Fraseologia en Diccionarios Cubanos Del S Xix
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1. Consideraciones generales
Teniendo en cuenta la rica tradición lexicográfica cubana, el departamento de Lingüística del Instituto de
Literatura y Lingüística (ILL), se ha propuesto la elaboración de un “diccionario de diccionarios”: el Tesoro
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lexicográfico de Cuba (Tlex-Cuba) . Esta obra toma como punto de partida el Diccionario provincial…, de
Esteban Pichardo (1836) para seleccionar y agrupar los repertorios del español de Cuba publicados entre el siglo
XIX y la primera década del siglo XXI; es decir, hasta el Diccionario del español de Cuba (2000).
Una revisión rápida de los 14 repertorios que conforman el Tlex-Cuba deja entrever, desde un punto de vista
cuantitativo, el interés que los elementos fraseológicos tuvieron para nuestros primeros “lexicógrafos”. No
obstante, se observa que esta inclusión ha sido espontánea y desordenada, lo que se justifica si tenemos en
cuenta que la Fraseología como disciplina lingüística se constituye bien entrado el siglo XX.
En el ámbito hispánico, los estudios fraseológicos han experimentado un gran desarrollo, sobre todo desde los
años 90. Los trabajos sobre la delimitación y clasificación de su objeto de estudio, así como de sus posibles
aplicaciones prácticas han sido constantes. Del mismo modo el tratamiento lexicográfico de la fraseología goza
de una abundante bibliografía. En cuanto al desarrollo de esta temática en Cuba solamente se han encontrado
dos textos de Zoila Carneado (1984 y 1985) cuyo objetivo principal es la clasificación de los fraseologismos –
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término abarcador para la autora - y el análisis del comportamiento de la polisemia, la sinonimia y las variantes
fraseológicas. No se ofrece un análisis exhaustivo acerca de la formalización que sobre las UFs se vierte en la
macroestructura y microestructura de los diccionarios pesquizados, pero sí se apuntan algunos problemas
relacionados con: (1) la ordenación de las UFs en los diccionarios y (2) los criterios de selección, distribución y
definición de estos.
En el presente trabajo se analizará el tratamiento que reciben las unidades fraseológicas (en adelante UFs) en la
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macroestructura de los diccionarios cubanos del siglo XIX que están insertados en el Tlex-Cuba. Este análisis
se centrará en las letras a y b de cada diccionario con la finalidad de: 1. determinar si los repertorios muestran
interés o no por incluir la fraseología en sus páginas introductorias; 2. describir cómo se incluyen las UFs en la
macroestructura de los diccionarios cubanos del siglo XIX.
2. Presentación de los diccionarios y conformación de la muestra
La elección de los diccionarios responde, en principio, a que son los repertorios incluidos en el Tlex-Cuba como
ejemplo de obras lexicográficas más significativas de este siglo. Además, no han sido objeto de análisis desde la
perspectiva que se propone. Para identificar a cada diccionario se ha utilizado el código empleado en el Tlex-
Cuba que se conformó con la primera letra del apellido de los autores y el año de la edición trabajada, entre
paréntesis.
(A-1859): García de Arboleya, José. Índice alfabético y vocabulario cubano. Manual de la Isla de Cuba.
Compendio de historia, geografía, estadística y administración (1859), en Gladys Alonso y Ángel
Luis Fernández. Antología de la lingüística cubana. Tomo I. Edit. de Ciencias Sociales, La Habana,
1977.
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(P-1875) : Pichardo y Tapia, Esteban. Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas. Edit.
Ciencias Sociales, La Habana, 1976.
(B-1883): Cuba Primitiva. Origen, Lenguas, Tradiciones e Historia de los Indios de las Antillas Mayores y Las
Lucayas, segunda edición corregida y aumentada, Librería de Miguel de Villa, Calle del Obispo, La
Habana,1883.
(M-1885): Macías, José Miguel. Diccionario cubano, etimológico, crítico, razonado y comprensivo de las
voces y locuciones del lenguaje común y del de dicciones del nomenclator geográfico, Imprenta de
C. Towbridge. Veracruz. 1885.
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Son 14 los diccionarios que conforman el tesoro cubano: 4 del siglo XIX (Arboleya, Pichardo, Bachiller, Macías), 9 del siglo
XX (Suárez, Dihigo, Zayas, Rodríguez Herrera, Ortiz, Paz, Marinello, Santiesteban) y 1 del siglo XXI (DECu). Para mayor
información, cfr. Camacho (2011).
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Para la autora los términos giro fraseológico, fraseologismo y unidad fraseológica son utilizados como sinónimos. Nótese que
en ocasiones este último tiene un sentido genérico como término abarcador que engloba a todas las combinaciones estables;
mientras que, indistintamente, denomina una categoría fraseológica, según la propuesta clasificatoria de Vinográdov que utiliza
la autora.
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Se entiende como el conjunto de las entradas ordenadas de acuerdo con un criterio dado -alfabético, conceptual, familia de
palabras, etc.- según Porto Dapena (2002: 135). Incluye también las otras partes que puede tener un diccionario, es decir,
introducción, guía de uso, lista de abreviaturas.
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El Diccionario provincial… tuvo su primera edición en 1836 y le sucedieron 3 ediciones más, todas aumentadas y corregidas
por el autor de 1849, 1863 y 1875. Fue la obra iniciadora de la labor lexicográfica cubana y una fuente imprescindible de los
diccionarios cubanos sucesores.
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En una primera etapa se realizó el vaciado de todas las unidades pluriverbales que constituían entradas
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independientes en las letras “a” y “b” . En una segunda etapa, se procedió a la distinción de las UFs y los
compuestos sintagmáticos del tipo alegría de ajonjolí, año académico que se sustrajeron pues no son
consideradas como unidades de la fraseología. Por último se procedió a la clasificación de estas combinaciones
cuyos artículos carecen de esta marcación gramatical.
El corpus de UFs que constituyen entradas independientes en los diccionarios quedó conformado por 16 UFs –
clasificadas en locuciones, colocaciones y enunciados fraseológicos como propone Corpas (1996)-. De este total
13 son locuciones, 1 colocación y 2 enunciados fraseológicos. El análisis de estos datos se sustenta en el marco
teórico proporcionado por la fraseología y lexicografía hispanas.
3. Algunas precisiones teóricas
Desde Corpas (1996) se ha establecido el término unidad fraseológica para denominar genéricamente a las
unidades objeto de estudio de la fraseología. En esta ponencia se manejará este término para referirse a las
“unidades léxicas formadas por más de dos palabras gráficas en su límite inferior, cuyo límite superior se sitúa en
el nivel de la oración compuesta” (Corpas, 1996: 20). Esta autora señala como sus rasgos distintivos:
“polilexicalidad, alta frecuencia de aparición y coaparición, institucionalización, estabilidad (fijación y
especialización semántica), idiomaticidad y variación potenciales” (Ibídem y 2001: 91).
Desde entonces la fraseología española dispone de una taxonomía que presta mayor atención a los enunciados
fraseológicos y las colocaciones las que, en conjunto con las locuciones, comprenderían la totalidad de las UFs
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de una lengua, según Corpas (1996) . En la actualidad la mayoría de los estudios sobre fraseología en lengua
española parten de esta clasificación, que se considera la más amplia y exhaustiva, aunque no da solución al
problema de la distinción entre locuciones nominales, colocaciones y compuestos sintagmáticos con igual
estructura formal, a saber: S/Adj.+S y S+prep.+S. No obstante, se asumirán los términos y las nociones
conceptuales de los distintos tipos de UFs propuestos por la autora para el reconocimiento y clasificación de
estas unidades en la muestra delimitada. En tal sentido, Corpas define:
colocación: unidades fraseológicas que, desde el punto de vista del sistema de la lengua, son sintagmas
completamente libres, generados a partir de reglas, pero que, al mismo tiempo, presentan cierto
grado de restricción combinatoria determinada por el uso (cierta fijación interna). (Corpas, 1996: 53)
locución: unidades fraseológicas del sistema de la lengua con los siguientes rasgos distintivos: fijación interna,
unidad de significado y fijación externa pasemática. Estas unidades no constituyen enunciados
completos, y, generalmente, funcionan como elementos oracionales. (Corpas, 1996: 88)
enunciados fraseológicos: enunciados completos en sí mismos, que se caracterizan por constituir actos de habla
y por presentar fijación interna (material y de contenido) y externa (Corpas, 1996: 132).
Se hace necesario precisar que, a diferencia de Corpas (1996) y García (2002), no se tratan en esta ponencia los
compuestos sintagmáticos como locuciones nominales. Tampoco se considera que sean UFs como Ruiz (1997)
y Timofeeva (2008). En este trabajo se asume la posición de Almela (1999) y Buenafuentes (2009) quienes
defienden su lugar como unidades del nivel lexémico. Luego, se ha considerado (Ferrando, 2006; Buenafuentes,
2007) que la distinción entre compuesto y UFs (locución o colocación) se limita esencialmente a una cuestión de
grado: los compuestos presentan mayor fijación e idiomaticidad que las locuciones y que las colocaciones.
Timofeeva (2008:170) precisa que los compuestos sintagmáticos denominan un nuevo concepto mientras que
las locuciones dotan de nuevas características o matices al ya existente. Del mismo modo, en ocasiones la
locución remite al refrán del cual proviene y no presenta un comportamiento paradigmático como los
compuestos.
En cuanto a las colocaciones la definición de Corpas, que se sigue en este trabajo, no coincide totalmente con
las aplicadas por otros investigadores pues:
• Algunos autores como Bosque (2001) y Alvarado (2010) no consideran las colocaciones como UFs,
mientras que García-Page (s.a), Zuluaga (2002) las sitúan a medio camino entre la combinación libre y
la UF. En tal sentido, se tendrían que estudiar como unidades de la sintaxis y no de la fraseología.
Tampoco para Wotjak (1998) se trata de UFs sino que son combinaciones en vías de lexicalización.
Para Corpas (1996 y 2001) son UFs de pleno derecho.
• Para Bustos (2006) las colocaciones con un sintagma prepositivo (poner en movimiento) no son
contempladas como colocaciones sino que las denomina combinaciones atributivas. Tampoco Rivas
(2008) lo hace. Otros sí las admiten como Penadés (2001), Blasco (2002), Ferrando (2006), etc. En la
taxonomía de Corpas (1996) se incluyen como una subcategoría de las colocaciones V+ (prep.+) Sobjeto.
• Para Zuluaga (1998 y 2002) las solidaridades léxicas coserianas –en especial las implicaciones
semánticas (guiñar el ojo)- no deben incluirse dentro de las colocaciones. Para Corpas (1996) hay
colocaciones en las que el significado del colocativo está incluido en el significado de la base (triángulo
isósceles); en otras, un constituyente no supone semánticamente al otro.
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Los 2 volúmenes del diccionario de Macías (1885) presentan un estado de conservación crítico y algunas páginas están
extraviadas lo que ha afectado la pesquisa en la letra b pues no se han podido explorar las páginas desde la 176 a la 201.
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Otras clasificaciones de las UFs en español se encuentran en Zuluaga (1980), Carneado (1984 y 1985) y Ruiz (1997).
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A continuación se revisa la información contenida en la parte introductoria de los repertorios objeto de estudio.
En general, los cuatro diccionarios muestran un diseño simple de la parte introductoria (segmentada en
«Palabras del autor» y «Listado de abreviaturas») que, desde el punto de vista contenidista, aboga por lo
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discursivo y refiere pocos elementos concretos de una técnica lexicográfica . La formación diversa de los autores
-ninguno fue lingüista-, puede ser una razón de peso para que no se halle una referencia explícita a las unidades
pluriverbales (fraseológicas o no) en la lexicografía cubana del siglo XIX. Toda la información que aportan las
definiciones refleja un estilo dependiente de la competencia lingüística y cultural del diccionarista –cada
diccionario es fruto de la labor personal de sus autores-, así como, de las fuentes que pudieran manejar.
Resulta llamativo que, siendo el diccionario de la Academia una de las fuentes principales tomada por los autores
cubanos del siglo XIX para la confección de sus obras no se siga su modelo en cuanto a la fraseología. Según el
dato que proporciona Olímpio (2007: 296) “a partir de la 5ta edición del diccionario (1817), se aplicaron normas
rígidas para la colocación de las UFs”. Mientras que el Diccionario de Autoridades (1726-1739) estableció -en el
Prólogo- que después de cada acepción se pondrán las frases que le corresponden y luego los refranes
ordenados alfabéticamente (Martínez,: 134). Desde entonces se van fijando los criterios para la estructura interna
de los artículos: las UFs ocupan el final del artículo –después de las acepciones-, van ordenadas alfabéticamente
comenzando por las frases (locuciones en nuestra terminología) y después los refranes.
En consecuencia, como los diccionarios estudiados no aluden a la inclusión de la fraseología en sus partes
introductorias se ha determinado mostrar lo realizado por sus autores como sigue:
• los aspectos teóricos se desatienden completamente pues no se alude a la cuestión terminológica ni
clasificatoria de las “expresiones”, “frases” o “modismos”, ni se presenta una definición de los términos.
• La fraseología recogida en los diccionarios no tiene la dimensión cuantitativa que posee el léxico simple.
Se recogen UFs malsonantes o que contienen alguna palabra tabú en muy poca proporción. Todos los
diccionarios coinciden en recoger locuciones (numéricamente superior son las adverbiales y verbales) y
enunciados fraseológicos.
• no se hace referencia, en ninguno de los diccionarios, a la ubicación en el artículo lexicográfico de las
UFs. Aunque no es plan este procedimiento se halla en los diccionarios de la Academia que se citan
como fuente en la microestructura de los diccionarios que se analizan.
• tampoco se aclara el procedimiento seguido sobre la ordenación de estas combinaciones.
• se omiten las marcas empleadas para caracterizar a las UFs de las listas de abreviaturas -que es un
apartado común a los diccionarios revisados, aunque en la microestructura de los diccionarios se
emplean enunciados explicativos que pueden funcionar como marcas.
• En cuanto a la lematización no se ofrece información acerca de cómo se consignan las UFs en la
macroestructura o microestructura de los diccionarios.
Seguidamente, se describirá cómo han procedido los diccionaristas en el tratamiento lexicográfico de las UFs
comprendidas en la macroestructura de cada diccionario revisado. Para ello, se atenderá a la ubicación,
marcación, lematización, uso de abreviaturas y signos tipográficos de acuerdo con los aspectos que más
frecuentemente se describen en la bibliografía consultada. De esta forma se mostrarán las diferencias que se
observan entre los diccionarios.
Las UFs que incluye el Índice… de Arboleya son: (1) arrancar el sollate; (2) al Avemaría; (3). ponerse/ estar
bravo, va. De ellas (1) y (2) son locuciones y (3) es una colocación. En cuanto a su tratamiento se observa que:
1. no utiliza abreviaturas ni marcas gramaticales para referirse a las UFs.
2. el lugar de aparición de las UFs es como entrada independiente, (que no se menciona en la parte
introductoria), aunque bajo el lema de una de estas estructuras incluye 1 locución adverbial como
subentrada (a la ley brava). Se sigue el orden alfabético del lemario rompiendo el orden natural de la
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Se entiende por tal al conjunto de pautas y convenciones sistemáticas que, tanto por lo que se refiere a la macroestructura
como a la microestructura, son adoptadas por sus autores. (Ortega/González, 2008: 234)
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secuencia, por ejemplo, la locución adverbial al Avemaría se lematiza por el sustantivo y la colocación
verbal ponerse bravo por el adjetivo.
3. no utiliza ningún tipo de letra especial para diferenciar las unidades pluriverbales de las univerbales. En
el caso de la cursiva en la locución que sitúa como subentrada debe de interpretarse como un
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cubanismo léxico o semántico si se es consecuente con lo que expresa en la “Advertencia” .
4. la lematización es irregular. En cuanto a las locuciones, en un caso se toma al sustantivo como la
categoría gramatical más fuerte (al avemaría); mientras que, en otro, se escoge al verbo aunque esté
presente un sustantivo en la combinación (arrancar el sollate). La colocación (ponerse bravo) se
lematiza por el adjetivo que es la base de la combinación.
En el diccionario de Pichardo hay 13 UFs que constituyen entradas independientes. Estas son: (1) a lo
abencerraje; (2) andar al airón; (3) alma en boca y huesos en costal; (4) alta y baja; (5) de lo alto; (6) tener angel;
(7) angela maria; (8) aquí quiriquí, arroz con ají; (9) ave maría; (10) al barrer; (11) a la ley bayona; (12) tener tres
bemoles; (13) comer bolitas. Del total 9 son locuciones y 4 son enunciados fraseológicos – (3), (7), (8) y (9)-.
1. Utiliza indicaciones para referirse a las UFs: “frase” y “modo adverbial” que alterna con la abreviatura
“mod. ad.” No es sistemático con este proceder como se advierte en: (2), (4), (5), (9), (11) y (13).
Cuando emplea la marca gramatical siempre aparece al inicio del artículo lexicográfico. Las locuciones
adverbiales se caracterizan como modos adverbiales; los enunciados se etiquetan como frases.
2. Aunque se encuentran UFs en la macroestructura del diccionario como entradas independientes; la
mayoría de las “frases” y “refranes” se ubican dentro del artículo, a continuación de las diferentes
acepciones de la palabra entrada.
3. En cuanto al uso de la tipografía, las UFs se presentan en versales, seguidas de punto y el signo (—).
Se sigue el orden alfabético del lemario.
4. Para la consignación de las UFs en la macroestructura Pichardo sigue, por lo general, el procedimiento
de incluirlas en el artículo de su primera palabra fuerte: el sustantivo. No obstante, la locución a la ley
bayona se lematiza por el adjetivo y no por el sustantivo ley.
En cuanto al diccionario de Macías (1885) la pesquisa de los aspectos reseñables en la macroestructura arroja
las siguientes consideraciones:
1. Todas las UFs son presentadas siempre en el cuerpo del artículo lexicográfico, ya sea como,
subentradas -después de la marca “expresión” que alterna con la abreviatura “expr.”-, en el ejemplo o en
un subapartado –etiquetado como Crit.-.
2. Aunque no es sistemático en este procedimiento, evita repetir la palabra clave y utiliza el símbolo (—)
para sustituir la palabra entrada.
3. Utiliza la cursiva para las unidades pluriverbales (sean fraseológicas o no) y estas se presentan
enumeradas (con números romanos) cuando se incluyen más de una.
4. En cuanto a la lematización se sigue el mecanismo de incluir la UF en el artículo de la palabra clave,
que tiene el siguiente orden de prioridad: sustantivo, verbo, adjetivo, pronombre. No obstante, se
observan casos en que no ocurre como se describe, por ejemplo, amarrar machete, se incluye bajo el
lema del verbo y no del sustantivo.
En la siguiente tabla se resumen los aspectos que se tomaron en cuenta para la descripción de las UFs en la
macroestructura.
5. A modo de conclusión
• Los diccionarios cubanos del siglo XIX no justifican la aparición de las UFs en su parte introductoria.
• No hay homogeneidad en el tratamiento de las UFs ya que existe una evidente falta de principios
teóricos en los diccionarios
• La mayoría de los diccionarios incluyen marcas (abreviadas o no) que indican la categoría gramatical de
las UFs, aunque no se realiza de manera sistemática ni se marcan todos los tipos.
• Principalmente las UFs se incluyen en el interior del artículo pero se halla un número reducido de estas
en la macroestructura de los diccionarios. No se exponen las razones para este procedimiento.
• Aunque no se da información acerca de cómo se lematizan las UFs se puede determinar que presentan
las UFs ordenadas alfabéticamente a partir de la palabra clave que suele coincidir con el sustantivo. En
ocasiones los elementos gramaticales que constituyen la unidad aparecen entre paréntesis, v. g., las
UFs (2) y (3) de Arboleya.
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“las voces puramente cubanas y las castellanas que solo tienen en el Pais (sic) un significado peculiar, se distinguen en el
Índice con la letra bastardilla” (Arboleya, 1859: 24)
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• Se observa también que hay un mayor interés por incluir las UFs en los diccionarios del español de
Cuba. Desde un punto de vista cuantitativo se incrementa el número de las UFs y se sistematiza su
inclusión solamente en la microestructura del diccionario como propugnaba el diccionario de la
Academia.
• En cuanto al tipo de UFs son las locuciones las que mayormente se registran en los diccionarios.
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