Modelo Estratégico

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Aspectos teóricos-conceptuales básicos del modelo de Terapia Estratégica

En el año 1953 , la terapia estratégica surge del interés multidisciplinario, de Gregory


Bateson junto a otros investigadores entre ellos Jay Haley, del análisis de la
comunicación y como está juega un rol fundamental en las interacciones con las
otras personas y en los problemas mentales que hasta ese momento se
consideraban sólo se consideraban como patológicos.

Con base en ello, se desarrollaron una serie de investigaciones las cuales dieron
pie a definir las situaciones problemáticas como fenómenos sociales y
comunicativos que ocurren en un campo interaccional o en un contexto especifico.
Además de incluir dos principios básicos y fundamentales para el modelo
estratégico y en general para en el enfoque sistémico: la familia como un sistema
homeostático y el doble vinculo.

J. Haley comenzó a llevar su trabajo terapéutico breve desde este punto de vista
comunicacional, acentuando el contexto social de los problemas humanos y
adaptando algunas estrategias directivas que había aprendido de Milton Erickson,
como la hipnosis, a la par de estas investigaciones y prácticas ajenas a su desarrollo
profesional. (J. Haley, 1973).

El conjunto de estos acontecimientos llevo a Haley a convertirse en uno de los


principales exponentes del modelo pues con la ayuda de Braulio Montalvo y Cloé
Madanes lograron desarrollar obras literarias que describen técnicas y
procedimientos que coadyuvan a los terapeutas a la resolución de situaciones
problemáticas bajo este enfoque en la ciudad de Washington. (J. Haley, 2012)

La terapia estratégica ubica el problema dentro de un marco de referencia social y


lo define como una secuencia reiterada de actos realizados entre varias personas,
en donde se incluye al terapeuta en esta secuencia de interacciones pues cuando
se está involucrando el control social, el medio profesional también forma parte del
problema presentado.
Se percibe al síntoma como una funcionalidad adaptativa dado que analiza a la
familia como una organización social, la cual es vista en términos jerárquicos, ya
que en las organizaciones sociales se elaboran reglas de acuerdo con quienes
tienen más poder y estatus. El problema es considerado como una conducta
inadecuada producto de un trastorno en la comunicación, debido a que las
jerarquías están alteradas o difusas.

La estructura familiar se va ir moviendo dependiendo del momento en el modo por


el que estén organizados (claros, rígidos o difusos) bajo las categorías de poder,
jerarquía, limites, reglas, roles, alianzas, coaliciones, simetría y complementariedad.
Cabe recalcar que ninguna de ella es totalitaria.

El objeto principal es que el terapeuta plantee una estrategia para resolver, dentro
del marco familiar, el problema específico del cliente mediante objetivos claros y
técnicas adecuadas para esa situación. La labor del terapeuta será entonces
formular con claridad el síntoma presentado e idear una intervención en la situación
social del cliente a fin de modificarlo (J. Haley, 2012).

Este modelo está focalizado al cambio, se le pide al cliente que haga cosas para
cambiar. Si se puede ver, se puede cambiar, esto significa pasar la situación
problemática de lo abstracto a lo concreto.

Los elementos estratégicos que contribuyen a lograr el objeto de la terapia son el


orden, la iniciativa, la simplicidad, la economía y flexibilidad. Además, es esencial
llevar un proceso, el cual, de manera general, se basa en los siguientes puntos.

 Motivo de consulta: ¿Quién? ¿Quiénes?


 Definición del problema: ¿Por qué?, descripción del problema (pauta, patrón
o pasos)
 Objetivos terapéuticos: ¿Qué se espera de la terapia?
 Establecimiento de contrato: ¿Qué esta (n) dispuestos a hacer para resolver
la situación
 Intervenciones: ¿Qué debe (n) hacer?
 Cierre: ¿Qué se logró?
El objetivo de las intervenciones es lograr un cambio en las interacciones familiares
y en la estructura de la familia para lograr con ello desaparecer la conducta
sintomática. En función de la resistencia es como el terapeuta debe dirigirse al
cliente ya sea con intervenciones directas o indirectas. A mayor resistencia
funcionan más las intervenciones indirectas, a menor resistencia, la funcionalidad
de la intervención directa es mucho mayor que las indirectas.

Las intervenciones más comunes son las directas, el reencuadre, la metáfora,


anécdota, la paradoja y la ordalía. A continuación, una breve descripción de cada
una de ellas

Intervención directa

El terapeuta pide que haga algo diferente sobre la pauta o el patrón que genera el
problema con el propósito de que lo cumpla. Las diferencias del patrón pueden ser
en función de tiempo (frecuencia, duración e intensidad), de persona (postura
corporal, lenguaje, pensamiento o conducta) o de la situación (quitar o agregar
elementos, cambiar orden, interrumpir patrón, etc.)

Reencuadre

Reencuadrar significa modificar el contexto conceptual y/o emocional de una


situación o el punto de vista según el cual es vivida, situándola en otro marco, que
corresponde igual o incluso mejor, a los hechos de esta situación concreta, cuyo
sentido, cambia completamente.

Es importante observar que no se trata de hacer que las personas se den cuenta de
la manera buena de actuar, sino simplemente de enseñarles un nuevo juego.

Metáfora

La intervención se expresa a través de formulaciones de una cosa que se parece


a otra, es la relación de analogía entre una cosa y otra, no solo se expresa con
palabras, también con acciones. Es un giro de lenguaje que ofrece interpretaciones
que están vinculadas a experiencias concretas y van relacionadas con la situación
problema.
Anécdota

Estas intervenciones se refieren a historias o eventos vivenciales de algo poco


habitual que deja enseñanza en terapia.

Paradoja

Las prescripciones de tipo paradójico nacen de la teoría del doble vinculo, el cual
se produce en una simultaneidad de mensajes que contraponen entre sí y que se
emiten a diferentes niveles.

Son órdenes que se le imponen a una persona indicándole como debe comportarse,
pero al mismo nivel se reprueba la conducta solicitada, se da un mensaje que se
contrapone con el primero. (Ceberio y Watzlawick, 2010).

La intervención consiste en emitir dos mensajes que se contradicen entre sí. Se


crea una situación que no puede ser resuelta aplicando la lógica, si no únicamente
modificando el mapa interno del mundo con creatividad o un cambio de segundo
orden.

Ordalía

Consiste en hacer que una persona haga algo que le resulte una zozobra mayor
que la ocasionada por el síntoma. Esta debe ser algo que persona pueda ejecutar,
no ponga objeción y no cause daño si no al contrario un beneficio.

Muchos aspectos de las intervenciones dependen también de la identificación de la


postura del cliente. Una intervención tiene éxito si se tiene en cuenta las opiniones,
las esperanzas las razones, las hipótesis: en una palabra, el mapa conceptual del
cliente. Las técnicas implican que el terapeuta aprenda el lenguaje del paciente y
no que el paciente entre en el sistema explicativo del terapeuta.
Referencias Bibliográficas

Ceberio, M. & Watzlawick, P. (2010). Si quieres ver, aprende a actuar: Diseño y


prescripción de tareas en psicoterapia. Buenos Aires: Teseo

Haley, J. (1987). Estrategias en psicoterapia. Barcelona: Toray.

Haley, J. (1980). Terapia no convencional: las técnicas psiquiátricas de Milton H.


Erickson. Buenos Aires: Ed. Amorrortu

Haley, J. (2012). Terapia para resolver problemas. Buenos Aires: Amorrortu.

Wittezaele, J., García, T. (1994) La escuela de Palo Alto. Historia y evolución de las
ideas esenciales. Herder: Barcelona.

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