A Poema Abierto

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a

poema
abierto
Escribir en tiempos de pandemia

edición de amalia iglesias serna

universidad de salamanca
—27
A poema abierto
Escribir en tiempos de pandemia
A poema abierto
Escribir en tiempos de pandemia

Edición de Amalia Iglesias Serna


índice

11
Introducción
Ricardo Rivero Ortega
Rector de la Universidad de Salamanca
13
¿Y para qué poetas...?
Amalia Iglesias Serna
Rosana Acquaroni 25 64 Miguel Casado
Pilar Adón 27 65 Francisco Castaño
Carlos Aganzo 29 67 Julia Castillo
Marta Agudo 30 69 Antón Castro
Daniel Aguirre Oteiza 31 70 Juana Castro
Carlos Alcorta 33 71 Luisa Castro
Jesús Alonso Ovejero 35 72 Jeannette L. Clariond
Gonzalo Alonso-Bartol 36 73 Ben Clark
Lucinio Alonso 37 75 Marga Clark
Maribel Andrés Llamero 39 76 Antonio Colinas
Vicente Araguas 41 77 Luis Felipe Comendador
Beñat Arginzoniz 42 79 Celia Corral Cañas
Edda Armas 44 82 Luis Correa-Díaz
Carlos Aurtenetxe 47 84 Luis Alberto de Cuenca
Subhro Bandopadhyay 48 85 Ramon Dachs
Jorge Barco Ingelmo 49 86 Ignacio Dávila
Juan Barja 50 87 Fernando Díaz San Miguel
Noni Benegas 52 88 Jordi Doce
Víctor Bermúdez 53 89 Alexandra Domínguez
Isabel Bernardo 54 91 Diego Doncel
Leire Bilbao 56 93 Alejandro Duque Amusco
Ana Blandiana 57 94 Ignacio Elguero
Coral Bracho 58 96 Marta Eloy Cichocka
Pureza Canelo 59 97 Asunción Escribano
Marcos Canteli 61 98 Santiago Espinosa
Natalia Carbajosa 63 99 José Fernández de la Sota

7
Nacho Fernández Rocafort 100 152 Mercedes Marcos Sánchez
Antonio Ferres 102 153 Joan Margarit
Rafael Fombellida 103 154 Pilar Martín Gila
Belén Gache 104 155 Leonor Martín Merchán
Antonio Gamoneda 105 157 Yaiza Martínez
Concha García 107 158 Juan Carlos Mestre
Ernesto García López 108 161 Luna Miguel
Luis García Montero 109 163 Eduardo Milán
Francisco García Olmedo 110 165 Itziar Mínguez
Olvido García Valdés 113 167 César Antonio Molina
María García Zambrano 114 170 Ángeles Mora
Sergio García Zamora 115 171 Hugo Mujica
José Luis Gómez Toré 116 172 MAMS [Miguel Ángel
Juan Antonio González Fuentes 118 Muñoz Sanjuán]
Juan Antonio González Iglesias 119 176 Luis Muñoz
Ángel Guinda 120 177 Felipe Núñez
Menchu Gutiérrez 121 178 Jon Obeso
Abdul Hadi Sadoun 122 180 Marina Oroza
Fermín Herrero 123 182 Esperanza Ortega
David Huerta 125 183 Eloísa Otero
Francisco Javier Irazoki 127 186 Julia Otxoa
Yolanda Izard 128 187 Yolanda Pantin
Clara Janés 130 188 José María Parreño
Darío Jaramillo Agudelo 132 189 Chus Pato
Flora Jordán Ortiz 133 190 Alfredo Pérez Alencart
Enrique Juncosa 134 193 María Ángeles Pérez López
Raquel Lanseros 136 194 José Pérez Olivares
Pedro Larrea 137 195 Cristina Peri Rossi
Rosa Lentini 138 197 Ángel Petisme
Marta López Vilar 142 198 Alfonso Pexegueiro
Pablo López Carballo 143 200 Luz Pichel
Jesús Losada 144 202 Carlos Piera
Javier Lostalé 145 203 Julia Piera
Antonio Lucas 146 205 Encarnación Pisonero
María Ángeles Maeso 147 206 Benito del Pliego
Chantal Maillard 148 211 José Luis Puerto
María Maizkurrena 150 212 Vicente Quirarte

8
Esther Ramón 214 237 Jaime Siles
Miriam Reyes 215 239 Alejandro Simón Partal
Sofía Rhei 216 240 Jenaro Talens
Isel Rivero 217 242 José Teruel
Emily Roberts 218 244 Raúl Vacas
Lucrecia Romera 219 245 Julieta Valero
Ana Rossetti 221 246 Álvaro Valverde
Charo Ruano 222 248 Emilio Varela
Fanny Rubio 224 249 Lola Velasco
Nuria Ruiz de Viñaspre 226 251 Mónica Velasco
Trinidad Ruiz Marcellán 228 252 Unai Velasco
María Clara Salas 229 253 Ana Vidal Egea
Eloy Sánchez Rosillo 230 254 Montserrat Villar González
Antonio Sánchez Zamarreño 231 255 Ida Vitale
Marifé Santiago Bolaños 232 256 Minke Wang Tang
Marta Sanz 233 257 Leticia Ybarra
Blanca Sarasua 236 260 José María Zonta
265
Notas de edición y biográficas

9
Introducción
Ricardo Rivero Ortega
Rector de la Universidad de Salamanca

El cautiverio es un destino sobrecogedor; una mínima dosis nos per-


mite comprenderlo. Los más célebres poetas de la Universidad de
Salamanca estuvieron encerrados. En sus memorables biografías, los
más lúcidos sufrieron prisiones y torturas provocadas por la envidia,
la intolerancia y la debilidad espiritual de sus opresores, malévolos
carceleros.

La celda de san Juan de la Cruz evoca una de las experiencias humanas


más terroríficas. El Cántico espiritual fue escrito en unas circunstancias
estremecedoras: en una letrina minúscula, sin apenas luz, obligado a
un ayuno extremo y golpeado por otros monjes, carmelitas calzados
contrarios a su reforma. ¿De dónde sacó las fuerzas el «medio fraile»
–como le llamaba santa Teresa– para huir de esa prisión?

Santa Teresa experimentó algunas represiones cercanas, más los me-


nosprecios por su condición femenina. Fue, al igual que san Juan,
su afán de refundar desde la coherencia lo que molestó a los intran-
sigentes de la época. Sus moradas interiores no expresan el aposento
de un alma confinada, sino libre y lista para alcanzar a su amado,
sobrepasando todas las convenciones.

Ab ipso ferro, fray Luis sobrevivió de milagro a los interrogatorios,


renaciendo tras años sojuzgado. Todo por conspiraciones frailunas
y modos de entender la relación con la divinidad. El tópico sobre
su regreso al aula para retomar la lección –Decíamos ayer– debiera
incorporar siempre un relato sobre las penalidades y el espíritu de
superación.

11
Siglos después, Unamuno ofrece el mismo ejemplo. Una primera
dictadura le impone la injusta pena de exilio en Fuerteventura. Ya
anciano, los sublevados le encierran durante meses en su propio do-
micilio, vigilado por un policía y censurado para que su voz no lle-
gara a la opinión pública nacional e internacional. Quien no cree en
el poder de la palabra, desconoce el valor que hubiera podido tener
entonces la voz de don Miguel.

Nuestra alma mater ama la poesía victoriosa frente a la opresión. Así


se explica el reconocimiento reciente a Raúl Zurita, quien sufrió
meses los abusos de la tiranía chilena en la sentina de un barco.
Antes distinguimos a Rafael Cadenas, encarcelado por otro dictador
en Venezuela. Su voz sigue cuestionando todo atentado contra la
Democracia.

Cada uno de estos ejemplos nos demuestra lo liviano de nuestro


confinamiento reciente, pero también resalta la fuerza de la palabra,
de las personas, el poder de la comunicación entre las gentes, el foco
de la libertad y la dignidad humanas y su nexo con la poesía.

Gracias al Servicio de Actividades Culturales por esta obra; a Amalia


Iglesias por su buen hacer, y a quienes escribieron y compartieron
sus poemas en los días más extraños quizás de nuestras vidas. Cada
nombre reflejado en este libro ha ganado mi máximo reconocimiento;
hemos contraído una deuda emocional imperecedera. Vuestros versos
muestran abierto lo que nadie puede cerrar.

Salamanca, 1 de octubre de 2020, día de comienzo del nuevo curso.


«Ab ipso ferro».

12
¿Y para qué poetas...?
Amalia Iglesias Serna
Llevábamos ya unos días encerrados en casa –tras haber sido
declarado el estado de alarma por la expansión incontrolada de la
COVID-19– cuando Alberto Martín Expósito me llamó para pro-
ponerme abrir un espacio poético en la página que acababan de
habilitar desde el Servicio de Actividades Culturales de la Univer-
sidad de Salamanca, «Cultura desde casa». Un espacio virtual que
buscaba mantener viva la cultura como vínculo entre la comunidad
universitaria y de esta, a su vez, con toda la sociedad que en ese
momento estaba siendo duramente golpeada por las circunstancias
realmente insólitas que todos conocemos, que nos mantuvieron (y
aún nos mantienen) en una vivencia en vilo, casi de pesadilla oní-
rica, que nunca hubiéramos podido imaginar. Entonces ni siquiera
sospechábamos que ese encierro iba a durar tres meses. Era el 20
de marzo y muy pocos días después poníamos en pie «A poema
abierto», con un subtítulo «Poemas para volver a habitar la vida»
(que era, sobre todo, un deseo implícito de salir cuanto antes de ese
estado alarmante de sitio y volver a la normalidad).

Abrimos ese espacio virtual donde fuimos invitando a distintos


poetas –en su mayoría con varios libros publicados y trayectorias
muy reconocidas– a que nos enviaran un poema suyo sobre lo que
estábamos viviendo, que hubieran escrito en estos días, o que pen-
saran que se adecuaba a la situación. La idea era escuchar qué
nos tenían que decir los poetas en un momento límite como el
que atravesábamos, la poesía suele ser «iluminadora» en situacio-
nes extremas. La mayor parte de ellos respondieron a la llamada
y en casi todos los casos nos mandaron poemas inéditos, escritos

15
en aquellos días. Otros, unos pocos que se detallan al final del
libro, prefirieron rescatar un poema suyo que, aunque ya estu-
viera publicado, consideraron que tenía algo que decirnos en este
momento. Porque los poemas, que tienen vida propia, pueden
decirnos cosas diferentes dependiendo del contexto, el espacio y
el tiempo en el que los leamos, no solo en el que fueron escritos.

Conviene señalar también que, desde el primer momento, nos


marcamos como objetivo llevar este proyecto a su edición en pa-
pel. Aunque naciera en el espacio virtual –aliado necesario en
aquellos días de encierro–, su destino final sería este libro que
ahora tienes en tus manos. El libro sigue siendo el instrumento
más valioso para dotar de presencia al poema. La corporeidad físi-
ca del texto forma parte de su propia naturaleza. Sin desdeñar las
nuevas herramientas y soportes que tenemos a nuestro alcance y
que facilitan la comunicación inmediata, el poema requiere una
«escucha» y «una lectura profunda y atenta», distinta e incluso
diría que opuesta al «ojeo rápido» que se suele practicar cuando
nos enfrentamos a la ingente cantidad de información que circula
por las redes.

En un principio, se trataba sólo de recoger algunos poemas, unas


pocas miradas privilegiadas que pudieran acompañarnos en ese
laberinto. Pero los días de reclusión se fueron prolongando y
el proyecto fue creciendo mucho más allá de nuestras previsio-
nes iniciales. Cerramos a comienzos de junio –ya inmersos en la
«nueva normalidad»– esta serie de 159 poetas que generosamen-
te enviaron sus poemas y a los que desde aquí quiero agradecer
sus versos. Por supuesto, este libro no es una antología excluyen-
te. Sabemos que faltan muchos nombres de poetas importantes,
con los que nos hubiera gustado contar, muchas voces imprescin-
dibles que, por una razón u otra, no están incluidos: unos porque
no quisieron participar (los menos), otros porque no contestaron
a nuestra llamada, otros porque no conseguimos dar con ellos en el
momento adecuado, o porque simplemente no teníamos a mano
su contacto. No se trataba en esta ocasión de mostrar tendencias,

16
ni generaciones, ni estilos. Con esta nómina heterogénea de poe-
tas, de distintas generaciones, estilos y ubicaciones geográficas
buscábamos crear un espacio propicio para la poesía y lo que pu-
diera decirnos en este tiempo en el que la palabra adquiere nue-
vos significados y es capaz de crear otros espacios de conocimien-
to. Solo un pequeño texto servía de frontispicio de intenciones en
nuestra petición a los poetas:

Dadas las circunstancias que estamos viviendo, inmersos en


esta distopía del coronavirus que nos mantiene confinados, des-
de la Universidad de Salamanca, y su Servicio de Actividades
Culturales, abrimos este espacio poético virtual cuyo objetivo
es ofrecer a los ciudadanos una ventana de par en par hacia la
poesía, un espacio donde salir a respirar palabras que nos con-
suelen y nos acompañen. Desde la certidumbre de la capacidad
que tiene la palabra poética para restañar heridas y abrir sende-
ros de esperanza. Necesitamos más que nunca las palabras de
rezar y las palabras de cantar o de gritar; los verbos de recordar
y los adjetivos de la memoria. Necesitamos poemas que hagan
germinar de nuevo las semillas que conjugan los sueños del
futuro y nos sirvan de escudo y catarsis para el presente; pala-
bras con alas para elevar el vuelo de los abrazos que nos faltan;
alegorías de nuestros pasos perdidos; metáforas que guarden
nuestros besos para después, los versos que recojan las manos
encendidas de aplaudir a tantos héroes anónimos, y a tantas
víctimas anónimas; palabras que vuelvan a habitar este silen-
cio estremecedor; respirar los poemas, que los poemas sean ese
aliento, como si todos los habitantes del planeta estuviéramos
«conteniendo la respiración para coger después el aire con más
fuerza». «A poema abierto» es una propuesta de «Versos para
volver a habitar la vida». «A poema abierto» quiere sumarse a
las miradas que desde esas ventanas y balcones se han converti-
do en todo un símbolo de esta reclusión, y quiere resonar hacia
expresiones como: «A cielo abierto», «A corazón abierto», y
también a un libro abierto, y a los brazos abiertos y al espacio
abierto que ahora reconocemos tan valiosos.

17
Hubo una poeta de las incluidas en este libro, y no diré quién
es, que respondió a mi petición con el envío de un poema, a la vez
que casi se disculpaba porque ese poema no fuera ni un canto a la
esperanza ni un himno de resistencia: «No tengo de eso que me
pides […]. No tengo palabras de consuelo…». Es cierto, tal vez
yo había sido demasiado blanda al plantear ese texto como pauta.
Quizás –contagiada por un ambiente de cierto sentimentalismo
facilón, contemporizador y complaciente, que abundaba en las
redes por aquellos días, cuando la consigna parecía ser animar,
aplaudir, infundir optimismo en la gente– había cargado más las
palabras hacia la esperanza y el consuelo que hacia el dolor y la
rabia, la catarsis y el grito. Pero también yo sabía que «la litera-
tura debe ser un hacha para el mar congelado en nosotros», como
decía Kafka. A veces una sacudida, un poema trágico, triste o
pesimista cumple un papel de consolación o compañía, esa catar-
sis que los griegos sabían administrar de forma terapéutica con
sus tragedias. Entre los poemas recibidos para este proyecto los
hay de todo tipo, optimistas, pesimistas, o incluso cabreados, in-
dignados o heridos o esperanzadores. La consigna fue de absoluta
libertad con lo que cada uno quisiera enviar, pero todos cumplen
un papel esencial de acompañarnos, consolarnos, suponen una li-
beración o una purificación de nuestras emociones.

Mucho antes de que la psicología acuñase los términos resiliencia


o catarsis, la resiliencia y la catarsis ya habitaban en la poesía de
todos los tiempos. La resiliencia como la fuerza para soportar la
adversidad, y recuperarse ante la desgracia o el estrés a los que
nos pueda someter una experiencia extrema. En cuántas ocasiones
la poesía nos ha enfrentado al dolor, a la muerte, al sufrimiento y
hemos salido fortalecidos de sus versos, como si el lenguaje poético
nos proporcionara una resistencia especial, un reto ante el infortu-
nio. La historia de la poesía está llena de ejemplos, podemos encon-
trar la serenidad en los poemas de Basho o de Emily Dickinson, o
de san Juan de la Cruz; o dejarnos remover las conciencias al leer
a León Felipe, a César Vallejo, a Alejandra Pizarnik o a Ángela Fi-
guera. Tanto los que transmiten actitudes positivas y alegres, como

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los que nos muestran el lado más triste de la existencia, cumplen
un papel esencial en la gestión de nuestras emociones y resultan
experiencias liberadoras. Y aunque es algo que se muestra en todo
su esplendor en el lenguaje poético, sucede también en otras artes,
pensemos si no en la luminosidad positivista de Sorolla o de Miró
de un lado y en la tristeza y las tinieblas de las pinturas negras de
Goya o del Guernica de Picasso, de otro.

«¿Y para qué poetas en tiempos de penuria?», se preguntaba


Hölderlin encerrado en su buhardilla de Tubinga, a orillas del
Neckar, a comienzos del siglo xix. Es una de las preguntas lite-
rarias más potentes e inquietantes que se hayan podido pronun-
ciar desde entonces. Quizás porque no han dejado de sucederse
y ampliarse los tiempos de penuria o porque muchos siguen sin
saber para qué sirven los poetas en esos u otros tiempos. Quizás
porque, como afirmaba Heidegger en su conferencia de 1946,
casi siglo y medio después, el tiempo de Hölderlin y el nuestro es
el mismo tiempo de penuria, un tiempo que no hace sino atarde-
cer cada vez más, declinar hacia la noche de los dioses huidos. Esa
penuria que identifica como la noche del mundo, parece que no
hubiera hecho más que ahondar en sus tinieblas, en los tiempos
sombríos. ¿Estaban los poetas solo para cantar a los dioses y se-
guir el rastro en su huida? ¿En un tiempo sin dioses no tendrían
sentido los poetas? ¿Y quién cantaría entonces las inquietudes
humanas, sus conquistas, sus debilidades, sus sendas cotidianas,
la verdad y la belleza, lo bello y lo terrible?

Hacia 1950, Adorno vuelve a hacer casi la misma pregunta for-


mulada de otro modo, se cuestiona si es posible escribir un poe-
ma después de uno de los momentos de mayor miseria moral
que hayan podido existir: «¿Es posible escribir poesía después de
Auschwitz?», y se responde negativamente: «Escribir un poema
después de Auschwitz es bárbaro y eso corroe el conocimiento
de por qué se ha hecho hoy imposible escribir poemas». En ese
«cómo escribir después de Auschwitz» ya no importa tanto el
rastro de los dioses huidos como el rastro que deja la deshuma-

19
nización a la que puede llegar un ser humano; o tal vez sea uno
y lo mismo y como dice Zagajewski «quien pierde el sentido de
lo sagrado pierde el sentido por completo». Cuando Adorno hace
esa afirmación tan rotunda no parece que conozca el que será uno
de los libros esenciales de respuesta a esa barbarie: Todesfuge (Fuga
de muerte, 1948), de Paul Celan, libro marcado por el asesinato
de su madre de un tiro en la nuca en un campo de concentración
nazi y por el daño que el nazismo había infligido a toda su fami-
lia y a él mismo. Adorno rectificaría aquella respuesta en 1973,
tras leer entonces, confesaba, el libro de Celan, admitiendo que
«el sufrimiento tiene derecho a expresarse y el torturado tiene
derecho a gritar». ¿Pero solo se puede escribir desde el grito y
el sufrimiento?; eso era lo que parecía sostener también a finales
de los años cuarenta Bertolt Brecht cuando escribe en el exilio
su poema «A los que vendrán después», que comienza con esa
referencia a Hölderlin: «Realmente vivo en tiempos sombríos»;
ese poema brechtiano que dice: «¡Qué tiempos estos en los que/
hablar sobre árboles es casi un crimen/ porque supone callar sobre
tantas alevosías!». Muchos de los poemas aquí recogidos demues-
tran que también es posible escribir sobre árboles sin que sea un
crimen y que a veces la belleza se pone aún más de manifiesto en
medio de la adversidad, como ha sucedido, por ejemplo, con la
naturaleza, floreciendo libre en todo su esplendor, incluso en el
mes más cruel, ese abril eliotiano en medio de la pandemia.

Se ha dicho repetidamente en los últimos meses que tal vez ha-


bría que remontarse a los peores días de la Segunda Guerra Mun-
dial (1939-1945) para encontrar un tiempo tan crítico y convulso
como el que estamos viviendo por la pandemia del coronavirus.
Quizás por eso vuelven a resonar aquellas mismas preguntas que se
hicieron entonces. Es pertinente ahora preguntarse: ¿Para qué
poetas en tiempos de pandemia? ¿Es posible escribir poesía en
medio o después de esta experiencia? ¿Sobre qué escriben nues-
tros poetas en esta primavera insólita? En esta nueva encrucijada
pareciera que la oscuridad de la noche del mundo se hubiera he-
cho más intensa. Una oscuridad con otros ingredientes, diferentes

20
a una guerra, una oscuridad en la que parece que, lejano ya el
rastro de los dioses huidos, hubiera venido a instalarse entre no-
sotros un mal invisible y devastador en forma de virus. Como si la
amenaza del mal hubiera venido a ocupar el espacio abandonado
por los dioses, vacío desde hace mucho tiempo de otros valores
que no sean los puramente materiales. Tiempo sombrío este que
nos está tocando vivir. Y este libro quiere ser una respuesta a esas
preguntas de nuestro tiempo.

Pensando en las razones para escribir en tiempos de penuria y en


cómo y por qué escribir poesía en tiempos de pandemia, me viene
una y otra vez a la cabeza una de las mejores imágenes que haya
podido leer nunca sobre el sentido de la creación en general y de
la creación poética en particular, en las circunstancias más adver-
sas. Me refiero al discurso pronunciado por el escritor chino Yan
Lianke al recoger en Praga el Premio Internacional de Literatura
Kafka en 2014, un texto publicado en Revista de Occidente en abril
de 2015, en traducción de Taciana Fisac: «Predestinado por el
Cielo y la vida a percibir la oscuridad». En ese texto de Lianke
hay una historia que es una impresionante respuesta alegórica al
cómo escribir en tiempos de penuria:

Recuerdo al ciego de nuestro pueblo que vivió setenta años, y


todos los días a la salida del sol se ponía frente a las montañas
del Este, mirando hacia el sol, y en silencio murmuraba para sí
mismo: «Ahora sé que la luz del sol es negra ¡está bien!».

Y al llegar el invierno, cuando calentaba el sol, murmuraba


con una hermosa sonrisa en el rostro: «¡Cuánto más oscuro,
más cálido!».

Lo más extraño era que aquel hombre ciego de mi pueblo, des-


de joven, tenía varias linternas distintas y, cuando iba caminan-
do de noche siempre llevaba una encendida en la mano; cuanto
más oscuro estaba el cielo, más larga era la linterna y más ilu-
minaba también su luz. Por eso, cuando andaba por las calles

21
del pueblo, en la oscuridad de la noche, la gente le distinguía
desde lejos, y no se tropezaba con él. Es más, cuando al pasar
le rozábamos la espalda, iluminaba el camino con la linterna
para facilitarnos el camino a lo lejos, muy lejos. […] Deseo que
mis escritos y yo seamos precisamente el ciego que enciende
una linterna en la oscuridad, para caminar en medio de ella,
utilizando esa luz limitada que al alumbrar hace posible que
la gente distinga esa misma oscuridad, con el fin de evitarla y
escapar de ella. […] Mientras ese ciego pueda ir informando
del camino por la noche, al pasar rozándole los viandantes, les
alumbrará un trecho, aunque solo sea durante un breve tramo
del trayecto.

En esa historia biográfica de Lianke se resume la gran respuesta:


el poeta es ese ciego «que enciende una linterna en la oscuridad
para caminar en medio de ella y para que los demás la vean». Ese
ciego viene a ser el mismo con el que en el final de su poema «Pan
y vino» Hölderlin responde a su pregunta «¿para qué poetas en
tiempos de penuria?», cuando identifica al poeta con «el que es-
grime antorchas en medio de la noche… ese resplandor de luz
que abre de súbito los ojos». Sólo eso quiere ser este libro, y no es
poco. Que los lectores que lo abran puedan descubrir en ese brillo
iluminador de las linternas y antorchas de estos versos sus res-
puestas a esa pregunta ¿para qué poetas en tiempo de pandemia?

Deseo agradecer por último al Servicio de Actividades Culturales


de la Universidad de Salamanca este espacio donde los poetas
todavía pueden encender sus linternas. Y a los poetas, gracias por
mantener sus versos como antorchas encendidas en medio de la
oscuridad.

Salamanca. Septiembre de 2020

22
A poema abierto
Escribir en tiempos de pandemia
Rosana Acquaroni

A veces el amor entra en una caverna

A veces el amor entra en una caverna


a tientas se estremece
como un eco de lluvia
que deshojara lento su retorno.
Ya estuvimos aquí cuando el deshielo,
lo confirma este lecho de líquenes y musgo,
vestigios que son nuestros
y quedaron dormidos
huellas y huesos que fueron olvidados
y florecen de pronto,
como la niebla esparce su ceniza en el viento.

Ahora estamos aquí, hemos vuelto de nuevo


a esta cueva caliza horadada en la roca.
El amor es regreso,
roto cuenco de pájaros
que presiente su fin,
pues se aprende a morir
a medida que amamos.

Ya estábamos aquí cuando el deshielo,


y una caricia basta
para encender la piedra
para escarbar los restos de un idioma extinguido
que hicimos sin querer
con nuestros cuerpos.

Mi rostro despuntando en la penumbra


tu boca reticente
que se duerme en mi pelo.

25
Hemos entrado aquí
desmemoriados y juntos
como dos desahuciados
a los que les llegó la hora de vivir,
porque todo comienza
dentro de la sangre,
sin dar un paso más.

26
Pilar Adón

Aridez

Escribir mi nombre y seguir.


Cortar mi yo en la tierra. Y el vértigo
de cada desvío: Alice Springs.
Por no flotar. El desmayo
que me habita en la tráquea como una pitón
retorcida en nudos que no se sueltan
ni me sueltan.
El amor asociado al miedo. La vida-miedo,
el día-miedo. Y el vértigo. El tiempo y su tragedia.
El olor a tierra que queda lejos,
y la bestia
que me pregunta ¿por qué lo haces? Día a día.
Desmenuzarte. Permitir que el montebosque
sea inaccesible.
No fortificarte. En el sentido de ser piedra.
Raíz de árbol. Hueco de madriguera.

¿Cómo reconocerme, reconocernos,


tras la blanca mudanza?
Piel que vira en pellejo y resbala por el rostro abajo
en pliegues de pura vejez.
Grietas de una hondura verde
en las que podría alojarse un cuervo.
Y la sequedad. Carencia de lagos, luz real.
La aridez de cada alborada. El terror
que es pura entraña
en una fuente de la que sólo mana el deber.
Fluyendo río Darling abajo.
Desatendiendo la advertencia
de que algo llega, alguien llega,

27
y se va con su adiós de Casandra desdeñada.
Sin el peso de la alforja diaria
que nos convierte en mulas.
Piel de asno. Esa niña. Un ojito.
Dos ojitos.
Tres ojitos.
Dar la espalda y alejarse
por el sendero de los tulipanes y las cebras salvajes
silbando una canción inventada.
Las manos entretejidas. Harta de que mi definición
sea el miedo.
Mi acción, la inacción.
La creencia de que lo que se memoriza pasa a la carne
y lo que vive en la carne nos alimenta: Me from Myself–to banish–
Had I Art– (642)

Aquí sigo y aquí siguen


mi cabeza y sus sonidos ignorados.
Como si (también a mí)
me hubiesen escupido en la boca.

28
Carlos Aganzo

La pulpa

No salgas al jardín hasta que escampe.


Deja al agua que lave,
con su batir de lágrimas antiguas,
los residuos del mundo.
Y administra con celo la ternura.

Deja que las palabras verdaderas


se asienten, tomen poso
en la celda sin luz del cautiverio.
Por no escribir, no escribas.
No temas que un adverbio se extravíe.
Guarda más bien la pulpa
en una estancia seca,
a salvo de las uñas del diluvio.

No tengas prisa, amiga, no malgastes


tu ración de silencio.
Y en silencio prepara
tu chapeo, tus zapatos,
tu paraguas, tu risa.
Tus labios de besar.
Tus palabras dispuestas
a pronunciar de nuevo la alegría.

Más alta tu mirada.


Más cálidas tus manos.
Más diáfana tu voz
cuando tus pies regresen al camino.

29
Marta Agudo

El marco de la ventana

El marco de la ventana nos determina.


Limitación conjugada y al mismo tiempo
pauta de lo desconocido.

Y el sol que no se cansa de amanecer…


El cristal delata su elocuencia
y ordena los sucesos de la nueva oportunidad.

Ven aquí y respira,


es un aire que no enferma ni delata,
que podrá auscultarse sin rencor
porque fue a la vez oxígeno, fractura.

Y el sol que no se cansa…

30
Daniel Aguirre Oteiza

«y bien real que es»

«y bien real que es»


qué
espectro era esto
de par

en par abierto cuanto


hubo
te indetermina viviendo aún
al día
y mal
que bien te escribe olvido

de este hilo al suyo


y por cortar
también la turbulencia pende
de cada orden
del día perseguido
por otro madrugar entre ti
y tanta ligadura

insaciable pesa
esta inadaptación y aún
modula más preguntas
dentro
de todas las respuestas que recorren
lo real
como quien corre eligiendo
huir de claro
en claro

31
quién
responderá entonces por los suyos
entre los chivos que nos restan
para que no
que no expíen
otros aún por despertar
y salir ágiles
a cada encuentro

quién
por el espectro que se acerca
a este turbio espectáculo
de recordarnos
contemplando
a tantos correligionarios
aún entredormidos

32
Carlos Alcorta

Un accidente

Quien teme sufrir, sufre ya de lo que teme.


Montaigne

La dificultad física que entraña


acomodarse a un brazo escayolado
exterioriza las debilidades
del cuerpo, la absoluta sumisión
de los sentidos a la mala suerte.
El vibrante arco de la mano ociosa
confirma que un accidente fortuito
ocasiona fatales consecuencias
y te convierte en presa fácil y susceptible
de padecer un nuevo contratiempo.

Del citado desorden da cuenta el reducido


medio en el que suceden tus acciones
–ahora confinadas en un precario espacio–,
la ruptura instintiva de los hábitos
que dan cabal sentido a la existencia.
Pero, desde filósofos socráticos
hasta moralistas contemporáneos,
dicen que la adversidad fortalece
el carácter y quien no se somete a su dominio
y se gobierna con destreza y tiento,
sin extender ni reforzar su séquito,
recibe provechosos resultados
porque veta que otros humores
más dañinos avancen sin escollo
alguno y causen al final mayor
merma que beneficio.

33
Quien recompone formas
y amplia sus aptitudes naturales
restaura su destino, corrige esa injusticia
y de su ciencia emerge un yo curado.

34
Jesús Alonso Ovejero

Se equivocan quienes piensan que fue efecto de la cuarentena

Se equivocan quienes piensan que fue efecto de la cuarentena,


el ansia de evadirse. Bastaba con batir los diez mil pasos con las obras
completas de Borges en la cabeza, la satisfacción de sacar los andares
de María Kodama, el ir y venir por la escalera compartiendo con los
vecinos el olor del bizcocho, los ejercicios respiratorios para vencer el
miedo a hacerse mascota de uno mismo.
Pudiera haber sido un acceso de oso polar, ese deslumbramiento, el
farol a paisaje de los pliegues, trazados por los cuerpos, en las sabanas,
el ingenuo disimulo de su carácter efímero. Fuera lo que fuera, supo
entonces que ya no habría mañana sin que fijara el mapa fidedigno de
aquellos territorios.
Hasta leerlos. Por si hubiera alguna página repetida.

35
Gonzalo Alonso-Bartol

De la desolación

Comenzar: las palabras deslícense. No hay nada


que decir.
Aníbal Núñez

A través del cristal la primavera


tiembla en mis manos…
De repente
–y salgo del poema–
en la habitación de al lado alguien golpea
la pared con sus puños…

Por fin los golpes se detienen


–y espero un grito,
una herida que llene
el vacío que ha creado este silencio doloroso.

Pero no llega el grito,


solo el rumor confuso de unas lágrimas.

Vuelvo al poema
–Me acaricia la luz como si fuera nieve–
en el que estaba antes
de que unos golpes me devolvieran al mundo
–pero también el poema se ha llenado de ruido y de tristeza.

Y ya no tienen sentido las palabras.


Y tengo que cerrar los ojos para no llorar.

36
Lucinio Alonso

Libros

Florecieron los libros


en las estanterías.

Llegó el confinamiento
y de pronto entreabrieron
las olvidadas páginas sus pétalos
y libraron aromas escondidos,
fragancias encerradas
que llenaron de vida el tiempo muerto.

Primavera de un tiempo ensimismado


para entablar un diálogo
con vivos y con muertos,
que decía Quevedo.

Estas flores ocultas


en estantes que escalan y tapizan
las paredes domésticas
se desperezan y nos van llamando.
Su aroma irresistible nos convoca
a la celebración inesperada
de esta fiesta llamada primavera
de libros florecidos.

Perderse en el jardín
de los libros que esperan, rosaledas
desplegadas al sol de los hogares,
praderas donde brotan diminutas
margaritas humildes,
narcisos, mariposas y jacintos.

37
Fiesta de los jardines de los libros,
primavera de páginas fragantes.
Confinamiento y ensimismamiento.

38
Maribel Andrés Llamero

Pueblo salvaje IV

Sobre el polvo y las rocas descalzos,


asidos por el vientre van buscando,
cimarrones, los valles.
Los que se sostuvieron siguen el vuelo de los mirlos,
avanzan reposados como lluvia
honrando la geografía,
sorteando las piedras artificiales, ignotas,
escombros de puentes e iglesias
que hubieran querido llevarlos
adonde no pertenecían.

Muertos los espejismos ya marchan.


Sus navíos
quieren horizonte,
la maravilla que se presiente.
Caminan con el tiempo del alma
entre vaivenes y estaciones,
porque no conocen la línea recta.
Juntos nada les aflige sino el invierno.
No tienen miedo a la adversidad, no temen
a los precipicios, cimarrones, cimarrones,
son
tenaces y obstinados con el porvenir,
porque sienten
el futuro
palpitando
en sus venas.

Tienen pan
y agua.

39
Celebran sin desaliento la alegría con licores.
Se abrazan.

Respiran.

Agotan el atardecer
y cuando llega la sombra cierran los ojos y descansan serenos
y sueñan
aguardando la vida
que retoña al sol.

Con los rumores del amanecer


han acordado al nuevo día,
y borrachos de luminosidad
ya avanzan sin mirar lo perdido, cantando
al deslumbramiento de este momento
de ahora
con la profundidad del que siente la vida como es,
fugaz,
con la emoción de ser
los primeros
y los últimos
hombres.

40
Vicente Araguas

La vida aquí a lo lejos

If tomorrow wasn´t such


a long time.
Bob Dylan

Ayer tenía maneras de pájaro


burlando los cepos, alegremente
nada, con modos lluviosos, con cosas
de orate que lanza calderos
cargados de monedas sobre los viandantes.
Ayer era un vuelo tan peregrino,
tan halcón peregrino
y punta de lanza y blanco de nieve,
ayer de puntillas por las alcobas
empezando siempre, de nuevo.
Ayer era el pañuelo que se arruga
en la mano, de tanto,
de tan largo, de tan intenso
cualquier adiós que nunca
debe venir, no debe.
Ayer me recuerda a mañana,
ayer, aquí a lo lejos.
Mañana, con sus piernas ligeras
y el modo de besar
como si nunca,
como si nada.

41
Beñat Arginzoniz

De qué oscuridad venimos

De qué oscuridad venimos,


de qué combate desolado nos levantamos
para seguir cayendo,
en la lucha de los cuerpos contra el olvido,
en la lucha ciega de los cuerpos
contra el dolor sin nadie.
¿Lo sabes tú?
Sabes tú qué son estas sombras
que a mi lado pasan sin demandar ya nada,
y qué estos hombres oscuros que a mi lado yacen
como un conjuro inútil o una fórmula vacía.
Dímelo si lo sabes, y dime si hay vida
o si ésta es la única vida posible,
este lugar donde llorar a solas
mientras la luna se oculta y el recuerdo palidece.
Te lo pregunto a ti porque es extraño, es extraño
que no nos veamos cuando estamos juntos,
y que nada sepamos mientras la piedra del corazón
sigue cayendo.
Quizá sea de noche y estemos los dos solos,
lejos del ruido de las palabras
y del esfuerzo inútil de los días,
lejos del mundo y su rumor sangriento.
Quizá sea de noche
y estemos finalmente los dos solos,
y no quede ya del sueño o el delirio
ni siquiera su estructura: la esperanza;
y no quede ya sino la mudez secreta de tus labios,
como una oración que nada pide,
como una plegaria que no aleja

42
ni descifra tu misterio.
Pero la noche es suave,
la noche es suave como una madre desolada,
y en sus ojos azules el mundo llora su vértigo:
tanta belleza para morir más y más,
tanta belleza para seguir muriendo.
Es extraño, pero es cierto,
y el no saber nunca cuándo ni por qué,
y el no saber nada y seguir cayendo.
De qué combate desolado,
de qué oscuridad venimos.
¿Lo sabes tú? Te lo pregunto
mientras crece la cifra absurda del dolor
y una mano invisible nos empuja
como en una invitación desesperada
a participar de lo humano, de su ferocidad,
de su torpe alegría.
Te lo pregunto porque el dolor no tiene nombre,
el dolor es apenas una mano
donde un pájaro se posa o una flor se desvanece,
una mano invisible que señala
el cómputo horrible de los días.
El aire olvida los rostros
y todo sigue ardiendo debajo de la luz.
Por eso te pregunto de qué esperanza venimos,
de qué combate desolado nos levantamos
para seguir cayendo,
te lo pregunto a ti que caminas
por los densos valles de sombra,
y eres como una flor sin esperanza,
te lo pregunto una vez más
porque eres la última flor,
la última rosa frente al rostro interminable
de todas las ausencias.

43
Edda Armas

Sol abierto cuando pase la pandemia

La vida está hecha para comenzar de nuevo.


Hannah Arendt

Hoy que las extraño, me dice de ellas


el canto animado del Cristofué
desde la rama cercana a mi ventana,
señal de que no estamos solos.

El carrusel se detuvo.

Por ahora, afilemos la paciencia.


Crucemos temblando este trance, amargo,
insospechado,
que nos seca la garganta;
sin poder comprender cómo se apagan
tantas vidas en un solo día,
al siguiente día, sin pausa, y al otro…

En el jardín al que acudo en busca


de bocanadas frescas de
aire,
hallo el movimiento del brote
en nuestro improvisado huerto.

Resistir. Expandir límites


en una, aún dentro de la casa.
Afilar ideas y rutinas, levitar
soñando, enviando hilos de voz
acopiando imágenes
de los encuentros face to face

44
limpiando instantes
rostros y voces añoradas.

Desinfectemos
cada espacio
cada mano
cada alimento
cada aversión
toda manía
también los mapas
cada ruta venidera
y soltemos lo inútil.

La mirada vuelca
en actos solidarios.

El espejo sigue allí.

Rostro con trazas de miedo.


Afuera no se detiene la muerte.
Las noticias golpean, la nuca.
Cesan los rituales de despedidas.
Se impone la cruel distancia entre las pieles.
La rapiña coronavirus invisible se desplaza
con garras afiladas y dispara la pandemia.
El luto se hace colectivo. Ojeamos.
A fondo de ojos el dolor irreversible.

Cada rincón nos aloja con novedad.


A través de las rendijas
sobrellevamos lo espeso de las horas.
Con tapabocas puesto.
Distancia de metro y medio hacia el otro.
Las manos frotadas, obsesivamente.
Vale como nunca antes

45
todo intento de toque
para ganar una acción mínima al día.
Huellas de vida.

Confinados resumimos de qué adolecemos,


y máscaras ponemos a la soledad. Rezamos.
A la calle nos devolverá la luz abierta, no iguales
sino otros, dicen algunos, ojalá que mejores.
En el reseteado tiempo que se impondrá
reparando tal vez algunas grietas interiores y
los botones caídos al abrigo de los abrazos.

La ventana accesible a la luz presume de ala.


Enredadera corrediza sobre nuestros días.
Lo vegetal reclama. Lame heridas.
Bebamos el canto de su sangre verde.
Al brindar, respiremos el agua de lluvia
en el fortuito cruce de las pupilas.
Escuchémosles en cada gota caída
a los idos, posados en la rama del sol abierto.

(Mantra. Llamó para saber cómo están hoy


hijas mías, volverles a decir lo mucho que las
extraño y lo infinito que las amo. Mantra)

El azul abierto desabrochará deseos


en la promesa de celebrar otras mañanas
con paseos y un sinfín de abrazos,
mientras el olor a café pone a flote la casa y
la vida con un abrigo de memorias.

a mis hijas, Camila y Jimena

Caracas. 7 de Abril de 2020

46
Carlos Aurtenetxe

De la putrefacción de las manzanas

Por los caminos sin luna


vigilaré la partida de los hombres, y de los hermanos
de los hombres,
bajo la hierba del tiempo.

Del don
de la belleza, de la putrefacción de las manzanas
diré el capricho de la gloria,
del amor,
y la canción de sus esclavos,
y el sabor ácido, sublime, de la injusticia de los campos
al azar,
en su quebranto,
como un vaho dulce,
bajo los nombres inventados de la tierra.

47
Subhro Bandopadhyay

En los jardines de Lodi

a Octavio Paz

La calle que va hacia el patio lleno de pavorreales


Está allí el mausoleo
decorado con azulejo turco
que todavía emite pájaros,
colores –azul turqués,
azul gris de los monzones
desde el verde hasta otra vez
el azul pedregoso
de las aves nectarinas en abril–

nos puede llevar a un minarete áspero


del sonido de los pájaros

El tiempo es un viejo retrovisor


que ya no detecta los edificios recientes

Solo sabe izar el minarete


del sonido del fuego de los pájaros

48
Jorge Barco Ingelmo

Razón de un vuelo

No sabes si hombre o máquina, la suerte


o el deseo, qué es lo que te sitúa
en este punto exacto de la tierra,
en un lugar cualquiera que fue centro
del mundo, en el instante concreto
en que un pájaro se posa en tu ventana y tú lo miras
y te das cuenta entonces
de que estás aquí para cantarlo.

49
Juan Barja

Canciones sin cuerpo

1.
En la arena del sueño, floración.
Giro seco, la cuerda, su hemisferio.

En la arena del cuerpo, en su mantillo,


negativo, su espacio,
y la plegaria,
huso denso,

la puerta,
su deriva.

En la hoguera del sueño,


¿floración?

2.
Agua, plata fundida por el sueño,
fría voz del espejo,
luz de sombra.

3.
La palabra: carbón.

Danza el sonido,
silba, alienta, la rueda y,
de su eje,
el espacio se queja
–temblor puro–.

50
Gira el viento –la rueda–,
el aire, el arco,
núcleo oscuro, respira y,
en su origen,

encendida, la brasa: la palabra.

51
Noni Benegas

Obra

Pero un artista es un perro


que sigue la huella y nunca
la pierde, aunque se demore
en múltiples vericuetos,
que deja caer en pos de aquello
que le come el seso.
Eso
sin lo cual apenas hay
reflejos, pasiones temporales,
proyecciones del cuerpo
en otros.

Hablo de soledad a la manera


de Dickinson, de Lispector,
sin un tiro ni una queja,
la que extiende el pentagrama
del día y toca todas las notas,
de la aguda a la gruesa,
agridulce o negra.
Escribe ese día con fusas y corcheas,
escorchada de sí misma,
un solo día largo
que dura la vida entera.

52
Víctor Bermúdez

Circumambulatio

Circumambulatio. Camino rodeando la punzada.


Refugio móvil, árbol aire. Tawaf – ritual obligatorio
de siete vueltas alrededor de la Kaaba que hacen
algunos musulmanes en peregrinación hacia la
Meca. Hay también quienes optan por dar vueltas
alrededor de una deidad, de un templo, de una
estatua. En sánscrito se llama pradáksina. El paso es
uno. Guarda su dirección, su orientación mudanza.
Vivo en el giro, anclo en la flotación silbando. Muta
la trayectoria, muta el asfalto. Muta el nombre del
suelo suelo absoluto.
Me mira y me dibuja el movimiento. Conquistar la
repetición desprendimientos. El suelo nos conoce,
su material delgado. El pasado se esconde adentro
de la piedra. Deshacerse en el paso. Transitar,
transitar las orquídeas que sueñan debajo de la
nieve. Custodiar el trayecto del coleóptero. Que la
verdad te alcance caminando. Agua el suelo. Rodear
una vez más el disparo sedoso del asfalto. La
estrategia es cansarse, dar vuelta, irse. Eterno algo
de la piedra al aire. Respirar al ritmo de los sauces.
Ramas de viento delante, hojas de agua, escucho el
equilibrio. En cada paso réplica. Réplica también el
gesto, el cuerpo réplica, palabra. Yo mismo me
convierto en una réplica. Copia, repetición, traslado,
soy réplicas de mí que me preceden –

53
Isabel Bernardo

Aprisa, en busca del aire

No acierto a saber si vivo en el campo o si acaso


el campo vive en mí.
Todo mi alrededor se ha hecho un salmo
en bonancible vuelo
que sorprendentemente no teme al aire.
Los ganados pacen en su natural costumbre y en la charca
detienen
su grácil apostura las garzas; las patas
hundidas en el velo de las flores, los ojos al soslayo
del veloz culebreo de las larvas, entre las nubes
arracimadas
que hoy empantanan de cielo el agua.

Sin embargo hace días que ya no viene el furgón


del pan;
tampoco el bus que lleva y trae el feliz alboroto
de los niños al colegio.
Hace días que Alejandro dejó de dar el paseo de las diez
y el de las seis; hace días que no zumba el oreo
blanco de las sábanas.

Así y todo quiero creer que Dios está muy cerca.


Aun cuando las chácharas del pueblo
acobardadas
callan; aun cuando más allá de estas praderas la ciudad me abraza
desde sus balcones
con un insólito silencio que al llegar la noche estalla
en las palmas de las manos.

54
Abro mis oídos a la soledad y a las distancias para escucharlas.
En la intemperie de la encina un cuco de marzo
desbasta
sus incipientes gorjeos.
En pocas horas lo conseguirá. No hay pájaro
que le niegue su pulmón al sol.
He de salir aprisa en busca del aire con las palabras
y regresar
con un himno de incienso y luz para las gentes.

55
Leire Bilbao
Era un mañana normal y corriente

Era un mañana normal y corriente


noté una piedra en la espalda.
Al principio no le di mayor importancia
hasta que me di cuenta de que mi espinazo
se iba encorvando con la tozudez de un sauce.
Extendí mis brazos hacia atrás
me toque a tientas
como quien atraviesa un pasillo oscuro.
Tenía dos pilares en los omóplatos
un muro de contención en el corazón.

Me había convertido en una especie de reptil


animal resbaladizo que lleva su casa a hombros.

Seguí hacia adelante arrastrándome.


Me hice a aquella casa de cascarón.

Y abrí otra ventana


para asomarme y mirar
los días de lluvia.

Goiz arrunt bat zen


harri konkor bat igarri nuen bizkarrean/ hasieran ez nion garrantzirik eman/
egunak joan ziren bizkarra/ sahats baten setaz makurtzen zihoala ohartu nint-
zen arte/ besoak luzatu nituen atzerantz tentuz/ haztamuka ukitu nintzen/ ko-
rridore ilun batean oinez doana legez./ Zutabe sendo bana nuen omoplatoetan/
egonarria sorbaldan/ harrizko hormak eta beirarik gabeko leiho bakan bat-
zuk.// Narrasti bilakatua/ barraskilo eta dortoken antzera/ bizilekua gainean
zeraman animalia irristakorra nintzen.// Herrestan jarraitu nuen aurrerantz/
oskolezko etxe hari egin nintzaion.// Eta beste leiho bat zabaldu nuen/ euria
egiten zuenean begira jartzeko.

56
Ana Blandiana
Elegía matinal

Al principio prometí callarme, luego, por la mañana,


Os he visto aparecer con la ceniza en las puertas
Sembrando, como se siembra el trigo, la ceniza.
Y no aguante más y grité: ¿Qué hacéis? ¿Qué hacéis?
Para vosotros he nevado toda la noche sobre la ciudad,
Para vosotros he blanqueado toda la noche:¡ah,
Si entendierais lo difícil que es nevar!
Anoche en cuanto os quedasteis dormidos salí afuera.
Allí hacía oscuro y frío. Yo debía
Volar hasta el punto único en el que
El vacío hace girar a su alrededor los soles y los apaga
Y tenía que hacer refulgir un momento más aquel ángulo
Para volver nevando entre vosotros.
Cada copo lo he pensado, pesado, probado,
Modelado, bruñido con la mirada,
Y ahora me caigo de sueño y cansancio, tengo fiebre.
Observo cómo sembráis el polvo del fuego muerto
Sobre mi blanca obra y sonriendo os confieso:
Vendrán nevadas mucho más copiosas después de mí –
Y todo lo blanco del mundo nevará sobre vosotros,
Intentad entender su ley desde ahora,
Vendrán gigantescas nevadas blancas después de nosotros,
Y no vais a tener suficiente ceniza,
Y desde pequeños los niños aprenderán a hacer que nieve,
Y lo blanco cubrirá vuestro débil rechazo

Y la tierra entrará en la rotación de las estrellas


Como un astro de nieve ardiendo.

Traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa.

57
Coral Bracho

Hoy

¿Por qué era una salamandra


la que estaba en la entrada, y no la zorra blanca
que protege a los Inuit?
(La que cuelga su abrigo junto a las puertas
y entra a las cabañas para limpiarlas
si la muerte está cerca.)
¿Había limpiado ya la casa? ¿El polvo fino
que la cubría era nieve?
«Vive en el fuego»,
tal vez quiso decir. «Hoy»
–diría más tarde el hombrecillo
junto a la cama
de los padres, de los abuelos,
en la amplitud veraniega de una casa encendida,
de pisos frescos. «Hoy»
–volvía a insistir: «Hoy».

58
Pureza Canelo

Tantas veces la escritura se vacía

Tantas veces la escritura se vacía sin entender el músculo que la impulsa.


De esa carencia nace la torpe expresión, con o sin retórica.

Otras, la escritura coge el patín y la mano se desborda en yacimiento


de la palabra a más. Momentos de apresarla sin pudor. Luego habrá que
rebajarlo todo, pero está el acopio.

Puede haber un cuerpo extraño en los caminos: la escritura agónica. No


se sabe por dónde se pierde en los parajes del decir. Va a rastras, anida
en suelo, ni crece ni se mueve en deseo.

Incontables situaciones en la escritura cuando torpeza, yacimiento,


agonía, se agrandan por la falta de instinto y de fe en ella.

He padecido todo esto más lo que olvido ahora.

El padecimiento es la enseña que mostramos para justificar nuestra falta


de voz, de vuelo. Tampoco la constancia es merecedora de elogio.

Las ventanas se van cerrando solas. Creo en la retirada.

En la retirada excelsa, al fin. Liberarte como nunca, la cabeza de frente,


al son de un destino. Cuando el autor olvida el nombre de sus libros es
que no supo rematar la faena, no fue creación, enredó bastante, no supo.

No haber conseguido un ápice de sabiduría poética como lo exigía el


reto de mundo. La vereda del adiós va poniendo sus calles: árbol del
esfuerzo, árbol del aprendiz, árbol de lo inasible, árbol de un árbol
que morirá.

59
En la retirada me muevo ya como pez que conoce los secretos de las
algas para el ocultamiento y segura desaparición.

Ninguna hazaña has ofrecido en la brevedad de tu paso terrícola. Y mira


que has buscado con ahínco el sentido de ráfaga que eras de existencia.
Pero la tortura de ¿qué es esto, dónde estoy? cortaba el paso a todo lo
que enfilabas.

De este buscar has llegado a contemplación, contemplación finalísima.

60
Marcos Canteli

Falling Skies

Flor de cerezo miran llevan diciendo siglos los japoneses

accedemos al mundo cada día


vemos el día en imágenes
y el yo quiere decir su yo al yo que dice su yo

como en un juego ¿culo lujoso con flores y purpurina


o culo bonito? ayer los dos mano a mano
la liaron parda

que nos oxidemos como cobre no quita presta

atención a los detalles de


los detalles
sueña dónde y cómo elijes vivir porque si el mundo se derrumba
tendremos que resistir según
nos vamos

en pequeños grupos vive y aprende


lo que hay debajo
lo que la mariposa que se posa y pasa
de tu mano sabe

un animal diferente el sentimiento que no se expresa

parece que soy yo


pero soy somos son otros

mariposa cómo permitirse la palabra


ángel si por verdad se entiende de verdad

61
nuestra narrativa mejor
dibujitos

a la lumbre y a la sopa común

voy a dibujarte a ti

voy a dibujar a mi madre cuando se vaya

vais a dibujarme a mí cuando volvamos

a la lumbre y a la sopa común

62
Natalia Carbajosa

Presente

Ya entra el sol por la bocana del puerto.


Pronto atracará aquí, entre los norays,
y nombrará, al tocarlas,
todas las cosas: las cimas de los montes y los mástiles,
las puntas de las palmeras.
Retrocede el relente de la noche,
ese que lame los bordillos,
al compás de un repique
que convoca al día. Ya viene,
ya brota la mañana entre las grúas,
las naves, las nubes, el sedal.
Como búhos de agua, los faros se echan a dormir.
La jornada, alegre o triste, se derrama.
Quien así lo desee, que se acerque
y la toque, la pruebe, la recoja.
Hay de sobra y para todos.
Y nunca está de más guardar en el bolsillo
para noches sin barco ni arribada
un poco, un poco de claridad.

63
Miguel Casado

Traigo a la mesa el zumo

Traigo a la mesa el zumo


de naranja en los vasos
levemente azulados. De su propia
energía parece que manaran burbujas,
con lentitud se saborean, las fibras
blandas de pulpa, la acidez
estimulante. Levantamos
el paréntesis del vaso, recuerdo
de la tarde de primavera, el limpio
perfil de los cipreses, que está
ahí mismo, donde no estamos.
Como si la llamáramos a nosotros,
le dijéramos que nos espere.

64
Francisco Castaño

Meditaciones desde mi guarida

 out ce que l’homme pouvait gagner au jeu de la peste et de


T
la vie, c’était la connaissance et la mémoire.
Albert Camus, La Peste

1
Una sociedad que tolera
Que sea negocio la salud,
Es una sociedad enferma.

2
Se ve que, como son pastores de almas,
No les importa el cuerpo,
Y al ser su reino de otro mundo, pasan
De lo que está ocurriendo.

¿Qué entenderán por caridad cristiana?


Podrían ofrecer sus muchos centros
–Libres, ¿por qué?, de cargas–
Para albergar enfermos,
O algo de las ganancias
De sus cepillos negros.

Si saben, además, que así se ganan


Un lugar en su cielo.
Se ve que ni se creen sus añagazas.

3
O bien no ve o finge que no ve.
La fe no existe sin la mala fe.

65
4
Con el dinero que se dio a los bancos
Para saciar su aurívoro apetito,
Habría para más de veinte años
De Ingreso Vital Mínimo.

¿No hay nadie que se atreva a reclamárselo?


¿Acaso a los políticos
Los tienen con sus deudas maniatados?
¿O a que les cierren, les da miedo, el grifo?

¿No habría que hacer algo?


Lengua sin manos soy. Por eso escribo.

5
A quien de esta crisis
Quiere sacar fruto
Y en fracaso ajeno
Cimentar su triunfo:

El error del otro


No es acierto tuyo.

6
Nada se ha conseguido todavía
Si no lo defendemos cada día.

66
Julia Castillo

Místico solo [Fragmento]

[…]
Pero el mosaico de nombres
no vale:
los pétalos en torno a la rosa
no son la rosa–
ni por eso.
Cuando la continuidad rosa-pétalo
se quiebra–
y la rosa que permanecía
atenazada
por la espina–
nos descubre
que aquello que la está matando
son las volutas invisibles
del verdadero gusano–
que es su olor–
o sea, que es en las fauces
del perfume
que la rosa muere–
entonces manifiesto:
no sé cómo escribo.
… Ni lo sonoro–
puede transcribirse:
únicamente se «reescribe»
lo sucesivo.
Es solidaridad
con la forma.

67
La expresión
tiene su origen
en esa escucha–
que es preciso rasgar–
no en hoja de papel.
Dónde quedan
La cabaña–
el mantel, la hoguera
sino a punto de extinguirse–
de ir a formar parte del
total holograma
–en el orlo extremo–
de uno de los muchos
universos de ahí fuera-
huérfanos todos […]

68
Antón Castro

El faro
 
Yo he vivido en un faro
casi una década entera.
Es algo más que especial, indefinible.
Respira el mar con su bramido en tu aliento,
muy dentro, como si te hubiera poseído,
y derrama sueños y sacudidas en tu cabeza.
Estás ahí, en el promontorio, ante la fiera espuma
viendo los barcos que avanzan, las aves celestes,
el paso incesante de las nubes y sus caprichos.
Estás ahí y juegas a distinguir todos los vientos
y la intensidad de los olores,
calibras las distancias, la transparencia del agua,
el ritmo de las corrientes.
Y te gusta mirar a lo lejos, adivinar ciudades,
otros faros que abrigan de la soledad de las tormentas,
te gusta observar y medir el temblor de las mareas
e imaginas que reconoces a los marinos:
a esos capitanes intrépidos y soñadores
que persiguen, casi por igual, la aventura,
la libertad y los bancos de peces.
Cuando cae la tarde, con el corazón henchido
de presagios, se enciende la linterna
y gira una y otra vez sobre sí misma
como si reconociese su rotación y su latido.
Ya de noche, el faro es el guardián, el centinela
y el protector contra cualquier inclemencia.
Todo se vuelve enigmático y no hay luz más sagrada
que la suya para la oscuridad del alma,
para iluminar a todos aquellos que faenan
o pretenden ese puerto de paz que es
la antesala del amor, el largo camino a casa.

69
Juana Castro

Santuarios

Eran luces, gargantas de la siesta


por las laderas húmedas.
Piedras, muros, ventanas
al confín de los ojos.
Albarradas ardidas, mordidas
al hambre y al secreto de los siglos.

Pero éramos niñas entonces y cantábamos.


Cantábamos encima de los limpios peñascos
y la vida y el mundo iban a ser eternos.

Pasó luego el tren AVE y arrancó las ventanas


y arrasó las encinas, y la niña y las lastras.
El campo ahora es un silencio
atronador y terco que regresa.
Y que busca.

Cuando el tren atraviesa mis rosas del antaño,


me recuerdo tortuga, y luciérnaga y liebre
corriendo. Por los campos corriendo
entre espigas y riscos y lanchares.

Oteros, atalayas, peñascos, altas piedras.


Vida mía. Memoria.

70
Luisa Castro

La percepción

I.
La percepción
de muchas cosas
prescribe

de golpe se desvanece

la opinión
el escudo que protege el corazón
cae

y no se oye ruido alguno

la sabiduría es una abstinencia

modifica los grupos humanos


que en ese instante se ven involucrados
o entran en contacto o proximidad
con el individuo portador de luz

aunque solo sea de modo coyuntural


su influencia se deja sentir
porque todo se ordena en su perímetro

pero no hace ruido alguno

hace felices a los hombres

71
Jeannette L. Clariond

Hoy que miras la cicatriz

La luz de la lámpara reabre esta cicatriz.


Brilla el espíritu del tiempo en el empeine
ganchado
aquella tarde en la alambrada:


mirabas
y tu mirada amarilleaba el horizonte.
Lejos flotaba la casa.

Aquella mano esgrafió su mancha en mi piel


y arrancó las púas.
La crin del cielo ardió contra el pastizal.

No toques tus ojos, contén la respiración y calla.

72
Ben Clark

Steven Soderbergh dirige tu tedio

Fue como en las películas de Hollywood.


Encendimos la tele
y el presidente dijo que era grave.
Entonces es muy grave, dijo padre.
Se acumulaba marzo
sobre la estantería de mis libros
y los poemas tristes calentaban los músculos.
Puede que haya llegado ya ese golpe
dije en voz alta y nadie me hizo caso.
Fue como en las películas: los trajes
protectores, las calles sin un alma,
la simiente egoísta
germinando feliz en nuestros ojos.
Camus se reiría a carcajadas
dije en la cena y nadie dijo nada.
No, no fue en absoluto como es en las películas.
Hubo días muy largos sin lectura
y sin noticias nuevas y sin ruidos
fuertes; días de cuerpos
recorriendo pasillos en penumbra
sin saludarse apenas, sin mirarse,
días en los que el nombre de las cosas
podía intercambiarse con gruñidos
indolentes, blasfemias y promesas
que nadie pretendía mantener.
¿No te parece igual que una película?
Dijo madre y le dije sí; lo mismo.
Y pasaron semanas, meses, años,
quién sabe el tiempo, el caso es que un buen día
el presidente dijo

73
que había terminado todo aquello.
Que había terminado la película.
Y padre abrió champaña y madre abrió
las ventanas y yo
regresé a la pequeña biblioteca
pensando en si debía
escribir o leer.
Alguien tocó la puerta. Era mi hermano.
Vente al salón, me dijo,
que quieren que veamos una peli.

74
Marga Clark
La ira del mundo

Vislumbro tu rostro escondido


entre miles de espejos
rotos en añicos

tu cuerpo lacerado
por las heridas de un tiempo
perdido y humillado

Vislumbro en tus manos


la ira del mundo

la vida desmayada
en tu puño cerrado

Vislumbro el fulgor
el sueño
la penumbra

tus huellas devoradas


por la osadía
de un buitre

tu olor malva

Vislumbro lo insondable
lo indecible
lo recóndito

tu sangre derramada en mi crepúsculo

Me desvanezco en tu niebla

75
Antonio Colinas

El Emperador regala un caballo al poeta Li Po

Al fin sabrás que solo tus amigos


serán las nubes, los ríos, tu cabaña
al claro de la luna.
Toma esta daga, toma
esta flecha y toma este cuchillo.
Son armas de luz pura, son
para que te defiendas de la envidia
de tantos enemigos.

Daga, flecha, cuchillo


tan solo son este caballo negro
que yo te ofrezco ahora.
Es para que a lomos de él
puedas huir
de esa fama por la que los demás
te adoran o difaman.
Es para que huyas
cabalgando a tu centro
(hacia lo más hondo de ti mismo),
donde habita la paz, donde hallarás la paz
que ya no te da el vino.

76
Luis Felipe Comendador

Comerte con los ojos

Comerte con los ojos porque me están saliendo los dientes de leche
y aún no son cuchillos, pero son incisivos y alumbran el marfil del
proboscídeo que voy a ser en poco tiempo, ese proyecto anfibio
que abre sendas y no sabe cerrarlas, que pasta en los paisajes de la
carne siendo herbívoro y amo de su huella.

Comerte con los ojos porque hay hambre y los pastos escasean por
la falta de lluvias, porque hay necesidad y aún me resta energía
en estos músculos ciegos que son como pistones o murciélagos.

Comerte con los ojos porque hay un no sé qué de acantilado justo


entre las pestañas, y también hay almendras y tarde y noche y
senos.

Comerte con los ojos porque hay que morir solo y una nostalgia
verde se hace trama en las uñas como un viento.

Comerte con los ojos y ser delirio o calma, esqueleto o razones,


muérdago o contrapunto.

Comerte con los ojos y sentirme capaz de la próxima caza, y


colgar en las perchas las piezas que se cobren mis fauces como
una voz o un lirio, y esperar apostado a que las trampas salten y
comience el banquete.

Comerte con los ojos y dibujar el plano de tu coreografía, y


escarbar y engañarme con cierto ardid eterno sobre la hierba
fresca, y verte de perfil con el filtro ultramar, y cruzarte los brazos
como si fueran humo, y fingirte en la arena con trazos impecables.

77
Comerte con los ojos porque debo asombrarme antes de merecerte…
y cribarme la voz y espantar a los pulpos que duermen en el pozo, y
limpiarme de muertos, y hacer eucaristía pagana del reflejo.

Comerte con los ojos porque persistes en enfrentarte a ellos, como


recién nacida para ser comulgada por mi iris hambriento.

Comerte con los ojos y buscar que me ignores para saberte cierta,
y mirarte yaciendo con un candor de hormigas, y sentir tu doblez
como un impedimento de jabón y de agujas.

Comerte con los ojos dejando que el instinto tome caudal


abajo para tornarse ayuno, que el sabor del milagro me hinque
de rodillas entre tus dos pezones… y humillarme sea dulce, y
llagarme sea insomnio, y tenerte sea impúdico.

Comerte con los ojos, y luego con las manos, y luego con la boca
cansada de vigilias.

Comerte en mil posturas, con raíces y almenas, con la garganta


espesa y reincidente, con la piel abismada como en un exterminio.

Comerte… Ensalivarte… Masticarte…, y roer tu columna vertebral


hasta que sea la mía.

78
Celia Corral Cañas

También la incertidumbre entre nosotros

Si se cierra un ojo se ve la mitad del mundo.


Si se cierran los dos, se ve el mundo entero.
José María Cumbreño

Nosotros siempre somos tú y yo,


nosotros, tú y yo y, sin embargo,
también somos aquí, somos ahora,
aquello que nos une y nos aleja,
también este lugar, este momento,
la sombra en el recuerdo del gigante.
El día en que aprendimos a volar,
la forma en que se hundió nuestra utopía.
El discurso del mar, sus inquietudes,
el ritmo en que se estiran los tentáculos
de la invasión del hambre y sus secuelas,
la dura indiferencia al otro lado.
El tacto de la tierra en la mejilla,
las manos infantiles que construyen
la ropa que llevamos con cansancio.
La sangre que horroriza las bañeras,
los bosques convertidos en ciudades.
Las olas que tragamos, la nostalgia,
el lenguaje nocturno de los cuerpos.
La nube en que olvidamos la rutina,
los miércoles insomnes, los naufragios,
las uñas arrancadas, el silencio.
La sed entre el deseo y lo real,
la lluvia de las bombas, el terror,
la risa, las caricias, la esperanza.
El dedo acusatorio que después

79
se deja alimentar por la injusticia
y duerme dulcemente por las noches.
La parte afortunada de este barco,
las grietas que camufla su ignorancia.
La fuerza que decide las noticias
e impone qué sucede hoy en el mundo.
Los porqués sin respuesta, la exigida
costumbre a tener miedo en las tinieblas.
Nosotros, que también somos vosotros.
Nosotros, ojos cómplices, testigos.
Nosotros, los castillos en el aire.
Nosotros, un sonido disonante.
Nosotros, los de siempre, los de ahora:
la primera persona del plural,
los mundos potenciales del pronombre.
También somos aquella primavera,
el sol al que gritamos indignados,
la lucha que eclipsaron los relojes.
También el escenario entumecido
que observa con paciencia el espectáculo.
También la intersección de laberintos,
también la incertidumbre entre nosotros.
Las manos que reprimen otras manos,
las voces que silencian otras voces,
los labios que se expanden lentamente.
El esfuerzo invertido en el agrado,
las horas dedicadas a ser otros.
El vértigo a los pies de la pirámide.
Las alas que nos llevan a otros mundos,
el lúcido optimismo ante el ocaso,
los sueños sin paredes, el color
del paladar incierto del futuro.
El cuerpo que abandona en este instante,
sus últimos impulsos, sus inercias.
Nosotros somos todos, somos nadie.

80
La lágrima que cruza tu paisaje
derrite las escamas del planeta,
enciende aquel recuerdo del gigante.
Por eso, por favor, cierra los ojos.
Nosotros, que ahora no somos tú y yo,
tampoco este lugar, este momento,
ni aquello que nos une y nos aleja,
cerremos nuestros ojos a la vez:
el mundo se estremece en nuestros párpados,
si late significa que vivimos.

81
Luis Correa-Díaz

Las glosas emilianenses today

1 # es cierto que la nodicia de kesos se me adelantó en casi dos


décadas (y varios siglos), y que hoy sería, como lo fue, una
simple aunque aromática lista de cheeses para los oído y las
narices de unos enamorados futuros, plácidamente sentados
entre las sábanas a la mesa de sus amores

2 # igualmente lo es que ya estaba nuestra voz anticipada en


los Cartularies de Valpuesta, según no ha mucho lo declarara la
RAE, que hoy también sería un cantar con tempranas palabras
vivas en el cuerpo de una lengua muriente (un repentino virus,
tal vez, sin cura), del Amado que no comparece más

3 # pero esto no le quita méritos a mis glosas ahora luisianenses,


escritas desde la Amada, casi como una última invitación al amor

4 # es que un día se dirá que representan un romance


latinoamericano más fuerte, que en ellas cualquiera distinción
práctica entre aquel neonato castellano que hablábamos
ayer y este que hablamos hoy -y al que mañana se le buscará
una nodicia o un cartularies tal para no perder la costumbre
filológica- no se nos hace la pura vida que somos

4.1 # por cierto, también en los poemas de Darío que


le escribió Cervantes habría algo por donde empezar;
Borges lo supo; Cardenal lo cosmologizó y lo volvió un
homenaje debido; Sarduy lo sexualizó; Peri-Rossi lo toca
en su playstation; Cerón lo hace performance…, sin fin…,
son tantas y tantos…; hasta habrá alguna cyborg por ahí...;
ay, Sor Juana de nuestra América reggaetonera y de todos
sus ritmos rebeldes…

82
5 # y en traducción al antiguo modo, esta es una de las mías
–la más larguita de todas y que estará en la página 72 del
manuscrito de mi último libro–, y la dejo aquí para que no se
piense que era embuste de la historia nuestra nueva lengua,
vagido todavía resonante en la pradera, siempre orientado al
padre/madre que son al unísono el incipit y el excipit de todo
lo que hemos discutido sin cesar como especie desde nuestro
origen:

Con o aiutorio de nuestro /
dueno Christo, dueno /


salbatore, qual dueno /
get ena honore et qual / duenno
tienet ela /
mandatione con o-ela /
patre-mater con o
spiritu sancto /
en os sieculos de lo siecu /
los. Facanos
Deus Omnipotes /
tal serbitio fere ke /
denante elas suas
faces /
gaudioso segamus. Amen.

83
Luis Alberto de Cuenca

Mientras duermo

para Alicia

Mensajera de bienes, vestida de hermosura


y cubierta de un manto de luz, flor de la sangre
que todavía fluye por mi cuerpo, te siento
viva en todos los actos de mi triste existencia.
Eres tiempo y espacio, historia y geografía
de los restos de vida que me queden. De noche,
mientras duermo, descansas en el bosque sagrado 
de los mitos, y sueñas que el dolor de este mundo 
desaparecerá, fundido en tu crisol
de bruja buena y sabia. Y cuando me despierto,
herido por los lentos puñales de la angustia,
tú sigues en el reino de Morfeo, y te alejas
en busca de ese mar que tanto ansías ver
de nuevo este verano. Y viertes claridades 
desde la nebulosa de tu sueño, y recitas
en silencio poemas contra la oscuridad,
y vives tu quimérica realidad paralela
sin pedir nada a cambio. Por eso, y por el pan 
que los dos compartimos desde hace tantos años,
te celebro y te canto en esta madrugada
con ataque de pánico incluido, y te ofrezco
la región devastada de mi alma, el jardín 
marchito de mi espíritu, y este corazón mío
que aún late en honor tuyo.

Madrid, 27 de abril de 2020

84
Ramon Dachs

Volare
a Ebe

Nuesa desclosa
Com pètals oberts
On l’aire es perfuma

Distès assossec
Nodrint un disturbi
D’efluvis carnals
*
Desnudez expuesta
Como flor abierta
A los cuatro vientos

Distendida calma
Que nutre un disturbio
De efluvios carnales
*
Freschezza sull’erba
Allegro volare

85
Ignacio Dávila

Sin ser siquiera rey

Sin ser siquiera rey, portas corona,


mas en absoluto eres exclusivo,
que aceptas por igual todo ser vivo,
pangolín, murciélago o persona.

Ni al pobre ni al rico tu ira perdona,


y si al anciano eres más lesivo,
del joven no te muestras elusivo,
y no respetas ni país ni zona.

Donde llegas impones cuarentena,


encarcelando gentes sin delito
y decretando en soledad la muerte.

Pero, aunque no habrá victoria sin pena,


¡serás al fin derrotado, maldito,
pues nuestra unión mutará tu suerte!

86
Fernando Díaz San Miguel

Éxodo

Renunciar a la belleza que tuvimos


y no supimos comprender. Saber
que no podemos ir atrás no es tan mala cosa.

Las canciones de antes están plagadas


de lemas estúpidos, y la sonrisa
tranquila de esa chiquilla
será aplastada por la adversidad.

Solo el conocimiento podrá amortiguar


el impacto, pero no se lo digas, ella
está en otro sitio. Ellos tampoco conseguirán
asir el tiempo, y tú has aprendido
demasiado tarde que no hay fruta
prohibida, la probaste entonces.

Entierra esos encuentros en lo profundo


de la memoria, no los necesitas. El viento
sabe bien qué hacer con lo que sobra.
El presente te ofrece más placer del que puedes
abarcar. No renuncies a nada.

87
Jordi Doce

Cuarentena

El sol en los terrados,


la tarde y su miel dura,
goteante,
sobre el polvo de las baldosas.
La hora vertical
ya fue, pero su borra
hace más frágil el espíritu,
más vulnerable.
Una calma de antenas y techos de uralita.
Un cansancio de la materia
que guarda silencio para nada.
Y el rumor de la sangre
constatando
el perímetro exacto de su celda.
Si forzaras la vista
–si el mirar
fuera la solución y no el problema–,
sabrías que esta hoja en blanco
a la que vuelves por defecto
es suficiente:
un cielo pálido, sin pájaros;
el aire turbio,
como usado por dentro;
bajorrelieves de la luz
donde te encuentras a deshora
contigo mismo.
Es hora de volver a casa.

88
Alexandra Domínguez

Contra las naturalezas muertas

Tú no has nacido para la muerte, ¡inmortal pájaro! ...


John Keats

He visto una luz posada sobre la línea en que respira un pájaro


y he visto al niño cuya palabra azul nombra el canto en cuya respiración
lo que dibujo es pájaro de Persia, pájaro de piedra, pájaro de Perse.
He visto a los pájaros que emigran,
a los pájaros de tinta que salen de los túneles y vuelan al papel del cielo,
y allí a semejanza de su voz permanecen en el entorno de los ángeles.
He visto pájaros conmovidos por la irrealidad del blanco
entrar en los papeles del invierno donde vive la tempestad de Turner.
Y he visto en lo que he visto la misericordia real de lo imaginario,
pájaros dibujados por la mano zurda de los naturalistas, pájaros rojos
descendiendo sobre el trigal de los concilios, pájaros de las limosnas
y pájaros de la importancia sobre los grandes silencios de la duración.
He visto pájaros en los lienzos donde permanecen para siempre los gritos,
pájaros de Munch en las barandillas de la cabeza de Eduarch
pájaros de Goya en la madrugada de los fusilados
donde ladran sus lámparas heridas los perros de la consolación.
En todo lo que he visto me han visto los pájaros, en Versailles
los pájaros que a Versailles llevan una gota de ámbar antiguo,
los diminutos pájaros de las constelaciones que encienden fogatas
en las islas de Patinir, los que beben las gotas de brea en las alambradas
y hacen florecer el laurel de las interrogaciones en los jardines de Klee.
He visto a esos pájaros, he pintado esos pájaros hasta adentrarlos en mí,
hasta anidarme con ellos en los espacios futuros de lo que ha de ser verdadero.
He visto lo que nunca se sabe de un pájaro, el mapa que llevan en el pecho,
el silabario de la conversaciones entre los muertos y las estrellas, he visto
a todos los pájaros del universo sobre el tejado de albahaca de las sinagogas,
a los pájaros durmientes que brotan del violín de nieve de Chagall.

89
He pintado esos pájaros, les he puesto saliva de Ana Karenina
[para que respiren en el amor,
les he dado migas de linterna para que busquen a Mandelstam.
La necesidad de los pájaros cruza cada mañana el horizonte de mis bastidores,
van hacia La Meca a teñir de amarillo las alcobas de la tiniebla,
cruzan las estepas de Mongolia con una pestaña de caballo en el pico.
Los pájaros que he visto viven en los lienzos de lino, traen semillas de violetas
en el corazón, guían de regreso a la felicidad los trenes con destino a Liberia.
Los pájaros que digo dicen palabras al oído, van a Pekín y se acuestan con el
emperador,
van a Roma y escriben los epitafios de quienes no han nacido para morir.
He visto pájaros en el Louvre y he visto pájaros en la aldea donde nació mi
[padre,
pájaros zen y pájaros sufís, pájaros sobre la cruz de Tápies 
y solitarios pájaros destinados a la salvación por San Juan de la Cruz.
He pintado abismos, esferas, laberintos, he dibujado seres y consultado
[manchas,
he visto lo que he visto: adiós naturalezas muertas, bienvenidos pájaros.

90
Diego Doncel

Unas palabras para ti

En este tiempo oscuro solo la infamia resplandece.


La vida es apenas una triste conversación con los fantasmas.

Toda la tarde una lluvia negra nos hizo enloquecer,


los sueños se volvieron tan atroces que únicamente podíamos
soñarlos
poniéndonos pastillas debajo de la lengua.
Si mirábamos fuera, veíamos hasta qué punto se habían
convertido
en una impostura aquellas cosas que quisimos cambiar.

Cerramos las puertas para que no entrara el mundo,


para no ser heridos otra vez por el idioma de los difamadores.

La ceniza, poco a poco, fue cubriendo la extensión de nuestro


amor.

Pedíamos un poco de luz, algo en que creer, pero ninguna señal


se revelaba.

Por la noche, en medio del zumbido de los electrodomésticos,


los insomnios
no dejaban de agolparse en todas nuestras visiones.

¿Por qué el deseo de un nuevo mundo nos ha humillado tanto?,


me preguntaste.

91
Fue entonces cuando oí algo respirando allá afuera, en los patios
traseros,
junto a la ropa tendida hacía mucho tiempo por mi madre,
junto a aquella forma suya de limpiar la casa y ordenar
el mundo como si con ellas pudiera detener la historia
y el miedo, las catástrofes personales y la diaria expulsión del
paraíso.

Fue entonces cuando me decidí a salir, cuando vi


estos días azules y este sol de la infancia y supe que nada había
muerto.

92
Alejandro Duque Amusco

A una orquídea blanca

Qué fina y delicada resulta tu apariencia,


pero qué fuerte y viva te alzas hacia el cielo.

Quien te tome por débil no sabe que tu fuerza


te lleva hacia lo alto arrebatada en vuelo.

Siempre extensas las alas, me admira tu destreza


de saber resistir la sed y los inviernos.

Déjame que te mire y observe tus almenas


entre la luz de seda que se convierte en pétalos.

No quiero más secreto que el de tu gran paciencia,


ese es tu arte, orquídea. Blanco y blanco portento.

93
Ignacio Elguero

La tierra apagada

Hay un globo en mi cuarto.


Una bola azulada
salpicada de rojos, naranjas, amarillos.
Una esfera del mundo
con nombres de países,
de pueblos, continentes.

Pongo un dedo en el mapa y doy vueltas a la esfera.

Es un atlas que gira


iluminado,
como un mundo festivo
de colores, brillante, luminoso.

Esta tierra encendida


de la infancia,
del tiempo de libélulas,
con sus mares azules del verano
es una estrella rota,
sin puntas, como todas. Una piedra apagada
que otra luz ilumina.

¿Qué vocación de engaño


tiene el mundo
con su apariencia núbil?

Si se funde la luz
¿qué ocurre con el globo de mi cuarto?
¿Cómo se queda el mundo
si se funde la luz
de su fachada?

94
¿Qué sucede si el mundo,
de pronto, sin saberlo,
se nos muestra tan frágil
como esa esfera negra,
sin luz, de la repisa?

95
Marta Eloy Cichocka

Ojos bien cerrados

hay que tener los ojos muy abiertos


para ver las cosas como son

hay que tener los ojos más abiertos


para verlas diferentes de lo que son

hay que tener los ojos más abiertos todavía


para verlas mejores de lo que son

pero hay que tener los ojos bien cerrados


para ver lo que se esconde detrás

Oczy szeroko zamknie˛te


trzeba mieć  oczy szeroko otwarte/ żeby widzieć  rzeczy takimi
jakie sa˛// trzeba mieć  oczy szerzej otwarte/ by widzieć  je innymi
niż sa˛// trzeba mieć  oczy otwarte jeszcze szerzej/ by zobaczyć  je
lepszymi niż sa˛// ale trzeba mieć  oczy szeroko zamknie˛ te/ żeby
zobaczyć  to co czai sie˛ za nimi

96
Asunción Escribano

Certeza

Algo que cae es algo que asciende.


Esta es la lección del sabio.
Nos la muestra claramente el mundo.
Las hojas en otoño como alas
de gaviotas que arrastran la pupila
hacia el verano.
Algo que se marcha y lo que llega
con su huida, que siempre tiene
forma de destello.
Puede ser quizá una lágrima
o el primer rayo en el cristal
del nuevo día.
La certeza con su canto.
Y siempre, ahí, la espera.

97
Santiago Espinosa

Balneario de Gellert

Cuando han terminado sus trabajos y el verano se prolonga por el río,


vemos los cuerpos que arriban al Balneario de Gellert.
Las mujeres con sus flores estampadas en los trajes de baño,
tomándose los pechos bajo el agua resplandeciente.
Y los hombres las miran, miran las piernas
al fondo del agua, con un aire de adioses y jazmines.
Sale el vapor de las saunas donde entran los viejos,
lavando en sus corazones el cansancio y la maldad, el miedo y las culpas.
Y entran los cuerpos a las aguas quietas, y baja hasta los hombres
el rumor de las cascadas. El verano comienza a extenderse.
Las flores no aguantarán el calor y muy pronto arrancarán
las humaredas, hasta que no haya más corolas y los millones
de abejas se extravíen, hasta que el agua se detenga en algún punto
y la tierra se junte con la tierra. Sólo el ingenuo pensará que la fragilidad
puede manar eternamente, que al otro lado nos espera un agua inmensa.
Pero miramos los rostros renovados, y nos juntamos en las aguas con ellos,
y creemos ciegamente que la luz puede nacer en estos mismos cuerpos.

98
José Fernández de la Sota

Balcón de abril

Desde el balcón abierto silencio blanco.


Nieve que crece y arde en los hospitales.
Los pajarillos pardos no saben cuándo se acaba marzo.
Llega la primavera. Rosas de cuarzo.
Como letras de plomo los días largos.
Desde el balcón abierto rumor de manos
y en el parque desierto, como rebaños,
violetas y acederas resucitando.
Desde el balcón abierto te ves mirando
cómo crece la hierba como un milagro.
Todo pasa por dentro, vas descubriendo
pasadizos secretos iluminados.
Has entrado en el cuarto que era tu cuerpo
desde hace tanto tiempo deshabitado.
Ahora llueve y escampa cada mañana
siempre por dentro. Crece el espino,
vendrá el verano, saldrás al campo.
Pero no se te ocurra cerrar la puerta
cuando te vayas. Cuando regreses
no te abandones, no desampares
esa morada, guarda la casa,
bendice al viento, no olvides nada.
Deja el balcón bien abierto
hacia afuera y hacia adentro.

99
Nacho Fernández Rocafort

Lluvia de otoño

Debajo del corte


el hueso rojo
del alcornoque

Sierra de Fates

Winter in Boone

Botas que pisan


ribera y biblioteca
pasillos y nieve

Islas Cíes

Posadas en mis yemas


cuatro avispas
desayunan mermelada


Para R.A.

En tren a Toledo
leyendo a Snyder
pensando en Cervantes

100
Dulce es el recuerdo de los amigos muertos
Epicuro de Samos

Sobre el agua somera


añora al petirrojo
la rama que tiembla

Poema contra el haikú

La lluvia de otoño
es igual a cualquier otra lluvia,
húmeda y desagradable.

Versión de Hisao Kanaseki

101
Antonio Ferres

Alguna vez ser libre

No sé qué aguardo aún


salvo un minuto en el que alguien
venga y diga que más allá
de las últimas galaxias
hay un mundo que se parece
al de mi juventud

–aquel territorio en llamas


de interminables guerras–

No sé qué aguardo aún


salvo un minuto en el que alguien
venga y diga que más allá
de las últimas galaxias
hay un mundo abierto y hermoso
azul y verde cruzado por los ríos
donde yo pueda luchar de nuevo
en una guerra
y por ventura –alguna vez–
ser libre
Póstumo

102
Rafael Fombellida

Mors per fenestras

Quia ascendit mors per fenestras nostras, 


ingressa est domos nostras.
Jeremías, 9:21

La muerte no entrará por las ventanas,


de modo que ábrelas de par en par
y disfruta el chubasco en pleno rostro.
La muerte no entrará, aunque los postigos 
estén abiertos al invierno. Guarda
tu garganta en un velo colorido
y mira los embates del granizo
sobre el tiñoso muro del garaje de abajo.
La muerte no entrará porque aquí estamos
haciendo guardia, juntos, delirantes.
Conversa en el dintel sólo conmigo
y así la distraeremos de venir.
Y si pasa de largo, seguro que se olvida
que debía de entrar en esta casa.
Y si pasa de largo seguro que mañana
tañerán las campanas por cualquier inocente.
La muerte no entrará por las ventanas,
no cerrará tus párpados, los míos.
No te muevas de aquí. 
Aunque el sueño te venza.
Y no habrá que sufrir ninguna baja.

103
Belén Gache

La ventana de Hölderlin

Hölderlin, diagnosticado esquizofrénico, pasó muchos años de su vida


[confinado en
la pequeña habitación de una torre, en Tübingen.
Allí componía sus poemas observando los paisajes a través de la ventana.
Y escribía:
sobre la libertad en las praderas y el canto de los pájaros
sobre los puentes construidos sobre los pequeños arroyos
sobre el crecimiento de los árboles, el florecimiento de las plantas y la cosecha de
los frutos
sobre el comienzo dorado del día y los granjeros empujando sus arados
sobre la Tierra redonda decorada con piedras
sobre la belleza radiante de las nubes y los colores de los jardines, siempre
[nuevos
sobre las imágenes de tiempos pasados que la Naturaleza no olvida
sobre la luz filosófica que, en su ventana, era su alegría
Hölderlin también se preguntaba: ¿para qué sirven los poetas en tiempos de
penuria?
Y su pregunta la contestaba, un siglo después, Heidegger:
En tiempos de penuria
los poetas sirven para recuperar la verdad del vacío del olvido
los poetas sirven para salvar el mundo porque el lenguaje es la casa del Ser
los poetas no solo son seres entre los seres sino también el refugio en el
[intersticio
entre el Ser y los seres.

Madrid, abril de 2020

104
Antonio Gamoneda

Fiesta, ontología y somnolencia

Hubo una fiesta nocturna y la música desveló la noche.

Al amanecer, aún cargado de sueños, avancé pasos entre maderas y espejos y


me acerqué a la ventana que se abre al jardín. Buscaba
vestigios de la fiesta.

Quise ver los manteles asediados por sombras, las cremas sobrantes, ya
fórmulas infecciosas, la grasa blanca de los rodaballos, las hebras frías de las
reses viejas, los frutos mordidos.
Y los ornamentos arruinados:

los búcaros abatidos y los despojados de magnolias; las regias begonias


maltratadas; roídos los rizomas, hendidas las venas de plata, sangrantes las
últimas
estípulas moradas.

Recordé el temblor de la música y admití que se había extinguido.

Busqué más aún.

Busqué las máscaras perdidas por quienes habrían asistido a la fiesta


disfrazados de sí mismos y las que podrían ser muestras de lujuria colgadas
de los setos.
Nada de esto encontré; sólo advertí su desaparición.

La desaparición era menos que existir pero no era inexistencia; algo


permanecía en su contorno invisible.

Continué en la ventana mirando el jardín a través de los sueños, divertido


quizá con la que pudo haber sido farsa del ser o no ser:

105
máscaras, alimentos benéficos, música y lujuria extinguidas,

y aún la exquisita hipérbole:

estar y no estar presentes ni ausentes los restos de la fiesta

en la oquedad del jardín.

106
Concha García

Amarillo pálido

¿Qué tiempo es este?


Leer no basta, leer oscurece,
no ilumina las pantallas
cegadoras, no es época de fe
no creo, no creo, si pudiera
aferrarme a un sustrato de creencia
mirando tras la ventana, solo veo
la luz desvanecerse ¿y si hubiese
algo que debería ser extraordinario?
y en esa certeza
expulsar la hembra
sentir a la mujer que soy
pero qué sopor
reptan tantos miedos
y sus escudos, la tarde
que ya pasa, y pasa
en este aburrimiento
donde lo preciso
¿qué es? Cabeza con cabello
apretar los dedos
sentir el cráneo
voluntad de ayer hoy disperso
¿en qué creer?
Tantas voluntades dispersas
tantas trabas de plástico
tanto espejo refractario
aquellos ojos
el recuerdo de haber sido bellos.

107
Ernesto García López
Ni lamento ni verdad

abriendo más los tallos


del vivir.
Esther Ramón

Igual que en el amor todo canto es zozobra.


Diego Jesús Jiménez

Como momentos concebidos sin santuario, este braceo de palabras


desafina su sintaxis de amor

Como lugar donde el salitre y la vegetación se hermanan a


pesar de sus instintos, esta imagen de ti se hace recuerdo en las cosas:

He falseado la suma de experiencias, itinerarios, aniquilamientos.


He concedido a lo barroco (con sus oscuridades instintivas) la potestad
de mi corazón. He dejado que las formas vagamente difusas acaben
por inventar mi contingencia. Aprehender la jauría del deseo, la
desposesión de lo privado, la hermandad de lo común. He digerido
todas las carencias desde un gramatical impulso hacia la vida, que
no es impulso (en abstracto) sino ambición por lo concreto

Igual que en el amor todo canto es zozobra, ahí fuera el mundo


interviene con la violencia del abandono, y yo trato de soñarlo,
sin éxito

(pero)

Ni lamento ni verdad. Hoguera que insiste, que no abdica de


sus ensoñaciones. Ser en el milagro de la cosas potencia. En lo
extendido, un resto de mirada que lucha por no enceguecer —

108
Luis García Montero

Presidente Trump

Experto en mercancías, miró y supo


qué se puede vender en la política.
Conocía a su gente.
Desamparados con derecho a voto,
rondaban el suburbio de las dudas
en busca de algún líder para la incertidumbre.
Debilidad y odio,
formaron un buen cóctel con el miedo.
Hizo así su trabajo. Consiguió
la ayuda inestimable
de los más ricos y los ignorantes
que fueron de la mano en nombre de la patria.

Nos falta por saber en dónde estábamos


los sabios y los justos.
Quizás en Harvard o tal vez en Princeton,
rama de estudios culturales,
en donde las futuras camadas del dinero
jugaban con Foucault y Derrida
a ser antisistema.
Rebeldías
propias para salir por la culata.
Quemar instituciones de la literatura
y perder la memoria
fue darle la razón a los que opinan
que un izquierdista es un payaso
y un rifle vale más que mil palabras.

109
Francisco García Olmedo

Sutra de los que habitan en nosotros

para Pilar

Millones de seres
incontables especies
nos habitan
existen en ti, en mi
en el gran Sarvashura
sin hacerse notar
sin que sepan
o se sepa su nombre, tantos
como los granos de arena
del gran río Ganges
diez por cada célula viva
que podemos llamar nuestra.

Una boca, la tuya que me sonríe


un continente de variados cielos
miles de criaturas que florecen
atentas al tiempo de cada confín
–aparente armonía
frágil equilibrio–
indiferentes a las veleidades
a los embates del día y la noche
inocuas cuando no proceden
de inocente mordedura.
Cuidado, amor, no seas
crótalo para mi cuello inerme.

Ajenas viven al laberinto


inmortales, no saben

110
cómo o cuándo llegaron
dónde su norte o su sur
por qué tan varios los climas
y los enclaves, o si su mundo
es uno más entre otros mundos.
Para ellas, tú, yo,
el gran Sarvashura, somos
indiferentes universos paralelos
donde, ignorantes e ignoradas
fieles su destino cumplen
siempre iguales a sí mismas.

Las manos, dominante y dominada


islas especulares son, habitadas
por floras diferentes, distintas las mías
de esas tuyas cuyos sutiles aromas
mi memoria atesora, más tú
que las huellas de tus dedos,
también heredadas
como el profundo azul marino
de esos ojos misteriosos.

Tu espalda, amor
no es un desierto
bien lo saben mis labios
que con tanta frecuencia
en ella se perdieron
dejando tenues rastros
de vida sin tragedia.
Vivo en mí persiste
tu sabor a playa
tu vocación de duna.

Millones de seres
incontables especies

111
ángeles que nos guardan
personales demonios
cobijos de nuestras almas.
Si somos sus universos
¿cuáles son los nuestros?
¿Vivo yo en el tuyo?
¿Qué monstruos nos ignoran?
¿A cuáles ignoramos?

¿Nos amamos en el mismo sueño?


¿Eres tú mi sueño?
¿Sólo mi sueño?

112
Olvido García Valdés

¿Como uvas en árido desierto o lluvia?

¿Como uvas en árido desierto o lluvia


de primavera prunos florecidos
vendrías alegría a soltar
aquel nudo? Sería debajo
del estómago leve
respiración y lágrimas
decían mas no sé. ¿Florecilla
entre tejas rápida luz nube
de marzo serías
inesperada sobre el valle
caricia entre las cejas
mirar el mundo dulce
y como es?

113
María García Zambrano

La ira

Aprenderéis a llorar el día breve


que enfermen vuestras hijas
y no sepáis
el nombre exacto para el miedo

(en la garganta se ahogue ese pitido


y arda la madera seca de la muerte)

solo un día
de atravesadas horas
y luces que se enciendan
(rojísimas las luces)
y sean bestias
escupiendo
sobre los mausoleos

tiriten de frío azuladas


las mandíbulas
y nadie pronuncie el verbo
que calme
sus articulaciones

todo sea balbuceo


de sabio que atesora
el cuerpo con asepsia
cuando caigan las crías
en lo ignoto
y en esa hora aprendáis
el idioma absurdo de la muerte

114
Sergio García Zamora

Los días del desabrazo

cuando pasen los días del desabrazo


cuando sane el ala que se quiebra
otra será la luz
aunque alumbre la misma estrella
otro será el mundo
porque igual será la pena

cuando pasen los días del desabrazo


cuando descansen los muertos y los héroes de esta guerra
cuando acabe el horror
sin acabar la belleza
abre una puerta en tu pecho
y cierra al miedo la puerta

cuando pasen los días del desabrazo


abrazaré al amor que me consuela
nunca más escribiré
la palabra muerte a la ligera
y mis poemas estarán vivos
porque serán la vida mis poemas.

115
José Luis Gómez Toré

Siete variaciones sobre un tema de Wallace Stevens

The imperfect is our paradise


W. Stevens

Lo imperfecto es nuestro paraíso. El agua que atesora la pura re-


fracción de la luz. No dejarse tentar: solo ese ritmo. Escuchar lo
que es don y que se ignora. Superficie, no fondo. Transparencia.

Si lo imperfecto es nuestro paraíso, quizá la perfección es el in-


fierno. Pasos sobre la nieve que terminan al llegar a la orilla. El
secreto de la nieve es el agua.

Lo imperfecto es nuestro paraíso, pero si la mente puede concebir


lo imperfecto es porque todavía nos seduce, y con qué terquedad,
la perfección. Así transitas cada hora de infierno a paraíso, de
paraíso a infierno. Cada minuto, salvación y condena.

Lo perfecto es el vacío, el hueco. Lo imperfecto es el ser, su rastro


tan fugaz, su luminosa huella sobre el fondo perfecto de la nada.

116
5

No hay perfección sin límite y, sin embargo, qué pugna por


rebasar los límites. ¿O hablamos de un umbral? Umbral y no
frontera, umbral porque es frontera, afuera de qué adentro. El
niño dice «eso no pasa en el mundo real». «Qué es el mundo
real», pregunta el padre. Y el niño: «Este país: donde vivimos».

Lo imperfecto no es nuestro paraíso. El paraíso tal vez podría


suceder, pero no se posee. Su esencia, si acaso tiene alguna, es la
no posesión. Por eso, el placer es lo perfecto. El frescor de la tarde,
las palabras que inventan un orden imprevisto, el fruto que se
deshace en agua y música, esa urgencia tan calma de tu cuerpo
y mi cuerpo, su distancia también. Tu placer, mi placer, centros
esquivos que se buscan y, sin embargo, no logran confundirse.
Apenas este acorde quebradizo en el tiempo, instrumentos de un
concierto imposible y, sin embargo, senderos que se cruzan, que
se borran, y esta sed que es la misma y no es la misma, más vieja
que nosotros.

Nadie habita en el precario edén de lo imperfecto. Pero es


hospitalario. Pasado ni futuro pesan más que aquello que los
hombros en este instante pudieran soportar. Siempre me costó
vivir lejos de la hoguera, ahora te lo confieso: años y años sin
aprender a no pisar las pavesas, no aventarlas. Persistimos aquí.
El rumor del hijo que juega, ajeno por completo al padre que
le escucha y oye su propia infancia, la infancia verdadera, que
no fue paraíso, que fuera tantas veces infierno y paraíso. El
parloteo, veraz, incomprensible. Algún día habrá que aprender
ese, cualquier idioma. La algarabía insomne de los pájaros.

117
Juan Antonio González Fuentes

El color del mundo

Para Amalia Iglesias

Desde lejos hila el tiempo un bosque de mañanas que deciden el


color del mundo. El límite de ese bosque es su desierta lentitud.
En ella, a ciegas, danza el deseo de crecer y la tibieza en sus ramas
ofrece lo más tangible de nosotros mismos: el dolor y la alegría.
El bosque espera que el camino sea largo –según cantó Kavafis–,
que siempre recomience y nos llegue sin saberlo en quebrada
línea, en invariable epifanía. Y juntos, desde un principio, nos
imaginamos fuera, allá donde sólo habita el agua más pequeña.

118
Juan Antonio González Iglesias

Lo sencillo

Para Amalia Bautista

Lo sencillo está diseminado por el mundo.


A veces no se ve, porque es diáfano. 
Su lugar es la rutina tanto como el acontecimiento.
No necesita explicación porque ya está desplegado.
Estaba antes y estará después.
Vuelve verdaderamente inolvidable 
el encuentro con otro ser humano.
Convierte las cosas en momentos.
A pesar de lo que pudiera parecer,
lo complicado no prevalecerá.

119
Ángel Guinda

Identidad

Deshaz lo que debas deshacer


para hacer lo que tengas que hacer.

¡Y cuando salgas de ti
regresa siempre a ti!

120
Menchu Gutiérrez

El perro destruye lo que habías plantado

El perro destruye lo que habías plantado.


Tú miras el desorden,
los brotes incipientes
empujados a la muerte,
y no te escandalizas,
sumas esa ruina 
al saldo de una deuda con la vida.

121
Abdul Hadi Sadoun

Hay un tiempo, ceniza y fuego

Hay un tiempo dotado de solera, que me concede la capacidad


de pensar en tu partida de una forma sorprendente. Pienso en
al-Buraq, obligatoriamente, en el instante del parto insólito entre
la lentitud del pie sobre la tierra o el vuelo con sus alas desubicadas.

Hay un tiempo para pensar en un vacío que ralentiza el


camino, para que dote a las palabras de sentido y a las voces de un
murmullo que lo aguarda. Damos a los hechos nuestro interés y
nuestras riñas, mientras se superan con la agilidad de un pájaro.

Hay un tiempo para el propio tiempo, ese que está a tu lado,


en tu única trinchera, fortificada por tus compañeros, quienes
extienden el aceite en tu candil, solo para que tus ojos se iluminen
por ellos. Entre tanto superan centenares de millas, alargadas,
redondas, veladas y la alejas sin aflicción, ni rotación ni espera. La
aflicción nos llena sin que nos fortalezcamos con tu aceite.

Hay una ceniza que la esparces con tus vueltas. Hay un


patrimonio común que portamos desde ti y transporta nuestros ojos
en las frentes de los rostros, buscando un par de ríos y la negrura
del Sur hacia su Norte para que echemos en ella tus láminas y
olamos con ella tu misericordia.

Hay un fuego que se prende en los lados, que ahora y en


cada «hay un comienzo» me pregunta por ti. Lo recuerdo en los
cuadros, en las arcillas y en la memoria. Él admira y examina. Le
digo que los principios han eternizado un fuego y han soplado
por sí misma al fuego. En el fuego hay memoria, se ve la verdad
sin obstáculo y no cabe detrás del después, un después.

122
Fermín Herrero

Annie Mae
(Fotografiada por Walker Evans)

Debiste ser hermosa,


con tu sonrisa triste, Annie Mae;
toda la vida sin parar, trajinando
descalza. El chotacabras canta
por el bosque, a lo lejos, alzas
los ojos. Siempre estás cansada,
Annie Mae, entumidos los pies
en el pedal de hierro fundido
de la Singer; olvida el miedo
a los nublados y el sombrero
de plumas que se arruga
en el cajón; no me lo enseñes,
Annie Mae.

Ahora te has lavado la cara,


las manos y las piernas, debiste
ser muy guapa, Annie Mae.
Te recoges el pelo y te pones las medias
negras, del algodón que sudaste,
el vestido estampado, los zapatos
de un solo botón, el collar de cuentas
de vidrio y el sombrero sin arrugas;
muy hermosa serías, Annie Mae.

Sin colorete, ni carmín, ni cuello


fruncido, tu silencio, tus andares,
tus ojos tímidos, el porte estirado,
el escote profundo para dar el pecho,
la falda estrecha y larga;
qué hermosa te vería, Annie Mae.

123
Si has traído el candil y me has puesto
delante de la lumbre recién echada
bizcochos grandes sin tostar,
guisantes con tocino, huevos fritos,
mermelada de moras y cuajada;
si me das de comer, por qué te apartas,
por qué callas y no me miras,
por qué lloras tantísimo;
debiste ser hermosa, Annie Mae.

124
David Huerta
Apuntes del tiempo oscuro

1
Bravura y perros
detrás del cubo
de las matemáticas.

Bravura y navajazo
debajo del cerrado
círculo de la droga.

Bruma de filos
cerca de las
cortinas
de lumbre.

Verdes alientos,
magia
de la embriaguez.

2
Al borde de la neblina
he de salar estos ojos
en las llamas.

El mundo se cierra fríamente


con la materialidad
de los hechos.

Hay heridas de humo


y destellos de miedo.

3
La transparencia envuelve
y amordaza:

125
estanque de sangre
y frío.

4
Vértices de las vicisitudes en un círculo de sándalo.
Elogios como nísperos en los labios del oficiante.
Rasante huella de una sombra de rosa.
Abundancia de rizos indirectos y perfumados.
Fogosidad de las palabras que callan.
Desintegración de una selva en la arista del vaso.
Reflejo de un fantasma a través del humo de un desmayo.
Mendrugos transformados en cálices.
Cada cosa encerrada en los pulsos helados del olvido.
Cada centelleo de una viscosa negatividad.
Cada luz de estallido con un sabor de jazmines.
Cada desunida desecación en el fósil sonoro de la mañana.

5
Resistencia en la luz que de puro almendrado
inundaba tus ojos. ¿Resistencia de qué, resistencia
a qué? Eso me preguntabas con la impaciencia
de los iniciados más hirsutos.

¿Resistencia a la magia o la culpa, a la mentira


o al deseo? Tú sabes cuánto de mí

ha entrado en ti con un rumor de blancura

—mientras los dos resistíamos en medio


de los labios del mundo,

Resistencia de qué, contesto, si no del mundo


de lo mismo —y de sus mutaciones, paradoja
envenenada, forma de las dominaciones y los tronos,
mensajeros y empresarios
del conformismo más aborrecible. Ω

126
Francisco Javier Irazoki

Aguadores

Diariamente, varios habitantes desconocidos entre sí atraviesan la ciudad.


Llevan oculta el agua. Registran cobertizos, lonjas o plazas y buscan a los
sedientos.
El libro, la ropa, el alimento y la música son el líquido que transportan los
aguadores.
Esta agua se desliza sobre el desdén y la derrota. Golpea las tiranías del dolor.
En las galerías del metro, los mendigos beben las canciones tocadas por un
grupo de jazz.
Antes de que llegue la noche, una mujer lee en voz alta unos versos. Un
familiar enfermo, sentado en el patio de una residencia, escucha. Por sus estrías van
entrando las gotas que forman la nieve, las hojas muertas, el aliento de los perros
de un poema.
Toda el agua se introduce poco a poco en los hombres y mujeres derrumbados.
Con su himno silencioso, sin banderas ni enemigos, un ejército de aguadores
sigue avanzando por las calles de París.
Sólo desde las heridas se ve su desfile.

127
Yolanda Izard

La casa cerrada

Hoy se ha hecho la luz por primera vez,


hoy he plantado unos versos en el jardín, junto a la higuera,
hoy he recorrido vastas praderas con los ojos cerrados
en medio de mi salón cautivo,
hoy he alzado una mano y he sentido el viento de los páramos,
el viento helado entre las ruinas del invierno,
hoy he caído en un muelle sopor sobre las aguas cálidas
que mecen a los niños eternos como yo,
pues mi infancia sobrevive siempre a mi cuerpo.

Hoy he visto un cormorán, un tigre y un coprolito


enredados en la espesura de la selva intocada,
y un águila, un cisne y un ñú
por las calles vacías y los lagos de las rotondas;
hoy he hecho un arroz con zanahorias para mi perra parida
y de pronto he sentido el maná cayendo del cielo
en mi pequeña cocina verde.

Hoy he abierto los ojos de un niño.


He vestido a una anciana.
He leído unos versos a un hombre que llora.
He secado las lágrimas a un contagiado.
He sacado de mi armario la ropa de un indigente.
He cortado en tres retales una sábana blanca
y he cosido diez mascarillas bajo el flexo plateado.
Hoy me he convertido en un respirador,
en unas manos que acarician al enfermo,
en unos ojos que buscan la vacuna,
en una sala de espera de otro diluvio.

128
Desde el pasillo de mi casa, se llega
a China, a Australia, a los Cárpatos:
abro un verso y piso una calle en Cancún,
remuevo el arroz en una choza de paja,
doy a luz a un niño mestizo,
busco alimento para mis gallinas en los maizales.

Hoy he tocado mis manos y no eran mis manos,


sino las manos de la tierra herida ordenando silencio a las bestias
para poder enterrar en paz a los nuestros.

De pronto, hoy es todo, hoy es siempre, pasado y porvenir,


y yo soy
esa que abre
sus pulmones
en la casa cerrada
y al fin respira
el mundo.

129
Clara Janés

Torna Zefiro

Se oyen pasar ambulancias sin parar…


Ya sé, ya sé que vivo cerca
de dos grandes hospitales…

Y mientras voy alimentando


las plantas
me evado del sonido
movida por el color:
los múscaris apuntalan vigorosos el azul.
las fresias el blanco,
las camelias…

Se oyen pasar ambulancias sin parar…

Pero yo me detengo ante las flores más amigas,


aquellas, a las que siguiendo al gran maestro
Pedro Soto de Rojas,
di nombre y simbolismo
de seres queridos que partieron:
Rosa es la rotunda rosa amarilla,
así lo hubiera elegido Juan Ramón;
María la rosa blanca, enigmática,
que florece inesperadamente;
los iris, que hoy solo apuntan,
mis dos grandes florentinos: Mariarosa y Gaetano
y los cipreses son Holan, Petrarca e Ilhan Berk.

Se oyen pasar ambulancias sin parar…

130
¡Que pase todo,
sí, que llegue la ansiada hora!
Que este rincón alcance su plenitud
y mi pie sea el de la primavera
y me acompañen las tres gracias …

Se oyen pasar ambulancias sin parar…

Torna Zefiro, Zefiro torna!

¡Que se recobre la vida esplendorosa!

20 de marzo de 2020

131
Darío Jaramillo Agudelo

Desollamientos  

...the seafaring man with one leg...


R.L. Stevenson

Sin pie mi cuerpo sigue amando lo mismo


y mi alma se sale al lugar que ya no ocupo,
fuera de mí:
no, no hay aquí símbolos,
el cuerpo se acomoda a la pasión
y la pasión al cuerpo que pierde sus fragmentos
y continúa íntegro, sin misterios incólume.
Contra la muerte tengo la mirada y la risa,
soy dueño del abrazo de mi amigo
y del latido sordo de un corazón ansioso.
Contra la muerte tengo el dolor en el pie que no tengo,
un dolor tan real como la muerte misma
y unas ganas enormes de caricias, de besos,
de saber el nombre propio de un árbol que me obsede,
de aspirar un perdido perfume que persigo,
de oír ciertas canciones que recuerdo a fragmentos,
de acariciar mi perro, 
de que timbre el teléfono a las seis de la mañana,
de seguir este juego.

132
Flora Jordán Ortiz

La tierra está más limpia desde que no la habitamos

Pasan lentos los días


y muchas veces estuvimos solos.
Jaime Gil de Biedma

Pasan lentos los días


y mi balcón es un grito abierto,
una palma que anhela tocar un corazón
para ser humano.
Pasan lentos los días
de encierro forzoso y de trinchera.
Enclaustrados buscamos
en el interior pero nada llega.
Todo se ha externalizado.
No consigo llegar a tu pecho,
ni tú atender el silencio
que taladra mis pasos.
Pasan lentos los días en este barrio:
los aplausos, el móvil, las pastillas.
No llego, no entiendo, envejezco
y me aparto.
Pasan lentos los días y peores llegarán
a contarnos que la tierra está más limpia
desde que no la habitamos.
Pasan lentos los días
pero el cielo lo agradece
y la vida se abre paso.

133
Enrique Juncosa

Thanatos

Para Elena Ruiz

La neblina se apodera del mundo


y su luz es uniforme y exquisita.
Todo es verde
con innumerables matices
elocuentes.

Las nubes se desplazan


como ejércitos morados
e imponentes,
y el aire es frío
como el filo de un cuchillo
para cortar sashimi.
A
lo
lejos
una
columna
de
humo
sobre
un
techo
de
pizarra.

Se oyen ladridos lejanos,


ignorados por los cuervos,
impertinentes y negros.

134
Las cosas sugieren
que el mundo
es un lenguaje cifrado,
y que posiblemente seamos
membrana
entre el día racional
y luminoso
y la noche de las imágenes
celestes.

El día se acaba:
crepúsculo de oro.

Puedo esperarte aquí,


tranquilamente,
la vista perdida
en las intricadas copas
de las hayas,
absorto en el estruendo
del gamelán hipnótico
de las esquilas de Arcadia
y sus ecos armónicos.

135
Raquel Lanseros
Inmunidad de grupo

Si queremos correr tras la salud, nos conviene encontrar el modo


de organizarnos de tal manera que de aquello en lo que queremos
encontrar deleite y reposo no se siga disgusto y escándalo.
Decamerón. Boccaccio

Y quién iba a decirnos a estas horas


de vuelos bajo coste y celulares de alta tecnología
que nunca hemos dejado de ser naturaleza.
Que las poses, el lucro, la autosuficiencia,
una tramoya de gallinitas ciegas.

Bienvenidos al mundo que nos ha concebido


el que es, el que será, el que está siendo siempre
el que nos nutre como lo que somos:
seres vivos dentro de una larga cadena
donde caben los árboles, los átomos
los volcanes, los pájaros, las constelaciones
las sombras, las parábolas, los huesos.

Qué antiguo se nos queda de repente el yo


posmoderno y estéril
yo es otro el poeta dijo
gracias a otros, con otros, para otros
desde unos a los otros
los otros, que es uno de los miles de nombres del amor
amor que no hace cuentas
amor que mide en siglos sus instantes
amor que mueve el sol y las otras estrellas
amor también llamado inmunidad de grupo.

136
Pedro Larrea

Principio

Casi todo es gracias a una mano que no es tuya,


a otro brazo que no sabe para quién se esfuerza
cuando desmiga tu sombra y te abre la cama.

Esa mano cocina tu pan cuando olvidas que el hambre no cesa


para que puedas comer sin sudar mientras sudas regando la fruta del otro
que te cuida y no sabe quién eres y no necesita ni quiere entenderlo.

Hay patrullas ahora mismo que te guardan con desvelo el desayuno


para que tú te desvistas y ames y duermas a espaldas del músculo ajeno.
Los mezquinos llaman suerte a esa energía, y deidad los perezosos.

No comprenden que es amor y que sucede así


cuando encuentras a un extraño que te entrega hasta los huesos
sin saber cómo te llamas, ni quién eres, ni si existes.

137
Rosa Lentini

Lo mínimo

(Paisaje con la caída de Ícaro, Brueghel)

Detrás de ti homínidos que


impusieron en la historia
sus rituales sus guerras
sus claudicaciones y los amores
de los que copiando bibliotecas
nos legaron algunos espacios
de incienso y lluvia
con días de cuerpos recogidos
ante un hogar de piedra
donde ensimismarnos

Pero heredamos la vergüenza como un fruto


del primer árbol prohibido
ese territorio al que
no tienes que volver solo estar en él
aunque creas posible un aire sin rastro
donde el camino recorrido desaparece
algo desenterrado una variante de ti
parecería una costura que se deshila
algo doloroso que está siendo separado
y una carga de desafecciones
que indican que nada puede ser
de nuevo
reconquistado
y sin embargo
más remoto que un silbido en el bosque
mucho más remoto que una pregunta sin respuesta
arcana ya la lucha con el ángel

138
pero real
la caída diminuta del Ícaro de Brueghel
entre montañas
y en un tercer plano
las breves pinceladas de piedras
formando un túmulo
sesgado y escondido
en su recuerdo

Mira ahora hacia lo mínimo,


el instinto de supervivencia
de ese mínimo que inaugura el todo
una sinécdoque
Mira al gigante demasiado expuesto
como a un enfermo sin energía
la totalidad a partir de la parte
el pequeño ombligo del mundo
que contiene la colina
el poema que abarca
la tilde y la emoción

Nos arriesgamos, como colegiales,


ante la vida, mira al padre a la madre
la familia devastada
que aún crees poder abrazar
mira la lana y el rebaño
el desván y el edificio
el antes de nacer y la eternidad,
mira al árbol y la deforestación
de los hombros encogidos
mira la palanca y la pesa

Somos el secreto y la memoria de la luz


mira el día que jamás vendrá
como una aventura del amor
la caída lenta del mechón cortado

139
con la exactitud descriptiva del poeta
En cada célula
en el esperma
encuentra la ciudad
y en la noche que fuimos el cerebro
que se rompió y el sueño
más sublimado
Mira los mitos generarse a partir
de un deseo o un temor

Deja colgada tu rigidez


somos una sola tradición de mil danzas

Escucha en el silencio del hielo


el polo que acaba inundando la tierra
y en el ritmo del electrodoméstico de tu casa
la respiración del moribundo
mira a la marea ofrecernos un guiño fatal
o señalar la vida como una voz
que dice
dadnos raíces en este sueño

Mira a Brodsky superar el siglo


a Pound salir del manicomio
a Dylan Thomas desintoxicado
a Celan en sus fiestas familiares
mira a Emily saliendo de su jardín
a Virginia caminando sobre las aguas
a Alejandra convertirse en Alicia
a May respirar sus montañas y valles
a Sharon atravesar la boca de Satán sin quemarse
mira a Tess y a Raymond construyendo su tiempo en pareja

Somos poetas, un pequeño manojo


de cabellos grises
creando mundos,

140
hicimos un pacto con la palabra
nos comprometimos
y la tierra es hoy un ejército global
y un mar que se evapora
somos el aria del Pescador de perlas
y el dúo de la Barcarola de los Cuentos
de Hoffmann
el vuelo de la memoria y el sedimento

Dame un poco de la sangre de la mujer


donde se separa Dios de Dios
donde lo infinitesimal y lo infinito se reúnen
Dame algo pequeño algo sesgado
en el salto del toro sobre el hombre caído imagina
al hombre con el toro saltándole por encima
entonces, en el alma de la sinécdoque
y solo entonces
haz tu gran pregunta

141
Marta López Vilar

El árbol

Miro el árbol bañado por el sol. Miro sus ramas, sus hojas, cómo sus raíces
salen de la tierra. Amanece y nada parece acabar nunca. Todo desde su
principio: el viento, el pájaro pequeño que me mira desde el árbol, la
hierba que crece alrededor. Acerco mi mano hacia la luz del sol entre las
ramas. Es como si pudiera acariciarlo. Me quedo detenida bajo el árbol.
Todo cabe en esa luz atravesando las hojas. Todo cabe. Todo cabe en mis
dedos. Mi nombre, de repente. Mi corazón, de repente. Hermoso árbol
que no conoce la noche, cuida de mí.

142
Pablo López Carballo

Si de repente

Si de repente
hablo y digo cosas raras
espero que estés aquí
hasta que ya no queden plantas
y los cristales sean migajas
de invierno por los que ya no pasa
la luz.
Si voy de un lado a otro
dando vueltas sobre las vueltas
y sigo pasando
de un lado a otro
sin el sentido que tú
le puedes encontrar a las cosas vivas
ya sabes lo que puedes hacer
si ya no sientes piedad
y los gestos son grandes
ovillos sin un hilo
del que tirar.

Lo entiendo y
ahora
empecemos de nuevo.

143
Jesús Losada

Fumando chinos

Las ganas diluidas de un caballo sin nombre.


Aníbal Núñez

Cuelga en una pared de mi casa


aquel cuadro que un día pintaste
en la mesa de un bar entre nubes de humo.

Un cáliz afilado para beber la noche entera.

… Después, en la longitud de lo oscuro


y sentados en unas escaleras, contando monedas,
prendimos fuego a la noche anónima.

Unos cigarrillos y un trozo rectangular de papel Albal.


Hablábamos de Twin Peaks, la serie de televisión americana,
creada por David Lynch y Mark Frost.
En el cassette sonaba Jim Morrison.

A lo lejos avanzaba otro caballo. Y otro


llegaba con los últimos residuos del amanecer.

144
Javier Lostalé

Pensamiento

Pensar es una latiente semilla


cuyo crecimiento ahoga lo pensado
en su propio resplandor,
y así nos deja suspensos
en un advenimiento que nos colma
con su silencio tan lleno de voz.
En su lecho de olas fúlgidas
yace intermitente hermosura o condena,
formas que se encienden
sin que podamos abrazarlas
más allá de su sueño.
Tan veloz surca la memoria el pensamiento
que en su invierno canta ya primavera,
y el deseo es electricidad
sin ninguna toma de tierra.
El pensamiento es la honda compañía
de cuanto en su nacer se aleja,
pues no cesamos en su búsqueda.
Amor sólo pensado es la arritmia
de quien sabe que un corazón desierto,
aun con rosa, no tiene cura.

145
Antonio Lucas

Nosotros, los desnudos

Nosotros, los desnudos,


los del borde de una fe que ya no abriga,
hijos transparentes de la sed,
huéspedes felices de la periferia.

Nosotros, en nuestro nombre,


en medio de la tempestad, y el esplendor, y la espesura.
Los desconvocados,
los sin templo,
los ajenos.

Nosotros contra la desgana.


Nosotros a favor de no aceptarlo todo.
Nosotros, excluidos y colmados.

Nosotros lentamente envejecidos de nosotros


ganaremos el mar.

146
María Ángeles Maeso

¿Quién es se?

Veníamos de enterrar a la madre,


veníamos de recoger piñas
en el parque con los nietos. Veníamos
de escuchar a las hijas: Tus 65
los vamos a celebrar. Pero,
en la copa del castaño, cada urraca
hizo a sus crías repetir tres veces:

Entre persona y persona, a menos


de metro y medio, se prohíbe el vuelo.

Se es quien precisa enterradores,


basureros, limpiadores de cadáveres...
Más de 20.000 están compartiendo
el pan con la madre. Se es quien dice:

Se sobrelleva. Se cierra la puerta


y se prepara la cena. No se habla
de las ratas en la mesa. No lo hacemos,
pero ¿quién es se, si no quedan palomas
en el arca y tiembla la pared?:

«Los abuelos deberían sacrificarse


y dejarse morir para salvar...» ¿qué?

No decir se. No decir se. Veníamos


de enterrar a la madre, de recoger piñas
con los nietos en el parque. Veníamos…
cuando el mismo abejorro que a Hécuba
aturdiera, nos alcanzó.

147
Chantal Maillard

De milagros y espantos

Me piden un poema. Unos versos


que calmen la angustia del morir.
Yo no tengo palabras de este género
salvo que estéis dispuestos
a observar con justicia y no con el deseo
lo que más os inquieta.

La vida es un milagro, dicen.


Déjenme responder
al modo en que lo hiciera Galileo*:
Un milagro, de acuerdo, pero no es un bien
sino un espantoso experimento,
y mucha ofuscación habremos de tener
para no advertir que la belleza es hambre
y que el hambre es la muerte.

Cuan sorprendente es ver


con qué albricias festejáis los nacimientos
y cómo lamentáis las desapariciones.
¿Acaso no lo recordáis?
Al nacer saludasteis la vida con un grito.
Las más sabias la entregan al final sin quejarse.

Quien dice amar la vida debería


reverenciar la Parca pues no hay vida que no
se nutra de la muerte
y es tierra fértil la ceniza.

Ni la vida es un bien ni la muerte un mal


ni es héroe el que logra demorar su término.

148
Más fortaleza se requiere
para aceptar la parte que nos toca
en el baile de máscaras del universo.
Existir es el nombre que le damos
a un instante en el proceso
de algo que no nos pertenece.

Pero todo
lo que no comprendemos nos espanta.

Me pedís un poema, yo os ofrezco un reto:

Imaginen un tiempo
en el que los humanos recobrasen
la sabia compostura de los árboles
y entregasen al fuego la razón mercenaria.

Imaginen un mundo en el que cada cual


aceptase su muerte como aceptó su vida.

Imaginen.

Libre es aquella que se aleja


con una carcajada.

* En el año 1610, Galileo Galilei publicó su Sidereus nuncius, obra en la que


expone las conclusiones de sus primeras observaciones de la luna a través del
telescopio. Ante la evidencia que el instrumento les mostraba, empeñados
en defender la idea aristotélica de las perfectas esferas, los acusadores de
Galileo se inventaron una sustancia invisible que, según decían, colmaba los
cráteres y se instalaba en los valles de manera que, a pesar de lo que podía
apreciase, la luna seguía siendo perfectamente esférica. A ello, Galileo con-
testó que muy bien, pero que esa sustancia no colmaba los valles, sino que se
situaba en la cima de las montañas, de modo que las hacían aún más altas de
lo que podía apreciarse y los valles más profundos.

149
María Maizkurrena

Las ventanas

Todas las ventanas dan al cielo.


Tu ventana, a un cielo vertical de ladrillo,
pero el aire salva la distancia.
Mi ventana, a un río de asfalto que no fluye,
pero el aire fluye, uniendo todas las cosas.

Por el aire vuela la voz,


por la luz las figuras del día.
Los árboles respiran,
las aves nos dan vida con su vida.

Suelen dar, las ventanas, a otras ventanas,


los ojos se abren a otros ojos.
Tus ojos se asoman al aire,
el corazón a los ojos.

Todas las ventanas se inclinan alguna vez hacia el infierno.


No permitáis que el infierno gane espacio tras ellas.

Abrid las ventanas, salid a los balcones,


echad las palabras a volar, palabras de consuelo,
blancas palabras en la última luz del día.

Cuando cae la tarde los muros se transforman


abriéndose, mirándose,
los balcones son proas
donde el tiempo reúne una posibilidad de horizontes,
el sonido camina
por sus cuerdas de funámbulo,
trayendo y llevando el resonar del corazón.

150
Ojalá este sonido
nos deje su sabiduría
para que no olvidemos que todas las cosas están unidas,
que un hombre solo, una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Ojalá las palabras


sean como el aire, que une y alimenta.

151
Mercedes Marcos Sánchez

La cicatriz de los abrazos

Fuera de mí florecen
los tallos de la luz.
Al fondo
de tanta soledad se abre
una palabra en espiral que asciende
desde el hueco, la cicatriz de los abrazos.

Fuera de mí florecen los tallos de la luz.


A ciegas hundiría en ellos
las manos, y la boca, y la piel
y aspiraría
el olor del verano, y el de abril,
la primavera que tanto duele ahora
en esta orilla.
¡Hundir mis brazos en la luz, tocar de nuevo
la carne tibia que abracé,
que me abrazó, y ahora
ya solo tiene un resplandor de ausencia!

152
Joan Margarit

Poesía

Tampoco, como Sísifo, yo conozco mi roca.


La subo a lo más alto. Pero cae hasta abajo.
Vuelvo a buscarla, es pesada y áspera.
Aun así la caliento entre mis brazos
mientras vuelvo a subirla a lo más alto.
Es una extraña infelicidad.
Pienso que, todavía más cruel,
es no haber encontrado roca alguna
para subirla así, inútilmente.
Subirla por amor. A lo más alto.

153
Pilar Martín Gila

Sellados los sentidos

Sellados los sentidos,


su noche
a su llamada.
Y si de pronto viviera,
sin pensamiento viviera, de repente.
Aquí acabo, aquí acabo.
Es el camino de la privación.
Pero qué camino es este.
Todo está en el envés.
Echado el lienzo,
la otra pena del rostro
sobre el aire,
la huella de lo que estuvo llorando
o la de aquellas aguas llovedizas
sin luz. Tan cercano el confín.
Cuándo empezaste
a llamar a mi puerta, ¿recuerdas?
Fue eso una forma repentina de la vida
o quizá un secreto camino, otra vez,
de pronto que bajara.

154
Leonor Martín Merchán

Despertar hacia el mañana

Sembraré de flores
las estelas blancas

alargando brazos
hacia tu destino.

Despertares nuevos 
vestirán los días.

La exuberante Primavera
invita a reflexionar.

Inmejorables lienzos
dibujarán los campos

donde el horizonte  pone


marco
a los atardeceres rojos.

Respira!
Escucha!

El maravilloso concierto
de sonidos al natural.

Siente el tacto
de tu piel desnuda, 

acunada  en cantos
por la madre Naturaleza.

155
Viste de hermosura
el intocable Ser
de tu espíritu 

donde recrear la escena


de un nuevo amanecer.

Planta semillas
de dorados trigos

en la palabra ardiente
de tus sentimientos,

sembrando amor...

y se alimentarán barbechos

que dormidos yacen,

sin paladear el néctar 


del Sagrado Orden de las cosas,

en el nuevo despertar
hacia el mañana.

156
Yaiza Martínez

Hazme pequeña, hazme entender

3. Ahora las estrellas brillan en los balcones y se despiden en mutuo silencio.

Dejan la chaqueta en la silla y van a la sombra como la resignación.

Ahora nos velan en la constelación del cuerno;


un arco de horizonte a horizonte.

5. Ahora quizá estemos muertos sin darnos cuenta;


como sombras que en las casas se arrastran.

Comemos y hablamos sin saber que no saldremos nunca


porque lo externo ya no está entre nosotros; ya no reside.

Eternos en su ignorancia, otros vendrán tranquilamente a instalarse en


[nuestra calle.

De vez en cuando dirán que algo se ha movido bajo la lluvia de sol que
[calienta el
recodo.

7. Ahora digo en la cueva del dolor conozco el hoyo


de mi poder negro,

y la tierra de las incisiones me apuntala.

157
Juan Carlos Mestre
Si esperabas

si esperabas comparaciones odiosas un tigre de diez céntimos la


basura del agua inventada un batelero dibujado al carboncillo
llanto y más llanto oír el polvo vacío de las grandes campanas el
hocico de las rosas en el oxígeno si esperabas poner la mano en el
fuego venir a rascarte la barriga al consultorio del doctor kafka
nacer en la cisterna de malaquías donde abraham amó a sara si
esperabas el manto del rey y la lana de los corderos un perro con
collarín untando la rebanada del crepúsculo la azafata de tito an-
drónico quién te ama a ti diablilla yo juan de la cruz te amo un
bebé de papel recortado

si estopa si luciérnaga fuera de uso viajar de cabeza en cabeza


habilidosa gravedad del agua rocío de palo si esperabas el abintes-
tato del franquismo sobre los bronquios verdes paisajes honrados
como abuelas la vagoneta beis del callejón si esperabas el lado
gris perla del tatuaje su azufre los somieres las cátedras esa quin-
callería de valsecito y nodriza los caballos convertidos en turbinas
el caucho sin afeitar donde gimotea el soldado cuando se cierra el
tambor si esperabas la calcificación de miguel de cervantes en el
osario de las frases pobres

si esperabas sin ningún esfuerzo las escamas del subteniente y las


pretensiones del perfumista las huertas empapadas de sulfato los
girasoles excrementados por los buitres si esperabas hechizo ori-
lla del zorro latino muletas de carnero estofado y vino caliente la
hoz de las nieves aspersión curvatura un traje de dos piezas pisar
tierra firme el saturday night ahí cromwell padrino de milton la
oreja pegada al televisor si esperabas un dedo de manteca sobre
las charcas viborita de pelo horizontal soldado color guisante si
esperabas vivir a mi costa primavera ahijada del paraíso la verdad
abandona esta página

158
si como quiera que fuese esperabas diamantes bajo las lechugas
falsa madera sobre la que se desangra el bautista aliento a colum-
na disociación de lo melancólico repite conmigo no hay infinito
no hay imaginación en la temperatura si esperabas un tenderete
bajo las cebollas el karma de buda la asnilla ponedora la hiel
mal doblada si esperabas a los borrachines que aún duermen al
panadero que todavía no se ha levantado si esperabas tórax musa
cerezos para tantas tumbas ligeros ángeles sin culo si esperabas
poner tu cabeza en mi hombro acostarte con petrushka bajo la
sábana santa las vacas color vaca la armada de wellington la sífilis
cosas por el estilo

si esperabas a un mecánico con las manos pringosas una fábrica


de cabellos un piano de carbón alemán la falsía de la exactitud la
veracidad de lo erróneo al que en la litera de arriba sueña lo del
que duerme en la litera de abajo los habitantes sin deseo las almo-
hadas de pan duro mordidas por el cáncer si esperabas a la imbécil
belleza los yesos votivos el código civil del cemento el plástico de
la muerte convertida en balanza la estatuaria las féculas los fron-
tispicios de esparto si esperabas las máquinas de escribir donde
progresaron los versos modernos la destreza en el bautismo la
esfericidad de los nódulos

si estrellas de cine si aire sólido decorado por dentro un bácu-


lo de cintura gratuita el asno verde de vitebsk al picamaderos
que trae muelas para el pan cometas brillantes como sardinas la
trompetería de los chorlitos si esperabas a los que en mangas de
camisa levantan sus brazos en los fusilamientos de goya el latro-
cinio la cópula de las nieves primaverales la manteca de otoño los
arenques ahumados de barbarroja el tururú tururú de la poesía
fonética si esperabas al cabeza pelada que te mete los dedos en la
boca para que vomites la emancipación de lo mudo la vergüenza
transnacional el taburete catedralicio si esperabas a los admonito-
res la sacarosa si al centralismo democrático el delito anatómico a
la chispa que salta al ojo de un niño

159
si esperabas chatarra de rana y chucrut para las gallinas si espera-
bas una bella idea perdida una luna envasada al vacío el honesto
episodio en que dante abandona la oreja de centeno de la cam-
panera si esperabas hocicos de piedra pómez un guardaespaldas
en el termostato de los periódicos al hombre bala que atraviesa
sin mirar el cerebro la partícula del poeta dientes de pan para
las truchas si esperabas la inteligencia biológica de las hadas de
fátima poemas convulsos poemas verdaderos extenuados por el
cinismo si esperabas la anatomía de la superstición a los carni-
ceros del santo oficio al adolescente que se enfría en la morgue
si esperabas bajo la carpa del circo al hombre simultáneo a los
interferidos por el fulgor de dios a los bromurados por el silen-
cio a la puerta de los cementerios de monos no aceptes el ofreci-
miento no dejes de aceptar ya estas lejanas palabras aunque sea
a regañadientes

160
Luna Miguel

La vida implica riesgos el amor es uno

los únicos libros de poesía que he leído de principio a fin


fueron escritos por mujeres al borde del divorcio
pienso en la belleza del marido de anne carson
o en el salto del ciervo de sharon olds
un libro cuyo título por cierto recoge el nombre
del vino tinto que la poeta bebía
compulsivamente con su ex esposo antes de separarse
luna compró una vez una botella de esa bodega
en su versión más económica y de uva blanca
fue fácil reconocer la etiqueta de el salto del ciervo
entre los vidrios polvorientos de una tienda en penn ave
porque la cornamenta del animal nos hizo pensar
de inmediato en la metáfora de olds y en que más que
a un retrato fácil de la infidelidad el brinco de aquel
macho nos recordaba a las espinas de una flor
o a las aristas que conforman nuestras entrañas
cuando a veces nos detestamos
tampoco es que sharon olds me emocione en demasía
yo siempre he preferido la contundencia
con la que carson se burla de quien fue su esposo
cuando este empieza a pavonearse tras colonizar
el sexo de una muchacha francesa
«proclive a beber litros y litros de champán
en los bares a cuenta de él»
si me gusta tanto la belleza del marido no es porque yo
me vea retratado en las facciones gentiles de ese hombre
al que carson sólo concede la voz en los poemas
«marido: soy» y «marido: último ejercicio de campaña»
si me apela tanto la belleza del marido es porque yo
creo ciegamente en la serenidad y en la pulcritud

161
en el reto del amor y en el riesgo de escribirlo
pienso mucho en el modo en que carson configura
nuestra educación sentimental desde que luna
robara su libro y lo trajera a casa
creo que si juntos hemos sido capaces
de edificar intimidad a través de poemas ajenos
no debería ser tan difícil volver a querernos
por medio del deseo hacia otros cuerpos

162
Eduardo Milán

ver cómo Bowie logró siempre ser él

ver cómo Bowie logró siempre ser él


en los distintos tiempos de su vida
sin renunciar a él en las etapas que habita
sin dejar de ser lo que él fue
aun cambiando ser él en lo que cambia
él por él –esta es la parte cruda, no a las brasas
de cada circunstancia en su peligro
hay un individuo mutante ya en la especie
sin necesidad del paisaje que se anuncia
en ruinas o en
la paradoja de dar cobijo ahí mismo
el paisaje cobija a quien lo habita sea quien sea
la intemperie del imperio
viendo en la propia intemperie un lugar hospitalario
que se sale de control bocas afuera, lenguas
sobre la sal del mar bifurcaciones de una lengua
y de esas bifurcaciones otras rojas sobre sal
llagadas, no llagadas

ver cómo Dylan fue fiel a su alma marginal


al margen del margen la divisa de Décio
al margen del margen yo lo llamo no-lugar
de la poesía, el poder real, su lugar-no
el poder no ser de la poesía eso que quieren que sea
o sea el poder ser ese no tan rechazado en esta época
la lechuza a medianoche gira su cabeza en faro
barre el silencio que la rodea con un ronroneo mínimo
y el faro pasa una luz lisa sobre las encrespadas crestas
incluso trepa rocas

163
era difícil no salir del mundo
la cresta altiva en crisis plena
salir de la realidad para no salir del mundo
el gran montaje del reflejo «la realidad, lo que refleja…»
el caballo está más solo que nunca
desde que está abolida la palabra nunca

164
Itziar Mínguez

Distopía para un Día Internacional de la Poesía

Y todos los poetas


salieron al balcón
a las 20 horas
y recitaron poemas
y la gente asustada
cerraba a cal y canto
sus ventanas
y bajaban las persianas
y se lavaban las manos
con gel hidroalcohólico
y se ponían sus mascarillas
de andar por casa
pero era demasiado tarde
pues había quedado en sus mentes
una lejana cantinela
que hablaba de diez cañones por banda
de oscuras golondrinas que siempre regresaban
de los versos más tristes esta noche
de un arma cargada de futuro
y aunque intentaron evitarlo
los pobres humanos
ya estaban todos contaminados
y la poesía estaba en las manos
y en las pequeñas partículas de saliva
posándose sobre las superficies
contagiándolo todo a su paso
y nunca encontrarían la vacuna
y nadie sobreviviría a este caos
de versos blancos y libres
de rimas consonantes

165
de metáforas y aliteraciones
porque todos estábamos condenados
a morir de poesía
y aceptar como simples mortales
nuestro feliz destino

166
César Antonio Molina

El miedo y la musa velan

El principal mal es el haber nacido,


no el haber desobedecido, no el haber
creado la palabra no. No la rebeldía
ante una prohibición injusta. El principal
mal es el haber nacido. Y así no somos
descendientes de Adán, sino discípulos de Job.
A la vista del mal en el mundo,
¿Cómo puede pensarse la existencia de Dios?
¿El Dios de Adán, el de Caín, el de Job?
La esterilidad de las preguntas coincide
con la clarividencia del desconocimiento.
Nihilismo: falta de respuestas al porqué.
La gran verdad, esa verdad que destruye
para serla, es que el mal es más importante
que el bien. El bien es la ladera suave,
pero la cumbre es su reverso irreversible.
El mayor drama no es olvidarse del Paraíso,
porque cuando nos olvidamos ya hemos nacido.
La felicidad del conocimiento es tan
exaltada, que cura incluso el miedo a la
muerte. Y por qué temerla si lo que
espera será igual a lo que precedió.
Rostros en la arena salpicada a la orilla de las playas.
Los garabateamos, una y otra vez, para que no se borren.
Job se quejó de su destino. Pensó, y no fue
el primero, ni el último, ni el único,
que el principal mal era el haber nacido.
Y de ese mal ¿quién tenía la culpa?
Una acusación contra Dios. ¿Injusta?
¿Y sus propios pecados y sus propias culpas?

167
«Si digo que soy justo, Él me condena. Y
si soy inocente, Él me pone en la injusticia.
¡Soy inocente!». Soportar el dolor, pero no
la conciencia de haberlo merecido.
Y cuando dejamos de creer en Dios,
no queda más remedio que creer en los seres humanos,
y entonces descubrimos que era más fácil
estar con el padre que con los hermanos.
El principal mal es el haber nacido.
De él se desprenden todos los equívocos,
todas las injurias, todas las escaramuzas.
¿Job el primer ateo? ¿Job el primer polígamo de Dios?
Está contra Yahvé, un abusador de sus poderes,
pero no contra el futuro Redentor.
Yahvé atormentó a Moisés en el desierto,
ambos quedaron en el éxodo de ellos mismos.
Job se quedó sin a quién quejarse, se quedó
en el espanto del silencio. Capituló: mejor
estar mal acompañado que en compañía de uno
mismo sin remedio. Y vino la calma,
y el doble de venturas que nunca pueden compensar
el error de haber nacido para volver a ser un nonnato.
Únicamente la fe puede ser sometida a contradicciones que
tienen que parecer absurdas a la razón.
¡Dios de la razón!¡Dios de los filósofos!¡Dios de los poetas!
Dios quiere eliminar el mal y no puede (no lo es).
Dios puede y no quiere (no lo es).
Dios ni quiere ni puede (no lo es).
Dios quiere y puede hacerlo (¿por qué no lo hace?).
¿Quién garantiza a los poetas el viento inefable,
como antes a la religión? Ellos mismos se confunden en la
imaginación. ¿Para qué escribir sobre algo que antes
se ha comprendido? La poesía solo puede rebasar la
realidad de este mundo. La poesía no busca la libertad
sino su ilusión. La libertad es la mentira en la que
se basa un orden del mundo. No somos descendientes

168
de Adán, sino discípulos de Job. Y no le llevamos ninguna
ventaja. Mejor sería no haber nacido: ateísmos, agnosticismo,
apostasía, herejía, nihilismo. Nietzsche rogó, encarecidamente,
en carta a un amigo, que todo lo que había previsto
fuera una equivocación, un error, un desvarío imperdonable.
Pero la realidad no lo refutó. Mejor no haber nacido,
pero aquí estamos como estuvo Job, y ya nos conformamos
con lo que tuvimos. El miedo y la musa velan.
El miedo y la musa hacen guardia y se relevan.
¿Dónde, entre las arenas del desierto, hay ciudades
desiertas donde florecen las hogueras color frambuesa?
Y el viento asfixiante que ni los glaciales enfrían.
Y el frío glacial que ni las pirámides detienen.
Ya es demasiado tarde: el tiempo y el espacio están
siempre en fuga. Y el poema, una metafísica del adiós.
¿Dónde, entre las arenas del desierto, hay ciudades
desiertas donde florecen las hogueras color frambuesa?
El miedo y la musa velan.

Madrid, abril de 2020

169
Ángeles Mora

Siempre es domingo

Para la gatita Simba,


hija del pueblo de Madrid.

Prohibido salir,
las calles tienen rejas.
He abierto la ventana,
entra un aire suave.

En cada habitación dejo mis huellas


y siento que la casa
se me ha vuelto más mía.

No hay reglas
que no pueda romper:
yo soy la autoridad,
el brazo de la ley.

Al igual que una gata


que se ha quedado sola,
espero mientras vuelven
los pasos de la vida.

Al igual que una gata


busco en cada momento
el más dulce rincón
de este eterno domingo.

170
Hugo Mujica

Lo que se nos ha dado

Hay días, al caer la tarde,


en que la vida
nos cuenta algo
del perdón que recibimos

de lo que otros han callado.

Hay noches en las que algún vestigio


se enciende:

una brasa en la memoria,


un grillo tras la ventana
o una flor
de las que se abren
cuando lo demás ya duerme.

Son noches en que la quietud revela


la vida que recibí
sin siquiera la violencia
de haberla merecido:

lo sin por qué ni para qué,


el puro existir, el milagro.

171
MAMS [Miguel Ángel Muñoz Sanjuán]

[ :memoria: ]

•:puntos:••:negros:•••:territorios:••••:ocultos:•••••:per
didos:••••••:&:•••••••:reencontrados:••••••••:lugare
s:•••••••••:en:••••••••••:esa:•••••••••••:novoz:••
••••••••••:imperfectamente:•••••••••••••:sombra:••
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el:•••••••••••••••••••••••••••••••:musgo:••••••
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•••••••••••:garabatea:•••••••••••••••••••••••••
••••••••••:tremendos:••••••••••••••••••••••••••
••••••••••:ecos:••••••••••••••••••••••••••••••
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:acomodes:••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••:nos:••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••:dice:••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••:la:••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••:realidad:•••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••:es:••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••:un:•••••••••••••••••••••••••••

172
•••••••••••••••••••:criptolexema:••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••••••••:de:•••••••••••
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••:napalm:•
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••:esta:••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••:es:••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••:la:••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••:caligrafía:•••••••••
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•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••:la:••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••:geosmina:•••••••••••••••••••
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••••:sus:••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••:bacterias:•••••••••••••••••••
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••••••••••••:su:••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••:epifanía:••••••••
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••••••••••••••••:escrita:•••••••••••••••••••••••
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••••:con:••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••:el:••••••••••••••••••
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:extremo:•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••:sobrante:••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••:de:•••••••••••••••••••••••••••••
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••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••:lapicero:•••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

173
•••••:enterrado:••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••:sin:•••••
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••:justicia:••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••:ni:••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••:piedad:•••••
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••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
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••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
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•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
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••••••••••••••••••••••••••••:gritos:•••••••••••••
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••••••••••••••••••••••:se:•••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
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•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

174
••••••••••••••••••••:entre:•••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••:tantos:•••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••:&:•••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••:tantos:•••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••:puntos:•••••••••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••:negros:•••
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••:de
masiados:

175
Luis Muñoz

Mala conciencia

Una mariposa monarca


se posa en mi hombro.

Veinte segundos.

Llevo una camiseta


blanca
de manga corta.

Estoy al sol,
junto a un parterre roto,
después de haber rastrillado
las hojas secas, que brillan
como un montón de clips.

En torno, un aire
de anillos tibios.

Los vecinos pasean


con su ligera carga.

Es jueves.
Mediados de abril.
2020.

No sé por qué,
con razones de sobra
para estar preocupado,
me siento, desde una estría
nueva, conforme.

176
Felipe Núñez

Una pregunta menor: la hora exacta

Una pregunta menor: la hora exacta


o la ruta más corta –llega tarde– 
hacia un destino también insuficiente
donde ni está ni se lo espera lo que sea que busque
y daría lo mismo el largo 
rodeo, o aun el extravío, y la pesquisa
 de su senda mejor, sabe que sobra.

Pero sabe además que no hay otras,


–ni pesquisa ni senda–
sino estas vacías
 destreza y pulcritud,
este celo y esmero
 en la gestión del desatino –horas, rutas–
que nadie apreciará.

Como toda respuesta, saca entonces


 del bolsillo del gastado gabán
un puño –tan apretado que los nudillos palidecen–
y con rápido gesto lo vuelve y abre
hasta atrás la mano, y muestra
 sobre la palma –más que plana: convexa–
migas pétreas, hebras de tabaco y otras briznas sin nombre que
arrebata el viento
y en el medio un grumo
de lavado papel.

177
Jon Obeso

ofrenda

conocemos los protocolos


la mecánica que administra las plagas
y migraciones

la razón de las pleamares


los ciclos
los resortes del número

la lógica interna de las catástrofes


la ira de los ingenios

también
las ceremonias y rituales que apaciguan
la cólera de los útiles

los índices de desolación de nuestros animales de


compañía

aquí
los infantes resumen el aire en una implacable cinética
confieren el don de la esfera
a cada vientre
cada una de sus manos alberga un reloj de arena

a media tarde
con el descenso de los soles
congregan piras en las que aventar
los cuerpos desatados de las aves la olvidada sed de las esporas

178
y al fin cantan

acudan a mí la devastación
los temporales la
distancia
al fin el mundo repartido concreta y mansa intemperie

179
Marina Oroza

La soledad del corredor de fondo

La soledad del corredor de fondo,


detenido
antes de llegar a la meta
sonríe,
le sobrepasa el resto de competidores.
La meta se transforma
a unos metros
en una decepción desorientada.

Tiempo muerto, piedra de luna,


arroja por fin las semillas
que nos precedan.
Es necesario reír
con desconocidos.

La soledad del corredor de fondo,


enciende el primero
de los billetes robados
arde,
arroja al agua del inodoro
el resto
sonríe,
tira de la cadena.

Tiempo muerto y las sombras


son precisas las plumas para el vuelo,
el tránsito obligatorio de las nubes.

180
La soledad del corredor de fondo,
detenido
es una piedra a contracorriente
sonríe,
evita la meta.
Perpetúa el seguimiento,
evita la pena
de tener que empezar de nuevo.

Todo se aleja, vivimos en el centro


de nuestra insignificante vida,
cuanto mas pequeña mas irradia.

La soledad no se va,
entra mas y mas,
en rotación espiral
trama su profundidad.

Todas las noches


calles desconocidas.
El hueco, la ausencia
no se repite nunca.

181
Esperanza Ortega

Contra el virus de la desmemoria

Vendrán los muertos a buscar sus huesos,


el jardinero con su rosa herida,
la costurera con sus alfileres,
el gañán con el saco
del hambre a sus espaldas.

Vendrán los muertos a buscar sus huesos


y España se abrirá como una inmensa tumba
mostrando la vergüenza taimada de los años
de mentira y temor.
Por un instante
igual que el vidrio de la cristalería
tintinearán de miedo los colmillos de los asesinos.

Solo por un segundo


eterno
los mirarán sus ojos,
los ojos de los muertos,
igual que miran las estrellas apagadas
que sin embargo tiemblan aún.

Después enterraremos el rescoldo


de la memoria bajo nuestros pies,
sabiendo que, por fin,
gracias a esta incursión en las vísceras negras del pasado,
habremos merecido regresar
al tiempo luminoso
de la hoguera encendida.

182
Eloísa Otero
Del escuchar a tientas

Pues lo que uno ha vivido es, en el mejor de los casos, comparable


a una bella estatua que hubiera perdido todos sus miembros al ser
transportada y ya sólo ofreciera ahora el valioso bloque en el que uno
mismo habrá de cincelar la imagen de su propio futuro.
Walter Benjamin1

Frente a la ventana ondea una bandera del terror.


¿Cómo pensar?
No hay muchos que quieran cruzar al otro lado desde aquí.
Del otro lado llegan aullidos
de vez en cuando alguien consigue atravesar las líneas,
menos cada vez.

«Allí donde murieron todos».


[¿Quién narra?’
¿Quién puede dar fe de…?
Si nuestra memoria apenas alcanza más allá de una generación
(a ver… ¿qué recuerda usted de sus abuelos?)
y del Alén nadie volvió
para contarlo].

Da igual que digas:


«Hágase el prodigio». Es
tiempo de virus
acelulares
de origen incierto.

__________________
1
«Antigüedades», «Torso», en el libro Dirección única (1928), de Walter Benjamin.
Madrid: Alfaguara, Madrid, 1987.

183
No hay magia que valga.
Si marzo fue brutal, abril ha sido cruel
y vendrán más meses malos
–Ferlosio presintió que serían años–
que nos harán más ciegos y más malos y más tristes y más hoscos y más torvos…

///Se fueron los vecinos de ojos amusgados


también los mirlos del árbol próximo,
su gorjeo grave y melodioso,
y alguien tendría que descolgar el ajado tapete de croché
y la esponja gris
que ondean desde hace días con el viento en el tendal
del piso de enfrente,
o me voy a morir de la pena2.///

Nadie les contará


(como nadie contará de ti ni de mí)//

así que habla conmigo, no dejes de hablar


(te escucho a tientas
como al cri cri cri –la estridulación– de los grillos lejanos en la noche),

escribe
por mis dedos
ahora que «ya nada se parece al país (al mundo) que dejamos atrás»:

__________________
2
Nota de la autora (a 10 de agosto de 2020): Con posterioridad a la publicación,
en mayo de 2020, de la primera versión de este poema en la edición digital de «A
poema abierto» (https://sac.usal.es/a-poema-abierto), y después de un comentario
de Ana Palomo sobre los mirlos de mi calle (que ella bautizó tiempo atrás como
Gómez y Salazar), estimo que aquí se ha producido, por mi parte, una «concesión
a la perversa herejía romántica», en el sentido que le dio a esto la poeta Eavan
Boland (en un artículo sobre la mujer poeta y su dilema); así pues, y sin que esto
suponga renegar de lo escrito, digo «NO a la romantización de lo cotidiano en
poético» (colocando en la picota al menos estos ocho versos y quizá también los dos
siguientes). Vale.

184
¿Qué somos al cabo y en medio de la vida
cuando se nos va de las manos lo que podemos ser?

¿Quién escucha nuestras lágrimas?

¿Y quién se ocupa de nosotros, intranquilos?

[Hablo contigo como si estuvieras


y de pronto me doy cuenta de que no,
que no estás].

(…)
Quizá todavía y siempre haya alguien en este mundo
(real, nuestro)
que se atreva a decir,
como Ullán:
«¿Qué es esto que yo no he sido?»3

León, 13 de mayo de 2020

__________________
3
Nota de la autora (s/d): La cita entrecomillada pertenece a José-Miguel Ullán,
la anoté un día sin la referencia exacta del poema, libro, entrevista, artículo…
en la que se inscribía, como lo oyes, así sin más.

185
Julia Otxoa
Visiones del confinamiento

De pronto se pararon todos los relojes y el día nos encontró cual estatuas
[de sal en medio de la niebla.
Y no supimos qué decir ni qué hacer porque los alfabetos habían
[sucumbido en una turbamulta de animales ciegos,
golpeando furiosos las frágiles puertas de la mañana,
y nuestros cuerpos eran apenas un poco de polvo en las manos del viento.
Las camillas cruzaban el cielo con su carga de fiebre,
con temblor de nieve se abrían los hospitales,
y el tiempo era una pequeña cáscara de nuez para el naufragio,
mientras voraz nos reclamaba un horizonte enfermo,
y los ataúdes rebotaban en el hielo
multiplicándose en la soledad y el abandono.
Hace tiempo, sí, que el monstruo vivía entre nosotros,
pero ciegos de baba y codicia lo ignoramos,
y ahora es la fragilidad,
emergen volcanes en las celdas de nuestras casas,
todo ha cambiado,
y navegamos lo diario
como un encrespado mar que no atendiera
nuestra ignorancia,
nuestra pobre brújula como rosa de niebla
en la ceniza.
Sin embargo, la vida llama, y espera
ahí a la intemperie,
que amemos fieramente
la luz rescatada del día,
porque solo un corazón en llamas
hará posible un nuevo nacimiento.

186
Yolanda Pantin

El castor

Solo es equiparable el corazón en su oscuridad


a la oscuridad del anhelo místico:
esa pátina que brilla en la superficie del lago
por donde avanza la nariz del castor.

Lo he estado observando. Cuando era adolescente


me atormentaba la pequeñez de mi cabeza de chorlito
pero esta hora no admite pensamientos sino un dejarse ir.

187
José María Parreño

Eurasia, 2160

Por lo que fue


el cauce del Danubio
baja una caravana
hasta el último oasis,
en el delta.

Cuado llega la noche


los camelleros
cuentan historias
y miran las estrellas.
Una se llama Buda
otra París.

Ninguno tiene hermanos.


Rezan ante los árboles.
No conocen el mar.

188
Chus Pato
«Oes? o ascensor, baixa»

«Oes? o ascensor, baixa»


falou mentres anoaba as serpes do cabelo

no vermello máis denso do sangue bailas, é un home
baixa no ascensor, leva un espello
todos os días ela escoita
todos os día il ségalle a cabeza
é un acto inútil
desde o escudo da razón o descoñecido fítate
a verdade é un campo de minas –fura todo canto roza– para a
linguaxe
*****
«o descoñecido / absoluto
ela, está contigo
os seus ollos son os teus»
falou mentres retiraba un rizo e perfumaba as aliñas que lle
agromaran na cabeza para mellor verse e bailar no espello

*****

¿Oyes? el ascensor, baja

«¿Oyes? el ascensor, baja»/ habló mientras se anudaba las sierpes del cabello// en el
bermejo más denso de la sangre bailas, es un hombre/ baja en el ascensor, lleva un espejo//
todos los días ella escucha/ todos los días él le siega la cabeza// es un acto inútil // desde
el escudo de la razón lo desconocido te clava la mirada// la verdad es un campo de minas
–agujerea cuanto roza– para el lenguaje

«lo desconocido / absoluto/ ella, está contigo/ sus ojos son los tuyos»/ habló mientras
retiraba un rizo y perfumaba las alitas que le brotaron en la cabeza para/ mejor verse y
bailar en el espejo

189
Alfredo Pérez Alencart

Poema para momentos difíciles

Permíteme decirte
que si el frío alambre del oscuro invierno
hiende sus oxidadas púas sobre tu garganta,
nada está perdido todavía.

Y si ahora tu cuerpo es objeto de cóleras


comunicables paseándose por él para hacerle ruina,
mira cara a cara a la vida
aunque la afiliación del hombre
sea con la muerte.

Hay un pacto de honor entre la vida y la muerte,


un grano de misterio
que porfía en medio de cualquier desastre
y no se cansa de arder,
fiel al arca de las visiones cuyo único tiempo
está grabado en tu memoria.

Permíteme decirte
que así se flota como una estrella
cuya luz quiere ser robada. Así se aguanta
hasta el próximo diluvio. Así se aprenden
himnos que logran despertar estatuas.
Así tu sombra viaja todos los días
con los ojos llenos de pájaros y enigmas.

Este es un vals privado que acompaño de violines


para que solo tú recuerdes.
Tú, que quieres vivir con los huesos completos.
Tú, que has ido quitando telarañas de la casa paterna.

190
Tú, que sorbes poesía como medicamento del alma.
Tú, que tienes voluntad de seda y acero.
Tú, que deseas oír el zumbido de los cometas.
Tú, que sabes de alegrías y lamentaciones.
Tú, que aspiras abrazar todo aquello que mana del amor.

Permíteme decirte
que el firmamento no se ha gastado todavía
y que hay principio y hay continuación
en esta guía de viaje cuyo destino está más abierto
que los sueños.

¿Acaso no has visto tantas aflicciones en los pasillos,


tantas grandes letras negras
dando cuenta de vencidos rostros?

Los ramajes del habla están contigo


y sigues destetándote con nieve derretida,
combatiendo más allá de la víspera
apoyada en el aliento esencial de los creyentes.

Menos sollozos en momentos difíciles.


Menos equívocas realidades.
Menos músicas enmudecidas.
Menos llamas que no queman.
Menos campanas enmohecidas.
Menos desórdenes dispuestos a hacerte volar
de nuestros ojos.

Yo sé que tu salud responde a la llamada


de mi voz bordadora de entusiasmo.
Y aunque no está en mis manos renovarte
las células favorables,
soplo en tus venas para quitar fiebre al calvario
y anunciar que algún suceso alegre
picoteará tu cena de las noches venideras.

191
Permíteme decirte
que la cita no está convenida
y que debes volver a podar los rosales
(como en el pasado, como en el futuro),
viviendo felizmente con la vida que te sobrevive.

Así es:
la vida es una historia contada por pastores
cuyo pregón genera temblor en nuestros pechos
y en el polvo profundo
y en el resplandor que nos resucita.

Te digo y te vuelvo a decir


que toda cascada de tribulaciones se hará trizas
mientras estés visitada
por el hijo de los terrestres testimonios.

En este mundo
dientes viejos resultan las angustias,
y por ello,
para tu cuello,
elaboro con palabras balsámicas
este collar que sabrá
cómo calentarte durante el invierno.

192
María Ángeles Pérez López

Entre el radio y el cúbito, la sintaxis del codo.


Su articulado modo de decir
cuando

en cada intersticio de las sílabas


se abre un solo cartílago
revoltoso y vibrante

que atenúa los huesos


y los transforma en otra cosa:
desatada inmediatez de ser plumón,
estrella imprevisible
y oxígeno que enferma
la llave de las jaulas.

193
José Pérez Olivares

El silencio

Sin niños en sus calles


la ciudad parece muerta.
Entre dos adoquines
la hierba ha comenzado a crecer
y una lechuza,
oculta en el follaje,
grazna y alza el vuelo.
¡Qué días tan grises para el final
de una década!
¡Qué silencio en las casas
que dan la impresión de estar vacías!
No sé si la palabra puede
derribar ese muro de presagios
y aliviar, como un bálsamo,
nuestro dolor de no ser eternos.
Tampoco si detrás de esa puerta
hay una mujer que llora,
un anciano que tiembla,
una familia a punto de gritar.
Sin querer, hemos tocado el fondo:
el fondo inexorable
donde, como en los volcanes,
arde una lava lenta y silenciosa.
Pero yo me niego a morir.
Saludo a los desconocidos,
a quienes llevan en los ojos
el síndrome de un destino fatal.
Y me río a carcajadas de la Muerte
que pasa, junto a mí,
oculta tras una máscara de hierro.

194
Cristina Peri Rossi

Elogio de la vejez

Puedo despertar a las seis de la mañana


y sin moverme de la cama
mirar por la ventana
el lento desperezarse del día
Algunas nubes blancas
otras grises de contaminación
se escuchan ladridos lejanos de perros
un camión que desembucha cientos de botellas vacías en un
contenedor
con gran estrépito de vidrios
como astillas de un mundo roto
de cristal y anfetaminas

puedo escuchar el rugido de las taladradoras madrugadoras


que perforan el asfalto
como el útero de mujeres
violadas por hombres que les decían que las querían

Ahora hay un duelo de ladridos


pero no, es el efecto de la empatía
las neuronas espejo de un perro que comienza a ladrar
hacen ladrar a otro perro
y de pronto están ladrando todos los perros de la ciudad
como ambulancias enloquecidas

Puedo ver avanzar un halo azul por el cielo


la luz matinal rosada y celeste
y el ruido de los autobuses al frenar

195
Puedo no trabajar
no levantarme de la cama
y no abrir el ordenador ni el móvil
porque ya no trabajo
ni consumo más de lo imprescindible
hojas de té lentejas un plátano y una naranja
libre para siempre de los ruidosos restaurantes y de los menús
baratos
o los restaurantes exquisitos
allí donde los pijos pagan fortunas
por la vaina de una arveja rellena
de gambitas o un helado
de prepucio de niño coreano
con jarabe de cerezas

Puedo ver viejas películas


y releer libros olvidados
Libre para siempre
del oprobioso culto
a la actualidad.

196
Ángel Petisme

Hace un hermoso día y no lo puedo ver

¿Recuerdas la anécdota del mendigo ciego que pide limosna, con


un cartel que pone: ESTOY CIEGO, AYUDA POR FAVOR?
Pero nadie le hace caso. Entonces pasa una joven hermosa, con
una mascarilla en la boca, de ojos de avellana y zapatos rojos (así
me la imagino ahora, como si fuese el ciego) y escribe algo en
el cartón. La joven se pierde entre la multitud y a continuación
todos empiezan a echarle monedas.

La chica silenciosa que escribe con tiza en los cartones, incluso en


el cielo con el dedo índice, en todos los muros de las almas que
no tienen Facebook ni Instagram, regresa.
El ciego le toca los zapatos, la reconoce y le pregunta: ¿Qué hiciste
con mi letrero?
—Escribí lo mismo pero con palabras diferentes. HACE UN
HERMOSO DÍA Y NO LO PUEDO VER.
Si cambias tus palabras, puedes cambiar el mundo.

197
Alfonso Pexegueiro

De contar más cosas

Mensajero de sí mismo, el mundo


le transmite miedo a la existencia.
«Días lentos. Hikikomori»

Te oculto
Que estaba
Rodando
Por mi
Silencio
Cuando
Perdí los días
De contar
Más cosas.
Igual
No era yo.
Sino un
Cálculo numérico
Introducido
En el lenguaje
Por azar.
El azar juega
A veces
Con estas
Pequeñas
Traiciones
Sin que
Podamos
Variar rumbos
Y formas
Que nos hieren.

198
Herido.
Te oculto
Que algún día
En otro tiempo
Quizá
Fui humano
Sin ser.
Ahora no estoy.
Dudo
Que alguien
Fuese humano
En aquel tiempo.
Sin Escucha.
Tierra sin almas. Sin infancias.
Tumbas abiertas sangrando.
¿Qué hago aquí?
¿Qué hago aquí
Sin más luz que mi sombra?
Eran muchos los abandonados.
Y las aves levantaron el vuelo.
Es Amor, dijeron.
Te oculto
De contar más cosas
Amor. Te oculto…

Seraogna, 3 de abril de 2020

199
Luz Pichel

algo quiere empezar

ahora es el comienzo de las lluvias


agua todavía sin mástil
sin vasija ni dirección ni barco

botones
retales
briznas briznas briznas de ala de avispa
de jaboncillo de costurera

un movimiento hacia la luz


el aire desplazando una hoja de olivo
un gromo de buxo

hay algo vegetal en todo esto es


como si fueran a salvarse las frutas
algo animal esos caballos sueltos se acerca
una hilera de gorriones
transparentes
las bubelas
de a dos (las abubillas, digo)

a la patinadora quién la ha visto


(quen a veu saltar)
delgadísima elástica libre
equivoca la música rompe
los ritmos di–
buja un difícil pentagrama de alambre
ese lío de abrazos
(ese arame ese debuxo esas apertas)
se equivoca se cae se alza

200
promete seguir viva
(hei danzar hei danzar hei danzar)

la ciudad de los niños del frío se despereza


(a cidade dos nenos do frío espreguízase)
se despereza
van abriendo los ojos
son cuerpecitos de color verde-agua

non era doado vivir alá


qué difícil dormir amar la tos los tenedores
no era fácil vivir entonces dentro del invierno allá

la helada ¿cuántos años duró?

y la gente
que asoma la cabeza y habla sola
dice
necesitan calor
necesitan un poco de calor
(todo o mundo precisa un chisco de calor)
dicen las distraídas de los balcones.

201
Carlos Piera

Un mirlo, una paloma

Un mirlo, una paloma


en mi balcón, que ya no es mío. Parte
del paisaje de otros, ellos con alas. Yo,
símbolo de una especie de paciencia.
Llámalo ser. No un logro:
lo que dan unos pájaros.

202
Julia Piera

Sueñan las ovejas con androides humanos [Fragmento]

Es marzo, como si la VERDAD


hubiera virado la estación más fértil
asistimos a la transacción cara y agria
para implantar manos de hielo,
memorias extendidas,
hacia la guillotina de la atmósfera.

La versión de los que niegan


que la nieve sirva
para tenerlos a todos
envueltos.

–Mis glándulas envejecen demasiado deprisa: exhalación.

–Destellos de la memoria: inhalación.

Pensamientos
de humanos diseñados
con número de serie.

–Nunca verterán sus lágrimas


por insertar implantes podridos.

–Mutaciones en el sistema orgánico.

–Si diseña también nuestra mente, nuestro cerebro,


¿por qué quiere que seamos
físicos, con miedo,
con caducidad?

203
Con antivirus.

Salir
réplicas del dios,
de la corporación del triángulo,

espectros genéticamente perfectos,


y atreverse a susurrar:

si solo vieras
lo que yo he visto
con tus ojos.

204
Encarnación Pisonero

Desde el alba hasta el ocaso

Desde el alba hasta el ocaso,


pescadores de sombras,
¡no os rindáis!
Necesitáis el hálito del alma,
el valor del que lucha,
el hilo guía del laberinto,
la osadía del héroe.
Tenéis el apoyo
de aquellos que os preceden,
ellos mantendrán el coraje,
el fuego,
y la canción.

205
Benito del Pliego

De la apertura

A. saluda desde el sur. Tres


mil kms.? Podría
ser. Pero el teléfono re
produce aquí su voz, su voz
de ayer, en la oficina, el cua
dro azul, el tapetito de A
tlitlán, USA donde la li
bertad es una estatua, la
ciudad de Bogotá.

Hemos
capturado esta mañana,
replantando, bamboleado el
bambú, los ferns –helechos– y un
a enredadera local que
no sabemos cómo llamar.
Le pregunto a Carmen: ¿Sabes
cómo podríamos ave
riguar su nombre? No, she doesn’t
know, she thinks the plantas in the
patio look pretty. Cuántas pes.

En conversación con Dioni


sio Cañas –debería bus
car la transcripción, deberí
a buscar la transcripción, de
bería...– le escuché decir:
mi territorio incluye el pa
sillo trasatlántico, con
su aeropuerto, su avión, sus a

206
duanas... que va de Expaña a
Nueva York. The x in Xpain
is mine, accepting, of course, that
I exist –«existir» con e
quis letal. El cierre de front
eras: la ex: donde hubo a
pertura ya no hay.

¿Recuerd
as la sensación de estar frent
e a la puerta y notar que ya
no hay llaves? Sentarse a esperar.
No tener dónde ir. Antes del
11-S se cruzaba
Barajas como si una se ad
entrase en un mall. Un mall se
miabandonado. Por ejempl
o, En el mall de Ciudad Juá
rez: los patinadores sobre hielo bajo el
único haz de luz, tchaikovs
ky –si no fuera por Google–,
y el mozo sentado, vestid
o de blanco, dormitando
sobre la mesa. También all
í hay retenes y debía un
a pasar –buenas tardes– junt
o a la patrulla, las amet
ralladoras, sus corridos
épicos, viva la heroica
Federal.

Encierro es esta in
capacidad de pensar; el
mundo –mental– está enladril
lado, confinado. Confin
ado significa confiar

207
en el hado, estar con el muert
o –eya, velar–, el fina
do; el coronado pone el fin
final ¿Viste como no es pos
ible ir más allá de este
mal, de este mall?

¿Cómo estás, ma
má? ¿Cómo estamos hoy? Pues aqu
í como siempre, a ver qué
voy a hacer. Confinamiento,
confinación. He salido a t
ocar las palmas, bueno no,
las palmas no, me duelen las
manos, yo cojo la bande
ja de los dulces de navi
dad, y la cuchara de pal
o que hace un ruido... Sí, mamá,
dale tú a la bandeja que
sepan que sigues allí, se
guimos aquí, aún estam
os vivos y bang, bang, bang,
big-bang, eso pienso.

A veces
me acuerdo de un Madrid donde el
sol se pone con un rojo d
escomunal. Los adoqui
nes del sueño, volver siempre a e
se lugar. El afluente
del encierro te lleva al Bo
lin Creek y allí metes, sin hab
értelo propuesto, los pies.
Es verdad que hay basura (plást
icos, plásticos, plásticos)
pero no tanta (la llanta

208
del coche, el sofá, un viejo bot
e de pintura) y los mosqui
tos este año nos dan treg
ua –distanciamiento social.
Llevamos semanas de un her
moso tiempo primaveral
que los tiene indecisos tod
avía, todavía un mes
y un mes y un mes más.

Mas ¿qué está p


asando en los espacios don
de no estás? ¿Qué polvo se acum
ula allí? ¿Qué maderita
se pudrirá, qué juntura c
ederá –ya están aquí, digo, las got
eras–. Is the pipeline frozen?
What weed has taken over the
yard?

Pocos son los que saben


realmente saltarse la res
tricción, y no me refiero al
estado de alarma (el coron
abicho, coronabirria, coronaná). La
restricción del miedo. Miedo al
exterior: Antonio, me lo
recuerda Andrés. ¿Quién –repito–
sabe cómo saltarse la
valla de nuestro propinad
o yo? Qué ro-yo de yo-yo-
yo-yo-yo. Así que la apertur
a, cuando pasea de noch
e por el greenway junto al Bol
in Creek –pero del lado que ent
ró por el aro– el túnel looks

209
weird, un único haz, boc
a de luz, agujero neg
ro –de luz– que atrajese la n
oche, toda la oscuridad,
espacio-tiempo no hay, em
bocándola en el giro azul
del mural como si fuera u
na alarma.

Mantén la vista
más allá de lo visible.
Cegador. Seguir caminan
do, seguir, seguir caminand
o, en esto está todo: tod
o cambia salvo el cambio. Cad
a respiración es un act
o de amor –respirador–, la
respiración un acto col
ectivo. Inspirar y espir
ar. Abrirse hasta no abrir más.

Chapel Hill, NC. 26 de abril – 1 de mayo de 2020

210
José Luis Puerto

Sostenerse

Sostenerse en la luz es lo que importa.


Sostenerse en el árbol de la vida,
En las ramas dichosas del amor,
En la respiración de lo que existe,
Latir con los demás,
Dar la mano a los otros,
Bajar hasta la plaza
Donde se afirma el mundo
Y formar siempre parte
De esa bóveda airosa
Donde respira todo lo creado,
Como sillar humilde,
Como una pieza más, indispensable,
De ese templo invisible que es el cosmos.
Pues todo lo ignoramos,
Pero formamos parte del misterio,
Porque estamos ahí
Colocados en toda la intemperie
No sabemos por quién,
Como pequeña sílaba
De una palabra que se nos escapa,
Formamos parte de un abecedario
Con el que se articula
La inmensa nombradía
De todo lo que existe.
Y con eso nos basta.
Porque formamos parte del prodigio
De una maravillosa creación
Cuyo sentido, ay, se nos escapa.

211
Vicente Quirarte

Luna de primavera

Miro este planeta devastado,


el más hermoso y azul
que puede engastarse en la negrura.
En él siguen bogando las ballenas,
el mar es un espejo
donde el cielo se mira diariamente;
salen a cantar todos los pájaros.
Se retiran cuando la luz se marcha.
No dejes de mirarme.
Aprende de mi brillo y mi limpieza.
Cuando pienses en mí
piensas en ti.

7-8 de abril de 2020

212
Benemérita

A Vicente Gallego

Ignorada por fuerza de costumbre,


la campana que anuncia
al camión de la basura
dice que no nos hemos muerto.
Aún hay quien levanta los restos del naufragio,
los secretos humores, la historia
que deseamos olvidada.
En este presente nos sonríen,
y hacen su servicio benemérito.
Nunca ha sido tan heroico
entregar en la bolsa negra a otro cadáver
y no darle la mano a un inmortal.
Llamémosle mañana por su nombre.

18-23 de abril de 2020

213
Esther Ramón

Deseé un solo árbol

Deseé un solo árbol, y de pronto un bosque quieto estaba allí.


Salí del estupor sin primavera, cuando ya la tala fue despejando
sin piedad. Desprotegida, divisaba un horizonte cada vez más
nítido en el que todo lo anterior se revelaba. Ahora mi encierro es
el de todos y solo por eso entiendo la extensión de los mandatos.
Insistía en tocarlo antes de tiempo, y era esperable su verde inde-
cisión. Traspasar el cuerpo quieto, como una tela tibia, es ahora
una función del equilibrio. Ni siquiera se decide la simiente, se
abandona así en la tierra, como si no conociera estación.
En días de clausura la mirada se aquieta, el rojo se despierta dentro
del verde, y las manos se reúnen en azul. Así la visión nocturna:
el animal no distingue los colores, pero los huele mejor cuando
están dormidos. Algo duele y golpea mudamente, en las afueras,
y existe una distancia que nadie atraviesa, que nos devuelve a las
regiones de la fragilidad. No podemos vernos ni tocarnos, crecen
los vínculos en silencio, con la levadura de un pan inmaterial. En
circunstancias normales, la placenta es un órgano efímero, pero
ahora que todo es excepción la noto y late. Van saliendo los niños,
los miro correr desde la ventana y quisiera bendecir sus pasos,
protegerlos a todos de caer.

214
Miriam Reyes

Todo cuanto puedo llamar mío

todo cuanto puedo llamar mío


este cuerpo que habla y gesticula
que conoce lo que puede y desea como puede
que se encierra en sí mismo y encierra en sí mismo
todo cuanto puedo llamar mío
este cuerpo que piensa y se estremece
que donde hace miedo se contrae y donde hace amor se expande
todo cuanto puedo llamar mío
todo me fue dado 
para la vida

215
Sofia Rhei

Entiende esta pequeña primavera

Entiende esta pequeña primavera,


escóndela, quizá, pero hazla tuya,
dale una gota, un guiño: que no huyan
las abejas, su miel, su tierna cera.

Abraza el tronco en flor: será verano


en cuanto lo calientes con tu sangre.
Dale piel a tu piel, hambre a tu hambre,
haz las flores tornarse poma y grano.

Esa cosecha, luego, no celebres


hasta volverla madurado vino,
hasta que en plenitud destelle, oscuro,
el alma de los jugos, el destino
profundo del amor cuando es maduro.

216
Isel Rivero

Hoy primero de abril

Hoy primero de abril


En este año de la pandemia
Venus se acerca a las Pléyades

Hay que esperar a la hora exacta


En el temprano crepúsculo
Para verlas
Y sonreír
Porque esta tentación de las estrellas
Para hablar en silencio
Para acariciarse con la luz
Solo retorna cuando la Tierra
Se estremece bajo el empuje de la Luna naciente
Cada ocho primaveras.

Inclínate reverente esta noche


Y abraza lo desconocido.

217
Emily Roberts

Novicias

Algunas aún nos acordamos del tiempo


en que fuimos novicias.
A un lado había una mano
y luego otra, el tacto
de un corro casi infinito.
Nos ardían los ojos de luz.

Un día desandamos el sendero


de los cuerpos que gritan
pero no corren. Son
los que nos recuerdan
no tocar. No tocarse. No poder
alzar las yemas para atisbar
lo que no vemos.

No pudimos volver a los veinte años


y a aquel jardín furioso,
madriguera y zarza,
secreto, cima,
cuyo camino olvidamos,
como si hubiera crecido la hierba
por descuido o certeza.

Apenas quedaron allí, contemplando,


contemplándonos, como en un día de lluvia
los rostros mojados y cambiantes,
como un cuerpo adolescente:
toda una vida
sin intuir.

218
Lucrecia Romera

Leteo*

Mientras dure la tierra no han de faltar


siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, noche y día.
Génesis 8:22

Soltados de la mano
pródiga del arco,
de su señal celeste,
ejercemos la devastación de la
memoria por fuera de los sueños.
Y olvidamos en rincón ominoso
nuestra partícula de oro,
la humildad del pasto
mecida por los vientos.
El murmullo pre-natal
del agua que corre entre las
piedras dejamos de escuchar.
La sombra en el verano,
el fuego en el invierno
sustrajimos de la fuente del tiempo.
Olvidamos la luz
nacida de la palabra
luz, el gesto
presocrático,
la rotación terrestre.
Desmalezar antes de la
cosecha.
Penoso y lentísimo ejercicio
aniquilar los bienes de la Tierra,
su abismal horizonte
corroído por una secreta

219
enfermedad que sólo la flecha
celestial desprenderá del pecho
de las mujeres pensativas,
del pecho de los turbados hombres
hasta que la reminiscencia
se vuelva claridad
y nos recuerde la señal
oculta de ese arco
que incandesce
en noche indescifrable.

Pandemia, junio de 2020

__________________
* Leteo: en la mitología griega Lete, náyade que personificaba el olvido, es
uno de los ríos del Hades, que provocaba, al beber de sus aguas, un olvido
completo.

220
Ana Rossetti

El equilibrio

La minúscula hierba retorna su molécula de oxígeno al aire que


nos obstinamos en degradar. La poesía es un vendaval de aire
puro en nuestras existencias irrespirables. La minúscula hierba
muere, pero su polen es indestructible. La poesía no evita el
dolor, pero no consiente que sea infructuoso.

En este perpetuo nivelar, la hierba silenciosa y la poesía con su


verbo arrebatado afirman su única y extrema razón. Y así como
la hierba siempre encuentra un resquicio para crecer, la poesía
rompe sellos y violenta arcanos para enraizar poesía donde no
hay poesía, para que haya poesía.

221
Charo Ruano

Después

Abandoné la casa por primera vez


un mes de septiembre con la lluvia
Septiembre siempre me ha parecido
un mes especial, por eso del otoño

Me lleve pocas cosas


Y te dejé una nota
Que no explicaba nada

Me buscaste, sé que me buscaste


durante algunos días
tampoco con demasiado interés
Formaba parte de la casa
Y tal vez por eso me extrañabas

A partir de entonces
se sucedieron las idas y venidas
siempre por mi parte
Tú parecías anclado a tu mesa
a tu silla, a la casa.

222
II

Has empezado a escribir furiosamente


tú que me has dicho tantas veces
No sirve para nada
No sirven para nada
los poemas, los cuentos, las novelas

Las mías, las tuyas, no sirven


Lee a Tolstoi, lee a Coetzee
Lee a Cernuda
Lee a…
No pierdas más el tiempo

Pregunto qué haces


mientras te acerco el café
Me miras con una tristeza infinita
la que siempre precede a tus depresiones
a tus intentos de huir

Un libro de instrucciones, escribo


un libro de instrucciones

223
Fanny Rubio

Ave María

Mi quitamiedos
retira con su junco derecho los despojos
de jeringuillas, mechones de cabello bañado en púrpura
y cigarrillos engañosos
y no pierde ocasión de recordarme
que la próxima vez no va a venir.
Llega tarareando un concierto de Schumann
y busca en mi tiniebla
una bolsita de crochet granate,
cuya presencia, bajo mi colchón,
he de reconstruir con toda credibilidad en tres segundos.
Pero a él le funcionan otro tipo de alertas
cuando despliega un plano
en donde desfallecen
arcos partidos y arenas llenas de metralla
y fragmentos de lienzo
y un Hércules llevado en la ebriedad
por sátiros y ninfas
y hace balance en decenas de mil
de nuestros muertos.
Su entrecejo resiste mi exigencia
con el desdén de quien no me ha de tomar jamás en serio.
Busca en mi hombro desnudo con precisión oftalmológica
y hace continuamente milagritos para que el calcio pase a mi osamenta.
Alguna vez, cuando lo veo entrar enojado, perseguido por un compatriota,
finjo que me desmayo
para que lance una mirada en mi provecho.
Enseguida murmuro
que en veinticuatro horas abandonaré el campo
en el que esconden sus compañeros naderías

224
hasta ganarle un pleito por la dorada picadura
y antes de que me diga que se marcha
hago un esfuerzo por perder los estribos
al escuchar que ordena a la enfermera
que no me dé, en adelante, fuego.
Después de estos sucesos
mi quitamiedos mulle la almohada con sus guantes de plumas;
no me va a regalar más balas blancas, ya lo sé,
tiene vacíos los cuencos.
Pero le sigo el pómulo cada vez más patente
mientras él supervisa desconfiado
mi antebrazo para que no se me desmande
y tira seriamente de mi raíz,
sube a mi muerte a flor de labio,
me deja una caricia de pulgar
y una escena violeta bajo el párpado
y logra seducirme, hasta la tarde, con una cápsula amarilla.

225
Nuria Ruiz de Viñaspre

5Generaciones

Cuando el último vestigio de una energía se apaga


una fina llama última enciende el espíritu de otra energía.
Así el mundo. 

CONSTRUIMOS nuestras casas sobre la crecida hierba. 


Conquistamos lugares inconquistables y nos erigimos
como los nuevos dueños de este mundo
que no es de nadie y es de todos. 
Edificamos ciudades enteras, 
y en nuestra ilusión las llenamos de gente y de cosas vacías. 
Decoramos a lo alto el escenario con nuestras despectivas manos. 
Una farmacia aquí 
por si alguien dibuja un meteoro y cae a tierra.  
Un supermercado bien provisto allí para nutrir el ego. 
El móvil 5G de última generación en nuestro oído
mientras 5Generaciones se extinguen en tus ojos. 
Un campo de fútbol a la entrada del salón
donde entretenerte en las horas muertas. 
Un niño jugando en tu calle imaginaria más arriba. 
Los ejecutivos entrando a sus despachos.
Y las familias pudientes a sus mansiones. 
Definimos al otro a nuestro antojo
y perdura en ese lado de por vida. 
Amo y súbdito son las únicas opciones. 
No concebimos el final del juego en ningún instante. 
Porque no queremos que se caiga la estructura construida
ni perder los mandos que la accionan. 
¿Pero has pensado alguna vez que nada de esto existe,
que tan solo existen los extremos? 
El cielo arriba y la tierra abajo con toda su naturaleza. 

226
Lo que hay construido entre ambos es eso. Una ilusión. 
Una ilusión dibujada que una mañana cualquiera se difuminará. 
Ya lo dije en un poema. 
Nada de esto existe.
Arden las ciudades y los pueblos. 
El carro de heno ya no es carro ni es heno. 
Todo son jardines arrasados. 
Todo salvo los pájaros es una ilusión. 
Una construcción mental que levantamos con nuestras infantiles
[manos.
Manos que han deshabitado un planeta habitable. 

227
Trinidad Ruiz Marcellán

La otra resistencia

Los ojos de los peces


lloraron tu ausencia
y yo
te enmarqué
sobre
las hojas del olivo.

Cuando el fino viento


nos cosió
libres
desde la sombra de los siglos
qué ventana abrió la vida.

Caminamos sin pies


volamos sin alas
aupando otro destino.

Que el peso del silencio


te regrese a la vida
cuando tu mundo quede en el aire
y el hielo de la puerta entreabierta
nos invite a la Tierra.

228
María Clara Salas

Dies Irae

No tengas miedo a la belleza nueva.


Si la enfermedad es rechazada
de un confín a otro,
si no hay lado bueno en la asfixia,
¿a qué tanta resistencia?
No te dejes engañar con palabras insinceras.
La vida no se pierde,
crece cada día en los árboles,
sus frutos son cada vez más dulces,
es un río incontenible y fresco.
Te quitarás la piel del cansancio,
recuperarás la lozanía de los mejores tiempos.
Abres o cierras los ojos por voluntad de Otro,
deja que pase a tu casa interior,
allí donde el ruido de las amenazas
no entran,
ninguna cosa acabará con tu vida,
una vez que la tienes es eterna.

229
Eloy Sánchez Rosillo

La llovizna

Estar allí otra vez, en la mañana


de principios de junio,
andando de tu mano
por la gran plaza, en la que cae ahora
una leve llovizna.
Se desplazan solemnes por el cielo
las grandes nubes, y de pronto se abre
aquí y allá algún claro de oro vívido
en la vieja ciudad de las alturas.
Vienen y van las gentes
de sus quehaceres hacia sus asuntos
y no nos ven siquiera.
A nuestro lado indiferentes pasan;
qué saben de prodigios.
Bajo el paraguas gira nuestro mundo,
solamente por ti y por mí habitado.
Estar allí de nuevo,
en la mañana aquella.
Tus labios rojos en el aire gris,
y, entre risas, tus ojos que en lo oscuro
reflejan un relámpago.

230
Antonio Sánchez Zamarreño

Al otro lado de la enramada

La vida dispone, hacia el oeste, sus centinelas,


y ya los remotísimos galgos del tiempo
van dando alcance a mis escoltas,
y no queda, en la umbría,
sitio sin trampa, resplandor o música
para el hueso ultrajado,
y son las mismas cosas, pero con polvo,
las que vienen al sacrificio
de aquel que, al mediodía, les sobrepuso
ojos de raso:
poeta cuya pupila, picoteada por los halcones,
se precipita ahora al destello de un río,
zarpa en peces profundos
y no sabría decir si esto es la muerte
o es sólo un hombre que se ha escapado de los perros
y celebra, perplejo, con maitines
el maravilloso corazón de unos pájaros
que perfuman y cantan y queman para él
lo que nadie se atrevería a sospechar
al otro lado de la enramada.

231
Marifé Santiago Bolaños

Para Ana, juventud

Tú bajarás las escaleras deprisa, traerás la juventud y el


frío de Madrid en invierno. Te espero tomando un chai caliente
en la estación. Llegas al centro de la vida ahora que yo ya estoy
en el andén, marchándome. No estaré lejos, no te apures; solo te
dejo asiento a ti, el que ocupé y ahora te corresponde. Mi lugar es
ya otro, tiene que ver con la experiencia (siempre inválida, inútil
para dártela) y todo mi cariño.

Corres retando al tiempo, creces. Yo crezco, lentamente,
viéndote a ti crecer. Crezco de otra manera, hacia otras estaciones
que no debo explicarte todavía, a las que llegarás dentro de mu-
chos años, muchísimos, muchísimos… tantos, que no podremos
ambas recordar
esta tarde de sábado…
yo te esperaba, el metro llega tarde... es así, mi metro
llegaba tarde siempre… en eso mantenemos las costumbres que
dan sentido al alma…

Te espero. Ya te veo… Llegas de lejos y


la prisa te florece con toda la belleza y toda la alegría de un sábado
cualquiera de toda juventud. No des explicaciones, sé bien que el
metro, en estos casos, cumple con la sagrada obligación de llegar
tarde. Quizás ahora me entiendas y dejen de parecerte excusas
mis retrasos:

el metro de la felicidad va a demorarse siempre,


con solemne elegancia, por respeto hacia lo que es eterno.
Quizás ahora comprendas cuando digo
que no se trata solo de
poemas.

232
Marta Sanz

De qué se alimentan los ciervos

Mi mano se abre para recoger el sol


hacia adentro
como hoja
que no se quema.
Respira.

Soy planta enredadera en ventanuco


que palpa
con aéreas puntas digitales
otras yemas y brotes
florecidos en tallo verdoso
encerrados en tiestos de arcilla.
Balcones.
Orientados al norte o al sur.
También hacia ese lugar
donde nació la bruja mala del Oeste.

Mi abuela en habitáculos sagrados


–recipiente y confín–
cultivaba geranios pimentón y moradura
blancos geranios de nácar.

La vida se enclaustra dentro de la vida.


También en los senos maternales
y yo no sé
si el descubrimiento de esta médula vegetal
nos transforma
en seres próximos a la piedra.

233
O nos devuelve
una humanidad
serena, absoluta y agria.

Las enredaderas aman


y anudan
con nudos de vida robusta,
y digitales puntas áreas
de enredadera roja
salvan el vacío trapecista
del aire interpuesto.

Como abismo.

Enredaderas tejen la tela y el ala,


y tocan la luz
con textura de carne
y transparente pellejo,
cuando el viento es tan puro
que hasta los pájaros
han enmudecido en muerte.

Pero la enredadera es termal y roja,


y rompe
la calidad de
la cápsula, tiesto, nido, crisálida-clavel,
y más tarde
vemos desfilar
pato, camaleón y osezno,
renacidos moradores de cloaca salvaje,
por el centro exacto centro
de las avenidas.

Y tenemos, no la fe,
sino esperanza

234
en que nuestras raíces
también sean voladoras.

Porque queremos revivir


el tacto de la mano de una madre
y aún ignoramos
de qué se alimentan los ciervos.

Y las palomas de alcorque.

235
Blanca Sarasua

Sin jaula
Para Vicente González Sarasua

Vuela un poema hacia su incógnita,


un blanco fácil para cualquier bala.
Ni lo miran. Ni tan siquiera ahora
que queda la ventana con su punto de mira
sin otro referente.

Ya no hay sonrisas con formatos yupis,


ahora son más sinceras,
les separan las líneas paralelas de la calle
condenadas a no encontrarse nunca.
Los pájaros ya no tienen que gritar, ya son municipales
y escrituran los parques y las calles silenciosas.
Y el poema habla con ellos y se entienden
y le prestan las alas y se escapa.
Que vuele él, que puede.

236
Jaime Siles

Un sentimiento dulce

Estos últimos años he estado


despidiéndome de todos y de mí:
diciendo adiós a cada cosa,
cada perfil, cada palabra
y, por vez primera en mi vida,
he sentido eso que se llama piedad
y que es –o puede ser– un sentimiento dulce
que nos hace mirar hacia nosotros mismos,
pero no con el vértigo de su relieve ácido
sino con un amor a todo lo que somos
y a cuanto con nosotros se dispone a morir:
una tarde en penumbra, una mañana absorta,
el vuelo de las aves, una ciudad con torres y espadañas,
el recuerdo del mar, una conversación con los amigos,
la lección de un maestro, el rapto del amor,
lo que aprendimos, lo que no sabemos,
lo que con nosotros vivirá, lo que quisimos,
y lo que no nos quiso, lo que nos dejó a un lado,
lo que ni nos miró, lo que nos dice adiós
de todas las maneras, y los puntos del tiempo
a los que no se puede regresar.
Me despido de todos y de todo,
no de vosotros sólo: me despido, sobre todo, de mí,
con quien sé que nunca más voy a encontrarme–
que otro cruza la calle que yo piso,
que otro lleva la ropa que yo llevo,
que esta boca que dice lo que dice
no ha sido ni es ni será nunca lo que yo;
que quien escribe este poema es otro
distinto también a quien lo lee

237
y que la identidad es un magma
de muchas y muy pequeñas cosas
que cada día hay que recuperar
porque, si no, se extingue, se diluye, se borra
como ahora mismo yo, y también tú, me voy,
nos vamos, borrando y diluyendo,
en una página no escrita o en algo aún por escribir,
hacia dentro de algo
que queremos creer que es uno mismo,
pero que no lo es: es siempre otro el que nos acompaña;
es siempre otro lo que llamamos yo.
Por eso la vida es un exilio
pero no de un punto sino de todo el tiempo
y de todas las personas que hemos sido,
que somos y seremos dentro de él
y de las que nos vamos imperceptiblemente despidiendo
en ese adiós a cada uno de nosotros
que aparece en la vida en momentos de niebla
y que, por eso mismo, focaliza el instante
y lo convierte en símbolo
de la presencia en sombra que ha sido lo que llamamos yo,
lo único nuestro que no nos pertenece,
lo único que nunca volveremos a ser,
lo que ya fuimos, lo que no seremos,
un escorzo de sombras
batidas por el fuego de la imaginación.
Revivir el instante, revivir el instante
antes de que todo sea sólo su fin.

238
Alejandro Simón Partal

He subido al monte

He subido al monte. No sé su nombre.


En los sitios de mar, en esta parte del sur,
a los montes apenas se les nombra.
A este le dicen Padrón por su cercanía al río Padrón
que desemboca en la playa del Padrón.
El agua aquí gana siempre, fecunda a su paso.
Se impone lo transparente, lo que avanza, y es mejor así.
He recogido algunos frutos pensando en personas,
como hacen los que saben de campo,
y he dormido una siesta bajo un castaño.
Me ha despertado una brisa solitaria,
solo ella, sencilla, con un susurro de madre o templo.
Quizá no vuelva a escuchar verdad más alta,
palabra más alejada del lenguaje.

Al bajar, el mar lo inundaba todo


y había un río adonde ir.

239
Jenaro Talens
Dos poemas a cielo abierto

Cuesta del Chapiz

A Valeria Wagner

En el silencio de la amanecida
escucho apenas el rumor del agua.
Un pautado piar de gorriones
anuncia el sol, dormido tras la escarcha.

En la ciudad desierta, algunas torres


—perfil azul— y, al fondo, las montañas.
La nieve absorbe con su gris un cielo
que murmura, lejano, entre las zarzas.

Febrero y viento soplan a intervalos.


Se intuyen nubes y la aurora en calma
entra en el cuarto a paso lento, con
promesa de una luz recién regada.

La lluvia, afuera, sigue intermitente.


El tintineo de los bojes llama
a levantarse. Un nuevo día. Miro
cómo se despereza en la ventana.

240
Akhmaru

Ramas de olivo que la luz de marzo


deshace en luna, donde un sol se baña.
Hojas que hieren el atardecer.
La brisa azota las palmeras. Sobre la terraza
la noche ha descendido con delicadeza.
Cruzan silencios por el aire en calma.
Soberbios muros de ladrillo rojo
se alzan impávidos como plegarias
que ningún dios escucha. Al fondo del jardín,
rumor de albercas y el temblor del agua.

241
José Teruel

¿Para qué los poetas en tiempos de indigencia?

1
Antiguo argonauta,
¿qué buscas perdido
con tu cítara a cuestas,
sin que nadie te espere?
Retírate,
escóndete en tu cuarto,
vacía tu mesa.
En esa oscuridad,
antes o después,
el mundo volverá a ti
y recordarás, con más exactitud,
el camino que condujo
a la misma pregunta.

2
Ha terminado el día,
he lanzado palabras
al azar de las horas
y todas disecadas me responden,
con el mismo aliento,
sobre equilibrios contrarios,
sobre el tiempo que solo pasa,
sobre la nota tomada
en el borde mismo de la línea siguiente.
Y me ha respondido un silencio
a punto de romperse.
No hay nada más insoportable
que una pregunta
a la que ya no cabe responder.

242
3
El mundo se ha reducido al tamaño de esta habitación
y debe permanecer en ella hasta lograr comprenderlo.
Ha pasado la mayor parte de sus días
por ciudades, muchas de ellas extrañas,
inclinado sobre un pequeño rectángulo de madera,
concentrado en otro, aún más pequeño,
de papel blanco,
hasta anotar la esperada semejanza
de quien se inclina y no está solo.

243
Raúl Vacas

Echar el vuelo
A Óscar Borona
y a los alumnos del IES La Azucarera (Zaragoza)

Hoy no es mal día para echar el vuelo


y alzar la maya junto al horizonte;
dejemos la ciudad, aguarda el monte,
busquemos en los sauces el consuelo.

Hoy que en el mundo casi todo es duelo,


y son low cost los viajes de Caronte,
seamos como el indio y el bisonte
que viven y comparten suelo y cielo.

Con el calor de la caricia muda


brindemos, whisky en mano, por las aves
y hablemos de Girondo y de Neruda.

Y si después, quemadas ya las naves,


florece en el amor alguna duda
tal vez dentro del mar estén las llaves.

244
Julieta Valero

El precio de esta quietud

El precio de esta quietud su


ganancia. El otro detenido su
belleza bajo el granizo en la terraza
tragos y los cambios de la luz Nada
de esto se veía, la moneda: Ertes
como flores de marzo. Se puede
hacer el amor no se puede
terciar con el afuera cuerpos
como olas rompen en el salón.

245
Álvaro Valverde

Otro maldito poema sobre el confinamiento

A Jordi Doce

Esta vida en suspenso


me obliga, cual paciente recluido,
a cumplir ciertos ritos; por ejemplo,
observar lo que pasa cada día
detrás de la ventana de mi cuarto.
Me asomo al exterior como quien sabe
que el gesto es salutífero. Respiro
y, al hacerlo,
es mucho más que aire lo que tomo.
Después,
me paro a contemplar mi triste estado
que se refleja en todo cuanto veo.
La muralla, que tengo justo enfrente,
un símbolo vital para quien quiso
permanecer en su lugar.
Le sirve de sustento a un par de mirlos
que cantan en el sol cuando amanece.
Más allá, por encima,
algunos edificios donde intuyo
la existencia secreta de los otros.
Y debajo, el jardín.
Con una buganvilla exuberante,
la hierba todavía no agostada,
una higuera sin poda algo salvaje,
algunas flores y árboles modestos,
la densa enredadera de la entrada
y multitud de animalitos invisible.
Si levanto la vista hacia poniente,

246
cuando al cabo declina la jornada,
un cielo enrojecido me devuelve
la metáfora exacta de este tiempo
rendido al estupor y a la extrañeza.

247
Emilio Varela

La nada y la noche

La Nada, al contrario de la Noche, no tiene metáforas, no tiene


estrellas. Tiene agujeros, no ojos como la Noche. A los ojos la Luz
los guía en la Noche, la Nada les niega todo. Sin embargo, hay
ojos y cielos, agujeros sin miradas, que no tiene la Noche. Aquí
la oscuridad no hace sombra sino abismo. Aquí la luz no hace
claridad sino ausencia. Aquí los cuerpos no se atraen en órbitas
de gravedad sino de vértigo. Porque si en la Noche estrellada, la
luna tiene rostro, se deja ver, tiene imagen, en la Nada sin luna ni
estrellas ilumina el no ser. Son las nadas del Mundo, no las noches
de la Tierra. Son los cielos ciegos del Vacío, de la Transparencia y
del Olvido. Es la Inteligencia del Mundo, que no es la del Cuer-
po. Por ello la Conciencia crece en la Nada y la Imaginación en
la Noche.

San Sebastián, 30 de agosto de 2017

248
Lola Velasco

Funeral

Al amanecer, 
sus manos inertes
sobre el cuerpo desnudo.
Llegarán otras vidas.
La ausencia se difumina
en el alma perdida de ayer.
El espíritu es la memoria,
la zona del retorno.
Quedarse dormido
entre algas y peces,
el fuego grabado
sobre la arena.
El frío saliendo del fondo 
del mar.
El día amaestrado.
No vuelvas 
al fin de la noche.
Tendido entre nubes gigantes,
el tiempo,
una encrucijada de huellas
sin sentido.
Enseñaron a crear la reencarnación
con cuerpos de viaje.
Se quedarán 
junto a la crecida 
de los ríos.
Los mensajes del pasado
son gritos secos.

249
Esplendor sobre el espacio,
el tiempo se retira
y se libera
de sí mismo.
El espíritu es un hilo.
Un cuerpo levantando pruebas
de la soledad,
incubando pájaros,
por el aire encendido.
Nos sentimos diferentes
ante lo espontáneo
de la mañana.
Donde van,
las manos sostienen
la misma bandera.
Ideas e imágenes rodeadas de estrellas 
sin nombre.
Bajo sus brazos
tenía el futuro.

250
Mónica Velasco

Amor es mi refugio

A mis hijos.
A tantos niños, en este marzo.

Amor es mi refugio. Es toda ley.


Amor la luz entre los días me levanta,
descorre las cortinas y es aurora,
perfume de vendimia. Rosal y fruto.
Tacto de espigas su pelo, tanta luz.

Alfombras llenas con su risa,


el mar alarga a mi ventana.
Hasta el olor me llega a arena y sal.
Subida estoy al faro con su dicha.
Alrededor bahía, océanos, milagro...
Subida voy al vuelo entre sus manos.

Cercana... tan cercana su caricia


sobre mi piel a veces tan temprano,
cuando aún cercada está la noche
bajo el rostro,
cuando en la tarde se cierne sobre mí,
crespón de nube el miedo,
temblor de náufrago...

Amor es mi refugio. Toda ley.

Marzo, 2020

251
Unai Velasco

La tira elástica del bañador


deja pequeñas marcas en la cintura

the slow breeze in the pines


Robert Hass

Para salvar una vida humana hay que tener


la taquilla limpia y el corazón templado
Michael Newman tenía un brazo ligeramente más
largo que el otro toda clase de información sobre las aves
de Santa Mónica L. A. y cierta inclinación progresiva
hacia la tristeza pesada la playa por las tardes gaviotas volaban
al ras y se desconcentraba triste si estaría triste Pam bajo las
palmas su primer ahogado le costó cuarenta kilómetros a medio
gas entre los pinos
y un reguero de pinocha estremecida en la segunda
pensó en Paul ojos azules sin saber que escribirían de su brazada
en el Tampa Tribune con los años también
con los años se adjudicó un método para el miedo a mediodía
cuando el hambre administraba mal los riesgos Newman
medía su caseta de vigilancia de un modo digamos místico
y el miedo
y el calor quedaban sometidos a una figura rectangular
casi casi transparente
como una cometa desarbolada por el sol o
una toma subacuática
y aún pensaba en lo extraño de titular el serial más al sur
en México Guardianes de la bahía pero la extrañeza
duraba poco y las aves volaban más bajo
era la hora de ir a cambiarse
prácticamente

252
Ana Vidal Egea
Paisaje deshabitado

Mira, así comienza el mundo, otra vez,


primero ha de deshacerse, despacio,
empieza un país, luego el otro y el otro,
cada una de las ciudades y los pueblos
suavemente se vacían, silenciados,
y quedan solos, los árboles y los pájaros.

Es otro principio.

Kali, diosa salvaje, se pasea bailando su vals;


para crear destruye, todo lo transforma.
Hay quién le teme, quién le reza,
quién confía, quién se entrega.
La gente se asoma a las ventanas
a contemplar el cielo y el infierno,
vuelven luego a sus adentros y a sus espejos,
el mundo son unos recuerdos, una casa:
lo que hay fuera no existe.

Uno espera, mañanas y estaciones,


pero hay belleza en que suceda al mismo tiempo,
en todas partes, que pendan en un limbo los humanos,
y que nadie pueda escapar de su presente.
Así se vuelve al cuerpo y a la raíz, a la verdad y a la partida.

No tengas miedo del blanco ni de la pérdida,


deja que las hojas se desprendan,
que los nombres se borren,
que la tierra gire, que la historia cambie.

También tú te irás algún día,


pero no tengas miedo.

253
Montserrat Villar González

Hoy

Hoy la tierra está llena de lodo tras la lluvia.


Barro difícil de arrancar de esa piel
que atesora cada brizna de hierba en el camino
y araña el suelo sólido bajo ese manto helador
que todo lo cubre.

Hoy no hay niebla, sólo sombras


que persiguen la belleza
para cubrirla de ese manto ensordecedor
y ensordecido.

Hoy alguien camina con pasos acelerados


y retira una frondosa planta
para poder entrar en el blanco de un bosque
y descubrir que respirar es posible.

Ha dejado de llover y,
a pesar de que la humedad persiste,
hay un abrazo compartido que lo cubre todo
como una hiedra que separa mundos
y nos deja soñar algunos instantes.

254
Ida Vitale

Paréntesis, casa frágil

Cuando la cerrazón arrecie


abre paréntesis, signo tibio,
casa frágil
que no tiene más techo que el cielo imaginado
(aunque sea adusto, ácido, aciago,
si es otro quien lo abre),

piensa dos manos


que protejan tu rostro, de veras miren dentro de ti,
agrupen sol contra el invierno,
sol y solvencia humana.

Aunque debas cruzar


bosques de tiempo,
pisar tantas hojas secas
en el suelo de la memoria,
cuidar no ser tragado
por zanjas de sorpresiva erosión,
búscate en el paréntesis,
como en palabras para siempre calladas.

255
Minke Wang Tang

Eran tiempos de guerra


.Un arco iris de gravedad atrave-

saba las
ca
ta
ra
tas
.Los ciervos se es condie
ron ante la estampida de extraños sentimientos. Lo
humano se estaba quedando atrás, transitá-
bamos hacia orga-nismos radiolarios , el siguiente paso
sería un abrirse hacia afuera , la disolución del
yo estaba al caer , tan solo porciones
determinadas de letras seguirían copiándo-se
, a modo de infor mación ligada porque ¿todo sería
basura , ya nada tendría una función
? Los fragmentos sintácticos crearían la materia
necesaria según fueran escribiéndose, no habría conflictos
a pesar del
furor expan si vo
,
no habría comunica ción ya , al fin proliferación ¿Ñ?

256
Leticia Ybarra

Hay un lugar del que escuché hablar una vez


en una canción de cuna

Algunas veces
desearía que mis palabras se fundieran
en un único y brillante tubo de plástico,
desafiando ligeramente el tiempo.
I must be living twice, Eileen Myles

hormigueo en las manos.


me atrapa el cuerpo, soy.
hace unos años no podía hablar.
miedo a articular y articular mal.
canciones de cuna,
balbuceos.
cuando escribo sobre lo que me persigue
mi letra se vuelve infantil.

cortes te paras
cortes paras cortes paras te.

vuelven,
desordenadas,
acelerando
mis pulsaciones
haciéndome dudar
pero con la fuerza
insuficiente como
para redirigir
expectativas.

257
atrapa me, es
me como la casa.
cuerpo raro manos raras.
cabeza
hipervigilancia...

mejorar es crecer hacia arriba avergonzarse del pasado?


la vergüenza se transforma en un conjunto de criterios morales.
una criatura quiere algo (como azúcar)
porque está construida para buscarlo?
en la cura del habla cabe la cura del cuerpo?
pero cuerpo recuerda lo que está más allá de la articulación?

otro jardín:
canciones infantiles
rituales para antes de dormir
memoria muscular.

la canción de cuna que mi madre me solía cantar


vagamente hablaba de hadas que eran las almas de lxs muertxs:
no eran tan buenas como para la salvación
ni lo suficientemente malas para la condena.

la caída de objetos es una técnica recurrente y ampliamente extendida


culturalmente para designar el final de una canción de cuna…

quedarse
en la larga infancia.
crecer hacia los lados
engordar así de significados.
mi chica llevó chupete hasta tan tarde
que aún tiene recuerdos de llevarlo
memoria muscular

258
dónde está el hada?

el hada

De
Rra
Ma
Da

sobre la arena

mis antepasadxs tienen el movimiento


seco de los camaleones en sus ojos.
mecanismos que viajan de
una generación a otra.
me piden que encienda una vela:
no puedo no ser ellxs hasta
que una especie de melodía
compuesta poco a poco
(mientras nos miramos)
respire a través de nosotrxs.

259
José María Zonta

La vida no ha hecho más que empezar

Así la veas guardando distancia en un supermercado


o de guardia en un hospital,
la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida te fusiona con la dignidad, con el agua,
con la música. Te sumerge hasta la cintura,
te desenfunda.
La Vida te pasa de contrabando por la frontera,
afila tus dientes, porque hay adversarios que solo te comprenden
si los muerdes.
Estamos bajo sitio,
pero vamos rearmando el amor con nuestros propios añicos.
A esta hora a algún animal le toca sangrar
y para que no te molestes la Vida sangra por ti.
Las Pestes no pasarán,
hasta los muertos nos ayudan a levantar barricadas
con sus almas de cristal,
porque la Vida no ha hecho más que empezar.
Cada día es un tubo de ensayo y debut a la vez,
caer y levantarse,
de la hipnosis la Vida te despierta a la cuenta de tres,
y no quita el dedo de tu renglón,
escucha su latido,
eres un músculo que la sostiene en constante flexión.
La Peste viene a por ti pero la Vida monta guardia,
no vas a caer en la emboscada.
No te deja atrás, si caes regresa por ti,
lo único que espera es que levantes la bandera de vivir.
Amor, estamos en toque de queda,
pero esa gota que susurra desde el fondo de la Antártida

260
se llama primavera.
Todos conocemos a alguien que ya no está,
todos conocemos a alguien que tomó tu lugar,
y sin embargo la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida se atrinchera en tu balcón,
y te llama a filas,
no tienes tiempo ni de aprender a morir porque la Peste
asoma sus colmillos en la esquina.
Eres una cumbre que la Vida escala,
mientras parpadeas ella mira por ti.
Amor, estamos bajo asedio,
pero sostenemos el puente uno a uno y de a metro y medio.
La Vida tropieza y te usa para levantarse,
aminora, en curva voltea
y da un coletazo para despertarte.
Cuando parece que calla, está sumergida en ti, germinando.
Bajo la lluvia la Vida aferra la crayola y te repinta,
sobre papel o en cristal,
no te engañes, la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida no te pospone,
búscate entre los suyos porque te ha agregado a su lista.
La Vida no te hace firmar en blanco,
para atravesar una tormenta mete fuego en tus zapatos,
no inventó la ley del más fuerte, no caigas,
para la lluvia no eres techo, eres intemperie.
En el Universo eres la duración de un latido,
de muchos corazones que queman astillas en el frío.
La Vida no te colecciona, ni te encarece ni te pone en rebajas.
Eres un paso a paso, un molino, una noria,
ven, incorpórate a la orquesta, estamos en una rumba
y tú eres el timbal,
pero fíjate en la gente, la Vida no ha hecho más que empezar,
Para tramitar un milagro la Vida te usa como formulario,
después de una maratón déjala recuperar aire en tu calma,

261
deja que brote por los grifos de tu casa.
Ni hada ni bruja,
obrera que se baja cuando tu canoa se atasca y empuja.
Ni geisha ni amazona,
en la sequía sigue bombeando tulipanes a tu sombra,
sus flores hacen fotosíntesis para ti,
no te usa como prototipo, en su balanza pesas igual
si chapoteas en una ambulancia o en un laboratorio.
¿Ves ese relámpago? Es el suspiro de la Vida por ti,
por volver a encontrarnos en un día normal,
no levantes bandera blanca
porque la Vida no ha hecho más que empezar.
La Vida no te consiente pero si sacas tu mano
no tira la toalla, te lanza una cuerda,
perdona la informalidad, pero llegaste temprano
y no hemos terminado de servir tu mesa.
La Vida mueve ficha y no te permite decir «yo paso»,
porque eres un chofer que la cruza por lo ancho y por lo alto.
La Vida es una hormiga que choca sus antenas con las tuyas
y sigue construyendo el hormiguero,
cada mañana te monta un sol de estrenar,
porque a pesar de las sombras
la Vida no ha hecho más que empezar.
Amor, no te sueltes, volveremos,
no te infectes.
Amor, nos están apretando,
necesito apoyarme en ti.
Amor, nos están machacando.
El sol te da un aplauso,
estás en el filo más feroz
y estás aguantando.
Te reconozco por tu mirada tras la mascarilla,
sin rendirte en la trinchera que defiende a los niños.
Te reconozco cantando de balcón a balcón,

262
alargando tu mano hasta despabilar al sol.
Te reconozco sacando agua del bote,
en marea alta remando hacia el horizonte.
Llegará el día en el que nos quitemos las mascarillas
y nos besaremos,
volverás a ser semilla,
volveré a ser irrigación,
y los abrazos serán nuestra distancia social,
porque amor, créeme,
la Vida no ha hecho más que empezar.

263
Notas de edición
Notas biográficas
Notas de edición

Como se ha indicado en la introducción, cuando les invitamos a participar


en este proyecto, la mayor parte de los poetas enviaron un poema inédi-
to. Algunos, sin embargo, aportaron un poema que, aunque estuviera ya
publicado, consideraron que era muy adecuado para ser incluido en este
contexto. A continuación, indicamos las fuentes de los poemas recogidos
que no son inéditos:

Maribel Andrés Llamero, «Pueblo salvaje IV», La lentitud del liberto, Sevilla:
Maclein y Parker, 2018.

Pureza Canelo, «Tantas veces la escritura se vacía», Retirada, Valencia:


Pre-Textos, 2018.

Marcos Canteli, «Falling Skies», s/7, Madrid: Varasek, 2019.

Miguel Casado, «Traigo a la mesa el zumo», El sentimiento de la vista, Barcelo-


na: Tusquets, 2015.

Julia Castillo, «Místico solo (Fragmento)», Místico solo, Madrid: Amargord,


2017.

Marta Eloy Cichocka, «Ojos bien cerrados», Encrucijada de cien caminos/ Skr-
zowazynie stu szlaków, Zaragoza: Olifante, 2019.

David Huerta, «Apuntes del tiempo oscuro», El cristal en la playa, México:


Ediciones Era, 2019.

Francisco Javier Irazoki, «Aguadores», El contador de gotas, Madrid: Hiperión,


2019.

Marta López Vilar, «El árbol», El gran bosque, Valencia: Pre-Textos, 2019.

Jesús Losada, «Fumando chinos», Casi la vida entera, Madrid: Hiperión, 2020.

267
Antonio Lucas, «Nosotros, los desnudos», Los desnudos, Madrid: Visor, 2020.

Joan Margarit, «Poesía», Se pierde la señal, Madrid: Visor, 2013.

Yolanda Pantin, «El castor», Bellas ficciones, Caracas: Eclepsidra, 2016.

Luz Pichel, «algo quiere empezar», Tra(m)sumancias, Madrid: Ediciones La


Palma, 2015.

Julia Piera, «Sueñan las ovejas con androides humanos (Fragmento)», Conver-
saciones con Mary Shelley, Barcelona: Icaria, 2006.

Encarnación Pisonero, «Desde el alba hasta el ocaso», Los niños amargo carame-
lo, Oviedo: Ars Poética, 2018.

Eloy Sánchez Rosillo, «La llovizna», Quién lo diría, Barcelona: Tusquets, 2015.

Marifé Santiago Bolaños. El poema que incluimos era inédito cuando lo envió
para la versión digital de «A poema abierto», pero mientras se preparaba esta
edición fue publicado en Mapa de silencio, Madrid: Amargord, 2020 (libro
escrito en colaboración con Subhro Bandopadhyay).

Jaime Siles, «Un sentimiento dulce», Hímnos tardíos, Madrid: Visor, 1999.

Jenaro Talens, «Cuesta del Chapiz» y «Akhmaru», A cielo abierto. Puntos Car-
dinales, Madrid: Cátedra, 2006.

Unai Velasco, «La tira elástica del bañador deja pequeñas marcas en la cintura»,
Serial, Ana Blanco (ed.), Barcelona: El Gaviero, 2014.

Ida Vitale, «Paréntesis, casa frágil», Reducción del infinito, Barcelona: Tusquets,
2002.

ilustraciones:

Pág. 35: Fotografía de Jesús Alonso Ovejero.


Pág. 76: Fragmento de Qian Xuan, Yang Guifei montando
un caballo (siglo xiii).
Pág. 85: Fotografía de Ramon Dachs.
Pág. 193: Fotografía de Cristina García-Camino.

268
Notas biográficas

Rosana Acquaroni (Madrid, 1964)


Licenciada en Filología Hispánica y doctora en Lingüística Aplicada (2008,
UCM). Trabaja como profesora de español para extranjeros en el Centro Com-
plutense para la Enseñanza del Español (CCEE). Su último libro publicado,
La casa grande (Bartleby Editores, 2018), fue galardonado con el Premio Libro
del Año 2019 en la modalidad de Poesía, otorgado por el Gremio de Libreros
de Madrid.
https://conoceralautor.es/libros/ver/la-casa-grande-de-rosana-acquaroni

Pilar Adón (Madrid, 1971)


Ha publicado los poemarios Da dolor, Las órdenes (Premio Libro del Año 2018
del Gremio de Libreros de Madrid), Mente animal y La hija del cazador (La
Bella Varsovia 2020, 2018, 2014 y 2011, respectivamente). Es autora de los
libros de relatos La vida sumergida (Galaxia Gutenberg, 2017), El mes más cruel
(Impedimenta, 2010), y Viajes Inocentes (Páginas de Espuma, 2005), por el que
obtuvo el Premio Ojo Crítico de Narrativa. Ha publicado las novelas Las efí-
meras (Galaxia Gutenberg, 2015) y Las hijas de Sara (Alianza, 2003).
https://es.wikipedia.org/wiki/Pilar_Adón

Carlos Aganzo (Madrid, 1963)


Es autor de una decena de libros de poemas. Su poesía esencial está reunida en
las antologías Ícaro en los ojos (Madrid, 2017) y Arde el tiempo (Sevilla, 2018).
Ha publicado, además, diferentes ensayos y libros de viajes, y ha ganado, entre
otros, premios como el Jaime Gil de Biedma o el Ciudad de Salamanca. En
2012 recibió el Premio Nacional de las Letras Teresa de Ávila. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Aganzo

Marta Agudo Ramírez (Madrid, 1971)


Licenciada y doctora en Filología Hispánica. Ha impartido clases en la Universi-
dad de Barcelona y colaborado con el Instituto Cervantes. Autora, entre otros, de

269
los libros de poemas Fragmento (2004), 28010 (2011), Historial (2017, elegido
por la crítica como uno de los libros del año). Fue coeditora de la antología Cam-
po abierto. Antología del poema en prosa en España (1990-2005) (2005). Ha dirigido
la editorial de poesía y pintura «El Lotófago». Su obra ha sido incluida también
en diversas antologías.
https://elcuadernodigital.com/2017/12/30/historial-de-marta-agudo/

Daniel Aguirre Oteiza (Navarra, 1968)


Profesor de literatura en la Universidad de Harvard. Ha publicado libros de
ensayo El canto de la desaparición: memoria, historia y testimonio en la poesía de
Antonio Gamoneda (2015) y This Ghostly Poetry: History and Memory of Exiled
Spanish Republican Poets (2020); traducciones (obras de A. R. Ammons, John
Ashbery, Samuel Beckett, Peggy Guggenheim, Shel Silverstein, Wallace Ste-
vens y W. B. Yeats); y libros de poemas como Del fondo de la piel (2004), Sombra
de emboscado (2012), Así extravíe el callejero (2012), O, la ballena (2016) y Si en
ajena deriva (2018).
https://rll-faculty.fas.harvard.edu/danielaguirreoteiza/home

Carlos Alcorta (Torrelavega, Cantabria, 1959)


Editor, poeta y crítico. Autor de más de una docena de libros de poemas,
el último Aflicción y equilibrio (Calambur, 2020). Ha obtenido premios como
el Ángel González, el Alegría/José Hierro, el Hermanos Argensola o el José
Luis Hidalgo y ha sido accésit de los premios Fray Luis de León, Ciudad de
Salamanca y Antonio Machado/Premios del Tren. Actualmente es director li-
terario de la editorial Calambur, coordina las Veladas Poéticas de la Univer-
sidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander y es corresponsable de las
actividades y publicaciones del Aula Poética José Luis Hidalgo.

Jesús Alonso Ovejero (Salamanca, 1960)


Ha publicado en las antología de relatos cortos Quince líneas (Tusquets), Ga-
lería de hiperbreves (Tusquets) y en la antología Relatos de humor (Vicens Vives).
Poeta visual y performer por contagio, ha participado en varias exposiciones
colectivas y festivales de arte.
https://es-es.facebook.com/jesus.alonsoovejero
https://citaenlaglorieta.blogspot.com/2016/05/aforismos-de-jesus-aloso-
ovejero.html

Gonzalo Alonso-Bartol Ruano (Salamanca, 1960)


En 1980 obtuvo el Premio Botón Charro de Poesía; en 1989 el Premio Constitución
de Poesía; en 1992 el Premio Esquío de Poesía; y en 1995 el Premio Jaén de Poesía.

270
Tiene publicados cinco libros: Piedra de nieve (Salamanca, 1988), De estar aquí
siguiendo (Mérida, 1990); Variaciones sobre el tema de la ciudad (Mérida, 1991);
Del tiempo herido (Ferrol, 1993); y Palabras para un cuerpo (Hiperión, 1995).

Lucinio Alonso Alonso (Pedrosa del Rey, León, 1934)


Catedrático de Instituto de Lengua y Literatura españolas. Coautor de una anto-
logía básica para Primaria: Letras I y Letras II. así como de los cursos de Lengua
y Literatura para Bachillerato publicados por Vicens Vives. En 1958 obtuvo el
premio Alcarabán de poesía de Arcos de la Frontera por su poema «Pueblo». En
1966 obtuvo el premio de poesía Carabela, de Barcelona, por El pulso de las horas,
publicado en 1979 por Escuela Española. En 2019 ha publicado Cuando el poema
acabe-Profundo olvido. Y en 2020 Materia oscura- Ha tomado las riendas la palabra.

Maribel Andrés Llamero (Salamanca, 1984)


Licenciada en Filología Portuguesa y en Teoría de la Literatura y Literatura
Comparada por la Universidad de Salamanca, trabaja como profesora asociada de
literatura en esta universidad, al mismo tiempo que imparte clases de lengua y
cultura españolas a extranjeros. Ha representado piezas breves de dramaturgia y
ha participado en recitales poéticos y antologías. Ha publicado los poemarios La
lentitud del liberto (2018) y Autobús de Fermoselle (XXXIV Premio Hiperión de
poesía, 2019). 
Twitter: https://twitter.com/MaribelALlamero 

Vicente Araguas (Xuvia-Neda, Coruña, 1950)


Doctor en Filología Inglesa con tesis publicada como El mundo poético de Bob
Dylan, se ha movido por casi todos los géneros literarios. Con especial énfasis
en la poesía. En gallego y castellano. En el primer caso su última muestra es O
amor non se fala soamente (2019), en el segundo, Ayer y todavía (2019). Su poética
se basa en la memoria como cebo para el tiempo. O viceversa. Y el amor, desde
luego, como romana que contrapesa ambos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Araguas

Beñat Arginzoniz (Bilbao, 1973)


Estudió psicología y psicoanálisis, y es desde hace quince años librero de profe-
sión. Entre sus títulos publicados están: Pasión y muerte de Iosu Expósito (2012), Un
mundo para Marina (2014), La herida iluminada. (Sobre la poesía) (2015), El libro de
los espantos (2016), El evangelio del hombre (2017), y Reflejos de Andalucía (2017). Sus
últimos libros son Camarón de la Isla. El mundo es devorado lentamente (2018), y Ex-
trañas Flores y otros fragmentos de un diario póstumo (2019). Ha traducido a Pessoa, la
poesía completa de Henry David Thoreau y la poesía completa de Matsuo Basho.

271
Edda Armas (Caracas, 1955)
Psicóloga social por la Universidad Central de Venezuela. Poeta con obra publi-
cada entre 1975 y 2019, los recientes: Fruta hendida (Madrid, 2019), A la hora
del grillo (2016), Alas de navío (2016), Roto todo silencio con ilustraciones de Daniel
Medvedov (2016) y Sin negativo ni estaciones (2012). Su poesía figura en diferentes
antologías internacionales. Autora de la antología Nubes. Poesía hispanoamericana
(2019), Ha recibido: Premio Municipal de Literatura de Poesía «Alcaldía de Ca-
racas 1995»; Premio «XIV Bienal internacional de Poesía J.A. Ramos Sucre», y
la «Orden Alejo Zuloaga» de la Universidad de Carabobo en 2013.
https://twitter.com/EddaArmas
https://es.wikipedia.org/wiki/Edda_Armas

Carlos Aurtenetxe Marculeta (San Sebastián, 1942)


Poeta, narrador y ensayista, empezó a publicar en 1962. Por sus poemarios Pie-
za del templo,  Figuras en el friso y  Las edades de la noche, recibió los premios
Ciudad de Irún (1982), Blas de Otero (1982) y Alonso de Ercilla (1983). Ha
publicado una extensa obra literaria. En 2015 apareció La locura del cielo, obra
en 2 tomos con un poema-prologo de Antonio Gamoneda, que fue finalista del
Premio Nacional. Su último libro publicado hasta el momento, Historia de la
hierba, apareció en 2019.
https://www.youtube.com/watch?v=bjtH3rZ9JLk

Subhro Bandopadhyay (Calcuta, 1978)


Estudió biología y, después, español. Es diplomado por el Instituto Cervantes.
Recibió la I Beca Internacional «Antonio Machado» (2008) en Soria. Recibió
el Premio Nacional de escritores jóvenes de India (Sahitya Akademi Yuva Pu-
raskar) en 2013 por su libro de poemas Bouddho lekhomala o onyanyo shraman.
Ha publicado hasta la fecha cuatro libros de poesía y tres de esos libros de
poesía fueron traducidos al castellano y publicados en España. Actualmente
reside en Nueva Delhi donde es profesor de español como lengua extranjera en
el Instituto Cervantes.
https://www.elsastredeapollinaire.com/subhro/

Jorge Barco Ingelmo (Salamanca, 1977)


Ha publicado los libros de poemas Algún día llegaremos a la luna (Fundación
Jorge Guillén, 2008. Premio de la Academia Castellana y Leonesa de Poesía),
Vivimos encerrados en burbujas transparentes (Origami, 2011) y Ritmo latino (Vi-
sor, 2017. Premio Emilio Alarcos).
facebook.com/jorgebarco
twitter.com/jorgebarco

272
Juan Barja (La Coruña, 1951)
Poeta y ensayista. Ha combinado su labor como editor desde hace trein-
ta años con la de escritor y traductor. Fue director del Círculo de Bellas
Artes de 2004 a 2019. Entre sus libros de poesía destacan: Equilibrio del
día (1981), El fuego y la ceniza (1989), Sonetos materiales (1993),  Mínima
voz (1996), Viaje de invierno (1997),  Contemplación de la caída (2001) y Fin
de fuga (2004). Como ensayista ha publicado, entre otros: Ausencia y for-
ma (2008), Historia. Sueño. Fin. Tentativas en torno a Walter Benjamin (2011),
Nudos de tiempo (2014) y el más reciente Pasos (2016, en colaboración con
Patxi Lanceros).

Noni Benegas (Buenos Aires, 1951)


Reside en España desde 1977. Es autora de siete poemarios. El ángel de lo
súbito, Antología esencial, recoge una selección de sus poemas (2014). Burning
Cartography, (2007 y 2011), los ofrece en inglés, y Animaux Sacrés, (2013), en
francés. Ha obtenido los premios Platero, de la ONU en Ginebra; Nacional
Miguel Hernández, Vila de Martorell, Rubén Darío de la Ciudad de Palma
en Mallorca, Esquío, en Galicia, etc. Es autora de la influyente antología Ellas
tienen la Palabra. Dos décadas de Poesía Española, (2008). Obtuvo la beca Your-
cenar en 2009.
https://es.wikipedia.org/wiki/Noni_Benegas

Víctor Bermúdez (Mexicali, 1986)


Doctor en Teoría literaria (Universidad de Salamanca, 2016). Ha sido inves-
tigador en la Université Sorbonne Nouvelle Paris III (2013), en la Université
du Québec à Montréal (2015), en el Donostia International Physics Center
(2015-2017), en la Christian-Albrechts-Universität zu Kiel (2017-2019),
en la Université Sorbonne Paris Nord (2019-2020) y en el grupo ILICIA de
la Universidad de Salamanca desde 2011. Dirigió la Revista Periplo (2010-
2013). Es autor de los poemarios Del electrón el ámbar (Ediciones Franz, 2020)
e Iluviaciones (inédito).
www.victorbermudez.me

Isabel Bernardo (Salamanca, 1963)


Escritora, poeta, columnista de prensa en La Gaceta Regional de Salamanca. Es
autora de varios libros de poemas, entre los que destacan Sur (2009), Tiempo
de migraciones (2014), Caballos sobre el viento (2015), Flores del fuego (2015),
Para que calle el viento (2015), Salve. Hijos de Eva (2016), Donde se quiebra la luz
(2017), Diario del caballo, la noche y la herida (plaquette) (2018) y África: una
lejanía donde son posibles todas las lejanías (2020). Es miembro numerario del

273
Centro de Estudios Salmantinos. Entre sus reconocimientos están el Premio
Internacional de Poesía Flor del Almendro (2010) y el XXXIV Premio Mundial
Fernando Rielo de Poesía Mística (2014).
http://isabelbernardo.com/

Leire Bilbao (Ondarroa, 1978)


Después de su andadura en el mundo de la improvisación oral, en 2006 da
el salto al mundo de la literatura con Ezkatak, su primer libro de poesía.
En 2011 publica Scanner y en 2018 Entre escamas. Varios de sus poemas han
sido cantados por distintos artistas vascos. Y ha traducido al euskera la
obra de Nijole Miliauskaite. En 2017 consigue el premio Euskadi Litera-
tura Infantil y Juvenil por el libro de poesía Xomorropoemak eta beste piztia
batzuk. Y en 2019 el Premio Kirico por Bichopoemas y otras bestias traducido
también al catalán y al gallego. Este año 2020 publicará su siguiente libro
de poesía.

Ana Blandiana (Timis,oara, 1942)


Es una figura legendaria de la literatura rumana. Destacada opositora del ré-
gimen de Ceaus,escu. Autora de libros de poesía, narrativa y ensayo, es actual-
mente la poeta rumana más internacional –sus libros han sido traducidos a
veinticinco idiomas–, además de candidata al Premio Nobel. Por su contribu-
ción a la cultura europea y su lucha en pro de los derechos humanos, Blandiana
fue nombrada Chévalier de la Légion d’Honneur (2009). En la misma línea el
departamento de Estado de EE.UU le otorgó el Premio Romanian Women of
Courage Award (2014). Recientemente ha recibido el Premio Poeta Europeo
de la Libertad (2016) y el Griffin Excellence in Poetry Award (2017) como reco-
nocimiento a toda su obra.
https://elpais.com/cultura/2017/05/11/actualidad/1494521694_891765.html

Coral Bracho (Ciudad de México, 1951)


Entre sus libros de poemas se cuentan: Huellas de luz (2006), que reúne va-
rios de sus títulos y Poesía reunida 1977-2018 (2019). Ha sido becaria de la
Fundación John Simon Guggenheim de Nueva York y del Sistema Nacional
de Creadores de Arte en México. Ha recibido, entre otros, el Premio Xavier
Villaurrutia, 2003, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 1981, El
Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe, (2011), el
Premio Internacional de Poesía Zacatecas, 2011, y el Premio de Poesía del
Mundo Latino Víctor Sandoval, 2016. Libros y antologías suyos han sido
publicados en varios países y ha sido traducida a diversas lenguas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Coral_Bracho

274
Pureza Canelo Gutiérrez (Moraleja, Cáceres, 1946)
Obtuvo el Premio Adonais en 1970. Premio de poesía «Juan Ramón Jiménez»
1980 del Instituto Nacional del Libro Español, Premio de poesía «Ciudad de Sa-
lamanca» 1998, Premio de poesía «Francisco de Quevedo» 2009 de la Villa de
Madrid, XV Premio de poesía «Ciudad de Torrevieja» 2011. Desde 1999 hasta
2019 fue directora gerente de la Fundación Gerardo Diego. En 2008 recibe la Me-
dalla de Extremadura como reconocimiento a su obra literaria. En 2013 es elegida
por unanimidad académica de número de la Real Academia de Extremadura de las
Letras y las Artes. Reunió parte de su poesía en Habitable (Antología poética, 1971-
2018) (2019). Acaba de publicar Palabra naturaleza (2020).

Marcos Canteli (Bimenes, Asturias, 1974)


Ha publicado los siguientes libros de poesía: Reunión (1999), enjambre
(2003), su sombrío (2005), catálogo de incesantes (2008), es brizna (2011), cons
ti tu ci ón (2015) y s/7 (2019). Ha traducido el libro Pedazos de Robert Creeley
(2005), el Libro de jaikus de Jack Kerouac (2007) y, en colaboración con An-
drés Fisher y Benito del Pliego, la selección de poemas de Philip Whalen
Cualquier día (2015). También ha publicado el libro de ensayos Del parpadeo:
7 poéticas (2014).
https://twitter.com/dandolavoz

Natalia Carbajosa (El Puerto de Santa María, 1971)


Poeta y traductora, doctora en filología inglesa por la Universidad de Sala-
manca. Entre sus libros de poemas destacan Pronóstico (2005), Desde una estrella
enana (2009), Tu suerte está en Ispahán (2012) y Lugar (2019). Como traduc-
tora, ha publicado ediciones bilingües y/o anotadas de autoras como H.D.,
Rae Armantrout, Kathleen Raine, Emily Fragos, Lorine Niedecker, Dorothea
Tanning y Adrienne Rich. También es cotraductora, junto con Viorica Patea,
de la poeta rumana Ana Blandiana. En 2017 obtuvo un premio en los Interna-
tional Latino Book Awards en California por su libro de cuentos bilingüe Las
aventuras de Perico Pico.
www.nataliacarbajosa.es

Miguel Casado (Valladolid, 1954)


Poeta, crítico y traductor. Su obra poética comprende Invernales (1985), La con-
dición de pasajero (1986), Inventario (Premio Hiperión 1987), Falso movimiento
(1993), La mujer automática (1996), Tienda de fieltro (2004) y El sentimiento de la
vista (2015. Ha dedicado su atención crítica especialmente a la poesía española
contemporánea y a cuestiones generales de poética, en libros como Del caminar
sobre hielo (2001), La poesía como pensamiento (2003), La palabra sabe (2012) o Un

275
discurso republicano (2019). Ha traducido a Arthur Rimbaud, Francis Ponge,
Bernard Noël o Gastão Cruz.
https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Casado

Francisco Castaño (Salamanca, 1951)


Se licenció en Filología Francesa en la Universidad de Salamanca. Es autor de
una veintena de libros de poesía, quince de ellos en la Editorial Hiperión. Sus
últimos libros publicados son: Una mirada que se compromete (2015); Sustento de
otra música (2017); De la naturaleza de los días (2018); Esbozos y tanteos (2019).
Traductor de Mallarmé, Molière, Montale, Catulo y Horacio, entre otros. En
1993 recibió el Premio Jaén de Poesía por El fauno en cuarentena.

Julia Castillo (Madrid,1956)
Es antropóloga y poeta. En 1974 obtuvo el Premio Adonáis de Poesía por
Urgencias de un río interior. Ha sido traducida al francés por Robert Marteau. Es
autora además, entre otros libros como Poemas de la imaginación barroca (1980);
Selva (1983); Demanda de Cartago (1987); Siete movimientos (1990); Beatus Ber-
nardus (1993); Palimpsesto (1999); Dos poemas (2001); Febrero (2008); Atentado
en el bosque (2010); Haunted (2010); Este mal (2011); Místico solo (2017); y el
más reciente La sombra de un selfi (2019).

Antón Castro (Santa Mariña de Lañas-Arteixo, A Coruña, 1959)


Reside en Zaragoza desde el otoño de 1978. Ha publicado más de una treinte-
na libros de narrativa y poesía, de periodismo, biografías y ensayos. También
es autor de dos libros de artista: Amor. La loca de Montalbán (2018), con Natalio
Bayo, y Mujeres soñadas (2018), con fotografías de Rafael Navarro. En 2019
publicó un nuevo poemario: Vino del mar (Olifante). Coordina desde el año
2002 el suplemento ‘Artes & Letras’ del Heraldo de Aragón. En 2013 recibió
el Premio de Periodismo Cultural. Desde 2004 mantiene el blog antoncastro.
blogia.com

Juana Castro (Villanueva de Córdoba, Los Pedroches, 1945)


Es Medalla de Andalucía 2007 y Premio Nacional de la Crítica 2010. Auto-
ra, entre otros, de los poemarios Arte de cetrería, Fisterra, Del dolor y las alas,
Cóncava mujer, El extranjero, Los cuerpos oscuros o No temerás, reeditados estos
dos últimos en 2016. Narcisia y Del color de los ríos se tradujeron al inglés.
Traducida parcialmente al francés, neerlandés, polaco, catalán y chino. Autora
de la biografía María Zambrano (2016) y del texto en prosa Valium 5 para una
naranjada (1990). Miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias,
Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Premios Juan Ramón Jiménez, San

276
Juan de la Cruz, Jaén, Carmen Conde, Carmen de Burgos.
http://www.juanacastro.es

Luisa Castro (Foz, Lugo, 1966)


Es autora de siete poemarios, cinco novelas, un libro de cuentos y dos volúme-
nes de artículos de prensa. Licenciada en Lingüística Hispánica por la UCM,
ha sido profesora de guion cinematográfico en el Institut d’Humanitats de
Barcelona y de Creación Literaria en la Universidad de Santiago de Composte-
la. Actualmente reside en Burdeos donde es directora del Instituto Cervantes.
Fue finalista del Premio Herralde en 1990, premio Biblioteca Breve, premio
Azorín, premio Torrente Ballester y, en poesía ha merecido los premios Hipe-
rión y Rey Juan Carlos I. En 2018 se publicó su último libro de poemas Actores
vestidos de calle, y en 2019 reunió su obra poética en La Fortaleza.
https://es.wikipedia.org/wiki/Luisa_Castro

Jeannette L. Clariond (Chihuahua, México, 1949)


Es poeta y traductora creadora del primer Certamen de Poesía Iberoameri-
cano Louis Braille. Ha publicado, Todo antes de la noche, Leve sangre, Ante un
cuerpo desnudo, Los momentos del agua, entre otros. El Museo Casa Alda Merini
la ha reconocido por la labor de traducción y difusión de la poeta italiana. Es
traductora de la obra completa de Elizabeth Bishop, y de libros de Charles
Wright, W.S. Merwin, Anne Carson, y con Harold Bloom trabajó durante
diez años La escuela de Wallace Stevens. Un perfil de la poesía estadounidense con-
temporánea.
https://jeannettelozano.azurewebsites.net/ 

Ben Clark (Ibiza, 1984)


Ha publicado, entre otros, los poemarios Los hijos de los hijos de la ira (XXI Pre-
mio de Poesía Hiperión. 2006; Editorial Delirio, 2017), Cabotaje (2008), Basura
(2011), La Fiera (2014), Premio El Ojo Crítico de RNE de Poesía 2014, Los
últimos perros de Shackleton (2016) y La policía celeste (XXX Premio Loewe de
Poesía. 2018).
https://twitter.com/benclarkpoeta/

Marga Clark (Madrid)


Escritora, poeta y artista fotógrafa. Realiza su carrera universitaria y cursos
especializados de cine y fotografía en Nueva York. Obtuvo la beca de la Aca-
demia Española en Roma y el premio Villa de Madrid (2008) de poesía por
el poemario El olor de tu nombre. Es autora de libros de ensayos (Impresiones
fotográficas), de varios libros de fotografía (Movimiento Estático), una decena de

277
libros de poesía, y de la novela Amarga luz.
http://margaclark.com

Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946)


Poeta, narrador, ensayista y traductor. Sus libros de poemas están recogidos en
el volumen Obra poética completa (2011) y ampliada con un nuevo libro en Can-
ciones para una música silente (2014) y con el inédito En los prados sembrados de
ojos. Fue lector de español en las Universidades de Milán y Bérgamo y siempre
ha mantenido una estrecha relación con la cultura italiana, de la que destacan
sus traducciones de Leopardi o Quasimodo. Su obra ha merecido numerosos
premios como el Nacional de Literatura, Premio de las Letras de Castilla y
León y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
https://www.antoniocolinas.com

Luis Felipe Comendador (Béjar, Salamanca, 1957)


Editor, ensayista, gestor cultural, aforista y poeta. Más de veinte títulos arro-
pan su palabra poética. Parte de su amplia obra está contenida en Vuelta a la
nada y Mañana no será nunca, que recogen sus poemarios entre 1995 y 2018.
Otras entregas son Con la muerte en los talones (2004), o Los 400 golpes (2013).
Entre los reconocimientos obtenidos destacan el Premio Gabriel Celaya, fina-
lista del Premio Nacional del Ministerio de Cultura y el Premio Internacional
Tardor en el año 2001. Dirigió la revista Los cuadernos del sornabique.
http://luisfelipecomendador.blogspot.com

Celia Corral Cañas (Reinosa, Cantabria, 1987)


Licenciada en Filología Hispánica y doctora en Literatura Española por la Uni-
versidad de Salamanca. Combina la docencia de español con la enseñanza de
Escritura Creativa, ambas en la Universidad de Salamanca. Como creadora ha
obtenido, entre otros, el primer premio de Relato Breve José Hierro (2014),
y el Premio Internacional de Poesía Jovellanos. El Mejor Poema del Mundo
(2016). En 2017 publicó el poemario La voz del animal bajo tu piel. Acaba de
publicar Tiempo para los pájaros, con la que ha obtenido el IV Premio de Narra-
tiva Carmen Martín Gaite, 2019.

Luis Correa-Díaz (Santiago, Chile, 1961)


Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, poeta y
profesor de poesía y poéticas, Digital Humanities y Human Rights en la
University of Georgia-USA. Entre sus poemarios: Diario de un poeta recién
divorciado (2020 y 2005), … del amor hermoso (2019), impresos en 3D (2018),
clickable poem@s (2016). Miembro del comité editorial de diversas revistas

278
profesionales europeas, latinoamericanas y estadounidenses.
https://www.rom.uga.edu/directory/people/luis-correa-diaz-o

Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950)


Poeta, filólogo, traductor, crítico, editor. Doctor en Filología Clásica. Es aca-
démico de número de la Real Academia de la Historia y académico de la
Academia de Buenas Letras de Granada. Fue Director General de la Biblio-
teca Nacional de España y Secretario de Estado de Cultura. Como escritor, ha
obtenido, entre otros premios, el de la Crítica (1985, por La caja de plata), el
Premio Nacional de Traducción (1989, por su versión del Cantar de Valtario),
el Premio de Literatura de la Comunidad de Madrid (2006), el Premio de las
Letras «Teresa de Ávila» (2008), el Premio Nacional de Literatura en 2015 y
la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (2004).
https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Alberto_de_Cuenca

Ramon Dachs (Barcelona, 1959)


Poeta, escritor, ha publicado y expuesto individualmente en España, Francia,
México, Estados Unidos y Argentina. Su creación se articula en dos facetas.
Por un lado, Euràsia/Transeurasia/Antarctide (1978-2008), su ciclo poético
total multilingüe, publicado íntegro desglosado en numerosos libros. Por
otro, su aventura fotoliteraria en curso, que, iniciada en 2005, se compone de
una tetralogía narrativa autoficcional en 3.ª persona con fotos propias: Álbum
del trasiego (2008), Álbum de la Antártida (2009), Álbum errante (2012) y Vida
de poeta, gracias (por entregas en revistas, 2013/2015), y de dos fotolibros,
De l’Antàrtida a la Torre: fotopoètiques del silenci (2016) e Itàlia, o el mapa del
tresor: grand tour (inèdito). Tiene en Internet el hipertexto tetralingüe Inter-
mínims de navegació poètica (1996- ) y el poema aleatorio Intertarot de Marsella
(2008- ).
http://www.ramondachs.com

Ignacio Dávila (Salamanca)


Licenciado y doctor en Medicina por la Universidad de Salamanca. Profe-
sor Titular de la Facultad de Medicina de la misma Universidad y Jefe del
Servicio de Alergología del Hospital Universitario. En el ámbito literario,
obtuvo el primer premio y premio especial del público en el I Certamen
Literario de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica y
I premio de poesía en el segundo y tercer certámenes de dicha sociedad.
Participación en el libro De la intimidad: antología poética en homenaje a
Teresa de Jesús (2019). 

279
Fernando Díaz San Miguel (Salamanca, 1974)
Ha publicado los libros de poemas: Poemas menores (1996); Cartas en la manga,
libro de poemas con forma de baraja española (1998); Poemas mayores (1999);
Poemas imperfectos, finalista del Premio Fray Luis de León de Poesía de la Junta
de Castilla y León (2001); Poemas finales (2003), Meiosis (editado en forma de
almanaque, 2005), Agosto (2008) y Libro cero (2009). En 2018 se publicó Mo-
mento, poesía reunida I. En estos días publica Dique (2020).
diazsanmiguel.com

Jordi Doce (Gijón, 1967)


Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Oviedo y doctor en
literatura comparada por la Universidad de Sheffield, donde fue lector de es-
pañol entre 1993 y 1995. Poeta, crítico y traductor, sus publicaciones más
recientes son La puerta verde. Lecturas de poesía angloamericana (2019) y la an-
tología En la rueda de las apariciones. Poemas 1990-2019 (2020). Coordina la
colección de poesía de la editorial Galaxia Gutenberg.
http://jordidoce.blogspot.com/

Alexandra Domínguez (Concepción, Chile, 1956)


Desde el año 1989 vive en Madrid. Estudió periodismo y Bellas Artes en
Madrid. Obtiene la licenciatura de Periodismo por la Universidad Autó-
noma de Barcelona. Ha realizado numerosas exposiciones de pintura y obra
gráfica tanto en Europa, Estados Unidos como en Chile, donde en 1989 le
conceden el Premio Nacional Salón Sur de Pintura por su obra titulada El
mar de la utopía. El año 2000 obtiene el XX Premio Hispanoamericano de
Poesía Juan Ramón Jiménez por su libro La conquista del aire. El 2006 le
otorgan el XIV Premio de Poesía Rincón de la Victoria por el libro Poemas
para llevar en el bolsillo.
www.alexandradominguez.com

Diego Doncel (Malpartida, Cáceres, 1964)


Es poeta, novelista y articulista. Dirigió la colección de poesía y ensayo Los
solitarios y sus amigos y la Biblioteca de poesía de las Islas Baleares. También fundó
y codirigió la revista hispanolusa Espacio/ Espaço escrito. Por su trayectoria como
escritor le fue concedido el Premio Diálogo de Culturas 2015. Como poeta
ganó el Premio Adonais en 1990 con su libro El único umbral (1991). Al que
siguieron Una sombra que pasa (1996), En ningún paraíso (2005) y Porno ficción
(2011), libros que se reúnen en Territorios bajo vigilancia (2015). Posteriormen-
te ha publicado El fin del mundo en las televisiones (2015).

280
Alejandro Duque Amusco (Santander, 1949)
En 1976 aparece su primer libro, Esencias de los días (1976. De 1983 data Del
agua, del fuego y otras purificaciones, al que siguieron Sueño en el fuego (1989)
y Donde rompe la noche (1994). Tras unas plaquettes aparecidas en 2004, En el
olvido del mundo y Briznas [cuaderno de haikus], ve la luz A la ilusión final,
(2008). Y en 2017, Jardín seco, cuya aparición coincidió con la concesión del
Premio Internacional de Poesía Alfonso Gatto (Italia), por toda su trayecto-
ria poética. Escritura de estío, recopilación de todas sus miniaturas orientales,
aparecido en 2019.

Ignacio Elguero (Madrid 1964)


Escritor y periodista, en la actualidad dirige el programa de literatura La esta-
ción azul, programa literario por el que ha recibido distinciones como el Pre-
mio Ondas 2002, el Premio Nacional al fomento de la lectura 2011. Es autor
de los libros de poemas Siempre (2011) Materia (Premio Internacional de poesía
Claudio Rodríguez (2007); El dormitorio ajeno (2003): Cromos (2000); Los años
como colores (1998). Autor también de la novela Leif Garrett en el dormitorio de mi
hermana (2014); y una serie de libros de análisis generacional como Al encerado
(2011) o Los niños de los chiripitifláuticos (2004).
https://es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Elguero_de_Olavide

Marta Eloy Cichocka (Cracovia, Polonia, 1973)


Poeta y fotógrafa, traductora de Calderón y Racine, Juarroz y Gelman, doctora
en Estudios Hispánicos y Latinoamericanos por la Universidad París VIII,
enseña Literatura y Traducción Literaria en la Universidad Pedagógica de Cra-
covia. Es autora, entre otros, de Encrucijada de cien caminos / Skrzyz·owanie stu
szlaków, bilingüe polaco-español (2019) y En jaque. Poemas selectos 1999-2019
(2019), además de dos libros teóricos. Ganadora del I Premio del Concurso
Nacional de Poesía Halina Poświatowska (2004), becaria del Ministerio de
Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia (2007), laureada con la I Beca-Re-
sidencia Internacional SxS Antonio Machado (2016).
http://eloy.pl

Asunción Escribano (Salamanca, 1964)


Poeta y periodista, catedrática de Lengua y Literatura Española en la Facul-
tad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca.  Es miembro
del Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas y de Humanidades Digi-
tales (IEMYRHD) de la Universidad de Salamanca, y forma parte del Grupo de
Investigación Reconocido ELECTRA: Edición y lectura electrónica. También es
profesora del Máster y Diploma de Especialización en Creación Literaria de la

281
Facultad de Filología de la USAL. Su último libro de poemas publicado se titula
Salmos de la lluvia (2018)
https://www.asuncionescribano.com
https://www.asuncionescribano.net

Santiago Espinosa (Bogotá, 1985)


Poeta y ensayista, traductor. Profesor de la Universidad de Central y del Gim-
nasio Moderno, donde dirige la Escuela de Maestros. Es el autor de Escribir en
la niebla, compilación de ensayos sobre 14 poetas colombianos, y de los libros
de poesía Los ecos (2010), Lo lejano (2015), El movimiento de la tierra (2017),
ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2016, y de las an-
tologías Luz distinta (México, 2017) y Para llegar a este silencio (2017). Este año
2020 se publicó en Italia Detrás de lo que escribo siempre hay lluvia, antología de
sus poemas traducida por Emilio Coco.
Twiter: @sespinosapi
https://www.facebook.com/santiagoespinosaco

José Fernández de la Sota (Bilbao, 1960)


Es autor de, entre otros, los libros de poemas Te tomo la palabra, Todos los san-
tos (Premio Antonio Machado en Baeza), Material de construcción (Premio Jaén
de Poesía), Aprender a irse (Premio Ricardo Molina), Cumbre del mar (Premio
Alfons el Magnanim), Vacilación y Quien habla. Ha recibido en dos ocasiones
el Premio Euskadi de Literatura. Es director de la Fundación Blas de Otero.
https://es.wikipedia.org/wiki/José_Fernández_de_la_Sota

Nacho Fernández Rocafort (Vigo 1966)


Es autor de El breve paso (1999). Ha traducido a autores de lengua inglesa, en
particular al poeta y ensayista norteamericano Gary Snyder al que antologó
en La mente salvaje, nueva antología (2016).  

Antonio Ferres (Madrid, 1924-2020)


Falleció en Madrid el pasado 11 de abril. Vivió en la capital española hasta
1964, año en el que emigró a Francia, residiendo posteriormente en México,
Estados Unidos y Senegal mientras ejercía como profesor de Literatura espa-
ñola, hasta su regreso a España en 1976. Ferres es conocido como uno de los
novelistas sociales de los años 50 y 60. Despuntó en el mundo literario con el
Premio Sésamo en 1954, pero con la publicación de La piqueta, en 1959, se
situó definitivamente en el mapa literario. Obtuvo también el Premio Ciudad
de Barcelona y el Premio de Poesía Villa de Madrid. A partir de 1997 comenzó
a publicar poesía sin abandonar la narrativa. La primera parte de sus memorias

282
apareció en 2002 bajo el título Memorias de un hombre perdido.
https://elpais.com/cultura/2020-04-13/antonio-ferres-en-su-encierro.html

Rafael Fombellida (Torrelavega, 1959)


Ha reunido sus principales libros de poesía en Dominio (Renacimiento,
Sevilla, 2016) y publicado además Lectura de las aguas (1988), Montaña
roja (2008), la antología La propia voz. Poemas escogidos (2006) y el volumen
en prosa Isla Decepción (2010). En la actualidad prepara la antología Mi lado
izquierdo, edición de Xelo Candel Vila, para la editorial Renacimiento. Ha
recibido varios premios nacionales de poesía y aparecido en antologías tanto
en nuestro país como en el exterior. Traducido a algunas lenguas como fran-
cés, polaco o griego.
https://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Fombellida

Belén Gache (Buenos Aires, 1960)


Escritora y poeta española argentina. Vive y trabaja en Madrid. Es considera-
da una de las poetas pioneras en el uso de medios digitales. Como narrado-
ra, publicó las novelas Lunas eléctricas para las noches sin luna (2004), Divina
anarquía, (1999) y Luna India, (1994). Su novela La vida y obra de Ambrosia
Pons fue finalista en el XXIII Premio Herralde de Novela (2005). Publicó los
libros de poesía After Lorca (2019), Meditaciones sobre la Revolución (2014) y El
libro del Fin del Mundo (2002). Ha publicado numerosos ensayos de literatura
experimental, entre los que se destaca Escrituras nómades, del libro perdido al
hipertexto (2006).
http://belengache.net/

Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931)


Entre sus libros de poesía: Sublevación inmóvil, Descripción de la mentira, Blues
castellano, Lápidas, Libro del frío, Libro de los venenos, Arden las pérdidas, Cecilia,
Extravío en la luz, La prisión transparente. Se han editado una veintena de anto-
logías de su obra y su poesía se halla reunida en Edad y Esta luz. Ha publicado
dos volúmenes de memorias: Un armario lleno de sombra y La pobreza. Es autor,
así mismo, de dos libros sobre poética: El cuerpo de los símbolos y Valente: texto
y contexto. Sus libros de poesía han sido traducidos a una docena de lenguas.
Entre las numerosas distinciones que le han sido concedidas, destacan los si-
guientes premios: Cervantes, Prix Européen de Littérature, Premio Reina So-
fía de Poesía Iberoamericana, Premio Quijote de las Letras Españolas, Premio
de la Crítica de Castilla y León, Premio Ciudad de Barcelona y Premio PEN
Club Rosalía de Castro.
https://farogamoneda.wordpress.com/

283
Concha García (Rambla, Córdoba, 1956)
Vivo en Barcelona, ciudad donde he pasado la mayor parte de mi vida hasta ahora.
Me licencié en Filología Hispánica. Entre mis libros: Otra Ley, Desdén, Por mí no
arderán los quicios ni se quemarán las teas, Pormenor, Ya nada es rito, Ayer y calles, Lo
de ella, Cuántas llaves, Árboles que ya florecerán. Acontecimiento, El día anterior
al momento de quererle (2013) y Las proximidades (2016). He publicado también
ensayos, diarios y varias antologías. He compilado para una editorial española la
poesía de Selva Casal y de Graciela Cros. Mi poesía ha sido traducida a algunos
idiomas como el árabe, italiano, inglés o alemán y chino. Premios: Aula Negra de
la Universidad de León, Antonio Gala, Barcarola y Jaime Gil de Biedma.
https://es.wikipedia.org/wiki/Concha_García_(poeta)

Ernesto García López (Madrid, 1973)


Antropológo, poeta y artista plástico. Profesor en Duke University in Ma-
drid. Obras publicadas: Voz (1998); Fiesta de pájaros (2002); El desvío del
otro (2008); Tierra de nadie (New York); Ritual (2011); Todo está en todo (2016);
Los afectos (2019). Como artista plástico ha realizado la exposición De donde
huye la raíz, en la Galería Habitar la Línea, septiembre-octubre de 2019,
Poemas suyos han sido traducidos al inglés y publicados dentro de la anto-
logía New Poetry from Spain (Talisman House Publishers, 2012) y en Streets
where to walk is to embark. Spanish Poets in London (1811-2018), editado por
Shearsman Books (2019).
http://ernestogarcialopez.blogspot.com/

Luis García Montero (Granada, 1958)


Es Catedrático de la Universidad de Granada y, actualmente, director del Ins-
tituto Cervantes. Entre sus libros de poesía: El jardín extranjero (1983), Habi-
taciones separadas (1994), Completamente viernes (1998), Un invierno propio (2011)
y A puerta cerrada (2017). Ha recibido el Premio Nacional de Literatura, el
Premio Poetas del Mundo Latino y el Premio Ramón López Velarde.
www.luisgarciamontero.com
Twitter: @lgm_com

Francisco García Olmedo (Cádiz, 1938)


Miembro de la Real Academia de Ingeniería y del Colegio Libre de Eméritos.
Ha sido catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Poli-
técnica de Madrid (1970-2008). Ha publicado, entre otros libros de ensayo, La
tercera revolución verde, Entre el placer y la necesidad, El cambio climático y las políticas
económicas (con R. Ortega y M. Córdoba), El ingenio y el hambre, los poemarios
Natura según Altroio y Mar congelado; las novelas Notas a Fritz, Motivos de fuga y

284
Enredos científicos en Venecia y el retrato biográfico Buscando a Antonio Ferres.
https://www.revistadelibros.com/blogs/ciencia-al-alioli/las-metaforas-de-la-
ciencia

Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, Asturias, 1950)


Poeta y ensayista, ha recibido el Premio Nacional de Poesía 2007 por su libro
Y todos estábamos vivos. En Esa polilla que delante de mí revolotea. Poesía reunida
(1982-2008) se recoge su obra entre esas fechas. Después ha publicado Lo solo del
animal (2012). Es asimismo autora del ensayo Teresa de Jesús, de textos para catá-
logos de artes plásticas y de numerosos ensayos de reflexión literaria. Ha tradu-
cido obras de Pasolini, y (en colaboración) Ajmátova, Tsvetáieva y Bernard Noël.
Libros suyos han sido traducidos al francés, inglés, polaco, italiano y sueco.
http://www.cervantesvirtual.com/portales/olvido_garcia_valdes/semblanza/

María García Zambrano (Elda, 1973)


Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla, tiene estudios de doc-
torado en Literatura; posgrado en Letras Modernas en París y Lima; y semi-
narios de literatura argentina en Buenos Aires. Ha publicado los libros El
sentido de este viaje (2007. Premio de Poesía Paco Mollá); Menos miedo, (Premio
Carmen Conde de Torremozas y semifinalista del premio Ausiàs March al me-
jor poemario del 2012); La hija (2015); Diarios de la alegría (2019). Su libro
inédito Decir el amor y la ira está pendiente de publicación. Forma parte de la
Asociación Genialogías.
www.partirdeahora.blogspot.com

Sergio García Zamora (Cuba, 1986)


Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Central «Marta Abreu»
de Las Villas. Autor de más de una docena de poemarios, entre los que desta-
can: Resurrección del cisne (Premio Internacional de Poesía Rubén Darío, 2016);
El frío de vivir (XXIX Premio Loewe a la Creación Joven, 2017); Diario del buen
recluso (III Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya, 2018); La canción
del crucificado (XXIX Premio de Poesía Blas de Otero de Majadahonda, 2018)
y Los uniformes (III Premio Internacional de Poesía Jorge Manrique, 2019).
Fundador del Grupo Literario «La estrella en germen»

José Luis Gómez Toré (Madrid, 1973)


Es autor de poemarios como He heredado la noche (2003, accésit del Premio
Adonáis), Fragmentos de un cantar de gesta (2007), Un corte que no sangra (2015)
y Hotel Europa (2017). Asimismo, ha publicado, junto con la artista Marta
Azparren, Claroscuro del bosque (2011). En 2019 ha aparecido Llamarse nadie,

285
una antología de sus poemas con selección de Óscar Curieses y del propio au-
tor. Como ensayista, es autor de La mirada elegíaca. El espacio y la memoria en la
poesía de Francisco Brines (2002, Premio Internacional Gerardo Diego de Inves-
tigación Literaria), El roble de Goethe en Buchenwald (2015) y María Zambrano.
El centro oscuro de la llama (2020) entre otros.
https://poesiaintemperie.blogspot.com/

Juan Antonio González Fuentes (Santander, 1964)


Licenciado con grado en Filosofía y Letras por la Universidad de Cantabria. Es
coordinador del Archivo Lafuente y de Ediciones La Bahía. Accésit Premio de
Poesía José Hierro del Ayuntamiento de Santander (1991), Premio de Poesía
Consejo Social de la Universidad de Cantabria (1992), Accésit Premio de Poe-
sía José Hierro del Ayuntamiento de Santander (1995), Premio de Historia
Regional Ciudad de Torrelavega (1995), Premio de Poesía José Luis Hidalgo
(1996), Premio de las Letras Ciudad de Santander (2016). Entre sus libros:
Además del final (1998); La luz todavía (2003); Atlas de perplejidad (2004); La
lengua ciega (2009), Monedas sueltas. Haikus 2009-2013 (2014), Memoria (anto-
logía poética) (2015) y Los días desiertos (2019).

Juan Antonio González Iglesias (Salamanca, 1964)


Ha publicado los libros La hermosura del héroe,  Esto es mi cuerpo,  Un ángu-
lo me basta, Eros es más, Olímpicas, Confiado, La batalla de los centauros y Jardín
Gulbenkian. Su obra está reunida en el volumen Del lado del amor (2010). Ha
recibido, entre otros, los premios Loewe, Generación del 27, Melilla, Antonio
Machado del Tren y Vicente Núñez. En Francia ha recibido una beca para re-
sidir en la Villa Marguerite Yourcenar y el Premio «Les Décovreurs», votado
por estudiantes de instituto y universidad. Ha escrito en El País, Abc y  El
Mundo. Es catedrático de Filología Latina en la Universidad de Salamanca. Ha
traducido a Ovidio, Catulo y Horacio.
http://diarium.usal.es/jagi/2020/03/21/confianza/

Ángel Guinda Casales (Zaragoza, 1948) 


Sus primeros libros aparecieron en la década de los setenta, y a principios de los
ochenta recogió su poesía asumida hasta ese momento en Vida ávida. Profesor de
Lengua y Literatura Española. Durante su trayectoria también ha sido traductor,
y editor, fundando la colección Puyal de poesía en 1977 y la revista Malvís en
1988. Entre sus últimos libros publicados figuran Espectral, (Rigor vitae), Ma-
teria del amor, Leopoldo María Panero. El peligro de vivir de nuevo, Catedral de la
Noche o La experiencia de la poesía y Los deslumbramientos (2020). Galardonado con
el Premio de las Letras Aragonesas 2010, en reconocimiento a su trayectoria de

286
creación literaria. Con Espectral y Caja de lava fue finalista de los premios de la
Crítica (2011) y Nacional de Poesía (2012).
http://www.angelguinda.com

Menchu Gutiérrez (Madrid, 1957)


Ha publicado varios poemarios, entre los cuales cabe destacar El ojo de Newton
(2005) y Lo extraño, la raíz (2015). Autora de una amplia obra en prosa, entre sus
títulos se encuentran Viaje de Estudios (1995), La tabla de las mareas (1998), La
mujer ensimismada (2001), Latente (2003), Disección de una tormenta (2005), Detrás
de la boca (2007), El faro por dentro (2011),  La niebla, tres veces  (2011) pequeña
recopilación de sus primeras novelas publicadas en esta misma editorial, y araña,
cisne, caballo (2014).  Es, asimismo, autora de un ensayo sobre la nieve en la lite-
ratura, Decir la nieve (2011), de una poética de las medidas del tiempo, Siete pasos
más tarde (2017) y de una biografía literaria sobre San Juan de la Cruz (2004).
www.menchugutierrez.com

Abdul Hadi Sadoun (Bagdad – Irak, 1968)


Escritor e hispanista. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Au-
tónoma de Madrid. Es autor de una larga lista de libros, tanto en árabe
como en castellano, entre sus últimas publicaciones en castellano se desta-
can: Siempre Todavía (2010) Campos del extraño (2011), Memorias de un perro
iraquí (2016), y Todos escriben sobre el amor menos tú (2019). Su trabajo poético
ha sido reconocido de diversas maneras: II Beca Antonio Machado (2009),
Huésped Distinguido de la Ciudad de Salamanca (2016), y IX Distinción
Poetas de Otros Mundos (2016).
https://calambureditorial.blogspot.com/2016/09/entrevista-en-el-cultu-
ral-abdul-hadi.html

Fermín Herrero (Ausejo de la Sierra, Soria, 1963)


Licenciado en Filología hispánica por la Universidad de Zaragoza. Agrega-
do de Enseñanzas Medias. Versificador contumaz, ha publicado una ristra de
libros de poemas. Premio de las Letras de Castilla y León 2014, otorgado al
conjunto de su obra, de la Crítica regional por su libro La gratitud y a nivel
nacional por Sin ir más lejos. Ha colaborado en revistas literarias y de pensa-
miento como Archipiélago, El Ciervo o Turia y actualmente lo hace en La sombra
del ciprés, el suplemento de cultura de El Norte de Castilla.

David Huerta (Ciudad de México, 1949)


Poeta, periodista literario y ensayista. Premio de Poesía Carlos Pellicer
en 1990 y Premio Xavier Villaurrutia en 2006. Desde 2005 es profesor

287
en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México; En 2013 el Fondo
de Cultura Económica publicó su obra poética reunida, en dos volúmenes
que suman más de 1,000 páginas, con el título La mancha en el espejo. En
diciembre de 2015 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura. En
noviembre de 2017 le fue otorgado el Premio Universidad Nacional. En
2018, le fue entregado en Mérida, Yucatán, el premio «Excelencia en las
Letras José Emilio Pacheco». Las publicaciones más recientes de Huerta son
Los instrumentos de la pasión (2019), El cristal en la playa (2019). En no-
viembre de 2019 le fue otorgado el Premio FIL de Literatura en Lenguas
Romances.
https://interactivo.eluniversal.com.mx/2019/david-huerta/

Francisco Javier Irazoki (Lesaka, 1954)


Formó parte de CLOC, grupo de escritores surrealistas. Desde 1993 reside
en París. Cielos segados (1992) recopiló toda su poesía hasta 1990: Árgoma,
Desiertos para Hades y La miniatura infinita. La editorial Hiperión le publicó
en 2006 el libro de poemas en prosa Los hombres intermitentes; en 2009, La nota
rota, semblanzas de músicos de épocas variadas; en 2013, el libro de versos
Retrato de un hilo; en 2015, el libro de poemas en prosa Orquesta de desaparecidos;
en 2017, Ciento noventa espejos; en 2019, el conjunto de poemas en prosa El
contador de gotas. Durante cuatro años (2009-2013) Irazoki escribió su columna
Radio París en El Cultural, suplemento del diario El Mundo. Actualmente es
crítico de poesía en dicho medio de comunicación.

Yolanda Izard Anaya (Béjar, Salamanca, 1959)


Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. Ejerce
la docencia en la Universidad Europea Miguel de Cervantes, en Valladolid. Ha
publicado, entre otros libros las novelas Paisajes para evitar la noche (XXVIII
Premio Cáceres de Novela Corta, 2003), La mirada atenta (VII Premio de No-
vela Carolina Coronado, 2003), el libro de microrrelatos Zambullidas (2017),
los libros de poemas Lumbre y ceniza, Premio Internacional de Poesía Miguel
Hernández 2019 y finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León 2020,
Defunciones interiores (2003), El durmiente y la novia (1997) y Reliquias del duende
(al cuidado de Aníbal Núñez, Salamanca, 1983).

Clara Janés (Barcelona, 1940)


Ha escrito más de veinte libros de poesía, entre ellos Arcángel de sombra (Pre-
mio Ciudad de Melilla, 1998), Los secretos del bosque (Premio Jaime Gil de
Biedma, 2002), La indetenible quietud (en colaboración con el escultor Eduardo
Chillida), etc… Entre sus obras ensayísticas destacan La palabra y el secreto

288
(1999), El espejo de la noche. A Vladimír Holan en su centenario (2005) y María
Zambrano (2010). En 2004 se le otorga la Medalla de Oro del Mérito en las
Bellas Artes, en 2007 el Premio de las Letras Españolas Teresa de Ávila y en
2011 el Primer Premio de Poesía Experimental Francisco Pino. También no-
velista, ensayista y traductora, Premio Nacional de traducción en 1997, y el
Sapere Aude de la República Checa, en 2017. En 2019, se le concede el Premio
Janus Pannonius de poesía en Hungría. Es miembro de la Real Academia de
la Lengua Española.
https://clarajanesnadal.blogspot.com/

Darío Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Osos, Antioquia, Colombia, 1947)


Ha publicado nueve libros de poemas, la mayoría con la Editorial Pre-Textos
de Valencia España, editorial que también ha publicado cuatro de sus siete
novelas y sus libros de ensayo. Su más reciente libro es El cuerpo y otra cosa, Pre-
mio Nacional de Poesía en Colombia. Estuvo en el International Writing
Program, Universidad de Iowa, 1974-1975. Fue Premio Nacional de Poesía
Eduardo Cote Lamus, 1977. Finalista en el Premio Rómulo Gallegos, 1995 y
2003. Poeta en Residencia de la Residencia de Estudiantes de Madrid, 2006.
Becario de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, 2008-2009.
Ganador del premio Pereda de Novela Breve. Premio Federico García Loca,
2018. Miembro honorario de la Academia Colombiana de la Lengua.

Flora Jordán Ortiz (Linares, 1985)


Licenciada en Filología Hispánica e Inglesa por la Universidad de Salamanca.
Ha sido estudiante Erasmus en la Universidad Trinity College y en Royal
Holloway University of London. Lectora de español en King´s College School
y en la Universidad de Cambridge. Actualmente es Profesora de Secundaria
en Madrid y Profesora Asociada en la Facultad de Filología de la Universidad
Complutense. Coautora de Discípulas de Gea libro-proyecto solidario de muje-
res creadoras. Primer Premio de Poesía de Cúllar Vega 2019 con el poemario
El mal hábito de ser cuatro manos. Es coautora del libro de relatos de la posverdad
…Y si todos dicen que es de noche (2020). Escribe reseñas en la revista anual de
poesía Paraíso de la Diputación de Jaén y en Estado Crítico.
Instagram: @florajordanortiz

Enrique Juncosa (Palma de Mallorca, 1961)


Es poeta, crítico, traductor y comisario de exposiciones de arte. Ha publicado
siete libros de poemas y un libro de relatos, además de numerosos ensayos so-
bre arte contemporáneo, tanto en español como en inglés. Fue director del Irish
Museum of Modern Art de Dublín entre 2003 y 2012, tarea por la que recibió

289
la Orden al Mérito Civil. Antes fue subdirector del Museo Reina Sofía, Madrid,
y del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en Valencia. Ha organizado
más de 60 exposiciones en museos de Alemania, Brasil, Bélgica, China, Francia,
Holanda, Italia, Japón, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suiza o Uruguay.
https://elpais.com/autor/enrique-juncosa/

Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973)


Poeta, traductora, antóloga y profesora de Universidad. Doctora en Didáctica
de la Lengua y la Literatura, Máster en Comunicación Social y Licenciada en
Filología Inglesa. Su último libro de poesía, Matria, ha obtenido el Premio
Nacional de la Crítica y el Premio Andalucía de la Crítica. Además, ha publi-
cado Leyendas del Promontorio, Diario de un destello, Los ojos de la niebla, Croniria y
Las pequeñas espinas son pequeñas. Asimismo, ha publicado diez libros de poesía
en Francia, Estados Unidos, Colombia, Argentina, Italia, México, Portugal,
Marruecos y Puerto Rico. Su obra poética hasta 2016 ha sido reunida íntegra-
mente en el volumen Esta momentánea eternidad. Poesía (2005-2016).
http://www.raquellanseros.com/

Pedro Larrea (Madrid, 1981)


Es autor de tres libros de poemas: La orilla libre / The Free Shore (2013; Nueva
York 2019); La tribu y la llama (2015); y Manuscrito del hechicero / The Wizard’s
Manuscript (2016; Valparaíso USA, 2017). Como ensayista, es autor del estu-
dio Federico García Lorca en Buenos Aires (2015). Como traductor, ha publicado
la edición en español de Book of Hours de Kevin Young (2018) y su traducción
de Una defensa de la poesía, de Percy Bysshe Shelley (2019) junto a Las cuatro
edades de la poesía, de Thomas Love Peacock. Su traducción de Sonata Mulattica,
de Rita Dove, aparecerá este año. Actualmente imparte clases en la Universi-
dad de Lynchburg, en Virginia.

Rosa Lentini (Barcelona, 1957)


Poeta, traductora, crítica y codirectora, de Ediciones Igitur junto con Ricardo
Cano Gaviria. Miembro fundador de las revistas Asimetría (1986-88) y Hora de
Poesía (1979-95), de la que fue su directora. Ha reunido toda su poesía hasta
2014 en el volumen Poesía reunida 2014-1994 (2015). Sus últimos libros:
El soplo del diablo y otros poemas (antología, Colombia, 2017) y Hermosa nada
(2019); parte de sus poemas han sido traducidos al italiano, inglés, rumano,
francés, catalán y portugués. Incluida en numerosas antologías, ha recibido en
2019 el premio José Luis Giménez-Frontín por contribuir a la labor de Acer-
camiento entre Culturas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_Lentini

290
Marta López Vilar (Madrid, 1978)
Es doctora en Filología por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmen-
te, es profesora en la Universidad Complutense. Ha publicado los libros de
poesía: De sombras y sombreros olvidados (2007. Premio Blas de Otero de Poesía),
La palabra esperada (2007. Premio Arte Joven de Poesía de la Comunidad de
Madrid), En las aguas de octubre (2016) y El Gran Bosque (2019. Premio de
Poesía Margarita Hierro). Es autora de la edición del libro (Tras)lúcidas. Poesía
escrita por mujeres (1980-2016) (2016).
Twitter: @MartaLopezVilar

Pablo López-Carballo (Cacabelos, León, 1983)


Es Profesor del área de Literatura Hispanoamericana de la Universidad Com-
plutense de Madrid (UCM), de la Universidad Internacional de la Rioja
(UNIR) y de Duke University (DIM). Ha publicado los libros Sobre unas rui-
nas encontradas (2010), Quien manda uno (2012), Crea mundos y te sacarán los ojos
(2012) y La dictadura de la perspectiva (2017).
https://www.instagram.com/pablo.lopez_carballo/

Jesús Losada (Zamora, 1962)


Doctor en Filología Moderna por la Universidad de Salamanca. Poeta, traduc-
tor, gestor cultural y miembro correspondiente de la Academia de Ciencias.
Ha sido profesor de español en diferentes universidades de Italia, Portugal,
India, Costa Rica y República Dominicana. Es coordinador de los Cursos de
Verano de la Frontera Hispano-Lusa desde el año 2001. Su campo de investi-
gación es la Homopoética en autores como Al Berto y Gil de Biedma, entre
otros. También el silencio y la vida espiritual monástica. Sus libros de poesía
están traducidos a diversos idiomas, obras, algunas de ellas, reconocidas con
importantes premios.
http://jesuslosada.es/

Javier Lostalé (Madrid. 1942)


Poeta, crítico literario y periodista. Autor de ocho libros entre los que figuran
La rosa inclinada, La estación azul (poemas en prosa), Tormenta transparente, El
pulso de las nubes y Cielo. Como antólogo ha preparado de Vicente Aleixandre,
José Cereijo y Poetas cordobeses del siglo XXI. Es autor además de los libros de
ensayos: Quien lee vive más y Javier Lostalé. Lector de poesía. Colaborador habitual
habitual de la revista Turia, ha ejercido también la crítica literaria en la revista
Mercurio. Entre otros galardones ha obtenido el Premio Nacional de Fomento
a la Lectura y el Francisco de Quevedo de Poesía.

291
Antonio Lucas (Madrid, 1975)
Director del suplemento La Esfera de Papel y articulista del diario El Mundo,
así como colaborador de Radio Nacional de España y Onda Cero. En 1996
publicó  Antes del mundo (accésit del Premio Adonais); en 1999 Lucernario,
premio Ojo Crítico de Poesía 2000; en 2004 Las Máscaras; en 2009 Los
mundos contrarios, por el que le fue concedido el Premio Internacional Ciudad
de Melilla. En 2014 publica Los desengaños, Premio Internacional de Poesía
Loewe. Y en 2020, Los desnudos, Premio Internacional de Poesía Generación
del 27. Es autor de un trabajo antológico sobre otros autores de su promo-
ción titulado Ocho poéticas de hoy. Nuevas voces en la poesía española (1997). 
https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Lucas

María Ángeles Maeso (Valdanzo, Soria, 1955)                                              


Licenciada en Filología Hispánica. En diferentes etapas: Profesora de Len-
gua y Literatura y de talleres de creación literaria; coordinadora de progra-
mas socioculturales en áreas de marginación social; miembro de equipos
editoriales para la elaboración de guías didácticas. Autora de ocho poema-
rios: Sin Regreso (1.990) Trazado de la Periferia (1996, 2ª edi. 2019); El bebe-
dor de los arroyos (2000); Vamos, vemos (2003); Basura mundi (2008); ¿Quién
crees que eres yo? (2012); Huy, qué miedo, (2016); Puentes de mimbre (2017).
En narrativa:  La voz de la Sirena, Premio de cuentos Teresa León 1986,
Colección Villalar, Valladolid, 1987; Perro (2004) Los condes del No y No
(infantil, 2006)

Chantal Maillard (Bruselas, 1951)


Es filósofa y poeta. Recibió el Premio Nacional de Poesía por su libro Matar a
Platón (2004) y el Premio Nacional de la Crítica y el de la Crítica de Andalucía
por Hilos (2007). Doctora en Filosofía y especialista en Filosofías y Religiones
de la India ha sido Profesora Titular de la Universidad de Málaga, donde diri-
gió el Área de Estética y Teoría de las Artes. Ha sido colaboradora habitual en
los Suplementos Culturales de ABC y El País. Es autora de numerosos libros
de poemas, ensayos y diarios. La razón estética (2015), La mujer de pie (2017),
¿Es posible un mundo sin violencia? (2018), La compasión difícil (2019) y Me-
dea (2020) son algunos de sus últimos títulos publicados.
http://chantalmaillard.com/

María Maizkurrena (Londres, 1962)


Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto y en el
año 1989 obtuvo el Premio Alonso de Ercilla del Gobierno Vasco por su obra
poética Una temporada en el invierno. En 1990, este libro se convirtió en el

292
número 473 de la colección Adonais de poesía. Otros poemarios suyos son
Tiempo (2000), premio Antonio Machado en Baeza, Vuelta del Aire, premio
Antonio Oliver Belmás. (2000) y Tierra Sumergida (2019). A finales de los años
noventa coordinó y diseñó la revista de literatura Ipar Atea. Desde el año 2000
es columnista del diario El Correo y desde 2009 mantiene la web Poetas Vascos
(poetasvascos.eu).
www.mariamaizkurrena.com

Mercedes Marcos Sánchez (Béjar, Salamanca, 1953)


Es doctora en Filología Románica por la Universidad de Salamanca, en la que,
además, ha sido profesora. Como investigadora aporta libros como El lenguaje
poético de Leopoldo Panero (1987). Como poeta, destacan sus libros: El libro del
Tarot; Los mapas del silencio; Meditación en Mateo: In agonia Christi; Entre esta
oscura realidad y el cielo. Salvo este último poemario, que data de 2019, toda su
obra quedó recogida en Recuento de palomas (Poesía, 1978-2010). En colabora-
ción con Antonio Sánchez Zamarreño ha publicado Tus poemas más míos. Cola-
bora asiduamente en revistas de poesía como Álamo, Ateneo, Papeles del martes,
Papeles del Novelty, así como en libros colectivos de poesía.

Joan Margarit Consarnau (Sanaüja, Segarra, Catalunya, 1938)


Se dio a conocer en España en 1963 con el libro Crónica y a lo largo de su
carrera ha compaginado su labor de poeta con la de catedrático de Cálcu-
lo en la  Universidad Politécnica de Cataluña. Arquitecto de profesión,
es uno de los poetas en lengua catalana más leídos, con una treintena de
libros publicados desde finales de la década de 1970, buena parte de ellos
reunidos en Poesia 1975-1995 (2004). En 2002 publicó Joana, una re-
flexión del poeta a partir de la muerte de su hija. Fue galardonado con el
Premio Cervantes 2019 y ha recibido otros muchos galardones, como el
Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Nacional de Poesía y el Rosalía
de Castro, así como el Jaume Fuster.
https://www.joanmargarit.com

Pilar Martín Gila (Aragoneses, Segovia, 1962)


Es autora de los poemarios Para no morir ahora, Demonios y leyes, Ordet, Otro año
del mundo, La cerillera así como La triste figura de las batallas, que es una antología
personal de su poesía. Otros trabajos literarios, de narrativa y poesía, han sido re-
cogidos en parte por diversas publicaciones como la revista Sibila, y antologías co-
lectivas. Actualmente es miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios.
(AECL). También es presidenta y responsable del área de creación de IFIDMA.
https://es-es.facebook.com/pilar.martingila

293
Leonor Martín Merchán (Salamanca)
Publicó sus primeros poemas en la revista Atril. Su primer libro de poemas,
Tálamo, fue editado por el Ateneo de Salamanca. Ha participado en numerosos
proyectos poéticos como «Ab ipso ferro. Congreso Internacional de poesía Fray
Luis de León» (2018), Cumbre Poética Iberoamericana Llama de Amor Viva».
Antología Teresiana, El Cielo de Salamanca. Actualmente forma parte del grupo
Literario Homero, habiendo realizado numerosos recitales por diferentes puntos
de nuestra geografía. Es columnista del periódico rtv. salamanca al día.

Yaiza Martínez (Gran Canaria, España, 1973)


Licenciada en Filología Hispánica por la UCM. Ha trabajado como periodista
especializada en divulgación científica (durante una década fue directora de la re-
vista Tendencias21), y como profesora. Ha publicado los poemarios Rumia Lilith
(2002), El hogar de los animales Ada (2007), Agua (2008), Siete-Los perros del cielo
(2010), Caoscopia (2012), El argumento de la realidad (2014), La nada que parpadea
(2016) y Tratado de las mariposas (2018). También es autora de dos novelas, Las
mujeres solubles (Lulu.com, 2008) e Interbrain (Mandala Ediciones, 2017).

Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957)


Poeta y artista gráfico, es autor de varios libros de poesía y ensayo, entre los
primeros: Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo, La poesía ha caído en desgracia,
o La tumba de Keats. Por su libro La casa roja obtuvo el Premio Nacional de
Poesía 2009, y con el poemario La bicicleta del panadero el Premio de la Crítica.
Museo de la clase obrera es su más reciente publicación. En el 2018 se le concedió
la Medalla Europea Homero de Poesía y Arte, así como el Premio de las Letras
de Castilla y León en reconocimiento al conjunto de su obra.
http://www.juancarlosmestre.com

Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990)


Vive en Barcelona, donde trabaja como periodista y editora. Es autora de seis
libros de poemas, así como de la novela El funeral de Lolita y del ensayo El coloquio
de las perras. Actualmente se encuentra ultimando el ensayo Caliente, centrado en
la reivindicación del placer, la literatura erótica y el poliamor. En 2021 publicará
su séptimo poemario: Poesía masculina.
https://www.instagram.com/lunamonelle/
https://www.lunamonelle.com

Eduardo Milán (Uruguay, 1952)


Poeta y ensayista. Exiliado en 1979, reside en México. Fue miembro del con-
sejo de redacción de la revista Vuelta que dirigió Octavio Paz y del Sistema

294
Nacional de Creadores de Arte (FONCA). Entre sus libros de poesía desta-
can: Esto es (1978), Errar (1991), Nivel medio verdadero de las aguas que se besan
(1995), Acción que en un momento creí gracia (2005), El camino Ullán (2009),
Disenso (2010), Vacío, nombre de una carne (2011), Consuma resta I (2018), Salido
(2018), El poema estaba (2019). Autor de una amplia obra ensayística, los últi-
mos: Ensayos por ahora (2014), Hilachas raíz, chajá (2019).
https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Milán

Itziar Mínguez Arnáiz (Barakaldo, 1972)


Poeta, narradora y guionista de televisión. Licenciada en derecho por la Uni-
versidad de Deusto. Ha publicado entre otros: La Vida me Persigue, Luz en
Ruinas, Cara o Cruz, Pura Coincidencia, Wikipoemia, La vuelta al mundo en 80
jaikus (y una nana para despertar) y Lo que pudo haber sido. Finalista del Premio
Euskadi de Literatura 2010; ganadora del I Premio Internacional de Poesía
Nicanor Parra, del X Premio Internacional de Poesía Surcos y del VII Premio
Internacional de Poesía Ciudad de Morón; accésit del XVII Premio Interna-
cional de Poesía Jaime Gil de Biedma. Su obra poética está recogida en más de
una veintena de antologías. Compagina su faceta literaria con la de guionista
de TV profesión que desempeña desde hace veinte años.

César Antonio Molina (La Coruña, 1952)


La primera parte de su obra poética, prologada por Angel Crespo, fue reunida en
Las ruinas del mundo (1991), a la que siguieron: Para no ir a parte alguna (1994),
Olas en la noche (2001), En el mar de ánforas (2005), Eume (2008), Cielo azar (2011),
Calmas de enero (2017) y Para el tiempo que reste (2020). Sus poemas han sido reco-
gidos en antologías como El rumor del tiempo (1974-2006), prologada por Antonio
Gamoneda y con un estudio de Julián Jiménez Heffernan; o Vieja cima (2017),
dedicada a lugares del mundo. Editado en inglés e italiano, está también traducido
al alemán, portugués, árabe y hebreo. Es doctor honoris causa por la Universidad
L´Orientale de Nápoles, y tiene las más altas condecoraciones de España, Francia,
Italia, Portugal, Chile y Serbia, además de la medalla Castelao de Galicia. Son
muchos sus premios literarios y periodísticos, nacionales e internacionales.
https://es.wikipedia.org/wiki/César_Antonio_Molina

Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952)


Licenciada en Filología Hispánica (Universidad de Granada, 1986). Fue Profesora
en el Centro de Lenguas Modernas de dicha Universidad. Miembro de la Acade-
mia de Buenas Letras de Granada. Ha recibido diversos reconocimientos públicos,
entre otros: Bandera de Andalucía, Premio Mariana Pineda a la Igualdad entre
mujeres y hombres e Hija Predilecta de su pueblo natal. Columnista de opinión

295
en el diario Granada Hoy (2003-2017). Como poeta obtuvo en el año 2015 el Pre-
mio Nacional de la Crítica por su libro Ficciones para una autobiografía y en 2016
el Premio Nacional de Poesía, por la misma obra. Ha obtenido también el Premio
Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por el libro Contradicciones, pájaros y el
Premio Rafael Alberti, en 1989 por La guerra de los treinta años, reeditado en 2005.
https://es.wikipedia.org/wiki/Ángeles_Mora

Hugo Mujica (Buenos Aires, Argentina, 1942)


Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. Tiene publica-
do 24 libros. Sus últimos ensayos son: La palabra inicial. La mitología del poeta en
la obra de Heidegger, Flecha en la niebla, Poéticas del vacío, Lo naciente, La pasión según
Georg Trakl. Poesía y expiación, y Dioniso. Eros creador y mística pagana. Solemne y mesu-
rado y Bajo toda la lluvia del mundo son sus dos libros de relatos. Su Poesía Completa.
1983-2011, que abarca sus diez libros publicados hasta entonces, fue editada por
la Ed. Vaso Roto (junto con otros dos volúmenes que incluyen la casi totalidad de
sus ensayos). Su poemario Cuando todo calla recibió el XIII Premio Casa de Améri-
ca de Poesía Americana. A las estrellas lo inmenso, es su son último libro de poesía.
Tiene además numerosas antologías editadas ya en más de veinte países; alguno de
sus libros han sido publicados en trece idiomas.
www.hugomujica.com.ar

MAMS [Miguel Ángel Muñoz Sanjuán] (Madrid, España, 1961) es autor de


los poemarios Una extraña tormenta (1992), Las fronteras (2001), Los dialectos
del éxodo (2007), Cartas consulares (2007), Cantos : & : Ucronías (2013) y : Me-
morical-Fractal : (2017). Organizó las Primeras Jornadas de Joven Poesía Española
en homenaje a Luis Cernuda (1988). Fundó y dirigió la colección de poesía
Abraxas (1989). Algunos de sus poemas han sido traducidos y publicados al
inglés, en la revista Low-Fi Ardentía; al griego, en Frear «Antología de poesía
española» (2015), y al chino, en Contemporary International Poetry «7 Contem-
porary Avant-garde Poets in Spain» (2018).

Luis Muñoz (Granada, 1966)


Es autor de seis libros de poemas (Septiembre, 1991; Manzanas amarillas, 1995;
El apetito, 1998; Correspondencias, 2001; Querido silencio, 2006; y Vecindad,
2018). Los cuatro primeros están incluidos en el volumen Limpiar pescado.
Poesía reunida (2005).
En 1994 preparó el libro colectivo El lugar de la poesía y ha traducido, entre
otros autores, a Giuseppe Ungaretti (El cuaderno del viejo, 2000). En 2008 co-
misarió la exposición Gallo. Interior de una revista sobre la publicación dirigida
por Federico García Lorca. Desde 2012 es profesor en la Universidad de Iowa.

296
Vive entre Iowa City y Madrid.
http://www.luismunoz.org

Felipe Núñez (Plasencia, Cáceres, 1955)


Poeta y ensayista En 1998 publicó Balizamiento para un aterrizaje nocturno.
(Poemas 1975-1985) (Madrid: Calambur [en coedición con Editora Regional
de Extremadura], 1988), obra en la que reunió sus cinco entregas poéticas
anteriores, Tris Tras Princesa, Leticia va del Laberinto al treinta, Los seres y las fuer-
zas, Equidistancias y Nombres o cifras. Como ensayista es autor de Para escapar
de la voz media (Cáceres: Editorial Regional de Extremadura, 1998). En 2014
publicó Obras (Delirio), donde reúne su poesía y prosa completas.
https://mayora.blogspot.com/2014/04/palabra-de-felipe-nunez.html

Jon Obeso (San Sebastián, 1970)


Es licenciado en filosofía por la Universidad del País Vasco. Ha realizado tam-
bién estudios de Psicología. Su libro Compañía recibió el primer premio de
poesía Villa de Pasaia (1995). En 1998 obtuvo el premio de poesía Iparragirre
Saria por su libro La mirada del acuario, y en 1999 nuevamente el Villa de
Pasaia por To Kenón. Es autor de novelas como Alimento para moscas (Premio
Lengua de Trapo 2012), y Las edades del agua (2006). En 2013 recibió el VI
Premio de Poesía Blas de Otero Villa de Bilbao por su libro Invención en la piel.
Coordina el ciclo Poetika, organizado por Koldo Mitxelena Kulturunea.
http://lasedadesdelagua.blogspot.com
http://poeticasdeixil.blogspot.com

Marina Oroza (Madrid)


La poeta y escritora Marina Oroza, tiene también una trayectoria como actriz a
nivel profesional. La obra poética de Marina Oroza adquiere toda su dimensión
en vivo. Colabora con músicos y artistas. Ha recitado y actuado, participando
con su obra en eventos y festivales de poesía, en teatros, universidades, fun-
daciones y museos, a nivel internacional. Ha publicado los poemarios Pulso de
Vientos, Así quiero morir un día, La Chimenea de Duchamp y Esto es real. Editó un
CD, Mirabilia, y un DVD de la actuación Disección poética en público III. Parte
de su obra escrita tanto narrativa como poética se encuentra en diversas anto-
logías, revistas literarias, periódicos y suplementos culturales.
www.marinaoroza.com 
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Marina_Oroza

Esperanza Ortega (Palencia, 1953)


Entre sus libros de poemas sobresalen Mudanza (1994), Hilo solo (Premio Gil de
Biedma, 1995), Como si fuera una palabra (Lumen, 2007) y La mano sobre el papel

297
(2010). Diario de lo no vivido es el título de su obra reunida (Dilema, 2020). Su
ensayo de carácter pedagógico El baúl volador obtuvo el Premio Giner de los
Ríos en 1982. En 2020 ha aparecido su antología de artículos periodísticos Las
palabras y los días. Dentro del género narrativo, ganó el Premio Jauja de Cuentos
con El dueño de la casa (1994) y es autora de una biografía novelada de Garcilaso
de la Vega y de las memorias de infancia Las cosas como eran.

Eloísa Otero (León, 1962)


Lleva más de 30 años trabajando como periodista en distintos medios de co-
municación. En 2012 cofundó la revista digital de cultura TAM TAM PRESS
(tamtampress.es), que en 2015 recibió el Premio Diálogo del Ateneo Cultural
Jesús Pereda a la defensa de la libertad de expresión. Es autora de varios li-
bros de poesía –como Cartas celtas o Tinta Preta– y colabora con publicaciones
periodísticas y culturales de España y América. También ha vertido al caste-
llano, en colaboración con Manuel Outeiriño, la obra poética del escritor galle-
go Xosé-Luis Méndez Ferrín. Mantiene vivo, entre otros, el blog Faro Gamo-
neda (farogamoneda.wordpress.com), dedicado al poeta Antonio Gamoneda.
Blog personal: eloisaoteromerino.wordpress.com

Julia Otxoa (San Sebastián, 1953)


Su creación se extiende al campo de la poesía visual, la fotografía y las artes
plásticas en general. Su obra, con más de treinta títulos publicados en poesía,
narrativa, y literatura infantil ha sido traducida a varios idiomas e incluida en
diferentes antologías de poesía, poesía visual y microrrelato. Entre sus libros
más recientes destacan el de poemas Jardín de arena y de relatos Escena de fami-
lia con fantasma y Confesiones de una mosca.
www.juliaotxoa.net

Yolanda Pantin (Caracas, 1954)


Estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Poeta, ensayista, edi-
tora, autora de libros para niños. Ha publicado entre otros los siguientes poe-
marios: Casa o Lobo (1981), Correo del Corazón (1985), La Canción Fría (1989),
El Cielo de París (1989), La Quietud (1998), Poemas Huérfanos (2002), País
(2007), 21 caballos (2011), Lo que hace el tiempo (2017). En 2014 la editorial
Pre-textos publicó País, poesía reunida 1981-2011. En 1989 recibió en Caracas
el Premio Fundarte de Poesía. Fue becaria de la Fundación Rockefeller en
Bellagio Study Center. En 2004 recibió la Beca Guggenheim. Por el conjunto
de su trabajo recibió en 2015, en Aguascalientes, México, el premio Poetas del
Mundo Latino Víctor Sandoval, y en 2017 en Madrid, España, obtuvo el XVII
Premio Casa de América de Poesía Americana.

298
https://www.zendalibros.com/yolanda-pantin-la-poesia-puede-intuir-lo-que-
aun-la-prosa-no-sabe/

José María Parreño (Madrid, 1958)


Ha publicado una decena de libros de poemas. El primero, Instrucciones para
blindar un corazón (Accésit del Premio Adonais en 1981, reeditado en 2009)
y el penúltimo, Pornografía para insectos (2014). También libros de narrativa,
como Las guerras civiles (Premio Torrente Ballester, 1995) y Viajes de un antipá-
tico (2000) y ensayos, como Un arte descontento (2016). Ha desempeñado diver-
sas labores en el mundo del arte: comisario de exposiciones, crítico, director de
un museo y de una galería. En la actualidad es profesor de Historia del Arte en
la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense.
https://es.wikipedia.org/wiki/José_María_Parreño

Chus Pato (Ourense, 1955)


Es una de las voces más representativas de la poesía gallega contemporánea.
Es autora de once poemarios, publicados entre 1991 y 2019, por los cuales ha
recibido varios premios, como el Premio Nacional de la Crítica Española, en
su modalidad de poesía gallega y en dos ocasiones el Premio Losada Diéguez.
Sus libros han sido editados en países como, Reino Unido, Canada, EEUU,
Argentina, Portugal, Holanda y Bulgaria, y su obra ha sido recogida en de-
cenas de revistas y antologías nacionales e internacional. En 2015, su voz fue
incorporada a las grabaciones de la Woodberry Poetry Room de Harvard. El
23 de septiembre de 2017 ingresó en la Real Academia Gallega.

Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962)


Poeta peruano-español y profesor de la Universidad de Salamanca. Es coordina-
dor, desde 1998, de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de Salamanca. Sus
poemarios son, entre otros:  La voluntad enhechizada (2001); Madre Selva (2002);
Cartografía de las revelaciones (2011); Los éxodos, los exilios (2015) y Barro del Paraíso
(2019). Poemas suyos se han traducido a 52 idiomas y ha recibido, por el conjunto
de su obra, el Premio Internacional de Poesía Vicente Gerbasi (Venezuela, 2009),
el Premio Jorge Guillén de Poesía (España, 2012), el Premio Humberto Peregrino
(Brasil, 2015) y la Medalla Mihai Eminescu (Rumanía, 2017), entre otros.

María Ángeles Pérez López (Valladolid, 1967)


Poeta y profesora titular de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de
Salamanca, donde coordina la Cátedra Chile. Ha publicado varios libros y pla-
quettes. Antologías de su obra han sido editadas en Caracas, Ciudad de México,
Quito, Nueva York, Monterrey, Bogotá y Lima. También, de modo bilingüe, en

299
Italia y Portugal. Es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana
de la Lengua Española, miembro de la Academia de Juglares de Fontiveros e
hija adoptiva del pueblo natal de San Juan de la Cruz.Acaba de ser incluida en
el prestigioso Dossier monográfico «Voix d’Espagne (XXe-XXIe siècles). Réso-
nances contemporaines de la poésie espagnole: Poèmes, poétiques et critiques»
en HispanismeS. Revue de la Societé des Hispanistes Françaises 13 (2020).
https://es.wikipedia.org/wiki/María_Ángeles_Pérez_López

José Pérez Olivares (Santiago de Cuba, 1949)


Poeta, pintor. Ha publicado un total de trece poemarios entre los que se en-
cuentran Examen del guerrero (Visor, 1991), Cristo entrando en Bruselas (Rena-
cimiento, 1994), Háblame de las ciudades perdidas (Renacimiento, 1998), Los
poemas del rey David (Tierra de Nadie, 2008) y A la mano zurda (Vandalia,
Fundación Lara, 2014).
https://joseperezolivares.blogspot.com

Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941)


Se exilió en España en 1972. Es profesora de literatura, periodista, traductora
y la escritora más destacada de las letras hispanoamericanas. Ha publicado más
de cuarenta obras en todos los géneros y obtenido importantes premios: en
poesía el Ciudad de Barcelona, el Rafael Alberti, el Quijote, siendo la primera
mujer en recibir el Premio Loewe, el Puerta de Oro y Mario Vargas Llosa en
narrativa, entre otros. Ha sido traducida a más de veinte lenguas incluidas
el japonés, el islandés y el coreano. Su último libro de narrativa es Los amores
equivocados, su última novela Todo lo que no te pude decir (2017), en imprenta y a
punto de salir se encuentra la autobiografía novelada La insumisa, editada por
Menoscuarto y en poesía La barca del tiempo, 2da edición (Visor, 2019). Acaba
de recibir el Premio Internacional José Donoso, 2019, por toda su obra.
www.cristinaperirossi.es

Ángel Petisme (Calatayud, Zaragoza, 1961)


Es poeta, cantante y compositor. Licenciado en Filología Italiana por la Univer-
sidad Complutense de Madrid. Autor de poemarios como Cosmética y terror, El
océano de las escrituras, Amor y cartografía, Insomnio de Ramalah, Demolición del Arco
Iris, Cinta transportadora, Poemails, La noche 351, El faro de Dakar; de relatos como
Yo pude ser Letizia o dietarios de viaje como El cielo de Bagdad. Su obra poética se
reúne en Teoría del color (2006) y El Sur del Tiempo (2016). Premio Internacional
Claudio Rodríguez 2008, Premio Jaén de Poesía, Premio Miguel Labordeta y
Prix International de Littérature Antonio Machado 2019, entre otros. De su
discografía destacan La habitación salvaje, Turistas en el Paraíso, Cierzo, Buñuel del

300
desierto, Metaphora, Río Ebrio o Ceniza y sudor. Ha realizado recitales y conciertos
en ciudades de Europa, África, Oriente, Estados Unidos y Latinoamérica.
https://angelpetisme.es

Alfonso Pexegueiro (Angoares, Ponteareas, Pontevedra, 1948)


Creador en 1975 del Grupo Poético «Rompente». Co-fundador en 1980 de
la Asociación de Escritores en Língua Galega, fue su secretario hasta junio
de 1985. Entre sus publicaciones: Seraogna, Mar e naufraxio, La isla de las
mujeres locas, Desatinos de un maldito, El lago de las garzas azules, Hipatia, Da-
dos blancos, Lapsus. La comedia de existir. ¿Serán los cisnes que vuelven? En 2018
el Ayuntamiento de Ponteareas publica Blasfemias de silencio. De Seraogna aos
Balcáns, dentro da Colección «Creadores Ponteareáns». Y en marzo de 2020 el
libro-DVD, Viaxe á illa das mulleres loucas.
http://www.agenciabalcells.com/autores/autor/alfonso-pexegueiro/

Luz Pichel (Lalín, Pontevedra, 1947)


Es autora de los libros de poesía El pájaro mudo (1990; I Premio de poesía
Ciudad de Santa Cruz de la Palma); La marca de los potros (2004; XXIV Pre-
mio hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez); Casa Pechada (2006,
XXVI Premio Esquío de Poesía); El pájaro mudo y otros poemas (2004. Reúne
este libro la reedición de su primer poemario junto a nuevos trabajos como
Ángulo de la niebla, Cartas de la mujer insomne y Hablo con quien quiero).
En 2013 publicó cativa en su lughar/casa pechada; en 2015, tra(n)shumancias.
Su último libro hasta el momento es CO CO CO U (La uÑa RoTa, 2017).
https://es.wikipedia.org/wiki/Luz_Pichel

Carlos Piera (Madrid, 1942)


Recogió la poesía que había publicado desde 1972 en el volumen Apartamen-
tos de alquiler. Obra poética reunida (Madrid, Abada, 2013). Es también autor
de dos recopilaciones de ensayos: Contrariedades del sujeto (1993) y La moral
del testigo (2012). Ha sido profesor de lingüística en las Universidades Cor-
nell (Ithaca, Nueva York) y Autónoma de Madrid. En la editorial Antonio
Machado dirigió una colección sobre «Lingüística y conocimiento» y codi-
rigió, con Roberta Ann Quance, otra sobre «Literatura y debate crítico».
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Piera

Julia Piera (Madrid, 1970)


Entre sus libros Al vértice de la arena (2003); Conversaciones con Mary Shelley (2006)
y Puerto Rico Digital (2009; Premio Villa de Madrid 2010 y finalista del Ausiàs
March). Con este último también fue finalista del Premio de la Crítica y del

301
Premio Nacional de Literatura. Traducido al árabe por Abdul Hadi Sadoun, su
poemario Al vértice de la arena fue publicado en Siria (2011). Poemas suyos se
han traducido también en Estados Unidos, Italia e Irlanda. Incluida en diversas
antologías, entre ellas la del Premio Pulitzer Forrest Gander Panic cure. Poetry
from Spain for the 21th Century (2013) y la antología europea más reciente Grand
tour: Reisen durch die junge Lyrik Europas. Ed. Jan Wagner y Federico Italiano
(2019). En 2020 ha publicado B de Boston y acaba de aparecer Grinda y Mórdomo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Julia_Piera

Encarnación Pisonero (Villalba de la Loma-Valladolid, 1951)


Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid.
Miembro del Consejo de Redacción de la Revista Rey Lagarto; miembro de
la Asociación Internacional de Críticos de Arte; Patrona de la Fundación To-
rre-Pujales Museo de Arte Contemporáneo, Costa da Morte. Corme-Porto (A
Coruña). Cofundadora y miembro del Consejo de Redacción de la Revista
Dispar-Art. Ha publicado once libros de poesía entre otros Adamas, A los pies
del sicomoro, El prisma en la mirada, La estrella del anís, Permiso para embalsamar,
Los niños amargo caramelo y Como un Lucifer vespertino.
www.encarnacionpisonero.com

Benito del Pliego (Madrid, 1970)


Ha publicado los siguientes libros de poemas: Fisiones (1997), Alcance de la mano
(Nueva Orleans, 1998), Merma (2009), Índice (2004 y 2011), Fábula (2012),
Extracción (México, 2013), Dietario (2015) y Posos de lectura (2019). También es
autor de ensayos, ediciones y antologías como Extracomunitarios. Nueve poetas la-
tinoamericanos en España (2013). Ha traducido –junto a Andrés Fisher– la poesía
de Lew Welch, Philip Whalen, Michael McClure y Gertrude Stein. Es profesor
en Appalachian State University, Carolina del Norte, EE.UU.
https://works.bepress.com/benito-pliego/

José Luis Puerto (La Alberca, Salamanca, 1953)


Poeta, prosista, ensayista y etnógrafo. Licenciado en Filología Románica por la
Universidad de Salamanca. Premio Castilla y León de las Letras 2018. Ha pu-
blicado los siguientes libros de poesía: El tiempo que nos teje (1982), Un jardín al
olvido (1987, accésit del premio Adonais), Paisaje de invierno (1993, premio Ciu-
dad de Segovia de poesía), Estelas (1995), Señales (1997, premio de poesía Jaime
Gil de Biedma), Las sílabas del mundo (1999), De la intemperie (2004), Proteger las
moradas (2008), Trazar la salvaguarda (2012) y La protección de lo invisible (2017).
Así como, en prosa de creación: Las cordilleras del alba (1991), El animal del tiempo
(1999), Un bestiario de Alfranca (2008) y La casa del alma (2015).

302
Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954)
Doctor en Literatura Mexicana por la UNAM. Fue director del Periódico de
Poesía y fundador de la colección de poesía El ala de Tigre, en la UNAM, la
cual alcanzó más de cien títulos. En estos últimos treinta años, su producción
lírica ha alcanzado más de veinte títulos publicados tanto en México, como en
el extranjero. En 1991, recibió el Premio Xavier Villaurrutia por El ángel es
vampiro. Por el conjunto de su obra, recibió en 2011 el Premio Iberoamericano
de Poesía Ramón López Velarde. Miembro numerario de la Academia Mexica-
na de la Lengua y de la Real Academia Española. En 2010, recibió el Premio
del Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana para el rescate
de fuentes. En 2012, obtuvo el Premio Universidad Nacional en el área de
Creación artística y extensión de la cultura.
https://facebook.com/VicenteQuirarteC/

Esther Ramón (Madrid, 1970)


Poeta, crítica literaria, profesora de Teoría de la Literatura y Literatura com-
parada en la Universidad Carlos III de Madrid, y profesora del Master Inter-
nacional de Fotografía contemporánea en EFTI (Madrid). Ha publicado los
poemarios Tundra (Igitur 2002), Reses (Trea, 2008), Grisú (Trea, 2009), Sales
(Amargord, 2011), Caza con hurones (Icaria, 2013), desfrío (Varasek, 2014) Mo-
rada (Calambur, 2015), en flecha (Ediciones La Palma 2017) y Sellada (Bala
Perdida, 2019). Obtuvo el Premio Ojo Crítico en 2008 por su poemario Reses.
Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, al francés, al alemán, al
rumano, al noruego, al sueco, al portugués y al árabe, e incluidos en antologías
como Panic cure. Poetry from Spain for the 21st Century (Shearsman Books, UK)
y Otis Books / Seismincity Editions, USA, 2014), y en revistas internacionales
como Europe, Place de la Sorbonne y Le Monde des livres.
https://www.estherramon.com

Miriam Reyes (Orense, 1974)


Estudié Letras en la Universidad Central de Venezuela y me licencié en Filología
Hispánica en la Universitat de Barcelona. He publicado los libros de poesía:
Espejo negro (Barcelona, DVD, 2001), Bella durmiente (finalista del XIX Premio
de poesía Hiperión, Madrid, 2004), Desalojos (Madrid, 2008) Yo, interior, cuerpo.
Antología poética (Argentina, 2013), Haz lo que te digo (Madrid, 2015), Prensado
en frío (2016) y Sardiña (Santiago de Compostela, 2018). También puedes en-
contrar mis poemas en antologías. Desde el año 2000 combino el trabajo de la
palabra con el de la imagen, llevando la poesía a otros formatos como el vídeo, y
a otros escenarios, como los festivales de artes escénicas o de nuevas tecnologías.
http://www.miriamreyes.com
http://www.prensandonosenfrio.com

303
Sofía Rhei (Madrid, 1978)
Es escritora de poesía experimental y géneros especulativos. Ha publicado, en-
tre otros, los libros de poesía Las flores de alcohol (La bella Varsovia), Química (El
Gaviero), Otra explicación para el temblor de las hojas (Ayuntamiento de Granada,
Premio Javier Egea), Alicia Volátil (Cangrejo Pistolero), así como los libros de
poesía infantil Adivinanzas con beso para las buenas noches (Alfaguara) y Picores y
dolores de todos los colores (Tekman). Ha recibido el premio Dwarf Stars. 
sofiarhei.com

Isel Rivero (La Habana, Cuba, l941)


Fue Directora de Naciones Unidas en España. En abril del año 2002 recibió la
condecoración con el grado de Comendador, de la Orden de Isabel la Católica.
Cofundadora del Grupo Literario El Puente en Cuba, l959, y del instituto femi-
nista Sisterhood is Global en Nueva York, l983. En el año 2003 recibió el Premio
Julia Mayoral de las Mujeres Progresistas. Entre sus libros destacan: Fantasías de
la noche (l959). La marcha de los hurones (l960). Night Rained Her (l976). Águila de
Hierro (l980). Palmsonntag (Palm Sunday) (l981).  Relato del horizonte (2003). Las
noches del Cuervo (2007). Las Palabras son Testigos; Words are Witnesses, traducción
al español por Benito del Pliego (2011). De Paso (2011).
http://www.vallejoandcompany.com/isel-rivero-o-la-traslacion-del-sentido/

Emily Roberts (Ávila, 1991)


Es Doctora en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Ma-
drid y profesora universitaria. Ha publicado los poemarios Animal de huida
(2013) y Regalar el exilio (2016), la novela La Tramontana (2016) y el libro de
relatos Lejos de casa (tres Hermanas, 2020). Próximamente publicará su ter-
cer poemario, Parliament Hill y prepara un libro de cuentos. Resultó finalista
del Certamen de Relato Breve Cosecha Eñe 2015 y sus relatos y poemas han
aparecido en diferentes antologías. Coordinó el recital de jóvenes autores abu-
lenses «Sombras en el adarve» (2012) y, junto a María Sánchez, las antologías
digitales Ciudades esqueleto y Animalario. Ha residido en Utrecht, Edimburgo,
Londres y Boston.
http://emilyrobertswrites.blogspot.com

Lucrecia Romera (Las Flores, Argentina, 1951)


Realizó en Madrid los cursos de postgrado en Filología Hispánica y se doctoró
en la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado los poemarios Memoria del
aire y de la luz (1981), Exilios y Moradas (1991), Cuerpo presente (2004) y Detrás
del Verbo (2014). Actualmente tiene en preparación un libro sobre Jorge Luis
Borges: poesía y evangelio.

304
Ana Rossetti (San Fernando Cádiz, 1950)
Ha publicado los siguientes poemarios: Los Devaneos de Erato (1980, Premio
Gules), Indicios vehementes, Devocionario (1985, Premio Internacional Rey Juan
Carlos I) Yesterday, Punto umbrío, La Ordenación, Llenar tu nombre y Deudas con-
traídas. Le ha sido concedida la Medalla de Plata de Andalucía al conjunto de
su obra y el premio Meridiana que otorga el Instituto Andaluz de la Mujer.
Cultiva la narrativa y desde 1997, la literatura infantil.

Charo Ruano (Salamanca, 1957)


Periodista y escritora. Desde la aparición de su primer libro, Hicimos de la noche
un largo poema, en 1984, sus entregas poéticas han sido constantes a lo largo
de los años. Su última obra publicada es Pregúntale a Eva, en 2018. Es autora
así mismo de varios libros infantiles. Fue directora de la revista Los libros en
Castilla y León durante varios años. Directora y presentadora durante más de
doce años del programa cultural El cuarto de atrás de Televisión Salamanca. Es
colaboradora habitual en prensa y radio, tanto en páginas de opinión como en
páginas culturales.

Fanny Rubio (Linares, 1949)


Catedrática de Literatura en la Universidad Complutense de Madrid, fue
directora del Instituto Cervantes de Roma. Dirigió los Cursos de Huma-
nidades de la Universidad Complutense en El Escorial. Entre sus libros de
poemas: Retracciones, Reverso, Dresde, En Re Menor, 25 Poemas. Autora también
de las novelas: La sal del chocolate, La casa del halcón, El dios dormido, El hijo
del aire; relatos: A Madrid por capricho; ensayo: El embrujo de amar, El Quijote
en clave de mujer/es, Baeza de Machado… Entre otras distinciones, le ha sido
concedida la Encomienda de Isabel la Católica por contribuir a favorecer las
relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la
Comunidad Internacional.

Nuria Ruiz de Viñaspre (Logroño, 1969)


Poeta y editora. Directora de la Colección eme (Escritura de mujeres en es-
pañol), de Ediciones La Palma hasta 2019 y del festival de poesía Torrepoé-
tico junto a la actriz Paula Soldevila. En 2004 ganó el XX Premio de Poesía
Ciudad de Tudela (Navarra), en 2014 fue galardonada con el Premio Racimo
2014 de Literatura y en 2015 el XII Premio de Poesía César Simón. Entre sus
libros más recientes detacan: El temblor y la ráfaga (2018), Células en tránsi-
to (2018), Todo se hará público (2019), Capturaciones (2020) y La jaula de Faraday
(2021). Autora de los textos para la coreografía No hay flores inútiles (estrenada
en Pamplona en noviembre de 2019, en el Museo Universidad de Navarra).

305
Trinidad Ruiz Marcellán (Zaragoza, 1950)
Editora de Olifante. Con Marcelo Reyes fundó y dirigió los Festivales Inter-
nacionales de Poesía Moncayo y el Premio Internacional de Poesía de Miedo.
Creó la Casa del Poeta de Trasmoz, la Ruta de los Hermanos Bécquer (Co-
marca de Tarazona. Zaragoza) y el Premio Marcelo Reyes a la Traducción.
Con Ángel Guinda fundó el Premio Internacional de Poesía «Poetas de otros
mundos». Ha publicado dos libros de poemas, Traducción del silencio (2017) y
Una carta de amor como un disparo. Moncayo Moncayo (2019).
https://es-es.facebook.com/trinidad.ruizmarcellan.5

María Clara Salas (Caracas, 1947)


Es doctora en Filosofía por la Universidad Central de Venezuela. Docente uni-
versitaria. Ha publicado: Linos (1989), Un tiempo más bajo los árboles (1991),
Cantábrico (2003), 1606 y otros poemas  (2008), Ritual de Bosques (2015), entre
otros. Ha obtenido los Premios: Internacional de Poesía José Rafael Pocaterra
(1986), Municipal de Poesía de la Ciudad de Caracas (1991), Francisco Lazo
Martí de Poesía (1992), y la Primera Mención de la Bienal Mariano Picón
Salas de Poesía (2002), convocada por la Universidad de los Andes.

Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948)


Ha publicado diez libros de poemas: Maneras de estar solo (1978, Premio
Adonais 1977), Páginas de un diario (1981), Elegías (1984), Autorretratos
(1989), La vida (1996), La certeza (2005, Premio Nacional de la Crítica), Oír
la luz (2008), Sueño del origen (2011), Antes del nombre (2013) y Quién lo diría
(2015). Todos ellos fueron reunidos por Tusquets Editores en Las cosas como
fueron. Poesía completa, 1974-2017 (2018). Hay varias antologías de su obra
que también ha sido traducida a diferentes idiomas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Eloy_Sánchez_Rosillo

Antonio Sánchez Zamarreño (Villar de la Yegua, Salamanca, 1951)


Es doctor en Filología Románica por la Universidad de Salamanca en la que ha
impartido clases de Literatura Española durante más de treinta años, hasta su
jubilación. En sus trabajos críticos se ha interesado por autores como Fray Luis
de León, Luis Rosales, José Hierro, Unamuno, o Antonio Colinas. Como poeta,
ha publicado entre otros, los siguientes libros: Fragmentos del romano, Celebración
del abismo, El paladar a la intemperie, La nuca del malhechor y, en colaboración con
Mercedes Marcos, Tus poemas más míos. Asimismo, ha colaborado como investi-
gador o como creador en revistas como Ínsula, Álamo, Papeles del martes, Papeles
del Novelty, etc.

306
Marifé Santiago Bolaños (Madrid, 1962)
Doctora en Filosofía. Profesora titular de Estética y Teoría de las Artes en
la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Forma parte del grupo de In-
vestigación «Poéticas de la Modernidad», de la Facultad de Filología de la
UCM. Entre 2004 y 2011 dirigió el Departamento de Educación y Cultura
de la Presidencia del Gobierno de España. Es patrona de la Fundación María
Zambrano. Destacan entre sus novelas: El tiempo de las lluvias, El jardín de las
favoritas olvidadas o La canción de Ruth; y los libros de poemas (con traduccio-
nes al inglés, francés, bengalí, ruso, chino, hebreo o esloveno) Tres cuadernos de
bitácora, Celebración de la espera, El día, los días, La orilla de las mujeres fértiles,…
Es también autora de obras de teatro y ensayo.
http://www.dospassos.es/marife-santiago-bolanos/

Marta Sanz (Madrid, 1967)


Es escritora. Doctora en Literatura Contemporánea por la Universidad Complu-
tense de Madrid, su tesis trató sobre La poesía española durante la transición (1975-
1986). Ha recibido importantes premios, como el Premio Herralde de novela
(2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos.
Es crítica literaria y articulista en distintos medios (El País, Público, El Mundo,
Cadena Ser…). Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de
Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar. Aparte de su obra como nove-
lista, también escribe cuentos, poesía, ensayos, artículos de viajes y de opinión. Su
último libro publicado en la editorial Anagrama se titula pequeñas mujeres rojas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Marta_Sanz

Blanca Sarasua (Bilbao, 1939)


Ha recibido los premios Ernestina de Champourcin 1990, de la Diputación
Foral de Álava, Raimundo Ramírez de Antón de Terrassa, Sarmiento y F.J.
Martín Abril del BBVA de Valladolid y el Premio Internacional de Poesía San
Juan de la Cruz, por su libro Música de aldaba (Rialp, Madrid, 2008). Entre sus
libros: Cuando las horas son fuego (1984), El cerco de los pájaros (1986), Ático para
dos (1989), ¿Quién ha visto un ambleo? (1994), La mirada del maniquí (2000),
Coyunda recia (2005), Música de aldaba (2008), Baciyelmo (2013), Adagio para
un silencio (2016) y Stop (2019).

Jaime Siles (Valencia, 1951)


Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca. Fue director
del Instituto Español de Cultura en Viena y Agregado Cultural en la Emba-
jada de España en Austria. Actualmente es Catedrático de Filología Latina
en la Universidad de Valencia. Entre otros muchos cargos, ha sido presidente

307
de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (2008-2016). De sus múltiples
premios y distinciones: en 1973 obtuvo el Premio Ocnos; en 1983, el Pre-
mio de la Crítica de País Valenciano y el Premio de la Crítica Nacional; en
1989, el Premio Internacional Loewe; y, en 1998, el I Premio Internacional
Generación del 27 y en 2019 con el Premio UNESCO. Es autor de 47 libros
de poemas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Siles

Alejandro Simón Partal (Estepona, 1983)


Es doctor en Filología Hispánica y profesor universitario. Con su anterior tí-
tulo, La fuerza viva (Pre-Textos, 2017), obtuvo el Premio Internacional de
Poesía Arcipreste de Hita, y con Una buena hora (Visor, 2019), su quinto libro
de poemas, el Hermanos Argensola. Es autor de la obra dramática Resistencia y
Sumisión (2019), estrenada en el Teatro Echegaray de Málaga.
https://secretolivo.com/index.php/2020/01/30/alejandro-simon-partal-escri-
bir-poemas-suele-ser-un-pataleo-para-pedir-amor/

Jenaro Talens (Tarifa, 1946)


Catedrático emérito de Literatura Comparada y Estudios Europeos de la Uni-
versidad de Ginebra y de Comunicación Audiovisual en la de València. Estudi
General. Poeta, ensayista y traductor de autores clásicos y contemporáneos
como Petrarca, Shakespeare, Goethe, Hölderlin, Trakl, Pound o Beckett, entre
otros muchos, ha publicado una treintena de volúmenes de Teoría del discurso
y de Teoría e Historia del Cine y es autor de más de veinte libros de poesía
traducidos a más de una docena de idiomas. Dirige la colección Signo e imagen,
de Ediciones Cátedra y la revista cuatrilingüe EU-topías. A Journal on Intercul-
turality, Communication and European Studies.
http://eu-topias.org/author/jenarotalenscarmona/

José Teruel (Melilla, 1959)


Profesor honorario de Literatura española en la Universidad Autónoma de
Madrid con acreditación a Catedrático desde 2015. Ha sido Visiting Professor
en Duke University, en la Escuela Española de Middlebury College y en
la Università Ca’ Foscari Venezia. Ha publicado los libros de poesía, Como
jamás cuerpo de amado (1992) y La soledad de los nombres (2000). Entre sus
publicaciones detacan la monografía Los años norteamericanos de Luis Cernuda,
la edición anotada de las Obras completas de Carmen Martín Gaite en siete
tomos y de las Antologías de 1932 y 1934 de Gerardo Diego. Dirige actual-
mente el proyecto I+D, Epistolarios inéditos en la cultura española desde 1936.
http://www.joseteruel.es/

308
Raúl Vacas (Salamanca, 1971)
Licenciado en Ciencias de la Información y Diplomado en Educación Social.
Obtuvo los premios de Letras Jóvenes de Castilla y León en los años 1996,
1997 y 1998 con las obras Confieso que he fumado, El calor de los labios a solas
y El imán de la muerte, y el Premio de la Academia Castellano-Leonesa de la
Poesía con el libro Proceso de amor. Ha publicado los libros Corte y Confección,
Al fondo a la derecha, Consumir preferentemente, Esto y ESO, Niños raros, Señal,
Abecé diario, Días como todos, Salamanca y te miro, Uno solo y La vaca flaca.
http://raulvacaspolo.blogspot.com/
https://www.facebook.com/raul.vacaspolo

Julieta Valero (Madrid, 1971)


Poeta, escritora y gestora cultural, es autora de los poemarios Altar de los días
parados (2003), Los Heridos Graves (2005, IV Premio De Poesía Radio Joven
de RNE-R3), Autoría (2010, XXII Premio de Poesía Cáceres Patrimonio de la
Humanidad y Premio Ausiás March 2010), Que concierne (2015), elegido como
uno de los tres mejores poemarios del año por El cultural y ABC.es y Los tres
primeros años (2019, seleccionado como uno de los mejores libros de poemas del
año por El Mundo). Dirige la Fundación Centro de Poesía José Hierro (Comu-
nidad de Madrid-Ayuntamiento de Getafe).
https://es.wikipedia.org/wiki/Julieta_Valero)

Álvaro Valverde (Plasencia, 1959)


Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Las aguas detenidas, Una oculta
razón (Premio Loewe), A debida distancia, Plasencias, Ensayando círculos, Mecáni-
ca terrestre, Desde fuera, Más allá, Tánger y El cuarto del siroco (Premio «Meléndez
Valdés» al mejor libro publicado en 2017 y 2018), los cinco últimos en la co-
lección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets. Es autor de dos novelas (Las mu-
rallas del mundo y Alguien que no existe), un libro de artículos (El lector invisible),
uno de viajes (Lejos de aquí) y otro de diarios (Porque olvido. Diario 2005-2019).
http://mayora.blogspot.com.es/

Emilio Varela Froján (Donostia, 1965)


Es arquitecto. Doctor por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Tie-
ne publicados numerosos artículos en revistas y prensa especializadas sobre
pensamiento, poesía y creación, y ha participado como ponente en varios con-
gresos internacionales sobre arte y arquitectura. Su obra responde a un mono-
lítico proyecto constructivo que, bajo el título La máscara y el canto, además
de agrupar las pinturas y los dibujos del artista y de referirse al conjunto de
sus trabajos de Filosofía del Arte y Estética, recoge, junto a Las fuentes de arena
(Premio Iparragirre 2002; Bermingham, 2003), toda su poesía.

309
Lola Velasco (Madrid, 1961)
Ha publicado los libros de poemas La frente de una mujer oblicua (1986), La cometa
o las manos sobre el papel (1992), El movimiento de las flores (2003) y El sueño de las
piedras (2007). Además, es autora de la novela La ondina del Manzanares (1990).
Sus poemas están recogidos en diversas antologías de poesía española. También
ha publicado crítica literaria y artículos en diversos medios, y el poemario Un
aguijón de luz, una trilogía compuesta por sus dos últimos libros de poemas pu-
blicados y El aliento del cazador, hasta ahora inédito, como libro aparte.

Mónica Velasco (Salamanca, 1979)


Es poeta y profesora de Lengua Castellana y literatura en Enseñanza Secunda-
ria y Bachillerato. Ha publicado poesía, artículos y reseñas en distintas revis-
tas literarias, antologías y libros conjuntos. Tiene publicados los poemarios
Llumantia ilíquida (2019), TRAZOS. En torno a Anglada Camarasa, poemario
conjunto con el poeta Antonio Colinas (2018), así como los cuentos infantiles
Las horas y Pico, Brillo y el anillo. Es colaboradora en la revista literaria Aca-
landa Magazine.
https://editorialamarante.es/autores/monica-velasco

Unai Velasco (Barcelona, 1986)


Licenciado en Humanidades y Máster en Estudios Comparados de Literatura,
Arte y Pensamiento. Ha publicado el poemario En este lugar (2012) y en 2013
fue ganador del Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández con este
libro. Sus poemas han sido recogidos en varias revistas , así como en las antolo-
gías de joven poesía española Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia,
2011) Serial (2014) o Réquiem por Lolita (2014). Ha traducido al poeta neoyor-
kino David Fishkind para la antología de joven poesía norteamericana Vomit
(2013). Colabora con sus textos críticos en revistas culturales como Quimera,
Hermano Cerdo, Nayagua, El Cultural o Qué Leer.
https://barcelona.lecool.com/inspirations/suenos-y-secretos-de-unai- velasco/

Ana Vidal Egea (Murcia, 1984) 


Doctora en Literatura Comparada y Licenciada en Periodismo (Universidad
Complutense-Helsinki University). Vive en Nueva York desde el 2013 y co-
labora con El País Semanal.  Ha publicado tres libros de poesía: Todo este espa-
cio (PUZ, 2019), Dolores – Manhattan (2016), y Cuaderno de Asia (2016).  Es
también autora de dos novelas, Noches Árticas (2010) y La oscura boca del mundo
(2018) con la que ganó el Premio Alejandría de narrativa, y de un libro de
relatos La otra Vida, 18 relatos de amor y miedo  (Traspiés, 2009). 
www.anavidalegea.com

310
Montserrat Villar González (Cortegada de Baños, Ourense, 1969)
Licenciada en Filología Hispánica y Portuguesa, Máster en ELE) y trabajo
como profesora ELE y redacto mi tesis doctoral. Entre sus obras: Tríptico de
mármol, Ternura incandescente, Tierra con nosotros, Desde la otra orilla, Bitácora de
ausencias, Aprehenderse, De mãos dadas, Vida Incompleta, Sumergir el sueño / Sulagar
o soño... Ha realizado también varias traducciónes y obtenido entre otros el
Premio Sarmiento de poesía, 2015 y Salmantina de la cultura 2011 (Otorgado
por la Asociación Cultural Tierno Galván).
https://es.wikipedia.org/wiki/Montserrat_Villar_González

Ida Vitale (Montevideo, Uruguay, 1923)


Poeta, ensayista, crítica literaria, traductora, Ida Vitale es autora de una exten-
sa obra con la que ha ganado prestigiosos premios literarios como el Premio
Cervantes, 2018; IX Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo,
junto a Ramón Xirau, en el 2009; Premio Internacional Alfonso Reyes, en el
2014; XXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en el 2015; Pre-
mio Internacional de Poesía Federico García Lorca, en el 2016; Premio Max
Jacob, en el 2017 y Premio FIL de la Literatura en Lenguas Romances, en el
2018. Entre sus últimos libros de poemas: Trema, 2005; Mella y criba, 2010;
Mínimas de aguanieve, 2016. Poesía reunida, 2017.
https://es.wikipedia.org/wiki/Ida_Vitale

Minke Wang Tang (Wenzhou, Zhejiang, China, 1978)


Llegó a España a los 10 años, pasó su juventud en Valladolid y Madrid. En
2015 publica el libro mòh. Forma parte de los laboratorios de creación drama-
túrgica En Blanco en la Sala Cuarta Pared, del taller Los Encargos del Teatro del
Astillero, del IV Laboratorio de Escritura Teatral de la Fundación SGAE, y del
programa Escritos en la Escena del Centro Dramático Nacional y estrena su
obra Un idioma propio en el Teatro María Guerrero (2018). Como actor de cine
ha interpretado La vida sublime y Cábala Caníbal, exhibidas en los festivales
de Locarno y Rotterdam. Ha sido artista residente en Théâtre de la Ville-París
durante el festival Chantiers d’Europe 2019.

Leticia Ybarra (Madrid, 1991)


Trabaja en La Casa Encendida como responsable del departamento de Litera-
tura y Pensamiento. Es comisaria del festival de arte y pensamiento Gelatina y
recientemente ha comisariado el ciclo «Atravesar el bosque encantado».

José María Zonta (Costa Rica, 1961)


Ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos: el Premio de Poesía Ciudad
de Irún con Casarsa; el Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la

311
Cruz, con El Libro de la Decadencia. Recibió la Mención honorífica en el Premio
Pablo Neruda, con su libro La gramática de Anna O.; el XXIV Premio Interna-
cional de Poesía Antonio Oliver Belmás, con La casa de la condescendencia y el
12º Premio Literario Luis García Berlanga, con su ensayo «Zapatos descalzos».
Además ha recibido en Costa Rica el Premio Nacional en dos ocasiones, por sus
libros Tres noviembres y Lobos en la brisa. Recibió el Premio Italia, al conjunto de
su obra, concedido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia.
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Instagram jmzonta

...

Amalia Iglesias Serna (Menaza, Aguilar de Campoo, Palencia, 1962)


Escritora. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto, ha
dedicado las tres últimas décadas al periodismo escrito y la gestión cultural.
Entre sus libros de poemas destacan: Un lugar para el fuego (Rialp, 1985, pre-
mio Adonais en 1984); Memorial de Amauta (Endymion, 1988, premio Alonso
de Ercilla del Gobierno Vasco en 1987); Dados y dudas (Pre-Textos, 1996,
accésit del premio Jaime Gil de Biedma en 1995); Lázaro se sacude las ortigas
(Abada, 2005, premio Villa de Madrid, 2005); Tótem espantapájaros (Abada,
2016) y La sed del río (Reino de Cordelia, 2016, premio Ciudad de Salamanca).
En los próximos meses publicará Leer da tiempo, libro de poemas que realizó
gracias a la Beca a la Creación de la Fundación de la Junta de Castilla y León
2019. Actualmente colabora con Revista de Occidente y publica una columna
semanal en El Norte de Castilla.

312
El Servicio de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca
agradece sinceramente a todos los autores su participación y colaboración
desinteresada en la elaboración de este libro.
© de esta edición: Universidad de Salamanca
© de la selección y prólogo: Amalia Iglesias Serna
© de los textos y poemas: sus autores
© de las imágenes: sus autores y propietarios

1ª edición: octubre 2020


Depósito Legal: S 274-2020
Edición no venal

Edición a cargo de
Amalia Iglesias Serna

Producción y coordinación
Servicio de Actividades Culturales. Universidad de Salamanca

Diseño y maquetación
Egido Pablos. Comunicación gráfica

Impresión y encuadernación
Gráficas Eujoa

Servicio de Actividades Culturales


Universidad de Salamanca
Hospedería Fonseca
C/ Fonseca, 2
37002 Salamanca
sac.usal.es

Hecho en la Unión Europea / Made in European Union


Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro
puede reproducirse ni transmitirse sin permiso por escrito
de la Universidad de Salamanca.

«¿Y para qué poetas en tiempos de penuria?», se pregun-
taba Hölderlin; y más de dos siglos después nos plantea-
mos una nueva pregunta: «¿para qué poetas en tiempos
de pandemia?» ¿es posible escribir poesía en medio de
esta incertidumbre? ¿Qué nos dicen los poetas en esta si-
tuación «indecible»? la respuesta, o más bien respuestas,
están en el interior de este libro, en los poemas que nos
enviaron, a petición nuestra, estos 159 destacados poe-
tas de diferentes edades, estilos, y procedencias geográ-
ficas. necesitamos más que nunca las palabras de rezar y
las palabras de cantar o de gritar; los verbos de recordar
y los adjetivos de la memoria. necesitamos poemas que
hagan germinar de nuevo las semillas que conjugan los
sueños del futuro y nos sirvan de escudo y catarsis para
el presente; palabras que vuelvan a habitar este silencio
estremecedor; respirar los poemas, que los poemas sean
ese aliento, como si todos los habitantes del planeta estu-
viéramos «conteniendo la respiración para coger después
el aire con más fuerza». versos como linternas encendidas
en medio de la oscuridad.

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