Los Diez Pasos Clave para Mejorar Tu Autoestima
Los Diez Pasos Clave para Mejorar Tu Autoestima
Los Diez Pasos Clave para Mejorar Tu Autoestima
DIEZ PASOS
CLAVE PARA
MEJORAR TU
AUTOESTIMA
Los diez pasos clave para mejorar tu autoestima 1
Indice
Conócete y descubre quién eres (de verdad) …………………………………… 2
Automotívate ……………………………………………………….………………………… 7
Pregúntate si estás siendo tú misma y si cuando mañana mires atrás sonreirás al recordar
tus días presentes y a la persona que eras… Lo primero para que te puedas sentir bien es
que identifiques lo que no te está haciendo sentir bien.
1
Describe a la persona que quieres ser y la vida que quieres tener. Siéntate. Date el
tiempo que necesites. Sin prisas, sin obligaciones, en silencio. Escribe lo que de verdad te
importa, te motiva y le da (o le daría) sentido a tu vida.
Escucha a tu voz interior. Esa voz que te habla y te dice lo que necesitas y no te estás
permitiendo. Cuando te sientes mal, tienes ansiedad o corres mucho y no sabes hacia
dónde, suelen ser señales de que no te estás escuchando.
Acepta el pasado, entiende que gracias a él te has convertido en quien eres hoy, perdona
a quienes te hicieron daño, libérate de lo que te habría gustado que fuera diferente y
atrévete a construir tu presente y tu futuro. Eso es lo que sí puedes cambiar.
Identifica qué partes de ti tienen más que ver con lo que crees que tienes que
demostrar a los demás que con como tú quieres ser en realidad. ¿Qué haces porque
crees que es lo que tienes que hacer? ¿Qué has dejado de hacer porque otros no te
impulsaron a ello? Tu potencial es como un diamante en bruto que aún nadie ha pulido.
Acéptate de manera incondicional, plenamente, como eres, sin juicios de valor. Reconoce
esa máscara que te pones ante los demás, porque todos escondemos partes que nos
avergüenzan, y sólo aceptándolas podremos ser mucho más que eso.
Recopila tus fortalezas, lo que más te gusta de ti, lo que te hace especial, lo que te ha
ayudado a salir adelante en los momentos difíciles… Enfócate en ellas y poténcialas.
Observa también tus debilidades. Acepta y abraza las que no puedas cambiar, porque
también forman parte de tu belleza y porque todos las tenemos, y esfuérzate por mejorar
las que sí. Nada en ti es perenne si tú no quieres que lo sea.
Ten muy claro cuáles son tus valores porque serán la brújula que te guíe cuando te
pierdas. ¿La libertad? ¿El amor? ¿La generosidad? Escríbelos y pregúntate si estás
satisfecha con ellos en tu vida o si hay alguno al que necesites prestar más atención.
Atrae lo que quieres. Deja de pensar que tu suerte está escrita en las estrellas o en tu
línea de la vida. La creas tú, a cada momento, a cada paso, en cada decisión.
La verdadera libertad llega cuando somos capaces de renunciar a lo que somos en favor de lo que
podemos llegar a ser (Alex Rovira).
Lo que sientes siempre está bien y necesitas aprender a confiar en ello. Escúchalo y
déjate sentirlo. Las emociones son compañeras sanas que te cuentan algo de ti.
2
Observa eso que sientes, acéptalo y ponle un nombre a esa emoción, sin juzgarla ni a
ella ni a ti. Porque no hay emociones buenas ni malas. Todas son positivas si escuchamos
lo que vienen a contarnos y aprendemos a gestionarlas.
No intentes evitar situaciones porque crees que te van a producir tristeza, vergüenza,
enfado, rabia o miedo… Lo que te genera malestar no es lo que sientes, sino querer
evitarlo reprimiéndolo, rechazándolo o mirando hacia otro lado. Las emociones son como
el agua de un río, si te permites sentirlas, siguen su camino. Si no, se quedan estancadas.
¿Qué emoción sientes más a menudo? Piénsalo. ¿Te gusta? Si la respuesta es no, ¿qué es
lo que la provoca? Cuando una emoción que no te gusta pasa demasiado tiempo contigo
puede ser porque no te estés dando lo que necesitas. Descubre qué está pasando ahí.
Cárgate de las emociones buenas: pasando tiempo con personas a las que quieres,
haciendo cosas que te motivan y te divierten, riéndote, abrazando, dando amor, siendo
agradecida, parando cuando lo necesites, queriéndote mucho a ti misma…
Todo eso a lo que te resistes, persiste. Así que acepta y permite también las emociones
que te duelan. Llora si algo te hace daño, reconoce el miedo si aparece, grita si necesitas
gritar, enfádate si algo traspasa tus límites... Sencillamente, no te recrees en esa emoción.
Dale su tiempo y después déjala marchar.
Recuerda que eres parte de un todo y que contagias emociones y otros te las contagian a
ti. No te apropies de las que no son tuyas ni salpiques con las tuyas a los demás.
3
Entiende a qué se debe que te hables así. Muchas veces nos quejamos de que otros nos
exigieron demasiado y resulta que hemos aprendido a autoexigirnos igual. Observa y
descubre si te hablas como otros te hablaron a ti.
Cuando hagas algo bien, reconócetelo diciéndote cosas como “mira qué bien me ha
salido esto”, “aquí he estado muy espabilada”, “qué valiente he estado hoy”, “he sido un
poco más Yo” y todo lo que se te ocurra. ¡Se tu animadora personal!
Deja de identificarte con tus pensamientos, con esas voces que oyes en tu cabeza y que
te dicen lo que está bien y lo que no, lo que se puede y lo que no se puede. No son
auténticas, sólo pasan por tu mente. Obsérvalas desde fuera, acéptalas y déjalas pasar…
No te preocupes por todo ni vivas como si todo dependiera de ti. Esa actitud solo te sirve
para bloquearte. ¿Realmente es tan importante eso que te preocupa? Si lo es ocúpate de
ello. Si no lo es, ¿para qué te amargas? Disfruta, relativiza y tómate la vida con humor. Eso
no significa que pases de todo, significa que te das prioridad a ti y a tu tranquilidad.
No intentes darle explicaciones a todo lo que te sucede, porque en la vida no todo tiene
un porqué, pero sí un para qué. ¿Para qué ha pasado eso? ¿Para qué te puede servir?
Encuentra cómo limpiar tu mente de todo lo que te hace daño y deja de ser una esclava
de tus pensamientos. Haz algo que te distraiga, queda con alguien, da un paseo mirando
con atención lo que sucede a tu alrededor, ponte a leer, haz deporte…
Piensa menos y siente más. En la vida hay muchas cosas que no se pueden explicar con la
razón, pero sí se pueden sentir con el corazón.
El que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino (Stephen Crane).
Tú eres la persona más importante de tu vida, de la que más te tienes que preocupar y a
la que más tienes que cuidar y hacer feliz. Si nadie te lo dijo hasta ahora, ¡ya es hora de
que lo sepas! Y eso no es egoísmo, es autoafirmación y autoestima.
4
Repítete mil veces que puedes conseguir lo que te propongas y convéncete de que te lo
mereces. Estás haciendo lo que necesitas para ser feliz y eso se merece una ovación.
Puedes ser como quieras y hacer lo que quieras en cada momento. No dejes que lo que
otros opinen te haga cambiar de opinión. La única persona que tiene que estar de
acuerdo contigo eres tú. ¡Nadie más va a estar ahí hasta el final de tus días!
Atrévete a reconocer lo que haces bien y olvídate de creer que eso es ser presumida,
porque no lo es. Lo que serás es una persona que se valora y que confía en sí misma.
Siempre que te comprometas con algo, cúmplelo. Es la forma de que aprendas a confiar
en ti y te demuestres que eres una persona que cumple su palabra.
Quiérete siempre, cada día, pase lo que pase, porque eres lo mejor que te ha pasado en
la vida. Acepta tus errores con compasión y muéstrate tal y como eres. La culpa y la
vergüenza no nacen de nuestra vulnerabilidad, sino de rechazarla, en vez de aceptarnos
tal y como somos. Por eso ámate siempre y sin condiciones, incluso cuando peor lo hagas.
No te compares con los demás porque cada uno tiene sus circunstancias, y cuando nos
comparamos solemos hacerlo con aquellos a los que creemos que les va mejor, pero en
realidad no sabemos todo de esa persona... Si quieres compararte con alguien que sea
contigo hace x tiempo. Si estás mejor, genial. Si no, ¡a estarlo!
Respétate, valórate y cuídate, tú. No se lo exijas a nadie más porque cada uno tiene que
atenderse a sí mismo. Y así todos estaremos estupendamente.
Reconoce tu fragilidad, porque todos la tenemos y es una de las cosas más bellas del ser
humano y de quienes se permiten mostrarla. Pide ayuda cuando lo necesites, llora si te
hace falta, di que no sabes, para, descansa, mímate, date tiempo, cultívate en silencio…
El amor a uno mismo es el punto de partida del crecimiento de la persona que siente el valor de
hacerse responsable de su propia existencia (Víctor Frankl).
Piensa en positivo
Piensa en lo que quieres que pase, no en lo que no quieres. Por ejemplo, "quiero aprobar
este examen" en vez de "no quiero suspender ese examen". Es la manera de enfocarte y
dirigirte hacia ello.
5
Espera cosas buenas de la vida, porque te pone en la actitud de que eso ocurra, te motiva
y te anima a darlo todo. En cambio, cuando pensamos que algo va a ir mal no le ponemos
ilusión, ni ganas, ni empeño. Es como decirle a nuestra mente “total, ¿para qué?”.
Se generosa, agradece y reconoce lo bueno de las personas… Por ellos y también por ti,
porque les harás sentir bien y eso te hará sentir que les aportas y que eres útil. Recuerda
que lo que ves en los demás muchas veces es un reflejo de cómo te ves a ti misma.
Vive en el presente. Si siempre estás prensando en lo que pasó ayer o en lo que pasará
mañana se te escaparán de las manos muchos momentos maravillosos que ya no
volverán. Tu vida sólo está pasando aquí y ahora, en ningún otro momento.
Se flexible con la vida, con las personas que te rodean y con lo que te sucede. Aprende a
disfrutar de los imprevistos, sin rigidez, sin frustración, sin control y sin tantas
expectativas.
Date cuenta de que de ti depende cómo vives lo que te sucede, si como un problema o
como una oportunidad para crecer como persona. Vaya diferencia, ¿eh? Pues eso, que
todo es relativo y tal vez mañana lo veas de una forma diferente.
Cada día, antes de dormir, pregúntate qué tres cosas positivas te llevas de esa jornada.
Es una manera de terminar el día sonriéndole a la vida con la mente, con el alma y con el
corazón, y llenándote de emociones que te nutren.
Disfruta de los pequeños momentos. Párate. Mira lo que pasa a tu alrededor: esa sonrisa,
ese rayo de sol, ese silencio… Eso es lo verdaderamente importante y lo que te va a hacer
feliz cada día. Por favor, que lo fundamental no te pase desapercibido.
Dale más importancia a tus experiencias que a tus logros y a tus posesiones. Son lo que
recordarás cuando dentro de muchos años pienses en lo que hoy te hizo feliz.
Automotívate
Ponte metas grandes y que te motiven. Puedes conseguir todo lo que tú decidas que
puedes. No dejes que los demás te pongan “peros” y, sobre todo, no te los pongas tú.
Nada es demasiado si te permites ser la persona que necesitas ser para lograrlo.
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Ten claro para qué estás haciendo lo que estás haciendo. ¿Para qué quieres creer más en
ti? ¿Qué te va a aportar ser más positiva? ¿Y saber decir que no? Describe exactamente
cómo te vas a sentir, para qué lo quieres y qué va a suceder cuando lo consigas.
Llena tu día de cosas que te ilusionen y te hagan feliz. Asegúrate de que cada día
reservas un tiempo para ti y haces algo solo porque sí y porque te apetece. Incluso no
hacer nada y sólo estar contigo y para ti. Porque eso también es nutrición emocional.
Vete pasito a pasito, sin prisa pero sin pausa y reconociéndote los pequeños triunfos.
¡Algo como comerte una manzana cuando te habías propuesto tomar más fruta!
Cuídate por dentro y por fuera, descansa, duerme lo suficiente, come bien, haz ejercicio,
ponte música que te guste, pasea al aire libre, mima tu cuerpo, sonríe, rodéate de gente
que te quiere y con la que te sientas a gusto, aléjate de los otros...
Vive las cosas como si fuera la primera vez, como si no supieras qué esperar, ni qué va a
pasar, ni cómo será ese momento, ni ese lugar, ni esa persona… Con la curiosidad, la
apertura y la magia de cuando eras una niña.
Usa un lenguaje positivo y optimista, que te anime y saque lo bueno de ti. Desecha las
quejas, las críticas, la negatividad, los “no puedo”, los “no depende de mí”, los “debería”,
los “tengo que”, los “es imposible”, “todo me pasa a mí” o “es que yo soy así”.
Celebra y prémiate por lo que va bien, incluso si crees que era tu obligación. Lo único que
haces por obligación es respirar, todo lo demás podrías no hacerlo y lo haces.
¡Reconócete el esfuerzo, el compromiso y todo lo bueno que eso dice de ti!
Date cuenta de lo que te ayuda en los momentos difíciles: lo que te sienta bien hacer, lo
que puedes decirte a ti misma, las personas que te motivan... Busca apoyos en personas
en las que de verdad confíes y sientas que van ayudarte en ese momento.
Una persona feliz no es una persona en determinadas circunstancias, sino una persona con
determinadas actitudes (Huge Downs).
Entiende cómo percibimos lo que nos rodea. No salimos al mundo, lo exploramos y nos
hacemos unas ideas. Es al revés, tenemos unas ideas previas, fruto de nuestro aprendizaje
y experiencias, que son como las gafas que cada uno se pone para salir a explorar el
mundo. Por eso unos lo ven lleno de posibilidades y otros de obstáculos y mala suerte.
7
Así te influyen tus creencias: ellas son las que te hacen pensar una cosa u otra. Según lo
que pienses, así será como te sientas. Según lo que sientas, te comportarás de una forma
u otra. Y según te comportes, así serán tus resultados. En resumen, tus creencias son la
causa de los resultados que obtienes en tu vida.
Cree en ti, sí o sí. Estar motivada es importante, pero creer en ti, creer que ya eres
suficiente, que eres valiosa, que te lo mereces y que puedes lograrlo, lo es mil veces más.
No puedes dejar de creer, pero sí puedes elegir qué creer. Elige lo que necesitas empezar
a creer para avanzar hacia tus objetivos y haz una lista de argumentos que apoyen esa
nueva creencia.
Cada vez que des algo por hecho, en plan “no le gusto a esta persona”, pregúntate si es
realmente cierto, qué pruebas tienes, cómo te afecta pensar así, qué pasaría si no lo
fuera y cómo cambiaría tu comportamiento.
Juega a ser una página en blanco. Porque la mayoría de las veces lo que nos limita no es
lo que no sabemos, sino lo que creemos que sabemos y no es cierto. Por eso es tan
importante estar abiertos, dispuestos a desaprender y a no dar nada por hecho.
Suelta todas las etiquetas o creencias sobre como tiene que ser tu vida, tus relaciones,
tu trabajo, tu pareja, tus vacaciones, tu día a día… Ante cada una, pregúntate si eres tú
quien realmente quiere que sea así o si otros te habían dicho que tenía que ser así.
O trabajas tu inconsciente, o no tendrás éxito, porque ahí es donde están grabadas las
creencias. Visualiza durante cinco minutos todos los días eso que quieres empezar a creer,
por ejemplo que puedes estudiar algo nuevo y reinventarte con cuarenta años.
No tienes que creer algo porque lo que crea la mayoría de la gente. Cada uno puede
tener sus propias creencias, lo importante es que le sirvan y le potencien.
Deja de pensar que tienes que gustarle a todo el mundo y que a todos tiene que
parecerles bien lo que haces. Nadie puede gustar a todos, igual que no todos te gustan a
ti. Así que se tú misma y le gustarás a la única persona cuya aprobación, sí o sí, necesitas.
Tanto quien dice que puede como quien dice que no puede tienen toda la razón (Confucio).
Escúchate con atención para darte cuenta de cuando te estás poniendo excusas y en
realidad son tus miedos los que están hablando. No niegues lo que es, no pasa nada.
Todos tenemos miedo. Reconócelo y acéptalo para poder transformarlo.
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Asume que los resultados de tu vida dependen de lo que decidas hacer para alcanzarlos.
Ni de los demás, ni de la suerte, ni de la edad, ni de nada más. Nada te hace sentir más
poderosa que darte cuenta de que eres tú quien lleva las riendas de tu vida.
Si eres humana, cometerás errores. No hay otra opción. Así que tú verás si vivirlos como
una tragedia y una prueba de lo poco que vales o como parte del camino, una prueba de
que estás viva y la gran fuente de tus aprendizajes.
Visualiza: imagínate haciendo eso que quieres conseguir, aun con miedo. Por ejemplo,
caminando con seguridad, acercándote a tu jefe y pidiéndole ese aumento con confianza
y tranquilidad o dejando a una pareja con la que hace mucho que no eres feliz.
Sal de tu zona de confort un poquito cada día. La mejor manera de superar los miedos, y
a veces la única, es acostumbrarte a dar un primer paso y a tomar pequeñas decisiones
cotidianas que te acerquen a eso que quieres.
Conecta con la confianza en la vida y la fuerza interior que te permitirá crecer con cada
obstáculo. Las personas crecemos y nos expandimos a través de la adversidad. Así que
aprende de cada uno de esos maestros que la vida te ponga en el camino, ya sea una
enfermedad, un despido, una separación o cualquier otro obstáculo…
Basa tus decisiones en lo que sabes y lo que sientes hoy. No puedes adelantarte al
futuro, no puedes saber si tu decisión es la acertada, ni si mañana elegirías lo mismo.
¡Elige por lo que sientes y crees que es lo mejor hoy! Y pase lo que pase siéntete
orgullosa de haber decidido. ¡Eso es lo que hará que confíes en ti!
Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar (Paulo Coelho).
Se consciente de tus derechos y de que la única persona que puede ejercerlos eres tú. Es
la primera clave para decir no cuando quieres decir no y para poner límites a los demás.
9
Permítete expresar lo que piensas, lo que sientes y lo que necesitas en cada momento,
ya sea que sí, que no, que tal vez, que te lo vas a pensar, que esas cosas no van contigo o
que ayer dijiste una cosa y hoy has cambiado de opinión. ¡Y quédate tan ancha!
Hazlo siempre con respeto y respetando, de una forma sincera, tranquila, elegante y
clara, y sin sentirte culpable ni comerte la cabeza o disculparte por ello después.
Tienes derecho a ser tú, a ser como quieras ser, a pedir lo que necesites, a que tus deseos
cuenten tanto como los de cualquiera y a elegir como quieres vivir tu vida, sin sentirte
egoísta y aunque eso no sea lo que otros consideran lo lógico y lo normal.
Los demás también tienen todos esos derechos y pueden ser quien quieran ser en cada
momento. Aprende a quererles por lo que son y no por lo que querrías que fuesen.
Date cuenta de que es imposible gustarle a todo el mundo, pero es muy posible y muy
deseable que te gustes a ti. Y para eso tienes que sentir que eres una persona auténtica y
congruente con lo que dice, lo que hace, lo que siente y lo que piensa.
Deja de tener miedo a los conflictos. Nadie que de verdad te respete va a dejar de
quererte o de hablarte porque digas lo que piensas. Al revés, te admirarán y te respetarán
más. Y tú te darás cuenta de que cada encuentro es una oportunidad para filtrar a las
personas que te hacen sentir bien, descartar a las que no y aumentar tu autoestima.
Puedes defenderte cuando sientas que alguien te ataca o te deja en ridículo. Puedes
decirle que algo te ha sentado mal, sea quien sea. Puedes decirle como te sientes y lo que
te gustaría que hiciera diferente. Tienes todo el derecho a ello. Y, si no lo dices, lo que
después no puedes pretender es que los demás adivinen lo que te molesta.
Si te olvidas de ti, tarde o temprano los demás, siguiendo tu ejemplo, también se olvidarán y
quizás deduzcan que no existes (Jorge Bucay).
En la base de tus relaciones con los demás está la relación contigo misma, porque no
podrás darles a los demás lo que antes no te hayas dado a ti. Y, por supuesto, tampoco
podrás pedirles a ellos que te lo den si tú no te lo das.
10
Define cómo quieres que sea la persona que los demás vean en ti: amable, agradecida,
generosa, divertida, sincera, vulnerable, honesta… Y, cuando lo tengas claro, cultiva a esa
persona en cada uno de tus encuentros.
Se una de esas personas que se interesa por los demás, que les sonríe, que les escucha,
que les ayuda, que es positiva, que transmite confianza y que parece que a su lado nada
puede ir mal. Rodéate de personas así y sal corriendo de las que no encajen contigo.
Pasa de poner etiquetas a las personas, de juzgarlas, de criticarlas, de los chismes y los
malos rollos. Y aléjate todo lo que puedas de las personas que los emiten.
Da antes de recibir: No esperes a que te sonrían, sonríe tú. No esperes a que te hagan un
favor, hazlo tú. No esperes a que te pregunten qué tal, pregunta tú. No esperes a que
confíen en ti, confía tú. No esperes a que te hagan un elogio, ¡hazlo tú!
Esfuérzate por ponerte en el lugar de la otra persona con la cabeza y con el corazón. Es
decir, entendiendo que pueda pensar así, lo compartas o no, y aceptando sus emociones
sin intentar cambiarlas. Porque a veces necesitamos un abrazo mucho más que una ristra
de sabios consejos ;-).
Acepta a los demás como son, en conjunto, sin intentar cambiarles, con sus cosas
maravillosas y sus cosas mejorables (siempre que no te dañen, por supuesto). Tal y como
quieres que otros te acepten a ti.
Recuerda que cada uno actúa de la mejor forma que sabe y puede en cada momento,
según cuáles sean sus creencias y sus experiencias previas. Entender esto te ayudará a
comprender que otra persona actúe así, aunque no sea como tú lo harías.
No presupongas lo que alguien piensa, lo que alguien sabe, lo que alguien siente o por
qué lo ha hecho de determinada manera. Pregunta las cosas y habla de una forma clara.
Es la única manera de evitar malentendidos.
La gente olvida lo que dices, la gente olvida lo que haces, pero nunca olvidan cómo les haces
sentir (Maya Angelou).
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Espero que hayas disfrutado de este viaje para mejorar
tu autoestima y sentirte más valiosa, más segura, más feliz y más tú.
Si te has descargado la guía en la web de Coaching to Be, tal vez ya me conozcas y sepas a qué
me dedico. Mi nombre es Vanessa Carreño y soy Coach especializada en Autoestima,
Relaciones Personales y Dependencia Emocional.
Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas,
le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.
He acompañado a cientos de mujeres (y a algún que otro hombre) a quererse, sentirse bien
consigo mismas y tener más felicidad, más seguridad y más bienestar en su vida (aquí tienes
los testimonios de algunas).
Así que, si te has dado cuenta de que necesitas ayuda para conseguirlo, estaré encantada de
acompañarte. Yo también he estado en tu situación y pedir ayuda para salir de ahí fue una de
las mejores decisiones que he tomado en mi vida. ¡Enhorabuena por dar ese paso tú también!
¿Has contestado que sí a todo? ¡Estupendo! Pues te invito a una primera sesión de valoración
por skype, para que me hables de lo que te sucede y de lo que te gustaría conseguir y yo te
cuente cómo puedo ayudarte a lograrlo.
Sólo tienes que rellenar este formulario y en cuanto lo hagas me pondré en contacto contigo
para concertar nuestra cita.
Recuerda que yo también me sentía insegura, era muy negativa, le daba muchas vueltas a la
cabeza, tenía mucho miedo al rechazo y me preocupaba un montón por lo que pensaran los
demás de mí. Por eso sé que puedes cambiar y sé cómo ayudarte, ¡porque yo ya lo conseguí!
Besos y sonrisas,
Vanessa
PD: Y si prefieres hacer este camino por tu cuenta y a tu ritmo, te invito a que te apuntes a
Amor, mi curso de autoestima para que te quieras mucho y te sientas segura de ti misma. Es lo
más grande que jamás he creado y estoy muy segura del potencial de este curso y de que si lo
sigues paso a paso te puede cambiar la vida. Aquí tienes toda la información.