Sobre El Sagrado Corazón
Sobre El Sagrado Corazón
Sobre El Sagrado Corazón
Sagrado Corazón de Jesús, Cristo Rey de la paz, llenos de júbilo venimos hoy a postrarnos ante Ti y
gozosos te proclamamos, una vez más, Rey Eterno de la Nación Mexicana. Coronamos tu frente
con una diadema de corazones mexicanos, para que rijas a tu pueblo amado. Eres Rey, así lo
afirmaste en tu Pasión; eres Salvador, así te manifestaste en tu Resurrección; eres el Hijo del Padre,
así te reconocemos en tu divinidad; eres la Fuente del Amor, así lo expresaste al morir por nosotros
en la Cruz. México, siempre fiel, desea volver a entronizar tu Corazón en todos los hogares e
implantarlo en la sociedad, para rendirte el homenaje que mereces como Rey y Señor del Universo.
Consagramos a tu Corazón esta Iglesia que peregrina en México, con sus Obispos, Presbíteros y
Diáconos, Religiosos y Religiosas y Fieles laicos, y a las nuevas vocaciones sacerdotales y de vida
consagrada, para que tengan una sólida formación en el seguimiento radical de tu Evangelio y en
una generosa entrega para la salvación de sus hermanos, impulsados por una profunda vida
espiritual.
Consagramos a tu Corazón amoroso esta Patria querida: a los Gobernantes, para que trabajen
siempre por el bien común; a las Familias, para que forjen en las virtudes humanas y cristianas el
corazón de las nuevas generaciones; a los indígenas y campesinos, obreros e inmigrantes, para que
alcancen un mejor nivel de vida y un pleno respeto de su dignidad y sus derechos; a los
Legisladores y a los profesionales de la salud, para que respeten y defiendan la vida desde su inicio
en el seno materno hasta su conclusión natural; a los que se dedican a la educación, la cultura, el
arte y los medios de comunicación social, para que contribuyan a un mejor y más armónico
desarrollo de la sociedad difundiendo valores auténticos; a quienes logran avances científicos y
tecnológicos, para que haciendo un uso responsable protejan la naturaleza que has creado y
contribuyan al desarrollo integral de la persona y el fin trascendente del hombre; a los distintos
constructores de la sociedad, para que promuevan los principios básicos para la convivencia: amor,
verdad, justicia, libertad, paz, respeto, solidaridad; a los amigos y a los enemigos, para que reines en
todos los habitantes de esta Nación. Te adoramos como fieles tuyos, te pertenecemos y estamos
resueltos a defender tu Reino hasta que triunfe y sea exaltado, reverenciado y amado tu Sacratísimo
Corazón, ofreciéndote gloria, amor y reparación.
Cristo Rey, desde la montaña consagrada a Ti, cura las heridas y enjuga las lágrimas de esta Patria,
consagrada a nuestra Madre, Santa María de Guadalupe, estrella de la evangelización.
Y Tú, Redentor amoroso de la humanidad, atrae a tu Corazón a los pecadores, a los desorientados,
especialmente a los jóvenes, engañados con falsas doctrinas que los alejan de Ti. Conserva la fe que
hemos recibido de nuestros padres y que ha sido sellada con la sangre de nuestros Mártires y el
ejemplo de nuestros Santos. Que tu Iglesia Santa y Católica pueda trabajar en auténtica libertad,
para salvaguardar la dignidad humana de todos y ser un testimonio gozoso y humilde de tu
resurrección y salvación.
Danos, por fin, una santa muerte e introdúcenos en la herida preciosa de tu Corazón para resucitar
en Ti a la vida eterna del cielo. Corazón Santo, Tú reinas ya. México tuyo, siempre será. ¡Viva
Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!
CARTA DE SU SANTIDAD PÍO X AL EPISCOPADO MEXICANO
“A NUESTROS VENERABLES HERMANOS LOS ARZOBISPOS Y OBISPOS DE LA
REPÚBLICA MEXICANA.”
PIO PAPA X.
VENERABLES HERMANOS, SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA.
“Nos habéis propuesto un proyecto tanto más honroso para vosotros, cuanto para Nos
indeciblemente grato.”
“Porque meditando vosotros con grande atención lo que Nuestro Predecesor León XIII, de
recordación feliz, escribió en su encíclica “Annum Sacrum”, relativo a la consagración de los
hombres al Sacratísimo Corazón de Jesucristo, habéis resuelto consagrar, el próximo día seis de
enero, al mismo Corazón Divino, Rey Inmortal de los siglos, la República de México, y para dar
mayor solemnidad a esta consagración que pensáis hacer y mostrar a vuestros pueblos toda la
importancia trascendental de ella, determináis decorar las imágenes del Corazón de Jesucristo con
las insignias de la realeza.”
“Todo esto, Nos lo aprobamos de buen grado. Más como quiera que el Rey de Gloria eterna haya
sido ornado con corona de espinas, la cual muy mucho más hermosa aún que el oro y que las
piedras preciosas vence en este esplendor a las coronas de estrellas, las insignias de Majestad Regia
son a saber: la Corona y el Cetro, habrán de colocarse a los pies de las sagradas imágenes.”
“Desde hace ya mucho tiempo que con grande solicitud hemos considerado a vuestra Nación y a
vuestros asuntos, perturbados por graves desórdenes, y bien sabemos que para conservar y sostener
la salud, y la paz de los pueblos, es de este punto necesario conducir a los hombres a este puerto
seguro de salvación, a este Sagrario de la paz, que Dios por su infinita benignidad se dignó abrir al
humano linaje, en el Corazón Augusto de Cristo Su Hijo.”
“De ese Corazón brote para vosotros Venerables Hermanos, y para vuestra Nación entera agitada
rudamente por incesantes discordias, la gracia que hacía menester para la salvación eterna y la paz
que como fuente inagotable de todos los bienes, con tan indecible ansia anhelan a una voz vuestros
conciudadanos.”
“En presagio de ambos bienes y en testimonio de nuestra benevolencia sea esta Nuestra Bendición
Apostólica, a la cual, a vosotros, Venerables Hermanos, lo mismo que al clero y al pueblo,
encomendados a cada uno de vosotros, de lo íntimo de nuestro Corazón enviamos en el Señor.”
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día doce de Noviembre de mil novecientos trece, año
undécimo de Nuestro Pontificado.
PIO PAPA X
COMENTARIOS DEL ARZOBISPO D. FRANCISCO OROZCO Y JIMÉNEZ A LA CARTA
PAPAL.
Ob. Francisco Orozco y Jiménez
“Las letras citadas expresan el grande amor que nos profesa el Santo Padre, interesándose por
nuestra suerte e indicándonos los medios eficaces de desagravio a Dios, ofendido por nuestros
pecados.”
“En verdad: ¿qué medio más oportuno que la proclamación pública del Reinado Social de
Jesucristo? Al coronarlo del modo como Él puede ser coronado, y ofrecerle un cetro, símbolo del
dominio que tiene en las sociedades y en los individuos, en los reyes y en los súbditos, en los
emporios de la civilización y en las pequeñas aldeas, de todas partes se elevará un himno grandioso
de alabanza, de amor y desagravio al Corazón de Dios, atribulado por nuestras iniquidades.”
“A la vista de la situación de nuestra Patria, no cabe duda, según la expresión de un Venerable
Prelado, que algo de colectivo falta para desarmar el brazo justiciero de Dios y que ceses las
calamidades públicas; y ese algo bien puede ser la nueva Consagración al Corazón de Jesús.”
“En ese acto estará interesada la Fe que heredamos de nuestros mayores, no menos que la piedad y
la beneficencia, por las obras de culto y caridad que aunemos a la protestación de la vigorosa Fe,
porque del amor de Dios es complemento el amor al prójimo, al ser el precepto del segundo
semejante al del primero, como asevera el Salvador.”
A profesar la Fe y a practicar la caridad, con ocasión de nuestros cultos al Sacratísimo Corazón de
Jesús, nos moverá la altísima significación de los misterios que la Santa Iglesia propone en la fecha
providencialmente fijada para la solemne Consagración: la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo. En
ese día se presenta Nuestro Salvador al universo mundo como revestido de la autoridad real de
Monarca Supremo y recibiendo las más puntuales adoraciones; la gentilidad representada en tres
grandes personajes, viene a los pies de Jesucristo; acuden las ciencias y las artes, y las
magnificencias humanas a rendir a Cristo un amplio vasallaje.”
“Además: en la Epifanía se celebra el Bautismo de Jesús, con toda la humildad y la Fe de aquel
memorable hecho en que el Divino Nazareno estableció el sacramento de regeneración, por el cual,
al recibirlo, nos hacemos hijos de Dios y herederos del Reino de los Cielos”.
“Finalmente, se conmemora en la Epifanía la realización de aquellas célebres bodas, santificadas
con la presencia de Jesús y de María, y en que el matrimonio vino a ser una de las fuentes de la
Gracia, y el origen santificado de la sociedad doméstica”.
“Ahora bien; tan completo y máximo testimonio de obsequio y de piedad (la Consagración que se
hace) conviene de un modo especial a Jesucristo por ser Príncipe y Sumo Señor de todas las
cosas…. Y la universalidad del género humano está bajo la potestad de Jesucristo; puesto que quien
es unigénito del Padre y consustancial a Él, esplendor de Su Gloria y figura de Su substancia, es
necesario que tenga comunes todas las cosas con el Padre y consiguientemente el sumo imperio de
todas ellas. Cristo ejerce el sumo poder, no solo con derecho nativo, sino también con derecho
adquirido. Él nos libró del poder de las tinieblas y también se entregó a redención a sí mismo por
todos. Todo cuanto dio lo dio por adquirirlo todo.”
“Esta potestad Cristo la ejerce sobre los hombres todos por medio de la Verdad, de la Justicia, y
principalmente de la Caridad.”
“Para el fundamento de tal potestad y dominio, benignamente permite que nosotros añadamos una
devoción voluntaria. Ciertamente Jesucristo, Dios y Redentor a la vez, es rico en la posesión
perfecta y cumplida de todas las cosas; mientras que nosotros somos tan pobres e indigentes, que
nada poseemos que sea bastante para remunerarlo.”
“Pero no obstante, llevado de su bondad y caridad suma, Jesucristo no rechaza que le ofrezcamos lo
que es suyo, y que se lo demos y consagremos como si se tratara de cosa nuestra; y no solamente no
la rechaza, sino que la pide repetidamente:Hijo mío, dame tu corazón. Así, pues, podemos todos
ciertamente podemos gratificarle con el mejor ánimo y buena voluntad; puesto que consagrándonos
al Mismo, no solamente reconocemos y acatamos su poderío de un modo grato y manifiesto, sino
que a la par atestiguamos con ello que, si en realidad de verdad fuese nuestro lo que ofrecemos, lo
daríamos con la misma excelente voluntad, y le pedimos a la vez que no se ofenda al admitir de
nosotros lo que es completamente suyo.”
“Y puesto que en el Sagrado Corazón se encierra el símbolo y la expresión de la infinita caridad de
Cristo, que nos incita a amarnos mutuamente, es justo consagrarse a Su Corazón Augusto, lo que no
es otra cosa más que, entregarse y obligarse con Jesucristo, ya que todo honor, obsequio o devoción
piadosa que se ofrece al Corazón Divino, se ofrece propia y verdaderamente al mismo Cristo.”
“Consagrémonos, por tanto, social y privadamente, al Sagrado Corazón de Jesús”
“Conságresele el Sacerdocio, participante de la potestad del mismo Dios, al administrar los
sagrados misterios, y propagar en las sociedades y en las concienciasel Reinado de Cristo. En la
renovación del sacrificio incruento, en el rezo del Oficio Divino, en la adoración del Sacramento de
Amor; al predicar, al exhortar y dirigir oportuna e importunamente, arguyendo, suplicando con toda
paciencia y doctrina, el Sacerdote vivirá con la vida de Cristo, y del Corazón Divino le vendrá la
abundancia de gracia que necesita para el ejercicio de las altísimas funciones que desempeña.”
“Conságrese al Sagrado Corazón de Jesús la sociedad civil en sus diversos elementos, ahora que
gobernantes y gobernados niegan, por apostasía pública, al Cristo, proclaman _a imitación del
pueblo deicida_ que no quieren que Aquel reine sobre ellos.”
“Ocurra la sociedad en masa a los espléndidos cultos que rodearán esta solemne Consagración; ya
acercándose al banquete eucarístico, ya visitando al Prisionero de los tabernáculos o manifiesto a la
adoración pública; y que esa Consagración pase, por abundantes corrientes de gracia, del templo al
hogar, y que en éste haya júbilo santo y mayor expansión de piedad, y de alegría; el Sacratísimo
Corazón será el Dueño de la casa y el Él hallarán refrigerio todos los miembros de la familia,
grandes y pequeños. Los gozos y las lágrimas convergerán, por decirlo así, al Corazón de Jesús,
fervorosa y constantemente”.
“Las almas entregadas a Dios, ya por promesa solemnes o por aceptadas y ordenadas prácticas de
piedad y de beneficencia, en innumerables confraternidades, de todas las condiciones, edades y
sexos, conságrense al Divino Corazón de un modo espontáneo y singular. En la soledad del templo,
en las fatigas cotidianas del hogar, en el ejercicio de las obras de misericordia, en la enseñanza de la
Doctrina Cristiana y tantas otras obras, habrá ocasión de ofrecerse al Sagrado Corazónpara alabarlo
y desagraviarlo.”
“Las escuelas católicas, los Hospitales, los Asilos, los Orfanatorios, las Casas Religiosas,
conságrense también al Corazón de Cristo. La prensa católica cumpla su noble misión de prestar al
Corazón Deífico sus homenajes llevando a todas partes la buena semilla de la lectura sana, y a la
vez, siempre amena y oportuna.”
“Hágase que la porción escogida y grata al Corazón Divino _la niñez inocente_ beba allí, en aquel
manantial, las aguas purísimas de la Gracia; y renovando las promesas del Bautismo o asistiendo a
prácticas exclusivas de misión, y sobre todo, comulgando, forme una gloriosa Corte del Rey de los
Cielos y tierra.”
“Que el Corazón de Jesús extienda su dominio a los hogares atribulados por las enfermedades, o por
la ausencia o por la muerte de sus seres queridos, y que conforte con su presencia real los corazones
agobiados por el dolor. Que las miradas divinas lleven la regeneración a los encarcelados; y los
inválidos y los pobres alégrense al sentir los carismas del Corazón de Dios.”
“¡Consagrémonos todos al Corazón de Jesús! Propaguemos y defendamos Su Realeza, de la cual
dimana toda autoridad, para cese la lucha fratricida, y viviendo todos como hermanos, luzcan días
serenos para México; y así, ligados con vínculos de caridad, seamos dignos participantes, un día,
con Cristo, de la gloria de la Iglesia Triunfante”.
“Para darle forma al hermoso pensamiento de que Nos hemos venido ocupando, los Párrocos y
Rectores encargados de los templos de esta Arquidiócesis, preparan, acomodándose a las
circunstancias de lugar y personas, los cultos que deban celebrarse el repetido día seis de enero
próximo, a fin de que la Coronación y Consagración de que se trata, revista la mayor solemnidad
posible.”
“Pero con el objeto de que, en lo general, haya la uniformidad que es de desearse, disponemos:
“I.- Que en toda la Arquidiócesis haya un Triduo en honor del Sacratísimo Corazón de Jesús, que
deberá comenzar el día cuatro del repetido enero, con exposición del Sacratísimo Sacramento, todo
el día, en donde fuere posible, o por lo menos en la Misa y en el ejercicio vespertino; para cuya
exposición concedemos nuestra licencia.”
“II.- El día seis, designado para la Consagración, se hará ésta, después de una Misa solemne,
colocando la Corona y el Cetro a los pies de la imagen del Sagrado Corazón. En la Misa se
predicará al pueblo la trascendencia del acto de la Consagración de nuestra Patria toda al Divino
Corazón; cuyaConsagración se hará usando la fórmula que anualmente se emplea en el mes de junio
para el mismo objeto, y deberá tener lugar enseguida de la Coronación.”
“III.- Se procurará que hay el mayor número de comuniones de desagravio”
“IV.- Se dispondrá que haya algunas manifestaciones exteriores de regocijo, para que sea como una
expresión pública de nuestro amor y veneración al Sacratísimo Corazón”
“V.- Oportunamente se hará conocer a los fieles, de esta capital, el programa de las festividades que
tendrán lugar en la Santa Iglesia Catedral, y los demás que se acordarán para celebrar el fastuoso
acontecimiento”
“Esta Carta Pastoral será leída inter Missarum Solemnia el primer día festivo después de su recibo.”
“Recibid, venerables Hermanos y amados Hijos, la Bendición Pastoral que os enviamos en el
nombre + del Padre, + del Hijo y + del Espíritu Santo.”
“Dada en Nuestro Palacio Arzobispal de Guadalajara, el día 18 de diciembre, fiesta de la
Expectación del Parto de la Santísima Virgen María, de 1913.”
Para los templos y colegios de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús -uno de sus
principales clientes- realizó numerosas obras. La iglesia de San Francisco Javier de
Tepotzotlán, Estado de México, es hoy en día su trabajo más complejo y que mejor lo
representa. En su creación se desempeñó como un artista integral aplicando conocimientos
y experiencias no sólo del pintor, sino también del escultor, del arquitecto y, por si fuera
poco, del músico.