Libro Crónicas de Ávalon 3ih9911579226706

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RÓNICAS DE ÁVALON, Emilio Carrillo

Parte 1: La Isla De Cristal,  

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Busco la inspiración para estas líneas oteando por el amplio


ventanal que configura una de las cuatro paredes, de idéntico
tamaño, que conforman mi habitación, orientada al este y
situada en la planta más alta y noble del castillo de la Reina
de las Tempestades. Contemplo el despertar de la mañana y
al Sol enamorándola con sus refulgentes atractivos. La Luna
se resiste a salir del escenario celeste y observa impasible
estos devaneos matutinos, como pensando para sus adentros
“¡todos los días lo mismo!”. Al fondo, la inmensidad del
Océano Atlántico parece embravecerse cuanto más me
concentro en su azul intenso. Y cercano, al alcance de la
mano, se abre en extensión el multicolor paisaje de Ávalon, la
isla en la que me dispongo a disfrutar de unas prolongadas
vacaciones, ¡medio año sabático!, gracias a la invitación de
Nimue. 

Sobre el variado verdor de las lomas, que se suceden de


forma raramente armónica hasta perderse en el horizonte,
destaca la bella estampa de los manzanos, que en enorme
número dan aquí durante todo el año sabrosas frutas. Nimue
las llama “abal”, aunque sus dos mejores amigas, las también
hadas Elaine y Igraine, prefieren denominarlas “aval” -
remarcando la “v”- y “afal” -pronunciando la “f” entre “f” y
“v”-, respectivamente. Según me explican, estas diferencias
fonéticas obedecen al distinto origen geográfico, cultural e
idiomático de cada una de ellas, pues Nimue nació en una
ciudadela celta de Finisterre, muy próxima al lugar donde la
conocí hace algunos años, Elaine en la Bretaña francesa e
Igraine en las costas de Gales. En lo que sí coinciden las tres
es en que el nombre de la isla deriva precisamente del
otorgado a la fruta y no, como a veces se oye, de la palabra
celta “Annawyn” (o “Annauvin”), que significa literalmente
“Reino de Hadas”, por más que aquí vivan las tres citadas
junto a otras seis reinas hadas más. 

Hace ya unos días que llegue a Ávalon, no me pregunten


exactamente cómo. Pero hasta ahora no había tenido un rato
de sosiego en el que encender el portátil y meditar como más
me gusta: vaciando mi mente de pensamientos en la medida
en que me vuelco mí Ser en el teclado del ordenador. Sé que
soy un privilegiado al poder residir durante unos meses en
esta isla, vedada rotundamente a foráneos y escondida a
extraños con un mágico velo que simula una densa bruma,
curioso disfraz para una tierra tan llena de brillo. Por ello,
tengo la intención de redactar y distribuir entre los amigos
una especie de crónicas, así las llamare, Crónicas de Ávalon,
de lo que aquí vea y experimente. Es lo menos que puedo
hacer en solidaridad con quienes no comparten mi suerte. Y,
en esta primera entrega, he de contar lo más excitante que
me ha acontecido hasta ahora: el encuentro con Morgana, la
mayor de las mencionadas nueve reinas hadas. Nimue, para
que no me dejara engañar por las mentiras que se cuentan
sobre Morgana –personificación, según algunos, del mal, el
odio y la venganza-, me había hablado tanto de ella que creía
que ya la conocía sobradamente. ¡Qué ingenuidad! 
Estaba en aviso acerca de su belleza ardiente y el deseo, la
tentación y la pasión que enciende, pero la realidad de
Morgana supera cualquier expectativa. Su cara, moldeada
con luz incolora; sus gestos, expresión del equilibrio mismo;
sus palabras, precisas y cargadas de plenitud; su porte, ángel
de fuego; su risa, imán de alegría; su aura, explosión
cósmica; y sus lágrimas, cascada de amor. Sí, sus lágrimas,
que la asaltan en cuanto empieza a hablar de su hermanastro
Arturo, el célebre y mítico rey, cuyo cuerpo fenecido reposa
desde hace quince siglos en una holgada cama dorada
ubicada en medio de la Sala del Trono del castillo palaciego
que Morgana, ella sola, habita: Arturo quedó moribundo en la
Batalla de Camlann, en el año 537; y casi muerto fue traído a
Ávalon en un navío pilotado por la propia Morgana, a la que
Nimue, La Reina de Gales del Norte y la Reina de las Tierras
Baldías acompañaron en tan triste travesía. Para que la
conociera, Nimue convenció a Morgana de que organizara
una cena para un puñado de comensales y me incluyera
entre los invitados. Al terminar la sobremesa, me adentré en
el Salón del Trono y me dirigí al lecho donde yace Arturo. Al
acercarme, quedé paralizado por una fuerza invisible que me
impedía continuar mi aproximación. Desde la distancia que
me vi forzado a respetar, contemplé el cuerpo de Arturo,
incorrupto y hermoso a pesar de las centurias transcurridas
desde su fallecimiento. En un momento dado, Morgana se
situó a mi espalda para tomarme luego de la mano y alejarme
a un rincón de la estancia, lejos del resto de contertulios. Me
ofreció asiento en un confortable sillón, a la par que ella se
dejaba caer en otro contiguo. Y, clavando sus ojos en los
míos, me dijo:-Querido Emilio, en tu entrecejo es muy visible
el Tercer Ojo, que me indica que eres una persona en la que
se puede confiar. Y antes de que te enteres por terceros,
prefiero contártelo yo-.

-A que te refieres, Morgana-, le pregunté sorprendido.-A mi


hermanastro Arturo y a su enfrentamiento con Mordred, que
llevó a la muerte a los dos-, afirmó con visible dolor.-
¿Mordred?-, musité.-¿Nimue no te ha contado nada?-, me
inquirió a la par que cruzaba las manos sobre su regazo.-No,
Morgana, nada en absoluto-, le contesté tranquilo, pues era la
verdad.-Lo debí suponer, dada su discreción. Mejor así, que lo
sepas por mí-.Y tras unos segundos de silencio y respiración
profunda, prosiguió:-Lady Igraine fue madre de Arturo y mía.
De su primer matrimonio, con Gorlois, duque de Cornualles,
nací yo. Y Arturo de sus segundas nupcias, con Uther
Pendragon. Nunca nos encontramos antes de ser jóvenes. Y
cuando lo hicimos, no nos reconocimos como hermanastros e,
increíblemente, nos enamoramos. Apasionadamente, Emilio,
locamente…-.Aunque calló, no pude articular palabra y me
limité a hundirme un poco más en mi asiento.
Afortunadamente, pronto continuó:

-De nuestro amor nació un lindo bebe, al que pusimos como


nombre Mordred. Pero cuando Arturo se dio cuenta de que
éramos hermanos y nuestro hijo fruto del incesto, perdió la
cabeza y quiso asesinarlo-.- ¡Cielos!-, exclamé sin poderlo
evitar.-Como madre, Emilio, no podía consentirlo y puse al
pequeño a salvo, en los dominios de mi hermana Morgause.
Sin embargo, Arturo era ya otra persona, nada que ver con el
hombre honesto y generoso del que me enamoré. Inmerso en
la demencia, mutó en Herodes y promulgó un bando
ordenando que todos los niños que hubieran nacido por esa
época fueran abandonados en una barca a merced del
océano. 

Muchos inocentes perecieron por tan vil decisión. Aunque,


protegido por su tía, Mordred logró sobrevivir. Y, ya de adulto,
Morgause lo envío de retorno a la corte de Arturo para que
ejerciera sus derechos reales.-Y Arturo, ¿qué hizo?-, pregunté
con el corazón dándome brincos ante la sinceridad de
Morgana y la confianza que mostraba a pesar de acabarme
de conocer.-Nunca lo reconoció ni como hijo ni, mucho
menos, como sucesor. Y cuando la confrontación entre Arturo
y su caballero Lanzarote, a causa de los amores de Ginebra,
debilitó al reino, Mordred aprovechó para proclamarse
soberano. Lo que provocó la contienda entre sus partidarios y
los de Arturo. ¡Padre e hijo en guerra abierta! Por fin, en la
Batalla de Camlann, Arturo mató a Mordred, aunque él
también quedó herido de muerte-.-Fue entonces cuando lo
trajiste a Ávalon-, apostille.-Efectivamente. Y aquí falleció
poco después. Desde entonces he custodiado y cuidado de su
cuerpo esperando el día en que su alma asuma el reto de
encarnarse en un nacido en Ávalon. Esa será la señal de que,
en la cadena de vidas que constituye nuestra verdadera
existencia, estará ya preparada para afrontar las asignaturas
de índole espiritual que dejó pendiente cuando encarnó cual
rey. Y yo estaré aquí para ayudarla y, a la vez, atar los cabos
existenciales que, igualmente, tengo por cerrar-.Llegados a
este punto de la conversación, Morgana se levantó con
lentitud y, sin mediar más palabras, puso el dedo índice de su
mano izquierda sobre mis labios, me beso en el entrecejo y se
alejó. De retorno al castillo de la Reina de las Tempestades,
Nimue me acompañó en silencio. Era consciente de que
Morgana me había abierto su corazón. E intuía el efecto que
ello había causado en el mío. Aquella noche no quería dormir,
sino refugiarme en el sueño. Pero me costó. No obstante, me
levanté, como acostumbro, al amanecer y con una idea clara
que emanaba pletórica y entusiasta de mi interior: si había
llegado a Ávalon con unas ganas inmensas de acumular
experiencias y conocimientos, ahora sabía que en la isla me
aguardaba algo más trascendente. 

Exactamente aquello que Nimue me había anunciado al


invitarme, pero entonces no entendí: -En la isla tendrás la
oportunidad de pasar al otro lado del espejo. En libertad,
Emilio, siempre conforme a tu voluntad y en libre albedrío, en
Ávalon podrás cruzar al otro lado del espejo. Es por eso que
también la llamamos Ynys Witrin, es decir, la Isla de Cristal.

Posteado por Oliver


Mora.http://novaterra2013.blogspot.comhttps://www.faceboo
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p=118780

Crónicas De Avalon,
Parte 2: Ritmo De Vida, Emilio Carrillo
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Esclarece. El Sol empuja la maitinada. Por el ventanal de mi


habitación siento su energía y la de la excitación de la
Naturaleza por la alborada. Al repasar la agenda, una nota en
ella me recuerda que me corresponde escribiros la segunda
Crónica desde Ávalon. Lo que quiere decir, a su vez, que son
30 los días que suma mi estancia en esta singular tierra.
¿Treinta ya?, ¡imposible!, me digo a mí mismo. Pero repaso el
calendario y confirmo la veracidad de lo que la agenda
reseña, por más que mi percepción íntima me condujera a
pensar que son bastante menos las fechas en las que llevo
disfrutando de la hospitalidad de los pobladores de la isla, en
general, y de la Reina de las Tempestades y su castillo, en
particular. 

En un primer momento, he responsabilizado de tal


discordancia entre percepción y realidad a la distinta forma
de medir el tiempo que se usa en Ávalon. Verán. Como
nosotros, sus habitantes utilizan cual parámetro de referencia
el intervalo entre dos pasos sucesivos del Sol tanto por el
mismo meridiano –un día, que llaman “Dywrnad”- como por el
equinoccio medio (por ejemplo, de primavera a primavera) –
un año trópico (365,24 días), que denominan “Flwdad”–. Pero,
por lo demás, su cuenta del tiempo es muy distinta al no
emplear ni el segundo, ni el minuto, ni la hora, ni las
semanas, ni los meses. Al “Dywrnad” lo dividen en 3 periodos
iguales o “Wymrod” (puede ser traducido como “dedicación”),
equivalente cada uno a 8 horas nuestras: el “Wymrod-Gwed”
(“dedicación al descanso”), que abarca la noche cerrada y el
amanecer e incluye dos tiempos de meditación personal, al
comienzo y al final del periodo, así como el desayuno; el
“Wymrod-Kajer” (“dedicación al Amor”), que sucede al
anterior y en el que se realizan trabajos al servicio a la
comunidad conforme a la vocación y talentos particulares
(cuenta con una interrupción para la comida); y el “Wymrod-
Agos” (“dedicación íntima”), que ocupa la tercera y última
parte del día y se centra en el recogimiento interior, el
silencio, la lectura e, igualmente, el encuentro con los demás
(se produce en torno a la cena) para compartir tanto
reflexiones y experiencias como juegos, divertimentos y
expresiones artísticas individuales y grupales. A su vez, cada
“Wymrod” se reparte en 4 “gustynt” (“soplo de viento”),
compuesto cada uno por 1560 “hanadles”. Éste término
significa “respiraciones” y tal cifra es, de hecho, las veces que
un ser humano normal y en estado sereno reproduce el ciclo
inspiración-expiración a lo largo de un “gustynt”, esto es,
durante dos horas. Y, por fin, 91,3 “Dywrnad” configuran cada
una de las cuatro “Tymrau” (“estaciones”) del “Flwdad”,
empezando a contar cada nueva fase anual en coincidencia
con el solsticio de invierno, fecha que, metafóricamente,
identifican con el Nacimiento del Solen 

resumen, esta es la escala de tiempo usada en Ávalon:


+Unidad base: 1 “hanadles” (respiración), 5,62 segundos
nuestros.+1560 “hanadles”: 1 “gustynt” (soplo de viento), 2
horas.+4 “gustynt”: 1 “Wymrod” (dedicación), 8 horas.+3
“Wymrod”: 1 “Dywrnad” (día), 24 horas.+91,3 “Dywrnad”: 1
“Tymrau”, cada una de las estaciones del año.+4 “Tymrau”: 1
“Flwdad” (año) (365,24 “Dywrnad” o días).

Por mi propia vivencia, puedo asegurar que esta forma de


medir el tiempo, quizá por tener su soporte primigenio en el
lapso de la respiración, provoca la sensación de su mayor
duración, razón por la que no es de extrañar que achacara a
ello la aludida discordancia. Sin embargo, recapacitando
sobre el asunto, he desembocado en una conclusión que
ahora que la escribo me resulta obvia: la escala enunciada no
es la causa, sino la consecuencia del ritmo de vida que se
sigue en Ávalon. Un ritmo bastante más sosegado y lento
(empleando el calificativo de modo no peyorativo, sino
descriptivo) del habitual en nuestra sociedad. 

Esta conclusión me ha hecho rememorar una de las primeras


conversaciones que mantuve con Nimue, no mucho después
de conocerla. Fue una apacible tarde de otoño, en un
pequeño y oculto recoveco de uno de los acantilados que se
agrupan en torno al cabo de Finisterre. En soledad,
esperábamos codo con codo la puesta de Sol. Nimue, a
propósito de un comentario mío acerca de la paz que
impregnaba la ocasión y nos llenaba a nosotros mismos, me
dijo con la agudeza que la caracteriza: -La civilización, Emilio,
a la que perteneces y la visión que la domina ensalzan el
exceso como ninguna otra cultura lo había hecho antes. Por lo
que hemos hablado y por lo que sin necesidad de palabras de
ti se desprende, sé que eres plenamente consciente de ello.
Pero la mayoría de tus congéneres están cegados por una
visión productivista, consumista, vacía de valores y
antagónica a cualquier percepción trascendente y espiritual
de vuestro ser. Es más, como si fuera lo más normal, en torno
al exceso habéis configurado una retórica, algunos pretenden
que hasta una épica, amplificada por la publicidad y los
medios de comunicación. 

El exceso –sea en acumular riqueza, o en ganar medallas


olímpicas- se ha elevado prácticamente a la categoría de
heroicidad. Y los periódicos y los informativos, por ejemplo,
no destacan el quehacer de los verdaderos héroes –que hay
muchos, multitud de hombres y mujeres, por todo el planeta
y en los más diversos contextos- sino el “éxito” del
“triunfador”, que suele ser un señor o señora que aporta
mucho a sí mismo y casi nada a los demás-.

Lejos de sentirme herido por esta crítica a nuestro mundo, me


identifiqué absolutamente con ella. Es más, apliqué al caso
los años que he dedicado al estudio de la Economía: -Tienes
toda la razón, Nimue. Y el sistema económico tiene mucho
que ver con lo que señalas. La Economía-Mundo lo contamina
todo con su aroma mercantilista y sus reglas del comercio sin
alma: poco importa el verdadero valor de las cosas –su valor
intrínseco o de uso- y todo se reduce a su precio –su valor de
cambio y, a menudo, especulativo-. 
Es una auténtica subversión del orden natural de valores-.-
Pero no te quedes ahí-, me interrumpió. –Lo más grave es que
para conseguir que las personas asuman tal subversión, se
promueve un modelo de vida que mira siempre al mañana, a
lo que pueda deparar el futuro, jamás al presente. El objetivo
es claro: que al colocar la mirada en un futuro virtual y
frecuentemente quimérico, no observéis la realidad tal cual
es. Todo os alienta a plantearos constantemente metas y
retos para el mañana, sin capacidad de crítica, sin saber de
verdad si son vuestros o impuestos por otros, sin miraros
nunca al espejo del hoy, de lo real. Igualmente, se os anima a
transgredir límites y fronteras en un contexto de culto a la
velocidad. Y a esto se le llama disfrutar la vida. A costa de lo
que sea, incluso de vosotros mismos y vuestra auténtica
identidad; y sin conocer por qué y para qué-.-Efectivamente-,
ahora fui yo el que corté su exposición. -De este modo, se nos
llena la mente de ruido, del ajetreo incesante provocado por
un mundo “en progreso”, “en avance”, aunque nadie sepa
bien hacia dónde. 

Todo vale, en definitiva, con tal de que no tengamos la mente


limpia, quieta, que es lo que nos permitiría conectar con
nuestra dimensión profunda, nuestro Yo Verdadero-.
Apartando un momento mi atención del horizonte, giré la
cabeza y contemplé la corta melena trigueña de Nimue, que
daba la sensación de querer volar siguiendo los impulsos del
viento que nos regalaba en abundancia el océano. Estaba a
punto de acariciar sus cabellos, que asemejaban finos hilos
dorados empeñados en jugar entre sí, cuando torció hacia mí
su torso para continuar la conversación:

-Y casi nadie se sorprende por tanto dislate, aunque,


paradójicamente, os escandalicéis cotidianamente ante los
nocivos efectos e impactos, individuales y colectivos, de tanta
proclama aparentemente rompedora. Os habéis
acostumbrado al cómodo ejercicio de seguir la corriente,
transitando por la vía rápida de los extremos y renunciando a
lo que Aristóteles definió y defendió como el “justo medio”,
“in media virtus”, lugar de excelencia, según él, para la ética
y la razón. De esta forma, el equilibrio está quedando fuera
del alcance de cada persona y de vuestra sociedad-. -“In
media virtus”- repetí mecánicamente, a la par que veía como
al Astro Rey le faltaba poco para zambullirse en las aguas
atlánticas.

-En última instancia, la elección no es entre felicidad o no-,


afirmó Nimue acelerando sus palabras, como si quisiera
completar sus razonamientos antes de que el Sol se
despidiera hasta mañana. -Todo el mundo, sin excepción,
quiere ser feliz. La clave radica en lo que se entiende por
felicidad. Y aquí sí que hay que optar: entre un modelo de
felicidad ajeno a nosotros, impuesto, como os pasa a
vosotros, por la visión y sistema dominantes; y la felicidad tal
como la vemos y percibimos honesta, sincera y
conscientemente desde nuestro interior. La experiencia de los
triunfadores, de los rompedores y de los se aplican un modelo
de felicidad ajeno a ellos mismos indica con rotundidad lo que
espera al final de ese camino: frustración, insatisfacción,
nostalgia sin objeto, estrés, depresión, vacío. Y la de los que
han optado por el “in media virtus” también es contundente:
felicidad equilibrada, duradera, armoniosa y hasta
contagiosa-.-Y aunque es difícil transitar por el sendero del
medio cuando la sociedad nos impone un ritmo frenético-,
dije con convicción, -son muchas las personas que se han
percatado del desatino y comienzan a intentarlo. Yo también
lo procuro cada día-.

La plenitud del ocaso nos absorbió. Nimue tomó mis manos y


las acurrucó entre las suyas. El Sol se sumergió en el
horizonte incendiándolo con tal vigor que parecía que todo el
océano no sería suficiente para apagar el fuego que había
provocado. El espectáculo sobrecogía por su belleza. Y sus
influjos energéticos nos mantuvieron en silencio un buen rato,
hasta que comenzó a bajar el telón de las estrellas. 

En aquellos instantes me sentí radicalmente libre, incorpóreo.


Con la mente callada, sin pensamiento alguno. Gozando por
existir, ni más ni menos. Sin nada que enturbiara la simple y
honda sensación de Ser. Soy y soy por siempre: esto era lo
único que emanaba de mi interior. Pero no en forma de ideas
o conceptos, sino como luz. Una luz que brotaba de mi pecho,
me rodeaba de los pies a la cabeza y se lanzaba a
continuación hacia cuanto me rodeaba. ¿También hacia
Nimue? La busqué con la mirada. Y aquella fue la primera vez
que asistí a lo que le sucede a las hadas cuando contemplan
la puesta de Sol. Nimue tardó en recuperar su configuración
física. Sus ojos de verde aceituna fueron lo que antes se
materializó en medio de la gran bola de luz,
esplendorosamente blanca, en la que se había transformado.

Posteriormente, sin prisa alguna, todo su cuerpo fue


reapareciendo. Trozo a trozo, trazo a trazo, como si su
hermosa estampa fuera surgiendo del pincel tocado al óleo
de un invisible e inspirado pintor. Completada la obra, como
si tal cosa, me sonrío. Y, sonrojada por haber desnudado su
esencia en mi presencia, retomó la conversación que
habíamos dejado atrás: -Algún día tienes que venir conmigo a
Ávalon. Comprobarás que es perfectamente posible vivir con
un ritmo de vida distinto. 

En la isla prima la moderación y el sentido común en la


delimitación y cobertura de nuestras necesidades; se
paladean las pequeñas cosas y los detalles, con alto valor de
uso, pero bajo valor de cambio; se buscan y hallan espacios
para el encuentro interior y experiencias de silencio; se
constata que la transformación interior es la llave del cambio
social y que se precisan ojos nuevos para lograr un mundo
nuevo; se incrementa el compromiso con la Naturaleza y la
Madre Tierra, nuestro gran hogar; y se disfruta por compartir
con los demás y practicar el Amor Incondicional, incluso hacia
el que en un momento dado nos hace daño. Sabemos, Emilio,
que el Amor contra Resistencia es la gran enseñanza que nos
corresponde en un planeta, autentico ser consciente, que se
ha vestido de dualismos para propiciar nuestro aprendizaje,
para que unamos el polo positivo con el negativo y la luz se
haga en nosotros, iluminando, a la par, la Creación-. Tienes
que venir conmigo a Ávalon. Aquellas palabras me parecieron
entonces puramente protocolarias, pues no podía imaginar
que la isla me abriera sus secretos. No sabía que un hada no
entiende de protocolos ni de cumplimientos. 

Así que ya estoy en Ávalon. Y he podido comprobar de


primera mano que lo revelado por Nimue es una magnífica
realidad. Se saborea aquí la espera de las cosas, disfrutando
del momento cuando llegan. Y se práctica un arte casi
desconocido ya en nuestra civilización: el arte de no hacer
nada, que abre la puerta al silencio, la meditación y el
crecimiento interior. Para nosotros, no hacer nada es
sinónimo de falta de referencias, lo que provoca nerviosismo,
pánico al vacío y urgencia por encontrar algo que hacer. En
lugar de no pensar, permitiendo que nuestra dimensión
interior inspire la mente, o de concentrarnos en una idea para
que madure en nuestra inteligencia, nos hemos convertidos
en adictos al pensamiento rápido y, por tanto, superficial y
fácilmente manipulable por terceros y por influencias
externas. En Ávalon, sin embargo, la gente se concentra en
no hacer nada. Y he contado con ellos que, aunque parezca
increíble para nuestra mentalidad, es entonces cuando más
cosas se hacen, aunque pertenecen a otra dimensión: la del
Amor. 

Ciertamente, no es preciso ser un genio para percatarse que


hacer las cosas más despacio significa hacerlas mejor. Y
ofrece la oportunidad de gozar con la acción de hacerlas, lo
que se sitúa estrictamente en el presente, y no con los
teóricos resultados de la acción, que pertenecen al ámbito de
lo futurible, de lo que está por venir. Un futuro al que nos
lanzamos aceleradamente para ni siquiera ser muy
conscientes de cuando llegamos a él. Todo mejora, hasta la
salud, cuando se prescinde del apresuramiento. La Reina de
las Tempestades me lo resumió muy bien en uno de los
desayunos con los que me agasaja desde mi llegada y
compartimos cada mañana: -Las palabras “rápido” y “lento”
representan dos filosofías de vida muy distintas. Rápido
equivale a atareado, controlador, agresivo, apresurado,
superficial, estresado e impaciente, es decir, todo aquello en
lo que la cantidad prima sobre la calidad. En cambio, lento
está asociado a sereno, cuidadoso, receptivo, silencioso,
intuitivo, pausado, paciente y reflexivo, esto, es, donde la
calidad prevalece sobre la cantidad. Por ello, la filosofía de
vida de la lentitud puede resumirse en dos cualidades:
equilibrio interior y armonía exterior. Esta es la filosofía y el
ritmo de vida que rigen en Ávalon-. Tal sería mi cara de
sorpresa ante tan efusivo elogio de la lentitud que, de
inmediato, me preguntó: -¿Qué te aconsejo hacer para
introducirte en el ritmo aquí vigente y tan extraño en tu
sociedad? Pues, ante todo, sé coherente: cuando se trata de
ir más despacio, no se pueden tener prisas, por lo que
conviene comenzar poco a poco. Por ejemplo, es aconsejable
empezar con algunas prácticas de “salida del tiempo”, es
decir, actividades como la meditación, el silencio interior o,
incluso, sentarse en un lugar público o pasear plácidamente
observando lo que nos rodea. Igualmente, aplicar la pausa y
el sosiego a la hora de comer, de leer,… hasta para hacer el
amor-.

Me ruboricé ante este comentario, pues no pude evitar


recordar los ejercicios de sexo tántrico en los que Nimue me
venía aleccionando con pericia. Seguro que mi cambio de
color no pasó desapercibido para la Reina de las
Tempestades, que, por otra parte, debía estar perfectamente
al tanto de que Nimue pasaba con frecuencia la noche en mi
habitación y, por tanto, en su castillo. No obstante, prosiguió
como si tal cosa para finiquitar sus consejos:-Si un pequeño
acto lento te hace sentirte bien, pasa paulatinamente a lo
importante, hasta llegar al punto de replantear tu agenda
cotidiana de “actividades múltiples y veloces”. ! Ah!: Y no te
dejes embaucar por la falsa sensación que trasmiten las
noticias negativas. No permitas que te arrastren a la
oscuridad y la tensión. Si es preciso, elimina de tu vida las
fuentes que insisten en divulgar las mismas. En el planeta y
en tu cotidianeidad ocurren muchísimas más cosas positivas
que negativas. Concéntrate en las positivas para aumentar su
impacto en tu interior y en el mundo exterior. Te harás un
favor a ti mismo y también a la Madre Tierra-. Desde
entonces, vengo aplicando estas sencillas recetas y me he
dejado contagiar por el ritmo pausado que impera en la isla. Y
ello me ha permitido experimentar algo aún más
trascendente: que tal ritmo conduce directamente a vivir en
el presente, en el ahora, comprobando que es el único sitio
donde la vida realmente existe. Pero sobre ello os escribiré en
otra Crónica. Sobre todo porque Nimue me ha anunciado que
próximamente nos visitará Merlín, todo un maestro, me
asegura, en la práctica del ahora.
 

Posteado por Oliver


Mora.http://novaterra2013.blogspot.com/https://www.facebo
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p=118836
Las Crónicas De Avalon,
Parte 3: Merlín, Emilio Carrillo

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Como adelanté en la anterior Crónica de Ávalon, hace un par


de semanas conocí a Merlín, que arribó a la isla para efectuar
su anunciada visita. No la pisaba desde hacía tiempo, aunque
ahora parece dispuesto a permanecer en ella durante varios
meses. Para mi suerte, se ha hospedado en el mismo castillo,
el de la Reina de las Tempestades, que a mí me acoge,
aunque su habitación se ubica en otra ala del recinto, en una
zona prácticamente soterrada. Varios Dywrnad antes de que
se produjera mi primer encuentro con él, Morgana fue la
encargada de ponerme en antecedentes sobre tan singular
personaje. Con un clima fresco y melancólicamente nuboso,
habíamos quedado al poco de comenzar el Wymrod-Agos
para dar un paseo por la serpenteante senda que atraviesa la
pradera de manzanos más próxima a su residencia. 

Morgana lucía una especie de delantal, con un gran bolsillo en


medio en el que ir alojando los frutos y plantas que preveía
recolectar aprovechando la caminata. -Con Merlín no sólo se
aprende, sino que, además, es muy simpático y
tremendamente jocoso- fue lo primero que me dijo. –Y con
gran corazón. Me ayudó a superar la muerte de Arturo y fue
idea suya la de alojar el cuerpo incorrupto de mi hermanastro
en la Sala del Trono. Él se encargó de todo, incluida la
generación del campo de fuerza que lo protege-.-Perdona,
Morgana, si te molesta mi observación-, la interrumpí, -pero,
desde que Nimue me informó de su próxima venida, he
estado leyendo sobre Merlín en distintos blogs y webs. Y son
numerosos los que subrayan que tú y él mantenéis una
rivalidad rayana en la enemistad-.-

 ¡Ja, ja ja!-, se rió de forma franca. –Quizá, Emilio, tuvimos


nuestros roces al principio. No en balde, fue Merlín quien
advirtió a Arturo de que éramos hermanastros, aconsejándole
por ello que pusiera fin a nuestra historia de amor. Pero esto
no fue sino el preámbulo de una buena relación personal, que
ha ido echando raíces con el transcurrir de los siglos. Hoy
somos magníficos amigos y siento por él una enorme
admiración y un profundo cariño-.-No me extraña-, le
comenté sin ocultar mi satisfacción por lo que había oído-. Por
Internet circulan abundantes bulos y falacias sobre los temas
más variados. Tendemos a otorgar veracidad a todo lo que
encontramos y leemos en la Red, pero normalmente sabemos
poco o nada acerca de sus fuentes-.-La mejor fuente de
sabiduría se halla en el interior de uno mismo. En tu sociedad,
tanto más racionalista cuanto más ignorante, se ha olvidado
una verdad tan notable y sencilla. La meditación, el silencio y
el recogimiento son espléndidas fuentes de conocimiento, las
mejores posibles. Y la inspiración y la intuición, sus
plasmaciones más elaboradas-, afirmó mientras se detenía y
estiraba su brazo derecho para alcanzar una abal
especialmente hermosa que pendía en lo más alto de uno de
los manzanos. –Y con relación a Merlín, te aconsejo que te
acerques a él sin prejuicios. Comprobarás fácilmente el
elevado rango consciencial y vibratorio de su alma. Y se
abrirá a ti generosamente. Lo hace con todo el mundo y no
serás una excepción-.-Así lo haré, Morgana-, le aseguré, a la
par que también yo cogía una rojiza abal que pedía a gritos
ser degustada.-

No obstante, como mero adelanto de lo que sólo por él debes


conocer-, me dijo con dulzura, -sí es conveniente que sepas
que nació en Gales, en los últimos años del siglo V, cuando el
Imperio romano se caía a trozos. Y que Merlín no es su
nombre, sino su apelativo. Antiguamente, se otorgaba la
categoría o título de “Merlín” a aquellas personas cuyos
talentos les hacían destacar en la triple condición de magos,
druidas (guías espirituales celtas) y bardos (poetas del pueblo
y de su historia). Como ya dio prueba de ellos en su más
tierna infancia, se le tildó cual Merlín desde muy joven, tanto
como para que el epíteto sustituyera a su verdadero
nombre-.-Entonces, ¿cuál es?-, pregunté con curiosidad.-
Emrys Pendragon-, me contestó sabiendo perfectamente que
no me pasaría inadvertida la trascendencia del dato.-

¿Pendragon?. ¿El mismo apellido que Arturo?- la interrogué


expectante.-Eso es, Emilio. Merlín es hijo bastardo de Aurelius
Ambrosius Pendragon, hermano mayor de Uther, el padre de
Arturo-, me respondió saboreando cada palabra.-O sea, que
Arturo y Merlín fueron primos hermanos-, la deducción era
obvia, pero deseaba que Morgana me la confirmará.-

Exactamente-, aseveró aparentando seriedad, aunque bien


sentía yo que se estaba regocijando interiormente al
constatar la cadena de reacciones mentales que había
provocado en mi cerebro.-¿Hay algo más, Morgana, que deba
saber sobre Merlín antes de encontrarme con él
personalmente?-, le pregunté quizá algo molesto por la citada
sensación, pero también agradecido por la información.
Morgana pareció pensárselo antes de contestar: -Sólo dos
cosas de las que has de ser consciente. Por un lado, de la
colosal envergadura de sus poderes. Y, por otro, de una
vetusta herida que aún sangra en su corazón. Sobre lo
primero, lee la novela medieval Lanzarote y Ginebra. La
escribió alguien que trató estrechamente a Merlín y la puedes
localizar en la biblioteca de la Reina de las Tempestades. En
cuanto a lo segundo, Nimue te dará detalles antes de que
Merlín se presente en Ávalon-.Al regresar al castillo en el que
me alojo, me apresuré a buscar la novela en la biblioteca.
Gracias a que está perfectamente ordenada y clasificada, la
hallé sin dificultad. Aquella misma noche la devoré con
fruición. De entre sus páginas, subrayé este párrafo relativo a
Merlín y sus poderes: “Conocía la esencia de todas las
cosas, su transformación y su renovación; el secreto
del Sol y de la Luna, las leyes que rigen el curso de las
estrellas en el firmamento; las imágenes mágicas de
las nubes y el aire; los misterios del mar. Conocía los
demonios que envían sueños bajo la Luna. Comprendía
el grito áspero de la corneja, el volar cantarín de los
cisnes, la resurrección del fénix. Podía interpretar el
vuelo de los cuervos, el rumbo de los peces y las ideas
ciegas de los hombres; y predecía todas las cosas que
sucedían después”. 

Probablemente por el influjo de la novela, casi desapareció de


mi memoria la referencia de Morgana a la antigua herida que
todavía fluye en el corazón de Merlín. Pero como también ella
había vaticinado, Nimue se encargó de recordármelo. Fue la
noche antes de que Merlín apareciera en la isla. Habíamos
pasado la tarde en su casa, una coqueta villa campestre
ubicada en el sur de la isla. Tras cenar, disfrutábamos del
calor de la chimenea que preside el salón principal. No sé
cómo la conversación derivó en ello, pero en un momento
dado Nimue me besó con fuerza e inició su confesión: -
Mañana conocerás a Merlín. Estoy convencida de que
congeniaréis perfectamente. Es un ser de luz, como tú. No
obstante, quizá al comienzo le cueste asumir tú relación
conmigo-.

La miré sorprendido. Iba a decir algo, pero con gestos me


pidió que no la interrumpiera: -Cuando Merlín peinaba ya
canas y las arrugas de su cara expresaban su ancianidad,
conoció a una joven de la que se enamoró locamente. Hacía
tiempo que pensaba que tal sentimiento era para él algo
pasado y hasta superado, pero el amor de pasión lo desbordó.
Era hija del Rey de Nothumberland y Merlín perdió la cabeza
por ella. Y no dudó en alardear de sus saberes para que la
admiración condujera a la chica a sus brazos. Así, comenzó a
enseñarle todo tipo de encantamientos poderosos. Incluso le
edificó un palacio en el fondo de una laguna y le dio el
nombre de Dama del Lago-.-La Dama del Lago…-, musite
para mis adentros, rememorando que había leído algo al
respecto.-Vivieron juntos varios años. Pero la evolución
espiritual de la joven y los poderes que aprendió de Merlín la
transformaron en hada. Y, como tal, quiso gozar de
independencia, rompiendo con él. Merlín cayó en una honda
depresión y se retiró al bosque de Brocelianda, en Bretaña.
Allí permaneció tres lustros en absoluta soledad, hasta que
decidió volver al mundo sabiendo que no se había recuperado
de aquel mal de amor y que quizá nunca lo lograría-.

-Es una historia triste, Nimue- afirmé conmovido, -pero, ¿qué


tiene que ver con nosotros?-. Nimue tomó mis mejillas entre
sus manos y vertió sus ojos aceitunas en los míos: -Esa mujer
de la que Merlín se enamoró vehementemente y de la que
aún sigue prendado… soy yo-. Estas últimas palabras aún
martilleaban en mi cabeza cuando a la mañana siguiente me
presentaron a Merlín. Físicamente era tal como me lo había
imaginado. De hecho, su imagen es muy similar a la que han
divulgado de él tantas novelas y películas. Pero sí me
sorprendió que de inmediato centrara su atención en mí.
Hasta el punto de que, tras los saludos colectivos de rigor, me
pasó su brazo derecho por encima de los hombros y me
apartó del grupo de personas que nos habíamos congregado
para darle la bienvenida:-Morgana, la Reina de las
Tempestades y Nimue me han hablado mucho y bien de ti,
Emilio, cosa en ellas nada frecuente tratándose, como es tu
caso, de un mortal-, dijo con parsimonia. –Me gustaría que
fuésemos amigos. Sé que ya estás al tanto de mis
sentimientos hacia Nimue. Pero los mismos, lejos de llevarme
a confrontar contigo, me inclinan a brindarte mi amistad.
Aunque me pese, mi historia de amor con Nimue finalizó hace
largo tiempo y lo hizo para siempre. Soy plenamente
consciente de ello. Y como la conozco, no dudo que debes ser
una persona muy especial para que se haya enamorado de
ti-.

Creo que notó que mis ojos se humedecían ligeramente por la


emoción que sus palabras generaron en mi interior:-Para mí
sería un honor contarme entre tus amigos-, fue lo único que
pude responderle.-Pues manos a la obra-, apostilló acelerando
su ritmo expresivo. –Si te apetece, como creo que nos
alojamos en el mismo castillo, quedamos antes de la cena
para comenzar a charlar-.Y así fue. Nos encontramos en la
biblioteca. No tenía ni idea de cómo enfocar la conversación.
Pero sí sabía que quería tener a Merlín como Maestro durante
el tiempo que coincidiéramos en la isla. Opté por permitir que
las cosas fluyeran. Y lo hicieron con rapidez. Sentados en
sillones contiguos al fondo de la sala, el coloquio pronto entró
en unos derroteros en los que Merlín se movía con soltura: -
No debes creer, Emilio, que en el intercambio de reflexiones
que estamos iniciando y que continuaremos durante los
Dywrnad, espero que sean muchos, que compartamos en
Ávalon, yo soy el que da y tú el que recibes. Normalmente,
quien más recibe es el que teóricamente da, y viceversa. Es
una ley cosmogónica que marca incluso la interacción entre
el Creador y la Creación: somos lo que damos; lo que damos
es lo que recibimos; lo que recibimos construye lo que somos;
y vuelta a empezar en un momento presente continuo en el
que lo eterno se desenvuelve. -Procuraré no olvidarlo, Merlín-.
Me detuve unos segundos para mirarlo fijamente, pues quería
que constatase que mis palabras no eran protocolarias. -

Aunque te confieso que me costará trabajo interiorizar una


relación de igualdad. Eres todo un Maestro. No te regalo los
oídos; es la verdad. Experiencias y Sabiduría se acumulan en
ti con plenitud y abundancia. Por superar, hasta has vencido a
la muerte y tu vida transita por siglos-.- ¡Sí, ja, ja, ja…!-, se
regocijó con estridencia, mientras daba pequeños golpes con
sus manos en mis rodillas. –La inmortalidad llama mucho la
atención a los mortales… hasta que comprendéis que, en
realidad, también sois inmortales. La única diferencia es que
mi alma, en su evolución consciencial y vibratoria, no cambia
de cuerpo físico y la de cada uno de vosotros sí. Pero somos
idénticos en todo lo demás, en lo auténticamente importante,
en la hermosa trinidad que en cada uno de nosotros se hace
unidad en armonía: cuerpo, alma y espíritu. Y éste nos unifica
a todos, pues nuestro Ser profundo es realmente el mismo, el
único, el Ser Uno-.-

Torpemente he escrito al respecto en un libro titulado


Buscadores-, me atreví a apuntarle. -Lo sé, Emilio. Morgana
me lo envío cuando le mostré mi sorpresa porque hubiera
abierto las puertas de Ávalon a un extraño-. Su semblante se
hizo más serio. -Te reconozco que el aval hacia tu persona
por parte de Nimue no me pareció motivo suficiente.
Expuesto sin ningún tipo de resentimiento: ¡es parte
interesada y su opinión es, por tanto, objetivamente
subjetiva! ¿Me entiendes? Pero a través de la lectura de tu
texto pude observar tu interior. Me gustó lo que vi y
comprendí a Morgana. Por eso te hablo en estos términos tan
precisos y rotundos-.-Te lo agradezco-, le dije con sincera
gratitud.-Nada hay que agradecer-. Su expresión se tornó de
nuevo muy jovial. –Además, me apetece mucho hablar con un
mortal. Es aburrido andar siempre entre tanta hada y tanto
duende, ¡ja, ja, ja!-. La carcajada volvió a ser estruendosa. –Y
confesión por confesión: tu mundo me atrae cada vez más
porque cada vez lo entiendo menos-.-Pues me temo que en
eso no podré serte de mucha ayuda-, le apostillé sin poder
aguantar la risa, en la que de inmediato estallamos los dos.
Tras unos pocos hanadles, 

Merlín retomó la conversación:-Estoy estupefacto, no te


exagero, por el estado de volatilidad que ha alcanzado
vuestra sociedad, sin valores sólidos, donde lo que eran
nexos potentes se han convertido en lazos provisionales y
frágiles; y en la que la incertidumbre, por la vertiginosa
rapidez de los cambios, ha debilitado los vínculos humanos-.-
Tus palabras describen lo que algunos pensadores
contemporáneos han denominado la “sociedad líquida”. ¿Has
oído hablar al respecto?-.Al negármelo con la cabeza,
prolongué mi reflexión:-Es un concepto no demasiado
divulgado. Su origen se halla en las aportaciones del
sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Él es el autor de la
llamada “modernidad líquida” y, por extensión, de la citada
noción de “sociedad líquida”. Sus reflexiones y conclusiones
son muy notables para entender los tiempos de cambio y de
“red” en los que andamos metidos. Particularmente, para
comprender este concepto, el de “red”, más allá de su
transfondo tecnológico, ahondando en sus implicaciones en la
sociedad contemporánea y la vida de la gente-.-¿Podrías
darme más detalles?-, me preguntó francamente interesado.-
Mira, Merlín, en el presente, la “sociedad” se ve y se trata
como una “red”, en vez de como una “estructura”: la
sociedad se percibe como una matriz de conexiones y
desconexiones aleatorias y de un número esencialmente
infinito de permutaciones posibles.
 Los vínculos humanos son cada vez más frágiles y se
aceptan como provisionales. La exposición de los individuos a
los caprichos del mercado laboral y de bienes premia las
actitudes competitivas, al tiempo que degrada la colaboración
y el trabajo en equipo al rango de estratagemas temporales
que deben abandonarse o eliminarse una vez que se hayan
agotado sus beneficios.-De ahí el colapso del pensamiento, de
la planificación y de la acción a largo plazo, junto a la
desaparición o el debilitamiento de aquellas estructuras
sociales que deberían pensar en esos términos-, puntualizó.-
Efectivamente-, continué. -La historia política y las vidas
individuales se reducen a una serie de proyectos de corto
alcance y de episodios que no se combinan de manera
compatible con conceptos como “desarrollo” o “maduración”.
Una vida tan fragmentada estimula orientaciones “laterales”
antes que “verticales”. Los éxitos pretéritos no suponen
mayor probabilidad de futuras victorias, y mucho menos las
garantizan. Para el éxito futuro lo más importante puede ser
“olvidar”.-¡Espectacular!-, refunfuñó,-Ahora la responsabilidad
recae en los individuos, de quienes se espera que sean
“electores libres” y que soporten las consecuencias de sus
elecciones, pese a que los riesgos implícitos en cada elección
pueden ser causados por fuerzas que trascienden la
comprensión y la capacidad individual para actuar. La virtud
más útil no es la “conformidad” a las normas, sino la
“flexibilidad”: la presteza para cambiar de tácticas y estilos
en un santiamén; para abandonar compromisos y lealtades
sin arrepentimiento; y para ir en pos de las oportunidades
según la disponibilidad del momento, en vez de seguir las
propias preferencias consolidadas.-Es decir, que estáis en
pleno proceso de separación, de divorcio, entre el poder y la
política-. Se detuvo un momento. -Y esta pareja había
sustentado hasta ahora lo que llamáis el Estado Moderno-.-
¡Exacto!-, exclamé entusiasmado por la fluidez del coloquio. -
Hasta ahora el “progreso” era una promesa de felicidad
universal y duradera, la manifestación extrema del optimismo
radical. Pero ahora, representa la amenaza de un cambio
implacable e inexorable que, lejos de augurar paz y descanso,
presagia una crisis y una tensión continuas que imposibilitan
el menor momento de respiro. 

El progreso se ha convertido en algo así como un persistente


juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede
comportar una derrota inapelable. En lugar de grandes
expectativas y dulces sueños, el progreso evoca un insomnio
lleno de pesadillas en las que uno sueña que se queda
rezagado, pierde el tren o se cae por la ventanilla de un
vehículo que va a toda velocidad y que no deja de acelerar-.-
¡Tremendo!-, espetó mientras volcaba la espalda en el
respaldo de su asiento. – Las consecuencias lógicas de todo
ello son el cortoplacismo, la evanescencia, la falta de
compromiso, la carencia de estructuración real, el exceso y la
ausencia de medida, el ritmo alocado y el culto a la
velocidad-.

-Venga señores, que la cena se enfría. Ya está bien de


cháchara-, nos interrumpió la voz de la Reina de las
Tempestades. Observé a Merlín, atento a lo que hiciera.-
¡Pues venga, vamos!-, fue su reacción. –Una plática tan grata
me han abierto el apetitito. En cuanto tengamos ocasión
charlaremos, Emilio, de la significación que en todo lo que
hemos comentado ostenta la incapacidad de tus congéneres
para vivir el presente-.-Trato hecho-, le contesté complacido.
Seguro que en futuras Crónicas de Ávalon podré ofreceros
noticias al respecto.

Posteado por Oliver

Mora.http://novaterra2013.blogspot.com/https://
www.facebook.com/Novaterra2013WebSite:
http://despertando.me/?p=118990

continuará

CRÓNICAS DE AVALON PARTE 4. IAPETUS Y NIBIRU,


CRÓNICAS DE AVALON PARTE 5. VIAJE AL CENTRO
GALÁCTICO Y A MI INTERIOR 

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de-avalon-parte-4-iapetus-y.html 

CRÓNICAS DE AVALON PARTE 4. IAPETUS Y NIBIRU,


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CRÓNICAS DE AVALON PARTE 4. IAPETUS Y NIBIRU


21 de febrero de 2010

Ya me he referido en una Crónica anterior a la villa rural en la


que Nimue reside. Lo que no os he contado todavía es que en
la parte superior de la chimenea que domina el salón
principal, protegida a buen recaudo en una urna de cristal
empotrada en la pared de piedra, reposa un objeto muy
singular. Seguro que habéis oído hablar de él. Se trata de la
ilustre espada que perteneció al rey Arturo, la afamada
Excalibur. Aunque éste no es su verdadero nombre, sino
Scaledflwch.

-Scaledflwch-, me indicó Nimue la primera vez que me habló


de ella, -no tiene una traducción directa, sino que es la suma
de dos significados: por un lado, “scaled”, cuya traducción es
“cortar de un tajo” o “corte profundo”; y, por otro, “flwch”,
que puede ser interpretado como “fulgor” o “rayo”. Por tanto,
Scaledflwch, o Excalibur cual tú la llamas, hace referencia a
un rayo que produce un corte duro, seco y hondo. De hecho,
en esto se convertía en manos de Arturo, dándole un poder
que lo hacía casi invencible -.

-¿Qué edad tenía Arturo cuando logró sacarla de la piedra en


la que estaba incrustada-, le pregunté basándome en la
leyenda que he visto reflejada en tantas producciones
cinematográficas.

-Scaledflwch no es aquella espada clavada en una roca y que


sólo Arturo, como legítimo sucesor de Uther Pendragon, pudo
arrancar-, me contestó Nimue con un cierto tono de
cansancio, mostrando que no era precisamente la primera
vez que tenía que explicar aquello a alguien.

-¿No?-, me limité a decir.

-No, Emilio. Scaledflwch fue creada expresamente para Arturo


bajo las directrices de Viviana, una Maestra de Hadas que fue
compañera de Merlín cuando éste aún era joven. Al morir
Arturo, Merlín decidió que yo la custodiara. Y me explicó que
se forjó fundiendo metales no existentes en la Tierra y que
fueron traídos desde otro planeta-.

Observando mi cara de extrañeza, exclamó:

-¡No creerás que la Tierra es el único lugar del Cosmos donde


habitan seres inteligentes!-.

Aquella conversación quedó ahí. Pero su contenido se grabó


en mi memoria. Tanto como para que fuera uno de los
asuntos que traía en la cabeza cuando arribé a Ávalon,
dispuesto a profundizar en él en cuanto tuviera ocasión.

Y esta se presentó hace unas pocas fechas. Aproveché que


Nimue me invitó a comer a su casa y que, por el frío reinante,
colocó la mesa muy cerca de la chimenea sobre la que luce
Scaledflwch. Mientras nos deleitábamos con un espléndido
arroz con setas cocinado por ella y bebíamos cerveza de
doble malta regalada por Morgana, en un punto de la
conversación saqué a colación la composición metálica de la
espada, recordándole lo que me había comentado en su
momento al respecto. Tras lo cual, afirmé con
convencimiento:
-No tengo dudas de que existe inteligencia extraterrestre. Es
obvio que el Universo es Vida. Y seguro que ésta se
manifiesta en multitud de modalidades de existencia
desparramadas por sistemas solares y galaxias-.

-Haces bien en creerlo, pues así es-, me interrumpió. -Pero no


tienes que irte tan lejos. Hay vida alienígena en nuestro
propio sistema solar, llamado Ors por vosotros y Oort en
Ávalon. Y no porque venga de fuera del mismo, sino porque
está en él, desde ¡vete a saber cuándo! Aunque no lo
divulguen, muchos científicos y astrofísicos contemporáneos
saben ya, por ejemplo, que Jápeto o Iapetus, el octavo, en
distancia, satélite de Saturno, es realmente un objeto
manipulado artificialmente-.

-¿Iapetus?-, la interrogué.

-Mide aproximadamente 1.500 kilómetros de diámetro; y es,


tras Titán y Rea, el tercero en tamaño de los que orbitan
Saturno. Tarda exactamente 79,33 días en completar una
vuelta alrededor del planeta, a una distancia media de 3.5
millones de kilómetros. Fue descubierto, en 1671, por
Giovanni Cassini, en cuyo honor se denominó la sonda
espacial que lleva su nombre. Y la comunidad científica lo
considera el satélite más misterioso y chocante de Ors. La
propia NASA ha reconocido su rareza, aunque argumenta que
su formación se debe a residuos ancestrales de cuerpos
sólidos o colisiones cósmicas durante el origen de nuestro
sistema solar. Pero hay quienes han ido más allá en sus
indagaciones y conclusiones. Es el caso de Richard C.
Hoagland, que en 2005 acometió el análisis más completo y
detallado que hasta ahora nadie haya efectuado sobre
Iapetus-.

-Veo, Nimue, que eres una experta en esta luna saturniana-,


proferí entusiasmado en tanto me daba un descanso en mi
mano a mano con el arroz y apoyaba mi espalda en el duro,
pero cómodo, respaldo de la silla de madera de roble en la
que me había acomodado.

-Es algo que sabemos todas las hadas-, alegó con soltura a la
par que me lanzaba una guiñó con su ojo izquierdo y llenaba
mi vaso con más cerveza de espesa malta para reponer la
que me sirvió al poco de sentarnos a comer.

-¿Y qué demostró Hoagland?-, le inquirí tras dar un largo


trago al tostado y turbio líquido, que en la Isla de Cristal, en
afinidad con arcaicas culturas, valoran cual bebida sagrada.

-Pues lo que aquí sabemos hace siglos. Primero, gracias al


examen de la configuración y características del satélite
respecto de la reflexión de la luz solar, constató su particular
forma geométrica dodecaedral-esferoidal. Y seguidamente,
comprobando su rotación, se percató de una peculiaridad
única en Ors: Iapetus tarda exactamente lo mismo, los 79,33
días que te apunté antes, tanto en completar una vuelta en
torno a Saturno como en rotar sobre su propio eje. Es como si
la Tierra se tomara en girar sobre sí misma no 24 horas, sino
los 365 días que tarda en hacer una rotación completa
alrededor del Sol-.

-¡Sorprendente!- exclamé.

-Y la cosa no termina ahí. Estudiando las fotos tomadas


precisamente por la sonda Cassini el 31 de Diciembre de
2004, a 65.000 kilómetros de Iapetus, Hoagland detectó
zonas que revelan una geometría artificial, con planos cuya
morfología geométrica es incompatible con un satélite
natural. Destaca, en especial, una inmensa arista rectilínea
que supera los 18.000 metros de altura, algo más del doble
que el Monte Everest, que divide su ecuador, conformando
una gran cordillera o pliegue central. Y asombrosas formas
rectilíneas tridimensionales que se repiten por toda la
superficie del astro, así como vestigios de torres y
arquitecturas verticales muy elevadas que nada tienen que
ver con la naturaleza-.

-¿Estás al tanto de lo qué la NASA opina al respecto?-.

-¡Qué quieres que opine!-, respondió evidenciando la


candidez de mi pregunta. -Nunca ha aclarado el por qué de
estas “anomalías”, ya que no existe una explicación “natural”
que alcance a explicar la configuración esferoide de Iapetus,
ni su enorme pliegue central, ni las demás singularidades que
te he resumido. Eso sí, en 1980, Donald Goldsmith y Tobias
Owen escribieron textualmente en un informe para la NASA
que “esta inusual luna es el único objeto del sistema solar
que podemos seriamente considerar como un signo
alienígena, un objeto natural deliberadamente modificado por
una avanzada civilización”-.

-¿Qué conclusión alcanzó Hoagland?-, la interpelé sin poder


ocultar mi emoción por lo que estaba escuchando.

-Una muy parecida: que la geometría y rotación de esta luna


de Saturno implica algún mecanismo interno de
automotricidad, que desafía rotundamente los patrones
conocidos de todos los demás satélites de Oort y pone de
manifiesto la existencia de algún tipo de propulsión interna
que le hace describir un movimiento programado respecto de
Saturno. Y concluyó aseverando que Iapetus fue construido
fuera de nuestro sistema solar y traído después a Saturno-.

-¿Y fueron los “habitantes” de Iapetus los que acarrearon a la


Tierra los metales con los que se fraguó Scaledflwch?-.

-No, Emilio, el material con que se forjó la espada proviene,


efectivamente, de nuestro sistema solar, pero de un astro
más lejano que Iapetus. ¿Has oído hablar de Nibiru?-.

Nimue había terminado de comer y se limitaba a beber, de


vez en cuando, pequeños sorbos de cerveza para acompañar
la plática. Tenía el rostro iluminado lateralmente por el
refulgir de las llamas en la chimenea, de modo que podía ver
la comisura de su boca ligeramente estirada, como si
esbozara una sonrisa. Su belleza aturdía. Y en la expresión
facial, en los ademanes y en el tono de voz se le notaba que
no es que creyera lo que me estaba desvelando, sino que lo
sabía con la certeza de quien hubiera estado en esos remotos
parajes del espacio exterior.

-Lo que conozco de Nibiru-, le respondí, -lo he leído en


Crónica de la Tierra, la monumental obra de doce volúmenes
del investigador ruso Zecharia Sitchin, experto en lenguas
muertas. Su nombre significa "lugar que cruza" o "lugar de
transición" y para los antiguos babilonios era un cuerpo
celeste asociado al dios Marduk. Sitchin recorrió el mundo
traduciendo miles de tablillas de arcilla localizadas en
distintos museos de los cinco continentes. Y en ellas encontró
descrito el origen del ser humano, tal como hoy lo
concebimos, según los sumerios, la primera civilización
conocida en la historia de la humanidad, que responsabilizan
de la creación de la especie humana a seres extraterrestres,
los anunnaki (el Libro del Génesis (6,4) los denomina nefilim),
que habrían provocado un salto en lo evolución de los
primates hominoideos mediante la manipulación genética-.

Miré a Nimue a los ojos, comprobando que me observaba con


atención, por lo que continué mi disertación:

-Uniendo las aportaciones de Sitchin a las de Drunvalo


Melchizedek, vertidas en el primer volumen de su libro El
antiguo secreto de la flor de la vida, los nefilim, seres
gigantes, de hasta cuatro metros y medio de altura, capaces
de vivir muchos miles de años, recalaron por vez primera en
la Tierra hace unos 450.000 años. Su objetivo era extraer oro,
mineral que precisaban con urgencia para la supervivencia de
su mundo y del que habían localizado grandes betas en el
sudeste del actual continente africano. Durante milenios
hicieron este trabajo ellos mismos, hasta que, al surgir
conflictos, optaron por utilizar a criaturas nativas,
hominoideos aún simiescos, para lo que tuvieron que realizar
en ellas actuaciones de ingeniería genética dirigidas a
incrementar su capacidad e inteligencia. Fue así como
apareció el ser humano hace unos 200.000 años-.

Por su semblante, me daba la impresión de que no estaba


informando a Nimue de nada que no supiera de sobra, por lo
que no me extrañó su pregunta:

-Y, según Sitchin, ¿dónde se localiza Nibiru?-.

-En su descripción de la cosmología sumeria, se refiere Nibiru


como el “12º planeta” o “Planeta X”, que incluye la
descripción de 10 planetas, más el Sol y la Luna. Igualmente,
indica que en la antigüedad se habría producido una colosal
colisión de uno de sus satélites con Tiamat, un planeta que
habría estado situado entre Marte y Júpiter. De esta
catástrofe cósmica nació el cinturón de asteroides y el propio
planeta Tierra y su satélite, la Luna. Como consecuencia del
choque, Nibiru habría quedado atrapado en el sistema solar,
volviendo al lugar de la colisión periódicamente en una órbita
excéntrica. Sitchin cita algunas fuentes que, según él,
hablarían sobre el planeta, describiéndolo como una estrella,
concretamente una estrella enana marrón ubicada en una
órbita sumamente elíptica alrededor del Sol, de unos 3.600 a
3.760 años. Sitchin atribuye estos datos a los astrónomos de
la civilización maya-.

Nimue asintió con la cabeza, pero no parecía satisfecha. Me


dio el tiempo justo para que apurara mi plato e,
inmediatamente, me cuestionó con su habitual contundencia:

-¿Algo más?-.

¿Aún más?, pensé para mis adentros:

-Agregar quizá que el escritor e investigador turco Burak


Eldem ha sugerido que, realmente son 3.661 años los que
duraría el período orbital del supuesto planeta, anunciando su
"fecha de vuelta" para el año 2012. Según él, 3.661 es un
séptimo de 25.627, que es el ciclo total "de 5 años
mundiales" según el calendario maya extendido. Añade que
el último paso orbital de Nibiru sucedió en el año 1649 a.c.,
causando grandes catástrofes sobre la Tierra, como las
erupciones que dieron forma al archipiélago volcánico de
Santorini, la antigua Thera, en el mar Egeo-.

-Bueno… -, Nimue apuró su cerveza antes de proseguir, -veo


que también tú eres un experto en estos temas. Aunque hay
varios extremos que, si quieres, te puedo precisar y hasta
corregir-.

-¡Por supuesto!. Soy todo oídos-, expresé con franqueza, ya


que tenía verdadero interés en que me revelara todos sus
conocimientos sobre el asunto, que presumía apabullantes.

-Intentaré ir al grano, Emilio. Para empezar, la colisión con


Tiamat, de la que surgió la Tierra o Gaia, la Luna y el anillo de
asteroides entre Marte y Júpiter, se produjo hace miles de
millones de años, mientras que, por los anales que
manejamos en Ávalon, la fecha de la manipulación genética
acometida por los anunnaki para gestar la especie humana es
mucho más reciente, pues tuvo lugar en el año 198.214 a.c..
Ahora bien, este es el momento de la operación final, por
expresarlo de algún modo, pues antes habían hecho otros
experimentos genéticos cuyos resultados no fueron
satisfactorios para los nefilim, bien porque se quedaron cortos
en su objetivo de dotar a los primates hominoideos con el
nivel de inteligencia y capacidad física pertinentes para que
pudieran serles útiles, bien porque las criaturas resultantes
eran demasiado inteligentes, excesivamente parecidos a ellos
mismos. Prueba y error. 

¿Comprendes?-.

-Perfectamente. Continúa, por favor-.

-Por otra parte, Nibiru no es una estrella, sino un planeta que


gira en torno a una estrella apagada, una enana marrón, que
es hermana de nuestro Sol, en el sentido que conforma con él
nuestro sistema solar-.

-Perdona, Nimue, pero no te entiendo-.

-Es sencillo. Las investigaciones mas recientes evidencian que


un elevado porcentaje de estrellas son parte de sistemas de,
al menos, dos astros. Y muchos de los sistemas solares que
nos rodean son binarios: están compuestos por dos estrellas
que orbitan mutuamente en torno a un centro común. Ors no
es una excepción a esta regla y nuestro querido Sol cuenta
con una compañera. Aquí la denominamos Soldwarg-.

-¿Por qué no la vemos?-, fue lo primero que se me vino a la


cabeza.

-Un científico te contestaría que debido a que estamos en un


sistema solar binario astrométrico, es decir, sistemas dobles
en los que sólo es visible un componente. El otro objeto, el
invisible, suele ser un cuerpo de luz muy baja o de
luminosidad nula, normalmente una enana roja o una enana
marrón. La acompañante del Sol es esto último, una enana
marrón, tipología de estrella que los astrofísicos definen como
de masa subestelar e incapaz, por tanto, de mantener
reacciones nucleares continuas de fusión del hidrógeno de su
núcleo. Es una especie de estrella “fallida”, pues contienen
los mismos materiales que el Sol, pero ostenta una masa
insuficiente para brillar. Además, tampoco su volumen es
muy grande, similar al triple de Júpiter. Y si podemos detectar
que existe es por el tirón gravitatorio que produce, sobre todo
cuando se acerca al Sol, lo que explica determinadas
anomalías gravitatorias existentes en Ors para las que la
ciencia “oficial” no tiene respuesta-

-¿Y a qué distancia del Sol se localiza Soldwarg?-.

-Depende del momento de la órbita mutua, que marca un


periodo de rotación de 3.600 años. En la fase de mayor
alejamiento, la distancia entre ambos astros va más allá de
las 70 unidades astronómicas (una unidad astronómica –ua-
es igual a la distancia media entre la Tierra y el Sol, casi 150
millones de kilómetros). Y en los de más acercamiento, ronda
los 40 ua-.

-Esto significa que la velocidad media de aproximación entre


ambos supera el millón de kilómetros al año-.

-En concreto, 1.250.000 kilómetros anuales: en 36 siglos la


distancia oscila en unos 4.500 millones de kilómetros, 30 ua.
Pero esto no es lo trascendente, sino otros dos hechos. Por un
lado, hay que tener en cuenta que Plutón se halla a 39,5 ua,
por lo que, en el periodo de mayor cercanía, la estrella
marrón se sitúa adyacente a la frontera de lo que asumimos
como nuestro sistema planetario, delimitado por la serie de
planetas que van desde Mercurio al referido Plutón. Y, por
otro, la enana marrón no viaja sola, sino que la acompañan
varios planetas que giran a su alrededor. Uno de ellos es
precisamente Nibiru, que se caracteriza por una órbita
bastante extraña, con un movimiento elíptico que presenta
grandes parecidos, a su escala, con el de Iapetus-.

-De ahí que, en la protohistoria cósmica, Nibiru llegara incluso


a introducirse entre Júpiter y Marte, colisionado con Tiamat-,
le apostillé.

-Efectivamente. Y muchísimo tiempo después, los habitantes


de Nibiru aprendieron a usar en beneficio propio la
aproximación de la enana marrón al Sol, aprovechando esos
estadios del ciclo para efectuar sus incursiones en la Tierra-.
-¿Y el Sol, Nimue, se ve afectado de algún modo durante la
fase en la que se reduce al máximo la distancia entre él y
Soldwarg?-.

-Sí, sensiblemente. Sufre una especie de balanceo


ocasionado, por los impactos de la interacción gravitatoria,
alterando su radiación electromagnética-.

Visto lo cual, la siguiente pregunta estaba cantada:

-¿Y en qué periodo de la órbita del sistema binario nos


encontramos?-.

Nimue guardó silencio. Por unos segundos creí que no me iba


a responder. Finalmente dijo:

-Nos estamos acercando al de mayor vecindad-.

-Esto explica-, me pareció una conclusión obvia, -los cambios


climatológicos y atmosféricos que parecen afectar a todos los
planetas del sistema solar, incluida la Tierra-.

-Es un factor notable a la hora de comprender el auténtico


origen del cambio climático que vive Gaia, si bien hay una
razón de bastante más peso que, teniendo también perfil
cosmogónico, se relaciona con el tránsito periódico de Oort
por la Vía Láctea. Pero sobre este asunto específico, Merlín es
el experto. Pregúntale a él-.

Como podéis imaginar, le hice caso a Nimue e interrogué al


Gran Mago en la primera oportunidad que tuve. ¿Qué me
desveló?. Pues cosas tan asombrosas que bien merece la
pena que les dediqué la próxima Crónica. 

 CRÓNICAS DE AVALON  PARTE 5. VIAJE AL CENTRO


GALÁCTICO Y A MI INTERIOR
21 de Marzo 2010
Audio 
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La velada en casa de Nimue que os relaté en la Crónica


precedente dejó una fuerte huella en mi interior. Durante
días, Iapetus, Nibiru, los nefilim, el Sol y su compañera
Soldwarg agitaron mi mente y mi alma. Se me aparecían
incluso en sueños y llegue a temer que se convirtieran en
algo obsesivo.

Como consecuencia de esta ansiedad y también porque intuía


que era el mejor medio de superarla, abordé a Merlín en la
primera oportunidad que se presentó, compartiendo con él lo
hablado con Nimue y rogándole que me explicara lo que ella
me había adelantado para, finalmente, remitirme a él como
verdadero experto en el tema. No sé por qué, pero intuía que
conversar con el Gran Mago no sólo me aportaría nuevos
saberes, sino que, muy especialmente, me devolvería la
serenidad.

Fue una mañana de cielo limpio y azul, viento calmado y


temperatura propicia para un paseo largo y sosegado. Sin
embargo, me hallaba voluntariamente enclaustrado en mi
habitación escribiendo unos apuntes –Variaciones, los he
denominado- a propósito de dos obras centradas en la
práctica de la meditación contemplativa, ambas anónimas
inglesas del siglo XIV, que habían llamado mi atención en la
biblioteca de la Reina de las Tempestades: La Nube del No-
Saber y el Libro de la Orientación Particular. En un descanso
del trabajo, me asomé al ventanal que ilumina mi aposento
para disfrutar del paisaje y divisé la figura de Merlín
caminando pausadamente, pero a pasos largos, como
acostumbra, en dirección al océano, que dibuja su estampa
cerca del castillo donde los dos residimos durante nuestra
estancia en Ávalon. Sin pensarlo dos veces, abandoné cuanto
tenía entre manos y salí disparado de la habitación dispuesto
a darle alcance antes de que su rastro se perdiera en uno de
los muchos recodos y vías alternativas que adornan la costa.
Cuando logré tenerlo a tiro de piedra, grité su nombre:
-¡Merlín!-, me salió con tintes jadeantes, pues, más que
andar, casi trotaba en mi afán de reducir su ventaja.

De inmediato y sin dejar de caminar, giró su marcha 180


grados, orientando su rumbo en dirección a mí. Tuve la
certeza de que, antes de lo que llamara, sabía de sobra que lo
seguía.

-Buenos días, Emilio. Qué alegría verte-, me saludó agitando


el largo bastón de madera de almez que hacía con su mano
derecha, mientras descansaba la otra en la parte de arriba de
una especie de zurrón pardo que colgaba de su hombro
izquierdo. -Has aparecido justo cuando pensaba lo bien que
me vendría compañía en la ruta por los acantilados a la que
quiero dedicar la mañana. ¿Te apetece venir conmigo?-.

-Claro que sí. Hace unos días que deseo que charlemos. Te he
visto desde mi cuarto y no he dudado en salir detrás de ti. La
senda de los acantilados es un marco idóneo para plantearte
algunas preguntas derivadas de una reciente conversación
que he mantenido con Nimue-.

-¡Pues a qué esperamos!-, exclamó con voz muy alta.

El litoral de la Isla de Cristal experimenta una curiosa


transformación a la altura del Castillo de las Reina de las
Tempestades. Hacia el norte de la teórica línea recta que
conforma con el mismo, se extiende una alfombra de playas
lisas y suaves y arenas blancas que se prolonga durante
kilómetros. En cambio, hacia el sur, arranca de improviso una
batería de elevados acantilados por cuyos enfilados bordes es
posible pasear, oteando pequeñas calas de acceso imposible,
salvo para las gaviotas, y, sobre todo, espectaculares
desprendimientos que, al caer a las aguas marinas, han
formado numerosos islotes, de muy diversos tamaños, con
grandes rocas diseminadas que salpican la costa.
Impresionantes vistas jalonan todo el recorrido que se
desenvuelve durante cuarenta kilómetros, aunque Merlín
había previsto una ruta de ida y vuelta hasta el Templo de la
Roca, un antiquísimo lugar de culto druida colgado sobre uno
de los acantilados y a poco menos de siete mil metros de
distancia.
-La marcha hasta el Templo es muy segura, a pesar de lindar
con los desfiladeros-, fue Merlín quien inició la plática. –No
obstante, no te asomes demasiado a los bordes, porque la
piedra es porosa y en cualquier momento se puede
desprender. Y ten en cuenta que a veces las piedras, debido a
la erosión del mar, que ha penetrado por el subsuelo, se
desprenden hacia el interior, conformando lagares, es decir,
hondos agujeros. Algunos son enormes. Pero otros son
pequeños y apenas se atisban-.

Absorto en el camino, viví aquel presente disfrutando de la


belleza que penetraba a raudales por mis ojos y del profundo
sonido y olor a mar que impregnaban el ambiente. El Sol
refulgente, el cielo abierto en canal de luz, el azul oscuro, casi
añil, de un océano que simulaba ser infinito, las altas olas que
parecían nacer por arte de magia en la lejanía del horizonte,
el bailar de cientos de gaviones (gaviotas de la especie Larus
Marinus, me informó Merlín) planeando su vasta envergadura
sobre nuestras cabezas, la hermosa vegetación de mimosas
que se deslizaba por los barrancos, pequeños tejones (aquí
los llaman tasugos) que a veces mostraban entre las plantas
sus prominentes hocicos,… . Todo era un pletórico regalo de
la Naturaleza que, siendo la vida misma, cantaba con energía
a la vida.

Casi sin darnos cuenta, llegamos al Templo de la Roca, donde


Merlín propuso que descansáramos un rato y aprovecháramos
para tomar un tentempié. Nos sentamos en el amurallamiento
que hace de linde del recinto por el lado en el que se asoma
en altura al mar. El Gran Mago depositó con cuidado en el
suelo el zurrón que traía consigo y extrajo de él dos pequeñas
garrafas de barro, como de un litro de capacidad cada una:

-Es la mejor cerveza que beberás en tu vida-, me indicó a la


par que me ofrecía una de las garrafas. –Me ensañaron a
fabricarla hace varios siglos unos monjes germanos. Como los
antiguos babilonios y otras culturas arcaicas, estos clérigos
consideraban a la cerveza una bebida sagrada. Está hecha
con mucho lúpulo, lo que no sólo le da sabor y consistencia,
sino que, además, contribuye a la longevidad. Aunque esto, a
mí, no me hace falta, ja, ja, ja…-
Como siempre, su risa era franca y estridente. Y la cerveza
estaba espléndida. Con su sabor en la boca y su influjo en la
mente, creí llegado el momento de abordar a Merlín con las
diatribas que pululaban en mi interior. Antes mis preguntas,
él fue directo al grano:

-Empezando por los nefilim o anunnaki, estos, efectivamente,


llegaron a la Tierra desde Nibiru, pero sus ancestros remotos
procedían de Orión, lo que explica que algunos pueblos
antiguos los denominaran también Uros. En cuanto a la
manipulación genética que llevaron a cabo sobre primates
hominoideos, es crucial que sepas que fue contemplada con
suma atención por otras civilizaciones extraterrestres con una
evolución espiritual muy por encima de la de ellos y una
visión de la ciencia fundamentada en esa misma
espiritualidad, por lo que su tecnología era, lo es también
ahora, de perfil interdimensional, exponencialmente superior
a la derivada de cualquier clase de avance “técnico”.
Específicamente, el experimento de los nefilim fue observado
muy de cerca por seres de Sirio, la quinta estrella más
cercana a nuestro sistema solar, aunque realmente es una
estrella binaria, Sirio A y Sirio B. Se trató, en concreto, de
seres a los que los Anales que custodiamos en Ávalon dan el
nombre genérico de Hab, provenientes del tercer planeta de
los que giran en torno a Sirio B. Y su interés no fue fruto de la
curiosidad, sino que obedeció a una razón de indudable
calado-.

Merlín se calló de improviso. Bebió un largo trago de cerveza,


se mesó con parsimonia su barba nevada por el tiempo y fijo
la mirada en el océano. Tuve la seguridad de que esperaba
que yo continuará su línea argumental. Pero era la primera
vez que tenía acceso a los conocimientos que me estaba
transmitiendo. O, al menos, eso creía. Así que me mantuve en
silencio hasta que volvió a tomar la iniciativa haciéndome una
pregunta que me desconcertó:

-En tu memoria interior y trascendente, Emilio, ¿no atesoras


alguna reminiscencia de tales avatares?-.

-¿Reminiscencia? No sé a qué te refieres-, le respondí con voz


queda.
-Bueno. Todo llegará-, dijo en un tono que interpreté entre lo
burlón y lo intrigante.

Y otra vez silencio. Ante lo que, nuevamente, opté por no


pronunciar palabra. La verdad es que me sentía confuso y
hasta algo incómodo. Por fin, Merlín retomó su exposición:

-Nuestro sistema solar, Oort u Ors, no se halla estático en la


Vía Láctea, sino que viaja por ella, moviéndose elípticamente
con relación al Centro Galáctico. Y este viaje cósmico no lo
hace en solitario, sino en compañía de un pequeño grupo de
sistemas solares, Sirio entre ellos, con los que conforma un
“paquete” o “cluster” sistémico, cual viajeros dentro de un
automóvil o un tren. Todos juntos y en sintonía, como buenos
hermanos, orbitan con respecto al Centro Galáctico siguiendo
idéntica ruta-.

-Sí, esto sí lo sabía-.

-Ya, pero lo más importante no son las repercusiones físicas o


astrofísicas de tal hecho, sino sus impactos energéticos y
espirituales, pues todas las formas de vida que bullen en ese
“cluster”, la infinidad de modalidades de existencia que
conviven en los sistemas, astros, soles, planetas y satélites
que lo configuran, guardan una íntima relación, una
estrechísima interacción de carácter consciencial-.

-¿Consciencial?-, le inquirí para animarle a que ahondara en


sus argumentos.

-Mira, los seres humanos han comenzado a entender que hay


una interrelación entre cada miembro de una especie animal
cualquiera y la totalidad de sus componentes. La teoría de los
llamados campos mórficos y morfogenéticos lo ilustra muy
bien. En otra ocasión podemos departir sobre ella. Ahora lo
que te quiero subrayar es que, igualmente, existe una
interacción constante y permanente entre cada persona y los
demás seres humanos que configuran la Humanidad. Es más,
del mismo modo, también hay una estrecha interconexión
entre la Humanidad y la Madre Tierra. Y tal interrelación se
extiende desde la Tierra a la globalidad de Oort y al referido
cluster de sistemas solares. Todo está espectacularmente
interconectado, como una gigantesca red de influencias e
interdependencias mutuas-.

-Y, por lo que antes apuntaste, no es una interacción


meramente biológica y material, sino mucho más profunda,
de tipo consciencial, como tú la has denominado-.

-¡Exacto! En particular, el citado cluster de sistemas solares y


todos los astros y modalidades de vida que lo pueblan
formamos una inmensa y holística red consciencial. Como tal,
viajamos de la mano por la Vía Láctea. Y lo que sea de los
unos, repercute en los otros, pues en el Universo rigen dos
reglas cosmogónicas bien conocidas por los seres de mayor
avance espiritual: todo es suma de partes y forma parte de
una suma superior, aunque cada parte es a su vez el Todo; y
los saltos evolutivos conciénciales, de una dimensión de
existencia a otra, no son individuales, sino grupales,
requiriéndose que en el grupo o suma en cuestión se
configure una masa crítica mínima de consciencia para que el
salto sea factible. En nuestro caso, el grupo no es la
Humanidad, ni Gaia, ni siquiera Oort, sino el colosal hervidero
de vida que constituye el cluster de sistemas solares del que
venimos hablando-.

-¿Por esto los seres de Sirio estuvieron muy atentos al


experimento genético de los anunnaki?-.

-¡Imagínate! Por intereses puramente materiales, los nefilim


estaban propiciando el surgimiento en la Tierra de una nueva
especie con capacidades físicas e inteligencia que podía ser
muy beneficiosa para la evolución consciencial del planeta,
de Oort y, por ende, del paquete de sistemas en el que el
propio Sirio se integra. La protohistoria de Gaia y Oort, que se
hunde hace miles de millones de años, está cargada de
incidentes y anomalías que habían impedido un discurrir
consciencial equiparable al acontecido en Sirio y otros
sistemas del cluster. Ante ello, los sirianos contemplaron el
experimento anunnaki como la oportunidad de hacer algo al
respecto. Ellos nunca hubieran interferido en la evolución del
planeta mediante manipulaciones genéticas de sus
habitantes. Es algo que choca frontalmente con su percepción
espiritual de las cosas. Pero, por lo mismo, tampoco podían
evitar las actuaciones de los nefilim. Así que, dada la
situación, decidieron fomentar el grado de consciencia de los
homínidos creados por los anunnaki-.

El Gran Mago derrochaba entusiasmo en cada una de sus


palabras y, si bien gesticulaba parsimoniosamente, denotaba
alegría y jovialidad. Por mi parte, sentía cada vez más
claramente una extraña sensación que me bullía
profundamente, difícil de conceptualizar con palabras. Me dije
a mí mismo que era como si empezara a despertar de una
larga, muy larga amnesia. Me distraje unos instantes en mi
interior, pues quería descifrar esa peculiar sensación. Cuando
volví del ensimismamiento, me encontré a Merlín muy cerca y
mirándome a directamente a los ojos, casi introduciéndose
por ellos para saber lo que me ocurría por dentro. Sonrío
levemente. Lo mismo hice yo y retomé la conversación con
una pregunta cuya respuesta intuía no me era en absoluto
ajena:

-¿Cómo se las arreglaron los seres de Sirio para impulsar


consecuencialmente a los recién creados homínidos?-.

-De una manera no demasiado complicada para ellos, pero


casi incomprensible desde la mentalidad humana actual.
Llegó a la Tierra una primera comitiva procedente, como te
señalé antes, del tercer planeta de Sirio B. Nuestros Anales
precisan que la componían 32 seres, repartidos por igual
entre machos y hembras y que componían una familia según
los usos del planeta en cuestión. Su altura física era
semejante a la de los anunnaki, pero con una biología mucho
más sutil, menos densa, en concordancia con su mayor
evolución consciencial. Y, sencillamente, se dejaron “morir”,
transfiriendo sus almas a homínidos. Así, estos tenían cuerpos
de homínidos, pero almas “viejas”, de alto nivel vibratorio y
consciencial que ayudarían a sus congéneres, los seres
humanos, a avanzar en el plano espiritual-.

-Y esto ocurrió en el año 198.295 a.c.-, le apostillé


rememorando la velada con Nimue.

-Sí. En el presente continuo en lo que lo eterno se


desenvuelve, ese fue el precioso momento en el que almas
que habían estado encarnadas en habitantes de Sirio,
auténticos seres de luz, se encarnaron por vez primera en
humanos. Los anunnaki ni sabían de qué iba la cosa. Pero
almas de una elevada gradación vibracional y espiritual se
encarnaron en cuerpos muy toscos, los homínidos, con la
finalidad de que la nueva especie estuviera en condiciones,
con el paso de los milenios, de aportar fuerza consciencial al
planeta, contribuyendo a la configuración de la citada masa
crítica en el cluster de sistemas solares al que el propio Sirio
pertenece-.

-Es muy bello, Merlín, pero resulta increíble. Ninguno de mis


“paisanos” me creará cuando se lo cuente-, le expresé en
tono de humor, pero con sinceridad.

-Pues a lo mejor te llevas una sorpresa, pues son muchos los


seres humanos actuales cuyas almas estuvieron antes
encarnadas en Sirio. De hecho, a aquellos 32 le siguieron
otros 64, que hicieron lo mismo. Y a partir de ahí, las almas
antes encarnadas en seres de Sirio, y ahora en homínidos, se
fueron incrementando exponencialmente cada dos mil años
aproximadamente: 128, 256, 512, 1024, 2048,… Si coges la
calculadora y efectúas las operaciones, constatarás que de
esa manera se pueden transferir 250 millones de almas en
menos de 50.000 años. Y no fueron necesarias en tal número,
pues el crecimiento demográfico de los homínidos fue mucho
más lento. Sólo contemporáneamente, casi 200.000 años
después de aquellos sucesos, la población mundial ha
aumentado exponencialmente en menos de dos siglos: 1.000
millones de personas en 1850; 2.000 millones en 1925; 4.000
millones, en 1965; y 8.000 millones que se prevén para el año
2035. Son tantas las almas, querido Emilio, que anhelan
encarnarse en el ahora de este planeta…-.

-Esto me recuerda algo que leí en un libro de Carl Sagan-, lo


interrumpí. –Este divulgador científico elaboró la llamada
Escala Sagan. En ella se describe la existencia en el Cosmos
de varios niveles de inteligencia: Nivel 0, correspondiente a la
humanidad de hoy; Nivel 1, con más desarrollo técnico; Nivel
2, seres con mucho mayor progreso tecnológico, pero que
han perdido facultades emotivas, sentimientos y capacidad
de amor; Nivel 3, modalidades de existencia que han logrado
un desarrollo espiritual y esto le ha abierto las puertas a
adelantos inalcanzables desde el punto de vista de la
dinámica tecnológica y material; y Nivel de Inteligencia
Interdimensional, cuyas características vibracionales y
espirituales escapan de la comprensión humana. En este
escala, Merlín, ¿dónde están los sirianos y dónde los
humanos?-.

-Ellos, en el N3. Vosotros, en el N0-, respondió tajantemente.

-O sea, que almas de alto rango vibratorio y trascendente


encarnadas en seres de nivel 3 pasaron a estarlo en seres
situados biológicamente en el nivel 0. Y ello con la finalidad
de que la nueva Humanidad, surgida de la manipulación
genética de los nefilim, gozara de un desarrollo espiritual
capaz de aportar energía consciencial a la Tierra, Ors y al
cluster de sistemas solares, contribuyendo a que éste alcance
la reiterada masa crítica que permita el salto interdimensional
del cluster en su conjunto-.

-No lo podría haber sintetizado mejor. Aunque debo


completarlo con otro dato: las almas antes encarnadas en
seres Nivel 3 y ahora en Nivel 0 no sólo apoyan la evolución
de la Humanidad y Gaia en los términos que tú has
sintetizado, sino que, igualmente, viven de ese modo una
experiencia que, volviendo a la Escala Sagan, les prepara
para saltar al Nivel de Inteligencia Interdimensional.
Expresado coloquialmente: el alma de elevada evolución
espiritual que, al encarnarse en ser humano y, a pesar de la
densidad de la existencia en la Tierra y la enorme carga de
dualismos que la caracterizan, es capaz de actuar en este
mundo desplegando Amor Incondicional, está mostrando su
capacidad para pasar a encarnarse en modalidades
existenciales de Inteligencia Interdimensional. Es una especie
de “examen final” que el alma se pone a sí misma: habiendo
evolucionado vibracional y espiritualmente hasta llegar a
encarnarse en modalidad de existencia N3, pasa a una forma
de vida N0 para comprobar que, incluso en esas condiciones
“adversas”, es capaz de hacer valer sus más elevados
atributos y potestades, encuadrables en el concepto de Amor
Incondicional, y de trabajar no “para ella”, sino de manera
creadora al servicio de la consciencia del planeta y la suma
en la que se integra-.

-Pero, Merlín, si esto es así y tantas almas muy evolucionadas


subyacen en seres humanos, ¿cómo se explica que la
Humanidad sea tan materialista y nuestro mundo esté tan
lleno de dolor e injusticias y tan falto de Amor-.

-Me encanta tu perspicacia. Y te podría dar cuantiosos


detalles al respecto que tienen mucho que ver con lo que ha
acontecido en la Tierra y a la Humanidad en los últimos
150.000 años. Pero, para no apartarnos del hilo de nuestra
conversación, te lo resumo con una única expresión: el Gran
Olvido-.

A Merlín no le pasó inadvertida mi cara de pasmo. Quizá por


ello siguió hablando con voz aún más sosegada que la que
venía usando:

-Un Gran Olvido provocado por la densidad del mundo


tridimensional y la fuerza de arrastre de las oposiciones y
dicotomías (bueno y malo, alto y bajo, superior e inferior,
positivo y negativo,…) que en él campan a sus anchas. Bajo
su influjo, almas tan avanzadas se han enredado en las
experiencias de dualidad y extraviado la noción de Unidad de
cuanto existe; se han identificado con una realidad
puramente virtual, ilusoria, fragmentada, perecedera y
efímera; y han quedado engatusadas con los anhelos y
apegos materiales, tanto los que proporcionan placeres como
los que originan sufrimientos, que más atan los segundos que
los primeros. El libre albedrío preside la Creación. Y haciendo
uso de él, han olvidado su auténtica Esencia y el verdadero
propósito de su encarnación en la Tierra: desplegar el Amor
Incondicional en un escenario hostil, Amor contra Resistencia,
como modo de aportar consciencia al planeta y, a la par, auto
probarse que están en condiciones de saltar al Nivel de
Inteligencia Interdimensional. Han perdido la consciencia de
su naturaleza divina, eterna y omnipotente; y se hunden en
los miedos y en el desconcierto cuando ésta aflora mediante
intuiciones, sensaciones e inspiraciones-.

No sabía que decir, ni me apetecía decir nada. Necesitaba


silencio para asimilar tanta información. Además, las garrafas
estaban vacías y el mediodía ya había sido sobrepasado. Era
momento de retornar al Castillo de las Reina de las
Tempestades. Nos pusimos de pie dispuestos a volver sobre
nuestros pasos. No obstante, Merlín me pidió que
meditáramos, aunque fuera poco tiempo, dentro del Templo
de la Roca. Entre sus paredes estuvimos un buen rato. Al
concluir y antes de salir del recinto, el Gran Mago me dijo:

-¿Sientes la energía que emana de este lugar?

-Sí, con fuerza-, le contesté de inmediato, pues ciertamente la


había notado durante la meditación.

-Junto al Gran Olvido, que es un fenómeno mayoritario,


siempre ha habido también almas despiertas. Y hace mucho
tiempo que actúan para que el despertar sea masivo. La
construcción de sitios como este obedece a tal objetivo de
mantener vivos determinados saberes y energías. Y otras
muchas cosas se han hecho con idéntica meta. Gracias a
esto, en la actualidad hay un número significativo de seres
humanos, esparcidos por el planeta, que han superado el
Gran Olvido. Y, aunque algunos ni siquiera se den cuenta,
están uniendo sus fuerzas en forma de red consciencial para
que la Humanidad y el planeta entero puedan aprovechar la
oportunidad que el momento presente representa-.

-¿A qué te refieres?-, le interrogué intrigado.

-Tiene que ver con el tránsito del cluster de sistemas solares


por la Vía Láctea y con la aplicación analógica del célebre
principio hermético de cómo es arriba es abajo, y viceversa.
Piensa en el cuerpo humano y proyecta su funcionamiento a
escala galáctica. Y, así como la sangre en su circulación
atraviesa los pulmones, que la oxigenan y la limpian, ese
paquete de sistemas solares pasa, periódicamente, muy
cerca del Centro Galáctico, rozándolo, y recibe de éste una
colosal fuerza energética regeneradora de espectro
electromagnético y vibracional. A su vez, los soles que se
integran en el cluster distribuyen esta fuerza entre los
planetas que giran en sus respectivos sistemas. Y, por fin,
cada planeta impregna con la misma energía vibracional y
frecuencial a los seres que lo habitan

-¿Cómo funciona esto exactamente en el caso de la Tierra y


los seres humanos?

-Muy sencillo. La Tierra acumula principalmente esa fuerza en


la ionosfera. Y los humanos la recibís por medio de la
glándula pineal, que es una auténtica antena de
radiofrecuencia, lo que, en función de vuestro grado
consciencial y mayor o menor estado consciente, activa
componentes durmientes de vuestro ADN, concretamente de
ese 97% del mismo que algunos genetistas tildan de
“chatarra” y que, en verdad, es un ADN sutil e inefable,
depositario de capacidades y facultades impensables para la
Humanidad actual-.

El Gran Mago hizo una pausa y me escrutó con la mirada para


percibir el impacto que lo que acaba de enunciar había tenido
en mí. Me limité a gesticular para que no interrumpiera su
exposición:

-Por tanto, Emilio, cada paso del cluster de sistemas solares


por el Centro Galáctico representa una bella y espléndida
ocasión de salto consciencial para el conjunto de mundos y
modalidades de existencia que lo pueblan. Pero como existe
una interacción entre todas, su mejor rentabilización
energética acontece cuando la totalidad del cluster ha
alcanzado una determinada masa crítica consciencial. De ahí
la significación que para los sirianos ostenta lo que ocurre en
la Tierra, y viceversa.

-Pero mientras que nosotros no somos conscientes de algo


tan espectacular y maravilloso, ellos sí lo son-, apostillé.

-Y, en estos momentos, el cluster de sistemas se está


acercando a enorme velocidad al Centro Galáctico. Es algo
que ocurre cada 13.000 años. Ahora vuelve a repetirse. Y
numerosos seres de muchas modalidades de existencia se
han movilizado para que la Tierra y Oort aprovechen esta
oportunidad. Ha sido un trabajo concienzudo y meticuloso, de
carácter energético, que ya está concluido. Sólo queda
esperar los resultados, que dependerán, en última instancia
de lo que hagan los propios habitantes de Gaia, en general, y
la Humanidad, en particular-.

-¿Me estás diciendo, Merlín, que tanto la Humanidad como el


planeta que nos acoge nos acercamos a una especie de hito
histórico, a una gran oportunidad de cambio-.
-No es ya futuro, sino presente, Emilio. Son tiempos
extraordinarios, cargados de posibilidades para comprender y
descubrir las verdades eternas que cada uno guarda en su
interior y actuar en consonancia con ellas. Y el Universo es el
cómplice de los seres humanos para que superen el Gran
Olvido, para que despierten las conciencias y para que los
corazones se abran hacia una transformación evolutiva
superior. Para conseguirlo, la traba más notable no es la
ignorancia, sino el miedo y el falaz sentimiento de culpa. El
Poder de Decisión y el Maestro están en cada ser humano. No
hay que tener miedo a equivocarte. El miedo frena, inhibe y
te ata a lo ya conocido, aunque no te guste. El miedo y el
sentimiento de culpa cierran los ojos a un presente
espléndido, donde tú y todos… juntos, seremos los hacedores
de Milagros-.

Las palabras del Gran Mago agitaban mi interior y


humedecían mis ojos. Allí, en el Templo de la Roca, lo había
entendido todo, todo había encajado Se puso exactamente
frente a mí, con sus ojos a la altura de los míos, y su voz
retumbo con potencia en mis oídos y en mi interior:

-Tienes que reinventarte. Es necesario y puedes hacerlo. Es


un momento único para conseguirlo. Debemos ascender
sobre la opaca densidad que ha cubierto al planeta. Acepta la
Luz que está llegando, vívela, deja que te inunde y que
conecte con tu chispa divina. Gaia ascenderá, y nosotros con
ella, elevando su nivel de vibración de la tercera a la cuarta y
quinta dimensión. Y tú eres un receptor adecuado para
sintonizar con su nueva frecuencia. Abre tu corazón hacia
esta nueva realidad y, simplemente, sé lo que eres. Es el
momento de Ser-.

Me abracé con fuerza a Merlín y noté como él se volcaba,


igualmente, en mí. Enlace mi brazo izquierdo con el derecho
suyo. Y así hicimos el trayecto de retorno al castillo. Sin
conversación, sin palabras. Ya no eran precisas. Sentí como
los brazos no sólo unían nuestros cuerpos, sino nuestras
almas sirianas.
EMILIO CARRILLO

CRÓNICAS DE ÁVALO 8. PRÁCTICA DEL AHORA (1/2) 

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CRÓNICAS DE ÁVALO 8. PRÁCTICA DEL AHORA (1/2)

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8. PRÁCTICA DEL AHORA (1/2) 

21 de Junio de 2010

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El tiempo pasó con inusitada rapidez. Casi sin darme cuenta,
de nuevo me hallaba en el salón del Tor, sentado en la misma
silla e inmerso en idéntico contexto multicolor, dispuesto a
disfrutar la segunda jornada de aquel muy singular encuentro
de hadas jóvenes en el que me había colado gracias a la
invitación de mi anfitriona en Ávalon, la Reina de las
Tempestades. Fue precisamente ella, al igual que en la sesión
anterior, la encargada con sus palabras de romper el fuego.

-Os recuerdo que terminamos ayer planteando la necesidad


de activar la conexión con nuestra dimensión más profunda,
nuestro verdadero Yo, incrementando nuestro nivel de
consciencia. Y que, para esto, es muy útil examinar tal
dimensión a través de su relación con el único sitio donde la
vida realmente existe: el ahora. La vida llena y abundante es
la eterna. No está sujeta al tiempo; es el momento presente
continuo en el que lo eterno se desenvuelve. Nuestra
dimensión profunda se encuentra donde el ego nunca la
buscaría: en el aquí y ahora-.

Vestía la misma veste negra que el Dywrnad precedente.


Observé que Elaine, Nimue e Igraine tampoco habían mudado
sus ropajes. Me agradó este hecho, pues nunca he llegado a
comprender la necesidad, aparentemente femenina,
realmente egóica, de no repetir ropaje ante un mismo
público. Ahora bien, más allá de esta similitud formal, se les
notaba mucho más concentradas, incluso con cierto aire de
preocupación. Deduje que barruntaban interiormente que los
contenidos de la sesión de hoy resultarían más difíciles de
interiorizar por parte del auditorio.

-No obstante-, continuó la Maestra de Hadas, -el momento


presente cuenta también con dos dimensiones: la superficial
y cambiante; y la subyacente y fija. La primera es la forma
del momento presente, sus contenidos percibidos por
nuestros sentidos. Y es cambiante. De un momento a otro
varían los sonidos, silencios y ruidos; las luces y las sombras;
la respiración y otras facetas corporales; las circunstancias
personales y del entorno; las situaciones, lugares y paisajes;
los estados de ánimo; la temperatura y la climatología; los
olores y lo que el tacto toca; los pensamientos que transitan
por la mente; los sentimientos y emociones; etcétera. La
segunda, la esencia subyacente por debajo de las formas, es
la existencia, la vida misma, que siempre es ahora y nunca
será no ahora. La existencia es “ser” y “ser” es ahora; no
cuando fue, ni cuando será; no es un pensamiento o un objeto
mental. Es el ahora; es “Ser”; es lo “Real”.

El ego, en su pilotaje automático, transitando entre


creaciones mentales, ni sabe en qué consiste la esencia
subyacente del momento presente. Sólo reconoce su aspecto
superficial, la forma del ahora, que muta permanentemente.
Por ello, el pequeño yo cree que es el propio momento
presente el que se transforma de momento en momento. Casi
ni existe, llega a pensar, dada su volatilidad, oscilando entre
el momento que ya ha pasado y el que después vendrá.

Pero hay una esfera no superficial del momento presente que


escapa a la comprensión del ego. Valga el ejemplo de un río,
verbigracia el muy milenario Danubio, cantado en tantas
piezas musicales, que fluye desde tiempos remotos por
tierras europeas. El falso yo, sentado a su orilla, sólo atiende
a las formas y observa el curso de sus aguas, que en un
punto concreto varía a cada momento o baja más o menos
caudaloso. Es incapaz de entender que el río, por encima de
tales cambios, es el río; que el Danubio existe y es con
independencia de las formas que adopte, más allá del
discurrir de sus aguas, de las modificaciones de su caudal y
del transcurrir del tiempo-.

Elaine se incorporó y comenzó a hablar a la par que la Reina


de las Tempestades tomaba asiento. Era obvio que se
mantendría el turno de intervenciones de la primera jornada.

-Lo mismo ocurre con el ser humano, que, como el momento


presente, cuenta con una dimensión superficial, su forma
percibida por los sentidos, y otra subyacente. La primera es la
persona temporal, cuya fisonomía y circunstancias mutan a
cada momento y cuyo fin, al cabo de unas pocas décadas, se
halla en el cementerio. Allí serán enterrados o quemados
todos sus anhelos, dramas, temores, ambiciones, éxitos y
fracasos; allí quedará su forma reducida a polvo o ceniza. Por
el contrario, la esencia subyacente no sabe de variaciones ni
de muertes. Es inalterable, es la existencia, es el ser; el
verdadero Yo, no el falso y pequeño yo; lo único real.

Contemplar lo transitorio y efímero del momento presente,


sea de un río o de un ser humano, es una buena manera no
sólo de percibir la forma, sino, igualmente, de percatarse de
la esencia subyacente: el ser; el ahora ajeno a las formas y
sus modificaciones. Se “es” en el ahora, en el momento
presente. La forma de éste sí se transforma continuamente,
pero sólo la forma. Por debajo del cambio hay algo que no
tiene forma. Y ese algo no es “algo”; es sólo algo cuando
pensamos en él y pretendemos llevarlo al mundo del ego.
Pero, realmente, carece de forma, no es un objeto mental: es
Existir, este momento, ahora, Ser-.

La musicalidad de su voz, subrayando de manera cíclica las


sílabas últimas de las palabras, era hoy aún más notoria que
ayer. Jugó un segundo con un mechón de su abundante y
hermosa cabellera negra y continuó la exposición.

-No se puede ir más allá de este punto con el entendimiento.


De hecho, ni hace falta ni es conveniente. Paramos el ajetreo
incesante de los pensamientos, nos contemplamos a nosotros
mismos y sentimos internamente que ser es existir y existir
es ser. ¡Ya está! Ni más, ni menos. No necesitamos pensar en
que existimos y somos. Se trata, sencillamente, de tomar
consciencia de ser, de existir. La mente está a nuestro
servicio, no al revés; la mente está al servicio del ser, no a la
inversa. Y ser conlleva atributos y potestades que pierden su
esencia -se desnaturalizan- si son mentalmente tratados. Ser,
existir, no precisa de racionalización alguna. Cuando
intentamos situarlo al nivel del entendimiento lo convertimos
mentalmente en “algo”, lo empaquetamos en un objeto
mental; y desvirtuamos de modo lamentable su esencia y
entidad. Si lo nombramos, clasificamos y etiquetamos, ya no
es real, sino una interpretación mental que nada tiene que
ver con lo real-.

Aún vibraba en la sala el “al…” con el que Elaine había


cerrado su último vocablo cuando ya Nimue le había dado el
relevo en el uso de la palabra. Y como el Dywrnad anterior,
me guiñó un ojo con desparpajo antes de comenzar. Ella
sabía que me incomodaba; y yo sabía que lo hacía
precisamente por esto.

-Por todo lo visto, hay una estrecha ligazón entre el momento


presente, su forma y su dimensión subyacente, y la esencia
subyacente del ser humano. Es obvio que si el momento
presente existe, con sus dos dimensiones, es porque Yo
existo. Si Yo no existiera, no habría momento presente ni en
su forma ni en su fondo. Verbigracia, si estás aquí y ahora,
oyendo estas palabras en un determinado contexto de luz,
temperatura, atención,…, es porque tu “eres” (ser), porque
existes. Si no existieras (ser, lo subyacente) no habría este
momento en ninguna de sus posibles y cambiantes
circunstancias (la forma). Y cuando terminemos la exposición
y salgamos al exterior, la forma del ahora será distinta a la
del momento en el que inició este encuentro o la del
momento actual. Sin embargo, “algo” no habrá cambiado: el
hecho de que tú eres y existes-.

Nimue guardó silencio por unos instantes, logrando que ese


“existes” resonara con fuerza en el interior de todos los
oyentes. Me sentía francamente bien, feliz. Parecía que cada
nueva palabra pronunciada en aquella estancia fuera una
llamada a mi despertar interior.

-Por tanto-, prosiguió Nimue, -el momento presente está


absorbido en el Ser. Es en el Ser en donde existe la dimensión
profunda del momento presente, su esencia subyacente y fija,
la existencia, la vida. Y también es en el Ser donde existe la
dimensión superficial y cambiante del ahora, su forma, sus
contenidos. Por ello se puede afirmar que el Ser es el
“espacio” en el que emanan las formas del momento
presente.

Para que exista el momento presente en sus dos dimensiones


es imprescindible que Yo exista. Y este hecho tan obvio nos
acerca espectacularmente al Yo verdadero, al que es y existe
más allá de las formas cambiantes del continuo momento
presente. Más allá de lo variable y mutable que hay en
nuestra vida actual o, incluso, en la cadena de vidas que
podemos transitar en nuestra encarnación en este plano, hay
“algo” que no cambia: el hecho de que Yo existo; y de que si
no existiera, todo lo demás tampoco existiría, pues mi Ser es
la referencia obligada para que exista todo lo demás que
muta y se transforma de un momento a otro. Mi dimensión
subyacente, ser, existir, es la esencia de la dimensión
subyacente del ahora, del momento presente. Y conforma el
espacio en el que el momento presente se desenvuelve-.

Igraine se levantó de su silla con extraordinaria agilidad y


movió con desenvoltura la proporcionada envergadura de su
cuerpo. Fijando su mirada al fondo de la sala, como si buscará
algo o a alguien, arrancó su intervención.

-El que la dimensión subyacente conforme el espacio en el


que el momento presente se desenvuelve es un hecho de
enorme trascendencia para la vida cotidiana de cualquiera de
nosotros; y son muchas y muy notables sus implicaciones en
nuestra existencia, en el ahora. Al ego le parece una locura,
pero hay que volver a subrayar que la única demencia es la
suya cuando intenta filtrar todo por el único plano que él
conoce, el mental. Pero lo real es el Ser, el Yo verdadero. Y su
existir explica el momento presente en sus dos dimensiones.
El Ser es el espacio en el que surgen las formas del ahora.

El Ser es la consciencia misma que permite afirmar “soy el


que soy”. Todo lo demás es consciencia de objetos. La
consciencia del Ser significa estar concentrado en Ser; existir
en alerta y en el único sitio en donde la vida es posible: el
ahora. El ahora es el Ser y en su espacio surgen las formas
del momento presente, aunque el Yo verdadero esté más allá
de las formas y no se llene de sus contenidos-.

De golpe, Igraine vibró de los pies a la cabeza, desplegando


una extraña combinación de colores que oscilaban entre el
rojo de sus cabellos y el azul turquesa de sus ojos. Impasible
antes estas manifestaciones de esencia, siguió profundizando
en su disertación.
-Para vislumbrar lo que significa Ser sirve un sencillo ejercicio.
Basta con dejar un lapso entre dos pensamientos de los que
bullen en nuestra mente. Concentrémonos e intentemos que
haya un instante, uno sólo, por pequeño que sea, entre
ambos. Cada uno de estos pensamientos es un objeto mental.
El lapso que conscientemente dejamos entre ellos es la
presencia del Ser, el Yo verdadero. Los pensamientos van y
vienen incluso cuando dormimos. En el lapso en el que los
interrumpimos radica la consciencia: estar muy despierto sin
nombrar o interpretar el momento. Simplemente, quietud en
alerta. Una quietud que está presente, igualmente, en el
movimiento, en la acción. Para el Yo verdadero, la quietud es
movimiento y el movimiento es quietud.

Y estamos en condiciones de lograr que en nuestra vida la


consciencia que percibimos durante el referido lapso sea no
sólo un corto instante entre dos pensamientos, sino que
florezca e impregne toda ella, de modo que el Yo verdadero
coja las riendas, en lugar del ego, y que la mente esté a
nuestro servicio, no al revés. En realidad todo consiste en ser
consciente de que Yo soy, de que existo, y de que mi ser y
existencia es tanto la dimensión subyacente del ahora –
inmutable, inalterable- como el espacio en el que surge y se
despliega la forma del momento presente, mutable, variable.
Y con esta toma permanente de consciencia se produce la
conexión entre nuestro Yo profundo –interior, eterno y situado
más allá de la mente- y el mundo y circunstancias que nos
rodean (exterior, efímero y mental), que quedan así bajo el
mando del Yo verdadero-.

8. PRÁCTICA DEL AHORA (2/2) 

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Completada una ronda completa de intervenciones, la


Maestra de Hadas empezó un nuevo ciclo. 

-La nueva visión que esta toma de consciencia aporta es


extraordinaria. Yo Soy; y todo es y se desenvuelve porque Yo
soy. Si Yo no fuera, nada sería. Yo soy es la razón de cuanto
existe. Y mi Yo soy es idéntico al Yo soy del otro y sólo se
explica y se sostiene en la Unidad del Ser Uno. 

La citada nueva visión eleva nuestro grado de consciencia por


arriba del correspondiente a la consciencia de los objetos y
transforma el “no” inconsciente y demente a la vida en su
“sí” consciente y cuerdo; plasma en el ahora una nueva
interacción con la vida que conlleva un rotundo sí a la misma
que no es sólo mental, sino consciente, interiormente sentido.
Esta nueva interacción radica en abandonar toda oposición o
resistencia contra el momento presente y la forma y
contenidos con las que aparece. La práctica que ello conlleva
es fácil de exponer: dejar de nombrar, etiquetar y clasificar
todo lo que nos rodea y a nosotros mismos; cesar de
interpretar y enjuiciar cada cosa del mundo de los objetos,
cada persona que encontramos, cada situación o
acontecimiento, cada acción propia o ajena, cada
pensamiento,...-. 

La Reina de las Tempestades hacía gala en su semblante de


un hondo convencimiento acerca de lo que decía. Oyéndola,
entendí el por que de la paz y la armonía que sentía siempre
junto a ella. 

-Se trata de dejar de discutir con lo que es-, aseveró como si


tal cosa. -Es una práctica elemental: es lo que hacen las
plantas, los árboles o los animales. Y es una práctica
espiritual: hace que aflore el Ser, el Yo profundo.
Conseguimos la alineación interior con el momento presente;
aceptamos su forma, sus contenidos cualesquiera que sean,
de manera abierta y amistosa. No polemizamos con lo que es
y que no puede ser de otra manera que como ya es. Lo cual
no supone ni resignación ni inacción. Al contrario, hace la
acción mucho más eficiente, pues se actúa alineado con la
vida, no desde la negatividad del ego. Al no poner a otras
personas en prisión mental, tampoco me meto en ella yo
mismo. Y al no juzgar, siento y genero una paz que se
convierte en bendición para cada persona que encuentro.

Comprobaremos que esta práctica, ejercitada de modo


continuo en el presente, proporciona una gran sensación de
libertad. No en balde, dejamos de estar atrapados en la
pequeña historia del ego. Ya no hay piloto automático: El Ser
toma el mando-. 

La Maestra de Hadas parecía haber finiquitado su turno. No


obstante, antes de sentarse, lanzó una mirada alrededor de la
sala. Comprendí que buscaba captar el efecto energético que
sus palabras habían provocado entre las hadas jóvenes allí
reunidas. Por los ademanes con los que tomó asiento, estaba
muy satisfecha del resultado. Y lo mismo dejaba translucir la
expresión con la que Elaine afrontó su turno.

-Al ego le parecerá increíble que mediante prácticas tan


primarias se pueda expandir la dimensión espiritual del ser
humano. Le gustan prácticas espirituales más complicadas,
especialmente las que proponen multitud de pasos que se
extienden durante Tymrau (estaciones del año) o Flwdads
(años) de ejercitación. Como le aterra el presente y se
alimenta de la confrontación con la vida, con el ahora, le
encanta la idea de estar largo tiempo practicando cómo llegar
al futuro, cómo ser mejor. El pequeño yo se nutre de tiempo y
desea tiempo para llegar a donde sea, incluso a Dios.
Demasiados buscadores espirituales responden
inconscientemente al mismo patrón y, en lugar de coger por
los cuernos el toro del momento presente y vivir y ser de
verdad en él, transitan por un laberinto de lecturas, escuelas,
prácticas meditativas y experiencias esperando conseguir la
iluminación en un futuro próximo. 

Pero la consciencia del Yo soy y no oponerse a la vida no


precisa de tiempo, pues sólo requiere el ahora. Tampoco de
libros, ni conocimientos, ni estados meditativos. Nada de eso.
Todo es simple e inmediato: Ser y existir, en paz con la vida;
dejar de enjuiciar y etiquetar; aceptar lo que es; permanecer
continuamente alineado con la forma del momento presente,
un momento que es siempre el mismo, el ahora, aunque
adopte formas diferentes. Desaparecen los pensamientos que
antes surgían involuntariamente para juzgar y etiquetar
cuanto nos rodeaba y ocurría, incluido a nosotros mismos.
Fluye sin obstáculos la dimensión profunda de nuestro ser,
abriéndose el espacio interior que permite al momento
presente, incluida su forma y contenidos, ser lo que es. Siento
íntimamente, no sólo mentalmente, el sí al ahora. Y percibo,
lo que no tiene forma, el verdadero Yo, el atemporal, el que
nada tiene que ver con la pequeña historia personal del falso
yo cuando funcionábamos bajo la batuta del ego-.

Elaine acompañó estas últimas palabras con un exagerado


movimiento de brazos y unas estridentes muecas que
pretendían parodiar la puesta en escena que tanto gusta a
algunos directores de orquesta. Las carcajadas fueron
generalizadas. 

-Al verdadero Yo lo siento como presencia. Es la consciencia


pura de Ser, un estado que es alerta y, a su vez, espacio-,
aseveró solemnemente mientras el ruido de las risas se
disipaba. -Muchas personas, tras años de prácticas
meditativas, no captan tal presencia porque buscan un objeto
mental. Pero no es esto ni se le parece. Es “consciencia”:
“alerta” y “espacio”. Nos percatamos de que somos el
espacio para todo lo que sucede, para cada situación, sea de
gozo o de dolor; constatamos que somos el espacio para el
mundo exterior y traemos a él nuestra dimensión profunda.

La práctica del ahora, tan directa y sencilla, nos ayuda a


elevar el grado de consciencia mucho más que cien libros o
técnicas de meditación. Cuando el nivel consciencial aumenta
se establece la conexión entre la dimensión interior y
exterior, espiritual y material, del ser humano. Y la mente, en
su sabiduría, apaga el piloto automático del ego. La toma de
consciencia permite que el verdadero Yo tome la dirección
consciente del ser humano y se transforme en lo que somos:
el espacio en donde todo es-. 

Nimue se levantó de su silla con idénticos movimientos de


brazos y muecas usados por Elaine poco antes, De nuevo las
carcajadas brotaron del auditorio. Cuando se fueron
apagando, Nimue inicio su intervención elevando poco a poco
el tono de voz.

-La “consciencia” se relaciona con “ser” y cuenta con dos


esferas inseparablemente unidas: “consciencia de lo que se
es” y “consciencia de lo que es”. En términos que se acaban
de citar, la primera se refleja en estar “alerta”: sé y siento lo
que soy (toma de consciencia de lo que se es). Y la segunda,
con el “espacio”: sé y siento lo que es, sé que soy el espacio
en el que surgen las formas del ahora (toma de consciencia
de lo que es). “Yo soy el que soy” sintetiza de modo rotundo
la consciencia de ser en su doble perspectiva: consciencia de
lo que soy (consciencia de Ser), esto es, alerta; y consciencia
de lo que es (consciencia de lo Real), es decir, mi ser como
espacio en el que surgen las formas.
Como escribió William Shakespeare y puso en boca de
Hamlet, “ser, o no ser: este es el dilema” (“to be, or not to be:
that is the question”) (Hamlet. Acto Tercero, Escena I). Y ser
significa poder afirmar con legitimidad y certeza “soy el que
soy”. Permanecer alerta siendo y sintiendo en el ahora mi ser
verdadero y subyacente, eterno, inmutable. Y constatar cómo
mi ser es la forma del momento presente, lo que explica y en
donde se despliegan los contenidos cambiantes del ahora.
Nada es, por tanto, ajeno a mí mismo: ni, por supuesto, mi Yo
verdadero, pues es mi ser; ni tampoco las formas mutables
del ahora continuo, pues yo soy el espacio en el que existen y
se desenvuelven-. 

Llegado este punto, Nimue se sentó de improviso en el suelo


y adoptó con gran naturalidad la postura tradicional de la
meditación za-zen. En esta pose, continuó hablando.

-Y tomo consciencia de que cada situación cuenta con estas


dos dimensiones, que no están confrontadas, sino en
armonía: la profunda y multidimensional del Ser y la de las
formas del mundo tridimensional. Nuestro componente
corporal está en el mundo tridimensional y, desde luego, en
él hay que actuar y hacer cosas. Y, bajo el mando del Yo
verdadero, acometo las ocupaciones que correspondan, pero
sin perder la consciencia de Ser. Por esto precisamente, la
mente no activa el piloto automático, ignora las pre-
ocupaciones y sitúa los pensamientos a nuestro servicio. Los
que aparezcan en ella, serán los útiles y pertinentes para el
ejercicio de las ocupaciones; si surgen otros, ya no tienen
importancia porque no pueden hacernos infelices. Podremos
seguir usando la mente muy eficazmente cuando la
necesitemos, pero con la capacidad de ir más allá del
pensamiento-.

Aún Nimue no había abandonado su postura za-zen cuando


ya Igraine estaba incorporada de su silla para iniciar su nueva
disertación. Intuí que era algo preparado para transmitir una
sensación de celeridad que debía caracterizar la fase a la que
habíamos llegado. 

-Los conceptos ya no son importantes. Disfrutamos de un


saber mucho más profundo que el que se plasma en
conceptos mentales. Una sabiduría innata para el Ser interior
que emana del estado sin pensamiento, en quietud y alerta.
Actuamos libres de culpa y sin estrés; sin los apegos e
insatisfacciones del ego; y sin resistencia al momento
presente. En el fondo sentimos un estado de alerta que es la
esencia del Ser. Y al adquirir esta conexión con el Yo
verdadero no utilizo el ahora en otra cosa (ni acumular
conocimientos, ni meditar, ni experimentar,…) que no sea
Amar. 

En el momento presente nuestra acción será sólo y


absolutamente Amor incondicional. Un Amor que no es de
este mundo, porque el mundo tridimensional es forma y este
Amor radica en lo que no tiene forma, en nuestra dimensión
profunda que proyectamos a las formas del momento
presente. Observamos sin enjuiciar que en el mundo exterior
cada persona tiene sus ocupaciones, pero que en el interior
todos tenemos un mismo y único propósito: traer el Cielo a la
Tierra; vivir en las dos dimensiones y ser una puerta para que
la dimensión informe fluya y entre en el mundo de las formas
para convertirlo no en algo hostil, sino bondadoso, con Amor-.

Igraine se detuvo unos handles y fijó su vista en mi ante de


reanudar la exposición. En su mirada contemplé la misma
pureza, belleza y paz que inundan toda Ávalon.

-Ya alcancé el “conócete a ti mismo”: soy consciente de lo


que soy (alerta) y de lo que es Real (espacio); y siento mi Ser
profundo estrecha e inseparablemente ligado a la Unidad. Un
estremecimiento de quietud y movimiento me recorre
energéticamente cuando me inunda tal conocimiento de mí
mismo. ¡Tantas travesías buscándolo por fuera en piloto
automático y resulta que lo encuentro en mi interior cuando
conscientemente decido tomar el mando de mi vida!. 

Y “ahora” que lo siento sé que es un estado más allá de los


pensamientos e imposible de captar como objeto mental. Tal
es así que esta es la mejor manera de expresar el
conocimiento de uno mismo: uno no puede conocerse a sí
mismo porque uno no es uno, sino Uno. Indefinible,
innombrable, indescriptible e infinito; no admite definición
porque ningún pensamiento, ninguno, puede abarcarlo. Y
entre ese Uno y Yo no hay diferencia ni separación alguna-. 
Ahora sí hubo un intervalo, incluso un largo, entre la toma de
asiento de quien había hablado y la incorporación de la
ponente que asumía la responsabilidad, en este caso, la Reina
de las Tempestades.

-Yo soy el Ser Uno hasta el punto de que no puedo explicar


con palabras la realidad de la Unión. Soy la Sabiduría y, sin
embargo, me es imposible utilizar los conceptos, no tengo
ningún pensamiento o definición de quién Soy porque lo real
escapa de las categorías mentales. Soy un continuo momento
presente en el que lo eterno se desenvuelve. Soy Creación.
Soy la Consciencia e Inteligencia que me hacen Creador. Soy
Creación y Soy Creador. Soy el Espacio en el que todo surge.
Soy el Amor incondicional que el ego no entiende y que Yo,
un estado de Dios, Dios mismo, plasmo en el plano humano
para que el Amor Incondicional, Contra Resistencia, fluya en
la tridimensionalidad. 

Siento en lo más íntimo que Yo soy el Milagro. El mundo es, ni


más ni menos, un reflejo de mi consciencia; y lo transformo
por medio del incremento del grado consciencial. Y mi vida es
mi responsabilidad al 100 por 100, tanto mis actos y
pensamientos como los de aquéllos que se relacionan
conmigo-. 

La Maestra de Hadas repitió la mirada sobre la globalidad de


la sala con la que cerró su intervención precedente. Aunque
en esta ocasión fue el preámbulo para dar una vuelta de
tuerca final a su disertación.

-El mundo no se puede cambiar pensando cómo hacerlo, con


programas; no hace falta pensar cómo transformar el mundo.
Descubro que para hacer otro mundo mejor posible sólo se
precisan ojos nuevos (elevación del grado de consciencia)
para “Ver” el mundo. La esencia del Ser es la nueva
consciencia que cambia el mundo –las formas- a través mía.

El verdadero Yo dirige conscientemente mi persona. De


hecho, vivo una Vida Impersonal. Actúo y realizo las
ocupaciones del ahora y, al hacerlo sin cargas, en libertad
plena, no doy otra cosa que lo que esencialmente soy, es
decir, Amor. Así, transformo el mundo invisiblemente.
También mediante palabras escritas o habladas que, de
repente, vienen a mi pluma o a mi boca aunque no son mías;
y por las acciones que tomo en el mundo ante ciertas
situaciones, sabiendo que proceden de lo profundo del Ser y
llevan energía de paz. 

El nuevo mundo es el reflejo de este cambio interior. Y lo


estoy construyendo Yo contigo, que eres Yo, como Yo soy Tú.
Este es nuestro destino en el momento presente más allá de
los pequeños destinos personales de cada uno. Concentrados
en el Ser, desplegamos Amor y conectamos la tridimensión
con esa dimensión que no tiene forma, con la Consciencia,
Ser, Amor-. 

Aunque no se sentó, la Reina de las Tempestades pasó a


guardar silencio. Y Elaine, Nimue e Igraine se levantaron de
sus puestos y permanecieron de pie junto a ella. Se cogieron
las cuatro de las manos y la Maestra de Hadas elevó la voz
para indicar que esta segunda jornada del encuentro de
hadas jóvenes había llegado a su fin. E, inmediatamente
informó de lo que depararía la tercera. 

-Para completar lo examinado en estos dos Dywrnad, mañana


centraremos nuestra atención en una práctica milenaria
denominada ho´oponopono. Morgana será la responsable de
enseñarnos sus contenidos-. 
Y de ellos daré cumplida cuenta en una nueva edición de
estas Crónicas.
CRÓNICAS DE ÁVALON
9. HO´OPONOPONO 

http://hallegadolaluz.blogspot.com/2013/01/cronicas-de-
avalon-9-hooponopono_27.html 

http://1.bp.blogspot.com/-MnU_hlCnTE4/UQWrvVIgMhI/
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9. HO´OPONOPONO 

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Hacía semanas que no veía a Morgana y me alegró saludarla
en la puerta principal del Tor, poco antes de comenzar la
tercera jornada del encuentro de hadas jóvenes, en la que
ella sería la encargada de ilustrarnos acerca del denominado
ho´oponopono.

-También yo me alegro de volver a verte-, respondió con


cariño a mi saludo, -así como de que asistas a la charla.
Seguro que te gustarán sus contenidos. Y como ha ocurrido
en Dywrnad precedentes con las intervenciones de la Reina
de las Tempestades y sus maestras auxiliares, estás
autorizado a grabar mis palabras y transcribirlas para tus
amigos-.

-Muchas gracias, Morgana-.

-En absoluto, Emilio. Soy yo quien te agradezco que difundas


mi exposición, que así podrá ser de ayuda para personas que
viven en lugares muy lejanos de Ávalon-.

Correspondí a su comentario con un ligero gesto de cabeza y,


antes de que pudiera decir algo, continuó hablándome:

-Como no tendré ayudantes y seré la única ponente, para


evitar que las hadas jóvenes se duerman-, se río sonoramente
de su propio comentario, -haré un breve descanso en el
ecuador de la disertación. Si te parece bien, podemos
aprovecharlo para compartir un rato de plática en el Chalice
Well-.

-¡Magnífico!-, le contesté señalando ligeramente con mi brazo


derecho la dirección del referido lugar, un pequeño, bello y
muy cuidado jardín, considerado por las hadas cual lugar
mágico, anexo a la parte delantera de la edificación del Tor.

Sin más preámbulos, nos adentramos en el salón de


celebración de la reunión, el mismo que se había usado en las
fechas anteriores. La totalidad de las hadas aguardaban ya en
sus respectivos asientos. Y casi antes de que hubiera podido
acomodarme, Morgana arrancó su discurso.
-El denominado ho´oponopono se fundamenta en la
consciencia de ser y en la doble dimensión de ésta como
“alerta” y “espacio” que ya fue resaltada en las
intervenciones de la Maestra de Hadas y sus auxiliares. Como
ellas han subrayado, la consciencia se relaciona con “ser” y
cuenta con dos esferas indisolublemente ligadas:
“consciencia de lo que se es” y “consciencia de lo que es”. La
primera se refleja en estar “alerta”: sé y siento lo que soy
(toma de consciencia de lo que se es, de quien soy). Y la
segunda, con el “espacio”: mi ser es el espacio en el que
surgen las formas del ahora (toma de consciencia de lo que
es, de lo que es la realidad). “Yo soy el que soy” sintetiza esta
doble perspectiva. Permanezco en alerta siendo y sintiendo
en el ahora mi ser verdadero y subyacente, eterno,
inmutable. Y constato cómo mi ser es la forma del momento
presente, el espacio, el terreno de juego en el que acontecen
y se despliegan los contenidos tan variopintos como
cambiantes del ahora.

Nada es, por tanto, ajeno a mi Ser: ni mi Yo verdadero, pues


es mi Ser mismo; ni las formas mutables del ahora continuo,
pues yo soy el espacio en el que existen y se desenvuelven.
Al adquirir esta conexión con el Yo verdadero, no utilizo el
ahora en otra cosa que no sea para Amar. Y comprendo y
acepto que tengo el 100 por 100 de la responsabilidad de
todas las cosas que me ocurren y suceden a mi alrededor y
de la globalidad de las formas mutables del momento
presente, del ahora, de la vida. El pecado no existe, ni nadie
nos juzga, pero cada uno tiene la completa responsabilidad
de su vida y de los hechos, relaciones, encuentros y eventos
que en ella se producen.

Este convencimiento estaba presente en antiguas culturas


que creían firmemente, utilizando un símil actual, que la vida
de cada cual es una película en la que uno mismo es el
guionista, director, cámara y protagonista. Y en ese mismo
convencimiento se basa precisamente el ho´oponopono, que
nos recuerda que la vida es realmente una cadena de vidas
físicas y que guardamos en nuestra memoria trascendente,
en el “disco duro” sutil de cada uno, todos los pensamientos
generados y experiencias acontecidas a lo largo de la citada
cadena vital. Son estos pensamientos (los plenos de Amor,
pero también los dolorosos y funestos) y experiencias (las
llenas de Amor, pero igualmente las carentes de él y que han
causado daño a nosotros mismos o a los demás) los que
mantenemos en nuestro disco duro y proyectamos hacia la
dimensión superficial (formas y contenidos) del momento
presente y del mundo exterior. Así, esa dimensión superficial
y ese mundo exterior son moldeados por nosotros mismos a
semejanza nuestra-.

Gracias a la autoridad y al convencimiento con el que lanzaba


sus palabras, Morgana se había ganado pronto al auditorio.
Ataviada con una veste negra idéntica a la usada por la Reina
de las Tempestades, se paseaba entre el publico a la par que
desgranaba sus mensajes. Verla y escucharla eran un
autentico placer.

-El ho´oponopono proviene de tradiciones indígenas del


Pacífico, en general, y de la cultura hawaiana, en particular.
Literalmente significa “acertar el paso” o “corregir el error”.
De acuerdo con arcaicas creencias, el error proviene de
experiencias dañinas y pensamientos frustrantes desplegados
en otras vidas y que se acumulan en la memoria donde
almacenamos nuestra existencia (cadena de vidas). Esta
memoria trascendente, incluida la parte de la misma
contaminada por tales experiencias y pensamientos faltos de
Amor, aflora y se manifiesta en nuestra vida actual,
reflejándose y explicando multitud de actos, sucesos y
circunstancias que vivimos y nos rodean. Ante esto, la
práctica del ho´oponopono nos enseña a agradecer
conscientemente a nuestro Ser profundo las cosas bellas y
hermosas que ahora vivimos, cual modo de subrayar y poner
en valor la parte (archivos del disco duro) repleta de Amor
que la memoria trascendente atesora. Y nos enseña,
igualmente, a reconocer y a asumir como responsabilidad
propia la totalidad de las vivencias dolorosas del presente,
cual forma de eliminar y borrar la parte (archivos del disco
duro) carente de Amor que la misma memoria guarda. De
esta manera, ho´oponopono ofrece la posibilidad de
revalorizar los archivos con Amor y eliminar los sin Amor,
liberando la energía de experiencias y pensamientos
cargados de daño y error que son causa y origen de
desequilibrios, desasosiegos, insatisfacciones, enojos,
enemistades y enfermedades.
El ser humano es una unidad energética y vibracional en la
que conviven tres gamas o modos vibratorios: Espíritu o Yo
verdadero (en terminología ho´oponopono, “Aumakua”,
“Superconsciente” o Padre); cuerpo físico, con la mente y el
intelecto como componentes más desarrollados (“Uhane”,
“Consciente” o Madre); y alma, que, junto al ADN sutil
(“células del alma”), almacena las experiencias acumuladas
durante la cadena de vida (en ho´oponopono se llama
“Unihipili”, Subconsciente” o “Niño Interior”).

Pues bien, éste último componente es el responsable de todo


lo que proyectamos desde nuestro disco duro hacia las
formas del mundo exterior. El Unihipili acumula los archivos
de memoria, tanto de esta vida como de las restantes de la
cadena de vidas que recorremos en nuestra encarnación en el
plano humano; y lanza sus contenidos a las formas del
momento presente, moldeándolas a nuestra semejanza. Sin
embargo, el ser humano consciente está en condiciones de
incidir sobre esa memoria y los archivos para afianzar las
experiencias y pensamientos plenos de Amor (que se
manifiestan en hechos positivos y hermosos de nuestra vida
de ahora) y eliminar los llenos de odio, frustración y
resentimiento (que se plasman en circunstancias y vivencias
negativas y dolorosas de la vida presente).

¿Cómo hacerlo? Por medio del Uhane o Consciente, que es a


quien corresponde decidir que aceptamos al 100 por 100 la
responsabilidad de nuestra vida. Esta aceptación posibilita
que trabajemos en el archivo que haya generado la situación
que nos afecta en la actualidad, en la idea de que todo en
nuestra vida nos llega para que borremos energías
perniciosas guardadas en la memoria trascendente o
afiancemos los archivos llenos de Amor que también atesora-.

Morgana interrumpió su exposición y permaneció en silencio


varios hanadles. Por fin, dio una pequeña palmada y exclamó:

-¡Bueno, llegó el momento de hacer un breve descanso! Lo


necesitáis vosotras y lo preciso yo. Nos tomamos el tiempo
justo para resarcirnos con un tentempié y disfrutar tanto del
entorno del Tor como de la hermosa climatología con la que
se ha engalanado hoy la Naturaleza-.
A la par que Morgana se volvía sobre sí misma, pasando a dar
la espalda al auditorio, las hadas jóvenes se levantaron de
sus sillas y ordenadamente empezaron a abandonar el salón.
Yo me fui hacia ella y la felicité por la marcha de la
exposición. Sin mediar palabra por su parte, me cogió de la
mano y me arrastro con suavidad hacia el exterior, en
dirección al Chalice Well, al que nos encaminamos en silencio
dando un lento paseo. En cuanto llegamos al coqueto jardín,
Morgana se acomodó en el banco más cercano al Pozo del
Cáliz y me invitó a hacer lo mismo.

El Pozo del Cáliz está siempre rebosante de agua fresca y


cristalina gracias a un rico manantial que brota de las
profundidades de Ávalon. Acostumbra a estar tapado por una
plancha de piedra sobre la que luce uno de los signos más
notables de la geometría sagrada: el Vesica Piscis o Símbolo
de la Creación, que es también interpretado en la isla cual
signo de las almas gemelas, que es lo que todas las hadas
consideran que son.

Crónicas de Ávalon:
10. Campos morfogenéticos
11. DIMENSIONES
Y Síntesis del texto original
con audios 
http://hallegadolaluz.blogspot.com/2013/01/cronicas-
de-avalon-campos.html

Crónicas de Ávalon: 10. Campos morfogenéticos , 11.


DIMENSIONES Y Síntesis del texto original con audios

 http://2.bp.blogspot.com/-tXPvXBjpZ1A/UQRouKezwcI/
AAAAAAAAC88/ItgR-L7LMkE/s1600/merlin.jpg
10. Crónicas de Ávalon: Campos morfogenéticos - el cielo en
la tierra 

31 de Agosto de 2010
Audio 

http://www.yakitome.com/static/data/audio.name/b9/audio.na
me.b9d684d76a59aaad.617564696f2e6d7033.mp3?
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Los Dywrnad se sucedieron de manera trepidante tras las


jornadas que ocuparon el encuentro de hadas jóvenes. Me
propuse interiorizar realmente y lo antes posible todo lo que
en él había aprendido. Así se lo trasmití a Merlín en la primera
ocasión que tuve. Y el Gran Mago se apresuró a darme un
consejo: 
-Ya has oído hablar de los campos morfogenéticos. Nosotros
mismos hemos intercambiado algún comentario al respecto-,
me dijo con su afable gesticulación, mientras yo me limitaba
a confirmar sus palabras con un ligero gesto de cabeza. 

-Pues para avanzar en la práctica del ahora y del ho


´oponopono-, continuó, -te aconsejo que profundices en lo
que dichos campos son y representan. Al principio te
parecerá que poco tienen que ver con vivir el momento
presente o con la realización del tradicional ejercicio
hawaiano, pero te aseguro que llegarás a un estadio en el que
percibirás claramente la estrecha conexión existente-. 

Por supuesto que le hice caso. Busqué información al


respecto tanto en Internet como en la nutrida biblioteca del
Castillo de la Reina de las Tempestades. La localicé con
facilidad y en abundancia.

Lo primero que pude constatar es que los campos


morfogenéticos son parte de los llamados campos mórficos. Y
que estos pueden ser definidos como patrones, modelos o
estructuras de tipo inmaterial que se hallan en la Naturaleza,
en general, y en cada una de las distintas especies, en
particular. El biólogo Rupert Sheldrake fue uno de los
pioneros en defender su existencia. Indagó para ello acerca
de las causas por las que un árbol de una determinada familia
se estructura de manera idéntica en cualquier punto del
planeta, a pesar de las enormes diferencias geográficas,
climatológicas y ambientales; o por las que miembros de una
misma especie animal reproducen cambios de conducta o
procesos de aprendizaje aunque no haya contacto alguno
entre ellos y los separen miles de kilómetros.

En uno de sus experimentos, Sheldrake introdujo unas ratas


de laboratorio en un laberinto especialmente complicado.
Tras numerosísimos intentos, lograron encontrar la salida. A
partir de lo cual, empiezan los datos llamativos: las crías de
esas ratas fueron capaces de salir del laberinto en su primer
intento; y, todavía más curioso, lo mismo ocurrió con ratas de
la misma especie a las que se sometió a ese experimento ¡en
las antípodas! A partir de aquí, Sheldrake acuñó el concepto
de “campos morfo genéticos” para tratar de explicar los
cambios que ocurren entre miembros de una misma especie
sin que haya mediado contacto “físico”, desplegando un
amplio abanico de investigaciones que volcó, finalmente, en
lo que llamó Teoría de la Causación Formativa.

Esta teoría examina cómo las cosas adoptan sus formas o


patrones de organización, sean galaxias, átomos, cristales,
moléculas, células, plantas o animales. A diferencia de las
maquinas, que son artificialmente ensambladas por los
humanos, todas estas entidades se organizan por sí mismas,
esto, es, cuentan con formas, patrones o estructuras que
disfrutan de propiedades auto-organizativas: un átomo o una
molécula se organizan solos; cada proteína tiene su propio
campo mórfico (un campo de hemoglobina, un campo de
insulina,…); un cristal cristaliza autónomamente y cuenta con
una organización inherente; los animales crecen
espontáneamente; etcétera. Por tanto, su teoría aborda los
sistemas naturales auto-organizados y el origen mismo de las
formas que adoptan, concluyendo que la causa de éstas
radica en la influencia de campos organizativos o campos
formativos que denominó campos mórficos. Y las formas y
patrones que asumen galaxias, átomos, células, cristales,...
dependen de la manera en que tipos similares han sido
organizados en el pasado. Hay una especie de memoria
integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-
organizada, concibiendo las pautas y regularidades mucho
más como hábitos que gobernadas por leyes físicas o
matemáticas preexistentes.

Igualmente, llamó mi atención el hecho de que los campos


mórficos o morfo genéticos contienen información que, una
vez creados, está disponible y es utilizable con independencia
del tiempo y el espacio y sin pérdida alguna de intensidad.
Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas
que presentan algún tipo de organización inherente. Gracias a
ello, permiten la transmisión de tal información entre
organismos de la misma especie sin mediar ni proximidad
física ni sincronicidad temporal. Es como si dentro de cada
especie de las innumerables que pueblan nuestro planeta -o
el Universo- existiese un vínculo que actuara
instantáneamente en un nivel subcuántico, es decir, fuera del
espacio/tiempo y de la esfera tridimensional (la Tercera
Dimensión de la que nos habla la ciencia) en la que trascurre
nuestra vida física. 
Una tarde en la que compartíamos un tranquilo paseo por uno
de los bosques cercanos a su casa, hice una primera puesta
en común con Nimue sobre mi aproximación a la obra de
Sheldrake. En un momento dado de la conversación, me
sorprendió con una contundente afirmación:

-La Isla de Ávalon es una perfecta manifestación de la


memoria espiritual de la Madre Tierra y, por ende, de los
campos mórficos; y una colosal prueba de la existencia y el
modus operandi de los mismos. Desde aquí hemos seguido
con atención los avances del biólogo y filósofo británico y
hemos aplaudido desde nuestro voluntario retiro su
convencimiento de que la memoria es inherente a la
Naturaleza, que la guarda, preserva y transmite por vías no
materiales y, por tanto, aparentemente situadas fuera de la
racionalidad-. 

-Cuesta trabajo asimilar tal aseveración-, me sinceré, -cuando


la gente corriente tiene dificultades para recordar lo que hizo
la semana pasada o para rememorar objetivamente, sin
dejarse arrastrar por las percepciones subjetivas, un
determinado hecho o circunstancia-. 

-Ja, ja, ja… Así es, Emilio, y tiene su gracia. Pero la verdad es
que lo que la mente de un ser humano pierde, arrincona,
disfraza o reinterpreta no es olvidado, en cambio, por la
Humanidad, ni por la Madre Tierra, ni por el Cosmos, ni por la
Creación. Y la memoria de la Naturaleza y, en el caso que
estamos abordando, de la Humanidad están siempre ahí,
tanto a disposición de cualquiera que de manera consciente
quiera utilizarla como influyendo en el comportamiento de las
personas, aunque sean absolutamente inconscientes al
respecto. Son influjos e impactos no visibles y cuasi virtuales
que actúan a través del tiempo y el espacio.

-Es algo incomprensible-, corroboré, -desde la visión egóica


que prevalece en la sociedad actual: yo (sujeto) frente al
mundo (objeto) y el mundo como algo separado y hasta
enfrentado con mi yo-.

-Y totalmente normal y lógico desde la Consciencia de Unidad


que configura la Realidad de cuanto es y existe y constituye
la esencia de Ávalon, llenando cotidianamente de energía,
sabiduría innata y equilibrio la existencia en la isla. Los
campos mórficos son otra muestra de la Unidad que todo
engloba e integra. Y aunque hay una enorme variedad de
campos o patrones, porque muchas son las modalidades de
vida, la sistemática siempre es similar, lo que, por otro lado,
cuestiona la selección natural darwiniana al mostrar que,
habiendo multitud de combinaciones y alternativas posibles,
los organismos recurren siempre a una común-.

-Este último extremo, Nimue, me ha interesado


especialmente al leer a Rupert Sheldrake. Siguiendo sus
reflexiones, la información que albergan los campos mórficos
se comunica interactivamente a todos y entre todos los
componentes de la especie, lo que demuestra una propensión
a la colaboración, no a la lucha por la supervivencia-.

-Exacto. Sheldrake otorgó el nombre de resonancia mórfica al


modo específico en el que se produce tal comunicación. A
diferencia del instinto o morfogénesis, tal resonancia
evoluciona de forma colectiva, observándose adaptaciones en
gran escala y a enormes distancias en todo el planeta. Hace
medio siglo, los caballos solían lastimarse con las vallas
alambradas de los campos, pero en este tiempo toda la
especie ha aprendido a evitar el alambre de púas. Y no
solamente actúan de manera diferente frente a este
obstáculo, sino que en general no reaccionan ya como sus
predecesores ante otros avatares-. 

-Esto me recuerda-, la interrumpí, -una entrevista efectuada a


Noam Chomsky, el célebre lingüista norteamericano, en la
que indicaba que es imposible explicar la rapidez y la
creatividad en la adquisición del lenguaje solamente por vías
de imitación. El concepto de resonancia mórfica permite
comprender mejor como se produce ese proceso de
aprendizaje humano del lenguaje. Y, en un sentido similar,
explica por qué los rendimientos medios en los test de
inteligencia tienden aumentar: no es que las personas sean
cada vez más inteligentes, sino que la resonancia transmite a
la especie el aprendizaje logrado al respecto por una parte de
sus miembros. Valga como botón de muestra el Test de
Matrices Progresivas de Raven, que mide la capacidad
intelectual de sujetos de 12 a 65 años: tras ser usado durante
decenios, hoy se considera prácticamente obsoleto debido a
que, aunque los nuevos usuarios no lo conozcan y no tenga
un mayor nivel medio de inteligencia, tanto los adolescentes
como los adultos los resuelven con mucha más facilidad que
antes-. 

-Sí, sí,… Emilio. Es francamente espectacular. ¡Y tan bello!-,


expresó Nimue sinceramente emocionada. -Si un aprendizaje
ocurre en un campo concreto en algún punto espacial, esta
información queda disponible en cualquier manifestación de
este campo en cualquier tiempo y lugar. Y, a través de los
hábitos, los campos morfo genéticos van variando su
estructura, dando pie, así, a los cambios estructurales de los
sistemas a los que están asociados. El campo actúa como una
especie de radio emisora que siempre está emitiendo en una
franja de frecuencias específicas que define precisamente a
ese campo. Por un lado, la radio, sus ondas, está
permanentemente en el aire, propagando y haciendo
disponibles las informaciones; por otro, también está
constantemente recibiendo y almacenando nuevas
informaciones lanzadas por otras radios que funcionan en la
misma franja. Se configura, así, una compleja red de
informaciones, con constantes “inputs” y “outputs”. A medida
que van siendo repetidas y guardadas, el campo se configura
en patrón morfo genético: algo así como la memoria de la
especie o del individuo, lo que algunas escuelas llaman
“Akasha” o “archivos akásicos”-. 

Tras aquella velada, llegué a pensar que mi inmersión en los


campos mórficos ya no me podía deparar más sorpresas. Me
equivoqué. Y fue Merlín el encargado de hacérmelo ver
durante la sobremesa de una de nuestras habituales comidas,
disfrutando de la hospitalidad de la Reina de las Tempestades
y compartiendo mantel y conversación con ella.

-¿Has reflexionado acerca de que los campos mórficos


funcionan también en nuestra propia genética, en el ADN?-,
me interrogó en un momento dado. 
-¿Nuestro ADN?-, le inquirí sin entender muy bien la
pregunta. 
-Y tanto, Emilio. El ADN codifica la secuencia de aminoácidos
que forman las proteínas, pero existe una gran diferencia
entre codificar la estructura de una proteína y programar el
desarrollo de un organismo entero. Es la misma diferencia
que hay entre fabricar ladrillos y construir una casa con ellos.
Los ladrillos son necesarios para edificar la vivienda; y la
calidad de ésta dependerá de la de aquéllos. No obstante, el
plano de la casa no está contenido en los ladrillos.
Análogamente, el ADN codifica los materiales, pero no el
plano, la forma, la morfología del cuerpo. Y es precisamente
en este punto donde los campos morfo genéticos juegan su
papel. ¿Entiendes?-

-Los campos mórficos definen la existencia de un patrón o


estructura energética que organiza la vida de los miembros
de todas y cada una de las especies existentes-, dije
pensando en voz alta. -Y se encargan de informar a las
células sobre cómo deben disponerse para formar al individuo
de cada especie, determinando de manera sutil los
movimientos, comportamientos y tendencias de todos los
ejemplares de la misma-.

-Luego-, el Gran Mago volvió a coger la batuta, -el campo


mórfico no se halla en los genes, en el ADN biológico, sino en
el exterior de cada individuo concreto, como una especia de
holograma envolvente, interactuando con su interior a través
del ADN sutil, siendo el depositario de la información esencial
que permite que la vida se desarrolle-.

-Sí, lo comprendo...-.

-Pues claro,… Sólo aquellos que mantienen su mente llena de


prejuicios se resisten a aceptar la existencia de los campos
mórficos y piden pruebas racionales. Sin embargo, la
existencia de los campos mórficos se puede probar más por
sus efectos que de forma directa. La mejor manera de
entenderlos es trabajando directamente con grupos de
organismos estructurados. Estas sociedades de individuos
pueden transmitirse información a distancia sin estar
conectados por medios sensoriales conocidos. No es sencillo
comprender por medios tradicionales cómo se comunican las
bandadas de pájaros para cambiar de dirección con rapidez y
sin chocar unos con otros. De la misma forma, es difícil
conocer la naturaleza real de numerosos vínculos humanos,
interpersonales y comunitarios. Se puede inferir que los
campos mórficos trascienden el cerebro, nos unen a los
objetos que percibimos y nos proporcionan la capacidad de
afectarlos con nuestra atención e intención-. 

-Lo que me trae a la cabeza, Merlín, un experimento que leí


en un libro de Edgard Morin. En él, los investigadores quitaron
a un árbol todas sus hojas. Ante ello, como era previsible, el
árbol empezó a segregar más savia, con el fin de reemplazar
las hojas que había perdido, así como una sustancia
protectora contra los parásitos. Curiosamente, los árboles
vecinos de la misma especie empezaron a segregar la misma
sustancia antiparasitaria que el árbol agredido-. 
-Las consecuencias de todo lo que estáis hablando son
fabulosas-, terció en el diálogo la Reina de las Tempestades, -
y se muestran espléndidamente en el famoso experimento
del “centésimo mono”, divulgado por la obra de Lyall Watson.
En 1952, en la isla Koshima, próxima a Japón, los científicos
empezaron a proporcionar a los monos de la especie Macaca
Fuscata patatas dulces que dejaban caer en la arena. Les
gustó su sabor, pero las rechazaron al estar sucias por la
arenilla, hasta que una mona joven las lavó y comió. Enseñó
el truco a su madre y a otros compañeros jóvenes. Los monos
mayores no aprendieron, excepto aquellos que tenían hijos
jóvenes, quienes enseñaron el truco a sus padres. Pero poco a
poco, entre 1952 y 1958, todos los monos jóvenes y sus
padres incorporaron este avance. Un día de otoño de 1958,
cierto número de monos -se desconoce la cantidad exacta,
pero supongamos que eran 99- lavaban las patatas dulces. Y
al día siguiente (supongamos también) por la mañana, el
mono número cien aprendió a lavarlas. Por la tarde, todos los
monos de la tribu lavaron sus patatas antes de comerlas. La
suma de energía de aquel centésimo mono creó, en cierto
modo, una masa crítica y, a través de ella, una eclosión
ideológica. Pero lo más sorprendente es que las colonias de
monos de otras islas, sin contacto con los anteriores, así del
continente asiático empezaron también a lavar sus patatas
dulces-.

Merlín, que había escuchado con atención y deleite las


palabras anteriores, se apresuró a lanzar una potente
conclusión: 

-Fundamentado en este experimento y otros similares,


podemos afirmar que cuando un número limitado de
individuos conocen un nuevo método, sólo es propiedad
consciente de ellos mismos. Pero, ¡ojo!, existe un punto en el
que, con un individuo más que sintonice con el nuevo
conocimiento, éste llega a todo el colectivo y se socializa para
el conjunto de la especie. Lo que permite deducir que la
conexión existente entre todos los seres vivos de una misma
especie posibilita que todos los miembros logren un avance
compartido al alcanzar lo que se conoce como “masa crítica”,
consistente en un número suficiente de miembros que hayan
asimilado la enseñanza en particular. Aplicada al plano
espiritual, esta interacción explica el funcionamiento del
denominado Cuerpo Místico o Crístico, así como el momento
que vive actualmente la Humanidad, cuando está alcanzando
la masa crítica que posibilitará un gran despertar general y el
salto consciencial junto con la Madre Tierra-.

La claridad y hermosura de estas apreciaciones sellaron mi


boca. Tras unos segundos, fue la Reina de las Tempestades la
que rompió el silencio: 

-Nuestras conexiones con los demás son mucho más fuertes


de lo que creemos; y nuestro grado de determinación e
influencia en el mundo, mucho más potente de lo que nos
parece. Maharishi Mahesh Yogi tiene toda la razón cuando
sostiene que si el 10% de la población mundial meditase, se
lograría que el restante 90% de los habitantes del planeta
cambiaran su forma de pensar. Y es innegable que el
presente, también el despliegue de éste que llamamos futuro,
de la Humanidad y del planeta dependen de que el ser
humano crezca en consciencia. O, dicho con más propiedad,
de que podamos pasar de una “consciencia egóica” a otra
“consciencia de Unidad”. Todo lo que hagamos en esta
dirección contribuye a acrecentar la “masa crítica” que hace
posible el cambio, incluido lo que personal y humildemente
llevemos a cabo en nuestra cotidianeidad más inmediata.
Vivir el presente, acallar la mente, buscar espacios de silencio
y recogimiento interior, optar por un estilo de vida distinto del
ritmo estresante que quiere imponer la sociedad actual,
calibrar nuestras verdaderas necesidades y satisfacerlas con
austeridad, compartir bienes, tiempo y experiencias con los
demás, desarrollar hábitos de vida saludables que nos
proporcionen energía y alegría o practicar técnicas como el
ho´oponopono… ¡Son actos de Amor hacia uno mismo y hacia
toda la Humanidad que coadyuvan a la transformación y
expansión de la consciencia del género humano, la Madre
Tierra y la Creación en su totalidad y Unidad!-.
Tras esta conversación, percibí de manera meridiana que la
meta de interiorizar cuanto antes y en profundidad lo
aprendido durante el encuentro de hadas jóvenes vibraba
dentro de mí aún con más fuerza que fechas atrás. Sin duda,
los conocimientos acerca de los campos mórficos me habían
ofrecido nuevas perspectivas. Y tomé la decisión de pasar el
mayor tiempo posible en mi habitación, para que la soledad y
el aislamiento forjaran el marco idóneo en el que avanzar en
tal interiorización. 

La meditación, la música clásica, la lectura y la escritura se


configuraron en los pilares de un recogimiento que sólo
interrumpía para gozar de un largo paseo matinal por los
alrededores del castillo, en los desayunos y comidas para
compartir un rato de charla con mi anfitriona y Merlín y a la
caída de la tarde, cuando Nimue me recogía para dar otro
paseo, éste más corto, y cenar luego en su casa. Fue así
como pude vivenciar íntimamente todo lo que la Maestra de
Hadas, sus maestras Auxiliares y, finalmente, Morgana,
habían enseñado durante las sesiones del Tor.

Es muy difícil describir con palabras, máxime vertidas sobre


un papel, lo que me fue sucediendo en el transcurso de los
siguientes Dywrnad.

Mi primer empeño consistió en ejercitar a conciencia la


Práctica del Ahora. Soy de naturaleza perseverante y apliqué
este don para lograr que estar alerta en el momento presente
se convirtiera en una experiencia constante y espontánea.
Cuando esto comenzó a ocurrir, me embargó una felicidad
muy distinta, mucho más genuina, a cualquier estado o
instante feliz que hubiera podido disfrutar anteriormente. Sin
embargo, no hubo tregua y, sin darme cuenta, me metí en
una especie de montaña rusa en la que lo que daba bandazos
era mi propio interior. Sus efectos traspasaron lo emocional,
para materializarse físicamente, con mareos y arcadas.
Llegué a pensar que había enfermado. 

Afortunadamente, el malestar no duró mucho y pronto


empecé a percibir claramente, por una vía ajena a lo mental y
radicalmente desconocida para mí hasta ahora, que yo
mismo, mi Ser Profundo divino y eterno, es el espacio en el
que surgen y se despliegan las formas cambiantes del
momento presente. Y de nuevo la felicidad fue la playa de
blancas arenas y cielo azul a la que me arrastró esa
tempestad. Entonces, sólo entonces, las puertas del ho
´oponopono, su hondo significado, se me abrieron de par en
par. Y en mi interior estalló una sensación de libertad y
alegría sin límites y el convencimiento de que había asumido,
sin interrogantes ni fisuras, el 100 por 100 de la
responsabilidad de mi vida. 

Se trató, por tanto, de una experiencia consciencial en


cadena situada fuera de la razón, de los juegos de la mente y
de los conocimientos teóricos. No pude evitar compartirla con
Nimue, la Reina de las Tempestades y Merlín. Y la respuesta
de los tres, en conversaciones bis a bis, fue prácticamente la
misma: 

-Bien, Emilio. Ya estás preparado-.

-¿Preparado?, ¿para qué?-, reaccioné casi en tono de queja,


pues daba por hecho que había llegado al final del camino
iniciado en las jornadas del Tor. 

-Ten paciencia, sigue usando la perseverancia y confía en la


Providencia-, fue la contestación de los tres.

Debo reconocer que me inundó la frustración. Quería


descansar en esa playa de arenas blancas que me
proporcionaba tanta felicidad íntima. Había cogido el timón
de mi vida; y lo había hecho no desde el ego, sino desde mi
Yo Verdadero. ¿Había más que lograr, otros objetivos a
alcanzar? ¡Imposible!, me decía. No deseaba volver a
navegar, ni que me asolaran nuevas sensaciones enfermizas.
No obstante, quizá porque no tenía otro remedio, les hice
caso. Tuve paciencia, fui perseverante.

Y llegó un momento en el que empecé a notar la necesidad


de realizar cortos periodos de descanso a lo largo del
Dywrnad, como si fueran pequeñas y numerosas siestas. Un
anochecer, en particular, sentí una intensa vibración entre el
corazón y el ombligo, en el plexo solar, y una enorme
necesidad de dormir. Entré en un sueño muy hondo,
prolongado, reparador…

… Al despertarme ya había amanecido y, sencillamente, todo


era distinto. Sí, ¡otra Realidad! Seguía en Ávalon, físicamente
continuaba siendo Emilio y mi habitación era como siempre;
fuera de ella, la Naturaleza y el paisaje no habían cambiado; y
la Humanidad, la Madre Tierra, la Luna, el Sol y el Cosmos
entero permanecían inalterables. Sin embargo, ¡todo era
diferente! Lo sentí con nitidez incluso antes de abrir los ojos.
Y cuando empecé a despegar los parpados, lo hice en la
completa consciencia de que contemplaba todo con ojos
nuevos, que se había descorrido el velo y que tal hecho era
absolutamente irreversible: nunca nada volvería a ser igual. 

En esta ocasión no se trataba de un descubrimiento de tipo


interior, como había vivenciado tras la excursión realizada
con Merlín al Templo de la Roca de la que dejé constancia en
otra Crónica. Era algo de mucho más calado. Nada había
cambiado y, sin embargo, yo mismo y el mundo se habían
transformado, metamorfoseado. En mi entorno, la paz fluía
por doquier y casi la podía tocar con mis dedos. Y me noté
lleno de Amor. Es más, me desbordó la certeza de que Todo,
sin excepción, es Amor y que la existencia –ya no la podía
llamar “mía”- consiste en realizar lo que Es: Amor. 

Me incorporé de la cama muy despacio. Ya en pie, por la


ventana de mi cuarto, en el horizonte, al fondo, divisé el mar.
En cada choque de cada ola podía oír algo. Jamás lo había
escuchado. Lentamente, di unos pocos pasos de tanteo y viví
por primera vez la experiencia, tan extraña como placentera,
de moverme conscientemente por la Matriz Holográfica en la
que los seres humanos pasamos nuestros días. EMILIO
CARRILLO

11. CRONICAS DE AVALON -  DIMENSIONES 


21 de Septiembre de 2010

AUDIO 
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Sobre la Matriz Holográfica me había hablado Morgana en el


Chalice Well, el jardín aledaño al Tor, durante el descanso de
su intervención en el encuentro de hadas jóvenes. El mensaje
central de sus palabras quedó grabado en mi interior: “La
vida humana se desarrolla en la Tercera Dimensión. Inmersa
en ella, la gente tiende a creer que las Dimensiones de mayor
rango que puedan existir, a las que llaman celestiales y
angelicales, son más sutiles, abstractas y difusas. Sin
embargo, en absoluto es así, pues esas otras Dimensiones
son radicalmente reales, mientras que la Tercera es
puramente holográfica y conforma un escenario virtual
revestido falazmente de solidez por medio de una
materialidad que no es tal, sino energía y vibración de bajo
nivel frecuencial. En ese escenario, cada uno y en cada
momento interpreta un papel y un guión definido por el grado
de consciencia con el que se identifica y la visión del mundo y
de su propia vida a tal grado asociada. De instante en
instante, cada persona proyecta el grado de consciencia que
hace suyo sobre el marco virtual en el que se desenvuelve,
configurando lo que denomina realidad, que, no obstante,
considera algo objetivo y ajeno a ella misma. Pero esa
realidad nada tiene de objetiva, al contrario, es totalmente
subjetiva y carece de entidad real, es pura ilusión. Al ser
multitud las personas que actúan en el escenario virtual, las
proyecciones conjuntas de todas ellas conforman una gran
Matriz Holográfica-Virtual”.
 

¡Quién me iba a decir entonces que llegaría a sentir esa


Matriz Holográfica con la claridad que ahora la percibía! Para
que pudiera extraer de la experiencia todo su jugo y
comprender exactamente lo que me estaba ocurriendo,
Nimue me aconsejó dos cosas. 

Por un lado, que conociera lo que los avances científicos más


innovadores estaban poniendo de manifiesto acerca del
denominado Principio Holográfico. Para lo cual sería suficiente
con una charla distendida con su íntima amiga la hada
Igraine, toda una experta en el paradigma holográfico, pues
hacía unos años, tras concluir la licenciatura de Física en la
Universidad de Londres, se trasladó a la californiana de
Berkeley para hacer allí su doctorado bajo la dirección de
Raphael Bousso, uno de los investigadores de mayor
reconocimiento mundial en las formulaciones y
consecuencias del citado paradigma. 
Y, por otro, incluso antes de la reunión con Igraine, que me
adentrara en el estudio de lo que la propia física y las
matemáticas tildan como “dimensiones”, pues sólo así podría
entender el funcionamiento de la Tercera Dimensión y el
juego en ella del mencionado Principio Holográfico. Para lo
cual se ofreció a prestarme un libro muy singular titulado
Dimensionis, que guarda en el “sancta sanctórum” de su
biblioteca personal.

Ni que decir tiene que le hice caso en ambos consejos y por el


orden que me había indicado. Así que pronto pude acceder al
indicado libro, por llamarlo de alguna forma, ya que su
portada y contraportada las componen unas toscas tapas de
algún tipo de piel, en muy mal estado, atadas entre sí por uno
de sus laterales, engarzando un conjunto de viejísimos
legajos escritos por las dos caras y cortados y numerados a
modo de páginas. 

Descorriendo la lámina de fino cristal que le daba protección,


Nimue lo extrajo con mimo de la parte superior de una de las
estanterías de madera de ébano que conforman su biblioteca,
que sin contar con la envergadura en cantidad y calidad de la
de la Reina de las Tempestades, se halla magníficamente
surtida. Al dármelo, me aseguró que su centenar de páginas
eran fiel transcripción al latín de una serie concadenada de
arcaicos rollos de pergamino, redactados inicialmente en
griego, hebreo, arameo y, sobre todo, en eme-ku, el más
remoto de los dialectos sumerios. Habían sido salvados de la
destrucción de la Biblioteca de Alejandría, a donde recalaron
dentro del lote de decenas de miles de manuscritos, traídos
desde la Biblioteca de Pérgamo (en la actual Turquía), que
Cleopatra donó a la institución alejandrina en el año 40 a.c... 

Atónito por la información y emocionado por poder disponer


de aquella joya, pero lamentando mi ignorancia, agradecí a
Nimue su deferencia a la par que le confesaba mi absoluto
desconocimiento de la lengua latina, lo que me incapacitaba
para disfrutar de sus contenidos. En ese momento su cara
dibujó la mueca entre divertida y traviesa que tan bien yo
conocía y que solía ser el preámbulo de algún comentario o
iniciativa que ella estimaba jocoso y que a mí raramente me
lo parecía. Sin embargo, en esta ocasión sus palabras me
llenaron de alegría:
-Creo que no vas a tener problemas-, afirmó mientras tomaba
otro libro, éste de configuración moderna, de una mesita
cercana. -Aquí tienes su traducción a tu idioma. Yo misma me
encargué de realizarla hace ya tiempo como deferencia al
lugar donde el texto latino fue escrito. Tuve que pedir
permiso para ello a mis amigos de Ávalon, que me
autorizaron con la condición de que ni el texto primigenio ni
la copia en español abandonaran nunca la Isla-. 

Rápidamente abrí el libro original y busqué la cronología de


su edición en sus primeras páginas. Mis ojos no daban crédito
a lo que veían: su redacción se había efectuado en Sevilla, mi
lugar de nacimiento y residencia, ¡en el año 635! Ante mi
ostensible extrañeza, Nimue no me dio respiro:

-No tengo ni idea de cómo llegaron hasta él los rollos de


pergamino, ni con qué tipo de colaboradores contaba,
expertos en lenguas tan antiguas, pero está fuera de duda
que el coordinador de su trascripción al latín fue Isidoro de
Sevilla, uno de los grandes eruditos de la temprana Edad
Media y arzobispo de tu ciudad desde el año 599 hasta su
muerte en 636. Y culminó la obra poco antes de fallecer y tras
haber concluido su trabajo fundamental, las Etimologías,
colosal compilación en la que sistematiza y condensa todo el
saber de la época. Probablemente, él y su equipo nunca
llegaron a comprender sus contenidos, pues la Humanidad ya
había perdido los conocimientos imprescindibles al respecto,
pero el transcriptor-autor de Dimensionis fue Isidoro de
Sevilla, santo y doctor de la Iglesia y, desde 2001, patrón de
Internet -. 

Pasmado por la causalidad y asombrado por lo que tenía en


mis manos, los siguientes Dywrnad los pasé absorbido en la
lectura de la versión española, pero con el texto en latín
siempre a mi vera, para poderlo tocar, oler,… sentir. Y
consciente de que en algún momento debería devolverlo a su
propietaria, opté por realizar un resumen de sus contenidos.
Por su extensión, no puedo recogerlo en el marco de estas
Crónicas, aunque sí ofreceros una síntesis de lo resumido.
Para ello me he permitido ciertas licencias lingüísticas,
determinadas adaptaciones a la terminología científica
moderna y, puntualmente, alguna interpretación o aclaración
personal. Pero, en lo básico, os garantizo que respeta los
contenidos transcritos por Isidoro y sus colaboradores. 

EMILIO CARRILLO

Dimensionis 

(Síntesis del texto original, adaptada al lenguaje


común y a la terminología científica contemporánea) 

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En recuerdo y honor del Tres Veces Maestro, del Alma


Pluriconsciencial de Sexta Dimensión que tras la Gran Caída
de la Madre Tierra y la Humanidad se manifestó y encarnó
como Hermes, el Inefable Trismegisto. Fue su Mensaje: “Nada
reposa, todo se mueve; todo vibra. Desde el Todo, Eminente
Ser Uno, a la modalidad más densa de materia, todo está en
vibración. Todo es Vibración y la Creación se conforma en
Dimensiones según los niveles vibratorios en las que el Ser
Uno consciencialmente se manifiesta, configurándose en la
Matriz del Universo”. Y tú que accedes a estas palabras, no
dejes que se extinga la llama. Sustentada generación tras
generación en los Templos Sagrados de los Sacerdotes del
Amor, no permitas que se extinga la llama. 

Es un hecho casi inabarcable para la mente humana, pero en


la Creación proliferan los Multiversos, configurado cada uno
por cuantiosos Universos. Los Multiversos se distinguen entre
sí por el grado de complejidad vibracional y dimensional: en
los más simples, conviven unas pocas Dimensiones y los
distintos Universos que los componen se diferencian tan sólo
por las condiciones iniciales; en los más complejos, coexisten
muchas Dimensiones y varían la naturaleza intrínseca y las
leyes físicas de cada Universo. Además, en los Multiversos,
los Universos nacen a cada instante: no hubo una sola
explosión (“big-bang”), las hay continuamente. Y la
experiencia humana se despliega en una pequeña burbuja
inmersa en una burbuja mayor dentro de una inmensa sopa
de burbujas de infinidad de tamaños. O, lo que es lo mismo,
en una Dimensión de una de las distintas Dimensiones
existentes en uno de los muchos Universos que se integran
en uno de los numerosos Multiversos que constituyen el
Omniverso y la Creación.

La organización subyacente en todo ello es Trascendente


(cuántica y subcuántica), de modo que no hay nada superior
o inferior, sino interior y exterior. Desde la óptica del plano
humano, lo interior sería homologable a lo superior; y lo
exterior, a lo inferior. La Realidad es que lo interior absorbe a
lo exterior en la Unidad, lo superior absorbe a lo inferior en la
Unidad, la Luz absorbe a la oscuridad en la Unidad, el Amor
absorbe al No-Amor en la Unidad y todo es absorbido en la
Unidad por el Amor.

Y existen distintas Dimensiones, de manera que los


Multiversos, los Universos y las Dimensiones interaccionan
hasta conformar una “Hiper-Matriz” de complejidad infinita.
Por ella fluye Consciencia unificada y Amor en estado puro,
que como energía vibratoria se despliegan piramidalmente
desde dentro (interior, superior) hacia fuera (exterior,
inferior). Pero, ¿qué son las Dimensiones? Pues el grado de
libertad para realizar un movimiento en el espacio.
Efectivamente, una Dimensión superior (más interior) supone
una mayor toma de Consciencia y, por ende, una “mayor”
capacidad para Crear, esto es, para cristalizar (decretar)
efectivamente (vibracional y materialmente) la Voluntad, que
es la Intención plasmada en Acción consciente.

(Nota personal de Isidoro de Sevilla: Por lo que no le faltaba


razón a Cristo-Jesús cuando repetía a cuantos les rodeaban
que “nada nos es imposible”. Así lo expresa en el pasaje
narrado por Mateo (17:14-19) donde Jesús apela a la
dimensión crística que atesora el ser humano y a la necesidad
de que las personas interioricen su divinidad no cual reflexión
intelectiva, sino como convicción profunda e íntima que llena
la existencia. Y lo hace mostrando su cansancio ante la
pereza y parsimonia que al respecto muestra la Humanidad:
“¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré que
estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?”
Palabras duras que no evitan que, de inmediato, exprese con
un hermoso y sencillo ejemplo lo que está a nuestro alcance:
“Si vuestra fe fuera como un grano de mostaza, le diríais a
aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería
imposible”)

En este orden, las Dimensiones son los diferentes estados de


activación y expansión de la consciencia que se experimentan
en el proceso de crecimiento y evolución del alma, lo que la
lleva a encarnarse en distintos planos dimensionales. 

¿Cuántas Dimensiones hay? Según la perspectiva que se


adopte, pueden distinguirse unas pocas Dimensiones o varias
decenas (la moderna Teoría de Cuerdas contempla entre 10 y
26). Lo cierto es que postular cualquier clasificación
supondría encerrarse en las categorizaciones lineales,
parciales y engañosas que abundan en Tercera Dimensión.
Con todo, aún sabiendo lo precedente y dado que las
diferencias interdimensionales son de carácter vibratorio, es
factible acudir al lenguaje musical para acometer su
tabulación. Concretamente, aunque sea de manera
aproximativa, cabe considerar alegóricamente que todas las
Dimensiones configuran una octava.

En la notación musical, una octava es la distancia que recorre


la escala después de siete pasos desiguales de tono y
semitono. Como los intervalos se cuantifican por una cifra que
expresa el número de notas que comprende, incluidas las dos
de los extremos, este intervalo se denomina octava (como el
archiconocido do-re-mi-fa-sol-la-si-do). Con este telón de
fondo, cabe referirse a ocho Dimensiones, asociada cada una
simbólicamente a una nota musical, por más que realmente
haya otras muchas dentro de cada una de ellas y que la
totalidad -desde la primera a la última, sin exclusión alguna-
se encuentren interconectadas y en constante intercambio
dinámico y vibracional:

+Primera Dimensión (Dimensión “Do” o “D-Do”) o


Consciencia Funcional: Es la esfera vibracional donde el Verbo
se condensa y la energía se transforma en materia, por lo que
se le conoce, igualmente, como Microcosmos. Los niveles
conscienciales son en ella elementales y prácticamente in-
conscienciales o mecánicos, estando ligados al cumplimiento
automático y espontáneo de funciones y tareas. Los
minerales y el agua vibran en estas frecuencias, siendo los
primeros su aspecto cristalino y el agua su aspecto liquido. En
el seno del cuerpo humano, esta Dimensión se halla presente
en los fluidos y las corrientes eléctricas, activa el código
genético e impulsa energéticamente el sistema celular.
Tomando al ser humano como ejemplo, “D-Do” equivaldría
metafóricamente a la etapa pre-fetal, donde se es, por
encima de cualquier otra cosa, un conjunto de
potencialidades con un programa de división celular y
mantenimiento de funciones.

+Segunda Dimensión (“D-Re”) o Consciencia Grupal: Se


desenvuelven en ella las experiencias vivenciales de la
mayoría de plantas, animales y formas animadas semejantes.
Las vibraciones de esta Dimensión propician las fuerzas
primarias de la Naturaleza e impulsan la variedad y la
identidad biológica en todos los Universos, aunque en cada
uno según sus propias pautas y modalidades de vida,
manteniendo la unión entre las especies, fijando los campos
que interconexionan a los miembros de cada una y
permitiendo que sus componentes se reconozcan para vivir
en común y cumplir funciones reproductoras. Aquí la
consciencia carece de referencias temporales y espaciales y
continúa rayando en la inconsciencia, en cuanto a que la
pertenencia al grupo se asume de manera innata, no como
consecuencia de un acto de voluntad consciente, y hay
ausencia de diferenciación individual o auto-reconocimiento.
Siguiendo con el ejemplo del ser humano, “D-Re” es
comparable con la etapa fetal, en la que se flota en el seno
materno siendo uno con el entorno en un estado no egóico y
sin noción temporal ni espacial. 

+Tercera Dimensión (“D-Mi”) o Dimensión Uniconsciencial: En


ella se inserta, entre otras muchas, la experiencia humana y
el planeta Tierra. En “D-Mi” se desarrolla la identidad
individual y el auto-reconocimiento, pasando el sentido grupal
a un plano secundario. Se crean así las condiciones propicias
para que surja la consciencia, en sentido estricto, que faltaba
en las dos primeras Dimensiones, si bien es de perfil
uniconsciencial y, por tanto, muy menguada y constreñida. Es
como percatarse de la existencia de uno mismo y de la
Creación, pero contemplando y filtrando todo por la pequeña
mirilla de la propia identidad física, en la que la mente ocupa
un lugar destacado. La consecuencia es que se llama realidad
a la interpretación subjetiva y mental de lo Real, cuya
auténtica naturaleza y envergadura queda fuera de la
capacidad de percepción. La Tercera Dimensión se configura,
así, como un ámbito de intersección e interactividad entre las
Dimensiones esencialmente físicas (Primera y Segunda) y las
puramente no físicas (Quinta y sucesivas), lo que es la razón
de ser de que “D-Mi” sea una gigantesca Matriz (holográfica)
en las que modalidades de existencia como los seres
humanos despliegan experiencias vitales y espirituales que
posibilitan la toma de consciencia a cerca de uno mismo
como individuo (ego, personalidad) en la suposición de “vivir”
singularmente, particularmente, fragmentadamente, ajeno a
la íntima Unidad de lo que Es. De hecho, esta es la Dimensión
donde la idea ficticia de separación de la Unidad alcanza su
máxima expresión, si bien esto es, a la par, lo que permite la
aparición de la consciencia, aunque se encuentre atada a los
dualismos y dicotomías derivados de la afirmación egóica del
“yo”, que conlleva la confrontación con lo que es “no-yo” u
“otro”, y a una percepción lineal del tiempo (pasado-
presente-futuro) y el espacio. En el ejemplo de los seres
humanos, empiezan a vivenciar esta Dimensión a los pocos
meses del nacimiento -cuando el bebe se concibe como “yo”
(por tanto, frente al “otro”), comenzando a expresar deseos y
a forjar su ego y su personalidad- y, en bastante casos, se
mantienen en este nivel consciencial el resto de su vida
física. 

+Cuarta Dimensión (“D-Fa”) o Consciencia Arquetipal:


Presenta analogías con la Tercera, en cuanto continúa
rigiendo la experiencia uniconsciencial. Sin embargo, aquí ya
no es egóica y ahonda en la consciencia de unidad. Para ello,
“D-Fa” se conforma en Escenario Trascendente (cuántico),
pues la perspectiva uniconsciencial puede experimentar
simultáneamente en él diferentes alternativas y posibilidades
vivenciales, lo que fomenta la paulatina expansión de la
consciencia hacia modalidades pluriconscienciales que abren
las puertas, como se verá de inmediato, a otras Dimensiones.
Esto significa que en la Cuarta conviven las nociones de
pertenencia grupal, por un lado, y de individualidad, por otro,
existentes en la Dimensiones Segunda y Tercera, aunque con
características distintas. Específicamente, en lo que a la
pertenencia grupal respecta, ya no es inconsciente, sino que
trasciende lo grupal cual especie biológica para alcanzar un
estadio en el que se constata como las acciones de cada cual
afectan a la Totalidad. En cuanto a la individualidad, se
mantiene la experiencia de vivir en un cuerpo (la Cuarta es la
última Dimensión en la que esto sucede), pero el yo no se liga
a lo físico, sino a lo arquetípico -emociones, sentimientos,
sueños,…-, desarrollándose la empatía, la telepatía, la
sincronicidad (constatación del papel de las causalidades, del
principio de causa-efecto y de la Providencia), la capacidad de
afectar y hasta moldear la realidad física y una visión del
tiempo no lineal, sino en oleadas cíclicas o en forma de
espiral.

+Quinta Dimensión (“D-Sol”) o Dimensión Pluri consciencial:


Es la primera Dimensión estrictamente energética, no física, y
escapa a cualquier conocimiento intelectual y mental
humano. En ella se empieza a vivir la experiencia de conexión
íntima y existencial con el Todo, con la Fuente y su Sabiduría,
lo que permite acercarse a lo Real. Tal experiencia ostenta
tres importantes consecuencias. Por un lado, se diluye
cualquier noción de individualidad, sea física (Tercera
Dimensión) o arquetípica (Cuarta). Por otro, se transita de una
visión uniconsciencial (la pequeña mirilla de la propia
identidad) a otra donde la consciencia individual propia de las
Dimensiones precedentes se contempla integrada en un Ente
energético y vibracional pluriconsciencial (como si oteara a
través de múltiples mirillas), de modo que la existencia que
en las Dimensiones anteriores se hubiera calificado de
individual, se contempla aquí como una manifestación
consciencial más de las múltiples que ese Ente despliega, por
mas que las diversas manifestaciones conscienciales no
mantengan entre sí una conexión consciente y esté limitada
su capacidad de movimiento interdimensional. Y, por fin, el
tiempo se percibe como un continuo en el que sólo existe el
ahora eterno.

+Sexta Dimensión (“D-La”) o Consciencia Multidimensional:


Al igual que la Cuarta y Tercera Dimensión, no siendo
homólogas, sí ofrecen analogías debido al juego en ambas de
la perspectiva uniconsciencial, la Sexta y Quinta, no siendo
semejantes, si presentan analogías dado que en las dos se
despliega la experiencia pluriconsciencial, que en “D-La”
adquiere connotaciones multidimensionales. En concreto, con
el devenir en esta Dimensión culmina la conexión con el Todo
y su Sabiduría, provocando la desaparición de cualquier
concepto o noción de identidad, sea personal (individualidad
física, arquetípica o existencial) u ontológica (idea de ser en
cualquiera de sus posibles variantes), y la expansión de la
consciencia pluriconsciencial, que se hace más compleja y
completa y adquiere libertad y poder para moverse y fluir
multidimensionalmente. Por ello, por vez primera en el
discurrir por las Dimensiones, Ser equivale a No-Ser,
contemplándose la existencia cual manifestación consciencial
de un Campo o Macro-Vórtice energético, integrado
absolutamente, a su vez, en el Hiper-Campo Crístico o
Espíritu divino, que se desenvuelve de manera
multidimensional y más allá de cualquier limitación temporal,
espacial o existencial, en numerosas manifestaciones
conscienciales. La conexión entre éstas sí logra aquí, a
diferencia de en “D-Sol”, una interconexión plenamente
consciente e interdimensional, por distintos que sean los
planos en los que desenvuelven sus experiencias.

+Séptima Dimensión (“D-Si”) o Consciencia Unificada: Es la


frecuencia Omega (Crística o Búdica). El Espíritu, que siempre
ha sido tal en cualquiera de las Dimensiones y modalidades
de vida y existencia, “regresa al Hogar”. Aquí no hay Entes, ni
Campos energéticos, por pluriconscienciales o
multidimensionales que sean, sino única y exclusivamente el
Espíritu emanado del Ser Uno, sin división o fraccionamiento
consciencial alguno y con toda su potencia creadora. El
proceso de evolución del Ser y el Todo se experimentan como
Uno hasta un nivel que no puede ser descrito con palabras.
Amor, Paz Absoluta, Silencio Profundo, Consciencia Perfecta,
Concentración Completa, Quietud y Movimiento, Todo y Vacío
y Ser y No-Ser son atributos de esta Dimensión, en la que
todo es Creación Creadora. Sobre la triada Unidad –
Consciencia – Amor, se crean y generan aquí los patrones y
matrices de luz y creadores de vida que en otras
Dimensiones, como la Tercera, se manifiestan y materializan
en las formas geométricas y energéticas y las redes que
conforman la Geometría Sagrada. 

+Octava dimensión (“D-DO”) o Absorción: La integración es


total y el Espíritu es absorbido en el Ser Uno. Todo es Él: Él es
todas las Dimensiones y subdimensiones y cada una en
particular (retomando el ejemplo, Él es la octava musical, en
su conjunto, y, por ende, cada nota musical y todas a la vez);
y Él es la experiencia consciencial que se expresa y
desenvuelve en infinitas experiencias y manifestaciones
conscienciales que fluyen por las Dimensiones, los Multiverso
y la Creación.”D-Do” es la Fuente, en toda su Pureza. No hay
formas, sólo Amor; no hay “estar”, sino “Ser”, que
indisolublemente es también “No-Ser”. Es lo Absoluto y lo
Indeterminado: Todo y Vacío, Ser Uno (Nota de Isidoro de
Sevilla: Concluye en esta Dimensión el proceso descrito en la
parábola del sembrador de Cristo-Jesús: el fruto de la semilla,
tras un colosal recorrido experiencial, consciencial y
multidimensional que acontece en un momento presente
continuo en lo que lo eterno se desenvuelve, es el propio
sembrador, sin separación ni disociación posible. No hay
vuelta al Hogar, pues Todo, sin excepción, es el Hogar). 

Dixit Dominus   

CRÓNICAS DE AVALON 12. EL PRINCIPIO HOLOGRÁFICO 

http://hallegadolaluz.blogspot.com/2013/01/cronicas-de-
avalon-12-el-principio.html 

CRÓNICAS DE ÁVALON 13. EL GRAN TEATRO DEL MUNDO 

http://hallegadolaluz.blogspot.com/2013/01/cronicas-de-
avalon-13-el-gran-teatro.html

CRÓNICAS DE AVALON 12. EL PRINCIPIO HOLOGRÁFICO


 
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Tras la inmersión en las Dimensionis de San Isidoro y en las


Dimensiones de la astrofísica narrada en la Crónica
precedente, me sentí con ganas y en condiciones de afrontar
la charla con Igraine propuesta por Nimue, al objeto de
conocer en detalle los avances científicos en el ámbito del
denominado Principio Holográfico.

La cita fue en casa de la propia Nimue, que propició el


encuentro haciendo de anfitriona con una sabrosa cena
conformada por una miscelánea de platos fríos y templados
preparados en su totalidad con setas (champiñones,
gurumelos, níscalos, gallipiernos, oronjas,…) que ella misma
había recogido en los terrenos húmedos de un bosque
cercano, que descollaba por la frondosidad de su arboleda. 

Igraine no vino acompañada por su íntima amiga Elaine,


como Nimue y yo esperábamos, por lo que, finalmente,
fuimos tres a la mesa, sobre la que antes de sentarnos ya
descansaban los platos compitiendo por el espacio con tres
jarras medianas de cerveza de abadía y otras dos, de mayor
volumen, de vino rosado de la tierra con las que Nimue había
dispuesto que regáramos los hongos. La conversación fue
directa al grano al poco de empezar el ágape, siendo Igraine
la que presentó con solvencia sus credenciales acerca de su
conocimiento de la materia:

-Tras concluir mis estudios de Física en la Universidad de


Londres, me desplacé a California para hacer el doctorado.
Concretamente, a la Universidad de Berkely, en la que
permanecí casi tres años, desde comienzos de 2001 hasta
finales de 2003. Allí fui testigo de excepción de una serie de
indagaciones dirigidas por mi director de tesis, Raphael
Bousso, y coordinadas a nivel mundial por los físicos Gerardus
´t Hooft, Premio Nobel en 1999, y Leonard Susskind. Poco
antes de que regresara a Ávalon, ambos decidieron difundir
públicamente los resultados de sus trabajos, mostrando como
en el origen de la Naturaleza puede haber únicamente ultra-
pequeños paquetes de información pura. Las revistas
científicas e incluso la prensa diaria lo resumieron en un gran
titular: “la información es el componente fundamental de la
Naturaleza” (“información” significa en este caso bytes
esenciales de materia y las leyes físicas que los gobiernan).
Con ello pusieron los cimientos de la hoy conocida como
teoría del Principio Holográfico, que desde entonces ha ido
adquiriendo credibilidad e influencia entre la comunidad
científica. Por ejemplo, el físico Nassam Haramein defiende
abiertamente que el Universo se basa en un holograma; e
investigadores de todo el planeta, con los científicos
japoneses a la cabeza, manipulan hologramas creando
imágenes 3D o explican el funcionamiento del mundo físico
en función de campos de energía e información-. 

Mientras la escuchaba, no pude remediar que mi imaginación


fantaseará acerca del impacto que una mujer de sus
características intelectuales y físicas debió haber causado en
las aulas californianas, en la que también yo estuve cuando
era joven cursando estudios de economía. Por si la dulzura de
su voz, el profundo encanto de sus ojos azul esmeralda y el
esplendor de su melena pelirroja fueran pocos reclamos,
Igraine sobresalía por la altura tanto de su inteligencia como
de su cuerpo, en el que las curvas se desenvolvían entre
medidas de auténtica modelo. Por tanto, atractivos más que
suficiente como para que no pasará en absoluto inadvertida
para estudiantes y profesores por muy dedicados que
estuvieran a la física teórica.

Afortunadamente, Igraine proseguía su alocución ajena a mis


pensamientos, aunque Nimue, por la mirada con la que me
sacó de los mismos, sí se había percatado tanto de mi
abstracción como del porqué de la misma: 

-En buena medida, la idea de que vivimos en un holograma se


deriva de la comprensión de los agujeros negros y cuenta con
una base teórica bastante firme. Los hologramas de las
tarjetas de crédito y billetes están impresos en películas de
plástico bidimensionales. Cuando la luz rebota en ellos, recrea
la apariencia de una imagen tridimensional. Lo que está
haciendo la ciencia es sugerir que el mismo principio puede
aplicarse a todo el Universo. Así, nuestra experiencia
cotidiana sería una proyección holográfica de procesos físicos
que tienen lugar en una lejana superficie bidimensional.
Desde hace algún tiempo, los físicos han mantenido que los
efectos cuánticos podrían provocar que el continuo espacio-
tiempo convulsionara descontroladamente a escalas muy
pequeñas. A estas escalas, la red espacio-temporal podría
granularse y estar compuesta de diminutas unidades
(similares a los píxeles) de un tamaño de aproximadamente
cien trillones de veces el tamaño del protón- 

-Fascinante...-, la interrumpió Nimue. -No estoy versada en la


materia, pero recuerdo haber leído en algún sitio que, para
los seguidores del Principio Holográfico, el “big-bang” que dio
lugar al nacimiento del Universo tendría más que ver con una
gigantesca “bajada” de bytes de información por parte de un
“superordenador” que con una explosión masiva de materia.-

-Así es-, respondió rápidamente Igraine. –Por lo que la


Naturaleza estaría realmente configurada por pequeños
paquetes de información, que son los que especifican el
cuándo, dónde, cómo y cuánto del espacio, el tiempo y la
materia- 

-Tampoco los círculos alternativos que propugnan la


existencia de una unión íntima entre ciencia y espiritualidad-,
ahora fui yo quien se sumo al diálogo, -han sido ajenos a
estos avances. Recuerdo que Deepak Chopra habla del
ámbito cuántico como el campo de información de donde
parte todo lo conocido (materia, emociones,
pensamientos,...). Y el influjo del Principio Holográfico ha
llegado hasta la esfera farmacéutica, donde hay laboratorios
que fomentan la “farmacología holográfica”. Igualmente, hay
que tener en cuenta que en esos círculos El Kybalion es una
obra de referencia obligada. Y sus explicaciones acerca del
“principio hermético del mentalismo” están impregnadas de
lo que hoy tildaríamos percepción holográfica de la Realidad:
“el Universo es una creación mental sostenida en la mente
del Todo”, enuncia literalmente. Lo que deriva en una de las
máximas más famosas del texto: “la mente infinita del Todo
es la Matriz del Universo”-. 
-Esto es, precisamente, lo que la física parece estar
revelando-, Igraine volvió a la carga en un tono que
evidenciaba lo mucho que le apasionaba el tema. -En el
núcleo del mundo material y cuanto la compone hay una
realidad no física que puede ser denominada ondas de
probabilidad, información, consciencia o pensamiento. Por
ejemplo, el físico Jeffrey Satinover ha señalado que “la
materia, sea lo que fuere, no tiene nada en esencia; es
completamente insustancial; lo más sólido que se puede decir
sobre ella es que se parece mucho a un pensamiento, es
como una pizca de información concentrada”. Nikolas Tesla
recalcó que en el núcleo de lo material hay una realidad no
física que se expresa como vibración y tiene su razón de ser
en información, consciencia o pensamiento. Y el antropólogo
y lingüista Gregory Bateson ha llegado a llegó a afirmar que
“la mente es la esencia de la vida”-. 

–Personalmente-, Nimue entró de nuevo en la conversación, -


destacaría las contribuciones de alguien a quien admiro: el
profesor de física teórica David Bohm. Convencido de que
existen otros planos de la realidad a los que sólo podemos
tener acceso a través de estados místicos (éxtasis, alteración
del estado de consciencia,…), subrayó que la globalidad de la
Creación y todas sus Dimensiones están conectadas “en un
estado de interminable flujo o doblado y desdoblado”, siendo
la evolución un signo de la inteligencia creadora explorando
estructuras diferentes que van mucho más allá de lo que se
precisa para sobrevivir. Para Bohm, existe un orden implicado
plegado en la naturaleza que se despliega gradualmente a
medida que evoluciona el Universo. Algo parecido a un
holograma, aunque prefirió hablar de “holomovimiento”:
forma parte de la realidad que se envuelve y se desenvuelve
constantemente, entre el orden implicado y el orden
manifestado, a un ritmo tal que el mundo visible aparece
como uniforme. Todo ello fuerza a replantear lo que
entendemos por “real”. Ya lo manifestaron antiguas culturas:
el mundo percibido por los sentidos físicos es pura ilusión
(“maya”) y por debajo hay algo más poderoso y fundamental
y, desde luego, más real, aunque sea totalmente intangible-.

-Gracias a científicos como los que habéis nombrado-, Igraine


retomó el protagonismo tras haber ingerido un buen trago de
cerveza, -en el siglo XXI se empieza a describir la realidad
substancial de cuanto existe como energía vibratoria
asociada a alguna modalidad de información, idea o
pensamiento. La Teoría de Cuerdas, por ejemplo, sostiene
que las partículas fundamentales no son puntos, como ha
mantenido la teoría de partículas convencional, sino objetos
extensos y vibratorios. Para el físico David Gross, Premio
Nóbel en 2004 y uno de los máximos expertos en dicha
teoría, partículas como el electrón o la radiación
electromagnética corresponden sencillamente a las
vibraciones de menor energía. En palabras de Fritjof Capra,
prestigioso físico fundador del Instituto Elmwood, “no resulta
inverosímil pensar que todas las estructuras del Universo,
desde las partículas subatómicas hasta las galaxias y desde
las bacterias hasta los seres humanos, sean manifestaciones
de la dinámica autoorganizadora del Universo que hemos
identificado como la Mente Cósmica”.

-Entonces, Igraine, la Teoría de Cuerdas y la del Principio


Holográfico son muy semejantes-, expresé más como duda
que cual conclusión.

-No tanto, Emilio. Mira…, según la Teoría de Cuerdas el


espacio está descrito por la vibración, en miles de maneras y
frecuencias, de diminutas cuerdas de una determinada
dimensión: una cuerda vibrando arriba y abajo a cierta
frecuencia podría crear un átomo de helio o una ola
gravitacional, tal y como las cuerdas de una guitarra crean
diferentes sonidos a diferentes frecuencias. Los partidarios de
esta teoría han mantenido hace mucho tiempo que estas
cuerdas son el componente fundamental de la Naturaleza.
Frente a ello, el Principio Holográfico considera que,
observando más de cerca una cuerda, se ven bytes cuánticos
llamados “baldosas de Planck” (distancia o escala de longitud
por debajo de la cual se espera que el espacio deje de tener
una geometría clásica). Son estos los que engarzados indican
a las cuerdas como tienen que vibrar. Estas “baldosas” son
bytes cuadrados que delimitan un “área de Planck”, o lo que
es lo mismo, un trillón de un trillón, de un trillón de un trillón
de un trillón de un trillón de un centímetro cuadrado. Una
cuerda de baldosas de Planck sería la versión natural de un
byte. Y el Principio Holográfico nos permite saber cuántos
datos (bytes) son necesarios para decirnos con detalle cada
cosa que ocurre en cualquier zona o parte del espacio. 

-¿Quiere esto decir, en definitiva, que la Naturaleza es un


conjunto de bytes pre-programados?-. Empezaba a entender
los fundamentos holográficos y me invadía la euforia.

-¡Exacto!. Lo que enlaza con lo que antes hablamos de que el


“big-bang” tiene más que ver con una gigantesca descarga
de bytes de información por parte de un superordenador que
con una explosión masiva de materia-. Igraine me miro
incisivamente a los ojos antes de continuar. –El Principio
Holográfico toma su nombre de una ingeniosa predicción. Un
holograma es una fotografía generada por láser que aparece
como de tres dimensiones, pero que, en realidad, contiene
toda su información en una superficie plana de sólo dos
dimensiones. Es decir, toda la información necesaria para
crear una imagen en 3-D está codificada en la superficie del
holograma. En los años 90 del pasado siglo XX, distintos
físicos de partículas, trabajando separadamente, llegaron a la
conclusión de que el Universo en sí tendría que almacenar
información de la misma manera. El mundo sería, pues, un
holograma tridimensional configurado por las dos
Dimensiones que en el texto de San Isidoro se llaman Octava
y Séptima. Los teóricos, una vez asumido que la cantidad e
información requerida para describir un objeto de tres
dimensiones (ya sea un libro, una agujero negro o el Universo
en su conjunto) está relacionada con el volumen del objeto,
sospechan que dicha información puede ser codificada sobre
la superficie del objeto. Todo lo cual ha sido conceptualmente
refinado por mi maestro en Berkely, Raphael Bousso, que ha
ayudado a formular de un modo más preciso este Principio
señalando que el mundo no aparece ante nuestros sentidos
físicos como un holograma, pero en términos de información
necesaria para describirlo sí que se puede afirmar que el
mundo es un holograma. La cosa más asombrosa es que el
“Principio Holográfico” funciona para todos los ámbitos y
todos los posibles espacios-tiempo.

-¿Qué tiene que ver todo ello con el GEO-600 y los trabajos de
un tal Hogan?-, preguntó de pronto Nimue.

-Bastante…-, contestó Igraine de modo reflexivo. -El GEO-600,


localizado en Hanóver (Alemania), se puso en marcha en
2006 en el convencimiento de que revolucionaría la
astronomía. Su misión consiste en detectar de manera directa
lo que nunca antes había sido percibido: las elusivas ondas
gravitacionales, que son ondulaciones del espacio-tiempo
producidas por un cuerpo masivo acelerado (como un agujero
negro o una estrella de neutrones) y que se transmiten a la
velocidad de la luz. Estas ondas gravitacionales fueron
predichas por la Teoría de la Relatividad de Einstein, pero sólo
se han podido recoger evidencias indirectas de ellas.
Tampoco el GEO600, en sus años de funcionamiento, las ha
conseguido detectar de forma directa, pero quizá
casualmente se haya topado con el más importante
descubrimiento de la física en los últimos 50 años al registrar
un extraño ruido de fondo, con frecuencias entre los 300 y
1.500 hertzios, que ha traído de cabeza a los investigadores
que en él trabajan y que para el físico Craig Hogan podría
probar que, efectivamente, vivimos en un holograma-. 

-¿Un ruido de fondo?. ¡Esto parece una película de ciencia–


ficción!-, exclamé francamente sorprendido por el derrotero
que había tomado nuestra charla. 

-Ja, ja, ja-. Igraine rió con fuerza. -Pero esto es real. Bueno,…
todo lo real que puede ser algo que acontece en un
holograma, ja, ja, ja-. 

Los tres prorrumpimos en carcajadas. Por un instante todo mi


ser fue consciente de lo feliz que era en Ávalon. No se trataba
sólo del acceso a conocimientos, la compañía de Nimue, la
condición tan singular de los demás pobladores o la
hermosura de su geografía. No, nada de eso. Era cuestión de
energía. Lo sentía nítidamente en mi interior. La energía de la
Isla, su frecuencia vibracional, era muy distinta a la de
cualquier otro lugar en el que hubiese estado. Comprendí
entonces que en un plano dimensional puede haber áreas
concretas de una Dimensión mayor (esto es, más interior,
como se vio en la última Crónica). Y este es el caso de Ávalon
en el contexto de la Tercera Dimensión. 

-El dichoso ruido-, mi atención retornó a las palabras de


Igraine, -trajo de cabeza a los investigadores hasta que
Hogan afirmó que el GEO600 se había tropezado con el límite
fundamental del espacio-tiempo: el punto en el que el
espacio-tiempo deja de comportarse como el suave continuo
descrito por Einstein para disolverse en “granos” (más o
menos de la misma forma que una imagen fotográfica puede
verse granulada cuanto más de cerca la observamos). Por
tanto, el ruido proviene de los confines del Universo, del
rincón en que éste pasa de ser un suave continuo espacio-
temporal a ser un borde granulado. De ser cierto, dicho ruido
sería, como el propio Hogan ha aseverado, la primera prueba
empírica de que vivimos en un Universo holográfico, en un
gigantesco holograma cósmico-.

Probablemente por que notó signos de extrañeza tanto en la


cara de Nimue como en la mía, Igraine insistió al respecto,
aunque dando un giro más de tuerca a sus argumentos:

-Según Hogan, parece como si el GEO600 hubiese sido


golpeado por las microscópicas convulsiones cuánticas del
espacio-tiempo, siendo el ruido captado el registro de tales
convulsiones. Esto supondría considerar el espacio-tiempo
como un holograma granulado y describirlo como una esfera
cuya superficie exterior estaría cubierta por unidades del
tamaño de la longitud de Planck. Cada una de estas “piezas”
del mosaico universal sería, asimismo, una unidad de
información. Y la cantidad total de información que cubre el
exterior de dicha esfera habría de coincidir con el número de
unidades de información contenidas en el volumen del
Universo-. 

-Pero teniendo en cuenta que el volumen del Universo


esférico sería mucho mayor que el volumen de la superficie
exterior-, la cabeza me daba tumbos, aunque todo en mi
interior resonaba armónicamente como queriéndome
confirmar la veracidad de todas estas disquisiciones, -este
galimatías se complica aún más-.

-Ya, pero Hogan también señala una solución para este punto.
Si ha de haber el mismo número de unidades de información
o bytes dentro del Universo que en sus bordes, los bytes
interiores han de ser mayores que la longitud de Planck.
Enunciado de otra forma, el Universo holográfico sería
borroso. La longitud de Planck ha resultado demasiado
pequeña para ser detectada hasta la fecha, pero Hogan
afirma que el GEO600 ha podido registrarla porque la
proyección holográfica de la granulosidad podría ser mucho
mayor, de alrededor de entre 10 y 16 metros. En definitiva, lo
que ha detectado el GEO600 podría ser la borrosidad
holográfica del espacio-tiempo desde el interior de este
Universo holográfico. Según publicó la web del GEO600, para
probar la teoría del ruido holográfico, la sensibilidad máxima
del detector ha sido modificada hacia frecuencias incluso más
altas- 

-O sea, que desde la experiencia observacional de los seres


humanos y sus indagaciones científicas-, habíamos finiquitado
la cena y quería apurar los razonamientos, -la Tercera
Dimensión, no sabemos si también otras, es, en verdad, una
Matriz Holográfica. Su solidez es sólo un engaño de los
sentidos y en verdad, como gusta en recordar Morgana, es un
gran teatro, el Gran Teatro del Mundo.-

-Chapó por Morgana-, exclamó efusivamente Igraine, a la par


que se ponía de pie en dirección a Nimue, obsequiándole con
un beso en el Tercer Ojo en señal de agradecimiento por la
cena y despedida.

EMILIO CARRILLO

13. EL GRAN TEATRO DEL MUNDO 

audio

Tras la cena con Nimue e Igraine, regresé de inmediato al


Castillo de la Reina de las Tempestades y me fui a la cama
con ganas de dormir y disfrutar del sueño. Y descansé
profundamente. Pero me desperté muy temprano, cuando la
noche aún cubría la Isla de Ávalon, empujado por la
perentoria necesidad de plasmar en un texto las reflexiones,
conclusiones, intuiciones e inspiraciones que bullían en mi
mente y, sobre todo, en mi corazón una vez interiorizadas las
Dimensionis y comprendido el significado y la significación del
Principio Holográfico. Había podido “ver” el Gran Teatro del
Mundo, su escenario y su tramoya. Y también la puerta que
permitía salir y volver a entrar en él. Me urgía describirlo
como manera de afianzar y asentar esa visión. 

El denso silencio de las horas más hondas de la madrugada y


la fuerte energía que sentía alrededor y fluía por todo el
dormitorio provocaron que mis dedos empezaran a bailar
sobre el teclado del ordenador casi con autonomía propia,
dando pequeños y breves golpes llenos de Amor y
entusiasmo. He aquí el resultado, que, ante mi sorpresa,
adoptó una forma a medio camino entre lo que son las pautas
de un breve ensayo y las propias de un poema. 

La vida física se desarrolla en la Tercera Dimensión,


definida por el espacio- tiempo finito,
la materialidad y la dualidad en tensión.

Inmersos en ella, hombres y mujeres tienden a creer


que las Dimensiones de mayor rango,
a las que llaman celestiales y angelicales,
son más sutiles, abstractas, difusas y difíciles de “ver”.

Nada más lejos de la verdad,


pues esas Dimensiones son radicalmente reales,
mientras que la Tercera es puramente holográfica.

La Tercera Dimensión conforma un escenario virtual


revestido falazmente de solidez
por medio de una materialidad que no es tal,
sino energía y vibración de bajo nivel frecuencial.

II
En el escenario virtual de la Tercera Dimensión,
cada cual interpreta un papel y un guión
definido en cada momento
por el grado de consciencia con el que se identifica
y la visión del mundo y de su propia vida a tal grado
consciencial asociada.

De instante en instante, de momento en momento,


cada persona proyecta el grado de consciencia que hace suyo
sobre el marco virtual en el que se desenvuelve,
configurando lo que denomina realidad,
que, no obstante, considera algo objetivo y ajeno a ella
misma.

Pero esa realidad nada tiene de objetiva,


al contrario, es totalmente subjetiva y carece de entidad real,
es pura ilusión.

Desde su consciencia interior, aunque no se percate de ello,


el ser humano moldea y configura el exterior,
que, sin embargo, estima algo impuesto, extraño a él mismo.

Y al ser multitud las personas que actúan en el escenario


virtual,
las proyecciones conjuntas de todas ellas
conforman una gran Matriz Holográfica-Virtual.

La coherencia o proximidad entre las distintas proyecciones


es la base la Ley de Atracción.

III
La Madre Tierra, auténtico ser viviente,
cumple la función para la Humanidad de gigantesco Teatro-
Matriz Holográfico
donde cada persona interpreta el papel
ligado al grado de consciencia que en cada momento asume,
interactuando con los papeles y guiones desplegados por sus
demás congéneres.

La adquisición de consciencia individual, primero,


la cualificación altruista de ésta, después,
y, finalmente, la experiencia del Amor Incondicional
y el despliegue de tal Amor en la cotidianeidad
constituyen la razón de ser en la Creación de tan espectacular
Matriz Holográfica.

IV
Confeccionadas con Esencia divina en forma de vibración,
como quien teje una red con ondas de energía,
y basadas en unos mismos principios
emanados del Diseño Inteligente de cuanto Es y Existe,
hay múltiples Dimensiones en la Creación
y muchos Multiversos, cada uno con multitud de Universos.

Todos tienen en tal Esencia su anatomía sutil,


por lo que el Amor fluye por la totalidad de las Dimensiones
y explica el por qué de cada una de ellas, sea cual sea su
rango específico,
impregnando la globalidad de modalidades de vida
y experiencias conscienciales que en ellas se desarrollan.

El Amor es Uno,
no admite distinciones interdimensionales,
identifica y fusiona la Creación hasta hacer imposible su
separación en partes
y constituye lo único Real
que un ser humano puede proyectar sobre el escenario virtual
de la Tercera Dimensión en el que despliega su vida física.

V
Muchas personas, desde el grado de consciencia que asumen,
quieren cambiar el mundo para adaptarlo a su visión
particular del mismo.

Y se plantean actuaciones y maneras


para transforma la realidad material en la que viven.

Pretenden, con ello, transformar lo exterior desde el exterior,


lo material desde lo material, el océano desde las olas.

Nada consiguen con ello, salvo continuar enredados en el


juego virtual
que es la naturaleza intrínseca de ese mundo, la esencia
innata de esa aparente realidad.

VI
El ser humano sí puede cambiar el mundo,
pues cuenta con fuerza y energía suficientes
para transformar la Matriz Holográfica en la que se
desenvuelve.

Pero el poder para ello radica en su interior:


es desde su interior y desde la metamorfosis profunda
como las personas pueden cambiar el exterior.

La clave para ello es el Amor.

Si proyectas Amor en el escenario virtual, éste mutará


fehacientemente.

Y si proyectas constantemente Amor Incondicional,


sin excepciones, absoluto y puro,
alcanzarás el Gran Cambio:

La Matriz Holográfica empezará a diluirse ante tus ojos


y dejarás de interpretar un grado de consciencia
para ser Consciencia plena, comprobando que Todo es
Perfecto.

VII
En la Matriz Holográfica en la que cada uno representa el
papel
que corresponde al grado de consciencia que asume
y la visión del mundo que hace suya,
la Experiencia Consciencial es lo único Real.

Ni la identidad personal, ni la idea de ser son verdaderas,


sólo la Experiencia Consciencial.

Por ello se puede afirmar:


no disfruto de la felicidad, Soy la Felicidad;
no siento alegría, Soy la Alegría;
no experimento dolor, Soy el Dolor;
no tengo sentimientos, Soy el Sentimiento;
no noto sensaciones, Soy Todas las Sensaciones;

no Amo: Soy el Amor;

no existo: Soy.
Y Soy sin Ser,
pues No Ser es la manifestación perfecta de Ser.

Soy porque no Soy:

Soy porque Cristo Es.

No Soy, sino que Soy Él,


pues Él, y no yo, y el Padre/Madre a través de Él,
es quien vive en mi la Experiencia Consciencial.

VIII
La Experiencia Consciencial subyace en la Matriz Holográfica
y fluye en ella energética e interactivamente,
configurando una Red Consciencial.

En el Gran Teatro del Mundo,


esta Red Consciencial es lo único Real, lo único que Es.

En cambio, nada de lo que la Matriz muestra,


con apariencia de solidez material,
existe en realidad.

Los objetos, cosas y cuerpos físicos


que nuestra mente intelectualiza
y de los que nuestros sentidos racionales se percatan
conforman sólo el escenario virtual de ese Teatro.

Son meros hologramas generados por ondas vibratorias


con diferentes gradaciones frecuenciales.

IX
La Red Consciencial produce en sí misma una condición
profundamente Inteligente,
una Consciencia absoluta, pura y sin límites.

En ella se integra la dimensión espiritual del ser humano,


aunque su mente y sus sentidos físicos suelan permanecer
ajenos a ello
y sólo perciban los hologramas virtuales.
La llamada racionalidad no da más de sí.

X
Nada de lo que tu mente pueda intelectualizar existe en la
Realidad;
nada de lo que tus sentidos puedan racionalizar es Real.
Lo que parece ser, no es; lo que aparenta no ser, es.

Es una auténtica Paradoja de Consciencia


que sólo el Amor puede resolver.

XI
Falsa es cualquier cosa que surja de una observación
donde tú estés por un lado y el mundo por otro;
falaz es cualquier idea que emane de un diálogo
entre un sujeto, lo que tú piensas que eres,
y un objeto, lo que tú crees que no eres.

Mientras te mantengas en estas dicotomías,


tú y el mundo, sujeto y objeto,
todo lo verás en clave de separación y dualidades
y permanecerás ciego ante la verdad.

Para percatarte de la esencia de la Experiencia Consciencial


has de ir más allá de la intelectualización de la mente;
para percibir la naturaleza de la Red de Consciencia
debes trascender de la racionalidad de tus sentidos.

XII
Cuando no contemples separación alguna, ninguna dicotomía
entre sujeto y objeto,
alcanzarás otras formas de percepción mucho más genuinas
y certeras.

En ellas no hay observador ni observado y se expande la


Consciencia.

Esto se llama No Dualidad:


permite que aflore nuestra Sabiduría innata,
posibilita que fluya la intuición y la inspiración
y hace que rija la Providencia divina.

En la práctica, la percepción basada en la No Dualidad


se traduce en estar presente, alerta y atento,
en experimentar acorde con la intensidad de cada instante,
en convertir cada momento en único,
en vivir conscientemente la Vida
y disfrutar plenamente de ella.

XIII

La mente genera la separación entre sujeto y objeto,


funciona a través de imágenes y actúa siguiendo hábitos.

La separación entre tú y lo que no eres tú


produce el rechazo a una parte de la Vida
y, con ello, a la Vida misma, la Vida Real,
que nada sabe de dicotomías y dualidades.

Las imágenes hacen que concibas el mundo de manera


superficial, por las apariencias,
que etiquetes a cosas y personas y efectúes juicios y
prejuicios.

Los hábitos mentales producen condicionamientos


y limitan tu capacidad de comprensión de la Realidad,
encasillándote en esa forma habitual de percibir e interpretar
los hechos y situaciones.

XIV

La separación entre sujeto y objeto, las imágenes y los


hábitos no son la Realidad,
sino la forma de operar que sigue la mente.

Tú no eres ni estás separado de nada que sea, haya existido o


existirá.

Y la Realidad no es ni las imágenes ni los hábitos


que usa la mente en su funcionamiento
Tampoco eres tus pensamientos,
pues se generan y fluyen por la mente a su antojo,
incluso aquellos que no te gustaría tener,
sin que tengas control sobre ellos.

¿Quieres sentir la libertad que está en tu Esencia y disfrutar


de la Providencia divina?.

Pues no fragmentes la Vida con dualidades;


mira más allá de las imágenes;
actúa más allá de los hábitos;
no te identifiques con tus pensamientos;
y vive sin preocupaciones en el ahora,
el único sitio donde la Vida existe.

XV

Existo por encima de dualidades, imágenes, hábitos y


pensamientos.

He superado cualquier identidad personal y he trascendido de


la propia idea de ser.

Soy manifestación de la Consciencia Perfecta.

Yo Soy Consciencia: aquello que siempre permanece, aquello


que siempre Es.

Con un libro entre tus manos, quedas absorto en su trama,


personajes y situaciones.

¿Donde estas tú?, ¿quién eres tú en ese momento de total


abstracción?.

Pues lo que eres: no una persona, no un ser,


sino Consciencia en estado puro más allá del tiempo y del
espacio.

Contemplas un paisaje o una puesta del sol y te concentras


en su belleza.

¿Donde estas tú?, ¿quién eres tú en ese instante de absoluta


concentración?.
Consciencia fuera del tiempo y del espacio.

XVI

Concentrado en la experiencia, la que sea, y viviendo en el


momento presente,
te vuelcas en la percepción de la misma y sientes lo que eres
y Es: Consciencia.

Puedes constatar entonces nítidamente que no hay nada más


en tu Vida,
ni en el Universo, ni en la Creación.

No existe tu pretendida personalidad, ni sujeto ni objetos, ni


ser.

Fluye la Consciencia y se plasma en Experiencia Consciencial.

No hay más; no hay menos.

Tu querido yo y cuanto te rodea se desvela como lo que Es:

un Gran Teatro, una fabulosa Matriz Holográfica


minuciosamente moldeada y configurada
en el contexto del Diseño Inteligente del Universo
con un único objetivo:
que la Consciencia experimente y, experimentando, se
expanda.

XVII

Concentrado y abstraído en la experiencia,


ocurre un hecho mágico y misterioso para la racionalidad:
no tienes consciencia de ti; tu mí mismo, se diluye,
desaparece.

A la par, adquieres plena Consciencia de la Experiencia en sí,


que deja de ser algo ajeno a ti, para ser tú mismo,
por encima de tu identidad personal y de tu ser.

En ese momento presente, no hay dualismos;


y decimos que el tiempo pasa volando.
Y tanto, pues la Experiencia Consciencial es interdimensional
y está más allá del tiempo y del espacio.

La Experiencia Consciencial fluye entonces con toda su


fuerza, belleza y pureza,
mostrando que es lo único que Existe en el Gran Teatro del
Mundo,
donde todo lo demás es virtual,
incluida tu realidad física y el papel que asumes y llamas
personalidad.

XVIII

De tu Voluntad, que es intención plasmada en acción,


y sólo de ella depende cómo quieres vivir
tu actual encarnación en el plano humano.

Puedes instalarte en un grado de consciencia,


con la visión de ti mismo y del mundo que conlleva,
y subir al escenario virtual para interpretar el papel a tal
grado asociado.

Asumirás, así, como real lo que sólo es ficción, incluida la


falacia de tu propio yo.

Y defenderás con vehemencia y entusiasmo meras ilusiones y


creencias imaginarias
que dimanan de la Matriz Holográfica que conforma el Gran
Teatro del Mundo.

O puedes optar por la Consciencia Perfecta,


no un grado de consciencia, sino todos y ninguno a la vez,
sin incorpórate al escenario virtual ni interpretar papel
alguno,
sólo disfrutando de la Experiencia Consciencial, lo único que
verdaderamente Es.

XIX

¿Qué te impide disfrutar de la Consciencia Perfecta?.

Nada real, sólo tus miedos y autobloqueos conscienciales.


En ella y desde ella, puedes caminar o cocinar, sentir, dormir,
amar,…

De hecho, en Consciencia Perfecta es como mejor harás todas


estas cosas,
pues es un estado de percepción pura en el que se vive el
aquí y ahora
y se logra ser plenamente humano.

Todo tendrá la misma apariencia, pero todo será


absolutamente diferente.

La Matriz Holográfica se manifestará ante ti con claridad


meridiana,
dejando de ser el laberinto en el que enredas tu existencia,
la cárcel en la que te encarcelas,
y convirtiéndose en un instrumento de tu acción consciente
al servicio de la expansión de la Consciencia y de tus
congéneres.

XX

Todo es tan bello y sencillo.

Sólo la inmersión en el Gran Teatro del Mundo,


dificulta contemplar lo simple y hermoso que es todo.

Sí, lo dificulta, pero no lo imposibilita…


Los sentidos físicos y la mente están diseñados para moverse
por esa Matriz,
no para captar la verdad que hay tras ella.

Pero la dimensión interior del ser humano sí puede percibirla.

Cuando se logra, sólo puede salir de la boca:


¡no vivo yo, es Cristo quien vive en mí!.

Y ese mí, enaltecido de Felicidad,


se diluye unificado en la energía crística
y, a través de ella, en el Padre/Madre.

Entonces, los miles de millones de galaxias y de flores,


los Universos multidimensionales y las bandadas de pájaro,
todo, todo sin excepción se plasma en algo único,
lo único que realmente Es,

la Esencia del Padre/Madre:

Amor.

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