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FIDELIDAD INQUEBRANTABLE
La decepción puede surgir de varias formas. A veces ocurre de repente. Otras, nos
toma desprevenidos gradualmente. Normalmente, nos llega cuando esperamos
algo y ocurre otra cosa. Cuando nuestras expectativas no son atendidas es fácil
decepcionarse. Los cristianos no están inmunes a la decepción.

Cuando usted fue bautizado no fue vacunado contra la decepción.

1. El cristiano que falla y comete errores, en un momento de pruebas puede


decepcionarse a sí mismo y a Dios.
2. Los padres que esperan que su hijo sea un cristiano fiel, pero este demuestra
poco interés con relación a la iglesia y a las cosas espirituales, pueden
decepcionarse.
3. El miembro de iglesia que realmente desea trabajar para Dios, pero siente como
si tuviera poca oportunidad de servir en la iglesia, puede sentirse decepcionado.
4. El miembro de iglesia que espera tener un cargo en la iglesia y está calificado
para esa posición, pero se le da preferencia a alguien notablemente menos
calificado puede sentirse decepcionado.
5. El creyente que ve acciones de herejía por parte del líder cristiano puede
decepcionarse profundamente.
6. El líder cristiano da el mejor consejo posible, el otro sigue su consejo, pero las
cosas salen mal. Ese líder puede decepcionarse.
7. El sueño de comprar una casa desaparece, el trabajo que deseamos se lo dan a
otra persona o las relaciones se acidifican. Una o todas esas cosas pueden
desencadenar la decepción.

Podemos decepcionarnos con nosotros mismos, con los demás o con los resultados
de circunstancias inesperadas.

El problema fundamental no es si la decepción cambia o cambia lo que la causa. El


verdadero problema es cómo luchar con ella.

No es difícil cultivar un espíritu cristiano cuando las cosas van bien. Es mucho más
difícil cuando no podemos alcanzar nuestras expectativas, ¿no es cierto?

Abramos la Palabra de Dios para descubrir cuatro maneras de luchar con la


decepción a partir de la vida del apóstol Pablo y dos maneras de no luchar.

1. El primer principio es este: Cuando está enfrentando decepciones porque sus

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expectativas no fueron alcanzadas, concéntrese nuevamente. Pregúntese a sí
mismo: ¿Será que Dios está preparando algo especial aquí que yo todavía no
entiendo?

Hay momentos cuando necesitamos un cambio en nuestra perspectiva.


El apóstol Pablo realmente tuvo que cambiar su perspectiva muchas veces.

En Hechos, en el capítulo 16, vemos que las expectativas de Pablo fueron


decepcionadas y tuvo la necesidad de cambiar de perspectiva.

Por favor abra su Biblia en Hechos 16 y comencemos con el versículo 6: “Y


atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo
hablar la palabra en Asia”. (Probablemente ellos estaban yendo a Éfeso).

¡Qué decepcionante! ¡Qué preocupación! Asia estaba necesitando el evangelio. Sus


grandes ciudades estaban delante de ellos, y el Espíritu Santo les prohibió predicar
allá. No parece tener ningún sentido.

Versículo 7: “y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no


se lo permitió” (Al norte de su ruta en Turquía y más allá).

Me imagino que Pablo estaba no solo decepcionado, sino también confundido


cuando llegó a Troas. Estaba perplejo). ¿Qué debería hacer después? Las puertas
que él creía que estarían abiertas estaban siendo totalmente cerradas.

Fue en Troas donde, de acuerdo con el versículo 9, el Espíritu Santo le reveló la


voluntad de Dios: “Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio
estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la
visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios
nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio” (Hechos 16:9, 10).

Cuando Pablo le estaba explicando a la iglesia de Corinto lo que había sucedido, lo


describió de esta forma: “Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de
Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor” (2 Corintios 2:12).

Dios cerró la puerta a las ciudades de Asia, pero las abrió para las ciudades de
Europa. Pablo encendió el fuego del evangelio en Filipos, Tesalónica, Atenas y
Corinto. El mensaje del evangelio se esparció, y todo el continente europeo fue
abrasado por Dios.

Aquí está el punto: Cuando Dios cierra una puerta, abre una puerta mayor.

Piense en Daniel, un adolescente cautivo en Babilonia que ejerció influencia en


toda una nación y llevó a Nabucodonosor a la conversión.

Piense en José en Egipto, fue traicionado por sus propios hermanos y produjo un
impacto en todo un imperio.

Piense en Martín Lutero. Después de su juicio en Worms, cuando parecía que su

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ministerio había terminado, fue llevado al Castillo de Wartburg y allá, en la soledad
del bosque alemán, tradujo el Nuevo Testamento al idioma alemán de la clase
media. Él realizó más en su llamado “cautiverio” de lo que jamás podía imaginar.

Piense en el apóstol Pablo preso en Roma por causa de su fe, reenfocando los lentes
de su vida para testificar a la casa del César.

Cuando una puerta se cierra, reenfoque los lentes de la vida.

Pregúntese: “¿Qué está haciendo Dios aquí?” Él está preparando algo especial
porque Dios nunca cierra una puerta sin abrir otra.

- Cuando usted se sienta decepcionado, busque la puerta abierta.


- Cuando usted se sienta desanimado, busque la puerta abierta.
- Cuando usted se sienta acorralado, bloqueado por todos lados, busque la puerta
abierta.
- Cuando sus sueños se arruinen y sus planes fracasen, busque la puerta abierta.
- Cuando la esperanza se desvanezca y el futuro parezca sombrío, busque la
puerta abierta.
- El apóstol Pablo enfrentó la decepción con la capacidad de reorientar su
perspectiva.

2. El segundo principio para enfrentar la decepción es la capacidad de ajustar sus


expectativas y reorientar sus prioridades.

Cuando Dios abre una puerta, no significa que todos los problemas están resueltos.
Significa que el Espíritu Santo está dándole una oportunidad no común. Cuando el
apóstol Pablo y su pequeño equipo, formado por Timoteo, Silas y el Dr. Lucas,
llegaron a Filipos, en poco tiempo tuvieron éxito evangelístico. Lidia, una
empresaria próspera y toda su familia fueron bautizados. Una esclava fue a Jesús, y
el carcelero romano y su familia fueron el núcleo de la iglesia recién plantada.
Aproximadamente diez años después Pablo escribió a los creyentes de Filipos
desde una prisión romana.

Con frecuencia se llama al libro de Filipenses “la epístola de la alegría”. Desde la


prisión, Pablo escribió:

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4).

Él reorientó sus prioridades. Ajustó sus expectativas. Note cómo explica la


situación en Filipenses 1:12-14:

“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado
más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han
hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los
hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a
hablar la palabra sin temor”.

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Pablo reorientó sus prioridades. Él afirma: “Vea, por razón de mi prisión tuve una
oportunidad de impactar el centro de la civilización en Roma, y el evangelio
penetró hasta en la guardia del palacio. En segundo lugar, mis colegas han sido más
fervorosos en proclamar el evangelio y tuvieron un éxito increíble.”

En vez de sumergirse en la decepción, Pablo buscó la mano de Dios en lo que estaba


haciendo, ajustó su perspectiva y reorientó sus prioridades.

Cuando usted se encuentra pasando por un período de decepción en la vida, hágase


esta segunda pregunta: ¿Será que Dios tiene prioridades diferentes para mi vida de
las que yo mismo tengo? Pase tiempo reflexionando sobre cuáles pueden ser las
prioridades de Dios que pueden ser diferentes de las suyas.

a. Programado para realizar una reunión de evangelismo en una ciudad del centro
oeste, me encontré con los pastores. Me encontré con los miembros de la iglesia.
Me encontré con la administración de la Asociación. Todo parecía estar en el
camino correcto, pero Teenie y yo comenzamos a notar que algo simplemente
no estaba bien. La preparación para la serie no estaba realizándose como deseá-
bamos. No había un compromiso total con las reuniones. Yo estaba un poco
decepcionado, pero reconocía que necesitaba realinear mis prioridades y ajustar
mis expectativas.

b. Después de orar sobre esto, estuvimos convencidos de que era necesario


cancelar las reuniones. Dios abrió la puerta en Orlando y tuvimos una de las
reuniones más increíbles en todo nuestro ministerio en Norteamérica.

Hay momentos cuando Dios dice: Yo estoy guiándote en una dirección diferente de
la que pensabas. Entonces, reoriente sus prioridades para oír mi voz y seguir mi
liderazgo.

3. Aquí está el tercer principio para enfrentar la decepción.

Redireccione sus energías. No se quede ahí sentado. Haga algo. No se hunda en el


lodo de la autocompasión. No comience a concentrarse en lo que le sucedió,
despertando dudas sobre por qué Dios permitió que ocurriera aquello.

“En la vida futura, se aclararán los misterios que aquí nos han preocupado y
chasqueado. Veremos que las oraciones que nos parecían desatendidas y las
esperanzas defraudadas figuraron entre nuestras mayores bendiciones” (El
ministerio de curación, p. 376).

Cuando el apóstol Pablo fue puesto en la prisión en Roma, él no juzgó ni puso la


culpa en otros. Reorientó sus energías para predicar el evangelio.

Hubiera sido muy fácil para Pablo culpar a los demás por su destino. Para
comenzar, fueron las acciones de los líderes de la iglesia las que lo llevaron a la
prisión. Las personas buenas a veces cometen errores. Los líderes de la iglesia a
veces se confunden.

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Busque Hechos 21 y leeremos algunos versículos, del 15-36.

“Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén” (vers. 15).

“Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos
todos los ancianos” (vers. 18).

Ahora, cuando usted tiene al pastor Santiago y a todos los ancianos, debe ser la voz
de Dios, ¿verdad? No necesariamente.

Pablo da un informe de las cosas maravillosas que Dios estaba haciendo entre los
gentiles, pero había un problema. Los líderes de la iglesia oyeron algo sobre Pablo.
Fue acusado de que estar enseñando a los gentiles a quebrantar la Ley de Moisés
(ver vers. 21). Entonces, se le aconsejó que llevara cuatro hombres al templo para
ser circuncidados de acuerdo con las costumbres de los judíos, como también
seguir algunas de las costumbres ceremoniales.

Pablo cedió a las acusaciones de los líderes de la iglesia, y como resultado los judíos
legalistas desconsideraron sus acciones, lo acusaron falsamente, y como
consecuencia, Pablo fue llevado a la prisión.

Los líderes de la iglesia, ¿le dieron un buen consejo a Pablo? De ninguna manera,
pero aquí está lo más increíble. Pablo no dice una palabra contra esos que
erróneamente le pidieron que siguiera las costumbres judías.

Él reorientó sus energías para ministrar donde quiera que Dios lo condujera.
Cuando usted está decepcionado y sus planes parecen no dar resultado, Dios tiene
otro plan.

Pablo tenía esa sensación constante de la grandeza de Dios, de la majestad de Dios,


de la genialidad de la causa de Dios. Fue cautivado por una visión de alcanzar a los
perdidos, y donde quiera que Dios lo colocara, esa era su prioridad. El servicio era
más importante que la posición.

Permita que sus decepciones se vuelvan insignificantes a la luz del llamado de


Cristo para ministrar, servir y bendecir a otros.

Permita que la visión de Cristo para su vida ofusque las circunstancias de su vida.
Usted es especial para Dios. Él tiene un lugar para usted. Él le dio dones para su
servicio. Cuando las puertas se cierren y cuando la decepción venga, busque
puertas abiertas y reoriente sus energías para nuevas oportunidades de servicio
para las cuales Cristo lo conduzca.

4. Repiense lo que tiene valor para usted. Concéntrese en las cosas que realmente
son importantes.

En los juicios de la vida, el apóstol Pablo efectivamente reflexionó en la declaración


de Jesús registrada en Juan 13:7.

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2 Corintios 4:7-9

“Estamos atribulados en todo, mas no angustiados”. Estar presionado es estar


atribulado. La palabra angustiado es estar devastado emocionalmente o abatido.

El apóstol continúa “en apuros, mas no desesperados”. Estamos inseguros,


confundidos, preguntándonos, pero no desanimados o completamente perdidos
sin saber qué hacer.

“Perseguidos, mas no desamparados”. La palabra significa “rodeado” pero no


forzado, capturado, atacado, pero no abandonado.

Pablo tenía esa sensación eterna de que, cualquier circunstancia en la que se


encontrara, Cristo jamás lo dejaría o lo abandonaría. Fue ese sentimiento de la
presencia eterna de Cristo que lo sostuvo.

El libro de Salmos refleja eso probablemente mejor que cualquier otro libro de la
Biblia.

Tomemos por ejemplo el Salmo 30:8-12:

“Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría”.

Servimos a un Jesús que puede transformar nuestro “lamento en alegría”.

Un día todos nuestro sueños y decepciones, esperanzas frustradas y aflicciones de


esta vida parecerán nada a la luz de la eternidad.

2 Corintios 4:16-18: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en


nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”.

El llamado urgente de Pablo a los que están enfrentando la decepción o están


pasando por alguna prueba es: “no pierda su sentido de la perspectiva eterna”.
Permita que las circunstancias lo lleven a una confianza y fe más profundas.
Permita que el Espíritu Santo modele y forme su carácter por medio de las
experiencias de su vida.

Solo hay dos principios eternos más que necesitamos seguir:

Salmo 30:11, 12

DOS COSAS QUE NO HAY QUE HACER.


1. Muchas personas tienen una memoria excelente para las cosas malas.
¿Dios tiene una memoria corta o amplia?
Lea Hebreos 8:12.

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Dios quiere que usted tenga:
• Una memoria corta para sus pecados.
• Una memoria corta para los errores de otros.
• Una memoria corta para nuestros propios errores.
• Una memoria corta para el dolor que los demás nos causaron.

Si nos quedamos pensando en nuestras decepciones, perderemos la puerta abierta


de la providencia de Dios y de la alegría de las “cosas nuevas” que él hará en
nuestras vidas.

2. Algunas personas tienen una memoria débil para las cosas correctas.

Agradezca a Dios por su bondad.


Agradezca a Dios por su grandeza
Agradezca a Dios por su gracia
Agradezca a Dios por su poder
Agradezca a Dios por el don de Jesús.
Agradezca a Dios por el regalo de su Palabra
Agradezca a Dios por el don del Espíritu Santo
Gracias a Dios Jesús regresará pronto.

Cuando su vida esté llena de gratitud, la decepción desaparecerá de la misma forma


que la noche desaparece antes de salir el sol.

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