La Brujeria y El Culto A La Santa Muerte

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SEMINARIO DIOCESANO DEL SEÑOR DE


TABASCO Y NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

ETAPA DE TEOLOGÍA

LA BRUJERÍA Y EL CULTO A LA SANTA


MUERTE

Presenta el seminarista
JULIO MATEO ÁLVARO HERNÁNDEZ

Profesor:
PBRO. SAÚL DE JESÚS SOLÍS VERA

Materia:
SEMINARIO DE PROBLEMAS TEOLOGICOS

Villa Parrilla, Centro, Tabasco


LA BRUJERÍA Y EL CULTO A LA MUERTE

La brujería es el conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades


atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina,

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brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas
habilidades mágicas.
La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más remota
antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una
cultura a otra. Para el cristianismo, la brujería se ha relacionado frecuentemente
con la creencia de un espíritu malévolo, especialmente durante la Edad Moderna,
en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en
numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina «caza de
brujas»). Algunas teorías, relacionan la brujería europea con antiguas religiones
paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las
brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman
parte de la cultura popular.
En brujería y en la magia hay elementos comunes:
1- La realización de rituales o de gestos simbólicos.
2- El uso de sustancias y objetos materiales que tienen significado simbólico.
3- Pronunciamiento de un hechizo.
4- Una condición prescrita del que efectúa el rito.
La brujería consta de rituales para hacer sus hechizos (ejercer un maleficio o
atadura sobre alguien), algunos de los cuales requieren hierbas particulares.
También hay palabras de conjuro o hechizo que pueden ser escritas para obtener
un mayor poder. Quién realiza el rito debe desear su propósito con todas sus
fuerzas para obtener mayores efectos y algunas veces debe ayunar por 24 horas
antes de realizar el rito para purificar el cuerpo.
El culto a La Santa Muerte procede de un sincretismo entre ambas cosmogonías.
Ambas reúnen la idea de que la muerte no es el fin del mundo, sino una nueva
vida que no se desarrollará aquí. Junto a esta noción aparece la representación de
que con la muerte se justifica la vida.

ASPECTO FENOMENOLOGICO:
Brujería:
La brujería también se manifiesta en su dimensión de experiencia, mediante la
cual las personas pueden registrar las acciones nocivas que alguien más está
realizando en su contra; asimismo, es a través de ellas que enferman. En
particular, me refiero a tener sensaciones corporales de malestar, sueños en los
que se sufre algún daño o se corre el riesgo de sufrirlo; pensamientos en los que
se concibe hacerse daño a sí mismo o a otros, sentir emociones intensas y fuera
de control; realizar acciones que atentan contra el orden ético y moral local, o
percibir la presencia y las acciones de los brujos o de sus emisarios.
La perspectiva fenomenológica nos permite aproximarnos a la forma en que la
brujería impacta en la salud de las personas, a través de la experiencia cotidiana
del cuerpo vivido. Ello es posible debido a la concordancia entre la lógica cultural

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del mundo en el que viven y aquello que perciben, pues existe correspondencia
entre el conflicto social construido en torno de una persona envidiosa, las acciones
que ésta realiza para generar daño en otras, y la experiencia de estas últimas al
percibir las consecuencias del daño. 

Y otra razón es que cuando alguien siente envidia, odio y/o enojo-coraje contra
otra persona, encontrándose en un contexto de desigualdad frente a ella, es
posible que lleve a cabo acciones con las que trate de hacerle daño. Sin embargo,
la brujería es la más importante, ya que puede afectar el mundo vital de forma
profunda de múltiples maneras, entre las cuales se encuentra la enfermedad e
incluso la muerte. Por lo tanto, en algunos casos se acude con un especialista
para que confirme el diagnóstico y brinde atención, después de considerar las
experiencias personales y el conocimiento que han obtenido de su entorno.
Asimismo, la interpretación de las propias experiencias suele ser validada por los
miembros del grupo, ya que ellos mismos han vivido situaciones similares en
algún otro momento, por lo que se trata de construcciones colectivas; además de
que suelen conocer el devenir del conflicto, que por lo general es de dominio
público.

Es decir, las prácticas y las creencias se viven como realidad fenomenológica, la


cual se vuelve carne; por ello la experiencia de la persona, impresa en el cuerpo,
constituye un dispositivo epistémico, al ser una vía de acceso a modos de
producción, reproducción y validación del conocimiento intersubjetivo.

El filósofo Ponty  considera que los humanos nos construimos como seres en el


mundo a partir del proceso de la percepción, el cual se da de forma prerreflexiva y
preobjetiva, es decir, se lleva a cabo a través de las sensaciones del cuerpo y se
refiere a la forma natural que tenemos de existir y de relacionarnos. Sin embargo,
la percepción no ocurre de manera precultural, sino que se construye a través de
la interacción social, del desarrollo colectivo de prácticas y de significados, lo que
genera que las personas perciban el mundo o vivan experiencias acordes con el
tejido simbólico de su grupo cultural, ya que se encuentran ubicadas en contextos
socioculturales específicos que generan condiciones para el desarrollo de ciertas
experiencias y no de otras.
El padecimiento producido por la brujería tiene un primer locus de sentido en las
experiencias que alguien percibe como evidencia de la acción de un brujo sobre
su persona. Sin embargo, al tratarse de algo sumamente relevante por atentar
contra su integridad y su salud, la persona afectada se detiene a reflexionar sobre
el sentido que pudieran tener y lo comparte con sus allegados; a partir de ello se
toman decisiones en torno a las acciones que serán empleadas para afrontar la
situación adversa.
Culto a la santa muerte:

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El fenómeno de las sectas satánicas amerita ser estudiado y analizado a fondo,
aún porque ha obtenido un gran auge en nuestros días, especialmente entre
muchos de los jóvenes y algunos impúberes, sin desconocer la enorme influencia
de los adultos, que gobiernan dichos cultos negativos, están en contra del respeto
de la integridad y el sano desarrollo del ser humano.
  
Las creencias en las sectas satánicas se fundamentan en la explotación de los
impulsos en contra de los principios, la ley divina y los valores, permitiendo la
afloración de los instintos que encuentran una inadecuada canalización,
provocando experiencias desagradables y dañinas emocionalmente para quienes
practican estos ritos, con una honda repercusión en las demás personas de
nuestra sociedad. La formación familiar es vital y es por lo que muchos jóvenes
llevan la rebeldía contra las figuras de poder, siendo influenciados por un líder que
presenta características perversas, asociales, así como manipuladoras, que los
induce a inclinarse por una creencia contraria a la religión católica; los satanistas
convencen a sus iniciados en estas prácticas a la explosión de sus impulsos sin
límite alguno. Es muy común que las personas que se inician en dichas prácticas
satánicas presentan grandes vacíos emocionales y conflictos psíquicos.
La Santa Muerte es, en este caso, la representación de la ausencia de vida, del
momento en que llegaremos a ella sin darnos cuenta. Para hacerla visible se han
creado objetos que reflejan la fragilidad del ser humano, su propio esqueleto que
lo persigue. El hombre representa sus miedos en la fragilidad de su cuerpo, en la
finitud de su vida. La Muerte representa lo infinito del mundo contenido en lo
simbólico de la vida.

ASPECTO DOCTRINAL:

Brujería:
El Catecismo de la Iglesia Católica dedica tres párrafos al tema de la adivinación
(2115 – 2117), donde señala que, aunque en diferentes ocasiones de la historia
Dios ha revelado el porvenir a algunos profetas y santos, la adivinación va
íntimamente relacionada con curiosidades mal sanas y el contacto con Satán o los
demonios.

“Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende


domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder
sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son
gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más
condenables aun cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro,
recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también
reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o
mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a
las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias
malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo” (Número 2117).

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He aquí la doctrina clara de la Iglesia. En cuanto a cómo orientar a los hermanos
es importante que adquieran o recobren la fe en toda su dimensión. Porque hay un
miedo a estas cosas y por eso - por si acaso - utilizan estos medios.
Culto a la santa muerte:

La Sagrada Congregación para el Culto Divino ha dicho sobre los peligros que
pueden desviar la piedad popular y las sugerencias que propone para poner
remedio a estas eventuales limitaciones y defectos que de ella se derivan.

65.El Magisterio, que subraya los valores innegables de la piedad popular, no deja
de indicar algunos peligros que pueden amenazarla: presencia insuficiente de
elementos esenciales de la fe cristiana, como el significado salvífico de la
Resurrección de Cristo, el sentido de pertenencia a la Iglesia, la persona y la
acción del Espíritu divino; la desproporción entre la estima por el culto a los
Santos y la conciencia de la centralidad absoluta de Jesucristo y de su misterio; el
escaso contacto directo con la Sagrada Escritura; el distanciamiento respecto a la
vida sacramental de la Iglesia; la tendencia a separar el momento cultual de los
compromisos de la vida cristiana; la concepción utilitarista de algunas formas de
piedad; la utilización de "signos, gestos y fórmulas, que a veces adquieren
excesiva importancia hasta el punto de buscar lo espectacular"; el riesgo, en
casos extremos, de "favorecer la entrada de las sectas y de conducir a la
superstición, la magia, el fatalismo o la angustia".
66. Para poner remedio a estas eventuales limitaciones y defectos de la piedad
popular, el Magisterio de nuestro tiempo repite con insistencia que se debe
"evangelizar" la piedad popular, ponerla en contacto con la palabra del Evangelio
para que sea fecunda. Esto "la liberará progresivamente de sus defectos;
purificándola la consolidará, haciendo que lo ambiguo se aclare en lo que se
refiere a los contenidos de fe, esperanza y caridad".

QUE DICE LA IGLESIA CATÓLICA:

Brujería:
La Biblia, la enseñanza de los Padres de la Iglesia y la tradición no dejan lugar a
dudas sobre el hecho que los seres humanos tienen la libertad para pactar con el
diablo el cual tiene influencia en la tierra y en las actividades humanas. Por otro
lado, Padres como San Jerónimo pensaba que en muchos casos la brujería es
sugestión de la mente.
La Biblia condena la brujería y la hechicería, no como falsas o fraudulentas, sino
por ser una abominación: "A la hechicera no la dejarás con vida" Éxodo 22,18. La

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narrativa de la visita del rey Saúl a la hechicera de Endor (I Reyes 28) demuestra
que su evocación de Samuel fue real y tuvo efecto. En Levítico 20,27 se lee: "El
hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin
remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos". Está claro que hay un
espíritu adivino y no se trata de una impostura.
El Pueblo de Israel, en muchas ocasiones, se tornó a la práctica de la adivinación
y a la consulta de brujos, yendo así en contra de los mandatos de Dios.
El Antiguo Testamento muestra claramente cómo los Israelitas y sus vecinos
paganos estaban conscientes de la brujería y la magia. En el libro de Éxodo 7, 11
leemos que el Faraón: "llamó a todos los sabios y adivinos. Y ellos también, los
magos de Egipto, hicieron las mismas cosas (que Moisés) por medio de sus artes
secretas".
El Primer Mandamiento condena la brujería, la magia y todo tipo de
adivinación: "Yo Soy el señor tu Dios...no tendrás dioses extraños delante de
mí" (Ex 20, 2-3).
El Nuevo Testamento igualmente condena la brujería como una realidad perversa.
El mago Simón era practicante de la magia, pero estaba envidioso de los
Apóstoles cuando vio a la gente recibir el Espíritu Santo a través de la imposición
de las manos. Ofreció dinero a los Apóstoles para que le enseñaran como hacer
esto y Pedro le contestó: "...tú corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete,
pues, de esa tu maldad..." (Hechos 8, 9-22).
Culto a la santa muerte:

Bien conocido es el pasaje del Evangelio en el cual un doctor de la Ley le pregunta


a Jesús sobre cuál es el principal mandamiento de la Ley y la respuesta del Señor
es: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
Este es el mayor y primer mandamiento”. (Mateo 22, 36-38) y también: “Yo, el
Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de la
servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí”. (Ex. 20, 2) Por lo tanto:
SÓLO A DIOS SE LE RINDE CULTO.
El primer mandamiento prohíbe honrar a dioses distintos del único Señor que se
ha revelado a su pueblo. Proscribe la superstición y la irreligión. La superstición
representa en cierta manera una perversión (Catecismo de la Iglesia 2110).
La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación
constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios (Catecismo n.2113).
El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros
dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La
Escritura recuerda constantemente este rechazo de los ídolos, oro y plata, obra de

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las manos de los hombres, que tienen boca y no hablan, ojos y no ven… (Sal 115,
4-5.8) …Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: ‘Como ellos serán los
que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza (Sal 115, 4-5.8; cf. Is 44, 9-20;
Jr. 10,1-16; Dn 14,1-30; Ba 6; Sb 13,1-15,19). Dios, por el contrario, es el ‘Dios
vivo’ (Jos 3,10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e inter viene en la historia” (Catecismo
2111).

IMPLICACIONES TEOLOGICO – PASTORAL

 El pecado mortal, según la doctrina católica, destruye la caridad en el


corazón del hombre por una infracción grave de la Ley de Dios; aparta al
hombre ⎯que prefiere un bien inferior⎯ de Dios, que es su fin último y su
bienaventuranza.
 El pecado mortal es, en definitiva, una posibilidad radical de la libertad
humana, como lo es también el amor.
 El rechazo al cristianismo.
 Los poderes del mal pueden cegar las mentes y fanatizarlas
portentosamente. La brujería no es mera superstición. El demonio
ciertamente arrastra hacia su reino del mal a los que se involucran en ella y
a sus aduladores. Si no hay arrepentimiento y conversión, el final será el
infierno.
 No es una devoción, Porque no centran su fe en JESUCRISTO, ÚNICO
SEÑOR Y SALVADOR.
 Los males que sufre la humanidad son fruto de su apertura al demonio por
el pecado. Una forma extrema de esa relación es la brujería. Se llega a
pactar con él y a buscar su intervención.

CONCLUSIÓN
1. Como cristianos debemos seguir el camino de Jesucristo quién rechaza el
pecado, pero ama al pecador. Si escuchamos la voz de Jesús y lo
seguimos, no nos equivocaremos de camino. 
2. La ley natural moral cristiana tiene en el fondo una invaluable e inmutable
enseñanza de dignidad y valor de la vida humana, pero en muchos
momentos sus interpretaciones y alcances parecen contradecir las
enseñanzas originarias de auténtica libertad humana que nos lleva a rendir
culto y honor a la santa muerte, pensando que él es el solucionador de
problema de nuestra vida y necesidades.
3. El sentido pastoral invita a actuar con una paciencia grande y con prudente
tolerancia, inspirándose en la metodología que ha seguido la Iglesia a lo

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largo de la historia, para hacer frente a los problemas de enculturación de la
fe cristiana y de la Liturgia, o de las cuestiones sobre las devociones
populares.
4. El demonio busca la oportunidad para seducir al hombre, para apartarlo de
la verdadera felicidad que se encuentra solo en Dios. Pero su poder está
limitado a la libertad de cada persona al poder decidir.
5. Como católicos jamás debemos recurrir a un medio espiritual fuera de Dios.
Cuando pedimos la intercesión de los santos, por ejemplo, no buscamos
una vía alterna, sino que buscamos su ayuda tan sólo y precisamente para
mantenernos fieles al Señor como ellos lo hicieron. 
6. El culto a la Santa Muerte, más allá de sus contenidos esotéricos, es un
símbolo que demuestra la percepción sobre la fragilidad de la vida y la
necesidad de reivindicarla a través de creencias y rituales que la
mantengan presente.
7. La “Santa Muerte” no tiene absolutamente nada de santa. La muerte no es
un ser, sino un acontecimiento. Significa la ausencia de vida, es decir, que
una persona se ha quedado sin vida.
8. Si eliges a Cristo no puedes recurrir al mago, dice el Papa Francisco en una
de sus catequesis, puesto que la fe "es el abandono confiado en las manos
de Dios", que se da a conocer "no por las prácticas ocultas, sino por la
revelación y con amor gratuito"
9. El hombre es un ser personal con capacidad de relacionarse con los demás
y establecer una alianza con Dios. Pero la Brujería ha hecho en el victimario
que se rompa esa relación con Dios, a través del acto de odio y venganza
hacia el prójimo, y corrompiendo el fin de la relación con los demás. Por lo
tanto, la responsabilidad de la misión de la Iglesia es buscar esa formación
integral desde la dimensión humana y cristiana de la persona, a través de la
familia, comunidad y consigo mismo.
10. Es importante orientar a las personas con la doctrina de la Sagrada
Escritura y los Documentos de la Iglesia, con la certeza de que toda
practica supersticiosa y satánica, son actos abominables a los ojos de Dios.

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