Fitomedicina Plantas Medicinales
Fitomedicina Plantas Medicinales
Fitomedicina Plantas Medicinales
El hombre ha usado de las plantas medicinales desde el inicio de su historia en la tierra. En primer
momento, a través de la observación del comportamiento de los animales y, en segunda instancia, por
medio del desarrollo de su intuición primaria, favorecida por el ensayo-error. Ello le sirvó para
reconocer las diferentes plantas y así, por medio del error y el acierto, llegó a saber cuáles le servían
como alimento, cuáles como medicina, e incluso tener especial cuidado con aquellas que eran
potencialmente tóxicas o alucinógenas, “plantas de poder” relacionadas con los ritos de iniciación y de
búsqueda del “conocimiento”.
Las plantas medicinales han alternado durante el curso de su historia épocas de esplendor y épocas de
oscurantismo. Hubo una medicina herbolaria muy desarrollada por los chinos, egipcios, griegos, hindúes
y árabes, tomada como base para la realización de obras fundamentales del conocimiento medicinal,
tales como el Ayurveda, el libro del Emperador Amarillo, el papiro de Ébers, las obras de Hipócrates,
Dioscórides, Plinio, Galeno, Avicena, entre otros.
Sin embargo, en Europa, y en especial durante la Edad Media el empleo de las plantas medicinales sufre
un proceso de estancamiento merced a la intemperancia de la Santa Inquisición que en su famosa "caza
de brujas" mandó quemar en la hoguera a cientos de hombres y mujeres (curanderos de la época) que
realizaban "conjuros con los poderes demoníacos" durante sus actos terapéuticos; y que diezmó gran
parte del conocimiento popular sobre hierbas que existía por entonces. El hecho de que fueran utilizadas
ceremonialmente algunas plantas tóxicas o alucinógenas como la mandrágora por brujos y hechiceras,
originó el descrédito y condena hacia este tipo de prácticas.
Únicamente en los monasterios se centró el arte de curar, y todo aquel que no fuera de su órbita, o
practicase la curación usando plantas medicinales, invocando espíritus u oraciones sacrílegas, era
castigado con la muerte.
Quienes ostentaban el saber y conocimiento de las plantas medicinales eran los clérigos, gracias al
importante trabajo de monjes y sacerdotes que tradujeron del griego y del latín las primitivas obras sobre
el empleo medicinal de las hierbas. Eran famosos sus huertos y cultivaban tanto especies comestibles
como medicinales, y sus preparados en forma de vinos medicinales, tradición que aún hoy se conserva
(licor monacal y benedictino).
En Europa, el arte de curar cobró un nuevo impulso por parte de los alquimistas, entre los que descolló
la figura de Paracelso y su famoso tratado. En Italia se formaron importantes escuelas médicas, como
por ejemplo la de Salerno.
Durante la conquista de América los sacerdotes y frailes que se trasladaron al Nuevo mundo llevaron sus
conocimientos médicos, los cuales se vieron enormemente enriquecidos por el contacto con chamanes
indígenas que les trasmitieron su saber respecto del empleo de las plantas medicinales americanas.
Con el advenimiento de los conquistadores europeos, se constató de parte de las etnias que poblaban el
nuevo mundo, la existencia de una medicina práctica, bien desarrollada y efectiva.
Los conquistadores españoles hallaron tres grandes civilizaciones en el Nuevo Continente: Azteca,
Maya e Inca, diferentes entre sí tanto por sus orígenes étnicos como por su desarrollo, pero con algo en
común, una tradición cultural en el conocimiento y uso de las plantas medicinales y las “plantas de
poder”.
Entre los aportes legados por la civilización Maya encontramos un manuscrito titulado Libellus de
Medicinalibus Indorum Herbis escrito en 1552 por el médico indígena Martín de La Cruz, en lenguaje
náhuatl, traducido luego al latín por el nativo Juan Badiano, bajo el nombre de Codice Badiano. Allí se
describen unas 250 plantas curativas, con 182 ilustraciones.
En el año 1565 el médico sevillano Nicolás Monardes, publicó su Historia de las Cosas que se traen de
nuestras Indias Occidentales, en tres volúmenes, dando a conocer los productos de América que sirven a
la medicina. Menciona entre ellos, el guayaco (específico para la sífilis), zarzaparrilla, copal, coca, palo
santo, jalapa, caña fístola, sasafrás, tabaco, etc.
Entre 1571 y 1577 el Rey Felipe II envió al doctor Francisco Hernández a la Nueva España (México),
al frente de la primera expedición científica con el propósito de recoger información y muestras de la
flora medicinal,. Francisco de Hernández hizo, una amplia colección de especies medicinales de la cual
quedan solo unos pocos tomos en España. Estos trabajos fueron publicados, después de la muerte de
Hernández, bajo el nombre de Tesoro de las Cosas Medicinales de Nueva España, donde se describen
más de 4 mil especies. Es un inventario de las riquezas naturales recogidas a lo largo y ancho de
Iberoamérica, que nos muestra el interés de este primer naturalista y protomédico de Indias por
desentrañar los secretos indígenas.
Fray Bernardino de Sahagún redactó su Historia General de las Cosas de Nueva España, con
capítulos específicos sobre enfermedades y plantas curativas, tomadas de informaciones y dibujos
hechos por nativos, tanto en náhuatl como en castellano. Esta redacción pasó a formar parte del Codice
Florentino de Sahagún, donde expone técnicas simples de elaboración de formas farmacéuticas.
El fraile Agustín Farfán, en 1579, publica su Tratado de Medicina Breve, editado en México y
Ecuador. Allí describe si la planta es hierba o árbol, el momento de su debida recolección, los
tratamientos a ser aplicados y lo temperamentos individuales a los que cada droga cruda favorece.
El jesuita Gregorio López residente en el Hospital de Huaxtepec, entre 1580 y 1589, escribió de puño y
letra su Tesoro de Medicinas, el cual fue localizado en el Archivo Secreto del Vaticano. Es un
formulario-recetario de medicamentos autóctonos con más de 300 descripciones, clasificados por orden
anatómico, de cabeza a pies.
Otra obra de López es el Libro de Medicinas de indias, donde confirma la existencia de un extenso
inventario de drogas autóctonas utilizadas en preparaciones galénicas sencillas.
Con respecto a la terapéutica de los Mayas, podemos anotar que contenía elementos prácticos de
manejo, siembra y recolección tanto de de plantas alimenticias como medicinales, aunada a un
misticismo mágico-religioso. Los mayas aplicaron la Doctrina de los Números en terapéutica, tal como
hicieron en Europa pitagóricos y paracelsistas (integración de cábala, astrología y religión) en los siglos
XVII y XVIII. Redactaron libros ilustrados conocidos como Códices; el más antiguo es el Codex
Dresdensis, que data del siglo X. Algunas secciones de los libros de los Chillam Balam estaban
dedicadas a al uso práctico de preparaciones medicamentosas hechas de plantas.
En América del Sur los cronistas fueron escasos. Los mayores aportes, se limitan a los trabajos de
Garcilaso de la Vega y algunos cronistas misioneros.
La civilización incaica superaba a la azteca en el dominio de las técnicas y la organización social, pero
los incas desconocieron toda representación pictográfica. La medicina incaica se dividía en dos tipos: la
mágico-religiosa, administrada por el sacerdote del templo de los dioses y la empírica, radicada en el
curandero, hombre de las medicinas.
Los médicos que recolectaban raíces y órganos vegetales fueron conocidos como hampi karnayok, pues
realizaban su labor entonando cantos y plegarias. Aplicaban la Teoría de las Signaturas: “Cada planta
se asemeja a la parte del cuerpo humano sobre la que parece actuar, o a la causa de la dolencia”.
Igualmente, aplicaban la Teoría de las Afinidades, según la influencia cósmica entre plantas e
individuos.
Gran parte de esta información está recogida en Primera nueva Crónica y buen Gobierno de Felipe
Poma de Ayala (1613). Una información que data de alrededor de 1557, de fuentes arquelógicas y
etnomedicina, aparecida en Las Relaciones Geográficas de indias, estudiada detalladamente por el
cronista de Indias, A. Milán y reproducida en 1616 por el Dr. Iván Sorapán en su obra Medicina
Española, describe las plantas curativas y los medicamentos preparados con ellas y entrega más de 500
referencias, mencionando, entre otras, la coca, jalapa, quina, ipeca, bálsamos de Perú y Tolú,
sangredrago, zarzaparrilla, papa, tabaco, etc.
Fray Martín de Porres, en el siglo XVI, en el Convento de Santo Domingo de Lima, sembró en un
huerto muchas plantas medicinales, a partir de las cuales se preparaban medicamentos en la botica de
Mateo Velasco, en las cercanías.
La primera edición de la obra del boticario madrileño Luis de Oviedo, titulada Methodo de la colección
y reposición de las medicinas simples, se hizo en 1581, ampliada con posteriores reediciones para incluir
nuevos compuestos. Contiene plantas y productos llevados de América y justifica su empleo; dice cómo
deben recolectarse los simples y conservarse. Explica las operaciones de trituración, desecación,
decocción, etc., apoyándose en su propia experiencia. En esta obra, cuando Oviedo se refiere a los
simples medicinales de nuestras tierras, los cataloga al lado de los empleados en ese momento en el
Renacimiento, esto es, los utilizados por el mundo helénico (Grecia y Roma) ampliados por la
aportación árabe, enriquecidos con los fármacos traídos del Oriente (India y China).
En el siglo XVIII, apareció la Ciencia Botánica en la Nueva Granada con la llamada Expedición
Botánica bajo la dirección de José Celestino Mutis, en donde aparecen recopilaciones amplias de flora
natural de la Nueva Granada, en algunos casos con énfasis en plantas medicinales como la quina, la
zarzaparrilla y la ipecacuana, con una visión limitada a la botánica. Mutis, fue uno de los grandes
estudiosos de la flora medicinal, el hallazgo de la quina fue uno de los más grandes logros para la
medicina de la época moderna.
En 1777 fue enviada al Perú una Expedición Botánica compuesta por los botánicos españoles Hipólito
Ruiz y José Pavón y el médico y botánico francés Joseph Dombey, quienes se internaron desde
Huánuco hasta el nacimiento del río Huallaga uno de los importantes afluentes del Marañón. En esta
zona realizaron una notable exploración botánica encontrando varias especies de quina (Cinchona sp.),
que explotaban los indígenas y tratantes; también hallaron campos de coca (Erytrhoxylum coca) y
describieron varias plantas utilizadas por los indígenas como medicinas. Entre ellas la yerba de San
Martín (Sauvagesia ciliata) útil "para los molimientos y efectos de pecho", el achiote (Bixa orellana),
"cuyas semillas eran reputadas como excelentes diuréticos", el aitacupi (Tafalla glauca), resina que se
utilizaba para "aliviar los dolores de la jaqueca, aplicándola en parches a las sienes", el matapalo (Clusia
rosea) resina para las "relaxaciones o quebradras". Ruiz hizo la primera descripción científica de la coca
y en su diario hizo anotaciones sobre su cultivo, recolección y los usos ceremoniales y medicinales.
El botánico español Juan Tafalla discípulo y continuador de la Expedición Botánica del Perú, realizó
entre los años 1793 y 1796, nuevas entradas desde Huánuco hasta los pueblos situados en las cabeceras
del Huallaga, haciendo importantes estudios de la flora regional, y las quinas americanas, y lograron
encontrar 32 especies, que describieron según el sistema de Linneo; y acompañaron de excelentes
láminas y de la recolección de herbarios. Todos estos trabajos fueron parcialmente publicados en
Madrid, en los tres tomos de la Flora Peruviana et Chilensis que se editaron entre 1797 y 1802.
En las expediciones del siglo XVIII, no podemos pasar por alto el viaje de Alexander Humboldt y su
compañero el botánico Aimée Bonpland a la zona de confluencia de las cuencas del Orinoco y el
Amazonas en el año 1800. Recorrieron los ríos Orinoco, Apure, Atabapo y Negro; a su retorno, hicieron
observaciones geográficas y de historia natural; igualmente describieron las costumbres de los pueblos
indígenas. Les llamó la atención el extensivo uso de sustancias colorantes destacando las semillas del
onoto (Bixa orellana) y especialmente las hojas de chica o craviri, una planta de la familia de las
Bignoniaceas que Bonpland describió con el nombre de Bignonia chica.
En la navegación por el río Negro presenciaron la curación de una mordedura de culebra con la raíz de
mato (Cerbera thevetia); encontraron abundantes lianas de mavacure empleadas para la fabricación del
curare y tomaron nota de las incursiones que los indígenas hacían hacia el río Cababuri para cosechar
zarzaparrilla (Smilax zarzaparrilla) y recoger los granos aromáticos del laurel puchery (Laurus
pichurim).
Humboldt dedicó un largo capítulo de su diario a la descripción de la preparación del curare a partir de
la liana de mavacure. Esta es una de las descripciones más comprensibles sobre la preparación y uso de
esta sustancia tan importante en la vida de los indígenas del Amazonas y el Orinoco.
Sin embargo, la materia médica en las facultades de medicina de la época, mostraba gran influencia de
la farmacopea europea y menospreciaba el uso popular, tradicional o indígena de las plantas. A finales
del siglo XIX, con el nacimiento de la química moderna y de la farmacognosia, se realizan los primeros
estudios fitoquímicos de las plantas traídas del viejo mundo.
En la misma época aparecen los primeros naturalistas con una nueva visión social. Richard Spruce,
encargado por una compañía inglesa para recolectar cáscara de quina, visitó la Amazonía, y encontró
una cantidad sorprendente de plantas rituales y alucinógenas. Fue el primero en destacar la existencia de
un universo de conocimientos en la Amazonía que hasta entonces se ignoraban, y realizó trabajos muy
importantes para taxonomía y la farmacognosía, pero que desconocían el contexto indígena con el que
fueron recopiladas las plantas.
Influenciada por las teorías científicas europeas de la época, la Farmacopea de la Colonia se dirige más
a la preparación de fórmulas magistrales y empleo de sales y otros productos minerales, restándole
importancia a las plantas medicinales que antes habían sido tomadas como remedios eficaces. Poco a
poco la medicina toma el rumbo de la bioquímica, la farmacología y los medicamentos de síntesis,
abandonando definitivamente las plantas.
El panorama de las plantas medicinales en los inicios del siglo XX aparece bastante sombrío. Fueron
excepciones a esta tendencia los trabajos del Dr. Emilio Robledo en la Universidad Nacional de
Colombia, quien publicó, en 1.924, el primer texto de Botánica Medicinal para una facultad de
medicina.
En 1.948, el profesor Hernando García Barriga mantuvo durante poco tiempo la cátedra de Botánica
Medica en la Pontificia Universidad Católica Javeriana de Colombia, pero su valioso esfuerzo no fue
tomado en cuenta y por más de cuarenta (40) años se abandona por completo en las facultades de
medicina el estudio de la flora medicinal. Sin embargo, por otro lado comienza el auge de la
Homeopatía como ciencia médica eficaz en Europa.
Muchos de los científicos que viajaban al Viejo Mundo se entusiasmaron con esta novedosa disciplina
terapéutica y se veían motivados a estudiar las plantas para la preparación de diluciones y gotas
homeopáticas. Fueron ellos, paradójicamente, quienes mantuvieron vivo el estudio de las plantas
medicinales.
En 1.975, el Dr. Hernando García Barriga publicó la Flora Medicinal de Colombia en tres (3)
volúmenes. Se trata de una extraordinaria recopilación médica desde el punto de vista botánico, siendo
hoy una obra muy apreciada en la literatura científica moderna.
Desde un punto de vista más general se conocen obras de algunos hombres de ciencia y naturalistas que
han contribuido a recoger información popular y científica, publicando libros a manera de manuales de
medicina popular y botánica como las obras de Américo Albornoz, Julio César Baudi, Lisandro
Vásquez, Rafael García, Eugenio Arias Alzate, Fermín Romero, Angél Areiza, que han logrado
mantener vivo el interés popular por el uso de las plantas medicinales.
El Dr. Albornoz continúa su labor de investigación en el Instituto Farmacoterápico Latino, donde está a
cargo de la División de Fitoterapia y Productos Naturales. El Departamento de Farmacognosia de la
Facultad de Farmacia, continúa trabajando con mucho interés y actualmente desarrolla algunas
investigaciones con la ayuda del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC); el interés
se ha centrado en el estudio químico de la familia Annonaceae.
Actualmente, uno de los centros interesados en estudiar las propiedades de la vegetación venezolana, es
el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, quien desde hace aproximadamente cinco anos,
inicio una linea de investigación, liderada por el Dr. Fabián Michelangeli, jefe del laboratorio de
Fisiología Gastrointestinal, que apunta a la extracción de productos naturales de plantas reportadas como
medicinales y a la determinación de actividad biológica de los extractos obtenidos.
El propósito de esta investigación, más que identificar las propiedades curativas, lo que busca es
demostrar que la efectividad de los extractos obtenidos, tienen asidero científico. Adicionalmente,
estudian los mecanismos de acción, se buscan los principios activos y se evalúa el nivel de toxicidad,
pues éste puede marcar el límite entre los efectos perjudiciales y los benéficos para el hombre. Nada más
alejado de la realidad que aquello de que “si es natural es bueno”.
En Venezuela existen entre 20 y 25 mil especies de plantas diferentes, de las cuales 1500 son usadas en
la medicina tradicional. Los investigadores del proyecto, hasta la fecha, han podido examinar 600
especies de plantas; de esta muestra 40 están siendo sometidas a estudios intensivos actualmente.
Aunque el proceso de estudio es largo, se han arrojado resultados favorables, pues “se han determinado
plantas con alcaloides y flavonoides altamente eficaces como analgésicos y antivirales. Incluso se está
investigando una especie que pudiera llegar a ser tan efectiva como la morfina, sin embargo no es
posible dar conclusiones precisas, pues aún se encuentra en fase experimental.
Los científicos consideran que investigaciones como esta llevarán al descubrimiento de nuevas
medicinas para la población y para la humanidad, convirtiéndose en inmensas fuentes de riqueza. Por
otra parte, tendrán un impacto en el conocimiento de nuestra diversidad biológica, de los modos de uso
sostenible y la conservación de los bosques tropicales; así como también, permitirá la conservación del
conocimiento ancestral que los pobladores indígenas y locales, aún poseen de sus ecosistemas.
Medicina Moderna
Conocida como Convencional o Alopática, es la llamada “científica” o “académica”, está respaldada por
los ministerios de salud del mundo entero. Es un sistema preciso de conocimiento, investigación y
aplicación terapéutica, basada en el empirismo y en la metodología clásica de la ciencia moderna; poco a
poco se ha ido difundiendo por el planeta como el sistema médico más eficaz para combatir el gran
problema de la enfermedad. La medicina moderna es la más conocida: el servicio médico basado en el
diagnóstico clínico, las historias clínicas y las prueba de laboratorio; el sistema terapéutico basado en
medicamentos de síntesis química, la cirugía, la radioterapia, y otros. Incorpora todas las innovaciones
tecnológicas modernas.
Medicina Tradicional
Ha sido definida como “la suma de todos los conocimientos teóricos y prácticos -explicables o no-
utilizados para el diagnóstico, prevención y supresión de trastornos físicos, mentales o sociales, basados
exclusivamente en la experiencia y la observación, y transmitidos verbalmente o por escrito, de una
generación a otra”.
La medicina tradicional incluye todos los conocimientos médicos ancestrales de los pueblos antiguos y
de las culturas indígenas.
Varias características permiten diferenciarla de las otras medicinas:
Tiene un largo proceso histórico de conocimientos empíricos y metodológicos.
Tiene arraigo antropológico y cultural de Tradición por transmisión oral.
Es administrada por una cabeza: un curandero, chamán o sabedor.
Dentro medicina tradicional se clasifican la medicina de los indígenas, el Shamanismo, la Medicina
Tradicional China, Acupuntura, la medicina Ayurvédica de la India y la medicina animista del África,
entre otras.
Esto nos da a entender que el acervo de conocimientos y prácticas generadas en el seno de las
comunidades y transmitidos generacionalmente, no es un legado antiguo o reliquia inmutable, sino que
está influida por los cambios que sufre la propia cultura popular. De hecho, la medicina académica o
convencional se ha valido de una gran cantidad de recursos y procedimientos procedentes de las
medicinas tradicionales para desarrollar el arsenal farmacéutico contemporáneo.
Por otra parte, la relación médico-paciente, la confianza resultante de la comunión cultural entre curador
(o curandero) y paciente, el consenso social y su influencia sobre el enfermo, y el conjunto de medidas
de orden alimenticio, psicosocial y laboral que acompañan el tratamiento del enfermo, son factores que
la medicina moderna convencional empieza a comprender y a rescatar de la medicina tradicional, en
donde siempre se ha ejercido.
Si se valora la medicina tradicional en sus diversas manifestaciones, se podrá constatar que lejos de ser
un obstáculo para el desarrollo integral de nuestros países, es el fundamento de toda política de salud a
nivel nacional.
Medicina Popular
El término medicina popular se refiere a un conjunto amorfo de conocimientos pseudo-médicos que el
pueblo adapta según la circunstancias del momento, por recomendaciones familiares o “testimonios” de
amigos o vecinos. Incluye los conceptos de la medicina casera, sujeta a tergiversaciones y errores
terapéuticos. Su transmisión es local y oral; no tiene una cabeza médica propiamente dicha. La medicina
popular no sólo generaliza la tradicional sino que populariza además la medicina moderna.
Las formas alternativas de terapia planten un enfoque holístico e integral de la salud, y se centran en el
bienestar del individuo como un todo, incluyendo la parte bioenergética, y la disposición mental y
emocional. Sus tratamientos buscan solucionar el origen y causa de la enfermedad y no simplemente
paliar sus síntomas o efectos.
A diferencia de los medicamentos modernos, muchas de las terapias llamadas alternativas se han estado
probando a lo largo de generaciones en sus múltiples aplicaciones, y se ha tomado nota cuidadosa de
cualquier efecto secundario que pudieran producir.
Es importante tener en cuenta por ejemplo que la acupuntura, medicina tradicional en el extremo oriente,
es una medicina alternativa en otros países. La homeopatía, que tuvo su origen en Alemania, tiene al
cabo de 150 años un arraigo tal, que ha empezado a considerarse una especialización de la medicina
moderna. La Aromaterapia es una de las medicinas alternativas o complementarias que goza en la
actualidad de más crédito como disciplina científica en los países occidentales.
Se puede considerar una visión integral más amplia, científica y moderna, inspirada en medicinas
alternativas y complementarias como la homeopatía, la acupuntura y la radiónica, respaldadas por
disciplinas modernas como la Bioenergética y la Física Cuántica y fundamentada en una nueva
concepción holística, e integral de la Naturaleza, el ser humano, su mente y espíritu, como elementos
claves y participantes del proceso de salud-enfermedad y su curación. En este campo se encuentran las
Medicinas Vibracionales o Bioenergéticas, la Psicotrónica, la Medicina Cuántica, la Radiónica, el Reiki,
la Naturoterapia, etc.
Enfrentamos una crisis de valores, no sólo de tipo cultural y moral, sino tecnológico y científico. Para el
correcto y funcional ejercicio de la Salud Asistencial se necesitan nuevos asistentes para la salud, nuevos
lenguajes, nuevos programas, nuevos sistemas y, también, una nueva ciencia. Por eso hay que plantear
un nuevo enfoque de la salud para una época de grandes cambios. Es importante volver a hablar sobre
las plantas medicinales, en una época en que la tecnología médica pareciera poder prescindir de ellas.
Para empezar, la capacitación de los médicos en las facultades de medicina modernas se inicia con las
ciencias básicas: física, química, biología, necesarias como introducción para dar capacidad a la
comprensión de nuevas materias. Continúa en el segundo semestre con anatomía, que enseña
fundamentalmente cómo es el cuerpo. En el tercer semestre, se enseña fisiología y bioquímica, que
explican cómo funciona el cuerpo. En el cuarto semestre, se enseña patología, microbiología y
parasitología, que permiten aprender cómo se enferma el cuerpo. A partir del quinto semestre, por medio
del estudio de diferentes especialidades, se buscan las formas de arreglar el cuerpo. En este proceso, la
farmacología y la cirugía son las dos grandes directrices. La farmacología mediante los medicamentos
de la síntesis química, y la cirugía mediante la intervención sobre el cuerpo humano.
Este esquema de la medicina moderna nos permite sacar una primera conclusión: la medicina actual es
especializada en donde los médicos se definen en disciplinas específicas para cada función u órgano, y
tiende a hacerse cada día más super-especializada. Es organista, porque el protagonista o modelo de
toda la educación médica es el cuerpo humano o sus distintos órganos, y es sintomática y paliativa,
porque la formación está dirigida a suprimir los síntomas que causan la alteración o dolencia, y con ello
pretende eliminar el malestar y arreglar el cuerpo.
La medicina moderna se impuso con fuerza en el panorama mundial hacia el año 1940, debido a la
aparición de los antibióticos. Este fue el primer gran impacto farmacológico a escala global.
La estrategia para enfrentar la enfermedad era instalar el sistema médico moderno organicista, paliativo
y especializado, en todos los países del mundo, poniendo en funcionamiento tecnologías y recursos
humanos y económicos. Para tal fin se creó, en 1948, la Organización Mundial de la Salud con todos
los miembros de las Naciones Unidas, con la finalidad de difundir, en todo el planeta, la medicina
moderna.
Tristemente, veinticinco años más tarde, se hizo una Evaluación y se encontró un aumento en la
morbilidad mundial. Cada día hay más enfermos y, por lo tanto, mayor necesidad de hospitales. La
proporción de enfermos con respecto a la población, aumenta aún hoy en día en forma geométrica. Si el
sistema médico hubiera funcionado, en vez de haber más hospitales, debería haber menos.
En los países del tercer mundo, la desnutrición era y sigue siendo la primera causa grave de los
problemas de salud, junto con las enfermedades infecciosas y parasitarias, la accidentalidad y la
violencia social.
En los países desarrollados, las enfermedades cerebrales y cardiovasculares debidas al "estrés", las
enfermedades no infecciosas debidas a la malnutrición por desbalances y excesos, el cáncer y la
accidentalidad por automotores, son los principales problemas de salud. Es claro que el panorama
mundial refleja un gran problema de enfermedad en todo el planeta. Junto con las guerras, la enfermedad
es uno de los grandes enemigos que la sociedad tiene que enfrentar.
¿Por qué un sistema médico tan eficaz, tan técnico y tan científico, que dispone de tantos recursos
humanos y de tanta inversión, permite un aumento de la morbilidad?. Por paradójico que suene la
cobertura disminuyó a pesar del aumento en los recursos humanos y económicos.
A raíz de esta evaluación, la OMS entendió que no podía seguir jugando a fortalecer el aparato médico
moderno, organista, paliativo y especializado. De ahí en adelante debía poner todos los recursos
económicos a disposición de los Programas de Atención Primaria.
En 1977, enfrentados al casi fracaso de la medicina moderna, los miembros de la OMS se reunieron en
Rusia, en donde redactaron la declaración de Alma Ata, que plantea un Programa de atención
primaria en salud basado en cuatro (4) postulados:
1. Inmunización
2. Control prenatal
3. Control de crecimiento y desarrollo infantil
4. Planificación familiar
En la declaración de Alma Ata, en 1977, la OMS propuso la frase clave: "Salud para todos en el año
2.000", pero entendió que este propósito no podría llevarse a cabo con los medios de la medicina
convencional, debido al fracaso de esta medicina en lograr la disminución de la morbilidad mundial y
debido a la falta de recursos para que todas las personas tuvieran acceso a ella. Así que propuso un
programa de Atención Primaria, involucrando a médicos tradicionales, hierbateros, comadronas, parteras
y sobanderos, que incluye la recuperación de sus métodos terapéuticos.
Para conseguir el objetivo "Salud para todos en el año 2.000" con la estrategia de la Atención
Primaria, la declaración de Alma Ata dice textualmente en el numeral III:
“La atención primaria de salud se basa, tanto en el plano local como en el de referencia y consulta de
casos, en personal de salud, con inclusión según proceda, de médicos, enfermeras, parteras, auxiliares y
trabajadores de la comunidad, así como de personas que practican la medicina tradicional, en la
medida en que se necesiten, con el adiestramiento debido en lo social y en lo técnico, para trabajar como
un equipo de salud y atender la necesidades de salud expresas en la comunidad".
Este programa ha sido, desde entonces, el encargado de recopilar toda la información mundial sobre el
tema de las plantas medicinales. Hasta el momento se ha recopilado veinte mil (20.000) plantas de las
cuales solo el quince por ciento (15%) ha sido investigado desde el punto de vista fitoquímico y
farmacológico.
En la siguiente reunión, realizada en Finlandia, en 1991, la OMS propuso un segundo programa: Inter-
salud. Esta vez dirigido a tratar de controlar las enfermedades no infecciosas: hipertensión,
enfermedades cardiovasculares, enfermedades degenerativas, artritis, enfermedades cerebrales y
enfermedades relacionadas con balances nutricionales (colesterol, azúcares, ácido úrico, triglicéridos).
Propusieron varios puntos para atacar estas enfermedades, no sólo para curarlas, sino para evitar que
ocurran:
1- En cuanto a la alimentación, una dieta balanceada, baja en harinas refinadas y en grasas saturadas;
rica en fibra y con presencia equilibrada de frutas y verduras frescas producidas orgánicamente y muy
poca proteína de origen animal.
2- La disminución en el consumo de sal. La OMS sugiere quitar el salero de la mesa. Debe dejarse
únicamente la sal que se le agrega a la comida en la cocina y deben eliminarse los alimentos que vienen
con sal, tales como los embutidos y enlatados. Igualmente, deben evitarse las golosinas.
3- La disminución en el consumo de alcohol. El exceso de licor produce enfermedades tales como
cirrosis, úlceras e hipertensión. Además, aumenta el índice accidentes. El setenta por ciento de los
accidentales automovilísticos suceden por conducir bajo el efecto del licor.
4- Señalan el tabaco como perjudicial, y dañino, hecho evidente y comprobado.
5-.Señalan el ejercicio como la única medicina para combatir, en sus comienzos, la hipertensión arterial
y la arteriosclerosis, por ejemplo.
6- Identifican el "estrés" como la gran enfermedad del siglo XX.
7- Aceptan que la contaminación se reconoce, cada día más, como la fuente de muchas enfermedades de
la vida moderna.
Este nuevo concepto de salud supone, un enfoque más integral, preventivo y comunitario. Nuevas
ciencias de la salud surgen para estudiar e impulsar el cambio: salud pública, salud ocupacional, salud
ambiental, salud comunitaria, epidemiología antropología médica y etnomedicina. Sin embargo, siguen
siendo consideradas materias de importancia secundaria en las facultades de medicina.
Es cierto que hay más hospitales y puestos de salud pero la gente recurre a los sistemas formales solo
para ciertos grupos de enfermedades.
Recientemente se publicó un estudio en los Estados Unidos e Inglaterra, en donde se estableció que
apenas el veinte por ciento (20%) de las personas recurría a los tratamientos alopáticos tradicionales,
mientras que el ochenta por ciento (80%) había preferido otros métodos no convencionales para atender
los problemas de salud.
No hay duda que se han salvado una gran cantidad de vidas. La expectativa de vida alcanzó los setenta y
cuatro años. Hace veinticinco años era de sesenta y ocho años. Pero, no cave la menor duda de que la
calidad de vida ha disminuido. Los seis años se ganaron a costa de grandes peripecias, constituyen un
panorama un poco desolador pues entre los ancianos se han incrementado el número de enfermedades
nerviosas y degenerativas como el mal de parkinson y la enfermedad de alhzeimer.
En 1991, el paludismo alcanzó su más alto nivel de morbilidad. El dengue vuelve a cobrar fuerzas en
Colombia y en Venezuela. La fiebre reumática aumentó 35% en los Estados Unidos durante los últimos
años, cuando se consideraba una enfermedad erradicada por el uso de la penicilina.
Surgió, entonces, un interés verdadero por recuperar las plantas medicinales y su conocimiento
tradicional. La OMS reconsideró a las plantas medicinales como un medio eficaz para lograr el
propósito de salud para todos en el año 2.000. Por primera vez, se introdujo el concepto de conservación
de las plantas medicinales. Curiosamente la iniciativa partió de la Organización Mundial de Salud
(OMS), no de entidades conservacionistas del medio ambiente.
Estas pautas son de gran importancia porque el objetivo básico que se plantea es definir los criterios
básicos para la evaluación de la calidad, la inocuidad y la eficacia de los medicamentos herbarios y con
ello ayudar a los organismos nacionales de reglamentación, las organizaciones científicas y los
fabricantes a evaluar la documentación y otros materiales informativos sobre estos productos.
Más allá de estas claras diferencias, tanto la Fitoterapia como la Fitomedicina no se erigen en dos
estamentos separados, sino que constituyen dos disciplinas unidas a través de un proceso evolutivo.
De tal modo un fitomedicamento cumplirá con el cometido para el cual fue prescripto, a partir de la
convalidación del conocimiento popular que marcó su origen, y lo hará con el menor efecto adverso
posible, teniendo en cuenta siempre la sensibilidad propia de cada individuo a los componentes activos
presentes en dicho preparado.
Pero, por otra parte, también coexistirá la clásica toma de tisanas, enraizada en costumbres tradicionales
de muchos pueblos, las cuales dentro de los marcos regulatorios legales sobre hierbas, constituyen un
marco de referencia para la evaluación del beneficio de una especie a través del empleo ancestral.
En el mercado mundial actual, el 35% de los productos medicinales tienen en su composición química
principios activos de origen vegetal, ya sea de manera total, parcial o como producto de hemisíntesis.
Como ejemplo de ello en Europa y Estados Unidos, muchos fitomedicamentos ocupan puestos de
privilegio en ventas, tales como: el ginkgo, el hipérico, el ginseng, la equinácea, la valeriana, el sabal o
palmito de la Florida, etc. Alrededor de 7 mil de las medicinas más usadas en el mundo provienen de
conocimientos botánicos y farmacéuticos de los pueblos indígenas (John Merson, Bio-prospecting:
property wrigts and conservation).
El profesor Darrell A. Posey, en su texto Amazonia 2000: development, enviroment and geopolitics, cita
una gran variedad de medicinas para el tratamiento del cáncer, tranquilizantes, control natal, anestésicos,
tratamientos oftálmicos, neurológicos y respiratorios. Sin embargo, muchos laboratorios farmacéuticos
no reconocen el origen de estos conocimientos, ni comparten sus ganancias con los pueblos indígenas.
Según Amazonia 2000, muchos conocimientos indígenas se preservan a través de visiones, transmisión
oral o revelaciones de ancestros y las empresas argumentan que se trata de conocimientos de dominio
público.
Existen publicaciones entre las revistas más importantes del ámbito científico, donde aparecen trabajos
con base en plantas medicinales, muchos de ellos realizados en institutos, hospitales y universidades de
renombre mundial. En muchos países del mundo se enseña, a nivel académico, la fitomedicina como
parte de la carrera o como curso de postgrado.
Lo fundamental es que los profesionales de la salud, médicos, farmacéuticos, químicos, veterinarios,
entre otros, tengan un conocimiento correcto de las plantas medicinales, sus principios activos, usos,
aplicaciones, efectos adversos o tóxicos e interacciones con otros fitomedicamentos o productos de
síntesis. De esta forma la fitomedicina ocupará el lugar que le corresponde y tendrá un nivel científico
que permita a quienes recurran a ella, la seguridad y certeza que se trata de una ciencia avalada por todos
los estudios y métodos de los que dispone en la actualidad la ciencia en forma total.
Existen en el mundo alrededor de doscientos cincuenta mil (250.000) especies vegetales, la mayor parte
ubicadas en las zonas tropicales. De esa enorme cantidad, el hombre solo ha podido reconocer, desde el
punto de vista de su actividad biológica, una pequeña porción de ellas, cerca de cinco mil (5.000),
aproximadamente. Ello implica que aún queda mucho por investigar, siendo las plantas un valioso cofre
que guarda uno de los más importantes tesoros del hombre: el de la salud.
La importancia de los conocimientos etnobotánicos y de la Fitomedicina se confirman cuando se ha
encontrado que de los fármacos derivados de plantas en uso actual, hay 88 (74%) que fueron
descubiertos como resultado de estudios químicos para el aislamiento de las sustancias activas que
motivaron el empleo de las plantas de origen en la medicina tradicional. Entre estas plantas existen
varias procedentes de la Amazonia como el jaborandi (Pilocarpus jaborandi; P. microphyllus) empleado
en la producción de pilocarpina o la ipecacuana (Cephaelis ipecacuanha) utilizada como emético
(Farnsworth et al., 1989). Todo esto significa la existencia de una hipótesis básica que señala que si se
demuestra que una determinada planta ha sido usada en terapéutica humana durante siglos, debe
concederse, de alguna manera, un cierto grado de credibilidad a su eficacia y un bajo índice de toxicidad
a sus principios activos (Massó Lago, 1992).
Los compuestos de origen natural juegan un papel muy importante en la producción de medicamentos
sintéticos de aplicación clínica, son moléculas químicas desarrolladas por la propia planta muy difíciles
de emular por desarrollo biotecnológico en un laboratorio. Por ejemplo, sería casi imposible diseñar un
glucósido cardiotónico tipo digital en el laboratorio sin haber visto previamente la fórmula química
estructural que conlleva la planta en sus hojas.
Por desconocimiento, muy pocos de los productos que se utilizan en la terapia clínica diaria son
reconocidos como provenientes de fuentes naturales. Incluso, en muchos casos quienes enseñan
farmacología en sus cátedras desconocen dicho origen, lo cual hace que los alumnos en la Facultad de
Medicina se formen una idea muy poco acabada de la composición real de muchos medicamentos.
Esto no ocurre con la enseñanza en las Facultades de Farmacia y Bioquímica, donde se dictan materias
inherentes a plantas medicinales: Farmacobotánica, Farmacognosia. Sin embargo, el profesional
farmacéutico al finalizar su carrera presenta un muy buen manejo de los productos de síntesis pero
escasa formación respecto a los productos herbarios, en especial a los mecanismos de acción por los
cuales actúan.
Por su parte, los laboratorios a partir de estructuras pre-existentes en las plantas han desarrollado
recursos farmacotécnicos que le permiten sintetizar nuevos compuestos y patentarlos. Ejemplos:
En otras ocasiones, muchos productos de uso extendido en clínica fueron obtenidos directamente de la
fuente natural, sin pasar por pasos previos, para luego ser sintetizados y patentados por ventajas
económicas.
De todo esto se deduce que en las plantas encontramos los principales recursos terapéuticos con los que
cuenta la ciencia para tratar las enfermedades.
En ese sentido, el territorio de América, es el que cuenta con la mayor biodiversidad de especies del
planeta. Por ejemplo, la cuenca Amazónica alberga muchas especies vegetales que aun no han sido
estudiadas o clasificadadas en las cuales se encuentra un invaluable potencial terapeutico.
Naturaleza y cosmovisión
El hombre aborigen mantuvo una especial relación con su medio, con las plantas y los animales de su
entorno. Esta relación se sustenta en una cosmovisión caracterizada por un sentimiento de participación
y responsabilidad general con la naturaleza y por una “solidaridad vital” que traspasa todo límite.
La “consanguinidad” y origen primordial de todas las formas de vida parece ser el supuesto fundamental
de las creencias totémicas y de la vida religiosa de estos pueblos primordiales en cuya mentalidad la
naturaleza se convierte en una gran sociedad, la sociedad de la vida, en la que el hombre no ocupa un
lugar destacado y donde "la vida posee la misma dignidad religiosa en sus formas más elementales,
desde la más humilde a la más elevada; los hombres y los animales, los animales y las plantas se hallan
al mismo nivel" (Cassirer, 1975).
En esta cosmovisión, si bien la relación del hombre con la naturaleza aparece práctica y funcional, ya
que tiene que aprovechar sus productos, no obstante, en esta vinculación domina el respeto, la
admiración por lo animado, y, en muchos casos, el culto y la sacralización de los animales y las plantas.
Esto le lleva a explorar intelectualmente, más allá de las necesidades prácticas, el multiforme mundo
vegetal y animal, construyendo una imagen ordenada del mismo. Las plantas y los animales fueron
clasificados por su utilidad, pero también por su simbolismo.
Desde la época prehispánica las culturas aborígenes de la Amazonia utilizan numerosas especies
vegetales para el tratamiento de sus enfermedades e igualmente conocen varias plantas productoras de
efectos estimulantes y alucinógenos que aplican en sus ceremonias curativas. Entre estas citamos el
probable uso de la ipecacuana (Cephaelis ipecacuana), la japecanga (Smilax officinalis) el guaraná
(Paullinia cupana), la coca (Erytrhoxylum coca) que en la Amazonia brasileña se conoce con el nombre
de ipadu. Algunas de estas plantas adquirieron un lugar privilegiado en la vida mágico-religiosa, fue así
como la ayahuasca o caapi (Banisteriopsis caapi), el yopo o angico (Anadenanthera peregrina), la coca
(Erythroxylum coca) y varias especies de daturas fueron catalogados como "plantas de los dioses".
Los médicos aborígenes, a través de una milenaria experiencia, reconocieron las cualidades terapéuticas
del mundo vegetal y animal que les rodeaba. Muchos alimentos (semillas, frutos, hojas, cortezas,
tubérculos, raíces, etc.) también tuvieron aplicaciones medicinales, tal el caso de la yuca o mandioca
(Manihot esculenta), la malanga (Xanthosoma sagittifolium), el maíz o milho (Zea mayz), el pejibaye o
pupunha (Bactris gasipaes), la nuez de Brasil (Bertholletia excelsa), el ají (Capsicum sp.), la piña
(Ananas comosus), la papaya (Carica papaya), el marañón (Anacardium occidentale), el cupuassú
(Theobroma grandiflorum) etc. (Estrella, 1986; Brack, 1993).
Dentro del universo de las plantas medicinales, es importante destacar que los indígenas nos muestran
una perspectiva cosmología e integral del ser humano; muy diferente a la que ofrece nuestra medicina
convencional, que mira al hombre como el centro de la creación dentro del concepto de ecosistema;
mientras que, para el nativo identificado con la Naturaleza el ser humano ocupa solo un eslabón de una
cadena de interrelaciones ambientales y ecológicas.
Es determinante enfocar la propuesta de las plantas medicinales desde esta perspectiva y no de la
perspectiva antropocentrista occidental que no ha permitido que las plantas medicinales sean un recurso
adecuado y compartido por toda la comunidad.
Este resurgimiento de las plantas medicinales combina diferentes elementos y se fundamenta en varios
principios:
1- La tradición nunca se apagó del todo. Existe en la actualidad una Red de Curanderismo que
trasmite los conocimientos ancestrales y actuales de los Chamanes indígenas a través de una “Senda
del Conocimiento” que se inicia en el valle de Sibundoy en el Amazonas y se difunde por todas las
regiones indígenas de Sudamérica. Urrea y Barreras (1990) han efectuado un interesante estudio
sobre los supuestos del modelo etnomédico en las prácticas populares de salud existentes en las
redes de curanderos y vendedores de plantas y otros productos medicinales de los indígenas inganos
y kamsás del valle del Sibundoy, Putumayo, Colombia. Estos indígenas viajan con sus plantas
medicinales y trasmiten sus conocimientos y experiencias en las diferentes comunidades indígenas
de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Venezuela y Panamá.
2- Según el concepto general, las plantas son menos tóxicas y envenenan menos. "Las drogas
(medicinas) sirven para una cosa, pero hacen daños para otras", se afirma con frecuencia. Si tenemos
necesidad de tomar alguna droga, podemos al mismo tiempo utilizar plantas medicinales; si no
ayudan, por lo menos no hacen daño y quizá permitan que la droga obre mejor, que tengamos que
tomar menos cantidad de droga o, tal vez, que más adelante podamos suspenderla.
3- También hay motivaciones de carácter económico: buena parte de la población no está en capacidad
de pagar tratamientos costosos. Una infección urinaria, por ejemplo, puede ser atendida con
elementos vegetales que se pueden encontrar en el jardín o en el mercado.
4- Las plantas nos previenen de muchas enfermedades. Como enseñan los mayores, si tomamos
cotidianamente aguas de hierbas vemos que nos enfermamos menos y que las enfermedades nos
atacan en forma más leve.
5- Con las plantas medicinales estamos más cerca de la naturaleza y estamos aprovechando mejor
nuestros jardines, huertas y parcelas. Si sembramos plantas medicinales conseguiremos que no se
acaben y ayudaremos a la recuperación de los recursos del planeta que tristemente estamos
acabando. Incluso podemos sembrar plantas medicinales para la venta, aprovechando que la gente
está buscando más este recurso y que muchos países quieren que exportemos remedios vegetales que
ellos no pueden sembrar por tener otros climas y otra vegetación.
6- También existen tendencias modernas que contribuyen a la recuperación de las plantas: las filosofías
orientales, las prácticas vegetarianas y naturistas.
7- Por último, hay que tener en cuenta las dificultades de la medicina moderna ante ciertas
enfermedades, especialmente aquellas de carácter crónico. Si se revisan los logros de la medicina
moderna se hace evidente el hecho de que no ha podido curar ninguna enfermedad crónica, excepto
las infecciosas. Nadie se ha curado de diabetes, hipertensión, hiperglicemia o gota. Estas
enfermedades son apenas controladas mediante la ingestión consecutiva de medicamentos.
En todos y cada uno de estos Métodos de Curación, desde la medicina mágico-religiosa hasta la
medicina ortodoxa académica, las Plantas Medicinales juegan papel preponderante en el proceso
curativo, contribuyendo de manera ineludible a la preservación y conservación de la salud.
Tomando en consideración los principios básicos de los diferentes modelos curativos, vamos a
encontrar diferentes concepciones de lo que es Salud y de lo que es Enfermedad.
Toda medicina debe tener un concepto de salud y enfermedad pues de lo contrario pueden realizarse
procedimientos erróneos en el abordaje y tratamiento de las enfermedades. En la base debe integrarse el
concepto de hombre-naturaleza, fundamentado a partir de una concepción antroposófica, donde se le
considera como una entidad biológica y ecológica.
LA SALUD
La OMS describe la salud como el estado de bienestar completo físico, mental y social y no solo la
ausencia de enfermedad.
La salud es la actividad inconsciente de los órganos, ya que el funcionamiento de estos se hace patente
cuando se altera una función; nos hacemos conscientes del órgano cuando su funcion es anómala. Es un
estado apacible y estable con funciones precisas autocontroladas que cuando se incrementan evidencia la
condición de la enfermedad. Representa un estado de bienestar que resulta del desenvolvimiento normal
e integral del organismo.
La salud es una disposición, un estado en el que se encuentra el organismo, no estático, sino dinámico;
un juego de fuerzas y de factores que en equilibrio generan la salud. La salud es un estado que expresa
posibilidades, el desarrollo de un potencial. La salud es el equilibrio que se logra del movimiento
ordenado de muchos factores y al desintegrarse dichos factores se genera un desequilibrio que es la
enfermedad.
La salud es tambien un proceso social, pues el hombre todo el tiempo está en una actitud de adaptación y
podría decirse que mientras más capacidad de adaptación se tiene, más salud se desarrolla. Es un
proceso biológico dinámico que todo el tiempo esta haciendo adaptaciones tanto en la parte físiológica
como en la sicológica; en un desequilibrio emocional, aunque no existan manifestaciones físicas, la
persona pasa por una desadaptación que compromete su inmunidad.
También hay que reconocer que existe una individualidad específica, pues lo que no representa para
alguien riesgo alguno; a otro puede generarle enfermedad.
LA ENFERMEDAD
La enfermedad es una forma de manifestarse de los organismos vivos. Implica un desequilibrio que se
expresa a través de los síntomas y es algo interno, inherente en el ser viviente; por ello entonces hay que
entender que los virus o las bacterias no son los enemigos sino el desequilibrio que resta energía y
organización al organismo favoreciendo los elementos para que estos se instalen.
Ningún fenómeno humano parece ser tan individual como la enfermedad. Aunque es universalmente
compartido, el fenómeno “enfermedad” parece en efecto reducirse a una experiencia singular -la
vivencia de una persona-, el sufrimiento que se desarrolla en una escena privada -el cuerpo de un
individuo-, experiencia cuya resolución es un final fatal o un final favorable -la curación-, la cual
depende frecuentemente de un diálogo privilegiado: la relación terapéutica (intimidad médico-paciente).
El organismo hace, da forma y mantiene a su enfermedad, lo cual resalta el aspecto individual. El estado
anormal del organismo es tan fisiológico como el estado de salud, ambas representan las funciones de la
actividad vital, con el fin de conservar la vida.
La enfermedad como acto fisiológico representa reacción y regresión en forma inusitada, de ahí que se
vuelva sensible y molesto. No perdamos de vista que los síntomas no son la enfermedad sino la lucha
del organismo por volver al equilibrio.
Las enfermedades se producen por el ataque al organismo de sustancias que se comportan en su interior
como toxinas. Estas pueden ser exógenas: bacterias, virus, venenos, tabaco, alcohol, conservantes
químicos, pesticidas, contaminación ambiental, otros. O endógenas: Productos metabólicos de desecho
(ácido úrico, urea), Auto-secreciones, etc.
Los sistemas fisiológicos intentan neutralizar la agresión de dichas toxinas deplegando sus mecanismos
de defensa en su intento de eliminar y/o compensar el daño causado: Fiebre, Activación de células
defensivas, Secreciones hormonales, Modificaciones vasculares, Modificación del Ph interno,
Modificaciones Neurovegetativas y otros. Se establece una lucha y aparecen los síntomas de la lucha
(enfermedad). La medicina biológica entiende la enfermedad como un necesario proceso de curación del
organismo vivo superior.
Pero pueden pasar quel organismo no sea capaz de retornar el equilibrio y el orden, la fuerza vital no
tiene la energía suficiciente para hacerlo, o tal vez se esté sacrificando la parte por el todo; es decir a
costa de la sobrecarga de la parte se mantendrá la vida del organismo. La medicina biológica entiende la
enfermedad como un necesario proceso de curación del organismo vivo superior.
En la Naturaleza, todos los seres vivos y los no vivos se caracterizan básicamente por un manifiesto
estado de organización. En principio las moléculas están formadas por átomos, partículas,
subpartículas y quarks. En los seres vivos las moléculas se organizan en cadenas metabólicas, orgánulos,
gránulos, células, tejidos, órganos, sistemas, organismos y comunidades de especies. En los niveles de
organización biológica y taxonómica, las especies forman géneros, clases, familias, ordenes, reinos y
ecosistemas.
Si observamos detenidamente veremos que cada uno de estos niveles de organización se mantiene
estable y se caracteriza por las siguientes propiedades:
El movimiento continuo de los sistemas y sus partes, sus interrelaciones y evolución (adaptación al
cambio) induce el fenómeno de FRAGILIDAD de la estructura organizada por la acción de la
Entropía o tendencia al caos, y que se expresa por:
Cuando se presenta alguna de estas rupturas o pérdida de la estabilidad se dice que el organismo o
sistema está enfermo, lo cual no es exclusivo de los sistemas biológicos.
Cualquier entidad de la naturaleza, viva o no viva, y en cualquiera de sus niveles de estructuración es
susceptible de desorganizarse en alguno de los anteriores estados.
Para enfrentar la realidad de la enfermedad, la naturaleza posee mecanismos terapéuticos de ajuste:
1. Homeostasis y Homeorresis: mantienen y recuperan el equilibrio cuando se pierde.
2. Regeneración y Cicatrización: superan y corrigen los traumas.
3. Inmunológicos y Depurativos: atacan los organismos invasores (antígenos) y desechan sus
toxinas.
4. Redundancia de la Información: Como una referencia a los sistemas holísticos, la información se
encuentra repartida en forma redundante en todas y cada una de las partes.
En cada uno de estos mecanismos hay implicadas una serie de sustancias encargadas de restablecer el
orden perdido. Son las Sustancias Terapéuticas Primarias o Endógenas.
1. En el mecanismo de Homeorresis: La Hemoglobina, los neurotrasmisores, sustancias Buffer, agua,
etc.
2. En los mecanismos de Regeneración y cicatrización: colágeno, elastina, trombina, fibrinógeno,
plaquetas, etc.
3. En los mecanismos inmunológicos y depurativos: activadores, inmunoglobinas, interferones,
neurotransmisores, leucocitos, T2, y T4, etc.
4. En los mecanismos de Redundancia genética: genes, interferones, sistema de Pishinger.
Estas provienen en forma natural de ciertos metabolitos secundarios de las plantas como alcaloides,
glucósidos, heteróxidos, lactonas, fenoles, terpenos, etc. Los cuales producen marcados efectos
fisiológicos de diverso orden al activar moléculas receptoras en el organismo animal incitándolas a
realizar su función.
Las plantas no tienen aparentemente reacción fisiológica del dolor al carecer de Sistema Nervioso, o
sustancias neurotransmisoras. Sin embargo, producen metabolitos secundarios como la morfina, un
alcaloide que coincidencialmente tiene un receptor exacto en el cuerpo humano. La morfina alivia el
dolor por su similitud con las moléculas de las endorfinas, producidas por nuestro organismo con este
mismo propósito, y porque encaja a la perfección en ese receptor. El ácido acetilsalicílico tambien tiene
un receptor específico en nuestro organismo su actividad sobre este receptor baja la fiebre. En la planta
que lo produce, el sauce, el ácido salicílico no tiene ningún efecto repelente o de atracción conocido.
Estas sustancias (alcaloides, glucósidos, hererósidos, glicéridos, flavonas, taninos, principios amargos)
no tienen supuestamente utilidad práctica inmediata para la planta, en el 90% de los casos no tenemos
ninguna idea de la razón por la cual las plantas las producen. Sin embargo, se cree que funcionan como
defensas, para atraer o repeler, y cumplen importantes funciones de relación para la protección y
dispersión de las especies. Aunque estas explicaciones son insuficientes, es claro que existe una relación
estrecha entre estas substancias y el hombre.
Las plantas son autótrofas porque toman la energía del sol para transformarla en glucosa y oxígeno a
partir del agua y gas carbónico. El hombre es heterótrofo. Para su supervivencia necesita de la glucosa y
el oxígeno que las plantas producen. La relación entre autótrofos y heterótrofos no es una interrelación.
Es una dependencia de los últimos con respecto a los primeros. Los heterótrofos necesitan de los
autótrofos; no al contrario.
Cualquiera que sea la razón evolutiva o biológica de esa interrelación llamada por los científicos
Coevolución, el hecho es que el universo vegetal produce substancias medicinales. Esto permite afirmar
que el concepto de las plantas medicinales es un concepto biológico, no un concepto cultural o
antropológico que se había afirmado hasta ahora. No se trata sólo de un cuento de indígenas o de
campesinos. Es un asunto de la naturaleza que el hombre ha ido transformando a través de la cultura y
de la filosofía.
Una planta medicinal como la quina puede producir substancias diversas: la cáscara almacena alcaloides
como la quinina y la quinidina, y una serie de taninos y flavonas. La substancia que utiliza la medicina
moderna para combatir el paludismo es el sulfato de quinina. En dosis terapéuticas, esta substancia logra
la curación sólo en un 80% de los casos. Además, tiene un índice de toxicidad cercano 25%. Afecta el
sistema nervioso central, el nervio óptico y el corazón, y puede producir arritmias. Si embargo, en dosis
terapéuticas, el extracto de la quina que incluye todas las substancias de la planta, produce la curación en
el 100% de los casos, con un 0% de toxicidad. ¿Cómo puede explicarse esta diferencia? Se puede
afirmar que la planta es un programa terapéutico. Resulta insensato extraer uno solo de los
componentes del programa (el componente curativo), y aislarlo de los demás, que contrarrestan, que
balancean o equilibran sus efectos, disminuye su toxicidad, y hacen que su funcionamiento sea más
eficaz.
El desconocimiento de estos antagonismos y sinergismos de una misma planta, hace que la investigación
fitoquímica y farmacológica convencional y premeditada esté perdiendo peso. Si se desea investigar, por
ejemplo, por qué una planta de los indígenas es tan efectiva para combatir la artritis, pero no se toma la
planta como dicen los indígenas, que hay que tomarla, a veces, sin que la planta "se dé cuenta". Si se
aísla el componente activo de todo el contexto del conocimiento indígena, se elimina un gran número de
variables y se desmenuza el programa terapéutico.
Por ejemplo, en 1970 se comprobó que un ácido obtenido a partir de la chuchuhuaza (Maytenus laevis),
es un antiinflamatorio más poderoso que la fenilbutanoza. Sin embargo, un trabajo realizado con las
comunidades indígenas de la selva Amazónica del Perú afirma que según los indígenas, el consumo
recurrente de esta planta durante un tiempo cura la artritis, mientras que la sustancia aislada permite sólo
aliviar los síntomas.
1. La Enfermedad es una realidad biológica, natural a los organismos vivos, hasta el punto de poderse
considerar un factor evolutivo que selecciona e interrelaciona los mejor adaptados en cadenas de
dependencia mutua, alimenticia y terapéutica. Al mismo tiempo es un mecanismo de defensa, que da
la alarma y prepara al organismo ante el inminente ataque de factores patológicos endógenos o
exógenos.
2. La Terapéutica es también una realidad biológica, natural y Coevolutiva que interrelaciona los dos
reinos vegetal y animal que componen los seres vivos. Las plantas son autótrofas porque toman la
energía del sol para transformarla en glucosa y oxígeno a partir del agua y gas carbónico. El hombre
es heterótrofo. Para su supervivencia necesita de la glucosa y el oxígeno que las plantas producen.
La relación entre autótrofos y heterótrofos no es exactamente una interrelación. Es una dependencia
de los últimos con respecto a los primeros. Los heterótrofos necesitan de los autótrofos; no al
contrario.
3. Cualquiera que sea la razón evolutiva o biológica de esa interrelación llamada por los científicos
Coevolución, el hecho es que el universo vegetal produce substancias medicinales. Esto permite
afirmar que el concepto de las plantas medicinales y aromáticas es un concepto biológico, no un
concepto cultural o antropológico que se había afirmado hasta ahora. No se trata sólo de un cuento
de indígenas o de campesinos. Es un asunto de la Naturaleza que el hombre ha ido transformando a
través de la cultura y de la filosofía.
4. Estos principios también se aplican a nuestro medio ambiente: GAIA. La Tierra, nuestro planeta en
su totalidad, con sus ecosistemas, ciclos y cadenas tróficas, se adapta a los cambios, pero solo puede
hacerlo dentro de ciertos límites, si se rebasan corre el riesgo de alterarse en sus ritmos y ciclos,
enfermar y morir.
5. Una vez que recuperamos el equilibrio, podemos irradiar nuestro más elevado estado de salud hacia
el sistema exterior; lo cual permitirá el crecimiento de los niveles de conciencia superiores hasta el
punto de transformarnos en cocreadores conscientes, partícipes con la Naturaleza, y parte integrante
del planeta y del Universo en su Totalidad.
Cada elemento frenaría el desarrollo del elemento «nieto» en lo que se constituye el Ciclo de control
(ko). La Madera domina a la Tierra, la Tierra domina al Agua (la absorbe), el Agua domina al Fuego (lo
apaga); el Fuego domina al Metal (lo funde); el Metal domina a la Madera (el hacha corta el árbol).
Todos los elementos estarían, gracias a esta ley, en constante equilibrio.
Hay un órgano Ying y un órgano Yang relacionados con cada elemento. Estas relaciones aparecen
claramente expresadas en el cuadro de los cinco elementos.
Para comprender mejor la tabla expuesta, escogiendo el tema de los sabores, veremos que el sabor
correspondiente a cada elemento es el más conveniente a su órgano o víscera. Todo exceso acarrearía
daño al órgano, a su dependiente y al dominante. El ácido conviene al hígado, el amargo al corazón, el
dulce al bazo páncreas, el salado al riñón y el picante al pulmón.
Como causas internas, aparecen: el inadecuado flujo de la energía Chi en el organismo por las
alteraciones emocionales que pueden afectar a la actividad funcional de los órganos.
Son manifestaciónes de la actividad emotiva del individuo:
- Los cinco venenos psíquicos: la ira, el miedo, la preocupación, la tristeza, la impaciencia.
- Las alteraciones psicológicas, como son: la carencia de autocontrol y carencia de voluntad, la carencia
de amor (compasión) y la carencia de la alerta consciente.
Según este modelo de curación, las plantas medicinales se utilizan para ajustar el flujo de energía vital
en el cuerpo, la aumentan donde ella es baja y la disminuyen donde es alta, según sus características de
energía, yin: sedativa, reductora; yang: tonificante, acrecentadora. Estas dos características se
categorizan mejor en cuatro naturalezas: caliente, tibia, fría y fresca; y cinco sabores: picante, dulce,
ácido, amargo y salado.
Cuando las plantas se asimilan, su vitalidad fluye a través de los meridianos y llega a los órganos para
ajustarlos a un funcionamiento óptimo.
Se dice que, aunque las tres doshas están presentes en todos los hombres, sus proporciones relativas
varían de una persona a otra.
Las doshas influyen en las características emocionales y físicas de una persona; así como también en su
modo de vida y costumbres; carácter y temperamento. Cada una de las doshas es más evidente en
algunos órganos específicos del cuerpo.
Estos tres doshas están relacionados entre sí, de tal manera que cuando un dosha se desequilibra, los tres
se desequilibran según la constitución de cada uno. Cuando se produce un desajuste en sus funciones, se
convierten en los tres desórdenes o tridoshas. La detección de desequilibrios en nuestras doshas es uno
de los principales métodos ayurvédicos para diagnosticar enfermedades.
De esta manera, observando los síntomas y el estado mental, se puede identificar qué dosha está
desequilibrado y buscar la combinación adecuada de aromas o sabores para proporcionar el
restablecimiento del equilibrio.
Las personas con mucho VATA por ejemplo, se mueven deprisa, piensan con rapidez son de
temperamento nervioso. Las del tipo PITTA son mudables como el viento y las del tipo KAPHA suelen
ser tranquilos y realistas. Sin embargo una persona con cualquiera de los tres doshas predominantes,
puede inclinarse hacia cualquiera de los otros doshas.
Para equilibrar el PITTA es conveniente utilizar aromas dulces y frescos. Algunos de los aromas dulces
pueden ser también cálidos como la canela o el hinojo.
Dulces: bergamota, manzanilla, canela, amaro, cilantro, hinojo, geranio, jazmín, cardamomo, nerolí,
sándalo, ylang-ylang.
Fríos: amaro, ciprés, lavanda, hierba limonera, menta, pino,
Sabores PITTA: amargo, dulce, astringente.
KAPHA: Es la Energía que proviene de las estructuras del cuerpo como son: huesos, músculos,
tendones, tejidos adiposo e intersticial y provee la unión y sustento de todas las células del cuerpo.
Está conformado por la Tierra y el Agua.
Controla la estructura y formación de los músculos y de los tejidos, la grasa, los huesos y las
articulaciones.
Suple el agua por todas las partes y sistemas del cuerpo, lubrica las articulaciones, humedece la piel y
mantiene la inmunidad.
Las personas en las que predomina la dosha kapha son más pálidas, relajadas y propensas a la obesidad
y a desarrollar alergias, predomina en los pulmones y el pecho.
Estado KAPHA equilibrado: se expresa en amor, la calma y el perdón.El individuo es calmado,
indolente, valeroso, clemente, afectuoso.
Estado KAPHA desequilibrado: carácter posesivo, lleva hacia la agresividad, la avaricia, la envidia y
el rencor; provoca lentitud mental, letargia, aturdimiento, depresión, dilaciones, incapacidad para aceptar
cambios, trastornos emocionales estacionales (depresión invernal), lasitud premenstrual, fatiga
menstrual, exceso de sueño, movimientos lentos, catarros, retención de líquidos, dolor de las
articulaciones, pesadez de los miembros, escalofríos frecuentes, intolerancia al frío y a la humedad, piel
grasienta, congestión nasal, obesidad, digestiones lentas, alergias nasales.
Para equilibrar el KAPHA es conveniente utilizar una mezcla de aromas cálidos y picantes. Sin
embargo muchos de estos aceites se clasifican también como dulces y un exceso de aroma dulce
incrementa el KAPHA. Se debe mantener pues, una posición subordinada, por ejemplo los aromas más
dulces de bergamota, geranio y cilantro, y resaltar fragancias acres como las de jengibre, pimienta negra,
romero y enebro.
Cálidos: albahaca, bergamota, cedro, cilantro, incienso, geranio, mejorana, mirra, romero.
Picantes: pimienta negra, cardamomo, canela, clavo, jengibre, enebro.
Sabores KAPHA: acre, amargo y astringente.
Para cada dosha se indica un tipo de dieta, que puede consistir en recomendaciones de carácter general,
como comer comidas calientes en las estaciones frías, o muy específicas: plantas medicinales, aromas y
aceites esenciales, tratamientos limpiadores, ejercicios y consejos sobre el régimen de vida.
Las plantas medicinales constituyen el remedio más utilizado y recomendado por el Ayurveda. También
aquí se clasifican por su naturaleza: fría, caliente, tibia y fresca; por su sabor: dulce, picante, amargo,
salado y ácido; y por su acción: incrementar o de crecer la fuerza vata, pitta o kapha.
En la actualidad, existen en la India centenares de hospitales que siguen los métodos del Ayurveda. A
partir de la década de 1980 se ha asistido en Occidente a un interés creciente por la utilización de estos
métodos. En Europa, un número creciente de asociaciones e instituciones siguen este sistema médico y
ofrecen además de tratamiento, clases y cursos de capacitación.
El Chamán ingiere, entre otros, el extracto de la Ayahuasca, Banisteriopsis caapi, Fam. Malpighiaceas y
agua de tabaco verde, Ayudado del tambor y la maraca, danzando con pasos de solemnidad, va
sacudiendo al enfermo con ramas verdes, al mismo tiempo que entona su canción de poder —una
especie de discurso mítico— e invoca a los “guardianes asistentes” para luego “ver” a través del cuerpo
del paciente el ente extraño que se le ha introducido, decidiendo la manera cómo va a extraerlo.
La Medicina Natural propone una forma de vida sana para mantener e incrementar la salud, y se
identifica con una concepción ética y moralmente elevada.
-La salud es el equilibrio entre el macrocosmos y el ser humano y la enfermedad es cualquier
interrupción de ese equilibrio.
-Considera la salud como un proceso. Le interesa la salud y se preocupa de la longevidad.
-Nuestro cuerpo tiene capacidad de autorregulación. Se fortalece a la persona en su convicción de que
su organismo es capaz de autocurarse.
Busca reequilibrar al organismo para que se cure por sí mismo y “lo hará sin dañar”; de acuerdo con los
principios Hipocráticos: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”.
Para mantener una vida sana es estimable la práctica de un régimen alimenticio vegetariano,
cuidadosamente balanceado y adaptado a las distintas constituciones individuales, no por motivos
religiosos o filosóficos, sino por la necesidad imperiosa de mantener limpio el organismo,
potencializando su sistema inmunológico.
Además debe prescindirse del consumo de alimentos refinados, procesados con aditivos químicos,
enlatados, embutidos, bebidas alcohólicas, refrescos artificiales y vegetales cultivados tratados con
insecticidas, fungicidas y herbicidas químicos.
Podría decirse que la mayoría de las enfermedades pueden ser consideradas como el resultado de 2
procesos: Desnutrición y Toxemia, la cual puede manifestarse a cualquier nivel: fisiológico, psíquico,
emocional o mental (falta de pensamientos o sentimientos positivos sería desnutrición y la acumulación
de pensamientos o sentimientos negativos sería la toxemia).
También, no menos importante en este modelo es, evitar tres factores que se conjuran contra la salud: la
contaminación ambiental, la destrucción ecológica y el egocentrismo insensible que ignora la
solidaridad humana, y hace a las personas escudarse tras una retorica sofística para asaltar el patrimonio
colectivo, movidos por la ambición y la codicia, con sus valores éticos y morales pervertidos.
La medicina natural tiene herramientas para poder actuar a cualquier nivel: Psicoemocional –
Energético – Bioquímico = Estructural, la totalidad del ser humano; y que deben tenerse en cuenta para
tratar al paciente y lograr una curación real. El canal energético es el puente de comunicación entre el
nivel psicoemocional y el nivel estructural.
El uso de alimentos y de las plantas medicinales se dosifica de acuerdo a cada persona y se utilizan en
base a su energía; por ejemplo caliente (el ajo) y fría (la verdolaga).
Los medicamentos que utiliza son elaboraciones de sustancias activas en dosis mínimas, que
administrados a una persona sana le inducirían síntomas parecidos a los que pretende remediar. Las
diluciones terapéuticas están constituidas por las tinturas madre (sustancias base) y disolventes (agua,
alcohol, lactosa), que deben ser diluídos correctamente en concentraciones infinitesimales, este grado de
dilución es graduado y variado por “dinamización”, la cual determina la rapidez y la intensidad de
acción de los mismos.
La dilución básica se denomina Tintura Madre, a partir de la que se hacen las numerosas diluciones.
De la sexta graduación en adelante, la materia activa no es detectable mediante análisis químicos.
El tratamiento prescrito por el médico homeópata se basa en gran parte en la idea de que el organismo
contiene una fuerza vital interna y natural que tiene el poder de promover su recuperación. Las bases de
la homeopatía cumplen con cuatro leyes fundamentales.
La ley de los similares. "Lo semejante cura lo semejante"; un medicamento que produce síntomas
caracteristicos de una enfermedad en particular, en una persona sana; en la dilución adecuada curaría a
otra que presenta la misma enfermedad.
La ley de la potenciación propugna que altas dosis de una medicina intensifican la sintomatología de la
enfermedad, mientras que dosis pequeñas fortalecen los mecanismos de defensa del organismo. De aquí
que la curación no se deba a la cantidad de medicación sino a su vibracion o frecuencia energética, y de
forma invariable, a aspectos sutiles del tratamiento curativo. Esta es la razón por la que la mayoría de los
remedios homeopáticos que se utilizan hoy precisan regímenes de prescripción y formación elaborados.
Las diluciones D6 – D8 se utilizan para tratar las enfermedades agudas. D10 – D30 para enfermedades
graves. D100 – D1000 en enfermedades crónicas
La ley de la curación ocurre de arriba hacia abajo, de dentro hacia fuera, desde un órgano importante
hacia otro menos importante y en orden inverso a los síntomas.
La medicación individual consiste en una droga pura única en un tiempo, no haciendo mezclas que
pudieran provocar efectos adversos.
El ser humano se halla constituido por cuatro organismos, cada uno se halla relacionado con un
elemento, en su manifestación física.
Partiendo del más sutil al más denso:
- El organismo del “yo”, portador del núcleo espiritual de cada ser humano. Se expresa en el calor,
relacionado con la cualidad del elemento Fuego.
- El organismo astral o anímico, es vehículo de la vida anímica, expresada en la triformación del
pensar, sentir y querer. Relacionado con la cualidad del Aire.
- El organismo etérico-vital, base de la circulación energética, compenetra el organismo físico,
aportándole vida y forma, relacionado con la cualidad del Agua, se expresa en la dinámica de los fluidos
del cuerpo físico.
- El organismo físico, base de la manifestación en la materia de los otros organismos mencionados, y el
más evidente a nuestros sentidos. Se halla relacionado con el Elemento Tierra y el mundo mineral, y se
expresa en la triformación de los tres sistemas orgánicos:
1. Sistema neuro-sensorial proporciona la base de la percepción/sensaciòn y la formulación del
pensamiento;
2. Sistema metabólico-motor que aportan la base fisiológica de la vida;
3. Sistema rítmico de circulación y respiración que es la base de la vida y la voluntad.
La salud se entiende como un estado de equilibrio, que requiere una renovación continua, entre las
influencias que ejercen estos distintos procesos del ser humano. Una alteración en la interrelación de
estas fuerzas es lo que desencadena la enfermedad.
En cuanto a los procesos de enfermedad, el cuerpo se define por tener dos polos:
Polo frío, simbolizado por el cerebro, y la actividad sensorial y racional.
Polo caliente, simbolizado por las células activas desde el punto de vista metabólico.
La conciencia se entiende derivada de los continuos procesos de muerte de las células nerviosas
(cambio-adaptación); y la enfermedad es el proceso a través del cual el individuo consigue mayor grado
de libertad y plenitud (prueba- selecciòn).
Los defensores de este modelo creen que los médicos no deben intentar eliminar la enfermedad del
organismo, sino tan sólo guiarla de una forma beneficiosa para éste, ya que se entiende que, en última
instancia, la enfermedad aporta la realización individual.
Además de la terapia con los preparados antroposóficos producidos por métodos homeopáticos, el
tratamiento antroposófico incluye otros métodos terapéuticos y medicamentos. Estas medidas
contribuyen a activar la capacidad intrínseca de autocuración del paciente. La Medicina antroposófica ha
desarrollado una gama de terapias complementarias como la Euritmia terapéutica, el Masaje
Rítmico, la Pedagogía curativa, el Arte de la Palabra, ofreciendo así al paciente un enfoque integral
de la Medicina, ampliada por el conocimiento de la Antroposofía, que aspira a crear un nuevo arte de
curar, colocando una semilla de la futura reunión de Ciencia, Arte y Religión.
La medicina antroposófica está orientada según un enfoque integral e incluye el uso de compuestos
farmacéuticos desarrollados para casos individuales.
De acuerdo a esta imagen ampliada del ser humano, Rudolf Steiner nos dejó indicaciones sobre la
elaboración de medicamentos, cuyo método de obtención se halla muy cercano a la Homeopatía.
La Espagiria, derivado de los verbos griegos "span", separar y "agerein", unir, se ha utilizado desde la
época de Paracelso. Designa el arte de crear medicamentos de mayor eficacia realizando las dos
operaciones fundamentales que el nombre implica: inicialmente se separan las porciones valiosas y, se
combinan de nuevo para producir un medicamento más eficaz.
Las materias primas de los medicamentos espagíricos son de origen vegetal y mineral. Los pilares
fundamentales de la espagiria según Krauss son la fitoterapia y la homeoterapia. Los medicamentos
espagíricos se administran en las potencias decimales 4ª a 10ª. La elección del medicamento adecuado se
realiza teniendo en cuenta las propiedades organohistotrópicas de las sustancias medicinales activas que
lo constituyen.
El sistema biodinámica, método de agricultura ecológica que Rudolf Steiner desarrolló y practicó en
la finca Koberwitz para agricultores en 1924 hunde sus raíces en el "Curso de Agronomía", basado en la
Antroposofía, que incluye los efectos de fuerzas cósmicas sobre la tierra, entendiendo esta misma como
organismo vivo. Según esta concepción, una granja es un organismo vivo que refleja la complejidad de
la Naturaleza.
Un sistema agropecuario biodinámico se compone, en su forma ideal, de praderas y dehesas, campos de
cultivo, huertos, frutales, setos y bosques. La agricultura es por lo tanto polivalente y multiforme. Su
principal tarea consiste en que la cadena biológica formada por el suelo, plantas, animales y hombres
permanezca lo más cerrada posible, sin pérdidas. Cada nutriente que abandona la granja en forma de
producto se ha de restituir por otros de forma natural.
El gusto es el sentido que nos permite apreciar el sabor de los alimentos. La lengua tiene unas
terminaciones nerviosas que permiten captar cinco sabores fundamentales: dulce, amargo, salado, ácido
y picante. Todos y cada uno de los alimentos poseen alguno de estos sabores o la combinación de ellos,
y que la naturaleza ofrece al ser humano no solo para que tenga el placer de degustarlos en su
alimentación cotidiana, sino porque su armónica combinación mantiene la salud del cuerpo y,
especialmente, porque en si mismo el sabor de las plantas tiene un gran potencial curativo. Es el estudio
del sabor y el aroma una de las maneras más simples utilizadas a lo largo de la historia para identificar a
las plantas medicinales y conocer sus efectos.
Los seres humanos no siempre han sabido apreciar la sutil relación que existe entre el sabor y el
potencial medicinal de las plantas. Actualmente, cuando se investiga una planta en la farmacología
moderna para la obtención de drogas ya no se tiene en cuenta el sabor, y de esta forma se desaprovecha
un elemento importante de su valor medicinal. Incluso se busca eliminar o cambiar el sabor amargo en
los jarabes con azúcar o saborizantes aromáticos; y las tabletas son recubiertas con una película de
celulosa.
Las plantas pueden agruparse por su aroma en aromáticas, y según su sabor en cinco grupos, en los
cuales se aprecian diferentes cualidades curativas:
PLANTAS AROMÁTICAS
Son plantas que contienen aceites esenciales y principios aromáticos y volátiles que pueden percibirse
fácilmente por el olfato y el gusto.
Las plantas aromáticas son calmantes o estimulantes, algunas de ellas poseen además, efecto antibiotico
limpiador o tónico. Las aromáticas son las plantas medicinales que aún se conocen y conservan casi en
todos los pueblos, aunque no siempre se usan como medicinales, sino como bebidas aromáticas sociales
o como aromatizantes de ambiente. Plantas aromáticas muy comunes como albahaca, anís, canela,
cidrón, clavo, eneldo, manzanilla, mejorana, menta, poleo, romero, toronjil y hierbabuena pertenecen a
la familia botánica de las Labiadas, que es una de las más importantes y cuya distribución abarca gran
parte del planeta.
PLANTAS DULCES
Son aquellas plantas con alto contenido de azúcares como la glucosa, sacarosa, maltosa o fructuosa. La
mayoría de las frutas se incluyen en esta categoría. También encontramos raíces como la remolacha y la
zanahoria, tallos como la caña de azúcar y la caña de maíz, o algunas hojas y flores de plantas
aromáticas. Todas las formas de azúcar son fuente de energía y calor y, por tanto, estimulantes de las
funciones energéticas del organismo, y proporcionan energía a corto plazo por lo cual son muy
apetecidas. El dulce es regulador y reconciliador y tiene propiedades tónicas.
PLANTAS ÁCIDAS
Deben su sabor al contenido de ácidos orgánicos característicos: ascórbico, cítrico, málico, oxálico y
tánico. Substancias que pueden estar solas o combinadas con otras en los aceites esenciales de una
misma planta. Las más conocidas son las frutas cítricas como el limón, la naranja, la piña, el maracuyá
(parchita) etc., y algunas plantas como la acedera y las cañas agrias. Los ácidos son astringentes,
purificadores y analgésicos; su aplicación más notable se ve en las diarreas, vómitos, transpiraciones
escasas. El efecto de las plantas ácidas generalmente es limpiador y tónico, algunas son antisepticas.
PLANTAS AMARGAS
Por siglos, y durante muchas generaciones se aceptaron las plantas amargas como medicinas muy
importantes, pero en los últimos tiempos, debido al cambio de costumbres alimentarias que favorecen el
dulce y la sal, se han despreciado los sabores amargos, e incluso las plantas medicinales que los
contienen. Son plantas que tienen influencia sobre la función gástrica, pero sobre todo en caso de
inapetencia; son por tanto aperitivas.
Existen varios tipos de ellas, las cuales se emplean siempre antes de las comidas: amargas puras, como
la genciana, centaura menor o trébol acuático; amargas aromáticas, como la artemisa, angélica; amargas
astringentes, como la corteza de candurango, útiles por presentar un ligero efecto astringente eficaces en
catarros y gastritis ligeras; amargas mucilaginosas, como el tusílago y el cáñamo.
Los principios amargos de las plantas actúan sobre todo como limpiadores, aunque en pequeñas
cantidades pueden tener una acción tónica importante. Los amargos son secretores, astringentes,
eliminadores de calor y dispersantes, regulan y suprimen los factores patógenos. Plantas: Hojas de
guayaba, incienso, boldo, alcachofa.
PLANTAS PICANTES
Se han cultivado desde tiempos antiguos. Por su sabor picante ejercen efecto estimulante en varias
mucosas; tienen efecto mucolítico, mejoran la circulación y generan calor (ayudan contra la depresión),
pero en exceso irritan hígado y tubo digestivo.
Usados con moderación dan sabor a los alimentos y tienen propiedades curativas.
Tienen fibra, vitamina C y K, algo de beta caroteno, potasio y magnesio; en los chiles secos el contenido
nutricional se concentra.
Las plantas con sabor picante tienen propiedades dispersantes y se emplean para enfermedades del
exterior (infecciones), como sudoríficas y para estimular la circulación de la sangre y de la energía
estancada. Jengibre, ají, menta, hierbabuena, mejorana, cebollín son ejemplos de estas.
PLANTAS ASTRINGENTES
Astringente significa que cierra los poros y disminuye o elimina el exceso de secreciones, gracias a la
acción de principios activos conocidos con el nombre de taninos. Muchas de las enfermedades
infecciosas se caracterizan por la gran producción de moco, pus y secreciones nocivas que si bien
ayudan a expulsar la enfermedad, cuando se producen en exceso impiden la desinflamación y la
cicatrización de los tejidos. Plantas: Arándano, Café, canela, encina, eucalipto, cola de caballo,
guayaba, manzana, nogal, quina, salvia, rosas, membrillo, té.
También encontramos una forma extendida este concepto en los nativos de las selvas tropicales; cuando
la humedad de la selva, con las frecuentes lluvias, es entendida como un factor determinante de la
salud. Estar acalorado en el trabajo del monte o de la parcela y recibir en forma repentina un aguacero,
trabajar arduamente bajo el sol y tener que atravesar el río, por ejemplo, son algunos de los momentos
cotidianos en que se percibe la recepción nociva de frío por el contacto con el agua. También el aire es
portador de fríos y afecta sobre todo los pulmones y vias respiratorias o articulaciones a las personas
acaloradas, a las mujeres en dieta de parto o con menstruación o a las que tienen gripa o resfriado en el
momento de recibir la corriente. El agua y el aire son, pues, los principales portadores de frío y en el
organismo puede expresarse de diversas formas: mal aire, bronquitis y asma, neuralgias, dolor de cintura
o mal de los riñones, dolor de cabeza, pasmo, reuma, reumatismo, etc. Paras combatir el frío utilizan
plantas cálidas, tomadas y en baños.
En cambio el calor, como entidad dañina, no está asociado a las condiciones climáticas y más bien
parece referirse a los humores del organismo, incluyendo la bilis, el hígado y bazo, excesos alimenticios,
de licor o drogas estimulantes, y tienen su expresión última en la amplia categoría de fiebres. Para
combatir el calor utilizan plantas frescas (una de las categorías más recomendadas en el presente
estudio) tomadas en infusión.
Las plantas calientes y templadas, se emplean para tratar dolencias causadas o relacionadas con el frío
por ejemplo, sentir calofrío, tener diarrea o sufrir reumatismo articular crónico. Ejemplos: los pimientos
verdes y rojos, el jengibre seco, los puerros.
Las plantas frías se emplean para tratar dolencias relacionadas con el calor, causadas por ejemplo, por
la gripe, el estreñimiento y los eczemas. Berenjenas, soja germinada, sandia y tomates,
Plantas Frescas: El agua es por excelencia la sustancia más refrescante y cuando la consumimos en
forma pura no apreciamos ningún sabor. Los indígenas de la selva amazónica enseñan que hay algunas
plantas cuyo sabor es “fresco”; se refieren a plantas insípidas con gran contenido de agua; y que al
consumirlas se experimenta en la lengua y en la boca una sensación y un sabor que se describe como
fresco. Son plantas con alto contenido en mucílagos, substancias emolientes. Liberal, linaza y malva son
las más conocidas en nuestro medio, y su efecto se considera en todos los casos como calmante,
sobretodo por su capacidad para ablandar distintos tipos de “durezas”, es decir para suavizar y
desinflamar por su efecto emoliente.
Eliminadoras de humedad.
Verdolaga: ácida y fría; corazón, hígado y bazo; propiedades secantes y refrescantes.
Plantas Diuréticas
Llantén dulce y frío y actúa en hígado, riñón e intestino delgado; se usa en ardor urinario, infecciones
de vejiga y riñón, glomerulonefritis.
Estigma de maíz dulce, frío; riñón, vejiga, diurética, hemostática y antiinflamatoria y se usa en
infecciones, hepatitis, dificultad secretoria de bilis; con otros medicamentos en enfermedades cardiacas.
Una alimentación mal balanceada, con excesos de sal, azúcar, proteínas, harinas refinadas y grasas,
contribuye a una mayor producción de desechos, y a la congestión y acumulación de estas substancias
en todas las células y tejidos del cuerpo, dando origen a vicariaciones progresivas y hasta neoplasias.
Fuera de la producción normal de desechos y toxinas debido al metabolismo de los alimentos, en la vida
moderna sobrecargamos al organismo de muchas otras substancias tóxicas como las anilinas, colorantes
artificiales, preservativos químicos, gases atmosféricos contaminantes, exceso de alcohol, tabaco,
bebidas estimulantes como el café y refrescos de cola negros; que dificultan la labor natural de
eliminación de estos desechos.
Las enfermedades producidas por esta sobrecarga de desechos y toxinas solo se manifiestan meses o
años después, cuando ya el cuerpo no es capaz de eliminarlos y la congestión y acumulación en células y
tejidos resulta excesiva, impregnando cada vez niveles más internos de organización celular. Muchas
enfermedades crónicas como la osteoporosis, la insuficiencia renal, la cirrosis hepática, la osteoartritis y
gran cantidad de formas de cáncer son la expresión final y agravada de este problema.
Cuando se manifiestan los síntomas como dolores, inflamación o tumores, indican que el proceso lleva
varios meses o años, con un tiempo silencioso en el que no se experimentan o manifiestan como
enfermedad sino en forma de pequeñas molestias como malestar, irritación, acidez, alergia, tos, fiebres
pasajeras, virosis continuas; las cuales ocultamos con fármacos sintéticos como la aspirina, los
antibióticos, antialérgicos, antipiréticos, antiinflamatorios, antiácidos que no solo ocultan el mal y
dificultan la labor protectora del organismo sino que también traen efectos colaterales y ocultan la
enfermedad y la trasladan a niveles cada vez más internos del organismo.
Las plantas medicinales eficaces por su acción limpiadora constituyen la mejor opción para ayudar al
organismo en los procesos de limpieza y desintoxicación. Esto no quiere decir que podamos seguir
recargando al organismo. Es importante recordar que se necesita un cambio y moderación en nuestros
hábitos de vida e higiene. Además de otras medidas como el ejercicio diario, actividades al aire libre o
en el campo, que contribuyen de forma adecuada a facilitar el movimiento y la expulsión de toxinas.
Los desechos y las toxinas han sido recientemente identificados por la medicina moderna con nombres
como radicales libres, peróxidos, cationes activos, aminas toxicas, ácidos no volátiles, etc. Las plantas
medicinales que limpian tienen principios que atrapan y arrastran consigo estas substancias hasta
llevarlas a los órganos encargados de su eliminación. Otras facilitan a los órganos su expulsión
definitiva del organismo. Tomar las plantas que limpian, en cocimiento o infusión, y ojalá entre
comidas, se puede convertir en una costumbre muy saludable. Plantas como botoncillo, caléndula, diente
de león, llantén y ortiga pueden tomarse durante varios días o semanas sin riesgos para el organismo, y
permiten alcanzar una suave y permanente limpieza.
El uso de purgantes y sustancias afines en la medicina moderna ha perdido importancia con el transcurso
de los años y en la actualidad son pocas las indicaciones, limitándose a patologías como el
estreñimiento, el infarto agudo de miocardio, el postoperatorio de cirugías perineales o rectales, o para
limpiar el intestino con el fin de facilitar, la visualización en algunos estudios radiológicos.
Para la erradicación de parásitos intestinales se utilizan medicamentos que causan su muerte en el
intestino: vermicidas o parasiticidas, sin provocar su expulsión. No existen medicamentos eméticos y
sólo se recomienda el vómito en ciertas intoxicaciones o envenenamientos. Las sustancias colagogas o
coleréticas han sido retiradas de la terapéutica moderna, sin ser reemplazadas por otro tipo de
prescripciones.
Sin embargo, al abordar la medicina tradicional, encontramos que el panorama de las sustancias
purgantes es distinto del observado en la medicina moderna; los purgantes hacen referencia, no sólo a su
capacidad de producir evacuación intestinal, sino también a la posibilidad de producir otra serie de
reacciones que podríamos llamar de descarga o expulsión, tales como vómitos, diaforesis, salivación y
expectoración. Su definición, por lo tanto, resulta más amplia y, en cierto modo, se aproxima al
concepto griego de catarsis (del griego katarsis) que significa purga, limpieza, purificación.
Por otra parte, en diferentes descripciones sobre el riguroso aprendizaje del chamán o médico
encontramos, además de los rigores del ayuno, la abstinencia sexual, las veladas interminables, los
lavatorios y tos propiciatorios, el uso de vomitivos y de purgantes como mecanismos para lograr la
purificación y el fortalecimiento interior.
El yagé o ayahuasca (Banisteriopsis sp.) , una planta considerada por la Etnobotánica como psicotrópica,
es ante todo un purgante y este efecto determina la reacción medicinal y el proceso del trance que
suscita. También, el yoco (Paullinia yoco) es otra planta ampliamente utilizada por inganos y sionas
como purgante. Estos la toman en ayunas todos los días y la llaman el tinto del indio pues se le ha
reconocido un efecto estimulante similar al café, el té o el chocolate, por su alto contenido en alcaloides
derivados de las purinas. Así mismo, se le reconocen también otras propiedades terapéuticas como
antibilioso, antimalárico, depurativo y purgante (Schultes, 1941), efectos que ocurren a dosis similares.
¿Cómo es posible que una sustancia tenga al mismo tiempo el agradable efecto estimulante y el
desagradable efecto purgante? Según los curacas, cuando el yoco encuentra un organismo en mal estado,
debido a una alimentación inadecuada o al incumplimiento de las normas higiénicas, actúa como
purgante produciendo reacciones de vómito y diarrea, en ocasiones severas. De otra parte, cuando el
organismo se encuentra limpio, se hace evidente el efecto estimulante, además de su acción preventiva
de enfermedades al mantener el cuerpo purgado.
De acuerdo con esto, podemos concluir lo siguiente sobre el uso de purgantes entre los indígenas: 1) los
indígenas conocían y utilizaban los purgantes antes de la llegada de los españoles al continente, 2) en la
actualidad se siguen considerando los purgantes como pilares de la terapéutica indígena, 3) el purgante
se relaciona con el concepto de purificación, como se observa en los ritos de iniciación o en el
entrenamiento chamánico, 4) la purga se usa más como preservador de la salud, 5) el concepto de
purgante entre los indios incluye además vómito, diuresis, sudoración, en fin, limpieza de todo el
organismo; no existe frontera entre la realidad física y la espiritual, de manera que los purgantes, y en
general toda la medicina indígena, van dirigidos tanto al cuerpo como al espíritu, 6) los purgantes,
además, son considerados como instrumentos para probar el valor, más aún, para fortalecer la voluntad,
conceptos que son para el indígena tan importantes como el desarrollo físico o mental.
Todos estos conceptos se relacionan estrechamente con las dos realidades que más han obligado al
hombre a una reflexión religiosa extenuante: la enfermedad y la muerte.
Es así como muchos de los sistemas terapéuticos tradicionales incluyen dos criterios fundamentales: la
necesidad de conversión (de hábitos nocivos contrarios a los exigidos por normas y tabúes) y la
necesidad de limpieza y purificación a través de ritos y expresiones religiosas elaborados para tales
fines. Quizá por esto, en el caso del chamanismo resulta difícil precisar la frontera entre lo terapéutico y
lo religioso, más aún entre médico y sacerdote.
El concepto de purgatorio se encuentra ampliamente difundido, íntimamente ligado a sufrimiento y
dolor, que tiene su máxima expresión en la enfermedad, la pobreza y las calamidades.
Resulta extremadamente curiosa la coincidencia entre los términos purgatorio, purga, purgante, pues se
establece un vínculo entre los conceptos religiosos y los terapéuticos. En ambos están implícitos
expiación, pago de culpas, limpieza, purificación, sufrimiento, mal sabor, amargor, curación.
Para concluir, encontramos que el uso de sustancias purgantes es todavía una práctica muy extendida en
nuestra medicina popular e indígena. Con algunas variaciones regionales, culturales o étnicas, está
situado dentro de un marco teórico preciso y con unos fundamentos sólidos que se extienden desde una
concepción específica de la salud y de la enfermedad, dominada por el criterio de limpieza y expulsión,
hasta una concepción filosófica y religiosa de la vida, resumida en la teoría del purgatorio.
Sea por razón de tradición popular o por la sencillez de su comprensión, el uso de purgantes es una
práctica de fácil aceptación en nuestra población y tiene elementos que permiten sustentar su utilización
con argumentos científicos propios de la medicina moderna.
Hasta hace 50 años todavía era frecuente el uso de purgantes y de sustancias evacuantes en la medicina
occidental, aunque en menor medida que en siglos anteriores, pero su uso es cada vez más decreciente.
Por el contrario, en las regiones campesinas y rurales, entre los indígenas, los curanderos mestizos y
urbanos e incluso en las tiendas naturistas, hay un uso vigente de sustancias purgantes, especialmente de
origen vegetal, que permiten afirmar su continuidad como elemento terapéutico de primer orden en la
medicina tradicional.
No podemos estar equivocados al suponer que esta práctica tradicional podría ser incorporada a los
sistemas de atención médica formal, teniendo en cuenta las consideraciones antropológicas y médicas,
como una herramienta verdaderamente útil para conseguir una articulación de medicinas, tal como lo
propone la Organización Mundial de la Salud.
Principios Amargos: Son productos de estructura química diversa (Lactonas, antroquinonas, saponinas,
flavonoides, ete.), pero todos ellos tienen en común su sabor amargo. Las sustancias amargas fueron
definidas por la medicina como sustancias o medicamentos con capacidad de aumentar el apetito y
favorecer la digestión, por medio de la estimulación de la producción glandular del aparato digestivo.,
provocando la secreción salivar y gástrica, así como la movilidad del estómago.
Se conocen como tónicas digestivas o tónicas amargas. Además, se les reconoce la virtud de retardar la
fermentación acética, coadyuvando en el tratamiento de dispepsias con acidez y flatos. Esta característica
tónica digestiva se hace extensiva a todo el organismo, como tónica general, por lo cual las sustancias
amargas se pueden usar también en aquellos estados en los cuales se considera que hay una disminución
del tono general, como la anemia y la convalecencia de enfermedades; debilidad y estados de
agotamiento nervioso. Son usados en casos de inapetencia, malas digestiones, pues son tónicos
digestivos, y estimulan la movilidad abdominal, así como las secreciones salivar y gástrica.
Se ha aceptado que la mayoría de las plantas amargas son tóxicas para los parásitos intestinales, por lo
cual han sido usadas como antihelmínticos. Se les ha reconocido propiedades diuréticas, aunque no hay
explicación alguna sobre este modo de acción. Aunque todos los usos enumerados fueron relegados
durante mucho tiempo por la medicina moderna junto con las plantas medicinales.
En términos médicos, este efecto se comprende mejor a partir de un análisis de los sistemas
hidroelectrolíticos, de las reacciones inmunitarias y sobre todo de la estimulación continua del sistema
autónomo simpático, con la consecuente producción y acumulación de catecolaminas. Todo esto
requiere un consumo alto de energía, y predispone a muchas enfermedades; facilitando la presencia de
infecciones.
Resulta curioso que la mayoría de las enfermedades agudas, independientemente de su causa, se
expresan por medio de la inflamación y la fiebre. Esta fiebre, como síntoma común, es la expresión
máxima de aquel calor que se venia acumulando en el organismo.
Por el contrario, si consumimos una sustancia ácida o una sustancia amarga, experimentamos
inmediatamente una sensación refrescante.
Podemos concluir, que de los sabores fundamentales de las plantas y los alimentos, tres producen
reacciones de “calor”: picante, salado y dulce; y tres producen reacciones de “frescura”: astringente,
ácido y amargo. Es prueba de que la naturaleza nos ofrece de sí misma substancias distintas para darle
un equilibrio al organismo. Es muy importante recuperar el hábito del consumo frecuente de plantas y
alimentos ácidos y amargos para contrarrestar el calor excesivo que se puede acumular y mantener así
fresco al organismo.
Debemos aprovechar las cualidades del amargo para tonificar el organismo ingiriendo plantas amargas o
sus extractos y cocimientos en pequeñas cantidades. Se recomienda tomar en ayunas una (1) vez por
semana medio pocillo de sumo de una planta amarga como ajenjo, botoncillo, llantén o verbena, que se
consiguen fácilmente en todos los climas de los países de América tropical. Es importante tener la
precaución de no tomar ningún alimento hasta una hora después.
Siempre esperamos encontrar en los libros de plantas medicinales o en los manuales de salud y
naturismo, recetas prácticas para combatir, corregir o eliminar las enfermedades que nos aquejan. Sin
embargo, al inicio de un nuevo siglo, la humanidad debe comprender que el mejor camino para combatir
las enfermedades es prevenirlas. Una actitud preventiva de la salud es más prudente, inteligente y
económica que la de cuidarse solo cuando las enfermedades han llegado y nos han tomado ventaja.
Pero la prevención de las enfermedades no consiste solamente en tomar substancias o plantas
medicinales. Ante todo, lo fundamental es llevar una forma saludable de vida, la cual debe incluir entre
otros, los siguientes puntos:
Eliminar el "estrés", por medio de prácticas de relajación y meditación.
Tener una alimentación sana, moderada y equilibrada.
Practicar deportes, ejercicio y actividades al aire libre.
Evitar el exceso de licor, el tabaco y las drogas.
Rechazar la contaminación ambiental y los productos tóxicos.
Evitar el abuso de fármacos y medicinas.
Llevar una vida solidaria cumpliendo las normas de convivencia.
Orientarnos hacia una sana vivencia espiritual.
El problema básico en la vida moderna es el desequilibrio que hay en dos situaciones extremas, por un
lado el exceso de agentes agresores (contaminación, tabaquismo, alcohol, medicamentos químicos,
azúcar refinado que es un oxidante brutal, aceites refinados, además de la oxidación normal del ser
humano que daña la membrana celular, por ello las especies han desarrollado mecanismos antioxidantes
eficaces) y por el otro la disminución drástica de factores protectores del organismo.
Podría decirse que el desarrollo del hombre en las civilizaciones modernas se ha cimentado en dos
cambios fundamentales en su forma de vida:
1) La domesticación de especies silvestres y por consiguiente la agricultura. (Cereales).
2) Desarrollo de la ganadería y aumento en el consumo de productos tipo cárnico y lácteos.
Desafortunadamente este tipo de desarrollos ha generado más enfermedades porque se tienen sustancias
como los caseinatos y el gluten que provocan por ejemplo la enfermedad celiaca que a su vez altera el
sistema inmunológico y produce alergias e inmunosupresión y toxemia. Está comprobado por la ciencia
y se corrobora lo que la medicina natural ha sostenido siempre: la toxemia intestinal es la base de
todos los problemas de salud y es provocada sobre todo por el tipo de alimentación moderna..
La adicción al cigarro consume 250 mg de vitamina C que en muchos casos no se sustituye a través de la
dieta moderna y es por esto que se sugiere el uso de dichos complementos y que constituyen una medida
efectiva y prácticamente sin efectos secundarios.
Tradicionalmente se ha considerado al ajo como el rey en compuestos antioxidantes, aunque se dice
que el orégano tiene mayor cantidad de dichas sustancias.
Los principios activos de las plantas, a los que hay que atribuir sus efectos curativos, pueden utilizarse
en el tratamiento de gran número de enfermedades o dolencias. A continuación se dan algunos ejemplos
de las propiedades medicinales de las plantas, así como de algunas de las especies vegetales que
presentan estas propiedades. Para entender fácilmente cómo actúan las plantas medicinales, he dividido
en tres (3) categorías los efectos de los principios activos que ellas contienen:
Debido a que la mayoría de las plantas medicinales contienen distintos principios activos, podemos
esperar que una misma planta produzca simultáneamente diferentes efectos. También es común que los
diferentes principios activos presentes en una planta ofrezcan u n efecto cinegético que contribuyen en
conjunto para curar o aliviar una dolencia, lo que no ofrece ninguno de los componentes por separado.
Incluso en diferentes dosis pueden ofrecer diferentes efectos como por ejemplo en las preparaciones
homeopáticas o en la dosificación de las plantas amargas, que en pequeñas dosis activan un efecto tónico,
mientras que si se suministran en mayores cantidades generan fuertes reacciones de limpieza o hasta
pueden causar daño, incluso la muerte. Por esta razón, lo más conveniente es que cada persona se
familiarice con el uso de unas pocas plantas y aprenda a conocer de manera exacta sus efectos.
livian, calman o quitan el dolor sin producir pérdida de conciencia. Los analgésicos más potentes
conocidos son los opiáceos, alcaloides derivados de la amapola, entre los cuales se destaca la morfina.
Los analgésicos opiáceos actúan sobre el sistema nervioso central, y como producen adicción, deben ser
utilizados únicamente en el dolor muy intenso. No es recomendable su empleo indiscriminado ya que
pueden ser altamente tóxicos. También alivian el dolor los alcaloides de plantas como el borrachero, la
coca y la marihuana. Su utilización, de igual modo, requiere precaución.
En realidad, la mayoría de los dolores que se presentan comunmente pueden controlarse con plantas
medicinales menos peligrosas igualmente útiles, las cuales contienen ácido salicílico (principio de la
aspirina) o aceites esenciales, cuyos principios activos que resultan eficaces como analgésicos y
antiespasmódicos, son plantas capaces de disminuir el tono y las contracciones gástricas e intestinales,
sobre todo cuando existe hipermotilidad y espasmos, que son los causantes del dolor; poseen principios
activos de estructura muy variada como alcaloides, flavonoides, cumarinas, esencias. Los analgésicos no
opiáceos actúan inhibiendo la síntesis de prostaglandinas (mediadores del dolor y la inflamación) en los
tejidos periféricos. La aspirina o ácido acetil-salicílico que proviene del sauce ( ) es un buen
calmante del dolor y antiinflamatorio pero puede irritar la mucosa gástrica. Las plantas analgésicas de
aplicación tópica incluyen también principios antiinflamatorios.
El descubrimiento de los receptores de los opiáceos en el sistema nervioso central y de las encefalinas y
endorfinas (sustancias producidas por el propio organismo) que se unen a ellos, ha impulsado las
investigaciones sobre procedimientos analgésicos que utilicen estos mecanismos naturales.
Plantas: amapola, adormidera, árnica, belladona, borrachero, café, coca, gingseng, guaco, guayaba,
hipérico, menta, manzanilla, maracuyá, marihuana, mejorana, romero, sauce, saúco, salvia,
sueldaconsuelda, cáscara de papa (bebiendo la infusión muy caliente).
Principios tranquilizantes:
Nombre que se aplica a un tipo de sustancias que se emplean para tratar la ansiedad y el insomnio.
Ayudan a combatir y calmar problemas nerviosos tales como irritabilidad, insomnio o excitaciones
nerviosas. Los laboratorios farmacéuticos producen distintos tipos de medicamentos tranquilizantes,
casi siempre de origen sintético, los cuales tienden a producir adicción y a tener efectos secundarios
molestos o peligrosos. Al principio, el término comprendía dos grupos: tranquilizantes mayores -las
fenotiazinas, como la clorpromazina- útiles en el tratamiento de pacientes con enfermedad mental aguda
y tranquilizantes menores benzodiacepinas, como el diazepam (Valium). Aunque son útiles para
disminuir la ansiedad y el insomnio de forma temporal, se considera que no son eficaces para periodos
superiores a dos semanas. La administración a largo plazo a dosis mayores de las habituales puede
producir dependencia física, con síntomas de abstinencia característicos, desde pesadillas nocturnas
hasta convulsiones cuando se interrumpe la administración del fármaco. Por eso conveniente recurrir a
tranquilizantes naturales que nos ofrecen plantas con aceites esenciales como la pasiflorina, y el ácido
valeriánico. Un antiguo fármaco derivado de la planta india Rauwolfia serpentina constituyó el primer
tranquilizante moderno, la reserpina, alcaloide purificado extraído de la raíz de la planta, o sintetizado en
el laboratorio, fue uno de los primeros fármacos utilizados en el tratamiento de ciertos trastornos
psiquiátricos. En el caso de las psicosis, las fenotiazinas (como la clorpomacina) son más empleadas. El
tratamiento con reserpina produce en ocasiones un cuadro grave de depresión.
Plantas: Árnica, adormidera, amapola, apio, avena, cidrón, caléndula, canela, curuba, hipérico, lavanda,
manzana, melisa, menta, naranjo, sauce, tilo, tomillo, toronjil, valeriana.
Principios antiinflamatorios
La medicina moderna da el nombre de aniinflamatorio a las substancias que contribuyen a disminuir o
eliminar la inflamación que acompaña a muchas enfermedades. Entre los medicamentos modernos, los
antinflamatorios esteroides o derivados de la cortisona se producen a partir de las diogeninas extraídas de
diversas plantas. También existen antiinflamatorios no esteroides (aines), tales como la aspirina,
finilbutazona e indometacina.
Los principios activos naturales más importantes, por su efecto antiinflamatorio, son los aceites
esenciales, las resinas, las saponinas, los mucílagos, los carotenos y los flavonoides. Algunas resinas
tienen gran efecto antiiflamatorio al ser aplicadas por vía externa, pero si se ingieren pueden resultar
tóxicas. Se recomienda solo utilizarlas en forma de baño, paños calientes, cataplasmas o compresas, en
especial para golpes, neuralgias, luxaciones y espasmos musculares. Plantas como el curare, la
chuchuasa, la ortiga y la zarzaparrilla contienen sapogeninas, principios antiiflamatorios más potentes
que se pueden utilizar para la artritis y otras enfermedades de mayor gravedad.
Los mucílagos son principios activos que confieren a las plantas una consistencia viscosa o babosa,
penetran en los tejidos produciendo una acción suavizante y refrescante, del mismo modo en que las
cremas cosméticas emolientes actúan en la piel.
Las substancias emolientes son los mejores antiiflamatorios naturales para las enfermedades que
producen fuertes inflamaciones como ocurre en la úlcera péptica, la hepatitis, los problemas renales y las
irritaciones digestivas.
Los aceites fijos, por ejemplo, el de oliva y el de almendras, también actúan como emolientes si se
aplican directamente en la piel. Algunos principios antiiflamatorios, como los mucílagos, los carotenos y
los flavonoides, que se encuentran en distintas plantas, favorecen también la cicatrización de tejidos
lesionados.
Plantas: Abrojo, apio, anamú, caléndula, cebada, linaza, malva, nogal, papaya, llanten, malva,
milenrama, sauce, suelda-consuelda, tomate, tabaco, mango (hojas).
Principios astringentes
Astringente significa que cierra los poros y disminuye o elimina el exceso de secreciones, gracias a la
acción de principios activos conocidos con el nombre de taninos. Muchas de las enfermedades
infecciosas se caracterizan por la gran producción de moco, pus y secreciones nocivas que si bien ayudan
a expulsar la enfermedad, cuando se producen en exceso impiden la desinflamación y la cicatrización de
los tejidos.
Plantas: Arándano, Café, canela, encina, eucalipto, cola de caballo, guayabo, hamanelis, manzano, nogal,
quina, salvia, rosal, té.
Principios antiemíticos:
Son aquellos que ayudan calmar o a disminuir el vómito en caso de irritaciones digestivas. El vómito es
otro mecanismo que tiene el cuerpo para eliminar toxinas o substancias dañinas. Sin embargo, cuando la
irritación es excesiva y éste se vuelve persistente, se corre el riesgo de deshidratación, especialmente en
las diarreas infantiles o en la enfermedad diarreica aguda. Las plantas antiemíticas actúan gracias a las
substancias contenidas en sus aceites esenciales, que inhiben el reflejo del vómito, actuando directamente
en el estómago o en los centros nerviosos.
Plantas: Canela, hinojo, manzanilla, menta, mejorana, romero, salvia, toronjil, hierbabuena.
Principios antitusígenos:
La tos también es un mecanismo de defensa del organismo para ayudar a expulsar secreciones y toxinas
del sistema respiratorio. Sin embargo, en caso de irritación excesiva se hace crónica y dolorosa, por lo
cual es útil administrar plantas o substancias que la inhiban.
Son plantas ricas en mucílagos con efecto emoliente; plantas ricas en saponósidos con efecto
expectorante que estimulan la expulsión de secreciones pulmonares y béquicas que calman la tos
actuando sobre el "centro de la tos" suprimiendo la tos producida por excitación del nervio laríngeo.
Plantas: Anís, anamú, borraja, cerezo, poleo, saúco, malva, totumo, valeriana, violeta.
Se trata de plantas medicinales que facilitan la expectoración. Son sobre todo plantas mucilaginosas
(aunque también pueden contener saponinas y aceites esenciales), las cuales se hinchan en presencia de
agua permitiendo humedecer la zona de la laringe; su acción reduce la tos y la inflamación.
En el caso de las substancias con propiedades eméticas (saponinas sobre todo), permiten aumentar las
secreciones de los bronquios y glándulas bronquiales, provocando náuseas que en ocasiones son incluso
deseables, aunque en dosis elevadas pueden ser vomitivas.
En el caso de las substancias con propiedades estimulantes (generalmente aceites esenciales), por efecto
de su capacidad de volatilizarse a través del aparato respiratorio, excitan las mucosas y facilitan la
disolución de las mucosidades y por tanto la expectoración. Son además algo desinfectantes y relajantes
de las contracciones de los músculos lisos bronquiales.
Entre las plantas con propiedades expectorantes, expectorantes eméticas y expectorantes estimulantes, se
encuentran malva, malvavisco, llantén, gatuña, hinojo, hojas de menta, tomillo, serpol y semilla del lino.
Existen otras plantas expectorantes, pero específicas para calmar la tos (antitúsicas), entre ellas se
encuentran el tusílago, regaliz, membrillo.
A esto debemos sumar la gran cantidad de substancias químicas como drogas, insecticidas, preservativos
y colorantes sintéticos, entre otros, que el hombre consume en la alimentación diaria, o la acumulación de
radiaciones nocivas y electromagnéticas emitidas por los electrodomésticos y por los aparatos de
diagnóstico.
Además, debemos tener en cuenta que los cambios de alimentación han conducido al hombre a consumir
excesos de grasas, proteínas, azúcar y sal, elementos que producen congestiones crónicas en el organismo
y predisponen a muchísimas enfermedades.
Por esto es muy importante hablar de nuevo sobre la necesidad de limpiar y descongestionar el
organismo. Y precisamente muchas plantas medicinales limpian gracias a sus principios activos: flavonas
y flavonoides, saponinas, carotenos, aceites esenciales o principios azufrados. Sin embargo, no todas las
plantas medicinales limpian de la misma manera y, por lo tanto, conviene separarlas en varios grupos.
Principios antisépticos y antibióticos:
Ambas palabras se refieren al efecto de substancias o plantas sobre las bacterias que se encuentran en
cualquier tejido del organismo y que son la causa de las infecciones. Aquí la primera acción de la planta
consiste en atacar directamente al microbio hasta eliminarlo o debilitarlo para que el organismo lo pueda
destruir.
Podemos mencionar plantas con principios azufrados como el ajo, la cebolla y la capuchina. Plantas con
alcoholes, fenoles y principios contenidos en los aceites esenciales. Y otras como el gualanday, el limón
y algunas frutas cítricas, que ejercen un efecto antiséptico porque contienen ácidos.
Las plantas antisépticas o antibióticas pueden utilizarse en distintas preparaciones o aplicarse
directamente en el sitio de la infección, como se recomienda en caso de heridas de la piel, amigdalitis,
conjuntivitis, otitis o flujo vaginal.
Plantas: Ajo, alcanfor, caléndula, cebolla, eucalipto, gualanday, milenrama, limón, romero.
Principios depurativos:
Las plantas depurativas son aquellas que limpian la sangre y el organismo de distintas clases de toxinas y,
además, estimulan el sistema defensivo o inmunitario. Estas plantas contienen diversas substancias como
carotenos, flavonoides, mucílagos; que penetran en todos los tejidos y arrastran de manera iónica o
eléctrica las toxinas hasta alguna puerta de salida del organismo como la bilis, la orina o el sudor, entre
otras. La acción depurativa de algunos de estos principios contribuye a la normalización de problemas
como el colesterol, los triglicéridos, el ácido úrico o la glicemia.
Plantas: Borraja, berro, limón, grama, fique, llantén, nogal, ortiga, romero, salvia, zarzaparrilla.
Principios purgantes:
Para la medicina moderna los purgantes son aquellas substancias que atacan a los parásitos intestinales.
Sin embargo, el concepto de purgante implícito en la utilización plantas se refiere sobre todo a la
limpieza del sistema digestivo y del organismo, en general. A diferencia de las plantas depurativas, este
efecto se produce en pocas horas. Para aquellas personas con estreñimiento se aconseja el uso plantas
laxantes suaves y de frutas, en especial aquellas que contienen mucha fibra, mucílagos y ácidos. Plantas
como el aceite de ricino, el sen, el ruibarbo, la sábila y el saúco producen una limpieza más fuerte del
intestino debido al efecto de las antraquinonas presentes, pero su uso debería hacerse bajo orientación
médica o de personas que tengan experiencia en su empleo.
Plantas: Achicoria, aceite de oliva, ricino, lino, ciruelo, ruibarbo, sábila, saúco, sen, verbena.
Principios antiparasitarios:
Son grupos de substancias que actúan directamente sobre los parásitos intestinales, provocando su muerte
o su expulsión. Podemos dividir las plantas antiparasitarias en dos grandes grupos:
a) las que atacan a los parásitos grandes o lombrices, tales el paico y la leche de higuerón, quenopodio.
b) las que eliminan parásitos pequeños como amibas y giardias, por ejemplo, la piña, el ajo, la
hierbabuena y la ruda.
Hay grupos de plantas que tienen substancias para atacar parásitos como los piojos que viven en el pelo o
como los que afectan la piel produciendo escabiosis o arenilla. Entre estas conocemos el trompeto y el
bálsamo del Perú, del cual se obtienen el benzoato de bencilo y sus derivados, utilizados también por la
medicina moderna.
Plantas: Ajo, caña agria, higuerón, paico, piña, verdolaga, hierbabuena.
Limpieza a nivel local:
Son muchas las plantas que actúan sobre un tejido o un órgano en particular, a fin de estimular las
reacciones de limpieza y expulsión que el mismo organismo maneja. Las más importantes tienen los
siguientes principios:
a- Principios expectorantes: Se trata de substancias contenidas en los aceites esenciales de algunas
plantas. Ayudan a la expectoración del moco que produce el sistema respiratorio. Algunas de las
substancias activan la producción de más moco, otras ayudan a que sea más líquido, más fluido y
facilitan su expulsión.
Plantas: Brevo, cerezo, cebolla, mango, mora, piña, sábila, saúco.
b- Principios sudoríficos y febrífugos: Ciertas plantas medicinales aumentan el sudor para refrescar el
organismo y liberar el exceso de calor. Por eso hablamos en ambos casos de plantas sudoríficas y
febrífugas, es decir, que combaten la fiebre y son muy utilizadas en casos de gripa e infecciones.
Plantas: Borraja, limón, quina, sauco, sauce, tilo, verbena, violeta.
c- Principios diuréticos: Como su nombre lo indica, son plantas que aumentan la cantidad de orina que
producen los riñones. Algunas ejercen su efecto directamente sobre éstos, mientras que otras actúan a
nivel de los mecanismos que controlan los líquidos en el organismo. Estas plantas pueden utilizarse en
personas con problemas de riñones o en aquellas que sufren de hipertensión arterial o congestión del
corazón.
Existen numerosas plantas de acción diurética, el cerezo y la grama ocupan el primer lugar. El maíz
contiene en sus barbas sustancias para regularizar la diuresis al igual que el espárrago. En todas, las
épocas se ha reconocido, entre las principales propiedades de la cebolla, la de ser diurético,
Plantas: Abedul, apio, cabello de maíz, cola de caballo, cubio, diente de león, fresno, hinojo y la tuya.
d- Principios emenagogos: Esta palabra significa limpieza del útero o matriz. Son plantas que se utilizan
especialmente durante la menstruación o en caso de retrazo del periodo y después del parto. Plantas:
Algodón, ajenjo, altamisa, perejil, ruda, ventosa.
e- Principios que limpian el hígado: Una gran cantidad de plantas actúan sobre el hígado y las vías
biliares, limpian estos tejidos y la bilis. Pueden aumentar la cantidad de bilis, mejorar su calidad, facilitar
su salida o limpiar células del hígado. Cuando la bilis se produce en beuna cantidad y calidad favorece la
digestión y actúa como laxante suave. Por esta razón, todas las plantas que limpian el hígado, en forma
indirecta, tienen el mismo efecto sobre el intestino y favorecen la deposición.
Plantas: Ajenjo, alcachofa, boldo, botoncillo, llantén, marrubio, ruibarbo.
d- Principios digestivos:
En general, todos los condimentos que el ser humano emplea para dar sabor a los alimentos son
excelentes tónicos digestivos, pues estimulan la secreción de los ácidos y los jugos digestivos necesarios
para aprovechar los nutrientes. Su acción se debe, sobre todo, a la presencia de aceites esenciales o de
ácidos orgánicos.
Plantas: Albahaca, achiote, ají, canela, clavo, cilantro, laurel, tomillo.
i- Principios hormonales:
Hay algunas enfermedades graves originadas por la deficiencia de hormonas. Las dos más conocidas son
la diabetes, en la falta la insulina, y el hipotiroidismo, en el cual hay una deficiencia de tiroxina. La
medicina moderna ha podido controlarlas adecuadamente con el uso de hormonas preparadas en
laboratorios, cuyos resultados son excelentes, por lo cual en estos casos se prefiere el control médico
estricto y permanente, y el uso de este tipo de medicamentos. Plantas, Algas, mucus, eucalipto, nogal.
.
CULTIVO, RECOLECCIÓN Y USO DE LAS PLANTAS MEDICINALES
CULTIVO
Es importante que aprovechemos nuestros jardines, huertas y viviendas para sembrar plantas
medicinales. Aquellas familias que viven en zonas urbanas y no cuentan con sitios de cultivo también
pueden sembrar algunas plantas en macetas o en los antejardines.
Cultivarlas nos ofrece muchas ventajas y satisfacciones: Se podrá utilizarlas frescas en cualquier
momento, estaremos seguros de producir plantas bien identificadas, libres de contaminantes
ambientales, de muchas plagas y parásitos, estaremos pendientes de su cuidado y riego, y
permanentemente nos brindarán compañía.
Además, de esta manera podemos producir plantas que no siempre se consiguen en la región e
impedimos que desaparezcan muchas que se están acabando por las malas prácticas de recolección. En
la mayoría de los casos es recomendable sembrarlas junto con las otras plantas del jardín para
aprovechar algunas de sus propiedades como controladoras de plagas e insectos.
Los árboles con efecto medicinal como el saúco, el cordoncillo, el limón, el sauce y el arrayán, pueden
dar buena sombra en la huerta o servirnos de cercas vivas. Especies frutales como la curuba, la papaya,
el mango, la piña, el naranjo, el brevo y el cerezo son también medicinales. Gran cantidad de plantas
aromáticas medicinales también sirven para combatir plagas de nuestras huertas y parcelas y así evitar el
uso de sustancias químicas plaguicidas o herbicidas. Esta propiedad ha sido estudiada en el ajenjo, la
ruda, el limoncillo, la altamisa y la verbena. La mayoría de las plantas medicinales son ornamentales y,
por lo tanto, pueden servir para adornar las viviendas, los jardines y los sitios de trabajo.
RECOLECCIÓN Y CONSERVACIÓN
La mejor época para recoger y conservar plantas medicinales es a principios del verano, después de la
temporada de lluvias. Para extraer de la planta la mayor cantidad posible de principios activos es
necesario escoger días claros, soleados, comenzando la recolección a final de la mañana, con objeto de
que tallos, hojas y flores estén perfectamente secos, y dando preferencia a los ejemplares más hermosos.
De algunas plantas se recogen flores y hojas, de otras los extremos en flor; de pocas se utilizan sólo las
raíces, los rizomas o los bulbos, Ello depende del género de la planta y de cuáles de sus partes sean más
ricas en principios activos. Recoger no significa destruir. Todo ha de cogerse con delicadeza, con objeto
de que la planta no sufra.
La raíz será arrancada sólo cuando tengan que recogerse raíces, rizomas o bulbos. Las hojas se recogen
cuando en el tallo aparecen los capullos de las flores, ya que antes de la floración son poco activas
porque contienen demasiada agua. Después de la floración son también insuficientemente activas,
porque han dado a las flores lo mejor de sí mismas.
Las flores han de recogerse inmediatamente después de brotar, porque es entonces cuando poseen una
mayor riqueza en principios activos. Únicamente las flores de la manzanilla y del árnica pueden
recogerse cuando todavía son capullos. Hay plantas, como el romero y la salvia, que poseen tallo, hojas
y flores muy ricos en aceites esenciales. De estas plantas habrá que recoger los extremos floridos.
Las hojas, cuidadosamente seleccionadas y limpiadas, se dejan secar al aire y a la sombra, extendidas
sobre esteras, cañizos, etc. Los bulbos, las flores y los extremos floridos se secan al sol, cubiertos por
hojas de papel para que no se decoloren. Las raíces y los rizomas, previamente seleccionados y
separados de raicillas y fragmentos varios, se exponen al sol directamente. Al atardecer, se debe meter
todo en casa, al abrigo de la humedad de la noche. Los productos, perfectamente secos, se conservan en
cajas de hojalata o en frascos de cristal limpiados antes de su uso, cada uno con su etiqueta para evitar
confusiones y, finalmente, se guardan en un lugar seco.
Estas son, en pocas palabras, las reglas generales que han de seguirse cuando desee recoger plantas
medicinales para su uso personal. No obstante, hay que tener en cuenta que cualquiera no puede de
repente convertirse en recolector o herborista. Es indispensable tener alguna noción de botánica y
conocer con toda seguridad las plantas que se desea recoger. Es muy fácil confundirse. Muchas plantas
se parecen tanto entre sí que, si no se es buen conocedor, se corre el riesgo de cortar una planta
venenosa.
Los remedios naturales, a partir de hierbas, raíces, flores y hojas, requieren una cuidadosa selección y
preparación de las plantas medicinales, si se desea obtener un preparado eficaz desde el punto de vista
terapéutico, ya que sólo así se mantendrán intactos y conservarán su poder medicinal todos los
principios activos.
RECOMENDACIONES GENERALES
Siempre que sea posible debemos emplear plantas medicinales frescas, pues muchos de sus
componentes y principios activos pierden eficacia con el tiempo y en el secado. Además, son fácilmente
contaminadas por hongos y otros microorgamismos patógenos.
Es importante asegurarnos de utilizar plantas regadas con agua de lluvia o agua libre de contaminantes y
cultivadas ecológicamente con abonos orgánicos, libres de plaguicidas, pesticidas y abonos químicos.
Lo mejor es cultivar nuestras propias plantas medicinales, en jardines, huertos y macetas donde además
de sus virtudes medicinales nos prodiguen compañía.
Cuando se necesita secar las plantas se recomienda colgarlas a la sombra en un sitio fresco donde
reciban alguna corriente de aire. No es aconsejable guardarlas en bolsas plásticas. En cambio, pueden
conservarse en la nevera por varios días. Sus cocimientos, esencias y extractos pueden durar más
tiempo.
No utilizar plantas medicinales sin estar seguro de conocerlas. Muchas plantas son tóxicas o contienen
principios activos muy enérgicos, que pueden causarnos daño. Además, las personas conocen distintas
plantas con el mismo nombre o una misma planta tiene nombres diferentes. Si tiene dudas, no la emplee.
Desconfíe de las propiedades milagrosas atribuidas, en ocasiones, a las plantas medicinales.
Al querer emplear una planta medicinal siempre se debe saber qué parte utilizar. De algunas plantas se
aprovecha toda, mientras que de otras solo se emplea las flores, las hojas, los tallos, las semillas, o las
raíces, según la tradición. La presencia de principios activos se acumula en unas partes más que en otras
y depende de la época y la hora del día en que son recolectadas. Debemos tratar de no utilizar las raíces
completas para evitar que se extinga la planta y poder seguir utilizándola.
Conviene que conozcamos las propiedades medicinales de los alimentos que tenemos a mano y que
podemos conseguir fácilmente en el huerto o en el mercado si estamos seguros de que no son cultivados
con agrotóxicos.
Tanto unos sistemas como otros tienen sus ventajas y desventajas, que se adecuan a las condiciones de
cada caso. Hay que considerar, en cualquier caso, que el calor puede causar la pérdida de los principios
activos termolábiles (aquellos que se destruyen o evaporan por la acción del calor). Ciertas esencias se
pierden por ser evaporadas al aplicar calor.
El agua tiene un poder extractivo relativamente pequeño, comparada con otros disolventes también
empleados. Uno de ellos y el más usado es el alcohol en diversas graduaciones. Muchas de las
preparaciones extractivas (extractos) se realizan con este disolvente.
Esencias Florales. La vibración energética de la planta constituida en la flor, es absorbida con acción de
la luz solar por el agua del recipiente y conservada como tintura madre en una mezcla de alcohol,
brandy, coñac y agua de manantial.
Se denomina PRINCIPIO ACTIVO a toda sustancia dotada de actividad farmacológica. Los principios
activos suelen ser metabolitos secundarios de la planta, es decir, que no son fundamentales para ella
(suele tratarse de sustancias de reserva, productos para repeler o para atraer a los insectos para la
polinización, etc.).
PLANTA MEDICINAL
Es todo vegetal provisto de principios activos con una actividad farmacológica que puede ser
aprovechada desde el punto de vista terapéutico.
MEDICAMENTO
Palabra proveniente del latín medicus = curador. Es toda sustancia o mezcla de sustancias que,
preparada bajo una forma farmacéutica determinada con dosificación apropiada, se administra a un
organismo para curar o mitigar una afección o trastorno, o para prevenir enfermedades.
PRODUCTO TECNICO
Este término se aplica a sustancias que, al mismo tiempo, pueden clasificarse como drogas crudas o
como materia prima para elaborar bebidas, especias aromáticas, cosméticos y en procesos tecnológicos.
Tal es el caso de las especias: canela, clavo de olor, mostaza, la cafeína, la pectina, la trementina, etc.
c) Industrializadas por una alta tecnología farmacéutica. Así se logran aislar sustancias de alta potencia
farmacológica, moléculas puras de una estructura química conocida que ejercen acciones definidas y
mensurables sobre las células del organismo.
Generalmente, dado los costos elevados de siembra, recolección y procesamiento de las plantas
medicinales, la industria procede a estudiar las técnicas conducentes a la síntesis química de las
moléculas aisladas con fines de comercialización.
Nos corresponde en esta Obra, analizar y estudiar las dos primeras modalidades e informar debidamente
al usuario, ya que comúnmente desconoce los aspectos de la farmatoxicología vegetal por no tener
acceso directo a las fuentes bibliográficas de información, evitando así el uso popular indiscriminado de
la medicina herbaria.
EL INFUSO o INFUSIÓN:
Llamado en muchos casos Té, usamos esta forma de preparación para aquellas plantas cuyo principio
activo se pierde cuando se hierven, esta forma de preparar se utiliza generalmente para las hojas, flores y
algunos frutos.
En la infusión, las plantas no deben hervir nunca, sólo se deben escaldar con agua hirviendo. Por lo
general, se realizan las infusiones con plantas muy aromáticas, las cuales poseen unos principios activos
muy vulnerables a altas temperaturas como, por ejemplo, la hierba luisa, la menta, la hierbabuena, el
romero, la mejorana, la salvia, la manzanilla, etc. Para preparar una infusión es preferible poner la
cantidad de agua ya medida a hervir sola y esperar a que arranque el hervor antes de echar las plantas
adecuadas.
La infusión es una manera de preparar muchas recetas beneficiosas para nuestra salud. Por medio de ella
conseguimos extraer muchos principios activos de las plantas medicinales aportando una serie de
elementos vitales para nuestro organismo, tales como los flavonoides, aceites, taninos, vitaminas y
minerales.
Las recetas que contienen varias plantas destinadas a la infusión no pueden contener hojas o flores
mezcladas con raíces, semillas o cortezas, ya que éstas últimas necesitan de cocción. En caso de preparar
este tipo de mezclas se harán por separado, unas en infusión y otras en cocción, juntando los líquidos
resultantes posteriormente.
Infusión estimulante y tónica general: adecuada para reponer fuerzas, convalecencias, deportistas, etc,
muy indicada para tomar por las mañanas y al mediodía.
Plantas: Romero, hierba luisa, y orégano.
COCIMIENTO:
Los cocimientos o decocciones son procesos en los cuales se hierven un determinado tiempo las partes
de las plantas medicinales. El cocimiento o decocción suele utilizarse con plantas que no pierden su
eficacia por el exceso de calor, lo cual posibilita la completa extracción de todos los principios activos
de las plantas.
Por lo general, se utiliza en el caso de raíces, semillas, cortezas y frutos determinados las cuales pueden
contener determinados principios activos como alcaloides, taninos, saponinas y principios amargos, que
por el proceso de infusión no se alcanzan a extraer, y cuyos constituyentes no se descomponen
fácilmente por acción de la temperatura.
Las decocciones se suelen emplear en preparados para usos externos, lavativas, baños de asiento,
maniluvios, pediluvios, baños de vapor, etc, aunque también se usa este método para preparados de uso
interno como puede ser una decocción de cola de caballo,
El decocto (popularmente, decocción) es una forma de administración muy extendida.
Como en el caso anterior, se trata de una preparación extemporánea y conviene consumirla nomás
preparada y preferiblemente caliente para evitar la precipitación de algunos principios activos.
También en este caso se emplearán 2 gramos de droga (por cada taza) cuando ésta es muy activa o
contiene principios activos que pueden ser tóxicos a dosis elevadas.
LA TISANA
Las tisanas son bebidas medicinales resultantes de cocer ligeramente en agua una o varias hierbas y
otros ingredientes medicinales. Es una forma de dosificación farmacéutica en la que se agrupan distintas
drogas, unas que poseen la actividad farmacológica buscada, otras coadyuvantes que van a potenciar o
modular su acción y otras correctoras que van a corregir los efectos adversos que puedan derivarse de la
composición de las demás drogas que componen la tisana.
Las plantas que se vayan a destinar a la preparación de tisanas, se deben acondicionar previamente con
los utensilios adecuados, ejemplo con tamices o mallas; para picar, moler o pulverizar al tamaño
adecuado para el uso que se le vaya a dar. El polvo formado durante la operación de fraccionar las
plantas debe ser descartado.
Las dosis suelen estar prescritas en la farmacopea; para ello deberán pesarse los ingredientes por
separado, para mezclarlas posteriormente, empezando por las drogas más abundantes que no contengan
frutos y semillas, estas se mezclarán al final. Se debe tamizar adecuadamente y volver a mezclar,
despreciando el polvo resultante. No se deben aprovechar los restos de tisanas anteriores para mezclar
con otras nuevas. En el caso de tisanas cuyo fin sean compresas, se triturarán las plantas más bien en
forma gruesa.
Las tisanas que incorporen substancias tóxicas como la digital, muérdago, beleño, acónito o belladona,
deben ser prescritas por un médico.
ACEITES MEDICINALES:
Estas preparaciones se llevan a cabo mediante disoluciones y maceraciones en las que se extraen los
aceites medicinales de las plantas. Generalmente, se utilizan aceites de base para la extracción y
maceración de la planta como el aceite de oliva, de almendras, ricino, coco o manzanilla.
Son medicamentos para la aplicación externa. Algunos ejemplos los tenemos en el aceite de caléndula,
ideal para la piel, quemaduras y contusiones o el aceite de hipérico
BAÑOS:
Este tipo de preparación utiliza las hierbas en forma de cocimiento o infusión para luego colar el líquido
y añadirlo a la bañera o, bien, en una palangana o bidet, según sea el caso a tratar. Generalmente, se
utiliza popularmente la medida de un puñado por litro o de quinientos (500) gramos por tres (3) litros de
agua. El tiempo de las decocciones varía entre unos pocos minutos, veinte (20) minutos o más, según las
plantas a utilizar. Existen dentro de los baños de asiento, baños totales, maniluvios o pediluvios.
CATAPLASMAS:
Suelen prepararse con vegetales frescos machacados a manera de papilla y calentados ligeramente. Se
utilizan, por lo general, para calmar dolores o inflamaciones de cualquier lugar del cuerpo. Otra utilidad
que tienen las cataplasmas es para la maduración de abscesos para poder supurarlos, así como en
catarros e inflamaciones de las vías respiratorias. También se utilizan mucho para aliviar las
inflamaciones de la piel, hinchazones, contusiones, heridas, llagas y diversos dolores de origen
reumático.
Las cataplasmas, pues, se preparan machacando las plantas frescas y vertiéndolas en una pedazo de tela
limpia, la cual se aplica sobre la zona del cuerpo a tratar. Otro método en la aplicación de cataplasmas
consiste en hervir las plantas con leche o vinagre, según sea el caso, y cuando se ha evaporado el
líquido, se extiende la pulpa sobre una tela.
COMPRESA:
Las compresas son gasas o determinados tejidos empapados en alguna substancia vegetal o el líquido
obtenido por infusión o cocimiento de una o varias plantas medicinales. Se coloca externamente sobre
cualquier parte del cuerpo.
EMPLASTO:
Son medicamentos de uso externo Se preparan mezclado las plantas medicinales con una substancia
grasa, resinosa o saponificada, que actúa como excipiente o vehículo, con el fin de lograr mejor
penetración. Se aplican calientes al cuerpo y se cubre con un paño limpio.
JUGOS:
Se obtienen de frutas y vegetales por medio de compresión, licuación o centrifugación. De forma
manual se realiza cortando la planta o el fruto en trocitos y triturándolo hasta obtener una base líquida
que se introduce en un paño para poder exprimir con el fin de extraer el jugo o zumo. Existen aparatos
eléctricos para tal fin. Una vez exprimidos se conservan poco tiempo por lo que de deben utilizarse
rápidamente como es el caso del zumo de naranja.
JARABES:
Un jarabe es una solución de azúcar en agua. Se obtiene disolviendo ciento ochenta (180) grs. de azúcar
en cien (100) grs. de agua. Para que este jarabe sea medicinal se le agrega infusiones, cocimientos,
maceraciones o zumos.
MACERACIÓN:
Las maceraciones consisten en extraer los principios activos de las plantas en un líquido frío o caliente,
según sea el caso. Se utilizan con el fin de extraer todos los principios medicamentosos de una o de
varias plantas. Para ello se vierten las plantas en agua fría, vinagre, alcohol o vino, según indicaciones
de la receta dejando un proceso de maceración de varias horas o días. Las maceraciones en frío suelen
durar entre doce (12) y veinticuatro (24) horas. Las maceraciones en vino duran entre diez (10) y quince
(15) días.
EXTRACTO ALCOHÓLICO:
Hay dos formas de obtenerlo:
a) Exprimiendo el zumo (jugo) de la planta y añadiéndole la misma cantidad de alcohol de 96º, es decir,
alcohol de uso interno. Luego, se deja reposar unos días, se filtra y se guarda en una botella obscura con
cuentagotas, en un lugar protegido de la luz.
b) Durante una (1) semana se maceran la misma cantidad de plantas frescas y alcohol de 95º puro Sin
preservativos. Luego se cuela, se filtra y se guarda en una botella obscura con cuentagotas.
TINTURAS:
Son preparaciones en donde el proceso de extracción de principios activos se ha llevado a cabo mediante
una maceración, no con agua, sino con alcohol-agua, con un grado alcohólico determinado, dependiendo
de los principios activos de cada planta y durante un tiempo, en función de la parte de la planta utilizada
(hojas, flores, etc). La relación entre planta y disolvente puede variar del diez (10%) al veinte (20%). Se
recomienda utilizar alcohol al 40% con agua destilada o desmineralizada durante cuatro (4) a siete (7)
días. También pueden utilizarse licores como aguardiente, ron etc.
Aproximadamente cinco (5) gramos de tintura equivale a un (1) gramo de planta seca, aunque debe
tenerse en cuenta que la extracción no es total y además es relativamente selectiva. Las tinturas son más
concentradas que otras preparaciones, debido a que el alcohol tiene mayor capacidad extractiva que el
agua
Las tinturas tienen la ventaja de ser preparaciones muy simples y sin manipulaciones posteriores. Su
grado de alterabilidad es pequeño comparado con otros tipos de extractos porque el alcohol es
conservante y preservativo, además tienen la ventaja de llevar incluidas las esencias de las plantas, que
son solubles en el alcohol, lo que permite conservar las propiedades medicinales de las plantas hasta seis
(6) meses o (1) un año, sin peligro a que se descompongan o deterioren. Para que el proceso de selección
y preservación de los principios activos sea más efectivo y natural, conviene utilizar botellas oscuras y
guardarlas protegidas de la luz La tintura resultante puede utilizarse en dosis pequeñas, gotas o
cucharaditas cuantas veces convenga durante el día.
EXTRACTOS CONCENTRADOS
Se puede elevar la concentración de principios activos procedentes de una tintura, cocimiento o jugo de
las plantas por medio de la evaporación del disolvente, sea alcohol o sea agua. Dado que esta
evaporación dañaría y alteraría los principios activos, deberá siempre hacerse al vacío, con lo cual se
consigue que la evaporación se haga a una temperatura que no supere los 50º centígrados, ya que el
punto de ebullición de un líquido depende de la presión a la que esté sometido. Así, se puede concentrar
más o menos las preparaciones extractivas, pudiéndose llegar incluso al extracto seco, el más
concentrado. Por estos métodos, se pierden los aceites esenciales de la planta, al evaporarse. Existen
diversos aparatos para tal efecto, dependiendo del resultado que se quiera conseguir.
VINOS MEDICINALES:
Son maceraciones o cocimientos, según sea el caso, de determinadas plantas en vino. El contacto de las
plantas con el vino hace que se extraigan los principios activos medicinales. El alcohol facilita el paso de
los principios activos al vino. Si las plantas son astringentes el vino debe ser tinto y si son diuréticas,
blanco. Se administra a sorbos en copitas preferiblemente después de las comidas. Los vinos
medicinales suelen gozar de propiedades diuréticas y estomacales.
POLVO:
Parte pulverizada de una planta ya desecada y machacada o triturada hasta convertirla en un fino polvo
que después puede encapsularse o guardarse en tarros herméticos para diversas aplicaciones, por lo
general, por vía interna.
BIBLIOGRAFIA