Interpretación Psicoanalítica Una Composición Buschinelli
Interpretación Psicoanalítica Una Composición Buschinelli
Interpretación Psicoanalítica Una Composición Buschinelli
Cintia Buschinelli
La pregunta que nos hacemos entonces es: por que motivo hablamos de angustia en el
dodecafonismo cuando este sentido afectivo ha sido tan bien representado en las
composiciones beethovianas?
Es cierto que nuestros oídos no rechazan la música de Beethoven, por lo contrario, ella
es siempre bienvenida. Cabe resaltar que ese efecto no es casual. Mismo cuando los acordes
de Beethoven inducen sentimientos avasalladores, estos son inmediatamente aplacados. Un
conflicto es presentado, el estado de tensión configurase. Sigue fatalmente un aflojamiento de
la tensión y la consecuente sensación de reposo. El conflicto es entonces solucionado.
El oyente de las sonatas de Beethoven, o mismo de sus sinfonías, no tiene jamás la
sensación de que algo ha quedado sin sentido, o sin representación. La angustia ofrecida en
esas composiciones, si es esa la mejor denominación que se pude dar a la emoción presente,
tiene contenido.4
La cuestión que estamos ofreciendo a la reflexión, por lo tanto, no está en la naturaleza
del sentimiento propuesto por la música, sino en la solución que la composición musical
ofrece para aquella emoción propuesta. En otras palabras, uno no se queda en el vacío, en
Beethoven.
La música de Beethoven, considerándose las diferencias de estilos de creación de las
distintas épocas, sigue la tradición de los compositores que lo precedieran. Por si acaso
ofrecen un conflicto al oyente, presentan también su solución.
Si conducimos nuestra mirada, apenas superficialmente, hacia la estructura de esas
composiciones, podremos percibir que esa sensación de resolución que acompaña el oyente
cuando termina la música no es casual. Ella esta figurada en su concepción musical, que hasta
Schönberg seguía la estructura tonal.
La música tonal, que se constituye en toda y cualquier composición musical del
occidente hasta las construcciones del dodecafonismo, posee una especie de polo imantado,
marcado en el inicio de la composición, y que la atraerá para él cuando suenen sus acordes
finales. Este polo, el tono, ofrece a nuestros oídos un destino sólido de reconocimiento. En los
primeros acordes, indicase un camino que tiene un punto de llegada ya previsto en su punto
de partida. Los vuelos sonoros que transportarán al oyente a las más distintas emociones están
siempre atados por un hilo conductor. La música occidental hasta Schönberg no somete el
oyente a un vuelo libre.
Expresionismo
de aquél período, cuyas obras se inserten en ese contexto. Entre ellos podríamos recordar en
las artes plásticas Münch, Schiele, Kandinskky, en la literatura Kafka, y en la música, que nos
interesa particularmente, Schönberg.
El expresionista poseía el deseo explícito de que su obra transmitiera predomi-
nantemente sentimientos. La disposición afectiva del artista debería ser expresada en sus
pinceladas vigorosas sobre la tela, en las palabras que componían sus poemas, en los acordes
que estructuraban su sinfonía. El público al cual se dirigía la obra es convidado a participar de
la emoción del artista, emoción esta producida en el amago del ser. El arte expresionista
ofrecía con eficacia un grande suplemento de emociones.
Van Gogh, considerado como un pre-expresionista, declara sobre su intención como
artista:
"Quiero que mis deseos alcancen las personas para que ellas digan a respecto de mi trabajo: este hom-
bre siente profundamente".5
La emoción del artista está representada en la obra y, exactamente por ese motivo,
pretende conmover su público. Esta intención vehementemente declarada por Van Gogh, un
artista cuyo movimiento del pincel acompañaba la turbulencia de sus movimientos afectivos,
revela el sentido último de la obra en la cual la función expresiva es resaltada de modo que
las resonancias emocionales surjan bajo formas excepcionalmente vigorosas.
El arte expresionista tiende al retorno de lo que se ha considerado las verdaderas
fuentes de sentimientos, hilvanando creatividad con impulsos emocionales e instintivos, sin la
mediación y interferencia probable de la racionalidad.
Emociones intensas expresadas intensamente, podría ser el lema expresionista6.
Refiriéndose al sentido de la producción artística, Schönberg declara:
"Una obra de arte no puede alcanzar efecto superior sino lo de transmitir al espectador las emociones
que asaltaron al creador, de forma a hacer con que él sea tomado, invadido por esas mismas emociones".7
La música de Schönberg se asienta confortablemente en el terreno fertilizado por los
ingredientes expresionistas. Su deseo es que su música tome al oyente "de súbito", que lo
invada. Él no propone que sus acordes aplaquen la inquietud que provocan, que restituyan la
serenidad avalada.
Todas esas consideraciones sobre el sentido del movimiento expresionista ambicionan
suscitar una interrogación con respecto de otro movimiento, muy querido para nosotros, que
se fundaba también en este mismo período.
Es necesario recordar que al avecinarse el siglo XX, Freud se aventuró en dirección al
territorio psíquico, abriendo camino para la comprensión de la vida que pulsaba bajo la orden
de la consciencia. La pregunta que se hace entonces es: seria Freud un expresionista?
Freud, un expresionista?
una revolucionaria comprensión del mundo psíquico. "La Interpretación de los Sueños" es un
libro cuyo autor es simultáneamente el soñador, el interprete de los sueños, el teórico y el
narrador.
Se puede, desde ahí, suponer aproximaciones entre estos dos renovadores.
Con referencia a Freud, no existen datos que sostienen que él hizo contacto directo con
los expresionistas y edificó los fundamentos psicoanalíticos bajo la influencia de este
movimiento cultural. Sobre este hecho, Renato Mezan, en su libro "Freud, el Pensador de la
Cultura" es perentorio:
"La posibilidad de una influencia cualquier de la 'Viena de los talentos', en su expresión madura, sobre
la constitución de esta disciplina, es inmediatamente alejada por el hecho de que en 1886, cuando Freud regre-
sa de París y empieza a interesarse por las neurosis, ninguno de los movimientos - que para nosotros hacen tan
significativa la Viena en que vivió — habían siquiera empezado".
Desde ese punto de vista, no se puede hablar en influencia de los expresionistas en la
construcción del psicoanálisis.
Para reforzar este argumento se puede regresar a los escritos de Freud sobre arte. En
estos, no se encontrará referencia a la vanguardia de su tiempo. La mirada freudiana está
dirigida al arte desarrollada por los consagrados Da Vinci, Miguel ángel, Goethe. El arte
clásica, por lo tanto.
Para reiterar con un tercero "no", la pregunta que reúne la construcción del psi-
coanálisis al expresionismo, basta que volvamos nuestra mirada a la intención de Freud
cuando construyó el psicoanálisis. Finalmente, estaríamos delante de un científico y no de un
artista.
Ahora es posible contestar a esa pregunta no más del punto de vista de un observador
externo que tiene acceso a los contornos del fenómeno que observa, mas sí impregnado por el
propio fenómeno. Tal vez podamos llegar a otra respuesta para esta cuestión.
Regresemos entonces al dogma básico del movimiento expresionista, el cual afirma que
"los impulsos creativos verdaderos brotan de las profundidades del individuo, a un nivel primitivo de la vida
emocional hasta ahora no alcanzada por el arte académica. El deseo de crear es identificado a un impulso
atemporal que, a principio, puede manifestarse a cualquier momento, en cualquier cultura y en cualquier parte del
mundo".9
Es imposible no reconocer en este enunciado el parentesco con enunciados de Freud
sobre el inconsciente y su expresión. Por ejemplo: "el deseo inconsciente escapa a cualquier
influencia, es independiente de las tendencias contrarias al paso que el consciente es atajado, por todo cuando,
igualmente consciente se le oponer".1"
Otro principio ejemplar del expresionismo es "la confianza irrestricta en la expresión
directa de los sentimientos que se originan en la propia vida del creador, sin la mediación directa y la interfe-
rencia probable de la racionalidad".''
Aquí podemos reconocer más un parentesco con el psicoanálisis. Se sabe que el
método de investigación del inconsciente fue propulsado a través del buceo de Freud en sus
propios sueños. La esencia del psicoanálisis fue extraída del psiquismo de Freud.
Un paso aún más adelante. El arte expresionista hace que el factor de expresión sea
dramático y visible. Es un trabajo donde la función expresiva es tan resaltada, que las
resonancias emocionales se presentan bajo formas excepcionalmente vigorosas. El
expresionista tiende a conducir sus sentimientos a formas extremas de modo a introducir el
mayor contenido posible en la forma más intensa:
Interpretación psicoanalítica: una composición dodecafónica Cintia Buschinelli 197
Tomemos la obra de Egon Schiele12. "Podemos detectar en su trabajo una aura inquietante de
sentimientos expuestos de modo pungente, centrados en una sexualidad frenética, que es la impresión general cau-
sada por los dibujos y pinturas de aquel joven artista. Los torsos macilentos y los miembros retorcidos de algu-
nos nudos de Schiele sugieren una preocupación en revelar impulsos libidinosos, mas su propósito es, sobretodo,
designar el cuerpo como expresión de sufrimiento".13
Si fuera posible transformar en pinceladas vigorosas sobre tela la descripción que Freud nos
presenta de sus primeras pacientes histéricas es muy posible que las confundiésemos con una de las
pinturas de Egon Schiele, tal es la expresión dramática que había en su personificación. Las pacientes
histéricas de Freud emergen bajo una disposición expresionista.
Veamos entonces la Sra. Emmy Von N., con quien Freud inicia el tratamiento en 1889:
"Esta señora, la primera vez que la vi, estaba acostada en un sofá con la cabeza reposando en una almo-
hada de cuero. Parecía aún más joven y los rasgos eran delicadas y notables. El rostro tenia una expresión tensa y
penosa, las pálpebras estaban cerradas y los ojos, bajos; la frente presentaba profundas arrugas y las doblas nasola-
biales eran acentuadas. Hablaba en voz baja, como se tuviera dificultad, y el habla quedaba de tiempos en tiempos
sujeta a interrupciones espásticas, al punto de hacerla tartamudear. Conservaba los dedos firmemente entrelazados,
y estos exhibían una agitación incesante. Había frecuentes movimientos convulsivos semejantes a tiques, en el rostro
y muslos del cuello, durante los cuales algunos de estos, se tornaban muy salientes. Además, interrumpía fre-
cuentemente sus observaciones emitiendo un curioso estallido con la boca, un sonido imposible de imitarse...
Lo que la paciente me decía era perfectamente coherente y revelaba un grado inusitado de instrucción y inte-
ligencia. Esto hacia con que pareciera aún más raro que, a cada dos o tres minutos, ella de súbito se callase, contor-
ciese el rostro en una expresión de horror y asco, extendiese la mano en mi dirección abriendo y entortando los dedos
y exclamase en una voz alterada y cargada de angustia: Quédate en silencio. No digas nada. No me toques!"14
Sra. Emmy Von N. es una pintura expresionista de Sigmund Freud.
Bueno, algunas líneas atrás observamos que Freud era un científico, no un artista. Rectificamos ahora
nuestra observación, reivindicándole ambas designaciones: mientras edifica el saber psicoanalítico, concibe el
movimiento de los fenómenos psíquicos, reconociéndoles los sentidos, estamos frente a un riguroso científico. Al
solicitar que su paciente se acomode en el diván y diga todo lo que le viene a la cabeza, toma en manos el cin-
cel y la arcilla. El artista se configuró. La interpretación, el instrumento de trabajo del psicoanalista es la mate-
ria de un artista.
En el artículo "El método psicoanalítico de Freud"— 1904 — (el que Freud escribe en ¡a tercera perso-
na), leemos el siguiente:
"Freud desarrolló un arte de interpretación cual compite la tarea, por así decir,
198 Revista FEPAL - Septiembre de 2002 - Cambios y permanencias
de extraer el mineral bruto de las asociaciones no intencionales, el metal puro de los pensamientos
recalcados".15
El arte no excluye la exigencia del rigor en el manejo de la técnica psicoanalítica. Cuanto a esto, Freud
nos advierte en el artículo escrito en 1911 - "El manejo de la Interpretación de los Sueños en el Psicoanálisis":
"Afirmo que la interpretación de los sueños no debe ser practicada a lo largo del tratamiento
como un arte en sí, sino que su manejo está sujeto a las reglas técnicas a que debe obedecer la totalidad
del tratamiento".
Quien se dedica a esta materia y amplía el sentido de la interpretación como arte es Fabio Herrmann,
en su libro "Clínica Psicoanalítica - El arte de la interpretación".
Después de aclarar los caminos de la construcción de la interpretación en la sesión de análisis, él nos dice:
"Esto es el arte de la interpretación. Es más un pulsar del alma ajena que una formulación pseudo-
científica acerca del discurso del paciente".16
En su favor, Freud nos dice que ella es "el Método más conveniente de obtener una comprensión
interna (insight) de la vida psíquica inconsciente".
O como nos esclarece Herrmann, proponiendo una dilatación de su función:
"El proceso de interpretación de sentidos fuera de la rutina y las intervenciones en él basadas, que ayu-
dan el paciente a romper el limite de los asuntos que pensaba poder tratar en separado, llámase interpretación
psicoanalítica"17.
Si fuera posible expresar la interpretación a través de una forma musical, ella sería, sin
duda, una composición dodecafónica.
La interpretación está bajo un régimen de la música atonal, que tal cual "la música del
inconsciente", no presenta una estructura formal reconocible por la conciencia.
La interpretación desobedece el tono del discurso consciente. Su estructura com-
posicional, si así podemos llamarla, no está sujeta a las reglas básicas de la armonía del
pensamiento. El efecto de la interpretación, el vórtice, se traduce por la impresión de
fragmentación, pérdida de sí mismo, sensación ésta que finalmente corresponde a lo que es
efectivamente experiencia a la cual está sometido el paciente.20
Notas
1. Recomiendo al lector la audición de la pieza de Shönberg - Pierrot Lunaire, regida por Pierre Boulez, grabada en CD
por la Deutsche Grammophon.
2. Recomiendo al lector la audición de:sinfonía n. 32 de Mozart, ejecutada por la "Academy of Ancient Music", regida
por Jaap Schröder - grabación de 1981, Decca Record Co. Ltd., London - primer movimiento (2:49 min). Gymnopeedies
III y I Eric Satie ejecutada por la London Philharmonic Orchestra y regida por Bernard Hermann - grabación 1996
PoliGram (6:33 min).
3. Sonata n. 30 en fa mayor, opus 106 de Beethoven con Charles Rosen al piano — II Prestísimo grabación Sony (2:19
min)
4. Quinta sinfonía de Beethoven.
5. Citado en Graetz, H. R. - The symbolic Language of Vincent Van Gogh (Londres: Thames and Hudson, 1963).
6. Cardinal, R. - El expresionismo — pag. 26, Zahar R. J. 1984
7. ídem, pag. 28
8. Canciones de gurra; composición con un narrador y cinco solistas sobre el poema del poeta dinamarqués Jacbson.
Gurra es el castillo donde vive la heroína del siglo XII.
9. Cardinal, R. - El expresionismo pag. 9 Zahar, R.J. 1984.
10. Freud, S. - Quinta lección de psicoanálisis, Vol. XI Ed. Standard Imago, R.J. 1969.
11. Cardinal, R. - El expresionismo pag 25 Zahar R.J. 1984.
12. Artista nacido en los alrededores de Viena en 1890 en cuya obra el cuerpo es el soporte de la expresividad.
13. Cardinal, R. - El expresionismo, pag 41 Zahar R.J. 1989.
14. Freud, S. - Estudios sobre la Histeria, pag 80 vol. II Edición Standard-Imago, R.J. 1969.
15. Freud, S. - El método psicoanalítico, pag 235 - vol. VIII - Ed. Standard R.J. 1969.
16. Herrmann, F. - Clínica Psicoanalítica, El arte de la interpretación - pag 90 Ed. Brasiliense 1991.
1 7. Herrmann, F. - ¿Qué es Psicoanálisis? - pag. 30, edit-psique, 1999.
18. Herrmann, F. - Clínica Psicoanalítica, El arte de la interpretación, pg.72 Ed. Brasiliense, S.P 1991.
19. Herrmann, F. - ¿Qué es Psicoanálisis? — para iniciantes o no — pg.3 7 Psique S.P 1999.
20. Recomiendo la audición de la valsa opus 23 n.5 de Schönberg
Bibliografía