Escuela para Ancianos Dia 2

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Escuela para Ancianos

Dia 2
Publicaciones a llevar: Biblia con referencias, Folletos: Introducción a la Palabra de Dios, Guía para el estudio
de la Palabra de Dios, Ks, Organizados, Benefíciese.

Usemos eficazmente la TNM (con referencias) (parte 2) 8:00-9:50

Su papel en promover la unidad cristiana 10:05-12:00

*** w12 15/3 págs. 7-9 ¿Cómo aconseja a otros? ***

¿Cómo aconseja a otros?

¿Le han pedido un consejo alguna vez? Quizás le han hecho preguntas como: “¿Qué debería hacer?”, “¿Debería ir a esta
fiesta?”, “¿Debería dedicarme a esta carrera?”, “¿Debería concertar citas con esta persona?”.

Es posible que alguien le pida sinceramente ayuda para tomar decisiones que podrían influir en la relación que tiene esa
persona con sus amigos y familiares, o incluso con Jehová. ¿En que basará su respuesta? ¿Qué suele hacer cuando
aconseja a otros? Sea cual sea la importancia del asunto, Proverbios 15:28 aconseja: “El corazón del justo medita para
responder”. A continuación veremos cinco principios bíblicos útiles a la hora de dar consejos.

1 Determine cuál es la verdadera situación.

“Cuando alguien responde a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación.” (PRO. 18:13)

A fin de dar buenos consejos, hay que comprender las circunstancias y el punto de vista de quien los pide. Para
ilustrarlo: supongamos que alguien le llama por teléfono para preguntarle cuál es la mejor ruta para llegar a su casa.
¿Qué necesitaría saber usted para ayudarlo? ¿Podría decirle cuál es la mejor ruta sin primero saber dónde se encuentra?
Claro que no. De la misma manera, para dar un buen consejo a alguien, primero es necesario saber “dónde se
encuentra” la persona, es decir, cuáles son sus circunstancias y puntos de vista. ¿Podría haber factores que influyeran en
la respuesta? Si uno no conoce bien la situación, quizás ofrezca un consejo que deje a la persona aún más confundida
(Luc. 6:39).

Averigüe cuánta información ha buscado la persona. Otra medida sensata sería hacerle preguntas a quien pide consejo,
como por ejemplo: “¿Qué principios bíblicos crees que son aplicables a esta situación?”, “¿Cuáles parecen ser las
ventajas e inconvenientes de las opciones que tienes?”, “¿Cuánta información has buscado ya?”, “¿Qué ayuda te han
dado otros, como los ancianos de congregación, tus padres o el hermano que estudia la Biblia contigo?”.

Es posible que sus respuestas le ayuden a determinar cuánto se ha esforzado la persona por encontrar una solución, o
qué recomendaciones se le han dado ya. Por otra parte, también podrá discernir si lo que está buscando es un consejero
que le regale los oídos diciéndole lo que en realidad quiere oír (2 Tim. 4:3).

2 No dé respuestas precipitadas.

“Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar.” (SANT. 1:19)

Aún con las mejores intenciones, no sería sabio responder muy rápido, sobre todo si no hemos investigado el tema lo
suficiente. Proverbios 29:20 dice: “¿Has contemplado a un hombre que es apresurado con sus palabras? Hay más
esperanza para alguien estúpido que para él”.

Dedique tiempo para asegurarse de que su enfoque armoniza con la sabiduría divina. Pregúntese: “¿Se han infiltrado en
mis consejos el ‘espíritu del mundo’ y su forma de pensar?” (1 Cor. 2:12, 13). Recuerde que no basta con las buenas
intenciones. El apóstol Pedro, al saber la difícil asignación que tenía encomendada Jesús, le dijo: “Sé bondadoso contigo
mismo, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino”. Su reacción nos enseña que aun alguien sincero, si no tiene
cuidado, podría fomentar, no “los pensamientos de Dios, sino los de los hombres” (Mat. 16:21-23). ¡Qué importante es
pensar antes de hablar! No olvidemos que nuestra experiencia es muy limitada en comparación con la sabiduría divina
(Job 38:1-4; Pro. 11:2).

3 Aténgase humildemente a la Palabra de Dios.

“No hago nada por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado.” (JUAN 8:28)

¿Le dirá a quien pregunte: “Si yo fuera tú... “? Aunque la solución a un problema parezca obvia, conviene imitar el
ejemplo de humildad y modestia de Jesús. Él era mucho más sabio y experimentado que cualquier otro ser humano; aun
así, reconoció: “No he hablado de mi propio impulso, sino que el Padre mismo [...] me ha dado mandamiento en cuanto
a qué decir y qué hablar” (Juan 12:49, 50). Las enseñanzas y consejos de Jesús se basaron siempre en la voluntad de su
Padre.

Por ejemplo, en Lucas 22:49 leemos que antes de que fuera arrestado, sus discípulos le preguntaron si debían pelear
para protegerlo. De hecho, uno incluso utilizó una espada. En el relato paralelo de Mateo 26:52-54 vemos que, hasta en
esas circunstancias, Jesús dedicó tiempo a razonar con el discípulo sobre cuál era la voluntad de Jehová. Jesús conocía
los principios que se hallan en Génesis 9:6 y las profecías del Salmo 22 e Isaías 53. Por eso pudo dar consejos sensatos
que sin duda salvaron vidas y agradaron a Jehová.

4 Utilice su biblioteca teocrática.

“¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su
alimento al tiempo apropiado?” (MAT. 24:45)

Jesús ha nombrado a la clase del esclavo fiel para dispensar el alimento espiritual que necesitamos. Si usted tiene que
dar consejo y guía respecto a asuntos importantes, ¿dedica tiempo a investigar a fondo en las publicaciones bíblicas?

El Índice de las publicaciones Watch Tower y la Watchtower Library ponen a nuestro alcance un gran caudal de
información clara. Sería un gran error pasarla por alto. Se citan miles de temas, y hay muchos artículos para ayudar a
quienes buscan consejo. ¿Es usted capaz de enseñar a otros a buscar información sobre los principios bíblicos y razonar
sobre la Palabra de Dios? Tal como un aparato conectado al sistema de posicionamiento global (GPS) puede decirle a
una persona donde está y guiarla hasta su destino, de la misma manera las herramientas de investigación pueden
ayudarle a ver en qué situación está y discernir cómo permanecer en el camino que lleva a la vida.

Muchos ancianos han enseñado a los publicadores a buscar artículos utilizando el Índice o la Watchtower Library,
ayudándolos así a razonar a partir de las Escrituras. De ese modo, los hermanos no solo aprenden a encontrar la
respuesta a sus preguntas, sino que también cultivan el hábito de investigar y de confiar en las dádivas espirituales de
Jehová. Como resultado, “tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo
incorrecto” (Heb. 5:14).

5 No tome decisiones por otros.

“Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (GÁL. 6:5)

En última instancia, cada persona tiene que decidir por sí misma qué consejos seguirá. Jehová nos ha dado a todos la
libertad de decidir si obedeceremos sus principios o no (Deu. 30:19, 20). En algunas situaciones hay varios principios
bíblicos implicados y, en realidad, es la propia persona la que debe tomar la decisión. Dependiendo del asunto en
cuestión o de la edad de quien le pida el consejo, también convendrá que usted se pregunte: “¿De verdad tengo yo
autoridad para tratar este tema?”. Hay asuntos que es mejor dejar en manos de los ancianos de la congregación, o si
quien pregunta es joven, en manos de sus padres.
[Nota]

En la actualidad, el CD-ROM Watchtower Library está disponible en 39 idiomas, y el Índice de las publicaciones Watch
Tower en 45.

[Ilustración y recuadro de la página 8]

Propuesta de investigación para la Adoración en Familia

Una propuesta útil de estudio es investigar sobre preguntas que nos hayan hecho recientemente. ¿Puede buscar
artículos y principios bíblicos que ayudarían a otras personas a encontrar respuesta a sus preguntas? Por ejemplo,
suponga que un hermano o una hermana le pregunta si está bien concertar citas con alguien con quien desea casarse.
Primero podría buscar en el Índice o en la Watchtower Library bajo entradas principales como “Concertar citas” o
“Matrimonio”, y luego buscar artículos relevantes en las entradas secundarias. Cuando pase la vista por una entrada
principal, fíjese en si hay alguna indicación “Véase también”, pues podría remitirle a otra entrada que guarde más
relación con su búsqueda.

[Recuadro de la página 9]

Las ayudas que Jehová pone a nuestro alcance mediante su organización nos permiten dar y recibir los mejores
consejos. Eclesiastés 12:11 asegura: “Las palabras de los sabios son como aguijones, y justamente como clavos hincados
son los que se entregan a las colecciones de sentencias; han sido dadas por parte de un solo pastor”. Como si fueran
“aguijones” —las varas puntiagudas que se utilizaban para guiar a los animales de tiro—, los consejos sensatos y
amorosos guían a las personas sinceras en la dirección correcta. Los “clavos hincados” sirven para estabilizar las
estructuras. De la misma manera, los buenos consejos pueden lograr resultados estabilizadores. Los sabios “se
entregan”, es decir, encuentran gran satisfacción en analizar “las colecciones de sentencias” que reflejan la sabiduría de
su “solo pastor”, Jehová.

Repitamos las palabras del Pastor al dar consejos. Es un privilegio escuchar con atención y dar consejos útiles siempre
que podamos. Y si estos se basan realmente en los principios bíblicos, serán sensatos y contribuirán al bienestar eterno
de quienes los reciban.

*** w07 15/7 pág. 22 párr. 11 ¿Seguiremos “andando por espíritu”? ***
La paz y la gran paciencia
La paz —otro aspecto del fruto del espíritu— puede definirse como un estado de tranquilidad y como la ausencia de
disturbio. Nuestro Padre celestial es el Dios de la paz, y se nos asegura que él “bendecirá a su pueblo con paz” (Salmo
29:11; 1 Corintios 14:33). Jesús dijo a sus discípulos: “La paz les dejo, mi paz les doy” (Juan 14:27). ¿Cómo los ayudaría
esta paz?
*** w06 15/2 págs. 26-28 Caminemos en la senda de la iluminación progresiva ***
Iluminación que lleva al refinamiento de la organización
Jehová anunció por medio del profeta Isaías: “En vez del cobre traeré oro, y en vez del hierro traeré plata, y en vez de la
madera, cobre, y en vez de las piedras, hierro” (Isaías 60:17). Tal como reemplazar un material de calidad inferior por uno
de mayor calidad supone una mejora, así los testigos de Jehová han experimentado mejoras en su organización durante
“la conclusión del sistema de cosas”, o “los últimos días” (Mateo 24:3; 2 Timoteo 3:1).
Al comienzo de los últimos días se elegía democráticamente a los ancianos y los diáconos de las congregaciones de los
Estudiantes de la Biblia (como se conocía entonces a los testigos de Jehová). Sin embargo, había ancianos que carecían
del verdadero espíritu evangelizador; otros no solo eran reacios a predicar, sino que intentaban disuadir a los demás de
que lo hicieran. Por lo tanto, en 1919 se creó una nueva función en las congregaciones: la de director de servicio. En vez
de ser elegido por la congregación, el director de servicio era nombrado de manera teocrática por la sucursal de los siervos
de Dios. Entre sus deberes figuraban organizar la predicación, asignar territorios y fomentar la participación en el
ministerio del campo. Dicho cambio dio a la obra de evangelizar un extraordinario impulso en los años siguientes.
Los miembros de las congregaciones cobraron nuevos bríos en 1922, cuando, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia
celebrada en Cedar Point (Ohio, EE.UU.), se les exhortó: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”. Para 1927 se
había organizado hasta tal punto el servicio del campo, que se designó el domingo como el día más conveniente para
predicar de casa en casa. ¿Por qué el domingo? Porque para la mayor parte de la gente era su día de descanso. En la
actualidad, los testigos de Jehová demostramos el mismo espíritu al visitar a las personas en los momentos en que es más
probable que estén en casa, como los fines de semana y al anochecer.
La predicación del Reino recibió gran ímpetu la tarde del domingo 26 de julio de 1931 al adoptarse una resolución, primero
en una asamblea realizada en Columbus (Ohio, EE.UU.), y luego en todo el mundo. La resolución decía en parte: “Somos
siervos de Jehová Dios comisionados a hacer una obra en su nombre, y, en obediencia a su mandamiento, a entregar el
testimonio de Jesucristo, y dar a conocer a la gente que Jehová es el verdadero y Omnipotente Dios; por lo tanto
gozosamente aceptamos el nombre que la boca de Jehová Dios ha pronunciado, y deseamos ser conocidos como y
llamados por el nombre de testigos de Jehová” (Isaías 43:10). ¡Con cuánta claridad definió el nuevo nombre cuál era la
principal actividad de sus portadores! En efecto, Jehová tenía mucho trabajo para todos sus siervos, y la respuesta general
fue muy entusiasta.
Aun cuando muchos ancianos se dedicaron humildemente a predicar, hubo algunos que opusieron bastante resistencia a
la idea de que todos los miembros de la congregación debían participar en el ministerio público. Pero aún vendrían otras
mejoras. Mediante la revista La Torre del Vigía, las congregaciones recibieron en 1932 la directriz de que cesaran de elegir
a los ancianos y los diáconos, y que, en su lugar, eligieran un comité de servicio formado por hombres espirituales que
predicaran públicamente. De este modo, la superintendencia quedó a cargo de quienes participaban activamente en el
ministerio, y la obra siguió adelantando.
La luz más clara trae nuevas mejoras
La luz iba “haciéndose más y más clara”. En 1938 se eliminaron por completo las votaciones. Todos los siervos de la
congregación serían nombrados de manera teocrática bajo la supervisión del “esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47).
Prácticamente todas las congregaciones de los testigos de Jehová aceptaron el cambio de buena gana, y la obra de dar
testimonio continuó produciendo fruto.
A partir del 1 de octubre de 1972 rigió un nuevo cambio en la supervisión de las congregaciones de los testigos de Jehová
por todo el mundo: se sustituyó al siervo, o superintendente, de congregación por un cuerpo de ancianos. Dicho sistema
se ha convertido en un poderoso incentivo para que hermanos maduros reúnan las condiciones necesarias para dirigir a
la congregación (1 Timoteo 3:1-7). En consecuencia, cada vez más hermanos adquieren experiencia en atender las
obligaciones de la congregación. ¡Cuánto valoramos su contribución en el pastoreo de la multitud de personas nuevas que
han aceptado la verdad bíblica!
El Cuerpo Gobernante fue organizado en seis comités, los cuales asumieron desde el 1 de enero de 1976 la supervisión de
todas las actividades de la organización y de las congregaciones del mundo. ¿Acaso no ha sido sumamente beneficioso
contar con una “multitud de consejeros” que dirija todo aspecto de la obra del Reino? (Proverbios 15:22; 24:6.)
El año 1992 fue testigo de otro refinamiento, uno comparable a lo que ocurrió después de que los israelitas y otras
personas regresaron del exilio en Babilonia. Como hacían falta levitas que sirvieran en el templo en ese entonces, se
asignaron más tareas a los netineos, que no eran israelitas. De manera parecida, en 1992 se dieron mayores
responsabilidades de servicio a algunos miembros de las “otras ovejas” para que colaboraran con la clase del esclavo fiel
y discreto en el cuidado de los intereses terrestres, que van en aumento. Se les nombró ayudantes de los comités del
Cuerpo Gobernante (Juan 10:16).
¿Qué efecto ha producido todo lo anterior? “Nombraré la paz como tus superintendentes, y la justicia como los que te
asignan tus tareas”, dice Jehová (Isaías 60:17). Hoy día reina “la paz” entre los siervos de Jehová, y el amor a “la justicia”
ha llegado a ser ‘el que les asigna sus tareas’, es decir, la fuerza que los impulsa a servir a Dios. Están muy bien organizados
para realizar la obra de predicar el Reino y hacer discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20).
*** w88 1/10 pág. 17 párrs. 9-12 “Sigan teniendo aprecio a hombres de esa clase” ***
La modestia, la mansedumbre y la humildad cristianas impedirán que cualquier anciano trate de dominar a sus hermanos
e imponer su opinión. (Proverbios 11:2; Colosenses 3:12.) Puede que un superintendente cristiano tenga puntos de vista
muy vigorosos y sinceros en cuanto a cierto asunto. Pero si ve que sus compañeros ancianos tienen razones bíblicas y
teocráticas para diferir de él ‘se portará como uno de los menores’ y mostrará que es “razonable” mediante ceder al punto
de vista de la mayoría. (Lucas 9:48; 1 Timoteo 3:3.) Seguirá el excelente ejemplo del cuerpo gobernante del primer siglo,
que después de una consideración fundada en las Escrituras, y bajo la guía dada por Cristo mediante el espíritu santo,
llegó a “un acuerdo unánime”. (Hechos 15:25.)
El que se nombre a un cuerpo de ancianos en cada congregación, a fin de que lleven la delantera en ella, se basa en el
ejemplo de la congregación cristiana primitiva. (Filipenses 1:1; 1 Timoteo 4:14; Tito 1:5; compárese con la nota sobre la
palabra “presbíteros” en Tito 1:5 en la Biblia de Jerusalén.) El libro Organizados para efectuar nuestro ministerio
(página 37) resume como sigue lo sabio de este arreglo: “Algunos ancianos sobresaldrán más en una cualidad que en otra,
mientras que otros del cuerpo superarán en las cualidades en que algunos quizá sean débiles. El efecto, entonces, es que,
en términos generales, como conjunto el cuerpo de ancianos tendrá dentro de sí todas las excelentes cualidades que se
necesitan para ejercer la superintendencia apropiada de la congregación de Dios”.
Respeto mutuo entre cuerpos de ancianos
Como se ve, un cuerpo de ancianos es una entidad bíblica en la cual el total representa más que la suma de sus partes.
Cuando se reúnen y oran por la dirección de Jehová mediante Cristo y el espíritu santo, pueden tomar decisiones a las
cuales no habrían llegado si se les hubiera consultado individualmente. Cuando los ancianos se reúnen, sus diversas
cualidades entran en función y producen resultados que reflejan la dirección de Cristo en los asuntos. (Compárese con
Mateo 18:19, 20.)
El que Cristo trató con los cuerpos o conjuntos de ancianos como tales se indica por los mensajes que envió a “las siete
estrellas” o “ángeles de las siete congregaciones” de Asia Menor. (Revelación 1:11, 20.) El primero de aquellos mensajes
se envió a la congregación de Éfeso vía su ‘ángel’, o cuerpo de superintendentes ungidos. Unos 40 años antes, el apóstol
Pablo hizo que el cuerpo de ancianos de Éfeso viajara a Mileto para una reunión especial con él. Les recordó que prestaran
atención a sí mismos y que pastorearan la congregación. (Hechos 20:17, 28.)
*** w86 15/8 págs. 14-15 Guárdese de abusar del poder ***
Ancianos cristianos
Para comenzar, considere el caso de los ancianos, los superintendentes de la congregación cristiana. Cuando pensamos
en sus cualificaciones, podemos recordar las palabras de Jetró a Moisés con relación a escoger hombres para que
estuvieran sobre millares, centenas, cincuentenas y decenas: “Pero tú mismo debes seleccionar de entre todo el pueblo
hombres capaces, temerosos de Dios, hombres dignos de confianza, que odien la ganancia injusta”. (Éxodo 18:21.) A tales
hombres se les podía confiar la superintendencia. No abusarían de las ventajas que vienen junto con el puesto de
superintendente, puesto que el temor de Dios significa odiar la maldad. Tales hombres realmente ‘odiarían la ganancia
injusta’ en vez de procurarla o amarla.
El apóstol Pedro era consciente del peligro del abuso del poder por parte de los ancianos y, por eso, dio el siguiente consejo
a los superintendentes de la congregación cristiana: “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados,
sino de buena gana; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con empeño; tampoco como enseñoreándose
de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño”. (1 Pedro 5:2, 3.) Pastorear el rebaño de Dios
para obtener ganancia falta de honradez sería abusar del poder. Así mismo, el enseñorearse sobre el rebaño sería
aprovecharse egoístamente del poder que uno tiene. Por ejemplo, un anciano quizás tenga una opinión definida sobre
cómo debe vestir su familia. Pero debe ejercer cautela de no tratar de imponer su punto de vista personal al rebaño; el
hacer eso sería enseñorearse de ellos.
A menos que los ancianos sean cuidadosos, estos pudieran hacerse culpables de nepotismo, lo cual también sería abusar
del poder. ¿Nepotismo? Sí, este es un término que proviene de una palabra latina que significa “sobrino”. Se creó este
término debido a la notoria costumbre de los papas y otros funcionarios de la iglesia de conceder favores religiosos y
materiales a sus parientes y en particular a los hijos de sus hermanos y hermanas. Al papa Nicolás III incluso se le conoció
como “el patriarca del nepotismo papal”. A menos que los ancianos cristianos sean muy cuidadosos, pudieran dejarse
influenciar indebidamente por lazos familiares más bien que por principios espirituales. Un anciano estaba convencido de
que a su hijo se le debería recomendar como superintendente a pesar de que el resto de los ancianos no estaba de
acuerdo. Por ello, el padre se mudó a otra congregación. Años más tarde, el hijo aún no era anciano. Evidentemente, el
padre había dejado que la relación familiar le influyera.
Otra manera nepotista de abusar del poder se presenta cuando los ancianos no actúan ante los males cometidos por sus
parientes. (Compárese con 1 Samuel 2:22-25, 30-35.) Hace unos años, en ciertas congregaciones de la región central de
los Estados Unidos se presentó una situación escandalosa de mala conducta. Recientemente esta misma situación se
desarrolló en ciertas congregaciones de Europa. Muchos jóvenes se envolvieron en fornicación, uso de drogas y cosas
semejantes. De estos, no pocos eran hijos de ancianos, algunos de los cuales aparentemente toleraron el mal
comportamiento de sus hijos. Cuando los hechos salieron a la luz, varios de esos ancianos fueron removidos debido al mal
uso que dieron a sus prerrogativas como ancianos, o más específicamente, debido a que no usaron su autoridad
debidamente.
A veces, parece que existe una tendencia a seguir esta misma línea de conducta cuando un anciano o siervo ministerial
dirige una parte de la reunión que requiere participación del auditorio. Tiene que cuidarse de no ser parcial. Los miembros
de su familia pueden cooperar por medio de estar alerta a ofrecer comentarios cuando otros no contestan y no estar
demasiado ansiosos de comentar cuando muchos otros se ofrecen voluntariamente para hacerlo.
*** w86 15/8 pág. 18 Guárdese de abusar del poder ***
En otras relaciones
La relación entre patrono y empleado también presenta tentaciones para el abuso del poder. Teniendo esto presente,
Pablo aconsejó lo siguiente a los dueños de esclavos, quienes en cierto modo corresponden a los patronos del día
moderno, supervisores y jefes: “Ustedes, amos [...] dejen de usar de amenazas, porque ustedes saben que el Amo tanto
de ellos como de ustedes está en los cielos, y con él no hay parcialidad”. (Efesios 6:9; Colosenses 4:1.) Los cristianos que
supervisan asuntos seglares deberían evitar abusar del poder. Se pudiera mencionar a Boaz como una persona que tuvo
excelentes relaciones con los que trabajaban para él. (Rut 2:4.)
Solamente por mencionar otro aspecto en el cual los cristianos deben evitar el abuso del poder, está el asunto de la
atracción sexual. La naturaleza propia de las hermanas jóvenes inclina a muchas de ellas a querer casarse y tener hijos. En
consecuencia, a veces los hermanos hallan fácil el jugar con los sentimientos de las hermanas. Esto ciertamente es un
abuso del poder. Pablo aconsejó a Timoteo a que ‘tratara a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad
como a hermanas, con toda castidad’. Por otra parte, a las mujeres cristianas se les aconseja que “se adornen en vestido
bien arreglado, con modestia y buen juicio”. Sea que estén casadas o solteras ellas deben desplegar una “conducta casta”.
(1 Timoteo 2:9; 5:2; 1 Pedro 3:2.)
Nuestra literatura bíblica ha tratado mucho acerca de cómo los cristianos son guiados por sabiduría divina, de cómo
ejercer justicia en todos nuestros tratos y sobre el ser motivados por amor basado en principios, amor agape. Lo antes
mencionado muestra que todos los siervos de Jehová también deben interesarse en la cualidad, atributo, o posesión del
poder. Nunca deberían abusar de él, sino usarlo siempre correctamente. En verdad, la Palabra de Dios muestra la sabiduría
divina de los consejos que da tocante a este tema. Al prestar atención cuidadosa a estos consejos honraremos el nombre
de Jehová, seremos una bendición para otros y ganaremos la aprobación de Dios.
*** it-1 pág. 1188 Humildad ***
Los cristianos deben cultivar la humildad. Después que el apóstol Pablo aconseja a sus compañeros cristianos que se
vistan de la nueva personalidad que “va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado”, dice: “De
consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la
humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia”. (Col 3:10, 12.) Citando del excelente ejemplo de Cristo, les exhorta
a considerar “con humildad mental que los demás [siervos de Dios] son superiores a [ellos]”. (Flp 2:3.) De nuevo hace el
llamamiento: “Estén dispuestos para con otros del mismo modo como lo están para consigo mismos; no tengan la mente
puesta en cosas encumbradas, sino déjense llevar con las cosas humildes. No se hagan discretos a sus propios ojos”. (Ro
12:16.)
En esta misma línea Pablo dice a los cristianos de la ciudad de Corinto: “Porque, aunque soy libre respecto de toda persona,
me he hecho el esclavo de todos, para ganar el mayor número de personas. Y por eso a los judíos me hice como judío,
para ganar a judíos; a los que están bajo ley me hice como bajo ley, aunque yo mismo no estoy bajo ley, para ganar a los
que están bajo ley. A los que están sin ley me hice como sin ley, aunque yo no estoy sin ley para con Dios, sino bajo ley
para con Cristo, para ganar a los que están sin ley. A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me he hecho toda
cosa a gente de toda clase, para que de todos modos salve a algunos”. (1Co 9:19-22.) Se necesita verdadera humildad
para hacer esto.
Obra en favor de la paz. La humildad promueve la paz. La persona humilde no lucha contra sus hermanos cristianos para
defender sus supuestos “derechos” personales. El apóstol razonó que aunque tenía libertad para hacer todas las cosas,
haría solo lo que fuera edificante, y si algo en particular molestaba la conciencia de un hermano, dejaría de hacerlo. (Ro
14:19-21; 1Co 8:9-13; 10:23-33.)
También requiere humildad el mantener la paz poniendo en práctica el consejo de Jesús de perdonar a los demás los
pecados que cometan contra nosotros. (Mt 6:12-15; 18:21, 22.) Cuando alguien ofende a otra persona, supone una prueba
para su humildad obedecer el mandato de dirigirse al ofendido y admitir el error pidiendo perdón (Mt 5:23, 24), y en el
caso de que sea el ofendido el que se dirige al ofensor, solo el amor y la humildad podrán mover al ofensor a reconocer
su error y a actuar inmediatamente para enderezar los asuntos. (Mt 18:15; Lu 17:3; compárese con Le 6:1-7.) No obstante,
la paz que tal humildad produce tanto al individuo como a la organización sobrepasa cualquier sentimiento de humillación;
además, esa acción humilde desarrolla y fortalece en la persona la excelente cualidad de la humildad.
Esencial para la unidad de la congregación. La humildad ayudará al cristiano a estar contento con lo que tiene y a
mantener el gozo y el equilibrio. La interdependencia de la congregación cristiana, según lo ilustró el apóstol en
1 Corintios, capítulo 12, se basa en la obediencia, la humildad y la sumisión al orden teocrático. Por lo tanto, aunque a los
varones de la congregación se les dice: “Si algún hombre está procurando alcanzar un puesto de superintendente, desea
una obra excelente”, también se les recuerda que no busquen ambiciosamente un puesto de responsabilidad, como, por
ejemplo, el de ser maestros de la congregación, puesto que estos “[recibirán] juicio más severo”. (1Ti 3:1; Snt 3:1.)
Todos, tanto hombres como mujeres, deberían ser sumisos a los que llevan la delantera y esperar que Jehová les dé
cualquier nombramiento o asignación de servicio, puesto que de Él procede el nombramiento. (Sl 75:6, 7.) Tal como
dijeron algunos de los levitas, hijos de Coré: “He escogido estar de pie al umbral en la casa de mi Dios más bien que ir de
acá para allá en las tiendas de la iniquidad”. (Sl 84:10.) Lleva tiempo desarrollar tal humildad verdadera. Cuando las
Escrituras enumeran de aquellos a quienes se nombraría para el puesto de superintendente, especifican que no debería
nombrarse a nadie recién convertido, “por temor de que se hinche de orgullo y caiga en el juicio pronunciado contra el
Diablo”. (1Ti 3:6.)
*** wt cap. 15 págs. 138-139 Escuchemos el consejo, aceptemos la disciplina ***
Aceptemos los consejos
Las Escrituras contienen también ejemplos instructivos de personas que se dejaron aconsejar. Pongamos por caso a
Moisés, cuyo suegro le recomendó una forma de atender su enorme carga de trabajo. Moisés lo escuchó y puso en práctica
su sugerencia de inmediato (Éxodo 18:13-24). ¿Por qué fue tan receptivo a los consejos un hombre que tenía tanta
autoridad? Porque era humilde. “Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie
del suelo.” (Números 12:3.) ¿Cuánta importancia reviste la mansedumbre? Sofonías 2:3 indica que nuestra vida depende
de ella.
El rey David cometió adulterio con Bat-seba e intentó ocultarlo haciendo que mataran a su esposo, Urías. Cuando Jehová
envió al profeta Natán a censurar a David, este se arrepintió de lo que había hecho y admitió enseguida: “He pecado
contra Jehová” (2 Samuel 12:13). Si bien Dios aceptó su arrepentimiento, no lo eximió de las consecuencias de su mala
conducta. Le dijo que “una espada no se apartar[ía] de [su] propia casa”, que sus esposas serían entregadas “a [su]
semejante” y que el hijo nacido de su relación adúltera “positivamente morir[ía]” (2 Samuel 12:10, 11, 14).
El rey David sabía que es provechoso escuchar los consejos sensatos. En algunas ocasiones agradeció a Dios que hubiera
alguien que se los ofreciera (1 Samuel 25:32-35). ¿Nos parecemos a él en este aspecto? Si así es, nos ahorraremos decir y
hacer muchas cosas que luego tal vez lamentemos. Pero ¿y si nuestro comportamiento exige que se nos aconseje o incluso
se nos discipline? En ese caso, nunca olvidemos que tal medida sería prueba del amor de Jehová y de su interés por nuestro
bienestar eterno (Proverbios 3:11, 12; 4:13)
Requisitos bíblicos para ancianos y siervos ministeriales 1:00-2:50
*** w14 15/11 págs. 28-29 Preguntas de los lectores ***
¿Cómo se nombra a los ancianos y siervos ministeriales?
▪ En el siglo primero, el apóstol Pablo les dijo a los ancianos de la congregación de Éfeso: “Presten atención a sí mismos y
a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de
Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo” (Hech. 20:28). Y hoy, ¿cómo interviene el espíritu santo en el
nombramiento de ancianos y siervos ministeriales?
Primero, el espíritu santo impulsó a los escritores de la Biblia a poner por escrito los requisitos que debían cumplir los
ancianos y los siervos ministeriales. En 1 Timoteo 3:1-7 encontramos 16 requisitos para los ancianos, y en otros pasajes,
como Tito 1:5-9 y Santiago 3:17, 18, se incluyen algunos más. Los que deben reunir los siervos ministeriales se encuentran
en 1 Timoteo 3:8-10, 12, 13. Segundo, tanto quienes hacen las recomendaciones como quienes efectúan los
nombramientos le piden a Jehová específicamente que el espíritu santo los guíe al determinar si un hermano cumple los
requisitos bíblicos a un grado razonable. Y tercero, el hermano recomendado debe estar reflejando en su vida el fruto del
espíritu (Gál. 5:22, 23). Así pues, el espíritu santo interviene en todo el proceso de nombramiento.
Pero, en la práctica, ¿quién hace el nombramiento? Hasta ahora, todas las recomendaciones para nuevos ancianos y
siervos ministeriales se enviaban a la sucursal. Allí, hermanos designados por el Cuerpo Gobernante las analizaban y hacían
los nombramientos. A continuación, la sucursal comunicaba la decisión al cuerpo de ancianos. A su vez, los ancianos
informaban del nombramiento al hermano en cuestión y le preguntaban si deseaba aceptarlo y si no había nada que se lo
impidiera. Por último, se hacía un anuncio a la congregación.
Ahora bien, ¿quiénes hacían los nombramientos en el siglo primero? A veces, los apóstoles hicieron nombramientos
concretos, como cuando eligieron a siete hombres para supervisar la distribución diaria de alimento a las viudas (Hech.
6:1-6). Sin embargo, este ejemplo no muestra que los apóstoles hicieran nombramientos de ancianos y siervos
ministeriales, pues aquellos hombres quizás ya eran ancianos antes de recibir esa tarea especial. Entonces, ¿quiénes
nombraban a los ancianos y siervos ministeriales?
Aunque la Biblia no explica en detalle cómo se hacía cada nombramiento, sí da algunas indicaciones. Nos dice que,
mientras regresaban de su primer viaje misionero, Pablo y Bernabé “nombraron ancianos en cada congregación y,
haciendo oración con ayunos, los encomendaron a Jehová, en quien habían llegado a creer” (Hech. 14:23). Años después,
Pablo escribió estas palabras a Tito, otro ministro viajante: “Te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas defectuosas e
hicieras nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad, como te di órdenes” (Tito 1:5). Y parece que Timoteo, quien
viajó mucho con Pablo, recibió esa misma autoridad (1 Tim. 5:22). Como vemos, quienes hicieron estos nombramientos
fueron superintendentes viajantes, no los apóstoles y ancianos de Jerusalén.
Teniendo en cuenta este precedente bíblico, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha modificado el proceso de
nombramiento de ancianos y siervos ministeriales. Desde el 1 de septiembre de 2014 se siguen estos pasos: cada
superintendente de circuito examina con cuidado las recomendaciones de los ancianos de su circuito. En sus visitas a las
congregaciones, se esfuerza por conocer a los recomendados y, si es posible, sale con ellos a predicar. Tras analizar las
recomendaciones con cada cuerpo de ancianos, es el superintendente de circuito quien tiene la responsabilidad de
nombrar ancianos y siervos ministeriales en las congregaciones de su circuito. De este modo, el proceso se parece más al
que se seguía en el siglo primero.
¿Quiénes desempeñan las distintas funciones en este proceso? Como siempre, “el esclavo fiel y discreto” tiene la
responsabilidad fundamental de alimentar a los domésticos (Mat. 24:45-47). Con ayuda del espíritu santo, busca en las
Escrituras pautas sobre cómo debe organizarse hoy la congregación mundial y luego da instrucciones para aplicarlas.
El esclavo fiel también nombra a todos los superintendentes viajantes y miembros de Comités de Sucursal. A su vez, cada
sucursal ayuda a poner en práctica las instrucciones recibidas. Por su parte, los cuerpos de ancianos tienen el deber de
evaluar con mucho cuidado si los hermanos que recomiendan para servir en la congregación de Dios reúnen los requisitos
bíblicos. Y, por último, los superintendentes de circuito tienen la seria responsabilidad de examinar con ayuda de la oración
las recomendaciones del cuerpo de ancianos, y entonces nombrar a los hombres que cumplen los requisitos.
Al ver cómo se hacen los nombramientos, comprobamos que el espíritu santo está presente en todo el proceso. Como
consecuencia, confiamos más en quienes han sido nombrados en la congregación cristiana y sentimos mayor respeto por
ellos (Heb. 13:7, 17).
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JEHOVÁ DIOS y Jesucristo son trabajadores. Jesús dijo: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando”.
(Juan 5:17.) Dios no aprueba a personas que rehúsan trabajar; tampoco aprueba a las que quieren responsabilidad para
conseguir poder sobre otros. En la congregación cristiana no hay lugar para holgazanes ni para ambiciosos egoístas.
(Mateo 20:25-27; 2 Tesalonicenses 3:10.)
Los testigos de Jehová tienen “mucho que hacer en la obra del Señor”, especialmente ahora cuando tantas personas
afluyen a “la montaña” de la adoración verdadera. (1 Corintios 15:58; Isaías 2:2-4.) Hay gran necesidad de hombres
espiritualmente capacitados que asuman responsabilidad en la congregación. Esos hombres ensalzan a Jehová y no se
ensalzan a sí mismos, pues no los impulsa la ambición egoísta. (Proverbios 8:13.) Saben que Dios les ayuda a capacitarse
para sus deberes en la congregación, tal como ‘capacita adecuadamente a los ministros del nuevo pacto’. (2 Corintios 3:4-
6.)
Como sucedía entre los cristianos primitivos, hoy hay hombres nombrados por espíritu santo y mediante el arreglo de
organización de Jehová para servir como ancianos y siervos ministeriales. (Hechos 20:28; Filipenses 1:1; Tito 1:5.) Los
ancianos pastorean espiritualmente al rebaño de Dios y suministran supervisión protectora. Tienen la ayuda de los siervos
ministeriales, cuyos deberes no envuelven directamente la superintendencia espiritual. (1 Pedro 5:2; compárese con
Hechos 6:1-6.) Al igual que el Hijo de Dios, quien vino para ministrar, estos hombres nombrados desean servir a sus
compañeros de creencia. (Marcos 10:45.) Si usted es un hombre cristiano, ¿tiene ese espíritu?
Requisitos en común
Particularmente en 1 Timoteo 3:1-10, 12, 13 y Tito 1:5-9 el apóstol Pablo expone los requisitos que deben satisfacer los
hombres a quienes se encomienda responsabilidad en la congregación. Al considerar estos requisitos, algunos de los
cuales aplican tanto a ancianos como a siervos ministeriales, no debemos considerarlos según normas mundanas. Más
bien, debemos verlos en su marco del primer siglo y como normas que pueden aplicarse en el pueblo de Jehová. No exige
perfección cumplir con estos requisitos, porque entonces ningún humano los satisfaría. (1 Juan 1:8.) Pero si usted es
hombre cristiano, sea que tenga ahora deberes en la congregación o no, ¿por qué no se examina para ver si satisface estos
requisitos?
Irreprensible; que tenga excelente testimonio de los de afuera; libre de acusación. (1 Timoteo 3:2, 7, 8, 10; Tito 1:6, 7.) Al
tiempo de ser nombrados y mientras sirven en esa capacidad los siervos ministeriales y los ancianos deben ser
irreprensibles, es decir, estar libres de culpa y de que se les tenga que censurar por una acusación justificada de conducta
o enseñanza incorrecta. Las acusaciones falsas hechas por “falsos hermanos” u otros no hacen que un hombre sea
reprensible. Para descalificar a un hombre de servir en la congregación el cargo que se levante contra él no debe ser de
poco peso, y tiene que ser probado según las normas bíblicas. (2 Corintios 11:26; 1 Timoteo 5:19.) El que reciba un
nombramiento en la congregación “debe también tener excelente testimonio de los de afuera, para que no caiga en
vituperio y en un lazo del Diablo”. Si un hombre ha cometido algún pecado grave en el pasado, solo puede ser nombrado
si por la vida que ha llevado ha borrado cualquier vituperio y se ha hecho un buen nombre para sí mismo.
Esposo de una sola mujer. (1 Timoteo 3:2, 12; Tito 1:6.) Esto no significa que solo hombres casados pueden ser siervos
ministeriales y ancianos. Sin embargo, si el hombre es casado, solo debe tener una esposa viviente, y debe ser fiel a ella.
(Hebreos 13:4.) A diferencia de lo que se veía entre muchos hombres no cristianos del primer siglo, no puede ser polígamo.
Que presida su propia casa excelentemente, con hijos en sujeción. (1 Timoteo 3:4, 5, 12; Tito 1:6.) Puede que a algunos
les parezca que los ancianos deben tener por lo menos 30 años de edad, pero la Biblia no fija ninguna edad mínima. Sin
embargo, la persona debe actuar como hombre mayor en sentido espiritual. Los siervos ministeriales y los ancianos deben
ser hombres con suficiente edad como para ser padres. El hombre casado que se comporta de manera piadosa en otros
lugares pero es un tirano en el hogar no está capacitado para servir. Tiene que haberse ganado el respeto por presidir su
propia casa según los principios bíblicos, y su objetivo debe ser tener éxito al tratar con cada miembro de la familia en lo
referente a lo espiritual. Como regla general, los hijos menores del anciano que es padre deben comportarse bien y ser
“creyentes”. Van progresando hacia dedicarse a Dios o ya son testigos bautizados de Jehová. Es poco probable que un
hombre que no pueda infundir fe en el corazón de sus hijos pueda hacerlo en el de otros.
Antes de que un hombre de familia pueda ser anciano con aptitud para proveer superintendencia espiritual en una
congregación, tiene que aprender a dirigir su propia casa. ‘Si algún hombre no sabe presidir su propia casa, ¿cómo cuidará
de la congregación de Dios?’ (1 Timoteo 3:5.) Es cierto que un hombre pudiera recibir oposición de una esposa incrédula.
(Mateo 10:36; Lucas 12:52.) O puede que uno de sus hijos cometa un pecado grave, aunque los demás estén progresando
en sentido espiritual. Sin embargo, si el hombre ha hecho todo lo que pudiera esperarse, y especialmente si ha tenido
éxito en cuanto a lo espiritual con relación a otros miembros de su casa, el que un miembro de la familia rechazara su
buena dirección no lo descalificaría necesariamente de ser siervo ministerial o anciano.
No un borracho pendenciero ni dado a mucho vino. (1 Timoteo 3:3, 8; Tito 1:7.) El que es siervo ministerial o anciano no
debe abusar de las bebidas alcohólicas. La adicción a estas puede llevarlo a perder el dominio de los pensamientos y las
emociones, lo cual llevaría a las pendencias o peleas del borracho. No debe ser ‘dado a mucho vino’ ni tener la reputación
de ser un bebedor empedernido ni uno que beba en exceso. (Proverbios 23:20, 21, 29-35.) ¡Qué trágico sería que una
visita de pastoreo fuera estropeada por la intemperancia! Si algún hermano usa bebidas alcohólicas, no debería hacerlo
mientras participa en las reuniones, en el ministerio ni en ninguna otra forma de servicio sagrado. (Levítico 10:8-11;
Ezequiel 44:21.)
No amador del dinero ni ávido de ganancia falta de honradez. (1 Timoteo 3:3, 8; Tito 1:7.) Los amadores del dinero están
en peligro espiritual, y las “personas dominadas por la avidez” no heredarán el Reino de Dios. Por eso, tales hombres no
satisfacen los requisitos para ser ancianos ni siervos ministeriales. (1 Corintios 6:9, 10; 1 Timoteo 6:9, 10.) La palabra griega
que se vierte “falta de honradez” significa básicamente “deshonroso”, y el término traducido “ganancia” se refiere a
cualquier clase de beneficio o ventaja. (Filipenses 1:21; 3:4-8.) Desde luego, el hombre cuya disposición indica que trataría
a las “ovejas” de Dios con falta de honradez no está capacitado para asumir responsabilidad en la congregación. (Ezequiel
34:7-10; Hechos 20:33-35; Judas 16.) La necesidad de ejercer cautela al recomendar a alguien aumenta cuando nos damos
cuenta de que un hombre ya nombrado a quien se hubieran confiado fondos pudiera sentirse tentado a sustraer parte del
dinero. (Juan 12:4-6.)
No un hombre recién convertido; probado en cuanto a aptitud. (1 Timoteo 3:6, 10.) La persona recién bautizada no ha
tenido tiempo para dar prueba de que puede atender fielmente los deberes que se le asignen. Puede que no se conduela
de los afligidos ni tenga la sabiduría necesaria para ayudar a sus compañeros de adoración, y quizás hasta vea con
desprecio a otros. Por eso, antes de que un hombre sea recomendado para siervo ministerial, y especialmente para
anciano, debe ser ‘probado en cuanto a aptitud’ y debe demostrar que ejerce buen juicio y que es confiable. No se da un
tiempo fijo para esta prueba, y el paso del progreso espiritual de las personas varía. Pero los ancianos no deben
apresurarse a recomendar a un hermano nuevo, “por temor de que se hinche de orgullo y caiga en el juicio pronunciado
contra el Diablo”. Que primero el hombre manifieste humildad como la de Cristo. (Filipenses 2:5-8.)
Lo que debe verse en los siervos ministeriales
Se estipulan algunos requisitos para los siervos ministeriales. No obstante, si los ancianos no satisficieran esos requisitos
también, no estarían capacitados para servir. Como hombre cristiano, ¿satisface usted esos requisitos?
Serio. (1 Timoteo 3:8.) El hombre que está capacitado para servir como siervo ministerial no debe tomar sus
responsabilidades a la ligera. Debe comportarse con dignidad que se gane el respeto de otros. Aunque el desplegar en
ciertas ocasiones un sentido del buen humor es aceptable, no satisfaría los requisitos si constantemente manifestara
frivolidad.
No de lengua doble; que tenga una conciencia limpia. (1 Timoteo 3:8, 9.) Los siervos ministeriales (y ancianos) tienen que
ser veraces, no chismosos ni tortuosos. Puesto que no son de lengua doble, no deben manifestar hipocresía diciendo una
cosa a cierta persona y precisamente lo contrario a otra. (Proverbios 3:32; Santiago 3:17.) Estos hombres también tienen
que apoyar fielmente la verdad revelada, “manteniendo el secreto sagrado de la fe con una conciencia limpia”. Ante Dios,
la conciencia de tal hombre debería dar testimonio de que es recto y no practica nada solapado ni contaminador.
(Romanos 9:1; 2 Corintios 1:12; 4:2; 7:1.) Nadie satisface los requisitos para servir al rebaño de Dios a menos que se
adhiera a la verdad y a los principios piadosos.
Enfoque de los requisitos para los ancianos
Hay ciertos requisitos que aplican particularmente a los ancianos, y en gran parte se relacionan con su obra de pastores y
maestros. Como hombre cristiano, ¿satisface usted estos requisitos?
Moderado en los hábitos; que ejerza autodominio. (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8.) El anciano tiene que ser templado y no estar
esclavizado a malos hábitos. Cuando afronte pruebas, Dios le ayudará a mantener equilibrio si ora como lo hizo el salmista:
“Las angustias de mi corazón se han multiplicado; de los apuros en que me hallo, oh, sácame”. (Salmo 25:17.) El
superintendente también debe orar por el espíritu de Dios y desplegar sus frutos, incluso el de autodominio. (Lucas 11:13;
Gálatas 5:22, 23.) Si el anciano domina sus pensamientos, habla y acciones, podrá evitar extremos mientras da guía
espiritual a la congregación.
De juicio sano. (1 Timoteo 3:2.) El anciano tiene que ser sensato, discreto y prudente. Su habla y acciones deben tener
propósito y ser racionales. Su modo de pensar humilde y equilibrado se basa en la sabiduría piadosa y en las enseñanzas
saludables de la Palabra de Jehová, de la cual debe ser estudiante diligente. (Romanos 12:3; Tito 2:1.)
Ordenado. (1 Timoteo 3:2.) La palabra griega que se emplea aquí se traduce “bien arreglado” en 1 Timoteo 2:9. De modo
que el anciano debe tener un patrón de vida caracterizado por la decencia y el buen arreglo. Por ejemplo, debe ser puntual.
Parece que los cristianos del primer siglo no recalcaron al extremo el asunto de llevar registros, y no es necesario que un
superintendente hoy sea un contador u oficinista experto. Los siervos ministeriales podrían encargarse de lo que se
requiera en estos asuntos. Pero el término griego para “ordenado” puede indicar buen comportamiento, y un hombre
ciertamente no estaría capacitado para ser anciano si fuera ingobernable o desordenado. (1 Tesalonicenses 5:14;
2 Tesalonicenses 3:6-12; Tito 1:10.)
Hospitalario. (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8.) El anciano ‘sigue la senda de la hospitalidad’. (Romanos 12:13; Hebreos 13:2.) La
palabra griega para “hospitalario” significa literalmente “encariñado con extraños”. Por eso el anciano hospitalario da la
bienvenida a los nuevos que asisten a las reuniones cristianas y muestra el mismo interés tanto por los pobres como por
los que disfrutan de prosperidad material. Es hospitalario con los que rinden servicio como ministros viajantes para el
adelanto del cristianismo, y pone a estas personas en camino “de una manera digna de Dios”. (3 Juan 5-8.) Sí, el anciano
muestra hospitalidad especialmente a sus compañeros de creencia según las necesidades que tengan y al grado que se lo
permitan sus circunstancias. (Santiago 2:14-17.)
Capacitado para enseñar. (1 Timoteo 3:2.) Lo apto del anciano como maestro espiritual no proviene de habilidad mental
ni sabiduría mundana. (1 Corintios 2:1-5, 13.) Es el resultado de que se “adhiera firmemente a la fiel palabra en lo que
toca a su arte [o manera] de enseñar, para que pueda exhortar por la enseñanza que es saludable y también censurar a
los que contradicen”. (Tito 1:9; compárese con Hechos 20:18-21, 26, 27.) Debe poder ‘instruir con apacibilidad a los que
no están favorablemente dispuestos’. (2 Timoteo 2:23-26.) Aunque un anciano no sea el mejor orador público de la
congregación, debe ser tan buen estudiante de la Palabra de Dios que sea lo suficientemente hábil como para instruir y
aconsejar a los creyentes, que también estudian la Biblia. (2 Corintios 11:6.) Tiene que estar capacitado para impartir
“enseñanza saludable” que ayude a familias e individuos a llevar una vida piadosa. (Tito 2:1-10.)
No un golpeador, sino razonable, no belicoso. (1 Timoteo 3:3; Tito 1:7.) Puesto que es pacífico, el anciano no golpea
físicamente a las personas ni las intimida mediante comentarios abusivos o cortantes. (Compárese con 2 Corintios 11:20.)
(El comentario anterior, de que “no [es] un borracho pendenciero”, indica que evita abusar del alcohol, pues ese abuso
muy a menudo lleva a contiendas.) Porque es “razonable” (o ‘dispuesto a ceder’) y no es autoritario ni difícil de complacer,
no hace cuestiones mayores de pequeñeces. (1 Corintios 9:12; Filipenses 4:5; 1 Pedro 2:18.) Puesto que el anciano no es
belicoso o contencioso, evita las disputas y ‘no es propenso a la ira’. (Tito 3:2; Santiago 1:19, 20.)
No es voluntarioso. (Tito 1:7.) Literalmente, esto significa “que no procura complacerse a sí mismo”. (Compárese con
2 Pedro 2:10.) El anciano no debe ser dogmático, sino que debe considerar sus aptitudes con humildad. Porque no opina
que pueda manejar los asuntos mejor que toda otra persona, humildemente comparte la responsabilidad con otros y
aprecia tener una multitud de consejeros. (Números 11:26-29; Proverbios 11:14; Romanos 12:3, 16.)
Amador del bien; justo. (Tito 1:8.) Para ser anciano, uno tiene que amar el bien y ser justo. El amador del bien ama lo que
es bueno a la vista de Jehová, efectúa hechos bondadosos y útiles y muestra aprecio por la bondad de otros. (Lucas 6:35;
compárese con Hechos 9:36, 39; 1 Timoteo 5:9, 10.) El ser justo significa someterse a las leyes y normas de Dios. Entre
otras cosas, ese hombre es imparcial y piensa en cosas justas, castas y virtuosas. (Lucas 1:6; Filipenses 4:8, 9; Santiago 2:1-
9.) Puesto que la bondad difiere de la justicia en el sentido de que va más allá de lo que exige lo justo, el amador del bien
hace más a favor de otros de lo que se requiere de él. (Mateo 20:4, 13-15; Romanos 5:7.)
Leal. (Tito 1:8.) El hombre capacitado para ser anciano mantiene devoción inquebrantable a Dios y se adhiere a la ley
divina, prescindiendo de cómo se someta a prueba su integridad. Hace lo que Jehová espera de él, y esto incluye servir
como proclamador fiel del Reino. (Mateo 24:14; Lucas 1:74, 75; Hechos 5:29; 1 Tesalonicenses 2:10.)
Cómo satisfacer los requisitos
La mayoría de los requisitos que acabamos de considerar abarcan cosas que se exigen de todo testigo de Jehová, y
podemos satisfacerlos mediante la bendición de Dios sobre el estudio, el esfuerzo, la buena compañía y la oración de cada
uno de nosotros. Puede que algunos se destaquen más por satisfacer ciertos requisitos que por satisfacer otros. Pero los
siervos ministeriales y los ancianos tienen que satisfacer a grado razonable todos los requisitos para su privilegio particular.
Todo testigo de Jehová debe querer hacer cuanto le sea posible en el servicio a Dios. Este espíritu impulsa a los hombres
cristianos a ofrecerse para asumir responsabilidad en la congregación. ¿Es usted hombre dedicado y bautizado? Si lo es,
¡procure adelantar, y haga todo esfuerzo posible por capacitarse para servir!
*** w85 1/8 pág. 31 Preguntas de los lectores ***
¿Cómo obra el espíritu santo junto con el Cuerpo Gobernante del día moderno en el nombramiento de ancianos?
El apóstol Pablo dijo a ancianos cristianos de Éfeso: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual
el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre
del Hijo suyo”. (Hechos 20:28.)
Pablo no dio una explicación detallada de cómo funcionaba el espíritu de Dios en esos nombramientos. No obstante,
nosotros podemos hacernos una idea por lo que sucedió cuando el cuerpo gobernante del primer siglo consideró la
cuestión acerca de la circuncisión. Al resumir la conclusión a que ellos llegaron, escribieron: “Porque al espíritu santo y a
nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias” (Hechos 15:28).
¿Cómo contribuyó el espíritu de Dios, su fuerza activa impersonal, a la decisión obligatoria que se tomó en aquel tiempo?
El capítulo 15 de Hechos muestra que primero Pablo y Bernabé presentaron la cuestión. Luego hubo una discusión. El
apóstol Pedro relató lo que había llevado al bautismo del gentil incircunciso Cornelio y de su casa. Pedro explicó que ‘Dios
dio testimonio dándoles el espíritu santo, así como nos lo dio a nosotros también’ (Hechos 15:7, 8; 10:9-48). Después
Pablo y Bernabé ‘contaron las muchas señales y portentos que Dios hizo por medio de ellos entre las naciones’ (Hechos
15:12). Así, mediante su funcionamiento sobre Pedro, Cornelio, Pablo y Bernabé, el espíritu santo indicó que los gentiles
no tenían que circuncidarse.
Sin embargo, la decisión que tomó el cuerpo gobernante envolvió aun otros funcionamientos del espíritu. Podemos
suponer que ellos habían pedido la ayuda del espíritu sobre sus deliberaciones. Tal ayuda quizás haya movido al discípulo
Santiago a recordar la profecía de Amós 9:11, 12 y a ver la aplicación de ella. Claro, esa profecía había sido escrita bajo la
inspiración del espíritu santo (Hechos 15:13-20). Además, “los apóstoles y ancianos en Jerusalén”, que componían el
cuerpo gobernante, eran cristianos que habían sido ungidos con espíritu santo y que manifestaban en su vida el
funcionamiento de éste, tal como al producir los frutos de este. (Hechos 15:2; Romanos 8:14-17; 1 Corintios 7:40; Gálatas
5:22, 23.)
De modo que, sin que hubiera alguna instrucción audible desde el cielo sobre la cuestión de la circuncisión, los del cuerpo
gobernante podían decir con certeza que ‘el espíritu santo’ los había llevado a la decisión.
Es parecido en el caso del nombramiento de hombres cristianos para que sean ancianos, o superintendentes, en las
congregaciones hoy día. De vez en cuando un grupo de ancianos (que probablemente incluya a un superintendente
viajante de la Sociedad) se reúne para considerar la recomendación de algunos hermanos para ser nombrados
superintendentes. Los que componen el grupo han sido nombrados ancianos y manifiestan en su vida que tienen el
espíritu. La consideración de ellos comienza con oración para pedir la guía del espíritu. Entonces, durante la reunión,
analizan a cada hermano que está siendo considerado para ver si está a la altura de los requisitos para ancianos que se
delinean en la Biblia, los cuales se han registrado bajo la dirección del espíritu santo (1 Timoteo 3:2-7; Tito 1:5-9). También
consideran si el modo de vivir del hermano demuestra que está ‘lleno de espíritu y de sabiduría’ (Hechos 6:3). Si
concuerdan en que él es de esa clase de hombre y satisface los requisitos a un grado razonable, su recomendación se
envía al Cuerpo Gobernante, designado por espíritu, o a los representantes escogidos por tal cuerpo. Más tarde a la
congregación se le puede informar que dicho hermano ha sido nombrado.
Se sobreentiende que el anciano nombrado aún es imperfecto y puede que tenga limitaciones. Pero los apóstoles eran
imperfectos, tanto antes que Jesús los escogiera como después, cuando ellos sirvieron en el cuerpo gobernante (Lucas
9:46, 54; 22:54-62; Gálatas 2:11-14). No obstante, ciertamente tenían el espíritu de Dios y habían sido nombrados bajo la
guía de dicho espíritu. De modo comparable, los hermanos y las hermanas de la congregación pueden estar seguros de
que ‘el espíritu santo ha nombrado a los superintendentes, para pastorear la congregación’ (Hechos 20:28). Es respecto a
tales hombres que se da el siguiente consejo: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han
hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe”. (Hebreos
13:7.)
*** km 5/00 pág. 8 párrs. 1-4 ¿Cómo se les ‘prueba en cuanto a aptitud’? ***
Por causa del constante aumento en la organización de Jehová, existe una necesidad continua de hermanos competentes
que sean siervos ministeriales. La mayoría de los que aún no han sido nombrados, incluidos los adolescentes, desean servir
en la congregación. Cuando se les da más trabajo, se sienten útiles y tienen un sentido de logro. El que progresen más
depende de que se les “pruebe [...] en cuanto a aptitud” (1 Tim. 3:10). ¿Cómo se hace eso?
El papel de los ancianos. Como parte de la evaluación que hacen los ancianos de los hermanos a la luz de los requisitos
bíblicos para los siervos ministeriales de 1 Timoteo 3:8-13, deben probar su aptitud para cargar con responsabilidades.
Pueden asignarles algunos servicios útiles relacionados con entregar las revistas y otras publicaciones, atender los
micrófonos, el mantenimiento del Salón del Reino, etc. Los ancianos observarán cómo responden y atienden sus
asignaciones. Las cualidades que buscarán son confiabilidad, puntualidad, diligencia, modestia, buena disposición y la
capacidad de llevarse bien con los demás (Fili. 2:20). ¿Son ejemplares en su manera de vestir y arreglarse? ¿Tienen sentido
de la responsabilidad? Los ancianos deben ver en “su conducta excelente sus obras con una apacibilidad que pertenece a
la sabiduría” (Sant. 3:13). ¿Verdaderamente se están afanando por ser de ayuda en la congregación? ¿Están llevando a
cabo el mandato de Jesús de “[hacer] discípulos de gente de todas las naciones” al participar con celo en el ministerio del
campo? (Mat. 28:19; véase La Atalaya del 1 de septiembre de 1990, págs. 18-28.)
Aunque la Biblia no fija una edad mínima para nombrar a los siervos ministeriales, dice que son “hombres que sirven”.
Esperaríamos, por tanto, que al menos hubiesen entrado en los últimos años de la adolescencia, sobre todo porque se
menciona la posibilidad de que tengan esposa e hijos (1 Tim. 3:12, 13). Esos hombres no deberían ceder a “los deseos que
acompañan a la juventud”, sino comportarse con seriedad, tener buena posición y una conciencia limpia ante Dios y los
hombres (2 Tim. 2:22).
Aunque la habilidad natural es útil, lo realmente importante es la actitud y el espíritu de la persona. ¿Desea humildemente
alabar a Dios y servir a sus hermanos? En ese caso, Jehová bendecirá su empeño por progresar en la congregación.
Cultiven el arte de enseñar 3:05-5:00
*** w09 15/7 pág. 22 Imite a Jesús: predique con valor ***
El espíritu santo nos da valor para predicar
En las semanas posteriores a la muerte de Jesús, sus discípulos tuvieron la dicha de ver cómo atraía Jehová a más personas.
Tan solo en un día se bautizaron 3.000 judíos y prosélitos que habían venido de muchos países a Jerusalén con motivo del
Pentecostés. ¡Qué conmoción debió de haber causado aquello en Jerusalén, el corazón del judaísmo! La Biblia dice que
“empezó a sobrevenirle temor a toda alma” y que ocurrieron “muchos portentos presagiosos y señales [...] mediante los
apóstoles” (Hech. 2:41, 43).
Los líderes religiosos se enfurecieron y arrestaron a Pedro y a Juan; los mantuvieron toda la noche bajo custodia y les
ordenaron que dejaran de hablar de Jesús. Una vez que fueron liberados, los dos apóstoles informaron a los hermanos lo
que había ocurrido. Preocupados por la oposición, todos juntos le oraron a Jehová y le pidieron: “Concede a tus esclavos
que sigan hablando tu palabra con todo denuedo”. ¿Cuál fue el resultado? “Todos sin excepción quedaron llenos del
espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo.” (Hech. 4:24-31.)
Es de notar que los discípulos obtuvieron el valor que necesitaban para proclamar el mensaje gracias al poderoso espíritu
santo de Jehová. De igual modo hoy día, nosotros hablamos de la verdad con todos, incluso con nuestros adversarios,
no porque seamos valientes por naturaleza, sino porque Jehová nos da su espíritu santo; solo es cuestión de que se lo
pidamos. Así es, con la ayuda de Jehová podremos resistir con valor todo tipo de oposición (léase Salmo 138:3).
*** it-2 págs. 273-275 Maestro, enseñanza ***
¿Qué hizo que la enseñanza de Jesús fuera tan eficaz?
Aunque los líderes religiosos del judaísmo no eran sinceros cuando se dirigían a Jesucristo como “Maestro [gr.
Di·dá·ska·los]”, él tuvo el reconocimiento tanto de los creyentes como de los no creyentes. (Mt 8:19; 9:11; 12:38; 19:16;
22:16, 24, 36; Jn 3:2.) Los oficiales que fueron a detenerle quedaron tan impresionados por su enseñanza que regresaron
con las manos vacías y dijeron: “Jamás ha hablado otro hombre así”. (Jn 7:46.) Jesús enseñó “como persona que tiene
autoridad, y no como [los] escribas”. (Mt 7:29.) Dios era la Fuente de su enseñanza (Jn 7:16; 8:28), y Jesús la transmitió
con sencillez, lógica irrefutable, preguntas penetrantes, metáforas llamativas e ilustraciones significativas basadas en
cosas conocidas. (Mt 6:25-30; 7:3-5; 24-27; véase ILUSTRACIONES.) También empleó lecciones prácticas: lavó los pies a
sus discípulos con el fin de enseñarles que deberían servirse los unos a los otros. (Jn 13:2-16.)
Jesucristo tenía un amplio conocimiento gracias a la relación íntima que había tenido con su Dios y Padre antes de venir a
la Tierra, por lo que conocía a Dios como nadie y podía hablar sobre su Padre con el mejor conocimiento de causa. Jesús
mismo dijo: “Nadie conoce plenamente al Hijo sino el Padre, ni conoce nadie plenamente al Padre sino el Hijo, y cualquiera
a quien el Hijo quiera revelarlo”. (Mt 11:27; Jn 1:18.)
Jesús también conocía a cabalidad la Palabra escrita de Dios. Cuando se le preguntó qué mandamiento era el mayor de la
Ley, resumió sin vacilar toda la Ley en dos mandamientos, citando de Deuteronomio (6:5) y Levítico (19:18). (Mt 22:36-
40.) En el transcurso de su ministerio, se refirió, directa e indirectamente, a pasajes de aproximadamente la mitad de los
libros de las Escrituras Hebreas: Génesis (2:24; Mt 19:5; Mr 10:7, 8), Éxodo (3:6; Mt 22:32; Lu 20:37), Levítico (14:2-32; Mt
8:4), Números (30:2; Mt 5:33), Deuteronomio (5:16; Mt 15:4; Mr 7:10), 1 Samuel (21:4-6; Mt 12:3, 4), 1 Reyes (17:9; Lu
4:26), Job (42:2; Mt 19:26), Salmos (8:2; 110:1; Mt 21:16; 22:44), Proverbios (24:12; Mt 16:27), Isaías (6:9, 10; Mt
13:14, 15; Jn 12:40), Jeremías (7:11; Mt 21:13; Mr 11:17; Lu 19:45, 46), Lamentaciones (2:1; Mt 5:35), Daniel (9:27; Mt
24:15), Oseas (6:6; Mt 9:13), Jonás (1:17; Mt 12:40), Miqueas (7:6; Mt 10:21, 35, 36), Zacarías (13:7; Mt 26:31) y Malaquías
(3:1; Mt 11:10).
Además, el ejemplo perfecto de Jesús le daba a su enseñanza mucho más peso. (Jn 13:15.) No era como los escribas y
fariseos, de quienes dijo: “Todas las cosas que les digan, háganlas y obsérvenlas, pero no hagan conforme a los hechos de
ellos, porque dicen y no hacen”. (Mt 23:3.)
Otros aspectos que hicieron que la enseñanza de Jesús tuviera autoridad y fuera eficaz fueron su comprensión del ser
humano y su interés amoroso. Su agudo discernimiento complementó el conocimiento milagroso de los antecedentes y
la manera de pensar de las personas. (Mt 12:25; Lu 6:8; Jn 1:48; 4:18; 6:61, 64; 13:11.) “Él mismo conocía lo que había en
el hombre.” (Jn 2:25.) Se compadecía de las personas hasta tal grado que sacrificaba su descanso para enseñarles. En una
ocasión Jesús y sus discípulos fueron en barca a un lugar solitario para descansar un poco. “Pero la gente los vio ir y muchos
llegaron a saberlo, y de todas las ciudades concurrieron allá a pie, y se adelantaron a ellos. Pues, al salir, él vio una
muchedumbre grande, y se enterneció por ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas
cosas.” (Mr 6:31-34.)
Jesús fue comprensivo con sus oyentes. Cuando sus discípulos no entendían una ilustración, se la explicaba pacientemente
(Mt 13:10-23), aunque, consciente de sus limitaciones, no les daba demasiada información (Jn 16:4, 12), y les repetía la
misma enseñanza cuando era necesario. (Mr 9:35; 10:43, 44.) A menudo añadía a su respuesta una parábola o ilustración,
que dejaba en sus oyentes una honda impresión y los hacía pensar. (Mt 18:1-5, 21-35; Lu 10:29-37.)
El espíritu de Dios enseña. Durante los tres años y medio de su ministerio terrestre, Jesús enseñó a sus apóstoles para
que continuaran la obra que él había comenzado. Como eran humanos imperfectos, no podrían recordar todo detalle de
su enseñanza, pero Jesús les prometió: “El ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ese les enseñará
todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho”. (Jn 14:26.) Con ello quiso decir que el espíritu de Dios
les enseñaría todo lo que necesitaran para cumplir con su ministerio. Les aclararía especialmente lo que habían oído con
anterioridad pero que no habían entendido, y les recordaría las cosas que Jesús había dicho mientras estuvo con ellos.
Como maestro, les revelaría la aplicación correcta de sus palabras. (Compárese con Jn 2:19-22; véase VERDAD [“El espíritu
de la verdad”].)
Cuando los llevaran ante asambleas públicas, reyes y otros gobernantes, los discípulos de Jesús podían confiar plenamente
en que el espíritu de Dios les haría recordar y les serviría de maestro. Como un amigo, les ayudaría a recordar lo que
podían decir y a aplicar este conocimiento. Como resultado, se daría un buen testimonio y acallaría a los opositores. (Mt
10:18-20; Mr 13:11; Lu 12:11, 12; 21:13-15.) Por esa razón Pedro y Juan pudieron hablar con valentía cuando el más alto
tribunal judío, el Sanedrín, los interrogó sobre la curación de un hombre cojo de nacimiento. Su arrojo, inusitado en
“hombres iletrados y del vulgo”, maravilló a los miembros del Sanedrín. Las palabras de Pedro y la presencia del hombre
curado dejaron a estos hombres instruidos sin “nada que replicar”. (Hch 4:5-14.)
Puesto que toda la Palabra de Dios se escribió bajo inspiración (2Ti 3:16), solo ella contiene la enseñanza del espíritu. Por
consiguiente, los cristianos no deben prestar la más mínima atención a la enseñanza que esté en conflicto con la Palabra
de Dios. El apóstol Juan escribió: “No necesitan que nadie les esté enseñando; antes bien, como la unción de él les está
enseñando acerca de todas las cosas, y es verdad y no es mentira, y así como les ha enseñado, permanezcan en unión con
él”. (1Jn 2:27.) Juan dirigía estas palabras a los cristianos ungidos por espíritu, que conocían a Jehová Dios y a su Hijo Cristo
Jesús y entendían perfectamente la verdad de Dios, por lo que no necesitaban maestros que negasen al Padre y al Hijo.
Tales maestros solo podían extraviarles de la verdad que les había enseñado el espíritu de Dios en armonía con lo que los
Escritos Sagrados claramente exponen. (1Jn 2:18-26.) Por esa razón los cristianos no deberían recibir a maestros apóstatas
en sus hogares, ni siquiera darles un saludo. (2Jn 9-11.)
*** cf cap. 11 págs. 111-113 “Jamás ha hablado otro hombre así” ***
Preguntas adecuadas
Jesús utilizó las preguntas de manera admirable. Incluso las empleó en ocasiones en que se hubiera tardado menos
explicando directamente el punto. Pero entonces, ¿para qué hacía las preguntas? Pues bien, a veces las planteaba con la
intención de sacar a la luz los motivos de sus adversarios y así hacerlos callar (Mateo 21:23-27; 22:41-46). Sin embargo,
en otros casos las utilizaba para lograr que sus discípulos le expresaran lo que pensaban o para estimular y desarrollar su
capacidad de razonamiento. Por eso, empleaba fórmulas como “¿Qué les parece?” y “¿Crees tú esto?” (Mateo 18:12; Juan
11:26). Con estas preguntas, lograba llegarles al corazón. Veamos un ejemplo.
En cierta ocasión, unos recaudadores le preguntaron a Pedro si Jesús pagaba el impuesto del templo. Sin pensarlo dos
veces, Pedro respondió que sí. Más tarde, Jesús razonó con él: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes reciben los reyes de
la tierra contribuciones o la capitación? ¿De sus hijos, o de los extraños?”. Pedro le contestó: “De los extraños”. Y Jesús
repuso: “Entonces, realmente, los hijos están libres de impuestos” (Mateo 17:24-27). Sin duda, el punto que destacaban
las preguntas era obvio para Pedro, pues todos sabían que las familias de los reyes estaban exentas de tributos. Por
consiguiente, estaba claro que Jesús, al ser el Hijo unigénito del Rey celestial al que se adoraba en el templo, no estaba
obligado a pagar el impuesto. Notamos que, en vez de decirle directamente a Pedro la respuesta acertada, Jesús empleó
con tacto las preguntas para ayudarle a sacar la conclusión correcta, y tal vez para ayudarle a ver que en el futuro era
mejor que pensara un poco más antes de responder.
¿Cómo lograremos emplear hábilmente las preguntas en el ministerio? Al predicar de casa en casa, usémoslas para
despertar el interés de la gente, pues así tal vez consigamos que escuche nuestro mensaje. Por ejemplo, si sale a la puerta
una persona mayor, pudiéramos preguntarle con respeto: “¿Le parece a usted que el mundo ha cambiado a lo largo de su
vida?”. Cuando nos conteste, pudiéramos añadir: “En su opinión, ¿qué haría falta para que el mundo fuera mejor?” (Mateo
6:9, 10). Y si nos atiende una madre con niños pequeños, quizás podríamos decirle: “¿Se ha preguntado cómo será el
mundo cuando sus hijos sean grandes?” (Salmo 37:10, 11). En muchos casos, observar con atención la vivienda nos
permitirá pensar en preguntas que sean apropiadas para los intereses del ocupante.
¿Cómo podríamos usar eficazmente las preguntas al conducir estudios bíblicos? Pues bien, podemos plantear preguntas
bien pensadas para saber lo que la persona tiene en su corazón (Proverbios 20:5). Imaginémonos que estamos estudiando
el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? y llegamos al capítulo “El modo de vida que le agrada a Dios”, que habla de cómo
ve Jehová la inmoralidad sexual, la mentira, la borrachera y otras prácticas. Las respuestas del estudiante tal vez indican
que entiende lo que enseña la Biblia, pero ¿lo acepta de verdad? Para averiguarlo, quizás convenga decirle: “¿Le parece
razonable lo que piensa Dios sobre estos temas?”. O también: “¿Cómo podría aplicar usted esta información en su vida?”.
Claro, no debemos olvidar que hay que tener tacto y respetar la dignidad del estudiante, pues no hay por qué
abochornarlo (Proverbios 12:18).
*** cf cap. 12 pág. 126 “Sin ilustración no les hablaba” ***
Extraídas de ejemplos familiares
También podemos tomar ilustraciones eficaces de lo que sucede en la vida real. En cierta ocasión, Jesús se valió de un
suceso reciente para rebatir la creencia falsa de que las tragedias son un castigo merecido. Dijo: “Aquellos dieciocho sobre
quienes cayó la torre de Siloam, matándolos, ¿se imaginan ustedes que con eso se probó que fueran mayores deudores
[pecadores] que todos los demás hombres que habitaban en Jerusalén?” (Lucas 13:4). Aquellas dieciocho almas
no murieron porque hubieran pecado y hubieran caído en el desagrado divino, sino que su trágica muerte se debió al
“tiempo y el suceso imprevisto” (Eclesiastés 9:11). Jesús, pues, refutó una enseñanza falsa aludiendo a un incidente que
sus oyentes conocían bien.
Discurso Publico numero 36
¿ES ESTA VIDA TODO CUANTO HAY?
Nota al orador:
Muchas personas perciben que su vida no tiene significado. El auditorio necesita comprender que nuestra esperanza en cuanto
al futuro, que incluye la resurrección, sustenta el significado y propósito de nuestra vida. Esa esperanza es segura. Podemos
tener un verdadero propósito en nuestra vida ahora si cultivamos esa esperanza y evitamos la actitud mundana de vivir para el
momento. La última sección del discurso debe dirigirse especialmente a los nuevos y al público

LAS FRUSTRACIONES DE ESTA VIDA LLEVAN A MUCHOS A UNA BÚSQUEDA FRENÉTICA DE SIGNIFICADO (6 min.)
A menudo jóvenes y personas mayores cuestionan y rechazan las metas que siempre ha tenido la humanidad

La riqueza ha contribuido a las inquietudes, no siempre es satisfaciente (Ec 2:4-11; w77-S 379; w88-S 15/8 18; w86-S 15/6
3, 10)
La fama es solo transitoria; los famosos pronto pasan al olvido (Ec 2:15, 16; w77-S 398, 399; w87-S 15/8 10, 11)

El poder es temporal; la persona puede ser reemplazada por un rival; su poder de seguro terminará al morir (w77-S 270)

La belleza también se desvanece rápidamente (g86-S 8/1 14, 15)

Los logros de la vida no ascienden a mucho en la corriente de la eternidad

Pronto uno deja de ser y pasa al olvido (Sl 103:15, 16)

Ese no es un punto de vista pesimista, sino realista

Si esta vida es todo cuanto hay, no somos ni siquiera una gota en la corriente del tiempo o una partícula en la balanza de la
eternidad (w73-S 613-618; g87-S 22/1 12)

CÓMO NOS AYUDA LA ESPERANZA DE LA RESURRECCIÓN (15 min.)


Por mucho tiempo la gente se ha aferrado a la esperanza de que hay vida después de la muerte (g88-S 8/7 4-7)

Muchos creen en doctrinas que se basan en la inmortalidad del alma (rs-S 36; sh-S 52-56)

Algunos piensan que los buenos van al cielo; otros creen en la transmigración de las almas, el Nirvana (gh-S 103-105;
w90-S 1/5 18, 19)

La Biblia destruye todas esas enseñanzas falsas (Ec 3:19, 20; 9:5, 10; w90-S 1/5 19-23)

De modo que, ¿es esta vida todo cuanto hay? ¿No hay ninguna esperanza?

La Biblia nos asegura que Dios resucitará a muchas personas (Hch 24:15; g79-S 22/10 23-25; ts-S 166-175; lp-S 116-118)

Esto no es una esperanza imaginaria, sin fundamento

Jesús prometió que la resurrección acontecería bajo su Reino (Jn 5:28, 29)

Demostró que se puede resucitar a criaturas humanas (Lu 7:11-17; w86-S 15/12 8, 9)

Pero ¿qué hay de la persona que murió hace mucho tiempo, cuyo cuerpo se ha desintegrado?

Dios puede crear de nuevo a esa persona, darle un cuerpo apropiado y restablecer sus pensamientos (vi-E 28)

El ADN (ácido desoxirribonucleico) de una sola célula contiene instrucción codificada para miles de millones de células
(ce-S 48)

El Creador del ADN tiene la capacidad de recordar el patrón de vida de una persona si opta por hacerlo

Esta vida no tiene que ser todo cuanto hay (g80-S 22/9 5-9; g67-S 22/9 6, 7)

La resurrección es un medio de llevar a cabo el propósito de Dios

Dios se propone que los humanos obedientes tengan vida eterna en perfección

Esa vida tendría significado (w73-S 614)

Tal vida no sería interrumpida ni frustrada por la muerte (g71-S 8/4 14-17; w84-S 15/8 3, 4; g90-S 22/4 9)

El daño que ha causado la muerte adámica no es irrevocable

La resurrección puede eliminar el aguijón de la muerte (1Co 15:55)

Ayuda a la persona a entender algo muy importante que da significado a la vida (Ec 12:13, 14; w78-S 1/3 31)

NUESTRA VIDA HOY DÍA PUEDE SER ESPECIALMENTE SIGNIFICATIVA (5 min.)


Vivimos en un tiempo en que la gente puede evitar del todo la muerte

Ahora estamos en ‘la conclusión de este sistema de cosas’ (Mt 24:3; g88-S 8/4 7 [recuadro], 11 [recuadro])

Podemos entrar directamente en la vida sin fin (ts-S 151-165; w90-S 1/5 28)

En cuanto a la resurrección, la pregunta es: ¿Optará Dios por recordar a cierta persona y resucitarla?
Respecto a cada uno de nosotros, la pregunta es: ¿Considerará Dios que yo soy digno de ser conservado con vida para entrar
en el nuevo mundo bajo el Reino de Cristo?

Si su respuesta es afirmativa, entonces esta vida, aun ahora, no es todo cuanto hay

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ SABEN QUE LA VIDA TIENE VERDADERO PROPÓSITO (9 min.)
Saben que esta vida no es todo cuanto hay; cifran su confianza en el nuevo mundo

No andan a tientas para hallar el significado de la vida (g81-S 22/4 6-11)

Han aprendido que seguir el consejo de Dios es el mejor modo de vivir

Aplican la Palabra de Dios en su propia vida; por lo que tienen familias felices

El que se hace Testigo forma parte de una amorosa congregación de personas

Aunque los Testigos no viven solo para el presente, disfrutan de una vida plena (w73-S 689-694)

El amor a Jehová mueve a los Testigos a obedecerlo a pesar de la oposición (2Ti 3:12)
El periodista Milo Komínek, en el libro Even Under the Sky There Is Hell (Aun bajo el cielo hay un infierno) (1971), describió
la integridad de los Testigos en campos de trabajo comunistas en Checoslovaquia durante 1951: “Siempre recordaré con
admiración y reconocimiento a los jehovistas, en su mayoría muchachos jóvenes, quienes rehusaron rendir servicio militar y
fueron sentenciados por ello. Aun aquí permanecieron en su fe, que trabajar para la guerra es pecado, y rehusaron trabajar
en las minas de uranio. Los comandantes de los campos usaron todo lo que tenían a su disposición para obligarlos a hacer
el trabajo, pero todo lo que probaron fue en vano; la mayor parte de ellos prefería morir a trabajar en edificar la amenaza
atómica soviética. El jefe del campo Palacek los obligó a permanecer de pie por días enfrente del cuartel general encima de
montones de nieve en una temperatura invernal de [-]30°C [-22°F], mientras les echaba agua hasta que se congelaron. Fue
un espectáculo horrible que me obsesionará hasta que muera” (w74-S 661)

La creencia en la resurrección fortalece a uno para ser fiel a pesar del peligro de la muerte (2Co 1:8, 9; Heb 12:1-3)

Los Testigos saben que esta vida no es todo cuanto hay

DEBEMOS CULTIVAR EL PUNTO DE VISTA CORRECTO (10 min.)


Los que saben que esta vida no es todo cuanto hay deben reflejar esta convicción por medio de sus asociaciones y actividades

En el siglo I E.C., los cristianos creían en la resurrección

No aceptaron la enseñanza pagana de la inmortalidad del alma ni la filosofía de vivir para el momento

Pero algunos comenzaron a negar la realidad de la resurrección; por consiguiente, adoptaron el punto de vista de que esta
vida es todo cuanto hay (1Co 15:12, 32b; w82-S 1/10 17, 18)

Pablo refutó firmemente ese argumento (1Co 15:3-8, 13-19; w82-S 1/3 18; w84-S 1/10 30, 31)

No se asocie con los que niegan la resurrección o piensan que esta vida es todo cuanto hay

Tales personas lo instarían a transigir en su fe (1Co 15:33; w88-S 15/6 18, 19)

Lo animarían a vivir solo para el presente (ts-S 12-15)

Los testigos de Jehová no viven solo para el presente

Esperan un futuro magnífico en el nuevo mundo ya cercano

Le invitamos a asistir con regularidad a las reuniones que celebramos en el Salón del Reino y luego a satisfacer los requisitos
para participar en la predicación pública

Esa es la obra más útil que uno puede efectuar ahora; no es en vano (1Co 15:58)

(Siga cuidadosamente la información del bosquejo y aténgase al tiempo asignado a cada sección. No es necesario leer todos
los textos citados ni mencionar los datos que aparecen entre paréntesis)
Núm. 36-S 6/92 DEBE PRESENTARSE EN 45 MINUTOS

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