Materia Resumen Sociedades 2020

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 74

módulo 1

unidad 1: el concepto de sociedades


1.1.1 sociedad definición : concepto.

articulo 1º — habrá sociedad si una o más personas en forma organizada


conforme a uno de los tipos previstos en esta ley, se obligan a realizar
aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios,
participando de los beneficios y soportando las pérdidas.

la sociedad unipersonal sólo se podrá constituir como sociedad anónima.


la sociedad unipersonal no puede constituirse por una sociedad unipersonal.

1.1.2 definición de sociedad, análisis del art. 1 de la lsc.


siguiendo los lineamientos de sus antecedentes legislativos, nuestra ley de sociedades
comerciales 19.550 y modificatorias (lsc), define la sociedad en el artículo 1, no de una manera
dogmática, sino una enumeración de los elementos necesarios e indispensables para su
existencia son: la pluralidad de socios, la organización, la tipicidad, la realización de aportes,
la participación en beneficios y pérdidas .

la pluralidad de socios, al menos dos según la normativa vigente, es un requisito que debe
mantenerse durante toda la existencia de la sociedad comercial; debiendo disolverse la misma
en el término de tres meses, si se pierde la pluralidad, y no se restablece en los términos de la
lsc.
esta sanción, prevista por la ley en el art. 94, inc. 8, hace responsable de manera solidaria e
ilimitada al único socio por las obligaciones contraídas en infracción.

el requisito bajo análisis encuentra su base jurídica en la concepción contractual de la sociedad


y en el regimen del patrimonio.

nuestra lsc no admite las sociedades de un solo socio, cuestión que ha generado opiniones
encontradas en nuestra doctrina nacional, donde de manera prácticamente unánime se
entiende la conveniencia de que un comerciante individual logre limitar su responsabilidad a
una parte de su patrimonio, afectada específicamente a soportar ese riesgo empresario.

sin embargo, la sociedad de un solo socio parte de una premisa falsa, donde se entiende a la
sociedad como un instrumento meramente limitante de la responsabilidad, cuando debe
entenderse como una herramienta para facilitar la concentración de capitales, otorgando el
privilegio de la responsabilidad limitada a los socios de determinados tipos sociales, que se
encuentran reservados para el desarrollo de grandes emprendimientos.

la tipicidad es un requisito de orden público, que exige a los socios adecuar un esquema
normativo reglado por la lsc en su articulo 1

su fundamento es la seguridad jurídica, tanto para los integrantes de la sociedad, como para
los terceros que contratan con ésta.

en efecto, al conocer el tipo social de que se trata, se podrá inferir fácilmente la


responsabilidad de los socios, el régimen de administración, entre otras cuestiones.

la enumeración de los tipos societarios es taxativa, siendo los únicos merecedores de tutela
jurídica.
la sanción al incumplimiento de este requisito es la nulidad, según lo previsto en el art. 17 lsc.
ahora bien, este requisito también ha sido cuestionado, ya que atentaría contra la libertad de
contratación (art. 1197 del código civil) y el progreso económico y jurídico, impidiendo la
combinación de los tipos societarios existentes.

el concepto de organización está tratado desde la exposición de motivos de la lsc, donde se


destaca su importancia, ya que lleva incorporada la idea económica de empresa.
algunos doctrinarios como lo consideran como una reiteración innecesaria del concepto de
tipicidad.

la realización de aportes es otro de los elementos que caracterizan el contrato de sociedad y


que reviste gran importancia, ya que es a través de él que se forma el patrimonio con el que la
sociedad deberá desarrollar las actividades para el logro de su objeto social.

con la formación del capital social no sólo se facilita la gestión económica, sino que también
permite establecer la participación de cada socio en las ganancias y en las pérdidas y para
determinar las mayorías en las deliberaciones sociales.

el aporte debe ser lícito, serio y resultar del contrato social, de otra manera no será considerado
aporte, aún cuando se utilice para la explotación de la sociedad.

respecto de la participación en los beneficios y la soportación de las pérdidas, es de destacar


que la lsc no habla de lucro, sino de beneficios, un concepto más amplio, que no se limita
exclusivamente a una ganancia a repartirse, por más de que la sociedad esté dirigida hacia la
consecución del lucro, objeto de toda actividad comercial.

los socios, entonces, gozan de un derecho innegable a la distribución de los beneficios, que no
puede ser restringida, ni menoscabada, salvo casos excepcionales.

de la misma manera sucede con las pérdidas, donde se deberá mantener la proporción
indicada en el contrato constitutivo, o en su defecto en la medida del aporte realizado.
valga destacar que el art. 13, inc. 1 a 3 lsc, sanciona con nulidad aquellas cláusulas que
eximan a alguno de los socios a soportar las pérdidas de la sociedad o bien que se les
asegure la percepción de una utilidad, independientemente de los resultados.

la affectio societatis podemos entenderla como la voluntad de cada socio de adecuar su


conducta y sus intereses personales a las necesidades de la sociedad, predisponerse
anímicamente a la colaboración en todo lo relacionado con el objeto social y formar parte de
una voluntad común de los socios para lograr el fin social.

en definitiva se trata de “… la predisposición de los integrantes de la sociedad de actuar en


forma coordinada para obtener el fin perseguido con la constitución de la misma, postergando
los intereses personales, en aras del beneficio común…” (curso de derecho societario – r.
nissen, ed. ad hoc, bs. as. 1998, pág. 82).
ahora bien, tal definición no implica necesariamente un permanente estado de gracia y
concordia entre los socios, nada tienen que ver la amistad y la cordialidad entre ellos, ya que
las conductas impuestas por la ley en miras del bien social, generalmente producen
intercambios de opinión y discusiones, lógicas en cualquier organización de personas.

es por ello que la pérdida de affectio societatis, no constituye por sí mismo una causal de
resolución parcial del contrato de sociedad.
ahora bien, si de la pérdida de affectio societatis se derivan inconductas de un socio, que
impidan el normal desenvolvimiento de la vida social, como por ejemplo reiteradas e
injustificadas ausencias a las asambleas, impidiendo así la toma de decisiones, podrá
requerirse su exclusión, pero no en mérito de la pérdida de affectio societatis, sino con motivo
de sus inconductas.

diferencias con otras figuras afines.


la asociaciones civiles: se concentra en la consecución del bien común.
las sociedades comerciales: tienen en mira la obtención de un lucro, con la clara
incompatibilidad que puede apreciarse entre una y otra.

sin embargo existen otras diferencias entre ellas, por ejemplo relacionada con el régimen del
capital que las integra:
las sociedades comerciales el capital queda conformado por el aporte de los socios.
las asociaciones civiles no existe capital aportado por sus asociados, que sólo pagan la cuota
social fijada por el estatuto o una asamblea a tales fines.
de esta manera el capital compuesto por el pago de esas cuotas sociales no está
individualizado en cuanto su composición, sino que es la diferencia que surge entre los
ingresos y egresos, lo que lo vuelve netamente variable.

otra diferencia es el destino del patrimonio para el caso de disolución


las sociedades comerciales se debe realizar el activo, cancelar el pasivo y reintegrar el saldo,
si existiere, a los socios en la medida de su aporte o como estuviese acordado en el contrato
social.
las asociaciones civiles se destina hacia un fin de bien común o hacia el estado.
respecto de la formación de la voluntad social en la sociedad comercial, se lleva adelante en
función del capital, teniendo en consecuencia los socios participación y voto en la medida de
su aporte, en las asociaciones civiles todos los asociados tienen igual derecho de voto.
por último, valga destacar que la calidad de socio puede transferirse en una sociedad
comercial, pero no es viable en una asociación civil, ya que el vínculo es intuito personae.

la fundación, instituto que tiene en miras el bien común, conforma un patrimonio afectado a un
objeto de tales características o bien, con una finalidad netamente altruista.

a diferencia de la asociación civil no hay asociados, sino miembros que aportan bienes
destinados al cumplimiento de la finalidad que justifica su existencia.

el sistema de las sociedades cooperativas tiene por finalidad satisfacer las necesidades
humanas que reclaman los consumidores organizados voluntariamente sobre la base de la
ayuda mutua y el esfuerzo propio.

la esencia de las cooperativas consiste en el servicio al costo, desprovisto de toda finalidad


lucrativa, en la relación existente entre la entidad y su asociado.

cuentan con una legislación específica que las regula, la ley 20.337, allí se les otorga la debida
personalidad jurídica, con las consecuencias propias de ser sujeto de derecho, vale a decir
podrá tener nombre, patrimonio, domicilio, capacidad de derecho.

los puntos tipificantes de una cooperativa consisten en el esfuerzo propio y la ayuda mutua,
para organizar y prestar servicios; no tienen un número limitado de asociados, ni un capital
limitado, aunque sí deben disponer de un mínimo de diez asociados para funcionar; el libre
acceso de los interesados para integrarlas, que se lleva adelante con la adhesión al
documento pertinente; la responsabilidad de los asociados está limitada a las cuotas
suscriptas; el otorgamiento de un solo voto por asociado, independientemente de las cuotas
suscriptas; la inexistencia del fin de lucro; la distribución de los excedentes entre los asociados
en proporción con el uso de los servicios brindados, lo que constituye el concepto de principio
de retorno, pilar del cooperativismo; fomentan la educación cooperativa, a tales fines se
destina el 5% de los excedentes y el sobrante de la liquidación para el supuesto de disolución;
prestan servicios a los no asociados y promueven el principio de integración cooperativa, vale
a decir la asociación de las distintas cooperativas entre sí.

unidad 2 : constitución: aspectos formales y sustanciales requisitos del contrato de


sociedad

ya hemos abordado el tema de la tipicidad y de la personalidad jurídica de la sociedad


comercial, que representa un sujeto de derecho, pues bien analizaremos a continuación como
debe estar integrado el contrato constitutivo, cuál es el procedimiento para su inscripción y las
implicancias que de ello se derivan.

sin ningún tipo de dudas los datos completos de las personas que van a formar parte de la
sociedad es el punto de partida, respecto de ellos deberemos manifestar el nombre completo,
el número de documento, la edad, nacionalidad, domicilio real, estado civil y profesión, todo
ello a los fines de su correcta individualización y control respectivo, referente a inhabilitaciones
e inhibiciones que pudieran pesar sobre ellos.

el nombre de la sociedad es un atributivo derivado de su personalidad, que permite su


individualización, diferenciándola de otras, según lo dispuesto por el art. 11 lsc es un requisito
ineludible a la hora de su formación, su omisión acarrea la anulabilidad del contrato
constitutivo, constituye un requisito esencial no tipificante.

a diferencia de lo que ocurre con el nombre comercial, que se adquiere por el uso y respecto
del fondo de comercio que se refiere, el nombre de una sociedad comercial es intransferible y
sólo procederá su modificación en supuestos que con carácter de excepción así lo justifiquen.

ahora bien, es muy posible que en la práctica se presenten conflictos por homonimia, o sea por
nombre similares que podrían inducir a confusión a terceros entre dos o más sociedades, ¿qué
sucede entonces? ¿cómo debe tratarse tal situación?, a continuación desarrollaremos la
temática en una nota a fallo de gran interés.

05/ 09/ 2006 rdco_jur_anotada_d.zip 21_janot.txt; citar lexis nº 0021/000605; género:


jurisprudencia anotada; título: nombre social: acción judicial para superar la homonimia
entre sociedades inscriptas; autor: favier dubois, eduardo m. (h) fuente: rdco
1987-971sociedades (en general) - 04) elementos y requisitos - a) razón social
y denominación.
comentario a: c. nac. com., sala e, 29/6/1987 - norfabril s.r.l. v. norfabril s.a.,
el fallo precedente, a pesar de su mesurada extensión, aborda una serie de cuestiones
relativas al nombre o denominación "social" que cabe analizar a la luz del estado actual de la
doctrina y jurisprudencia.
en primer lugar, y en punto a la "homonimia", el fallo sigue el criterio según el cual la
diversidad de tipos sociales no obsta a la confundibilidad, el que fue sentado en su momento
por el juzgado comercial de registro de la capital federal ("conexión s.a.", 15/4/1980; "chelforo
s.r.l.", 18/8/1980), luego por la inspección general de justicia ("kimsa s.r.l.", del 16/8/1985), y
confirmado por la sala d de la cámara comercial de la capital federal (30/6/1986; rdco 115-
149).
dicho criterio tiene como presupuesto la vigencia del principio de "novedad" o inconfundibilidad
del nombre social, adoptado por las autoridades a cargo del registro público de comercio (art.
8 , resolución general 6/1980 igpj.), y parte de la base de que la mención del tipo (elemento
diferenciante en caso de diversidad tipológica) no obsta a la homonimia atento a la necesaria
imputación social del acto así celebrado (sin perjuicio de la responsabilidad personal del
firmante), lo que ha sido reconocido por la jurisprudencia en caso de actos de sociedades ya
inscriptas (c. nac. com., sala c, 25/2/1983, "power tools s.a. v. ferreyra, ceferino") , pagarés
atribuidos a una s.a. (sala a, 20/3/1986, "spivak y grynckwaig s.a.i.c. v. seltzer, daniel josé") ,
inclusive en el pedido de quiebra (sala d, 15/8/1983, "eduardo a. otero y compañía s.a.
s/pedido de quiebra"), o en supuestos dudosos (sala d, 31/10/1986, "brusetti, enrique h. v.
cambio 9 de julio s.a."), admitiéndose también en el supuesto de la s.r.l., donde la normativa
no es idéntica (sala a, 20/3/1986, "tagliani, ernesto v. industrias textiles caribe s.r.l.") .
en segundo término, el fallo destaca la diferente naturaleza entre el "nombre social" y el
"nombre comercial", la que había tenido tardío reconocimiento doctrinal (ver zaldívar y otros,
"cuadernos...", bs. as., 1978, vol. i , p. 243; gervasio colombres, "curso...", bs. as., 1972, parte
general, p. 126; jaime cerdá, "el nombre...", revista del notariado, n. 709, p. 279; guillermo
ragazzi, "el nombre...", ll 150-1123; eduardo m. favier dubois (h), "el nombre...", ed 83-745), ya
que la opinión clásica los asimilaba considerando al nombre social una especie del nombre
comercial (raymundo l. fernández, "código...", bs. as.,
1957, t. 1, vol. 1, p. 415; carlos malagarriga, "tratado...", bs. as., 1963, t. i, p. 849; c. j. zavala
rodríguez, "código...", bs. as., 1964, t. i, p. 329) o como una propiedad en sentido amplio, no
tanto transferible sino de uso exclusivo (i. halperin, "curso...", bs. as., 1977, vol. 1, ps. 86 y
264).
por su parte, la jurisprudencia registraba un casi único antecedente en el cual se había
sostenido que la oposición registral sobre la identidad de nombre no importaba ejercicio de
acción fundada en la ley 3975 (hoy reemplazada por ley 22362 ), sino que ponía en juego las
atribuciones oficiosas del registrador ("constructora cariló", 19/10/1977, sala c).
en tercer lugar, y aquí el carácter novedoso de la sentencia anotada, ella constituye el primer
caso conocido de conflicto entre dos denominaciones sociales pertenecientes a sociedades ya
inscriptas, y ventilado en sede jurisdiccional.
en tal sentido, la sentencia reconoce tal posibilidad, lo que coincide con el efecto no
subsanatorio de las registraciones, incluido el nombre, que admite pacífica jurisprudencia.
también se ha sostenido que la falta de oposición a la inscripción tampoco impide el derecho
que emana de los arts. 27 a 29 y 44 ley 22362 (c. nac. civ. y com. fed., sala 2ª, 13/11/1984,
"mobili s.a.").
en cuarto término, el fallo asigna al vicio en la confundibilidad el carácter de esencial no
tipificante (art. 17 , primer párrafo, segunda parte, ley 19550), siguiendo a la doctrina iniciada
por halperin ("el régimen de nulidad de las sociedades", rdco 1970-545). si bien se podría
objetar que la subsanación del vicio en los términos de la ley sólo es posible "hasta su
impugnación judicial", una condena diversa de la del fallo llevaría a similar situación, ya que,
declarada la nulidad, ésta operaría como causal de disolución (arg. art. 18 , segundo párrafo) y
los socios podrían reactivar al ente removiendo la causal, o sea, cambiando el nombre para
superar la homonimia.
por último, en un comentario recientemente aparecido sobre el fallo (ricardo nissen, "el
derecho de la sociedad de solicitar la modificación de la denominación social de una sociedad
homónima", doctrina judicial, 14/10/1987), su prestigioso autor sostiene que si bien no se
aplica el término de prescripción anual de la ley de denominaciones comerciales, sí rige el
plazo trienal del art. 848 , inc. 1 ccom.
nos permitimos, respetuosamente, discrepar con tal conclusión, ya que si el nombre social no
es disponible por vincularse a la policía mercantil, la acción por homonimia nunca prescribe,
pudiendo inclusive intentarla la autoridad registral en cualquier tiempo, aunque por supuesto
en sede jurisdiccional al haber perdido la competencia con la conclusión del trámite de
inscripción.— 1987.
elementos del contrato social : el domicilio social, que no implica la designación exacta de
la calle y número donde la sociedad va a funcionar, éste sería el concepto de sede social, sino
que consiste en la jurisdicción donde residirá la sociedad.
esta diferencia tiene implicancias prácticas dignas de mención; en efecto previo a la reforma de
la lsc a través de la 22.903, que acogió lo dispuesto en el fallo quilpe s.a. de la cámara
nacional de apelaciones en los comercial, de fecha 31 de marzo de 1977, los socios
manifestaban la sede social en las cláusulas estatutarias lo que generaba que de cambiar el
domicilio de la sede debían reformar el estatuto, revistiendo dicho trámite cierto engorro.

con posterioridad se permitió a los socios incorporar los datos de la sede social, calle y número
en el acta constitutiva, exigiéndose, como dicho, sólo la referencia de la jurisdicción donde la
sociedad va a desarrollar sus actividades, facilitando las eventuales mudanzas, siempre dentro
de la misma jurisdicción.

la determinación de la sede social reviste gran importancia por cuanto es el domicilio donde
se notificará de manera fehaciente a la sociedad a lo largo de su existencia.

el capital social, compuesto por los aportes de los socios, que ya hemos abordado ut supra. a
los fines de complementar lo ya expuesto diremos que se forma inicialmente con los aportes
de los socios y debe respetar cierta relación con el objeto social, adecuándose a la actividad
comercial que pretende llevar adelante.

recordemos las distintas funciones que lo justifican, tratadas anteriormente y las diferencias
con el patrimonio social, tema al que dedicamos nuestra lectura 1. en lo concerniente a los
aportes que pueden realizarse, a los fines de complementar lo ya expuesto, remitimos a la
bibliografía curso de derecho societario – r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. 1998, pág. 111/112.

el objeto social está constituido por los actos o categorías de actos que por el contrato
constitutivo podrá realizar la sociedad para lograr su fin, mediante el ejercicio de su actividad
comercial.
los requisitos que debe cumplir son los siguientes:
1) licitud, como también deben serlo las actividades que se llevan adelante, de otra manera la
sociedad es nula (art. 18 y 19 lsc);
2) posible, desde el punto de vista fáctico, si la imposibilidad fuese preexistente y absoluta,
entonces la sociedad será nula, si fuese sobreviniente deberá disolverse y
3) preciso y determinado, debemos ser claros y lograr la mayor exactitud posible con
actividades que tengan relación unas con otras, evitando enumeraciones genéricas, que
probablemente generen observaciones por parte de los órganos de contralor.
de ninguna manera quedan excluidos los objetos múltiples, pero deberán identificarse de
manera clara y precisa. su importancia radica en la legitimación que brinda a los
administradores y representantes para actuar, sirviendo también de elemento de garantía para
los terceros.

plazo de duración de la sociedad, que debe ser determinado.


fundamento de ello es que de tal manera se brinda seguridad a los socios, que así conocen la
existencia de sus derechos y obligaciones, también lo hace respecto de los acreedores
particulares de los socios, en cuanto la sociedad no puede ser prorrogada si no existe la
conformidad de éstos y permite además la consecución del objeto social, por la permanencia
del vínculo societario en el tiempo.

nuestra lsc no establece plazos máximos ni mínimos, sólo se exige su determinación.


al hablar de plazo debemos mencionar necesariamente los conceptos de prórroga y
reconducción, ambos institutos destinados a evitar la disolución y liquidación de la sociedad
respectivamente, que implica el vencimiento del plazo.

concepto, prorroga el plazo de vencimiento, pero tal decisión (adoptada por las mayorías
pertinentes) deber tener lugar antes del vencimiento; de otra manera estaremos frente a la
figura de la reconducción, que evita la liquidación de la sociedad que se encuentra disuelta por
vencimiento del término, reactivando las actividades de su objeto social.

la forma la lsc exige la forma escrita, al disponer expresamente que el contrato constitutivo y
sus modificaciones deban llevarse adelante a través de instrumento público o privado.

los socios podrán optar por uno u otro medio de formación, a excepción de las sociedades por
acciones donde necesariamente deberán hacerlo a través de un instrumento público.

ahora bien, cabe preguntarse: ¿el instrumento público es sólo la escritura pública?, la
respuesta es negativa. en efecto la constitución de las sociedades por acciones puede
instrumentarse sin necesidad de escritura pública, es el mismo instrumento de constitución que
reviste tal carácter por tramitarse e inscribirse en un registro público de comercio.

valga aconsejar, como buena práctica profesional, que las firmas para el caso de que no se
realice por escritura pública deberán certificarse por ante escribano público nacional, de otra
forma deberán ratificarse por ante el organismo de contralor.

el trámite de inscripción se lleva adelante en el registro público de comercio, que tiene por
objeto brindar publicidad a los actos que en él se inscriben, con el objeto de su oponibilidad
frente a terceros.

en efecto, una vez inscriptos los terceros no podrán alegar desconocimiento del contenido de
los actos inscriptos.

otro de los fundamentos de la inscripción radica en la protección de las relaciones


comerciales, ya que es de interés de los participantes conocer las distintas circunstancias que
sirven para determinar las condiciones en las que la sociedad comercial y los socios llevan
adelante sus actividades.

previo a la inscripción se lleva adelante un examen de legalidad que tiene por objeto realizar
un examen exhaustivo a los fines de que el documento que se inscriba cumpla con todos los
requisitos legales y fiscales exigidos.

una vez que el documento o acto se registra goza de presunción de validez, salvo prueba en
contrario, ya que no existe en nuestro país efecto saneatorio o convalidante de las
inscripciones (art. 17 lsc).
luego de la verificación de los requisitos legales y habiendo cumpimentado con los restantes
requisitos, dependiendo del tipo societario elegido, la autoridad de contralor ordenará la
inscripción definitiva y será sólo en ese momento en que la sociedad habrá quedado
regularmente constituida, con su contrato constitutivo plenamente oponible a terceros.

pero ¿cuál sería la situación de las sociedades que se encuentran en formación? ¿tendrán
capacidad para llevar adelante actos propios de su actividad? el siguiente archivo trata de
resolver dichos interrogantes.
07/ 08/ 2004; citar lexis nº 0003/000883género: doctrina; título: sociedad anónima en
formación (consideraciones sobre su capacidad respecto a actos jurídicos con bienes
registrables); autor: rodríguez, fidel c. - rodríguez, pablo j.; fuente: ja 1997-iv-711 sociedades
(en particular) - 05) sociedad anónima - c) período de formación.sumario: i. introducción.- ii.
sociedad en formación y sociedad irregular.- iii. personalidad.capacidad.- iv. actos para la
constitución.- v. actos relativos al objeto social.- vi. bienes registrables.- vii. aporte.- viii. otras
operaciones.- ix. conclusión

i. introducción
la problemática que se plantea al constituir cualquier tipo societario gira en torno al período
fundacional, iter constitutivo o etapa a la que la ley identifica como "sociedad en formación"
(art. 183, pero sólo en relación a las s.a.) y que transcurre desde la configuración del acto
constitutivo hasta la inscripción en el registro público de comercio. en el mundo actual
pareciera que ello se agrava, en tanto algunos de los parámetros de la actividad económica
giran más que nunca en torno a la competitividad y particularmente a la eficiencia, esto último
vinculado con la productividad del capital, con la urgente inserción en el mercado, con la
rapidez, a la que siempre se vinculó el derecho comercial.
quienes encaran un emprendimiento por la vía societaria, quieren comenzar de inmediato con
sus actividades y no pueden ni tan siquiera esperar unos días, cuanto más meses.
si a ello agregamos la contracara, en tanto los trámites regularizatorios mínimos requieren un
tiempo razonable, debemos admitir cuán importante es la posibilidad de realizar actividad
concreta en ese período.
la reforma de 1983 introdujo modificaciones en el tema, pero sólo en relación a las sociedades
anónimas. si bien es cierto que en ese sector se encuentran las más importantes inversiones
de capital, en alusión a las grandes sociedades anónimas, no lo es menos que la gran mayoría
de las sociedades de este tipo, son sociedades de familia o pequeñas s.a.; asimismo es
importante destacar la cantidad en otros tipos, particularmente las sociedades de
responsabilidad limitada.
ello nos lleva a sostener la necesidad de introducir modificaciones legislativas sobre el tema,
extendiendo la normativa a los otros tipos, ratificando así la aplicación analógica propiciada
actualmente por gran parte de la doctrina.

ii. sociedad en formación y sociedad irregular


en relación al tema, es necesario distinguir entre una sociedad irregular o una en formación,
cómo se diferencian. para ello, debemos procurar efectuar una interpretación coherente de las
normas legales. adviértase que ya con la inicial redacción del art. 183 se sostenía que la
sociedad anónima en formación no era una sociedad irregular .
según el art. 21, aquéllas comprenden dos hipótesis; por una parte las de hecho y por la otra,
las irregulares propiamente dichas. en el primer caso, el legislador ha atribuido personalidad a
la actuación societaria, aún cuando carece de instrumentación suficiente, en tanto son
irregulares aquéllas "sociedades de los tipos autorizados que no se constituyan regularmente"
(art. 21); se entiende, en definitiva, que los socios han suscripto el instrumento contractual
correspondiente y adecuado a un tipo determinado. en cambio, la "sociedad en formación", es
aquella que, constituida, pretende su regularización llevando adelante su actuación a ese fin,
etapa que concluye al completar el trámite de inscripción en el registro público de comercio.
en la práctica se plantea el problema de determinar los límites para que una sociedad en
formación pueda llegar a considerarse como irregular. al respecto, adherimos a la posición que
sostiene: en tanto se promueve y no se abandona el proceso de inscripción estamos frente a
una sociedad en formación; por el contrario, para que la misma pueda considerarse como
irregular, es necesario que se haya producido "la interrupción definitiva del iter constitutivo,
más allá de las dificultades que en la práctica se puedan plantear para determinar tal
circunstancia.
esto se complementa con la afirmación acerca de la voluntad para integrar una sociedad
irregular, con las consecuencias que ello implica. dicha intención de los socios no existe en la
medida que la sociedad constituida se adecua a un tipo social y se activan los trámites para su
inscripción.
la jurisprudencia así lo ha afirmado cuando la c. nac. com., sala c, expresó, en autos "marino,
m. v. chavarría n. s/medidas cautelares": "la existencia de sociedad en formación como
supuesto diferenciado de la sociedad irregular y la consiguiente aplicabilidad de la previsión
del art. 22 de la ley 19550 requiere que no se interrumpa voluntariamente el iter constitutivo
hasta que se practique la inscripción registral" ("doctrina societaria y concursal", errepar, oct.
1989, pág. 399, cita 73).

iii. personalidad. capacidad


cabe destacar que, en cualquiera de los supuestos indicados, nos encontramos frente a un
sujeto de derecho, a un centro imputativo de derechos, en definitiva a una persona, en este
caso jurídica. ello en tanto, como ha afirmado richard , se trata de un recurso técnico del que
dispone el legislador y agrega más adelante, en ese mismo trabajo, que dicho recurso "es
único, sin perjuicio de que tenga exteriorizaciones variadas".
destacamos que ello es resultante de la armónica interpretación de los arts. 1, 2, 21 y concs. y
lo dispuesto por el art. 183, cuando al referirse a la etapa previa a la inscripción, alude a
sociedad y a la imputación a la misma de determinados actos realizados por "los directores",
lo que implica reconocerle el carácter de sujeto de derecho y ello desde el acto constitutivo.
en orden al tema sugerido, se nos plantea entonces la necesidad de determinar el alcance que
de ello resulta, imponiéndosenos evaluar las consecuencias de la personalidad, especialmente
respecto de la s.a. en formación.
para ello debemos tener en cuenta los atributos de la personalidad, en particular la
"capacidad" y el "patrimonio", los que por cierto se dan también para las sociedades y sin duda
para las sociedades en formación e incluso irregulares.
según el art. 35 cc. , dicha capacidad en el caso de las personas jurídicas debe reputarse
amplia, en tanto sólo se le fijan dos limitaciones, las relativas a que los actos deben ser
realizados "para los fines de su institución" (debe evaluárselo en concordancia con los arts. 1 y
58 ls.) y por el otro, los actos "prohibidos", sea por la ley o por sus estatutos. ello es ratificado
en definitiva por el art. 41 cc. , que expresa que las personas jurídicas "gozan en general de
los mismos derechos que los simples particulares para adquirir bienes, tomar y conservar la
posesión de ellos, constituir servidumbres..." y continúa la enumeración. en definitiva,
debemos concluir que la capacidad es la regla y la incapacidad la excepción.
pero respecto de la incapacidad en el art. 35, se ha previsto lo que ya salvat identificaba como
"principio de la especialidad", en relación a la exigencia que expresa para los fines de la
institución, lo que trasladado al derecho societario, en consonancia con lo dispuesto por los
arts. 11 inc. 3, 58 y concs., constituye el "objeto social". por tanto, al ser persona y por ende
tener capacidad, puede como tal realizar todo tipo de actos que tiendan a la consecución del
objeto social.
asimismo, como todo sujeto de derecho, la sociedad tiene también su propio patrimonio, el que
sin duda alguna y en principio, puede estar integrado por cualquiera de los bienes
considerados en la ley y que tiene su fuente en los aportes de los socios principalmente y si
está autorizada a realizar actos relativos al objeto social, se conformará también con las
utilidades que dicha actividad genere.
lo precedente es aplicable a las sociedades anónimas en formación, según lo dispuesto por el
art. 183: los directores tienen facultad para realizar los actos necesarios para la constitución. y
la norma agrega también los "relativos al objeto social cuya ejecución durante el período
fundacional haya sido expresamente autorizada en el acto constitutivo". ello en principio
implica una limitación a las amplias facultades señaladas en las normas de carácter general, lo
que nos impone analizar el alcance de los actos permitidos.
entendemos necesaria alguna distinción previa, como lo es la diferencia entre objeto, acto y
actividad, para conformarla a las expresiones de la norma. el objeto social alude a la "actividad
para cuya realización la sociedad se constituye" (broseta pont en cita de zaldívar [5]), o en
otros términos a la "categoría de actos para cuyo ejercicio se constituyó la sociedad" (richard-
muiño [6]). dicho objeto se lleva a la realidad a través de cada acto negocial realizado por la
sociedad y la pluralidad o multiplicidad de éstos configuran la "actividad".
si bien puede llegar a afirmarse que el art. 183 no alude concretamente a actividad, tal
posibilidad aparece no obstante implícita, en tanto se autoriza la realización de "actos" en
sentido plural y agrega "los relativos al objeto social", sin ningún tipo de distinción ni limitación,
lo que sin mayores argumentaciones permite inferir en definitiva, que puede realizar tanto uno
o incontables actos, los que en conjunto constituyen concretamente la "actividad" social.

iv actos para la constitución


retornando las dos categorías de actos previstas en la citada norma, al analizar los mismos
compartimos la posición de halperín (7) y etcheverry (8), en el sentido de que la ley al aludir a
los "actos necesarios para su constitución", se refiere únicamente a los que llevan a la efectiva
inscripción en el registro público de comercio y no a otros.

dentro de tal categoría se pueden incluir los relativos a la percepción de los aportes de capital
y consecuentemente los de su "conservación" (vg. depósito de los fondos percibidos,
mantenimiento de los bienes aportados, en su caso pago de impuestos en relación a los
mismos, etc.).

pero no compartimos el criterio de que puedan agregarse dentro de esta categoría a los que
se denominan como "preparatorios del giro", posición sustentada por nissen (9), benseñor,
favier dubois y vázquez ponce y otros.

IV. actos relativos al objeto social


en ésta otra categoría de actos posibles; la autorización aparece limitada a los actos "relativos
al objeto social", es decir aquéllos que han de constituir en definitiva la actividad social, lo
que nos impone determinar cuál es la amplitud o extensión respectiva. por una parte, cabe
destacar que la norma es genérica, en tanto salvo que exista en la autorización una limitación
expresa, se refiere a todos y cualquiera de los actos que constituyen el objeto social
expresados en el estatuto. no otra cosa debe interpretarse en tanto se trata en realidad de
autorizar a efectivizar la actividad del giro social prevista, no existiendo al respecto razón
alguna que pueda establecer límites.

por la otra, entendemos que difícilmente la autorización ha de ser específica y concreta, pues
normalmente ha de operarse en uno o más ramos determinados, siendo casi imposible
individualizar actos determinados, como no fuesen casos muy especiales;

por ejemplo, disponer la adquisición o venta de una cantidad determinada de mercadería o de


topes en los montos en cada contrato a celebrar, o en los totales generales, etc.
en este aspecto, consideramos que los que se han dado en denominar "actos preparatorios
del giro" son en definitiva actos relativos al "objeto social", que deben ser expresamente
autorizados, conforme indica la norma, imponiéndonos determinar cuál es la amplitud o
extensión. entendemos en consecuencia que se los puede clasificar en directos o inmediatos e
indirectos o mediatos.
entre los primeros los actos concretos relativos al giro comercial previsto en el estatuto, como
lo es, por ejemplo, la compra y venta de la mercadería de que se trate, la prestación del
servicio, etc.
en tanto que los segundos, son precisamente aquellos actos previos necesarios e ineludibles
para poder realizar los que precisamente constituyen el objeto social.
para poder llevar adelante la venta de una mercadería determinada, es necesario contar con el
local correspondiente, comprar los útiles y el mobiliario adecuado, contratar personal,
publicidad, celebrar acuerdos con proveedores o distribuidores, realizar trámites o gestiones
en entidades financieras (apertura de cuentas corrientes, créditos, convenios de cobranza, de
tarjetas de crédito), etc.
todos estos actos tienen como objetivo indirecto o mediato la realización de aquéllos
tendientes al cumplimiento del objeto, pues en sí mismos no implican esto último, pudiendo
afirmarse que de otro modo carecerían de sentido y sería prácticamente imposible o dificultoso
realizar aquéllos.
reiteramos que consideramos no puede incluírselos como actos tendientes a la constitución de
la sociedad, pues ello implicaría que, de no efectuarlos, tampoco podría considerarse
constituida la misma. afirmar tal conclusión carece de toda lógica.

por ello creemos suficiente que se autorice la realización de los actos "relativos al objeto
social", abarcando con tal expresión, tanto los indirectos o mediatos (preparatorios del giro),
como los directos o inmediatos (propios del objeto en sí).

en otro orden, entendemos que la autorización o posibilidad al respecto se corresponde con la


realidad, pues parece carente de toda lógica, imponer a la sociedad ya constituida pero no
inscripta, permanecer en un período de "quietud" o pasividad, que puede ser de varios meses,
hasta que se concrete la inscripción respectiva, manteniendo paralizado el capital aportado. es
evidente que, en la economía actual, la mera mención de ello a los socios y/o administradores
de una sociedad en formación, sería totalmente ilógica, máxime cuando, como normalmente
ocurre, cuentan con el capital para comenzar a operar ya.

no obstante lo expuesto y aún cuando pudiere entenderse que la expresión que se formule en
el contrato o estatuto sobre la autorización puede referirse exclusivamente a los actos relativos
al objeto social, creemos conveniente que se explicite la autorización incluyendo los indirectos
o mediatos (preparatorios del giro comercial) y en relación a los actos de constitución
incluyendo los conservatorios del capital.

VI. bienes registrables


es muy probable que al realizar cualquiera de los actos indicados precedentemente, máxime
en el caso de sociedades anónimas, las alternativas giren en torno a bienes registrables.
se puede distinguir en relación a los aportes de capital que realicen los socios, como a otras
operaciones con los mismos, ya que puede la sociedad tanto adquirirlos, enajenarlos como
gravarlos, siempre por cierto que en la etapa de formación de la s.a.

como puntualizamos precedentemente, partimos de la base de que la sociedad anónima en


formación es una persona jurídica y por tanto, según lo prescripto en nuestra legislación
positiva , susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones, pudiendo celebrar diversos
actos jurídicos y teniendo un patrimonio propio, al que se incorporarán bienes de distinta
naturaleza, todo conforme lo hemos expuesto precedentemente.

dentro de los actos jurídicos, se nos plantea la alternativa respecto de aquéllos relativos a
bienes registrables, pudiendo distinguirse los que se incorporan como aporte por los socios u
otro tipo de operaciones.

VII. aporte
si se trata de "aportes" de bienes registrables y en tal carácter deben ser ingresados al
patrimonio social, el art. 38 autoriza expresamente tal alternativa, estableciendo que "cuando
para la transferencia del aporte se requiera la inscripción en un registro, ésta se hará
preventivamente a nombre de la sociedad en formación".
como consecuencia de ello, debe concluirse que en calidad de aportes al menos, la ley
autoriza expresamente que los bienes de naturaleza registral, ingresen al patrimonio de la
sociedad en formación.

es interesante destacar que dicha norma alude a todo tipo de sociedad en formación, pues no
hay distinción de ninguna naturaleza, en tanto incluso se encuentra ubicada en la parte
general, en la sección referida a los socios en sus relaciones con la sociedad y particularmente
al regular los "bienes aportables". es decir que la norma no discrimina y por ende, tales actos
pueden realizarse tanto respecto de la sociedad anónima en formación, cuanto de una de
cualquier otro tipo.

VIII. otras operaciones


pero los bienes registrables generan también la cuestión de si es posible que ingresen al
patrimonio social, no ya como aportes, sino por otras operaciones realizadas por los
administradores, o incluso se transfieran o graven, siempre por cierto en alusión a la sociedad
en formación, particularmente la anónima.

si antes hemos aludido a la posibilidad de realizar actos tendientes a la efectivización del


objeto social, es decir que en definitiva la sociedad inicia concretamente su actividad
eminentemente dinámica, por cierto que con la debida autorización expresa incorporada en el
acto constitutivo, se nos plantea la incógnita acerca de los bienes registrables.
téngase presente que ello puede referirse a importantes operaciones, particularmente en razón
de la agilidad y dinámica comercial de la actualidad, dado que se necesita, o al menos es
sumamente conveniente, operar de inmediato a la constitución, sin poder esperar a que se
culmine el proceso de inscripción en el reg. público de comercio.

¿qué sucede si en dicha etapa (de regularización) se decide adquirir un inmueble o un


vehículo para uso de la sociedad? o si por ejemplo el inmueble a adquirir está destinado a
actos directamente relativos a la operatoria social, como adquirir terrenos para construir casas
o edificios en el caso de una sociedad dedicada a la construcción? o si habiéndose efectuado
aportes de bienes inmuebles, se decide gravarlos para obtener a través de un mutuo, dinero
para realizar actos de cumplimiento del objeto social? ¿podría la sociedad en formación, a
través de sus administradores, realizar tales actos? entendemos que ello es posible, en primer
lugar como una consecuencia lógica de la personalidad que les reconoce nuestro sistema
legislativo y a la que ya aludiéramos. adviértase que no hay prohibición expresa alguna que
les impida la realización de actos en relación a bienes registrables.
en segundo término, el análisis del art. 183 ratifica parcialmente tal afirmación. su texto en la
primera parte del primer párrafo expresa que "los directores sólo tienen facultades para obligar
a la sociedad respecto de los actos necesarios para su constitución y los relativos al objeto
social cuya ejecución durante el período fundacional haya sido expresamente autorizada en el
acto constitutivo". no hay duda alguna en consecuencia de que, tratándose de actos
vinculados al objeto social (remitimos a lo expresado supra), los que a modo de hipótesis
hemos señalado, son totalmente viables, mediando por cierto la autorización correspondiente.
pero según la norma debe concluirse que tanto en el primero como en el segundo párrafo,
existe una prohibición respecto de los que no están relacionados al objeto social.

lo que en definitiva entendemos concuerda plenamente con la previsión del art. 58, en tanto
dispone que el representante de la sociedad "obliga a ésta por todos los actos que no sean
notoriamente extraños al objeto social", siendo por ende aplicables los principios e
interpretaciones relativos a dicha norma.
IX. conclusión
en definitiva, podemos concluir que la sociedad anónima en formación puede realizar los actos
jurídicos relativos a:
1) adquirir bienes registrables en tanto provengan de los aportes prometidos por los socios o
2) a la adquisición, transferencia o gravamen de los mismos en tanto estén vinculados con la
realización del objeto social, si para estos últimos están los administradores debidamente
autorizados.

en cuanto al contenido del contrato constitutivo, debemos remitirnos al art. 11 lsc, donde en
nueve incisos se establecen con precisión.

ARTICULO 11. — El instrumento de constitución debe contener, sin perjuicio de lo establecido


para ciertos tipos de sociedad:
1) El nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y número de documento de
identidad de los socios;
2) La razón social o la denominación, y el domicilio de la sociedad. Si en el contrato constare
solamente el domicilio, la dirección de su sede deberá inscribirse mediante petición por
separado suscripta por el órgano de administración. Se tendrán por válidas y vinculantes para
la sociedad todas las notificaciones efectuadas en la sede inscripta;
3) La designación de su objeto, que debe ser preciso y determinado;
4) El capital social, que deberá ser expresado en moneda argentina, y la mención del aporte de
cada socio. En el caso de las sociedades unipersonales, el capital deberá ser integrado
totalmente en el acto constitutivo;
5) El plazo de duración, que debe ser determinado;
6) La organización de la administración, de su fiscalización y de las reuniones de socios;
7) Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas. En caso de silencio, será en
proporción de los aportes. Si se prevé sólo la forma de distribución de utilidades, se aplicará
para soportar las pérdidas y viceversa;
8) Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión los derechos y
obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros;
9) Las cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación de la sociedad.
algunas ya están definidas arribas

la organización de la administración, donde el legislador societario sigue el principio de que


al existir una mayor limitación de la responsabilidad, mayor deberá ser el desarrollo de los
órganos sociales, como veremos al tratar cada tipo societario en particular.
lo referido surge como consecuencia de las distintas características distintivas que existe entre
las sociedades personalistas y las de capital; las primeras no destinadas a empresas de gran
envergadura y las segundas sí, ya que pueden conglomerar un sinnúmero de de socios, por lo
que la identificación de los órganos, claridad y especificidad en la designación de sus
funciones favorece la confianza de los inversores.

otro de los elementos constitutivos del art. 11 son las reglas para distribuir las utilidades y
soportar las pérdidas, derecho inherente a la calidad de socio y que en consecuencia no
pueden menoscabarse. es importante tener presente que respecto de las pérdidas, ningún
socio está liberado de soportarlas, aún cuando estatutariamente se disponga lo contrario.
la consecuencia de dicha cláusula es la nulidad.

la determinación de las cláusulas necesarias para que se puedan establecer los


derechos y obligaciones de los socios, es otro de los incisos que menciona el art. 11, se
trata de cláusulas facultativas, que en consecuencia pueden dejar de incluirse en el contrato
social, atento por lo general los derechos de los socios se encuentran determinados en la lsc y
no pueden ser derogados, bajo pena de nulidad de la cláusula que así lo disponga.
la incorporación de cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación
también pueden ser omitidas por las mismas razones.

un elemento importante, que no se encuentra mencionado en el art. 11 lsc es la determinación


de la fecha de cierre del ejercicio social, sin que por ello pueda omitirse en el contrato
social.
puede suceder que a pesar de haber cumplimentado con los requisitos estipulados para la
constitución, existan estipulaciones nulas entre los integrantes de la sociedad.
el art. 13 lsc considera nulas aquellas cláusulas que desnaturalicen el contrato de sociedad,
con la asunción de un riesgo y consecuentemente la participación de todos los socios en las
utilidades y la consecuente participación en las pérdidas (art. 13, inc 1,2,3).
en el inciso 4, el mismo artículo prohíbe que la totalidad de las ganancias e incluso de los
aportes realizados pertenezcan al socio o socio sobrevivientes, tratando de tal manera evitar
que se afecten los derechos de los herederos forzosos del socio.
por último se impone para la adquisición de la parte de un socio por otro, la determinación del
precio real de la participación de un socio saliente, fallecido o excluido, siendo nula toda
determinación que se aparte del valor real. para ello se deberá estar al caso concreto,
atendiendo los rubros que pudieran ser útiles a tales fines.

unidad 3: la estructura de las sociedades


los socios.
debemos tener presente que la capacidad en general se encuentra debidamente regulada por
el código civil, siendo dichas disposiciones plenamente válidas en la materia que estamos
desarrollando. en definitiva para constituir sociedades comerciales se requerirá la misma
capacidad que para llevar adelante actos de naturaleza civil (art. 9, código de comercio).

revestir el carácter de socio conlleva la asunción de determinados actos, sea frente a la


sociedad, sea frente a sus socios, ya que tal calidad está compuesta por derechos y
obligaciones de distinta índole y que tienen por objeto el cumplimiento de los fines de la
sociedad.

es de destacar que el estado de socio no es idéntico para todos los tipos societarios, sino que
deberá tenerse en cuenta la naturaleza de la sociedad de la que forma parte.

en efecto, si estamos frente a una sociedad de interés o de personas (sociedad colectiva, de


capital e industria y en comandita simple) y en algunos casos en las sociedades de
responsabilidad limitada, el vínculo personal es muy fuerte entre el socio y la sociedad.

esto no ocurre con las sociedades de capital, la sociedad anónima, que pone el acento más en
la inversión de capital que en las características personales de los aportantes.

respecto de las obligaciones principales de los socios encontramos en primer lugar el deber de
cumplir con los aportes prometidos, lo que reviste un carácter esencial, ya que sin dicho
aporte no existirá capital para llevar adelante el objeto social.

si el socio incumpliera con este deber (art. 37 lsc), incurrirá en mora por el mero vencimiento
del plazo y deberá resarcir los daños e intereses correspondientes a la sociedad.

la situación se agrava en las sociedades personalistas, ya que además de los mencionado, se


procederá a la exclusión del socio moroso, sin necesidad (para este supuesto concreto) de la
promoción de las acciones judiciales pertinentes.
en las sociedades anónimas además se suspende automáticamente el ejercicio de los
derechos propios de las acciones morosas, pudiendo establecerse en el estatuto sanciones
como:
a) que los derechos de suscripción sean vendidos en remate público;
b) la caducidad de los derechos que otorgan las acciones en mora.

si nada se ha previsto estautariamente sólo quedará a la sociedad optar por el cumplimiento de


suscripción.
otra obligación inherente a la calidad de socio consiste en adecuar su conducta y sus intereses
personales al interés social y a las necesidades de la sociedad.

hemos desarrollado esta manera en la que debe desenvolverse el socio, al referirnos a la


affectio societatis, conducta que permite a los socios la consecución del objeto social. la
realidad societaria argentina nos brinda un particular panorama, atento muchas sociedades
comerciales cuyos miembros son integrantes de una familia, deciden implementar la forma de
sociedades anónimas, lo que en tal caso no puede negarse a la affectio societatis o tratarla
como un elemento menor, éstas son las denominadas sociedades de familia y se construyen
por lo general no alrededor de un capital, sino alrededor de una persona física, de esta manera
se completa el análisis de la affectio societatis tratado ut supra.

otro de los deberes propios de la calidad de socio es el deber de lealtad, que debe primar
toda vez que los socios, al participar de un determinado acto societario, pueden suscitar un
conflicto de intereses entre los propios del socio y los de la sociedad.

es por ello que el art. 248 lsc, obliga al socio o a su representante a abstenerse de participar
en ese acto societario. es importante destacar que el artículo referido se encuentra en la
regulación de las sociedades anónimas, sin embargo nada obsta que, en mérito del principio
de analogía societaria, pueda encuadrar en los deberes de los restantes tipos sociales, ya que
el mismo sentido común nos indica que, independientemente de la tipicidad societaria
adoptada, todo aquel socio que por interés propio vote en desmedro de la sociedad, está
vulnerando el deber de lealtad pertinente y deberá responder en consecuencia.

la obligación que aquí se trata, puede surgir también por el uso incorrecto, con fines
extrasocietarios, de la sociedad, sea para frustrar derechos de terceras personas o para una
utilización de la figura en beneficio propio.

socio oculto, socio del socio y socio aparente.


en la práctica societaria existe gran cantidad de situaciones en donde el verdadero socio,
prefiere no figurar en el contrato constitutivo o esconderse detrás de un prestanombre,
logrando así separar su patrimonio en distintas sociedades comerciales que él ni siquiera
integra.

la lsc trata el tema del socio aparente en su art. 34, donde debemos tener en cuenta dos
puntos de vista, el primero en la relación de este socio ficticio con los demás socios y el
segundo en su relación con terceros.
analizando el primer caso vemos que la lsc prohíbe al prestanombre invocar su aparente
carácter de socio frente a la sociedad y sus integrantes, no pudiendo en consecuencia ejercer
ningún derecho inherente a la calidad de tal; en cuanto a la situación frente a terceros deberá
cumplir con sus obligaciones y responsabilidades, no pudiendo eludirlas mediante la
invocación de calidad de socio aparente, manteniendo sin embargo las acciones pertinentes
contra los socios para ser indemnizado de los gastos que eventualmente deba afrontar.
debemos aclarar que lo dispuesto en la lsc para socio aparente es comprensivo de la situación
por la que una persona consiente la utilización de su nombre y también la que tolera su empleo
sin poner fin a esa situación, vale a decir que se podrá incurrir en la situación prevista en el art.
34 sea por acción o por omisión.

respecto del socio oculto, debemos entenderlo como aquella persona que no figura en el
contrato social como integrante de la sociedad y que niega ante terceros su condición de tal,
pero de manera directa o indirecta (a través de un prestanombre), goza de los beneficios de la
calidad de socio.

en este caso la lsc sanciona tal comportamiento fuertemente, y siempre deberá responder de
manera subsidiaria, ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales, pudiendo incluso
extendérsele la quiebra de la sociedad a la cual niega o esconde su participación.

la figura de socio del socio también está prevista en la lsc, allí no se prohíbe a quien reviste la
calidad de socio, de dar participaciones a terceros, pero se deja aclarado expresamente que
éstos carecerán de todo derecho, tanto patrimonial o político, inherente a la calidad de socio.
es por ello que de ninguna manera el socio del socio podrá requerir el amparo de los mismos a
la sociedad.

es importante tener siempre presente que el socio del socio no es socio de la sociedad, sino
exclusivamente del socio que les otorgó la participación, siendo un socio gestor de éste último
frente a la sociedad, rigiendo entre ellos una relación que sigue las normas propias de la
sociedad accidental o en participación (art. 35 lsc).

el socio del socio deberá rendir cuentas, ya que su participación en la sociedad tiene en miras
el interés del socio que le otorgó la participación.

los órganos.
la lsc adhiere a la moderna doctrina que predica la teoría del órgano, explica la naturaleza
jurídica de la relación entre la sociedad y sus administradores, pregona la inexistencia de la
relación de mandato entre los administradores y la sociedad.

esta teoría niega todo tipo de diferenciación de sujetos jurídicos en la relación del órgano de
administración y la sociedad, como consecuencia de ello surge que los administradores no son
considerados mandatarios de la sociedad, sino funcionarios de ella y es por este motivo que
cuando ellos, personas físicas, actúan es la sociedad misma la que actúa frente a los terceros.

la teoría que estamos desarrollando es la lógica consecuencia del carácter de sujeto de


derecho que el art. 2 lsc otorga a las sociedades comerciales.
es por ello que al gozar de personalidad jurídica la sociedad, al actuar frente a terceros debe
hacerlo por intermedio de las personas físicas que han sido designadas por los socios para
administrarla o representarla; estas personas no son mandatarios de la sociedad, ni del órgano
de gobierno de la misma, sino que son la sociedad misma.

valga destacar que la actuación de cada órgano de la sociedad se encuentra perfectamente


delimitada, siendo cada uno de ellos absolutamente independiente, sin posibilidad de
superposición alguna.

surge de ello que si bien los órganos interactúan entre sí, al formar parte de un todo que es la
sociedad, no implica el avance o avasallamiento en el funcionamiento interno de un órgano
sobre el otro.
en el ámbito societario debe distinguirse la administración de la representación,
importando la primera la deliberación de la decisión del órgano de la sociedad, que pertenece
a la esfera interna del ente, perteneciendo la segunda a la faz externa del mismo, o sea la
relación de la sociedad con los terceros.
es en el ámbito de las sociedades anónimas donde puede advertirse con mayor claridad esta
diferencia.
en efecto, si focalizamos nuestra atención en el directorio, podemos advertir que, para el caso
de que se trate de un órgano colegiado, la representación de la sociedad la tiene el presidente,
es sólo él quien obliga a la sociedad frente a terceros, excluyendo la posibilidad de que lo haga
cualquier otro miembro integrante.

los administradores de las sociedades mercantiles deben inscribirse en el registro público de


comercio, según lo dispuesto por el art. 60 de la lsc, cumpliendo dicha inscripción efectos
declarativos. esto significa que si bien el administrador reviste tal carácter desde su
designación es a partir de la registración pertinente que asume la representación de la
sociedad y la obliga por todos los actos celebrados en nombre de ella. la registración es
esencial a los fines de la oponibilidad frente a terceros, en consecuencia si un administrador ha
sido desvinculado y tal situación no ha sido debidamente inscripta, continuará obligando a la
sociedad con los riesgos que tal negligencia (la falta de inscripción de la desvinculación)
implica.
el objeto de la inscripción por ante el registro público de comercio tiene en miras la protección
de los derechos de los terceros que contratan con la sociedad.
la carga de la inscripción no corresponde sólo a la sociedad, sino que también corresponde o
puede ser llevada adelante por quienes revistieron el carácter de administradores y pretenden
con ello hacer pública su desvinculación, a los fines de evitar cualquier tipo de responsabilidad.
para estos supuestos, los interesados deberán acompañar la documentación pertinente que
acredite la desvinculación pretendida de manera fehaciente.

adentrándonos en materia de responsabilidad de los administradores el art. 59 lsc nos


brinda los principios generales, señalando el standard de conducta que los administradores y
representantes de la sociedad deben llevar adelante, quienes deben desempeñarse con la
lealtad y diligencia de un buen hombre de negocios. el deber de lealtad, como ya hemos visto,
es propio de la calidad de socio. la diligencia tiene en miras la idoneidad y la eficiencia en el
desempeño de las funciones asignadas, o sea contar con competencia suficiente y necesaria
para llevar adelante los negocios que tiene en miras el objeto social.

si no cumpliesen con tales requisitos la lsc prevé que respondan de manera solidaria e
ilimitada por los daños y perjuicios que ocasionaren a la sociedad, sea por acción u omisión.
al ser custodios de bienes ajenos los administradores están obligados a:
a) conservar los bienes de la sociedad, manteniéndolos en el patrimonio social, justificando
debidamente toda enajenación;
b) afectar los bienes de cambio al giro ordinario de la empresa, teniendo presente el objeto
social;
c) evitar el agravamiento de la responsabilidad patrimonial de la sociedad;
d) respetar las normas de funcionamiento interno de la sociedad y los derechos de sus
integrantes y
e) promover las acciones judiciales para evitar que los órganos sociales adopten resoluciones
que pudieran afectar a la sociedad.

siguiendo lo dispuesto en el art. 274 lsc, veremos que los administradores deberán responder
toda vez que realicen un mal desempeño de su cargo, violen la ley, los estatutos o los
reglamentos y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave.
esta última referencia no autoriza a sostener que pueda excluirse la responsabilidad por culpa
leve y deberá estarse al análisis del caso concreto, se trata de un parámetro para la
apreciación judicial de la actuación del administrador, atento la lsc tiene presente que la
función que cumple supone la aceptación permanente de los riesgos que implica la actividad
empresaria.
es por ello que deberemos analizar cada caso concreto, teniendo en cuenta distintos factores
como por ejemplo: la dimensión de la empresa, el objeto de la sociedad, las funciones
genéricas y específicas que lleva adelante, las circunstancias en que debió tomar la decisión,
entre otras.
ahora bien ¿cómo puede un tercero conocer el ámbito de actuaciones de un administrador?
para tal cuestión viene en nuestro auxilio la teoría de la apariencia.
el administrador o representante conoce el límite de sus facultades cuando contrata con un
tercero, mientras que el tercero no tiene certeza absoluta, desde ya anticipamos que para los
casos de duda la sociedad quedará obligada, sin perjuicio de la responsabilidad en que haya
incurrido el administrador o representante.
ello surge en mérito de la teoría de la apariencia, que supone como legal la actuación de todo
administrador o representante, protegiendo de esta manera a los terceros de eventuales
sorpresas.
el tercero que contrata tiene derecho a presumir que se han cumplido todas las regulaciones
internas y que los actos del administrador o representante, gozan de una presunción de
legitimidad.

la existencia y los alcances de la actuación con relación a terceros de buena fe, deben ser
juzgados sobre la base de la manifestación externa, de manera tal que dicha configuración
produzca convicción respecto de su regularidad y realidad.

el capital social.
es uno de los elementos esenciales de las sociedades comerciales que cumple
fundamentalmente tres funciones de importancia, a saber:
a) de productividad, función netamente económica, por medio de la cual el capital sirve como
un fondo patrimonial empleado para la obtención de un determinado beneficio, a través de la
realización de una actividad comercial.
b) determina la posición del socio, en efecto a través de un cálculo matemático podemos medir
su participación y en las sociedades anónimas y sociedades de responsabilidad limitada, su
responsabilidad.
c) garantía de los acreedores de la sociedad.
la que reviste mayor importancia es la expuesta en el último punto, ya que es la forma en que
se compensa la exoneración de responsabilidad de la que gozan los patrimonios personales
de los integrantes de la sociedad. es por ello que la lsc dispone en su tratamiento normas
tendientes a su intangibilidad.

el capital social es una cifra permanente en la contabilidad que permite conocer a los terceros
cual es la cifra con la que la sociedad responderá por las obligaciones contraídas.

ello lo diferencia del concepto de patrimonio social

i. introducción
tradicionalmente, la noción de capital social se extrae por comparación con la noción de
patrimonio. el capital se traduce en una cifra representativa del valor de los aportes efectuados
por los socios, y por lo tanto, figura en el acto constitutivo, debiendo permanecer invariable a lo
largo de la gestión social y sólo alterarse en los casos y sujeto a los requisitos establecidos en
la ley.
así definido, el capital se ubica luego del pasivo de la sociedad, no porque represente un
débito de la sociedad a los accionistas, sino porque el capital social constituye la garantía
ofrecida por ella a los terceros y figurando en tal forma, actúa como cifra de retención.
si bien se reconoce que la garantía básica para los acreedores es el patrimonio, como éste es
variable, sólo les sirve de garantía inmutable la cifra de capital, ya que es una cifra de
retención que obliga a mantener un conjunto de bienes en el patrimonio.

el origen de este concepto se encuentra directamente vinculado al principio de limitación de la


responsabilidad de los socios en ciertos tipos de sociedades comerciales, ya que el concepto
de capital es introducido para individualizar la porción de bienes que queda indisponible, y por
ello, es garantía de los acreedores, mientras que los restantes bienes pueden ser retornados a
los socios, cumpliendo las exigencias de ley, vía distribución de utilidades.

el concepto de capital social, por ello, marca el límite entre los derechos de los acreedores y
los socios, estableciendo la porción de bienes del patrimonio, que quedan indisponibles y en
consecuencia, garantizan el pasivo social .

ii. régimen legal argentino


la ley 19550 ([t.o. 84] 1984-a-46) respondió con todo rigor a ese concepto tradicional,
caracterizando la noción de capital social por cuatro principios: a) determinación, b) integridad,
c) invariabilidad, d) intangibilidad.

el capital es intangible y ello se asegura, en razón de:


1) prohibición de distribución de utilidades, sin tomar medidas de defensa de la integridad del
capital social.
2) prohibición de distribuir beneficios de un ejercicio sin cubrir pérdidas de los ejercicios
anteriores.
3) prohibición de abonar un interés fijo a los accionistas, salvo que provenga de ganancias
realizadas y líquidas.
4) obligación de constituir una reserva legal.

como consecuencia de este régimen, el monto del capital debía figurar en el estatuto y no
podía modificarse más allá del quíntuplo, sino por asamblea extraordinaria .

la función esencial que se le atribuye al capital en este esquema es la de garantía de los


acreedores, como antes se ha señalado. sin perjuicio de ello, esa función no es exclusiva. en
efecto, en un segundo plano, el capital social, en relación a los accionistas, determina la
medida de sus derechos patrimoniales y políticos, y por ello, los socios en caso de disponerse
su aumento, están protegidos por el derecho de suscripción preferente y el derecho de
acrecer. esta función recibe la calificación de organizativa.

iii. la crisis de la noción tradicional de capital social


la noción tradicional sobre capital social, definido fundamentalmente como el aporte de los
socios a la sociedad, que se mantiene indisponible en garantía de los acreedores, está
sufriendo fuertes embates en el derecho comparado.
es más, en algunos estados de ee.uu. (california) se han abandonado estas nociones y en
europa, más allá de la regulación incorporada por la ii directiva de la comunidad económica
europea de corte tradicional, muchas voces se alzan reclamando un enfoque nuevo.
en nuestro país sucede lo mismo, siendo de destacar los autores que reclaman inclusive su
eliminación (le pera, sergio, "sobre la futilidad de la noción de capital social", ll 1986-b-972)

diversas razones motivan estas críticas:


a) en nuestro país, el proceso inflacionario alteró severamente esta noción, y al imponer la
obligación de confeccionar los estados contables en moneda constante (art. 62 ley 22903 [la
1983-b-1605]), se incorporó la cuenta "ajuste integral del capital" que es nada más que la
actualización de la cifra histórica de capital.
los organismos de control prontamente establecieron que para las situaciones legisladas por el
art. 31 y 206 ley 19550, la cuenta ajuste integral forma parte del capital social (ver por ej.:
comisión nacional de valores, r.g. n. 195/92).
conforme este criterio, pacíficamente aceptado, existe un monto de capital (a los fines
legales),que no sólo no figura en el estatuto, que no ha sido aumentado por decisión de los
socios, sino que sólo surge de la exposición de los estados contables.
b) contemporáneamente, cobraron gran difusión los "aportes irrevocables a cuenta de
futuras emisiones de capital", que generan un gran problema, en la medida que no han sido
regulados ni en la sanción original de la ley de sociedades ni en su reforma. (el proyecto de
reformas a la ley de sociedades comerciales , elaborado a instancias del ministerio de justicia,
incluye reglas al respecto en el art. 39).
ciertamente en el concepto tradicional, estos aportes no pueden definirse como capital, ya que
su ingreso a la sociedad es previo a todo proceso de aumento, y es más, ese proceso puede
ser que nunca se produzca.
pero tampoco cabe conceptualizar al aportante como un simple acreedor, porque ello ignora la
intención del aportante y de la sociedad.
las resoluciones administrativas como la antes citada, han establecido que, cuando tales
aportes son irrevocables, deben considerarse a todos los fines legales como capital social, por
lo que la noción se extiende no sólo a los fondos originales aportados por los socios,
ajustados, sino también a otros fondos que no existe la seguridad de que alguna vez
integraran el capital social.
c) deuda subordinada. la legislación argentina regula ahora, siguiendo antecedentes
extranjeros las deudas contractualmente subordinadas a los demás pasivos (ver art. 76 ley
24441 [la 1995-a-49] y art. 41 párr. 3º ley 24552 [la 1995-c-3085]).
en el tema que nos ocupa, cobran importancia las obligaciones negociables subordinadas,
convertibles en acciones, emitidas por las entidades financieras, que por efecto de la
comunicación "a" 2177 (año 1993), son incluidas a los fines del cómputo de su responsabilidad
patrimonial (patrimonio complementario, según la denominación en la argentina, capital
suplementario, según los acuerdos de basilea). sorprende el reconocimiento de estos títulos,
que indudablemente constituyen deudas de la sociedad, pero que para sociedad con actividad
específica, se admite su inclusión en el patrimonio social (ver también en este sentido, el
citado proyecto de reformas a la ley de sociedades comerciales, art. 63 ii c).
d) pero fundamentalmente el rol de garantía que se le asigna al capital ha quedado
totalmente desdibujado. nadie considera el monto del capital, cuando negocia con una
empresa. el mismo patrimonio no alcanza para asegurar la solvencia de la empresa y, ni
aunque sea importante, para garantizar su capacidad de generar utilidades. es más, el
mantenimiento de la capacidad operativa de la empresa exige no solamente que se preserve
indisponible el valor de los aportes de los socios, sino también la incorporación de recursos
adicionales o el autofinanciamiento a través de la limitación de las utilidades.
e) la función organizativa también está cuestionada, ya que estaba estructurada en torno a
una rígida diferenciación entre títulos representativos del capital social (acciones) y títulos
representativos de deuda (obligaciones, bonos).
este esquema rígido también se ha roto, por una doble tendencia: aparecen los títulos de
deuda,con prerrogativas tradicionalmente atribuidas a las acciones (los títulos participativos,
cuasi capital para los franceses) y por otra, ciertos títulos representativos del capital social, son
privados de sus atributos más característicos (el voto, por ej., en las acciones sin voto)
iv. repensar la noción de capital social
la noción tradicional del capital social es eminentemente jurídica, y omite la importancia que
tiene el capital social como factor de productividad en la gestión social.

por ello, las más modernas tendencias en europa (por ej., portale), incorporan el análisis
económico del capital social, insistiendo en la necesidad de estudiar una función adicional a la
de garantía: la función de productividad, que atienda a la capacidad de ganancia de la
empresa social, que constituirá, por lo demás, un resguardo a los acreedores.

en ese mismo orden de ideas, aparece la noción "material" del capital social, que es aquél que
asegura el mantenimiento de la capacidad operativa de la sociedad.

ese capital material debe mantenerse indisponible, en garantía de los acreedores y serán
utilidades todos aquellos recursos que pueden ser desafectados del patrimonio social y
adjudicados a los accionistas, siempre que la sociedad no vea disminuida su capacidad
operativa (ricardo olivera garcía).

siguiendo este criterio moderno, la noción de capital social se recrea, y exige una nueva
elaboración, que atienda básicamente a las siguientes cuestiones:
1. el límite a la distribución de utilidades de los socios debe constituir la función esencial
del capital social, y ese límite debe basarse sólo en el mantenimiento de la capacidad de
producción de la sociedad.
2. cabe incluir reglas vinculadas a la infracapitalización formal o nominal, que opere como
sanción en los casos de insolvencia de la sociedad, imponiendo la recalificación de los
préstamos de socios en capital de riesgo, y en consecuencia disponiendo su subordinación a
otros acreedores.
3. el régimen de adquisición de las propias acciones debe ser flexibilizado, removiendo la
tradicional desconfianza de nuestro legislador, fuertemente influenciado por la función de
garantía del capital social.
4. no debe existir impedimento alguno para emitir acciones sin valor nominal, como
alternativa para la sociedad. ello permitirá, cuando sea necesario, la emisión de acciones bajo
la par, hoy prohibida en nuestro país.

la propuesta consiste, entonces, en repensar la noción de capital social, para adecuar las
normas legales a la realidad de los operadores económicos.—1996 continuando con el
análisis del capital social abordaremos ahora su suscripción e integración, siendo la regla
principal de los aportes que van a integrarlo el que se trate de bienes susceptibles de
ejecución forzada (art. 39 lsc).

¿cuál sería la razón de tal disposición?, pues bien si tenemos en cuenta que el capital social
es la garantía de los acreedores sociales, éste debe estar compuesto por bienes que, llegado
el caso de conflicto, eventualmente puedan realizarse y con el dinero obtenido saldar las
obligaciones impagas de la sociedad.

la suscripción del capital social debe hacerse por el total en el mismo acto constitutivo,
mientras que la integración, si se realiza a través de dinero en efectivo, no podrá ser inferior al
25% de la suscripción, comprometiéndose el socio a cumplimentar el saldo en un plazo
máximo de dos años.

los aportes no dinerarios por otro lado deben integrarse totalmente, pudiendo sólo consistir en
obligaciones de dar. por supuesto que habrá que asignarles algún valor a los fines de
determinar la participación que tendrá el aportante en la sociedad, siendo también relevante
para los terceros por la función de garantía del capital social ya tratada.

debe procederse entonces a su valuación, que variará según el tipo societario de que se trate
y la responsabilidad asumida por cada socio.

en efecto, si se trata de una sociedad personalista la lsc delega en los socios la mención en el
contrato social de los métodos de valuación que hayan elegido, si no lo hacen
subsidiariamente se entenderá que se han regido por los precios de mercado o bien mediante
la intervención de peritos, si no fuese posible establecer el precio de plaza.
en las sociedades de responsabilidad limitada y en comandita simple, se indicarán en el
contrato constitutivo los antecedentes justificativos de la valuación, que eventualmente podrá
ser impugnada por los acreedores de la sociedad en un plazo de cinco años de realizado el
aporte, salvo que se haya realizado judicialmente. en las sociedades anónimas el
procedimiento es más complejo, lo que ha generado ciertas críticas que trataremos enseguida.
el art. 53 de la lsc no acepta la delegación en los fundadores de la valuación de los aportes no
dinerarios, debiéndose seguir las siguientes pautas:
1) precio de mercado;
2) valuación pericial, cuando a juicio de la autoridad de control no exista la posibilidad de
reemplazarse por informes de reparticiones estatales o bancos oficiales.

en la actualidad existe la concepción doctrinaria cuasi unánime de la necesidad de


reformulación del método de valuación para las sociedades anónimas, pudiendo ser suficiente
un procedimiento similar al de las sociedades de responsabilidad limitada, incluyendo la
responsabilidad tratada por el art. 150 lsc.

¿qué sucede si no se cumple con lo acordado respecto a la integración?, el socio incumplidor


incurre en mora de pleno derecho, sin necesidad de interpelación judicial, suspendiéndose de
manera automática todo ejercicio de los derechos que le corresponden a las acciones o cuotas
sociales que se encuentran en mora.

unidad 4: nulidades, irregularidades y control societario

nulidades
sociedades irregulares y de hecho.
las características particulares del contrato de sociedad que hemos desarrollado hasta aquí,
nos permiten inferir que las disposiciones del código civil respecto de las nulidades de los
actos jurídicos, no puede adaptarse al régimen societario.

como regla general en materia de nulidad y coherentemente con lo referido en el párrafo


anterior, vemos que el vicio que pudiere adolecer la voluntad de uno de los socios no puede
afectar en principio la existencia de la sociedad.

si así sucediera se afectaría los derechos de los terceros de buena fe que se vincularon de
alguna manera con la sociedad, atentando de esa forma con la seguridad jurídica y la
estabilidad de las operaciones comerciales en general.

puede surgir en la práctica que se intente, pese a lo expuesto precedentemente, inscribir una
sociedad comercial cuyo objeto social sea ilícito (art. 18 lsc).

ello acarrea una serie de consecuencia que comienzan con la declaración de nulidad absoluta
de la sociedad, pudiendo el juez declararla de oficio y resultando imprescriptibles las acciones
de nulidad pertinentes, no pudiendo confirmarse el contrato constitutivo de la sociedad. luego
de ello se liquida la sociedad.

no pudiendo los socios recuperar los aportes realizados aún cuando, luego de realizar el activo
y cancelar el pasivo, quedare un remanente, en este caso se destinará al patrimonio estatal
para el fomento de la educación común de la jurisdicción que se pretendía inscribir dicha
sociedad. si hubo contratantes de buena fe, respecto de ellos la sociedad será válida, en caso
contrario no.

Responsabilidad de los administradores y socios.


Los socios, los administradores y quienes actúen como tales en la gestión social responderán
ilimitada y solidariamente por el pasivo, social y los perjuicios causados.

las sociedades de actividad ilícita (art. 19 lsc) también se liquidarán, como en el supuesto
anterior. a diferencia de lo dispuesto en el art. 18 lsc, la actividad ilícita es que en este
supuesto los socios que acreditan su buena fe quedan excluidos de la responsabilidad
ilimitada y solidaria por el pasivo social y por los perjuicios causados, pudiendo recuperar sus
aportes luego de la realización del activo y la cancelación del pasivo.

consideraremos que existe actividad ilícita si existe una reiteración o revisten determinada
importancia, no encuadrando en este supuesto el acto ilícito aislado, que generará
responsabilidades exclusivamente para su autor.

por último en el art. 20, la lsc trata las sociedades de objeto prohibido. se trata de sociedades
cuyo objeto social se encuentre prohibido en razón del tipo societario elegido, ya que nuestra
legislación establece determinados tipos para determinados objetos, por ejemplo la activad
financiera, bancaria y las aseguradoras entres otras.

para este tipo de sociedades se aplican las disposiciones del art. 18 lsc, con excepción de lo
referente al remanente de la liquidación, aplicándose también dichas disposiciones en lo que
atañe a las responsabilidades.

siguiendo con el desarrollo trataremos ahora las sociedades irregulares o de hecho. desde
ya anticipamos la deficiente redacción del art. 21 lsc, donde parecería que sólo quedarían
comprendidas como sociedades irregulares aquellas que formalmente instrumentadas e
incluso habiendo adoptado un tipo previsto por la ley, han omitido la debida inscripción
registral. este criterio no es correcto, ya que deja fuera de la definición a cualquier contrato
social escrito que no adopta ningún tipo legal, pero que comprende todos y cada uno de los
requisitos del art. 11 lsc, hipótesis que no resulta poco frecuente en la práctica.

si bien la normativa prevé las mismas consecuencias para las sociedades irregulares como
para las de hecho, debe tenerse presente la diferencia en cuanto la complejidad de la prueba.
en las primeras será más fácil su acceso, mientras en las segundas, donde generalmente ni
siquiera se redactan por escrito, deberá ponerse el acento en lo comercial de la actividad que
desarrolla. un caso particular lo reviste el fenómeno social del concubinato, donde a los fines
de equilibrar la participación patrimonial de la unión, suele asemejarse dicho instituto, con
carácter restricto, a la sociedad de hecho.

veamos y analicemos detenidamente el siguiente artículo que trata el tema en profundidad.


artículo publicado en la revista de derecho abeledo perrot, córdoba, edición del mes de agosto
de 2009.
nota a fallo de la excma. cámara de apelaciones en lo civil, comercial y contencioso
administrativo de la ciudad de san francisco, en autos “lucero, carlos alberto –
declaratoria de herederos – incidente de reconocimiento, disolución y liquidación de sociedad
de hecho promovido por el señor ricardo lucero”.
límite al criterio restrictivo en el reconocimiento de la existencia de una sociedad de hecho
concubinaria.
por sebastián vanella godino
1.- análisis fáctico
previo al desarrollo del presente trabajo, hago la salvedad que la opinión del anotador
encuentra como límite la sola lectura de la sentencia de la cámara, tal como ha sido fijada la
plataforma fáctica que surge de la relación de causa, atento que no se cuenta con la totalidad
de los antecedentes para emitir una opinión más rigurosa.
la base fáctica del fallo bajo análisis gira en torno a una declaratoria de herederos y al
incidente dentro de dicho trámite que pretende el reconocimiento de la existencia de una
sociedad de hecho, planteado por el sr. ricardo lucero, respecto de sus padres carlos alberto
lucero (causante) y zulema stella dominga baroni.
existiría, en principio, una relación conflictiva entre el sr. ricardo lucero y su madre, ya que, el
primero de los mencionados, promueve el reconocimiento de una sociedad de hecho entre sus
progenitores con la intención de heredar en la debida proporción de ley, a su padre, sobre
bienes que se encuentran a nombre de su madre.
valga destacar asimismo que los padres del sr. ricardo lucero, no pudiendo contraer
matrimonio en debida forma en nuestro territorio nacional, atento la sra. baroni ya estaba
casada en primeras nupcias, y en mérito de no encontrarse vigente la ley 23.515 de divorcio
vincular, consagraron sus votos nupciales en el extranjero, más precisamente en méxico. con
posterioridad y encontrándose en vigencia la referida ley de divorcio, la sra. baroni consiguió el
divorcio vincular de su primer marido, no formalizando en nuestro territorio nacional la unión
matrimonial con el sr. lucero, un punto importante del análisis de este trabajo.
otra de las cuestiones fácticas de relevancia en el caso planteado se relaciona con la sociedad
en comandita por acciones que la sra. madre de la sra. baroni y ésta habían constituido,
denominada “rezul s.c. por acciones” que se mantuvo aún luego del fallecimiento de la
primera, incorporándose como nuevos socios en aquel entonces los sres. juan carlos quevedo
baroni y ricardo lucero (promotor del incidente), para luego disolver y liquidar la sociedad en
cuestión. es importante mencionar que el sr. carlos lucero no revistió nunca el carácter de
socio de “rezul s.c. por acciones”, pero sí se desempeño como apoderado de una de las
socias: la sra. zulma baroni, hasta la liquidación de la referida sociedad.
2.- iter procesal - síntesis
presentado en el año 2007 y tramitado como incidente, por juicio abreviado, en primera
instancia por ante el juzgado de primera nominación de la ciudad de san francisco, llegan los
autos a sentencia; la que desestima la pretensión del incidentista, el sr. ricardo lucero. el a quo
llega a tal decisión en mérito de que no consideró acreditados los supuestos que indicarían la
existencia de una sociedad de hecho entre los concubinos, quienes pese a convivir por
cuarenta y cinco años, no habrían realizado aportes a una sociedad, cuestión que debe
interpretarse con criterio restrictivo, no surgiendo tampoco participación en utilidades y
contribuciones en las pérdidas. el tribunal critica la prueba presentada por el incidentista, por
no revestir el carácter de auténtica por los medios procesales idóneos y destaca la pericia
contable por medio de la cual se confirma la inexistencia de bienes a nombre del causante.
en lo que atañe a la valoración de la prueba rendida en autos, el a quo es contundente; al
respecto manifiesta: “de la prueba analizada no surge que la unión tuviera el esencial
propósito de lucro, que caracteriza a los verdaderos integrantes de una sociedad de hecho”.
apelado el fallo, suben los autos por ante la excma. cámara de apelaciones en lo civil,
comercial y contencioso administrativo de la ciudad de san francisco, donde el incidentista
expresa agravios, fundando los mismos en un exceso de rigor formal por parte del a quo,
análisis erróneo de los hechos, desconocimiento de doctrina mayoritaria y parcialidad en la
valoración de la prueba; lo que, así lo entiende el agraviado, conduce a un resultado contrario
a derecho.
manifiesta también como probado en autos que sus padres ingresaron a su vida común sin
bienes propios, que la declaración impositiva de ambos expresaba iguales valores para ambos
y que la adquisición de un departamento que los concubinos poseían en la ciudad autónoma
de bs. as., en calle ayacucho 1858, 8vo piso a, capital federal (en adelante el departamento de
calle ayacucho) se hizo durante la vida común de sus padres, pese a encontrarse a nombre de
su madre, quienes convivieron en dicho inmueble hasta la muerte de su padre. manifiesta que
se encuentra acreditado de la prueba rendida que sus padres mantenían cuentas bancarias
comunes, firmaban ambos en calidad de arrendadores del predio rural “rezul” y que su padre
llevó adelante la administración y explotación del establecimiento rural, realizando entre otras
actividades y celebraciones contractuales, mejoras, toma de personal a su cargo y contratando
bajo su nombre, con la cooperativa de energía eléctrica que proveía el correspondiente
servicio en el establecimiento rural.
contestados los mismos se hace especial hincapié en que la duración de la relación
concubinaria, en nada autoriza a presumir la existencia de una sociedad de hecho u otra
vinculación entres los concubinos; destaca que la no valoración de la prueba se basa en la
extemporaneidad de su presentación y que en algunos casos se trata de simples fotocopias
sin eficacia jurídica. respecto del departamento de calle ayacucho se manifiesta que habría
sido adquirido con bienes propios de la sra. baroni, aunque del fallo bajo análisis no surge la
prueba concreta de tal convicción.
llegada la etapa de dictar sentencia el ad quem decide por mayoría con fecha veintiséis de
marzo de 2009, confirmar el fallo de primera instancia y desestimar en consecuencia la
pretensión del incidentista agraviado.
3.- análisis de la sentencia de cámara
la dificultad de la tarea jurídica que consiste en desentrañar o tener por acreditada la
existencia de una sociedad de hecho en una relación concubinaria no es menor; sin embargo
los votos de la alzada nos permitirán considerar distintos aspectos para facilitar dicha
evaluación y arribar así a nuestras conclusiones.
considero que, en el caso bajo análisis, pudieron esgrimirse argumentos dentro de la causa
que hubiesen permitido despejar toda duda respecto de la existencia de la sociedad de hecho,
pretendida por el incidentista.
ello en mérito de la importancia que revisten dos factores que no han sido puestos bajo
análisis con el peso específico jurídico que ameritan y que quizás hubieran otorgado
herramientas a los judicantes para hacer lugar a la pretensión del sr. ricardo lucero. dichos
factores son: el análisis temporal del poder amplio de administración otorgado por la
sra. baroni, en su calidad de socia de rezul s.c. por acciones al sr. carlos lucero y el hecho de
que los concubinos hayan contraído nupcias en méxico, lo que si bien a la época se
encontraba en fraude a la ley argentina, nos permite ahondar en la voluntad y en el espíritu de
dicha unión.
3.1. nupcias celebradas en el extranjero con anterioridad a la ley 23.515
considero que no es un dato menor, pese a su falta de valoración pertinente en el caso bajo
análisis, tanto de las partes como del tribunal, el hecho de que los concubinos hayan
celebrado formal matrimonio, en fraude a la ley argentina, en méxico. dicho acontecimiento
nos permitirá determinar cuál ha sido la real voluntad o espíritu de la pareja, que por razones
legales, debió recurrir a un método irregular para consagrar su vínculo que les permitiera
celebrar el matrimonio y eludir de tal manera las sanciones e impedimentos existentes a la
época del mismo.
entiendo que de haber existido oportunamente la ley 23.515 la sra. baroni, (pudiendo haberse
incluido una pregunta a tales fines en la absolución de posiciones) habría perfeccionado su
divorcio (lo que así hizo luego de sancionada la ley) y luego habría contraído matrimonio con
el sr. carlos lucero, ello puede inferirse del hecho que viajaron a un país lejano, méxico más
precisamente, con la intención de vivir una situación que, en la práctica, no podían
experimentar en nuestro país por los motivos expuestos.
sin embargo a los ojos de ambos, y porque no de todos sus allegados, ellos eran marido y
mujer, se comportaban y se desenvolvían de hecho como tales. motivo que podría justificar el
hecho de no formalizar su vínculo en argentina.
si bien no estaban legalmente casados, la real intención de la pareja era estarlo, prueba de
ello es que realizaron los esfuerzos descriptos para demostrar esa intención y manifestar su
consentimiento en tierras lejanas.
por supuesto no pretendemos que se apliquen las disposiciones correspondientes al
matrimonio, pues ello sería por demás temerario desde el punto de vista legal, sin embargo el
presente análisis nos puede socorrer en la evaluación de la existencia o menos de una
sociedad de hecho entre los concubinos o por lo menos realizar una contribución que permita
reforzar una u otra hipótesis, si es complementada con otra prueba.
los esposos aparentes conocían las consecuencias patrimoniales que acarreaba un vínculo
matrimonial, tanto respecto de ellos como de sus eventuales herederos forzosos, y dicho
vínculo existió, aunque no era válido en nuestro país. la celebración del matrimonio, pese a
haberse realizado en el extranjero, demuestra la clara intención y mutuo consentimiento
acerca del destino que deberían seguir los bienes, frente a eventualidades como el
fallecimiento de uno de los cónyuges aparentes.
podría, a los fines de no vulnerar dicho consentimiento mutuamente expresado, presumirse la
existencia de una sociedad de hecho, que solamente viéndose reforzada por ulterior prueba,
atento el criterio restrictivo con el que debe analizarse, quedaría ratificada, ya que a los fines
de acreditar la existencia de dicha sociedad deberíamos demostrar que existieron aportes,
contribución en las pérdidas y en las ganancias y la affectio societatis, bien distinta de la
affectio maritalis.
llevaremos adelante dicho análisis en el punto siguiente.
3.2 análisis y división temporal del poder amplio de administración otorgado a favor del sr.
carlos lucero.
surge de las constancias de autos que la sra. baroni otorgó desde el 16 de noviembre de 1962
un poder amplio de administración a favor del sr. carlos lucero, poder de administración que
fue ampliado con fecha 30 de enero de 1968. dicha situación es uno de los argumentos del
apoderado de la sra. baroni para desestimar la existencia de la sociedad de hecho, sin
embargo puede entenderse contrario sensu como una aseveración de que la sociedad entre
los concubinos realmente existió.
debemos recordar que el poder conferido oportunamente por la sra. baroni, fue otorgado en su
calidad de socia de la firma “rezul s.c. por acciones” y que con posterioridad a la muerte de su
sra. madre y luego de la incorporación temporaria de nuevos socios según referido en el
análisis fáctico, se decidió de manera unánime la disolución y liquidación de la sociedad
comercial.
pues bien, el sr. carlos lucero continuó ejerciendo la administración del establecimiento rural
hasta su deceso y más aún, no se limitó a una mera gestión de lo ya obtenido, sino que
incrementó el patrimonio de manera importante (así lo manifiesta el voto minoritario del dr.
francisco merino).
si consideramos además que el destino de las cuestiones accesorias sigue la suerte de lo
principal, debemos entender que el poder conferido, atento lo había sido en carácter de socio
y no a título personal, se extinguió en el mismo momento en que la sociedad fue liquidada. por
lo tanto, todas las gestiones posteriores que realizó el sr. lucero, que produjeron un incremento
importante del patrimonio que administraba, no fueron en carácter de apoderado de uno de los
socios, restando por analizar entonces cual fue la real naturaleza de su gestión. sabemos que
a los fines probatorios, cualquier medio de prueba es válido y así surge también de voto
minoritario destacado supra, rigiendo además el principio procesal de adquisición, en donde la
prueba o las constancias de autos se incorporan al proceso, independientemente de la parte
que las haya aportado, para arribar a la verdad procesal. pues bien llegada la hora de analizar
la naturaleza de las actividades realizadas por el sr. carlos lucero, entiendo que se trata,
indubitablemente, de aportes a favor de una sociedad de hecho, fundamentando tal
aseveración en los siguientes puntos:
la comunidad de intereses existente entre los concubinos, iba más allá de la comunidad de
vida entre ambos (1), escapando del análisis la duración de la relación de convivencia y la
eventual posesión de bienes, aspectos que no definen por sí mismos la existencia o no de la
sociedad de hecho.
dicha comunidad de intereses trasciende los deberes y labores de colaboración ocasional, que
debe primar entre los concubinos, prueba de ello es que de manera clara surge una utilidad
apreciable en dinero de tal envergadura que ha generado un incremento patrimonial
importante, trascendiendo lo que debe entenderse por aporte a las necesidades hogareñas (2)
y de los trabajos mínimos que toda persona debe afrontar como imposición del hecho mismo
de vivir (3).
el prolongado plazo del sr. carlos lucero en su administración, con posterioridad a la caducidad
del poder amplio de administración conferido, lo que pone en evidencia no sólo la comunidad
de intereses, sino también que se trataba de un aporte realizado para llevar adelante una
actividad lucrativa.
el aporte de trabajo efectivo, no meramente declarativo, del sr. carlos lucero, surgiendo como
prueba de ello la contratación de servicios, celebración de contratos, etc.
la compra del departamento de calle ayacucho se realizó con posterioridad a la celebración del
matrimonio en méxico, lo que hace presumir que se adquirió con bienes de ambos, salvo
constancia expresa de que se realizó con bienes propios de uno de los cónyuges y
asentimiento del otro; más aún encuadramos tal situación en el hecho de que podría tratarse
de un “…negocio simulado que será necesario probar, o en su caso podrá generar un crédito
por el monto de su aporte (en el caso de marras estimado por el voto minoritario en partes
iguales) a favor de quien lo hizo si la intención de ambos fue que el bien se adquiriese
realmente para quien aparece como titular (lo que no surge en autos) y la contribución se hizo
por un título que genera la obligación de restituir (4)”. pudiendo interpretarse también que no
estamos frente a una compra simulada sino frente a una compra real con persona interpuesta
(5).
4.- conclusiones:
en mérito de lo expuesto considero suficientemente acreditado que la administración posterior
a la caducidad del poder otorgado por la sra. baroni en su calidad de socio, resulta claramente
un aporte a favor de una sociedad de hecho, aporte que avanza por sobre los deberes
mínimos de colaboración que se deben los concubinos, atento tenía en miras la obtención de
un lucro, a través de la realización de una actividad apta para tales fines.
el criterio restrictivo con el que debe interpretarse la existencia de la sociedad de hecho, lejos
de ser vulnerado, se cumplimenta en debida forma, ya que los trabajos del causante se
extienden más allá de toda affectio maritalis, generando, como dicho, un lucro importante que
logra generar un incremento patrimonial sustancial, generando el serio poder de convicción
necesario para considerar que estamos frente a un aporte societario.
considero que al interpretarse de otra manera, como ha ocurrido en el trámite de marras, se
vulnera la vocación hereditaria del sr. ricardo lucero, quien independientemente de la buena o
mala relación que mantenía con su madre, se encontraba en condiciones, como heredero
forzoso que es, de heredar a su padre en la proporción de ley.
no reconocer la sociedad de hecho existente, es no otorgar la debida entidad e importancia a
los esfuerzos del causante; que resultaron, en definitiva, verdaderos aportes a los que su
prole, entiendo, tiene derecho de heredar.

la irregularidad societaria habilita a cualquier socio a solicitar la disolución de la sociedad en


cualquier momento, sin invocación de causa, bastará con que manifieste expresa y
fehacientemente su voluntad a la totalidad de los socios (art. 22 lsc). si bien nada impide que el
socio se acoja a las otras disposiciones concernientes a la disolución, para el caso puntual de
las sociedades irregulares, al existir un procedimiento más sencillo que para los demás casos,
parecería poco probable que se eligiera otro camino.

una cuestión relevante en el tema bajo análisis es que si bien la lsc establece que la fecha de
disolución, será aquella en la que el socio manifestó su voluntad, ésta tendrá plenos efectos
frente a terceros a partir de su inscripción en el registro público de comercio.
pero ¿qué sucedería si los socios restantes hicieran caso omiso de la solicitud de disolución de
la sociedad irregular? ¿tendrá el socio herramientas legales para hacer valer su pretensión?
la respuesta es afirmativa. el socio deberá demandar la liquidación por trámite abreviado,
pudiendo incluir en esa demanda la rendición de cuentas pertinente contra los
administradores, solicitar su remoción e incluso intentar, llegado el caso, una intervención
judicial en la sociedad. la demanda en estudio no prescribe para el socio que notificó su
voluntad disolutoria, por entenderse que la sociedad irregular se encuentra en una situación de
liquidación desde la fecha de la notificación, no pudiendo tal estado alterarse por el solo hecho
de que no se haya entablado demanda.

otra posibilidad para la sociedad irregular es su regularización, que tiene en miras evitar la
liquidación, decisión extrema que pone fin a la existencia de la sociedad.
bastará para que la regularización tenga lugar, que los socios adopten alguno de los tipos
previstos por la lsc. para el caso, cualquiera de los socios podrá notificar fehacientemente a los
restantes de su voluntad de regularizar la sociedad.

los socios reunidos deberán aprobar la propuesta por mayoría, otorgando el debido
instrumento y cumplir con las formalidades propias del tipo societario elegido, solicitando la
inscripción en el registro público de comercio dentro de los 60 días de recibida la última
comunicación. de no cumplirse con el procedimiento mencionado, cualquier socio podrá
solicitar la disolución. ¿qué sucede si existen socios que no quieren regularizar la sociedad?
pues bien, tendrán derecho a una suma de dinero equivalente al valor de su participación, o la
restitución del bien aportado en especie, aún cuando fuese indispensable para el
funcionamiento de la sociedad.

debemos destacar que una vez regularizada la sociedad irregular, rige el principio de identidad,
no considerándose un nuevo sujeto de derecho por haber cumplido con los procedimientos
correspondientes de inscripción, no modificándose sus derechos y obligaciones, ni tampoco la
responsabilidad anterior de los socios.

unidad 5 leer canvas

unidad 6 : conceptos jurídico contables y documentación contabilidad y documentación.

desde el código de comercio, en su art. 43, se prevé la obligación para todo comerciante de
llevar registros contables de su actividad.

no es menor la importancia de cumplimentar con tales disposiciones, pudiendo resumir las


mismas en las siguientes:
1) reporta un beneficio para el tráfico mercantil ya que pone en evidencia la evolución de los
negocios del comerciante y permite la reconstrucción de su patrimonio en un momento
determinado;
2) le permite al comerciante conocer y dar seguimiento a la evolución de sus negocios;
3) en cuanto a las sociedades comerciales permite el derecho de control e información
inherente a la calidad de socio.

los libros societarios son distintos a los que deben llevar de manera obligatoria los
comerciantes, pero con las formalidades propias de los libros de comercio.

en el libro de actas de asamblea se plasman el resumen de las manifestaciones vertidas por


los socios durante las asambleas, la forma en que se ha votado el orden del día y los
resultados de esas votaciones.
en el libro de actas de directorio se transcriben resumidamente y de manera similar al
anterior, las manifestaciones y votaciones de las decisiones adoptadas en el órgano, cuyo
ámbito de actuación es la administración de la sociedad.
el libro de registro de asistencia a asambleas de accionistas registra la manifestación de
voluntad de aquellos socios que decidieron participar de la asamblea de accionistas,
comunicándolo fehacientemente en el término de tres días hábiles anteriores a la fecha
estipulada; se deja constancia de sus domicilios, documento de identidad, número de votos
con los que cuenta y la identificación de su apoderado si correspondiere.
el libro de registro de acciones, es otro de los libros que deben emplear las sociedades,
remitimos su tratamiento.
los estados contables, necesarios en la vida societaria, requieren la aprobación del directorio,
reunión en la que se tratará además la memoria del ejercicio. una vez aprobados el balance y
los estados contables adquieren los efectos jurídicos otorgados por la ley, ya que previamente
sólo revisten la calidad de meros proyectos.
el balance es una representación estática, de la situación económica, financiera y patrimonial
de la sociedad en un momento específico, que permite evaluar su composición patrimonial y
solvencia.

generalmente un balance dispone en el activo la siguiente información:


1) efectivo (caja y bancos);
2) créditos provenientes de las actividades sociales;
3) bienes de cambio (materias primas, productos en elaboración y terminados);
4) inversiones en títulos de deuda pública;
5) bienes de uso, con sus respectivas amortizaciones y
6) bienes inmateriales y todo otro concepto que deba incluirse en el activo.

respecto del pasivo, suelen incluirse:


1) deudas, separadas según su naturaleza;
2) previsiones por eventualidades;
3) rentas percibidas por adelantado y todo otro concepto que amerite figurar en el pasivo.
tanto el activo como el pasivo se clasifican en corriente y no corriente, según que el plazo de
vencimiento o realización sea inferior o superior a un año, respectivamente. ello permite saber
con cierta precisión la solvencia de una empresa.

otros rubros que integran el balance son capital social; reservas legales y utilidades de
ejercicios anteriores.

el estado de resultados complementa al balance, e informa sobre los resultados de la


actividad, sean positivos o no, que permitirá evaluar la distribución de dividendos entre los
socios y la remuneración de los administradores.
la información que surge de este documento contable es:
1) el producido de las ventas o servicios prestados, agrupados por actividad;
2) los gastos ordinarios de administración, comercialización y financiación entre otros;
3) las ganancias y gastos extraordinarios del ejercicio en cuestión;
4) los ajustes por ganancias y gastos de ejercicios anteriores.
se complementa con el estado de evolución del patrimonio neto, donde se incluyen las
causas de los cambios acaecidos a lo largo del ejercicio en el patrimonio neto, permitiendo a
su vez comparar la evolución de dicho patrimonio en el ejercicio en relación con ejercicios
anteriores.

si la información de los balances no fuese suficiente para poner de manifiesto la situación


económica, financiera y patrimonial de la sociedad, podrán prepararse a tales efectos notas
complementarias y cuadros anexos, donde por lo general surge información que viene a
completar los anteriores estados contables..

finalmente tenemos la memoria del ejercicio, que forma parte de los estados contables,
dando detalle de las operaciones realizadas y a realizarse. básicamente informa sobre la
situación presente y futura de la sociedad dando las razones del caso.

unidad 7: remoción e intervención judicial del órgano de administración.

el principio general relativo al régimen de remoción de los administradores es la libertad de


los socios de elegir a la persona que consideren más idónea para que tenga bajo su
responsabilidad la administración del patrimonio social.

basándonos en tales afirmaciones diremos que la remoción puede proceder sin invocación de
causa, cumpliendo sólo el recaudo de lograr las mayorías necesarias.

en las sociedades de interés, y teniendo presente lo manifestado, se podrá establecer


libremente la necesidad de justa causa para la remoción de los administradores.

en las sociedades de responsabilidad limitada, podrá limitarse la libre revocabilidad de los


administradores cuando la designación de éste haya sido condición expresa de constitución.

en las sociedades anónimas el estatuto no podrá restringirla, la designación será revocable


exclusivamente por la asamblea, sin perjuicio de que cualquiera de los accionistas puedan
solicitar la remoción con causa de ellos a través del juicio abreviado correspondiente, que
deberá tramitarse contra la sociedad y los directores cuya remoción se pretende.

la gestión de los administradores sin dudas puede suscitar una serie de conflictos que, atento
la complejidad del caso, ameriten la solicitud de intervención judicial.

la lsc parecería limitar dicha posibilidad a los supuestos de mala administración de la sociedad,
como complemento de la acción de remoción, protegiendo de esta manera a los socios, hasta
el dictado de la sentencia definitiva.

ahora bien, no se puede desconocer que el supuesto descripto es el más frecuente, pero que
sin dudas existen otros casos en los que la intervención judicial se vuelve necesaria, aún
independientemente de la acción de remoción.

destaquemos que la medida bajo estudio reviste carácter cautelar, por lo que procede inaudita
parte, a los fines de que la sociedad no adopte medidas que frustren o vuelvan ilusorias la
futura sentencia.

los legitimados para solicitar la medida son los socios, los síndicos, la inspección de personas
jurídicas y los acreedores de la sociedad. para su procedencia se deberá acreditar la
existencia de un peligro grave e inminente para la sociedad, el agotamiento de los recursos
previstos en el contrato social y la promoción de la acción de remoción del mal administrador
(art. 114 lsc).

el art. 115 lsc nos indica cuales son las clases de intervenciones previstas en el cuerpo legal,
yendo desde el desplazamiento total de los administradores, reemplazados por un interventor
judicial, hasta la designación de un veedor, cuya misión simplemente es controlar la gestión de
los actuales administradores y mantener informado al juez.

existe asimismo una figura intermedia que es la del coadministrador, quien no sustituye al
administrador actual, sino que tiene intervención en la administración social, debiendo prestar
en algunos casos expreso consentimiento para que la decisión sea adoptada.

la primera de las clases tratadas es la que reviste mayor gravedad y sólo se justifica en
aquellos casos en que el patrimonio de la sociedad corre grave riesgo, como por ejemplo en
los casos que los administradores realizaren maniobras fraudulentas que perjudicaren
sustancialmente a la sociedad. el interventor deberá desempeñar sus funciones de manera
personal, no pudiendo delegarlas, cumplimentando de esa manera con las disposiciones de la
providencia que lo designe.

su conducta se rige por lo dispuesto en los artículos 59, 271 a 273, relativos a las
responsabilidades de los administradores.

hemos referido anteriormente que se trata de una operatoria cautelar, por lo que deben
configurarse todos los supuestos de los códigos de rito, en especial la prestación de
contracautela suficiente, ante la eventualidad de que su solicitud fuese infundada y se
debiesen reparar eventuales daños y perjuicios a la sociedad.

unidad 8: reorganización societaria, disolución y liquidación

reorganización societaria.
la reestructuración de las sociedades es un fenómeno que cada vez se presenta con mayor
frecuencia, atento la globalización y la dinámica de los negocios en general.

la transformación consiste en la adopción por parte de la sociedad de un tipo distinto al


adoptado originariamente, debiendo someterse al régimen de la nueva forma societaria
adoptada, liberándose de las disposiciones que regían el tipo anterior.

con la transformación no se produce la disolución de la sociedad transformada, sino que


supone la continuación de dicho organismo pero con modificaciones en su forma.

estamos frente al mismo sujeto jurídico que abandona una forma vieja, para asumir una nueva,
manteniéndose las relaciones jurídicas preexistentes en el mismo estado en que se hallaban
con anterioridad a la transformación.

el proceso de transformación en nada puede afectar a los terceros, que resultan ajenos,
siguiendo de esta manera los lineamientos del art. 1195 del código civil.

es por este motivo que la lsc mantiene la responsabilidad asumida por los socios con
respecto a las obligaciones que resultaren anteriores a la transformación, así lo dispone el art.
75 de la lsc.
los requisitos que deben cumplimentarse a los fines de la reorganización bajo análisis
consisten en:
1) el acuerdo unánime de los socios, salvo pacto en contrario;
2) balance específico de transformación, cuya fecha deberá ser anterior al acuerdo que los
socios que resuelvan la transformación, deberá cerrarse en una fecha que no exceda de un
mes a la del acuerdo y puesto a disposición de los socios con no menos de quince días de
antelación al acuerdo de transformación;
3) otorgamiento del acto que instrumente la transformación, que debe hacerse a través de los
órganos competentes de la sociedad que se transforma y la concurrencia de los nuevos
otorgantes, dejando expresa constancia de los socios que se retiran, capital que éstos
representan y cumplimiento de las formalidades del nuevo tipo societario; de esa manera todo
el proceso queda debidamente documentado, ya que el acuerdo de transformación modifica el
originario contrato social;
4) cumplir con las publicaciones de edictos pertinentes a los fines de la publicidad del acto y
5) inscripción del mismo en el registro público de comercio.
dado que la transformación importa una modificación en el contrato social originario, los socios
tienen el derecho de receso propio de su calidad. decidido el ejercicio de este derecho
debemos recordar que procederá solamente para aquellos socios que hayan votado en contra
de la transformación y aquellos que se encontraban ausentes al momento de su tratamiento,
debiendo ejercerse dentro de los quince días de adoptado el acuerdo de transformación.
al momento de su salido, el socio tendrá derecho al reembolso de su participación societaria,
utilizando a tales fines el balance especial de transformación, los socios que decidan
permanecer en la nueva sociedad tendrá derecho de preferencia sobre las participaciones de
los recedentes, salvo pacto en contrario (art. 79 lsc).

¿qué sucede si los socios deciden dejar sin efecto la transformación? mientras no haya sido
inscripto el acto en el registro público de comercio, no hay mayores inconvenientes; si
aconteció la publicación de edictos, deberá realizarse una nueva a los fines de cumplir con la
publicidad pertinente.

por otro lado ¿puede caducar el acuerdo de transformación? la respuesta es afirmativa. en


efecto si los socios no inscriben el acuerdo en el plazo de tres meses, queda sin efecto, con la
sola excepción de que el plazo se excediera por el normal cumplimiento de los trámites
correspondientes.

la fusión es otra de las formas de reorganización societaria y tiene lugar cuando dos o más
sociedades se disuelven sin liquidarse para formar una nueva sociedad o cuando una
sociedad ya existente incorpora o absorbe a otra, que sin liquidarse se disuelve.

tiene por objeto la transferencia universal del patrimonio, sea a la nueva sociedad, en el primer
caso, sea a la sociedad absorbente.

esta es la diferencia principal que existe respecto de la transferencia de fondos de comercio,


donde existe una transferencia parcial de bienes.
es por ello, que no cumplen idénticas funciones ni gozan de los mismos efectos, sin que
puedan ser comparados bajo ningún aspecto.
ello en cuanto al transferirse el fondo de comercio el adquirente asume el activo, pero no el
pasivo del establecimiento, salvo que se pacte lo contrario.
es así que la transferencia no implica la extinción de quien lleva a cabo la enajenación,
pudiendo continuar en su personalidad jurídica.
ya hemos analizado que es lo que implica la operatoria de fusión, valga destacar que para que
pueda llevarse adelante los sujetos intervinientes deberán estar constituidos regularmente,
debiendo tratarse exclusivamente de sociedades comerciales salvo la incorporación a una
sociedad comercial de una sociedad civil.

cabe preguntarse a este punto ¿cuáles son los motivos y factores que deben tenerse en
cuenta en las operaciones de fusiones y adquisiciones?

el siguiente artículo nos trae algunas respuestas.


artículo publicado en el diario comercio y justicia, de fecha 1º de octubre de 2007, córdoba,
argentina. como decidir la compra de una empresa por sebastián vanella Odino

introducción
la realidad de las empresas y sociedades comerciales se presenta dinámica, en un panorama
que ofrece distintas alternativas para generar nuevos negocios de manera permanente. el
éxito de las mismas no sólo depende de la capacidad de los directivos o gerentes, sino
también de un asesoramiento profesional serio y responsable. podemos decir que esta
diligencia se acentúa, para todos los intervinientes, de manera particular a la hora de adquirir
una empresa en marcha.
distinguimos el concepto empresa del de sociedad, entendiéndola como una organización de
capital y trabajo para la producción o tráfico de bienes o la prestación de servicios,
organización en la que el empresario (ya sea una persona física o de existencia ideal) provee
el capital, tiene la dirección y asume el riesgo económico de la explotación (1). diremos
entonces que una empresa se considera en marcha cuando cambiando su titularidad, continúa
con el giro normal de sus negocios. en el presente trabajo analizaremos cuales son los
primeros pasos de este interesante camino.
tomar la decisión correcta la adquisición de empresas puede encontrar su fundamento en
distintos motivos: el primero de ellos suele ser la generación de valor, donde básicamente el
adquirente considera que una empresa no está siendo aprovechada en todo su potencial y
decide adquirirla para, con su experiencia, volverla mayormente eficiente, generando
ganancias; otro motivo para realizar esta operatoria suele ser la disminución de costos que
podría generarse al incorporar la nueva empresa (logrando por ej. una integración vertical) o la
utilización de quebrantos impositivos disponibles de ésta última, que serían aprovechados en
la operación. sin embargo, es común (y muy peligroso), que quienes tienen el poder de
decisión para encarar la compra de una empresa en marcha, lo hagan por motivos
equivocados, lo que acarrearía no sólo la pérdida de la inversión, (generalmente de
importancia ya que se paga, además del precio, la denominada “prima de control” o “valor
llave”), sino también la imposibilidad de generar las ganancias pretendidas. sólo recordaremos
a los fines de no exceder el objeto del presente que los mecanismos de adquisición pueden
ser la transferencia de acciones o cuotas sociales, o bien el mecanismo de la ley 11.867,
relativa a la transferencia de fondos de comercio.
algunos de los motivos por los que una adquisición puede considerarse como equivocada son
(2): cuestiones de ego: salvo que coexista con razones legítimas y racionales, mezclar el ego
con los negocios suele ser negativo. mero posicionamiento geográfico: a menos que los
clientes realmente existan, realizar una compra para demostrar expansión geográfica, puede
no ser una buena decisión. “más grande es más lucrativa”: el tamaño por sí solo no genera
beneficios. no contar con un management calificado: si las empresas no cuentan con un
management adecuado, la compra, por sí sola, no lo generará, por lo que no es conveniente
apoyar una operación en estas circunstancias. pérdida de personal clave: es conveniente
previo a realizar la operación, contar con el apoyo del personal clave, o bien considerar su
alejamiento para evaluar la conveniencia o no de la compra. due diligence inadecuada: si bien
toda due diligence es relativa en cierto punto, se deberá tener particular cuidado en aspectos
esenciales para el comprador, evitando en lo posible que surjan los denominados “pasivos
ocultos”. no haber pactado convenios de confidencialidad y/o de exclusividad: el primero de
gran importancia a la hora de intercambiar información interna, financiera o de cualquier otra
naturaleza, ya que la operación puede no llegar a concretarse, habiendo “mostrado nuestras
cartas” a un competidor. el segundo importante para negociar en un ámbito de tranquilidad, sin
la intervención de terceros interesados, que podría incidir en el precio o en las condiciones de
la compra. pérdida de clientes: puede que algunos clientes no sean entusiastas con la
operación y busquen otros proveedores.
evaluación de la empresa a adquirir una vez que hemos tomado la correcta decisión de
realizar la compra de una empresa en marcha, debemos localizar nuestra compañía target,
respecto de la cual deberemos evaluar particularmente su situación jurídica institucional, el
resultado de la auditoria de sus activos y pasivos y su situación en el mercado y contexto
social.
situación jurídica institucional: el objeto de este análisis consiste en una evaluación formal de
la empresa, relevando toda la información sobre el cumplimiento de las normas vigentes y de
la ley en general. además se realiza un análisis legal de su situación patrimonial (por ej.
medidas cautelares). algunos de los puntos a considerar en este análisis son: el cumplimiento
de normas societarias, previsionales, laborales, sobre higiene y seguridad del trabajo, análisis
de los juicios de la empresa, medidas cautelares, estudio de títulos, seguros, enfermedades
profesionales, etc.
auditoria de activos y pasivos: esta etapa tiene un doble objetivo. por un lado verificar la
existencia y asiento en el patrimonio de la empresa a adquirir de todos los bienes y de todas
las obligaciones que componen su activo y pasivo respectivamente, con especial cuidado de
que éstos hayan sido valuados siguiendo principios generalmente aceptados y las
disposiciones específicas establecidas por las normas vigentes que resulten aplicables. por el
otro confeccionar un balance especial que servirá como base de la negociación, recordando
que éste se diferencia de un balance formal auditado porque tiene en cuenta los valores de
mercado a la hora de evaluar los activos.
situación de mercado y contexto social: el objeto de esta etapa es ubicar el lugar que ocupa la
empresa desde el punto de vista de su actividad comercial. pondremos entonces énfasis en
analizar el mercado presente y el potencial desarrollo del mismo, su estructura de costos, sus
fuentes de aprovisionamiento y financiamiento, su evolución y perspectivas económicas e
impositivas, etc. sin dudas, también la imagen que tiene la empresa adquiere relevancia, por lo
que deberemos interpretarla desde el punto de vista interno (directores, dueños, trabajadores)
y externo (proveedores, clientes, bancos, competencia, etc.). se tendrán también en cuenta el
estado de sus instalaciones, equipos y maquinaria, nivel tecnológico comparado y la
capacitación de la mano de obra empleada, entre otros.
(1) otaegui, julio c: concentración societaria – ed. abaco - 1984
(2) donald h. oppenheim: will you survive big? twelve merger pitfalls – law practicemanagement
july/august 2000
el primer paso para llevar adelante este complejo proceso consiste en la firma del acuerdo
preliminar o previo de fusión, donde tiene lugar un proceso denominado due diligence, que
cumple las funciones de auditoría a los fines de evaluar en términos precisos la operatoria que
se pretende. al respecto acercamos las reflexiones del siguiente artículo.
publicado en la página www.infobaeprofesional.com.ar el día miércoles 17 de septiembre de
2008
¿qué aspectos legales deben auditarse en los procesos de due diligence?
en la actualidad, las fusiones y adquisiciones de empresas se multiplican y hacen de estos
estudios una pieza fundamental para decidir la compra de una firma.
expertos explican cuestiones clave que deben investigarse y remarcan contingencias que
deben ser evaluadas antes de concretar la operación la proliferación de fusiones y
adquisiciones de empresas (m&a, por sus siglas en inglés) hace que en la actualidad los
procesos de due diligence (dd) adquieran una singular importancia al momento de decidir la
compra de una compañía. en este contexto, los expertos advierten sobre el rol de estos
procesos y las cuestiones clave que en ellos deben auditarse. puntos importantes
• la proliferación de fusiones y adquisiciones hace que los procesos de due
diligence adquieran una singular importancia al momento de decidir la compra de
una compañía.
• los expertos indican que una de las cuestiones que más interés despiertan en
estos procesos son el control de la normativa cambiaria y las contingencias
ambientales • especialistas explican qué información buscar en un proceso de due
diligence.
los especialistas destacan que los dd son una herramienta de gran utilidad y que se
implementan en la etapa previa a la decisión de la compra o fusiones de empresas.
constituyen una “radiografía” que permite detectar los pasivos, juicios y contingencias que
poseen las compañías.
en la actual transferencia de negocios hay que puntualizar “aquellas contingencias de última
generación como las de naturaleza ambiental, tributarias, la responsabilidad por los daños
causados a los consumidores, y aquellos litigios o arbitrajes de mediana y gran complejidad,
los cuales resultan adicionalmente relevantes por los costos derivados de la sustanciación de
dichos procesos”, sostuvo rodolfo papa, abogado y profesor de la universidad austral.
papa indicó que la identificación de este tipo de contingencias “debe realizarse en el marco de
un proceso de dd, bajo el cual asesores legales y auditores contables e impositivos del
proyectado comprador puedan desarrollar una completa investigación respecto al estado de
los activos y pasivos del negocio objeto de la operación”, añadió.
hay que recalcar que la argentina ha registrado importantes niveles de inversión en
operaciones de m&a. así, y de acuerdo a un informe de pricewaterhouse coopers (pwc), el año
pasado se verificaron en el país fusiones y adquisiciones por u$s11.152 millones.
“la estructuración de un proceso de dd resulta clave en el normal desenvolvimiento de este tipo
de negocios corporativos, en atención a que la detección de contingencias le posibilitaría al
comprador establecer anticipadamente los mecanismos de “protección contractual”.
necesarios ante la inversión a ser realizada como consecuencia de su ingreso al negocio en
marcha”, recalcó papa.
radiografía vanina caniza, socia de baker & mckenzie, indicó que el proceso de dd es una
“radiografía” de una empresa que sirve para identificar las contingencias de la sociedad
target y permite negociar mejor el valor de entrada de la compañía que se pretende adquirir.
es por eso que la especialista lo comparó, salvando las distancias, con “llevar el auto al
mecánico cuando uno quiere comprar un automóvil usado”.
caniza puntualizó que los aspectos que deberán auditarse en el dd dependerán
fundamentalmente del rubro y negocio de la compañía que se pretenda comprar.
así, advirtió que si la transacción involucra una empresa dedicada a la exportación de
productos será muy importante fiscalizar el cumplimiento de la normativa de control de
cambios “que es mucha y establece sanciones severas”.
también agregó que las contingencias ambientales son importantes, ya que en los últimos
años las normas se han vuelto muy rigurosas y las penalidades en caso de incumplimientos
son muy altas.
la especialista añadió que la parte regulatoria del dd será sumamente importante si el negocio
se encuentra regulado y afirmó que también adquieren trascendencia las cuestiones
vinculadas con el régimen de defensa de la competencia en la hipótesis en que el
comprador tenga otras actividades en el mercado local.
los nuevos rubros “además de los tópicos tradicionales, creo que es importante prestar
atención a asuntos tales como la entrega de toda la documentación relevante de la compañía,
tanto en soporte materia como informático; y las relaciones con sociedades vinculadas,
controladas o controlantes, que pueden generar obligaciones a largo plazo”, dijo leandro
caputo, asociado a m & m bomchil.
el especialista agregó que también deberán auditarse aquellas cuestiones relacionadas con la
reforma de la ley de defensa del consumidor, que ha agravado sustancialmente las multas
y daños; así recomendó revisar la política de información a los consumidores, el cumplimiento
de las ofertas indeterminadas y de garantías.
finalmente, caputo añadió que “no puede obviarse el tema ambiental que abarca un espectro
amplio que va desde la correcta habilitación de la planta hasta la estabilidad de la relación con
ciertos proveedores, como por ejemplo los que reciben residuos”, señaló.
aspectos relevantes
siro astolfi, socio de bruchou, fernández madero & lombardi, indicó al momento de decidir la
operación, las empresas compradoras deben tener cuidado con posibles transgresiones de la
normativa sobre control cambiario.
"al momento del dd se debe tener presente si la empresa vendedora ha liquidado
correctamente las divisas por ventas de exportación; si cumplió con los encajes o con el
deber de información requerido por el banco central”, afirmó.
y aconsejó revisar los precios de transferencia. “es común que las empresas realicen
operaciones intercompany con subsidiarias. en estos casos, la afip y la aduana requieren que
esas compañías encomienden estudios de precios de transferencia donde se establezca que
esas operaciones fueron concertadas a precio de mercado”, agregó.
“en caso de no contar con esos estudios, la sociedad adquirente podría quedar expuesta a
multas o sanciones”, concluyó astolfi.
minimizar contingencias iván di chiazza, integrante de beccar varela, dijo que una de las
cuestiones principales a tener en cuenta en estas operaciones es que el comprador pueda
minimizar determinadas contingencias, como pasivos ocultos y eventuales conflictos con
accionistas minoritarios.
el especialista aclaró que esas deudas no exteriorizadas se encuentran relacionados en forma
directa con el flujo de información que la empresa vendedora coloque a disposición del
comprador: a menor información mayor será la posibilidad de detectar reclamos comerciales
de proveedores, deuda financiera o impositiva.
continuando con el acuerdo previo de fusión, éste deberá contener: 1) los motivos de la
fusión y los objetivos pretendidos; 2) balances especiales de fusión; 3) la relación de cambio
entre las participaciones sociales, cuotas sociales o acciones, esta operación es muy
importante ya que determina la participación en el capital social de la nueva sociedad o de la
absorbente; 4) proyecto de nuevo contrato social o modificaciones del contrato de la
absorbente.
remitimos a la bibliografía curso de derecho societario, r. nissen, ed. ad hoc. bs. as. 1998, pág.
295/297 para el pertinente detalle del procedimiento. nos limitaremos a mencionar que luego
del mismo se otorga el acuerdo definitivo de fusión, que deberá contener: 1) las
resoluciones aprobatorias de la operación; 2) la nómina de socios que hayan ejercido el receso
y el capital que éstos representen en la sociedad; 3) la nómina de los acreedores que
habiéndose opuesto hubieren sido garantizados y de los que consiguieron embargo
preventivo; 4) la agregación de los balances especiales y balance consolidado de las
sociedades que se fusionan. luego de ello se procede por último a la inscripción del acuerdo
definitivo de fusión en el registro público de comercio, lo que torna la operación oponible a
terceros.
el compromiso previo de fusión podrá revocarse por cualquiera de los intervinientes, si no se
obtuvieran la totalidad de las resoluciones que aprueben la operación, en el término de tres
meses desde la suscripción del mismo. asimismo el acuerdo definitivo podrá rescindirse por
cualquiera de las sociedades, siempre que exista causa justificada, pudiendo ejercerse esta
facultad hasta el momento de la inscripción en el registro público de comercio. la demanda de
rescisión se interpondrá en la jurisdicción del acuerdo definitivo y se tramitará como juicio
abreviado.
la escisión, que es otra de las formas de reorganización societaria, puede presentarse de
distintas formas: 1) escisión incorporación o con absorción, se presenta cuando una sociedad
sin disolverse destina parte de su patrimonio a otra sociedad que ya existe; b) fusión escisión,
cuando una sociedad participa con otra en la creación de una nueva sociedad con parte de sus
patrimonios, en este supuesto los socios de ambas sociedades pasan a ser socios de la nueva
sociedad; c) escisión propiamente dicha, entendiéndola como aquellas en la que una sociedad
destina parte de su patrimonio par la creación de una nueva sociedad o varias de ellas; 4)
escisión división, donde una sociedad se disuelve sin liquidarse para constituir nuevas
sociedades con la totalidad de su patrimonio. salvo el supuesto de escisión división no existe
en este tipo de operación una transferencia universal de bienes, lo que la diferencia netamente
de la fusión, que ya hemos tratado. el supuesto de excepción mencionado es considerado
como el tipo más puro de escisión, ya que lleva a la formación de dos o más sociedades
nuevas, dividiendo el activo de la escindente, que se disuelve sin liquidarse, y en ese estado
se produce la entrega del patrimonio a las nuevas sociedades, donde cada una recibe su parte
a título universal. los accionistas de la sociedad desmembrada reciben la participación
accionaria que les corresponde de la nueva sociedad, a cambio de sus acciones en la
escindente, adjudicándoselas directamente. ¿podrán adjudicarse acciones entre los socios de
la nueva sociedad que no respeten las participaciones en la escindente? la respuesta es
afirmativa, siempre que exista el consentimiento expreso de todos los socios, ya que de otra
manera se estarían avasallando sus derechos. salvo para el supuesto de escisión fusión, que
sigue las disposiciones propias de la fusión, los requisitos de la escisión son: 1) resolución
aprobatoria de la escisión del contrato social o estatuto de la sociedad escisionaria, la reforma
del contrato o estatuto de la escindente en su caso y el balance especial de escisión, que
sigue lo dispuesto por el art. 83 inc. 2 lsc, relativo a la fusión; 2) la resolución aprobatoria que
deberá incluir la atribución de las partes sociales, o acciones de la sociedad escisionaria a los
socios o accionistas de la escindente, en proporción a las participaciones en ésta; 3)
cumplimentar con las publicaciones pertinentes; 4) otorgar el debido plazo de para que los
acreedores ejerzan su derecho de oposición, similar a lo dispuesto para la fusión; 5) inscribir la
operación en el registro público de comercio.
resolución parcial, disolución y liquidación de las sociedades comerciales.
desde ya anticipamos que la técnica legislativa que trata bajo un mismo título a la resolución
parcial y a la disolución, incurre en error, toda vez que no son institutos ni complementarios, ni
compatibles, sino por el contrario son contrapuestos. la resolución parcial, en efecto, importa
la desvinculación del socio, siguiendo los restantes con la actividad propia de la sociedad.
opera generalmente cuando existe reducción en el elenco de los integrantes de la sociedad,
modificándose el contrato constitutivo, pero sin afectar a la sociedad. los supuesto que quedan
encuadrados en este ítem son la muerte, exclusión o retiro voluntario de los socios; los dos
primeros se encuentran regulados en la lsc en los artículos 90 a 93, mientras que el retiro del
socio no está contemplado y debemos remitirnos al art. 1197 del código civil, en concordancia
con el art. 89 lsc. si bien la inclusión de cláusulas que habiliten el retiro voluntario no es del
todo frecuente, podemos recurrir a ellas sin ningún tipo de impedimento legal. no existe la
necesidad de invocar causa, ya que se trata de una decisión unilateral del socio, pero para el
caso deberá existir una cláusula expresa que habilite dicha posibilidad en el contrato social.
la muerte de un socio, como dicho, constituye un supuesto de resolución parcial, que tiene
distintos efectos según la sociedad que haya integrado. en las sociedades colectivas y en
comandita simple, resuelve parcialmente el contrato, pero es lícito pactar la continuidad de la
sociedad con sus herederos; en las sociedades de capital e industria y accidentales o en
participación resolverá el contrato, no pudiendo los herederos ingresar a la sociedad, pero
teniendo derecho a percibir el valor de la participación correspondiente; en las sociedades de
responsabilidad limitada debemos estar atentos al contrato constitutivo, si existe silencio
deberá entenderse que la sociedad se resuelve parcialmente, sin embargo podrá preverse
expresamente la incorporación de los socios, con las salvedades del caso; por último en las
sociedades anónimas, nunca se resolverá el contrato, lo mismo sucede para el socio
comanditario de las sociedades en comandita por acciones.
continuando con nuestro análisis veremos el supuesto de exclusión del socio, remedio
societario utilizado contra aquellos socios que no cumplen con sus obligaciones sociales,
aunque también procede para los casos de inhabilitación, incapacidad, quiebra o concurso
preventivo del socio. a pesar de lo mencionado, algo debe quedar sumamente claro, aún
cuando se aplica como sanción, la exclusión nunca podrá privar al socio del valor de su
participación y del lucro generado.
para que proceda la exclusión, bastará con que haya existido un grave incumplimiento de las
obligaciones, ello por sí mismo habilitará el camino judicial, ya que el juez es el único que
decide la exclusión, no los socios, con la sola excepción del art. 37 lsc. además de las
causales expuestas en el art. 91 lsc, la jurisprudencia ha establecido las siguientes: 1)
distracción del patrimonio social en beneficio personal del socio; 2) incumplimiento del deber
de colaboración para la adopción de acuerdos imprescindibles para la sociedad; 3)
perturbación del normal funcionamiento de la sociedad; 4) oposición sistemática a todas las
iniciativas; 5) notoria inconducta que afecte a la empresa; 6) inasistencia permanente en un
sociedad de dos socios.
la decisión social de la exclusión y la promoción de la demanda deben producirse en el término
de los 90 días contados desde que se tomó conocimiento del hecho que motiva la exclusión.
respecto del plazo mencionado, analicemos el siguiente archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online
05/ 09/ 2006 rdco_jur_anotada_d.zip 21_janot.txt; citar lexis nº 0021/000612 género:
jurisprudencia anotada; título: el plazo de extinción del derecho en la exclusión de socio
autor: vázquez ponce, héctor o.; fuente: rdco 1987-649
sociedades (en general) - 15) resolución parcial - d) exclusión del socio comentario a:
- c. nac. com., sala a, 23/12/1986 - establecimiento galvanotécnico amalfi s.r.l. v. viglione,
juan j., acerca de la materia señalada en el título, el fallo que comentamos establece: a) que el
derecho a obtener la exclusión del socio se extingue por su falta de ejercicio dentro del plazo
de noventa días que fija el art. 91 de la lsc., pues se trata éste de un plazo de caducidad (por
lo que no son aplicables las normas sobre prescripción; ver, al respecto: guillermo a. borda,
"tratado de derecho civil", perrot, bs. as., 1980, t. ii, p. 406, n. 1238; manuel aráuz castex,
"derecho civil", ed. cooperadora de derecho y ciencias sociales, bs. as., 1974, parte general, t.
ii, ps. 494/5, n. 2043 y 2044); b) que la exclusión debe ejercerse judicialmente.
la cuestión que menciona el fallo, pero que no decide atento a las circunstancias especiales de
la causa, es la del momento a partir del cual debe contarse el mencionado plazo de caducidad
(a partir de la fecha en que se conoció el hecho justificativo de la exclusión del socio o desde
que lo considera algún órgano societario). por nuestra parte, al respecto, compartimos la
opinión de escuti, quien sostiene que el plazo de caducidad del art. 91,, lsc., se computará en
forma distinta según el sujeto de derecho que intente la acción; así, para la sociedad,
empezará a correr desde el momento en que lo conozca alguno de sus órganos, sea el de
gobierno, sea el de administración y representación, y para los socios, desde el momento en
que ellos individualmente lo conozcan, sea directamente o por medio de la sociedad (ignacio
a. escuti [h], "receso, exclusión y muerte del socio", depalma, bs. as., 1978, p. 75, n. 6).
respecto de las dos cuestiones que resolvió el fallo, es decir, la determinación de que el plazo
de 90 días que establece el art. 91 , lsc., es de caducidad y de que la exclusión debe ejercerse
judicialmente, hemos computado en concordancia con el fallo que comentamos, la siguiente
doctrina: isaac halperin, "sociedades de responsabilidad limitada", depalma, bs.
as., 1972, p. 295; enrique zaldívar y otros, "cuadernos de derecho societario", abeledoperrot,
bs. as., 1976, t. iii, vol. iv, ps. 217/8, n. 57.5.7.3. y 57.5.8. y p. 214, n. 57.5.6.; alberto v. verón,
"sociedades comerciales", astrea, bs. as., 1983, ps. 161 y 163; ignacio a.
escuti (h), "receso, exclusión y muerte del socio", depalma, bs. as., 1978, p. 75, n. 6; martín
arecha y héctor m. garcía cuerva, "sociedades comerciales", depalma, bs. as., 1981, p. 152;
fernando h. mascheroni, "manual de sociedades de responsabilidad limitada", cangallo, bs.
as., 1976, ps. 265/6.
por su parte, la jurisprudencia también fue uniforme al respecto y concordante con el fallo que
comentamos. así, hemos computado: c. nac. com., sala a, 14/8/1979, in re "roth, josé f. v
baulies, carlos f.", con resumen de la parte pertinente en "ley de sociedades comerciales",
manuales de jurisprudencia la ley, t. 2, p. 202; c. nac. com., sala b, 24/8/1979, in re "mantra
s.r.l. v. sánchez, carlos j.", con resumen de la parte pertinente en "ley de sociedades
comerciales", manuales de jurisprudencia la ley, t. 2, p. 203, n. 176.508; 1ª instancia juzgado
civil y comercial de rosario, firme, 17/5/1978, in re "distribuidora ya s.r.l. v. scarabino, gerardo r.
f." , en ja 982-iv-578.
como vemos, tanto la doctrina como la jurisprudencia han sido uniformes y concordantes con
el fallo que comentamos respecto de las cuestiones que decidió y que hemos destacado--
1987.
la acción judicial de exclusión podrá ser promovida por: 1) representante legal de la sociedad;
2) representante ad hoc o por nuevo representante, si el socio excluido reviste carácter de
administrador en forma exclusiva; 3) síndico, cuando estuviera prevista la existencia de ese
órgano de control; 4) cualquiera de los socios, cuando la asamblea no se haya pronunciado o
haya resuelto en contra de la promoción, siempre que haya votado a favor de la exclusión. es
importante no olvidar que la acción de exclusión corresponde a la sociedad, aunque sea
promovida por alguno de los socios, según hemos analizado. si el socio resulta excluido, se
producen los efectos propios de las modificaciones al contrato social, debiendo cumplir con las
inscripciones correspondientes en el registro público de comercio, a los fines de su
oponibilidad frente a terceros, el instrumento a inscribir será la propia sentencia. los efectos
que produce la sentencia surgen del art. 92 lsc, remitiéndonos para el caso a la bibliografía
curso de derecho societario, r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. 1998, pág. 281.
por otro lado, la disolución de la sociedad, a diferencia de la resolución parcial, implica el
punto final de su existencia, en consecuencia se dejan de realizar las actividades propias de su
objeto social, para dedicar sus esfuerzos a la venta de los bienes sociales, para de esa
manera cancelar el pasivo y repartir el remanente, si existiere, respetando la medida de la
participación de los socios. es un momento en el que se detiene el cumplimiento del objeto
social y se dedican los esfuerzos a concluir las relaciones pendientes de la sociedad. es la
primera etapa del proceso de liquidación, sin importar ello el cese intempestivo de las
actividades ni la pérdida de la personalidad jurídica, que se mantiene todo a lo largo del
proceso de liquidación. es importante tener presente que la sociedad perderá el carácter de
sujeto de derecho sólo con las inscripción de la cancelación de la inscripción en el registro
público de comercio. las causales de disolución se encuentran previstas en el art. 94 lsc,
siendo algunos de ellos: 1) la decisión de los socios, expuesta expresamente por medio del
órgano de gobierno o a través de conductas de los socios que revelen la falta de voluntad de
mantener el contrato social; 2) cumplimiento del plazo por el cual se constituyó la sociedad; 3)
cumplimiento de la condición a la que se hubiese subordinado su existencia; 4) pérdida del
capital social, 5)reducción a uno del número de socios, si no se incorporasen nuevos en el
término de tres meses.
la enumeración del art. 94 no es taxativa, pudiendo los socios prever estatutariamente otras
causales no contempladas en la lsc (art. 89). recordemos lo visto previamente en este módulo
1 referido a la prórroga y reconducción de la sociedad. la disolución podrá solicitarse
judicialmente, teniendo la sentencia efecto retroactivo al día que se presentó la causa que
motivó su solicitud.
dicha solicitud se tramita por juicio abreviado, debiendo ser citados todos los socios, quienes
deberán actuar formando un litisconsorcio necesario. ¿qué sucede en los casos de que
producida una causal resolutoria la sociedad ignora o es remisa a las mismas? en dichos
supuestos nace para el socio o accionista el derecho el derecho de solicitar la disolución por
vía judicial, teniendo efecto retroactivo al día en que tuvo lugar la causa generadora. esta
retroactividad permite sancionar a los administradores y socios por las consecuencias,
responsabilizándolos de manera solidaria e ilimitada (art. 99 lsc). ¿quién puede pedirla? por
supuesto los socios o accionistas , ya que de esa manera lograrán el reembolso de sus
participaciones, pero también tiene facultades para hacerlo el órgano administrativo de control.
respecto de la legitimación pasiva, parte de la doctrina entiende que debe entablarse demanda
contra la sociedad y los socios, formando un litisconsorcio necesario; otros entienden que
basta con citar a la totalidad de los socios. ahora bien la sentencia judicial que se dicte
acogiendo la demanda sólo tiene por efecto declarar operada la disolución de la sociedad, a la
fecha de la causa generadora, pero su registración es necesaria para la oponibilidad a
terceros, ello se cumplimenta con la debida inscripción en el registro público de comercio.
resuelta la disolución, el siguiente paso es la liquidación de la sociedad, donde se venden los
bienes sociales para pagar las obligaciones pendientes y los gastos de liquidación,
quedando el saldo en poder de los socios. el procedimiento liquidatorio no es
instantáneo, sino que se desarrolla en un determinado período, suficiente para realizar
el activo y cancelar el pasivo, podrán venderse los bienes por separado o como
integrantes de una totalidad. el proceso tiene en cuenta fundamentalmente la protección
de los terceros, no tanto de los socios. si el pasivo social quedara insatisfecho se hará
responsable de manera solidaria e ilimitada a los administradores de la sociedad, sobre
quienes cae el deber de conservar el activo de la sociedad y el destino de los bienes
que lo integran. dicha responsabilidad se extenderá a los síndicos, si fuera el caso, por
los mismos motivos. ahora bien, salvo disposición contractual o los casos de excepción,
la liquidación corresponde al órgano de administración en funciones al momento de la
liquidación, puede acontecer también que se designe en el contrato social otra persona
distinta a éstos, en cuyo caso la designación procederá por mayoría simple en
asamblea o reunión de socios, a celebrarse dentro de los 30 de que ha acontecido la
causal de disolución. ¿qué sucede si no el órgano de administración no lleva adelante
las conductas correspondientes o no convoca a la asamblea para su designación? en
este caso cualquier socio, independientemente de su participación social, podrá exigir al
juez la designación de un liquidador, habiendo incurrido los administradores en un
incumplimiento de sus funciones, quedando allanado el camino para la solicitud de su
remoción y desplazamiento. ¿cuál sería la situación si los liquidadores no aceptaran el
cargo? se podrá requerir una nueva designación, por cualquiera de los procedimientos
mencionados. es importante tener presente que el liquidador no debe esperar la
registración de la disolución, e incluso si se encuentra no inscripta su designación, se
encuentra habilitado para ejecutar la voluntad social, siendo sus actos oponibles no sólo
a la sociedad, sino también a terceros. para la remoción del liquidador, bastará contar
con las mismas mayorías de su designación, sin necesidad de expresar causa. ahora
bien, si el liquidador incurriese en incumplimientos o actos u omisiones que pongan en
riesgo a la sociedad, nada obsta que sea removido con justa causa, pudiendo incluso
recurrir a la figura de la intervención judicial. las obligaciones del liquidador se
encuentran tratadas en el art. 103 lsc, cuyo incumplimiento motiva su lógica remoción, le
impide el cobro de la remuneración correspondiente y lo hace plausible de
responsabilidad por los daños y perjuicios ocasionados. la primera de ellas es la
realización, dentro de los 30 días de aceptado el cargo de liquidador, de un inventario y
balance inicial de liquidación, a los fines de individualizar la composición patrimonial
de la sociedad, lo que brinda seguridad a todos los intervinientes, esta obligación debe
respetarse aún cuando los liquidadores sean los mismos administradores. dicho balance
debe ser puesto a consideración de todos los socios. nótese que la lsc no exige la
aprobación de dicho instrumento contable, sino sólo su puesta a disposición, sin
mencionar los derechos que a éstos les asiste. asimismo los liquidadores deberán
brindar información periódica de la situación, por lo menos de manera trimestral,
además de los balances anuales si el proceso de liquidación se extendiere en el tiempo.
estamos sin ningún lugar a dudas frente a una rendición de cuentas que los liquidadores
deben presentar a los socios.
el incumplimiento acarrea las mismas consecuencias que hemos tratado al estudiar el balance
inicial. en cuanto a los derechos con los que cuenta, el liquidador podrá efectuar todos los
actos necesarios para la realización del activo y la cancelación del pasivo, y si bien se
encuentra subordinado a las instrucciones de los socios, se entiende que éstas tratan la
manera en que debe llevar a cabo tal actividad, y no referida a algún tipo de autorización, que
no es necesaria por el estado mismo en que se encuentra la sociedad. por tal motivo es el
liquidador el que ejerce de manera exclusiva y excluyente la representación del ente. a los
fines de su actuación deberá sumar a la razón social la frase en liquidación, si omitiera hacerlo
la lsc no lo vuelve responsable de manera solidaria e ilimitada, pues la disolución puede ser
conocida por terceros atento su inscripción, pero sí resultará responsable por los daños y
perjuicios que pudieran corresponder.
¿qué sucede si los fondos resultan insuficientes para afrontar el pasivo? el liquidador para los
casos de sociedades en que exista responsabilidad ilimitada y solidaria de los socios, deberá
exigirles los montos necesarios, comúnmente denominadas contribuciones debidas. en
aquellas sociedades con responsabilidad limitada, sólo podrán reclamarse las integraciones de
los aportes comprometidos.
paso siguiente a la cancelación del pasivo, es la redacción del balance final de liquidación,
que deberá registrar: 1) la inexistencia de deudas; 2) el producido de la enajenación; 3) el
reembolso del capital aportado por los socios; 4) si correspondiere el excedente, que se
distribuirá a instancias del contrato social.
respecto de la partición, no existen reglas específicas que la traten en la lsc, resultando
plenamente compatibles las disposiciones del código civil al tratar la partición de la herencia
(art. 3449 c.c. y siguientes). si existiesen dudas o discrepancias acerca del valor de los bienes
sociales, podrá recurrirse a peritos tasadores, nombrados de común acuerdo por las partes o
por el juez, en su defecto.
el art. 111 lsc trata el balance final y proyecto de distribución, que variará según las
características propias de cada tipo societario. ahora bien, luego de que se encuentren
aprobados, de manera implícita o explícita, los liquidadores deberán agregarlos en el legajo de
la sociedad y comenzar la ejecución de los mismos, abonando a cada socio el importe
correspondiente según su participación. dicha actividad podrá cumplirse a través de dinero en
efectivo o en bienes, si se hubiera convenido de tal forma. el plazo para reclamar por
cuestiones relacionadas a lo adeudado por el liquidador a los socios, en dinero en efectivo, es
de tres años, plazo coincidente con el período de prescripción previsto por el código de
comercio (art. 848, inc. 1). cumplidos los tres años y no siendo reclamados los importes por el
socio, el liquidador depositará dichos montos en una cuenta destinada a la autoridad escolar
de la jurisdicción que corresponda.
cumplido el proceso de liquidación, se procede a la cancelación de la inscripción del contrato
social en el registro público de comercio, acordando los socios quienes conservarán los libros
sociales y la documentación relacionada con la sociedad, o en su defecto será el juez quien
indique al responsable.
materia: sociedades
profesor: sebastián vanella godino
módulo 2 unidad 8: sociedades de
personas.
las sociedades de personas, también denominadas de parte de interés, comienzan a tratarse
en la lsc a partir del capítulo ii, donde en el art. 125 comienza el desarrollo de la sociedad
colectiva.
en general las sociedades de personas tienen en común las siguientes características: 1)
fuerte acento personal; 2) responsabilidad de los socios es subsidiaria, ilimitada y solidaria; 3)
división del capital social en partes de interés.
podemos decir que la sociedad colectiva es la más aceptada de las sociedades de personas
que desarrollaremos, pese a que su utilización no es frecuente en la práctica. ello surge como
consecuencia de la evidente desventaja, frente a otros tipos societarios en lo que a su
responsabilidad se refiere. en efecto la tendencia natural en los negocios de limitar la
responsabilidad, pareciera ser en la actualidad un requisito cuasi indispensable para llevar
adelante cualquier tipo de actividad comercial.
si nos concentramos en sus características propias, surge la imposibilidad de agrupar un
número elevado de socios y una escasa posibilidad de expansión, lo que la obliga, por lo
general, a transformarse al momento de emprender un negocio de gran envergadura. ¿cuál ha
sido la intención entonces del legislador al establecer un régimen de responsabilidad tan
amplio? la respuesta considero que debe encontrarse en la dedicación que deben brindar lo s
socios al cumplimiento del objeto social, frente a tan amplia responsabilidad. ahora bien,
respecto de la relación de la sociedad con los terceros no debemos olvidar la extensión de la
quiebra, que se produce en las sociedades con este régimen de responsabilidad, lo que
contribuye a desuso de este tipo societario. el elemento personal es tan fuerte en este tipo de
sociedades, que de perderse la affectio societatis de uno o varios de sus integrantes, puede
producir la exclusión o la disolución de aquella, respectivamente. el tinte personalista de la
sociedad colectiva queda claramente definido en numerosas disposiciones de la lsc. por
ejemplo el art. 57, 1er párrafo, donde se dispone que los acreedores del socio no podrán
cobrarse de la venta de las partes de interés que éste posea, debiéndolo hacer sólo de las
utilidades y cuota de liquidación, evitando de esta manera que un tercero asuma la calidad de
socio, por intermedio de una subasta judicial.
otro claro indicio de lo afirmado, es lo dispuesto en el art. 131 lsc, que dispone la necesidad del
consentimiento de todos los socios, salvo pacto en contrario, para la cesión de la parte a otro
socio o tercero. una vez obtenida dicha conformidad se instrumentará a través de una cesión
de derechos (art. 1434 código civil).
es importante notar que la lsc no define a la sociedad colectiva, sino que se concentra en su
principal característica, vale a decir el régimen de responsabilidad de los socios, que como
dicho es subsidiario, ilimitado y solidario por las deudas sociales. pero debe ser entendido
correctamente, ya que los socios no responden juntamente con la sociedad, como acontece en
las sociedades irregulares o de hecho, sino que gozan del beneficio de excusión, por medio
del cual los acreedores deberán ejecutar en un primer momento los bienes de la sociedad; en
ca so de insuficiencia, podrán dirigirse contra cualquiera de los socios.
si los acreedores lograsen una sentencia contra la sociedad, ésta tendrá fuerza de cosa
juzgada contra los socios, pudiendo ejecutarse contra ellos, previa excusión.
si bien la excusión es un instituto propio del ámbito civil, otorgado en beneficio del fiador, la lsc
lo recepta como un mecanismo de defensa de los socios ilimitada y solidariamente
responsables.
debe aclararse que el beneficio no llega al extremo de autorizar al socio para exigir al acreedor
la total ejecución de los bienes sociales, ya que si así fuese se dificultaría sobremanera el
cobro al acreedor el cobro de su crédito, resultando contrario a la naturaleza y finalidad de la
lsc. bastará entonces acreditar la insuficiencia del patrimonio social para que el beneficio de
excusión no sea procedente.
el beneficio no procede automáticamente sino que debe ser alegado por el socio perseguido. el
socio que pague a los terceros, se subroga en sus derechos y por ello los demás socios están
obligados a reintegrarle lo pagado, en proporción a sus participaciones.
en cuanto a la denominación de la sociedad colectiva, podrá optar entre el uso de una razón
social o de una denominación social propiamente dicha. para el primer caso se exige que la
misma incluya el nombre de alguno, algunos o todos los socios y la palabra y compañía, o su
abreviatura si no estuviesen la totalidad de los socios mencionados. para el segundo caso, la
lsc exige la incorporación el aditamento sociedad colectiva o su abreviatura.
el régimen de administración tiene por regla general que cualquiera de los socios, en forma
indistinta, tiene a su cargo la administración de la sociedad. lo dicho resulta lógico si se tiene
en cuenta las características mencionadas al inicio del módulo. téngase presente que, si la
administración es ejercida por varios socios, sin mención de unciones específicas, ni régimen
plural determinado, la sociedad quedará obligada por la actuación de cualquiera de los socios,
siempre que el acto tenga relación con el objeto social. el art. 129 lsc trata la cuestión de la
remoción del administrador, de su lectura y análisis puede inferirse que un tercero no socio
puede desempeñarse como administrador sin inconvenientes, que los administradores pueden
ser removidos sin invocación de justa causa, decisión que sin embargo debe adoptarse por
mayoría, que al no definir qué es lo que se entiende por justa causa, dicho concepto queda
librado a interpretación judicial.
otra cuestión digna de mención es aquella que se suscita cuando un socio realiza actos en
competencia con la sociedad. dicho comportamiento les está vedado, sea que lo realicen
personalmente o por interpósita persona, con la sola excepción de que tengan expresa
autorización por unanimidad de los restantes socios. de esta manera se pretende que los
esfuerzos del socio, sean en provecho de la sociedad y no en el propio. su incumplimiento o
acarreará la sanción de exclusión, sin perjuicio del derecho de la sociedad de incorporar los
beneficios obtenidos con el actuar ilegítimo del socio desleal, que deberá responder por los
daños y perjuicios ocasionados.
la sociedad en comandita simple, es otra de las sociedades de personas, y constituye un tipo
de escasa utilización, habiendo sufrido la llegada en 1932 de la sociedad de responsabilidad
limitada, que ofrecía a todos los socios, las ventajas que tenían en este tipo los socios
comanditarios. el art. 134 lsc nos brinda la principal característica de esta sociedad: la
existencia de dos categorías de socios; los comanditados o solidarios por un lado, que
responden como los socios de la sociedad colectiva descripta anteriormente por un lado y por
el otro, los socios comanditarios, que ven limitada su responsabilidad al aporte realizado.
existe un impedimento por el que un socio no puede revestir ambas calidades al mismo
tiempo.
la sociedad podrá utilizar a los fines de su denominación y al igual que sucede con la
sociedad colectiva, una razón social, integrada solamente por los nombres de los
comanditados, o sea aquellos que tienen la responsabilidad más amplia. si se incluyese
también a los comanditarios, éstos responderán de manera solidaria por las obligaciones
contraídas. al igual que acontece en la sociedad colectiva, la denominación social deberá
contener el aditamento sociedad en comandita simple, o su abreviatura.
la diferenciación de los socios, no sólo tiene implicancias desde el punto de vista de la
responsabilidad, sino también en cuanto a la naturaleza de los aportes. los socios
comanditarios, al no aportar dinero en efectivo, aportarán obligaciones de dar, no dinerarias,
excluyendo de esta manera prestaciones de industria o trabajo personal. la valuación de estos
aportes se indicará en el contrato constitutivo los antecedentes que la justifiquen, salvo que se
decida realizar el procedimiento de valuación judicial del art. 51 lsc. por otra parte los socios
comanditados podrán realizar cualquier tipo de aporte.
la administración corresponde a los socios comanditarios o a terceros en los que se delegue
tal facultad, según lo dispuesto por el art. 136 lsc, donde se aplicarán las reglas de la sociedad
colectiva, ya tratadas. ¿cuál es el motivo de la exclusión de los comanditados en la
administración? parte de la doctrina remite a razones puramente históricas, pretendiendo
encontrar una justificación en la protección de los terceros contratantes, ya que; según esta
postura defendida por otaegui, entre otros, se crearía de esa forma una apariencia de
responsabilidad solidaria que podría llevarlos a celebrar negocios riesgosos. sin embargo,
dichos argumentos no justifican la exclusión legal, ya que los terceros se encuentran
protegidos con la registración del contrato social, pudiendo conocer quien obliga a la sociedad
y quien no; por otro lado al autorizar la designación en la administración de un tercero,
fácilmente puede soslayarse ese impedimento, si uno de los comanditarios designa a un
representante, desnaturalizando la finalidad normativa. ahora bien, sin perjuicio de lo expuesto,
la lsc es suficientemente clara en relación a la administración de las sociedades en
comandita simple, permitiendo sí la posibilidad de que los comanditarios emitan opinión,
consejo o realicen los actos urgentes que requiera la marcha de los negocios, en caso de
quiebra, muerte o incapacidad de los comanditados, sin alterar con ello su responsabilidad, por
el termino de tres meses (art. 140). nótese que lo anteriormente referido, no comprende las
facultades de los comanditarios de examinar los libros y papeles sociales, pudiendo solicitar al
administrador todos los informes que considere pertinentes.
de esta manera los socios comanditarios ejercen la fiscalización de la administración. por
supuesto idénticas facultades disponen los socios comanditados. en cuanto a las resoluciones
sociales, toda decisión que implique una modificación al contrato, requerirá del consentimiento
de todos los socios, salvo pacto en contrario; toda otra cuestión podrá adoptarse por mayoría
absoluta de capital, salvo que se haya establecido un régimen diferente. en las reuniones de
socios participan ambas clases, pudiendo los comanditarios, sin perjuicio de lo referido
anteriormente, votar la designación de administradores y aprobar los estados contables.
en lo atinente a la quiebra, muerte o incapacidad del socio comanditado, siguiendo las
disposiciones del art 140 lsc, podemos agregar a lo ya expresado que la administración sólo
podrá ser asumida por él, si todos los socios se encontraren comprendidos en los supuestos
bajo estudio; que sólo podrá realizar actos urgentes, dentro del giro ordinario, lo que implica
que no podrá realizar actos de disposición sin incurrir en la esponsabilidad ilimitada y solidaria
que correspondiere; si en el plazo de tres meses no se regulariza la situación la sociedad
quedará disuelta de pleno derecho, vale a decir sin necesidad de manifestación por parte de
los socios y en este caso, por último, el comanditario deberá llevar adelante la liquidación,
adoptando las medidas que correspondieran a tales fines.
la última sociedad de personas tratada por la lsc es la sociedad de capital e industria, donde
se brinda al hombre que puede aportar su trabajo, pero que no cuenta con la posibilidad de
aportar capital, un instrumento adecuado para facilitar la asociación con otra persona que esté
en condiciones de hacerlo. nuevamente nos encontramos frente a un tipo societario poco
frecuente,
¿cuáles pueden considerase las causas de ello? citando algunas respuestas posibles diremos
que la responsabilidad del socio capitalista, que puede llegar a quebrar por las actividades
realizadas por el socio industrial cuando esté al frente de la administración, es una de las más
importantes. otro motivo de relevancia es la presunción en contra del tipo societario que
genera la ley de contrato de trabajo, que en miras de proteger al trabajador, considerará como
dependiente a todo el que realice en forma personal la actividad principal, o parte de ésta, de
una sociedad comercial. la finalidad de la normativa es evitar que bajo el velo de un tipo
societario, se frustren derechos laborales y previsionales.
como en la sociedad anterior, también aquí tenemos dos tipos de socios; los socios
capitalistas: cuya responsabilidad es solidaria e ilimitada, sufriendo, como hemos visto la
extensión de la quiebra y los socios industriales, que responden hasta la concurrencia de las
ganancias no percibidas. estos últimos aportan exclusivamente su trabajo personal, sin que la
ley manifieste restricción alguna para ello, pudiendo tratarse de actividades manuales,
intelectuales, artísticas, científicas y otras. tales tareas deberán cumplirse cuando se hubiera
convenido y de la forma en que las partes entendieron que debía realizarse. si el aporte resulta
imposible sin culpa del deudor, la obligación se extingue para ambas partes, pero si incurriere
en algún tipo de culpa deberá a la sociedad los daños y perjuicios ocasionados. respecto del
aporte del capitalista, puede tratarse de bienes o de dinero en efectivo, incluso aportando de
manera complementaria su trabajo personal, ya que no se trata de un aporte exclusivo.
respecto de la valuación de los bienes, valga destacar que, contrariamente a lo que hemos
venido desarrollando, no se requiere la indicación en el contrato social de los antecedentes
justificativos.
análogamente a lo ya analizado respecto de las sociedades colectivas, las sociedades de
capital e industria en su denominación podrán optar por el uso de la razón social o bien una
denominación social, en los términos del art. 126 lsc.
la administración de la sociedad puede ser llevada adelante por cualquiera de los socios,
según lo dispuesto por el art. 143 lsc, diferenciándose de las sociedades de capital en tanto se
excluye la posibilidad de que los terceros puedan participar de la administración. para aquellos
casos en que se hubiese pactado la actuación de un órgano plural, regirán las disposiciones
de la sociedad colectiva, lo que significa que si no se determinaron específicamente las
funciones de los administradores, ni se acordó actuación conjunta, podrán ejercer sus
funciones de manera indistinta. la muerte, incapacidad, o quiebra del socio capitalista a cargo
de la administración, de manera exclusiva, y a los efectos de una solución legal, la lsc remite al
art. 140, pasando por alto que el artículo en cuestión es de aplicación exclusiva para las
sociedades en comandita, donde se prohíbe la administración de los comanditarios, como
hemos visto. en consecuencia, pese a la poco feliz remisión, debemos entender que los actos
urgentes pueden ser atendidos por el socio industrial, hasta la regularización de la situación
que motiva su intervención, pero no procederá el agravamiento de su responsabilidad.
materia: sociedades
profesor: sebastián vanella godino
unidad 9: la sociedad de responsabilidad limitada.
como hemos mencionado al inicio del módulo, la creación de la figura societaria de la sociedad
de responsabilidad limitada (srl) dejó prácticamente en desuso a las figuras de las sociedades
de personas ya analizadas. ello en mérito de que, la pequeña o mediana empresa encontró un
espacio societario más acorde a sus necesidades, por las características propias de la srl, que
consisten en la limitación de la responsabilidad de los socios al monto de su aporte, sin
comprometer de ninguna manera el patrimonio personal por las deudas sociales; la vocación a
la administración de todos los socios; la división del capital social en cuotas de igual valor, que
pueden ser cedidas libremente ente los socios; el número máximo de socios, que es cincuenta;
la integración de los aportes en un 25% inicial, cuando se trata de dinero en efectivo y el saldo
a completarse en dos años y por último la fiscalización por parte de todos los socios.
de estas características podemos inferir con claridad, que el legislador quiso brindar un tipo
societario acorde a las necesidades de la pequeña y mediana empresa, pero la particular
mención amerita la limitación a cincuenta del número de socios. dicha limitación no encuentra
justificación legal sólida y cabe preguntarse ¿qué sucedería si al incorporarse herederos a la
srl se superara el número de socios? podemos afirmar que para el supuesto mencionado y
otros que presente el mismo resultado, vale a decir que se exceda el límite de socios previstos
por la lsc, no se produciría la nulidad por atipicidad, en los términos del art. 17,
fundamentalmente porque no estamos frente a un requisito esencial tipificante; la
consecuencia podría derivar en la anulabilidad del contrato social, pero podrá subsanarse
hasta la impugnación judicial.
un punto importante de análisis es la naturaleza jurídica de la srl, que justifica su inclusión en
este módulo. en efecto, suele caracterizársela como un molde intermedio entre las sociedades
de personas y las de capital. ello trae a consideración una cuestión trascendental ¿qué tipo de
normas deben prevalecer y deben aplicarse subsidiariamente en los casos de silencio de la
lsc?
por intermedio de la analogía societaria aplicaremos entonces, de acuerdo a la postura que
defendamos, las normas de la sociedad colectiva o de la sociedad anónima. debemos
manifestar claramente, que hoy la asimilación de la srl a las reglas de la sociedad anónima, no
reviste mayores complejidades, siendo los fundamentos de dicha afirmación: 1) la
transferencia de cuotas, no implica la modificación del contrato social; 2) la copropiedad de las
cuotas sociales, como también la constitución de derechos reales sobre las mismas, se rige
por las normas de la sociedad anónima; 3) los derechos y obligaciones de los gerentes, como
también las prohibiciones e incompatibilidades a las que están sujetos, también siguen las
reglas de la sociedad anónima; 4) el control interno de los socios, exclusivo de éstos en las
sociedades personalistas, puede ser suplido por un órgano específico, lo que resulta
obligatorio en determinados supuestos; 5) dentro del órgano de gobierno, rigen para los socios
las limitaciones del art. 248 lsc, previstas para los accionistas de las sociedades anónimas.
la única excepción al régimen de aplicación supletoria de las reglas de la sociedad anónima, es
la posibilidad de que se proceda a la resolución parcial de la sociedad, en los supuestos de
fallecimiento, retiro o exclusión de uno de los socios. a este tema está dedicado el siguiente
archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online
09/ 08/ 2007 bsas07_7d.zip bsa07-3.txt
citar lexis nº 0003/800398
género: jurisprudencia anotada; título: la resolución parcial en la sociedad de responsabilidad
limitada por muerte de un socio; autor: trápani, gastón l. - blanco, diego; fuente: lnba 2007-7-
783
sociedades (en particular) - 04) sociedad de responsabilidad limitada - a) generalidades
comentario a - sup. corte bs. as., 2/3/2005 - marino de garcía, ana y otros v. línea 18
s.r.l.,sumario: i. introducción.- ii. los hechos.- iii. la cuestión a tratar.- iv. el proceso.- v. la
solución.- vi algunas consideraciones adicionales
I. introducción
la sup. corte bs. as. revocó la sentencia de la sala 1ª de la c. civ. y com. la plata y rechazó la
acción incoada.
la glosa que del mismo fallo hacemos tiene por objeto relatar, en primer lugar, los hechos que
dieron origen a la contienda y su correspondiente trámite, para luego desarrollar la normativa
aplicable y, en un todo lógico con la misma, la solución a la cual se arribó. finalmente, y a
modo de conclusión, valoramos positivamente a esta última.
II. los hechos
la cámara de apelación interviniente había confirmado la sentencia de primera instancia en
cuanto había hecho lugar a la pretensión actora sobre determinación y cobro de la cuota social
y el valor llave, que perteneciera a un socio fallecido, desestimando la aplicación de las
disposiciones de la ley de sociedades comerciales 19550 (t.o. 1984, la 1984-a-46) (en lo
sucesivo, lsc.) que invocara la sociedad "línea 18 s.r.l." al entender que con la muerte de socio
se producía la resolución parcial del contrato social.
por el contrario, la demandada sostenía que la muerte de un socio de una s.r.l. no producía la
resolución parcial del contrato social, salvo previsión contractual en contrario, y que, por ende,
no correspondía la cancelación del puesto del premuerto en la sociedad, sino que se debía dar
su sustitución por los herederos mediante la transferencia de su participación a ellos.
es decir, no sería de aplicación la resolución parcial del contrato social por muerte de uno de
sus socios sino que, por el contrario, en los supuestos no previstos de incorporación de los
herederos en los estatutos de las sociedades de responsabilidad limitada regirían exclusiva y
excluyentemente los arts. 152 y 154 lsc., principio opuesto al que consagraba la sentencia
recurrida.
así las cosas, concluía la perdidosa su recurso extraordinario, afirmando que la sentencia
recurrida obligaba injustamente al pago de la cuota social que correspondía al socio fallecido,
es decir, era condenada a adquirir compulsivamente un bien.
en definitiva, los judicantes de grado interpretaron y concluyeron que frente a la ausencia de
previsión expresa en el contrato constitutivo no opera la transmisión mortis causa de la
posición del socio.
lo resuelto al respecto por la suprema corte da motivo a estas líneas.
iii. la cuestión a tratar
en el marco de la ley de sociedades comerciales quizá uno de los principios fundamentales es
la conservación de la empresa, encaminado a salvaguardar la configuración jurídica del
contrato social.
sin perjuicio de ello, se prevé el instituto de la resolución parcial que permite el apartamiento
del socio en determinados casos y especialmente en las sociedades de carácter personalista,
sin afectar la personalidad jurídica de la sociedad.
es decir, la resolución parcial juega bajo el principio, también fundamental, que declara que la
nulidad, anulabilidad y resolución que afecte el vínculo de una de las partes del contrato
plurilateral de organización, y no determine, salvo circunstancias excepcionales, la nulidad,
anulabilidad o resolución del contrato (1).
se disciplina así la cesación del vínculo de alguno de los socios para con la sociedad,
operando siempre que concurran algunas de las causales señaladas en la ley -o las
estipuladas en el contrato social, conf. art. 89 lsc.-, y si bien cesa la relación socio-sociedad
para el futuro, nace la obligación de liquidar al socio saliente la parte que le corresponda. en
tal tónica, la ley de sociedades comerciales ha incluido en su contenido el régimen de
resolución parcial del contrato social, abarcando:
i) el permiso a los socios de prever en el contrato constitutivo causales de resolución
parcial,conforme al art. 89 lsc.;
ii) el caso de muerte del socio, en el art. 90 lsc.;iii) la regulación sobre el régimen de la
exclusión en la sociedades colectivas; en comandita simple, de capital e industria; en
participación, en las de responsabilidad limitada y los comanditados en la comandita por
acciones, que procederá siempre que mediare justa causa, resultando nulo el pacto en
contrario, según reza el art. 91 párr. 1º lsc. (2) iv) el receso del socio, que de conformidad con
el contenido de los arts. 78 , 79 , 85 , 88 , 160 y 245 lsc. resulta ser de suyo inderogable por
ser reputado de orden público.
en lo que aquí importa, la muerte de un socio en las sociedades colectivas, en comandita
simple, de capital e industria y en participación, resuelve parcialmente el contrato.
en efecto, se consagra el principio general de la resolución parcial por causa de muerte en las
sociedades de personas, relegándose la disolución como excepción a este principio, y siempre
que así se pacte en el contrato de sociedad, de acuerdo con el art. 89 lsc.
a punto tal que el art. 94 lsc. al enumerar las causas legales de disolución no incluye la muerte
del socio.
el sistema adoptado pone en pleno funcionamiento el principio de la conservación de la
empresa, incluso para sociedades de dos socios, toda vez que el art. 94 inc. 8 lsc., si bien
enumera como causal de disolución la reducción a uno del número de socios, permite
simultáneamente su resurrección incorporando nuevos socios en el término de tres meses,
lapso durante el cual la responsabilidad del socio único será ilimitada y solidaria por las
obligaciones sociales contraídas.
y si bien a primera vista el texto es más que claro, la muerte de un socio en las sociedades
colectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación, resuelve
parcialmente el contrato, no obstante ofrece algunas dudas, entre ellas:
en las sociedades en comandita simple, como coexisten dos clases de socios, el colectivo o
comanditado y el comanditario, es en este último caso donde puede plantearse el interrogante
de si se le aplica el régimen de resolución parcial por muerte al socio capitalista. lo cierto es
que la ley se refiere al socio sin distinción alguna, no cabiendo entonces entender ninguna
exclusión legal.
en las sociedades de capital e industria cabe hacer la misma reflexión que en el caso anterior.
en el caso de las sociedades en participación, que no son sujetos de derecho, carecen de
denominación y no se encuentran sometidas a condiciones de forma ni registrales, es dable
pensar que no deberían ser sometidas a este régimen que opera para las sociedades
tipificadas y regulares, pero como la sociedad en participación funciona, se disuelve y se
liquida, el legislador entendió que debía incluírselas entre las sociedades sujetas al régimen de
la resolución parcial por muerte de cualquiera de sus socios, gestor o no gestor. en las
sociedades anónimas, atento a las características de su capital social, se hace innecesario
explicar su exclusión del régimen de resolución parcial por muerte de un socio (3).
en las sociedades en comandita por acciones la muerte tanto del socio comanditario como del
comanditado no resuelve parcialmente el contrato, conforme al art. 90 lsc., más allá de
emparentarse la situación con la sociedad en comandita simple, atento al contenido del art.
324 lsc.
pero los mayores inconvenientes interpretativos se dan para con las sociedades de
responsabilidad limitada, pues si bien está claro que el art. 90 lsc. no las incluye
expresamente, y que en el art. 155 lsc. se ha previsto un régimen particular para el caso de
contar el contrato con pacto expreso para la incorporación de los herederos del socio (4), nada
dice la ley para la hipótesis de ausencia del mismo.
apunta el dr. hitters que "en lo específicamente relacionado con la transmisión hereditaria de la
condición social, el art. 155 del cuerpo citado quedó redactado en estos términos: si el contrato
previera la incorporación de los herederos del socio, el pacto será obligatorio para éstos y para
los socios... nada dice la norma para el caso de ausencia de previsión específica en el
contrato social (supuesto de autos), lo que como se verá más abajo ha ocasionado ciertas
vacilaciones. las consecuencias de esta omisión se agravan en virtud de la ausencia de
mención de las sociedades de responsabilidad limitada en el art. 90 ley 19550, el cual
determina los supuestos en los que procede la resolución parcial del contrato por muerte de
uno de los socios. por lo tanto, corresponde al intérprete la integración sistemática de este
déficit normativo".
IV. el proceso
continúa diciendo que "en este punto la doctrina se ha dividido entre quienes consideran que
cuando el instrumento constitutivo de la persona ideal nada prevé corresponde acudir al
principio general del art. 90 , haciendo procedente la resolución parcial del vínculo societario,
con la consecuente obligación de adquirir la cuota por parte de los socios supérstites (5)
"contra esta corriente se levanta un nutrido espectro autoral, para quienes la ausencia de
incorporación de las s.r.l. en el art. 90 ley 19550 no fue una omisión involuntaria del legislador
sino, por el contrario, la confirmación de una tendencia hacia la despersonalización del
régimen de este tipo social, directriz en la que se ha posado la ley 22903 (la 1983-b-1605)
para impulsar la utilización de la especie societaria referida... queda claro que la muerte del
socio de las s.r.l. no produce la resolución del contrato social: por ende, no corresponde la
cancelación del puesto del premuerto en la sociedad y el pago a los herederos del valor de su
participación social, sino el ingreso de éstos en sustitución del causante mediante la
transmisión proporcional de las cuotas" (6) .
para terminar afirmando: "...comparto esta última posición. es cierto que la redacción del art.
155 ley de sociedades luego de la reforma de la ley 22903 (particularmente la subsistencia de
la expresión inicial: `si el contrato previera la incorporación') genera la impresión inicial de que
la obligatoriedad de la incorporación de los herederos opera únicamente en caso de indicación
explícita en el estatuto. sin embargo, no se puede desconocer que la ausencia de modificación
al art. 90 ley de sociedades deja en pie, como únicos tipos para los que se determina (salvo
acuerdo en contrario) la resolución parcial del contrato por muerte de un socio, sólo a las
sociedades colectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación".
V. la solución
el problema a zanjar no ofrecería dudas de contarse con una disposición legal o contractual;
sin embargo, la realidad siempre tiene matices, idas y vueltas, ajustes, que todo lo complican.
por otra parte, es lógico pensar que el legislador no puede anticiparse al futuro y ensayar
respuestas a las innumerables variantes que presentan las relaciones humanas.
con sus pros y sus contras, la construcción de una regla individual de conducta para el caso
concreto le incumbe al juez.-
y se llegó a construir la misma a partir de las premisas que se enuncian:
i) no puede concluirse definitivamente que la falta de mención de las s.r.l. en el indicado
artículo constituya una omisión del legislador (7), porque del mismo modo podría considerarse
que la inadvertencia de la reforma recayó en mantener subsistente la expresión inicial del art.
155 lsc. (8).
ii) es propio de la tarea del intérprete indagar el verdadero sentido o alcance de la ley
mediante un exámen atento y profundo de sus términos, que consulte la racionalidad del
precepto y la voluntad del legislador, que no debe ser obviada por posibles imperfecciones
técnicas de su instrumentación legal que dificulten la consecución de los fines perseguidos por
la norma (9). iii) los tipos societarios enunciados en el art. 90 lsc. son aquellos en los que
predomina un perfil personalista de la entidad. ahora bien, pese a que la sociedad de
responsabilidad limitada ha sido tradicionalmente caracterizada como un término medio entre
las sociedades por partes de interés y las sociedades por acciones (10), lo cierto es que la
reforma de la ley 22903 tuvo en miras su aproximación, en este punto, a las sociedades de
capital (11). iv) la interpretación del art. 155 lsc. que guarda mejor conexión con el contexto del
que forma parte, respetando el espíritu y la intención del legislador es la que considera que
frente a la falta de previsión expresa en el contrato constitutivo de las sociedades de
responsabilidad limitada y ante la ausencia de este tipo social en la enunciación del art. 90
lsc., el fallecimiento del socio no produce la resolución parcial del contrato, sino la
incorporación de sus herederos a la entidad (12).
vi. algunas consideraciones adicionales
con atino, roberto muguillo estima obvio que los herederos suceden a su causante socio más
allá de las previsiones en tal sentido de la ley, por simple aplicación de las pautas del derecho
sucesorio (arts. 3545 y 3565 cciv.), exista o no la cláusula de incorporación de herederos (13),
aunque se haya dicho que la continuidad o automaticidad sucesoria (art. 3410 y ss. código
civil) cede frente a las particularidades del régimen societario (14). parecería que no puede
entenderse de otro modo frente a la remisión dispuesta por la regla i del título preliminar del
código de comercio, al establecer que "en los casos que no estén especialmente regidos por
este código, se aplicarán las disposiciones del código civil".
este precepto resuelve la cuestión de las relaciones entre el derecho civil y el comercial, dando
prioridad al código civil, como ley general y común, sobre el código de comercio, como ley de
excepción (15).
este principio es reiterado en el art. 207 ccom. al decir: "el derecho civil, en cuanto no esté
modificado por este código, es aplicable a las materias y negocios comerciales".
de las normas citadas se desprende la solución para casos como el que hoy anotamos,
cuando existe silencio de la ley mercantil o se trata de un caso no previsto por ella.
tal entendimiento no afecta los usos y las costumbres mercantiles, y en nada altera el orden de
prelación de las leyes aplicables al caso, al resolverse por aplicación del art. 16 cciv., que
indica como normas de interpretación las siguientes: en primer lugar, las palabras de la ley; en
segundo lugar, el espíritu de la ley; en tercer lugar, las leyes análogas; y en cuarto lugar, los
principios generales del derecho (16).
asimismo, nos permitimos señalar que alguna jurisprudencia ha sostenido que la sociedad no
puede ser condenada a adquirir sus propias cuotas ya que la ley de sociedades comerciales
sólo admite esa alternativa para la sociedad anónima en supuestos especiales y con efectos
limitados en el tiempo (arts. 220 y 221 lsc.) (17)
que el contrato social nada haya establecido para el caso de fallecimiento de los socios,
existan o no cláusulas que limiten la transmisibilidad de las cuotas (arts. 152 y 155 lsc.),
conlleva que serán consideradas libremente transmisibles, por lo cual los herederos podrán
ingresar directamente en la compañía una vez que acrediten su condición de tales (18)
no podemos dejar de advertir que la confluencia en la especie de dos regímenes jurídicos, el
societario y el sucesorio, pueden originar varios problemas, tales como la mecánica para el
ingreso y actuación de los herederos del socio fallecido en la sociedad, el caso de herederos
menores o incapaces, la garantía del art. 150 lsc. y su aplicación en caso de transmisión
mortis causa (19).
sin perjuicio de lo cual importaría destacar que distinguir estructuralmente de las normas en
juego cuáles hacen a principios y cuáles a reglas (20) puede ser un criterio de alta utilidad
para resolver el caso planteado.
y en tal inteligencia, cabe resaltar que el principio de la conservación de la empresa se
observa en la mayor medida posible o, en otras palabras, resulta optimizado cuando se deja
de lado la regla de la resolución parcial por mortis causa frente, claro está, a la falta de
previsión estatutaria en contrario.
notas:
(1) sobre la invalidez del vínculo societario ver el cap. xii de grispo, jorge, "teoría y práctica
societaria", 2004, ed. la ley, p. 113; (2) la ley expone las pautas indicadoras de cuando se
configura la justa causa (grave incumplimiento de las obligaciones, y también en caso de
incapacidad, inhabilitación, declaración de quiebra o concurso, excepto en las sociedades de
responsabilidad limitada, art. 91 párr. 2º lsc.). establece un plazo de 90 días (a partir de la
fecha en que se conoció el hecho justificativo de la separación) para ejercer el derecho de
exclusión, quedando, después de este plazo, extinguido dicho derecho si no se lo ejerció (art.
91 párr. 3º lsc.). asimismo, se determinan normas procedimentales para la acción de exclusión
según lo decida la sociedad (en cuyo caso puede disponerse judicialmente la suspensión
provisoria de los derechos del socio cuya exclusión se persigue) o individualmente (en cuyo
caso la acción se sustancia con citación de todos los socios). en el art. 92 lsc. se determinan
los efectos que produce la exclusión, previéndose los derechos y las obligaciones del socio
excluido.
y por último se declara que en las sociedades de dos socios procede la exclusión de uno de
ellos cuando hubiere justa causa, manteniéndose los efectos estipulados para los demás
casos y asumiendo el socio inocente el activo y pasivo sociales sin perjuicio de posibilitar la
continuación de la sociedad siempre que se incorporen nuevos socios en el término de tres
meses, lapso durante el cual el socio único será responsable ilimitada y solidariamente por las
obligaciones sociales contraídas (arts. 93 y 94 inc. 8 lsc.).
(3) sobre el particular ver c. nac. com., sala b, 30/9/2003, "pérez de pérez, marcelina y otros v.
ladder s.a. y otros" , ll del 16/2/2004, p. 4; y roca, eduardo, "la trabajosa transferencia de
acciones", ll del 23/4/2004, p. 3; (4) halperin, isaac, "validez de la cláusula de continuación de
una sociedad con los herederos del socio", ll 50-146, y "continuación de la s.r.l. con el
heredero del socio", ll 64-750; (5) nissen, ricardo a., "ley de sociedades comerciales.
comentada, anotada y concordada", t. 3, 1994, ed. ábaco, p. 54; en el mismo sentido, nissen,
ricardo a., "incorporación y exclusión de herederos", incluido en la obra "las sociedades
comerciales y su transmisión hereditaria", 1993, ed. ad-hoc, p. 91; garrone, j. y castro
sanmartino, m., "ley de sociedades comerciales", 1998, ed. abeledo-perrot, comentario al art.
90; (6) zunino, jorge o., "sociedades comerciales. disolución y liquidación", vol. 1, "resolución
parcial del contrato social", 1984, ed. astrea, p. 450; verón, alberto v., "sociedades
comerciales", t. 5, 1996, ed. astrea, actualización general, p. 324; cesaretti, o., "convenios de
incorporación de herederos", en "las sociedades comerciales y su transmisión hereditaria" cit.,
p. 109; gagliardo, mariano, "supervivencia de la sociedad. a propósito de la muerte del socio",
ed 192-37; fortín, pablo j., "un caso de derecho de opción por los herederos del socio
fallecido", ja 1994-i-353; (7) filippi, laura l., "el fallecimiento del socio en las sociedades de
responsabilidad limitada", ja 2000-ii-989 ; postura posteriormente variada, "el fallecimiento del
socio y la transferencia de cuotas a herederos", en "sociedad de responsabilidad limitada",
2003, ed. advocatus; (8) fortín, pablo j., "un caso de derecho de opción por los herederos del
socio fallecido" cit.;
(9) fallos
290:56; 302:973, entre otros; (10) halperin, isaac, "sociedades de responsabilidad limitada",
1972, ed. depalma, p. 1718; íd., 1ª ed., 1948; vítolo, daniel r., "la situación de los herederos en
las sociedades de responsabilidad limitada", en "las sociedades comerciales y la transmisión
hereditaria" cit., ps. 1491/50; (11) como lo destaca zunino, jorge o., "sociedades comerciales.
disolución y liquidación" cit.; (12) doct. causas ac. 49172, sent. del 12/4/1994; y ac. 55689,
sent. del 28/2/1995; (13) muguillo, roberto, "ley de sociedades comerciales. ley 19550.
comentada y concordada", serie legislación comentada, 2005, ed. lexisnexis; (14) c. civ. y
com. bahía blanca, sala 1ª, 24/11/1992, "zoilo, osvaldo y otra v. zoilo hnos. s.r.l." , ll 1993-d-
411; (15) petrasso, hernán, "derecho comercial", 2002, ed. centro norte, p. 31;
(16) halperin, isaac, "curso de derecho comercial", vol. i, 1967, ed. depalma, p. 25; (17)
c. nac. com., sala e, 20/4/2005, "f., a y otro v. rafrefe s.r.l.", ll del 4/8/2005, p. 6; (18) martorell,
ernesto, "sociedades de responsabilidad limitada", 1989, ed. depalma, p. 193; (19) otros
problemas y sus soluciones, en mascheroni, fernando y muguillo, roberto, "manual de
sociedades civiles y comerciales", 1994, ed. universidad, p. 192, (20) sobre el particular ver la
bibliografía indicada en las notas 12 a 33 del trabajo de cianciardo, juan "la imprescriptibilidad
de los delitos de lesa humanidad y la aplicación retroactiva de la ley penal", ll supl. derecho
constitucional del 13/10/2004, ps. 79/88.----2007
la denominación de la srl no puede recaer en las posibilidades analizadas para las
sociedades personalistas, atento la limitación a la responsabilidad que las caracteriza, a pesar
de que existe doctrina conteste a tal postura. a pesar de ello, la realidad indica que la sanción
prevista por la lsc, es para el caso en que se incumpla con el aditamento sociedad de
responsabilidad limitada o srl, ya que ésta es la única forma de que el tercero pueda conocer el
tipo societario de que se trata y en consecuencia la responsabilidad de los socios. uno de los
requisitos tipificantes de srl es sin dudas la división del capital social en cuotas de igual valor,
que según las previsiones legales, deben ser de diez pesos o sus múltiplos. a diferencia de lo
que sucede con las participaciones de interés de las sociedades personalistas y, de modo
similar a lo que acontece con las acciones de la sociedad anónima, las cuotas sociales pueden
ser embargadas y ejecutadas por los acreedores de los titulares. una de las diferencias con
éstas últimas, consiste en que las cuotas sociales no se representan en títulos, sino que
representan la participación societaria de cada uno de los socios. las cuotas sociales son
libremente transmisibles, aunque está previsto un régimen de restricción a la libre
transferencia, debiendo ser establecido a través de un pacto expreso de los socios en el
contrato social. al respecto, sin perjuicio de la bibliografía utilizada curso de derecho societario,
r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. pág 370/374. y a los fines de complementar la misma,
proponemos la lectura del siguiente archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online 05/ 09/ 2006 rdco_doct_d.zip rdco8692.txt
citar lexis nº 0021/000432 género: doctrina; título: cesión de cuotas en la s.r.l. (ley 22903);
autor: pita, enrique m.; fuente: rdco 1987-87
sociedades (en particular) - 04) sociedad de responsabilidad limitada - c) capital y cuotas
sociales
lo atinente a la transmisibilidad de las participaciones sociales en la s.r.l. constituye una de las
innovaciones de mayor envergadura introducidas por la ley 22903 al esquema legal diseñado
para ese tipo societario por la ley 19550 . la exposición de motivos de aquella ley señala, como
pauta general de la reforma en materia de s.r.l., la “simplificación de las reglas vigentes,
reduciendo sensiblemente el ámbito de su imperatividad en beneficio de la regulación
convencional”. como consecuencia de ello, la reforma consagra como regla la libre
transmisibilidad de las cuotas, “morigerada con un amplio margen para su limitación por obra
de cláusulas contractuales, y con la posibilidad de oposición mediante justa causa”.
el régimen de transmisibilidad de las cuotas establecido por la ley 19550 , que en su esencia
seguía el adoptado por la ley 11645, se caracterizaba por el reconocimiento de la libre
transmisibilidad cuando la cesión se operaba entre socios y por la fijación de severas
restricciones cuando se trataba de cesión a terceros. tales limitaciones eran consideradas de
orden público y, por consiguiente, inderogables por el contrato en cuanto a los recaudos
mínimos fijados para la transferencia, sin perjuicio de la incorporación de cláusulas
contractuales que impongan mayores restricciones, siempre que de tal forma no se consagre
una verdadera prohibición de ceder. (1) la ley 22903 bien pudo limitarse a fijar la regla
contenida en el párr. 1º del art. 152 , la cual, en conjunción con la establecida en el párr. 1º del
art. 153 , determina el principio que gobierna actualmente el régimen de cesión de cuotas de la
s.r.l.: libre transmisibilidad, salvo las restricciones que expresamente se pacten en el contrato y
a condición de que no importen prohibir la cesión. ello no obstante, la reforma incorporó las
reglas de sus arts. 153 y 154 , las cuales contienen, en definitiva, la reglamentación de dos
cláusulas limitativas de la transmisibilidad que en el texto anterior eran imperativas y que
ahora están subordinadas a su inclusión por los socios en el contrato: conformidad de los
consocios a la cesión y derecho de preferencia.
lo singular del nuevo régimen legal es que los pactos que ahora aparecen previstos como
accidentales, o sea, dependiendo de una cláusula contractual que los consagre, contienen
expresa reglamentación que fija su trámite y determina plazo y condiciones de ejercicio de la
oposición o del derecho de preferencia. así surge de la preceptiva de los arts. 153 (párrs. 2º y
3º) y 154 , normas que, en esencia, vienen a establecer un marco mínimo inderogable al que
deben someterse las partes cuando incorporan al contrato una o ambas cláusulas limitativas.
los socios gozan de libertad para establecer “el procedimiento a que se sujetará el
otorgamiento de la conformidad o el ejercicio de la opción de compra”, pero en tanto respeten
el plazo máximo determinado en la ley y no excluyan ni condicionen la sanción que allí se fija
por la falta de pronunciamiento en término. tampoco podrán impedir el ejercicio del derecho de
impugnar el precio que reconoce el art. 154 , ni el recurso judicial allí establecido en favor del
cedente a quien se le ha negado la conformidad. podrán sí fijar soluciones específicas en
orden a la determinación del valor de las cuotas, rigiendo subsidiariamente la vía de la pericia
judicial que prevé el párr. 1º del art. 154. (2)
si bien la ley 22903 se ha limitado a establecer y reglamentar normas obligatorias respecto de
los dos pactos limitativos clásicos –conformidad previa a la cesión y derecho de preferencia–,
algunas de ellas resultan susceptibles de una generalización y cabe reputarlas igualmente
imperativas respecto de otras cláusulas que las partes pueden incorporar en ejercicio del
derecho que les reconoce el párr. 1º del art. 152 . así, el plazo máximo de treinta días y las
consecuencias que se derivan de la inactividad o el silencio de los socios o de la sociedad,
deben entenderse aplicables respecto de cualquier cláusula limitativa de la transmisibilidad, en
tanto dicho plazo y la aludida sanción sean compatibles con su naturaleza y características. (3)
en suma, la ley 22903, aun cuando consagra como principio la libre transmisibilidad de las
cuotas, ha establecido al mismo tiempo una regulación expresa respecto de dos cláusulas
limitativas que las normas derogadas preveían como imperativas, fijándoles un procedimiento
que resulta, en lo fundamental, no derogable por voluntad de los socios. se ha seguido un
criterio similar al adoptado por el código civil en materia de compraventa, cuando en sus arts.
1363 a 1407 reglamenta los llamados “pactos” (de retroventa, de reventa, de preferencia, etc.),
los cuales vinculan a las partes en tanto los regulen expresamente, pero, de incorporarlos al
contrato, deben respetarse determinadas previsiones que se reputan imperativas (vgr., el
plazo máximo en la retroventa o la intransmisibilidad del pacto de preferencia).

naturaleza y oponibilidad de la cesión de cuotas


la cesión de cuotas de la s.r.l. está sometida legalmente a un régimen especial y autosuficiente
de donde no cabe, en principio, remitirse a otros negocios jurídicos para determinar su
naturaleza jurídica y establecer las normas que le son aplicables (4). resulta entonces impropia
su calificación como cesión de créditos, habida cuenta de que lo transmitido como
consecuencia de la cesión no es un crédito del socio contra la sociedad, sino el complejo de
derechos y obligaciones que configuran el status socii. además, difiere sustancialmente el
sistema de oponibilidad de la cesión respecto de terceros, así como también las obligaciones
del cedente.
no obstante la simplificación del trámite, consecuencia del nuevo régimen de transmisibilidad
adoptado por la ley 22903 , la cesión de cuotas en la s.r.l. sigue implicando una reforma del
contrato social (5). rigen, entonces, a su respecto las previsiones de los arts. 4, 5 y 12 ley, y la
solución del párr. final del art. 152 es, en definitiva, coincidente con la del art. 12: oponibilidad
a terceros de la cesión a partir de su inscripción en el registro público de comercio. en
realidad, la única variante introducida por el art. 152, párr. final, es la atinente a quién puede
solicitar la inscripción y a los recaudos exigibles a ese fin. en lo demás mantienen su vigencia
las previsiones genéricas de los artículos ya citados – 4, 5 y 12 –, que fijan los efectos de toda
modificación del acto constitutivo.
la particularidad que presenta la modificación del contrato resultante de una cesión de cuotas
está dada por la inexistencia de una decisión previa del órgano de gobierno, como acontece
en toda otra reforma del acto constitutivo, ya sea en el tipo social en análisis como en los
demás previstos en la ley. ello así, la exacta determinación en una s.r.l. de quienes son sus
socios exige que nos atengamos no sólo al contenido del acto constitutivo, sino a las
modificaciones resultantes de la inscripción de ulteriores cesiones de cuotas.
el trámite de la cesión y su régimen de oponibilidad aparece claramente regulado en el art.
152. el efecto frente a la sociedad se produce desde la entrega –por cedente o cesionario– de
un ejemplar o copia del título de la cesión, con autenticación de las firmas si obran en
instrumento privado. ello presupone, como es obvio, la instrumentación mínimamente escrita
de la cesión, exigencia compatible con la norma del art. 4. lo único observable es que no se
confiere a las partes la posibilidad que el art. 5 reconoce, en general, respecto del acto
constitutivo o a sus modificaciones, en el sentido de extenderlos por simple instrumento
probado, aun sin firma autenticada, en cuyo caso, previo a la inscripción, corresponde su
ratificación por los otorgantes ante el juez que lo disponga. en tanto la comunicación a la
sociedad aparece regulada necesariamente como previa a la inscripción en el registro, la
autenticación de las firmas que obran en el instrumento de la cesión resulta de cumplimiento
ineludible cuando ésta se celebró por instrumento privado.
la inscripción en el registro público de comercio, que genera la consecuente oponibilidad frente
a terceros de la cesión, debe ser solicitada por la sociedad, hipótesis normal que supone un
actuar diligente de ésta o de su órgano de administración, inmediatamente de cumplido por el
cedente o el cesionario el trámite previsto en el art. 152 , párr. 2º. anticipándose a la negativa o
desinterés de la sociedad en inscribir la cesión, autoriza la ley a que sea solicitada por el
cedente o el cesionario, en cuyo caso deberán exhibir el título de la transferencia y constancia
fehaciente de su comunicación a la gerencia. la “constancia fehaciente” que requiere el art.
152, párr. final, importa exigir al socio cedente o al adquirente una nueva formalidad no
prevista en el párrafo precedente de la norma. no bastaría entonces que el socio cedente o el
cesionario presenten al registro el recibo expedido por la gerencia en oportunidad que se le
entregara el ejemplar o copia del instrumento de la cesión. se precisa una constancia
fehaciente, o sea que haga fe por sí misma, lo que obliga, en definitiva, a una diligencia con
intervención notarial. (6)
la única dificultad hermenéutica que en realidad presenta el art. 152 es la facultad de exclusión
del cesionario prevista en su párr. 3º. en tanto dicha norma establece que “la sociedad o el
socio sólo podrán excluir por justa causa al socio así incorporado, procediendo con arreglo a lo
dispuesto en el art. 91”, la previsión legal nada agrega a lo que surge del procedimiento de
exclusión del socio fijado, en general, en la sección xii del capítulo i de la ley. la variante
resulta introducida por la declaración expresa en el sentido de que, en tal caso, no es de
aplicación la salvedad que establece el párr. 2º del citado art. 91 (socio declarado incapaz,
inhabilitado, fallido o concursado civilmente), o sea que, aun dándose alguno de esos
supuestos, la exclusión resulta igualmente procedente. como consecuencia de ello, tratándose
de la exclusión de socios en la s.r.l., el catálogo de causales que la justifican varía según el
título o la causa que originó su ingreso en la sociedad. si su condición de tal deviene del acto
constitutivo o de otra circunstancia que no sea la cesión de cuotas, su exclusión sólo procede
mediando “grave incumplimiento de sus obligaciones”. si su incorporación a la sociedad es
resultado de una cesión de cuotas pondrá ser excluido, además, si se demuestra su
“incapacidad, inhabilitación, declaración en quiebra o concurso civil”.
tal dualidad en el tratamiento de los socios respecto de la exclusión ha sido criticada por la
doctrina, reputándola carente de justificación (7). es cierto que la ampliación de las causales
que justifican la exclusión en los supuestos de ingreso de un extraño como consecuencia de
una cesión de cuotas puede encontrar razón de ser en el mantenimiento de algún rasgo
personalista en esta clase de sociedades, aun habiéndose optado por la derogación de toda
limitación a la transmisibilidad de las partes sociales. aun así, no se advierte cómo tal objetivo
puede lograrse mediante la mera incorporación de los limitados supuestos de exclusión que se
refieren a la falta de capacidad o al sometimiento a concurso del cesionario.
cesión de cuotas limitadas en su transmisibilidad
los arts. 153 y 154, luego de reconocer la validez de las cláusulas contractuales que limitan la
transmisibilidad de las cuotas, a condición de que de tal forma no se prohíba la cesión,
proceden a regular el trámite y requisitos mínimos de las dos cláusulas limitativas usuales:
previa conformidad de los socios al ingreso del cesionario y derecho de preferencia de
aquéllos y de la sociedad a la adquisición de las cuotas. según ya fue señalado, la regulación
de las cláusulas aludidas confiere un marco imperativo que debe ser respetado por los socios
en oportunidad de incluirlas en el contrato social.
a) conformidad de los socios. queda librado a la regulación contractual determinar si
laconformidad de los socios a la cesión debe ser unánime o sujeta a la aprobación de la
mayoría que el contrato fije. parece obvio que, tanto la conformación de la unanimidad
requerida o de la mayoría que se pacte, excluyen la parte que corresponde al socio cedente,
solución seguida por el texto derogado del art. 152 .
advierte halperin que la decisión que se adopte respecto del otorgamiento o denegatoria de la
conformidad a la cesión no importa una actuación de la asamblea o reunión de socios como
órgano social, ya que la aceptación es hecha por los socios a título personal (8). ello implica la
no aplicabilidad de las exigencias y mayorías reguladas por el art. 160 , sino que debe estarse
a las previsiones contractuales a que remite el art. 153 , párr. 3º. la dificultad se plantea en el
supuesto de que nada se estipule en el contrato en cuanto a cuál es la mayoría necesaria para
aprobar la cesión. en tal caso, y salvo la falta de toda regulación respecto de la cláusula, lo
cual acarrearía su invalidez, cabe sí recurrir a la mayoría prevista en el art. 160, párr. final, en
tanto si bien la cesión en sí constituye una reforma del contrato, no puede sostenerse lo
mismo del procedimiento establecido como previo a la transmisión. tal interpretación se
corresponde con el sistema adoptado por la ley 22903, donde la regla es la libre
transmisibilidad de las cuotas, circunstancia que exige resolver las situaciones de duda
optando por la interpretación que limite en menor medida la circulación de ellas.
el socio que desee ceder sus cuotas debe comunicar su intención en tal sentido a la gerencia,
indicando el “nombre del interesado”. señalaba halperin al respecto, comentando la ley 19550,
que la comunicación debía contener no sólo el nombre sino los demás datos que requiere el
art. 11, inc. 1. parece acertada esa acotación en tanto si lo que se pretende es que los socios
puedan individualizar al cesionario para luego evaluar sus condiciones personales, podría
resultar insuficiente –a esos fines– la mera indicación de su nombre. a partir de la
comunicación a la gerencia corre el plazo de 30 días –o el menor que fije el contrato– para
comunicar al socio que pretende ceder la decisión denegatoria; no expedida ella en dicho
plazo, se tiene por conferida la autorización. como bien ha sido advertido por la doctrina, el
socio cumple con su obligación comunicando a la gerencia su voluntad de ceder, sin que se le
imponga en modo alguno la carga de notificar personalmente a cada socio. la omisión en que
incurra el órgano de administración respecto de la ulterior comunicación a los socios o la falta
de convocatoria de la respectiva reunión de socios, incide sólo en la eventual responsabilidad
del gerente que así actúe, pero en modo alguno afecta la validez de la cesión o la
operatividad de la sanción prevista en el art. 153, párr. 3º. (9) regula el art. 154, párr. 2º, lo
atinente a la instancia judicial establecida en favor del socio cedente a quien le ha sido
denegada la conformidad. la ley se limita a indicar que la decisión jurisdiccional deberá
adoptarse “con audiencia de la sociedad”, considerando acertadamente nissen que ello no
autoriza a descartar el procedimiento previsto, en general, por el art. 15 (10). la naturaleza de
la cuestión a decidir –si el motivo de la oposición está fundado o no en una justa causa– y la
sanción que la última parte del art. 154 establece para el supuesto de reputarse injustificada la
oposición –caducidad del derecho de preferencia– requieren un procedimiento que posibilite
una instancia probatoria mínima, lo cual resulta procesalmente inviable si el juez se limita a
“oír a la sociedad”, conforme parece desprenderse del texto de la norma en análisis.
b) derecho de preferencia. otra posible limitación a la transmisibilidad de las cuotas, objeto
de expresa previsión legal, es el derecho de preferencia de los socios o la sociedad a adquirir
las cuotas que el cedente desea transferir, en las mismas condiciones que éste pretende del
cesionario. resulta también de aplicación respecto de esta cláusula el plazo máximo de treinta
días del art. 153 , párr. 3º, contado desde la comunicación a la gerencia del “precio” de la
cesión.
ninguna otra previsión se agrega respecto del funcionamiento de la preferencia, cuya validez
se subordina al procedimiento que establezca el contrato. la falta de toda previsión contractual
al respecto –contrato social que se limita a reconocer el derecho de preferencia sin fijarle
procedimiento alguno– acarrea la invalidez de la cláusula, readquiriendo vigencia el principio
de libre transmisibilidad. una regulación incompleta, en cambio, exigirá una labor interpretativa
de la voluntad de las partes, donde las normas derogadas de la ley 19550, en particular las
contenidas en el anterior art. 152, constituyen pautas que revisten utilidad a esos fines. así,
cuando más de un socio ejerce el derecho de preferencia, la distribución a prorrata de las
cuotas, consagrada por el texto legal derogado, guarda correspondencia con el derecho de los
socios a mantener su posición relativa en el capital social, principio que es objeto de expreso
reconocimiento en el art. 151, párr. final. el ejercicio parcial del derecho de preferencia fue
desestimado por halperin al comentar la ley 19550, dado que no cabe imponérselo al socio
que desea desprenderse de la totalidad de las cuotas de que es titular, interpretación que
mantiene vigencia en el marco de la actual normativa. (11)
el precio que el cedente pretende de la cesión determina el modo de ejercicio de la preferencia
por los consocios o la sociedad y el consecuente derecho a impugnarlo, conforme al
procedimiento previsto por el art. 154, párr. 1º. la forma en que resulta regulada la cláusula en
la ley parece suponer un precio en dinero, pagado al contado. ello no obstante, cualquier
facilidad que el cedente confiera al cesionario, como asimismo, las garantías que
eventualmente requiera a este último, deben ser concedidas y ofrecidas por los socios que
ejercen la preferencia. así se ha sostenido respecto de idéntico pacto en la compraventa civil,
conforme a la norma del art. 1393 cciv. (12). la cesión de las cuotas, no por un precio en
dinero, sino contra la entrega de una cosa cierta, mueble o inmueble –alternativa prevista para
la cesión de créditos por el art. 1436 cciv. – conlleva la necesidad de fijar su valor por el
cedente a fin de posibilitar el ejercicio de la preferencia, de lo contrario se impediría la
operatividad del derecho reconocido a los socios en el contrato. parecida dificultad se plantea
en la cesión gratuita de las cuotas, supuesto en el cual también el cedente que pretende
realizar dicha liberalidad –no existe razón legal alguna para impedírselo– deberá fijar el valor
de las cuotas para posibilitar el ejercicio de la preferencia o si no recurrirse directamente a la
tasación judicial del art. 154, párr. 1º.
ejecución forzada de cuotas
la normativa societaria derogada carecía de previsión expresa respecto de la ejecución
forzada de cuotas, lo cual exigía compatibilizar la embargabilidad reconocida por el art. 57 con
las limitaciones imperativamente consagradas por el art. 152. ello motivó interpretaciones
divergentes que ahora resultan superadas por la acertada previsión del art.
153, párr. final. (13)
obtiene la ley una solución que concilia adecuadamente los intereses en juego: el del
acreedor ejecutante en obtener la pronta y más completa satisfacción de su crédito y el de la
sociedad y los socios en mantener su carácter intuitu personae, plasmado contractualmente
mediante la incorporación de cláusulas limitativas de la transmisibilidad.
la regularidad del trámite procesal del remate exigirá el cumplimiento por las partes del juicio y
el órgano jurisdiccional de dos recaudos básicos: comunicar a la sociedad la realización de la
subasta con la anticipación exigida por la ley y adjudicar al tercero adquirente las cuotas sólo
luego de transcurrido el plazo para ejercer la opción de compra. los demás aspectos hacen a
la gestión interna de la sociedad y deben ser necesariamente realizados en los plazos
perentorios que fija la ley, sin que se pueda admitir prórroga alguna, salvo conformidad
expresa del acreedor ejecutante.
los plazos establecidos por el art. 153, última parte (15 y 10 días), revisten naturaleza procesal
en tanto se refieren a actos a cumplir dentro del procedimiento de ejecución, de allí que deban
computarse sólo los días hábiles, con los alcances fijados por las normas locales.
transmisión por causa de muerte
la s.r.l. no aparece enunciada dentro de los tipos sociales respecto de los cuales el art. 90
considera que la muerte del socio opera la resolución parcial del respectivo contrato, estando
sometida a un régimen propio, resultante del art. 155. dicha norma, modificada por la ley
22903, adapta el sistema al actual régimen de libre transmisibilidad de las cuotas e incorpora
disposiciones tendientes a morigerar el rigor de las cláusulas contractuales que establecen la
obligatoria incorporación de los herederos del socio fallecido. la nueva norma, en conjunción
con las anteriormente analizadas, posibilita una sistematización teniendo en cuenta dos
circunstancias en función de las cuales la ley estructura el sistema de transmisión mortis
causa de las cuotas: que en el contrato se hayan o no pactado cláusulas limitativas de la
transmisibilidad (las regladas en el art. 153 o cualquier otra que convengan las partes) y que
medie o no pacto de continuación de la sociedad con los herederos del socio fallecido.
1. contratos que limitan la transmisibilidad
a) con pacto de incorporación de herederos. este pacto resulta vinculante para socios
yherederos, correspondiendo su incorporación a la sociedad a partir de la acreditación de este
último carácter, sin perjuicio de la interina intervención del administrador de la sucesión. en
este caso, y ante la existencia de pactos limitativos de la transmisibilidad, la ley los declara
inoponibles a los herederos del socio, por el término de tres meses desde su incorporación a
la sociedad. sólo reconoce una opción de compra a la sociedad o los socios, dentro de los 15
días de haber comunicado el heredero a la gerencia su intención de ceder. esta opción
funciona aun cuando en el contrato se hubiera establecido una limitación a la transmisibilidad
diversa del derecho de preferencia (vgr., sólo la conformidad previa de los socios). además,
ateniéndonos al texto expreso de la ley, ratificado por su exposición de motivos, la opción de
compra debe ser ejercida “por el mismo precio”, resultando excluida la facultad de
impugnación que, en las transmisiones inter vivos, reconoce el art. 154 , párr. 1º. sostiene
farina que, pese a ello, el derecho a impugnar el precio debe ser igualmente reconocido a los
socios y a la sociedad (14), conclusión que nos parece discutible ante la clara previsión legal,
ya citada. adviértase, incluso, que el legislador se ha cuidado de llamarlo “derecho de
preferencia”, limitándose a reconocer a los socios y a la sociedad lo que denomina “opción de
compra”, adoptando idéntica terminología que la utilizada para la ejecución forzada de cuotas
(art. 153, párr. final). la facultad de impugnar el precio aparece entonces reconocida al
derecho de preferencia en sentido estricto, o sea, aquel pactado en el contrato de conformidad
a lo autorizado por el art. 153. los demás casos constituyen opciones de compra de fuente
legal y que proceden aun cuando el contrato contenga cláusulas limitativas diversas del
derecho de preferencia.
b) sin pacto de incorporación de herederos. en este caso deberán respetarse las
cláusulaslimitativas incorporadas al contrato y el heredero requerirá, en su caso, la
conformidad mayoritaria o unánime de los socios o éstos o la sociedad podrán ejercer el
derecho de preferencia. no cabe extender a este supuesto la inoponibilidad de las cláusulas
limitativas consagradas por el art. 155, párr. 2º, en tanto la referencia a “estos casos” implica
su aplicabilidad sólo respecto de los contratos donde medie pacto de incorporación de
herederos, o sea, el supuesto previsto en el párrafo precedente. lo que no contempla la ley es
cómo funcionan en tal caso las cláusulas limitativas pactadas. en relación al derecho de
preferencia, sostiene nissen que corresponderá realizar la valuación de las cuotas sociales del
fallecido mediante pericia judicial, siempre que los socios no hubieran previsto, en el contrato
social, otra forma de valuación (15). más compleja es la situación cuando los socios ejercen el
derecho, pactado en el contrato, de oponerse a la ncorporación de los herederos, expidiendo
en término su voluntad en ese sentido y habiéndose agotado, en su caso, la vía judicial
prevista en el art. 154, párr. 2º. en tal supuesto no cabe otra posibilidad que la resolución
parcial del contrato, debiéndose reembolsar a los herederos el valor de las cuotas de que era
titular el causante.
2. contratos sin cláusulas limitativas
en este supuesto, por aplicación de la regla consagrada por el art. 152 , párr. 1º, y medie o no
pacto de incorporación de herederos, las cuotas se transmiten a éstos luego de que acrediten
ese carácter, en la forma dispuesta por el art. 155 (presentación de la declaratoria y actuación
interina del administrador). a partir de allí podrán los herederos ceder libremente las cuotas
recibidas del causante, sin otra limitación que la fijada por el art. 152 .
s.r.l. constituidas con anterioridad a la ley 22903
cabe que nos detengamos en la cuestión atinente a la aplicabilidad de las nuevas normas
sobre cesión de cuotas a las sociedades constituidas bajo la vigencia de la ley 19550, la cual,
según ya fue señalado, contenía un régimen de transmisibilidad sustancialmente distinto del
ahora vigente.
el punto aparece resuelto mediante la norma de derecho transitorio contenida en el art. 6, inc.
e, ley 22903, de conformidad a la cual las previsiones de los actuales arts. 152 a 155 se
aplicarán a las sociedades constituidas con anterioridad a los tres meses de vigencia de la ley,
salvo que dentro de dicho plazo se modifique el contrato adecuándolo a sus disposiciones. se
formula luego la salvedad referida a la ejecución forzada de cuotas – art. 153, párr. final–,
previsión legal que se declara aplicable a las subastas que se dispongan a partir de la vigencia
de la ley.
se ha optado, al regular la transición de un régimen legal a otro, por una solución que
reputamos discutible y peligrosa, que además resulta contradictoria con la adoptada por la
norma general de derecho privado contenida en el art. 3 cciv. ello ha sido ya advertido por la
doctrina, señalando al respecto farina la preocupación que le causa la aplicación automática
de los nuevos arts. 152 y 153, dado que la mayoría de los contratos no previeron, por
innecesario, el régimen de cesión de cuotas, pues las normas del anterior art. 152 eran más
que suficientes, tornándose ahora libremente cesibles. supone este autor que la aplicación
automática de las nuevas disposicionesno va a ser pacífica cuando con ella se alteren los
derechos adquiridos a la luz de la ley anterior, dado que de ese modo pueden verse afectadas
garantías constitucionales. (16)
otra es la situación que resulta de atenernos al art. 3 cciv., texto según ley 17711. preceptúa al
respecto su párr. final que “a los contratos en curso de ejecución no son aplicables las nuevas
leyes supletorias”. ha sistematizado con precisión moisset de espanés las posibles situaciones
que pueden plantearse en la sucesión temporal de leyes cuando éstas inciden en un contrato
en curso de ejecución. distingue a esos fines según la ley nueva tenga carácter imperativo o
supletorio. en el primer caso, la ley nueva goza de efecto inmediato y se aplica a las
consecuencias posteriores; si, en cambio, reviste carácter supletorio, tales consecuencias son
regidas por la ley vigente al momento de celebrarse el contrato, a la cual se le reconoce en el
art. 3, in fine cciv., efectos diferidos (17). tal solución encuentra su fundamento en el respeto
de la voluntad contractual, ya que el contrato se integra no sólo por lo que las partes
expresamente pactan, sino también por las normas supletorias de la ley, cuando se trata de
contratos dotados de tipicidad legal, en tanto no medie declaración de ellas en el sentido de
excluirlas o de regular sus relaciones de manera diversa. de allí que, cuando se redacta un
contrato, “el abogado aconseja a su cliente no recargarlo con cláusulas superabundantes y
considera innecesario repetir aquellos puntos en los que hay coincidencia entre la disposición
legal supletoria y el querer de las partes, contemplando sólo aquellos puntos en que las partes
quieren apartarse de la normativa legal para dar una solución diferente”. (18)
si admitimos la naturaleza básicamente contractual de la sociedad, más allá de las
particularidades que se derivan de su carácter plurilateral o del hecho de dar nacimiento a un
nuevo sujeto de derecho, las afirmaciones precedentes y la solución adoptada por el art. 3
cciv. le son plenamente aplicables. quien concurrió a la celebración de un contrato de s.r.l.
bajo la vigencia de la ley 19550, lo hizo aceptando y compartiendo el marco imperativo que
ella fijaba, con acentuadas características personalistas del tipo y donde la transmisibilidad de
las cuotas resultaba sometida a los rigurosos recaudos del anterior art. 152. modificar ope
legis las características del tipo social adoptado, aun cuando se confiera el “plazo de gracia”
del art. 6, inc. e, importa una alteración sustancial del contenido de la declaración de voluntad
manifestada en el contrato.
tal modificación del contenido de un contrato de sociedad sólo puede ser consecuencia de una
decisión en ese sentido del órgano de gobierno, única expresión vinculante de la voluntad
social.
según la norma transitoria en análisis, dicho órgano social aparece, en cambio, obligado a
expedirse –en el exiguo plazo de tres meses– no para introducir reformas al contrato social,
sino para ratificar lo que los socios reputaban, con razón, integrativo de él.
adviértase, incluso, que de lo que aquí se trata no es de una norma supletoria derogada por
otra de igual carácter, en tanto las previsiones legales que regían la cesión de cuotas en la ley
19550 eran imperativas y las consagradas por la ley 22903 son sólo supletorias. en tal caso, la
solución del art. 3, in fine cciv. no es pasible de las observaciones que formuló parte de la
doctrina nacional al supuesto anterior, o sea, cuando tanto la ley derogada como la nueva son
supletorias (19). señala al respecto lópez de zavalía que si la ley anterior es imperativa y la ley
nueva supletoria, nada de arbitrario puede encontrarse en una suposición –presumir que los
contratantes trasvasan al contrato el derecho vigente a la fecha de su celebración– que en
definitiva “atribuye a los contratantes la única voluntad que entonces podían legítimamente
tener”. (20)
complica el análisis la verificación de que en los contratos sociales celebrados bajo la vigencia
de la ley 19550 pueden encontrarse, básicamente, las siguientes formas de redacción: a) la de
aquellos que, con buena técnica, nada dijeron acerca del régimen de cesión de cuotas a
terceros, al reputar integrativo del contrato las normas imperativas de la ley; b) aquellos que
incorporaron una cláusula expresa en el sentido de someter la cesión de cuotas “a lo
dispuesto en los arts. 152 y 153 ley 19550”; c) los que, aunque en forma sobreabundante,
regularon con precisión el procedimiento de cesión de cuotas, transcribiendo en el contrato
las previsiones imperativas de la ley.
si bien, examinados los contratos sociales a la luz de la ley 19550 , las tres situaciones
descriptas resultan sometidas a idéntico régimen, la supervivencia de dichas cláusulas bajo la
vigencia de la ley 22903 correrá distinta suerte. la hipótesis enunciada sub c) autorizará a los
socios a considerar subsistentes las cláusulas limitativas de la transmisibilidad que en el
contrato constitutivo eran mera reiteración de las normas imperativas entonces vigentes y que
ahora vienen a valer como la regulación supletoria que autoriza el nuevo art. 152, párr. 1º. los
supuestos restantes –a) y b) – aparecen irremediablemente sometidos a la norma transitoria
del art. 6 ley 22903. no obstante que, en sustancia, el querer de las partes fue idéntico en los
tres supuestos, la ley les atribuye distinto significado sin justificación valedera.
a lo expuesto habría que agregar la situación en que se hallará el socio que, luego de obtener
dentro del plazo legal (tres meses) la convocatoria a reunión de socios o la consulta prevista
por el art. 159 para considerar la adecuación del contrato a la ley 22903, incorporándole las
cláusulas limitativas de la transmisibilidad que antes regían imperativamente, no obtiene para
su moción las mayorías exigidas por la ley. su situación no encuadra dentro de los supuestos
que autorizan el receso, de conformidad al art. 160, párr. 4º, lo cual lo obligaría a permanecer
en la sociedad o a ceder sus cuotas a sus consocios, únicos interesados en adquirirlas.
dentro del concepto de propiedad en sentido constitucional, a los fines de hacer operativa la
garantía del art. 17 cn., deben incluirse, según la corte suprema de justicia de la nación, a los
derechos patrimoniales adquiridos en virtud de contrato, en tanto la inviolabilidad de la
propiedad asegurada en términos generales por la norma constitucional citada “protege
suficientemente tales derechos contra efectos de cualquier legislación ulterior a su adquisición”
(21). si a ello agregamos que la retroactividad establecida por la ley en ningún caso puede
afectar derechos amparados por garantías constitucionales, según el propio art. 3 cciv., la
inquietud planteada por el profesor farina, que citamos al iniciar el análisis de esta cuestión,
resulta plenamente justificada, pudiéndose demostrar, en más de un caso, el agravio
constitucional concreto que se deriva de la deficiente regulación dada al derecho transitorio
por el art. 6, inc. e, ley 22903.
notas
(1) isaac halperin, “sociedades de responsabilidad limitada”, p. 144, depalma, bs. as.,
1975; ricardo a. nissen, “ley de sociedades comerciales, anotada y comentada”, t. i, p.
382, ábaco, bs.
as., 1982; (2) nissen, ob. cit., t. iii, p. 189, menciona, a título de ejemplo, la designación de
árbitros; (3) no cabe, entonces, aplicar el plazo del art. 153 y la sanción por falta de
manifestación de los socios cuando la cláusula limitativa se refiere, vgr., a la profesión del
socio o a determinadas exigencias personales de alguna clase de sociedades, vgr., en las
llamadas “sociedades de componentes”, salvo que el ingreso del socio dependa de alguna
manifestación de voluntad de la sociedad en ese sentido; (4) fernando h. mascheroni, “manual
de sociedades de responsabilidad limitada”, p. 102, cangallo, bs. as., 1976; (5) nissen, ob. cit.,
t. iii, p. 185; (6) la posibilidad de efectuar la comunicación por telegrama o carta-documento no
sería viable en tanto lo que en realidad se debe acreditar no es la “comunicación” a la gerencia
sino la “entrga” del instrumento a que alude el párr. 2º del art. 152; (7) nissen, ob. cit., t. iii, p.
187; (8) halperin, ob. cit., p. 146, nota 203, (9) nissen, ob. cit., t. iii, p. 188; (10) ibíd., t. iii, p.
191; (11) halperin, ob. cit., p. 151; (12) guillermo a. borda, “contratos” , t. i, p. 271, perrot, bs.
as., 1969; (13) sistematiza nissen, bajo la ley 19550 , las diferentes posiciones existentes al
respecto en la doctrina y jurisprudencia nacionales (ob. cit., t. i, p. 389); (14) juan m. farina,
“tratado de sociedades comerciales”, t. iv, p. 154, zeus editora, rosario, 1984; (15) nissen, ob.
cit., t. iii, p. 193; (16) farina, ob. cit., t. iv, p. 155; (17) luis moisset de espanés, “irretroactividad
de la ley y el nuevo art. 3 cciv.”, ps. 25 y ss., córdoba, universidad nacional de córdoba, 1976;
(18) ibíd., ps. 31/2, con cita de lo expresado por mosset iturraspe en el tercer congreso
nacional de derecho civil, nota 25; (19) autores citados por moisset de espanés, ob. cit., p. 30,
nota 21; (20) fernando j. lópez de zavalía, “irretroactividad de la ley”, ll 135-1493; (21) corte
sup., en autos “horta v. harguindeguy” , 21/8/1922, fallos 136:59; 1987ar_da002
continuando con el desarrollo, vamos a enfocarnos nuevamente en el capital social, compuesto
por el aporte de los socios que, al igual que aquellos de la sociedad anónima, deberán
consistir en bienes de ejecución forzada. es importante remarcar que los bienes aportados
pasan a ser propiedad de la sociedad, descartándose los aportes de uso y goce, o aquellos
que se relacionen con el trabajo personal de los socios.
los aportes entonces serán en dinero en efectivo o en bienes. para el primer caso debe
integrarse como mínimo el 25% del aporte de cada socio, completando el saldo en un plazo
máximo de 2 años. destacamos que lo dispuesto para la integración mencionada, rige sólo
para el momento de la constitución de la sociedad, para los casos de aumento de capital
social, deberá integrarse la totalidad.
también pueden aportarse bienes en especie, que deben suscribirse e integrarse en su
totalidad al momento de la constitución. para su valuación, nos remitimos a los distintos
procedimientos del art. 51 lsc, vale a decir: 1) valor de mercado; o bien 2) señalando los
antecedentes justificativos de la valuación; o bien 3) recurriendo a la valuación de peritos. ¿hay
algún tipo de responsabilidad que pese sobre los socios por los aportes que deben a la
sociedad, frente a terceros? recordemos que el capital social, cumple una función de garantía
por las obligaciones de la sociedad. la respuesta, entonces es afirmativa. efectivamente los
socios deberán responder de manera solidaria e ilimitada frente a terceros por la integración
de sus aportes, sin distinguir la naturaleza de los mismos (dinero o bienes). dicha garantía
subsiste por el término de 5 años. por supuesto el tercero sólo podrá reclamar en base a esa
responsabilidad, en los caso de insolvencia o quiebra de la sociedad, de otra manera no
tendría interés legítimo para reclamar. lo mismo sucede para los casos de sobrevaluación de
los aportes. en cuanto a la prueba corresponderá al acreedor, debiendo demostrar que no se
ha integrado el saldo en efectivo o la exageración injustificada en la valuación de los bienes.
un caso de interés su rge en la cesión de cuotas, donde se aplicarán las disposiciones que
venimos tratando (art. 150 lsc) a los cesionarios, quienes responderán por la efectiva
integración de los aportes, si el cedente o los ha completado. en cuanto a éste último, subsiste
su garantía hasta la efectiva inscripción de la cesión en el registro público de comercio. el
plazo por el cual el cesionario deberá responder es el mismo que hemos mencionado ut
supra, vale a decir 5 años.
nótese que la garantía tratada es inderogable, por lo que no puede dejarse sin efecto por
cláusula contractual. en conclusión la lsc dispone que tanto el cedente, como el cesionario,
deberán responder de manera solidaria e ilimitada por la integración de las cuotas sociales.
ahora bien, llegado el momento de reclamar tal responsabilidad, la sociedad no podrá hacerlo
respecto del cedente, sin previa interpelación al socio moroso, o sea al cesionario, ya que es
considerado integrante de la sociedad al momento del reclamo. este es un requisito previo e
indispensable para que le sea exigida su responsabilidad.
hemos visto el caso de la sobrevaluación, pero cabe preguntarse ¿la infravaluación de los
aportes, puede tener consecuencias frente a terceros? para responder esta inquietud
acompañamos con el siguiente artículo.
artículo publicado en www.infobaeprofesional.com.ar, martes 25 de noviembre de 2008.
duro golpe a directores por infracapitalización societaria la cámara laboral estableció que
los socios de una empresa deben responder con su patrimonio personal para afrontar
indemnizaciones laborales la cámara del trabajo estableció en una reciente sentencia que los
socios de una sociedad de responsabilidad limitada (srl), cuyo capital social no tiene una
entidad suficiente como para cumplir con sus obligaciones deberán responder con su
patrimonio personal por las deudas de la empresa, especialmente si son laborales.
puntos importantes
• un novedoso fallo de la cámara laboral condenó solidariamente a los socios de
una empresa a pagar una indemnización por despido.
• los jueces les reprocharon no mantener una relación razonable entre el giro de la
sociedad y el capital social, que se revelaba insuficiente para pagar los créditos
laborales.
• especialistas advierten que el fallo establece una nueva causal de responsabilidad
solidaria de socios y directivos: la infracapitalización societaria.
los abogados consultados por iprofesional.com coinciden en destacar que este tipo de
sentencias siembran un elemento más de incertidumbre en el andamiaje jurídico actual, y
que alientan a desinvertir en el país, impactando directamente contra el giro normal y
comercial de las empresas.
“esta sentencia implica un nuevo llamado de alerta contra las sociedades argentinas,
específicamente contra las pyme, que recurren a este tipo societario y arrancan con un capital
mínimo, explicó juan minghini, socio del estudio alegría -minghini & asociados. minghini
advirtió que mientras que en europa se están llevando a cabo importantes medidas, tanto
políticas cómo judiciales para incentivar a las pyme y generar nuevos puestos de trabajo,
pareciera suceder exactamente lo opuesto en nuestro país, al menos, desde la óptica que
surge de las sentencias de la cámara de apelaciones del trabajo.
“lo gravoso de este antecedente es que los jueces "intuyen" la construcción del fraude
laboral a partir del precio de venta de ciertas participaciones sociales; al margen de la
inexistencia de activos suficientes en la empresa”, dijo pablo a. van thienen, abogado y
director de centro de estudios de derecho, empresa y finanzas (cedef) law & finance. los
jueces tomaron esta decisión en la causa: “arancibia nora y otro c /rodríguez ricardo marcos y
otro s/ ejecución de créditos laborales”.
el caso paso a paso
como primera medida, el empleado intentó demandar a la empresa artbaby srl por el pago de
indemnizaciones laborales. tras diversas citaciones de la justicia se comprobó que la firma se
había mudado sin dejar rastros; entonces inició una nueva demanda, pero en esta
oportunidad, contra los socios de la compañía.
el trabajador fundamentó la misma en la conducta dolosa de los socios, alegando que, por
la forma en que se manejaron, imposibilitaron el cobro de deudas contraídas.
de acuerdo a los datos del expediente, la empresa se constituyó en octubre de 1991 con
un capital social de $5.000, integrado por dos socios, que también resultaron demandados
en la causa.
en julio del año 2000, uno de ellos cedió a terceros sus cuotas, que equivalían al 50% del
capital social, por un valor de $50.000. a partir de dicho momento quedó un único gerente
en la firma que, en marzo de 2002, vendió la totalidad de las cuotas sociales a otro interesado
por la suma de 20.000 pesos.
los jueces de cámara decidieron condenar a los socios y gerentes de la firma a indemnizar al
empleado porque consideraron que la empresa se encontraba infracapitalizada; o sea, que
los bienes aportados por los socios bajo el rubro capital fueron insuficientes en relación al
giro del negocio.
en los fundamentos de la sentencia los magistrados explicaron que el régimen de sociedades
de responsabilidad limitada tiene por objeto facilitar la inversión productiva al permitir al
comerciante arriesgar en la empresa sólo el capital designado, sin comprometer el resto de su
patrimonio personal.
sin embargo, advirtieron que esta facilidad no puede convertirse en un medio para defraudar
los intereses de terceros.
así, sostuvieron que “es claro que una srl puede verse en dificultades económicas;
precisamente para ese supuesto se ha previsto la responsabilidad limitada, de modo que la
sociedad puede ser ejecutada y aún ser declarada en quiebra sin que el resto del patrimonio
de sus socios se vea afectado”.
a pesar de esto explicaron que la ley de sociedades comerciales establece la
responsabilidad solidaria de los socios y administradores en ciertos casos que deberían
ser excepcionales, como por ejemplo "cuando se utiliza la figura societaria como un mero
recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de terceros".
”existe un límite mínimo de capital para la constitución de una sociedad: si ese requisito se
cumple la sociedad puede formarse, ya que no es dado a la autoridad administrativa predecir
cuál ha de ser el giro futuro de la empresa. pero es responsabilidad de los propios socios
mantener una relación razonable entre el giro real de la sociedad y el capital con el que
ésta se halle dotada".
a continuación los jueces agregaron que "de otro modo, lo que se presenta en el mercado
como una empresa sólida y próspera puede encubrir la ausencia casi total de solvencia para
hacer frente a las obligaciones contraídas”, detallaron los magistrados.
desde luego, dijeron que esta circunstancia permanece en la irrelevancia mientras la sociedad,
de hecho, tiene bienes suficientes para servir de garantía común de sus acreedores. pero los
jueces agregaron que cuando estos bienes faltan -y más aún cuando desaparecen o resultan
de propiedad de terceros- "los acreedores encuentran que el límite de responsabilidad de los
socios, establecido por ellos mismos en suma cercana al mínimo legal, aparece
desproporcionado, no ya sólo con las deudas contraídas, sino con el propio giro social en
épocas normales", añadieron.
esta condición –alegaron los magistrados- se ve agravada cuando los acreedores son los
trabajadores dependientes de la sociedad, porque quienes buscan empleo no están en
condiciones de tomar en cuenta el capital social de la empresa con la que hayan de
contratar.
los jueces explicaron que en este caso, en especial, la desproporción se ve demostrada por
el valor alcanzado por las cuotas sociales cuando fueron transferidas.
"si la sociedad se constituye con el mínimo legal de capital, más adelante transfiere cuotas
sociales por un precio muy superior y en el momento de hacer frente a sus deudas laborales
no cuenta con bienes propios, esto indica una conducta encuadrable", enfatizaron. por
estas razones, los juecesdeterminaron responsabilizar a los socios en forma personal,
ilimitada y solidaria, condenándolos al pago de la indemnización del empleado.
responsabilidad objetiva
eugenio maurette, socio laboral de abeledo gottheil abogados explicó que hasta ahora, la
corte suprema, en diversos fallos como por ejemplo "palomeque”, dijo que la responsabilidad
directa de los socios de una sociedad por las obligaciones laborales de los empleados se
configura cuando existió una maniobra dolosa de los mismos utilizando la figura
societaria, para evadir el cumplimiento de obligaciones laborales y de la seguridad social.
”si este nuevo fallo considera que la maniobra dolosa de los socios, se constituye por el sólo
hecho que la sociedad no tiene un capital suficiente para cumplir con su objeto social, en los
hechos está transformando una responsabilidad subjetiva en una objetiva, ya que basta
con probar esta sola situación para que el socio sea responsable de las obligaciones del ente
jurídico que constituyó”, enfatizó.
el abogado sostuvo que lo importante no es lo nominal, sino lo real, es decir si el capital y los
bienes que tiene la sociedad son suficientes para cubrir sus créditos laborales, y si la
insolvencia de la misma fue una maniobra intencional de los socios para liberar a la sociedad
de sus responsabilidades como empleadora, o no.
“esperamos que este fallo sea un precedente aislado, ya que si no, se desnaturalizaría el
objeto de las sociedades de responsabilidad limitada, abriendo la puerta, con un hecho
que no implica intención de evadir o liberarse de sus compromisos, a la responsabilidad
directa de los socios, con lo cual pone un elemento más de incertidumbre en el andamiaje
jurídico actual”.
para pablo josé barbieri, socio de funes de rioja, la novedosa argumentación desarrollada por
la cámara del trabajo introduce la “infracapitalización” como una de las causales de extensión
de responsabilidad y refleja un marcado interés en evaluar el buen manejo de la sociedad por
parte de los socios y administradores.
"sin embargo, sería peligroso tomar como justificación de la extensión solidaria el solo hecho
de la infracapitalización, sino que ésta debería estar acompañada de maniobras
fraudulentas o reflejar un verdadero uso inadecuado de la persona jurídica o su
utilización con fines extrasocietarios", destacó.
“este fallo desatiende y no comprende la estructura de capitalización de las empresa
pyme argentina”, remarcó van thienen.
"bajo el trillado argumento del fraude laboral -agregó el abogado- el fuero del trabajo pretende
buscar soluciones indemnizatorias más allá del capital de riesgo y agredir el patrimonio
personal de accionistas y gerentes quebrando un principio fundamental del derecho
empresario, que establece los socios no responden más allá del capital aportado". ahora,
además de los antecedentes sobre responsabilidad de accionistas, socios y directores por
contratación de empleados en negro; debemos sumar la responsabilidad solidaria de
socios y gerentes por infracapitalización, destacó van thienen.
"un fallo alarmante que, leído entre líneas, busca poner contra las cuerdas al empresario pyme
que invierte capital de riesgo", concluyó.
continuando con el análisis del capital social, existen previsiones dentro del tratamiento de la
srl, que tienden a permitirle su aumento para satisfacer las necesidades de su evolución
comercial, sin tener que adoptar el régimen del art. 160 y sus mayorías, estas previsiones
refieren a la posibilidad de emitir cuotas suplementarias.
el art. 151 lsc establece los siguientes requisitos: 1) autorización del contrato social, sea
originalmente o bien habiéndose reformado e incorporada en el mismo una cláusula
específica, siguiendo el régimen del art. 160, 1er p; 2) exigibilidad exclusiva de la sociedad,
excluyéndose a los acreedores sociales. la emisión deberá decidirse por el acuerdo de los
socios que representen más de la mitad del capital social. luego la decisión deberá inscribirse
y es en ese momento que es obligatorio para los socios integrarlas. deberán estar presentes
en el balance a partir de su registración. queda descartada la posibilidad de que sea otorgado
un plazo para su integración. si no se integraren, serán de aplicación las sanciones del art. 37
lsc, vale a decir exclusión del socio por mora en el aporte.
a los fines de ahondar más en las temáticas planteadas y sin perjuicio de la bibliografía curso
de derecho societario, r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. proponemos la lectura del siguiente
archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online
07/ 08/ 2004
citar lexis nº 0003/007666
género: doctrina; título: sociedad de responsabilidad limitada: capital - suscripción integración -
aportes - garantía de los aportes - prestaciones accesorias - cuotas suplementarias;
autor: curtino, maría c.; fuente: ja 2000-ii-972
sociedades (en particular) - 04) sociedad de responsabilidad limitada - c) capital y cuotas
sociales
sumario: i. introducción.- ii. suscripción e integración: a) suscripción; b) integración; c) aporte
en dinero; d) aporte en especie.- iii. garantía de los aportes.- iv. prestaciones accesorias.- v.
cuotas suplementarias
i. introducción
el capital es la cifra intangible que representa el valor de los bienes aportados por los socios
en propiedad. es una cifra invariable que no sufre los cambios permanentes del patrimonio. es
una cifra que debe estar determinada, es abstracta, intangible e inviolable. sólo puede ser
modificado por los socios en situaciones formales y con las mayorías requeridas, que en la
s.r.l. son siempre más de la mitad del capital social, si ello está previsto en el estatuto,
otorgando la ley opción a los socios de disminuir la mayoría legal, que es las tres cuartas
partes del capital social o la unanimidad si es una sociedad de dos socios. el capital social es
uno de los requisitos no tipificantes pero esenciales y debe estar en el instrumento constitutivo.
la omisión de este requisito hace anulable el contrato.
las partes sociales son las partes del capital suscripto por los socios. las partes sociales son
indivisibles, excepto por cesión o transmisión hereditaria y en caso de ejecución forzada. el
capital se divide en cuotas, que deberán ser de igual valor, el que será de diez pesos o sus
múltiplos. la división en cuotas se hace para poder simplificar la división de la parte social,
cosa que en la práctica es absolutamente inútil porque cada cesión de cuotas implica una
modificación de estatuto (1). la cuota de las sociedades de una s.r.l. no tiene entidad corpórea,
ni posee la individualidad que caracteriza a las acciones de una sociedad anónima; representa
el aporte societario de capital de sus integrantes en calidad de socios y ese aporte pertenece a
la sociedad y no a cada uno de sus socios, así sea en proporción a su respectivo aporte,
incluso, ni tan siquiera podrían ser objeto de compraventa, ya que no son cosas, ni por su
naturaleza ni por su carácter representativo. su transferencia sólo puede hacerse por cesión
de derechos, sin que sea menester la tradición del título (2). las cuotas de la s.r.l. no están
hechas para la negociación, ni para la circulación; al contrario, toda cesión de cuota implica,
desde un previo informe del registro público de comercio para tomar conocimiento de quién es
el titular de la cuota, inhibiciones o gravámenes, hasta una modificación del contrato de
sociedad con su correspondiente trámite de control de legalidad ante el juez y su respectiva
publicación de edictos previa a la inscripción. se demuestra ampliamente la falta de carácter
negocial de la cuota social en que no puede representarse por títulos ni de crédito, ni
circulatorio sólo puede transmitirse por cesión de derechos y provoca la modificación del
contrato social con las mayorías necesarias y agrava dasdel art. 160 ls. (t.o. 1984, la 1984-a-
46), que para dicha situación es necesario el voto favorable de las tres cuartas partes del
capital social, cuando son más de dos socios y si son dos socios se requiere la unanimidad. la
cuota social no es un bien mueble, a diferencia de la acción de la sociedad anónima, cuya
naturaleza jurídica está considerada bien mueble. la cuota de la s.r.l. representa un complejo
de derechos, obligaciones y cartas ínsitas en la calidad de socio; es tan solo la titularidad de la
participación (3). así dictamina el fallo citado. opina lo contrario isaac halperín, quien
manifiesta que "la parte social, así como la acción son bienes muebles, aunque el activo esté
integrado por inmuebles" (4).
la cuota social es fácilmente embargable porque la tenencia del socio se encuentra registrada
e inscripta en el registro público de comercio. la publicidad del titular de la cuota la distingue de
la sociedad anónima, cuyos únicos socios registrados en el registro público de comercio son
los fundadores y cuyos datos obran en el acta constitutiva. toda transferencia de acción
posterior, sólo es registrada en el libro registro de accionistas, para que tenga efectos frente a
terceros, requisito exigido por el art. 215 ls. el libro de accionistas es un libro interno de la
sociedad y está a cargo del órgano de administración. la inscripción de la transferencia de las
acciones en dicho libro hace a la publicidad y el acto es oponible a terceros.
el aporte de las s.r.l. debe consistir en bienes determinados susceptibles de ejecución forzada,
según lo establece el art. 39. el aporte de uso y goce y toda prestación de trabajo está
prohibido en las s.r.l. el capital es el resultado de los aportes de los socios y su función es la
de garantizar a los terceros que contratan con la sociedad y asimismo es, como la otra cara de
la misma moneda, el límite de la responsabilidad de los socios.
ii. suscripción e integración
art. 149. (suscripción íntegra).- "el capital debe suscribirse íntegramente en el acto de
constitución de la sociedad.
(aportes en dinero).- los aportes en dinero deben integrarse en un veinticinco por ciento, como
mínimo y completarse en un plazo de dos años. su cumplimiento se acreditará al tiempo de
ordenarse la inscripción en el registro público de comercio, con el comprobante de su depósito
en un banco oficial.
(aportes en especie).- los aportes en especie deben integrarse totalmente y su valor se
justificara conforme el art. 51. si los socios optan por realizar valuación por pericia judicial,
cesa la responsabilidad por la valuación que le impone el art. 150. a) suscripción
es la obligación de contribuir con otros, según el diccionario enciclopédico y se diferencia de la
integración en cuanto ésta significa completar un todo. el capital debe ser totalmente suscrito
en el acto de constitución de la sociedad, es decir que la obligación de aportar debe ser total,
no está permitida la suscripción pública como en las sociedades por acciones, no puede ser
condicional; sería contrario a la constitución de la sociedad en acto único y a la función del
capital social b) integración
la integración de completar el todo debe ser total si se trata de bienes en especie y sólo se
permite una integración mínima si se trata de aportes dinerario, defiriendo la integración del
resto hasta un plazo de dos años. en este caso, los socios tienen total libertad para establecer
el plazo de integración dentro del plazo de los dos años. cualquiera sea el plazo que los socios
acuerden, su solo vencimiento coloca a los socios en situación de estar en mora con el aporte
suscripto y es de aplicación el art. 37 ls. en cuanto a que el socio que no cumpla con el aporte
en las condiciones convenidas incurre en mora por el mero vencimiento del plazo y debe
resarcir los daños e intereses. en caso de mora en el aporte, la sociedad tiene dos opciones: o
excluirlo de la sociedad o exigirle el cumplimiento. c) aporte en dinero
el aporte en dinero debe ser integrado por lo menos en un 25% del total de acuerdo al art.
149 ls., al igual que en las sociedades anónimas. antes de la redacción de la ley 22903 (la
1983-b-1605) se exigía que el aporte dinerario fuera integrado en un mínimo del 50%. de esta
manera queda equiparado al aporte en efectivo de las sociedades anónimas. asimismo, por
una razón puramente práctica y a los fines de no tener el dinero paralizado mientras dura la
tramitación de la sociedad para lograr la inscripción en el registro público de comercio, el
cumplimiento del aporte en dinero se acredita, al tiempo de ordenarse la inscripción en el
registro público de comercio, con el comprobante de su depósito en un banco oficial.
la acreditación del aporte en dinero por medio de depósito bancario no se exige cuando se
trata de aumento de capital. en la constitución de las sociedades sólo el gerente puede hacer
el depósito y retirar los fondos. la sociedad en formación, en su iter constitutivo sólo puede
actuar por medio de sus representantes y respetando todo tipo de organización de la
representación que los socios hayan pactado en el contrato social.
la ley dispone como deben ser los aportes y las garantías que integran a favor de la sociedad y
los terceros que contratan con la sociedad. d) aporte en especie
los bienes deben integrarse totalmente al momento de la constitución de la sociedad. si se
trata de bienes registrables, debe cumplimentarse lo normado por el art. 38 in fine: si para la
transferencia del aporte se requiere la inscripción en un registro, esta inscripción debe hacerse
preventivamente a nombre de la sociedad en formación.
en cuanto a la valuación, la ley remite al art. 51 sobre la valuación de aportes en especie, de
acuerdo a la establecido en el contrato o en su defecto según los precios de plaza o por un
perito designado por el juez de la inscripción. expresamente el art. 51 distingue en las
sociedades de responsabilidad limitada y establece obligatoriamente que para este tipo de
sociedades, deben indicarse en el contrato los antecedentes justificativos de la valuación. esto
se justifica por cuanto los socios tienen su responsabilidad limitada al capital aportado y la
sobrevaluación de los aportes al tiempo de la constitución o del aumento de capital hace
solidaria e ilimitadamente responsables a los socios frente a terceros por un plazo de cinco
años de realizado el aporte. la sobrevaluación de los aportes está sancionada con la
responsabilidad ilimitada de los socios. por el contrario y aplicando analógicamente el art. 53
ls. in fine se permite que los aportes sean por valor inferior a la valuación, solución
ampliamente justificada si se tiene en cuenta que estamos dándole en realidad a la sociedad
más capital que el que declara tener. la sociedad es más rica de lo que aparenta. la
subvaluación está permitida. la sobrevaluación está sancionada. la subvaluación sólo puede
hacerse cuando los aportes son en especie.
en caso de que la sociedad no integre el aporte en especie, situación que podría darse en
bienes en especie no registrables, la omisión de este requisito acarrearía la nulidad de la
sociedad, ya que la omisión de los requisitos esenciales no tipificantes hace anulable el
contrato, pero podrá subsanarse hasta su impugnación judicial (art. 17 ls.).
los aportes en especie son todos aquellos que no sean aportes en dinero en efectivo. todo
aporte en especie importa una transferencia, una venta a favor de la sociedad y debe
cumplirse con todas las formalidades que esa venta implica. el cumplimiento del aporte deberá
ajustarse a los requisitos dispuestos por las leyes de acuerdo a la distinta naturaleza de los
bienes. en las sociedades de responsabilidad limitada, los bienes deben ser determinados,
susceptibles de ejecución forzada.
pueden aportarse como bienes en especie a una s.r.l.: a) los derechos debidamente
instrumentados que no sean litigiosos (art. 40 ). b) los créditos, siendo la sociedad cesionaria
por la sola constancia en el contrato social. el aportante responde por la existencia y
legitimidad del crédito. si éste no puede ser aportado a su vencimiento la obligación del socio
se convierte en la de portar suma de dinero (art. 41 ). c) títulos cotizables o no cotizados: los
cotizables de acuerdo al valor de su cotización, los no cotizados, ej. acciones, se valúan de
acuerdo al procedimiento del art. 51 . d) bienes gravados: los bienes gravados sólo pueden ser
aportados por su valor deduciendo el gravamen. e) fondo de comercio: cuando se aporte un
fondo de comercio debe realizarse la transferencia de la ley 11867 (alja 1853-1958-1-281).
cuando se aporte un detalle de bienes pertenecientes a un establecimiento comercial los
aportantes deben dejar expresamente manifestado por declaración jurada que no se trata del
fondo de comercio.
los aportes de bienes siempre se aportan en propiedad. los aportes de uso y goce en las
sociedades de responsabilidad limitada sólo son admisibles como prestaciones accesorias. de
ello se deduce que no puede aportarse el usufructo, cosas futuras, promesas, opciones ni
prestaciones sucesivas. halperín opina que "no pueden ser aportados bienes inmateriales,
como podría ser la firma, el nombre comercial o la clientela separada del establecimiento
mercantil, ni la marca comercial si no integra el establecimiento comercial, citando a ascarelli
("teoría della concorrenza e dei beni immaterialei" 2ª ed.). debe ser así por la función de la
marca, la protección del consumidor y de los acreedores sociales.
el socio responde por evicción de acuerdo al código civil. la evicción autoriza la exclusión del
socio. si no es excluido deberá el valor del bien y la indemnización de los daños ocasionados.
también tiene la posibilidad de sustituir el bien por otro de igual especie y calidad. la ley de
sociedades sólo regula la garantía de evicción y no la de los vicios redhibitorios por ser
innecesario, ya que rige para la transferencia de los bienes todo el régimen del código civil
(art. 2180 ).
todo el sistema de aporte de bienes en la ley de sociedades, exige que el aportante asegure la
trasmisión de los derechos y en especial la garantía del capital a los terceros. todos los bienes
deben ser pasibles de ejecución forzada; los demás sólo pueden ser aportados como
prestaciones accesorias.
ante algunos cuestionamientos que surgen con el aporte de bienes podemos encontrar
algunos inconvenientes con el aporte del fondo de comercio, de los bienes gravados y el
aporte de créditos y los derechos. ante todos los problemas que se nos pueden presentar
puede llegarse a una premisa general: el bien aportado debe ser susceptible de ejecución
forzada. si un aporte debe ser susceptible de un proceso de conocimiento para ser aportado y
para conocer el alcance del aporte, no puede ser eficaz en una sociedad de responsabilidad
limitada.
iii. garantía de los aportes
art. 150 (garantía de los aportes). los socios garantizan solidaria e ilimitadamente a los
terceros la integración de los aportes.
(sobrevaluación de aportes en especie). la sobrevaluación de los aportes en especie, al tiempo
de la constitución o del aumento de capital, hará solidaria e ilimitadamente responsables a los
socios frente a terceros por el plazo del art. 51, último párrafo. (transferencia de cuotas). la
garantía del cedente subsiste por las obligaciones sociales contraídas hasta el momento de la
inscripción. el adquirente garantiza los aportes en los términos de los párrafos primero y
segundo, sin distinción entre obligaciones anteriores o posteriores a la fecha de la inscripción.
el cedente que no haya completado la integración de las cuotas, está obligado solidariamente
con el cesionario por las integraciones todavía debidas, la sociedad no puede demandar el
pago sin previa interpelación al socio moroso.
(pacto en contrario). cualquier pacto en contrario es ineficaz respecto de tercero.
la ley establece un régimen de garantía de los aportes, en cuanto los socios garantizan
solidaria e ilimitadamente a los terceros la integración de los aportes, sin distinguir si es en
dinero o en bienes como lo establecía el antiguo art. 150 . esta garantía, tanto en efectivo
como en bienes, puede ser alegada por los terceros en caso de quiebra o insolvencia, por el
plazo de diez años, ya que obra el término de prescripción de diez años. no es lo mismo si se
trata de sobrevaluación de aportes en especie, en cuyo caso el plazo que se aplica es el del
art. 51 -cinco años-. la sobrevaluación de los aportes hace solidaria e ilimitadamente
responsables a los socios frente a los terceros. no distingue entre los socios originarios y los
que ingresan con posterioridad. todos los socios son responsables frente a terceros. extiende
la ley también esta garantía al cedente, hasta tanto no se inscriba la cesión. el cesionario
también garantiza la integración de los aportes y por sobrevaluación al tiempo de la
constitución por las obligaciones anteriores a su adquisición de la calidad de socio de la
sociedad. la valuación debe juzgarse a la época en que se realizó la tasación, no pueden
alegarse las devaluaciones propias de las economías o de los aumentos posteriores.
la acción de responsabilidad debe iniciarse contra todos los socios, al momento de la acción y
al cedente solidariamente por las integraciones debidas. la ley 22903 introduce un cambio en
cuanto a la garantía del cedente que se extendía por dos años a partir de la cesión; ahora lo
es por las obligaciones contraídas hasta el momento de la inscripción.
es importante, para no eludir responsabilidades y ante los conflictos frecuentes que surgen en
este tema y la responsabilidad de las partes, cedentes y cesionario, tener presente que, de
acuerdo al art. 152 último párrafo, no sólo puede ser requerida la inscripción por la sociedad
por medio de su órgano de administración (el gerente), sino que también podrán peticionarla el
cedente o el adquirente exhibiendo el título de la transferencia y constancia fehaciente de su
comunicación a la gerencia. cualquiera puede pedir la inscripción de la cesión. el problema
puede plantearse si una sesión no ha sido realizada sin la correspondiente modificación del
contrato, por lo que es aconsejable que toda cesión se instrumente juntamente con la
modificación del contrato social y con las reuniones de socios otorgadas con la mayoría
necesaria. podría plantearse un conflicto si una cesión no cuenta con la aprobación de la
mayoría para realizar la modificación del contrato, aunque no hayan excluido al socio por justa
causa. los socios están obligados a modificar el contrato social, ante una cesión de cuotas en
una sociedad en cuyo contrato social no está pactado un derecho de preferencia a favor de los
socios.
IV. prestaciones accesorias
las prestaciones accesorias no constituyen acuerdos extrasocietarios de socios. no integran el
capital y deben resultar del contrato. son conexas a las cuotas. en el contrato debe precisarse
el contenido, duración, modalidad, retribución y sanciones en caso de incumplimiento.
si no resultaren del contrato se considerarán obligaciones de terceros (art. 50 ls.) deben estar
claramente diferenciadas de los aportes y no pueden ser en dinero. pueden consistir en
obligaciones de dar o de hacer, de prestación repetida o periódica.
se requiere la conformidad de socios que represente las tres cuartas partes de capital cuando
una sociedad tenga más de dos socios o la unanimidad si son dos socios para su transmisión
(art. 50 ), salvo pacto en contrario. las prestaciones accesorias son aun permitidas en
sociedades por acciones, siempre y cuando las acciones sean nominativas. la obligación
accesoria pueden ser obligación de hacer y también de no hacer.
V. cuotas suplementarias
art. 151 : (cuotas suplementarias). el contrato constitutivo puede autorizar cuotas
suplementarias de capital, exigibles solamente por la sociedad, total o parcialmente, mediante
acuerdo de socios que representen más de la mitad del capital social.
(integración).- los socios estarán obligados a integrarlas una vez que la decisión haya sido
publicada e inscripta.
(proporcionalidad).- deben ser proporcionadas al número de cuota de que cada socio sea
titular en el momento en que se acuerde hacerlas efectivas. figuraran en el balance a partir de
la inscripción.
las cuotas suplementarias integran el capital social pero sólo a partir de la inscripción de la
resolución que las hace exigibles (art. 12 ). deben estar en el contrato social, lo cual implica
que cuando se resuelve integrarlas y se inscribe esa decisión no es necesaria, una
modificación del contrato social. la modificación de contrato requiere mayorías especiales en la
s.r.l. que llegan la unanimidad si son dos socios, en este caso la mayoría requerida es más de
la mitad del capital, lo que facilita el, ya previsto aumento de capital, por los socios en el
contrato constitutivo o en ulterior modificación. una vez decidida la integración, los socios que
no presten su conformidad están obligados igualmente a integrarlas, bajo sanción de
exclusión. así los dicen richard -muiño-. concordante con lo dispuesto por el art. 37 ls., la
integración es obligatoria cuando se ha efectivizado la publicación y registración de la
decisión, razón por la que desde ese momento integran el balance de la sociedad, como un
activo y como capital (5).
del análisis del art. 151 podemos deducir que las cuotas suplementarias deben cumplir ciertas
condiciones para ser exigibles por la sociedad. a) deben estar previstas en el estatuto. b) debe
ser resuelta la integración por acuerdo de los socios que representan más de la mitad del
capital social. c) sólo a partir de la decisión de los socios es exigible sólo por la sociedad,
antes de lo cual el socio no está obligado ni aun en caso de quiebra o liquidación insuficiente.
d) la sociedad debe decidir si la integración es total o parcial. e) deben ser proporcionadas al
número de cuotas de que cada socio sea titular. el socio está obligado a la integración de la
cuota suplementaria, que al no ser considerada aumento de capital, no otorga derecho de
ejercer el receso establecido en el art. 160 y que remite para su aplicación al art. 245 . f)
figuran en el balance a partir de la inscripción.
notas:
(1) halperín, isaac, "sociedad de responsabilidad limitada", p. 305; (2) c. civ. y com. río
cuarto, 27/6/1984, "bavera, guillermo a. v. unamuno, rodolfo a. y otra", llc 1985-149; (3) c. civ.
y com. río cuarto, 27/6/1984, "bavera, guillermo a. v. unamuno, rodolfo a. y otra", llc 1985-149;
(4) halperín, isaac, "manual de derecho comercial", p. 305; (5)
muiño-richard, "derecho societario", p. 368. --- 2000
continuando con el desarrollo de la srl, nos adentraremos ahora en el estudio de sus órganos
sociales.
la gerencia, es su órgano de administración y de representación, la lsc admite la posibilidad de
que sea integrada por terceros y no sólo por los socios, y que la designación correspondiente,
pueda realizarse en el contrato constitutivo o con posterioridad. el plazo de duración de la
administración puede ser determinado o bien no fijarse plazo alguno, en cuyo caso será
considerado de plazo indeterminado.
existe la posibilidad de que la designación de una determinada persona, sea una condición a la
que se sujeta la constitución de la sociedad, dadas sus características personales (que deben
ser identificadas claramente). lo referido no es menor, ya que en el supuesto de que se
remueva a un gerente que fue elegido por su capacidad, vinculaciones comerciales y otros
supuestos, los socios disconformes podrán ejercer su derecho de receso, ya que se ha
modificado la base fundacional del contrato social.
el nombramiento de los gerentes debe inscribirse, como se podrá inferir a los fines de su
oponibilidad, en el registro público de comercio; de idéntica manera sucede con la remoción.
el gerente deberá reunir las mismas condiciones, para desempeñarse como tal, que la de los
directores de las sociedades anónimas, no pudiendo desempeñarse en el cargo aquellas
personas que no pueden ejercer el comercio, los fallidos por quiebra fraudulenta o culpable
hasta diez años después de su rehabilitación y los fallidos por quiebra casual o los
concursados, hasta cinco años después de su rehabilitación, los condenados accesoriamente
con inhabilitación para ejercer cargos públicos, los condenados por hurto, robo, defraudación,
cohecho, emisión de cheques sin fondo y delitos contra la fe pública, los condenados por
delitos cometidos en la constitución, funcionamiento y liquidación de sociedades, hasta diez
años de cumplida la condena y por último los funcionarios de la administración pública, cuyo
desempeño se relacione con el objeto de la sociedad, hasta dos años luego del cese de sus
funciones.
el art. 157 lsc, dispone que los gerentes sean asimilados, como dicho, a los directores de las
sociedades anónimas, en cuanto a sus obligaciones, derechos, incompatibilidades y
prohibiciones.
además de lo ya referido, ello implica que: 1) deben ajustar su conducta al standard requerido,
obrando con la lealtad y diligencia del buen hombre de negocios, absteniéndose de realizar
actividades en competencia con la sociedad, salvo autorización expresa de los socios; 2) son
responsables de manera solidaria e ilimitada frente a la sociedad, socios o terceros, por el mal
desempeño de su cargo y están, en consecuencia, sometidos a las acciones de
responsabilidad previstas en los arts. 275 y 279 lsc. debemos aquí hacer una importante
aclaración. si la gerencia se hubiese organizado de manera colegiada, la imputación de la
responsabilidad se deberá realizar en forma personal, teniendo en cuenta la actuación de cada
gerente, si se han establecido funciones específicas para cada uno de ellos en el estatuto,
reglamento o por decisión asamblearia, siempre que se haya inscripto dicha decisión en el
registro público de comercio; 3) tendrán derecho a percibir la correspondiente remuneración
por las tareas realizadas, que debe ser aprobada por los socios y que no podrá exceder el
25% de las ganancias del ejercicio, salvo lo dispuesto en el art. 261 lsc. ¿cómo puede
organizarse la gerencia de la srl? puede hacerse de manera singular, donde el gerente lleva
adelante la administración y representación de manera exclusiva; plural, con actuación
indistinta o conjunta de sus integrantes; en el primer caso cualquiera de los gerentes obligará a
la sociedad con su firma, en el segundo deberán haberlo conjuntamente para lograrlo y, como
mencionamos ut supra, podrá también asignarse funciones específicas para cada uno de los
gerentes, atendiendo a sus características particulares, siendo dichas limitaciones inoponibles
a terceros, sin perjuicio de su validez interna. por último la gerencia podrá ser colegiada, en
cuyo caso se aplicarán las disposiciones relativas al directorio de las sociedades anónimas.
el cargo de gerente es personal e indelegable y no se transfiere en el supuesto de que un
socio gerente transmita sus cuotas, ya que para su designación resulta indispensable la
deliberación y decisión de los socios. sin embargo, debemos aclarar que para el caso de que
el contrato social determine que la administración es llevada adelante por todos los socios, de
manera indistinta, los cesionarios asumirán, obviamente, dicha función.
en cuanto a la remoción de los administradores, la regla general que surge de la lsc es la
libre revocabilidad por decisión de la mayoría de capital presente en la asamblea o partícipe en
el acuerdo, salvo mayoría superior prevista en el contrato social. remitimos a la bibliografía
curso de derecho societario, r. nissen, ed. ad hoc, bs. as. acompañando lo allí referido con el
siguiente archivo.
archivo enviado desde lexisnexis online
07/ 08/ 2004
citar lexis nº 0003/007672
género: doctrina; título: la responsabilidad de los integrantes del órgano de
administración en la sociedad de responsabilidad limitada
autor: cornet, roberto j; fuente: ja 2000-ii-1006
sociedades (en particular) - 04) sociedad de responsabilidad limitada - d) órganos sociales
sumario: i. introducción.- ii. la empresa.- iii. naturaleza del vínculo.- iv. la normativa societaria -
presupuestos.- v. la lealtad.- vi. el incumplimiento desleal.- vii. la negligencia.- viii. prescripción
I. introducción
en el presente trabajo intentaremos realizar un aporte doctrinario y jurisprudencial actualizado
sobre la responsabilidad de los integrantes del órgano de administración de la sociedad de
responsabilidad limitada: la gerencia, advirtiendo que por la remisión del art. 157 ls. (t.o. 1984,
la 1984-a-46) iremos aplicando para el caso la rica jurisprudencia y doctrina generada
respecto al directorio de la sociedad anónima y que es perfectamente compatible a los fines de
la mejor comprensión del tema en cuestión.
el tema de la responsabilidad es siempre atrapante para quien investiga y en la medida que se
profundiza su conocimiento parece más lejana la posibilidad de encerrarlo en una totalidad sin
fisuras.
II. la empresa
para introducirnos en la cuestión, debemos brevemente hacer una referencia obligada a este
gran protagonista del mundo de los negocios que es la empresa, sobre todo en nuestro
sistema de economía libre o economía de empresa, como magistralmente lo ha definido la
encíclica centesimus annus, reconociendo la positividad del mercado y de la empresa,
señalando que esta última no puede considerarse únicamente como una sociedad de
capitales, sino que es al mismo tiempo una sociedad de personas, constituyendo hoy la
herramienta más extraordinaria para la producción de bienes y servicios.
para el mejor cumplimiento de sus fines, hoy la empresa como objeto del derecho, adopta
generalmente el tipo de la sociedad anónima, que debe ser conducida por un órgano
administrador, integrado por sujetos a quienes se les confía la extraordinaria misión de
administrar y disponer de un patrimonio que no les pertenece, por ser de la persona jurídica, y
frente a este hecho nos enfrentamos con la responsabilidad de estos, de generar la ganancia
esperada por los socios, a través de una conducta regulada por el deber ser normativo.
III. naturaleza del vínculo
introduciéndonos al tema en cuestión, debemos señalar que nos adherimos a la posición que
sostiene que el vínculo que media entre el integrante del órgano de administración, y la
sociedad (1) se trata de una obligación de medios. por ello, la demostración del incumplimiento
del administrador consistirá en la prueba de su culpa.
IV. la normativa societaria - presupuestos
ahora bien, es importante señalar que la primera norma que nos trae la ley societaria, referida
a la conducta de los administradores de todos los tipos sociales, es decir en forma genérica y
es el art. 59 ls. la cual dispone que los administradores y los representantes de la sociedad
"deben obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. los que faltaren a
sus obligaciones son responsables, ilimitada y solidariamente, por los daños y perjuicios que
resultaren por acción u omisión".
antes de iniciar el desarrollo del tema, debemos señalar que, tal como lo indica la norma
citada, el presupuesto necesario para que se opere la responsabilidad de la gerencia ya sea
individual o colectiva, es la producción de un daño en el patrimonio social y la relación de
causalidad entre la conducta del administrador y el perjuicio causado.
V. la lealtad
la norma societaria (art. 59), establece en primer término el deber de lealtad. el diccionario
espasa calpe de la real academia define la lealtad como "cumplimiento de lo que exigen las
leyes de la fidelidad" y fiel según el mismo diccionario es aquel que no defrauda la confianza
depositada en él", en materia societaria, sería fiel, quien subordina su propio interés al interés
social.
conforme a lo expuesto precedentemente, en el campo societario nos enfrentamos con dos
hechos que configuran la infidelidad, por un lado el incumplimiento del deber de ser "leal", es
decir la subordinación por parte del administrador de su propio interés al interés social; y el
otro es el actuar doloso y defraudatorio contemplado en el art. 173 inc. 7 cpen. y lo dispuesto
por el art. 274 ls. in fine, que nos señala el dolo, el abuso de sus funciones y la culpa grave.
VI. el incumplimiento desleal
el profesor español j. oriol llebot ha definido magistralmente el contenido específico del
concepto jurídico de lealtad al decir "que consiste en que, como consecuencia de la obligación
de los administradores de perseguir en el desempeño del cargo exclusivamente la satisfacción
del interés social, deben abstenerse de obtener cualquier beneficio personal a expensas de la
sociedad" (2). la ley de sociedades tiene, en sus arts. 272 y 273, un dispositivo claro al
respecto.
siguiendo el desarrollo de lo expuesto precedentemente, nos encontramos ante actos
desleales por incumplimiento de obligaciones regladas (arts. 271, 272 y 273 ls.) y conductas
dolosas producidas en forma extracontractual y delictiva.
conforme lo indicado más arriba y con un sentido eminentemente práctico, nuestra doctrina y
jurisprudencia son abundantes respecto de la conducta desleal reglada por la ley de
sociedades, un ejemplo claro de conducta desleal, en la que aparece manifiesta la
subordinación del interés social al particular del directorio, es el relacionado con la retribución
indicada en el art. 261 ls. cuando el que administra pretende percibir una retribución que
excede los límites normativos, tornándose esta actitud como habitual.
si la ley de sociedades consagra como principio general que el monto máximo de las
retribuciones a percibir por los miembros del directorio, y del consejo de vigilancia, por todo
concepto, incluidos sueldos y otras remuneraciones por el desempeño de funciones técnico-
administrativas de carácter permanente, no podrá exceder el 25% de las ganancias, va de
suyo que tiende a tutelar el interés social, por encima del interés de los directores (3). la
jurisprudencia es clara cuando vincula la aplicación del art. 261 a la gerencia, cuando sostiene
que el art. 261 ls. no es ajeno a las retribuciones de los gerentes de la s.r.l., desde que cabe
aplicarlo, no sólo mediante el recurso a la analogía, sino también por expresa remisión legal
del art. 157 párr. 3º ley 19550 (4).
la jurisprudencia norteamericana ha configurado una rica y abundante ejemplificación de
supuestos constitutivos de violaciones al deber de lealtad, que se dan frecuentemente en los
casos en que los directores utilizan o se aprovechan de los cargos que ostentan, de los bienes
que integran el patrimonio social o de la información que posee la sociedad con el objeto de
obtener un beneficio personal (5).
con respecto a lo prescripto por el art. 271 ls., se ha sostenido que la finalidad que persigue la
norma es evitar que el director, a espaldas de los accionistas, celebre negocios con bienes
societarios para obtener una ventaja indebida y con perjuicio para la sociedad (6).
con respecto a las conductas fraudulentas en el ámbito societario, contempladas por el art.
173 inc. 7 cpen. ellas han sido objeto de numerosos trabajos doctrinarios y de jurisprudencia
en materia penal económica producida por parte de los tribunales especializados de la capital
federal, no así en las provincias. sobre el particular existe en el derecho comparado, un
singular debate, sobre si en materia societaria-comercial respecto de la responsabilidad del
administrador, es necesario que intervenga el dispositivo intimidatorio del derecho penal y no
las herramientas jurídicas de naturaleza civil y comercial.
en la doctrina francesa, se ha sostenido que en el campo de las sociedades anónimas: el
accionista es un capitalista o alguien que invierte sus ahorros y no le asiste la posibilidad de
entrar en la lucha con armas a las de los administradores. así se explica la utilidad de las
sanciones penales (7).
vii. la negligencia
al hablar de negligencia en el cumplimiento de una obligación de medios como es el vínculo
que relaciona al administrador con la sociedad, comenzamos con una remisión a los arts. 512
y 902 cciv., normas que nos definen a la misma como la omisión de aquellas diligencias que
exigiere la naturaleza de la obligación y que correspondiesen a las circunstancias de las
personas, del tiempo y del lugar.
la ley societaria en su art. 59 nos da una pauta genérica al emplear el término diligencia de un
buen hombre de negocios, y con lógica razón se abstiene de hacer un catálogo exhaustivo de
ejemplos tipificantes. en la legislación comparada encontramos el art. 61 ley de sociedades
mercantiles española que dice: "los administradores desempeñarán su cargo con la diligencia
de un ordenado empresario y de un representante legal". el art. 153 ley de sociedades
anónimas brasileña dice: "que el administrador de la compañía debe ejercer sus funciones con
el cuidado y la diligencia que todo hombre activo y probo acostumbre desplegar en la
administración de sus propios negocios".
se ha debatido extensamente acerca de que el parámetro del buen hombre de negocios, era
equiparable al buen padre de familia, como lo señala vélez en la nota al art. 512, pero hoy en
día, esto resulta alejado de la realidad en virtud de que la complejidad de los negocios exige
idoneidad y profesionalidad; es más, el código civil italiano de 1942, cuando se refiere al
concepto de empresa lo define como la producción de bienes y servicios profesionalmente
organizada, resultaría impensable medir la culpa en la responsabilidad del director de una gran
empresa, por comparación a la de un buen padre de familia.
nos parece mucho más acertada la expresión de la ley española del ordenado comerciante o
de la brasileña cuando dice que el administrador debe desempeñarse como un hombre activo
y probo y poner en el desempeño de su gestión el mismo celo que pondría en la
administración de sus propios negocios.
en el ámbito de la diligencia, también encontramos una gestión reglada de conducta, y un
campo no reglado de gestión donde prima el criterio de oportunidad y mérito del administrador.
en la gestión reglada la ley 19550 nos señala la obligación de informar en la memoria anual
sobre el estado de la sociedad (art. 66), la obligación del presidente del directorio de labrar
acta de los órganos colegiados (art. 73), la obligación de atender sólo asuntos urgentes
cuando se ha producido una causal de disolución (art. 99); la obligación de convocar a
asamblea ordinaria para tratar los puntos 1 y 2 del art. 234, etc.
la jurisprudencia en forma reiterada ha juzgado la responsabilidad del directorio como
negligente cuando éste no cumple con la confección del balance.
en este sentido vemos: la responsabilidad del directorio de una s.a. nace de la sola
circunstancia de integrar el órgano de administración, de manera que cualesquiera sean las
funciones que efectivamente cumpla un director, su conducta debe ser juzgada en función de
la actividad obrada por el órgano. ello, aunque el imputado alegue que su función fue
meramente nominal o no haya actuado efectivamente en los hechos que se reputan
disvaliosos, pues es función de cualquier integrante del órgano de conducción la de controlar
la calidad de la gestión empresaria. su incumplimiento da lugar a una suerte de culpa in
vigilando (8).
la omisión de confeccionar balances y convocar a asambleas importa el mal desempeño de un
director en los términos de los arts. 59 y 274 ls. con una gravedad que autoriza su remoción,
pues, con su inactividad, violó lo establecido por los arts. 62 párr. 2º, y 234 in fine ley 19550,
frustrando los derechos a la información, consideración de los resultados de gestión y a la
percepción de eventuales dividendos de los accionistas (arts 67, 68, 69 y concs. ls.) (9).
también en el caso de una gerencia conjunta, el balance debe practicarse en la misma forma,
sin que ninguno de los integrantes se encuentre obligado respecto del otro a rendir cuenta de
su gestión, en razón del carácter compartido de la gerencia (10).
en lo que respecta a la función de gestión no reglada, que entre dentro del campo de la
oportunidad y el mérito, por parte del director, si éste no ejerce sus funciones, por omisión,
imprudencia, imprevisión, e impericia etc., la existencia de cualquiera de ellas revela su falta
de aptitud para el cargo, y hace responsable al director, por su culpa in vigilando (11). la
reparación del daño causado a la sociedad por la falta de diligencia del director, se hace a
través de la acción social de remoción (art. 276 ls.), en razón de que el fin perseguido por los
representantes de la sociedad en primer término, y/o por omisión de estos, la ejerciere un
accionista será siempre reparar un daño causado al patrimonio social, e indirectamente al
interés particular del socio, por la incidencia que el daño pudiera tener sobre su expectativa de
ganancias.
viii. prescripción
la acción de responsabilidad promovida por la sociedad en contra de los directores o
administradores prescribe a los tres años (art. 848 inc. 1 ccom.) contados desde el momento
en que la acción respectiva se halle en condiciones de ser ejercida, esto es, desde que el
director o administrador imputado ha sido declarado responsable por decisión asamblearia
(12).
es interesante tener en cuenta la referencia que trae la ley de concursos 24522 en su art. 175,
concordante con la prevista por el art. 278 ls.; al respecto la jurisprudencia con muy buen
criterio ha sostenido que el plazo de prescripción de la acción es el previsto por el art. 846
ccom., es decir el decenal, en la medida que el síndico es un tercero en relación con la
sociedad y actúa en representación de la masa (13).
por último, y como conclusión de este trabajo, nos parece necesario destacar que en este
campo de la responsabilidad de los directores derivada por función de gestión, hay que
encontrar un punto de equilibrio entre el interés de la sociedad, que nunca podrá obviar el
riesgo empresario propio de toda actividad de intercambio y producción de bienes y servicios,
y la idoneidad del director y/o administrador ligado por una obligación de medios en la que no
se asegura un resultado fijo y determinado; este equilibrio es muy importante porque, de lo
contrario, las sociedades tendrían serias dificultades para hallar personas serias e idóneas a
quienes confiar el manejo de su patrimonio.
también es importante hallar un equilibrio entre la ingerencia de los jueces muchas veces
tentados de convertirse en la instancia superior juzgadora de la oportunidad y el mérito de una
gestión social, cosa que nos le corresponde, y que desnaturaliza muchas veces la función
judicial.
la ley española de sociedades del año 1951, en su exposición de motivos tiene sobre el
particular un párrafo que es digno de destacarse: "la forma en que se regula la acción de
responsabilidad permite asegurar que el reconocimiento de la responsabilidad de los
administradores no será fuente de abusos ni hará peligrar la buena marcha de las sociedades.
servirá, por el contrario, para mantener en todos los casos la pureza administrativa, que es
norma y blasón de la gran mayoría de las empresas" (14).
notas:
(1) otaegui, julio en "responsabilidad civil de los directores" rdco, 1978, p. 1303, nos dice que:
"...debe tenerse en cuenta que la obligación de director no es una obligación de resultado, tal
como la obligación del vendedor de entregar la cosa, sino una obligación de medio consistente
en una actividad, tal como la obligación del administrador de un campo"; (2) oriol llebot, josé,
"los deberes de los administradores de la sociedad anónima", ed. civitas, p. 92; (3) c. nac.
com., sala b, 7/7/1995 en autos "riviera de pietranera, lidia v. riviere e hijos s.a."; (4) c. nac.
com., sala c, 18/1/1998, "simonfay, esther y otro v. tucumán 300 s.r.l.", ed. errepar, sec. jurisp;
(5) oriol llebot, josé, "los deberes de los administradores de la sociedad anónima", ed. civitas,
p. 116; (6) c. nac. com., sala c, 19/12/1995, en autos "biscosa, carlos v. elat s.a.", ed. errepar
sec. doctrina; (7) "derecho penal especial de las sociedades anónimas", hamel, joseph, 1995,
ed. la ley, p. 23; (8) c. nac. com., sala e, 24/4/1996, en "banco medefin s.a. s/retardo en la
presentación de información contable requerida por cnv", ed. errepar, doc. societaria n. 104, p.
127; (9)
c. nac. com., sala b, 6/11/1996, en "jinkus, gabriel a. video producciones internacionales
s.a. s/sumario", rev. doc. societaria, ed. errepar, n. 122, p. 701; (10) c. nac. com., sala d,
"stratico, carlos v. oriolo, josé m.", 26/1/1988, ed. errepar, jurisp; (11) jurisp. citada en nota n. 7;
(12) c. nac. com., sala a, 8/10/1997, "edelar s.a. v. serer, jorge s/sumario",
rev. de doctrina societaria n. 139, p. 883; (13) c. nac. com., sala c, 24/2/1998, "tecnoweich s.a.
s/quiebra v. zubrinsky de pérez", rev. doc. societaria n. 137, ed. errepar; (14) "ley de
sociedades anónimas", boletín oficial del estado, p. 74.---2000ar_da002.
veamos ahora cuales son las disposiciones de la lsc respecto del órgano de gobierno de las
srl. según lo dispuesto por el art. 159 tres son las maneras de adoptar decisiones sociales: 1) a
través de una asamblea de socios, método obligatorio si la sociedad encuadra en las
previsiones del art. 299, inc. 2. 2) mediante el sistema de consulta por la gerencia de la
sociedad a cada uno de los socios. 3) mediante la declaración por escrito de todos los socios.
sin dudas el legislador ha hecho un gran esfuerzo para facilitar la toma de decisiones en este
tipo social, atento el sector de pequeñas y medianas empresas al que apunta, innovando
sustancialmente en la toma de decisiones, en comparación con el régimen anterior a la ley
22.093.
como consecuencia de ello, surge que las decisiones sociales podrán adoptarse por escrito,
por vía postal, o por cualquier otro medio fehaciente de expresión de la voluntad de los socios.
el contrato social deberá establecer la forma de las deliberaciones y toma de decisiones por
parte de los integrantes de la sociedad, resultando válido fijar que las mayorías deban
adoptarse en asamblea de socios o a través del sistema de consulta por escrito, que actúa
como regla general en caso de silencio en el contrato social. la implementación de este último
método, sin embargo, ha sido objeto de fuertes críticas, atento no logra generar entre los
socios un debate de opiniones o un intercambio de pareceres, sólo permitiendo expresión del
voto en sentido afirmativo o negativo.
el procedimiento del voto por consulta está previsto en el art. 159, 1er p. lsc, allí se establece
que el voto deberá ser comunicado a la gerencia por cualquier procedimiento que garantice su
autenticidad, dentro de los diez días de habérsele cursado consulta simultánea a los socios a
través también de un medio fehaciente, o las que resulten de declaración escrita en la que
todos los socios expresen su voto. al respecto realizamos las siguientes consideraciones:
1) para que el sistema sea viable, las propuestas deben ser suficientemente claras,
disminuyendo el riesgo de equívocos a la hora de votar por la afirmativa o negativa.
2) si bien el legislador ha previsto consultas simultáneas, que deben ser contestadas en un
término concreto, dicho plazo podría ampliarse sin inconvenientes, si fuera necesario
recabar explicaciones o aclaraciones de la gerencia.
3) la consulta no contestada deberá ser tenida en cuenta como abstención.
4) el voto no puede estar condicionado, debe ser puro y simple.
5) las comunicaciones deben dirigirse al domicilio expresado en el contrato social, o en
comunicación a la gerencia.
6) las decisiones que se adopten por este método, deben constar en el libro de actas
respectivo. las actas serán confeccionadas y firmadas por los gerentes dentro del quinto día
de cerrado el acuerdo.
cabe aclarar que el sistema bajo estudio no resulta de gran aplicación en la práctica.
en el régimen de mayorías para las srl el legislador ha dispuesto que, en los casos de
acuerdos sociales que impliquen modificaciones al contrato social, deban seguirse las
siguientes previsiones:
1) deben representar, las mayorías, más de la mitad del capital social como mínimo, salvo
que se haya establecido un régimen más riguroso.
2) si no existiese previsión contractual, será necesario el voto de las 3/4 partes del
capitalsocial.
3) si existiese un socio que representara el voto mayoritario, será necesario el voto de otro
socio.
para el resto de las decisiones sociales, será suficiente la mayoría del capital presente o
partícipe en el acuerdo, salvo que se exija una mayoría superior.
nótese que la solución prevista en el art. 160, 3er p. lsc, para la sociedad compuesta por 2
socios, podría considerarse que invierte en los el orden de valores, dando a los socios
minoritarios la posibilidad de definir la decisión, sin importar el capital que poseyeran. para
equilibrar los tantos, viene en nuestro auxilio el art. 1070 del cód. civil, que prohíbe el ejercicio
abusivo de los derechos, por lo que si la negativa del socio minoritario es injustificada, o no
tiene en miras el interés social, deberá responder por los daños y perjuicios ocasionados e
incluso llegar a incurrir en un supuesto que justifique su exclusión de la sociedad.
las decisiones sociales se plasman en las actas respectivas, en este análisis corresponde
distinguir dos supuestos:
1) si se trata de una decisión adoptada por la asamblea de socios, deberán labrarse en el
libro respectivo, con todas las formalidades de los libros de comercio, firmadas por los socios
designados para ello y por el gerente de la sociedad.
2) si se trata del método de consulta por escrito se deberá transcribir la consulta y el
sentido de los votos respectivos respondiendo a la misma y deberán, según ya lo hemos
referido, ser firmadas por los directores dentro de los 5 días de concluido el acuerdo.
en todos los casos los socios podrán solicitar copia del acta, en los términos del art. 249 lsc,
que por analogía se aplica a todos los tipos societarios.
recuérdese que el administrador debe conservar por el término de tres años, las respuestas
que contengan el voto de los socios, pudiendo ser consultada, sin inconvenientes por éstos.

También podría gustarte