Consecuencias Filosóficas Del Trabajo de Kurt Gödel
Consecuencias Filosóficas Del Trabajo de Kurt Gödel
Consecuencias Filosóficas Del Trabajo de Kurt Gödel
(a) Existen objetos matemáticos tales como los números. Estos objetos
no son espacio-temporales y existen independientemente de noso
tros y de nuestra actividad teorizante.
(b) Nuestras teorías describen tales objetos.
9 “Apoyo una teoría causal del conocimiento a partir de la cual para que X sepa que S
es verdadera se requiere que exista alguna relación causal entre X y los referentes de los
nombres, predicados y cuantificadores de S. Además, creo en una teoría causal de la referencia,
esto me obliga a admitir el conocimiento de S como algo doblemente causal” (Paul Benacerraf
1973, p. 412).
28 CARLOS ALBERTO CARDONA SUAREZ
12 Frege 1950, § 2, p. 2.
ALGUNAS CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS DEL TRABAJO DE KURT GÓDEL 31
precisa como una pregunta que demanda una y sólo una de dos respuestas
posible: sí o no, y, además, debe poderse responder en forma definitiva.
La idea central de Godel ante el programa de Hilbert, tal y como él lo
concibe, puede sintetizarse en los siguientes términos: no es posible resca
tar los viejos aspectos hacia la derecha de los programas de investigación
en matemáticas de una manera tal que se encuentren más o menos en
armonía con el espíritu de la época que impone una clara tendencia hacia
la izquierda. El argumento fuerte para defender tal perspectiva se deriva
directamente de una pretendida consecuencia filosófica de los teoremas de
incompletitud.13 En primer lugar, si nos limitamos a la teoría de los nú
meros naturales,14 es imposible encontrar un sistema de axiomas y reglas
formales a partir de los cuales, para cada proposición teórica de números
A, o bien A o -iA sea derivable. En otras palabras, no existe un sistema
formal consistente en el cual sean derivables todas las traducciones de las
proposiciones que se tienen por verdaderas en la teoría de números. En se
gundo lugar, es imposible ofrecer una prueba que muestre la consistencia
del sistema valiéndose tan sólo de combinaciones concretas de símbolos
sin introducir más elementos abstractos. De lo anterior se derivan, pues,
dos alternativas antagónicas: renunciar a los aspectos de derecha prove
nientes de la naturaleza de la matemática, o defenderlos en contradicción
con el espíritu de la época. Godel, como Leonardo Da Vinci, se sentía fue
ra de la época en la que se vio obligado a vivir. No precisamente porque
Godel y Leonardo hubiesen avizorado tiempos por venir, sino porque se
habrían sentido más a gusto con interlocutores que se quedaron atrapados
en el pasado. Leonardo habría disfrutado sesiones inolvidables al lado de
Platón, contra la opinión corriente que esperaría que el viejo constructor
disfrutase más aquella época que materializó sus proyectos de ingeniería.
Godel habría disfrutado sesiones inolvidables al lado de Leibniz, contra la
opinión corriente que esperaría que el viejo lógico disfrutase la época que
materializó las máquinas de Turing.
En este orden de ideas, Godel concluye:
13 Hoy en día ya no es tan claro que los teoremas de incompletitud hayan liquidado en
forma definitiva las pretensiones del programa de Hilbert. En ese orden de ideas, resultan es
pecialmente importantes las observaciones de Detlefsen. Véase Detlefsen 1990. El profesor Za
lamea sugiere también una relativización, más que una aniquilación, del programa: “Corres
ponde mejor al desarrollo de aspectos de la lógica matemática a partir de Godel [...] afirmar
que el programa de Hilbert —que pretendía alcanzar un ideal absoluto de consistencia— no
murió para siempre, sino que más bien se relativizó en diversas maneras muy profundas,
con lo que en vez de derrumbarse ha alcanzado una influencia tal vez mayor” (Zalamea
1996, p. 355). Véanse también los programas de investigación en matemáticas en reversa. No
obstante lo anterior, nos interesa, más bien, considerar el tipo de evaluación que practicaba
Godel.
14 Godel está pensando en la aritmética de Peano.
32 CARLOS ALBERTO CARDONA SUAREZ
Uno debe decir que la fecundidad del materialismo está en parte basada única
mente en la inmoderación y la dirección equivocada de la filosofía de derecha
que le precedió. Tan pronto como nos ocupemos de la corrección o inexacti
tud, o, respectivamente, verdad y falsedad, de estas dos direcciones, la actitud
correcta nos mostrará que la verdad yace en el medio o que consiste en una
combinación de las dos concepciones. (DFM, p. 381)
del análisis por la teoría de números. Godel, según los relatos de Wang,
representó los números reales mediante fórmulas de la teoría de números
y encontró que tenía que usar el concepto de verdad para las proposiciones
en la teoría de números con el ánimo de verificar algunos axiomas del aná
lisis. Esto lo condujo a algunas paradojas relacionadas con la verdad y su
definición. Si la verdad para la teoría de números fuera definible en el in
terior de ella misma, podría encontrarse una versión precisa de la sentencia
del mentiroso y, en consecuencia, llegar a una contradicción. No obstante, la
noción de derivabilidad sí es definible; por lo tanto, derivabilidad y verdad
deben ser conceptos independientes. Godel notó que la verdad en la teoría
de números no puede ser definida en tal teoría y, en consecuencia, su plan
inicial fracasó, y con ello el programa de Hilbert.17 En una breve reseña
de un artículo de Carnap, Godel reconoce que Carnap había advertido con
claridad que una noción como la de verdad no puede ser expresada en un
lenguaje consistente.18
Godel concluyó, entonces, que de los teoremas de incompletitud se de
riva que la certeza de las matemáticas no se asegura después de probar
ciertas propiedades por una proyección sobre sistemas de símbolos ajusta
dos a ciertas reglas de transformación. La certeza en las matemáticas debe
tener otra fuente: la intuición matemática. No podemos eludir el recurso
al conocimiento de los conceptos abstractos. ¿Cómo es, entonces, posible
extender nuestros conocimientos hacia los dominios de los conceptos abs
tractos? Ello no se logra aportando definiciones explícitas para conceptos y
pruebas a partir de axiomas. Esto nos encerraría en un círculo vicioso. “El
procedimiento”, recomienda Godel, “debe consistir, al menos en una gran
extensión, en una clarificación del significado que no consiste en dar defi
niciones” (DFM, p. 383). Si atendemos la recomendación haciendo abstrac
ción del contexto, es posible advertir una clara semejanza con los proyectos
de análisis conceptual wittgensteiniano. La diferencia central reside en el
17 Véase Wang 1981, “Some Facts about K. Godel”, pp. 653-659; específicamente la p. 654.
En una carta de Godel a Hao Wang se aclara el principio heurístico del lógico matemático
en los siguientes términos: “debe notarse que el principio heurístico de mi construcción de
proposiciones indecidibles de la teoría de números en los sistemas formales de la matemática
es la oposición entre el concepto de ‘verdad matemática objetiva’ y el concepto de ‘demos
trabilidad’” (citada en Wang 1974, p. 9). Aunque el realismo platónico es importante en las
ideas de Godel, el principio heurístico de su investigación es la oposición entre los conceptos
de verdad y demostrabilidad. También es cierto que a partir de dicha oposición se pretende
argüir una defensa del platonismo. Lo que no se desprende de la carta es que el platonismo
sea el principio heurístico de la investigación, como pretende el profesor Rodríguez Con
suegra (véase la nota 1 del presente artículo). Aun el convencionalista podría orientar sus
investigaciones imaginando la descripción de algunos objetos hipotéticos. Godel formuló tal
posibilidad en una nota a la conferencia Gibbs: “los nominalistas no negarían que nosotros
realmente imaginamos objetos (no existentes) detrás de los símbolos matemáticos y que tales
ideas subjetivas podrían aún aportar los principios guía en la elección de las reglas sintácticas”
(SBT, p. 315, nota 23).
18 Véase CWI, p. 389.
ALGUNAS CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS DEL TRABAJO DE KURT GÓDEL 35
En otras palabras, lo que Hintikka sugiere es que, aun cuando las cate
gorías del entendimiento puro de Kant desempeñan un papel central en
determinar lo que es objetivo en nuestras formas de representación, tales
categorías no son objetivas en el sentido de representar un aspecto de las
cosas o las cosas mismas.
No es nuestro interés juzgar si Gbdel interpretaba en forma adecuada o
no el pensamiento de Kant. De cualquier manera, sí conviene resaltar las
prevenciones que Gbdel, en forma justificada o no, tenía frente al autor de
la Crítica de la razón pura. El artículo titulado “Some Observations about
the Relationship between Theory of Relativity and Kantian Philosophy”
('TRKP) deja ver algunas reacciones interesantes de Gbdel frente a la filo
sofía crítica. En primer lugar, quiero resaltar que se trata de un documen
to excelente contra aquellas personas que en forma apresurada pretenden
sostener que la teoría de la relatividad invalidó, en forma definitiva, las
ideas de Kant; especialmente aquellos que sostienen que el empleo de las
geometrías no euclidianas deja sin piso el pretendido carácter a priori de
la geometría euclidiana en la obra de Kant.22 El artículo de Gbdel comien
za por advertir que él no se considera un partidario de la filosofía kantiana
en general. Deseo resaltar especialmente un punto en relación con el tema
que nos ocupa.
saber, la opinión de Kant según la cual la descripción del mundo dada por las
ciencias naturales debe necesariamente detenerse ante las formas de nuestra
percepción sensorial y no puede hacer nada más sino establecer relaciones
entre apariencias en el interior de esta estructura. (TRKP, p. 244)
Me parece que la suposición de tales objetos [G5del se refiere a las clases y con
ceptos como objetos reales] es tan legítima como la suposición de los cuerpos
físicos [...]. Ellos son en el mismo sentido necesarios para obtener un sistema
satisfactorio de las matemáticas como los cuerpos físicos son necesarios para
una teoría satisfactoria de nuestras percepciones sensoriales, y en ambos casos
es imposible interpretar las proposiciones que uno quiere aseverar acerca de
estas entidades como proposiciones acerca de los “datos”. (RML, p. 128)
Ahora bien, si los seres humanos son sólo espacio-temporales, ¿cómo pue
den tener ellos intuiciones de objetos no espacio-temporales? Haciendo uso
de un chiste de Kripke,26 podríamos preguntar: ¿por medio de qué clase de
telescopio se puede establecer lo que existe en otro mundo posible? Da
do que hemos subrayado algunos rasgos y problemas compartidos con el
programa de investigación de Descartes, conviene mencionar también una
de las más profundas objeciones formuladas a las Meditaciones metafísicas.
Gassendi pregunta en su cuarta objeción contra la sexta meditación: ¿cómo
siendo tú inextenso puedes recibir la especie representativa del cuerpo, que
es extensa, formada, etc.?27 Nuevamente, la similitud entre las dificultades
de Descartes y las dificultades de Godel es asombrosa. Descartes tenía que
responder a la pregunta: ¿dónde y de qué manera adquiere el alma, que
es inextensa, información del mundo exterior que es extenso? Descartes
respondió con cierta seguridad: “en la glándula pineal”.28 A pesar de la
seguridad de Descartes, el lector advierte muy pronto la ligereza. Godel,
en sus conversaciones con Hao Wang, ofreció alguna vez una respuesta
igualmente insatisfactoria:
Conjeturo que se necesita algún órgano físico para manipular las posibles im
presiones abstractas [...]. Tal órgano sensorial debe estar relacionado cercana
m ente con el centro neural del lenguaje. Pero nosotros por ahora no conocem os
lo suficiente y es probable que la teoría primitiva que sobre tales cuestiones te
nem os en el presente m om ento sea comparable al estado de la teoría atóm ica
en los tiem pos de D em ócrito.29
Gddel aclara a continuación que nada excluye que las dos alternativas se
den simultáneamente. Esta posibilidad constituye entonces una tercera al
ternativa. La primera alternativa nos lleva a sostener que el funcionamiento
de la mente humana no se puede reducir al funcionamiento del cerebro,
el cual se puede concebir como una máquina finita con un número fini
to de partes. La segunda alternativa nos lleva a oponernos radicalmente
44 CARLOS ALBERTO CARDONA SUAREZ
33 Godel ofrece inicialmente tres argumentos contra una perspectiva constructivista de las
proposiciones matemáticas. En primer lugar, si la matemática fuera una libre creación nuestra,
podríamos ignorar algunas cuestiones relativas a nuestras creaciones únicamente en virtud de
la falta de una descripción completa o en virtud de algunas dificultades prácticas. Tal ignoran
cia debería disminuir tan pronto como perfeccionamos nuestras construcciones y mejoramos
nuestras técnicas. No obstante, las matemáticas modernas han perfeccionado de una manera
insospechada las técnicas de construcción y no se han eliminado, ni siquiera disminuido,
las cuestiones problemáticas en matemáticas. En segundo lugar, la propia actividad de los
matemáticos no exhibe en forma clara la pretendida libertad de creación del matemático:
cada teorema nuevo restringe más y más la mencionada libertad. En tercer lugar, si los ob
jetos matemáticos fueran nuestras libres creaciones, los enteros y los conjuntos de enteros
serían creaciones completamente diferentes. Sin embargo, necesitamos los segundos si que
remos demostrar algunos teoremas básicos en relación con los primeros. A pesar del carácter
convincente de los argumentos, Godel reconoce que están dirigidos hacia un contrincante
frágil. Es necesario responder a una versión más fuerte de constructivismo. El contrincan
te más fuerte que Godel puede imaginar es, precisamente, el convencionalista. En particular,
el convencionalismo de Carnap. En primer lugar, si las proposiciones matemáticas fueran tan
sólo expresión de tautologías, sería posible concebir un procedimiento mecánico para decidir
acerca de la verdad o falsedad de cada una de ellas. Como este procedimiento no puede
existir, habrá que renunciar a la pretendida tautologicidad de las proposiciones matemáticas.
En segundo lugar, si cada proposición matemática demostrable se puede deducir a partir de
las reglas acerca de la verdad y la falsedad de las proposiciones (sin tener la necesidad de
conocer nada acerca de los supuestos objetos que describen), puede ocurrir que tales reglas
se constituyan en medios para entender el significado de las fórmulas. Sin embargo, si una
teoría tal quiere probar el carácter tautológico de los axiomas, debe empezar por asumir
que tales axiomas son verdaderos. Así las cosas, en lugar de definir el significado de tales
axiomas por medio de convenciones simbólicas, debemos conocer primero su significado para
entender las convenciones sintácticas. En tercer lugar, si queremos probar la consistencia de
la teoría clásica de números, debemos hacer uso de ciertos conceptos abstractos, tales como
“conjunto”, “demostrable”, “función de enteros”. Estos conceptos no son sintácticos. Hay un
sentido en el cual es acertado afirmar que las proposiciones matemáticas carecen de conteni
do: ellas no enuncian nada acerca de las realidades físicas o psíquicas. Pero no por ello, piensa
Godel, estamos obligados a negar que tales proposiciones describen una realidad objetiva y se
reducen a enunciar nuestras creaciones arbitrarias. Las proposiciones matemáticas se ocupan
de las relaciones entre conceptos, y los conceptos nos son dados en la intuición matemática
en una forma análoga a como los objetos físicos nos son dados en la intuición sensible.
ALGUNAS CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS DEL TRABAJO DE KURT GÓDEL 45
(i) hay tareas que una máquina, en particular una máquina de Tu-
ring, no puede realizar: la máquina no puede demostrar su propia
consistencia;
(ii) nosotros podemos adelantar tales tareas: podemos reconocer la
consistencia de un sistema porque podemos explorar por fuera
de él —contamos con intuición matemática—;
(iii) por lo tanto, no somos máquinas.
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50 CARLOS ALBERTO CARDONA SUAREZ
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