Incapacidad Relativa Del Agente

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1.

INCAPACIDAD RELATIVA DEL AGENTE

Cuando el agente que celebra el acto jurídico adolece de incapacidad relativa, el mismo

resulta anulable.

De conformidad con el artículo 44 del Código Civil, son relativamente incapaces:

1.1. LOS MAYORES DE 16 Y MENORES DE 18 AÑOS DE EDAD:

Se sostiene que el fundamento de la limitación de la responsabilidad por razones de

edad “reside en la insuficiente madurez del sujeto que según milenaria experiencia

presenta el ser humano desde que adquiere uso de razón hasta que por el paulatino

desarrollo de la aptitud intelectual obtiene un aceptable conocimiento de la vida de

relación. Cuando esto ha llegado ya es factible dar a la persona normal con plena

capacidad civil la posibilidad que encare a riesgo suyo todas las vicisitudes de la vida”.

Este inciso tiene que ser interpretado sistemáticamente con el art.227 del código civil

peruano el cual dispone que: “las obligaciones contraídas por los mayores de dieciséis

años y menores de dieciocho son anulables, cuando resultan de actos practicados sin

autorización necesaria”.

A su vez, este dispositivo tiene que ser interpretado conjuntamente con el art. 456 del

código civil peruano el cual norma lo siguiente:

“sin perjuicio de lo dispuesto en el articulo 1358, el menor que tenga mas de dieciséis

alos de edad puede contraer obligaciones o renunciar derechos siempre que sus padres

que ejerzan la patria potestad autoricen expresa o tácitamente el acto o lo ratifiquen.

Cuando el acto no es autorizado ni ratificado, el menor queda sujeto a la restitución de

la suma que se hubiese convertido en su provecho. El menos que hubiese actuado con

dolo responde de los daños y perjuicios que cause a tercero”.


Queda claro que, en el caso de cualquier incapaz (absoluto o relativo) que realiza un

acto que solo le puede procurar un beneficio, no se requiere la intervención de los

representantes legales.

1.2. LOS RETARDADOS MENTALES

Si bien se afirma que deben distinguirse los conceptos de enfermedad mental y

debilidad mental, se expresa que “ambas situaciones psíquicas implican una

perturbación patológica de la actividad intelectual del sujeto cuando a causa de una

enfermedad psíquica, de disposición anímica anormal o de lesión en las células

cerebrales, se halla perturbada de tal forma su capacidad de juicio o la formación de su

voluntad que no pueden esperarse de él apreciaciones y enjuiciamientos normales.

Carecen de la libre determinación de la voluntad, en el sentido de no comprender el

significado de sus manifestaciones ni de obrar en consecuencia”.

Debe considerarse dentro de esta hipótesis a aquellas personas que, por cualquier causa,

su desarrollo intelectual es deficitario en relación con su edad. Es decir, cuando la

capacidad intelectual de la persona se ha detenido y no ha evolucionado en relación con

su edad.

La declaración de interdicción de los retardados mentales requiere que el juez

compruebe que el incapaz no se encuentra en aptitud de dirigir sus negocios, que

necesita cuidados y asistencias permanentes o que signifique una amenaza para la

seguridad ajena. De verificarse que dichos criterios son aplicables al caso, el juez

someterá al incapaz a curatela.

1.3. LOS QUE ADOLECEN DE DETERIORO MENTAL QUE LES IMPIDE

EXPRESAR SU LIBRE VOLUNTAD

La palabra deterioro proviene del latín deteriorare, estropear y significa “daño

progresivo, en mayor o menor grado, de las facultades intelectuales o físicas de una

persona. Conjunto de fenómenos mentales deficitarios debido, bien a la involución


biológica propia de la vejez o bien a un trastorno patológico (arterioesclerosis, parálisis

general, intoxicación, enfermedades mentales de larga duración, etc.).

El termino hace referencia siempre a un debilitamiento más o menos progresivo parcial

o general, de las funciones mentales en relación al rendimiento anterior”.

El inciso tercero (del art. 44 del C.C.), bajo la genérica expresión de deterioro mental

cubre, sin excepción, todas las circunstancias en que la persona presenta anomalías

psíquicas que, en alguna medida, limitan el pleno ejercicio de sus actividades normales

al impedirle expresar su libre voluntad. Es importante anotar que la incapacidad debe

declararse si es que el grado de deterioro mental afecta, o de alguna manera entraba o

condiciona, la libre expresión de voluntad de la persona. Es de suponer que, en esta

situación, el juez ha de comprobar que la persona no es apta para manejar sus negocios

y que, por tanto, necesita de un curador. El grado de deterioro puede también determinar

el que se requiera de cuidado y socorro permanentes o que sea conveniente proteger a la

colectividad si el incapaz demostrara peligrosidad social.

A diferencia del caso de la incapacidad absoluta de ejercicio a que se contrae el inciso

segundo del artículo 43, la persona que sufre de “deterioro mental” no está privada

totalmente de discernimiento. Las consecuencias jurídicas de ambas situaciones son

diferentes, ya que la incapacidad absoluta del privado de discernimiento origina la

nulidad de los actos que practique, mientras que la incapacidad relativa es solo causal de

anulabilidad.

1.4. LOS PRÓDIGOS

Aquellos que despilfarran sus bienes en exceso a su proporción disponible. Se señalan

las siguientes características de la prodigalidad:

Una conducta desarreglada de la persona.

Esta conducta ha de dirigirse a malgastar el propio patrimonio.


Es preciso que se obre con ligereza, o sea, que exista una desproporción con los fines a

los que debe dedicar una persona sus bienes.

Que se ponga en peligro injustificado el patrimonio.

Que dicha conducta y ese peligro han de ser con perjuicio de la familia. Se sostiene que

“desde el punto de vista personal y subjetivo, la actuación del prodigo no es normal,

pues se aparta de la del hombre juicioso de tipo medio, y ello lleva a afirmar que su

conducta se basa en un comportamiento anormal patológico, psicológicamente no

comprensible. De ahí que la psiquiatría forense incluya al prodigo entre los enfermos

mentales. Se considera como una manifestación de la psicopatía en la que se incluyen

los llamados expansivos que “por imponderables generosidades pueden derrochar sus

bienes y caer en peligrosidad.

1.5. LOS QUE INCURREN EN MALA GESTIÓN

Los inhábiles para manejar su patrimonio y que por ello hayan perdido más de la mitad

de sus bienes.

La manifiesta ineptitud de una persona para manejar sus negocios. No se trata, como en

el caso de la prodigalidad, de una tendencia al despilfarro sino de una inhabilidad para

la administración de un patrimonio. Como en el caso de la prodigalidad, la curatela de

estos incapaces está dirigida a prestar protección a los que detentan la calidad de

herederos forzosos del incapaz.

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 585 del Código Civil, puede ser

declarado incapaz por mala gestión el que por esta causa ha perdido más de la mitad de

sus bienes, teniendo cónyuge o herederos forzosas, quedando al prudente arbitrio del

juez apreciar la mala gestión.

1.6. LOS EBRIOS HABITUALES

Las formas clínicas más frecuentes del alcoholismo crónico son: el delirium tremens

(alucinaciones y temblores de las manos, brazos y cara), la alucinación aguda


(caracterizada por el delirio de persecución, con conservación del conocimiento), el

síndrome de Korsakow (el enfermo no recuerda nada de lo que ha hecho o dicho un

minuto antes), el delirio de celos y la epilepsia alcohólica (en la cual los ataques

epilépticos se producen con la ingestión del alcohol y desaparecen al abandonar la

bebida). El bebedor habitual, al sufrir esta sintomatología, carece de las facultades

necesarias que le permitan realizar actos jurídicos válidos, es por ello que el derecho

interviene, tutelando sus propios intereses y los de su familia.

La ebriedad habitual, es dable señalar que en opinión de los especialistas. Esta situación

produce con mucha frecuencia psicosis paranoide de celos, delirius tremens, alucinosis

alcohólica, sicosis de Korsakoff, cuadros clínicos, todos ellos, con perdida de

discernimiento.

Para la declaración de interdicción se requiere, como el propio inciso lo indica, que la

ebriedad sea habitual, que nos muestre a una persona adicta a las bebidas alcoholicas.

La ebriedad habitual conduce a la degradación de la persona y significa, a menudo, un

proceso de autodestrucción. El derecho debe tutelar el valor que representa la persona,

por lo cual el fundamento esencial para la declaración de interdicción es la protección,

la asistencia y el socorro permanentes que exige el ebrio habitual. La curatela que se

instituye en esta situación debe tender a la rehabilitación del ser humano.

1.7. LOS TOXICÓMANOS

Esta expresión deriva del griego toxiron, veneno y manía, locura. La toxicomanía es “el

uso permanente y compulsivo de una droga impuesto por modificaciones en el

organismo, como el hábito, acostumbramiento y dependencia ya que tiene como

corolarios el deterioro orgánico y físico y el consecuente perjuicio social.

Es el estado de intoxicación periódico o crónico pernicioso para el individuo y la

sociedad, producido por el abuso repetido de una droga, sea esta natural o sintetica.

1.8. LOS QUE SUFREN PENA QUE LLEVA ANEXA LA INTERDICCIÓN CIVIL

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