Abriendo Puertas Espirituales
Abriendo Puertas Espirituales
Abriendo Puertas Espirituales
Bien; Lo que Adán provoca al pecar, (Porque esa es la causa de su caída) es una separación cósmica. Y allí, entre Dios y el cielo, se
introduce, se infiltra una enorme nube negra de demonios. La fuerza y la potestad que opera en los aires.
De tal forma es esto, que cuando yo quiero orar a Dios, primeramente debo atravesar esta nube de demonios para poder llegar a Él. Y
allí llegamos a lo que normalmente llamamos “avivamiento”. ¿Qué es un avivamiento? Es cuando el cielo se abre de tal forma que hay
una conexión directa entre la morada de Dios y la iglesia.
Eso es avivamiento. Los que militan en las bandas o grupos de alabanza, saben lo difícil que es, en algunas reuniones, elevarse
espiritualmente. Hay reuniones donde aquellos que están cantando, alabando o adorando, tienen la sensación que lo que hacen o
dicen, no llega ni siquiera al techo.
Una canción determinada que un día provoca una explosión de llanto, risa y unción, al día siguiente hace bostezar a todo el mundo.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no funciona hoy si ayer funcionaba? Hay niveles de opresión, eso pasa. Son como si fuera anillos que
nos rodean.
Y Pablo describe ese anillo rotulándolo como los espíritus que operan en las regiones celestes. Eso no existía antes. El hecho de que
ellos estén allí, también es consecuencia de lo que Adán hizo. Porque, veamos, ¿Cuáles son los dos mandamientos que Adán recibe?
Ser fértil y gobernar. Ahora te voy a describir algo que nos estaba faltando. Todos sabemos que Adán tenía la capacidad de ver tanto
lo natural como lo espiritual. Cuando Adán peca, no sólo se separan los cielos de la tierra. Es por eso que Jesús ora y dice: “van a orar
así”. “venga a nosotros tu Reino”.
Dentro de Adán pasaba algo. Conocemos tan poco de nuestro ser interior, que es asombroso. Al igual que Dios tiene tres
personalidades maravillosas, tres naturalezas extraordinarias, tú también eres un ser trino. Dentro de ti, hay tres partes.
Cada una de esas partes es extraordinaria. Y eso que nosotros vemos solamente la más fea de todas: la exterior. Y no hablo de la
estética, eso está más que claro. Algo que tienes que entender, es lo siguiente. Hago esta pregunta y te dejo a ti la respuesta.
¿Cuántos de los que hoy me están escuchando creen que tienen un espíritu?
Debo comunicarte que si fuiste uno de los que dijo ¡Yo creo!, estás equivocado. Porque tú no tienes ningún espíritu, ¡Tú ERES un
espíritu! No tienes un espíritu, eres un espíritu. ¿Nunca leíste en la Biblia donde dice que Dios ES Espíritu?
Y si Dios es Espíritu y tú y yo somos hechos a su imagen y semejanza, ¿Qué es lo que entonces somos nosotros? Espíritu. El gran
problema que la iglesia tiene, es que nos han enseñado que nosotros tenemos un espíritu.
Y es muy diferente, pero muy diferente el vivir pensando en que eres alguien que tiene un espíritu, a vivir pensando que eres un
espíritu que tiene un cuerpo. Esa es la razón por la que peleamos tanto para orar por una sanidad.
¿Por qué? Te explico. A nivel de tu cuerpo, hay gente que tiene capacidades extraordinarias. Hay gente muy fuerte que puede levantar
un camión sin más ayuda que sus brazos. Hay otra gente que tiene una elasticidad asombrosa; puede doblarse y hacer unas
contorsiones increíbles.
Hay otra gente que tiene una resistencia extraordinaria, puede correr una maratón de cuarenta y dos kilómetros y quedar fresco como
una hoja de lechuga como para correr otra, mientras que tú y yo perdemos el bus porque no podemos correr ni media cuadra para
alcanzarlo.
O sea que lo que quiero demostrarte, es que tu cuerpo tiene cualidades extraordinarias. Ahora imagina las cualidades que tiene tu
alma, por un minuto. Imagínate cómo será tu alma que tiene la capacidad de controlar a tun cuerpo.
Ahora imagínate por un momento las capacidades que tiene tu espíritu, que es a la imagen de Dios. Tú estás viendo a cada rato a
gente llena de vida en sus cuerpos, gente joven preponderantemente. ¿Te has puesto a pensar cómo es el espíritu de estas personas?
En mi ciudad hay gente de todas las estaturas físicas naturales y conocidas. Hay gente de muy baja estatura, casi enanos sin ser
enanos. Hay otros, (Como yo) de estatura media, somos los que pasamos desapercibidos cuando llegamos a un lugar. Y hay gente
muy alta que apenas pasa por algunas puertas de viviendas modernas. Sin embargo, mi espíritu, está en condiciones de abrazar
completa a toda mi ciudad de dos millones de habitantes.
¿Recuerdas lo que dice la Biblia respecto a la majestad de Dios? Dice que los cielos de los cielos no pueden contener a Dios. O sea
que Dios es tan grande que los cielos de los cielos, (Porque hay más de uno), no pueden contenerlo. Sólo hay una cosa que puede
contener a Dios: tú.
O sea que tú eres más grande que los cielos de los cielos. El único lugar en donde Dios cabe, es dentro de tu espíritu. No cabe en otro
lugar. El extraordinariamente grande, y sin embargo en el único lugar en donde cabe exactamente, es dentro de ti.
¡Cuán grande será tu espíritu que Dios puede caber dentro de ti! Porque somos morada de Dios, -dice Pablo- en nuestro espíritu.
Jamás había entendido esto, antes. Somos templos vivos de Él. Si tú entendieras esto, tú podrías caminar sobre tu nación, sea cual
fuere, en tu espíritu.
Podrías caminar sobre tu nación en tu espíritu, y retirar toda la oscuridad que esa nación tiene sobre su cielo. Dios no requiere una
multitud, requiere un hombre que le crea. Un hombre que entienda quién es Él.
¿Sabes qué se produce cuando un hijo de Dios entiende que es espíritu? Se despierta todo un mundo nuevo delante de sus ojos. Ya
no es el pobrecito cristianito que está soportando por la fe los embates del diablo que lo quiere matar. Cuando se levanta, la oscuridad
tiene una sola opción: o sale corriendo ya, o sale corriendo luego, pero sale corriendo, es la única opción que tiene.
Porque se levantó alguien que está entendido en su naturaleza. Yo sé quién soy. Esto, apréndelo, es un mensaje de Reino. Hay un
velo en los ojos. El diablo no ha permitido que veamos esto. Entonces, siempre nos vemos muy pequeñitos, insignificantes, moléculas.
¿Cómo vamos a pelear así?
Nos han convencido, (A veces desde adentro mismo, sus personeros y ministros simulados como ángeles de luz), que nuestro poder
es mínimo con relación al de él. Cuando tú entiendes que eres, no sólo imagen de Dios, sino que eres un ser espiritual, eres capaz de
cambiar el ambiente espiritual de toda una región con sólo haber puesto el pie allí.
Cuando tú entras a la dimensión del Espíritu; y mira lo que te estoy diciendo: que entras a la dimensión del Espíritu, tú adquieres las
características que Dios te dio, y que no las usas porque vives asociado a la esfera de tu cuerpo natural.
No hay nada que tú no puedas hacer en el mundo espiritual. Lo que te estoy diciendo, por si te chispoteó, es que tú puedes alcanzar
cualquier cosa en el nivel espiritual; cualquier cosa. El problema es que nunca te han enseñado esto; nunca te han preparado para
caminar en la dimensión del Espíritu como un gigante.
Porque has crecido cantando “tú puedes tener paz en la tormenta”, ¿Me entiendes? Y cantas eso cuando tú puedes, tranquilamente,
ser un provocador de tormentas. Y puedes ser el más grande dolor de cabeza que el infierno va a tener ese día.
Porque tú has sido llamado y levantado para ser un dolor de cabeza, pero no a tus padres, ni a tu esposa o esposo, ni a tus hijos, ni a
tu iglesia. Tú has sido llamado a ser un dolor de cabeza al diablo. Puede que allí, mira lo que te digo, me esté escuchando hoy la
persona que Dios está preparando para libertad el país en el cual me está escuchando. ¡Uno, nada más!
No se necesita un ejército. Si alguna vez se armó alguno fue por amor al pueblo. Nunca Israel fue un pueblo guerrero. Eran
campesinos, otros vivían del ganado. Y cuando marchaban hacia la guerra, más parecía un desfile cívico medio despatarrado que un
ejército militar de alto nivel.
Músicos, banderas, estandartes. Ese diseño con el que Dios creó al hombre, es un diseño espiritual. Vamos a ver: ¿Cuántos sentidos
tienes tú en tu cuerpo? Cinco, ¿Verdad? Ahora imagínate cuántos sentidos tienes en tu espíritu.
Te doy un ejemplo: hay personas que hacen esto. Suena el teléfono en la casa y enseguida hay una voz que dice: “Debe ser Tal
persona”. Va y contesta y sí, era Tal persona, nomás. ¿Cómo lo sabía? - ¡No sé! ¡Sólo sé que lo supe! – Bien; ese es un sentido del
espíritu.
¿No les ha pasado a muchas madres que, de improviso, se sienten inquietas y hasta desesperadas porque “algo” les dice que está
pasando algo raro con alguno de sus hijos? Es como si se les activara un registro intuitivo especial y específico para con sus hijos.
Escucha: ¡Esas cosas no pasan por la mente! ¡Si tú les dices que te lo expliquen no pueden, porque no encuentran un argumento
coherente para explicar que sabían, que sabían, que sabían. Cuando tú aprendes a desarrollar los sentidos del espíritu, las cosas
cambian total y radicalmente.
La gente que está caminando en niveles espirituales superiores a los nuestros, asegura que moverse en la dimensión del espíritu es,
sencillamente, fabuloso. Porque ya hemos escuchado mucha teología, ¿Entiendes? Hemos escuchado demasiadas prédicas.
Lo que necesitamos ahora ya no es seguir escuchando. Lo que necesitamos ahora es caminar en la dimensión del Espíritu. Lo que tú
no has podido en diez años de escuchar prédicas (¡Y estoy hablando de las buenas!) el Espíritu Santo te lo da en dos minutos.
Por ejemplo: para la palabra “conocer”, en el griego, hay varias palabras. Una de ellas es gnosis. Gnosis significa conocimiento, pero
ese conocimiento que adquieres en el colegio, en la universidad. O sea: un conocimiento gradual por el estudio. Gnosis.
Pero hay otro verbo: oida. ¿Sabes qué significa oida? En la Biblia lo traducen como conocer o conoció, pero es esto. En este instante
no lo entiendo, pero al minuto siguiente, lo tengo clarísimo. Es un conocimiento revelado en un instante.
Es lo que le pasó a Pedro. ¿Quién soy yo? - No sé, algunos dicen que eres Elías, otros Juan el Bautista. - ¿Y quién soy yo para
ustedes? Y Pedro le dice en un momento dado: tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. . ¿Recuerdas que le respondió Jesús? Le
dijo: bienaventurado eres, hijo de Jonás, porque eso no te lo reveló carne y sangre. No lo adquiriste con gnosis, fue oida lo que
recibiste.
Lo tremendo es que tú puedes entrenar esa capacidad en el Espíritu de tal forma que tú, cada día, puedes recibir algo que nadie te
enseñó. Eso es extraordinario y debe activarse en la gente. De improviso tú te levantas y dices: “Esto es así, es así y es así” ¿Quién te
lo enseñó? ¡Nadie, sólo sé que de pronto lo sé!
Conocimiento revelado. Cosas que ojo no vio ni han subido a corazón de hombre son las que Dios tiene guardadas para aquellos que
le buscan. ¡Cosas que ojo no vio! Tú sabes que Adán tenía un ingreso completo al mundo celestial. Y pecó.
Pero a pesar de haber pecado, ustedes van a ver que él mantuvo una relación con Dios, al pasar los años, él murió en el Señor. Él no
murió en el pecado. Lo vieron. El diablo no va a ganar. Adán partió con el Señor, también.
Su último hijo se llamó Set, y habla justamente de lo que Dios espera. Dice que ellos invocaron el nombre del Señor, después de él.
Cuando tú analizas la vida de los que estuvieron después, y te doy un ejemplo, Enoc. Enoc es un caso de colección. Este hombre
caminaba tan cerca de Dios, que un día el Señor se lo llevó (En argentina decimos que a tomar mates con Él) y no retornó hasta hoy.
Tú sabes que Dios determinó una ley. Cuando peca Adán, la ley se activa y dice: el que peca, muere. Está establecido que los
hombres se mueran una sola vez, y después el juicio. Pero le caía tan bien Enoc, que un día le dijo: ¡Ah, sí, al cuerno con la ley, ven
para acá! ¡Y se lo llevó sin ver muerte!
Es un hombre que partió sin ver muerte. ¿Por qué? Porque era tan hermosa la relación de él. Dicen los que han estudiado la vida de
Enoc, que después de que tuvo hijos e hijas, él caminó muchos, muchos años con Dios.
¿Se acuerdan ustedes de Jacob? Hombre sinvergüenza, le quita el nombre a su hermano, se hace pasar por él, y no sólo eso.
¿Conocen ustedes algún hermano que le haya quitado la herencia a su hermano de sangre con engaños? ¿O que haya engañado a su
padre en la forma en que él lo hizo?
Por eso digo siempre que Jacob también es un caso digno de estudio. Pero es interesante. Un día él ve un ángel, y éste hombre
apasionado, ¿Saben qué hace? Lo agarra del cuello al ángel. ¿Recuerdan el pasaje? Pregunto: ¿Cuántos de ustedes se animarían a
hacerle una llave de judo a un ángel?
La reacción normal de un mortal cuando ve un ángel, ¿Sabes cuál es? Se agacha, se tira al suelo, se asusta o dice ¡Ay de mí! Algo
así, ¿No? Pero él no; él le cae encima, porque él tenía una virtud muy especial: él era apasionado por lo que él quería.
Si nosotros tuviéramos la décima parte de la pasión que Jacob tenía para sus cosas, hace tiempo que las naciones hubieran sido
nuestras. Empezando con Adán, podemos hablar de Jacob, que peleó con el ángel. Con Enoc, que caminó con Dios.
Con Noé, que lo hizo construir algo que él jamás hubiera aprendido a construir en una zona donde no se iba a necesitar nunca lo que
se le había ordenado construir. O con Moisés, que recibió un entrenamiento particular de Dios. Dios se le manifestó, habló con él.
Abraham comió con él, lo recibió en su casa. David o cada persona de la Biblia, de los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento y
todos los del Nuevo Testamento, tuvieron acceso al mundo espiritual.
Todos esos hombres de Dios, no hablaron de cosas que les enseñaron simplemente, sino de cosas que experimentaron. Ellos
caminaron con Dios, vieron el mundo espiritual, tuvieron un entendimiento de lo que pasaba.
¿Por qué la iglesia del siglo veintiuno, no? ¿Por qué la iglesia del siglo veintiuno parece que estuviera caminando a ciegas? Entra un
brujo al templo un domingo de lluvia, por la mañana, hay treinta personas y nadie se da cuenta.
Encima van los ujieres y le dicen: ¡Bienvenido, hermano! Escucha: ¡el único lugar en el mundo a donde una persona bien vestida y
educada le da la bienvenida a los demonios, es en una iglesia! Ni en el infierno los quieren, y en una iglesia le dicen bienvenidos. ¿Por
qué crees que sucede esto? Porque la iglesia no ve. ¿Qué es el Reino? Los voy a llevar a la carta de Pablo a los Efesios. Efesios es
un libro de Reino, no habla de lo natural, habla de lo espiritual.
(Efesios 1: 3) = Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, (¿Dónde dice que nos bendijo? En los lugares celestiales. O sea que tú no podrás ser bendecido hasta que no
llegues a los lugares celestiales. Las bendiciones están en lugares celestiales, es decir, en los lugares espirituales.
Sé que te resulta difícil entenderlo, así que trataré de darte una ilustración doméstica. Tu hijo te ha pedido que le regales una pelota de
fútbol, y tú le respondes que sí, que se la regalarás, que se la traerás por la noche cuando llegues de tu trabajo.
Esa noche tú retornas a tu casa, te acomodas en tu sillón preferido a descansar un momento y, ¿Qué crees que pasará? Pues que tu
hijo vendrá corriendo con toda la velocidad que le den sus piernecitas a preguntarte dónde está la pelota que le has dicho le traerías.
Tú le respondes que sí, que has cumplido, que le has comprado la pelota y que se la has traído. Él mirará por todos lados y no la verá,
entonces te preguntará dónde está que no puede verla. Tú le dices que la has dejado en su habitación. ¿Qué se supone que hará él
más que ligero? Irse volando a tu habitación a buscar su pelota y ponerse a jugar con ella. ¿Te parece coherente y lógico tu hijo?
Es más que coherente y lógico. Él oyó lo que tú le dijiste y fue exactamente donde tú lo enviaste que fuera a buscar su regalo, su
bendición. Ahora volvamos al versículo que leímos. ¿Qué dice? Dice que: Dios nos bendijo con toda bendición espiritual, en los lugares
celestiales.
¿Por qué no tengo el trabajo por el cual estoy pidiendo hace años? – Tu trabajo está en el lugar celestial. - ¡No lo entiendo! ¿Por qué
no tengo la casa que necesito y por la cual estoy orando? – Tu casa está guardada en el lugar celestial.
¡Pero qué me la dé el Señor, la necesito! – Es que ya te la dio, sólo que está en el lugar celestial. Tienes que ir allí a recogerla. Ahí es
donde miras con los ojos cruzados y dices: ¿Y a dónde queda eso? Bien; ese es tu problema. Ese es EL problema. No sabe cómo
llegar a ese lugar.
Nota y examina lo que Pablo está diciendo: Nos bendijo en los lugares celestiales. Hay mucha gente que ha dicho, haciendo gala de
una filosofía muy sencilla, que en esta vida tendrán poco, pero que en la vida eterna futura y en la gloria de Dios tendrán todo lo que
necesitan.
Es una pobre, pobrísima filosofía. ¿No te das cuenta que en la gloria de Dios ya no necesitarás casa, no necesitarás vestirte, ni nada
de eso? Tú no necesitas nada de eso, allá; ¡Tú lo necesitas aquí, ahora! Y sigue Pablo, y dice:
(4) Según nos escogió él antes de la fundación del mundo, (¿Cuándo te escogió él? – Bueno…es que yo tengo sólo cinco años de
convertido… - De acuerdo, pero no estamos hablando de eso. Tú, tal vez, tengas cinco años de convertido, pero fíjate que antes que tú
tengas este cuerpo, tú ya existías.
Si alguien me entendió, a la distancia, por favor diga: amén. ¿Por qué? ¡Porque tú eres un espíritu eterno! Dime cómo Dios pudo
haberte escogido desde antes de la fundación del mundo, si tú tienes apenas quince años, veinte años, treinta años, cuarenta,
cincuenta, sesenta u ochenta.
Aquellos que han trabajado o están trabajando con niños, saben muy bien que, pese a que ellos son verdaderas esponjas que retienen
de una manera notable cualquier nueva enseñanza, sin embargo les cuesta muchísimo entender el concepto del tiempo.
Un niñito puede decirte que ayer fueron al parque, cuando a lo mejor eso fue hace dos semanas. ¿Sabes por qué? Porque cuando él
viene no tiene concepción de tiempo, es eterno. Lo último que un niño asimila es el concepto cronos. Porque no está en su naturaleza
el tiempo. Porque es eterno.
¿De qué estamos hablando? De una realidad que no todos entienden: cómo opera el mundo espiritual. Seré claro: si tú crees que
existes desde hace veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años, estás entendiendo tu existencia como un ser físico.
Pero antes que tú estuvieras en ese estuche que cada vez va a ir poniéndose más arrugado, mal que te pese hermana o hermano
coqueto, más incómodo, más molesto, tú ya existías. Jesús está orando en Juan 3:17 y dice: Padre, te agradezco por todo lo que has
hecho, etc., etc. Y dice: De los que me diste, ninguno se perdió, sólo el hijo de perdición para que la Escritura se cumpliese.
Luego dice: Tuyos eran, y me los diste. ¿Cómo que tuyos eran? ¡Estaban en el mundo y eran unos tremendos y casi asquerosos
pecadores! ¿Cómo que tuyos eran? Sí, suyos eran, y se los dio. Cuando tú empiezas a entrar en la dimensión del Espíritu, tú empiezas
a descorrer el velo de lo temporal, y comienzas a moverte en la eternidad.
Todo lo que ustedes están viendo allí, donde quiera que se encuentren viviendo, va a pasar. ¿Sabes qué dice la Biblia? Que el que
hace la voluntad de Dios, permanece para siempre. No importa cuán bonita seas, o cuán fuerte y apuesto seas, de aquí a unos años,
tendrás arrugas que ninguna crema te podrá sacar.
Pero si tú descubres tu identidad en el Espíritu, no hay tiempo ni limitación que pueda evitar que tú logres lo que quieras. Te estoy
diciendo que la casa que tú necesitas, está en ese lugar espiritual. Ve y búscala; es tuya. No va a caerte de las alturas.
Veinte años después vas a seguir orando por eso, no te llegará. Y no te estoy atando con la palabra porque soy cruel y me gusta
molestarte. Estoy diciendo que es eso lo que Pablo dice. ¿Sabes qué? Dios te mandó lo que pediste casi al momento que lo pediste.
Es como si esperaras que una encomienda que te enviaron llegue a tu casa, cuando ese servicio no tiene entrega a domicilio y está
escrito en los documentos que eres tú quien tiene que irla a buscar a sus oficinas.
(5) en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
(6) para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, (7) en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia, (8) que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
(¡Escucha! ¿Por qué me dices “no sé, no entiendo”, si Él ha hecho sobreabundar en todos nosotros toda sabiduría e inteligencia?)
¿Cuántos lo creen? ¡Ya nos hizo sobreabundar! Es que a mí me cuesta… - ¡No! ¡No te confundas! No es un problema de inteligencia o
sabiduría. ¡Te cuesta porque no crees! Mira ahora lo que está diciendo a continuación.
(9) Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, (¿El misterio de su voluntad? ¡Ay! ¡Vaya a saber cuál es la voluntad de Dios para
mi vida! ¿Cuál será la voluntad de Dios para mi ministerio? ¿Deberé ir para allá o deberé quedarme acá? Es un misterio. Pero es un
misterio para los que tienen el velo en sus ojos. No es un misterio para aquellos que han entrado en la dimensión del Espíritu.)
según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo. (¿Y qué es lo que Dios se ha propuesto en sí mismo? Verso 10)
(10) De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las
que están en la tierra.
¿Qué es el Reino? Reino es la unión de cielos y tierra. Es lo que el diablo quebró cuando se produjo el pecado. ¿Lo estás
entendiendo? Entonces, cuando Jesús viene y dice que el Reino de los cielos se ha acercado, quiere decir que ahora cielos y tierra se
pueden unir de nuevo.
¿Qué es lo que tiene que ser restaurado? El Reino de Dios tiene que ser restaurado sobre la iglesia. Cielos y tierra se deben unir. ¿Es
que no están unidos todo el tiempo? ¡No, no están unidos todo el tiempo! Nosotros los unimos.
Si yo te digo ahora que mires detrás de ti, tal vez vas a ver el espaldar de tu silla o sillón, una mesa o quizás a otra persona. Tú no vas
a ver de ninguna manera el ángel que está de pie detrás de ti. Para poder verlo tendrías que hacer un esfuerzo. Porque no estás
entrenado, pero hay un ángel.
Pablo está caminando por una de esas callejuelas asiáticas, y sale al encuentro una joven que le dice: “¡Escúchenlos, porque ellos
hablan de parte del Dios Altísimo!” Pablo la mira, le pone su mano en la cara a ella y dice: “espíritu, ¡Sal de ella!”
¿Pero cómo? ¡Si le estaba diciendo algo que era verdad! Sí, pero no se lo había dicho Dios, era información de los servicios de
inteligencia satánicos. No todo el que me dice Señor, Señor es de los míos. Yo sé quiénes son míos. No todo lo sobrenatural viene de
Dios, ese ha sido un grave error por años.
Cuando tú entiendes esto, entras a una dimensión de revelación. Cuando hay comprensión del mundo espiritual, tú ya no te mueves a
ciegas. Por eso es que los niños tienen mayor facilidad para ver el mundo espiritual, ellos lo ven desde pequeños.
¿Has notado que sin que hayan tenido ninguna experiencia fea, la mayoría de los niños le tiene temor a la oscuridad? ¿Sabes por qué
sucede eso, aún en contra de lo que digan los psicólogos? Porque para ellos la oscuridad no es algo, es alguien.
Es que…hermano…a mí me cuesta mucho creer que andan cosas invisibles por ahí… Es como si me estuviera volviendo loco dando
manotazos a la nada. ¿Ah, sí, eh? ¿Has estado enfermo de alguna enfermedad virósica alguna vez? ¿Sí? ¿Y pudiste ver las bacterias
que te la produjeron? ¿No? ¡Pero estaban allí y se te metieron por la nariz! ¿Lo creerás, ahora?
Lo que estoy tratando de decirte, entonces, es que el enemigo que tú tienes sólo es visible cuando tú tienes una visión espiritual. Si te
he dicho que tú eres un ser espiritual, ¿Es coherente o incoherente suponer que tienes acceso al mundo espiritual?
Todo indicaría que sí, ¿No es cierto? Porque de otro modo, ¿Cómo podríamos ser seres espirituales pero sin acceso al mundo
espiritual? ¡No me cierra! ¡Es ridículo! Está bien, hermano, pero… ¿Por qué yo no veo nada?
Porque no estás entrenado. Porque hay un velo por sobre tu entendimiento que no te deja permear esa parte. Pero si tú aprendes a
remover ese velo, tú puedes entrar a la dimensión espiritual y cambiar la situación. Así de fácil.
¿Por qué? Porque lo que ves en el mundo natural, es un reflejo de lo que ocurre en el mundo espiritual. Cada vez que hay zonas de
conflictos literales y naturales en las naciones, si tú pudieras ver el mundo espiritual, comprobarías que también hay guerra en las
regiones celestes. Lo que pasa es que el pecado maldice a toda la creación. Hasta los animales están bajo maldición.
Hay lugares físicos aquí en la tierra donde se reúne lo celestial demoníaco y lo terrenal que se convierten en puertas espirituales. Y los
hechiceros, los chamanes y los que sirven a Satanás conocen donde están. Ahí van los OVNIS y van todos, son puertas espirituales.
La única que no va es la iglesia, porque todavía no termina de creer en todo eso. Es increíble, pero cierto. Esas son puertas
espirituales. Y alguien tiene que ir a cerrarlas. Vuelvo atrás, ala principio: ¿Cómo supones que tú podrías modificar la situación
espiritual de tu nación si ni siquiera sabes cómo es tu espíritu?
¿Cómo vas a poder cambiar los aires de un lugar so ni siquiera puedes cambiar el de tu dormitorio? No importa quién te ore, no
importa en cuantos congresos o conferencias de famosos estés; si tú no tienes una comprensión del mundo espiritual, no podrás hacer
nada.
¿Conoces la adoración profética? ¿Has oído hablar de la adoración profética, sabes qué es lo que es? No es tan complicado como
algunos te lo han vendido. Es ver cómo está madurando arriba para repetirlo aquí abajo. Y cuando cielos y tierra se unen en lo mismo,
el lugar explota.
Eso es adoración profética. Lo otro, lo que probablemente tú conozcas más, es solamente cántico nuevo. Que es bueno y tiene origen
sobrenatural, pero es mucho más común que la adoración profética genuina. Por eso se nos dice: “Venga a nosotros tu Reino”. Tú
tienes que ingresar al mundo del espíritu y ver cómo están las cosas arriba y luego descender y hacer lo mismo acá.
Eso es el Reino. En esa dimensión las cosas más tremendas e inesperadas suceden. Sanidades, milagros. No es un show, es
simplemente unir a los cielos con la tierra mediante la adoración profética. Esto, el reino, es lo que de manera urgente debe ser
restaurado en la Iglesia. Para eso es la reforma, no para expulsar a ciertos pastores y reemplazarlos por otros. Eso es politiquería
religiosa. Ya fue.