El documento resume que aproximadamente 1 de cada 160 niños presenta síntomas de trastorno del espectro autista (TEA), el cual se caracteriza por dificultades en la comunicación e interacción social, así como patrones de comportamiento restringidos o repetitivos. A través de la historia de Ana y su amigo Juan, quien presenta TEA, busca crear conciencia sobre esta condición y promover una mayor comprensión e inclusión.
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El documento resume que aproximadamente 1 de cada 160 niños presenta síntomas de trastorno del espectro autista (TEA), el cual se caracteriza por dificultades en la comunicación e interacción social, así como patrones de comportamiento restringidos o repetitivos. A través de la historia de Ana y su amigo Juan, quien presenta TEA, busca crear conciencia sobre esta condición y promover una mayor comprensión e inclusión.
El documento resume que aproximadamente 1 de cada 160 niños presenta síntomas de trastorno del espectro autista (TEA), el cual se caracteriza por dificultades en la comunicación e interacción social, así como patrones de comportamiento restringidos o repetitivos. A través de la historia de Ana y su amigo Juan, quien presenta TEA, busca crear conciencia sobre esta condición y promover una mayor comprensión e inclusión.
El documento resume que aproximadamente 1 de cada 160 niños presenta síntomas de trastorno del espectro autista (TEA), el cual se caracteriza por dificultades en la comunicación e interacción social, así como patrones de comportamiento restringidos o repetitivos. A través de la historia de Ana y su amigo Juan, quien presenta TEA, busca crear conciencia sobre esta condición y promover una mayor comprensión e inclusión.
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Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160
niños muestra síntomas de trastorno del espectro autista (TEA).
Esto significa que el niño o niña presenta dificultades en la comunicación e interacción social, así como algunos patrones de comportamiento restringidos o repetitivos.
Con este cuento esperamos que tanto niños como adultos,
puedan conocer más sobre el TEA y así comprendan un poco mejor a quienes lo presentan. De esta manera nos será un poco más sencillo relacionarnos con ellos, permitiéndonos descubrir personitas maravillosas, que estamos seguros que al igual que Juan, podrían también convertirse en un amigo muy especial. ¡Hola! Mi nombre es Ana y tengo 12 años. ¡Soy la niña de la foto! Me la tomaron en mi primer día de clases, cuando tenía 6 años. Recuerdo que fue un día muy especial, porque conocí a Juan, mi mejor amigo (sí, sI, el que sale a mi lado). No me acuerdo si lloré como muchos en mi primer día de clase, pero recuerdo bien que había un niño que me llamó la atención porque no parecía asustado como los demás. Era el único que parecía tranquilo o tal vez algo distraído. Apenas entramos al salón, hicimos mucho alboroto y no nos callábamos. La profesora se molestó y nos llamó la atención. Dijo que por qué no podíamos estar tranquilos como Juan, mientras lo señalaba. Así supe cómo se llamaba el niño que no lloró en la entrada. Cuando sonó el timbre del recreo, todos salimos corriendo como locos... todos menos Juan, él estaba en su sitio tapándose los oídos. La profesora se acercó a él para decirle algo. Seguro quería tranquilizarlo... En el recreo, Juan se sentó en una banca y se quedó callado. Unos chicos le pasaron la voz pero Juan no respondía, entonces empezaron a burlarse de él. ¡Eso no me gustó! Me di cuenta que Juan era algo distinto, pero también parecía muy bueno. Me senté a su lado para comer juntos y empecé a hablarle. Él no respondía, pero parecía contento y eso me puso contenta. Después del recreo, fui donde la profesora y le pregunté qué le pasaba a Juan. Ella me explicó que él tenía algo llamado condición autista, y eso lo hacía muy sensible a todo lo que pasaba a su alrededor. También, cambiaba su forma de comunicarse con los demás. Juan estaba muy concentrado en la clase de arte. Demoró un poco más que nosotros, pero dibujó un gato volador increí ble que nos encantó. De repente, Juan empezó a reír y agitar las manos por mucho tiempo. Algunos lo miraron sin entender qué le pasaba, pero yo supe que así es como le gusta celebrar. A partir de ese día nos volvimos amigos. Yo le cuento a Juan muchas cosas y, aunque no siempre me contesta, se que me presta atención. Tal vez, algún día tú también tengas la suerte de tener un amigo tan especial. Ahora sí, me despido porque quiero seguir celebrando su cumpleaños. Para más información sobre el Autismo llama gratis al 113 Salud