Panorama General de Los Siete Hábitos

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Panorama general de los siete hábitos

Somos lo que hacemos día a día.


De modo que la excelencia no es un acto,
sino un hábito.
ARISTÓTELES
Básicamente, nuestro carácter está compuesto por nuestros hábi tos. «Siembra un pensamiento,
cosecha
una acción; siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter;
siembra un
carácter, cosecha un destino», dice el proverbio.
Los hábitos son factores poderosos en nuestras vidas. Dado que se trata de pautas consistentes, a
menudo inconscientes, de modo constante y cotidiano expresan nuestro carácter y generan
nuestra
efectividad... o inefectividad.
Según dijo alguna vez el gran educador Horace Mann, «Los hábitos son como hebras. Si día tras
día las
trenzamos en una cuerda, pronto resultará irrompible». Personalmente, no estoy de acuerdo con la
última parte
de esta sentencia. Sé que los hábitos no son irrompibles; es posible quebrarlos. Pueden
aprenderse y olvidarse.
Pero también sé que hacerlo no es fácil ni rápido. Supone un proceso y un compromiso tremendo.
Quienes fuimos testigos del viaje lunar de la Apolo 11 nos quedamos sorprendidos al ver a un
hombre
caminar sobre la Luna y volver a la Tierra. Calificativos como «fantástico» e «increíble» resultaban
inadecuados
para describir lo que estaba sucediendo en aquellos días memorables. Pero para llegar allí, esos
astronautas
tuvieron literalmente que romper y desprenderse de la tremenda atrac ción gravitatoria de la Tierra.
En los
primeros minutos del despegue, en los primeros kilómetros del viaje, se gastó más energía que la
utilizada para
atravesar medio millón de kilómetros durante los días siguientes.
Los hábitos tienen también una enorme atracción gravitatoria, más de lo que la mayoría de las
personas
comprenden o admiten. Para romper tendencias habituales profundamente enraizadas tales orno la
indecisión,
la impaciencia, la crítica o el egoísmo, que violan los principios básicos de la efectividad humana,
se necesita
algo más que un poco de fuerza de voluntad y algunos cambios menores en nuestras vidas. El
«despegue»
exige un esfuerzo tremendo, pero en cuanto nos despegamos de la atracción gravitatoria, nuestra
libertad
adquiere una dimensión totalmente nueva.
Lo mismo que cualquier fuerza natural, la atracción de la gravedad puede operar con nosotros o
contra
nosotros. La atracción gravi tatoria de algunos de nuestros hábitos puede normalmente impedirnos
que vayamos
adonde queremos ir. Pero también es la atracción gravitatoria la que mantiene unido el mundo, a
los planetas
en sus órbitas y al universo en orden. Es una fuerza poderosa, y si la empleamos con efectividad,
podemos
utilizar los hábitos para generar la cohesión y el orden que necesitamos para lograr la efectividad
en nuestras
vidas.
Los «hábitos» definidos
Para nuestros fines, definiremos el hábito como una intersección de conocimiento, capacidad y
deseo.
El conocimiento es el paradigma teórico, el qué hacer y el por qué, la capacidad es el cómo hacer.
Y el
deseo es la motivación, el querer hacer. Para convertir algo en un hábito de nuestra vida,
necesitamos esos tres
elementos.
Yo puedo ser inefectivo en mis interacciones con mis compañeros de trabajo, con mi cónyuge o
mis hijos,
porque constantemente les digo lo que pienso, pero nunca los escucho realmente. A menos que
encuentre los
principios correctos de la interacción humana, tal vez ni siquiera sepa que necesito escuchar.
Aunque sepa que para interactuar con efectivi dad con otros tengo que escucharlos, tal vez me
falte
capacidad para hacerlo. Podría no saber cómo se escucha real y profundamente a otro ser
humano.
Pero saber que necesito escuchar y saber cómo escuchar no basta- A menos que quiera escuchar,
a
menos que tenga ese deseo, no se convertirá en un hábito de mi vida. Para crear un hábito hay
que trabajar en
esas tres dimensiones.
Los7hábitosdelagentealtamenteefectivaStephenR.Covey
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Hábitos efectivos
Principios y pautas de conducta internalizados.
El cambio de ser y ver es un proceso progresivo: el ser cambia al ver, que a su vez cambia al ser, y
así
sucesivamente en una espiral as cendente de crecimiento. Trabajando sobre el conocimiento, la
capacidad y el
deseo, podemos irrumpir en nuevos niveles de efectividad personal e interpersonal cuando
rompemos con
viejos paradigmas que pueden haber sido para nosotros una fuente de pseudo seguridad durante
años.
A veces el proceso es doloroso. Es un cambio que tiene que estar motivado por un propósito
superior, por
la disposición a subordinar lo que uno cree que quiere ahora a lo que querrá más adelante. Pero
este proceso
produce felicidad, «el objeto y designio de nuestra existencia». La felicidad, por lo menos en parte,
puede
definirse como el fruto del deseo y la aptitud para sacrificar lo que queremos ahora por lo que
queremos
finalmente

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