El Verdadero Lenin
El Verdadero Lenin
El Verdadero Lenin
72 años después de su muerte, la imagen de Lenin puede subir un cambio drástico con las revelaciones
del historiador ruso Dmitri Volkogónov, autor tambien de una biografía de Stalin.
En su libro, "El verdadero Lenin", que acaba de ser publicado en España por la editorial Anaya-Mario
Muchnik, Volkogonov acaba con los que considera como mitos del héroe de la revolución bolchevique.
Frente a lo que dice la tradición, para Volkogónov fue Lenin, y no Stalin, el padre de los campos de
concentración, del GULAG yde la KGB.
Durante el otoño de 1918 la fragilidad del sistema soviético había llegado al máximo. Se hubiese di choque
con un pequeño empujón “el primer Estado proletario" hubiese caído como un castillo de naipes.
Por paradójico que parezca, el atentado de Fania Kaplan contra Lenin salvó al sistema.
Según Trotski: "En esos días trágicos, la revolucion conoció sus crisis interiores. Su bondad fue
desplazada a las bambalinas. La espada del partido recibió el último temple. Se afirmó la
determinación y, si era necesario, la falta de piedad... Hubo un movimiento, un reforzamiento y esta
vez la revolución no se salvó por un respiro sino, muy por el contrario, por un nuevo peligro".
Tras el atentado contra Lenin.el terror individual fue suplantado por el terror masivo, adoptado como
componente de la política de Estado. Desde hacía tiempo Lenin estaba desplegando esfuerzos para llegar a
ese punto. Trostky cuenta que en el momento en que discutían el proyecto del decreto de Lenin "La patria
socialista está en peligro", el señor de izquierda Sleinberg luchó resueltamente contra la idea de la
ejecución sumaria de cualquiera que prestara ayuda al enemigo. "Por el contrario -exclamó Lenin-,
precisamente en esas cosas reside el auténtico espíritu revolucionario." Hablaba con entonaciones
irónicas. "¿Cree que vamos a salir victoriosos si no utilizamos el terror revolucionario con la espada
más dura?" Cuando discutía la revolución o la dictadura, Lenin no perdía ocasión de señalar: "De todos
modos, ¿que tipo de dictadura tenemos? ¡Mostradme! ¡Es un bol de papilla, no una dictadura!"
Antes del atentado de Michelson el terror de la Cheka ya era un fenómeno que helaba el corazón.
Chasqueantes como un disparo, las dos sílabas, Cheka ponían fin a cualquier conversación. La "Comisión
extraordinaria para luchar contra la contrarrevolución y el sabotaje", su nombre completo, fue creada
en diciembrede 1917 bajo la presidencia de Félix Dzerzhinski, Félix de acero, como una in quisición
revolucionaria, despiadada e implacable. El atentado contra Lenin se produjo en el momento propicio. Sólo
mediante el terror el régimen podía obtener más granos o hacer que los soldados entrasen en combate. El
5 de setiembre de 1918, una semana después del alentado, durante una reunión del Sovnarkom presidida
en ausencia de Lenin por Sverdlov. este último y Dezcrhinski presentaron el tema del terror masivo, y
Dezrchiinski leyó un breve informe.
La burguesía y sus cómplices, dijo, levantaban cabeza. La cabeza de la hidra había de ser cercenada.
Todavía bajo los efectos del atentado y la oleada de mociones de los trabajadores que pedían que se
recurriese a la fuerza para poner fin a esos actos hostiles, los comisarios del pueblo estaban dispuestos a
adoptar cualquier texto a condición de que fuese suficientemente feroz. El decreto "sobre el terror rojo"
que produjeron dio entera satisfacción a Lenin. Vale la pena citarlo en su totalidad:
"El Consejo de comisarios del pueblo, tras haber escuchado el informe del presidente (de la Checa)
panrusa juzga que, en la situación presente, la seguridad de la retaguardia mediante el terror es una
necesidad absoluta; que para reforzar e introducir un carácter más sistemático en las actividades
(de la Cheka} es esencial que el mayor número de camaradas del partido sea enviado a trabajar en
ese sector; es esencial proteger la Republica soviética de los enemigos de clase aislándolos en
campos de concentración, que quiens hayan estado implicado en las organizaciones, las
cospiraciones y las rebeliones de los guardias blancos debe ser abatído; que los nombres de las
personas ejecutadas deben ser publicados como asimismo los motivos para haber aplicado dichas
medidas.”
En ausencia de Lenin el decreto fue firmado por el comisario del pueblo de Justicia, Kurski; por el
comisario del Interior, Petrovski, y por el director genera! Bonch-Bruévich. (...)
La guerra contra el pueblo ruso fue el pecado más grave de los bolcheviques. Se puede objetar que sólo se
utilizó el terror contra aquellos que fueran considerados culpables de crímenes contra e! régimen. Pero no
fue así. Un mes antes de que se hiciera efectivo el decreto sobre el "terror rojo". Lenin recomendó a A. D.
Tsuriupa, comisario del pueblo de Produccion Alimentaria, que redactara un decreto según el cual "en
cada distrito productor de grano, entre los ricos se elegirán 25 rehenes, que responderán con sus
vidas de la recolección y transporte de los excedentes''. Temeroso ante la dureza de la medida.
Tsuriupa evitó en su respuesta el tema de los rehenes. Durante la siguiente reunion de Sovnarkom. Lenin
pregunto por que no había respondido sobre ese tema. Tsuriupa intentó defenderse diciendo que la simple
idea de tomar rehenes lo consternaba, y que no se le ocurría cómo hacerlo. La respuesta fue enérgica.
Lenin envió otra nota para esclarecer su pensamiento: "No sugiero que se tomen rehenes, sino que sean
designados personalmente en cada distrito. El objetivo de esa designación es que los ricos, así como
son responsables de su contribución, respondan con sus vidas por la cosecha y el transporte
inmediato del excedente de granos".
A quienes prefieren creer que esas medidas estaban dictadas por las circunstancias, y que sólo se
aplicaban en casos particulares, se ha de decir que sencillamente se equivocan. Era la represión masiva,
típica de la forma de operar de Lenin durante la guerra civil. El 20 de agosto de 1918 le escribía a Nicolái
Semashko, comisario de Salud y uno de los cabecillas de la guerra civil, estacionado en Livny: “Te felicito
por la exterminación enérgica de los kulaks y los guardias blancos del distrito. Tenemos que golpear
mientras el hierro esté caliente, y no perder un minuto, organizar a los pobres del distrito, confiscar
todo el trigo y los bienes de los kulaks rebeldes, apresar a los jefes de ban das, movilizar a los pobres
y ponerlos bajo la dirección de jefes fiables salidos de nuestras propias unidades, elegir rehenes
entre los ricos y detenerlos".
La idea del sistema de los campos de concentración –la administración de los campos del Estado o Gulag—
y las espantosas purgas de los años, treinta se han asociado comúnmente a Stalin, pero el auténtico padre
de los campos de concentración sovieticos, de las ejecuciones, del terror masivo y de los "órganos" por
encima del Estado, fue Lenin.
Contra el trasfondo del terror de Lenin se hace más fácil comprender los metodos inquisitoriales de Stalin,
capaz de ordenar una ejecución por simples sospechas. Lenin no solo inspiro el teror revolucionario, sino
que fue el primero en erigirlo en institución de Estado.
Cuando M. M. Vokjp comisario del pueblo de Prensa, Propaganda y Agitación fue asesinado en Petrogrado,
Lenin esperaba que las autoridades bolcheviques locales tomaran medidas severas. En lugar de eso las
encontró blandas y vacilantes y envió una carta mordiente: “Hoy el comité Central se ha enterado de
que los obreros (de Petrogrado) queria responder al asesinato de Voloparsky con el terror masivo y
que ustedes (no personalmente, sino Ios dirigentes del partido local) los han contenido. ¡Protesto
firmemente! Nosotros nos comprometemos, nuestras resoluciones amenazan con el terror masivo,
pero cuando llega el momento de actuar retardamos la iniciativa revolucionaria y enteramente
justificada de las masas. ¡Así es im-po-si-ble! Los terroristas nos consideran pollos mojados. Estamos
en una situación extrema de guerra. Tenemos que estimular el terror enérgico y de gran escala
contra los contrarrevolucionarios, en particular en [Petrogrado] como un ejemplo decisivo".
Es difícil imaginar aun hombre que amaba a Beethoven y Spinoza, que había leído a Kant y a quien le
gustaba citar a Gorki y Lunacharsld lo mucho que estimaban los bolcheviques a la inteligencia,
reconciliándose con un sistema impregnado de reglamentos policiales. ¿Cómo Lenin, que se comportaba
como dirigente de un mundo nuevo, pudo dar por escrito la orden de detener, fusilar, tomar rehenes,
internar en campos de concentración, sabiendo que no serían sólo palabras?
En muchas ocasiones repitio la expresión de Gorki “la lógica del hacha” , y parecia deleitarse con su
descubrimiento: “un poder sin restricciones, sin ley, fundado en la fuerza, en el sentido mas simple
de la palabra, eso es precisamente la dictadura. La dictadura siginifica sencillamente el poder
liberado de la ley, que no respeta absolutamente nuinguna regla, y que esta fundada en el uso de la
fuerza… el pueblo revolucionario, crea sus propios tribunales y sus propios castigos, emplea la
fuerza y da origen a un nuevo derecho revolucionario.” Según Lenin, la violencia inflingida en nombre
de la dictadura del proletariado es la “justicia revolucionaria”.
Antes de la revolucion, Lenin no solia rebajarse a la “logica del hacha”, ni a los metodos patibularios.
Cuando tuvo el poder, se deshizo de la capa socialdemócrata para ponerse el abrigo de los jacobinos.
Desde entonces todas sus actitudes estuvieron condicionadas por una consideracion única: aferrarse al
poder a cualquier preció. No se contentó con establecer tos fundamentos teóricos del terror como política
de Estado, pues estuvo directamente implicado en su puesta en práctica. (...)
La sociedad soviética debe a Lenin el haber establecido y creado un papel especial para los "órganos
represivos". En ello ni Marx ni Engels dejaron instrucciones sobre el modo de crearlos, ni referencia
alguna a su funcionamiento, y de hecho fueron ignorados. Lenin fue el santo patrono de la Cheka. Creada
en diciembre de i 917, no tardó en tener un status extrajudicial, bajo las órdenes de Lenin. La omnipotente
Cheka tenía poder para detener, investigar, dictar sentencias y ejecutarlas. Muchos miles de personas
fueron abatidas sin juicio en sus celdas. Y como si no fuese suficiente, el 14 de mayo de 1921 el Politburó,
presidido por Lenin, votó una moción que "ampliaba los derechos de la Cheka referentes a la
utilización de la pena de muerte". El terror de la Cheka estaba estrechámente coordinado con las
decisiones del partido. En junio de 1918, tres meses antes de que se adoptase el decreto sobre el "terror
rojo", una conferencia de chekistas del partido emitió decretos para "retirar de la circulación a los jefes
importantes y activos de los monarquistas kadetes, socialistas revolucionarios de derechas y
mencheviques; registrar y vigilar a los generales y oficiales, mantener bajo observación al Ejército
Rojo y sus mandos...; abatir a los contrarrevolucionarios, especuladores, ladrones y corruptos
importantes y realmente culpables".
La participación de Lenin en los asuntos de la Cheka cubría los detalles técnicos más menudos. "La de-
tención y la vigilancia deben llevarse a la perfección (particiones especiales de madera, armarios,
camarines para cambiarse ropa), registros; un sistema de doble o triple identificación inesperada
utilizando todas las reglas del arte de investigacion criminal, etcétera. "Eran las palabras de un
profesional de un servicio de seguridad, antes que las de un jefe de gobierno. Escribió a Dzerzhinsid
sugiriendo que sería útil realizar Ias detenciones de noche".
Lenin se preocupaba por la posibilidad de que se filtrasen secretos, que los planes de los bolcheviques y
sus intrigas en el extranjero fuesen descubiertos. Incluso cuando Herbert Hooverjefe dé la Agencia de
Alimentos de EE.UU. lanzó un programa de apoyo en julio de 1921 para luchar contra la hambruna en
Rusia, con un personal humanitario compuesto esencialmente por estudiantes norteamericanos, Lenin
percibió un peligro. En secreto previno a Mólotov: "En el marco del acuerdo con el americano Hoover,
va a llegar una invasión de norteamericanos. Tendremos que preocupamos de la vigilancia y de la
información. Propongo que el Politburó cree una comisión para preparar, desarrollar y confiar a la
Cheka y a los demás organismos las medidas destinadas a reforzar la vigilancia y la informacion
referente a los extranjeros”.
Durante decenios el pueblo soviético ha crecido en el mito de la bondad de Lenin, e innumerables libros
han regurgitado historias repetidas que muestran su preocupación por sus hermanos. Pero su bondad era
especial, era revolucionaría. Por ejemplo, cuando se le avisó que en Tsaritsyne un estricto chekista había
detenido a una tal Valentina Piéchikóva por haber desfigurado un retrato de Lenin, éste escribió al
hombre: "No hace falta detener a alguien que ha rayado un retrato. Ponga en libertad a Valentina
Piéchikóva, pero si se trata de una contrarrevolucionaria, no perderla de vista”.
La pistola fue la guillotina de la revolucion rusa y cuando quedo claro que la guerra civil había sido gana -
da, las salvas de los pelotones de ejecución fueron poco a poco reemplazadas por el ruido esporádico del
gatilIode un revólver. Pero el combate contra los contrarrevolucionarios, los terroristas y los saboteadores
no podía ser cosa única de las pistolas de los chekistas.
Desde 1918 los bolcheviques habían comenzado a organizar campos de concentración que fueron
llenándose con aquellos que habían sido perdonados por las balas. El 20 de abril de 1921 el Politburó, bajo
la presidencia de Lenin, aprobó la construcción de un campo para 10.000 o 20.000 personas en la región
de Ujta, en el extremo norte. Una semana más tarde, Dzerzhinski propuso que los soldados y marinos
-considerados en 1917 cómo la crema del apoyo armado a los bolcheviques- que se habían rebelado contra
la autoridad soviética en marzo de 1921 y que en Kronstadt habían resistido durante dos semanas al
asalto masivo del Ejército Rojo, fuesen "instalados en la colonia penal de Ujta". Entonces la Cheka
sugirió que se construyese una nueva colonia en Jolmogory, igualmente al norte. Y así fue. No tardaría en
haber un mapa secreto del país infectado con terribles forúnculos, los campos de concentración que
durante los 70 años del régimen leninista vieron pasar a millones de personas.