Modulo 2

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Módulo 2: Lógica jurídica estática y dinámica

IN TR ODUCCIÓN AL MÓDULO

Introducción

UN IDAD 4: LÓGICA JUR ÍDICA ESTÁTICA

Introducción a la unidad

¿Cuál es la estructura de las normas de conducta humana?

Segunda versión de la Teoría Pura: distinción entre norma y regla de derecho

Las normas desde el punto de vista del conocimiento

Relación entre las normas y los valores

Normas convencionales y normas jurisdiccionales

Cierre de la unidad

UN IDAD 5: LÓGICA JUR ÍDICA DIN ÁMICA

Introducción a la unidad

¿Qué es el ordenamiento jurídico?

Estructura jerárquica del Ordenamiento Jurídico

Cierre de la unidad

UN IDAD 6: SISTEMAS N OR MATIVOS ESTÁTICOS Y DIN ÁMICOS

Introducción a la unidad

Sistemas normativos estáticos y dinámicos

Coherencia interna del ordenamiento jurídico

Plenitud del ordenamiento jurídico


Lineamientos generales de la gradación normativa

Diversas normas que integran el ordenamiento jurídico

Sistematización del ordenamiento nacional e internacional. Sistematizaciones parciales

Cierre de la unidad

CIER R E DEL MÓDULO

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Lesson 1 of 21

Introducción

En el presente módulo abordaremos el nivel teorético cognoscitivo, esto es, el elemento normativo que forma parte del fenómeno jurídico y que provee de
significado al accionar de los hombres. Contemplaremos a la norma en su aspecto estático (nomoestática) es decir que estudiaremos a la misma en forma
aislada, con el objeto de desentrañar su naturaleza y sus funciones. 

Luego nos ocuparemos de estudiar a la norma en su fase dinámica (nomodinámica) contemplándola formando parte de un conjunto de normas, un universo
simbólico y significativo denominado ordenamiento jurídico.  

Video del módulo


El video nos muestra una pequeña ciudad en la cual conviven pacíficamente diferentes culturas, un verdadero ejemplo de vigencia de normas de conducta
aceptadas por sus habitantes.

YOUTUBE

Ejemplo de convivencia de culturas

Ejemplo de convivencia de culturas


Desde Malacca en mi viaje por el Sudeste Asiatico, os traigo este extraordinario ejemplo de convivencia de
culturas. www.autorrealizarte.com

VIEW ON YOUTUBE 

Objetivos del módulo

1 Distinguir la lógica general enunciativa y la lógica jurídica imputativa.


2 Diferenciar el concepto de derecho para Kelsen y para Cossío.

3 Reconocer la función de las normas desde el punto de vista del conocimiento.

4 Evaluar la función social y la función política de las normas.

5 Diferenciar las clases de normas de conducta.

6 Contemplar la necesidad de estudiar el ordenamiento jurídico.

7 Explicar las relaciones entre las normas jurídicas.

8 Comparar la validez, efectividad y legitimidad de las normas jurídicas.

9 Explicar la importancia del acatamiento general.

10 Discriminar los efectos de la Revolución y del golpe de estado respecto del ordenamiento jurídico.

11 Evaluar los conflictos normativos y explique los criterios para su solución.

12 Comprobar la gradación normativa del ordenamiento jurídico argentino.

13 Explicar la estructura del ordenamiento jurídico internacional.

Contenidos del módulo

Unidad 1- Lógica jurídica estática

1. Las normas de conducta humana.

2. La norma desde el punto de vista de la lógica. La lógica general y lógicas particulares. Algunas nociones de lógica general. Lógica general enunciativa y lógica
jurídica imputativa.

3. La norma como orden, como juicio hipotético y como juicio disyuntivo.

4. Segunda versión de la Teoría Pura.

5. La norma como proyecto programación.

6. La norma desde el punto de vista del conocimiento. Fragmentos de normas dispersas y enunciado normativo completo.

7. La norma como instrumento de control social. Relación entre las normas y los valores. Inclusión de conceptos valorativos: bien común, buena fe y bienes
jurídicos.

8. Clasificación de las normas. Principales normas jurídicas.

9. Derecho en sentido subjetivo y derecho en sentido objetivo.

Unidad 2- Lógica jurídica dinámica

1. El ordenamiento como una necesidad cognoscitiva y práctica. Definición de ordenamiento jurídico.

2. Relaciones entre las normas. Fundamentación formal y material. Validez, legitimidad y efectividad.

3. Estructura del ordenamiento jurídico. Primer constituyente y norma fundamental.

4. Insuficiencia de la consideración lógico formal de la validez. Acatamiento general y principio de efectividad. Revolución, evolución y golpe de estado.
Unidad 3- Sistemas normativos estáticos y dinámicos

1. Coherencia interna del ordenamiento jurídico. Plenitud del ordenamiento jurídico.

2. Lineamientos de la gradación normativa. Diversas formas que integran el ordenamiento.

3. Sistematización del ordenamiento nacional e internacional. Sistematizaciones parciales.


Lesson 2 of 21

Introducción a la unidad

En la presente Unidad nos ocuparemos de contemplar el tercer elemento del fenómeno jurídico, esto es el nivel teorético cognoscitivo. Nos ocuparemos de analizar
el aspecto estático de la norma.

Contenidos de la unidad

1 Las normas de conducta humana.

2 La norma desde el punto de vista de la lógica. La lógica general y lógicas particulares. Algunas nociones de lógica general. Lógica general enunciativa y lógica
jurídica imputativa.

3 La norma como orden, como juicio hipotético y como juicio disyuntivo.

4 Segunda versión de la Teoría Pura.

5 La norma como proyecto programación.

6 La norma desde el punto de vista del conocimiento. Fragmentos de normas dispersas y enunciado normativo completo.

7 La norma como instrumento de control social. Relacion entre las normas y los valores. Inclusión de conceptos valorativos: bien común, buena fe y bienes jurídicos.

8 Clasificación de las normas. Principales normas jurídicas.

9 Derecho en sentido subjetivo y derecho en sentido objetivo.

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Lesson 3 of 21

¿Cuál es la estructura de las normas de conducta humana?

En la presente Unidad nos ocuparemos de contemplar el tercer elemento del fenómeno jurídico, esto es el nivel teorético cognoscitivo.   Nos ocuparemos de
analizar el aspecto estático de la norma. 

Las normas de conducta humana 

El nivel teorético cognoscitivo, es decir el tercer elemento del fenómeno jurídico -la norma- que provee de significado al accionar humano, se manifiesta como un
nivel simbólico referido a las instituciones que componen los sistemas sociales y es en donde se alcanza el conocimiento del comportamiento humano (Coscio,
1995).

Nos ocuparemos del estudio de la norma considerada aisladamente (nomoestática). En primer lugar desentrañaremos qué son las normas, pregunta a la que
pueden darse múltiples respuestas, pues depende el punto de vista desde el cual encaramos el tema.

Tomaremos sólo tres ámbitos desde los cuáles abordaremos el análisis: 

el de la lógica,

el del conocimiento, y 

el del control social.

10:44

Las normas de conducta humana 


a) Lógica general y lógicas particulares
La lógica es aquella parte de la filosofía que estudia las formas y principios generales que rigen el pensamiento humano, considerado en sí mismo sin referencia a
los objetos. Una persona se forma representaciones de la realidad en su mente; pensar es establecer relaciones entre esas representaciones, ideas o conceptos, y
un pensamiento está compuesto por varias ideas unidas por medio de una cópula.

El pensamiento que afirma o niega algo se denomina juicio. Así, cuando pensamos “el gato es un felino doméstico”, expresamos un juicio afirmativo cuya
estructura está formada por la unión de tres elementos: a) el sujeto, “el gato”; b) el predicado, “un felino doméstico”; y, c) la cópula “es” que corresponde al verbo
"ser" que une ambos conceptos –sujeto y predicado– estableciendo que al “gato” le es propio el carácter de “felino doméstico”.

Todas las ciencias se proponen descubrir las relaciones que existen entre los objetos que estudian: la física entre ciertos hechos, la sociología entre otros, el

derecho entre determinados hechos culturales –el hacer de un sujeto frente al impedir o permitir de otro–. Mientras las ciencias establecen relaciones particulares

entre los objetos, la lógica considera las relaciones mismas. Estudia las estructuras de los pensamientos y es también una ciencia de relaciones.

Las ciencias descansan en la lógica y necesitan de ella cuando quieren expresar y de las relaciones que han establecido, hacen lo que hasta ese
justificar la legitimidad de las relaciones que establecen. Los físicos, los sociólogos y los momento no habían hecho: estudiar lógicamente la estructura de su
juristas, cuando discuten la validez  propio pensamiento científico.

b) Clasificación de los juicios


Los juicios se pueden clasificar de distintas maneras, pero para los fines de nuestra asignatura solo nos interesa la clasificación según la relación, conforme a la
cual los juicios pueden ser categóricos, hipotéticos o disyuntivos.

1 Juicio categórico es aquel cuya enunciación no está supeditada a condición o alternativa alguna. Así, cuando afirmo que “el domingo es feriado”, la predicación
(feriado) recae directamente sobre el sujeto (domingo) sin hipótesis previas u opciones entre predicaciones distintas. Se trata de una afirmación independiente no
subordinada a ningún supuesto previo u opción distinta.

2 Juicio hipotético es aquel cuya enunciación se formula condicionalmente, sujeta a un supuesto previo que le es determinante. Por ejemplo, cuando digo “si llueve
llevaré un paraguas”, es hipotético que lleve un paraguas porque lo es que llueva. En cambio, la dependencia entre la enunciación y la hipótesis es determinante, si
la condición establecida se cumple, “si llueve”, seguro “llevaré un paraguas”.

3 Juicio disyuntivo es aquel en el que la relación entre los conceptos es tal que ofrece una alternativa. Así, si expreso “el hombre es el resultado de la evolución o ha
sido creado por Dios”, no afirmo que el ser humano sea resultado de la evolución ni que haya sido creado por Dios, sino que sostengo la alternativa. En estos juicios
no se afirma ninguna opción, lo que se afirma es la relación entre ambas.

c) Lógica general enunciativa


La lógica general de las ciencias se expresa mediante juicios del ser en los cuales la cópula no solo relaciona sino que también enuncia que algo “es” de cierta
manera. Por ejemplo, en el juicio “el hombre es un animal racional”, su predicado menciona la categoría objetiva a la que pertenece el sujeto.

Los juicios de la lógica enunciativa son, según Von Wright, expresiones descriptivas a las que Alf Ross denomina expresiones con significado representativo, y son

susceptibles de ser calificados como verdaderos o falsos. Esto es así, porque es posible comparar cualquier expresión o juicio descriptivo con el acontecimiento

de un hecho; si la expresión y el hecho coinciden la primera es verdadera, de lo contrario es falsa (1974:7 y 8). 

Estos juicios son los más aptos para expresar el “ser” de las cosas, y Las leyes de la sociología y la psicología se refieren a la conducta humana desde un
por eso se los emplea para describir las relaciones propias de las punto de vista similar al que emplean las ciencias naturales, como un fenómeno que
ciencias naturales. Así, la ley de gravedad enuncia descriptivamente: “si puede ser explicado en función de sus causas. Por eso las leyes sociológicas y
un cuerpo queda sin sostén es atraído hacia el centro de la tierra”, donde psicológicas son juicios del ser que expresan una relación objetiva, pero a diferencia
“si un cuerpo queda sin sostén” es denominado causa, “atraído hacia el de las anteriores, con un elevado índice de probabilidad entre dos hechos. Así, la
centro de la tierra” es llamado efecto, y la cópula “es” denota la sociología enuncia que “si hay miseria aumenta la delincuencia y la prostitución”, y la
necesaria e invariable vinculación entre ambos que se conoce como psicología social sostiene que “en las multitudes el sentimiento se suma y el
relación causal. pensamiento se resta”.

c) Lógica jurídica imputativa


Como explicamos en un capítulo anterior, el objeto real de estudio de la ciencia del derecho es un tramo de conducta compartida. Una acción que posee siempre un
sentido valioso o desvalioso, y que sólo puede ser éticamente conceptualizado mediante una norma, un pensamiento que la describe y cuyo estudio corresponde a
una lógica particular: la lógica jurídica.

La lógica de la ciencia del derecho, a diferencia de la lógica general enunciativa, prescribe que algo debe ser de cierta manera y se expresa mediante juicios del

deber ser. Estos juicios no enuncian lo que actualmente es sino lo que devendrá en el futuro, sin perjuicio de que ello no llegue a ocurrir en alguna situación

particular.

En los juicios del deber ser la vinculación entre el antecedente y el consecuente es meramente imputativa, la consecuencia no es un efecto del antecedente, sino
libremente atribuida a él por el autor de la norma. El principio de imputación expresa una relación entre dos acontecimientos unidos por la voluntad de un ser
humano. La conexión entre el antecedente y el consecuente es extrínseca y subjetiva, donde el “deber ser” no pertenece al mundo de la necesidad natural sino al
de la libertad humana.

La norma jurídica considerada como juicio 


Respecto de las normas los juristas no siempre reconocieron su carácter imputativo, ni consideraron de igual manera su estructura lógica. 

a) La norma como juicio categórico 


Contemporáneamente al surgimiento y desarrollo de la lógica jurídica imputativa el jurista británico John Austin reactualiza una antigua doctrina, según la cual las
normas son órdenes o mandatos del soberano impuestos a las personas a quienes van dirigidas. Siguiendo este criterio, las normas son imperativos que ordenan
hacer o no hacer algo, concluyendo que las normas son juicios categóricos. Por ejemplo: cumplir los pactos, no matar o no robar.

Esta corriente, a la que podemos llamar imperativista, aborda el problema de las normas desde el ángulo del poder. Como ya sabemos, el valor poder es inculcación, es infundir
en el ánimo de otro la realización de una determinada conducta y, en este sentido, las normas se constituyen en un instrumento valioso del poder, que se expresa como una orden
o mandato.

El primer jurista que rechazo esta tesis, fue un penalista alemán del siglo XIX llamado Binding. Este autor contrariando la creencia común de que los delincuentes violan o
incumplen las normas, afirmó que todo aquel que comete un delito cumple con la prescripción normativa al hacer exactamente aquello que las enuncian. Así, cuando un hombre
mata a otro, no está violando la norma sino simplemente, realizando aquello describe: “Se aplicará reclusión o prisión de 8 a 25 años, al que matare a otro...” (art. 79 del C. P.).
Binding realizó dos grandes aportes: a) rechazó la tesis que sostiene que las normas son órdenes y, b) afirmó que las normas describen conductas humanas.
Según Aftalión y Vilanova (1992:446) una orden es expresión de una voluntad humana dirigida a otro individuo con la intención de determinar su conducta. Vamos a reseñar varios
argumentos de sentido común que nos permiten descartar la posición imperativista que identifica las normas con los mandatos u órdenes. En contra de la equiparación de las
normas con las órdenes podemos decir que:

1 Es una ficción pensar que un organismo colegiado, como un congreso o un parlamento, tiene “voluntad”, pues carece del discernimiento y de la intención
psicológica reales que la emisión de cualquier orden requiere.

2 La voluntad real supone la representación de aquello que se pretende y está ausente en los individuos que integran los órganos facultados a emitir normas.

3 Las normas subsisten pese a que haya desaparecido la “voluntad” que las originó, por ejemplo, un testamento que entra en vigor una vez ocurrido el deceso del
testador, o una ley mantiene su vigente una vez fallecido el legislador que la instituyó.

4 Existen normas que no fueron enunciadas como órdenes por ninguna voluntad, como por ejemplo la costumbre.

5 Las normas generales se aplican a todos los habitantes de un país, y si fueran órdenes los legisladores al quedar sujetos a las prescripciones de las leyes que
sancionan, estarían dándose órdenes a sí mismos, lo que a todas luces carece de sentido.

Explica Herrera Figueroa que “El imperativismo jurídico que concibe el Derecho como una Este autor denomina a las normas directivas y considera que son
especie de órdenes o mandos ha encontrado feliz eco entre los juristas de todos los expresiones sin significado representativo, es decir, que no
tiempos. En si es una hipóstasis de tipo racionalista que concibe estas disposiciones mencionan nada, empleadas con el propósito de influir en el
imperativas en la letra de las leyes y que a su hora fue desnudada y superada gracias a la comportamiento de la gente. 
fenomenología con Reinach a la cabeza. Quedó demostrado hasta la evidencia, que órdenes
solo pueden dar y recibir personas de carne y hueso” (1955:84). 
Estas directivas constituyen un género que comprende, entre otras
especies, a las órdenes, sugerencias, exhortaciones, solicitudes y
A pesar de todo el impertativismo todavía tiene importantes partidarios, como por ejemplo requerimientos. Como vemos, su postura resulta ser un retorno a la
Alf Ross (1974,7). posición imperativista, aunque como las directivas son un género
que comprende a la especie órdenes Ross sostiene una tesis
imperativista más amplia que la Austin.
b) La norma como juicio hipotético
Hans Kelsen nació en Praga en 1881 y murió en 1973. Realizó sus estudios superiores en las Universidades de Viena, Heidelberg y Berlín, doctorándose en la
primera en 1906. Fue el fundador y principal expositor de la llamada Escuela de Viena y sus obras fueron traducidas a casi todos los idiomas, llegando su influencia
a todo el mundo. El texto que mejor resume sus enseñanzas, y del cual existen varias versiones en diversas lenguas, se llama “Teoría pura del derecho”.

Kelsen excluye de la ciencia jurídica toda consideración de la conducta y los valores y afirma que el derecho son solamente las normas. Este autor retoma la idea

de Binding de que las normas no son órdenes, rechaza el imperativismo y sostiene que las normas son juicios hipotéticos del deber ser, en los cuales la ocurrencia

del consecuente está supeditada a que previamente se produzca el antecedente.

 Por ejemplo: “si se produce el acto antecedente que una persona mate a otra, debe ser la consecuencia prisión de ocho a veinticinco años”. 

Este juicio se puede formular: “dado A, debe ser B”. Donde “A” es el acto antecedente llamado transgresión o acto ilícito; “debe ser” es el
nexo imputativo; y “B” es el consecuente denominado sanción. De modo tal que la aplicación de la sanción está siempre condicionada a que
previamente haya ocurrido el acto antecedente denominado transgresión. 

Para Kelsen el derecho es un sistema de normas creadas con el fin de inducir a los seres humanos a conducirse de una determinada manera. Una técnica de
control social que consiste en amenazar con una sanción las acciones no deseadas. Por eso la norma ejemplificada en el párrafo anterior establece la relación
entre el acto ilícito y la sanción, y es denominada norma primaria.

Pero este autor admite también la posibilidad de enunciar otra norma, la que describe la conducta que permite evitar la sanción. Esta norma denominada
secundaria posee la misma formulación que la primaria: “dado A, debe ser B”. Donde “A” es el hecho natural o acto humano antecedente; “debe ser” es el nexo
imputativo; y “B” es el consecuente denominado obligación. Por ejemplo, “dada la celebración de un contrato debe ser que las partes cumplan lo pactado”.

c) La norma como juicio disyuntivo


Carlos Cossio, nació en Tucumán en 1903 y murió en 1987. Fue el creador y principal expositor de la llamada “Teoría egológica del derecho”, cuya difusión resultó
verdaderamente sorprendente, sobre todo cuando se considera su marco lingüístico. Originada en la Argentina alrededor de 1940, esta teoría se conoció en un
círculo intelectual bastante amplio que hoy transciende nuestro país y repercute en toda Latinoamérica, España, Italia, Francia, y E.E.U.U.  Incluso ha llegado a ser
conocida en países como Finlandia, Polonia y la ex Yugoslavia, donde varias de sus obras han sido traducidas.
Como ya estudiamos para Cossio la ciencia jurídica posee un objeto real, la conducta compartida, y las normas son únicamente el pensamiento de esa conducta.

Vimos también que pensar una conducta ya ocurrida no presenta ninguna dificultad, así podemos decir “San Martín cruzó los Andes”. Sin embargo pensar el futuro

del hombre, como libertad que se despliega frente a él en un abanico de posibilidades, sólo es posible mediante una norma que enuncie ese deber ser existencial

mediante un deber ser lógico o normativo.  

Dicho en otras palabras Carlos Cossio afirma que la ciencia del derecho tiene como objeto real de estudio la conducta en interferencia intersubjetiva, un fenómeno

cultural valioso o desvalioso, que solo puede ser conceptualizado mediante las normas. Estas son únicamente el pensamiento o descripción de un tramo de

conducta compartida.

Cossio retoma las ideas Kelsenianas pero en vez de considerar a las normas como juicios hipotéticos, las entiende como juicios disyuntivos que describen un

tramo de la conducta libre de un ser humano. Para lograr esta conceptualización reduce las múltiples posibilidades que todo ser libre posee a dos alternativas

conjugadas dentro de la norma mediante la polaridad lícito-ilícito.

Esta norma no es tan solo la regulación de una sanción, como en el caso de la norma primaria de Kelsen, Así, “dado el hecho de ser padre de un menor debe
sino el significado de una acción formado por la formulación disyuntiva de sus dos partes: la endonorma ser el cumplimiento de la prestación alimentaria, o
que describe el acto lícito y la perinorma que menciona la acción ilícita. En la norma jurídica disyuntiva la dado el incumplimiento debe ser la sanción del
relación entre conceptos es tal que ofrece una alternativa entre las posibilidades del obrar lícito e ilícito; no progenitor”. 
afirma ninguna de ellas por separado, solo sostiene la relación entre dos alternativas contradictorias. 

No se trata ya de dos juicios sino de uno solo que


se puede formular de manera abreviada: “Dado A
debe ser P, o dado no P debe ser S”. Para apreciar
mejor los diez conceptos que conforman la norma
jurídica completa presentamos el siguiente cuadro:
Lesson 4 of 21

Segunda versión de la Teoría Pura: distinción entre norma y regla de derecho

Desde 1911 y hasta la publicación de la “Teoría general del derecho y del Estado” en 1945, Kelsen caracterizó a la norma jurídica como un juicio hipotético de
carácter imputativo, un mero deber ser lógico, manteniendo, durante casi treinta y cuatro años, una postura muy firme en contra de concepción imperativista de las
normas jurídicas (Machado Neto, 1974:3 y 50).

Teoría pura del derecho [Foto]. (2008, 10 octubre). Recuperado 27 noviembre, 2018, de https://goo.gl/HYkeVC

Decía el maestro de Viena en la versión original de su Teoría pura “...la norma jurídica no es comprendida como imperativo, a semejanza de la norma moral, como

las más de las veces lo hace la doctrina tradicional; sino como un juicio hipotético que expresa el enlace específico de una situación de hecho condicionante con

una consecuencia condicionada... En un caso la forma de enlace de los hechos es la causalidad, en el otro la imputación...” (Kelsen, 1941:47 y 48; 1934:70).

Pero debido a la influencia general de la concepción anglosajona y que ésta no es más que un juicio hipotético, Cossio siguiendo a Husserl –que afirmaba
del derecho y seguramente también a la larga polémica que que todo juicio siempre dice algo acerca de algo, que se refiere a un objeto real–, interpeló a
mantuvo con Carlos Cossio -que interpretaba a la teoría pura como Kelsen para que respondiera a la pregunta ¿cuál es ese objeto real, del que la norma (como
simple lógica formal-, la posición kelseniana modificó sus juicio) dice algo? La única respuesta coherente es que ese objeto real es la conducta
postulados originales para asumir un peculiar neoimperativismo, humana. Sin embargo, Kelsen nunca reconoció esta evidencia, y se limitó tan sólo a
concibiendo desde ese momento a las normas como una especie reescribir la Teoría pura en una segunda versión que rectifica su postura original diciendo
de órdenes despsicologizadas o mandatos en sentido figurado.   que, en realidad, los juicios hipotéticos son las reglas de derecho y no las normas.

Frente a la afirmación kelseniana de que el derecho es tan sólo la


norma,

Curiosamente, no menciona a Cossio cuando directamente en su contra argumenta:

  “Contra la tesis de que las normas jurídicas constituyen el objeto de la ciencia del derecho se ha sostenido que estas normas son solamente el instrumento
utilizado por el jurista para describir el derecho. De la misma manera que las ciencias de la naturaleza recurren a las leyes causales para explicar los fenómenos
naturales, la ciencia del derecho explicaría la conducta de los hombres con la ayuda de las normas jurídicas. Esta objeción proviene de una confusión entre la
norma jurídica y la regla de derecho” (1960:45). 
A partir de ese momento Kelsen introduce la distinción entre norma de derecho y regla de derecho. Anteriormente había empleado estas dos expresiones como
términos en alguna medida correspondientes, pero a partir de entonces los diferenció completamente: 

1 La norma de derecho es la prescripción del órgano que, como mandato impersonal y anónimo, tiene carácter imperativo y constituye el objeto propio de la ciencia
jurídica;

2 La regla de derecho, en cambio, no es más que la descripción científica que el jurista hace de su objeto mediante un juicio que posee carácter hipotético
imputativo.

Wikipedia [Foto]. (2018, 24 julio). Recuperado 27 noviembre, 2018, de: https://goo.gl/VtViWV

Así, el art. 79 del Código penal se nos presenta como un mandato impersonal y anónimo que prescribe “Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al

que matare a otro, siempre que en este Código no se estableciere otra pena”. De esta forma la norma continúa siendo el objeto propio de la ciencia del derecho, y el

jurista debe circunscribir su tarea describirla mediante una regla hipotética imputativa. Un científico del derecho frente al art. 79 debería limitarse a describirlo

diciendo “dado el hecho antecedente que una persona mate a otra, debe ser, la aplicación de la sanción de ocho a veinticinco años de prisión o reclusión”.

Como hemos estudiado anteriormente, las órdenes o mandatos son un fenómeno interpsicológico, afirmar que hay órdenes despsicologizadas es un
contrasentido. La respuesta de Kelsen resulta desconcertante y pensamos que no es más que un intento verbalista para salir de la aporía a que lo condujo Carlos
Cossio (Aftalión - Vilanova, 1992:474).
Lesson 5 of 21

Las normas desde el punto de vista del conocimiento

Al tratar de dilucidar la esencia de las normas hemos realizado una primera aproximación a ellas desde el punto de vista de la lógica formal. Existe, sin embargo,
otra forma de considerarlas, no como puro pensamiento, sino como conocimiento de algo. Como pensamiento la norma es un juicio, en tanto que como
conocimiento es mención intelectual de algo, un concepto descriptivo, una significación inserta en una descripción.

a) La norma como representación conceptual


En nuestra cultura existen un sinnúmero de representaciones intelectuales, por ejemplo, los conceptos, las definiciones, las fórmulas científicas, las partituras

musicales, etcétera. Todos sabemos que una partitura no es la música, ni un menú la comida, ni H2O el agua, ni la norma la conducta. Sin embargo existe siempre

la tentación de dejar de lado la realidad y concentrarse en las representaciones.

Una representación es lo que se encuentra presente en la conciencia de una persona como objeto pensado. Esta presencia se alcanza mediante la imaginación

que nos permite gestar conceptos que sustituyen a la realidad. La ciencia del derecho hace sus representaciones de la realidad mediante las normas. Las normas

son conceptos que nos sirven para pensar la conducta en interferencia intersubjetiva. Cuando se formula una norma solo se está imaginando cierto tramo de

conducta mediante una representación conceptual.

b) Relación entre la norma y la conducta

La relación entre la norma que se piensa intelectualmente y la conducta que se percibe mediante los sentidos, es una relación cognoscitiva de mención, igual a la
que mantiene cualquier juicio respecto de su objeto. Tanto los juicios enunciativos del ser, como los imputativos del deber ser, son instrumentos de conocimiento,
mediante los cuales las personas piensan y mencionan los objetos.

Cuando un físico quiere mencionar el fenómeno de la gravedad terrestre lo hace mediante la llamada “ley de gravedad” que es un juicio enunciativo del ser. De igual
modo, cuando un jurista necesita referirse a un fenómeno de conducta en interferencia intersubjetiva, por ejemplo, el acto de un hombre que mata a otro, lo hace
mediante una norma jurídica que es un juicio imputativo.
La norma como juicio desempeña el mismo papel de mediación que posee todo juicio en el conocimiento científico. Una vez formulada la ley de gravedad cualquier

persona podrá emplear dicho juicio para explicar fenómenos actuales o predecir situaciones futuras. Así, una madre podrá explicar porque a su hijo se le cayó la

taza de leche, o predecir lo que ocurrirá si no agarra correctamente la nueva taza que le ofrece. 

De igual manera, una vez formulada una norma de conducta, cualquiera podrá emplearla para interpretar jurídicamente
un acto humano y predecir sus consecuencias jurídicas. Por ejemplo, un abogado podrá afirmar que una determinada
acción constituye un homicidio y vaticinar la sanción que le deber ser aplicada a quien lo haya cometido.

En este plano gnoseológico las normas son el A los operadores jurídicos –abogados defensores, fiscales o jueces– no les interesa la influencia causal
instrumente utilizado por el profesional de la ciencia de las normas sobre las conductas, sino el conocimiento conceptual que ellas le proporcionan sobre una
del derecho para el conocimiento jurídico.  acción determinada. Para interpretar jurídicamente el significado de cualquier tramo de la vida humana
compartida, emplean enunciados lógicos de carácter normativo, porque ellos son estructuras de
conocimiento intelectual.
Se trata de un conocimiento conceptual que les
permite a los abogados interpretar un acto humano
mediante una norma, que es simplemente una
representación conceptual y neutra al valor de un
tramo de conducta compartida.

c) Fragmentos de normas dispersas y enunciados normativos completos 


Muchas normas jurídicas están expresadas por escrito formando parte del contenido de las leyes, otras en cambio están implícitas en las costumbres de la

sociedad. Las leyes y las costumbres son los signos sensibles que manifiestan de forma explícita o implícita las representaciones conceptuales y neutras de las

acciones, las normas que obligan, prohíben o facultan.

Lo más frecuente es que los textos legales contengan sólo fragmentos de normas.  Así, el art. 25 del Código civil y comercial que fija la mayoría de edad a los
dieciocho años, no reconoce facultades, ni impone deberes, ni constituye por sí solo una norma jurídica completa. Ese texto, como muchos otros, contiene un
elemento normativo aislado que no nos permite interpretar un tramo específico de conducta compartida (Recaséns Siches, 1985:126).

Será entonces necesario que, a partir de los elementos dispersos, el jurista práctico reconstruya el enunciado normativo completo aplicable al caso. Deberá
elaborar esta proposición normativa que le sirva de estructura de conocimiento objetivo apta para interpretar una determinada acción.

Siendo poco frecuente que las palabras empleadas por el legislador presenten desde el punto de vista jurídico (Cueto Rúa, 1971:208). De esta forma la tarea
la forma de un juicio disyuntivo, será el operador jurídico que interviene en el de los operadores jurídicos que intervienen en un proceso judicial es una labor
caso, quien deberá establecer el enlace lógico entre los distintos fragmentos de construcción de segundo grado. Deben encontrar, interpretar e integrar los
legales y consuetudinarios dispersos para integrar el enunciado normativo fragmentos de normas dispersos en las leyes y costumbres en un enunciado
completo necesario para interpretar la realidad. Esta tarea permite armonizar los normativo completo. Una actividad que exige altos niveles de sensibilidad
elementos normativos contenidos en las leyes y costumbres, que de otro modo, social y creatividad, que les permitan extraer de viejas y confusas normas
podrían parecer incompletos o contradictorios, presentándolos como una dispersas, nuevos significados y consecuencias inéditas, formulando los
estructura disyuntiva coherente apta para la comprensión de los enunciados que necesitan para dar justa solución a los casos en los que les
acontecimientos humanos  toca intervenir. 
Como se puede apreciar las facultades de los miembros del Poder Judicial surgen explícitamente de la Constitución Nacional, de las constituciones de las

provincias y de la Constitución de Ciudad de Buenos Aires, pero el deber de resolver les es impuesto a los jueces por del Código civil y comercial, y la sanción que

se les imputa a los que se nieguen a cumplir con ese deber está prevista en el Código penal.

Mediante la articulación de los fragmentos normativos dispersos en una proposición unitaria logramos descubrir el significado jurídico que el legislador asignó al

acto de denegación de justicia que debemos interpretar. El enunciado normativo completo es una representación, un pensamiento que en la práctica pocas veces

se expresa conscientemente y mucho menos por escrito, sin embargo será útil hacerlo para visualizar su estructura y contenido. 

Retomando el ejemplo anterior el enunciado normativo completo podría ser:

Dado el hecho de que un juez es competente para entender en una causa (art. 116 de la Constitución Nacional) (hecho antecedente),

debe ser (nexo imputativo),

que resuelva los asuntos que son sometidos a su jurisdicción mediante una decisión razonablemente fundada (art. 3° Código civil y comercial) (prestación),

el juez es el sujeto obligado,

las partes en litigio son los sujetos facultados,

o (nexo disyuntivo),

dado que el juez se niegue a juzgar bajo pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley (art. 273 del Código penal) (transgresión o ilícito), 2° debe ser (nexo
imputativo),

la inhabilitación absoluta de uno a cuatro años para ejercer su cargo de juez (la sanción),

aplicada por otro juez (funcionario obligado),

por pedido de cualquiera de las partes afectadas por la denegación de justicia (representantes de la comunidad que la solicitan).

Razones didácticas nos han llevado a ejemplificar este tema empleando tan sólo tres fragmentos legales. Sin embargo, es importante aclarar, que en la solución de
cualquier caso concreto se ponen en juego todas las normas jurídicas. “Un caso judicial –decía Cossio– siempre se resuelve por la totalidad del ordenamiento y
nunca por una sola de sus partes, tal como todo el peso de una esfera gravita sobre la superficie en que yace aunque sea uno solo el punto por el que toma
contacto” (1954:90 y 1964:380).

Si bien existe similitud entre nuestros enunciados normativos completos, las reglas de derecho de Kelsen y las proposiciones normativas que estudian Alchourron
y Bulygin, nuestra propuesta se basa en una fenomenología de actividad forense y se funda en una necesidad hermenéutica, ya que el enunciado normativo
completo es un instrumento imprescindible para llevar adelante una interpretación objetiva que permita generar una línea de argumentación consistente.

Las normas como instrumento de control social 

Considerar a las normas como un juicio y como una representación conceptual deja pendiente el interrogante si la relación entre la norma y la conducta es
únicamente descriptiva y cognoscitiva, o si también es prescriptiva, si existe una influencia causal de las normas sobre las conductas. Como veremos su
consideración no se agota en lo lógico y gnoseológico, sino que posee también una función reguladora como instrumento de control social explícito e
institucionalizado. 

Si bien al operador jurídico sólo le interesan las normas desde el punto de vista del conocimiento que ellas le
proporcionan respecto de ciertos tramos de conductas, para quienes detentan el poder del Estado –en sus
manifestaciones legislativa, ejecutiva y judicial–, las normas son el medio más adecuado para inducir a los
habitantes a actuar de ciertas maneras. Para los gobernantes las normas son un instrumento para mantener el
orden, ejercer el poder y propiciar la cooperación.

La condición instrumental de las normas ha sido reseñada por destacados juristas: Kelsen calificó al derecho como “una técnica social utilizada para inducir a los
hombres a conducirse de una manera determinada” (1960:73); Recaséns Siches concibe a la norma como “una especie de instrumento, de utensilio fabricado por
los hombres, con el fin de tratar determinado tipo de situación humana o de conflicto social” (1985:121 y 251); y, Rossafirma que “las leyes no se sancionan para
comunicar verdades teoréticas sino para dirigir el comportamiento de los hombres -...- a fin de que actúen de una cierta manera deseada” (1974:8).

Entre nosotros Herrera Figueroa afirmaba “El derecho como técnica social es uno de los medios más efectivos para imprimir a la conducta humana ciertas
direcciones de racionalidad” (1955:78); y Cueto Rúa, por su parte, reconoce que “la ley es un instrumento o técnica de control social” (1971:53).

Lo que las normas expresan es una representación conceptual y neutra al valor de aquellos actos que: 

deben ser realizados porque son prescriptos como obligatorios;

deben omitirse porque están expresamente prohibidos; y, 

quedan librados a la voluntad de los agentes porque simplemente están permitidos. 

Expresan así los tres significados jurídicos de las acciones: obligatorio, prohibido y permitido –o facultativo–.

Las normas que prescriben deberes o fijan prohibiciones están destinadas a organizar Aunque lo más común sea que las normas induzcan a actuar de cierta
la convivencia social, estableciendo las recíprocas obligaciones de las personas, y manera amenazando con sanción la conducta contraria, también puede
fijando límites a sus libertades en consonancia con la facultad de autodeterminación ocurrir que promocionen ciertas acciones imputándoles a quienes las
de los otros seres humanos que conviven en la misma sociedad. Así, pagar los lleven a cabo una recompensa. Por ejemplo, se puede inducir a pagar los
impuestos está prescripto como obligatorio porque a quien no lo haga oportunamente impuestos amenazando a los evasores con una sanción, pero también
se le imputan determinadas sanciones; en tanto que matar está prohibido, porque la se puede estimular a cumplir el deber tributario premiando con una quita
norma le imputa una sanción al transgresor.  a quienes los paguen por adelantado.

Las normas son facultativas cuando dejan librado el curso de acción de las personas Teniendo en cuenta la libertad propia de cada ser humano, y siempre que
a su propia decisión. Estas reglas de conducta otorgan permiso o autorizan a los no esté cumpliendo un rol de gobierno, el principio jurídico en materia de
habitantes de un país para realizar diversas acciones según su libre preferencia. Así, actuación social es “todo lo que no está expresamente prohibido, está
contraer matrimonio, comprar una casa, o ejercer el comercio son actos explícita o implícitamente permitido”. Las normas permisivas o
explícitamente permitidos, y tomar sol en la playa o bañarse en el mar son acciones facultativas constituyen la regla general, y las normas que prescriben
implícitamente autorizadas. deberes o fijan prohibiciones constituyen la excepción.

a) Finalidad social

Las sociedades democráticas basadas en la libertad y no en la unanimidad coactiva son, sin embargo, las más conflictivas que han existido en la historia. Las normas de
conducta individual en virtud de su condición instrumental tienen una finalidad social: introducir en las comunidades, que se presenta múltiples, confusas y divididas, un principio
de orden y cohesión racional que garantice a cada persona un espacio de libertad para el desarrollo de su personalidad en armonía con el interés social.

La normatividad, como decía Herrera Figueroa, es el plano común del entendimiento social. Las normas jurídicas son siempre instituidas para posibilitar una segura, pacífica y
solidaria convivencia entre los individuos de una comunidad. Orientando el comportamiento comunitario, previendo las dificultades que pudieran llegar a presentarse, y las
posibles soluciones a implementar en casos de conflicto, tratan de coordinar de manera valiosa la libertad de los miembros de la sociedad (1955:114 y Cueto Rúa, 1971:53).

Savigny  reconoció esta finalidad social diciendo “Para que los seres libres, puestos de esta manera en relación, puedan ayudarse mutuamente y no estorbarse nunca en el
desarrollo de sus actividad, es necesario que una línea invisible de separación determine los límites dentro de los cuales el desenvolvimiento paralelo de los individuos encuentre
seguridad e independencia; ahora bien, la regla que fija estos límites y garantiza esta libertad se llama derecho...” (1878, I:222).

Las normas pretenden influir causalmente en las acciones de los miembros de la sociedad, para lograr ciertos efectos que son deseados porque se los considera valiosos. Así,
la norma que amenaza con multa y remoción del vehículo estacionado en un lugar prohibido, persigue la finalidad de que algunos miembros del grupo no dejen detenidos sus
automóviles en sectores donde obstruyen la circulación. Los ideales de prudencia, seguridad y orden en el tránsito han inspirado la norma coercitiva establecida por el legislador.

b) Función política

Pero las normas además de ordenar y facilitar la vida individual dentro de la comunidad, desempeñan también una importante función política en relación a toda la sociedad. Así,
las normas de organización colectiva trascienden los fines individuales y poseen distintos objetivos de acuerdo a los diversos grupos humanos que tratan de conformar o
transformar.

En efecto, su carácter instrumental las hace el medio más adecuado para constituir y organizar la sociedad, y también para impulsar los proyectos de renovación o reforma
cuando un modo de organización ha devenido inadecuada. Así, la Constitución establece la forma de Estado y de gobierno, reconoce los derechos fundamentales y organiza los
poderes públicos; pero una vez constituida la sociedad, las normas son también las herramientas más idóneas para implementar los cambios, por ejemplo en materia educativa,
de salud pública, electoral, etcétera. 

Cuando se trata de normas que proyectan la organización y funcionamiento de los poderes del Estado, para preservar la libertad de los habitantes, el principio jurídico en materia
de actuación de los órganos de gobierno es que “todo lo que no les está expresamente permitido, lo tienen explícita o implícitamente prohibido”. De esta forma los poderes del
Estado sólo deben llevar adelante las acciones que las normas les permiten ejecutar. Así, nuestra Constitución Nacional enumera las facultades de cada uno de los tres poderes.
La libertad es la razón y fundamento de la ética jurídica. Para que cualquier regulación normativa de la

conducta tenga sentido es necesario postular la existencia de la libertad del agente. Existe pues una

relación necesaria entre libertad y norma.


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Relación entre las normas y los valores

La norma como juicio es un concepto que describe la conducta humana libre y cumple una función de mediación en el conocimiento científico del derecho. Ella
como representación conceptual es una significación de lo axiológico, pero no es en sí misma una significación valorativa, que como un modelo se ofreciera a la
conducta informe para que esta se adapte a él a fin de adquirir su valor (Cossio, 1964:203 y Herrera Figueroa, 1988:111). 

El valor está en la conducta desde sus orígenes, y todos los valores jurídicos son valores de conducta y no de normas. Si las normas son neutras respecto de los

valores jurídicos ¿por qué muchas veces escuchamos proclamar su valor?, ¿poseen algún tipo de valor? Si tomamos en cuenta a las normas en sus condiciones

instrumentales de conocimiento y de control social, poseen un valor técnico pudiendo ser estimadas como útiles o inútiles para alcanzar sus objetivos.

Además de este innegable valor práctico las normas suelen ser calificadas como justas o injustas, como si fueran efectivas realizaciones de valores jurídicos.
Pero esto no es así porque las únicas concreciones de estos valores son las que se encarnan en las conductas reales. Estas calificaciones representan tan solo
un sentido valorativo traslaticio: de la conducta futura valorada como justa y normativamente proyectada, a la norma como efectiva programación de ese ideal.
Dicho de otra manera, se aplican estos calificativos axiológicos jurídicos –justicia o injusticia– a las normas que
representan correctamente los valores sociales vigentes proyectándolos como categorías de conductas futuras
que deben ser. Toda norma presupone una valoración del futuro preferido sobre el que después se superpone una
prescripción, de esta forma las valoraciones se reducen a una ordenación puramente lógica (Cossio, 1954:80;
Soriano, 1986:34).

Para que se entienda mejor, de la misma manera que miramos la fotografía de una Aunque las normas son representaciones conceptuales y neutras, suelen
obra de arte y pregonamos su belleza, al tomar conocimiento de lo que prescribe incluir alusiones valorativas como: “buena fe”, “mala fe”, “bienes jurídicos”,
una norma proclamamos su justicia. Sin embargo, la belleza no está en la foto, ni “orden”, “seguridad”, “prudencia”, “paz”, “solidaridad”, “buenos oficios”,
la justicia en la norma. La belleza radica en la obra de arte que está en un museo, y “buenas costumbres”, “buen estado de la cosa”, “buen hombre de
la justicia se localiza en una determinada acción compartida. Lo que ocurrió es negocios”, “buena y normal convivencia”, “buen administrador”, etcétera.
que, en la medida en que ambas –la foto y la norma– representan acabadamente Las categorías axiológicas mencionadas facultan al juez a valorar las
la realidad, por un giro del lenguaje trasladamos el valor de lo real a su circunstancias del caso que debe resolver de conformidad con los valore
representación. mencionadas por las normas.

Clasificación general de las normas

Presentamos a continuación una clasificación de las normas de conducta y damos un breve concepto de las más importantes. Si bien toda clasificación es
arbitraria, pensamos que en relación a las normas una enumeración general servirá para corregir errores muy difundidos originados en el conocimiento vulgar del
derecho. 
a) Normas técnicas y normas éticas

El ser humano es esencialmente social, necesita coexistir con sus iguales. Para hacer realidad esa convivencia resulta imprescindible que se restrinjan algunas de

sus posibilidades a fin de que todos puedan gozar de la cuota de libertad que necesitan para construir sus propias vidas. Eso permite una segura, pacífica y

solidaria convivencia entre todos los miembros de la sociedad, sin que ninguno de ellos en el ejercicio de su libertad individual, entorpezca o limite el libre albedrío

de sus semejantes.

Esta limitación de la libertad, que hace viable el desarrollo de una sociedad, se logra mediante ciertas reglas de convivencia social que se denominan normas de

conducta. Estas describen la vida humana proyectivamente, desde el presente hacia el futuro, en el sentido connatural al de su desenvolvimiento temporal. Se trata

pues de una consideración ética de la existencia humana que prescribe lo que debe ser. Así, el art. 537 del C.c.c.dice “Los parientes se deben alimentos en el

siguiente orden: a) los ascendientes y descendientes. Entre ellos, están obligados preferentemente los más próximos en grado; b) los hermanos bilaterales y

unilaterales…”  

Pero ésta no es la única forma posible de reseñar la vida humana, existe otra que partiendo del futuro elegido se retrotrae hacia el presente describiéndola en el
sentido inverso al de su desarrollo temporal. Se trata de una consideración técnica de la existencia, que sirve para descubrir cuáles son los medios más idóneos
que se deberán emplear para alcanzar el logro del fin propuesto (Aftalión-Vilanova, 1992). Así, cualquier instructivo que prescribe los pasos adecuados para hacer
funcionar un electrodoméstico es un buen ejemplo de una norma técnica, ya que partiendo del fin deseado –que el artefacto funcione correctamente –, se
retrotrae al presente indicando cuáles son los medios idóneos para alcanzar ese fin. 

b) Normas morales y normas jurídicas


Las normas de conducta ética que prescriben lo que debe ser, pueden ser morales o jurídicas. Cada uno de estos dos órdenes normativos organizan de manera
independiente y en forma total, la vida de los miembros de la comunidad hacia la realización de sus correspondientes valores morales o jurídicos.
La norma moral es unilateral y entraña una exigencia dirigida a la conciencia de un ser humano. Se trata de un imperativo personal, una directriz para aquél que

debe obrar, que no autoriza a exigir del obligado el cumplimiento de su deber. Estos preceptos no establecen relaciones normativas, tienen por sujeto final al

obligado, y reclaman la ejecución voluntaria de lo prescripto. Por eso, sólo en sentido metafórico podría afirmarse que el obligado tiene el ‘derecho de exigirse a sí

mismo’ el cumplimiento de lo que la norma estatuye (García Máynez, 1948:100). 

Por su misma índole las normas morales suponen espontaneidad en su Así, dar limosna a los pobres es un deber de caridad prescripto por una norma
observancia. Sus preceptos reclaman una incondicional adhesión, un íntimo y moral religiosa como un imperativo personal y unilateral ya que, aunque la
total asentimiento. Los deberes morales, tanto de la esfera religiosa como dádiva la reciba otro ser humano, la norma sólo está dirigida al sujeto obligado.
social, sólo quedan cumplidos cuando el obligado procede con libertad. En la Este debe asumirla y ejecutarla libre y espontáneamente, pues no existe otro
órbita de la moralidad no hay sitio alguno para la imposición forzada. De lo que sujeto jurídicamente autorizado a reclamar su imposición forzada. Este tipo de
se deduce la incoercibilidad de este tipo de normas (Del Vecchio, 1963:327; regulaciones carecen de fuerza para apremiar, que son incoercibles y sus
García Máynez, 1948:103). sanciones son trascendentes.

La norma jurídica es bilateral e implica una prescripción normativa que no sólo impone una obligación a un sujeto, sino que al mismo tiempo autoriza a otro a exigir
de aquél la observancia de lo prescribe. Estos preceptos establecen relaciones jurídicas, ya que no sólo obligan sino que al mismo tiempo facultan. Las
determinaciones del accionar están concatenadas, el deber que obliga existe por una parte, porque existe por la otra el derecho que faculta, y cada uno de los
términos extrae del otro su sentido y eficacia. Esta clase de normas no exigen el cumplimiento del deber por el deber mismo, o por mero respeto a la norma, sino
para que el derecho de otra persona no sufra menoscabo (Del Vecchio, 1963:328). 

Por su propia estructura las normas jurídicas no sólo admiten, sino que a menudo ordenan su aplicación coactiva. La coercibilidad es la posibilidad emplear la
fuerza para lograr su cumplimiento y deriva de la circunstancia de que las normas jurídicas constituyen un límite entre el obrar de varios sujetos. El derecho de una
persona termina donde comienza el de otra, por eso el traspaso de este confín por una de las partes, implica la posibilidad de la otra de repeler esta invasión.
Entiéndase, sin embargo, que se trata sólo de una posibilidad jurídica ya que, en los hechos puede ocurrir que el damnificado no ejerza dicha reacción (Del Vecchio,
1963:327; García Máynez, 1948:103)

FILOSOFIA DEL DERECHO M4


from EaD Kennedy

27:50

Por ejemplo, proveer de comida, vivienda y educación a los hijos son obligaciones correspondientes al deber alimentario, impuesto por una norma jurídica como
una regulación bilateral que genera un vínculo entre el progenitor obligado y los hijos facultados. Puede ocurrir que los padres asuman y cumplan espontáneamente
sus obligaciones, pero de no ser así, existe otro sujeto autorizado por la norma a reclamar su imposición forzada. Este tipo de regulación normativa establece una
relación jurídica que obliga y faculta al mismo tiempo, por eso es coercible y sus sanciones son inmanentes y coactivas. 

c) Normas morales religiosas y normas morales sociales 


Las normas morales se dividen en dos subespecies: las morales religiosas y las morales sociales. Las primeras tendrían su origen en la inteligencia o voluntad
divina y se manifiestan como preceptos religiosos, cuya transgresión, llamada pecado, traería aparejada una sanción trascendente, en el más allá. Como ejemplo
de precepto religioso podemos mencionar aquella que impone el deber de ‘santificar las fiestas’.
Las normas morales positivas tienen su origen en la sociedad, se denominan usos, prácticas sociales, o reglas de trato social y su incumplimiento acarrea

sanciones comunitarias informales, no coactivas, de simple reprobación social. Como ejemplos podemos mencionar la que prescribe ponerse en fila para acceder

a un vehículo de transporte público de pasajeros, y la que recomienda ingerir la comida que nos sirven cuando estamos como invitados en la casa de un amigo

amigo (Camus, 1948:254 y Recaséns Siches, 1985: 99; Aftalión-Vilanova, 1992:418)  

d) Normas jurídicas generales y normas jurídicas particulares 


Las normas jurídicas se dividen en dos subespecies: las generales y las particulares. Las normas generales se refieren a situaciones típicas y regulan incontables
acciones humanas futuras aludiendo a los sujetos como arquetipos y a sus conductas como categorías. Como ejemplo de arquetipos normativos de sujetos
podemos mencionar: el vendedor, el comprador, el locador y el locatario, y como ejemplo de categorías de conductas destacamos aquellas que prescriben que: “el
vendedor debe transferir al comprador la propiedad de la cosa vendida”, “el locador debe entregar la cosa conforme a lo acordado”, y “el locatario debe mantener la
cosa y conservarla en el estado en que la recibió”. 

Decía Ortega y Gasset:

“Siendo el ser de lo viviente un ser distinto de sí mismo... tendrá que ser pensado mediante conceptos que anulen su propia e inevitable

identidad” (1971: 45).

Los conceptos que nos permiten pensar la conducta del hombre anulando su identidad individual son las normas generales que aluden a los seres humanos como

arquetipos de sujetos y a sus acciones como categorías o tipos de conductas. 

Las normas particulares regulan conductas concretas de individuos determinados. Así, la sentencia que condena a J. Pérez a desalojar la propiedad de la calle

Córdoba nº... que pertenece a R. González, es una norma particular sólo aplicable al caso de González contra Pérez por el desalojo de la finca mencionada. 
De igual manera el contrato celebrado entre L. Paz y A. Montes por el que el primero se compromete a podar el césped del jardín de la casa de la segunda a cambio

del pago de un abono mensual de $..., también es una norma particular sólo aplicable para regular las acciones concretas de los sujetos mencionados. 

Las normas jurídicas generales aspiran a orientar la totalidad de la vida social. Tienen por finalidad llegar a establecer una situación de convivencia futura en la que
por la realización de los valores jurídicos se alcance la justicia. Las normas jurídicas particulares, en cambio, aspiran a encauzar las relaciones de individuos
concretos con la finalidad de lograr una armónica convivencia en el presente o futuro inmediato y se orientan hacia la realización de la justicia en el caso particular
(Radbruch, 1944:46).

e) Normas consuetudinarias y normas legales


Las normas generales se dividen en consuetudinarias y legales, y las particulares en convencionales y jurisdiccionales. Las normas consuetudinarias se originan
en la conducta repetida de toda la comunidad o de sectores específicos de la misma, no están expresadas por escrito y son la costumbre general y la costumbre
judicial o jurisprudencia. Las normas legales tienen su origen en la actividad de los órganos del Estado, están expresadas por escrito y son, principalmente, las
leyes propiamente dichas, los decretos, y los reglamentos.
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Normas convencionales y normas jurisdiccionales

Las normas particulares se dividen en dos grandes grupos las convencionales y las jurisdiccionales. Las primeras se originan en la autonomía de la voluntad de los
particulares, pueden o no estar expresadas por escrito y son generalmente las convenciones, los contratos y los tratados. Las segundas son producidas por los
órganos jurisdiccionales del Estado al momento de resolver los conflictos a ellos sometidos, están expresadas por escrito y son las sentencias de los jueces y las
resoluciones de los funcionarios administrativos. 

Principales normas jurídicas 

Sin perjuicio de la consideración detallada que haremos posteriormente de cada norma, estimamos de suma utilidad adelantar algunos conceptos breves de las
más importantes: 

Costumbre general

Es una norma general no escrita, originada en la conducta espontáneamente repetida por la inmensa mayoría de los miembros de una comunidad, que actúan profundamente
convencidos de que su obrar es obligatorio, en cuanto podría serles coactivamente exigido dicho accionar o sancionados en caso de transgresión.

Costumbre jurisdiccional, judicial o jurisprudencia

Es una norma no escrita vigente sólo en una jurisdicción, originada en la conducta repetida de los órganos jurisdiccionales del Estado que, en ejercicio de sus funciones,
resuelven casos análogos de manera similar actuando bajo la íntima convicción de que su obrar coincidente con el de sus colegas preopinantes es obligatorio.

Ley propiamente dicha


Es una norma general deliberadamente establecida mediante la palabra escrita por el órgano legislador del Estado.

Decreto

Es una norma general deliberadamente establecida mediante la palabra escrita por el órgano ejecutivo del Estado que, en ejercicio de específicas potestades normativas
generales, establece las normas imprescindibles para cumplir sus funciones.

Reglamento

Es una norma general deliberadamente establecida mediante la palabra escrita por el órgano ejecutivo del Estado en ejercicio de potestades normativas generales, destinada a
facilitar la aplicación de la ley. Se trata de una especie de decreto, la que tiene por finalidad hacer posible la vigencia social de la ley mediante su adecuada especificación.

Convención

Es una norma particular, originada en un acuerdo de voluntades entre dos o más personas, destinado a producir efectos jurídicos, reglar los derechos y deberes de los otorgantes.
Contrato

Es una norma particular, originada en un acuerdo de voluntades entre dos o más personas, destinado a reglar los derechos y deberes patrimoniales de los otorgantes. Se trata de
una especia de convención, aquella que posee contenido patrimonial.

Tratado

Es una convención internacional, originada en un acuerdo de voluntades entre dos o más Estados, o entre éstos y los organismos internacionales, destinado a reglar los derechos
y deberes de los sujetos de derecho internacional.

Sentencia judicial

Es una norma individual dictada por un juez o tribunal competente, destinada a poner fin, tras el debido proceso a una causa conflictiva o controvertida.

Resolución administrativa

Es una norma individual, originada en la decisión legítima de un órgano jurisdiccional administrativo, destinada a resolver una controversia o conflicto propio del ámbito
administrativo.
Red de las normas

Breve recapitulación: concepto final de norma jurídica


Con los conocimientos alcanzados en capítulos anteriores y después de haber estudiado las distintas posturas en torno a la esencia de las normas, nos hallamos
en condiciones de definirla como un concepto descriptivo de libertad, o, dicho en otros términos, una representación conceptual y neutra de un tramo de conducta
humana compartida, que tiene por finalidad encausarla haciendo posible la existencia individual de los seres humanos y de la sociedad de la que forman parte.

Para lograr estos objetivos las normas prescriben aquello que debe ser por haber sido considerado valioso, el comportamiento que se espera de un determinado

ser humano (deber jurídico) y subsidiariamente para el supuesto de que aquello que debió ser no sea, para el caso en que el agente decida no cumplir con su deber

(transgresión), prescribe una consecuencia desfavorable (sanción).

Como las prescripciones normativas con frecuencia no están coordinadas en una proposición unitaria, será necesario que el jurista práctico elabore un enunciado
normativo completo que conjugue la polaridad lícito–ilícito. Estas proposiciones pueden asumir la forma de una norma técnica, por la cual un abogado aconseja a
un cliente el comportamiento más conveniente para el logro de sus fines; de una norma ética general por la cual el legislador programa legalmente el
comportamiento más justo para todos los que viven en una sociedad; o de una norma ética particular por la cual el juez prescribe en la sentencia la conducta más
equitativa para el caso que debe resolver.

Derecho en sentido objetivo, derecho en sentido subjetivo y derechos subjetivos 


Al estudiar el primer elemento del fenómeno jurídico explicamos que el derecho reside en la vida humana viviente y es un objeto real, la conducta en interferencia
intersubjetiva. Cuando nos referimos a las acciones de los hombres, no como realidades concretas sino, como regulaciones normativas de los actos expresadas
en leyes, reglamentos, resoluciones, contratos, y muchas otras normas, estamos en presencia de la vida humana objetivada, también podemos decir ‘derecho en
sentido objetivo’ o simplemente ‘derecho objetivo’.

La expresión derecho objetivo alude a las normas que describen y regulan la conducta compartida. Las normas, sean
generales o particulares, constituyen objetivaciones de la vida humana, representaciones conceptuales creadas por
los hombres con intención de programar toda su existencia social. Así, son derecho objetivo tanto las normas que
regulan el matrimonio a partir del art. 401 del Código civil comercial, como las que rigen la compraventa comenzando
con el art. 1123 del mismo código, o el contrato de trabajo legislado por la Ley 20.744.

Las personas que conviven en una comunidad contraen matrimonio, compran El derecho en sentido subjetivo son esos comportamientos reales que tienen las
y venden bienes y celebran contratos de trabajo. La vida humana se desarrolla personas que son protagonistas de estos fenómenos que acontecen siempre en
en un ámbito social cuyos miembros se vinculan permanentemente haciendo un tiempo y lugar determinados. La expresión derecho en sentido subjetivo alude
realidad las programaciones proyectadas por las normas. a esas relaciones humanas reales reguladas por las normas.

¿Qué son las normas jurídicas?

Es una pregunta que puede obtener distintas respuestas, pues todo depende del punto de vista desde el cual encaremos su estudio.

Así podemos estudiar la norma desde el punto de vista de la lógica, desde el punto de vista del conocimiento y como instrumento de control social.
Como conclusión, los derechos subjetivos son aquellos conjuntos de facultades que las normas atribuyen a un
sujeto autorizándolo a hacer u omitir algo, exigiendo de otro u otros una conducta acorde con esa acción u
omisión.
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Cierre de la unidad

Bibliografía

GARCIA, R. G., Fundamentos del Derecho, Lectio, Buenos Aires, 2016.

DAVID, P., Criminología y sociedad, México, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2005.

COSSIO, C., La Teoría Egológica del Derecho, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1964.
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Introducción a la unidad

La presente unidad nos coloca frente a la norma y su aspecto dinámico. Es decir, contemplaremos a la norma formando parte de un conjunto normativo
denominado ordenamiento jurídico.

Contenidos de la unidad

1 El ordenamiento como una necesidad cognoscitiva y práctica. Definición de ordenamiento jurídico.

2 Relaciones entre las normas. Fundamentación formal y material. Validez, legitimidad y efectividad.

3 Estructura del ordenamiento jurídico. Primer constituyente y norma fundamental.

4 Insuficiencia de la consideración lógico formal de la validez. Acatamiento general y principio de efectividad. Revolución, evolución y golpe de estado.

Comenzar la unidad
Te invitamos a recorrer el contenido de la unidad.

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¿Qué es el ordenamiento jurídico?

En el estudio de los hechos jurídicos se abordará a los hechos como causa de la relación jurídica y no como un hecho objeto de prestación. La presente unidad nos
coloca frente a la norma y su aspecto dinámico. Es decir, contemplaremos a la norma formando parte de un conjunto normativo denominado ordenamiento jurídico. 

El ordenamiento jurídico 

La norma jurídica puede ser analizada en su aspecto dinámico, y esto implica contemplarla formando parte de un sistema normas denominado Ordenamiento
Jurídico. Ahora bien, la primera pregunta que debemos responder es quién se encarga de crear las normas jurídicas y cuál es el procedimiento a seguir para su
creación.

En el presente video se exponen de manera clara los lineamientos básicos de la Teoría Pura de Hans Kelsen. El video nos permitirá acercarnos a su concepción del
Derecho y de las normas jurídicas, clarificando la idea que el iusfilósofo tenía respecto del ordenamiento jurídico al que grafica como una pirámide jurídica.

Jerarquía Normativa. TEORÍA DEL DERECHO

En este sentido es importante destacar que todos los poderes del Estado ejercen sus Así, a lo largo de los años, los diversos poderes del Estado e incluso
potestades emitiendo normas. El poder legislativo establece las leyes, normas generales los particulares, que también poseen facultades para crear normas
que pretenden asegurar la convivencia y el progreso social. El poder ejecutivo, además de contractuales, van estableciendo sucesivamente innumerables
participar del proceso de creación de las leyes como colegislador, posee facultades cantidad de normas. En nuestro país las leyes nacionales superan hoy
propias que le permiten crear normas generales llamadas decretos. Por fin, el poder la veintisiete mil y si a ellas le sumamos, solo por mencionar, los
judicial ejerce su jurisdicción resolviendo los conflictos a través de la creación de normas decretos, resoluciones, disposiciones, leyes y sentencias provinciales
individuales denominadas sentencias. la cantidad se torna impresionante.
Este conjunto de normas jurídicas sólo podrán ser estudiadas si establecemos un orden que haga posible, tanto su estudio por los alumnos, como su utilización
por parte de los operadores jurídicos. Sólo podremos establecer dicho orden si logramos integrar estructuralmente todas las normas en un sistema unitario,
coherente y exhaustivo, que nos permita acceder a su conocimiento y aplicación práctica.

Definición de ordenamiento jurídico

La utilidad de integrar todas las normas en un sistema jerárquicamente estructurado, coherente y relativamente pleno, se deriva de la función y naturaleza misma

de la ciencia del derecho que es necesariamente normativa en la medida en que conoce su objeto mediante las normas. De allí, la necesidad de conocer

previamente las normas, lo que sólo es posible, en la medida en que el jurista concibe, lo que a primera vista puede parecer como una yuxtaposición inconexa de

normas, como un sistema, es decir, como un todo lógicamente estructurado. 

En la Edad Media se hizo el primer intento por integrar todas las normas en un sistema coherente, pero tal pretensión fracasó y pronto fue relegada al olvido.
Modernamente Ernst Rudolf Bierling resucitó la idea, pero fue Adolf Merkl quien logró elaborar una teoría jerárquica de las normas comparándola con una pirámide.
Esta concepción sería luego profundizada por Alfred Verdross y difundida   por su maestro Hans Kelsen (1941:94). En la actualidad los científicos del derecho
aceptan sin reparos que todas las normas jurídicas se integran en un sistema jerárquicamente estructurado, coherente y relativamente pleno, que tiene por
finalidad hacer posible el conocimiento de las normas para su utilización en las técnicas jurisdiccionales y políticas. 

Relaciones entre las normas. Fundamentación formal y material


Concebir a todas las normas integradas en un sistema significa comprender que el ordenamiento jurídico no es un simple agregado de reglas de conductas
meramente yuxtapuestas, sino un complejo de normas relacionadas de tal modo que constituyen una unidad. Ese conjunto unitario es lo que denominamos
sistema, una totalidad que agrupa una serie de componentes ordenadamente relacionados entre sí que contribuyen a una determinada finalidad. Los componentes
del sistema jurídico son las normas y su finalidad es regular la convivencia social.

El derecho regula su propia creación, ya que las propias normas del ordenamiento jurídico prescriben  cómo debe ser creada otra norma y, además, en una medida
variable, cuál debe ser su contenido”.

De ésta manera, cuando una norma ha sido elaborada como lo determina otra norma la calificamos de válida, y por tal razón forma parte del mismo sistema
jurídico.

La relación que se establece entre las normas es una relación de fundamentación, ya que la primera constituye el fundamento de validez de la segunda (Kelsen,
1960:147).

La primera norma es la fundante que establece:

1. quién va a crear una nueva norma, identifica al órgano competente,

2. cómo la va a crear, fija el procedimiento para su producción

3. señala en alguna medida qué contenido se le debe dar. 

La segunda norma es la fundada:


Sólo podrá ser reputada como válida y, por ende, integrante del sistema normativo, si ha sido creada por el órgano, según el procedimiento y, en alguna medida,
respetando los contenidos previstos por la norma fundante.
La unidad del ordenamiento jurídico se obtiene cuando, todas las normas del sistema son válidas formal y materialmente. Una norma es formalmente válida,

cuando ha sido elaborada por el órgano y conforme a los procedimientos indicados por una norma anterior y, es materialmente válida, si el contenido de su

prescripción no resulta contradictorio con el de la norma anterior. 

Así, nos podemos preguntar ¿forma parte del sistema normativo argentino la Ley 26.994 de sanción del Código civil y comercial?, o dicho de otra manera ¿es una
norma válida? Fácilmente podremos responder al interrogante verificando: 1º) ¿quién la creo?, 2º) ¿cómo la creo? y, 3º) ¿qué contenido le dio a esa norma? Dicha
ley fue creado por el Congreso y el Poder Ejecutivo de la Nación, siguiendo el procedimiento de sanción de las leyes y respetando los contenidos, todo según lo que
prevé la Constitución Nacional (arts. 44, 75 inc. 12º, 77 a 84, 99 inc. 3º y cc.). En consecuencia, esa es una norma válida porque está fundada en la Constitución
Nacional que es también una norma válida.

No hay que confundir la validez material de una norma con su valor. El valor jurídico es un tema axiológico. La norma como representación conceptual es neutra
respecto de los valores jurídicos ya que, como hemos explicado, estos valores residen en el objeto real que es la conducta. Sin embargo las normas, como
instrumentos de conocimiento jurídico y de control social, poseen un innegable valor instrumental, y si sus prescripciones se conforman a los valores sociales
vigentes reciben de forma traslaticia el calificativo de justas o injustas.

Validez, vigencia  y efectividad

Dentro del lenguaje jurídico los conceptos de “validez” y “vigencia” son muy ambiguos, y se suelen emplear como sinónimos cuando en realidad no lo son, para
complicar más las cosas se utiliza también con mucha frecuencia el término “legitimidad”. La concepción normativista del derecho centra su atención en el
primero y lo emplea para calificar a las normas y al ordenamiento jurídico. Por su parte toda teoría que aspire a una visión realista del derecho hará necesariamente
sus críticas, destacando el segundo y tercer concepto (Cossio, 1964:516; García Maynez, 1954: 756 y ss.; Bulygin, 1982:515; Diez-Picazo, 1973:193). 

Distingamos cada término:

a) Una norma es válida cuando ha sido creada respetando los requisitos formales (órgano y procedimiento) y materiales (contenidos) previstos en una norma superior, o cuando
existe una práctica general firmemente establecida de hacer lo que la norma prescribe (convalidación fáctica). 
De esta forma los distintos criterios de validez determinan las diferentes manifestaciones normativas tanto legislativas como consuetudinarias. Empleado de este modo
descriptivo el término validez denota la pertenencia de cualquier norma al sistema.

b) Una norma es legítima cuando posee vigencia axiológica, es decir, cuando sus prescripciones representan correctamente los valores sociales vigentes proyectándolos como
categorías de conductas futuras que deben ser. Si se busca el valor de las normas en ellas mismas, éste no supera dentro de la jerarquía axiológica a nivel utilitario que poseen
como instrumento adecuado o inadecuado de conocimiento y control social. 
Por eso es necesario que exista una instancia estimativa ajena al sistema que las justifique a partir de una posición axiológica sustentada en una objetividad compartida.
c) Una norma tiene vigencia social cuando el acto realizado concuerda con la acción representada por ella. La vigencia social como sinónimo de efectividad, se da en la medida
en que se cumple la prestación o, caso contrario, si se aplica la sanción. La noción de efectividad no debe ser confundida con la de Esta constituye el logro de los propósitos
perseguidos por el autor de la norma aunque sólo fueran alcanzados mediante su aplicación compulsiva. 
Nosotros pensamos, en cambio, que sólo la aceptación voluntaria de la norma por parte de los destinatarios que cumplen la prestación debida, o la aplicación voluntaria de la
sanción por el funcionario obligado constituyen su efectividad.

Resumiendo: que las normas de una sociedad posean validez formal y material, y que sean legítimas por
proyectar y programar las acciones que la comunidad considera valiosas, es la mejor manera de lograr su
efectividad, es decir, su voluntario acatamiento general.
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Estructura jerárquica del Ordenamiento Jurídico

Conforme lo expresado, las normas del sistema jurídico se relacionan entre si. De ésta manera distinguimos dos tipos de normas, la que prescribe como debe
elaborarse una nueva norma, a la cual vamos a llamar fundante; en tanto que la norma creada en su consecuencia la denominamos fundada. Esta relación de
fundamentación no es más que un vínculo de subordinación de la segunda norma respecto de la primera, de la fundada con relación de la fundante. 

Este tipo de relaciones entre las normas permite su ordenación escalonada y nos revela la estructura jerárquica del sistema jurídico. Recurriendo a una imagen

espacial podemos hablar de norma superior y de norma inferior, y graficar todo el sistema como una pirámide con diversas gradas normativas. Un sistema

normativo estructurado según un criterio jerárquico afecta a los poderes públicos, a las relaciones de éstos con los particulares y a las relaciones de los

particulares entre sí. 

Como ejemplo podemos pensar en contrato de locación se funda en la regulación legal de los contratos civiles y comerciales y ésta en la Constitución.

El ordenamiento jurídico es una larga jerarquía de normas relacionadas por criterios de validez formal y material. En cada uno de sus niveles las normas se vinculan
simultáneamente con las inferiores y con las superiores: aplican la de grado superior al tiempo que crean una norma de grado inferior. Así, toda norma en su
relación con la inferior fundada –norma subordinada– posee un carácter normativo y con respecto a la superior fundante –norma supraordinada– constituye un
acto de aplicación (Kelsen, 1960:154).
Si bien en todas las gradas se da simultáneamente aplicación de la norma superior y creación de una nueva norma, el ordenamiento jurídico no es una sucesión
interminable de normas fundantes y fundadas, algo así como una cadena compuesta por un número infinito de eslabones, sino que tiene un límite superior y otro
inferior. El confín superior lo constituye la primera constitución que es un acto de pura creación, y el inferior está integrado por los actos finales de ejecución, que
son actos de pura aplicación no susceptibles de provocar posteriores consecuencias. 

Aclarando lo dicho en el párrafo anterior, la norma jerárquicamente más alta del ordenamiento, la constituye sólo la aplicación de una norma que no crea
primera constitución, prescribe como deben crearse otras normas pero no constituye la aplicación ninguna nueva. De esta forma, la primera y la última norma
de una norma superior porque, sencillamente, no existe. Por el contrario, la jerarquía más baja del de la jerarquía, constituyen la excepción al citado carácter
sistema jurídico, el acto de ejecución de una sentencia judicial,  bifronte ofrecido por las normas jurídicas. 

Veamos estos conceptos en un esquema acotado a unas


pocas gradas normativas.

Gradación normativa 

Primer constituyente y norma fundamental


El cuestionamiento por la validez de las normas nos ha hecho remontar hasta la primera constitución, llegados a este punto y, no existiendo ninguna norma superior
a ella, cabe preguntarnos ¿cuál es su fundamento de validez? Este interrogante no es ocioso, por el contrario, la primera constitución es la norma que encabeza el
sistema normativo y, directa o indirectamente, ella constituye el fundamento de validez de todo el ordenamiento jurídico. 

Por eso, si no lográramos otorgarle validez a la norma supraordinada que constitución vigente fue creada según sus prescripciones, y de esta última
encabeza el sistema, la constitución, todo el ordenamiento no sería más que una en más, fue establecido todo el sistema jurídico. Pero ¿cómo lograremos este
sucesión de fundamentaciones sin sustento y se desintegraría. Será preciso objetivo? Respecto de este problema existen dos corrientes de pensamiento
entonces asegurar su validez, ya que la  que intentan darle solución:

1 La iusnaturalista.

2 La iuspositivista o positivista.
La solución iusnaturalista consiste en afirmar que, además de las normas creadas por los hombres, el derecho positivo creado por los seres humanos en un lugar y

tiempo determinados, existe un derecho natural, anterior y superior al hombre, eterno e inmutable, cuyo contenido valioso le sirven de fundamento de validez

material al derecho positivo. La existencia del derecho natural entendido como una realidad suprasensible y fundante nos pone frente a un problema metafísico

que excede nuestra materia y le compete a la Filosofía Jurídica (Del Vecchio, 1963:303).

La solución positivista desconoce la existencia del derecho natural y descarta que éste pueda constituir el fundamento de validez del derecho positivo. Kelsen
propone subordinar la validez de la primera constitución a una “norma fundamental”, entendida como una hipótesis básica meramente supuesta, necesaria para el
estudio positivista del derecho. Dice el maestro vienés “La Teoría pura del derecho atribuye a la norma fundamental el papel de una hipótesis básica. Partiendo del
supuesto de que esta norma es válida, también resulta válido el orden jurídico que le está subordinado, ya que la misma confiere a los actos del primer
constituyente y a todos los actos subsiguientes del orden jurídico el sentido normativo específico...” (1960:138 a 140).

La norma fundamental no es una norma positiva creada por un ser humano, porque estamos por encima de la norma más alta, la primera Constitución en cuyos artículos
encuentra fundamento la Constitución vigente. Tampoco se trata de una disposición de verdad jurídica evidente que pudiera derivarse del derecho natural. La norma fundamental,
precisamente por ser hipotética, es la condición trascendental del conocimiento del derecho objetivo, un supuesto de conocimiento o, dicho en otras palabras, es un postulado
de la ciencia jurídica (Machado Neto, 1974:40). 
Decir que la norma fundamental es un postulado significa reconocer que se trata de una proposición inicial cuya verdad se admite sin pruebas, y que se toma como base para
explicar una realidad normativa vigente cuyo estudio resulta necesario. Por eso no sirve de nada cuestionar su existencia simplemente hipotética, y en tal sentido aceptada por
las consecuencias epistemológicas que trae aparejadas: hacer posible el conocimiento científico del derecho objetivo. 
Señala Kelsen:

"Para que un orden jurídico nacional sea válido es necesario que sea eficaz, es decir, que los hechos sean en cierta medida conformes a este orden. Se trata de una condición
sine qua non, pero no de una condición per quam. Un orden jurídico es válido cuando sus normas son creadas conforme a la primera Constitución, cuyo carácter normativo está
fundado sobre la norma fundamental. Pero la ciencia del derecho verifica que dicha norma fundamental sólo es supuesta si el orden jurídico creado conforme a la primera
Constitución es, en cierta media eficaz”. Lo que constituye una verdadera inconsistencia autorreferencial de la Teoría pura (1960:142).

Para Kelsen la norma fundamental indica cómo se crea un orden al cual corresponde, en cierta medida, la conducta efectiva de los individuos a quienes rige. Decimos en cierta
medida, porque que no es necesario que haya una concordancia completa entre el sistema normativo y los hechos a los cuales se aplica. Por el contrario, debe haber posibilidad
de discordancia, ya que de no ser así, el orden normativo no tendría ningún sentido. Un orden normativo pierde su validez cuando deja de estar en cierta medida de acuerdo con la
realidad, hay pues, una relación entre la validez y la efectividad de un orden jurídico; la primera depende, en cierta medida, de la segunda (1960: 141 y 142).

Suponer la existencia de la norma fundamental es una tarea que realiza el jurista, que estará habilitado a presumir su existencia sólo si logra verificar dos premisas:

1 que las normas de un país se fundamentan unas en otras hasta llegar a una primera constitución;

2 que el complejo normativo es, en alguna medida, eficaz, es decir, acatado aunque sólo sea de manera mínima. Recién entonces podrá suponer la existencia de la
norma fundamental que le sirve de fundamento de validez a la primera constitución y, en definitiva, a todo el ordenamiento.

Norma fundamental
La norma fundamental es una norma supuesta que no fue sancionada por ningún legislador en ninguna época y, por ende, no regula la convivencia social de

ninguna comunidad. Esta norma constituye un supuesto gnoseológico destinado al científico del derecho, es decir, un postulado abstracto, universal y necesario

imprescindible para que el jurista pueda reconocerle validez a la primera constitución, y de allí en más identificar el sistema de normas vigentes en un país. No es

más que una norma de competencia supuesta que podría formalizarse diciendo “obedece al primer legislador  dado que el constituyente originario

legisló la primera constitución, debe ser, que la comunidad acate sus prescripciones”, o con cualquier otra fórmula equivalente.

Acatamiento General y Principio de Efectividad. Insuficiencia de la consideración puramente lógico formal de la


validez. 

La última fundamentación de validez de la totalidad de las normas es Kelsen nos dirá que este fundamento lo encontramos en una norma fundamental
exclusivamente formal; no se trata tanto de la primera constitución sino del supuesta que constituye el punto de partida del ordenamiento jurídico y que se
acto legislativo originario que la establece. La primera constitución funda su limita a efectuar una delegación de competencia. En coincidencia con el maestro
validez en haber sido creada por el constituyente originario actuando como vienés, Alf Ross va a proponer como fundamento último de validez del sistema
primer legislador. Toda la fundamentación de validez nos remite, pues, a éste una “hipótesis inicial que constituye la autoridad suprema, pero que no ha sido
acto de pura creación normativa. Pero podríamos ir más allá y preguntarnos creada por ninguna autoridad. Sólo existe como ideología política que forma el
¿cuál es el fundamento del poder normativo del constituyente originario?  presupuesto del sistema (Kelsen, 1991:202 y 204; Ross, 1970:81).

Pero cabría dar otra respuesta a la pregunta sobre el fundamento del poder constituyente originario. Podemos intentar descubrir como se da en la realidad la
concreción de norma fundamental kelseniana. Así, si en un pueblo en un momento determinado de su historia, un grupo de personas se atribuye la facultad de
dictar una norma suprema, y la inmensa mayoría de los miembros de la comunidad, que podría desconocerlos y no cumplir dicha norma, los acepta como primeros
legisladores y acata su imposición normativa, aquellos se habrán transformado en los constituyentes originarios, y la norma que establecen será la primera
constitución de ese país.
El poder normativo originario encuentra su fundamento en el acatamiento general, también llamado principio de efectividad o convalidación fáctica.Este

acatamiento no debe considerarse ni como un puro hecho social, ni como la simple coincidencia de la conducta real con el contenido de la norma, sino como un

consentimiento tácito de la inmensa mayoría de los miembros de la comunidad.

Este fenómeno se verifica a partir de dos circunstancias de hecho:

1 el reconocimiento del constituyente originario como primer legislador,

2 el cumplimiento efectivo de las normas que establece. ¿Cómo se explica este consentimiento tácito?

Si una sociedad está en condiciones de impedir algo y no lo hace, lo está consintiendo o, dicho de otra manera, se trata de una omisión generalizada que
adquiere el significado normativo de una permisión. El acatamiento general y la permisión que él entraña, resultan suficientes para fundamentar el
ordenamiento jurídico, y se manifiestan como conducta espontáneamente repetida por la inmensa mayoría de los miembros de una sociedad que actúan
convencidos de que su obrar es obligatorio.

El fenómeno que fundamenta el ordenamiento jurídico es una norma consuetudinaria. Una norma que no fue establecida deliberadamente por ningún órgano
estatal sino que está implícita en la conducta social. Una norma jurídica no escrita que autoriza a una determinada instancia a crear normas legisladas, es
decir, se trata de una delegación hecha por la costumbre en el constituyente originario (costumbre delegante). La costumbre se halla en estos casos
supraordinada a la primera constitución (Del Vecchio, 1935:75 y 76;  Aftalión y Vilanova, 1992:548, 706 y 707).
La primera constitución se funda directamente en la costumbre. El acatamiento general que se le brinda al órgano que la dictó, hace que esa primera

constitución lo sea efectivamente y no se convierta en uno de tantos intentos frustrados. En el caso de nuestro país fue el acatamiento general el que marcó

la diferencia esencial entre la Constitución de 1853/60 y las Constituciones de 1819 o de 1824; aquella lo tuvo y lo mantiene, y estás no (Aftalión y Vilanova,

1992:713).

Queremos destacar que la distinción entre norma fundamental abstracta y norma fundamental concreta, la tomamos de Vilanova, sin olvidar que Kelsen en

sus últimos trabajos llega a una conclusión similar, posiblemente por influencia de las corrientes realistas de los Estados Unidos de Norteamérica país donde

residía (1994:250).

Revolución y golpe de Estado

La revolución como fenómeno jurídico tridimensional –que puede o no ser violento– implica una alteración fundamental de los valores sociales vigentes, un
cambio de los gobernantes que detentan el poder y, por fin, una modificación de los fundamentos jurídicos del Estado, para que el derecho positivo refleje los
nuevos ideales sociales, constituyendo el Estado y organizando sus poderes conforme a ellos.

A finales del siglo XVIII, adquirieron vigencia social en Francia nuevos valores de origen iusnaturalista, que propugnaban, entre otros ideales, el reconocimiento de
la igualdad frente a la ley, la creencia de que el poder lo detenta el pueblo, y que es éste quien elige a sus representantes para ejercerlo. Estos valores, convertidos
en convicción social, provocaron el derrocamiento de la monarquía y del sistema de normas que la sustentaba y su reemplazo por un nuevo poder que organizó el
Estado mediante un ordenamiento jurídico nuevo.
Desde esta perspectiva toda revolución constituye al decir de Cossio, una “ruptura de la lógica de los antecedentes”, implica el establecimiento de una nueva

primera constitución sin respetar la fundamentación formal y material –ruptura de la lógica– prevista en las normas válidas hasta entonces vigentes –los

antecedentes–. Por ello Recaséns Siches afirma que en el supuesto de la revolución existe “una solución de continuidad de la historia jurídica” (1936; 1985:186).

La norma fundamental abstracta es una norma de competencia supuesta que ordena siempre obedecer al poder constituyente originario. Ahora bien, si cambia
revolucionariamente la primera constitución de un país determinado, no se altera su norma fundamental, ya que esta no es más que un postulado constante, vale
decir una regla de reconocimiento abstracta que prescribe siempre obedecer al primer legislador. Sin embargo, en la medida que la nueva primera constitución
posea acatamiento general habrá cambiado su norma fundamental concreta.

De esta forma, si la revolución triunfa se produce el cambio de la norma Olga Bruera enseña que debe distinguirse la revolución de la evolución jurídica.
fundamental concreta por una nueva, pero si fracasa sus promotores son Así, cuando se produce la reforma parcial de la constitución vigente o su
juzgados con las normas que fundamentan su validez en la norma fundamental reemplazo por una nueva, respetando la lógica de los antecedentes, vale decir,
antigua. La revolución es otro caso más de convalidación fáctica, la validez no cumpliendo con los presupuestos de fundamentación previstos en las normas
proviene de la fundamentación de la nueva constitución en otra anterior, sino de vigentes, se mantiene la continuidad del derecho y se produce la siempre
una norma consuetudinaria cuyo substrato es un hecho social que necesaria adecuación normativa a los valores sociales vigentes. Así, la
denominamos acatamiento general, y que entraña el sentido jurídico de una reforma constitucional de 1994 realizada conforme al procedimiento previsto
permisión. Existe por tanto una delegación de la costumbre en un nuevo por la primera constitución de 1853 constituye un buen ejemplo de evolución
constituyente originario. jurídica.

No debemos confundir tampoco la revolución con el golpe de estado. Este último despoja mediante la fuerza de las armas al gobierno legal de un país de sus
poderes y funciones, y en su lugar instaura un gobierno de facto que ejerce bajo apariencia de legalidad, pero ilegítima y arbitrariamente, esos mismos poderes y
funciones. La revolución se distingue del golpe de Estado, porque éste no causa la ruptura de la lógica de los antecedentes, sino tan sólo provoca el cambio ilegal
de los titulares del poder. Quien lleva adelante un golpe de estado transgrede la ley pero mantiene el ordenamiento jurídico (Herrera Figueroa, 1988:160). 

Todas las normas jurídicas se integran en un “sistema jerárquicamente estructurado, coherente y

relativamente pleno, que tiene por finalidad hacer posible el conocimiento de las normas para su utilización

en las técnicas jurisdiccionales y políticas”.


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Cierre de la unidad

Bibliografía

GARCIA, R. G., Fundamentos del Derecho, Lectio, Buenos Aires, 2016.

DAVID, P., Criminología y sociedad, México, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2005.

COSSIO, C., La Teoría Egológica del Derecho, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1964.
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Introducción a la unidad

En la presente unidad nos ocuparemos de profundizar el análisis de dos sistemas normativos diferentes: estáticos y dinámicos desentrañando su estructura y
profundizando la comprensión de sus diferencias. Asimismo, nos ocuparemos de los sistemas jurídicos nacionales e internacionales clarificando la relación que
existe entre ambos. 

Contenidos de la unidad

1 Coherencia interna del ordenamiento jurídico. Plenitud del ordenamiento jurídico.

2 Lineamientos de la gradación normativa. Diversas normas que integran el ordenamiento.

3 Sistematización del ordenamiento nacional e internacional. Sistematizaciones parciales.

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Sistemas normativos estáticos y dinámicos

¿Cuál es la diferencia entre los sistemas normativos estáticos y dinámicos? 

En la presente unidad nos ocuparemos de profundizar el análisis de dos sistemas normativos diferentes: estáticos y dinámicos desentrañando su estructura y
profundizando la comprensión de sus diferencias. Asimismo, nos ocuparemos de los sistemas jurídicos nacionales e internacionales clarificando la relación que
existe entre ambos. 

Existen diferentes sistemas normativos, y según la forma como se establece la relación entre las normas, cabe distinguir dos tipos diferentes de sistemas
normativos: los estáticos y los dinámicos (Kelsen, 1991:203).

Un sistema normativo es estático

Cuando cada norma está implícitamente contenida en las normas superiores del sistema. En éste tipo de ordenamiento es posible deducir intelectualmente las normas inferiores
de los principios contenidos en las superiores. Así, en un ordenamiento moral, de la norma superior que prescribe decir la verdad se deduce la norma inferior que prohíbe la
mentira y el engaño; o, de la norma religiosa superior que prescribe el amor al prójimo, se derivan la norma que prohíbe dañar a otros y la que prescribe ayudar a los necesitados.
Las normas de un sistema estático se pueden obtener por vía deductiva, mediante una operación mental que deriva de una norma el contenido de otra; se trata de una operación
lógica, una inferencia de lo general a lo particular. El ordenamiento moral resulta ser entonces, un sistema comprensivo, ya que el contenido de cualquier norma del sistema está
abarcado por el contenido de la norma superior hasta llegar a su norma fundamental que posee un contenido de valor absoluto. El vínculo que se establece entre las normas se
denomina relación de derivación de contenido, existiendo pues una fundamentación material entre las normas (Kelsen, 1991:203).

Un sistema normativo es dinámico

Cuando cada norma ha sido creada en la forma determinada por una norma superior. En este tipo de ordenamientos, cada nueva norma del sistema debe ser elaborada por el
órgano y según el procedimiento previsto por la norma superior. El vínculo que se establece entre las normas es una relación de derivación por delegación de competencia, hasta
llegar a su norma fundamental que reconoce la competencia del primer legislador.

Si bien en el ordenamiento jurídico la fundamentación es formal y material, el principio que lo estructura no es estático, sino prioritariamente dinámico porque en su origen hay un
puro acto formal, un puro procedimiento: el establecimiento de la primera constitución por el legislador originario. Por esta razón, las normas del sistema no pueden obtenerse por
vía deductiva sino que surgen a través de actos de institución, no por un proceso puramente intelectual sino a través de actos de voluntad.
Aunque en el ordenamiento jurídico prevalece el carácter dinámico, éste posee también un sentido estático. Es dinámico porque las normas deben ser creadas por la autoridad
competente siguiendo los procedimientos establecidos por las normas superiores y es, estático, porque debe haber una correspondencia, aunque sea mínima, entre las
prescripciones de las normas inferiores y las regulaciones generales de las normas superiores.
Más aún, en un sentido similar al defendido por Eduardo García Máynez propugnamos que los contenidos prescriptivos de las normas inferiores, además de no contradecir los de
las normas superiores, deben coincidir con los valores sociales vigentes en la comunidad para que dichas normas puedan gozar de legitimidad y alcanzar efectividad.
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Coherencia interna del ordenamiento jurídico

Una de   las características del ordenamiento jurídico es la coherencia, lo que significa que todas sus normas deben ser compatibles.   El propio término

ordenamiento subraya la idea de organización y congruencia interna, que exige que todas las normas componentes del sistema jurídico estén adecuadamente

relacionadas entre sí, sin incompatibilidades ni contradicciones.


Sin embargo la realidad hace que muchas veces se sancionen normas que pertenecen a un mismo sistema jurídico que son contradictorias entre si, lo que nos
obliga a contemplar dichas situaciones y sus soluciones.

Conflicto entre normas


Las normas que pertenecen a un ordenamiento jurídico pueden ser del mismo o de diverso rango. En la primera hipótesis hay entre ellas una relación de
coordinación, y en la segunda, un vínculo de supra o subordinación. Pero ya sea que las normas estén en el mismo o en distintos niveles, debe existir entre ellas la
subordinación y coordinación que las haga compatibles, y permita su reconocimiento como normas válidas del sistema.    

Pero la realidad nos va a mostrar que muchas veces no es así, que la coherencia lógica del sistema se rompe produciendo situaciones anómalas de conflicto e
incompatibilidad entre las normas. Se dice que existe una antinomia jurídica cuando los contenidos prescriptivos de dos o más normas pertenecientes al mismo
ordenamiento son contradictorios. En cambio, no existe problema alguno cuando las normas que presentan contenidos incompatibles pertenecen a sistemas
normativos distintos. En este caso ambas normas pueden ser válidas en el seno de sus propios ordenamientos, ya que estos son independientes.
2

Criterios de solución 
En la práctica se presentan dos tipos de incompatibilidades o antinomias, uno denominado vertical, que es el que se produce entre normas de distinta jerarquía y
afecta la relación de subordinación, y otro horizontal, que es el que se da entre normas del mismo rango y afecta la relación de coordinación.

Cuando en el ordenamiento jurídico surgen antinómicas que impiden su coherencia es necesario encontrar criterios adecuados para subsanarlas, de lo contrario se
plantearían graves problemas prácticos y la subsistencia misma del sistema peligraría. Todos los habitantes de un país deben saber que normas los obligan, los
abogados de que normas disponen para defender a sus clientes, los fiscales en que normas fundamentar sus acusaciones, y los jueces que normas deben aplicar
para resolver los conflictos que les fueron sometidos. Para poder seleccionar una norma válida entre varias incompatibles se proponen los criterios de jerarquía,
cronología, especialidad y armonizante.

1 El criterio de jerarquía  exige que en caso de suscitarse una antinomia vertical, se aplique la norma más alta del orden de prelación señalado por el sistema
normativo. Esta solución se deduce lógicamente de la propia estructura jerárquica del ordenamiento jurídico, y resulta ser la predominante y generalizada, sobre
todo en los derechos formalizados, como son los pertenecientes al sistema romanista, del que forma parte el Derecho argentino.

Por ejemplo, el Pacto de San José de Costa Rica, que posee rango constitucional en nuestro país, prescribe que toda persona tiene derecho a que se respete su
vida desde el momento de la concepción, si una ley nacionales prescribiera la sanción de pena de muerte para los homicidas, dicha norma debería descalificarse
del sistema y aplicarse la de rango superior.

2 Según el criterio cronológico de producirse una antinomia horizontal debe prevalecer la norma más reciente. Esta solución fue establecida por los romanos y llegó
a nuestros mediante el principio “la ley posterior deroga a la precedente”. Constatar que norma es anterior en el tiempo es fácil cuando se trata de normas escritas,
aún cuando sus orígenes pueden resultar difíciles de rastrear, como en el caso de leyes muy antiguas. La tarea se complica cuando se comparan normas escritas
con normas no escritas. Si bien en los sistemas jurídicos actuales la norma legislada suele prevalecer sobre la consuetudinaria, no siempre es así –por ejemplo en
el Derecho internacional– y entonces la verificación de la norma anterior puede acarrear serias dificultades (Soriano, 1986:100).

Por ejemplo, si la Ley de Educación Superior faculta a los mayores de 25 años que no hayan concluido sus estudios secundarios a ingresar a una universidad, y una
ley posterior, exigiera como requisito insoslayable tener el ciclo medio concluido, estaríamos frente a una antinomia horizontal y debería prevalecer la norma más
reciente descalificando de esta forma a la más antigua.

3 El criterio de especialidad se emplea tanto para subsanar antinomias verticales como horizontales, siempre que una norma que regula de un modo específico una
determinada materia entra en conflicto con otra de igual o superior jerarquía, que regula la misma materia de una manera más general y típica, debe prevalecer la
norma especial por sobre la general (D. 50.17.80).

Por ejemplo, si la Constitución reconoce el derecho de propiedad y una ley prohibiera a los extranjeros ser propietarios de tierras fronterizas, habría una antinomia
vertical; y, si una ley establece recargos aduaneros para todos los vehículos que se importan y otra ley estableciera que los automotores importados por
discapacitados para uso personal están exentos de todo gravamen, habría una incompatibilidad horizontal. Dado que la mención de los sujetos es especifica –
propietarios extranjeros e importadores discapacitados de vehículos para uso personal– y las prescripciones normativas muy particulares –prohibición de adquirir
fundos fronterizos y exención aduanera– en ambos casos debe prevalecer la norma especial sobre la general.

4 El criterio armonizante se emplea cuando la antinomia se produce entre normas que pertenecen al mismo cuerpo legal, razón por la cual no existe entre ellas
diferencias de jerarquía, de prelación temporal o relación de especialidad. Por este método, que ha sido reiteradamente empleado por la Corte Suprema, las normas
contradictorias contenidas en la Constitución o la ley deben interpretarse compatibilizando sus preceptos, de modo tal que se les asigne un alcance congruente.
De esta forma todas las normas mantienen su vigencia formal, se alcanza la consumación de los valores que las inspiraron y se garantiza su efectividad.

Estas colisiones de normas son muy frecuentes el en plano constitucional. Por ejemplo, la libertad de expresión puede entrar en disputa con el derecho a la
intimidad, o el derecho a la huelga con el derecho a trabajar o con el derecho a transitar libremente por el territorio. Así, en el caso “Ponzetti de Balbín, Indalia contra
Editorial Atlántida, S.A.” del 11 de diciembre de 1984, se puede apreciar la necesidad de armonizar las normas que consagran el derecho de información con las que
resguardan el derecho a la intimidad.

El sistema normativo tiende a racionalizarse y a perfeccionarse con el tiempo, por eso el criterio cronológico no debe ser decisivo para resolver las antinomias, ya
que los términos temporales en la comparación pueden ser cortos y muchas veces no justifican la adopción de este método. En cambio, los criterios de jerarquía y
especialidad poseen más ventajas permitiendo resolver los casos con mayor justicia. El método de la jerarquía posee en su haber el conocimiento general de la
situación, en cambio el criterio de especialidad, si bien desconoce lo general, por su cercanía al caso concreto permite resolverlo más ecuánimemente. Por su
parte el sistema armonizante contribuye a mantener la congruencia fijando los límites para el ejercicio de cada derecho.

La norma de habilitación 
Explicamos más arriba que una norma sólo es válida y forma parte del ordenamiento jurídico cuando ha sido creada por el órgano, siguiendo el procedimiento y, en
alguna medida, respetando los contenidos previstos en una norma superior. Si no se diesen simultáneamente estos tres requisitos la norma inferior debería ser
invalidada por ser incompatible con la superior. Sin embargo, la aplicación del criterio de jerarquía, que resulta esencial para que funcione la delegación del poder,
no carece de excepciones.

A pesar de que dicho criterio intenta servir de pauta para resolver las antinomias verticales y mantener la coherencia interna del ordenamiento jurídico, puede ocurrir
que una norma inválida por haber sido creada sin respetar la fundamentación formal o material previstas en una norma superior, subsista igualmente como
integrante del sistema normativo. Dicha norma inferior debería haber sido invalidada por su carácter antinómico –contradictorio con una norma superior–, pero ello
no ocurre y tal norma no resulta descalificada del sistema.

Algunas veces la coherencia lógica se rompe para dejar paso a situaciones paradójicas de: 1º) leyes
inconstitucionales, 2º) sentencias ilegales, y 3º) contratos ilegales. Todos estos casos suponen la
existencia de una antinomia vertical, en el primero la incompatibilidad se da entre la ley y la
constitución, en el segundo entre la sentencia y la ley, y en el tercero entre el contrato y la ley en
sentido amplio. Sin embargo, a pesar de que las incoherencias son evidentes dichas normas no
resultan automáticamente descalificadas.

En la práctica, frente a un caso de incompatibilidad entre normas de distinta jerarquía, no cualquier persona está autorizada para determinar la invalidez de una ley
inconstitucional, o de una sentencia o un contrato ilegales. Los ordenamientos jurídicos modernos sólo facultan a ciertos órganos del Estado, para descalificar las
normas que fueron establecidas sin respetar la fundamentación formal o material exigidas por una norma superior. En nuestro sistema, las leyes
inconstitucionales sólo pueden ser anuladas por los jueces, con alcance limitado al caso para el que se la solicita y no para los restantes supuestos.

Por eso decimos que una norma incompatible con otra superior permanece válida hasta tanto un juez no la haya anulado. Dicho en otros términos, si frente a un
caso de incompatibilidad vertical de normas, el afectado que posee el derecho a reclamar que se declare la invalidez de la norma inferior no lo hace, o si a pesar de
haberlo hecho el tribunal de máxima jerarquía desestima su pretensión, la norma permanece válida.

¿Cómo se explican éstas situaciones anómalas y se mantiene la coherencia interna del sistema? 

Esta contradicción a llevado a Kelsen a sostener que la norma superior establece una prescripción alternativa: la primera parte de la disyunción prescribe de
manera expresa quien debe crear la nueva norma, como debe hacerlo y que contenido debe darle –alternativa normal–; la segunda parte reconoce de manera
tácita que la norma creada por un órgano distinto, siguiendo un procedimiento diverso o con un contenido diferente de los prescriptos no debe ser considerada
nula, por el contrario, debe admitirse como válida hasta el momento en que sea anulada –forma anormal– (1960:156).

Esto significa admitir que la norma superior tiene incorporadas cláusulas tácitas que reconocen órganos, procedimientos o contenidos contrarios a los expresos,
de otra manera no se podría explicar porque se considera válidas a ciertas normas abiertamente incompatibles con las de nivel superior. A esta segunda parte de la
alternativa, que con carácter necesario suponemos formando parte de la norma superior, Fritz Schreier la denomina “norma de habilitación, y sirve para convalidar
las realidades normativas carentes de validez” (Cossio, 1964:179).

Estamos en presencia de dos supuestos distintos. Si el afectado por una norma invalida que está facultado para reclamar judicialmente su nulidad, no lo hace, de
hecho la está consintiendo. Pero este acatamiento aislado no alcanza a ser una verdadera convalidación fáctica, en tanto la omisión no se generalice y adquiera
consuetudinariamente el sentido normativo de una permisión. Por otra parte, si la sociedad que podría oponerse a la admisión de normas inválidas, no lo hace y, al
mismo tiempo, reconoce al máximo tribunal la facultad de convalidarlas, de hecho las está consintiendo. Este reconocimiento al órgano judicial y el cumplimiento
efectivo de las normas que convalida son los requisitos del consentimiento tácito que sustenta una indudable convalidación fáctica.
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Plenitud del ordenamiento jurídico

La plenitud, exhaustividad o hermeticidad del ordenamiento jurídico es la cualidad que lo hace


autosuficiente para dar solución a todas las posibles controversias sociales. Dicho en otros términos,
no hay ni puede haber conflictos entre los seres humanos a los que no puedan ser solucionados de
acuerdo con la normas del sistema jurídico.

Desde un punto de vista ideal el ordenamiento es un todo herméticamente pleno que no tiene lagunas y provee las normas necesarias para resolver todos los

conflictos. El derecho objetivo considerado como sistema unitario no tiene zonas de anomía, es decir, espacios vacíos que dejen casos sin solución. Ahora bien,

más allá del plano ideal, el derecho tiene fines prácticos y cabe la posibilidad de que existan lagunas en alguna norma determinada, por ejemplo un vacío legal. Para

esos casos el juez dispone de las normas de integración que el propio sistema le provee.

La exhaustividad del sistema normativo puede ser entendida de dos maneras: como una La exhaustividad es una antigua y legítima aspiración de la ciencia
plenitud absoluta, si el ordenamiento posee normas para resolver todos los conflictos que jurídica que resulta inalcanzable de manera absoluta. La sociedad
puedan llegar a suscitarse en el seno de la comunidad, o como una plenitud relativa o de evoluciona constantemente generando nuevas situaciones y
segundo grado, si no dispone de un número suficiente de normas, pero cuenta con normas relaciones jurídicas y las consiguientes desavenencias y
de integración que indican cómo proceder ante una insuficiencia, vacío o laguna normativa conflictos inherentes que, con mucha frecuencia, no encuentran
(Del Vecchio, 1964:345; Soriano, 1986:85). solución en las normas del sistema.

Que la plenitud sea un ideal inalcanzable no significa que los juristas deban desistir de su búsqueda, pues la perfección del ordenamiento jurídico estará en
relación al grado de exhaustividad que pueda llegar a alcanzar. Por otra parte, su persecución obstinada puede llevar a juristas pretenciosos a la convicción de
haberla alcanzado definitivamente, creyendo que el sistema jurídico posee normas capaces de dar solución a todos los conflictos posibles.

Ni el desinterés por alcanzar la plenitud, ni el espejismo obcecado por haberla logrado, son actitudes que reporten ventajas a la integridad del ordenamiento jurídico.
Los juristas deben tender a construir un ordenamiento con el mayor grado posible de autosuficiencia, pero conscientes de que nunca conformarán un sistema
jurídico absolutamente pleno (Soriano, 1986:85).

Principios de clausura 
Existen dos formulaciones que pretenden clausurar el sistema. Una principal destinada a los gobernados cuyas posibilidades se encuentran liberadas, y una
complementaria de la anterior dirigida a los gobernantes, cuyas facultades se presentan restringidas. Respecto de los gobernados, el principio general es la
libertad y la prohibición una excepción que debe ser expresa, el principio de libertad dice: todo lo que no le está expresamente prohibido a un particular, le está
permitido. Respecto de los gobernantes que ejercen los poderes del estado, el principio general es la prohibición y el reconocimiento de facultades una excepción
que debe ser expresa, el principio de permisión prevé que: todo lo que no le está expresamente permitido a un funcionario, le está prohibido (Goldschmidt,
1981:338).

El principio de libertad y su complementario el de permisión no son necesariamente normas positivamente establecidas por el legislador –ley–, ni derivadas del
tácito consentimiento de la comunidad –costumbre–, sino que constituyen  reglas a priori  que no hacen más que reconocer a la libertad como presupuesto
necesario del derecho. A pesar de esta evidencia nuestro constituyente decidió positivizar el principio de libertad en la segunda parte del  art. 19 de la
Constitución que dice: “Ningún habitante de la Nación, será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.

El principio de libertad que asegura la autodeterminación como regla general de los hombres y la prohibición normativa como excepción y, su complementario, el
principio permisión o de limitación del poder que establece la prohibición como regla y el facultamiento como excepción, no alcanzan para clausurar el sistema en
la medida en que subsisten lagunas en varios sectores del ordenamiento jurídico. Si bien las normas penales y las de organización política y administrativa
encuentran en las reglas precedentes la tan ansiada plenitud no ocurre lo mismo con otras partes del sistema normativo

¿Cómo logra entonces el resto del ordenamiento su exhaustividad? 

Normas de integración 
Para alcanzar la plenitud los sistemas jurídicos del sistema romanista contienen normas de integración que establecen los procedimientos para encontrar las
soluciones a los conflictos que no están expresamente contemplados. Estas normas de integración pueden ser de dos clases: de autointegración cuando el vacío
se cubre mediante normas del mismo ordenamiento jurídico o, de heterointegración cuando la carencia se subsana recurriendo a normas de otros sistemas.

De esta forma el juez puede cumplir siempre con su deber de juzgar, deber que no se basa en la ley sino en la propia esencia de su función juzgadora, y constituye
una exigencia de la idea misma de ordenamiento jurídico, la cual no puede pensarse sin la existencia de un juez que aplica la normas generales, y con esta
aplicación crea las normas individuales que lo completan. El juez tiene el deber de crear estas normas, de juzgar, y Cossio llega a afirmar que este deber del juez es
también un a priori respecto del ordenamiento jurídico, y que resulta innecesario que éste lo prescriba como si fuese creación suya amenazando con sanción al
magistrado que lo incumple (1947; Legaz y Lacambra, 1947:138).
A pesar de ser innecesario los legisladores decidieron incluir dos normas expresas, el art. 3 del Código civil y comercial y el art. 273 del Codigo penal que prescriben
con alcance general: “El juez debe resolver los asuntos que sean sometidos a su jurisdicción mediante una decisión razonablemente fundada”, “Será reprimido con
inhabilitación absoluta de uno a cuatro años, el juez que se negare a juzgar so pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley”. “La abstención de juzgar –
dice Cossio– debe de entenderse, ahora, en el sentido de que el silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley no delimitan de por sí la esfera de lo lícito jurídico, y de
que el Juez, por consiguiente, debe buscar en otra parte los criterios de licitud”, de manera “que el silencio, la oscuridad o la insuficiencia de las leyes no sean
causa para que la decisión judicial declare lícita una determinada pretensión” (1947:161).

Las ramas del ordenamiento jurídico donde no operan las reglas de clausura suelen establecer un orden de prelación de normas y reglas de interpretación para
resolver los casos controvertidos, esta previsión constituye un procedimiento de integración que permite cubrir las lagunas normativas.

Así el C.c.c. prescribe en art. 1° “Los casos que este Código rige deben ser resueltos según las leyes
que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos en
los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los usos,
prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en
situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a derecho”; y agrega en su art. 2°
 “La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las leyes análogas, las
disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los valores jurídicos,
de modo coherente con todo el ordenamiento”.

 Resumiendo: desde un punto de vista ideal, el ordenamiento es un todo herméticamente pleno que no tiene lagunas ya que provee las
normas necesarias para regular todas las situaciones y resolver todos los conflictos. Ahora bien, más allá del plano ideal el derecho tiene sus
fines prácticos y cuando se presenta un vacío legal el juez dispone de las normas de integración que el propio sistema normativo incorpora
 para alcanzar su plenitud.
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Lineamientos generales de la gradación normativa

La teoría del ordenamiento jurídico se organiza a partir de la idea central de que las normas que lo
componen se estructuran según su mayor o menor generalidad hasta llegar a las normas
individualizadas. 

En los niveles superiores del sistema jurídico prevalece el criterio de validez formal por sobre el material. Las normas de mayor rango prescriben prioritariamente
quién debe crear las nuevas normas y cómo debe hacerlo –aspecto formal–, y sólo aluden a los sujetos de derecho de una manera muy general como arquetipos
humanos, tipificando sus conductas como categorías genéricas –aspecto material–.

Una norma de las gradas superiores establece quien es el órgano facultado para crear una nueva norma y que procedimientos debe cumplir para hacerlo, pero dice
poco respecto de los sujetos de derecho y de las regulaciones de sus acciones compartidas –derechos y deberes recíprocos–. A medida que descendemos se
equilibran los aspectos formales y materiales, para terminar en los niveles inferiores prevaleciendo los aspectos materiales por sobre los formales. Así, las normas
inferiores individualizan a los sujetos de derecho y especifican las regulaciones de sus conductas.

En cúspide de la pirámide jurídica la Constitución Nacional prescribe que el Congreso y el Presidente se encuentran facultados a sancionar y promulgar las leyes y
regula minuciosamente los procedimiento a seguir –aspecto formal–, al mismo tiempo que se limita a reconocer a los habitantes una serie de derechos
fundamentales, en relación a los cuales ni siquiera prevé las sanciones para el caso de incumplimiento.

Así, el art. 44 inviste de poder legislativo al Congreso de la Nación y el art. 99 En un nivel intermedio encontramos el Código civil y comercial y el Código procesal
inc. 3º establece que el Presidente participa en la formación de las leyes, civil y comercial de la Nación. Ambos cuerpos normativos, el de fondo y el de
las promulga y hace publicar; los art. 77 a 84 regulan los requisitos y forma, regulan coordinadamente los aspectos materiales y formales referidos al
procedimientos para su creación; el art. 75 inc. 12º faculta al Congreso a derecho de propiedad. Así, el C.c.c. trata en detalle el derecho de propiedad o
“dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y dominio a partir del art. 1941, y el Código de procesal civil y comercial de la Nación
Seguridad Social, en cuerpos unificados o separados”; el art.14 reconoce a regula minuciosamente los procesos judiciales tendientes a su defensa. En el otro
todos los habitantes el derecho de usar y disponer de su propiedad; y, el art. extremo del ordenamiento jurídico una sentencia judicial individualiza con nombre y
17 proclama sin mayor detalle que “la propiedad es inviolable, ningún apellido a los sujetos destinatarios de sus específicas prescripciones. Por ejemplo,
habitante de la nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia la sentencia que condena a un sujeto determinado a desocupar el inmueble
fundada en ley, la expropiación por causa de utilidad pública, debe ser propiedad de otro; o la sentencia que condena a un individuo concreto a restituir un
calificada por ley y previamente indemnizada ...” bien específico a su legítimo propietario. 
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Diversas normas que integran el ordenamiento jurídico

El Derecho argentino es de origen romanista y prioriza a la ley que, entendida en su sentido amplio,
comprende a toda norma general escrita deliberadamente creada por un órgano competente del
estado. De esta forma la categoría de las normas legales incluye a la ley suprema emanada del órgano
constituyente del Estado –la Constitución y a los tratados a los que ella jerarquiza a su nivel–, a la ley
propiamente dicha, y a toda otra norma establecida por algún órgano con facultades normativas
generales, como por ejemplo los decretos y reglamentos establecidos por del Poder Ejecutivo. 

Pero como la creación deliberada de normas por parte de los órganos estatales va siempre a la zaga de la evolución social, cada vez que el ordenamiento jurídico

carece de las normas legales necesarias para regular algún sector de la convivencia, la comunidad se ve obligada a procurárselas espontáneamente a través de

los usos sociales que, en la medida en que adquieren la convicción de obligatoriedad, dejan de ser meras prácticas sociales –normas morales– y se convierten en

costumbre, normas jurídicas no escritas originadas en la conducta repetida de la sociedad.


Recordemos también que la sociedad reconoce tácitamente a los órganos Las normas particulares originadas en el acuerdo de voluntades de dos o más
jurisdiccionales cierta potestad normativa limitada a su ámbito. En efecto, si personas que autónomamente deciden crearlas para regular sus relaciones
bien estos órganos tienen como función específica solucionar los conflictos recíprocas también integran el ordenamiento jurídico. Se suele hablar en estos
emitiendo normas individuales –sentencias o resoluciones administrativas–, casos de autonomía de la voluntad, esto significa que es la propia
en la medida en que resuelven casos similares interpretando, especificando y autodeterminación de los sujetos la que le da carácter normativo a los
aplicando las normas de manera análoga, y lo hacen convencidos de que su acuerdos, los contratos y, a nivel internacional, a los tratados. Por fin, también
proceder es obligatorio, introducen en el sistema normas jurisprudenciales con las sentencias y las resoluciones administrativas de los órganos
cierto grado de generalidad y obligatoriedad. jurisdiccionales son normas individuales que integran el sistema normativo.

 Resumiendo: el ordenamiento jurídico está integrado por todas las normas, tanto por las generales –legales y consuetudinarias– como por
las particulares –convencionales y jurisdiccionales–.
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Sistematización del ordenamiento nacional e internacional. Sistematizaciones


parciales

Sistematización del ordenamiento argentino según la Constitución Nacional 

El problema de la ordenación jerárquica de los preceptos que pertenecen a un mismo sistema se complica extraordinariamente cuando éste pertenece a un Estado
federal. Las pautas de organización jerárquica de las normas de nuestro país surgen del propio ordenamiento y las encontramos en los artículos, 5, 31, 75 incisos
22 y 24, 123, 124 y 125 de la Constitución Nacional. Siguiendo estas reglas el jurista podrá integrar las normas de nuestro país en un sistema jerárquicamente
organizado. 

En la práctica existe tanto costumbre como jurisprudencia de rango constitucional y, de allí en más, estas normas no escritas deberán ser incorporadas en todos
los niveles donde tengan vigencia social. También por razones de brevedad hemos omitido incorporar otras normas como por ejemplo los convenios colectivos de
trabajo, las acordadas de la Corte Suprema de Justicia, etcétera.

Sistematización del ordenamiento jurídico internacional

Hasta ahora hemos estudiado el ordenamiento jurídico interno de un país pero cabe preguntarse si a nivel externo, las normas que regulan las relaciones entre los
sujetos de Derecho internacional –los Estados y demás organismos internacionales–, también se estructuran en un sistema jerárquicamente organizado. Para
analizar este tema seguiremos en lo fundamental las enseñanzas de Hans Kelsen (1941:170; 1943:106; 1960:199; 1974:141).

Estructura del ordenamiento jurídico internacional 


Kelsen afirma que el Derecho internacional comprende en un primer nivel las normas consuetudinarias que resultan de actos cumplidos por los órganos
competentes de los Estados. Estas normas constituyen el Derecho internacional general, que regula las relaciones interestatales facultando y obligando a todos
los países. 
De todas las costumbres internacionales destaca la que se expresa con la fórmula pacta sunt servanda, que autoriza a los Estados miembros de la comunidad

internacional a celebrar tratados que regulen su conducta recíproca –la de sus órganos competentes y súbditos–. Estos tratados creados por declaraciones

concordantes de voluntad emanadas de órganos competentes de dos o más Estados, constituyen el Derecho internacional convencional, ya que sus normas no

son válidas para todos los países sino sólo para los que las pactaron.

Las normas del Derecho internacional general de origen consuetudinario (costumbre internacional) y las del Derecho internacional convencional acordadas por los
Estados –convenciones, tratados, acuerdos, pactos y concordatos–, no se presentan coordinadas, ya que estas últimas encuentran su fundamento de validez en
una norma del primero y, por lo tanto, le están subordinadas.

En un tercer nivel del ordenamiento jurídico internacional encontramos las  sentencias emanadas de los tribunales internacionales,  cuyas funciones están
determinadas por los tratados, por normas de Derecho internacional convencional, que a su vez tienen su fundamento en una norma consuetudinaria de Derecho
internacional general.

Llegados al último nivel nos preguntamos ¿cuál es el fundamento de validez del Derecho internacional general? Este lo hallamos en la norma fundamental de
derecho internacional, que es una norma que confiere la calidad de hecho creador de normas jurídicas a la costumbre resultante de la conducta recíproca de los
Estados. Esta norma suele expresarse con la formula “los Estados deben conducirse como han solido hacerlo” lo que significa que debe ser lo que hasta ahora ha
sido conducta compartida y reiterada entre los países. Se trata de una norma consuetudinaria sustentada en el tácito consentimiento de los sujetos de derecho
internacional que constituye un caso más de convalidación fáctica.

Como puede apreciarse el Derecho internacional público no ha evolucionado tanto como los derechos
nacionales. Kelsen afirma que se trata de un “derecho primitivo” ya que, tanto la creación como la
aplicación del Derecho internacional se encuentran descentralizados; no existe un órgano legislador
que establezca las normas internacionales, ni tampoco órganos jurisdiccionales que diriman los
conflictos entre los Estados aplicando dichas normas. Ni siquiera existe monopolio y centralización del
empleo de la fuerza. Las principales sanciones del Derecho internacional (las represalias, la guerra, los
bloqueos económicos) presentan un carácter análogo a la venganza privada y son aplicados por el
Estado que se considera víctima de una transgresión (1943).

Relaciones entre el derecho internacional y el derecho interno 


En las relaciones entre el Derecho internacional y el Derecho interno han surgido dos cuestiones fundamentales. La primera es averiguar si el Derecho
internacional y el Derecho interno configuran dos sistemas normativos independientes y separados entre sí o uno solo. La segunda cuestión constituye el problema
de la jerarquía de los ordenamientos jurídicos y estriba en averiguar si las normas del Derecho internacional prevalecen sobre las de Derecho interno, o si por el
contrario estas predominan sobre aquellas.

Existe una postura denominada dualista que afirma que el derecho internacional y el nacional son dos sistemas diferentes de normas, independientes y aislados
uno del otro, en razón de que tendrían normas fundamentales distintas. Sus partidarios se limitan  a estudiar el Derecho nacional como único sistema de normas
válidas. Los Derechos de otras naciones y el Derecho internacional no constituyen para ellos ordenamientos válidos, sino simples hechos desprovistos de
significación jurídica. Pero como es imposible negar todo carácter normativo al Derecho internacional y, menos aún, a los otros órdenes jurídicos nacionales, la
teoría dualista se ve obligada a resignar su posición inicial y orientarse hacia una construcción monista.

Kelsen sostiene que en la medida en que el Derecho internacional y los ordenamientos jurídicos nacionales son definidos como sistemas de normas válidas es
necesario reunirlos en una construcción lógica coherente. Dos ordenamientos normativos a primera vista distintos, uno internacional y otro nacional, pueden ser
considerados como un ordenamiento único si ambos se encuentran en una relación de coordinación o sí uno está subordinado al otro.

En el primer caso la coordinación de los ordenamientos supone la delimitación de sus respectivos ámbitos de validez y, por consiguiente, la existencia de un tercer
sistema de normas, superior a los dos primeros, que procede a esta coordinación y delimita sus ámbitos de validez.

En el segundo supuesto las normas del sistema subordinado extraen su validez de una norma perteneciente al otro sistema, la cual desempeña, con respecto a las
normas del sistema subordinado, el papel de una norma fundamental relativa. Esta es una norma del ordenamiento superior, y la norma fundamental de este último
se encuentra en la cima del ordenamiento jurídico total formado por el sistema normativo superior y los sistemas que le están subordinados.

De esta forma sólo caben dos interpretaciones posibles de la relación entre el La mayoría de la doctrina y la jurisprudencia internacional se inclina por la
Derecho internacional y el Derecho nacional: 1ª) el Derecho internacional forma concepción monista con prevalencia del Derecho internacional por sobre el
parte integrante del Derecho nacional y, 2ª) el Derecho internacional constituye Derecho interno de los Estados. Se fundamenta en que los tratados deben ser
un orden jurídico superior al Derecho nacional. Ambas posibilidades sólo cumplidos de buena fe por los Estados parte (pacta sunt servanda), en la
conciernen a la razón de validez de cada derecho, pero no se relacionan con sus seguridad internacional y en el peligro de que las normas de Derecho
contenidos, y particularmente no afectan en nada al Derecho internacional. internacional queden sujetas a los cambios de legislación interna de los
Estados.

Esta tesis, adoptada por la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969, y ratificada por la República Argentina, dice en su art. 26 “Todo tratado en
vigor obliga a la partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”, y agrega su art. 27 “Una parte no puede invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado...” La Constitución de 1994 estableció en el art. 75 incisos 22 y 24 la prevalencia de los tratados sobre Derechos
humanos, de los tratados de integración regional y de los demás tratados y concordatos respecto de la normativa interna argentina.
El reconocimiento de jerarquía constitucional a las convenciones y tratados internacionales sobre
Derechos humanos –mencionados en el segundo párrafo del inciso 22 del art. 75–, establece un orden
jerárquico al prescribir que los derechos reconocidos en dichas normas internacionales resultan
complementarios de los derechos reconocidos en el Capítulo Primero de la Constitución Nacional
titulado ‘Declaraciones, derechos y garantías’. Este texto constitucional merece algunas
observaciones.

Primera, que el reconocimiento de jerarquía constitucional de las convenciones y tratados sobre Derechos humanos surge de la propia Constitución como norma
suprema de Derecho interno. Segunda, que la caracterización como complementarios de los derechos reconocidos por normas de Derecho internacional
convencional, significa que son accesorios a las declaraciones, derechos y garantías del primer capítulo de la Constitución. Tercera, que el Congreso de la Nación
puede sustraer estas normas con rango constitucional de nuestro sistema sin recurrir al procedimiento de reforma constitucional. Por todo ello, coincidimos con
Sabsay y Onaindia en que si bien se les otorga jerarquía constitucional a los derechos derivados de estas normas internacionales resultan inferiores a los
reconocidos en la parte dogmática de la Constitución Nacional (1994:46).

Sistematizaciones parciales 

Los distintos poderes del Estado crean normas en la oportunidad en que las circunstancias los deciden a ello. Esas normas se van acumulando con el andar de los
años y aún de los siglos. Nadie puede negar al legislador actual por lo menos una virtud: la de ser fecundo. Es frecuente además, que el legislador o cualquier otro
órgano autorizado a crear normas, apremiado por la necesidad o conveniencia de su establecimiento no se detenga a precisar en que medida una nueva norma
reemplaza total o parcialmente a las que hasta ese momento han estado en vigor sobre el mismo tema.
Lentamente, con el paso del tiempo, las reglas de convivencia social se van convirtiendo en un confuso mosaico de normas sucesivas, que van incidiendo unas

sobre otras, a veces dejando ver y otras ocultando a las que las precedieron. Las desventajas de este proceso de creación legislativa, profuso y desordenado, se

acentúa aún más con el surgimiento constante de normas consuetudinarias y jurisprudenciales (Arauz Castex, 1974, I:38; Díez Picazo, 1983:163).

Lo explicado nos descubre las dificultades que esta forma de creación desarticulada de normas representa, tanto para los estudiantes que intentan realizar un
conocimiento científico del derecho, como para los operadores jurídicos que deben emplear las normas para la solución de los casos concretos. Por tal razón se ha
intentado superar el desorden normativo por diversos mecanismos de integración sistemática de las normas.

Esta integración coherente y exhaustiva de las normas es encarada por los juristas de dos maneras: a) como actividad autónomas de recopilación o compilación
de normas dictadas en forma aislada y progresiva; y b) como labor realizada por encargo de las autoridades de un Estado destinada a consolidar o codificar las
normas dispersas en un texto normativo unitario.

Recopilaciones o compilaciones 
La recopilación o compilación constituye la forma más sencilla de integrar en un sólo texto las normas relativas a un tema o materia. Frecuentemente encontramos
las normas reunidas en un texto unitario, ordenadas según criterios de prelación cronológica, de contenidos en razón de las distintas materias o combinando los
dos anteriores. Dado que la validez formal de las distintas normas recopiladas procede de su originaria creación, y no de su edición integrada, cualquier particular
puede realizar esta tarea.

En términos generales esta labor no requiere de una capacitación científica especial, y suele ser realizada por los editores con el afán de facilitar el acceso de los
estudiantes, abogados y jueces al material normativo. Constituyen buenos ejemplos de recopilaciones los textos que aunando normas dispersas sobre una materia
las presentan editadas juntas, así encontramos numerosas compilaciones de leyes laborales, previsionales e impositivas.
2

Digestos, consolidaciones y textos ordenados 


La palabra “digesto” proviene del latín digestum que significa clasificar y ordenar, y fue empleada por los romanos para designar las obras que ordenaban sus
normas. Por su parte el término “consolidar” viene de consolidare que significa dar firmeza a algo, así como también, reunir o juntar, y designa los trabajos que
agrupan ordenadamente las normas vigentes. Estos mecanismos integrativos constituyen soluciones de mayor envergadura que las recopilaciones, ya que su
elaboración no sólo requiere reunir en un texto todas las normas vigentes, sino también suprimir las derogadas y las que ha caído en desuso y, con arreglo a un
método científico, reorganizar todo el material normativo válido y vigente en un sistema coherente y de fácil acceso.

Esta tarea exige una gran versación jurídica por parte de quien la emprenda. Con frecuencia es encarada por el Estado, quien la delega en una o varias personas
que cuentan con sólidos conocimientos de derecho, y una gran experiencia en el manejo de la técnica normativa. Quien la encare deberá interpretar cada una de
las normas para verificar si están vigentes o derogadas, y en caso de no estar vigentes constatar si la derogación fue total o parcial y en qué medida afectó a otras
normas, para luego reorganizar las válidas y efectivas conforme a un método científico.

Así, a mediados del siglo XIX el distinguido jurisconsulto Augusto Texeira de Freitas, recibió del gobierno imperial brasileño la misión de consolidar el derecho civil
portugués vigente en ese país. Actualmente son frecuentes las consolidaciones en muchos países. En nuestro derecho también encontramos ejemplos de
consolidaciones como ser el Digesto Municipal de la Ciudad de Buenos Aires y varios textos ordenados (T.O.) de leyes impositivas y de otras materias.

Ley consolidación legislativa, el digesto jurídico argentino 


La ley 26.939 que aprueba el Digesto Jurídico Argentino (DJA) fue sancionada el 21 de mayo de 2014 y promulgada el 29 de mayo del mismo año. El Digesto
consolidó al 31 de marzo de 2013, la legislación nacional de carácter general vigente reduciendo a 3.353 las 22.234 normas que habían sido sancionadas desde el
año 1853. El trabajo de búsqueda, análisis y clasificación de leyes y decretos estuvo a cargo de un grupo de profesionales, guiados por una comisión de
destacados juristas. Se eliminaron las redundancias, se quitaron las disposiciones en desuso y aquellas otras que estaban en contradicción con leyes posteriores.
Al momento de su envío al Congreso, el DJA fue el primer Digesto de América Latina y uno de los pocos en el mundo.

El art. 5° prescribe “La presente ley regula el ordenamiento de las leyes nacionales de carácter general vigentes por medio del procedimiento de consolidación
normativa denominado Digesto Jurídico Argentino”. En esta consolidación cada rama del derecho (civil, penal, comercial, etc.) será identificada con una o varias
letras y las leyes se ordenaron cronológicamente desde la más antigua (art. 7).

Codificaciones 
Las expresiones códice, código y codificación son vocablos que derivan de la palabra latina codex. Este término designó originariamente a un adelanto tecnológico
en la confección de los textos escritos. Frente a los tradicionales libros enrollados, un codex era un texto paginado cuyas hojas aparecerían unidas por uno de sus
lados.

Este tipo de textos compuestos por páginas fueron introducidos en el ámbito jurídico en el siglo III d. de C., para hacer más accesibles tanto el conocimiento como
la aplicación de la normas. Desde entonces, esta técnica alcanzó tal difusión, que cuando se habla de códigos debemos entender que se trata de obras con
contenidos normativos. De esta manera código y libro que contiene normas han venido a ser sinónimos (D’Ors, 1963:10).

Modernamente cuando se habla de codificación se alude a un proceso histórico que, siendo el punto culminante de la textualización del derecho, se desarrolla
desde finales del siglo XVII en Europa continental, o incluso podría decirse, de un modo general, en Occidente, ya que también comprende extensas zonas de
América. Este proceso no puede considerarse concluido ya que la legislación occidental se encuentra todavía sometida al influjo de las ideas del movimiento
codificador.
La codificación es el trabajo más importante tendiente a reunir en un solo texto, todas las normas de
un país o las de un sector correspondiente a una determinada rama del Derecho. A diferencia de la
consolidación, cuyas normas conservan el valor de su originaria creación, el código es una ley, supone
un acto legislativo en virtud del cual se sancionan en un solo texto legal un conjunto coherente de
normas jurídicas con el que se pretende regular todas las relaciones humanas –código general– o, al
menos, un determinado campo de ellas –código parcial–.
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Cierre de la unidad

Los sistemas normativos estáticos se caracterizan porque cada norma esta implícitamente contenida en las normas superiores del sistema. La norma de un
sistema estático se puede obtener por via de deducción mediante una operación mental. Es el caso de la moral.

Por su parte los sistemas normativos dinámicos  se caracterizan porque cada norma ha sido creada en la forma determinada por una norma superior; cada norma
debe ser creada por el órgano y según el procedimiento establecido en una norma superior.

En este sistema las normas mantienen una relación de derivación por delegación de competencia hasta llegar a su norma fundamental que reconoce la
competencia del primer legislador.

Bibliografía

Garcia Ginés Ricardo, (2016) Fundamentos del Derecho, Ed. Lectio 


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