DiscursoySociedadII 2008
DiscursoySociedadII 2008
DiscursoySociedadII 2008
DISCURSO Y SOCIEDAD II
NUEVAS CONTRIBUCIONES
AL ESTUDIO DE LA LENGUA
EN CONTEXTO SOCIAL
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ISBN
ISBN 9978-84-16356-04-1
978-84-8021-661-6
DOI http://dx.doi.org/10.6035/EstudisFilologics.2008.28
Imprimeix: Gràfiques Color Imprés, s.l.u. - Castelló
Presentación
Ponencias plenarias
CINZIA DI FRANCO
(Universidad Antonio de Nebrija de Madrid/Università degli Studi di
Palermo)
La relación entre el aprendizaje del español como lengua extranjera y
las actitudes lingüísticas …………………………………………………………………………………… 641
ÍNDICE
El presente libro contiene una selección de los trabajos presentados durante
el III Congreso Internacional sobre Lengua y Sociedad, celebrado en la Univer-
sitat Jaume I de Castellón entre los días 19 y 21 de septiembre de 2006.
En la tercera edición de este congreso, que desde comienzos de la presente
década se celebra periódicamente en la universidad castellonense, se concentra-
ron más de ciento treinta actos académicos, repartidos entre ponencias, comuni-
caciones en diversas secciones, intervenciones en mesas redondas y paneles
temáticos. Una cifra que representaba doblar, prácticamente, el nivel de parti-
cipación alcanzado en la segunda convocatoria, en noviembre de 2004, y cuyas
Actas (con el título de Discurso y Sociedad. Contribuciones al estudio de la len-
gua en contexto social) verían la luz un par de años más tarde. Y si la represen-
tación de especialistas resultó variada y profusa en los diferentes ámbitos
temáticos abiertos al debate científico, no lo fue menos la procedencia de estos:
casi dos centenares de participantes, llegados desde más de setenta universida-
des y otros centros de investigación repartidos por los cinco continentes.
Como tuvimos ocasión de destacar en el acto de presentación, el propósito
que ha guiado siempre las diversas ediciones de este Congreso sobre Lengua y
Sociedad ha sido permitir el intercambio de ideas, en un espacio autónomo de
discusión, en torno a las implicaciones recíprocas entre dos realidades con las
que convivimos a diario, el lenguaje y la sociedad. Así las cosas, la reunión
científica que está detrás de las presentes Actas podría concebirse, en cierto
modo, como un congreso de sociolingüística; y de hecho, así fue presentado
en numerosos foros en los meses previos a su realización. Ahora bien, si acep-
tamos dicha adscripción disciplinaria, habría que matizar que, en todo caso,
hablamos de una sociolingüística en su concepción más amplia, esto es, aque-
lla en la que pueden verse incluidas tanto las investigaciones de orientación
variacionista, como los temas adscritos comúnmente a la sociología del len-
guaje o los modernos desarrollos de la sociolingüística interaccional. En suma,
tanto los estudios sobre la estructura social, que tanta información han propor-
cionado a lo largo de las últimas décadas acerca de los hechos de variación y
cambio en la lengua, como aquellos que parten, justamente, de la perspectiva
inversa, esto es, donde son las lenguas como un todo, o sus variedades respec-
tivas, las que nos permiten profundizar en el análisis de la sociedad.
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ÍNDICE
Con todo, el III Congreso Internacional sobre Lengua y Sociedad fue tam-
bién un simposio en el que deseábamos que participaran –y así lo hicieron sobra-
damente–, otras áreas consolidadas de la investigación lingüística, y cuyas
manifestaciones incluyen, en no pocas ocasiones, importantes revelaciones acer-
ca de las implicaciones sociales del lenguaje. Este es el caso de algunos desarro-
llos del análisis del discurso, los estudios sobre las consecuencias lingüísticas y
sociales del contacto de lenguas y culturas, o las investigaciones sociopragmáti-
cas en torno a diversos principios y unidades del análisis interaccional. Asimis-
mo, y con un espíritu de continuidad con respecto a convocatorias anteriores,
tanto en el Congreso como en sus Actas hemos dado cabida también de forma
monográfica a ciertas líneas y proyectos de investigación que han alcanzado un
desarrollo particularmente intenso en los últimos años, como el análisis de la cor-
tesía lingüística, o los estudios sobre disponibilidad léxica. Y todo ello, desde
perspectivas tanto sincrónicas como diacrónicas.
Así pues, y tras el consiguiente proceso de selección a cargo de un comité
científico integrado por destacados especialistas en los diferentes ámbitos de
estudio, en este volumen presentamos un total de 53 trabajos, correspondientes
a 3 ponencias y 50 de las comunicaciones presentadas durante el Congreso. Por
su parte, estas últimas se ordenan en el libro de acuerdo con las siguientes agru-
paciones temáticas: a) Análisis del discurso: tipologías y estrategias; b) Estu-
dios sobre (des)cortesía y construcción de la imagen social; c) Norma, usos y
variación lingüística; y d) Multilingüismo, interculturalidad y contacto de len-
guas.
Junto a la diversidad temática, el lector encontrará también en estas páginas
una muestra no menos significativa de diversidad lingüística. Los organizadores
del Congreso, y editores del presente volumen, hemos querido contribuir, en la
medida de nuestras posibilidades, a hacer realidad en un foro científico como el
reseñado ese ideal del multilingüismo tantas veces proclamado a los cuatro vien-
tos como ignorado en la práctica en las esferas educativas, administrativas, judi-
ciales, etc. pero también en las académicas y científicas, donde casi siempre
termina imponiéndose la dictadura de unas pocas lenguas, por no decir de una
sola.
Tanto la organización del III Congreso Internacional sobre Lengua y
Sociedad como la edición de las presentes Actas no hubiera sido posible sin la
decisiva ayuda dispensada por diversas instituciones públicas y privadas, a las
que es obligado recordar en estas palabras de presentación. En este sentido,
queremos agradecer muy sinceramente las ayudas concedidas por algunas
empresas con sede en Castellón, como TAU Cerámica y British Petroleum
España, así como las contribuciones económicas de la Excma. Diputación de
Castellón, la Fundación Mixta Bancaja-UJI, la Consejería de Cultura, Educa-
ción y Deporte de la Generalitat Valenciana (ADIF06/125) y el Ministerio de
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ÍNDICE
Educación y Ciencia (proyecto HUM2005-25425-E). Ahora bien, junto a esta
ayuda material indispensable, queremos destacar también la entusiasta partici-
pación de numerosos alumnos, profesores y personal administrativo de la
Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universitat Jaume I, cuya cola-
boración desinteresada hizo mucho más fácil el desarrollo del Congreso. Y
cómo no, un agradecimiento muy especial a todos los congresistas, que duran-
te tres días se dieron cita en la universidad castellonense para consolidar un
congreso que, en su tercera edición, ha alcanzado ya plena madurez.
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ÍNDICE
ASPECTOS ESTRUCTURALES
Y SOCIOLINGÜÍSTICOS DE UNA VARIEDAD
DE CONTACTO: EL ESPAÑOL
DE LA COMUNIDAD VALENCIANA
JOSÉ LUIS BLAS ARROYO
Universitat Jaume I
1. INTRODUCCIÓN
(1) Deixa’m els horaris de trens Xavi, que li vull ensenyar una cosa. Mira Ana, es
que este puente de la Constitución queremos ir a Madrid ida y vuelta y nos cuesta
muy barato (Gómez Molina, 2000)
(2) i tu no saps els escándalos que ha armat quan era jove (Blas Arroyo, 2000)
(3) […] mira Juan, mira lo que llevamos aquí, albondiguetas de carne […] mm, esto,
fideuà (Gómez Molina, 2000)
(5) […] y luego viene San Antonio, que aquí al pueblo hacemos toros (CSCS-334)
1. Entre paréntesis figura el corpus o la obra de la que se extrae cada ejemplo. Las siglas CSCS
corresponden al Corpus Sociolingüístico de Castellón, compilado por el Laboratorio de Socio-
lingüística de la UJI bajo la dirección del autor de estas páginas. El corpus, uno de los más
amplios de su tipo en el mundo hispánico, se halla integrado por 305 entrevistas semidirigidas,
de las cuales 225 han sido transcritas ya en el momento de redactar estas líneas, y clasificados
sus informantes de acuerdo con criterios sociolingüísticos que aseguran la representatividad de
los principales grupos que integran la sociedad castellonense. Por último, los ejemplos no iden-
tificados entre paréntesis corresponden a enunciados recopilados por el autor, en textos orales
o escritos pero no publicados con antelación.
2. La cifra que aparece entre paréntesis corresponde al número de la entrevista de la que se ha
extraído cada ejemplo en el Corpus Sociolingüístico de Castellón (CSCS).
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ÍNDICE
lingüística la alternancia por parte de un mismo hablante de fragmentos corres-
pondientes a dos –o más– lenguas dentro de un mismo acto comunicativo, por
razones diversas, que pueden ir desde la reproducción de citas en estilo directo,
la existencia de modificaciones en el cuadro participativo de la interacción, la
implicación del hablante en el mensaje o la mera plasmación en el habla de una
entidad etnolingüística híbrida, como la que se ha descubierto en algunas comu-
nidades hispanas de los Estados Unidos (Poplack, 1980; Torres, 1997). En el
caso de (1) asistimos al cambio de lengua en función de la adscripción lingüís-
tica del interlocutor, uno de los motivos más frecuentes para la alternancia idio-
mática en las comarcas valencianohablantes de la Comunidad Valenciana.3 No
en vano, en las conversaciones entre diversos participantes, muchos valenciano-
hablantes cambian al castellano cuando se dirigen directamente a un interlocu-
tor cuya historia conversacional identifican con esta última lengua, regresando
al valenciano en la interlocución directa con los miembros de su mismo grupo
etnolingüístico.
Con todo, estas manifestaciones del cambio de código deben distinguirse de
otras que también singularizan el discurso bilingüe y en las que no deja de pro-
ducirse en el fondo la misma alternancia de lenguas, si bien ahora con caracteres
diferentes. A este respecto, nos referimos, por ejemplo, al llamado dualingüismo,
modalidad que tiene lugar cuando en la conversación cada hablante mantiene su
propia lengua. Aunque no tan extendida como en la vecina Cataluña, donde las
pulsiones nacionalistas de uno y otro signo entre amplios sectores de la pobla-
ción propician la difusión creciente de este bilingüismo pasivo, no son tampoco
excepcionales en tierras valencianas. El hecho de que la comprensión entre los
hablantes de dos lenguas tan próximas se halle prácticamente asegurada, resulta
un acicate para ese desenlace “no preferido” del principio de acomodación
(Sachdev y Giles, 2004) cuando factores ideológicos y etnolingüísticos condicio-
nan el desarrollo de las interacciones verbales.
Por su parte (2) es un ejemplo de lo que Poplack denomina préstamos oca-
sionales o espontáneos (nonce borrowing), inserciones léxicas de una segunda
lengua, generalmente limitadas al ámbito de la palabra o la lexía compleja, y ais-
ladas en el seno de un discurso producido íntegramente en otra lengua (Poplack,
Sankoff y Miller, 1988). Pese a la ya larga polémica acerca del estatus tipológi-
co de estos enunciados (véase un resumen actualizado en Muysken, 2004), algu-
nos desarrollos metodológicos recientes, como el método comparatista, puesto
3. No así en las comarcas de la franja interior, que fueron reconquistadas fundamentalmente por
aragoneses, de ahí que, históricamente, en ellas no se hable valenciano en la conversación coti-
diana. Pese a ello, varios siglos de contacto intenso entre las dos comunidades idiomáticas han
derivado en numerosos préstamos e influencias mutuas, que para el caso del español ha dado
lugar al término despectivo de churro o habla churra (Román, 1998).
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en práctica por Poplack y sus colaboradores a partir de diferentes pares de len-
guas en el mundo (Poplack y Malvar, 2007), demuestran fehacientemente su sin-
gularidad con respecto al cambio de código. El comportamiento gramatical de
estos préstamos espontáneos es, en este sentido, similar al que ofrecen los prés-
tamos consolidados –como sería el caso de fideuá [cat. fideuà] en (3)–, ya que
cualitativa y cuantitativamente aparecen adaptados a la gramática de la L1
(Poplack, 1997), si bien se diferencian de estos por un menor grado de difusión
social. Aunque la aplicación entre lenguas tipológicamente tan próximas como
el castellano y el catalán puede entrañar algunas dificultades, nuestra propia
puesta en práctica del método comparatista a partir de un corpus bilingüe valen-
ciano nos permitió confirmar el mismo estatus para inserciones léxicas como las
de (2) (Blas Arroyo, 2000).
Por último, los ejemplos (4) y (5) –y parcialmente el de (3)– afectan a nive-
les más profundos del análisis, como la fonología y la morfosintaxis, lo que
supone una desviación con respecto a las normas monolingües estándares, y
para los que inicialmente se ha reservado el nombre de interferencia lingüística
desde la obra seminal de Uriel Weinreich (1953). Así, en (4) reproducimos el
sonido particularmente tenso y sordo con que muchos valencianohablantes
habituales realizan la consonante dental /-d/ en posición final de palabra,
siguiendo los hábitos expresivos que impone la lengua catalana. La huella
estructural de esta lengua también parece evidente en la inserción de un sufi-
jo diminutivo como –eta(s), característico del valenciano, junto a una base
léxica española (albondig-), en (3). O en el empleo en (5) de la preposición a
en lugar de la preceptiva en en contextos estativos (esp. gen. “… aquí en el
pueblo, hacemos toros”), así como en el calco de una expresión con el verbo
comodín fer (fer bous; esp. hacer), particularmente funcional en lengua cata-
lana.
Para los hablantes de las regiones donde el español convive con otras len-
guas peninsulares, estos ejemplos resultan familiares, pero, por lo general, son
pocos quienes conocen un origen que, lógicamente, no es otro que el calco de
idénticas estructuras y rasgos procedentes de esas otras lenguas. De ahí que
para muchos valencianos, enunciados como el de (5) no solo son perfectamente
normales y aceptables, sino que al mismo tiempo encierran las variantes esta-
dísticamente más probables en el habla común.
Muchos de estos fenómenos resultan corrientes también en otras regiones
del ámbito lingüístico catalán, como Cataluña (Casanovas, 2001; Wesch, 1997;
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Sinner, 2004) o Baleares (Moll, 1961; Serrano, 1996).4 Sin embargo, no es
descartable la existencia de diferencias dialectales y/o sociolingüísticas rele-
vantes entre estas regiones, como han puesto de manifiesto los datos de algu-
nos estudios recientes. Así, la confusión de las categorías adverbiales y
prepositivas en el caso de bajo por abajo (debajo) (“… pero yo me pensaba
que se había caído bajo de un puente” CSCS-334), alcanza una difusión consi-
derablemente más elevada en Valencia (Blas Arroyo, 1999) que en Barcelona
(Sinner, 2004). Por el contrario, un fenómeno como la anteposición del artícu-
lo con nombre propio (“La Monse va y se come la estufa” CSCS-232), que en
el español del resto de la península aparece claramente marcado desde el punto
de vista sociolectal –y en buena medida también en las comarcas valencianas–
se ha advertido más homogéneamente difundido en tierras catalanas.
Y algo parecido sucede en otros paradigmas gramaticales, en los que las
diferencias dialectales entre el catalán de Cataluña y el dialecto valenciano son
decisivas para explicar la singularidad que alcanzan en uno u otro territorio deter-
minados hechos interferenciales. En la primera de estas comunidades históricas,
por ejemplo, se han documentado empleos de ciertos conectores y marcadores
discursivos que suponen un calco claro de idénticas unidades en el catalán de
Cataluña (v. gr. “esta vez te lo presto; dile pero [cat. però] que es la última”;
“...hoy no vendré, por eso”)5 (Español 1996). Por el contrario, su extensión en la
Comunidad Valenciana es mucho menor, lo que explicaría su rareza como fenóme-
no interferencial en estas tierras. Por otro lado, algunas diferencias en el paradigma
preposicional entre los dialectos catalanes (Blas Arroyo, 1993; Casanovas, 2002),
justifican la existencia de resultados interferenciales diferentes entre las hablas cas-
tellanas del Principado y las valencianas. Así, en estas últimas se ha documentado
la sustitución de con por en en contextos circunstanciales (“el niño está en fiebre”,
“pártelo en el tenedor”, “tortilla en patatas”, Gómez Molina, 1986; Blas Arroyo,
1993), debido a la homofonía que esta última preposición presenta con la equiva-
lente valenciana (en), a diferencia de la unidad característica del catalán oriental
(amb), mucho más dispar formalmente, y por lo tanto, un considerable freno para
la interferencia. Y lo mismo sucede con otras diferencias pragma-gramaticales
entre ambas variedades catalanas, de las cuales es generalmente la valenciana la
que se halla más próxima al castellano. De ahí que fenómenos como la influen-
cia en el español del esquema dual correspondiente a los pronombres demostra-
tivos (aquest/aquell) del catalán oriental (Vann, 1998), frente a los tres grados del
4. Pese a ello, es muy poco lo que sabemos acerca del español hablado en las Islas. Afortunada-
mente, las cosas parecen estar cambiando en los últimos años con el inicio de algunos estudios
sincrónicos y diacrónicos sobre estas variedades de contacto.
5. Esp. general: “Esta vez te lo presto, pero dile que es la última”; “... ahora bien (pero, sin embar-
go), hoy no vendré”.
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valenciano (aquest, eixe, aquell) –coincidentes, pues, con los del castellano: este,
ese, aquel–, o la diferente distribución de usos de los verbos ésser y estar, más
alejados también de la norma española en las hablas catalanas norteñas que en
las valencianas, dan lugar a desenlaces interlingüísticos también diferentes.
Ahora bien, incluso dentro de la misma Comunidad Valenciana, algunas
diferencias dialectales permiten distinguir ciertos rasgos del español hablado
en unas comarcas frente al de otras. Así, por ejemplo, la pervivencia de la arti-
culación labiodental de /v/ en algunas regiones del interior se traslada en oca-
siones al castellano hablado por valenciano-hablantes, a diferencia de la
pronunciación labial impuesta ya –al igual que, desde hace siglos, en todo el cas-
tellano peninsular– por numerosos dialectos del catalán (Badia i Margarit, 1985:
I, 75). Por otro lado, la procedencia heterogénea de los alumnos matriculados en
las aulas universitarias castellonenses, donde el autor de estas páginas imparte
clase, permite apreciar fácilmente tales diferencias, convertidas en ocasiones en
auténticos estereotipos lingüísticos que singularizan ciertas hablas. Así ocurre
con algunos elementos periféricos, como apelativos, marcadores discursivos y
otros elementos reguladores del discurso, cuyo empleo varía de unas zonas a
otras. Así, mientras que el marcador conclusivo “y au” de (6) es habitual en el
castellano de las tierras valencianas en general, otros son característicos solo de
determinadas variedades locales. Es el caso, por ejemplo, de otro marcador del
mismo tipo, “y avant” (‘ya está’), ampliamente utilizado en el área de Castellón,
pero mucho más esporádico en otras áreas. Por su parte, el apelativo “nano” con
que muchos jóvenes se dirigen a sus colegas y amigos representa una de las prin-
cipales señas de identidad lingüística de los hablantes de la ciudad de Valencia
y alrededores,6 pero es inusual fuera de estas comarcas centrales. Finalmente, en
otros casos las diferencias entre unas zonas y otras obedecen a variaciones for-
males, como sucede con la exclamación de sorpresa, que adopta la forma che
(cat. Val: xé) en la ciudad de Valencia y en toda su área metropolitana, pero que
en Castellón es cha (cat. CS: xá):
(7) […] los estudios es más ir a la marcha de lo que estás haciendo y avant (CSCS-123)
(8) Y mi madre: “Manuela qué dices? “Y yo “chá (Val. Ché), mamá lo que estás
oyendo que no, que no […]” (CSCS-124)
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Aunque manifestaciones del discurso bilingüe como el cambio de código
o la práctica del bilingüismo pasivo en la Comunidad Valenciana merecerían
una atención monográfica por sí solas, en las páginas que siguen nos ocupare-
mos preferentemente de los fenómenos que hemos situado en una escala más
avanzada del proceso de integración lingüística, y que en la bibliografía espe-
cializada reciben nombres que van desde algunos ya mencionados, como
interferencia, transferencia o préstamo (especialmente este último cuando se
limita al nivel léxico),7 a otros más ocasionales, y a menudo sin límites defini-
dos, como el de convergencia.
7. Autores como Gómez Molina (2000) han propuesto la distinción entre estos dos conceptos en
función del grado de integración lingüística y social. De este modo, considera interferencias
aquellos rasgos que, con independencia del nivel al que pertenezcan, muestran un índice bajo
de adaptación lingüística, al tiempo que encuentran un eco ocasional en la sociedad. Por el con-
trario, los préstamos –con independencia también del nivel lingüístico al que afecten– serían
aquellas consecuencias del contacto de lenguas, diferentes del cambio de código, que han
alcanzado un elevado índice de integración tanto en la matriz lingüística como en la social.
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léxico, como lo demuestra el empleo a un lado y otro de la actual frontera lin-
güística de términos y acepciones comunes tanto en las comunidades de habla
valencianas como en las aragonesas, castellanas o murcianas. Estos son solo
algunos ejemplos representativos (entre corchetes figura el significado en el
español general): gemecar/chemecar [‘lloriquear’], escampar [‘separar’],
esclafar [‘aplastar’], embastar, encanar(se) [‘pasmarse los niños el llanto’],
horno [‘comercio donde se vende pan’], molla [‘miga del pan’], pancha
[‘panza’], paño [‘tela’], socarrar [‘quemar’], etc.
Ocasionalmente, dicho nexo se advierte también en otros niveles del análisis.
Así sucede, por ejemplo, con el empleo en una amplia zona del este peninsular,
que se extiende desde Aragón hasta Murcia, pasando por las comarcas valencia-
nas, del sufijo diminutivo –ico, bien que limitado en las hablas de la Comunidad
Valenciana algunos términos con valor afectivo (bonico/a), frente a su mayor
funcionalidad en las dos primeras regiones mencionadas. Asimismo, la sustitu-
ción de cuanto por contra en esquemas comparativos (“contra más como, más
adelgazo”), que algunos han caracterizado como valencianismo gramatical, es
un rasgo que aparece también ampliamente difundido en otras regiones colin-
dantes. Por otro lado, las comarcas del sur de la Comunidad reciben el influjo de
otras variedades del español meridional, como el murciano, a través de rasgos
tan reconocibles como la aspiración y/o elisión de /s/, ciertas afijaciones carac-
terísticas del habla popular, (safrán, estijeras...), cambios de género (la calor, la
helor...), o usos verbales idiosincrásicos (“en casarte, nos vamos”) (Montoya,
1989: 116ss.).
Por otro lado, algunas hablas españolas de la Comunidad Valenciana presen-
tan peculiaridades sin correlato en otras variedades de esta misma región históri-
ca. Particularmente interesantes son, a este respecto, determinados elementos
pragmático-discursivos que aparecen a menudo en la conversación, y que tienen
un uso muy local, ajeno al habla de otras comarcas valencianas. Uno de estos es,
por ejemplo, el empleo en Castellón de la fórmula conversacional muy bien con
significados característicos, diferentes a los que dicha expresión cualitativa pre-
senta en el español general. Como es sabido, muy bien puede ser empleado para
mostrar la valoración positiva que nos merece la actuación del interlocutor (“lo
has hecho muy bien, Pepe”) o el acuerdo con lo dicho por este en una interven-
ción previa (“Me parece muy bien”). Sin embargo, en las hablas castellonenses
muy bien puede utilizarse también como elemento de confirmación, como en
(10), donde un hablante valida un dato temporal de la historia que está narrando,
tras un momento inicial de vacilación. Asimismo, la expresión puede funcionar
en secuencias reactivas, como elemento de respuesta a una pregunta previa, como
vemos en (11). El elemento común a estos valores –y otros que no detallamos
aquí– consiste en la presencia de pausas o vacilaciones en el contexto previo, que
revelan una cierta actividad cognitiva por parte del hablante, para precisar hechos
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o acontecimientos sobre los que inicialmente no posee una total seguridad. Muy
bien actúa entonces como elemento de conformidad y aprobación, mediante el
que se ratifica tan solo una de las alternativas referenciales que se ofrecen al inter-
locutor, al tiempo que se eliminan las demás (Blas Arroyo, en prensa:
(10) [éramos] muy pequeñitos, máximo cinco [...] eee […] Muy bien cinco
años. Pasamos la noche allí y :: al día siguiente (CSCS-2)
(11) A: ¿[…] fuiste a ese colegio hasta que terminaste los estudios?
B: eee [...] muy bien, sí
El anterior es, como decimos, uno de los rasgos más característicos del
español hablado en Castellón y más fácilmente reconocibles por hablantes aje-
nos a esta comunidad de habla. Como también lo es la estrategia discursiva
utilizada por muchos castellonenses como respuesta a determinadas solicitu-
des de información. Dicha estrategia consiste en guiar a quien pregunta a tra-
vés de la formulación secuenciada de cuestiones en forma negativa, que
permiten señalar etapas diversas en la transferencia de la información y avan-
zar, de este modo, con mayor seguridad (Blas Arroyo, Boix, Gil y Tejada,
1992). Así, si un desconocido pregunta a un nativo de Castellón por la ubica-
ción del instituto Ribalta es probable que, en lugar de la alternancia de enun-
ciados imperativos y enunciativos esperable en otras hablas:
(12) siga recto y cuando llegue a X, tuerza a la derecha y allí verá Y. Coja la
siguiente calle a la derecha y [...]
(14) ¿(que) no hay una avenida ancha donde está el edificio de Correos […]?
que se completará a renglón seguido con esta otra, si la respuesta del interlo-
cutor es afirmativa:
(15) ¿(que) no hay otro edificio grande un poco más adelante […]? Pues ahí está
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3.1. Vestigios del contacto en el español de la Comunidad Valenciana
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Aunque otras variedades monolingües puedan mostrar en ocasiones pul-
siones internas paralelas en determinados paradigmas, no es menos cierto que
en los dialectos de contacto se producen algunos hechos distribucionales difí-
cilmente soslayables y que avalan, a nuestro juicio, la relevancia del contacto
de lenguas. Los siguientes son algunos de ellos:
a) Las variantes vernáculas se extienden a contextos gramaticales y/o
pragmáticos por lo general mucho más esporádicos o inéditos en los demás
dialectos. Silva Corvalán (1994) recuerda, por ejemplo, cómo la omisión del
complementante que en subordinadas completivas utilizadas por los hablantes
de origen mejicano de la ciudad de Los Ángeles (“dijo Ø no lo quería ver”)
supone ampliar dicha elisión –ya presente en el español general en algunos
registros formales (“le agradecería Ø me dijera si puedo” […])– a otros con-
textos adicionales. Ahora bien, una ampliación –hay que reconocer– donde la
influencia del inglés parece indiscutible. Por nuestra parte (Blas Arroyo,
1993), hemos llamado la atención acerca de ciertos esquemas sintácticos en el
español hablado en Valencia que presentan un notable grado de convergencia
con el catalán –donde tampoco son normativos– y que suponen un desenlace
de estas mismas características. Es el caso de enunciados como los de (16) y
(17):
(16) Tengo el carné de conducir siete años (esp. gen. “Tengo el carné desde
hace siete años”)
(17) Vivo ya doce años en esta finca (esp. gen. “Llevo viviendo ya doce años
en este edificio/vivo desde hace doce años en este edificio”)
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1) las perífrasis de gerundio (“llevo viviendo ya doce años en esta finca”);
2) la subcategorización de ciertos verbos durativos (“llevo doce años...;
“dura ya cinco años ese calvario”), con los que el circunstancial apare-
ce –esta vez normativamente– mediante un sintagma nominal (“doce
años [...] cinco años”);
3) por no hablar de los mismos verbos afectados por el esquema de simpli-
ficación que nos ocupa (estar, vivir, tener...) en otros tiempos de la con-
jugación diferentes al presente (“estuvimos siete años en esa casa”,
“hemos tenido tres años ese problema”).8
Pese a ello, algunos autores han puesto en duda la idea de que numero-
sos rasgos del dialecto español hablado en Cataluña puedan ser responsabi-
lidad directa del contacto de lenguas, argumentando la existencia de esas
mismas particularidades “catalanas” en el castellano de individuos que
nunca han estado en contacto (Sinner, 2004: 31). Así, en las encuestas uti-
lizadas por Carmen Hernández (1998: 11) para analizar la interferencia
escrita en el español de los estudiantes universitarios de Barcelona, la
investigadora catalana señala que muchos supuestos catalanismos no son
tales, ya que son reconocidos también por estudiantes procedentes de otras
8. Con todo, obsérvese cómo en estos casos, a diferencia de los considerados más arriba como
resultado de la convergencia con el catalán, el aspecto imperfectivo desaparece, por lo que el
contexto semántico-pragmático es, pues, claramente diferente.
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regiones españolas.9 Ahora bien, con independencia de que no siempre las res-
puestas de este tipo hacen justicia acerca del “saber” lingüístico de los encues-
tados10 y de que, por otro lado, los medios de comunicación actuales nos ponen
a diario en contacto con rasgos lingüísticos de procedencias muy diversas,11 tan
sólo podríamos invalidar la hipótesis de la influencia interferencial si compro-
báramos patrones de difusión o evaluación social similares entre miembros de
9. Esta misma autora señala en otro lugar que determinadas fórmulas conversacionales, como las for-
mas de saludo y despedida, son difícilmente atribuibles a los fenómenos de contacto (préstamos,
interferencias o cambios de código, etc.) puesto que son muy conocidas y difundidas entre todos los
hablantes. Ahora bien, que rutinas de despedida como agur en el País Vasco se hallen prácticamen-
te generalizadas –particularmente en las zonas más vascófonas– y en menor medida, otras como adéu
(déu), entre nosotros; o que fórmulas de saludo (bon dia, bona nit) sean cada vez más frecuentes en
el discurso en español de las regiones del ámbito lingüístico catalán, no pueden invalidar su origen
interferencial. De hecho, este es más que evidente en muchas ocasiones, como lo demuestra su
empleo recurrente por parte de muchos monolingües castellanohablantes, que esperan obtener así un
“beneficio” estratégico, bien sea mostrando indicios de acomodación emblemáticos con interlocuto-
res que poseen una filiación etnolingüística más “políticamente correcta”, bien sea por el temor a
recibir una cierta sanción social ante el empleo de fórmulas no vernáculas. En el País Vasco, por
ejemplo, nuestra experiencia personal nos impulsa a creer que el empleo de agur, se ve claramente
condicionado por la adscripción lingüística y, sobre todo, ideológica del interlocutor. De manera que
un castellanohablante utiliza mucho más frecuentemente esta fórmula (y otras, kaixo [‘hola’],
eskerri kasko [‘gracias’]) cuando se dirige a participantes de ideología nacionalista. Y aunque con
límites mucho menos extremos, algo similar podemos observar en la Comunidad Valenciana en
determinados ámbitos institucionales. Así, entre los profesores y alumnos de la Universitat Jaume I,
donde el catalán aparece como única lengua oficial y donde está bien visto y prestigiado el empleo
prioritario de esta lengua, se advierte una presión que impulsa al saludo –y demás fórmulas conver-
sacionales– en catalán, aunque el resto de la interlocución tenga lugar en castellano. De este modo,
muchos castellanohablantes cuando entran en una conserjería, en una reunión departamental o en
cualquier otra dependencia universitaria –particularmente en las más institucionales–, se enfrentan a
tres estrategias posibles ante el obligado saludo (lo contrario, llevaría también aparejadas las sancio-
nes correspondientes): a) saludar en castellano (buenos días), fórmula minoritaria por la presión
ambiental favorable al catalán; b) saludar en catalán (Bon dia, bona vespra(d)a, bona nit), acomo-
dando la lengua, siquiera en estos pasajes periféricos de la conversación, a la lengua socialmente no
marcada (Myers-Scotton, 1993) en ese ámbito; o c) saludar mediante fórmulas alternativas más
“neutras”, tanto desde el punto de vista interaccional como lingüístico (el caso de hola, por ejemplo,
equivalente en las dos lenguas). Para otros ejemplos similares de empleo de elementos léxicos o
expresivos de los que el hablante tiene plena conciencia sobre su origen catalán, como el caso del
muy popular nen (“¿qué te pongo, nen?”), véase Sinner (2004: 99).
10. La fórmula “yo también lo he oído” es criticable. Por un lado, habría que determinar con qué fre-
cuencia se ha escuchado y por otro lado, –y no menos importante– a quién. De hecho, la presen-
cia en los medios de comunicación de individuos de diferentes procedencias, es un hecho
determinante, que, por desgracia, no siempre se ha tenido en cuenta en el análisis de estos casos.
11. En España la presencia creciente de locutores y otros personajes célebres de la televisión proceden-
tes de Cataluña y Valencia puede estar contribuyendo a la difusión de algunos de estos fenómenos
característicos del español hablado en las regiones del ámbito lingüístico catalán. A propósito del
imperativo ves que se menciona a continuación, Sinner (2004: 217) recoge diversos ejemplos a cargo
de personajes tan célebres como Xavier Sardà (“Pero tú ¡ves tocando!, en Crónicas Marcianas, Tele-
cinco, 29-I-1998). Recientemente, hemos podido escucharlo también a un actor valenciano (Arturo
Valls), que interpreta un papel destacado en dos de los programas de más éxito de la televisión espa-
ñola en el momento de escribir estas líneas (Cámera café y Caiga quien caiga). Otro rasgo vernácu-
lo en su habla es, por ejemplo, la confusión bajo por abajo (están ahí bajo).
30
ÍNDICE
comunidades de habla diferentes. Sin embargo, Sinner (2004) ha advertido
recientemente acerca de la existencia de diferencias estadísticas significativas
entre la muestra de hablantes autóctonos y otra de control, integrada por madri-
leños, en lo que al nivel de aceptabilidad de estos rasgos se refiere. A propósi-
to, por ejemplo, del uso de ves como forma del imperativo del verbo ir, cuya
formación podría explicarse tanto por analogía con otras formas de la segunda
persona verbal (Seco, 1989), como por interferencia del catalán (vés) (Sziget-
vári, 1994), el lingüista alemán obtiene una variación regional claramente sig-
nificativa: mientras que el valor medio de aceptabilidad intuitiva es de 3,85 en
el grupo catalán (en una escala de 0 a 5), este desciende hasta un 1,9 en el
madrileño.
En suma, un más que probable hecho de causación múltiple encuentra un
eco diferente en comunidades lingüísticas también diferentes. Y si tales dife-
rencias evaluativas se ven corroboradas por otras tantas del mismo signo en el
uso real, habrá que conceder que el contacto de lenguas sí tiene un considera-
ble peso explicativo.
31
ÍNDICE
que trascienden el plano puramente gramatical, por sus particulares implica-
ciones pragmáticas y/o simbólicas. Así, rasgos que suponen un calco del cata-
lán, como:
Interesante resulta también, en este mismo sentido, el distinto valor que los
hablantes adjudican a determinadas fórmulas conversacionales paralelas en las
dos lenguas. Así, para muchos valencianos la expresión de despedida adiós
posee unas connotaciones temporales mucho más extremas que la equivalen-
te catalana adéu (o su variante reducida déu),12 por lo que es habitual que los
hablantes –especialmente los más jóvenes– elijan la fórmula catalana para des-
pedirse, incluso cuando la conversación tiene lugar en castellano.
12. En el debate posterior a una de las comunicaciones presentadas en el III Congreso Internacional
sobre Lengua y Sociedad, algunos congresistas asistentes con residencia en Cataluña subrayaron
que, en ciudades como Barcelona, déu, es una fórmula de despedida que goza de una gran difu-
sión social, especialmente entre los jóvenes de cualquier adscripción lingüística.
32
ÍNDICE
4. LOS GRADOS DE LA INTERFERENCIA LINGÜÍSTICA: CRITERIOS
TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS PARA DELIMITAR EL GRADO
DE INTEGRACIÓN (SOCIO)LINGÜÍSTICA DE LOS FENÓMENOS
DE CONTACTO EN EL HABLA
Desde que Weinreich (1953) sentara las bases de los modernos estudios
sobre el contacto de lenguas medio siglo atrás, los intentos de caracterización
y clasificación del concepto interferencia han sido numerosos (para un resu-
men, véanse Payrató, 1985; Blas Arroyo, 1991; Sinner, 2004). Sin ánimo de
ser exhaustivos, podríamos resumir diciendo que en los primeros ensayos, la
interferencia lingüística se concebía como una desviación, y aplicado al apren-
dizaje de lenguas, como un “error” de actuación como consecuencia de la
familiaridad con otro u otros idiomas por parte de los hablantes bilingües.13 No
obstante, ya el propio Weinreich se vio obligado a reconocer la necesidad de
distinguir entre fenómenos que ocurren de forma ocasional en el habla de esos
hablantes bilingües y otros cuya difusión es considerablemente mayor, de
forma que alcanzan a toda una comunidad de habla.
Estas diferencias entre lo que Weinreich denomina –desde la óptica estruc-
turalista imperante en la época–, interferencias en el habla e interferencias en la
lengua, sería reformulada más adelante por otros autores, entre los que desta-
ca el canadiense William F. Mackey (1970), a partir del cual es frecuente dis-
tinguir entre hechos de interferencia y hechos de integración.14 Para Mackey
la clave que permite diferenciar ambos reside en una cuestión de grado tanto
en el plano lingüístico como en el plano social. Pese a ello, reconoce que no
siempre resulta sencillo determinar cuándo hemos pasado de un grado a otro,
y en la práctica, tan solo estudios empíricos solventes podrían ofrecernos una
aproximación fiable (Mackey, 1970: 195).
Entre nosotros son ya varios los estudios que han acudido a esta distinción
teórica en el examen del contacto entre español y catalán, tanto el que circula
33
ÍNDICE
en esta dirección (Gómez Molina, 1986; Payrató, 1985), como el que aquí más
nos interesa, esto es, la potencial influencia de la lengua catalana sobre el cas-
tellano (Blas Arroyo, 1993; Wesch, 2002; Sinner, 2004). Aplicado al caso
valenciano, el proceso de la integración lingüística supone la mayor o menor
adaptación a las reglas morfo-fonológicas y gramaticales del castellano de los
valencianismos. En este sentido podríamos distinguir inicialmente entre valen-
cianismos “crudos” (collons! [‘¡cojones’!], vete a fer la mà [expresión malso-
nante, equivalente a ‘vete a la mierda’], ir a tota virolla [‘a toda velocidad’],
ser un tarator [‘tarambana’]…), de otros en los que se aprecia un mayor grado
de adaptación a dichas reglas. Esto último es lo que podemos ver en el ejem-
plo (20), donde se observa la formación del gerundio de un lexema catalán
mediante la adición del sufijo español correspondiente (-eando) en lugar del
catalán (-nt):
(22) […] el niño está en fiebre (esp. gen. con fiebre) ) (Blas Arroyo, 1993)
15. Obviamente nos referimos a la lengua oral y no a la escrita, donde, efectivamente, existen más
diferencias gráficas, como las que aquí afectan a las grafías b y v.
34
ÍNDICE
Más determinante nos parece, pues, el criterio de la integración social para
una eventual distinción entre grados diversos de la influencia lingüística. Pese
a ello, no existe un consenso unánime en la bibliografía acerca de cuáles son
los factores que priman para avanzar desde unos grados de integración a otros.
A nuestro juicio, la frecuencia debe ser uno de los principales, aun reconocien-
do las dificultades metodológicas que implica la compilación de un corpus
suficientemente amplio y representativo de la variedad de lengua empleada en
una comunidad de habla, especialmente para el análisis de las variables menos
recurrentes en el discurso (sintácticas, pragmáticas…). Con todo, los esfuer-
zos realizados en este sentido en los últimos tiempos, permiten ser optimistas
acerca de la posible cuantificación de no pocas variables. De este modo, por
ejemplo, el Corpus Sociolingüístico de Castellón nos ha permitido reciente-
mente obtener más de 2.300 ocurrencias de variantes futúricas (ir a + infiniti-
vo vs. –ré) para analizar la eventual influencia del catalán en los hábitos
expresivos de la población castellonense, en la que el futuro sintético español
(cantaré) muestra todavía una considerable vitalidad, como consecuencia de
un más que probable proceso de convergencia con la lengua catalana (Blas
Arroyo, 2007).
Por lo demás, la frecuencia no debería interpretarse en términos absolu-
tos, esto es, cuantificando la presencia de una determinada variante en el dis-
curso,16 sino relativos, es decir, en relación con otras variantes alternativas.
Así, por ejemplo, si una forma determinada (X) surge en un corpus con una
frecuencia significativamente mayor que otras alternativas (Y, Z…), más
habituales en otras variedades de la misma lengua, estaremos en condiciones
de concluir que X muestra un grado de difusión amplio, y por lo tanto se
halla en vías de integración en la comunidad de habla, si es que no lo está ya
definitivamente. Esto último es lo que ocurre, por ejemplo, con numerosos
usos dialectales del verbo hacer(se) (hacer(nos) un café, hacer algo en TV,
hacer mala cara, hacer olor, etc.) que, como vimos anteriormente, compiten
en la comunidad con variantes más frecuentes en otras hablas peninsulares
(tomarse un café, poner/echar/haber algo en TV, tener mala cara, oler mal,
etc.). Variación que se resuelve en estas variedades de contacto de forma cla-
ramente favorable a las formas vernáculas mencionadas, como han demos-
trado nuestros propios datos empíricos, correspondientes a la ciudad de
Valencia (Blas Arroyo, 1993), donde cerca de un 80% de la muestra seleccio-
naba la variante interferencial. Por el contrario, la sustitución de bajo por
abajo/debajo, característica también de diversas comunidades valencianas, pre-
senta un mayor grado de variabilidad, y por tanto, un menor índice de integra-
16. Argumento que ha servido en ocasiones para poner en tela de juicio su validez; véase Kaba-
tek, 2000; Sinner, 2004).
35
ÍNDICE
ción social, tanto en la ciudad de Valencia (55%; Blas Arroyo, 1993), como en
las comarcas castellonenses, donde un examen provisional del CSCS permite
advertir una considerable competencia entre la variante vernácula (“están ahí
bajo”) y la estándar (“están ahí abajo”). Y en el extremo opuesto, esto es, con
un grado de integración social escaso se situaría en esta comunidad un fenóme-
no como el empleo de una partícula de con valor partitivo, a la que nos referí-
amos más arriba (12% en Valencia; Blas Arroyo, 1993). No en vano, esta
variante se encuentra marcada tanto desde el punto de vista etnolingüístico
(prácticamente solo se detecta entre hablantes bilingües con un claro dominio
del catalán sobre el español), como sociolectal (su presencia se halla favoreci-
da entre los sociolectos bajos) y estilística (es mucho más previsible en contex-
tos informales que formales).17
Más discutibles nos parecen, sin embargo, los criterios de la normatividad
o aceptabilidad para dilucidar el grado de integración de un fenómeno deter-
minado. Ya autores como Van Overbeke (1976: 113ss) y Schottmann (1977:
18-20) proponían que, para hablar de integración, es preciso que las variantes
inicialmente interferenciales sean asumidas como correctas por la comunidad.
A partir de un criterio de norma algo distinto, más recientemente Sinner (2004)
ha basado también una parte significativa de sus principales conclusiones
acerca del castellano hablado en Barcelona en los datos proporcionados por una
muestra de hablantes, a través de sus juicios de aceptabilidad. A nuestro modo
de ver, sin embargo, el empleo de este tipo de pruebas, con ser lícitas y nece-
sarias para el análisis de esta clase de fenómenos, en el mejor de los casos solo
pueden actuar como complemento de otros métodos (preferentemente el habla
real extraída de entrevistas u otros procedimientos), bien con el propósito
intrínseco de conocer las actitudes subjetivas de los miembros de la comuni-
dad hacia las variantes vernáculas, bien con el objeto de analizar otros pará-
metros sociolingüísticos, como el índice de (in)seguridad lingüística de los
hablantes, etc.
Entre los problemas que suscitan estas pruebas destacamos las siguientes.
En primer lugar, hay que mencionar el hecho de que, a menudo, los hablantes
tan solo son conscientes de los fenómenos más estereotipados, pese a que estos
representan una parte reducida del conjunto de rasgos dialectales. Por otro
17. Junto con la frecuencia, otro criterio que permite vaticinar el grado de integración social de
los fenómenos de contacto es su difusión entre hablantes monolingües (Haugen, 1950; Mou-
geon, et al., 1978) y, más excepcionalmente, en las áreas limítrofes con la comunidad de habla.
Así ocurre con algunos rasgos característicos de estas variedades de contacto que aparecen
también como fenómenos de adstrato tanto en las comarcas castellanohablantes de la Comu-
nidad Valenciana (Montoya, 1989; Román, 1998), como en otros territorios colindantes (pro-
vincias de Teruel, Murcia, Albacete...).
36
ÍNDICE
lado, aunque las pruebas se hallen correctamente diseñadas,18 los informantes
son conscientes de que se va a evaluar su juicio acerca de todos los enuncia-
dos que se les presentan, por lo que es muy posible que se sientan impelidos a
aportar respuestas sobre cualquier estímulo lingüístico, sea del tipo que sea, e
incluso cuando no estén seguros. Y es que, en definitiva, las actitudes –en oca-
siones, además, inducidas y no reales– no tienen por qué corresponderse con
la actuación. O dicho de otra manera, los hablantes hablan de una manera
determinada, pero no siempre saben cómo hablan, y aun aceptando que oca-
sionalmente sean conscientes de ello, no tienen por qué tener una opinión for-
mada. Por ello, resulta aventurado basar la hipótesis acerca de la integración
de determinados fenómenos lingüísticos en función de esas respuestas.
5. CONCLUSIONES
18. Se hace, por ejemplo, imprescindible alternar los ítems que contienen información valiosa
para el analista con otros de control.
37
ÍNDICE
destaca el hecho de que, por lo general, en estas hablas las variantes vernáculas
se extienden a contextos lingüísticos y sociales más amplios que en otros dialec-
tos monolingües. Por lo que se refiere a estos últimos, por ejemplo, no es bala-
dí comprobar cómo la difusión social de estas variantes es considerablemente
mayor que en otras variedades del español, de modo que alcanza a menudo a los
miembros castellanohablantes de las comunidades de habla respectivas. Y ello
tanto en el terreno de la actuación real como en el de las actitudes y reacciones
subjetivas hacia los rasgos vernáculos. Por lo demás, la comprobación empírica,
a través del análisis de corpus de habla oral suficientemente representativos,
como el Corpus sociolingüístico de Castellón, al que se ha hecho referencia a
menudo en estas páginas, permiten poner a prueba la hipótesis de la influencia
interlingüística. En especial, si el estudio de hechos de variación advierte la inci-
dencia significativa de factores externos relacionados con el bilingüismo, como
la densidad etnolingüística en el seno de la comunidad de habla o el tipo y grado
de bilingüismo individual y/o social en el que se desenvuelven los hablantes.
Para concluir, hemos revisado críticamente algunos de los criterios que más
comúnmente aparecen citados en la bibliografía para explicar el grado que
alcanza la interferencia lingüística en las distintas variedades de contacto. A
este respecto, hemos defendido la prevalencia de los factores relacionados con
la frecuencia relativa de las variantes en el discurso, en detrimento de otros
parámetros no estructurales o de aquellos que miden el grado de adaptación lin-
güística a la lengua receptora. Las dificultades que conlleva guiarse por estos
últimos en situaciones de contacto entre lenguas tan semejantes como, en este
caso, el español y el catalán, merman su capacidad analítica, al tiempo que
aumentan el crédito que otorgamos al criterio de la difusión social en el seno
de la comunidad.
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ÍNDICE
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41
ÍNDICE
DISCURSO, MULTIMODALIDAD
Y PLURILINGÜISMO. INTERRELACIONES,
INTERPRETACIONES Y EJEMPLOS1
LLUÍS PAYRATÓ
Universitat de Barcelona
1. INTRODUCCIÓN
1. Este trabajo se ha llevado a cabo en el marco del proyecto HUM2005-01936. Quisiera agrade-
cer en especial al Dr. José Luis Blas su interés y su amabilidad a lo largo de todo el proceso que
ha desembocado en este texto.
43
ÍNDICE
explícito de solucionar ausencias muy explícitas: en el primer caso, la del
análisis de elementos paralelos al uso lingüístico (o integrados en él); y, en el
segundo, la del análisis de un conjunto de datos no definidos por su carácter
negativo (no verbal) sino por su vertiente positiva (multimodalidad).
Con un término como discurso afirmamos un componente productivo, proce-
sual, relativo a la creación de productos comunicativos; con el de plurilingüismo
designamos una capacidad múltiple, que refleja una realidad en la que el mono-
lingüismo queda como un reducto excepcional. De la misma manera, con multi-
modalidad destacamos de entrada el poliglotismo comunicativo al que se refiere
Poggi (2006): somos políglotas comunicativamente hablando, si se admite el
juego verbal. Se diga lo que se diga, lo decimos multimodalmente; se escriba lo
que se escriba, lo escribimos multimodalmente. Tanto en el ámbito productivo
(como origen) como en el ámbito en que se materializa o canaliza, la multiplici-
dad es también la norma y no la excepción. Lo mismo cabría decir de la recep-
ción e interpretación de los productos, procesos que centrarán los comentarios de
la segunda parte de este texto (v. el apartado 6).
2. MODOS Y MEDIOS
44
ÍNDICE
3. AL LADO DEL LENGUAJE, MÁS ALLÁ DE LA VERBALIDAD
SONIDO
Representación fonética
Sistema morfológico
Cadena sintáctica
Estructura textual
Intención pragmática
SIGNIFICADO
La relación entre sonidos y significados se da en los dos sentidos, con unas pro-
yecciones en muchos aspectos absolutamente automatizadas, pero al mismo tiempo
también con componentes claramente inferenciales, es decir, no estrictamente codi-
ficados, y dependientes además siempre de aspectos contextuales.
Dando un paso más en esta línea argumentativa,2 la linguisticidad a que se refe-
ría Lyons (1972) incluye aspectos necesariamente no verbales (verbal en el sentido
de palabra): son aspectos prosódicos o suprasegmentales (tono, acento y cantidad).
Esta es la frontera más allá de la cual se suele hablar de paralenguaje o paralingüís-
tica: la vocalidad (no verbal, y ya no lingüística). Entre sus aspectos fundamentales,
y aunque son susceptibles de ser presentados de distintas maneras, podemos hablar
del ritmo de la elocución, de la intensidad y de las vocalizaciones.
Por otra parte, más allá de la verbalidad, pero ahora dentro del campo no vocal,
nos encontramos con el fenómeno de la gestualidad, cuyas submodalidades pueden
presentarse también de varias maneras. Se suelen distinguir, ya en detalle, la gesti-
culación manual, la gesticulación facial, la expresión de emociones (básicamente
facial, también), la mirada o el contacto ocular, los movimientos de las cejas, los
movimientos de la cabeza, las posturas y maneras (en el sentido de Poyatos), la pro-
xémica y otros medios y canales como el tacto y el olfato.
2. Algunos de estos aspectos se comentan o analizan de manera más detallada en Payrató (2006, en
prensa). Para todo lo referente al paralenguaje, v. Poyatos (2002), en especial el segundo volumen.
45
ÍNDICE
4. CATEGORÍAS GESTUALES
46
ÍNDICE
5. LÍNEAS Y ENFOQUES DE LA INVESTIGACIÓN ACTUAL.
METODOLOGÍA Y TÉCNICAS
47
ÍNDICE
6. ANÁLISIS DE DATOS MULTIMODALES: MUESTRA
DE INTERRELACIONES, INTERPRETACIONES Y EJEMPLOS
¿Hasta qué punto una fotografía puede hacernos cambiar una interpretación
inicial de un texto? ¿Hasta qué punto nuestra expresión facial actúa como un
contexto o como verdadera parte del texto (o cotexto) verbal y comunicativo?
¿Nuestras citas verbales directas van acompañadas de citas multimodales tam-
bién directas? ¿Nuestras capacidades gestuales o, en conjunto, todos los aspec-
tos multimodales no verbales, son transversales a lo largo de las distintas lenguas
que, como hablantes plurilingües, podemos utilizar? ¿Son interpretables los ges-
tos propios de una cultura (y lengua) “vistos” desde otra lengua y cultura?
La concepción multimodal de la actividad lingüística en particular y de la
comunicativa en general nos lleva a preguntas como las anteriores, o a muchas
más que se podrían desglosar de las explicitadas o que resultarían complemen-
tarias. Por desgracia y, por ahora, parece mucho más fácil formular las pregun-
tas que ensayar las respuestas, y no se trata de ningún tópico discursivo: muy
buena parte de la investigación que necesitamos para contestarlas está por
hacer. Sin duda tenemos pistas para avanzar respuestas provisionales, pero nos
falta muchísima información para que estas respuestas puedan tener una base
estadística e intercultural sólida. Basta para fundamentar esta afirmación una
comparación transversal de varias de las obras básicas y más recientes sobre
esta temática (Kress y van Leeuwen, 2001, LeVine y Scollon (ed.), 2004, Ven-
tola et al. (ed.) 2004), de las recopilaciones de estudios sobre las relaciones
entre oralidad y gestualidad (Santi et al. (ed.), 1998, Cavé et al. (ed.), 2001) o
de las que plantean la posibilidad de analizar específicamente una modalidad,
que luego se contrasta o compara con las restantes (v. por ejemplo Poggi,
2002, 2004, 2006).3
A las dificultades intrínsecas de obtener respuestas de una conducta poco
analizada se añaden las que provienen de tópicos más bien infundados o por
lo menos discutibles. Para empezar, se suele tender a pensar que el lenguaje
verbal es mucho menos ambiguo que el no verbal, de manera que casi cualquier
3. De hecho, se pueden rastrear numerosos caminos que plantean, ya desde hace bastante tiempo, las
interrelaciones y transversalidades que solo resultan evidentes cuando el análisis es multimodal. Son
perfectos ejemplos de todo ello Bolinger (1983), sobre la relación entre entonación y gesto (cf. Payà,
2004), Beattie (1981), que ya planteaba una síntesis entre los estudios lingüísticos y los de comuni-
cación no verbal (cf. en el caso español Torrego (1971), un artículo casi olvidado o muy poco cita-
do) y Arndt y Janney (1987), uno de los primeros intentos explícitos de análisis verbal, prosódico y
cinésico de las opciones que seguimos en el habla (cf. Payrató, 2006, donde se recogen algunos de
sus ejemplos). Schegloff (1984) planteaba ya también las relaciones entre el gesto, el habla y el des-
arrollo de la conversación, en su caso desde la perspectiva etnometodológica, y Slama-Cazacu, entre
gesto y sintaxis.
48
ÍNDICE
gesto simbólico, por ejemplo el de encogerse de hombros, puede asociarse a
significados muy diversos: desconocimiento “neutro” (paralelo a un enunciado
como No lo sé, sin una modalización añadida), desconocimiento con desinterés
(No lo sé ni me importa... ¡Yo qué sé!), simplemente desgana (¡Y a mi qué más
me da!), etc. O bien, un gesto tan simple como el índice levantándose por enci-
ma del resto del puño cerrado puede ser una llamada de atención, puede marcar
una demanda o solicitud de turno de habla, indicar una dirección o lugar (como
deíctico), representar el número uno (y el adjunto concepto de victoria), etc.
Aparentemente, siguiendo el tópico, los elementos verbales no se verían afec-
tados por esta polisemia, en términos semánticos, o por la multifuncionalidad, en
términos pragmáticos, con el consiguiente riesgo de ambigüedad o mala interpre-
tación. En realidad, si bien es cierto que las señales no verbales apuntadas no son
monosémicas ni unifuncionales, debe recordarse que la interpretación de los actos
comunicativos es siempre contextual, de manera que muchas interpretaciones se
descartan inmediatamente por su irrelevancia mientras que otra(s) se prioriza(n).
En las interacciones habituales, es una en particular la interpretación que se toma
como prioritaria, y justamente por lo contrario que en el descarte anterior, es decir
por su relevancia o pertinencia (entendido el concepto en los conocidos términos
de la teoría de Sperber y Wilson, 1986).
Este mismo razonamiento es aplicable a los elementos verbales, que de
hecho a menudo resultan, a su vez, igualmente polisémicos: como primer
ejemplo (véase Payrató, 2003), la palabra diligencia, fuera de contexto, o en
enunciados en apariencia tan simples como La diligencia era vital, admite
interpretaciones acontextuales muy distintas (como documento, como virtud
opuesta a la pereza, como vehículo de transporte...). Incluso el insulto más
soez u ofensivo puede convertirse, como ya apuntara Leech (1983) gracias al
principio pragmático de burla, en un elogio: hijo de puta es interpretable como
alabanza cuando, en el contexto adecuado, alguien ha sobresalido por su inge-
nio, destreza, inteligencia… por ejemplo obteniendo una calificación muy alta
en un examen, tras una jugada maestra, etc. En el caso inverso, magnífico
(igual que el gesto emblemático de aplaudir) puede ser un calificativo para
transmitir una desaprobación, una ironía o un sarcasmo, y nadie lo interpreta-
ría en sentido literal en cualquier situación típica de un fiasco.
Si el uso lingüístico, oral o escrito, es ya de por sí multimodal, indefectible-
mente, por contigüidad con otros códigos (vocales, gestuales, tipográficos), su
combinación con otras modalidades en principio más lejanas aportará, como es
lógico, numerosas y nuevas interpretaciones. Los fenómenos que nos encontra-
mos son, básicamente, de confluencia o refuerzo (la situación esperable o no mar-
cada, si nos atenemos a la coordinación de nuestra actividad comunicativa), o
bien, como excepción, de contradicción o ambigüedad. En el primer caso sabe-
mos que la “danza” gestual está sincronizada entre sus componentes (movimien-
49
ÍNDICE
tos de la cabeza, de las cejas, de las manos, del cuerpo y expresiones faciales) y
además casi siempre va acorde con el canal verbal. Pero a veces la oposición es
manifiesta, como en el típico ejemplo de la mentira mal disimulada (en especial
en los niños). Sea el caso que sea, la relevancia o pertinencia contextualizada,
concebida en solitario o bien junto a principios de comunicabilidad e informati-
vidad, es la base o el principio que nos permite llegar, a través de inferencias, a
una interpretación adecuada (o al menos, a sabiendas que nunca podemos cono-
cer con exactitud los propósitos o las motivaciones últimas del emisor o enuncia-
dor, a la que nos parece la más adecuada).
Cualquier proceso de interpretación multimodal de este tipo no está exento de
posibles errores o desaciertos interpretativos, que son el equivalente en esta dimen-
sión multimodal de los tradicionales y conocidos actos de habla infelices, si se admi-
te el calco, o desafortunados. Como nuevo ejemplo, una foto de un avión que
sobrevuela aparentemente a muy poca altura las cabezas de unos espectadores
(v. ilustración 1) nos puede llevar a una interpretación más bien literal de un titular
de prensa, en este caso el recogido bajo la foto en la edición del 17 de julio de 2006
del periódico El Punt: “Al Airbus le cuesta coger el vuelo”… puesto que, en una
posible y primera hipótesis, necesita una pista muy larga, o tiene problemas para el
despegue, etc. En realidad, el titular es metafórico y la fotografía es solo ilustrativa
del aparato: la compañía que lo construye tiene problemas económicos, coger el
vuelo (o despegar el vuelo, o simplemente despegar) es metafórico, se fundamenta
en que el “arriba” económico es también lo deseable y positivo, y la fotografía no
simboliza nada en particular sino que es puramente indexical.
50
ÍNDICE
Cambiando la modalidad de los ejemplos, muchos gestos emblemáticos
crean problemas de comprensión interlingüística e intercultural.4 Nuestras tra-
ducciones suelen ser solo verbales, pero no gestuales, y de ahí que ya hace
tiempo que se ha planteado en el dominio de la enseñanza de segundas lenguas
la necesidad de añadir contenidos multimodales a los procesos de enseñanza y
aprendizaje del código verbal. Incluso gestos tan aparentemente universales
como los de afirmar o negar con la cabeza difieren en realidad en áreas como
la europea; no digamos ya otros casos como los de emblemas tan particulares
como los gestos de insulto (sexual, normalmente) o de apreciación (de la
comida, de la actitud o conducta de otras personas, etc.). Morris et al. (1989)
hicieron explícitas por primera vez, en el contexto europeo, muchas de estas
aparentes paradojas cuando se parte del supuesto, todavía muy extendido en
ámbitos corrientes, de la universalidad de las conductas no verbales y, en par-
ticular, de las gestuales.
Un último ejemplo, el de la polifonía multimodal (v. Payrató y Alturo,
2003; Alturo, 2004), permite hacerse cargo de la complejidad de las interrela-
ciones multimodales que pueden deparar actuaciones comunicativas también
en apariencia, como en los ejemplos anteriores, muy sencillas. En este caso
particular, que desvela una casuística muy compleja, tal como muestra Camar-
go (2004, 2006), encontramos diferentes combinaciones entre estilos de cita-
ción verbal y estilos de citación gestual. En concreto, por ejemplo, un estilo
verbal directo o indirecto puede combinarse con un estilo gestual centrado en
el narrador (que actúa como un observador externo) o centrado en los perso-
najes (cuyos gestos reproduce, incorporándolos). Por tanto, cuatro combina-
ciones son posibles, cuyas repercusiones en lo que se refiere a los procesos
interpretativos no están todavía muy claras, si bien McNeill (1992) ya apunta-
ba que las citas gestuales que podríamos llamar de estilo directo, por analogía
con las lingüísticas, es decir, aquellas en las que el locutor adopta la perspec-
tiva (¡y el cuerpo!) del personaje, se suelen corresponder con elementos bási-
cos de la estructura narrativa y con construcciones gramaticales transitivas
(mientras que en los casos de citación de estilo indirecto la correspondencia se
daría predominantemente con elementos secundarios y con construcciones
gramaticales de otros tipos). Como ejemplo final, en los proyectos Varcom y
Pragmaestil,5 concebidos a partir de un corpus a la vez multimodal (verbal y
audiovisual, es decir con transcripción verbal, sonido e imagen) y plurilingüe
4. V. sobre estos gestos y su relación con múltiples aspectos pragmáticos Payrató (1993, 2003 a,
2004), y Kendon (1995, 1996, 1997) para cuestiones más generales. Meo-Zilio y Mejía (1980-83)
recopilan un amplio repertorio de emblemas españoles e hispanoamericanos.
5. Para estos sucesivos proyectos, v. Payrató, 2002 y Payrató et al. (ed.), 2004. Más en particular
para el corpus (Corpus Audiovisual Plurilingüe, CAP), v. Nogué y Payrató, 2006.
51
ÍNDICE
(catalán, castellano e inglés), los análisis iniciales (y provisionales) parecen
apuntar a ciertos estilos discursivos y gestuales distintos, al menos en las fre-
cuencias de uso, entre una selección de hablantes cuya primera lengua es el cata-
lán y otro grupo cuya primera lengua es el castellano. Otros análisis más
detallados podrán indicar en el futuro hasta qué punto lo que parecen tendencias
pueden confirmarse como rasgos realmente representativos y extrapolables a
otros grupos de hablantes.
Cabe añadir, por último, que los principios de relevancia y comunicabilidad
que subyacen en las interpretaciones apuntadas de los ejemplos deben combinar-
se, para evitar el riesgo de aumentar el porcentaje de desaciertos comunicativos
y culturales, con el conocimiento del grado de variación de los usos, hábitos o
patrones socioculturales: el mismo grado de variación del que ya somos al
menos conscientes en la dimensión lingüística es imaginable (aunque por ahora
no lo podamos constatar o probar con certeza) en las otras dimensiones multi-
modales: por tanto es esperable y lógico que encontremos diferencias en los
diversos ámbitos generacionales, de género o sexo, geográficos, históricos,
sociales y funcionales o estilísticos (v. Payrató, 2004).
52
ÍNDICE
Esta exposición, en definitiva, ha tenido el modesto objetivo de mostrar
que nuestros productos lingüísticos, si se admite la metáfora empresarial, son
productos multimodales, y se combinan o entremezclan con otros productos
que proceden de la misma factoría, que igualmente son multimodales, pero
que no son verbales, no están hechos con palabras. La intención y el propósi-
to de lo que se ha apuntado en estas líneas ha sido también argumentar que,
sin menospreciar estrategias tradicionales que tienden a la separación o disgre-
gación, a análisis segmentados por canales, debemos progresar en el análisis
conjunto de los fenómenos comunicativos para poder explicar mejor su com-
plejidad.
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57
ÍNDICE
RACISM AND THE PRESS IN SPAIN
1. INTRODUCTION
If there is one social phenomenon that is often referred to, and even more
often denied, but without much knowledge about what exactly it is, it is
racism. If acknowledged at all, racism is typically attributed to others, to other
countries, to other (‘lower’) classes, or considered to be a thing of the past.
Against the daily experiences of its victims, European racism against non-
Western immigrants and ethnic minorities is seldom recognized by the
political, media and academic elites.1
1. Back & Solomos, 2000; Boxill, 2001; Bulmer & Solomon, 1999 a, 1999 b, 2004; Cashmore,
2003; Doane & Bonilla-Silva, 2003; Essed, 1991; Essed & Goldberg, 2002; Feagin, 2000;
Feagin, Vera & Batur, 2001; García Martínez, 2004; Goldberg, 1997, 2002; Goldberg &
Solomos, 2002; Lauren, 1998; Marable, 2002; Sears, Sidanius & Bobo, 2000; Solomos & Back,
1996; Solomos & Wrench, 1993; Wieviorka, 1994, 1998.
59
ÍNDICE
One of the reasons of this consistent and widespread negation is that
racism is often associated with and limited to the Extreme Right, that is, with
blatant prejudices and discrimination. The many more subtle, interpersonal as
well as structural and institutional forms of everyday racism are usually
ignored, and emphatically denied when they are attributed to the symbolic
elites who control the access to public discourse.
Yet, if we assume that racism is not innate but learned, it must be learned
during the social practices that have most impact on most people, that is,
public discourse in general, and political and media discourse, in particular —
as well as on the everyday conversations that in turn are derived from this
public discourse. Indeed, in most Western European countries most ‘white’
citizens do not have extensive personal and daily experiences with immigrants
or ethnic minorities, and most information —as well as opinions— about
them, hence, must be derived from the mass media, and learned from those
who have access to the mass media.2
This argument is based on an empirically well-tested theory that defines
European racism as a system of social power abuse, of domination of non-
European ethnic minority groups by an European (‘white’) ethnic majority (and
in some countries, such as Guatemala, and the former Apartheid South-Africa).
This system of ethnic domination has two major dimensions, namely that
of social cognition (prejudices, racist ideologies), on the one hand,3 and of
social practices (discrimination, exclusion, etc.), on the other hand.4 In order
to be able to discriminate on ethnic grounds, one needs the relevant beliefs,
categories, values and norms that define ethnic prejudices and ideologies. And
in order to acquire such beliefs, one in turn needs to be exposed to racist
discourses, which are themselves prominent social practices of the system of
racist domination.
That is, racist practices, cognition and discourse are intimately related: we
learn our prejudices largely through text and talk, first from our parents and
friends, then from textbooks, television, and the newspaper, that is, from the
symbolic elites: teachers, journalists, writers and politicians. The same is true,
obviously, for our antiracist beliefs, ideologies and practices.
The question then is which of these discourses are dominant in society.
Extensive international research of the last decade has unambiguously shown
2. For studies of racist discourse, see for detail, see Blommaert & Verschueren, 1998; Jäger, 1992,
1998; Matouschek, Januschek & Wodak, 1995; Reisigl & Wodak, 2000, 2001; van Dijk, 1984,
1987 a, 1991, 1993, 2005; Wetherell & Potter, 1992; Wodak, 1996; Wodak & van Dijk, 2000).
3. Apostle, Glock, Piazza & Suelze, 1983; Dovidio & Gaertner, 1986; Hamilton, 1981; Pettigrew,
1982; Pickering, 2001; van Dijk, 1984, 1987 a, 1998).
4. Alvarez & Lutterman, 1979; Banton, 1994; Britton, 2000; Cohn, 2000; Dovidio & Gaertner,
1986; Essed, 1991; Flint, 2004).
60
ÍNDICE
that the ‘white’ press in general is part of the problem of racism, rather than
part of its solution.5
Whether more blatantly on the Right and especially in popular tabloids, or
more subtly on the Left, all empirical research shows, among many other
things, that non-European immigrants and minorities are systematically
portrayed as a problem, and attributed many negative characteristics, of which
violence, crime or cultural (religious, linguistic, etc.) deviance have been the
main ones.
Moreover, the research shows that this bias is also due to the systematic
discrimination of minority journalists: despite the presence of qualified
minority journalists, newsrooms anywhere in Europe are nearly exclusively
‘white’, so that there is also lacking interest, knowledge and expertise to report
about the ethnic communities in the first place.
In other words, the mass media play a prominent role in the coverage of
ethnic affairs, and they do so in a way that promotes ethnic prejudices and,
indirectly, discriminatory social practices based on such negative beliefs about
the Others.
The media, however, are not alone. Much of their new and coverage is of
politicians and political discourse, another ‘elite’ source of racism in society.
Again, as is the case for the media, also the majority of the politicians are not
blatantly racist, and indeed some are antiracist. However, as suggested above,
much of their ‘modern’ racism is rather indirect, disguised and mitigated. Their
discourse might be focusing on the ‘problems’ (rather than the challenges and
possibilities) of the multicultural society, and is often limited to arguments that
oppose further immigration —often in name of the ‘people’.
Let us examine some of the properties of the racism in the press, and then
proceed to a more detailed account of the three events widely covered in the
Spanish press: the ‘assault’ on Melilla, the election of Evo Morales and the
affair of the Danish cartoons.
As suggested above, one of the conditioning elements of the prevailing
racism of the European press is inherent bias in the processes of production.
Newsgathering routines favor discourses of elite sources, and because the elite
sources are predominantly white, the dominant discourse that is used as news,
opinion and perspective defines a bias that is stacked against a definition of
5. Chávez, 2001; Cottle, 2000; Hartmann & Husband, 1974; Jäger & Link, 1993; Ruhrmann,
1995; Smitherman-Donaldson & van Dijk, 1987; Ter Wal, 2002; van Dijk, 1991, 1995).
61
ÍNDICE
events from the perspective of minority groups and their members. Minority
sources, if consulted at all, are found less credible. Despite prevailing
prejudices and ignorance, white journalists often think that white sources
know more and are more ‘objective’ about ethnic groups and ethnic affairs
than minority groups and their leaders and experts themselves. And because of
widespread discrimination against minority journalists, alternative and expert
views of ethnic minority communities and perspectives is scarce and often
non-existent, even in the newsrooms of Europe’s elite quality newspapers.
Unlike US newspapers, European newspapers do not have equal opportunity
policies to hire minority journalists.
It is not surprising that in such a production context, news and opinion
about non-western immigrants, refugees, and minorities —and in general on
ethnic affairs— is hardly unbiased. As is the case for all outgroups, the
overall discursive strategy is to emphasize Our good things and Their bad
things, and to de-emphasize (deny, ignore, mitigate) Our bad things and
Their good things. Such polarization, expressing and reproducing
underlying racist prejudices and ideologies, is implemented at all levels of
media discourse.
In the press, for instance, this means that negative stories about Them are
more frequent, bigger, more often on the front page, with bigger headlines, and
so on. Besides such presentational and visual bias, we also find syntactic bias
through the use of active sentences to emphasize Their negative actions and
responsibilities, but passive sentences or nominalization (like
‘discrimination’) with hidden agents when We are responsible for negative
actions against them (discrimination, racism, violence, etc.).
Most conspicuous is the biased selection of overall topics (semantic
macrostructures). Analyses of many thousands of news and opinion articles
in many research projects in many countries have consistently shown that
—unlike our ‘own’ group— immigrants or minorities tend to be exclusively
associated with negative topics and problems: immigration as invasion,
abuse of identity papers, mafias, unemployment, violence, crime, drugs,
illegality, cultural deviance, fanaticism, religious intolerance, backwardness,
and so on.
At the same time, their obvious positive characteristics are systematically
denied, ignored or underplayed: such as the immigrants’ contributions to the
economy (crucial in construction, agriculture, hotels, restaurants and domestic
service), ethnic diversity and the arts, much needed correction of a very low
autochthonous birthrate, and so on. Thus, whereas emphasis on problems is
routine and daily, one seldom finds emphasis on the fact that Western Europe
would economically collapse without the contributions of immigrants and
minorities.
62
ÍNDICE
Besides the racist biases in the definition of main topics, also expressed in
the headlines, we find a host of more local properties of news and opinion
articles that implement this ideological polarization in discourse. Thus, the
problems and ‘threats’ of immigration are rhetorically enhanced by standard
metaphors such as ‘waves’, and by the consistent number game of keeping
count of how many thousands are arriving. That such numbers are not merely
the expression of the usual rhetoric of exactness in the news may be concluded
from the fact that these numbers are never given for all those who are leaving
the country —as was the case for the millions of Spanish and Italian
Gastarbeiter in the 1950s and 1960s in Northern Europe, or the political
refugees from Latin America in the 1960 and 1970s.
The local discourse semantics of racist discourse is exhibited in the news,
the editorials and the other opinion articles by more or less subtle meanings,
such as negative descriptions of the Others, vague expressions for Our
negative properties, and of course the usual play of negative presuppositions
and other implications that indirectly state what hardly can be asserted
explicitly about Them.
Consistent with the exclusion of minority journalists in the newsroom and
the lacking access of other than white elite sources in the production process,
is the biased pattern of citations in the news. Ethnic events are nearly
exclusively defined by Our elites, and when those of the Others are
incidentally given the floor, it is either because They are hardly representative
(such as extremists) or because they happen to agree with Us. In any case, the
Others are seldom speaking alone, and if they do have a different view on
ethnic affairs than We do, their opinions are generally ‘balanced’ by one of Us.
Of course Their accusations of racism tend not to be taken seriously, and hence
are typically censored or played down —and always cited with conspicuous
quotation marks, that is, not as a description of the facts, or as items of
common knowledge, but as a controversial opinion.
In sum, both in the strategies of news production as well as in their
discursive consequences in the news or the opinion articles themselves, we find
a consistent pattern of racist bias, exclusion, and the overall polarization
between Our good things and Their bad things. Whereas the prominent topics
and headlines defining ethnic events and ethnic Others as a problem or as a
threat are most conspicuous, more sophisticated discourse analysis has shown
that such negativization extends to the subtle play of pronouns, demonstratives,
active-passive syntax, implied meanings and the usual rhetorical means of
emphasizing and de-emphasizing meaning.
Of course, the press is not homogeneous, and we may find differences
between conservative, populist tabloids, on the one hand, or more liberal
quality newspapers on the other hand. But the differences are more a question
63
ÍNDICE
of style than of content. The quality press no less features news on problems
and threats of immigration, illegality, crime and violence, and especially also
alleged cultural threats. Most obvious, for instance, is that both on the Right
as well as on the Left, and both in the tabloids as well as in the quality press,
the denial of racism is standard. In fact, sometimes the denials on the Left are
more vehement, because an ‘accusation’ of racism (and of sexism) is felt to be
inconsistent with a progressive self-image. The same is true for the
discrimination of minority journalists and minority sources in the production
of news.
Also, the press is of course not alone in this discursive construction and
reproduction of racism, and much of its discourses are rather closely imported
from similar text and talk in politics, the bureaucracy, scholarship and other
domains of symbolic power in society. Indeed, journalists not seldom blame
others, such as politicians or the public at large, for their topics, style and other
aspect of reporting —as if they were passive chroniclers of the discourses of
the other power elites, or even of that of public sphere in general.
6. For studies on immigration, racism and anti-semitism in Spain, see, e.g., the following books:
Álvarez Chillida (2002); Aramburu Otazo, (2002); Bañón Hernández (1996, 2002); Barbadillo
Griñan (1997); Calvo Buezas (1989, 1990 a, 1990 b, 1993, 1995, 1997, 2000, 2001, 2003);
Castiello (2002); Checa (2001); Colectivo IOE, (2001); Criado (2001); García Martínez (2004);
García Martínez & Sáez Carreras (1998); Gimeno Giménez (2001); Izquierdo (1996);
Manzanos Bilbao (1999); Martín Rojo, Gómez Esteban, Arranz & Gabilondo (1994); Martínez
Vega (1997); Nash & Marre (2001); Pajares (1998); Ruiz Olabúenaga, Ruiz Vieytez & Vicente
Torrado (1999); S.O.S. Racismo (2000, 2001, 2002, 2003, 2004); Solé (1995, 1996); van Dijk
(2003).
64
ÍNDICE
generally right-wing extremism, is outside of the consensus in Spain,
especially under the symbolic elites. Unlike elsewhere in Europe there are no
overtly racist parties, nor racist party publications. Various forms of radical
conservatism survive in the Popular Party, in the hierarchy of the Catholic
Church as well as in the Opus Dei movement, but so far this movement has
not been associated with explicit racism.
Thirdly, Spain has a recent history of labor emigration, not only to the USA
but also to Northern Europe, and the collective memory of these experiences,
also among the symbolic elites, may have served as an antidote against blatant
xenophobia against contemporary immigrant workers. This is more an
explanatory hypothesis than an established fact, however, although it would be
hard to prove such an assumption.
And finally, the debate in politics, education, the press and language in
Spain is also strongly influenced by State and regional nationalisms.
Conservative forces among these nationalist movements also have expressed
themselves against immigration, e.g., for fear of losing linguistic and cultural
identity, for instance in Catalonia.
These and other factors set the Spanish press apart from much of the press
in Europe. However, as suggested, Spain has for decades been a member of
the European Union, and its economic success has contributed to its rapid
integration in the rest of Europe. The same causes have spawned
unprecedented immigration, especially from Africa and Latin America —after
earlier (largely pensioners’) immigration from Northern Europe. This led to a
strong increase of the immigrant population, from an insignificant percentage
in the 1990s to close to 10% in large parts of the country in 2006. Compared
with other EU countries, Spain now has by far the largest annual increase of
immigrants.
As may be expected and predicted, fast non-European immigration has had
its consequences also on the ethnic attitudes of large parts of the immigrant
population. Although, again, not as strong as elsewhere in the EU, xenophobic
and racist feelings have become widespread, and enacted in many forms of
everyday discrimination and racist talk. As suggested, the Popular Party, led
by former Prime Minister, José María Aznar, following the lead of the success
of anti-immigrant politics on the Right in France, formulated and implemented
anti-immigration policies. As elsewhere in the EU, these policies were
accompanied by increasingly racist discourse associating immigration and
immigrants with problems, illegality, crime, violence and cultural or religious
threats.
Such political developments cannot be sustained without reproduction and
help from the mass media. This means that national papers close to the Popular
Party, such as ABC and La Razón, often feature the same kind of topics
65
ÍNDICE
formulating anti-immigration opinions. Regional newspapers, especially in the
South, where African (including especially also Moroccan) workers are most
conspicuous in intensive agriculture, might in this case be even more blatantly
racist, typically so in more detailed coverage of ‘foreign’ crime, or their defense
of xenophobic local politicians, for instance in the Voz de Almería.
The national prestige press, such as El País and El Mundo, as well as the
regional quality press, such as La Vanguardia in Catalonia, comparable to the
quality press elsewhere in the EU, are much less openly xenophobic.
Especially El País, backing the current socialist government of Luís
Rodríguez Zapatero, has a rich tradition of high quality and progressive
journalism that is largely inconsistent with explicit racism. Its strong
opposition against the Popular Party and its earlier leader and Prime Minister
Aznar also implied opposition against the latter’s anti-immigration rhetoric.
As elsewhere in Europe for the center and center-left quality press, this
does not mean that the coverage of immigration and minorities in El País is
beyond critical analysis. As we shall see in more detail below, explicitly
antiracist opinion articles may sit side by side with sensational coverage of the
‘assault’ of would-be African immigrants on the North-African Spanish cities
of Ceuta and Melilla in 2005.
Similarly, during the cartoon affair in early 2006, El País, just like other EU
newspapers, emphasized the freedom of the press and hence legitimatized
anti-Muslim discourse, while again dramatically enhancing radical and violent
Muslim protest around the world. Such biased reporting perhaps more clearly
shows in what is not reported. Thus, although the occasion would have
demanded it as context information, it did not publish background articles on
racism in the EU press, nor detailed reports about racism and the situation of
immigrants in Denmark —information that was relegated to that of a few
letters to the editor and opinion articles of academic outsiders.
From the summary of some general properties of the Spanish press and its
coverage of immigration, minorities and ethnic issues, we may expect few
explicitly racist articles, but a clear European (Spanish, ‘white’) perspective
on events. The few studies on racism in the Spanish press confirm this
prediction.7 It is rare to find the explicit xenophobic sensationalism we may
find in the British tabloid The Sun, or German Bild.
7. See, e.g. Bañón Hernández (1996, 2002); El-Madkouri Maataoui (2005); Prieto Ramos (2004);
van Dijk (2003).
66
ÍNDICE
Before we examine this general impression in more detail, let us summarize
some earlier data. Unfortunately, the excellent press data of the Observatorio
Permanente de la Inmigración (CIPIE) only go as far as 2000, and since immigration
has doubled since then, and many more topics have become relevant we have no
current general statistics of the press coverage. For the third trimester of 2000, the
frequency data for a few newspaper are as follows, in Table 1:
368 El País
273 La Verdad (Murcia)
256 La Vanguardia (Barcelona)
238 Abc
237 El Mundo
This means that after a steady increase of the coverage in the 1990s, the
national and local newspapers in 2000 published on average about three articles
per day on issues related to immigration, with El País at the top with 4 articles
per day. The topics during these days may be summarized in Table 2:
This simple frequency list shows that at least in 2000 —as was the case
from the start— immigration coverage in Spain focuses first of all on the
arrival of new immigrants (typically framed as illegal crossings from Africa in
‘pateras’), on the one hand, and the question of papers and regularization on
the other hand. Most likely a similar distribution is true today and for 2005,
when the new regularization law of the new socialist government permitted
millions of ‘illegal’ immigrants to legalize their situation —a topic
prominently covered in the press, especially by pro-socialist newspaper El
País. Note that the ‘control de las fronteras’ topics not only account for the
harrowing experiences of the immigrants at sea, but also for the actions of the
police. As is the case anywhere else, also in Spain there is scarce coverage of
67
ÍNDICE
the everyday lives, the work and activities of minorities. On the other hand,
less than elsewhere in Europe, and less than in the right-wing tabloids, is the
limited (though not insignificant) coverage of ‘ethnic’ delinquency and
violence. Part of the prominent topic of positive self-presentation is the
collection of articles on solidarity with the immigrants.
El País in 2005
To get an impression of the coverage 5 years later, we did a search of the data
base of El País¸ the paper that consistently publishes most on immigration topics.
In 2005 El País published 5,791 articles featuring the words inmigrants,
inmigration or the plural foreigners (we did not include the ambiguous singular
Spanish expression ‘extranjero’, because this may also refer to ‘abroad’;
obviously, the plural may also refer to foreigners from Europe —whereas
inmigrant in general only refers to non-European immigrants). This includes all
articles on other topics in which these words are mentioned only in passing, but it
confirms the general tendency observed in 2000 of some 4 articles per day, and in
2005 probably much more (some 15 articles per day at least mention these words).
As suggested, these numbers include many articles in which immigrants are only
briefly mentioned, but on the other hand do not include the articles that refer to
immigrants only by their country of origin, such as Moroccans (mentioned in
1,481 articles, which of course includes reference to Moroccans in Morocco),
Ecuadorians (mentioned in 327 articles). If we count all references to immigrants,
foreigners, Africans, Moroccans, Ecuadorians, ‘sin papeles’, etc. El País may
come close to 9,000 articles in 2005.8 In 2005 there are 701 articles in El País in
which the notion of racism (or racist) appears, although many of these articles are
about Europe or the rest of the world. In 228 articles racism is associated with
immigration and in 346 articles with Spain —large part of which (97 articles) are
about a racist incident in a football match and its consequences.
Headlines. In order to have an idea how many articles are actually largely on
immigrants in El País, we examined the frequency of the words mentioned above
in the headlines, which suggest that immigrants are a topic of the articles. The large
amount of many thousands is now reduced to 983 for 2005, which means about 3
articles per day in all sections (also international or sports), and in all regional
supplements together (viz., Catalonia, Madrid, Andalusia, Valencia, and Basque
Country). Limiting this to national news only there remain 275 articles, less than
8. The search engine of El País does not allow to search more than a limited number of key words
at the same time, so there is no way we can know the exact number, whereas accumulated
separate searches are impossible because of much overlap: articles that use different words to
refer to immigrants of various backgrounds.
68
ÍNDICE
one article per day, whereas Catalonia, for instance, adds 95 articles to this,
summing to 360 articles per year for the reader: one article per day. Obviously,
there are articles on immigrants or immigration that do not mention this notion in
the headline, so it is plausible that this number is higher. That many of the articles
on immigration focus on illegal entry is obvious from the 92 articles that have
‘patera’ [the small boats used to cross the Straits of Gibraltar] in their headline
—and 35 articles combine immigrants in the headline with the police.
A more detailed study of the headlines in the Catalan edition of January-
February 2006 confirms these general tendencies: of 369 headlines, 85 are
about any form or illegal entry, pateras, etc.; 38 about political reactions about
irregular immigration; 10 about false papers; but also 19 articles about
discrimination of immigrants. As is the case for the national coverage, and
different from other countries, is the scant coverage, in El País, of crimes
committed by immigrants. These topics rather tend to be covered by the
conservative local press, such as the Voz de Almería, etc.
We specifically focused on the 70 articles in El País that had the word
racism or racist in the headline, so as to see how the newspaper deals with
racism as a main topic. First we see that many (20) articles on racism appear in
the regional supplements, especially in Valencia, Andalusia, Madrid and
Barcelona. Secondly, during 2005 it is especially the topic of racism in football
that is covered —but nearly only in the sports section of the newspaper (in 22
of 70 articles). Only a few articles appear in the (national) sections on Society
or Spain (e.g., protests against a racist disk jockey), and the same is true for
international news. Actually, during the whole of 2005 there is not a single
general news or opinion article in the national edition about racism in Spain.
This confirms results of other studies as well as our own previous studies,
namely that one of the topics that is most relevant for immigrants and
minorities itself, but that is about Our bad things (in our own country, etc.), is
typically excluded or backgrounded. If it occurs it is about racism in the past,
in other countries, at the extreme right, or in other social classes (typically the
‘uneducated’ popular classes), or it is dealt with in euphemistic terms, such as
‘prejudice’ or even ‘popular discontent’. The interest in the topic of racism in
football confirms that it is rather something for ‘another’ section of the
newspaper and for ‘another’ kind of readers and citizens. We have not found
any reportages or background articles on elite racism, e.g., in government, the
media, education, research, the police, business, and so on.
In other words, in Spain in 2005 the topic of racism is not found newsworthy
or relevant for the readers, and hence probably not very prominent in the minds
or worries of the (invariably white) Spanish journalists, reporters or editors. We
see what the consequences are on the coverage of ethnic affairs of the
homogeneously ‘white’ composition of the newsroom.
69
ÍNDICE
El Mundo
The other major national newspaper El Mundo published 1,129 articles in 2005
with the notions of ‘immigrant’ or ‘immigration’, that is, still about 3 articles per
day on average —following its own statistics. Only 219 articles actually deal with
the topic as such (if we set the 95% relevance criterion of the newspaper).
However, a search for extranjeros produce a frequency of 3,294 articles, so that we
may assume that this is a term more used by El Mundo than the expression
inmigrantes (this large number of articles on foreigners is reduced to 264 if we set
the relevance criteria to 95%. In other words, there are many articles that merely
mention foreigners in passing and not as a main topic. Obviously, the term
foreigners may also refer to other foreigners than immigrants, and in a search there
it is impossible to make the distinction. Yet, as also is the case in the media in
Holland and Germany, foreigners (buitenlanders, Ausländer) has become virtually
synonymous with (non-European) immigrants. So, even when sometimes
extranjeros is used to refer to European immigrants or tourists, it is likely that more
than 4,000 articles at least briefly mention immigrants —that is, more than 10
articles per day. Many of these articles are about illegal immigration: 2,236 articles
in 2005 feature the word patera, 104 of which also mention inmigrants o
inmigration. Of the 1,129 that mention immigration, 247 also mention police, and
275 also the notion of illegality. In 2005 many of the articles (211) mention the
process of regularization of undocumented immigrants (sin papeles –without
papers). On the other hand, only 15 articles combine immigration with racism (of
the 302 articles that only mention racism, many of which deal with the incidents
of racist events in football and other sports). It is impossible to find out how many
of these articles are mainly on these topics because the search engine of El Mundo
does not allow searches of the headlines.
Unfortunately, we have no data from conservative Abc, whose search
engine does not seem to produce reliable frequencies (all searches add up to
the same frequency of 400 articles).9
9. More generally, it should be observed, for methodological reasons, that the search engines of the
Spanish newspapers could be improved upon. First of all, they are all different, making access by
readers and researchers more difficult. They often do not allow Boolean searches, or the use of
abbreviations (like inmigra) to search for many forms of a word (inmigrante, inmigrantes,
inmigración, etc.). Also, they are often very unreliable, producing the same frequencies when one
adds a search term. It should therefore be recommended that all newspapers use a simple Google-
like search input of Boolean expressions, and all types of contents to be searched —headlines,
bodies, different sections, etc.— (as is the case for the best of the engines, that of El País). Lacking
in all media is a possible search of keywords. Now, with only a word-based search, many articles
are found that have nothing or little to do with what is being searched. So, articles should be
stored, like scientific articles or books, with keywords or ‘subject terms’, for instance in an xml
framework. Thus, in our case, all articles should have had a keyword immigration or minorities,
combined with some others, such as work, housing, etc.
70
ÍNDICE
From these approximate statistics, we may first conclude about a
prominent part of the national press that the topic of immigration and
immigrants remains very prominent in the Spanish press, with at least some
three articles each day —and possibly much more in El País. Also, much of
this coverage still is about illegal entry, ‘pateras’, the police and other negative
or stereotypical topics. Specific for 2005 is the extensive coverage of the
regularization of undocumented immigrants. On the other hand, ‘racism’ is a
concept that may appear at least once a day in the press, but hardly ever as a
main topic, let alone about racism in Spain —except when there is a special
incident, such as racist slogans during a prominent football match in 2005.
La Vanguardia
El Observatorio ya no cree que España sea el país más racista (La Vanguardia,
21.5.2005)
The observatory no longer believes that Spain is the most racist country.
In sum, as is the case for the national quality press, we find that also La
Vanguardia continues to publish many articles with the words immigrants or
immigration (half the amount of El País), though only 418 in the headline,
that is, as part of the main topic. Many of these articles also are about
‘pateras’ and the police. Although many articles (at least one a day, on
average) mention the word racism, the concept seldom appears in the
headlines as main topic, and it applies hardly ever as racism against
immigrants in Spain.
71
ÍNDICE
Topics
From the observations made above about the frequency of specific terms
in the headlines, we have been able to draw some provisional conclusions on
the relative frequencies of topics in the news and the opinion articles. These
simple frequency counts seem to confirm that the major topics have not
changed dramatically in the last years: ‘illegal’ entry and border control
(pateras, etc.), political reactions to irregular immigration, papers and
regularization, and then a variety of ‘social’ topics, such as work, housing,
social services, as well as forms of protest of immigrants, discrimination of
immigrants as well as solidarity with immigrants.
We have also seen that the topic of racism in Spain, and especially among
the elites, is taboo in the press —and only covered for specific incidents (for
instance racist calls during football matches). The contributions of the
immigrants to the economy of the country are mentioned (e.g., for pensions,
in construction, etc.) but only incidentally, as predicted by the theory: Their
good things are de-emphasized. Similarly, we seldom read about the everyday
lifes of immigrants, and virtually never about their elites (doctors, professors,
PhD students), because such would be inconsistent with the stereotype of the
typical immigrant as a poor worker.
After these more general remarks about the frequencies and topics of the
coverage of immigrants in the Spanish press, let us examine some of this
coverage in some more detail. We shall do this in the rest of this paper for the
main quality paper, El País, because of its prominent position as the
newspaper ‘of reference’ in the country, and because of its generally liberal,
center-left, etc. policies and reporting, close to the socialist PSOE party (its
slogan that it is an ‘independent’ morning paper is a form of well-known
positive self-presentation that is inconsistent with its overtly biased reporting
in favor of the PSOE —and its government— and against the Partido Popular
and its earlier government and leaders). More generally in my work on racism
and discourse, I have focused rather on ‘our’ discourses, that is, the discourses
of the mainstream elites, rather than on extremist or very conservative
newspapers, organizations, and so on. Indeed, the contribution of the ‘ethnic
definition’ by our quality newspapers, e.g., because of their influence on the
(other) elites, and primarily the politicians, is fundamental.
If there is one story that stood out in 2005, it is the attempt of African
(mostly young male) migrants to enter the Spanish city of Melilla in North
Africa by climbing over the fence that separates this city from Morocco. Here
72
ÍNDICE
is a selection of the fragments from news reports between the end of August
and October 2005.
At six o’clock in the morning yesterday, a horn could be heard, and 250
‘subsaharianos’ [people from Africa South of the Sahara] emerged from the
bushes and launched an assault against the fence that separates Melilla from
Morocco. They advanced in three groups of each 80 persons. They carried
more than 100 ladders to cross the barbed wire. […] It was like a medieval
assault. “This is the first time the ‘subsaharianos’ behave aggressively”, says
the spokesperson of the Guardia Civil.
(2) 300 inmigrantes logran entrar en Melilla en dos asaltos masivos a la valla
en menos de 24 horas. (El País, 28.9.05)
300 immigrants manage to enter Melilla in two massive assaults in the fence in
less than 24 hours.
Jump or assault? It is with surprise that I read in your newspaper and that I
hear on the news programs at Telecinco the first news item about 70 sub-
Saharan immigrants who try to jump over the fence in Melilla, without success
and with various people wounded as a result. My surprise is not caused by the
failed attempt, nor by the “massive” number the group consisted of. No. My
surprise was caused by the expression used: assault. I consult María Moliner’s
dictionary and realize that the main meanings of ‘assault’ refers to an attack of
a fortress or a position of the enemy in order to penetrate it or to take it; or “to
attack someone, especially to rob him” or “to penetrate a place violently in
order to rob”.
73
ÍNDICE
As we see from these few examples from a huge coverage of weeks, the
dominant definition of the event is in the military or criminal terms of
‘assaults’ that is, in terms of violence. After criticisms such as the Letter to the
Editor cited in example (3), the word ‘asalto’ was sometimes replaced by the
similar word ‘salto’ (jump), which has a less negative connotation. This
sensationalist coverage of an ‘international’ assault on Spanish cities by black
youths of course opens the Pandora box of well-known racial stereotypes,
such as about the aggression and violence of black people. Note also the use
of the metaphor in (1) about the ‘medieval’ character of the assault, because of
the use of long ladders used to jump the high fence. As we know more
generally from the association of time and the other (Fabian, 1983), the Others
are often portrayed as living in another, past time —as also the common
metaphor of being ‘backward’ (Spanish atrasado) suggests. The same is true
for the use of a ‘horn’ to give the signal of the ‘assault’. Thus, the African
blacks are associated metaphorically with ‘primitive’ means (instruments ‘we’
used in ‘our’ Middle Ages). Throughout the coverage the aggression of the
African men is being emphasized, as also a (police) source in example (2)
suggests. Of course, in the primary coverage, only the police is the source of
all news, and no African participants are (as yet) interviewed. This happens
later, occasionally, in background victim-stories in weekly supplements,
namely when the Africans have been forcefully removed by the Moroccan
army and police and transported back to the desert (or sometimes sent home
by plane). Notice finally the typical use of numbers in example (1), is a well-
known case of a rhetorical number game suggesting precision and objectivity
and hence reliability and credibility of the news.
Evo Morales
The second topic in the 2005 coverage of El País that deserves critical
analysis is the coverage of the election of president Evo Morales of Bolivia.
Although not about immigrants or minorities in Spain, news and opinion about
Morales shows surprising similarities with the coverage of minority leaders in
Europe. More generally, it has often been observed that there are parallelisms
between public discourses about non-European people residing in Europe as
minorities, on the one hand, and the way Europeans speak and write about
countries, cultures and people outside of Europe, on the other hand. In both
cases they are groups that are dealt with as Others, and not only as essentially
different from us, but especially as being inferior to us. Through the ages, and
especially also since the conquest of the Americas, slavery and colonialism,
Others have been systematically portrayed as less: less human, less smart, less
beautiful, and so on. In contemporary discourse, such expressions of
74
ÍNDICE
superiority focus specifically on technology, medicine, culture, religion and
politics.
Until today the Third World is typically represented as less democratic
than Europe —thus ignoring the recency and vast international destruction
brought about by the fascist regimes in Germany, Italy, Spain, Portugal and
Greece, colonialism until only a few decades ago by several European
countries as well contemporary military hegemony and aggression by the USA
and its allies.
This also applies to current media and political discourse on Latin
American countries, even years after democratic elections. That is, despite
changes and improvements in some media, also Latin America is still often
covered by the well-known “Coups and Earthquakes” frame of international
news (Rosenblum, 1981), although since the 1980s we might add a some more
topics: “elections”, “drugs” and of course “terrorism”.
Thus, also Bolivia is covered much more intensely during open conflict
and presidential elections and their aftermath, with the stereotypical label of
the “poorest country of South America”, but hardly with some background
articles about why, and who is keeping Bolivia so poor, despite its resources
(such as gas) —controlled by ‘our’ internationals.
The earlier coverage of Evo Morales, therefore, is consistent with these
general principles: Less attention is being paid to what he has done and can do
for the poorest of his country (and if such contributions are mentioned at all,
they are disqualified as being ‘populist’ –which means democratic policies we
do not like), than to his role as an opponent of the role of the multinationals
and their local political protectors. For the same reason also Morales’
association with Hugo Chávez of Venezuela, another pariah of Western
politics and media, is enough to marginalize him and to brand him as another
populist leader, instead as a respected, democratically elected president, who
also has a heart for his people. His modest background and education, as well
as his role as leader of the ‘cocaleros’ are further elements in a stereotypical
portrayal as it characterized the quality press in the UE, also in El País.
Relevant for our discussion here is not only the typical superior and at
times arrogant way the European media portray Third World countries and
their leaders (if they portray them at all), but also the way Evo Morales was
primarily defined as an ‘indio’. Since the press loves to report ‘historical
events’ and ‘firsts’, the election of the first indigenous president of his country
(and one of the first in contemporary Latin America) provoked much special
comments, descriptions, and a style of portrayal that does not characterize the
description of ‘white’ (European) presidents, that is, of people more ‘like Us’
–though, as Latin-Americans, of course not quite like Us.
75
ÍNDICE
The press description of Evo Morales as an ‘indio’ is generally found
denigrating today in Latin America, also while generally used in racist talk and
text associating indigenous people with many negative characteristics. In fact,
several readers protested against this use, and El País’ ombudsman (Defensor
del Lector), Sebastián Serrano, dedicated a special item to this question on
January 2nd, 2006. That this journalist usually defends the newspaper rather
than the readers (and hence cannot possibly be compared to an ombudsman)
is also very clear from his discussion, in which he basically concludes that
such critique is another form of political correctness. This is the standard
defense (blaming the victim or the accusers) of the symbolic elites (typically
white males) when they are criticized for sexist or racist language use. And not
surprisingly, the newspaper’s reporters continued to use the term occasionally,
even when the appropriate form (indígena) was used more often, as is the rule
in the South American media – as any competent journalist reporting from and
about Bolivia should know. Here is a passage of his article that is revealing
and typical:
(4) Creo que utilizar preferentemente indígena es una opción razonable porque
evita que algunas personas se puedan sentir ofendidas. No es posible obviar el
dato de que este diario tiene cada vez más lectores latinoamericanos, sobre todo
a través de Internet. Pero tampoco sería razonable prescindir totalmente del
término indio. La redactora de Internacional, Maite Rico, enviada especial a las
elecciones bolivianas y con amplia experiencia en América Latina, considera
que la connotación negativa se la da a ese término el hablante o el lector. “No
hay más que ver”, añade, “la infinidad de documentos en los que se habla de
pueblos indios: desde las declaraciones zapatistas, a la Agencia Internacional
de Prensa India o el Parlamento Indio Americano. Yo uso más indígena, pero
el debate me parece artificial”. Para esta periodista, la actual “fiebre de
corrección política empieza a ser asfixiante”. (El País, 22.1.06).
76
ÍNDICE
This passage tells us something about the Defensor del Lector (DdL) and
his norms and values, about the special envoy Maite Rico, as well as about the
general policy of the newspaper —namely to send someone to Latin America
who apparently has no idea (despite her experience praised by the
Ombudsman) about norms in Latin America. First of all, the DdL accepts
—after the critique of the readers— that the use of ‘indígena’ may be
‘reasonable’. In other words, he does not agree that is imperative for a modern
newspaper to follow the norm that one uses the designation preferred by the
people referred to. Rather, he only seems to want to take into account that
“algunas personas se pueden sentir ofendidas” (some people might feel
offended), which contextually implies (a) that such persons may be over-
sensitive, and (b) that they are only few, which in turn implies (c) that most
people or most Latin Americans or most ‘indios’ would not mind such use.
More to the point from a commercial point of view, of course, is the argument
that there are more and more readers from Latin America. That also people in
Europe, Latin Americans or not, might feel that the newspaper is using racist
denominators, and that in general, and for all readers and indigenous people it
is just to use a correct name, is an argument that does not seem to hold. We see
who this “Defensor” is actually defending, namely the journalist and the
newspaper, and obviously not the readers.
The same is true for the reporter and her arguments. She first of all displays
a fundamental ignorance about discourse and communication, when she
claims that negative consequences are attributed by the speakers or the
readers. She thereby ignores that word meanings change with their social
context, and that if a word such as ‘indio’ in Latin America is more and more
associated, socially and by indigenous peoples themselves, with negative
stereotypes, she as a journalist should not only know this, but also act and
write accordingly. If not, she is willingly using offensive language. Second,
her argument that the notion of ‘indio’ is being used in many documents is
incomplete and misleading. First of all, these uses are characteristic of the
past, as is the case for labels such “Negroes” or “Colored People” in the USA
and elsewhere. Secondly, where used today by indigenous peoples themselves,
it is also as part of names of organizations, or in special contexts, as is also the
case for the US organization NAACP (where the last letters denote “Colored
People”). She should know that the preferred usage is “indigenous” or
“original” throughout the Americas. And finally, the same journalist has no
idea about ethnic relations and the requirements of multicultural societies
when she deems the “debate artificial” —thus not taking seriously the
arguments of indigenous peoples. One may wonder what the criteria of El País
are to send this reporter to Latin America when she obviously shows so much
ignorance and lack of respect for some basic social conditions. And finally, her
77
ÍNDICE
description of “political correctness” as “asphyxiating” qualifies her not only
as professionally incompetent but also as a conservative. And one may wonder
whether she would accept traditional macho terms to refer to women, and
would reject feminist critiques of such labels as equally “asphyxiating.”
Indeed, there must be a reason why she says that she herself prefers the
(longer) term ‘indígena’.
That the retrograde use of terms such as ‘indio’ is not limited to one
journalist is obvious from the rest of the coverage of Evo Morales and his
election. El Defensor (de El País) claims in his article that indígena is the
preferred word of the newspaper, “while free of negative implication”, but at
the same time, having counted, found 16 uses of the term “indio”. The very
editorial of El País of January 5th, 2006, again speaks of “el primer indio
eligido presidente”, so these preferences are not very stable. Indeed, they are
mere ‘preferences’, not fundamental rules of respect. A few days later, M. Á.
Bastenier, reporting from various countries in Latin America around the days
of the election of Morales, also uses the expression “indio aymara” in his
column of January 8, 2006, as he does for “otro indio” Ollanta Humala, in
Peru —also in a generally negative evaluation of ‘populist’ presidents in Latin
America. And then again on December 21st, when dubbing Morales “el
primer indio después de Benito Juarez” (the first Indian after Benito Juarez),
and even “mestizo de indio” when referring in the same article to Lucio
Gutiérrez of Ecuador. El País is apparently consistent, because it also referred
to “el líder indio Evo Morales” (the Indian leader E. M.) in another editorial,
accompanied by the negative verb catapultar. And so on for the reporters on
the spot (Mabel Azcui, 11.12.05), and then even in a headline, Evo Morales,
indio rebelde (E. M., rebel Indian) (December 17th, 2005). Writer Vargas
Llosa, in his column against populist regimes on January 15th, is no less
sociopolitically insensitive when he uses indio several times. In sum, El País
does not seem to care very much whether or not they name indigenous peoples
by the description they prefer. Indeed, imagine someone would accuse them of
being politically (too) correct.
Of course, the old fashioned or provocative use of indio in the newspaper
is merely one aspect of the coverage of Evo Morales and Bolivia. We already
mentioned the consistently negative accounts of his association with Hugo
Chávez and Fidel Castro —by the simple rule that the friends of my enemies
are my enemies. This is, by itself, no problem —any newspaper and political
commentator should of course evaluate politicians by their own standards.
Remarkable only is that the negative accounts seem to focus on those
presidents that seem to be more left of center, more anti-American, and more
‘populist’ if their first policy is to want to fight poverty. Indeed, comparatively
little negative commentary has been lavished on all those (white, European)
78
ÍNDICE
earlier presidents of the same countries, who were friendly with the USA and
the multinationals, but contributed to the reproduction of poverty. But again,
that is a political aspect of the coverage of Latin America, and not (always) an
ethnic aspect, although it is not coincidental that the media opposition against
Chávez, both in Venezuela, as well as outside, not only is a legitimate political
critique, but also ethnic tinges, because also Chávez is not a white European.
Seemingly less relevant too is the way Evo Morales is portrayed. Not only
are his indigenous roots and loyalties strongly emphasized, but as is often also
the case for the (sexist) coverage of women politicians, there in extraordinary
media interest in his clothes, and not only in the popular (populist?) European
press. That Evo Morales prefers to dress in a colorful sweater and not in a
traditional suit-with-tie, as most western politicians, is extensively covered
and hence obviously important and relevant for the EU press. The references to
his chompa (sweater) in El País range between the usual exotism in the
account of ethnic others, on the one hand, and depreciative negative
implications —as breaking the norms of international political etiquette— on
the other hand, as we find in one of the Latin American columns of Bastenier:
(5) Morales […] que va a los actos protocolarios ataviado con un jersey de la
gama más modesta de Galerías Preciados (8.1.06).
Morales […] who goes to official occasions dressed with a sweater of the
cheapest kind from the Galerías Preciados.
The same is true for Vargas Llosa whose attacks on the “loony left” (“la
izquierda boba”) is also associated with “orgasmic enthusiasm” for the sweater
of Morales (15.1.06). Javier Torrontegui is allowed to write a whole article
(8.1.06), though in the less serious section “Gente”, on the topic, apparently of
major importance for the readers of El País. This is how that article begins:
79
ÍNDICE
To the question what clothes the president-elect of Bolivia Evo Morales will
wear on the day of his inauguration as Head of State, senator Antoni Peredo
replied: “We’ll make sure he will be wearing new socks”. It was thus how
people in his own environment saw the controversy raised by the attire with
which the first American Indian to become president faced the protocol during
his recent official visit to Spain, when he was dressed in clothes that we would
call informal during his work sessions, with King Juan Carlos, with Prime
Minister José Luis Rodríguez Zapatero, with business leaders and with
specialists of international politics. The criticisms about the clothes worn by
the Bolivian leader were responded to by him with humbleness, and were seen
in Bolivia as a sign of lacking education. Evo Morales is used to that. And not
only to that.
Mr. Evo Morales is not even an ‘indio’, properly speaking, although he was
born in a very poor indigenous family, and although as a boy he was a
shepherd of lamas. One only needs to hear him speak his good Spanish with
round rolling r’s of the mountains, his shrewd modesty (“it scares me a little,
gentlemen, to see me among so many journalists, I beg your pardon”), his
studies and wise ambiguities (“well, European capitalism is good, but that of
the United States is not”), to know that Sir Evo is the typical Latin American,
lively like a squirrel, a long-winded social climber with a vast experience as
manipulator of men and women, acquired during his long career as leader of
‘cocalero’ [peasants who grow coca] and member of the union aristocracy.
80
ÍNDICE
like Evo Morales and his politics –as they also have shown for Hugo
Chávez. However, this negative coverage is different from the negative
coverage of other European (white) politicians they do not like. As is also
shown by the ‘joke’ of the Spanish (conservative catholic) COPE radio
journalist phoning Morales pretending to be Prime Minister Zapatero, we
detect a lack of respect that is typical of sexism and racism –the other person
is represented not only as a political or ethnic outgroup member, but also as
inferior. The sociopolitical and conservative rejection of avoiding
‘politically incorrect’ denominations such as ‘indio’, further confirms this
lack of what could be called ‘interethnic correctness’ of a leading newspaper
as El País, a crucial condition for a newspaper in a multi-ethnic society in
Europe.
81
ÍNDICE
Many journalists and columnists thus represented the affair as a prime
example of the alleged Huntingtonian “clash of civilizations”, rather than as a
straightforward case of racism in the press —a seemingly minor incident with
a tremendous international consequences. As we shall see, the alternative
definition of this affair, namely as a case of press racism, was found totally
taboo and was never ever even mentioned in the media, anywhere, even by
those who found the cartoons insensitive, or even an expression of
islamophobia. Despite hundreds of articles on the case, and many opinions,
especially by those who defended the allegedly attacked freedom of the press,
no background articles appeared with analysis of the growing racism in
Denmark, and the role of the conservative press and politicians in its
production and reproduction. That story, which could be told in an article in
Le Monde, could not be told in the Spanish press in general, and not even in
leading El País.
As we have found before in earlier analysis of the coverage of racist events
in the press, such events generally tend to be defined in terms of denials or
mitigations, especially when the perpetrators are (more) like Us. As we have
seen above, we might find articles on racism abroad, in the past, in popular
neighborhoods or among right-wing extremists, but never in our own party,
business, university or newspaper. Since journalists are the only professionals
who control what appears in the press about themselves, it is hardly surprising
that newspapers never publish about racism in their own newspaper. At most,
and even then exceptionally, this may be the case for the coverage of racism
of an extremist newspaper or TV station.
In sum, the coverage of the Danish cartoon-affair is quite consistent with
a very solid tradition of reporting ethnic affairs in general and the role of the
media in such affairs in particular. More specifically, and in line with
historical, deep-rooted anti-Muslim sentiments among the European elites
(Said, 1979, 1981), we find that in the same way as many Muslims viewed
the cartoons as an insult of their prophet, many journalists and other elites
took the affair as a test of the cherished value of the freedom of the press.
That such freedom was not at all under attack and no one who could
potentially limit it in Europe even hinted at such an attack, did not prevent
journalists to associate international protests against islamophobic cartoons
as such an attack. Let us see in some more detail how the Spanish press
covered this affair.
The dominant topics in the coverage of the cartoon-affair are organized by
the familiar overall polarization strategies of emphasizing Our good things and
Their bad things: On the one hand, as we see in examples (9) and (10), a very
prominent focus on the Freedom of Expression as a major, if not absolute,
European or Western value:
82
ÍNDICE
(8) El diario, el principal de Dinamarca, publicó los dibujos en nombre de la
libertad de expresión, después de que el autor de un libro sobre Mahoma no
hubiera podido encontrar ilustradores para su obra, por temor a represalias. (El
País, 31.1.06).
(11) Una decena de periódicos europeos han decidido reproducir las polémicas
caricaturas de Mahoma publicadas inicialmente en el diario danés Jyllands-
Posten, que han provocado una reacción virulenta en el mundo islámico y una
tormentosa crisis diplomática. Los diarios han decidido mostrar así la
solidaridad con sus colegas daneses, que ayer sufrieron una nueva amenaza de
bomba, y defender la libertad de expresión. (El País, 2.2.06).
83
ÍNDICE
(12) La libertad de expresión es fundamento de la organización social de que
se han dotado los países más progresivos del planeta, y Europa en particular.
(Editorial, El País, 5.2.06).
The freedom of expression is the foundation of the social order with which the
most progressive countries of the planet have endowed themselves.
These examples show clearly how the event of a (European) press insult
against Muslims is constructed as an international conflict between Good and
Evil, where We defend the basic values “of the most progressive countries on
the planet” against “virulent” reactions and bomb-threats. That is, as is the
case with one of the cartoons, the press thus associates, without much nuance,
Muslims with radicalism and terrorism. At the same time, we witness the
familiar move of all racist discourse, namely blaming the victim: those who
were offended, and hence possibly would deserve our sympathy are
transformed into the aggressor. Obviously, in such sympathetic coverage of
their very own professional group, also the journalists of the Spanish quality
press hardly show any discursive distance with respect to their Danish
colleagues, and thus implicitly legitimate the publication of islamophobic
cartoons in name of the freedom of the press.
Throughout the month of February 2006, thus, the coverage of the
(violent) protests in the Muslim world remain a prominent topic –thus
hammering home, and reproducing, the century old orientalist topos of the
violent Muslim and Arab.
The polarization between our democracy and freedom, on the one hand,
and their undemocratic fundamentalism is the main framework for the
cognitive and discursive construction of this event. The tone of the coverage
and the editorials in such a case may become explicitly paternalistic if not
arrogantly superior, as in the following passage of an editorial in El País, in
which the others are attributed not only violence and radicalism, but also
being stupid and backward –as the euphemism “precario conocimiento”
suggests:
If certain Arab states loudly demand from the national authorities of the
countries accused of having committed blasphemy against Mohammed an
apology, sincere regrets and a guarantee that it won’t happen again, this is
84
ÍNDICE
because of their scarce knowledge of what an open society is, where freedom
also includes committing errors.
(14) […] ¿Puede llegar a ocurrir lo mismo algún día en la Europa de Voltaire,
la de las luces, la que instauró como un principio básico de la civilización el
derecho de crítica, de irreverencia, no sólo ante los gobiernos, también ante los
dioses, la libertad de expresión y la convivencia de diversos credos, costumbres
e ideas en una sociedad abierta? (Vargas Llosa, El País, 12.2.06).
[…] Could this also happen one day in Voltaire’s Europe of the Enlightenment,
which established as a basic principle of civilization the right of critique, of
irreverence, not only for the governments, but also for the gods, the freedom of
expression and the coexistence of various creeds, customs and ideas in an open
society?
Unfortunately, Vargas Llosa and other intellectuals seem to forget that the
same Europe is also the Europe of, say, Napoleon, Stalin, Hitler and Milosevic,
and the vastest genocides committed by humans, both inside as well as outside
of Europe. With such brief fragments of the ‘other’ history of Europe in mind,
the intellectuals, journalists and other symbolic elites might have been a bit less
arrogant in their unrestrained self-glorification. That such critique against
Eurocentric Muslim-bashing might become relevant is also prefigured in Vargas
Llosa’s own argument, when he discounts any ‘leftist’ critique of the USA or the
West as a possible legitimization of Muslim wrath, in a passage that we should
cite in full, because it is a prime example of well-known straw man fallacies in
the rejection of counterarguments, by attributing positions (such as defending
extremist Muslim attitudes) his opponents do not have at all:
(15) […] Pero creo que la razón profunda es más grave y que buena parte del
silencio de cierta izquierda ante este asunto se debe a que tiene serias dudas
sobre cuál es la opción políticamente correcta en este caso. ¿Echarle la culpa
de todo al pasado colonialista y racista del Occidente que por su política de
humillación y saqueo de los países musulmanes creó el resentimiento y el odio
que hoy se vuelven contra él? ¿Defender las actitudes de los extremistas
musulmanes en nombre del multiculturalismo? ¿Demostrar, acogotando la
sindéresis, que detrás de todo esto están las torvas garras de los Estados
85
ÍNDICE
Unidos? ¿O, mejor, evitar pringarse en un asunto tan especioso y replegarse
una vez más en lo seguro, lanzando las valientes arengas contra la guerra de
Irak y la avidez de la Casa Blanca para apropiarse del codiciable oro negro del
ocupado Irak y del pobre Irán, que se ve obligado a armarse de armas atómicas
para no verse engullido por las trasnacionales? (Vargas Llosa, El País,
12.2.06).
[…] But I believe that the underlying reason is more serious and that large part
of the silence of a certain left about this matter is due to the fact that it has
serious doubts about what is politically correct in this case. Blame it all to the
colonialist and racist history of the West, whose policies of looting and
humiliation towards Muslim countries created the resentment and the hate that
today turn against it? Defend the attitudes of extremist Muslims in name of
multiculturalism? Show, … that behind all this are the baleful claws of the
United States? Or, rather, avoid to dirty their hands with such a specious affair
and to withdraw again to the safety of addressing valiant speeches against the
war in Iraq and the greed of the White House wanting to steal the black gold
of occupied Iraq and of poor Iran, which has to arm itself with atomic weapons
in order to avoid to be gobbled up by the multinationals.
[…] The freedom of the press and the freedom of expression should not have
other limitations than those established by law for all citizens, and who feels
offended or insulted has the right to go to court, the only authority that should
settle these conflicts. […]. Fanatism is a plant that grows in many religions, but
the Muslim word offers today a very large harvest. […] To believe that
religious intolerance only exists in the Muslim world, would be an exercise in
fatuous smugness. But to ignore the vertiginous expansion of religious
fundamentalism among Muslim believers would mean to be blind for reality.
86
ÍNDICE
That is, freedom of the press is here not defined as absolute, but as limited
by the law, and in principle its abuse might be sanctioned by the courts. In the
same way, religious fanaticism is not limited to Islam –and hence condemned
more generally. More specific examples of ‘our’ religion (say, from Opus Dei
in Spain to religious fundamentalists in the USA backing Bush) are not given,
following the general strategy that Our bad things are always ignored, denied
or mitigated. Note the structure of the last part of this fragment, however. The
assessment of the ubiquity of religious fanaticism is followed by a Pero in the
next sentence, thus turning the assessment into an apparent concession and the
whole argument into a well-known disclaimer. The thrust of the argument in
this case should be sought in the second part of the disclaimer, namely that it
is especially among Muslims that religious fundamentalism is expanding.
A critical assessment of religions, and especially of religious
fundamentalism and fanaticism, is a consequent part progressive, atheist
ideologies, and consistent with the positions of El País. However, when we
examine the total coverage of the Western (quality and popular) press of Islam,
and of for instance catholic and protestant fundamentalism in Europe and
especially also in the USA, then it can hardly be denied that the balance is
dramatically biased against Islam. Occasionally, the religious right in the USA
is mentioned, and sometimes even cited as a background of Bush’
international policies, and hence of his War on Terrorism (mainly waged
against Muslims) and War in Iraq (a country of Muslims), but such is hardly
the main story of anti-religious stances in the Western quality press. We can
imagine that from a Muslim or Arabic perspective the protestant
fundamentalists in the USA are indirectly guilty of much more violence in the
world than Muslims –while immensely more powerful as one of the pillars of
the administration of the most powerful State in the world. Of course, such
arguments need and cannot all be spelled out in detail in an editorial, but at
least briefly mentioning them more concretely, as in this example, would have
made the slogan of El País as an ‘independent’ newspaper much more
credible.
In the vein of the same religious values, those journalists covering the
cartoon-affair in terms of the struggle between the (their) freedom of the press
and Muslim radicalism, violence and threats, might have been more balanced
if they had recalled more critically the fundamental flaws their own societies.
Of course, the old topos of the Arabs and Muslims as a threat had been given
a new life in political, media and academic discourse since the September 11th
attacks on the World Trade Center, so the current coverage is in perfect
synchrony with a more general Western hysteria about (Arab, Muslim) terrorism
and Islamism. As predicted by the general thesis of the role of the elites in the
reproduction of racism, such ideologies always are backed up by ‘scientific’
87
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research, in this case in terms of the alarmist notion of the ‘class of civilizations’
by Huntington, a major topic that is often referred to, also in the press:
(17) […] Parece que el mundo se empeña en darle la razón a Hungtinton [sic], o
así lo pareciera si nos quedáramos con el estridente titular de la polémica. Van los
daneses y hacen lo que ha hecho Europa desde que descubrió la carta de derechos
fundamentales: ejercer su libre opinión y llevarla hasta los límites que su sistema
legal le permite, un sistema legal que garantiza y protege esas mismas libertades.
Además, y siguiendo una nutrida tradición de sátira religiosa, dan en el cogote a
una de las grandes religiones monoteístas, quizá la menos acostumbrada a las
querencias de la libertad. Y a partir de aquí, las hordas se levantan en grito, los
actos de vandalismo callejero se convierten en una foto recurrente, desde el
Mediterráneo hasta el Pacífico, y en los rincones del miedo, empiezan a
proferirse amenazas de muerte. (Pilar Rahola, El País, 4.2.06).
[…] It seems as if the world absolutely wants to say that Hungtinton [sic] was
right, or so it seems if we limit ourselves to the strident headlines of the
controversy. Here are the Danes and they do what Europe has done since it
discovered the Charter of the Fundamental Rights: to exercise the freedom of
opinion to the ultimate limit of what its legal system allows, a legal system
that guarantees and protects the same freedoms. Moreover, following a rich
tradition of religious satire, they jump down the throat of one of the great
monotheist religions, perhaps the one least accustomed to the basic
principles of freedom. And from there the hordes raise their cry of protest,
and the acts of street vandalism become a recurring photograph, from the
Mediterranean to the Pacific, and in the corners of fear death threats begin
to be made.
That this columnist of the quality newspaper El País (or the correctors)
does not know how to spell foreign names is of course irrelevant here (though
hardly exceptional in the Spanish press). However, that she has a very
selective, self-serving memory of European history and at the same time
emphasizes ‘our’ superiority over the ‘hordes’ of the outgroup, is more
problematic. The familiar eurocentrist and racist schema is fully present here:
We, the Europeans, invented the human rights, freedom, etc., whereas They,
the backward ‘hordes’, are less used to the ‘exigencies of freedom.’ The
concept of ‘horde’ implies and combines the notions of primitiveness and
violence, historically associated with the Huns, who also came from the East.
The further association of Them with those who threaten and cause fear
completes this picture. The focus on our historical values as an European
product of the Enlightenment, is not exclusive to this columnist and is another
topos of Eurocentric discourse. As suggested above, this selective focus on
Our (alleged) inventions of democracy obviously excludes any reminder of
88
ÍNDICE
less democratic European inventions of the last two centuries, beginning with
colonialism, also of the very same Muslim countries who are now defined as
our enemies, and continuing with fascism (Germany, Italy, Greece, Portugal,
Spain) and imperialism until quite recently, if not today –and in Spain the very
recent dictatorship of Franco. Obviously, freedom of the press in Europe has
hardly been permanent and ubiquitous in the last two centuries. And as a
critical, leftist journalist from Spain, Pilar Rahola should be the first to remind
the Spanish readers of the profoundly reactionary positions of the Catholic
Church, its support of Franco and its permanent influence on Spanish society
and its freedoms until today. In other words, the Eurocentric celebration of the
freedom of the press could have been a bit more modest, and with an explicit
reminder of our own undemocratic past. That the same critical journalist does
not seem to realize that her defense of, or solidarity with her Danish and other
colleagues –who are no more threatened by street demonstrations and violence
in the Muslim world than the European freedom of the press– is a direct
support of the even more explicitly racist Right in Europe, only testifies to the
superficiality of her political judgment.
The same column as well as elsewhere, also in the very editorials of the
same newspaper about the cartoon-affair, also feature two of the icons of
Muslim threats and violence: Salman Rushdie and Theo van Gogh. These
victims of Islamism are particularly attractive to the symbolic elites, because
they are a writer and a film maker, that is, one of Us. Again, the
representation is of course glaringly biased, in the sense that the multiple
Muslim victims of the ‘West’ in general, and of Europe in particular, are not
even known or mentioned, although quite readily Palestine comes to mind.
Moreover, even the presupposed knowledge is biased, when Theo (of course,
misspelled again!) van Gogh is generally represented, also in Spain, not only
as a victim of Islamism, but also as a defender of human rights –a portrait that
hardly corresponds to reality for those, especially women and immigrants,
who happen to know his role as talk show host on Dutch TV. But of course,
de mortuis nihil nisi bene. Here is how Ms. Rahola construes the facts:
(18) Como pasó con Salman Rushdie, condenado a muerte por ejercer
libremente su profesión, y como pasó con Teo [sic] Van Gogh, asesinado por
ello, otra vez nos damos de bruces con una lectura totalitaria del islam, no sólo
incapaz de respetar los mecanismos de la libertad, sino abiertamente enemigo
de su práctica. (Pilar Rahola, El País, 4.2.06).
As happened to Salman Rushdie, sentenced to death for having freely exercised his
profession, and as happened to Teo [sic] van Gogh, assassinated by it, we again are
confronted with a totalitarian interpretation of Islam, which not only is incapable
to respect the mechanisms of freedom, but which is an open enemy of its practice.
89
ÍNDICE
7. DISSIDENT VIEWS
We see that she is one of the few writers who actually dares to pronounce
the hated R-word in this case, a judgment that of course the majority of
journalists would energetically reject, as they have done nearly anonymously
after each academic publication on racism in the Western press. She understand
that as always power corrupts and that absolute power corrupts absolutely, as
the saying goes, and that this also applies to the press if freedom is defined in
90
ÍNDICE
terms of power –as being responsible to no one. She is also the one who locates
the notion of threat or danger not with Muslims demonstrating in the streets, but
rather with those who exacerbate ethnic tensions with provocation. Again,
adequate balanced coverage in the quality newspaper would not just have
included a detailed background article on racism in Denmark, but also a
historical feature about the role of the media in the incitation of ethnic violence
and racism in the past and the contemporary world. The role of the Serbian
media in the genocide in Bosnia, and of the radio in the genocide of Rwanda,
in the last few years would have been enough –without recalling the role of the
German media in the victory of the Nazis and the attacks against the Jews in
the 1930s, the US media during segregation, the role of the South African press
during Apartheid, and of all European media during colonialism: a long and so
far untold story.
Enrique Calvo, another sociologist of the Complutense University, finally
provides what has been missing in the coverage and the debate on the
cartoons, namely a serious definition and analysis of what the freedom of the
press really means:
(20) La libertad de opinión está para criticar al poder y a los poderosos, no para
abusar de los débiles sometidos. Y si la prensa europea desea tomarse libertades
escandalosas, que provoque a los amos de las multinacionales, en vez de
hacerlo con sus siervos musulmanes. (Enrique Gil Calvo, El País, 17.2.06).
The freedom of opinion is to criticize the power and the powerful, not to abuse
of those who are powerless. And when the European press wants to use its
freedom to raise scandals, let it hassle its multinational masters, instead of
doing so with its Muslim serfs.
The critique of the press in this case could not have been formulated more
concisely. In this and similar debates on the freedom of speech it is often
forgotten that this freedom is especially a privilege of the symbolic elites –and
a right especially obtained in the struggle against political control of the press.
That such a right is not carte blanche to abuse of this privilege to attack,
misrepresent, insult, discriminate against all those without power, and without
the power of access to the media, may be clear from the results of a host of
critical publications on the representation of women, minorities, immigrants,
refugees, in general, and of ‘gitanos’ and ‘gitanas’ in Spain, in particular. One
may suppose that no journalist would vindicate the freedom of speech of
Goebbels and his propaganda against the Jews –among others. That is, the
freedom of speech is both precious, when used to fight those in power, and
dangerous when excluding, ignoring or attacking those who will suffer more
from the prejudices thus produced in society.
91
ÍNDICE
8. CONCLUSIONS
92
ÍNDICE
have much influence in Spain today, for instance in organization of the Opus
Dei, as well as in segments of the conservative Popular Party.
Despite the absence of openly racist media, this does not mean that the
Spanish press, in its own way, does not also contribute to the quickly
spreading racism and prejudices in Spanish society.
First of all, as is the case in the rest of Europe, newspapers barely hire
minority journalists –so newsrooms are not diverse. Secondly, as elsewhere
there is no routine of getting news and commentary on ethnic events from
organizations of immigrants –who therefore are seldom cited.
The most conspicuous contribution to prevailing stereotypes and prejudices
are undoubtedly the dominant topics of the coverage, such as the alarmist
emphasis on border control and the ‘invasion’ of pateras from North Africa,
immigration mafia, and as we have seen in the coverage of the ‘assault’ on
Melilla, the repeated attempts of African youth to enter the country. The same
is true for the extensive coverage of immigration policies, immigration laws,
regularization, and so on –emphasizing the general opinion that immigrants and
immigration are a serious problem, and not a boon for the country. Secondly,
the emphasis on papeles conveys a dominant picture of immigrants who are not
only sin papeles, but also ‘illegal’ –that is, one step removed from being
criminal, while breaking the law. On the other hand, unlike the rest of the
European press, there is –as yet– little emphasis on ‘ethnic crime’. Thirdly, less
prominently, but no doubt increasing are the stories about the actual presence
of immigrants among ‘us’, and especially about their cultural differences and
threats (typically religion, Islam, head scarves, etc.).
On the other hand, not topicalized, as is also the case elsewhere in Europe,
is first of all the increase of racism, especially among the elites. Everyday
discrimination, suffered by thousands of people, is barely covered. Racism of
the press is a total taboo as a topic, for obvious reasons. We seldom see and
hear about the everyday lifes of immigrants. Typically, whereas we daily read
about our elites, we seldom read about theirs. Indeed, the basic stereotype is
that immigrants are poor workers from Morocco or Ecuador –and not
academics from Argentina or Chile, whose problems (such as the endless red
tape to get their foreign titles recognized) are ignored in the press –of course
in favor of autochthonous professionals.
As we have seen in the coverage of Bolivia’s new president Evo Morales,
even a quality newspaper like El País hardly manages to suppress its racist and
Eurocentric superiority when describing Morales ethnic background and
appearance –not to speak of its populist policies and contacts with Hugo
Chávez.
The denial of (media) racism has been most clearly shown in the coverage,
also in quality newspaper El País, of the affair of the Danish cartoons
93
ÍNDICE
portraying Mohammed. Especially in this extensively covered affair, that is in
the alleged threat of the interests (freedom) of the press itself, we see most
clearly how the press represents ethnic events. Thus, all the positive things of
‘our’ democratic European values, ideologies, and system are highlighted, our
own racism and xenophobia ignored or denied, and their violence, intolerance,
threats, backwardness, etc, dramatically emphasized and generalized, as if all
Muslims were rabid fundamentalists. Topics, topoi, lexical style, rhetoric,
argumentation and so on are systematically biased in favor of such a deeply
ideologically and historically based elite polarization between Us in Europe
and the West, and Them Muslims and Arabs in the (Middle) East.
It is in this way, how the quality press reproduces racism, also in Spain and
especially also among those who will need to give the good example, namely
the other symbolic elites –that is, those who, literally, have everything to say
in society, and hence have vast influence on the public at large.
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94
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ÍNDICE
SECCIÓN I
ANÁLISIS DEL DISCURSO:
ESTRATEGIAS Y TIPOLOGÍAS
ÍNDICE
LA PRENSA ESPAÑOLA
ANTE LA CUESTIÓN DE GIBRALTAR:
UN ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO
DE ARTÍCULOS EDITORIALES
ÁNGELA ALAMEDA
Universidad de Granada
1. INTRODUCCIÓN
103
ÍNDICE
pia del pueblo gibraltareño que quiso hacer valer su voz a nivel internacional.
Es precisamente en torno a este crucial momento histórico para la comunidad
gibraltareña sobre el que gira este estudio.
Así pues, la presente investigación se acerca a la interesante y actual cuestión
de Gibraltar desde una perspectiva filológica y discursiva, para intentar entender y
descubrir cómo se percibe y representa la cuestión gibraltareña en el ámbito espa-
ñol. En la percepción que tenemos acerca de la identidad del pueblo gibraltareño,
juega un papel muy importante la prensa como medio de difusión de ideas. De ahí
que el corpus textual de este estudio esté extraído de artículos editoriales de la
prensa española con la finalidad de descubrir la imagen de Gibraltar que discursi-
vamente se construye y difunde a través de este medio de comunicación, influen-
ciando y forjando la percepción que la sociedad española tiene de la identidad de
este pueblo. El marco teórico al que se adscribe el presente análisis es el paradig-
ma lingüístico denominado Análisis Crítico del Discurso (Critical Discourse
Analysis o CDA), de raíces anglosajonas, ya que permite analizar el lenguaje con
relación al amplio contexto social e histórico en que aparece con la finalidad de
aportar una crítica social basada en la evidencia lingüística. En concreto, se ha
seguido el modelo elaborado por la profesora Wodak y la Escuela Vienesa de Aná-
lisis del Discurso (denominado Discourse-historical approach) aplicado al contex-
to de la comunidad de Gibraltar. Este modelo ha permitido identificar las
estrategias discursivas de referencia y predicación empleadas en la prensa españo-
la, lo cual ha sido especialmente relevante en el presente estudio ya que el modo
con el que se hace referencia y se categoriza un grupo social influye en cómo la
sociedad lo percibe, ya que contribuye a construir una determinada imagen de
dicho grupo. Asimismo, se ha identificado la función de estas estrategias discursi-
vas en la representación de la identidad nacional de este pueblo.
El análisis textual ha mostrado que la prensa española analizada, a través de
sus artículos editoriales, construye una imagen de Gibraltar que se basa princi-
palmente en referencias políticas, es decir, construyendo discursivamente un
Gibraltar como una entidad política, con escasa referencia a su gente y por tanto
escasa atención al lado humano de la cuestión. El análisis también ha puesto de
manifiesto que son frecuentes las elecciones léxicas y los atributos negativos, así
como varias metáforas, que representan a Gibraltar como un elemento anacróni-
co y como un problema. Esto junto a las referencias temporales de futuro y el
énfasis en la discontinuidad se han identificado como estrategias discursivas de
destrucción y transformación.
2. CUESTIONES METODOLÓGICAS
104
ÍNDICE
toriadores, y no es de extrañar, ya que la evolución histórica de este pueblo es
especialmente peculiar (Armangué, 1964; Hills, 1974; Finlayson, 1991; Morris
y Haigh, 1992, entre otros). Se trata de autores tanto españoles, como británi-
cos y gibraltareños que ofrecen visiones de la historia de Gibraltar desde ambos
lados de la verja. Las obras de la última década (Sepúlveda, 2004; Oliva, 2004)
reflejan el florecimiento de un sentimiento nacional gibraltareño y señalan el
último referéndum de 2002 como uno de los hechos históricos que han favore-
cido su afianzamiento. Además, en estudios recientes Gibraltar ha cautivado la
atención de lingüistas interesados por las peculiaridades comunicativas de la
comunidad gibraltareña. Trabajos como los de Ballantine (1983), Kramer
(1986), Moyer (1993), Kellermann (2001) y Fernández Martín (2002) son de
carácter sociolingüístico y estudian aspectos como la educación, el bilingüismo
o el cambio de código español-inglés en la Roca.
Sin embargo, esta revisión bibliográfica ha permitido constatar la escasez
de estudios que, desde la disciplina del Análisis del Discurso, conecten los
aspectos histórico-sociales con los discursivos, es decir, con un análisis textual
del discurso sobre Gibraltar. Por este motivo, la presente investigación trata de
cubrir este hueco y se acerca a la comunidad gibraltareña desde el paradigma
lingüístico conocido como Análisis Crítico del Discurso. Esta aún joven
corriente lingüística se basa en la idea de que el lenguaje es un elemento cen-
tral de la vida social y por tanto, analiza el discurso con referencia al amplio
contexto social en el que este aparece. El análisis no se centra en el estudio de
las estructuras lingüísticas per se, sino solamente en cuanto que su estudio
ayuda a entender y desvelar los entresijos de una determinada situación social
(Wodak, 2001: 2). De ahí que los analistas del CDA vayan con frecuencia más
allá de la mera descripción e interpretación del discurso, para adentrarse en
asuntos políticos o problemas sociales, en muchos casos con la intención de
contribuir a la mejora de la sociedad (Coulthard y Caldas-Coulthard, 1996: xi;
Fairclough, 2003: 209). De ahí se deduce que una característica fundamental
del Análisis Crítico del Discurso es su orientación hacia el tratamiento de un
hecho determinado (Meyer, 2001: 29). Es decir, la atención se centra en un pro-
blema o situación social, en lugar de dedicarse directamente al análisis de
estructuras lingüísticas. Así, una vez que se ha identificado un asunto social, los
analistas tratan de revelar/clarificar/desvelar a través de un análisis crítico del
discurso las tensiones que subyacen casi de modo imperceptible en esa situa-
ción para hacerla más transparente y patente a todos los ojos. De este modo, el
análisis discursivo crítico en torno a Gibraltar ha favorecido una lectura más
profunda y, en consecuencia, un mejor entendimiento de los textos periodísti-
cos analizados.
En concreto y dentro de la tradición del CDA, para el análisis discursivo del cor-
pus textual se ha seguido el modelo desarrollado por Wodak en su Discourse-
105
ÍNDICE
historical approach (Wodak, de Cillia, Reisigl y Liebhart, 1999; Reisigl y Wodak,
2001) (Modelo histórico-discursivo) ya que este modelo se elaboró a raíz de inves-
tigaciones acerca de la representación discursiva de la identidad nacional, en con-
creto en el contexto austriaco. Este modelo aboga por un amplio estudio de aspectos
históricos y sociales de la comunidad que se investiga para poder llevar a cabo una
adecuada interpretación crítica del discurso acerca de su identidad. Estas investiga-
ciones llevaron a distinguir cuatro macro-estrategias discursivas: constructivas
(para construir identidad nacional), justificadoras (para mantener y reproducir la
identidad nacional), transformativas (para cambiar aspectos de esa identidad nacio-
nal) y destructivas (para desmontar la identidad nacional). Es decir, los discursos o
narraciones acerca de un pueblo o comunidad cumplen la función de construir, jus-
tificar, transformar o destruir la identidad de ese pueblo. Estas macro-estrategias
discursivas se concretan en el discurso en una serie de micro-estrategias y catego-
rías lingüísticas que hay que analizar detenidamente.
Para la presente investigación y sobre la base de los resultados de una serie de
estudios piloto (Alameda, 2005), se ha llevado a cabo un análisis de micro-estrate-
gias discursivas de referencia y predicación. Las primeras se refieren al modo en
que se nombra o refiere un actor social, en este caso Gibraltar; las segundas estra-
tegias se centran en cómo ese actor social es representado, es decir, las cualidades
que se le asignan en el discurso. Así, los elementos lingüísticos analizados inclu-
yen elecciones léxicas, uso de pronombres, adjetivos, campos semánticos, metáfo-
ras y símiles para referirse y cualificar/describir a Gibraltar. El análisis de estos
elementos lingüísticos y, por tanto, el examen de las estrategias de referencia y pre-
dicación, ha permitido identificar las estrategias discursivas predominantes en la
prensa española para representar la identidad de Gibraltar (es decir, estrategias
constructivas, transformativas, destructivas o de justificación). Además, siguiendo
a Wodak (2001: 65), ha sido necesario un detallado estudio de la historia y otros
aspectos sociolingüísticos de Gibraltar para así poder analizar e interpretar adecua-
damente los textos seleccionados.
106
ÍNDICE
cias políticas y, por tanto, influyen sobre un amplio espectro de la sociedad
española. Además, dentro del género periodístico se han analizado los edi-
toriales, ya que se trata de artículos de opinión que reflejan la voz del perió-
dico sobre temas relevantes para la comunidad y los lectores acuden a ellos
en busca de guía e interpretación acerca de esos temas. De este modo son
particularmente relevantes y cumplen una función esencial forjando la per-
cepción que la sociedad se crea acerca de determinados temas. La tabla 1
recoge el número de artículos editoriales de la prensa española que tratan el
tema de Gibraltar divididos por periódicos. En total se han analizado 56
editoriales.
107
ÍNDICE
Por tanto, la prensa española asocia Gibraltar con escenarios conflictivos, car-
gando el asunto gibraltareño de tintes negativos.
4. RESULTADOS
108
ÍNDICE
“territorio independiente” que son calificados como “necesariamente excluida”,
“irreal” e “inviable”.
En segundo lugar, la prensa española se refiere a Gibraltar como una comu-
nidad o pueblo (26%). Predomina el uso del gentilicio “gibraltareños”. Es de
destacar el escaso uso del gentilicio popular “llanitos”. Este término, que según
otras investigaciones posee mayores connotaciones afectivas (Kellermann,
1996: 74), es poco frecuente en los periódicos españoles, lo cual es indicativo
de la escasa afectividad con que se refiere a la población gibraltareña desde la
prensa española. Además, un análisis más detallado pone de manifiesto que una
gran parte de estas referencias a Gibraltar como pueblo son en realidad usos
metonímicos en los que el gentilicio reemplaza al país. Como por ejemplo, “la
incorporación de los gibraltareños a las negociaciones” (Abc 20/11/01) y
“los gibraltareños deben participar integrados en la delegación británica”
(EP 10/11/01), ya que se trata realmente de Gibraltar como institución la que
debe incorporarse a las negociaciones. Esto enfatiza la tendencia en la prensa
española a representar a Gibraltar como entidad política.
En una proporción poco inferior a la anterior están las referencias a Gibral-
tar como un tema o asunto (23%), como en “el otro gran frente de la acción
exterior española es Gibraltar” (Abc 01/5/02). A Gibraltar se la representa como
una “cuestión”, “asunto”, “proceso”, “disputa”, “conflicto”, e incluso en térmi-
nos jurídicos como “pleito” y “contencioso”. Algunos ejemplos son: “su polí-
tica hacia la cuestión gibraltareña” (EP 27/7/01), “el caso de Gibraltar”
(LV 26/7/02), “desbloquear en breve el contencioso de Gibraltar” (LV 17/3/02),
“Los estudiosos del tricentenario conflicto” (EM 11/5/02) y “si se resolviera
esta disputa” (EP 11/1/02). Otras asociaciones léxicas que pertenecen a este
campo semántico son “negociar sobre Gibraltar” (Abc 20/11/01), “conversa-
ciones sobre Gibraltar” (Abc 04/2/02, EM 18/11/01, EP 21/7/02, LV 21/5/02),
“diálogo sobre Gibraltar” (EP 27/7/01) y “hablar de Gibraltar” (LV 31/10/01). Estas
estrategias de referencia sirven para construir discursivamente un Gibraltar
como un tema o asunto a tratar, de modo que Gibraltar es “cosificado” y se eli-
mina, o al menos se difumina, su realidad humana. Por último, con menor fre-
cuencia, la prensa española también se refiere a Gibraltar como el territorio o
lugar que esta ocupa (8,4%), como en “empresas instaladas en Gibraltar” (EM
15/11/02) y “visita [de Jack Straw] a Gibraltar” (EP 21/5/02).
En cuanto a las estrategias de predicación identificadas en la prensa espa-
ñola, destacan los atributos y adjetivos que identifican a Gibraltar como algo
anacrónico, enfatizando lo prolongado e inadecuado de su situación: “anacró-
nico y viejo” (Abc 10/11/01), “prolongado y anacrónico” (Abc 20/11/01),
“histórico” (EP 03/11/01), “secular” (EP 03/11/01), “eterno” (EM 11/5/02), “tri-
centenario” (EM 29/4/02), entre otros. Como consecuencia, a Gibraltar se le
atribuyen otras cualidades como “insostenible” (Abc 20/11/01) (EP 11/01/02),
109
ÍNDICE
“estrambótica” (EM 04/6/02), “trasnochado” (EP 21/11/01), “incómodo” (Abc
27/6/02), y “espinoso” (Abc 11/7/02). Estas atribuciones son estrategias de
representación negativa, que además se hacen más frecuentes en la prensa
española a medida que pasan los meses y se percibe que el deseado acuerdo
de co-soberanía hispano-británico no se va a firmar. En esta misma línea, las
referencias temporales enfatizan la anacrónica situación de Gibraltar que con-
trasta con el moderno presente y que apuntan hacia una nueva realidad, un
nuevo estatus, para Gibraltar. Sirvan como ejemplo las referencias de pasado:
“durante tres siglos” (EM 11/5/02), “desde hace tres siglos” (EP 19/11/01)); así
como las referencias que contrastan con el presente: “en la Europa del siglo XXI”
(Abc 27/6/02), “en el mundo actual” (EP 11/1/02); y las que apuntan hacia un
deseado futuro: “antes de acabar el año que viene” (EM 18/11/01), “en menos
de un mes” (EP 27/4/02). Se trata, por tanto, de estrategias discursivas que
enfatizan la discontinuidad (Wodak et al. 1999: 42).
En cuanto a otros recursos lingüísticos empleados, destaca la detallada elabo-
ración de la metáfora que identifica la cuestión gibraltareña con un viaje, y uno
particularmente largo con su inicio, paradas, obstáculos y final. Algunos ejem-
plos que lo ilustran son: “caminar paso a paso” (Abc 25/4/02), “proceso negocia-
dor en marcha” (EP 20/3/02), “España está abriendo eficaces vías de acuerdo”
(LV 26/11/01), “dar este paso” (EP 03/11/01). Muy significativamente, y acen-
tuando la representación negativa de Gibraltar en la prensa española, también se
la identifica como un obstáculo en ese viaje. Así, Gibraltar es “una china en el
zapato español” (EP 03/11/01). Además, a mediados de 2002, cuando ya quedó
claro que no se llegaría a firmar ningún acuerdo, este viaje se convierte en un
“viaje a ninguna parte” (EP 26/7/02), es decir, un viaje sin final. Por tanto, las
negociaciones han puesto en marcha toda una compleja maquinaria para un largo
viaje que finalmente no tiene un final feliz. La cuestión gibraltareña también se
construye metafóricamente como una guerra y un juego. El contrincante es gene-
ralmente Gibraltar, pero también en algunos casos se identifica con Inglaterra
como el país con el que hay que llegar a firmar el acuerdo. Ambas metáforas
enfatizan el carácter belicoso de la cuestión gibraltareña con rivales que se
enfrentan con visiones diferentes para solucionar la situación de la colonia.
Símiles y comparaciones son otros recursos lingüísticos empleados en los
periódicos españoles para atribuir cualidades a Gibraltar. Las comparaciones
con otros eventos que comparten características con la situación gibraltareña se
pueden entender como formas de intertextualidad que sirven para enmarcar la
situación y apoyar la línea argumentativa del editorial (Fairclough, 1992). Así,
la situación de Gibraltar se compara a la de Hong Kong (Abc 20/5/02,
EP 27/4/02, LV 26/7/02), el País Vasco (EM 11/5/02), Andorra y la isla Abu Musa
(EP 11/1/02), las Maldivas (EP 20/3/02) e Irlanda del Norte (EP 19/11/01). Estas
referencias cumplen diversas funciones ayudando a interpretar la situación de
110
ÍNDICE
Gibraltar a través de los conocimientos generales de los lectores. Así, la prensa
española establece relaciones de semejanza con aquellas situaciones en las que
se ha llegado a un retorno del territorio colonizado, como es el caso de Hong
Kong, mientras que se marcan las diferencias con casos como el de las Islas
Maldivas, donde Gran Bretaña mantiene la soberanía. En la misma línea, los edi-
toriales recurren a otros paralelismos que tienden a minimizar Gibraltar contri-
buyendo a su representación negativa. En ocasiones, se trata de cuantificadores
y expresiones numéricas que establecen contrastes y enfatizan lo pequeña, y
consecuentemente, trivial que Gibraltar es. Por ejemplo: “30.000 habitantes de
su colonia [...] 370 millones de europeos” (Abc 20/5/02), “6 km2 y 27.000 habi-
tantes [...] 1.000 km2 y 6 millones de habitantes [Hong Kong]” (EM 29/04/02),
“6,5 km2 con 28.000 habitantes, la población de Lloret de Mar” (EM 08/11/02).
A estas hay que añadir otras frecuentes elecciones léxicas que cumplen la misma
función: “minúsculo territorio” (EM 04/6/02), “diminuta y díscola colonia” (Abc
08/11/02) y “pedacito de territorio” (EM 29/4/02), entre otras. Por el contrario,
los atributos negativos se maximizan por medio de superlativos y otras eleccio-
nes léxicas, como en “Gibraltar tiene importantísimas ventajas fiscales”
(EM 04/06/02), “contencioso tan prolongado” (Abc 25/4/02), “eterno bloqueo”
(EM 11/5/02), y “la última colonia del continente europeo” (EP 03/11/01).
Por último, conviene llamar la atención sobre los juegos de palabras a los
que recurre la prensa española en sus editoriales. Se encuentran expresiones
como: “bien se merecería la Unión Europea que, durante la presidencia espa-
ñola de la misma, se quitara de la bota este Peñón que le impide caminar con
normalidad” (EP 21/5/02), “algo más que una china en el zapato español”
(EP 03/11/01) y “tropiezo en el Peñón” (LV 21/5/02). Estas expresiones juegan
con el potencial semántico de los nombres populares de Gibraltar para activar
en la mente de los lectores las connotaciones negativas de estos objetos espe-
cialmente en relación al proceso de caminar. De este modo, a Gibraltar se la
vuelve a relacionar con algo incómodo y entorpecedor.
5. CONCLUSIÓN
111
ÍNDICE
Resumiendo, en la prensa española analizada, las estrategias de referencia
y predicación, en concreto las elecciones léxicas, los atributos negativos y las
metáforas, que representan discursivamente a Gibraltar como un elemento
anacrónico, se pueden considerar estrategias discursivas de transformación,
que apoyan la idea del cambio urgente de estatus para esta comunidad, a tono
con la tendencia general de la política española. Sin embargo, en líneas gene-
rales son predominantes las estrategias discursivas que se pueden considerar
destructivas con un gran énfasis en la representación negativa, las referencias
temporales de futuro y en la discontinuidad. Además, destaca la construcción
discursiva de Gibraltar como una entidad política, con escasa referencia a su
gente y, por tanto, mostrando un menor interés por el lado humano del con-
flicto.
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112
ÍNDICE
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113
ÍNDICE
DISCURSO Y SOCIEDAD EN LAS CLASES
DE LENGUA MATERNA:
LEER LA IDEOLOGÍA Y COMPRENDER
CRÍTICAMENTE
CRISTINA ALIAGAS
CARMEN LÓPEZ
SOLEDAD ARAVENA
Universitat Pompeu Fabra
1. Este proyecto, financiado por el MEC, está coordinado por el profesor Daniel Cassany.
115
ÍNDICE
vo de nuestro trabajo, a través de las actividades que se proponen en las clases de
lengua materna para relacionar lengua/discurso y sociedad, para leer la ideología
subyacente en todo texto y comprender críticamente su contenido. En definitiva,
nos interesa observar si las prácticas de lectura que presentan los manuales y su
explotación por parte de los docentes contribuyen a formar lo que Lledó (1992:
110) ha denominado lectores “situados”, “autobiográficos”:
2. La cursiva es nuestra para destacar el carácter “situado” del lector por el que aboga Lledó.
116
ÍNDICE
en función de sus intereses, de la situación y de los efectos que busca provo-
car. La reflexión, por lo tanto, sobre el contexto global (cultural) y local (situa-
ción espacio-temporal) en que se inscriben los discursos y el análisis de las
unidades lingüísticas que les dan forma pueden fomentar la reacción discursi-
va ante estos textos por parte del alumno. De este modo, el estudiante, como
individuo y ciudadano, contaría con instrumentos de argumentación y
(auto)cuestionamiento para desarrollar opiniones personales con autonomía.
Esta concepción de lo que significa comprender “críticamente” un texto
contrasta con el concepto que el término crítico presenta en algunos manuales
de enseñanza, en los que se suele sobreutilizar con cierta impropiedad. Por
ejemplo, se entiende a veces por comentario crítico el análisis de los rasgos
propios del momento histórico y cultural de un texto, o la comprensión de
las ideas principales y su relación con el tema de la lección, como ejemplifi-
can las siguientes actividades de lectura:
117
ÍNDICE
2. ESTUDIO PREVIO Y METODOLOGÍA DE LA PRESENTE
INVESTIGACIÓN
118
ÍNDICE
Para desarrollar estos objetivos específicos, utilizamos como instrumento de
obtención de los datos una parrilla de observación3 de clases en la que anotamos
de qué forma el profesor planteaba la sesión de lectura y cómo utilizaba el manual.
Este instrumento perseguía sistematizar y unificar la recogida de datos, realizada
por las tres autoras de este trabajo. Los elementos que cabe considerar en la obser-
vación responden a los aspectos que definen un planteamiento crítico del apren-
dizaje de la lectura (cfr. Cassany y Castellà, en prensa). De esta forma, fue posible
triangular los resultados desde una base común de comparación.
3. La parrilla incluye una columna para analizar el discurso del profesor y la interacción aportada por los
alumnos. Se abordan aspectos relacionados con 1) el contenido y las características lingüísticas del
texto (resumen del contenido, estructura, cuestiones léxicas y de morfosintaxis), 2) la pragmática del
texto (contextualización del texto, del autor y de la recepción, punto de vista e ideología del autor),
3) las formas de interacción en el aula (activación del conocimiento previo, generación de interrogan-
tes, actividades de discusión e intercambio) y 4) el desarrollo de la perspectiva crítica (en qué medi-
da se tienen en cuenta las reacciones y actitudes de los alumnos ante el texto leído, qué hacen los
alumnos con el texto, cómo lo incorporan a su contexto cognitivo y sociocultural).
119
ÍNDICE
Para cada asignatura (son clases de lengua materna, catalana o castellana),
indicamos el nombre y población del Instituto de Secundaria, el curso (1º ESO
o 1º Bachillerato), el tipo de lectura (género de discurso) trabajada en el aula
y el libro de texto en el que se incluye.
Una vez recogidos todos los datos (propuesta del manual, entrevista con el
docente y notas de campo), procedimos a analizar cada una de las clases obser-
vadas que presentamos en este trabajo. El análisis detallado y sistemático
aborda: 1) descripción del contexto en el que se impartieron las clases y carac-
terísticas de los alumnos, 2) fecha y relación de la sesión con el examen de fin
de trimestre o curso, 3) análisis de la propuesta didáctica, 4) objetivos de la
actividad de lectura según el profesor (adquirir vocabulario, desarrollar habi-
lidades de comprensión, desarrollar habilidades académicas para aprobar los
exámenes/selectividad) y 5) tipo de interacción generada en el aula. Los resul-
tados del análisis, que fueron triangulados con los profesores implicados en la
entrevista posterior a la clase y después discutidos en el grupo de autoras, se
sintetizan en la siguiente tabla 2 (en la que destacamos el tipo de ejercicios
que, según la definición inicial que adoptamos, fomentan la comprensión crí-
tica):
120
ÍNDICE
Clase Justificación del Actividades del Actividades del Actividades en la
texto escogido manual profesor interacción
2) Adecuado a los De comprensión Del libro de texto: 6 Activación de conoci-
1º ESO estudiantes; cono- crítica: 0 mientos previos
cimientos previos A iniciativa del pro-
sobre el personaje Otras actividades: fesor: 3; 1 léxico; 1 Lectura en voz alta
7 sobre el género humor en el texto; 1
narrativo actividad crítica: Negociación del senti-
creación de una do figurado de las pala-
Romeo y Julieta situación similar a bras
viene dado por el la del texto
tema La tragedia Intercambio de expre-
del libro de texto siones coloquiales
Promover el intercambio
de ideas (discusión, acti-
vidades en parejas)
Adquirir herramientas
para afrontar con éxito el
examen de Selectividad.
121
ÍNDICE
Clase Justificación del Actividades del Actividades del Actividades en la
texto escogido manual profesor interacción
4) Interesante y de posi- De comprensión crí- Del libro de texto: Activación de conoci-
1º ESO ble agrado de los tica: 2. Una de crea- las de análisis del mientos previos
estudiantes ción y otra sobre la léxico, estructura
idea del receptor que semántica y estructu- Negociación del sentido
se expresa en el ra argumentativa. figurado de las palabras
texto.
A iniciativa del pro- Lectura en voz alta
Otras actividades: fesor: subrayado de
16. Sobre estructura palabras desconoci- Aclarar el sentido de las
semántica y enuncia- das. palabras
tiva, aspectos léxi-
cos, estructura
argumentativa, gra-
mática, figuras retóri-
cas
Los profesores de 1º de ESO valoran de los textos que sean adecuados al nivel
de comprensión de los alumnos, que estos tengan conocimientos previos sobre
el propio texto y/o sobre sus personajes, y que los alumnos puedan establecer
relaciones emotivas positivas con ese texto, como recurso para desarrollar el
objetivo didáctico prioritario, que consiste en motivar su interés y el placer por
la literatura, que se diviertan en contacto con los textos. En cambio, los profeso-
res de 1º de Bachillerato optan por textos cuyas características temáticas y lin-
güísticas favorezcan situaciones de intercambio como ejercicios de lectura, en
los que los alumnos puedan desarrollar destrezas argumentativas y habili-dades
académicas de lectura.
122
ÍNDICE
lo que las actividades fomentan la discusión en el intercambio, la reflexión
sobre la creación y la recepción durante el proceso de lectura, y, además, pone
énfasis en la detección de la ideología de los textos; en el otro manual, en cam-
bio, la comprensión profunda del texto se trabaja de manera fragmentaria e
incompleta, por lo que el manual no es un soporte completo para que los alum-
nos acaben interpretando el texto en los parámetros de lectura crítica que propo-
nemos. Sin embargo, es evidente que la gestión del manual y de la planificación
del profesor podría completar los vacíos.
123
ÍNDICE
perspectiva crítica. Sin embargo, es pertinente destacar que la lectura en voz
alta, según el objetivo perseguido, puede contribuir a una comprensión más o
menos crítica: por ejemplo, como ejercicio académico de ejercitación oral inci-
de menos en la perspectiva crítica, como actividad dramatizada promueve una
interpretación más ajustada a la intención del autor.
Las actividades críticas que se fomentan en la interacción en ambos nive-
les tienen que ver sobre todo con:
- la activación de conocimientos previos;
- ofrecer y completar referentes culturales;
- negociar el sentido figurado de las palabras;
- intercambiar opiniones y
- negociar el sentido del texto.
4. CONCLUSIONES
124
ÍNDICE
turalmente. En este sentido, los manuales se proponen la comprensión cabal del
contenido de los textos, pero no promueven la lectura entre líneas ni el cuestio-
namiento del sentido que se les otorga.
Los docentes, por su parte, parecen desarrollar bien los objetivos de la com-
prensión lectora en sus perspectivas cognitiva y textual, ya sea siguiendo la
secuencia de actividades presentes en el manual, ya sea proponiendo activida-
des propias de comprensión o haciendo una combinación de ambas. Se obser-
va mayor apego al manual en Bachillerato y más independencia del mismo en
la ESO. Como causa, planteamos la hipótesis de que en el programa y las sesio-
nes de Bachillerato la presencia de los exámenes de Selectividad es más fuerte
y, por tanto, condiciona los horizontes didácticos de los profesores. En cuanto
a actividades de comprensión crítica, se presentan escasamente en las clases
observadas, pero suelen ser actividades que requieren una integración global de
los contenidos del texto, y, por lo tanto, bastante complejas (escribir otro texto,
opinar justificadamente, representar el texto leído, etc.). Por otra parte, los pro-
fesores promueven activamente la interacción entre los estudiantes mediante
preguntas acerca de la lectura, muchas de las cuales podrían ser trabajadas
desde una perspectiva crítica. Sin embargo, la necesidad de abordar muchos
aspectos en torno al texto y el escaso tiempo disponible hacen que la discusión
no alcance los niveles de profundidad que requiere la comprensión crítica del
texto por parte de los estudiantes.
Es interesante señalar que, si bien los profesores desarrollan ciertas activi-
dades que tienen potencialidad de comprensión crítica, no suelen considerarla
explícitamente como parte fundamental de los objetivos de su clase, tal como
se desprende de las entrevistas previas y posteriores a las clases observadas.
Es decir, no parece haber en ellos una particular conciencia crítica de la lec-
tura que se manifieste y construya en su discurso pedagógico. Este es un
aspecto que consideramos importante: aun cuando la comprensión crítica de
los textos incluya muchas de las actividades que actualmente se desarrollan en
las aulas, hace falta explicitación e intencionalidad de los objetivos de lectura
crítica en las clases de lengua por parte de los docentes. En otras palabras, hace
falta que los docentes contemplen explícitamente los objetivos de leer crítica-
mente entre sus objetivos prioritarios en el momento de realizar actividades de
lectura y que los incorporen en su discurso acerca de la misma.
Por último, la interacción entre los estudiantes y de estos con el profesor
proporciona la instancia más fecunda para el acercamiento crítico a los textos
ya que, en cierta medida, su sentido se negocia y se construye colectivamen-
te; esta co-construcción del sentido posibilita las tomas de posición y los cues-
tionamientos espontáneos de los alumnos. Desgraciadamente, estos últimos
son muy escasos debido a la enorme cantidad de contenidos que deben ser
abordados en relación con la lectura.
125
ÍNDICE
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126
ÍNDICE
PROTOCOLOS DE COMUNICACIÓN
EN WEB: EL PORTFOLIO EUROPEO
DE LAS LENGUAS Y LOS WEBLOGS
127
ÍNDICE
co-pedagógicos abre nuevas posibilidades en el modelo de PEL en entorno web
en el que trabajamos.
128
ÍNDICE
1.2. El lenguaje, elemento vertebrador de Internet
Entre los nuevos recursos proporcionados por las TIC en los últimos años
destacamos la aparición de Internet como producto informático, marcando
un antes y un después en nuestro modus vivendi y modus operandi, sobre
todo a partir de su universalización. Hoy en día no se concibe un ordenador,
ya sea para uso personal o como instrumento de trabajo, sin conexión a
Internet.
Los ordenadores, por su parte, como producto humano, se rigen por unas
pautas y reglas de funcionamiento basadas, principalmente, en el lenguaje.
Físicamente están construidos por materiales electrónicos diversos y exóticos,
pero funcionan de acuerdo con pautas de comunicación. La interrelación per-
sona-ordenador se da por medio de lenguajes. Los sistemas operativos que
hacen que el aparato funcione están escritos en lenguajes de programación. Si
queremos que la máquina realice alguna acción, hemos de comunicárselo.
Internet, como expresión de la interrelación de personas que se comunican
por medio de ordenadores, ha logrado hacer transparente el proceso de comu-
nicación: no son ordenadores poniéndose en contacto unos con otros por
medio de una conexión de red, sino que tenemos la impresión de estar hablan-
do con alguien, es decir, el ordenador funciona como un canal y no como un
receptor. En este sentido, y por el hecho de poder poner en contacto a un uni-
verso de usuarios, Internet permite crear comunidades basadas casi esencial-
mente en la comunicación, agrupados por intereses, aficiones, etc., en muchas
ocasiones entre personas desconocidas, aunque no tengamos esa sensación
sino todo lo contrario.
Los usuarios hemos ido contactando de distintas formas y nos hemos agru-
pado en comunidades de acuerdo con intereses y/o aficiones comunes. Cada
una de estas comunidades se rige y funciona de acuerdo con unas reglas, a
veces no escritas, aceptadas por los miembros que la forman. Así pues, en el
ambiente de la web, el proceso comunicativo es similar al que se puede dar en
otros entornos: los elementos que intervienen son básicamente los mismos,
puesto que la comunicación en la web es una traslación de la comunicación
interpersonal anterior, si bien en otros contextos.
Desde un punto de vista pedagógico, Internet ofrece un gran número de
posibilidades de explotación, algunas ya en marcha, pero la mayoría aún por
explotar. Entre las actuales, presentamos a continuación aquellas que conside-
ramos más relevantes como el PEL en web y los weblogs o blogs, creadores de
comunidad.
129
ÍNDICE
2. LA NARRACIÓN EN EL E-PEL Y EN EL W-PEL
130
ÍNDICE
distintos destinatarios: ofertas de puestos de trabajo, instituciones educativas,
etc. Así se enfatiza el carácter informativo del PEL; por ejemplo, en la sección
del Dossier, el usuario puede decidir si informar de su progresión o de su nivel
actual en una o en varias lenguas, y en una o en varias destrezas, y decidir el
periodo de tiempo del que desea mostrar su proceso de aprendizaje. Otra de
sus ventajas es que permite a los alumnos crear grupos con los que compartir
sus documentos y que estos sean accesibles vía web, así como seleccionar qué
trabajos quiere que formen parte de los diferentes portfolios que pueda gene-
rar.
131
ÍNDICE
según se trate de su intención comunicativa -según sea un tutor, un compa-
ñero de aprendizaje o un posible empleador, por ejemplo- decide qué parte
de la información le interesa recibir. De esta manera, el significado final del
acto comunicativo queda en manos del destinatario. A su vez, también las
instituciones pueden actualizar los formularios con mayor facilidad en los
formatos electrónicos.
En cumplimiento de la función pedagógica, la narración expuesta en for-
mato electrónico permite el análisis sincrónico y diacrónico del proceso de
aprendizaje, tanto por parte del usuario como del tutor o de sus compañeros,
siempre y cuando el propietario desee mostrárselo, incrementándose, así, las
posibilidades de aprendizaje no solo autónomo o guiado, sino también cola-
borativo. En este sentido, el w-PEL ofrece más posibilidades de utilizar la red
para crear nuevos lazos con otros aprendices del mismo idioma que estimu-
len el proceso de aprendizaje del propietario: desde la reflexión al plantea-
miento de nuevos objetivos a alcanzar o al intercambio de experiencias
lingüísticas.
132
ÍNDICE
TABLA 1
Emisor PEL Formato tradicional (papel) PEL Formato electrónico o web
Propietario del PEL Propietario del PEL
TABLA 2
Formato tradicional Formato electrónico o web
Selección de los artefactos para el portfo- Enlace (web) a los artefactos que componen
lio muestrario final el producto final que se quiere mostrar
Reflexión sobre formularios. Las posibi- Narración más flexible y personal gracias
lidades narrativas o de personalizar los a que los formularios son dinámicos.
impresos son limitadas.
133
ÍNDICE
Formato tradicional Formato electrónico o web
Publicación restringida, ya que hay que Publicación efectiva al hacer algo asequi-
entregar el producto completo a alguien. ble a un gran público.
El producto final es invariable. El w-PEL permite crear tipos de usuarios
finales, dar de alta a estos usuarios y que
puedan acceder al tipo de portfolio desti-
nado a ellos.
134
ÍNDICE
blogs son una transposición o adaptación del foro griego en tiempos de Sócra-
tes. Al igual que ocurre en los blogs actuales, Sócrates, como maestro, abría el
tema y lo discutía con sus discípulos en el foro. El contenido real de las ense-
ñanzas no partían de Sócrates, sino de las conclusiones de sus discípulos: aquí
teníamos un primer ejemplo de creación colaborativa de conocimientos.
España también tiene una larga tradición de creación de contenidos colabora-
tivos: las tertulias de los cafés, famosísimas, y muy definidoras del carácter del
español. Al contrario que el foro griego, los temas de las tertulias han sido varia-
dísimos: hemos tenido y tenemos tertulias taurinas, literarias, teatrales o de cual-
quier tipo, incluso tertulias de carácter general. Consustancial al carácter español,
también en estas tertulias se ataca y desacredita sin piedad al contrincante, sobre
todo si está ausente ese día.
Es difícil establecer una génesis clara de las tertulias españolas, aunque
podrían tener su origen en las academias literarias del Siglo de Oro, en las reu-
niones de críticos después de las representaciones teatrales. El tipo de tertulias
más documentado hasta el siglo XX es el de las literarias o artísticas y están
íntimamente unidas al café, como centro de reunión.
En la actualidad son muy comunes las tertulias radiofónicas y televisivas
que discuten principalmente la actualidad política.
También la web ha sido desde su origen un púlpito de expresión personal.
Uno de los más reputados y antiguos profesores del MIT, Philip Greenspun, en su
obra ‘Philip and Alex’s Guide to Web Publishing‘ (Greenspun, 1998), fue el pri-
mero en 1998 en ver las posibilidades de creación de contenidos en colaboración
de la web, y ya daba a sus lectores la opción de hacer comentarios a cada capí-
tulo del libro en línea, y ordenó cronológicamente los comentarios, aunque, al
contrario que en los blogs, de más antiguo a más reciente. Greenspun insistía en
que para fidelizar a los usuarios de una página web había que crear un sentimien-
to de comunidad con ellos y por eso lo primero que hizo fue darles voz.
Es en el siglo XXI cuando irrumpe con fuerza el blog, aunque antes había
sitios de noticias que permitían a los usuarios enviar comentarios. En septiem-
bre de 1997, Rob Malda creó “slashdot”, un sitio web con estas características
y que recogía ideas novedosas entonces: sitios interactivos, comunidades vir-
tuales, noticias, weblogs, etc. Rob Malda logró sintetizar todos estos concep-
tos en “slashdot”. En España existe el sitio Barrapunto (traducción del inglés
slashdot), lanzado en 1999 con software de «slashdot», que es hoy día un cen-
tro de noticias de software libre y tecnología en español de la red.
Hasta ahora habíamos visto blogs fuertemente jerarquizados como “slashdot”
o “Barrapunto”, pero con la aparición de Blogger principalmente, hemos entrado
en la época de la expresión personal, independiente de una infraestructura que
marque las líneas ideológicas a seguir. Así, tener un blog personal es algo tan fácil
como escribir y pulsar un botón y conseguir una publicación instantánea.
135
ÍNDICE
3.2.1. Proceso de comunicación
136
ÍNDICE
ciencia de cuáles son sus intereses y de que realmente profundizan en los
temas, debido al proceso de reflexión que la inclusión de comentarios y el
establecimiento de referencias con otros blogs produce en ellos (Blood, 2004).
Muchos usuarios comentan que no eran conscientes de que tenían tanto inte-
rés por algo o de que realmente tenían ideas propias sobre un tema hasta que
no lo vieron publicado en un blog (Blood, 2000).
Un blog recopila una cantidad ingente de información y los sitios más
potentes tienen sistemas de clasificación para el acceso a los temas cerrados
anteriormente: la publicación final documentada y clasificada temporalmente
es otro objeto de comunicación.
3.2.4. Agentes
4. CONCLUSIONES
137
ÍNDICE
canales de interrelación entre ellos. Como cualquier creación humana, parti-
mos de experiencias conocidas en el devenir histórico y las adaptamos a nue-
vos medios y herramientas: la narración en el caso del w-PEL y la tertulia en el
caso de los blogs.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
138
ÍNDICE
ANÁLISIS DEL DISCURSO
PARLAMENTARIO ESPAÑOL
EN EL DEBATE
SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN 2006
1. INTRODUCCIÓN
Los oradores no sólo se dirigen a los miembros de las asambleas políticas a los
que intentan persuadir, sino también a aquellos otros receptores de sus discur-
sos a los cuales intentan convencer influyendo en su opinión como miembros
de la sociedad, en tanto en cuanto son miembros de la opinión pública.
139
ÍNDICE
net podemos acceder a versiones parciales o totales de esos discursos pronun-
ciados en un contexto particular, donde, en ocasiones, figuran como enlace de
hipertexto junto a artículos de opinión realizados por periodistas que pueden
ejercer un efecto adicional en la recepción de esos textos o discursos. Otros
canales que recogen la recepción de estos discursos son los chats, las páginas
web o los blogs que se habilitan en la red, a veces simultáneamente a la
retransmisión del debate. Es aquí donde puede haber una intención de influir
en los receptores para persuadirlos de una determinada actitud política que, a
más largo o más corto plazo, añade un componente deliberativo. Los discur-
sos demostrativos tienden a la convicción (“hacer creer”) y los deliberativos a
la persuasión (“hacer actuar”), pero ambos conceptos no se excluyen entre sí.
1. Comunicación del Gobierno para el Debate de política general en torno al estado de la Nación
“BOCG. Congreso de los Diputados”, serie D, número 394, de 26 de mayo de 2006. (Número de
expediente 200/000003)
140
ÍNDICE
sición está condicionado en parte por tener carácter de réplica a la interven-
ción del presidente del Gobierno, y por disponer de un tiempo sensiblemente
menor de acuerdo con el formato establecido de manera unánime por la Junta
de Portavoces.
Partimos de un enfoque metodológico basado en la yuxtaposición de la
Retórica clásica tradicional, que permite un análisis global del discurso, y las
modernas teorías sobre el Análisis del Discurso (Van Dijk, 1999: 23-36),
siguiendo la línea de los trabajos enmarcados en el proyecto de Análisis del
Discurso Público Actual (ADPA) llevado a cabo por investigadores de la Uni-
versidad de La Coruña.
La Retórica clásica contempla tres operaciones retóricas principales en el
discurso judicial, a saber, inventio –ideas contenidas en el texto–, dispositio
–organización estructural de esas ideas– y elocutio –tropos y figuras de pensa-
miento y dicción. La estructura del discurso implica las dos primeras operacio-
nes dando lugar al exordio –introducción o apertura–, narratio –descripción de
los hechos–, argumentatio –confirmación o refutación–, y peroratio –final o cie-
rre. Según Quintiliano (IV, 1 5-6) el discurso debe ser atento, dócil y benevolen-
te con el auditorio (atentum, docile, benevolum).
Aquí partimos de la reinterpretación de la Retórica clásica2 realizada por
autores como Antonio García Berrio y Tomás Albaladejo Mayordomo que la
incorporan a la actual Teoría del discurso más analítica, a la que confiere un
enfoque de análisis global del cual carecía sin el complemento de ese podero-
so mecanismo discursivo-retórico. Muy interesante para ilustrar esta reformu-
lación teórica de la Retórica clásica es el trabajo de David Pujante (1998:
307-336), de la Universidad de Valladolid, centrado, precisamente, en el dis-
curso político. Estudiamos, por tanto, los rasgos de retoricidad del discurso
político desde un concepto moderno de retórica acorde con las actuales inves-
tigaciones sobre el discurso persuasivo en todas sus manifestaciones, teniendo
en cuenta que las estrategias cambian con los tiempos, por influjo de causas
externas como, por ejemplo, la fuerza mediática de la televisión, aspecto estu-
diado por David Pujante y Esperanza Morales (1996-97: 39-75). Cada época
tiene unas metáforas, hipérboles, ironías, etc. características relacionadas con
la cultura, las creencias y la ideología. Las tres partes de la retórica se comple-
mentan entre sí. La inventio supone interpretación del mundo, por tanto, ideo-
logía. ¿Por qué se habla de unos temas y no de otros? La dispositio y la
elocutio sirven para dar énfasis o no a un determinado tema según el lugar que
ocupe en la composición del texto y si está marcado mediante tropos y figu-
2. Cfr. Tesis doctoral de Aranzazu Capdevila Gómez. El análisis del nuevo discurso político. Un
acercamiento al discurso persuasivo audiovisual leída en la Universitat Pompeu Fabra en 2002.
<http://www.tdx.cesca.es/TESIS_UPF/AVAILABLE/TDX-1120103-113332/tacg1de1.pdf>.
141
ÍNDICE
ras. Operaciones semánticas como las metáforas, que participan en la cons-
trucción del significado, pertenecen a la elocutio pero se relacionan también
con la inventio. Recientes estudios sobre comunicación establecen los siguien-
tes conceptos relacionados con la retórica: personaje retórico (el que dice el
discurso), audiencia implícita (a quien se dedica el discurso), entendimiento
del contexto (en nuestro caso el particular valor icónico de la Cámara) y las
ausencias del texto.
Hay estructuras que caracterizan las estrategias concretas de un tipo deter-
minado de discurso (político, pedagógico, publicitario, etc.). El discurso está
marcado subjetivamente a través de indicadores de persona, espacio y tiempo
y por las modalidades de la enunciación (duda, orden, posibilidad, actitud…).
Esta relación entre los enunciados y las personas que lo usan e interpretan es
la que implica a la pragmática en tanto en cuanto conlleva actuación (prome-
sas, órdenes, amenazas…). En el contexto del discurso político las expresio-
nes adverbiales espacio-temporales adquieren a veces valores simbólicos y
pragmáticos, como los adverbios aquí, hoy... (Gelabert, 2006: 17-52).3 La dei-
xis pronominal marca posiciones ideológicas mediante inclusiones y exclusio-
nes del tipo nosotros, como las formas pronominales de 1ª persona que estudia
Blas Arroyo (2000: 1-27) y (2003: 395-423).4 El discurso político (Quintrileo,
2005: 1-14) participa de rasgos del discurso judicial en cuanto se orienta al
pasado, trata de ser atento dócil y benevolente con el auditorio, se utilizan fór-
mulas de tratamiento estereotipadas como «señorías», está marcado por un
contrato conversacional muy rígido establecido por la Junta de Portavoces.
Por otra parte podemos destacar su valor de discurso «cara a cara», el valor
icónico del contexto (representa a la ciudadanía) la importancia de los deícti-
cos espacio-temporales del tipo «aquí» y «ahora» o de los personales «nos-
otros» y «ustedes» con valor de exclusión y enfrentamiento, escaso margen de
libertad en la elección de los temas a debatir, los alternativos cambios de voz
del narrador en los turnos de palabra, presencia de un moderador, amplia
repercusión en los medios y cierto nivel de ataque al adversario considerado
“políticamente correcto” por la propia naturaleza del debate. La primera inter-
vención de cada uno de los líderes responde a la lectura de un texto escrito pre-
viamente, y que será después trascrito en los boletines, a diferencia de las
intervenciones en los turnos de réplica y dúplica que son menos previsibles.
142
ÍNDICE
3. CONTEXTO POLÍTICO Y ANÁLISIS DEL CORPUS
143
ÍNDICE
misos adquiridos en la sesión de investidura dos años antes y la valoración
positiva de la política del Gobierno, y para refutar las profecías catastrofistas
hechas por la oposición en anteriores sesiones. La peroratio o cierre resume la
valoración positiva general de los asuntos básicos tratados y recurre a la capta-
tio benevolentiae mostrando su actitud de aceptar críticas y de mejorar y con
una alusión a las víctimas del terrorismo y al fin de la violencia, subrayando
que confía en el apoyo de todos, expresión que adquiere relevancia dada la
enfrentada postura de la oposición en este aspecto concreto. Con respecto a la
elocutio cabe decir que en el discurso de ZP se evita el exceso de figuras retóri-
cas de tipo metafórico, excepto repeticiones y paralelismos que abundan en
estructuras bimembres y trimembres.
Sin embargo, la segunda intervención del presidente del Gobierno, en res-
puesta a las críticas del líder de la oposición, aparecen por primera vez metáfo-
ras, expresiones coloquiales y preguntas retóricas como “cantinela ahora más
divertida”, “estar como locos”, “pasar de puntillas”, “¿Quién le ha hecho ese
discurso…?”. También en la segunda intervención recurre ZP a la captatio
benevolentiae con un agradecimiento a la ciudadanía y alusiones a términos
positivos como “convivencia”, “democracia” y “conciliación”. Es importante
destacar en la peroratio de esta segunda intervención la referencia al proceso
electoral, ya que es un modo de recordatorio a los ciudadanos para el momen-
to de votar. Por tanto, comprobamos la multiplicidad de receptores, por un lado
la ciudadanía y por otro los miembros de la Cámara como explicita en alguna
ocasión “Para información de la Cámara, le quiero decir que…”. Esta alusión
a la Cámara es reiterada a través de deícticos y adverbios espacio-temporales,
como aquí y ahora. Algunas de estas expresiones adquieren valores simbólicos
–y en muchos casos pragmáticos también– en el marco del discurso parlamen-
tario, como reflejo de la importancia que las circunstancias físicas en las que se
desarrollan los debates parlamentarios imprimen a este tipo de discurso. El con-
texto es un concepto clave para la pragmática y el análisis del discurso ya que
permite la correcta interpretación de estos deícticos de lugar y de tiempo ade-
más de los personales que determinan las coordenadas espacio-temporales
según la perspectiva del sujeto hablante. La forma no marcada de tratamiento
en este contexto sería la fórmula perteneciente al lenguaje judicial “señorías”,
por tanto la personalización mediante usted y la adición del apellido del adver-
sario resulta de mayor énfasis. Frente a estos usos agresivos, podemos notar el
“ninguneo” que se ejerce con el partido en la oposición tratando de evitar lla-
marlo por su nombre ya que abundan formas del tipo “su grupo parlamentario”
y otras semejantes. Cabe destacar el valor pragmático de la frase de ZP cargada
de ironía: “Señor Rajoy... ¿Quién le ha hecho ese discurso?”. Con ella no se
desea conocer el autor del texto, sino poner en entredicho la situación de MR
dentro de su partido.
144
ÍNDICE
5. DISCURSO DE MARIANO RAJOY (MR)
5. Keli Finder es un servicio de información dirigido a los y las jóvenes para facilitar su acceso a
la vivienda, proyecto del Consejo de la Juventud de España (CJE), que cuenta con la financia-
ción del Ministerio de Vivienda, cuyo logotipo incluye unas zapatillas.
145
ÍNDICE
curso profusión de exclamaciones: “todos… ¡Hermosa palabra!” En general,
la agresión verbal que representa el uso de estas formas de discurso responde
a una posición que se encuentra bajo ataque en un intento de negar la posición
del otro manteniendo la propia e intentando derrotar al que ostenta el poder.
En el uso de deícticos el discurso de la derecha tiende al uso de formas más
personalizadas, yo y usted, frente a nosotros y ustedes que son los dos niveles
habituales de tratamiento entre los participantes en el debate. Entre las inno-
vaciones semánticas de MR destacamos el “efecto llamada” que ha provocado
como respuesta el “efecto huída”. Como los deícticos temporales pueden
manipularse en este contexto, se hace necesaria a veces una explicación como:
“¿Qué quiere decir hasta ahora? Exactamente hasta que llegó el señor Rodrí-
guez Zapatero”.
Cabe tener en cuenta que la intervención de MR actúa como respuesta a los
temas ya introducidos por el presidente del Gobierno, que por el hecho de
serlo disfruta de una situación de ventaja al intervenir en primer lugar y por
disponer de mayor espacio de tiempo para su discurso. Precisamente este tema
de los tiempos provocó una situación de protesta o desacuerdo que produjo un
especial malestar y tensión que obligaron a intervenir al Sr. Marín, presidente
de la Cámara. El comportamiento descortés (Blas Arroyo, 2001: 9-46) se ha
convertido en norma, por tanto forma no marcada en el contexto del discurso
político que presupone el uso de ciertos niveles de agresividad verbal.
Ciertos recursos que en principio pueden parecer de atenuación como
“Lamento confesarlo pero…” lejos de atenuar subrayan la ironía de la crítica
que prosigue a esa fórmula de cortesía. Una de las formas de agredir al adver-
sario es no tomarle en serio y acusarle de mentir, como podemos ver en el
siguiente ejemplo: “Pero hablemos en serio, Sr. presidente… Merece la pena
tomarse en serio…”, “Diga la verdad, señor presidente del Gobierno, porque
si no corre el serio riesgo de que no lo podamos tomar en serio”. Podemos con-
siderar uso del registro coloquial, al que alude como “román paladino”, al
modo de Berceo, “en el qual suele el pueblo fablar a su veçino” (S. Dom. 1)
como una estrategia de acercamiento popular y las interrupciones y el des-
acuerdo con el contrato conversacional como posiciones “a la defensiva” pro-
pias de quien no ostenta el poder. La abundancia de formas retóricas de
intensificación de lo negativo funciona como estrategia de ataque a la imagen
del interlocutor en el poder.
146
ÍNDICE
latoria ya que se define por una estructura modal de tipo factitivo (“hacer
hacer”) y por una dimensión contractual (establecida, en este caso, por la Junta
de Portavoces del Gobierno) por la que el destinatario no puede no aceptar el
contrato propuesto (Lozano, Peña-Marín, Abril, 1989: 82). En este tipo de
comunicación el sujeto destinador puede basarse en el poder (amenazar, inti-
midar –intercambio negativo– o tentar –intercambio positivo) o en el saber
(provocar –imagen negativa– o seducir –imagen positiva). Por su parte, el des-
tinatario manipulado puede estar moralizado por deber-hacer o querer-hacer y
actúa por intimidación o provocación. El papel moderador de MM está morali-
zado por un “querer” y un “deber”. El “poder hacer” causa satisfacción frente
a la frustración del “no poder hacer”. Las modalidades guardan estrecha rela-
ción con los actos discursivos ya que expresan el rol que adopta el hablante en
la situación y las opciones de rol que asigna al oyente.
El Debate sobre el estado de la Nación de 2006 resulta especialmente inte-
resante en cuanto a la intervención del moderador a causa de dos momentos
puntuales de su desarrollo marcados por una cierta tensión provocada, en una
ocasión por los gestos realizados por un diputado desde su escaño, destinados
al Sr. Marín, y en otra por las protestas de MR en cuanto a la diferencia de tiem-
pos de intervención del presidente del gobierno y del líder de la oposición.
Ambas situaciones se tuvieron que resolver recurriendo a las reglas de corte-
sía disponibles para la salvaguarda de la imagen de las partes en desacuerdo.
Con el uso del discurso se puede mitigar, o agravar la situación con reproches,
desafíos, etc., se puede crear una obligación en el receptor con una alusión al
mismo, todo ello desde usos determinados, como por ejemplo la cortesía, que
establecen un marco diferente según las diversas funciones (distancia, desafío,
deferencia…) de los verbos modales.
Ante los gestos del Sr. Matarí6 (vemos en este ejemplo la importancia del
contexto), MM, con la distancia que ofrece el uso del condicional, del impera-
tivo atenuado mediante “por favor”, de las repeticiones y de la tercera perso-
na reflexiva, como recursos de cortesía para resolver la tensión de la situación,
6. Los habituales del Congreso saben que los “diputados jabalíes” son, normalmente, el cuarteto popu-
lar formado por Juan José Matarí Ignacio Gil Lázaro, Juan Manuel Albendea y Neftalí Isasi y, por parte
de la izquierda, los socialistas Teresa Cunillera y Mario Edo, y la apasionada Marisa Castro de Izquier-
da Unida. Ya a finales del siglo XIX, a los diputados más escandalosos y bulliciosos se les denomina-
ba “diputados jabalíes”. Eran los encargados de jalear en el Parlamento a los de su cuerda política y
conseguir, con sus comentarios y machadas desde sus escaños, desestabilizar el discurso de sus con-
trarios. Contaba el fallecido Luis Carandell en uno de sus libros de crónicas parlamentarias que cinco
de esos exaltados diputados, que se preciaban de su condición, se acercaron a saludar a Miguel de Una-
muno en el pasillo del Congreso y le dijeron: “Don Miguel, aquí tiene usted a los cinco jabalíes de la
Cámara”, a lo que el escritor contestó sin inmutarse: “Imposible, los jabalíes van solos o en parejas.
Los que van en piaras son los cerdos”. <http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/politica/politi-
ca2003/553poli1.htm>.
147
ÍNDICE
solicita “¿…sería capaz de interpretarme esos gestos hacia la presidencia?”
“por favor, le ruego que… jamás he faltado al respeto a nadie, no me lo falte
a mí. No me vuelva a hacer esos gestos, se lo ruego, por favor, le pido por
favor que no me vuelva a hacer esos gestos. Gracias.” Notemos en este ejem-
plo la importancia del contexto, ya que de no haber sido recogidos los citados
gestos por una cámara o no hallarse el receptor presente en la Cámara, sólo
podemos, como mucho, intuir o presuponer que se trata de algún gesto ofen-
sivo. En nuestro caso no supimos que se trataba de un vulgarmente llamado
“corte de mangas” hasta no leer, al día siguiente al debate, el artículo de Marco
Schwartz en El Periódico de Aragón titulado “La ducha escocesa” que deta-
llaba la escena.
En el caso de la protesta e interrupción (Blas Arroyo, 1998: 54-88) de MR
se recurre a la repetición cortés y distante con valor de atenuación: “Sr. Rajoy,
no ponga en esta situación al presidente…”, “perdóneme, Sr. Rajoy”, “discúl-
peme, Sr. Rajoy”, “Sr. Rajoy, lo lamento”, “le ruego que… se lo ruego, por
favor”, “lo lamento profundamente, no quería decirlo”, “…perdóneme. Por
favor, concluya… Por favor concluya, le ruego que concluya…” Se ve en esta
estrategia de repeticiones el esfuerzo por resolver el conflicto y restablecer la
armonía, un intento de negocio para el acuerdo, a pesar del cual fracasa el uso
de las normas de cortesía, ya que se ha impuesto el desacuerdo sobre la con-
ciliación cuando MM manifiesta: “Así de ninguna de las maneras… Así, no”.
A pesar de ello, MR asume la imposición del contrato conversacional que regu-
la la Junta de Portavoces que ha votado los términos y duración de las inter-
venciones: “Entiendo… voy a aceptar las reglas del juego… porque no tengo
otro remedio” y exclama con ironía hacia ZP “¡Qué suerte tiene usted!”. Vemos
en este ejemplo la dimensión “manipulatoria” del papel del moderador ya que
el receptor no puede “no aceptar” el contrato conversacional: “Las reglas que
nos damos entre todos unánimemente están para cumplirse [...] esta es la deci-
sión de la Junta de Portavoces”. El conflicto está en su punto álgido: “Señor
Rajoy, lo lamento. Creo que no nos estamos entendiendo”. Emisor y receptor
discrepan en la interpretación de la situación. MR dice en tercera persona refi-
riéndose a sí mismo: “al líder de la oposición […] se le expulsa de la tribuna”
y MM responde “yo no le expulso, le pido que termine”. Sin embargo, el mode-
rador hace una concesión final para restablecer la armonía mediante una defe-
rencia: “Si me lo permite voy a ampliar a 8 minutos para que usted pueda
terminar […] feliz y contento y yo también.” mientras MR interpreta negativa-
mente la situación: “hoy se ha debatido aquí… con muy malos modos”, “el
poco tiempo del que dispongo, puro problema de poder”, “así… no se puede
hacer un Debate sobre el estado de la Nación”.
148
ÍNDICE
7. CONCLUSIONES
7. Según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a la pregunta de quién cree usted
que ganó el Debate sobre el estado de la Nación celebrado los días 30 y 31 de mayo de 2006, el 50,2%
de los encuestados respondió que Zapatero, frente al 14,3%, que atribuyó la victoria a Rajoy. (El País
Semanal, núm. 1.556, domingo 23 de julio de 2006 en <http://www.escolar.net/MT/archi-
ves/2006/05/> ¿Quién ha ganado el debate? Según elmundo.es, Rajoy arrasa a Zapatero. Según
elpais.es, ZP congela a Rajoy. Mañana, más de lo mismo en los editoriales de sus diarios favoritos.
Con esto de la política, el que pierde es porque lee el periódico equivocado. Mayo 30, 2006.
149
ÍNDICE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
150
ÍNDICE
SPOKEN ACADEMIC DISCOURSE:
THE EFFECTS OF STUDENTS’
PARTICIPATION IN NORTH-AMERICAN
AND BRITISH LECTURES.
A COMPARATIVE STUDY
BEGOÑA BELLÉS-FORTUÑO
Universitat Jaume I
151
ÍNDICE
Swales & Malczewski, 2001; Mauranen, 2001; among others), we cannot deny
that English is expanding to other countries as the result of internationalisation.
Given also the internationalisation of university tuition mainly in Europe (e.g.
Erasmus-Socrates programmes), and also in the United States (e.g.
postgraduate education), academic discourse in English has become a priority
in higher education institutions. Spoken academic discourse should be looked
at as paramount for both students and faculty. Students attending a lecture need
to listen and understand first to, on a second instance, take notes; faculty’s
academic life involves attending as well as presenting papers in conferences
where English is used as the primary discourse language. All these are instances
of oral academic genres which have been classified and some of their features
analysed by some authors (Giménez, 2000; Bellés-Fortuño, 2004; Bellés-
Fortuño & Fortanet, 2004; Fortanet, 2005). Fortanet (2005) aims at displaying
a classification of oral genres «according to criteria of purpose, rather than to
interaction between speaker and listener» and where the lecture is included
within the category of Classroom genres together with the seminar, tutorial
interview, students’ presentation and oral exams. In general, classroom genres
have aroused the interests of researchers, especially that of lectures, being one
of the most important genres within spoken academic discourse. As Flowerdew
(1994: 14) points out, lecture research:
[…] can indicate to teachers and course designers what linguistic and
discoursal features learners need to be familiar with in order to understand a
lecture and what, therefore, should be incorporated into ESL courses. In addition
a knowledge of the linguistic/ discoursal structure of lectures will be of value
to content lecturers in potentially enabling them to structure their own lectures
in an optimally effective way.
Research into lecture discourse has primarily had effects on the what of
teaching and learning, providing information about the linguistic and
discoursal features of lectures. The study of linguistic and discoursal features
of lectures have been of great help for both lecturers and learners in the
learning process of content lectures. We will revise the different types of
lectures classified by authors such as Goffman (1981) or Dudley-Evans and
Johns (1981). Finally, we aim at presenting a thorough review of the role of
Discourse Markers (henceforth DMs) have played in lectures by examining
previous research on signalling devices (Cook, 1975; Murphy & Candlin,
1979; Chaudron & Richards, 1986).
152
ÍNDICE
2.1. Lecturing styles
reading style, «in which lecturers either read the lecture or deliver it as if they
were reading it» (Dudley-Evans, 1994: 148). It is characterised by short tone
groups, and narrowness of intonational range, in which falling tone
predominates; although level tone may also occur.
the conversational style, «in which lecturers deliver the lecture from notes and
in a relatively informal style with a certain amount of interaction with students»
(Dudley-Evans, 1994: 148). It is characterised by longer tone groups and key-
sequences from high to low. When the lecturer is in «low-key» at the end of a
key sentence, the speaker may markedly increase tempo and vowel reduction,
and reduce intensity.
the rhetorical style, «in which the lecturers give a performance with jokes and
digressions» (Dudley-Evans, 1994: 148). It is characterised by the wide
intonational range. The lecturer often exploits high key, and a «boosted high
key». There are frequent asides and digressions marked by key and tempo-
shift, sometimes also by voice quantity-shift. (Dudley-Evans & Johns, 1981:
134).
153
ÍNDICE
cause some problems for non-native speakers that have been trained in a
much more traditional lecturing style, producing a default or precarious
listening comprehension. Problems of cultural nature, role and status of
university lecturers, degree of deference between lecturers and students or
pure lecture content problems are the ones students may encounter. It is
evident that the social norms of a lecture vary according to cultures, for
example, in some Asian countries lecture attendance is regarded as more
important than interaction; whereas in the United States the student who
interacts whenever allowed is more appreciated than the mere spectator
student (Benson, 1994).
154
ÍNDICE
Segmentation Temporal Causal Contrast Emphasis
Well At the time So Both Of course
Ok And Then But You can see
Now After this Because Only You see
On the other Actually
And For the moment
hand
Right Eventually Obviously
All right Unbelievably
As you know
In fact
Naturally
155
ÍNDICE
the words or expressions eliciting information; Accept, in order to show
approval; Attitudinal, where the speaker takes positions about the discourse
content; Informative, words used to emphasise important information;
Comment, to express additional information; Aside, considered as an attempt
to deviate from the ongoing discourse; Metastatement, which includes all the
words and expressions used to strengthen and validate points in the discourse;
and Conclusion, including final remarks.
A more recent study carried out by Morell (2001) examines the role of
discourse markers and personal pronouns in the discourse of two lecture
styles: an interactive (participatory) lecture and a non-interactive
(explanatory) lecture. When analysing DMs she also makes the distinction
between macro and micro-markers. In order to classify micro-markers she
uses Chaudron and Richards (1986) taxonomy, but she adds a new category to
the micro-markers classification: Elicitation, already present in Murphy and
Candlin’s (1979) classification of macro-markers, as seen above. Within the
Elicitation semantic category we can find DMs that are used to elicit
information from the students or to involve them in the discourse, for example,
Anything else?. This new category was not found in Chaudron and Richards’
classification as they analysed reading style lectures that do not include
elicitation, whereas in a more interactive kind of lecture elicitation is required.
On behalf of macro-markers, Morell (2001) categorises them according to
some of the divisions cited by Murphy and Candlin (1979), disregarding three
categories from the original classification, namely, Informative, Comment and
Aside, since they were not relevant enough for her study.
As a point of departure for the study, the following research question was
established: Is the American lecture corpus more interactive than the British
lecture corpus? If so, does the degree of students’ interaction affect the use of
DMs?
For the development of the present study a combination of previous
classifications of DMs was established. Micro-markers are categorised
according to the semantic categories presented by Chaudron and Richards
(1986). On the other hand, macro-markers are categorised according to the
divisions proposed by Murphy and Candlin (1979) disregarding those
divisions not taken into consideration by Morell (2001), that is, Informative,
Comment and Aside. In this way, we restrict the scope of the present study and
avoid getting misled by a myriad of categories.
To carry out the study we gathered a corpus with a total amount of twenty
156
ÍNDICE
spoken monologic lecture transcripts. Ten North-American English lectures,
constituting what we call corpus CA, and the rest ten British English lectures
or the CB. The North-American English lecture transcripts have been taken
from the MICASE (Michigan Corpus of Academic Spoken English) (R.C.
Simpson, S.L. Briggs, J. Ovens and J.M. Swales, 2002) available on the Net
thanks to the English Language Institute at the University of Michigan (Ann
Arbor, MI, USA). The MICASE is an on-line search engine containing a collection
of transcripts of academic speech events recorded at the University of
Michigan in Ann Arbor. It consists of a corpus of approximately 1,7 millions
words transcribed from a variety of speech events that goes from February
1998 up to now. The British part of the corpus (CB) consists of ten lectures
recorded at a British University and transcribed for the purpose of a doctoral
thesis (Giménez, 2000) at the Universitat de València (Spain). As a result, the
whole corpus consists of 20 monologic lectures recordings and transcripts
from the field of Social Sciences: Sociology, Law and Business. As to
participants, the students and teachers involved in the North-American
English lectures and in the British English lectures are mostly native speakers
of the language (NS).
Following the distinction between micro and macro markers proposed by
Chaudron & Richards (1986), we first conducted a search for micro-markers,
continuing with macro-markers. Once the search finished, we took into
consideration those DMs from each category with the highest number of
occurrences. Along this line, a minimum of two and a maximum of four
markers were fixed for each category; the reason was that, given the
complexity and variety of DMs, it seemed necessary and methodical to centre
the scope of the study and avoid getting lost in a myriad of DMs. An attempt to
embrace too many DMs in a large corpus, like the one being used here, could
have led us to a state of disorientation and could have interfered the aim of the
current study. The DMs classification models (micro and macro-markers) for
the present study can be seen in Tables 3 and 4 below.
157
ÍNDICE
Starter Elicitation Accept Attitudinal Metastatement Conclusion
Today I’m/we’re (Wh-) do That’s I think Let me (lemme) Finally
goig to talk you think? right
about, I’ll/we’ll
talk about
To begin with Any Right I believe Let’s try, go back, The last
questions that find, focus… thing
4. RESULTS
158
ÍNDICE
interventions but also the frequency rate of micro-and macro-markers used is
lower.
Nevertheless, the most relevant difference is the one presented by the use
of micro-markers in both sub-corpora. As said above, the North-American
corpus (CA) seems to be more interactive than the British corpus, according to
the number of students’ interventions and it also shows a rate of 18.4‰ micro-
markers, 3.7‰ points higher than the rate of micro-markers in CB. This
difference is larger and more significant than that observed by macro-markers.
Although the rate of macro-markers in CA is higher than in CB, the span is only
0.6‰ higher in the CA than in the CB. The results can be observed in Table 4
below.
CA CB
Number of students’
527 249
interventions
Micro-markers 18.40/00 14.70/00
Macro-markers 3.10/00 2.50/00
The purpose of the study is twofold: on the one hand, we wanted to check
if as previous studies pointed out (Morell, 2000, 2001), a more participatory
type of lecture uses a higher number of macro-markers than a non-interactive
lecture. On the other hand, we wanted to corroborate whether the North-
American style of lecturing tends to be more participatory than the European
(British in this case) style of lecturing (Waggoner, 1984; Benson, 1994;
Mason, 1994).
In order to measure the degree of interaction in a lecture, we took into
consideration the number of students’ interventions in each sub-corpus (CA
and CB). After the analysis of the two sub-corpora, we found that the CA
showed a larger number of students’ interaction, and therefore considered to a
certain extent a more participatory type of lecture corpus. We observed that the
CA also displayed a higher frequency rate of micro-markers, higher than the
rate displayed in the CB (British corpus). Therefore, we could establish a link
between the amount of students’ interaction and the use of micro-markers,
corroborating previous similar studies (Morell, 2000, 2001). The more
participatory (interactive) a lecture is, the higher use of micro-markers in the
159
ÍNDICE
lecture discourse.
However, the findings have shown that macro-markers were also more
frequently used in the CA, in spite of being more participatory, than in the CB.
This fact contradicts some results from previous studies (Morell, 2000, 2001).
In her EFL Content Lectures: a discourse analysis of an interactive and a non-
interactive style, Morell (2000: 76) found that «there is a substantial number
of more macro-makers in the interactive lecture than in the non-interactive».
Yet, the findings in the present study show that the CA, as the more
participatory corpus, showed the highest frequency rate of both micro and
macro-markers. Still, it has to be pointed out that the rate difference between
CA and CB in relation to the use of macro-markers represents only 0.6‰, not a
very relevant difference (see Table 4). Further research on this aspect should
be carried out in order to confirm the higher or lower use of macro-markers
related to students’ participation in class. Peculiarities in both sub-corpora as
well as discrepancies between the CA and CB may have led to these final
figures regarding macro-markers and participation in lectures. A larger corpus
would be necessary in order to generalise the above commented results.
As a conclusion, the findings derived from the present study attempted to
shed some light on the spoken academic discourse field. However, it has to be
mentioned that the study presents some limitations. Further research in the use
of DMs comparing North-American and British lecture discourse using a larger
lecture corpus seems to be necessary in order to be able to generalise the
interpretations given. On the other hand, a deeper analysis of the effects of
students’ participation in lectures linked to the use of DMs should be carried
out by means of a comparative analysis between a non-interactive and an
interactive corpus, large enough to obtain reliable results.
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ÍNDICE
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162
ÍNDICE
ATRIBUCIÓN CAUSAL
E INTERPRETACIÓN: APLICACIONES
DE LA TEORÍA DE LA COVARIANZA
AL ANÁLISIS DEL DISCURSO
1. Nuestro ejemplo es similar al que proponen Hewstone y Fincham (1996) para explicar los inte-
reses de la Teoría de la Atribución, si bien ellos se refieren al fracaso en un examen.
163
ÍNDICE
en «desarrollar teorías para explicar por qué y cómo actúa casi toda la gente la
mayor parte del tiempo», así como «la forma en que la gente se ve influida por
las situaciones y las relaciones sociales» (Worchel y Shebilske, 1998: 19).
Dentro de la Psicología Social son los llamados teóricos de la Atribución Cau-
sal quienes se esfuerzan por diseñar modelos descriptivos de los procesos de
interpretación de los eventos reales en términos de causas y efectos. Los teó-
ricos fundamentales y fundadores de la Atribución son Heider (1958), Jones y
Davis (1965), y Kelley, con su Teoría de la Covarianza (1967).
El discurso, en sí mismo «una forma de acción entre las personas» (Calsa-
miglia y Tusón, 1999: 15), constituye sin duda el tipo de eventos que promue-
ve procesos de atribución causal en los oyentes. Frente a cualquier acto
discursivo podemos plantearnos, y a menudo lo hacemos, toda una serie de
preguntas de índole causal, cuya respuesta determinará en gran medida nues-
tras reacciones, actitudes y conductas. Nos preguntamos con frecuencia qué ha
podido causar un discurso determinado (la contestación brusca de un amigo,
por ejemplo), por qué el discurso posee tales o cuales propiedades formales,
qué efecto persigue, cuál es la intención subyacente, cómo se ve afectado por
el contexto concreto de enunciación, etc. Todas estas son precisamente el tipo
de cuestiones que interesan al psicólogo social, si bien su interés no se circuns-
cribe exclusivamente a la acción verbal. La afinidad que existe entre la Psico-
logía Social y el Análisis del Discurso es tal que existe una Psicología Social
Discursiva (Potter y Edwards, 2001) que emplea las técnicas propias del Aná-
lisis del Discurso con el fin de trascender lo puramente lingüístico y dilucidar
cuestiones propiamente socio-psicológicas.
Dado el continuo desarrollo de la Psicología Social y los interesantes hallaz-
gos de los teóricos de la Atribución, y dada la obvia afinidad existente entre la
interpretación del discurso y los procesos de atribución de intenciones, causas y
efectos, entiendo que no está de más que los lingüistas se beneficien del saber
acumulado tras tantos años de Teoría de la Atribución. Y es precisamente el
objetivo del presente trabajo indagar en una de las más conocidas teorías de la
atribución, y plantear posibles aplicaciones al estudio de discursos de diversa
índole.
164
ÍNDICE
a cualquier forma de «psicologismo». Así, a principios del siglo pasado, el
profesor A. C. Bradley fue duramente criticado por sus comentarios acerca de
la complexión psicológica de personajes como Iago, de la obra Othello de
Shakespeare. Con respecto al malvado personaje que consigue hundir la vida
del héroe con su venenosa lengua, escribe Bradley: «This question Why? is the
question about Iago» (1904: 181). Es decir, el análisis de Bradley consiste en
averiguar por qué Iago se comporta como se comporta. Y esta no es otra,
recordemos, que la pregunta que se hace continuamente el psicólogo social,
«por qué y cómo actúa la gente la mayor parte del tiempo».
Con todo, Bradley no emplea más herramienta que su sentido común, y sin
duda eso es en parte lo que dio lugar a la dura crítica que el autor recibiera más
tarde de críticos como L. C. Knights (1933). Lo que sigue es un ejemplo del
razonamiento de Bradley en el que el profesor de Oxford compara a dos mal-
vados shakesperianos, Richard III y Iago, concluyendo que el segundo es más
repelente que el primero; pero veamos por qué:
[Richard’s] physical deformity, separating him from other men, seems to offer
some excuse for his egoism. In spite of his egoism, too, he appears to us more
than a mere individual, he is the representative of a family, the Fury of the
House of York. Nor is he so negative as Iago: he has strong passions, he has
admirations, and his conscience disturbs him (1904: 169).
165
ÍNDICE
reflect impatience or desire to dominate, and frequent use of maxims or abstract
analysis of the situation often reflects dispassionate rationality (1977: 126).
The tendency to deceive or the ability to adapt one’s own verbal characteristics
to those of the dialogue partner and/or the situation (partner tactics) are also
part of the broad tapestry of characteristic verbal behaviour (1977: 126).
166
ÍNDICE
Para llegar a la conclusión de que las causas de un determinado evento,
acción, discurso, declaración, etc. se encuentran en un estímulo, en las circuns-
tancias del sujeto observado (o el sujeto enunciador), o en su personalidad, un
observador realiza, de acuerdo con la teoría de Kelley (1967), un análisis de cova-
rianza cuyas variables son la distintividad, la consistencia y el consenso.
La DISTINTIVIDAD tiene que ver con la especificidad de la respuesta con res-
pecto al estímulo. Si el sujeto responde del modo R solamente ante el estímulo
E y no ante otros estímulos, entonces la distintividad de su respuesta es alta. Si,
por el contrario, el sujeto produce la respuesta R ante una gran diversidad de
estímulos (E1, E2, E3, etc.), la distintividad es baja. Así, la risa del individuo de
risa fácil, que se ríe con cualquier chiste, posee una distintividad típicamente
baja.
La CONSISTENCIA tiene que ver con la especificidad de la respuesta con res-
pecto a las circunstancias. Si el sujeto responde del modo R ante el estímulo
E en todo tiempo y lugar (C1, C2, C3, etc.), entonces la consistencia es alta. Pero
si el sujeto produce la respuesta R ante el estímulo E, en una ocasión concre-
ta C, y nunca antes ni después, entonces la consistencia de la risa es baja. Así,
una película que jamás le hizo reír, hoy, «dadas las circunstancias» le parece
muy graciosa, y todo ello constituye un evento de baja consistencia.
El CONSENSO tiene que ver con la especificidad de la respuesta con respec-
to al sujeto. Si el sujeto S es el único que responde del modo R ante el estímu-
lo E, entonces el consenso es bajo. Pero si todos los sujetos reaccionan
exactamente igual ante el mismo estímulo, entonces el consenso es alto. Si
todos los presentes (S1, S2, S3, etc.) ríen por igual ante el mismo chiste, enton-
ces el consenso es típicamente alto.
El análisis de un evento al que se quiera buscar causa, por ejemplo, un sus-
penso en un examen, se realiza conforme a las siguientes interrogantes:
A cada una de estas preguntas el analista responde asignando el valor alto/a [↑]
o bajo/a [↓]. Si el observador concluye que la distintividad es baja, la consistencia
alta, y el consenso bajo, entonces la causa del suspenso está en el sujeto:
[↑↓↑] ATRIBUCIÓN AL SUJETO: el sujeto es inepto, perezoso, limitado, etc.
1. El sujeto suele fracasar en sus empresas, resolución de problemas, etc.
167
ÍNDICE
2. El sujeto ha suspendido exámenes de este tipo también cuando sus cir-
cunstancias eran distintas.
3. El sujeto es el único que ha suspendido.
4. PROPUESTA DE APLICACIÓN
168
ÍNDICE
discurso el mismo aspecto, y en la suposición de que no se trata de un aspec-
to característico de todos los discursos del sujeto en cuestión. Así, las declara-
ciones oficiales de todos los políticos y personajes públicos en los días
siguientes al atentado del 11-S mostrarían un conjunto de aspectos idénticos,
todos los cuales se podrían justificar a partir del estímulo.
El argumento por el cual un aspecto del discurso tiende a vincularse a las
circunstancias se basa en la suposición de que ese determinado aspecto no se
halla en la mayoría de los discursos conocidos del mismo enunciador, ni en la
mayoría de los discursos de otros enunciadores, ni se repite en discursos pos-
teriores. Así, en el estilo de ciertos escritores de determinadas épocas puede
detectarse en ocasiones la huella de otros escritores recientemente leídos. El
escritor imitado se convierte en una influencia exterior transitoria y por tanto
circunstancial.
El argumento por el cual un determinado aspecto del discurso se vincula a
la personalidad del sujeto enunciador se basa en la suposición de que ese
aspecto se hace patente en la mayoría de los discursos conocidos del mismo
enunciador, se mantiene consistentemente en diversos momentos y lugares, y
es además un aspecto del que carecen la mayoría de los discursos de otros
autores. Este sería el caso del genuino rasgo de estilo distintivo de un autor,
que según la Teoría de la Atribución tenderíamos a convertir en la manifesta-
ción verbal a cualquier nivel de un aspecto permanente de la personalidad. La
conocida licencia poética juanramoniana, por la cual toda <g> con sonido //
se escribe con la letra <j> (p. ej. jitana), constituye un ejemplo típico de rasgo
de estilo genuino.
169
ÍNDICE
y 3) los que entendemos causados por la personalidad del sujeto. Esta clasifi-
cación es de rango superior a cualquier clasificación meramente descriptiva, y
pudiera perfectamente darse el caso de que rasgos formalmente equivalentes,
o incluso idénticos, se interpretasen de distinto modo en distintos autores y
distintas épocas. Así, el creador de un estilo personal presenta una serie de ras-
gos formales que en su caso se vinculan a su personalidad, pero en el caso de
sus imitadores constituyen influencias circunstanciales que no indican nada, o
no indican lo mismo, acerca de sus personalidades.
A los rasgos estilísticos vinculados al estímulo los denominaré rasgos
TEMÁTICOS –por razones que enseguida quedarán claras; a los rasgos vincula-
dos a las circunstancias los llamaré sencillamente CIRCUNSTANCIALES, y a los
vinculados a la personalidad del sujeto enunciador los denominaré rasgos ESTI-
LÍSTICOS PUROS.
170
ÍNDICE
4.4. El Análisis covariable de la evaluación
171
ÍNDICE
4.5. La TC y la dimensión meta-metodológica
172
ÍNDICE
Al hilo de estas reflexiones, y para finalizar, quisiera apuntar que la TC sugie-
re dos tipos de subgéneros del trabajo investigador y de análisis de interpreta-
ción. El primero sería el del hallazgo, que requiere un bajo consenso como
requisito indispensable. El segundo sería el de reforzamiento, que consiste en
promover una tesis ya consensuada mediante la elaboración de argumentos
alternativos. El tercero sería el de la profundización, que consistiría en aumen-
tar la capacidad discriminatoria y aplicativa de una teoría ya consensuada. El
aquí presentado es un trabajo perteneciente a este tercer subgénero.
Concluimos ya nuestras reflexiones, considerando satisfecho nuestro obje-
tivo inicial de presentar la Teoría de la Covarianza de Kelley (1967) como un
sistema capaz de clarificar importantes aspectos metodológicos y meta-meto-
dológicos en el terreno de la interpretación. Esta teoría se centra en aspectos
fundamentales de la cognición humana, de ahí que sus posibles aplicaciones
parecen poder multiplicarse de forma sorprendente.
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174
ÍNDICE
DEL ENUNCIADO A LA ENUNCIACIÓN:
LA REPRESENTACIÓN DE LOS ASPECTOS
NO VERBALES DEL DISCURSO
EN LA INTERACCIÓN ORAL
1. INTRODUCCIÓN
1. Atlas Lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La Mancha. Dirigido por Pilar García Mouton y
Francisco Moreno Fernández. Universidad de Alcalá. <http://www.uah.es/otrosweb/alecman>.
175
ÍNDICE
son la producción e interpretación de actos comunicativos intencionales en
contextos concretos, construidos desde el particular punto de vista del hablan-
te. Citando las oportunas palabras de Reyes (2002: 46), que podemos aplicar
al caso que nos ocupa: «[…] cualquier enunciado que, fuera de su uso, sea un
sinsentido puede adquirir sentido en el contexto adecuado. No hay asteriscos
en pragmática». En efecto, los acercamientos exclusivamente sintácticos al estu-
dio de las citas han sido incapaces de dar cuenta de la complejidad del fenóme-
no por la sencilla razón de que toda cita acontece en el plano del discurso
–entendido como un continuo verbal-paralingüístico-quinésico–, no de la ora-
ción (Reyes, 1994; Camargo, 2004 b). De hecho, las características que nos per-
miten distinguir diferentes tipos de citas se encuentran en el nivel textual más
que en el sintáctico, pues incluso la orientación deíctica que diferencia el estilo
directo del indirecto solo puede determinarse en el contexto más amplio del dis-
curso. Asimismo, fenómenos reflexivos de naturaleza no verbal como los que se
verán aquí dependen fuertemente del contexto conversacional inmediato y tras-
cienden con claridad los límites oracionales. En cuanto a las técnicas de análi-
sis, y dadas las posibilidades que ofrece para la cuantificación en relación con
variables sociales y situacionales, recurriremos también a las herramientas pro-
pias de la sociolingüística.
2. LA REFLEXIVIDAD LINGÜÍSTICA
La capacidad reflexiva del lenguaje humano hace factible que los signos
lingüísticos sean, a la vez, sujetos y objetos del discurso. Dicha capacidad de
describirse a sí mismas es lo que más separa a las lenguas naturales de otros
sistemas semióticos y gracias a ella el lenguaje puede volver sobre sí para des-
cribir, evocar, repetir, mejorar, matizar, criticar o negar lo dicho o lo pensado.
Esta propiedad por la cual el lenguaje sirve para referirse al lenguaje mismo
no existe en la comunicación animal y su manifestación completa es exclusi-
va del lenguaje humano (Lucy, 1993; Authier, 1995).
La actividad reflexiva ocupa gran parte de la materia de la que se componen
nuestros discursos y gracias a ella podemos, entre otras cosas, citar pensamien-
tos, enunciados o diálogos completos, acompañándolos de elementos no verba-
les que se dan de forma simultánea a nuestros discursos: el paralenguaje y los
gestos. En efecto, citamos mucho más de lo que, a simple vista, podría parecer,
y a menudo lo hacemos acompañando las representaciones verbales de elemen-
tos de naturaleza no verbal. Nuestros discursos cotidianos se componen, en gran
medida, de lo que hemos oído decir, de lo que contamos que nos han dicho, de
lo que nosotros mismos dijimos y de lo que podríamos decir; en definitiva, de
instancias reflexivas en las que se habla sobre lo que se dice o puede decirse.
176
ÍNDICE
Esta circunstancia nos lleva a concluir con Reyes (1993: 9) que lo realmente raro
es encontrar textos sin alguna manifestación de dicha actividad reflexiva.2 Las
formas de representación del discurso3 en las que nos centraremos son las que
acontecen en el ámbito de la conversación, en donde –de acuerdo con los resul-
tados de nuestros trabajos (Camargo, 2001 y 2004 a) y confirmando las percep-
ciones manifestadas por varios estudiosos de la conversación y del discurso oral
(Tannen, 1989; Reyes, 1993 y 2002; Cameron, 1998; Briz, 1998)– las citas que
aparecen son, esencialmente, directas.
Desde nuestro punto de vista, a la hora de estudiar cualquier tipo de cita,
debe retomarse la idea aristotélica de que toda reproducción presupone un pro-
ceso productivo interno y es, por ello, más que la repetición de unos elemen-
tos dados. Como sagazmente han planteado Fludernik (1993: 17) y otras
autoras (Tannen, 1989; Reyes, 1993), la representación del lenguaje por medio
del lenguaje no suele ser ni completa ni literal, sino que es la reproducción de
un tipo de discurso que se materializa en la utilización de un conjunto de for-
mas más o menos estables y repetidas. Las limitaciones de la memoria y la uti-
lización de expresiones vagas que nunca fueron utilizadas por la persona
citada, las citas que expresan estados de ánimo o que sintetizan textos más lar-
gos, las autocorrecciones, los relanzamientos y la recurrencia a una serie de
fórmulas fijas y típicas –entre otros factores– apuntan en la dirección de que
lo que se reproduce es la idealización de una forma, más que la sustancia de
una expresión concreta. De este modo, consideramos que toda cita es mera-
mente un icono –en el sentido de Peirce (1932)–, una evocación, una tipifica-
ción, nunca una reproducción exacta. Esto es así porque, por un lado, se
produce un desplazamiento contextual del discurso que conlleva, cuanto
menos, la pérdida o la distorsión de idiosincrasias vocales y rasgos entonati-
vos, y porque, por otro, al citar siempre seleccionamos dónde y en qué partes
177
ÍNDICE
de la reproducción ponemos el énfasis, emitiendo simultáneamente nuestro
juicio y evaluación sobre las palabras citadas. La idea sobre las formas de
representación del discurso que sostenemos es, en síntesis, opuesta a la desple-
gada en los estudios de narratología y en la tradición gramatical, en donde la
cita directa se presenta como una reproducción verbatim de palabras pronun-
ciadas y la cita indirecta como la transmisión de lo dicho desde el punto de
vista del hablante. De este modo, se plantea una tesis antimimética sobre las
formas de representación del discurso que resulta especialmente válida para el
tipo de material oral, espontáneo y coloquial con el que trabajamos.4
Los resultados de nuestros análisis sobre las citas de dos grandes corpus
revelan que las citas directas representan un porcentaje muy alto del total de las
formas de representación del discurso que aparecen en la interacción oral. Son
varios los autores que han insistido en la conveniencia de estudiar el habla como
un modo de acción. De acuerdo con Mey (1993: 123), para estudiar el habla
desde esta perspectiva es necesario dejar de observar unidades abstractas, como
los speech acts, y prestar mayor atención a los acts of speech, pasando del estu-
dio del enunciado al estudio de la enunciación. Al empezar a analizar las formas
de representación del discurso en su uso real dentro de entrevistas y conversa-
ciones (Camargo, 2004 a), entendimos tempranamente la necesidad de tomar en
consideración aspectos hasta entonces desatendidos dentro de los estudios sobre
citas en español. Con la salvedad del trabajo de Cameron (1998) sobre los mar-
cos de las citas directas –lingüísticas y no lingüísticas– dentro de un corpus de
narraciones orales recogido en San Juan de Puerto Rico, es mínima la atención
que se ha prestado en los estudios sobre la reflexividad lingüística a los elemen-
tos de los sistemas paralingüístico y quinésico. Dichos elementos constituyen,
junto al habla, lo que Poyatos (1994: 130) ha denominado la «triple estructura
básica de la comunicación». Consideramos con Cestero (2000: 43) que existe
una estrecha relación entre actividades verbales y no verbales, y que dicha rela-
ción es manejada hábilmente por los participantes en cada conversación. Sien-
4. De nuestros dos conjuntos de datos, consideramos que hay habla espontánea en todo el Corpus
Espontáneo y en algunas de las entrevistas del ALeCMan, especialmente en las de formalidad
media y mínima. Entendemos que las formas del registro coloquial se dan, casi de manera
exclusiva, en el corpus de conversaciones espontáneas. Briz (1996: 26-29) define el español
coloquial como un registro, un nivel de habla, un uso determinado por la situación y las cir-
cunstancias de la comunicación, que es socialmente aceptado en situaciones cotidianas de
comunicación y no vinculado a un nivel de lengua determinado, sino a las características de los
usuarios.
178
ÍNDICE
do así, y al igual que podemos volver reflexivamente sobre el discurso, pode-
mos hacerlo con los elementos no verbales que lo acompañan.
El célebre artículo de Clark y Gerrig (1990) sobre las citas directas en la
conversación constituye, por esta razón, un punto de partida teórico inexcusa-
ble para el análisis que presentamos. Al igual que había hecho tempranamen-
te Goffman (1974) y entroncando con las ideas de Sperber y Wilson (1995)
–quienes ya habían explicado que todo fenómeno natural o artificial puede uti-
lizarse como representación de otro fenómeno con el que guarde parecido,
avalando así la existencia de representaciones no lingüísticas–, estos autores
incluyen la posibilidad de que el contenido de la cita sea una acción no verbal.
De acuerdo con Clark y Gerrig (1990), las acciones pueden ser una onomato-
peya, un ruido, un gesto, o una expresión sin contenido proposicional. Uno de
los puntos más interesantes de su artículo es la explicación sobre las citas de
aspectos no lingüísticos. Según afirman sus autores, «it is generally mislea-
ding to speak of internal structure of quotations as only linguistic […] but
many quotations depict noises, gestures, or other things with no linguistic
structure at all» (Clark y Gerrig, 1990: 772). Clark y Gerrig (1990: 767) defien-
den la tesis de que las citas directas son un tipo de «demostración», es decir, ele-
mentos que ilustran algo mediante la ejemplificación y en donde los referentes
no se describen, sino que se muestran a modo de ejemplos. Esto se traduce en
una representación selectiva de los referentes de la acción que demuestran por
parte de los hablantes, lo cual sitúa a quien construye las citas directas en una
posición ventajosa, dado que la selección sobre las acciones que se van a repre-
sentar depende, exclusivamente, de la intención de quien construye la cita.
Cuando conversamos usamos las citas directas para traer ante los ojos de nues-
tro auditorio desde las palabras, el tono y el timbre de la voz de alguien, hasta
su dialecto, su indignación, su duda, pasando por sus gestos faciales, el movi-
miento de las manos y los brazos, la postura que adoptó al responder o sus
maneras de caminar. Lo que elijamos representar del conjunto de aspectos ver-
bales y no verbales posibles depende de la experiencia que queramos que
nuestro interlocutor tenga de las acciones demostradas.5 De acuerdo con Clark
y Gerrig (1990: 775-789), estos son los distintos aspectos que pueden apare-
cer bajo la forma de cita directa dentro de la conversación.6
5. En otro lugar, hemos estudiado la relación entre los materiales representados en las citas
directas y la construcción y refuerzo de la imagen positiva de los hablantes (cf. Camargo,
2006).
6. Presentamos un resumen adaptado del original en inglés de Clark y Gerrig (1990).
179
ÍNDICE
viejo), cualidades de la voz (áspera, nasal), rasgos característicos de la forma
de hablar (ceceo, tartamudeo), estado emocional (ira, sarcasmo, excitación),
gestos que acompañan al acto de habla (señalar, sonreír, fruncir el ceño).
2. Lengua: la lengua propiamente dicha (inglés, español, japonés), el dia-
lecto (inglés de Boston, español de Bogotá), un registro (formal, informal).
3. Actos lingüísticos: acto ilocutivo (interrogación, petición, promesa),
contenido proposicional (la proposición expresada), acto locutivo (la oración),
acto de la enunciación (enunciado emitido con dudas, con miedo, etc.).
4. Citas sin contenido proposicional: incluye expresiones como «esto y lo
otro», «no sé qué», «tal y cual», que se dan frecuentemente dentro de las citas
directas orales.
5. Citas no lingüísticas: citas de gestos, de paralenguaje, de movimientos,
etc. Este tipo de demostraciones no son, normalmente, entendidas como parte
del discurso, pero la teoría de Clark y Gerrig (1990) defiende que se puede
citar cualquier cosa que se pueda demostrar, por lo que también estas deben
ser consideradas citas.
6. Citas especializadas: citas que no vienen precedidas de un verbo dicen-
di. Dentro de estas, Clark y Gerrig (1990) estudian el estilo indirecto libre, las
citas de sonidos convencionales, las citas «incrustadas» o sin marco (embed-
ded) y las citas mixtas, en las que el ED y EI se mezcla.
180
ÍNDICE
Requisitos de la cita directa no lingüística
- Que los elementos paralingüísticos y quinésicos de la cita reproduzcan
otros elementos no verbales.
Como han señalado Clark y Gerrig (1990: 781), en inglés las citas de para-
lenguaje vienen precedidas, normalmente, del verbo go, que funciona de forma
idéntica a say cuando el objeto es una acción lingüística. Los resultados del estu-
dio de Cameron (1998: 63) demostraron, sin embargo, que en español la estra-
tegia más frecuente para introducir este tipo de citas es la ausencia de marco
(freestanding quotations), seguida de cerca por la estrategia del «verbo de dis-
curso directo» (verb of direct report). En los siguientes ejemplos procedentes de
181
ÍNDICE
nuestros corpus, lo que se demuestra son uno de los sonidos habitualmente aso-
ciados a la risa («¡ja ja ja!»), los ruidos de un plato al caer («niu pa») y («plin»),
como en (1), el del jadeo propio de la respiración entrecortada («ahh ahh ahh»)
y el de un disparo («¡pa!») (2), el de la música disco («pum ta ta pum pum pum
pum») (3) y dos formas en las que se representan onomatopeyas asociadas al
acto de hablar («cucucucú»7 y «burururú») (4).8
(1)
13. […] el caso es que luego nos empezamos a disfrazar de cosas de terror/ a:
mí me metió una bolsa de plástico aquí atada con la cabeza así toda pintada//
yo a ella la colgué de la puerta de la no sé qué/ y de repente tía estamos reco-
giendo la habitación y había/ encima de la tele// pero que imagínate/ la cama
está aquí y la tele está allí// pues había un plato de comida/ y estábamos las dos
partiéndonos el culo pero de “¡ja ja ja ja ja!” y hace el plato de la tele/ “ñiu pa”//
nos quedamos mirando el plato/
14. qué fuerte esto
13. no nos vestimos y salimos echando hostias de la casa//
17. no/ yo no he entendido bien/ pero ¿cómo hace?
13. el plato: se cayó/ el plato se cayó pero no se cayó “plin”
14. que no se cayó porque estuviera inestable
13. no/ se cayó así ((gesto manual))
14. se cayó así ((gesto manual)) (risa = 14)
(2)
14. y el sueño fue de/ “a:hh” esa sensación/ que me habían disparado de ver-
dad/// o sea en las décimas de segundo en que la bala sale de la pistola y me
atraviesa//
13. qué fuerte tía
14. mira/ yo me levanté medio llorando
17. y tú ¿cómo te sentiste todo esto?
14. o sea de- de la im- “ahh ahh ahh” no podía respirar y fue un sueño que ya
ves no fue de:- fue de: que el tío se levantó rápido/ y me hizo “¡pa!”// ¿sabes?
que fue décimas de segundo no fue más// ¡qué fuerte qué ma:l lo pasé!
(3)
7. sí/ una se llama/ la discoteca Elipsis no yo la he visto/// yo me acuerdo que
vi/ una que abrieron cuando yo era/ la única que había además era una cosa
reducida pequeñita era una cosa/ tenía allí- pusieron/ digamos como una espe-
7. La motivación de esta onomatopeya puede encontrarse en la asociación entre hablar y los soni-
dos emitidos por las aves, que aparece en verbos y locuciones como cotorrear, cacarear, piar
(en su acepción coloquial y figurada), soltar el mirlo, etc.
8. Las convenciones de transcripción son una adaptación (cf. Camargo, 2004 a) de las utilizadas
para la publicación de los corpus del Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de
España y América (PRESEEA). <http://www.linguas.net/preseea>.
182
ÍNDICE
cie de sótano de esas casas antiguas (m:) una pisteja central/ con unos tabure-
tes unas mesejas para consumición y luego arriba/ otra doble- otra doble y
enseguida empezó a practicarse la música del disco y tal y cual y “pum ta ta
pum pum (risa = 0) pum pum”
(4)
8. hacía un frío// hacía un (?) te ponías tu abrigo te enfrascabas a la
0. como en los pueblos ¿no?
8. justo lo único que en vez de la carretera de:l pueblo te venías aquí y cogías
a la amiga del brazo/ y hablabas y “cucucucucu” […]
0. y Carretería sería donde os hacías los novios y todo ¿no?
8. todo todo// todo el mundo y allí habías echado el ojo a uno a otro “pues ese
me ha mirado dos veces/ pues fíjate burururú” (risa = 0) esto fue en el pasado//
pero es un pueblo (risa = 0) es bastante peor que un pueblo (?).
183
ÍNDICE
(5)
5. no me puedo mirar en los espejos/// son manías/// voy a un sitio (risa = 5) (?)
me compro algo pero como me vea en el espejo ya no me gusta
0. no me digas
5. yo me tengo que ver así ((gesto con la cabeza mirándose el cuerpo)) “¡ay qué
bien me queda!”// entonces/ me gusta
0. ¡ay! ¿de verda:d?
(6)
13. ponía dibujos así ((gesto manual)) (risa = 14) yo qué sé una cosa más rara
(risa = 13)// pero muy bien la verdad es que nos los pasamos muy bien
14. nos lo pasamos muy bien
(7)
13. y claro la tía/ se hacía la coleta/// “mira es que:/ no sé qué no sé cuántos que
te he dicho que no” se la volvía a quitar hacía así con el pelo ((gesto manual y
de la cabeza)) (risa = todas)
(8)
14. fue/ este era el cua- el cuadro grande/// bueno este es el cuadro grande que
te- que tengo yo en mi habitación ¿no?/ y yo/ de rodillas así ((gestos corpora-
les)) (risa = 14) delante del cuadro/ entonces claro R con la cabeza (?) y el cuer-
po así ((gestos corporales))// y: (risa = todas)// pero así ¿eh?
9. Estos análisis forman parte del trabajo realizado para nuestra tesis doctoral (Camargo, 2004 a).
184
ÍNDICE
forman semejante a como lo hacen las mujeres en las entrevistas de formalidad
media y, sobre todo, en las de formalidad mínima del Atlas. La tendencia es
clara: la no presencia de la grabadora y la mayor espontaneidad en los usos lin-
güísticos de las informantes propicia la presencia de citas directas y de elemen-
tos propios de la dramatización de enunciados: las citas de paralenguaje, las citas
de gestos y también los diálogos reconstruidos. Además, esto es totalmente inde-
pendiente del nivel de instrucción de los informantes. En consonancia con lo
anterior, cabe destacar que son varios los autores que han constatado que el uso
de este tipo de dramatizaciones no es exclusivo de la clase trabajadora o de
hablantes con un bajo nivel de instrucción, sino que es habitual de géneros tan
sofisticados como los encuentros entre profesionales de la medicina o los discur-
sos políticos (Lou Doubois, 1989: 354), en los cuales las estrategias de persua-
sión cobran especial importancia.
Es también interesante el resultado de las citas de paralenguaje al comparar
los resultados obtenidos en el análisis factorial del Atlas y del CE, pues mientras
que las citas paralingüísticas en este corpus aparecen acompañando a citas lin-
güísticas –como es común en los relatos dramatizados– las citas de elementos
cuasi-léxicos en el Atlas surgen de forma aislada, como representación de ruido
semejante, pero independientes de la representación dramatizada de enunciados.
En cuanto a la cita gestual, hay que comentar el hecho de que en el Atlas solo
aparecen 2 casos, ambos en las entrevistas de formalidad mínima, mientras que
en el CE encontramos 23 casos. Contrariamente a lo que sucedía con la cita de
paralenguaje, el análisis confirma que, cuando la cita de gestos aparece, lo hace
en relación con otras citas directas y con la dramatización del discurso.
5. CONCLUSIONES
185
ÍNDICE
habilidad como hablantes para producir y clasificar actos comunicativos de
acuerdo con las condiciones sociales y culturales del entorno, así como con las
convenciones genéricas que los regulan. De esta forma, no utilizamos el mismo
tipo de citas –ni entenderíamos como adecuado que alguien las usara –al narrar
a nuestros círculo más cercano de amistades una anécdota extraordinaria, que al
escribir una carta de recomendación.
Las formas de iconicidad fuerte (las «demostraciones», en el sentido de
Clark y Gerrig (1990)) superan con mucho a las de iconicidad débil (cita indi-
recta y sus variantes) en nuestros dos corpus de datos. Esto puede guardar rela-
ción con el hecho de que las citas directas contribuyen más eficazmente a la
comunicación efectiva de lo relatado, dado que la accesibilidad a los referen-
tes es mayor al ofrecer una demostración detallada de las acciones de los pro-
tagonistas de la historia (sus palabras, sus sonidos, sus gestos). A esto hay que
añadir el claro componente lúdico y persuasivo propio del relato dramatizado.
Como se ha visto, la aparición de citas directas de elementos no lingüísticos
está fuertemente condicionada por el tipo de auditorio y por la situación comu-
nicativa: cuanto más informal y relajada sea esa situación, cuanta menos dis-
tancia social exista entre los interlocutores y menos cohibidos se encuentren
ante el resto de participantes, mayor será su probabilidad de aparición y su fre-
cuencia. De estas circunstancias deriva el hecho de que las citas de elementos
quinésicos, por ejemplo, solo aparezcan en las conversaciones recogidas con
grabadora oculta. Podemos concluir, por tanto y para terminar, que las citas no
verbales son favorecidas por situaciones comunicativas en las que la interac-
ción se parece menos a una entrevista y más a una conversación.
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188
ÍNDICE
LOS OBJETIVOS SOCIODISCURSIVOS
DE LAS DISTINTAS REALIZACIONES
ARGUMENTALES EN FRANCÉS
PAUL DANLER
Universidad de Innsbruck
1. DE LA PERSPECTIVIZACIÓN A LA FOCALIZACIÓN
189
ÍNDICE
un primero y un segundo argumento, el functor trivalente /demander/ un pri-
mero, un segundo y un tercer argumento,1 y el functor /souffrir/ perspectiva un
primero y un tercer argumento.
En los siguientes ejemplos ficticios, todos los argumentos perspectivados
en el nivel semántico se realizan actancialmente, es decir, se especifican en el
nivel morfosintáctico, y es precisamente esta realización actancial de los argu-
mentos perspectivados la que denominamos focalización (Langacker, 2002).
Nuestro primer ejemplo de focalización, para ilustrar el caso de construire,
es a) Les victimes construisent le pont de pardon vers le tyran (Las víctimas
construyen el puente de perdón hacia el tirano). Construire es bivalente. Les vic-
times desempeña el papel del primer actante y le pont, junto con los adyacentes,
el del segundo. El verbo demander, en cambio, es trivalente y rige un primero,
un segundo y un tercer actante. Por consiguiente, una frase como b) Le dictateur
demande aux subordonnés de se résigner à la situation (El dictador pide a los
subordinados que se resignen ante la situación) representa un ejemplo de foca-
lización de los tres actantes de un verbo trivalente, ya que los tres argumentos
son especificados lexemáticamente. Le dictateur es el primer actante, el comple-
mento de infinitivo de se résigner, en la traducción al español una oración com-
pletiva, el segundo actante, y aux subordonnés es el tercer actante. Un tercer
ejemplo para el functor /souffrir/, realizado por el respectivo verbo souffrir, que
implica un hueco para el primer actante y otro para el tercero, es c) Les victimes
souffrent d’injustice (Las víctimas sufren de/por la injusticia). En esta frase con-
creta les victimes es el primer actante y d’injustice el tercero.
Los argumentos perspectivados que quedan realizados a cero en el nivel
léxico, por un lado, y los argumentos perspectivados que sí se realizan actancial-
mente, por otro, se distinguen los unos de los otros en lo concerniente al peso
comunicativo. Para ilustrar eso, vamos a sacar tres enunciados de discursos pro-
nunciados por Pétain entre 1940 y 1943 que derivan precisamente de los verbos
arriba discutidos, y cuyos argumentos han sido realizados solo parcialmente.
Los tres verbos que constituyen el centro de los tres respectivos enuncia-
dos de Pétain son, como se ha dicho antes, construire, demander y souffrir
(Busse y Dubost, 21983). El programa estándar de la oración que depende del
functor /construire/ es x construit y que, sin embargo, refleja solo parcialmen-
te la estructura del enunciado de Pétain:
190
ÍNDICE
(1) Renoncez à la haine, car elle ne crée rien; on ne construit que dans l’amour
et dans la joie. (Pétain, 1941: 113)
(2) J’ai maintes fois demandé, et avec quelle insistance, d’établir entre vous
l’accord des pensées. (Pétain, 1943 c: 319)
(He pedido varias veces, y con qué insistencia, que se llegue a un acuerdo de
pensamiento entre vosotros.)
(3) Vous avez souffert, vous souffrirez encore. (Pétain, 1940 a: 66)
Otra vez es el tercer argumento el que, por cualquier motivo, queda reali-
zado a cero. Dicho de otra manera, Pétain se abstiene de precisar de qué vie-
nen sufriendo los oyentes así como de qué seguirán sufriendo.
La cuestión crucial que se plantea después de este breve vistazo a los pocos
ejemplos arriba citados es el de la distribución del peso comunicativo en enu-
ciados que contienen argumentos realizados a cero. Por lo menos dos conse-
2. Las citas originales han sido traducidas por el autor del ensayo.
191
ÍNDICE
cuencias que resultan de tales construcciones parecen altamente significativas
del punto de vista comunicativo-pragmático: por un lado, los argumentos rea-
lizados como actantes, o los modificadores especificados como circunstantes,
adquieren el peso comunicativo de los argumentos realizados a cero. Por otro
lado, sin embargo, los argumentos mismos realizados a cero pueden, bajo cier-
tas condiciones, tener mucho peso comunicativo. Las citas (1) y (2) ilustran el
primer caso, mientras la cita (3) ejemplifica el segundo.
Con respecto a la primera cita, eso significa que el circunstante dans l’a-
mour et dans la joie recibe el peso comunicativo esencial a costa del segundo
argumento realizado a cero. En el segundo ejemplo, sin embargo, es, por un
lado, el segundo actante, realizado por un complemento de infinitivo, y, por
otro, el circunstante modal et avec quelle insistance, los que ganan mucho
peso comunicativo gracias a la ausencia del tercer actante. En estos dos casos
el peso comunicativo de los argumentos realizados a cero parece ser, de hecho,
de mínimo a cero. No obstante, en contraste con las citas (1) y (2), en el enun-
ciado (3), el mismo argumento realizado a cero que, hipotéticamente, está en
la posición más remática, sigue teniendo el peso comunicativo central. El
hecho de que el tercer argumento queda realizado a cero significa que el sufri-
miento al que alude el orador puede, teóricamente, ser provocado por cual-
quier motivo. Además, no hay ningún otro actante o circunstante que podría
llamar la atención del destinatario. Gracias a estas dos condiciones, incluso un
argumento realizado a cero puede quedar con un peso comunicativo conside-
rable.
En el apartado siguiente veremos de qué manera los argumentos perspec-
tivados pueden ser realizados, y, puesto que el foco es un criterio central para
el peso comunicativo, con qué medidas lexémicas y sintácticas se puede efec-
tuar la puesta en foco de los argumentos ya realizados, es decir, ya focaliza-
dos.
192
ÍNDICE
además, enfatizados o puestos en foco mediante la realización actancial marca-
da, la serialización actancial marcada, y/o la realización actancial múltiple.
Aquí, sin embargo, vamos a dedicarnos únicamente a la realización actancial
marcada.
En principio, distinguimos entre cinco realizaciones actanciales formales a
las que llamamos realización primaria, secundaria, terciaria, cuaternaria y
quintenaria. Las vamos a ilustrar brevemente y solo de manera ejemplar por
las respectivas variantes del primer actante, si bien este esquema vale también
para los demás.
La variante morfológica como parte del verbo conjugado, que a menudo
basta para indicar la persona en las llamadas lenguas pro-drop, es la realización
primaria. Il pleut es llueve en español, piove en italiano y chove en portugués.
Es decir, en español, italiano y portugués es exclusivamente la morfología ver-
bal la que indica que la tercera persona singular es el primer actante. En fran-
cés, en cambio, la morfología verbal, que también indica la tercera persona
singular, no es suficiente, ya que la buena formación de la frase requiere el res-
pectivo pronombre clítico. La realización actancial mediante el pronombre clí-
tico es la realización secundaria según nuestro esquema. La realización terciaria
se efectúa por los pronombres tónicos, que en francés suelen aparecer juntos
con los respectivos pronombres clíticos aunque eso no es siempre así. Por con-
siguiente, un enunciado como Moi, je pars alors qu’eux, ils restent (Yo
parto/me voy mientras ellos se quedan) resulta común. La realización cuater-
naria es la nominal y en la realización quintenaria los argumentos son especifi-
cados por oraciones u otras construcciones que sustituyen a oraciones, como el
gerundio o el complemento de infinitivo.3
Después de esta breve introducción a los aspectos morfológicos de las dis-
tintas variantes de realizaciones actanciales, hay que aclarar qué realizaciones
actanciales se consideran marcadas y bajo qué condiciones estas se presentan.
En una fórmula algo reducida se puede decir que siempre cuando se usa una
variante más alta que la comunicativamente necesaria, es decir, la segunda en
vez de la primera, la tercera en vez de la segunda, etc., la realización es for-
malmente marcada. De ahí que haya motivos funcionales para marcar cierto
constituyente, ya que marcar significa ipso facto poner en foco.
193
ÍNDICE
A continuación, se discutirá el peso comunicativo de las variantes marca-
das y de ese modo puestas en foco.
(4) Vous, vous avez attendu votre charte plus d’une année: mais la Charte n’est pas
une création provisoire, et l’on ne devait pas l’improviser. (Pétain, 1943 b: 308)
(Vosotros habéis esperado vuestra carta desde hace más de un año: pero la
Carta no es una creación provisoria y no se debe improvisar.)
(5) Français, mes amis, libérez votre conscience des préjugés et des rancunes,
vous comprendrez mieux alors ceux qui ont la charge douloureuse de vous con-
duire. (Pétain, 1943 a: 301)
194
ÍNDICE
tiva comunicativa. Otra vez, el primer actante como realización del vocativo o
del nominativo de tratamiento es el constituyente sintáctico más temático. Sin
embargo, gracias a su especificación marcada, es este el elemento que está en
foco. El motivo extralingüístico para enfatizar de tal manera emocional a los des-
tinatarios parece residir en el objetivo del orador de infundir un sentimiento de
comunidad entre él mismo y los oyentes. Eso forma parte del patetismo retórico.
(6) Celui qui a pris en main les destinées de la France a le devoir de créer l’at-
mosphère la plus favorable à la sauvegarde des intérêts du pays. (Pétain, 1940 b:
95)
(El que ha tomado en mano los destinos de Francia tiene el deber de crear la
atmósfera más favorable para la salvaguardia de los intereses de su país.)
4. CONCLUSIÓN
4. Sin embargo, los pronombres relativos celui, celle, ceux y celles también pueden ser seguidos
por -ci o -là u, ocasionalmente, incluso por el participio pasado.
195
ÍNDICE
régimen de Vichy. En cambio, el objetivo declarado sí ha sido averiguar cómo
se otorga un peso comunicativo particular a ciertos constituyentes sintácticos
que, en realizaciones estándar, no tendrían un peso comunicativo tan marcado, y
que sí lo tienen en las citas presentadas y discutidas.
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196
ÍNDICE
— (1943 b): «Message du 2 mai 1943», en BARBAS, J.-C. (ed.) (1989: 306-309).
— (1943 c): «Appel du 3 novembre 1943», en BARBAS, J. - C. (ed.) (1989:
318-319).
197
ÍNDICE
EL COMPROMISO ESTÉTICO Y SOCIAL
DE LA IRONÍA ROMÁNTICA:
«POETISCH LEBEN»
1. INTRODUCCIÓN
199
ÍNDICE
humano, cuyo único freno es la limitación impuesta consciente y responsable-
mente a sí mismo y a su propia obra; tercero, que la autoliberación del sujeto
irónico solo se podrá lograr por medio del arte y no de la dialéctica puramen-
te filosófica, diferenciándose así de la ironía socrática.
En nuestro análisis sobre la ironía romántica tomaremos como corpus los
postulados estéticos de Friedrich Schlegel contenidos fundamentalmente en
sus escritos teóricos y fragmentos aforísticos críticos escritos de 1794 a 1797,
considerados como su primera producción teórica, y publicados en 1797 en la
revista Lyceum der schönen Künste, así como los publicados de 1798 a 1800
en la revista Athenäum, y los contenidos en los manuscritos conocidos como
Marburger Handschriften escritos de 1797 a 1801.
200
ÍNDICE
Romanticismo Temprano Alemán, como son su ideología filosófica y su pecu-
liar forma de concebir el arte en todas sus dimensiones. Dicha teoría contem-
pla la ironía desde dos perspectivas que no están totalmente diferenciadas: la
ironía como síntesis de la reflexión estético-filosófica, por tanto entra dentro
de las actitudes fundamentales del ser humano, y la ironía como principio lite-
rario, fruto de la reflexión puramente estético-poética. Ambas perspectivas se
interaccionan en la reflexión sobre la ironía hecha por Friedrich Schlegel
dando lugar a la llamada «romantische Ironie», también «künstlerische Ironie»
(Solger, 1969: 125) o «dichterische Ironie» (Allemann, 1956: 28, 32). Sin
embargo, dicho término como tal aparece explícito relativamente poco en su
teoría, ya que para él el concepto de ironía queda implícito en el de «roman-
tische Poesie» que define como «eigentlich die Poesie selbst, wie die idealis-
che» (Schlegel, 1957: 180). Por tanto, entra de lleno en la reflexión sobre la
organización interna del arte moderno de aquella época, como se podrá com-
probar en este análisis.
En sus escritos sobre estética Schlegel no da una definición de ironía que
pueda interpretarse únicamente como un recurso o forma determinada de con-
cebir el arte en todas sus expresiones o como una estructura especial poético-
literaria. En su planteamiento sobre ironía hay que intuir una interpretación
diferenciadora del concepto, pero a la vez unitaria y homogénea en sí misma.
Precisamente, es en la escisión conceptual entre la Antigüedad clásica y la
Modernidad, donde se fundamenta la esencia de la ironía romántica. El senti-
do por la abstracción de la esencia crece en detrimento de la realidad finita, de
la descomposición de la forma en aras de una realidad infinita. Con lo cual ele-
mentos opuestos como ideal-real, infinito-finito, objetivo-subjetivo, absoluto-
relativo, libre-arbitrario, entre otros, entran en conflicto dialéctico en la
reflexión schlegeliana sobre la ironía.
En su obra Über das Studium der Griechischen Poesie Schlegel establece
de forma velada la acepción de ironía como principio literario y la intercone-
xión que esta tiene con el arte. Dentro de dicho contexto se puede analizar
también una de las cuestiones más interesantes de esta teoría: si la ironía, tal
y como la plantea Schlegel, es un principio exclusivo de objetividad o de sub-
jetividad respectivamente. En este punto de la reflexión schlegeliana se puede
interpretar, por una parte, que la ironía romántica es fruto de la evolución de
la ironía clásica, resultado de la abstracción y pérdida de sustancia de lo tras-
cendental en aras de una mayor absolutización y perfección estéticas. Ello
implica una subjetivación del ideal clásico del arte griego. Dicha subjetivación
es para algunos autores la característica principal y exclusiva de la ironía
romántica (Hegel, 1970: II, 233; Kierkegaard, 1991: 216, 266), si bien no es
la única, como tendremos ocasión de comprobar más adelante. Por otra parte,
se podría pensar que dicho concepto lo analiza Schlegel solo desde una pers-
201
ÍNDICE
pectiva puramente objetiva (Joachimi-Dege, 1907: 166), tal y como se des-
prende de sus últimos escritos. De estas dos posibles interpretaciones se dedu-
ce que el concepto de ironía ofrece más de una perspectiva de análisis.
202
ÍNDICE
nía más allá de la mera figuración retórico-poética, elevándola a «erhabene
Urbanität der Sokratischen Muse» (ibid.), pasando así a formar parte de las
actitudes fundamentales del ser humano. Dicha ironía tiene también una
importante significación implícita para la poesía: «Es gibt alte und moderne
Gedichte, die durchgängig im Ganzen und überall den göttlichen Hauch der
Ironie atmen.» (Ibid.)
En el mismo fragmento explicita el espíritu singular de la poesía antigua y
moderna caracterizado por la ironía: «Es lebt in ihnen eine wirklich transcen-
dentale Buffonerie. Im Innern, die Stimmung, welche alles übersieht, und sich
über alles Bedingte unendlich erhebt [...] im Äußern, in der Ausführung die
mimische Manier eines gewöhnlichen guten italiänischen Buffo.» (Ibid.: 189).
El sentido de sublimación de esta formulación no es excluyente ni tiene por
qué estar en contraposición con la manifestación bufonesca externa asignada
a la ironía. Más bien habría de interpretarse como un elevado distanciamiento
poético que justifica y hace necesaria en el artista la diferenciación de los dos
comportamientos, el interno y el externo, expresados en dicho fragmento. De
este modo, la escisión interna, la autosublimación y la destrucción de lo estric-
tamente «Bedingt» aparecen como características de la ironía en la obra de
arte, y la bufonada como algo resultante de la relación ideal-real.
Con la comparación del comportamiento externo arbitrario al estilo de un
«Buffo» parece que Schlegel asigna a la ironía la función de distorsionar el
efecto ilusión tanto en el artista como en la obra de arte, originando con ello
una destrucción de la ilusión o efecto antiilusión. Dicho efecto, característico
de la ironía romántica, no se emplea sólo para distanciar, con el fin de despo-
jar la obra de su forma concreta en aras de una potenciación absoluta del arte;
se emplea, sobre todo, para dar un efecto aparentemente real a todo el conte-
nido de dicha obra. Es por ello que al analizar el final del fragmento 42 algu-
nos autores, en su intento de despojar la ironía de su característica de
arbitrariedad subjetiva, interpretan dicha comparación solo como una expre-
sión puramente metafórica, por tanto figurativa, negando así el efecto antiilu-
sión (Walzel, 1938: 42; Immerwahr, 1951: 180). Según ellos, ha de ser así,
pues no se comprendería que el espíritu socrático se identificara con la distor-
sión burlesca de la ilusión, como ocurre en la Commedia dell´Arte. Si ello
fuera como sostienen estos autores, el contenido trascendental que Schlegel
otorga a la poesía procedente de la ironía socrática no se entendería relaciona-
do con dicha distorsión de la ilusión, tal y como aparece en el citado fragmen-
to. Consecuentemente, habría que descartar también de la interpretación de
dicho aforismo que la ironía sea un signo de arbitrariedad subjetiva. Sin
embargo, como parece deducirse de la formulación de Schlegel, los términos
«transcendental» y «Buffonerie» no son excluyentes, y, por lo tanto, no se con-
traponen ni han de interpretarse como un contrasentido. Es por ello que apa-
203
ÍNDICE
recen combinados bajo la expresión «transcendentale Buffonerie». Asimismo,
la relación de las expresiones «im Innern», «im Äußern» refleja el sentido que
dará más adelante al término «transcendental» en el Athenäums-Fragment 22.
La idea de que la distorsión de la ilusión, o lo que es lo mismo el juego con
la apariencia de realidad o simulatio, sea un acto subjetivo y arbitrario del
sujeto creativo es algo que parece indiscutible, según se desprende del frag-
mento 42. Schlegel considera la ironía en este fragmento, por una parte, como
un estado anímico del artista, por tanto, como una actitud interna, trascenden-
tal, y, por otra, como una conducta externa o comportamiento determinado por
una peculiar forma de actuar cuya característica es la simulatio. De este modo,
interpreta la expresión «die Manier des Buffo» de forma total y concreta, por
tanto no figurativa, sino como signo característico del fenómeno ironía. En
este aspecto externo le asigna, pues, un comportamiento eminentemente repre-
sentativo, poético.
No parece técnicamente tan fácil separar la sabiduría interna trascendental
de la actitud externa, cómica y simulada, bufonesca y naiv, tal y como apare-
ce en el fragmento 42, ya que para Schlegel la «Ironie» y la «Bouffonerie»
entran a formar parte de las «Kategorien des Komischen» (Schlegel, 1957:
212). En dicho fragmento se aprecia la clara interrelación que en un principio
tiene la ironía romántica con la socrática. Esta relación se expresa por medio
de una actitud existencial y trascendental del irónico ante la vida. No obstan-
te, la negación de la esencia del yo, esto es, la «unendliche absolute Negativi-
tät» (Kierkegaard, 1991: 266) implícita en la ironía socrática la proyecta
Schlegel no absolutamente desde el prisma ético-filosófico, sino, sobre todo,
desde la perspectiva estética. En tanto que la ironía encierra lo negativo, al
intentar superarlo se convierte ella misma en negación. Es el radicalismo
moral y negativo de la ironía socrática lo que le impide apoyarse totalmente
en los contenidos socráticos a la hora de justificar y potenciar su acepción de
ironía como principio literario (Walser, 1981: 41). Dicha negación absoluta e
infinita del ser, observada en la ironía socrática, irá volatilizándose en la acep-
ción schlegeliana en aras de una mayor abstracción de la esencia estética. Así
pues, la ironía romántica va perdiendo connotaciones filosóficas para ganar en
aptitudes estéticas. De ahí que dicha negación intrínseca en la ironía encuen-
tre en el humor su propia superación. En este fragmento 42 se puede apreciar
claramente cómo la ironía socrática se transforma en ironía burguesa o urba-
na, símbolo de la época romántica.
En el Lyceums-Fragment 108 Schlegel intenta profundizar de nuevo en la
caracterización de la ironía socrática: «Die Sokratische Ironie ist die einzige
durchaus unwillkührliche, und doch durchaus besonnene Verstellung [...]. Sie
soll niemanden täuschen, als die, welche sie für Täuschung halten.» (Minor,
1882: II, 198). En el primer párrafo aparece explícito el término «Verstellung»,
204
ÍNDICE
que se puede interpretar en el mismo sentido que se desprendía del contexto final
del fragmento 42. La idea principal del fragmento 108 gira en torno a las condi-
ciones intelectuales y a los componentes determinantes de la ironía: «In ihr soll
alles Scherz und alles Ernst sein, alles treuherzig offen, und alles tief verstellt.»
(Ibid.). Además de la interrelación de los términos opuestos «Scherz und Ernst»
inherentes a la ironía, que expresan respectivamente los comportamientos exter-
no e interno referidos en el fragmento 42, aparecen otros elementos contrarios,
articulados armónicamente, que forman parte de dichos componentes como
«Naturphilosophie» y «Kunstphilosophie» (ibid.). Esta asociación de ambos
conceptos refiere de nuevo a los presupuestos preliminares de la teoría estética
de Schlegel basados en la síntesis combinatoria de la Antigüedad clásica y la
Modernidad.
205
ÍNDICE
dicha interrelación. A partir de aquí insiste Schlegel en dicho carácter formal
de la ironía: «Die Paradoxie ist für die Ironie die conditio sine qua non, die
Seele, Quelle und Prinzip.» (1957: 114).
Como se desprende de los Lyceums-Fragmente 42, 87 y 108, la idea común
es lograr la sublimación de uno mismo por medio de la libertad que concede la
ironía como máxima expresión de aquel «freyen Aktus des Gemüts» (Minor,
1882: I, 98), propuesto ya en Über das Studium der Griechischen Poesie como
primera condición de la estructura interna del arte y del comportamiento artísti-
co, con lo cual se eleva a principio básico del arte. Dicho «Aktus» encuentra en
los Lyceums-Fragmente una nueva orientación diferenciadora en la reflexión
sobre la ironía. Este ha de servir al artista de actitud existencial para consigo
mismo, permitiéndole su autoliberación y a su vez posibilitándole un distancia-
miento de su propia obra. El sentido de dicha actitud es común para la ironía
socrática y para la romántica.
Al analizar el Lyceums-Fragment 108 veíamos cómo Schlegel concede a la
ironía el carácter de licencia más legítima y necesaria. Ello conduce no a una
paradoja confusa y desconcertante, sino al núcleo de toda la cuestión filosófica
que encierra el concepto de ironía romántica. La formulación del citado frag-
mento trasluce una idea fundamental del pensamiento filosófico de Fichte. Se
trata del principio de subjetividad, esto es, de la libre autodeterminación del yo:
«Ichheit ist in sich zurückgehende Tätigkeit des Ich, Subjekt-Objektivität.»
(Fichte, 1924: 502). Fichte defiende la teoría del yo como sujeto absoluto, el
«Ich». Sitúa a este en el centro de todo suceso, y a expensas de él se origina el
mundo de la realidad, es decir, el otro yo, el «Nicht-Ich».
No hay que caer, sin embargo, en el error de afirmar que la ironía romántica
nace únicamente de la interrelación de lo finito e infinito, de lo absoluto y rela-
tivo. Es fruto de una relación interactiva de elementos contrarios más amplia,
base de la paradoja y condición indispensable que estructura la síntesis antitéti-
ca que configura la ironía romántica. Esta síntesis de elementos contrarios se
apoya asimismo en el principio fichtiano de subjetividad (cf. Fichte, 1970:
23ss.): «Ironie ist Analyse der These und Antithese.» (Schlegel, 1957: 93). Dicha
relación abre las posibilidades dialécticas sobre este concepto en el ámbito artís-
tico y, consecuentemente, literario. Así, en el Lyceums-Fragment 37 (Minor,
1882: II, 187ss.) Schlegel establece las condiciones de la comunicación artística.
En este fragmento aparecen nuevos conceptos determinantes para la acepción de
ironía como principio literario, siempre dentro de una relación contrastiva:
«Selbstbeschränkung» y «unbedingte Willkühr» están aquí interrelacionados y
206
ÍNDICE
ambos opuestos a «Illiberalität». Del mismo modo que Schlegel en el fragmen-
to 108 hablaba de libertad como algo necesario y legítimo, en el fragmento 37
califica la arbitrariedad de necesaria, absoluta y razonable. Estos calificativos
hacen que la arbitrariedad haya de interpretarse en un sentido positivo y desde
el punto de vista artístico como «Laune», y no como mero capricho, sino actuan-
do de forma autónoma e independiente, esto es, libre, según su propia naturale-
za. Dicho término lo circunscribe igualmente dentro del dualismo conceptual
contrastivo: «Laune ist in der Mitte zwischen Freude und Schmerz, zugleich
positiv und negativ.» (Schlegel, 1956: 167). Ello quiere decir que la arbitrarie-
dad se ha de imponer sus propios límites, de ahí su relación antitética con
«Illiberalität». Viene a ser, por tanto, una autodeterminación, libre pero a la vez
necesaria y comprometida, resultado del arbitrium liberum y no del arbitrium
brutum.1 Al dotar Schlegel la arbitrariedad de los adjetivos «unbedingt» y
«notwendig» le exige la autolimitacion de su libertad. Si no estuviera limitada por
estos calificativos, es decir, si no fuera esencial y necesaria, dicha autolimitación
se convertiría en destrucción de la propia arbitrariedad. Ello implicaría la destruc-
ción del yo libre, imprescindible para toda creatividad artística, convirtiéndose en
mero capricho o subjetivismo negativo.2
El fragmento 37 plantea también los conceptos «Selbstschöpfung» y
«Selbstvernichtung». Ambos están empleados como alternativa para la auto-
determinación libre no solo del artista, sino también del ser humano. Juntos
potencian la «Selbstbeschränkung», tal y como apunta también el Lyceums-
Fragment 28: «Selbstbeschränkung, also ein Resultat von Selbstschöpfung
und Selbstvernichtung.» (Minor, 1882: II, 186; cf. también Schlegel, 1957:
38). En el término «Selbstbeschränkung» está implícito el concepto de ironía
como resultante de la interacción entre «Selbstschöpfung» y «Selbstvernich-
tung». Con dicho término Schlegel quiere expresar la libertad incondicional y
a la vez necesariamente responsable que el artista, como tal y como ser huma-
no, ha de tener para consigo mismo y ante cualquier vínculo demasiado fuer-
te que le una a lo creado por él. Para Schlegel, la autodeterminación del ser
humano se realiza solo a través de la propia voluntad, sin que esta «weder
1. Friedrich Schlegel basa su acepción de arbitrariedad en la importante distinción que hace Kant
de este concepto en su Transzendentale Dialektik: «Die Freiheit im praktischen Verstande ist
die Unabhängigkeit der Willkür von der Nötigung durch Antribe der Sinnlichkeit. Denn eine
Willkür ist sinnlich, sofern sie pathologisch (durch Bewegursachen der Sinnlichkeit) affiziert
ist; sie heißt tierisch (arbitrium brutum), wenn sie pathologisch nezessitiert werden kann. Die
menschliche Willkür ist zwar ein arbitrium sensitivum, aber nicht brutum, sondern liberum;
weil Sinnlichkeit ihre Handlung nicht notwendig macht, sondern dem Menschen ein Vermögen
beiwohnt, sich unabhängig von der Nötigung durch sinnliche Antriebe von selbst zu bestim-
men.» (1913: II, 375).
2. Strohschneider-Kohrs (1977: 37) hace hincapié en el sentido estético objetivo de la ironía, reco-
nociendo en ella el carácter positivo de la arbitrariedad.
207
ÍNDICE
innern noch äußern Schranken unterworfen ist» (Minor, 1882: I, 13). En la
exigencia de la autolimitación se manifiesta la negación del mundo, de la rea-
lidad misma. Es, por tanto, un elemento constituyente de la autodetermina-
ción que presupone un elevado grado de distanciamiento, tanto de sí mismo
como de su propia obra.
Los términos «Selbstschöpfung», «Selbstvernichtung» y «Selbstbeschrän-
kung», que llevan implícitos los componentes de negación y de nihilismo, se
traducen en los fragmentos 28 y 37 de una forma positiva, y son imprescindi-
bles, según Schlegel, para la verdadera interpretación de la libertad creativa.
La interacción de estos tres conceptos, expresa, como ninguna otra, la función
más esencial y relevante de la ironía como principio literario, esto es, como
agente potenciador del impulso creativo artístico.3
Al final del fragmento 37 Schlegel vuelve a referirse al concepto «Selbst-
beschränkung» al hablar de posibles errores del artista y del escritor, siendo
necesario establecer sus límites: «Man muß die Selbstbeschränkung nicht
übertreiben». (Minor, 1882: II, 188). De este modo, el concepto «Selbstbes-
chränkung» lleva implícito el de «Selbstschöpfung» al considerar a este últi-
mo como una primera fase en el proceso de creatividad, sujeto a una
transformación cualitativa por medio de la voluntad, de la libertad y de la limi-
tación. De ello se deriva que el verdadero fundamento de la interacción de
ambos conceptos estriba no en la distorsión de la ilusión en sí misma
(cf. Immerwahr, 1951: 173), sino en trascender la fuerza creativa limitada. Así
pues, podemos afirmar que la ironía es el resultado del «Moment der Nega-
tion» (Strohschneider-Kohrs, 1977: 36), es decir, una facultad que está deter-
minada por la lucidez y la más elevada negación, representativas del nihilismo
romántico.
3. Behler (1972: 68) define dicha función de la ironía derivada del oscilar entre «Selbstschöpfung»
y «Selbstvernichtung», fruto de lo cual nace la «Selbstbeschränkung» como «Meisterung des
künstlerischen Schaffensdranges».
208
ÍNDICE
de la obra creada, potenciándola directamente a través del arte absoluto y único
a lo universal e infinito. Es por ello que Schlegel pretende integrar este concep-
to en la misma dinámica de la vida al proclamar en el Athenäums-Fragment 116
la universalidad de la poesía a todos los ámbitos de la misma como máxima
exigencia (Minor, 1882: II, 220): «Die romantische Poesie ist eine progressive
Universalpoesie [...]. Sie will [...] und soll die Poesie lebendig und gesellig und
das Leben und die Gesellschaft poetisch machen.»
En los siguientes apuntes se reafirma en dicho carácter universal de la poe-
sía: «Die Materie der Poesie muß universell sein» (Schlegel, 1957: 164), «Indi-
vidualität und Universalität [sind] die Agenten der Poesie.» (Ibid.: 166;
cf. también ibid.: 163, 84). Dicha universalidad de la poesía conlleva a su vez
un carácter eminentemente social: «Das Volk muß leben und zwar Poesie
leben» (ibid.: 201), «Das gesamte Leben und die gesamte Poesie sollen in Kontakt
gesetzt werden; die ganze Poesie soll popularisiert werden und das ganze
Leben poetisiert» (ibid.: 141ss.), «Poesie muß und kann ganz mit dem Leben
verschmelzen.» (Ibid.: 163). De ahí que aludiera ya en el Lyceums-Fragment
108 a un «Lebenskunstsinn» (Minor, 1882: II, 198). Si el Athenäums-Fragment
22 emplea los términos «Ideales» y «Reales» para definir el concepto «trans-
cendental» (ibid.: II, 207), en el Athenäums-Fragment 238 se sirve también de
ellos para aplicar dicho término al ámbito poético, implicando totalmente en él
su acepción de ironía al definir la poesía como «Transcendentalpoesie»: «Es
gibt eine Poesie, deren Eins und Alles das Verhältnis des Idealen und des
Realen ist, und die also nach der Analogie der philosophischen Kunstsprache
Transcendentalpoesie heißen müßte.» (Ibid.: II, 242). En este aforismo, al defi-
nir la poesía romántica, Schlegel propone una poesía que contemple e integre
lo objetivo, y que, por medio de la proyección del sujeto en el objeto, llegue a
ser una «Poesie der Poesie» (ibid.), esto es, metapoesía, con lo cual está reco-
nociendo implícitamente la ironía como agente potenciacior del propio arte
poético. En el Athenäums-Fragment 388 eleva el término «transcendental» a la
máxima potencia: «Transcendental ist was in der Höhe ist, sein soll und kann»,
diferenciándolo del término «transcendent», que define como «was in die Höhe
will, und nicht kann oder nicht soll» (ibid.: 265). Cuando dice en el siguiente
apunte «In der Transcendentalpoesie herrscht Ironie» (Schlegel, 1957: 86), vin-
cula explícitamente la ironía a dicho concepto. De todas estas definiciones que
interrelacionan la ironía con el concepto «trascendental» se desprende que esta
es la expresión de una actitud existencial. Llegado a este punto de la reflexión
sobre la ironía, esta ya no se cuestiona, pues, una determinada realidad en un
momento determinado, sino toda la realidad histórica, cósmica, si se quiere,
adquiriendo el carácter de «Weltironie» (Kierkegaard, 1991: 267) o «allgemei-
ne Ironie der Welt» (Hegel, 1970: XVIII, 460). Con ello la subjetividad alcanza
una nueva dimensión dentro de la misma subjetividad.
209
ÍNDICE
Al aludir al «Weltgeist» (Minor, 1882: II, 325) de la poesía y de la filoso-
fía, Schlegel está dotando implícitamente a la ironía de la universalidad que
concede a ambas, y de una forma explícita cuando dice: «Die Ironie ist gleich-
sam die Epideixis der Unendlichkeit, der Universalität, von Sinn fürs Weltall.»
(1957: 161). Y al propugnar para el arte la interrelación entre filosofía y poe-
sía como condición sine qua non, y reconocer que «nur in ihnen kann auch das
einzelne Werk die Welt umfassen» (Minor, 1882: II, 325), está proyectando el
arte a lo universal y, consecuentemente, también la ironía. Ello implica total-
mente a esta en el arte poético y, por consiguiente, la eleva a principio litera-
rio, a «künstlerische Ironie.» Con ello abstrae la ironía de su componente
trascendental, puramente filosófico, y la absolutiza en su condición estético-
poética «zur Kunst gewordene Poesie» (ibid.: 355). Por tanto, esta es, ante
todo, una facultad intelectual muy especial dentro del arte que agudiza y
potencia las fuerzas creativas del espíritu que pugnan en conmoción interna,
dando como resultado la autoliberación del sujeto.
A modo de conclusión podemos afirmar que de todo este análisis sobre la
reflexión de la ironía en los postulados estéticos de Friedrich Schlegel hay que
destacar tres ideas fundamentales: la dialéctica en el proceso creativo artístico,
el elemento trascendental en la significación estética y la reflexión poética como
facultad sintetizadora de la paradoja irónica, es decir, la armonización de ele-
mentos contrarios. Estas tres ideas vienen representadas respectivamente por
tres conceptos que aparecen en sus postulados, de forma implícita unas veces y
explícita otras: la «poetische/künstlerische Reflexion», «Transcendental-/Uni-
versalpoesie» y el concepto «Paradox». Asimismo, en el proceso creativo artís-
tico, la ironía aparece siempre como el centro del equilibrio pendular en
constante movimiento que oscila entre fuerzas positivas, es decir productivas,
representadas por la «Selbstschöpfung», y fuerzas negativas, esto es, de autocon-
trol, representadas por la «Selbstbeschränkung» y la «Sebstvernichtung». Unas y
otras se interaccionan en la reflexión poética por medio de la dialéctica, dando
como resultado la «Selbsterhebung». Las dos funciones básicas de la ironía, esto
es, como facultad de la libre autosublimación y como síntesis antitética, no se
excluyen, sino que se complementan, haciendo de ella una conciencia que actua-
liza y potencia los principios fundamentales del arte.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
210
ÍNDICE
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Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft.
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dert und im Zeitalter der Romantik, Leipzig, Haessel.
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London, The Athlone Press.
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Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft.
STROHSCHNEIDER-KOHRS, I. (1977): Die romantische Ironie in Theorie und
Gestaltung, Tubinga, Max Niemeyer.
WALSER, M. (1981): Selbstbewußtsein und Ironie. Frankfurter Vorlesungen,
Fráncfort del Meno, Shurkamp.
WALZEL, O. (1938): «Methode? Ironie bei Friedrich Schlegel und bei Solger»,
Helicon, I: 153-182.
211
ÍNDICE
‘GREAT, BRILLIANT, SIMPLY
UNPUTDOWNABLE!’:
EXAGGERATED PRAISE IN ONLINE
CUSTOMERS’ REVIEWS
1. INTRODUCTION
213
ÍNDICE
their reviews will probably render more honest and emotional appraisal.
Pragmatic factors such as the anonymity of the reviewer, the lack of any kind
of relationship with the review and the characteristics of the target audience
are also considered.
2. THE STUDY
The corpus of this study consists of 50 online CRs displayed by the well-
known online bookstore Amazon in its British version (<www.amazon.co.uk>).
All the CRs analysed refer to the so-called ‘Hot 100 Books’ (Figure 1), defined
by the company as «The 100 titles Amazon.co.uk customers couldn’t live
without in the last 24 hours. Updated hourly». Most of them are fictional
bestsellers and their date of publication is quite recent: from November 2004
to March 2006. The latest search was performed on 20th March 2006.
Since the main objective of this study is to explore the way readers word
their praising evaluative comments, an initial larger corpus of Amazon CRs
was analysed and classified into three main groups – utterly positive, balanced
214
ÍNDICE
and utterly negative; only those in the first and second group, namely those
containing absolutely positive and balanced evaluation, were focused on.
The starting hypothesis was that pragmatic factors such as the anonymous
nature of the assessment rendered and the target audience —the general
public, a non-specialist audience made up of other readers considered as
peers— strongly influence the rhetoric of CRs so that the resulting discourse
may be more informal, more direct and less hedged than solicited opinions
from expert writers and reviewers.
3. COMPLIMENTING
«I absolutely loved it. Wouldn’t normally bother to write a review but I need to
share this with someone: the book is that good! You MUST read it.» (CR11 on
The Shadow of the Wind)
«I really enjoyed this book. The first essential for a good thriller is the setting
and the various places in France were described with great skill. The test is...
would you want to go there... and yes, I would. […] I felt the book lived... I
was there... it was a page turner and please don’t compare it with the Da Vinci
Code…» (CR1 on Labyrinth)
«This is one of those books that grips you like no other. I couldn’t put it down: life
had to go on hold whilst this was in my hand.» (CR2 on The Shadow of the Wind)
«The Last Templar is just fabulous and a rare creature: a book that just grabs
you and charges ahead at a breathless pace, while at the same time giving you
a wealth of fascinating information.» (CR6 on The Last Templar).
All CRs appear under a heading, usually a short catchy phrase, usually an
adjective or an exclamation, which summarises and anticipates the tone of the
ensuing review, and also serves to catch the reader’s eye. In this sense, their
function is similar to that fulfilled by blurbs. Examples:
215
ÍNDICE
«Love it» (CR2 on Labyrinth)
«Brilliant!» (CR1 on Cell)
«Engrossing, absorbing, stunning» (CR7 o n The Shadow of the Wind)
«Sit back and get swept away!» (CR5 on The Last Templar)
«The Time of my Wife» (CR2 on The Time Traveler’s Wife)
The use of stars —from one to five— in order to rank the book also aims
to pique the reader’s attention (Figure 2). In this sense, star ranking functions
as a most expressive rhetorical device which conveys meaning in a direct and
symbolic way.
Finally, cliché positive comments are abundantly used in CRs. These highly
conventionalised evaluative statements resemble official blurbs, as these
examples show:
216
ÍNDICE
3.3. Balancing criticism with praise
While a previous study (Gea Valor, 2006) focused on the lack of mitigation
and excessive straightforwardness of amateur reviewers in their negative
assessment of books, the combination of criticism and praise to tone down the
former appears to be a common strategy favoured by readers. Adversative and
concessive constructions are the most typical syntactic realisations of this
rhetorical practice so that the final resulting tone of the evaluation is positive.
The following excerpts clearly illustrate this practice:
«The only problem is that the beginning is a bit slow but once you get into it,
it really picks up the pace.» (CR3 on The Last Templar)
«My one criticism would be that for me the book ended somewhat prematurely
[…] however, despite my disappointment, the last section of the book still kept
me captivated.» (CR4 on The Last Templar)
«Annie Proulx is an excellent writer, and even though I found it occasionally
difficult to relate to her main characters […], I can still understand the themes
of longing, despair, disappointment, and yes, love, too.» (CR3 on Brokeback
Mountain)
«A fascinating read, occasionally flawed, but full of rich ideas and characters.
If only real science fiction writers could learn to colour their characters with a
bit of motivation and emotion, too.» (CR8 on The Time Traveler’s Wife)
«It also surprised and disappointed me that there were no Jewish characters in
the book, but maybe Nemirovsky felt that one of her earlier novels, David
Golder, had said enough on the subject of Jews.» (CR1 on Suite Française)
«I have to say that I only bought this book because of the hype, but when I
started to read it I could not put it down. It is a great story and although it is
fictional, Dan Brown really makes you believe. It’s a great book» (CR9 on The
Da Vinci Code)
«I wasn’t sure about picking this one up, but the other glowing reviews here
made me take the plunge. Glad to report they weren’t wrong. It’s a cracker.»
(CR5 on The Last Templar)
«I am glad to see so many praises by other readers» (CR1 on The Time
Traveler’s Wife)
217
ÍNDICE
3.5. Recommendations
«If you like lightweight pop fiction thrillers, check out the little known Tourist
in the Yucatan, a Da Vinci Code for the Americas!» (CR7 on The Da Vinci Code)
«If you like it you’ll probably also enjoy Iain Pears’ Instance of the Fingerpost,
Caleb Carr’s The Alienist, Charles Palliser’s The Unburied & Qunicunx and, of
course, Eco’s Name of the Rose.» (CR7 on The Dante Club)
1) Have you ever used the Internet to find, browse or purchase books?
2) Do you take ‘official’ reviews in blurbs into consideration for your
purchase?
3) Internet blurbs also offer customer’s reviews (CRs). To what an extent
would a CR influence your decision to buy a book?
As for the first question, most of the respondents recognised using the
Internet as an effective tool to browse and purchase books. However,
regarding the second and third questions, the responses were more varied.
There was general agreement on the fact that the credibility of official reviews
depends very much on the critic’s authority and reputation, as well as that of
the newspaper or magazine where the review has been published. At the same
time, however, certain suspicion was shown as to where the loyalties of those
critics remained, due to possible biased commitments with publishing houses,
as the following sample answer suggests:
Not much. I believe they either ‘choose’ the good ones or the people who are asked
to write a review on a certain book may feel kind of ‘forced’ to give a positive one.
218
ÍNDICE
In this sense, CRs are generally perceived as more honest and sincere, since
they have supposedly not been skewed or manipulated by editors. The fact that
CRs appear online in an open forum may also contribute to this perception.
5. CONCLUSIONS
This preliminary study of the rhetoric of online CRs has focused on the way
amateur reviewers compliment books. The results indicate that readers tend to
praise the books they have enjoyed without any reserve, sometimes even
excessively, although, contrary to initial expectations, some degree of hedging is
also favoured in what can be interpreted as an attempt to balance the negative
force of critical comments and render a general positive evaluation of the book.
REFERENCES
219
ÍNDICE
EXPRESIONES EUFEMÍSTICAS
EN LA PRENSA DIARIA1
1. Para ciertas precisiones terminológicas son interesantes, entre otros, los siguientes trabajos:
Rabanales (1953), Senabre (1971), Casas Gómez (1986, 1995, 1996, 2005).
2. Los conceptos de eufemismo y disfemismo han sido claramente delimitados por Allan y
Burridge (1991): «An euphemism is used as an alternative to a dispreferred expression, in order
to avoid possible loss of face either one’s own face or, through living offense, that of the
audience, or of some third party. [...] A dysphemism is an expression with connotations that are
offensive either about the denotatum or to the audience, or both, and it is substituted for a
neutral or euphemistic expression for just that reason».
3. En este apartado, por motivos de limitaciones espaciales de los editores, solo haremos referen-
cia a los sustitutos eufemísticos que se emplean para evitar los agravios étnicos contra las per-
sonas de raza negra, aunque en la prensa encontramos, a menudo, discursos racistas donde salen
a la luz prejuicios contra los gitanos, los árabes, etc.
221
ÍNDICE
mos que fijarnos en cómo han cambiado las designaciones referentes a aque-
llos grupos o realidades marcados socialmente, por ejemplo los negros, los
homosexuales, los drogadictos… Lo negro se asocia con expresiones desfavo-
rables; nuestra lengua está llena de clichés lingüísticos que corroboran esta
afirmación: estar negro «estar enfadado», pintarlo negro «expresar el lado
negativo de algo», tenerlo negro «tenerlo difícil», trabajar como un negro
«trabajar mucho», verlo todo negro «adoptar una actitud pesimista», verse
negro «tener dificultades», pasarlas negras «pasar necesidades», tener la
negra «tener mala suerte». Lo negro, como color que señala la melancolía, el
pesimismo, la aflicción o el infortunio, se encuentra constantemente en el len-
guaje cotidiano. Por esto no debe extrañar que, al identificar lo negro como
generador de atributos de carácter negativo (mala suerte, ilegalidad, pesimis-
mo, deshonestidad…), se trate de evitar por todos medios este uso como refe-
rente de individuos.
Esto no es un hecho arbitrario; desde antiguo, simbólicamente este color es
entendido muy a menudo en su aspecto frío y negativo. Corominas y Pascual
(1981: s.v. negro) documentan, desde los primeros testimonios de nuestra len-
gua, los usos figurados de esta voz: la acepción «funesto» se nota ya en Ber-
ceo; asimismo, añaden que como sustantivo es ya antigua su sustitución
eufemística por moreno. Para Chevalier y Gheerbrant (1993) lo negro expresa
la pasividad absoluta, el estado de muerte. Es, pues, el color del luto, del duelo
sin esperanza.4 En lenguaje del blasón, el color negro se denomina sable (del
latín SABULUM «arena») lo que expresa sus afinidades con la tierra estéril. El
sable del blasón significa prudencia, sabiduría y constancia en las tristezas y
adversidades. El negro se asocia con la ausencia de color, de toda luz, provo-
ca el caos, la nada, las tinieblas, la angustia, la tristeza. Para la Biblia, antes
que fuera la luz, la tierra era informe y vacía, las tinieblas recubrían la faz del
abismo. Para la mitología grecolatina, el estado primordial del mundo es el
caos. El caos engendró la noche.
4. Udo Becker (1996: 228) manifiesta respecto a este color: «El negro aparece con frecuencia bajo
los aspectos de lo no diferenciado, lo abismal, para describir las tinieblas, el caos primitivo, la
muerte. […] Es el color del mal, de ahí la expresión magia negra. […] Desde el punto de vista
psicoanalítico las personas y los animales negros de los sueños significan los instintos, las ten-
dencias del inconsciente».
Por su parte, Juan-Eduardo Cirlot (19856: 324) compila en su diccionario el sentido de
negro aplicado al sustantivo hombre: «La imagen del hombre negro alude siempre a la parte
inferior humana, al magma pasional. Este hecho psicológico, comprobado en su empirismo
por los analistas, tiene un paralelo –u origen– en la doctrina simbólica tradicional, para la
cual las razas negras son hijas de las tinieblas, mientras que el hombre blanco es hijo del
sol o de la montaña blanca polar. Naturalmente, también puede tratarse de una mujer negra,
[…], la que posee el mismo sentido de inferioridad que en el caso del hombre negro o del
“etíope”».
222
ÍNDICE
El Diccionario de Autoridades, s. v. negro registra las acepciones «more-
no o que le falta la blancura que le corresponde», «se toma figuradamente por
triste y melancólico», «se toma también por infeliz, infausto y desgraciado»,
«se llama asimismo al Etíope, porque tiene ese color», «en la Germanía vale
astuto y taimado». Pero, caben destacar las expresiones recogidas en este dic-
cionario boda de negros «expresión, que por modo de apodo, se aplica a cual-
quier función en que hay mucha bulla, confusión, grita y algazara», y no
somos negros «frase con que se nota al que trata a otro mal de palabra, u obra
con superioridad, previniéndole no debe juzgarle esclavo, porque regularmen-
te lo son los negros».
Visto el significado simbólico de este color y sus connotaciones negativas,
no es extraño que se intente encontrar sustitutos eufemísticos cuando se hace
referencia a las personas de raza negra.5
Beatriz Varela (1992) ofrece un buen número de expresiones utilizadas en
el habla popular para referirse a los negros (charolitos, tizones, morenos, cho-
colates…). El carácter irónico de estas expresiones es manifiesto: cuando un
concepto es tabuizado, genera gran número de sinónimos en torno a él. Ahora
bien, toda esta riqueza sinonímica contrasta con el lenguaje culto empleado
dentro de un estilo de habla formal: las expresiones son escasas y sus conno-
taciones más positivas: gente o personas de color, afroamericanos (solo en
Estados Unidos), morenos, trigueños, subsaharianos…
A pesar de la clara intención eufemística de estos usos, estas expresiones
no son útiles como forma sustitutiva. Gente o personas de color posee un
carácter neutro, ambiguo e impreciso, ¿acaso los blancos son incoloros? Afro-
americano evoca el origen africano de los antepasados de estas personas y
alberga referencias étnicas positivas. Sin embargo, su uso solo es aplicable en
el contexto norteamericano. Alvar Ezquerra (2003: 12) compila esta entrada y
aduce ‘de los negros de América del Norte’, pero además registra negroameri-
cano ‘de los negros norteamericanos’. Recoge asimismo otras voces como
afroantillano ‘de los negros de origen antillano’; afrobahiano ‘de los negros
de Bahía (estado de Brasil)’; afrobrasileño ‘de los negros de Brasil’; afrocari-
beño ‘negro de un país del Caribe’ y ‘de los negros del Caribe’. En muchos
países de América (Argentina, Colombia, Chile…) la denominación general
para referirse a estas personas es la de afrodescendientes, que no hemos docu-
mentado en ninguno de los diccionarios consultados.
5. El mismo diccionario académico corrobora estos sentidos simbólicos en las acepciones: «7. adj.
Clandestino, ilegal. Dinero negro; 8. adj. Dicho de ciertos ritos y actividades: Que invocan la
ayuda o la presencia del demonio o del poder maligno. Magia, misa negra; 9. adj. Muy sucio;
10. adj. Dicho de la novela o del cine: Que se desarrolla en un ambiente criminal y violento;
12. adj. Sumamente triste y melancólico; 13. adj. Infeliz, infausto y desventurado; 15. adj.
coloq. Muy enfadado o irritado. Estaba, se puso negro».
223
ÍNDICE
Moreno se usa para designar al negro, al árabe, al mestizo. Se refiere de
modo genérico a cualquier raza no completamente blanca. Además pensamos
que ha perdido parte de su valor eufemístico y que a menudo tiende a convertir-
se en un insulto de tipo racista.6 El Diccionario de Autoridades, s.v. moreno
comenta: «llaman también al hombre negro atezado, por suavizar la voz negro,
que es la que le corresponde. Quev. Amistad llaman al amancebamiento, trato a
la usura, burla a la estafa… valiente al desvergonzado, cortesano al vagabundo,
al negro moreno».
Rubén Darío Julio a propósito de la sustitución del tratamiento negro por
el tratamiento moreno aduce (1987: 66-67):
Los hispanohablantes blancos tuvieron que admitir su error, pero al no poder des-
pojarse de su complejo de superioridad, en vez de cambiar su actitud frente al
negro, cambiaron negro por moreno. Es más fácil sustituir un vocablo que dejar
un hábito. El término moreno se convierte así en un eufemismo, innecesario si no
existiera el complejo de culpa: de que se es injusto con la raza negra; de que el
negro se ofende si se le dice negro, porque el vocablo porta una tremenda carga
negativa, depositada en él por los blancos, a veces no tan blancos como lo supo-
nen. El sólo hecho de emplear una fórmula eufemística es una confesión de la
negatividad subyacente al término negro.
6. Moreno es voz derivada de moro, del lat. MAURUS. Según Corominas y Pascual (1991:
s.v. moro) «es una de las palabras más importantes y antiguas, entre las que tienen el sufijo más
bien raro –ENUS; pero ante la aplicación sorprendente de una terminación prerromana a una raíz
romance, y ante testimonios mozárabes de los ss. XI y XIII sería lícito sospechar que el deriva-
do *MAURINUS se cambiara en maureno y moreno por la misma pronunciación arabizada […]».
En el siguiente párrafo, estos autores comentan la expresión andar a morena «pelearse», donde
afloran algunos prejuicios: «frase para amenazar con pelea […] quizá por el carácter peleante
de la raza negra o más bien de los moros, que son morenos […]».
224
ÍNDICE
inmigrantes en situación irregular. Efectivamente, entre 1972 y 1973, numero-
sas huelgas de hambre colectivas tuvieron lugar en toda Francia para la obten-
ción de la carta de residencia y contra las leyes de inmigración. Es en esa
época cuando apareció el término sans-papiers, utilizado en las organizacio-
nes de izquierda que apoyaban los movimientos de los inmigrantes. Antes se
hablaba de trabajador inmigrante. Su utilización, de origen periodístico, evita
el uso de un término más despectivo como clandestino y no tiene la connota-
ción del concepto de irregularidad y de ilegalidad.
En nuestro país existen numerosas voces para designar a los negros, entre
ellas se oyen betún, conguito, negrata,7 es decir, denominaciones del habla
coloquial, familiar, con sentido peyorativo, que se emplean cuando se preten-
de menospreciar el valor de un objeto o persona.
En cuanto al español en la vigésima edición del DRAE aparece la entrada
negrear,8 y la tercera acepción reza «insultar a alguien tratándolo de negro»,
además se dice que es voz de Panamá; en la vigésima primera edición se man-
tiene la acepción y se extiende su uso a Perú. En la vigésima segunda edición,
las acepciones son diferentes y se dice que es voz propia de Colombia, Pana-
má, Perú y Venezuela con el significado de «menospreciar, tener en menos»,
y añade el ejemplo: te negrearon; no te invitaron a la fiesta. Según las noti-
cias que aporta Rubén Darío Julio (1987: 73) en Colombia se mantiene como
insulto.
En la prensa, cuando el adjetivo negro se refiere a la raza, etnia, no hay duda
a la hora de utilizar este adjetivo y se hace con toda normalidad («El cáncer
no discrimina a negros, asiáticos, indoamericanos u otras minorías» (El País,
12-05-02); «La mortandad infantil entre los blancos es de 13 de cada mil niños
y entre los negros de 60 por cada mil» (El Mundo, 10-05-96).9
7. Pharies (2002: 114-115) refiere que tradicionalmente, las palabras españolas terminadas en -ata
se dividían en varias categorías: latinismos que representan la forma femenina de sustantivos y
adjetivos en -atus; latinismos provenientes de sustantivos latinos cuya terminación no corres-
ponde a -atus, -ata; numerosos italianismos; y palabras de origen diverso. Recientemente, este
sufijo ha cobrado nueva vida en el lenguaje juvenil. Es frecuente oír fumata, sociata, drogata,
negrata… Sanmartín Sáez (1998: 93) asevera que el origen del sufijo en este uso se documen-
ta primero en el argot de los delincuentes y luego se extiende al lenguaje juvenil. Para Camus
y Miranda (1996: 273) se trata de un sufijo epiceno de unos setenta sustantivos (entre ellos
negrata «negro») «cuya evidente relación formal se ve reforzada por el hecho de pertenecer a
una misma variante sociolingüística de tipo jergal».
8. Corominas y Pascual, s.v. negro registran el derivado negrear y añaden: «popularmente negre-
ar, *nigriar, podría venir el alav. y rioj. nidrio “amoratado”, “harto de comida o bebida”».
9. Para no desviarnos de nuestro tema, dejamos el ejemplo tal y como se ha recogido de la pren-
sa y no entramos a valorar la confusión del periodista entre mortandad y mortalidad, término
que debería haberse empleado en este caso.
225
ÍNDICE
2. EUFEMISMOS REFERIDOS A LA GUERRA
10. Este verbo, además de usarse en español para designar la muerte en combate, se emplea en
griego ι, en francés tomber, en alemán fallen y en inglés fall.
226
ÍNDICE
en la prensa como sustituto eufemístico de «muerto en el combate». Los diccio-
narios generales de la lengua registran como primera acepción del vocablo
femenino baja el sentido de «cese o abandono de una persona en un cuerpo, en
una profesión o en una asociación legalmente reconocida» y posteriormente
«muerte o desaparición en combate de una persona». Todas las locuciones y
modismos que se emplean en nuestro idioma con la voz baja están relacionados
con la idea de abandono de algo: causar baja «dejar de pertenecer a una asocia-
ción, a un grupo, etc.»; dar de baja a alguien «declararlo enfermo, lo que con-
lleva al cese temporal en el trabajo» o «registrar que ha dejado de dedicarse a
una actividad». Podríamos seguir con más ejemplos, pero consideramos que es
suficiente para corroborar que el uso de esta voz con el significado de «muerte
en el combate» está relacionado con la idea de abandono, dejación, en este caso
de la vida.
Entre las designaciones básicas para referirse a la privación violenta de la
vida destacamos acabar con. El verbo acabar como sustituto eufemístico de
«morir, fallecer» lo encontramos en el Diccionario de Autoridades (I: 31). En
este mismo diccionario se recoge la expresión acabar con alguno, e indica «es
matarle o perseguirle, hasta perderle y arruinarle». Cuervo, s.v. acabar, seña-
la: «5. Poner fin, destruir, consumir, apurar. Dícese tanto de lo físico como de
lo moral. 6. Matar; primariamente se dice del que ya está herido, luego del que
sucumbe al número, y por fin representa la acción lenta de las causas que traen
la muerte. 9. Morir, perecer (intrans.)». Corominas y Pascual (1991: s.v. aca-
bar) recogen este verbo como derivado del sustantivo cabo del latín CAPUT
«cabeza» y de ahí procede la acepción castellana «extremo de una cosa». Aca-
bar es «propiamente hacer algo hasta el cabo», es decir, hasta el fin.
La mayoría de diccionarios recogen la expresión acabar con algo o
alguien «destruirlo, aniquilarlo». Es fácil establecer una relación entre este
verbo y el hecho de matar. Acabar es alcanzar el punto final de algo, y el fin
de la vida es la muerte.
Otros sustitutos aplicados al campo de matar pertenecen fundamentalmen-
te a los ámbitos semánticos de la privación: eliminar, suprimir, quitar de en
medio. Se trata de sustitutos con los que se pretende lograr cierta atenuación
en la comunicación de la referencia real. Los hablantes aprecian claramente el
valor de privación que existe en estos verbos y esto permite atribuirles un cier-
to valor eufemístico, si bien es cierto que han sido pronunciados por soldados
que relataban sus experiencias a los periodistas, en un ambiente informal,
coloquial.
El DRAE s.v. eliminar compila la acepción «matar, asesinar» y la única
información que facilita es que se trata de un verbo transitivo. Los dicciona-
rios de uso también recogen este sentido. El diccionario Clave en la 3.ª acep-
ción nos informa de que con el sentido de matar o asesinar es voz coloquial y
227
ÍNDICE
el Diccionario Salamanca en la 4.ª acepción «matar una persona a otra» aduce
que se trata de un eufemismo. Parece clara la extensión de este verbo con el
significado de matar, pero no precisamente en el campo de batalla. El contex-
to en el que se produzca este hecho violento no es relevante para determinar
su sentido: eliminar es privar a alguien de su vida. El DRAE no recoge el sen-
tido de «matar» en la entrada suprimir («tr. Hacer cesar, hacer desaparecer.
Suprimir un empleo, un impuesto, una pensión»).
De manera similar, encontramos el uso del verbo liquidar, que originaria-
mente significaba hacer líquido algo consistente. Se trata de un derivado del
sustantivo licor (procedente del latín LIQUOR, -ORIS «fluidez, liquidez», «líqui-
do») que en la octava acepción del DRAE y con la marca vulgar, se define como
«desembarazarse de alguien, matándolo». Liquidar significa literalmente
«Poner término a algo o a un estado de cosas» y «Gastar totalmente algo, espe-
cialmente dinero, en poco tiempo» (acepciones 4 y 5). En este caso se alude a
terminar con la vida de una persona empleando una metáfora que reduce la
carga negativa del acto o al menos le otorga un aire informal. Parece claro que,
por extensión del significado de esta acepción, se ha llegado al sentido meta-
fórico de matar que tiene hoy.
Estos verbos son aceptables socialmente hablando porque consiguen ocul-
tar el lado más crudo del objeto tabú. A pesar de que se han lexicalizado y han
perdido su ambigüedad original sirven de sustitutos eufemísticos porque per-
tenecen al campo léxico de la privación y el hablante los asocia con la priva-
ción de la vida.
Un caso diferente lo constituye el verbo neutralizar, que se usa con el senti-
do de matar hablando de rivales políticos en una situación de conflicto. La acep-
ción más próxima que recoge el DRAE es la que figura con el número 3
«tr. Anular, controlar o disminuir la efectividad de algo o de alguien conside-
rados peligrosos», donde veladamente se hace alusión a la idea de matar. La
diferencia en el uso de este verbo o los mencionados en los párrafos anterio-
res estriba, en primer lugar, en su aspecto diafásico. Suprimir, eliminar, quitar
de en medio se pronuncian en situaciones coloquiales y de familiaridad, y, en
segundo lugar, son verbos que se han lexicalizado y en cierta manera han deja-
do de ejercer su función de nombrar indirectamente al objeto tabú. Cuando
esto ocurre, los hablantes buscan un nuevo sustituto eufemístico para no recu-
rrir a voces inapropiadas, bien porque son malsonantes o porque dejan a la
vista crudas realidades. Por eso, en los medios de comunicación, se recurre
a la utilización de otro término, neutralizar, al que se le otorga un sentido
nuevo y así se puede seguir refiriéndose al objeto innombrable. El sentido de
neutralizar es más ambiguo que el de abatir, ejecutar, matar y de ahí su éxito
en la prensa. De hecho las acepciones que recogen los diccionarios no tienen
nada que ver con la idea de matar.
228
ÍNDICE
Entre las expresiones más populares, recogidas de boca de soldados, desta-
can las siguientes: achicharrar, freír, asar, dar matarile... Nosotros las conside-
ramos sustitutos eufemísticos porque, al igual que eliminar o suprimir, ocultan
la realidad interdicta. Como derivado del verbo matar surge la locución dar
matarile a alguien que denota cierto juego fónico. El uso de achicharrar con
el sentido de «disparar sobre una persona y acribillarla» obedece a un sentido
figurado del verbo achicharrar en su primera acepción del DRAE «Freír, cocer,
asar o tostar un alimento, hasta que tome sabor a quemado». Es decir, la perso-
na queda sin vida, figuradamente frita, por la acción de las balas. Achicharrar
es verbo derivado del sustantivo chicharrón «residuo de las pellas del cerdo,
después de derretida la manteca» (Corominas y Pascual, s.v. chicharrón). Se
trata de una raíz onomatopéyica CHICH- imitadora del ruido del chicharrón al
freírse. Achicharrar, antes chicharrar [Quevedo], «abrasar» procede de la
misma onomatopeya. El sentido figurado de matar es evidente.
En la macroestructura freír, el DRAE recoge el sentido de «acribillar» con
la marca coloquial y aduce como ejemplo Lo frieron a balazos, a tiros. Seco,
Andrés y Ramos (1999) s.v. freír recogen tres acepciones con la marca colo-
quial y los sentidos de «quemar o achicharrar algo o a alguien»; «acosar o
molestar insistentemente con algo», y, finalmente, «acribillar a balazos». En
estos casos se comprueba que estos sustitutos eufemísticos destacan un aspec-
to de un concepto en términos de otro: matar es freír, asar, achicharrar… Es
decir la conceptualización de matar en términos de las diferentes maneras de
preparar los alimentos. Además no debemos olvidar que las metáforas culina-
rias son frecuentes en la vida diaria: cocerse «emborracharse», quedarse frito
«quedarse dormido», tener frito a alguien «estar harto», tener achicharrado a
alguien «molestar», hervirle a alguien la sangre «enfadarse»…
En el extremo opuesto, encontramos la necesidad de impactar, de llamar la
atención del lector con la realidad más cruda. De ahí que en los titulares de las
noticias los sustitutos eufemísticos escaseen y los términos elegidos no ocul-
ten la realidad interdicta: se emplean los verbos matar, ejecutar, abatir…
229
ÍNDICE
te, en la sección destinada al Defensor del lector del diario El País, los lectores
se cuestionan acerca de la idoneidad o no de estas expresiones.11 El sustantivo
borroka, en los diccionarios bilingües (Elhuyar, Hiztegia 3000) se define como
«pelea, lucha, combate, enfrentamiento». Sarasola (1997) señala «Norbaitek edo
talde batek beste norbaiti edo talde bati garaitzeko, buru egiteko edo zerbait
lortzeko egiten duen indarrezko ahalegina» (Lucha que una persona o un grupo
hace contra alguien o contra un grupo para vencerle o para lograr algo).
Las cuatro palabras están estrechamente relacionadas con el mundo mili-
tar. Se refieren a acciones en las que intervienen fuerzas militares y tienen con-
notaciones positivas; lucha, combate, enfrentamiento son lemas que llevan
implícita la idea de defensa de unos ideales, de una causa justa y, como bien
refleja el DRAE en la acepción cuarta de la entrada lucha, se trata de resistir a
una fuerza hostil para alcanzar algún objetivo. Las personas que acuñaron esta
expresión, movidos por su ideología política, trataron de evidenciar el derecho
que les asiste de defenderse contra lo que consideran una fuerza invasora.
La traducción al español más habitual y de mayor difusión es violencia calle-
jera. Esta expresión ha sido objeto de duras críticas por algunos sectores de la
población, por considerarla demasiado genérica y no reflejar con nitidez la dura
realidad. En efecto, el DRAE define el término violencia como «f. Acción violen-
ta o contra el natural modo de proceder», microestructura que da lugar a las más
variadas interpretaciones. Alvar Ezquerra (2003: 1334) la compila entre sus
páginas como «Conjunto de acciones violentas llevadas a cabo, en plena calle,
por grupos pequeños de jóvenes de ideología radical contra las cosas o las per-
sonas».
El problema de fondo es el significado de la expresión. Lo que en euskera
tiene connotaciones positivas es una realidad sujeta a interdicción en castella-
no, por eso, no es apropiada la expresión genérica violencia callejera. En algu-
nos medios se puede leer terrorismo callejero e, incluso hace algún tiempo se
hablaba de terrorismo de baja intensidad, como si de una magnitud física se
tratara. En definitiva, el sustantivo borroka «lucha, pelea, combate» tiene una
serie de implicaciones culturales que conllevan a entender los destrozos y
altercados ocasionados como algo noble, como acciones de justicia y de pres-
tigio para sus protagonistas. En español, por el contrario, se entiende como el
resultado de acciones totalmente negativas, dañinas y perjudiciales, fruto de la
irracionalidad. Esta inadecuación entre las expresiones en euskera y castella-
no se extiende al lenguaje periodístico que es usado como seña de identidad
de la propia postura ideológica del periódico de que se trate.
Respecto a la manera de referirse a los terroristas, en la prensa se encuentra
una variada gama de sinónimos. Si se trata de prensa ideológicamente próxima
230
ÍNDICE
al mundo de la denominada izquierda aberzale encontramos: activistas, militan-
tes, luchadores, gudaris… Por el contrario, los periódicos de ámbito nacional se
hacen eco de una variada gama de voces que, a menudo, se acompañan del adje-
tivo etarras: asesinos, terroristas, matones, pistoleros... En general, el terrorista
es el que domina o se impone por medio del terror. Se observa que es la situa-
ción pragmática no solo la que suscita, sino también la que justifica estos emple-
os sinonímicos de naturaleza eufemística. Un activista es, según el DRAE,
«Agitador político, miembro que en un grupo o partido interviene activamente
en la propaganda o practica la acción directa». ¿A qué se refiere el diccionario
académico con «practica la acción directa»? Militante es «la persona que prac-
tica la milicia», es decir, relacionado con el arte de hacer la guerra. Luchador
designa a la persona que lucha, esto es, la que combate a una fuerza hostil. Com-
probamos, pues, que tanto activista, como militante o luchador son sustantivos
que no tienen nada que ver con la imposición del terror, sino con la práctica
militar.
Entre los partidarios de ETA, se llama en ocasiones gudaris a los miembros
de esta organización. Es voz vasca procedente de guda «guerra» y el sufijo ari
que indica oficio. Los gudaris eran los miembros del Ejército Vasco (Eusko
Gudarostea) en la Guerra Civil Española.12 Es uno de los sustantivos más
extendidos entre los simpatizantes del mundo aberzale. Alvar Ezquerra (2003)
lo recoge en su diccionario con el significado de «soldado del ejército vasco
durante la Guerra Civil Española». Sarasola, s.v. lo define como «gerra egiten
duena (el que hace la guerra)», «soldadua, berezk. Eusko Gudarosteko solda-
dua (soldado, principalmente, soldado de Eusko Gudarostea)».
En la otra cara de la moneda encontramos las designaciones extendidas en
los medios de comunicación de ámbito nacional: asesinos, matones, pistole-
ros, etarras… Todos estos sustitutos encierran la idea de matar a alguien con
premeditación y alevosía, pero en el caso de pistolero se añade además un
rasgo fundamental: el uso de la pistola mercenariamente (DRAE, s.v. pistolero
«Hombre que utiliza de ordinario la pistola para atracar, asaltar, o, mercena-
riamente, realizar atentados personales»). Matón es voz relacionada con el
verbo matar y por asimilación fónica se utiliza con el mismo sentido que pis-
tolero o asesino; sin embargo, el DRAE define matón como «m. coloq. Hombre
jactancioso y pendenciero, que procura intimidar a los demás», y ya en el Dic-
cionario de Autoridades podemos leer: «MATÓN. f.m. Guapetón, espadachín y
pendenciero, que afecta valentía y quiere poner miedo. Lat. Sicarius». Es
decir, que el término matón no conlleva el rasgo pertinente de matar, sí el de
infundir o causar miedo.
12. Eusko Gudarostea fue la denominación utilizada por el ejército nacionalista vasco durante la
guerra civil, que luchó en el frente del Norte contra las tropas de Franco.
231
ÍNDICE
Etarra es un término formado sobre las siglas ETA (Euskadi eta Askatasuna)
y el sufijo que indica procedencia y sirve para la formación de gentilicios -darra,
-tarra. En el DEA se define como «de la organización terrorista ETA». En ocasio-
nes, se usa como elemento formativo de sustantivos compuestos, sobre todo, con
las voces asesino y pistolero: pistoleros etarras, asesinos etarras.
4. CONCLUSIONES
Los rodeos eufemísticos son muy empleados por la prensa para hacer más
apacible la cruda realidad con la que se encuentran a diario los ciudadanos cuan-
do leen las páginas de cualquier periódico. Si neutralizar puede funcionar como
un uso eufemístico para matar o matanza es precisamente por su carácter ambi-
guo y polisémico. La realidad es la misma, pero no el efecto que produce. Efec-
tivamente, nos encontramos ante un procedimiento de creación léxica de gran
éxito entre los trabajadores de los medios de comunicación quienes recurren a
diversos procedimientos de creación eufemística: 1) la simbología: se trata de
voces asociadas con expresiones desfavorables y que simbólicamente se entien-
den por su aspecto negativo; 2) la existencia de estos sustitutos eufemísticos ya
en latín o en determinados lenguajes especializados, donde única y exclusiva-
mente pueden designar un concepto; 3) otros eufemismos se crean por asocia-
ción de ideas, es decir, pertenecen a un ámbito semántico concreto, los hablantes
aceptan la relación entre un objeto tabú y el sustituto eufemístico básico y a par-
tir de ahí los términos emparentados con el que toman como básico se pueden
usar para hablar del objeto tabuizado; 4) la utilización de un término al que se le
otorga un nuevo sentido; 5) finalmente, las implicaciones culturales e ideológi-
cas que acompañan a muchos términos y que conllevan a entenderlos de mane-
ra totalmente opuesta según quien acuñe la expresión.
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232
ÍNDICE
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234
ÍNDICE
DE LOS APODOS Y MOTES DE TODA
LA VIDA A LOS NICKS DEL CIBERHABLA.
HACIA UNA CARACTERIZACIÓN
LINGÜÍSTICA DE LOS CHATS
A PARTIR DE LOS NICKS
1. INTRODUCCIÓN
2. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO
Puesto que los nicks forman parte indispensable de una peculiar forma de
comunicación, nuestro estudio adopta como marco teórico la perspectiva prag-
mática, que considera siempre los hechos lingüísticos sin separarlos del con-
texto en que surgen y donde deben ser interpretados. Por ello, en nuestro
análisis hemos considerado los nicks en el contexto en el que surgen y para el
que surgen: en un marco singular, que Crystal (2002) ha llamado «un genuino
“tercer medio”», «suma de habla + escritura + otras propiedades que ofrece el
medio electrónico» y cuyas producciones muchos estudiosos, como Yus (2001),
consideran textos escritos oralizados, que incorporan vías compensatorias de la
ausencia de canal auditivo-vocal. Este marco electrónico diferente del marco
real nos permitirá además distinguir el nick del apodo tradicional.
Por otra parte, el desarrollo de la pragmática en las últimas tres décadas ha
fructificado en diferentes perspectivas y teorías que nos han resultado útiles
235
ÍNDICE
para los objetivos de nuestro trabajo. Así, el principio de cooperación de Grice
(1975), la teoría de la relevancia de Sperber y Wilson (1986), y los estudios de
cortesía lingüística –Leech (1983), Brown y Levinson (1987), Haverkate
(1994), Bravo y Briz (2004)–, entre otros aspectos, nos permiten caracterizar
los nicks, y por extensión el chat, así como ampliar los criterios de clasifica-
ción de los nicks, hasta ahora muy estrechos.
En lo que respecta a nuestro corpus, indicaremos que está formado por
1.000 nicks, recogidos en dos portales españoles de Internet, <www.ya.com>
y <www.terra.es>, en sus respectivos canales de chat «#amigos más de 40»
(en este tipo de canales es mayor el número de usuarios y también mayor la
variedad de nicks que en otros canales temáticos). Los datos se recogieron
entre febrero y julio de este año, en días no consecutivos, normalmente entre
las 10 y las 12 de la noche (en el canal de Terra suele haber a esas horas una
media de 2.500 usuarios conectados). Hicimos la selección de nicks al azar,
aunque un buen número de ellos corresponden a usuarios que solían repetir los
nicks durante varias sesiones.
236
ÍNDICE
comienza con la difusión del uso de la documentación legal y notarial a partir
de la Edad Media.1 Los apellidos actuales en España derivan de diferentes
sobrenombres que, como hemos indicado, el uso convirtió en hereditarios.
Se suele decir que en la actualidad el uso y la costumbre de apodar o man-
tener los apodos se ha circunscrito a ámbitos rurales. Se citan los casos de pue-
blos que han optado por la publicación de sus apodos en el listín telefónico, en
lugar de sus apellidos, para facilitar la localización de sus habitantes.2 En Inter-
net existen páginas web en las que se relacionan los motes de los vecinos de
tal o cual pueblo, en un intento de preservarlos del olvido.3 Sin embargo, no es
cierto que la costumbre de apodar esté desapareciendo, ni de que sea un hábi-
to exclusivamente rural, pues la encontramos actualmente en muy diferentes
ámbitos y estratos sociales: en el académico (apodos de los alumnos a los pro-
fesores o a sus propios compañeros), en el militar (frecuentemente en el ejér-
cito los soldados son designados, como en la Antigüedad, por su oficio, lugar
de procedencia, rasgos físicos…), en el deportivo (conocida es la costumbre
sudamericana de apodar a los futbolistas («El Pelusa» [Maradona], «El Piojo
López»), en el cultural (cantantes flamencos como «Camarón de la Isla» o
cantantes de hip-hop como «Eminem») y en el mundo de la marginalidad y la
delincuencia («El Vaquilla»).
1. Notarios y escribanos junto al nombre de pila del interesado hacían constar el nombre de su
padre, su apodo, profesión, título o procedencia. También la documentación eclesiástica medie-
val, cuyo vehículo de expresión era el latín, desde el siglo IX, solía presentar el individuo más
el nombre del padre en forma genitiva: Antonio filius Petri («Antonio hijo de Pedro») o el nom-
bre de nacimiento del individuo más su título nobiliario o grado eclesiástico: Franciscus mona-
cus («Francisco monje») o Bernardus baronus («Bernardo barón») (ejemplos tomados de Faure
et al., 2005:XVIII).
2. En Cedillo (Cáceres). La idea surgió porque en el pueblo, a pesar de tener sólo 600 habitantes,
hay varias personas con los mismos nombres y apellidos, y residentes en la misma calle. Como
indica Texeira (2006): «Dos Gonzalo Faustino Riscado que residen en la calle Comandante
Carrillo. Sin embargo, uno aparece como Gonzalo Cultuvio. Problema solucionado.»
3. Algunos apodos de Valbona (Teruel): <www.upv.es/%7Efizquier/la_carroncha/numero2/motes.
html>; de Tubilla del Lago (Burgos): <www.tubilladellago.com/apodos/html>; de Lopera y
Pegalajar (Jaén): <personal.telefonica.terra.es/web/sierra-magina/articulos/apodo_en_los_ pue-
blos_de_lopera_y.htm>; en Munera (Albacete): <www.munera.es/ocio_arch/apod_arch/apod.
htm>. Estos serían algunos ejemplos de páginas web que hemos elegido al azar.
237
ÍNDICE
poder intervenir en una sesión de chat.4 Sin embargo, las diferencias entre
estos apodos tradicionales y los nicks son muy claras y las vamos a señalar.
(En adelante, nos referiremos a los apodos en entornos reales como apodos
simplemente, y a los que aparecen en entornos virtuales como nicks.) En pri-
mer término existe una divergencia muy marcada en cuanto a la asignación del
sobrenombre. Normalmente quien lleva el apodo es porque ha sido «bautiza-
do» de nuevo por un determinado grupo o comunidad. Por el contrario, el nick
es elegido voluntariamente por el propio usuario. Y esta elección, como vere-
mos después, resulta fundamental para el éxito de la sesión de ciberhabla que
se dispone a realizar. Pero además esta elección en muchos casos responde a
una perspectiva muy alejada de la que prima en la creación de los apodos tra-
dicionales. Si, como indicábamos antes, el apodo muchas veces está basado en
los defectos corporales de las personas y, añadamos ahora, suele ser burlesco
o satírico (también referido a aspectos etopéyicos de la persona), en el nick por
el contrario solemos encontrar la mayoría de las veces la hiperbolización de
cualidades agradables (<supermimosa>, <RESALÁ>, <muyguapo>), aunque
también hay quien se menosprecia o ridiculiza (<Pardilla>, <MUJER-PERVER-
SA>, <Feissim-ooO>, <escritoramala>, <eNERGUMENo>, <Dómine_Cabra>).
En segundo lugar, como hemos indicado más arriba, el apodo se convierte en
muchos casos en una denominación permanente. Dura años, muchos años por-
que llega a hacerse hereditario. Por el contrario, la propia naturaleza del chat
(en la que ahondaremos más abajo) hace que un nick sea efímero. Puede durar
lo que dura una sesión o incluso menos, porque el usuario puede cambiar de
nicks cuantas veces quiera. O puede usarlo intermitentemente, cuando le ape-
tezca o se conecte.5 En tercer lugar, el apodo, como el nombre propio, cumple
una función referencial. Todo el mundo sabe quién es “El Pelusa” (Maradona)
o en la pandilla de adolescentes nadie se confundirá al referirse a “El Gafitas”
4. Definimos aquí algunos conceptos básicos: CHAT: La conversación virtual por Internet, popu-
larmente conocida como chat (tomada del término inglés «charlar»), la definió Mayans (2002:
19) como «aplicación informática –software– que, haciendo uso de la conexión a Internet, per-
mite la comunicación escrita inmediata y simultánea de múltiples usuarios». CANALES: «los ser-
vicios que hospedan los chats organizan a sus usuarios en un número indeterminado de
subsecciones llamadas canales» (Ibid., 20). SESIÓN: «conexión a un servidor a través de la cone-
xión de Internet. Así, una sesión de Chat significa conectarse a ese determinado servidor y hacer
uso de él. Una sesión de Chat puede durar quince minutos o prolongarse durante muchas horas.
Es un término más descriptivo que analítico, ya que sus parámetros concretos no están defini-
dos.» (Ibid., 30, nota 9). NICK o NICKNAME: «significa en inglés, nombre de guerra, es decir,
pseudónimo o apodo» (Ibid., 31, nota 10). Es indispensable poseer un nick para poder chatear,
y muchos usuarios al elegirlo optan por registrarlo que, para Mayans (Ibid., 31) «es establecer
algo así como unos derechos exclusivos sobre el apodo o nick que se haya escogido […] Regis-
trar un nick es algo así como legalizarlo, como inscribirlo en un registro civil local».
5. Sobre algunas experiencias de usuarios con sus nicks véase Mayans (2002: 200-202).
238
ÍNDICE
o a “El Jirafa”. Sin embargo, nicks como <chanel> o <ALIKANTYNO> no dejan
de ser formas de enmascaramiento de la verdadera identidad de los usuarios.
Sin embargo, esta oralización del texto escrito no implica, como remarca
Mayans, que se realice «una mera transcripción de una conversación oral»
(2002: 43), pues al tratarse de intervenciones tecleadas existe «una reflexivi-
dad, distanciamiento y estructuración muy superiores a las del registro oral»
(2002: 43). Al tratarse de textos escritos que el usuario vive, sin embargo,
como enunciados orales, deben buscarse vías que compensen la ausencia de
un canal auditivo-vocal en el chat (Yus, 2001: 112). Como han destacado
diversos estudiosos (Reid, 1994: 31-32; Ruedenberg et al., 1994; Jaffe et al.,
1995; todos ellos citados por Yus, 2001: 113-114) los usuarios recurren a inno-
vaciones tipográficas, como variaciones intencionadas en la ortografía (vgr. dia-
lecto visual), el uso estratégico de las mayúsculas, las sustituciones léxicas
(pistas metalingüísticas de connotación paraverbal, por ejemplo escribir
«hmmmm»), los marcadores gramaticales (como el uso repetido de las excla-
maciones), y las composiciones icónicas (o emoti-conos).
Pero en esta interacción textual que es el chat quedan todavía algunos ele-
mentos por perfilar. La siguiente definición de Mayans (2002: 95) nos resulta
especialmente útil en este sentido: «El chat es un género (1) eminentemente
dramático en su realización, (2) televisivo en cuanto a sus estructuras forma-
les y (3) lúdico en cuanto a sus disposiciones y estrategias por parte de los
usuarios». Dramático en este caso viene referido a que los usuarios se con-
239
ÍNDICE
vierten en actores y público de una representación que ellos mismos van ela-
borando con sus intervenciones. En cuanto se abre la pantalla del chat vemos
un constante fluir de intervenciones. A un lado de la misma una lista de usua-
rios, nicks, que vienen a constituirse en el «dramatis personae» de la perfor-
mance (así llama Mayans a esta actuación colectiva) «con todo el sentido que
el verbo to perform tiene en inglés, hacer algo, y no sólo decirlo o pensarlo.
Realizarlo» (2002: 54). Siguiendo al mismo estudioso, «los personajes que
pueblan un chat son roles. Roles construidos mediante acumulación escénica
de características. Roles propios del usuario, que realiza a través de ellos, un
trabajo de exteriorización y dramatización de sus propias fantasías y/o reali-
dades, una narración vehemente del propio self» (2002: 220). Y en este rol,
como veremos después, la elección del nick puede ser muy importante.
Por otra parte, la relación del chat con la televisión es evidente y se mani-
fiesta especialmente en dos aspectos. El primero de ellos el soporte o forma-
to: la pantalla. El segundo tiene que ver con los contenidos y la expresión.
Como destaca Mayans (2002: 144) es enorme «la importancia de los referen-
tes mediáticos –especialmente televisivos– en los chats […] la mitología pro-
pia de la mayoría de los usuarios de los chats proviene del medio televisivo».
Incluso la expresión (onomatopeyas, frases hechas, chistes…) puede ir muy
influida por el lenguaje televisivo (y del cómic).
Por último, el componente lúdico. El quebrantamiento de las normas orto-
gráficas, las innovaciones tipográficas además de contribuir al aspecto de dis-
curso hablado del chat también se relacionan con una intención lúdica y, a
veces, estética por parte de los usuarios.
Todos estos aspectos están también presentes en los nicks y más tarde los
señalaremos y ejemplificaremos.
240
ÍNDICE
localidad, etc. En el caso de nuestro corpus el porcentaje es de un 51%, y todas
las categorías apuntadas por Bechar-Israeli están presentes en él: (1) apodos
relacionados con la literatura, personajes de cine y TV: <KAVAFIS>, <MAGUILA>,
<Audrey Hepburn>; (2) apodos relacionados con la flora y la fauna: <gatara-
ña>, <lobitagatuna>, <petunia>; (3) apodos referidos a gente famosa: <elvis-
presley>, <a—Luz_Casal>; (4) apodos relacionados con objetos de diferente
naturaleza: <AUDI>, < torres10>, <TROZO>; (5) apodos sobre las cualidades de
las personas: el carácter <supermimoso>, aspecto físico <tetona18>, estado de
ánimo <contenta-42>, profesión <abogada-50> o pasatiempos <kanviofotos—
- >; (6) apodos indicando afiliación a algún lugar: <kantabrucaaa>, <castello-
nenca>; (7) apodos que sitúan a la persona en algún tramo de edad
<JovencitaMadrid>, <maduratractiva>; (8) apodos que indican relación con
otra persona: <tunena>, <Tu_gatita>; (9) apodos sobre tecnología y el uso de
programas de ordenador: <nacho-msn>; (10) apodos que efectúan una meta-
comunicación sobre la anonimia de Internet: <nick>, <ANONIMA44>; (11) apo-
dos que el usuario utiliza para jugar con el lenguaje y las conversaciones
tipográficas: <donzipote>, <tortuga_huga>; (12) apodos basados en la onoma-
topeya: <ñamñam>; (13) apodos relacionados con el sexo: <poyyita_jugosa>;
(14) apodos provocativos: <jodemos>.
Sin embargo, este acercamiento nos parece incompleto porque considera-
mos que un nick informa de mucho más, sobre todo de las intenciones comu-
nicativas de los usuarios. En las siguientes páginas proponemos otros criterios
analíticos.
Podemos hablar de nicks simples (formados por una sola palabra: <AMADA>,
<Domus>, <eliot_> ), frente a nicks compuestos (formados por más de una: <car-
pediem>, <cocoloco>, <Dómine_Cabra> ). Son más habituales los segundos. Entre
las categorías morfológicas más empleadas, tanto para los simples como para los
compuestos, se encuentran los sustantivos (<frutos>, <kamelia>, <malizia> ) y los
adjetivos (<navarrica>, <provocativa>, <INCULTA> ), frecuentemente combinados
(<Poetaseductor>, <ViudAlegre>, <MUJER-PERVERSA>). Las implicaciones semánti-
cas y pragmáticas de esta abundancia de sustantivos y adjetivos son claras: interés
de los usuarios por indicar ciertas señas de identidad. Además de las combinaciones
de sustantivos y adjetivos pueden aparecer adverbios y numerales que amplían aún
más estas caracterizaciones: <lescarolina42>, <mujersumisa35>, <MUYDOTADO-
CAM>.
241
ÍNDICE
6.2. Consideración de toda una serie de implicaciones pragmáticas
242
ÍNDICE
tado de nicks entre los primeros –téngase en cuenta que en las horas que nos-
otros realizamos la recogida de datos había conectados unos 2.500 usuarios–,
puesto que los alias se ordenan alfabéticamente. Esta opción sin duda implica
el deseo del usuario de ser visto antes que otros y que, por tanto, sus posibili-
dades de interactuar puedan ser mayores. Nos encontramos, por tanto, ante un
recurso morfo-pragmático, pero no el único.6 También existe un nuevo tipo de
sufijos, que podríamos denominar meta-comunicativos, ya que informan de la
posibilidad de comunicarse e interactuar por otras vías, igualmente en la Red.
Así, es muy frecuente el sufijo –cam (abreviación de webcam), indicador de
que el usuario cuenta con uno de esos aparatos: <Butanerocam>, <MUYDOTA-
DOCAM> o con un servicio de mensajería instantánea –msn: <amiga46msn>,
<nacho-msn>.
- Acronimia: si en Internet son habituales acrónimos como HTML (Hypertext
Markup Language) y FAQ (Frequently Asked Questions), encontramos algunos
acrónimos en nicks como TKM (“te kiero mucho”), pero es un procedimiento raro
para estos usos.
- Otras formaciones más extrañas se dan por las combinaciones de letras y
números: <KL_50>, <A^Z>, <alfa1999>, <KIs02>.
Debemos destacar que todos estos recursos de creatividad lingüística son
habituales en Internet y vienen también expresados por los propios nicks.
Entre estos recursos tenemos que resaltar también aquellos que vienen moti-
vados por la falta de cualidades vocales (no verbales) del texto escrito y que
se usan para darle cierto aire de oralidad (recuérdese que consideramos las
producciones del chat como textos escritos oralizados). Nos parece importan-
te, a este respecto, la siguiente cita de Yus (2001: 142) referida a la actitud de
los hablantes en un chat y que consideramos aplicable también en concreto a
los nicks:
6. Este recurso (prefijación con a-) lo hemos encontrado en algunos diarios, en su sección de
anuncios por palabras, subsección “contactos”, (por ejemplo en La Verdad de Murcia) y pues-
to que todavía no es habitual en toda la prensa nacional, creemos que es una clara influencia de
los recursos de los chats en ese tipo de textos de los diarios. En una de las sesiones en las que
tomamos datos, sobre 2.750 conectados, contabilizamos 120 nicks que empezaban por a- más
uno o varios guiones; que empezaran por a (sin guión) 458. Esto confirma la relevancia que los
usuarios dan a colocar sus nicks al principio de la lista.
243
ÍNDICE
ciones como la manifestación mutua de compartir el dominio de una jerga, un
incremento en la sociabilidad por el aumento de connotaciones orales en el
texto, o el efectismo humorístico que a menudo se origina en los intercambios
conversacionales del chat).
Los casos de modificación textual en el chat que propone Yus (2001: 142-
147) son en buena medida asumidos y reflejados por los nicks:
I) Faltas de ortografía (voluntarias o involuntarias): <adabuena>, <aLUZi-
nada>.
II) Grafía fonética y dialecto visual: existen varias estrategias de oraliza-
ción del texto según estudió Androutsopulos (2000: 521-522):
- (orto) grafía fonética: <Brus_Guilis>
- (orto) grafía coloquial: <toifumailla>
- (orto) grafía regiolectal (dialecto visual): <Algoxidá> <apacionada>
- (orto) grafía prosódica: mediante repeticiones de letras (<alexxxxxxxx
xxss>, <marrrrrr> ) o mediante mayúsculas (<COSITADULCE>)
- (orto) grafía interlingüística: <aa-piterpán>
- (orto) grafía homofónica: sustituciones léxicas (<pk2>) y sustituciones
grafémicas (<ALIKANTYNO>, <anparo>, <wason>)
- abreviaciones, acrónimos, truncamientos: <camxtucam>.
Como indica Yus (2001: 145) existe una marcada vertiente lúdica en todos
estos usos.
244
ÍNDICE
medios (fotografías, trato real,…) podrán confirmar si esos nicks son contribu-
ciones verdaderas o no. La segunda máxima –la relevancia- siguiendo a Crystal
(2002: 74) en Internet tiene más que ver con factores de tipo social. Si el fin del
chat es conversar, sin duda, esos mismos nicks que acabamos de citar serían rele-
vantes. Otros aún más como <acariciameamor>, <acompáñame> o <hablamos>.
La máxima de cantidad también la cumplen a la perfección algunos nicks al
aprovechar totalmente el número de caracteres permitido, creando contribucio-
nes muy informativas: <jovbuscamadura>, <megustarialigar>, <mimaridonoes-
ta>. Todos los nicks anteriores responden perfectamente a la máxima de manera.
Otros, sin embargo, conscientemente optan por no ser claros: <A^Z>, <zxzxzx>,
<vcr3> (si bien estos casos son raros).
245
ÍNDICE
En el listado de nicks o usuarios de los canales que analizamos, encontramos
que la mayoría de ellos constituyen enunciados dispuestos alfabéticamente y que
semejan en cierta forma las páginas de contactos o anuncios por palabras de dia-
rios o revistas (con un mayor constreñimiento para los nicks como sabemos). De
hecho son muchos los nicks que comienzan con el verbo buscar, abreviado o
combinado de variadas formas. Al tratarse de nicks en los que prevalece el cum-
plimiento de las máximas de Grice sobre otras consideraciones, podemos decir
que con ellos el hablante (usuario) busca un intercambio transaccional. ¿Serán
nicks como <BuscoSexxo>, <BUXKOTETONAS>, <BuscoPecho120> descorteses?
Dependerá sin duda de la opinión del resto de usuarios y de sus fines al entrar
en ese canal. Quienes se identifiquen abiertamente con los intereses expresados
por esos nicks no los considerarán descorteses. Por el contrario, quienes se vean
agredidos al leer esos nicks los considerarán descorteses y rehusarán la interac-
ción. En el extremo opuesto pueden encontrarse nicks como <megustarialigar>,
<a-CON-AFECTO> en los que prima la cortesía, aunque alguna máxima de Grice
sea incumplida.
Aunque no es el propósito de este trabajo ahondar excesivamente en el
tema de la cortesía en los chats, ni de aplicar las diferentes teorías existentes
(resumidas por Escandell, 2006: 148-58), podríamos a partir de nuestro corpus
esbozar qué procedimientos emplean los usuarios al crear sus nicks para mos-
trar sus estrategias corteses (la cortesía es un conjunto de estrategias que deter-
mina la elección de ciertas formas lingüísticas). Si bien podemos considerar
inferior cuantitativamente los nicks que evidencian cortesía o descortesía,
frente a los que no indican ni uno ni otro valor (neutros), ciertamente los usua-
rios indican con sus nicks su deseo de distanciarse del destinatario (o de un
tipo de destinatarios): <Solocultos>, <no-tontos>, <nosalidos> , <NOESTOYPA-
RATI> (que puede ser una manera también de defenderse de posibles agresio-
nes).
Otros nicks marcan claramente un deseo de entablar un trato amistoso:
<hola-soy-ane>, <Me_Caes_bien>, <foryou>, <amiga_si_kieres>. O declarar
un clima de respeto y educación en la interacción: <educada>, <buenasNO-
CHES>.
Un número considerable de nicks tienen en común la sufijación mediante
diminutivos. El diminutivo en su relación con la cortesía en los chats ha sido
ya estudiado entre otros por Mariottini (2006), quien en su trabajo concluía
246
ÍNDICE
co) para alcanzar la cooperación global en una modalidad de interacción que
no permite emplear estrategias que los usuarios no tecleen en la pantalla.
Las vías y géneros que se integran en Internet son en gran medida una invi-
tación al juego, a la diversión y al humor. Queremos destacar ahora un grupo
de nicks en los que sus usuarios destacan su sentido del humor y el empleo
ingenioso de diferentes recursos lingüísticos. En nuestro corpus aparecen
nicks creados a partir de calambures: <paka-cagarse>, <aitor-tilla>; juegos de
palabras: <Miss_LaBoReS>, <PENElopez>; rimas jocosas: <AnitA_DiNaMi-
Ta>, <cocoloco>, <tortuga_huga>; paráfrasis, rupturas de frases hechas y cli-
chés: <bellasinbestia>, <elcidchateador>, <ElPeneFactor>, <donzipote>; uso
insólito de palabras, flexiones agramaticales: <ALCACHOFO>; expresiones
coloquiales y vulgares <FEI-DE-COJONES>, <Hostiaquefeosoy>; transcripcio-
nes, más o menos, fonéticas de términos en inglés, de personajes famosos:
<Brus_Guilis>; la televisión, la publicidad y el cine sirven de inspiración a
nicks como <busco-a-jacks>, <donlimpio>, <Dabadabaduuuuu>, <MAGUILA>,
<PELOPICOPATA> o <Fornicator> (este clara paráfrasis por la interferencia entre
“fornicador” y títulos de películas como Terminator o Gladiator); otros nicks
son frases ocurrentes basadas en anécdotas reales del momento: <piloto-de-
rajoy> (aunque también las hay serias y solidarias, como <Duelo_por_Valen-
cia>, tras el trágico accidente de metro).
247
ÍNDICE
7. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
248
ÍNDICE
GRICE, P. (1975): «Logic and Conversation» en COLE, P. y J. MORGAN (eds.)
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Ariel.
249
ÍNDICE
HACIA UNA SUPERACIÓN
DEL SEXISMO SEMIÓTICO
EN EL DISCURSO PUBLICITARIO1
1. INTRODUCCIÓN
251
ÍNDICE
2.1. El lenguaje refleja la realidad (L ⇐ R). Las estructuras lingüísti-
cas están influidas e inspiradas por la realidad no lingüística. Se
acogen a esta aproximación numerosos lingüistas y antropólogos
que estudian el lenguaje en la cultura y la sociedad, tales como
Labov (1972), Miller y Swift (1980) y Milroy (1980).
2.2. El lenguaje influye o determina la realidad (L ⇒ R). Esta postura
abona la idea de fondo de la hipótesis de Sapir-Whorf. Su hipótesis
se desglosa en dos variantes: la teoría de la relatividad lingüística y
la teoría del determinismo lingüístico (Hellinger, 1990). La primera
defiende que existen diferencias lingüísticas debido a diferentes con-
cepciones del mundo, por lo que las lenguas codifican la realidad de
forma diferente. Sin embargo, queda claro, por ejemplo, que la tra-
ducción no sería posible si se radicalizara esta teoría. La teoría del
determinismo lingüístico, por otra parte, evolucionó hacia las dos
posturas conocidas como radical y moderada del determinismo lin-
güístico. De este modo, «the ‘strong’ version of the hypothesis posits
that language determines thought whereas the ‘weak’ version takes
the view that language helps construct thought» (Pauwels, 1998: 83).
La versión radical parece descartada hoy en día por ser demasiado
drástica y por existir ejemplos que la invalidan (i.e. figuras retóricas
con valor cognitivo que se reflejan en el lenguaje y no viceversa). La
versión moderada, sin embargo, ha tenido una gran acogida por parte
de sociólogos y lingüistas, especialmente aquellos que estudian la
conexión entre el lenguaje y el género (Fuertes Olivera, 1992; Gar-
cía Meseguer, 1994 y 1996).
253
ÍNDICE
lo que implica que la relación entre el lenguaje y la realidad es bidireccional
(L ⇔ R), como defendíamos antes.
Por ello, creemos que no se ha de acusar a la lengua, como sistema de signos,
de ser sexista, sino al uso que se hace de ella. Ello viene a corroborar el origen
pragmático del sexismo. El sexismo pragmático es, en efecto, un tipo de sexismo
semiótico que tiene lugar cuando se emite un mensaje que debido a su fondo (sig-
nificado) y función discrimina a uno de los dos sexos (Velasco Sacristán y Fuer-
tes Olivera, 2002). El sexismo semiótico es, por otro lado, un tipo de sexismo
social que se localiza en el nivel implícito del lenguaje y que puede adoptar for-
mas no exclusivamente verbales (Velasco Sacristán y Fuertes Olivera, 2002).
El sexismo en el componente verbal y no verbal del lenguaje publicitario
viene caracterizado por una serie de rasgos, prácticas y áreas observables, como
veremos e ilustraremos a continuación en la muestra textual manejada aquí.
En lo que se refiere a las áreas de uso y estructura del lenguaje que nece-
sitan atención y examen por su contribución al sexismo verbal y no verbal, hay
que hablar de:
La referencia genérica a las personas, mediante nombres, pronombres,
expresiones idiomáticas y otras construcciones: los términos que se refieren a
los hombres pueden ser genéricos o específicos mientras que los femeninos
son únicamente específicos.
EJEMPLOS:
[1] – «First man, then machine» (eslogan), (ilustración de un dibujo de
un hombre y fotografía del producto), abril 1999, [automóvil Joy
Machine de Honda].
[2] – «Some men have a device that can tell if you’re turned on» (titu-
lar), (fotografía de un detector de antenas sin licencia), noviembre
1999, [TV Licensing].
[3] – «Man in gorilla suit» (titular), (fotografía de un hombre o mujer
disfrazado/a de gorila), febrero 2000, [cámara fotográfica Olympus
C-2000Z].
[4] – «Allure makes the man» (titular), (entrepreneur) (subtitular),
(fotografía de un hombre y el producto), junio 1999, [perfume Allure
Homme de Chanel]: uso específico.
254
ÍNDICE
La terminología para referirse a las ocupaciones, profesiones, oficios y otras
actividades de hombres y mujeres (apellidos y títulos honoríficos) marcan
dependencia, sumisión o subordinación de las mujeres respecto de los hombres.
EJEMPLOS:
[5] – «The newspapers that always pull in the best young female
professionals» (eslogan), (fotografía de una mujer tirando de una
cuerda y el producto), agosto 1999, [editorial de prensa Evening
Standard de Metro-London].
[6] – «Gina Gallo» (titular), «Wines from the family of Ernest & Julio
Gallo» (eslogan), (fotografía de Gina, de los viñedos, botellas de los
vinos y de Ernest y Julio), julio 1999, [vinos Ernest & Julio Gallo].
EJEMPLOS:
[7] – «As light as your shadow» (titular), (fotografía de una mujer des-
nuda y el producto), septiembre 1999, [reloj Swatch Skin].
[8] – «Get the figure you’re always dreamed of» (titular), (fotografía de una
mujer con buen tipo y del producto), octubre 1999, [coche Megane de
Renault].
FIGURA 1
255
ÍNDICE
[9] – «I can’t cook/who cares?» (eslogan), (fotografía de una conocida
modelo con el producto), enero 1999, [sujetadores Wonderbra].
FIGURA 2
FIGURA 3
256
ÍNDICE
Inferioridad o trivialización de las mujeres: derogación semántica del tér-
mino femenino, metáforas referentes al sexo y uso de términos despectivos y
piropos obscenos.
EJEMPLOS:
[11] – «How does a guy in Bath set up a romance with a woman in
Edinburgh?» (titular), (fotografía de un hombre junto a una mujer y el
producto), enero 1999, [teléfono inalámbrico Philips Onis]: las conno-
taciones positivas de «guy» referido contrastan con las de «woman»
que con frecuencia se equipara a prostituta, dando lugar a «duales apa-
rentes».
[12] – «Beautiful things are happening at ES every Friday» (eslogan),
(fotografía de dos modelos conocidas), abril 1999, [suplemento ES del
periódico Evening Standard]: cosificación de la mujer.
FIGURA 4
257
ÍNDICE
FIGURA 5
FIGURA 6
258
ÍNDICE
3. HACIA UNA SUPERACIÓN DEL SEXISMO PUBLICITARIO
259
ÍNDICE
4. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
260
ÍNDICE
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res, Hombres y Medios de Comunicación, Valladolid, Editorial Junta de
Castilla y León, 375-380.
261
ÍNDICE
EL DISCURSO DEL PODER
EN EL DEBATE POLÍTICO:
ENTRE LA AUTORIDAD
Y LA LEGITIMACIÓN
E L análisis de los textos políticos posee una gran relevancia en toda meto-
dología que aspire a superar los límites de la hermenéutica, como es el
caso del Análisis Crítico del Discurso (ACD). El presente trabajo se centra en
dos intervenciones del ex presidente del gobierno, José Mª Aznar: la primera,
una conferencia en el Palacio Euskalduna de Bilbao, el 8/2/00, con el título
«España: libertad, pluralidad y Constitución» (PE, a partir de ahora); la segun-
da, en un acto organizado por la Cámara de Comercio de Barcelona, el
26/11/03, tras las elecciones catalanas (CCB).
La selección de esta tipología discursiva, así como los ejemplos citados,
obedece a una serie de factores que se irán desgranando a lo largo del artícu-
lo, basados en criterios interpretativos proporcionados por el ACD para actuar
sobre las prácticas textuales de dimensión social.
1. EL MODELO DE DISCURSO
263
ÍNDICE
tructuras superficiales dependen de estructuras subyacentes de naturaleza
cognitiva.
La segunda dimensión corresponde a la práctica discursiva, es decir, a la
producción, distribución y recepción del texto. Resulta interesante constatar,
en este caso, las estrategias persuasivas, especialmente las relacionadas con las
diversas implicaciones de las estancias de emisión y destinatario. Por una
parte, el texto incluye, en su desarrollo, su propia interpretación, a través de un
metatexto que ofrece las claves no solo de su lectura, sino de las posibles lec-
turas que sobre él puedan realizarse. Se refleja así la vocación conversacional,
propia del discurso contemporáneo (Fairclough, 1992: 200), en un movimien-
to de aproximación que atañe a las instancias discursivas, por el que el emisor
se muestra en el acto ilocutivo, utilizando incluso la categoría pragmática de
los atenuantes (Briz, 2002: 87), lo que se vincula tanto con la modalidad de
recepción del acto político ante un foro determinado, como con el diálogo
interdiscursivo con el segundo destinatario, la producción periodística. Baste
recordar, como indica van Dijk (1990: 67), que el periodista, a la hora de ree-
laborar los textos-fuentes cuenta con unos esquemas previos incluidos en el
propio original. Veamos algunas de estas tácticas discursivas en CCB:
264
ÍNDICE
estrategias para utilizar el marco informativo actual, como los grupos mediá-
ticos, cada vez más concentrados en una industria globalizadora del entreteni-
miento, en la que se entremezclan los factores económicos, los espectaculares,
los intereses de mercado, y todo ello en un universo saturado de información,
en el que la virtualización modaliza la reproducción simbólica de lo que
Habermas denominaba «el mundo de la vida».
El texto, en el marco discursivo citado, no solo es un instrumento para el
debate político, sino que adquiere un valor económico. Su interés se mide por
su capacidad de actuación como mecanismo de intervención social, por lo que,
más allá de la aparente espontaneidad conversacional propia de este género
oral, se inscribe en programas muy elaborados que la teoría de la comunica-
ción denomina «laboratorios de publicidad política». En este orden discursivo,
la presencia de ciertas referencias conceptuales activa un estudiado proceso de
implicaturas, que los propios medios de comunicación han contribuido a fijar
en el imaginario colectivo. Sin ánimo de ser exhaustivo, en PE expresiones
como «realidad plural de España», «articular y vertebrar España», «ámbito
propio de decisión», «reforma constitucional», «márketing político», forman
parte de una estrategia global de confrontación sobre la que se articula el teji-
do significante de la textualidad, asumiendo una relevancia decisiva en la
identificación de los diferentes sujetos inscritos en la alocución.
– Por una parte, el gobierno central del PP, que se presenta como garantía
de continuidad de lo que se considera el pacto constitucional que, en reali-
dad, es una lectura particular de la Carta Magna. Desde los intereses del
presente artículo, lo primordial es la estrategia discursiva cuyo fin es
situarse como sujeto de un proceso de legitimación, enmarcado en el refe-
rente de objetivización institucional representado por la Constitución.
– En segundo lugar, los que serán tratados como «exogrupos», esto es, las
propuestas de los llamados nacionalistas (sobre todo, los catalanes y vas-
265
ÍNDICE
cos, lugares donde se desarrollan las intervenciones de José Mª Aznar).
Como es bien sabido, dos hechos estaban contribuyendo a agudizar la ten-
sión de las controversias en torno al tema: la presentación del denominado
«plan Ibarretxe» y los resultados de las elecciones catalanas, con el triun-
fo de las opciones favorables a un nuevo marco político de convivencia.
– Finalmente, la oposición estatal, el PSOE, sumido en un proceso de rede-
finición a partir de las dinámicas generadas desde las agrupaciones auto-
nómicas, proclives a cambios en el programa socialista que favorezcan las
tesis nacionalistas frente a los sectores más estatalistas. Su presencia en el
discurso es también sintomática, y, en gran medida, coincide con los plan-
teamientos esbozados para el grupo anterior.
266
ÍNDICE
– El ámbito generacional: «somos españoles privilegiados; españoles que
hemos sido capaces de sincronizar [...] en una empresa constitucional». (PE)
– Representación del sujeto institucional y sociopolítico en su dimensión
internacional:
Muy agradecido que [este acto] lo celebremos en este salón, en el cual recor-
daba haber estado también [...] con ocasión de la Presidencia española de la UE.
(CCB)
Me importa destacar esto [...] estamos discutiendo el borrador del tratado cons-
titucional europeo. (CCB)
Gracias a esas iniciativas, España es una economía hoy más estable, más diná-
mica y más próspera. (CCB)
267
ÍNDICE
de la autorrepresentación, veremos en el siguiente apartado la exclusión del
contrario, también en el ámbito del propio dominio textual.
El procedimiento de inclusión deíctica, a través del plural de primera per-
sona, o bien de los «activadores de generidad» (Hernanz, 1990), tiene como
fin la constitución del endogrupo, integrado por los que topológicamente for-
man el centro del discurso y, a la vez, son la referencia del argumento cuanti-
tativo, es decir, tras la consolidación de la función discursiva del sujeto se da
el paso al «discurso del nosotros» (Wodak y Matouschek, 1998: 79). Veámos-
lo en ejemplos de PE: «los españoles podemos sentirnos […]»; «los ciudada-
nos saben reconocer mucho mejor que alguno de sus dirigentes»; «tengo la
convicción de que no van por ahí las aspiraciones mayoritarias de la sociedad
vasca»; «yo, como muchos otros, me mantengo […]»; «mi empeño va dirigi-
do al reencuentro de los vascos […]»; «los ciudadanos del País Vasco no quie-
ren ir por este camino […]»; «todos los que se reconocen y actúan como
demócratas»; «futuro de paz y libertad que haremos entre todos».
El núcleo temático de la exposición, la Constitución, aparece como marca
de cohesión argumental, aglutinadora de referencias personales, en cuanto que
representa el concepto de «nación plural». Se activa así el tópico de la coope-
ración y de la solidaridad en torno a dicha noción, con lo que contribuye a for-
malizar los indicadores de legitimación.
El espacio del centro discursivo y argumental queda constituido así, en un
proceso de concentración en torno a la Carta Magna, en el que se ven impli-
cados los «ciudadanos», «los españoles» y «la mayor parte del pueblo vasco»,
lo que enfatiza no solo la credibilidad del sujeto, sino que se presenta como
exponente de un grupo homogéneo, cuantitativamente determinante, y sobre
el que se gestiona la legitimidad moral y política de la objetividad. Es el resto,
los otros, los que quedan (auto)excluidos en su práctica ideológica y, también,
como veremos, de las instancias del discurso.
Tras la clara identificación del centro generador del discurso, tanto desde
la perspectiva textual como de la ideológico-referencial, ambas intervenciones
desplazan al grupo opositor (el exogrupo, en sus diversas manifestaciones) a
la periferia discursiva, en su dimensión topológica y como instancia del tejido
textual. Se entabla así una dialéctica entre el discurso insitucionalizado, garan-
tía de autoridad legitimadora de una práctica política y social, y lo que Bor-
dieu (1985: 90ss.) denomina los «discursos regionalistas», alejados del núcleo
productor de imágenes socializadas, de los focos de intervención mediática y
desvinculados de la trama discursiva.
268
ÍNDICE
La CCB, aun observando un objetivo político, debía apuntar hacia temas de
índole económica. Tras una primera parte laudatoria de la labor propia en este
campo, en el contexto de la escena europea, apoyada en todo tipo de datos, el
entonces presidente del Gobierno incide en la situación política e institucional.
Y lo hace desde una estructura textual basada en la oposición entre las nociones
de estabilidad y de inestabilidad, que a partir de aquí se convertirán en focos
temáticos en torno a los cuales se genera una estrategia argumental que distribu-
ye la acción de los agentes: el marco de la estabilidad es el resultado de la inter-
vención del poder cohesionado, firmemente institucionalizado («todos los
catalanes y todos los españoles nos beneficiamos hoy de un marco institucional
estable, de una situación más favorable de nuestra economía y de una sociedad
más dinámica»); frente a él, los responsables de la inestabilidad son los que no
tienen voz, los que no han asumido responsabilidades:
Una vez se limita el ámbito de los que generan beneficios y el de los que siem-
bran dudas, son los primeros, dirigidos por la figura del emisor, los que adoptan
un estilo burocratizado, formalista, una modalidad legalista, con terminología
jurídica y efectos eufemísticos, estableciendo la necesidad del pacto institucional
y también las condiciones. Desde el centro discursivo se marca el programa de
actuaciones: «se puede cooperar, se pueden coordinar actuaciones... defendiendo
que las relaciones entre naciones, como las relaciones entre los gobiernos e insti-
tuciones, deben basarse [...] en el respeto a las normas».
Esta posición del emisor institucionalizado, que desde su posición como
referente de autoridad, cobra protagonismo frente al «otro», e impone las condi-
ciones, es uno de los recursos discursivos más evidentes en ambas intervencio-
nes. De hecho, la posición generadora de la argumentación, convertida en centro
del consenso colectivo y, por ello, de la verdad objetiva, propugna unas pautas
interpretativas según las cuales el resto de planteamientos se han alejado de su
situación, por lo que deben revisar sus idearios.
En PE la cohesión de los párrafos centrales se organiza en torno al prefijo
«re», vinculado morfológicamente a formas verbales que, desde las directrices
de la semántica léxica, seleccionan una estructura argumental muy significativa
en el contexto del discurso político. Así se habla de «reencuentro con el Estatu-
to», «retorno al sentido común», «retomar la trayectoria», «replantearse una
política equivocada», «restablecer las exigencias democráticas».
269
ÍNDICE
Siguiendo los principios señalados por Pinker (1989: 70ss.) y Jackendoff
(1990: 43ss.), puede considerarse que los verbos y nominalizaciones citados
actualizan la existencia de un agente (identificado aquí con los que se mues-
tran ajenos a la actitud del emisor), cuyo tema, objeto o movimiento debe des-
arrollarse en una trayectoria de regreso hacia posiciones anteriores, ahora
convertidas en centrales como focos espaciales donde se localiza la fuente
léxico-semántica (traslación microestructural de la fuente ideológica).
A la conformación discursiva del exogrupo contribuye, a su vez, la táctica de
la exclusión u ocultación textual, bien a través de la indeterminación, la imper-
sonalización o, incluso, por medio de estímulos ostensivos que plantean la con-
ferencia como contestación a la agresión de un programa sociopolítico, cuando,
en realidad, responde a una lectura interesada, fragmentaria y, por ello, manipu-
lada del discurso ausente. Además, como se expuso en el apartado anterior, en
el marco erigido por la omnipresencia del «yo» como eje discursivo.
En CCB la estrategia de la impersonalización no adopta la tonalidad belige-
rante de PE. Frente a la apología de los aciertos económicos del Gobierno, basa-
dos en la coherencia y la previsibilidad, los resultados electorales catalanes
representan la incertidumbre. Puesto que tales resultados han traído un panora-
ma complejo en el que la capacidad de decisión del partido de Aznar es muy
limitada, este recurre a la indeterminación genérica: «No debe haber gobernan-
tes que [...]».
A continuación, esa misma ambigüedad referencial se plasma en el terreno
institucional: «nosotros [como gobierno] cooperaremos con instituciones [...]».
Ante la firmeza, consistencia discursiva e ideológica, del sujeto institucio-
nal, en la que se implica a los ciudadanos y a los poderes económicos, son los
oponentes, excluidos y despersonalizados, los que deben integrarse en el
ámbito de la vida pública, proponiendo a sus electores lo que el emisor ya les
ha concedido. Como indica Alcaide (2002: 8), «al dejar en suspenso al sujeto
nocional de la acción, se provoca una ambigüedad querida».
En el caso de PE, la plasmación discursiva del grupo opositor adopta una
estrategia de mayor calado político. En un primer momento, la impersonalidad
nocional propone una lectura genérica de todos aquellos que se oponen a la
«norma fundamental»: «creo que quienes hablan de reformas constitucionales
evitan deliberadamente el debate político de fondo y lo hacen con frivolidad
asombrosa». El sujeto se sitúa en el espacio emotivo apelando a los ciudada-
nos como entidad próxima a su plano discursivo, frente a la lejanía de los diri-
gentes, marcada por la estudiada indeterminación nocional, en una
confrontación con profundas implicaciones ideológicas: «Los ciudadanos
saben reconocer mucho mejor que alguno de sus dirigentes [...]».
A partir de aquí, y una vez fijadas las posiciones discursivas, la conferen-
cia se adentra en una espiral de imputaciones, en la que la estructura dialogal
270
ÍNDICE
subyacente solo activa el ideario del sujeto proyectando hacia el exogrupo
valores de la negatividad:
– Primero en una respuesta al supuesto planteamiento programático de los
oponentes: «Yo no creo en políticas de apaciguamiento [...]».
– A continuación, presentando al contrario como peligro para la democra-
cia: «Hoy el desafío principal que los sistemas democráticos [...]».
Desbordar o deslegitimar los espacios de acuerdo no solo es, para mí, una irres-
ponsabilidad, sino que es un fraude a los ciudadanos, porque lejos de acercar-
nos a la paz, reafirma en los terroristas la idea de que la violencia o su amenaza
va a permitirles conseguir el precio político que nos exigen.
271
ÍNDICE
esquema atributivo, en la modelización de la actuación del oponente, lo que
revela la tendencia a la transferencia de la legitimidad personal al discurso
que, en definitiva, responde a la maniobra de apropiación del discurso domi-
nante (la referencia objetivable) por parte de las instancias del poder y la con-
secuente exclusión, por la vía de la desacreditación, de los grupos situados en
la periferia.
La presencia de adverbios ceroargumentales, con valor intensivo (López y
Morant, 2002) («lo deseo fervientemente y fundamentalmente pensando en
Cataluña», «pienso modestamente»), por una parte, y la adjetivización, en algu-
nos casos matizada por el morfema de grado, («[estas ideas] confusas y dispara-
tadas y completamente distantes de nuestra realidad social», «frivolidad
asombrosa»), atribuida a la actividad del exogrupo, son ilustrativas de esta fija-
ción por reafirmar la presencia discursiva del sujeto generador de referencias
argumentales y deformar al oponente.
En esta misma línea resulta sugerente observar la presencia de estructuras
contrastivas en el nivel léxico, con términos con una sobrecarga expresiva por
su propia caracterización morfológica, con una prefijación y sufijación valorati-
va argumentalmente determinante sobre la actuación negativa, disgregadora del
exogrupo («irresponsabilidad», «deslealtad», «descrédito», «ruptura»), frente a
la actividad cooperativa, identitaria, socializante del emisor («convivencia»,
«perfeccionamiento», «pluralidad», «cooperación»), y también en el nivel sin-
táctico-semántico. El siguiente ejemplo de PE es ilustrativo:
Ocurre que la visión cotidiana del incendio, del destrozo, del amedrentamien-
to o de la violencia extrema que acaba con vidas humanas inocentes repugna a
todos, salvo, naturalmente, a la minoría que lo celebra y lo instiga.
272
ÍNDICE
garantía del sujeto, en cuanto que es el elegido para establecer las normas de
veracidad, el potencial de realidad de las proposiciones.
En similares términos actúan las fórmulas categóricas atributivas, una cons-
tante a lo largo del texto sobre las que se construye el esquema argumentativo-
explicativo: «Esa es la España de la Constitución», «Esos son los datos que
hay», «Cataluña es la comunidad [...]». En este sentido es relevante el uso en PE
de una forma paralelística en torno a «Son la Constitución y el Estatuto los que
[...]» (repetida cuatro veces, consecutivamente).
La insistencia en el uso de verbos declarativos (Levin, 1993: 182) en pri-
mera persona como marco de las cláusulas oracionales («Yo creo […]», «Yo
estoy convencido [...]», «Yo solo tengo que desear [...]»), incluyendo reitera-
ciones con un valor rítmico propio de la oralidad, enfatiza las diferencias de
estatutos en el discurso, reafirmando el dominio discursivo del sujeto de la
enunciación, atribuyéndole la función de inductor temático y controlando la
posición izquierda de la cláusula (Hidalgo, 2003: 130).
La autoridad institucional, y su correlato en el sujeto discursivo, también se
despliega en las estructuras consecutivas, en cuanto que desde dicho ámbito
enunciativo se señalan las pautas interpretativas, además de optar por los espa-
cios temáticos sobre los que gravitan las suposiciones causativas: «Yo creo que
de la historia reciente del País Vasco podemos sacar la conclusión [...]»; «Algu-
na conclusión habría que sacar del hecho de que […]».
Finalmente, cabe resaltar la especial incidencia de la morfología verbal en la
trama discursiva objeto de comentario. Tomando como base el valor deíctico de
la temporalidad verbal (Rojo, 1990: 17-45) y la dimensión discursiva del modo
y del aspecto (Gutiérrez, 1998: 275-306), puede determinarse el desarrollo inter-
no de la argumentación a través de la síntesis entre las citadas categorías.
Por una parte, la deixis de proximidad, determinada por el presente, se con-
vierte en ambas conferencias en el tiempo absoluto de referencia, con fórmu-
las –morfología verbal, adverbios situacionales, marcas deícticas espaciales–
que actúan como indicadores de fuerza, al explicitar la actividad del emisor
como productor del discurso: «Yo estoy convencido, y además lo veo, de que
hoy la marca España [...]»; «muchos de ellos [ejemplos] están nacidos aquí, en
Cataluña, muchos de ellos pertenecen a esta Cámara de Comercio y algunos
de ellos están aquí sentados hoy».
El proceso verbal conductor de la identidad verbal fija los límites tempo-
rales, «mientras el aspecto asumirá el desarrollo interno inherente al proce-
so verbal, proceso que nos indicará el inicio, el desarrollo o el final de la
noción interna temporal» (López, 1989: 386). Así, el aspecto como entidad
discursiva, textualmente actualizada a través de las formas marcadas de la
conjugación y una utilización estratégica de los adverbios focalizadores
(Fernández y Miguel, 1999: 97-128), presenta una acción concluida, en el
273
ÍNDICE
presente, resultado de una fase previa. Esto es especialmente relevante en
CCB, puesto que aquí el desarrollo argumental adopta un estilo cronológico
–como recurso explicativo de la actividad del sujeto–, en el que la situación
actual de Cataluña es el resultado de la política llevada a cabo por el partido
gobernante: «se ha hecho realidad una vieja ambición [...]», «esas inversio-
nes han pasado de representar [...]», «ha sido así para todos y ha sido así
también para Cataluña».
La noción de modo también cumple una función significativa en la orga-
nización discursiva de las categorías verbales. En la CCB, la parte conclusiva
está modalizada a partir de la presencia reiterada de perífrasis modales de obli-
gación («debe ser», «debemos tener», «debemos asumir»), con una evidente
proyección futura. El papel institucional del sujeto se abre aquí al sentido par-
ticipativo de la colectividad, planteado desde el tamiz subjetivo que envuelve
las formas marcadas modalmente.
Por su parte, en PE, las perífrasis aspectuales, de tipo reiterativo («vuelvo a
expresar»), que gradúan el valor intensivo de la presencia del emisor, se com-
binan con la modalidad imperativa («habría que [...]», «el nacionalismo tiene
que aceptar», «es preciso acabar», «el nacionalismo tiene que retomar […]»),
aplicadas a un agente concreto, el exogrupo, y estratégicamente situadas para
regir sintáctica y argumentalmente el desarrollo de párrafos y cláusulas.
6. CONCLUSIÓN
274
ÍNDICE
gen ciertos gestos semánticos, ajustados a las directrices de la comunicación
mediática, con el objeto de su difusión social.
La proyección de la propia imagen del sujeto, reforzada por su carácter ins-
titucional, es el estadio previo a su conversión en referente de la verdad obje-
tivable, asumiendo el valor de los intereses colectivos. La presencia obsesiva
del «yo», como agente organizador de las microestructuras y como instancia
decisiva del discurso, constituye el eje sobre el que se fundamenta la identidad
del endogrupo.
El exogrupo, por su parte, queda alejado del centro temático del discurso
y también del registro organizativo de los esquemas sintáctico-semánticos.
Oculto tras los mecanismos de la impersonalidad o de la alusión genérica, está
relegado a la función de objeto pasivo en la alocución del sujeto institucional
o de interlocutor de un esquema dialógico implícito, en el que sus plantea-
mientos son sometidos a un proceso deslegitimador.
Aupado a la condición de intérprete único de los intereses globales de ver-
dad, el sujeto de la enunciación domina todos los resortes de la producción dis-
cursiva, tanto en sus aspectos argumentales como en los marcos formales. Los
esquemas sintáctico-semánticos reproducen esta situación de privilegio, tanto
en la vertiente léxica, como a través de los mecanismos morfológicos y prag-
máticos, al tiempo que relegan al oponente a los márgenes de los esquemas
conceptuales.
El discurso político y el de la violencia se integran en un proceso de impli-
caturas, por el que el contrario aparece como coartada intelectual de todo tipo
de actos delictivos (terrorismo, incluido). La apropiación de los ejes generado-
res de la identidad social (ley, libertad, cooperación, individuo, globalización,
etc.) representa una estrategia discursiva cuyo fin es el control de los resortes
normativos de los que dimanan las coordenadas éticas de la comunidad. Desde
esta posición de dominio, el control de la gestión social del discurso oficial (el
cómo, cuándo y dónde de su producción y difusión) se convierte en un acto
impositivo, cercano a la violencia discursiva, exponente de la legitimación y
reproducción del ejercicio del poder.
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ÍNDICE
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277
ÍNDICE
SECCIÓN II
ESTUDIOS SOBRE (DES)CORTESÍA
Y CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN
EN EL DISCURSO
ÍNDICE
IMAGEN SOCIAL E INFORMACIÓN
EN UN CONFLICTO URBANO:
EL CASO «MESTRETS»
LIDÓN BARBERÁ
Diario El Mundo - Castellón al Día
JAVIER VELLÓN
Universitat Jaume I
281
ÍNDICE
2. MOVIMIENTOS SOCIALES: EL CASO ‘MESTRETS’
282
ÍNDICE
sectores socioeconómicos y profesionales que participan en la producción y
difusión de dichos medios y, a la vez, la aceptación por parte de los conten-
dientes de las normas que franquean el acceso al discurso informativo.
En el caso de la Administración, en cuanto a discurso público dominante,
con un valor performativo, pues de sus actos se desprenden modificaciones del
orden social, los canales con los flujos informativos están perfectamente rituali-
zados a través de distintos tipos de convocatorias, ruedas de prensa, entrevistas,
notas oficiales, además de las fórmulas más personales e informales desarrolla-
das diariamente en las redacciones.
En el caso del colectivo afectado, su irrupción en los medios revela las cla-
ves de las pautas informativas en la sociedad actual, sobre todo cuando afectan
a grupos, más o menos homogéneos, no sólo alejados del discurso informativo
dominante, sino enfrentados a la imagen oficial del poder en los medios.
Por una parte, existe una tendencia a seguir las pautas establecidas, abriendo
canales con la prensa, a través de portavoces que responden normativamente al
discurso oficial. Por otra, ante el desequilibrio de fuerzas, y su traducción cuali-
tativa y cuantitativa en la presencia en los medios, estos colectivos han optado
por formas alternativas de acceso a la información (irrupción en plenos, mani-
festaciones, etc.), de las que se hablará en el siguiente apartado.
Lo más relevante es que también a través de sus protestas, verbalizadas y
visualizadas (las fotografías de sus pancartas) por los medios, puede seguirse
el proceso de interacción comunicativa, con la doble dirección en la categoría
de la recepción. En la pancarta desplegada en el pleno municipal del 29.4.04
–«En nombre del bien común, ¿por qué nos robáis nuestras tierras?»–, repro-
ducida en todos los medios locales el colectivo responde al argumento del
Ayuntamiento (Fabra: «Gracias a esta actuación, se consigue equilibrar el pre-
cio del mercado y facilitar a los jóvenes y familias con mayores dificultades
para poder acceder a una casa el acceso a la primera vivienda» (El Mundo,
26.2.03).
283
ÍNDICE
la incidencia cada vez más notable de los medios locales. Esta incidencia, que
puede ser relativa en ámbitos donde es difícil competir con los generalistas,
puede actuar «com a correctiu de la desigualtat en els intercanvis comunica-
tius» (Gómez y Dolç, 1998: 87-95).
Efectivamente, la proximidad de los medios locales respecto a los hechos
que relatan conlleva una serie de condicionantes que determinan no sólo la
perspectiva, más o menos humana o impersonal, de la información, sino tam-
bién una cierta imagen contradictoria alejada de la homogeneidad de intereses
que domina la narración y organización del discurso periodístico en lo medios
nacionales:
284
ÍNDICE
discurso aportado por la Administración, lo que refleja cómo se vertebran las
dinámicas informativas en la sociedad.
Desde el punto de vista del discurso informativo, esta tendencia inicial se
observa en la estricta objetividad informativa, reflejo de un lenguaje institu-
cionalizado en torno al sentido impositivo del registro administrativo, así
como en la interacción de formas y géneros textuales que puede observarse en
el ejemplo 1 (Mediterráneo, 18.11.03), en el que la información del PAI –en la
parte izquierda– queda enmarcada por otra noticia, que perceptiva y semánti-
camente determina una relación de causalidad respecto a la anterior, lo que
queda confirmado por la columna de opinión que reafirma, desde la óptica
argumental, la macroproposición que sustenta toda la heterogeneidad textual
de la plana.
5. ESTRATEGIAS DE TEXTUALIZACIÓN
285
ÍNDICE
La presencia visual de los afectados, con su componente teatral (pancartas,
disfraces, ruptura de los significados espaciales, etc.), es un mecanismo clave
para textualizar su protesta, trasladando al discurso periodístico la estrategia
de confrontación de la realidad y la pugna por la imagen social de los conten-
dientes ante la opinión pública.
La comparación entre los ejemplos 2 y 3 (dos planas de El Mundo del 4.2.05
y 15.12.04, respectivamente) son ilustrativas. Mientras en la primera el dominio
verbal del titular («Moliner premia el “pacifismo” de Mestrets con la promesa
de un “acuerdo seguro”»), focalizando la atención en la Administración como
tema de la oración, se reproduce en la secuencia visual, en el 3, la fotografía
prioriza la acción del colectivo, tal como se transmitía a través de un titular
dominado semántica y perceptivamente por su preeminencia.
Otro aspecto de las estrategias superestructurales se refiere a la dinamiza-
ción de la organización informativa de los acontecimientos a través de los
géneros textuales.
En el caso que nos ocupa, el paso de un género netamente informativo
como la noticia, con sus limitaciones macroestructurales y semántico-cogniti-
vas, al reportaje supone la transición entre una textualidad basada en el EXPO-
NER (Bronckart, 2004: 87ss.) a otra basada en el CONTAR, con lo que ello
implica en el orden no sólo de la actividad verbal, sino de la práctica discursi-
va y de su estatuto en el ámbito de la comunicación.
El ejemplo 4 (El Mundo, 27.6.04) tanto en el orden lingüístico como en el
perceptivo-visual, del acceso del colectivo Mestrets a formas discursivas del
lenguaje periodístico que amplían las posibilidades emotivo-argumentativas
de su causa en la rutina informativa de los medios. El paso al reportaje garan-
tiza, como puede verse, el dominio de los resortes visuales, el control de los
núcleos macroproposicionales, incluyendo el control de los titulares por el
estilo directo, así como de la polarización argumentativa.
El cambio cualitativo que supone ya no solo el acceso sino también el pro-
tagonismo en la dinámica textual también se observa en la estrategia desarro-
llada en el ejemplo 5 (Levante, 25.5.04), en el que un género tan impactante
–visual y argumentativamente– como la viñeta enmarca, subjetivamente a
favor de los afectados, la textualidad informativa, componiendo así una ima-
gen heterogénea de la práctica periodística que refleja, en el nivel de discurso
mediático, la pugna de intereses que se está desarrollando.
286
ÍNDICE
información, qué se considera relevante, cómo se dispone y cómo se almace-
na en la memoria del destinatario.
287
ÍNDICE
cio de la comunicación periodística. El conjunto de mecanismos discursivos que
establece las relaciones entre las diferentes unidades informativas revela, a su
vez, el modelo estructural que posibilita un determinado desarrollo de los con-
tenidos temáticos.
En los textos 6, 7, 8 y 9, correspondientes a la noticia sobre un mismo
acontecimiento (25.6.04) –uno de los puntos álgidos informativos del conflic-
to–, se observa la gradación macroestructural de las secuencias en el proceso
de comunicación:
5.2.3. Implicaturas
288
ÍNDICE
cias a la representación cognitiva de la realidad que el agente considera váli-
da y la actitud subjetiva que el agente pone en relación con esa representación
de la realidad». De esta manera, se produce un espacio informativo que se con-
vierte en garantía para la interpretación alusiva de todo tipo de noticias vincu-
ladas, interesadamente, explícita o implícitamente –en este caso, el salto
cognitivo necesitará de soportes semánticos más consistentes–, con el hecho
nuclear, en este caso, el conflicto de Mestrets, convertido en «información per-
tinente o relevante» (Gutiérrez Ordóñez, 2002: 135) de todo un ciclo informa-
tivo.
El caso de Mestrets ha logrado tal relevancia informativa, que la coherencia
temática de numerosos textos periodísticos locales solo puede establecerse a
partir de un proceso inferencial que remite a su problemática y a su plasmación,
y continuidad, en los medios.
Tal es el caso de la noticia-reportaje de El Mundo (22.10.04) cuyo titular
ya es suficientemente ilustrativo: «El Ayuntamiento paraliza tres PAI para evi-
tar más crispación vecinal». La referencia a Mestrets resulta evidente, conver-
tidos así en sujetos activos de la gestión municipal, desde el punto de vista de
la interpretación informativa.
Más emocional es la noticia del Heraldo (28.6.04), enmarcada semántica y
visualmente por una fotografía de las protestas del colectivo, con una pancarta
cuyo mensaje actúa directamente sobre el resto del texto: «No abuséis del poder».
El titular que sitúa la información en el interés perceptivo del destinatario es elo-
cuente: «Un estudio asocia la patología del acoso laboral a la de los afectados por
la LRAU». El subtitular, desarrolla los síntomas de la enfermedad psicológica aso-
ciándola al caso concreto de los afectados por el PAI Mestrets.
289
ÍNDICE
construido en torno a un verbo que precisa ser desarrollado por un argumento
interno para exponer el contenido completo de su información.
Las categorías nominales son, asimismo, esclarecedoras del sesgo informati-
vo del conflicto. Los sujetos son definidos siempre como los «afectados» y «veci-
nos»; sus hogares son aludidos como «massets», término local próximo a la
memoria colectiva de la sociedad castellonense, por lo que el vocablo adquiere
resonancias afectivas importantes. Las acciones sobre ellos son caracterizadas
como «expropiación», «derribo», «pérdida», y las más concretas de la alcaldía
frente a sus protestas en los plenos como «expulsión», «realojo», «rechazo».
La selección léxica, por tanto, define las líneas generales del planteamien-
to informativo, tal como ya se apreciaba en el nivel macroestructural, aportan-
do un componente afectivo a la acción del grupo de vecinos, como puede
apreciarse en el primer párrafo de la noticia publicada por el Heraldo (8.5.04),
en la que la adjetivización domina la parte perceptualmente relevante del
texto, condicionando así su lectura posterior:
Indignados, enfadados y con más ganas de seguir luchando por lo suyo que
nunca. No hay otras palabras para describir el estado de ánimo de los propieta-
rios afectador por el futuro […]
290
ÍNDICE
recurso metonímico, consistente en señalar a un responsable en representación
de un equipo, proviene de los mensajes de los propios afectados, quienes, ini-
cialmente, adoptaron una visión personalista del problema.
En una fase más combativa y reivindicativa, tanto los afectados como los
medios, comienzan a adoptar un criterio designativo más explícitamente políti-
co, al abandonar las referencias generales e institucionales, adoptando en su
lugar términos que acusan directamente al partido político (PP): «El PP aprueba
en solitario el PAI Mestrets con pitos y caceroladas» (Heraldo, 25.8.04). Frente
a ello, otros textos difuminan el impacto sobre la imagen pública del grupo polí-
tico fijando como sujetos de la acción a entidades administrativas, cuyo carácter
impersonal contrasta con la estrategia anterior: «El Consell afirma que el 80%
de los vecinos de Mestrets acepta una unifamiliar a precio de VPO» (Las Provin-
cias, 15.2.06), «El Ivvsa anuncia un pacto con vecinos de Mestrets» (Heraldo,
30.11.05), «Urbanismo aprueba los proyectos del plan que desalojará a 40 fami-
lias de Els Mestrets» (Levante, 23.5.06), «Territorio aprueba el informe favora-
ble para la urbanización de Els Mestrets» (Las Provincias, 27.7.05).
291
ÍNDICE
Las fórmulas iniciales de autorreferencia tienen una dimensión genérica,
cuya función es convertir al interlocutor en un sujeto institucional, portavoz
del discurso dominante del poder sociopolítico, con la legitimidad y peso obje-
tivo que ello implica. La impersonalidad sintáctica es uno de los mecanismos
privilegiados para proyectar dicha imagen: «Se ha previsto su restauración
[…]» (Mediterráneo, 22.5.06), «Hay que crear suelo…» (Levante, 4.5.06).
Como también lo es la impersonalidad semántica, bien en su variante pasivo-
refleja («Desde el Ayuntamiento se tomarán las medidas…» (Mediterráneo,
10.6.04), bien convirtiendo en argumento externo del verbo a una unidad léxi-
ca de carácter instrumental o impositivo «la actuación urbanística cumplirá
uno de los objetivos […]» (Levante, 23.5.06).
Sin abandonar la 3ª persona, un recurso argumentativo de carácter coerci-
tivo en torno a la presencia del sujeto del enunciado es el que plantea la actua-
ción del Ayuntamiento como un ente que proyecta su acción sobre el conjunto
social, en una transición metafórica que se traduce en el dominio sintáctico de
la construcción oracional: «Esta actuación es importante para la ciudad»
(A. Fabra, Levante, 4.5.06). En esta línea, se singulariza la supuesta situación
privilegiada de Mestrets frente al colectivo, a través del operador existencial
(Brucart y Rigau, 2002: 1562): «Tienen unas condiciones que no ha recibido
nadie…» (Moliner, Heraldo, 19.6.05).
El paso al «discurso del nosotros» (Wodak y Matouschek, 1998: 79) profundi-
za en el carácter impositivo de la institución, tomada ya no como una entidad
suprapersonal, sino como un colectivo de intereses enfrentado al «nosotros» veci-
nal, en el que puede implicarse también el lector como partícipe del bien social y
del imperio de la ley: «No vamos a frenar…» (A. Fabra, Mediterráneo, 17.2.06),
«Vamos a asumir por escrito los compromisos…» (Moliner, Las Provincias,
27.7.05). En algún caso, incluso, el «nosotros» refirma la dimensión de todo el apa-
rato estatal, insistiendo así en un grado mayor de legitimidad: «Tanto el IVVSA
como el Ayuntamiento tenemos la misma voluntad…» (A. Fabra, Heraldo, 4.5.04).
Finalmente, los representantes de la Administración pueden considerar
efectivo el uso del «yo», no solo para personalizar la información, sino para
adoptar un talante conciliador, dialogante, opuesto o complementario de la
vertiente impositiva comentada: «Tienen mi palabra […] y yo podré compro-
meterme […]» (Moliner, Heraldo, 19.6.05).
Esta última fórmula puede venir acompañada de un cambio de registro
como recurso para marcar la transición a formas expresivas marcadas por la
cercanía socio-afectiva respecto a los destinatarios, puesto que, como señala
Fowler (1991: 37), el registro lingüístico «is the meaning potencial that is
accessible in a given social context»: «Quiero que sepan que en sus reivindi-
caciones estaré con ellos […] moveremos ficha […] se está mareando dema-
siado la perdiz» (A. Fabra, Levante, 4.5.04).
292
ÍNDICE
6. CONCLUSIÓN
El análisis del acceso a las rutinas informativas por parte de los movimien-
tos sociales enfrentados al poder constituido supone una valoración del papel
de los medios en la sociedad actual, así como un estudio de los mecanismos
discursivos que determinan la gestión textual de los acontecimientos públicos.
En el caso concreto de los medios locales, el papel institucional del medio
de comunicación, implicado en la lógica de mercado en las sociedades capita-
listas, y en los debates ideológicos y políticos de la democracia, se ve compen-
sado por los imperativos de la proximidad de los hechos, que, en ciertos
niveles del periódico –los más alejados de los géneros vinculados al control
socioeconómico del medio– puede decantarse por una información que no
solo atienda a los grupos alternativos, sino que, incluso, les ofrezca cobertura.
El análisis del discurso periodístico, en sus diferentes niveles, permite obser-
var cómo la disposición perceptual de los mecanismos semióticos implicados en
la información, la organización macroestructural, la selección de modalidades y
tipologías textuales, así como los elementos microestructurales, contribuyen a
ofrecer una imagen del conflicto que, en general, se decanta hacia la posición
defendida por Mestrets, como grupo alternativo a la política institucional.
El resultado es una comunicación diversa y heterogénea, por la cual, mien-
tras los textos vinculados con la información, la noticia, el reportaje, se mues-
tran permeables a las exigencias informativas del grupo vecinal, las variedades
discursivas más próximas al medio como institución social, política y econó-
mica, permanecen al margen cuando no en una neutralidad que no comprome-
ta su posición ante agentes implicados, directa o indirectamente, en el
problema, mostrando así la dependencia económica y de intereses ideológicos
entre los diferentes tipos de empresas y el poder.
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55-92.
YUS, F. (1997): Cooperación y relevancia. Dos aproximaciones pragmáticas
a la interpretación, Alicante, Universidad de Alicante.
295
ÍNDICE
APÉNDICE DE IMÁGENES COMENTADAS
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APÉNDICE DE IMÁGENES COMENTADAS
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APÉNDICE DE IMÁGENES COMENTADAS
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FUNCIONES ESTRATÉGICAS
DE LA INTERRUPCIÓN EN LOS DEBATES
TELEVISIVOS Y SU RELACIÓN
CON LA (DES)CORTESÍA VERBAL1
Mª ESTER BRENES PEÑA
Universidad de Sevilla
1. INTRODUCCIÓN
1. Este estudio se inserta dentro del Proyecto de Excelencia La violencia verbal y sus consecuen-
cias sociales, subvencionado por la Junta de Andalucía, 2006-08.
299
ÍNDICE
of unittypes», shallow interruptions, «simultaneities occurring within the second or
second to last syllable or between first and second or next- to- last and last syllable
of unit types» y deep interruptions, «those onset of simultaneity more than two
syllables away from the beginning or end of a unit type». Consideramos, no
obstante, que se trata de una diferenciación demasiado formal, centrada única-
mente en el aspecto estructural. Así pues, coincidimos con la crítica que Tabolt
(1992: 459) realiza a esta teoría, ya que, como ella misma señala: «interactuants
define interruptions not by counting syllables but functionally [...]. We need to
look at discoursal activity, which means more than counting syllables».
Fant (1996), por otra parte, tomando como base el hecho de que los hablan-
tes españoles afirman sentirse interrumpidos sólo en el caso de que no hayan
podido terminar la expresión de un pensamiento antes de que un nuevo
hablante comience a hablar, diferencia entre dos tipos de entrecruzamiento:
entrecruzamientos interruptivos y no interruptivos.
Nosotros, sin embargo, obviando la distinción realizada por algunos autores
entre encabalgamiento e interrupción,2 debido a la dificultad de dilucidar hasta
qué punto responden a una falta de cálculo por parte del interlocutor, considera-
remos en nuestro análisis que desde el mismo momento en el que un segundo
hablante se entromete en el discurso del interlocutor que posee el turno de habla,
existe una interrupción. Es decir, la interrupción puede producirse tras un enun-
ciado completo (interrupción suave) o fragmentando un enunciado (interrupción
abrupta), con sobreposición o sin ella, pero en todos los casos en los que a pesar
de que un interlocutor está hablando o existen indicios de que desea continuar
hablando, un segundo hablante intenta tomar el turno de habla para emitir un
determinado mensaje, nos encontraremos ante un proceso interruptivo.
Por otra parte, en nuestro estudio consideraremos a la interrupción como
una estrategia conversacional que los hablantes pueden utilizar con fines
diversos, según los factores contextuales que influyan en el proceso de comu-
nicación. Por consiguiente, para poder llevar a cabo un análisis adecuado de
los procesos interruptivos deberemos observar detenidamente las finalidades
con las que las instancias interruptivas son emitidas. Además, si seguimos la
terminología de Bañón (1997), en nuestro estudio nos centramos en microin-
terrupción3 endógena y, preferentemente, en aquellos casos en los que tanto el
acto interruptor como el interrumpido son fundamentalmente lingüísticos.
2. Blas Arroyo (1998) diferencia entre encabalgamiento, solapamiento producido por el hablante
debido a que este intuye que el anterior interlocutor ha concluido el turno de habla, e interrup-
ción, que se diferencia del anterior, entre otros rasgos, por conllevar una vulneración del siste-
ma de turnos.
3. Microinterrupción: afecta a un turno conversacional sin repercutir sobre la continuidad de la
interacción.
300
ÍNDICE
3. OBJETO DE ESTUDIO. LOS DEBATES TELEVISIVOS
301
ÍNDICE
Sin embargo, esta teoría está siendo actualmente muy criticada, debido
principalmente al hecho de que su carácter marcadamente etnocentrista impi-
de explicar la variación tanto cultural como contextual del principio cortés.
Desde esta perspectiva, Bravo (2003) propone la sustitución de los conceptos
de imagen negativa y positiva por los de imagen de autonomía, definida como
el deseo del individuo de verse y ser visto como alguien con contorno propio
dentro del grupo, e imagen de afiliación, referida a la finalidad del individuo
de verse y ser visto por las características que lo identifican con su grupo.
Dichas categorías, a diferencia de los conceptos de imagen negativa e imagen
positiva de Brown y Levinson, no contienen descripciones específicas sobre la
imagen ni sobre los comportamientos comunicativos que supuestamente
implican, sino que son categorías abiertas que permiten la incorporación de las
características específicas que presenta cada comunidad cultural.
En nuestro análisis, además, también tendremos en cuenta que, si nos
adentramos en la interacción concreta, la imagen del interlocutor se relaciona
con otro factor social, el rol, el cual se determina por la actividad de una per-
sona de acuerdo con su posición social y a la concreta situación en que se
encuentra. Así pues, uno de los objetivos de nuestro estudio será investigar la
relación que puede existir entre los procesos interruptivos y cada una de estas
imágenes y del rol desempañado por el hablante.
302
ÍNDICE
En este sentido, en el análisis de nuestro corpus, hemos podido observar
cómo los mismos interlocutores consideran la interrupción como una muestra
de descortesía y de mala educación, de ahí que pidan disculpas por ello, como
puede observarse en el siguiente fragmento:
CARMEN HERMOSÍN: § no los conductores dicho así dicho en general, [hay algunos
conductores]
LUIS VILLAMIL: [no así dicho] en general. Yo cada vez que habla el señor Pere
Navarro yo no sé si apagar la televisión o exactamente qué tengo que hacer
(Mejor lo Hablamos, 15/3/06)
5. Signos de transcripción:
§ sucesión inmediata, sin pausa apreciable, entre dos emisiones de distintos participantes;
[ lugar donde se inicia un solapamiento o superposición; ] final del habla simultánea.
303
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JUDD: yo sí, yo quiero decir algo. Yo quería decir que bueno, ahora se está com-
parando un accidente con el otro. Noemí casi se muere. Llega a pasar un coche o
se da un golpe en la cabeza y casi se muere. Eh, simplemente pido que Raquel
entiendo que está colaborando en un programa, pero ya está, se ha acabao, son dos
años, [pero ya está, basta]
MILA: [no, no, Judd], escucha un segundo, es que hay que ser claro ya (…)
(A tu lado, 18/5/06)
Mª ÁNGELES MADERO: [yo] lo explico muy claro cada vez que hablo en cualquier
medio [hay que diferenciar lo que es un accidente de una imprudencia y la impru-
dencia la hace el conductor con todas las de la ley]
MARIO ARNAUD: [no, no, no, perdón, no, no, no si me permite, si me permite], y
tengo aquí las actas del Congreso, ¿eh?, las tengo aquí. Son tres supuestos lo que
se han planteado últimamente tanto por el Director General de Tráfico como por el
defensor del pueblo
(Mejor lo Hablamos, 15/3/06)
CARMEN HERMOSÍN: es que la medicación también es una droga. Bajo los efectos
de algunas drogas, aunque sean curativas, como son las medicinas, pues no se
puede conducir. Si te tomas un relajante muscular, [te tomas un relajante muscular
y a la media hora pues no ves nada ↓6]
MARCOS GARCÍA MONTES: [en las propias instrucciones viene, en las propias ins-
trucciones viene] Carmen, en las propias instrucciones viene que no se puede con-
ducir cuando se toma antiestamínicos, hipnóticos, etc., etc.
(Mejor lo Hablamos, 15/3/06)
304
ÍNDICE
Ahora bien, aparte de estos factores generales, para poder interpretar adecua-
damente el grado de (des)cortesía y agresividad de las instancias interruptivas,
debemos atender también al rol desempeñado por el hablante responsable de la
interrupción. Como señala Blas Arroyo (1998), en el caso concreto del género de
los debates, las interrupciones llevadas a cabo por el moderador, principalmente
con el objetivo de controlar la estructura del debate, no se consideran tan (des)cor-
teses y agresivas como las realizadas por parte del resto de los participantes en el
mismo, debido al superior estatus que posee dentro del proceso comunicativo,
como puede observarse en el siguiente fragmento:
Por otra parte, si nos centramos en las intervenciones llevadas a cabo por
los participantes en el debate, que poseen todos el mismo estatus, podemos
señalar que los procesos interruptivos no sólo reflejan relaciones de poder o
305
ÍNDICE
dominancia, sino que se pueden utilizar para configurar la imagen del hablan-
te como un interlocutor seguro de sí mismo, de la postura defendida y de su
argumentación. En el debate Mejor lo Hablamos emitido el día 22/6/06, se
observa claramente que entre los participantes que defienden la nueva ley
sobre la transexualidad, Carla Antonelli es la más agresiva, la que más inte-
rrupciones lleva a cabo con el objetivo de contraargumentar las razones esgri-
midas por los defensores de la posición contraria. De ahí que los interlocutores
se dirijan precisamente a ella:
MARINA CASTAÑO: […] pero un instante, yo quiero preguntarle algo de nuevo a Carla
CARLA ANTONELLI: la tenéis tomada [conmigo]
MARINA CASTAÑO: [no, no, no], es que eres muy expresiva y […]
(Mejor lo Hablamos, 22/6/06)
PABLO: hombre, yo supongo que Isabel lo estará pasando como lo pasaría cualquier
mujer o lo estará pasando cualquier mujer de los imputados que ahora mismo o las
personas que están encarceladas dentro del proceso de la operación Malaya. Induda-
306
ÍNDICE
blemente, bien, no, con esa presión que supone además pues ser quién es, pues una
grande como es Isabel Pantoja, y el seguimiento continuo que tiene por parte de los
medios de comunicación. Evidentemente, el momento no tiene que ser nada bueno
para ella. Eh, yo de lo que conozco a Isabel siempre la he visto como una mujer fuer-
te, y supongo que seguirá entregándose a su público de la misma forma, quizás con
más ahínco si es posible, y se refugiará en su trabajo y [en su familia]
CRISTINA: [de hecho] no ha anulado las galas, que se había especulado con que iba
a anular las galas que tenía todo este verano. Ya su representante María ha confir-
mado que Isabel [<<…>>]
RAQUEL BOLLO: [no, es que ni siquiera] ni siquiera anuló la primera, cuando se ha
dicho que anuló la televisión [la televisión no fue =8]
CRISTINA: [no, la tiene aplazada]
RAQUEL BOLLO: = anulada, fue cambiada.
(A tu lado, 24/7/06)
En este mismo sentido, podemos ver cómo en otras ocasiones la causa que
determina la aparición de una interrupción es el deseo de subrayar un término
que el hablante considera fundamental en la argumentación que está llevando
a cabo el primer interlocutor, por lo que el efecto de la misma sería también
de afiliación entre ambos interlocutores:
LUIS VILLAMIL: los países que tiene en Europa menos accidentes tienen una estruc-
tura conjunta de cosas, de formación, de estado de las carreteras, de señalización y
de unas administraciones me va a perdonar dado que usted pertenece a ese mundo,
porque si no, a mí me debería explicar usted cómo hacen en Alemania para tener
muchísimos más coches, mucha más población, hacen muchos más kilómetros al
año, tiene la velocidad ilimitada en [autopistas =]
MARCOS GARCÍA MONTES: [Ilimitada]
LUIS VILLAMIL: = ilimitada y tienen un tercio menos de accidentes […]
(Mejor lo Hablamos, 15/3/06)
307
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Este hecho se destaca, además, en los subtitulares del programa, en los que
se puede observar:
«Los documentos “Maras” están firmados por Roca, algo inusual»
CONSUELO BERLANGA: pero vamos a ver, los que estáis al otro lao, os comento, está
demostrado y hay estudios psicológicos que dicen que ir a mayor velocidad de 150,
que es lo que dice la ley, te produce es una especie de borrachera de velocidad que
ellos lo llaman cataclismo perceptivo §
308
ÍNDICE
ALICIA FERNÁNDEZ: § sensorial §
CONSUELO BERLANGA: § eso, [que ya =]
ALICIA FERNÁNDEZ: [cataclismo sensorial]
CONSUELO BERLANGA: = que resulta que ya no sabes ni a qué velocidad vas, ni a
qué distancia tienes que guardar §
(Mejor lo Hablamos, 15/3/06)
En este caso podríamos pensar que se trata de una interrupción que preten-
de ser colaboradora, es decir, que tiene como objetivo el precisar o corregir la
enunciación llevada a cabo por el anterior hablante. Sin embargo, debemos
tener en cuenta que estas dos interlocutoras, Consuelo Berlanga y Alicia Fer-
nández, mantienen posturas enfrentadas en el debate, por lo que el objetivo de
la hablante interruptora no es el de ayudar a la interrumpida en su enunciación
sino el de demostrar que no domina el tema del que está hablando. En este sen-
tido, si además tenemos en cuenta el rol desempañado por los interlocutores,
la descortesía y agresividad de este tipo de interrupción aumenta considerable-
mente cuando el interlocutor interrumpido es el moderador:
MODERADORA: bueno, hemos visto que se traslada de cárcel desde Salamanca hasta
Valdemoro §
RAMÓN BERMEJO: § de Topas a Valdemoro exactamente
MODERADORA: ¿cuál es la causa de este [traslado?]
(A tu lado, 18/5/06)
LIDIA LOZANO: [vamos a ver, Nuria Bermúdez por dinero], Sonia Moldes por arre-
glarle la vida, porque Sonia Moldes le niega, pero bien que hicieron petición de
mano y además [en la puerta de su casa]
MILA XIMÉNEZ: [yo no creo que Sonia Moldes] y Nuria Bermúdez sean ahora el
tema, [perdona que te diga]
LIDIA LOZANO: [no, no, no, perdona], perdona un momento, oye Mila, uno de los
temas que [creo convenientes y aquí =]
LUCÍA RIAÑO: [<<…>>]
LIDIA LOZANO: = perdona Lucía, es que en este tema, ¿esta señora se casó a cam-
bio de dinero con Rodríguez Menéndez? Es lo que quiero decir
(A tu lado, 18/5/06)
309
ÍNDICE
cionales pueden estar causadas, en ocasiones, por el deseo del hablante inte-
rruptor de delimitar el turno de habla del hablante interrumpido. En el géne-
ro del debate, monopolizar el turno de habla supone, especialmente, un abuso
y una violación del sistema de turnos. En este sentido, en el debate Mejor lo
Hablamos emitido el día 13/5/06, se observa claramente cómo uno de los par-
ticipantes, Mario Arnaud en concreto, intenta monopolizar la interacción. De
hecho, otro de los participantes en el debate llega a afirmar:
Por lo tanto, las interrupciones utilizadas por Adela Utrera en este caso en
concreto para señalar a Mario Arnaud la necesidad de no mantener indefinida-
mente el turno y respetar su regulación, pueden ser consideradas menos des-
corteses y agresivas:
6. CONCLUSIONES
Este sucinto análisis nos demuestra, por consiguiente, que los procesos inte-
rruptivos pueden estar motivados por múltiples factores, por lo que constituye
una gran simpleza considerarlas solo como transgresiones descorteses de una
máxima conversacional que reflejan relaciones de poder. La principal conclu-
sión que podemos extraer de nuestro análisis es, por tanto, la necesidad de estu-
diar la lengua no en sí misma y por sí misma, sino atendiendo a todos y cada uno
de los elementos contextuales que intervienen e influyen en el proceso de comu-
nicación. Así pues, aunque es cierto que los procesos interruptivos conllevan en
todas las ocasiones un cierto grado de descortesía, ya que suponen la violación
de una máxima conversacional, de un derecho de los hablantes, no podemos
afirmar que este valor sea el mismo en todos los casos.
No se puede hablar sin más de la existencia de una correspondencia unívo-
ca entre interrupción y FTA sin tener en cuenta todos estos factores que depen-
den, en última instancia, de la situación concreta en la que se produce la
comunicación. Hay que tener en cuenta el contexto comunicativo para poder
determinar los distintos valores que pueden aparecer asociados a las instancias
interruptivas, así como el grado de (des)cortesía y agresividad que conlleva
esta violación del sistema de alternancia turnal. El grado de cortesía, descor-
310
ÍNDICE
tesía e incluso agresividad que poseen las interrupciones en una situación
comunicativa determinada depende de cuál sea la función comunicativa y
estatus de la persona que lleva a cabo la interrupción, de si dicha interrupción
va acompañada o no de atenuadores cualitativos o cuantitativos, de su relación
con la imagen de autonomía y de afiliación o de su uso como demarcador de
turnos conversacionales demasiados extensos.
Todo ello nos conduce a intentar adoptar una cierta flexibilidad y una pers-
pectiva más global en la interpretación de la transición entre turnos conversa-
cionales en general y de la interrupción en particular, así como a relativizar su
correspondencia con la (des)cortesía y la agresividad verbal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
311
ÍNDICE
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Cambridge, MA: Newbury House, 103-117.
312
ÍNDICE
QUI SOM NOSALTRES I QUI SÓN
ELS ALTRES? MARQUES DE PERSONA
EN LA CAMPANYA DE L’ESTATUT
DE CATALUNYA
ÀNGELS CAMPOS
Universidad Católica de Valencia
MARIA JOSEP MARÍN
Universitat Politècnica de València
1. INTRODUCCIÓ
E L treball que presentem analitza els textos que els principals partits
polítics catalans (Convergència i Unió, CIU; Partit dels Socialistes Cata-
lans, PSC; Esquerra Republicana de Catalunya, ERC; Partit Popular de Catalu-
nya, PPC i Iniciativa per Catalunya-Els Verds, ICV) van incloure en les
corresponents pàgines web per tal de demanar als ciutadans de Catalunya el
vot a favor o en contra en el referèndum sobre el nou Estatut d’autonomia, ce-
lebrat el 18 de juny de 2006. Hi estudiem, d’una banda, les marques textuals
mitjançant les quals els partits fan referència a ‘nosaltres’: totes aquelles per-
sones, grups o institucions que, d’acord amb la ideologia política de cada par-
tit, defensen els interessos de Catalunya i els seus ciutadans. D’una altra, les
marques que es relacionen amb ‘els altres’: totes aquelles persones, grups
polítics o institucions que, segons cada partit, representen o podrien represen-
tar una amenaça per als interessos de Catalunya i els seus ciutadans. Més
específicament, ens centrem en els elements gramaticals lligats a la primera
persona del plural (desinències verbals, pronoms personals i possessius) i en
els sintagmes nominals que tenen referents extratextuals vinculats a ‘nosaltres’
o ‘els altres’.
Els textos estudiats són les síntesis que contenen els principals arguments
dels diversos grups polítics sobre la conveniència de votar «sí» o «no» al nou
Estatut. Es tracta de documents que poden variar quant a l’extensió (852 mots,
el d’ERC; 1.690, el corresponent a ICV; 1.006, el del PSC; 1.890, el text de CIU i
3.018 paraules, el del PPC), però que es poden considerar discursos paral·lels:
es tracta de textos expositivoargumentatius, escrits amb una finalitat comuna
(obtenir el vot dels ciutadans), on l’emissor és el partit polític, un subjecte
col·lectiu que, com a tal, quan adopta discursivament la primera persona,
313
ÍNDICE
apareix només en plural. De fet, aquest és un dels trets gramaticals caracterís-
tic dels textos objecte d’estudi, que es distancien així d’altres gèneres polítics
com ara el debat i, sobretot, l’entrevista, en què l’ús de la primera del singular
és molt abundant. Des del punt de vista del contingut, els temes que hi
destaquen són: la conveniència o no de l’Estatut entès globalment, la nació
catalana, les relacions amb l’Estat, les competències autonòmiques i els
assumptes econòmics.
Per descriure breument el context polític en què es produeixen els docu-
ments analitzats, cal tenir en compte que la Comunitat Autònoma de Catalu-
nya està dirigida políticament des de 2003 pel tripartit, un govern nascut del
pacte del Tinell entre el partits d’esquerra: PSC (no definit com a nacionalista),
ICV (no definit com a nacionalista) i ERC (nacionalista), presidit pel socialista
Pasqual Maragall. El pacte ha deixat en l’oposició els dos partits de dretes, CIU
(partit nacionalista, que havia governat Catalunya des de l’arribada de la
democràcia) i PPC (no nacionalista). A l’Estat espanyol, governa el Partit
Socialista Obrer Espanyol (PSOE).
En aquestes circumstàncies, els ciutadans catalans han de votar un text
modificat respecte del que es va aprovar al Parlament català, amb el vot a
favor de tots els partits excepte el PPC. En efecte, el que ha estat aprovat pel
Parlament espanyol i se sotmet a votació és la modificació d’aquell text ori-
ginal, realitzada a partir de les negociacions obertes entre els diferents grups
polítics, després de ser aprovat amb esmenes, i novament amb els vots en con-
tra del PP, pel Congrés dels Diputats. Aquest procés de negociació ha fet créi-
xer de manera molt considerable el protagonisme de CIU, mentre que ERC,
oposat a una reforma que considera insuficient, finalment s’ha desvinculat del
Govern català. Així les coses, durant la campanya, PSC, CIU i ICV demanen el
vot favorable per al nou text; ERC i PPC reclamen el no per a l’Estatut.1
La metodologia que hem seguit ha consistit a identificar les marques que
analitzem i introduir-les en una base de dades, on hem tingut en compte diver-
sos aspectes en relació amb cada marca. Es tracta de la categoria gramatical
que presenta, la funció sintàctica que realitza, el referent extratextual a què fa
referència i el context o context textual en què apareix que, a més d’indicar-
nos si la marca s’alinea amb ‘nosaltres’ o ‘els altres’, ens informa sobre el
tema tractat.
La perspectiva adoptada ens situa dins del marc teòric traçat per autors
com van Dijk (2003: 58), per a qui una de les característiques fonamentals dels
discurs polític, com a discurs ideològic, és emfasitzar els aspectes positius del
‘nosaltres’ destacant, al mateix temps, els aspectes negatius de ‘els altres’. En
1. Amb una participació del 49,42% dels ciutadans catalans, el 18 de juny se celebra el referèn-
dum sobre el nou Estatut català. El sí s’imposa sobre el no, amb un 73,9% dels vots emesos.
314
ÍNDICE
aquesta línia de recerca, el nostre treball connecta també amb l’estudi, ja clàs-
sic, de Wilson (1990) o el més recent de Gelabert (2004), que, entre altres
aspectes, han posat en relleu la importància que la utilització dels pronoms de
primera persona té en el discurs polític.
Des del punt de vista polític, el nou Estatut de Catalunya determinarà les
relacions entre la Comunitat autònoma de Catalunya i l’Estat espanyol. Dins
d’aquest marc, tots els partits, en demanar el vot afirmatiu o negatiu, procla-
men defensar els interessos de Catalunya i dels ciutadans catalans, ‘nosaltres’,
davant les possibles amenaces de ‘els altres’, qualsevol element, intern o
extern, que puga posar en perill aquests interessos. En aquest apartat presen-
tem, en primer lloc, les manifestacions textuals i els referents extratextuals
relacionats amb ‘nosaltres’ i, a continuació, els referits a ‘els altres’.
(1) Pagant el mateix que els països més avançats d’Europa TENIM menys
prestacions socials que Extremadura. (ERC)
2. També hi hem trobat alguns exemples aïllats de desinències de 1a persona en les quals l’emissor
selecciona i hi incorpora un receptor i una 3a persona amb característiques ideològiques afins a
ell. L’emissor utilitza aquestes marques de caràcter més restrictiu per a remetre al seu partit polí-
tic o a persones de la seua ideologia política, generalment ciutadans catalans d’esquerra, ja que
aquesta marca només és utilitzada per ICV (i):
(i) La gent d’esquerres no ens PODEM conformar amb el que TENIM. La gent d’esquer-
res i ecologista no PODEM deixar passar l’oportunitat de fer un salt històric cap a una
Catalunya més justa socialment i més sostenible. (ICV)
Com podem apreciar, en aquests casos, les desinències verbals es reforcen mitjançant l’ús d’un
sintagma nominal que concreta el referent extratextual.
315
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Segons mostra l’exemple (1), la desinència verbal de 1a personal del plu-
ral és generalitzadora i, per tant, fa referència al partit polític que emet el mis-
satge, en aquest cas ERC, i a tots els ciutadans catalans, tant a aquells que, com
a receptors, llegiran el missatge com a aquells que no el llegiran.
Pel que fa als sintagmes nominals (SN) vinculats a ‘nosaltres’, hi hem
inclòs tots aquells sintagmes nominals que s’haurien pogut expressar mit-
jançant un díctic lligat a la 1a persona del plural, com ocorre en ‘Generalitat’
i ‘ciutadans de Catalunya’ en (2):3
3. L’exemple (2) es podria parafrasejar utilitzant díctics de primera persona, segons mostrem en
(ii): El nou Estatut ENS dóna capacitat per treballar en aquells àmbits que més ENS pre-
ocupen, com ara l’ocupació, la seguretat, la immigració i els permisos de treball dels
treballadors estrangers.
4. Catalans, ciutadans, Generalitat i Catalunya són els SNs més utilitzats en els textos que hem
estudiat. Més aïlladament, com a marques de ‘nosaltres’, hi trobem altres SNs com espanyols,
Espanya o Estat, el nom o les sigles d’alguns dels partits (el Partit Popular, ICV i CIU) i deno-
minacions que al·ludeixen a aspectes ideològics o socials dels ciutadans com ara les persones
d’esquerres o els treballadors i les treballadores.
316
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banda; els ciutadans espanyols, Espanya i el Govern espanyol, d’altra; i, final-
ment, ciutadans amb ideologia pròxima, partits polítics afins i moviments
ideològics propers. Aquest agrupament permet de destacar, respectivament, els
col·lectius humans, els territoris i grups polítics, o les institucions i els corrents
ideològics. En l’exemple (2), es focalitzava en els ciutadans catalans. Fixem-
nos, en canvi, en els exemples (4), (5) i (6):
(5) La proposta de redacció del nou Estatut opta per una relació bilateral entre
Catalunya i Espanya en la qual L’ESTAT és anul·lat en la seva capacitat per
representar els interessos dels catalans i catalanes. (PPC)
(7) Aquests són els guanys més destacables que incorpora el text i que justi-
fiquen un ‘sí’ contundent el dia del referèndum: [...] Blindatge de les competèn-
cies exclusives per evitar la intromissió de L’ESTAT. (CIU)
317
ÍNDICE
de l’Estat espanyol, en les persones (els espanyols), en el territori (Espanya) o
en les institucions (Govern espanyol); o bé, si es remet a ideologies contràries,
per focalitzar en els polítics adversaris, en els partits polítics rivals o en els
moviments ideològics contraris, en una gradació de més concret (polítics) a
més abstracte (moviments ideològics). Els exemples (8) i (9) ens serveixen per
il·lustrar els dos tipus de referents extratextuals de ‘els altres’:
(8) Les retallades han fet desaparèixer de l’Estatut: L’Agència Tributària Cata-
lana per a recaptar tots els impostos i evitar que se’ls quedi MADRID. (ERC)
(9) Les discussions internes entre els membres del tripartit o entre el PSC i el PSOE
i entre institucions governades pels mateixos partits han paralitzat la construcció
d’infraestructures vitals pel desenvolupament econòmic i la competitivitat cata-
lana. (PPC)
3. RESULTATS GLOBALS
318
ÍNDICE
La conclusió anterior es reforça si comparem els percentatges de ‘nos-
altres’ i ‘els altres’ considerant ara el nombre total de marques que utilitza cada
partit. La dada més remarcable és que tots els partits fan més referències a
‘nosaltres’ que no pas a ‘els altres’, cosa lògica en un referèndum autonòmic
on tots volen deixar clar que defensen els interessos de Catalunya i els cata-
lans. No obstant això, cal remarcar que el PPC tendeix a acostar els resultats
entre l’ús de ‘nosaltres’ (61,9%) i ‘els altres’ (38,1%); mentre que el PSC ocu-
paria la posició contrària, ja que fa servir pràcticament de manera exclusiva les
referències a ‘nosaltres’ (97,4%).
Les dades semblen indicar que els partits situats ideològicament més a
l’esquerra es refereixen al ‘nosaltres’ de manera poc precisa, mentre que els
partits de centre i dreta ho fan de manera més concreta, mitjançant SNs.
319
ÍNDICE
Si observem la taula 2, el referent extratextual més utilitzat globalment és
‘els catalans’ (42,4%), seguit a distància de ‘Govern català’ (24,6%) i ‘Comuni-
tat autònoma’ (19,9%). La tendència general, doncs, és identificar ‘nosaltres’
amb Catalunya, en especial com a col·lectiu humà (‘els catalans’) i, en menor
mesura, com a institució i com a territori (§2.1).
Per partits, tots, excepte CIU, identifiquen ‘nosaltres’ amb ‘els catalans’. Hi
destaca per damunt de la resta ERC, amb un 64,7%. En l’extrem contrari, CIU
és el grup que menys referència extratextual fa al col·lectiu humà, ja que pre-
fereix centrar-se en Catalunya com a institució (51,9% dels casos). En aquest
sentit, es podria pensar, per una part, que aquest partit encara se sent govern,
ja que ho ha estat durant més de tres dècades; per una altra, que és conscient
del fet que l’expressió lingüística pot transformar la realitat.5 El segueix el PSC,
segons és lògic, atès que és el partit majoritari en el govern. En qualsevol cas,
cal destacar que es tracta dels grups polítics amb més pes específic en la nego-
ciació de l’Estatut.
D’altra banda, un altre resultat destacat és la diversitat de referents extra-
textuals del grup ICV. Convé remarcar que és l’únic partit, a més del PP, que fa
servir el ‘nosaltres’ per referir-se al ‘Govern espanyol’, fet que s’explica
perquè no és un partit nacionalista i perquè el Govern espanyol és de centre-
esquerra i ja ha defensat en el Parlament espanyol l’Estatut per al qual ICV
5. Des d’aquest punt de vista, Fernández Sebastián (2002: 1) afirma que «El lenguaje, además de
un “registro” más o menos fiel del mundo, es un factor y un instrumento esencial del cambio
social y político, y muchas veces los cambios lingüísticos preceden y en cierta manera estruc-
turan las transformaciones en el terreno fáctico e institucional».
320
ÍNDICE
demana el vot afirmatiu. Igualment, destaquen les marques referides a perso-
nes d’ideologia afí (16,1%), resultat que podria interpretar-se com un afany
d’arribar a tots els votants d’esquerra.
Per últim, resulta interessant el fet que el PP és l’únic grup que vincula el
‘nosaltres’ a ‘els espanyols’ i també el que més referències fa a si mateix, al
Partit Popular de Catalunya. Probablement, es tracta d’una manifestació dis-
cursiva de la situació d’aïllament en què aquesta formació es troba: és l’únic
partit que ha votat sempre en contra des de l’inici del procés del nou Estatut,
en alguns casos en solitari; i tot i que, a l’igual com ERC, demana el no per al
nou Estatut, els motius d’uns i d’altres són radicalment oposats.
321
ÍNDICE
Pel que fa als referents concrets, tots els partits, tret de PPC, apunten a l’Es-
tat espanyol com a principal amenaça. Per contra, per al PPC, el perill més
important, el constitueixen els altres partits (80%), sobretot el tripartit. En
aquest sentit, es produeix una certa coincidència amb l’altre partit que demana
el no per al nou Estatut (ERC), que també ofereix percentatges destacables en
la referència a altres partits (21,4%) i a polítics concrets d’altres ideologies
(28,6%). Aquestes dades podrien apuntar al fet que les formacions que
defensen el no utilitzen l’atac com a estratègia argumentativa i, per això, insis-
teixen molt en la referència als altres grups polítics i els presenten com un pe-
rill per a la identitat.
Els textos analitzats, en els quals les cinc principals forces polítiques de
Catalunya resumeixen els arguments per votar sí o no al nou Estatut d’autono-
mia, evidencien que els elements discursius són reflex d’una situació extra-
lingüística determinada i alhora constitueixen un indicador de la imatge que
els diferents grups volen oferir. De fet, hem comprovat que l’ús de les marques
analitzades (referides a ‘nosaltres’ i a ‘els altres’) es relaciona, en alguns casos,
amb la ideologia política; però, en la majoria de casos, depèn del sentit del vot
que es demana i sobretot de la participació que els diversos partits han tingut
en el procés de negociació.
Les marques referides a ‘nosaltres’, en tots els partits polítics, són molt
més abundants que no pas l’ús de marques referides a ‘els altres’, la qual cosa
indica que tots els grups polítics, independentment de la seua ideologia, volen
demostrar que, amb el vot que demanen, defensen els interessos de Catalunya
i dels seus ciutadans. En aquest sentit, hem observat que els partits que dema-
nen el vot negatiu per al nou Estatut (ERC i PPC) augmenten l’ús de marques de
‘els altres’ i, d’aquesta manera, manifesten textualment la confrontació políti-
ca, que els altres partits intenten minimitzar.
Des del punt de vista gramatical, el fet que, globalment, s’utilitzen de ma-
nera majoritària els SN i no tant els díctics aporta precisió en la identificació
del referent extratextual, ja que permet focalitzar, en cada cas, sobre els ciu-
tadans, el territori o les institucions. Aquest afany de precisió és més abundant
en els textos dels partits de centre-dreta, mentre que els partits més a l’esquer-
ra fan un ús més elevat de díctics.
Quant al referent extratextual de ‘nosaltres’, el més destacat és ‘els catalans’,
la qual cosa confirma la intenció dels partits de demostrar preocupació pels
interessos dels ciutadans. Per contra, ‘els altres’ remeten a ‘l’Estat espanyol’ en
la majoria de partits, per als quals pot representar un entrebanc davant dels
322
ÍNDICE
interessos catalans. En aquest sentit, els dos partits més de dretes s’aparten de
l’esquema general, tot i que per motius diversos. Així, CIU utilitza les marques
de ‘nosaltres’ per a remetre, majoritàriament, al ‘govern català’, atès que se
senten protagonistes de la negociació, han estat en el poder durant molts anys
i aspiren a recuperar-lo pròximament. El llenguatge s’utilitzaria, per tant, com
un element previ al canvi, mitjançant el qual s’intenta transformar la realitat.
Pel que fa al PPC, usa les marques de ‘els altres’ per a referir-se a ideologies
oposades i sobretot per a criticar la gestió del tripartit, l’equip de govern de la
Generalitat; d’aquesta manera, l’atac als rivals més directes constitueix la
principal arma argumentativa. Es tracta d’una estratègia que, en certa manera,
també manifesta una posició d’aïllament polític.
En síntesi, l’anàlisi dels textos mostra que tant l’ús de les marques analit-
zades com el referent extratextual de ‘nosaltres’ i de ‘els altres’ sembla vinculat
al protagonisme de cada partit en el procés de negociació del nou Estatut i al sen-
tit del vot demanat, més que no pas a la ideologia de cada formació política.
REFERÈNCIES BIBLIOGRÀFIQUES
323
ÍNDICE
EVIDENCIALIDAD Y CORTESÍA:
¿MENTIRA O MALENTENDIDO
INTERCULTURAL?
ANDREA MARÍA ESTRADA
Universidad de Buenos Aires
1.1. Antecedentes
1. Cada lengua codifica la evidencialidad de diferente modo: las lenguas amerindias o sufijales lo
hacen mediante morfemas y, como en el español, la categoría está escasamente codificada en
la morfología, existen otros recursos –tanto gramaticales como lexicales– para señalar la forma
en que el locutor ha accedido a la fuente de conocimiento.
325
ÍNDICE
(1) Tengo entendido que el cuento es interesante…
2. Prueba de ello, es que en este último caso la pregunta del alumno será del tipo ¿Cree/le parece
que el libro es interesante?, mientras que si presupone que efectivamente el cuento ha sido
leído, estará habilitado para preguntar: ¿Encuentra interesante el libro?
3. Parto de la premisa de que esta categoría en español no se restringe a las marcas de distancia-
miento del locutor frente al contenido que transmite su enunciado y que, por lo tanto, no debe
ser identificada con precaución epistemológica.
326
ÍNDICE
En el presente trabajo, me propongo contribuir a los estudios de cortesía,
para lo cual analizo el comportamiento del ítem lexical encontrar como eviden-
cial de acceso sensorial directo en enunciados del tipo del presentado en (3)
«Encuentro el relato muy interesante» o «Lo encuentro muy interesante». Mi
hipótesis es que los distintos grados de adhesión del locutor frente a sus enun-
ciados no solo le permiten mostrarse ante su interlocutor más o menos sincero,
sino también más o menos cortés. Y que al ser el comportamiento cortés un
fenómeno específico de cada cultura, la interrelación entre los parámetros de
sinceridad y de cortesía puede devenir en malentendidos interculturales.
2. LA MENTIRA
327
ÍNDICE
insinceridad, puesto que la mentira dejaría de ser efectiva y produciría una con-
tradicción del tipo de la denominada paradoja de Moore: «Son las tres y media,
pero no lo creo» o «Deme lumbre, pero no quiero que lo haga». Sin embargo, el
interlocutor, en tanto no perciba señales que le hagan pensar lo contrario, siem-
pre presupondrá la sinceridad del hablante (Haverkate, 1984).
(4) «Pierre Menard, autor del Quijote» es el cuento de Borges más famoso,
pero yo lo encuentro delirante.
(5) Si bien «Pierre Menard, autor del Quijote» es el cuento de Borges más
famoso, yo creo que es delirante.
(6) «Pierre Menard, autor del Quijote» es el cuento de Borges más famoso,
pero dicen que es delirante.
En los enunciados (5) y (6) el locutor se distancia del punto de vista pues-
to en escena por su discurso: al decir «creo» atenúa la fuerza de su juicio y con
el evidencial citativo «dicen» señala que el conocimiento fue adquirido de
oídas, lo que lo cubre de posibles críticas ante la opinión contraria del interlo-
328
ÍNDICE
cutor. Es por ello que, si el cuento no fuera en realidad «delirante» sino todo
lo contrario, algo así como «claro» o «comprensible» el locutor que enuncia-
ra (5) y (6) nunca podría ser tildado de mentiroso, mientras que sí podría serlo
el locutor que se hiciera plenamente responsable del punto de vista reflejado
en su enunciado diciendo Lo encuentro delirante.
Por otra parte, el juicio personal e inédito del locutor basado en el conoci-
miento de la cosa en sí misma puede ser directo, como en los ejemplos que he
dado, o mediatizado. Supongamos que, al igual que en el caso de Funes el
memorioso conozco Pierre Menard, autor del Quijote, su argumento y su estruc-
tura como si lo hubiera leído, aunque en realidad nunca lo hice. En rigor de ver-
dad, no podríamos decir, si el locutor enunciara «Lo encuentro delirante» que
está incurriendo en una mentira, pero sí, que el verbo encontrar ha perdido su
matiz endofórico, en tanto el locutor sólo mantiene el aspecto informativo de la
cosa aprehendida y no el contenido afectivo que todo aprendizaje conlleva.4
Veamos, para aclarar este punto, otra situación. Imaginemos que continúo
la charla con mi alumno sobre literatura argentina. En esta ocasión, le mani-
fiesto que entre la poesía y la narrativa de Borges, prefiero la primera porque
la encuentro llana, formalmente perfecta y despojada de todo el aparato teóri-
co necesario para disfrutar de su prosa. Sin embargo, mi opinión queda desca-
lificada porque mi alumno considera que no está sustentada por la lectura de
la obra completa de Borges. Utilizo, entonces, el siguiente enunciado en el que
descalifico la actitud de mi alumno, del mismo modo que él lo ha hecho con
mi opinión. Le digo:
4. Por otra parte, este es el origen de muchos errores y malentendidos que suelen propagarse en
los distintos ámbitos de la vida, cuando los hablantes no exigen ninguna verificación sobre
ellos. En nuestra vida de relación, por ejemplo, sucede cuando conocemos a alguien de quien
nos han hablado muy mal y al tiempo de tratarlo nos damos cuenta de que nada de lo dicho se
corresponde con la realidad. En el ámbito académico, sucede cuando los alumnos (y no solo
ellos) repiten los apuntes de los profesores sin acudir a las fuentes, exponiéndose a tergiversar
teorías o a incorporar errores insalvables.
329
ÍNDICE
3. MENTIRA Y MALENTENDIDO INTERCULTURAL
5. El contexto (Sperber y Wilson, 1994) es un mecanismo cognitivo interno que permite clasi-
ficar una emisión como cortés o no, independientemente del contexto real, puesto que el pro-
ceso de comprensión discursiva se basa en la capacidad de relacionar las representaciones
transmitidas por las emisiones, con una secuencia estereotipada de acciones, eventos y expe-
riencias, es decir, con un frame específico. De este modo, el contexto no es algo externo y
dado, sino interno y seleccionado en el momento de la interpretación, lo que permite evaluar
una emisión como cortés o no, independientemente de la situación real en la que haya sido
emitida.
330
ÍNDICE
El set de conocimientos corteses presupuestos para la situación de agradeci-
miento señala que el hablante debe abrir el regalo, destacar sus virtudes en forma
pública y ponérselo o exponerlo, de acuerdo con el tipo de obsequio en cuestión.
Es por ello, que entre otras muchas opciones el hablante podría enunciar (9):
(9) ¡Uy! ¡Qué buena que está! En serio, la encuentro espectacular. Muchas
gracias.
331
ÍNDICE
4. CONCLUSIONES
332
ÍNDICE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
333
ÍNDICE
LA CONFIGURACIÓN
DE LA IMAGEN PÚBLICA:
ACTIVIDADES DE IMAGEN
EN LA ENTREVISTA POLÍTICA
1. INTRODUCCIÓN
1. Para Chen (2001: 88), la autocortesía se refiere a los casos «en los que la necesidad de prote-
ger y reforzar la propia imagen influye en lo que se dice y la forma en que se dice» [trad. nues-
335
ÍNDICE
y subyacentes en las respuestas ofrecidas) tienen en la configuración del dis-
curso político.
El corpus con el que trabajamos está formado por varias entrevistas reali-
zadas a altos representantes políticos españoles e hispanoamericanos del
momento actual.2 Por razones de espacio, en este trabajo tan solo vamos a uti-
lizar dos de esas entrevistas, y vamos a centrarnos exclusivamente en los
siguientes aspectos:
a) actividades claramente identificadas como descorteses y dirigidas al
interlocutor.
b) actividades de autoimagen llevadas a cabo por el entrevistado en las
que, en nuestra opinión, también se hacen patentes muestras de descortesía,
aunque dirigidas a terceros, y análisis del modo en que esta forma de actuar
contribuye a configurar el discurso político del entrevistado.
Las conclusiones que obtengamos nos permitirán poner de manifiesto
cómo estas actividades ayudan a definir la imagen pública de algunos repre-
sentantes de la vida política actual.
El líder no habla por hablar. Está buscando partidarios. [...] Por eso intenta
poner en todo cuanto dice un poco de emoción, de sabiduría o de habilidad.
Llega un momento, entonces, en que ya ni importa el sentido verdadero de los
vocablos, sino su efecto acústico, su capacidad de producir impactos psicoló-
gicos sobre los oyentes, su energía para suscitar rayos polémicos y su sutileza
para arbitrar disculpas.3
2. Este trabajo se enmarca dentro de un estudio más amplio sobre cortesía en la prensa española
e hispanoamericana y forma parte del proyecto de investigación Norma, discurso y español
«panhispánico» en los medios de comunicación, dirigido por la Dra. Ana M.ª Vigara Tauste
(UCM), y cuya referencia es HUM2005-00956/FILO (Plan Nacional de I+D+I).
3. Por otra parte, conviene tener presente que esta «búsqueda de eco», por parte de los emisores
políticos, en los oyentes o lectores puede hacerse de modo que el compromiso real del emisor
con respecto a aquello que dice sea solo relativo, recurriendo, para ello, a términos generales y
vaguedades (cfr. Chanell, 1994: 34-38).
336
ÍNDICE
También Pérez (2003: 15) hace hincapié en este aspecto cuando indica, como
una de las intenciones del discurso político, la de «su esfuerzo por hacer
comprensibles conceptos complejos e incomprensibles conceptos sencillos»,
que explica del siguiente modo:
337
ÍNDICE
dirigidas directamente al interlocutor, esto es, al periodista. Es obvio que
entrevistador y entrevistado desempeñan distintos roles y que no se encuen-
tran en un mismo plano social, por lo que no es esperable encontrar muestras
de solidaridad (o, por el contrario, de descortesía) que sí resultarían posibles
(y, por tanto, no especialmente marcadas) en el caso de interlocutores que per-
tenecieran a un mismo grupo social o que estuvieran unidos por lazos (profe-
sión, edad, familiaridad, etc.) que les confirieran unos rasgos de identidad a
partir de los cuales establecer un intercambio comunicativo entre iguales. Por
ello, en el caso de la entrevista periodística (teniendo en cuenta los roles esta-
blecidos y el peso que la distancia social puede tener para la selección de
enunciados corteses o descorteses por parte de los interlocutores), las muestras
de cortesía o descortesía (especialmente estas últimas) que se apartan de lo
esperado resultan especialmente llamativas. Podemos ejemplificarlo con los
intercambios siguientes, tomados de una entrevista de M.ª Antonia Iglesias al
político español Manuel Fraga y publicada en El País Semanal el 30 de abril
de 2006:
TABLA 1
Ejemplo Actividad descortés Actividad de autoimagen
Asunción de que el entre-
M.ª A. I.: Siempre me he vistado colaboró con la
preguntado […] si nunca dictadura.
tuvo un sentimiento de
repugnancia, de duda de
conciencia, de tentación de
no permanecer en aquella
complicidad con la dicta-
dora franquista. Prohibir al interlocutor Defenderse de una grave
M. F.: ¡Yo lo de mi compli- pensar o decir algo, coar- acusación.
cidad con la dictadura no se tando así su libertad de
lo voy a consentir de nin- acción.
guna manera!
338
ÍNDICE
Ejemplo Actividad descortés Actividad de autoimagen
M. F.: ¡Es que hay veces Negarse a cooperar en el Justificación de por qué se
que uno no tiene nada más avance de la conversación, actúa así.
que decir, cosa que estoy a con amenaza al interlocu-
punto de decirle también a tor de pasar a comportarse
usted si insiste en ciertas de ese modo.
preguntas!
Previo reconocimiento a la
M.ª A. I.: Pienso que sería
imagen del entrevistado
cicatero, y un tanto misera-
(actividad de cortesía), hay
ble, no reconocer que usted
un comienzo de acusación
situó a Galicia en el mapa,
de haberse equivocado en
que siempre habrá un antes
algún aspecto concreto.
y un después de Fraga y
que los gallegos se lo
deben. Pero usted cometió
un error que…
Acusación a la entrevistado-
M. F.: Errores habré come- Admitir la «no infalibili-
ra de excederse en el rol que
tido muchos, como todo ser dad» de sus actuaciones.
le corresponde.
humano. Pero no sé en cuál
ha preferido fijarse usted,
que a veces parece usted un
fiscal y no una periodista.
Encontrar respuestas que, como estas, tengan un carácter descortés tan mar-
cado no es en absoluto habitual, por lo que creemos oportuno analizarlas un
poco más pormenorizadamente. En primer lugar, cabe decir que esas muestras
de descortesía responden a ciertas «provocaciones» por parte de la entrevistado-
ra (acusación de complicidad con la dictadura, de difícil carácter, de comisión
de errores) que se constituyen en ataques a la imagen del entrevistado (o, al
menos, así lo percibe él). Al margen de que la periodista se exceda o no en su
papel de entrevistadora al incluir en las preguntas sus propios comentarios, no
cabe duda de que este hecho incomoda a su entrevistado, que llega a sentirse
«fiscalizado» (esto es, acusado y, por tanto, atacado en su imagen). En segundo
lugar, cabe señalar que tales respuestas descorteses se enmarcan en la construc-
ción de los rasgos que el entrevistado quiere poner de manifiesto acerca de sí
mismo: de una parte, defenderse de una acusación de complicidad con la dicta-
dura franquista; de otra, justificar reacciones previas (muy comentadas y discu-
tidas) propias de un mal carácter y que pueden suponer una pérdida de imagen
(y que son exactamente iguales a la que en ese momento está teniendo) y, por
último, admitir la comisión de errores, «como todo ser humano», en lo que supo-
ne una actividad de autoimagen, con la que el político quiere indicar que no se
considera ningún ser excepcional.
339
ÍNDICE
En su análisis del lenguaje político, Chilton y Schäffner (2000: 310-311)
señalan lo siguiente:
340
ÍNDICE
atención su propio comportamiento, y que lo que le sorprende (independien-
temente de la «sinceridad» que haya en tal sorpresa) es que sí resulte curioso
para otros.
Más allá de estas muestras de «inversión» (ficticia) de roles, vamos a ana-
lizar pormenorizadamente a continuación cómo el recurso a estrategias corte-
ses y/o descorteses sirve para configurar la imagen que el político quiere dar
de sí mismo, y cómo lo va a hacer, precisamente, por contraposición a otros
políticos. En el diálogo, el ex ministro está visiblemente molesto (y así lo hace
notar el periodista en la introducción a la entrevista) con las críticas que en
días anteriores se han vertido hacia él desde el Gobierno. En la entrevista,
Lavagna pone de manifiesto que las críticas que está recibiendo no son una
manifestación de lo que sería comportamiento verbal políticamente correcto
(en el sentido que Watts (2003) da a esta expresión)5 y, por tanto, esperable:
«no, porque es equivocada la idea de que son críticas desde la oposición». El
ex ministro se defiende de esas críticas y no pretende suavizar el conflicto,
sino reforzar su punto de vista, mediante las siguientes actividades de imagen
y recursos lingüísticos:
TABLA 2
Actividad de
Qué podría
Actividad de descortesía Recursos
Declaración inferir la
autoimagen implícita en lo lingüísticos
audiencia
manifestado
«Todo esto me Se presenta Acusaciones – Predicado «Me siento
parece bastante como una veladas (contra doxástico: «yo engañado.
lamentable. Yo persona que personas que el creí». (Ellos) no son
creí, en serio, confía en los entrevistado no – Intensificador: plurales ni
como dijo el demás y que identifica) de «en serio». permiten voces
Presidente, que cree lo que le falta de – Uso irónico diferentes».
éramos dicen. La independencia de la 1ª persona
plurales, pero actividad se política. de plural:
ahora parece repite más «parece que tan
que tan adelante: «Esto plurales no
plurales no es una muestra somos».
somos». en contra,
evidentemente,
pero sigo
creyendo».
341
ÍNDICE
Actividad de
Qué podría
Actividad de descortesía Recursos
Declaración inferir la
autoimagen implícita en lo lingüísticos
audiencia
manifestado
«Y también me Al mostrarse Acusación a – Predicado «Sus críticas
parece atónito ante sus oponentes doxástico: «me no tienen
lamentable que una situación de comportarse parece fundamento».
aparezca para que no tiene como lamentable
criticarme toda lógica marionetas, sin que...».
una comparsa, implícitamente criterio en su – Empleo de
simultáneamen- se da a actuación. términos
te, reúne a la entender que la descalificadores:
Biblia y al persona en «comparsa»
calefón». cuestión sí se – Recurso a
rige por frases hechas
criterios que dan idea de
lógicos. escaso
conocimiento
por parte de
quien actúa así:
«mezclar la
Biblia con el
calefón».
«Yo tengo mi – Imagen de Nueva – Verbos «Aunque
diagnóstico, autonomía. acusación de volitivos: «traté puedan ser
que traté de – Apelación a «reacción en de marcar». acertadas, las
marcar. Que un «bien comparsa», sin –Despersonali- opiniones
eso dé lugar a superior» (la criterio por zación en la distintas de la
esta reacción situación de la parte de sus acusación más oficial no son
en comparsa economía oponentes. grave («Es bienvenidas».
me parece argentina) que, Acusación de querer imponer
lamentable. Es se supone, que quien un pensamiento
querer imponer incumbe a detenta el único»).
un pensamiento todos ellos, y poder rechaza
único. Y eso no que, al formas de
le va a hacer preocuparle, le pensar distintas
bien a la legitima para de la oficial (lo
economía opinar de cual es
argentina». forma distinta. contrario a un
planteamiento
democrático).
342
ÍNDICE
Actividad de
Qué podría
Actividad de descortesía Recursos
Declaración inferir la
autoimagen implícita en lo lingüísticos
audiencia
manifestado
«Es como que Al mostrar de No piensan por Metáfora y «Las personas
alguien tocó un nuevo su falta sí mismos. frase hecha. lógicas, con
botón y salen de criterio, no
todos, como comprensión actuamos así».
digo, ante una
mezclando la reacción
Biblia con el ilógica, se
calefón». (La presenta a sí
imagen «como mismo, por
que alguien contraste,
tocó un botón» como alguien
se repite tres que actúa
veces a lo guiado por la
largo de la lógica.
entrevista).
«Ahora, acá Exculpación de Acusación de En primer «Yo no tengo
hay alguien las reacciones error (debido a lugar, un aserto la culpa si
que emite un que sus deficiencias en que presenta el ellos, por falta
mensaje y declaraciones la dato como algo de inteligencia
alguien que lo han generado, comprensión) puramente o
recibe. Si el poniendo así su por parte de objetivo. En conocimiento,
que lo recibe lo imagen a salvo. quien recibe el segundo lugar, no entendieron
decodifica mal, mensaje. una lo que quise
yo no puedo condicional decir».
hacer nada». que da idea de
irresolubilidad.
« […] el Persona que Minimiza y – Concesión «No se crean
gobierno de conoce los ridiculiza la inicial («a la ustedes todo lo
Venezuela hizo asuntos en capacidad de Argentina que les han
un excelente profundidad, análisis de los también le vino contado,
negocio con las que no se queda otros bien») seguida háganme caso a
colocaciones de en la superficie (fundamental- de adversativa mí, que
la Argentina. A y a la que no se mente, sus (pero). conozco bien el
la Argentina puede engañar opositores – Uso irónico asunto».
también le vino fácilmente. políticos, pero de la primera
bien, pero también la parte persona del
Venezuela no de la audiencia plural.
nos regaló que les
nada, a ver si creyera).
creemos que
nos regaló
algo».
343
ÍNDICE
Actividad de
Qué podría
Actividad de descortesía Recursos
Declaración inferir la
autoimagen implícita en lo lingüísticos
audiencia
manifestado
«Una sociedad – No pretende Acusación Asertos, que «El gobierno
que funciona un tratamiento indirecta de presentan los debe actuar de
sobre la base de especial, al actuar hechos como forma lógica, y
enojos funciona contrario, impulsivamen- algo objetivo. no movido por
mal. El que se quiere que la te (lo que es La referencia a impulsos. Por
enoja, que se audiencia le poco apropiado sí mismo en el tanto, no se
enoje. Y eso juzgue con los para el rol de discurso está
vale para mismos político). «objetivándose» comportando
Kirchner, para parámetros que como si se bien».
Lavagna, para él utiliza para tratara de «(El propio)
todos. Una los demás. «otro», de una Lavagna no
sociedad – Uso de tercera habla
civilizada no planteamientos persona. exclusivamente
funciona sobre generalistas, Curiosamente, motivado por
la base de difíciles de y a pesar de un enfado, sino
enojos». rebatir o poner esta estrategia que actúa de
en duda, y que «distanciadora» acuerdo con un
buscan la de sí mismo, criterio
complicidad aquí sí que se racional».
con el lector. incluye
sinceramente
en el «grupo».
(Per.) – «en – Imagen de Acusación de Ironía al «La selección
una entrevista autonomía falta de sentido mostrar disenso de los altos
con Perfil, frente a imagen común, pues el y al señalar (de cargos se debe
analizó que el de afiliación hablante apela forma más a
Presidente se «irracional». a éste para eufemística) cuestiones
cerró sobre su – Aunque cree defender su criterios de personales que
grupo. Es eso llevar razón postura, «cercanía» en a cuestiones de
malo?» (apela al mientras que la la selección de valía
– «Él cree que «sentido persona a la altos cargos: profesional».
no, yo creo que común») que se refiere «El sentido
sí. El sentido admite (al opina lo común indica
común indica menos contrario. que de una
que de una aparentemente), provincia de
provincia de que haya 200.000
200.000 formas de habitantes es
habitantes es pensar distinta difícil que
difícil que a la suya. salga toda la
salga toda la materia gris
materia gris que necesita la
que necesita la Argentina».
Argentina».
344
ÍNDICE
Así pues, el análisis detallado de las respuestas de Lavagna nos permite
poner de manifiesto cómo, a través de sus declaraciones, el ex ministro cons-
truye un discurso político en el que defiende su propia imagen y minusvalora
a sus oponentes, pero sin necesidad de lanzarse «a tumba abierta» contra ellos.
En lugar de ser abiertamente descortés con sus opositores o atacarles de forma
descarnada, opta por una estrategia más refinada en la que (casi) todo se hace
de forma velada, mediante el recurso a imágenes, condicionales, ironías, gene-
ralizaciones… y en la que, en otro orden de cosas, incluso salva (al menos,
aparentemente) la imagen del presidente Kirchner en la primera de las ocasio-
nes en las que se refiere expresamente a él.6
Además, al sacar a la luz lo que sería esperable que un lector atento dedu-
jera de las palabras de Lavagna se pone de manifiesto la distancia entre lo que
este realmente «dice» y lo que, de forma subyacente, «puede querer decir», y
se revela cómo esa distancia queda cubierta precisamente por las estrategias
que el ex ministro desarrolla para defender (y potenciar) su propia imagen y
atacar y minusvalorar la actuación del Gobierno.7 En otras palabras, se mues-
tra como la sutilidad e «indirección» (en algunos casos) empleadas, sin reba-
jar en modo alguno el grado de crítica, ayudan a defender la propia imagen
quizá de forma más efectiva que si el entrevistado se enzarzara en una con-
frontación más abierta (por ejemplo, con acusaciones más personales) y que
podría resultar más dañina también para su propia imagen. Con sus declara-
ciones, el ex ministro apela a la solidaridad y a la comprensión de los lectores,
pero sin solicitarla de forma expresa. Al presentarse como una persona que
cree a los demás (lo que, de algún modo, lleva implícita la idea de que es justo
que, en correspondencia, también le crean a él) y mostrarse como un indivi-
duo que actúa con lógica, con criterios fundados y con independencia política
(aspectos que, generalmente, son valorados positivamente por los ciudada-
nos), está dando de sí mismo una imagen sólida, fuerte, pero no agresiva (lo
que podría, llevado al extremo, provocar el rechazo de la ciudadanía) que con-
trasta claramente con la imagen de «marionetas» que está ofreciendo de quie-
nes le critican.
345
ÍNDICE
4. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
346
ÍNDICE
sociedad. Contribuciones al estudio de la lengua en contexto social,
Castellón, Universitat Jaume I, 637-648.
LÓPEZ EIRE, A. y J. DE SANTIAGO GUERVÓS (2000): Retórica y comunicación
política, Madrid, Cátedra.
MELLIZO, F. (1990): «Del lenguaje y la política», en GARCÍA DOMÍNGUEZ, P.
y A. GÓMEZ FONT (comps.) (1990): El idioma español en las agencias de
prensa, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 133-144.
PÉREZ GARCÍA, D. (2003): Técnicas de comunicación política. El lenguaje de
los partidos, Madrid, Tecnos.
WATTS, R. J. (2003): Politeness, Cambridge, Cambridge University Press.
347
ÍNDICE
LINGUISTIC GLOBALISATION:
THE INFLUENCE OF ENGLISH
ON NATIONAL IDENTITIES
1. INTRODUCTION
349
ÍNDICE
- Economically, socially, and ecologically negative: as an instrument of
‘corporate imperialism’; one which steps on over the human rights of
developing societies, claims to fetch prosperity, yet often merely amounts to
plundering and exploiting. Negative effects include cultural integration via
cultural imperialism, the export of artificial desires, and the destruction or
inhibition of authentic local and global community, ecology and cultures.
350
ÍNDICE
identity, then they represent a powerful strategy (Goatly, 2000). As Faigley
suggests (1992: 12): «The desire to consume is predicated on the lack of a
stable identity. Purchasing and using a consumer object is temporary and
unstable attempt to occupy an imagined identity provoked by an image».
There’s a practice which suggests that by buying a product you are adopting a
certain lifestyle. Thus, advertisements encourage consumption, appeal to
value systems, and suggest that by buying a product people can solve their
problem, choose their identities, acquire a lifestyle.
Being aware of that, international commercial companies try to conquer
world-wide markets. It is enough to watch the satellite broadcast television
channels for a day to see the same campaigns shown in several languages. In
the same way, consulting various weekly or monthly editions of the same
magazine enables you to come across the same translated advertisements
again and again. However, initially, in order to preserve a balance between the
significance of the brand and sensitivity to the culture of the consumers around
the world, the authors of advertisements may try to adjust their message to the
consumers they are targeting. This implies that a translation must be to some
extent adapted to each country.
Depending on the country, the translation of the original message into the
languages of the foreign consumers does not bring any change to the
communication in terms of the brand image. That happens when the message
is transmitted between two very similar culturally countries (e.g. western
European countries). However, when there are more differences between two
countries involved in this type of communication (at religious level, as far
traditions, ethnic attitudes, the spirit of community, and purchasing habits, etc.
are concerned), the cultural dimension offers other group of parameters
determining the environment in which the translator of advertising operates.
In this sense, we may say that some aspects of culture can create a problem
in international advertising. Yet, the very nature of advertising (its
omnipresence, usually aggressive forms of reaching consumers, characterised
by visual and audio attractiveness or appealing texts, and so forth), facilitates
its constant conquer of what we understand by social aspects culture, be it of
an ethnically similar country or of a totally different one. In this way, diverse
cultural factors transmitted along with advertisements, slowly gain place in
our society and eventually replace some of our old values.
351
ÍNDICE
competence to recognise them. Some discourses are lessons, other conversations,
stories, letters or brochures, just to mention a few of them, and there are many
ways of classifying them. For example, discourses can be categorised by text,
function, participants, substance or by combination of these factors. What is
important, however, is the fact that a given text type is directed to a specific
discourse community and if it is to be recognised by the members of this
community, it must possess certain characteristics. In this sense we can say that
advertising is one of discourse types and among other things it is distinguished
from other discourses by its function, i.e. it always persuades people to buy or do
something, for example to give their support to some organisation.
Advertisements have flooded our everyday life and their ubiquitous
presence has become a natural element in sight. We can find them in all places
and in different forms, on the streets, in our places of work, in the radio, on
television, in magazines, newspapers and so forth. While some of them have
blended with our environment and we pay no attention to them, unless they are
particularly funny or irritating, the others, such as the ones in the radio and on
television normally do not let us indifferent.
Each type of advertisements have their forms of presentation –they are
various combinations of image, music and language which are changing
constantly– in order to catch our attention. Thus advertisements in paper form
are usually texts, shorter or longer ones. They may be accompanied by
pictures –shocking, because of their visual aspect (e.g. bursting images of,
normally, young people full of life and happiness thanks to the product in
question)– or lacking them (white, or black pages with only some text on
them). In this type of advertisements sometimes the message is transmitted
through text solely, being the images a decorative element, on other occasions,
it is grounded on the mixture of images and text.
While some studies of advertising have concentrated on the influence it
has on receivers or addressees within a society (Rotzoll, 1990; O’Barr, 1994;
Fowles, 1996; Zeff and Aronson, 1999; Cannon, 2000), others have focused
on the aspects of image and sound in advertising (Feliu, 1983; Patti &
Moriarty, 1990). Even so, advertisements represent a type of discourse that
arises from new technologies and is responsible for new kinds of relationships
between producer and receiver.
4. ASPECTS OF ADVERTISEMENTS
352
ÍNDICE
as a function to persuade a certain audience to buy something, may have
different influence on another audience for which the product in question is
absolutely irrelevant. Moreover, the understanding of a message depends not
only on language, but on factors such as context, the mutual knowledge of
producer and receiver, kind of society and situation, the medium, different
types of communication evolved and their relationship to each other.
Consequently, describing advertising as a discourse then is a very complete
and difficult task, since we have to take into account all the factors and the
effects they cause on each other. In advertising the following elements interact
with one another:
- Substance: the physical material that carries the text (as well as music
and images).
- Paralanguage: behaviour that accompanies language and is
meaningful, e.g. gestures, facial expressions, type of letters used, etc.
- Situation: the properties and relations of people and objects as
perceived by participants.
- Co-text: text which precedes and follows the piece of text which is
under analysis.
- Intertext: text that participants recognise as belonging to other
discourse, but which is associated with the text analysed.
- Participants: described as senders, addressers, addressees and
receivers with their knowledge, beliefs, attitudes and feelings.
- Functions: what is the role of the text concerning the senders or
receivers.
- The already gained knowledge of thousands of earlier advertisements.
5. METHODOLOGY
353
ÍNDICE
particular communicative target. The set of the features we expect to find in a
text, can be regarded as special choices from among the options available in
the discourse types which the text draws upon. Our approach is established on
the co-occurrence of a number of linguistic features underlying functional
dimensions. We assume that if a group of features consistently co-occur in a
text, those features define the dimension. In addition, many authors have
proposed a big number of distinctions, and that proves that there is no ideal
pattern of text interpretation. Therefore, we are going to reduce the range of
this analysis to a limited number of linguistic features.
Another aspect that is considered essential in the explanation of a text is
context –understood as all properties of the social situation which are relevant
to the production or reception of a discourse. Nevertheless, we must
distinguish between local and global context. The first refers to the setting,
participants and their communicative roles, intentions, and purposes. The
latter being relevant to the participants recognised as members constituting a
specific target audience. Subsequently, we have chosen the following
parameters comprising the contextual and linguistic situation. As for the
contextual situation, the aspects taken into account will be those of the tenor
of discourse (participants), mode (channel) and field (topic).
5.1. Participants
354
ÍNDICE
All the participants are familiar with advertisements. Even if they are
formally incapable of defining them, they realise that advertisements exist to
sell, therefore the advertisements which are short –to save space, and omit
direct appeal, what sometimes makes the advertisement more difficult to
comprehend– are anyway recognised by the participants as advertisements.
5.2. Channel
1. Vocabulary: neologisms.
2. Grammar:
- Modes: imperative.
- Pronouns: you, we, I.
5.4. Corpus
For the purpose of this analysis we have chosen the advertisements from
different web pages (in Polish and Spanish).1 We mainly took into account the
written message, though we did not totally ignore other elements that mingle
with the text –such as colours, images, and sounds–, in order to give the
message a more persuasive form.
The thirty (in each language) samples analysed in this paper relate to the
same product (e.g. airlines, jobs, IT technology, etc.) but are advertised in
different languages.
355
ÍNDICE
The main web page for LOT is very similar to any airline all over the world.
On the top there’s a map of the world and a plane that takes off from one
destination to another. On the top left hand-side there is the company’s logo,
below it there’s the scroll menu which takes you to: travel planning, customers
programmes, information about LOT, contact details, customer programmes.
The main body of the page is occupied with the flight details and the section
to book a flight. Just below there is some important information related to
before and after the flight, on board and at the airport. On the right-hand-side
there are promotions and best offers.
Apart from the basic information, the page includes some extra elements
linked to offers for businesses, news and miles and more programme. If you
click on that icon, the text immediately appears in English (though the
previous page was in Polish). There is no translation for miles and more title
of the section. Probably, the authors of the page assume that the reader has
travelled before and is well familiar with the term.
The motto of a new LOT advertising campaign is ‘You’re under our wing’.
In this way, the campaign aims at remodelling the brand image and
implementing the communications strategy: ‘We follow requirements of our
passenger’. The campaign was inspired by LOT logo which features a crane. In
order to complete the platform, the crane was now joined by other nice birds.
The related TV spot uses stop motion animation technique.
As for the text, what struck us was the use of the pronoun ‘you’. On the one
hand, there is ‘you’, formal, used in the same way as ‘usted’ in Spanish, e.g.:
.
1. Biora˛c pod uwage˛ Państwa zyczenia, oczekiwania i wymagania...’ (Taking
into account your wishes, expectations and demands; Teniendo en cuenta sus
(de ustedes) deseos, expectativas y exigencias…).
2. ‘Jeśli sa˛ Pań stwo zainteresowani umieszczeniem reklamy...’ (If you are
interested in posting an advert…; Si ustedes desean insertar un anuncio…).
On the other hand, in some texts the serious and traditional ‘you’ (‘usted’)
pronoun was substituted by a straightforward ‘you’, informal, (‘tú’), for example:
‘Liczne korzyści dla Twojej firmy’. (Many advantages for your company;
Muchas ventajas para tu empresa).
‘Zapisz sie˛ do programu Miles & More’. (Register in the Miles & More
programme; Apúntate en el programa Miles & More).
‘Zarejestruj sie˛ do promocji i zdoba˛ dź podwójne mile!’ (Register and get
double miles; Apúntate y recibe el doble de millas).2
356
ÍNDICE
What is interesting here is the fact that in spite of the tendency towards
clear-cut, informal forms (‘tú’ instead of ‘usted’), the possessive adjective was
written in block letters (‘Twój’), and that’s a plain indication of the propensity
of maintaining the old, more traditional forms.
5.5.1.2. Language ‘blend’, neologisms and other uses of English words in Polish
Polish language cannot sustain its pure forms in the 20th and 21st
centuries. It is a perfectly normal process if we take into account the fact that
languages are in a steady contact, what naturally make them borrow from each
other. Since Poland is a smaller, less affluent country, then it is more prone to
foreign influences. Thus while reading text on Polish web pages we can come
across sentences such as:
1. Loan words from English, or formal neologisms that are installed in the language either becau-
se they are necessary, or because the word in English seems to ‘sound better’ (e.g. cash flow,
joint venture).
357
ÍNDICE
TABLE 1
ENGLISH IN ADVERTISEMENTS
The main web page for Iberia is comparable to other airline companies. On
the top there is the company’s logo, proudly flaunting the Spanish national
colours in a form of a B blotted with a small crown. The main part of the page
is occupied by offers, which have sort of in-your-face display and definitely
more aggressive if we compare it with the LOT web page.
On the top left hand-side, there are flight details and the section to book a
flight. Below it there’s a scroll menu which takes you to more offers (hotels,
rent a car, etc.) and below it there are icons with the reference to: travel
planning, customers programmes, contact details, etc.
Compared to the Polish texts, Spanish ones usually decline the use of the
pronoun ‘usted’ in favour of more straightforward pronoun ‘you’ (‘tú’), they
animate inanimate objects (e.g. hotels) or employ more neutral forms, such as
passive sentences. For instance:
358
ÍNDICE
3. ‘El hotel ofrece tecnología moderna de última generación para asegurarte
una estancia agradable.’ (The hotel offers you the last generation modern
technology to assure you a pleasant stay.) – animation of the ‘hotel’.
4. ‘Tus sueños de libertad hechos realidad, un acogedor espacio...’ (Your
dreams of freedom came true, a cosy place…).
5. ‘...guiarán tus pasos hacia las habitaciones...’ (...will lead your steps to the
rooms...).
6. ‘Disfruta de tu estancia.’ (Enjoy your stay.).
As for the neologisms used in Spanish texts, there were some examples,
still, they were not as broadly exploited as in Polish (see Table 1). The
situation was more evident as for the products related to mobiles, computer
technology, etc. (e.g. ‘roaming’; ‘componentes wireless’; pack: navega y
habla’; ‘Internet Gateways and Sistemas de Control’).
6. CONCLUSIONS
The purpose of this paper was to tackle the concept of globalisation, viewed
through the advertisements as one of the discourse types. Our modest findings
indicate that nowadays the influence of a powerful country such as the United
States can be well observed in many aspects of our social life (job
announcements, adverts of sales of different types of products, leisure time
activities, etc.). That development is already having different consequences on
the linguistic situation of different countries. The functional potential of a
language is the result of historical processes concerning both, the language and
socio-economic and cultural circumstances of its speech community.
Nevertheless, the higher the level of communication between different countries
the more visible changes can be observed in the less dominant cultures, even if
there is still a humble desire on their part to preserve their own identity.
While this paper concentrates on some aspects of neologisms (false loans,
xenisms) –that are a clear indicator of the presence of the English language in
other languages–, it does not fully explore other consequences of the influence
of one language on the other, such as: false friends and calques, which could be
a subject of a further research study. Moreover, other characteristics of the
language used in this type of discourse type, such as persuasive force of the
vocabulary used, sentence form, etc., could also be a focus of an extra analysis.
Besides, for the length limits, this paper does not sufficiently concentrate either
on the characteristics of image or of sound used in advertisements, other very
important elements, which undoubtedly, along with the vocabulary used, build
up to a very powerful tool in the hands of the creators of advertising.
359
ÍNDICE
APPENDIX
REFERENCES
360
ÍNDICE
IS «POSITIVE FACE» A UNIVERSALLY
VALID CONCEPT?: TOWARD A NEW
MODEL OF FACE IN POLITENESS THEORY
1. INTRODUCTION
1. But see Mao (1994) and Pizziconi (2003) for some comments. See also below for further details.
361
ÍNDICE
If both aspects of B&L’s face are inappropriate to account for non-Western
cultures, should we abandon the «face-view» (Fraser, 1990) of politeness? My
position is not to reject B&L’s definition altogether, as I consider it is still valid
for individualistic cultures, but to expand the notion to include «centrifugal
orientations» (Mao, 1994) of face. To achieve this goal, the notions of «self»
in the Japanese culture are explored and then related to face, following Ting-
Toomey and Kurogi’s (1998: 188) suggestion that «[f]ace is, fundamentally, a
“social self” construction issue» and depends on how «self» is conceptualized.
Drawing from previous studies conducted in the field of Japanese
anthropology, psychology and sociolinguistics, it is suggested that individual’s
private (inner) self has little bearing on the social aspect of self, and therefore
face, in Japan. A proposal is then made of a Dual Face Construct that would
integrate both Western and non-Western face concerns in one single framework.
The critics’ basic argument against negative face (Y. Matsumoto, 1988;
Ide, 1989; Gu, 1990; Nwoye, 1992; Mao, 1994; De Kadt, 1998; Koutlaki,
2002) is that, in many cultures, people do not act politely because they want
to be undisturbed and free to act without any kind of imposition from others
(i.e, B&L’s negative politeness), but because they consider it socially
appropriate to act that way. That is, they claim that it is not the individual’s
internal desires but the external social conventions and norms that dictate the
use of polite expressions (vid. Bravo, 1999; Bargiela-Chiappini, 2003, for a
somewhat different view).
Y. Matsumoto (1988: 404) argues that the central notion of face in Brown
and Levinson’s theory seems alien to Japanese, and adds that it is the notion
of negative face that sounds most problematic:
What is most alien to Japanese culture in the notion of face, as attributed to the
model person, is the concept of negative face wants as the desire to be
unimpeded in one’s action. Postulating as one of the two aspects of the Model
Person’s ‘face’, the desire to be unimpeded, presupposes that the basic unit of
society is the individual. With such an assumption, however, it is almost
impossible to understand behaviour in the Japanese culture.
Similarly, Ide (1989: 241) concedes that face is plausibly regarded as the
key to interaction in a Western society where individualism is assumed to be
362
ÍNDICE
the basis of all exchanges, but believes that in societies where group
membership is a key element, face (as defined by B&L) cannot be the basis of
interaction.
Mao (1994: 460) regards «respect of the community» encapsulated in the
expression miànzi («image») as more relevant in Chinese society than
negative face, and sees no relation between the English and the Chinese
expressions:
When one obtains miànzi in Chinese, one wins recognition not so much of
one’s claim to freedom of action as of one’s claim to the respect or prestige of
the community. This recognition may or may not be deserved. Whatever
freedom accrues to such recognition is of secondary consideration.
Koutlaki (2002) tries to apply their model to the Persian culture and
concludes that their «view of offers and thanks [as being threatening to the
addressee’s negative face] is not universally valid» (Koutlaki, 2002: 1734)
because in Persian culture «interdependence is the norm in social
relationships» (Ibid.).
In the African context, Nwoye (1992) argues for the need to incorporate
the additional category of «group face» to account for the collectivist and
egalitarian Igbo society, which would refer to «the individual’s desire to
behave in conformity with culturally expected norms of behavior that are
institutionalised and sanctioned by society» (Nwoye, 1992: 313). De Kadt
(1998: 181) underscores the importance given in the Zulu culture to the
respect interactants pay to each other taking into account their relative status
and position in the social hierarchy, and concludes that «the assumption
underpinning [B&L’s] category of negative politeness, that S[peaker] has a
want that his action be unimpeded by others [negative face], is as questionable
for Zulu as for the languages of the Far East» (De Kadt, 1998: 175).
Evidence of the straight inapplicability of B&L’s notion of negative face in
the South American context is given by Placencia (1996), who argues that
Ecuadorian’s motivation for politeness is not based on face concerns as
understood by B&L, but on the principle of reciprocity regarding mutual
benefits, the sense of honor and social embarrassment, and the norms of
deference depending on the social status of the interactants. According to
Placencia (1996), the main face want for Ecuadorians is the ideal social
identity, rather than the ideal individual identity.2
363
ÍNDICE
2.2. Positive face revisited
364
ÍNDICE
positive face. According to B&L, what constitutes positive face is the desire
that one’s «personality» be accepted and even liked by relevant others.
«Personality» is defined by the Oxford Dictionary of English as «the
combination of characteristics or qualities that form an individual’s distinctive
character» (my emphasis). It refers to one’s inner qualities which make each
and every individual different from others. This means that what B&L claim
is not just the desire to belong, but that the sense of belongingness is achieved
when others accept, approve, and maybe share, one’s idiosyncrasies and
personal characteristics; it is the accommodation of others to oneself that is
expected and desired. This is further emphasized in the restatement of the
definition of face as wants:
Positive face: the want of every member that his [sic] wants be desirable to at
least some others. (B&L, 1987: 62)
365
ÍNDICE
Igbo society there is a strong sense of hospitality and suggests that the notion
of «group face» should be added to account for this group or other-oriented
behavior.
In the Japanese and Persian cases, it is the individual’s accommodation to
others or to the group that is assumed. The sense of belongingness is achieved
via others’ recognition of one’s proper behavior. In the case of the Igbo culture,
it is a sense of mutual attachment, belongingness and care that is highlighted.
«Personality» and the selfish want that others want one’s want have no place
here. Positive face in B&L’s sense cannot account for these ways of merging
and coming together.
Does it mean, then, that face concerns are completely alien to these
societies? Not necessarily. I argue that it is possible to articulate a more
complex face construct that may account for the so-called Western and non-
Western ways of behavior. Inspired by Mao’s (1994) suggestion that face has
opposite orientations –«centripetal» vs. «centrifugal»– in Anglo-American
and Chinese cultures, an attempt is made to integrate both «orientations» in a
more comprehensive and overarching concept of face.
In some cultures, the «social self» (i.e. the «public self») is expected to be closely
aligned with the «personal self» (i.e. the «private self»). In other cultures, the
«social self» is expected to engage in optimal role performance, regardless of
what the inner «personal self» is experiencing at that interaction moment.
B&L’s face: PS ≠ SS
366
ÍNDICE
The question is whether this model of face is applicable to the Japanese
and other cultures. An analysis of Japanese construal of «self» or self-
awareness suggests it is not. Drawing from Lebra’s (1992) conceptualization
of Japanese self, an alternative non-Western view is proposed. This face-type
will then be integrated in a Dual Face Construct, including B&L’s model,
which seems to be valid for Western societies. Due to lack of space, only a
brief outline of what might constitute this alternative view of face will be
presented here.
367
ÍNDICE
(outsiders), seken being part of the latter. This aspect of the interactional self
is related to the feeling of fusion, synergy, «interchangeability of self and
other» (Lebra, 1992: 109), and mutual attachment. While mismanagement of
the presentational self brings shame, inappropriate handling of empathetic self
brings loneliness.
As opposed to the interactional self, the inner self in the Japanese tradition
is free, spontaneous and even asocial. It is the reservoir of truthfulness and
purity, where the true kokoro (heart, mind) belongs. This true kokoro is kept
hidden, because «the inner part, when coupled with the socially contextualized
presentational self, tends to be encapsulated and remains uncommunicated or
ungestured» (Lebra, 1992: 115). «Real» truth is, therefore, inexpressible.
Evidence of this dichotomy is provided by Matsumoto (1996), who
demonstrated that the Japanese hide their true emotions in public. According
to Matsumoto, core emotions (fear, happiness, sadness, contempt, anger,
surprise, disgust) are universal, and are associated with certain expressive
behavior. Emotions are expressed through the face, which is defined as
«image» or «reputation». Face must be constantly maintained in in-group
situations, if one does not want to face shame and even isolation. Although the
facial expressions of the seven basic emotions are universal, the Japanese may
not always display these emotions or may conceal some of them depending on
the social context and the dictates of their culture.
An experiment using Japanese and American informants showed that the
Japanese individuals changed their facial expression depending on whether
they knew they were observed or not. When alone, they showed disgust, fear,
anger or surprise to some intense, stress-inducing stimuli, the same as
Americans. But when there was a higher-status person in front, they just
smiled, while the Americans did not change their expressions. This leads
Matsumoto (1996: 51) to conclude that
[w]hen display rules are not of consequence, the Japanese will exhibit exactly
the same facial expressions of emotion as will people of any other culture. Yet
when the social situation calls for the use of display rules, the Japanese will
modify their expressions in order to be socially appropriate. In Japan, display
rules serve to assure that the correct emotions are shown in the appropriate
circumstances, and little deviance is tolerated.
It can be argued then that only the interactional self, with its two aspects,
is relevant for face, and that the inner (= private) self has little or no bearing
on it. That is, the private self will have little influence on social self, and
hence, on face. As the locus of this type of face is the relationship with others
and is based on the reflexivity between self and the audience, I will use the
368
ÍNDICE
term relational to refer to this type of face, as opposed to B&L’s, which can
be labelled «egocentric». In «relational face», the private/personal/inner self
will be detached from the social self:
Relational face: PS ≠ ss
The dichotomy between egocentric vs. relational face is also related to the
social-psychological constructs of independent and interdependent self-
construal. According to Markus and Kitayama (1991), the construals inform
about how people conceive themselves in terms of their relative autonomy or
connection with others.
369
ÍNDICE
The independent individual perceives him or herself as an autonomous
entity, with unique internal attributes, and his/her behavior is primarily a
consequence of these attributes, rather than out of consideration for the
thoughts and feelings of others. In the interdependent self-construal, the self is
viewed in relation to others and is «influenced by a pervasive attentiveness to
the relevant others in the social context» (Markus and Kitayama, 1991: 225,
original emphasis). While the independent selves view themselves as separate
from others, the interdependent selves construe themselves in connection with
and less differentiated from others. This way, relevant others participate
actively in the definition of the interdependent self. In many situations, the
interdependent self gives less importance to his or her own opinions, abilities,
and traits, as well as to his or her autonomy. Thus, Markus and Kitayama’s
interdependent self-construal is closely related to Lebra’s interactional self,
whereas the independent self-construal lies behind B&L’s definition of self-
image.
B&L defined the two face subtypes –negative face and positive face– in
terms of wants. The former referred to the want for autonomy and personal
space, whereas the latter had to do with the acceptance of one’s personality. I
suggest that, following Lebra’s argument that interactional self has two
orientations –the presentational self and the empathetic self–, «relational face»
can also be divided into two subtypes: the «presentational face» and the
«empathetic face».
The «presentational face» is related to the sense of honor, self-esteem,
reputation and dignity, and should be activated in non-familiar, formal
situations. It is more or less equivalent to what Spencer-Oatey (2000) calls
identity face. The «empathetic face», on the other hand, is defined as the want
for mutual attachment, care and love, and becomes relevant in situations
(and/or cultures) where the mutual trust and knowledge, and the sense of
group-belongingness is high. Crucially, it is based on the expectation of
others’ love and care, of one being accepted as an in-group member. It is a
sense of abandonment and trust and has nothing to do with one’s
«personality».
Finally, I suggest that both B&L’s «egocentric face» and «relational face»
subtypes can be related to avoidance and approach interactional strategies.
B&L’s negative face calls for avoidance strategies –what B&L call negative
politeness strategies– and positive face is redressed by the use of approach
strategies –positive politeness strategies (B&L, 1987: 101ff.). Similarly, when
370
ÍNDICE
the presentational face is at stake, avoidance strategies should be preferred,
whereas approach strategies would be used to avoid threatening empathetic
face. Table 1 summarizes all the aspects of face discussed so far:
Type of
interactional INDEPENDENCE INDEPENDENCE INDEPENDENCE INDEPENDENCE
relationship
Type of
interactional AVOIDANCE AVOIDANCE AVOIDANCE AVOIDANCE
strategy
4. CONCLUDING REMARKS
This paper has aimed to, on one hand, draw attention on the fact that B&L’s
notion of positive face is as individualistic and «ego» centered as its negative
counterpart, which made the whole concept –and not only partially–
inappropriate to account for the so-called non-Western collectivistic cultures,
such as Japanese, Chinese, Persian, Igbo or Zulu. However, instead of
rejecting the face-view of politeness, an attempt has been made to elaborate
the non-Western counterpart and include both in a more comprehensive, all-
encompassing face model: the Dual Face Construct. This face model is
divided into two face types: «egocentric» (B&L’s face) and «relational»
–related to Markus and Kitayama’s (1991) independent and interdependent
self-construals –each one consisting of two further subtypes: negative and
371
ÍNDICE
positive face, on one hand, and presentational and empathetic, on the other.
Each face sub-type is related to a specific kind of interactional want:
autonomy, acceptance of personality, self-esteem and mutual attachment. It is
finally suggested that avoidance interactional strategies mitigate threats to
both negative and presentational face, whereas approach strategies are used to
anoint positive and empathetic face. This being a work in process, further
research is needed to delve into the relationships between face-subtypes and
interactional strategies, as well as between the latter and their linguistic
realization.
BIBLIOGRAPHICAL REFERENCES
373
ÍNDICE
¿QUÉ SABEN LOS HABLANTES
SOBRE LA CORTESÍA LINGÜÍSTICA?
ALGUNOS REFRANES ESPAÑOLES
REFERIDOS A LA CORTESÍA
1. Esta teoría es conocida y se halla expuesta, entre otros lugares, en Coseriu, 1992: 80-92.
2. Estos refraneros se ofrecen en la bibliografía final del artículo. El corpus al que me refiero ha
sido elaborado por mí misma para una investigación más amplia sobre el refranero español de
contenido metalingüístico (cfr. Manero Richard, 2000, 2005 a y 2005 b).
375
ÍNDICE
necesario acudiré a algún aspecto teórico sobre cortesía lingüística y única-
mente en las conclusiones tendré en cuenta, a grandes rasgos, alguna correla-
ción entre conocimiento ingenuo y científico sobre cortesía al hablar. Así pues,
me interesa ofrecer estrictamente la visión que los hablantes poseen sobre este
aspecto de la comunicación.
Los apartados en los que divido este trabajo se establecen según el tipo de
cortesía valorada en cada caso y, en segundo lugar, según el contenido descrip-
tivo o prescriptivo del refrán, pues es posible diferenciar dos grandes grupos de
expresiones.3 Así, se distinguen refranes de contenido descriptivo o que se pre-
sentan como actos asertivos (con modalidad declarativa) (por ejemplo, Quien
calla, otorga), y refranes de contenido prescriptivo o actos directivos4 (de moda-
lidad imperativa), esto es, refranes que se presentan como normas de comporta-
miento (entre otros, No reprendas a otro el vicio que hay en ti propio).
3. Esta división se basa en el tipo de acto de habla que constituye el refrán, como texto que es.
Según Corpas (1996: 228), «las paremias constituyen fundamentalmente actos de habla infor-
mativos y actitudinales, en la terminología de Raerch et al. (1984); es decir, asertivos y direc-
tivos en la terminología de Searle».
4. Actos asertivos y directivos, en la terminología de Searle (1979 y 1980).
376
ÍNDICE
2. REFRANES REFERIDOS A LO CORTÉS EN GENERAL
2.1.1.1. En general
377
ÍNDICE
Algunos de estos refranes se refieren al primer tipo de cortesía comentada,
es decir, a aquella que se manifiesta especialmente en un tipo de contenido
concreto: ‘palabras en que se dicen cosas agradables para el interlocutor’. Se
trata de expresiones que juzgan positivamente dirigir buenas palabras a los
interlocutores: Aunque otra sea tu mente, de buenas palabras págase la gente;
El buen decir no cuesta más que la necedad; No hay cosa más barata que las
buenas palabras; Buenas palabras no cuestan nada.
Otros refranes parecen apuntar, a través de la locución hablar bien, a un
hablar cortés, sin groserías ni malsonancias, y acorde con las normas sociales
de buena educación al hablar. El refranero considera que este hablar es poco
costoso: El hablar bien no cuesta argén; El hablar bien no cuesta dinero; El
hablar bien poco cuesta; Hablar bien no cuesta dinero; En hablar bien, nada
se pierde. Apoyando esta interpretación, está el hecho de que hablar bien va
acompañado, en algunas de estas expresiones, de un acto (verbal o no) cortés,
como es agradecer:5 Agradecer y bien hablar son de mucho loar; Bien hablar
y agradecer, en mucho se han de tener.
5. Lo explica Haverkate (1994: 82), a propósito de la cortesía verbal relacionada con actos expre-
sivos: «[...] agradecer, felicitar y dar el pésame son actos corteses, porque sirven para apoyar
o reforzar la imagen positiva del interlocutor». Sobre el acto de habla agradecer y el beneficio
que redunda en el hablante que lo emite, véase Haverkate (1994: 93-97).
6. La teoría sobre la cortesía expuesta por Brown y Levinson (1987), cuya pretensión es explicar
el funcionamiento de la cortesía en las lenguas, presenta, como uno de sus conceptos funda-
mentales, el de imagen pública: cada hablante tiene y reclama para sí una cierta imagen públi-
ca o prestigio que pretende conservar. De la necesidad de proteger esta imagen surge el empleo
de la cortesía verbal. Este concepto presenta dos vertientes: una imagen negativa (deseo de
tener libertad de acción, de no sufrir imposiciones de los demás), y otra positiva (deseo de ser
apreciado por los demás, y de que otros compartan los mismos deseos). Esta última es la ima-
gen que pretende mantener el emisor al que se refieren los refranes de este grupo.
378
ÍNDICE
migos aplaca; Bien hablar y hacerse agradable, cuesta poco y mucho vale;
Cortesía y bien hablar cien puertas nos abrirán; El hablar bien te abrirá puer-
tas cien.
Son varios los criterios que fundamentan el juicio negativo sobre la corte-
sía en el hablar.
El primero tiene que ver con los efectos perlocutivos negativos para el
hablante. En concreto, el refranero juzga que hablar cortésmente, en el sentido
de hablar con urbanidad, es decir, respetando las normas sociales del “deber
379
ÍNDICE
ser”, no aporta beneficios prácticos. Se presenta así la cortesía como un recur-
so improductivo o ineficaz: Buenas palabras no hacen buen caldo; Con las
buenas palabras nadie come; Buenas palabras, cantar de cigarra. En estas
expresiones, la ineficacia no ha de entenderse desde el punto de vista comuni-
cativo y social, pues, como sabemos, la cortesía tiene funciones prácticas más
que reconocidas en la interacción comunicativa. Antes bien, se habla en ellos
de improductividad en la obtención de beneficios materiales, lo que difiere de
los juicios positivos que acaban de comentarse, basados en la eficacia de esta
estrategia para mantener o mejorar relaciones sociales (cfr. 2.1.1.3.).
380
ÍNDICE
Deslenguado se recoge en los diccionarios con varios significados, todos
ellos aplicados a la acción lingüística. El hablante deslenguado es, según los
diccionarios manejados (DRAE, DUE, DEA),7 “grosero” al hablar, esto es, “mal-
hablado” en relación con lo que se considera maleducado verbalmente en una
comunidad. El hablante al que se juzga ha perdido la vergüenza que le lleva-
ría a respetar las normas sociales de cortesía.
381
ÍNDICE
ñola, los refranes que ahora se comentan, tanto descriptivos como normativos,
se refieren a determinadas normas sociales que se manifiestan en el hablar.
Parece lógico que los refranes anteriores, menos determinados en este sentido,
constituyan el grupo más numeroso, toda vez que las estrategias lingüísticas
de la finalidad interaccional son parte de la competencia pragmática de los
hablantes. Quizá lo más relevante entonces para el refranero sea juzgar la cor-
tesía de manera general o establecer con claridad en qué circunstancias comu-
nicativas es necesario poner en práctica estas estrategias.
382
ÍNDICE
interrumpir al que está hablando, acción que, en palabras de Haverkate (1994:
64), amenaza potencialmente el espacio intencional del interlocutor. Se entien-
de, pues, que el hablante no debe expresar su opinión sin saber primero lo que
su interlocutor le quiere decir.
383
ÍNDICE
4.2. Refranes de contenido prescriptivo
5. CONCLUSIONES
384
ÍNDICE
de lo poderosa que resulta, tanto comunicativa como socialmente, esta estra-
tegia verbal: Arte para lograr es el dulce hablar. Esta idea ha sido señalada,
por ejemplo, por Escandell (1996: 135): «[...] lo utilizamos [el lenguaje] cuan-
do pretendemos determinados objetivos, especialmente aquellos cuya conse-
cución depende más o menos directamente de otras personas». Se trata, en fin,
de actuar sobre el destinatario de la manera perseguida por el hablante.
Del mismo modo, los hablantes perciben, por un lado, que existe un tipo
de cortesía que regula la distancia social, reflejada en Cuando en mi casa me
llaman con crianza, mala va la danza; y, por otro, perciben también que exis-
te lo que la lingüística ha denominado «imagen pública» del hablante, es decir,
un prestigio que hay que conservar. Los hablantes son conscientes de que la
lengua ayuda a preservar esta imagen y, por eso, juzgan positivamente los
actos de habla considerados por la lingüística teórica como intrínsecamente
corteses, pues son estos los que protegen la imagen del emisor ante el recep-
tor: Para poco es la boca que disculpa no topa; y rechazan los descorteses, por
ser aquellos que amenazan la imagen positiva del hablante: Quien pedir suele,
mal huele.
Con todo, los hablantes también juzgan negativamente la cortesía en dos
sentidos. El primero se basa en su ineficacia en la obtención de bienes mate-
riales, de beneficios que no son comunicativos y sociales. El segundo tiene
que ver con una concepción peyorativa sobre la cortesía que hemos señalado
en algunos refranes que asocian este término con formas de comportamiento
humano aparentemente gentiles, pero en el fondo insinceras.
En definitiva, que el refranero atienda al buen funcionamiento de los inter-
cambios comunicativos entre los hablantes y que tenga en cuenta muchos de
los elementos pragmáticos que determinan el hablar (emisor, receptor, finali-
dad, contexto, etc.) demuestra que los refranes transmiten una concepción
pragmática del hablar,10 esto es, que conciben el hablar en su dimensión fun-
cional o atienden a cómo se usa efectivamente el lenguaje en el seno de una
comunidad lingüística, en este caso, en lo que atañe a las relaciones entre los
miembros de esa comunidad. A esta conclusión han llegado otros estudios des-
criptivos centrados en la concepción intuitiva que sobre el lenguaje está pre-
sente en diversas manifestaciones de la lengua española. Tales estudios, al
igual que este, forman parte del proyecto Lo metalingüístico en español, des-
arrollado en la Universidad de Navarra y la Universidad de La Coruña.11
10. Se considera pragmático, siguiendo a Vilarnovo y Sánchez (1992: 42), todo enfoque de la lin-
güística que, por un lado, concibe el hablar como acción comunicativa y, por otro, tiene en
cuenta el contexto general de enunciación del discurso, en el que se encuentran todos los ele-
mentos pragmáticos que se citan a continuación.
385
ÍNDICE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
11. Me refiero sobre todo a dos trabajos descriptivos: dos sobre el léxico metalingüístico (Loureda,
2003 a y 2003 b) y otro sobre una parcela de la fraseología metalingüística en español (Aznárez
Mauleón, 2004). Además, los resultados científicos del grupo investigador se exponen, entre
otros lugares, en Aznárez Mauleón, González Ruiz, Loureda y Manero Richard (2002), Gonzá-
lez Ruiz (2004), González Ruiz y Loureda (2001-2002 y 2005) y Álvarez, González Ruiz,
Loureda y Manero (2006). El proyecto Lo metalingüístico en español ha disfrutado de la beca
del Ministerio de Ciencia y Tecnología (referencia BBF 2002-00801) y se ha desarrollado de
2002 a 2005.
386
ÍNDICE
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DICCIONARIOS
REFRANEROS DESPOJADOS
387
ÍNDICE
METÁFORA Y LENGUAJE POLÍTICO-
PERIODÍSTICO: «FRANCIA HERIDA»
1. INTRODUCCIÓN
389
ÍNDICE
el Principio de generación de Correspondencias (Ruiz de Mendoza, 2005, en
preparación) y el valor performativo de la metáfora (Sweetser, 2000).
Antes de comenzar nuestro análisis queremos presentar brevemente algu-
nas nociones relativas a mecanismos conceptuales que han constituido la base
de nuestro estudio.
(2) Cette France blessée qui paie […] la facture de nos conservatismes
(LM 8.11.05: 2)
Los términos izquierda y derecha de (1) van asociados a los dos partidos
políticos que se han sucedido en Francia desde 1990; podemos decir que las
nociones de ideología, partido y escaño que ocupan los políticos en el Parlamen-
to son subdominios de persona que actúan como dominio inclusivo o dominio
matriz (Ruiz de Mendoza y Díez, 2002). En (2) se trata de un ejemplo de la
metonimia PAÍS POR CIUDADANOS; en la expresión, Francia, el dominio matriz,
representa uno de sus subdominios, los ciudadanos de Clichy-sous-Bois. En (1)
la metonimia proyecta un subdominio en su correspondiente dominio matriz y
en (2), el dominio matriz resalta uno de sus subdominios. Ruiz de Mendoza y
Díez, (2002: 518ss.) denominan ambos procesos conceptuales expansión de
dominio (1) y reducción de dominio (2) respectivamente, cuyos efectos cogniti-
vos y comunicativos son relevantes como veremos en el estudio detallado de
algunos ejemplos de nuestro corpus.
2. Las convenciones utilizadas en la composición de las entradas han sido las siguientes: Expre-
sión metafórica: cursiva. Publicación: Nombre del periódico o de la revista en abreviatura: Le
Monde (LM), Le Nouvel Observateur (NO), seguido de la fecha, el mes, el año (las dos últimas
cifras), dos puntos y la página. Se añade (T) si se trata de titulares.
390
ÍNDICE
tura conceptual ya que sirven de base experiencial en la formación de metáfo-
ras primarias o de tipo correlacional.
Pour guérir «cette France blessée», qui paie par le chômage et l’exclusion la
facture de nos conservatismes, le futur président prescrivait cinq remèdes sous
la forme d’engagements […]. La gauche et la droite portent des responsabilités
dans cette déchirure du pacte républicain dans les banlieues […]. Il y a deux
ans, le 21 octobre 2003 à Vincennes, M. Chirac a ressucité la fracture sociale
en évocant la nécessité de réconquerir les territoires perdus de la republique.
«Ces difficultés, ces drames, cette fracture sociale qui menace de s’élargir en
une fracture urbaine, ethnique et parfois mème réligieuse, ne sont pas des fata-
lités assurait-il. (El entrecomillado es del autor del editorial; la cursiva es mía
y distingue una expresión metafórica).
391
ÍNDICE
Analizamos a continuación algunos ejemplos del texto:
(3) «Cette France blessée», qui paie par le chômage et l’exclusion la facture
de nos conservatismes (LM 8.11.05: 2)
392
ÍNDICE
a los dominios fuente y meta, podemos, por ello, considerar la expresión como
un ejemplo en el que interaccionan dos metáforas correlacionales: UNA ORGA-
NIZACIÓN ABSTRACTA ES UNA ESTRUCTURA FÍSICA, (Grady, 1997) y EL DAÑO (no
físico) ES DAÑO FÍSICO (PMC). Con respecto al término fracture que completa el
párrafo (4), su empleo puede utilizarse con un sentido físico, referido a una
estructura física como la corteza terrestre, a un hueso corporal o puede emple-
arse con un significado moral, como el que observamos en el ejemplo (5),
extraído de Le Petit Robert:
(5) Tous à droite comme à gauche ont dénoncé la fracture sociale, stigmatisée
(PR: 1119)
(6) L’état paralysée par les corporativismes […], il a aussi accepté le désespoir
des cités. (NO 10.11.05: 65)
(7) L’administration, tetanisée, nous a demandé de leur parler mais sans citer
le nom de Sarkozy et sans donner la moindre position personnelle!
(NO 10.11.05: 76)
393
ÍNDICE
prácticas médicas. Observamos los ejemplos siguientes, dos de ellos extraídos
de Le Nouvel Observateur del 10-16 de noviembre 2005:
(10) On va réanimer une loi inventée quand commençait cette guerre qui
balaierait la IV République (NO 10.11.05: 63)
(11) Les banlieues ont mal aux jeunes? La République, elle se cherche un
père. Jacques Chirac est absent. Personne ne tient la barre (NO 10.11.05: 66)
394
ÍNDICE
producido por uno de sus órganos. Este conocimiento sobre el cuerpo físico
enfermo, encuentra su correspondencia en el dominio meta de la realidad
social y nos permite razonar sobre los incendios y la violencia desatada por los
jóvenes en las calles y edificios. Podemos considerar esta misma expresión
como un caso de proyección metonímica de reducción de dominio, si, además
del daño físico que sufre la ciudad, el periodista quiere comunicar el daño que
sufren los ciudadanos. En este caso, debemos resaltar del dominio matriz que
representan las ciudades de la periferia, el subdominio más representativo del
contexto, es decir, las familias y los habitantes que los habitan. De este modo,
dos operaciones conceptuales nos han permitido comprender el daño urbano y
el daño social respectivamente y se adecuan al Principio de Generación de
Correspondencias (Ruiz de Mendoza, 2005).
El párrafo (11) se completa con dos expresiones metafóricas: La Républi-
que, elle se cherche un père y Personne ne tient la barre. La primera es un
ejemplo de LA SOCIEDAD ES UNA FAMILIA. Lakoff (1996: 153ss.) considera que
un modelo particular del concepto de familia interviene en la concepción de
otros dominios como por ejemplo el gobierno en una sociedad. En (11) la figu-
ra del padre se proyecta en la figura de mayor autoridad que conduce una orga-
nización social/política, la guía y la protege. La segunda expresión, Personne
ne tient la barre, es una realización lingüística de la metáfora de nivel especí-
fico LA POLÍTICA ES UN VIAJE. En la expresión, el estado francés es, en sentido
figurado, un barco que navega sin rumbo. En el dominio meta, la ausencia del
presidente francés en los momentos críticos ralentiza las vías de pacificación
y de búsqueda de solución a la violencia. Los dominios fuente de viaje y fami-
lia comparten con el dominio meta de la política una estructura conceptual
relevante en la que se incluyen objetivos, metas, dificultades, medios y (como
se describe en las expresiones mencionadas) la presencia de un “guía”. En el
caso de la política, esta figura se pone en correspondencia con el gobierno en
general o el presidente en particular. Desde el punto de vista conceptual pode-
mos decir que las metáforas LA SOCIEDAD ES UNA FAMILIA Y LA POLÍTICA ES UN
VIAJE son casos específicos de la metáfora compleja LAS ACTIVIDADES CON
OBJETIVOS SON VIAJES, ya que cualquier tipo de actividad con objetivos puede
ser descrita como un viaje con un destino y ambas comparten la estructura
conceptual de la metáfora LOS OBJETIVOS SON DESTINOS, clasificada por Lakoff
y Johnson, a partir de los trabajos de Grady (1997), como una metáfora prima-
ria (Lakoff y Johnson, 1999: 45). La proyección metafórica de las expresiones
La République, elle se cherche un père y Personne ne tient la barre resaltan
explícitamente el papel relevante del conductor-guía e inferimos (implícita-
mente) que su actuación es imprescindible para la consecución del objetivo
político.
395
ÍNDICE
2.2. Los estados son lugares
(13) Aujourd’hui on vit dans un monde où certains n’ont aucune chance de s’en
sortir, vu l’endroit où ils vivent. Voilà pour ce qu’il appelle «la poudrière struc-
turelle» (NO 10.11.05: 80)
396
ÍNDICE
3. CONCLUSIONES
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399
ÍNDICE
ON THE (IM)POLITENESS OF PHATIC
UTTERANCES IN THE UK AND USA
1. INTRODUCTION
401
ÍNDICE
transmit enough information. For this reason, they have been regarded as
deviations from a supposedly accepted way of speaking that meets the
standards of authentic and efficient conversation established by Grice’s (1975)
cooperative principle and its maxims of quantity, quality, relation and manner
(Coupland, Coupland and Robinson, 1992: 211; Coupland, 2000: 7-8;
Coupland and Ylänne-McEwen, 2000: 179; Holmes, 2000: 39; McCarthy,
2000: 84; Tracy and Naughton, 2000: 64). Nevertheless, the usage of phatic
utterances may be due to the operation of additional interactive principles,
which justify their adequacy in specific communicative circumstances. This
has been Leech’s (1983) and Schneider’s (1988) viewpoint, whose respective
works I discuss in the following two subsections.
Leech (1983) believes that phatic utterances violate the quantity maxim of
the cooperative principle (Grice, 1975) because they do not convey
information that satisfies the hearer’s expectations. He attributes that violation
to the operation of further conversational principles. Among those principles,
he thinks that his politeness principle and its six maxims –tact, generosity,
approbation, modesty, agreement and sympathy–1 play a crucial role, as they
explain certain aspects of communication that cannot be satisfactorily
accounted for by the cooperative principle (Grice, 1975) alone. However, in
addition to those maxims, he argues that a new maxim is necessary in order to
justify why individuals do not always offer the expected amount of
information: the phatic maxim.
Therefore, Leech (1983: 141) suggests that the occurrence of phatic
utterances can be explained as a result of the interlocutor’s observance of this
new maxim. He formulates it both in a negative form –«Avoid silence»– and
in a positive form –«Keep talking». These formulations imply that phatic
utterances appear in conversations as a consequence of the necessity that
interlocutors feel to avoid silence, for they would interpret taciturnity
negatively in certain cases. This would be the reason why interlocutors deal
with apparently irrelevant topics, such as the weather, or resort to utterances
with low informative content, platitudes or compliments.2
Nevertheless, Leech (1983: 142) also warns that this maxim could be
redundant, since its effects may also be due to the maxims of sympathy and
agreement. He is also aware of the inadequacy of describing phatic
1. See Leech (1983: 132) for a more detailed explanation about these maxims.
2. See Wolfson and Manes (1980), Manes and Wolfson (1981) or Boyle (2000), among many
others, for some comments on the phatic value of compliments.
402
ÍNDICE
communion as a linguistic behaviour exclusively aimed at avoiding silence, as
it creates agreement between interlocutors by mentioning common ground and
experience. In fact, phatic utterances may fulfil this function because of the
selection of uncontroversial topics and their emphasis on the interlocutors’
attitudes, so they allow the speaker to show and intensify her interest in the
hearer and offer him additional information about her.
Like Leech (1983), Schneider (1988) also assumes that the aim of phatic
communion is not the efficient transmission of information, but rather the
accomplishment of its social function, so it must be regulated by maxims of a
social nature. Based on Lakoff’s (1973, 1977) rules of politeness3 and Leech’s
(1983) politeness principle, he developed a series of more specific interactive
principles governing the usage of phatic utterances, the most important of
which is «Be polite».
Regarding the (im)politeness of phatic utterances, Schneider (1988) thinks
that it depends on two aspects of interaction, which coincide with Brown and
Levinson’s (1978, 1987) notions of negative and positive face, respectively.4 The
first aspect is politesse or formality, which he understands as «[…] a reaction to
the psychological pressure exerted by social norms» (Schneider, 1988: 158).
Politesse is related to the distant style deriving from Lakoff’s (1973, 1977) first
rule of politeness –«Do not impose, keep the social distance»– and its immediate
consequence is the usage of utterances alluding to aspects of the communicative
situation. The second aspect is friendliness, which is associated with the deferent
style deriving from Lakoff’s (1973, 1977) second rule of politeness –«Offer
options to the hearer»– instead of the style of comradeship emanating from her
third rule –«Make the hearer feel good, be friendly». Therefore, friendliness is
manifested in the usage of phatic utterances referring to the interlocutors.
These two interactive aspects lead Schneider (1988: 158) to propose two
supermaxims governing phatic utterances: «Avoid offence», which regulates
polite or formal behaviour, and «Be friendly», which regulates friendly
behaviour. They can be paraphrased as «Avoid everything negative» and
«Make your interlocutor feel good».5 In turn, each of these supermaxims is
3. See Lakoff (1973: 298) for the initial version and Lakoff (1977: 88) for the final version of the
rules of formality, hesitancy and equality or camaraderie.
4. See Brown and Levinson (1978, 1987) for a definition of these two concepts.
5. However, the formulation of these two supermaxims could appear misleading because
Schneider (1988) states that friendliness matches the deferent style emanating from Lakoff’s
(1973, 1977) second rule of politeness but formulates that supermaxim like Lakoff’s (1973,
1977) third rule of politeness.
403
ÍNDICE
articulated in a series of four more specific maxims referring to different
dimensions of interaction –discourse, person, union and emotion– as shown in
the following table:
TABLE 1
Politesse Friendliness
Discourse Avoid silencie Say something nice
Person Avoid curiosity Show interest in the hearer
Union Avoid conflict Create ties of union
Emotion Avoid pessimism Be optimistic
404
ÍNDICE
consequence of their process of socialisation, which lead them to behave in a
particular way. In other words, these proposals imply the existence of a
cultural knowledge that conditions interlocutors’ linguistic behaviour, so that,
if they abide by the maxims suggested, their behaviour is evaluated as polite.
Nevertheless, the existing vast literature on politeness has shown that
evaluations about the (im)politeness of linguistic acts also depend crucially on
sociological variables, such as power or social distance (Brown and Levinson,
1978, 1987).6 As mentioned above, these variables define the interlocutors’
social identity and relationships, and determine what is permitted or expected
from them in certain circumstances. Therefore, any attempt at accounting for
the (im)politeness of phatic utterances must also include considerations about
such factors and their influence on the usage of those utterances. For this
reason, in the next section I suggest a new approach to this issue.
6. See Garcés Conejos (1995), Bou Franch and Garcés Conejos (2003) or Padilla Cruz (2006),
among many others, for some comments on the importance of other contextual variables, such
as affect (A).
7. See Eelen (2001) for a review.
405
ÍNDICE
interlocutors’ social relationship. Regardless of whether such behaviour is
aimed at avoiding interpersonal conflict or any threat to their faces, it must be
understood as the result of a rational process in which individuals take into
account the social context in which they are interacting and select the linguistic
form that best fits that context. But such rational behaviour should not
exclusively be understood as a process of adequation to a specific
predetermined social context. Individuals have interactive goals, such as the
establishment, maintenance or redefinition of their social relationships. For this
reason, their linguistic behaviour will not only necessarily have to be adapted
to the existing social context they perceive, but may also be aimed at matching
other goals, such as modifying and/or redefining their social relationships.
As aforementioned, the extant literature on politeness has stressed the role of
power and social distance, among other sociological variables, in the assessment
of the adequacy or appropriateness of linguistic acts (Brown and Levinson,
1978, 1987). Therefore, being polite consists, in part, in the correct evaluation
of those parameters, so that individuals may fit their linguistic behaviour to the
values that they achieve. Concerning the (im)politeness of phatic utterances, the
work by Laver (1974, 1975, 1981) is pioneering in that he has linked the usage
of such utterances to the values that those parameters achieve.
8. In turn, these utterances can be further subdivided in groups depending on whether they refer
to a past, present or future event (Laver, 1975: 223, 1981: 301-302).
406
ÍNDICE
However, his most important contribution was to relate the usage of each
type of phatic utterance in the United Kingdom and in the United States to the
participants’ social roles and relationship. Such relationships are defined by
their social status and distance or, what is the same, their power and social
distance. In Scollon and Scollon’s (1983, 1995) terms, these variables define
the politeness system in which they interact.
According to Laver (1974, 1975, 1981), firstly, if participants have a
solidarity relationship, i.e. a solidarity politeness system [-P, -D] (Scollon and
Scollon, 1983, 1995), they may select both neutral and personal phatic tokens,
regardless of whether these are self- or other-oriented. Secondly, if
participants have a relationship characterised by no power difference but a
significant social distance between them, i.e. a deference politeness system
[-P, +D] (Scollon and Scollon, 1983, 1995), the rule appears to be that
participants should avoid personal utterances and choose neutral ones. Finally,
if participants have a non-solidarity relationship and there is a power
difference between them, i.e. a hierarchical politeness system [+P, +/-D], there
seem to be two tendencies. On the one hand, if the speaker has less power than
the hearer, she may address the hearer using a self-oriented phatic utterance.
On the other hand, if the speaker has more power than the hearer, she may use
an other-oriented phatic utterance.
When individuals follow these patterns, their behaviour may be evaluated
as polite. However, if they do not do so, the effects that they can achieve may
be more complex, as «[…] such contraventions have special significance for
indexical attitudes about the status relationship between the two speakers,
and sometimes about the solidarity factor of their relationship» (Laver, 1975:
224).
Hence, in a hierarchical politeness system, when the more powerful
individual addresses the inferior by means of a self-oriented phatic token, she
may be understood as offering the other a temporal relationship of solidarity
in which the power difference is cancelled. However, if the less powerful
individual addresses the superior by means of an other-oriented phatic token,
the hearer may think that she is invading his psychological space without his
previous permission to do so. Likewise, in a deference politeness system, the
usage of a self-oriented phatic utterance by means of the speaker may be
perceived as a momentary invitation to establish a solidarity-based
relationship. On the contrary, the speaker’s usage of an other-oriented
utterance may be felt as a brusque attempt to establish a solidarity relationship
with the hearer. Therefore, when the linguistic behaviour of the speaker is
perceived as an invasion of the hearer’s psychological space or as if forcing
the establishment of a solidarity relationship, her behaviour may be interpreted
as impolite.
407
ÍNDICE
3.3. Phatic utterances, politeness systems and (im)politeness
408
ÍNDICE
(8) The general manager of a company is normally a powerful person
because he can make decisions about the company, its employees, etc.
10. According to Sperber and Wilson (1986, 1995: 108), there are three kinds of cognitive effects:
strengthening of previously held information, contradiction and rejection of previously held
information, and contextual implications, which are assumptions that can only be obtained
through the joint interaction of newly received information and old information.
11. The relevance-theoretic notion of mutual cognitive environment alludes to the whole set of
assumptions that are manifest to interlocutors (Sperber and Wilson, 1995: 41).
409
ÍNDICE
(12) a. Employeex has said that he is having a hard week of work.
b. Employeex has spoken about himself.
4. CONCLUSION
410
ÍNDICE
cooperative principle, has been accounted for by the existence of additional
interactive principles. Nevertheless, in this paper I have developed a new
approach to the (im)politeness of such utterances in the UK and USA that hinges
on the interlocutors’ perception of the social context in which they are
interacting and their cultural knowledge about the linguistic behaviour
acceptable in that context. Accordingly, interlocutors store information about
their social relationships and the type of linguistic contributions expected or
permitted, which constitutes a sort of conversational contract essential for
interaction. That knowledge may influence their linguistic behaviour, so that
«[...] being polite constitutes operating within the then-current terms and
conditions of the CC [conversational contract]» (Fraser, 1990: 233). Therefore,
the (im)politeness of phatic utterances in the UK and USA can be determined as
a consequence of their (in)adequacy to a set of cultural metarepresentations
extended throughout the members of particular socio-cultural groups. Thus,
interlocutors may conclude that phatic utterances are (im)polite when they
check to see if they correspond to the type of utterances considered correct for
a specific social relationship.
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ÍNDICE
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414
ÍNDICE
CONSTRUCCIONES CAMBIANTES
DE LA IDENTIDAD AJENA:
HETERO-IMAGEN INGLESA
EN LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
1. INTRODUCCIÓN
1. En las citas mencionaremos las páginas de los discursos editados únicamente en papel. No lo
haremos, sin embargo, en aquellos discursos que están informatizados y a disposición del usua-
rio a través de la página web de la RAE.
415
ÍNDICE
Las preguntas concretas que sostienen este estudio son las siguientes:
¿qué imagen de la lengua y la identidad ‘anglosajona’ (en el sentido más laxo
de la palabra) proyectan estos intelectuales españoles de la segunda mitad del
siglo xx, una vez que Estados Unidos entra en la escena política e intelectual
española?, ¿es distinta de la que se había construido con anterioridad en foros
similares?, ¿por qué hacen referencia a lo americano las autoridades lingüísti-
cas españolas?, ¿para qué lo hacen?, ¿qué rasgos, hechos, escenarios, lugares
y personas clave se seleccionan para la elaboración de la imagen? La imagen
que se construye, ¿sirve para reforzar una ideología concreta?, ¿se utiliza la
referencia a Estados Unidos, su lengua y su cultura, para construir determina-
da identidad española, o de la lengua española?, ¿qué grado de influencia y de
calado tienen estas imágenes elaboradas en ámbitos institucionales?
En los últimos tiempos, desde hace unos treinta años, la noción de alteri-
dad se ha erigido en categoría fundamental de la experiencia como perspecti-
va esencial para la reflexión sobre el pensamiento humano, la cultura y la
relación entre individuo y sociedad. La dialéctica entre lo propio y lo ajeno, el
modo en que los individuos y grupos son percibidos y representados o el grado
con que determinadas comunidades comprenden al otro van adquiriendo pro-
gresivamente mayor atención. (Corbey & Leerssen, 1991: x; Woolard, 1998;
Koerner, 2002: 1).
La noción de identidad no puede tomarse ya apriorísticamente como algo
fijo, homogéneo, objetivable. En la investigación sobre identidades de segunda
mitad del siglo xx la noción tradicional de existencia se ha sustituido por la de
percepción o representación. El inglés, los americanos son, en definitiva, lo que
se diga de ellos y, en consecuencia, lo que se piensa de ellos. De ahí que no se
trate de ver en nuestro caso cómo son la lengua inglesa o los americanos, sino
cómo se les percibe o se les representa a través de imágenes necesariamente
selectivas y múltiples.
Este proceso de representación es fundamental en tanto que social, ya que
las imágenes pueden y suelen pasar a formar parte del acervo simbólico de una
comunidad, de su cultura, sus creencias, opiniones y actitudes. Y llega un
momento en que las imágenes, en tanto que elementos culturales, ya no sólo
se articulan argumentativamente, sino que se diluyen en sentimientos deshil-
vanados, en sensaciones que organizan nuestras posteriores reacciones socio-
culturales (Voestermans, 1991: 220-23).
416
ÍNDICE
Hay que tener en cuenta también que las imágenes del otro, de lo americano
y del inglés como lengua en nuestro caso, varían con el tiempo. Lejos de ser está-
ticas, revelan una naturaleza dinámica, determinada histórica y culturalmente, de
acuerdo con las circunstancias de quienes diseñan la imagen y de las relaciones
que se establecen en cada momento entre observadores y observados.
En este proceso de elaboración de imágenes, de representación de identidades
propia o ajena debemos considerar detenidamente la intervención de los agentes,
de las llamadas ‘voces’. Es decir, las imágenes tienen diseñadores. De hecho, los
valores y presupuestos culturales del autor de la imagen suelen aparecer inevita-
blemente en el retrato. Sin embargo, aunque en todo encuentro cultural hay
mediadores, caracterizados cada uno por un sinfín de intereses particulares, prác-
ticos o ideológicos, no todos ellos ejercen similar nivel de influencia en la confi-
guración social de las imágenes ajenas. Resulta claro que existe una evidente
interdependencia entre la construcción de imágenes y el poder establecido y que
las representaciones que nos hacemos deben mucho a instituciones socialmente
relevantes (Grew, 1986: 39; Engler, 2000: 344; Porter 2001: 121). De ahí que para
nuestros fines nos interese más la voz institucional y que queramos destacar el
marco que proporciona la RAE. Desde el siglo XIX la Academia resulta relevante
en tanto que institución filológica avalada por el Estado. Y podemos afirmar que
hasta nuestros días mantiene en amplios círculos su influencia didáctica y social,
aunque ahora –a diferencia de lo que ocurría en el siglo XIX– comparta su poder
con la Universidad y los medios de comunicación.
Por último, hemos de tener en cuenta que el discurso público de científicos
e intelectuales con frecuencia se ve tintado de prejuicios y opiniones. Desde la
institución –y probablemente también desde la RAE–, sin embargo, lo que se
consigue es trasponer estos puntos de vista de lo privado a lo público y legiti-
marlos, confiriéndoles el peso de la autoridad y cargarlos con ello de mayor
convencimiento, prestigio y efectividad.
Tras este brevísimo excurso teórico que nos sirve de marco, y antes de cen-
trarnos en los datos concretos, conviene dedicar un breve apunte al contexto
histórico y, más concretamente, al papel que representan las lenguas y cultu-
ras extranjeras en el contexto español del momento.
417
ÍNDICE
llegó a ser la obsesión de intelectuales (y de regímenes dictatoriales), que por
razones distintas temieron y rechazaron los valores de las culturas no hispa-
nas. En los años cuarenta la ideología oficial aconsejaba desarrollar los «fun-
damentos ideales de la Hispanidad, base de la cultura auténtica española y del
sentido tradicional y católico de nuestro pensamiento imperial» e impulsar el
«desarrollo de una cultura propia y original». Por ello el uso de idiomas
extranjeros en carteles públicos era interpretado como presencia de «modas
con apariencia de vasallaje o subordinación colonial» y exigía leyes con las
que «desarraigar los vicios del lenguaje» (Monterrey, 2003: 73-79). Y por ello
también la historiografía convencional de la época concentraba esfuerzos para
ofrecer una visión unitaria de España en la que sobresalieran Castilla, los
Reyes Católicos, el Renacimiento, la presencia española en América, el Siglo
de Oro, la mística y la tradición y de la que quedaran apartados el siglo XVIII
y los exiliados de los siglos siguientes (Julià, 2003 y Fusi, 2003). España se
encontraba centrada y cerrada sobre sí misma. Sólo a partir de los años cin-
cuenta, y con medio siglo de retraso frente a lo que ocurría en Europa, esta
España ensimismada empezó a negociar un nuevo rumbo a través de los acuer-
dos suscritos con Estados Unidos y, como veremos, lo hace en medio de un
clima que rezumaba a la vez miedo y atracción, aunque el hecho se ensalzara
en distintos foros con oficial entusiasmo.2
Los académicos que entre 1950 y 2000 mencionan temas, personas, lugares,
relacionados con ESTADOS UNIDOS son los siguientes: Alvarado (1982), Areilza
(1987), Bousoño (1980), Buero (1972), Calvo Sotelo (1987 en su contestación a
Areilza), Cebrián (1997), Cela (1977 en contestación a Torrente), Colino (1972),
Delibes (1975), Díaz Plaja (1967), Enterría (1994), Fernán Gómez (2000), Gar-
cía de la Concha (1992), García Yebra (1985), Goytisolo (1995), Gullón (1990),
Lapesa (1984 en contestación a Ayala, y 1972 en contestación a Lázaro), Loren-
zo (1981), Marías (1965), Martínez Campos (1950), Montes (1978), Nieva
(1990), Prados Arrarte (1982), Rico (1998 en su contestación a Matute), Sáinz
Rodríguez (1979), Torrente (1977) y Zamora Vicente (1967). Como se ve, se
trata de un grupo aparentemente heterogéneo, de quienes aquí haremos más bien
2. Baste como ejemplo el siguiente texto extraído del corpus: «A Washington llega Areilza el
año 1954 como embajador... Eisenhower se encuentra, el año 1954, en la plenitud de su popu-
laridad y de sus facultades mentales... Su estancia en Washington se produce en los años deci-
sivos para las relaciones entre España y los Estados Unidos... Areilza emerge por derecho
propio y su sede se convierte en un centro social... por el que desfilan... los grandes dioses
del Senado y del Congreso, de la Banca, y de la high life norteamericana.» (Calvo Sotelo
contesta a Areilza: 42-43).
418
ÍNDICE
una caracterización social y profesional válida para todos en tanto que académi-
cos, sin entrar en excesivos detalles de sus biografías individuales.
Los académicos que intervienen en este periodo de 1950-2002 son repre-
sentativos en su mayoría de la llamada «generación de 1956» en su vertiente
más moderada. Tal como lo define Santos Julià (2003: 158ss.), este es un
grupo de intereses convergentes y, por tanto, amplio y diverso, heredero de
una larga tradición liberal y de su conciencia crítica. Lo componían intelectua-
les deseosos de seguir una política de olvido y reconciliación, que mantenían
los ojos puestos en Europa (regida entonces por gobiernos moderados), y viví-
an alentados por los cambios que parecían vislumbrarse a partir de los acuer-
dos firmados con Estados Unidos en 1953. De este grupo surge lo que va a ser
la cultura dominante en las décadas que nos ocupan, definida por una doble
oposición que la enfrentaba de un lado al amplio páramo de la cultura oficial,
católica, y de masas y, de otro, a la minoritaria cultura de radicales y vanguar-
distas, que siempre quedaron excluidos del establishment. En este conjunto de
liberales moderados, representantes de la cultura hegemónica, que no nacio-
nal, se integra gente muy diversa: profesionales, intelectuales pertenecientes al
establishment liberal junto a otros de pasado falangista; creadores individua-
les, renovadores e independientes, escritores reconocidos, poco radicales y
creadores de nuevas corrientes artísticas; y una representación de universita-
rios y profesores, más nutrida a partir de la década de los ochenta. En todas las
épocas aparecen entre nuestras voces personas estrechamente vinculadas con
la derecha oficial y tradicional y como contrapunto reconoceremos algunos
nombres del exilio y una escasísima vanguardia.
Junto a esta caracterización ideológica, debemos destacar el hecho de que
muchos de los académicos que hacen referencia a lo americano han estado en
contacto con Estados Unidos por diversas razones. Si nos restringimos a los
datos que encontramos en los propios discursos a partir de 1953 en que se fir-
man los acuerdos con aquel país, son muchos los futuros académicos que
entran en contacto con ese territorio, sus gentes, sus vanguardias, sus preocu-
paciones socio-políticas. Martínez Campos realiza allí cursos militares; Areilza
es enviado como embajador en 1954. Sin embargo, es la Universidad el ámbi-
to a través del cual nuestros actores entran a menudo en contacto con aquel
país: Marías, Delibes, Ayala, Lorenzo, Zamora, todos pasan por distintas ins-
tituciones durante más o menos tiempo; y Gullón es nombre destacado por su
contribución al hispanismo norteamericano.
Por último, son muchos los que se aproximan al inglés a través de la cultu-
ra escrita. A partir de mediados de los sesenta nuestros académicos dan signos
de lo que será a partir de entonces una irrenunciable dependencia intelectual; a
través de los discursos asistiremos a diálogos científicos mantenidos a distan-
cia con intelectuales anglosajones de las más diversas ramas del saber. En el
419
ÍNDICE
último tercio del siglo XX los nombres que confieren autoridad a lo dicho en las
más diversas materias (lingüística, literatura, antropología, biología, ciencias de
la tierra, historia del derecho, economía, sociología o geografía) son anglopar-
lantes y en muchos casos estadounidenses.
3. La mayor parte de las veces los nuevos temas que perfilan la imagen obtenida del inglés refuer-
zan la relación de lo inglés con España y enfatizan la vuelta a las edades Media y Renacentis-
ta, aunque esto quede fuera del ámbito de nuestro estudio.
420
ÍNDICE
ralmente más disociada que la que advertíamos en el siglo XIX: a) por un lado
con trazo amable se recoge una imagen más estereotipada, y convencional,
circunscrita a lo británico en términos literarios y culturales, cuyas innovacio-
nes resultan poco vigorosas, menos atractivas o relevantes que en el siglo XIX;
b) por otro, la imagen americana, nos perturba a través de fuertes pinceladas,
disonantes entre la innovación y la amenaza. Estados Unidos se distingue
como modelo de innovación, más atractivo que el atenuado inglés. Pero junto
a ello brota lo ajeno con formas amenazantes, de rivalidad y competitividad;
(re)surge la imagen del inglés como imperio avasallador, atemorizante, algo
que no ocurría en la representación del siglo XIX. El hecho de que los Estados
Unidos irrumpan en la escena pública, intelectual y social española hace cam-
biar radicalmente la actitud de los académicos y la hetero-imagen global de
lo inglés que, por tanto, se transmite. Incluso diremos que esto termina impo-
niendo un tono negativo sobre la representación de la identidad inglesa en sí
y de la propia lengua. Para corroborar lo dicho con cierto detalle, procedere-
mos a un breve análisis de las referencias obtenidas del corpus, distinguien-
do algo groseramente aquellas relativas a la literatura, la cultura o la lengua
en sí.
En literatura el canon de modernidad que representa en España lo inglés
y que caracterizó la imagen trazada por los académicos en el siglo XIX tam-
bién viene dado ahora esencialmente por lo americano. Sobre la stream of
consciousness de Joyce o los momentos mágicos que Carroll representa para
la imaginación, en la imagen destaca el ojo cinematográfico de Dos Passos,
la alegoría de Eliot y la vanguardia rupturista del Living Theatre, según apa-
rece en los discursos de Goytisolo, Lapesa en contestación a Ayala: 55,
Zamora Vicente: 115, García de la Concha, Buero: 54, Nieva: 17, o Bousoño
en su contestación a Nieva: 44. Basten como ejemplo los siguientes textos:
Bajo la impronta del Living Theatre de Grotouski, de Brook, Roy Hart, Lavelli
y otros, los escenarios se pueblan de alaridos báquicos, de audaces ritmos cor-
porales, de torsos desnudos y cabellos encrespados... (Buero: 54)
421
ÍNDICE
Faulkner, Beckett, Ezra Pound, Whitman, esencialmente como modelos de los
que son deudores determinados autores hispanos, ya sea Rubén Darío o Lorca.
A ellos se añade Henry James, como maestro de la novela, que junto con Poe y
Wilde se consideran ya clásicos en su género:
y no sería justo olvidar que uno de los grandes poemas de su libro cenital Poeta
en Nueva York se titula ‘Oda a Walt Whitman’, cuya efigie física evoca... (Díaz
Plaja: 127)
Es en los temas relativos a la cultura donde Estados Unidos ofrece los tra-
zos más contradictorios de la imagen; la novedad que supone el contacto con
Estados Unidos es objeto a la vez de alabanza y rechazo. De nuestros acadé-
micos, unos descubren elementos positivos en el carácter democrático de sus
ciudadanos (Martínez Campos citado por Estrada Arnáiz), en la modélica
Declaración Americana, en su defensa de los derechos individuales (Enterría
nota 40c2, nota 12c2), en la condición de pueblo menos lastrado por el peso
de una larga tradición cultural y en la generosidad que despliega con los crea-
dores cinematográficos (Goytisolo) o en el impulso que ofrece a la vanguardia
(Nieva: 16). Así lo vemos en algunos de estos textos:
No me parece casual que el cine fuese a encontrar el caldo de cultivo más ade-
cuado en la sociedad industrial más desarrollada de la época, que era a la vez,
por lo joven, la sociedad menos lastrada por el peso de una larga tradición cul-
tural: los Estados Unidos de Norteamérica. Y similarmente, por la sociedad
que, en un intento de hacer realidad la utopía, creía encontrarse en parecidas
circunstancias: la Rusia de los soviets. Fue verdaderamente en Estados Unidos
y en la Unión Soviética donde el cine, aunque todavía mudo, llegó a convertir-
422
ÍNDICE
se en una nueva forma de arte, gracias, en buena medida, a la aportación de
gran número de europeos que encontraban en esos países y muy especialmen-
te en Estados Unidos las facilidades creadoras que, por uno u otro motivo, sus
propios países parecían negarles. (Goytisolo)
423
ÍNDICE
Por último, en este repaso al corpus, haremos referencia a temas más especí-
ficamente lingüísticos y a la notable transformación que sufre la imagen del
inglés creada por la Academia a partir del contacto con Estados Unidos. Para
apreciar semejante alteración hemos de recordar, con todo, que desde el siglo XIX
el inglés se representaba como lengua histórica y culturalmente importante, de
vocabulario rico, pronunciación difícil y caprichosa y naturaleza esencialmente
económica, reflejo del pragmatismo de sus hablantes y de otras notas de su carác-
ter (cf. Tejada, 2005).
Sin embargo, a partir de 1950 la consideración del inglés como nueva rea-
lidad, como lengua del potencial americano, induce a enfatizar su naturaleza
universal en tanto que “geolengua”4 o lengua imperial, que –contra el deseo
colectivo– compite con el español. Así, en nuestro corpus, la lengua inglesa
recibe adjetivos hasta ahora desconocidos, como los de “arrolladora”, “invaso-
ra”, “dominante”, “prepotente” o “avasalladora”. El inglés emerge como rival
del español (incluso en número aspiramos a superarla) y amenaza de su integri-
dad, como confirman estas citas:
El Inglés y el Portugués, las dos lenguas europeas que comparten con la nues-
tra el mayor grado de universalidad. (Sáinz Rodríguez: 11)
4. Sáinz Rodríguez: 11, Areilza: 21-22, 27-30, Calvo Sotelo en contestación a Areilza: 51.
424
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todos representan, en definitiva, una “angliparla”.5 En el corpus seleccionado,
molestan las traducciones, la prensa, los mass-media, los ordenadores y su
ritmo atropellado y mecánico. Sólo ocasionalmente se nos ofrecen considera-
ciones asépticas y bienintencionadas en torno a estas cuestiones léxicas, y rara
vez se concede al inglés la iniciativa de la creación.6
La disgregación del lenguaje técnico económico parece así cada vez más grave,
si cada país de lengua española utiliza sus modismos o traduce a su manera las
voces británicas o norteamericanas. ¡Peligra por ello la unidad de nuestra len-
gua, amenazada de dispersión, como ocurrió en su día al latín! Por otra parte,
la inclusión de vocablos ingleses como si el español no pudiera expresarlos
dentro de su peculiar estructura, disponiendo a más de ello de fuentes origina-
rias como serían el latín y el griego, responde a un espíritu de derrota de una
lengua incapaz de mantenerse a la altura de los tiempos presentes... (Prados
Arrarte: 12)
El Inglés y el Portugués, las dos lenguas europeas que comparten con la nues-
tra el mayor grado de universalidad, han visto crearse una verdadera división
5. Observamos con curiosidad que este término, utilizado por Laín en 1982 en contestación a
Alvarado, lo retoma años después el hijo de este último en otro artículo de corte similar al de
los discursos aquí reseñados. «...[L]os anglicismos en nuestra lengua son... algo incomprensi-
ble, extraño y fascinante, a modo de “divinas palabras” cuyo misterio subyuga a los papana-
tas... Sirvan por lo menos los neohelenismos para librar a nuestra hermosa lengua (y a otras de
nuestro entorno europeo) de la angliparla, de modo que sigan siendo lo que son, y no se con-
viertan en un pidgin.» (Boletín de la Real Academia Española, 1999).
6. Junto a los autores que se citan, el anglicismo atrae el comentario de autores como Areilza, Gar-
cía Yebra, Guillén, Alvarado, Palacios, Guillén, Lorenzo, Pascual, Cebrián, Fernán Gómez o
Bosque.
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entre el inglés y el portugués de las naciones originarias y los países que con
ellas utilizan ambos idiomas: Norteamérica y Brasil. La conocida frase atribui-
da a Bernard Shaw de que Norteamérica e Inglaterra son dos pueblos separa-
dos por la misma lengua es reveladora de un hecho que nadie ignora: la
tendencia de los Estados Unidos a independizarse del inglés y a crear el ame-
ricano. Notorias son las dificultades que ha tenido Portugal con el Brasil por
motivos semejantes. Pues a España le amenazaba un peligro igual; hubo un
momento en el país de más tendencia europeizante, donde la Argentina se ini-
ció un gran momento en defensa de una lengua independiente... Las relaciones
de nuestra Academia con las academias hermanas han requerido un tacto, una
diplomacia y un talento que jamás agradeceremos los españoles bastante... [El
Estado] ha contemplado todo este esfuerzo sin prestarle ayuda ni solidarizarse
con él.
Por su parte, esta presencia del inglés en Estados Unidos ofrece una ver-
tiente de las lenguas aparentemente desconocida: la de “acicate empresarial”.
Frente al competidor natural que es el inglés, el español debe descubrir para sí
el ‘inmenso mercado potencial’ que supone la ‘industria de la lengua’, según
recomendación de Areilza (21).
Indudablemente, América no sólo introduce novedades empresariales en el
ámbito lingüístico. Hay discursos en que se destacan también nuevos temas y
nuevas corrientes de pensamiento, iniciados en Estados Unidos: el feminismo,
la vinculación de lengua e ideología y cultura, temas sociolingüísticos experi-
mentados por la presencia del español en América, teorías lingüísticas como el
generativismo chomskiano o el anterior distribucionalismo salen a la palestra
en nuestros discursos.7 De nuevo, la novedad será cantada más honestamente
por los miembros más profundamente liberales o intelectuales del grupo.
4. FUNCIONES DE LA IMAGEN
Tras esta somera exposición del análisis de las referencias que ofrece el cor-
pus llega el momento de recapitular y apuntar razones por las que se utilizan
estas referencias a EEUU; es decir, de interpretar la función simbólica a la que sir-
ven. Como sabemos, lo ajeno es indisoluble de la propia identidad y las hetero-
imágenes no se entienden si no es en el seno de una dialéctica que incluye la
auto-imagen. Ello nos servirá también como conclusión al presente trabajo.
Como punto destacado del estudio podemos afirmar que Europa –y “lo
inglés” en su debida proporción– ha dejado de representar la imagen de la
democracia, la modernidad y el progreso. Hasta cierto punto podríamos pen-
7. Cf. Enterría, Colino (27, 28, 32), Lorenzo, Lapesa en contestación a Lázaro: 136.
426
ÍNDICE
sar que Estados Unidos adoptaría ahora este papel y es cierto que en alguna
medida lo hace. Sin embargo, el tema de la modernidad y de la innovación que
supone Estados Unidos exige mayor comentario.
El corpus ratifica que en la RAE del siglo XX la imagen norteamericana
sirve como escaparate de innovación, pero hemos visto que la innovación no
se interpreta, según lo hizo en otra época, ni como modelo incuestionable, ni
como espacio de aprendizaje y experimentación, ni como pauta de normali-
dad que marque las metas a conseguir. Todo esto pertenece al siglo XIX, un
tiempo caracterizado por la fascinación, el optimismo de la revolución bur-
guesa del siglo XIX, la confianza en el progreso de la humanidad y los can-
tos al cosmopolitismo. En el siglo XX la modernidad se interpreta en buena
medida en términos de advertencia. Los académicos no proyectan a sus cole-
gas y a la sociedad en general una imagen anglosajona que sirva como nego-
ciación de futuro, sino como frontera que no debe cruzarse. Es más, con la
incorporación de Estados Unidos a la representación, la imagen de lo inglés
y sobre todo del inglés no se utiliza para reforzar o crear objetivos comunes
entre dos comunidades, sino para destacar intereses rivales. Se lanza así con
la nueva imagen una expresión de desconfianza, típica de situaciones en que
el desarrollo de las comunidades observadora y observada es desigual (Por-
ter, 2001). Parece que España retoma la nostalgia provocada por el ocaso de
su imperio, la pérdida de las colonias y el miedo a la competencia en Lati-
noamérica. Aparece con intensidad el prejuicio contra lo exterior y metafó-
ricamente se proyecta la alteridad como amenaza y al otro como adversario,
muy de acuerdo con el momento histórico de los cincuenta. La hetero-ima-
gen, en realidad, se utiliza para reforzar la autoestima española, una autoes-
tima y una obsesión por lo español que en la RAE (y en buena parte de España
o de los españoles) sigue latiendo en los años 70 y 80.
A la luz del corpus analizado observamos igualmente que los rasgos refe-
rentes a Estados Unidos no proceden tanto de un estereotipo intertextual, ni,
contra lo que parece, de la observación directa de la comunidad retratada. Los
discursos filtran prejuicios y opiniones particulares de muy distinto compo-
nente, sedimentados a través del tiempo y los proyectan como cliché relativo
a la alteridad americana.
Resulta, por último, significativo, que los rasgos referentes a Estados Uni-
dos terminan en buena medida empañando metonímicamente la idea de ingle-
sidad en sí. Hoy, veinte o treinta años después son muchos quienes desde
diversos sectores siguen percibiendo y retratando al inglés como ‘la moderni-
dad amenazante’. Este estereotipo, al que han contribuido los académicos,
forma ya parte de la tradición narrativa de la lengua en España.
427
ÍNDICE
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428
ÍNDICE
GÉNERO Y DISCURSO TEATRAL:
LA IMAGEN DE LA MADRE-ESPOSA
EN EL TEATRO DE LA REVOLUCIÓN
MEXICANA (1904-1944)
1. Debemos recordar que, aunque la finalidad última del teatro escrito es la escenificación, donde
nuevos emisores dan nuevos sentidos al texto escrito y lo lanzan a un receptor colectivo, con-
virtiéndolo en espectáculo; también es válido el estudio del texto dramático, como texto litera-
rio en sí mismo y como objeto de análisis discursivo y social. (cfr. Toro, 1987).
2. Para una revisión de este aspecto, revisar Lagarde (2001).
429
ÍNDICE
1. las formas de tratamiento y designación, como una manera de detectar
su influencia en su percepción y proyección sociales;
2. las descripciones físicas y la atribución de rasgos de carácter ético
moral, que sirven para anclarlas a un estereotipo de madre-esposa acu-
ñado desde lo social, y
3. las funciones o roles asignados a ese estereotipo que intervienen en la
configuración de su competencia modal y su agentividad.
430
ÍNDICE
cio, la entrega incondicional, el desprendimiento, la devoción hacia el cuida-
do y satisfacción de las necesidades del marido y de los hijos, y otros tantos
que la han convertido en el baluarte moral, el sostén y guía de la familia y de
la sociedad (Fuller, 2006).
Sin embargo, el rol de madre aparece normalmente asociado a un segundo
rol, el de ESPOSA, entendido como previo y necesario para una “buena” ejecución
y valoración social de la maternidad. Este rol tiene que estar legitimado, eviden-
temente, a través del vínculo matrimonial, que dentro de una sociedad conserva-
dora-católica como la mexicana, equivale al matrimonio religioso. En los textos
analizados, la madre-esposa que cumple con los requisitos socio-religiosos de su
definición, como categoría y estereotipo, es mostrada de acuerdo con las expec-
tativas sociales de la época:
431
ÍNDICE
una cotidianidad de la actuación femenina, al igual que las encaminadas al cui-
dado y formación de los hijos. Así, al ser la madre-esposa la responsable
doméstica, queda recluida en el ámbito privado del hogar y el padre-marido, en
cambio, tiene el privilegio público de representatividad externa de la familia.
Aquí debemos resaltar el hecho de que en ningún momento se representan
mujeres faltando a su responsabilidad de “amas de casa”, lo que demuestra una
determinación social tan efectiva que, ni siquiera en el mundo permisivo de la
ficción, se puede plantear la no existencia o el incumplimiento de estas ocupa-
ciones. La fuerte asociación entre mujer y trabajo doméstico a nivel de las prác-
ticas sociales, es la causa de que, a nivel de la práctica discursiva que nos ocupa
y en el corpus elegido, las labores hogareñas aparezcan como meras acciones
de ambientación, lo que prácticamente las hace invisibles para los lectores ya
que son intrascendentes para las acciones fundamentales de la obra dramática.
Entonces, lo que prima en la definición y categorización de la mujer como
madre-esposa y como actor social, es, definitivamente, su pertenencia a un
grupo familiar representado públicamente por un varón reconocido en el
entorno social. En este sentido, las formas de su designación están determina-
das por las relaciones de parentesco que se tengan con un varón. Tomemos,
por ejemplo, el caso de El Gesticulador, de Rodolfo Usigli. En ella se habla
de «el profesor César Rubio», por un lado; y de «Elena, su esposa», por el otro.
Esta sistemática de representación en la que el varón es designado formalmen-
te, es decir, anteponiendo el título y acompañando el nombre con el apellido,
y la mujer de manera informal solo especificada por su vínculo relacional con
el varón, será la forma recurrente en el resto de obras de teatro. Esta manera
de designar a la madre-esposa la hace aparecer siempre como dependiente del
marido, sin posibilidad de acceder al espacio público si no es a través de él.
También, en relación con las formas de tratamiento de la madre-esposa, ya
en la interacciones ficcionalizadas de cara a lo público, hay que resaltar que
influye notablemente la responsabilidad que tiene la mujer de resguardar el
prestigio social de la familia, la cual, en las obras, depende tanto de la actua-
ción social y pública del varón, como la de la esposa. Así, las obras reprodu-
cen un orden social que limita la actuación femenina a una serie de códigos y
normas morales que regulan su vida desde todos los puntos de vista, pero que
pone especial énfasis en lo sexual y que le impone la obligación de la decen-
cia como un medio de preservar la buena imagen social de la familia. Por eso,
más que ninguna otra categoría femenina, a la madre-esposa se la presenta
como la que más cuida las formas de relacionarse con los varones externos al
entorno familiar. Siempre mantiene una distancia respetuosa y su trato queda
dentro de los límites de la más estricta formalidad, que se manifiestan princi-
palmente a través del uso del «usted» en las interacciones y de los sustantivos
de tratamiento formal, que van del consabido «señor» y «señora», pasando por
432
ÍNDICE
el «don» y «doña». En los casos más extremos, la mujer queda mediatizada
por el marido, quien hablará por ella en la interacción con otros varones, inter-
viniendo sólo en momentos muy puntuales.
Otro aspecto sobresaliente de su representación tiene que ver con los atri-
butos físicos asignados en las descripciones. A pesar de que la función mater-
na está estrechamente relacionada con la función de esposa, este último rol no
implica la representación de las mujeres como actores sociales con una sen-
sualidad y sexualidad activa. La esposa que es madre termina siendo una sim-
ple compañera, una camarada del marido y se vuelca enteramente en sus
labores maternales y de cuidado de la familia. La representación de una mujer-
madre-esposa que encuentra natural la incompatibilidad entre la satisfacción
de sus necesidades femeninas y su rol materno, será la tónica de los textos.4
Entonces, la mujer, para ser madre, antes tiene que dejar de pensarse en su
función biológico-reproductiva de hembra: después del acto de engendramien-
to, durante el embarazo y ya en ejercicio pleno de la maternidad posterior al
parto, la mujer aparece des-sexuada, requisito indispensable para cumplir con
la exigencia de la pureza.
De esta manera, se pasa de ser una joven bellamente femenina a ser una
mujer maternalmente femenina. Este aspecto aparece marcado en nuestros
textos de varias formas, tanto en el plano de la descripción física de los perso-
najes, como en el del tópico conversacional.
La descripción es especialmente ilustradora: para resaltar esa pérdida de la
sexualidad y sensualidad de las mujeres que son madres, suelen presentarse
como mujeres regordetas, vestidas con ropa seria y colores oscuros que las
hacen lucir sobrias; o también, como ancianas ajadas, enfermas y cariñosas,
la típica «cabecita blanca» que será presentada casi simultáneamente en el cine
mexicano (Ayala, 1993; Monsiváis y Bonfil, 1994). Para acentuar aún más la
des-sensualización de la madre, las vamos a encontrar representadas de mane-
ra paralela a mujeres jóvenes que no tienen hijos y cuya descripción resalta sus
cuerpos sinuosos marcados sugerentemente por la ropa, sus rostros hermosos,
sus figuras atractivas y sus actitudes coquetas, incluso provocativas, que
subrayan semióticamente lo que se ha dejado atrás con la maternidad.
Así encontramos, por ejemplo, las descripciones de María e Inés en San
Miguel de las Espinas, la primera «es una vieja de pelo gris y rasgos enérgicos»;
y la otra «es una joven delgada, morena y de pelo lacio» (p. 50). O las descrip-
ciones, por un lado, de Meche, la madre de Trapos viejos: «Mujer de treinta y
cuatro años, bastante guapa, aunque un poco gruesa» (p. 746); y, por el otro, las
jóvenes de la historia: Carola, veinte años, «morena, alta, delgada y voluptuo-
sa»; y Carmen, diecinueve años, «rubia cenicienta, mediana de cuerpo; pero con
4. Este aspecto también ha sido observado por Wodak y Schultz (1987: 13).
433
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cierta picardía en el movimiento» (p. 751). O la de la madre de Linda, en la obra
del mismo nombre, «viste un traje negro, que le cubre cuello y brazos. En su ros-
tro está pintada la energía. Una cadena, con una cruz de oro, cuelga sobre su
pecho» (p. 464); mientras que de Linda no hay que decir mucho más: es linda.
Junto a esta semiótica de los cuerpos y del vestido, está el hecho de que las
madres nunca aparecen en una interacción de tipo amoroso, y en los pocos
casos en los que es representada, se rechaza totalmente el cortejo y se preco-
niza la entrega total a los hijos y la pérdida del ejercicio de la sexualidad feme-
nina como símbolo del valor materno.
Ahora, si nos centramos en las responsabilidades asignadas a las mujeres en
su rol de madres y esposas, tenemos que la principal preocupación de la madre-
esposa debe ser y es siempre la crianza de los hijos pero sin descuidar la aten-
ción del marido. Socialmente se ha determinado que la mujer sea la encargada
de la educación y la formación moral y religiosa de los hijos, de su bienestar físi-
co y emocional. La responsabilidad de cuidar del hijo es asentada desde el
momento mismo de la concepción. Desde ese instante se vislumbran las obliga-
ciones que se adquieren con la maternidad y se tendrá que empezar a demostrar
la cualidad de madre cuidando al hijo nonato. Esta responsabilidad de la madre
sobre los hijos se fundamenta en una visión del vínculo materno como un vín-
culo sagrado, irrompible e inviolable: «El lugar de un niño está siempre junto a
su madre» (p. 218), dice Clara en Fugitivos. Así, madre e hijo establecen una
relación en la que una no puede ser entendida sin el otro y viceversa. Entonces,
el vínculo madre-hijo se convierte en una simbiosis social y culturalmente inmu-
table e inalterable a lo largo del tiempo, a través de la cual la mujer reafirma sus
aspiraciones y el hijo recibe apoyo y guía incondicional. Dice Doña Julia, la pro-
tagonista de Las Madres:
Yo estoy esperando a mi hijo. Lo espero hoy [...] ... lo espero cada día que vuelve
del colegio; lo espero cada año escolar que termina, lo espero cuando tenga quin-
ce y cuando tenga diez y ocho y cuando tenga veinte años. Y lo espero cuando sea
hombre y se case y tenga hijos. Tenemos una cita para toda la vida. (p. 590)
Es una unión tan fuerte que solo es rota por actos extremos, ya sea actos
achacados a los hijos, que implican desobediencia o deshonra familiar (de
carácter sexual o criminal); o, por actos cuya responsabilidad recae en la
madre: madres que abandonan a los hijos o a la familia, principalmente.
Estos aspectos son claramente ubicados en la representación que se hace
de la madre en las obras estudiadas, las cuales refuerzan una imagen anclada
en lo sociocultural. Madres responsables del bienestar físico y moral de los
hijos y preocupadas por protegerlos, incluso por encima de la seguridad pro-
pia. Pero, sobre todo, son madres que dirigen, aconsejan, ordenan y sancionan
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ÍNDICE
las acciones de los hijos de una u otra manera.5 Esta línea de actuación inhe-
rente al rol materno es claramente localizable en los textos analizados: sobre
los hijos menores de edad que deben ser formados como buenos ciudadanos,
pero sobre todo, como buenos cristianos; y, sobre los hijos mayores, que deben
ser vigilados para que perseveren en lo aprendido en la infancia y no dejen el
«buen camino».
De ahí que se observe que las mutuas obligaciones entre madre-hijo –la de
la madre de educar y la del hijo de obedecerla y respetarla– siempre están
vigentes, sin importar, por ejemplo, que los hijos sean mayores, o que ya estén
separados de la familia materna para formar un hogar propio. De manera per-
manente, las madres consideran a los hijos como niños que tienen que ser
supervisados, corregidos o animados en sus actuaciones cotidianas, privadas
en el caso de las hijas; públicas en el caso de los hijos varones. No obstante,
los aspectos de la vida sobre los que se ejerce la dirección pasan de los típicos
en la formación de un niño (creación de hábitos de comportamiento e higiene
–en el sentido amplio del término), a un ámbito más elevado que tiene que ver
con la realización y proyección de los hijos en la sociedad. Ya no habrá órde-
nes del tipo «anda a tu casa», «lávate las manos», «no tardes», «pórtate bien»,
«cómete todo», «no salgas», etc.; sino que hay un desplazamiento de lo prác-
tico-cotidiano a lo ético-moral, social y psicológico.
5. Ya ha sido observado en estudios sobre las relaciones entre madres e hijos, la normalidad en el
uso de exhortaciones, órdenes y consejos directos e indirectos sobre cómo deben comportarse
y actuar los hijos en varios aspectos de su vida (Wodak y Schultz, 1986; Rich, 1979; Chodorow,
1978; Castresana, 1993; Walters, 1992).
435
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de los actos propios de la edad adulta, como sería la toma de decisiones. Vea-
mos un ejemplo tomado de Las madres:
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tos en intercambios comunicativos, que requieren la intervención mediadora
de la madre para evitar que sean foco de conflictos familiares. Lo más común
es que se trate de interacciones en las que los hijos desacreditan al padre como
el legítimo ejecutor de la autoridad familiar. En estos casos, la madre-esposa
interviene para mitigar o reconducir las actuaciones de los hijos, usando estra-
tegias discursivas que tiene como fin reprocharles su proceder, o, en última
instancia, justificar la actuación paterna. En El gesticulador y Fugitivos, de
Usigli, y en ...Y la mujer hizo al hombre, de Alejandro Galindo, encontramos
una buena cantidad de ejemplos que ilustran esta mediación. Solo por citar
algunos, veamos los siguientes:
6. Tomando a Van Leeuwen (1996), creemos que es importante no desdeñar la agencia sociológi-
ca, ya que muchos actores sociales que aparecen agentivos desde el punto de vista lingüístico,
son pacientes sociológicamente hablando. La agentividad refiere a esa «capacidad para actuar
libre y autónomamente» (Cameron, 2001: 125).
437
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dicho con respecto a la pasividad femenina que está en relación con una ten-
dencia a evitar la responsabilidad en las acciones porque no se sienten autó-
nomas y autocontroladas (Martín, 1997 b: 3). Yo diría que más bien responde
a que se han asumido roles que socialmente están tipificados para ser menos
agentivos, y cuya asunción no ha pasado por una evaluación crítica del ser y
el hacer. Los atributos socioculturales de los roles que desempeñamos pesan
sobre nuestras estructuras cognitivas, y muchas veces terminamos aceptándo-
los como normales o como parte de nuestro ser-hacer. Las mujeres en su rol
de madres y esposas, en tanto que miembros de una categoría de género que
socialmente tiene acotados los espacios de actuación, tanto verbal como
material, verá prácticamente circunscrita su agentividad al espacio privado
del hogar; a ejercerla sobre aquéllos que dependen de ella, como los hijos o
la servidumbre en caso de que la hubiera y limitada a aquellos tópicos que el
varón quiera cederle o que le lleguen estipulados de lo social: las decisiones
sobre la administración del hogar, la preparación de alimentos, la limpieza de
la casa, la educación de los hijos y, sobre todo, de las hijas; la mediación para
conciliar los intereses entre los diferentes miembros de la familia, exigir al
marido el cumplimiento de sus responsabilidades morales y materiales para
con la familia, etc.
Así, la agentividad de la madre esposa no hace sino reforzar la asimetría
entre los géneros, en una clara desventaja para la mujer, a quien se le atribuyen
actos que tienen una injerencia prácticamente nula en las acciones trascendentes
representadas en las obras. Además, encontramos que el trabajo doméstico,
visto como una actividad de poco prestigio y totalmente subordinada, es repre-
sentado como incumbencia exclusiva de las mujeres, con un fin de integración
y protección de la familia.
Podemos concluir, entonces, que la construcción discursiva que se hace de
la madre-esposa se corresponde con la construcción de una identidad femeni-
na que está pendiente de la tradición y los códigos morales y sociales vigentes
en ese período, manteniendo una visión conservadora de su ser-hacer que difí-
cilmente se corresponde con la realidad social detectada en estudios de vida
cotidiana de la época.
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440
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SECCIÓN III
NORMA, USOS
Y VARIACIÓN LINGÜÍSTICA
ÍNDICE
FORMULISMO NOTARIAL Y MARCAS
DE ORALIDAD EN DECLARACIONES
MATRIMONIALES DE LOS SIGLOS XVI-XVII:
LA EXPRESIÓN DE LA MODALIDAD*
INTRODUCCIÓN
E L interés por el estudio de la lengua oral no solo resulta atractivo para los
investigadores del ámbito sincrónico, sino también para los que centran
su atención en el estudio diacrónico de la lengua, a pesar de que, como es evi-
dente, el acercamiento a la lengua oral se hace mucho más intrincado confor-
me se mira hacia atrás en el tiempo, pues, como afirma Cano (2002: 279),
nunca podremos «presenciar» un coloquio del siglo XVI, pero tampoco pode-
mos conformarnos con pensar que los textos más realistas de la literatura de
épocas pasadas reflejan la lengua que se hablaba entonces.1
Hasta hace pocos años no se había descubierto la valía de muchos docu-
mentos de carácter jurídico como las cartas, los testamentos, las declaracio-
nes,2 etc. No obstante, no todas las fuentes documentales resultan adecuadas
para rastrear vestigios de la lengua oral de otros siglos.3 En cambio, entre la
diversidad de la tipología documental notarial las declaraciones de litigantes y
testigos constituyen una fuente muy útil para el estudio de la lengua oral; así
lo atestiguan las palabras de Cano (2002: 281):
* Este estudio ha sido posible gracias al proyecto Teoría y Análisis de los Discursos. Estrategias
persuasivas y de interpretación, perteneciente al PIUNA (Proyecto de Investigación de la Univer-
sidad de Navarra).
1. Así lo explica también González Ollé (1999: 219): «No se puede trazar la historia de la lingüís-
tica sin el concurso de los textos literarios, aunque el conocimiento de éstos nunca resulte sufi-
ciente para trazar aquélla».
2. Destacan los trabajos pioneros en el ámbito diacrónico de Eberenz (1998 y 2003), quien se ha
centrado en analizar actas de la Inquisición; Cano, que ha estudiado distintos tipos textuales
como cartas de emigrantes españoles a Indias (1996) y declaraciones de documentos indianos
(1998), y Oesterreicher (1996), quien ha establecido una tipología de textos en los que se pue-
den rastrear muestras de lo hablado en lo escrito.
3. Entre la documentación jurídica, la real y la notarial están sujetas a unos modos de decir plaga-
dos de formulismos y giros propios del estilo notarial, por lo que este tipo de textos no resulta
apropiado para constatar la presencia de lo oral en lo escrito.
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Quizá la reproducción más aproximada que podamos hallar los historiadores es la
que quedó plasmada en las actas de procesos, en las que figuran declaraciones de
actuantes en un proceso judicial. Tales declaraciones son, en principio, la transcrip-
ción de enunciados orales realmente emitidos; adoptan la forma de intercambio (se
produjeron en secuencias de preguntas y respuestas); y suelen incluir a su vez, en
discurso directo o indirecto, la reproducción de otros actos de habla. Las actas de la
Inquisición, o las relaciones de tantos procesos guardados en los Archivos (como el
de Indias), son un magnífico campo para el objetivo que pretendemos, muy poco
transitado hasta el momento [...] Finalmente, no olvidemos que la transcripción fue
hecha por un escribano, o un notario, formados en un estilo de escritura fuertemen-
te estereotipado, y que, en todo caso, sirvieron como «filtro».
Entre las posibilidades que ofrece el análisis de este tipo textual, he consi-
derado interesante constatar el carácter híbrido de las declaraciones prestando
atención a los elementos lingüísticos que aportan un valor modal al texto, en
la medida que, como se verá más adelante, el análisis de algunos de estos ele-
mentos que expresan la actitud del hablante revela, por un lado, la huella del
escribano que actúa como un «filtro» (Cano, 2002) por el que pasan las pala-
bras de los declarantes, y, por otro, pone de manifiesto también la espontanei-
dad en la que se fraguan las declaraciones de los testigos.
Así, con el apoyo de las palabras de Cano arriba citadas y tras varios estu-
dios que han ratificado la idoneidad del corpus escogido,4 he tomado como
base para este análisis varias declaraciones de litigantes y testigos contenidas
en siete procesos matrimoniales navarros de finales del siglo XVI.5
Al analizar la naturaleza discursiva del tipo de texto declaración, se observa
que se halla a medio camino entre la oralidad y la escritura;6 pues es oral en
cuanto al modo de realización, en tanto que hay una persona que declara, pero,
en lo que al modo de transmisión se refiere, el escribano transcribe las palabras
de los declarantes adaptándolas, en cierto modo, al nuevo medio y a las formas
propias del discurso escrito. Así pues, tomando la metáfora del «doble filtro
perspectivista»7 de Eberenz (1998: 244), se puede afirmar que las declaraciones
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conjugan dos modos discursivos radicalmente opuestos: el de la declaración
espontánea de los testigos y el del discurso formulario del documento oficial.
Como se verá a continuación en el análisis de la huella del sujeto enunciador
en las declaraciones, el estilo estereotipado de la prosa notarial hace que, en pro-
porción, los rastros de la producción oral primigenia sean escasos.
Este hecho se advierte de manera notable al estudiar los elementos lingüís-
ticos que expresan la actitud del declarante, a pesar de que, en principio, dado
que manifiestan la subjetividad del hablante, podrían parecer menos «vulnera-
bles» a la influencia del notario.
8. López Rivera (2002: 66) rescata en su obra la tesis modal de Sánchez de las Brozas (1587: cap. XIII),
quien señala que no solo debe ser tenido en cuenta el modo como atributo natural de los ver-
bos, en tanto en cuanto puede explicarse por el ablativo o por los adverbios.
Como se verá más adelante, la expresión de la modalidad puede adoptar formas muy diversas
como adjetivos, locuciones adverbiales, verbos, etc.
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entre modalidad del enunciado y modalidad de la enunciación refleja de
manera clara las relaciones entre:
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2.1. Características de la prosa notarial en indicadores de modalidad
(1) Y este dixo que sabe de cierto saber por aberse allado presente al punto
que se casaron en la dicha yglesia...13
(2) Dixo esta que depone que sabe de cierto (sic) sabe de cierto saber14 que
puede haber catorze años, poco más o menos, que casaron.
(3) Y por esta caussa save esta testigo de muy harto saber, que el dicho Joa-
nes de Yelz tiene catorze o quinze años que dicho tiene y no más.
13. Los testimonios que sirven de base para este estudio proceden de siete procesos matrimonia-
les almacenados en el Archivo Diocesano de Pamplona. Estos documentos no habían sido ana-
lizados antes, por lo que fue necesario transcribirlos.
Dado que el propósito de estas transcripciones no es paleográfico, los textos han sufrido varias
modificaciones. Por un lado se han actualizado las mayúsculas así como la puntuación del
texto para facilitar su lectura y comprensión. Por otro, se han mantenido las grafías originarias
por el interés lingüístico que éstas encierran. Finalmente, las abreviaturas se han resuelto uti-
lizando la cursiva.
14. Utilizo la negrita para destacar las expresiones que se analizan en cada momento.
15. M. Casado (1972) habla de distintas formas de expresar la modalidad; por un lado están los
medios léxicos, a través de adjetivos, adverbios, locuciones adverbiales, verbos modales, etc.
y por otro los medios gramaticales, modo y tiempo.
16. Más adelante se hará hincapié en este aspecto.
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(4) Y este dixo que sabe de cierto saber por aberse allado presente.
(6) Y entiende ser así verdad porque quando esta testigo parió solía traer al
dicho Joanes a braços su madre, niño de poca edad; y que el dicho su hijo d’es-
ta testigo tenga la hedad que dicho tiene lo save de çierto saber y se acuerda
d’ello porque quando morió su marido d’esta testigo y padre del dicho su hijo,
que abrá ya diez años justos, tenía tres años y pocos días más el dicho su hijo.
(7) Y save y se acuerda que a lo que cree y entiende el mes de abril antes de
aquel mismo año o en la comarca del dicho mes naçió, o a lo menos se bauti-
zó, el dicho Joanes de Yelz a la iglesia del dicho lugar.
(8) Fue preguntada si se acuerda por qué palabras el dicho abbad los casó, es a
saber, si fueron de presente o de futuro; dixo que no lo sabe ny se acuerda,
mas de que los casó como casó a sus dichos padres.
17. «La subjetividad, con toda la vaguedad que el término supone, es quizá la forma más adecua-
da, por menos comprometida, de denominar el valor del subjuntivo español que, pese a cier-
tas diferencias, recoge el carácter del subjuntivo latino como catalizador de la subjetividad del
hablante» (Bassols apud Jiménez Juliá, 1989: 202).
18. Esta expresión se encuentra en múltiples textos jurídicos en el banco de datos CORDE de la Real
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(9) A la segunda pregunta dixo este testigo que save ser cossa muy pública y
notoria que la dicha noche que así se cassaron los dichos Joanes de Yelz y
Luzía de Ybero, y aún después en un año, dormieron juntos en una cama como
marido y muger […] Y en efeto, aunque este testigo no lo bio ocularmente es
cosa çierta y notoria que durmieron juntos y en una cama y después an bivi-
do juntos en un una cassa y messa.
(10) A la quarta pregunta dixo este testigo que dize lo que dicho tiene. Y que es
cossa çierta y verdadera que el dicho Joanes de Yelz, después que conplió los
dichos catorze años, y aún al presente quiere consentir y passar por el dicho
cassamiento, como este testigo lo a oydo dezir del mismo Joanes de Yelz.
(11) Y un día miércoles, que era de labor, que no se acuerda aora qué día era
mas de que puede aver tres meses, poco más o menos, que fue cuando fene-
cieron en el mismo día los padres del dicho Miguel de Ynduráyn.
(12) Dixo que no tiene padres y él es el heredero de la cassa y bienes que ellos
dexaron en el dicho lugar de Rípodas, y que de año y medio, poco más o
menos, a esta parte conoçe de vista y conbersaçión a la dicha Catalina de
Orbayz.
19. Cabe señalar que el uso de esta expresión está más ligado hoy a la lengua oral que a la escrita.
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(14) Dixo que a lo que crehe y sus mayores le dizen tiene dieciocho años,
poco más o menos.
(15) A la segunda pregunta dixo este testigo que lo que d’ella save es que este
testigo tiene un hijo suyo y de María Martín, su muger, llamado Joanico, el
qual, al presente tiene catorze años y aún, a lo que cree, no los tiene cumpli-
dos.
(16) Y save y se acuerda que a lo que cree y entiende el mes de abril antes de
aquel mismo año o en la comarca del dicho mes naçió, o a lo menos se bauti-
zó, el dicho Joanes de Yelz a la iglesia del dicho lugar.
Es normal que cuando los testigos son llamados a declarar en un juicio, cons-
cientes del imperativo legal de fidelidad a la verdad que toda declaración impli-
ca, asuman la importancia que su declaración puede tener para el desarrollo del
juicio y traten, por todos los medios, de recordar lo ocurrido. No obstante,
muchas veces, cuando ha pasado un tiempo de los sucesos en cuestión, éstos
vacilan en sus declaraciones y el escribano –como fiel reproductor– transcribe
los vaivenes que los declarantes sufren en la memoria. Estas vacilaciones refle-
jan la espontaneidad que envuelve a la declaración. Son varias las expresiones
que revelan esos titubeos de la memoria. Veamos algunos casos:
- Como: Los testimonios encontrados atestiguan que el uso de como ante
expresiones numéricas imprimía borrosidad y vaguedad al conjunto, como ocu-
rre todavía hoy.20 Quizá este uso era frecuente en la lengua oral y esto hizo que
trascendiera también a la lengua escrita:
(17) Y estuvieron sin venir a la compañía como dos oras de tiempo más o
menos.
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(19) A estado esta […] sirviendo de criada en la casa que llaman del abbad
viejo, y salió d’ella que puede haber como un mes.
- Tal: Al igual que hoy, los casos hallados muestran que en esta época era
también usual utilizar el adjetivo tal o un tal aplicado a un nombre propio para
señalar que esa persona era desconocida y, al mismo tiempo, manifestar la
inseguridad o desconocimiento de su nombre.21 Este uso aparece registrado en
el Diccionario de Autoridades (s. v. tal): «Se usa asimismo para demostrar un
sujeto no conocido».22
(20) Y así fueron este que declara y el dicho doctor y tal de Eliçondo y otros
tres cuyos nombres no se acuerda a casa de un escribano real.
(21) Porque esta testigo la dixo que se dezía que ella se cassaba o quería cas-
sar con tal de Elizondo [...] Y también ha dicho a esta declarante una tal Bap-
tista.
- Cosa de: Autoridades (s. v. cosa) señala que significa «lo mismo que
cerca de o poco más o menos»; no obstante, a diferencia de lo que ocurría con
la fórmula «poco más o menos», únicamente se halla un testimonio entre todos
los documentos estudiados. Esta singularidad en el uso puede apoyar la hipó-
tesis de que se trate de una expresión propia de la lengua oral que ha trascen-
dido a la escritura.23
21. Por la frecuencia con que aparece esta forma, se podría pensar que se trata de un uso propio
de la lengua escrita.
22. Testimonio de Autoridades: «Después la tal, que así la tal se nombra, te seguirá con paso más
ligero, que al cuerpo sigue la importuna sombra».
23. Conviene recordar que uno de los rasgos que caracteriza a la lengua oral frente a la escrita es
la espontaneidad o falta de planificación.
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prosa de los notarios por desvincularse del sustantivo cosa, dado que este lexe-
ma –por la amplitud de su significado– ha estado siempre más ligado a la len-
gua oral que a la escrita.24
Además de estos elementos –de posible adscripción oral– que revelan la
inseguridad del hablante ante el enunciado, encontramos otros testimonios, en
estilo directo, en los que la huella oral se hace más patente.
Al hablar de la modalidad hemos visto que no hay acuerdo entre los espe-
cialistas a la hora de cifrar los elementos que aportan valor modal a un texto.
Sin embargo, de lo que parece no haber duda es de la existencia de ciertos ver-
bos modales, a pesar de que algunos autores proponen unas nóminas más
amplias que otros.25
En el siguiente fragmento encontramos varios testimonios –en estilo direc-
to– en los que se aprecia el valor modal de querer,26 que es el verbo de moda-
lidad, que aparece junto a casar, verbo del dictum: «¡Más querríais vos casar
con ella que no que casse Eliçondo!», «Yo no puedo sustentar el fausto d’ella,
que soy pobre moço, pero no querría se cassase con el dicho Eliçondo ympi-
dido»:
(23) Y ottro testigo deuda de la dicha Yribas dize que por todos santos húlti-
mos passados en su cassa, como en burlas, dixo al acusado: ¿En qué anáys
estorbando que no se casse Eliçondo con Yribas? Y que el acussado les respon-
dió que si lo hazía hera por ser Eliçondo hombre ympidido y querer él no se
casase con él. Y que dicho testigo que es el 1 (sic) le respondió: ¡Más querrí-
ais vos casar con ella que no que casse Eliçondo! Y que le respondió el acusa-
do: Ella dize que quiere entrar monja. ¡Por mí, cásese con Eliçondo que a mí
no se me da nada! Y el dicho testigo le dixo: Pues, ¿por qué lo estorbáys? Y
el acusado le dixo: Yo no puedo sustentar el fausto d’ella, que soy pobre moço,
pero no querría se cassase con el dicho Eliçondo ympidido.
24. Sería muy difícil averiguar si las expresiones con cosa surgieron primero en el ámbito jurídi-
co para pasar luego al popular, o viceversa.
25. Como señala Otaola (1988: 111), Alcina, Blecua y Carbona conciben como modales únicamen-
te dos o tres verbos: poder, deber, soler. Otros, como Gili Gaya, la RAE, Alonso y Henríquez
Ureña añaden a la lista saber, querer y los sinónimos de todos ellos.
26. Querer expresa modalidad apreciativa, es un verbo de voluntad.
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testimonios encontrados se hallan en estilo indirecto y responden a una modali-
dad declarativa clara; no obstante, entre los escasos testimonios en estilo direc-
to, podemos encontrar otros tipos de modalidad como la imperativa. Como es
sabido, el imperativo es la única forma verbal marcada exclusivamente por la
modalidad yusiva, que responde a la función conativa o apelativa.
Volviendo al fragmento arriba citado, se comprueba que el acusado, molesto
por el tono irónico e incitante con el que se dirige a él la testigo, acaba adoptando
una actitud defensiva: «¡Por mí, cásese con Elizondo, que a mí no se me da nada!»
donde la modalidad impresiva se hace patente a través del imperativo cásese.
En cuanto a «no se me da nada» Autoridades (s. v. dar) señala: «frase con
que se explica el ningún cuidado que causa alguna cosa»; cabría encuadrar
esta expresión dentro de la modalidad apreciativa, puesto que caracteriza la
manera en que el sujeto sitúa el enunciado con relación a juicios subjetivos, en
concreto, de indiferencia. Por otro lado, «no se me da nada» podría hallar su
parangón en la lengua coloquial actual con locuciones del tipo «¡a mí qué me
importa!» o «por mí, que se case, me da absolutamente igual».
3. A MODO DE CONCLUSIÓN
A pesar de que, como se ha visto, es fácil identificar los rasgos que carac-
terizan el estilo notarial resulta, en cambio, muy complicado adscribir ciertos
usos como propios de la lengua oral. No obstante, el valor expresivo y el
carácter espontáneo de algunas de las marcas modales analizadas revela, en
cierto sentido, la huella de la reproducción oral primigenia en la que se produ-
jeron las declaraciones.
Si se me permite la comparación, el estudio que ahora concluyo no es sino
una pequeña pieza del enorme «puzle» que constituye el estudio de la orali-
dad desde la perspectiva diacrónica. Como ya he indicado en las líneas ante-
riores, me he centrado en estudiar las huellas de oralidad y la influencia del
formulismo notarial en algunas expresiones de modalidad, pero el panorama y
las posibilidades de análisis son inmensas a la par que necesarias.
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(1976): Minerva o de la propiedad de la lengua latina, Madrid, Cátedra.
SANTOS RÍO, L. (2003): Diccionario de partículas, Salamaca, Luso – Española
de ediciones.
455
ÍNDICE
NIVELES SOCIOCULTURALES Y LÉXICO
DIALECTAL EN EL VOCABULARIO
DISPONIBLE DE ARAGÓN*
1. INTRODUCCIÓN
* La autora es miembro del grupo de investigación ARALEX (Léxico de Aragón), reconocido por
el Gobierno de Aragón.
1. No está de más recordar que la disponibilidad léxica busca el léxico potencial del hablante,
es decir, el que forma parte de su lexicón mental y, por lo tanto, puede ser utilizado cuando
la comunicación gira en torno a un determinado tema. Para una cabal explicación del concep-
to de léxico disponible, su origen, desarrollo y aplicaciones, remitimos, entre otros, al trabajo de
Samper, Bellón y Samper Hernández (2003). Asimismo, las ya numerosas contribuciones basa-
das en esta fructífera línea de investigación en el ámbito hispanohablante, así como el estado
de los diferentes proyectos que, a ambos lados del Atlántico, se ocupan del léxico disponi-
ble, se encuentran en la página electrónica <www.dispolex.com> que atienden José Antonio
Bartol y Natividad Hernández Muñoz desde la Universidad de Salamanca.
457
ÍNDICE
y diferentes niveles socioculturales, pertenecientes a 28 centros de enseñanza,
públicos y privados, de las tres provincias aragonesas.2
En cuanto al factor «nivel sociocultural», es preciso explicar que se trata
de una variable postestratificada que –al igual que hacen Blas Arroyo y Casa-
nova (2003: 25), entre otros– hemos obtenido con arreglo al nivel de estudios
de los padres de cada alumno, parámetro a partir del cual establecimos cuatro
subgrupos: 1. bajo, 2. medio, 3. medio-alto y 4. alto;3 así pues, lo que denomi-
namos «nivel sociocultural» ha de entenderse en realidad como «el entorno
sociocultural en el que se desenvuelven los alumnos en sus respectivos domi-
nios familiares» (Blas Arroyo y Casanova, 2003: 25). Según esta variable, la
muestra aragonesa queda estratificada como aparece en el siguiente cuadro:
Por otra parte, con respecto a los regionalismos aportados por los sujetos
de la muestra, tomamos en consideración los resultados del trabajo «Los dia-
lectalismos en el léxico disponible de los jóvenes aragoneses» (cf. Arnal,
2. Las encuestas se realizaron en los propios centros de enseñanza, durante los cursos 1998-99 y
1999-00; de acuerdo con la metodología habitual de la disponibilidad léxica, se trata de pruebas
asociativas en las que se presentan al estudiante, a modo de estímulo, unas áreas temáticas –los
llamados «centros de interés»– en torno a las que tiene que responder por escrito cuantas pala-
bras asocie con las mismas. El tiempo de respuesta fue de dos minutos para cada centro de inte-
rés. Los considerados en Aragón son los 16 comunes a todas las investigaciones del Proyecto
panhispánico más el ámbito de Los colores: 01. Partes del cuerpo (CUE), 02. La ropa (ROP), 03.
Partes de la casa (sin los muebles) (CAS), 04. Los muebles de la casa (MUE), 05. Alimentos y
bebidas (ALI), 06. Objetos colocados en la mesa para la comida (MES), 07. La cocina y sus uten-
silios (COC), 08. La escuela: muebles y materiales (ESC), 09. Iluminación, calefacción y medios
de airear un recinto (ILU), 10. La ciudad (CIU), 11. El campo (CAM), 12. Medios de transporte
(TRA), 13. Trabajos del campo y del jardín (TRC), 14. Los animales (ANI), 15. Juegos y distrac-
ciones (JUE), 16. Profesiones y oficios (PRO) y 17. Los colores (COL).
3. Según se explica en Arnal et al. (2004: 19-20), aunque también contrastamos en cada caso la
profesión de los progenitores, estos cuatro grupos socioculturales resultan de aplicar sendos
cortes en el sumatorio de los valores numéricos otorgados a los estudios del padre y a los estu-
dios de la madre. Recordemos que la mayoría de los investigadores que integran el Proyec-
to panhispánico se ha basado en dos indicadores, el nivel de estudios y la ocupación de los
padres, siguiendo la propuesta que aplicaron Samper y Hernández Cabrera para Gran Canaria
(vid. Samper, Bellón y Samper Hernández, 2003: 76).
458
ÍNDICE
2007), en el que, además de exponer con detalle los criterios utilizados para
atribuir o no carácter dialectal a una voz, se analizan –entre otros aspectos y
con carácter general– la densidad de los dialectalismos según los centros de
interés, su grado de disponibilidad o la situación del término dialectal en rela-
ción con el estándar equivalente. Por lo que ahora nos interesa, el análisis rea-
lizado ha permitido establecer una nómina de 280 términos dialectales, que
representan el 2,87% de léxico disponible, si bien se trata de un conjunto poco
disponible, puesto que prácticamente la mitad de los regionalismos ha sido
actualizada por tan solo un informante y en posiciones muy retrasadas de los
listados. Conviene señalar, asimismo, que se han incluido entre los dialectalis-
mos los casos que responden a la interferencia del catalán (recordemos que la
denominada «franja oriental de Aragón» es de habla catalana y está presente
en nuestra muestra mediante tres centros de enseñanza de esa área lingüística,
como también lo está, por otra parte, el área altoaragonesa en la que todavía
perviven variedades vernáculas, continuadoras del «dialecto histórico» arago-
nés).
Como se expone en el citado estudio, esos 280 dialectalismos ofrecen una
distribución marcadamente desigual según los 17 centros de interés conside-
rados. En el cuadro 2 presentamos el porcentaje de vocablos dialectales en
cada uno de los centros de interés, que ordenamos de mayor a menor densidad
de regionalismos. Aparecen resaltados también los seis centros cuya propor-
ción de voces dialectales es superior a la media del 2,87%.
459
ÍNDICE
Número de Número de Porcentaje de
Centros de interés
vocablos dialectalismos dialectalismos
04. MUE 363 5 1,38%
08. ESC 669 9 1,35%
16. PRO 761 6 0,79%
17. COL 380 3 0,79%
02. ROP 332 2 0,60%
01. CUE 356 2 0,56%
10. CIU 989 4 0,40%
4. Merece la pena señalar que, en las investigaciones de disponibilidad léxica, el nivel sociocul-
tural se ha revelado como una de las variables sociales que mayor incidencia tiene en el léxico
disponible, y ello pese a que se trata de un factor indirecto, dado que responde a parámetros no
de los informantes sino de sus padres (cf. Blas Arroyo y Casanova, 2003: 25-26; Samper,
Bellón y Samper Hernández, 2003: 78-79; Samper, 2006: 114-115).
5. Sirva como botón de muestra el reciente trabajo, de carecer exploratorio, de Borrego y Fernán-
dez Juncal (2002: 299) en el que, dado que lo que pretenden es detectar la presencia de léxico
dialectal, todos sus informantes tienen un nivel de estudios bajo.
460
ÍNDICE
duos de los niveles sociales bajos, mientras que las variantes estándares se hallan
asociadas en mayor medida al habla de los sociolectos elevados.6 También en el
ámbito de la disponibilidad léxica, en el único trabajo que sepamos dedicado
específicamente a esta cuestión, Samper y Hernández Cabrera (2006) han com-
probado que los dialectalismos canarios están muy propiciados por los estu-
diantes del nivel sociocultural bajo, siendo el sociolecto alto el grupo que
menos favorece, con diferencia, la presencia de los regionalismos. Dados estos
resultados previos, cabe esperar que este mismo patrón se reproduzca cuando
nos enfrentamos con los dialectalismos presentes en el léxico disponible de
Aragón.
Nº de Nº de respuestas Promedio de
Nivel sociocultural
informantes dialectales respuestas dialectales
1. Bajo 90 318 3,53
2. Medio 144 456 3,17
3. Medio-alto 129 337 2,61
4. Alto 54 101 1,87
6. Resulta asimismo ilustrativo al respecto el ejemplo que comenta López Morales (2004: 152-
153) sobre el conocimiento y uso de indigenismos en Puerto Rico en relación con los niveles
socioculturales alto y bajo: son los hablantes del estrato bajo quienes más indigenismos cono-
cen y usan.
461
ÍNDICE
CUADRO 4. Densidad de dialectalismos según el NSC
Nº de Nº de Promedio de
Nivel sociocultural
vocablos dialectalismos respuestas dialectales
1. Bajo 4843 127 2,62%
2. Medio 5983 164 2,74%
3. Medio-alto 6063 131 2,16%
4. Alto 4097 46 1,12%
Si nos fijamos, en primer lugar, en los dos grupos extremos, es cierto que, de
acuerdo con la tendencia general, el grupo sociocultural bajo ofrece en las seis
áreas temáticas mayor proporción de dialectalismos que el grupo alto, pero hay
diferencias dignas de consideración entre unos y otros ámbitos temáticos:
La diferencia más acusada aparece en Trabajos del campo y del jardín (TRC):
nada menos que 7,31 puntos a favor del sociolecto bajo, con una densidad de dia-
lectalismos que casi cuatriplica la obtenida por el grupo alto.
No son tan llamativas las diferencias en los centros El campo (CAM), La coci-
na (COC) y Los animales (ANI), aunque siguen siendo diferencias relevantes.
En cambio, las distancias entre ambos grupos socioculturales se acortan signifi-
cativamente en el centro de interés Los alimentos (ALI) –la diferencia es tan solo de
0,66 puntos– y, de manera señalada, en Partes de la casa (CAS), donde los resulta-
dos se hallan muy próximos (3,65% en el sociolecto bajo y 3,40% en el alto).
Pensamos que estos datos son muy reveladores, pues muestran que la evo-
cación de dialectalismos por parte de unos u otros grupos socioculturales está
462
ÍNDICE
marcadamente asociada al ámbito conceptual al que remiten tales dialectalis-
mos. Es decir, parecen reflejar diferencias cognitivas no desdeñables entre
ambas submuestras. Así, los informantes pertenecientes al sociolecto bajo reve-
lan –como tendremos ocasión de observar más adelante– un mayor conocimien-
to de las actividades agrícolas, en las que, efectivamente, recae buena parte del
léxico dialectal, tan apegado –y no solo en la comunidad aragonesa– a las for-
mas de vida tradicionales. Sin embargo, los dialectalismos aportados en los
centros de interés Los alimentos y Partes de la casa se distribuyen de manera
más equitativa entre los distintos grupos socioculturales quizá porque se trata
de ámbitos conceptuales menos “terruñeros”, menos especializados, y quizá
también porque tanto la comida “tradicional” y “típica” como la casa “tradi-
cional” y “típica” –y en lo tradicional y lo típico se hallan los dialectalismos–
han cobrado en nuestros días notable valor y prestigio.
Se observa, por otro lado, que los grupos socioculturales medio y medio-
alto dibujan patrones muy desiguales según el campo temático de que se trate.
En los seis centros de interés considerados, el grupo medio muestra resultados
muy cercanos al bajo y en cuatro casos incluso los supera. Por su parte, el nivel
medio-alto se aleja claramente del alto en tres casos (TRC, CAM y ANI), en los
que va más acorde con los resultados de los niveles medio y bajo; llama la
atención, asimismo, que en dos centros de interés (CAS y ALI), precisamente
aquellos en que los resultados de los grupos bajo y alto están más próximos,
sea este nivel sociocultural el que ofrece la menor proporción de dialectalis-
mos de todos, por debajo del nivel alto.
7. Es necesario advertir, según hacen Samper y Hernández Cabrera (2006), que hay que actuar con
cautela «a la hora de extraer conclusiones sobre la ausencia de ciertos vocablos en las listas de
disponibilidad de determinados grupos», principalmente porque, como dicen ambos autores,
«estamos ante un léxico que se obtiene sobre la base de pruebas asociativas y no a partir de pre-
guntas, directas o indirectas, que busquen el significante correspondiente a un determinado sig-
nificado que se le aporta al informante».
463
ÍNDICE
CUADRO 6. Dialectalismos presentes en el NSC bajo o en el NSC alto en los
seis centros de interés con mayor proporción de voces dialectales
TRC CAM CAS COC ALI ANI
8. Hemos de aclarar que se han eliminado los vocablos que, aunque exclusivos de uno u otro nivel
sociocultural en un determinado centro de interés, aparecen en el grupo contrario en otro cen-
tro de interés. Por ejemplo, en el área temática CAM eliminamos cardelina (solo en el NSC bajo),
dado que ese dialectalismo ha sido actualizado también por el NSC alto en el centro ANI.
464
ÍNDICE
más marcados diatópicamente se dan preferentemente en el grupo sociocultural
bajo. Así, por ejemplo, términos que conservan rasgos fonéticos propios del dia-
lecto histórico aragonés (ruello ‘rodillo’, tallar ‘cortar’, cocullada ‘cogujada’) o
el resultado velar [x] de tipo «seudodialectal»9 (jarmentar ‘sarmentar’, pajentar
‘apacentar’, jada ‘azada’, jadeta ‘azadilla’), los que muestran el sufijo -era,
característico del aragonés para formar nombres de árboles (manzanera ‘manza-
no’, perera ‘peral’), los que manifiestan la interferencia del catalán (empeltar
‘injertar’, paella ‘sartén’, topí ‘puchero’, síndria ‘sandía’, etc.) o incluso algún
caso de “dialectalización” como chupico ‘chupito’, ejemplos todos ellos de voces
con marcado grado de dialectalidad, aparecen en los alumnos de nivel sociocul-
tural bajo pero están ausentes en los pertenecientes al entorno sociocultural más
culto. Este grupo tiende, en cambio, a evocar dialectalismos cuyo carácter dialec-
tal aragonés resulta menos evidente y, en algún caso, hasta dudoso (obsérvese en
el cuadro 6: aplanar ‘allanar’, aliagar ‘aulagar’, ruejo ‘rodillo’–cf. ruello en el
grupo bajo–, sarrio ‘gamuza pirenaica’, tendedor ‘tendedero’, judía pocha ‘judía
blanca temprana’ o magra ‘loncha de jamón’, casi todos sin marcación diatópica
en los diccionarios de lengua); asimismo, el grupo alto muestra cierta tendencia
hacia los términos que, siendo claramente dialectales, carecen de equivalente en
el español estándar o este es raramente usado –incluso desconocido– en Aragón:
es el caso de galacho ‘brazo de río’, cadiera ‘banco con respaldo situado en la
cocina’, bisalto ‘especie de guisante que se come con la vaina’ y quizá remoldar
‘podar o limpiar un olivo’, sin voz estándar equivalente, así como de arañón
‘endrina’ y rebollón ‘níscalo’. El hecho de que estos dialectalismos sean apoya-
dos por el grupo sociocultural alto permite deducir que gozan de prestigio en las
comunidades de habla implicadas. Es preciso puntualizar, con todo, que de los
dieciséis vocablos dialectales presentes en el nivel alto (y ausentes en el bajo) úni-
camente cadiera, remoldar y aplanar figuran entre los más disponibles –posicio-
nes 1-200– en los listados aragoneses (cf. Arnal, 2007).
Cuando atendemos, precisamente, a los dialectalismos más disponibles y
que han sido actualizados por los cuatro grupos socioculturales en los que
hemos estratificado la muestra, llegamos también a resultados concordantes
con los obtenidos en el caso anterior. Véanse los datos que se exponen en el
cuadro siguiente.10
9. Téngase en cuenta que el resultado propiamente dialectal aragonés es el sonido prepalatal fri-
cativo sordo –grafía x–, hoy mantenido en las hablas vernáculas del Alto Aragón.
10. En relación con las cifras que aparecen indicando la posición o rango de cada vocablo, recor-
demos que han de interpretarse en el sentido de que cuanto más se aproximen a la unidad
mayor es su grado de disponibilidad; así, por ejemplo, falsa (en la posición 81 en el NSC bajo
y en la 108 en el NSC alto) es un término dialectal que se halla más disponible en los alumnos
del nivel sociocultural bajo que en los del nivel alto.
465
ÍNDICE
CUADRO 7. Los dialectalismos más disponibles presentes en los cuatro grupos
socioculturales. Posición que ocupan en los NSC extremos
Posición
(disponibilidad)
Centro de interés Dialectalismos NSC alto NSC bajo
ROP maripí 92 90
falsa 108 81
CAS
patio 31 27
MUE cocinilla 62 79
canalón 324 110
ALI oliva 123 121
ternasco 166 103
MES plato plano 131 42
cocinilla 57 22
COC fregadera 41 24
rasera 21 29
ESC sacaminas 104 139
ANI tocino 106 97
JUE maquineta 94 39
PRO pescatero 44 51
11. Podría añadirse cocinilla ‘cocina, aparato para cocinar’, aunque solo es propiciada por el
grupo alto cuando aparece en el centro de interés MUE (62/79); en el centro de interés COC, en
cambio, ocurre lo contrario (57/22).
466
ÍNDICE
llano’ 131/42,12 fregadera ‘fregadero’ 41/24, tocino ‘cerdo’ 106/97 y maquineta
‘máquina tragaperrras’ o ‘pequeño aparato electrónico para jugar’ 94/39. Las
únicas excepciones a la interpretación expuesta vienen dadas por el término
específicamente aragonés –zaragozano, en concreto– maripí ‘bamba, zapatilla
deportiva’, que muestra una disponibilidad similar (92/90) en los dos grupos
socioculturales que consideramos, y por la voz ternasco ‘cordero lechal’ propi-
ciada en este caso por el nivel bajo (166/103), frente a lo que cabría esperar dado
que es un término ampliamente difundido en la geografía peninsular y, por tanto,
de dialectalidad más diluida.
3. CONCLUSIONES
12. Cabe pensar que el adjetivo plano muestra el mantenimiento, sin palatalizar, del grupo consonán-
tico pl- inicial característico del aragonés, aunque no se puede afirmar con total seguridad, puesto
que plato plano se localiza también en zonas alejadas de la aragonesa (aparece, por ejemplo, en el
léxico disponible de Ávila, donde tiene un alto índice de disponibilidad (Bartol, 2003: 140)).
467
ÍNDICE
grado de dialectalidad se hallan asociadas preferentemente al nivel sociocultu-
ral bajo. Si hablamos en términos de prestigio, parece razonable deducir que
este lo ostentan los regionalismos menos marcados diatópicamente, así como
los aragonesismos que carecen de equivalente en el español estándar, en tanto
que son los que de modo preferente han aportado los alumnos del nivel alto:
patio, rasera, cadiera o galacho se encuentran así en mejores condiciones de
pervivencia que fregadera, fiemo, jada o perera.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
468
ÍNDICE
SAMPER, J. A., J. J. BELLÓN y M. SAMPER HERNÁNDEZ (2003): «El proyecto de
estudio de la disponibilidad léxica en español», en ÁVILA, R. et al., Pautas
y pistas en el análisis del léxico hispano (americano), Madrid-Fráncfort,
Iberoamericana-Vervuert, 27-140.
469
ÍNDICE
ANGLICISMOS EN EL LÉXICO
DISPONIBLE DE CASTELLÓN
1. INTRODUCCIÓN
2. ASPECTOS METODOLÓGICOS
1. López Morales (1983: 213) define así el concepto de léxico disponible: «caudal léxico utiliza-
ble en una situación comunicativa dada».
471
ÍNDICE
fueron recogidos a través de unas encuestas pasadas a los alumnos durante los
cursos académicos 1998-99 y 1999-2000. Se trata de unas pruebas de carácter
asociativo. A los informantes se les propone unos temas, llamados en disponibi-
lidad léxica «centros de interés», y deben contestar durante dos minutos todos
aquellos vocablos que les vengan a la mente relacionados con el campo semán-
tico propuesto.
La mayoría de los estudios2 de disponibilidad léxica analizan 16 centros de
interés, los que ya estudió Gougenheim en 1964, con pequeñas variaciones en
la enunciación de los mismos.
En nuestro estudio hemos analizado esos 16 centros de interés más el
campo denominado «Los colores», como lo hacen Gómez Molina y Gómez
Devís en Valencia, Mateo García en Almería, Benítez en Madrid… Quedan
enunciados de la siguiente forma:
2. Todos los incluidos en el macroproyecto de disponibilidad léxica dirigido por Humberto López
Morales, en el que están inmersos los trabajos realizados en España y en Hispanoamérica, cuyo
objetivo es obtener el léxico disponible del español.
472
ÍNDICE
palabras diferentes y de ellos 327 son anglicismos, que representa un porcen-
taje de 3,54%.
Estos resultados globales distribuidos en los diferentes campos de interés
dan como resultado el siguiente cuadro:
473
ÍNDICE
da de anglicismos son el 15, 10 y 12; seguidos por el 8, 2 y el 16. A continua-
ción se quedarían los centros de interés con un número de palabras que van
desde ocho a doce vocablos como los campos 3, 11, 7, 4 y 14. Y por último,
los centros con escasa o nula incidencia: 6, 17 y 13.
El orden de mayor a menor se establecería de la siguiente manera: 15, 10,
12, 8, 2, 16, 5, 9 junto con 3, 11, 7, 4, 14, 17 coincidiendo con 6, 13, 1, en este
último no se recoge ningún anglicismo, tal como sucede en los trabajos con-
sultados.
Los resultados parecen bastante lógicos puesto que los centros que presen-
tan mayor cantidad de anglicismos corresponde a áreas léxicas abiertas a la
continua incorporación de léxico, son campos semánticos dominados por el
prestigio social y económico del mundo anglosajón. No sucede lo mismo con
los centros de interés con escasa o nula penetración de anglicismos. Son cam-
pos cerrados lexicológicamente hablando. Como muy bien dice Orlando Alba
(1996: 856): «Es posible inventar o crear nuevos juegos y modernos medios
de transporte o prendas de vestir, pero no se puede hacer lo mismo con las par-
tes del cuerpo ni con los animales».
Si continuamos comentando los grupos que se pueden establecer en los
diferentes centros de interés, el orden de mayor a menor de estos cambia si lo
que tenemos en cuenta es la densidad, el porcentaje que representan los angli-
cismos en el número de vocablos3 por campo léxico. Siguiendo con esos cua-
tro grupos que hemos establecido, observamos cómo estos cambian el orden.
En el primer grupo formado por una incidencia alta de anglicismos estarían los
campos 12, 15 y 2. Centros con incidencia media: 10, 8, 3, 6, 5 y 16. Con esca-
sa penetración de anglicismos los campos 9, 4, 7 y 14 y con casi nula inciden-
cia el 6 (junto con el 11), 17 y 13.
El orden que estableceríamos de mayor a menor sería: 12, 15, 2, 10, 8, 3,
5, 16, 9, 4, 7, 14, 6, 11, 17, 13, 1.
La gran diferencia está en la consideración del centro 2. La ropa, que cam-
bia del segundo al primer grupo analizando la densidad.
Algo similar ocurre si observamos los datos de otros estudios de disponibi-
lidad léxica. No contamos con el centro 17. Los colores porque no aparece en los
trabajos que utilizamos para el cotejo. Primero veremos los totales (Cuadro 2) y
luego la especificación por centros de interés (Cuadro 3). En este aparecen en
las diferentes casillas el número de anglicismos encontrado en cada centro de
interés y la densidad que supone expresado en el porcentaje.
3. Entiéndase por vocablo cada una de las entradas distintas que se producen en las encuestas, bien
sea una palabra aislada o un sintagma.
474
ÍNDICE
CUADRO 2. Anglicismos totales en las sintopías estudiadas
Castellón Zamora Cádiz Puerto Rico Rep. Dominicana
Nº vocablos 9.215 4.978 6.655 7.311 6.393
Anglicismos 327 96 203 444 308
Densidad % 3,54% 1,92% 3,05% 6,07% 6,06%
15 Juegos y
83 9,14% 40 8,35% 53 7,54% 115 20,98% 116 17,23%
distracciones
16. Profesiones y
22 3,00% 2 0,44% 10 1,82% 28 5,20% 20 3,10%
oficios
475
ÍNDICE
Observando detenidamente las cifras contenidas en el cuadro 2 vemos que
hay bastante diferencia entre un trabajo y otro. El número de anglicismos de
388 y 444 de la República Dominicana y Puerto Rico respectivamente difie-
ren de las cifras de Zamora y Cádiz (96 y 203 respectivamente), sobre todo
con Zamora. Castellón se quedaría en una zona intermedia entre esos dos gru-
pos con 327 anglicismos. Estas diferencias cuantitativas pueden estribar en el
número de informantes que representan cada zona geográfica: Zamora: 100;
Castellón: 354; Cádiz: 400; República Dominicana: 347 y Puerto Rico: 558.
Las cifras similares de Castellón y República Dominicana quizá expliquen la
cifra también similar de los anglicismos encontrados: 327 y 388 respectivamente.
Superados indudablemente por esta última debido, evidentemente, a la cercanía de
la nación con los Estados Unidos, país exportador de léxico a todas las partes del
mundo, gracias a que es una potencia político-social, científica y, sobre todo, eco-
nómica. Esto también explicaría la mayor cantidad de anglicismos en Puerto Rico.
Si nos fijamos en los porcentajes globales, Puerto Rico (6,07%) y Repúbli-
ca Dominicana (6,06%) se acercan entre ellas y se separan del resto de los
estudios españoles, donde Cádiz (3,02%) y Castellón (3,54%) se aproximan
mucho más entre ellas y se alejan de Zamora (1,92%).
Pero creo que la razón más importante de las divergencias se debe a la
estandarización y procesamiento de los datos extraídos en las encuestas. Aun-
que todos los estudios inmersos en el Proyecto Panhispánico del léxico dispo-
nible del español comparten la misma metodología, siempre hay diferencias
derivadas, por ejemplo, de los objetivos primarios que se pretenden alcanzar
en los análisis o por opiniones personales a la hora de enfrentarse con un tra-
bajo de investigación.
Otra causa es la consideración del concepto de anglicismo. Alba (1996:
854) sigue de cerca el concepto de anglicismo propuesto por López Morales y
lo especifica así: «Se han considerado anglicismos no solo los términos de ori-
gen inglés (los aceptados por la Academia como bisté, club, suéter, y los no
aceptados aún, como clóset, jeans, jeep), sino también palabras cuyo étimo
mediato procede de otras lenguas pero que han entrado al español a través del
inglés como cafetería, mocasín, televisión».
López Morales (1999: 150-151) trabaja con préstamos, calcos y extranjeris-
mos. Así lo hace también González y Orellana (en prensa) en su análisis de los
anglicismos en Cádiz. En el estudio sobre Castellón he seguido ese mismo con-
cepto amplio de anglicismo; no obstante me he enfrentado a decisiones difíciles
en algunos vocablos. Para intentar solucionar el problema he consultado los dic-
cionarios y manuales de anglicismos a mi alcance: Alfaro (1970), Lorenzo (1996),
Pratt (1980), Gómez Capuz (2000)4 y Rodríguez y A. Lillo (1997). Por supuesto
4. Gómez Capuz (2000:10) va a tener en cuenta los anglicismos patentes, los híbridos, las crea-
ciones y pseudoanglicismos y los que llama anglicismos pragmáticos integrales.
476
ÍNDICE
el DRAE, en su vigésima segunda edición. La consulta de todos ellos me ha ayuda-
do a decidir qué vocablos incluir. Ha tenido mucho peso la opinión de la Acade-
mia. Por eso he decido aportar un listado de lo que he llamado “anglicismos
problemáticos” (ver anexo 2), vocablos en los que los distintos investigadores no
se ponen de acuerdo y la academia o bien no expone su origen o bien da una pro-
cedencia distinta al mundo anglosajón.
Pero vayamos a los cotejos. Si manejamos los datos de Puerto Rico y la
República Dominicana sobresalen los centros 15, 12, 2 y 10. Hay diferencias
en el campo 4. Los muebles donde la República Dominicana marca 8 anglicis-
mos más que Puerto Rico. En cambio, esta excede a la República Dominica-
na en 23 vocablos en el campo 5. Alimentos. Si nos fijamos en las densidades
se acercan enormemente en el grado de influencia de la lengua inglesa. Así en
el mencionado centro 4. Muebles con 8 anglicismos de diferencia, el porcen-
taje es en ambos estudios de 10%, y en el campo 5. Alimentos sí hay diferen-
cia, 8,95% de Puerto Rico frente al 5% de la República Dominicana.
Si comparamos Castellón y Cádiz, que son lo léxicos de España más simi-
lares en esta comparativa, se vuelven a establecer los mismo grupos con los
mismos centros de interés, enunciados más arriba. Cabría resaltar el campo 8.
Escuela con 26 anglicismos de Castellón frente a 16 de Cádiz (4,17% y 3,49%
respectivamente), el centro 10. La ciudad con 49 anglicismos de la primera
frente a los 26 vocablos de Cádiz (5,16% y 3,48% respectivamente) y el
campo 15. Juegos donde hay una diferencia de 30 palabras: 83 en Castellón y
53 en Cádiz (9,14% y 7,54%).
A pesar de las diferencias cuantitativas, a grandes rasgos las conclusiones
son las mismas: se pueden establecer los cuatro grupos en la clasificación de la
incidencia de los anglicismos: 1. Centros con mayor número de vocablos pro-
cedentes del inglés: 15, 10, 2, 12; 2. Centros de interés con una densidad media:
3, 5, 8, 16; 3. Centros con una densidad baja: 14, 9, 7; y, por último, 4. Cam-
pos semánticos con escasa o nula incidencia de anglicismos: 11, 6, 4, 1.
Llama la atención Zamora por su poca penetración de anglicismos, no ya
solo frente a Puerto Rico y la República Dominicana, sino también frente a las
otras provincias españolas. Bartol (1998: 123) en sus conclusiones no llega a
comentar ninguna razón al respecto. Quizá se deba, me aventuro a decir, a que
Zamora es una provincia del interior de España, de una zona rural, mientras
que Cádiz y Castellón son provincias costeras y turísticas. Es un poco pelia-
guda esta afirmación porque hoy en día los medios de comunicación (prensa
periódica, radio, televisión, Internet) llegan a todas partes y estos son los
mayores difusores de los extranjerismos,5 unas veces con mayor fortuna que
5. Otros conductos de penetración de los anglicismos son: industria, comercio, ciencia, deportes,
viajes, relaciones internacionales, cinematografía, etc.
477
ÍNDICE
otras. Si observamos un trabajo similar del mismo autor sobre los extranjeris-
mos en el Léxico disponible de Soria (Bartol, 2005), podemos comprobar que
el número de anglicismos en Soria es mayor que en Zamora6 y la situación
geográfica es la misma poco más o menos. Creo que los motivos habría que
buscarlos, como se ha apuntado anteriormente, en los diferentes criterios de
edición de los materiales y en el concepto de anglicismo con el que se tra-
baje.
Las cifras de Soria y Córdoba7 que ofrece Bartol en el trabajo mencionado
se acercan bastante a las de Castellón y Cádiz. Se llega a las mismas conclu-
siones al dividir los centros de interés en tres grupos: el primero lo formarán
los centros con mayor incidencia de anglicismos, es decir, donde el porcenta-
je de anglicismos es significativo; un segundo grupo formado por los centros
con un incidencia media, es decir, aquellos en los que el porcentaje es escaso;
y un tercer grupo formado por los campos con nula incidencia, o dicho de otra
manera, cuando el porcentaje de anglicismos es insignificante. Coinciden los
campos y los grupos en las cuatro provincias aproximadamente: Castellón,
Cádiz, Soria y Córdoba.
Para matizar estas afirmaciones sería conveniente realizar un análisis cua-
litativo del léxico disponible de las regiones mencionadas, y así obtener una idea
más exacta de la penetración de los anglicismos en el léxico de los jóvenes. Y
además se tendría que acotar el estudio a las cien primeras palabras que son las
verdaderamente disponibles. Faltaría analizar, pues, el rango o posición de todos
esos anglicismos que aparecen en los listados de los diccionarios de léxico dis-
ponible. Por otro lado sería interesante ver el grado de convergencia de los dife-
rentes léxicos teniendo en cuenta las variables sociales aplicadas en los trabajos
de disponibilidad léxica,8 es decir, analizar la incidencia de los anglicismos
teniendo en cuenta las variables observadas, tanto lingüísticas como extralin-
güísticas. Y asimismo, convendría estudiar los equivalentes españoles de los
anglicismos trabajados con los que alternan. Esto permitiría tratar cuestiones
de vitalidad, uso y frecuencia y el fenómeno de especialización semántica.
478
ÍNDICE
4. CONCLUSIONES
479
ÍNDICE
con los mismos campos semánticos enunciados anteriormente. Llama la aten-
ción como el centro 4. Muebles de la casa aparece en la República Dominicana
y Puerto Rico con densidades del 10,75% y 10,61% frente a la baja densidad de
anglicismos de las provincias españolas.
Podríamos afirmar que los centros de interés de mayor penetración o per-
meabilidad de anglicismos coinciden en todos los trabajos estudiados.9 Alba
(1996: 860) nos comenta: «Finalmente, la gran diferencia de permeabilidad frente
al anglicismo que presentan unos centros de interés con respecto a otros parece
constituir un rasgo universal del léxico hispánico, determinado, entre otras razones,
por la naturaleza semántica del campo. La comparación con investigaciones simi-
lares llevadas a cabo en otras zonas del mundo hispanohablante confirma el hecho
de que no solamente los campos más susceptibles, sino también los más reacios a
la influencia del inglés son, en todas partes, los mismos».
5. Castellón se acerca más a Cádiz en los porcentajes de densidad de angli-
cismos que a los países sudamericanos, más influenciados estos por la cercanía
de la cultura anglosajona, y a su vez se aleja de Zamora, con poca incidencia del
léxico procedente de la lengua inglesa, quizá por las razones esgrimidas ante-
riormente. Aun así, Zamora también coincide en el orden de incidencia de angli-
cismos formando los mismos grupos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
9. Carrera y Bradley (2004: 541) en su artículo sobre Cantabria también afirman que los centros
con mayor incidencia de vocablos ingleses son La ropa, Alimentos y bebidas, Medios de trans-
porte y Juegos y distracciones.
480
ÍNDICE
(2004): Actas del V Congreso de Lingüística General, León, Arco/Libros,
tomo I.
GONZÁLEZ MARTÍNEZ, A. y P. ORELLANA (en prensa): «Anglicismos en el léxi-
co de la provincia de Cádiz», Lingüística española actual.
GÓMEZ CAPUZ, J. (2000): Anglicismos léxicos en el español coloquial, Cádiz,
Universidad de Cádiz.
HUYKE, I. (1978): «Índices de densidad léxica: anglicismos en la zona metro-
politana de San Juan», en LÓPEZ MORALES, H. (ed.) (1978): Corrientes
actuales de la Dialectología del Caribe hispánico, San Juan, Editorial Uni-
versitaria, 144-163.
LÓPEZ MORALES, H. (1983): «Lingüística estadística», en LÓPEZ MORALES, H.
(coord.): Introducción a la lingüística actual, Madrid, Playor.
— (1999): «Anglicismos en el léxico disponible de Puerto Rico», en ORTIZ
LÓPEZ, L. A. (ed.) (1999): El Caribe hispánico: perspectivas lingüísticas
actuales. Homenaje a Manuel Alvar Nazario, Madrid, Vervuert Iberoame-
ricana, 147-170.
LORENZO, E. (1996): Anglicismos hispánicos, Madrid, Gredos.
RODRÍGUEZ, F y A. LILLO (1997): Nuevo diccionario de anglicismos, Madrid,
Gredos.
PRAT, C. (1980): El anglicismo en el español peninsular contemporáneo,
Madrid, Gredos.
481
ÍNDICE
ANEXO I. ANGLICISMOS EN EL LÉXICO DISPONIBLE
DE CASTELLÓN
No se dan anglicismos.
02. La ropa
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
7 jersey10 0,45409 2,817% 64,407% 24,534%
19 suéter 0,18791 1,235% 28,249% 51,402%
10. Jersey aparece modificado en otras entradas, cada una con un solo empleo, como: «jersey de
cuello alto», «jersey grueso», «jersey de manga corta» y «jersey de lana».
482
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
26 bermudas 0,13066 1,149% 26,271% 60,754%
30 pijama 0,11674 1,371% 31,356% 65,756%
32 biquini 0,10512 1,186% 27,119% 67,868%
36 polo 0,09280 0,741% 16,949% 71,537%
37 top 0,08766 0,828% 18,927% 72,365%
39 anorak 11
0,08406 0,815% 18,644% 73,884%
40 minifalda 0,08235 0,729% 16,667% 74,613%
41 short 0,08232 0,754% 17,232% 75,367%
48 body 12
0,06509 0,704% 16,102% 80,691%
51 panty 0,05273 0,506% 11,582% 82,334%
65 slip 0,03115 0,247% 5,650% 87,732%
73 esmoquin 0,02146 0,247% 5,650% 89,708%
94 pareo 0,01351 0,161% 3,672% 93,107%
112 boxer 0,00807 0,074% 1,695% 95,060%
113 jeans 0,00734 0,037% 0,847% 95,097%
208 Wonderbra* 0,00196 0,025% 0,565% 98,570%
209 leggings 0,00193 0,012% 0,282% 98,582%
213 nailon 0,00181 0,012% 0,282% 98,643%
229 blazer 0,00149 0,012% 0,282% 98,913%
235 pulóver 0,00123 0,012% 0,282% 98,998%
275 cárdigan 0,00095 0,012% 0,282% 99,504%
288 poliester 0,00079 0,012% 0,282% 99,673%
11. Este vocablo está recogido como anglicismo por Pratt (1980) y Lorenzo (1996). Este último
nos dice que es un término de difícil vía de penetración. Procede de otras lenguas pero quien
lo ha expandido es el inglés.
12. La palabra body viene matizada por «body interior» y «body deportivo», un uso cada uno.
13. El vocablo váter tiene otro empleo en «váter pequeño».
483
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
63 WC 0,01826 0,152% 2,542% 88,364%
84 office 0,01049 0,102% 1,695% 92,138%
93 pista de tenis 0,00886 0,136% 2,260% 93,124%
162 jacuzzi 14
0,00261 0,034% 0,565% 97,017%
217 sala de ping-pong 0,00156 0,017% 0,282% 98,394%
219 bar 0,00156 0,017% 0,282% 98,428%
231 pista de básquet 0,00127 0,051% 0,847% 98,700%
232 parking 0,00125 0,017% 0,282% 98,717%
237 minigolf 0,00117 0,051% 0,847% 98,836%
259 cancha de tenis 0,00100 0,017% 0,282% 99,210%
14. Este vocablo no está en el DRAE (2001), sí lo recoge el Diccionario Panhispánico de dudas
(2005) así como Lorenzo (1996).
15. Váter está inmerso en dos sintagmas: «taza de váter» (1 empleo) y «mueble de váter» (1 empleo).
16. No hemos recogido Coca-cola* en el cómputo de anglicismo porque la mayoría de autores tra-
bajados no lo hacen. Si lo incluye Gómez (2000: 90), reconociendo que es una marca registrada
de procedencia norteamericana pero que revela una «perfecta aclimatación de este anglicismo a
la vida española», yo diría que al resto del mundo. Hay que decir que en el Léxico disponible de
Castellón ocupa el cuarto lugar con un índice de disponibilidad de 0.34356 y con un empleo de
163 informantes. Lorenzo (1996) lo admitiría pero no está recogido en Pratt (1980).
17. Este vocablo lo encontramos también en «crema de whisky», con dos empleos.
484
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
39 hamburguesa 0,09205 0,744% 19,774% 49,315%
49 ron 18
0,07609 0,478% 12,712% 55,679%
74 kiwi 19
0,04914 0,425% 11,299% 67,196%
77 jamón de York 0,04751 0,404% 10,734% 68,376%
156 sándwich 0,01680 0,128% 3,390% 85,497%
157 brandy 0,01659 0,138% 3,672% 85,635%
172 beicon 0,01412 0,106% 2,825% 87,431%
174 Donut* 0,01344 0,106% 2,825% 87,696%
178 ponche 0,01296 0,096% 2,542% 88,122%
244 ketchup 0,00679 0,053% 1,412% 93,139%
254 chóped 0,00588 0,064% 1,695% 93,639%
299 bourbon 0,00395 0,021% 0,565% 95,389%
331 frankfurt 0,00317 0,032% 0,847% 96,279%
381 gin 0,00224 0,011% 0,282% 97,197%
414 bistec 0,00189 0,011% 0,282% 97,702%
418 mango 0,00184 0,021% 0,565% 97,766%
456 rosbif 0,00142 0,011% 0,282% 98,315%
508 pudin 0,00113 0,011% 0,282% 98,977%
18. Encontramos la especificación «ron blanco» y «ron negro» con un uso cada uno.
19. Kiwi aparece también en «licor de kivi» con un solo empleo.
485
ÍNDICE
07. La cocina y sus utensilios
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
1 (horno) microondas 0,49741 3,961% 74,011% 3,961%
33 sandwichera 0,09151 1,013% 18,927% 57,249%
83 bol 0,02256 0,242% 4,520% 79,519%
96 robot (de cocina) 0,01852 0,181% 3,390% 82,663%
118 grill 0,01310 0,166% 3,107% 86,609%
267 Tupper(ware)* 0,00250 0,030% 0,565% 95,938%
473 vídeo 0,00065 0,015% 0,282% 99,523%
494 Spontex* 0,00046 0,015% 0,282% 99,838%
486
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
393 disquete 0,00132 0,024% 0,565% 97,191%
400 CD 0,00126 0,012% 0,282% 97,275%
415 cúter 0,00118 0,012% 0,282% 97,491%
422 Kleenex* 0,00118 0,012% 0,282% 97,575%
423 cómic 0,00118 0,012% 0,282% 97,587%
443 subcarpeta 0,00111 0,012% 0,282% 97,851%
486 póster de David 0,00092 0,012% 0,282% 98,391%
519 láser 0,00087 0,012% 0,282% 98,787%
523 aro de básquet 0,00081 0,012% 0,282% 98,835%
536 campo de fútbol 26
0,00081 0,012% 0,282% 98,991%
542 pista de tenis 0,00077 0,012% 0,282% 99,075%
577 barra de bar 0,00068 0,012% 0,282% 99,495 %
616 bafle 0,00047 0,012% 0,282% 99,963%
487
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
392 vatio 0,00111 0,021% 0,282% 98,103%
411 voltio 0,00102 0,021% 0,282% 98,502%
10. La ciudad
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
10 bar 0,24033 1,714% 42,373% 21,397%
35 pub 0,11484 0,926% 22,881% 50,301%
39 rascacielos 0,10397 0,652% 16,102% 53,377%
40 paso de cebra 0,10289 0,697% 17,232% 54,074%
49 tráfico 0,07094 0,446% 11,017% 59,332%
56 parking 0,06091 0,446% 11,017% 62,612%
57 señal de tráfico 30
0,05937 0,423% 10,452% 63,035%
107 apartamento 0,02261 0,126% 3,107% 76,066%
120 aparcamiento 0,01946 0,137% 3,390% 78,192%
121 estrés 0,01921 0,137% 3,390% 78,329%
129 gasolinera 0,01721 0,149% 3,672% 79,415%
130 tranvía 0,01717 0,137% 3,390% 79,552%
179 club 0,01014 0,057% 1,412% 84,286%
198 pista de tenis 0,00869 0,057% 1,412% 85,566%
209 sex shop 0,00755 0,046% 1,130% 86,253%
232 bingo 0,00668 0,069% 1,695% 87,523%
254 sidecar 0,00572 0,046% 1,130% 88,542%
263 estadio de fútbol31 0,00539 0,057% 1,412% 88,931%
267 turista 0,00527 0,034% 0,847% 89,067%
275 puticlub 0,00499 0,046% 1,130% 89,387%
278 videoclub 0,00492 0,034% 0,847% 89,501%
30. Otra forma de denominar este concepto es «paleta de tráfico» con un empleo. El vocablo tráfi-
co el DRAE nos dice que viene del italiano, pero Pratt (1980), Alfaro (1964), Lorenzo (1996) y
Gómez (2000) lo incluyen como anglicismo penetrado en nuestra lengua a través del francés.
31. Vemos asimismo «equipo de fútbol» con un uso.
488
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
283 túnel 0,00484 0,046% 1,130% 89,650%
291 stop 0,00456 0,023% 0,565% 89,878%
308 yonqui 0,00423 0,023% 0,565% 90,414%
318 boutique 0,00410 0,034% 0,847% 90,722%
328 hamburguesería 0,00400 0,034% 0,847% 91,086%
330 zona residencial 0,00391 0,023% 0,565% 91,132%
345 bungalow 0,00371 0,023% 0,565% 91,577%
348 fútbol 0,00370 0,034% 0,847% 91,691%
380 graffiti 0,00319 0,023% 0,565% 92,493%
382 club nocturno 0,00316 0,023% 0,565% 92,539%
392 salón de belleza 0,00291 0,023% 0,565% 92,813%
432 drogadicto 0,00257 0,023% 0,565% 93,608%
450 tráiler 0,00252 0,023% 0,565% 93,937%
458 señal de stop 0,00245 0,011% 0,282% 94,084%
461 zombi 0,00245 0,011% 0,282% 94,117%
526 trolebús 0,00212 0,011% 0,282% 94,928%
529 campo de básquet 32
0,00212 0,011% 0,282% 94,961%
543 váter 0,00202 0,011% 0,282% 95,151%
548 campo de fútbol sala 0,00202 0,011% 0,282% 95,218%
559 turismo 0,00193 0,011% 0,282% 95,351%
613 campo de golf 0,00167 0,011% 0,282% 96,017%
627 frankfurt 0,00167 0,011% 0,282% 96,183%
706 videojuegos 0,00138 0,011% 0,282% 97,064%
902 parada de hippys 0,00085 0,011% 0,282% 99,268%
908 parlamento 0,00085 0,011% 0,282% 99,334%
923 campo de hockey 0,00077 0,011% 0,282% 99,499%
928 motel 0,00070 0,011% 0,282% 99,554%
942 camping 0,00061 0,011% 0,282% 99,708%
32. Básquet aparece con tres sustantivos: «campo de básquet», «cancha de básquet», «pista de
básquet» con un empleo cada uno.
489
ÍNDICE
11. El campo
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
291 bar 0,00686 0,067% 1,412% 82,858%
302 camping 0,00642 0,067% 1,412% 83,557%
306 picnic 0,00632 0,067% 1,412% 83,799%
387 turista 0,00443 0,040% 0,847% 87,717%
428 kiwi 0,00359 0,027% 0,565% 89,247%
476 relax 0,00292 0,027% 0,565% 90,700%
527 fútbol 0,00250 0,013% 0,282% 91,848%
555 tenis 0,00236 0,013% 0,282% 92,446%
882 mandril 0,00107 0,013% 0,282% 97,534%
975 pub 0,00079 0,013% 0,282% 98,757%
33. Este vocablo aparece también en «moto con sidecar» con un empleo.
34. Lo vemos modificado por «privado», un solo informante.
490
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
92 bote35 0,01044 0,161% 3,107% 91,350%
99 mountain bike 0,00923 0,073% 1,412% 92,126%
101 autostop 0,00869 0,103% 1,977% 92,346%
106 kart 0,00780 0,088% 1,695% 92,932%
107 crucero 0,00767 0,103% 1,977% 93,035%
115 monorraíl 0,00659 0,073% 1,412% 93,782%
126 vagón 0,00550 0,044% 0,847% 94,529%
128 tabla de windsurf 0,00545 0,073% 1,412% 94,675%
129 snowboard 0,00538 0,059% 1,130% 94,734%
134 hovercraft 0,00452 0,073% 1,412% 95,027%
138 boeing 0,00437 0,044% 0,847% 95,188%
141 jeep 0,00425 0,044% 0,847% 95,320%
143 windsurf 0,00417 0,073% 1,412% 95,466%
148 catamarán 0,00400 0,059% 1,130% 95,730%
159 moto de cross 0,00345 0,029% 0,565% 96,214%
162 skate 0,00333 0,059% 1,130% 96,346%
193 poni 0,00249 0,044% 0,847% 97,312%
194 jumbo 0,00248 0,029% 0,565% 97,341%
203 skateboard 0,00231 0,029% 0,565% 97,605%
204 vagoneta 0,00229 0,015% 0,282% 97,620%
209 container 0,00229 0,015% 0,282% 97,709%
230 jet privado 0,00186 0,015% 0,282% 98,136%
239 quad 0,00171 0,029% 0,565% 98,313%
248 surfing 0,00156 0,029% 0,565% 98,504%
267 kayak 0,00131 0,015% 0,282% 98,831%
278 vuelo chárter 0,00122 0,015% 0,282% 99,010%
288 gasolina 36
0,00106 0,015% 0,282% 99,188%
303 scooter 0,00086 0,015% 0,282% 99,413%
491
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
306 moto con sidecar 0,00086 0,015% 0,282% 99,458%
319 footing 0,00075 0,015% 0,282% 99,653%
37. Encontramos también «ir al fútbol» (3 empleos) y «ver fútbol» (2 empleos) y «fútbol ameri-
cano» (4 empleos).
492
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
52 golf 0,04388 0,450% 8,757% 54,585%
56 (juegos de) rol 0,04305 0,319% 6,215% 56,151%
59 béisbol 0,03936 0,363% 7,062% 57,370%
60 futbolín 0,03802 0,377% 7,345% 57,747%
62 pimpón 0,03721 0,392% 7,627% 58,516%
67 hockey 38
0,03410 0,406% 7,910% 60,214%
81 puzle 0,02374 0,247% 4,802% 64,176%
98 aeróbic 0,02060 0,232% 4,520% 68,385%
99 squash 0,02059 0,247% 4,802% 68,632%
102 waterpolo 0,02027 0,203% 3,955% 69,169%
103 rugby 0,01985 0,218% 4,237% 69,387%
108 fútbol sala 0,01925 0,189% 3,672% 70,302%
120 puenting 0,01749 0,232% 4,520% 72,596%
123 futbito 0,01692 0,203% 3,955% 73,090%
133 footing 0,01489 0,174% 3,390% 74,585%
149 pub 0,01203 0,116% 2,260% 76,780%
150 vídeo39 0,01179 0,116% 2,260% 76,896%
178 black jack 0,00966 0,102% 1,977% 79,760%
183 Internet 0,00949 0,087% 1,695% 80,182%
190 bar 0,00912 0,102% 1,977% 80,953%
193 cómic 40
0,00899 0,087% 1,695% 81,200%
201 bádminton 0,00867 0,102% 1,977% 81,956%
221 rafting 0,00691 0,087% 1,695% 83,671%
229 strip póquer 0,00630 0,044% 0,847% 84,195%
232 paddle 0,00616 0,073% 1,412% 84,399%
242 frontenis 0,00563 0,073% 1,412% 85,040%
247 polo 0,00550 0,044% 0,847% 85,405%
38. Observamos el vocablo hockey en sus diferentes variantes de juego: «hockey sobre hielo»
(2 empleos), «hockey sobre patines» (2 empleos), y «hockey sobre hierba» (un empleo).
39. Vemos esta palabra también en «películas de vídeo» con 4 usos.
40. El vocablo cómic aparece en el sintagma «leer un cómic» con un solo empleo.
493
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
251 surf 0,00528 0,073% 1,412% 85,681%
261 boxeo 0,00497 0,073% 1,412% 86,249%
280 tenis de mesa 0,00457 0,058% 1,130% 87,211%
312 rappel 0,00372 0,058% 1,130% 88,654%
323 motocross 0,00360 0,044% 0,847% 89,121%
327 tobogán 0,00352 0,029% 0,565% 89,310%
328 voley playa 0,00348 0,044% 0,847% 89,354%
387 ir de camping 0,00267 0,029% 0,565% 91,254%
397 mountain bike 0,00261 0,029% 0,565% 91,460%
398 zapping 0,00260 0,029% 0,565% 91,489%
418 top model 0,00246 0,015% 0,282% 91,916%
419 fin de semana 0,00246 0,015% 0,282% 91,931%
432 windsurf 0,00229 0,029% 0,565% 92,323%
458 club 0,00214 0,015% 0,282% 92,812%
467 póquer-strip 0,00214 0,015% 0,282% 92,947%
476 trial 0,00206 0,029% 0,565% 93,224%
486 bate 0,00199 0,015% 0,282% 93,430%
501 Disney* world 0,00186 0,015% 0,282% 93,754%
512 jogging 0,00186 0,015% 0,282% 93,919%
519 test 0,00186 0,015% 0,282% 94,024%
24 oír el CD 0,00182 0,029% 0,565% 94,141%
547 PC fútbol 0,00173 0,015% 0,282% 94,612%
551 ir de picnic 0,00173 0,015% 0,282% 94,672%
553 walkie talkie 0,00173 0,015% 0,282% 94,702%
564 trekking 0,00162 0,015% 0,282% 94,909%
66 fútbol playa 0,00162 0,015% 0,282% 94,939%
593 kung-fu 0,00151 0,015% 0,282% 95,428%
599 surfear 0,00151 0,015% 0,282% 95,518%
613 ver videoclips 0,00141 0,015% 0,282% 95,770%
637 gymkhana 0,00133 0,029% 0,565% 96,172%
494
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
657 sex-shop 0,00131 0,015% 0,282% 96,472%
668 surfing 0,00122 0,015% 0,282% 96,651%
681 minigolf 0,00114 0,015% 0,282% 96,846%
705 karting 0,00106 0,015% 0,282% 97,220%
728 fitness 0,00099 0,015% 0,282% 97,565%
736 libro de ciencia ficción 0,00099 0,015% 0,282% 97,685%
749 hacer test 0,00093 0,015% 0,282% 97,880%
811 rally 0,00075 0,015% 0,282% 98,810%
847 backgammon 0,00065 0,015% 0,282% 99,350%
857 chatear 0,00065 0,015% 0,282% 99,500%
860 Hula hop* 0,00065 0,015% 0,282% 99,545%
864 snow 0,00061 0,015% 0,282% 99,605%
872 handball 0,00061 0,015% 0,282% 99,725%
873 rock and roll 0,00061 0,015% 0,282% 99,740%
877 skate 0,00057 0,015% 0,282% 99,800%
892 cross 0,00049 0,015% 0,282% 100,025%
896 full contact 0,00049 0,015% 0,282% 100,085%
495
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
296 mánager 0,00454 0,062% 1,412% 92,025%
377 turismo 0,00263 0,012% 0,282% 94,649%
468 conductor de trolebús 0,00184 0,012% 0,282% 96,419%
480 boxeador 0,00171 0,037% 0,847% 96,666%
482 gánster 0,00171 0,012% 0,282% 96,690%
567 bróker 42
0,00128 0,012% 0,282% 97,866%
573 showman 0,00121 0,025% 0,565% 97,964%
576 jugador de béisbol 0,00119 0,012% 0,282% 98,013%
648 striptease 0,00083 0,012% 0,282% 98,903%
652 jugador de golf 0,00083 0,012% 0,282% 98,951%
672 baby-sitter 0,00067 0,012% 0,282% 99,191%
709 jugador de básquet 0,00047 0,012% 0,282% 99,635%
718 linier 43
0,00044 0,012% 0,282% 99,743%
496
ÍNDICE
ANEXO II. ANGLICISMOS PROBLEMÁTICOS
02. La ropa
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
91 parka 0,01390 0,148% 3,390% 92,662%
99 frac 0,01139 0,124% 2,825% 93,813%
238 niqui 0,00123 0,012% 0,282% 99,034%
294 kimono 0,00074 0,012% 0,282% 99,745%
45. Televisor lo encontramos en otras entradas: «mueble de televisor» (cuatro empleos) y «mesa
de televisor» (un solo empleo).
46. Bíter va modificada por «sin alcohol» y «kas*» con un uso cada una.
497
ÍNDICE
07. La cocina y sus utensilios
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
133 detergente 0,00907 0,151% 2,825% 88,545%
170 refrigerador 0,00582 0,045% 0,847% 91,693%
10. La ciudad
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
279 dúplex 0,00490 0,034% 0,847% 89,535%
64 cafetería 0,04807 0,354% 8,757% 65,629%
219 limusina 0,00730 0,046% 1,130% 86,814%
247 autocar 0,00605 0,034% 0,847% 88,233%
730 televisión 0,00131 0,011% 0,282% 97,352%
498
ÍNDICE
Disponi- Frecuencia % Frecuencia
Nº Palabra
bilidad relativa Aparición acumulada
62 autocar 0,01883 0,161% 3,107% 86,285%
64 reactor 0,01809 0,220% 4,237% 86,681%
77 hidroavión 0,01356 0,146% 2,825% 89,096%
84 portaaviones 0,01258 0,161% 3,107% 90,223%
95 ultraligero 0,00966 0,117% 2,260% 91,731%
136 (auto)bús articulado 0,00439 0,044% 0,847% 95,100%
198 aeronave 0,00244 0,044% 0,847% 97,430%
217 rompehielos 0,00206 0,029% 0,565% 97,913%
47. Televisión también aparece en los sintagmas: «Ver tele(visión)» con 81 empleos y «mirar la
tele(visión)» con 17 usos.
499
ÍNDICE
RASGOS ENTONATIVOS
DEL ESPAÑOL HABLADO EN VENEZUELA:
EL ENUNCIADO DECLARATIVO
BERTHA CHELA-FLORES
Universidad Simón Bolívar, Caracas
1. INTRODUCCIÓN
501
ÍNDICE
británica, lo constituye el conjunto de sílabas métricamente fuertes asociadas
a acentos tonales que se encuentran antes del núcleo.
La representación fonética de los diferentes patrones entonacionales es la
frecuencia fundamental (F0), que consideramos el resultado de las reglas de
implementación fonética aplicada a las estructuras tonales subyacentes. Los
valores numéricos de la frecuencia fundamental y los gráficos resultantes,
de los cuales hemos extraído las unidades discretas entonacionales, han sido
obtenidos por medio de un CSL (Computerized Speech Lab), de Kay Eleme-
trics, que representa la señal digitalizada en la pantalla de un monitor y de allí
se analizan aquellas cualidades acústicas que caracterizan la curva entonacio-
nal.
Los enunciados declarativos son los que expresan un hecho determinado o una
aseveración. A estos se les atribuye, en el patrón general del español, una configu-
ración melódica descendente con mayor o menor pendiente, como por ejemplo el
de la Figura 1,1 que corresponde a un hablante masculino de Venezuela:
1. Por la poca claridad de la impresión y errores por ruido, el contorno entonativo original en todas
las figuras que presentamos en este trabajo se han repasado a mano.
502
ÍNDICE
la Figura 1), mientras que las postónicas tiene una posición más alta. Además
se encontró que por regla general, el núcleo o tonema en el enunciado declara-
tivo no marcado (por ejemplo, horas en la Figura 1), coincide con el punto más
bajo de la curva entonativa y no con la cima o pico. Esta muestra de la Figura 1
responde en su configuración a cientos de enunciados analizados de conversa-
ciones espontáneas grabadas de hablantes nativos de nuestro corpus y de mues-
tras del Caribe, Centro y Sur América, México y España (ver por ejemplo,
Sosa, 1999), donde se puede apreciar que el comportamiento melódico del frag-
mento prenuclear de la configuración en los enunciados no marcados demues-
tra una extraordinaria regularidad en el pretonema, lo cual hemos podido
corroborar en las muestras de nuestro corpus.
503
ÍNDICE
En este enunciado se puede observar claramente el comportamiento meló-
dico marcado de esta configuración entonativa en la suspensión de la declina-
ción y la falta de acción de escalonamiento descendente presente en el patrón
general entonativo, ejemplificado en la Figura 1. Esta suspensión de la decli-
nación puede ser mucho más marcada, como la que se muestra en la Figura 3,
donde el pretonema se mantiene casi a la misma altura hasta la última sílaba
inacentuada anterior al núcleo:
504
ÍNDICE
FIGURA 4. Enunciado declarativo No me queda tiempo
505
ÍNDICE
que el del cuerpo del grupo melódico. De nuevo, el movimiento de esta infle-
xión circunfleja es lento por el aumento considerable de duración de la sílaba
tónica en la palabra mío, que abarca toda la inflexión. La duración de esta síla-
ba es de 0,1938 msegs. La variación melódica pretonemática en estos dos
enunciados (Figura 4 y 5) se diferencia de las otras variaciones entonativas
marcadas por el descenso que se produce en el pretonema antes del ascenso-
descenso en su parte final, acentuando la inflexión circunfleja. En el enuncia-
do de la Figura 4, el ascenso desde el punto más bajo a la cima es de 22 Hz,
mientras que el ascenso en el enunciado de la Figura 5 alcanza 55 Hz.
La variante entonativa de la Figura 5 también se puede presentar con un
ascenso mantenido importante en el pretonema antes de la inflexión circunfle-
ja del fonema, en vez de una declinación o suspensión de la declinación. La
configuración en la Figura 6 es un ejemplo de esta variante:
506
ÍNDICE
4. RASGOS ENTONATIVOS MARCADOS DEL HABLA DE LOCUTORES
DE RADIO Y TELEVISIÓN
507
ÍNDICE
FIGURA 8. Duración de sílabas en Los pasajeros resultaron ser ladrones
4.1. Los pasajeros resultaron ser ladrones/ luego pensaban matarlos / más
adelante chocaron...
508
ÍNDICE
FIGURA 10. Enunciado declarativo Más adelante chocaron
509
ÍNDICE
FIGURA 12. Duración de sílabas en …más adelante chocaron…
Otra irregularidad entonativa que presenta el primer grupo tonal del frag-
mento de emisión de noticia 4.1: «Los pasajeros resultaron ser ladrones», es
darle a la palabra prenuclear «ser» la mayor duración, mayor aún que el núcleo
(Figura 8), sin tener ésta la mayor importancia gramatical o semántica dentro
del enunciado. Por la pausa que se ha colocado después del verbo «ser», el
locutor ha hecho de este enunciado dos unidades entonativas: Los pasajeros
resultaron ser / ladrones.
5. CONSIDERACIONES FINALES
3. «El lector característico de un grupo que vive en un lugar determinado» (Guitart, 2004: 3).
510
ÍNDICE
Sin embargo, aunque no se puede hablar de una norma mejor o peor en
cuanto a pronunciación se refiere, hay ciertas situaciones comunicativas donde
las variantes fonético-fonológicas, que se alejan del patrón general del idioma,
no son aceptadas de igual manera por la población, como se aceptan las de un
geolecto. Tal es el caso del lecto característico de locutores de noticias de radio
y televisión. En un estudio experimental, Rodero (2001) comprobó que varian-
tes de ritmo y segmentación del mensaje, que se alejan de los patrones gene-
rales no marcados del español en el habla de locutores radiofónicos se
consideraba como un defecto bastante desagradable para el oyente.
Los rasgos entonativos marcados que hemos encontrado en el habla de locu-
tores de noticias de radio y televisión venezolanos podrían ser producto de un
deseo inconsciente del locutor de diferenciarse del público receptor de las noti-
cias, de hacer su emisión no sólo más precisa en la pronunciación, sino también
más resaltante y atractiva. Es importante indicar que estos rasgos marcados en
la pronunciación los produce el locutor durante la emisión de noticias y no
durante situaciones radiales o televisivas más espontáneas como las entrevistas;
hemos constatado en nuestro corpus que en su rol de entrevistador el locutor
mantiene los procesos articulatorios naturales, pero al pasar a la emisión de noti-
cias, el mismo hablante presenta irregularidades segmentales, rítmicas, fonosin-
tácticas y entonativas y hemos sugerido que estas diferencias podrían ser
producto quizás de una mayor consciencia fonético-fonológica en situaciones
menos espontáneas como la lectura de noticias (Chela Flores et al., 2002).
En la entrevista, hay una interacción inmediata entre el locutor y el entre-
vistado, y por ende hay un estímulo lingüístico y contextual que mantiene al
hablante, (en la mayoría de los casos, inconscientemente) dentro de los patro-
nes normales del español, es decir, prevalecen los procesos articulatorios natu-
rales del habla. En la emisión de noticias, los locutores generalmente están
más concentrados en la forma en que se dice algo y no en su contenido, sobre
todo porque se lee un mensaje prefabricado. Cuando se está más concentrado
en la forma en que se dice algo, se comienza a analizar la pronunciación, es
decir, a cuestionarse si la articulación de los sonidos es la correcta y/o a esme-
rarse por una «buena» pronunciación, sin tener realmente claras sus implica-
ciones. Si el locutor de noticias no tiene acceso consciente a los patrones
normales del español, podría no tener tampoco la capacidad de manejar estos
aspectos de una manera aceptable en el momento en que intentan hacer su
emisión más atractiva; podría llegar a crear un código propio, inaceptable den-
tro del español estándar.
Se ha dicho (Bialystok, 1982) que aunque el conocimiento adquirido en
forma no analítica es estructurado (por ejemplo, la adquisición del sistema
fonológico de nuestro idioma nativo) las representaciones mentales de ese
conocimiento no incluyen el acceso a esas estructuras, y por consiguiente no
511
ÍNDICE
estamos en capacidad de hacer transformaciones y operaciones con ese cono-
cimiento. Si el locutor de noticias no tiene acceso consciente a los fenómenos
fonológicos estructurados del español, los cuales utiliza en situaciones comu-
nicativas cotidianas, no tendrá tampoco la capacidad de transformar estos
aspectos de una manera aceptable al crear un código propio para hacer su emi-
sión radial o televisiva más atractiva.
La emisión 4.1 descrita en la sección (4) puede hacerse más precisa, resal-
tante y atractiva para el público manteniendo los rasgos entonativos básicos
del patrón general del español. El primer fragmento de esta emisión fue leído
por dos fonetistas, a los que se les pidió que pusieran el mayor énfasis posible
para hacer destacar el mensaje. Se les explicó que lo tenían que leer como si
estuvieran dando la noticia por televisión. Las Figuras 13 y 14 corresponden a
la lectura de esta frase por un fonetista masculino y otro femenino respectiva-
mente:
FIGURA 13. Enunciado Los pasajeros resultaron ser ladrones leído por
un fonetista masculino
512
ÍNDICE
FIGURA 14. Enunciado Los pasajeros resultaron ser ladrones leído por
un fonetista femenino
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ÍNDICE
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
514
ÍNDICE
EL CANVI LINGÜÍSTIC
SEGONS POMPEU FABRA (1891-1948)
1. INTRODUCCIÓ
1. Qui estigui interessat a ampliar la informació, pot consultar el capítol 3 i l’epígraf 9.3 de Costa,
2006.
2. Per veure la discussió en detall, es pot consultar Costa (2006: § 3.1)
515
ÍNDICE
A les pàg. 77-79 en fa la presentació següent i a les pàg. 90-91 dóna exem-
ples de cada cas d’interferència gramatical en català:
a) Subestimació d’una distinció (o sots-diferenciació, o hipodiferenciació)
b) Sobreestimació d’una distinció (o sobrediferenciació, o hiperdiferenciació)
c) Reinterpretació d’una distinció
d) Substitució
e) Importació
f) Pèrdua
Atès que no sempre va ser fàcil decidir en quin tipus classificàvem un
canvi, vam triar el tipus que explica d’una manera més general cada canvi
analitzat. No és fàcil perquè aquests tipus, tal com els presenta Payrató, només
fan referència a una de les variants en concurrència en el procés general de
canvi lingüístic, mentre que el procés comporta gairebé sempre més d’un tipus
concret de canvi, que s’esdevenen, l’un en la variant en procés de substitució
i l’altre en la variant diguem-ne emergent. (I encara, de vegades, la nova
situació respon a un altre dels tipus de Payrató.)
D’aquestes observacions, doncs, es desprèn que la tipologia de Payrató
forneix una base per a la descripció del canvi sintàctic, sempre que es tingui
en compte que el canvi és un procés de substitució, amb dues variants –de ve-
gades, més– en concurrència, i que quasi sempre aquest procés és fruit de la
interacció de més d’un dels tipus payratonians.
A banda d’aquests sis tipus de canvi, Fabra parla d’un altre cas de canvi
sintàctic: el que vam anomenar «addició». No és previst en la tipologia de
Payrató, ja que ell presenta únicament tipus d’interferència interlingüística;
l’addició que descobrim en Fabra, en canvi, és en general un fenomen endo-
gen, consistent a crear noves unitats a partir d’unitats ja existents. Classi-
fiquem com a tals els canvis següents:
— El sorgiment de la forma «híbrida» an: a la «Conversa filològica» del
13/3/1923 (§ 9.3.2.15).
— el quin, format sobre el qual: a la «Conversa filològica» del 25/1/1923
(§ 9.3.2.15).
— Creació del conjunt els hi amb valor datiu: a la «Conversa filològica»
del 29/9/1923 (§ 9.3.2.15).
— Formació del conjunt el què, a partir de el que i què: a la «Conversa
filològica» del 1/4/1925 (§ 9.3.2.18).
Labov forneix una teoria general del canvi que l’analitza com un procés en
el qual cal descriure les fases i els aspectes següents: l’origen del canvi, els
factors interns (propis de l’estructura lingüística) i externs (fenòmens socials,
516
ÍNDICE
polítics o econòmics) que hi influeixen, les resistències al canvi, la fase d’al-
ternança en el procés de canvi, la direcció del canvi i les conseqüències que té
en l’estructura i en l’ús de la llengua.
Per a la nostra anàlisi, ens va ser especialment útil la distinció laboviana
entre el canvi «des de dalt» (introduït conscientment per les classes altes) i el
canvi «des de baix» (introduït inconscientment per les classes baixes), pel que
fa a l’origen del canvi. Pel que fa a la distinció entre factors interns i externs, ens
va caldre establir una categoria intermèdia: la dels factors que vam tipificar com
a «externs i psicolingüístics». En serien exemples la lectura habitual en castellà,
la lectura habitual dels diaris catalans, les traduccions mecàniques, el bi-
lingüisme, la descastellanització i la llengua escrita general. Són pràctiques dels
catalanoparlants que tenen una vessant externa, ja que tenen a veure amb tendèn-
cies socials i actuacions polítiques; però aquestes tendències i actuacions tenen
unes conseqüències psicolingüístiques en els parlants: la lectura habitual en
castellà, la lectura habitual dels diaris catalans molt castellanitzats, les traduc-
cions mecàniques plenes de calcs, el bilingüisme i la llengua escrita general molt
castellanitzada reforcen les interferències en la competència i l’actuació dels
parlants; la descastellanització, en canvi, introdueix alternatives a les formes
denunciades com a interferències, amb la consegüent fase d’inseguretat lingüís-
tica.
Hem exposat les bases teòriques que vam fer servir per buidar la termi-
nologia sobre el canvi, bases que arran del buidatge vam haver d’adaptar: la
tipologia payratoniana amb el procés d’«addició» i la teoria laboviana amb els
factors «externs i psicolingüístics».
Per buscar la concepció fabriana del canvi sintàctic, primer vam establir la
concepció que tenia de la sintaxi. Quin és l’àmbit del canvi sintàctic segons
Fabra? Al § 2.4.2 de Costa, 2006, vam arribar a la conclusió següent sobre la
concepció fabriana de la sintaxi:
Fabra defineix explícitament la sintaxi com l’àmbit de les funcions i les rela-
cions dels (grups de) mots dins la frase. El terme relacions n’inclou tres més,
el lligam, l’ordre i l’estructura, també bàsics pel lingüista de Gràcia. I aquests
tres termes, el Mestre sovint els vehicula amb la unitat construcció –definida
517
ÍNDICE
al D[iccionari] G[eneral de la] L[lengua] C[atalana] com l’«arranjament sintàc-
tic»–, el terme que més utilitza.
Tal com ja hem dit un dels principals resultats obtinguts en la nostra tesi
(Costa, 2006: § 3.4.2.1), és la classificació segons la tipologia del canvi adop-
tada dels 102 casos de canvi sintàctic que hem considerat que Fabra tractava.
Atès l’espai de què disposem, oferim un parell d’exemples de cada tipus. El
detall és el següent:
518
ÍNDICE
— L’ús causal pel temporal de la locució tota vegada que: a «L’obra de
depuració de la llengua catalana», de 1924 (§ 9.3.1.1.9), i a la «Conver-
sa filològica» del 5/2/1920 (§ 9.3.2.13).
c) Casos que classifiquem com a casos de subestimació:
— L’eliminació de la preposició per a: 21/1/1920 (§ 9.3.2.13).
— La pèrdua de la preposició en per designar el terme d’un moviment: al
Recull de les lliçons del curs de català superior, de 1933-1934
(§ 9.3. 1.1.13) i a la «Conversa filològica» del 23/1/1920 (§ 9.3.2.13).
d) Casos que classifiquem com a casos d’importació:
— lo qual: a la «Conversa filològica» del 29/12/1919 (§ 9.3.2.12).
— La reintroducció d’arcaismes: a la «Conversa filològica» del 18/11/1919
(§ 9.3.2.12).
e) Casos que classifiquem com a casos de pèrdua:
— damunt preposició: en el curs del 1933-1934 (§ 9.3.1.1.13) i a la «Con-
versa filològica» del 18/10/1925 (§ 9.3.2.18).
— sens (conservat només en locucions fossilitzades): a la «Conversa
filològica» del 6/2/1927 (§ 9.3.2.20).
Pel que fa als casos d’addició, ja els hem donat més amunt (La classifi-
cació de la interferència adoptada per Payrató (1985)).
En el curs del buidatge, vam poder deduir una definició d’un tipus de caste-
llanisme sintàctic, un tipus de calc, que vam reformular com segueix: «Identifi-
cació amb les significacions d’un mot gramatical castellà de les significacions
d’un mot gramatical català que afecta l’estructura de la proposició en català».
El fragment que ens ho va permetre és al text «L’obra de depuració de la llen-
gua catalana», de 1924 (p. 155-156; § 9.3.1.1.9), en què posa els exemples de
bajo/baix-sota, nada/res-gens, pues/doncs i a/en: «aquesta identificació de sig-
nificacions entre els mots catalans i els mots espanyols és sobretot deplorable
quan afecta els mots gramaticals; sovint aquesta identificació afecta ja l’estruc-
tura de la proposició, constitueix ja un castellanisme sintàctic.»
519
ÍNDICE
Més que un mot, una construcció forastera, pot penetrar en la llengua sense que
ens en [sic] adonem. […] llegint tots els dies i gairebé exclusivament en una
llengua en què és usat se significant a ell sempre que el complement directe és
lo, la, los o las, l’associació entre el mot se i aquella significació s’estableix tal-
ment en la nostra pensa, que en traduir d’aquella llengua pot no semblar-nos
estrangera i esmunyir-se inadvertidament en la nostra traducció, i pot així
mateix no sobtar-nos quan la trobem acceptada en un text català. Des d’aquest
moment, el se amb la valor de li o hi, perilla de produir-se espontàniament.
Bilingües, s’esdevé sovint que ens són igualment familiars dues construccions,
dues formes o dues paraules, l’una catalana i l’altra espanyola; i, quan això
s’esdevé, no és rar que les usem indistintament dins la pròpia llengua i dins la
llengua forastera; de vegades usarem la catalana en espanyol, sobretot parlant;
però, més freqüentment encara, usarem l’espanyola en català, sobretot escri-
vint. I si la concurrència de les dues construccions, de les dues formes o de les
dues paraules ha d’acabar amb el triomf de l’una d’elles, generalment serà
aquesta la manllevada a la llengua forastera. Per això convé tant de destriar ben
bé ço que és català de ço que és castellà: de moment, millorarà, així, el nostre
català; i de retop el nostre castellà, i evitarem la pèrdua de la construcció, forma
o paraula catalana [sic].
520
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3.6. Fabra, precursor en l’ús de la unitat interferència?
P. 5: que [sic] passa quan l’infant català va a una escola i per contra de fer la
seva instrucció en català la fa en castellà? Compreneu com ha d’ésser funesta
la interferència de [sic] una segona llengua quan s’està, podríem dir, en el
moment, en mig camí de l’aprenentatge de la pròpia.
4. Com que l’anotació manuscrita de la data alterna per a la consignació dels mesos la numeració
aràbiga i la romana, davant la notació amb dos pals, no queda clar si és el mes de febrer (el 2)
o de novembre (l’11).
521
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Malgrat això, al seu diccionari, de l’any 1932 (§ 9.3.1.1.11), només defineix
interferència com a unitat de significació de la física.
L’ús de la unitat interferència en un text de l’any 1933 no deixa de ser re-
llevant si tenim en compte que Payrató (1985: 218) situa al 1936 la primera
referència d’aquesta unitat de significació en un text europeu i en un de català:
«Per acabar, un detall curiós —i valuós. Dalmau (1936) intuí perfectament ja
l’ús que es podria fer de la noció i el terme interferència […]»
Payrató diu que Dalmau l’usa tres vegades, i en nota a peu de plana afegeix:
«6. Delfí Dalmau publicà aquesta obra, Poliglotisme passiu, el 1936, el mateix
any, doncs, en què Sandfeld presentà la comunicació «Problèmes d’interférences
linguistiques» al Quart Congrés Internacional de Lingüistes (Copenhague) […]»
Abans (1985:48), Payrató afirma que és Sandfeld (1936) qui «comença a fer
servir el terme interferència». Per tant, la transcripció de la conferència de 1933
s’avança 3 anys a la primera referència trobada per Payrató (1985), la qual cosa
concorda amb la següent afirmació de Lamuela i Murgades (1984: 50-51): «Fabra
fou també un gran estudiós, avant la lettre, de la interferència lingüística; entesa
aquesta […] com el procés d’influenciament exercit per part d’una llengua socio-
políticament dominadora damunt una llengua sòcio-políticament dominada».
4. A TALL DE CONCLUSIÓ
En aquest text hem presentat uns quants resultats que vam obtenir en la
nostra recerca sobre la concepció que Pompeu Fabra té del canvi sintàctic en
particular i lingüístic en general.
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ÍNDICE
No havent deixat aquest lingüista cap obra general de reflexió, ens va sem-
blar útil fer un buidatge de la seva terminologia, ja que aquest aspecte de la
llengua s’agrupa en xarxes conceptuals i permet veure, doncs, l’organització
de les matèries.
Els resultats del nostre buidatge permeten veure com Fabra va haver de
tractar sistemàticament amb el canvi sintàctic (en vam recollir 102 casos), que
tenia una idea clara del procés de canvi, que va arribar a definir el calc sintàc-
tic, que tenia clara la noció d’interferència i que va fer servir aquesta unitat tres
anys abans dels primers testimonis europeus i catalans recollits per Payrató
(1985). També hem presentat, arran del procés de canvi explicat per Fabra, la
que creiem que és la perspectiva adequada per analitzar el canvi lingüístic.
REFERÈNCIES BIBLIOGRÀFIQUES
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LABOV, W. (1983): Modelos sociolingüísticos, Madrid, Cátedra.
LAMUELA, X. i J. MURGADES (1984): Teoria de la llengua literària segons
Fabra, Barcelona, Quaderns Crema.
PAYRATÓ, LL. (1985): La interferència lingüística. Comentaris i exemples
català-castellà, Barcelona, Curial / Abadia de Montserrat.
RAFEL i FONTANALS, J. (ed.) (1983): Pompeu Fabra. Converses filològiques I.
Edició crítica a cura de Joaquim Rafel i Fontanals, Barcelona, Edhasa.
— (1984): Pompeu Fabra. Converses filològiques II. Edició crítica a cura de
Joaquim Rafel i Fontanals, Barcelona, Edhasa.
SANDFELD, K. (1936): «Problèmes d’interférences linguistiques», A: Actes du
Quatrième Congrès International des Linguistes, Copenhague, 1938, 59-61.
VALLVERDÚ, F. (cur.) (1980): Pompeu Fabra. La llengua catalana i la seva
normalització, Barcelona, Edicions 62. (Les Millors Obres de Literatura
Catalana; 28).
524
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ESTUDIO DE LAS FORMAS ¿EH? Y ¿NO?
EN EL DISCURSO
1. INTRODUCCIÓN
Pour qu’il y ait échange communicatif, il ne suffit pas que deux locuteurs (ou
plus) parlent alternativement; encore faut-il qu’ils se parlent, c’est-à-dire qu’ils
soient tous deux «engagés» dans l’échange, et qu’ils produisent des signes de cet
engagement mutual, en recourant à divers procédés de validation interlocutoire.
1. En lo que respecta a los ejemplos, cuando provienen de El Jarama citamos como J, y como B
cuando los hemos obtenido de la obra de Briz El español coloquial (1995). Cuando el ejemplo
proviene de nuestra competencia lingüística como hablantes de español, no añadimos ninguna
referencia. Finalmente, cuando lo hemos obtenido del CREA añadimos el título y páginas de la
obra a la que corresponde.
525
ÍNDICE
Diferenciamos, principalmente, dos usos de las formas ¿eh? y ¿no? en el
discurso: 1) como elementos inquisitivos, cuando con ellos se espera una res-
puesta por parte del interlocutor, y 2) como elementos implicativos, cuando a
través de su empleo no se espera una respuesta, sino que lo que se pretende es
atraer al interlocutor hacia el punto de vista del hablante.2
Pasamos a estudiar, partiendo del marco teórico expuesto previamente, las
diferencias de empleo entre las formas ¿eh? y ¿no?.
2. A pesar de que estudiamos algunos de los usos de ¿eh? y ¿no? en su forma interrogativa, hemos
de señalar que interrogación no equivale siempre a pregunta (Escandell Vidal, 1999: 3931).
3. Respuesta que no ha de ser obligatoriamente verbal, como señala Escandell Vidal (1999: 3934)
«(…) decir que la fórmula admite una solución no supone afirmar que la pide explícitamente o
que la respuesta deba ser, necesariamente de naturaleza verbal».
4. En su artículo, Ortega (1985) ofrece el estudio de algunas formas consideradas tradicionalmen-
te como apéndices comprobativos, tales como ¿no?, ¿sí?, ¿verdad?, ¿no es esto?, ¿no es eso?,
¿no es así?, ¿no es verdad?, ¿es verdad?, ¿es mentira?, ¿miento?, ¿no cree(-s)?, ¿no creen
(-éis)?, ¿de acuerdo? y ¿vale?.
526
ÍNDICE
Para Martín Zorraquino y Portolés (1999), los apéndices comprobativos
son unidades que indican (ibíd.: 4188) «el deseo del hablante de contar con el
interlocutor, buscando su cooperación, su comprensión, su complicidad, etc.».
Fuentes Rodríguez (1990) se aparta un poco de estas posturas y considera que,
más que una corroboración, lo que ella denomina «apéndices con valor apela-
tivo» son apoyos del discurso que apelan al oyente para que escuche al locu-
tor y para que colabore con él en la creación del enunciado, postura que
comparte, asimismo, Alcaide Lara (1993).
Consideramos que ¿eh? y ¿no? funcionan como apéndices comprobativos
cuando con estos elementos se pretende confirmar el segmento del discurso al
que remiten:
(1) Más bien, que nos ponga la espuela, como es su obligación, que hay que
irse marchando –miró a los carniceros. ¿Eh? (J: 297)
(2) Intentó cogerle la mano por encima de la mesa pero él la retiró a tiempo.
-Estás celoso, ¿eh? (CREA, Los aires difíciles, Almudena Grandes, 2002, párra-
fo 183)
(3) La idea parece buena hasta que él mismo se da cuenta de qué tipo de fotos
guarda. Una con una raqueta: esa no la ponemos, ¿eh?5 (CREA, prensa, El País
de las Tentaciones, 14/ 02/2003)
5. Adviértase que, en los ejemplos que aquí proponemos, ¿eh? admite ser sustituido por otros
apéndices comprobativos, tales como ¿no? y ¿verdad?.
6. Para Ortega (1985) la diferencia entre seleccionar un enunciado interrogativo, uno enunciativo
acabado con un apéndice y uno dubitativo radica en el grado máximo o medio de incertidumbre
que exista en el hablante. Es decir, el hablante escogerá un enunciado como ¿tuviste tiempo de
verla? cuando su grado de incertidumbre es máximo; tuviste tiempo de verla, ¿no?, cuando su
grado de incertidumbre es medio y, finalmente, quizá tuviste tiempo de verla, cuando su grado de
incertidumbre es menor (ejs. de Ortega, 1985: 243).
527
ÍNDICE
dicho previamente. Como señala Ortega (1985: 244), pretende «ratificar algo sobre
lo que ya ha establecido ciertas previsiones […]». Pero, como ya hemos señalado,
aunque ¿eh? y ¿no? pueden funcionar como apéndices comprobativos, existen
diferencias entre ellos.
Creemos que la principal diferencia entre ambas formas consiste en que,
con ¿no?, las posibilidades de elección de respuesta del destinatario son más
reducidas que con ¿eh?, forma con la que el locutor no sólo pregunta, sino que
también efectúa una llamada de atención al destinatario:
Adviértase que, a través de los enunciados con ¿eh? se efectúa una pregun-
ta, no obstante, con ¿no? no se pregunta realmente, ya que los enunciados pare-
cen contener la respuesta en sí mismos.
La presencia de ¿no? indica una expectativa previa por parte del hablante.
Éste espera que el interlocutor cierre la pregunta con una respuesta que cum-
pla con sus expectativas, el destinatario no tiene posibilidad de elección ya que
el hablante sólo pretende confirmar un supuesto previo.
La diferencia entre el empleo de ¿eh? y ¿no? como apéndices comprobati-
vos radica, por tanto, en que con ¿eh? se inducen dos procesos interpretativos
diferentes e igual de válidos:
1) El contenido que se interroga incluye la negación
2) El contenido que se interroga excluye la negación
Por el contrario, con ¿no? sólo se deja abierta una posibilidad, aquella que
coincide con el supuesto previo del hablante.
Con el empleo de ¿eh? el locutor permite elegir al destinatario la respues-
ta. El interlocutor puede interpretar dos posibles expectativas. Como conse-
cuencia, ¿eh? constituye un elemento más cortés que ¿no? –no impongas tu
voluntad al destinatario, propón opciones.7 Por el contrario, con ¿no? se exclu-
ye directamente una de las dos posibilidades, dejando sólo cabida a una expec-
tativa del locutor que éste desea corroborar. No hay, por tanto, elección
posible. No se proponen opciones al interlocutor sino que se impone una única
opción posible. Se trata, por ello, de un elemento menos cortés que ¿eh?.
Formalmente, no existe diferencia entre ellos, pues tanto ¿eh? como ¿no?
aparecen al final del enunciado como medio de ratificar u orientar sobre el
7. Entre los autores que se han encargado de la cortesía, Leech (1983) ya indica, al formular la
máxima de tacto, que resulta más cortés –o educado–, aumentar el grado de elegibilidad del
destinatario sin imponer la voluntad del hablante.
528
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contenido del mismo. Presentan independencia respecto de éste, de hecho el
enunciado previo al que remiten no ha de presentar necesariamente contorno
interrogativo y suelen encontrarse separados de él mediante coma, pero, a pesar
de esta aparente independencia, no pueden entenderse sin su presencia. Consi-
deramos, por ello, que en estos casos las formas de las que nos ocupamos son,
partiendo de la terminología de Dik (1989, 1997), constituyentes extra-clausa-
les, es decir:
Adviértase que con ¿eh? se admiten dos respuestas por parte del interlocu-
tor –sí o no–, mientras que con ¿no? existe una expectativa por parte del locu-
tor que orienta hacia la respuesta afirmativa.8 Puesto que se impone –o se intenta
imponer– la voluntad del locutor, el empleo de ¿no? como apéndice comproba-
tivo es menos cortés que el de ¿eh?, con el cual, a pesar de efectuarse una pre-
8. Si bien para Escandell Vidal (1999: 3963) ello no implica que el destinatario tenga que admi-
tir, necesariamente, la respuesta que el locutor le propone.
529
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gunta orientada, se permite elegir (aunque sea entre un conjunto reducido de
posibilidades: sí o no).
(11) Sería necesario que yo me subiera para arriba, para avisarlos a todos
los otros. ¿No?, ¿qué decís?
(13) El otro llenó el vaso; «lo que bebemos todos», murmuraba al dejarlo
sobre el mostrador.
-¿Eh?, ¿cómo dice? No lo he oído, Señor Mauricio; ¿decía usted? (J: 158)
9. Ya señala Escandell Vidal (1999: 3961) que «la presencia de la negación en los enunciados inte-
rrogativos restringe formalmente sus posibilidades interpretativas».
530
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pregunta neutra. Utilizada por el locutor, ¿eh? puede constituir una interrogación
orientada (apéndice), o neutra (pregunta). Por el contrario, utilizada por el interlo-
cutor, ¿eh? constituye siempre una interrogación neutra, ya que simplemente equi-
vale a ¿qué?, cualquier respuesta es válida, ya que no existe ninguna expectativa
hacia la misma. Adviértase que no es posible la conmutación por ¿no?:
(15) El otro llenó el vaso; «lo que bebemos todos», murmuraba al dejarlo
sobre el mostrador.
* -¿No?, ¿cómo dice? No lo he oído, Señor Mauricio; ¿decía usted?
(16) [Imaginemos que un hablante A está hablando por el móvil, pasa por un
sitio con poca cobertura, de manera que deja de oír lo que dice su interlocu-
tor, podría reaccionar del modo que sigue]
A: ¿Qué?, ¿cómo dices?, ¿eh?, no te oigo... ¿puedes repetir?
También a veces la interjección ¿eh? puede utilizarse como una falsa peti-
ción de información cuando el hablante ha dicho algo que no ha sido del agra-
do del oyente y éste muestra, de este modo, su disconformidad:10
10. En este sentido, ya señala De Luna (1996: 111) que la interjección ¿eh? con función interro-
gativa puede utilizarse no sólo para pedir que se repita una información que no se ha oído, sino
también para que se repita una información que no se ha querido entender, según ella (ibíd.),
«quizá porque tiene algo de provocativo o amenazante»:
Inf. B - No, idiota
Inf. A - ¿Eh? (XXI, 399) (ej. 59 de Carmen de Luna, 1996: 112)
531
ÍNDICE
También se produce este empleo cuando el locutor desea que el interlocutor
rectifique lo que ha dicho previamente. De este modo, se finge que no se ha
entendido lo que éste ha dicho para que reflexione y lo rectifique en la inter-
vención siguiente:
11. Este empleo es muy significativo cuando el profesor pregunta a un alumno en clase. Si el pro-
fesor no entiende bien la respuesta y pregunta con un ¿eh?, el alumno tiende a cambiarla al
inferir que la respuesta previa es incorrecta:
A: ¿Cuál es el sujeto de la oración?
B: María
A: ¿Eh?
[B piensa que el profesor no ha querido oír la respuesta porque es incorrecta y vuelve a pre-
guntarle para darle la oportunidad de rectificar, ante lo que contesta]
B: Juan, que me he equivocado.
12. Según Hidalgo (1997), podemos hablar de enunciado cuando tenemos un conjunto unitario de
elementos agrupados en torno a una curva melódica que constituyen una secuencia comunica-
tiva mínima. Un enunciado, además, ha de producirse en un contexto comunicativo real, por
un hablante específico con una intención comunicativa. Por último, señala Hidalgo (ibíd.: 26)
que el enunciado «debe poseer sentido (autosuficiencia semántica)».
532
ÍNDICE
Podemos concluir que ¿eh? y ¿no? pueden funcionar, ambos, como ele-
mentos inquisitivos. No obstante existen, entre ellos, algunas diferencias.
¿Eh? y ¿no? pueden constituir interrogaciones marcadas cuando se utili-
zan como apéndices comprobativos a través de los cuales el locutor pretende
confirmar determinada información. En este uso se diferencian en que ¿eh? es
más cortés que ¿no?, ya que permite al interlocutor la posibilidad de elegir
entre dos opciones posibles. Mientras que ¿no? sólo parece dejar cabida a que
se responda con la expectativa previa del locutor.
Solamente ¿eh? puede constituir interrogaciones neutras, preguntas abier-
tas en las que se espera una respuesta. En estos casos puede utilizarse bien por
el locutor, bien por el interlocutor, que indica que no ha recibido correctamen-
te determinada información previa. En el primer caso se trata de un constitu-
yente extra-clausal, ya que carece de autosuficiencia comunicativa, mientras
que en el segundo caso se trata de un enunciado, ya que sí que presenta inde-
pendencia.
(20) M: [...] / cada uno tiene que de- llevar ≠ / dentro de lo elegante ≠ /// ¿eh?
// y ponerlo ≠ // (( )) / hágase esto y verá cómo / se gana // (...) (B: 143)
(21) Lo primero es eso. ¿Eh, Luci?, como se ponga burro lo expulsamos, ¿qué
te parece? (J: 134)
(22) Mira, es verdad esto que dice Petra, ¿eh, Felipe? Es necesario una peque-
ña necesidad para el futuro (J: 166)
13. Otros autores ya han dado cuenta de este valor en relación con la interjección ¿eh?, es el caso de
Beinhauer (1973: 81), que lo ha denominado eh sugestivo, Martínez Álvarez (1990), Alcaide
Lara (1993) o Haverkate (1994), entre otros.
533
ÍNDICE
aparezcan frecuentemente en discusiones –como medio de introducir al inter-
locutor en los argumentos del locutor–, así como en intervenciones que resul-
tan demasiado extensas para evitar que decaiga la atención del interlocutor al
intentar que éste comparta el punto de vista del hablante.
¿Eh? y ¿no? pueden funcionar como elementos implicativos, no obstante,
presentan diferencias. Así, ¿eh?, acepta cualquier posición y no es extraño que
aparezca en medio de una estructura sintácticamente equivalente:
A nuestro juicio, si bien ¿eh? y ¿no? pueden funcionar casi en todos los
casos de forma semejante como implicativos, el hecho de que ¿eh? sea más fre-
cuente que ¿no? y de que admita todas las combinaciones y posiciones posibles
se debe a las características que ya hemos señalado en su empleo como inqui-
sitivo: resulta mucho más cortés que ¿no?.
De este modo, ¿eh? puede entenderse como una llamada de atención al inter-
locutor para que comparta el punto de vista del hablante, mientras que ¿no? supo-
ne, más que una invitación, una imposición de este punto de vista. La existencia de
opciones en el primer caso, frente a la imposición de una opción determinada en el
segundo, convierte a ¿eh? en un elemento más cortés que ¿no?14
En este uso, tanto ¿eh? como ¿no? carecen de autosuficiencia comunica-
tiva, ello nos lleva a considerarlos constituyentes extra-clausales, como en su
empleo como apéndices comprobativos, ya que no se entienden sin la presen-
cia del enunciado al que remiten.
14. Escandell Vidal (1999: 3985) denomina «interrogativas retóricas» a aquellas interrogativas
que contienen algún marcador relacionado con la negación, ya que considera que estos enun-
ciados «[…] tratan de hacer admitir al destinatario la presuposición que contienen» y que en
ellos el emisor (ibíd.) «[…] favorece explícitamente una determinada opción».
534
ÍNDICE
De este modo, ¿eh? y ¿no? pueden funcionar, asimismo, como implicati-
vos cuando con su empleo se intenta que el interlocutor comparta la postura
del hablante. Como sucedía en su empleo como inquisitivos, ¿eh? resulta más
cortés que ¿no?, ya que con este último no se proponen opciones, sino que se
impone la del locutor.
4. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
535
ÍNDICE
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537
ÍNDICE
APORTACIONES
DEL DICCIONARIO PANHISPÁNICO
DE DUDAS A LA MORFOSINTAXIS
DEL ESPAÑOL
1. INTRODUCCIÓN
539
ÍNDICE
Ante el interés despertado por esta obra y la ausencia casi total de estudios
sobre ella, con la excepción del artículo de Martínez de Sousa (2006), nos ha
parecido relevante tratar algunas novedades de este diccionario en el marco
del III Congreso Internacional sobre Lengua y Sociedad. Nos hemos centrado
en las aportaciones morfosintácticas presentes en este diccionario,2 a partir de
un exhaustivo cotejo con manuales de español correcto, tales como el de Estre-
lla Montolío (2000) o el de Gómez Torrego (2002). El objetivo ha sido descu-
brir los cambios en la normativa vigente, los criterios utilizados y, finalmente,
la correspondencia o no con el uso real por parte de los hablantes.
540
ÍNDICE
excepciones como gachís, popurrís, pipís, mis, sis, cañís, gilís, recibís y tra-
vestís–, pese a que estas palabras acostumbraban a hacer también el plural en
-s en el uso general (tabús, bambús, iglús, etc.), lo que hasta entonces no esta-
ba legitimado normativamente. La novedad del Panhispánico es admitir para
estas palabras terminadas en -i o en -u tónicas las dos formas de plural, una
con -es y otra con -s, con la pertinente matización de la preferencia en la len-
gua culta por la primera (bisturíes o bisturís, tabúes o tabús, etc.).
Por otra parte, en lo concerniente a la pluralización de los latinismos, aun-
que tradicionalmente se recomendaba mantenerlos invariables, muchos de
ellos se han acomodado ya, en el uso mayoritario, a las reglas de formación
del plural en castellano: dependiendo de su terminación, hacen el plural con
-s, o -es, o se quedan invariables (ratios, pluses, lapsus, déficits, ítems, etc.).
Como excepción, la nueva normativa deja sin variación los latinismos termi-
nados en -r procedentes de formas verbales (exequátur, cónfer, etc.) y las locu-
ciones latinas. En general, se aconseja usar con preferencia, cuando existan, la
variantes hispanizadas de los latinismos y, consecuentemente, también sus
plurales (currículos, podios, etc.). Asimismo, se rechazan los plurales latinos
en -a (córpora, currícula, etc.).
3. ADJETIVO: EL GRADO
4. Gómez Torrego (2002: 200-201) registraba como correctas las siguientes formas coloquiales de
superlativo: ciertísimo, nuevísimo, tiernísimo, amiguísimo y simplísimo, y, como vulgares e
incorrectas, fuertísimo, cruelísimo, sagradísimo y valientísimo. Finalmente, con respecto a
calientísimo, este autor la censuraba, mientras que el Panhispánico dice de ella que es una
forma comúnmente usada en algunos países de América, pero ajena a la norma culta de otras
zonas del ámbito hispánico.
541
ÍNDICE
4. VERBO
542
ÍNDICE
pelear y jugar. Finalmente, con respecto a repercutir, su uso como transitivo se
admite solo en el lenguaje económico, tal y como se recoge en el Panhispánico.
5. El Panhispánico acepta el uso transitivo de estallar, pero, sin embargo, pese a su extensión de
uso, censura la construcción transitiva del verbo explotar (*«Los desconocidos [...] explotaron
un artefacto en las oficinas administrativas», Universal [Ven.] 9/10/96).
543
ÍNDICE
4.4. Perífrasis verbales
6. De hecho, Gómez Torrego ya se hacía eco de su extensión, sobre todo en el español de Améri-
ca, y comentaba que si el sistema justificaba dicha construcción y, además, esta se encontraba
muy extendida en el español actual, no había razones para proscribirla.
7. Como ejemplos de estos usos, el Panhispánico registra los siguientes: «A cada gambeteador se
le exige el ciento por ciento de eficacia» (Cappa Intimidad [Arg. 1996]); «Utilizar este recurso
natural en el cien por ciento de los casos es una necesidad imperiosa» (Mendoza Niñez [Perú
1994]); «El calor es pegajoso, la humedad del cien por cien» (Sierra Regreso [Esp. 1995]).
544
ÍNDICE
dancia no con el sustantivo femenino sino con mil (veintiún mil pesetas y no
*veintiuna mil pesetas). Esta solución ya fue criticada por Gómez Torrego
(2002: 284) porque las formas consideradas incorrectas están muy extendidas en
el uso culto del español de hoy, incluso se pueden considerar formas compues-
tas (veintiún mil / veintiuna mil). En estos casos, el Panhispánico ha optado,
siguiendo el criterio del gramático, por considerar la concordancia de género
como opcional: veintiún mil toneladas o veintiuna mil toneladas.
5.2. Ordinales
6. ADVERBIO
545
ÍNDICE
de movimiento, con los sentidos respectivos de ‘en el exterior del sitio en que se
está o de que se habla’ y ‘en la parte interior’, aunque ello es más frecuente en
América que en España: «Se oyeron sonidos afuera» (Belli Mujer [Nic. 1992]);
«Ya estás adentro y eres incapaz de salir» (Volpi Días [Méx. 1994]).8
Por otro lado, el uso de dentro y fuera exige en el español de España un
complemento con de, explícito o implícito, lo que es infrecuente con adentro
y afuera. Sin embargo, las combinaciones adentro de y afuera de son norma-
les en el español de América, por lo que deben considerarse correctas (Gómez
Torrego, 2002: 558-559). Aun así, el Panhispánico recomienda evitar este uso
en el habla esmerada, pese a afirmar que en el español de América, en regis-
tros coloquiales o populares, no es infrecuente que afuera y adentro vayan
seguidos de un complemento con de.9
8. En España, con verbos de estado o de no movimiento, es más frecuente el uso de dentro y fuera
que el de adentro y afuera.
9. Lo mismo ocurre con arriba de y abajo de, que, pese a estar ampliamente documentados en el
español popular y culto de zonas de América (en España, en zonas rurales), el Panhispánico
recomienda evitar su uso en el habla esmerada.
546
ÍNDICE
tenía también el significado de ‘de este modo’, lo que provoca mayores dificul-
tades ortográficas.
Con respecto a enseguida, hoy es mayoritaria y preferible su escritura en
una sola palabra, aunque también es válida la grafía en seguida. Sin embargo,
Gómez Torrego (2002: 581-582) matizaba la preferencia de la RAE, en este
caso, por la escritura en dos palabras.
7. PREPOSICIONES
7.1. A
547
ÍNDICE
ca, no debiera censurarse, por su uso frecuente en España –sobre todo en el
registro periodístico–, por su papel desambiguador y por la existencia de otras
agrupaciones preposicionales aceptadas (de por). Finalmente, el Panhispáni-
co se hace eco de la presencia de esta construcción en España, aunque en la
norma culta goza de preferencia el empleo de por, y la acepta por existir en la
lengua otras agrupaciones preposicionales, como para con, de entre, por entre,
tras de, de por, etc., perfectamente normales.
Algunos empleos incorrectos de a por otra preposición, documentados por
Gómez Torrego (2002: 667-670), se incluyen en el nuevo diccionario de dudas
como correctos. Son los casos de *colaborar a algo (con alguien) → colaborar en
algo con alguien y *hacer mención a algo / a alguien → hacer mención de algo /
de alguien. El Panhispánico acepta que, para el verbo colaborar, el asunto en el
que se colabore se exprese con un complemento introducido por en o, raramente,
a; la construcción hacer mención requiere un complemento introducido por de o
por a, este último menos recomendable, aunque también válido.
Por otra parte, las construcciones sentarse a y sentarse en son igualmente
válidas si bien con un matiz significativo distinto: la primera indica ‘alrededor de
la mesa, normalmente para comer’ y la segunda se refiere a ‘encima de la mesa’
(Gómez Torrego, 2002: 674). El Panhispánico reconoce que, en sentido recto,
sentarse en la mesa significa ‘acomodarse encima de ella’, pero, dada su exten-
sión de uso, esta expresión funciona también como equivalente de sentarse a la
mesa. Es más, cuando el sustantivo mesa lleva elementos especificativos lo nor-
mal es usar la preposición en: Se sentó en la mesa del fondo y pidió el menú.
Se siguen aceptando las locuciones en relación con y con relación a (‘a
propósito de’ y ‘en comparación con’). Sin embargo, pese a su uso frecuente
en la lengua culta de América, se sigue censurando el empleo de *en relación
a, resultado del cruce entre ambas.10
7.2. De
10. Gómez Torrego (2002: 672-673) ya insistía en este uso frecuente de en relación a, razón que
debiera favorecer su aceptación.
548
ÍNDICE
to introducido por a o de; y quedar(se), con el sentido de ‘acordar’, se cons-
truye hoy normalmente con un complemento introducido por en, pero aún per-
vive, especialmente en países americanos como México o Colombia, el uso
clásico con de.
Respecto de y respecto a son locuciones igualmente válidas, aunque se
considera más culta, pero menos frecuente, respecto de (Gómez Torrego,
2002: 702). El Panhispánico registra ambas locuciones y simplemente comen-
ta que respecto a es actualmente más frecuente.
7.3. En
7.4. Entre
El uso de entre por cuanto delante de más y menos ha sido hasta el momen-
to censurado por parte de la Real Academia (Gómez Torrego, 2002: 708). Sin
549
ÍNDICE
embargo, el nuevo diccionario de dudas admite su uso (únicamente) en México
y el área centroamericana, por ser normal entre hablantes de todos los niveles:
«Entre más vieja estoy menos entiendo la vida» (Elizondo Setenta [Méx. 1987]).
7.5. Por
7.6. Sobre
550
ÍNDICE
D. Navarra [Esp.] 3.1.01), puesto que entre las acepciones de faltar se encuen-
tra la de ‘tener que transcurrir el tiempo que se indica para que se realice algo’
(Falta una hora para que llegue el tren). Asimismo, la locución a bordo, váli-
da referida a barcos o aviones pero no a automóviles (*Alguien iba a bordo de
un automóvil) (Gómez Torrego, 2002: 723), pasa a extender su ámbito de apli-
cación a cualquier medio de transporte, por lo que ejemplos como «El dentis-
ta ayudó a subir a bordo el sillón portátil» (Sepúlveda Viejo [Chile 1989]) o
«La espera en el coche o a bordo de un taxi» (Marías Corazón [Esp. 1992]) ya
se registran como correctos.
La locución conforme a, que no debía emplearse sin a (*Conforme lo
expuesto) (Gómez Torrego, 2002: 724), en el nuevo diccionario de dudas se
incluye tanto con la preposición como sin ella, uso este último que no se cen-
sura.
De cara a con los significados ‘con vistas a’, ‘con miras a’, ‘para’, ‘ante’
y ‘respecto de’ ya era aceptada por Gómez Torrego (2002: 725), si bien se pre-
fería no abusar de dicha locución preposicional. En el Panhispánico se regis-
tran todos los sentidos que adquiere la expresión, pero se rechazan algunos de
ellos: no se recomienda el empleo de (de) cara a con el sentido de ‘ante’, aun-
que sea frecuente en el lenguaje periodístico, y tampoco debe emplearse con
el sentido de ‘en relación con’.
Gómez Torrego (2002: 726) recomendaba utilizar en lugar de en orden a
(‘para o con el fin de’) los sustitutos para, con el fin de, con objeto de o con el
propósito de. Sin embargo, este sentido, según documenta el Panhispánico, ya
existía en el español clásico y es, por tanto, admisible, aunque modernamente
pueda estar influido por el inglés in order to: «Les interesa sobremanera alcan-
zar algún tipo de colaboración en orden a potenciar sus respectivas cuotas de
mercado» (Abc [Esp.] 6.10.97).
Finalmente, las formas anteriormente a y posteriormente a, ambas censu-
radas por Gómez Torrego (2002: 723 y 727), se incluyen sin ningún problema
en el nuevo diccionario de dudas, como puede comprobarse en las entradas de
posterior y anterior: en ellas, se desaconseja el uso de estas voces con valor
adverbial, como meros sinónimos de después o de posteriormente y de antes
o de anteriormente, respectivamente; en su lugar se recomienda decir después
de eso o posteriormente a eso y antes de eso o anteriormente a eso.
8. CONCLUSIONES
551
ÍNDICE
rio (el número, el grado y algún verbo), que tiraron por tierra nuestra hipóte-
sis inicial. A través de nuestro trabajo, hemos podido constatar que hay un gran
número de modificaciones en las cuestiones de normativa de la morfosintaxis
del español.
Como primera conclusión, podemos afirmar que el nuevo diccionario se
muestra flexible a la hora de aceptar usos ya extendidos e integra tanto los de
la norma española como los de la americana. Así, por ejemplo, la pluralización
de los latinismos según las reglas generales de formación del plural en caste-
llano, la admisión del interrogativo a dónde, la validez de las expresiones cien-
to por ciento, cien por ciento y cien por cien, la aceptación de decimoprimero
y decimosegundo, o la inclusión como correctas de formas de superlativo tales
como fuertísimo, cruelísimo, sagradísimo, valientísimo y calientísimo –si bien
se exceptúan algunas voces como *noblísimo o *fielísimo, que continúan con-
siderándose incorrectas.
Un capítulo importante lo componen los regímenes verbales. Como ya
hemos visto, se amplían para algunos verbos sus usos sintácticos a partir de
motivos como, entre otros, la extensión del uso en los últimos tiempos, o su
frecuencia en América, o su presencia en algún campo del saber. En algunas
ocasiones, simplemente se introduce el régimen antes censurado sin dar nin-
guna explicación. Sin embargo, pese a su habitual uso, entre los verbos inde-
bidamente transitivados siguen presentes cesar (*Han cesado al director),
dimitir (*Han dimitido al director), explotar (*El niño explotó el globo) y
luchar (*Lucha todos los balones). Y entre los verbos indebidamente intran-
sitivados se sigue incluyendo rehusar (*Rehusé a/de hacer eso). Algo similar
ocurre con las preposiciones: muchos antiguos usos censurados pasan a con-
siderarse correctos. Así, se acepta Mucho gusto de saludarle, pero, sin embar-
go, se proscribe el empleo de en relación a, de uso habitual.
Con respecto a lo dicho, comprobamos que, si bien se puede hablar de un
«espíritu abierto» por parte del nuevo diccionario, conviene tener en cuenta
que no todos los usos habituales han sido incluidos como correctos. Y, en algu-
nas ocasiones, nos planteamos –por supuesto, desde un plano subjetivo– hasta
qué punto se ha llegado, al registrar, incluso, secuencias que, desde nuestra
visión como hablantes, no responden a un uso real generalizado. Nos referi-
mos, por ejemplo, a construcciones como de seguida (en lugar de enseguida)
o conforme lo expuesto (en lugar de conforme a). Y, por otra parte, tampoco
terminamos de entender las modificaciones con relación a las preferencias for-
males: asimismo frente a así mismo con el significado de ‘también’ (antes era
al revés); enseguida frente a en seguida (antes era al revés); a campo travie-
so, registrada por la RAE como una de las formas preferidas para el significa-
do de ‘atravesando el campo’ pasa ahora a considerarse en desuso; de
estampía, única forma válida durante mucho tiempo, se sitúa detrás de su
552
ÍNDICE
correspondiente forma de estampida; etc. Confiamos en que todo ello, en defi-
nitiva, responda a la realidad lingüística de uso.
A partir de estas observaciones, no hemos querido dejar este trabajo en un
plano puramente descriptivo, por lo que hemos ahondado en los usos morfosin-
tácticos admitidos por el Panhispánico, haciendo un cotejo con los datos que
ofrece el CREA, por una parte, y los que hemos extraído a partir de una encuesta
sobre usos reales que se ha pasado a 34 alumnos de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universitat Jaume I, por otra parte.
Sin pasar a ofrecer datos estadísticos –pues eso sería otra investigación–,
queremos dejar constancia, en primer lugar, de que los nuevos usos aceptados
por el Panhispánico se registran todos ellos en el CREA, si bien su frecuencia
de aparición, salvo en contadas excepciones –el plural de los latinismos y las
locuciones adverbiales excepto de seguida– es siempre menor que los usos
considerados cultos –se ha realizado la búsqueda en todos los textos del CREA,
tanto escritos como orales.
En segundo lugar, a partir de los datos ofrecidos por las encuestas, se con-
cluye que la mayor parte de los nuevos usos incluidos en el Panhispánico
–dejando aparte los americanos– responden a la realidad lingüística diaria: los
alumnos vacilan a la hora de añadir -s o -es para formar el plural; pluralizan
los latinismos siguiendo las normas generales del castellano; utilizan como
transitivos los verbos apelar, callar, recurrir y repercutir –incluso explotar,
pese a que todavía no se ha aceptado–, y como intransitivos abdicar, entrenar
y suspender; emplean la perífrasis deber + infinitivo tanto para el significado
de obligación como de posibilidad; prefieren decir veintiuna mil toneladas a
veintiún mil toneladas; vacilan ante a donde y adonde, y para la pregunta
optan por a dónde; escriben asimismo y enseguida –esta última la prefieren a
de seguida–; en cuanto a las preposiciones, seleccionan las recientes formas
aceptadas (a por, hacer mención a, sentarse en y acreedor de) y alguna cen-
surada como en relación a. Sin embargo, se muestran reacios a utilizar formas
como calientísimo, fuertísimo o nuevísimo, así como decimoprimero o deci-
mosegundo; finalmente, de las locuciones preposicionales los datos mayorita-
rios responden a los antiguos usos (se evitan construcciones como a falta de,
a bordo de, conforme, de cara a, en orden a, posteriormente a).
Pese a las observaciones realizadas, no podemos dejar de afirmar que el
esfuerzo llevado a cabo por parte de los participantes en el proyecto de la ela-
boración del Diccionario panhispánico de dudas ha sido, sin lugar a dudas,
digno de elogiar, no solo por la inclusión de un buen número de voces utiliza-
das actualmente y hasta ahora censuradas, sino también por las correspondien-
tes explicaciones para cada una de las entradas del nivel de lengua al que
pertenecen los usos incluidos.
553
ÍNDICE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
554
ÍNDICE
EL LEÍSMO EN ANDALUCÍA:
UNA RADIOGRAFÍA SOCIOLINGÜÍSTICA
ASTRID HUYGENS
Universidad de Gante
1. INTRODUCCIÓN
1. «Ya en los siglos XVI y XVII los primeros gramáticos de la lengua española no se ponían de
acuerdo al intentar describir las reglas conforme a las cuales se empleaban estos clíticos. El
asunto ha seguido ocupando a las principales figuras de la gramática hasta el presente, pero la
falta de acuerdo en las explicaciones propuestas revela que el leísmo, así como las confusiones
asociadas, el laísmo y el loísmo, pese al interés que siempre han suscitado, son fenómenos com-
plejos que todavía estamos lejos de comprender plenamente ni en su génesis histórica ni en su
funcionamiento actual» (Fernández Ordóñez, 1993: 63).
555
ÍNDICE
nes, los que provienen de Sevilla capital son más leístas que los que viven en
los pueblos de la Sierra Norte de Sevilla. También se observa que las personas
que no han seguido más que estudios primarios son más reticentes respecto de
la forma dativa que los que tienen formación secundaria y superior, y, finalmen-
te, que los hombres emplean más «le» que las mujeres.
Los resultados se basan en el análisis de un cuestionario lingüístico some-
tido2 en noviembre del año 2005 a 249 informantes sevillanos, hombres y
mujeres, de distinta edad (15-34 años, 35-55 años, +55 años), procedencia
geográfica (Sierra Norte, pueblos alrededor de Sevilla, Sevilla capital, otras
provincias andaluzas) y nivel de instrucción (estudios primarios, estudios
secundarios, estudios superiores). Cada cuestionario está compuesto por 89
frases sacadas de novelas y periódicos españoles. Las 89 frases equivalen a un
total de 176 blancos. De estos 176 hay 37 (o un 21,02%) que investigan el leís-
mo con verbos psicológicos.
556
ÍNDICE
tan sólo dos grupos, conforme a Bouchard (1995: 6): los verbos con sujet
expérienciel, o sea los verbos cuyo experimentante desempeña la función gra-
matical de sujeto, y los verbos con objet expérienciel cuyo experimentante
ocupa la posición de objeto –directo o indirecto.
La segunda categoría (con el experimentante en la posición gramatical del
objeto) se suele dividir en dos subcategorías, que varían según el criterio utilizado.
Fernández Ordóñez (1999: 1323) se basa, por ejemplo, en el criterio de la agenti-
vidad, y opone una estructura agentiva a una estructura no agentiva. Bouchard
(1995: 280) hace la misma distinción, pero habla respectivamente de lectura agen-
tiva y lectura psicológica, produciéndose esta última cuando el estímulo es un con-
cepto, es decir «an element in the semantic field of mental space». Autoras como
Vázquez Rosas (1995: 211-212) y Di Tullio (1997: 255), al contrario, utilizan un
criterio aspectual, y hablan de estructuras incoativas frente a estructuras estativas
o resultativas. Finalmente, Melis (1999: 50) trabaja desde un punto de vista más
bien pragmático, distinguiendo una «construcción transitiva básica que muestra un
sujeto preverbal» y una «construcción de voz inversa con […] sujeto posverbal».
Mientras esta disminuiría el papel del estímulo en el evento emocional, aquella
acentuaría la participación del mismo. De las distintas interpretaciones se aprecia
que la segunda categoría (con el experimentante en la posición gramatical del obje-
to) es la más estudiada en la literatura sobre los verbos psicológicos en español.
Esto explica por qué acerca del comportamiento pronominal de los verbos psico-
lógicos con sujeto experimentante se ha escrito poco, mientras que el de los verbos
con objeto experimentante se presta a discusión. La hipótesis más aceptada, sin
embargo, es la de Fernández Ordóñez (1999: 1324)4 según la cual el pronombre
acusativo se asociaría con estímulos animados y el dativo con estímulos inanima-
dos. Whitley (1995: 577-578) añade que más que la agentividad real del estímulo
es la percepción de la misma por el locutor que determina la selección pronominal:
«At any rate, the casting of objects for “transitive” psych verbs like preocupar and
sorprender may reflect speaker perception of roles rather than fixed case assign-
ment».
3. LEÍSMO EN ANDALUCÍA
4. «Cuando el sujeto es inanimado o una oración, el objeto suele pronominalizarse en dativo, y cuan-
do el sujeto es animado, y encierra mayores posibilidades de ser concebido como agente, el obje-
to tiende a pronominalizarse en acusativo. Sin embargo, la selección de caso depende de la
interpretación que el hablante quiera otorgar a la oración. Si el sujeto animado no se concibe como
agente, el dativo es posible […], y si un sujeto inanimado u oracional puede concebirse
como causa del proceso que afecta al experimentante, podemos encontrar el acusativo».
557
ÍNDICE
sar lo que entendemos por agentividad. Aunque Fernández Ordóñez (1999) no
proporciona ninguna definición, de los ejemplos que cita se deduce con facili-
dad que para ella el sujeto de la estructura agentiva es necesariamente animado
y de preferencia también volitivo.5 Sin embargo, en el corpus se hallan frases
como (43c) con sujeto inanimado que, a mi ver, difícilmente se pueden conside-
rar como no agentivas, ya que son frases en las que ocurre algo:
(43c) —¿Por eso viaja usted en una camioneta blindada? La camioneta blinda-
da es para protegerlo a usted -dijo Pizarro con ironía. A mí me cuidan mis
muchachos, los que vienen atrás y los que van adelante. Pero a usted no lo
cuida nadie, y no vaya a ser. La pregunta lo había irritado, se enderezó en el
asiento.
5. Aunque habla de estructuras no agentivas, está claro que en realidad no se refiere tanto a las
características semánticas de los argumentos, sino más bien al aspecto estático de la frase.
6. «The Argument Selection Principle […] predicts that verbs such as build, write, murder, eat and
wash in their literal meaning are the most stable ones with respect to their argument pattern
accross languages […]. By contrast, experiencer-stimulus verbs select fewer Proto-Role pro-
perties for their arguments and are accordingly less stable with respect to their argument pat-
tern accross languages and very often also within one language.»
558
ÍNDICE
Los ejemplos (3b), (50b) y (56a) nos permiten comprobar la validez de la
teoría de Dowty. En los tres casos se trata de verbos psicológicos con sujeto
experimentante. Los verbos de esta categoría suelen clasificarse7 como esta-
dos. Contrariamente a los de la segunda clase, adoptan una estructura transiti-
va básica en la que el experimentante coincide con el sujeto/agente, y no con
el objeto/paciente. El experimentante suele ser no activo, pero L. Di Desidero
(1992: 32-39) demuestra que algunos verbos de esta clase, concretamente los
que expresan un sentimiento positivo, pasan algunas de las pruebas sintácticas
desarrolladas por Lakoff (1966) para distinguir los verbos estáticos de los no
estáticos. Señala que en algunos contextos admiten, por ejemplo, el imperati-
vo,8 el adverbio de manera9 y la sustitución mediante el verbo «hacer».10 Esta
idea se confirma, entre otros, por Rifón (1997: 253) quien opina que «no se
puede establecer una diferenciación dicotómica» entre la dinamicidad y la
estatividad. Las frases (3a), (50b) y (56a) representan situaciones que requie-
ren cada vez más esfuerzo por parte del experimentante, hasta tal punto que el
último («aguantar») muchas veces ya no se incluye entre los verbos psicológi-
cos. Cano Aguilar (1981: 204) apunta, por ejemplo, que «aguantar» y «sopor-
tar» «se prestan más a una interpretación donde el sujeto no es totalmente
pasivo».11 Según la teoría de Dowty tendría que apreciarse, pues, cada vez
menos leísmo. La tabla (1) recoge los recuentos:
Los resultados confirman la hipótesis de Dowty: con «querer» el verbo
selecciona el pronombre dativo en un 63% de los casos, pero este porcentaje
disminuye a medida que el experimentante se vuelve más agentivo. Es el caso
con «adorar», verbo que expresa un sentimiento mucho más intenso que «que-
rer», hasta tal punto que muchas veces se comporta como sinónimo del verbo
activo «reverenciar». Y es aún más el caso con «aguantar», por las razones que
expliqué antes.
El alto porcentaje de leísmo con «querer» demuestra que el leísmo está
lejos de estar ausente en Sevilla. De ahí que la tradicional descripción de
Andalucía como zona no leísta sea incorrecta. La selección pronominal por
559
ÍNDICE
parte de los habitantes de esta zona se rige por los mismos mecanismos que
los de zonas consideradas como leístas, al menos en lo que se refiere a los con-
textos menos prototípicos.
TABLA 1
Pará-
metro
Ø Sexo Edad Formación Lugar de residencia
socio-
ling.
Variable Ø Masc. Fem. 15-34 35-55 >55 Prim Sec Sup Sn1 Pbl Se And
Frase 3b: El padre Ernesto acompaña al padre Enrique hasta el paradero del autobús y decide caminar un rato por
las calles cercanas. Es un hombre delgado, de uno setenta y cinco de estatura […]. La gente que asiste a su parro-
quia lo respeta y lo quiere.
(153) (61) (90) (71) (76) (6) (28) (69) (56) (56) (13) (61) (12 )
Le
63% 69% 60% 62% 64% 60% 67% 62% 64% 62% 52% 67% 57%
(89) (28) (61) (43) (42) (4) (14) (43) (31) (35) (12) (33) (9)
Lo
37% 31% 40% 38% 36% 40% 33% 38% 36% 38% 48% 33% 43%
Total (242) (89) (151) (114) (118) (10) (42) (112) (87) (91) (25) (91) (21)
Frase 50b: Algún tiempo después de esto, creo que fue en el año 85, Salas destituyó a Pepe Oneto como director
de Cambio 16 y lo puso en la calle. Paloma, su mujer, que lo adora y lo cuida, trabajaba como funcionaria en la ofi-
cina del portavoz del Gobierno desde su fundación, en tiempos de la UCD.
(112) (46) (66) (59) (47) (6) (17) (54) (40) (42) (10) (44) (8)
Le
48% 55% 45% 54% 41% 55% 41% 49% 49% 47% 43% 51% 38%
(122) (38) (82) (50) (67) (5) (24) (56) (42) (48) (13) (43) (13)
Lo
52% 45% 55% 46% 59% 45% 59% 51% 51% 53% 57% 49% 62%
Total (234) (84) (148) (109) (114) (11) (41) (110) (82) (90) (23) (87) (21)
Frase 56a: –¿Sabéis una cosa? –añadió la mayor soltando el delantal y encendiendo un cigarrillo. Me voy a sepa-
rar de Alfredo. No le aguanto más. Como respondiendo al mensaje, se oyó la voz de Alfredo: –¡¡Ese café!! ¿Viene
o no viene? –¿Lo veis? No le aguanto. Es mandón, egoísta, ordinario, prepotente, desconsiderado y además ronca.
(48) (20) (27) (31) (15) (2) (6) (26) (16) (21) (3) (22) (1)
Le
20% 22% 18% 27% 13% 18% 14% 23% 18% 23% 12% 24% 5%
(196) (70) (125) (84) (103) (9) (36) (88) (71) (69) (22) (71) (21)
Lo
80% 78% 82% 73% 87% 82% 86% 77% 82% 77% 88% 76% 95%
Total (244) (90) (152) (115) (118) (11) (42) (114) (87) (90) (25) (93) (22)
1. Sn = Sierra norte; Pbl = pueblos alrededor de Sevilla; Se = Sevilla capital; And = otras provin-
cias andaluzas.
560
ÍNDICE
Obsérvese por lo demás que, en las tres frases, los hombres utilizan más
leísmo que las mujeres, y que el leísmo de los informantes residentes en Sevi-
lla capital es un poco más elevado que el promedio, mientras que el de los
informantes de la Sierra Norte siempre es un poco más bajo, salvo en el ejem-
plo 56a. Esta excepción se podría deber a que muchos de los informantes12
serranos pertenecen a la categoría más joven, que como se nota, con «aguan-
tar» resulta ser mucho más sensible al leísmo que las categorías mayores. Esto
podría demostrar que en situaciones parecidas a las prototípicamente transiti-
vas directas los jóvenes provenientes de zonas tradicionalmente consideradas
como no leístas usan cada vez más el leísmo.13 En lo que sigue, se examinarán
con más detalle las preferencias pronominales de los distintos grupos encues-
tados.
4.1. El sexo
561
ÍNDICE
TABLA 2
Sujeto experimentante Objeto experimentante
Total (Lectura estática)
Total Lectura estática Lectura no estática
Total Masc. Fem. Total Masc. Fem. Total Masc. Fem. Total Masc. Fem.
Le 72,88% 76,05% 71,05% 51,03% 57,49% 46,98% 95,60% 95,50% 95,74% 71,54% 74,64% 70,06%
Lo 27,12% 23,95% 28,95% 48,97% 42,51% 53,02% 4,40% 4,50% 4,26% 28,46% 25,36% 29,94%
Total 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%
Que la discrepancia sea más alta en estas frases que en las demás no ha de extra-
ñar: presentan el esquema transitivo básico, y son, por ende, más sensibles a even-
tuales mecanismos de diferenciación lingüística (in casu el uso de «le» en vez de
«lo») por parte de ciertos grupos (in casu los hombres). Cuanto menos prototípica la
frase, más su forma parece estar gramaticalizada y menos los locutores se sienten
autorizados a darle un toque personal, como si temieran cometer un error. Es proba-
blemente por esta misma razón que los casos de variación lingüística se producen
con más frecuencia en el campo léxico y fonético que en el sintáctico.
Que las mujeres seleccionen menos leísmo que los hombres se debería, según
López Morales (1993?: 126), a que siempre se ha esperado que la conducta social
de las mujeres, y por consiguiente también su habla, fuera más correcta que la de
los hombres.
4.2. La edad
TABLA 3
Sujeto experimentante Objeto experimentante
Total
(Lectura estática) Lectura estática Lectura no estática
Total 15-34 35-55 >55 Total 15-34 35-55 >55 Total 15-34 35-55 >55 Total 15-34 35-55 >55
72,88 75,30 70,97 73,07 51,03 55,17 48,17 47,05 95,60 95,45 95,68 96,45 71,54 75,27 67,90 77,24
Le
% % % % % % % % % % % % % % % %
27,12 24,70 29,03 26,93 48,97 44,83 51,83 52,95 4,40 4,55 4,32 3,55 28,46 24,73 32,10 22,76
Lo
% % % % % % % % % % % % % % % %
Total 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%
562
ÍNDICE
total). En las frases con sujeto experimentante y en las frases no estáticas con
objeto experimentante este porcentaje sube, probablemente por las razones
que cité en el párrafo anterior. A primera vista los datos de la generación
mayor contradicen la tendencia observada. Tienen que tomarse, sin embargo,
con cautela dado que representan tan sólo a 11 informantes.
Como posibles causas de la expansión dativa entre los jóvenes, se podrían
citar el alto índice de escolaridad, la influencia por los medios de comunica-
ción y lo que López Morales (1993?: 115) llama la sensibilidad de esta gene-
ración «a las formas prestigiadas por esta comunidad». Pero el prestigio del
habla castellana, aunque atestiguado y ponderado por distintos autores,18 nos
deja, a la hora de definir su impacto en el uso pronominal andaluz, ante una
inexplorada laguna cuya orilla la definen el papel importantísimo de Castilla
en la Reconquista,19 la presencia de la corte en sus ciudades20 y los autores
famosos provenientes de esta región,21 por una parte, y la aparición de medios
de comunicación de marcada índole regionalista22 y la reivindicación de los
propios dialectos como signos de identidad, señalada, entre otros, por Klein-
Andreu (2000: 26)23 por otra parte.
Otro tanto vale para los medios de comunicación cuya influencia en el
uso pronominal de los jóvenes andaluces es igual de difícil de medir. En el
cuestionario les pedí a los informantes que indicaran el número de horas que
veían la televisión cada día por término medio. La tabla 4 exhibe los prome-
dios:
TABLA 4
0h 0,25 h 0,50 h 1h 1,25 h 1,50 h 2h 2,5 h 3h 4h 5h 6h 7h 8h / promedio
15- 2,61
2 4 19 1 5 35 1 16 20 10 1 3 / 1
34 horas/día
35- 2,56
2 / 2 24 / 2 34 / 25 21 5 2 1 1 1
55 horas/día
2,68
>55 / / 1 1 / / 4 / 1 3 1 / / / /
horas/día
563
ÍNDICE
Las tres generaciones ven igual de horas de televisión por día, lo cual
demuestra que el papel de la televisión en la expansión del leísmo es reduci-
do, por no decir nulo. Esto no quita para que para los jóvenes la televisión haya
formado parte de su vida desde siempre, mientras que la mayoría de los infor-
mantes de 35 años y más haya crecido sin televisión.24 Es decir que en el perí-
odo crucial, en que su habla se iba forjando, el acceso a la televisión que tenían
era reducido o incluso inexistente, según la edad del informante. La influencia
de la televisión en el uso pronominal debería examinarse, pues, diacrónica-
mente y no sincrónicamente.
Finalmente, el impacto del nivel de formación del locutor en su uso prono-
minal se investiga en el párrafo siguiente.
TABLA 5
Sujeto experimentante Objeto experimentante
Total
(Lectura estática) Lectura estática Lectura no estática
Total Prim. Sec. Sup. Total Prim. Sec. Sup. Total Prim. Sec. Sup. Total Prim. Sec. Sup.
72,88 67,55 73,17 76,00 51,03 44,21 52,04 53,48 95,60 94,96 95,31 96,43 71,54 61,04 71,55 79,36
Le
% % % % % % % % % % % % % % % %
27,12 32,45 26,83 24,00 48,97 55,79 47,96 46,52 4,40 5,04 4,69 3,57 28,46 38,96 28,45 20,64
Lo
% % % % % % % % % % % % % % % %
Total 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%
Son los jóvenes los que más formación tienen. De los 118 encuestados,
116 (o un 98,31%) han seguido estudios secundarios (72 o un 61,02%) o
superiores (44 o un 37,29%). Entre los 120 informantes de entre 35 y 55
años, 41 (o un 34,17%) no han seguido más que estudios primarios, 40 (o un
33,33%) han seguido estudios secundarios y 39 (o un 32,50%) han seguido
estudios superiores. Esto corrobora la hipótesis formulada en el párrafo ante-
rior, según la que un alto índice de instrucción favorece el uso del pronom-
24. La televisión se introdujo en España en 1956 y generalizó en la década de los años 60 y 70.
564
ÍNDICE
bre dativo donde, etimológicamente, se usaría una forma acusativa. Esto se
explicaría por un contacto prolongado con los autores clásicos25 y, ante todo,
con la lengua estándar, que, como se sabe, admite el leísmo masculino de per-
sona,26 por una parte, y, por otra, se basa fundamentalmente en el castellano,
donde «las innovaciones se observan con mayor intensidad»,27 sobre todo en
las construcciones prototípicamente transitivas directas.
25. Cf. Cuervo (1970: 493): « […] pero la influencia de la capital por una parte y la de la litera-
tura por otra, hacen que los loístas de nación al hablar o escribir esmeradamente usen el le con
más o menos frecuencia, lo mismo que se valen de tantas otras voces y giros comunes en los
libros, pero ajenos del habla familiar.»
26. Cf. RAE (1973: 424): «La Academia Española, teniendo en cuenta el origen etimológico de
estas formas y la práctica más autorizada entre los escritores modernos, recomienda para el
uso culto y literario la siguiente norma general: lo, para el acusativo masculino; la, acusativo
femenino; le, dativo de ambos géneros, y además como acusativo masculino de persona, pero
no de cosa; […] Así, pues, tratándose de un hombre podemos decir indistintamente No lo
conozco o No le conozco; pero si se trata de una mujer, solo podemos decir No la conozco;
hablando de un libro, Lo tengo en casa.»
27. Cf. Klein-Andreu (2000: 9).
28. 704.158 habitantes según la página web del Instituto de Estadística de Andalucía (datos de
2005). Le doy las gracias al Prof. Dr. R. Verdonk de la Universidad de Amberes por haberme
indicado este sitio web. Según este mismo sitio web Cazalla de la Sierra tiene 5.161 habitan-
tes, Alanís 1.937, Constantina 6.826, Osuna 17.431, Brenes 11.412 y Camas 25.769.
565
ÍNDICE
TABLA 6
5. CONCLUSIÓN
29. Jaspaert (1986), en su investigación sobre la existencia (o no existencia) de una lengua están-
dar flamenca, observa comportamientos similares.
566
ÍNDICE
tes refleja la clasificación de los verbos psicológicos de las autoras Vázquez
Rozas (1995: 211-212) y Di Tullio (1997: 255): los verbos con sujeto experimen-
tante, los verbos con objeto experimentante con lectura estática y los verbos con
objeto experimentante con lectura no estática. La primera y la tercera categoría
son las que más variación, según las distintas variables (sexo, edad, formación y
lugar de residencia), exhiben. El uso pronominal de la segunda categoría, en cam-
bio, es similar en las tres categorías: la discrepancia máxima respecto al prome-
dio de 95,60% que se observa es de un 5,68% (menos de leísmo en los pueblos
de la Sierra Norte). La tercera categoría (con lectura no estática) es la que más
variación exhibe, en la categoría de los informantes con instrucción primaria, que
seleccionan un 10,50% menos de leísmo que el promedio de 71,54%. Es la cate-
goría que, en lo referente a las características del agente, más se acerca a la frase
prototípica. Antes vimos que cuanto más prototípica la frase, más los locutores se
atreven a darle un toque personal, mediante el cual pretenden identificarse con o
diferenciarse de otros grupos sociales.
En cuanto a las preferencias pronominales de los distintos grupos exami-
nados, vimos que son los hombres entre 15 y 34 años con formación superior
y residentes en Sevilla capital los que más favorecen el uso del pronombre
dativo, y que son las mujeres entre 35 y 55 años con formación primaria y resi-
dentes en la Sierra Norte las que más reticentes son respecto al leísmo. El fac-
tor que, globalmente, más favorece el leísmo en la provincia de Sevilla es el
sexo masculino del informante (+3,17%), inmediatamente seguido por la for-
mación superior del mismo (+3,12%). Los factores que menos favorecen el
uso dativo en esta zona son la instrucción primaria (-5,17%) y la residencia en
la Sierra Norte (-3,87%). Investigacines futuras tendrán que afinar estas con-
clusiones.
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ÍNDICE
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569
ÍNDICE
DISPONIBILITAT LÈXICA DEL VALENCIÀ:
CLASSIFICACIÓ DELS FENÒMENS
DE CONTACTE LINGÜÍSTIC
1. INTRODUCCIÓ
2. EL TEST DE DISPONIBILITAT
1. La gran part dels estudis de disponibilitat léxica s’han fet a partir de les mostres de xiquets o adoles-
cents. Gougenheim (1956, 1964); Mackey (1971); López Morales (1973); Azurmendi (1983); Muri-
llo Rojas (1993); Murillo Rojas i Sánchez Corrales (2002); Valencia (1994 a, 1994 b, 1998 a) i Marta
Samper (2003).
571
ÍNDICE
FIGURA 1
572
ÍNDICE
– Sexe: home, 195 informants (42%); dona, 269 (58%)
– Tipus d’ensenyament: ensenyament públic, 297 (64%); ensenyament privat,
167 (58%)
– Llengua habitual: monolingüe, 211 (45%); bilingüe, 253 (55%)
– Nivell sociocultural: alt, 83 (18%); mitjà, 229 (49%); baix, 152 (33%)
– Lloc de residència: València ciutat, 159 (34%); àrea metropolitana, 109
(23%); semiurbà, 119 (26%); rural, 77 (17%)
– Llengua materna: monolingüe, 195 (42%); bilingüe, 269 (58%)
– Programa d’ensenyament bilingüe: programa d’ensenyament en valencià
(PEV), 114 (25%); programa d’incorporació progressiva, 350 (75%)
– Comunitat de parla: València ciutat, 159 (32%); l’Horta, Camp de Morvedre
i Camp de Túria, 179 (34%); les Riberes, la Safor, la Costera i la Vall d’Al-
baida, 135 (34%)
Cal assenyalar que tots els informants han rebut en iniciar el test una sèrie
de consignes generals: que no es preocupen per l’ortografia; que escriguen
totes les paraules que els vinguen a la ment relacionades amb el tema indicat;
que si acaben la columna poden seguir per darrere del full; i si en algun
573
ÍNDICE
moment no recorden el mot en valencià, però sí en castellà, poden escriure’l
en castellà. I en començar cada centre d’interés han escoltat altres indicacions
particulars.3
3. Indicacions:
1. Parts del cos humà: internes i externes
2. Roba, calcer, complements...
3. Parts de la casa: dins i fora
4. Mobles i també ornaments
5. Aliments i begudes: tot tipus
6. Objectes col·locats a taula per menjar (i per a beure): no poseu noms d’aliments
7. La cuina i els seus utensilis: també electrodomèstics
8. L’escola (institut o col·legi): mobles, materials, persones, dependències
9. Il·luminació, calefacció i ventilació (mitjans naturals i artificials)
10. La ciutat: imagineu que passegeu i tot el que veieu
11. El camp: imagineu que passegeu i tot el que veieu
12. Mitjans de transport de terra, aire i aigua
13. Treballs del camp i del jardí , per tant verbs, substantius...
14. Animals domèstics i salvatges; de terra, aire i aigua
15. Jocs, distraccions, entreteniments, diversions, aficions
16. Professions i oficis de tota classe, manuals, especialitzats, carreres...
17. Colors: paraules simples i compostes
574
ÍNDICE
que tenen una freqüència de mencions entre 6% i 15% i préstecs integrats quan
la freqüència d’aparició és superior al 15%. Quant als compostos híbrids, es
produeixen quan els parlants activen un element del sintagma en una llengua
i l’altre element en l’altre codi idiomàtic.
Si considerem la transferència com un procés que respon al continuum
interferència →préstec en vies d’integració→ préstec integrat, els trets deli-
mitadors són els diferents graus d’integració lingüística –adaptació fonolò-
gica, morfològica i sintàctica– i d’integració social –freqüència d’ús,
homogeneïtat i nivell d’acceptació. Donades les limitacions del test de dis-
ponibilitat lèxica, és possible que els criteris establerts per a la catalogació
dels fenòmens anteriors –freqüència d’ús– condicionen la classificació de
certs vocables, ja que seria necessari un estudi més exhaustiu per a una taxo-
nomia sociolingüística.
Finalment, s’han assenyalat les substitucions de codi, mots normatius en
altres llengües que els informants han actualitzat molt poques vegades, bé per
desconeixement, o bé per no recordar la seua traducció valenciana (cajón, ciru-
jano) i, els canvis de codi (sushi, stripper). S’ha d’assenyalar que moltes de les
unitats lèxiques catalogades com a substitució de codi, podrien ser classificades
com a préstecs en vies d’integració o consolidats, però ateses les característiques
de la metodologia duta a terme per a la recollida del corpus, les hem classifica-
des com a substitució de codi tant per la baixa freqüència obtinguda en els inven-
taris lèxics com perquè, al nostre parer, són fruit d’un oblit o desconeixement en
la llengua base del test de disponibilitat. Però també s’han actualitzat algunes
unitats lèxiques que han de classificar-se com a «canvi de codi», ja que l’infor-
mant desconeix el vocable tant en castellà com en valencià.
És obvi que una conseqüència del contacte lingüístic i del bilingüisme
social, presents en l’àrea territorial objecte d’estudi, són les transferències,
especialment, lèxiques.
Els mobles
Doblets
Menjars
Estanteríai(0,24003)
begudes / prestageria (0,10318)
Lámpara (0,12144) – llàmpara (0,03801) – làmpares (0,01786) / làmpada (0,00432)
Mecedora (0,05384) / gronxador (0,01916)
Taburet
** (0,03345) / tamboret (0,00240)
Préstec consolidat.
575
ÍNDICE
Interferència
Menjars i begudes
Doblets
Ternera (0,06688) / vedella (0,01724)
Ron (0,04137) / rom (0,00081)
Galleta (0,03432) / galeta (0,04486)
Fiambre (0,02004) / companatge (0,00316)
Interferència
Jamó, albòndigues, hervid, solomill, pepí, alubies, llenguat, lentejes, calabací,
acelgues, uves, cebolles, lenguat, bocadill, chipiró, llubina, costilles, morcilles,
576
ÍNDICE
almendres, setes, osobuc, palomites, ràban, lom, habes, aceitunes, orégan, almejes,
pases, morcó, llevadura, navajes, judions, golosines, pat, pimient, judies, chuletes,
guisant, mejilló, saltxitxó, boqueró, pescat, melocotó
Préstec en vies d’integració
Ternera, tomata, sangría, puchero, gaseosa, galleta
Préstec consolidat
Ron, tortilla, mero, pechuga, fiambre
Compostos híbrids
Suc de melocotó, vi tinto, suc de fresa, jamón serrà, batut de fresa, arròs a l’horn, vi
tint, zum de taronja, arròs amb bogavant, suc de tomate, potaje de cigrons, pierna de
corder, suc de fruta, carn de cordero, lates de conserva, carn de cerdo, pa de sándwich,
anques de granota, zumo de taronja, aigua en cloro, bocadillo blanc i negre, vi amb
gaseosa, pa de molde, pa tostat
Substitució de codi
Sirope, costilla, chupito, hueva, margarita, mojito, rosquito, bollería, pimienta, tarta
de trufa, níspero, paletilla, ensaladilla, guisante, lluvia, sorbete, ciruela, miel, san
jacobo, jamón serrano, pescado, albaricoque, granizado de limón, aguacate, bocadil-
lo tortilla, caramelo, alubia, turrón, embutido, pata de cerdo, bonito, mostaza, gusan-
ito, fruto seco, rollito de primavera, emparedado, conejo, refresco, papilla, jurel,
pepito, ajo, trigo, dorada, rollo, paleta, brote de soja, cebada, roquefort, canela,
golosina, hojaldre, orujo, lechuga, atún, manzana, zanahoria, yogur, lenteja, lomo,
cordero, cerdo, lubina, mermelada, fruta, , manteca, bocadillo, lenguado, merluza,
salchicha, sandía, sándwich, jamón york, flan, solomillo, zumo, plátano, besugo
Canvi de codi
Whisky, sushi
Professions
Doblets
Interferència
Cristaler, azafat, pàrroc, boticari, pasteler, bedell, cociner, botons, torer, noviller, ciru-
jàn, camiller, bailarí, artesan, pereós, cerrajer, neurocirujà, marmolistes, cetrer, papel-
er, tesorer, llimpiador, parat, empolló, tenient, llavander, rentacristals, carretiller,
zapater, carceler, cirujà, dependient, fruter, peluquer, verduler, camarer, peó
577
ÍNDICE
Préstec en vies d’integració
Basurer, mèdic, panader, albañil, barrender, enfermera, enfermer, carpinter
Préstec consolidat
Abogat, ingenier
Compostos híbrids
Ingenier de camins*, ingenier industrial *, ingenier de telecomunicacions *, ingenier
químic*, ingenier agrònom**, ingenier informàtic*, ingenier mecànic*, ingenier tex-
til*, ingenier tècnic*, ingenier aeronàutic*, ingenier d’electricitat, dona de l’hogar,
testigo de juici, ingenier tecnològic, ingenier electrònic*, ingenier tècnic agrònom*,
ingenier agrícola*, ingenier tècnic forestal*, ingenier de robòtica, ingenier forestal,
ingenier tècnic aliments, ingenier d’obres públiques*, jefe d’estudis, treballador d’al-
macén, medio ambient, capità de barc, recollidor de basura, recaptador d’hacienda,
encargat almacén, dona de la llimpieza, licenciat en algo, vendedor ambulant, vene-
dor de golosines, ingenier tècnic tèxtil*
Substitució de codi
Niñera, go go, barrendero, piloto, abogado, cirujano, butanero, dependiente, ban-
quero, limpiador, concejal, camionero, camarera, carpintero, polero, bombero,
chacha, madero, ingeniero, vagabundo, corredor de seguros, marmolista, panadero,
bailarín, maestra, pedagogo, cocinero, maricón, segurata, cámara, embajador, capataz
agrícola, veterinario, pastelero, capataz, modelo, banderillero, almacenista, capataz
de obra, obrero, cajera, lechero, cosedor, paro, secuestrador, autobusero, teniente,
marino, teniente coronel, baloncestista, podólogo, hacienda, inspector de hacienda,
agrónomo industrial, obispo, secretario, picolo, guardián, pizzero, cajero, cantante,
mendigo, controlador aéreo, famoso, tendero, médico, político, intérprete, actriz,
otorrinolaringólogo, científico, guardaespaldas, músico, alquiler, DVD, canguro,
fotógrafo, corredor de bolsa, psicopedagogo, ganadero, bordadora, feriante, bedel,
cristalero, limpiacristales, timador, peluquería, árbitro, paparazzi, basurero,
deportista, chulo, camello, cura, chapero, ingenieria, celador, azafata, fontanero,
psicólogo, esthéticienne, camarero, vendedor, peluquera, enfermeria, juez
Canvi de codi
Stripper, boy, disc-jockey
5. CONCLUSIONS
578
ÍNDICE
tualitzacions per part dels parlants molt elevat. El percentatge de transferències
és del 30,37%.
En l’estímul “Menjars i begudes”, el percentatge dels fenòmens de contac-
te lingüístic és el segon menor després de ‘La ciutat’, amb un 20,66% sobre el
total de 842 vocables,4 malgrat haver-hi un nombre bastant considerable de
préstecs en vies d’integració. Cal assenyalar el fort grau d’integració del mot
anglès whisky (xenisme per a alguns lingüistes).
En el centre d’interés “Professions i oficis” trobem un 20,80% de transfe-
rències sobre el total dels vocables d’aquest estímul, cosa que representa el ter-
cer centre amb menor grau d’elements forans. En el grup dels compostos
híbrids trobem bastants préstecs en vies d’integració (ingenier de camins,
ingenier industrial, ingenier de telecomunicacions).
A grans trets podem assenyalar, per una banda, que el grau de transferèn-
cies en aquests centres d’interés és molt elevat, i arriba a la quarta part en “Els
mobles”. D’altra banda, el nombre de préstecs als centres “Menjars i begudes”
i “Professions i oficis”, a pesar de tenir un grau de transferències menor (pel
nombre de vocables total actualitzats), el nombre de préstecs també és impor-
tant.
Concloem que la castellanització de la varietat estàndard del valencià està
molt arrelada en el lèxic dels estudiants i per tant cal ressaltar la necessitat urgent
i compromesa d’una planificació lingüística coherent del català parlat a València.
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579
ÍNDICE
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ÍNDICE
LA VARIABLE SEXO EN EL LÉXICO
DISPONIBLE DE ALUMNOS DE PRIMARIA
Y BACHILLERATO DE HUELVA:
RESULTADOS CUANTITATIVOS
1. ASPECTOS METODOLÓGICOS
583
ÍNDICE
115 chicos; y en el nivel de Bachillerato, 131 chicas, frente a 89 chicos.
Aunque somos conscientes de que lo ideal hubiese sido la igualdad en
el número de informantes de cada uno de los sexos, esto ha sido impo-
sible conseguirlo, dado que en estas investigaciones no hay una prees-
tratificación previa y la selección de los grupos en cada centro y el
número de veinte encuestas en cada uno de ellos es aleatoria.
2. La misma encuesta cerrada, constituida por una prueba asociativa de
varias hojas, con idénticos centros de interés, 16 en total, que los encues-
tados cumplimentaron escribiendo todas las palabras que les vinieron a
su mente durante los dos minutos, cronometrados por el encuestador, de
que disponían para rellenar cada uno de ellos.
3. Unas variables sociolingüísticas iguales, que son: sexo (hombre/mujer),
ubicación geográfica del centro (urbano/rural), tipo de centro
(público/privado) y nivel sociocultural de los padres (analfabeto/prima-
rio/ elemental/superior).
4. Criterios de edición similares, que son, en términos generales, los con-
sensuados entre los investigadores del Proyecto Panhispánico (Samper,
1998), con el fin de favorecer la comparación entre los resultados de los
distintos niveles educativos investigados y éstos con los de otras zonas
investigadas.
584
ÍNDICE
GRÁFICO 1. Total de palabras por centro de interés y nivel
585
ÍNDICE
3. LA VARIABLE SOCIAL SEXO EN LAS INVESTIGACIONES
DE DISPONIBILIDAD LÉXICA
586
ÍNDICE
relevantes; en Soria, también los resultados de Bartol (2004) demuestran una
ligera superioridad de las chicas frente a los chicos en el número de vocablos
producidos en quince de los dieciséis centros, salvo en el 12. Medios de trans-
porte; igualmente, en Asturias, en la investigación de Carcedo (2001: 65), las
mujeres superan a los hombres en once centros de interés y éstos sólo en cinco,
evidenciando este investigador que los resultados «parecen confirmar la debi-
lidad discriminatoria de este factor social»; por el contrario, en las investiga-
ciones de Benítez (1992) y también en las de Bellón (2003) la ventaja se
muestra a favor de los hombres.
Recientemente, algunos investigadores, conscientes de las limitaciones del
análisis descriptivo para determinar la incidencia de los distintos factores
sociales en los resultados de disponibilidad léxica, han considerado oportuno
completar estas observaciones con análisis estadísticos, capaces de demostrar
si las diferencias evidenciadas eran fruto del azar o de factores sociales.
Las investigaciones pioneras en la utilización del programa estadístico
SPSS, en diferentes versiones, para determinar la incidencia y significación
estadística de factores sociales en la disponibilidad léxica de hablantes espa-
ñoles han sido, en primer lugar, las de Galloso (2003), quien, tras aplicar la
prueba estadística, señala una ligera inclinación en Salamanca a favor de los
hombres, que superan a las mujeres en once de los dieciséis centros de interés;
y en Zamora, donde la distancia entre hombres y mujeres es aún mayor a favor
de éstos; mientras que en Ávila se presenta una igualación entre ambos sexos.
No obstante, esta investigadora afirma que, a pesar de las diferencias cuanti-
tativas observadas, estos datos de forma aislada no tienen una gran importan-
cia en el conjunto del léxico disponible, pues no pueden demostrar hasta qué
punto es significativa estadísticamente la variable sexo; las investigaciones de
Gómez Molina y Gómez Devís (2004) ponen de manifiesto que el factor sexo
sí que ejerce un efecto diferenciador y destacan en su investigación llevada a
cabo en Valencia la clara superioridad en la producción léxica de las mujeres
frente a los hombres en quince centros de interés, de los diecisiete propuestos
por ellos, y sólo éstos las superan en dos áreas temáticas y con una mínima
diferencia; en las de Hernández (2006), en el análisis cuantitativo del léxico
disponible de Castilla-La Mancha, se destaca una diferencia a favor de los
hombres en doce de los dieciséis centros de interés y se pone de manifiesto
que la diferencia en los promedios de respuestas de los hombres y de las muje-
res es estadísticamente significativa a favor de los hombres, de manera que,
según esta investigadora (ibídem: 325), «las divergencias en el número de
palabras de los varones y de las mujeres no se deben al azar o a causas acci-
dentales, sino a relaciones de causalidad relacionadas con el factor sexo»; sin
embargo, en el reciente estudio sobre el léxico disponible de estudiantes mala-
gueños realizado por Ávila (2006), tras aplicar pruebas estadísticas similares,
587
ÍNDICE
afirma que «el factor sexo no parece condicionar la mayor o menor produc-
ción léxica», pues, en esta provincia, la media de palabras obtenida para hom-
bres y mujeres es prácticamente la misma.
De lo expuesto anteriormente se desprende que no hay unanimidad en el
predominio de disponibilidad léxica de un sexo sobre otro.
588
ÍNDICE
GRÁFICO 3. Promedio de palabras disponibles por sujeto de acuerdo con el
sexo en sexto de Primaria
589
ÍNDICE
TABLA 3. Promedio de palabras disponibles por sujeto de acuerdo con el
sexo en Bachillerato
Centros de interés Mujeres Hombres
01 Partes del cuerpo 24 26
02 La ropa 22 22
03 Partes de la casa sin los muebles 16 18
04 Muebles de la casa 16 16
05 Alimentos y bebidas 28 26
06 Objetos colocados en la mesa para la comida 15 17
07 La cocina y sus utensilios 19 22
08 La escuela 25 26
09 Calefacción e iluminación 13 14
10 La ciudad 22 22
1 El campo 22 20
12 Medios de transporte 18 20
13 Trabajos del campo y del jardín 12 12
14 Animales 27 28
15 Juegos y diversiones 19 18
16 Profesiones 22 21
Total 320 328
590
ÍNDICE
bles léxicamente en ambos sexos, con un promedio de 25 o más unidades léxi-
cas producidas son el 05. Alimentos y bebidas, el 08. La escuela y el 14. Ani-
males; y los menos rentables, con un promedio de palabras producidas inferior
a 15 unidades léxicas, son el 09. Calefacción e iluminación y el 13. Trabajos
del campo y del jardín. En cuanto a centros de interés, el promedio indica que
los hombres superan a las mujeres en tres palabras en el centro 07. La cocina
y sus utensilios; dos en 01. Partes del cuerpo, 03. La casa sin los muebles,
06. Objetos colocados en la mesa para la comida y 12. Medios de transporte;
y una en el 08. La escuela, 09. Calefacción e iluminación y 14. Animales. Por
el contrario, en los campos 05, Alimentos y bebidas, 11. El campo, 15. Juegos
y diversiones y 16. Profesiones, las mujeres aventajan en una o dos palabras a
los varones; y los dos sexos coinciden en los centros 02. La ropa, 04. La casa
con los muebles, 10. La ciudad y 13. Trabajos del campo y del jardín.
Comparemos a continuación ambos sexos en ambos niveles:
591
ÍNDICE
Contrastando ambos niveles y sexos en cada uno de ellos, los resultados
generales por centros de interés nos evidencian que las mujeres del nivel de
Bachillerato producen un promedio de 46,1% más de vocablos o palabras dife-
rentes que las chicas de Primaria, y los hombres de Bachillerato un 56,2% más
que los chicos de Primaria. Asimismo, los centros de mayor rentabilidad léxi-
ca son los mismos en ambos niveles y sexos, el 05. Alimentos y bebidas, el 08.
La escuela y el 14. Animales; e igualmente, los menos rentables en ambos
niveles y sexos son el 09. Calefacción e iluminación y el 13. Trabajos del
campo y del jardín, siendo también este último el de menor rentabilidad léxi-
ca.
En cuanto a los resultados obtenidos por centros de interés en las mujeres
de ambos niveles, frente a los hombres, tan sólo hay coincidencia en la supe-
rioridad numérica, en tres centros de interés, el 05. Alimentos y bebidas,
común en otras muchas investigaciones hispánicas, el 15. Juegos y diversio-
nes y el 16. Profesiones; mientras que los hombres coinciden en su ventaja
léxica frente a las mujeres en el centro 03. Partes de la casa sin muebles y en
el 12. Medios de transporte.
4.1. Estudios exploratorios por niveles y sexo del léxico disponible de Huelva,
aplicando el programa estadístico SPSS
592
ÍNDICE
3. Tras observar los resultados obtenidos tras las pruebas estadísticas, con-
cluimos que existen diferencias significativas entre hombres y mujeres
(diferencias no debidas al azar) en el número de respuestas producidas
por los informantes, a favor de las mujeres en Primaria y de los hombres
en Bachillerato.
5. CONCLUSIONES
593
ÍNDICE
rés, el 05. Alimentos y bebidas, común en otras muchas investigaciones
hispánicas, el 15. Juegos y diversiones y el 16. Profesiones; mientras
que los hombres coinciden en su ventaja léxica frente a las mujeres en
el centro 03. Partes de la casa sin muebles y en el 12. Medios de trans-
porte. Respecto a los centros de mayor rentabilidad léxica, hay coinci-
dencia en ambos niveles y sexos, siendo el 05. Alimentos y bebidas, el
08. La escuela y el 14. Animales los más rentables; e igualmente, los
menos rentables en ambos niveles y sexos son el 09. Calefacción e ilu-
minación y el 13. Trabajos del campo y del jardín, siendo también este
último el de menor rentabilidad léxica de todos.
5. Pese a estas escasas diferencias numéricas, y tras la aplicación de las prue-
bas estadísticas SPSS a los resultados obtenidos en la investigación de dis-
ponibilidad léxica de Huelva, una vez realizado el test de Levenne en
todos los centros de interés para contrastar la hipótesis nula de igualdad de
varianzas entre ambos sexos, el resultado ha sido el valor del estadístico
t-student = -3,478, con una significación del 0,001 (<0,05) en Primaria; y
el valor del estadístico t-student = -3,478, con una significación del 0,001
(<0,05) en Bachillerato; por ello, podemos concluir que en ambos niveles
existen diferencias significativas entre hombres y mujeres (diferencias no
debidas al azar) en el número de respuestas producidas según sexo, a favor
de las mujeres en Primaria y de los hombres en Bachillerato.
6. Por último, consideramos que en relación con la variable social sexo, los
datos que hemos presentado no tienen una gran relevancia en el conjunto
del léxico disponible del hablante hispano, aunque hayamos encontrado
diferencias cuantitativas significativas como las que acabamos de señalar.
Y hacemos esta afirmación teniendo en cuenta que tan sólo con estos
resultados aislados no podemos demostrar hasta qué punto es significati-
va la variable sexo en sentido estricto, pues sería necesario que todas y
cada una de las investigaciones del Proyecto Panhispánico aplicasen los
programas estadísticos adecuados para obtener sus conclusiones, como se
está llevando a la práctica en las investigaciones más recientes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
594
ÍNDICE
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595
ÍNDICE
UNA DIFERENCIA SOCIOLINGÜÍSTICA
EN EL USO DE LAS FÓRMULAS
SUPERLATIVAS EN ESPAÑOL MEDIEVAL*
* Este trabajo se inscribe en el marco de un proyecto investigador de carácter más amplio que lle-
vamos a cabo un grupo de profesores de la Universidad Autónoma de Madrid: Vieja y nueva sin-
taxis: la emergencia de la norma sintáctica del castellano, financiado por el Ministerio de
Educacióon y Ciencia. Este grupo dirigido por Javier Elvira y formado también por Inés Fernán-
dez Ordóñez, Javier García, Santiago U. Sánchez y Jacinto González está analizando, desde dife-
rentes perspectivas, la naturaleza del cambio lingüístico, así como el conjunto de fenómenos
sujetos a variación gramatical en el español.
597
ÍNDICE
rio. En el estudio de diversos textos medievales he podido observar que la
elección de una u otra forma tiene que ver con el tipo de texto ante el que nos
encontramos, con la variedad geográfica y con el tipo de adjetivo al que acom-
paña el adverbio superlativo.
En este breve estudio dejaré de lado la variación diatópica y me centraré
en la diversidad diastrática, que nos permitirá establecer una diferenciación en
el uso de las fórmulas perifrásticas dependiendo del tipo de texto y del tipo de
adjetivo que presenta una modificación en su grado. Así, por ejemplo, en El
Cid no se documenta la forma asaz, de origen culto, y, sin embargo, una perí-
frasis de carácter popular como es bien + adjetivo se utiliza con notable fre-
cuencia. Asimismo, quiero llamar la atención sobre el hecho de que los pocos
casos que en la época medieval aparecen de superlativos sintéticos se incluyen
en obras de marcado carácter latinizante.
El objetivo último, pues, de este estudio es demostrar cómo ya en español
antiguo la diversidad sociolingüística determina la utilización de las fórmulas
perifrásticas que sustituyeron al superlativo sintético latino y cómo en esta
época va a estar la base de lo que luego será también una diferencia en el espa-
ñol clásico y moderno.1
Me gustaría destacar que el corpus en el que se asienta este trabajo es muy
amplio ya que para la búsqueda de ejemplos he contado con el CORDE, así
como con la base ADMYTE, entre otras fuentes; dadas las limitaciones de espa-
cio, mostraré solo algunos ejemplos ilustrativos, que nos permiten ratificar la
hipótesis de partida. En primer lugar, haré referencia a los usos encontrados
del superlativo sintético y, a continuación, iré analizando las diversas fórmu-
las superlativas que aparecen en los distintos textos medievales.
1. Sobre la diferencia en el uso de fórmulas superlativas en español clásico puede consultarse Serra-
dilla (2004) y sobre la variación social en el español de algunas regiones en la actualidad son inte-
resantes los datos y reflexiones incluidos en Salvador Salvador (1987) o en Arjona (1991).
598
ÍNDICE
ter latinizante pueden observarse ya algunos usos del superlativo en –ísimo, aun-
que es de destacar que en la obra de autores como Mena o Santillana su presen-
cia es aún muy esporádica (de este último: en grandisimas cadenas en Cantares
y Decires). Realmente, hemos de esperar al siguiente siglo para que esta forma
empiece a consolidarse en nuestra lengua, aunque todavía en esta época está
muy presente su uso latinizante o italianizante (recuérdese que empieza a intro-
ducirse a través de traducciones del italiano, véase la traducción de Boscán de
El Cortesano de Castiglione).2 Su introducción se da básicamente en un registro
culto y al convertirse en una diferencia significativa de la lengua culta frente a
la popular se convierte también en una pieza clave cuando se quiere imitar o
parodiar la lengua culta, por parte de los personajes populares, como puede verse
en autores como Cervantes o Quevedo.
Pero volvamos a la época medieval con ejemplos como los siguientes,
recogidos en el corpus elaborado por Company para su Sintaxis histórica
(2006):
2. Un estudio básico sobre el uso del superlativo en esta obra es el de Morreale (1955). También en
Serradilla (2004) profundizo en la evolución del superlativo sintético en español clásico.
599
ÍNDICE
fijadas, donde son habituales los latinismos, suele aparecer un lenguaje más
cercano a la lengua popular:
3. En todo caso, es significativo que el adjetivo que aquí aparece, grande, es también el que un
siglo después en El Lazarillo o en las obras de Santa Teresa, textos de carácter popular, apare-
cerá con la forma de superlativo sintético con mayor frecuencia. Se trata, de hecho, de un adje-
tivo que tiende a ser graduado (Serradilla, 2004). Obsérvese que también se da la anteposición.
600
ÍNDICE
9. el precio del pan sera mediano. ny mucho karo. ny mucho rafez. & andaran
mucho por mar. (1259, Alfonso X, Libro de las Cruces)
Aunque desde el principio esta fórmula compite con muy + adjetivo, que
gana claramente la partida, no es hasta el siglo XV cuando la expresión que
estamos analizando pasa a ser cada vez más extraña, pese a esto, todavía
varios siglos después encontramos ejemplos esporádicos de su uso:
10. Este cavallero ordenó en metros los proverbios que comiençan: «Fijo mío,
mucho amado, etc.», (Fernando del Pulgar, Claros varones de Castilla)
11. que dizque fue cosa /39 mucho admirable. (1529, Ciudad de México: Frag-
mento de una carta autógrafa de fray Juan de Zumárraga al emperador Car-
los V, refiriéndole lo sucedido en la ciudad de México durante el viaje de
Hernán Cortés a las Higueras)
12. la /16 cual es amiga mucho de la dicha Bastida que /17 me lo dijo— (1692,
Ciudad de México. Denuncia autógrafa de don Diego Martín Pinzón Dávi-
la Galindo contra un fraile agustino...)
13. Assiniestro dexan Atineza, una peña muy fuert (Cid, 2691)
14. Que era un omne muy pobre (Cal. p. 96)
15. e fallolo que era bueno e muy enfrenado e muy valiente, (Zifar, p. 55)
16. al muy prepotente don Juan el segundo (Mena: Lab.)
601
ÍNDICE
El Cid, donde es muy frecuente, la lengua medieval suele valerse de otros
recursos para expresar el superlativo de los adjetivos.
21. Fue en la abadia el baron assentado, con la fazienda pobre era fuert enbar-
gado. (Berceo, Sto. Domingo, 215 b)
22. et por alexandre grant esquiuada(da)s et fuert Jnstruydas en armas et en
cauallos, (1377-1396, Fernández de Heredia: Historia Eutropio)
23. fue luego por las tierras sobra grand el roído; (1230, Berceo: Vida de San
Millán de la Cogolla)
24. E las espuelas sangrientas de la sangre del cavallo non los podian fazer lle-
gar al sañudo puerco, que mayor era el temor por la vision que la dolor por
las feridas e sobre mayor quel pungimiento de las espuelas. (Enrique de
Villena: Los doce trabajos de Hércules)
602
ÍNDICE
27. E Quando esto dixieron al rey fue muy sannudo ademas (Gran Conquista
de Ultramar fol. 154r (ADMYTE))
28. ech seteno enla generacion de caym. fue omne malo ademas. Otrossi este
enoc seteno enla generation (1275, Alfonso X, General Estoria I)
29. Et por ende es bona pora los omnes ademas gruessos que quieren enma-
grecer ayna (1250, Lapidario)
30. Pensativo además iba don Quijote por su camino adelante, considerando la
mala burla que le habían hecho los encantadores, (Quijote: cap. XI, 2ª parte)
34. p. 54. E entre todos los otros paresçia bien armado e muy fermoso e muy
valiente. (¿?)
4. Me refiero únicamente al español estándar. En algunos países americanos como Ecuador su uso está
extendidísimo en todos los grupos socioculturales y en todos los registros (información aportada por
la profesora Marleen Haboud). Salvador Salvador (1987) y Arjona (1991), sin embargo, apuntan
también en sus trabajos a la mínima frecuencia de uso en los sociolectos cultos y en los contextos
formales. Sobre el uso de esta expresión en español actual profundizo en Serradilla (2007).
603
ÍNDICE
En una cala realizada en El Conde Lucanor5 sólo he localizado el siguien-
te ejemplo, lo que era de esperar dado el tono culto que impera en las obras de
D. Juan Manuel. Obsérvese que, en todo caso, bien aparece con un adjetivo de
uso común:
35. Et desnuyóse et tomó un cubo de agua bien caliente, et una grand maga de
madero. (Cap. XLIII)
Una vez entrados en los siglos XV y XVI, no parece que se use frecuente-
mente en los textos escritos esta perífrasis de superlativo; aunque he encontra-
do todavía varios ejemplos, estos aparecen únicamente en cartas o en textos
históricos pero no en textos literarios:
36. E caso que de la parte de los griegos oviese asaz caualleros e gentiles
omnes e de grand esfuerço e ardjmento e bien valientes por sus personas,
(Corónica Troyana)
37. Y siguiendo su jornada el dicho capitan, con mucha gente, nabios y basti-
mentos /6 que don Hernando le dio, que fue bien costosa, (1529, ciudad de
México: Fragmento de una carta autógrafa de fray Juan de Zumárraga al
emperador Carlos V, refiriéndole lo sucedido en la ciudad de México duran-
te el viaje de Hernán Cortés a las Hibueras)
604
ÍNDICE
38. Gran Conquista de Ultramar, fol. 13v: es assaz alto
39. Gran Conquista de Ultramar, fol. 16r: era assaz de buen cuerpo
40. Gran Conquista de Ultramar, fol. 150r: tomol q<ua>nto leuaua assí quel
non dexo si non un Roçin malo assaz
41. Apolonio, fol. 48r: Entiendo q<ue> me dizes buen conseio Asaz
42. Apolonio, fol. 51r: Tres dema<n>das tengo q<ue> son assaz rafeçes
43. Cancionero de Baena, fol. 49r: asaz bastante so yo
44. Cancionero de Baena, fol. 135v: entre los poetas. assaz rradycantes
45. Libro de Marco Polo, fol. 70v: et son assaz fuertes
46. Libro de Marco Polo, fol. 88r: et han çiudades villas et castiellos fuertes
assaz
47. Los que vienen por tierra, tan luengo camino andan con ellos, que cuando
acá llegan son mansos assaz (J. Manuel, Caza, 4, apud. Cuervo)
48. Fernand Sanches Calauera, comendador de la orden de Calatraua, conpuso
asaz buenos dezires. (Marqués de Santillana, Prohemio al Condestable de
Portugal)
49. que a Vuestra Merced assaz es notorio, (Diego de Valera, Epistola)
50. Sosegad los pensamientos, que asaz ásperos tormentos, por cierto, le tengo
dado. (1514, Lucas Fernández, Auto de la Pasión)
51. puesto que la madera es feble o floja, e vana asaz. E lo que los indios quie-
ren hacer más blanco, (1535-1557, Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia
general y natural de las Indias)
52. Assaz de desdichada es la persona que a las dos de la tarde no se ha des-
ayunado. (El Quijote)
605
ÍNDICE
no puede asegurarse que siempre tuviera ese matiz en la Edad Media, aunque
es posible dado el origen extranjero del vocablo, ajeno al espontáneo lenguaje
del Cid, donde se halla únicamente mucho. Cuando se sintió la necesidad de
distinguir los dos matices, al elaborarse más el lenguaje literario, se echó mano
del extranjerismo asaz o se creó harto con los recursos internos del idioma.
606
ÍNDICE
58. Y esta gente farto mansa, y por la gana de aver de nuestras cosas, (1492-
1493, Diario del primer viaje de Colón)
59. SEMPRONIO. Ya no temas, Pármeno, que harto desviados estamos; en sin-
tiendo bollicio, (1499, Celes.)
Estamos ante una fórmula cada vez más utilizada pues viene a rellenar el
hueco que ha dejado asaz, que ha pasado a restringir su uso a registros más
cultos.
3. CONCLUSIONES
A la vista de los datos expuestos, podemos concluir, en primer lugar, que las
pocas apariciones de superlativo desinencial en la época medieval obedecen a
un esfuerzo latinizante y, por otro lado, que, aunque la similitud semántica entre
las diversas perífrasis sea casi absoluta, la elección de una u otra forma tiene
que ver con el tipo de texto en el que se inscriban y el registro de lengua que se
utilice, criterio que seguirá presente también en los siglos posteriores; así, bien
acompaña, sobre todo, a adjetivos patrimoniales en textos populares, situación
que, por ejemplo, sabrá explotar en su momento Cervantes poniéndolo en boca
de los personajes más incultos. Este uso característico de bien será el que deter-
mine su ausencia en la mayor parte de los textos que presentan un código ela-
borado, ausencia que, sin embargo, no sería tal en la lengua cotidiana pues ha
llegado al español actual también básicamente en el mismo contexto. Por su
parte, asaz, que entra como préstamo, pertenece básicamente al registro culto y
así seguirá hasta nuestros días; en el mismo registro culto encontramos la forma
además, que solo se documenta en la prosa histórica y que también es recogi-
da por Cervantes como marca de un estilo concreto. Diferente es el caso de
harto, poco documentado aún en la época medieval pero que luego será una
forma muy utilizada en todos los contextos, hasta llegar a la situación actual en
la que su frecuencia de uso en la lengua oral es mínima salvo en fórmulas semi-
fosilizadas como harto sabido, harto conocido, harto difícil… y ha quedado
relegada, como arcaísmo, a la escritura formal.
Muchas de las fórmulas analizadas han ido desapareciendo sustituidas por
otras más productivas, de carácter más general. Así, expresiones de uso res-
tringido en la época medieval solo han pervivido a nivel dialectal en hablan-
tes poco influidos por la norma (fuert, sobre o incluso mucho, que desaparece
muy pronto en la lengua estándar sustituido definitivamente por la forma más
extendida muy).
Obsérvese que en el ámbito de la superlación absoluta ha tenido lugar un
proceso de gramaticalización, que lleva a la reducción del paradigma; sin
607
ÍNDICE
embargo, la intensificación se ha valido de una serie de recursos casi ilimita-
da a lo largo de nuestra historia lingüística, por lo que cada día distintos gru-
pos de hablantes van creando fórmulas más expresivas para referirse a la
cualidad en su más alto grado. Se trata de un proceso creativo que está tenien-
do lugar en nuestros días, como lo ha estado a lo largo de toda la historia, con
la creación de nuevas fórmulas y la recuperación de expresiones de otra cate-
goría a las que se les otorga una nueva función. De los procedimientos usados
en español actual tendremos que hablar, sin embargo, en otro momento, pues
es un tema que escapa de los límites que me había propuesto en este trabajo.
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608
ÍNDICE
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609
ÍNDICE
SECCIÓN IV
MULTILINGÜISMO,
INTERCULTURALIDAD
Y CONTACTO DE LENGUAS
ÍNDICE
DMLX: UN PROGRAMA INFORMÁTICO
PARA EVALUAR LA REVITALIZACIÓN
Y PROYECTAR TENDENCIAS
DE CONOCIMIENTO Y USOS
LINGÜÍSTICOS1
1. LA REVITALIZACIÓN LINGÜÍSTICA
613
ÍNDICE
es la revitalización del hebreo en Israel, donde la diversidad de lenguas y la
necesidad de comprenderse entre los judíos de la diáspora favorecería la acep-
tación y completa restauración del hebreo como lengua franca y oficial del
nuevo estado de Israel (Bobaljik et al., 1996; Spolsky, 2004). El caso contra-
rio, de rotundo fracaso, lo encontramos en las infructuosas tentativas por revi-
talizar diversas lenguas indígenas que han acabado por desaparecer o que se
encuentran en vías de extinción (Batibo, 2005; Martí et al., 2005) o en el más
próximo del gaélico irlandés, que a pesar de ser la primera lengua oficial del
estado de Irlanda no ha conseguido desplazar el uso mayoritario del inglés
(Carnie, 1996; Slomanson, 1996).
Resulta prácticamente imposible predecir si un programa de revitalización
tendrá éxito o no, así como determinar la causa principal que motiva un resul-
tado u otro (Grenoble y Whaley, 2006). Extremadamente difícil es, también,
prever cómo los factores sociales y políticos afectarán a estos programas pues-
to que todos ellos interactúan sobre el fondo de procesos demográficos que
pueden llegar a tener efectos mucho más drásticos que cualquier iniciativa
social o medida política y jurídica.
La compleja casuística que impera en el terreno de la revitalización lin-
güística no debe hacernos olvidar, sin embargo, que la razón última que moti-
va cualquier proceso de restauración implica hacer frente a las fuerzas que
provocaron y motivan el cambio de lengua. Si pensamos que son pocas las
regiones del mundo donde no encontramos al menos alguna tentativa de revi-
talizar una lengua entonces debemos concluir que no hay rincón del mundo en
que una lengua no esté en proceso de sustitución o de extinción.
De organismos internacionales, como la UNESCO, procede uno de los estudios
más completos y recientes sobre las lenguas amenazadas (Unesco, 2003). En
este trabajo se recogen los factores que se deben considerar para determinar el
grado de vitalidad de una lengua: la transmisión intergeneracional de la lengua,
el número absoluto de hablantes, la proporción de hablantes en relación con el
total de población, el uso de la lengua en diferentes ámbitos y su capacidad de
adaptación a los nuevos dominios, el material didáctico existente para enseñar la
lengua, la política lingüística institucional y gubernamental (incluyendo estatus
y usos oficiales), las actitudes lingüísticas de los miembros de la comunidad y la
cantidad y la calidad de la documentación disponible sobre la lengua. A esta lista
de factores de tipo social, político y demográfico podríamos añadir otros como
el prestigio de la lengua a nivel internacional o el grado de atracción o integra-
ción lingüística de los inmigrantes, etc. Pero además de considerar todos estos
factores que operan simultáneamente, hemos de tener en cuenta también los pro-
cesos demográficos básicos (natalidad, mortalidad y movimiento migratorio)
que a veces pueden llegar a tener efectos más drásticos que cualquier acción
social, política o jurídica.
614
ÍNDICE
La multiplicidad de factores a tener en cuenta pone de manifiesto la tarea
tan compleja a la que se enfrenta la ejecución, planificación y evaluación de
cualquier proceso de revitalización.
615
ÍNDICE
do, su correcta ejecución e implementación. Pero evaluar los programas de
normalización resulta ser una tarea tan ardua y compleja como necesaria,
puesto que los factores que intervienen en su desarrollo son múltiples y muy
variados, como ya hemos apuntado más arriba.
En este artículo presentamos, primero, un programa de proyecciones demo-
lingüísticas, llamado DMLX, concebido y diseñado como una herramienta, eficaz,
que nos debería ayudar a evaluar objetivamente los programas de normalización
además de a predecir la relativa importancia que tienen los procesos demográfi-
cos y lingüísticos en la vitalidad de las lenguas a corto y largo plazo. Luego, un
estudio comparativo de los cambios «reales» en la habilidad para hablar catalán,
vasco y gallego que han tenido lugar ente 1991 y 2001 (datos basados en los cen-
sos lingüísticos), contrastados con los cambios previstos por DMLX. En último
lugar, siguiendo los resultados del análisis, deberíamos ser capaces de hacer una
primera y aproximada evaluación del progreso de la normalización en cada una
de las comunidades.
616
ÍNDICE
b) la dimensión de la escolarización, cambiando una proporción determi-
nada de individuos de una categoría lingüística a otra debido a la adqui-
sición de la lengua propia en la escuela.
c) la dimensión de la integración lingüística, incorporando parte de los
inmigrantes de diversa procedencia a las diferentes categorías lingüísti-
cas, según el nivel de conocimiento y uso eventual.
GRÁFICO 1. Proporción de niños y niñas entre 0-4 años con capacidad para
entender y hablar la lengua propia. Censos 1991 y 2001
617
ÍNDICE
los dos años en Cataluña y las Islas Baleares resulta bastante sospechoso y nos
hace dudar de la fiabilidad de los datos. Y, en efecto, a la gran fluctuación
característica del primer grupo de edad parece que se añaden problemas técni-
cos tanto en la recogida de datos censales como en su posterior tratamiento.3
Los enormes sesgos en la estimación de la transmisión tienen, sin embar-
go, poco efecto en las proyecciones demolingüísticas, puesto que se compen-
san con la estimación de la adquisición en la escolarización: la subestimación
de la transmisión se verá compensada por los valores sobrestimados de la
escolarización.
La tasa de transmisión varía también al interior de la comunidad y su nivel
depende del grado de competencia media que tiene la población de la comar-
ca o zona en la que se reside. Dicha dependencia, más o menos lineal en todas
las comunidades, viene ilustrada en el Gráfico 2.
618
ÍNDICE
3.2. La adquisición de la lengua durante la escolarizazión
619
ÍNDICE
GRÁFICO 3. Nivel de capacidad para hablar la lengua propia de la población
adulta en las seis comunidades bilingües. Censo 2001
A pesar de que resulta evidente que el nivel de competencia varía según el ori-
gen o lugar de nacimiento (en la propia Comunidad, en el resto de España o en el
extranjero) el programa no mantiene separadas las cohortes de acuerdo a esta
variable. En su lugar, hemos de calcular previamente una tasa de competencia
según el origen de la población e incluirla como parámetro en el input.
Para poder llevar a cabo este estudio comparativo elaboramos una base de
datos en la que se recogía toda la información necesaria para poder realizar
proyecciones en cada una de las comunidades autónomas:
4. El desplazamiento al extranjero es mucho más difícil de registrar y no suelen haber datos dis-
ponibles.
620
ÍNDICE
• natalidad: número de nacidos el año censal según la edad de la madre
• mortalidad: número de defunciones producidas ese año según la edad y
el género del individuo
621
ÍNDICE
En Valencia, al contrario de lo que sucede en Cataluña, el conocimiento de la
población infantil y adolescente (hasta los 14 años) así como de los más mayores
era más bajo en el año 2001 de lo que había previsto el programa. Esta diferencia,
¿es el reflejo de un problema metodológico censal o responde a un cambio real?
622
ÍNDICE
En Galicia parece ser que el nivel de conocimiento, bastante alto, haya
alcanzado ya su máximo y no pueda superarse. El cambio previsto por el pro-
grama coincide en general con el resultado del censo de 2001 al anunciar un
leve retroceso de la competencia entre la población adulta. El programa no
preveía, en cambio, que el nivel de partida de los jóvenes, difícilmente supe-
rable, retrocediera, como ha sucedido realmente.
623
ÍNDICE
Por último, en Navarra, como en el País Vasco, el nivel de conocimiento pre-
visto para los escolares está por debajo del resultado registrado en el Censo 2001.
El conocimiento del euskera se mantiene en general estable en el resto de la
población, sin observarse grandes diferencias entre lo real y lo proyectado.
5. DISCUSIÓN
624
ÍNDICE
greso de los diferentes procesos de normalización lingüística que se están lle-
vando a cabo en seis comunidades bilingües. Dichos cambios pueden ser posi-
tivos, si la tendencia es al aumento de potenciales hablantes, o negativos, si en
vez de ganar se pierden hablantes.
Por otra parte, hemos visto que ciertos cambios son previsibles porque res-
ponden a procesos y movimientos demográficos naturales como lo son los
nacimientos y las defunciones, mientras que otros, de carácter coyuntural,
pueden alterar el rumbo de determinados acontecimientos que van a influir en
el desarrollo de la situación lingüística. Por ejemplo, un cambio de signo polí-
tico conlleva generalmente cambios en la política lingüística.
El retroceso de la competencia lingüística entre la población adulta más
mayor era previsible, puesto que esa tendencia se arrastraba del período ante-
rior. Y en sentido contrario, el aumento del nivel de competencia entre los
jóvenes escolares era también previsible, puesto que las nuevas generaciones
pueden y deben aprender la lengua propia del territorio en la escuela. Estas dos
tendencias opuestas aparecen bien ilustradas en todas las comunidades, excep-
to en Galicia, donde el nivel de conocimiento del gallego por los jóvenes era
ya tan alto en los años 90 que difícilmente podía aumentar más. Lo que no era
previsible era su retroceso, como así ha ocurrido.
El nivel de conocimiento de la población adulta que, en principio, no debe-
ría sufrir cambios drásticos, resulta sorprendente. Por una parte, si bien en la
Comunidad Valenciana y, sobre todo, en las Islas Baleares, el cambio es nega-
tivo, la diferencia entre lo previsto y lo real es tan enorme que esa gran pérdi-
da eventual de hablantes resulta más que sospechosa. Un cambio de signo
político, como ocurrió en el gobierno autonómico de Valencia a mitad de los
noventa, puede explicar una divergencia como la observada en esta comuni-
dad,5 pero no la acaecida en la población balear. Es cierto que en estas dos
comunidades el movimiento inmigratorio procedente del extranjero ha sido
especialmente intenso, pero también lo es que en el censo de 2001 esta nueva
realidad no quedó apenas reflejada. Las causas que explican esta diferencia
son más de carácter político y social y, sobre todo, de carácter técnico y meto-
dológico, dada la elevada tasa de inexhaustividad del censo, como ya hemos
comentado más arriba.
En Cataluña, al contrario, el cambio es más que positivo y esa divergencia
entre el cambio pronosticado y el cambio documentado del conocimiento de
la población entre 15 y 59 años es semejante a la que se observa en los jóve-
nes entre 15 y 24 años del País Vasco. Quizá no sea una casualidad que justa-
mente en estas dos comunidades hayan gobernado (o sigan gobernando) desde
5. Una encuesta realizada por la Academia Valenciana de la Lengua constata este descenso de
catalanohablantes en la Comunidad Valenciana (AVL, 2005).
625
ÍNDICE
inicios de la democracia hasta recientemente partidos nacionalistas que han
dirigido y desarrollado políticas lingüísticas decididas, con objetivos concre-
tos y medidas eficaces que han ido modificándose y adaptándose a la nueva
realidad. Y tampoco debe ser una casualidad que sean las dos únicas comuni-
dades en las que se haya modificado el plan inicial de normalización lingüís-
tica. En Cataluña, la Llei de política lingüística vino a remplazar, en 1998, la
Llei de normalització lingüística de 1983 y, en el País Vasco entró en vigor en
1996 el Plan General de Promoción del Uso del Euskera. En ambos casos se
estudiaron y evaluaron los logros conseguidos y las nuevas leyes o planes se
orientaron para superar carencias y errores cometidos. En el resto de comuni-
dades se sigue aplicando una Política Lingüística cuyos objetivos, a pesar de
fijarse hace más de 20 años, todavía no se han logrado. En definitiva, si el
cambio real es más positivo de lo que un programa informático pronostica, es
porque se ha avanzado más y mejor de lo que se hubiera podido esperar en 10
años.
En Navarra y Galicia, comunidades que detentan el nivel de competencia
más bajo y más alto respectivamente, el conocimiento de la lengua propia
entre los adultos no cambia. En un caso porque ese nivel de partida ya era muy
alto y en el otro porque era demasiado bajo. Pero mientras que en la comuni-
dad de habla vasca, a pesar de que la lengua es oficial solo en una parte de
Navarra, aumenta el nivel de competencia de los jóvenes escolares, en la de
habla gallega retrocede. Esta tendencia a la baja no sorprende si se tiene en
cuenta que en Galicia todavía no existe un programa donde la lengua vehicu-
lar de instrucción sea exclusivamente el gallego.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
626
ÍNDICE
CARNIE, A. (1996): «Modern Irish: A case study in language revival failure»,
en BOBALJIK, J. D., R. PENSALFINI, L. STORTO (eds.) (1996), 99-114.
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Cambridge University Press.
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<htttp://www.demolinguistica.cat/web/index.php?option=com_content&t
ask=view&id=27&Itemid=59&lang=ca_es>.
627
ÍNDICE
EL MULTILINGÜISME
DES DEL BILINGÜISME.
LES REPRESENTACIONS
DELS ESTUDIANTS DE MAGISTERI
ENVERS LA DIVERSITAT LINGÜÍSTICA
ADELA COSTA
CONSOL JUAN ASENSIO
PAULINA RIBERA ARAGÜETE
Universitat de València
En aquest treball hem volgut conéixer les actituds i les representacions dels
nostres alumnes, tant pel que fa a la convivència de diverses llengües en la
629
ÍNDICE
societat i en l’escola, com pel que fa a la valoració de la relació que s’hi pro-
dueix entre el castellà i el valencià. Dit d’una altra manera, hem volgut saber
el que pensen els nostres estudiants sobre diversos aspectes relacionats amb la
societat multilingüe en què vivim, amb l’escola multilingüe, amb l’educació
plurilingüe... tot des de la perspectiva de la nostra societat bilingüe.
Tot açò ho hem concretat en els objectius següents:
630
ÍNDICE
dels nouvinguts és o no competència de l’escola. Finalment, a l’apartat G,
havien de dir si el sistema d’ensenyament ha de donar preferència al valencià
o al castellà per tal d’integrar lingüísticament els nouvinguts.
QÜESTIONARI
CURS ....................... ESPECIALITAT ...................................................................................................
Quina és la teua llengua primera? ......................................................................................................
Quina llengua uses amb més freqüència? .......................................................................................
- De cadascun dels grups següents, tria l’expressió amb què més t’identifiques i
comenta-la breument:
A. Actitud favorable o no a l’aprenentatge del valencià
1. És de mala educació parlar en valencià als castellanoparlants.
2. Si sempre es parla en castellà als castellanoparlants, mai no aprendran el valencià.
3. ¿A mí, por qué me tienen que obligar a aprender el valenciano?
B. Actitud envers l’ensenyament bilingüe castellà-valencià
1. Preferiria que els mestres no tinguérem l’obligació d’ensenyar el valencià.
2. És convenient que els xiquets valencians coneguen el valencià i el castellà en
acabar l’escolarització obligatòria.
3. S’ha d’ensenyar el valencià a l’escola, perquè és la llengua pròpia del País.
C. Valoració d’una llengua en detriment d’altres: utilitat versus consciència de País
1. En un món globalitzat, per què perdre el temps aprenent llengües minoritàries
com el valencià? L’anglès és el que interessa.
2. La llengua és el principal signe d’identitat d’un poble. La desaparició d’una
llengua comporta la desaparició del poble com a tal.
D. Actitud envers la realitat multilingüe de la nostra societat
1. Cada vegada ens trobem amb més situacions en què hi ha immigrants i ens
hem d’esforçar per comunicar-nos amb ells.
2. Els que vénen a viure ací són els que han d’aprendre a parlar com nosaltres.
E. Aprendre valencià, ajuda o dificulta l’aprenentatge d’altres llengües?
1. Saber valencià i castellà ajuda a aprendre altres llengües.
2. El fet de tenir un sistema escolar bilingüe és un entrebanc a l’hora de progra-
mar l’aprenentatge de llengües estrangeres.
F. El manteniment de la llengua d’origen és cosa de l’escola?
1. L’escola ha de procurar els mitjans per tal que els alumnes estrangers mantinguen
la seua llengua d’origen.
2. És convenient que els alumnes estrangers mantinguen la seua llengua d’ori-
gen, però això no ho ha de fer l’escola, ho han de fer les famílies.
G. Utilitat versus ideologia pel que fa a l’aprenentatge del valencià i el castellà
per part dels estrangers
1. Amb els alumnes estrangers cal donar prioritat al castellà perquè és el que els
serà més útil. El valencià ja l’aniran aprenent.
2. És preferible que els alumnes estrangers aprenguen primer el valencià, perquè
és la llengua pròpia d’aquest país. El castellà l’aprendran fàcilment després.
631
ÍNDICE
2. PRESENTACIÓ I ANÀLISI DE LES DADES
632
ÍNDICE
L’alternativa 2 ha estat elegida de manera majoritària amb un 86% del
total, amb molt poca diferència entre valencianoparlants i castellanoparlants.
Per contra, la tercera alternativa només ha estat triada per un 4%, òbviament
tots castellanoparlants. Pel que fa a l’alternativa majoritària, les idees que apa-
reixen més repetides a l’hora d’argumentar la seua opció són:
633
ÍNDICE
una altra que en contempla la necessitat perquè és la llengua pròpia del País.
L’opció 2 representa la postura intermèdia, és a dir, la conveniència que es
coneguen les dues llengües.
Només un 7% del total preferirien que els mestres no tingueren l’obligació
d’ensenyar valencià. Majoritàriament opten per l’opció intermèdia (68%), amb
una diferència entre els valencianoparlants i els castellanoparlants. Cal destacar
que un 40% dels alumnes valencianoparlants trien l’alternativa 3, és a dir, l’o-
bligació d’ensenyar valencià a l’escola perquè és la llengua pròpia del país.
Entre les raons més freqüents que aporten per justificar la postura majori-
tària, destaquen:
634
ÍNDICE
Molts manifesten que les dues opcions no són contradictòries.
Algunes idees dels que trien l’opció minoritària són:
1. Cada vegada ens trobem amb més situacions en què hi ha immigrants i ens
hem d’esforçar per comunicar-nos amb ells.
V 9 24,3%
C 27 42’8%
Total 36 36%
2. Els que vénen a viure ací són els que han d’aprendre a parlar com nosaltres.
V 28 75,7%
C 32 50’7%
Total 60 60%
L’opció més triada ha estat la segona (60%), és a dir, la que considera que
els nouvinguts s’han d’adaptar a la societat on arriben; en canvi, el 36% pensa
que som nosaltres els que hem de fer l’esforç per comunicar-nos amb ells.
Cal destacar que no formulàvem quina era la llengua que haurien d’apren-
dre els nouvinguts –ja que ho fem en el darrer apartat; els estudiants, però, sí
que la concreten en les seues respostes, amb diferències notables entre els cas-
tellanoparlants i els valencianoparlants, tal com podem observar en les raons
que aporten:
- Valencianoparlants:
- Castellanoparlants:
635
ÍNDICE
E. Aprendre valencià, ajuda o dificulta l’aprenentatge d’altres llengües?
1. L’escola ha de procurar els mitjans per tal que els alumnes estrangers man-
tinguen la seua llengua d’origen.
V 7 19%
C 15 23,8%
Total 22 22%
636
ÍNDICE
En aquest apartat donem per fet que s’ha de mantenir la llengua d’origen
dels nouvinguts. L’alternativa que plantegem és si la responsabilitat de mante-
nir-la és de l’escola o no.
En aquest cas, el 77% dels estudiants considera que la responsabilitat no
és de l’escola, atés que:
Fins i tot els que trien l’opció 1 (22%) fan palesa en els seus comentaris la
dificultat que açò suposaria per a l’escola i proposen:
1. Amb els alumnes estrangers cal donar prioritat al castellà perquè és el que
els serà més útil. El valencià ja l’aniran aprenent.
V 10 27,1%
C 26 41,2%
Total 36 36%
637
ÍNDICE
Els estudiants que elegeixen la resposta minoritària també donen raons de
tipus utilitari:
Tant els uns com els altres expliciten en els seus comentaris que la conve-
niència d’una opció o altra està en funció del fet que el nouvingut visca en un
poble valencianoparlant o en una ciutat, on la llengua predominant sol ser el
castellà.
3. CONCLUSIONS
638
ÍNDICE
estudiants han respost allò que s’esperava que respongueren o si, com hem dit
abans, les respostes han pogut estar molt influenciades per continguts que
s’han treballat al llarg de la carrera o, fins i tot, pel fet que el qüestionari s’ha
emplenat en hores de classe.
Un aspecte que ens ha resultat sorprenent és que, malgrat que en algun
moment prenen opcions ideològiques, en general tenen una visió pragmàtica en
relació als temes plantejats. Per exemple, en la valoració que fan del bilingüis-
me i de formar part d’una societat bilingüe, com ja hem comentat abans, junta-
ment amb arguments que parlen de qüestions identitàries, n’apareixen d’altres
que mostren una representació d’aquest fet com una cosa normal, com una
característica més que conforma una societat determinada, sense la càrrega ideo-
lògica que, potser, es podria esperar si tenim en compte aspectes de la nostra his-
tòria recent i que han configurat les actituds de generacions anteriors.
Tot això i alguns altres interrogants que se’ns han plantejat en aquest tre-
ball que presentem hauran de ser objecte de recerques posteriors.
REFERÈNCIES BIBLIOGRÀFIQUES
639
ÍNDICE
CONSELL D’EUROPA (2001): Llengües modernes. Aprenentatge, ensenyament,
avaluació. Un marc europeu comú de referència per a les llengües, Estras-
burg, Consell d’Europa (Versió en català dels Departaments de Cultura i
Educació de la Generalitat de Catalunya).
640
ÍNDICE
LA RELACIÓN ENTRE EL APRENDIZAJE
DEL ESPAÑOL COMO LENGUA
EXTRANJERA Y LAS ACTITUDES
LINGÜÍSTICAS
CINZIA DI FRANCO
Universidad Antonio de Nebrija de Madrid
Università degli Studi di Palermo
1. INTRODUCCIÓN
641
ÍNDICE
terizan a los individuos de otro grupo lingüístico-cultural, o sea del grupo de
nativos de la LO de estudio. El éxito de la adquisición de la LO dependerá de la
actitud del aprendiz hacia ese grupo, exactamente:
642
ÍNDICE
discente y en su experiencia como docente. Estas dos fuentes crean creencias
y, por tanto, actitudes que orientan la actuación diaria en el aula. Este proceso
afectará de manera muy directa a sus alumnos.
En esta comunicación se van a presentar los resultados de un estudio pilo-
to, por el bajo número de informantes (10 sujetos universitarios), sobre la rela-
ción entre el aprendizaje del español como lengua extranjera (E/le) y las
actitudes lingüísticas de los estudiantes italianos de E/le.1
2. MÉTODO
2.1. Sujetos
Para recoger los resultados se ha llevado a cabo una encuesta de tipo direc-
to por un cuestionario (véase anexo), dividido en dos partes. La primera parte
recoge simplemente los datos personales (encabezamiento), la segunda anali-
za las actitudes lingüísticas de los participantes (cuerpo) con respuestas cerra-
das, que, a veces, dejan un margen mínimo de abertura (otro: ________). Se
han utilizado preguntas de tipo dicotómico, apartados de elección múltiple y
escalas de diferencial semántico.2 Se ha ideado el cuestionario utilizando la
técnica de las escalas de actitud. Esta técnica no solo indaga la dirección, sino
1. La elaboración del material, es decir, la construcción del cuestionario, fue fundamental en este
trabajo llevado a cabo en el curso de Sociopragmática y Pragmalingüística impartido por la pro-
fesora Ana María Cestero en el programa de Doctorado en Lingüística Aplicada a la Enseñan-
za del Español como lengua extranjera de la Universidad Antonio de Nebrija.
2. El diferencial semántico es una escala creada por Osgood et al. (1957). El investigador y su
equipo se centraron en el estudio de las actitudes a través del lenguaje. De manera más especí-
fica, Osgood destacó el significado denotativo y el connotativo. El primero se refiere al signi-
ficado del diccionario. El segundo concierne el significado que para cada persona tiene algo y
es el significado que se evalúa en esta escala. El objetivo es encontrar una técnica cuantitativa
que permita obtener una medida objetiva del significado psicológico de una serie de aconteci-
mientos, objetos o personas, que para el individuo tienen un cierto sentido, por medio de una
serie de escalas descriptivas de adjetivos bipolares. De esta manera, se puede establecer el
grado de semejanza o disparidad entre conceptos.
643
ÍNDICE
que proporciona información sobre la intensidad relativa con que se manifies-
ta esa actitud.
De manera específica, se investigó sobre cinco variables:
2.3. Procedimiento
Los estudios más recientes sobre las actitudes lingüísticas se han desarro-
llado según una perspectiva mentalista, que considera las actitudes como un
estadio interno y mental que puede dar lugar a ciertas formas de comporta-
miento. En realidad, esta concepción plantea serios problemas de investiga-
ción, porque no se pueden observar directamente los estadios mentales y, por
lo tanto, los resultados de este tipo de investigación son muy cuestionables
(Silva-Corvalán, 2001: 35). Por consiguiente, para ser más objetivos, en el
presente estudio se ha optado por considerar datos cuantitativos y cualitativos.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
644
ÍNDICE
3.1. Lenguas que habla y su grado de conocimiento
En cuanto al número de lenguas conocidas, los datos revelan que todos los
informantes conocen por lo menos dos LEs. Esto se debe a la tipología de estu-
dios de los informantes. En la carrera de Turismo es normal que se estudien
por lo menos dos lenguas. Además, hay tres casos en que se estudian tres len-
guas y un caso –más raro– en que se estudian cuatro.
Con respecto al grado de conocimiento, el 50% de los informantes afirma
que tiene un nivel de español intermedio. Un 30% tiene un nivel inicial y solo
un 10% opina que tiene un nivel avanzado.
Más interesante es la pregunta 1c sobre la percepción del nivel de dificul-
tad de la lengua española con respecto a otros idiomas (que son alemán, fran-
cés e inglés). El 60% de los sujetos ha respondido que el español les resulta de
dificultad intermedia. El resto, el 40%, lo han considerado fácil, confirmando
el tópico que español e italiano (LM de todos los informantes) son muy simila-
res. Sin embargo, el resultado del examen de los 4 sujetos informantes que
tenían esta percepción resultó negativo. A este propósito, conviene recordar la
afirmación de Arce (1984):
Es sabido que el español y el italiano son dos sistemas muy afines y su peligro-
sa afinidad y facilidad aparente se traducen en la mayor dificultad en su respec-
tivo aprendizaje. Podríamos decir que se trata de dos de las lenguas más fáciles
para aprenderlas mal y de las más difíciles para alcanzar su dominio desde una
a otra (1984:109).
1 = pronunciación
2 = gramática
3 = vocabulario
4 = otras
(10%: redacciones;
20%: hablar)
645
ÍNDICE
La dificultad del español para los estudiantes reside en la gramática (40%)
y en la pronunciación (30%). Siguiendo con la pregunta sobre lo que permite
hacer el grado de conocimiento de E/le, un 80% responde que les permite
comunicar suficientemente, mientras un 10% afirma que perfectamente, y el
otro dice que no le permite comunicar. Esta pregunta y la sucesiva (tabla 1)
son muy subjetivas y están muy bien relacionadas con la actitud:
Los datos de la tabla 1 subrayan una actitud bastante positiva hacia E/le por
más de la mitad (70%) de los participantes.
En lo que se refiere a la pregunta sobre cómo han aprendido español, el
80% ha señalado que ha aprendido español gracias al profesor. Solo dos infor-
mantes han elegido más de una opción. Un 20% tiene una motivación de tipo
integrativo, al referirse también al interés hacia la cultura. El 10% ha aprendi-
do gracias al contacto con los nativos. No hay otros sujetos que hayan tenido
contactos con hispanohablantes. Este dato no debe sorprender. En la realidad
siciliana e incluso en los pequeños pueblos de procedencia de los informantes,
la mayoría de los jóvenes no están acostumbrados a viajar. En cuanto a la
música, merece la pena comentar el resultado. No es muy relevante el porcen-
taje de estudiantes que ha aprendido español gracias a la música. Aunque la
música española se está difundiendo muchísimo en Italia y mucha gente se ha
acercado a su lengua y cultura por ella, la edad de nuestros informantes, que
son jóvenes pero no adolescentes, es una época en que música y motivación al
aprendizaje ya no tienen una relación muy fuerte.
En cuanto a las preguntas sobre el grado de dificultad de las cuatro habilida-
des (leer, escribir, hablar y escuchar), a través de los datos, aparece que la escri-
tura, seguida por la escucha, son las destrezas consideradas más difíciles. A
continuación, la lectura se percibe por la mayoría de los estudiantes como la más
fácil. El único dato que sorprende es que el 40% de los informantes considera el
habla como la habilidad más sencilla, dato que sorprende porque estos estudian-
tes tienen una gran dificultad a la hora de comunicar oralmente.
646
ÍNDICE
informantes (90%). Afirman que les gustaría una estancia en España para
aprender la lengua y enfrentarse con la gente hispanohablante, valorando la
importancia del español como lengua extranjera.
647
ÍNDICE
En cuanto a la primera pregunta del apartado (tabla 3), cabe advertir que
los estudiantes equivocándose han elegido solo algunos de los adjetivos. Por
consiguiente, se ha obtenido un cuadro parcial. Se confirma el tópico sobre los
españoles que son acogedores y calientes. A este propósito, dudamos que los
estudiantes sean conscientes del verdadero sentido del adjetivo «caliente». En
general, se saca una buena percepción de los españoles por parte de los infor-
mantes y esto es un factor relevante, que ayuda a establecer una actitud de tipo
positivo.
4. CONCLUSIÓN
648
ÍNDICE
Una de las limitaciones más evidentes de este estudio, lo repetimos, es el
número muy reducido de informantes que forman la muestra. Además, hay
que admitir que el cuestionario es demasiado extenso. De hecho, se habrían
podido eliminar algunas preguntas que parecen muy similares entre ellas. En
cuanto a las respuestas negativas, llevan a reflexiones que podrían generar un
análisis de la realidad sociolingüística y de las competencias lingüísticas al
mismo tiempo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
649
ÍNDICE
ANEXO
Cuestionario sociolingüístico
DATOS PERSONALES
1. Edad: ..............................................................................................................................................................
2. Sexo: ...............................................................................................................................................................
3. Nacionalidad: ............................................................................................................................................
6. Profesión: ....................................................................................................................................................
1. Marca con una cruz una o varias de las opciones que se ofrecen:
650
ÍNDICE
c. En relación con esas lenguas el español me parece
1. fácil
2. difícil
3. de dificultad intermedia
1º
2º
3º
4º
651
ÍNDICE
3. Pon un círculo en la respuesta que más se acerque a tu opinión:
a. ¿Es la primera vez que vienes a España a aprender español?
SÍ NO
e. ¿En las sociedades actuales se valora más a las personas que hablan
varias lenguas?
SÍ NO
g. ¿Crees que es mejor que en cada país solo se hable una lengua y no
varias?
SÍ NO
5. Marca con una cruz (X) una o varias de las opciones que se ofrecen:
a. En mi país, aprender español:
está muy valorado
se considera interesante
652
ÍNDICE
es prestigioso
no se considera muy necesario
se considera extraño
6. Señala con una cruz (X) el espacio más cercano a tu propia opinión:
Los españoles son:
modernos __ __ __ __ __ __ __ tradicionales
cívicos __ __ __ __ __ __ __ poco cívicos
tolerantes __ __ __ __ __ __ __ poco tolerantes
cultos __ __ __ __ __ __ __ poco cultos
divertidos __ __ __ __ __ __ __ aburridos
trabajadores __ __ __ __ __ __ __ perezosos
acogedores __ __ __ __ __ __ __ poco acogedores
calientes __ __ __ __ __ __ __ fríos
extravertidos __ __ __ __ __ __ __ introvertidos
a. España es un país
muy desarrollado bastante desarrollado
desarrollado poco desarrollado nada desarrollado
653
ÍNDICE
8. Marca con una cruz (X) la opción que mejor refleje tu opinión:
España es un país en el que, si pudiera…
a. viviría
b. viviría temporalmente
c. viviría cuando me jubile
d. no viviría
10. Señala con una cruz (X) el espacio más cercano a tu propia opinión:
La lengua española es:
fácil 1 2 3 4 5 difícil
agradable al oído 1 2 3 4 5 desagradable
clara 1 2 3 4 5 confusa
familiar 1 2 3 4 5 extraña
bonita 1 2 3 4 5 fea
interesante 1 2 3 4 5 aburrida
654
ÍNDICE
EL ÁRABE COMO LENGUA FUENTE
EN LOS PRÉSTAMOS LÉXICOS VIGENTES
EN FRANCÉS MAGREBÍ
DALILA FASLA
Universidad de La Rioja
1. MARCO TEÓRICO
1. Aparte de su uso en los canales de televisión y en la radio, se publican diaria y semanalmente un buen
número de periódicos y revistas en francés, v. gr., La Gazette du Maroc, La Nouvelle Tribune, La Vie
Economique, L’Economiste, Le Matin du Sahara et Maghreb (Casablanca), Demain l’Algérie,
Horizons, Jeune Indépendant, La Nouvelle République, Le Matin, Le Soir d’Algérie, Liberté (Argel),
La Presse de Tunisie, Le Renouveau, Le Temps (Túnez); la abundancia de arabismos documentados
en este tipo de publicaciones es justificada por los periodistas como una forma de acercarse a los
hablantes bilingües: «les journalistes cherchent à se rapprocher de leur lectorat bilingue» (Kethiri,
2004: 249). El francés es también la lengua de expresión de muchos escritores magrebíes y goza
asimismo de prestigio y aceptación como lengua de producción científica, junto con el inglés.
Cf. la excelente síntesis de Ennaji sobre la situación sociolingüística del francés, centrada en las
variedades habladas en Marruecos (2005: 97-110), que se estudian con detalle en Benzakour, Gaadi y
Queffélec (2000: 85-114). El francés hablado en Argelia cuenta con la valiosa contribución de
Queffélec et al. (2002: 36-37 y 118-121; cf. asimismo Dalache, 1981 y Morsly, 1984, 1993, 2004) y
para la variante tunecina resulta especialmente representativa la monografía de Naffati y Queffélec
(2004: 31-40 y 56-78); para una visión de conjunto sobre esta variedad diatópica hablada por la
comunidad francófona magrebí, vid. la contribución clásica de Lanly (19702) y Queffélec (1993),
trabajo en el que se detalla el estado de la investigación a principios de los años noventa.
655
ÍNDICE
caso concreto de Marruecos, «le français est la seule langue […] qui puisse
s’enorgueillir d’être à la fois lue, écrite et parlée. Il est la langue de toutes les
promotions sociales et économiques […]» (2001: 62). En cuanto a su valora-
ción diafásica, no conviene olvidar que es la única variedad de esta comuni-
dad cuyo uso se extiende tanto al registro formal como al ámbito coloquial o
familiar (lengua A-B).
Esta situación de lenguas, sociedades y culturas en contacto ha dado lugar
a numerosos fenómenos derivados de dicha situación, que pueden sistematizar-
se bien por su naturaleza propiamente lingüística o de acuerdo con su carácter
sociocultural (v. gr., aculturación, code-switching, code-mixing, hibridación,
interferencia, préstamo; cf. Fasla, 2006: § 2). La realidad sociolingüística
muestra que el fenómeno del préstamo se ha documentado históricamente entre
todas las variedades implicadas en el contacto lingüístico, si bien presenta un
elevado índice de frecuencia entre el árabe y el francés, como resultado de la
consecuente simbiosis cultural entre la sociedad dominada y dominante:
«[l’emprunt lexical] est vécu comme le résultat d’une coexistence de plus d’un
siècle de deux communautés culturelles et linguistiques distinctes l’une de l’au-
tre» (Kethiri, 2004: 248); por este motivo, conviene subrayar además que «el
fenómeno de prestación-adopción se realiza en ambas direcciones […], identi-
ficándose ambos sistemas lingüísticos (árabe y francés) con un doble papel de
lengua fuente y lengua receptora en sucesivos periodos sincrónicos» (Fasla, en
prensa: § I).2
El estudio del fenómeno del préstamo léxico que, en el caso que nos ocupa,
tiene lugar en esta situación de lenguas en contacto directo3 y en un contexto
de bilingüismo social, ha sido abordado en las últimas décadas desde diversas
perspectivas metodológicas: así, frente al enfoque diacrónico predominante en
la tradición europea, la lingüística norteamericana se ha basado en el análisis
descriptivo de datos formales, actitud criticada inicialmente por Haugen
(cf. 1950), como colaborador activo de la llamada revolución estructuralista en
el estudio del préstamo lingüístico; en la misma línea se sitúa la contribución
clásica de Weinreich, quien plantea el fenómeno de la interferencia léxica como
2. Cf. el artículo de Derradji (1999) en el que se estudia este doble papel en el caso del francés
magrebí; vid. asimismo Kethiri (2004: 249). En este sentido, llama especialmente la atención el
papel del árabe como lengua fuente y la consiguiente dirección del préstamo, fenómeno que ha
sido señalado por Amargui: «pourquoi une langue, en l’occurrence l’arabe marocain, malgré sa
situation de langue dominée, fournit-elle des mots à une langue dominante? N’est-ce pas une
situation paradoxale? Il est généralement admis que ce sont les langues dominantes qui alimen-
tent les langues dominées en emprunts» (1995: 43; cf. Myers-Scotton, 2002: 238).
3. A diferencia del contacto indirecto, en el contacto directo de lenguas resultan especialmente
productivos los fenómenos de hibridación documentados en la flexión de número, así como en
los diferentes mecanismos de formación de palabras (vid. infra, 2.2-2.3).
656
ÍNDICE
paso previo al préstamo (cf. [1953] 1974: 47-69; Haugen ([1957] 1972: 777-
778; Sala, 1988: esp. 141-185).4 Al hilo de las causas del préstamo léxico adu-
cidas en esta monografía fundacional sobre la lingüística de contacto,5
ofrecemos a continuación una descripción explicativa de los principales facto-
res que han contribuido a la adopción de voces de origen árabe en la variedad
de francés endógeno6 hablado en la comunidad magrebí:
(a) La necesidad de nombrar una nueva realidad, i. e., se adopta la voz de
origen árabe para designar un referente ajeno a la cultura occidental, dado que
el correspondiente término designativo no existe en la lengua receptora.
(b) La voz árabe se adopta para evitar posibles connotaciones derivadas del
uso del término francés; en este caso, la prestación del arabismo y la vitalidad
del propio término vigente en la lengua receptora constituye fuente de crea-
ción de dobletes semánticos formados por la voz de origen árabe y por el
correspondiente sinónimo romance (v. gr., balek-attention; baraket-
basta;7boustan-palmeraie; doum-margaillon;8 flous-argent; kleb9-chien; riad-
jardin; toubib-médecin; wilaya-gouvernorat),10 dobletes cuyo uso y vigencia
4. La trayectoria de ambas escuelas se recoge con detalle en Gómez Capuz (1998: 103-130 y 153).
5. Weinreich presenta las causas del préstamo léxico en función de la distinción entre hablantes
monolingües y bilingües, distinción que también debe tenerse en cuenta en el caso de la comu-
nidad magrebí; cf. asimismo el artículo de Castillo Fadic (2002: 476-482), en el que se revi-
san las principales teorías sobre las causas del préstamo léxico.
6. Como indica su propia denominación –vid., v. gr., Benzakour (2001: 82-86) y Kethiri (2004:
251)– esta variedad del francés se origina bajo la influencia de factores sociológicos internos
a la propia comunidad lingüística y difiere del francés de referencia sobre todo en el nivel léxi-
co, debido al fenómeno del préstamo en el contexto sociogeográfico señalado. En este senti-
do, resultan de vital importancia las aportaciones derivadas de la trayectoria de un ambicioso
proyecto de investigación sobre el francés hablado y escrito en el Magreb (Inventaire des par-
ticularités lexicales du français au Maghreb, coordinado por A. Queffélec: cf. Benzakour,
Gaadi y Queffélec, 2000; Queffélec et al., 2002; Naffati y Queffélec, 2004, referencias que
recogen un significativo número de arabismos vigentes en francés marroquí, argelino y tune-
cino respectivamente). Todos los ejemplos recogidos en este trabajo han sido cotejados y
extraídos de dichos repertorios y, en el apartado dedicado a su clasificación, se acompañan sis-
temáticamente de las correspondientes marcas diatópicas indicando su ámbito de uso: fA
(francés argelino), fM (francés marroquí), fMg (francés magrebí), fT (francés tunecino).
Vid. asimismo el repertorio de Duclos (1992), quien registra de forma sistemática el origen eti-
mológico del término, aunque presenta el inconveniente de que en determinadas voces aduce
como sinónimos simples variantes fonéticas de un mismo préstamo.
7. Cruce del italiano y el español (cf. Duclos, 1992: s. v).
8. Voz tomada del español margallón (cf. Duclos, 1992: s. v.), de uso preponderante en la ciudad
de Orán.
9. «Attesté par le Petit Robert, sous sa forme clebs. Originellement cleb est le pluriel de kelb en
arabe, mais le terme a été emprunté sous sa forme plurielle par le français, d’où cet usage au
singulier qui est concurrencé par la forme singulier originelle [kelb]» (cf. Naffati y Queffélec,
2004: s. v. kelb, cleb).
10. Doblete de uso especialmente extendido en Argelia y Túnez.
657
ÍNDICE
obedecen sobre todo a la influencia de la diversidad diastrática y diafá-
sica.
(c) La prestación de la voz árabe está motivada para evitar la correspon-
diente construcción perifrástica en la lengua receptora (v. gr., baraket-c’est
fini; doum-palmier-nain; hammam-bain public; hanout-petit magasin; médina-
ville arabe; mellah-quartier juif; naï-flûte traditionnelle; ramadan-mois du
jeûne, mois saint), fenómeno históricamente documentado en otras situaciones
de contacto lingüístico y consecuente prestación, como es el caso de los ara-
bismos en iberorromance.
(d) Frente a las causas anteriormente citadas, basadas en fenómenos de
carácter sociosemántico (designación, connotación, sinonimia, variación…), la
adopción de determinadas voces de origen árabe puede responder también a fac-
tores etnolingüísticos, i. e., a la necesidad de preservar la identidad árabo-islá-
mica, dado que en el caso que nos ocupa y a diferencia de otras situaciones de
prestación-adopción,11 la lengua fuente (árabe) es una de las lenguas autóctonas.
11. Como tendencia general, en los fenómenos de prestación-adopción, bien sea en contacto
directo o diferido, la lengua receptora suele ser la variedad autóctona o materna (cuyo papel
de lengua fuente resulta poco significativo) y la adopción del préstamo con frecuencia corre
paralela a la necesidad de designar referentes que mantengan una cierta consonancia con la
modernidad o con ciertas innovaciones tecnológicas. No obstante, en las variedades de fran-
cés y de árabe habladas en la comunidad magrebí se verifica la prestación en sentido bidirec-
cional (y en contacto directo), dado que no solo se documentan arabismos en francés magrebí,
sino que el árabe es, a su vez, lengua receptora de voces prestadas del francés en su papel de
lengua fuente, como hemos señalado al comienzo de nuestra exposición.
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ÍNDICE
cierta correspondencia en la lengua receptora:12 «quand l’emprunt à l’arabe ne
présente pas d’écart phonétique par rapport au français de référence, il s’intègre
plus facilement (cf. tajine […])» (Benzakour, 1995: 71).
(b) Préstamos en curso de adaptación, aún sometidos a variación fonética
y que presentan, como consecuencia, una cierta inestabilidad de las grafías; de
hecho, se documentan préstamos con tres o más variantes diferentes, lo cual
indica generalmente que el proceso de adaptación aún no está concluido (v. gr.,
djellaba, djellab, jallabia, jellaba; harira, harrira, lahrira; macroud, macrou-
te, makroud, makrout, maquroudh; madersa, madrassa, mdersa, médersa;
r’bab, rabab, rebab, rebeb).
12. No existe una relación directa entre el uso más o menos extendido del préstamo y su mayor o
menor grado de adaptación.
13. Este tipo de términos se registra en los repertorios consultados como sustantivos de género
inestable; sobre el género del término henna en árabe y en francés estándar, vid. Naffati y
Queffélec (2004: 98).
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djebbate, pl.; guerrab, sing.; guerrabs, guerraba, pl.; médersa, sing.; médersas,
médersate, pl.; samsar, sing.; semsars, samssara, pl.; wilaya, sing.; wilayas,
wilayate, pl.); otras veces se combinan las reglas de ambas lenguas, fenómeno
que origina la formación de un plural híbrido (v. gr., dawr, sing.; adwars, pl.;
habba, sing.; habbatas, pl.). No obstante, no faltan asimismo casos en los que
coexisten, con similar frecuencia de uso, el plural francés, el plural árabe y la
correspondiente forma híbrida (v. gr., daïra, sing.; daïras, daïrate, daïrates, pl.;
wilaya, sing.; wilayas, wilayate, wilayates, pl.).
14. El esquema derivativo predominante es base léxica ár. + afijo del sistema receptor; en los
casos de derivación por prefijación resulta especialmente productivo el prefijo dé-.
Cuando la base léxica es un verbo, el fenómeno de hibridación es consecuente a la necesidad
de adaptar el préstamo al correspondiente paradigma del tema de infinitivo de la lengua recep-
tora (v. gr., barouder, derbouker, youyouter); en este sentido, «la elección de la primera con-
jugación […] se justifica por el hecho de ser en la actualidad la única conjugación productiva
en la que se integran nuevos verbos» (Gómez Capuz, 1998: 242, la cursiva es nuestra).
15. Las formaciones híbridas que se constatan con un mayor índice de frecuencia responden a
esquemas de composición de diferente tipo: elemento compositivo + base léxica ár., sust. ár.
+ sust. fr., sust. fr. + adj. ár.; solo en casos aislados la adopción de términos compuestos tiene
su origen directamente en la lengua fuente, por lo que estos préstamos no presentan hibrida-
ción (couscous madfoune, lit. «cuscús enterrado», i. e., la guarnición se coloca debajo de la
sémola y se espolvorea todo con almendra tostada y canela; vid. infra, Anexo, s. v. couscous).
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«realzar»); este uso de la voz prestada, junto con el conjunto restante de fenó-
menos señalados (derivación, composición…), sin olvidar la formación de plu-
rales híbridos, constituye una de las pruebas más representativas de la madurez
(exploitation) del préstamo, como etapa implicada en la creatividad de la len-
gua receptora.
3.2.1. Sustantivos16
El análisis onomasiológico del caudal de préstamos documentado permite su
clasificación en campos semánticos de diferente productividad, cuya divergen-
cia cuantitativa remite a una mayor o menor implicación e influencia de ciertas
áreas socioculturales en la designación de referentes autóctonos y del sistema de
valores tradicional, así como en el mantenimiento de la propia identidad étnica
y cultural; en suma, salvo casos aislados (v. gr., kleb, toubib), el acervo de voces
de origen árabe vigentes en francés magrebí hace referencia a una realidad geo-
16. Como puede comprobarse en otras situaciones de adopción, el sustantivo es la categoría que
se presta con un mayor índice de frecuencia.
661
ÍNDICE
sociológica determinada conjuntamente por la cultura magrebí y por el pensa-
miento islámico.
3.2.2. Verbos
Barouder (fMg), bédouiniser (se) (fMg), derbouker (fMg), gouler (fA),
habouser (fMg), youyouter (fMg).
3.2.3. Adjetivos
Coranique (fMg), diari (fMg).
3.2.4. Adverbios
Bezef (fA), chouia (fMg), macache (fMg).
3.2.5. Interjecciones17
Akarbi (fMg), balek (fA), baraket (fA), bismillah (fMg), hamdoullah
(fMg), inchallah (fMg), mektoub (fMg), ya (fMg), yalatif (fMg).
662
ÍNDICE
3.3. Según su extensión diatópica
663
ÍNDICE
4. CONCLUSIÓN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
21. Los fenómenos de hibridación documentados reflejan la evolución histórica de dos sistemas
en contacto directo y son, en buena medida, fruto del grado de competencia bilingüe que
caracteriza a la comunidad francófona magrebí.
22. Como hemos señalado anteriormente y con independencia de su distribución geográfica, los
préstamos consignados en los diferentes campos semánticos designan generalmente realida-
des que no presentan una correspondencia terminológica en el sistema lingüístico receptor.
664
ÍNDICE
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666
ÍNDICE
ANEXO
GLOSARIO DE ARABISMOS:23
23. Conformado por los ejemplos allegados en los diferentes apartados de este trabajo. Por razones
de espacio ofrecemos una definición sucinta y adaptada de los repertorios originales ya citados
(i. e., Duclos, 1992; Benzakour, Gaadi y Queffélec, 2000; Queffélec et al., 2002; Naffati y
Queffélec, 2004), en los que el lector podrá consultar asimismo las diferentes marcas grama-
ticales y sociolingüísticas; por otra parte, hemos excluido los derivados y compuestos dado
que, al no tratarse en ningún caso de términos lexicalizados, su significado puede fácilmente
deducirse del de sus elementos constituyentes.
667
ÍNDICE
Dakka. Música folclórica típica de Marrakech.
Dawr. Canto tradicional árabe acompañado de poesía.
Delwa. Saco de piel de animal utilizado para transportar líquidos.
Derbouka. Tambor de barro cocido o de metal, cuya caja está revestida de una
piel de cabra.
Derbouker. Tocar la derbouka o imitar su sonido.
Diari. Casero, hecho en casa.
Dinar. Unidad monetaria actual de Argelia y Túnez.
Dirham. Unidad monetaria actual de Marruecos.
Djebba. Túnica, vestido largo y amplio.
Djellaba. Traje largo de origen marroquí, con mangas y capucha.
Djemiya. Asociación, asamblea.
Doum. Palmera pequeña.
Fatiha. Primer capítulo del Corán.
Fernatchi. Encargado de atizar el fuego de la caldera de un hammam.
Flous. Dinero.
Fouta. Pareo largo de seda o de algodón.
Gallas. Portero de un hammam.
Gouler. Hablar, declarar.
Guerrab. Vendedor ambulante de agua que se transporta en un odre de piel de
cabra.
Habouser. Destinar uno o varios bienes a una fundación generalmente de
carácter religioso.
Hadith. Recopilación de actos y palabras del profeta Mohamed.
Hamboullah. Exclamación de alegría para dar gracias a Dios, sobre todo des-
pués de la comida.
Hammam. Baño público o privado.
Hanout. Tienda de comestibles situada en una zona rural.
Harira. Sopa tradicional consumida especialmente durante el ramadán, elabo-
rada a base de legumbres, carne y especias.
Henna. Arbusto espinoso de cuyas hojas se obtiene una pasta para teñir el
cabello, las manos y los pies.
Hijab. Velo islámico que cubre la mayor parte del rostro femenino.
Hizb. Partido político.
Inchallah. Lit. y quiera Dios, si Dios quiere.
Kefta. Albóndigas de pequeño tamaño, fritas o en salsa.
Kleb. Perro.
Lablabi. Potaje de garbanzos con comino, ajo y pimentón.
M’cid. Escuela coránica de enseñanza primaria.
Macache. Nada.
Makroud. Fritura elaborada con patata cocida, huevo y especias.
668
ÍNDICE
Malouf. Música clásica de origen arábigo-andaluza.
Médersa. Centro de enseñanza general y religiosa.
Médina. Parte antigua de una ciudad, construida conforme a los cánones del
urbanismo árabe.
Mektoub. Lit. está escrito. Destino.
Mellah. Barrio judío.
Naï. Flauta tradicional.
Négafa. Mujer que prepara a la novia para el día de la boda.
Omra. Visita de los lugares santos del Islam.
Oud. Laúd árabe.
Raï. Música popular (vocal e instrumental) originaria del oeste argelino y
especialmente extendida en la zona oriental de Marruecos.
Ramadan. Periodo de ayuno diurno (desde el alba hasta el crepúsculo) de un
mes de duración.
Rebab. Instrumento de cuerda típico en la ejecución de música andalusí.
Riad. Jardín.
Samsar. Agente inmobiliario.
Sourate. Designación en árabe de cada uno de los capítulos del Corán.
Tabouna. Horno en el que se hace el pan redondo tradicional. Pan cocinado en
este horno.
Tajine. Recipiente de barro cocido y, por extensión, plato en él cocinado,
hecho a base de legumbres, huevos y carne.
Taleb. Estudiante de teología musulmana.
Tar. Tamboril provisto de pequeñas sonajas de cobre.
Tawhid. Doctrina del monoteísmo musulmán.
Toubib. Médico.
Wali. Protector de una ciudad o de una región.
Wilaya. Unidad administrativa que corresponde a una región.
Ya. Apelativo utilizado para dirigirse a alguien.
Yalatif. Lit. ¡Oh, Dios Clemente! Expresión utilizada para invocar la clemen-
cia divina.
Youyou (onomat.). Grito emitido por las mujeres como muestra de alegría.
Youyouter. Emitir you-yous.
Yoyo. Dulce en forma de anillo bañado en sirope.
Zafran. Condimento culinario utilizado como colorante.
Zanka. Calle.
669
ÍNDICE
VIEJOS PROBLEMAS DESDE NUEVOS
ENFOQUES: LOS ARABISMOS
EN EL ESPAÑOL MEDIEVAL
DESDE LA PERSPECTIVA
DE LA SOCIOLINGÜÍSTICA1
1. Este estudio se ha realizado dentro del proyecto Procesos de cambio lingüístico en situaciones
de contacto (HUM2005-04374, MEC, I+D).
671
ÍNDICE
parte de un grupo de hablantes no nativos de una L2 por falta de exposición o
acceso a esa L2, o a falta de aptitud o mal aprendizaje, sino al mantenimiento y
uso consciente o inconsciente de rasgos de su interlengua, en la que puede haber
más o menos elementos transferidos de su L1. Si el grupo de hablantes no nati-
vos tiene una relación de dominio, es una comunidad numerosa o tiene un alto
grado de integración, los hablantes nativos de la L2 pueden imitar rasgos de la
interlengua de estos hablantes no nativos que provienen de su L1. Los fenóme-
nos históricos de contacto de substrato y superestrato son ejemplos de este tipo
de situación de contacto. A diferencia de lo que suele ocurrir en el préstamo, los
cambios en este proceso de contacto afectan básicamente a la pronunciación y a
la morfosintaxis.
En el proceso de préstamo no interviene el factor de «aprendizaje imper-
fecto» de una L2. Las dos lenguas se mantienen, aunque en algunos casos de
largo e intenso contacto puede producirse la «muerte» de la LO (Lengua Obje-
to). Aunque puede haber préstamos fonéticos y gramaticales, si la duración del
contacto es larga, los préstamos son básicamente léxicos. En este tipo de con-
tacto no es imprescindible que exista un grupo bilingüe que actúe de puente
entre las dos lenguas para que se produzcan los préstamos, pues estos pueden
ser introducidos por hablantes con una competencia limitada o parcial de la LF
(Lengua Fuente), por ejemplo solo en la lengua escrita (Thomason y Kauf-
man, 1988: 66-67), o solo con una «familiaridad pasiva» (Thomason, 2001:
139-142) o un conocimiento superficial de la LF; tampoco es necesario que
sean introducidos en la LO por hablantes nativos de esta, pues pueden penetrar
a través de hablantes no nativos, pero que la hablan y que son imitados por los
hablantes nativos (Thomason, 2001: 68). Como veremos, estas consideracio-
nes sobre los posibles grupos intermediarios son esenciales para explicar el
tipo y el grado de contactos entre el árabe y el castellano medieval.
1.2. En segundo lugar, respecto de los factores que pueden ayudar a prede-
cir cómo y en qué grado se puede producir un CLIC, estos pueden dividirse en
dos bloques (Thomason, 2001: 60): factores lingüísticos y factores sociales.
Los tres factores lingüísticos básicos son la distancia tipológica entre la LF y
la LO, el grado en que se integran los rasgos o elementos en el sistema lingüísti-
co, y, por último, la «marcación» (Universal Markedness) de los rasgos transfe-
ribles (los rasgos menos marcados tipológicamente o más congruentes suelen
transferirse más fácilmente que los marcados; Thomason, 2001: 63).
Los dos factores o predictores sociales son más determinantes. La intensi-
dad de contacto es un predictor que puede ser precisado por tres factores más
específicos: la duración del contacto, el número de hablantes de la LF y de la
LO, y la relación de dominio (socieconómico y político) entre los dos grupos. El
otro factor o predictor social esencial es la actitud de los hablantes (Thomason,
672
ÍNDICE
2001: 77-85), mucho más complicado de objetivar y el factor que produce
resultados más difíciles de predecir, pero que es esencial, ya que la actitud,
positiva o negativa, hacia un grupo influye en la actitud hacia su cultura, de la
que forma parte la lengua; en la noción de actitud interactúan nociones como
la identidad y la conciencia social y lingüística, el prestigio (abierto o encu-
bierto), la motivación o la percepción de la distancia social entre los grupos.
3. Contacto más intenso (hay más bilingües y otros factores sociales favo-
recen el préstamo). Se produce préstamo de vocabulario no básico y
también de básico, de clases cerradas, de más palabras funcionales y de
morfemas. El préstamo gramatical es más intenso aunque moderado, sin
llegar a producir cambios tipológicos importantes. La influencia en la
pronunciación aumenta: se cambia la realización fonética de fonemas
nativos, se pierden o añaden fonemas y se producen cambios en la colo-
cación del acento o en la estructura silábica.
673
ÍNDICE
4. Contacto intenso (bilingüismo muy extendido entre los hablantes de la LO
y factores sociales que favorecen mucho los préstamos). El préstamo léxi-
co es continuo e importante. Los préstamos gramaticales y fonológicos son
abundantes y de todo tipo, llegando a préstamos estructurales que produ-
cen cambios tipológicos importantes, o a préstamos o pérdidas de catego-
rías fonológicas y/o fonéticas completas.
2. Término más preciso propuesto por Corriente (2004: 186-187) frente al de mozárabe.
674
ÍNDICE
por un lado, el haz dialectal romandalusí y en la sociedad andalusí surge el bilin-
güismo, por otro, se inicia un proceso lento pero progresivo de arabización,
voluntario en gran medida, ya que los derechos de las minorías dimmíes (tribu-
tarios, «gentes del Libro» o «del Contrato») eran respetados y no existía presión
para la aculturación (Glick, 1991: 222); la islamización, que llevaba aparejada
generalmente la arabización lingüística y la aculturación, fue relativamente rápi-
da (Benassar, 1989: 83-88), pues, partiendo de una situación muy minoritaria de
los musulmanes hasta principios del siglo X, a comienzos del siglo XII el proce-
so de islamización se había completado por la conversión del 80% de la primi-
tiva población indígena cristiana (Glick, 1991: 43-47). En una segunda etapa,
que llegaría hasta los años finales del siglo XII o principios del siglo XIII, se pro-
duce una fractura social entre musulmanes y cristianos debido a las revueltas de
finales del Califato, de la toma de Toledo (1085) por parte de los cristianos nor-
teños y de las invasiones de almorávides (1086) y de almohades (1146)
(Chejne, 1980: 55), lo que acelera el proceso de arabización y de desaparición
del romandalusí. La arabización fue tan profunda que tras la conquista de Tole-
do la población mozárabe de Toledo estaba compuesta de hablantes de árabe
monolingües (Glick, 1991: 233). Incluso en los siglos XIII y XIV las élites cultas
cristianas de Toledo de origen mozárabe continuaban usando el árabe (Chejne,
1980: 345; Arié, 1993: 190).
Los cristianos andalusíes, desde el siglo IX hasta el siglo XIII, fueron los prin-
cipales agentes comerciales de al-Andalus con Europa, Oriente y el norte penin-
sular (Glick, 1991: 157; Arié, 1993: 251). Esta será una de las más importantes
vías de contacto con los romances norteños. La otra vía de contacto con estos
romances serán las migraciones, pues desde el reinado de Alfonso III (866-910)
existía un movimiento migratorio hacia el norte (Arié, 1993: 187), que aumen-
tó con la caída del Califato y con las invasiones almorávides y almohades
(siglos XI-XII). El flujo de emigrados y refugiados cristianos andalusíes se fue
reduciendo conforme se producía el avance hacia el sur de los ejércitos cris-
tianos durante las Grandes Reconquistas (finales del siglo XI-mediados del
siglo XIII), pero aumentó el de aquellos que pasaban a depender de la nueva
hegemonía cristiana.
Tanto los cristianos andalusíes que optaron o tuvieron oportunidad de emi-
grar hacia el norte, como los que pasaron a estar bajo dominio de los cristianos
del norte se encontraron en una situación sociolingüística compleja. En unos
casos, eran cristianos ya hablantes monolingües de árabe, una contradicción para
los esquemas de la época, pues, especialmente entre los cristianos norteños, los
parámetros definitorios de grupo en la Edad Media peninsular eran, en primer
lugar, la religión, pero también la lengua (Glick, 1991: 218-220); en otros casos
conservaban, en mayor o menor grado, un romance (el romandalusí) que, aun-
que podría no plantear demasiados problemas para la intercomunicación o que,
675
ÍNDICE
al menos, facilitaba un alto grado de intercomprensión, suponía una marcación
social. Todo ello aceleró el proceso de desaparición del romandalusí, ya que el
objetivo de este grupo social era la plena integración, por lo que no debió pro-
ducirse «aprendizaje imperfecto». Los problemas de integración de estas nuevas
minorías, especialmente de aquellos que habían permanecido en al-Andalus,
fueron importantes: por un lado, debieron existir recelos y sospechas por parte
sus correligionarios debido a su procedencia o al hecho de que habían preferido
permanecer en una sociedad islámica, a lo que se unía el recuerdo de que, al
menos en la época Omeya, habían mantenido un alto grado de fidelidad a los
emires y califas, aportando, incluso, importantes contingentes de soldados o
mercenarios a los ejércitos andalusíes; por otro lado, su mejor posición econó-
mica o sus habilidades (muchos integrantes de este grupo se habían especializa-
do en la sociedad andalusí en la artesanía o el comercio), o su posesión de tierras
cultivables, despertarían, también, la envidia y la codicia. Todo esto les llevó a
sufrir empobrecimiento y segregación en las nuevas sociedades.3
2.1.2. El segundo proceso de contacto es el que se produce entre el árabe y
el castellano medieval como lenguas fronterizas hasta el siglo XIII. Entre el árabe
y el romance castellano no hubo contacto directo hasta fines del siglo XI, tras la
caída del Califato y el comienzo de las Grandes Reconquistas. Aunque en la
zona catalano-aragonesa el avance musulmán llegó hasta los Pirineos, los árabes
no dominaron las zonas al norte del Sistema Central y gran parte de los contin-
gentes bereberes asentados se retiraron a mediados del siglo VIII al sur del Siste-
ma Central (Maíllo, 1994: 79-80; Maíllo, 2004: 30), por lo que se estableció la
frontera en el centro y el oeste de la península mediante una línea imaginaria que
partía de Medinaceli y continuaba casi en línea hasta llegar al Atlántico (Glick,
1991: 75-84). A esto hay que añadir que el concepto de frontera por parte de los
árabes se basaba en el sistema de los tugū r («marcas»), grandes extensiones
fronterizas indefinidas y flexibles (Manzano, 1991: 25-69). La Extremadura cas-
tellano-leonesa era, pues, una zona ni cristiana ni musulmana, independiente de
los dos núcleos político-administrativos dominantes (Villar, 1986: 22), escena-
rio de frecuentes correrías y enfrentamientos de los ejércitos musulmanes y cris-
tianos (Maíllo, 1994: 84).
Frente a la tradicional idea de «desierto estratégico», un importante núme-
ro de historiadores considera que esta zona no estuvo despoblada (Maíllo,
1994: 14; Pastor Díaz, 1996: 67-74). Terra depopulata significaría «sin seño-
río y no «sin población», por lo que repopulatio habría de entenderse, enton-
ces, como «vuelta o integración en un señorío feudalización» (Glick, 1991:
113) o «formalización de una circunscripción administrativa» (Pastor Díaz,
676
ÍNDICE
1996: 132). Existen varios ejemplos de actividad en ciudades, monasterios y
obispados antes de la repoblación oficial en estas zonas (Pastor Díaz, 1996:
124-136). Esta gran extensión de frontera al sur del Duero estuvo poblada
entre los siglos VIII-XI por una gran diversidad de grupos humanos: restos de
los bereberes que se habían establecido inicialmente la zona, huidos de las
rebeliones andalusíes (muladíes, mozárabes y bereberes), desertores de ambos
lados, campesinos que huían del dominio de los señores (Villar, 1986: 57-58;
Glick, 1991: 114-115; Maíllo, 2004: 56-57); estos grupos se unieron a un
substrato de población indígena tal vez en cierta medida arabizado4 (Villar,
1986: 50-51; Manzano, 1991: 172-173). A este complejo de grupos se fueron
añadiendo los repobladores que, de forma espontánea u oficial, iban llegando
a estas tierras (Villar, 1986: 62). Entre los siglos VIII y XI se desarrolla una
expansión agraria en la zona por los pobladores ya establecidos, que se mate-
rializa en la creación de una malla de aldeas (Pastor Díaz, 1996: 62-66). Las
crónicas musulmanas y cristianas de aquella época nos hablan de este com-
plejo de grupos. Así, encontramos referencias a los ‘aˆ yam, grupo no árabe
considerado por los cronistas árabes como distinto de los cristianos castella-
nos y leoneses (Villar, 1986: 23 y 68), o los «serranos» o «caballeros pardos»,
caballeros-villanos cristianos que vivían entre la margen izquierda del Duero
y en el Sistema Central (Villar, 1986: 83; Maíllo, 1994: 44-46). El Fuero de
Sepúlveda (1076) sería, más bien, un ejemplo de institucionalización de la
vida de frontera, una legalización de una situación, más que un ordenamien-
to para atraer pobladores (Villar, 1986: 84-87). Pero, además, junto a estos
grupos asentados existían otros que, aunque no establecidos en la zona, sí los
encontramos en ella por diversas razones; entre ellos estarían los comercian-
tes y también los soldados de frontera, mercenarios, enaciados o espías fron-
terizos, adalides o guías, que tuvieron que actuar de intermediarios, estos
últimos especialmente en el caso de los arabismos militares; finalmente,
podría añadirse el grupo de los ganaderos trashumantes cristianos que atrave-
saban las fronteras hacia el sur en busca de pastos (Glick, 136-137).
Como vemos, encontramos entre los siglos VIII y XI la siguiente situación
entre el Duero y el Sistema Central: una amplísima zona de frontera poblada
por diversos grupos humanos y atravesada, como vía de paso, por ejércitos,
ganaderos y mercaderes. Una situación social compleja y, también, lingüísti-
ca, ya que debieron confluir hablantes de romance (en diferentes variedades),
de árabe y de bereber. Esto puede llevar a plantear una cuestión en la que sería
4. Una posible prueba de una cierta arabización es la existencia de nombres arabizados de indivi-
duos no emigrados de al-Andalus, como el del conde cristiano de Gormaz, Abūl-Mundir a media-
dos del siglo X (Manzano, 1991: 161-163) o el de los embajadores del hijo del conde de
Salamanca en la corte de al-Hakam II en el 971, Habī la Tawī la y Sa`āda (Maíllo, 1994: 34).
677
ÍNDICE
necesario profundizar, pero que presento como una hipótesis sobre la que dis-
cutir: ¿esta compleja situación sociolingüística podría ser una de las causas,
aunque no la única, de la frecuente aparición del artículo al- (y sus variantes
asimiladas) en los arabismos de las lenguas romances del centro y occidente
de la Península Ibérica?, y, aún más, ¿no sería posible plantear la existencia de
un pidgin, una lengua de comunicación, en esta zona, y pensar que la agluti-
nación del artículo fuera una prueba de ello? Ejemplos de fenómenos pareci-
dos pueden encontrarse en lenguas pidgin como el Chinook Jargon, de la costa
noroeste de América, donde podemos encontrar la aglutinación del artículo
francés: latab-p «mesa», lapipe «tabaco» (Holton, 1999; Thomason, 2001:
145). El paralelismo entre la conservación del artículo árabe y fenómenos
parecidos en pidgins y criollos no es nueva, aunque se ha explicado este fenó-
meno como un resultado del bilingüismo árabe-romandalusí de los mozárabes
(Noll, 1996).
Por último, para tener información sobre el importante factor social de la
actitud, podemos acceder a lo que dicen o dejan traslucir las crónicas cristia-
nas. En ellas se observa a lo largo de la Alta Edad Media una evolución (Bar-
kai, 1991).5 Hasta la primera mitad del siglo XIII, muchas de las crónicas
cristianas, pese a partir de una imagen negativa del «otro», presentan, en oca-
siones, imágenes complejas, a veces incluso positivas; con excepción de algu-
nas crónicas (como las de la época de Alfonso III o la Historia Silense) no hay,
en general, una fuerte autoconciencia nacional; incluso después de la toma de
Toledo (1085) las crónicas vacilan entre la «cruzada» o «guerra total» y la
posibilidad aún de coexistencia entre musulmanes y cristianos en la Penínsu-
la Ibérica. Sin embargo, a partir de la victoria sobre los almohades de las
Navas de Tolosa (1212), las crónicas presentan una mentalidad de «cruzada»,
de «guerra total», una fuerte autoconciencia nacional, y las imágenes de los
musulmanes son generalmente muy negativas y cerradas, con generalizacio-
nes estereotipadas. La mentalidad de «cruzada» o «guerra total» tardó más
tiempo en desarrollarse en la Península Ibérica, en comparación con lo que
sucedió en Europa, y cuando se formó, de todos modos, fue más moderada
(Barkai, 1991: 292). En la crónicas del último cuarto del siglo XIII, tras finali-
zar la etapa de las Grandes Reconquistas (la época alfonsí), se encuentra una
dualidad en la visión del «otro»: por un lado, la sociedad cristiana, puede acce-
der de manera directa al conocimiento de la lengua y de la cultura árabes, que
poseen una fuerte atracción intelectual, pero, por otro, es una sociedad triun-
fante sobre el «otro», en la que domina el espíritu de «cruzada» y las imáge-
nes y creencias negativas conformadas a lo largo de los siglos (García,
5. En este trabajo Barkai estudia también las crónicas musulmanas del período y realiza una inte-
resante comparación entre las dos visiones del «otro».
678
ÍNDICE
1993-1994). Finalmente, en este breve estudio de actitudes no hay que olvidar
a los grupos fronterizos de lo que traté antes, pues en este caso nos encontra-
mos con el hecho curioso de que en las crónicas musulmanas de los siglos XI
y XII encontramos una cierta actitud de admiración hacia algunos de estos gru-
pos, de los que se destaca el que sean valientes, emprendedores y sufridos
(Maíllo, 1994: 45), pero en las crónicas cristianas son calificadas estas gentes
fronterizas como «turba de réprobos, homicidas, maléficos, fornicarios, adúl-
teros, adivinos, odiosos ladrones, apóstatas execrados» (Villar, 1986: 78).
2.1.3. La última situación de contacto que trataré es la que se produjo en el
caso de los mudéjares. Desde la toma de Toledo (1085) y Zaragoza (1118), la
relación de dominio existente en la Península Ibérica se invirtió. Progresiva-
mente, los reinos cristianos asumieron cada vez más importantes contingentes
de población musulmana. Este grupo, políticamente derrotado, atravesó por
variadas situaciones. Al principio, los cristianos del norte siguieron el ejemplo
del trato que daban los musulmanes a sus minorías dimmíes, por lo que dieron
cierta autonomía y mantuvieron cierto respeto por los nuevos súbditos (Chej-
ne, 1980: 109). Sin embargo, frente a los musulmanes, que mantuvieron unas
normas fijas de trato de las minorías, los cristianos mantuvieron modos y gra-
dos de tratamiento variables (Harvey, 1990: 55-67; Glick, 1991: 221-222).
Varios factores influyeron en su situación: la presión internacional del espíri-
tu de «cruzada» por parte del Papado y de Francia (Chejne, 1980: 113), las
incursiones desde los restos de al-Andalus o el norte de África, y las subleva-
ciones de mudéjares en el siglo XIII. Esto ayudó a mantener la idea de amena-
za y la visión del «otro» como enemigo. El acoso a la minoría mudéjar durante
la Edad Media fue creciendo progresivamente, aunque en ocasiones, hubo
cierta condescendencia con los mudéjares para retenerlos y evitar la pérdida
demográfica y de mano de obra (Arié, 1993: 181-182). De todos modos, en el
siglo XV los mudéjares pasaron a ser definitivamente una minoría separada,
marcada y perseguida (Chejne, 1980: 109). Desde el comienzo de las Grandes
Reconquistas las emigraciones y deportaciones hacia el sur, primero hacia al-
Andalus y luego hacia África, fueron constantes.
Aunque seguramente hubo resistencia a la aculturación, especialmente
hasta el siglo XIII por la esperanza en un vuelco de la situación (Glick, 1991:
233), la pérdida del árabe entre los mudéjares fue progresiva. El árabe pasó a
estar en una situación de deslizamiento o pérdida en favor de las lenguas
romances. Sin embargo, no se produjo una influencia de su versión de la L2
(el castellano) en los hablantes nativos debido a factores sociales: su número
(cada vez menor por las expulsiones y las emigraciones), su posición social
subordinada y la actitud negativa de la mayoría romance y cristiana. Su
influencia debe incluirse en el proceso general de préstamo del árabe en el cas-
tellano medieval, pese a ser un grupo subordinado.
679
ÍNDICE
2.2. Análisis de algunos datos
6. Las fuentes usadas para este análisis han sido el estudio de Neuvonen (1941), el Léxico hispáni-
co primitivo (siglos VII al XII) (Lapesa Melgar et al., 2003, Madrid, Fundación Ramón Menéndez
Pidal-Real Academia Española), el Diccionario de arabismos y voces afines en Iberromance de
Corriente (2003, 2ª ed., Madrid, Gredos) y el Diccionario de la prosa castellana del Rey Alfonso X
de Kasten y Nitti (2002, 3 vols., Nueva York, The Hispanic Seminary of Medieval Studies), así
como el Corpus Diacrónico del Español de la RAE (CORDE), los fascículos publicados del Diccio-
nario Histórico de la Real Academia Española y el Diccionario crítico etimológico castellano e
hispánico de Corominas y Pascual (1980-1991, Madrid, Gredos).
680
ÍNDICE
je más alto de casos dudosos (un 50%). Por ello, puede afirmarse que el prin-
cipal grupo en importancia es el de los arabismos pertenecientes a la adminis-
tración, economía e instituciones sociales (40 casos, un 27,2% del total), que
tiene, además, un menor porcentaje de casos dudosos (20%) y más ejemplos
de arabismos integrados, como aldea, arrabal, barrio, alcalde, etc. La necesi-
dad de este tipo de préstamos era grande por parte de los cristianos del norte
y, también, de los pobladores de la Extremadura castellano-leonesa, ya que sus
sociedades, menos estructuradas, necesitaban de modelos para su organiza-
ción.
Los arabismos introducidos en esta época son sustantivos y algunos adje-
tivos (mezquino, azul). Un caso excepcional es el de la preposición hasta, ya
que, pese a ser una palabra funcional, está documentada muy tempranamente
(siglos X-XI) en multitud de variantes (adta, adte, asta, ata, hata) y tuvo un uso
frecuentísimo desde sus comienzos, transformándose en el arabismo más
usado en la Edad Media.
681
ÍNDICE
des negativas. En otros casos, sin embargo, los préstamos penetrarían a través
de hablantes romances con un conocimiento superficial o una «familiaridad
pasiva» del árabe. Es destacable el hecho de que encontramos en esta época
cinco términos referentes a la «frontera» (alfaqueque, enaciado, exea, algari-
vo, truchimán), que solían tener connotaciones negativas, puesto que estos
«mediadores» no eran admitidos en el esquema de una sociedad medieval en
la que los grupos humanos debían ser claramente identificables (Glick 1991:
220).
3. ALGUNAS CONCLUSIONES
De acuerdo con la escala de préstamos del CLIC, el contacto del árabe con
el castellano en la Alta Edad Media estaría situado en el punto 1 de la escala,
en la fase de contacto casual, en la que los receptores de los préstamos no
necesitan tener competencia en la LF y/o hay pocos bilingües entre los hablan-
tes de la LO. Los préstamos se centraron casi exclusivamente en palabras con
significado léxico pertenecientes al vocabulario no básico, pues no hay, por
ejemplo, préstamos de partes del cuerpo, números, nociones temporales o
espaciales, etc., y no hubo préstamo ni en la gramática ni en la pronunciación.
El proceso podría, de todos modos, haber comenzado a llegar a los comienzos
de la fase 2 (contacto ligeramente más intenso, préstamo de palabras funcio-
nales y de estructura «ligera»), si tenemos en cuenta el préstamo de elementos
como hasta. Evidentemente, la influencia en el léxico del árabe sobre el cas-
tellano medieval fue importante, pero el préstamo de vocabulario en la fase de
contacto casual solo requiere una mínima presión cultural y social, puede pro-
ducirse entre poblaciones separadas físicamente sin un bilingüismo extendido,
también desde grupos subordinados a grupos superordinados (Thomason y
Kaufman, 1988: 77), e incluso, sin una intermediación bilingüe, con tan solo
una «familiaridad pasiva», una competencia parcial o un conocimiento super-
ficial del árabe. De todos modos, dada la duración del contacto en este perío-
do de tiempo (siglos VIII-XIII, más de 500 años) debería haberse producido una
mayor intensidad. Sin embargo, junto a factores estructurales como la distan-
cia tipológica entre las dos lenguas, que puede alterar la escala de préstamos,
influyeron en el proceso factores sociales como la ausencia de un fuerte bilin-
güismo y la existencia de actitudes negativas hacia el «otro» y hacia los posi-
bles grupos intermediarios.
682
ÍNDICE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
683
ÍNDICE
UNA NUEVA APROXIMACIÓN
AL CONCEPTO DE ORIENTACIÓN
EN EL ÁMBITO DE APRENDIZAJE
Y ENSEÑANZA DE SEGUNDAS LENGUAS
Y SU APLICACIÓN EN EL MARCO
UNIVERSITARIO ESPAÑOL
1. INTRODUCCIÓN
1. Krashen y Terrell (1983) realizan la distinción entre los términos «acquisition» y «learning» para
diferenciar el proceso natural, sin esfuerzo e inconsciente de «adquirir» la lengua, frente al proce-
so artificial y consciente de «aprenderla» o estudiarla. Los estudiantes y usuarios de segundas len-
guas «aprenden» y «adquieren» la L2 de una forma compleja en la que resulta imposible delimitar
cuáles de sus conocimientos han sido adquiridos o aprendidos. De esta forma, seguiremos la idea
propuesta por Ellis (1994) de utilizar los dos términos indistintamente y escribirlos con comillas
cuando queramos utilizarlos con alguno de los sentidos anteriormente mencionados.
2. En su estudio, Sasaki (1993) observa cómo el impacto que tienen los factores individuales de
naturaleza cognitiva resultan ser un 42% de la varianza en el nivel de competencia de los alum-
nos. El resto del diferencial se justifica por medio de elementos de carácter afectivo, principal-
mente relacionados con la motivación.
685
ÍNDICE
ción de una L2 (Purcell y Suter, 1980; Sasaki, 1993; Moyer, 1999; Spolsky,
2000; Lorenzo, 2001). Este aspecto ya fue apuntado por Krashen en su hipóte-
sis del filtro afectivo: «Those with attitudes more conducive to second language
acquisition will not only seek and obtain more input, they will also have a lower
or weaker filter. They will be more open to the input, and it will strike “deeper”»
(Krashen, 1987: 31)
Teniendo en cuenta la indisociable relación entre motivación y aprendiza-
je y la gran repercusión que a su vez tienen sobre el nivel de éxito o fracaso
obtenido en el aprendizaje de una L2, la motivación ha resultado ser una de las
áreas del ámbito de enseñanza/aprendizaje de segundas lenguas que más inte-
rés ha despertado y que más profundamente se ha examinado, siendo varios
los libros y cientos los artículos y capítulos de libros escritos durante las cua-
tro últimas décadas.
La motivación suele definirse como el mecanismo interno que mueve a las
personas a conseguir algún objetivo y, en el caso del aprendizaje de segundas
lenguas, la motivación tiene como objetivo o bien el dominio de una lengua o
bien el manejo de la misma en un nivel inferior (McDonough, 1998: 219-220).
Aunque existe una asociación entre la idea de motivación y disfrute o pla-
cer en el aprendizaje de lenguas, los científicos behavioristas establecen una
clara distinción dentro de la motivación entre el fin, objetivo o intención para
el aprendizaje y el esfuerzo, trabajo y persistencia en la lucha para conseguir
este fin. Dunkel (1948), por ejemplo, defiende que esta dicotomía es muy útil
y directamente aplicable en el caso del aprendizaje de segundas lenguas, pues-
to que tanto los objetivos como el esfuerzo empleado en conseguir un deter-
minado objetivo afectará al nivel de éxito o logro final.
Siguiendo esta línea, Gardner (1985) define el concepto «Motivation» a
partir de la distinción entre «Orientation» y «Motivational Intensity»: «a com-
bination of effort plus desire to achieve the goal of learning the language»
(Gardner, 1985:10). De esta forma, la «orientación» corresponde a las razones
por las que se estudia una L2 y la «Motivational Intensity» al esfuerzo y tra-
bajo empleado en el proceso de aprendizaje.3
Varias han sido las propuestas apuntadas para definir el fin u orientaciones
en el aprendizaje de segundas lenguas. Sin embargo, la distinción entre orien-
3. Varios estudios demuestran que es precisamente este último elemento de la motivación el que
determina en gran medida la clave del éxito en el aprendizaje de segundas lenguas (cf. Gómez-
Martínez, 2000, 2001 y 2005; Fuertes-Olivera y Gómez-Martínez, 2004 y 2005).
686
ÍNDICE
tación integradora e instrumental ha sido la más aceptada y la que más aten-
ción empírica ha recibido.4
Gardner define la «Orientación Integradora» como «those classes of reasons
that suggest that the individual is learning a second language in order to learn
about, interact with, or become closer to the second language community»
(Gardner, 1985: 54). Los usuarios5 que presentan este tipo de orientación son
personas con una predisposición afectiva e interpersonal positiva hacia el grupo
de la lengua meta y hacia su cultura y formas de vida, con un deseo de
interactuar y de familiarizarse o incluso de entrar a formar parte de ella: «a
sincere and personal interest in the people and culture represented by the other
language group» (Lambert, 1974: 98). Así pues, Dörnyei destaca como aspecto
fundamental de la orientación integradora un «sort of a psychological and
emotional identification» (Dörnyei, 2003: 5).
Esta postura contrasta con un fin más práctico que persigue la orientación
instrumental: «the practical value and advantages of learning a new language»
(Lambert, 1974: 98). Una recompensa material, cultural y/o personal con un
objetivo más concreto y sobre todo utilitario: estudiar una L2 como requisito
para entrar en la universidad, para solicitar un trabajo, para conseguir un buen
puesto en el mundo laboral, para ascender en el mismo, para poder leer cual-
quier material en la lengua extranjera para poder viajar o sencillamente para
conseguir un nivel social más elevado.
The words, sounds, grammatical principles and the like that the language
teacher tries to present are more than aspects of some linguistic code; they are
integral parts of another culture. As a result, students’ attitudes toward the
687
ÍNDICE
specific language group are bound to influence how successful they will be in
incorporating aspects of that language (Gardner, 1985: 6).
6. Esta hipótesis se confirmaría en todos los estudios presentados en aquella época, con la excep-
ción de los referidos al estudio llevado a cabo en Filipinas, donde la orientación instrumental
estaba positivamente correlacionada con la competencia en inglés como segunda lengua
(cf. Gardner y Lambert, 1972).
688
ÍNDICE
pular a los hablantes de la lengua meta, lo que denominaron «Machiavellian
Motivation» y que Oller y Perkins (1978) definen como una forma de control
y triunfo sobre una comunidad que desprecian.
Sin embargo, tal y como sugiere Chambers (1999), extender estas conclu-
siones obtenidas en el contexto canadiense o en contextos semejantes donde el
contacto con la otra lengua resulta inevitable (cf. Arratibel et al. 1998 y 2001;
Arratibel, 1999)7 al resto de contextos es muy cuestionable pues, en el caso de
los estudiantes de nuestra muestra o los cantoneses del estudio de Green
(1999), su interacción con hablantes de la lengua meta o su contacto con la
cultura es muy limitada y en ocasiones nula. Estamos pues no solo ante cir-
cunstancias muy diferentes, sino también ante naturalezas distintas, tal y como
discutiremos más adelante.
7. Estudios realizados en la comunidad autónoma vasca que defienden que la orientación integra-
dora es la que fomenta el uso del euskera y que además es la que ayuda al sujeto a interiorizar
la lengua (Lasagabaster, 2003).
8. Hemos de tener en cuenta al comparar el número de estudios un hecho importante que destaca
Dörnyei (2003) y es la situación única que define la situación en Canadá, donde coexisten la
comunidad francófona y anglófona, es decir, dos de las lenguas más importantes del mundo, y
el apoyo, promoción y esponsorización de la investigación en esta área.
9. El término “segunda lengua”, “lengua segunda” o “L2” es el término neutro utilizado para defi-
nir tanto la lengua “segunda” (que se aprende y/o adquiere en contextos naturales) como la
“extranjera” (que tiene lugar en contextos de aprendizaje formales). En este caso los términos
están entrecomillados para destacar esta diferenciación.
689
ÍNDICE
Dörnyei defiende que las razones instrumentales contribuyen de una forma más
significativa a la motivación de los estudiantes de lenguas extranjeras, puesto que
son más reales, están más a su alcance, son más cercanas a la situación que están
viviendo y por consiguiente tienen mayor sentido para ellos (cf. Dörnyei, 1990).10
En esta misma línea situamos algunas de nuestras contribuciones llevadas
a cabo en el contexto universitario español. En ellas señalamos que la orienta-
ción instrumental es prácticamente la única que puede explicar en parte el
éxito o fracaso de la mayoría de estudiantes que asisten a las clases de inglés
instrumental en la universidad española (cf. Gómez-Martínez, 2000, 2001,
2005; Fuertes-Olivera y Gómez-Martínez, 2004 y 2005). Los resultados obte-
nidos señalan que los estudiantes con una orientación instrumental demuestran
índices más elevados de «Motivational Intensity», es decir, sus niveles de
esfuerzo, trabajo y dedicación al estudio de la lengua meta son mayores: el
grupo instrumental asiste más a clase, realiza su tarea con mayor asiduidad y
lee más (cf. Fuertes-Olivera y Gómez Martínez, 2004: 201). Teniendo en cuen-
ta las circunstancias bajo las cuales tiene lugar el aprendizaje de segundas len-
guas, esta preferencia por lo instrumental también puede ser debido a que la
verdadera idea de «integración» en la cultura meta está lejos del alcance de la
mayoría de nuestros estudiantes y algo que, salvo un número reducido que irá
al extranjero como estudiantes Erasmus, está muy lejano o se podría conside-
rar pero a largo plazo (cf. Fuertes-Olivera y Gómez-Martínez, 2005).
A pesar de que este tipo de orientación parece encajar mucho mejor en el
contexto que nos rodea, uno de los aspectos negativos que se ha observado es
que este tipo de orientación no se mantiene en el tiempo y parece tener un
efecto más a corto plazo.
Incluso el propio Gardner pone de manifiesto, en un estudio posterior con
MacIntyre (1991), que los estudiantes con una motivación instrumental tam-
bién logran su éxito en el aprendizaje de segundas lenguas; sin embargo, añade
que, una vez desaparece el premio o el incentivo, los estudiantes no siguen
intentándolo, mientras que aquellos con una orientación integradora manten-
drán su interés más a largo plazo (Gardner y MacIntyre, 1991). La orientación
instrumental pues parece «insufficient to account for the persistence needed in
the laborious and time-consuming task of developing real competence in a
new language» (Gardner y Lambert, 1972: 12).
Esta situación está muy bien ejemplificada por Lasagabaster en el contex-
to de la Comunidad Autónoma Vasca donde una persona que desee aprender
euskera con fines meramente instrumentales (para lograr un empleo o mejorar
su situación económica o laboral), pueda perder ese estímulo inicial una vez
10. Si bien defiende la supremacía de la orientación instrumental, también destaca que la orienta-
ción de tipo integrador puede ser necesaria para niveles más avanzados.
690
ÍNDICE
logrado su objetivo. De esta forma, ilustra como personas que por ejemplo
estudien euskera para conseguir un puesto en la administración pública (donde
se precisa un perfil lingüístico determinado), terminen utilizando la lengua
minoritaria muy esporádicamente o incluso puedan llegar a mostrarse reacios
a usarla una vez logrado su objetivo laboral (Lasagabaster, 2003: 89).
691
ÍNDICE
dependiendo del contexto donde se desarrolle. Del mismo modo, esta opinión
también es compartida por Arratibel, quien, tras analizar a un grupo de adul-
tos que aprendían euskera, observa que las diferentes orientaciones y su papel
varían de un contexto a otro según las características de la muestra examina-
da, ya que las muestras con características especiales pueden también tener
orientaciones especiales (cf. Arratibel, 1999; Arratibel et al. 1998, 2001).11
4. METODOLOGÍA Y RESULTADOS
Los datos que vamos a analizar forman parte de los resultados obtenidos en
un estudio más amplio realizado en la EUE de Estudios Empresariales de la Uni-
versidad de Valladolid durante el curso académico 2002-2003. La población suje-
ta a estudio la componen 352 estudiantes, muestra representativa de todos los
alumnos matriculados en dicho centro y curso académico. Este grupo lo compo-
nen un 13,35% que estudiaba alguna de las dos modalidades de inglés empresa-
rial impartidas en el centro (Inglés Empresarial I e Inglés Empresarial II) y un
86,65% que no estudiaba inglés (grupo +Ing y grupo –Ing respectivamente).12
El método de recogida de la información fue a través de un cuestionario de
diseño propio en el que se midieron 88 variables que representaban, entre
otras, las opiniones de los alumnos hacia el aprendizaje y uso del inglés como
lengua extranjera. Los datos obtenidos se analizaron posteriormente con el
programa SPSS.
Uno de los apartados fundamentales de este macroestudio era el análisis
del tipo de orientación que caracterizaba a la muestra (vars. 59-69), para lo
cual utilizamos una serie de afirmaciones que respondían a la pregunta «Estu-
dio/estudiaría inglés para…» y que los alumnos baremarían del 1 al 5 siguien-
do la escala de Likert. Dichas afirmaciones (ver tablas 1 y 2) representaban las
variables que correspondían a los dos tipos de orientaciones clásica (instru-
mental e integradora) y fueron diseñadas de forma tal que midieran su inten-
sidad pero que no se excluyeran entre sí.
Los resultados obtenidos nos ayudan, por un lado a confirmar estudios
similares anteriores realizados en un mismo contexto (Gómez-Martínez, 2000
692
ÍNDICE
y 2001; Fuertes-Olivera y Gómez-Martínez, 2004 y 2005) y, por otro, a ilus-
trar los puntos señalados en el apartado anterior de forma que podamos enten-
der mejor el contexto que rodea a nuestra muestra.
Por un lado, tal y como vemos en las tablas 1 y 2, ambos grupos (+Ing y
–Ing) presentan una clara tendencia hacia un tipo de orientación instrumen-
tal más que integradora: los valores están en un 75% de los casos por enci-
ma de la media incluso en el caso del grupo –Ing, y es la variable que
consideramos más instrumental («estudio/estudiaría inglés para mi futuro
profesional», var. 60) la que consigue unos datos casi perfectos (Media 4,48-
4,45; Mediana 5-5, Moda 5-5, Desviación típica 0,72-0,62 del grupo +Ing y
–Ing respectivamente).13 Estos resultados nos ayudan a confirmar estudios
anteriores que defienden que las razones instrumentales son más significati-
vas para este tipo de alumnado y están más a su alcance en un contexto de
aprendizaje formal.
693
ÍNDICE
VARIABLES INTEGRADORAS Valores de la media
Nº Variable de análisis +ING -ING +/- ING
Estudio/estudiaría inglés para…
Vivir una temporada prolongada en un país
66 3,45 3,27 3,29
extranjero
Por otro lado, en el análisis de correlación llevado a cabo con otra serie de
variables sometidas a estudio, obtenemos datos altamente significativos entre
la variable «meses de estancia en el extranjero» (var. 7) y dos variables inte-
gradoras («estudio/estudiaría inglés para tomar parte en actividades propias de
los países de habla inglesa» –var. 69– y «estudio/estudiaría inglés para inte-
grarme y formar parte de la cultura inglesa»-var. 70) con un índice de r = 0,66
y de r = 0,71 respectivamente en el grupo +Ing.
Estos resultados nos ayudan a confirmar los estudios mencionados ante-
riormente que defendían la importancia del contexto, circunstancias y posibi-
lidades que tienen los usuarios de segundas lenguas a la hora de elegir su tipo
de orientación.
En cuanto a la delimitación del tipo de orientación, las variables sometidas
a análisis están divididas en lo que considero instrumental e integrador, coin-
cidiendo con Lasagabaster en su afirmación de que algunas variables son difí-
ciles de determinar, como es el caso de la variable 44 «viajar al extranjero»
que podría considerarse indistintamente integradora o instrumental, depen-
diendo del objetivo que tenga en mente el viajante.
En lo que se refiere a la combinación de tipos de orientaciones, observamos
cómo lógicamente las variables de cada tipo presentan entre sí valores de corre-
lación altamente significativos (por encima de r = 0,5). Así pues, la variable
integradora «estudio/estudiaría inglés para vivir una temporada prolongada en
un país de habla inglesa» (var. 65) presenta índices de correlación de r = 0,86,
r = 0,53, r = 0,6, r = 0,5 con sus semejantes «estudio/estudiaría inglés para vivir
una temporada en un país extranjero» (var. 66 ), «para entender mejor las cos-
tumbres y estilos de vida de países de habla inglesa« (var. 67), «para tomar parte
694
ÍNDICE
en actividades propias de los países de habla inglesa» (var. 68) y «para integrar-
me y formar parte de la cultura inglesa» (var. 69) respectivamente.14
Sin embargo, nuestros resultados apoyan la idea de que los dos tipos de
orientaciones no son excluyentes sino complementarias y se pueden dar en
una misma persona, tal y como ilustra el alto grado de correlación entre dos
orientaciones que tradicionalmente se consideraban opuestas. De este modo,
la variable claramente instrumental «estudio/estudiaría inglés para mi futuro
profesional» (var. 60) presenta un índice de correlación de r = 0,52 con la varia-
ble integradora «estudio/estudiaría inglés para vivir una temporada prolongada
en un país extranjero» (var. 66).
Puesto que el estudio realizado no es longitudinal, no podemos ofrecer
datos que apoyen la idea del dinamismo en la motivación, pero sí que conse-
guimos, en línea con los resultados de Arratibel, un abanico de tipo de orien-
taciones que duplican la dicotomía clásica que observábamos en estudios
anteriores y que nos ayudan no solo a definir el contexto determinado de la
población sujeta a estudio, sino también a poder encajar ciertas variables que
eran complicadas de delimitar en la dicotomía clásica.
Para llegar a estos resultados, hemos realizado un análisis factorial de las
variables sometidas a estudio.
Partimos de que el modelo que resulta del análisis de los datos, no es solo
significativo en su conjunto (Sig = ,000)15, sino que a su vez el porcentaje que se
explica en cada una de las variables es muy alto (por encima de 0,50 en todos
los casos)16 y el porcentaje total explicado con estos cuatro modelos alcanza el
68,7% de la varianza total, es decir, alcanzamos a saber en un 68,7% por qué
estudian o estudiarían la L2; los motivos que justifican el otro 31,3% restante lo
desconocemos.
La matriz de componentes que observamos en la tabla 3, presenta los cua-
tro modelos que definen los perfiles de nuestros estudiantes.
14. Para una información detallada de todos los datos, cf. Gómez Martínez, 2005.
15. Los resultados del modelo son significativos en cuanto que la significación de la prueba de
esfericidad de Bartlett es menor que 0,05 y es por lo tanto significativa.
16. Ver Gómez-Martínez (2005) para una información más detallada.
695
ÍNDICE
COMPONENTE
Nº VARIABLE
1 2 3 4
Para entender Internet, revistas o cualquier
61 -,083 ,073 ,804 ,019
texto escrito en inglés
62 Para viajar al extranjero ,047 ,458 ,574 ,008
63 Para entender las canciones ,255 ,007 ,751 ,151
64 Para ver películas en versión original ,355 ,080 ,619 ,113
Para vivir una temporada en un país de habla
65 ,328 ,873 ,070 ,043
inglesa
66 Para vivir una temporada en un país extranjero ,279 ,889 ,077 ,044
Para entender mejor las costumbres y estilos de
67 ,740 ,287 ,161 -,210
vida de países de habla inglesa
5. CONCLUSIONES
Los resultados de este estudio nos ayudan a entender la evolución del con-
cepto orientación desde la distinción clásica entre los dos únicos tipos –instru-
696
ÍNDICE
mental e integradora– que resulta estática y restrictiva, hacia una perspectiva
dinámica, más real, amplia y variada que responde con una mayor exhaustivi-
dad a la diversidad de contextos y circunstancias que rodean al uso de una L2
y a su proceso de aprendizaje y enseñanza.
La supremacía de la orientación integradora queda en tela de juicio en un
mundo en el que el inglés es considerada la lengua internacional por excelen-
cia y en el que sus usuarios tienen unas necesidades más prácticas que varían
según sus circunstancias y el contexto en el que lo utilicen, aspectos que a su
vez van a ayudar a definir el objetivo que persigue el usuario de una L2.
Estamos pues ante variedades de orientaciones que definen variedades de
contextos. De este modo, es necesario valorar la orientación como una de las
múltiples variables de un complejo modelo de factores individuales y circuns-
tanciales que interactúan de una forma compleja y misteriosa en la adquisición
y aprendizaje de segundas lenguas.
Sin embargo, y a pesar de que los datos que hemos analizado en este estu-
dio corresponden a una situación particular, respetando la idiosincrasia propia
de cada individuo, los resultados obtenidos no solo nos ofrecen una panorámi-
ca que se puede hacer extensible a muchos casos semejantes en la universidad
española, sino, aún más importante, nos sirve a los docentes para poder enten-
der mejor qué buscan y qué esperan nuestros alumnos de la clase, diseñar un
currículo conforme a los datos obtenidos y poder dar respuesta a algunas de
las muchas incógnitas que se nos presentan en el aula de lengua extranjera.
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701
ÍNDICE
LA EXPRESIÓN DE FUTURO
EN EL ESPAÑOL DE CATALUÑA.
UN POSIBLE CASO
DE CONFLUENCIA LINGÜÍSTICA
CRISTINA ILLAMOLA
Universitat de Barcelona
1. Dada la bidireccionalidad de esta cuestión, en este trabajo nos centraremos en la influencia que
ejerce el catalán sobre el español hablado en Cataluña, aunque no se despreciará ninguna obser-
vación referente a la influencia del español sobre el catalán que ayude a esclarecer la hipótesis
planteada.
703
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
2. El empleo del presente de indicativo o del condicional con valores prospectivos no se ha con-
siderado en este trabajo, pese a que son formas que, tanto en español como en catalán, coexis-
ten con el futuro al describir eventos prospectivos.
3. Varias de estas investigaciones (Almeida y Díaz 1998; Matte Bon, 2006; Sedano, 2006; Company,
2006: §10) ponen de relieve las diferencias diafásicas entre FA y FS, considerando el FS más pro-
pio de contextos formales y el FA para los informales.
4. Pese a que todavía son pocos los estudios que contrastan FS y FA desde una perspectiva de con-
tacto de lenguas, en las distintas zonas peninsulares, cabe destacar el trabajo de Ramírez-Parra
y Blas Arroyo (citado en Blas Arroyo, 2005 y Radatz, 2003).
5. No nos detenemos en la comparación de valores entre español y catalán. Véanse Bosque y
Demonte (1999), Solá et al., (2002) y Radatz (2003).
704
ÍNDICE
En apoyo de la hipótesis de la interferencia del sistema verbal del catalán
sobre el español, deben contrastarse las formas y valores perifrásticos de la
construcción «IR A + infinitivo» en ambas lenguas. Sirva de ejemplo el
siguiente cuadro comparativo:
FIGURA 1
Español Catalán
Valor de la perífrasis
«IR A + INF» «ANAR A + INF»
(b) Intencionalidad plan- El lunes voy a ir a ver El dilluns aniré a veure els
ificación: a mis padres meus pares
Para obtener una completa explicación del particular empleo de las formas
verbales de futuro en el español hablado en esta zona bilingüe, se expone, en
primer lugar, una descripción de la metodología empleada para la recopilación
de los datos, y, en segundo lugar, se presentan los resultados obtenidos sobre
los usos de las formas de futuro, contrastando los tres grupos lingüísticos que
se pueden establecer dentro de la comunidad de habla catalana –bilingües,
catalanohablantes y castellanohablantes.
Al final del trabajo se presentan unas conclusiones acerca de la validez de la
hipótesis presentada a lo largo de estas páginas sobre la existencia de un mayor
uso de las formas sintéticas del futuro en español debido a la convivencia de esta
lengua con el catalán y de si, además del contacto lingüístico, confluyen otros
factores, que constituyen causas internas del sistema.
2. METODOLOGÍA
a) ¿en qué contextos pueden presentarse usos diferentes de las formas pros-
pectivas entre el español peninsular y el español hablado en Cataluña?
705
ÍNDICE
b) ¿existe una relación directa entre la adscripción lingüística del infor-
mante y la elección de FS o FA en los contextos mencionados?
c) ¿contribuyen los datos estadísticos a esclarecer si estamos ante un caso
de confluencia lingüística?6
706
ÍNDICE
rellenar los espacios en blanco escribiendo la forma verbal que crea más con-
veniente de un verbo que se proporciona entre paréntesis.10
(1) Se acerca Semana Santa y todo el mundo quiere saber qué vas a hacer
durante las vacaciones.11
10. Con el primer tipo de preguntas, se pretendía que el informante, a partir de un contexto seguido de
2, 3 o más respuestas, señalase los enunciados que él probablemente produciría en una situación
similar. El segundo, por el contrario, permite más variedad en las respuestas. Téngase en cuenta,
además, que una de las desventajas que supone este tipo de ejercicios es que el contexto no siempre
resulta del todo esclarecedor y, en consecuencia, el informante puede hacer inferencias imposibles
de predecir en la elaboración de las preguntas. También parece ser un obstáculo el proporcionar
demasiadas opciones como respuesta para un mismo contexto, ya que se ha podido comprobar que,
por un lado, el informante se confunde y concluye eligiendo la opción más diferente a todas o la que
se sitúa en último lugar y, por otro, la encuesta deviene demasiado extensa.
11. Los ejemplos provienen de la encuesta que se diseñó para llevar a cabo este estudio.
707
ÍNDICE
FIGURA 2. Valor intencional
Los datos muestran una gradación en la preferencia de uso según cada grupo
lingüístico; esto es: si se toma como punto de referencia la frecuencia de apari-
ción del FS frente a la del FA, los catalanohablantes se sitúan en primer lugar con
más del 70% de ocurrencias de FS en contextos intencionales, seguidos de los
bilingües (59,38%) y los castellanohablantes (48,65%). Estos porcentajes ponen
de manifiesto la elevada frecuencia de empleo del FS por parte de los dos grupos
lingüísticos cuya relación con el catalán parece mucho más estrecha que en los
informantes castellanohablantes.
708
ÍNDICE
que el apartado anterior, se incluye un enunciado de la encuesta a modo de
ejemplo:
(2) Una madre advierte a su hijo: «bájate de ahí que te vas a caer».
Una vez más, los datos corroboran la hipótesis planteada sobre la preferen-
cia de los catalanohablantes por el FS comparado con la tendencia a emplear el
FA de los castellanohablantes (véanse figuras 4 y 5). Asimismo, el grupo bilin-
güe se sitúa entre los dos polos de esta gradación en el uso de las formas pros-
pectivas, pero con una clara preferencia por el FS.
En estos contextos, las ocurrencias de FA que produce el grupo catalanoha-
blante difícilmente llegan a un 30%, frente al 50% del grupo castellanohablan-
te. Resulta interesante resaltar que, aunque en estos contextos modales la
preferencia por el FA y el FS en el grupo castellanohablante esté bastante equi-
709
ÍNDICE
librado, los otros dos grupos muestran una clara preferencia por el FS: un
62,86%, los bilingües y un 70,24%, los catalanohablantes. Además, si compa-
ramos la frecuencia de uso del futuro con valor de inmediatez con el de inten-
cionalidad, observamos que los índices porcentuales de cada grupo son
prácticamente similares (véase figura 6), hecho que corrobora la hipótesis del
menor grado de aparición del FA en las zonas bilingües.
FIGURA 6
Valor futuro inmediato Valor intencional
Futuro analítico Futuro analítico
Bilingüe 37,14% 40,63%
Catalán L1 29,76% 28,35%
Español L1 50,65% 51,35%
Total general 38,96% 39,52%
(3) Maite y Rosa son amigas de toda la vida. Maite hace tiempo que no ve a los
hijos de Rosa y le gustaría verlos. Por eso Rosa le propone que se pase por su
casa el domingo, que van a estar comiendo todos juntos.
Por lo que respecta a los datos, estos reflejan una mayor preferencia por el
FA por parte de los hablantes que tienen el español como L1, seguidos de los
bilingües y de los informantes que tienen el catalán como lengua propia, en
último lugar. Es importante señalar también que, aunque en los tres grupos de
hablantes establecidos el FS tiene unos índices muy elevados en este tipo de
contextos, el FA sigue siendo la opción preferida por los informantes castella-
nohablantes, tal y como sucedía en el apartado anterior. Pese a ello, compara-
tivamente, el valor de certeza presenta un porcentaje mucho menor que en los
dos valores precedentes.
710
ÍNDICE
FIGURA 7. Valor de certidumbre
711
ÍNDICE
lanohablantes era de 12 puntos y en los de futuro inmediato, de 7,38 puntos,
en el valor futuro de certeza la diferencia entre estos grupos es tan solo de 2,2
puntos. Esto puede deberse tal vez al tamaño de la muestra que se ha emplea-
do para este estudio, por lo que cabría verificar si con una muestra que inclu-
yese un número más elevado de informantes, el grupo catalanohablante
seguiría manteniéndose en una posición intermedia y no en uno de los polos,
como sí ocurría en los otros valores.
4. CONCLUSIONES
712
ÍNDICE
FIGURA 10. Uso de FS y FA
Futuro Cifras Futuro Cifras Total Total
analítico absolutas sintético absolutas general absoluto
Bilingüe 40,63% 39 59,38% 57 100,00% 96
Catalán L1 28,35% 36 71,65% 91 100,00% 127
Español L1 51,35% 57 48,65% 54 100,00% 111
Total gen-
39,52% 132 60,48% 202 100,00% 334
eral
713
ÍNDICE
los que la forma perifrástica tiene valor intencional, de inmediatez y de futu-
ridad con matices de certeza.
Ahora bien, no hay que descartar la posibilidad de que este bajo rendimiento
de la construcción perifrástica en las zonas bilingües no se deba única y exclusi-
vamente a la influencia del catalán, como se ha expuesto al principio de este tra-
bajo. Quizás sea la confluencia de distintos factores lo que desemboca en un
incremento del uso de las formas sintéticas: por un lado, la mencionada repercu-
sión del catalán en la escasa productividad de los valores modales de la perífrasis;
por otro, la evolución cíclica de las formas prospectivas en español desde la forma
latina cantare habeo hasta la forma actual implica que no puede descartarse la
posibilidad de que la tendencia sea nuevamente la simplificación hacia el FS
(Melis, 2006), al menos en esta zona específica; en tercer lugar, es importante
recordar que las diferencias diafásicas y diatópicas que existen entre el FS y el FA,
esto es, entre registro formal e informal, entre variedades peninsulares y america-
nas, respectivamente; y, finalmente, es preciso mencionar, además, que la prolife-
ración de la construcción prospectiva en español se desarrolló de un modo
productivo durante el siglo XIX, momento en que el contacto entre español y cata-
lán empieza a ser socialmente más extenso, al darse entre un mayor número de
individuos y, por tanto, no hay que excluir la posibilidad de un desarrollo indepen-
diente del FA al de otras zonas hispanohablantes.
Así pues, puede aventurarse que el empleo particular que se hace de las
formas de futuro en el español que permanece en contacto con el catalán puede
ser explicado como una manifestación de un fenómeno de confluencia lingüís-
tica que es preciso observar desde distintos puntos de vista, puesto que consi-
derarlo un mero fenómeno de interferencia quizás simplificaría sobremanera
este particular uso de las formas prospectivas. Con este estudio se pretende
abrir una puerta a futuras investigaciones en las que se pueda ahondar en esta
cuestión de un modo más exhaustivo y comprobar si ciertamente nos hallamos
ante un cambio en la distribución de los valores del futuro en el español habla-
do en Cataluña.
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714
ÍNDICE
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715
ÍNDICE
EL PAPEL DE LA ESCUELA
ANTE LA INMIGRACIÓN
Y LA DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA
MERCÈ PUJOL BERCHÈ
Université de Lille 3
1. ALGUNAS CONSTATACIONES
1. Los centros concertados están obligados a cumplir ciertas normas como la gratuidad de la escolari-
dad (las otras actividades son de pago), el respeto a las creencias y deben ciertos criterios de matri-
culación como la proximidad, la presencia de hermanos en el centro y la renta de la familia.
717
ÍNDICE
Se ha visto en los últimos años cómo las escuelas concertadas recibían por
parte de la Administración cantidades importantes de dinero para su buen
funcionamiento, sin que esta exigiera para dar el concierto, los requisitos
imprescindibles que garanticen la igualdad para todos. El número de escue-
las concertadas presentando la llamada diversidad es relativamente reducido, lo
que favorece la segregación de clases sociales y la segregación lingüística. En
un estudio llevado a cabo por Crespo Ubero (2000)2 sobre los niños emigrantes
en la comarca barcelonesa del Baix Llobregat Nord, se señalaba que en Marto-
rell la escuela concertada no acogía ningún niño inmigrante, mientras que estos
se concentraban en ciertas escuelas públicas. Como menciona Aja (1999), la
situación es preocupante porque en algunos centros la población inmigrante
escolar supera la tasa de la población inmigrante del mismo barrio. Para paliar
la deserción de las familias autóctonas, las autoridades escolares disponen de
normativas específicas. Así por ejemplo, la Generalitat de Catalunya publicó
una, en el año 2002, según la cual se obligaba a un reparto equitativo de los
niños extranjeros en los diferentes tipos de centro, pero dicha normativa, inclu-
so otra posterior del año 2006, no siempre se cumple. La diversidad de clases
sociales y de nacionalidades –la mezcla social– obedece a cuestiones políticas
e ideológicas, así como al modelo de sociedad que se quiere construir: «juntos
o separados». En el caso concreto de Cataluña existe el denominado «Pacto
Nacional para la Educación» (cf. Vila, Siqués y Roig, 2006) en el cual hay
mecanismos de control para garantizar dicha mezcla social.
Los datos acabados de exponer permiten comprobar la existencia de la
segregación social, es decir que en los llamados barrios desfavorecidos, la
concentración de la clase obrera es mayor, sea ésta autóctona o extranjera. Esta
segregación social se acompaña de la deserción de las familias autóctonas, que
es una práctica de evitación, es decir de rechazo por parte de dichas familias
de llevar a sus hijos a centros en los cuales la concentración de niños extran-
jeros es importante. Esto provoca la llamada segregación artificial (Aja, 1999)
que tiene tres vertientes: la ubicación de las escuelas públicas mayoritariamen-
te en barrios obreros, la deserción de los autóctonos y la no intervención de la
administración educativa. Las concentraciones escolares artificiales pueden
evitarse si la Administración ejerce un control sobre la elección de los alum-
nos y la distribución de todos los alumnos se hace de forma coherente.3 Esta
segregación obedece a un modelo de «integración» de inmigrantes en el cual
718
ÍNDICE
no hay intereses comunes puesto que se aparta y se separa a los grupos. Todo
ello trae consigo la guetorización, situación en la que es muy fácil la categori-
zación de la población en general y la de los niños en particular.
La categorización consiste en segmentar el todo social en partes o subcon-
juntos definidos y estables y en retener solo uno de los componentes que cons-
tituyen la identidad de las personas o de los grupos haciendo de él el único
signo de la misma. Cuando se categoriza, las identidades múltiples que carac-
terizan a todos los humanos se reducen a una, llegando incluso a lo despecti-
vo y peyorativo. Y como una parte de nuestro saber social está organizado en
torno a dichas categorizaciones, la comparación social resulta más fácil («nos-
otros tenemos todas las cualidades», «ellos tienen todos los defectos»). También
resulta fácil la atribución de características que, conver-tidas en estables, justifi-
can la categorización realizada o la parcelación establecida. Se ponen de mani-
fiesto frases como «ellos hacen» y «nosotros hacemos». Formas discursivas
como «los niños son difíciles, agresivos, poco inteligentes» son ilustraciones de
categorizaciones. Se lleva a cabo asimismo una amalgama al referirnos a los
niños extranjeros como «malos» desde el punto de vista educativo, sin embargo
en las escuelas públicas ubicadas en zonas obreras, hay tanto alumnos «malos»
como alumnos «buenos».
4. Véanse las discusiones actuales sobre la sustitución de las clases de religión por las de civismo
o por las de educación para la cuidadanía.
5. Véanse a este respecto los acontecimientos ocurridos en Francia en noviembre de 2005 con los
disturbios en los suburbios y meses más tarde (entre febrero y abril de 2006) el bloqueo de las
universidades, signos de que los jóvenes protestan contra ciertos aspectos de la sociedad como
la exclusión, el desempleo y la falta de oportunidades de ascensión social.
719
ÍNDICE
inmigrantes, son los primeros en ser señalados. Se le pide a la escuela la inte-
gración de los alumnos extranjeros, sin embargo esto está en contradicción
con el tipo de sociedad en la que vivimos puesto que, como se ha menciona-
do más arriba, existe la segregación por clase social. Nos hallamos ante la
paradoja siguiente: la representación de la integración como formando parte
del imaginario de la sociedad y la no integración existente en esa misma
sociedad. El emigrante es percibido en el imaginario social como el símbolo
de la «invasión», en todo caso es percibido como el causante de la inseguri-
dad ciudadana y de la violencia. En este sentido, en una investigación sobre
la respresentación de la emigración en la prensa escrita en España, hemos
puesto de manifiesto (Pujol Berché, en prensa) que aparecen formas de pola-
rización en los contrastes jugando con pares como «integraciónsegregación»,
«participación-guetorización», «convivencia-inseguridad», que los periódi-
cos hablan incluso de «las políticas de segregación» y que se recurre a menu-
do al campo léxico de lo bélico con frases como «se promueve la lucha». En
algunos periódicos incluso las noticias sobre emigración aparecen bajo títu-
los de sección como «el problema de los inmigrantes», es decir, que se pro-
blematiza la emigración y el inmigrante (sea éste adulto o niño) se vuelve una
carga social (cf. Van Dijk, 2003).
En una encuesta cuyos resultados se dieron a conocer en El Periódico de
Catalunya se puso de manifiesto que en ciudades como Barcelona las tres preo-
cupaciones principales de los ciudadanos eran la inmigración, la inseguridad y
el paro; conceptos asociados alrededor de uno solo, la inmigración. A partir de
ahí, la relación de causalidad que puede establecerse es fácil: la inmigración es
la causa de la inseguridad y del paro. Lo mismo puede decirse de otra encuesta
publicada esta vez por El País, cuyo titular rezaba: «La inmigración salta al pri-
mer puesto entre las preocupaciones ciudadanas»,6 lo que pone en evidencia una
relación causa-efecto al aludir que la principal preocupación ciudadana son los
inmigrantes o, dicho de otro modo, los emigrantes causan problemas, o, en otras
palabras, donde hay emigrantes hay inseguridad y delincuencia. La representa-
ción simbólica que generan dichas imágenes se vincula por lo tanto al conflicto
y a la esfera de la criminalidad.
Volviendo nuevamente a la escuela, Charlot (2000) sugiere que la escuela
integradora supone una cierta visión de la integración, de manera que un grupo
social en la tradición de Durkheim puede ser considerado como integrado
cuando sus miembros poseen una conciencia común, comparten las mismas
creencias y prácticas y están en interacción. Los niños hijos de emigrantes
mantienen rasgos culturales que no son los de la sociedad de residencia, con
lo cual integrarlos es hacerles entrar en los valores de dicha sociedad y esta es,
6. El País, 09/10/05.
720
ÍNDICE
como se ha mencionado con anterioridad, una de las tareas de la escuela. Todo
ello disimula cuatro presupuestos.
a) Los niños hijos de emigrantes deben pensarse a partir de sus orígenes,
pero cabe preguntarse: ¿tenemos que pensar en términos de presente compar-
tido o de futuro que construimos juntos?, ¿tenemos que reflexionar según los
orígenes culturales, lingüísticos, raciales y/o religiosos, o partir de que todos
somos iguales? El primer grupo de preguntas obedece a la visión de la socie-
dad según el modelo del «melting pot» propio de los Estados Unidos de Amé-
rica o incluso de Gran Bretaña, mientras que el segundo grupo de preguntas
obedece más bien al modelo francés de la integración bajo el lema de «liber-
tad, fraternidad e igualdad».
b) Integrar es hacer compartir valores comunes, ante lo cual nos podemos
preguntar lo siguiente: ¿reposa nuestra sociedad en valores comunes?, ¿qué
valores hay que enseñar? o ¿cada uno va a lo suyo? o, sencillamente, ¿lo que
quieren los inmigrantes es lo mismo que quieren los autóctonos? Es decir, un
trabajo, un coche, una vivienda. ¿Tenemos que pensar en términos de presen-
te compartido o de futuro que construimos juntos?
c) La función de la escuela es inculcarles tales valores, pero cada vez
dichos valores son más implícitos. Trabajar bien en la escuela para tener un
buen empleo es algo que no se corresponde necesariamente con la realidad.
Lo que transmite la escuela choca con la sociedad tal y como está concebi-
da (consumición, gastos, diversión, dinero fácil de los créditos y préstamos,
etc.) y tal y como funciona, a pesar de ello esto forma parte del imaginario
social.
d) En cuanto la sociedad tiene un problema, sea de la índole que sea (dro-
gas, accidentes de circulación, violencia doméstica, etc.), la escuela está en la
mira de todos y nuevamente surgen preguntas como: ¿qué tareas damos a la
escuela? Se piden muchas cosas a la escuela, algunas forman parte efectiva-
mente de sus funciones aunque sin especificar cómo llevarlas a cabo, otras ni
siquiera forman parte de las mismas.
Nos encontramos ante el reto de inmigración-integración-escuela. Para
desafiarlo habrá que definir, en primer lugar, cada uno de los tres componen-
tes para, posteriormente, construir una sociedad que respete dichos compromi-
sos. Todos aquellos que forman la escuela (administración, docentes, padres7
y niños) deberían formar parte de la construcción de dicho proyecto.
7. Las familias de los niños emigrantes valoran la escuela, pero esta se aparta de ellos a causa de
problemas lingüísticos, y por no tener un buen conocimiento sobre su funcionamiento. Los
padres están preocupados por el éxito escolar, la socialización y la seguridad de sus hijos, como
lo están el resto de las familias. La atención a la familia emigrante es fundamental para cono-
cer, en el ámbito que nos ocupa, el lugar que ocupa la escuela en ella y la utilidad que se le otor-
721
ÍNDICE
Los niños inmigrantes tienen los mismos problemas que los niños de
medios populares, sean éstos españoles o no, posean o no el castellano y las
otras lenguas de España. La escuela está concebida para los alumnos «teóri-
cos», de las clases medias. Así, se ha comprobado que el fracaso escolar es una
noción que aparece con la escolarización de masa y que se agudiza con la obli-
gatoriedad hasta los 16 años. Esta última es una manera de esconder el paro
masivo de los adolescentes y una formación profesional desvalorizada y a
veces de poca calidad. Si se necesita que la mano de obra reproduzca mano de
obra, habrá que decirlo explícitamente y habrá que darse los medios necesa-
rios para ello en beneficio de todos: niños, profesores y sociedad. El fracaso
de los niños inmigrantes es, en primer lugar, el fracaso de una clase social en
relación a una enseñanza que no ha sido concebida para ella. Habría que decir
en realidad, «los niños de obreros poco o nada cualificados sufren más las con-
secuencias del fracaso en la escuela que los demás». Lo que ocurre con la
escuela y el fracaso de los niños inmigrantes y que ha ocurrido también en
otros países como Francia es la llamada etnicisación de los problemas de fra-
caso escolar o de violencia en la escuela (cf. Debardieux, 1997 y Barrère y
Martucelli, 1997) y la creación de un estigma relacionado con la etnicidad
(cf. Payet, 1997), es decir, que se señala a la emigración y a los niños emigran-
tes como causantes y a la vez como portadores del fracaso escolar.
Por otra parte, la no obligatoriedad de la escuela entre los 0 y los 3 y entre
los 3 y los 6 años lleva a pautas de socialización diferentes según si los niños
han ido o no a guarderías, jardines de infancia y a parvularios. Ambos periodos
son evolutivamente cruciales para el desarrollo emotivo, motriz e intelectual de
los niños. La no obligatoriedad de la educación infantil abre la puerta a dos posi-
bles problemas. Por un lado, el no considerar como esencial (y por lo tanto obli-
gatoria) la escolarización en unos años que son evolutivamente primordiales
para el desarrollo de los niños y para su socialización, aspecto que yo designa-
ría como psicosocial y psicolingüístico puesto que desde el punto de vista de la
adquisición y desarrollo del lenguaje y, en consecuencia, de las lenguas, el niño
recorre un largo camino entre su nacimiento y los 6 años de edad. Por otra, exis-
te un aspecto económico, puesto que la mayor parte de las guarderías y de los
parvularios son privados,8 de ahí se desprende que, por motivos económicos, los
hijos de inmigrantes tengan un acceso relativamente restringido a los mismos.9
De la misma forma que se ha puesto de manifiesto que no ha habido por
parte de los diferentes gobiernos centrales una política de inmigración y que
8. Algunos centros de educación infantil son municipales, pero su número es muy reducido y, en
consecuencia, el acceso a los mismos resulta difícil.
9. La diferencia entre la tasa de escolarización en educación infantil entre la población autóctona
y la población extranjera ha sido puesta en evidencia en estudios como el de Angulo (2003).
722
ÍNDICE
hasta el año 2000 ninguno de los partidos políticos ha considerado la emigración
como formando parte integrante de sus líneas de actuación, tampoco ha habido
una política educativa por parte del Ministerio de Educación. Las diferentes
comunidades autónomas han puesto en marcha distintas acciones. Así por ejem-
plo, las comunidades de Andalucía y de Murcia tienen las llamadas «leyes de
solidaridad», la primera con un programa específico de acogida. Andalucía es en
el curso 2005-06, la comunidad autónoma con mayor número de alumnado
extranjero, lo que representa el 19,5% del total en España. Cataluña que recibió
durante ese mismo año escolar el 15% del alumnado de origen extranjero tiene
sus propios programas de inmersión y de acogida. La comunidad autónoma de
Madrid con el 14,1% tiene desde el año 2000 un programa específico llamado
«compensación de las desigualdades» y desde el año 2003 se regulan las aulas
de acogida denominadas «aulas de enlace».
10. Las personas procedentes de América latina tienen un nivel de estudios mayor al de los espa-
ñoles, mientras que las personas procedentes de Asia y de África tienen un nivel menor y las
de Europa central tienen un nivel semejante al de los autóctonos.
723
ÍNDICE
la observación de las prácticas lingüísticas de los niños fuera de la escuela,
podemos observar los dos aspectos siguientes que se añaden obviamente a los
anteriores, para enriquecerlos. En primer lugar, que muchos de los niños emi-
grantes son políglotas, sobre todo los africanos y los europeos del Este y, en
segundo lugar, que las prácticas lingüísticas en el seno de las familias son múl-
tiples. Estudios llevados a cabo en diferentes comunidades autónomas han
puesto de manifiesto que en las escuelas madrileñas, por ejemplo, hay más de
200 lenguas (cf. Broeder y Mijares, 2003) y que en las catalanas se pueden
encontrar un número parecido (cf. Gela, 2000). La escuela hace sin embargo
que las lenguas y sobre todo la diversidad de prácticas lingüísticas de los inmi-
grantes (y de buena parte de los autóctonos) sean invisibles. Existe, como
menciona Nussbaum (2004), una fractura enorme entre las prácticas lingüísti-
cas exteriores y las que se enseñan en las aulas.
Se ha comprobado en países con una larga tradición de recepción de inmi-
grantes, como Francia, Suiza, Alemania u Holanda, que los niños y adolescentes
tienden a eliminar toda diferencia lingüística, es decir que tienden a la asimila-
ción lingüística. En el caso español, podemos destacar tres puntos importantes
reflejados tanto en la LOGSE de 1990 como en la LOCE de 2002. El primero es que
ambas leyes ignoran las lenguas de los emigrantes. En segundo lugar, dichas dis-
posiciones no valoran ni siquiera el bagaje lingüístico de los niños hispanoame-
ricanos puesto que a veces se les corrige su variedad diatópica para asimilarla a
la peninsular que algunos maestros y profesores denominan «estándar». Por últi-
mo, van en contra de la biodiversidad y de la diversidad lingüística. Estas tres
observaciones confluyen en lo que podríamos calificar como posición ideológi-
ca fuerte. De ahí se desprende que la escuela mantiene un doble discurso: por una
parte, afirma sobre el papel que todas las diferencias son un enriquecimiento y,
por otra, sin embargo, lo olvida ocultándolo en sus acciones concretas. Es el lla-
mado «discurso jacobino» puesto de manifiesto por Bourdieu (1979), que man-
tiene el discurso de la igualdad a costa de la diferencia. Se pone encima de la
mesa la diversidad lingüística para que haya unas relaciones sociales más equi-
libradas, pero sin embargo se utiliza dicha diversidad como recurso para legiti-
mar la exclusión social (cf. Martín Rojo, 2004).
Para que la escuela pueda poner en marcha un buen proyecto de diversidad
lingüística es necesario saber qué bagaje lingüístico tienen los alumnos y para
ello habrá que observar cómo desarrollan las lenguas en su entorno inmedia-
to, es decir en el barrio y en la familia. Conocer en qué contextos naturales
aprenden y cómo elaboran a partir de ahí los diversos conocimientos necesa-
rios para vivir y desarrollarse dignamente. Luego tiene que haber permeabili-
dad entre el entorno y la escuela puesto que esta última es la que tiene que
llevar a cabo, entre otras cosas, la enseñanza más formal. Tienen que valorar-
se las lenguas y las diferentes variedades de los niños emigrantes (aunque se
724
ÍNDICE
alejen de la norma) puesto que los alumnos tienen experiencia como objetos
de discurso (nos cuentan por ejemplo qué hacen por las mañanas antes de ir a
la escuela). Todo ello constituyen signos de pertenencia a la comunidad, de
intersubjetividad y de complicidad. En eso consiste la verdadera socialización
en la segunda lengua.
Muy a menudo, sin embargo, la escuela considera a los niños cuyos padres
han emigrado como «imperfectos», como «desequilibrados» con relación a los
demás, puesto que se habla de «clases compensatorias» o de «carencias», como
se puede comprobar en el siguiente artículo: «Para los alumnos que desconoz-
can la lengua y cultura españolas, o que presenten graves carencias11 en conoci-
mientos básicos, las Administraciones educativas desarrollarán programas
específicos de aprendizaje con la finalidad de facilitar su integración en el nivel
correspondiente»12 (p. 45201). La pedagogía compensatoria no es otra cosa que
la ayuda que se aporta a ciertas personas bajo ciertas condiciones cuando hay un
desequilibrio y que se concede para estimularlas. De ahí deducimos que la ima-
gen que se tiene del niño emigrante es la de alguien a quien le falta algo que hay
que compensar puesto que «nosotros» (los nacidos en el lugar) lo tenemos y
«ellos» (los forasteros) no. Se asimila siempre a los recién llegados con niños
con dificultades de aprendizaje. En cambio, no se les considera como niños que
tienen ya unos aprendizajes realizados, sobre todo, los que llegan y acceden a la
ESO que, como se ha expuesto al principio de esta contribución, son los más
numerosos. Estos alumnos, aparte de conocer ya una o más lenguas, han apren-
dido cosas y poseen ya cierta cultura escolar aunque esta sea diferente de la de
la escuela española. Me parece importante poner de manifiesto que junto con la
diversidad lingüística y la diversidad de prácticas de lenguaje existen competen-
cias lingüísticas diversas, es decir que la heterogeneidad consiste también en el
hecho de que el conocimiento (dominio) de las habilidades o destrezas lingüís-
ticas (comprensión lectora, producción oral y escrita, comprensión auditiva e
interacción) no es el mismo en todos los niños. Me parece que este aspecto es
uno de los puntos cruciales de la enseñanza de lenguas que debería llevarse a
cabo con los alumnos de secundaria sean éstos autóctonos o extranjeros y en este
último caso, hayan seguido la escolaridad en España o se hayan incorporado tar-
díamente.13
725
ÍNDICE
Las lenguas de los inmigrantes son consideradas como menores, aunque
estas sean el árabe o el chino. Si, como hemos dicho con anterioridad, la escue-
la tiene que garantizar un puesto de trabajo, valdría la pena tener en considera-
ción que el árabe o el chino son lenguas que ofrecen vías de trabajo interesantes
de difusión, de exportación y de comercio, además de ser las lenguas de origen
de los padres. Como menciona Skutnabb-Kangas (2000, al considerar como
menores dichas lenguas o incluso al ocultarlas e ignorarlas estamos, en primer
lugar, estigmatizando las lenguas de origen y, en segundo lugar, glorificando las
lenguas de la colonización. De ese modo, racionalizamos todo aquello relacio-
nado con las lenguas y hacemos creer que al aprender la lengua mayoritaria y
dominante, el alumno ganará en todo.
Otro punto clave que cabe destacar es la falta de formación del profesora-
do en temas que podríamos considerar generales en la actualidad como el con-
tacto de lenguas, el multilingüismo y la interculturalidad lo que lleva a veces
a aberraciones, observadas en las clases, en las cuales el profesor corrige el
léxico de un niño latinoamericano como algo extranjero y no procedente; sien-
do esto signo de etnocentrismo peninsular extremo y de ignorancia de la diver-
sidad del español, dentro de su unidad.14 A esta falta de formación del
profesorado se añade otro hecho importante y es la presencia de profesorado
poco experimentado puesto que se destina a profesores interinos acabados de
diplomarse, a centros con una presencia importante de inmigrantes o a las
aulas específicas concebidas para ellos.
Si anteriormente hemos mencionado que existe una contradicción entre las
normativas de la administración escolar y lo que la escuela realiza, también
podríamos señalar que existe contradicción interna en las propias disposicio-
nes redactadas en los documentos de la administración escolar. Así pues,
mientras que en las directrices se especifica la importancia de la lengua como
vehículo de comunicación y de formación de individuos plurilingües, en los
contenidos encontramos listados de reglas que no es otra cosa que la perpetua-
ción de una enseñanza muy tradicional basada en el aprendizaje de la gramá-
tica considerada como eje central del razonamiento. Se constata de ese modo
un clivaje entre aquello que consideramos más teórico como las aportaciones
de la didáctica y las reglamentaciones generales y aquello más concreto como
los contenidos que, sin embargo, no son otra cosa que la puesta en práctica de
las directrices generales. Se crean barreras entre las lenguas del entorno, las
variedades y las heterogeneidades de las mismas y la lengua «gramatical» de
la escuela que se utiliza casi exclusivamente como herramienta de reflexión
metalingüística, olvidando así que es ante todo un vehículo de comunicación
y que tiene que ser útil para su propio aprendizaje y para llevar a cabo además
14. Dejamos de lado las otras lenguas de España que reciben un tratamiento a veces peor.
726
ÍNDICE
los diferentes aprendizajes escolares. La lengua o lenguas de la escuela son
verdaderas herramientas de construcción de los conocimientos que deben
aprenderse.
Podríamos resumir lo expuesto más arriba del siguiente modo. Las prácti-
cas escolares no deberían deformar la lengua española y las otras lenguas del
Estado motivo de aprendizaje. La escuela debería valorar lo que ya sabe el
niño cuando llega a la misma y tomar en consideración todo su bagaje lingüís-
tico, se aleje o no de lo normativo o de lo que algunos maestros y profesores
consideran como tal. La escuela debería asimismo tener en cuenta que todos
los aprendizajes requieren tiempo y enseñanza.
4. CONCLUSIONES
727
ÍNDICE
de calidad que tenga en cuenta la situación actual de la sociedad pluriétnica y
de la escuela plurilingüe. Por último, pero no por ello menos importante, la
evaluación de lo que se ha llevado a cabo en las diferentes comunidades autó-
nomas hasta el momento actual y de lo existente en materia de emigración y
lenguas.
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729
ÍNDICE
TIPOLOGÍA DE ESTRATEGIAS
COMUNICATIVAS
ENTRE HABLANTES
EUSKALDUNIZADOS
BEGOÑA SARRIONANDIA GURTUBAY
Universidad del País Vasco
1. INTRODUCCIÓN
731
ÍNDICE
Lingüística Aplicada. Tales fenómenos son los de problematicidad, concien-
ciación e intencionalidad. Aunque no se tratarán en su conjunto o individual-
mente, se ha de hacer una referencia puntual, puesto que ayudará a una
comprensión global de la complejidad del tema referente a la competencia
estratégica del hablante de una lengua ajena a la adquirida en la infancia.
En primer lugar se ha de destacar el fenómeno de la problematicidad. Este
concepto se refiere a la noción de que las estrategias se adoptan en el momen-
to en el que se percibe algún problema comunicativo. El hecho de producirse
esta toma de conciencia puede parecer redundante, pero no lo es si tenemos en
cuenta que las EC no son operaciones rutinarias durante el uso de una lengua
nativa. El segundo criterio, la concienciación, puede relacionarse tanto a la
concienciación por parte del hablante de que una EC se emplea para un deter-
minado propósito, o de cómo una EC podría efectuar su efecto propuesto. En
lo que concierne a este último punto, autores como Faerch y Kasper (1983a)
han contestado que tienen que ver con los contextos situacionales o individua-
les. Por último, se cita el fenómeno de intencionalidad, en otras palabras, el
hecho de que existe un control sobre la serie de EC, de tal modo que unas deter-
minadas estrategias pueden ser seleccionadas dentro de la serie de EC existen-
te, y, al mismo tiempo, pueden ser deliberadamente aplicadas con unos efectos
pretendidos.
2. ESTUDIO
Objetivos
732
ÍNDICE
considerando el uso de las denominadas estrategias más o menos exitosas que
se verá reflejado en la taxonomía que se presenta para la clasificación de las
EC, esto es, basadas en la lengua materna o en la lengua adquirida o segunda.
Para ello, se ha intentado realizar un estudio del dominio de la lengua adqui-
rida dependiendo de la EC seleccionada en hablantes con un nivel de compe-
tencia intermedio, por lo que se prevé que harán un uso equilibrado tanto de
las EC basadas en la L1 como las EC basadas en la L2.
5. Comprobación de la situación del uso del euskera en hablantes euskal-
dunizados, esto es, verificar la competencia del hablante euskaldunberri
(hablante cuya L2 sea el euskera) en una situación comunicativa ajena. Esta
propuesta se puede considerar directamente relacionada con la anterior, pues-
to que se equipara normalmente grado de competencia y éxito.
6. Verificación de que el uso exitoso de EC basadas en la lengua materna
previene la adquisición total de un segundo idioma, y consecuentemente
ayuda a la conservación parcial del euskera.
3. STATUS QUESTIONIS
733
ÍNDICE
tok (1983b), en el que se presenta un método de elicitación basado en la gra-
bación y transcripción de los ejercicios orales de dos grupos de alumnos cana-
dienses cuya segunda lengua es el francés. El primer grupo lo conforman 16
alumnos de bachiller, y el segundo grupo está compuesto por funcionarios
canadienses inmersos en un programa especial de aprendizaje del francés
como lengua segunda. Esta actividad oral presenta una novedad con respecto
al resto de estudios, puesto que el investigador dispone de una lista con térmi-
nos adecuados e inadecuados para la descripción de la historia. De este modo,
se analizan las EC productivas y reductivas.
4. MÉTODO
4.1. Participantes
734
ÍNDICE
4.2. Material y procedimientos
735
ÍNDICE
4.3.1. Identificación de las EC
4.3.2. Clasificación de EC
A. Estrategias de reducción
1. Estrategias formales de reducción
En este apartado se han incluido la anulación de reglas formales de
las que el informante no se siente capacitado, de las que se siente
inseguro o de las que no tiene un acceso rápido.
Badirudi jaboia hartu nahi duela (Parece que quiere coger el jabón)
EC: Parece que queriendo coger el jabón
736
ÍNDICE
B. Estrategias de producción
Estos recursos se activan cuando el hablante decide conservar el objetivo
comunicativo original, compensando sus medios insuficientes o esforzán-
dose en recuperar los términos requeridos.
a) Estrategias compensatorias
1. Estrategias no cooperativas
Estas estrategias no precisan de la presencia de un interlocutor.
– Basadas en la lengua materna
• «Code-switching» o alternancia de código: El hablante utiliza
formas no pertenecientes al euskera.
EC: chivo expiatorio
• Adaptación del léxico nativo al léxico adquirido: Esta EC se
refiere a aportaciones léxicas de la lengua materna que consti-
tuyen formas inexistentes en la L2. Se denomina comúnmente
erderakazo (erdera, castellano en euskera).
EC: rebeldeak
rebeldes
• Traducción literal: Traducción simultánea o siguiendo la sintaxis
de la lengua nativa en la utilización de la segunda lengua.
La letra con sangre entra
EC: hitza odolaren bidez sartzen da
– Basadas en la lengua segunda
• Sustitución: El hablante reemplaza un término del léxico
vasco por otro término perteneciente al mismo idioma.
Acaban tomándote el pelo
EC: azkenean, adarra joko dizute (al final, te tomarán el pelo)
• Paráfrasis: El hablante se remite a un término de la L2 median-
te la descripción o ejemplificación del mismo.
Intentan aprovecharse de los mayores para conseguir su objetivo
EC: ... ama konbentsitzeko negar egiten hasten dira lortzeko
(para convencer a la madre comienzan a llorar)
• Formación de palabras: El hablante se refiere a un término de
la L2 utilizando una expresión de dicha L2.
• Reestructuración: El hablante desarrolla un plan léxico alter-
nativo mediante el uso de sinónimos simples o complejos.
Ya que su mirada parece delatarle
EC: begiratzen ari da begi eder haiekin (está mirándole con
esos hermosos ojos)
– Estrategias no lingüísticas
El hablante compensa su deficiencia utilizando medios no lin-
güísticos, tales como el gesto.
737
ÍNDICE
2. Estrategias cooperativas
En este apartado se han incluido EC que precisan la presencia de un
interlocutor.
– Alusiones directas: El hablante requiere explícitamente la inter-
vención del interlocutor.
EC: Gero, orain, zenbat, ikasleen adina, ezta? (luego, ahora, cuán-
tos, la edad de los alumnos ¿no?)
– Alusiones indirectas: El hablante requiere la intervención del
interlocutor, pero indica la ayuda mediante tácticas gestuales o
paralingüísticas.
b) Estrategias de recuperación
El hablante utiliza estas EC cuando se enfrenta a un problema de loca-
lización del término requerido, pero decide conservarlo en lugar de uti-
lizar recursos compensatorios.
1. Pausa
El hablante espera recordar el término.
2. Campo semántico
El hablante identifica el campo semántico al que el término pertene-
ce, por lo que recorre a dicho campo hasta localizar el término en
cuestión.
EC: Gehienak lana aurkitu... bilatzeko (la mayoría para encon-
trar... buscar trabajo)
3. Uso de lenguas terceras
El hablante utiliza extranjerismos cuando desconoce su correspon-
dencia exacta en la lengua segunda.
4.3.3.1. Tipología de EC
738
ÍNDICE
TABLA 1. Tipología de EC
Estrategias de reducción Estrategias de producción
Estrategias forma-
Estrategias funcionales Estrategias Estrategias de
les
72 compensatorias recuperación
80
No cooperativas Cooperativas Pausa 115
L1 L2 Alusiones
directas 9 Campo
Code-switching 2 Sustitución 18 semántico 46
Adaptación 16 Paráfrasis 13 Alusiones
Traducción literal 17 Formación de palabras 1 indirectas 1 Uso de L3 0
Reestructuración 120
TABLA 2. Selección de EC
Estrategias de reducción 152 29,2%
Estrategias de producción 378 72,6%
Total 520 100%
739
ÍNDICE
TABLA 3. Actividad escrita y selección de EC
Historia gráfica Redacción
(descripción) (narración)
Estrategias de reducción 109 43
Estrategias de producción
92 95
(compensatorias no cooperativas)
Total 201 138
740
ÍNDICE
tados se constata que nuestro grupo de hablantes hace uso de la intencionali-
dad estratégica y de la cooperación como recursos comunicativos estratégicos,
lo que viene a reforzar la tesis, obtenida a partir de los resultados, de que los
hablantes que conforman el estudio hacen un uso frecuente de estrategias dis-
cursivas de producción. Otros autores (Bialystok, 1990), hablan de táctica,
esto es, las estrategias de recuperación no provocan cambios en la interlengua
de estos alumnos.
5. CONSIDERACIONES FINALES
741
ÍNDICE
dices de euskera con un nivel de competencia intermedio. Los métodos de eli-
citación mediante canales escritos y orales han ayudado a identificar y clasifi-
car 530 EC. De este modo se han obtenido datos relevantes en el estudio de la
competencia estratégica y comunicativa de hablantes de euskera como L2
cuya lengua materna es el castellano.
La selección de una taxonomía apropiada ha resultado de especial relevan-
cia a la hora de someter el corpus a análisis cuantitativos, y, así, verificar los
objetivos formulados al inicio de la investigación. Los resultados han demostra-
do la relación existente entre el tipo de ejercicio y la frecuencia de uso de las EC
identificadas, la frecuencia de uso de EC en hablantes de euskera con un nivel de
competencia intermedio cuya lengua materna es el castellano, así como la efec-
tividad comunicativa en el grupo de hablantes seleccionado teniendo en cuenta
la frecuencia de uso de las EC más o menos exitosas, esto es, basadas en la L2 o
en la L1 de los sujetos objeto de estudio. Además, se ha conformado una taxo-
nomía tipificadora de EC con el objeto de aplicarse a futuros estudios de investi-
gación relacionados con la lengua vasca.
En este estudio no se han considerado sujetos con un nivel de competencia
lingüística elemental y elevado, grupos que se considerarán en futuras inves-
tigaciones, sin embargo, se ha considerado el grupo de hablantes con un nivel
intermedio, ya que estudios en esta dirección consideran este nivel de compe-
tencia como el grado óptimo de interlengua.
En suma, los resultados de nuestro estudio nos han permitido llegar a con-
clusiones acerca del uso de estudiantes de euskera cuya lengua nativa es el
castellano, que han pretendido asentar una base sistematizadora en el campo
de la enseñanza del euskera como L2.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
742
ÍNDICE
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743
ÍNDICE
CREENCIAS Y MODELOS
DE REPRESENTACIÓN
SOBRE LA ENSEÑANZA
DE LA PRONUNCIACIÓN EN E/LE
1. INTRODUCCIÓN
745
ÍNDICE
adquiridas sin demasiado procesamiento consciente como consecuencia de la
observación, la imitación o la experiencia.
Según Van Dijk (1998, 2003), las creencias representan al mundo, lo inter-
pretan en términos de categorías conceptuales socialmente adquiridas. En este
sentido, las creencias constituyen el mundo según nosotros. Eso no significa
que el mundo natural o social no exista independientemente de nuestras cre-
encias, sino tan solo que las personas lo estructuran y experimentan en térmi-
nos de sus creencias.
Para Cantero y de Arriba (1997) la conciencia del hombre es una represen-
tación parcial, un mapa de la realidad. La representación que tengamos del
mundo –es decir, la conciencia– es lo que genera y gobierna toda nuestra con-
ducta. Estos autores han llamado a esa representación o mapa «modelo del
mundo» (MM). Así, en realidad, los seres humanos no actuamos directamente
sobre el mundo sino a través de la representación que tenemos de él, de ese
mapa que nos permite reducir la realidad a dimensiones manejables, ya que esta
no podría ser representada en su totalidad debido a que la capacidad humana es
limitada. Así, cada persona tiene un modelo del mundo particular, una represen-
tación del mundo diferente que habrá ido formando en el transcurso de su vida.
Pero, a su vez, el modelo del mundo de cada individuo tiene bastante en común
con el de los demás, dado que lo son de la misma realidad, por ello la comuni-
cación es posible. Para estos autores el modelo del mundo es dinámico, mani-
pulable y está en constante cambio. Lo manifestamos parcialmente a través de
nuestros propios discursos y puede ser modificado en contacto con otros indi-
viduos, precisamente a través del discurso, de la interacción.
Moscovici (1961) habla de representaciones sociales (RS): construcciones
simbólicas que se crean y recrean en el curso de las interacciones sociales; no
tienen un carácter estático ni determinan inexorablemente las representaciones
individuales. Este autor hace énfasis en la construcción social del conocimien-
to. En esta línea, Jodelet (1986) afirma que las representaciones sociales son
imágenes «que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia
que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso da un sentido a lo
inesperado; categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenó-
menos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver…». Todo nuestro
conocer es un «construir» representaciones sociales. Éstas se ubican en las
mentes de los individuos. De nuevo aparece la imagen de la mente como
morada, como espacio interno, donde habitan las representaciones que el indi-
viduo forja del mundo exterior. Así, las RS se conciben como estructuras orde-
nadas y jerarquizadas a partir de un grupo social específico y son compartidas
por mentes individuales con ciertas variaciones.
Por otra parte, las teorías constructivistas de aprendizaje postulan que los
alumnos llegan al aula con unas creencias ya formadas que influyen, de manera
746
ÍNDICE
fundamental, en el qué y en el cómo aprenden. En esta línea, las recientes teorí-
as cognitivas perciben el aprendizaje como un proceso activo y constructivo que
estará influido por la mentalidad, las creencias y prejuicios de los individuos.
En todo este marco teórico la formación de profesores cobra especial rele-
vancia en la medida en que esta pueda desestabilizar y hacer avanzar ese cono-
cimiento aportado por los profesores al aula, es decir, su representación o
modelo del mundo. El hecho de que hayan decidido voluntariamente seguir for-
mándose podría ser ya el primer paso hacia el cambio. En la actualidad existe
una línea de investigación sobre el crecimiento y desarrollo profesional de los
profesores que aboga por el aprendizaje reflexivo y la interacción entre ellos
como elementos clave en la elaboración y cambio de sus creencias (Schön,
1987; Hatton y Smith, 1995; Tillema, 2000; Conway, 2001; Gomez, 2002;
Manouchehri, 2002; Sato y Kleinsasser, 2004; Warfield, Wood y Lehman,
2005; Carroll, 2005; So y Watkins, 2005).
Fundamentando estos estudios encontramos las perspectivas constructivis-
tas de Piaget (1932, 1976) y Vygotsky (1978, 1981). Para Piaget el aprendiz
juega un papel activo en la construcción del conocimiento y el entendimiento;
para Vygotsky el aprendizaje se entiende como un proceso social, en el que los
aprendices construyen significados de manera activa y continua interaccionan-
do entre ellos en un determinado contexto social. En este sentido, los foros de
debate virtuales se erigen como un vigoroso contexto de aprendizaje interactivo
y social, al potenciar la interacción entre los participantes y la construcción de
conocimiento con la ayuda del profesor (Jonassen et al., 1995; Sherry, 1996;
Allan, 2004).
En el presente estudio trataremos de aproximarnos a lo que piensan un
grupo de profesores de E/LE en formación sobre la enseñanza de la pronuncia-
ción, a partir de su participación en un foro de debate virtual. En concreto nos
hemos planteado los siguientes objetivos:
1. Saber cuáles han sido las cuestiones o temas tratados por los infor-
mantes relacionados con la pronunciación.
2. Observar los temas que más interés han despertado en el debate, los
más tratados.
3. Averiguar qué sistema de creencias tienen en mente los informantes
sobre la enseñanza de la pronunciación e identificar posibles modelos
de pensamiento o de representación diferentes a este respecto.
4. Finalmente, y en el caso de encontrar más de un modelo de pensa-
miento, observar cuál de ellos predomina entre los informantes y en
qué medida se muestran los otros.
747
ÍNDICE
2. MÉTODO
Para realizar este estudio hemos analizado las reflexiones de los infor-
mantes en sus participaciones en el foro de debate de la asignatura de Fonéti-
ca Aplicada y en las tareas entregadas al profesor al finalizar el foro. En el foro
los participantes reflexionaron y expresaron libremente sus opiniones acerca de
6 aspectos o temas relacionados con la enseñanza/aprendizaje de la pronuncia-
ción, propuestos por el profesor inicialmente, y sobre los que después reflexio-
narían por escrito en su tarea. A continuación, aportamos estas seis cuestiones:
748
ÍNDICE
TABLA 2. Temas propuestos por el profesor para reflexionar en el foro
¿Nuestra labor es «corregir» la mala pronunciación de nuestros alum-
Tema 1 nos, como implica el propio término «corrección fonética»? ¿Pretende-
mos conseguir la «excelencia»?
Tema 2 ¿Por qué no funciona la corrección fonética tradicional?
Tema 3 ¿Hasta qué punto enseñar pronunciación es enseñar lengua oral?
Tema 4 ¿La pronunciación incluye la comprensión oral?
Tema 5 ¿Enseñar pronunciación es enseñar fonética?
¿Puede «enseñarse» la pronunciación, o más bien lo que podemos hacer
Tema 6 es procurar que los alumnos comiencen un proceso de adquisición fóni-
ca del idioma?
3. RESULTADOS
Respecto a los temas tratados, aparte de los propuestos por el profesor (ver
método Tabla 2), los participantes han tratado espontáneamente 6 aspectos
más relacionados con el tema de la pronunciación y que detallamos a conti-
nuación en la Tabla 3:
749
ÍNDICE
FIGURA 1. Número de informantes que ha tratado cada tema
En relación con los sistemas de creencias que se han revelado en los dis-
cursos de los informantes, hemos encontrado cuatro modelos generales de
pensamiento sobre la enseñanza de la pronunciación: uno «tradicional», que
basa su enseñanza en la corrección; otro «comunicativo puro», que prioriza la
inteligibilidad y eficacia de los discursos y rechaza la corrección fonética; y
otros dos modelos híbridos a los que hemos llamado «comunicativo con
corrección», por considerarla en caso de que la mala pronunciación afecte a la
inteligibilidad o si nos lo piden los alumnos, y «falso comunicativo», modelo
que al final se descubre tradicional y a favor de la corrección.
Seguidamente vemos en las Figuras 2, 3, 4 y 5 los cuatro modelos de pen-
samiento o de representación que predominan en los discursos de los partici-
pantes y que conformarían cuatro visiones bastante diferentes de la enseñanza
de la pronunciación.
750
ÍNDICE
La Figura 2 muestra el modelo tradicional de enseñanza:
751
ÍNDICE
ÍNDICE
La Figura 3 ilustra el modelo comunicativo puro de enseñanza de la pronunciación:
FIGURA 3. Modelo comunicativo puro de la enseñanza de la pronunciación
752
En la Figura 4 podemos ver el modelo comunicativo con corrección:
753
ÍNDICE
ÍNDICE
La Figura 5 muestra el modelo falso comunicativo, en el que subyace realmente un modelo tradicional de enseñanza de
la pronunciación:
FIGURA 5. Modelo falso comunicativo de la enseñanza de la pronunciación
754
Finalmente, en la Figura 6 presentamos el porcentaje de informantes que
ha manifestado tener implícito un modelo u otro de pensamiento sobre la ense-
ñanza de la pronunciación:
4. CONCLUSIÓN
755
ÍNDICE
representación social (Moscovici, 1961; Jodelet, 1986), creados y comparti-
dos, aunque con ciertas variaciones, por un grupo social cohesionado, los pro-
fesores de E/LE, al interaccionar para crear entendimiento, en última instancia,
conocimiento.
En segundo lugar, podemos decir que básicamente estos cuatro modelos se
engloban en dos grandes visiones o perspectivas de la enseñanza de la pronun-
ciación: la comunicativa (el 54,34%, incluyendo también los que se manifes-
taron a favor de la corrección) y la tradicional (el 45,66%, si incluimos aquí
dentro también los que revelaron un modelo falso comunicativo). A pesar de
que parece predominar la visión comunicativa en este tema, cabe resaltar el
alto porcentaje atribuido a la visión tradicional de la enseñanza de la pronun-
ciación.
Cabe señalar también que la mayoría de los informantes (86,96%) consi-
deró la corrección fonética como herramienta útil en la enseñanza de la pro-
nunciación. Consideramos que estos datos deberían tenerse en cuenta a la hora
de tratar el tema de la pronunciación en los manuales de E/LE y de plantear
actividades.
Para finalizar, si consideramos el análisis de los modelos de pensamiento
identificados desde una perspectiva constructivista del aprendizaje, cabe resal-
tar que el 84,78% de los informantes hizo un discurso parcial o totalmente
comunicativo, con ideas muy en la línea de los contenidos del máster (aunque
el 30,44%, correspondiente al modelo falso comunicativo, se revelara al final
a favor de un modelo de pensamiento tradicional). En este sentido, podemos
decir que el máster ha cumplido, a priori, con la función de aportar nuevo
conocimiento. Esperemos que también haya servido para desestabilizar, en
alguna medida, el sistema de creencias de los informantes, es decir, su mode-
lo de pensamiento o representación.
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YOUNG, R. E. (1981): «The epistemic discourse of teachers. An ethnografic
study», Teaching and teacher education, 8 (2): 137-149.
759
ÍNDICE
PROYECTO UNIVERSIDAD DE ALCALÁ:
UNIVERSIDAD PARA LA INMIGRACIÓN
1. INTRODUCCIÓN
761
ÍNDICE
ven variados por los perfiles de una nueva convivencia que, día a día, toma
cuerpo entre nosotros.
La Universidad de Alcalá (UAH), situada en este entorno de fuerte inmigra-
ción, ha querido asumir su responsabilidad social de facilitar la plena integra-
ción de estos recién llegados desarrollando el proyecto denominado
Universidad para los Inmigrantes con el fin de facilitar el acceso de esta
nueva población a nuestra cultura, a nuestras instituciones y a nuestra lengua
y convertirse en ciudadanos de pleno derecho que contribuyan al desarrollo de
este país. En las páginas que siguen me propongo describir brevemente dicho
proyecto.
FIGURA 1
762
ÍNDICE
2. OBJETIVOS
3. PROGRAMAS
763
ÍNDICE
bilidad de la comunicación, instrumento imprescindible para la convivencia,
puesto que no comparten una lengua que lo haga posible. Es un hecho que la
enseñanza del español a los grupos de población inmigrante facilita su integra-
ción y fomenta la convivencia intercultural, de ahí que sean muchos los ayunta-
mientos en el territorio nacional y las ONG o asociaciones de inmigrantes del más
variado signo las que ofrecen clases de español. Sin embargo, son pocas las uni-
versidades, por no decir ninguna, que han acometido ese reto en sus aulas.
Desde la UAH se planteó un objetivo claro: enseñar el español a la pobla-
ción inmigrante. Sin embargo, hablar de enseñanza del español como segunda
lengua a inmigrantes supone enfrentarse a una situación educativa muy espe-
cial, pues el objetivo del proceso de aprendizaje no es solo lingüístico sino,
especialmente, sociocultural: el aprendizaje de la lengua no solo va a permitir
la comunicación, sino que, por encima de todo, es el camino más eficaz hacia
la integración. Es muy importante que tengamos esto en cuenta si queremos
evitar que el fenómeno de la inmigración pueda convertirse en un problema
por la marginación social de esta población. En consecuencia, se pretende for-
mar lingüísticamente a todas estas personas, porque será el camino más segu-
ro y certero para su integración.
La UAH contempló también el principal escollo para los inmigrantes que es
el siguiente: al no disponer de tiempo ni de recursos económicos necesarios
para inscribirse en escuelas o academias, acuden para su formación a ONG de
diferentes características o a los servicios sociales de los ayuntamientos en las
que, en muchas ocasiones, reciben una formación «de urgencia», impartida
por colaboradores no expertos en la docencia de esta materia.
Por ello la UAH, en un primer momento, pretendió con este programa cubrir
esta necesidad que tienen los inmigrantes de aprender español con clases gra-
tuitas ofrecidas los fines de semana. Se analizaron también las necesidades y
se planificaron cursos de español para personas inmigrantes en tres niveles de
enseñanza: A, B y C, dividiéndose cada uno de ellos, a su vez, en dos niveles:
A1, A2, B1, B2, C1 y C2, y desarrollando materiales adecuados: libros de
texto, cuadernos de ejercicios y material audio (Serie Encuentros). El progra-
ma se puso en marcha en mayo de 2006.
764
ÍNDICE
posible el intercambio de información de una a otra lengua. Atendiendo a esta
necesidad se puso en marcha –ya en el año 2000– un programa pionero y
único en nuestro país de formación de traductores e intérpretes en los servicios
públicos. El objetivo principal era, y es, atender a la demanda creciente de pro-
fesionales que sirvan de enlace entre las instituciones y sus usuarios ante los
nuevos retos que plantea la llegada de personas que hablan otras lenguas a
nuestras escuelas, hospitales u oficinas del estado.
El programa consta de dos acciones formativas distintas para el curso
2006-2007:
765
ÍNDICE
3. Curso sobre Traducción e Interpretación Jurídico-Legal y Adminis-
trativa (170 horas, en el par de lenguas elegido: árabe-español,
inglés-español, polaco-español, rumano-español, ruso-español,
chino-español, y otras lenguas minoritarias).
4. PROGRAMAS DE SERVICIOS
Redacción de currículum.
Contestación a ofertas de empleo.
Entrevistas.
766
ÍNDICE
Seguimiento de ofertas.
Pruebas psicotécnicas.
Búsqueda de empleo por Internet, etc.
767
ÍNDICE
alumnado extranjero en los niveles de Primaria y Secundaria (español,
árabe, inglés, rumano, búlgaro, polaco y ruso), financiado por la Conse-
jería de Educación de la JCCM en su convocatoria de 2005-7.
3. La mediación intercultural en la atención sanitaria a población extranje-
ra. Investigación y análisis de la problemática comunicativa interlin-
güística y propuestas de formación, financiado por el Ministerio de
Educación y Ciencia (2004-7).
4. Investigación sobre la calidad de la comunicación con población extran-
jera en el Hospital General de Guadalajara, financiado por la Consejería
de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (2003-4).
5. Investigación y análisis de la problemática interlingüística y propuestas
de formación en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, financiado por
la Universidad de Alcalá (2002-3, 2004-5).
6. Interculturalidad: Traducción, humor e inmigración. Documento multi-
media (2002-3), financiado por la Universidad de Alcalá, la Fundación
General de la Universidad, El Centro UNESCO de la Comunidad de
Madrid, EMSI (Escuela de Mediadores de la Comunidad de Madrid)
dependiente de Cruz Roja, y el Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
7. Variedad lingüística en el área geográfica de la Universidad de Alcalá:
Estudio preliminar de su perfil e incidencia en la comunidad, financia-
do por la Universidad de Alcalá (2001-2).
768
ÍNDICE
Guía básica multilingüe de atención al paciente (español-árabe-búlgaro-
francés-inglés-polaco-rumano-ruso). ISBN: 84-9836-020-X.
Formas de mediación intercultural: traducción e interpretación en los ser-
vicios públicos. Conceptos, datos, situaciones y práctica. C. Valero Garcés,
Granada, Editorial COMARES/ Interlingua. ISBN: 84-609-3704-6.
Interculturalidad: Traducción, Humor e Inmigración. C. Valero Garcés
(ed.), Alcalá de Henares, Fundación General de la Universidad, 2004.
ISBN: 84-88754-18-3 (en CD).
Traducción como mediación entre lenguas y culturas / Translation as media-
tion or how to bridge linguistic and cultural gaps. Valero Garcés, C. (ed.), Alca-
lá de Henares, Servicio de Publicaciones de la UAH, 2005. ISBN: 84-8444-686-7
(en CD).
Traducción e interpretación en los servicios públicos. Contextualización,
actualidad y futuro. Valero Garcés, C. (ed.), Granada, Comares, 2003.
ISBN: 84-8444-686-7.
Discursos (dis)concordantes: modos y formas de comunicación y convi-
vencia. Valero Garcés, C. y G. Mancho Barés (eds.), Universidad de Alcalá,
Servicio de Publicaciones, 2003. ISBN: 84-8138-589-1.
Traducción en los Servicios Públicos: Nuevas Necesidades para Nuevas
Realidades / Community Interpreting and Translating: New Needs for New
Realities. Valero Garcés, C. y G. Mancho Barés (eds.), Alcalá de Henares,
Servicio de Publicaciones, 2002. ISBN: 84-8138-637-5 (en CD).
FIGURA 2
6. PROGRAMAS CULTURALES
769
ÍNDICE
ámbitos de su vida (familiar, laboral, etc.). Uno de los factores desencadenan-
tes de este estrés psicológico es el fuerte choque cultural que padecen estas
personas. Por ello el conocimiento de la cultura española por parte de los inmi-
grantes, junto con el aprendizaje del idioma (en aquellos que no sean hispano-
hablantes), es fundamental para tener un mayor éxito a la hora de lograr su
integración. Es por ello que desde el principio se consideró conveniente ofer-
tar cursos y programas en los que se aborde el estudio de la cultura española
y de sus culturas. Asimismo, y dado que en la actualidad España se inserta en
una realidad supranacional europea, resulta conveniente procurar para los
inmigrantes el conocimiento legislativo de los dos grandes marcos de referen-
cia donde se cifra su vida cotidiana. Por tanto se piensa en ofrecer también cur-
sos sobre:
770
ÍNDICE
- La cultura de los derechos humanos: Fundamentación filosófica y con-
textualización histórica.
- Religiones, laicidad, laicismo. El conflicto actual. Posibles respuestas.
- Los derechos humanos en las distintas confesiones religiosas: Judaísmo,
Cristianismo, Islam.
- Diálogo entre religiones: Judaísmo, Islam, Iglesia Ortodoxa Rumana, y la
Comunidad Hindú.
A dicho curso se unirán otras actividades cuyo fin será favorecer la educa-
ción intercultural. Un anticipo fueron las II Jornadas sobre Comunicación
771
ÍNDICE
Intercultural, Traducción e Interpretación en los Servicios Públicos que bajo
el título de «Hablando se entiende la gente», organizó el grupo FITISPOS en
junio 2006.
7. CONCLUSIÓN
772
ÍNDICE
LOS ANGLICISMOS EN LAS LENGUAS
ESPAÑOLA Y POLACA: UN ANÁLISIS
CONTRASTIVO
MARTA WICHEREK
Universidad Jaguelónica de Cracovia
1. PRELIMINAR
2. FRECUENCIA
773
ÍNDICE
campos léxicos se ven afectados por los anglicismos, estos no son iguales en
las dos lenguas. Así, por ejemplo, en polaco no se utilizan vocablos tales
como: glamour, kleenex, penalty, váter, feeling o heavy, ni siquiera en el len-
guaje juvenil o jergal. En cambio, en la variante peninsular de la lengua espa-
ñola no se registran quiz («concurso»), (e)start («inicio») o business
(‘negocio’, en polaco con la grafía biznes, ya aceptada por los diccionarios),
palabras que funcionan en el polaco estándar. Vale la pena observar que estos
elementos en polaco tienen sus equivalentes patrimoniales (konkurs, poczàtek ¸
e interes, respectivamente); sin embargo, los polacos optan por utilizar las
correspondientes palabras inglesas. En polaco también existen palabras de proce-
dencia anglosajona que no poseen sinónimos patrimoniales, por ejemplo, strajk
(del ing. strike) budżet (del ing. budget), a los que en español equivalen vocablos
de formantes latinos: huelga (de holgar y este del lat. tardío follicāre) y presu-
puesto (de presuponer y este de pre- y suponer del lat. supponĕre).
Por otro lado, un grupo relativamente numeroso de anglicismos presenta
una diferencia significativa en cuanto a su frecuencia de uso: en polaco exis-
ten, pero se utilizan muy poco, sandwich, jersey, marines o córner, mientras
que en español son muy frecuentes. En la situación inversa, es decir, ante los
vocablos que tienen muy alto índice de frecuencia en polaco y más bajo en
español, nos encontramos con casos como film, non-stop, mecz (ing. match) o
plis (ing. please). Estas observaciones, obviamente, no valen para todos los
anglicismos, puesto que hay muchas voces anglicadas de uso muy frecuente
en ambas lenguas, por ejemplo, club, dólar, record o test. Sin embargo, vale la
pena observar que la frecuencia se vincula de manera directa con el registro en
que aparece el extranjerismo: cuanto más se utiliza, más posibilidad tiene de
funcionar en la variante estándar, lo cual desempeña al mismo tiempo un papel
nada desdeñable en el proceso de adaptación semántica a la lengua receptora (a
lo que dedicaremos más atención en el apartado 5).
774
ÍNDICE
Wohlfeld, 1992: 25). Los vocablos que se introducen por vía gráfica suelen
caracterizarse por mantener las mismas grafías tanto en la lengua receptora
como en la prestataria. En cuanto a los anglicismos que han entrado en las len-
guas por dicha vía, se pueden notar diferencias muy significativas, puesto que,
a pesar del mismo significante, ni en la lengua española ni en la polaca se pro-
nuncian de acuerdo con la realización fonética inglesa. Esto es especialmente
visible a la hora de examinar los vocablos que poseen fonemas o grafemas
inexistentes en polaco y/o en español. A modo de ejemplo, citemos elementos
de muy distinta pronunciación según la lengua:
775
ÍNDICE
lengua materna se pronuncian de acuerdo con las pautas fonológicas pola-
cas.
Asimismo, si las lexías prestadas del inglés tienen carácter de citas también
en la lengua polaca, los alumnos intentan pronunciarlas «a la inglesa», pronun-
ciación que se aleja considerablemente de la española, y que resulta muy afec-
tada. Por ejemplo, en la frase «La revista Time proclamó el blue jean como el
fashion item que ejemplifica mejor la globalización cultural, puesto que ha
conseguido otorgar un estatus upper class, aunque en los años 60 era conside-
rada una prenda de baja estofa», los alumnos pronunciarían los vocablos mar-
cados en cursiva como si fueran palabras inglesas: [táim], [blú:], [d : n], [fæ兰 n],
e
[áitem], [ p ] y [kla: s], respectivamente.
e
<
776
ÍNDICE
que conllevan– constituyen un verdadero desafío, sobre todo, para las perso-
nas que aprenden lenguas extranjeras. En la mayoría de los casos nos encon-
tramos ante algún tipo de adaptación, lo que se deriva, entre otras razones, por
la mayor complejidad del sistema vocálico inglés en comparación con el espa-
ñol o el polaco. Incluso cuando las lexías tienen la misma grafía en la lengua
fuente y en la receptora, nos encontramos a menudo ante la correspondiente
sustitución fonemática: basta comparar la pronunciación de bar en las tres len-
guas analizadas, derby en polaco e inglés o club en español e inglés.
4. ADAPTACIÓN MORFOLÓGICA
1. Puesto que el polaco carece de artículos, para marcar el género se suele indicar el pro-nom-
bre demostrativo correspondiente: ten para masculino, ta para femenino y to para neutro.
777
ÍNDICE
El factor morfológico se manifiesta a través de la sufijación. Así pues, los
elementos neutros en polaco en su gran mayoría terminan en -y o -i (véanse
los ejemplos mencionados ut supra). De modo parecido, las lexías que termi-
nan en inglés en -tion, pasan a la feminización, dada la equivalencia formal
con el sufijo -ción/-sión en español y -cja/-sja en polaco, ambos marcas del
género femenino. A modo de ejemplo citemos: en español deforestación (ing.
deforestation) o en polaco repatriacja (del ing. repatriation) y en ambas len-
guas macdonaldización / macdonaldyzacja (del ing. macdonaldization).
Otro factor que indudablemente influye en la adscripción del género
depende del parasinónimo del vocablo prestado (Nymansson, 1995: 98). Es
decir, si el anglicismo tiene su equivalente en la lengua prestataria, la mayoría
de las veces adquiere el género de este. Por ejemplo: en español, la estrella →
la (e)star o el sentimiento → el feeling; en polaco, ten korytarz → ten hall o
ten dreszczowiec → ten thriller. Con todo, esta correlación no se ve confir-
mada en todos los casos, ya que hay elementos sinonímicos de diferente géne-
ro. Por ejemplo: en español, la película → el film(e) o la plusmarca → el
récord; en polaco, ta gotówka → ten cash o ta reklama → ten spot. Además,
debemos recordar que no todos los elementos léxicos entablan relaciones de
sinonimia, y por consiguiente, este procedimiento no puede considerarse como
un mecanismo de adaptación universal.
Es interesante notar que el género prevaleciente entre todos los sustantivos
de origen inglés en ambas lenguas es el masculino (el by-pass/ ten by-pass, el
aerobic/ ten aerobik, el flash / ten flesz, etc.), mientras que los nombres feme-
ninos se limitan, prácticamente, al llamado género natural (Nymansson, 1995:
96). Así, por ejemplo, la/ta miss o la/ta queen (a sumar a aquellos casos en que
la feminización se ve impuesta por razones morfológicas). Al mismo tiempo,
hay que observar que en español los sustantivos referidos a seres humanos
marcan el género mediante el empleo del artículo correspondiente (el/la hippy,
el/la fan o el/la punky), mientras que en polaco es imperiosa la adición del
morfema femenino (hipiska, fanka y punkówa, respectivamente, hasta llegar a
los casos extremos de supermenka, sportsmenka o barmanka).
Concluyendo, la adscripción del género de muchos anglicismos depende
de su estructura morfológica o de su posición y funcionamiento en el sistema
semántico de la lengua receptora. Pese a ello, hay casos en que dicha adscrip-
ción es, simplemente, arbitraria.
778
ÍNDICE
materna. En la mayoría de los anglicismos que funcionan en español y en pola-
co opera un proceso de restricción del significado. No obstante, si comparamos
los mismos vocablos de procedencia inglesa en ambas lenguas, notaremos que,
pese a la existencia de un significado denotativo más o menos común, sus con-
textos de uso varían considerablemente. Así, los elementos que en una lengua
pertenecen a la variedad estándar pueden aparecer marcados en la otra como
propios de un registro culto o, por el contrario, coloquial. Comic (en polaco con
la grafía komiks), disc jockey, drink o flirt son palabras estándares en polaco, y
empleadas por cualquier miembro de esa comunidad idiomática. Sin embargo,
en español son términos empleados preferentemente entre los jóvenes, y más
difíciles de encontrar en el habla de otros genolectos. En cambio, las palabras
anticipar o gay aparecen ya como ampliamente difundidas en el español penin-
sular, pero no así en polaco: se percibe el primero como un vocablo culto, mien-
tras que el segundo pertenece al registro coloquial. De modo parecido, la palabra
cash en español es un tecnicismo, mientras que en polaco se usa de forma coti-
diana en el lenguaje familiar o coloquial.
Estas diferencias en el grado de adaptación semántica de los extranjerismos
puede provocar también problemas entre los estudiantes de lenguas extranjeras
(de nivel superior), así como entre los traductores e intérpretes. El hecho de que
en las dos lenguas aparezcan los mismos elementos de procedencia extranjera
no quiere decir que se utilicen en los mismos contextos. Por consiguiente, hay
que actuar con sumo cuidado a la hora de emplear estos anglicismos en un dis-
curso determinado.
6. CONCLUSIONES
779
ÍNDICE
importantes en los procesos de aprendizaje de lenguas extranjeras o en la tra-
ducción de textos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
780
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN DE LA FRASEOLOGÍA
EN LA CLASE DE ALEMÁN
1. INTRODUCCIÓN
* Por motivos de espacio, no se incluye aquí el material presentado en la versión oral, relacionado con
cada una de las unidades fraseológicas: imágenes ilustrativas y dossier de ejercicios. Para minimi-
zar la posible distorsión que este hecho pudiera provocar en la comprensión del artículo, se propor-
ciona en la bibliografía adicional información de la documentación que sirvió de base. Y por
supuesto, se intentará la publicación de este material en formato web en un futuro no muy lejano.
1. Existen más denominaciones, como ocurre en todas las lenguas, para estas expresiones. Refra-
nes: Sprichtwörter; frases hechas: Redewendungen. Utilizaremos aquí estas, sin entrar en la
cuestión taxonómica, pues entendemos que no es la finalidad del presente trabajo.
2. Wörtliche vs. figurative Bedeutung.
3. Muttersprache.
4. Fremdsprache.
5. Nachdruck.
781
ÍNDICE
un condimento especial. Y de ahí que, un error o una simple variación léxica
puedan provocar efectos diferentes o indeseados.
En definitiva, la Fraseología está en boca de todos, forma parte del componen-
te más vivo del lenguaje. Además, los profesores pueden con ella no solo «Matar
dos pájaros de un tiro», esto es enseñar Fraseología y, por tanto, lengua alemana
(gramática, sintaxis, etc.), sino también «tres, cuatro, o cinco pájaros», y al mismo
tiempo enseñar otros contenidos como Historia, Costumbres,6 etc.
Y, por supuesto, con la Fraseología se puede conseguir algo que es también
decisivo en cualquier clase: aprender divirtiendo y despertar la fantasía.
6. Landeskunde.
7. Literalmente: Fraseodidáctica.
782
ÍNDICE
vielmehr gilt es, die besondere Gebrauchsweisen von Redewendungen in Texten
herauszuarbeiten» (Kühn, 1996: 11).
8. Wörtlicher Sinn.
9. die Weiterentwicklung.
10. die rezeptive Fertigkeit.
11. die Mehrwert.
12. das Aneignen.
13. Phraseologismus.
14. die Eigenart.
783
ÍNDICE
siguientes: «erkennen, verstehen, verwenden». Esto es, lo que se pretende en
primer lugar es que el aprendiz sea capaz de reconocer que se halla ante una
estructura especial y, por tanto, apelar a su atención; en segundo lugar, que
«comprenda», en un sentido amplio; y por último, que sea capaz de utilizar la
paremia correctamente, y con esto habrá entendido el «cuándo», la situación
pragmática en que puede utilizarse.
4. DESTINATARIOS
15. Es además importante porque las paremias son estructuras que apenas están presentes en el corpus lin-
güístico en las primeras edades y van apareciendo y aumentando con la edad y otros condicionantes.
784
ÍNDICE
porque en tal caso se podrá acceder al significado de las paremias –al menos
literalmente– y se podrá trabajar con metodologías cada vez más adecuadas.
Es decir, el nivel de idioma determinará los métodos de trabajo que podamos
utilizar y, por tanto, la mayor o menor intensidad del aprendizaje.
En definitiva, la Fraseología se puede aprender desde el primer día, por-
que se trata de estructuras que existen en todas las lenguas. La cuestión es
adaptar esa enseñanza al aprendiz, teniendo en cuenta todos los factores
mencionados. Así, al mismo tiempo que se aprende otra parte del idioma,
también se aprende esta. Y la experiencia nos dice que el reconocimiento de
estas estructuras como comunes a otras lenguas y a la propia es particular-
mente grata.
5. CORPUS
5.1. Corpus
16. Data de 1994. El conocimiento de los mismos se ratificó en un 95% mediante una encuesta
realizada a 100 informantes, cuya lengua materna era el alemán.
17. Lernstoff für einen Einstieg.
18. Una propuesta diferente fue presentada por Elorduy y Fandryck (1996: 43), basada mediante
la comparación de lenguas, mostrando diferente grado de paralelismo y diferenciación, de
manera que facilite al aprendiz una primera incursión en este complejo campo.
785
ÍNDICE
lista como base y aquellos que tienen una correspondencia en la materna no
necesitarán mucha explicación. Ahora bien, puesto que no todos los refranes
más conocidos en una lengua tienen correspondencia en otra, ni son usados en
la misma medida en ambas, en muchos casos se necesitará también aclarar el
sentido literal primero y después el figurativo. Evidentemente, se empleará
más tiempo y medios en estos últimos que en aquellos que tienen un equiva-
lente claro o cercano.
En cuanto a las frases hechas, la sistematización es menor. No se puede
hablar de corpus concretos, sino más bien de diccionarios y manuales, donde
la clasificación es simplemente alfabética.
Así pues, no hay un método único y suficientemente adecuado para cual-
quier situación, sino que su idoneidad dependerá especialmente del perfil del
aprendiz, tal y como se ha apuntado antes. La comparación de lenguas puede
ser usada para facilitar el aprendizaje, pero basarse en ella como único méto-
do de aprendizaje no es viable en ningún caso.
786
ÍNDICE
los siguientes criterios: 1. Conceptos-guía léxicos;19 2. Categorías semánticas;
3. Uso pragmático.
El «Mínimo paremiológico» fue propuesto por Mieder (1993: 17) y la lista
consta de 27 refranes. Cabe destacar que no aparecen ordenados alfabéticamen-
te y que seis de ellos no están incluidos en la lista de Bauer, Chlosta y Gzybek.
En opinión de Mieder (1993) deberían ser utilizados ya desde los niveles inicia-
les del aprendizaje.20
En definitiva, la selección de los refranes tiene que reunir los más conocidos
y frecuentes, por razones obvias de utilidad para el aprendiz. Cómo se muestren
estos refranes será, por supuesto, importante, pero más importante será, según
nuestra opinión, por medio de qué ejercicios se enseñen estas estrucuturas.
6. DIDÁCTICA DE LA FRASEOLOGÍA
787
ÍNDICE
En definitiva, siempre es mejor aprender la Fraseología integrada: no solo
aprender las expresiones mecánicamente, su significado literal, sino entender-
las en un contexto pragmático y sociocultural. Y además, siempre que sea
posible, cuando el nivel del alumnado y la situación lo permita, conviene tra-
bajar con textos reales, como los que proporcionan la literatura o los medios
de comunicación. Y en su defecto, preparar textos ad hoc, a fin de potenciar
las destrezas comunicativas. El significado de los refranes sería extraído a par-
tir de ejercicios sobre el texto y posteriormente podría ser reformulado conve-
nientemente en otros tipos textuales.
En el presente trabajo, hemos seleccionado seis expresiones paremiológicas,
a partir de las cuales plantearemos diversos ejercicios. Tres de ellas son refranes,
Sprichwörter,22 y las otras tres, frases hechas, Redewendungen.23
Los refranes elegidos son los siguientes: a) Morgenstunde hat Gold im
Munde; b) Der Apfel fällt nicht weit vom Stamm; c) Hunde die bellen beiben
nicht.24
Las frases hechas elegidas son estas: d) Jemandem Honig um den Mund
schmieren; e) Sich im siebten Himmel fühlen; f) Jemanden bis aufs letzte Hemd
ausziehen.25
La selección responde a la premisa mencionada anteriormente: la idonei-
dad de utilizar textos reales y, en los dos últimos casos, además, de actualidad.
Para tratar los aspectos léxicos, semánticos y pragmáticos de los refranes,
se proponen ejercicios que desarrollan cada uno de ellos.
Los ejercicios que trabajan el léxico pueden ser ejercicios de aproximación: en
un primer momento, es necesario entender las palabras que los integran. Como
ejemplo, podemos utilizar ejercicios de preguntas concretas para obtener las infor-
maciones que necesitamos, reacciones en cadena o juegos de asociaciones.
En este primer paso, se pueden trabajar aspectos morfosintácticos que se
pueden relacionar con el contexto de aprendizaje: flexión nominal (determi-
nantes, sustantivos, adjetivos), flexión verbal, sintaxis (nivel sintagmático y
oracional), etc.
El mismo estilo de ejercicios serviría para desarrollar la competencia
semántica. Normalmente sería el profesor el que explicara personalmente el
22. Los dos primeros aparecen tanto en la lista de Bauer, Chlosta y Grzybek –con los números 40
y 4 respectivamente–, como en el «mínimo paremiológico» de Mieder –números 15 y 8. El
último sólo aparece en Bauer, Chlosta y Grzybek –número 27.
24. Ofrecemos en primer lugar la expresión equivalente de cada uno de ellos, en segundo lugar el
significado literal: a) A quien madruga, Dios le ayuda, literalmente: «La hora de la mañana
tiene oro en la boca»; b) De tal palo, tal astilla, lit.: «La manzana no cae lejos del tronco»;
c) Perro ladrador, poco mordedor, lit.: «Perros que ladran no muerden».
25. d) Dorarle la píldora a alguien, literalmente: «Untarle a alguién la boca con miel»; e) sentirse/estar
en el séptimo cielo; f) Perder hasta la camisa, lit.: «quitarle a alguien hasta la última camisa».
788
ÍNDICE
significado del refrán o podría inducir la explicación y que fuera el alumnado
el que la encontrara. En este paso se podría ayudar utilizando correspondenci-
as en otros idiomas maternos. No obstante, sería más difícil con alumnado pro-
veniente de diferentes países (cursos internacionales).
Consideramos los ejercicios que desarrollan la competencia pragmática los
más importantes, porque enseñan a «utilizar» los refranes. Hay diferentes tipos:
el clásico Multiple Choice (con o sin dibujos), la compleción de huecos26 (tam-
bién con o sin dibujos), los ejercicios de coordinación, los juegos de coordinaci-
ón, así como la utilización de otros juegos conocidos, como el Risiko-Spiel, etc.
Finalmente, se podría acabar promoviendo la creación de textos, en los que
se emplearan los refranes. Los recursos podrían ser tanto literarios como mate-
riales gráficos o audiovisuales.
Las frases hechas ofrecen la posibilidad de trabajar estas expresiones inte-
gradas en textos auténticos. La primera de las propuestas en este trabajo
(Jemandem Honig um den Mund schmieren; e) sich im siebten Himmel fühlen)
corresponde a una fábula transmitida por la tradición literaria occidental, que
encontramos ya en Esopo: «la zorra y el cuervo».27 Las otras dos (Sich im sieb-
ten Himmel fühlen; Jemanden bis aufs letzte Hemd ausziehen) se han extraído
de sendos textos actuales, en concreto de fragmentos de publicidad aparecidos
en prensa alemana de gran difusión.
En el caso de los alumnos de niveles inferiores, tendríamos que hacer el
trabajo de traducción para hacerles comprender los textos. El objetivo es que
no se convierta en una actividad larga y aburrida, sino utilizar diferentes ejer-
cicios, como los planteados más arriba, para ofrecer un trabajo fraccionado en
sus sus partes léxica, semántica y pragmática. Por el contrario, con alumnos de
un nivel intermedio superior no sería necesario ir paso por paso consciente-
mente, y, a partir de una lectura-aclaración, se podría parafrasear el texto, tanto
oralmente como por escrito.28
La experiencia demuestra que cuando uno aprende Fraseología siempre se
aprende algo más y esto es lo importante. Con este tipo de prácticas, no se
aprenderá solo un refrán o una frase hecha, sino también conocimientos gra-
maticales, vocabulario, etc., es decir, no solo idioma, sino también cultura,29 y
todo aquello a lo que conduzca la fantasía del alumnado y la habilidad del pro-
fesorado.
Así pues, lo ideal es hacer un estudio global de Fraseología, esto es, ir de
la comprensión al aprendizaje y de ahí, al uso. No debemos olvidar que la fina-
26. Lückentext.
27. Aparece también en Wotjak y Richter (1988: 96-97).
28. Un ejemplo bien preparado de Fraseología integrada nos los proporcionan G. Richter y
M. Richter (1996: 62).
29. Landeskunde.
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lidad de la Didáctica de la Fraseología, Phraseodidaktik, es motivar un apren-
dizaje activo y no pasivo: en definitiva ser capaces de utilizar refranes y fra-
ses hechas correctamente al final del proceso.
7. CONCLUSIÓN
A pesar de que
Aller Anfang ist schwer,
y que sin duda
Probieren geht über studieren.
30. Los equivalentes serían para el primer refrán «Todo comienzo es difícil»; para el segundo:
«Probar va después de estudiar»; el tercero: «Bien está lo que bien acaba»; literalmente: «Final
bueno, todo bueno».
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BIBLIOGRAFÍA ADICIONAL
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MIEDER, W. (1979): Deutsche Sprichtwörter und Redensarten. Arbeitstexte für
den Unterricht, Reclam, Stuttgart.
WOTJAK, B. y M. RICHTER (1988): Sage und Schreibe: Deutsche Phraseologie
in Text und Praxis, Leipzig, Langenscheidt.
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