Continuación Punto 2

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CONTINUACIÓN PUNTO 2.

Clasificación de las cláusulas

Desde el punto de vista doctrinario es posible establecer una clasificación de las cláusulas, así:

a) Cláusulas esenciales:
Este tipo de cláusulas se caracteriza porque irrenunciables y el no consignarlas hace imposible
que el contrato o el acto nazcan a la vida jurídica. Como ejemplo de ellas puede mencionarse
que, en el contrato de donación entre vivos, conforme lo establecido en el Art. 1863 del Código
civil, Decreto Ley 106, “toda donación será estimada”, lo cual significa que en alguna de las
cláusulas deberá consignarse en qué valor monetario, o precio, estima, considera o aprecia el
donante, según su libre albedrío, la donación de la cosa que realiza a favor del donatario.

b) Cláusulas naturales:
Las cláusulas naturales son aquellas que, dentro del ordenamiento legal, se consideran propias
del acto o contrato de que se trate. Sus alcances se encuentran determinados en las normas
jurídicas y constituyen derechos u obligaciones para las partes. Sin embargo, la ley permite que
tales derechos u obligaciones puedan renunciarse o cambiarse, siempre y cuando la renuncia
conste en la escritura y que no se atente en contra de normas de orden público y de la moral.
Un ejemplo de ese tipo de cláusula lo encontramos en los contratos de tipo oneroso en los que
se transmita la propiedad, la posesión, el uso, goce o disfrute de una cosa, en donde el
enajenante, conforme lo previsto en el Art. 1543 del Código Civil, Decreto Ley 106, está sujeto
al saneamiento por evicción o por vicios ocultos.

Sin embargo, este derecho del comprador está matizada en el mismo Código Civil, en el Art.
1544, en donde se dice lo siguiente: “Los contratantes pueden ampliar o restringir por pacto
expreso los efectos del saneamiento y aun convenir en que éste no se preste; pero la renuncia al
saneamiento no será válida si hubiere mediado mala fe por parte del enajenante.”

c) Clausulas accidentales:

Este tipo de cláusulas puede o no aparecer en una escritura, lo cual depende de la voluntad de
las partes. El establecimiento de una causa accidental en las partes.

El establecimiento de una causa accidental en una escritura significa la derogación de una


cláusula natural, que de otra manera sería la que regiría, por lo que la cláusula accidental se
torna la rectora en la relación jurídica que se establezca.

Un ejemplo de este tipo de cláusula lo constituye la llamada cláusula de indemnización en el


Art. 1436 Código Civil, conocida también como cláusula penal, según lo cual: “Este tipo de
cláusula se utiliza mucho en contratos de obras de construcción, conforme lo cual, de manera
anticipada, se prevé una sanción pecuniaria al constructor por cada día de atraso en la entrega
de la obra. Es decir, una cantidad determinada de dinero, o bien, un porcentaje sobre el valor de
la obra, así como establecer diferentes criterios de sanción en caso de que el atraso sea de días,
de semanas, de meses o inclusive de años.

d) Cláusulas irrenunciables:

Dentro del conjunto de derechos potestativos, es decir, aquellos sobre los cuales pueden
disponer libremente las personas, existe la posibilidad de que alguien renuncie libre y
voluntariamente a ellos. Sin embargo, en otros casos, cuando se refiere a normas de orden
público, la posibilidad de renuncia a tales derechos no existe.
Por tanto, las cláusulas irrenunciables son aquellas que, con base en el ordenamiento jurídico,
las partes no pueden omitirlas, pues son de interés público y persisten por sobre la voluntad de
los otorgantes. Como ejemplo de ese carácter irrenunciable de derechos, que adquieren
expresión en las cláusulas escriturarias, se puede mencionar lo establecido en el Código Civil
con relación a los contratos de sociedad: “Artículo 1732. Son nulas y se tienen por no puestas
las cláusulas del contrato de sociedad en que se estipule que alguno de los socios no participará
en las ganancias o que la parte del capital o vienen que aporte estarán libres de responsabilidad
o riesgo.”

e) Cláusulas de estilo:

Este tipo de cláusulas tiene su origen en dos fuentes: la tradición notarial (porque así se
acostumbra entre los notarios desde hace un determinado tiempo), o bien, porque algunas
cláusulas, que originalmente eran del tipo accidental, por su reiterado uso, han llegado a
considerarse propias de un determinado tipo de contrato o de acto.
Como ejemplo de las primeas, es decir, de las que tienen un origen en la tradición notarial, se
puede mencionar la última cláusula dentro del cuerpo de la escritura, en la cual se acostumbra
consignar que las partes, o bien el otorgante, aceptan lo establecido en las cláusulas.

Ejemplo de cómo una cláusula accidental se vuelve, por causa de su reiterado uso, típica dentro
de determinada clase de contratos, se puede mencionar que en los contratos onerosos que
conllevan un cumplimiento sucesivo, es decir, en el tiempo, y el correspondiente pago se
realiza en cuotas, es normal que establezca que el deudor renuncia al fuero de su domicilio para
el caso de que sea necesario entablar demanda en su contra.

Lo normal, desde el punto de vista legal, es que el deudor sea demandado en su domicilio. Sin
embargo, atendiendo a la posición económica de ventaja del acreedor, quien normalmente es
quien elige al Notario que faccionará el instrumento, se acostumbra consignar que el deudor
renuncia a su derecho de ser demandado en su domicilio y se somete voluntariamente en donde
le convenga y plazca al acreedor.

También se pueden mencionar algunas otras cláusulas, como por ejemplo las cláusulas
imposibles, que consisten en establecer una obligación, un derecho, una condición que,
conforme el estado normal de las cosas, no es posible cumplir, ya que sea por motivos que se
deben a la propia realidad o del ordenamiento jurídico.

• Diferencias entre estipulación y disposición

Antes de concluir con este apartado, debemos hacer referencia a que, si bien los términos
estipulación y disposición se utilizan normalmente en forma indistinta, en sentido estricto no
significan lo mismo. Como ha observado Giménez Arnau, las estipulaciones son propias de los
acuerdos bilaterales, es decir, en los contratos; en tanto que las disposiciones hacen referencia
más bien a actos de tipo unilateral, como ocurre en los testamentos y las donaciones simples y
puras.

• Aspectos a considerar para una adecuada redacción de las cláusulas

En cuanto a la redacción de las estipulaciones o cláusulas, es oportuno hacer mención a lo


aconsejado por Bernardo Pérez Fernández del Castillo, en el sentido de que deben considerarse
dos aspectos para el adecuado y correcto faccionamiento de la escritura pública: a) el
gramatical, y b) el jurídico.
En cuanto al aspecto gramatical, es de esperar que el Notario, como profesional y
universitario, tenga un conocimiento aceptable del idioma, por lo que deberá respetar tanto lo
que se refiere a los elementos sintácticos, semánticos como ortográficos en la redacción, entre
otros.

En el código de Notariado poco se dice al respecto, a diferencia de lo establecido en


legislaciones extranjeras sobre el particular, pero, en todo caso, el instrumento debe cumplir
con las exigencias de propiedad terminológica y conceptual, así como de claridad y ser conciso.
De acuerdo con lo establecido en el Código de Notariado, debe hacerse “la relación fiel,
concisa y clara del acto o contrato” (numeral 7 del Art. 29).

En lo jurídico, el Notario, como profesional del Derecho, debe ser cuidadoso en aplicar y
respetar las normas sustantivas, dependiendo del negocio jurídico de que se trate, así como el
conjunto del ordenamiento jurídico vigente. Es de tomar en cuenta, en particular, los elementos
que se refieren al cumplimiento de obligaciones tributarias y registrales que provengan
directamente como consecuencia del otorgamiento y autorización del instrumento, pues de no
hacerse así el Notario sería ineficaz en su función para con los clientes y también en su
responsabilidad frente al fisco. Por tanto, la mejor prescripción en este sentido es el estudio
constante y el mantenerse vigente en los cambios que puedan operarse en materia legislativa,
así como en los aspectos reglamentarios que las diferentes dependencias acostumbran emitir
para normar diferentes temas como los registrales y tributarios.

Aceptación

En Guatemala, dentro de los usos notariales propios, se acostumbra que en el cuerpo de la


escritura matriz se haga constar, de manera expresa, la aceptación del negocio o acto jurídico de
que se trate por parte de los otorgantes. A esta cláusula se le denomina generalmente cláusula
de aceptación.

Sin embargo, desde el punto de vista doctrinario, la corrección de este uso es cuestionable, y las
razones son varias. El argumento más sólido para rechazar esta aceptación preliminar en el
cuerpo de la escritura matriz, consiste en que, en una parte posterior, específicamente en la del
cierre, existe un apartado específico en donde se procede al otorgamiento, es decir, a la
aceptación como tal del contenido de todo el instrumento. Por tal motivo, resulta un tanto
redundante que en el cuerpo de la escritura se incluya ya cláusula de aceptación y,
posteriormente, en el cierre, una vez más, se haga constar que se acepta el contenido del
instrumento.

No obstante, como se mencionó ya, este es un uso, curioso y particular, que se observa y
practica en el medio notarial guatemalteco. Por lo que es normal que en la última cláusula de la
escritura matriz, se exprese que las partes aceptan (por ejemplo una compraventa, un mutuo, un
arrendamiento, etc.), si se trata de un acto bilateral; o bien, que la persona que otorga el
instrumento acepta, en los actos unilaterales (testamento o donación simple).

Conclusión

Esta última parte de la escritura está formada por dos elementos: el otorgamiento y la
autorización, los cuales estudiaremos a continuación. Antes de proceder al análisis de estos
elementos, debe tenerse presente que la única parte de la escritura que se redacta en forma de
cláusulas es la que se refiere al cuerpo. Las otras dos partes que integran la escritura, es decir, la
introducción y la conclusión, no se redactan mediante cláusulas.

Asimismo, además del otorgamiento y autorización, en esta parte de la escritura se hace


referencia a algunos aspectos importantes de la misma, los cuales hará constar el Notario, a
saber:
a) Se hace mención que tuvo a la vista los documentos de identificación de las partes, si
corresponde,

b) Se expresa haber tenido a la vista los con los cuales se justificó la propiedad de los
bienes o derechos objeto del otorgamiento;

c) Se hace constar que se realizaron las correspondientes advertencias sobre los efectos
legales del instrumento, las obligaciones registrales y tributarias que devienen con
motivo del instrumento;

d) Se consigna que se dio lectura al instrumento;

e) Se hace mención de que han estado presentes también los testigos e intérpretes, además
de los otorgantes y el Notario, según corresponda.

Lectura del instrumento

Se ha dicho que el objetivo del Derecho Notarial es el instrumento público. Dentro de nuestro
ordenamiento jurídico, el instrumento público más solemne y formal es la escritura pública o
matriz.

En las escrituras se contienen las manifestaciones de voluntad de los otorgantes, en relación a


la creación, modificación o extinción de relaciones jurídicas que les interesan de manera
directa.

Por tanto, visto que los intereses de los otorgantes son los que están en juego, el Notario tiene el
deber y los otorgantes el derecho de conocer el contenido del instrumento, a efecto de precisar
si en él se reflejan con precisión, y con los alcances que estiman convenientes, las intenciones
negociales de las partes.

El acto de lectura del instrumento adquiere mayor significación si recordamos que sus efectos
se proyectan tanto de forma inmediata como mediata y, en una eventual ejecución forzada, en
caso de que sea necesario la ejecución judicial para el cumplimiento, los términos de referencia
estarán dados por lo contendió en la escritura, cuya efectividad y cumplimiento de fines se
proyectará, de manera imperativa, y conforme lo cual habrá de resolver el órgano jurisdiccional
que oportunamente conozca del asunto.

a) Elementos personales: Es decir los sujetos:

i. Quien lee: De manera preferente, conforme nuestra legislación, el Notario, si bien en


algunos casos debe hacerlo el otorgante o la persona que ella designe, como sucede en el caso
de testamentos o donaciones mortis causa.
ii. A quienes se lee: A los comparecientes, es decir, tanto a los otorgantes como a los
intérpretes y testigos, si fuere el caso, en un solo acto, para lo cual se encuentran reunidos.

b) Elemento real: Se lee tanto el texto como el contexto íntegros del instrumento y de los
documentos unidos. No debe truncarse, es decir, interrumpirse, la lectura. Además, es
necesario leer todos los documentos que sirven de base para el otorgamiento de la escritura
(certificaciones, documentos de identificación, mandatos, etc.).

c) Elemento formal: Este aspecto se refiere a cómo se lee, lo cual debe hacerse en voz alta y
debe hacerse guardando unidad o inmediatez entre la lectura, el consentimiento y la firma
del instrumento.
• Consentimiento

El consentimiento, o aceptación, corresponde proporcionarlo a los otorgantes. En cuanto a la


manera de hacerlo, conforme nuestra legislación, éste debe quedar expresado en el instrumento,
como se establece en el numeral 10 del Art. 29 del Código de Notariado: "La fe de haber leído
el instrumento a los interesados y su ratificación y aceptación". Por tanto, para el caso del
Derecho Notarial guatemalteco, conforme nuestra legislación, el consentimiento, se divide, en
dos momentos claramente diferenciables: uno, cuando los interesados ratifican que lo
expresado en la escritura matriz es expresión fiel de su deseo negocial; y, dos, cuando, con base
en la ratificación del instrumento como reflejo de lo que desean y les interesa, aceptan el
contenido del instrumento y a éste de manera integral.

Con base en el precepto citado, el consentimiento, en nuestro medio, se hace constar con ese
formulismo, que puede parecer exageradamente engorroso, de que las partes, o los interesados,
o los otorgantes, "aceptan, ratifican y firman el instrumento tan exagerado resulta todo esto, en
especial si consideramos, como se ha planteado doctrinariamente, que "salvo para respetar la
armonía de lo escrito en el documento, no sería siquiera necesario decir que se ha otorgado o
que se ha consentido (en la escritura), porque firmar... equivale a consentir".

Firma de los otorgantes, testigos e intérpretes

Según Planiol y Ripert, "la firma es una inscripción manuscrita que contiene el nombre de la
persona que entiende hacer suyas las declaraciones del documento". Sin embargo, las más de
las veces, la firma es tan solo un grafismo convencional, elegido libremente por la persona, que
en verdad resulta ilegible." Manuel Ossorio define el término firma así: "Representación por
escrito del nombre de una persona, Puesta por ella misma de su puño y letra” Desde el punto de
vista etimológico, la palabra firma proviene del latín firmare, que significa afirmar, dar fuerza.

Es tan importante la firma de la escritura, que ha llevado a autores como González Palomino a
manifestar que los documentos antes de la firma, en los casos normales, son solo un papel, y
que hasta que han sido firmados adquieren la categoría de documento. Con la firma, según este
autor, se realizan dos declaraciones: uno, que el documento está terminado, y es íntegro y
completo; dos, que la persona que firma reconoce como propio el contenido, sobre el cual se
responsabiliza.

La firma de los otorgantes aparecerá al final de la escritura, a continuación de la última línea del
texto, y antecede a la del Notario. En caso de que hubiere testigos y/o intérpretes, éstos
firmarán a continuación de los otorgantes. De cualquier manera, la última firma. será la del
Notario, pues tiene prohibición legal del código de Notariado de firmar el instrumento público
si previamente no lo han hecho los otorgantes y las demás personas que hubieran intervenido.

Este orden de cómo debe procederse a firmar, tiene por sustento lo establecido en el numeral
12 del Art. 29 del Código de Notariado, Decreto 314 del Congreso de la República, que
literalmente dice: “Las firmas de los otorgantes y de las demás personas que intervengan y la
del notario…”

Debe tenerse presente que la firma ha de ser autógrafa, es decir, debe ser puesta por la mano
misma de quien firma, por lo que no es legalmente aceptable la utilización de facsímil ni de
ningún otro medio (mecánico, electrónico) para satisfacer este requisito.
Autorización

La escritura, una vez ha sido firmada por los otorgantes, dijimos que tiene el carácter de un
documento. Sin embargo, cabe preguntarse de qué tipo de documento. Evidentemente, no
podría ser de otra manera, la escritura firmada por los otorgantes tiene el carácter de un
documento privado. Sin embargo, se trata de un documento privado que está contenido en una
particular clase de papel: el papel sellado especial para protocolo; pero ese sólo hecho, el estar
contenido en el papel que utilizan de manera exclusiva los notarios para autorizar escrituras, no
le da connotación de documento público, ni tampoco de instrumento público.

Para que pueda operarse esa transformación, formal y jurídica, esa metamorfosis, del
documento privado, suscrito por los otorgantes en papel sellado especial para protocolo, a un
instrumento público pleno, con todas sus prerrogativas y ventajas, es necesario que el Notario
responsable de ese particular protocolo, autorice el instrumento.

¿De qué manera sucede esta autorización? En Guatemala basta sólo con la firma del Notario, la
cual se encuentra registrada para el efecto ante el Archivo General de Protocolos, misma que
debe ir precedida de las palabras: "Ante mí". En otros países que pertenecen al Sistema del
Derecho Notarial Latino, la ley exige, adicionalmente, que el Notario estampe su sello a la par
de su firma.

Quizá de manera afortunada, en nuestro país, con base en los usos y costumbres notariales, la
mayoría de profesionales también sella la escritura, a la par de su firma.

La autorización de la escritura, que corresponde hacerla de manera exclusiva al Notario


responsable de ese protocolo en particular, y no a ninguna otra persona de las que comparecen
en la escritura ni a otro Notario, representa el consentimiento del profesional, como depositario
de la fe pública que le ha otorgado el Estado, de la plena validez legal de ese acto o contrato.

Mediante la autorización notarial nace a la vida jurídica el documento, convirtiéndose de


instrumento privado en un instrumento público pleno.

• Bases legales de algunos de los elementos de la conclusión de la escritura

Si bien en el Código de Notariado no se trata específicamente el tema de la conclusión de la


escritura como tal, si se hace referencia a algunos de los elementos que la componen,
específicamente en los últimos tres numerales del
Art. 29, así:
Dentro de las advertencias que realiza el Notario, o sea, conforme lo previsto en el citado
numeral 10, también se acostumbre mencionar adicionalmente, en forma general, lo referente al
cumplimiento de las obligaciones tributarias a que esté afecto el acto o contrato de que se trate,
lo cual puede especificarse de manera precisa, estableciendo que el acto está afecto al pago del
impuesto al valor.

Formalidades externas:

a) Papel: La redacción de las escrituras matrices, por mandato legal, debe realizarse en
papel sellado especial para protocolos, el cual lo vende el Ministerio de Finanzas
Públicas con exclusividad a los Notarios en ejercicio, en lotes de cincuenta hojas, más la
comisión, que es del diez por ciento.
El costo de cada hoja es de Q. 10.00, y el lote debe ser adquirido por y a costa del Notario.

Las hojas de papel sellado especial para protocolos deben tener características de tamaño,
márgenes, longitud de las líneas, escudos, números de orden y de registro, leyendas,
establecidos en la ley y en ellas deberá escribirme 25 líneas por cada lado de la hoja, etc., de
acuerdo con lo previsto en la Ley del Impuesto de Timbres Fiscales y de Papel Sellado Especial
para Protocolos, Decreto número 37-92 del Congreso de la República, y su Reglamento,
contenido en el Acuerdo Gubernativo número 737-92.
El único caso en el que el Notario puede autorizar una escritura en otro tipo de papel diferente
al de papel sellado especial para protocolos, está previsto en el Art. 37 de la Ley del Organismo
Judicial, Decreto número 2-89 del Congreso de la República, en donde se fácula al Notario para
que pueda actuar en el extranjero y, para el efecto, autorice actos y contratos que deban de
surtir efectos en nuestro país:

b) Grafía de la escritura pública o matriz: Este aspecto se refiere a la forma como debe
ser escrito el instrumento, lo cual puede hacer de manera personal el Notario, o bien,
delegando la actividad en otra persona, como por ejemplo en una Secretaria o en un
Procurador, pues acá no se trata de establecer al autor del documento, sino de la
actividad motriz de quien procede a dejar en signos gráficos el contenido del mismo.

El primer elemento a considerar se refiere a que el instrumento puede ser escrito a


mano, a máquina en computadora o por cualquier otro medio que fuere posible (como
un procesador de palabras).

✓ Adicionalmente, la escritura debe ser legible, es decir, que se pueda leer, y también
debe ser clara.
✓ No deben utilizarse abreviaturas de las palabras, sino escribirse en forma completa.
✓ Cuando en el papel se excediere de las líneas o de los márgenes, lo escrito o impreso se
tendrá por no puesto, si al final no se salva lo entrelineado o excedido.
✓ El protocolo llevará foliación cardinal, la cual debe escribirse en cifras. Por lo general,
ante la falta de norma específica, los Notarios acostumbran anotar el número en la parte
superior derecha del anverso de la hoja (se puede escribir a mano o utilizando otro
medio, como por ejemplo los sellos que automáticamente cambian de número y que
comúnmente se les llama foliadores).

✓ En el instrumento, las fechas, números o cantidades se expresarán en letras, y es


posible anotar los guarismos entre paréntesis, a continuación de lo escrito en letras. En
tales casos, si hubiere discrepancia entre lo escrito en letras y cifras,se estará a lo
expresado en letras.

✓ Los documentos que deban insertarse, o bien, las partes conducentes que deban
transcribirse, se copiarán textualmente (como por ejemplo una resolución judicial).

✓ La numeración fiscal del papel sellado no puede interrumpirse, salvo por alguno de los
dos motivos siguientes: uno, por la intercalación de documentos que se protocolicen; y
dos, cuando se termine la serie del lote adquirido.

✓ Todos los espacios en blanco que pudieron permitir intercalaciones deberán llenarse
con una línea antes de que se proceda a firmar el documento.

✓ La mayor parte de los aspectos anteriormente señalados, están contenidos en el Art. 13


del Código de Notariado.

c) El sello: De acuerdo con nuestra legislación vigente, la impresión y uso del sello en las
escrituras no constituye una obligación. Lo que sí es obligatorio es la firma del Notario, con lo
cual se evidencia la autorización del instrumento público. Sin embargo, en la práctica, muchos
son los Notarios que, con buen criterio, y para mayor seguridad personal, acostumbran sellar
todas las escrituras que autorizan. Efectivamente, frente a la posibilidad de una falsificación de
la firma del Notario, un elemento que abona a favor de una mayor seguridad es el uso del sello,
lo cual se acostumbra en otras legislaciones establecerlo como una obligación notarial, es decir,
firmar y sellar el instrumento.
En Guatemala, lamentablemente, es mínima la regulación que existe sobre el sello de los
Notarios, apenas un artículo, la cual se refiere a la obligación que tiene el Notario de registrarlo,
lo que constituye un requisito habilitante, y la encontramos en el numeral 3 del Art. 2 del
Código de Notariado." Fuera de ello, en nuestra legislación no existe criterio alguno sobre el
diseño, tamaño, forma y demás características que, a no dudar, serían útiles para favorecer una
mayor seguridad en el uso de tan importante medio de trabajo notarial. Tampoco puede dejarse
de mencionar, en relación a este tema, lo que se refiere a la plena libertad, por no decir
anarquía, en cuanto a la fabricación del sello, lo cual puede hacerse, ante la falta de regulación,
donde se prefiera, sin ningún tipo de control o mecanismos de seguridad.
Idioma: Los instrumentos públicos, con base en la ley, deberán redactarse en español.

Vocabulario:
✓ Debe ser jurídico,
✓ Debe ser técnico cuando lo requieran las circunstancias,
✓ Debe ser sencillo y claro,
✓ Debe reflejar la voluntad de las partes.

1. TÉCNICA NOTARIAL:

La técnica en sentido genérico (Lato Sensu) es el con junto de procedimientos y recursos. En


sentido jurídico (Stricto Juris) La técnica notarial, son los procedimientos y recursos a utilizar
al redactar una escritura pública.

Entre los aspectos técnicos que todo Notario debe tomar en cuenta están:

1.1. La rogación.
1.2. La competencia.
1.3. La claridad.
1.4. La observancia de la ley.
1.5. Los fines de la escritura.
1.6. Los impedimentos del notario.
1.7. La conservación y reproducción de la escritura; y
1.8. El registro.

4.1. LA ROGACIÓN:

Como primer procedimiento de la técnica notarial, téngase presente la rogación. El Notario no


puede actuar de oficio, es necesaria la solicitud o requerimiento de la parte o partes interesadas.

4.2. LA COMPETENCIA:

Debe entenderse en el sentido territorial. En Guatemala, el Notario puede actuar en cualquier


lugar del territorio de la República, no tiene limitaciones para ello, e incluso puede actuar en el
extranjero. Téngase presente Art. 43 L.O.J.

4.3. CLARIDAD:

En la redacción de la escritura, se debe utilizar el lenguaje adecuado y claro, evitando que a lo


escrito se le de una interpretación diferente. Se debe evitar al máximo el uso de palabras
innecesarias u ornamentales (de adorno). El Notario debe conocer el significado de cada
palabra que utiliza cuando redacta.
4.4. OBSERVANCIA DE LA LEY:

¿Quién si no un Notario debe observar la ley? En la redacción de la escritura debe ajustarse a la


ley, no documentando actos o contratos que vayan en contra de la ley, la moral, o las buenas
costumbres; aunque el cliente lo requiera y exija, el Notario debe decir No.

4.5. LOS IMPEDIMENTOS DEL NOTARIO:

EN Guatemala, además de los aspectos de ética y moral, se tiene regulado en el artículo 77 del
C. N., las prohibiciones del Notario, entre ellos autorizar actos y contratos a favor suyo o de sus
parientes. También debe conocer cuando tenga un impedimento para ejercer.

4.6. LA CONSERVACIÓN Y REPRODUCCIÓN DE LA ESCRITURA:


El Notario conserva en el protocolo notarial a su cargo, la escritura matriz. Es responsable de
protocolo, además es el encargado de reproducirla por medio de copias o testimonios.

Sólo en casos excepcionales y regulados por la legislación, puede otro Notario extender
testimonio de la escritura que él no autorizó. Ejemplo en el caso de los Notarios depositarios
del protocolo de otro colega. (Art. 27 C.N.).

No es correcto ni legal, que un Notario extienda a ruego de otro, un testimonio de una escritura
que no autorizó, salvo que se encuentre expresamente facultado para ello, tal el caso de
protocolos que han sido dejados en depósito, por ausencia del titular.

4.7. EL REGISTRO:

En nuestro medio, la mayoría de testimonios de escrituras públicas van a los registros públicos.
Desde luego esta no es una obligación del Notario, sino de las partes interesadas. La obligación
notarial, radica en advertir a las partes, la obligación que tienen de presentar el testimonio a los
registros.

En la práctica guatemalteca, es el Notario quien presenta los documentos al registro omo


primer procedimiento de la técnica notarial, téngase presente la rogación. El Notario no puede
actuar de oficio, es necesaria la solicitud o requerimiento de la parte o partes interesadas.

2. REQUISITOS Y FORMALIDADES:

Los requisito0s y formalidades son aquellos establecidos en ley y que deben cumplirse en la
redacción de los instrumentos públicos. Téngase presente LAS FORMALIDADES
ESENCIALES, artículos 29 y 31 del C. N.

LAS FORMALIDADES ESPECIALES. Art. 42 y 44 C.N.

Artículos 46, 47 y 48 C. N. Requisitos para escrituras de sociedad.

Art. 49 C. N. Escritura de Hipoteca de Cédulas.


Art. 50 Requisitos, escritura de Prenda agraria.

En todas deben cumplirse los requisitos del Art. 29 del C. N. y los de cada artículo en
particular.

Por último, otro requisito o formalidad, establecido en la ley, lo es el Art. 30 del C.N., el cual
regula que “En todo acto o contrato el otorgante que se obligue hará constar, de manera
expresa, si sobre los bienes que motivan el acto o contrato existen o no gravámenes o
limitaciones, cuando estos puedan afectar los derechos del otro otorgante; y el notario les
advertirá las responsabilidades en que incurren si así no lo hicieren.”

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