. El término cenote (ts’ono’ot, o d’zonot)
se aplica a “cualquier caverna con depósito de agua […] que está abierto al exterior en algún grado” (Beddows y
colegas 2007: 33). En Yucatán existen actualmente de 7,000 a 8,000 cenotes, aunque los cálculos para Campeche y
Quintana Roo son dudosos. Hay varios tipos de cenotes, los más abiertos –o aguadas– con mayor presencia de luz,
tienen también mayor producción de materia orgánica; la producida dentro de ellos procede de plantas acuáticas y
algas, “[…] e influyen en el tipo de vida que en ellos se encuentra” (Beddows y colegas 2007: 32, 35).
4
Gallareta Negrón (2007: 38-39, 42-43) propone la ubicación de los cenotes de la península en tres zonas: (1) el
anillo de cenotes, (2) la falla de Ticul y (3) la fractura de Holbox. El anillo se formó por efecto del bólido que en
el Cretácico formó el cráter, en cuyo borde se encuentra dicho anillo. La fractura de Holbox está al oriente de
Yucatán y corre de norte a sur en una franja delgada. La falla de Ticul corre a lo largo del Puuc. Derivados de la
falla de Holbox existen otros patrones de cenotes. Como resultado de su estudio concluye que los sitios
arqueológicos mayas y la distribución de cenotes se relacionan, pero no se puede afirmar que su presencia y
densidad fuese determinante, ya que otros factores a considerar son: el control de terrenos productivos para la
agricultura, las rutas comerciales y la distribución de productos con alto valor comercial como la sal y el cacao.
Los cenotes de la península no son utilizables para la construcción de obras hidráulicas de gran envergadura.
5
Para Ochoa Salas (1980: 148-149), la causa principal estuvo en la sobrepoblación y con ello la sobrexplotación de
los recursos, que crearon un desajuste ecológico debido a la deforestación. Esta resultó de la agricultura
extensiva, el empobrecimiento de las tierras y una consecuente baja en la producción de alimentos. De aquí
derivaron el despoblamiento por migración, donde las clases menos favorecidas buscaron mejores oportunida-
des; las élites exigían cada vez más altos tributos y controlaba el poder político, los conocimientos, los productos
y los medios de producción.
6
Para Ochoa Salas (1980: 149-150), las zonas con “técnicas avanzadas de cultivo” no eran “suficientente extensas”
para proporcionar la producción requerida por toda la población. Además, si eran controladas por la élite su
producción era para la clase dirigente. Ochoa Salas cuestiona también la propuesta de Puleston (1978) sobre el
uso del ramón como sustituto en la dieta de las clases menos favorecidas y, que los complementos dietéticos de
origen animal hayan suplido la carencia de alimentos.
Yucatán es una tierra la de menos tierra que yo he visto, porque toda ella es una viva laja, y tiene a
maravilla poca tierra, tanto que habrá pocas partes donde se pueda cavar un estado sin dar en
grandes bancos de lajas muy grandes [...] y es cosa maravillosa que sea tanta la fertilidad de esta
tierra sobre las piedras y entre ellas [...]. Todo lo que en ella hay y se da, se da mejor y más
abundantemente entre las piedras que en la tierra, porque sobre la tierra que acierta a haber en
algunas partes ni se dan árboles ni los hay, ni los indios en ella siembran sus simientes, ni hay sino
yerbas; y entre las piedras y sobre ellas siembran y se dan todas sus semillas y se crían todos los
árboles, y algunos tan grandes y hermosos que maravilla son de ver [...]; (Landa 1983 [1566]: 130).
Toda esta provincia es tierra de muchas piedras y montuosa y en la mayor parte es casi toda una
laja, que no hay un palmo de tierra, y así en muchas partes no pueden andar carretas y aun se anda
a caballo trabajosamente por el herraje que se gasta (Relaciones de Tabi y Chunhuhub: 162).
[...] y son algunos años tan violentos que [los huracanes] derriban casas de indios y arrancan de
raíz árboles muy grandes, y así sucede ventar por fin de julio y agosto, derriban y quiebran
maizales, de que redundan algunos años grandes hambres (Relación de la ciudad de Mérida:70).
No obstante las características del suelo y los eventos climatológicos narrados en las
citas anteriores, parece probable que la población que llegó a asentarse en dicho territo-
rio fuese alta, particularmente durante algunas etapas de su evolución; aunque tam-
bién parece probable, que estuviese habitando por numerosos asentamientos meno-
res. Esta dispersión ha sido relacionada con la presencia del agua, ya fuese en cenotes
o dolinas, manto freático elevado (pozos), aguadas, rejolladas, pozos excavados en el
fondo de rejolladas, grutas, chultunes y haltunes (Gallareta Negrón 2007: 43). Una
idea de ello se encuentra en el número de sitios arqueológicos que tan sólo en 1988,
para el estado de Yucatán (uno de los tres que incluyen al centro y norte de la penín-
sula) estaban registrados y llegaban a la cifra de 1,615, que según los especialistas
fueron construidos y habitados desde el Formativo medio (300-350 aC), hasta el
Como confirmaron las excavaciones de 2002 (Operación K16), la depresión se rellenó rápida-
mente y los materiales fueron tirados por todos lados en la hondonada. La capa más inferior
(K1606-1608), contenía 687 tiestos que pesaban 11.5 kg (peso por tiesto = 16.7 g), y piedras más
7
Estas depresiones son en total 59; de ellas 47 son pozas y hay otras 12 de las que Weiss estudia 10. Todas tienen
una superficie entre siete y 420 m2.
El grano más principal de este pueblo […] es el maíz, el cual se da muy bien en todas partes, y habiendo
buenos temporales se coge en gran abundancia; hay otro grano que los indios llaman bu’ul, y los
españoles frijoles, de muchas suertes semejantes a las habas; hay chile de mucha cantidad, calabazas,
jícamas, batatas, chayas y algunas raíces que llaman kup bez, ixluch, ch’inch’in chay, y otras semejantes, que en
tiempo de esterilidad sirven de sustento a los naturales […]; (Relaciones de Motul: 273).
Que a los caciques por la administración y cuidado de gobernar los pueblos, se les haga cada año
una milpa de maíz y otra de frijoles [...]; (Ordenanzas de Tomás López, 1552-1553, Apéndice al
Documento número 8; Landa 1983 [1566]: 234).
Siembran milpas de algodonales de donde cogen todo lo que es menester e hilando las
indias y después lo tejen en sus telares muy poco a poco […]; (Relaciones de Titzal y Tixtual:
242).
Cógese mucho algodón a maravilla […]; (Landa 1983 [1566]: 145).
Los árboles silvestres, de cuya madera hay aprovechamiento para enmaderar y cubrir las casas son
cedros, chulules, chakté y ha’bin que son las más usadas entre españoles e indios para enmaderar las
casas […]. También hay un árbol (xan) a manera de palmas o espadañas; sírvele de cubrir sus casas
en que viven […]; (Relación de Mama y Kantemo: 112).
Hay asimismo, mucha caza de venados, conejos, perdices, codornices, tórtolas, pavas, puercos
del monte [...]; hay otros muchos géneros de caza del monte de que se sustentan los naturales [...];
(Relación de Uayma y Kantunilkín: TII: 171).
[…] llaman los indios ba a manera de un gran ratón; críanse debajo de la tierra y susténtase de
raíces; tómanlos con lazos en los hoyos que hacen sus salidas y es muy buena comida para los
indios […]; (Relación de Mama y Kantemo: 115).
Hay un animalito tristísimo de su natural y anda siempre en las cavernas y escondrijos, y de noche;
y para cazarlo le arman los indios cierta trampa y en ella le cogen; es semejante a la liebre y anda a
saltos y encogido. Tiene los dientes delanteros muy largos y delgados, la colilla aún menor que la
liebre y el color xeloso [sic] y muy sombrío y es a maravilla manso y amable y llámase Zub […];
(Landa 1983 (1566): 149).
Hay muchas codornices a maravilla, y son algo mayores que las nuestras, y de singular comer;
vuelan poco y tománlas los indios con perros, encaramadas en los árboles, con lazos que les
echan al pescuezo, y es muy gustosa caza […]; (Landa 1983 (1566): 146).
8
Para épocas actuales el aprovechamiento de la miel ha sido estudiada en los huertos mayas contemporáneos y
constituye una fuente importante de ingresos (Caballero 1992).
Hay dos castas de abejas y ambas son muy más pequeñas que las nuestras. Las mayores de ellas
crían en colmenas, las cuales son muy chicas; no hacen panal como las nuestras, sino ciertas
vejiguitas como nueces de cera, todas juntas unas a otras, llenas de la miel. Para castrarlas no hacen
más que abrir la colmena y reventar con un palito estas vejiguitas y así corre la miel y sacan la cera
cuando les parece. Las demás crían en los montes, en concavidades de árboles y de piedras, y allí
les buscan la cera de la cual y de miel abunda esta tierra mucho, y la miel es muy buena salvo que
como es mucha la fertilidad del pasto de las abejas sale algo tocada del agua y es menester darle un
hervor al fuego y con dárselo queda muy buena y de mucha duración. La cera es buena salvo que
es muy humosa y nunca se ha acertado cual sea la causa, y en unas provincias es muy más amarilla
por razón de las flores. No pican estas abejas ni hacen (nada) cuando las castran mal […]; (Landa
1983 [1566]: 69).
FOTOGRAFÍA 2.
PANAL EXCAVADO EN TRONCO DE
ÁRBOL O JOBÓN; YAXCABA, YUCATÁN
FOTOGRAFÍA 3.
INTERIOR DE PANAL EN TRONCO DE
ÁRBOL O JOBÓN; YAXCABA, YUCATÁN
[…] la cera […] cogen en los montes gran cantidad y venden, porque de las colmenas es poca la
que de ella se saca y dase entre las aberturas de las piedras y en huecos de árboles. Aprovéchanse
de la miel y la cera […]; (Relaciones de Titzal y Tixtual: 242).
FOTOGRAFÍA 5.
PANAL CON ABEJAS SILVESTRES, YAXCABA, YUCATÁN
10. CAPTURA DE PECES EN CENOTES, AGUADAS, LAGUNAS Y MAR. Las fuentes consultadas
permiten saber que, el producto de la actividad de pesca se destinaba tanto al consu-
mo de los pobladores como a su venta. La tecnología de captura incluia las redes, o
las flechas.
En cenotes o ts’onoot […] crían unos pescados negros que en lengua española llaman bagres y en
lengua de estos indios ahlu’ub […] en algunos de estos cenotes se cría otro género de pescado que
en nuestra lengua se llama mojarra y en lengua de estos indios llaman chek’ […]; (Relaciones de
Dzonot: TII-84).
No hay sólo pescado en la laguna pero es tanta la abundancia que en la costa hay, que casi no curan
los indios de lo de la laguna, si no son los que no tienen aparejos de redes, que éstos suelen, con
la flecha, como hay poca agua, matar muchos pescados; los demás hacen sus muy grandes
pesquerías de que comen y venden pescado a toda la tierra (Landa 1983 [1566]: 134).
11. CULTIVO EN REJOLLADAS (k’op). Las rejolladas, se definen como ollas de agua, o
depresiones circundadas por vegetación arbórea, donde la humedad se conserva de
manera natural y además se reduce la temperatura en relación con la exterior. En
tiempos prehispánicos, probablemente desde el Clásico tardío9, se usaban para cultivar;
9
Como demuestra la información arqueológica de La Milpa.
Cacao […] de los árboles fructíferos de esta tierra […] se da poco por la sequedad de la tierra,
porque requiere tierra húmeda, y lo que se da en hoyos donde hay alguna humedad y sombra […];
(Relación de la ciudad de Mérida: 76).
[…] hay árboles en ollas de cacao, que es moneda que entre ellos se usa […]; (Relaciones de la Villa
de Valladolid: TII-42).
Hay en este pueblo [Tiquibalam, identificado como Ek’Balam] dos hoyas de agua grandes, hon-
das, que por sus vueltas y camino bajan abajo; sácase agua a una braza; la una hoya cae a la parte
oriente y la otra al poniente, quedando los edificios y pueblo en medio […]; (Relación de Tiquibalam);
(De la Garza y colegas 1983, II, p. 140, tomado de Gallareta Negrón 2007: 40).
12. MATERIAL PARA HORNOS DE CAL. Recordamos su importancia, ya que la cal se utiliza-
ba tanto para mezclarla con agua y maíz, cocer la mezcla y obtener de ello el nixtamal,
o maíz que estaba listo para ser molido y destinado a la elaboración de masa, tortillas,
tamales y demás productos que eran fundamentales en la dieta de los pobladores
mayas; así como por sus aplicaciones en la elaboración de materiales destinados a la
construcción:
[…] Chaka’, el cual les sirve de cercar cualquier cosa y como este verde prende en donde quiera que
se hinca […] sirve para quemar hornos de cal que arden ricamente […]; (Relación de Mama y Kantemo:
113).
[…] y que este Tomás López mandó despoblar los dichos pueblos para allegarlos junto a los
monasterios como tengo dicho, y los pueblos que no querían despoblarse de sus asientos les
mandaba poner fuego a las casas, y desde que se fue de estas tierra dejó poder a los religiosos frailes
de San Francisco […] y les quemaban sus casas y les cortaban los árboles de frutas que tenían […];
(Relaciones de Dzonot: TII-85-86).
Sus jardines están adornados con árboles y mesas ricamente trabajadas destinadas a los festines
[…]; (Párrafo extraído del texto de una carta anónima, que en 1520 enviase un criado desde Cuba
a su señor, que estaba en España, sobre […] el país recién descubierto al cual llaman Yucatán […];
(Landa 1983 [1566]: 243).
Los sistemas agrícolas son adaptaciones de los cultivos a las condiciones de suelo,
agua, inclinación y demás características fisiográficas, ambientales y climatológicas;
sin embargo, la población a pesar de la diversidad de sus cultivos, o de su producti-
vidad, siempre se requería de otros productos. Las trece actividades productivas que
discutimos, eran parte integral del modo de vida de los pobladores; interactuaban
con el sistema de roza-tumba-quema y también con los huertos y las milpas, entendi-
das éstas en el sentido de campos destinados a producir varios cultivos. El destino de
lo que producían era para el consumo familiar y para el comercio, incluyendo también
los productos de otras actividades, como la recolección, caza y pesca, de la que trata-
remos en la información factual de este escrito. En algunos puertos –como Xicalanco
en el actual Campeche– la época de apogeo económico habría ocurrido en el Posclásico
temprano, varios siglos antes de la llegada de los españoles, por lo que registros de
españoles en el siglo XVI, no los incluyen (Ochoa Salas y Vargas 1987: 96, 106-107;
Ochoa Salas 1997: 45 y ss; Ochoa Salas y González Jácome 2009).
Por otra parte, hay que considerar que el comercio de productos en las regiones
costeras de la península (sal de la ría Lagartos, por ejemplo), se dirigía a lo que se ha
denominado como los “puertos de intercambio” y no hacia los asentamientos meno-
res. Así, por ejemplo, durante la época prehispánica el puerto de Xicalanco funcionó
principalmente como enlace en las relaciones comerciales entre el centro de México y
el área maya, o entre ésta y el Soconusco (Ochoa Salas y González Jácome 2009). El
puerto de la isla Cerritos, en el norte de Yucatán, también alcanzó su apogeo en el
[…] tenían muy grande tianguez o plaza, con muchos tractantes [sic] e mercaderías, así de
bastimentos e cosas de comer, como de todas las otras que entre los naturales se compran e
venden e truecan […].
FOTOGRAFÍA 6.
DEPÓSITOS DE SAL EN LA RÍA DE LAGARTOS, YUCATÁN
Tenían los señores gran cuidado en que hubiesen grandes y muy solemnes y muy ricas ferias y
mercados porque como concurren a ellas muchas cosas, los que carecen de algo, allí lo hallan y
truecan con los que carecen de otras cosas necesarias: tenían sus ferias y lo que se vendía junto a
los templos. El vender y comprar es el trocar que es el más natural trato: daban maíz por frijoles
y frijoles por cacao, traían sal por especies, que era el axí o chile […] también trocaban carnes y
caza por otras cosas de comer; conmutaban mantas de algodón por oro y por algunas hachuelas
de cobre, y oro por esmeraldas, turquesas y plumas […].
10
Sobre la tecnología maya contemporánea para el cultivo de maíz, pude consultarse el artículo de Catalina
Rodríguez Lascano, que citamos en la bibliografía de este libro, que especifica para 1988 una producción total de
maíz en la península de 125 mil toneladas. La autora, basándose en los materiales de Villa Rojas (1961), explica que
el cultivo de este grano estaba asociado a calabaza, frijol, chile, jícama, camote, macal, yuca, tomate, melón, piña
y sandía.
1
En varios lugares de Europa son tan importantes como en la península de Yucatán y llegan a ser aún más diversos.
Los estudios contemporáneos sobre huertos tropicales generalmente muestran una gran diversidad de nombres
para designarlos ya que se utilizan idiomas locales (Heike Vibrans Lindemann, comunicación personal 2009).
31
Los huertos ocupan espacios a menudo reducidos (casi siempre menores a 2,500 m2)
y están ubicados en las cercanías de las viviendas.2 Los huertos más importantes –o
por lo menos los más conocidos y estudiados– se encuentran en las regiones tropicales
(Kumar y Nair 2006), pero están ampliamente difundidos en numerosos países del
mundo.3 Estos sistemas se han desarrollado y nutrido a lo largo de generaciones
debido a que los campesinos experimentan y hacen innovaciones constantemente,
que les permite ajustarlos a sus necesidades. Con frecuencia han sido descritos como
sistemas sustentables, a pesar de que no han sido objeto de estudio en forma impor-
tante; sin embargo, actualmente han llamado la atención de los científicos por su
capacidad para mitigar problemas ambientales como la pérdida de biodiversidad, o la
elevación de los niveles del CO2 en la atmósfera. Al mismo tiempo, este sistema
agroforestal de multiestratos, provee de recursos económicos, alimentos y seguridad
a sus propietarios.
En la literatura del siglo xx y principios de XXI, para la península de Yucatán
se registran estos sistemas agroforestales con el nombre de huerta familiar (Barrera
2
En lugares como San Francisco Tepeyanco, en Tlaxcala, los huertos tenían en la década de los 1970 y 1980 apenas
700 m2 de superficie, pero eran altamente diversos y su producción principal se destinaba al mercado. Sin
embargo, hay que considerar que los huertos tropicales se conformaban dentro de una zona de selva, modificada
con la introducción de plantas comestibles, esencialmente frutales. En contraste, los huertos de zonas con climas
teplados o fríos tenían menos frutales y mayor número de plantas medicinales, flores, condimenticias y orna-
mentales; se incluían también chile, cultivos básicos, Quenopodium y demás (González Jácome 1985, 2003).
3
Kumar y Nair (2006) proporcionan en su compilación, información sobre huertos en Indonesia, las islas del
Pacífico, India, Melanesia, Etiopía, Amazonia peruana, Brasil, Sri Lanka y Mesoamérica. También hay que conside-
rar la presencia de huertos en zonas urbanas.
4
Del latín solarius, de solum, suelo (Diccionario de la Lengua Española; Real Academia Española; Madrid, 1939: 1171).
[...] una de las cosas que ha impedido e impide la policía moral y espiritual de los naturales de las
dichas provincias, es el vivir apartados unos de otros por los montes. Por ende mando, que todos
los naturales de esta dicha provincia se junten en sus pueblos, y hagan casas juntas, trazadas en
forma de pueblos todos los de una parcialidad y cabecera en un lugar cómodo y conveniente, y
hagan sus casas de piedras, y de obra duradera, cada vecino casa de por sí, dentro de la traza que se
le diere, y que no siembren milpas algunas dentro del pueblo, sino que todo lo corten, sino fuere
algunos árboles de fruta, […] (Ordenanzas de Tomás López –1552-1553– Apéndice Documento
No 8; Landa 1983 [1566]: 220).
El asiento donde al presente están todos los indios, todos los más no son los antiguos que ellos
tenían, sino donde los han poblado los frailes, porque por tenerlos más acomodados para la
doctrina los hicieron juntar y esto cierto fue con tanto celo, porque como la tierra es montuosa
no podían ir a tantos pueblos y así tienen los más concertados, y cuando van a doctrinarlos o
decirles misa hallan los más congregados (Relación de Cacalchén, Yaxa y Sihunchen: TI-339).
[...] que un fray Hernando de Guevara fue a todos estos pueblos y los trajo a Tinum y Temozón
[...]; (Relación de Tinum y Temozón: TII-158).
Nuestra voluntad es de hazer, é [sic] por la presente hazemos [sic] los montes de fruta sylvestre
[sic], comunes, y que cada uno la pueda coger, y llevar las plantas para poner en sus heredades y
estancias, y aprovecharse de ellos como de cosa común.
Por su parte, la Ley 1ª establece que a los nuevos pobladores se les entreguen
tierras y solares, además de indios encomendados. Las tierras entregadas a los hispa-
nos fueron las peonías y cavallerias [sic]6 de acuerdo con sus merecimientos. Además,
la entrega de tierras tenía como objetivo éstas fuesen destinadas al cultivo y la crianza
de ganado. Fue firmada por Fernando V, en Valladolid, el 18 junio y el 10 agosto de
1513, refrendada por Carlos I, en Toledo, el 26 de junio de 1523 y el 19 de mayo de 1525
y por Felipe II, en Toledo, el 25 de mayo de 1596; en ella se manda que:
Porque nuestros vasallos se alienten al descubrimiento y población de las Indias, y puedan vivir
con la comodidad, y conveniencia, que deseamos: Es nuestra voluntad, que se puedan repartir y
repartan casas, solares, tierras, cavallerìas [sic], y peonías a todos los que fueren á [sic] poblar
tierras nuevas en los Pueblos y Lugares, que por el Governador [sic] de la nueva población les
fueren señalados, haciendo distincion entre escuderos, y peones, y los que fueren de menos grado
5
Ley 8ª Que los montes de fruta sean comunes; Título XVII; “De los Caminos Públicos, Posadas, Ventas, mesones,
términos, pastos, montes, aguas, arboledas, y plantío de viñas”. En: Recopilación de Leyes..., Tomo II, foja 113.
6
Ley 1ª De la venta y composición de tierras. Título XII, De la Venta, Composición, y Repartimiento de tierras,
solares, y aguas; Libro IV, Título XII, Ordenanzas 104 y 105 de Poblaciones, Recopilación de Leyes..., Tomo II, foja 102
(en González 2009).
7
Peonía: porción de tierra o heredad que, después de hecha la conquista de un país, se solía asignar a cada soldado
de a pie para que se estableciese en él; en las Indias correspondía a la tierra que podía labrarse en un día (Diccionario
de la Lengua Española; Madrid, 1939:972).
Caballería: suerte de tierra que por la Corona, los señores o las comunidades se daba en usufructo a quien se
comprometía a sostener en guerra o en paz un hombre de armas con su caballo; equivalente a 60 fanegas o 3.863
áreas (en Cuba 1,343 áreas); (Diccionario de la Lengua Española; Madrid, 1939: 206).
Huebra: yugada, o par de mulas y mozo que se alquilan para trabajar un día entero. Tierra en barbecho. Huebrero:
mozo que trabaja en la huebra (Diccionario de la Lengua Española; Madrid, 1939: 699).
Pie: medida de longitud que en Castilla equivalía a una tercera parte de la vara, o unas 12 pulgadas y equivalía a unos
28 centímetros (Diccionario de la Lengua Española; Madrid, 1939: 988).
8
El huerto es un terreno destinado al cultivo de legumbres y árboles frutales. La huerta se distingue del huerto por
tener menos extensión, ser menos arbolada y cultivar más verdura (Diccionario de la Lengua Española; Madrid, 1939:
700).
9
Sequedal, secano. Diccionario de la Lengua Española; Madrid, 1939: 1143.
Los pueblos que ahora están poblados de indios no tienen forma, ni pueden tener, de calles,
porque las casas son de madera cubiertas de paja [...] y así son y parecen a la vista, una congrega-
ción de cabañas (Relación de la ciudad de Mérida: TI-71).
[…] estos dichos pueblos en llano, aunque pedregoso; no tienen calles trazadas sino todos
revueltos, sin concierto ninguno (Relaciones de Titzal y Tixtual: TI-237).
Este pueblo de Chauac-Ha era de mil vecinos al tiempo que el capitán Francisco de Montejo
pobló allí, los cuales estaban en pueblo en alguna manera permanente y formado, con sus casas
de piedra de albañilería cubiertas de paja, donde hacían sus congregaciones y mercados, aunque no
compasadas las calles […]; (Relaciones de la Villa de Valladolid: TII-32).
Su total destrucción ha sido haberlos mudado de sus antiguos asientos, reduciéndolos de muchos
pueblos en uno, y esto con demasiado y bárbaro rigor [...] fray Francisco Aparicio. Y llegado al
dicho pueblo (Temaza) con gran alboroto, mandó poner fuego a todas las casas, que eran
más de ciento y setenta [...] asimismo, les mandó poner fuego a todos los árboles de fruta que
tenían delante de sus casas en el dicho pueblo10 [...] viéndose los principales y caciques sin sus
casas, que las tenían muy suntuosas aunque de madera, sacados de su antiguo asiento, en ocho
días murieron los caciques y los más de los principales [...] por manera que las mudadas ha sido la
principal parte de su menoscabo (de la población), allende de que los frailes de esta gobernación
han edificado con tanta suntuosidad que también ha sido mucha ayuda al menoscabo de los
dichos indios, y lo será, porque para cuatro frailes [...] hay casa para más de ciento. Allende de esto,
se ha inventado en esta Gobernación, una granjería de añil, que ha de ser el remate de los pocos
10
Subrayado nuestro.
11
Subrayado nuestro.
Y si suceden buenos años siempre tienen abundancia de comida, aunque algunos años son
estériles de aguas, padecen necesidad de hambre, y algunos años vienen por el mes de agosto y
septiembre algunas tormentas de vientos muy recios que derriban árboles y las sementeras, y
cuando esto acaece padecemos necesidad todos los indios y nosotros los españoles de comida
[…] (Relaciones de Dzonot: TII-88).
3. Los documentos dan indicios sobre una serie de posibles cambios en la estruc-
tura y uso del espacio en los huertos familiares. En primera instancia tenemos que
la asignación a los pobladores de espacios reticulados en los nuevos pueblos, el
huerto familiar tuvo que ser encerrado, utilizando para ello cercos de piedra o
albarradas. La piedra abunda en estas regiones y su uso si bien liberó espacios para
el cultivo, también requirió de fuerza de trabajo. Por otra parte, las albarradas de-
bieron contribuir a la disminución de animales silvestres que antes de ellas entra-
ban y salían libremente por la arboleda, como ha sido estudiado para otras regiones
tropicales de México y en tiempos antiguos (Vanderwarker 2006). La presencia de
los huertos familiares en el momento del contacto con la población española
(Posclásico maya), se encuentra referida de manera velada, esto es con menciones
poco descriptivas; sin embargo, el hecho de que se mencione la frase “árboles de
frutas que tenían en sus casas, que habían plantado y sembrado ellos mismos”, da
otra evidencia de su existencia:
[…] y que este Tomás López mandó despoblar los dichos pueblos para allegarlos junto a los
monasterios como tengo dicho, y los pueblos que no querían despoblarse de sus asientos les
mandaba poner fuego a las casas, y desde que se fue de estas tierra dejó poder a los religiosos frailes
de San Francisco […] y les quemaban sus casas y les cortaban los árboles de frutas que
tenían12 […]; (Relaciones de Dzonot: TII-85-86).
[...] fueron apremiados por un Tomás López, Oidor de Su Majestad [...] y éste los apremió que se
mudasen y dejasen sus casas, árboles de frutas, labranzas y sementeras, para que se llegasen a los
12
Subrayado nuestro.
Hay en dicho pueblo de Chauac-Ha muchos árboles de fruta de la tierra 15 [...]; (Relación de
Chahuac-ha, Chichimila’ y Chancenote: T II: 248).
[...] tienen muchas frutas y árboles de ellas, así plantadas a mano como silvestres 16 […];
(Relaciones de Dzonot: T II-90).
13
Subrayado nuestro.
14
Subrayado nuestro.
15
Subrayado nuestro.
16
Subrayado nuestro.
17
Al visitar el pueblo en julio de 2008, los autores encontraron un Chan Kom totalmente urbanizado y con una
traza reticular Además, en una capilla situada en uno de los extremos de la plaza central existe, desde 2006,
una placa alusiva a la estancia en el pueblo del “Educador, antropólogo e historiador Pablo Alfonso Villa Rojas,
FOTOGRAFÍA 8.
SOLAR EN CHAN KOM, 2008.
Esto último llama la atención, al compararse con el patrón de distribución
habitacional que parece haber sido común en el área maya del período Clásico, donde
Gordon Willey (1981 citado por Benavides y Manzanilla 1987:16), menciona la exis-
tencia de tres tipos de asentamientos residenciales: unidades mínimas, unidades de
grupo (informales, como de patio) y las agrupaciones (formadas por varias unidades
de grupo). Las primeras dos tenían como función principal ser viviendas para fami-
lias nucleares o extensas. Hay que considerar que las construcciones casi siempre se
distribuyen en cuadrángulo, con un patio central, mismo que si se consideran las
altas temperaturas típicas de la región, se mantiene fresco con la sombra que propor-
Fundador del Instituto Nacional Indigenista”. En Chan Kom también había cultivo de maíz en una rejollada y
numerosos huertos, varios de ellos en procesos de deterioro por falta de fuerza de trabajo causados por la
emigración.
18
No se especifica cuál zapote.
19
Desconocemos la información que permite a la autora aseverar lo anterior.
20
No sabemos como se conoce la especie.
FOTOGRAFÍA 9.
CRESCENTIA ALATA KUNTH
CHAN KOM, YUCATÁN
FOTOGRAFÍA 10.
DORADILLA
21
Esto se ha cuestionado últimamente en estudios genéticos (Heike Vibrans Lindemann, comunicación personal
2009).
22
Parece que es sinónimo del Sabal mayarum Bartlett, pero el cambio es reciente y la literatura actual aún dice yapa,
por lo que se puede dejar así (Heike Vibrans Lindemann, comunicación personal 2009).
[…] hay en esta tierra mucha cantidad de hierbas medicinales […] porque los indios naturales no hay
enfermedad a que no apliquen hierbas […] pero preguntándoles razón de su propiedad no saben
dar otra que ser fría o caliente […] también las hay muy venenosas y mortíferas (Relación de la ciudad
de Mérida: 78).
En lo tocante a yerbas y plantas con que se curan los indios, hay muchas raíces y yerbas muy
saludables, hay grande número que da mucha salud a los naturales; hay también otras yerbas con
que matan las gentes […]; (Relaciones de Tekit: 288).
Las hierbas que los indios tienen, con que se curan, son muy buenas y muchas, que si las
conociesen sería cosa muy importante […]; (Relación de Cacalchén, Yaxa y Sihunchen: 339).
Lo más de los indios no se curan en sus enfermedades si no es con yerbas y raíces, y se sangran en
las partes que les duele […]; (Relaciones de Dzidzantún: 414).
23
Heike Vibrans Lindemann (comunicación personal 2009) pone en duda su existencia en Yucatán.
En las referencias del siglo XVI, también se encontraron menciones a varios ani-
males, algunos de los cuales eran criados –normalmente– alrededor de las casas, ya
fuera en todo su ciclo de vida, o sólo en algún período; entendiéndose ésto como
un amplio proceso de domesticación animal en diferentes estadios. Las fuentes
mencionan alrededor de 39 especies con 21 nombres genéricos, que incluyen dos
insectos, tres mamíferos, dos reptiles y 32 aves (ver pp. 136 y 149). La lista de la
fauna domesticada, o en proceso de domesticación, prehispánica de Yucatán; ade-
más de la fauna silvestre que se encontraba en los huertos y zonas aledañas a las
casas es la siguiente:
24
El Memorial de 1620, elaborado por el Secretario del Consejo de Indias, publicado en las Reales Cédulas de 1596-1648
(Boletín AGN, Tomo II, Nº 4, 1931:481-506), dice que en 1619 llegaron 1,500 arrobas “[…] de una nueva grana que
llaman de Campeche y por otro nombre de Yucatán”. Estos cultivos se iniciaron en 1615 con la plantación de
nopales “de calidad”, pero la grana era deficiente porque”la semilla [no era] de la bondad de las dichas provincias
de Mixteca y Tlaxcala”. Además, en el cultivo del nopal los mayas de Yucatán imitaban a los zoques de Tabasco
y Chiapas, que cortaban las pencas “asemilladas y las colocaban sobre enramadas”. Se requería el doble de grana
para que ésta operase como la de Tlaxcala. Para 1760 la industria de la grana declinó en Yucatán y los indígenas,
irritados por los bajos precios que fijaban los comerciantes, destruyeron el insecto y los nopales.
Hay que considerar también, que el papel de algunos animales se modificó des-
pués durante el virreinato; por ejemplo, la cría del perro para fines de consumo ali-
menticio y su uso en ceremoniales, desapareció. La introducción del cerdo, las galli-
nas y palomas del Viejo Mundo, redujeron la caza de pecarí y de aves silvestres, como
el pavo ocelado. Finalmente, las fuentes permiten apreciar que el trabajo del huerto
maya o solar –al menos en el siglo XVI– estaba a cargo de la mujer, mientras que la
labor en la milpa estaba manejada por los varones, dentro de la organización familiar,
como se aprecia en la siguiente cita:
[Las mujeres] son grandes trabajadoras [...] de ellas cuelgan los mayores y más trabajos de la
sustentación de sus casas y educación de sus hijos, y paga de sus tributos, y con todo esto, si es
menester, llevan algunas veces carga mayor labrando y sembrando sus mantenimientos. Son a
maravilla granjeras, velando de noche el rato que de servir sus casas les queda, yendo a los
mercados a comprar y vender sus cosillas. Crían aves de las suyas y las de Castilla para vender y para
comer. Crían pájaros para su recreación y para las plumas, con la que hacen sus ropas galanas; y
crían otros animales domésticos de los cuales dan el pecho a los corzos,25 con los que los crían
25
Venados.
Esta última referencia, abre expectativas con respecto a especies animales que no
son mencionadas explícitamente, pero que fueron criadas en los solares y que fueron
citadas por las crónicas del siglo XVI, como acontecía con los venados jóvenes. Por
considerarse de primordial importancia para explicar la evolución de los huertos mayas,
además de los cambios producidos por su conversión en solares, es decir, en una
zona arbolada y bardeada, una vez llegados los españoles, se pasará a considerar el
proceso de llegada y adaptación de nuevas especies durante el siglo XVI.
El proceso de introducción de plantas originarias del Viejo Mundo, en América
comenzó con los primeros viajes de los españoles, quienes como se lee en las fuentes
de la época, trajeron y trataron de cultivar muchas de aquellas, que provenían de sus
regiones de origen. Además, parece seguro considerar que las plantas fueran probadas
en espacios controlados, siendo éstos los solares de los españoles, además de los
huertos y huertas en los conventos. En estos lugares, la población indígena los cono-
ció y seguramente aprendió a manejarlos, máxime cuando con ellos llegaron instru-
mentos de trabajo diferentes a los usados en América. Sobre lo anterior, existen dos
referencias que parecen ilustrar el inicio del proceso de adopción de la población
local de las técnicas y herramientas españolas. La primera se refiere a la orden dada
por el Gobernador Tomás López (Ordenanzas de Tomás López –1552-1553– Apéndi-
ce Documento Nº 8; Landa 1983 [1566]: 232), donde ordena a los caciques, principa-
les y maceguales lo siguiente:
[...] que se introdujese entre los indios la granjería y cría de ganados. Que les enseñasen los oficios
mecánicos necesarios en las repúblicas, a mancebos solteros, y que sabiéndolos volviesen a sus
pueblos, donde los compeliesen a usarlos y a enseñarles a otros.
[…] son grandísimos ladrones de todas las cosas que los españoles tienen y particularmente
hurtan y son ansiosísimos de hierro, porque con ello se ayudan a labrar sus sementeras más
fácilmente que no con palos26 […]; (Relaciones de Muxuppipp: 377).
26
Probablemente la cita se refiere a la coa o bastón plantador.
La semilla que de México viene, de rábanos y lechugas y coles y de toda hortaliza, se da a puro
regarla, pero la semilla que aquella echa no aprovecha al (lugar), sino que cada año la han de traer
[...]; (Relación de Cacalchén, Yaxa y Sihunchen: 339).
Las hortalizas se dan bien, más ha de ser semilla de fuera de la tierra, porque la semilla que en ella
se da no vale […]. Ha habido membrillo y durazno, más no han dado fruto aunque han hecho
flores; ya no hay ninguno [...]; (Relación de Oxkutcab: 356).
Hay verdura de la de España que comen los vecinos españoles de ella, y la simiente con que se
siembra viene de la Nueva España, por que si alguna semilla de la que en la tierra se siembra nacida
ella, por ser la tierra tan floja en donde se crió, no nace [...]; (Relaciones de Muxuppipp: 381).
Las fuentes indican que se introdujeron otras plantas, que se adaptaron rápida-
mente a las condiciones de la península de Yucatán y, que seguramente también en-
traron a los solares mayas; estas ascendieron a un total de 26 (Materiales factuales 8).
Una de las primeras fue la naranja, que según los documentos, fue introducida acci-
dentalmente por Bernal Díaz del Castillo en el año de 1518, cuando participaba en la
expedición de Juan de Grijalva y sembró unas pepitas de naranja junto a un templo
(González Jácome 2001: 315-327). Seguramente fue la cocina española la que exigió
traer una gran cantidad de hortalizas; además de la necesidad de la población por los
frutales y plantas medicinales europeas:
Y las hortalizas de España: rábanos, lechugas, berzas, repollos, nabos, perejil, cilantro, hierba-
buena, cebollas, zanahorias, borrajas y espinacas que se dan muy bien es en tiempo de secas
regándolas a mano, y en viniendo las aguas se hinchen de gusanos y se pierden [...] dense también
muy buenos melones, pepinos y cohombros [...]; (Relación de la ciudad de Mérida: 77-78)
De España se han traído naranjos, limas, limones, cidras, dátiles grandes e higueras, aunque no
prenden muy bien, porque las he sembrado y muchas plantas se secan [...] y cocos de Santo
Domingo (Relación de Mama y Kantemo: 113).
Como resultado del método –ya mencionado– de prueba y acierto, o error, queda-
ron registradas cinco especies, cuyo cultivo en la península fracasó: uva (Vitis vinifera),
morera (Morus alba), membrillo (Cydonia oblonga), durazno (Prunus persica) e higo (Ficus
carica). Estas no prosperaron en el solar español de las zonas tropicales (Materiales
factuales 9); seguramente por su incapacidad para adaptarse a las nuevas condiciones
climáticas, temperatura, las estaciones del año, la humedad y los vientos, que han
azotado la península. Podemos leer que los argumentos de la época, estaban basados
en una única razón: la carencia de agua. Hubo otras especies como el trigo, la cebada,
el haba y otros granos, que se adaptaron mejor a los altiplanos templado-fríos y que
–seguramente– no estaban destinados a formar parte del solar maya. Sin embargo, los
cítricos rápidamente se extendieron por estas regiones. Dunmire (2005), Molina (1970
[1571]), Riley (1973), Cline (1966) y Díaz del Castillo (1955), que están citados por
González Jácome (2009), ofrecen el año de llegada de algunas de las plantas ya men-
cionadas a la Nueva España.
No obstante lo anterior, González Jácome (2009) menciona que hasta estos mo-
mentos contamos con escasa información sobre formas específicas que narren lo
acontecido sobre el embalaje y traslado de las primeras plantas vivas del Viejo al
Nuevo Mundo. “Tal vez el caso inicial y más documentado sea el de la introducción
de la naranja por Bernal Díaz, que en el año de 1518 –cuando participaba en la expe-
dición de Juan de Grijalva– que al encontrarse en las tierras ubicadas entre Tonalá y
Coatzacoalcos sembró unas pepitas de naranja junto a un templo”:
[...] que como había muchos mosquitos en aquel río, fuimonos diez soldados a dormir en una casa
alta de ídolos, y junto a aquella casa los sembré, que había traído de Cuba, porque era fama que
veníamos a poblar, y nacieron muy bien, porque los papas de aquellos ídolos los beneficiaban y
regaban y limpiaban desque vieron que eran plantas diferentes de las suyas; de allí se hicieron de
naranjos toda aquella provincia (Martínez 1990:124; Bernal Díaz del Castillo citado en Martínez
1990: 124).
[...] que cualquier vecino que tuviere indios de repartimiento sea obligado a poner con ellos en
cada un año, con cada cien indios de los que tuviere de repartimiento, mil sarmientos, aunque sean
de la planta desta tierra, escogiendo la mejor que pudiere hallar; entiéndese que los ponga e los
tenga prestos y bien curados, en manera que puedan frutificar; los cuales dichos sarmientos,
pueda poner en la parte que a él le pareciere, no perjudicando a otro; e que los ponga en cada un
año, como dicho es, en los tiempos que conviene plantarse, hasta que llegue en cantidad con cada
cien indios, cinco mil cepas; so pena que por el primer año que no los pusiese o cultivare, pague
medio marco de oro aplicado como dicho es; e por la segunda, la pena doblada; e por la tercera,
pierda los indios que asi tuviere…
[...] que habiendo en la tierra plantas de vides de las de España en cantidad que se puedan hacer,
sean obligados a engerir [injertar] las cepas que tuvieren de la planta de la tierra, o de plantallo de
nuevo, so las dichas penas.
[...] otras plantas de árboles de España, o trigo o cebada o otros cualesquier legumbres, así mismo
sean obligados a los plantar e sembrar en los pueblos de los indios que tuvieren, so las penas
susodichas.
Al final de esa misma Carta, Hernán Cortés (4ª Carta de Relación, octubre 15 de
1524), solicita al emperador el permiso para introducir algunas plantas:
[...] que a esta tierra se traigan plantas de todas suertes, y por el aparejo que en esta tierra hay de
todo género de agricultura, y porque hasta ahora ninguna cosa se ha proveído, torno a suplicar a
vuestra majestad, porque de ello será muy servido, mande enviar su provisión a la Casa de
Contratación de Sevilla para que cada navío traiga cierta cantidad de plantas, y que no pueda salir
sin ellas, porque será mucha causa para la población y perpetuación de ella.
También he hecho saber a vuestra cesárea majestad la necesidad que hay que a esta tierra se traigan
plantas de todas suertes, y por el aparejo que en esta tierra hay de todo género de agricultura, y
porque hasta ahora ninguna cosa se ha proveído […].
También hay cantidad de caballos alanos y muy ligeros, vacas, carneros […] puercos, gatos,
perros y todo se cría y hay muy bien [...] (Relación de la ciudad de Mérida: 81.
Dase bien en esta tierra y críase el ganado vacuno y porcuno, yeguas, cabras…; hay pastos para
ellos en la costa de la mar, dieciséis leguas de esta villa [...]; (Relaciones de la Villa de Valladolid: TII-
43).
[...] aunque el ganado ovejuno, por la aspereza de la tierra, no se da tan bien como los demás, y la
falta de agua es la mayor ocasión de no ser mucho el multiplico [...]; (Relación de la ciudad de Mérida:
81).
[...] no se da tan bien el ganado ovejuno [...]; (Relaciones de la Villa de Valladolid: TII-43).
Tienen aves domésticas y que, crían en las casas como son sus gallinas y gallos en mucha cantidad,
aunque son penosos de criar. Hanse dado a criar aves de España, gallinas, y crían muchas a
FOTOGRAFÍA 11.
AVES DE CORRAL: CAMPECHE, PENÍNSULA DE YUCATÁN
FOTOGRAFÍA 12.
PIARA DE CERDOS DOMÉSTICOS
SOLAR/MONTE, SUR DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN
Las plantas y animales nativos, junto con los nuevos componentes introducidos
en el siglo XVI, van a formar el núcleo del solar maya peninsular. También la dieta de
la población común se va conformando alrededor de estos elementos. Algunos
de ellos (por ejemplo el cerdo y las gallinas) se vuelven de uso cotidiano, debido a su
accesibilidad y número; por otra parte, el cambio en el sentido religioso de las fiestas
se hace poco a poco y no tuvo la velocidad que los frailes hubiesen querido.
59
Solían darme de tributo en cada año ciento y ochenta mantas de algodón por los tercios del año,
de cuatro varas de largo cada una y tres cuartas de ancho cada pierna, que son tres varas de ancho
cada manta, y por la misma orden daban el maíz y la cera y gallinas, que era cada tributario media
hanega de maíz y una gallina de la tierra y una libra de cera, sin otras menudencias, y el maíz lo
daban por las cosechas del año. Ahora ha venido este pueblo de Sacalaca en gran disminución, en
manera que tan solamente me dan ahora de tributo en cada tercio treinta y cinco mantas, que
vienen a ser en cada año ciento cinco mantas, y por la misma orden me dan las gallinas y la cera
y demás menudencias, excepto el maíz, que lo dan por las cosechas del año según dicho es. Y la
causa de porque han venido estos indios en disminución [...] por haberlos mudado los religiosos
de sus antiguos asientos (Relación de Sacalaca y Tahmuy: T II: 276-277).
El convento de Tizimín estaba todo acabado, con su claustro alto y bajo, celdas y dormitorios,
hecho todo de cal y canto, y de edificio fuerte;… tiene una muy buena huerta y en ella hay muchos
Varias narraciones similares ofrece el fraile Alonso de Ponce (1976, I: 234) para
otros conventos como el de San Agustín en Tikantó [sic], el de Santa Clara en Cizomtún
(Ponce 1976, I: 334-335), San Juan Bautista en Mutul [sic] (Ponce 1976, I: 336), Cumkal
[sik] (Ponce 1976, I: 337), el de Mérida (“nuestro convento […] dedicado a nuestra
señora”); (Ponce 1976, I: 340), el de San Francisco de Hunucmá (“[…] una casita
pequeña sin claustro, de cal y canto y tres o cuatro celdas […] sin árboles, con algunas
hortalizas […]); (Ponce 1976, I: 349), el de San Francisco de Xequelchakán [sic] (Ponce
1976, I: 354), el de San Francisco de Campeche (Ponce 1976, I: 355). González Jácome
(2009), partiendo también de fuentes de la época, proporciona un interesante panora-
ma sobre la manera legal y práctica de como fueron llegando los elementos exógenos
al solar maya, a partir de la entrada española:
En la época de los Habsburgo, se aplicaron dos políticas sobre las plantas vivas y su traslado por
los océanos a Nueva España. La primera –regulada por las leyes– se dirigió a difundir y propagar
aquellas plantas que los hispanos requerían, que eran de uso común entre los pobladores euro-
peos y que fueron introducidas entre 1519 y 1550. La segunda política de la Corona se enfocó a
regular la introducción, la circulación y mercadeo de aquellas otras plantas, que por su importancia
económica, estaban articuladas a las redes comerciales del Imperio Español y –en consecuencia–
al pago de impuestos. Las islas del Caribe parecen haber sido insuficientes para proveer a Nueva
En un rito descrito en el Chilam Balam de Chumayel que se refiere a las cuatro direcciones del
mundo, se lee lo siguiente: “[…] el pedernal rojo es la piedra del Ah Mucen Cab rojo [...]
el cargador del cielo que actuaba también como dios-abeja). Ah Mucen Cab significa literalmente “el
FOTOGRAFÍA 13.
PAVO OCELADO. CAMPECHE, PENÍNSULA DE YUCATÁN
FOTOGRAFÍA 14.
PANALES EN TRONCOS DE ÁRBOL (HOBON)
YAXCABA, YUCATÁN
1
Las colectas realizadas desde mediados del siglo pasado y lo que va del presente, no registran su existencia, ya que
no es una raza mexicana ni antigua ni moderna.
2
Esta raza fue introducida a mediados del siglo XX, para cruzarla con la raza Tuxpeño y generar híbridos.
3
Variedad recientemente liberada en el pueblo de Xoy.
4
El Olotillo presente en Yucatán es en realidad una sub-raza.
5
Las colectas realizadas desde mediados del siglo pasado y lo que va del presente, no registran la existencia de esta
raza en la península de Yucatán. Se le encuentra en Chiapas.
6
Las colectas realizadas desde mediados del siglo pasado y lo que va del presente, no registran la existencia de esta
raza en la península de Yucatán. Es una raza presente en el Istmo de Tehuantepec.
7
Esta Cucurbitácea no es una planta comestible; es un calabazo (Bush, Bux-lek), utilizado como recipiente, o de
acuerdo con su tamaño, como materia prima para hacer recipientes.
8
Este es un frijol conocido en Chiapas como «de Castilla» y entre los totonacas, como frijol tripa de tuza.
9
En Yucatán la planta es conocida como yuca mansa (Tsiim, Ts’im, Ts’iin).
10
Esta relación debe verse y analizarse en el contexto que brinda el acusioso estudio de Terán y Rassmusen (1994).
FOTOGRAFÍA 15.
SOLAR EN YAXCABA
S EGÚN ESTUDIOS SOBRE LAS PLANTAS que los mayas yucatecos cultivaban durante el
siglo XVI, como el artículo de Joyce Marcus (1982: 239-273), cuya información deriva
básicamente del Diccionario de Motul, las especies domesticadas principales eran cinco:
maíz, frijol, calabaza, chile y tomate; con cultivares en cada una de ellas. Pero, las
plantas americanas sembradas por la población maya yucateca en el mismo siglo XVI,
según información de Las Relaciones histórico geográficas de la Gobernación de Yucatán y La
Relación de las cosas de Yucatán, era bastante más numerosa que los cinco cultivos citados
por Marcus (1982), como veremos en seguida. Además, existían una serie de plantas
destinadas a la obtención de fibras, elaboración de recipientes, asociadas al culto,
medicinales y frutales. Otras plantas eran recolectadas y utilizadas cotidianamente;
muchas de ellas estaban asociadas a los sistemas agrícolas como el huerto o la milpa.
También encontramos plantas que tenían variedades cultivadas y variedades silves-
tres; ambas –como el caso del tomate– eran del consumo común entre la población
maya, en tiempos anteriores a la invasión española.
Los árboles frutales constituían un elemento importante, tanto en la dieta de los
habitantes, así como por su fundamental participación ecológica en la estructura de
los huertos y los solares. Por otra parte, se sembraba y manejaba una mezcla de aque-
llos árboles que eran cultivados en los huertos y aquellos otros, silvestres, cuyos
frutos eran colectados en los relictos de selva y demás ecosistemas naturales adyacen-
tes a los asentamientos poblacionales. Según Joyce Marcus (1982: 241-242), quien se
basa en información de los volúmenes 1 y 2 de las Relaciones de Yucatán, los cinco
cultivos mencionados arriba, se complementaban con los árboles frutales (ah ichil che),
que en los siglos XVI y XVII eran para Yucatán: aguacate, ciruelas o abal cultivado y abal
silvestre (Spondias spp.), anona, chicozapote, zapote blanco, pitahaya, papaya, nache o
nance, guayaba cultivada, avellana de esta tierra (Jatropha curcas), ciruela pasa (sic) de
esta tierra, cacao, guázima y cocoyol (Acrocomia mexicana Karw. ex Mart). Otras plantas
importantes eran: piñuelas (Cham: Bromelia karatas), nopal de tunas (Pakam: Opuntia
spp.) y achiote (Kuxub: Bixa orellana L.).
71
FOTOGRAFÍA 17.
CACAO
FOTOGRAFÍA 18.
CRESCENTIA CUJETE. CHAN KOM, YUCATÁN
NOMBRE EN ESPAÑOL ¿?
NOMBRE EN MAYA Iaxpalialche’
NOMBRE CIENTÍFICO ¿?
FAMILIA ¿?
Hay otra muy singular para curar llagas viejas que llaman iaxpalialché (Landa 1983 [1566]: 140).
OBSERVACIONES: No se ha podido identificar. En Yaxcabá, se hizo referencia al
yaxpelche’ como nombre correcto de una planta que sirve para curar llagas; pero no
se pudo establecer su nombre científico ni sus referencias botánicas.
NOMBRE EN ESPAÑOL ¿?
NOMBRE EN MAYA Kom
NOMBRE CIENTÍFICO ¿?
FAMILIA ¿?
Hay una flor que llaman Kom, la cual es de mucho olor y arde de gran calor cuando huele; podríase
fácilmente traer acá, y son sus hojas a maravilla frescas y anchas (Landa 1983 [1566]: 140).
OBSERVACIONES: No hay suficiente información para identificar y clasificar la planta.
FIGURA 3.
PLANTA DE CHILE Y FRUTO
FRANCISCO HERNÁNDEZ; HISTORIA
DE LAS PLANTAS; LIBRO 3º, CAPÍTULO
CLIII, P. 136.
FOTOGRAFÍA 19.
MAZORCA DE MAÍZ Y HUESO DE PAVO PARA DESGRANAR. MUSEO DE VALLADOLID, YUCATÁN
Hay un grupo de plantas que son mencionadas en las fuentes consultadas, donde no
se especifica que hayan sido cultivadas en el siglo XVI. Por su mención en las fuentes
documentales es factible que estuviesen en el huerto maya, o asociadas a éste en
alguna etapa anterior a la llegada de los españoles. La mayoría de ellas están presentes
en los solares del siglo XXI, por ello se incluyen en este apartado.
FIGURA 5.
RAMA, FLOR FRUTO DE SIRICOTE, CÓPITE (CORDIA DODECANDRA)
PENNINGTON & SARUKHAN 1968: 365.
FIGURA 7.
RAMA, INFLORESENCIA Y FRUTOS DE NANCHE O ZAC-PAH (BYRSONIMA CRASSIFOLIA (L.) KUNTH
PENNINGTON & SARUKHAN 1968: 249.
FIGURA 8.
RAMA CON FLORES Y FRUTO DE PSIDIUM GUAJAVA L.
PENNINGTON & SARUKHAN 1968: 329.
FIGURA 9.
RAMA, INFLORESCENCIA Y FRUTOS DE JABONCILLO (SAPINDUS SAPONARIA L.)
PENNINGTON & SARUKHAN 1968: 271.
FIGURA 10.
RAMAS, INFLORESCENCIAS Y BAYAS DE CAIMITO (CHRYSOPHYLUM CAINITO L.)
PENNINGTON & SARUKHAN 1968: 343.
FIGURA 11.
PÍCIETL
FRANCISCO HERNÁNDEZ, HISTORIA DE LAS
PLANTAS, LIBRO 2º, CAPÍTULO CIX, P.81
NOMBRE EN ESPAÑOL ¿?
NOMBRE EN MAYA Ixluch
NOMBRE CIENTÍFICO ¿?
FAMILIA ¿?
[…] y algunas raíces que llaman […] ixluch […] y otras semejantes, que en tiempo de esterilidad
sirven de sustento a los naturales (Relaciones de Motul: 273).
OBSERVACIONES: Pese a especificarlo, el nombre no sugiere alguna planta con
raíz o tubérculo conocida actualmente.
Plantas medicinales utilizadas por el pueblo maya yucateco del siglo XVI, según Las
Relaciones histórico geográficas de la Gobernación de Yucatán que fueron mencionadas en La
relación de las cosas de Yucatán.
NOMBRE EN ESPAÑOL ¿?
NOMBRE EN MAYA K’umya’
NOMBRE CIENTÍFICO ¿?
FAMILIA ¿?
Hay muchas yerbas medicinales con que se curan… como son: k’umya’, es una yerba en un
bejuco, muy blanda, la hoja grande como hoja de verdolaga pero muy grande, y ésta majada abre
hinchazones […]; (Relaciones de la Villa de Valladolid: TII-43).
OBSERVACIONES: No fue posible identificarla a partir del nombre.
Curaciones
Las fuentes dan información acerca de varios problemas de salud que eran atendidos
con herbolaria. Las plantas medicinales usadas por el pueblo maya yucateco del siglo
XVI para curar varias enfermedades eran, según Las Relaciones histórico geográficas de la
Gobernación de Yucatán y por La Relación de las Cosas de Yucatán, las siguientes.
FIGURA 12.
REPRESENTACIONES DE ABEJAS TOMADAS DEL CÓDICE TROCORTESIANO.
TOZZER AND ALLEN 1910, LÁMINA 2, NOS 1, 3, 4 Y 8
(EL SÍMBOLO CIRCULAR REPRESENTA AL DÍA CAUAC, POSIBLEMENTE ES
UN PANAL DE MIEL CON SUS CELDAS; SCHLESINGER 2001: 249).
FOTOGRAFÍA 21.
PANALES EN TRONCOS AHUECADOS
YAXCABA, YUCATÁN
FIGURA 13.
REPRESENTACIÓN DE MARIPOSA EN EL CÓDICE NUTTAL
TOMADA DE TOZZER Y ALLEN 1910, LÁMINA 3, Nº 8.
FIGURA 14.
REPRESENTACIONES PREHISPÁNICAS DE ESCORPIONES EN EL CÓDICE TROCORTESIANO.
TOMADA DE TOZZER Y ALLEN 1910, LÁMINA 4, NOS 1 Y 2.
FIGURA 15.
REPRESENTACIONES PREHISPÁNICAS DE PERROS
TOMADA DE TOZZER Y ALLEN 1910, LÁMINA 35, NO. 14; SCHLESINGER 2001: 162.
FOTOGRAFÍA 22.
IGUANAS, NORTE DE YUCATÁN
FIGURA 16.
BOX PATO (CAIRINA MOSCHATA)
TOMADO DE LLAMOSA Y RODRÍGUEZ 2008: 11
NOMBRE EN ESPAÑOL ¿?
NOMBRE EN MAYA Maxix –mixix significa pato pequeño
NOMBRE CIENTÍFICO ¿?
FAMILIA ¿Anatidae?
Hay otros anadoncitos pequeños y de mucha hermosura que se llaman Maxix; son muy mansitos
y se crían en casa, y no se saben huir (Landa 1983 [1566]: 147).
OBSERVACIONES: La información existente no permite su identificación.
FIGURA 17.
PIJIJI
TOMADO DE LLAMOSA Y RODRÍGUEZ 2008: 10. PIJIJIS, DOMÉSTICOS, EN UN SOLAR
FIGURA 18.
GUAJOLOTE O PAVO DOMÉSTICO
TOMADO DE TOZZER Y ALLEN 1910, LÁMINA 27, NOS 10 Y 11.
FIGURA 19.
PAVO OCELADO
TOMADO DE TOZZER Y ALLEN 1910, LÁMINA 27, NOS 1 A 4.
FOTOGRAFÍA 23.
PAVO OCELADO
FOTOGRAFÍA 24.
TÓRTOLA, TORTOLITA
FOTOGRAFÍA 26.
LORO, YAXCABÁ, YUCATÁN
FIGURA 20.
QUETZALES EN LOS CÓDICES DRESDEN Y TROCORTESIANO
TOMADO DE TOZZER Y ALLEN 1920, LÁMINA 24, NOS 2, 3, 4, 8, 13; SCHLESINGER 2001: 93.
NOMBRE EN ESPAÑOL ¿?
NOMBRE EN MAYA lxyalchamil
NOMBRE CIENTÍFICO ¿?
FAMILIA ¿?
Hay un pajarito pequeño, de tan suave canto como el ruiseñor, que llaman lxyalchamil; anda en las
paredes de las casas que tienen huertas y en los árboles de ellas (Landa 1983 [1566]: 146).
OBSERVACIONES: La información no es suficiente para hacer su identificación.
A la llegada de los españoles hay una serie de plantas cultivadas que fueron introdu-
cidas a la Península de Yucatán, desde la Isla Española (Santo Domingo). De éstas
existen menciones específicas y, también consta que, en algún momento, ingresaron a
los solares mayas.
Plantas llevadas a Yucatán por los españoles, durante el siglo XVI, sin mencionar su
lugar de origen y que se adaptaron en ocasiones de inmediato. Pero algunas de ellas
eran del consumo de la población con mayores recursos, de los hacendados que
cultivaban hortaliza en sus huertas. Sin embargo, algunas de estas plantas no se adop-
tan rápidamente por la población común y no son consumidas de forma cotidiana,
como ocurrió también en el Altiplano Central, donde son los hispanos quienes las
requieren y consumen en los primeros tiempos del virreinato (González 2009). Un
ejemplo de ésto es el de la col, lo que podemos constatar a través de la narración
hecha por Charnay (1888: 84-85) en su viaje a la península de Yucatán a finales de
1886, donde pasa por Valladolid, lugar donde, sobre la manera de manejar la col como
alimento, narra lo siguiente.
[…] en Valladolid, se hacen bien los huevos pasados por agua y se fabrican de un modo muy
singular las tortillas de huevo, que parecen suelas; pero aun no se ha llegado allí á [sic] los huevos
fritos. No falta la carne, pero es mala; las legumbres son desconocidas, exceptuando el frijol seco,
de ingrata memoria para mí. ¡Y yo soy un rabioso partidario de las legumbres! Iba, pues, á
resolverme á morir de hambre, cuando divisé, en uno de los platos que se me servían, algunas
ramillas de col que me hicieron concebir esperanzas; ¿había coles en la ciudad? Llevé, pues, una
hermosa col y se la entregué á mi patrona suplicándole que me hiciera con ella una ensalada.
¡Ay! la ensalada, enteramente francesa, es casi desconocida del resto del mundo. En la tarde me fue
presentada una taza llena de un líquido mantecoso y en un plato, aparte, el cogollo de mi col,
limpio y blanco como la nieve, pero tan duro que hubiera podido servir de bola para el juego de
bolos. ¡Qué desengaño! Era preciso avisar: y puesto que no se sabía cocerlas, comería mis coles
completamente crudas.
Al lado de un huerto en que crecen todas las legumbres de Europa, coles, rábanos, lechugas etc.,
se encuentra un campo plantado de cañas y de plátanos; luego se penetra á [sic] un verdadero
bosque de árboles frutales: zapotes, guanábanas, limones dulces, pamplemusas y naranjos, entre
los cuales descuellan los soberbios cocoteros.¡Y qué rendimiento! ¡Cuántos frutos! Los naranjos,
limoneros y pamplemusas parecen cargados de oro y los cocoteros de múltiplos racimos produ-
cen anualmente, según me dijeron, cerca de cuatrocientos cocos.
Este huerto combinaba frutales del Viejo y el Nuevo Mundo. Al día siguiente
Charney (1888: 8) va a la hacienda de Macuiché, donde describe: “La gran plaza plan-
tada de viejos árboles, que precede á [sic] la hacienda, los inmensos patios, la gran
escalera, las explanadas, los terrenos, la capilla y los jardines dan á esta morada un aire
señorial; dos cenotes, uno de ellos al aire libre y con muros perpendiculares y el otro
en forma de gruta, suministran agua en abundancia á los habitantes”. En este lugar
las casas de los indios estaban bordeadas de árboles, que les proporcionaban sombra;
éstos incluian frutales nativos y frutales del Viejo Mundo, donde los cítricos tenían
un lugar importante. En las observaciones a cada planta, que se hace a continuación,
se citan las páginas anteriores de este texto donde se proporcionó información al
respecto y que no se requiere repetir.
Plantas cultivadas introducidas por los españoles del siglo XVI, tal vez en los conven-
tos y en los solares hispanos. En el caso de los solares mayas tuvieron problemas de
adaptación, como se lee en las fuentes y no tuvieron éxito, probablemente por las
elevadas temperaturas de la península.
PÉCARI, KITAM
FIGURA 21.
KITAM, PECARI DE COLLAR (TAYASSU TAJACU).
TOMADO DE TOMADO DE LLAMOSA Y RODRÍGUEZ 2008.
FIGURA 22.
PECARIES DE COLLAR CAPTURADOS.
CÓDICES DRESDEN Y TROCORTESIANO, TOZZER AND ALLEN 1910,
LÁMINAS 32, Nº 4 Y 33 NºS 4, 6; SCHLESINGER 2001: 158.
FOTOGRAFÍA 27.
PLATO PARA COMER TAMALES, TEMPLO
xv DE PALENQUE
TIENE EL GLIFO WAAH EN EL BORDE;
MUSEO DE SITIO DE PALENQUE.
FIGURA 24.
REPRESENTACIONES DE TAMALES DE PESCADO
CÓDICE DRESDE P. 27.
Se presume que los mayas antiguos consumían todas las partes del venado, incluyen-
do su sangre y que era un alimento destinado principalmente para la élite. Estos
platos se han encontrado también como ofrendas funerarias en las tumbas de Pakal y
la Reina Roja, en Palenque y una tumba en el del Templo XV, de esta ciudad y que se
encuentra en el museo de sitio. Se han encontrado restos de huesos de venado en
Seibal, que corresponden al Clásico tardío y también los huesos del lado izquierdo
del animal en otras excavaciones arqueológicas. Los huesos largos del venado se utiliza-
ban en la manufactura de herramientas como agujas y varas de tejer, que se han encon-
trado en lugares como Naranjo y Yaxchilán, asociadas a entierros de mujeres de la
élite (Dacus 2005: 29-30). La piel servía para hacer capas y papel para códices. Es decir,
siguendo a las fuentes, códices, vasos, vasijas, estudios químicos de huesos y demás,
el venado al igual que otros animales silvestres formaba parte, tanto de las activida-
des ceremoniales, como de la alimentación y la elaboración de enseres para tejer.
FIGURA 25.
REPRESENTACIÓN DE UN TAMAL DE IGUANA
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