El Tesoro Del Mariscal Lopez
El Tesoro Del Mariscal Lopez
El Tesoro Del Mariscal Lopez
Durante la Guerra Grande, el antiguo tapé po’í que bajaba desde Cerrito
fue testigo de la angustiosa caravana Lopizta que conducía oro hacia el
Campamento Cerro León – Pirayú - Dpto de Paraguarì, situado a pocos
kilómetros de Ypacaraì.
Allí pudo reorganizar el ejército. Luego marchó con sus tropas a apostarse
a poca distancia del campamento, en la cordillera de Azcurra, dejando en
Cerro León seiscientos hombres al mando del Coronel Sosa.
La otra de las caravanas era más reducida pero más valiosa, en su secreto
recorrido desvió del trayecto fijado Asunción – Patiño – Cerro León, que
en principio debía hacerse en Tren.
Pasar la noche en la estación Patiño y luego llegar con los vagones vacíos
hasta Cerro León fue una jugada muy inteligente, el espionaje aliado le
perdió el rastro al montón de oro, la estrategia fue tan eficiente que hasta
en nuestros días los buscadores de tesoros siguen intentando dar con el
contenido de aquel convoy en las cercanías de la vieja Estación
caracterizada por la plantación de Frutillas.
Pero la guerra acabó con las familias, con los apellidos, núcleos enteros
fueron aniquilados y de otros solo quedaron niños y ancianos.
Retomando nuestro relato, la caravana cargada con oro bajó por la picada
abierta a machetazos y tras terminar su descenso sufrieron un percance
200 metros antes de llegar a la estación Guazú Virá, desde donde en
principio pretendían llegar hasta Cerro León transitando en paralelo pero
alejados de las vías, cosa que nunca ocurrió.
Debido al peso que soportaban, una de las carretas partió sus ejes en el
accidentado camino agrietado por fuertes raudales que bajaban desde
Cerrito, quedando la misma completamente inutilizada.
Los dos oficiales guiados por la codicia, ejecutaron a los humildes soldados
creyendo que sobrevivirían a la guerra para luego disfrutar desenterrando
el ensangrentado tesoro oculto en los tres barriles. Para consumar ese
plan final, luego de que la carreta partiera sus ejes, ambos habían pactado
traicionar al Mariscal propiciando su rápida muerte de manera a que la
contienda bélica tenga un acelerado desenlace.
Francisco Solano López llevaba ese croquis bajo la chaqueta hasta que en
Cerro Corà fue atravesado por la lanza del soldado Brasilero Chico Diabo, y
empapado con la sangre de su portador aquel mapa se destruyó por
completo.
Tampoco nadie ha desenterrado los tesoros del Tarumá, que hoy por hoy
se sitúan en dos propiedades particulares y una Escuela de la zona.