Parábola Del Sembrador
Parábola Del Sembrador
Parábola Del Sembrador
13:1-9)
1Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
2
Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente
estaba en la playa.
3
Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a
sembrar.
4
Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las
aves y la comieron.
5
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque
no tenía profundidad de tierra;
6
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a
treinta por uno.
9
El que tiene oídos para oír, oiga.
24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil
talentos[c].
25 Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con
su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda.
26 Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: “Ten paciencia conmigo y
todo te lo pagaré.”
27
Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien
denarios[d], y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: “Paga lo que debes.”
30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara
lo que debía.
31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron
mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido.
34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que
le debía.
32 Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo.
33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba el hombre y, viéndolo,
se compadeció de él.
34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó
sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.
35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del
alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré
cuando yo vuelva.”
36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos
de los ladrones?
37
—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.
49 Así será al fin del mundo. Vendrán los ángeles y apartarán de los justos a los
malvados,
50
y los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
—No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —
22
le contestó Jesús—.
»Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar
23
Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él,
25
a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda.
y se lo pagaré todo.”
libertad.
»Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le
28
30 Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que
pagara la deuda.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se
7
El hijo prodigo
11
También dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me
corresponde; y les repartió los bienes.
13
No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una
provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y
comenzó a faltarle.
15
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su
hacienda para que apacentase cerdos.
16
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie
le daba.
17
Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra
ti.
19
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
21
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de
ser llamado tu hijo.
22
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un
anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
24
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y
comenzaron a regocijarse.
25
Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó
la música y las danzas;
26
y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27
Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo,
por haberle recibido bueno y sano.
28
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que
entrase.
29
Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote
desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis
amigos.
30
Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has
hecho matar para él el becerro gordo.
31
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
32
Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era
muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
TALLER DE RELIGIÓN
GRADO: 9-A