Introducción Toma de Deciociones
Introducción Toma de Deciociones
Introducción Toma de Deciociones
INTRODUCCIÓN
L
os procesos de evaluación del aprendizaje son considerados cruciales para
brindar información sobre los alcances formativos. Los mecanismos de eva-
luación permiten reunir información para realizar inferencias,
principalmente
en aspectos como: el nivel de dominio logrado por el estudiante sobre los conte-
nidos de la disciplina en cuestión; las capacidades desarrolladas; su potencial de
rendimiento y respuesta en situaciones reales en las que deba utilizar lo aprendi-
do; y el trabajo del docente en relación con el logro de las metas de aprendizaje.
Las conclusiones que se desprendan de este proceso son de utilidad para los
invo- lucrados, pues les permite tomar decisiones para la mejora.
Actualmente, la tendencia es hacer fuertes inversiones en evaluación educati-
va por parte de los gobiernos latinoamericanos (Wolff, 2007). En consecuencia,
se ha fortalecido la práctica relacionada con la difusión transparente de los
resulta-
dos provenientes de evaluaciones a gran escala (Vidal Uribe, 2009). No obstante
el avance que se tenga en la cultura de la medición del aprendizaje a gran esca-
la, hay que aceptar que persisten los cuestionamientos sobre cómo los docentes
conciben, deciden, diseñan y aplican los instrumentos de evaluación en el aula,
así como la forma en que analizan y toman decisiones para la mejora educativa;
es decir, cómo conducen sus prácticas de evaluación formativa. Sin temor a equi-
vocarnos, la preocupación en cuanto a las decisiones sobre cómo evaluar y los
resultados del rendimiento académico tiende a aumentar, pero falta decisión
para concretar planes precisos que mejoren las prácticas docentes en cuanto a la
toma de decisiones en este rubro (Martínez Rizo, 2009; Moreno Olivos, 2002).
Así, se vuelve urgente trabajar con los docentes en el fortalecimiento de sus
competencias en evaluación, en especial en la de tipo formativo, la cual le com-
pete totalmente y permite un seguimiento más cercano del proceso enseñanza-
aprendizaje hacia el logro de las metas propuestas (Stiggins, 2008; Hattie & Tim-
perley, 2007). Ante el reto de preparar mejor a los docentes en el campo de la
evaluación formativa, se juzgó pertinente indagar en este campo de estudio.
MARCO CONTEXTUAL
Delimitación del problema
En la actualidad, México inicia un proceso de cambio educativo a través de va-
rias reformas, tanto del nivel básico como del medio superior. En dichas
reformas se han considerado esfuerzos para que las competencias docentes
mejoren de modo paulatino y sistemático. Dentro de las competencias docentes
necesarias para enfrentar los retos educativos del siglo XXI, las relacionadas con
la evalua- ción del aprendizaje están estipuladas como una de las principales a
desarrollar (Perrenoud, 2001).
Una muestra de este interés se refleja en la convocatoria del Fondo Sectorial
de Investigación para la Educación. En alianza, el Instituto Nacional de Evaluación
Educativa (INEE), la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fomentan la indagación de las prácticas y
resultados de evaluación del aprendizaje en diferentes escenarios. Asimismo, en
los últimos años, la evaluación a gran escala ha acaparado la atención de la
comunidad educati- va mexicana. Pruebas como la Evaluación Nacional del Logro
Académico en Centros Escolares (ENLACE) se han posicionado como un referente
del logro educativo.
En cuanto a la evaluación formativa, que intencionalmente se realiza durante
el proceso de aprendizaje a fin de retroalimentar al alumno en los aspectos que
permitirán mejorar su rendimiento (Sadler, 1998; Chadwick y Rivera, 1997), se ha
obtenido menos atención. El número de artículos publicados por investigadores
latinoamericanos en este rubro llega a once investigaciones en los últimos diez
años (consultado en el Sistema de Información Científica Redalyc: www.redalyc.
org), mientras que la producción de artículos de investigación que determinan la
evaluación formativa como aspecto clave de los estudios en países anglosajones,
llega a 160 en el mismo lapso (consultado en Education Resources Information
Center –ERIC–: http://www.eric.ed.gov). Se puede afirmar, entonces, que esta
evaluación no ha sido objeto de estudios formales con la urgencia que requieren
los países latinoamericanos.
Entre las prácticas más comunes en la evaluación formativa se encuentra la
toma de decisiones para la determinación de actividades, que pueden derivarse
de la demanda de organizadores gráficos y productos escritos que fungen como
evidencias de aprendizaje. El desarrollo de estas actividades académicas
permiten inferir qué tanto el alumno es capaz de reconocer, comprender,
analizar o utilizar el conocimiento con base en los contenidos estudiados
(Campos Arenas, 2005; Marzano & Kendall, 2007). No obstante, las decisiones
sobre qué tipo de actividad programar y, por ende, qué organizador o producto
solicitar deben sostenerse en conocimientos relacionados con los procesos de
pensamiento y la naturaleza de la disciplina en estudio, e ir más allá de conocer
las técnicas para elaborar dichos productos. A partir de esta premisa, se planteó
la pregunta de investigación: ¿qué tipo de organizadores gráficos y productos
escritos se seleccionaron ante el reto de tomar decisiones en el contexto de la
evaluación formativa?
Referentes teóricos
El marco teórico que fundamenta esta investigación abarca tres temas: la evalua-
ción formativa dentro de las prácticas de evaluación del aprendizaje; la
aplicación de la nueva taxonomía como un referente teórico para la planeación y
toma de decisiones de la evaluación; y organizadores gráficos y productos
escritos a partir de los cuales se pueden conducir procesos de evaluación
formativa.