Materia Resumen Sociedades 2020
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la pluralidad de socios, al menos dos según la normativa vigente, es un requisito que debe
mantenerse durante toda la existencia de la sociedad comercial; debiendo disolverse la misma
en el término de tres meses, si se pierde la pluralidad, y no se restablece en los términos de la
lsc.
esta sanción, prevista por la ley en el art. 94, inc. 8, hace responsable de manera solidaria e
ilimitada al único socio por las obligaciones contraídas en infracción.
nuestra lsc no admite las sociedades de un solo socio, cuestión que ha generado opiniones
encontradas en nuestra doctrina nacional, donde de manera prácticamente unánime se
entiende la conveniencia de que un comerciante individual logre limitar su responsabilidad a
una parte de su patrimonio, afectada específicamente a soportar ese riesgo empresario.
sin embargo, la sociedad de un solo socio parte de una premisa falsa, donde se entiende a la
sociedad como un instrumento meramente limitante de la responsabilidad, cuando debe
entenderse como una herramienta para facilitar la concentración de capitales, otorgando el
privilegio de la responsabilidad limitada a los socios de determinados tipos sociales, que se
encuentran reservados para el desarrollo de grandes emprendimientos.
la tipicidad es un requisito de orden público, que exige a los socios adecuar un esquema
normativo reglado por la lsc en su articulo 1
su fundamento es la seguridad jurídica, tanto para los integrantes de la sociedad, como para
los terceros que contratan con ésta.
la enumeración de los tipos societarios es taxativa, siendo los únicos merecedores de tutela
jurídica.
la sanción al incumplimiento de este requisito es la nulidad, según lo previsto en el art. 17 lsc.
ahora bien, este requisito también ha sido cuestionado, ya que atentaría contra la libertad de
contratación (art. 1197 del código civil) y el progreso económico y jurídico, impidiendo la
combinación de los tipos societarios existentes.
con la formación del capital social no sólo se facilita la gestión económica, sino que también
permite establecer la participación de cada socio en las ganancias y en las pérdidas y para
determinar las mayorías en las deliberaciones sociales.
el aporte debe ser lícito, serio y resultar del contrato social, de otra manera no será considerado
aporte, aún cuando se utilice para la explotación de la sociedad.
los socios, entonces, gozan de un derecho innegable a la distribución de los beneficios, que no
puede ser restringida, ni menoscabada, salvo casos excepcionales.
de la misma manera sucede con las pérdidas, donde se deberá mantener la proporción
indicada en el contrato constitutivo, o en su defecto en la medida del aporte realizado.
valga destacar que el art. 13, inc. 1 a 3 lsc, sanciona con nulidad aquellas cláusulas que
eximan a alguno de los socios a soportar las pérdidas de la sociedad o bien que se les
asegure la percepción de una utilidad, independientemente de los resultados.
es por ello que la pérdida de affectio societatis, no constituye por sí mismo una causal de
resolución parcial del contrato de sociedad.
ahora bien, si de la pérdida de affectio societatis se derivan inconductas de un socio, que
impidan el normal desenvolvimiento de la vida social, como por ejemplo reiteradas e
injustificadas ausencias a las asambleas, impidiendo así la toma de decisiones, podrá
requerirse su exclusión, pero no en mérito de la pérdida de affectio societatis, sino con motivo
de sus inconductas.
sin embargo existen otras diferencias entre ellas, por ejemplo relacionada con el régimen del
capital que las integra:
las sociedades comerciales el capital queda conformado por el aporte de los socios.
las asociaciones civiles no existe capital aportado por sus asociados, que sólo pagan la cuota
social fijada por el estatuto o una asamblea a tales fines.
de esta manera el capital compuesto por el pago de esas cuotas sociales no está
individualizado en cuanto su composición, sino que es la diferencia que surge entre los
ingresos y egresos, lo que lo vuelve netamente variable.
la fundación, instituto que tiene en miras el bien común, conforma un patrimonio afectado a un
objeto de tales características o bien, con una finalidad netamente altruista.
a diferencia de la asociación civil no hay asociados, sino miembros que aportan bienes
destinados al cumplimiento de la finalidad que justifica su existencia.
el sistema de las sociedades cooperativas tiene por finalidad satisfacer las necesidades
humanas que reclaman los consumidores organizados voluntariamente sobre la base de la
ayuda mutua y el esfuerzo propio.
cuentan con una legislación específica que las regula, la ley 20.337, allí se les otorga la debida
personalidad jurídica, con las consecuencias propias de ser sujeto de derecho, vale a decir
podrá tener nombre, patrimonio, domicilio, capacidad de derecho.
los puntos tipificantes de una cooperativa consisten en el esfuerzo propio y la ayuda mutua,
para organizar y prestar servicios; no tienen un número limitado de asociados, ni un capital
limitado, aunque sí deben disponer de un mínimo de diez asociados para funcionar; el libre
acceso de los interesados para integrarlas, que se lleva adelante con la adhesión al
documento pertinente; la responsabilidad de los asociados está limitada a las cuotas
suscriptas; el otorgamiento de un solo voto por asociado, independientemente de las cuotas
suscriptas; la inexistencia del fin de lucro; la distribución de los excedentes entre los asociados
en proporción con el uso de los servicios brindados, lo que constituye el concepto de principio
de retorno, pilar del cooperativismo; fomentan la educación cooperativa, a tales fines se
destina el 5% de los excedentes y el sobrante de la liquidación para el supuesto de disolución;
prestan servicios a los no asociados y promueven el principio de integración cooperativa, vale
a decir la asociación de las distintas cooperativas entre sí.
sin ningún tipo de dudas los datos completos de las personas que van a formar parte de la
sociedad es el punto de partida, respecto de ellos deberemos manifestar el nombre completo,
el número de documento, la edad, nacionalidad, domicilio real, estado civil y profesión, todo
ello a los fines de su correcta individualización y control respectivo, referente a inhabilitaciones
e inhibiciones que pudieran pesar sobre ellos.
a diferencia de lo que ocurre con el nombre comercial, que se adquiere por el uso y respecto
del fondo de comercio que se refiere, el nombre de una sociedad comercial es intransferible y
sólo procederá su modificación en supuestos que con carácter de excepción así lo justifiquen.
ahora bien, es muy posible que en la práctica se presenten conflictos por homonimia, o sea por
nombre similares que podrían inducir a confusión a terceros entre dos o más sociedades, ¿qué
sucede entonces? ¿cómo debe tratarse tal situación?, a continuación desarrollaremos la
temática en una nota a fallo de gran interés.
con posterioridad se permitió a los socios incorporar los datos de la sede social, calle y número
en el acta constitutiva, exigiéndose, como dicho, sólo la referencia de la jurisdicción donde la
sociedad va a desarrollar sus actividades, facilitando las eventuales mudanzas, siempre dentro
de la misma jurisdicción.
la determinación de la sede social reviste gran importancia por cuanto es el domicilio donde
se notificará de manera fehaciente a la sociedad a lo largo de su existencia.
el capital social, compuesto por los aportes de los socios, que ya hemos abordado ut supra. a
los fines de complementar lo ya expuesto diremos que se forma inicialmente con los aportes
de los socios y debe respetar cierta relación con el objeto social, adecuándose a la actividad
comercial que pretende llevar adelante.
recordemos las distintas funciones que lo justifican, tratadas anteriormente y las diferencias
con el patrimonio social, tema al que dedicamos nuestra lectura 1. en lo concerniente a los
aportes que pueden realizarse, a los fines de complementar lo ya expuesto, remitimos a la
bibliografía curso de derecho societario – r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. 1998, pág. 111/112.
el objeto social está constituido por los actos o categorías de actos que por el contrato
constitutivo podrá realizar la sociedad para lograr su fin, mediante el ejercicio de su actividad
comercial.
los requisitos que debe cumplir son los siguientes:
1) licitud, como también deben serlo las actividades que se llevan adelante, de otra manera la
sociedad es nula (art. 18 y 19 lsc);
2) posible, desde el punto de vista fáctico, si la imposibilidad fuese preexistente y absoluta,
entonces la sociedad será nula, si fuese sobreviniente deberá disolverse y
3) preciso y determinado, debemos ser claros y lograr la mayor exactitud posible con
actividades que tengan relación unas con otras, evitando enumeraciones genéricas, que
probablemente generen observaciones por parte de los órganos de contralor.
de ninguna manera quedan excluidos los objetos múltiples, pero deberán identificarse de
manera clara y precisa. su importancia radica en la legitimación que brinda a los
administradores y representantes para actuar, sirviendo también de elemento de garantía para
los terceros.
concepto, prorroga el plazo de vencimiento, pero tal decisión (adoptada por las mayorías
pertinentes) deber tener lugar antes del vencimiento; de otra manera estaremos frente a la
figura de la reconducción, que evita la liquidación de la sociedad que se encuentra disuelta por
vencimiento del término, reactivando las actividades de su objeto social.
la forma la lsc exige la forma escrita, al disponer expresamente que el contrato constitutivo y
sus modificaciones deban llevarse adelante a través de instrumento público o privado.
los socios podrán optar por uno u otro medio de formación, a excepción de las sociedades por
acciones donde necesariamente deberán hacerlo a través de un instrumento público.
ahora bien, cabe preguntarse: ¿el instrumento público es sólo la escritura pública?, la
respuesta es negativa. en efecto la constitución de las sociedades por acciones puede
instrumentarse sin necesidad de escritura pública, es el mismo instrumento de constitución que
reviste tal carácter por tramitarse e inscribirse en un registro público de comercio.
valga aconsejar, como buena práctica profesional, que las firmas para el caso de que no se
realice por escritura pública deberán certificarse por ante escribano público nacional, de otra
forma deberán ratificarse por ante el organismo de contralor.
el trámite de inscripción se lleva adelante en el registro público de comercio, que tiene por
objeto brindar publicidad a los actos que en él se inscriben, con el objeto de su oponibilidad
frente a terceros.
en efecto, una vez inscriptos los terceros no podrán alegar desconocimiento del contenido de
los actos inscriptos.
previo a la inscripción se lleva adelante un examen de legalidad que tiene por objeto realizar
un examen exhaustivo a los fines de que el documento que se inscriba cumpla con todos los
requisitos legales y fiscales exigidos.
una vez que el documento o acto se registra goza de presunción de validez, salvo prueba en
contrario, ya que no existe en nuestro país efecto saneatorio o convalidante de las
inscripciones (art. 17 lsc).
luego de la verificación de los requisitos legales y habiendo cumpimentado con los restantes
requisitos, dependiendo del tipo societario elegido, la autoridad de contralor ordenará la
inscripción definitiva y será sólo en ese momento en que la sociedad habrá quedado
regularmente constituida, con su contrato constitutivo plenamente oponible a terceros.
pero ¿cuál sería la situación de las sociedades que se encuentran en formación? ¿tendrán
capacidad para llevar adelante actos propios de su actividad? el siguiente archivo trata de
resolver dichos interrogantes.
07/ 08/ 2004; citar lexis nº 0003/000883género: doctrina; título: sociedad anónima en
formación (consideraciones sobre su capacidad respecto a actos jurídicos con bienes
registrables); autor: rodríguez, fidel c. - rodríguez, pablo j.; fuente: ja 1997-iv-711 sociedades
(en particular) - 05) sociedad anónima - c) período de formación.sumario: i. introducción.- ii.
sociedad en formación y sociedad irregular.- iii. personalidad.capacidad.- iv. actos para la
constitución.- v. actos relativos al objeto social.- vi. bienes registrables.- vii. aporte.- viii. otras
operaciones.- ix. conclusión
i. introducción
la problemática que se plantea al constituir cualquier tipo societario gira en torno al período
fundacional, iter constitutivo o etapa a la que la ley identifica como "sociedad en formación"
(art. 183, pero sólo en relación a las s.a.) y que transcurre desde la configuración del acto
constitutivo hasta la inscripción en el registro público de comercio. en el mundo actual
pareciera que ello se agrava, en tanto algunos de los parámetros de la actividad económica
giran más que nunca en torno a la competitividad y particularmente a la eficiencia, esto último
vinculado con la productividad del capital, con la urgente inserción en el mercado, con la
rapidez, a la que siempre se vinculó el derecho comercial.
quienes encaran un emprendimiento por la vía societaria, quieren comenzar de inmediato con
sus actividades y no pueden ni tan siquiera esperar unos días, cuanto más meses.
si a ello agregamos la contracara, en tanto los trámites regularizatorios mínimos requieren un
tiempo razonable, debemos admitir cuán importante es la posibilidad de realizar actividad
concreta en ese período.
la reforma de 1983 introdujo modificaciones en el tema, pero sólo en relación a las sociedades
anónimas. si bien es cierto que en ese sector se encuentran las más importantes inversiones
de capital, en alusión a las grandes sociedades anónimas, no lo es menos que la gran mayoría
de las sociedades de este tipo, son sociedades de familia o pequeñas s.a.; asimismo es
importante destacar la cantidad en otros tipos, particularmente las sociedades de
responsabilidad limitada.
ello nos lleva a sostener la necesidad de introducir modificaciones legislativas sobre el tema,
extendiendo la normativa a los otros tipos, ratificando así la aplicación analógica propiciada
actualmente por gran parte de la doctrina.
dentro de tal categoría se pueden incluir los relativos a la percepción de los aportes de capital
y consecuentemente los de su "conservación" (vg. depósito de los fondos percibidos,
mantenimiento de los bienes aportados, en su caso pago de impuestos en relación a los
mismos, etc.).
pero no compartimos el criterio de que puedan agregarse dentro de esta categoría a los que
se denominan como "preparatorios del giro", posición sustentada por nissen (9), benseñor,
favier dubois y vázquez ponce y otros.
por la otra, entendemos que difícilmente la autorización ha de ser específica y concreta, pues
normalmente ha de operarse en uno o más ramos determinados, siendo casi imposible
individualizar actos determinados, como no fuesen casos muy especiales;
por ello creemos suficiente que se autorice la realización de los actos "relativos al objeto
social", abarcando con tal expresión, tanto los indirectos o mediatos (preparatorios del giro),
como los directos o inmediatos (propios del objeto en sí).
no obstante lo expuesto y aún cuando pudiere entenderse que la expresión que se formule en
el contrato o estatuto sobre la autorización puede referirse exclusivamente a los actos relativos
al objeto social, creemos conveniente que se explicite la autorización incluyendo los indirectos
o mediatos (preparatorios del giro comercial) y en relación a los actos de constitución
incluyendo los conservatorios del capital.
dentro de los actos jurídicos, se nos plantea la alternativa respecto de aquéllos relativos a
bienes registrables, pudiendo distinguirse los que se incorporan como aporte por los socios u
otro tipo de operaciones.
VII. aporte
si se trata de "aportes" de bienes registrables y en tal carácter deben ser ingresados al
patrimonio social, el art. 38 autoriza expresamente tal alternativa, estableciendo que "cuando
para la transferencia del aporte se requiera la inscripción en un registro, ésta se hará
preventivamente a nombre de la sociedad en formación".
como consecuencia de ello, debe concluirse que en calidad de aportes al menos, la ley
autoriza expresamente que los bienes de naturaleza registral, ingresen al patrimonio de la
sociedad en formación.
es interesante destacar que dicha norma alude a todo tipo de sociedad en formación, pues no
hay distinción de ninguna naturaleza, en tanto incluso se encuentra ubicada en la parte
general, en la sección referida a los socios en sus relaciones con la sociedad y particularmente
al regular los "bienes aportables". es decir que la norma no discrimina y por ende, tales actos
pueden realizarse tanto respecto de la sociedad anónima en formación, cuanto de una de
cualquier otro tipo.
lo que en definitiva entendemos concuerda plenamente con la previsión del art. 58, en tanto
dispone que el representante de la sociedad "obliga a ésta por todos los actos que no sean
notoriamente extraños al objeto social", siendo por ende aplicables los principios e
interpretaciones relativos a dicha norma.
IX. conclusión
en definitiva, podemos concluir que la sociedad anónima en formación puede realizar los actos
jurídicos relativos a:
1) adquirir bienes registrables en tanto provengan de los aportes prometidos por los socios o
2) a la adquisición, transferencia o gravamen de los mismos en tanto estén vinculados con la
realización del objeto social, si para estos últimos están los administradores debidamente
autorizados.
en cuanto al contenido del contrato constitutivo, debemos remitirnos al art. 11 lsc, donde en
nueve incisos se establecen con precisión.
otro de los elementos constitutivos del art. 11 son las reglas para distribuir las utilidades y
soportar las pérdidas, derecho inherente a la calidad de socio y que en consecuencia no
pueden menoscabarse. es importante tener presente que respecto de las pérdidas, ningún
socio está liberado de soportarlas, aún cuando estatutariamente se disponga lo contrario.
la consecuencia de dicha cláusula es la nulidad.
es de destacar que el estado de socio no es idéntico para todos los tipos societarios, sino que
deberá tenerse en cuenta la naturaleza de la sociedad de la que forma parte.
esto no ocurre con las sociedades de capital, la sociedad anónima, que pone el acento más en
la inversión de capital que en las características personales de los aportantes.
respecto de las obligaciones principales de los socios encontramos en primer lugar el deber de
cumplir con los aportes prometidos, lo que reviste un carácter esencial, ya que sin dicho
aporte no existirá capital para llevar adelante el objeto social.
si el socio incumpliera con este deber (art. 37 lsc), incurrirá en mora por el mero vencimiento
del plazo y deberá resarcir los daños e intereses correspondientes a la sociedad.
otro de los deberes propios de la calidad de socio es el deber de lealtad, que debe primar
toda vez que los socios, al participar de un determinado acto societario, pueden suscitar un
conflicto de intereses entre los propios del socio y los de la sociedad.
es por ello que el art. 248 lsc, obliga al socio o a su representante a abstenerse de participar
en ese acto societario. es importante destacar que el artículo referido se encuentra en la
regulación de las sociedades anónimas, sin embargo nada obsta que, en mérito del principio
de analogía societaria, pueda encuadrar en los deberes de los restantes tipos sociales, ya que
el mismo sentido común nos indica que, independientemente de la tipicidad societaria
adoptada, todo aquel socio que por interés propio vote en desmedro de la sociedad, está
vulnerando el deber de lealtad pertinente y deberá responder en consecuencia.
la obligación que aquí se trata, puede surgir también por el uso incorrecto, con fines
extrasocietarios, de la sociedad, sea para frustrar derechos de terceras personas o para una
utilización de la figura en beneficio propio.
la lsc trata el tema del socio aparente en su art. 34, donde debemos tener en cuenta dos
puntos de vista, el primero en la relación de este socio ficticio con los demás socios y el
segundo en su relación con terceros.
analizando el primer caso vemos que la lsc prohíbe al prestanombre invocar su aparente
carácter de socio frente a la sociedad y sus integrantes, no pudiendo en consecuencia ejercer
ningún derecho inherente a la calidad de tal; en cuanto a la situación frente a terceros deberá
cumplir con sus obligaciones y responsabilidades, no pudiendo eludirlas mediante la
invocación de calidad de socio aparente, manteniendo sin embargo las acciones pertinentes
contra los socios para ser indemnizado de los gastos que eventualmente deba afrontar.
debemos aclarar que lo dispuesto en la lsc para socio aparente es comprensivo de la situación
por la que una persona consiente la utilización de su nombre y también la que tolera su empleo
sin poner fin a esa situación, vale a decir que se podrá incurrir en la situación prevista en el art.
34 sea por acción o por omisión.
respecto del socio oculto, debemos entenderlo como aquella persona que no figura en el
contrato social como integrante de la sociedad y que niega ante terceros su condición de tal,
pero de manera directa o indirecta (a través de un prestanombre), goza de los beneficios de la
calidad de socio.
en este caso la lsc sanciona tal comportamiento fuertemente, y siempre deberá responder de
manera subsidiaria, ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales, pudiendo incluso
extendérsele la quiebra de la sociedad a la cual niega o esconde su participación.
la figura de socio del socio también está prevista en la lsc, allí no se prohíbe a quien reviste la
calidad de socio, de dar participaciones a terceros, pero se deja aclarado expresamente que
éstos carecerán de todo derecho, tanto patrimonial o político, inherente a la calidad de socio.
es por ello que de ninguna manera el socio del socio podrá requerir el amparo de los mismos a
la sociedad.
es importante tener siempre presente que el socio del socio no es socio de la sociedad, sino
exclusivamente del socio que les otorgó la participación, siendo un socio gestor de éste último
frente a la sociedad, rigiendo entre ellos una relación que sigue las normas propias de la
sociedad accidental o en participación (art. 35 lsc).
el socio del socio deberá rendir cuentas, ya que su participación en la sociedad tiene en miras
el interés del socio que le otorgó la participación.
los órganos.
la lsc adhiere a la moderna doctrina que predica la teoría del órgano, explica la naturaleza
jurídica de la relación entre la sociedad y sus administradores, pregona la inexistencia de la
relación de mandato entre los administradores y la sociedad.
esta teoría niega todo tipo de diferenciación de sujetos jurídicos en la relación del órgano de
administración y la sociedad, como consecuencia de ello surge que los administradores no son
considerados mandatarios de la sociedad, sino funcionarios de ella y es por este motivo que
cuando ellos, personas físicas, actúan es la sociedad misma la que actúa frente a los terceros.
surge de ello que si bien los órganos interactúan entre sí, al formar parte de un todo que es la
sociedad, no implica el avance o avasallamiento en el funcionamiento interno de un órgano
sobre el otro.
en el ámbito societario debe distinguirse la administración de la representación,
importando la primera la deliberación de la decisión del órgano de la sociedad, que pertenece
a la esfera interna del ente, perteneciendo la segunda a la faz externa del mismo, o sea la
relación de la sociedad con los terceros.
es en el ámbito de las sociedades anónimas donde puede advertirse con mayor claridad esta
diferencia.
en efecto, si focalizamos nuestra atención en el directorio, podemos advertir que, para el caso
de que se trate de un órgano colegiado, la representación de la sociedad la tiene el presidente,
es sólo él quien obliga a la sociedad frente a terceros, excluyendo la posibilidad de que lo haga
cualquier otro miembro integrante.
si no cumpliesen con tales requisitos la lsc prevé que respondan de manera solidaria e
ilimitada por los daños y perjuicios que ocasionaren a la sociedad, sea por acción u omisión.
al ser custodios de bienes ajenos los administradores están obligados a:
a) conservar los bienes de la sociedad, manteniéndolos en el patrimonio social, justificando
debidamente toda enajenación;
b) afectar los bienes de cambio al giro ordinario de la empresa, teniendo presente el objeto
social;
c) evitar el agravamiento de la responsabilidad patrimonial de la sociedad;
d) respetar las normas de funcionamiento interno de la sociedad y los derechos de sus
integrantes y
e) promover las acciones judiciales para evitar que los órganos sociales adopten resoluciones
que pudieran afectar a la sociedad.
siguiendo lo dispuesto en el art. 274 lsc, veremos que los administradores deberán responder
toda vez que realicen un mal desempeño de su cargo, violen la ley, los estatutos o los
reglamentos y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave.
esta última referencia no autoriza a sostener que pueda excluirse la responsabilidad por culpa
leve y deberá estarse al análisis del caso concreto, se trata de un parámetro para la
apreciación judicial de la actuación del administrador, atento la lsc tiene presente que la
función que cumple supone la aceptación permanente de los riesgos que implica la actividad
empresaria.
es por ello que deberemos analizar cada caso concreto, teniendo en cuenta distintos factores
como por ejemplo: la dimensión de la empresa, el objeto de la sociedad, las funciones
genéricas y específicas que lleva adelante, las circunstancias en que debió tomar la decisión,
entre otras.
ahora bien ¿cómo puede un tercero conocer el ámbito de actuaciones de un administrador?
para tal cuestión viene en nuestro auxilio la teoría de la apariencia.
el administrador o representante conoce el límite de sus facultades cuando contrata con un
tercero, mientras que el tercero no tiene certeza absoluta, desde ya anticipamos que para los
casos de duda la sociedad quedará obligada, sin perjuicio de la responsabilidad en que haya
incurrido el administrador o representante.
ello surge en mérito de la teoría de la apariencia, que supone como legal la actuación de todo
administrador o representante, protegiendo de esta manera a los terceros de eventuales
sorpresas.
el tercero que contrata tiene derecho a presumir que se han cumplido todas las regulaciones
internas y que los actos del administrador o representante, gozan de una presunción de
legitimidad.
la existencia y los alcances de la actuación con relación a terceros de buena fe, deben ser
juzgados sobre la base de la manifestación externa, de manera tal que dicha configuración
produzca convicción respecto de su regularidad y realidad.
el capital social.
es uno de los elementos esenciales de las sociedades comerciales que cumple
fundamentalmente tres funciones de importancia, a saber:
a) de productividad, función netamente económica, por medio de la cual el capital sirve como
un fondo patrimonial empleado para la obtención de un determinado beneficio, a través de la
realización de una actividad comercial.
b) determina la posición del socio, en efecto a través de un cálculo matemático podemos medir
su participación y en las sociedades anónimas y sociedades de responsabilidad limitada, su
responsabilidad.
c) garantía de los acreedores de la sociedad.
la que reviste mayor importancia es la expuesta en el último punto, ya que es la forma en que
se compensa la exoneración de responsabilidad de la que gozan los patrimonios personales
de los integrantes de la sociedad. es por ello que la lsc dispone en su tratamiento normas
tendientes a su intangibilidad.
el capital social es una cifra permanente en la contabilidad que permite conocer a los terceros
cual es la cifra con la que la sociedad responderá por las obligaciones contraídas.
i. introducción
tradicionalmente, la noción de capital social se extrae por comparación con la noción de
patrimonio. el capital se traduce en una cifra representativa del valor de los aportes efectuados
por los socios, y por lo tanto, figura en el acto constitutivo, debiendo permanecer invariable a lo
largo de la gestión social y sólo alterarse en los casos y sujeto a los requisitos establecidos en
la ley.
así definido, el capital se ubica luego del pasivo de la sociedad, no porque represente un
débito de la sociedad a los accionistas, sino porque el capital social constituye la garantía
ofrecida por ella a los terceros y figurando en tal forma, actúa como cifra de retención.
si bien se reconoce que la garantía básica para los acreedores es el patrimonio, como éste es
variable, sólo les sirve de garantía inmutable la cifra de capital, ya que es una cifra de
retención que obliga a mantener un conjunto de bienes en el patrimonio.
el concepto de capital social, por ello, marca el límite entre los derechos de los acreedores y
los socios, estableciendo la porción de bienes del patrimonio, que quedan indisponibles y en
consecuencia, garantizan el pasivo social .
como consecuencia de este régimen, el monto del capital debía figurar en el estatuto y no
podía modificarse más allá del quíntuplo, sino por asamblea extraordinaria .
por ello, las más modernas tendencias en europa (por ej., portale), incorporan el análisis
económico del capital social, insistiendo en la necesidad de estudiar una función adicional a la
de garantía: la función de productividad, que atienda a la capacidad de ganancia de la
empresa social, que constituirá, por lo demás, un resguardo a los acreedores.
en ese mismo orden de ideas, aparece la noción "material" del capital social, que es aquél que
asegura el mantenimiento de la capacidad operativa de la sociedad.
ese capital material debe mantenerse indisponible, en garantía de los acreedores y serán
utilidades todos aquellos recursos que pueden ser desafectados del patrimonio social y
adjudicados a los accionistas, siempre que la sociedad no vea disminuida su capacidad
operativa (ricardo olivera garcía).
siguiendo este criterio moderno, la noción de capital social se recrea, y exige una nueva
elaboración, que atienda básicamente a las siguientes cuestiones:
1. el límite a la distribución de utilidades de los socios debe constituir la función esencial
del capital social, y ese límite debe basarse sólo en el mantenimiento de la capacidad de
producción de la sociedad.
2. cabe incluir reglas vinculadas a la infracapitalización formal o nominal, que opere como
sanción en los casos de insolvencia de la sociedad, imponiendo la recalificación de los
préstamos de socios en capital de riesgo, y en consecuencia disponiendo su subordinación a
otros acreedores.
3. el régimen de adquisición de las propias acciones debe ser flexibilizado, removiendo la
tradicional desconfianza de nuestro legislador, fuertemente influenciado por la función de
garantía del capital social.
4. no debe existir impedimento alguno para emitir acciones sin valor nominal, como
alternativa para la sociedad. ello permitirá, cuando sea necesario, la emisión de acciones bajo
la par, hoy prohibida en nuestro país.
la propuesta consiste, entonces, en repensar la noción de capital social, para adecuar las
normas legales a la realidad de los operadores económicos.—1996 continuando con el
análisis del capital social abordaremos ahora su suscripción e integración, siendo la regla
principal de los aportes que van a integrarlo el que se trate de bienes susceptibles de
ejecución forzada (art. 39 lsc).
¿cuál sería la razón de tal disposición?, pues bien si tenemos en cuenta que el capital social
es la garantía de los acreedores sociales, éste debe estar compuesto por bienes que, llegado
el caso de conflicto, eventualmente puedan realizarse y con el dinero obtenido saldar las
obligaciones impagas de la sociedad.
la suscripción del capital social debe hacerse por el total en el mismo acto constitutivo,
mientras que la integración, si se realiza a través de dinero en efectivo, no podrá ser inferior al
25% de la suscripción, comprometiéndose el socio a cumplimentar el saldo en un plazo
máximo de dos años.
los aportes no dinerarios por otro lado deben integrarse totalmente, pudiendo sólo consistir en
obligaciones de dar. por supuesto que habrá que asignarles algún valor a los fines de
determinar la participación que tendrá el aportante en la sociedad, siendo también relevante
para los terceros por la función de garantía del capital social ya tratada.
debe procederse entonces a su valuación, que variará según el tipo societario de que se trate
y la responsabilidad asumida por cada socio.
en efecto, si se trata de una sociedad personalista la lsc delega en los socios la mención en el
contrato social de los métodos de valuación que hayan elegido, si no lo hacen
subsidiariamente se entenderá que se han regido por los precios de mercado o bien mediante
la intervención de peritos, si no fuese posible establecer el precio de plaza.
en las sociedades de responsabilidad limitada y en comandita simple, se indicarán en el
contrato constitutivo los antecedentes justificativos de la valuación, que eventualmente podrá
ser impugnada por los acreedores de la sociedad en un plazo de cinco años de realizado el
aporte, salvo que se haya realizado judicialmente. en las sociedades anónimas el
procedimiento es más complejo, lo que ha generado ciertas críticas que trataremos enseguida.
el art. 53 de la lsc no acepta la delegación en los fundadores de la valuación de los aportes no
dinerarios, debiéndose seguir las siguientes pautas:
1) precio de mercado;
2) valuación pericial, cuando a juicio de la autoridad de control no exista la posibilidad de
reemplazarse por informes de reparticiones estatales o bancos oficiales.
nulidades
sociedades irregulares y de hecho.
las características particulares del contrato de sociedad que hemos desarrollado hasta aquí,
nos permiten inferir que las disposiciones del código civil respecto de las nulidades de los
actos jurídicos, no puede adaptarse al régimen societario.
si así sucediera se afectaría los derechos de los terceros de buena fe que se vincularon de
alguna manera con la sociedad, atentando de esa forma con la seguridad jurídica y la
estabilidad de las operaciones comerciales en general.
puede surgir en la práctica que se intente, pese a lo expuesto precedentemente, inscribir una
sociedad comercial cuyo objeto social sea ilícito (art. 18 lsc).
ello acarrea una serie de consecuencia que comienzan con la declaración de nulidad absoluta
de la sociedad, pudiendo el juez declararla de oficio y resultando imprescriptibles las acciones
de nulidad pertinentes, no pudiendo confirmarse el contrato constitutivo de la sociedad. luego
de ello se liquida la sociedad.
no pudiendo los socios recuperar los aportes realizados aún cuando, luego de realizar el activo
y cancelar el pasivo, quedare un remanente, en este caso se destinará al patrimonio estatal
para el fomento de la educación común de la jurisdicción que se pretendía inscribir dicha
sociedad. si hubo contratantes de buena fe, respecto de ellos la sociedad será válida, en caso
contrario no.
las sociedades de actividad ilícita (art. 19 lsc) también se liquidarán, como en el supuesto
anterior. a diferencia de lo dispuesto en el art. 18 lsc, la actividad ilícita es que en este
supuesto los socios que acreditan su buena fe quedan excluidos de la responsabilidad
ilimitada y solidaria por el pasivo social y por los perjuicios causados, pudiendo recuperar sus
aportes luego de la realización del activo y la cancelación del pasivo.
consideraremos que existe actividad ilícita si existe una reiteración o revisten determinada
importancia, no encuadrando en este supuesto el acto ilícito aislado, que generará
responsabilidades exclusivamente para su autor.
por último en el art. 20, la lsc trata las sociedades de objeto prohibido. se trata de sociedades
cuyo objeto social se encuentre prohibido en razón del tipo societario elegido, ya que nuestra
legislación establece determinados tipos para determinados objetos, por ejemplo la activad
financiera, bancaria y las aseguradoras entres otras.
para este tipo de sociedades se aplican las disposiciones del art. 18 lsc, con excepción de lo
referente al remanente de la liquidación, aplicándose también dichas disposiciones en lo que
atañe a las responsabilidades.
siguiendo con el desarrollo trataremos ahora las sociedades irregulares o de hecho. desde
ya anticipamos la deficiente redacción del art. 21 lsc, donde parecería que sólo quedarían
comprendidas como sociedades irregulares aquellas que formalmente instrumentadas e
incluso habiendo adoptado un tipo previsto por la ley, han omitido la debida inscripción
registral. este criterio no es correcto, ya que deja fuera de la definición a cualquier contrato
social escrito que no adopta ningún tipo legal, pero que comprende todos y cada uno de los
requisitos del art. 11 lsc, hipótesis que no resulta poco frecuente en la práctica.
si bien la normativa prevé las mismas consecuencias para las sociedades irregulares como
para las de hecho, debe tenerse presente la diferencia en cuanto la complejidad de la prueba.
en las primeras será más fácil su acceso, mientras en las segundas, donde generalmente ni
siquiera se redactan por escrito, deberá ponerse el acento en lo comercial de la actividad que
desarrolla. un caso particular lo reviste el fenómeno social del concubinato, donde a los fines
de equilibrar la participación patrimonial de la unión, suele asemejarse dicho instituto, con
carácter restricto, a la sociedad de hecho.
una cuestión relevante en el tema bajo análisis es que si bien la lsc establece que la fecha de
disolución, será aquella en la que el socio manifestó su voluntad, ésta tendrá plenos efectos
frente a terceros a partir de su inscripción en el registro público de comercio.
pero ¿qué sucedería si los socios restantes hicieran caso omiso de la solicitud de disolución de
la sociedad irregular? ¿tendrá el socio herramientas legales para hacer valer su pretensión?
la respuesta es afirmativa. el socio deberá demandar la liquidación por trámite abreviado,
pudiendo incluir en esa demanda la rendición de cuentas pertinente contra los
administradores, solicitar su remoción e incluso intentar, llegado el caso, una intervención
judicial en la sociedad. la demanda en estudio no prescribe para el socio que notificó su
voluntad disolutoria, por entenderse que la sociedad irregular se encuentra en una situación de
liquidación desde la fecha de la notificación, no pudiendo tal estado alterarse por el solo hecho
de que no se haya entablado demanda.
otra posibilidad para la sociedad irregular es su regularización, que tiene en miras evitar la
liquidación, decisión extrema que pone fin a la existencia de la sociedad.
bastará para que la regularización tenga lugar, que los socios adopten alguno de los tipos
previstos por la lsc. para el caso, cualquiera de los socios podrá notificar fehacientemente a los
restantes de su voluntad de regularizar la sociedad.
los socios reunidos deberán aprobar la propuesta por mayoría, otorgando el debido
instrumento y cumplir con las formalidades propias del tipo societario elegido, solicitando la
inscripción en el registro público de comercio dentro de los 60 días de recibida la última
comunicación. de no cumplirse con el procedimiento mencionado, cualquier socio podrá
solicitar la disolución. ¿qué sucede si existen socios que no quieren regularizar la sociedad?
pues bien, tendrán derecho a una suma de dinero equivalente al valor de su participación, o la
restitución del bien aportado en especie, aún cuando fuese indispensable para el
funcionamiento de la sociedad.
debemos destacar que una vez regularizada la sociedad irregular, rige el principio de identidad,
no considerándose un nuevo sujeto de derecho por haber cumplido con los procedimientos
correspondientes de inscripción, no modificándose sus derechos y obligaciones, ni tampoco la
responsabilidad anterior de los socios.
desde el código de comercio, en su art. 43, se prevé la obligación para todo comerciante de
llevar registros contables de su actividad.
los libros societarios son distintos a los que deben llevar de manera obligatoria los
comerciantes, pero con las formalidades propias de los libros de comercio.
otros rubros que integran el balance son capital social; reservas legales y utilidades de
ejercicios anteriores.
finalmente tenemos la memoria del ejercicio, que forma parte de los estados contables,
dando detalle de las operaciones realizadas y a realizarse. básicamente informa sobre la
situación presente y futura de la sociedad dando las razones del caso.
basándonos en tales afirmaciones diremos que la remoción puede proceder sin invocación de
causa, cumpliendo sólo el recaudo de lograr las mayorías necesarias.
la gestión de los administradores sin dudas puede suscitar una serie de conflictos que, atento
la complejidad del caso, ameriten la solicitud de intervención judicial.
la lsc parecería limitar dicha posibilidad a los supuestos de mala administración de la sociedad,
como complemento de la acción de remoción, protegiendo de esta manera a los socios, hasta
el dictado de la sentencia definitiva.
ahora bien, no se puede desconocer que el supuesto descripto es el más frecuente, pero que
sin dudas existen otros casos en los que la intervención judicial se vuelve necesaria, aún
independientemente de la acción de remoción.
destaquemos que la medida bajo estudio reviste carácter cautelar, por lo que procede inaudita
parte, a los fines de que la sociedad no adopte medidas que frustren o vuelvan ilusorias la
futura sentencia.
los legitimados para solicitar la medida son los socios, los síndicos, la inspección de personas
jurídicas y los acreedores de la sociedad. para su procedencia se deberá acreditar la
existencia de un peligro grave e inminente para la sociedad, el agotamiento de los recursos
previstos en el contrato social y la promoción de la acción de remoción del mal administrador
(art. 114 lsc).
el art. 115 lsc nos indica cuales son las clases de intervenciones previstas en el cuerpo legal,
yendo desde el desplazamiento total de los administradores, reemplazados por un interventor
judicial, hasta la designación de un veedor, cuya misión simplemente es controlar la gestión de
los actuales administradores y mantener informado al juez.
existe asimismo una figura intermedia que es la del coadministrador, quien no sustituye al
administrador actual, sino que tiene intervención en la administración social, debiendo prestar
en algunos casos expreso consentimiento para que la decisión sea adoptada.
la primera de las clases tratadas es la que reviste mayor gravedad y sólo se justifica en
aquellos casos en que el patrimonio de la sociedad corre grave riesgo, como por ejemplo en
los casos que los administradores realizaren maniobras fraudulentas que perjudicaren
sustancialmente a la sociedad. el interventor deberá desempeñar sus funciones de manera
personal, no pudiendo delegarlas, cumplimentando de esa manera con las disposiciones de la
providencia que lo designe.
su conducta se rige por lo dispuesto en los artículos 59, 271 a 273, relativos a las
responsabilidades de los administradores.
hemos referido anteriormente que se trata de una operatoria cautelar, por lo que deben
configurarse todos los supuestos de los códigos de rito, en especial la prestación de
contracautela suficiente, ante la eventualidad de que su solicitud fuese infundada y se
debiesen reparar eventuales daños y perjuicios a la sociedad.
reorganización societaria.
la reestructuración de las sociedades es un fenómeno que cada vez se presenta con mayor
frecuencia, atento la globalización y la dinámica de los negocios en general.
estamos frente al mismo sujeto jurídico que abandona una forma vieja, para asumir una nueva,
manteniéndose las relaciones jurídicas preexistentes en el mismo estado en que se hallaban
con anterioridad a la transformación.
el proceso de transformación en nada puede afectar a los terceros, que resultan ajenos,
siguiendo de esta manera los lineamientos del art. 1195 del código civil.
es por este motivo que la lsc mantiene la responsabilidad asumida por los socios con
respecto a las obligaciones que resultaren anteriores a la transformación, así lo dispone el art.
75 de la lsc.
los requisitos que deben cumplimentarse a los fines de la reorganización bajo análisis
consisten en:
1) el acuerdo unánime de los socios, salvo pacto en contrario;
2) balance específico de transformación, cuya fecha deberá ser anterior al acuerdo que los
socios que resuelvan la transformación, deberá cerrarse en una fecha que no exceda de un
mes a la del acuerdo y puesto a disposición de los socios con no menos de quince días de
antelación al acuerdo de transformación;
3) otorgamiento del acto que instrumente la transformación, que debe hacerse a través de los
órganos competentes de la sociedad que se transforma y la concurrencia de los nuevos
otorgantes, dejando expresa constancia de los socios que se retiran, capital que éstos
representan y cumplimiento de las formalidades del nuevo tipo societario; de esa manera todo
el proceso queda debidamente documentado, ya que el acuerdo de transformación modifica el
originario contrato social;
4) cumplir con las publicaciones de edictos pertinentes a los fines de la publicidad del acto y
5) inscripción del mismo en el registro público de comercio.
dado que la transformación importa una modificación en el contrato social originario, los socios
tienen el derecho de receso propio de su calidad. decidido el ejercicio de este derecho
debemos recordar que procederá solamente para aquellos socios que hayan votado en contra
de la transformación y aquellos que se encontraban ausentes al momento de su tratamiento,
debiendo ejercerse dentro de los quince días de adoptado el acuerdo de transformación.
al momento de su salido, el socio tendrá derecho al reembolso de su participación societaria,
utilizando a tales fines el balance especial de transformación, los socios que decidan
permanecer en la nueva sociedad tendrá derecho de preferencia sobre las participaciones de
los recedentes, salvo pacto en contrario (art. 79 lsc).
¿qué sucede si los socios deciden dejar sin efecto la transformación? mientras no haya sido
inscripto el acto en el registro público de comercio, no hay mayores inconvenientes; si
aconteció la publicación de edictos, deberá realizarse una nueva a los fines de cumplir con la
publicidad pertinente.
la fusión es otra de las formas de reorganización societaria y tiene lugar cuando dos o más
sociedades se disuelven sin liquidarse para formar una nueva sociedad o cuando una
sociedad ya existente incorpora o absorbe a otra, que sin liquidarse se disuelve.
tiene por objeto la transferencia universal del patrimonio, sea a la nueva sociedad, en el primer
caso, sea a la sociedad absorbente.
cabe preguntarse a este punto ¿cuáles son los motivos y factores que deben tenerse en
cuenta en las operaciones de fusiones y adquisiciones?
introducción
la realidad de las empresas y sociedades comerciales se presenta dinámica, en un panorama
que ofrece distintas alternativas para generar nuevos negocios de manera permanente. el
éxito de las mismas no sólo depende de la capacidad de los directivos o gerentes, sino
también de un asesoramiento profesional serio y responsable. podemos decir que esta
diligencia se acentúa, para todos los intervinientes, de manera particular a la hora de adquirir
una empresa en marcha.
distinguimos el concepto empresa del de sociedad, entendiéndola como una organización de
capital y trabajo para la producción o tráfico de bienes o la prestación de servicios,
organización en la que el empresario (ya sea una persona física o de existencia ideal) provee
el capital, tiene la dirección y asume el riesgo económico de la explotación (1). diremos
entonces que una empresa se considera en marcha cuando cambiando su titularidad, continúa
con el giro normal de sus negocios. en el presente trabajo analizaremos cuales son los
primeros pasos de este interesante camino.
tomar la decisión correcta la adquisición de empresas puede encontrar su fundamento en
distintos motivos: el primero de ellos suele ser la generación de valor, donde básicamente el
adquirente considera que una empresa no está siendo aprovechada en todo su potencial y
decide adquirirla para, con su experiencia, volverla mayormente eficiente, generando
ganancias; otro motivo para realizar esta operatoria suele ser la disminución de costos que
podría generarse al incorporar la nueva empresa (logrando por ej. una integración vertical) o la
utilización de quebrantos impositivos disponibles de ésta última, que serían aprovechados en
la operación. sin embargo, es común (y muy peligroso), que quienes tienen el poder de
decisión para encarar la compra de una empresa en marcha, lo hagan por motivos
equivocados, lo que acarrearía no sólo la pérdida de la inversión, (generalmente de
importancia ya que se paga, además del precio, la denominada “prima de control” o “valor
llave”), sino también la imposibilidad de generar las ganancias pretendidas. sólo recordaremos
a los fines de no exceder el objeto del presente que los mecanismos de adquisición pueden
ser la transferencia de acciones o cuotas sociales, o bien el mecanismo de la ley 11.867,
relativa a la transferencia de fondos de comercio.
algunos de los motivos por los que una adquisición puede considerarse como equivocada son
(2): cuestiones de ego: salvo que coexista con razones legítimas y racionales, mezclar el ego
con los negocios suele ser negativo. mero posicionamiento geográfico: a menos que los
clientes realmente existan, realizar una compra para demostrar expansión geográfica, puede
no ser una buena decisión. “más grande es más lucrativa”: el tamaño por sí solo no genera
beneficios. no contar con un management calificado: si las empresas no cuentan con un
management adecuado, la compra, por sí sola, no lo generará, por lo que no es conveniente
apoyar una operación en estas circunstancias. pérdida de personal clave: es conveniente
previo a realizar la operación, contar con el apoyo del personal clave, o bien considerar su
alejamiento para evaluar la conveniencia o no de la compra. due diligence inadecuada: si bien
toda due diligence es relativa en cierto punto, se deberá tener particular cuidado en aspectos
esenciales para el comprador, evitando en lo posible que surjan los denominados “pasivos
ocultos”. no haber pactado convenios de confidencialidad y/o de exclusividad: el primero de
gran importancia a la hora de intercambiar información interna, financiera o de cualquier otra
naturaleza, ya que la operación puede no llegar a concretarse, habiendo “mostrado nuestras
cartas” a un competidor. el segundo importante para negociar en un ámbito de tranquilidad, sin
la intervención de terceros interesados, que podría incidir en el precio o en las condiciones de
la compra. pérdida de clientes: puede que algunos clientes no sean entusiastas con la
operación y busquen otros proveedores.
evaluación de la empresa a adquirir una vez que hemos tomado la correcta decisión de
realizar la compra de una empresa en marcha, debemos localizar nuestra compañía target,
respecto de la cual deberemos evaluar particularmente su situación jurídica institucional, el
resultado de la auditoria de sus activos y pasivos y su situación en el mercado y contexto
social.
situación jurídica institucional: el objeto de este análisis consiste en una evaluación formal de
la empresa, relevando toda la información sobre el cumplimiento de las normas vigentes y de
la ley en general. además se realiza un análisis legal de su situación patrimonial (por ej.
medidas cautelares). algunos de los puntos a considerar en este análisis son: el cumplimiento
de normas societarias, previsionales, laborales, sobre higiene y seguridad del trabajo, análisis
de los juicios de la empresa, medidas cautelares, estudio de títulos, seguros, enfermedades
profesionales, etc.
auditoria de activos y pasivos: esta etapa tiene un doble objetivo. por un lado verificar la
existencia y asiento en el patrimonio de la empresa a adquirir de todos los bienes y de todas
las obligaciones que componen su activo y pasivo respectivamente, con especial cuidado de
que éstos hayan sido valuados siguiendo principios generalmente aceptados y las
disposiciones específicas establecidas por las normas vigentes que resulten aplicables. por el
otro confeccionar un balance especial que servirá como base de la negociación, recordando
que éste se diferencia de un balance formal auditado porque tiene en cuenta los valores de
mercado a la hora de evaluar los activos.
situación de mercado y contexto social: el objeto de esta etapa es ubicar el lugar que ocupa la
empresa desde el punto de vista de su actividad comercial. pondremos entonces énfasis en
analizar el mercado presente y el potencial desarrollo del mismo, su estructura de costos, sus
fuentes de aprovisionamiento y financiamiento, su evolución y perspectivas económicas e
impositivas, etc. sin dudas, también la imagen que tiene la empresa adquiere relevancia, por lo
que deberemos interpretarla desde el punto de vista interno (directores, dueños, trabajadores)
y externo (proveedores, clientes, bancos, competencia, etc.). se tendrán también en cuenta el
estado de sus instalaciones, equipos y maquinaria, nivel tecnológico comparado y la
capacitación de la mano de obra empleada, entre otros.
(1) otaegui, julio c: concentración societaria – ed. abaco - 1984
(2) donald h. oppenheim: will you survive big? twelve merger pitfalls – law practicemanagement
july/august 2000
el primer paso para llevar adelante este complejo proceso consiste en la firma del acuerdo
preliminar o previo de fusión, donde tiene lugar un proceso denominado due diligence, que
cumple las funciones de auditoría a los fines de evaluar en términos precisos la operatoria que
se pretende. al respecto acercamos las reflexiones del siguiente artículo.
publicado en la página www.infobaeprofesional.com.ar el día miércoles 17 de septiembre de
2008
¿qué aspectos legales deben auditarse en los procesos de due diligence?
en la actualidad, las fusiones y adquisiciones de empresas se multiplican y hacen de estos
estudios una pieza fundamental para decidir la compra de una firma.
expertos explican cuestiones clave que deben investigarse y remarcan contingencias que
deben ser evaluadas antes de concretar la operación la proliferación de fusiones y
adquisiciones de empresas (m&a, por sus siglas en inglés) hace que en la actualidad los
procesos de due diligence (dd) adquieran una singular importancia al momento de decidir la
compra de una compañía. en este contexto, los expertos advierten sobre el rol de estos
procesos y las cuestiones clave que en ellos deben auditarse. puntos importantes
• la proliferación de fusiones y adquisiciones hace que los procesos de due
diligence adquieran una singular importancia al momento de decidir la compra de
una compañía.
• los expertos indican que una de las cuestiones que más interés despiertan en
estos procesos son el control de la normativa cambiaria y las contingencias
ambientales • especialistas explican qué información buscar en un proceso de due
diligence.
los especialistas destacan que los dd son una herramienta de gran utilidad y que se
implementan en la etapa previa a la decisión de la compra o fusiones de empresas.
constituyen una “radiografía” que permite detectar los pasivos, juicios y contingencias que
poseen las compañías.
en la actual transferencia de negocios hay que puntualizar “aquellas contingencias de última
generación como las de naturaleza ambiental, tributarias, la responsabilidad por los daños
causados a los consumidores, y aquellos litigios o arbitrajes de mediana y gran complejidad,
los cuales resultan adicionalmente relevantes por los costos derivados de la sustanciación de
dichos procesos”, sostuvo rodolfo papa, abogado y profesor de la universidad austral.
papa indicó que la identificación de este tipo de contingencias “debe realizarse en el marco de
un proceso de dd, bajo el cual asesores legales y auditores contables e impositivos del
proyectado comprador puedan desarrollar una completa investigación respecto al estado de
los activos y pasivos del negocio objeto de la operación”, añadió.
hay que recalcar que la argentina ha registrado importantes niveles de inversión en
operaciones de m&a. así, y de acuerdo a un informe de pricewaterhouse coopers (pwc), el año
pasado se verificaron en el país fusiones y adquisiciones por u$s11.152 millones.
“la estructuración de un proceso de dd resulta clave en el normal desenvolvimiento de este tipo
de negocios corporativos, en atención a que la detección de contingencias le posibilitaría al
comprador establecer anticipadamente los mecanismos de “protección contractual”.
necesarios ante la inversión a ser realizada como consecuencia de su ingreso al negocio en
marcha”, recalcó papa.
radiografía vanina caniza, socia de baker & mckenzie, indicó que el proceso de dd es una
“radiografía” de una empresa que sirve para identificar las contingencias de la sociedad
target y permite negociar mejor el valor de entrada de la compañía que se pretende adquirir.
es por eso que la especialista lo comparó, salvando las distancias, con “llevar el auto al
mecánico cuando uno quiere comprar un automóvil usado”.
caniza puntualizó que los aspectos que deberán auditarse en el dd dependerán
fundamentalmente del rubro y negocio de la compañía que se pretenda comprar.
así, advirtió que si la transacción involucra una empresa dedicada a la exportación de
productos será muy importante fiscalizar el cumplimiento de la normativa de control de
cambios “que es mucha y establece sanciones severas”.
también agregó que las contingencias ambientales son importantes, ya que en los últimos
años las normas se han vuelto muy rigurosas y las penalidades en caso de incumplimientos
son muy altas.
la especialista añadió que la parte regulatoria del dd será sumamente importante si el negocio
se encuentra regulado y afirmó que también adquieren trascendencia las cuestiones
vinculadas con el régimen de defensa de la competencia en la hipótesis en que el
comprador tenga otras actividades en el mercado local.
los nuevos rubros “además de los tópicos tradicionales, creo que es importante prestar
atención a asuntos tales como la entrega de toda la documentación relevante de la compañía,
tanto en soporte materia como informático; y las relaciones con sociedades vinculadas,
controladas o controlantes, que pueden generar obligaciones a largo plazo”, dijo leandro
caputo, asociado a m & m bomchil.
el especialista agregó que también deberán auditarse aquellas cuestiones relacionadas con la
reforma de la ley de defensa del consumidor, que ha agravado sustancialmente las multas
y daños; así recomendó revisar la política de información a los consumidores, el cumplimiento
de las ofertas indeterminadas y de garantías.
finalmente, caputo añadió que “no puede obviarse el tema ambiental que abarca un espectro
amplio que va desde la correcta habilitación de la planta hasta la estabilidad de la relación con
ciertos proveedores, como por ejemplo los que reciben residuos”, señaló.
aspectos relevantes
siro astolfi, socio de bruchou, fernández madero & lombardi, indicó al momento de decidir la
operación, las empresas compradoras deben tener cuidado con posibles transgresiones de la
normativa sobre control cambiario.
"al momento del dd se debe tener presente si la empresa vendedora ha liquidado
correctamente las divisas por ventas de exportación; si cumplió con los encajes o con el
deber de información requerido por el banco central”, afirmó.
y aconsejó revisar los precios de transferencia. “es común que las empresas realicen
operaciones intercompany con subsidiarias. en estos casos, la afip y la aduana requieren que
esas compañías encomienden estudios de precios de transferencia donde se establezca que
esas operaciones fueron concertadas a precio de mercado”, agregó.
“en caso de no contar con esos estudios, la sociedad adquirente podría quedar expuesta a
multas o sanciones”, concluyó astolfi.
minimizar contingencias iván di chiazza, integrante de beccar varela, dijo que una de las
cuestiones principales a tener en cuenta en estas operaciones es que el comprador pueda
minimizar determinadas contingencias, como pasivos ocultos y eventuales conflictos con
accionistas minoritarios.
el especialista aclaró que esas deudas no exteriorizadas se encuentran relacionados en forma
directa con el flujo de información que la empresa vendedora coloque a disposición del
comprador: a menor información mayor será la posibilidad de detectar reclamos comerciales
de proveedores, deuda financiera o impositiva.
continuando con el acuerdo previo de fusión, éste deberá contener: 1) los motivos de la
fusión y los objetivos pretendidos; 2) balances especiales de fusión; 3) la relación de cambio
entre las participaciones sociales, cuotas sociales o acciones, esta operación es muy
importante ya que determina la participación en el capital social de la nueva sociedad o de la
absorbente; 4) proyecto de nuevo contrato social o modificaciones del contrato de la
absorbente.
remitimos a la bibliografía curso de derecho societario, r. nissen, ed. ad hoc. bs. as. 1998, pág.
295/297 para el pertinente detalle del procedimiento. nos limitaremos a mencionar que luego
del mismo se otorga el acuerdo definitivo de fusión, que deberá contener: 1) las
resoluciones aprobatorias de la operación; 2) la nómina de socios que hayan ejercido el receso
y el capital que éstos representen en la sociedad; 3) la nómina de los acreedores que
habiéndose opuesto hubieren sido garantizados y de los que consiguieron embargo
preventivo; 4) la agregación de los balances especiales y balance consolidado de las
sociedades que se fusionan. luego de ello se procede por último a la inscripción del acuerdo
definitivo de fusión en el registro público de comercio, lo que torna la operación oponible a
terceros.
el compromiso previo de fusión podrá revocarse por cualquiera de los intervinientes, si no se
obtuvieran la totalidad de las resoluciones que aprueben la operación, en el término de tres
meses desde la suscripción del mismo. asimismo el acuerdo definitivo podrá rescindirse por
cualquiera de las sociedades, siempre que exista causa justificada, pudiendo ejercerse esta
facultad hasta el momento de la inscripción en el registro público de comercio. la demanda de
rescisión se interpondrá en la jurisdicción del acuerdo definitivo y se tramitará como juicio
abreviado.
la escisión, que es otra de las formas de reorganización societaria, puede presentarse de
distintas formas: 1) escisión incorporación o con absorción, se presenta cuando una sociedad
sin disolverse destina parte de su patrimonio a otra sociedad que ya existe; b) fusión escisión,
cuando una sociedad participa con otra en la creación de una nueva sociedad con parte de sus
patrimonios, en este supuesto los socios de ambas sociedades pasan a ser socios de la nueva
sociedad; c) escisión propiamente dicha, entendiéndola como aquellas en la que una sociedad
destina parte de su patrimonio par la creación de una nueva sociedad o varias de ellas; 4)
escisión división, donde una sociedad se disuelve sin liquidarse para constituir nuevas
sociedades con la totalidad de su patrimonio. salvo el supuesto de escisión división no existe
en este tipo de operación una transferencia universal de bienes, lo que la diferencia netamente
de la fusión, que ya hemos tratado. el supuesto de excepción mencionado es considerado
como el tipo más puro de escisión, ya que lleva a la formación de dos o más sociedades
nuevas, dividiendo el activo de la escindente, que se disuelve sin liquidarse, y en ese estado
se produce la entrega del patrimonio a las nuevas sociedades, donde cada una recibe su parte
a título universal. los accionistas de la sociedad desmembrada reciben la participación
accionaria que les corresponde de la nueva sociedad, a cambio de sus acciones en la
escindente, adjudicándoselas directamente. ¿podrán adjudicarse acciones entre los socios de
la nueva sociedad que no respeten las participaciones en la escindente? la respuesta es
afirmativa, siempre que exista el consentimiento expreso de todos los socios, ya que de otra
manera se estarían avasallando sus derechos. salvo para el supuesto de escisión fusión, que
sigue las disposiciones propias de la fusión, los requisitos de la escisión son: 1) resolución
aprobatoria de la escisión del contrato social o estatuto de la sociedad escisionaria, la reforma
del contrato o estatuto de la escindente en su caso y el balance especial de escisión, que
sigue lo dispuesto por el art. 83 inc. 2 lsc, relativo a la fusión; 2) la resolución aprobatoria que
deberá incluir la atribución de las partes sociales, o acciones de la sociedad escisionaria a los
socios o accionistas de la escindente, en proporción a las participaciones en ésta; 3)
cumplimentar con las publicaciones pertinentes; 4) otorgar el debido plazo de para que los
acreedores ejerzan su derecho de oposición, similar a lo dispuesto para la fusión; 5) inscribir la
operación en el registro público de comercio.
resolución parcial, disolución y liquidación de las sociedades comerciales.
desde ya anticipamos que la técnica legislativa que trata bajo un mismo título a la resolución
parcial y a la disolución, incurre en error, toda vez que no son institutos ni complementarios, ni
compatibles, sino por el contrario son contrapuestos. la resolución parcial, en efecto, importa
la desvinculación del socio, siguiendo los restantes con la actividad propia de la sociedad.
opera generalmente cuando existe reducción en el elenco de los integrantes de la sociedad,
modificándose el contrato constitutivo, pero sin afectar a la sociedad. los supuesto que quedan
encuadrados en este ítem son la muerte, exclusión o retiro voluntario de los socios; los dos
primeros se encuentran regulados en la lsc en los artículos 90 a 93, mientras que el retiro del
socio no está contemplado y debemos remitirnos al art. 1197 del código civil, en concordancia
con el art. 89 lsc. si bien la inclusión de cláusulas que habiliten el retiro voluntario no es del
todo frecuente, podemos recurrir a ellas sin ningún tipo de impedimento legal. no existe la
necesidad de invocar causa, ya que se trata de una decisión unilateral del socio, pero para el
caso deberá existir una cláusula expresa que habilite dicha posibilidad en el contrato social.
la muerte de un socio, como dicho, constituye un supuesto de resolución parcial, que tiene
distintos efectos según la sociedad que haya integrado. en las sociedades colectivas y en
comandita simple, resuelve parcialmente el contrato, pero es lícito pactar la continuidad de la
sociedad con sus herederos; en las sociedades de capital e industria y accidentales o en
participación resolverá el contrato, no pudiendo los herederos ingresar a la sociedad, pero
teniendo derecho a percibir el valor de la participación correspondiente; en las sociedades de
responsabilidad limitada debemos estar atentos al contrato constitutivo, si existe silencio
deberá entenderse que la sociedad se resuelve parcialmente, sin embargo podrá preverse
expresamente la incorporación de los socios, con las salvedades del caso; por último en las
sociedades anónimas, nunca se resolverá el contrato, lo mismo sucede para el socio
comanditario de las sociedades en comandita por acciones.
continuando con nuestro análisis veremos el supuesto de exclusión del socio, remedio
societario utilizado contra aquellos socios que no cumplen con sus obligaciones sociales,
aunque también procede para los casos de inhabilitación, incapacidad, quiebra o concurso
preventivo del socio. a pesar de lo mencionado, algo debe quedar sumamente claro, aún
cuando se aplica como sanción, la exclusión nunca podrá privar al socio del valor de su
participación y del lucro generado.
para que proceda la exclusión, bastará con que haya existido un grave incumplimiento de las
obligaciones, ello por sí mismo habilitará el camino judicial, ya que el juez es el único que
decide la exclusión, no los socios, con la sola excepción del art. 37 lsc. además de las
causales expuestas en el art. 91 lsc, la jurisprudencia ha establecido las siguientes: 1)
distracción del patrimonio social en beneficio personal del socio; 2) incumplimiento del deber
de colaboración para la adopción de acuerdos imprescindibles para la sociedad; 3)
perturbación del normal funcionamiento de la sociedad; 4) oposición sistemática a todas las
iniciativas; 5) notoria inconducta que afecte a la empresa; 6) inasistencia permanente en un
sociedad de dos socios.
la decisión social de la exclusión y la promoción de la demanda deben producirse en el término
de los 90 días contados desde que se tomó conocimiento del hecho que motiva la exclusión.
respecto del plazo mencionado, analicemos el siguiente archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online
05/ 09/ 2006 rdco_jur_anotada_d.zip 21_janot.txt; citar lexis nº 0021/000612 género:
jurisprudencia anotada; título: el plazo de extinción del derecho en la exclusión de socio
autor: vázquez ponce, héctor o.; fuente: rdco 1987-649
sociedades (en general) - 15) resolución parcial - d) exclusión del socio comentario a:
- c. nac. com., sala a, 23/12/1986 - establecimiento galvanotécnico amalfi s.r.l. v. viglione,
juan j., acerca de la materia señalada en el título, el fallo que comentamos establece: a) que el
derecho a obtener la exclusión del socio se extingue por su falta de ejercicio dentro del plazo
de noventa días que fija el art. 91 de la lsc., pues se trata éste de un plazo de caducidad (por
lo que no son aplicables las normas sobre prescripción; ver, al respecto: guillermo a. borda,
"tratado de derecho civil", perrot, bs. as., 1980, t. ii, p. 406, n. 1238; manuel aráuz castex,
"derecho civil", ed. cooperadora de derecho y ciencias sociales, bs. as., 1974, parte general, t.
ii, ps. 494/5, n. 2043 y 2044); b) que la exclusión debe ejercerse judicialmente.
la cuestión que menciona el fallo, pero que no decide atento a las circunstancias especiales de
la causa, es la del momento a partir del cual debe contarse el mencionado plazo de caducidad
(a partir de la fecha en que se conoció el hecho justificativo de la exclusión del socio o desde
que lo considera algún órgano societario). por nuestra parte, al respecto, compartimos la
opinión de escuti, quien sostiene que el plazo de caducidad del art. 91,, lsc., se computará en
forma distinta según el sujeto de derecho que intente la acción; así, para la sociedad,
empezará a correr desde el momento en que lo conozca alguno de sus órganos, sea el de
gobierno, sea el de administración y representación, y para los socios, desde el momento en
que ellos individualmente lo conozcan, sea directamente o por medio de la sociedad (ignacio
a. escuti [h], "receso, exclusión y muerte del socio", depalma, bs. as., 1978, p. 75, n. 6).
respecto de las dos cuestiones que resolvió el fallo, es decir, la determinación de que el plazo
de 90 días que establece el art. 91 , lsc., es de caducidad y de que la exclusión debe ejercerse
judicialmente, hemos computado en concordancia con el fallo que comentamos, la siguiente
doctrina: isaac halperin, "sociedades de responsabilidad limitada", depalma, bs.
as., 1972, p. 295; enrique zaldívar y otros, "cuadernos de derecho societario", abeledoperrot,
bs. as., 1976, t. iii, vol. iv, ps. 217/8, n. 57.5.7.3. y 57.5.8. y p. 214, n. 57.5.6.; alberto v. verón,
"sociedades comerciales", astrea, bs. as., 1983, ps. 161 y 163; ignacio a.
escuti (h), "receso, exclusión y muerte del socio", depalma, bs. as., 1978, p. 75, n. 6; martín
arecha y héctor m. garcía cuerva, "sociedades comerciales", depalma, bs. as., 1981, p. 152;
fernando h. mascheroni, "manual de sociedades de responsabilidad limitada", cangallo, bs.
as., 1976, ps. 265/6.
por su parte, la jurisprudencia también fue uniforme al respecto y concordante con el fallo que
comentamos. así, hemos computado: c. nac. com., sala a, 14/8/1979, in re "roth, josé f. v
baulies, carlos f.", con resumen de la parte pertinente en "ley de sociedades comerciales",
manuales de jurisprudencia la ley, t. 2, p. 202; c. nac. com., sala b, 24/8/1979, in re "mantra
s.r.l. v. sánchez, carlos j.", con resumen de la parte pertinente en "ley de sociedades
comerciales", manuales de jurisprudencia la ley, t. 2, p. 203, n. 176.508; 1ª instancia juzgado
civil y comercial de rosario, firme, 17/5/1978, in re "distribuidora ya s.r.l. v. scarabino, gerardo r.
f." , en ja 982-iv-578.
como vemos, tanto la doctrina como la jurisprudencia han sido uniformes y concordantes con
el fallo que comentamos respecto de las cuestiones que decidió y que hemos destacado--
1987.
la acción judicial de exclusión podrá ser promovida por: 1) representante legal de la sociedad;
2) representante ad hoc o por nuevo representante, si el socio excluido reviste carácter de
administrador en forma exclusiva; 3) síndico, cuando estuviera prevista la existencia de ese
órgano de control; 4) cualquiera de los socios, cuando la asamblea no se haya pronunciado o
haya resuelto en contra de la promoción, siempre que haya votado a favor de la exclusión. es
importante no olvidar que la acción de exclusión corresponde a la sociedad, aunque sea
promovida por alguno de los socios, según hemos analizado. si el socio resulta excluido, se
producen los efectos propios de las modificaciones al contrato social, debiendo cumplir con las
inscripciones correspondientes en el registro público de comercio, a los fines de su
oponibilidad frente a terceros, el instrumento a inscribir será la propia sentencia. los efectos
que produce la sentencia surgen del art. 92 lsc, remitiéndonos para el caso a la bibliografía
curso de derecho societario, r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. 1998, pág. 281.
por otro lado, la disolución de la sociedad, a diferencia de la resolución parcial, implica el
punto final de su existencia, en consecuencia se dejan de realizar las actividades propias de su
objeto social, para dedicar sus esfuerzos a la venta de los bienes sociales, para de esa
manera cancelar el pasivo y repartir el remanente, si existiere, respetando la medida de la
participación de los socios. es un momento en el que se detiene el cumplimiento del objeto
social y se dedican los esfuerzos a concluir las relaciones pendientes de la sociedad. es la
primera etapa del proceso de liquidación, sin importar ello el cese intempestivo de las
actividades ni la pérdida de la personalidad jurídica, que se mantiene todo a lo largo del
proceso de liquidación. es importante tener presente que la sociedad perderá el carácter de
sujeto de derecho sólo con las inscripción de la cancelación de la inscripción en el registro
público de comercio. las causales de disolución se encuentran previstas en el art. 94 lsc,
siendo algunos de ellos: 1) la decisión de los socios, expuesta expresamente por medio del
órgano de gobierno o a través de conductas de los socios que revelen la falta de voluntad de
mantener el contrato social; 2) cumplimiento del plazo por el cual se constituyó la sociedad; 3)
cumplimiento de la condición a la que se hubiese subordinado su existencia; 4) pérdida del
capital social, 5)reducción a uno del número de socios, si no se incorporasen nuevos en el
término de tres meses.
la enumeración del art. 94 no es taxativa, pudiendo los socios prever estatutariamente otras
causales no contempladas en la lsc (art. 89). recordemos lo visto previamente en este módulo
1 referido a la prórroga y reconducción de la sociedad. la disolución podrá solicitarse
judicialmente, teniendo la sentencia efecto retroactivo al día que se presentó la causa que
motivó su solicitud.
dicha solicitud se tramita por juicio abreviado, debiendo ser citados todos los socios, quienes
deberán actuar formando un litisconsorcio necesario. ¿qué sucede en los casos de que
producida una causal resolutoria la sociedad ignora o es remisa a las mismas? en dichos
supuestos nace para el socio o accionista el derecho el derecho de solicitar la disolución por
vía judicial, teniendo efecto retroactivo al día en que tuvo lugar la causa generadora. esta
retroactividad permite sancionar a los administradores y socios por las consecuencias,
responsabilizándolos de manera solidaria e ilimitada (art. 99 lsc). ¿quién puede pedirla? por
supuesto los socios o accionistas , ya que de esa manera lograrán el reembolso de sus
participaciones, pero también tiene facultades para hacerlo el órgano administrativo de control.
respecto de la legitimación pasiva, parte de la doctrina entiende que debe entablarse demanda
contra la sociedad y los socios, formando un litisconsorcio necesario; otros entienden que
basta con citar a la totalidad de los socios. ahora bien la sentencia judicial que se dicte
acogiendo la demanda sólo tiene por efecto declarar operada la disolución de la sociedad, a la
fecha de la causa generadora, pero su registración es necesaria para la oponibilidad a
terceros, ello se cumplimenta con la debida inscripción en el registro público de comercio.
resuelta la disolución, el siguiente paso es la liquidación de la sociedad, donde se venden los
bienes sociales para pagar las obligaciones pendientes y los gastos de liquidación,
quedando el saldo en poder de los socios. el procedimiento liquidatorio no es
instantáneo, sino que se desarrolla en un determinado período, suficiente para realizar
el activo y cancelar el pasivo, podrán venderse los bienes por separado o como
integrantes de una totalidad. el proceso tiene en cuenta fundamentalmente la protección
de los terceros, no tanto de los socios. si el pasivo social quedara insatisfecho se hará
responsable de manera solidaria e ilimitada a los administradores de la sociedad, sobre
quienes cae el deber de conservar el activo de la sociedad y el destino de los bienes
que lo integran. dicha responsabilidad se extenderá a los síndicos, si fuera el caso, por
los mismos motivos. ahora bien, salvo disposición contractual o los casos de excepción,
la liquidación corresponde al órgano de administración en funciones al momento de la
liquidación, puede acontecer también que se designe en el contrato social otra persona
distinta a éstos, en cuyo caso la designación procederá por mayoría simple en
asamblea o reunión de socios, a celebrarse dentro de los 30 de que ha acontecido la
causal de disolución. ¿qué sucede si no el órgano de administración no lleva adelante
las conductas correspondientes o no convoca a la asamblea para su designación? en
este caso cualquier socio, independientemente de su participación social, podrá exigir al
juez la designación de un liquidador, habiendo incurrido los administradores en un
incumplimiento de sus funciones, quedando allanado el camino para la solicitud de su
remoción y desplazamiento. ¿cuál sería la situación si los liquidadores no aceptaran el
cargo? se podrá requerir una nueva designación, por cualquiera de los procedimientos
mencionados. es importante tener presente que el liquidador no debe esperar la
registración de la disolución, e incluso si se encuentra no inscripta su designación, se
encuentra habilitado para ejecutar la voluntad social, siendo sus actos oponibles no sólo
a la sociedad, sino también a terceros. para la remoción del liquidador, bastará contar
con las mismas mayorías de su designación, sin necesidad de expresar causa. ahora
bien, si el liquidador incurriese en incumplimientos o actos u omisiones que pongan en
riesgo a la sociedad, nada obsta que sea removido con justa causa, pudiendo incluso
recurrir a la figura de la intervención judicial. las obligaciones del liquidador se
encuentran tratadas en el art. 103 lsc, cuyo incumplimiento motiva su lógica remoción, le
impide el cobro de la remuneración correspondiente y lo hace plausible de
responsabilidad por los daños y perjuicios ocasionados. la primera de ellas es la
realización, dentro de los 30 días de aceptado el cargo de liquidador, de un inventario y
balance inicial de liquidación, a los fines de individualizar la composición patrimonial
de la sociedad, lo que brinda seguridad a todos los intervinientes, esta obligación debe
respetarse aún cuando los liquidadores sean los mismos administradores. dicho balance
debe ser puesto a consideración de todos los socios. nótese que la lsc no exige la
aprobación de dicho instrumento contable, sino sólo su puesta a disposición, sin
mencionar los derechos que a éstos les asiste. asimismo los liquidadores deberán
brindar información periódica de la situación, por lo menos de manera trimestral,
además de los balances anuales si el proceso de liquidación se extendiere en el tiempo.
estamos sin ningún lugar a dudas frente a una rendición de cuentas que los liquidadores
deben presentar a los socios.
el incumplimiento acarrea las mismas consecuencias que hemos tratado al estudiar el balance
inicial. en cuanto a los derechos con los que cuenta, el liquidador podrá efectuar todos los
actos necesarios para la realización del activo y la cancelación del pasivo, y si bien se
encuentra subordinado a las instrucciones de los socios, se entiende que éstas tratan la
manera en que debe llevar a cabo tal actividad, y no referida a algún tipo de autorización, que
no es necesaria por el estado mismo en que se encuentra la sociedad. por tal motivo es el
liquidador el que ejerce de manera exclusiva y excluyente la representación del ente. a los
fines de su actuación deberá sumar a la razón social la frase en liquidación, si omitiera hacerlo
la lsc no lo vuelve responsable de manera solidaria e ilimitada, pues la disolución puede ser
conocida por terceros atento su inscripción, pero sí resultará responsable por los daños y
perjuicios que pudieran corresponder.
¿qué sucede si los fondos resultan insuficientes para afrontar el pasivo? el liquidador para los
casos de sociedades en que exista responsabilidad ilimitada y solidaria de los socios, deberá
exigirles los montos necesarios, comúnmente denominadas contribuciones debidas. en
aquellas sociedades con responsabilidad limitada, sólo podrán reclamarse las integraciones de
los aportes comprometidos.
paso siguiente a la cancelación del pasivo, es la redacción del balance final de liquidación,
que deberá registrar: 1) la inexistencia de deudas; 2) el producido de la enajenación; 3) el
reembolso del capital aportado por los socios; 4) si correspondiere el excedente, que se
distribuirá a instancias del contrato social.
respecto de la partición, no existen reglas específicas que la traten en la lsc, resultando
plenamente compatibles las disposiciones del código civil al tratar la partición de la herencia
(art. 3449 c.c. y siguientes). si existiesen dudas o discrepancias acerca del valor de los bienes
sociales, podrá recurrirse a peritos tasadores, nombrados de común acuerdo por las partes o
por el juez, en su defecto.
el art. 111 lsc trata el balance final y proyecto de distribución, que variará según las
características propias de cada tipo societario. ahora bien, luego de que se encuentren
aprobados, de manera implícita o explícita, los liquidadores deberán agregarlos en el legajo de
la sociedad y comenzar la ejecución de los mismos, abonando a cada socio el importe
correspondiente según su participación. dicha actividad podrá cumplirse a través de dinero en
efectivo o en bienes, si se hubiera convenido de tal forma. el plazo para reclamar por
cuestiones relacionadas a lo adeudado por el liquidador a los socios, en dinero en efectivo, es
de tres años, plazo coincidente con el período de prescripción previsto por el código de
comercio (art. 848, inc. 1). cumplidos los tres años y no siendo reclamados los importes por el
socio, el liquidador depositará dichos montos en una cuenta destinada a la autoridad escolar
de la jurisdicción que corresponda.
cumplido el proceso de liquidación, se procede a la cancelación de la inscripción del contrato
social en el registro público de comercio, acordando los socios quienes conservarán los libros
sociales y la documentación relacionada con la sociedad, o en su defecto será el juez quien
indique al responsable.
materia: sociedades
profesor: sebastián vanella godino
módulo 2 unidad 8: sociedades de
personas.
las sociedades de personas, también denominadas de parte de interés, comienzan a tratarse
en la lsc a partir del capítulo ii, donde en el art. 125 comienza el desarrollo de la sociedad
colectiva.
en general las sociedades de personas tienen en común las siguientes características: 1)
fuerte acento personal; 2) responsabilidad de los socios es subsidiaria, ilimitada y solidaria; 3)
división del capital social en partes de interés.
podemos decir que la sociedad colectiva es la más aceptada de las sociedades de personas
que desarrollaremos, pese a que su utilización no es frecuente en la práctica. ello surge como
consecuencia de la evidente desventaja, frente a otros tipos societarios en lo que a su
responsabilidad se refiere. en efecto la tendencia natural en los negocios de limitar la
responsabilidad, pareciera ser en la actualidad un requisito cuasi indispensable para llevar
adelante cualquier tipo de actividad comercial.
si nos concentramos en sus características propias, surge la imposibilidad de agrupar un
número elevado de socios y una escasa posibilidad de expansión, lo que la obliga, por lo
general, a transformarse al momento de emprender un negocio de gran envergadura. ¿cuál ha
sido la intención entonces del legislador al establecer un régimen de responsabilidad tan
amplio? la respuesta considero que debe encontrarse en la dedicación que deben brindar lo s
socios al cumplimiento del objeto social, frente a tan amplia responsabilidad. ahora bien,
respecto de la relación de la sociedad con los terceros no debemos olvidar la extensión de la
quiebra, que se produce en las sociedades con este régimen de responsabilidad, lo que
contribuye a desuso de este tipo societario. el elemento personal es tan fuerte en este tipo de
sociedades, que de perderse la affectio societatis de uno o varios de sus integrantes, puede
producir la exclusión o la disolución de aquella, respectivamente. el tinte personalista de la
sociedad colectiva queda claramente definido en numerosas disposiciones de la lsc. por
ejemplo el art. 57, 1er párrafo, donde se dispone que los acreedores del socio no podrán
cobrarse de la venta de las partes de interés que éste posea, debiéndolo hacer sólo de las
utilidades y cuota de liquidación, evitando de esta manera que un tercero asuma la calidad de
socio, por intermedio de una subasta judicial.
otro claro indicio de lo afirmado, es lo dispuesto en el art. 131 lsc, que dispone la necesidad del
consentimiento de todos los socios, salvo pacto en contrario, para la cesión de la parte a otro
socio o tercero. una vez obtenida dicha conformidad se instrumentará a través de una cesión
de derechos (art. 1434 código civil).
es importante notar que la lsc no define a la sociedad colectiva, sino que se concentra en su
principal característica, vale a decir el régimen de responsabilidad de los socios, que como
dicho es subsidiario, ilimitado y solidario por las deudas sociales. pero debe ser entendido
correctamente, ya que los socios no responden juntamente con la sociedad, como acontece en
las sociedades irregulares o de hecho, sino que gozan del beneficio de excusión, por medio
del cual los acreedores deberán ejecutar en un primer momento los bienes de la sociedad; en
ca so de insuficiencia, podrán dirigirse contra cualquiera de los socios.
si los acreedores lograsen una sentencia contra la sociedad, ésta tendrá fuerza de cosa
juzgada contra los socios, pudiendo ejecutarse contra ellos, previa excusión.
si bien la excusión es un instituto propio del ámbito civil, otorgado en beneficio del fiador, la lsc
lo recepta como un mecanismo de defensa de los socios ilimitada y solidariamente
responsables.
debe aclararse que el beneficio no llega al extremo de autorizar al socio para exigir al acreedor
la total ejecución de los bienes sociales, ya que si así fuese se dificultaría sobremanera el
cobro al acreedor el cobro de su crédito, resultando contrario a la naturaleza y finalidad de la
lsc. bastará entonces acreditar la insuficiencia del patrimonio social para que el beneficio de
excusión no sea procedente.
el beneficio no procede automáticamente sino que debe ser alegado por el socio perseguido. el
socio que pague a los terceros, se subroga en sus derechos y por ello los demás socios están
obligados a reintegrarle lo pagado, en proporción a sus participaciones.
en cuanto a la denominación de la sociedad colectiva, podrá optar entre el uso de una razón
social o de una denominación social propiamente dicha. para el primer caso se exige que la
misma incluya el nombre de alguno, algunos o todos los socios y la palabra y compañía, o su
abreviatura si no estuviesen la totalidad de los socios mencionados. para el segundo caso, la
lsc exige la incorporación el aditamento sociedad colectiva o su abreviatura.
el régimen de administración tiene por regla general que cualquiera de los socios, en forma
indistinta, tiene a su cargo la administración de la sociedad. lo dicho resulta lógico si se tiene
en cuenta las características mencionadas al inicio del módulo. téngase presente que, si la
administración es ejercida por varios socios, sin mención de unciones específicas, ni régimen
plural determinado, la sociedad quedará obligada por la actuación de cualquiera de los socios,
siempre que el acto tenga relación con el objeto social. el art. 129 lsc trata la cuestión de la
remoción del administrador, de su lectura y análisis puede inferirse que un tercero no socio
puede desempeñarse como administrador sin inconvenientes, que los administradores pueden
ser removidos sin invocación de justa causa, decisión que sin embargo debe adoptarse por
mayoría, que al no definir qué es lo que se entiende por justa causa, dicho concepto queda
librado a interpretación judicial.
otra cuestión digna de mención es aquella que se suscita cuando un socio realiza actos en
competencia con la sociedad. dicho comportamiento les está vedado, sea que lo realicen
personalmente o por interpósita persona, con la sola excepción de que tengan expresa
autorización por unanimidad de los restantes socios. de esta manera se pretende que los
esfuerzos del socio, sean en provecho de la sociedad y no en el propio. su incumplimiento o
acarreará la sanción de exclusión, sin perjuicio del derecho de la sociedad de incorporar los
beneficios obtenidos con el actuar ilegítimo del socio desleal, que deberá responder por los
daños y perjuicios ocasionados.
la sociedad en comandita simple, es otra de las sociedades de personas, y constituye un tipo
de escasa utilización, habiendo sufrido la llegada en 1932 de la sociedad de responsabilidad
limitada, que ofrecía a todos los socios, las ventajas que tenían en este tipo los socios
comanditarios. el art. 134 lsc nos brinda la principal característica de esta sociedad: la
existencia de dos categorías de socios; los comanditados o solidarios por un lado, que
responden como los socios de la sociedad colectiva descripta anteriormente por un lado y por
el otro, los socios comanditarios, que ven limitada su responsabilidad al aporte realizado.
existe un impedimento por el que un socio no puede revestir ambas calidades al mismo
tiempo.
la sociedad podrá utilizar a los fines de su denominación y al igual que sucede con la
sociedad colectiva, una razón social, integrada solamente por los nombres de los
comanditados, o sea aquellos que tienen la responsabilidad más amplia. si se incluyese
también a los comanditarios, éstos responderán de manera solidaria por las obligaciones
contraídas. al igual que acontece en la sociedad colectiva, la denominación social deberá
contener el aditamento sociedad en comandita simple, o su abreviatura.
la diferenciación de los socios, no sólo tiene implicancias desde el punto de vista de la
responsabilidad, sino también en cuanto a la naturaleza de los aportes. los socios
comanditarios, al no aportar dinero en efectivo, aportarán obligaciones de dar, no dinerarias,
excluyendo de esta manera prestaciones de industria o trabajo personal. la valuación de estos
aportes se indicará en el contrato constitutivo los antecedentes que la justifiquen, salvo que se
decida realizar el procedimiento de valuación judicial del art. 51 lsc. por otra parte los socios
comanditados podrán realizar cualquier tipo de aporte.
la administración corresponde a los socios comanditarios o a terceros en los que se delegue
tal facultad, según lo dispuesto por el art. 136 lsc, donde se aplicarán las reglas de la sociedad
colectiva, ya tratadas. ¿cuál es el motivo de la exclusión de los comanditados en la
administración? parte de la doctrina remite a razones puramente históricas, pretendiendo
encontrar una justificación en la protección de los terceros contratantes, ya que; según esta
postura defendida por otaegui, entre otros, se crearía de esa forma una apariencia de
responsabilidad solidaria que podría llevarlos a celebrar negocios riesgosos. sin embargo,
dichos argumentos no justifican la exclusión legal, ya que los terceros se encuentran
protegidos con la registración del contrato social, pudiendo conocer quien obliga a la sociedad
y quien no; por otro lado al autorizar la designación en la administración de un tercero,
fácilmente puede soslayarse ese impedimento, si uno de los comanditarios designa a un
representante, desnaturalizando la finalidad normativa. ahora bien, sin perjuicio de lo expuesto,
la lsc es suficientemente clara en relación a la administración de las sociedades en
comandita simple, permitiendo sí la posibilidad de que los comanditarios emitan opinión,
consejo o realicen los actos urgentes que requiera la marcha de los negocios, en caso de
quiebra, muerte o incapacidad de los comanditados, sin alterar con ello su responsabilidad, por
el termino de tres meses (art. 140). nótese que lo anteriormente referido, no comprende las
facultades de los comanditarios de examinar los libros y papeles sociales, pudiendo solicitar al
administrador todos los informes que considere pertinentes.
de esta manera los socios comanditarios ejercen la fiscalización de la administración. por
supuesto idénticas facultades disponen los socios comanditados. en cuanto a las resoluciones
sociales, toda decisión que implique una modificación al contrato, requerirá del consentimiento
de todos los socios, salvo pacto en contrario; toda otra cuestión podrá adoptarse por mayoría
absoluta de capital, salvo que se haya establecido un régimen diferente. en las reuniones de
socios participan ambas clases, pudiendo los comanditarios, sin perjuicio de lo referido
anteriormente, votar la designación de administradores y aprobar los estados contables.
en lo atinente a la quiebra, muerte o incapacidad del socio comanditado, siguiendo las
disposiciones del art 140 lsc, podemos agregar a lo ya expresado que la administración sólo
podrá ser asumida por él, si todos los socios se encontraren comprendidos en los supuestos
bajo estudio; que sólo podrá realizar actos urgentes, dentro del giro ordinario, lo que implica
que no podrá realizar actos de disposición sin incurrir en la esponsabilidad ilimitada y solidaria
que correspondiere; si en el plazo de tres meses no se regulariza la situación la sociedad
quedará disuelta de pleno derecho, vale a decir sin necesidad de manifestación por parte de
los socios y en este caso, por último, el comanditario deberá llevar adelante la liquidación,
adoptando las medidas que correspondieran a tales fines.
la última sociedad de personas tratada por la lsc es la sociedad de capital e industria, donde
se brinda al hombre que puede aportar su trabajo, pero que no cuenta con la posibilidad de
aportar capital, un instrumento adecuado para facilitar la asociación con otra persona que esté
en condiciones de hacerlo. nuevamente nos encontramos frente a un tipo societario poco
frecuente,
¿cuáles pueden considerase las causas de ello? citando algunas respuestas posibles diremos
que la responsabilidad del socio capitalista, que puede llegar a quebrar por las actividades
realizadas por el socio industrial cuando esté al frente de la administración, es una de las más
importantes. otro motivo de relevancia es la presunción en contra del tipo societario que
genera la ley de contrato de trabajo, que en miras de proteger al trabajador, considerará como
dependiente a todo el que realice en forma personal la actividad principal, o parte de ésta, de
una sociedad comercial. la finalidad de la normativa es evitar que bajo el velo de un tipo
societario, se frustren derechos laborales y previsionales.
como en la sociedad anterior, también aquí tenemos dos tipos de socios; los socios
capitalistas: cuya responsabilidad es solidaria e ilimitada, sufriendo, como hemos visto la
extensión de la quiebra y los socios industriales, que responden hasta la concurrencia de las
ganancias no percibidas. estos últimos aportan exclusivamente su trabajo personal, sin que la
ley manifieste restricción alguna para ello, pudiendo tratarse de actividades manuales,
intelectuales, artísticas, científicas y otras. tales tareas deberán cumplirse cuando se hubiera
convenido y de la forma en que las partes entendieron que debía realizarse. si el aporte resulta
imposible sin culpa del deudor, la obligación se extingue para ambas partes, pero si incurriere
en algún tipo de culpa deberá a la sociedad los daños y perjuicios ocasionados. respecto del
aporte del capitalista, puede tratarse de bienes o de dinero en efectivo, incluso aportando de
manera complementaria su trabajo personal, ya que no se trata de un aporte exclusivo.
respecto de la valuación de los bienes, valga destacar que, contrariamente a lo que hemos
venido desarrollando, no se requiere la indicación en el contrato social de los antecedentes
justificativos.
análogamente a lo ya analizado respecto de las sociedades colectivas, las sociedades de
capital e industria en su denominación podrán optar por el uso de la razón social o bien una
denominación social, en los términos del art. 126 lsc.
la administración de la sociedad puede ser llevada adelante por cualquiera de los socios,
según lo dispuesto por el art. 143 lsc, diferenciándose de las sociedades de capital en tanto se
excluye la posibilidad de que los terceros puedan participar de la administración. para aquellos
casos en que se hubiese pactado la actuación de un órgano plural, regirán las disposiciones
de la sociedad colectiva, lo que significa que si no se determinaron específicamente las
funciones de los administradores, ni se acordó actuación conjunta, podrán ejercer sus
funciones de manera indistinta. la muerte, incapacidad, o quiebra del socio capitalista a cargo
de la administración, de manera exclusiva, y a los efectos de una solución legal, la lsc remite al
art. 140, pasando por alto que el artículo en cuestión es de aplicación exclusiva para las
sociedades en comandita, donde se prohíbe la administración de los comanditarios, como
hemos visto. en consecuencia, pese a la poco feliz remisión, debemos entender que los actos
urgentes pueden ser atendidos por el socio industrial, hasta la regularización de la situación
que motiva su intervención, pero no procederá el agravamiento de su responsabilidad.
materia: sociedades
profesor: sebastián vanella godino
unidad 9: la sociedad de responsabilidad limitada.
como hemos mencionado al inicio del módulo, la creación de la figura societaria de la sociedad
de responsabilidad limitada (srl) dejó prácticamente en desuso a las figuras de las sociedades
de personas ya analizadas. ello en mérito de que, la pequeña o mediana empresa encontró un
espacio societario más acorde a sus necesidades, por las características propias de la srl, que
consisten en la limitación de la responsabilidad de los socios al monto de su aporte, sin
comprometer de ninguna manera el patrimonio personal por las deudas sociales; la vocación a
la administración de todos los socios; la división del capital social en cuotas de igual valor, que
pueden ser cedidas libremente ente los socios; el número máximo de socios, que es cincuenta;
la integración de los aportes en un 25% inicial, cuando se trata de dinero en efectivo y el saldo
a completarse en dos años y por último la fiscalización por parte de todos los socios.
de estas características podemos inferir con claridad, que el legislador quiso brindar un tipo
societario acorde a las necesidades de la pequeña y mediana empresa, pero la particular
mención amerita la limitación a cincuenta del número de socios. dicha limitación no encuentra
justificación legal sólida y cabe preguntarse ¿qué sucedería si al incorporarse herederos a la
srl se superara el número de socios? podemos afirmar que para el supuesto mencionado y
otros que presente el mismo resultado, vale a decir que se exceda el límite de socios previstos
por la lsc, no se produciría la nulidad por atipicidad, en los términos del art. 17,
fundamentalmente porque no estamos frente a un requisito esencial tipificante; la
consecuencia podría derivar en la anulabilidad del contrato social, pero podrá subsanarse
hasta la impugnación judicial.
un punto importante de análisis es la naturaleza jurídica de la srl, que justifica su inclusión en
este módulo. en efecto, suele caracterizársela como un molde intermedio entre las sociedades
de personas y las de capital. ello trae a consideración una cuestión trascendental ¿qué tipo de
normas deben prevalecer y deben aplicarse subsidiariamente en los casos de silencio de la
lsc?
por intermedio de la analogía societaria aplicaremos entonces, de acuerdo a la postura que
defendamos, las normas de la sociedad colectiva o de la sociedad anónima. debemos
manifestar claramente, que hoy la asimilación de la srl a las reglas de la sociedad anónima, no
reviste mayores complejidades, siendo los fundamentos de dicha afirmación: 1) la
transferencia de cuotas, no implica la modificación del contrato social; 2) la copropiedad de las
cuotas sociales, como también la constitución de derechos reales sobre las mismas, se rige
por las normas de la sociedad anónima; 3) los derechos y obligaciones de los gerentes, como
también las prohibiciones e incompatibilidades a las que están sujetos, también siguen las
reglas de la sociedad anónima; 4) el control interno de los socios, exclusivo de éstos en las
sociedades personalistas, puede ser suplido por un órgano específico, lo que resulta
obligatorio en determinados supuestos; 5) dentro del órgano de gobierno, rigen para los socios
las limitaciones del art. 248 lsc, previstas para los accionistas de las sociedades anónimas.
la única excepción al régimen de aplicación supletoria de las reglas de la sociedad anónima, es
la posibilidad de que se proceda a la resolución parcial de la sociedad, en los supuestos de
fallecimiento, retiro o exclusión de uno de los socios. a este tema está dedicado el siguiente
archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online
09/ 08/ 2007 bsas07_7d.zip bsa07-3.txt
citar lexis nº 0003/800398
género: jurisprudencia anotada; título: la resolución parcial en la sociedad de responsabilidad
limitada por muerte de un socio; autor: trápani, gastón l. - blanco, diego; fuente: lnba 2007-7-
783
sociedades (en particular) - 04) sociedad de responsabilidad limitada - a) generalidades
comentario a - sup. corte bs. as., 2/3/2005 - marino de garcía, ana y otros v. línea 18
s.r.l.,sumario: i. introducción.- ii. los hechos.- iii. la cuestión a tratar.- iv. el proceso.- v. la
solución.- vi algunas consideraciones adicionales
I. introducción
la sup. corte bs. as. revocó la sentencia de la sala 1ª de la c. civ. y com. la plata y rechazó la
acción incoada.
la glosa que del mismo fallo hacemos tiene por objeto relatar, en primer lugar, los hechos que
dieron origen a la contienda y su correspondiente trámite, para luego desarrollar la normativa
aplicable y, en un todo lógico con la misma, la solución a la cual se arribó. finalmente, y a
modo de conclusión, valoramos positivamente a esta última.
II. los hechos
la cámara de apelación interviniente había confirmado la sentencia de primera instancia en
cuanto había hecho lugar a la pretensión actora sobre determinación y cobro de la cuota social
y el valor llave, que perteneciera a un socio fallecido, desestimando la aplicación de las
disposiciones de la ley de sociedades comerciales 19550 (t.o. 1984, la 1984-a-46) (en lo
sucesivo, lsc.) que invocara la sociedad "línea 18 s.r.l." al entender que con la muerte de socio
se producía la resolución parcial del contrato social.
por el contrario, la demandada sostenía que la muerte de un socio de una s.r.l. no producía la
resolución parcial del contrato social, salvo previsión contractual en contrario, y que, por ende,
no correspondía la cancelación del puesto del premuerto en la sociedad, sino que se debía dar
su sustitución por los herederos mediante la transferencia de su participación a ellos.
es decir, no sería de aplicación la resolución parcial del contrato social por muerte de uno de
sus socios sino que, por el contrario, en los supuestos no previstos de incorporación de los
herederos en los estatutos de las sociedades de responsabilidad limitada regirían exclusiva y
excluyentemente los arts. 152 y 154 lsc., principio opuesto al que consagraba la sentencia
recurrida.
así las cosas, concluía la perdidosa su recurso extraordinario, afirmando que la sentencia
recurrida obligaba injustamente al pago de la cuota social que correspondía al socio fallecido,
es decir, era condenada a adquirir compulsivamente un bien.
en definitiva, los judicantes de grado interpretaron y concluyeron que frente a la ausencia de
previsión expresa en el contrato constitutivo no opera la transmisión mortis causa de la
posición del socio.
lo resuelto al respecto por la suprema corte da motivo a estas líneas.
iii. la cuestión a tratar
en el marco de la ley de sociedades comerciales quizá uno de los principios fundamentales es
la conservación de la empresa, encaminado a salvaguardar la configuración jurídica del
contrato social.
sin perjuicio de ello, se prevé el instituto de la resolución parcial que permite el apartamiento
del socio en determinados casos y especialmente en las sociedades de carácter personalista,
sin afectar la personalidad jurídica de la sociedad.
es decir, la resolución parcial juega bajo el principio, también fundamental, que declara que la
nulidad, anulabilidad y resolución que afecte el vínculo de una de las partes del contrato
plurilateral de organización, y no determine, salvo circunstancias excepcionales, la nulidad,
anulabilidad o resolución del contrato (1).
se disciplina así la cesación del vínculo de alguno de los socios para con la sociedad,
operando siempre que concurran algunas de las causales señaladas en la ley -o las
estipuladas en el contrato social, conf. art. 89 lsc.-, y si bien cesa la relación socio-sociedad
para el futuro, nace la obligación de liquidar al socio saliente la parte que le corresponda. en
tal tónica, la ley de sociedades comerciales ha incluido en su contenido el régimen de
resolución parcial del contrato social, abarcando:
i) el permiso a los socios de prever en el contrato constitutivo causales de resolución
parcial,conforme al art. 89 lsc.;
ii) el caso de muerte del socio, en el art. 90 lsc.;iii) la regulación sobre el régimen de la
exclusión en la sociedades colectivas; en comandita simple, de capital e industria; en
participación, en las de responsabilidad limitada y los comanditados en la comandita por
acciones, que procederá siempre que mediare justa causa, resultando nulo el pacto en
contrario, según reza el art. 91 párr. 1º lsc. (2) iv) el receso del socio, que de conformidad con
el contenido de los arts. 78 , 79 , 85 , 88 , 160 y 245 lsc. resulta ser de suyo inderogable por
ser reputado de orden público.
en lo que aquí importa, la muerte de un socio en las sociedades colectivas, en comandita
simple, de capital e industria y en participación, resuelve parcialmente el contrato.
en efecto, se consagra el principio general de la resolución parcial por causa de muerte en las
sociedades de personas, relegándose la disolución como excepción a este principio, y siempre
que así se pacte en el contrato de sociedad, de acuerdo con el art. 89 lsc.
a punto tal que el art. 94 lsc. al enumerar las causas legales de disolución no incluye la muerte
del socio.
el sistema adoptado pone en pleno funcionamiento el principio de la conservación de la
empresa, incluso para sociedades de dos socios, toda vez que el art. 94 inc. 8 lsc., si bien
enumera como causal de disolución la reducción a uno del número de socios, permite
simultáneamente su resurrección incorporando nuevos socios en el término de tres meses,
lapso durante el cual la responsabilidad del socio único será ilimitada y solidaria por las
obligaciones sociales contraídas.
y si bien a primera vista el texto es más que claro, la muerte de un socio en las sociedades
colectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación, resuelve
parcialmente el contrato, no obstante ofrece algunas dudas, entre ellas:
en las sociedades en comandita simple, como coexisten dos clases de socios, el colectivo o
comanditado y el comanditario, es en este último caso donde puede plantearse el interrogante
de si se le aplica el régimen de resolución parcial por muerte al socio capitalista. lo cierto es
que la ley se refiere al socio sin distinción alguna, no cabiendo entonces entender ninguna
exclusión legal.
en las sociedades de capital e industria cabe hacer la misma reflexión que en el caso anterior.
en el caso de las sociedades en participación, que no son sujetos de derecho, carecen de
denominación y no se encuentran sometidas a condiciones de forma ni registrales, es dable
pensar que no deberían ser sometidas a este régimen que opera para las sociedades
tipificadas y regulares, pero como la sociedad en participación funciona, se disuelve y se
liquida, el legislador entendió que debía incluírselas entre las sociedades sujetas al régimen de
la resolución parcial por muerte de cualquiera de sus socios, gestor o no gestor. en las
sociedades anónimas, atento a las características de su capital social, se hace innecesario
explicar su exclusión del régimen de resolución parcial por muerte de un socio (3).
en las sociedades en comandita por acciones la muerte tanto del socio comanditario como del
comanditado no resuelve parcialmente el contrato, conforme al art. 90 lsc., más allá de
emparentarse la situación con la sociedad en comandita simple, atento al contenido del art.
324 lsc.
pero los mayores inconvenientes interpretativos se dan para con las sociedades de
responsabilidad limitada, pues si bien está claro que el art. 90 lsc. no las incluye
expresamente, y que en el art. 155 lsc. se ha previsto un régimen particular para el caso de
contar el contrato con pacto expreso para la incorporación de los herederos del socio (4), nada
dice la ley para la hipótesis de ausencia del mismo.
apunta el dr. hitters que "en lo específicamente relacionado con la transmisión hereditaria de la
condición social, el art. 155 del cuerpo citado quedó redactado en estos términos: si el contrato
previera la incorporación de los herederos del socio, el pacto será obligatorio para éstos y para
los socios... nada dice la norma para el caso de ausencia de previsión específica en el
contrato social (supuesto de autos), lo que como se verá más abajo ha ocasionado ciertas
vacilaciones. las consecuencias de esta omisión se agravan en virtud de la ausencia de
mención de las sociedades de responsabilidad limitada en el art. 90 ley 19550, el cual
determina los supuestos en los que procede la resolución parcial del contrato por muerte de
uno de los socios. por lo tanto, corresponde al intérprete la integración sistemática de este
déficit normativo".
IV. el proceso
continúa diciendo que "en este punto la doctrina se ha dividido entre quienes consideran que
cuando el instrumento constitutivo de la persona ideal nada prevé corresponde acudir al
principio general del art. 90 , haciendo procedente la resolución parcial del vínculo societario,
con la consecuente obligación de adquirir la cuota por parte de los socios supérstites (5)
"contra esta corriente se levanta un nutrido espectro autoral, para quienes la ausencia de
incorporación de las s.r.l. en el art. 90 ley 19550 no fue una omisión involuntaria del legislador
sino, por el contrario, la confirmación de una tendencia hacia la despersonalización del
régimen de este tipo social, directriz en la que se ha posado la ley 22903 (la 1983-b-1605)
para impulsar la utilización de la especie societaria referida... queda claro que la muerte del
socio de las s.r.l. no produce la resolución del contrato social: por ende, no corresponde la
cancelación del puesto del premuerto en la sociedad y el pago a los herederos del valor de su
participación social, sino el ingreso de éstos en sustitución del causante mediante la
transmisión proporcional de las cuotas" (6) .
para terminar afirmando: "...comparto esta última posición. es cierto que la redacción del art.
155 ley de sociedades luego de la reforma de la ley 22903 (particularmente la subsistencia de
la expresión inicial: `si el contrato previera la incorporación') genera la impresión inicial de que
la obligatoriedad de la incorporación de los herederos opera únicamente en caso de indicación
explícita en el estatuto. sin embargo, no se puede desconocer que la ausencia de modificación
al art. 90 ley de sociedades deja en pie, como únicos tipos para los que se determina (salvo
acuerdo en contrario) la resolución parcial del contrato por muerte de un socio, sólo a las
sociedades colectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación".
V. la solución
el problema a zanjar no ofrecería dudas de contarse con una disposición legal o contractual;
sin embargo, la realidad siempre tiene matices, idas y vueltas, ajustes, que todo lo complican.
por otra parte, es lógico pensar que el legislador no puede anticiparse al futuro y ensayar
respuestas a las innumerables variantes que presentan las relaciones humanas.
con sus pros y sus contras, la construcción de una regla individual de conducta para el caso
concreto le incumbe al juez.-
y se llegó a construir la misma a partir de las premisas que se enuncian:
i) no puede concluirse definitivamente que la falta de mención de las s.r.l. en el indicado
artículo constituya una omisión del legislador (7), porque del mismo modo podría considerarse
que la inadvertencia de la reforma recayó en mantener subsistente la expresión inicial del art.
155 lsc. (8).
ii) es propio de la tarea del intérprete indagar el verdadero sentido o alcance de la ley
mediante un exámen atento y profundo de sus términos, que consulte la racionalidad del
precepto y la voluntad del legislador, que no debe ser obviada por posibles imperfecciones
técnicas de su instrumentación legal que dificulten la consecución de los fines perseguidos por
la norma (9). iii) los tipos societarios enunciados en el art. 90 lsc. son aquellos en los que
predomina un perfil personalista de la entidad. ahora bien, pese a que la sociedad de
responsabilidad limitada ha sido tradicionalmente caracterizada como un término medio entre
las sociedades por partes de interés y las sociedades por acciones (10), lo cierto es que la
reforma de la ley 22903 tuvo en miras su aproximación, en este punto, a las sociedades de
capital (11). iv) la interpretación del art. 155 lsc. que guarda mejor conexión con el contexto del
que forma parte, respetando el espíritu y la intención del legislador es la que considera que
frente a la falta de previsión expresa en el contrato constitutivo de las sociedades de
responsabilidad limitada y ante la ausencia de este tipo social en la enunciación del art. 90
lsc., el fallecimiento del socio no produce la resolución parcial del contrato, sino la
incorporación de sus herederos a la entidad (12).
vi. algunas consideraciones adicionales
con atino, roberto muguillo estima obvio que los herederos suceden a su causante socio más
allá de las previsiones en tal sentido de la ley, por simple aplicación de las pautas del derecho
sucesorio (arts. 3545 y 3565 cciv.), exista o no la cláusula de incorporación de herederos (13),
aunque se haya dicho que la continuidad o automaticidad sucesoria (art. 3410 y ss. código
civil) cede frente a las particularidades del régimen societario (14). parecería que no puede
entenderse de otro modo frente a la remisión dispuesta por la regla i del título preliminar del
código de comercio, al establecer que "en los casos que no estén especialmente regidos por
este código, se aplicarán las disposiciones del código civil".
este precepto resuelve la cuestión de las relaciones entre el derecho civil y el comercial, dando
prioridad al código civil, como ley general y común, sobre el código de comercio, como ley de
excepción (15).
este principio es reiterado en el art. 207 ccom. al decir: "el derecho civil, en cuanto no esté
modificado por este código, es aplicable a las materias y negocios comerciales".
de las normas citadas se desprende la solución para casos como el que hoy anotamos,
cuando existe silencio de la ley mercantil o se trata de un caso no previsto por ella.
tal entendimiento no afecta los usos y las costumbres mercantiles, y en nada altera el orden de
prelación de las leyes aplicables al caso, al resolverse por aplicación del art. 16 cciv., que
indica como normas de interpretación las siguientes: en primer lugar, las palabras de la ley; en
segundo lugar, el espíritu de la ley; en tercer lugar, las leyes análogas; y en cuarto lugar, los
principios generales del derecho (16).
asimismo, nos permitimos señalar que alguna jurisprudencia ha sostenido que la sociedad no
puede ser condenada a adquirir sus propias cuotas ya que la ley de sociedades comerciales
sólo admite esa alternativa para la sociedad anónima en supuestos especiales y con efectos
limitados en el tiempo (arts. 220 y 221 lsc.) (17)
que el contrato social nada haya establecido para el caso de fallecimiento de los socios,
existan o no cláusulas que limiten la transmisibilidad de las cuotas (arts. 152 y 155 lsc.),
conlleva que serán consideradas libremente transmisibles, por lo cual los herederos podrán
ingresar directamente en la compañía una vez que acrediten su condición de tales (18)
no podemos dejar de advertir que la confluencia en la especie de dos regímenes jurídicos, el
societario y el sucesorio, pueden originar varios problemas, tales como la mecánica para el
ingreso y actuación de los herederos del socio fallecido en la sociedad, el caso de herederos
menores o incapaces, la garantía del art. 150 lsc. y su aplicación en caso de transmisión
mortis causa (19).
sin perjuicio de lo cual importaría destacar que distinguir estructuralmente de las normas en
juego cuáles hacen a principios y cuáles a reglas (20) puede ser un criterio de alta utilidad
para resolver el caso planteado.
y en tal inteligencia, cabe resaltar que el principio de la conservación de la empresa se
observa en la mayor medida posible o, en otras palabras, resulta optimizado cuando se deja
de lado la regla de la resolución parcial por mortis causa frente, claro está, a la falta de
previsión estatutaria en contrario.
notas:
(1) sobre la invalidez del vínculo societario ver el cap. xii de grispo, jorge, "teoría y práctica
societaria", 2004, ed. la ley, p. 113; (2) la ley expone las pautas indicadoras de cuando se
configura la justa causa (grave incumplimiento de las obligaciones, y también en caso de
incapacidad, inhabilitación, declaración de quiebra o concurso, excepto en las sociedades de
responsabilidad limitada, art. 91 párr. 2º lsc.). establece un plazo de 90 días (a partir de la
fecha en que se conoció el hecho justificativo de la separación) para ejercer el derecho de
exclusión, quedando, después de este plazo, extinguido dicho derecho si no se lo ejerció (art.
91 párr. 3º lsc.). asimismo, se determinan normas procedimentales para la acción de exclusión
según lo decida la sociedad (en cuyo caso puede disponerse judicialmente la suspensión
provisoria de los derechos del socio cuya exclusión se persigue) o individualmente (en cuyo
caso la acción se sustancia con citación de todos los socios). en el art. 92 lsc. se determinan
los efectos que produce la exclusión, previéndose los derechos y las obligaciones del socio
excluido.
y por último se declara que en las sociedades de dos socios procede la exclusión de uno de
ellos cuando hubiere justa causa, manteniéndose los efectos estipulados para los demás
casos y asumiendo el socio inocente el activo y pasivo sociales sin perjuicio de posibilitar la
continuación de la sociedad siempre que se incorporen nuevos socios en el término de tres
meses, lapso durante el cual el socio único será responsable ilimitada y solidariamente por las
obligaciones sociales contraídas (arts. 93 y 94 inc. 8 lsc.).
(3) sobre el particular ver c. nac. com., sala b, 30/9/2003, "pérez de pérez, marcelina y otros v.
ladder s.a. y otros" , ll del 16/2/2004, p. 4; y roca, eduardo, "la trabajosa transferencia de
acciones", ll del 23/4/2004, p. 3; (4) halperin, isaac, "validez de la cláusula de continuación de
una sociedad con los herederos del socio", ll 50-146, y "continuación de la s.r.l. con el
heredero del socio", ll 64-750; (5) nissen, ricardo a., "ley de sociedades comerciales.
comentada, anotada y concordada", t. 3, 1994, ed. ábaco, p. 54; en el mismo sentido, nissen,
ricardo a., "incorporación y exclusión de herederos", incluido en la obra "las sociedades
comerciales y su transmisión hereditaria", 1993, ed. ad-hoc, p. 91; garrone, j. y castro
sanmartino, m., "ley de sociedades comerciales", 1998, ed. abeledo-perrot, comentario al art.
90; (6) zunino, jorge o., "sociedades comerciales. disolución y liquidación", vol. 1, "resolución
parcial del contrato social", 1984, ed. astrea, p. 450; verón, alberto v., "sociedades
comerciales", t. 5, 1996, ed. astrea, actualización general, p. 324; cesaretti, o., "convenios de
incorporación de herederos", en "las sociedades comerciales y su transmisión hereditaria" cit.,
p. 109; gagliardo, mariano, "supervivencia de la sociedad. a propósito de la muerte del socio",
ed 192-37; fortín, pablo j., "un caso de derecho de opción por los herederos del socio
fallecido", ja 1994-i-353; (7) filippi, laura l., "el fallecimiento del socio en las sociedades de
responsabilidad limitada", ja 2000-ii-989 ; postura posteriormente variada, "el fallecimiento del
socio y la transferencia de cuotas a herederos", en "sociedad de responsabilidad limitada",
2003, ed. advocatus; (8) fortín, pablo j., "un caso de derecho de opción por los herederos del
socio fallecido" cit.;
(9) fallos
290:56; 302:973, entre otros; (10) halperin, isaac, "sociedades de responsabilidad limitada",
1972, ed. depalma, p. 1718; íd., 1ª ed., 1948; vítolo, daniel r., "la situación de los herederos en
las sociedades de responsabilidad limitada", en "las sociedades comerciales y la transmisión
hereditaria" cit., ps. 1491/50; (11) como lo destaca zunino, jorge o., "sociedades comerciales.
disolución y liquidación" cit.; (12) doct. causas ac. 49172, sent. del 12/4/1994; y ac. 55689,
sent. del 28/2/1995; (13) muguillo, roberto, "ley de sociedades comerciales. ley 19550.
comentada y concordada", serie legislación comentada, 2005, ed. lexisnexis; (14) c. civ. y
com. bahía blanca, sala 1ª, 24/11/1992, "zoilo, osvaldo y otra v. zoilo hnos. s.r.l." , ll 1993-d-
411; (15) petrasso, hernán, "derecho comercial", 2002, ed. centro norte, p. 31;
(16) halperin, isaac, "curso de derecho comercial", vol. i, 1967, ed. depalma, p. 25; (17)
c. nac. com., sala e, 20/4/2005, "f., a y otro v. rafrefe s.r.l.", ll del 4/8/2005, p. 6; (18) martorell,
ernesto, "sociedades de responsabilidad limitada", 1989, ed. depalma, p. 193; (19) otros
problemas y sus soluciones, en mascheroni, fernando y muguillo, roberto, "manual de
sociedades civiles y comerciales", 1994, ed. universidad, p. 192, (20) sobre el particular ver la
bibliografía indicada en las notas 12 a 33 del trabajo de cianciardo, juan "la imprescriptibilidad
de los delitos de lesa humanidad y la aplicación retroactiva de la ley penal", ll supl. derecho
constitucional del 13/10/2004, ps. 79/88.----2007
la denominación de la srl no puede recaer en las posibilidades analizadas para las
sociedades personalistas, atento la limitación a la responsabilidad que las caracteriza, a pesar
de que existe doctrina conteste a tal postura. a pesar de ello, la realidad indica que la sanción
prevista por la lsc, es para el caso en que se incumpla con el aditamento sociedad de
responsabilidad limitada o srl, ya que ésta es la única forma de que el tercero pueda conocer el
tipo societario de que se trata y en consecuencia la responsabilidad de los socios. uno de los
requisitos tipificantes de srl es sin dudas la división del capital social en cuotas de igual valor,
que según las previsiones legales, deben ser de diez pesos o sus múltiplos. a diferencia de lo
que sucede con las participaciones de interés de las sociedades personalistas y, de modo
similar a lo que acontece con las acciones de la sociedad anónima, las cuotas sociales pueden
ser embargadas y ejecutadas por los acreedores de los titulares. una de las diferencias con
éstas últimas, consiste en que las cuotas sociales no se representan en títulos, sino que
representan la participación societaria de cada uno de los socios. las cuotas sociales son
libremente transmisibles, aunque está previsto un régimen de restricción a la libre
transferencia, debiendo ser establecido a través de un pacto expreso de los socios en el
contrato social. al respecto, sin perjuicio de la bibliografía utilizada curso de derecho societario,
r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. pág 370/374. y a los fines de complementar la misma,
proponemos la lectura del siguiente archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online 05/ 09/ 2006 rdco_doct_d.zip rdco8692.txt
citar lexis nº 0021/000432 género: doctrina; título: cesión de cuotas en la s.r.l. (ley 22903);
autor: pita, enrique m.; fuente: rdco 1987-87
sociedades (en particular) - 04) sociedad de responsabilidad limitada - c) capital y cuotas
sociales
lo atinente a la transmisibilidad de las participaciones sociales en la s.r.l. constituye una de las
innovaciones de mayor envergadura introducidas por la ley 22903 al esquema legal diseñado
para ese tipo societario por la ley 19550 . la exposición de motivos de aquella ley señala, como
pauta general de la reforma en materia de s.r.l., la “simplificación de las reglas vigentes,
reduciendo sensiblemente el ámbito de su imperatividad en beneficio de la regulación
convencional”. como consecuencia de ello, la reforma consagra como regla la libre
transmisibilidad de las cuotas, “morigerada con un amplio margen para su limitación por obra
de cláusulas contractuales, y con la posibilidad de oposición mediante justa causa”.
el régimen de transmisibilidad de las cuotas establecido por la ley 19550 , que en su esencia
seguía el adoptado por la ley 11645, se caracterizaba por el reconocimiento de la libre
transmisibilidad cuando la cesión se operaba entre socios y por la fijación de severas
restricciones cuando se trataba de cesión a terceros. tales limitaciones eran consideradas de
orden público y, por consiguiente, inderogables por el contrato en cuanto a los recaudos
mínimos fijados para la transferencia, sin perjuicio de la incorporación de cláusulas
contractuales que impongan mayores restricciones, siempre que de tal forma no se consagre
una verdadera prohibición de ceder. (1) la ley 22903 bien pudo limitarse a fijar la regla
contenida en el párr. 1º del art. 152 , la cual, en conjunción con la establecida en el párr. 1º del
art. 153 , determina el principio que gobierna actualmente el régimen de cesión de cuotas de la
s.r.l.: libre transmisibilidad, salvo las restricciones que expresamente se pacten en el contrato y
a condición de que no importen prohibir la cesión. ello no obstante, la reforma incorporó las
reglas de sus arts. 153 y 154 , las cuales contienen, en definitiva, la reglamentación de dos
cláusulas limitativas de la transmisibilidad que en el texto anterior eran imperativas y que
ahora están subordinadas a su inclusión por los socios en el contrato: conformidad de los
consocios a la cesión y derecho de preferencia.
lo singular del nuevo régimen legal es que los pactos que ahora aparecen previstos como
accidentales, o sea, dependiendo de una cláusula contractual que los consagre, contienen
expresa reglamentación que fija su trámite y determina plazo y condiciones de ejercicio de la
oposición o del derecho de preferencia. así surge de la preceptiva de los arts. 153 (párrs. 2º y
3º) y 154 , normas que, en esencia, vienen a establecer un marco mínimo inderogable al que
deben someterse las partes cuando incorporan al contrato una o ambas cláusulas limitativas.
los socios gozan de libertad para establecer “el procedimiento a que se sujetará el
otorgamiento de la conformidad o el ejercicio de la opción de compra”, pero en tanto respeten
el plazo máximo determinado en la ley y no excluyan ni condicionen la sanción que allí se fija
por la falta de pronunciamiento en término. tampoco podrán impedir el ejercicio del derecho de
impugnar el precio que reconoce el art. 154 , ni el recurso judicial allí establecido en favor del
cedente a quien se le ha negado la conformidad. podrán sí fijar soluciones específicas en
orden a la determinación del valor de las cuotas, rigiendo subsidiariamente la vía de la pericia
judicial que prevé el párr. 1º del art. 154. (2)
si bien la ley 22903 se ha limitado a establecer y reglamentar normas obligatorias respecto de
los dos pactos limitativos clásicos –conformidad previa a la cesión y derecho de preferencia–,
algunas de ellas resultan susceptibles de una generalización y cabe reputarlas igualmente
imperativas respecto de otras cláusulas que las partes pueden incorporar en ejercicio del
derecho que les reconoce el párr. 1º del art. 152 . así, el plazo máximo de treinta días y las
consecuencias que se derivan de la inactividad o el silencio de los socios o de la sociedad,
deben entenderse aplicables respecto de cualquier cláusula limitativa de la transmisibilidad, en
tanto dicho plazo y la aludida sanción sean compatibles con su naturaleza y características. (3)
en suma, la ley 22903, aun cuando consagra como principio la libre transmisibilidad de las
cuotas, ha establecido al mismo tiempo una regulación expresa respecto de dos cláusulas
limitativas que las normas derogadas preveían como imperativas, fijándoles un procedimiento
que resulta, en lo fundamental, no derogable por voluntad de los socios. se ha seguido un
criterio similar al adoptado por el código civil en materia de compraventa, cuando en sus arts.
1363 a 1407 reglamenta los llamados “pactos” (de retroventa, de reventa, de preferencia, etc.),
los cuales vinculan a las partes en tanto los regulen expresamente, pero, de incorporarlos al
contrato, deben respetarse determinadas previsiones que se reputan imperativas (vgr., el
plazo máximo en la retroventa o la intransmisibilidad del pacto de preferencia).