Formulacion Tema 6.1
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Estas alteraciones son tan significativas y ejercen un efecto tan duradero sobre los ecosistemas
del mundo, que muchos estudiosos sugieren el uso del término Antropoceno (esto es,
vinculado con el ser humano) para el período geológico actual, cuyas características no podrían
comprenderse sin el impacto ambiental de nuestras industrias.
Sus formas pueden ir desde la deforestación y la destrucción de los suelos debido a la minería,
hasta los derrames petroleros marítimos y la contaminación química de la atmósfera.
El gran problema de este fenómeno es el costo que tiene para las demás formas de vida, ya
que al destruir sus hábitats naturales muchas especies perecen y se extinguen. Así se
empobrece la biodiversidad planetaria, que es uno de sus grandes e inigualables tesoros.
A su vez, todas las actividades que realiza la especie humana tienen un impacto en los
ecosistemas. Algunas actividades causan efectos irreversibles sobre el medio ambiente, como
la contaminación del entorno, la extinción de especies, el agotamiento de recursos o la
destrucción de hábitats.
Además, en la medida en que la población humana crece, los recursos naturales se van
agotando. Cada vez es más urgente mejorar la sostenibilidad del desarrollo humano, para lo
cual es imprescindible medir, minimizar y compensar estos impactos.
El término y concepto de evaluación de impacto ambiental (EIA) tiene varios enfoques debido
a su relación con el amplio tema del medio ambiente; en todo caso, vale la pena precisar la
definición: es el procedimiento a través del cual la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (SEMARNAT) establece las condiciones a que se sujetará la realización de obras y
actividades que puedan causar desequilibrio ecológico o rebasar los límites y condiciones
establecidos en las disposiciones aplicables para proteger el ambiente y preservar y restaurar
los ecosistemas, a fin de evitar o reducir al mínimo sus efectos negativos sobre el medio
ambiente (artículo 28, Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente,
LGEEPA).
Acorde con tal definición, la EIA es un instrumento de política ambiental que en la práctica
asume la forma de un procedimiento administrativo, mediante el cual se valoran las
modificaciones negativas que alguna obra o actividad humana puedan causar o producir en el
ambiente para el efecto de permitir o negar la posibilidad jurídica de su realización; es así
también un proceso preventivo, porque la valoración de la obra se hace en su etapa de
proyecto.
En el caso de que jurídicamente sea aplicable que una determinada obra o actividad (proyecto)
sea sujeta a la EIA, el dueño del proyecto tiene la obligación de seguir el proceso de la EIA para
obtener el permiso para ejecutar dicho proyecto, demostrando que no causará desequilibrio
ecológico grave y que cumplirá con las disposiciones legales aplicables para evitar o reducir al
mínimo sus efectos negativos sobre el medio ambiente.
Tiene por objeto propiciar el desarrollo sustentable y establecer las bases para: Garantizar el
derecho de toda persona a vivir en un medio ambiente sano para su desarrollo, salud y
bienestar; Definir los principios de la política ambiental y los instrumentos para su aplicación;
La preservación, la restauración y el mejoramiento del ambiente; La preservación y protección
de la biodiversidad, así como el establecimiento y administración de las áreas naturales
protegidas; El aprovechamiento sustentable, la preservación y, en su caso, la restauración del
suelo, el agua y los demás recursos naturales, de manera que sean compatibles la obtención
de beneficios económicos y las actividades de la sociedad con la preservación de los
ecosistemas; La prevención y el control de la contaminación del aire, agua y suelo; Garantizar
la participación corresponsable de las personas, en forma individual o colectiva, en la
preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente; El ejercicio de
las atribuciones que en materia ambiental corresponde a la Federación, los Estados, el Distrito
Federal y los Municipios, bajo el principio de concurrencia previsto en el artículo 73 fracción
XXIX -G de la Constitución; El establecimiento de los mecanismos de coordinación, inducción y
concertación entre autoridades, entre éstas y los sectores social y privado, así como con
personas y grupos sociales, en materia ambiental, y el establecimiento de medidas de control y
de seguridad para garantizar el cumplimiento y la aplicación de esta Ley y de las disposiciones
que de ella se deriven, así como para la imposición de las sanciones administrativas y penales
que correspondan.
La ley establece los presupuestos mínimos para la preservación y restauración del equilibrio
ecológico, así como a la protección al ambiente, en el territorio nacional y las zonas sobre las
que la nación ejerce su soberanía y jurisdicción. Asimismo, establece un marco general sobre
información y participación en asuntos ambientales, la responsabilidad por daño ambiental y
otras formas para recurrir.
México cuenta con una riqueza natural inmensa, especies animales, flora, maderas preciosas,
arrecifes, entre otros. En el camino hacia el crecimiento económico y desarrollo del país se ha
creado una serie de directrices regulatorias en medio ambiente, añadiéndose su adhesión a
tratados y acuerdos internacionales, asegurando así un ambiente sano. En ellos se indica cómo
realizar el uso de los recursos naturales, la temporalidad, quién lo puede hacer, las sanciones y
responsabilidades en caso de no cumplir con ello, así como la obligación de restaurar el daño
ocasionado.
El marco normativo o los instrumentos legales para regular la materia ambiental en México
son:
Dentro de los tratados internacionales en los que participa México encontramos el Convenio
sobre Pueblos Indígenas y Tribales 1989, la Comisión de Cooperación Ambiental de América
del Norte 1994 y el Protocolo de Kyoto de la convención marco de las naciones unidas sobre el
cambio climático 1992.
Las leyes que conforman la legislación ambiental en México son: Ley General del Equilibrio
Ecológico y Protección al Ambiente, Ley de Aguas Nacionales, Ley General de Desarrollo
Forestal Sustentable, Ley General de Vida Silvestre, Ley de Desarrollo Rural Sustentable, Ley
General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, Ley de Bioseguridad de Organismos
Genéticamente Modificados, Ley de Productos Orgánicos, Ley General de Pesca y Acuacultura
Sustentables, Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, Ley Federal de
Responsabilidad Ambiental y la Ley General de Cambio Climático, cada una con sus
reglamentos. De este compendio de leyes y reglamentos se derivan las diferentes normas
(NOM, NMX) aplicables a cada rubro ambiental; agua, suelo, aire, desarrollo rural, residuos,
entre otros. De ahí surgen los acuerdos, decretos y así sucesivamente siguiendo la cadena
terminando en los bandos municipales.
Las leyes tienen por objeto general, proteger y preservar el ambiente natural y la salud
humana; la conservación de los recursos y las leyes de equilibrio general para la gestión y
promueven como beneficios la conservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos
naturales.
Desde una perspectiva económica, la legislación ambiental puede ser entendida como
interesada en la prevención de las externalidades presentes y futuras, y la preservación de los
recursos comunes del agotamiento individual. Las limitaciones y los gastos que tales leyes
pueden imponer sobre el comercio y los beneficios no cuantificables a menudo (no
monetarios) de la protección del medio ambiente, han generado y siguen generando gran
controversia. Dado el amplio alcance del derecho ambiental, no hay una lista totalmente
definitiva de las leyes ambientales.
Las leyes sobre conservación de los recursos y la gestión se centran generalmente en un solo
recurso – por ejemplo, los recursos naturales como los bosques, yacimientos minerales o
animales, o más recursos intangibles tales como las zonas especialmente escénicas o los sitios
de alto valor arqueológico – y proporcionan directrices y limitaciones sobre la conservación,
alteración y uso de esos recursos. Muchas leyes que no son exclusivamente “ambientales”
contienen importantes componentes del medio ambiente e integran las decisiones de política
ambiental. Las leyes municipales, estatales y nacionales en materia de desarrollo, uso del suelo
y la infraestructura son algunos ejemplos.