A Poema Abierto
A Poema Abierto
A Poema Abierto
poema
abierto
Escribir en tiempos de pandemia
•
edición de amalia iglesias serna
universidad de salamanca
—27
A poema abierto
Escribir en tiempos de pandemia
A poema abierto
Escribir en tiempos de pandemia
11
Introducción
Ricardo Rivero Ortega
Rector de la Universidad de Salamanca
13
¿Y para qué poetas...?
Amalia Iglesias Serna
Rosana Acquaroni 25 64 Miguel Casado
Pilar Adón 27 65 Francisco Castaño
Carlos Aganzo 29 67 Julia Castillo
Marta Agudo 30 69 Antón Castro
Daniel Aguirre Oteiza 31 70 Juana Castro
Carlos Alcorta 33 71 Luisa Castro
Jesús Alonso Ovejero 35 72 Jeannette L. Clariond
Gonzalo Alonso-Bartol 36 73 Ben Clark
Lucinio Alonso 37 75 Marga Clark
Maribel Andrés Llamero 39 76 Antonio Colinas
Vicente Araguas 41 77 Luis Felipe Comendador
Beñat Arginzoniz 42 79 Celia Corral Cañas
Edda Armas 44 82 Luis Correa-Díaz
Carlos Aurtenetxe 47 84 Luis Alberto de Cuenca
Subhro Bandopadhyay 48 85 Ramon Dachs
Jorge Barco Ingelmo 49 86 Ignacio Dávila
Juan Barja 50 87 Fernando Díaz San Miguel
Noni Benegas 52 88 Jordi Doce
Víctor Bermúdez 53 89 Alexandra Domínguez
Isabel Bernardo 54 91 Diego Doncel
Leire Bilbao 56 93 Alejandro Duque Amusco
Ana Blandiana 57 94 Ignacio Elguero
Coral Bracho 58 96 Marta Eloy Cichocka
Pureza Canelo 59 97 Asunción Escribano
Marcos Canteli 61 98 Santiago Espinosa
Natalia Carbajosa 63 99 José Fernández de la Sota
7
Nacho Fernández Rocafort 100 152 Mercedes Marcos Sánchez
Antonio Ferres 102 153 Joan Margarit
Rafael Fombellida 103 154 Pilar Martín Gila
Belén Gache 104 155 Leonor Martín Merchán
Antonio Gamoneda 105 157 Yaiza Martínez
Concha García 107 158 Juan Carlos Mestre
Ernesto García López 108 161 Luna Miguel
Luis García Montero 109 163 Eduardo Milán
Francisco García Olmedo 110 165 Itziar Mínguez
Olvido García Valdés 113 167 César Antonio Molina
María García Zambrano 114 170 Ángeles Mora
Sergio García Zamora 115 171 Hugo Mujica
José Luis Gómez Toré 116 172 MAMS [Miguel Ángel
Juan Antonio González Fuentes 118 Muñoz Sanjuán]
Juan Antonio González Iglesias 119 176 Luis Muñoz
Ángel Guinda 120 177 Felipe Núñez
Menchu Gutiérrez 121 178 Jon Obeso
Abdul Hadi Sadoun 122 180 Marina Oroza
Fermín Herrero 123 182 Esperanza Ortega
David Huerta 125 183 Eloísa Otero
Francisco Javier Irazoki 127 186 Julia Otxoa
Yolanda Izard 128 187 Yolanda Pantin
Clara Janés 130 188 José María Parreño
Darío Jaramillo Agudelo 132 189 Chus Pato
Flora Jordán Ortiz 133 190 Alfredo Pérez Alencart
Enrique Juncosa 134 193 María Ángeles Pérez López
Raquel Lanseros 136 194 José Pérez Olivares
Pedro Larrea 137 195 Cristina Peri Rossi
Rosa Lentini 138 197 Ángel Petisme
Marta López Vilar 142 198 Alfonso Pexegueiro
Pablo López Carballo 143 200 Luz Pichel
Jesús Losada 144 202 Carlos Piera
Javier Lostalé 145 203 Julia Piera
Antonio Lucas 146 205 Encarnación Pisonero
María Ángeles Maeso 147 206 Benito del Pliego
Chantal Maillard 148 211 José Luis Puerto
María Maizkurrena 150 212 Vicente Quirarte
8
Esther Ramón 214 237 Jaime Siles
Miriam Reyes 215 239 Alejandro Simón Partal
Sofía Rhei 216 240 Jenaro Talens
Isel Rivero 217 242 José Teruel
Emily Roberts 218 244 Raúl Vacas
Lucrecia Romera 219 245 Julieta Valero
Ana Rossetti 221 246 Álvaro Valverde
Charo Ruano 222 248 Emilio Varela
Fanny Rubio 224 249 Lola Velasco
Nuria Ruiz de Viñaspre 226 251 Mónica Velasco
Trinidad Ruiz Marcellán 228 252 Unai Velasco
María Clara Salas 229 253 Ana Vidal Egea
Eloy Sánchez Rosillo 230 254 Montserrat Villar González
Antonio Sánchez Zamarreño 231 255 Ida Vitale
Marifé Santiago Bolaños 232 256 Minke Wang Tang
Marta Sanz 233 257 Leticia Ybarra
Blanca Sarasua 236 260 José María Zonta
265
Notas de edición y biográficas
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Introducción
Ricardo Rivero Ortega
Rector de la Universidad de Salamanca
11
Siglos después, Unamuno ofrece el mismo ejemplo. Una primera
dictadura le impone la injusta pena de exilio en Fuerteventura. Ya
anciano, los sublevados le encierran durante meses en su propio do-
micilio, vigilado por un policía y censurado para que su voz no lle-
gara a la opinión pública nacional e internacional. Quien no cree en
el poder de la palabra, desconoce el valor que hubiera podido tener
entonces la voz de don Miguel.
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¿Y para qué poetas...?
Amalia Iglesias Serna
Llevábamos ya unos días encerrados en casa –tras haber sido
declarado el estado de alarma por la expansión incontrolada de la
COVID-19– cuando Alberto Martín Expósito me llamó para pro-
ponerme abrir un espacio poético en la página que acababan de
habilitar desde el Servicio de Actividades Culturales de la Univer-
sidad de Salamanca, «Cultura desde casa». Un espacio virtual que
buscaba mantener viva la cultura como vínculo entre la comunidad
universitaria y de esta, a su vez, con toda la sociedad que en ese
momento estaba siendo duramente golpeada por las circunstancias
realmente insólitas que todos conocemos, que nos mantuvieron (y
aún nos mantienen) en una vivencia en vilo, casi de pesadilla oní-
rica, que nunca hubiéramos podido imaginar. Entonces ni siquiera
sospechábamos que ese encierro iba a durar tres meses. Era el 20
de marzo y muy pocos días después poníamos en pie «A poema
abierto», con un subtítulo «Poemas para volver a habitar la vida»
(que era, sobre todo, un deseo implícito de salir cuanto antes de ese
estado alarmante de sitio y volver a la normalidad).
15
en aquellos días. Otros, unos pocos que se detallan al final del
libro, prefirieron rescatar un poema suyo que, aunque ya estu-
viera publicado, consideraron que tenía algo que decirnos en este
momento. Porque los poemas, que tienen vida propia, pueden
decirnos cosas diferentes dependiendo del contexto, el espacio y
el tiempo en el que los leamos, no solo en el que fueron escritos.
16
ni generaciones, ni estilos. Con esta nómina heterogénea de poe-
tas, de distintas generaciones, estilos y ubicaciones geográficas
buscábamos crear un espacio propicio para la poesía y lo que pu-
diera decirnos en este tiempo en el que la palabra adquiere nue-
vos significados y es capaz de crear otros espacios de conocimien-
to. Solo un pequeño texto servía de frontispicio de intenciones en
nuestra petición a los poetas:
17
Hubo una poeta de las incluidas en este libro, y no diré quién
es, que respondió a mi petición con el envío de un poema, a la vez
que casi se disculpaba porque ese poema no fuera ni un canto a la
esperanza ni un himno de resistencia: «No tengo de eso que me
pides […]. No tengo palabras de consuelo…». Es cierto, tal vez
yo había sido demasiado blanda al plantear ese texto como pauta.
Quizás –contagiada por un ambiente de cierto sentimentalismo
facilón, contemporizador y complaciente, que abundaba en las
redes por aquellos días, cuando la consigna parecía ser animar,
aplaudir, infundir optimismo en la gente– había cargado más las
palabras hacia la esperanza y el consuelo que hacia el dolor y la
rabia, la catarsis y el grito. Pero también yo sabía que «la litera-
tura debe ser un hacha para el mar congelado en nosotros», como
decía Kafka. A veces una sacudida, un poema trágico, triste o
pesimista cumple un papel de consolación o compañía, esa catar-
sis que los griegos sabían administrar de forma terapéutica con
sus tragedias. Entre los poemas recibidos para este proyecto los
hay de todo tipo, optimistas, pesimistas, o incluso cabreados, in-
dignados o heridos o esperanzadores. La consigna fue de absoluta
libertad con lo que cada uno quisiera enviar, pero todos cumplen
un papel esencial de acompañarnos, consolarnos, suponen una li-
beración o una purificación de nuestras emociones.
18
los que nos muestran el lado más triste de la existencia, cumplen
un papel esencial en la gestión de nuestras emociones y resultan
experiencias liberadoras. Y aunque es algo que se muestra en todo
su esplendor en el lenguaje poético, sucede también en otras artes,
pensemos si no en la luminosidad positivista de Sorolla o de Miró
de un lado y en la tristeza y las tinieblas de las pinturas negras de
Goya o del Guernica de Picasso, de otro.
19
nización a la que puede llegar un ser humano; o tal vez sea uno
y lo mismo y como dice Zagajewski «quien pierde el sentido de
lo sagrado pierde el sentido por completo». Cuando Adorno hace
esa afirmación tan rotunda no parece que conozca el que será uno
de los libros esenciales de respuesta a esa barbarie: Todesfuge (Fuga
de muerte, 1948), de Paul Celan, libro marcado por el asesinato
de su madre de un tiro en la nuca en un campo de concentración
nazi y por el daño que el nazismo había infligido a toda su fami-
lia y a él mismo. Adorno rectificaría aquella respuesta en 1973,
tras leer entonces, confesaba, el libro de Celan, admitiendo que
«el sufrimiento tiene derecho a expresarse y el torturado tiene
derecho a gritar». ¿Pero solo se puede escribir desde el grito y
el sufrimiento?; eso era lo que parecía sostener también a finales
de los años cuarenta Bertolt Brecht cuando escribe en el exilio
su poema «A los que vendrán después», que comienza con esa
referencia a Hölderlin: «Realmente vivo en tiempos sombríos»;
ese poema brechtiano que dice: «¡Qué tiempos estos en los que/
hablar sobre árboles es casi un crimen/ porque supone callar sobre
tantas alevosías!». Muchos de los poemas aquí recogidos demues-
tran que también es posible escribir sobre árboles sin que sea un
crimen y que a veces la belleza se pone aún más de manifiesto en
medio de la adversidad, como ha sucedido, por ejemplo, con la
naturaleza, floreciendo libre en todo su esplendor, incluso en el
mes más cruel, ese abril eliotiano en medio de la pandemia.
20
a una guerra, una oscuridad en la que parece que, lejano ya el
rastro de los dioses huidos, hubiera venido a instalarse entre no-
sotros un mal invisible y devastador en forma de virus. Como si la
amenaza del mal hubiera venido a ocupar el espacio abandonado
por los dioses, vacío desde hace mucho tiempo de otros valores
que no sean los puramente materiales. Tiempo sombrío este que
nos está tocando vivir. Y este libro quiere ser una respuesta a esas
preguntas de nuestro tiempo.
21
del pueblo, en la oscuridad de la noche, la gente le distinguía
desde lejos, y no se tropezaba con él. Es más, cuando al pasar
le rozábamos la espalda, iluminaba el camino con la linterna
para facilitarnos el camino a lo lejos, muy lejos. […] Deseo que
mis escritos y yo seamos precisamente el ciego que enciende
una linterna en la oscuridad, para caminar en medio de ella,
utilizando esa luz limitada que al alumbrar hace posible que
la gente distinga esa misma oscuridad, con el fin de evitarla y
escapar de ella. […] Mientras ese ciego pueda ir informando
del camino por la noche, al pasar rozándole los viandantes, les
alumbrará un trecho, aunque solo sea durante un breve tramo
del trayecto.
22
A poema abierto
Escribir en tiempos de pandemia
Rosana Acquaroni
25
Hemos entrado aquí
desmemoriados y juntos
como dos desahuciados
a los que les llegó la hora de vivir,
porque todo comienza
dentro de la sangre,
sin dar un paso más.
26
Pilar Adón
Aridez
27
y se va con su adiós de Casandra desdeñada.
Sin el peso de la alforja diaria
que nos convierte en mulas.
Piel de asno. Esa niña. Un ojito.
Dos ojitos.
Tres ojitos.
Dar la espalda y alejarse
por el sendero de los tulipanes y las cebras salvajes
silbando una canción inventada.
Las manos entretejidas. Harta de que mi definición
sea el miedo.
Mi acción, la inacción.
La creencia de que lo que se memoriza pasa a la carne
y lo que vive en la carne nos alimenta: Me from Myself–to banish–
Had I Art– (642)
28
Carlos Aganzo
La pulpa
29
Marta Agudo
El marco de la ventana
30
Daniel Aguirre Oteiza
insaciable pesa
esta inadaptación y aún
modula más preguntas
dentro
de todas las respuestas que recorren
lo real
como quien corre eligiendo
huir de claro
en claro
31
quién
responderá entonces por los suyos
entre los chivos que nos restan
para que no
que no expíen
otros aún por despertar
y salir ágiles
a cada encuentro
quién
por el espectro que se acerca
a este turbio espectáculo
de recordarnos
contemplando
a tantos correligionarios
aún entredormidos
32
Carlos Alcorta
Un accidente
33
Quien recompone formas
y amplia sus aptitudes naturales
restaura su destino, corrige esa injusticia
y de su ciencia emerge un yo curado.
34
Jesús Alonso Ovejero
35
Gonzalo Alonso-Bartol
De la desolación
Vuelvo al poema
–Me acaricia la luz como si fuera nieve–
en el que estaba antes
de que unos golpes me devolvieran al mundo
–pero también el poema se ha llenado de ruido y de tristeza.
36
Lucinio Alonso
Libros
Llegó el confinamiento
y de pronto entreabrieron
las olvidadas páginas sus pétalos
y libraron aromas escondidos,
fragancias encerradas
que llenaron de vida el tiempo muerto.
Perderse en el jardín
de los libros que esperan, rosaledas
desplegadas al sol de los hogares,
praderas donde brotan diminutas
margaritas humildes,
narcisos, mariposas y jacintos.
37
Fiesta de los jardines de los libros,
primavera de páginas fragantes.
Confinamiento y ensimismamiento.
38
Maribel Andrés Llamero
Pueblo salvaje IV
Tienen pan
y agua.
39
Celebran sin desaliento la alegría con licores.
Se abrazan.
Respiran.
Agotan el atardecer
y cuando llega la sombra cierran los ojos y descansan serenos
y sueñan
aguardando la vida
que retoña al sol.
40
Vicente Araguas
41
Beñat Arginzoniz
42
ni descifra tu misterio.
Pero la noche es suave,
la noche es suave como una madre desolada,
y en sus ojos azules el mundo llora su vértigo:
tanta belleza para morir más y más,
tanta belleza para seguir muriendo.
Es extraño, pero es cierto,
y el no saber nunca cuándo ni por qué,
y el no saber nada y seguir cayendo.
De qué combate desolado,
de qué oscuridad venimos.
¿Lo sabes tú? Te lo pregunto
mientras crece la cifra absurda del dolor
y una mano invisible nos empuja
como en una invitación desesperada
a participar de lo humano, de su ferocidad,
de su torpe alegría.
Te lo pregunto porque el dolor no tiene nombre,
el dolor es apenas una mano
donde un pájaro se posa o una flor se desvanece,
una mano invisible que señala
el cómputo horrible de los días.
El aire olvida los rostros
y todo sigue ardiendo debajo de la luz.
Por eso te pregunto de qué esperanza venimos,
de qué combate desolado nos levantamos
para seguir cayendo,
te lo pregunto a ti que caminas
por los densos valles de sombra,
y eres como una flor sin esperanza,
te lo pregunto una vez más
porque eres la última flor,
la última rosa frente al rostro interminable
de todas las ausencias.
43
Edda Armas
El carrusel se detuvo.
44
limpiando instantes
rostros y voces añoradas.
Desinfectemos
cada espacio
cada mano
cada alimento
cada aversión
toda manía
también los mapas
cada ruta venidera
y soltemos lo inútil.
La mirada vuelca
en actos solidarios.
45
todo intento de toque
para ganar una acción mínima al día.
Huellas de vida.
46
Carlos Aurtenetxe
Del don
de la belleza, de la putrefacción de las manzanas
diré el capricho de la gloria,
del amor,
y la canción de sus esclavos,
y el sabor ácido, sublime, de la injusticia de los campos
al azar,
en su quebranto,
como un vaho dulce,
bajo los nombres inventados de la tierra.
47
Subhro Bandopadhyay
a Octavio Paz
48
Jorge Barco Ingelmo
Razón de un vuelo
49
Juan Barja
1.
En la arena del sueño, floración.
Giro seco, la cuerda, su hemisferio.
la puerta,
su deriva.
2.
Agua, plata fundida por el sueño,
fría voz del espejo,
luz de sombra.
3.
La palabra: carbón.
Danza el sonido,
silba, alienta, la rueda y,
de su eje,
el espacio se queja
–temblor puro–.
50
Gira el viento –la rueda–,
el aire, el arco,
núcleo oscuro, respira y,
en su origen,
51
Noni Benegas
Obra
52
Víctor Bermúdez
Circumambulatio
53
Isabel Bernardo
54
Abro mis oídos a la soledad y a las distancias para escucharlas.
En la intemperie de la encina un cuco de marzo
desbasta
sus incipientes gorjeos.
En pocas horas lo conseguirá. No hay pájaro
que le niegue su pulmón al sol.
He de salir aprisa en busca del aire con las palabras
y regresar
con un himno de incienso y luz para las gentes.
55
Leire Bilbao
Era un mañana normal y corriente
56
Ana Blandiana
Elegía matinal
57
Coral Bracho
Hoy
58
Pureza Canelo
59
En la retirada me muevo ya como pez que conoce los secretos de las
algas para el ocultamiento y segura desaparición.
60
Marcos Canteli
Falling Skies
61
nuestra narrativa mejor
dibujitos
voy a dibujarte a ti
62
Natalia Carbajosa
Presente
63
Miguel Casado
64
Francisco Castaño
1
Una sociedad que tolera
Que sea negocio la salud,
Es una sociedad enferma.
2
Se ve que, como son pastores de almas,
No les importa el cuerpo,
Y al ser su reino de otro mundo, pasan
De lo que está ocurriendo.
3
O bien no ve o finge que no ve.
La fe no existe sin la mala fe.
65
4
Con el dinero que se dio a los bancos
Para saciar su aurívoro apetito,
Habría para más de veinte años
De Ingreso Vital Mínimo.
5
A quien de esta crisis
Quiere sacar fruto
Y en fracaso ajeno
Cimentar su triunfo:
6
Nada se ha conseguido todavía
Si no lo defendemos cada día.
66
Julia Castillo
[…]
Pero el mosaico de nombres
no vale:
los pétalos en torno a la rosa
no son la rosa–
ni por eso.
Cuando la continuidad rosa-pétalo
se quiebra–
y la rosa que permanecía
atenazada
por la espina–
nos descubre
que aquello que la está matando
son las volutas invisibles
del verdadero gusano–
que es su olor–
o sea, que es en las fauces
del perfume
que la rosa muere–
entonces manifiesto:
no sé cómo escribo.
… Ni lo sonoro–
puede transcribirse:
únicamente se «reescribe»
lo sucesivo.
Es solidaridad
con la forma.
67
La expresión
tiene su origen
en esa escucha–
que es preciso rasgar–
no en hoja de papel.
Dónde quedan
La cabaña–
el mantel, la hoguera
sino a punto de extinguirse–
de ir a formar parte del
total holograma
–en el orlo extremo–
de uno de los muchos
universos de ahí fuera-
huérfanos todos […]
68
Antón Castro
El faro
Yo he vivido en un faro
casi una década entera.
Es algo más que especial, indefinible.
Respira el mar con su bramido en tu aliento,
muy dentro, como si te hubiera poseído,
y derrama sueños y sacudidas en tu cabeza.
Estás ahí, en el promontorio, ante la fiera espuma
viendo los barcos que avanzan, las aves celestes,
el paso incesante de las nubes y sus caprichos.
Estás ahí y juegas a distinguir todos los vientos
y la intensidad de los olores,
calibras las distancias, la transparencia del agua,
el ritmo de las corrientes.
Y te gusta mirar a lo lejos, adivinar ciudades,
otros faros que abrigan de la soledad de las tormentas,
te gusta observar y medir el temblor de las mareas
e imaginas que reconoces a los marinos:
a esos capitanes intrépidos y soñadores
que persiguen, casi por igual, la aventura,
la libertad y los bancos de peces.
Cuando cae la tarde, con el corazón henchido
de presagios, se enciende la linterna
y gira una y otra vez sobre sí misma
como si reconociese su rotación y su latido.
Ya de noche, el faro es el guardián, el centinela
y el protector contra cualquier inclemencia.
Todo se vuelve enigmático y no hay luz más sagrada
que la suya para la oscuridad del alma,
para iluminar a todos aquellos que faenan
o pretenden ese puerto de paz que es
la antesala del amor, el largo camino a casa.
69
Juana Castro
Santuarios
70
Luisa Castro
La percepción
I.
La percepción
de muchas cosas
prescribe
de golpe se desvanece
la opinión
el escudo que protege el corazón
cae
71
Jeannette L. Clariond
tú
mirabas
y tu mirada amarilleaba el horizonte.
Lejos flotaba la casa.
72
Ben Clark
73
que había terminado todo aquello.
Que había terminado la película.
Y padre abrió champaña y madre abrió
las ventanas y yo
regresé a la pequeña biblioteca
pensando en si debía
escribir o leer.
Alguien tocó la puerta. Era mi hermano.
Vente al salón, me dijo,
que quieren que veamos una peli.
74
Marga Clark
La ira del mundo
tu cuerpo lacerado
por las heridas de un tiempo
perdido y humillado
la vida desmayada
en tu puño cerrado
Vislumbro el fulgor
el sueño
la penumbra
tu olor malva
Vislumbro lo insondable
lo indecible
lo recóndito
Me desvanezco en tu niebla
75
Antonio Colinas
76
Luis Felipe Comendador
Comerte con los ojos porque me están saliendo los dientes de leche
y aún no son cuchillos, pero son incisivos y alumbran el marfil del
proboscídeo que voy a ser en poco tiempo, ese proyecto anfibio
que abre sendas y no sabe cerrarlas, que pasta en los paisajes de la
carne siendo herbívoro y amo de su huella.
Comerte con los ojos porque hay hambre y los pastos escasean por
la falta de lluvias, porque hay necesidad y aún me resta energía
en estos músculos ciegos que son como pistones o murciélagos.
Comerte con los ojos porque hay que morir solo y una nostalgia
verde se hace trama en las uñas como un viento.
77
Comerte con los ojos porque debo asombrarme antes de merecerte…
y cribarme la voz y espantar a los pulpos que duermen en el pozo, y
limpiarme de muertos, y hacer eucaristía pagana del reflejo.
Comerte con los ojos y buscar que me ignores para saberte cierta,
y mirarte yaciendo con un candor de hormigas, y sentir tu doblez
como un impedimento de jabón y de agujas.
Comerte con los ojos, y luego con las manos, y luego con la boca
cansada de vigilias.
78
Celia Corral Cañas
79
se deja alimentar por la injusticia
y duerme dulcemente por las noches.
La parte afortunada de este barco,
las grietas que camufla su ignorancia.
La fuerza que decide las noticias
e impone qué sucede hoy en el mundo.
Los porqués sin respuesta, la exigida
costumbre a tener miedo en las tinieblas.
Nosotros, que también somos vosotros.
Nosotros, ojos cómplices, testigos.
Nosotros, los castillos en el aire.
Nosotros, un sonido disonante.
Nosotros, los de siempre, los de ahora:
la primera persona del plural,
los mundos potenciales del pronombre.
También somos aquella primavera,
el sol al que gritamos indignados,
la lucha que eclipsaron los relojes.
También el escenario entumecido
que observa con paciencia el espectáculo.
También la intersección de laberintos,
también la incertidumbre entre nosotros.
Las manos que reprimen otras manos,
las voces que silencian otras voces,
los labios que se expanden lentamente.
El esfuerzo invertido en el agrado,
las horas dedicadas a ser otros.
El vértigo a los pies de la pirámide.
Las alas que nos llevan a otros mundos,
el lúcido optimismo ante el ocaso,
los sueños sin paredes, el color
del paladar incierto del futuro.
El cuerpo que abandona en este instante,
sus últimos impulsos, sus inercias.
Nosotros somos todos, somos nadie.
80
La lágrima que cruza tu paisaje
derrite las escamas del planeta,
enciende aquel recuerdo del gigante.
Por eso, por favor, cierra los ojos.
Nosotros, que ahora no somos tú y yo,
tampoco este lugar, este momento,
ni aquello que nos une y nos aleja,
cerremos nuestros ojos a la vez:
el mundo se estremece en nuestros párpados,
si late significa que vivimos.
81
Luis Correa-Díaz
82
5 # y en traducción al antiguo modo, esta es una de las mías
–la más larguita de todas y que estará en la página 72 del
manuscrito de mi último libro–, y la dejo aquí para que no se
piense que era embuste de la historia nuestra nueva lengua,
vagido todavía resonante en la pradera, siempre orientado al
padre/madre que son al unísono el incipit y el excipit de todo
lo que hemos discutido sin cesar como especie desde nuestro
origen:
83
Luis Alberto de Cuenca
Mientras duermo
para Alicia
84
Ramon Dachs
Volare
a Ebe
Nuesa desclosa
Com pètals oberts
On l’aire es perfuma
Distès assossec
Nodrint un disturbi
D’efluvis carnals
*
Desnudez expuesta
Como flor abierta
A los cuatro vientos
Distendida calma
Que nutre un disturbio
De efluvios carnales
*
Freschezza sull’erba
Allegro volare
85
Ignacio Dávila
86
Fernando Díaz San Miguel
Éxodo
87
Jordi Doce
Cuarentena
88
Alexandra Domínguez
89
He pintado esos pájaros, les he puesto saliva de Ana Karenina
[para que respiren en el amor,
les he dado migas de linterna para que busquen a Mandelstam.
La necesidad de los pájaros cruza cada mañana el horizonte de mis bastidores,
van hacia La Meca a teñir de amarillo las alcobas de la tiniebla,
cruzan las estepas de Mongolia con una pestaña de caballo en el pico.
Los pájaros que he visto viven en los lienzos de lino, traen semillas de violetas
en el corazón, guían de regreso a la felicidad los trenes con destino a Liberia.
Los pájaros que digo dicen palabras al oído, van a Pekín y se acuestan con el
emperador,
van a Roma y escriben los epitafios de quienes no han nacido para morir.
He visto pájaros en el Louvre y he visto pájaros en la aldea donde nació mi
[padre,
pájaros zen y pájaros sufís, pájaros sobre la cruz de Tápies
y solitarios pájaros destinados a la salvación por San Juan de la Cruz.
He pintado abismos, esferas, laberintos, he dibujado seres y consultado
[manchas,
he visto lo que he visto: adiós naturalezas muertas, bienvenidos pájaros.
90
Diego Doncel
91
Fue entonces cuando oí algo respirando allá afuera, en los patios
traseros,
junto a la ropa tendida hacía mucho tiempo por mi madre,
junto a aquella forma suya de limpiar la casa y ordenar
el mundo como si con ellas pudiera detener la historia
y el miedo, las catástrofes personales y la diaria expulsión del
paraíso.
92
Alejandro Duque Amusco
93
Ignacio Elguero
La tierra apagada
Si se funde la luz
¿qué ocurre con el globo de mi cuarto?
¿Cómo se queda el mundo
si se funde la luz
de su fachada?
94
¿Qué sucede si el mundo,
de pronto, sin saberlo,
se nos muestra tan frágil
como esa esfera negra,
sin luz, de la repisa?
95
Marta Eloy Cichocka
96
Asunción Escribano
Certeza
97
Santiago Espinosa
Balneario de Gellert
98
José Fernández de la Sota
Balcón de abril
99
Nacho Fernández Rocafort
Lluvia de otoño
Sierra de Fates
Winter in Boone
Islas Cíes
En tren a Toledo
leyendo a Snyder
pensando en Cervantes
100
Dulce es el recuerdo de los amigos muertos
Epicuro de Samos
La lluvia de otoño
es igual a cualquier otra lluvia,
húmeda y desagradable.
101
Antonio Ferres
102
Rafael Fombellida
103
Belén Gache
La ventana de Hölderlin
104
Antonio Gamoneda
Quise ver los manteles asediados por sombras, las cremas sobrantes, ya
fórmulas infecciosas, la grasa blanca de los rodaballos, las hebras frías de las
reses viejas, los frutos mordidos.
Y los ornamentos arruinados:
105
máscaras, alimentos benéficos, música y lujuria extinguidas,
106
Concha García
Amarillo pálido
107
Ernesto García López
Ni lamento ni verdad
(pero)
108
Luis García Montero
Presidente Trump
109
Francisco García Olmedo
para Pilar
Millones de seres
incontables especies
nos habitan
existen en ti, en mi
en el gran Sarvashura
sin hacerse notar
sin que sepan
o se sepa su nombre, tantos
como los granos de arena
del gran río Ganges
diez por cada célula viva
que podemos llamar nuestra.
110
cómo o cuándo llegaron
dónde su norte o su sur
por qué tan varios los climas
y los enclaves, o si su mundo
es uno más entre otros mundos.
Para ellas, tú, yo,
el gran Sarvashura, somos
indiferentes universos paralelos
donde, ignorantes e ignoradas
fieles su destino cumplen
siempre iguales a sí mismas.
Tu espalda, amor
no es un desierto
bien lo saben mis labios
que con tanta frecuencia
en ella se perdieron
dejando tenues rastros
de vida sin tragedia.
Vivo en mí persiste
tu sabor a playa
tu vocación de duna.
Millones de seres
incontables especies
111
ángeles que nos guardan
personales demonios
cobijos de nuestras almas.
Si somos sus universos
¿cuáles son los nuestros?
¿Vivo yo en el tuyo?
¿Qué monstruos nos ignoran?
¿A cuáles ignoramos?
112
Olvido García Valdés
113
María García Zambrano
La ira
solo un día
de atravesadas horas
y luces que se enciendan
(rojísimas las luces)
y sean bestias
escupiendo
sobre los mausoleos
114
Sergio García Zamora
115
José Luis Gómez Toré
116
5
117
Juan Antonio González Fuentes
118
Juan Antonio González Iglesias
Lo sencillo
119
Ángel Guinda
Identidad
¡Y cuando salgas de ti
regresa siempre a ti!
120
Menchu Gutiérrez
121
Abdul Hadi Sadoun
122
Fermín Herrero
Annie Mae
(Fotografiada por Walker Evans)
123
Si has traído el candil y me has puesto
delante de la lumbre recién echada
bizcochos grandes sin tostar,
guisantes con tocino, huevos fritos,
mermelada de moras y cuajada;
si me das de comer, por qué te apartas,
por qué callas y no me miras,
por qué lloras tantísimo;
debiste ser hermosa, Annie Mae.
124
David Huerta
Apuntes del tiempo oscuro
1
Bravura y perros
detrás del cubo
de las matemáticas.
Bravura y navajazo
debajo del cerrado
círculo de la droga.
Bruma de filos
cerca de las
cortinas
de lumbre.
Verdes alientos,
magia
de la embriaguez.
2
Al borde de la neblina
he de salar estos ojos
en las llamas.
3
La transparencia envuelve
y amordaza:
125
estanque de sangre
y frío.
4
Vértices de las vicisitudes en un círculo de sándalo.
Elogios como nísperos en los labios del oficiante.
Rasante huella de una sombra de rosa.
Abundancia de rizos indirectos y perfumados.
Fogosidad de las palabras que callan.
Desintegración de una selva en la arista del vaso.
Reflejo de un fantasma a través del humo de un desmayo.
Mendrugos transformados en cálices.
Cada cosa encerrada en los pulsos helados del olvido.
Cada centelleo de una viscosa negatividad.
Cada luz de estallido con un sabor de jazmines.
Cada desunida desecación en el fósil sonoro de la mañana.
5
Resistencia en la luz que de puro almendrado
inundaba tus ojos. ¿Resistencia de qué, resistencia
a qué? Eso me preguntabas con la impaciencia
de los iniciados más hirsutos.
126
Francisco Javier Irazoki
Aguadores
127
Yolanda Izard
La casa cerrada
128
Desde el pasillo de mi casa, se llega
a China, a Australia, a los Cárpatos:
abro un verso y piso una calle en Cancún,
remuevo el arroz en una choza de paja,
doy a luz a un niño mestizo,
busco alimento para mis gallinas en los maizales.
129
Clara Janés
Torna Zefiro
130
¡Que pase todo,
sí, que llegue la ansiada hora!
Que este rincón alcance su plenitud
y mi pie sea el de la primavera
y me acompañen las tres gracias …
20 de marzo de 2020
131
Darío Jaramillo Agudelo
Desollamientos
132
Flora Jordán Ortiz
133
Enrique Juncosa
Thanatos
134
Las cosas sugieren
que el mundo
es un lenguaje cifrado,
y que posiblemente seamos
membrana
entre el día racional
y luminoso
y la noche de las imágenes
celestes.
El día se acaba:
crepúsculo de oro.
135
Raquel Lanseros
Inmunidad de grupo
136
Pedro Larrea
Principio
137
Rosa Lentini
Lo mínimo
138
pero real
la caída diminuta del Ícaro de Brueghel
entre montañas
y en un tercer plano
las breves pinceladas de piedras
formando un túmulo
sesgado y escondido
en su recuerdo
139
con la exactitud descriptiva del poeta
En cada célula
en el esperma
encuentra la ciudad
y en la noche que fuimos el cerebro
que se rompió y el sueño
más sublimado
Mira los mitos generarse a partir
de un deseo o un temor
140
hicimos un pacto con la palabra
nos comprometimos
y la tierra es hoy un ejército global
y un mar que se evapora
somos el aria del Pescador de perlas
y el dúo de la Barcarola de los Cuentos
de Hoffmann
el vuelo de la memoria y el sedimento
141
Marta López Vilar
El árbol
Miro el árbol bañado por el sol. Miro sus ramas, sus hojas, cómo sus raíces
salen de la tierra. Amanece y nada parece acabar nunca. Todo desde su
principio: el viento, el pájaro pequeño que me mira desde el árbol, la
hierba que crece alrededor. Acerco mi mano hacia la luz del sol entre las
ramas. Es como si pudiera acariciarlo. Me quedo detenida bajo el árbol.
Todo cabe en esa luz atravesando las hojas. Todo cabe. Todo cabe en mis
dedos. Mi nombre, de repente. Mi corazón, de repente. Hermoso árbol
que no conoce la noche, cuida de mí.
142
Pablo López Carballo
Si de repente
Si de repente
hablo y digo cosas raras
espero que estés aquí
hasta que ya no queden plantas
y los cristales sean migajas
de invierno por los que ya no pasa
la luz.
Si voy de un lado a otro
dando vueltas sobre las vueltas
y sigo pasando
de un lado a otro
sin el sentido que tú
le puedes encontrar a las cosas vivas
ya sabes lo que puedes hacer
si ya no sientes piedad
y los gestos son grandes
ovillos sin un hilo
del que tirar.
Lo entiendo y
ahora
empecemos de nuevo.
143
Jesús Losada
Fumando chinos
144
Javier Lostalé
Pensamiento
145
Antonio Lucas
146
María Ángeles Maeso
¿Quién es se?
147
Chantal Maillard
De milagros y espantos
148
Más fortaleza se requiere
para aceptar la parte que nos toca
en el baile de máscaras del universo.
Existir es el nombre que le damos
a un instante en el proceso
de algo que no nos pertenece.
Pero todo
lo que no comprendemos nos espanta.
Imaginen un tiempo
en el que los humanos recobrasen
la sabia compostura de los árboles
y entregasen al fuego la razón mercenaria.
Imaginen.
149
María Maizkurrena
Las ventanas
150
Ojalá este sonido
nos deje su sabiduría
para que no olvidemos que todas las cosas están unidas,
que un hombre solo, una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo, no son nada.
151
Mercedes Marcos Sánchez
Fuera de mí florecen
los tallos de la luz.
Al fondo
de tanta soledad se abre
una palabra en espiral que asciende
desde el hueco, la cicatriz de los abrazos.
152
Joan Margarit
Poesía
153
Pilar Martín Gila
154
Leonor Martín Merchán
Sembraré de flores
las estelas blancas
alargando brazos
hacia tu destino.
Despertares nuevos
vestirán los días.
La exuberante Primavera
invita a reflexionar.
Inmejorables lienzos
dibujarán los campos
Respira!
Escucha!
El maravilloso concierto
de sonidos al natural.
Siente el tacto
de tu piel desnuda,
acunada en cantos
por la madre Naturaleza.
155
Viste de hermosura
el intocable Ser
de tu espíritu
Planta semillas
de dorados trigos
en la palabra ardiente
de tus sentimientos,
sembrando amor...
y se alimentarán barbechos
en el nuevo despertar
hacia el mañana.
156
Yaiza Martínez
De vez en cuando dirán que algo se ha movido bajo la lluvia de sol que
[calienta el
recodo.
157
Juan Carlos Mestre
Si esperabas
158
si como quiera que fuese esperabas diamantes bajo las lechugas
falsa madera sobre la que se desangra el bautista aliento a colum-
na disociación de lo melancólico repite conmigo no hay infinito
no hay imaginación en la temperatura si esperabas un tenderete
bajo las cebollas el karma de buda la asnilla ponedora la hiel
mal doblada si esperabas a los borrachines que aún duermen al
panadero que todavía no se ha levantado si esperabas tórax musa
cerezos para tantas tumbas ligeros ángeles sin culo si esperabas
poner tu cabeza en mi hombro acostarte con petrushka bajo la
sábana santa las vacas color vaca la armada de wellington la sífilis
cosas por el estilo
159
si esperabas chatarra de rana y chucrut para las gallinas si espera-
bas una bella idea perdida una luna envasada al vacío el honesto
episodio en que dante abandona la oreja de centeno de la cam-
panera si esperabas hocicos de piedra pómez un guardaespaldas
en el termostato de los periódicos al hombre bala que atraviesa
sin mirar el cerebro la partícula del poeta dientes de pan para
las truchas si esperabas la inteligencia biológica de las hadas de
fátima poemas convulsos poemas verdaderos extenuados por el
cinismo si esperabas la anatomía de la superstición a los carni-
ceros del santo oficio al adolescente que se enfría en la morgue
si esperabas bajo la carpa del circo al hombre simultáneo a los
interferidos por el fulgor de dios a los bromurados por el silen-
cio a la puerta de los cementerios de monos no aceptes el ofreci-
miento no dejes de aceptar ya estas lejanas palabras aunque sea
a regañadientes
160
Luna Miguel
161
en el reto del amor y en el riesgo de escribirlo
pienso mucho en el modo en que carson configura
nuestra educación sentimental desde que luna
robara su libro y lo trajera a casa
creo que si juntos hemos sido capaces
de edificar intimidad a través de poemas ajenos
no debería ser tan difícil volver a querernos
por medio del deseo hacia otros cuerpos
162
Eduardo Milán
163
era difícil no salir del mundo
la cresta altiva en crisis plena
salir de la realidad para no salir del mundo
el gran montaje del reflejo «la realidad, lo que refleja…»
el caballo está más solo que nunca
desde que está abolida la palabra nunca
164
Itziar Mínguez
165
de metáforas y aliteraciones
porque todos estábamos condenados
a morir de poesía
y aceptar como simples mortales
nuestro feliz destino
166
César Antonio Molina
167
«Si digo que soy justo, Él me condena. Y
si soy inocente, Él me pone en la injusticia.
¡Soy inocente!». Soportar el dolor, pero no
la conciencia de haberlo merecido.
Y cuando dejamos de creer en Dios,
no queda más remedio que creer en los seres humanos,
y entonces descubrimos que era más fácil
estar con el padre que con los hermanos.
El principal mal es el haber nacido.
De él se desprenden todos los equívocos,
todas las injurias, todas las escaramuzas.
¿Job el primer ateo? ¿Job el primer polígamo de Dios?
Está contra Yahvé, un abusador de sus poderes,
pero no contra el futuro Redentor.
Yahvé atormentó a Moisés en el desierto,
ambos quedaron en el éxodo de ellos mismos.
Job se quedó sin a quién quejarse, se quedó
en el espanto del silencio. Capituló: mejor
estar mal acompañado que en compañía de uno
mismo sin remedio. Y vino la calma,
y el doble de venturas que nunca pueden compensar
el error de haber nacido para volver a ser un nonnato.
Únicamente la fe puede ser sometida a contradicciones que
tienen que parecer absurdas a la razón.
¡Dios de la razón!¡Dios de los filósofos!¡Dios de los poetas!
Dios quiere eliminar el mal y no puede (no lo es).
Dios puede y no quiere (no lo es).
Dios ni quiere ni puede (no lo es).
Dios quiere y puede hacerlo (¿por qué no lo hace?).
¿Quién garantiza a los poetas el viento inefable,
como antes a la religión? Ellos mismos se confunden en la
imaginación. ¿Para qué escribir sobre algo que antes
se ha comprendido? La poesía solo puede rebasar la
realidad de este mundo. La poesía no busca la libertad
sino su ilusión. La libertad es la mentira en la que
se basa un orden del mundo. No somos descendientes
168
de Adán, sino discípulos de Job. Y no le llevamos ninguna
ventaja. Mejor sería no haber nacido: ateísmos, agnosticismo,
apostasía, herejía, nihilismo. Nietzsche rogó, encarecidamente,
en carta a un amigo, que todo lo que había previsto
fuera una equivocación, un error, un desvarío imperdonable.
Pero la realidad no lo refutó. Mejor no haber nacido,
pero aquí estamos como estuvo Job, y ya nos conformamos
con lo que tuvimos. El miedo y la musa velan.
El miedo y la musa hacen guardia y se relevan.
¿Dónde, entre las arenas del desierto, hay ciudades
desiertas donde florecen las hogueras color frambuesa?
Y el viento asfixiante que ni los glaciales enfrían.
Y el frío glacial que ni las pirámides detienen.
Ya es demasiado tarde: el tiempo y el espacio están
siempre en fuga. Y el poema, una metafísica del adiós.
¿Dónde, entre las arenas del desierto, hay ciudades
desiertas donde florecen las hogueras color frambuesa?
El miedo y la musa velan.
169
Ángeles Mora
Siempre es domingo
No hay reglas
que no pueda romper:
yo soy la autoridad,
el brazo de la ley.
170
Hugo Mujica
171
MAMS [Miguel Ángel Muñoz Sanjuán]
[ :memoria: ]
•:puntos:••:negros:•••:territorios:••••:ocultos:•••••:per
didos:••••••:&:•••••••:reencontrados:••••••••:lugare
s:•••••••••:en:••••••••••:esa:•••••••••••:novoz:••
••••••••••:imperfectamente:•••••••••••••:sombra:••
••••••••••••:en:•••••••••••••••:ese:•••••••••••
•••••:incómodo:•••••••••••••••••:paisaje:••••••••
••••••••••:intangible:•••••••••••••••••••:víctima:•
•••••••••••••••••••:&:•••••••••••••••••••••:diá
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•••••••:el:••••••••••••••••••••••••:que:••••••••
•••••••••••••••••:nada:•••••••••••••••••••••••
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•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••:de
masiados:
175
Luis Muñoz
Mala conciencia
Veinte segundos.
Estoy al sol,
junto a un parterre roto,
después de haber rastrillado
las hojas secas, que brillan
como un montón de clips.
En torno, un aire
de anillos tibios.
Es jueves.
Mediados de abril.
2020.
No sé por qué,
con razones de sobra
para estar preocupado,
me siento, desde una estría
nueva, conforme.
176
Felipe Núñez
177
Jon Obeso
ofrenda
también
las ceremonias y rituales que apaciguan
la cólera de los útiles
aquí
los infantes resumen el aire en una implacable cinética
confieren el don de la esfera
a cada vientre
cada una de sus manos alberga un reloj de arena
a media tarde
con el descenso de los soles
congregan piras en las que aventar
los cuerpos desatados de las aves la olvidada sed de las esporas
178
y al fin cantan
acudan a mí la devastación
los temporales la
distancia
al fin el mundo repartido concreta y mansa intemperie
179
Marina Oroza
180
La soledad del corredor de fondo,
detenido
es una piedra a contracorriente
sonríe,
evita la meta.
Perpetúa el seguimiento,
evita la pena
de tener que empezar de nuevo.
La soledad no se va,
entra mas y mas,
en rotación espiral
trama su profundidad.
181
Esperanza Ortega
182
Eloísa Otero
Del escuchar a tientas
__________________
1
«Antigüedades», «Torso», en el libro Dirección única (1928), de Walter Benjamin.
Madrid: Alfaguara, Madrid, 1987.
183
No hay magia que valga.
Si marzo fue brutal, abril ha sido cruel
y vendrán más meses malos
–Ferlosio presintió que serían años–
que nos harán más ciegos y más malos y más tristes y más hoscos y más torvos…
escribe
por mis dedos
ahora que «ya nada se parece al país (al mundo) que dejamos atrás»:
__________________
2
Nota de la autora (a 10 de agosto de 2020): Con posterioridad a la publicación,
en mayo de 2020, de la primera versión de este poema en la edición digital de «A
poema abierto» (https://sac.usal.es/a-poema-abierto), y después de un comentario
de Ana Palomo sobre los mirlos de mi calle (que ella bautizó tiempo atrás como
Gómez y Salazar), estimo que aquí se ha producido, por mi parte, una «concesión
a la perversa herejía romántica», en el sentido que le dio a esto la poeta Eavan
Boland (en un artículo sobre la mujer poeta y su dilema); así pues, y sin que esto
suponga renegar de lo escrito, digo «NO a la romantización de lo cotidiano en
poético» (colocando en la picota al menos estos ocho versos y quizá también los dos
siguientes). Vale.
184
¿Qué somos al cabo y en medio de la vida
cuando se nos va de las manos lo que podemos ser?
(…)
Quizá todavía y siempre haya alguien en este mundo
(real, nuestro)
que se atreva a decir,
como Ullán:
«¿Qué es esto que yo no he sido?»3
__________________
3
Nota de la autora (s/d): La cita entrecomillada pertenece a José-Miguel Ullán,
la anoté un día sin la referencia exacta del poema, libro, entrevista, artículo…
en la que se inscribía, como lo oyes, así sin más.
185
Julia Otxoa
Visiones del confinamiento
De pronto se pararon todos los relojes y el día nos encontró cual estatuas
[de sal en medio de la niebla.
Y no supimos qué decir ni qué hacer porque los alfabetos habían
[sucumbido en una turbamulta de animales ciegos,
golpeando furiosos las frágiles puertas de la mañana,
y nuestros cuerpos eran apenas un poco de polvo en las manos del viento.
Las camillas cruzaban el cielo con su carga de fiebre,
con temblor de nieve se abrían los hospitales,
y el tiempo era una pequeña cáscara de nuez para el naufragio,
mientras voraz nos reclamaba un horizonte enfermo,
y los ataúdes rebotaban en el hielo
multiplicándose en la soledad y el abandono.
Hace tiempo, sí, que el monstruo vivía entre nosotros,
pero ciegos de baba y codicia lo ignoramos,
y ahora es la fragilidad,
emergen volcanes en las celdas de nuestras casas,
todo ha cambiado,
y navegamos lo diario
como un encrespado mar que no atendiera
nuestra ignorancia,
nuestra pobre brújula como rosa de niebla
en la ceniza.
Sin embargo, la vida llama, y espera
ahí a la intemperie,
que amemos fieramente
la luz rescatada del día,
porque solo un corazón en llamas
hará posible un nuevo nacimiento.
186
Yolanda Pantin
El castor
187
José María Parreño
Eurasia, 2160
188
Chus Pato
«Oes? o ascensor, baixa»
*****
«¿Oyes? el ascensor, baja»/ habló mientras se anudaba las sierpes del cabello// en el
bermejo más denso de la sangre bailas, es un hombre/ baja en el ascensor, lleva un espejo//
todos los días ella escucha/ todos los días él le siega la cabeza// es un acto inútil // desde
el escudo de la razón lo desconocido te clava la mirada// la verdad es un campo de minas
–agujerea cuanto roza– para el lenguaje
«lo desconocido / absoluto/ ella, está contigo/ sus ojos son los tuyos»/ habló mientras
retiraba un rizo y perfumaba las alitas que le brotaron en la cabeza para/ mejor verse y
bailar en el espejo
189
Alfredo Pérez Alencart
Permíteme decirte
que si el frío alambre del oscuro invierno
hiende sus oxidadas púas sobre tu garganta,
nada está perdido todavía.
Permíteme decirte
que así se flota como una estrella
cuya luz quiere ser robada. Así se aguanta
hasta el próximo diluvio. Así se aprenden
himnos que logran despertar estatuas.
Así tu sombra viaja todos los días
con los ojos llenos de pájaros y enigmas.
190
Tú, que sorbes poesía como medicamento del alma.
Tú, que tienes voluntad de seda y acero.
Tú, que deseas oír el zumbido de los cometas.
Tú, que sabes de alegrías y lamentaciones.
Tú, que aspiras abrazar todo aquello que mana del amor.
Permíteme decirte
que el firmamento no se ha gastado todavía
y que hay principio y hay continuación
en esta guía de viaje cuyo destino está más abierto
que los sueños.
191
Permíteme decirte
que la cita no está convenida
y que debes volver a podar los rosales
(como en el pasado, como en el futuro),
viviendo felizmente con la vida que te sobrevive.
Así es:
la vida es una historia contada por pastores
cuyo pregón genera temblor en nuestros pechos
y en el polvo profundo
y en el resplandor que nos resucita.
En este mundo
dientes viejos resultan las angustias,
y por ello,
para tu cuello,
elaboro con palabras balsámicas
este collar que sabrá
cómo calentarte durante el invierno.
192
María Ángeles Pérez López
193
José Pérez Olivares
El silencio
194
Cristina Peri Rossi
Elogio de la vejez
195
Puedo no trabajar
no levantarme de la cama
y no abrir el ordenador ni el móvil
porque ya no trabajo
ni consumo más de lo imprescindible
hojas de té lentejas un plátano y una naranja
libre para siempre de los ruidosos restaurantes y de los menús
baratos
o los restaurantes exquisitos
allí donde los pijos pagan fortunas
por la vaina de una arveja rellena
de gambitas o un helado
de prepucio de niño coreano
con jarabe de cerezas
196
Ángel Petisme
197
Alfonso Pexegueiro
Te oculto
Que estaba
Rodando
Por mi
Silencio
Cuando
Perdí los días
De contar
Más cosas.
Igual
No era yo.
Sino un
Cálculo numérico
Introducido
En el lenguaje
Por azar.
El azar juega
A veces
Con estas
Pequeñas
Traiciones
Sin que
Podamos
Variar rumbos
Y formas
Que nos hieren.
198
Herido.
Te oculto
Que algún día
En otro tiempo
Quizá
Fui humano
Sin ser.
Ahora no estoy.
Dudo
Que alguien
Fuese humano
En aquel tiempo.
Sin Escucha.
Tierra sin almas. Sin infancias.
Tumbas abiertas sangrando.
¿Qué hago aquí?
¿Qué hago aquí
Sin más luz que mi sombra?
Eran muchos los abandonados.
Y las aves levantaron el vuelo.
Es Amor, dijeron.
Te oculto
De contar más cosas
Amor. Te oculto…
199
Luz Pichel
botones
retales
briznas briznas briznas de ala de avispa
de jaboncillo de costurera
200
promete seguir viva
(hei danzar hei danzar hei danzar)
y la gente
que asoma la cabeza y habla sola
dice
necesitan calor
necesitan un poco de calor
(todo o mundo precisa un chisco de calor)
dicen las distraídas de los balcones.
201
Carlos Piera
202
Julia Piera
Pensamientos
de humanos diseñados
con número de serie.
203
Con antivirus.
Salir
réplicas del dios,
de la corporación del triángulo,
si solo vieras
lo que yo he visto
con tus ojos.
204
Encarnación Pisonero
205
Benito del Pliego
De la apertura
Hemos
capturado esta mañana,
replantando, bamboleado el
bambú, los ferns –helechos– y un
a enredadera local que
no sabemos cómo llamar.
Le pregunto a Carmen: ¿Sabes
cómo podríamos ave
riguar su nombre? No, she doesn’t
know, she thinks the plantas in the
patio look pretty. Cuántas pes.
206
duanas... que va de Expaña a
Nueva York. The x in Xpain
is mine, accepting, of course, that
I exist –«existir» con e
quis letal. El cierre de front
eras: la ex: donde hubo a
pertura ya no hay.
¿Recuerd
as la sensación de estar frent
e a la puerta y notar que ya
no hay llaves? Sentarse a esperar.
No tener dónde ir. Antes del
11-S se cruzaba
Barajas como si una se ad
entrase en un mall. Un mall se
miabandonado. Por ejempl
o, En el mall de Ciudad Juá
rez: los patinadores sobre hielo bajo el
único haz de luz, tchaikovs
ky –si no fuera por Google–,
y el mozo sentado, vestid
o de blanco, dormitando
sobre la mesa. También all
í hay retenes y debía un
a pasar –buenas tardes– junt
o a la patrulla, las amet
ralladoras, sus corridos
épicos, viva la heroica
Federal.
Encierro es esta in
capacidad de pensar; el
mundo –mental– está enladril
lado, confinado. Confin
ado significa confiar
207
en el hado, estar con el muert
o –eya, velar–, el fina
do; el coronado pone el fin
final ¿Viste como no es pos
ible ir más allá de este
mal, de este mall?
¿Cómo estás, ma
má? ¿Cómo estamos hoy? Pues aqu
í como siempre, a ver qué
voy a hacer. Confinamiento,
confinación. He salido a t
ocar las palmas, bueno no,
las palmas no, me duelen las
manos, yo cojo la bande
ja de los dulces de navi
dad, y la cuchara de pal
o que hace un ruido... Sí, mamá,
dale tú a la bandeja que
sepan que sigues allí, se
guimos aquí, aún estam
os vivos y bang, bang, bang,
big-bang, eso pienso.
A veces
me acuerdo de un Madrid donde el
sol se pone con un rojo d
escomunal. Los adoqui
nes del sueño, volver siempre a e
se lugar. El afluente
del encierro te lleva al Bo
lin Creek y allí metes, sin hab
értelo propuesto, los pies.
Es verdad que hay basura (plást
icos, plásticos, plásticos)
pero no tanta (la llanta
208
del coche, el sofá, un viejo bot
e de pintura) y los mosqui
tos este año nos dan treg
ua –distanciamiento social.
Llevamos semanas de un her
moso tiempo primaveral
que los tiene indecisos tod
avía, todavía un mes
y un mes y un mes más.
209
weird, un único haz, boc
a de luz, agujero neg
ro –de luz– que atrajese la n
oche, toda la oscuridad,
espacio-tiempo no hay, em
bocándola en el giro azul
del mural como si fuera u
na alarma.
Mantén la vista
más allá de lo visible.
Cegador. Seguir caminan
do, seguir, seguir caminand
o, en esto está todo: tod
o cambia salvo el cambio. Cad
a respiración es un act
o de amor –respirador–, la
respiración un acto col
ectivo. Inspirar y espir
ar. Abrirse hasta no abrir más.
210
José Luis Puerto
Sostenerse
211
Vicente Quirarte
Luna de primavera
212
Benemérita
A Vicente Gallego
213
Esther Ramón
214
Miriam Reyes
215
Sofia Rhei
216
Isel Rivero
217
Emily Roberts
Novicias
218
Lucrecia Romera
Leteo*
Soltados de la mano
pródiga del arco,
de su señal celeste,
ejercemos la devastación de la
memoria por fuera de los sueños.
Y olvidamos en rincón ominoso
nuestra partícula de oro,
la humildad del pasto
mecida por los vientos.
El murmullo pre-natal
del agua que corre entre las
piedras dejamos de escuchar.
La sombra en el verano,
el fuego en el invierno
sustrajimos de la fuente del tiempo.
Olvidamos la luz
nacida de la palabra
luz, el gesto
presocrático,
la rotación terrestre.
Desmalezar antes de la
cosecha.
Penoso y lentísimo ejercicio
aniquilar los bienes de la Tierra,
su abismal horizonte
corroído por una secreta
219
enfermedad que sólo la flecha
celestial desprenderá del pecho
de las mujeres pensativas,
del pecho de los turbados hombres
hasta que la reminiscencia
se vuelva claridad
y nos recuerde la señal
oculta de ese arco
que incandesce
en noche indescifrable.
__________________
* Leteo: en la mitología griega Lete, náyade que personificaba el olvido, es
uno de los ríos del Hades, que provocaba, al beber de sus aguas, un olvido
completo.
220
Ana Rossetti
El equilibrio
221
Charo Ruano
Después
A partir de entonces
se sucedieron las idas y venidas
siempre por mi parte
Tú parecías anclado a tu mesa
a tu silla, a la casa.
222
II
223
Fanny Rubio
Ave María
Mi quitamiedos
retira con su junco derecho los despojos
de jeringuillas, mechones de cabello bañado en púrpura
y cigarrillos engañosos
y no pierde ocasión de recordarme
que la próxima vez no va a venir.
Llega tarareando un concierto de Schumann
y busca en mi tiniebla
una bolsita de crochet granate,
cuya presencia, bajo mi colchón,
he de reconstruir con toda credibilidad en tres segundos.
Pero a él le funcionan otro tipo de alertas
cuando despliega un plano
en donde desfallecen
arcos partidos y arenas llenas de metralla
y fragmentos de lienzo
y un Hércules llevado en la ebriedad
por sátiros y ninfas
y hace balance en decenas de mil
de nuestros muertos.
Su entrecejo resiste mi exigencia
con el desdén de quien no me ha de tomar jamás en serio.
Busca en mi hombro desnudo con precisión oftalmológica
y hace continuamente milagritos para que el calcio pase a mi osamenta.
Alguna vez, cuando lo veo entrar enojado, perseguido por un compatriota,
finjo que me desmayo
para que lance una mirada en mi provecho.
Enseguida murmuro
que en veinticuatro horas abandonaré el campo
en el que esconden sus compañeros naderías
224
hasta ganarle un pleito por la dorada picadura
y antes de que me diga que se marcha
hago un esfuerzo por perder los estribos
al escuchar que ordena a la enfermera
que no me dé, en adelante, fuego.
Después de estos sucesos
mi quitamiedos mulle la almohada con sus guantes de plumas;
no me va a regalar más balas blancas, ya lo sé,
tiene vacíos los cuencos.
Pero le sigo el pómulo cada vez más patente
mientras él supervisa desconfiado
mi antebrazo para que no se me desmande
y tira seriamente de mi raíz,
sube a mi muerte a flor de labio,
me deja una caricia de pulgar
y una escena violeta bajo el párpado
y logra seducirme, hasta la tarde, con una cápsula amarilla.
225
Nuria Ruiz de Viñaspre
5Generaciones
226
Lo que hay construido entre ambos es eso. Una ilusión.
Una ilusión dibujada que una mañana cualquiera se difuminará.
Ya lo dije en un poema.
Nada de esto existe.
Arden las ciudades y los pueblos.
El carro de heno ya no es carro ni es heno.
Todo son jardines arrasados.
Todo salvo los pájaros es una ilusión.
Una construcción mental que levantamos con nuestras infantiles
[manos.
Manos que han deshabitado un planeta habitable.
227
Trinidad Ruiz Marcellán
La otra resistencia
228
María Clara Salas
Dies Irae
229
Eloy Sánchez Rosillo
La llovizna
230
Antonio Sánchez Zamarreño
231
Marifé Santiago Bolaños
232
Marta Sanz
233
O nos devuelve
una humanidad
serena, absoluta y agria.
Como abismo.
Y tenemos, no la fe,
sino esperanza
234
en que nuestras raíces
también sean voladoras.
235
Blanca Sarasua
Sin jaula
Para Vicente González Sarasua
236
Jaime Siles
Un sentimiento dulce
237
y que la identidad es un magma
de muchas y muy pequeñas cosas
que cada día hay que recuperar
porque, si no, se extingue, se diluye, se borra
como ahora mismo yo, y también tú, me voy,
nos vamos, borrando y diluyendo,
en una página no escrita o en algo aún por escribir,
hacia dentro de algo
que queremos creer que es uno mismo,
pero que no lo es: es siempre otro el que nos acompaña;
es siempre otro lo que llamamos yo.
Por eso la vida es un exilio
pero no de un punto sino de todo el tiempo
y de todas las personas que hemos sido,
que somos y seremos dentro de él
y de las que nos vamos imperceptiblemente despidiendo
en ese adiós a cada uno de nosotros
que aparece en la vida en momentos de niebla
y que, por eso mismo, focaliza el instante
y lo convierte en símbolo
de la presencia en sombra que ha sido lo que llamamos yo,
lo único nuestro que no nos pertenece,
lo único que nunca volveremos a ser,
lo que ya fuimos, lo que no seremos,
un escorzo de sombras
batidas por el fuego de la imaginación.
Revivir el instante, revivir el instante
antes de que todo sea sólo su fin.
238
Alejandro Simón Partal
He subido al monte
239
Jenaro Talens
Dos poemas a cielo abierto
A Valeria Wagner
En el silencio de la amanecida
escucho apenas el rumor del agua.
Un pautado piar de gorriones
anuncia el sol, dormido tras la escarcha.
240
Akhmaru
241
José Teruel
1
Antiguo argonauta,
¿qué buscas perdido
con tu cítara a cuestas,
sin que nadie te espere?
Retírate,
escóndete en tu cuarto,
vacía tu mesa.
En esa oscuridad,
antes o después,
el mundo volverá a ti
y recordarás, con más exactitud,
el camino que condujo
a la misma pregunta.
2
Ha terminado el día,
he lanzado palabras
al azar de las horas
y todas disecadas me responden,
con el mismo aliento,
sobre equilibrios contrarios,
sobre el tiempo que solo pasa,
sobre la nota tomada
en el borde mismo de la línea siguiente.
Y me ha respondido un silencio
a punto de romperse.
No hay nada más insoportable
que una pregunta
a la que ya no cabe responder.
242
3
El mundo se ha reducido al tamaño de esta habitación
y debe permanecer en ella hasta lograr comprenderlo.
Ha pasado la mayor parte de sus días
por ciudades, muchas de ellas extrañas,
inclinado sobre un pequeño rectángulo de madera,
concentrado en otro, aún más pequeño,
de papel blanco,
hasta anotar la esperada semejanza
de quien se inclina y no está solo.
243
Raúl Vacas
Echar el vuelo
A Óscar Borona
y a los alumnos del IES La Azucarera (Zaragoza)
244
Julieta Valero
245
Álvaro Valverde
A Jordi Doce
246
cuando al cabo declina la jornada,
un cielo enrojecido me devuelve
la metáfora exacta de este tiempo
rendido al estupor y a la extrañeza.
247
Emilio Varela
La nada y la noche
248
Lola Velasco
Funeral
Al amanecer,
sus manos inertes
sobre el cuerpo desnudo.
Llegarán otras vidas.
La ausencia se difumina
en el alma perdida de ayer.
El espíritu es la memoria,
la zona del retorno.
Quedarse dormido
entre algas y peces,
el fuego grabado
sobre la arena.
El frío saliendo del fondo
del mar.
El día amaestrado.
No vuelvas
al fin de la noche.
Tendido entre nubes gigantes,
el tiempo,
una encrucijada de huellas
sin sentido.
Enseñaron a crear la reencarnación
con cuerpos de viaje.
Se quedarán
junto a la crecida
de los ríos.
Los mensajes del pasado
son gritos secos.
249
Esplendor sobre el espacio,
el tiempo se retira
y se libera
de sí mismo.
El espíritu es un hilo.
Un cuerpo levantando pruebas
de la soledad,
incubando pájaros,
por el aire encendido.
Nos sentimos diferentes
ante lo espontáneo
de la mañana.
Donde van,
las manos sostienen
la misma bandera.
Ideas e imágenes rodeadas de estrellas
sin nombre.
Bajo sus brazos
tenía el futuro.
250
Mónica Velasco
Amor es mi refugio
A mis hijos.
A tantos niños, en este marzo.
Marzo, 2020
251
Unai Velasco
252
Ana Vidal Egea
Paisaje deshabitado
Es otro principio.
253
Montserrat Villar González
Hoy
Ha dejado de llover y,
a pesar de que la humedad persiste,
hay un abrazo compartido que lo cubre todo
como una hiedra que separa mundos
y nos deja soñar algunos instantes.
254
Ida Vitale
255
Minke Wang Tang
saba las
ca
ta
ra
tas
.Los ciervos se es condie
ron ante la estampida de extraños sentimientos. Lo
humano se estaba quedando atrás, transitá-
bamos hacia orga-nismos radiolarios , el siguiente paso
sería un abrirse hacia afuera , la disolución del
yo estaba al caer , tan solo porciones
determinadas de letras seguirían copiándo-se
, a modo de infor mación ligada porque ¿todo sería
basura , ya nada tendría una función
? Los fragmentos sintácticos crearían la materia
necesaria según fueran escribiéndose, no habría conflictos
a pesar del
furor expan si vo
,
no habría comunica ción ya , al fin proliferación ¿Ñ?
256
Leticia Ybarra
Algunas veces
desearía que mis palabras se fundieran
en un único y brillante tubo de plástico,
desafiando ligeramente el tiempo.
I must be living twice, Eileen Myles
cortes te paras
cortes paras cortes paras te.
vuelven,
desordenadas,
acelerando
mis pulsaciones
haciéndome dudar
pero con la fuerza
insuficiente como
para redirigir
expectativas.
257
atrapa me, es
me como la casa.
cuerpo raro manos raras.
cabeza
hipervigilancia...
otro jardín:
canciones infantiles
rituales para antes de dormir
memoria muscular.
quedarse
en la larga infancia.
crecer hacia los lados
engordar así de significados.
mi chica llevó chupete hasta tan tarde
que aún tiene recuerdos de llevarlo
memoria muscular
258
dónde está el hada?
el hada
De
Rra
Ma
Da
sobre la arena
259
José María Zonta
260
se llama primavera.
Todos conocemos a alguien que ya no está,
todos conocemos a alguien que tomó tu lugar,
y sin embargo la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida se atrinchera en tu balcón,
y te llama a filas,
no tienes tiempo ni de aprender a morir porque la Peste
asoma sus colmillos en la esquina.
Eres una cumbre que la Vida escala,
mientras parpadeas ella mira por ti.
Amor, estamos bajo asedio,
pero sostenemos el puente uno a uno y de a metro y medio.
La Vida tropieza y te usa para levantarse,
aminora, en curva voltea
y da un coletazo para despertarte.
Cuando parece que calla, está sumergida en ti, germinando.
Bajo la lluvia la Vida aferra la crayola y te repinta,
sobre papel o en cristal,
no te engañes, la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida no te pospone,
búscate entre los suyos porque te ha agregado a su lista.
La Vida no te hace firmar en blanco,
para atravesar una tormenta mete fuego en tus zapatos,
no inventó la ley del más fuerte, no caigas,
para la lluvia no eres techo, eres intemperie.
En el Universo eres la duración de un latido,
de muchos corazones que queman astillas en el frío.
La Vida no te colecciona, ni te encarece ni te pone en rebajas.
Eres un paso a paso, un molino, una noria,
ven, incorpórate a la orquesta, estamos en una rumba
y tú eres el timbal,
pero fíjate en la gente, la Vida no ha hecho más que empezar,
Para tramitar un milagro la Vida te usa como formulario,
después de una maratón déjala recuperar aire en tu calma,
261
deja que brote por los grifos de tu casa.
Ni hada ni bruja,
obrera que se baja cuando tu canoa se atasca y empuja.
Ni geisha ni amazona,
en la sequía sigue bombeando tulipanes a tu sombra,
sus flores hacen fotosíntesis para ti,
no te usa como prototipo, en su balanza pesas igual
si chapoteas en una ambulancia o en un laboratorio.
¿Ves ese relámpago? Es el suspiro de la Vida por ti,
por volver a encontrarnos en un día normal,
no levantes bandera blanca
porque la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida no te consiente pero si sacas tu mano
no tira la toalla, te lanza una cuerda,
perdona la informalidad, pero llegaste temprano
y no hemos terminado de servir tu mesa.
La Vida mueve ficha y no te permite decir «yo paso»,
porque eres un chofer que la cruza por lo ancho y por lo alto.
La Vida es una hormiga que choca sus antenas con las tuyas
y sigue construyendo el hormiguero,
cada mañana te monta un sol de estrenar,
porque a pesar de las sombras
la Vida no ha hecho más que empezar.
Amor, no te sueltes, volveremos,
no te infectes.
Amor, nos están apretando,
necesito apoyarme en ti.
Amor, nos están machacando.
El sol te da un aplauso,
estás en el filo más feroz
y estás aguantando.
Te reconozco por tu mirada tras la mascarilla,
sin rendirte en la trinchera que defiende a los niños.
Te reconozco cantando de balcón a balcón,
262
alargando tu mano hasta despabilar al sol.
Te reconozco sacando agua del bote,
en marea alta remando hacia el horizonte.
Llegará el día en el que nos quitemos las mascarillas
y nos besaremos,
volverás a ser semilla,
volveré a ser irrigación,
y los abrazos serán nuestra distancia social,
porque amor, créeme,
la Vida no ha hecho más que empezar.
263
Notas de edición
Notas biográficas
Notas de edición
Maribel Andrés Llamero, «Pueblo salvaje IV», La lentitud del liberto, Sevilla:
Maclein y Parker, 2018.
Marta Eloy Cichocka, «Ojos bien cerrados», Encrucijada de cien caminos/ Skr-
zowazynie stu szlaków, Zaragoza: Olifante, 2019.
Marta López Vilar, «El árbol», El gran bosque, Valencia: Pre-Textos, 2019.
Jesús Losada, «Fumando chinos», Casi la vida entera, Madrid: Hiperión, 2020.
267
Antonio Lucas, «Nosotros, los desnudos», Los desnudos, Madrid: Visor, 2020.
Julia Piera, «Sueñan las ovejas con androides humanos (Fragmento)», Conver-
saciones con Mary Shelley, Barcelona: Icaria, 2006.
Encarnación Pisonero, «Desde el alba hasta el ocaso», Los niños amargo carame-
lo, Oviedo: Ars Poética, 2018.
Eloy Sánchez Rosillo, «La llovizna», Quién lo diría, Barcelona: Tusquets, 2015.
Marifé Santiago Bolaños. El poema que incluimos era inédito cuando lo envió
para la versión digital de «A poema abierto», pero mientras se preparaba esta
edición fue publicado en Mapa de silencio, Madrid: Amargord, 2020 (libro
escrito en colaboración con Subhro Bandopadhyay).
Jaime Siles, «Un sentimiento dulce», Hímnos tardíos, Madrid: Visor, 1999.
Jenaro Talens, «Cuesta del Chapiz» y «Akhmaru», A cielo abierto. Puntos Car-
dinales, Madrid: Cátedra, 2006.
Unai Velasco, «La tira elástica del bañador deja pequeñas marcas en la cintura»,
Serial, Ana Blanco (ed.), Barcelona: El Gaviero, 2014.
Ida Vitale, «Paréntesis, casa frágil», Reducción del infinito, Barcelona: Tusquets,
2002.
ilustraciones:
268
Notas biográficas
269
los libros de poemas Fragmento (2004), 28010 (2011), Historial (2017, elegido
por la crítica como uno de los libros del año). Fue coeditora de la antología Cam-
po abierto. Antología del poema en prosa en España (1990-2005) (2005). Ha dirigido
la editorial de poesía y pintura «El Lotófago». Su obra ha sido incluida también
en diversas antologías.
https://elcuadernodigital.com/2017/12/30/historial-de-marta-agudo/
270
Tiene publicados cinco libros: Piedra de nieve (Salamanca, 1988), De estar aquí
siguiendo (Mérida, 1990); Variaciones sobre el tema de la ciudad (Mérida, 1991);
Del tiempo herido (Ferrol, 1993); y Palabras para un cuerpo (Hiperión, 1995).
271
Edda Armas (Caracas, 1955)
Psicóloga social por la Universidad Central de Venezuela. Poeta con obra publi-
cada entre 1975 y 2019, los recientes: Fruta hendida (Madrid, 2019), A la hora
del grillo (2016), Alas de navío (2016), Roto todo silencio con ilustraciones de Daniel
Medvedov (2016) y Sin negativo ni estaciones (2012). Su poesía figura en diferentes
antologías internacionales. Autora de la antología Nubes. Poesía hispanoamericana
(2019), Ha recibido: Premio Municipal de Literatura de Poesía «Alcaldía de Ca-
racas 1995»; Premio «XIV Bienal internacional de Poesía J.A. Ramos Sucre», y
la «Orden Alejo Zuloaga» de la Universidad de Carabobo en 2013.
https://twitter.com/EddaArmas
https://es.wikipedia.org/wiki/Edda_Armas
272
Juan Barja (La Coruña, 1951)
Poeta y ensayista. Ha combinado su labor como editor desde hace trein-
ta años con la de escritor y traductor. Fue director del Círculo de Bellas
Artes de 2004 a 2019. Entre sus libros de poesía destacan: Equilibrio del
día (1981), El fuego y la ceniza (1989), Sonetos materiales (1993), Mínima
voz (1996), Viaje de invierno (1997), Contemplación de la caída (2001) y Fin
de fuga (2004). Como ensayista ha publicado, entre otros: Ausencia y for-
ma (2008), Historia. Sueño. Fin. Tentativas en torno a Walter Benjamin (2011),
Nudos de tiempo (2014) y el más reciente Pasos (2016, en colaboración con
Patxi Lanceros).
273
Centro de Estudios Salmantinos. Entre sus reconocimientos están el Premio
Internacional de Poesía Flor del Almendro (2010) y el XXXIV Premio Mundial
Fernando Rielo de Poesía Mística (2014).
http://isabelbernardo.com/
274
Pureza Canelo Gutiérrez (Moraleja, Cáceres, 1946)
Obtuvo el Premio Adonais en 1970. Premio de poesía «Juan Ramón Jiménez»
1980 del Instituto Nacional del Libro Español, Premio de poesía «Ciudad de Sa-
lamanca» 1998, Premio de poesía «Francisco de Quevedo» 2009 de la Villa de
Madrid, XV Premio de poesía «Ciudad de Torrevieja» 2011. Desde 1999 hasta
2019 fue directora gerente de la Fundación Gerardo Diego. En 2008 recibe la Me-
dalla de Extremadura como reconocimiento a su obra literaria. En 2013 es elegida
por unanimidad académica de número de la Real Academia de Extremadura de las
Letras y las Artes. Reunió parte de su poesía en Habitable (Antología poética, 1971-
2018) (2019). Acaba de publicar Palabra naturaleza (2020).
275
discurso republicano (2019). Ha traducido a Arthur Rimbaud, Francis Ponge,
Bernard Noël o Gastão Cruz.
https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Casado
Julia Castillo (Madrid,1956)
Es antropóloga y poeta. En 1974 obtuvo el Premio Adonáis de Poesía por
Urgencias de un río interior. Ha sido traducida al francés por Robert Marteau. Es
autora además, entre otros libros como Poemas de la imaginación barroca (1980);
Selva (1983); Demanda de Cartago (1987); Siete movimientos (1990); Beatus Ber-
nardus (1993); Palimpsesto (1999); Dos poemas (2001); Febrero (2008); Atentado
en el bosque (2010); Haunted (2010); Este mal (2011); Místico solo (2017); y el
más reciente La sombra de un selfi (2019).
276
Juan de la Cruz, Jaén, Carmen Conde, Carmen de Burgos.
http://www.juanacastro.es
277
libros de poesía, y de la novela Amarga luz.
http://margaclark.com
278
profesionales europeas, latinoamericanas y estadounidenses.
https://www.rom.uga.edu/directory/people/luis-correa-diaz-o
279
Fernando Díaz San Miguel (Salamanca, 1974)
Ha publicado los libros de poemas: Poemas menores (1996); Cartas en la manga,
libro de poemas con forma de baraja española (1998); Poemas mayores (1999);
Poemas imperfectos, finalista del Premio Fray Luis de León de Poesía de la Junta
de Castilla y León (2001); Poemas finales (2003), Meiosis (editado en forma de
almanaque, 2005), Agosto (2008) y Libro cero (2009). En 2018 se publicó Mo-
mento, poesía reunida I. En estos días publica Dique (2020).
diazsanmiguel.com
280
Alejandro Duque Amusco (Santander, 1949)
En 1976 aparece su primer libro, Esencias de los días (1976. De 1983 data Del
agua, del fuego y otras purificaciones, al que siguieron Sueño en el fuego (1989)
y Donde rompe la noche (1994). Tras unas plaquettes aparecidas en 2004, En el
olvido del mundo y Briznas [cuaderno de haikus], ve la luz A la ilusión final,
(2008). Y en 2017, Jardín seco, cuya aparición coincidió con la concesión del
Premio Internacional de Poesía Alfonso Gatto (Italia), por toda su trayecto-
ria poética. Escritura de estío, recopilación de todas sus miniaturas orientales,
aparecido en 2019.
281
Facultad de Filología de la USAL. Su último libro de poemas publicado se titula
Salmos de la lluvia (2018)
https://www.asuncionescribano.com
https://www.asuncionescribano.net
282
apareció en 2002 bajo el título Memorias de un hombre perdido.
https://elpais.com/cultura/2020-04-13/antonio-ferres-en-su-encierro.html
283
Concha García (Rambla, Córdoba, 1956)
Vivo en Barcelona, ciudad donde he pasado la mayor parte de mi vida hasta ahora.
Me licencié en Filología Hispánica. Entre mis libros: Otra Ley, Desdén, Por mí no
arderán los quicios ni se quemarán las teas, Pormenor, Ya nada es rito, Ayer y calles, Lo
de ella, Cuántas llaves, Árboles que ya florecerán. Acontecimiento, El día anterior
al momento de quererle (2013) y Las proximidades (2016). He publicado también
ensayos, diarios y varias antologías. He compilado para una editorial española la
poesía de Selva Casal y de Graciela Cros. Mi poesía ha sido traducida a algunos
idiomas como el árabe, italiano, inglés o alemán y chino. Premios: Aula Negra de
la Universidad de León, Antonio Gala, Barcarola y Jaime Gil de Biedma.
https://es.wikipedia.org/wiki/Concha_García_(poeta)
284
Enredos científicos en Venecia y el retrato biográfico Buscando a Antonio Ferres.
https://www.revistadelibros.com/blogs/ciencia-al-alioli/las-metaforas-de-la-
ciencia
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una antología de sus poemas con selección de Óscar Curieses y del propio au-
tor. Como ensayista, es autor de La mirada elegíaca. El espacio y la memoria en la
poesía de Francisco Brines (2002, Premio Internacional Gerardo Diego de Inves-
tigación Literaria), El roble de Goethe en Buchenwald (2015) y María Zambrano.
El centro oscuro de la llama (2020) entre otros.
https://poesiaintemperie.blogspot.com/
286
creación literaria. Con Espectral y Caja de lava fue finalista de los premios de la
Crítica (2011) y Nacional de Poesía (2012).
http://www.angelguinda.com
287
en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México; En 2013 el Fondo
de Cultura Económica publicó su obra poética reunida, en dos volúmenes
que suman más de 1,000 páginas, con el título La mancha en el espejo. En
diciembre de 2015 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura. En
noviembre de 2017 le fue otorgado el Premio Universidad Nacional. En
2018, le fue entregado en Mérida, Yucatán, el premio «Excelencia en las
Letras José Emilio Pacheco». Las publicaciones más recientes de Huerta son
Los instrumentos de la pasión (2019), El cristal en la playa (2019). En no-
viembre de 2019 le fue otorgado el Premio FIL de Literatura en Lenguas
Romances.
https://interactivo.eluniversal.com.mx/2019/david-huerta/
288
(1999), El espejo de la noche. A Vladimír Holan en su centenario (2005) y María
Zambrano (2010). En 2004 se le otorga la Medalla de Oro del Mérito en las
Bellas Artes, en 2007 el Premio de las Letras Españolas Teresa de Ávila y en
2011 el Primer Premio de Poesía Experimental Francisco Pino. También no-
velista, ensayista y traductora, Premio Nacional de traducción en 1997, y el
Sapere Aude de la República Checa, en 2017. En 2019, se le concede el Premio
Janus Pannonius de poesía en Hungría. Es miembro de la Real Academia de
la Lengua Española.
https://clarajanesnadal.blogspot.com/
289
la Orden al Mérito Civil. Antes fue subdirector del Museo Reina Sofía, Madrid,
y del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en Valencia. Ha organizado
más de 60 exposiciones en museos de Alemania, Brasil, Bélgica, China, Francia,
Holanda, Italia, Japón, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suiza o Uruguay.
https://elpais.com/autor/enrique-juncosa/
290
Marta López Vilar (Madrid, 1978)
Es doctora en Filología por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmen-
te, es profesora en la Universidad Complutense. Ha publicado los libros de
poesía: De sombras y sombreros olvidados (2007. Premio Blas de Otero de Poesía),
La palabra esperada (2007. Premio Arte Joven de Poesía de la Comunidad de
Madrid), En las aguas de octubre (2016) y El Gran Bosque (2019. Premio de
Poesía Margarita Hierro). Es autora de la edición del libro (Tras)lúcidas. Poesía
escrita por mujeres (1980-2016) (2016).
Twitter: @MartaLopezVilar
291
Antonio Lucas (Madrid, 1975)
Director del suplemento La Esfera de Papel y articulista del diario El Mundo,
así como colaborador de Radio Nacional de España y Onda Cero. En 1996
publicó Antes del mundo (accésit del Premio Adonais); en 1999 Lucernario,
premio Ojo Crítico de Poesía 2000; en 2004 Las Máscaras; en 2009 Los
mundos contrarios, por el que le fue concedido el Premio Internacional Ciudad
de Melilla. En 2014 publica Los desengaños, Premio Internacional de Poesía
Loewe. Y en 2020, Los desnudos, Premio Internacional de Poesía Generación
del 27. Es autor de un trabajo antológico sobre otros autores de su promo-
ción titulado Ocho poéticas de hoy. Nuevas voces en la poesía española (1997).
https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Lucas
292
número 473 de la colección Adonais de poesía. Otros poemarios suyos son
Tiempo (2000), premio Antonio Machado en Baeza, Vuelta del Aire, premio
Antonio Oliver Belmás. (2000) y Tierra Sumergida (2019). A finales de los años
noventa coordinó y diseñó la revista de literatura Ipar Atea. Desde el año 2000
es columnista del diario El Correo y desde 2009 mantiene la web Poetas Vascos
(poetasvascos.eu).
www.mariamaizkurrena.com
293
Leonor Martín Merchán (Salamanca)
Publicó sus primeros poemas en la revista Atril. Su primer libro de poemas,
Tálamo, fue editado por el Ateneo de Salamanca. Ha participado en numerosos
proyectos poéticos como «Ab ipso ferro. Congreso Internacional de poesía Fray
Luis de León» (2018), Cumbre Poética Iberoamericana Llama de Amor Viva».
Antología Teresiana, El Cielo de Salamanca. Actualmente forma parte del grupo
Literario Homero, habiendo realizado numerosos recitales por diferentes puntos
de nuestra geografía. Es columnista del periódico rtv. salamanca al día.
294
Nacional de Creadores de Arte (FONCA). Entre sus libros de poesía desta-
can: Esto es (1978), Errar (1991), Nivel medio verdadero de las aguas que se besan
(1995), Acción que en un momento creí gracia (2005), El camino Ullán (2009),
Disenso (2010), Vacío, nombre de una carne (2011), Consuma resta I (2018), Salido
(2018), El poema estaba (2019). Autor de una amplia obra ensayística, los últi-
mos: Ensayos por ahora (2014), Hilachas raíz, chajá (2019).
https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Milán
295
en el diario Granada Hoy (2003-2017). Como poeta obtuvo en el año 2015 el Pre-
mio Nacional de la Crítica por su libro Ficciones para una autobiografía y en 2016
el Premio Nacional de Poesía, por la misma obra. Ha obtenido también el Premio
Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por el libro Contradicciones, pájaros y el
Premio Rafael Alberti, en 1989 por La guerra de los treinta años, reeditado en 2005.
https://es.wikipedia.org/wiki/Ángeles_Mora
296
Vive entre Iowa City y Madrid.
http://www.luismunoz.org
297
(2010). Diario de lo no vivido es el título de su obra reunida (Dilema, 2020). Su
ensayo de carácter pedagógico El baúl volador obtuvo el Premio Giner de los
Ríos en 1982. En 2020 ha aparecido su antología de artículos periodísticos Las
palabras y los días. Dentro del género narrativo, ganó el Premio Jauja de Cuentos
con El dueño de la casa (1994) y es autora de una biografía novelada de Garcilaso
de la Vega y de las memorias de infancia Las cosas como eran.
298
https://www.zendalibros.com/yolanda-pantin-la-poesia-puede-intuir-lo-que-
aun-la-prosa-no-sabe/
299
Italia y Portugal. Es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana
de la Lengua Española, miembro de la Academia de Juglares de Fontiveros e
hija adoptiva del pueblo natal de San Juan de la Cruz.Acaba de ser incluida en
el prestigioso Dossier monográfico «Voix d’Espagne (XXe-XXIe siècles). Réso-
nances contemporaines de la poésie espagnole: Poèmes, poétiques et critiques»
en HispanismeS. Revue de la Societé des Hispanistes Françaises 13 (2020).
https://es.wikipedia.org/wiki/María_Ángeles_Pérez_López
300
desierto, Metaphora, Río Ebrio o Ceniza y sudor. Ha realizado recitales y conciertos
en ciudades de Europa, África, Oriente, Estados Unidos y Latinoamérica.
https://angelpetisme.es
301
Premio Nacional de Literatura. Traducido al árabe por Abdul Hadi Sadoun, su
poemario Al vértice de la arena fue publicado en Siria (2011). Poemas suyos se
han traducido también en Estados Unidos, Italia e Irlanda. Incluida en diversas
antologías, entre ellas la del Premio Pulitzer Forrest Gander Panic cure. Poetry
from Spain for the 21th Century (2013) y la antología europea más reciente Grand
tour: Reisen durch die junge Lyrik Europas. Ed. Jan Wagner y Federico Italiano
(2019). En 2020 ha publicado B de Boston y acaba de aparecer Grinda y Mórdomo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Julia_Piera
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Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954)
Doctor en Literatura Mexicana por la UNAM. Fue director del Periódico de
Poesía y fundador de la colección de poesía El ala de Tigre, en la UNAM, la
cual alcanzó más de cien títulos. En estos últimos treinta años, su producción
lírica ha alcanzado más de veinte títulos publicados tanto en México, como en
el extranjero. En 1991, recibió el Premio Xavier Villaurrutia por El ángel es
vampiro. Por el conjunto de su obra, recibió en 2011 el Premio Iberoamericano
de Poesía Ramón López Velarde. Miembro numerario de la Academia Mexica-
na de la Lengua y de la Real Academia Española. En 2010, recibió el Premio
del Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana para el rescate
de fuentes. En 2012, obtuvo el Premio Universidad Nacional en el área de
Creación artística y extensión de la cultura.
https://facebook.com/VicenteQuirarteC/
303
Sofía Rhei (Madrid, 1978)
Es escritora de poesía experimental y géneros especulativos. Ha publicado, en-
tre otros, los libros de poesía Las flores de alcohol (La bella Varsovia), Química (El
Gaviero), Otra explicación para el temblor de las hojas (Ayuntamiento de Granada,
Premio Javier Egea), Alicia Volátil (Cangrejo Pistolero), así como los libros de
poesía infantil Adivinanzas con beso para las buenas noches (Alfaguara) y Picores y
dolores de todos los colores (Tekman). Ha recibido el premio Dwarf Stars.
sofiarhei.com
304
Ana Rossetti (San Fernando Cádiz, 1950)
Ha publicado los siguientes poemarios: Los Devaneos de Erato (1980, Premio
Gules), Indicios vehementes, Devocionario (1985, Premio Internacional Rey Juan
Carlos I) Yesterday, Punto umbrío, La Ordenación, Llenar tu nombre y Deudas con-
traídas. Le ha sido concedida la Medalla de Plata de Andalucía al conjunto de
su obra y el premio Meridiana que otorga el Instituto Andaluz de la Mujer.
Cultiva la narrativa y desde 1997, la literatura infantil.
305
Trinidad Ruiz Marcellán (Zaragoza, 1950)
Editora de Olifante. Con Marcelo Reyes fundó y dirigió los Festivales Inter-
nacionales de Poesía Moncayo y el Premio Internacional de Poesía de Miedo.
Creó la Casa del Poeta de Trasmoz, la Ruta de los Hermanos Bécquer (Co-
marca de Tarazona. Zaragoza) y el Premio Marcelo Reyes a la Traducción.
Con Ángel Guinda fundó el Premio Internacional de Poesía «Poetas de otros
mundos». Ha publicado dos libros de poemas, Traducción del silencio (2017) y
Una carta de amor como un disparo. Moncayo Moncayo (2019).
https://es-es.facebook.com/trinidad.ruizmarcellan.5
306
Marifé Santiago Bolaños (Madrid, 1962)
Doctora en Filosofía. Profesora titular de Estética y Teoría de las Artes en
la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Forma parte del grupo de In-
vestigación «Poéticas de la Modernidad», de la Facultad de Filología de la
UCM. Entre 2004 y 2011 dirigió el Departamento de Educación y Cultura
de la Presidencia del Gobierno de España. Es patrona de la Fundación María
Zambrano. Destacan entre sus novelas: El tiempo de las lluvias, El jardín de las
favoritas olvidadas o La canción de Ruth; y los libros de poemas (con traduccio-
nes al inglés, francés, bengalí, ruso, chino, hebreo o esloveno) Tres cuadernos de
bitácora, Celebración de la espera, El día, los días, La orilla de las mujeres fértiles,…
Es también autora de obras de teatro y ensayo.
http://www.dospassos.es/marife-santiago-bolanos/
307
de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (2008-2016). De sus múltiples
premios y distinciones: en 1973 obtuvo el Premio Ocnos; en 1983, el Pre-
mio de la Crítica de País Valenciano y el Premio de la Crítica Nacional; en
1989, el Premio Internacional Loewe; y, en 1998, el I Premio Internacional
Generación del 27 y en 2019 con el Premio UNESCO. Es autor de 47 libros
de poemas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Siles
308
Raúl Vacas (Salamanca, 1971)
Licenciado en Ciencias de la Información y Diplomado en Educación Social.
Obtuvo los premios de Letras Jóvenes de Castilla y León en los años 1996,
1997 y 1998 con las obras Confieso que he fumado, El calor de los labios a solas
y El imán de la muerte, y el Premio de la Academia Castellano-Leonesa de la
Poesía con el libro Proceso de amor. Ha publicado los libros Corte y Confección,
Al fondo a la derecha, Consumir preferentemente, Esto y ESO, Niños raros, Señal,
Abecé diario, Días como todos, Salamanca y te miro, Uno solo y La vaca flaca.
http://raulvacaspolo.blogspot.com/
https://www.facebook.com/raul.vacaspolo
309
Lola Velasco (Madrid, 1961)
Ha publicado los libros de poemas La frente de una mujer oblicua (1986), La cometa
o las manos sobre el papel (1992), El movimiento de las flores (2003) y El sueño de las
piedras (2007). Además, es autora de la novela La ondina del Manzanares (1990).
Sus poemas están recogidos en diversas antologías de poesía española. También
ha publicado crítica literaria y artículos en diversos medios, y el poemario Un
aguijón de luz, una trilogía compuesta por sus dos últimos libros de poemas pu-
blicados y El aliento del cazador, hasta ahora inédito, como libro aparte.
310
Montserrat Villar González (Cortegada de Baños, Ourense, 1969)
Licenciada en Filología Hispánica y Portuguesa, Máster en ELE) y trabajo
como profesora ELE y redacto mi tesis doctoral. Entre sus obras: Tríptico de
mármol, Ternura incandescente, Tierra con nosotros, Desde la otra orilla, Bitácora de
ausencias, Aprehenderse, De mãos dadas, Vida Incompleta, Sumergir el sueño / Sulagar
o soño... Ha realizado también varias traducciónes y obtenido entre otros el
Premio Sarmiento de poesía, 2015 y Salmantina de la cultura 2011 (Otorgado
por la Asociación Cultural Tierno Galván).
https://es.wikipedia.org/wiki/Montserrat_Villar_González
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Cruz, con El Libro de la Decadencia. Recibió la Mención honorífica en el Premio
Pablo Neruda, con su libro La gramática de Anna O.; el XXIV Premio Interna-
cional de Poesía Antonio Oliver Belmás, con La casa de la condescendencia y el
12º Premio Literario Luis García Berlanga, con su ensayo «Zapatos descalzos».
Además ha recibido en Costa Rica el Premio Nacional en dos ocasiones, por sus
libros Tres noviembres y Lobos en la brisa. Recibió el Premio Italia, al conjunto de
su obra, concedido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia.
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...
312
El Servicio de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca
agradece sinceramente a todos los autores su participación y colaboración
desinteresada en la elaboración de este libro.
© de esta edición: Universidad de Salamanca
© de la selección y prólogo: Amalia Iglesias Serna
© de los textos y poemas: sus autores
© de las imágenes: sus autores y propietarios
Edición a cargo de
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