Apuntes Sobre Katherine Mansfield

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"Diría que es una especie de gato, extraño,

reservado, siempre solitario, observador."


(Virginia Woolf sobre Katherine Mansfield)

Los cuentos de Katherine Mansfield llegan para perturbar, y criticar, una

cotidianeidad que se pretende calma, metódica y homogénea en la sociedad burguesa de


finales de 1800 y comienzos del 900. En ellos, se muestra la dinámica social de las clases
altas y cultas con el fin de develar qué secretos se esconden debajo de esa primera capa
superficial de perfección y orden. En general, lo que se descubre bien podría pasar
desapercibido para algunas personas, pero el dramatismo impreso en estos relatos lo torna
central. La belleza aparente se mezcla con un detalle mínimo que acaba por poner al mundo
‘patas para arriba’ dando cuenta de la fragilidad de la existencia humana en general y de la
condición estereotipada de mujer de clase acomodada en particular.
El orden establecido se transgrede, entonces, desde lo mínimo evidenciando la
soledad y la expulsión de la vida a la intemperie.
En la literatura de Katherine, siempre hay una doble historia: la que se describe de
manera superficial que es suave y clara y la que se sugiere que es árida y se lee a contrapelo
con la certeza inmediata de una detonación. Lo que no se cuenta, lo que se esconde, tiene
tanta importancia en estos textos como lo visible . El equilibrio de los mismos se encuentra
en algún punto medio entre presencias y ausencias, dichos y sugeridos.
Muchas veces, sus cuentos fueron acusados de no tener un argumento sólido, sino
más bien, ser fragmentos dispersos de situaciones puntuales, pero inconexas. La descripción
de la vida interior es un tópico reiterado de esta autora que lo que hace es crear una especie
de retrato detenido en el tiempo. Su escritura es una observación concisa del instante

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presente, de la condición humana, con un antes y un después no explicado, pero recuperable
por la imaginación lectora y las entrelíneas.
Con sus cuentos breves, Katherine Mansfield, hoy por hoy, es considerada como una
de las portavoces más relevantes del llamado modernismo inglés junto, por ejemplo, a
Virginia Woolf o a James Joyce.
Si el realismo busca representar, literalmente, la realidad a partir de extensas
descripciones generales y fácilmente reconocibles, el modernismo, en cambio, contra todo
racionalismo, se centra en los pequeños detalles y/o en la expresión caótica, fragmentaria, de
los sentimientos de sus personajes (ver: técnica monólogo interior).
El elemento realista en estos textos, sin embargo, está y está dado por el retrato claro
de la sociedad burguesa, pero se lo realiza de manera transversal, desde una lectura de tinte
psicológico.
Por otro lado, dichos personajes de Katherine son plasmados en la hoja de manera
impresionista, a partir de detalles claros, sin necesidad alguna de que el narrador caiga en
reflexiones o explicaciones al respecto. El lector puede ver a los protagonistas bien
caracterizados a través del tono de los diálogos que mantienen, de pequeños gestos
personales, de reacciones puntuales, etc.
La novedad de esta escritura radica en cómo una situación, en apariencia simple,
puede llegar a conmovernos gracias a la veta dramática que contiene en su interior.
Sus cuentos son viajes introspectivos que esconden epifanías, revelaciones
existenciales, pero, a la vez, inalcanzables, que irrumpen en la existencia cotidiana
desestabilizándola y dando cuenta de sus dramas: la certeza de la muerte, la mentira, los
secretos, el desamor, la maldad, etc.
De esta manera, la escritura de Mansfield se mueve entre lo sublime, lo luminoso, y lo
turbio, la oscuridad, con magistral delicadeza entremezclando, sin distinción, la belleza y el
horror en un mismo plano del universo pues nada se anula, todo convive por más ambigüo
y conflictivo que parezca.
Katherine Mansfield escribió sobre lo que ella llamó “la vida de la vida”. En la
fragmentariedad de sus instantáneas, logró condensar la pluralidad del mundo con todas sus
contradicciones.

***

2
Sobre la muerte de Katherine, escribió Virginia Woolf, su amiga y rival: "¡La señorita
Murry [nombre de casada de K. M.] ha muerto! Viene en el periódico". Y sentí... ¿Qué sentí?
¿Un repentino alivio? ¿Una rival menos? Luego, la confusión de sentir tan poca emoción...
Y después, gradualmente, vacío y decepción; y un abatimiento del que no pude
recuperarme en todo el día. Cuando me puse a escribir, me pareció que escribir no tenía
ningún sentido. Katherine no lo leerá. Katherine ya no es mi rival.” (Diario, 16 de enero de
1923).

***

Algunos links (lamentablemente, están en inglés):

https://katherinemansfieldsociety.org/
A Portrait of Katherine Mansfield

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