Jornadas 2018 Final Con Legales
Jornadas 2018 Final Con Legales
Jornadas 2018 Final Con Legales
LA ENSEÑANZA
EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Diálogo abierto entre
la Didáctica General y las Didácticas Específicas
Gabriela Andreozzi
Raúl A. Menghini
Elda Monetti
(Compiladores)
Andreozzi, Gabriela B.
Problemáticas en torno a la enseñanza en la Educación Superior : diálogo
abierto entre la didáctica general y las didácticas específicas / Gabriela B.
Andreozzi ; Raúl Armando Menghini ; Elda Margarita Monetti ; compilado por
Gabriela B. Andreozzi ; Raúl Armando Menghini ; Elda Margarita Monetti. -
1a ed compendiada. - Bahía Blanca : Raúl Armando Menghini, 2020.
Libro digital, HTML
Gabriela Andreozzi
Raúl Menghini
Elda Monetti
(Compiladores)
Índice
Introducción 11
Lectura en voz alta y narración oral: una “bisagra” entre la didáctica y los
estudios literarios 74
Natalia Silvina Fiore
La temática central de las III Jornadas favoreció el intercambio y debate sobre las
problemáticas y desafíos propios de la Educación Superior, tanto aquellos que son
recurrentes en la historia como los nuevos que van emergiendo con motivo de las políticas
públicas nacionales e internacionales, de los nuevos contextos institucionales y sociales y,
por ende, de las prácticas educativas allí situadas, así como del desarrollo de las
investigaciones sobre este campo particular.
En esta línea, los trabajos de esta compilación se suman a los homenajes por el Centenario
de la Reforma Universitaria de 1918 y sostienen los ideales que se diseminaron desde
Córdoba en pos de transformar la educación superior y la educación en su conjunto.
Así, podemos decir que los problemas emergen como situaciones que resultan de una
construcción y definición de los sujetos que intervienen en el desarrollo de una práctica.
Schön afirma que
La posibilidad de definir problemas permite a los sujetos que participan delimitar aquellos
aspectos o variables que conforman una realidad y dar cuenta de las relaciones
significativas que desde sus perspectivas tendrían mayor potencial explicativo.
Teniendo en cuenta estas reflexiones, hemos agrupado las comunicaciones que han
enviado los respectivos autores en cinco grandes problemáticas que nos han parecido lo
suficientemente relevantes y abarcativas:
versan sobre la formación de docentes para los distintos niveles educativos y para
disciplinas específicas (Historia, Química, Inglés, etc.) o áreas de conocimiento
(Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, etc.). En ese marco, se incluyen
problemáticas relativas con los diseños curriculares, estrategias de enseñanza,
narrativas diversas y aquellas cuestiones que refieren a la práctica profesional como
forma de acercamiento al ejercicio laboral de los docentes.
En este caso, se trata sin duda de una problemática que, si bien no es nueva, va
asumiendo nuevas configuraciones en virtud del vertiginoso crecimiento de nuevos
soportes tecnológicos y las actualizaciones de los ya existentes, redes de lo más
diversas y el equipamiento institucional e interinstitucional que hacen posible o
limitan nuevas modalidades de enfrentar la enseñanza y el aprendizaje en el Nivel
Superior.
Para finalizar, agradecemos la valiosa contribución de los/as autores/as sin cuyo aporte
este trabajo no hubiera sido posible. Esperamos que esta publicación ofrezca espacios de
reflexión que permitan seguir enriqueciendo la problematización acerca de la enseñanza
en la educación superior y el campo de estudios de las didácticas sobre este nivel.
Bibliografía
Claudia Agüero
cucaag@yahoo.com.ar
Mariana Noguera
marianafn21@hotmail.com
Resumen
Presentación
En esta ponencia nos proponemos compartir algunos avances del proyecto “La enseñanza
en Educación Superior. El caso de la formación de Profesoras de Educación Primaria en la
provincia de Buenos Aires"1. Esta investigación pretende indagar cuáles son las estrategias
de enseñanza que desde las perspectivas de las profesoras y las estudiantes favorecen los
aprendizajes en relación con el futuro profesional de las maestras. Asimismo buscamos
comprender cómo contribuyen estas estrategias a la constitución del conocimiento de
oficio docente (Angulo Rasco, 1999).
La investigación didáctica
1
Radicado en el Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján y dirigido por la Prof. Mg.
Mónica Insaurralde. En este mismo evento académico otras compañeras compartirán avances de la misma
investigación.
2
En “Cabezas rapadas y cintas argentinas”, Beatriz Sarlo (1998) narra la historia de una maestra hija de
inmigrantes de principios del siglo XX, nacida en1883, quien a través de la escuela primaria, primero, y el
colegio normal, después, tomó un camino distinto al de las mujeres de su familia y llegó a ser directora de una
escuela en Villa Crespo, Buenos Aires. La narración da cuenta del sistema normalizador de la época, que
bregaba por el orden y el disciplinamiento social.
(Registro denso de clase 5/10/2015). A partir de una puesta en común la docente y las
estudiantes analizan la narrativa estableciendo relaciones conceptuales y desarrollando en
profundidad los planteos de Althusser. Es posible afirmar que entre las intencionalidades
de la profesora no sólo puede reconocerse la comprensión del marxismo estructuralista,
sino también sus diferencias con el funcionalismo, temática que ya habían estudiado en
clases anteriores.
En la tercera y última clase del año académico, la docente lleva un nuevo relato que trata
las reflexiones de una maestra de primer grado que trabaja en el Conurbano bonaerense4.
A través de esta narrativa se propone abordar los planteos de Michael Apple (1979) acerca
del curriculum, la hegemonía y la construcción de prácticas de resistencia. En relación con
el concepto hegemonía, la profesora también desarrolla -a través de una exposición-los
aportes de Raymond Williams (1980). La consigna para abordar el relato de la maestra es
3
“En Mal de escuela”, Daniel Pennac (2008) aborda la cuestión de la escuela y la educación desde el punto de
vista de los malos alumnos. Desde su propia experiencia como estudiante y como profesor durante los
veinticinco años que ejerció en un Instituto de París, Pennac reflexiona acerca de la pedagogía y las
disfunciones de la institución escolar, sobre el dolor de ser un mal estudiante, el sentimiento de exclusión del
alumno y el amor a la enseñanza del profesor.
4
Este relato forma parte de un documento de trabajo de la asignatura Introducción a la Problemática
Educacional de la UNLu. Allí una estudiante narra una secuencia de clases como maestra de primer grado y
pone de relieve las decisiones didácticas en relación al desarrollo curricular.
que señalen qué elementos del sentido común dominante son puestos en tensión en esta
experiencia. También les solicita a las estudiantes reparar en los interrogantes que se
formula la docente, las decisiones que toma con respecto al curriculum y, por último,
pregunta si esas prácticas podrían pensarse como prácticas de resistencia y porqué.
Ahora que hemos presentado sucintamente las clases, queremos centrarnos en las
propiedades de estos relatos:
Podríamos afirmar que las voces de estos tres docentes, como explicaciones del mundo, se
constituyen en interpretaciones pedagógicas que, a su vez, producen textos pedagógicos
(Litwin, 2008). Reflexionar en torno a estos relatos buscando establecer puentes con las
teorías parece ser una preocupación central de la profesora. En la entrevista inicial se
refiere a la importancia de la inclusión de situaciones de la vida escolar durante el
desarrollo de las clases. En el mismo sentido, en una de las últimas reuniones con nuestro
equipo de investigación - al referirse a la segunda parte de la asignatura - la docente reitera
su imperiosa necesidad de ejemplificar y fundamenta que por esta razón recurre a estos
relatos escolares.
5
Según el Diseño Curricular de la provincia de Buenos Aires (2007) en este momento formativo las estudiantes
no realizan prácticas en el salón de clases. El Campo de la Práctica Docente II propone un acercamiento a la
institución escolar en diversos contextos: urbano, semiurbano, rural, de islas, hospitalarios, en contextos de
encierro.
En los últimos tramos de la materia [la profesora] traía algunos textos para analizar,
creo que por eso empecé a comprender un poco más, y hasta… elaborar juntos una…
una idea, una construcción (Estudiante Julieta. Entrevista en profundidad, 2015).
... nos hace leer muchísimo y, aparte, cosas que capaz que no va a tomar pero te ayudan
a entender otros temas y… eso es lo que tiene. Pero ella relaciona todo con todo
(Estudiante Laura. Entrevista en profundidad, 2015).
los textos que veníamos viendo con las experiencias, y ahí empezamos a… la materia
empezó a tener algo de alegría porque era… era una materia muy complicada
(Entrevista grupal. Intervención de una estudiante, 2016).
Los relatos hacen por nosotros algo más que brindar información que después será
aprovechada (…) Las historias producen estados de conciencia alterados, nuevas
perspectivas, opiniones diferentes, etc.; ayudan a crear nuevos apetitos e intereses;
alegran y entristecen, inspiran e instruyen (…) los relatos pueden transformarnos,
alterarnos como individuos (p.33).
Profesora -Bueno, hay un imaginario de que ella, al que ella adhiere, un imaginario de la
posibilidad del ascenso social vía educativa ¿no? La escuela en el relato de Rosa del Río
aparece como una herramienta eficaz para modificar ¿qué cosa?
Estudiantes A y D-La clase
Estudiante M -La situación en la que vive
Profesora -Claro. Correrse de su status heredado, diría Parsons, y adquirir un status
nuevo, bien (Registro denso de clase 5/10/2015).
También este relato les permite a las estudiantes aproximarse a la comprensión del
concepto Aparatos Ideológicos del Estado de Althusser (1996) y caracterizar una de las
perspectivas de la teoría de la reproducción:
Profesora -Rosa del Río es una agente del Estado; el Estado la forma para que ella en el
marco de la escuela moderna homogenice a los niños tomando decisiones ¿sí? Decisiones
que nunca van a ser contrarias a ese planteo de argentinizar, higienizar y moralizar a una
población (...) ¿Qué es lo que va a plantear (pausa) Althusser? (...)
Estudiante I -Que el Estado hace un control
Estudiante A-Como que se encontrara que era algo normal para aquel momento... (...)
Estudiante H-Las diferencias de clases sociales
Profesora -Bien, no se marcan diferencias de clase social, no se encuentra conflicto
social, digo eso para que piensen después lo que va a traer también Apple en el texto. Por
lo tanto, en esa selección, en ese recorte ¿sí?, de ese pasado significante lo que queda, lo
que se… lo que queda invisibilizado ¿qué es? (...)
Estudiante I -¿Está justificando, digamos, la organización de clases? A pesar de que en el
acto no se muestre, pero es como que es normal, digamos…
Profesora-(...) cuando en el acto pasa eso, lo que se está haciendo es justificando la
estructura de clases ¿no? (Estudiante -Sí) Esa era la pregunta. Eh… yo lo que diría, más
que justificar lo que está haciendo es naturalizando ¿sí? esas posiciones desiguales y no
explicitándolas en clave de conflicto. En ese acto escolar no hay conflicto. Digo, la negrita
y la dama antigua conviven (Estudiantes -Normal) normalmente
Estudiante L-Y es más, a los chicos cuando les toca ir de negritos van recontentos
(Estudiante -Tenés razón)
Profesora -Bien. Bueno, ahí hay otra cuestión interesante para pensar, sobre todo cuando
pensamos los estigmas raciales en la actualidad, dista bastante a la felicidad por tener
tonalidades de piel más oscura, digo… ahí hay algo también. Al no trabajar el conflicto,
al no trabajar esa relación desigual (...) yo estoy naturalizando cierto orden social. Eso es
un poco lo que me preguntabas vos, más que decir justifica. Yo podría decir el acto (...)
construye de alguna manera un sentido de realidad ¿sí? que eso, sumado a muchas otras
prácticas (...) al no presentar el conflicto ¿sí? (…) se está presentando de alguna manera
esto que decíamos que se denomina pasado significante. Bueno no había conflicto ahí,
por qué va a haber conflicto acá (Registro denso de clase 2/11/2015).
Este diálogo da cuenta no solo de las potencialidades que supone analizar críticamente los
relatos de la construcción de la nación, sino que también muestra la importancia de
desnaturalizar los sentidos y las prácticas que este tipo de representaciones trasmite. Así,
se coloca el lente sobre una práctica escolar fundante de la nacionalidad como son los actos
escolares. Asimismo le permite a la docente poner en juego los aportes de los autores que
sustentan la clase del día y los conceptos hegemonía y tradición selectiva. Además, se trata
de un pasaje en el cual se pone en evidencia la Sociología de la educación en perspectiva
crítica.
En estas tres clases encontramos que la profesora orienta los estudios realizados en la
asignatura de modo que ellos se constituyan en herramientas conceptuales para que las
estudiantes puedan interrogarse sobre la realidad social y, como parte de ella, la educación
institucionalizada. Por lo tanto, los relatos permitirían un acercamiento a realidades en
diferentes momentos históricos. De este modo, en una de las clases se coloca el eje en los
conceptos aculturación y capital cultural.
Profesora –Bien, hay algo que ella dice y que está muy vinculado a lo que dice Bourdieu.
Rosa es exitosa porque logra abandonar sus patrones culturales (...) realiza lo que van a
encontrar en el texto de Tovillas como aculturación, realiza un proceso de aculturación…
y de aceptación de los patrones culturales dominantes. (...) En cambio a Daniel Pennac lo
que le pasa es que no logra hacer ese proceso de adaptación que la escuela le está
pidiendo, y aunque coincide un poco más su cultura con la cultura de la escuela…(...) lo
que lo coloca en el lugar de mal alumno está vinculado a la imposibilidad de decodificar
eso que la escuela le está proponiendo, no está pudiendo entender en la lógica cultural
qué es lo que la escuela le propone (Registro denso de clase 19/10/2015).
Cuando Jackson (1995) se refiere a la inclusión de relatos en las clases por parte de los
profesores señala que, si se buscan objetivos transformadores, es fundamental conocer a
los sujetos a quienes se les cuenta la historia, elegir con sumo cuidado los materiales a
utilizar y las tareas que se asignarán. En cuanto a la función transformadora, destaca los
efectos potentes de las narrativas para transformar una manera de pensar o actuar. Incluso
los relatos que leemos y estudiamos nos hacen ser lo que somos como personas.
Entendemos que en este caso la profesora, en colaboración con el equipo de investigación,
selecciona estos tres relatos de docentes teniendo en cuenta las características de sus
estudiantes, los contenidos a abordar así como sus intencionalidades. En relación a esta
última dimensión en la conversación inicial sostiene:
Siempre la preocupación que tuve con respecto a Sociología era que los estudiantes no
creyeran que había una única mirada o una única perspectiva (...) Entonces cuando
pensé la materia pensé que lo que la materia tenía que lograr era que los estudiantes
fueran conscientes de que según los conceptos que usaran y según la mirada que
tuvieran, estaban adhiriendo a algunos…a algunas construcciones teóricas de un
paradigma u otro.
(…) A mí lo que me preocupa es que… una preocupación sociológica que tengo… que
esa mirada del docente crítico, y qué se yo… no sea sólo para pensar, bueno, mi posición
en el aula sino que (las estudiantes) la piensen en función de una lectura de la sociedad
(Entrevista inicial, 2014).
Cuando caracterizamos los relatos sostuvimos que los tres implicaban dilemas morales
para los protagonistas6; esto no solo funciona como motor de la narrativa sino que permite
a las estudiantes enfrentarse a una característica central de la práctica docente: la toma de
decisiones y su impacto en la enseñanza. En este sentido, consideramos que la inclusión
de distintos relatos en estas clases generó comprensiones más potentes del contenido, así
6
Rosa del Río como directora pretende homogeneizar e higienizar a sus estudiantes, desde esa concepción toma
la decisión de rapar el cabello de los varones y pasar el peine fino a las mujeres. Daniel Pennac reflexiona frente
a lo que considera un dilema: cómo es posible que rodeado de un "buen" capital cultural él sea un pésimo
estudiante incapaz de comprender las demandas de la escuela. Finalmente Valeria como maestra de primer
grado se propone, a partir de su propuesta didáctica, avanzar en el develamiento de la realidad social que sus
estudiantes viven.
como también acercó a las estudiantes a pensar la práctica docente desde el paradigma
crítico de la Sociología de la educación.
Para finalizar, deseamos recuperar los aportes de Jerome Bruner (2002) quien insiste en el
valor propiamente humano de la narrativa como modalidad de pensamiento, en tanto
sostiene que a partir de los relatos construimos, reconstruimos y hasta en cierto sentido
reinventamos nuestra comprensión el mundo. El desafío de incluirlos en la formación
docente queda planteado como alternativa para socavar la exposición como estrategia más
difundida.
Referencias bibliográficas
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Agüero, C., Insaurralde, M. y Noguera, M. (2018). Comprender los inicios del conocimiento
de oficio docente. Ponencia presentada en el VII Congreso Nacional y V Internacional
de Investigación Educativa. Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional
del Comahue. 18 al 20 de abril. Cipolletti.
Anijovich, R. y Mora, S. (2009). Estrategias de enseñanza. Buenos Aires: Aique.
docente. En Angulo Rasco, J. F., Barquín Ruiz, J. y Pérez Gómez, A. (Editores). Desarrollo
profesional del docente: política, investigación y práctica (pp. 261-319). Madrid: Akal.
Bruner, J. (2002). La fábrica de Historias. Derecho, filosofía y vida. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica.
Camilloni, A. y otras. (2007). El saber didáctico. Buenos Aires: Paidós
Althusser L. (1996). Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado. Buenos Aires: Nueva Visión.
Apple, M. (1979). Ideología y currículum. Madrid: Akal.
Blanco, A. (2013). Una maestra narra una secuencia de clases. Documento de trabajo
Introducción a la Problemática educacional, UNLu. Mimeo.
Bourdieu, P. y Passeron, J. C. (2003). Los herederos. Los estudiantes y la cultura. Buenos
Aires:Siglo XXI.
Pennac, D. (2008). Mal de escuela. Barcelona: Mondadori.
Sarlo, B. (1998). La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas. Buenos Aires:
Ariel.
Williams, R. (1997) Marxismo y Literatura. Barcelona: Península.
Carolina Bruzzo
carolibruzzo@gmail.com
Resumen
Esta ponencia se enmarca dentro del desarrollo de los procesos de enseñanza de las cátedras de
Teoría del Aprendizaje y Didáctica General y Currículum de los profesorados universitarios de la
UNVM, y que a su vez forma parte de investigaciones en el campo de la didáctica en educación
superior. Dichos procesos de investigación - acción están basados en los marcos de EpC, y se
investigan en el proyecto “Pensamiento metafórico y rutinas de pensamiento para la construcción
de la comprensión disciplinar y la buena enseñanza en educación superior”. Una de las preguntas
que se aborda es ¿de qué manera la metáfora, junto a determinadas rutinas de pensamiento, puede
contribuir a desarrollar la comprensión disciplinar? en los estudiantes. El marco teórico se construye
desde Proyecto Zero de Harvard: Enseñanza para la comprensión y Pensamiento visible desde las
rutinas de pensamiento de Ritchhart, Church y Morrison (2011) enlazado a Configuraciones
Didácticas de Litwin (1997); así como el concepto de metáfora desde Loris Malaguzzi (2001) y las
contribuciones de Lakoff y Johnson (1995), que sostienen que la metáfora impregna no sólo el
lenguaje sino también el pensar y el actuar.
En esta ponencia, nos centramos en el análisis de tres desempeños de comprensión de la cátedra de
Didáctica General y Currículum, y sus respectivas rutinas con metáforas que se proponen para su
desarrollo: a-mapas mentales, b-construcción de proyectos áulicos y c-análisis didáctico de clases
observadas, seleccionados del conjunto de desempeños realizados por los estudiantes, ya que
resultan vertebrales para la formación de los futuros docentes y porque promueven el pensamiento
comprensivo a través de procesos como: observar y describir, construir relaciones explicativas e
interpretaciones, razonar con evidencias, establecer relaciones conceptuales significativas, revisar
el propio pensamiento y la propia comprensión a partir de diversas formas de realimentación,
escudriñar conceptos centrales de la disciplina que se estudia y llegar a establecer conclusiones.
Las metáforas y rutinas de pensamiento que se incluyen en estos tres desempeños de comprensión,
se presentan en situaciones de enseñanza y aprendizaje, promoviendo la construcción en
comunidad de pensamiento, la integración y transferencia de conocimientos transversales y
nodales de la disciplina y relaciones teórico-prácticas que apuntan a la comprensión de una
disciplina teórica que se ocupa de una práctica.
Se analiza cómo dichas rutinas y el uso de metáforas como estrategias de enseñanza, permiten a los
docentes crear oportunidades para hace–r visible el pensamiento de los estudiantes, y promover
hábitos de mente y la comprensión disciplinar. Se espera avances en las franjas interdisciplinarias
propuestas en relación a la metáfora como categoría didáctica, y aportes a una epistemología
práctica, al concebirla como estrategia de enseñanza y de aprendizaje.
Introducción
La siguiente ponencia se enmarca dentro de los procesos de enseñanza de las cátedras:
Teoría del Aprendizaje y, Didáctica General y Currículum, de los profesorados
universitarios de la UNVM, y que a su vez forma parte de investigaciones en el campo de la
didáctica en educación superior.
Una de las preguntas que se aborda es ¿de qué manera la metáfora, junto a determinadas
rutinas de pensamiento, puede contribuir a desarrollar la comprensión disciplinar?
Desarrollo
La didáctica es una disciplina teórica que se ocupa de estudiar (…) las prácticas de la
enseñanza, y que (…) no puede permanecer indiferente ante la opción entre diversas
concepciones de educación, de enseñanza, de aprendizaje y ante el examen crítico de
los alcances sociales de los proyectos de acción educativa (…) comprometida con
prácticas sociales orientadas a diseñar (…) situaciones didácticas y a orientar y apoyar
a los alumnos en sus acciones de aprendizaje; a identificar y a estudiar problemas
relacionados con el aprendizaje con vistas a mejorar los resultados para todos los
alumnos y en todos los tipos de instituciones (…) procura resolverlos mediante el diseño
y evaluación de proyectos de enseñanza (…) de estrategias de enseñanza, de
configuración de ambientes de aprendizaje…” (De Camilloni W., A. R.,2010, p: 22)
Los espirales, como imágenes míticas, son símbolo de lo que nace, muere y vuelve a nacer.
En nuestro lenguaje de pensamiento alentamos a los estudiantes a confrontar sus matrices
de aprendizaje con aquellas perspectivas de enseñanza que puedan favorecer
construcciones comprensivas, para lo cual, los incentivamos a abandonar la comodidad de
sus teorías ingenuas para hacer nacer, sobre la base de errores constructivos, nuevos
modos de enseñar dentro de configuraciones didácticas.
La metáfora del espiral y la hélice se convierten en una oportunidad para dar visibilidad al
pensamiento de los estudiantes, en la medida que durante la explicación didáctica se
involucra a estos, en los siguientes procesos destacados por Ritchhart, R. y otros (2014):
reflexionar a partir de preguntas auténticas en torno a los tipos de pensamiento que se
conjugan en un movimiento espiralado en la construcción de proyectos; escuchar los
Explorar/preguntar/elaborar
Propósito: el objetivo es que los estudiantes exploren entre las diferentes perspectivas de
enseñanza, experiencias posibles, contenidos, recursos, estrategias y modelos de
enseñanza y les permitan pensar en las alternativas con las que cuentan para reflexionar y
tomar posición didáctica frente a cada una de las variables involucradas en una
programación. Por otro lado, la importancia de hacerse preguntas acerca de qué
alternativas son las más adecuadas para enseñar un tópico determinado en un posible
grupo de estudiantes, cuáles son los aspectos significativos que no se consideraron, qué
disposiciones de pensamiento se están promoviendo en la secuencia didáctica, las
posibilidades de intercambios entre estudiantes en diversos modos de agrupamiento, los
ambientes de aprendizaje que se han ofrecido, la diversidad de estrategias para acercar el
conocimiento, la presencia de preguntas auténticas, la organización de la dinámica de aula
programada para posibilitar la escucha y el andamiaje del proceso de aprendizaje en la
práctica. Todas estas preguntas conllevan la toma de decisiones y la asunción de una
posición frente a la construcción del proyecto diseñado.
Tal como afirman Ritchhart, R. y otros (2014), los movimientos del pensamiento no se dan
en forma escalonada, ordenada y acumulativa, sino que se van enriqueciendo mutuamente
en forma dinámica. Entonces, en la creación de proyectos, la exploración, las preguntas y
el diseño se van realimentando como en un espiral tridimensional, una hélice en la que
aparecen elementos ya construidos, toma de decisiones que van apoyando otras teniendo
como eje la búsqueda de la comprensión.
Desempeño de comprensión
Descripción:
-Preguntarse acerca de cuáles pueden ser las alternativas adecuadas para favorecer la
construcción de comprensión de cada uno de los componentes y entre sí, dentro de la
secuencia espiralada que compone un proyecto.
-Diseñar un proyecto áulico que considere la toma de posición de todas estas alternativas
para favorecer la construcción de comprensión del tópico generativo.
Pasos
Explorar: las distintas fuentes que ofrece la cátedra: marcos bibliográficos, e diseños
curriculares jurisdiccionales, junto a aportes de las didácticas específicas.
Hasta aquí describimos la metáfora de espiral o hélice, como modo de modelar los
movimientos de pensamiento que están implicados en las rutinas de pensamiento para el
Como cierre de cada uno de los tres desempeños transversales presentados en esta
ponencia, proponemos un portafolio de selección de obras de arte visual y la creación de
subtítulos a dichas obras, acompañado de una explicación que exprese las comprensiones
logradas en cada uno de dichos desempeños. Cada obra visual, representa
metafóricamente aspectos de dicha comprensión.
Uno de los principios estéticos de Malaguzzi, expresa Hoyuelos (2006) es promover una
pedagogía que sueñe con la belleza de lo insólito, en este sentido, “Creando metáforas [se]
inventa un nuevo lenguaje para decir cosas nuevas con esa operación de extrañamiento
propia del artista a quien los recursos lingüísticos normales le recuerdan conceptos
cerrados” (Hoyuelos, 2006, pág. 175).
A su vez, la experiencia y disfrute de obras de arte visual usadas como metáforas es una
rutina de pensamiento utilizada por la cátedra desde la presentación de la asignatura y su
programa junto a otras que acompañan a las explicaciones didácticas y modelizaciones con
metáforas.
Pasos
los estudiantes, acercarnos a sus saberes previos y generar andamiajes que favorezcan la
comprensión disciplinar. El pensamiento metafórico presente en las rutinas de
pensamiento en tres desempeños de comprensión transversales, dieron lugar a
movimientos de pensamiento de variada y profunda demanda cognitiva. Así mismo, al
proponer estas rutinas en el marco de explicaciones didácticas con metáforas y la creación
de metáforas en relación a procesos metacognitivos – expresiones metafóricas lingüísticas
y visuales artísticas- se involucra al sujeto integral ya que, al ser parte de la experiencia
estética, la metáfora está “arraigada a la propia actuación de la vida [...] que hacen que la
propia experiencia sea auténtica, reveladora, comunicante, veraz, crítica y trascendente”
(Hoyuelos, 2006).
Bibliografía
Rudix C. Camacho
rudix.camacho@gmail.com
Resumen
y cómo esas cátedras entienden y presentan su propuesta formativa. En este punto, se recuperan
preguntas cruciales respecto a: ¿qué cuestiones son centrales a ser enseñadas en la universidad?,
¿por qué y cómo se les da forma?, ¿cómo se presentan estos acuerdos de las cátedras a sus
destinatarios?, ¿qué hacen con estos materiales curriculares los estudiantes?, ¿se apropian o no de
los mismos?, ¿cómo interpretan y traducen los contenidos, actividades, etc. que las cátedras
proporcionan a través los materiales curriculares?, ¿existen distancias o cercanías entre las
expectativas de las cátedras y el uso efectivo de los estudiantes de los diferentes materiales
curriculares?...
Se sostiene que este estudio permitirá favorecer la revisión, ajuste, diseño y construcción de
materiales contextualizados a los requerimientos de las carreras de Ciencias Económicas y a la vez,
contribuirá a la sistematización de investigaciones sobre éstos, en el ámbito universitario en la
región del NOA.
1. Introducción
Desde el año 2016 y hasta el año 2019 se ejecuta en el ámbito de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de Jujuy, el proyecto de investigación denominado
“Análisis didáctico de los materiales curriculares de las cátedras del Área Matemática.
Planes de mejora en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de
Jujuy”. La inquietud por indagar sobre la temática es el resultado de un proceso de reflexión
conjunta de los docentes-investigadores que integran el Área Matemática de la citada
institución universitaria, al reconocer la importancia y centralidad que tienen los mismos
en los procesos de enseñanza y de aprendizaje; en particular, los relacionados con la
Matemática.
Los materiales curriculares son dispositivos que se utilizan para el diseño, desarrollo y
evaluación del currículum universitario con la finalidad de comunicar contenidos, de
favorecer y orientar procesos educativos superiores. Son mediadores entre los contenidos
propuestos y la práctica educativa porque sirven para realizar diversas actividades entre
ellas: transmitir valores y conocimientos explícitos e implícitos.
En este punto se recuperan interrogantes cruciales que orientan los avances del proyecto
de investigación: ¿qué cuestiones son priorizadas en la enseñanza de la Matemática
universitaria?, ¿cómo y en qué formatos son comunicados a los estudiantes?, ¿qué hacen
los estudiantes con estos materiales curriculares producidos por las cátedras del Área
Matemática?, ¿cómo interpretan y traducen los contenidos, actividades, etc. que las
cátedras del área proporcionan a través los distintos materiales curriculares?, ¿existen
distancias o cercanías entre las expectativas de las cátedras y el uso efectivo de los
estudiantes de los diferentes materiales curriculares? y ¿si las condiciones institucionales
y cultura institucional de la unidad académica incide en la elaboración y circulación de los
materiales curriculares del área Matemática?...
Se considera que la finalidad de la investigación sobre los materiales curriculares, iría más
allá de una mirada instrumental para avanzar hacia lecturas políticas, sociales e históricas.
En este sentido, Martínez Bonafé, indica que “un material curricular implica una teoría
sobre la institución educativa” (1999, p. 117), es decir un modo de concebir el trabajo de los
profesores y de los estudiantes en un contexto educativo particular. Los materiales serían
producciones que codificarían a una cultura curricular institucional seleccionada a través
de una mediación pedagógica para su transmisión en las aulas universitarias.
En este sentido, los alumnos no sólo aprenden información literal que contienen los
materiales curriculares de las cátedras sino también incorporan mensajes tanto explícitos
e implícitos sobre diferentes aspectos definidos por sus docentes. Aprenden que es lo que
vale la pena aprender y lo que aparece como valioso a través formatos y códigos de
presentación específicos, según las asignaturas, su lugar en el plan de estudios y cómo esas
cátedras entienden y ofrecen su propuesta formativa.
De los materiales curriculares, los profesores pueden aprender en la medida que estos se
constituyan en dispositivos de lectura crítica de sus prácticas de la enseñanza. Desde esta
perspectiva, los materiales curriculares producidos pueden permitir interrogarse sobre:
los criterios desde los cuales seleccionan temáticas y problemáticas de la disciplina, la
relación entre su asignatura con el plan de estudios en el que está incorporada y
fundamentalmente, puede llegar a experimentar de un modo autónomo y responsable un
A los estudiantes se les aplicó una encuesta1, para conocer los modos y sentidos asignados
al uso de cartillas y libros de cátedra (material curricular de mayor circulación en el Área
Matemática).
De los resultados obtenidos de la encuesta, se puede decir que desde la perspectiva de los
estudiantes, este material (libro de cátedra), la mayoría lo elige y lo usa solo “a veces”
proporcionándoles, en este caso, “mucha” ayuda. Respecto al uso que le dan los alumnos
al libro de cátedra2 se relacionaría, con dos factores: la situación de los mismos respecto a
su inscripción académica en la materia (ingresante o recursante) y con la cantidad de clases
presenciales en las cuales estuvieron presentes. Los alumnos ingresantes, cuya frecuencia
de asistencia a clases presenciales es significativamente mayor que en los alumnos
recursantes, se inclinan esencialmente por utilizarlos para “el seguimiento del desarrollo
de los temas que realiza el docente en la clase presencial” y para “complementar dichos
temas con otros relacionados alcanzando, de esta forma, una integración entre ellos”.
Entre los alumnos recursantes, cuya asistencia a clases presenciales no llega en la mayoría
de los casos al 50% de las mismas, la principal preferencia respecto del uso del material es
para “estudiar todos los temas del Programa de la materia”; tal cuestión hace pensar que
este material puede ser considerado, por este tipo de estudiantes, suficiente para realizar
el estudio independiente de la asignatura
destinatarios hagan con los mismos. Los docentes entrevistados indicaron que utilizan el
material curricular en distintas instancias, tales como:
- “una revisión de los conceptos desarrollados, usando la Cartilla de Notas Teóricas como soporte
de dicha revisión y verificación de fórmulas y conceptos”;
- “un bosquejo de los temas que se van a desarrollar y un repaso de los conceptos y fórmulas que
vieron en las clases de teoría (guiándome de los apuntes teóricos)”;
- “una breve introducción teórica de cada tema a abordar, haciendo un resumen o guía en el
pizarrón, y de allí se desarrollan la clase práctica”;
- “una introducción a los temas de la práctica haciendo referencia a los tratados previamente en
la teoría, como apoyo deben tener los apuntes de cátedra a mano”;
- “preguntas al alumnado sobre los conceptos que abordaron en clases teóricas, y
confeccionando un pequeño cuadro resumen”;
- “utilizando ejemplos de la vida real y relacionándolos a la profesión para motivar a los
estudiantes”.
En el desarrollo de la clase:
- “presento el ejercicio de la cartilla (señalado a desarrollar) e insto a los alumnos a que sugieran
un camino para resolverlo, tratando de que puedan razonar una posible solución con la
información disponible”;
- “desarrollo y explico los ejercicios acordados previamente con el equipo de cátedra resaltando
con fibras de colores los puntos sensibles a tener en cuenta y los errores frecuentes que
cometen”;
- “trato de explicar el concepto con algún ejercicio y a continuación dejar trabajar a los alumnos
para así poder atender las dudas que a ellos les surgen”;
- “explico la resolución de un ejercicio a modo de ejemplo y luego organizo a los alumnos en
pequeños grupos de trabajo para que continúen la resolución de otros ejercicios o, les solicito
trabajar de manera individual”;
- “alumnos voluntarios pasan a desarrollar otros ejercicios que luego son corregidos por todos
los alumnos con la guía del profesor”.
En algunos casos:
- “cuando el tiempo lo permite, los hago trabajar desde sus bancos y luego pasan a compartir los
resultados en el pizarrón”;
- “como no tenemos demasiado tiempo para el desarrollo de las clases, se seleccionan
cuidadosamente ejercicios de la guía de trabajos prácticos que abarquen la mayor cantidad de
posibilidades”;
- “cuando queda tiempo se cierra la clase con un resumen de lo visto y comunicando el tema a
desarrollar en la próxima clase”.
En el cierre de la clase:
- “los alumnos eligen pasar a la pizarra en forma individual o con otro compañero para exponer
la resolución de un ejercicio que es controlado por toda la clase, de existir alguna duda,
intervengo para lograr el consenso en la resolución”;
- “realizo un cierre de los temas abordados durante la clase y pongo énfasis en comentar las
dificultades que se sortearon durante la clase y sobretodo las alternativas que surgieron para
resolverlas”.
Al indagar sobre qué tipo de procesos se promueven en el aula con el uso de estos
materiales curriculares específicos, los docentes respondieron mayoritariamente: “una
mediación entre el conocimiento disciplinar y las estrategias que utilizan los docentes para
enseñar”; “secuenciación de los aprendizajes de los estudiantes”; “aprendizajes
individuales”; “procesos básicos de aprendizaje como la memoria, la comparación, la
identificación”; y “apoyo didáctico al estudiante para que observen, clasifiquen,
jerarquicen y utilicen eficientemente la información”.
Otro hallazgo emergente del proceso de investigación: ha sido que muchos estudiantes
utilizan otros materiales curriculares “no oficiales” tales como transcripciones de clases,
apuntes, grabaciones, etc., para abordar los contenidos y actividades solicitadas, más allá
de los materiales ofrecidos específicamente en el marco de las cátedras del Área. Los
mismos, no están legitimados, ni habilitados desde la oferta educativa de los docentes pero
poseen una alta vigencia y son reconocidos por los estudiantes, indicando su uso y sentido
en el repertorio de estrategias de estudio para el acceso a las obligaciones exigidas en las
cátedras.
De esta manera, los primeros resultados indagados darían cuenta de tradiciones que
inciden en las prácticas áulicas y en los sentidos asignados por los distintos actores
institucionales de la Facultad de Ciencias Económicas. Mientras que los profesores los
materiales curriculares suponen ayudas oficiales como un complemento para el
seguimiento del discurso disciplinar brindado por los profesores en las clases presenciales
y como guías de lo que deben aprender, de cómo lo tienen que aprender y porqué deben
aprenderlo, para los estudiantes su utilidad se relacionaría con su condición académica y
con los fines perseguidos según esta condición.
De acuerdo a lo que indica Área Moreira (1999), según sea la concepción que se tenga del
currículum, se pondrán en evidencia las características que presentan y el uso que se les
da a los materiales curriculares en el aula. Es decir:
Es decir que, lo que se transmite a los estudiantes, no sólo son los contenidos que se indican
en los programas existentes, sino también existen otros discursos, saberes y experiencias
que son ofrecidos como incorporaciones y adaptaciones propias del contexto en el que se
utilizan, según el grupo clase al cual están destinados, las características de la asignatura
que se imparte, entre otros aspectos. A su vez, también los estudiantes realizan aportes,
adaptaciones y ajustes a los contenidos que reciben a través de los materiales curriculares
sugeridos desde la institución y utilizan otros medios didácticos, en pos de lograr sus
aprendizajes y no solamente a través de los materiales oficiales ofrecidos explícitamente.
De los primeros resultados obtenidos y sus interpretaciones, se puede indicar que los
materiales curriculares serían una síntesis de intereses políticos, sociales, educativos y
también técnicos y disciplinares que son interpretados de diferentes formas, según los
actores y sus posiciones en la institución universitaria. Más allá de las cátedras y su
esfuerzo por convertirlos en apoyos específicos y legítimos de lo trabajado en las clases y
de lo presentado en sus planificaciones, estos pueden tener usos diferentes. Paralelamente,
surgen materiales no oficiales que actuarían como caminos o atajos posibles frente a la
densidad y complejidad que supone el aprendizaje de conocimientos del Área Matemática,
en el primer trayecto de formación en las carreras de Ciencias Económicas.
Se considera que los materiales curriculares, a través de los formatos que adquieren
(oficiales o no oficiales) serían recursos que se utilizarían para comunicar una oferta
cultural específica en las instituciones educativas, expresando códigos de regulación
pedagógica en las que se traducen formas de entender el trabajo de los profesores, el
aprendizaje de los estudiantes y la propia lógica de funcionamiento de la institución
universitaria, como la abordada en esta investigación.
Bibliografía
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didáctico con la enseñanza de ciencia y tecnología. Revista Educación y Educadores [en
línea], vol.11, núm.2. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/834/83411204.pdf
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Gimeno, J. S. (1991) Los materiales y la enseñanza. Cuadernos de Pedagogía, (194), 10-15.
Resumen
La didáctica constituye una serie de conocimientos destinados a apoyar la tarea de la/el profesora/o,
a ayudarla/o a tomar decisiones antes, durante y después de la acción con grupos específicos de
alumnos/as, en contextos particulares y en momentos determinados 1. Para la problematización y la
reflexión de y sobre la práctica docente, lo didáctico es esencial a la hora de pensar, investigar y
analizar los espacios áulicos y extra-áulicos.
Es por ello que, en este trabajo, nuestro objetivo central fue indagar acerca del lugar que ocupa lo
didáctico en Sociología I2, teniendo en cuenta que se enmarca en una propuesta formativa de tipo
técnica. En este sentido, nos interesó observar el desarrollo áulico y, dentro del mismo, la impronta
dada a lo didáctico. Asimismo, nos propusimos analizar las concepciones existentes en torno a la
problemática en las/os docentes y, para enriquecerlas, abordar las nociones que poseen las/os
estudiantes e indagar sobre su experiencia áulica.
Para este trabajo, nos proponemos utilizar metodologías de tipo cualitativas para analizar diversas
fuentes. Las técnicas tomadas para la recolección de datos son: el análisis de documentos en torno
al programa, el diseño curricular y las leyes que menciona; las observaciones de campo realizadas
en el ámbito áulico; la entrevista a la docente a cargo de la cátedra; y encuestas semiestructuradas a
las/os estudiantes.
Acercando algunas conclusiones, notamos que, detrás, durante y después de cada clase, se toman
decisiones en torno al recorte, tratamiento y a supuestos que engloban los contenidos. A su vez, estas
estrategias están influidas por la reflexión que se realiza alrededor de lo que se significa mediante
la puesta en juego de determinadas actividades, dinámicas o decisiones sobre la enseñanza. Esto nos
permite problematizar la importancia de las selecciones realizadas permanentemente por el/la
docente, posibilitándonos cuestionar la dimensión meramente instrumental de la clase.
Introducción
Nuestro objetivo central fue indagar acerca del lugar que ocupa lo didáctico en Sociología
I, enmarcada en la Tecnicatura Superior en Trabajo Social del Instituto María Auxiliadora,
donde desarrollamos nuestras prácticas situadas3. En este sentido, nos interesó observar el
desarrollo áulico y, dentro del mismo, la impronta dada a lo didáctico. Asimismo, nos
propusimos analizar las concepciones existentes en torno a la problemática en las/os
docentes y, para enriquecerlas, abordar las nociones que poseen las/os estudiantes e
indagar sobre su experiencia áulica.
Por último, acercamos algunas de las conclusiones alcanzadas por este trabajo en lo
referido al lugar que ocupa lo didáctico y sus particularidades por tratarse de una
formación técnica de nivel superior.
Marco normativo
3La Práctica Docente Situada fue desarrollada durante el cursado de la materia Didáctica y Práctica de Nivel
Superior, dictada en la Universidad Nacional del Sur.
Asimismo, el diseño curricular también hace mención al Artículo 4 del cuerpo normativo
de la LES, vigente para el 2006, del que retoma cuatro incisos (“a”, “d”, “f” y “g”) que poseen
una formulación general, remarcando la necesidad de formar técnicas/os con solidez y
comprometidas/os con la sociedad que integran. Por otra parte, nombran las obligaciones
de las instituciones que ofrecen educación en este tramo, tales como garantizar calidad,
articular la oferta y promover la diversificación en los estudios que presentan, atendiendo
tanto a las demandas sociales como a la estructura ocupacional.
Entre algunos de los valores que resalta, podemos traer a colación la “autodeterminación”,
“dignidad de las personas”, “derechos universales e inalienables”, “mejor calidad de vida”,
“desarrollo integral” y “sociedad más justa”. Consideramos esta Resolución y, en especial
este pasaje, como la normativa que mejor profundiza el objetivo de la formación y la que
explicita la noción de la educación como bien público.
Una de las características propia de la labor docente consiste en su componente ético, dado
que su objeto de trabajo son los seres humanos (Tardif, 2004: 197). En este sentido, la
propuesta docente plantea las expectativas de logro de “conocer y reflexionar críticamente
(…)” y “construir saberes que permitan un acercamiento crítico y reflexivo de las diferentes
problemáticas sociales”. Mediante estos objetivos, vemos cómo la profesora intenta
fomentar el acercamiento e interés de las/os estudiantes por la realidad, promoviendo la
implicación crítica como responsabilidad ciudadana (Perrenoud, 2004).
tanto, vemos que “(…) los saberes disciplinarios se sobreponen al desarrollo de las
competencias” (Perrenoud, 2004: 197).
En este sentido, notamos que prima una concepción de docente carismático. Esta no solo
se refleja en los recuerdos de su formación, sino también, como pudimos observar, en el
modo de desenvolverse en el ámbito áulico. Relata que, valores tales como el “amor” por la
profesión, la “empatía” y la “transferencia” le resultan primordiales a la hora de pensar su
labor. Vemos así que se pone de manifiesto la idea de pasión en su tarea, en tanto los
afectos, el entusiasmo o la fuerza motivadora convocante de la/el estudiante impulsan la
práctica docente (Porta y Yedaide, 2013: 42).
En relación con el rol carismático que asume, en la entrevista reconoce algo que hemos
vivenciado en nuestras observaciones: la predominancia de la exposición. Las lecturas
comentadas que propone poseen, en general, su “fuerte presencia como docente-guía”.
Aquí percibimos un “habitus profesional” clásico o tradicional, que fue adquirido en
experiencias pasadas de su formación académica, y que es puesto en práctica
cotidianamente (Sanjurjo, 2006: 201).
En relación a las estrategias didácticas que propone y los recursos didácticos que utiliza, la
profesora privilegia el análisis de fuentes históricas y de bibliografía específica, por medio
de “lecturas comentadas”, “debates, plenarios”, “puestas en común” y “trabajos prácticos”.
También resalta la realización de “cuadros comparativos” y “actividades de síntesis de la
información” en las que prevalece, en base a lo que hemos observado, su conducción en la
elaboración.
Por último, la docente destaca en la entrevista las reflexiones permanentes que lleva a cabo
cada vez que finaliza sus jornadas laborales, haciendo énfasis en la necesidad de una
“retroalimentación entre la teoría y la práctica”. Al mismo tiempo, notamos que se hace
presente la autocrítica sobre su práctica, aludiendo a la predominancia de la exposición en
el desarrollo de las clases. Por lo tanto, de acuerdo a lo planteado por Schön (1983),
percibimos que carga en su memoria las vivencias áulicas y su postura ante ellas para, a
posteriori, realizar una reflexión más distanciada sobre su praxis y su habitus (en Perrenoud,
2004: 193).
Para indagar acerca de las concepciones presentes en las/os estudiantes, realizamos una
encuesta de tipo mixto. De ello, surgieron las ideas y nociones que presentaremos a
continuación.
Otras/os estudiantes, desde una posición más reflexiva, profundizaron sus respuestas
agregando al concepto no sólo los métodos, sino también las formas mediante las que un
docente intenta explicar, interactuar, desarrollar estrategias diversas, despertar el interés
por el conocimiento y “hacerlo llevadero”. Además, este conjunto mencionó el carácter
relacional de la enseñanza e hizo especial énfasis al impacto que puede llegar a generar en
un otro/a.
En otro sentido, un tercer grupo expone concepciones asociadas a una visión lúdica de lo
didáctico, como algo entretenido, independientemente de su significatividad para el
aprendizaje. En uno de los casos, se mencionó a la didáctica como un “juego” y, en otras de
las respuestas, se planteó como “algo movido, que evoluciona”.
Por otra parte, las/os alumnas/os sostuvieron que en una clase ideal debería haber
explicaciones claras, desarrolladas de manera “dinámica” y “motivadora”, en donde se
repase un concepto cuantas veces sea necesario, se utilice materiales audiovisuales y la
los idas y vuelta permanentes que se generaron, situación que valoraron por la
posibilidad de participación brindada y los debates promovidos;
el clima favorable con el que se desarrollaron las clases que las vuelven “amenas”.
Vemos así, que todas ellas mantienen una estrecha relación con las ideas en torno a lo que
consideran como clase ideal, como la existencia de debates y de vinculaciones con el
presente. También, notamos que se proyectan las concepciones didácticas de las/os
estudiantes basadas en lo lúdico, valorando que la explicación sea entretenida y fluida.
Sin embargo, encontramos una minoría (8% o dos respuestas) que discrepan con estas
premisas y consideran que la asignatura tiene poca vinculación con su futura inserción
profesional y creen que “no les va a servir el día de mañana”.
Conclusiones
Para finalizar este breve recorrido, arribamos a las siguientes conclusiones obtenidas de la
investigación realizada.
El diseño curricular de cada carrera, constituye el marco normativo con el cual cada
asignatura se encuentra y en donde se señalan los lineamientos generales, contenidos y
fundamentaciones. En el mismo, buscamos rastrear particularidades de la formación
técnica que condicionen o potencien lo didáctico de un modo específico.
En este sentido, las especificidades para el caso de esta Tecnicatura de Nivel Superior, giran
en torno a una permanente actualización de sus contenidos y competencias en base a cada
época y su estructura ocupacional. Por esto, la contextualización aparece como algo vital
que el/la docente debe tener en cuenta, sobre todo en torno al perfil del profesional que se
insertará en el mercado laboral. A su vez, también incluye como factor a tener en cuenta,
los intereses de las/os alumnas/os de cada momento.
Por otra parte, si bien la normativa otorga un importante lugar a lo práctico, remarca
fuertemente que la formación técnica se respalde teóricamente, que sea sólida y de calidad.
Observamos que la teoría se encuentra presente en Sociologia I, pero entendemos que,
para ser verdaderamente un respaldo teórico específico a la profesión, debería apuntar a
sus ámbitos de actuación, a los saberes profesionales elaborados por técnicas/os en
actividad y a la reflexión que estas/os puedan aportar.
formaciones que atienda a una lectura crítica distinta, teniendo en cuenta el carácter
específico de la profesión.
Por otro lado, el desempeño docente está profundamente relacionado con el sentido
pasional que le atribuye a la práctica, enfatizando la importancia que posee esta faceta para
su profesión. Esta fue constantemente explicitada por las/os alumnas/os como una “fuerza
convocante” que se manifestó en las clases.
Otro de los aspectos a resaltar, lo constituye el rol que ocupó la reflexión en la labor de la
docente. Este factor resulta fundamental, ya que le permite revisar sus prácticas,
estableciendo una retroalimentación entre la teoría y la práctica. En este mismo sentido,
las autocríticas que planteó durante la entrevista lo ponen de manifiesto coincidiendo, en
algunos aspectos, con lo percibido por nosotras/os en nuestras observaciones de campo y
en las estrategias y recursos didácticos con los que trabaja. Aun así, creemos que, dado el
escaso número de observaciones realizadas, sería necesario profundizarlas para futuras
investigaciones y poder enriquecer el análisis aquí planteado.
Por último, y acercando una reflexión a nuestro planteo central sobre la formación técnica,
creemos que lo didáctico ocupa un lugar predominante en la asignatura observada. Esto se
puso de manifiesto en los diferentes aspectos analizados en este estudio, tanto desde las
posibilidades que brinda el diseño curricular, como a partir de las prácticas, reflexiones y
saberes profesionales puestos en juego por la docente en cuestión.
Bibliografía
Resumen
El trabajo de campo constituye una estrategia de enseñanza que posibilita el enriquecimiento tanto
del abordaje de los contenidos como también las habilidades del trabajo del/la docente-
investigador/a. Permite profundizar, de un modo alternativo a las estrategias tradicionales, el
“hacer” vinculado con la práctica profesional y con la experiencia vivida por las/os estudiantes.
Es por esto, que nos proponemos analizar si la experiencia del trabajo de campo contribuye
significativamente a enriquecer el aprendizaje alternativo y la formación de la/el estudiante como
futuro/a docente y/o investigador/a. A su vez, nos interesa observar las relaciones que se establecen
entre teoría y práctica y, por último, indagar acerca de las potencialidades y limitaciones del
aprendizaje académico fuera del ámbito áulico.
Este análisis se lleva a cabo en las carreras Licenciatura y Profesorado de Historia de la Universidad
Nacional del Sur y, particularmente, en las experiencias de las cátedras de Metodología de la
Investigación Histórica, Historia del Arte y la Cultura I, Prehistoria General y Didáctica de la
Historia.
Para la investigación, nos proponemos utilizar metodologías de tipo cualitativas para analizar
diversas fuentes. Estas son generadas a partir de la recolección de entrevistas a docentes y la
realización de encuestas semiestructuradas a las/os estudiantes de las cátedras.
Acercando algunas conclusiones, notamos que el trabajo de campo constituye una experiencia
enriquecedora y significativa cuando está previamente meditado, planificado y trabajado durante
las clases, así como también cuando se encuentra acompañado por la guía docente.
Introducción
El trabajo de campo constituye una estrategia de enseñanza que enriquece tanto el abordaje
de los contenidos como también las habilidades y competencias del/la docente-
investigador/a. Permite profundizar, de un modo alternativo a las estrategias
Es por esto, que nos proponemos analizar si la experiencia del trabajo de campo contribuye
significativamente al aprendizaje alternativo y a la formación de la/el estudiante como
futuro/a docente y/o investigador/a. A su vez, nos interesa observar las relaciones que se
establecen entre teoría y práctica y, por último, indagar acerca de las potencialidades y
limitaciones este aprendizaje desarrollado fuera del ámbito áulico.
Para este trabajo, utilizamos metodologías de tipo cualitativas, tomando lo planteado por
Marí, Bo y Climent (2010) para la elaboración de unidades de significado general y relevantes.
Estas fueron generadas a partir del análisis de fuentes construidas mediante la recolección
de entrevistas a docentes y la realización de encuestas a las/os estudiantes.
A partir del trabajo sobre los datos obtenidos, hemos construido las siguientes unidades de
significado general, surgidas de los principales aspectos que se reiteraron en los discursos
de las/os docentes entrevistadas/os y estudiantes encuestadas/os:
Trabajo de campo
La concepción de trabajo de campo que pudimos observar, lo entiende como una estrategia
que promueve una relación teórico-práctica diferente a las experiencias tradicionales, en
las cuales tiende a imponerse lo teórico sobre lo práctico. Por esto, es vista como una
construcción alternativa del conocimiento.
En algunos casos, las/os docentes rescataron la posición activa que tomó el/la alumna/o y
se presentó como una experiencia fundamental para el desarrollo de competencias
pertinentes a la formación profesional, aspecto que valoraron las/os estudiantes en sus
respuestas. También resaltaron la potencialidad de la estrategia para habilitar el
conocimiento situado en los diferentes contextos en que se desempeñará, tanto en su labor
profesional como en su rol de ciudadana/o critica/o.
Aprendizaje alternativo
En correlación, las/os estudiantes criticaron aquellos trabajos de campo en los cuales su rol
consistió en la mera observación de un recorrido ya que, de esta manera, la clase
tradicional cambió de locación pero no se alteró la forma de acceder al conocimiento y su
construcción.
Por otro lado, el objetivo principal de las/os docente fue que las/os estudiantes intenten
problematizar cuestiones propias de la materia (planificación docente, análisis
arquitectónico, clasificación de lascas, entre otros) y que logren tomar contacto con estas
prácticas.
Formación profesional
Sociabilización
Reflexión
Autonomía
El trabajo de campo contribuye a que la/el alumna/o, en tanto futura/o docente y/o
investigador/a, pueda tomar decisiones en acción en determinadas prácticas propias de su
campo profesional. Así, resultó recurrente la idea de que las/os graduadas/os sean capaces
No obstante, dado que una de las unidades de significado general reside en la sociabilización,
no podemos confundir esta noción con una visión individualizada y aislada de la
comunidad, ya sea referenciada como su grupo de compañeras/os o de la sociedad en
términos generales. Por esto, es una autonomía fundada en el desarrollo del pensamiento
crítico en clave histórica, a partir de la puesta en práctica de las habilidades específicas que
lo posibilitan. La gran mayoría de los entrevistadas/os recalcaron que su ejercitación tiene
siempre un fin social último.
A pesar de estos ideales docentes, encontramos una tensión de los mismos con la sensación
de “acompañamiento ambiguo” que remarcaron algunas/os de las/os estudiantes. En este
sentido, la autonomía que hasta aquí planteamos desde un punto de vista positivo y
enriquecedor para la formación profesional, puede convertirse en una experiencia carente
de significado sin la guía apropiada de un tutor/a.
De esta manera, entendemos que, para poder adquirirla como competencia de base, la
autonomía debe ser fomentada progresivamente, con objetivos claros, previamente
planificados, conversados entre las/os implicadas/os y posteriormente reflexionados. Es
esencial en el transcurso de dicho proceso, evaluar que acompañamiento es el adecuado
para cada momento y cada estudiante.
Inserción
A partir del discurso de las/os docentes, pudimos apreciar una de las potencialidades del
trabajo de campo al permitir que las/os alumnas/os recorran, ingresen y se familiaricen
con los diferentes espacios en los que realizarán su labor como docentes e
investigadoras/es.
ejercitar las habilidades mencionadas y reflexionar sobre ellas, así como también para
tener conocimiento del funcionamiento e implicancia de su futura labor.
Es por ello, que esta estrategia permite aprehender los desempeños en contexto y asociar
la acción con el aprendizaje, buscando invertir la “lógica disciplinaria” que prioriza el
modelo aplicacionista para el cual saber es saber hacer (Tardif, 2004: 200).
Disrupción
Desde este lugar, el trabajo de campo fue señalado como una herramienta que permite
salirse de los cauces habituales en los que se desarrollan las clases tradicionales. Por otra
parte, se resaltó su capacidad como medio de sociabilización para las/os alumnos/as y
docentes, permitiendo generar otros ámbitos de convivencia y otro tipo de relaciones
sociales entre los miembros de la comunidad educativa.
Las/os docentes, destacaron que el hecho de “salir del aula universitaria” es disruptivo en
sí, ya que permitió aprender de una manera situada y problematizar los modos de acceso
al conocimiento, tomando contacto con aquellos elementos que no se pueden apreciar en
el aula. De esta manera, se cuestiona el ideal de aprendizaje basado en que solo se aprende
en el espacio universitario.
Por último, una de las disrupciones más valiosas que habilita es contra el modelo
academicista de la formación universitaria, permitiendo sostener que en el hacer se aprende
y haciendo se conoce. Por esto, destacamos que las materias analizadas se encuentran desde
primero hasta cuarto en el plan de estudios de Historia, introduciendo dispositivos de
formación e investigación, aún en materias “históricas”, que parten de la acción y la
práctica (Tardif, 2004).
Aprendizaje constructivo
Luego de haber comparado las percepciones que los diferentes actores manifestaron en
torno a los distintos trabajos de campo abordados, podemos presentar la siguiente
clasificación de acuerdo al planteo de Pedrinaci, Sequeiros y García de la Torre (1994):
Historia del Arte y la Cultura I: notamos que el tipo de trabajo de campo responde a
un formato de salida tradicional, donde el protagonismo corresponde a el/la
profesor/a que transmite el conocimiento ordenadamente, y las/os estudiantes
están limitadas/os a responder las preguntas y tomar nota.
Didáctica de la Historia: en este caso, sostenemos que las prácticas áulicas pueden
entenderse como un tratamiento de problemas y descubrimiento inductivo-
autónomo, ya que el alumno practicante realiza con anterioridad una reflexión
crítica sobre la praxis de la docencia en historia. A su vez, la/el estudiante debe
resolver las peripecias con las que se encuentra dentro del aula, sin un
direccionamiento específico por parte del docente.
Conclusiones
De la misma manera, las/os alumna/os notaron que esta instancia les resultó óptima en los
casos en que formó parte de las evaluaciones parciales o producciones escritas, ya que les
permitió familiarizarse y enriquecer muchos de los conceptos, teorías y abordajes que, de
no mediar esta estrategia, hubiesen resultado abstractos. A su vez, estas prácticas sirvieron
para realizar una mayor reflexión de lo vivido en el territorio y adquirir habilidades y
competencias puestas en juego en la práctica situada.
En cuanto a las limitaciones que presenta dicha estrategia, notamos que, de no plantearse
de manera organizada, puede transformarse en una mera observación donde la/el
alumna/o quede sumida/o en una posición pasiva, propia de la clase tradicional.
Otra de las limitaciones que observamos, residió en una de las expectativas docentes más
recurrente: la formación de un/a ciudadano/a o sujeto crítico. En este aspecto, si bien
parece ser el fin último, no solo del trabajo de campo sino de la enseñanza de la Historia,
no logra alcanzarse en su plenitud, ya que observamos que la práctica se agota, en muchas
ocasiones, en el reflejo de determinadas nociones teórico-abstractas.
Al referirnos a las expectativas que se generan tanto en las/os docentes como en las/os
alumnas/os, podemos decir que estas resultaron, en su mayoría, satisfechas. Así, lograron
convertirse en instancias formativas y dinámicas que contribuyeron a la construcción de
conocimientos, sociabilización e ingreso a espacios que no son habituales durante la
formación académica, transformando al trabajo de campo en una herramienta disruptiva.
En este sentido, notamos una tensión en las respuestas recabadas: la valoración positiva o
negativa que se hace de la autonomía. Si bien la mayoría coincide en que es beneficiosa
para el alumnado, otras/os encuestadas/os, sobre todo estudiantes, han señalado este
aspecto como una falencia por no sentirse acompañadas/os por la/el docente y por no
haberse explicitado objetivos claros.
Por último, observamos dos concepciones distintas de autonomía. Por un lado, una positiva
como un ideal en tanto proceso de aprendizaje y de paulatina aprehensión, que coincide
con lo que las/os docentes plantean desde sus expectativas de trabajo. Por el otro,
encontramos una interpretación negativa en aquellos que la entienden como un “exceso
de libertad”, y alegan “desentendimiento” de ciertas cuestiones por parte de el/la docente.
Referencias bibliográficas
Resumen
Nos proponemos mostrar modos posibles de desarticular las lecturas ventrílocuas que se
constituyen desde la misma formación docente en prácticas de lectura hegemónicas para enseñar
literatura.
Introducción
Una práctica casi invisible en la formación de docentes en Letras es la lectura: qué hace un
estudiante universitario con los textos literarios incluidos en el programa como bibliografía
obligatoria es algo desconocido para los profesores formadores. Una indagación acerca de
esa práctica implicaría empezar a considerar si esos textos se leen, si se los relee, si no se
los lee, si se conversa sobre ellos, si se hacen resúmenes, si se leen resúmenes, si se escribe
sobre ellos, si se los lee con placer, si se los lee cuestionando su adscripción al canon, en
fin no solo qué hacen sino qué significado le otorgan los/las estudiantes a las prácticas de
lectura que constituyen parte de su formación como profesores/as.
En ese sentido una de las premisas de este trabajo se sostiene en la observación de la falta
de espacios de reflexión y de práctica, que existe en la formación docente en Letras, en
torno a la diversidad de modalidades de aproximarse a la literatura para socializar a través
de lo escrito. Me refiero fundamentalmente a las prácticas de lectura en voz alta y de
narración oral, aquellas que “pueden constituir una renovada vía de acceso a la literatura”
(Negrin, 2013: 26).
Quizá sea pertinente señalar, en primera instancia, que estas prácticas implican un saber
“bisagra”1 entre el campo de las asignaturas disciplinares y las pedagógico-didácticas, ya
que tomar decisiones acerca de la diversidad de formas de articular esas modalidades de
1La investigadora y docente universitaria Marta Negrin (2014) propone la imagen mitológica de Jano Bifronte
para “explicar el lugar que pueden asumir las didácticas específicas en el trayecto de la formación de docentes
en las universidades: en tanto `bisagras`.” (p. 97)
Si pensamos en alguno de los dispositivos más adecuados para propiciar en las clases
universitarias “espacios formativos destinados a diseñar, poner en práctica, ajustar y
evaluar propuestas de enseñanza y estrategias de intervención docente”, en nuestro caso,
en torno a las prácticas de lectura de textos literarios, “bajo las condiciones en que se realiza
el aprendizaje escolar” tal como señala Terigi (como se citó en Negrin, 2014) emerge con
mucha significación la ‘microclase’, una práctica simulada de enseñanza que la
investigadora Rebeca Anijovic (2014) retoma de una estrategia llamada “microenseñanza”,
que emerge en la década de los ´60, con la finalidad de formar y perfeccionar a los docentes
en destrezas técnicas y que, esta investigadora resignifica desde un paradigma de
formación de docentes reflexivos.
Resulta significativo ese dispositivo para la formación docente porque implica una
planificación del trabajo en tres etapas: la preactiva, destinada a diseñar la microclase; la
interactiva, destinada a ponerla en práctica; la posactiva, destinada a ajustar y evaluar la
propuesta de enseñanza realizada. Todas las etapas están atravesadas por instancias de
reflexión: en primer lugar, los estudiantes discuten en parejas la planificación y, a su vez,
con los docentes formadores; en segundo lugar, el grupo de clase observa, registra y
evalúa durante su ejecución la propuesta de los compañeros; por último, se construye un
espacio de reflexión horizontal en el que se conversa sobre lo observado señalando
En relación con esto último, desde las experiencias de microclase realizadas el pasado año
2018, en la cátedra de Didáctica de la Lengua y la Literatura se pudo observar el interés, la
preocupación y la reflexión profunda que realizaron los estudiantes en torno a cómo llevar
adelante y concretar la lectura de los textos literarios en la etapa interactiva, tomando en
cuenta que ese aspecto de la planificación implicaba tomar decisiones atravesadas
fuertemente por el componente didáctico. Muchas de las observaciones realizadas en la
etapa posactiva se detenían en analizar la estrategia de lectura seleccionada (lectura en voz
alta, narración oral, dramatización, lectura ahuecada) para luego destacar la variedad de
opciones significativas que había hallado cada pareja de compañeros para resolver la tarea.
El texto literario siempre estuvo en escena, los estudiantes no encontraban formar de
elaborar la clase de literatura sin asegurarse previamente que sus compañeros acceden a
la obra.
Esas microclases lograron poner en cuestión una de las prácticas de lectura hegemónicas
para enseñar literatura en la universidad y en las escuelas secundarias: la “lectura
ventrílocua”. Con ese concepto hago referencia a ciertas formas de aproximarse a la
literatura en las que importa más todo lo que rodea al texto, es decir, todo lo que se escribió
y se dijo sobre él, dejando en un segundo plano la experiencia personal de atravesar la
lectura fundamental de la obra, de modo tal que pareciera que cuanto más sabemos de ella
por otros, más refractaria se vuelve la propia lectura que podemos hacer como lectores
vivos.
Si pensamos que el concepto de “ventrílocuo” se define como aquella persona que sin
mover los labios da la sensación de hablar desde otro sitio, la analogía nos sirve para pensar
2
Citado en Negrin, Marta (2014) “Las didácticas específicas como espacios de confluencia” en Malet A.M. y
Monetti E. (comps.) Debates universitarios acerca de lo didáctico y la formación docente; Buenos Aires: Noveduc.
cómo en la formación docente se privilegia la lectura de los textos críticos sobre una obra
literaria por encima de la experiencia particular de haber leído el libro. El futuro profesor
constituye el ser hablado por otro: el crítico. Su propia lectura no es tenida en cuenta aun
cuando pueda derivar de esos mismos textos críticos una interpretación personal.
Esta situación, a menudo, se sostiene de manera acrítica en el nivel secundario, esta vez
recurriendo al manual, al apunte del profesor o una búsqueda libre en páginas de Internet;
porque cuando pensamos, hablamos, analizamos e interpretamos un texto literario sin
vivenciar con los estudiantes su lectura profunda y completa, caemos en un mero
comentario de la obra en el que somos hablados por otros.
Uno. Teresa Colomer, en Andar entre libros (2014), menciona que los docentes en formación
“se muestran reacios a relacionar la lectura con su propio proceso de comprensión,
atracción o rechazo” y, es más, “están tan habituados a prescindir de su propia recepción
de las obras que uno de los aspectos más difíciles de conseguir es que adviertan y expliciten
esa relación personal” (p.197). Esta situación nos advierte que, si los docentes asumen
como lectores esta posición respecto de la lectura, su rol de mediadores se verá afectado y,
por lo tanto, en la propuesta de formación lectora que realicen para sus alumnos no se
tendrán muy en cuenta los gustos, reacciones y juicios de valor sobre los libros.
Por lo tanto, es necesario que los estudiantes en formación se sientan habilitados en las
clases a realizar lecturas de las obras literarias en las que pongan en juego sus emociones,
sus ideas, sus historias, sus propias lecturas personales y sus concepciones acerca del
mundo para que, más tarde, puedan generar propuestas de enseñanza en las que el universo
material y simbólico de sus alumnos actúe como mediación de cada lectura literaria.
Dos. Carolina Cuesta, en “La enseñanza de la literatura y los órdenes de la vida: lectura,
experiencia y subjetividad” (2013) propone pensar que actualmente leer en una clase de
literatura implica aproximarse a la lectura como práctica social y cultural, es decir, “como
negociación de significados en la interacción social que se da en el aula, siempre
protagonizada por el texto, el docente y los alumnos” (2013, p.101). Por lo tanto, en las
clases de lengua y literatura es necesario “poner la lectura en plural” y dar cabida “a las
lecturas que traen diferentes posiciones sociales e históricas, así como otros regímenes de
saberes” (p. 104) ya que entendemos, de acuerdo con Eagleton (como se citó en Cuesta,
2013), que “no existe la respuesta [lectura] puramente literaria. Todas las respuestas se
hallan firmemente entretejidas con el tipo social e histórico de individuos al que
pertenecemos” (pp.103-104).
En ese sentido, resulta imprescindible dar lugar en las clases a las evaluaciones
sociodiscursivas de los estudiantes, no solo porque desde ellas “definen sus gustos” sino
porque dan lugar a otras lecturas de la literatura ligadas a la noción de subjetividad,
entendida no como “una situación pretendidamente no controlada, sujeta a lecturas
caprichosas de los estudiantes” , sino como una instancia en la que el docente, en el marco
de las situaciones de enseñanza, propicia lecturas que dan lugar “a las analogías con otras
ficciones no literarias, a otros discursos en cualquiera de sus formas orales o audiovisuales”
y que son “susceptibles de funcionar como un vector de ideas, representaciones e
ideologías” (Cuesta, 2013, p.113). De esta manera, ubicando la subjetividad del docente y de
los estudiantes en el foco de atención de la enseñanza y el aprendizaje de la literatura se
accede a los gustos, reacciones y juicios de valor de quienes leen.
Tres. Cecilia Bajour, en “La conversación literaria como situación de enseñanza” (2010),
recupera los aportes del enfoque Dime propuesto por Aidan Chambers (1993) para
desarrollar una propuesta personal en torno a la enseñanza de la literatura. Allí la autora
explica que, en la conversación literaria “una clave se enriquece con otras claves” y la
discusión puede llevar “al cambio de la clave propia y adoptar otra u otras nuevas” (Bajour,
2010, p.8). Y, aunque, desde esta perspectiva se cuestiona la creencia “escolar” de que hay
un sentido en los textos literarios esto no implica asumir la posición absoluta contraria:
pretender que para hacerse cargo de la polisemia de los textos, tan solo alcanza “con poner
en escena indistintamente todas las interpretaciones sin seguir algunas líneas” (Bajour,
p.8).
Por eso, en una conversación literaria los docentes deben ser capaces de construir un
espacio de “confianza” en el que las intervenciones de sus estudiantes sean tenidas en
cuenta, ya que se asume que “el maestro que coordina la charla no es el depositario de
ninguna verdad ni saber absoluto sobre los textos elegidos” (Bajour, p.9). Así, durante la
experiencia, el profesor se ve en la obligación de apelar de forma constante al texto “para
que sea él, el que responda o que en todo caso deje abiertas nuevas preguntas” (Bajour,
p.9); este resulta ser el modo más atractivo de marcar el camino para que los jóvenes
aprendan a consolidar “su argumentación a partir de la materialidad de lo que dicen o
callan las palabras” (p.9).
Conclusiones
Que con la lectura individual y silenciosa ganamos mucho lo sabemos bien –como afirma
Gustavo Roldán (2011: 47)– ahora habrá que descubrir qué perdimos y seguiremos
perdiendo si no reflexionamos en nuestras clases universitarias sobre las otras vías
posibles de acceso a la literatura que podemos ofrecerles a nuestros futuros docentes, para
que ingresen a las aulas como lectores vivos capaces de enseñar y educar a los jóvenes a
través de prácticas de lectura que generen espacios de conversación vitales, horizontales y
reflexivos.
Bibliografía
Resumen
Esta presentación busca socializar una investigación que se llevó a cabo en el marco de la
Programación Científica de UNTREF 2016-2017 y a partir de ella, poner a discusión un nuevo desafío
para la Didáctica Universitaria: la enseñanza de los quehaceres investigativos en los Ciclos de
Complementación Curricular.
El concepto “Licenciaturas de Complementación” o “Ciclos de Complementación curricular” alude
a títulos que corresponden a carreras con requisitos de ingreso “particulares”: para ingresar a ellas
se requiere haber obtenido un título anterior. El título que ofrece el Ciclo está destinado a
“completar/complementar” la formación previamente adquirida y culmina con una nueva
titulación. Las Licenciaturas de complementación son una de las respuestas dadas por las
universidades más jóvenes a la demanda de población que buscaba el reconocimiento de carreras
terciarias previas. Estas carreras de grado presentan una organización curricular particular dado
que acorta la duración de una carrera de grado universitaria tradicional.
Uno de los fines centrales de las licenciaturas universitarias es ofrecer un recorrido formativo de
calidad para que los alumnos adquieran las habilidades necesarias para desempeñarse como
profesionales en un área específica. A través de esta investigación se pretende conocer las
características didácticas que adopta el caso investigado: la Licenciatura de Complementación en
Enfermería en una Universidad del conurbano bonaerense, en el contexto de las licenciaturas de
complementación, interesándose particularmente en la formación en los quehaceres investigativos
ya que este aprendizaje resulta central para la preparación profesional de un licenciado. La mirada
de este objeto de estudio se realiza a partir de un análisis didáctico curricular desde la perspectiva
crítico fundamentada y con especial interés en torno al eje articulación teoría y práctica.
Como estrategia general metodológica se usó el modo de operar de generación conceptual, con la
intención de crear categorías que posibiliten comenzar a comprender desde el punto de vista
didáctico cuáles son los rasgos distintivos de la formación de grado en estos ciclos de
complementación curricular con énfasis en el caso estudiado y específicamente cuáles son las
propuestas para la formación de quehaceres investigativos, considerando estos aportes como
insumo importante para el desarrollo de políticas institucionales orientadas al mejoramiento de la
calidad académica universitaria.
Para responder a estas preguntas durante el primer cuatrimestre de 2016 se realizó una
profundización en la lectura de textos que permitió avanzar en la elaboración del marco
teórico conceptual de la investigación y en el rastreo de antecedentes cobre los CCC (Ciclos
de Complementación curricular). La búsqueda realizada mostró que no existen
demasiados trabajos sobre esta temática y que efectivamente conforma un área de
vacancia. Asimismo, se obtuvo información actualizada a nivel institucional para conocer
la oferta académica actual de licenciaturas por complementación de la UNTREF.
Finalmente, se decidió trabajar con el caso de la Licenciatura por complementación en
Enfermería. Durante el segundo cuatrimestre de 2016, se desarrollaron varias líneas de
trabajo simultáneo: por un lado, se trabajó en la búsqueda de bibliografía sobre la
Enfermería a Nivel Mundial y la formación en investigación en el área. Por otro lado, se
profundizó en la historia de la Enfermería en la Argentina considerando la situación actual
de la profesión y la investigación. La tercera línea de indagación implicó contactarse con
la coordinadora de la carrera y a partir de un encuentro inicial con ella, se seleccionaron
las cátedras que, su criterio, intervienen en la formación en investigación en la carrera.
A partir del análisis de las Carreras de Complementación Curricular (CCC) que se dictan en
UNTREF se puede señalar que la formación en investigación presenta las siguientes
características:
1) todas las carreras de grado que ofrece esta universidad tienen como requisito cursar la
materia Metodología de la Investigación que dicta la Secretaría Académica de la
Universidad y que es común para todos los alumnos de grado (sea la licenciatura clásica de
cuatro años o la de complementación),
2) todas las carreras presentan, por lo menos, una instancia curricular que trabaja
específicamente sobre la realización del trabajo final de carácter investigativo, tesina o
tesis de grado (por ejemplo, Taller de tesis)
en los dos años de los CCC generalmente se brindan las materias que corresponden
a la mitad final de la licenciatura clásica
los alumnos del CCC cursan junto a los alumnos de la licenciatura clásica esas
materias con los mismos profesores.
punto de vista laboral de enfermería, donde se suma a los saberes utilizados en el mundo
educacional, el querer hacer y el poder hacer, donde la motivación y el apoyo institucional
respectivamente son imprescindibles para realizar investigación. Contar entonces con
competencia en investigación es un requisito primordial en el momento actual para
apropiarse y empoderarse del nuevo modelo de cuidado, que permita la transformación
cultural de transitar hacia una práctica basada en evidencia que entrelaza la ciencia, la ética,
la filosofía y la práctica. Competencia en investigación que debe correlacionarse con el
grado de formación en enfermería, el que va entregando diferentes niveles de
responsabilidad y donde los postgrados son el motor principal para estimular y motivar a
los estudiantes, y a través de ellos a la comunidad de enfermería. A medida que se apliquen
más intervenciones basadas en investigación, habrá mayor necesidad de crear
conocimiento, potenciando a Enfermería como disciplina humanista y revelando
nítidamente el carácter autónomo y social que la profesión posee.
En la misma línea, Ramírez - Elizondo (2011) coinciden con la idea y afirman que la
investigación en Enfermería que brinde resultados que sustenten la práctica no debería
basarse en enfoques ortodoxos, sino que deberían trascender en la capacidad integradora
del conocimiento, y explorar áreas de interés para la disciplina y la sociedad, aplicando
estrategias investigativas que no sólo demuestren resultados “válidos” (desde un enfoque
cuantitativo), si no que ahonden en el análisis reflexivo sobre las necesidades propias y
particulares de un grupo determinado (desde un enfoque cualitativo).
importante que es que los alumnos, desde los programas de licenciatura, vayan
adquiriendo competencias en investigación.
Esto nos remite a profundizar en una categoría que se destaca en los registros analizados
que es la articulación teoría y práctica. En términos generales se observa que, considerando
la vía principal de esa articulación, el desarrollo de la asignatura se manifiesta “como
proceso particular de adquisición de conocimientos, actitudes, formas de operar
específicas relativas a la práctica profesional” (Lucarelli, 2009, p.96); en este caso se orienta
a la formación en la profesión de un Licenciado en Enfermería a través de la preparación de
algunas de las competencias que hacen a su quehacer profesional.
En esta misma línea de análisis, la estructura de las clases observadas, las estrategias de
enseñanza y evaluación permiten reconocer cuáles son las modalidades particulares de la
articulación teoría-práctica presentes, entendidas como “aquellas formas de más baja
generalidad portadora de situaciones didácticas…que se concretan en las actividades que
integran las estrategias de enseñanza” (Lucarelli, 2009, p.97). Las observadas más
frecuentemente en las clases son la ejemplificación (centrada en la propia práctica
profesional), la ejercitación, el planteo de pequeños casos o situaciones problemáticas y la
producción. Es decir, que pueden reconocerse modalidades donde las oportunidades para
un aprendizaje significativo son más restringidas (como las dos nombradas en primer
término) y otras donde la articulación entre lo teórico y lo práctico se da en situaciones
donde el estudiante tiene un papel activo de mayor complejidad, como en las restantes.
Queda pendiente para una posterior indagación saber cómo sigue y se completa esta
formación en investigación en las restantes asignaturas de esta carrera destinadas para tal
fin. Hasta el momento, parece no estar demasiado explicitado o sistematizada la
importancia que tiene este proceso formativo tornándose la formación en investigación en
el campo de la Enfermería, una formación que tiene características propias de una
formación de tipo artesanal (Ickowicz, 2004).
El estudio de este caso, nos permite reflexionar sobre las estrategias que se ponen en juego
en la universidad para formar profesionales, en este caso, los enfermeros. Entendemos a
la formación universitaria como un campo de estudio inquietante y sobre el cual resta
mucho por saber. El estudio realizado nos permitió avanzar en un entramado donde los
aspectos históricos y políticos educativos permiten una mirada contextualizada de los
problemas didácticos en la universidad. Este entramado, centrado en la comprensión de
las prácticas formativas de los actores universitarios, aportará mayores conocimientos en
torno a una de las actividades centrales de la institución, contribuyendo a la conformación
del campo científico de la Didáctica Universitaria.
Bibliografía
Marcela S. M. Lucchese
mslucchese@gmail.com
Mariano Olivero
nano.olivero@gmail.com
Resumen
En las Conferencias sobre Educación Superior, tanto en la Conferencia Mundial sobre la Educación
Superior de la UNESCO (1998) como Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina
y el Caribe (CRESAL) realizada en Cartagena de Indias en 2008, se insiste en la necesidad de la
educación permanente del profesorado universitario y su formación pedagógica, y en reconocer que
los docentes universitarios constituyen los actores fundamentales en la formulación de propuestas
que procuran incidir en el desarrollo de la sociedad. En el contexto de la formación del docente
universitario en la Facultad de Ciencias Médicas, se propusieron los siguientes objetivos: identificar
la articulación entre contenidos de los Ciclos de Nivelación (CN) y las asignaturas correspondientes
a la misma área disciplinar en los procesos de enseñanza y analizar la articulación entre la
formación pedagógica y disciplinar-específica.
Los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación en carreras del área de salud, se caracterizan
por particularidades del objeto a enseñar, implica atender aspectos centrales tales como la relación
tiempo-contenido, a los tiempos de aprendizaje y a los tiempos de enseñanza, a la relación teoría-
práctica, a los ámbitos de la enseñanza, a la vinculación entre los conocimientos previos de los
alumnos y la propuesta académica. Asimismo, requiere por parte de los docentes abordar el marco
epistemológico de la carrera, en tanto define el objeto de estudio, la finalidad del conocimiento, las
relaciones con otras disciplinas, las áreas disciplinares, los ejes curriculares, y permite identificar
el paradigma metodológico y los principios pedagógicos para los procesos de enseñanza y de
aprendizaje (Granados Zúñiga, 2009) que necesariamente vincula lo pedagógico y lo disciplinar-
específico. Focalizar en diversas formas de articulación entre los procesos de enseñar y aprender
permite atender y explicitar las relaciones asumidas en torno a las decisiones metodológicas y a la
relación entre la formación pedagógica y disciplinar en el área de salud. Esta propuesta de
indagación se aborda desde un enfoque cualitativo de investigación-acción que demanda un trabajo
de revisión colectiva, un compromiso por parte de los participantes y conlleva cambios y resignifica
reflexivamente las prácticas educativas, teniendo en cuenta el punto de vista de los sujetos
investigados, con estrategias de indagación situada, en un doble movimiento donde la teoría inspira
el objeto a estudiar y la empiria informa cómo acontece este objeto. Asimismo, se implementan
cuestionarios con preguntas abiertas.
Como parte de los resultados se reconoce la importancia de la estrategia de retroalimentación entre
la teoría y la práctica, la necesidad de revisar la articulación entre lo pedagógico y lo disciplinar-
específico y avanzar en la articulación legítima de las diferentes áreas de conocimiento de salud y
de ambas formaciones para generar actualización y perfeccionamiento permanente en las
decisiones respecto de procesos de enseñanza y aprendizaje situados.
Introducción
2007:10). Como temática es concebida como una iniciativa del Instituto Internacional para
la Educación Superior en América Latina y el Caribe con la visión de transformar a la
educación superior de la región (IESALC / UNESCO, 2006) y a la vez conjuga diversas formas
y estilos de relaciones entre objetos, entre sujetos y entre objetos y sujetos. (Garzón Rayo,
2010). En este trabajo, se abordan dos cuestiones en relación a la articulación entre objetos
y sujetos, por un lado, la articulación en los contenidos del CN y las asignaturas
correspondientes a la misma área disciplinar. Por otro lado, la articulación entre diferentes
campos disciplinares como el pedagógico y el específico (Salud).
Aspectos metodológicos
Para identificar la articulación entre contenidos de los Ciclos de Nivelación (CN) y las
asignaturas correspondientes a la misma área disciplinar en los procesos de enseñanza, se
efectuaron cuestionarios con preguntas abiertas a docentes de los ejes temáticos de los
Ciclos de Nivelación las carreras de Medicina, Licenciatura en Fonoaudiología,
Licenciatura en Producción de Bioimágenes y Tecnicatura de Laboratorio Clínico e
Histopatología y a docentes de las asignaturas del Plan de Estudio correspondientes a la
misma área disciplinar. Se consideraron los siguientes aspectos: vinculación entre
contenidos, objetivos y estrategias docentes entre los Ejes Temáticos y las asignaturas
correspondientes en la misma área disciplinar, decisiones institucionales respecto a la
modalidad de articulación, a su diseño, implementación y evaluación. Asimismo, se
encuestó al área académica de la Facultad de Ciencias Médicas teniendo en cuenta los
ítems: vinculación entre contenidos, objetivos y estrategias docentes entre los ejes
temáticos y las asignaturas correspondientes en la misma área disciplinar, decisiones
institucionales respecto a las modalidades de articulación, a su diseño, implementación y
evaluación.
Resultados
Las categorías construidas en relación a este punto son: a) Contenido y forma como indicio
de articulación en la enseñanza en el área de salud y b) Condiciones docentes e
institucionales como contexto de articulación en la enseñanza
El 50% de los docentes expresó que los aspectos del CN que se vinculan con los de su
disciplina refieren a temáticas específicas y formas de abordar el proceso de enseñanza.
Respecto a los contenidos se mencionaron fisiología, conceptos de física aplicados al
funcionamiento del cuerpo humano, fundamentando los procesos normales. En tanto en
biología y química se abordan la composición de los seres vivos, la organización de la
materia, el transporte de células y de iones a través de la membrana. También se incluyen
contenidos de biología celular como inicio del estudio de embriología, la gametogénesis y
la fecundación. Importancia de las biomoléculas y su interacción con el entorno en el
organismo. Las condiciones de equilibrio químico dentro de la célula y las condiciones que
favorecen el funcionamiento de una determinada vía metabólica. Los docentes
manifestaron que los contenidos del CN son el punto de partida en términos de
conocimientos previos para profundizar y trabajar en forma transversal en la carrera.
Respecto a las condiciones docentes, el 62,5% de los encuestados conoce los ejes temáticos
que conforman los CN y expresó que los mismos se relacionan con las asignaturas de
primero y segundo año. El 54% mencionó que conoce los programas de los ejes temáticos.
El 42% de los docentes mencionó que se reunió alguna vez con los docentes de los ejes
temáticos de los CN y los de su asignatura por alguna temática específica y que el 100% de
los encuestados consideró necesario realizar un trabajo articulado.
Como resultado, las categorías construidas son las siguientes: a) La formación pedagógica
identificada con la dimensión didáctica, b) La formación pedagógica y disciplinar-
específica: entre la naturalización y la experiencia docente, c) Lo disciplinar específico
define el contenido y lo pedagógico el modo en la enseñanza.
A modo de reflexión
Asimismo, se advierte que los docentes aluden a lo pedagógico como la forma que hace
comprensible algo y se acopla a lo disciplinar-específico como eje, para obtener un efecto
combinado.
Bibliografía
Raúl A. Menghini
menghini@uns.edu.ar
M. Dolores Albina
lolialbina@gmail.com
Resumen
Introducción
No podemos dejar de reconocer que uno de los problemas que condicionan fuertemente la
enseñanza radica en la política curricular y el diseño curricular que de ella se desprende.
Todos los elementos constitutivos de un diseño actúan favoreciendo u obturando
posibilidades concretas a la hora de enseñar, aprender y evaluar en la educación superior.
En este trabajo presentaremos algunas reflexiones que venimos realizando en relación con
los diseños curriculares de los Profesorados de Educación Primaria y de Educación Inicial
de la Escuela Normal Superior de Bahía Blanca, dependientes de la Universidad Nacional
del Sur. La última modificación de estos diseños fue en el año 2009, con motivo de
estructurar la formación de docentes en cuatro años de duración. En la actualidad hemos
venido trabajando para renovarlos en línea con su carácter universitario, tratando de
considerar aquellas cuestiones centrales que hacen a la formación de maestros para los
niveles primario e inicial.
A tal efecto, en primer lugar centraremos el análisis en las nociones de política curricular
y diseño curricular, de manera que actúe de marco para comprender las modificaciones
que se han producido en los profesorados de Educación Inicial de la Escuela Normal
Superior y aquellos que se están proyectando.
Si bien resulta evidente la íntima relación entre los términos de este apartado, lo cierto es
que no siempre un cambio en uno de ellos implica inevitablemente el de los otros. Así,
podemos observar que un mismo diseño curricular de formación universitaria puede
sobrevivir a políticas educativas que van en distinto sentido. Es que, además, está en juego
la autonomía universitaria frente a los cambios políticos y de gestión ministerial, por lo
que, salvo momentos en que las políticas se han impuesto desde el Poder Ejecutivo hacia
las instituciones –e incluso, condicionen el financiamiento-, en general las universidades
se presentan conservadoras y con poco dinamismo para ser permeables a los cambios. Sin
embargo, hay que advertir que esta situación no es la misma en todas las universidades
públicas y ni siquiera en las distintas unidades académicas que las integran o en las diversas
carreras universitarias.
En los casos de carreras incluidas en los alcances del artículo 43 de la Ley de Educación
Superior, que suponen procesos de evaluación y acreditación en base a ciertos estándares,
es posible que el dinamismo sea mayor, porque de lo contrario pueden sufrir
consecuencias negativas para su continuidad.
los sujetos. A veces cambian las formas, pero el fondo se mantiene. Se acuñan
determinados términos que resultan políticamente correctos en determinados contextos
(por ejemplo, “curriculum por competencias”), y eso se traduce en denominar de otra
manera lo mismo que se sigue haciendo.
Viñao reconoce que las reformas curriculares “son aquellas que más afectan a la cultura
escolar o ‘gramática de la escolarización’ de los docentes en lo que se refiere a lo que
enseñan, a cómo se enseñan y a cómo se evalúan, es decir, a los hábitos institucionalizados
de los docentes relacionados con estas cuestiones” (2006: 52). Esto puede ser más evidente
en los niveles educativos más bajos del sistema educativo (inicial, primario, secundario),
pero el nivel superior de la enseñanza tal vez sea el más refractario a las reformas.
Pasados ocho años de la resolución recién citada, todavía la acreditación de las carreras no
se ha puesto en marcha. Sin embargo, es posible advertir que los documentos de ANFHE
comenzaron a marcar ciertas tendencias a tener en cuenta en las distintas universidades.
- Los alcances de los títulos son los mismos para los Profesorados Universitarios en
Educación Inicial y en Educación Primaria, cuestión que, en cierto sentido, incide
en la especificidad de cada uno. Se detallan seis alcances que hacen referencia a la
enseñanza, la planificación, la supervisión, la evaluación, el asesoramiento, la
Como ya se señaló, si bien estos Lineamientos todavía no tienen aprobación del CIN ni del
Consejo de Universidades (CU), de alguna manera las universidades participantes en la
elaboración y aquellas que cuentan con carreras de Profesorados Universitarios han
comenzado a tenerlas en cuenta, al menos en sus orientaciones generales. Luego, en caso
de avanzar los procesos de acreditación, cada universidad podrá aceptar su participación
en el marco de su autonomía.
Aquí se hará un análisis de los diseños curriculares que están vigentes desde 2009 y lo que
se está proponiendo para su transformación desde la Comisión Revisora de Planes de
estudios.
El diseño curricular para la formación de profesores de nivel inicial se elaboró con motivo
de la adecuación a la Ley de Educación Nacional 26.206/06, fundamentalmente para llevar
la carrera de tres a cuatro años de duración. Como hemos señalado en otro trabajo
(Menghini y Adrián, 2016), a los pocos años se pudieron advertir los principales problemas
que presenta para favorecer la trayectoria académica del alumnado:
- La presencia de muchas materias de cursado anual, que suele ser propia de diseños
curriculares del nivel secundario y terciario.
Se podría afirmar que el diseño curricular de 2009 agregó un año de estudios pero mantuvo
la lógica y estructura curricular o “código de plan”1 (Barco, 2001) anterior, entre otras
cuestiones porque la consideración de los derechos de los docentes que eran titulares o
estaban próximos a jubilarse limitó o condicionó las posibilidades de innovar o plantear
otra política y lógica curricular.
Tal como se señala en el título de esta ponencia, los problemas detallados tienen una
incidencia directa en las prácticas de enseñanza en la educación superior, que son de tipo
estructurales o, si se prefiere, problemas de diseño en tanto este condiciona fuertemente
las posibilidades del trabajo de enseñar y aprender. En este sentido, se asiste a una íntima
1 “Está constituido por la lógica organizativa del mismo que preside la formulación de ejes, selección y/o
creación de disciplinas académicas, modos de las diversas relaciones y correlaciones para lograr la formación
del egresado de que se trate así, como de lineamientos generales de la transmisión, apropiación y creación de
conocimientos involucrados en el plan. Esta lógica, a su vez descansa en fundamentos epistemológicos,
pedagógicos y de política de distribución de conocimientos”. Informe de Avance de la investigación “Disciplinas
Académicas: su constitución desde los profesores de las Carreras de Licenciatura y Profesorado en Historia de
la Universidad Nacional del Comahue”. FACE-UNCo. Mimeo, 2001.
De esta manera, el cambio de diseño curricular no es una cuestión meramente técnica, sino
que se plantea como cambio político y sociocultural, que apunta a impregnar las distintas
dimensiones de la vida institucional incluyendo las prácticas de enseñanza y de aprendizaje
de la formación del profesorado. Sobre la base de esa premisa, la Comisión se abocó a
pensar formas de resolver los problemas estructurales del diseño curricular, teniendo
como horizonte las regulaciones nacionales de ANFHE2, formulando diversos ejes para
cada año de formación y apuntando a integrar conocimientos con vistas de reducir
sustancialmente la cantidad de materias.
Según Barco, el eje “centra y ubica planos respecto de él, al tiempo que es delimitado por
los planos que organiza” (1996: 124). Así, se definieron los siguientes ejes por año, en un
intento de que actúen direccionando las prácticas docentes y las demás materias:
2Si bien estas no tienen aprobación del Consejo Interuniversitario Nacional, al menos son demostración de
acuerdos logrados entre distintas universidades que forman profesores para nivel inicial.
Se espera que estos ejes orienten las prácticas de enseñanza y de aprendizaje para favorecer
progresivamente la integración de conocimientos (teóricos y prácticos) con vistas a una
aproximación y apropiación de las funciones fundamentales a desempeñar como
trabajadores de la educación en el nivel inicial, desde una comprensión amplia de la
educación, los sujetos, las instituciones y la docencia.
Si se observa la estructura curricular, se advierte que está compuesta por treinta y dos
espacios curriculares, de los cuales solo cinco tienen carácter anual y los demás son todos
A modo de cierre
Bibliografía
Omar Chauvié2
ochauvie@criba.edu.ar
1
CONICET – Universidad Nacional del Sur
2
Universidad Nacional del Sur
Resumen
La reseña como género discursivo científico-académico posee gran utilidad para incentivar los
procesos de lectura y escritura críticas en el ámbito de la educación de grado (Sal Paz y Maldonado,
2018). En el marco del trabajo con este género en la cátedra de Didáctica de la Lengua y la Literatura
I del Profesorado de Educación Inicial (Universidad Nacional del Sur), esta presentación tiene como
objetivo caracterizar las estrategias argumentativas utilizadas por las estudiantes en sus reseñas
académicas. El diseño de investigación es de tipo cualitativo-descriptivo interpretativo, aunque
efectuamos triangulación metodológica con técnicas cuantitativas para ofrecer resultados a través
de tablas y gráficos. Con tal propósito, exploramos un corpus de 43 reseñas producidas en la
asignatura durante el primer cuatrimestre de 2018 en el marco de una secuencia didáctica sobre
teorías de la adquisición del lenguaje oral. Para abordar este tema, se efectuó la lectura de textos de
Chomsky (2003) y Bruner (1995) y se propuso a las alumnas reseñar uno de esos textos. Para que
ellas pudiesen realizar ese trabajo de reseñar, se les dio una clase sobre el género y se discutieron
en el aula distintas reseñas a fin de comprender colaborativamente cómo precisaban estructurar sus
textos. Las alumnas entregaron una primera versión de sus reseñas que fue revisada y comentada
por los docentes, para luego tener una instancia de reelaboración y entrega final. Se intentó que se
percibiese la tarea de escritura como un proceso de planificación, textualización y revisión y no
como un producto acabado y estanco. El análisis de ambas reseñas (el borrador inicial y el final, a la
luz de los comentarios de los docentes) se realiza con herramientas teórico metodológicas
proporcionadas por los estudios del discurso y las teorías de la argumentación para delimitar el tipo
de estrategias argumentativas usadas por los alumnos en la construcción retórica del género (Díaz
Blanca, 2014) y cómo se modificaron esas estrategias a partir de la intervención docente. En
particular, tuvimos en cuenta que las reseñas incluyesen tres movimientos retóricos propios del
género: (1) presentación del texto reseñado; (2) descripción de la estructura y el contenido del texto;
y (3) conclusión evaluativa del texto. Esto es, si seguían las funciones de presentar, describir, evaluar
y recomendar canónicas del género. Trabajamos el género reseña porque consideramos que este es
de esencial importancia y gran utilidad al momento de producir otros géneros académicos
(ponencias, artículos, monografías, tesis, etc.) y de estudiar y sistematizar lo que se lee en otras
materias. De ahí nuestro interés por reflexionar en las clases de Didáctica de la Lengua y la
Introducción
La reseña como género discursivo científico-académico posee gran utilidad para incentivar
los procesos de lectura y escritura críticas en el ámbito de la educación de grado (Sal Paz y
Maldonado, 2018). En el marco del trabajo con este género en la cátedra de Didáctica de la
Lengua y la Literatura I del Profesorado de Educación Inicial (Universidad Nacional del
Sur), esta presentación tiene como objetivo caracterizar las estrategias argumentativas
utilizadas por las estudiantes en sus reseñas académicas.
La reseña (o recensión) es una clase textual de larga tradición dentro del discurso
científico. Su nombre deriva del verbo latino resignare (abrir, descubrir, revelar) y este, a
su vez, de signare (describir, distinguir y percibir diferencias). Todas las publicaciones
periódicas en formato de revista, especializadas en un campo disciplinar, contienen, en su
parte final, una sección dedicada a reseñas. La reseña académica, por su parte, es aquella
que aborda libros o artículos académicos, cuyos contenidos y espacios de circulación están
ligados, de alguna manera, a las universidades y centros de investigación (Navarro y
Abramovich, 2012). La reseña académica que se escribe en las materias de las carreras
universitarias no tiene como finalidad principal describir y evaluar novedades editoriales,
sino objetivos didáctico-pedagógicos, como organizar y controlar la lectura de bibliografía
de la materia o de otra área de conocimiento. Busca que el estudiante desarrolle y ponga
en juego capacidades argumentativas de lectura de textos científicos y escritura académica,
como la de distinguir lo importante de lo accesorio en el texto reseñado y proponer una
lectura crítica personal. En las reseñas académicas producidas en el trayecto de formación,
muchas veces se reseñan textos parciales (como un capítulo de un libro, o un artículo de
revista) que no necesariamente fueron publicados recientemente. El estudiante-reseñador
no tiene como objetivo informar a los pares sobre una novedad editorial, sino demostrar a
sus docentes que ha hecho una lectura ordenada, profunda y crítica de la bibliografía
reseñada. La presentación por escrito permite a los profesores evaluar estas capacidades
de lectura y escritura en el marco de una disciplina.
Siguiendo la propuesta de Diaz Blanca (2014) se sugirió a las alumnas que estructurasen sus
trabajos en tres secciones o unidades mayores de carácter inclusivo: (1) presentación del
libro y del autor; (2) descripción de la estructura y contenido del capítulo; (3) conclusión
evaluativa del capítulo. En términos de contenido, esta organización estructural coincide
con las propuestas de Motta-Toth (1998), Nicolaisen (2002) y Suárez y Moreno (2008)
quienes señalan cuatro movidas retóricas en las reseñas (1) introducción o presentación;
(2) visión general del contenido (esquema del libro o capítulo); (3) énfasis en determinadas
partes (descripción y evaluación) y (4) evaluación general del libro. A continuación,
describimos cada una de las secciones que alentamos a las alumnas a incluir en sus reseñas:
1. Presentación del libro y del autor: la presentación del libro ofrece una visión
panorámica del contenido sustancial del texto, pero también pueden señalarse
temas parciales, subsidiarios o subordinados al núcleo informativo central, bien
porque el autor les otorga mayor jerarquía en el desarrollo, bien porque el
reseñador les atribuye relevancia. Se indica la justificación, los objetivos o
propósitos que orientan el estudio, el espacio de investigación en el que se
circunscribe el texto, la audiencia a la que está dirigido y la valoración del autor, de
la actualidad y el contexto de producción de la obra. En general, se crea un marco
de situación o estado de cosas que muestra una fachada del texto objeto de interés.
Esta apertura es decisiva toda vez que reclama un discurso intencionado capaz de
convocar al lector e interesarlo académica, profesional e intelectualmente.
destinatario tenga, en efecto, razones para acceder al libro. Con ello se intenta
activar significados y promover el compromiso, la participación y la cooperación
del lector en la creación del sentido global de la obra reseñada.
Estos fueron los movimientos retóricos que trabajamos con las alumnas de Didáctica de la
Lengua y la Literatura I del Profesorado de Educación Inicial de la Universidad Nacional
del Sur. A continuación, se describe la estrategia metodológica y la secuencia didáctica que
dio lugar a la producción de estos textos. Finalmente, se exponen los resultados y se los
discuten a la luz de la bibliografía relevada.
Metodología
docentes, para luego tener una instancia de reelaboración y entrega final. Se intentó que
se percibiese la tarea de escritura como un proceso de planificación, textualización y
revisión y no como un producto acabado y estanco. El análisis de ambas reseñas (el
borrador inicial y el final, a la luz de los comentarios de los docentes) se realiza con
herramientas teórico metodológicas proporcionadas por los estudios del discurso y las
teorías de la argumentación para delimitar el tipo de estrategias argumentativas usadas por
los alumnos en la construcción retórica del género (Díaz Blanca, 2014) y cómo se
modificaron esas estrategias a partir de la intervención docente. En particular, tuvimos en
cuenta que las reseñas incluyesen tres movimientos retóricos propios del género: (1)
presentación del texto reseñado y de su autor; (2) descripción de la estructura y el
contenido del texto; y (3) conclusión evaluativa del texto. Esto es, si seguían las funciones
de presentar, describir, evaluar y recomendar canónicas del género.
Tabla 1. Esquema de la secuencia didáctica sobre teorías de la adquisición del lenguaje oral
La consigna de escritura fue que individualmente las alumnas reseñasen en el capítulo “De
la comunicación al habla” de El habla del niño (1995) de Bruner. Se eligió ese capítulo porque
muestra puntos de contacto entre las teorías biologicistas (o innatitas) y las teorías socio-
culturales sobre el proceso de adquisición del lenguaje oral. Asimismo, el texto de Bruner
resultaba más accesible que, por ejemplo, los textos de Chomsky, autor de quien leímos la
transcripción de una conferencia. Las pautas formales que les dimos fueron: fuente Times
New Roman 12 o Arial 11, interlineado 1.5, márgenes 2.54, texto justificado, 1500 palabras
de extensión. Como puede observarse, los requisitos formales fueron estándares, ya que se
hizo más hincapié en la estructuración del texto y en la posibilidad de consultar reiteradas
veces a los docentes durante su elaboración.
Resultados y discusión
Tabla 2. Secciones presentes en la primera versión de las reseñas presentadas por las alumnas
TOTAL 23
En la Tabla 3, por su parte, se resumen los datos relacionados con las últimas versiones de
las reseñas. Decimos “última versión” y no “segunda versión” porque varias alumnas
entregaron más de un borrador (de dos a cuatro), trabajaron en clase de consulta con los
docentes o bien de forma virtual (vía Facebook o mail).
Tabla 3. Secciones presentes en la última versión de las reseñas presentadas por las alumnas
TOTAL 20
Como puede notarse, una amplia mayoría de las alumnas pudo incluir, aunque fuese
rudimentariamente, los diversos movimientos retóricos previstos en el género reseña: un
90% presentó al texto y al autor, un 70% pudo hablar metadiscursivamente de la estructura
del capítulo reseñado, un 80% logró describir el texto de Bruner y un 85% llegó a brindar
una conclusión evaluativa sobre esa lectura.
En el contraste entre las dos versiones, se aprecia cómo las alumnas, a partir de una
intervención docente que comentó cada uno de los textos de forma detallada, con
referencias tanto a la forma como al contenido, pudieron avanzar sustantivamente.
Mientras que en la primera versión, menos del 50% de las alumnas consiguió efectuar los
movimientos retóricos propios del género, en las versiones finales casi la totalidad pudo
hacerlo. Cabe destacar en este punto las limitaciones de nuestro análisis: las estadísticas
no distinguen matices ni gradaciones. En efecto, no todas las reseñas lograron presentar al
texto y al autor, describir el contenido y la estructura del capítulo de Bruner y evaluarlo con
el mismo grado de proximidad de una reseña científico-académica experta, pero casi todas
las alumnas sí lograron incluir, aunque fuese incipientemente, movimientos que, en las
primeras versiones, no aparecían ni se preveían.
Ejemplo de “Referencias biblio- “María: no veo nada de “El libro El habla del niño fue
Presentación del gráficas: nombre Bruner acá. No hay publicado en 1986, con el
texto y del autor autor, nombre libro planificación ni borrador de título original Child’s Talk.
y capítulos, edición, una reseña sobre ‘De la Learning to Use Language,
año, páginas. comunicación al habla’. traducido por Rosa Permat al
Presentación de los Esto es el esquema general castellano. Jerome Bruner
capítulos, cuándo de una reseña en abstracto, fue un psicólogo que estudió
fue publicada, nom- que no era lo que se pedía. la forma en la que la mente
bres de los capí- Recomiendo estructurar la humana percibe al mundo. A
tulos, se trata de…” reseña en tres momentos o partir de esto hizo impor-
partes: (1) Presentación del tantes aportes al campo de la
libro y del autor; (2) educación y de la psicología
Descripción de la estruc- cognitiva. Algunos de sus
tura y contenido del primeros libros fueron A
capítulo y (3) Conclusión Study of Thinking (1956) y The
evaluativa del capítulo”. Process of Education (1960),
que resaltaron sus ideas y las
codificaron en un sistema
que podía ser usado en la
enseñanza”.
Ejemplo de “Una vez finaliza-da “Silvina: vas muy bien y está “Finalmente, quisiera re-
Conclusión la explicación de la muy bien escrito el texto. comendar la lectura de este
evaluativa adquisición del len- Faltaría agregar las cuatro capítulo y destacar sus
guaje, se establece formas en las que opera el aportes significativos al
la necesidad de que LASS y tu comentario estudio de la adquisición del
en el desarrollo del evaluativo (a quién reco- lenguaje. El trabajo de
mismo intervengan mendás el texto y por qué) Bruner explica muy deta-
dos personas. Es sobre el capítulo. Pero vas lladamente cuándo y cómo el
aquí donde se muy bien, te felicito, hay niño adquiere el lenguaje y
introduce la idea muy buena lectura del texto qué puede facilitar este
del Sistema de de Bruner y una excelente aprendizaje. Por este motivo,
Apoyo de la Adqui- sistematización de sus sugiero la lectura del capí-
sición del lenguaje ideas”. tulo y del libro a los educado-
1 Por cuestiones de privacidad, los nombres de las alumnas se consignan con seudónimos.
Estos ejemplos muestran que las alumnas pudieron considerar partes que no habían
previsto y reestructurar sus textos a partir de los comentarios de sus docentes. Los
docentes, por su parte, trataron de comentar sobre la forma y el contenido de los textos
pero sin dar respuestas o reformulaciones, sino devolviendo problemas (Brousseau, 2007).
La idea era que fuesen las alumnas quienes, en su calidad de autoras y comentaristas
críticas del texto de Bruner, pudiesen revisar y re-elaborar sus producciones escritas.
María, por ejemplo, no había presentado un primer borrador o planificación de su reseña,
sino una reformulación de lo que había visto en la clase teórica del género. Luego de los
comentarios de los docentes y de asistir varias veces a clase de consulta, llegó a redactar
una muy buena reseña. La introducción de la misma, en la tercera columna, muestra ese
progreso. Silvina, por su parte, había concluido su reseña sin efectuar un comentario
evaluativo. La reseña dejaba en evidencia una excelente lectura del texto, pero la alumna
no había sido capaz de incluir su propia opinión al respecto. La última versión, a partir de
los comentarios de los docentes, incluye este movimiento y lo hace muy bien, con
fundamentos teóricos y con una postura comprometida en relación con los contenidos
trabajados en la secuencia.
Estos resultados condicen con los hallados por Diaz Blanca (2014) y Sal Paz y Maldonado
(2018). En particular, el trabajo de Sal Paz y Maldonado (2018) pone en consideración la
importancia del andamiaje y la intervención docente. Este trabajo sostenido con diversos
Referencias
Motta-Roth, D. (1998). Discourse analysis and academic book reviews: a study of texts and
disciplinary cultures. En I. Fortanet y S. Posteguillo (eds.) Genre studies in EAP. Castellón:
Universitat Jaume I, 29-58.
Navarro, F. y Abramovich, A. L. (2012). La reseña académica. En L. Natale (coord.), En
carrera: escritura y lectura de textos académicos y profesionales (pp. 39-59). Los Polvorines:
Universidad Nacional de General Sarmiento.
Nicolaisen, J. (2002). Structured based interpretation of scholarly book reviews: a new
research technique. En C. Bruce, R. Fidel, P. Ingwersen y P. Vakkari (eds.). Emerging
Frameworks and Methods (pp. 123-135). Wesport, CT: Libraries Unlimited.
Sal Paz, J.C. y Maldonado, S. (2018). Estrategias argumentativas en reseñas producidas por
estudiantes de letras. Trabajo presentado en el IV SEDIAR Seminario Internacional de
Estudios de Discurso y Argumentación. Universidad de Buenos Aires: 14 a 16 de marzo de
2018.
Suárez Tejerina, L. y Moreno, A. (2008). The rhetorical structure of literary academic book
reviews: An English-Spanish cross linguistic approach. En U. Connor, E. Nagelhout y W.
Rozycki (eds.), Contrastive Rhetoric: Reaching to Intercultural Rhetoric (pp. 147-168).
Amsterdam: Benjamins.
Elda Monetti
marga@criba.edu.ar
Gabriela Lescano
glescano@criba.edu.ar
Resumen
La formulación y nomenclatura química puede considerarse un idioma, por lo que cuenta con un
vocabulario específico y reglas de sintaxis. Son saberes que le permiten al estudiante ir
construyendo una “cultura científica básica”, a fin de acceder al entendimiento de fenómenos
químicos más complejos. Este idioma no está incorporado, en general, en los alumnos ingresantes
a la universidad.
La comprensión de la nomenclatura y la escritura de fórmulas químicas son algunos de los
problemas que deben afrontar los estudiantes para completar exitosamente su proceso de afiliación
al ámbito universitario. En carreras con orientación química esta problemática se ha vuelto una
preocupación para los docentes tanto en los cursos de admisión así como en las asignaturas de
Química del primer año de diferentes carreras de la Universidad Nacional del Sur (UNS).
El presente trabajo se enmarca en el proyecto de grupo de investigación “Enseñar y Aprender
Química en la Universidad” que enfoca esta problemática en las cátedras de primer año de la
Universidad Nacional del Sur (UNS) y que tiene como propósito general la construcción de una
propuesta de transformación de las prácticas de enseñanza y aprendizaje de la Química en el primer
año de las carreras de la UNS. La investigación combina un enfoque cuantitativo y cualitativo.
Los objetivos de esta ponencia son presentar los saberes que los estudiantes ingresantes construyen
acerca de la escritura de las fórmulas químicas en distintos momentos didácticos. Asimismo se
ponen en tensión la propuesta didáctica universitaria con las construcciones que los estudiantes
portan de la escuela secundaria.
La población seleccionada está constituida por los estudiantes de tres comisiones del Curso de
Nivelación en Química de la UNS. El instrumento de recolección de datos que se utiliza es una
encuesta diseñada ad hoc en dos partes: una en relación a las características de la población
participante (edad, sexo, escuela, orientación y lugar de procedencia) y la otra acerca de
conocimientos de fórmulas químicas. Se aplica en dos momentos didácticos: previa y
posteriormente a la secuencia didáctica: “formulación y nomenclatura química”. Para este trabajo
el foco está puesto en el análisis de los relatos que los estudiantes explicitan por escrito con respecto
a cómo construyen las fórmulas químicas teniendo como referencia la nomenclatura de los
compuestos.
Las categorizaciones teóricas presentadas giran en torno a las transformaciones producidas en los
estudiantes tanto en el discurso como en la formulación misma en relación a la secuencia didáctica.
Asimismo surgen conceptualizaciones teóricas acerca de los saberes y los discursos utilizados, su
persistencia o posibilidad de cambio teniendo en cuenta los espacios institucionales en que se
aprenden.
Introducción
En carreras con orientación química esta problemática se ha vuelto una preocupación para
los docentes tanto en los cursos de admisión así como en las asignaturas de Química del
primer año de diferentes carreras de la Universidad Nacional del Sur (UNS).
La escritura de fórmulas químicas y sus nombres asociados son saberes que le permiten al
estudiante ir construyendo una “cultura científica básica” a fin de acceder al entendimiento
de fenómenos químicos más complejos. Por ejemplo, la correcta escritura de las fórmulas
químicas es un requisito indispensable para que el alumno comprenda y describa una
reacción química a través de una ecuación química balanceada. Asimismo, saber escribir
la fórmula química de oxianiones y oxisales facilita la identificación de las partículas que
los componen, su existencia física en un sistema y su reactividad.
1
Este curso forma parte del programa de admisión de ingresantes de la UNS (Mastache, Monetti, Aiello, 2013)
implica el desarrollo de habilidades como puede ser la de aplicar la regla de los estados de
oxidación para establecer la atomicidad de cada elemento en un compuesto neutro o en un
ion poliatómico.
Nuestra Investigación
2
Díaz Barriga (2013.p.1) plantea que la secuencia didáctica es “un instrumento que demanda el conocimiento
de la asignatura, la comprensión del programa de estudio y la experiencia y visión pedagógica del docente, así
como sus posibilidades de concebir actividades “para” el aprendizaje de los alumnos”.
Este diseño tiene por objeto caracterizar el nivel de conocimientos que el alumno posee al
egreso de la escuela secundaria y luego de la secuencia didáctica en la universidad -
habilidad para escribir apropiadamente fórmulas químicas a partir de la nomenclatura
aplicando los conceptos de estado de oxidación y electroneutralidad.
La secuencia didáctica ofrecida a los alumnos en el curso consistió en dos clases teóricas
de dos horas cada una, seguidas de dos clases de consulta. Los contenidos se desarrollaron
en forma progresiva según el grado de dificultad creciente en los compuestos propuestos
para su formulación. El primer día se abordaron la nomenclatura y formulación de
compuestos binarios: Óxidos (metálicos y no metálicos), hidruros no metálicos e
hidrácidos, hidruros metálicos, sales de hidrácidos, compuestos binarios de no metales. El
segundo día de clase se trabajó con nomenclatura y formulación de compuestos ternarios:
Hidróxidos, oxiácidos y oxisales (sales neutras). En ambos casos el diálogo docente-alumno
se construye a partir de preguntas que permitan al estudiante indagar en sus saberes
previos y en las relaciones que pueda establecer.
A partir del análisis del relato de los docentes emergen aspectos relacionados con la
dinámica de la clase, los contenidos a enseñar y su relación con los aprendizajes de los
estudiantes en la escuela secundaria, así luego del momento disparador el docente avanza
en el desarrollo del contenido, introduciendo al estudiante en el uso de vocabulario que no
utilizaba anteriormente y ofreciendo las herramientas necesarias para la correcta
construcción de las fórmulas químicas. En este sentido, se esclarece el concepto de
“número de oxidación” distinguiéndolo del de “valencia” utilizado en la escuela secundaria.
Los estudiantes se ejercitan en la construcción de la fórmula química a partir de la regla de
los estados de oxidación sin necesidad de escribir y balancear la ecuación química de
formación de la sustancia, sin embargo en ningún momento de la clase se propone a los
estudiantes relatar la construcción de las fórmulas químicas.
El objetivo central de estas clases es no solo que el estudiante pueda escribir correctamente
una fórmula aplicando las reglas sino profundizar en su significado.
Uno de los objetivos de este trabajo es identificar los cambios que se producen en los
aprendizajes de los estudiantes respecto de la escritura de las formulas químicas. En este
sentido, el análisis comparativo de ambas encuestas evidencia la evolución del
conocimiento en los sujetos de aprendizaje.
Una mirada global a las encuestas resalta el impacto que tuvo la intervención didáctica
sobre la escritura de las fórmulas. Se observa que el número de aciertos mejora
notoriamente. Como se observa en la Figura 1 el porcentaje de alumnos que no puede
escribir ninguna fórmula bien disminuye drásticamente de 36% antes de la clase a 2%
después. Otro hallazgo significativo es la mejora sustancial en el porcentaje de alumnos
que escribe las tres fórmulas bien después de la secuencia didáctica, incrementándose de
7% a 55%.
Si consideramos al alumno exitoso como aquel que logra escribir dos ó tres fórmulas bien,
el 39% de los estudiantes se encontraba en esta categoría antes de la clase, mientras que el
89% alcanza esta condición luego de la secuencia didáctica.
una fórmula de un compuesto binario es menor que el de un compuesto ternario. Así antes
correctamente alguna fórmula de los compuestos binarios, esta cantidad se eleva a 99 luego
de la secuencia didáctica, mientras que solo 12 podían hacerlo antes. Se observa que el éxito
(Figura 2).
primera vez que lo ven, de allí el bajo porcentaje de resolución en la encuesta inicial.
Figura 3. Cantidad de alumnos que relatan la construcción de las fórmulas químicas inorgánicas
antes y después de la secuencia didáctica
El análisis del discurso aplicado a los relatos da cuenta de la construcción de dos tipos de
lenguajes que hemos denominado: lenguaje escolar y lenguaje universitario. En los
siguientes fragmentos es posible reconocer el lenguaje escolar cuando se le solicita al
alumno que explique cómo procedió para escribir la fórmula del óxido de potasio:
Fragmento 1: Porque tiene la palabra óxido y si es así sabemos que el elemento esta
sumado por oxígeno (Alumno 34)
Fragmento 2: K + O = KO2 Potasio con valencia 1 y Oxígeno con valencia 2. Lo hice a través
del cambio de valencias y la simplificación (Alumno 17)
Fragmento 3: El estado de oxidación del K es +1, por lo que necesita 2 K para neutralizar
un O con número de oxidación -2. (Alumno 18)
Fragmento 4: Lo escribí así ya que el cobre al ser un metal se escribe primero y luego
puse el ión sulfato No puse subíndice ya que el cobre está usando estado de oxidación 2 y
el ión sulfato tiene estado de oxidación -2 (Alumno 25)
Cuando se analiza el tipo de lenguaje utilizado por los estudiantes antes y después de la
clase es de destacar el efecto de la intervención didáctica sobre las transformaciones en el
decir (Figura 4). Es relevante notar que mientras antes de la clase solo ocho alumnos
utilizaron en el relato alguna expresión propia del lenguaje universitario, este número se
incrementó a 65 luego de la intervención del docente.
Figura 4. Cantidad de alumnos que relatan utilizando el lenguaje escolar y universitario antes y
después de la secuencia didáctica
Si sostenemos que el lenguaje crea realidades (Bruner, 1992, 2013) y que el relato da
visibilidad a los saberes, la presencia de estos dos tipos de lenguajes revela, en primer
lugar, los diferentes procedimientos que el estudiante utiliza para resolver la tarea, en
segundo lugar, el docente puede darse cuenta de los aciertos y errores que aparecen y con
esta información producir cambios en su secuencia didáctica así como en el uso del
vocabulario que utiliza. En este sentido, los relatos dan visibilidad al pensamiento para que
docentes y estudiantes puedan operar sobre los mecanismos de aprendizaje (Ritchhart,
Church, y Morrison 2014). El poder decir es un proceso que le permite al estudiante refinar
los conceptos, mediante el cual las ideas se hacen más claras.
A modo de cierre es posible decir que los resultados parciales presentados en este trabajo
revelan en primer lugar las transformaciones en el decir y en el hacer que se producen en
los aprendizajes en relación a la secuencia didáctica producida.
En segundo lugar, es posible pensar en la relación entre el hacer y el decir, entre las
prácticas discursivas y no discursivas (Foucault, 1970) y su anclaje en las instituciones en
que se producen: así asociamos el lenguaje escolar a las formas de resolver y verbalizar la
escritura de las fórmulas químicas en la escuela secundaria y el lenguaje universitario en
la manera en que se realizan estas prácticas en la universidad. En este sentido, es posible
afirmar que los saberes y los discursos utilizados, su persistencia o posibilidad de cambio
están relacionados con lo que cada institución considera valioso aprender.
Bibliografía
Alejandra Nicolino
alejandra_nicolino@hotmail.com
Juliana Tellechea
juliana.tellechea@hotmail.com
Resumen
Este trabajo constituye un avance de la investigación "La enseñanza en Educación Superior. El caso
de la formación de Profesoras de Educación Primaria en la provincia de Buenos Aires", radicado en
el Departamento de Educación (UNLu). Tiene como objeto estudiar las estrategias de enseñanza
inscriptas en las propuestas didácticas en educación superior que contribuyen a la constitución del
conocimiento de oficio docente en la formación de maestras.
Nos proponemos relevar y analizar las estrategias de enseñanza privilegiadas en la formación de
Profesoras de Educación Primaria, así como también posibilitar la incorporación de otras
estrategias de enseñanza menos difundidas, a partir del trabajo colaborativo con las profesoras
involucradas.
La investigación se desarrolla desde una lógica cualitativa con la que se espera comprender la
complejidad del objeto de estudio. Se analiza el caso de un ISFD, ubicado en el Conurbano
bonaerense, a partir del seguimiento de una comisión de la cohorte 2014-2017. Para ello se
seleccionaron cuatro asignaturas, cada una de ellas pertenecientes a un año de la carrera.
En esta oportunidad focalizamos en el análisis del desarrollo procesal práctico de la asignatura
Historia y Prospectiva de la Educación, del tercer año de la carrera, tomando como base los registros
de observación elaborados durante el 2016, las entrevistas y conversaciones con la profesora
responsable, y las entrevistas y el grupo focal realizados con las estudiantes.
A partir del análisis de la información relevada en las diversas fuentes, identificamos que en las
tareas que realiza la profesora se despliegan estrategias de enseñanza, cuya intencionalidad es
generar condiciones necesarias que posibiliten tareas de estudiantar en las futuras docentes
(Fenstermacher, 1989).
En el desarrollo de las clases encontramos recurrencias potentes, en las que aparecen la exposición
y la exposición dialogada como estrategias privilegiadas. Dentro de ellas, las preguntas elaboradas,
tanto por la docente como por las estudiantes, constituyen herramientas importantes que
promueven el intercambio dialógico y la ruptura con la exposición magistral.
Al mismo tiempo, los relatos cobran sentido en el desarrollo de las clases. Las narrativas, tanto
orales como escritas, se vuelven una estrategia frecuente y constituyen en sí mismas
interpretaciones pedagógicas. La docente les propone a sus estudiantes experiencias prácticas
significativas a partir de las cuales reflexionan sobre la historia de la educación, tratando de
encontrar puentes con las teorías pedagógicas.
Introducción
Nuestro interés se centra en indagar cuáles son las estrategias de enseñanza que, desde la
perspectiva de la profesora y de las estudiantes, favorecen los aprendizajes en relación con
el futuro desarrollo profesional de las maestras, y comprender cómo contribuyen a la
constitución del conocimiento de oficio docente (Angulo Rasco, 1999). En esta oportunidad
centraremos nuestro análisis en la propuesta didáctica correspondiente a la asignatura
Historia y prospectiva de la educación, ubicada en el tercer año de la carrera. Al mismo
tiempo, en esta ponencia nos interesa analizar cómo estas estrategias invitan a las
estudiantes a realizar procesos de reflexión que favorezcan la construcción y la apropiación
de los conocimientos en el aula a partir de la promoción de las tareas de estudiantar.
conocimiento con las estudiantes, desde las cuales la docente busca posibilitar las
condiciones necesarias para la promoción de las tareas de estudiantar. Una de sus
intencionalidades pedagógicas es facilitar el acceso a determinados objetos culturales, por
lo cual la enseñanza adquiere una doble fuerza: moral y epistemológica, propiciando una
“buena enseñanza” (Fenstermacher, 1989).
…a comparación de lo que venía haciendo hasta el año pasado, el trabajo que yo planteo
este año es como más artesanal porque siento que son procesos muy complejos y
además (a las estudiantes) les cuesta mucho relacionar. Entonces hay que trabajar de
otra manera, así que bueno en eso estamos… (…) pero todo esto a mí me sirve para
construir este enfoque que voy haciendo este año. Pero, bueno vamos a ver cómo
funciona (Diálogo ocasional entre la profesora y la docente investigadora, durante la
clase 06-06-2016).
Por un lado, posee un carácter cognitivo en tanto la mediación promueve en las estudiantes
procesos intelectuales para la comprensión y la representación mental del nuevo
contenido. A lo largo de las clases, la docente dialoga con las estudiantes y realiza
apoyaturas a sus procesos cognitivos. El siguiente ejemplo da cuenta de la explicación que
realiza la docente al introducir la temática “nacionalismo”1 con la pregunta “¿qué es lo
nacional para ustedes?”, y luego de registrar en el pizarrón distintas intervenciones de un
grupo de estudiantes, plantea
A ver… todas estas ideas que ustedes van pensando son asociaciones que hacen con lo
nacional ¿sí?, y que son parte de una construcción y son parte, también, de la
apropiación que cada una de ustedes fue haciendo de esa transmisión. (…) Nos
apropiamos de diferentes maneras y construimos significados; es decir, todo esto que
acabamos de anotar son significados construidos en torno de lo nacional (Registro
denso de clase 05-09-2016).
Aquí podemos evidenciar el inicio de una mediación a través de la cual la docente guía el
proceso de apropiación de un nuevo contenido, vinculándolo con saberes ya constituidos
y resignificándolos con nuevos sentidos conceptuales. La profesora se propone que las
estudiantes comprendan que aquellas ideas asociadas a “lo nacional” son, en realidad, el
resultado de un proceso de construcción histórico y social, en el que el dispositivo escolar
ha tenido una fuerte incidencia en sus propias biografías.
Por otro lado, en estas clases la mediación tiene un carácter social ya que posee lugar en la
estructura social del aula. En este sentido, la docente organiza su práctica en función de las
características del grupo, tal como se evidencia en una de sus clases en la que le plantea a
la integrante del equipo de investigación que dadas las condiciones de hacinamiento del
aula se propone leer fragmentos del texto con el grupo total. Teme que al trabajar en
pequeños grupos se dispersen por la incomodidad2. En aquel encuentro, la actividad
consistió en leer uno de los textos3 en función de afirmaciones4 elaboradas por la profesora
1
Tema ubicado en la Unidad III: “Enseñar en la Argentina: pasado, presente y futuro. Las prácticas educativas
en tensión” En la temática “Rasgos y tendencias configuradoras de la práctica docente” se enuncian diez rasgos
y uno de ellos es el nacionalismo.
2
Registro denso de clase 30-5-2016. Es necesario aclarar que el espacio del aula estaba totalmente ocupado por
las estudiantes, cubriéndose también los pasillos.
3
Bravo, F. (Comp.). (1985). A cien años de la Ley 1420. Buenos Aires: CEAL.
4
Las afirmaciones asignadas fueron: “La ley 1420 como base del progreso de la Nación”; “La ley 1420 y la
conformación del Estado Nación”; “La ley 1420 y el triunfo del proyecto liberal” (Registro denso de clase 23-5-
2016).
-presentadas en la clase anterior-, a partir de las cuales las estudiantes debían desarrollar
sus ideas sobre la temática. La docente dialoga con las estudiantes e introduce
explicaciones a partir de la recuperación de fragmentos y subtítulos clave, señalando las
páginas, vinculando este tratamiento con un documental complementario y con otro
documental5 cuyo visionado fue analizado en la clase anterior. En definitiva, se trata de una
lectura asistida.
En esta propuesta didáctica, la exposición dialogada es una herramienta más que provee
“cimientos” y posibilita la mediación entre los textos académicos y la comprensión de las
estudiantes. Constituye una decisión didáctica de la profesora que se vincula con su
preocupación constante por la claridad y la precisión conceptual, ya que entiende que la
explicación favorece los procesos de construcción de los conocimientos.
A veces pienso que para poder hacer una construcción tiene que haber cimientos, no se
puede construir desde la nada. Y esto lo digo porque hay discursos que ponen mucho el
énfasis en la construcción, pero esa construcción tiene que tener bases (…) para que
ellos [los estudiantes] vayan construyendo (Entrevista inicial con la profesora, 2014).
5
El documental complementario es El grito de Alcorta- Escenas de la vida de un país, Canal Encuentro. Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=zI5f16iO_10; y el documental obligatorio es Especial Ley 1420, Canal
Encuentro. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=7Pvk8K7Y6FY&t=999s
6
La formación de grado de la docente se inició en el Profesorado de Ciencias de la Educación, carrera que
ofrecían algunos institutos de la provincia de Buenos Aires. Luego cursó y egresó de la Licenciatura en Ciencias
de la Educación de la Universidad Nacional de Luján. Lo que es importante destacar es que en los dos institutos
provinciales donde esta profesora se formó, en las clases los docentes no desarrollaban contenidos. Por el
contrario, en la universidad vivió una experiencia diametralmente opuesta, la que es valorada por ella como
altamente formativa (Entrevista inicial con la profesora, 2014 y reuniones con el equipo de investigación).
7
La escasa lectura se incrementa a partir del segundo cuatrimestre porque las estudiantes realizan las prácticas
de enseñanza en las escuelas. Esta dificultad es mencionada en varias oportunidades por la docente y las
estudiantes en las entrevistas y grupos focales realizados.
Ustedes en primer año habrán visto como parte del modelo educativo de la Escuela
Nueva ¿no es cierto? que la Escuela Nueva lo que apuntaba era a, justamente, tomar en
cuenta las necesidades, los intereses de los niños y vincular aquellos contenidos
escolares con la vida de los niños ¿sí? Ustedes fíjense que en el texto, por ejemplo, de
Ovide Menín… ¿Se acuerdan de la experiencia de la escuela activa en un pueblo de
provincia? Bueno, mucho de las actividades, de los contenidos que se trabajaban en la
escuela, tenía un vínculo con la vida cotidiana (…) Las hermanas Cossettini, en la
Escuela Serena, van a decir lo mismo. Ustedes habrán visto el video o habrán escuchado
hablar de las hermanas Cossettini, que ellas decían que los contenidos que se trabajan
en la escuela eran los que estaban establecidos en los programas de estudio (…) pero
¿de qué manera lo hacían? vivificando esos contenidos, o sea, haciéndolos
significativos, vinculándolos con la vida de los niños (Registro denso de clase 24-10-
2016).
Las preguntas funcionan como balizas que me van marcando el camino por donde va la
exposición… O sea, si yo hago una pregunta y veo que no se entiende, que ese contenido
[las estudiantes] no lo pueden explicar o tienen dificultades, ahí yo tengo que revisar y
8
Entre ellos se encuentran explicitados en el programa: libros de lectura de distintas épocas, revistas educativas
y bibliografía de la docente. En las clases que compartimos: el prólogo de una novela y relatos de experiencias
pedagógicas. Más adelante se profundizará en la caracterización y análisis de estas narrativas y su inclusión en
las clases.
dar marcha atrás para entrar por otro lado… (…) Las preguntas tienen la función de ir
corroborando el rumbo de la explicación (Reunión del equipo de investigación con la
profesora 5-7-2018).
En otras ocasiones, las preguntas cobran importancia para que las estudiantes se
cuestionen y desplieguen nuevos interrogantes:
Profesora -Pregunto, estos chicos eran la otra infancia, o sea que no hay una sola infancia,
hay varias infancias (…) ¿qué pasa hoy con estos chicos en el escenario actual? Porque
digo… ¿hay niños que trabajan hoy? (Varias estudiantes responden afirmativamente)
Bueno, niños que, digamos, son huérfanos, de pronto abandonados por su familia ¿Sí o
no? ¿Qué pasa con esos chicos hoy?
Estudiante Q -Hay instituciones que se encargan y que buscan adoptarlos, buscan la
adopción de otras familias.
Estudiante R -Están buscando el derecho, la experimentación de que los chicos son
sujetos de derecho.
Profesora -Bueno, entonces el Estado, digamos, desarrolla un aparato institucional para
la adopción de aquellos chicos que están en estado de… que fueron abandonados por sus
padres eventualmente, o no abandonados sino que sus padres fallecieron y no hay quien
se haga cargo de ellos.
Estudiante S -Lo que pasa es que ahora tienen derechos y el Estado tiene que garantizar
esos derechos (Registro denso de clase 30-5-2016).
Durante esa clase, la docente caracteriza el marco social de la sanción de la Ley 1420 y
explica la existencia de “las distintas infancias” y las condiciones de los alumnos que
asistían a la escuela, a partir del texto de Sandra Carli9. Así, la profesora promueve a través
del diálogo la reflexión sobre la infancia como construcción histórica, y su vinculación con
las diversas infancias que forman parte de las escuelas en la actualidad.
A través de estos relatos ingresa al aula un abanico amplio de experiencias pedagógicas que
permiten pensar reflexivamente la práctica, su comprensión e, incluso, su transformación,
tendiendo puentes con las teorías. Entre las más destacadas se encuentran las siguientes
narrativas escritas: el prólogo de la novela “La maestra de la laguna”11; la historia de Rosa
del Río en “Cabezas rapadas y cintas argentinas”12; y “La escuela activa en un pueblo de
provincia”13. La docente define a estas lecturas con formato narrativo como “textos
ilustrativos”14; testimonios en primera o en tercera persona que narran experiencias
personales y pedagógicas y que, al mismo tiempo, son ilustraciones de contextos
sociohistóricos y educativos.
Estudiante -No, que yo dije que al final decía “mis mejores deseos para su travesía”, o sea,
ni trabajo, ni turismo, ni nada, es una travesía, algo como que… [La estudiante participa
citando un fragmento del prólogo de “La maestra de la laguna”]
Profesora -¿En la carta decís vos?
9
Carli, S. (1991). Infancia y sociedad: la mediación de las asociaciones, centros y sociedades populares de
educación. En Puiggrós, A. Sociedad civil y Estado en los orígenes del sistema educativo argentino. Buenos Aires:
Galerna
10
Reunión del equipo de investigación con la profesora 5-7-2018.
11
Casañas, G. V. (2010). La maestra de la laguna: un amor entre Boston y las pampas. Barcelona: Plaza & Janes
Editores.
12
En Sarlo, B. (1998). La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas. Buenos Aires: Ariel. “Cabezas
rapadas y cintas argentinas” fue analizado en Cultura, comunicación y educación, y en Teorías sociopolíticas y
educación, ambas materias del segundo año de la carrera. En Historia y prospectiva de la educación, la docente
recupera aquellos análisis y los incorpora en el estudio del Normalismo.
13
Menin, O. (2013) Escuela activa en un pueblo de provincia. Testimonio de una experiencia. PRAXIS educativa.
Vol. XVII, Nº2, pp. 106-112. Facultad de Ciencias Humanas. UNLPam.
14
Registro denso de clase 16-5-2016.
La profesora introduce estas narrativas a través del diálogo con las estudiantes, quienes
también recuperan los relatos en sus intervenciones y preguntas. También, en el caso del
artículo escrito por Ovide Menin, organiza una actividad en pequeños grupos en la que las
estudiantes deben situar el contexto y reconocer los rasgos de la escuela activa en aquella
experiencia. Al mismo tiempo, la docente lleva al aula -a través de relatos orales- las
experiencias desarrolladas por las hermanas Olga y Leticia Cossettini, Luis Iglesias y
Florencia Fossati. En ellos, se propone poner en diálogo los diferentes rasgos que son
compartidos por ciertas “tendencias pedagógicas”15. Es decir, durante la explicación toma
las experiencias pedagógicas de estos representantes para caracterizar y ejemplificar las
distintas formas que puede adquirir el sentido disruptivo de aquellas frente al Normalismo.
Se trata de historias de personas reales que dejaron su huella en la historia de la educación
en nuestro país y que constituyen andamios en los estudios, tal como expresa la profesora
en una de las clases
Adriana Puiggrós16 hace esta diferenciación entre Escuela Tradicional ¿no? -que es
justamente el modelo educativo fundante del sistema educativo argentino- y las
alternativas a la Escuela Tradicional (…) Pero hay rasgos que son comunes en las
diferentes corrientes ¿sí? Porque, a ver, esta promoción de vínculos democráticos no
sólo se da en experiencias de autogobierno como llevó a cabo, por ejemplo, Carlos
Vergara sino también en prácticas como las lecturas comentadas… -se acuerdan que
estuvimos trabajando el lunes pasado- de Dora Barrancos17 que eran parte, justamente,
de las prácticas que desarrollaban los anarquistas y los socialistas (Registro denso de
clase 24-10-2016).
15
Registro denso de clase 26-9-2016.
16
Puiggrós, A. Sujetos, disciplina y currículo en los orígenes del sistema educativo argentino (1885-1916). Buenos
Aires: Galerna.
17
Barrancos, D. Las lecturas comentadas Recuperado de ecaths1.s3.amazonaws.com/.../1294064211.Barrancos-
%20lecturas%20c...
Te conecta con la vida de las personas, de seres concretos que vivieron la época ¿no?, y
eso me parece que, a los fines de la comprensión, es valioso (…) te permite a vos
desarrollar… ambientar la época, ubicarte en el contexto. Que de pronto el texto
académico, por así decirlo el texto histórico, no te da esa visión, no te da esa mirada
(Reunión del equipo de investigación con la profesora 5-7-2018).
El documental es otra estrategia que la profesora destaca en los análisis que compartimos.
Ella considera que permite “una reconstrucción de época donde aparecen personajes (…)
escenas que de alguna manera intentan ambientar un determinado momento histórico”18.
A través del documental, los relatos vuelven a hacerse presentes dentro de un nuevo
discurso, el de la imagen en movimiento que se convierte en objeto de otros discursos que
lo analizan, lo explican y lo critican (Litwin, 2008). El uso de un recurso audiovisual como
medio de comunicación se vuelve potente para la enseñanza, ya que enriquece y fortalece
la comprensión de una temática, permite la instalación de un tema, recrea o reconstruye
la narrativa de una historia que se relaciona con los contenidos considerados valiosos por
la docente. Este es el caso del “Especial Ley 1420”19, con el cual la docente se propone
“facilitar la lectura del texto A cien años de la Ley 1420, de Félix Bravo”20. Las estudiantes
debían visionar este documental en sus casas, considerando una guía con ocho consignas
elaboradas por la profesora. En la clase se trató el documental a partir de la guía
orientadora, lo que promovió el diálogo y la intervención dinámica de las estudiantes que
habían realizado sus tareas de estudiantar. En las siguientes clases, el mismo audiovisual
fue recuperado para continuar el tratamiento de las temáticas y la bibliografía obligatoria.
18
Reunión del equipo de investigación con la profesora 5-7-2018.
19
Especial Ley 1420, Canal Encuentro, 2014. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=7Pvk8K7Y6FY
&t=999s
20
Registro denso de clase 30-5-2016.
21
Carlos Norberto Vergara, UNIPE, 2011. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=clKEw4042Ww
y, en dos de los seis grupos, con el visionado del documental. La consigna común fue
identificar los rasgos de las tendencias pedagógicas estudiadas22.
Cuando vos analizás un escenario histórico, sea del contexto o sea de la práctica
docente, los distintos géneros te van dando diferentes miradas, diferentes abordajes
que te permiten reconstruir, aunque sea en parte, un escenario sumamente complejo
(Reunión del equipo de investigación con la profesora 5-7-2018).
Por último, entre las tareas de estudiantar que la docente organiza para andamiar la
formación de las estudiantes, destacamos las siguientes: la orientación y el
acompañamiento en la lectura de los textos académicos; la identificación de los planteos
centrales de los autores y la permanente referencia al programa como herramienta de
estudio; y la elaboración de respuestas a posibles consignas de examen parcial, enfatizando
la importancia de reconocer lo que la pregunta demanda y las relaciones posibles entre
diversos referentes teóricos estudiados24.
Reflexiones finales
22
Registro denso de clase 17-10-2016.
23
El grito de Alcorta. Escenas de la historia de un país, Canal Encuentro, 2016 Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=zI5f16iO_10 La docente retoma aspectos de este documental en tres clases.
24
En esta ponencia no podemos incluir evidencias empíricas de estas tareas debido a las limitaciones en la
extensión del escrito.
cuenta de su búsqueda constante por andamiar los procesos cognitivos y comprensivos que
se llevan a cabo en del aula. Para explicar y dotar de sentido a esta intencionalidad
pedagógica, la profesora utiliza la metáfora de “hilar” o “tejer” el conocimiento.
La idea de tejer e hilar tiene que ver con la artesanía (...) de la práctica docente como
artesanía y de cómo una va construyendo configuraciones distintas en su práctica en
función de la materia que dicta, del grupo de alumnos, de su experiencia docente. Y esto
de tejer e hilar tiene que ver con esta artesanía propia que una va haciendo y con la
lectura propia que una va haciendo. Porque cuando vos tenés cierto nivel de lectura de
autores que vas recorriendo y leyendo, esos autores a la vez te remiten a otros y a ideas.
Ahí estás estableciendo relaciones, construyendo una mirada, un abordaje. Que va a ser
diferente al que hace otro que tiene otro recorrido y miradas. Después, en los exámenes
finales vas viendo cómo las estudiantes van tejiendo, hilando las relaciones con los
autores vistos y ves el resultado de esa artesanía que justamente se va construyendo
(Reunión del equipo de investigación con la profesora 5-07-2018).
Así, el “hilar” y el “tejer” se inician en la tarea de la profesora a partir de las acciones que
ella realiza para acompañar las tareas de estudiantar. Sin embargo, son las estudiantes
quienes también deben, paulatinamente, ir apropiándose de aquellas habilidades para
comprender el conocimiento construido en el aula. En los diferentes encuentros con la
docente y en las clases compartidas pudimos ver que en su propuesta se propone
seleccionar las estrategias didácticas entrelazando la buena enseñanza y la enseñanza
comprensiva (Litwin, 1996) con el objetivo de favorecer el desarrollo reflexivo propio y de
las estudiantes. La metáfora del “tejer” e “hilar” aparece en el discurso de la profesora
dotando de sentido a la enseñanza como un trabajo artesanal. Busca construir su práctica
como un entramado de temáticas y procesos cognitivos que teje a través de las distintas
estrategias de enseñanza que pone en juego dentro del aula. La exposición dialogada y las
preguntas, colaborando unas con otras, hacen posible el diálogo entre la docente y las
estudiantes. A la vez, las narrativas y los documentales permiten el ingreso al aula de
aquellos relatos que contando experiencias, sitúan los contenidos estudiados en procesos
históricos y pedagógicos reales. Todas estas estrategias colaboran entre sí en pos de la
mediación con los textos académicos y el tratamiento de las temáticas propias de la
historia. Ese entramado, que se teje clase a clase, les ofrece a las futuras maestras múltiples
puertas de entrada al conocimiento.
Bibliografía
Carolina Bruzzo
carolibruzzo@gmail.com
Resumen
Introducción
El tema y problema central de indagación se resume en la pregunta: ¿De qué manera el uso
de la metáfora como estrategia de enseñanza y parte de las configuraciones didácticas, y
como estrategia de aprendizaje del estudiante, puede contribuir a desarrollar el
pensamiento y la comprensión disciplinar?
El estudio describe el uso, tipo y valoraciones que los jóvenes hacen de la metáfora para
hacer visible su pensamiento y calidad de la comprensión disciplinar alcanzada; así
ejemplifica algunas propuestas significativas que los educadores realizan para hacer
emerger la metáfora desde sus propuestas didácticas, como recurso para la enseñanza y el
aprendizaje.
Objetivo general
Objetivos específicos
Marco teórico
Hasta hace unos pocos años, los docentes de nivel superior sosteníamos una particular
manera de enseñar basada en el conocimiento objetivo y el saber la disciplina por encima
de todas las cosas; ya que era suficiente para enseñar, poseer un conocimiento formal y
transmitirlo. En estos días, esta postura se torna ineficiente ante la realidad que es diferente
y sumamente compleja; las aulas universitarias están pobladas de jóvenes que conforman
la llamada Generación Y, o también conocidos como “millennials” o “Net”, sujetos que no
son estudiantes o trabajadores pasivos sino que disfrutan siendo protagonistas activos
comprometidos con lo que hacen, que manifiestan nuevas maneras de pensar y actuar; y
además, de portar conocimientos construidos en muchos casos de manera informal, donde
el libro impreso ha pasado a ocupar un segundo plano. Este nuevo escenario, si la finalidad
es la formación en el pensamiento y la comprensión como meta, exige estructurar una
nueva agenda didáctica (Litwin, 2008), con nuevas configuraciones de enseñanza para el
nivel superior.
Siguiendo a Malaguzzi (2001) “el oficio de educar, la pedagogía, no puede ni debe evitar
reflexiones amplias con respecto a los cambios culturales”; por el contrario, el compromiso
de los educadores en este cambio cultural, es imprescindible e intransferible. Nos
corresponde a los profesores pensar la enseñanza en la educación superior desde una
nueva mirada, aumentar las posibilidades de los estudiantes de acercarse al conocimiento
a través de la resolución de desempeños de comprensión que impliquen diversas y plurales
Problema de investigación
Los frágiles resultados que evidencian las universidades Latinoamericanas, dan cuenta de
la necesidad de sentar precedentes científicos sólidos acerca de la enseñanza, sin olvidar
de considerar cuáles son los retos más significativos del Siglo XXI que la sociedad plantea
a la educación. Por ello, es imprescindible que la una nueva agenda didáctica que
estructuremos sea capaz de equilibrar dichas demandas sociales con las nuevas formas de
aprender, de pensar y actuar de los jóvenes que habitan las aulas del nivel superior.
Teniendo en cuenta este aspecto, planteamos nuevos caminos para enseñar y aprender que
estimulen el desarrollo de comunidades de pensamiento en las cuales se incluya la
metáfora -lingüística y no lingüística- como categoría didáctica, dada su potencialidad para
promover la comprensión disciplinar. En consecuencia formulamos el siguiente problema
de investigación: ¿De qué manera el uso de la metáfora como estrategia de enseñanza y parte de
las configuraciones didácticas, y como estrategias de aprendizaje del estudiante, puede contribuir
a desarrollar el pensamiento y la comprensión disciplinar?
Metodología
El programa de Teorías del Aprendizaje fue intervenido en su portada con la imagen del
“Barco de mariposas” del pintor surrealista Vladimir Kush. En el inicio de la clase
correspondiente se preguntaba: ¿Si el
aprendizaje fuera una metáfora, cuál sería?,
¿por qué?, interrogante que fue acompañado
con la rutina: ver-pensar-preguntarse. Esta
actividad propuesta a los estudiantes de ver la
imagen- pensar acerca de cuál sería la mejor
forma de expresar su pensamiento mediante
una metáfora y preguntarse de manera
reflexiva, permite a los educadores provocar
la visibilidad del pensamiento previo, ingenuo y erróneo, el nivel de argumentación, y de
comprensión de los estudiantes que habitan nuestras aulas. En tanto que como Camillioni
(2014), entendemos, que “las metáforas, no navegan sólo en un mar de palabras. Orientan
la comprensión y construcción de significados y sustentan la construcción del
conocimiento e influyen significativamente sobre ésta” (p. 20). A continuación
presentamos tres cuadros explicativos de los desempeños con sus metáforas y rutinas.
Ejemplo 1
Cuadro Nº 1: Metáfora: sinestésica y metáfora objetual. Rutina: ver - pensar - preguntarse.
Ejemplos “El aprendizaje es como parches en la vela de un barco, ayudan a reparar la vela
documentales de de la ignorancia que nos impulsa por el mar del saber”.
expresiones
“El aprendizaje es como el recorrido de un ciclista por un camino mixto, un camino
metafóricas
que contempla tramos lisos y fáciles de recorrer, otros un poco más sinuosos y otros
empinados con fallas, piedras y golpes”
unas imágenes funcionan mejor porque se acomodan mejor o concretan mejor con el
lenguaje de las cosas mismas” (Núñez, 1992:174-175).
Ejemplo 2
Cuadro Nº 2. Metáfora: conceptual y metáfora espacial. Rutina: creo- me problematizo- exploro.
Cátedra Teorías del Aprendizaje. Bloque 3: Inteligencia.
Ejemplos “La inteligencia es como el mar, podés ver un comienzo pero no un final”.
documentale
“La inteligencia es como un músculo, porque mientras más lo ejercitás, mejor uso harás
s de
de él”.
expresiones
metafóricas “La inteligencia es como una computadora porque necesita estar prendida y saber usarla
para obtener resultados”
Ejemplo 3
Se presentan a los estudiantes diversas fotografías de esculturas1 y se les pide que las
observen detenidamente y que intenten encontrar relaciones con el tópico estudiado. El
educador tira pistas para orientar a los estudiantes y animarlos a que realicen una
interpretación sobre lo que ven. Pueden expresarse mediante la palabra, utilizando su
cuerpo, un poema, cualquier tipo de representación simbólica, que consideren
conveniente; puesto que “la esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de
cosa en términos de otra” (Lakoff & Johnson 1995, p.41). Estos autores hablan de esquemas
de imágenes, para demostrar la corporeidad del pensamiento, y lo definen como patrones
recurrentes que se originan por nuestras sensaciones corporales como el movimiento,
manipulaciones de objetos, e interacciones perceptivas. Los esquemas de imágenes poseen
un carácter dinámico y organizan nuestra experiencia y entendimiento; “Las metáforas son
producto y causa de configuraciones que se encuentran en la base del conocimiento y la
comprensión de los procesos educativos” (Camilloni, 2014, p.19).
1
Ver Blog Howard Gardner http://multipleintelligencesoasis.org/about/the-components-of-mi/#box-6
Cuadro Nº 3: -Metáfora conceptual y entes geométricos metafóricos. Rutina: ¿Qué te hace pensar
eso?
Cátedra Teorías del Aprendizaje. Bloque 3: tema: Inteligencias múltiples.
¿Qué te hace Estrategia para cons- Interpretación Los interrogantes pueden variar;
pensar eso? truir explicaciones. con justificación ¿Qué observaste que te hizo decir
Iniciar la argumenta- eso?, ¿en qué basas tu opinión o
ción. Promueve el interpretación?, ¿qué sabes o
razonamiento basado conoces sobre el tema?
en la evidencia.
Ejemplo “Es como la combinación de ciertos ingredientes, para alcanzar un plato exquisito”.
documental de
expresión
metafórica
El estudio describe el uso, tipo y valoraciones que los estudiantes hacen de la metáfora
como un modo de estructurar su conocimiento, hacer visible su pensamiento y nivel de
comprensión disciplinar. Asimismo, las rutinas expuestas demuestran el alto compromiso
de las propuestas educativas, que los educadores plantean desde la didáctica, para hacer
emerger la metáfora a través de desafíos cognitivos atractivos para estudiantes y docentes.
Avances realizados:
Bibliografía
Viviana Soler
insoler@inibibb-conicet.gob.ar
Resumen
Este trabajo aborda un tema trillado en los encuentros en torno a la educación superior,
específicamente: la escritura de los alumnos y profesores universitarios, por un lado, y lo que
muestra hoy la escritura sobre la comunidad académica que la produce, por el otro. Este abordaje
se hará a través de un anecdotario “doméstico” que surge de tareas diarias realizadas en un centro
de investigación cuya comunidad está integrada por investigadores, profesores universitarios,
doctorandos y alumnos de grado. Los objetivos del análisis crítico de este anecdotario sobre textos
escritos por una microcomunidad científico-académica son: 1) mostrar ejemplos de falencias
recurrentes de la escritura académica en alumnos y profesores, 2) mostrar qué posiciones dentro de
la comunidad académica son visibles en relación con estas falencias, y 3) reflexionar en qué estadio
se encuentra actualmente la escritura académica en la educación superior, ya sea como paradigma
de reflexión o de acción institucional, con la expectativa de que se la aborde como espacio curricular
para los alumnos, y como espacio de concientización para los profesores con la finalidad de que
prime calidad en los escritos que los representan.
Hace unos años me llamó la atención una noticia que se emitió durante la quincuagésima
primera reunión anual de la Sociedad de Biofísica realizada en Baltimore, Estados Unidos,
en febrero de 2007, según la cual el Committee for Professional Opportunities for Women
de dicha sociedad científica iba a realizar una mesa redonda sobre “La escritura de pedidos
de subsidios”. Durante esa mesa redonda, Heidelberg y Harkins, dos de sus organizadoras,
señalaron que a pesar de que la escritura de pedidos de subsidios es una tarea que involucra
habilidades adquiridas que provienen del aprendizaje, la práctica y la experiencia, muchos
científicos que han alcanzado posiciones de reconocimiento en sus comunidades
académicas demuestran ─a través de sus pedidos─ que no tuvieron la oportunidad de
adquirir tales habilidades, y sin embargo, deben competir con éxito por la financiación de
sus investigaciones (Heidelberg y Harkins, 2007). Probablemente mi sorpresa surgió de
creer inocentemente que las sociedades científicas están comprometidas con la promoción
de la ciencia y la transferencia del conocimiento bajo el principio tácitamente aceptado de
que la alfabetización de la escritura es una extensión natural del quehacer científico, y es,
por tanto, innecesario proporcionar a los científicos las herramientas para garantizar una
escritura científico-académica óptima. Solo después de leer esta noticia, me dí cuenta de
que estaba equivocada y de que, si una sociedad científica internacional promocionaba una
mesa redonda sobre la escritura, esto era indicativo de que había falencias en la producción
escrita, al menos en la escritura del género “pedido de subsidio”.
Admitiendo que en la tarea diaria de quien comunica, tanto la lectura como la escritura van
de la mano, por razones de espacio en esta contribución, me centraré solo en la escritura y
abordaré el tema sin lo que para muchos especialistas de renombre es autoridad
académica, porque no tengo grado de maestría ni de doctorado en el tema a desarrollar. Mi
autoridad, solo por dar un nombre, es mi tarea diaria en el Instituto de Investigaciones
Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB), organismo dependiente del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la Universidad Nacional del Sur
(UNS), a través de la cual me enfrento con textos escritos de diferentes registros y géneros
cuyos autores son tanto investigadores y profesores universitarios como alumnos de grado
y de posgrado. El contexto de mi comunidad diaria bien responde entonces al contexto de
la educación superior cuyos textos escritos en mi hábitat muestran falta de calidad óptima
y errores de naturaleza heterogénea.
Las falencias varían desde cuestiones que se detectan a primera vista y, aun así, sus autores
lamentablemente no conocen o no reconocen, y por tanto, no pueden corregir, a
cuestiones que van mucho más allá del plano ortotipográfico, como lo son descuidos para
dar una estructura y estética a los textos que se escriben, o falta de autonomía para 1)
construir textos con una lógica de coherencia y cohesión, 2) asumir posiciones frente al
contenido que se quiere tratar, 3) mostrar visibilidad o invisibilidad como autor del texto
producido, 4) persuadir, y la lista podría continuar.
Si bien el ejemplo propuesto podría interpretarse como una instancia trivial de error
ortotipográfico, la realidad indica que no solo se trata de un error recurrente en los dos
artículos propuestos sino que este error pasó inadvertido por sus autores, los evaluadores
de estos artículos y los editores. Un detalle importante a tener en cuenta, además, es el
hecho de que el error ortotipográfico elegido como ejemplo no solo es reiterado en el
cuerpo de los dos artículos en cuestión sino que aparece en el título, "seña de identidad" de
todo artículo (Cabrera y Carro 2007 p. 1).
Otro error frecuente es la omisión o el uso incorrecto de los artículos, por ejemplo:
Probablemente como resultado de la influencia del inglés, lengua que admite lo que se
llama Zero Article o artículo cero, este tipo de error es recurrente en esta tesis doctoral. Esto
parece indicar que a su autor no le explicaron que cuando se habla de proteínas por sus
nombres, en español debe usarse el artículo. Por tanto, en este caso, el texto debiera haber
dicho: “La calnexina es una proteína…”.
Es también frecuente encontrar errores en el uso de los signos de puntuación, por ejemplo:
Ahora bien, la situación se agrava cuando los textos a través de las palabras elegidas y
entrelazadas por su autor muestran pobreza en la presentación de ideas, falta de claridad
y linealidad para asegurar univocidad semántica y para elegir persuadir y/o interactuar con
el lector, falta de tiempo para sentarse a pensar antes de escribir sobre lo que voy a escribir
y cómo lo voy a escribir, y muchas otras falencias. Como ejemplo de todo esto, en congresos
de traducción solía presentar con autorización de sus autores el caso de un resumen para
un congreso sobre contaminación del agua que me fue dado para traducir del español al
inglés. Traducir dicho resumen fue uno de los mayores desafíos que tuve hace unos años
atrás porque se trataba de una sola oración que contenía nada menos que 191 palabras y
solo 5 comas. Si bien para hacer fehaciente este ejemplo, no cuento en esta oportunidad
con la autorización de los autores para mostrar el texto original auténtico, hago referencia
a dicho resumen porque es un indicador real de que sus autores no habían adquirido
habilidades para escribir textos científico-académicos óptimos, seguramente porque no les
enseñaron a hacerlo. Frente a la compleja dificultad que significaba traducir al inglés una
sola oración de 191 palabras, mi primer paso fue decir a sus autores: “para poder traducir
del español al inglés este resumen, primero hay que traducirlo al español”. Por lo tanto,
solo después de una reformulación que resultó tediosa para los autores porque no veían los
errores en el texto original, fue posible una traducción honorable al inglés del resumen en
cuestión. Cuando digo que los autores de este resumen no veían los errores de escritura,
quiero decir que no veían los errores sintácticos y discursivos en el texto original, y por ese
motivo, les fue difícil llegar a un texto óptimamente redactado en español desde una
perspectiva gramatical. Este ejemplo muestra también que saber mucho sobre un
determinado objeto de estudio no quiere decir saber comunicar bien lo que se sabe sobre
dicho objeto.
Esta radiografía que intento mostrar de los textos escritos por profesores, investigadores y
alumnos de la universidad da sustento no solo a la queja que alguna vez pronunció la Dra.
P. Carlino (2002) refiriéndose a los alumnos del nivel superior: “Los alumnos no saben
escribir” (p. 2), sino también a la queja que incluye a un porcentaje de profesores e
investigadores que tampoco han aprendido a escribir textos académicos. En este último
caso, y más allá de que ese porcentaje sea bajo, mediano o alto, el problema de la mala
escritura académica se agrava porque quienes integran ese porcentaje guían a los alumnos
que están formando con un equipo de herramientas lingüísticas y discursivas deficiente
para hacerlo.
termina venciendo mi esfuerzo y por lo tanto, paso a ser facilitadora de acciones para
mejorar un texto pero no para generar una conciencia que conduzca a mis interlocutores a
ser constructores de textos escritos óptimos, o bien a ser constructores de una cultura de
la escritura. En otros términos, garantizo una posible solución rápida, cómoda y fácil
porque corrijo silenciosamente, pero los autores no aprenden.
Por otro lado, más allá de la mejora significativa en la calidad lingüística que implica la
intervención de un corrector de textos, el trabajo del corrector asegura la lectura objetiva
desde un ojo ajeno al objeto de estudio, lo cual permite el enriquecimiento textual desde el
pensamiento crítico que puede aportar ese otro ojo externo. Esto me recuerda la
importancia que le asigna a la escritura óptima el Leids Universitair Medisch Centrum o
Facultad de Medicina de la Universidad de Leiden, en Holanda, en la que todas las tesis que
escriben los alumnos para acceder al grado de Bachelor son corregidas simultáneamente
por un especialista de la carrera de medicina y por un experto en Communication in Science
(Comunicación Científica) de manera que la nota final resulta del promedio de las dos
calificaciones que asignen estos evaluadores (Portal 2017, 2018). Enhorabuena entonces
porque la dupla experto en un tema/experto en comunicación escrita es por fin puesta en
acción, demostrando que saber sobre un tema es tan importante como saber comunicar
bien sobre dicho tema.
Destaco el caso de las universidades holandesas como instancia ostensible del compromiso
institucional que ha llevado a quienes están a cargo de la educación superior a implementar
y a poner en acción programas obligatorios para el aprendizaje de la escritura académica
en todo el país. Argentina muestra evidencias de un cuadro heterogéneo al respecto. Por
un lado, hay universidades argentinas que están trabajando en la misma dirección que las
universidades holandesas aunque quizás con estrategias y modalidades diferentes, por
ejemplo, el Programa de Tutorías Académicas en Competencias de Lectura y Escritura en
la Facultad Regional Pacheco de la Universidad Tecnológica Nacional y la Universidad
quiere construir una cultura de la escritura académica. Cualquiera sea la respuesta, hay
detrás de ella una política institucional educativa que no solo debe apoyarla sino que tiene
que hacerse cargo de las consecuencias de esa respuesta. Por lo tanto, si la respuesta es
negativa, el aprendizaje de la escritura académica no será producto de una enseñanza
planificada de la educación superior sino de cómo puedan arreglarse los profesores,
investigadores y alumnos de grado y de posgrado para escribir bien con lo que adquirieron
en su formación previa. Probablemente y como señalaran Cuestas y Maffei (2012), quienes
integran la comunidad universitaria terminen escribiendo solo para sobrevivir en el
sistema. Si, en cambio, la educación superior argentina quiere construir una cultura de la
escritura académica, urge concretar acciones de la mano conjunta de autoridades y
docentes para “reconceptualizar el problema de escritura para no identificarlo como
herencia de una educación secundaria deficiente sino que es la universidad la que ha
descuidado un contenido que debe ser enseñado” Carlino (2011). En virtud de todo lo
anterior, puedo concluir que sin un paradigma de acción que atienda la escritura
académica en la educación superior, la voz general dirá “nadie enseña a escribir y uno
escribe entonces como puede”. De dicha voz surge el eco de la siguiente reflexión final:
"nadie enseña a escribir, uno entonces escribe como puede, pero lo que escribe queda
documentado y enseña a otros".
Referencias
Baier, C.J. (2008). El receptor de acetilcolina nicotínico y su entorno lipídico: Estudios celulares y
biofísico. Tesis doctoral en Bioquímica. Departamento de Biología, Bioquímica y
Farmacia, Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, Argentina.
Cabrera, L. y Carro, L. (2007). La redacción y presentación de los artículos de investigación.
Revista Latina de Comunicación Social 62, 1-3.
Carlino, P. (2002). ¿Quién debe ocuparse de enseñar a leer y a escribir en la universidad?
Tutorías, simulacros de examen y síntesis de clases en las humanidades. Lectura y Vida
23(1), 6-14.
Carlino, P. (2011). Conclusiones sobre Conferencia de la Dra. Paula Carlino sobre escritura y
redacción de textos científicos en FaMAF. Córdoba, Argentina: Comisión de Seguimiento,
Orientación y Apoyo, Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Universidad Nac.
de Córdoba. Recuperado de: http://www.ori.soa.efn.uncor.edu/?p=552 .
Laura Lepez
laura_lepez@hotmail.com
Silvina Bresca
silvinaBresca@hotmail.com
Mónica Gigli
giglimonica@gmail.com
Resumen
El presente trabajo plantea algunos aspectos del campo de la Didáctica del Nivel Superior cuando se
dirige a la formación de profesores que se los prepara para el ejercicio profesional en el sistema
educativo. Entre los aspectos a considerar se encuentra: las formas de enfocar los diferentes niveles
y modalidades de enseñanza; la iniciación en la investigación desde una perspectiva reflexiva; la
preocupación y estudio del impacto de los cambios sociales, económicos y políticos de los contextos
donde se desarrollará la práctica de enseñanza; las modalidades de trabajo que permitan a los
estudiantes formarse en una perspectiva o enfoque para ejercer la profesión.
Nos asumimos como comunidad autocrítica que reflexiona sobre la propuesta de enseñanza y el
enfoque que lo sostiene. Las preguntas que guían el trabajo son: ¿cómo se organiza la enseñanza
para dar cuenta de la contextualización de los problemas sociales y económicos que atraviesan la
vida del aula? ¿de qué manera se patentiza la relación de una Didáctica de Nivel Superior que asume
la formación para otros niveles y modalidades de la enseñanza? ¿Cuál es el aporte de la Didáctica
General, en la formación del profesorado, sus límites y sus posibilidades desde una mirada del plan
de estudio?
Para su desarrollo, pretendemos dar cuenta de los abordajes efectuados en la materia, en sus
principales tópicos, tales como la problemática de la desigualdad educativa y social, entre otras, el
modo de abordaje de los niveles y las modalidades, en particular, la que corresponde a la Educación
de Jóvenes y Adultos que en la provincia de Mendoza ha adquirido un lugar relevante. Por otra parte,
cómo a través del dispositivo de la observación institucional se introduce la investigación sobre las
prácticas de enseñanza.
Por ello se pone en consideración el proceso, seguido por el equipo docente en los últimos años en
que se fue dirimiendo la propuesta de cátedra en los aspectos teóricos prácticos a fin de acercar a
los estudiantes la práctica de enseñanza en sus contextos.
A partir del análisis reflexivo de nuestra práctica, registrada como diario de clases, reuniones de
equipo de cátedra, como los procesos reflexivos establecidos y reflejados en documentos de cátedra,
encuentros y grupo focal se recoge una interpretación de los caminos seguidos para dar una
respuesta al necesario carácter situado de la práctica de enseñanza.
En este sentido, la formación docente adquiere y requiere una comprensión profunda del
significado de las acciones del docente en su práctica de enseñanza como así también una
construcción apropiada para las tareas profesionales que le impone la profesión. Para ello,
es indispensable trabajar la capacidad de identificar los problemas de la enseñanza a partir
de un apropiado reconocimiento de situaciones complejas, que requieren tiempo para
pensarlas. En este sentido las situaciones de enseñanza siempre son contextualizadas e
históricas.
En nuestro caso, en todos los perfiles de las carreras concurren diferentes tradiciones
formativas y enfoques en relación con el campo de la Didáctica, de los conocimientos
disciplinares e incluso del curriculum que se termina plasmando en la experiencia
formativa. El espacio curricular es común para todos los profesorados.
1
Síntesis del Plan de estudio de la carrera de Letras. Se encuentra en el sitio web de la FFyL en su carácter
informativo
La lengua se constituye así en un instrumento que tiende puentes entre las propias
culturas de los países de habla portuguesa y las de los países de la región. Con el objetivo
de promover la lengua y la cultura luso-brasileñas en nuestro medio para fortalecer la
2
Davini, María Cristina (1997). La formación docente en cuestión: política y pedagogía. Paidós. Bs. As. Cap. 1:
“Tradiciones en la formación de los docentes y sus presencias actuales”.
En este sentido, las Lenguas Extranjeras que se enseñan en la facultad lo hacen para todos
los niveles del sistema educativo. Sin embargo, consideramos que la carrera de Portugués
tiene una perspectiva mucho más abierta al entender el carácter situado e histórico de la
enseñanza de ese idioma.
La mirada social, política, económica del contexto actual como condición para la
práctica de enseñanza. Primer desafío
La escucha atenta de Buoventura Sousa Santos3, solicitada a los alumnos el primer día de
clase por otra parte, nos permite contextualizar aspectos cruciales a atender en el contexto
actual. Desde la propuesta de enseñanza que toma en cuenta la franja etaria de 20 a 25 años
como una propuesta cognitiva que involucra el desarrollo del pensamiento superior. El
primer problema a dilucidar es saber también, si nosotros desde la formación del
profesorado, plantemos una visión de la práctica de la enseñanza que promueva el análisis
de lo que está pasando en nuestra formación y alrededor,
Sousa Santos señala: “nosotros heredamos teorías, ideas, conceptos de ese pasado que
pesa, necesitamos desaprender antes de aprender, como primer reto de la Universidad del
siglo XXI”. (Conferencia Sousa Santos, 11/10/2013). Compartimos que los retos de la
3
Conferencia de Buoventura de Sousa Santos con presentación de Enrique Dussel en la Universidad Autónoma
de la Ciudad de México, viernes 11 de octubre de 2013. https://www.youtube.com/watch?v=E7BSirUOFio
Universidad del siglo XXI y su análisis desde la Teoría crítica propuesta por este sociólogo
acerca de los nuevos movimientos o protestas, presencias colectivas, en México y Brasil
son necesarios para plantear la necesidad de solidaridad nacional e internacional ante los
nuevos saqueos del imperialismo y colonialismo; es en este contexto social, político y
económico dónde debemos empezar la “descolonización del pensamiento”. La teoría
crítica parte de la doble idea de “memoria” y de “anticipación” para la emancipación de los
pueblos, del colonialismo y del patriarcado. En temas de memoria, la sociedad se divide en
dos tipos de personas: “las personas que no quieren recordar el pasado”, y las “personas
que no pueden olvidar el pasado”. La memoria es un conformismo que rescata la
posibilidad de no aceptar, de no ratificar el presente hegemónico; es necesario “recrear
nuevo sentido común” que no naturalice las injusticias, las opresiones, las violencias.
También, el pensamiento crítico, se alimenta de la “anticipación”, los excluidos, todos los
que han sufrido las injusticias del colonialismo y patriarcado, tienen derecho a un futuro
mejor.
4
Buscamos observar las condiciones de trabajo de docentes como las experiencias que desarrollan, que por su
particularidad consideramos singulares.
Sobre estas ideas promovemos un proceso reflexivo sobre la formación recibida y sobre la
necesidad de mirar la realidad actual, dar sentido a lo que nos rodea. Construir a partir de
la práctica de observación es encarar con otro sentido a los perfiles de las carreras de la
facultad, formar a graduados, que puedan ser útiles para los grupos más necesitados, esos
excluidos, no para las élites. Así la práctica de enseñanza adquiere presencia en el diálogo
con nuestros alumnos, se amalgama, se empodera de otras visiones.
Desde el enfoque etnográfico la pregunta orientadora es: "¿qué está pasando aquí?". Esto
implica mirar la clase sin olvidar el contexto de referencia que otorga significados a la
misma.
Conclusiones
Los trabajos de campo fuera del espacio institucional del aula universitaria, estimula la
adquisición de nuevas capacidades y conocimientos, en el marco de propuestas que
promueven formarse para participar de experiencias no conocidas y abrir al diálogo con
sectores diversos y en condiciones en muchos casos de exclusión.
5
La presencialidad, la simultaneidad, la clasificación por edades, la descontextualización, son principios que
estructuran y siguen estructurando el funcionamiento estándar del sistema escolar. La perspectiva
monocrónica del aprendizaje se encuentra en crisis (Terigi, 2010).
Bibliografía
Alliaud, A. (2010). La formación docente. Estado de situación y desafíos a futuro. Voces del
Fénix. Revista del Plan Fénix. Recuperado desde: www.vocesenelfenix.com.
Contreras Domingo J. (1987) De estudiante a profesor. Socialización y enseñanza en las
prácticas de enseñanza. Revista de Educación (N°282), Madrid: Ministerio de Educación y
Ciencia.
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referencia disciplinar para la reflexión crítica. Revista del IICE, ( Nro. 17), Bs. As: Miño y
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los informes? Revista de Educación, (340), 41-50.
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Perspectiva educacional, Vol. 51, (Nº 1), pp. 45-56.
Terigi, F. (2012). Los saberes docentes. Formación, elaboración en la experiencia e investigación.
Documento Básico del VIII Foro Latinoamericano de Educación, Buenos Aires:
Fundación Santillana.
Terigi, F. (2010) Desarrollo profesional continuo y carrera docente en América Latina.
Chile, Documentos PREAL (Nº 50).
Susana Taurozzi
susanataurozzi@hotmail.com
Resumen
Las trayectorias formativas de los alumnos ingresantes resulta ser de vital importancia en su
inserción en la Educación Superior. En el Profesorado de Historia del Instituto Superior de
Formación Docente Nº 39 de la localidad de Vicente López, Pcia. de Buenos Aires, se inició una
experiencia de recepción de los nuevos estudiantes a partir de la organización de una cátedra de
ingreso, constituida por alumnos avanzados del mismo Profesorado. Esta experiencia se ha llevado
a cabo ininterrumpidamente desde el año 2013 y cuenta como principales objetivos la transferencia
de saberes y estrategias necesarias para la satisfactoria inserción en el nivel de los nuevos
estudiantes, como también la construcción de roles de tutoría y seguimiento por parte de los
alumnos avanzados.
Las tareas en la cátedra se dividen de acuerdo a roles establecidos. Los mismos desempeñan tareas
que van desde la planificación de clases, estrategias didácticas y actividades específicas a las tareas
de acompañamiento, animación grupal y seguimiento en aulas virtuales.
La experiencia de la cátedra de Ingreso presenta en sí misma una doble misión, por un lado se
propone acompañar a los ingresantes, por el otro permite constituirse per se en un espacio del
campo de la práctica de los alumnos de años superiores en la modalidad de Educación Superior. En
este último sentido, los docentes de los principales espacios curriculares acompañan y realizan el
seguimiento de los practicantes.
Entre los principales contenidos y habilidades que se desarrollan en la cátedra de ingreso
prestaremos especial atención a las estrategias y dinámicas que permitan profundizar la
alfabetización académica, la adquisición de habilidades de comprensión y elaboración oral/ escrita
de los materiales de estudio.
Cabe resaltar que la experiencia ha sido provechosa en la inserción de los nuevos estudiantes, en su
seguimiento y disminución de la deserción inicial, pero ante todo en la construcción de una fuerte
identidad en la percepción del profesorado sobre sus propias potencialidades.
A lo largo de las reuniones se fue ajustando, a partir del intercambio deliberativo entre
estudiantes avanzados y docentes, el marco teórico, los objetivos y el modelo de
organización de la Cátedra de Ingreso. En el presente apartado analizaremos los tres ejes
que configuraron el marco pedagógico- didáctico de la cátedra de ingreso. En los apartados
siguientes nos internaremos en los objetivos y organización de la misma.
Podemos marcar tres ejes sobre los cuales se fundamentó el armado pedagógico- didáctico
de las estrategias y dispositivos elaborados por la cátedra de ingreso:
el eje de la sociabilidad
mediación social y cultural es, entonces, una condición clave para facilitar el aprendizaje
individual."1 Esta afirmación de Davini respecto al espacio de la práctica docente, lo
extrapolamos a la necesaria articulación social del aprendizaje en el Nivel Superior. Los
alumnos mejoran sustancialmente sus aprendizajes cuando los pueden abordar sostenidos
en el trabajo colaborativo, la construcción de redes de estudio, donde lo individual y lo
social se entreteje. Aprendiendo con otros los estudiantes desarrollan sus propias
habilidades transformándolas para la acción. De allí la importancia sustancial de la
construcción de espacios físicos y virtuales de fluido intercambio y camaradería donde lo
individual y lo grupal no resulten como estamentos opuestos, sino indisociablemente
complementarios.2 Otro punto importante para resaltar en este eje que denominamos de
sociabilidad, refiere a la necesaria contribución de los docentes en sus aportes como guías
y tutores dentro de la comunidad académica que conforma el profesorado.
Nuestro tercer y último eje refiere al campo del espacio de la práctica situada.
Entendiendo la misma como una acción deliberada dirigida a que los futuros docentes
aprendan efectivamente y en forma cotidiana a enseñar. Pensada entonces como una
acción intencional, voluntaria y conscientemente dirigida para que los alumnos aprendan
1
María Cristina Davini, Acerca de las Prácticas Docentes y su formación, Area de Desarrollo Curricular. Dirección
Nacional de Formación e Investigación. INFOD, pp. 14. También tomamos los siguientes documentos
orientativos del curso inicial: Proceso formativo de estudiantes de Educación Superior. Documento de apoyo para el
ingreso: 1/2018, y Taller de Alfabetización Académica y Tecnológica, 2018.
2
Perkins D y Salomon G "Individual and Social aspects of Learning" en Review Research in Education, Nº 23.
3
Paula Carlino, " Alfabetización Académica: diez años después" en Revista Mexicana de Investigación Educativa,
Vol. 18, Numero 57, pp355-381, disponible en https://www.redalyc.org/pdf/140/14025774003.pdf 4/06/2020
Como señalamos más arriba, desde fines del año 2012 se realizaron las primeras reuniones
de la Cátedra de ingreso. Un numeroso grupo de alumnos de 3º y 4º año de la carrera
(veinte) participaron de esa experiencia fundacional, junto a cinco profesoras de diversas
materias del eje disciplinar. La motivación de los alumnos presentaba un alto componente
identitario por mejorar las condiciones de estudio de la carrera, de participar en dichos
cambios y de vivenciar una experiencia diferente en el campo de la práctica en el marco de
la educación superior. Las problemáticas que alumnos y docentes observaban como
recurrentes en los ingresantes se derivaban de una sustancial modificación del ingreso a
partir del año 2009, por cual el curso de ingreso perdía su condición de excluyente. Por lo
tanto, en este nuevo escenario de mayor inclusión, dos eran las problemáticas que se
presentaban como centrales en la tarea del Curso de Ingreso: la diversidad de trayectorias
formativas de los alumnos ingresantes (ya esbozada en el apartado anterior) y el progresivo
abandono de dichos alumnos al cerrar la primera parte del año, previa al receso invernal.
Cabe aclarar que el primer año de la carrera contaba con dos comisiones, con un promedio
de sesenta alumnos por comisión, fusionándose en una sola comisión a partir del segundo
año. Los alumnos avanzados creían altamente positiva la trasmisión de la propia
experiencia a los alumnos ingresantes, particularmente orientada hacia el señalamiento
de las principales dificultades de la carrera y de las bondades en la construcción de grupos
de trabajo colaborativo para afrontarlas. Por estas razones desde un principio, las
reuniones constituyeron un espacio rico en debates acerca del diseño de estrategias para
resolver algunas de estas problemáticas.
4
María Cristina Davini, Acerca de las Prácticas Docentes y su formación, Area de Desarrollo Curricular. Dirección
Nacional de Formación e Investigación. INFOD, pp.9.-
Una vez resueltos los bloques temáticos surgió el desafío sobre cómo organizar el
funcionamiento de la cátedra. El número de estudiantes colaboradores ascendía al número
de 20, los docentes acompañantes 5 (contando a la Coordinadora de carrera) y los alumnos
ingresantes 120. Luego de extensas deliberaciones se planteó la necesidad, en consonancia
con los ejes pedagógico didácticos priorizados, de combinar dos tipos de modalidades que
asumirían diversas funciones/ roles en los distintos momentos de la clase. Las modalidades
elegidas respondieron a los ejes pedagógico didácticos priorizados, orientados al
fortalecimiento de la sociabilidad, el seguimiento de los ingresantes orientado a la
alfabetización académica y la observación y acompañamiento de los alumnos avanzados
en sus prácticas en el nivel superior. El grupo de alumnos avanzados se dividió de acuerdo
a las funciones que realizara en cada encuentro en dos modalidades:
Por otro lado, los alumnos referentes de cada grupo deberían acompañar, animar,
coordinar y evaluar las estrategias pedagógicas planteadas por el grupo colaborativo
responsable del bloque.
REFERENTE
S
DOCENTE GRUPO GRUPOS DE
RESPONSABLE COLABORATIVO REFERENTE ALUMNOS
DE SEGUIMIENTO RESPONSABLE DE S INGRESANTES
BLOQUE
REFERENTE
S
El esquema elegido permitió una gran fluidez organizativa que permitió combinar tanto el
trabajo colaborativo, como el seguimiento personalizado. A su vez, la dinámica que
asumieron las clases proyectadas por el grupo colaborativo responsable de cada bloque
manejó estrategias y recursos que utilizaron la exposición teórica con uso de apoyatura
visual a nivel plenario como el trabajo en pequeños grupos de ingresantes coordinados por
los referentes. Mientras que las actividades desarrolladas en la modalidad de plenario
estuvieron orientadas a la escucha atenta, toma de apuntes e intercambio de ideas
orientado a la puesta en común o debate por parte de los ingresantes, las actividades en
pequeños grupos coordinadas por los referentes estuvieron orientadas específicamente a
la producción.
Es necesario detenernos unos instantes en el rol de los referentes de grupos. Según Jessica
Badillo Guzmán: "En este escenario, nos centramos en el análisis de los efectos que puede
tener la atención personalizada que se brinda al estudiante a través de la tutoría, llegando
a la conclusión de que constituye un recurso de gran valor porque contribuye a: • La
adaptación del estudiante al ambiente escolar; • El fortalecimiento de sus habilidades de
estudio y de trabajo mediante el apoyo en los aspectos cognitivos y afectivos del
aprendizaje; • El desarrollo de su capacidad crítica y creadora; • El impulso a su evolución
social y personal; • El abatimiento de los índices de reprobación y rezago escolar; • La
disminución de las tasas de abandono de los estudios; y • La mejora de la eficiencia
terminal."5 Pudimos comprobar que el rol de los referentes contribuía claramente a la
motivación, desarrollo de habilidades, apoyo académico . orientación y sugerencias a los
alumnos ingresantes que se extendió mucho más allá de las actividades del curso de
ingreso.
Los referentes fueron los mediadores del trabajo en plenario y los responsables de la
producción oral y escrita de cada grupo. Los alumnos ingresantes participantes de los
grupos enviaban sus producciones escritas a los referentes vía e.mail. La figura funcionó
como termómetro de las dificultades de los estudiantes, a la vez que dinamizó con mucha
rapidez el flujo de información al interior de la Cátedra de Ingreso.
Por último, debemos señalar que dadas las características de la cátedra de Ingreso y del
curso inicial la evaluación, devolución y cierre debió realizarse respetando los distintos
niveles de trabajo y producción que se transitaron en la experiencia.
5
Jessica Badillo Guzman, "La tutoría como estrategia viable de mejoramiento de la calidad de la Educación
Superior. Reflexiones en torno al curso." en CPU-e, Revista de Investigación Educativa, Nº 5. Recuperado el 30
de abril de 2018 en , de http://www.uv.mx/cpue/num5/practica/badillo_tutoria.htm
Cabe aclarar que los distintos niveles de evaluación, devolución y cierre se orientaron a
realizar un análisis FODA rescatando aquellos aspectos vinculados a las fortalezas y
debilidades y propendiendo a aprovechar lo aprendido como insumo y posibilidad de
mejora.
Curso de Ingreso 2018 --- Síntesis del Trabajo con alumnos ingresantes
Los aspectos más destacados por los alumnos ingresantes fueron las experiencias positivas
del conocimiento previo con futuros compañeros, normas generales del profesorado y
conocimiento del espacio físico- edificio de la institución. Muchos alumnos propusieron la
posibilidad de mantener la continuidad de los referentes, de forma presencial utilizando el
formato de clases de apoyo, particularmente antes de los primeros parciales y de los
primeros finales.
Los docentes que acompañamos la experiencia de la Cátedra de Ingreso del ISFD 39 somos
conscientes que son necesarias mejoras sustanciales particularmente en el aspecto
organizativo y en la planificación de las clases expositivas. Sin embargo, y con todas las
Referencias bibliográficas
Badillo Guzman, Jesica (2007) "La tutoría como estrategia viable de mejoramiento de la
calidad de la Educación Superior. Reflexiones en torno al curso." en CPU-e, Revista de
Investigación Educativa, Nº 5. Recuperado el 30 de abril de 2018 en
http://www.uv.mx/cpue/num5/practica/badillo_tutoria.htm.
Carlino, Paula (2013) "Alfabetización Académica: diez años después" en Revista Mexicana de
Investigación Educativa, Vol. 18, Numero 57, pp355-381, disponible en
https://www.redalyc.org/pdf/140/14025774003.pdf 4/06/2020.
Davini, María Cristina (2008) Acerca de las Prácticas Docentes y su formación, Área de
Desarrollo Curricular. Dirección Nacional de Formación e Investigación. INFOD.
Nicastro, Sandra y Greco, Beatriz (2012). Entre Trayectorias. Escenas y pensamientos en
espacios de formación, Rosario, Homo Sapiens.
Perkins D y Salomon G (1998) "Individual and Social aspects of Learning" en Review Research
in Education, Nº 23.
Proceso formativo de estudiantes de Educación Superior. Documento de apoyo para el ingreso:
1/2018, y Taller de Alfabetización Académica y Tecnológica, 2018.Pcia. de Buenos Aires.
Mariana Violi
marianavdel73@yahoo.com.ar
Sara Halpern
sarahalpern@gmail.com
Resumen
Asimismo, estos análisis los ponemos en relación con otras evidencias relevadas durante el trabajo
de campo: el proyecto de la asignatura, la entrevista inicial con la docente, las reuniones con las
profesoras formadoras y las entrevistas con las estudiantes de la cohorte mencionada.
A los efectos de esta ponencia, nos centraremos en los múltiples análisis que venimos
realizando sobre las clases de Didáctica General y, en particular, en los segmentos en los
que prevalece el diálogo entre la profesora y las estudiantes. Esta es una de las estrategias
privilegiada por la docente de esta asignatura.
Durante otra de las clases compartidas se centraron en una narrativa de María Kotin “Un
proyecto de escuela”9, analizando las experiencias educativas vividas por una portera en
dos escuelas, identificando las características y las concepciones de enseñanza para
establecer relaciones, específicamente, con el capítulo “La enseñanza” de Laura Basabe y
Estela Cols10 y los contenidos estudiados acerca de ese tema.
6 Davini, M. (2008). La didáctica. En Davini, M. Métodos de Enseñanza (pp. 53-72). Buenos Aires: Santillana.
7 Contreras Domingo, J. (1990). La didáctica y los procesos de enseñanza-aprendizaje. En Enseñanza, curriculum
y profesorado. Introducción crítica a la didáctica (pp. 13-49). Madrid: Akal.
8
Vassiliades, A. (2010). Frente a los límites de la escuela. En Revista El Monitor de la Educación, (25), 20-33.
9
Kotin, M. y otros. (1993). Un proyecto de Escuela. En Directores y direcciones de escuela (pp. 15-25). Buenos Aires:
Miño y Dávila.
10
Basabe, L. y Cols, E. (2011). La enseñanza. En Camilloni, A. y otras. El saber didáctico (pp. 125-158). Buenos
Aires: Paidós.
11
R: Registro denso de clase.
Encontramos así, cómo este ejemplo ilustra el diálogo triádico (Lemke, 1997), es decir, una
estructura de actividad que se da a partir de una serie de preguntas de la profesora, las
respuestas de varias estudiantes y la evaluación de la docente. Si seguimos esta secuencia
de preguntas podrá observarse que con las respuestas de las estudiantes se va construyendo
la estructura del tema -la didáctica como disciplina científica-. A la vez, se destaca que la
profesora al preguntar obtiene conocimientos relevantes de parte de las estudiantes
(Mercer, 1997), e inicia el siguiente enunciado validando y parafraseando lo expresado por
algunas de ellas: -“Muy bien, como parte de las ciencias sociales”. Antes aquellas habían
respondido “Ciencia” y “Social” en dos respuestas y la docente las reúne logrando una
conceptualización pertinente. Este parafraseo se reitera a continuación, cuando la docente
pregunta: -“Y las ciencias ¿qué producen?”, y una estudiante dice: -“Conocimiento”, respuesta
que la profesora valida e incorpora una nueva pregunta: -“Conocimiento. ¿De qué tipo de
conocimiento, decías vos? ¿Qué tipo de conocimientos?”; otra estudiante responde: -“Teóricos”.
-Claro, muy bien. Conocimientos teóricos, producen teoría, decían ustedes. Teorías
que, a veces, son diferentes, ¿no es cierto? Nosotros vamos viendo, también, distintas
teorías respecto del enseñar. […] Bueno, entonces, produce teorías. ¿Se conforma,
chicas, la didáctica con producir teorías, con explicar?” Algunas estudiantes dicen: -“No”,
y la profesora continúa: -No ¿qué más busca? (R1)
los enlaza en la trama del diálogo. Consideramos que la modalidad directiva que sostiene
la profesora en el diálogo triádico puede relacionarse con el propósito de la clase de repaso.
Docente - La pregunta es [...] ¿cuál era la situación de esa escuela para que ellos decidieran
hacer algún tipo de intervención?
(…)
Estudiante D - Antes la escuela era así. El tema fue cuando empezó a decaer la matrícula
(Estudiante F - Esa sería la problemática), el ingreso; los chicos se iban a otros colegios y
ahí empezó a decaer todo
Docente - Muy bien, entonces una pérdida de matrícula comienza a darse, los chicos se
empiezan a ir de la escuela, ¿qué más? (La docente escribe en el pizarrón -con una flecha en
dirección hacia abajo- “matrícula”).
Estudiante F - Que había mucha repitencia, abandono también, no solamente falta de
matrícula.
Docente - Entonces, había bajo nivel de aprendizaje ¿no es cierto? Por un lado, nos decía
que muchos de los [niños] que estaban no aprendían, y además había repitencia y…
¿nombraron otro fenómeno?
Estudiante E - La sobreedad
Docente - La sobreedad. Entonces, la repitencia hace que los chicos vuelvan a hacer el
grado una o dos veces… (La docente escribe en el pizarrón -con una flecha en dirección hacia
abajo- “nivel de aprendizaje y repitencia”)
Estudiante F - Lleva a la sobreedad...
Docente - Y que haya una fuerte diferencia de la edad o no fuerte, pero una diferencia de
edad. Pensando también desde lo que implica para un chico esto, ¿no es cierto? No porque
un chico de siete y uno de ocho no puedan trabajar juntos pero… porque ahí hay una
cuestión de un fracaso en esto de la repitencia. Muy bien, qué otra cuestión que me
estaban señalando por acá respecto de las normas…
Estudiante F - Qué es falta de normas…
Estudiante G - Falta de normas
Docente - Muy bien, ¿qué quieren decir con eso de la “falta de normas”?
Estudiante F - Y acuerdos compartidos. Como que no podían formar la relación correcta…
acuerdos…
En tanto, en la clase centrada en una narrativa de María Kotin también se observa el uso de
preguntas convergentes y divergentes en el intercambio entre las estudiantes y la
profesora. Una estudiante expresa acerca de una característica de las escuelas: -“En la
escuela Nº 19 los chicos obedecían las reglas y en la nueva escuela12 los chicos hacían lo que
sentían”. La docente problematiza esa afirmación preguntando: -“¿No había reglas?” -“No”
-dice otra estudiante- y continúa otra estudiante: -“Sí, había reglas pero eran más flexibles”.
Luego la docente interviene diciendo: –“Entonces podríamos señalar que en las dos había
reglas, pero había distintas formas”; una estudiante agrega: –De hacerlas cumplir” (R3).
Este fragmento del registro denso de la clase permite reconocer la secuencia de preguntas
y respuestas que favorece una construcción conjunta de las características de la “nueva
escuela”.
12 Durante esta clase se denomina “nueva escuela” a la institución a la que la portera se traslada luego de trabajar
durante años en la escuela Nº 19. Ella le escribe a su hija diversas cartas contándole lo que sucede en la escuela
y la compara con la anterior, elaborando juicios de valor sobre ambas instituciones educativas.
Las evidencias nos permiten destacar las características del diálogo que sostiene la
profesora con las estudiantes. Una cuestión ya señalada, pero que resulta una constante,
es cómo la docente al reconstruir las categorías estudiadas busca incorporar los aportes de
las estudiantes.
Docente -Entonces, pareciera que enseñar es mucho más que transmitir, pareciera…
porque si yo pienso que yo enseño, luego el otro aprende (Estudiante: El
acompañamiento), entonces, va a tener que ver más con la transmisión. Sin embargo, acá
hablaban del proceso de mediación. El proceso de mediación tiene sentido solo en la
medida que pensamos que enseñar y aprender no son dos cosas que se den exactamente
igual ni a la vez. Como decían las chicas, está la enseñanza y está la posibilidad del
aprendizaje, pero no es certero que se vaya a producir. Y entonces qué tendría que hacer
el maestro, si el maestro está posicionado en esta idea “Bueno, yo enseño. Además estoy
pensando, como planteaban en este grupo, que el que aprende no es un sujeto pasivo,
que aprender no implica repetir, implica (Estudiante: construir) construir, como
planteaban… Si estoy pensando en eso, ¿mi enseñanza se va a centrar en pensar sólo yo
lo que enseño? (Estudiantes: No) ¿qué más voy a mirar? (R3)
Las expresiones de la docente “acá hablaban”, “como decían las chicas”, “como planteaban en
este grupo”, evidencian con claridad este rasgo señalado. Asimismo, es de destacar que en
este diálogo estas breves explicaciones concluyen con preguntas para promoverlo.
Retomando las características del diálogo -volvemos a la clase en la que se analiza la escuela
de City Bell- la profesora interviene realizando una síntesis en la que recupera
participaciones anteriores. Así, valida la conclusión a la que arriba una estudiante,
reafirma la función de la escuela e introduce una pregunta de tipo divergente:
entonces no iban, estaban cansados, los chicos salían cuando tocaba el timbre, no hacían
caso… Y ellos se cuestionaban el error que ellos estaban haciendo, que estaban haciendo
mal.
Estudiante F - Como que el problema eran ellos, que la escuela estaba fallando en algo.
Docente - Ah, interesante. Entonces, primero la lectura que tenían en la escuela era: el
problema está afuera. Esta es una comunidad muy pobre y bueno, acá los queremos, los
cuidamos; y el problema no somos nosotros sino que está afuera. Este tema de la
matrícula, dice la compañera. Y me parece que está bueno pensarlo por ahí, tal vez
empieza a manifestarse este problema con otras cosas, ¿no es cierto? Empieza a hacerles
pensar a quienes están en la escuela que tal vez algo no esté andando tan bien. (R2)
De esta manera, entendemos que los breves monólogos empleados por la docente se
relacionan con la modalidad de trabajo que aparece en su programa de la asignatura, donde
expresa que: “Las explicaciones podrán ser introductorias, ocasionales y aclaratorias o de
síntesis” (Programa Didáctica General 2014, p.3).
También, al conversar con la profesora sobre las estrategias de enseñanza que utiliza con
mayor frecuencia, mencionaba a la “exposición dialogada” en términos de mediación:
[...] a mí me parece que les ayuda muchísimo esta mediación, digamos, que intento
hacer en la… en las explicaciones. [...] Entonces, la explicación, la exposición, la verdad
que a mí me parece que sí, que les sirve y está. Voy, a veces, con… a veces lo que hago
es plantearles alguna actividad que los haga aproximarse a los conceptos y después igual
yo explico pero en una explicación más dialogada. (Entrevista inicial con la profesora
de Didáctica General 8-8-14)
La extensión de esta ponencia no nos permite exponer las condiciones objetivas que
inciden en el desarrollo procesal práctico de la propuesta didáctica elaborada por la
profesora. Sin embargo, nos parece importante mencionar que la docente, en una de las
reuniones con el equipo de investigación, contempla dentro de sus preocupaciones “tener
en cuenta las condiciones y pensar cómo construir (se refiere a las propuestas de enseñanza)
de la mejor manera en esas condiciones”. La profesora nombra la carga horaria de la
asignatura -dos horas semanales- y la cantidad de estudiantes de ese curso de primer año -
inicialmente noventa y cinco- como condiciones materiales que limitan la enseñanza y los
aprendizajes.
Además, en un grupo focal con estudiantes realizado en 2016 cuando se conversó sobre las
formas de enseñanza vivenciadas durante la cursada de Didáctica General que les
permitieron comprender mejor los temas que se iban estudiando, ellas expresaron que la
docente realizaba:
…una introducción al texto y después nos daba el texto y trabajábamos con las
compañeras, lo leíamos entre todas y ahí sacábamos como una conclusión general, y
después hacíamos entre todas una puesta en común, todo el salón, o sea, que todas nos
íbamos con las dudas respondidas, porque si bien un grupo tenía una duda, otro grupo
tenía otra, y bueno… entre todas las respondíamos. (Grupo focal 17-12-16)
…en este caso que hice las prácticas este año, me sirvió eso […] la puesta en común que
hacíamos, que se hace en las escuelas, o sea, una explica un tema y tiene que hacer la
puesta en común con los chicos, escuchar lo que ellos entendieron, y después bueno,
trabajar e intervenir para que quede claro el tema; o sea, con la profesora hacíamos eso,
poner en común, ella nos escuchaba a nosotras, pero después ella intervenía si estaba…
para que bueno, para que todos entendamos el tema, y trabajábamos todas las clases
así. (Grupo focal 17-12-16)
A partir de estas expresiones podemos concluir que las estudiantes valoran las
explicaciones introductorias de la docente y reconocen en esta modalidad de enseñanza
vivenciada un aporte a sus propias prácticas en las escuelas. Esto es, señalan que la puesta
en común -y añadimos el intercambio que se produce durante ella- propicia la posibilidad
de reconsiderar dudas o dificultades en la comprensión y la construcción conjunta de los
contenidos entre docente y estudiantes.
Reflexiones finales
En particular, analizamos los momentos de las clases en que prevaleció el diálogo entre la
profesora y las estudiantes para reconocer sus notas predominantes. Entre ellas,
reconocemos que en ocasiones la estructura de actividad es el diálogo triádico, aunque en
las diversas interacciones sociales analizadas encontramos como estrategia de diálogo
Asimismo, la profesora en una de las reuniones con el equipo de investigación nos decía:
“Siempre está la duda de cuánto esto [se refiere a los intercambios durante la puesta en común
de las clases] repercute verdaderamente en el aprendizaje de las personas que están en el aula”.
Al tener en cuenta esta reflexión de la docente, las perspectivas de las propias estudiantes
y nuestros análisis, entendemos que las estrategias de enseñanza empleadas por la
profesora, y en particular, las características del diálogo en el aula, contribuyen a ir
configurando el oficio de estas futuras maestras.
Bibliografía
Anijovich, R. y Mora, S. (2010). Estrategias de enseñanza. Buenos Aires: Aique Grupo Editor.
Burbules, N. (1999). El diálogo en la enseñanza. Teoría y práctica. Buenos Aires: Amorrortu.
Cazden, C. (1991). El discurso en el aula. El lenguaje de la enseñanza y del aprendizaje.
Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.
Edelstein, G. (1996). Un capítulo pendiente: el método en el debate didáctico
contemporáneo. En Camilloni, A. y otras. Corrientes didácticas contemporáneas. Buenos
Aires: Paidós.
Edelstein, G. (2011). Formar y formarse en la enseñanza. Buenos Aires: Paidós.
Jackson, Ph. (1991). La vida en las aulas. Madrid: Morata.
Lemke, J. (1997). Aprender a hablar ciencia. Lenguaje, aprendizaje y valores. Barcelona:
Ediciones Paidós Ibérica.
Litwin, E. (2008). El oficio de enseñar. Condiciones y contextos. Buenos Aires: Paidós.
Mercer, N. (1997). La construcción guiada del conocimiento. El habla de profesores y alumnos.
Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.
Gabriela Hoz
gabrielahoz@gmail.com
Elisa Marchese
elilaca@hotmail.com
Sofía Picco
sofiapicco@fahce.unlp.edu.ar
Resumen
En este trabajo nos proponemos caracterizar las relaciones entre la Didáctica general y las
Didácticas específicas que aparecen reflejadas en las ponencias presentadas en las Jornadas que
anteceden a la presente, a saber, las realizadas en la Universidad Nacional de Villa María en 2013 y
aquéllas otras que fueron desarrolladas en la Universidad Nacional de Luján en 2015.
En estas Jornadas que proponen un “diálogo abierto entre la Didáctica general y las Didácticas
específicas”, encontramos diversos trabajos que posibilitan, según entendemos, la configuración de
diferentes posiciones acerca de la definición de cada disciplina, los objetos de estudio de los que se
ocupa, los límites interdisciplinares así como también las relaciones que se postulan entre los
distintos campos didácticos.
La ponencia que presentamos se enmarca en una investigación más amplia y compleja que estamos
desarrollando en el marco de la cátedra de “Didáctica”, correspondiente al segundo año de las
carreras de Profesorado y la Licenciatura en Ciencias de la Educación de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP),
en la que se pretende sistematizar aquellas temáticas sobre las que la Didáctica produce saberes.
Estudiamos de qué se ocupa la Didáctica en la actualidad, qué temas le interesan, sobre qué temas
produce conocimientos, qué otros temas están siendo menos investigados, cuáles se constituyen en
temáticas residuales y cuáles en emergentes.
Para alcanzar nuestro propósito, indagamos en las actas de diferentes eventos científicos de la
especialidad llevados a cabo en Argentina entre 2006 y 2016. De ellos poseemos información muy
diversa (títulos de las ponencias, resúmenes y/o texto completo, según los casos) a la que accedimos
vía internet u otro contacto institucional. A los fines de esta ponencia, tomamos los eventos
antecesores del presente, como ya mencionamos, y realizamos un análisis del texto completo de las
ponencias presentadas que abordan nuestro tema de interés.
Sostenemos que el análisis de las producciones que presentan los docentes en distintos eventos
científicos y académicos poseen potencialidad para analizar los saberes que se producen en y desde
la enseñanza. En este caso particular, nos interesa caracterizar cómo se están pensando los vínculos
desde la Didáctica general con las Didácticas específicas, sean éstas por contenidos o por niveles del
sistema educativo así como también cómo desde las Didácticas específicas se están pensando los
vínculos con la Didáctica general.
Encuadre de la investigación
La ponencia que presentamos se enmarca en una investigación más amplia que estamos
desarrollando en el marco de la cátedra de “Didáctica”, correspondiente al 2º año de las
carreras de Profesorado y Licenciatura en Ciencias de la Educación, Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE), Universidad Nacional de La Plata
(UNLP), en la que se pretende sistematizar aquellas temáticas sobre las que la Didáctica
produce saberes. Estudiamos de qué se ocupa la Didáctica en la actualidad, sobre qué
temas/problemas produce conocimientos, qué otros están siendo menos investigados y
cuáles se constituyen en emergentes.
Para alcanzar nuestro propósito, indagamos en las actas de diferentes eventos científicos
de la especialidad llevados a cabo en Argentina entre 2006 y 2016. De ellos poseemos
información muy diversa (títulos de las ponencias, resúmenes y/o texto completo, según
los casos) a la que accedimos vía internet u otro contacto institucional. Hasta el momento
sistematizamos información de 30 (treinta) eventos científicos pero, mientras tanto,
consideramos oportuno ir realizando análisis parciales en torno a algunas temáticas como
es este caso.
A los fines de esta ponencia tomamos los eventos antecesores del presente, a saber: las
Jornadas realizadas en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) en 2013 y aquéllas
otras desarrolladas en la Universidad Nacional de Luján (UNLu) en 2015, y realizamos un
análisis del texto completo de las ponencias presentadas que abordan nuestro tema de
interés.
Estas Jornadas en sus dos ediciones tuvieron como propósito central propiciar un espacio
de reflexión y debate sobre las problemáticas y los desafíos actuales de la educación
superior. Estuvieron destinadas a docentes de universidades e institutos superiores de
formación docente y técnica, formadores de formadores, estudiantes y graduadas y
graduados de profesorados de una amplia gama de carreras. Se organizaron en torno a los
siguientes ejes temáticos: problemáticas del campo de la enseñanza en la educación
superior actual; problemáticas en torno a las relaciones actuales entre la Didáctica general
En total analizamos 156 (ciento cincuenta y seis) trabajos. De los cuales, 57 (cincuenta y
siete) corresponden a las I Jornadas Internacionales “Problemáticas en torno a la
enseñanza en la educación superior. Diálogo abierto entre la Didáctica general y las
Didácticas específicas” llevadas a cabo en UNVM en agosto de 2013. Las otras 99 (noventa
y nueve) ponencias analizadas corresponden a las II Jornadas desarrolladas en la UNLu en
agosto de 2015.
A continuación presentamos algunas líneas de análisis que emergen del estudio empírico
realizado. Cabe aclarar que estas líneas no son taxativas ni excluyentes entre sí. Tratan más
bien de incluir un conjunto de ponencias en torno a una problemática sobresaliente,
aquella que resulta ser la más destacada o desarrollada en el trabajo. En otros términos,
algunas ponencias podrían ser incluidas en más de una línea de análisis pero se prioriza
aquélla que mejor la representa. Se trata de la construcción de agrupamientos de los
trabajos respetando los fines teóricos e investigativos que la ponencia pretende recuperar.
A los fines de esta presentación, nos proponemos destacar algunas ponencias que ponen
en evidencia los vínculos entre la Didáctica general y las Didácticas específicas a partir de
detectar problemas complejos en torno a la formación docente. Por ejemplo, en las
Jornadas realizadas en la UNVM en 2013, encontramos un trabajo presentado por Carmen
Bizzi, Stella Fornasero y Eliane Bettiol titulado “Una propuesta de Formación docente desde
la complejidad contextual e interdisciplinariedad de la práctica”. Las autoras realizan una
exposición sobre la formación docente continua, las articulaciones que tiene dicha
formación con la pedagogía, la Didáctica general, la Didáctica específica y las prácticas de
enseñanza, evidenciando la multiplicidad de visiones y sentidos que la formación docente
recupera para constituirse como tal.
Por otra parte, Mónica García recupera las experiencias didácticas que se presentan en la
formación docente inicial y que se convierten en un valioso insumo de reflexión para
analizar la práctica docente; el título de este trabajo es “Los procesos de lectura y escritura
en la formación del docente de educación primaria, desde una perspectiva bidireccional.
Relato de una experiencia didáctica” y recurre a la narrativa como dispositivo para
construir y socializar su experiencia.
En las II Jornadas realizadas en la UNLu en 2015 hallamos trabajos que presentan una
integración de conceptos didácticos con problemáticas específicas de ciertos campos,
como: “La didáctica general en el profesorado en educación física: una mirada reflexiva”
de Alejandro Añasco y otros; “Para enseñar basta con saber la asignatura: la cuestión de la
enseñanza en la universidad, la didáctica en cuestión” de Julia Andrea Bernik; o “Lugar que
ocupa la formación docente en el futuro profesor de geografía” por Isabel María Gualtieri,
Ayelén Fátima Lavagnino y Marcela Cristina Montero. En las tres ponencias –y en otras que
aquí no se referencian– pareciera visualizarse una persistente tensión entre las Didácticas
específicas y la Didáctica general: para enseñar no basta con saber estrategias pero saber
los contenidos de referencia de las disciplinas tampoco resuelve la práctica de aula. Todas
ellas hacen foco en “el análisis de la relación entre un contenido específico y las
características particulares que presenta el aprendizaje de ese contenido por parte de los
alumnos” (Cols, 2007, p.112).
de la reflexión didáctica. Parafraseando a Litwin (1996), podemos decir que las estrategias
didácticas integran la agenda clásica de la Didáctica. No obstante, constituyen una
preocupación actual cada vez que nos preguntamos por cuál sería o cuáles serían las
mejores maneras de enseñar tal o cual contenido a determinadas y determinados
estudiantes para darle concreción a buenas prácticas de enseñanza.
Por ejemplo, Carmen Buzzi, Inés Vera y Lilian Andrea, desde la Universidad Nacional de
Río Cuarto, presentan un trabajo titulado “Aportaciones entre las didácticas y la tecnología
educativa. Una propuesta de Formación Docente desde la problematización de las TICs en
las prácticas de enseñanza”. Analizan la inclusión de la tecnología educativa en el plan de
estudios del Profesorado en Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales desde una perspectiva
que considera cuestiones epistemológicas, pedagógicas, didácticas y técnico-
comunicacionales. La ponencia de Marta Camartino y Gisela Godoy, de la Universidad
Autónoma de Entre Ríos, titulada “Educación tecnológica, una didáctica específica en
construcción”, recupera las decisiones que se deben tomar al momento de abordar la
Didáctica de la educación tecnológica en la formación docente e invita a pensar en la
construcción de una “Didáctica de la educación tecnológica” en la formación docente que
aúne aspectos científicos, tecnológicos, epistemológicos y didácticos. Desde la Universidad
Nacional de Córdoba, Gabriela Sabulsky presenta un trabajo en el que se estudian en
profundidad a distintas y distintos profesores universitarios de distintos campos de
conocimiento y se presentan algunas notas distintivas del oficio de enseñar con
tecnologías. Se hace una lectura de los relatos desde algunas categorías teóricas en un
entrecruzamiento del campo de la Didáctica y la Tecnología Educativa.
Éstos son sólo algunos ejemplos que intentan poner en evidencia la necesariedad de la
reflexión didáctica en las propuestas educativas que incorporan nuevas tecnologías.
Sostenemos con Martín (2015) que la incorporación de nuevas tecnologías en las prácticas
de enseñanza da lugar a complejos de procesos de enseñanza y de aprendizaje que
ameritan investigación.
Por otra parte, encontramos otros trabajos que reflexionan en torno al diseño e
implementación de estrategias alternativas de enseñanza, aprendizaje y evaluación. En
este sentido, en las II Jornadas realizadas de 2015, podemos mencionar un trabajo de Rosa
Di Modica y Ángel Gamarra realizado a propósito de la construcción de estrategias lúdicas
en el marco del Profesorado de Portugués (Universidad Nacional de Misiones). Se utiliza la
categoría “estrategia de borde” ofrecida por Litwin y se trabaja en la construcción de
estrategias lúdicas para la enseñanza del portugués a las futuras y a los futuros profesores.
Hay un reconocimiento explícito en todo el trabajo a la articulación necesaria entre la
Didáctica general y la Didáctica específica para el desarrollo de los “itinerarios lúdicos”.
Encontramos trabajos cuyo abordaje pone el eje en las trayectorias educativas de las y los
estudiantes, entendiendo por ellas al recorrido formativo que realizan las personas que no
siempre son iguales ni requieren las mismas demandas. Es en este sentido que atender a
las diferentes trayectorias educativas, las “teóricas y reales” (Terigi, 2010), exige de las y los
docentes diferentes formas de pensar recorridos, estrategias de acompañamiento, de
evaluación, etc.
Entre los trabajos presentados, hay algunos que realizan abordajes referidos a los
problemas que representa el tránsito entre un nivel educativo y otro, el ingreso a las
instituciones educativas, la diversidad de trayectorias educativas que requieren atención,
los estilos de aprendizaje de los que son portadores las y los estudiantes, entre otros. Esta
gama de situaciones, provoca que se instalen diálogos no sólo entre la Didáctica general y
las Didácticas específicas, sino que también la comunicación e intercambio se realice con
otras disciplinas.
Se puede identificar en este aspecto y a modo de ejemplo, el trabajo presentado por María
Soledad Martínez y Ana Lía De Longhi que tiene por título “Un contenido procedimental
transversal a las didácticas especiales de las ciencias: La lecto-comprensión de enunciados
de problemas”, presentado en las Jornadas llevadas a cabo en 2013. Las autoras desarrollan
estrategias de lectura compartida de consignas que llevaron adelante en sus clases, cuyo
objetivo principal era favorecer y trabajar sobre la comprensión lectora de los estudiantes.
También podemos mencionar la ponencia “Reflexión y análisis sobre los propios
significados personales: un problema didáctico-matemático en la formación inicial del
Profesor en Matemática” presentada por Silvia Etchegaray y María Elena Markiewic. Las
autoras presentan una propuesta de enseñanza que intenta dar respuesta a las dificultades
que las y los estudiantes tienen respecto al manejo del contenido matemático en la
formación inicial. En la misma línea y también en el eje de la Didáctica de la matemática,
Adriana Luján redactó el trabajo “Diversidad, inclusión, sordera y educación matemática
en el nivel superior”. Se realiza una teorización que versa sobre algunas alternativas
eficaces para la inclusión de estudiantes sordas y sordos y la relación entre las alternativas
de enseñanza con los contenidos de referencia del campo de la matemática.
Se podría decir que esta línea de análisis tiene una presencia incipiente en el conjunto de
ponencias presentadas en las Jornadas que estamos considerando. No obstante la
incluimos apostando a la relevancia que para toda disciplina posee la reflexión
metateórica. Poder reflexionar sobre la propia disciplina Didáctica, su objeto de estudio,
sus límites, sus condiciones de posibilidad, las finalidades que guían la producción de
conocimientos en el campo, etc. son cuestiones epistemológicas, metateóricas o de
reflexión de segundo orden pertinentes a la constitución del propio campo.
En el marco de las Jornadas desarrolladas en 2013 podemos citar como ejemplo de esta
línea la ponencia de Raquel Alarcón, Fabio Correa, Cristian Garrido, Silvia Hauser, Mirta
Piriz y Del Pilar Sanabria, titulada “Generalistas y específicos. Fronteras, tensiones,
encuentros. Puentes desde y hacia la especificidad didáctica” de la Universidad Nacional
de Misiones. En este trabajo se analizan la articulación y los desarrollos epistemológicos y
metodológicos que se pueden entablar entre la Didáctica general y las Didácticas
específicas. Es también un ejemplo de esta línea, la ponencia de Pablo De Batisti en tanto
realiza un cruce interesante en torno a la problematización de la Didáctica del nivel
superior. Para el autor, la construcción de este campo demanda la articulación de saberes
provenientes de la Didáctica general, la propia Didáctica del nivel superior y de la Didáctica
de las profesiones. Por último, podemos mencionar un trabajo de Elba Amado y Ceferino
Zerpa de la Universidad Nacional de Jujuy denominado “La Didáctica específica de la
lengua y la literatura en la formación docente: un diálogo interdisciplinario”. Los autores
de la ponencia promueven la construcción de un diálogo interdisciplinar desde un abordaje
discursivo.
Si bien los trabajos parten de analizar problemas emanados de las prácticas de enseñanza,
las preguntas que orientan la reflexión indagan en categorías epistemológicas contribuyen
a revisar el campo didáctico en términos disciplinares.
Conclusiones
Podríamos decir que se estaría produciendo un movimiento similar a aquel sostenido por
Schwab (1974) en la modalidad ecléctica de la perspectiva práctica de acción en el campo
del curriculum. Sería la complejidad propia de las prácticas de enseñanza y los problemas
en ella construidos, los que condicionan qué categorías conceptuales o qué construcciones
teóricas son necesarias para aumentar la comprensión y la intervención. Siempre
recordando que la Didáctica tiene una dimensión normativa o que ayuda a los docentes a
solucionar los problemas de la enseñanza. Como dicen distintos autores, entre ellos Davini
(2008), la Didáctica ofrece una “caja de herramientas”, un conjunto de criterios básicos de
acción en tanto conocimientos públicos a probar que orientan las prácticas de enseñanza
y brindan elementos para fundamentar la acción.
Por el contrario, son escasos los trabajos de exclusiva sistematización teórica o de reflexión
metateórica sobre la constitución de la Didáctica como disciplina. La reflexión
epistemológica, metateórica o de segundo orden es fundamental para la construcción de
una disciplina científica. Se podría decir que aparece como un área de desarrollo potencial
reflexionar sobre las finalidades de la Didáctica como disciplina, sus vínculos con otras
“Planteo para dar cuenta de esa diversidad una forma de pensar el campo didáctico de
tipo reticular, sin centro, con nodos (las distintas didácticas con sus producciones
propias) con relaciones múltiples entre ellos, intercomunicados, en una relación
dialógica que permita una intercomunicación fructífera para el campo disciplinar en su
conjunto. En esa red habrá una delimitación común de objeto: la enseñanza y otras de
mayor especificidad y particularización que den lugar a las diversas especializaciones
ya enunciadas” (p.16).
Las relaciones entre la Didáctica general y las Didácticas específicas son complejas pero
necesarias y aún hay mucho camino por recorrer en pos de mejorar la comprensión y la
intervención en las prácticas de enseñanza.
Referencias bibliográficas
Angulo Rasco, J. F. (1994). “Innovación, cambio y reforma: algunas ideas para analizar lo
que está ocurriendo”. Angulo Rasco, J. F. y Blanco, N. Teoría y desarrollo del curriculum
(pp.357-367). Málaga: Aljibe.
Ardoino, J. (2005). Complejidad y formación. Pensar la educación desde una mirada
epistemológica. Buenos Aires: Novedades Educativas; Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires.
Birgin, A. (2015). Exposición en la Mesa Formación Docente, Coloquio 30 años de
Investigación Educativa en Argentina. 27, 28 y 29 de abril de 2015. Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=SDL2lCFRylU
Camilloni, A. (2007). “Justificación de la didáctica”. En: Camilloni, A.; Cols, E.; Basabe, L. y
Feeney, S. El saber didáctico (pp.19-22). Buenos Aires: Paidós.
Resumen
En esta presentación nos proponemos compartir los resultados de los proyectos de investigación,
aprobados por el Instituto de Investigación de la Universidad Nacional de Villa María: “La escritura
como estrategia didáctica para la enseñanza en el nivel superior” (período 2014-2015) y
“Configuraciones didácticas para la formación docente en escritura académica” (período 2016-2017),
que se encuentran reseñados en la página web del Grupo de Investigaciones y Desarrollos Didácticos
(GIDED), http://gided.unvm.edu.ar/. En ambas investigaciones referimos el papel de la escritura
académico-disciplinar en tanto herramienta semiótico-cultural y proceso socio-cognitivo,
compartido por la Didáctica General y las Didácticas Específicas.
En tal sentido, la Didáctica de la Escritura oficia de estrategia de enseñanza y aprendizaje de los
contenidos disciplinares que se vehiculizan a través de la comprensión y producción escrita de
textos y géneros específicos. Los textos y géneros escritos subsumen representaciones lingüístico-
discursivas, epistémico-cognitivas y comunicativas, a partir de las cuales accedemos a las temáticas
y conceptualizaciones, contenidas en su estructura u organización retórica.
Las conclusiones de las investigaciones mencionadas guiaron la articulación de los aspectos socio-
cognitivos y epistémicos, propios de la escritura, con los géneros discursivos especializados, propios
de las disciplinas académicas (Bazerman, 2012). En ellos se materializan e integran los aspectos
socio-cognitivos, los semiótico-culturales y los retóricos. Precisamente, las particularidades
retóricas de los géneros, los vuelven predecibles y reconocibles aunque varíen la situación, los
interlocutores y el contexto socio-histórico y cultural.
En otras palabras, transitamos la distancia que media entre la escritura como objeto teórico-
epistemológico y la escritura devenida en objeto didáctico.
De dicho devenir surgió nuestra actual investigación: “La escritura como estrategia didáctica: el
trabajo con géneros especializados en diferentes instancias de formación educativa” (período 2018-
2019). Sostenemos como hipótesis que en cada instancia de formación académico-educativa (por
ejemplo, a lo largo de una carrera de grado), la lectura y la escritura de géneros especializados
habilitan y potencian la reelaboración conceptual y la sistematización de los conocimientos
disciplinares. Asimismo, conlleva el desarrollo de estrategias de pensamiento, específicas de cada
formación disciplinar.
El marco teórico-metodológico se basa en sistematizaciones bibliográficas y artículos de
investigación referidos a la escritura como objeto didáctico (Giammarini, 2016, 2017; Giammarini y
Lizarriturri, 2015 y Lizarriturri, 2014, 2016, 2017), sus vínculos con las narrativas para la enseñanza,
el aprendizaje y la investigación (Bruner, 2012 y McEwan y Egan, 2005), y el papel de los géneros
académico- discursivos en la enseñanza y aprendizaje de los conocimientos disciplinares
(Bazerman, 2012, 2016 y Navarro, 2014).
Finalmente, el orden de la presentación incluye, en primer lugar, los antecedentes que nos permiten
comprender la importancia de la escritura como estrategia didáctica y epistémica; en segundo lugar,
su transferencia en las producciones escritas de estudiantes del Profesorado y la Licenciatura en
Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María; y, finalmente, la formulación de
nuevos interrogantes de investigación, con sus preliminares avances.
Introducción
Si bien siempre consideramos a la escritura como un proceso, a pesar del trabajo sostenido,
del diálogo con los estudiantes, de la retroalimentación, aún visualizábamos dificultades al
momento de abordar la escritura de géneros académicos; pero esto último era –en muchas
ocasiones- el correlato de la dificultad para leer y comprender los textos académicos
especializados.
ostentan los textos que circulan en la sociedad. Son aquellas formas psicosociales que
grafican nuestras actividades sociales (Bazerman, 2012).
El programa de estudios del espacio cuenta con tres grandes ejes temáticos: “El lenguaje
como objeto de estudio de la Psicolingüística”, “Perspectivas estructurales, cognitivas y
funcionales sobre la adquisición y el desarrollo del lenguaje”, e “Introducción a los modelos
de procesamiento textual”. El material de estudio comprende textos fuentes o científicos
(Belinchón, Igoa y Riviére, 1992; Chomsky, 1992; Jackendoff, 2010 y Vigotsky, 1988, 1999,
entre otros) y textos de divulgación de la ciencia (Pinker, 2000; Raiter y Jaichenco, 2002;
conferencias TED, entre otros), esto significa que los estudiantes no sólo accedieron a
textos “puros” de la ciencia, sino también a variantes genéricas científicas más “amigables”
para con un lector semi-lego.
A lo largo del desarrollo del espacio curricular, los cursantes debieron realizar diferentes
actividades de escritura, áulicas y domiciliarias, evaluativas y no evaluativas, y muchas de
ellas consistieron en narrativas de diferentes tipos sobre temas específicos. En esta
oportunidad seleccionamos dos textos escritos, el primero que abordaremos corresponde
al cuarto trabajo práctico evaluativo de resolución domiciliaria, de una estudiante de la
Licenciatura, realizado en el año 2017; mientras que el segundo se trata del escrito final de
integración de una estudiante del Profesorado, en el año 2016. Los géneros trabajados por
cada una son diferentes, en el primer caso se trata de un relato escrito en verso y, en el
segundo, de una ponencia.
que se tratara de una consigna escueta, en realidad responde a un trabajo sostenido con
otros tipos de escritura abordados a lo largo de las clases. La estudiante en cuestión escribió
un relato breve en verso y rimado que tituló: “Vygotskyana”.2
“Aquí vengo a contarles // lo que una vez propuso un ruso // que, por no caer en desuso, //
sus teorías se sostienen // escuchen mi relato breve // acerca de mi lenguaje y el tuyo”
(Trabajo práctico Vygotskyana, 2017).
Cada estrofa se compone de seis versos y a lo largo de su escrito presenta los aportes de
Vygotsky al tiempo que establecen relaciones explicativas. Es decir, la consigna solicita una
especie de oxímoron que ya hemos analizado en otras oportunidades (Giammarini, 2016),
un relato-explicativo que combina, por tanto, dos modalidades del pensamiento, se trata
de un género “novedoso”, ya que representa una hibridación entre dos tipologías textuales:
narración y explicación (Ciapuscio, 1994).
La estudiante escribió un relato que responde al formato genérico del mismo, es decir,
presentación de una situación: lenguaje según Vygotsky, con un nudo: confrontación con
la propuesta de su maestro, Jean Piaget, y una resolución o situación final: propuesta de
Vygotsky. En la organización del relato versado se disponen dieciséis (16) estrofas,
detallamos brevemente el contenido de cada una:
5. Cuatro estadios del desarrollo del lenguaje humano. Presentación del primero.
8. Presentación de Piaget.
14. Profundización de la relación anterior en los dos planos del habla: fonético y
semántico.
15. Conclusión sobre lo presentado en la estrofa anterior: el pensamiento tiene su
propia estructura y la palabra es un componente del proceso verbal.
A lo largo del relato, a su vez, se utilizan elementos retóricos propios de la explicación, por
ejemplo, utilización de léxico especializado (habla egocéntrica e interna):
Con su habla egocéntrica puede expresar // todo aquello que logra pensar // predica sin
sujeto y predica extensamente // hasta que se calla más y más // y su habla egocéntrica
se convierte // en un habla interna sin sonoridad”. Asimismo se recurre a la
reformulación: “El segundo y el tercer estadio refieren, // cada uno por su parte, // a la
formación de estructuras gramaticales // y a la apropiación de signos vitales. // Es decir,
los niños suman con los dedos // y pretenden discurrir como intelectuales. (Trabajo
práctico Vygotskyana, 2017)
Pero es en el cuarto estadio de los pequeños // donde decimos que ocurre el crecimiento
interno: // los signos de afuera y de adentro se influyen // y el pensamiento coincide con
las hablas que se producen. // Para que se entienda, repito: en un determinado
momento // el pensamiento se hace verbo y el verbo, pensamiento. (Trabajo práctico
Vygotskyana, 2017)
Una ponencia
destacar que esta ponencia fue aprobada desde el primer envío, no se realizaron
comentarios para su rescritura.
Tal como sabemos, una ponencia es un género especializado del ámbito académico y muy
común entre investigadores, que posee una característica sumamente interesante: se
escribe para ser oída (más que leída).
¿Qué es una palabra? ¿Cuál es su función? ¿Cómo es su estructura? ¿De qué manera las
incorpora el niño? ¿Cómo es que un niño tan pequeño puede almacenar tantas y generar
nuevas palabras? Con el fin de intentar responder las preguntas planteadas el presente
trabajo se dividirá en ejes/subtítulos en base a ellas revisando/exponiendo/analizando
lo que los enfoques a tratar plantean. (Ponencia, Trabajo de Integración, 2016)
En la ponencia se utilizan citas textuales con la finalidad de explicar sus alcances y vincular
las propuestas de los dos estudiosos, así como para establecer relaciones entre las posturas
interaccionistas e innatistas. En las conclusiones, la estudiante retoma su hipótesis para
confirmarla: “Como se planteó en la hipótesis de la introducción, ambos enfoques se
complementan en tanto que coinciden en ciertos planteos tal como la capacidad de las
palabras para categorizar y organizar las acciones y objetos de la realidad. (…)” (Ponencia,
Trabajo de Integración, 2016).
Ahora bien, resulta considerable destacar que Steven Pinker también define a las
palabras como “listemas”, que abarcan expresiones como “meter la pata”. Esta
definición podría ser analizada en próximos trabajos en torno al debate de si realmente
constituyen “palabras” u oraciones. (Ponencia, Trabajo de Integración, 2016)
Resta señalar que la ponencia cumplió con todos los requisitos solicitados, tanto de
contenido como formales. Vale aclarar que, por cuestiones de tiempo, no pudo trabajarse
la ponencia en doble formato: escritura y oralidad/presentación, tarea que esperamos
poder desarrollar en otras oportunidades, pero que reconocemos la dificultad de esta
propuesta por los tiempos necesarios para llevarla a cabo.
Estamos convencidas que una fuerte relación entre la Didáctica General y las Didácticas
Específicas se da partir de la escritura, considerándola como una estrategia para la
adquisición de conocimientos, ya que es a partir de ésta que podemos “ver” y “transformar”
nuestro conocimiento. Tal como lo hemos demostrado, no solo la escritura de géneros
académicos favorece su función cognoscitiva, sino que los géneros textuales-discursivos no
propios del ámbito académico también los favorecen. En otras palabras, propuestas
Referencias bibliográficas
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implicadas en la escritura de textos académicos, en el ámbito de la UNVM. En S.
Anahí Mastache
anahivm@hotmail.com
Resumen
El presente trabajo se propone compartir algunas reflexiones en torno a las problemáticas propias
de la investigación didáctica que venimos desarrollando en el marco del proyecto UBACyT
“Formación para la ciudadanía y la convivencia: saberes en juego” correspondiente a la
Programación 2016. Si bien la investigación didáctica habilita múltiples reflexiones, en esta
oportunidad me propongo focalizar especialmente en la incidencia mutua entre la investigación de
referencia y la enseñanza de grado en dos asignaturas que, pese a pertenecer ambas al área de la
didáctica, presentan rasgos muy diferentes entre sí producto de su pertenencia a diferentes
carreras. Las características de cada carrera, de sus propósitos formativos, de los aportes de la
materia a los mismos así como de los rasgos diferenciales de los estudiantes generan especificidades
que abarcan también a la relación entre docencia e investigación. Las dos asignaturas objeto de estas
reflexiones son: “Didáctica de Nivel Medio” correspondiente a la Carrera de Ciencias de la Educación
(Facultad de Filosofía y Letras) y “Didáctica General” del Profesorado en Ciencias Jurídicas (Facultad
de Derecho), ambas en la Universidad de Buenos Aires.
Para que se comprendan las reflexiones, se hace necesario comenzar por precisar algunos rasgos
centrales tanto del proyecto de investigación como de las asignaturas objeto de las reflexiones que
se presentarán a continuación. Seguidamente, abordaré diversos aspectos de la doble problemática
de la incidencia de la docencia en los procesos investigativos y de la investigación en las actividades
de enseñanza. Luego profundizaré en el lugar de la investigación en la formación del equipo docente
y en la incidencia que adquiere, por este medio, en el desarrollo de las clases y en los aprendizajes
de los estudiantes. En estos desarrollos trataremos de dar cuenta de la multiplicidad de aspectos de
la investigación que se vinculan con la docencia en el área de la didáctica: por un lado, los resultados
que permiten generar conocimiento en torno de diversas cuestiones de interés en la formación de
profesores y profesionales de la educación; por otro lado, los desarrollos de las metodologías de
investigación que habilitan otros modos de trabajo en la enseñanza y que facilitan el desarrollo de
otras habilidades en los estudiantes. Simultáneamente, tendremos en cuenta una perspectiva de la
enseñanza que abre a variedad de aprendizajes conceptuales y metodológicos, pero también de
orden personal e interpersonal. Desde esta mirada de la investigación y de la docencia, abordaremos
las relaciones e incidencias mutuas entre la investigación didáctica que llevamos a cabo y la
enseñanza de pedagogos y profesores.
Introducción
Para que se comprendan las reflexiones, se hace necesario comenzar por precisar algunos
rasgos centrales tanto del proyecto de investigación como de las asignaturas objeto de las
reflexiones que se presentarán a continuación. Seguidamente, abordaré diversos aspectos
de la doble problemática de la incidencia de la docencia en los procesos investigativos y de
la investigación en las actividades de enseñanza. Luego profundizaré en el lugar de la
investigación en la formación del equipo docente y en la incidencia que adquiere, por este
medio, en el desarrollo de las clases y en los aprendizajes de los estudiantes. En estos
desarrollos trataremos de dar cuenta de la multiplicidad de aspectos de la investigación que
se vinculan con la docencia en el área de la didáctica: por un lado, los resultados que
permiten generar conocimiento en torno de diversas cuestiones de interés en la formación
de profesores y profesionales de la educación; por otro lado, los desarrollos de las
metodologías de investigación que habilitan otros modos de trabajo en la enseñanza y que
facilitan el desarrollo de otras habilidades en los estudiantes. Simultáneamente, tendremos
en cuenta una perspectiva de la enseñanza que abre a variedad de aprendizajes
conceptuales y metodológicos, pero también de orden personal e interpersonal. Desde esta
mirada de la investigación y de la docencia, abordaremos las relaciones e incidencias
mutuas entre la investigación didáctica que llevamos a cabo y la enseñanza de pedagogos y
profesores.
La investigación
La investigación de referencia se inscribe en un área de relativa vacancia: el abordaje de la
formación para la ciudadanía y para la convivencia en la escuela secundaria desde la
perspectiva de una didáctica analítica con enfoque institucional y grupal (Mastache, 2013b)
que busca dar cuenta de los procesos de enseñanza y aprendizaje que se suceden en el aula,
sin desconocer los atravesamientos sociales, institucionales, políticos, deseantes, que allí
se entraman. Se inscribe en la lógica cualitativa propia de los estudios etnográficos (Goetz
y Lecompte, 1988, Rockwell, 2009). La principal fuente de datos es la observación de clases,
a las que se suman observaciones en distintos espacios institucionales, conversaciones
espontáneas y entrevistas semiestructuradas con algunos actores (en especial, pero no
sólo, con la docente y los estudiantes del curso observado) y documentos diversos
(planificaciones docentes, materiales didácticos, proyectos institucionales). El análisis de
los datos recurre al enfoque comprensivo e interpretativo-hermenéutico que privilegia la
construcción de sentidos (Deleuze, 1989; Souto, 2000; Mastache, 2012a).
En este sentido, las clases analizadas ofrecen potencialidad para ser pensadas en términos
de producción de nuevas y variadas formas de habitar y producir “escuela”, habilitando
espacios para la producción de tipos subjetivos que abren a otras formas políticas de “hacer
ciudadanía” más allá de la identificación homogénea, patriarcal y/o unificadora que se
suponía eficaz desde el sistema educativo (Mastache, 2018; Mastache y Secco, 2018).
Las materias
Las dos asignaturas que están a mi cargo presentan algunas similitudes y otras tantas
diferencias.
Dadas las diferencias de perfil profesional, los programas son claramente diferentes.
Didáctica General es la primera asignatura del área por lo cual constituye el primer
acercamiento a las teorías de la enseñanza, las que serán retomadas en materias
posteriores. Por el contrario, Didáctica de Nivel Medio se cursa tras haber aprobado dos
Didácticas Generales.
Por otro lado, en estas decisiones incide también nuestro posicionamiento epistemológico
en relación a la didáctica como teoría de la enseñanza. Nos posicionamos en una didáctica
analítica, reflexiva, situada y contextualizada (Mastache, 2013b, 2016; Mastache y Devetac,
2016a); descartando posiciones meramente instrumentalistas o basadas en la pura acción
sin valoración al reconocimiento de que cada situación de clase (en un ámbito y espacio
determinado) es una creación personal del docente a cargo donde se ponen en juego sus
conocimientos teóricos y prácticos, su experiencia y todo un componente personal que la
formación inicial no suele tener en cuenta. Desde esta perspectiva, las tareas solicitadas
suponen un abordaje que exige una práctica teóricamente reflexionada. A veces, se trata
de partir de los datos de una situación para analizarlos con apoyo de la teoría; en otros
casos, se trata de generar un documento propio de una práctica (un proyecto, una
planificación), cuyas decisiones deben estar teóricamente fundamentadas.
El eje en el rol profesional para el cual se están formando nos lleva a considerar
imprescindible presentar y desarrollar una variedad de saberes a lo largo de la cursada: los
estrictamente pedagógicos – didácticos, los que permiten poner en práctica los saberes
teóricos en relación a las situaciones de enseñanza (con el correspondiente reconocimiento
a la disciplina que se enseña) y en campos de desempeño variado (contextualizados al nivel
medio y superior), los vinculados a la formación social, institucional y grupal, y los
referidos a la formación de orden personal (Mastache, 2012). Para facilitar este proceso se
Son múltiples los aspectos de la investigación que se vinculan con la docencia en el área de
la didáctica. Por supuesto, la participación de los estudiantes como auxiliares de la
investigación da lugar a múltiples aprendizajes, especialmente (aunque no sólo) de orden
metodológico. También los resultados de investigación (propia o ajena) constituyen
aspectos a ser estudiados y pueden resultar altamente significativos; así, los resultados
obtenidos en torno a la formación para la ciudadanía y la convivencia (que sintetizamos en
el apartado correspondiente) constituyen experiencias de interés para el conocimiento de
las prácticas pedagógicas situadas que habilitan otros modos de “hacer escuela” y de pensar
la ciudadanía y la convivencia escolar. Ambas cuestiones están presentes en nuestra tarea
cotidiana como profesores e investigadores, pero no es ése el enfoque que quisiera
presentar en esta oportunidad. Más bien, quisiera centrarme en la investigación como
desarrollo vivo en su articulación con la enseñanza de la didáctica en el contexto de las
clases de la asignatura.
En este sentido, no sólo importan los resultados alcanzados por los investigadores sino
también las referencias teóricas y empíricas y los procesos investigativos y su potencial
analizador.
En nuestro caso, los resultados previamente sintetizados nos permiten trabajar con los
estudiantes diversos aspectos de las estrategias didácticas (Davini, 2009), los
posicionamientos docentes, los climas escolares (Aron y Milicic, 1999), las demandas de
aprendizaje, la trasferencia didáctica (Blanchard Laville, 1996), la transposición didáctica
(Chevallard, 1985), las tareas en su contexto ecológico (Doyle, 1986), entre otros conceptos
teóricos de interés en la formación de los estudiantes. En Didáctica General, los aportes
más significativos se vinculan con las propuestas de enseñanza de la ciudadanía y el
tratamiento de la convivencia en distintas situaciones didácticas; el análisis de las
estrategias utilizadas y de las decisiones didácticas adoptadas de acuerdo con la situación
particular y sus derivaciones y desarrollos a lo largo del tiempo. En Didáctica de Nivel
Medio, resultan de mayor interés los análisis de las dinámicas de las clases y las
oportunidades que ofrecen a los aprendizajes y desarrollos subjetivos de los estudiantes;
las articulaciones entre las situaciones generadas por las propuestas didácticas y las
posibilidades de construcción subjetiva que habilitan; las múltiples articulaciones entre los
distintos saberes reconocidos en el aula.
De este modo, la investigación, tanto sus aspectos metodológicos como sus resultados
sustantivos, constituyen aspectos importantes de la enseñanza y permite dar lugar a
variedad de aprendizajes conceptuales y metodológicos, pero también de orden personal e
interpersonal. Así, la investigación aporta elementos de interés para la reflexión sobre los
aspectos sociales, institucionales, grupales y personales y facilita la formación integral,
incluyendo la reflexión sobre su trayectoria profesional, y el auto-conocimiento de los
propios modelos, sentimientos y emociones (Mastache, 2013a).
También resulta de interés señalar los aportes en el sentido inverso. Las preocupaciones y
modos de pensar de nuestros estudiantes (en ambas materias) en torno a distintos aspectos
de la escuela media y del desarrollo de las clases nos fue llevando a incluir en la
investigación nuevas preguntas y cuestiones inicialmente no previstas, así como a agudizar
la mirada en un intento de comprenderlas. Dados los límites de este trabajo, señalaremos
sólo algunas a modo de ejemplo. Las preocupaciones por la gestión del grupo en los
estudiantes del profesorado en Ciencias Jurídicas, por ejemplo, nos llevaron a focalizar
más en los modos en que los docentes tratan las cuestiones propias de la convivencia y la
encaran como objeto de enseñanza y no sólo como condición para su desarrollo o como
resultado de los climas logrados. Las dificultades de los estudiantes de Ciencias de la
Educación, por su parte, para visibilizar en las escuelas de la Ciudad de cuestiones tales
como la multiculturalidad, el castellano como segunda lengua, etc., nos llevaron a
proponer el trabajo con escuelas en contextos diversos que presentan de manera mucho
más dramática problemáticas habituales aunque no siempre visibilizadas.
Conclusiones
En este trabajo hemos tratado de dar cuenta de la manera particular en la cual vivimos la
doble tarea de investigación y docencia en el campo de la didáctica y de los modos en los
cuales tratamos de que ambas actividades resulten enriquecidas y potenciadas a partir de
múltiples puentes. Se trata, en definitiva, de una manera de pensar la docencia como una
actividad que recurre a las herramientas que proporciona la investigación y a esta última
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Resumen
Muchos autores sostienen que la lectura, bajo ciertas condiciones didácticas, puede transformarse
en una herramienta de aprendizaje. Es por esta razón que en nivel inicial es necesario plantear
situaciones en las que los niños actúen como lectores y escritores, aún antes de leer y escribir
convencionalmente. Se trata de pensar la lectura como un proceso de coordinación de
informaciones y no como el descifrado de un código, o como la enunciación de letras.
Paralelamente, es preciso pensar la escritura como un proceso de producción de textos con sentido,
en definitiva, concebir la lectura y la escritura como prácticas sociales que son importantes en la
escuela porque lo son fuera de ella y no al revés (Ferreiro, 1999). Siguiendo esta idea, y como parte
de un proyecto más amplio sobre “Lectura en voz alta y narración oral: tendencias investigativas y
experiencias en contextos escolares” (PGI 24/I262), la presente ponencia analiza las prácticas de
lectura y escritura propuestas para las áreas de “Expresión y comunicación” y de “Prácticas del
Lenguaje” en los Diseños Curriculares para la Educación Inicial de la Dirección de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aires -primer ciclo (2012) e inicial (2008), respectivamente-.
Para efectuar tal análisis, enfocamos particularmente la noción de “escena de lectura”, entendida
como el lugar donde se realiza/materializa la escritura como práctica social de comunicación
(Cucuzza, 2012), a fin de dar cuenta de un aspecto constitutivo de esas prácticas: el de la lectura y la
socialización del escrito. De este modo, tomamos en cuenta tanto las prácticas del lenguaje
vinculadas con hablar y escuchar, como las prácticas sociales de la lectura y la escritura y las
sistematizamos en tablas siguiendo el protocolo propuesto por Cucuzza (2012): (1) los actores
(¿Quién o quiénes intervienen en la escena? ¿Qué tipo de relaciones sociales se evidencian? ¿Cuáles
son las posiciones corporales del los participantes?); (2) las finalidades (¿Para qué fines se lee?); (3)
los espacios (¿Cuál es el marco espacial del lugar en el que se lee?); (4) los tiempos (¿Puede
determinarse el momento de la lectura?); (5) los modos de lectura (¿La escena supone una lectura
silenciosa o en voz alta?); (6) los soportes materiales o las tecnologías de la palabra (¿Es posible
determinar el tipo de soporte material de la escritura en que se lee? ¿Cuál es el objeto portador?).
Este trabajo comprende que la lectura y la escritura necesitan plantearse, enseñarse y ejercerse,
desde el inicio de la escolarización, como prácticas sociales, históricas y culturales, como objetos de
importancia social y no únicamente escolar. Los resultados obtenidos del análisis de los documentos
curriculares nos permitirán dar cuenta del modo en que se presentan las escenas de lectura en nivel
inicial y cómo estas pueden trabajarse, enfatizando las funciones comunicativas del leer y el
escribir, en la formación de docentes de nivel inicial.
Introducción
¿La lectura es siempre un acto del ámbito privado, íntimo, secreto, que remite a la
individualidad? No, pues esta situación de lectura no ha sido siempre dominante. Creo,
por ejemplo, que en los medios urbanos existe, entre el siglo XVI y XVII, otro conjunto
de relaciones con los textos que pasan por lecturas colectivas, lecturas que manipulan
el texto, descifrado por unos para los otros, a veces elaborado en común, lo que pone en
práctica algo que supera la actividad individual de la lectura. Por lo tanto, aquí
también es necesario evitar la constante tentación de la posición universalizante de los
lectores que somos.
Roger Chartier (2011, pp. 254-255)
¿Cómo se lee cuando no se lee convencionalmente? ¿Qué lugar ocupa la intervención del
docente en las lecturas que se llevan a cabo en las salas de nivel inicial? En efecto, muchos
autores sostienen que la lectura, bajo ciertas condiciones didácticas, puede transformarse
en una herramienta de aprendizaje. Es por esta razón que en nivel inicial es necesario
plantear situaciones en las que los niños actúen como lectores y escritores, aún antes de
leer y escribir convencionalmente. Se trata de pensar la lectura como un proceso de
coordinación de informaciones y no como el descifrado de un código, o como la
enunciación de letras. Paralelamente, es preciso pensar la escritura como un proceso de
producción de textos con sentido, en definitiva, concebir la lectura y la escritura como
prácticas sociales que son importantes en la escuela porque lo son fuera de ella y no al revés
(Ferreiro, 1999). Siguiendo esta idea, y como parte de un proyecto más amplio sobre lectura
en voz alta y narración oral, la presente ponencia analiza las prácticas de lectura y escritura
propuestas para las áreas de “Expresión y comunicación” y de “Prácticas del Lenguaje” en
los Diseños Curriculares para la Educación Inicial de la Dirección de Cultura y Educación
de la Provincia de Buenos Aires -primer ciclo (2012) e inicial (2008), respectivamente-. Para
efectuar tal análisis, enfocamos particularmente la noción de “escena de lectura”,
entendida como el lugar donde se realiza/materializa la escritura como practica social de
comunicación (Cucuzza, 2012), a fin de dar cuenta de un aspecto constitutivo de esas
prácticas: el de la lectura y la socialización de escrito. Este trabajo comprende, así, que la
lectura y la escritura necesitan plantearse, enseñarse y ejercerse, desde el inicio de la
escolarización, como prácticas sociales, históricas y culturales, como objetos de
importancia social y no únicamente escolar. Los resultados obtenidos del análisis de los
documentos curriculares nos permiten dar cuenta del modo en que se presentan las
escenas de lectura en nivel inicial y cómo estas pueden trabajarse, enfatizando las
funciones comunicativas del leer y el escribir, en la formación de docentes de nivel inicial.
Metodología
Este trabajo se desarrolla en el marco del proyecto PGI 24/I262 “Lectura en voz alta y
narración oral: tendencias investigativas y experiencias en contextos escolares”, dirigido
por la Dra. Marta Negrin. Se trata de un estudio cualitativo, de corte descriptivo-
interpretativo, en el que se intentan describir y caracterizar las escenas de lectura que están
previstas en las orientaciones didácticas de los Diseños Curriculares de la Provincia de
Buenos Aires para el nivel inicial. Para ello, se trabajó con cada uno de los diseños, teniendo
en cuenta sus particularidades y diferencias. En el diseño perteneciente al primer ciclo,
enfatizamos las propuestas vinculadas con escenas de lectura en cada una de las salas
(bebés, deambuladores y sala de 2 años). Por su parte, en el diseño curricular de nivel
inicial, nos centramos en tres escenas de lectura: “Los niños escuchan leer al maestro”,
“Los niños leen por sí mismos” y “Los niños escuchan narrar al docente”.
Resultados y discusión
(1) Leer en el nivel inicial: ¿qué proponen los diseños curriculares de la Provincia
de Buenos Aires?
Así, se percibe al docente como mediador entre los niños y el texto. Este debe dar muestra
de su comportamiento lector, leyendo en forma frecuente variedad de textos, comentando
lo leído y compartiendo las formas de leer con los niños, mostrándoles cómo hacen para
buscar un tema en una enciclopedia o para saber cuál es el autor de un libro. Los niños
avanzarán en sus aprendizajes si cuentan con un docente activo, es decir, con un docente
que interviene desarrollando en sus alumnos la seguridad de percibirse como lectores.
¿Qué significa, entonces, enseñar a leer en el nivel inicial? Uno de los propósitos del nivel
es incorporar a los niños como miembros activos de una comunidad de lectores y
escritores. Para esto, es preciso generar un espacio y un tiempo donde lectura y escritura
sean prácticas habituales. En la sala del jardín debe haber qué leer: libros, revistas, el
diario, agendas, calendario, etc. (permitir que la lengua escrita exista en la sala de clase,
como existe fuera de ella). Pero, además, debe haber lectores. En sus clases, cuando el
docente lee y escribe frente a los niños, les está informando sobre el sentido de las prácticas
con el lenguaje escrito. Por ende, debe permitir a los niños que lean, aunque no lo hagan
convencionalmente. No deberíamos pensar en momentos en los que primero se presenten
actividades para la enseñanza de la lectura y la escritura para, luego de aprendidas estas
técnicas, proponer actividades de lectura o de escritura. Se aprende a leer leyendo, como
se aprende a escribir escribiendo (Lerner, 2001). Es decir que las prácticas sociales del
lenguaje se aprenden poniéndolas en juego en situaciones en las que sea pertinente su uso.
La Tabla 1 sistematiza las escenas de lectura previstas en las orientaciones didácticas del
área de “Comunicación y expresión” del Diseño Curricular de Provincia de Buenos Aires
para el Primer Ciclo de Nivel Inicial. Hemos sistematizado esas escenas por salas (bebés,
deambuladores y sala de 2 años) porque, dadas las particularidades del primer ciclo de
nivel inicial (la diferencia marcada que hay entre bebés de 45 días a 1 año y ente niños de
dos años), así está previsto el trabajo en el diseño curricular.
Tabla 1. Escenas de lectura previstas en las orientaciones didácticas del área de “Comunicación y
expresión” del Diseño Curricular de Provincia de Buenos Aires para el primer ciclo de nivel inicial
Sala de
Sala de maternal Sala de bebés Sala de 2 años
deambuladores
Los actores Docentes y bebés (45 Docentes y niños (1-2 Docentes y niños de
días a 1 año). años). 2 años.
Las finalidades Conectarse con los Sumar al trabajo con la Trabajar la práctica
bebés a partir de su música y lo rítmico, el de la escucha.
temprano interés por la ingreso a distintos Participar en
música y lo rítmico. géneros literarios situaciones de
Ingreso progresivo en (cuentos y poesías). lectura (los niños en
el lenguaje con juegos Trabajar la escucha. tanto audiencia más
cantados y canciones activa, eligiendo
diversas. materiales,
comentándolos,
etc.). Participar
como oyentes
avezados en el
reconocimiento de
canciones y estilos
musicales.
Los modos de lectura Canciones entonadas Lectura por parte del Lectura por parte
por el docente. docente. Sumado a las del docente.
canciones también Sumado a las
entonadas por el canciones también
docente. entonadas por el
docente.
Los soportes materiales Libros y canciones (en Libros y canciones (en Libros y canciones
voz del docente). voz del docente). (en voz del docente).
La Tabla 2, por su parte, muestra que en el nivel inicial (sala de 3, 4 y 5 años) el Diseño
Curricular de Provincia de Buenos Aires espera que los niños puedan avanzar desde la
práctica de la escucha a la práctica de lectura, aunque todavía no lo hagan
convencionalmente.
Tabla 2. Escenas de lectura previstas en las orientaciones didácticas del área de “Prácticas del
lenguaje” del Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires para nivel inicial.
Escenas de Los niños escuchan leer Los niños leen por sí Los niños escuchan
lectura al maestro mismos narrar al docente
Los modos de Lectura en voz alta por Lectura por parte de Narración por parte
lectura parte del docente. los alumnos. del docente
En la Tabla 2 puede observarse que las tres situaciones se asemejan en los actores, espacios,
tiempos y soportes materiales. Difieren en los modos de lectura (quién lo realiza, en
particular, docentes o niños) y en las finalidades. En la situación de “Los niños escuchan
leer al maestro”, la finalidad es que los alumnos puedan ponerse en contacto con diversidad
de textos y que puedan interactuar con un adulto que ejerza como lector modelo
experimentado, un docente que sirva de andamio para que esos niños avancen como
lectores. El Diseño Curricular dice al respecto de estos diferentes textos y finalidades lo
siguiente:
Se trata, entonces, de tener en cuenta el tipo de texto que se está trabajando, porque de eso
dependen las distintas finalidades y estrategias de lectura que asuma la escena de “Los
chicos escuchan leer al maestro”. El foco está puesto en la diversidad de los materiales
leídos y en la posibilidad de que los niños actúen como audiencia activa, intercambiando
opiniones e ideas sobre lo que escuchan leer.
En relación con la segunda escena, “Los niños leen por sí mismos”, la finalidad se centra
en que los niños, pese a no leer convencionalmente, se sientan habilitados a interactuar
con textos diversos, que puedan anticipar sentidos e interpretaciones, echar mano de sus
conocimientos sobre el mundo y sus ideas previas. Sobre la intervención docente en esta
escena, el Diseño Curricular enfatiza:
El docente entrega los textos a los niños y los enfrenta con problemas donde son ellos
quienes tienen que ubicar dónde dice algo que saben que está escrito o piensan que está
escrito, tienen que determinar si dice o no dice algo, tienen que decidir cuál es entre
varios enunciados posibles o hipotetizar qué dice en un fragmento con sentido (una
palabra, una frase) que es previsible para ellos (p. 144).
Esta cita hace hincapié sobre la autonomía de los niños como lectores, la posibilidad de
darles el lugar de actuar como lectores de pleno derecho, como participantes de la cultura
escrita (Ferreiro, 1999). La intervención docente busca lograr que los niños ocupen ese
lugar, que logren “leer por sí mismos” esos textos diversos a los que ya han ido
aproximándose a través de la práctica de la escucha. Entre las lecturas por sí mismos
previstas se encuentran: explorar textos para obtener una idea global de su contenido;
explorar determinados materiales -un libro, una página de un libro, un sector de una
página de un libro- cuyo contenido se conoce globalmente para encontrar respuesta a un
interrogante específico; y releer textos breves que ya se saben de memoria o textos que se
conocen mucho.
Por último, en la tercera escena (“Los niños escuchan narrar a la docente”), el soporte
material desaparece y es la voz la que ocupa el lugar central. Su finalidad es el disfrute o
goce estético que permite imaginar los distintos personajes recreados, los escenarios y
acciones que se presentan y, fundamentalmente, la generación de emociones. Como se
indica en el Diseño Curricular: “Por haber nacido en la propia transmisión oral los textos
más aconsejables para narrar son (…): el cuento folklórico, la leyenda y el mito” (p. 167).
Como indica Chartier (2011) en el epígrafe que introduce esta ponencia, cuando se piensa
la lectura en el nivel inicial, es necesario evitar la tentación universalizante de los lectores
que somos. Hay distintas formas de leer y distintas escenas de lectura en las que podemos
participar. Los Diseños Curriculares de la Provincia de Buenos Aires para nivel inicial
enfatizan la tarea del docente como como modelador de las prácticas de escucha y como
mediador de las prácticas de lectura, a la vez que destaca sus aspectos comunicativos. En
el primer ciclo, entonces, se participa de la cultura escrita a partir de canciones y de la
lectura de textos diversos por parte del docente. En las salas de 3, 4 y 5 años, los niños no
solo escuchan leer o narrar al maestro sino que también pueden comenzar a leer ellos
mismos. La escucha se enriquece con la lectura y el docente guía esos procesos.
La noción de escena de lectura permite repensar cómo, por qué y para qué se lee en las
distintas salas del nivel inicial, reflexionar sobre el lugar que ocupa esa práctica y su
naturaleza eminente comunicativa y cultural. Chartier (2011, p. 261) señala respecto de la
lectura como práctica cultural y el rol de la escuela:
Entre esas leyes sociales que modelan la necesidad o la capacidad de la lectura, las de la
escuela están entre las más importantes, lo que plantea el problema, que es a la vez
histórico y contemporáneo, del lugar del aprendizaje escolar en el aprendizaje de la
lectura, en los dos sentidos del término, es decir, el aprendizaje del desciframiento y
del saber leer en su nivel intelectual y, por otra parte, esa otra cosa de la que hablamos,
la capacidad de una lectura más virtuosa apta para apropiarse de los diferentes textos.
Los docentes requieren trabajar con sus alumnos, desde la sala de 45 días a un año en
adelante, la lectura en sus diferentes dimensiones: como actividad intelectual y como
práctica cultural, como una forma de interaccionar con otros y de participar en el mundo.
Para concluir, consideramos que la revisión de las escenas de lectura presentes en el
Diseño Curricular de Provincia de Buenos Aires para Nivel Inicial permite hacer foco en
aquellos aspectos que ponen de relieve la finalidad de las prácticas de lectura, cuyo
conocimiento es fundamental para quienes se encuentran en el proceso de formación
docente.
Referencias
Bourdieu, P. y Chartier, R. (2011). “La lectura: una práctica cultural”. En Pierre Bourdieu
(dir.), El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura (pp. 253-273).
Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores Argentina
Castedo, M. y Torres, M. (2012). “Un panorama de las teorías de alfabetización en América
Latina durante las últimas décadas (1980-2010)”. En R. Cucuzza y P. Spregelburg (ed.)
Historia de la lectura en Argentina. Del Catecismo colonial a las netbooks estatales. Buenos
Aires: Editoras del Calderón.
Cucuzza, R. (2012). Introducción. En R. Cucuzza y P. Spregelburg (ed.) Historia de la lectura
en Argentina. Del Catecismo colonial a las netbooks estatales. Buenos Aires: Editoras del
Calderón.
Dirección General de Cultura y Educación (2008). Diseño curricular para la educación
inicial. Coordinado por Elisa Spakowsky (Primera Edición). La Plata: Dir. General de
Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires.
Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires (2012) Diseño
Curricular para la Educación Inicial: primer ciclo. Coordinado por Adriana Corral
(Primera Edición). La Plata: Dir. General de Cultura y Educación de la provincia de
Buenos Aires.
Ferreiro, E. (1999). Cultura escrita y educación. México: Fondo de Cultura Económica.
Lerner, D. (2001). Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. México: Fondo
de Cultura Económica.
Resumen
La formación inicial, en cuanto ámbito de preparación formal para el ejercicio de la docencia, está
atravesada por múltiples tensiones; una de ellas es la relación entre los conocimientos y prácticas
que se transmiten en los profesorados y aquello que el oficio docente requiere cotidianamente en
las escuelas.
Quienes conciben esta tensión como una problemática derivada de la relación teoría y práctica han
llamado la atención sobre la desarticulación entre formación y práctica docente, poniendo en
discusión la eficacia y el sentido formativo de dicho ámbito. Desde esta perspectiva, se ha abordado
la cuestión focalizando en aspectos curriculares e institucionales sin considerar plenamente el lugar
y el papel de quienes se forman, sesgando la mirada y obstaculizando reconocer a la formación como
experiencia de saber.
En el presente trabajo retomo la tensión mencionada como desafío de la formación y propongo
repensarla en términos de experiencia y saber, situando a quienes se forman en un lugar central y
evitando dicotomizar el pensar del hacer.
Entiendo que el sentido de la formación inicial consiste en ayudar a desarrollar modos propios de
pensar y actuar el oficio educativo, reconociendo y reflexionando sobre los saberes y principios que
orientan el accionar pedagógico; y en este horizonte de pensamiento, me pregunto qué es lo que
(nos) reclama acompañar este proceso como docentes de quienes se forman.
Luego de profundizar en la perspectiva propuesta, compartiré el camino explorado con las y los
estudiantes de Práctica Docente -un espacio formativo de cuarto año de un profesorado
universitario- deteniéndome en la escritura de diarios de formación para reflexionar sobre los
desafíos del propio trabajo en este contexto.
La distancia entre lo que se transmite en los profesorados y aquello que el oficio docente
requiere cotidianamente en las escuelas constituye una tensión que atraviesa la formación
inicial, en tanto ámbito institucional de preparación formal para el ejercicio de la docencia.
Las investigaciones que a finales siglo pasado abordaron dicha tensión como una
problemática derivada de la relación teoría y práctica, pusieron en cuestión la eficacia, el
Interpretamos con Alliaud (2017) que estos desencuentros ponen de manifiesto la vigencia
de una lógica aplicacionista, implícita en los procesos formativos y sostenida en los planes
de estudio, por medio de una estructura deductiva y disociada3. Lógica que también nutre
1 En este contexto, la formación en la práctica se transformó de manera sustancial en los planes de estudio,
fundamentalmente, se incrementó su carga horaria, distribuyéndola a lo largo de todo el trayecto formativo, y
se incorporaron en ella dimensiones del oficio docente que trascienden el quehacer del aula.
2 Terigi (2012, 2009), Alliaud & Vezub (2014), Vezub (2016) exponen esta problemática a nivel nacional.
3 Esto es, organizando el aprendizaje desde los conocimientos más generales vinculados con la enseñanza,
luego los más específicos y finalmente las prácticas y disponiendo espacios diferenciados para el conocimiento
teórico y para la práctica.
una visión del conocimiento -dominante en muchos estudiantes- como ideas objetivadas
que se acumulan o se usan, es decir, como garantías de su desempeño profesional en las
aulas (Contreras, 2011: 61).
Al decir de Dolo Molina, “hacer algo consigo mismo” requiere aceptar que la pedagogía no
es una tecnología ni una ciencia, por lo tanto, el saber pedagógico que enseñamos en este
contexto, antes que vincularse con un saber disciplinar o conocimiento teórico que luego
se aplica, tiene que ver más bien con un saber personal5 que involucra a quien se forma en
primera persona y que se sustenta en la experiencia. Y también implica ir “elaborando la
propia presencia al enseñar”, pues el saber con el que enseñamos no es un saber externo
que acumulamos, sino un saber a través del cual nos exponemos y vivificamos en la
4 En relación con la responsabilidad en la educación (como terreno, entre lo público y lo privado, entre la
sociedad y la familia) Nieves Blanco señala que quienes enseñamos “asumimos la responsabilidad de establecer
la continuidad del mundo, conservándolo a través de la protección de la novedad que introducen los nuevos”,
garantizando desde nuestra mediación que las y los jóvenes no sean controlados, moldeados, que no se les quite
de las manos su propia oportunidad ante lo nuevo (2006: 158).
5 Un saber encarnado, “incorporado” a lo largo de la propia historia, a partir del cual quien se forma percibe,
imagina y (se) vive en las relaciones educativas, de un modo singular y propio. (Contreras, 2010)
relación educativa (Molina, 2018)6. Esta concepción de la formación no se deja atrapar por
la polarización teoría-práctica y requiere pensar los procesos formativos desde otras claves
de sentido pues, como dice José Contreras, el punto “no es conocer cuál es el conjunto de
explicaciones y proposiciones que anteceden a la acción (que es el modo en que se formula
el problema de la teoría), sino cuál es la ‘relación pensante con el acontecer de las cosas’
[Mortari, 2002]” (2012: 05).
En este sentido, por ejemplo, reconocer que enseñar es hoy “menos que nunca ‘aplicar’ o
‘bajar’ lo aprendido en el profesorado” (Alliaud, 2017) y que cada situación, cada curso, cada
grupo convoca a aprender de nuevo lo que sabíamos, invita a pensar el oficio docente desde
la apertura a “entender nuestra relación con el no-saber como parte del trabajo educativo”,
asumiendo la dificultad y la incertidumbre como constitutivas del mismo (Contreras, 2013).
De ahí que, como José Contreras y Susana Orozco (2016) sostienen, la formación requiere
favorecer un modo de saber que se cultiva, cuya naturaleza es distinta al saber teórico
disciplinar pues no es tanto un saber acerca de, sino
un saber vivir de modo fructífero y personal estas situaciones, un saber estar en los
acontecimientos de modo sensible, perceptivo, creativo, pero a veces también
contemplativo, generador de un pensar en relación con lo vivido como modo de ampliar
la consciencia de la realidad. (Contreras, 2013: 218)
6
Esta es una cuestión que requiere prestar atención al modo propio de vivir las relaciones y situaciones
educativas, descubriendo en el modo de estar y de ser aquello que necesitamos hacer(nos) conscientes al
interrogarnos por lo adecuado, es decir, por lo que (nos) requiere la acción educativa.
7 Consecuentemente, no es objetivable, no se fija ni se cierra, no tiene pretensiones de universalidad ni busca
de la enseñanza sino un saber del ser, un saber que nos constituye como sujetos”, nacido
en la búsqueda del sentido educativo y comprometido con el deseo de ser (Molina, 2018:
03).
Con este propósito, incorporamos una variedad de dispositivos narrativos que acompañan
el proceso formativo en distintos momentos:
- el diario de formación, donde van registrando sus vivencias en este espacio dando
cuenta de lo que les pasa como estudiantes, docentes en formación, en el transcurrir
de la cursada y cómo lo que van viviendo atraviesa (o no) aquello que son y desean
ser como docentes;
- los guiones conjeturales donde anticipan sus clases narrativamente, esto es, por fuera
de las categorías de la planificación tradicional que suelen burocratizar esta
instancia de la enseñanza;
- los auto-registros9, como espacio reflexivo en el que expresan la propia mirada sobre
las clases que protagonizan como docentes practicantes y, finalmente,
8 Esta es una disposición que, desde el feminismo de la diferencia, se propone como un saber y como una
experiencia de saber. La práctica del “partir de sí” implica tener en cuenta la propia experiencia vivida para
pensar, hablar y actuar en el mundo y juega en un doble sentido: como “enraizamiento” (tenerse en cuenta
como punto de partida) y como “alejamiento” simultáneos (para ir más allá de sí).
9 Sobre la escritura del “guion conjetural” y de “auto-registros” como géneros de la práctica puede consultarse
Dice José Contreras que “hacerse docente supone necesariamente poner en relación lo
vivido, lo pensado, lo aprendido, para verse en una dirección de deseo” (2011: 62). Y esto es
algo que vamos vislumbrando, particularmente, en el diario de formación; esas páginas
escritas en primera persona, a lo largo de la cursada, a veces con bastantes dificultades:
porque los tiempos y exigencias académicas imprimen obligaciones impostergables
(exámenes, parciales, cuatrimestres), porque la escritura personal implica exponerse (y no
todos están dispuestos o se animan a hacerlo) y, también, porque mirarse y escribir
reflexivamente no es una cuestión que se reconozca como espacio de saber en la
universidad, donde el aprender se vincula y privilegia la escritura académica.
Lo que sigue son algunas de las vivencias a las que dos estudiantes10 de Práctica Docente
han puesto palabras, significando lo que les pasa en sus diarios de formación. Allí exponen
la experiencia de la dificultad y de la incertidumbre que viven (Contreras, 2012; Molina,
2018) y, también, cómo van tejiendo el saber con la experiencia y la experiencia con el
saber, desde las preguntas que se formulan, las resonancias de lo que viven, los miedos y
deseos que encarnan. Sus textos exponen, además, el sentido de la escritura personal-
reflexiva que buscamos, al “situarnos en la dimensión temporal propia de la experiencia y
hablar desde ella siendo parte del relato, explorando la relación entre lo que se cuenta y el
significado que se le atribuye” (Contreras, 2012: 14).
(…) Creo que la búsqueda principal que me moviliza en este momento es mi identidad
docente: ¿cómo me desenvolveré SOLA frente a un grupo? (porque hasta el momento lo
hemos hecho en grupo). ¿Seré muy gritona? ¿Podré mantener el control? ¿Podré ganar su
confianza? ¿Podré transmitir lo que sé? ¿Sé lo suficiente? ¿Podré manejar los tiempos en
clase? ¿Y los de la práctica en relación con el resto de la cursada? (…)
(…) Lo primero que me impactó [de la visita de la profesora A, una docente jubilada] fue su
clara convicción y su fuerte posicionamiento frente a la literatura. Creo que una de mis
inseguridades como futura docente es también una inseguridad frente al objeto de estudio.
Debido al ajetreo de la cursada, no he encontrado momentos para reflexionar y reconstruir
todos los saberes y conocimientos que he acumulado: no he podido apropiármelos más allá de
la materia. Creo que cuando uno tiene cierta seguridad en lo que está diciendo y haciendo
puede, a la vez, permitirse cuestionarlo y enfocarse en otros aspectos como es el contacto con el
otro, [algo] que ella remarcó. (…) También rescato el énfasis que pone en la lectura, de la cual
se desprenden todos los demás aprendizajes (…). Creo que esto es uno de los problemas que más
tenemos los estudiantes de letras: nos encontramos sin tiempo y espacio para leer y releer por
placer, para explorar nuevos textos y llevar cosas diferentes, para construir y reconstruir
nuestro propio canon. (…). Finalmente, rescato de su charla que la confianza y apertura del
docente (…) permite que haya una conexión con los alumnos. (…) Como practicante y futura
docente, me sentí muy interpelada por su charla. Siento que la conexión con el otro y con el
saber mismo son cosas que quiero trabajar más a fondo como docente.
(…) Mitad del cuatrimestre y los nervios no me abandonaron. No sólo eso: ahora me
acompañan la fatiga, el estrés y la pila de fotocopias que cada vez asciende más. (…) ¿Quién
dice que es fácil? Mi vida se va resumiendo a lecturas atrasadas y trabajos entregados a las
apuradas, y el descontento que esto genera.
Además, las prácticas se acercan y sé que cuando llegue el momento voy a tener que sacar
energías de los lugares más recónditos de mi cuerpo porque no quiero hacerlo de mala gana.
Quiero entrar a la institución cada semana con una sonrisa y sintiendo que estoy en el lugar
correcto…
(…) Parciales, trabajos prácticos, lecturas, prácticas, paros, feriados, finales… ¡¡Cuánto peso!!
Es acá donde el ser alumno universitario y ser practicante se combinan, ¿Debo privilegiar uno?
¿Podré hacer las dos cosas sin volverme loca en el intento? De lo único que estoy segura es que
no debo bajar los brazos (…)
(…) Otro problema: tengo grandes expectativas y ganas de entrar al aula pero hay muchos
profesores amigos (fuera del ámbito de la Universidad) que me derrumban como si fuera un
muro de adobe. Me dicen que soy ingenua, que no conozco la realidad, que no sé lo que son los
chicos de ahora... Y yo me pregunto, ¿En qué momento de la vida a un profesor se le quitan las
ganas de enseñar? Al fin de cuentas, todo trabajo es difícil, pero sé que siempre vale la pena.
(…) Cuando era alumna de secundaria pensaba que los profesores la tenían fácil. (…) Ahora
estoy del otro lado, en donde puedo ver las dificultades del quehacer docente dentro y fuera del
aula, (…) Por suerte las materias que estoy cursando en el cuatrimestre me dan bastantes
herramientas para cuando esté frente a un grupo de alumnos (De eso se trata, ¿No?). (…) me
permiten pensar, imaginar, visualizar como sería el momento en que esas actividades fueran
dadas a un grupo de alumnos. Al fin y al cabo, es ahí donde nos vamos construyendo como
profesores. ¿No?
(Fragmentos del Diario de Formación de Helena)
Escuchar el murmullo del secreto que todos y cada uno tenemos adentro. ¿No será una
condición para que podamos enseñar? Escuchar el murmullo, el de los alumnos y el que
se teje entre ambos. Escucharlos, no como respuestas a alguna pregunta sino como
puentes que posibiliten encuentros. Tan solo eso: escuchar el murmullo, como una
forma de preservar el encanto.
Laura Duschatzky (2009)
De este modo, entendemos que escuchar el murmullo que los diarios de formación (nos)
traen constituye una apertura a pensar lo vivido como experiencia de saber. Una
experiencia que se va tejiendo con el no-saber, con la incertidumbre, con el otro y lo otro,
con los miedos y los deseos; también, al imaginarse en el oficio de enseñar preguntándose
por el sentido y lo adecuado de la relación educativa (van Manen, 2003) y buscando un saber
que “no acepta un estar en el mundo según los criterios de significación dados sino que va
en busca de su propia medida” (Mortari, 2002: 155).
Podemos decir que los diarios de formación, como se aprecia en los fragmentos
transcriptos en este trabajo, transparentan la experiencia vivida como estudiantes
practicantes, (la) exponen y (nos) advierten: transparentan “la relación conflictiva entre el
sentido personal del aprender y las soluciones institucionalizadas” (Contreras, 2012: 18)
que cada quien va poniendo en juego para sobrevivir y sostenerse como estudiante de un
profesorado. Exponen las incertidumbres, los deseos y los miedos que movilizan el querer
ser docente, la búsqueda de formas adecuadas de serlo y también el sentido personal que
orienta la propia relación con el saber en la formación. Y así, (nos) advierten que, en ese
11 Al decir de Masschelein (2006), la atención abre un espacio posible para la transformación del sujeto, es decir,
un espacio de libertad práctica, por lo tanto, volvernos atentos, prestar atención, supone “un estado mental que
se abre al mundo de modo que el mundo se ‘presentifique’ delante de mí y (que ‘llego’ a ver) que puede
transformarme”.
Como afirma Helena en su diario, “de eso se trata. ¿No?”, de asumir el desafío de
acompañar la elaboración de un saber pedagógico que “se traduce siempre en una
mediación personal entre sí y la experiencia de lo educativo” (Contreras y Orozco, 2016: 15)
y que nos reclama estar ahí, prestar atención a la experiencia de quien se forma. Más allá
de los programas, de las teorías y de nuestras certezas.
Bibliografía
Resumen
Introducción
En la actualidad, los planes de formación docente inicial como las acciones posteriores de
formación permanente, contemplan de manera complementaria a la enseñanza la
dimensión de la investigación sobre la práctica docente, como una cualidad del perfil del
docente fundamental de adquirir. Así, enseñanza e investigación forman parte de un
mismo trabajo, el trabajo docente.
La realidad educativa actual y social plantea nuevas preocupaciones que complejizan los
procesos de formación. La necesidad de formar profesores reflexivos y críticos, que sepan
desde posturas críticas descubrir, analizar y resolver problemas de la práctica resulta una
condición y cualidad primordial que debe adquirir el perfil del docente hoy.
Apoyados en los aportes de G. Ferry (1997) la formación es entendida como una dinámica
de desarrollo personal, a través de la cual se adquieren formas para actuar y trabajar en el
ámbito de la docencia. Cada sujeto –futuro docente- construye, sobre el análisis reflexivo,
un trayecto o camino que es personal, a partir de diversas mediaciones o dispositivos de
mediación que le permiten en conjunto formarse a sí mismo. En este proceso complejo,
permanente e inacabado, uno se forma en la interacción así como ante determinadas
condiciones de tiempo, lugar y representación de la realidad.
La propuesta de los autores Litwin (2008) y Alfonso (2017) concuerda con el enfoque
hermenéutico como dispositivo de análisis de las prácticas y de la formación en las mismas.
En esta línea de interpretación Alfonso (2017) agrega:
Las ventajas que posee investigar sobre las prácticas desde esta perspectiva cualitativa se
pueden resumir en los siguientes ítems:
permite centrar el análisis (el foco) en las acciones y particularidades de los actores
- profesores y alumnos-;
la validez empírica, nos permite trabajar con escenarios que son reales, con
información que se asienta en evidencia empírica (Alfonso, 2017).
Las autoras distinguen dos tipos de dispositivos: los basados en la narración (autobiografías
y diarios) y los basados en la interacción (microclases, talleres de integración y grupos de
reflexión y tutorías). Las diferencias entre ambos residen en que los primeros privilegian
la experiencia subjetiva y la reflexión introspectiva sobre la propia historia escolar, a partir
de la producción de relatos escritos. Los segundos, consideran como núcleo de reflexión la
interacción desde el intercambio y la confrontación entre los sujetos involucrados.
instituciones educativas (Anijovich et al, 2009). Este último sentido es muy restrictivo ya
que limita la posibilidad de que sea utilizada como medio para la reflexión y la autocrítica
de la labor docente.
Para que estas ventajas didácticas sean posibles, es importante tener en cuenta algunos
aspectos que pueden actuar como condicionantes. En coincidencia con Anijovich (2009) la
entrada al campo del observador, por ejemplo, puede representar un problema si no
respeta las normas cotidianas de los actores o protagonistas. Por ello, en este dispositivo se
sugiere que el observador se implique de manera subjetiva en los intereses, lenguajes, y
perspectivas del sujeto de observación, de manera de facilitar la interacción. Una vez
lograda la confianza, a partir de la humildad y autenticidad del observador, es posible hacer
foco en aquellas cuestiones o aspectos que resultan de interés en la investigación, de
manera de avanzar en su profundización.
sobre los cuales se concretará, de este modo constituye una actividad que si se concreta
sobre la base de un análisis reflexivo puede contribuir al proceso de formación.
Los cursos que observan corresponden a los niveles básico y superior de la estructura
secundaria y preferentemente de diferentes instituciones educativas. Se procura que las
mismas se concreten en cursos de las Escuelas Medias de la Universidad Nacional del Sur
(gestión nacional) y cursos de las escuelas Dependientes de la Dirección General de
Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Esta situación facilita ampliar las
interpretaciones y reflexiones de manera comparativa entre ambas gestiones (nación y
provincia). Según las posibilidades de los alumnos y bajo la modalidad social de pareja
pedagógica seleccionan un curso de la enseñanza secundaria básica (1, 2 y 3) y un curso de
la enseñanza secundaria superior (4, 5 y 6). La modalidad de observación de clases en
parejas pedagógicas se relaciona con la posibilidad de generar una mejor predisposición y
seguridad al momento de la entrada al campo. A pesar de que no pasó mucho tiempo del
egreso de los alumnos de la escuela secundaria, vuelven a ver la escuela como un inmenso
gigante, percepción que suele posicionarlos en un marco de inseguridad y miedo. Por otro
lado, el registro de observación, si bien implica un trabajo individual y personal, se
propone que sea compartido e intercambiable (no todos ven lo mismo, aún observando el
mismo hecho, fenómeno o situación) con la intención de enriquecer, intercambiar y
ayudar a pensar en la situación observada.
complementariedad de los mismos, ya que dos personas nunca van a observar, percibir o
registrar exactamente lo mismo, esto permite una mayor acumulación de información”.
“las observaciones de clase fueron interesantes para poder adentrarnos en el aula después
de los años que hace que terminamos la secundaria, donde se toma contacto con el
alumnado y con los profesores nuevamente. Además se puede ver cómo se da el
funcionamiento de la clase desde otro punto de vista (…) mirándolo ahora como futuros
educadores”.
El profesor se hace, no se nace: “lo más significativo durante la experiencia fue poder
descubrir la vocación docente y lo importante que es poseer vocación para poder
desarrollar una clase que realmente logre una transmisión de conocimientos y valores. Me
di cuenta que es necesaria la actualización por parte del docente en lo referido a la materia,
el interés en los alumnos, el respeto hacia ellos, la motivación, la importancia de acercarles
la realidad al aula y escucharlos”. “Esta experiencia me ayudó mucho a pensar en la
vocación docente (…) si bien es cierto que en este momento la mayoría de las personas sólo
piensan la docencia como una salida laboral, es fundamental tener en cuenta que vamos
a trabajar con personas y que nuestro paso por su vida les puede dejar una marca positiva
o negativa”, “fue una experiencia enriquecedora (…) volver a la escuela no como alumno
sino como observador. Me permitió conocer las ganas que tengo de poder ejercer mi rol
como docente (…) así como de capacitarme para poder otorgarles a quienes sean mis
futuros alumnos, clases ricas en contenidos, valores y motivadoras”. “Cuando me anoté
(…) no estaba del todo convencida de querer enseñar, y el hecho de haber entrado en
contacto directo con la realidad del aula de geografía, me confirmó que ésta no es mi
La geografía como ciencia social: “es importante comprender que la Geografía tiene su
autonomía como disciplina educativa, pero también forma parte de las ciencias sociales,
esto favorece la relación del tiempo y del espacio en la enseñanza de su objeto de estudio”.
tecnología, también nuevas formas de trato entre profesores y alumnos (tuteo, de profesora a
profe), actitudes que quizás todavía me cuesta comprender, pero que seguramente a lo largo de mi
futuro como docente lograré naturalizar. No olvidaré lo que considero que fue mejor en mi
secundaria, pero seguramente trataré de mejorarlo” (Ris, 2018).
Consideraciones finales
Formar para la investigación y formar para la reflexión son pilares que no pueden estar
ausentes en los procesos de formación de docentes en cualquier ámbito de educación
(terciaria y universitaria). En otros términos, formar docentes con habilidades para la
investigación y para la reflexión en la acción permitirá que puedan interpretar, analizar y
valorar las diferentes situaciones del aula escolar para identificar los problemas y de esta
manera tomar decisiones conscientes que orienten soluciones a los mismos.
El ejercicio del rol docente en relación al logro del proceso de enseñanza y aprendizaje es
un desafío permanente y continuo, y que indiscutiblemente requiere del análisis y
autoanálisis de nuestro rol como docentes, en una práctica que es situada, contextualizada,
y que ocurre en un momento social determinado.
Bibliografía
Anijovich, R., et al. (2009). Transitar la formación pedagógica. Dispositivos y estrategias.
Buenos Aires, Argentina: Paidós.
Celia Salit
celiasalit2112@gmail.com
Sergio Andrade
asergio29@gmail.com
Resumen
Introducción
La presente ponencia procura dar cuenta de los modos particulares que en la orientación
de procesos de residencia al interior de una cátedra universitaria de Práctica Docente y
Residencia se articulan tanto en la propuesta como en los modos concretos de
1
Se trata de la cátedra “Práctica docente y residencia (seminario taller) de la escuela de Ciencias de la Educación
de la facultad de Filosofía de la Universidad nacional de Córdoba.
Así también, el texto recupera algunos hallazgos provenientes del intercambio que se
produce entre Proyectos de Investigación que comparten un mismo Programa.2
En esa dirección, se procura analizar nexos teórico- metodológicos que se ponen en juego
en el proceso de residencia y en diferentes formatos y soportes que se implementan a partir
de la complementariedad de miradas que provienen de aportes disciplinares vinculados a
las diversas áreas para las que está destinada la propuesta de la cátedra (psicología, ciencias
de la educación, historia, filosofía, lengua y literatura.). En concordancia con los propósitos
enunciados, se formulan entre otros, los siguientes interrogantes: ¿Cómo se materializan
las articulaciones entre áreas? ¿Qué categorías de la Didáctica General se ponen en juego
en la orientación de prácticas y residencias? ¿Qué saberes y conocimientos aportan los
diferentes campos? ¿Desde qué perspectivas? ¿Qué dispositivos? ¿Qué desafíos plantea la
interdisciplinariedad?
En un primer apartado interesa aproximar una lectura acerca de las relaciones entre
Didáctica General y Didácticas específicas.
[…] lugar (es decir, el espacio de juego) de una lucha de concurrencias, que tiene por
apuesta específica el monopolio de la autoridad científica, inseparablemente definida
como capacidad técnica y como poder social, o si se prefiere, el monopolio de la
competencia científica, entendida en el sentido de capacidad de hablar y de actuar
legítimamente (es decir, de manera autorizada y con autoridad) en materia de ciencia,
que está socialmente reconocida a un agente determinado. (Bourdieu, P. 1999. Pág: 76)
2
Los proyectos de referencia son desarrollados por cada área de la Cátedra y forman parte del Programa:
Enseñanzas y Campos de conocimiento: Líneas de Investigación y Producción Didáctica, desarrollados en los períodos
que van de 2014 al 2017.
En ese contexto de ideas, una primera pista la recuperamos de los planteos de Klafki (en
Camillioni, 2005) quien se cuestiona acerca del sentido o sinsentido del debate. Para el
autor, la relación entre ambos campos, a pesar de maneras de pensar divergentes, debiera
caracterizarse por una cooperación constructiva, por una relación recíproca de necesidad
mutua. En esa clave, se subraya la alternativa, presente y a disposición en nuestra cátedra
de entablar nexos de solidaridad epistemológica a partir de la puesta en juego de saberes y
propuestas en un entramado que potencie el desarrollo de comprensiones cada vez más
abarcadoras y profundas acerca de las complejas interacciones entre sujetos y objetos en
los procesos de transmisión/apropiación de conocimiento.
Algunos encuentros...
Es desde los diversos proyectos de investigación que en la última década lleva adelante el
equipo, que podemos advertir aportes en los procesos de reconfiguración disciplinar, tanto
respecto de la Didáctica General y de sus nexos con las Didácticas Específicas, como de sus
vínculos con otras disciplinas.
En este marco, se espera que los resultados de la investigación contribuyan en los procesos
de formación tanto de profesores como de especialistas en el campo pedagógico y en los
campos de la enseñanza de disciplinas específicas, como aporte relevante para distintos
niveles y modalidades del sistema educativo.
En línea con ello se torna necesario rastrear categorías de la agenda clásica de la Didáctica
que persisten en el tiempo en planteamientos teóricos y en uso en las prácticas cotidianas
[...] resulta interesante tratar de analizar la constancia que mantuvo durante años la
enseñanza y el aprendizaje como si se tratara de un mismo proceso que diera cuenta de
la simbiosis en la que podría reconocerse un espacio común entre la psicología y la
educación, sin haber resuelto todas las discontinuidades y las historias de las
disciplinas, reveladoras de procesos de construcción muy diferentes. (Litwin, E.1997. p:
39)
Estas búsquedas implican una definición del objeto de estudio específico en cada proyecto
y la necesaria puesta en tensión de ciertos presupuestos de la agenda clásica, en particular
aquellos que devienen en una concepción aplicacionista de la didáctica.
De tal modo, desde el proyecto del Área de Ciencias de la Educación se advierten que la
subsunción de cuestiones en los planos teóricos y metodológicos propios de la Didáctica,
como consecuencia de una desvalorización de su potencial productivo, la redujeron -según
entendemos- a la producción de derivaciones isomórficas con los desarrollos conceptuales
En el caso del Proyecto del Área de Psicología la intención es avanzar sobre los efectos
subjetivos que se producen en las prácticas de enseñanza de la Psicología tanto en
intervenciones diseñadas como en aquellas imprevistas. Asimismo reconocer cómo estos
efectos se enlazan a formas, modos, modulaciones establecidos para la distribución, acceso
y uso de los saberes psicológicos. Así, en consonancia con las preocupaciones del equipo
de Ciencias de la Educación, interesa identificar cómo se actualizan aquellos riesgos
históricos del aplicacionismo y reduccionismo de las producciones psicológicas al campo
educativo y sus efectos regulativos de normalización, disciplinamiento,
psicopatologización, estandarización; como así también la irrupción de formas novedosas
que avancen en la recomposición de nuevos vínculos entre psicología y educación sin
efectos prescriptivos.
En el proyecto del área de Letras se afirma que no solo se plantea reflexión sobre las
“agendas” tradicionales o renovadas, es decir aquellos contenidos que hegemonizaban la
enseñanza, particularmente de la gramática, que hoy se ven fuertemente cuestionados en
sí y en su exclusividad sino también y particularmente sobre los tipos de saberes que se
proponen sobre nuevos objetos de enseñanza. Si se llaman “saberes especializados” sobre
el lenguaje aquellos construidos con alta codificación disciplinar -conceptos y nociones
altamente especializadas y sistematizadas en teorías y técnicas lingüísticas a los que se
accede sólo tras procesos de interpretación complejos que en principio solo tiene un
especialista- y “saberes comunes / de mundo” aquellos conocimientos sobre el lenguaje que
hemos construido y tenemos en disponibilidad quienes hablamos, leemos y escribimos -y
que portamos de manera consciente o a los que accedemos tras procesos reflexivos-, la
tensión entre unos y otros, o su implicancia mutua, se vuelve un objeto más que interesante
y relevante para la didáctica de la lengua. En particular, se propone comprender la tensión
e implicancia entre un saber gramatical altamente especializado y codificado sobre el
lenguaje -la estructura de las oraciones, sus partes, sus categorías, etc.- y otros saberes
“menos especializados” -sobre los textos, sus organizaciones, tipos y géneros- pero más
enmarcados en el universo de intuiciones y conocimientos de los usuarios del lenguaje, en
las propuestas de enseñanza orientadas a la interpretación y producción de textos que
exponen los manuales escolares de Lengua para la escuela media. Interesa saber qué lugar
ocupan aquellos, cuánta imbricación tienen con estos y cómo se organizan unos y otros en
una “agenda de conocimientos básicos para el lector y escritor de textos”.
En el caso del proyecto del Área de Historia, se parte del reconocimiento que el campo de
la enseñanza de la historia sería ese espacio social en el cual se juegan intereses y
estrategias de los agentes y en él se desarrollan las prácticas que constituyen el hacer de los
docentes. En esas prácticas están presentes no sólo sus conocimientos académicos, sino
también aquellas lógicas experienciales, de constitución subjetiva, construidas a lo largo
de trayectorias y habitus en el marco de su tarea. Y que, de algún modo son invisibilizadas,
operando como sentido práctico. Desde allí, cabe interrogarse acerca de: ¿Cómo se
conforman esos saberes? ¿En qué medida los agentes sociales -docentes de Historia-
reconocen/desconocen que, en su hacer hay otros elementos que los conocimientos
disciplinares y pedagógico/didácticos? Tales preguntas se ubican en una práctica docente
que posee y transmite distintos saberes. El estudio de esta dimensión resulta fundamental
Por ello, el área de Ciencias e Historia se interrogan por los saberes que se ponen en juego
en la enseñanza de las respectivas disciplinas; Filosofía busca la filosofía en los bordes y
límites junto a sujetos que no están autorizados a participar –niños, adolescentes, adultos
no profesionales de la filosofía-; Letras rastrea las producciones editoriales que
reconfiguran contenidos, al tiempo de intentar comprender la tensión e implicancia entre
un saber gramatical altamente especializado y codificado sobre el lenguaje y otros saberes
“menos especializados” pero más enmarcados en el universo de intuiciones y
conocimientos de los usuarios del lenguaje, en las propuestas de enseñanza orientadas a la
interpretación y producción de textos que exponen los manuales escolares de Lengua para
la escuela; Psicología procura identificar en las propuestas y prácticas de enseñanza de
sujetos implicados en dispositivos de formación docente, las mediaciones que se convocan
para la transmisión de la enseñanza de la psicología; al tiempo de reconocer los posibles
efectos subjetivantes de las formas de transmisión de los saberes psicológicos.
Palabras de cierre
Desde los diversos proyectos se considera que los aportes –como el análisis de los
dispositivos de subjetivación que se ponen en juego en las enseñanzas y los aprendizajes,
el reconocimiento de los saberes que se disponen en dichos procesos- no se resuelven sólo
en la problemática de cada área, si no que aportan a las discusiones sobre la Didáctica
General.
Así también, en las indagaciones no sólo se reconocen lecturas compartidas que configuran
una perspectiva teórica asumida desde la diversidad de filiaciones disciplinarias desde
pedagogías críticas, filosofía política, psicoanálisis entre otros. Tales definiciones, junto a
una problematización de las didácticas, general y específicas compartidas, dan cuenta de
una fuerte experiencia interdisciplinaria corporeizada en discursos y prácticas.
Bibliografía
Cristina Adrián
cristina.adrian@uns.edu.ar
Sandra Alarcón
alarconsm1348@hotmail.com
Emilce Gutiérrez
gemilester@gmail.com
Resumen
Este trabajo forma parte de la búsqueda de sistematización de los procesos y reflexiones sobre las
propias prácticas que estamos llevando a cabo al interior de la cátedra Taller IV: Práctica Profesional
Supervisada de la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Educación que se dicta en la Universidad
Nacional del Sur.
Se parte de entender a la reflexión sobre las prácticas, en nuestro caso de futuros/as licenciados/as
en Ciencias de la Educación, como un eje que atraviesa no solamente nuestra propuesta para los/as
estudiantes sino también nuestras propias prácticas de formación, en acuerdo con Schön (1992) al
plantear la reflexión sobre la acción y la reflexión en la acción como facilitadoras de la modificación,
enriquecimiento y construcción de saberes sobre las propias prácticas.
En este caso se presentarán las decisiones y recorridos realizados en la elaboración de dispositivos
que buscan favorecer la vinculación dialógica entre teoría y práctica considerando su centralidad en
este espacio curricular en particular. Al respecto, sostenemos con Souto (1999) que el concepto de
dispositivo condensa varios sentidos, puede decirse que dispone en función de algo, busca fines y
resultados y persigue la transformación. De allí que, pensamos los documentos de cátedra como
dispositivos potentes en el acompañamiento y sostén de las propuestas que se realizan a lo largo de
todo el desarrollo curricular. En nuestro caso, los documentos como clase textual se ofrecen, como
escritos a los que recurrimos como equipo de cátedra para informar, transmitir y, también, para
propiciar un diálogo con los receptores del mismo, los/as estudiantes. La elaboración de distintos
tipos de documentos, esto es de cátedra, de apoyo u otros en función de las necesidades, emergentes
e intencionalidades según los distintos momentos de cursado de la materia, como la complejidad en
su construcción son algunas de las cuestiones que compartimos en este escrito.
A partir de la experiencia, ofrecemos una evaluación del uso de estos dispositivos y su potencialidad
en función de los propósitos expuestos. Para ello presentaremos los documentos elaborados, las
decisiones que nos llevaron a su redacción, las intencionalidades, sus expresiones en los escritos y
su pertinencia en la profundización del vínculo teoría práctica en función de la utilización a lo largo
de la cursada del Taller en el que se gestaron.
A modo de introducción
El Taller integrador IV: Práctica Profesional Supervisada, forma parte del cuarto año de
estudios de la Licenciatura en Ciencias de la Educación que se cursa en la Universidad
Nacional del Sur. Este espacio se constituye en articulador en tanto busca vincular e
integrar los aportes de los demás espacios curriculares a la vez que poner en contacto a los
estudiantes con posibles espacios de futuro desempeño laboral y profesional.
Los avances del conocimiento disciplinar, las nuevas demandas y necesidades societales,
así como los procesos de cambio en los sistemas educativos son algunas de las tendencias
que están reconfigurando las funciones tradicionalmente asignadas a la educación. Dichas
1
Se deja de manifiesto en esta expresión, el acuerdo con los planteos desde la perspectiva de género. En
adelante, a los efectos de facilitar la escritura y lectura de este trabajo se utilizará el masculino genérico.
Más allá de que el plan de estudios plantee, y por ello condicione la modalidad de este
espacio curricular como un “Taller”, entendemos que este tipo de formato propicia
particularmente la vinculación teoría y práctica. En este sentido, acordamos con José María
Serra3 ya que lo considera como un ámbito de encuentro interdisciplinario y horizontal, en
el que la práctica se convierte en el fundamento del conocimiento superando la mirada
dicotómica y, por ende, fragmentaria entre teoría y práctica.
El Taller en el nivel superior está pensado como aquel formato que favorece la adquisición
del conocimiento orientado a la formación y capacitación profesional, producto de una
2 Acordamos desde la cátedra con los planteos de María Teresa Sirvent (2006), quien sostiene la riqueza de
pensar la descripción, el análisis y la intervención sobre las experiencias educativas desde la noción de diversos
grados de formalización dada por varias dimensiones.
3 Sin dato de año de edición.
El Taller por tanto, es una instancia de acción y reflexión compartida que busca
comprender la realidad institucional en la que los estudiantes realizarán sus prácticas
preprofesionales y en la cual deben apropiarse de los instrumentos necesarios para
analizar críticamente la realidad, aproximarse científicamente a ella y, así, facilitar su
transformación a partir de las acciones supervisadas que lleven adelante facilitadas por la
mediación del acompañamiento de los profesores de la cátedra y los aportes teóricos de las
distintas disciplinas que componen y/o atraviesan el campo educativo.
En articulación con lo planteado es que entendemos que los documentos elaborados por la
cátedra favorecen las intencionalidades y propósitos planteados por y para este espacio
curricular.
Pensar y proponer tareas para que los estudiantes realicen requiere de una reflexión
constante y profunda en torno al sentido que ellas adquieren, por lo que la preocupación
de lo que se va a poner a disposición de los estudiantes y cómo se lo va a hacer es central.
abre el juego a las relaciones de poder con y entre los otros. Es un artificio, una invención
del formador para crear condiciones adecuadas para que quienes participan en él puedan
formarse”. (2011: 37)
Si bien hemos otorgado diferentes nombres a los documentos tales como “Apuntes de
cátedra”; “Documentos de apoyo”; “Fichas de cátedra” o directamente hemos referido en
el título a la intencionalidad en el caso de que fueran consideraciones u orientaciones
vinculadas a un tema, concepto o actividad, podemos decir que en todos los casos han
tenido la intencionalidad didáctica de comunicar y acompañar a los estudiantes de allí que,
en términos generales recuperamos los aportes de Zani para definir estos dispositivos:
“(…) podemos definir al documento como una clase textual informativo-directiva que
se caracteriza por ser un texto didáctico breve, vigente sólo en algunos ámbitos de
estudio, con una gran carga informativa. Desarrolla pedagógicamente un tema, punto
específico del programa o una unidad temática completa; confeccionado por el o los
docentes de una cátedra, los que ponen su impronta a los saberes transmitidos”. (2005:
381)
Es de esta manera que nos proponemos acercar y mediar el conocimiento a través de una
forma de contacto escrito y, en tanto tal, en la situación comunicativa puede no haber
coincidencia de tiempo y lugar. Sin embargo, como dispositivo también posibilita la lectura
y análisis en cada clase, a decir de Zani:
“(…) una nueva circunstancia comunicativa que puede desarrollarse a partir de él,
teniéndolo como punto de partida. De esta manera se genera una comunicación oral
paralela al texto escrito, donde, el receptor podrá cuestionar el escrito y el emisor
aclararlo, parafrasearlo y/o ampliarlo.” (2005: 375).
Los documentos de cátedra nos permiten plasmar, poner en palabras lo que vamos
construyendo en la práctica, a la vez que favorecen y dan cuenta de la investigación-acción.
Nos permiten abordar con cierta pertinencia contextos, tiempos, roles y otorgan a los
estudiantes del Taller la posibilidad de aproximarse a conocer, de alguna manera, con
quiénes van a intercambiar, qué se puede esperar de esta inserción, qué expectativas hay
en ese espacio de ellos en relación al rol, entre otros; a decir de una estudiante "tranquilizan
ante la ansiedad e incertidumbre (...) facilitan el diálogo y articulación ya que esquematizan de
una forma sencilla cuestiones importantes que debemos tener en cuenta”. (Estudiante, Taller IV;
2018).4
4Con el objeto de recuperar las voces y opiniones de los estudiantes del Taller IV en relación a los documentos
de cátedra hemos administrado una encuesta al respecto a las cohortes 2017 y 2018.
Es así que, las intencionalidades están enfocadas en las prácticas, pero a la vez, se articulan
en las acciones de pensar, decidir, construir, reformular, fundamentar -esto es el diálogo
entre teoría y práctica-, en vistas al logro de resignificar los actos de enseñar y de aprender
y favorecer así el posicionamiento en el rol como cientista de la educación. En palabras de
una estudiante “aportan en la construcción del posicionamiento, sobre todo para desnaturalizar
nuestras estructuras y nutrirnos de otras miradas”. (Estudiante Taller IV: 2018)
“Hay un saber apegado al vivir, a la experiencia, y que tiene que serlo así porque tiene que
conectar con la vivencia propia de quien lo comunica, y tiene que tener la posibilidad de
conectar también con la vivencia propia de quien los escucha” (Contreras, D. en Alliaud,
2017: 143)
Como hemos manifestado, en el transcurso de estos dos años de dictado de clases hemos
elaborado diversos documentos o clases textuales informativo-directivas, con diferentes
propósitos. A continuación, haremos una mención a los mismos, de acuerdo al orden de
producción:
En 2017
Por ello, entendemos que la producción y circulación de estos escritos se torna una fuente
de reflexión y de aprendizaje tanto para nosotras como para otros. En palabras de los
estudiantes, “nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia práctica y, de esa manera, generar
nuestro propio posicionamiento”; “nos posicionan de manera crítica frente a nuestros primeros
pasos en la práctica supervisada”. (Estudiante Taller IV: 2018)
De igual modo, nos obliga a ejercer una vigilancia sobre nuestro hacer en la enseñanza para
sostener la coherencia con nuestra concepción de la educación como práctica social ético-
política y que el lugar de la orientación académica desde estos documentos no se vuelva un
ejercicio de poder asimétrico en las prácticas de los estudiantes. Testimonios como el que
sigue, frente a la consulta acerca del aporte de estos dispositivos a la inserción en las
instituciones y su contribución a la construcción del posicionamiento en el rol como
cientista de la educación, nos lo reflejan y ofician de alertas a nuestra propia práctica.
“Desde mi lado, vamos abiertas a ver qué pasa y luego vemos si es asesoría, capacitación u otra
cosa. Tener una ficha más descriptiva condicionaría el modo en el que voy a la institución porque
prestaría como un menú de posibilidades y eso no está bueno.” (Estudiante Taller IV: 2018)
Bibliografía
Alliaud, A. (2017) Los artesanos de la enseñanza. Acerca de la formación de maestros con oficio.
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Jackson, P. (1975) La vida en las aulas. Madrid, Marova.
Litwin, E (2012). Las configuraciones didácticas: una nueva agenda para la enseñanza superior.
Resumen
Hace algunos años, en el marco de la cátedra Didáctica especial de la filosofía del Departamento de
Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, construimos un dispositivo que nos ayudara a
sortear el extrañamiento de nuestros estudiantes -de cuarto año del Profesorado de Filosofía- en
relación con la cotidianeidad de la escuela secundaria (Morales y Bedetti, 2013). Este dispositivo fue
llamado didáctica específica de la filosofía situada y busca acortar la distancia que perciben los
futuros y futuras docentes en relación con las prácticas escolares. Esta construcción teórico-práctica
nos permitió poner en juego artilugios que sirvieran a tal fin, a saber: la narración, la emulación y
la planificación de indagación.
Desde la cátedra Filosofía de la educación, de los Profesorados de Educación Inicial y Primaria de la
misma casa de estudios, se puede observar un desafío diferente: mientras que en el primer escenario
presentado los estudios están reglados por un plan de estudios deductivo, para el que antes de
realizar las prácticas profesionales se requiere una profunda formación en distintos marcos teóricos
tanto disciplinares como pedagógicos y didácticos, en el segundo observamos un plan cuyo eje
transversal y centro de la formación es la práctica docente. En este sentido la inserción temprana y
permanente de los y las estudiantes en la cotidianeidad escolar genera algunas dificultades para
tomar cierta distancia y reflexionar a partir de diferentes marcos teóricos.
Los y las estudiantes de Filosofía de la Educación, materia que corresponde al tercer año del plan de
estudios, se encuentran en una situación muy diferente pues cursan prácticas docentes desde el
primer año de estudio y el extrañamiento no resulta un obstáculo para el trabajo. No obstante, el
impacto que la práctica tiene en sus trayectorias formativas, tanto a nivel afectivo como intelectual,
puede generar algunas resistencias para abordar aspectos teóricos que demandan la reflexión y el
ejercicio de la mirada filosófica desde una desnaturalización de la realidad escolar a partir de ciertos
conceptos. Aquí, a la inversa de lo planteado anteriormente, se requiere un trabajo de construcción
del extrañamiento como motor del filosofar.
En este trabajo se presentan algunas estrategias utilizadas en ambas cátedras tanto para morigerar
el extrañamiento como para generarlo desde una perspectiva filosófica y se rastrean categorías que
permiten poner en tensión los aspectos teóricos y prácticos de la formación docente para los
distintos niveles. Si bien no se considera que las mismas puedan agotar las posibilidades de pensar
y hacer en las cátedras mencionadas nos invitan a seguir indagando y cuestionando nuestras
propuestas de formación.
Consideraciones iniciales
Cabe destacar que este trabajo no tiene como objetivo una investigación sistemática ni
universalizable sino reflexionar acerca de prácticas concretas de quien escribe el trabajo
desde la experiencia en dos cátedras (Filosofía de la educación y Didáctica especial de la
filosofía) de distintos profesorados. En un intento por reconocer ciertas potencialidades y
dificultades de sus propuestas formativas, se busca pensar qué estrategias puestas en juego
potencian la relación de la mirada filosófica junto con la experiencia de observación y
práctica en instituciones escolares. Para ello comenzaremos indagando en torno al
extrañamiento como característica distintiva de la experiencia filosófica.
El extrañamiento y la filosofía
En Para qué sirve la filosofía, Darío Sztajnszrajber (2013) habla del extrañamiento como esta
actitud que nos lleva a cuestionar incluso aquellas cosas que habitualmente nos resultan
obvias, habituales. Observar todo como si fuera la primera vez, con extrañeza, con
sorpresa, se constituye en una –pero no la única- de las formas del mirar filosófico.
Además de ello, distintos autores han pensado la relación del asombro o extrañamiento
filosófico con las figuras del extranjero y la infancia. El concepto de extranjeridad ha sido
muy trabajado por la filosofía en las últimas décadas en tanto nos permite materializar en
una figura un conjunto de ideas, sentimientos y condiciones que todo sujeto alguna vez
vivido como experiencia. Desde esta perspectiva, “Extranjera puede ser una figura que no
viste nuestra ropa, que no piensa nuestro pensamiento o, de manera menos estricta, que
vive otra vida. Así, el extranjero, de manera general, es alguien que está instalado fuera de
“nuestro” universo de normalidad” (Kohan, 2007: 9).
Al igual que el niño, que representa la novedad y, por recién llegado al mundo, se encuentra
en situación de extranjería, el extranjero es capaz de ver aquello que, quienes se
Son estas dos miradas que, en un caso, no pueden ver todo lo que quisiéramos en función
de una inmersión que obtura la sorpresa, miradas que ven sin asombro; y en el otro,
aquellas que ven con una perplejidad que paraliza, que asusta. Aquí la tarea de formadores
nos invita y nos compromete a bosquejar herramientas para ver de otra manera pues “…la
educación se entiende como el movimiento de extranjería, de volver familiar lo
desconocido y encontrar en lo familiar el enigma que persevera y moviliza” (Frigerio, 2003:
11).
Además de esto, la Didáctica especial se encuentra en el cuarto año del plan de estudios,
aunque en la mayoría de los casos las trayectorias reales de los estudiantes difieren de esta
organización temporal formal del plan de estudios. Se puede afirmar que median unos
cuantos años entre el egreso de la escuela secundaria y la realización de esta materia, y que
antes de ello tienen algunos contactos con las instituciones realizados a partir de las
propuestas de otras cátedras como Teoría educativa y Didáctica general.
Esa mirada que rompa el automático es precisamente la que se pretende desde la cátedra,
pues allí radica la actitud filosófica por excelencia, y en función de ello es que la propuesta
integra distintas actividades que inviten a mirar un espacio cotidiano desde el
extrañamiento de lo que hasta el momento no ha generado ciertos interrogantes
filosóficos.
Además de ello, uno de los principales problemas que se señalan en estas propuestas
formativas en las que la práctica profesional acompaña todos los años de la formación, es
que lo que acontece en el campo, en las instituciones, no siempre es retomado ni
reflexionado desde otros de los espacios formativos. En este sentido, aparece una
desarticulación que genera una percepción de cada cátedra como compartimento estanco,
sin vinculaciones ni posibilidades de diálogo.
Cabe aclarar que las carreras acerca de las cuales se realiza esta reflexión presentan
grandes diferencias que van mucho más allá del lugar y concepción de las prácticas
profesionales en el diseño de los planes de estudio. Los profesorados para el nivel
secundario, fuertemente especializados en una disciplina del conocimiento, son
claramente diferentes a aquellos que ponen el foco en el nivel al cual está dirigido. En
relación con ello existen distintos estudios en los que aquí no se ahondará pero que resultan
significativos a la hora de profundizar la reflexión en torno a la diferencia identitaria entre
los profesorados del nivel inicial y primario y los de educación secundaria.
Es justamente para sortear la brecha entre los saberes teóricos y la práctica docente, que
Andrea Alliaud (2017) habla de los saberes de oficio, del modelo de la artesanía y la
producción artesanal como forma de pensar la producción de saberes en y para la práctica:
“Las instancias de formación inicial y continua tendrían que posibilitar que los saberes
que se producen al enseñar sean tratados y capitalizados como saberes de la
experiencia, lo cual implica procedimientos reflexivos que no se garantizan mediante
un posicionamiento disociado de lo que sucede, sino que suponen una inmersión
distinta en la realidad, como es la de estar abiertos a lo que acontece y seguir
aprendiendo a partir de lo que las situaciones tienen para enseñarnos” (Alliaud, 2017:
76)
Llegados a este punto podemos presentar algunas de las estrategias puestas en juego en
esta búsqueda de construir saberes en el marco de la formación de la identidad docente.
En la catedra Didáctica especial de la filosofía el trabajo con la narración tuvo en sus inicios
el carácter de narración de las docentes de la cátedra (ambas docentes en el nivel
secundario) de sus propias experiencias y situaciones significativas de la cotidianeidad
escolar. De esta manera se pensaba comenzar a acercar al estudiantado ciertas prácticas y
realidades para que el extrañamiento a lo hora de realizar la observación no generara un
impacto que obturara ni desalentara. Con estas narraciones, y otras que realizaban los y las
estudiantes a partir de sus recuerdos de clases de la escuela secundaria e incluso de la
enseñanza de la filosofía en la universidad, se intentaba acortar la distancia y pensar los
distintos contenidos y textos del programa de la materia. Además de ello, si bien la
observación durante dos semanas de clases de filosofía era una práctica que siempre se
había realizado como parte de la propuesta de cátedra, se agregó la realización de una
microintervención en una tercera clase. Esto es, se alargó la observación y se incluyó una
actividad en la que los y las estudiantes pudieran tener la experiencia de enseñar filosofía
(a veces en parejas pedagógicas y otras veces de manera individual a pedido de los y las
mismas estudiantes, que lo consideraban necesario y deseaban ensayar el rol).
instituciones. Morigerar la extranjería en las escuelas, por un lado, y hacer lo propio con la
filosofía: en ambos sentidos la narración se vislumbra como una estrategia potente.
Como señala Cullen en el epígrafe, nuestra identidad -en este caso como docentes- no es
únicamente el resultado de cómo nos narremos, sino que se conforma por ese relato y el
proceso de construcción de la narración. Resulta sumamente importante pensar que en
estas instancias en las que nos invitamos e invitamos a otros y otras a narrarse no estamos
pidiendo definiciones, sino construir un relato siempre provisorio, abierto y mudable
sobre quiénes son, sobre quiénes somos.
Bibliografía
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Benjamin, Walter (1999), “El narrador” en: Para una crítica de la violencia y otros ensayos.
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Frigerio, Graciela (2003). Ensayo sobre el extranjero. En Frigerio, G. y G. Diker (2003)
Educación y alteridad. Las figuras del extranjero. Textos multidisciplinarios, Colección
Ensayos y Experiencias N° 48, Buenos Aires, Noveduc.
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narración: una mirada etnográfica sobre las prácticas. Buenos Aires, Novedades
Educativas.
Jaspers, Karl (1983). La filosofía. Buenos Aires, Fondo de cultura económica.
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acompañar el extrañamiento docente. Praxis & Saber, 4(7), 141-157. Recuperado de
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Nicastro, Sandra (2011). Revisitar la mirada sobre la escuela: Exploraciones acerca de lo ya
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Sztajnszrajber, Darío (2013). ¿Para qué sirve la filosofía? Buenos Aires, Planeta.
Terigi, Flavia (2013). Saberes docentes: qué debe saber un docente y por qué. Buenos Aires:
Santillana.
Vezub, Lea (2016). Los saberes docentes en la formación inicial. La perspectiva de los
formadores. En Pensamiento Educativo. Revista de Investigación Educacional
Latinoamericana, 53(1), 1-14.
Resumen
Interesa reponer aquí un ángulo diferente de análisis, aquel que visibiliza la complejidad
del presente como un sentido fuerte para potenciar los procesos de conocimiento y,
entonces, los de formación en la universidad. Zemelman (1992, 2006) nos exhorta a advertir
el presente como exigencia ontológica para pensar y construir teoría. Lo real, así,
esentendido como un entramado de territorios -materiales y simbólicos- construido por los
sujetos a la vez que éstos son construidos en sus experiencias cotidianas. La teoría y la
práctica se advierten en tanto teorías y en tanto prácticas, en plural. Se trata de
construcciones humanas que se distinguen a los efectos del análisis de lo real como dos
lógicas – pero no en un binomio- que se desenvuelven en tiempos, espacios y lenguajes
diferentes y que pueden habilitar transformaciones sustanciales.
Es por ello que entendemos necesario interrogar aquella mirada que dicotomiza el
problema de la formación universitaria al pensarlo desde lo que usualmente se define
como “articulación teoría- práctica”. Perspectiva que, generalmente, se manifiesta en
disquisiciones administrativas como, por ejemplo, la distribución de la carga horaria de
una asignatura para tareas prácticas o para teoría. Por el contrario, insistimos en sostener
como criterio de construcción del trabajo de formación a la lectura del presente. Es desde
aquí que pueden revisarse las opciones epistemológico disciplinares, los tiempos
destinados al análisis, a la reflexión, a la intervención; también es el presente el que nos
advierte de otros sujetos intervinientes, de otros espacios posibles. Entonces, desde estas
direcciones, la formación no se limita al desarrollo de una asignatura/espacio curricular,
en un tiempo dispuesto académica y administrativamente, y sólo con el/los docente/s y
estudiantes que cursan esta asignatura. Sino que se le suman, necesariamente, otras voces,
experiencias, sujetos y lugares que permiten abordar con mayor hondura su complejidad,
ampliar los encuadres teórico epistemológicos de partida, ensanchar las posibilidades de
intervenir (cfr. Bernik J, 2014).
enseñanza hoy y a través del corpus de materiales que sostienen también el proceso1. En
este escenario de trabajo, la extensión se configura como otra valiosa ocasión para volver
a enriquecer la formación docente universitaria, a la vez que, para contribuir desde la
universidad a unas otras instituciones.
Tanto en nuestras clases de Didáctica General como en los intercambios con colegas, una
inquietud, que destaca por sobre otras, sobrevuela los análisis sobre la enseñanza. Con
mayor o menor grado de visibilización como problemática, el planteo recae, casi como un
estribillo, en la dificultosa, a veces desafiante, otras más agobiante, tarea de mantener la
atención de los estudiantes sobre lo que se pretende enseñar. Parece que resulta difícil
construir el modo de generar un encuentro entre la atención de los estudiantes, sus ganas
de involucrarse con un tema en particular y la atención de los docentes sobre el mismo y
su enseñanza. Advertimos en esta recurrente inquietud varias aristas susceptibles de ser
analizadas, entre las que podrían estar las percepciones que los docentes tienen sobre sus
estudiantes, sobre sus gustos, inquietudes o la de los estudiantes frente a los temas que
regularmente configuran una agenda de enseñanza en nuestras escuelas secundarias
actuales. Pero queremos detenernos en una arista de esta inquietud, que nos hace pensar
en una escisión del orden de lo epistemológico, porque nos está mostrando una separación
entre dos dimensiones constitutivas de la experiencia de conocimiento: el objeto del
conocer, lo que se va a conocer y el interés por conocerlo. Ya nos lo advirtieron los teóricos
de la escuela de Frankfurt, no existe acto de conocimiento neutral, desprovisto de un
interés que lo motorice. Entendemos que, detrás de la inquietud que preocupa a docentes
y futuros docentes, reside una consideración parcializada del acto de conocer, en tanto
centra la posibilidad del mismo en un único interés esperado: el del docente tras ese objeto
de saber que se ofrece como objeto de enseñanza. Cuestión que neutraliza cualquier
posibilidad de diferencia de intencionalidades por parte de los estudiantes, licúa la
potencialidad de experiencias y saberes divergentes en torno a ese objeto de enseñanza.
1
La cátedra Didáctica General es una asignatura común a los Profesorados de Matemática, Biología, Filosofía,
Letras, Historia, Geografía, Química que se dictan en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad
Nacional del Litoral. El Prof. De Química es carrera compartida con la Facultad de Ingeniería Química de la
misma universidad. Forma parte de los ciclos superiores de los Planes de cada carrera. Programa vigente,
primer cuatrimestre 2018, disponible en http://www.fhuc.unl.edu.ar/programas/programas_imprimir
.php?nId_Programa_Materia=1757&nId_Lectivo=20
¿No será posible revisar nuestros intereses como docentes y estudiantes, nuestras apuestas
e inquietudes, nuestras interrogaciones y también nuestros saberes y experiencias, para
poder desde allí construir un corpus de contenidos que sostendrán el trabajo desde la
disciplina que enseñamos? ¿Por qué no pensar en seleccionar contenidos que, articulados
con aquellos propuestos en diseños curriculares, se pongan en diálogo con estos, los
enriquezcan y amplifiquen desde los intereses compartidos y desde intencionalidades
comunes por comprender un presente? ¿cómo organizar este tipo de contenidos en una
propuesta de trabajo factible y posible de desplegar en los tiempos y espacios que hoy
configuran los formatos escolares frecuentes? En definitiva ¿cómo enseñar una disciplina,
construir una asignatura, que se disponga como una experiencia que sea digna que el
estudiante conozca, crea y comprenda (Fenstermacher G., 1991)?
Estas cuestiones fueron algunos de los hilos que atravesaron nuestro trabajo en las clases
de Didáctica en la universidad y en el trabajo desde la cátedra con docentes, directivos y
estudiantes de una escuela secundaria de Santa Fe2 a través del Proyecto de Extensión en
Educación Experiencial denominado “Pensar la enseñanza: La planificación como hipótesis de
trabajo y herramienta de comunicación”,en desarrollo desde inicios del presente año.
2
Desde hace varios años venimos sosteniendo a través de otros proyectos de extensión, un intercambio valioso
con esta escuela y otras más de la ciudad de Santa Fe.
En las clases de Didáctica abordamos los ejes del programa centrando el análisis de
categorías y dimensiones teóricas a la luz de la experiencia en la escuela. Se trata de
reconocer emergentes valiosos de la misma que nos permiten revitalizar los aportes de
referentes para pensar la enseñanza, la enseñanza y las prácticas curriculares, la
enseñanza y las construcciones metodológicas. Así, la discusión en clases sobre
determinadas categorías que se ponen en tensión con situaciones y escenas que nuestros
estudiantes vivencian en la escuela, se fortalece con producciones por parte de ellos,
grupales e individuales, escritas y orales que van poniendo de manifiesto sus procesos de
comprensión sobre la complejidad de las prácticas de enseñar en instituciones hoy.
organización de problemáticas y/o tópicos generativos; entre otras sugerencias que van
realizando clase a clase. Todas son motivo de intercambio con cada profesor y en las clases
de Didáctica y van documentándose en producciones parciales de los estudiantes. Todas
estas producciones están disponibles para los profesores de la escuela, una en particular al
finalizar la experiencia, que se realiza como un ejercicio de sistematización y reflexión, se
entrega a cada profesor.
Como otro lugar para enriquecer el intercambio, habilitamos un espacio virtual con
información que hace al Proyecto y al desarrollo de las Ayudantías. Se trata de otro circuito
posible para sostener la circulación de la información y las interlocuciones necesarias.
Luego de este breve recorrido por la experiencia, deviene la pregunta sobre sus efectos, en
cada uno de quienes participamos de ella. En el próximo apartado ofrecemos algunas
consideraciones al respecto.
Como ya ha sido señalado por diversos estudios, las transformaciones en los sistemas de
Bienestar, la crisis de las identidades laborales fordistas-keynesianas (Alonso, 1999), el
declive de patrones de socialización del programa institucional (Dubet, 2006) son
fenómenos que dan cuenta de una nueva dinámica global y local en la que la escolarización
secundaria necesariamente se viene reconfigurando. Algunos autores ubican las políticas
de universalización del nivel en Argentina de los últimos años en medio de una
profundización de procesos de fragmentación social y educativa, cuyos efectos
simultáneos de masificación y exclusión social/cultural han sido estudiados(Tenti Fanfani,
2009).
3
Se trata de una herramienta teórico-metodológica producida en el marco de otro proyecto de investigación
situado en escuelas secundarias: “Las prácticas didácticas en procesos de escolarización contemporáneos. Un
estudio en dos escuelas secundarias públicas de la ciudad de Paraná”. PID 3156. FCE–UNER.
Si bien una mirada rápida a la grilla horaria y curricular escolar podría despistarnos por
momentos y convencernos de la continuidad inmutable de ciertas estructuras
tradicionales, lo cierto es que al calor de mutaciones globales y locales se transforman los
modos de ser “estudiante”, “profesor”, “directivo”; las formas de organización y uso de los
tiempos y de las asignaturas escolares, en fin, las maneras de ser “escuela”. Creemos que
algunos aspectos de estas mutaciones y perplejidades, encuentran múltiples formas de
enunciación en los profesores. Una rica variedad de reflexiones e interpelaciones sobre la
enseñanza secundaria pudieron ser recuperados gracias a la elaboración de registros
escritos de los intercambios en los talleres con profesores y directivos, desarrollados en el
marco del proyecto de extensión que aquí compartimos4.
4
Es valioso destacar que, además de los encuentros mantenidos desde el formato de taller/plenario, existieron
otras instancias de dialogos concretadas en la escuela en donde convergían el plantel docente, el equipo
directivo y de apoyo psicopedagógico de la escuela, docentes integradoras pertenecientes a una escuela
especial y nuestro equipo de cátedra.
En esta oportunidad nos enfocaremos sólo en dos tipos de enunciados que emergieron
inicialmente y que se vinculan directamente a la cuestión del programa y su inscripción
concreta en una serie de representaciones y prácticas. Por un lado, el reconocimiento de
que el programa de cátedra es parte de una vivencia burocrática, administrativa para
muchos profesores. El programa era descripto, aunque no por todos, como “un trámite”,
una “exigencia institucional” o una “herramienta de control”. Otros, si bien no planteaban
esta representación acerca del programa, sí destacaban una “distancia” entre las
situacionalidades cotidianas escolares y las orientaciones curriculares, otorgando cierta
posición prescriptiva al diseño curricular provincial.
Por otro lado, los docentes manifestaban las dificultades que experimentaban los docentes
en el intento de poner en vinculación al programa de una asignatura con un sujeto
adolescente caracterizado como “diverso”. Por ejemplo, algunos manifestaban que no
tenían inconvenientes en “planificar”, pero sí en “desarrollar la planificación” por la
“diversidad” de alumnos entre cursos y al interior de los cursos. Otros afirmaban que la
cuestión de la “diversidad” de los alumnos constituía una dificultad en la elaboración del
programa mismo, dado que decían no encontrar criterios que los satisfagan para pensar,
seleccionar y recortar contenidos de un modo “variado” que atendiera a todas las
diferencias estudiantiles, incluyendo a aquellos adolescentes que contaban con un trayecto
de integración y el seguimiento de una escuela especial.
Otros profesores planteaban con cierta angustia que la realidad de cada aula y cada
adolescente es muy cambiante y asumían una exigencia del tipo “tenemos que conocer la
dificultad de cada alumno para ver qué propuesta hacer”. También compartieron reflexiones
acerca de sus condiciones de trabajo, que en varios casos se caracteriza por el trabajo en
múltiples cursos, años y materias, y –a veces- simultáneamente a todo aquello, en distintas
escuelas.
En esta clave de lectura de sus propias prácticas docentes, las condiciones de trabajo, las
contingencias escolares cotidianas (prolongadas ausencias de alumnos, cambios en el
plantel docente, suspensión de clases por diversos motivos, exigencias de las políticas
educativas jurisdiccionales, problemáticas familiares de adolescentes que resonaban en el
espacio escolar, etc.) y la heterogeneidad de experiencias juveniles eran leídas en parte
como incisiones que alteraban planes, obturaban puntos de llegada previamente
establecidos, perturbaban secuencias lógicamente planificadas.
Bibliografía
Resumen
Como decíamos en la introducción, diversos y ricos desarrollos teóricos buscar asir ese
proceso conceptualmente y analizarlo en su despliegue sistémico, institucional y áulico.
Tanto la riqueza como la complejidad del objeto que pensamos exigen analizarlo desde una
perspectiva que lo haga inteligible sin perder esas cualidades. Compartimos la convicción
de que “la práctica es fuente de conocimiento singular y su profundización permite
teorizaciones [ …] La práctica nos formula preguntas, plantea zonas de incertidumbre que
permiten formular problemas a resolver, requiere de la invención y la creación y no de la
aplicación técnica. Puede ser analizada e interpretada con rigurosidad y con metodologías
diversas. Es algo a ser comprendido en su especificidad, en sus rasgos idionsincráticos”
(Souto: 2011)
Entre los perfiles de profesores coformadores que analiza Foresi (2001) se presentan tres
díadas que tensionan en polos opuestos; del ‘sobreprotector al indiferente’, del ‘nostálgico,
conservador al progresista’ y del ‘competitivo al comprometido’. Más allá de la tentación de
identificarse en alguno de ellos, nos interesa pensar esos perfiles con la intencionalidad de
centrarnos en la relación que se establece entre los sujtos de la relación formativa. Y con
ello, cabe preguntarse cuáles son las intervenciones dispuestas para la formación del
mismo profesor coformador. Como propone Foresi, una estrategia puede ser incluirlo en
la trama del dispositivo siendo parte de los equipos de cátedra de los trayectos de práctica
de los institutos de formación docente y de las universidades, pero eso no siempre es
posible.
También experimentamos que nuestro vínculo tomaba la forma de lo que Hogan analiza
para la relación de investigación. La describe como un vínculo colaborativo que “se
desarrolla en el tiempo; y lleva tiempo a los participantes reconocer el valor que conlleva
la relación. Tales relaciones implican sentimientos de conexión que se desarrollan en
situaciones de igualdad, atención mutua y propósito e intención compartidos” (citado por
Larrosa: 1995, 19). Ambas reconocíamos el valor de la relación, el valor formativo que el
trabajo conjunto tenía, el aporte que cada una hacía a la tarea común y, lo más
reconfortante, nos descubrimos en la identificación de lo que nos unía y de lo que nos
enriquecía. Parecen palabras edulcoradas, es cierto. Pero el mutuo reconocimiento es
basamento de la habilitación del otro; sabíamos que era difícil para la dos, no esperábamos
que la otra fuera ‘la perfección’ ni que nos resolviera nuestros problemas con la enseñanza
ni nuestras inseguridades personales.
El segundo aspecto de la experiencia que hemos seleccionado para este escrito es el del
análisis de los registros de cada una de nosotras en cada clase, luego de un año de
transcurrida la experiencia, a fin de identificar cómo conocemos la realidad a través de
ellos y qué preguntas surgen para seguir reflexionando.
A este respecto encontramos que el tipo de escritura que hacemos las dos se relaciona con
las dimensiones observables de la situación áulica; qué hace la docente o la practicante,
qué hacen los estudiantes, cómo se registra en el pizarrón, qué materiales e usan, qué
consignas se proponen. No aparecen anotaciones sobre las intencionalidades, o sobre las
habilidades de pensamiento que desarrollan y /o apropian los estudiantes ni tampoco,
información sobre el clima del aula o la dinámica del trabajo grupal.
Ello puede deberse a la pretensión de objetividad que a veces informa a los registros usados
en investigación etnográfica en educación, en su búsqueda de distanciamiento de y con las
situaciones. También, evidencian que el propósito de la observación está fuera del registro,
se recupera en otra instancia, con la intervención de otros actores; lo que se escribe es
insumo para un análisis posterior cuyos ejes se invisibilizan en el momento del registro.
una de las ‘partes’? ¿Qué otros puntos de vista podrían colaborar a recuperar esas
dimensiones? Los estudiantes, ¿podrían ser observadores ‘autorizados’ para ese registro?
A manera de cierre…
que la interacción habilita el intercambio de las mismas según cada una reflexiona sobre
las transformaciones que ocurren en el devenir del proceso.
Maru y yo, autoras de estas líneas nos reconocemos no expertas en la producción del
conocimiento académico sobre estas cuestiones. Eso nos permite identificar las
limitaciones de nuestro ejercicio pero, a la vez, fundar nuestra convicción sobre su
originalidad epistemológica, su relevancia teórica y la necesidad de su abordaje
metodológico.
Bibliografía
Natalia H. Correa
natalia.correa@fic.edu.uy
Varenka Parentelli
varenka.parentelli@fic.edu.uy
Resumen
Si bien en lo referido a la formación de los futuros profesionales no hay dudas acerca de la existencia
de un conjunto de saberes que tienen que ver con el “campo de la teoría” y con el “campo de la
práctica”, conviven en la Universidad de la República (Udelar) distintas perspectivas sobre su
significado algunas de ellas, incluso, contradictorias entre sí. El objetivo de la presente investigación
es conocer las concepciones, percepciones, juicios y valoraciones sobre la articulación teoría-
práctica, en la formación de los estudiantes de grado, de docentes de carreras de la Udelar
orientadas a la formación profesional. El interés principal para su realización se justifica en la
existencia de una relación entre las concepciones de los docentes y las actividades que
efectivamente realizan. El relevamiento se realizó a través de dos técnicas: grupos focales de
discusión y aplicación de una encuesta. El análisis de la información recogida con la primera técnica
permitió encontrar ciertas regularidades que se constituyeron en la base del instrumento elaborado
para la recolección a través de la encuesta. El formulario se compone de 19 declaraciones
organizadas en tres dimensiones: a) Concepciones sobre teoría y práctica; b) Formas de enseñar la
teoría y la práctica; y c) Dificultades que se encuentran en la enseñanza de la teoría y la práctica. Los
encuestados debieron manifestar su grado de acuerdo o desacuerdo con dichas declaraciones en
una escala tipo Likert. El cuestionario fue aplicado a docentes de las carreras de comunicación,
bibliotecología, archivología, economía, contabilidad y administración de Udelar. Aquí se presentan
los resultados primarios del análisis de los datos recogidos con la segunda técnica para la dimensión
“Dificultades...”. Se cuenta con 190 formularios válidos. Respecto a las dificultades identificadas
acerca de los cursos prácticos el 80% acuerda con la afirmación “Al momento de dictar una clase
práctica es necesario presentar los conceptos teóricos” y el 69% acuerda con que “Los estudiante s
no leen la bibliografía antes de ir a las clases prácticas”. Sobre las dificultades identificadas al
dictar una clase teórica el 56% acuerda con que “Las clases teóricas están masificadas, lo que
inhibe la participación de los estudiantes”. En cuanto a las expectativas de los docentes, el 55%
acuerda con que “Los estudiantes no poseen los conocimientos previos que los docentes
esperamos que tengan” y el 57% acuerda con la afirmación “Los docentes suponemos que los
estudiantes manejan cierta información contextual al momento de realizar un ejercicio o
evaluación”. Por último, en cuanto a lo curricular, el cambio de planes de estudios no habría
generado mayores problemas ya que el 60.5% se manifiesta como neutral o en desacuerdo con
que “Con el cambio del plan de estudios y el movimiento de algunas asignaturas en la malla
curricular ha cambiado el perfil de los estudiantes que recibimos”.
Introducción
Diversos autores han señalado cuestiones similares para otros contextos. Celman (1994) ha
llamado la atención respecto de cómo desde los cuerpos docentes se ha considerado que
teoría y práctica son piezas diferentes “o al menos, escindibles de un área del
conocimiento” (p. 58). La oposición entre teoría y práctica, en este sentido, marca una
distinción entre conocimiento y acción que excluye el papel de las teorías en las prácticas
y viceversa, es decir su relación dialéctica (Lucarelli, 2009). Como plantean Carr y Kemmis
(1988) las prácticas no son comportamientos no reflexionados y separados de las teorías o
a los cuales puedan aplicarse unas teorías. Sin embargo, en los planes de estudio se dividen
dicotómicamente los contenidos teóricos y los prácticos de modo tal que al inicio se
presentan los fundamentos teóricos de la profesión y se relega hacia el final el
entrenamiento de las habilidades de la práctica profesional, se dividen los cursos en horas
dedicadas a lo teórico y lo práctico, se establece una jerarquización entre los docentes
encargados de la enseñanza de la teoría –los más prestigiosos y con mayor poder
institucional, generalmente los Titulares– y los encargados de la enseñanza de la práctica
–generalmente los Jefes de Trabajos Prácticos– (Lucarelli, 2010; Celman, 1994). La
distinción entre un corpus teórico que debe ser enseñado y un conjunto de ejercicios
prácticos que deben desarrollarse (Celman, 1994) no refiere a teoría y práctica sino que es
un dilema entre actividad del docente y actividad del estudiante (Oliveira Lima, 1979 en
Díaz Maynard y Vellani, 2008).
Metodología
D1: Al momento de dictar una clase práctica es necesario presentar los conceptos
teóricos
D3: Las clases teóricas están masificadas, lo que inhibe la participación de los
estudiantes
D4: Los estudiantes no poseen los conocimientos previos que los docentes
esperamos que tengan
D5: Los docentes suponemos que los estudiantes manejan cierta información
contextual al momento de realizar un ejercicio o evaluación
D6: Al pasar los años, los docentes estamos más lejos de los estudiantes y
desconocemos sus intereses y preferencias
Resultados
Respecto a las dificultades identificadas acerca de los cursos prácticos el 80% acuerda con
la declaración “Al momento de dictar una clase práctica es necesario presentar los
conceptos teóricos” (D1) y el 69% acuerda con que “Los estudiantes no leen la bibliografía
antes de ir a las clases prácticas” (D2).
Sobre las dificultades identificadas al dictar una clase teórica el 56% acuerda con que “Las
clases teóricas están masificadas, lo que inhibe la participación de los estudiantes” (D3).
En cuanto a las expectativas de los docentes, el 55% acuerda con que “Los estudiantes no
poseen los conocimientos previos que los docentes esperamos que tengan” (D4) y el 57%
acuerda con la afirmación “Los docentes suponemos que los estudiantes manejan cierta
información contextual al momento de realizar un ejercicio o evaluación” (D5).
Gráfico No. 1. Niveles de acuerdo respecto de las declaraciones relacionadas con la dimensión
“Dificultades encontradas en la enseñanza de la teoría y la práctica”.
Fuente: Elaboración propia en base a resultados de encuesta aplicada.
Discusión y conclusiones
De acuerdo con las respuestas de los docentes respecto a algunas dimensiones específicas,
la enseñanza de la práctica requiere de una preparación teórica previa. Dicha preparación
puede estar vinculada con los conceptos enseñados por los docentes antes de la instancia
práctica (D1), la lectura por parte de los estudiantes previo a las instancias prácticas (D2),
la presencia de ciertos conocimientos previos (D4) o bien el manejo de información
contextual (D5). Por lo tanto podemos deducir que la concepción pedagógica que subyace
es que la práctica depende de la teoría. Como señala Lucarelli (2009), esta concepción
empobrece los alcances de la relación entre teoría y práctica ya que implica que el papel
exclusivo de la teoría es orientar las actividades prácticas.
Más del 50% de los encuestados están de acuerdo con que la enseñanza de la teoría se
concentra en la actividad del docente debido a la masificación (D3). Aquí el contexto
aparece como condicionante de las estrategias de enseñanza escogidas por los docentes y
opera como justificación de la selección de las clases expositivas y magistrales como única
opción para la enseñanza de la teoría.
La modificación de los planes de estudios y el cambio del perfil de los estudiantes no habría
generado mayores problemas en la enseñanza de la teoría y de la práctica pues el 60.5% se
manifiesta como neutral o en desacuerdo con la D7. Este cambio de las propuestas
curriculares responde a disposiciones establecidas centralmente a nivel de la Udelar y
refiere, entre otros aspectos, a la centralidad del estudiante como protagonista de la
formación y a la flexibilidad curricular. La flexibilidad, por ejemplo, ha influido en el perfil
del estudiantado ya que actualmente se promueve la movilidad entre carreras y esto
implica que los cursantes no solamente provienen de las carreras a las que pertenecen las
unidades curriculares. No obstante, pareciera que los docentes encuestados no identifican
ese cambio como un desafío. Por otra parte, esto podría dar cuenta de que la enseñanza no
ha variado.
Referencias bibliográficas
Mabel Díaz
ndiaz@uns.edu.ar
Patricia E. Peralta
licpperalta@gmail.com
Lucía B. Delgado
luciabdelgado28@gmail.com
Resumen
Luego trabajaremos a partir de la experiencia de estudiantes y docentes, para cerrar con una
reflexión sobre posibles líneas de trabajo e investigación.
Presentación
En este sentido es que nos interesa revisar el diálogo entre los aportes de la investigación
en Didáctica de la Matemática y de la práctica docente, en el contexto particular del plan
del Profesorado de Educación Primaria de la Universidad Nacional del Sur, y el rol que este
diálogo juega en la formación de profesores.
Este trabajo es una aproximación al análisis de la articulación entre las cátedras de Práctica
Docente III y Didáctica de la Matemática II, ubicadas ambas en el 3er. año de la carrera, ya
que planteamos que las buenas prácticas en la formación inicial posibilitan procesos de
enseñanza y de aprendizaje significativos y situados en los futuros maestros.
Si bien esta temática se inserta en una problemática más amplia y transversal, que es la
cuestión de que el futuro maestro logre concebir la teoría como modo de explicar la
práctica y no como discurso declarativo, nuestra pretensión es relevar en qué medida
nuestra práctica como formadores influye en las prácticas de los futuros maestros, cómo
afecta al diseño de las propuestas pedagógicas que planifican y llevan adelante, y cómo
desde ambas cátedras se capitaliza el encuentro con la escuela real, y los docentes co-
formadores.
Creemos que el trabajo colaborativo entre las cátedras viabiliza elaborar una agenda de
buenas prácticas en la formación, con el objetivo de que nuestras estudiantes se apropien
de aprendizajes para generar proyectos posibles para la enseñanza de la matemática bajo
condiciones contextuales, es decir, para generar buenas prácticas en educación
matemática.
1
Consideramos, en línea con varios autores, que los términos, educación matemática y didáctica de la
matemática no son sinónimos, pero cabe aclarar que hay quienes los usan indistintamente.
Al comenzar el tercer año de formación los estudiantes ya tuvieron contactos variados con
instituciones del nivel, por lo que se plantea reflexionar sobre situaciones concretas vividas
en su trayectoria y en el desarrollo de las materias, a partir de la de-construcción y la
reconstrucción de los conceptos, representaciones y modelos de enseñanza y de
aprendizaje, mediante el análisis didáctico de diversas prácticas institucionales.
En el análisis de nuestros planes podemos comentar que en el caso de Práctica Docente III
está planteado en tres unidades.
Por otro lado, el trayecto formativo iniciado con Didáctica y Didáctica de la Matemática I,
pretende ser ampliado y profundizado en Didáctica de la Matemática II, en tercer año, con
la incorporación de otras herramientas de análisis didáctico, provenientes de diferentes
enfoques, que favorezcan la comprensión de los fenómenos relativos a la enseñanza y el
aprendizaje de la matemática en el nivel.
Aquí queremos visibilizar/dar cuenta del intento de llevar adelante un trabajo articulado
entre cátedras, que posibiliten que las estudiantes encuentren una red o telaraña que les
permita pensar y pensarse como creadoras de sus propuestas de enseñanza en las prácticas
docentes.
Una de las dificultades que atraviesan este proceso es lograr que piensen a su formación
como esa red/telaraña, ya que la formación comienza con una Didáctica General, para
luego ir diversificándose y ampliándose con los aportes de las didácticas específicas (por
áreas de conocimientos/disciplinas).
La construcción de ese tejido tiene un primer intento en el diseño de una agenda de trabajo
colaborativo entre Práctica Docente III y Didáctica de la Matemática II como uno de los
nodo en esa red. Nuestro primer objetivo fue encontrar un punto de partida común que nos
permitiera vehiculizar y conjugar miradas, así es que elegimos el análisis didáctico, dentro
de una análisis metadisciplinar2, para organizar las reflexiones sobre las prácticas
realizadas.
2
Asumimos que las didácticas específicas presentan determinadas características comunes, que conforman un
conocimiento metadisciplinar como marco de referencia compartido, para la determinación de las finalidades
educativas, para la selección y organización de los contenidos escolares, para el análisis de las dificultades de
aprendizaje y como guía a modo de principios didácticos, para orientar la intervención educativa.
3
Tomamos como marco de referencia el concepto de Ingeniería Didáctica (M. Artigue) en su función de
producción de situaciones de enseñanza y de aprendizaje.
Al pensar en este metaanálisis de las propuestas, armamos una entrevista que enviamos
por medios electrónicos, para poder contar con la palabra de las estudiantes que han
experimentado este trabajo realizado.
Respecto a qué han ido aportando en su formación las materias Didáctica General y
Didácticas específicas dicen: “La didáctica general en primer lugar, me ayudó a entender
qué es “planificar” una clase, cómo se hace y qué elementos no pueden faltar; en segundo
lugar me brindó algunas estrategias de enseñanza para las distintas áreas en general y en
tercer lugar, me aportó marcos teóricos para fundamentar o argumentar el porqué de mis
decisiones.
Por otro lado, nos interesó saber acerca de los aportes de las profesoras tanto de la práctica
como las co-formadoras. “Los aportes y sugerencias tenían que ver con el mejor uso del
pizarrón o del espacio como así también de una mejor organización de la socialización o
puesta en común de las actividades desarrolladas por los/as alumnos/as. Entre otras cosas,
me sugirieron, por ejemplo, dividir el espacio del pizarrón para su mejor aprovechamiento
y hacer pasar a un sólo miembro del grupo, en las actividades grupales, en la puesta en
común, para que no se desorganizaran y se agilizara la socialización.
¿Cómo me sentí? Como todas las sugerencias eran constructivas las tomé en cuenta, no
sentí rechazo, ni enojo ni nada por el estilo, al contrario, entendí que tenían razón y que
por su experiencia quiénes mejor que ellas para saber cómo modificar o mejorar esas
situaciones.”
En este sentido también expresaron que “logré articular los aportes de la didáctica con las
actividades propuestas a los/as alumnos/as. En especial a lo que se refiere al tipo de
actividades planteadas, a la socialización y a la participación de los/as estudiantes, teniendo
en cuenta que la matemática es un conocimiento que se construye y que los/as niños/as
son los/as “actores principales y/o protagonistas” de ese proceso y que por lo tanto yo, como
docente, soy una simple mediadora o “guía” que los conduce en ese camino.”
Ante la pregunta sobre cuáles fueron las sugerencias que tomaron nos dicen que “la forma
de organización de los/as alumnos/as en el espacio del aula, el uso del pizarrón para su
mejor aprovechamiento, las estrategias para lograr que hagan silencio y/o presten
atención.”
En los espacios tan importantes para las docentes en formación como son los de práctica
docente, se intenta superar la perspectiva tradicional de la formación “aquella que
entendía que se debía formar a los docentes en saberes pedagógicos por un lado y en
conocimiento a enseñar por otro; aquella que proponía una formación en la práctica como
simple inmersión al final de la carrera.” (Sanjurjo; 2014: 23)”
Por lo que lo planteamos como proceso, en diálogo permanente, entre los diferentes
actores involucrados, a lo largo de la carrera, apostando a lograr “buenas prácticas”.
Hemos comenzando este camino, pero las prácticas situadas nos interpelan sobre ¿cuáles
son los escenarios concretos para pensar hoy en esta formación? ¿cuáles son los principales
problemas que se reconocen y se debaten hoy en torno a las cuestiones matemáticas en el
ámbito de la formación de maestros?, “¿qué tipo de formación teórica necesita el futuro maestro
de cara al objetivo de que pueda concebir la teoría como modo de explicar la práctica y no como
discurso declarativo que difunde un lenguaje que no se sabe qué tipo de problemas ayuda a
identificar?” (Sadovsky, 2010, p.97)
Como formadores ¿qué tipo de decisiones tomamos más allá de las prescripciones
curriculares jurisdiccionales y de los acuerdos institucionales? ¿qué contrato construimos
con las escuelas y los docentes co-formadores?
Nuestro trabajo se inscribe en un proyecto más amplio, con la intención de poder generar
conocimientos que viabilicen el diseño de estrategias de articulación que potencien el
desarrollo profesional desde la formación inicial. En ese sentido ya hubo algunas
experiencias de trabajo de articulación entre las cátedras de Práctica Docente IV y las
didácticas específicas que tienen a su cargo los Ateneos de 4to. año.
En el caso del PGI en el que estamos participando nos interesa rescatar e indagar acerca de
estos procesos, que en muchos casos no están formalizados ni pautados estrictamente,
pero se planifican actividades y se llevan adelante con buenas devoluciones de parte de las
estudiantes y de las reflexiones que se realizan durante las prácticas y residencias.
Bibliografía
Micaela Tomassini
micatomassini24@gmail.com
Resumen
Como estudiantes del Profesorado en Filosofía de la Universidad Nacional del Sur consideramos
importante analizar la articulación entre una mirada histórica de la filosofía y una visión entorno a
los problemas filosóficos fundamentales.
Pensamos que la relación entre estas dos perspectivas de enseñanza de la Filosofía puede pensarse
como complementarias, en tanto la clase es un ámbito propicio -o no- para transitar esta tensión sin
caer en la dicotomía tradicional.
En ese sentido, en un primer momento, nuestro trabajo se centra en situar históricamente dicho
problema, para luego dar lugar a la problematización de nuestra formación desde la relación entre
los aspectos estructurales-formales y los procesos prácticos. A posteriori, analizaremos la influencia
de esta formación, en el espacio de las prácticas docentes de Nivel Superior en el ISFD N°86.
Finalmente, proponemos la filosofía filosofante como un paradigma que comprende la tensión
analizada y motoriza una praxis filosófica.
A modo de introducción
1Para más información sobre el concepto “subjetivación capitalística” ver Micropolítica. Cartografías del deseo
de Guattari, F. y Suely Rolnik.
en las calles a través de clases abiertas, manifestaciones y paros activos. Desde este aquí
y ahora es que nos ponemos a reflexionar.
Un poco de historia
Hay dos grandes filósofos como son Kant y Hegel que pensaban en el siglo XIX, el problema
que nos motoriza hoy. La cuestión principal se dirime entre entender la filosofía y el
filosofar en la historia del pensamiento filosófico racional como la piensa Hegel; o la
manera kantiana de concebir el corpus teórico como una historia del uso de la razón y
poner el foco en enseñar a filosofar a lxs alumnxs.
Hegel, en sus Escritos pedagógicos, critica el aprender a filosofar sin contenido, lo describe
como un viajar sin detenerse a observar lo que hay: ciudades, ríos, países, hombres. Si
realizamos este viaje, aprendemos a viajar pero no a conocer. En cambio, cuando se conoce
el contenido de la filosofía, no solo se aprende a filosofar sino que ya se filosofa. El fin de
aprender a viajar es aprender el contenido. La manera de aprender este contenido es un
largo camino por la historia de la filosofía que nos remita a los grandes pensadores que la
vertebran. Para Hegel, aprender el canon filosófico es ya filosofar. Y lo resuelve de manera
muy sagaz en su propio sistema: el desarrollo de la verdad es una suma de verdades
parciales que, a lo largo de la historia y en un progreso infinito, va construyéndose a través
de la dialéctica.
Mucho más interesante, desde nuestra mirada, es la posición kantiana, que distingue la
filosofía del filosofar. Quien quiera aprender filosofía, puede desde un concepto escolar
aglutinar conocimientos. Ahora bien, quien desee aprender a filosofar debe tomar a los
sucesivos filósofos simplemente como la historia del uso de la razón, como meras
herramientas que permitan desarrollar a la par un pensamiento crítico, una construcción
propia, un uso libre y personal de la propia razón, y no uno que imite.
Aprender a filosofar sólo se puede hacer entablando un diálogo crítico con la filosofía. De
lo que viene a resultar que se aprende a filosofar aprendiendo filosofía de un modo crítico,
es decir, que el desarrollo de los talentos filosóficos de cada uno se realiza poniéndolos a
prueba en la actividad de comprender y criticar con la mayor seriedad la filosofía del
pasado o del presente (Obiols, 2008: 62).
Ahora bien, cuando una persona decide estudiar filosofía existe el deseo. ¿Qué pasa con
nuestrxs alumnxs? ¿Cómo contagiamos ese deseo por aprender filosofía? ¿Cómo
contagiamos ese deseo por filosofar? En última instancia, ¿es posible contagiar el deseo?
Como docentes debemos estar muy atentas a tener una concepción no dualista de la teoría
y la práctica filosófica, a intentar generar espacios donde podamos conectar eso que se
encuentra en libros añejos como herramientas con lo que pasa hoy, en nuestro presente.
Cerletti nos da una pista para pensar:
Ese espacio en común entre filósofos y aprendices será más bien una actitud: la actitud
de sospecha, cuestionadora o crítica, del filosofar. Lo que habría que intentar sería,
entonces, esa mirada aguda que no quiere dejar nada sin revisar, esa actitud radical que
permite problematizar las afirmaciones o poner en duda aquello que se presenta como
obvio, natural o normal (Cerletti, 2008: 28).
Para comenzar el análisis de las cuestiones referidas a lo curricular debemos primero dar
cuenta de nuestra postura frente a la carrera que actualmente estudiamos y también al
trabajo docente futuro. En ese sentido, creemos necesario hablar un poco de nosotras.
Frente a lo que puede pensarse como acumulado de vivencias en largos años, nosotras
entendemos la experiencia como lo que nos pasa (Ulloa, 2010: 7). No consideramos la
experiencia desde marcos cuantitativos sino que la pensamos como acontecimientos. Lo
que nos sucede y nos marca, lo que deja huella. Pensar la experiencia en este sentido
implica comprometerse con una determinada manera de habitar nuestros espacios. En ese
sentido, creemos que nuestra militancia estudiantil y la participación en el proyecto
Filosofía con Niñxs y adolescentes nos traspasan y configuran. Así es que, desde nuestro
segundo año de carrera hemos ingresado a instituciones de distintos niveles a realizar
indagaciones filosóficas, donde mediante un disparador nos preguntamos, en un marco de
horizontalidad, sobre un tema con nuestrxs alumnxs y compañerxs.
Esta práctica implica una manera de pensar la Filosofía, en general, y una manera de hacer
filosofía, en particular. En las indagaciones filosóficas pensamos la filosofía como un
método de apertura para pensar entre todxs, un espacio que rompe con los cánones de las
instituciones modernas, aquieta el proceso de “iluminar” a nuestrxs a-lumnxs y lxs pone
en un espacio de protagonismo.
Actualmente, nos encontramos transitando el quinto año de la carrera. Desde este largo
camino recorrido partimos para analizar el currículo establecido en relación con el
currículo en acción del Profesorado en Filosofía de la Universidad Nacional del Sur. El
currículo establecido enmarca al currículo en acción dentro de una perspectiva histórica.
Este encuadre se expresa en la programación de un plan de estudios predominantemente
lineal.
Dicho plan de estudios vigente fue aprobado en el año 2006. Tal empresa consta de 33
materias, que podemos separar en tres vertientes: la primera es la rama histórica, que
constituye un total de siete materias; la segunda abarca las disciplinas filosóficas y otras,
que suman diecisiete; y, la tercera, son las materias pedagógicas, que son nueve incluidas
las prácticas docentes, y dos seminarios. A simple vista, vemos que predominan las
materias para nuestra formación docente, sin embargo, solamente tres de esas nueve
sitúan nuestra futura labor: las prácticas de Nivel Medio y Superior que están dentro del
currículo establecido y, a través del currículo en acción, es decir, el currículo que se efectúa
en la práctica (Cf. Camilloni, 2001: 24) de Didáctica Especial de la Filosofía. Paralelamente,
notamos que existe un mayor número de materias específicas que históricas. No obstante,
cuando analizamos los contenidos mínimos de las disciplinas, encontramos un
ordenamiento histórico de las mismas, en vez de uno problemático. Por ejemplo, si
consideramos los contenidos mínimos de la materia Ética, encontramos: “Elementos de la
teoría moral y niveles de reflexión moral. Aristóteles: Ética a Nicómaco. Kant: Fundamentación
de la Metafísica de las costumbres. Ética aplicada: bioética” (Plan de Estudios del Profesorado
en Filosofía, 2006: 207).
En paralelo, volviendo sobre el currículo en acción que plantea Camillioni notamos que
más allá de algunas excepciones como por ejemplo Filosofía de la Educación la mayoría de
las materias tanto las que versan sobre disciplinas filosóficas como las históricas no tienen
en cuenta la formación docente, es decir, no brindan recursos, herramientas o estrategias
para el futuro rol docente. Reproducimos de memoria lo que dijo cierto filósofo o caemos
en un filosofar prácticamente vacío. En los dos casos la pasión de lxs docentes atraviesa su
hacer, sin embargo, el diálogo con el presente es casi nulo. Este carácter de la formación
se complementa con los tres aspectos del plan señalados precedentemente y, a la vez,
visibiliza que el interrogante ¿para qué enseñar filosofía hoy en Bahía Blanca Argentina, a
mujeres y hombres que van a ser futurxs docentes? se halla tal vez oculto, tal vez olvidado
o nunca formulado.
Nuestra respuesta como futuras docentes a dicho interrogante viene de la mano de las
palabras de distintos pensadores: por un lado, Marcelo Ubal escribe que la célebre frase
nietzscheana “¿qué es la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, (…)” no habilita
al relativismo total, sino que nos hace responsables de lo que hacemos (Cf. Ubal, 2013: 153).
Para nosotras ser responsables en tanto futuras docentes:
En resumidas cuentas, nos asumimos como responsables de enseñar que “las palabras más
silenciosas son las que traen la tempestad. Pensamientos que caminan con pies de paloma dirigen
el mundo” (Nietzsche, 2014: 249).
Desde este posicionamiento, en los meses de Mayo y Junio nos encontramos realizando
nuestras prácticas del Nivel Superior en el ISFD N°86 Cacique Valentín Sayhueque. Es así
que ahora nos ocupamos, en un análisis retrospectivo de resignificar las experiencias a la
luz de nuestra formación universitaria, haciendo foco en los aspectos que debiéramos
fortalecer. Entre ellos hallamos: dar clases en una carrera donde poner el cuerpo es igual
o más importante que “la teoría”, la posición de saber delx docente que llevamos
naturalizada y, por último, el desafío epistemológico de dar un tema actual como es el
feminismo teniendo en cuenta que carecemos de esa formación en nuestra carrera.
Desde antes de concurrir al instituto nos preguntamos cómo interpelar desde materias
filosófico-pedagógicas a alumnxs de Educación Física, cuestión que luego nos dimos
cuenta, era un prejuicio. Porque mientras ellxs en su carrera ponen el cuerpo realizando
deportes a la par de tener materias “teóricas”, nosotras nos encontramos siempre “en la
teoría”. Estas dicotomías son hijas de la Filosofía Antigua, pero recorren toda la tradición
Occidental. Parece que cuerpo y mente, teoría y práctica están escindidos para siempre, y
hoy seguimos reproduciéndolos de ese modo. Nuestra formación se basa en una
concepción aplicacionista de la práctica (Sanjurjo, 2016: 196), y por eso, recién en quinto
año nos paramos frente a un curso, por lo tanto resulta dificultoso salirse de ese paradigma.
Resulta muy interesante observar que nuestrxs alumnxs habían tenido y tienen prácticas
2Si bien el autor citado no utiliza la “x”, por una decisión epistémica e ideológica, las autoras de la ponencia
deciden agregarla donde se conjuga en masculino.
Otra dificultad que se nos suscita a la hora de pensar nuestras clases es correrlas del plano
expositivo. Esta es una dificultad que viene desde nuestra formación, en donde lo
expositivo es casi lo único que conocemos, salvo contadas excepciones. Al haber transitado
nuestra formación docente-filosófica en este plano, resulta complejo por ejemplo tomar
los textos a trabajar con lxs alumnxs como herramientas disparadoras de múltiples
sentidos. En nuestra formación predominante, el texto como fuente filosófica, tiene un
lugar “sagrado”. Salirnos de él es de alguna manera “traicionar” al autor 3, hacerle decir
“cualquier cosa”. Es así que el peso de la tradición de los textos canónicos, nos lleva muchas
veces a ser docentes reproductores de la educación bancaria, concepto acuñado por Freire:
De la mano con lo anteriormente analizado, en nuestras clases vemos como nos cuesta
retomar los aportes de lxs alumnxs, o volver a explicar conceptos mediante diferentes
lenguajes. Esto creemos que sucede porque, aunque no queramos, nos paramos en un lugar
de saber que, como ya dijimos, nos hace reproductoras de marcos teóricos, y no
problematizadoras de los mismos. Es menester entonces corrernos de la torre de marfil del
saber y generar nuevas aperturas hacia los saberes de lxs otrxs, porque en última instancia,
el conocimiento es siempre una construcción conjunta.
Otro desafío importante que enfrentamos durante la práctica docente surgió en relación a
los contenidos. Por un lado, trabajamos, junto con lxs alumnxs, filosofxs y pedagogxs
actuales, que no vemos en nuestra trayectoria formativa. En la carrera de Filosofía,
pareciera que esta es algo del pasado y que debemos “empujar” hacia el presente, pero no
se puede hacer filosofía a la manera de ontología del presente (Cf. Foucault, 1991: 14). Por
otro lado, dimos clases de pedagogía feminista en medio de una importante movilización
3 Aquí utilizamos el género masculino porque el canon filosófico, que estudiamos, está formado en su totalidad
por hombres.
4 Ver nota n° 2.
de las mujeres por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, lo que fue muy valioso
porque en todo momento intentamos problematizar con nuestrxs alumnxs por una parte
lo que pasaba en las calles, y por otra nuestro rol como docentes frente a esto que pasa.
Este hecho expresa la importancia de la implicación crítica (Cf. Perrenoud, 2004: 201) como
componente esencial de la profesión de enseñar.
Nuestra formación, como ya planteamos, está orientada hacia la historia del pensamiento
filosófico. Ahora bien, nos parece necesario que se tenga en cuenta tanto para el nuevo
plan de estudios, -que se encuentra en elaboración- como para la revisión de las prácticas
ya institucionalizadas, la filosofía filosofante como herramienta para pensar una
enseñanza filosófica. Porque en última instancia, la enseñanza nunca es neutral, siempre
se da desde un posicionamiento del que el/la docente debe hacerse cargo y ser consecuente,
dice Borges: “nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar
como si fuera piedra la arena...” (Borges, 1969: 25).
Bibliografía
Raúl A. Menghini
menghini@uns.edu.ar
Resumen
La relación entre la teoría y la práctica en la educación superior siempre se presenta como una
tensión de difícil resolución. Esto es así en todo tipo de materias, pero asume características
particulares en materias que se centran en la enseñanza y el aprendizaje de las prácticas
profesionales.
En este trabajo nos interesa focalizar el problema en la práctica docente, para presentar un análisis
de algunas estrategias que venimos desarrollando en el intento de articular la teoría y la práctica con
estudiantes, futuros profesores de nivel secundario. En este sentido, desde hace varios años hemos
encontrado en las narrativas una alternativa muy interesante para desmontar la relación de
autoridad que provocan los textos de la bibliografía de la materia como, a su vez, la descripción
ingenua y acrítica de las experiencias de práctica.
Las narrativas nos han permitido colocar a los estudiantes en situación de autores, narradores en
primera persona de manera singular y también colectiva. El hecho de tener la palabra para narrar
sus prácticas y utilizar los textos para iluminarlas y analizarlas, favorece un empoderamiento de sus
propias percepciones y posiciones, realizando un uso crítico y desafiante de los textos académicos
que se ofrecen como soporte teórico.
A lo largo del trabajo presentaremos algunas de las estrategias que hemos implementado en esta
línea, que nos permiten adelantar que la producción narrativa en forma personal y colectiva deriva
en la construcción de autonomía y confianza como autores, desafiando la utilización mecánica y
reproductiva de textos para el análisis de las prácticas docentes.
Introducción
En este trabajo nos interesa focalizar el problema en la práctica docente, para presentar un
análisis de algunas estrategias que venimos desarrollando en el intento de articular la teoría
y la práctica con estudiantes, futuros profesores de nivel secundario. En este sentido, desde
hace varios años hemos encontrado en las narrativas una alternativa muy interesante para
desmontar la relación de autoridad que provocan los textos de la bibliografía de la materia
como, a su vez, la descripción ingenua y acrítica de las experiencias de práctica.
Las narrativas nos han permitido colocar a los estudiantes en situación de autores,
narradores en primera persona de manera singular y también colectiva. El hecho de tener
la palabra para narrar sus prácticas y utilizar los textos para iluminarlas y analizarlas,
favorece un empoderamiento de sus propias percepciones y posiciones, realizando un uso
crítico y desafiante de los textos académicos que se ofrecen como soporte teórico.
A lo largo del trabajo presentaremos algunas de las estrategias que hemos implementado
en esta línea, que nos permiten adelantar que la producción narrativa en forma personal y
colectiva deriva en la construcción de autonomía y confianza como autores, desafiando la
utilización mecánica y reproductiva de textos para el análisis de las prácticas docentes.
El narrativismo marca la importancia del relato como narración histórica, es decir, como
sustento de la misma. En sus comienzos, esta característica presentó varios conflictos con
posiciones positivistas que fundaban la historia en la noción de explicación. De este modo,
se analizaba el realismo del relato y no ya la racionalidad de las explicaciones. Es de
destacar que dicho desplazamiento fue acompañado por dos fenómenos: el primero es el
giro lingüístico que ya no distingue entre el lenguaje del historiador y aquello de lo que él
habla; y el segundo es el giro histórico-pragmático, que propone recuperar la historiografía
y dejar de lado las cuestiones esencialmente normativas. En este contexto, donde las
posturas filosóficas se dividen a favor y en contra del narrativismo, autores como Hayden
White y Frank Ankersmit, sostienen que el narrativismo viene a reivindicar la manera de
contar la historia, haciendo de este modo, fundamental hincapié en la distorsión que se
puede hacer del pasado a partir del relato.
Las narrativas y sus diferentes usos vienen ocupando un lugar destacado en la enseñanza
y la investigación en el campo de las ciencias sociales y en la educación en particular. En
este sentido, coincidimos con Bolívar, Domingo y Fernández, cuando afirman que “la
En otro trabajo hemos afirmado que, con las narrativas “no estamos elaborando o
recurriendo a un dispositivo u artificio ajeno a la vida (y ajeno a la educación), sino que es
precisamente lo más natural que hacemos y sabemos hacer cotidianamente” (Menghini,
2014, p. 110). Y agregábamos algunas manifestaciones de la vida diaria “Contamos hechos,
situaciones, anécdotas, sueños, lo que observamos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo
que dijimos, lo que nos dijeron, lo que nos pidieron, lo que hemos pedido. Y a veces hasta
contamos lo incontable, lo que con un poco de serenidad evitaríamos contar, lo que resulta
inadecuado o desacertado, lo que la conciencia o el inconsciente no permiten o impiden
contar. De esta manera, la narración es parte de nuestra vida, nos acompaña de continuo
para expresar pensamientos, vivencias, sentimientos, estados de ánimo” (2014, p. 110).
Pero, además, sin duda, las narrativas también tienen su expresión escrita. Delory-
Momberger señala que “Cuando queremos adueñarnos de nuestra vida, la narramos. De la
única forma que uno accede a su vida es percibiendo lo que vive por intermedio de la
escritura de una historia (o varias): de cierto modo, solo vivimos nuestras vidas
escribiéndolas con el lenguaje de las historias” (2009, p. 39). Al respecto, hay que destacar
que la escritura enriquece las narraciones orales, en tanto supone un proceso cognitivo
delicado en la búsqueda de las palabras que permitan reflejar acabadamente lo que se dice,
se piensa o se siente. “La escritura supone un ejercicio intelectual de la mayor riqueza, en
tanto implica la búsqueda de las palabras más adecuadas, la hilación de las ideas, la
expresión y argumentación de las mismas, así como la organización y secuenciación de
ellas para que el texto resulte coherente y bien cohesionado” (Menghini, 2014, p. 111).
Sin embargo, es común que en general nos resistamos a realizar un relato escrito por
distintos motivos, pero muchos de ellos remiten al trabajo y tiempo que implica la
escritura. La oralidad, lo dicho, transcurre en el instante, a riesgo de que lleguen a decir o
usar palabras muy poco adecuadas. Si bien en la escritura puede pasar lo mismo, en
general podemos revisar, volver a leer y reescribir, buscar la mejor forma de ordenar las
ideas y las palabras. Revisar nuestro lugar en aquella experiencia y el significado que le
atribuimos a la misma a lo largo del tiempo, que también va cambiando, nos invita a
repensar las distintas posibilidades de relatar(nos); en cierto sentido, la escritura a costo
de sacrificar su espontaneidad, gana en reflexión en la medida que decidimos qué y cómo
contarnos. Y aquí radica también el valor de los sucesivos borradores, más hoy que
contamos con la posibilidad de guardar esos escritos en archivos que podemos ordenar a
nuestro gusto.
Más allá de la expresión oral o escrita, lo cierto es que las narrativas pueden darse a través
de distintos lenguajes y soportes. Esto resulta sumamente valioso en los tiempos actuales,
atento el auge de las imágenes y el uso de las redes sociales y otras aplicaciones a través de
distintas pantallas. Al respecto, Barthes afirma que:
el relato puede ser soportado por el lenguaje articulado, oral o escrito, por la imagen,
fija o móvil, por el gesto y por la combinación ordenada de todas estas sustancias; está
presente en el mito, la leyenda, la fábula, el cuento, la novela, la epopeya, la historia, la
tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pintado (piénsese en la Santa
Úrsula de Carpaccio), el vitral, el cine, las tiras cómicas, las noticias policiales, la
conversación. Además, en estas formas casi infinitas, el relato está presente en todos
los tiempos, en todos los lugares, en todas las sociedades; el relato comienza con la
historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido jamás en parte alguna un pueblo
sin relatos; todas las clases, todos los grupos humanos, tienen sus relatos (1977, p. 2).
Esta variedad de soportes ofrece muchas posibilidades para pensar formas de narrar las
prácticas docentes, poniendo en juego lenguajes y posibles combinaciones, de acuerdo a
las posibilidades y creatividad de los mismos sujetos. Y aquí hay que destacar la
importancia de que los sujetos se asuman como autores de relatos. Tener algo propio para
decir, independiente de los medios y la materialidad que utilice para ello, reviste una
impresionante riqueza dado que empodera a los sujetos: se hacen cargo y dejan de lado
cualquier pretensión de neutralidad. Bianco afirma que “los sujetos, a través de la
narración, realizan una construcción social y significan de manera diacrónica y sincrónica
la percepción del mundo que los rodea” (2012, p. 95) que, a los fines que nos interesa,
involucra a la educación, a los docentes, a los estudiantes, la enseñanza y el aprendizaje,
entre otras cuestiones.
Esto no significa que la relación entre lo teórico y lo práctico sea tal que la teoría
“implique” la práctica, ni que se “derive” de la práctica, ni siquiera que “refleje” la
práctica. Se trata de que, al someter a una reconsideración racional las creencias y
justificaciones de las tradiciones existentes y en uso, la teoría informe y transforme la
práctica, al informar y transformar las maneras en que la práctica se experimenta y
entiende. Es decir que no hay transición de la teoría a la práctica como tal, sino más
bien de lo irracional a lo racional, de la ignorancia y el hábito al conocimiento y la
reflexión (Carr y Kemmis, 1988, p. 128).
En este sentido, tal como lo plantean Diker y Terigi (1997), se trataría de pensar y organizar
propuestas formativas en las que ni la tendencia aplicacionista -que ubica la práctica al
final como aplicación de los fundamentos teóricos- ni la tendencia ejemplificadora -que
ubica la práctica al principio y la teoría como explicación posterior-, se instauren como
lógica de formación a fin de “lograr una formación a la vez permeable a la práctica y
resistente a ella”:
Para que estas propuestas formativas tengan sentido, una condición necesaria será la
posibilidad de objetivar la práctica, de tomarla como objeto de análisis y de intervención.
Esto remite al modelo de formación propuesto por Ferry (1990) que, centrado en el análisis,
se funda en lo imprevisible y no dominable:
Postula que aquel que se forma emprende y prosigue a todo lo largo de su carrera un
trabajo sobre sí mismo, en función de la singularidad de las situaciones por las que
atraviesa, y que consiste en un trabajo de “desestructuración-reestructuración del
conocimiento de la realidad” […] El análisis de estas situaciones bajo sus diferentes
aspectos para comprender sus exigencias, tomar conciencia de sus fallos y deseos,
concebir a partir de ello un proyecto de acción adaptado a su contexto y a sus propias
posibilidades, implica indisolublemente tanto investir su práctica y formarse, como
buscar las mejores alternativas de estar en forma (Ferry, 1990, p. 77).
Se trata de definir contenidos de la formación que les permitan a los futuros docentes
comprender la compleja realidad educativa, no solo con vistas a que puedan construir
modos de actuación en ella sino también que tengan potencial transformador. Para ello, el
abordaje de la práctica se piensa a través de dispositivos que los aproximen de manera
gradual y progresiva a las escuelas y al ejercicio del rol, cuidando el modo particular en que
se incluirán esos contenidos y dispositivos en la formación.
Es aquí donde cobran especial relevancia las narrativas por su potencialidad para el
distanciamiento, la objetivación y el análisis de las prácticas en los procesos de formación.
En un trabajo anterior (Menghini, 2016) hemos detallado varias estrategias utilizadas para
favorecer las narrativas de aquellos que transitan los procesos de práctica y residencia.
Entre ellas, podemos mencionar:
- Metáforas e imágenes: les proponemos pensar una metáfora o bien seleccionar una
imagen que dé cuenta de lo que ha sido el proceso de prácticas, acompañada por un
relato que la explica.
- Relato de una de las clases de residencia: se les solicita que, además de narrar la
clase, justifiquen la elección y realicen su posterior análisis desde diferentes
dimensiones. Con estos relatos elaboramos un dossier denominado “Con ojos de
residente” que utilizamos para abordar los contenidos de la materia con los
estudiantes.
En primer lugar, las narrativas empoderan a los futuros docentes al ubicarlos en un lugar
de autoría que valida su palabra desde la narración de las situaciones vividas y sus
interpretaciones.
En segundo lugar, obliga a los residentes a ir más allá de la mera descripción de lo sucedido,
al tener que recurrir a otras teorías que les permitan ampliar sus propios marcos
interpretativos para comprender las situaciones con vistas a su intervención y
transformación.
En tercer lugar, los dispositivos centrados en las narrativas habilitan el proceso del análisis
con el que comienza el trabajo de la formación, porque, al decir de Ferry: “el análisis es
conjuntamente interrogación de la realidad, del origen, de la legitimidad de este
interrogante y de la perspectiva de la cual surge. El análisis compromete a una doble
elucidación de la realidad objetiva y de lo que ésta aparenta como problemática del deseo
y del compromiso (Ferry, 1990, p. 79).
Nos abocaremos en este apartado final a realizar una reflexión sobre nuestras propuestas
de formación, que incorporan el trabajo con narrativas como un modo privilegiado de
articular la teoría y la práctica en la residencia docente. En general, suelen ser propuestas
bien recibidas, aunque también resistidas, por lo que vale la pena detenernos e intentar
dilucidar los posibles motivos de esta situación.
En tal sentido, es posible advertir que los estudiantes no han tenido o han tenido escasas
experiencias previas en su recorrido académico que los posicionen en situación de contar,
de decir, de construirse en autores capaces de discutir, confrontar, argumentar, dialogar
con los autores y las teorías que la academia presenta en muchos casos como “la” palabra
sabia que hay que internalizar pero no cuestionar. Situarlos en un lugar de autoría implica
empoderarlos y habilitarles el camino de la producción, de la creación, de la invención, de
la construcción que se opone a la mera reproducción inerte y sin sentido para su futuro
desempeño docente. De otro modo ¿estaríamos creando las condiciones de posibilidad
para que ellos como futuros docentes puedan enseñar que el conocimiento se construye y
que no es una cosa acabada, anquilosada, sagrada? ¿serían capaces de transmitir a sus
alumnos una concepción del conocimiento diferente si no lo experimentaran en su propia
formación?
Asimismo, la resistencia emerge como indicador del poder que ejercen los estudiantes, de
resistir ante formas que se salen de los recorridos ya transitados en la academia.
Retomando la idea de Schön, podemos pensar que en esa situación de incomodidad reside
también una posibilidad de aprendizaje, al obligarlos a ensayar algo nuevo que los
confronta con ellos mismos. Sería entonces, una oportunidad para pensar en su formación
y pensarse como sujetos en formación, con sus posibilidades y limitaciones, sus historias
personales y sus biografías escolares y académicas.
su formación, al poner de manifiesto cuáles son los aspectos que tienen que trabajar de sí
mismos “buscando las mejores alternativas de estar en forma” (Ferry, 1990).
En este sentido, la lectura compartida y colectiva que permite socializar las producciones
narrativas entre pares, sean de su misma promoción o bien de años anteriores a través del
dossier “Con ojos de residente”, han sido buenas maneras de acompañarlos en la iniciación
de este tipo de escritura diferente a la estrictamente académica, observando interesantes
logros a lo largo de todo el proceso de la residencia docente.
Otras dificultades surgen al momento de intentar realizar el análisis de sus relatos de clase.
En este caso, ligadas a una particular forma de relacionarse con la teoría en general y con
la bibliografía sugerida para encauzar el trabajo de interpretación, donde prevalece una
relación de sumisión con la teoría que obtura las posibilidades de diálogo con los autores e
impide que los estudiantes se sientan autorizados a decir y a posicionarse como
productores de conocimiento.
Para finalizar, estas consideraciones pretenden dar cuenta del proceso de análisis y
reflexión sobre nuestras prácticas de formación. Un proceso que habla de la búsqueda y
elección de los mejores dispositivos que nos permitan “lograr esa formación a la vez
permeable a la práctica y resistente a ella”. Por ello, a pesar de los aspectos señalados, nos
interesa destacar la potencialidad de las narrativas en tanto expresiones de la propia
subjetividad, atravesada por la experiencia y por los momentos preactivos, los cuales
también aportan a la reflexión ya que permiten pensar en la confluencia de un tiempo
pasado, presente y futuro.
Bibliografía
Barthes, R. (1970). “Introducción al análisis estructural de los relatos”. En: Barthes, R. et al.
Análisis estructural del relato. Buenos Aires. Editorial Tiempo contemporáneo.
Bianco, I. (2012) “La investigación biográfico-narrativa o el desafío de descolonizar nuestra
mirada”. Revista de Educación Nº 4, 89-98. Facultad de Humanidades. Universidad
Nacional de Mar del Plata.
Bolívar, A.; Domingo, J. y Fernández, M. (2001) La investigación biográfico-narrativa en
educación. Enfoque y metodología. Madrid: La Muralla.
Karina Silvani
silvanik@ciudad.com.ar
Resumen
En este trabajo daremos cuenta de las problemáticas con las cuáles nos encontramos al momento
de dar continuidad en la formación de grado del abordaje de la enseñanza planteado durante el
primer año de la carrera, que tiene como sustento el trabajo de manera articulada de las materias
Didáctica General y Didáctica de las Prácticas Gimnásticas, correspondiente al Profesorado de
Educación Física. Estas problemáticas se evidencian cuando se intenta articular teoría y práctica en
los espacios de práctica docente ya sea en servicios educativos escolares como en espacios no
formales.
Por tal razón damos cuenta inicialmente del trabajo interdisciplinario que desde hace ya varios años
venimos realizando entre ambas materias, y que nos ha permitido indagar algunas relaciones,
vínculos y contrariedades entre la didáctica general y una de las didácticas específicas del primer
año del profesorado. Explicamos además cómo a partir de la necesidad de consensuar aspectos
relevantes de la formación de profesores y profesoras fue que desde ambos espacios curriculares
dimos inicio a un trabajo integrado que nos permitió profundizar en algunos temas que
consideramos sumamente relevantes como son: transposición didáctica, construcción
metodológica y planificación de la enseñanza.
En el caso particular de la construcción metodológica – sobre la cual nos detendremos
especialmente - su abordaje conjunto implicó para nosotros un doble desafío: por una parte, pensar
su especificidad desde la enseñanza de la gimnasia (como agente de la educación física y como
deporte) y por otra parte trabajar en el cambio conceptual de los y las estudiantes portadores en
general de una idea que sostiene la posibilidad de enseñar desde un único método.
En base a este último punto y teniendo en cuenta influencia que ejercen las representaciones, las
matrices de aprendizaje y la biografía escolar corporal y motriz, fue que empezamos a considerar la
necesidad e importancia de dar continuidad – al interior de la propia carrera - de prácticas de
enseñanza que pudieran problematizar y desnaturalizar los modos en que las mismas han
configurado maneras o modelos particulares acerca de la enseñanza en general y de la construcción
metodológica en particular.
Sin embargo y pese al aparente consenso sobre la importancia de abordar críticamente estas
cuestiones, a lo largo de la formación de las y los profesoras/es, se van sucediendo una serie de
circunstancias que ponen en evidencia una profunda contradicción entre la teoría (como abordaje
del tema durante en el primer año de la carrera) y la práctica (en aquellos espacios en los que los y
las estudiantes realizan una primera aproximación a la práctica profesional en jardines y escuelas
primarias durante el segundo y el tercer año de la carrera respectivamente).
En este sentido nuestro mayor obstáculo resulta ser la convivencia en la formación de futuros
docentes de paradigmas contrapuestos en relación a la cuestión de lo metodológico en la enseñanza
de la educación física, que expresan posicionamientos epistemológicos diferentes y contradictorios.
Introducción
En este trabajo daremos cuenta de las problemáticas con las cuáles nos encontramos al
momento de pensar la articulación teoría-práctica en la formación de docentes y que
entendemos - como una de sus manifestaciones – se expresa en la dificultades que vemos
cuando intentamos dar continuidad (en los años posteriores de la carrera) del trabajo que
iniciamos en el primer año y que tiene como sustento un abordaje articulado entre las
materias Didáctica General y Didáctica de las Prácticas Gimnásticas, correspondiente al
Profesorado de Educación Física.
Nuestro trabajo tuvo como punto de partida el año 2009, momento en que se inició la
implementación de un nuevo plan de estudio para la formación de profesores/as de
Si bien asumimos como punto de partida que los vínculos entre estas disciplinas (Didáctica
General y Didáctica de las Prácticas Gimnásticas) estarían basados en una cooperación
constructiva, a medida que fuimos avanzando en el análisis de posibles articulaciones
surgieron tensiones, problematizaciones (pudiendo reconocer diferentes abordajes sobre
algunos contenidos) y sobre todo la necesidad de producir nuevos conocimientos.
El recorrido que fuimos realizando como equipo, nos permitió identificar, como plantea
Alicia Camilloni (2007), que las relaciones entre la didáctica general y las didácticas
específicas pueden ser complicadas, contradictorias y no estar siempre alineadas.
En el caso de los temas que desde ambas cátedras elegimos como ejes sobre los cuáles
trabajar (mencionados anteriormente) vale señalar que entendimos que los mismos no
debían ser confinados dentro de los límites de una disciplina en particular, sino que
requerían de un abordaje múltiple e interdisciplinario. En este punto nos parece
importante explicar, entendemos por interdisciplinariedad la interacción que puede
establecerse entre dos o más disciplinas propiciando comunicación y enriquecimiento
mutuo (Araujo, 2013).
Esta forma de trabajo nos condujo a realizar un profundo análisis de nuestros modelos de
enseñanza, de los contenidos de ambas materias y de los supuestos epistemológicos,
pedagógicos y didácticos involucrados.
Ante de enfocarnos en las problemáticas que atraviesan nuestro trabajo y que tienen como
eje la articulación teoría-práctica en relación a la categoría de construcción metodológica,
nos parece importante considerar los aportes de Elisa Lucarelli (2009) quien aborda dicha
relación a partir de tres dimensiones: la epistemológica, la pedagógica y la didáctica.
Tal cosa sucede cuando la praxis se explica más allá de la articulación de ambas esferas,
al separar la ¨reflexión¨ de la ¨actividad¨. Así se concibe por un lado a la práctica como
una función ulterior al conocimiento (…), reservando a la teoría la primacía en el
mismo: por otro lado, se afirma la relevancia de la práctica opacando el significado de
la teoría. (Lucarelli, 2009, p. 71)
Con respecto a la dimensión pedagógica la autora considera los aportes de William Carr
quien parte de la afirmación de que ¨práctica¨ es un concepto utilizado de muchas formas
diferentes y hasta incompatibles entre sí. Entre las posibles confusiones están las que
identifican la práctica como lo urgente, lo particular, y la teoría como lo universal, fuera
de tiempo y contexto. En este sentido Carr distingue tres confusiones en el campo
Por último, en relación a la dimensión didáctica, la autora recupera los aportes Schön en
la construcción de lo que él denomina una nueva epistemología de la práctica. La misma
supone que la articulación de la teoría y la práctica en este campo se desarrollan a través
de una estrategia metodológica en la que se propicia la reflexión en la acción.
Para poder explicar la relevancia que representaba para nosotros esta diferencia de
criterios, será menester en primera instancia recuperar la categoría de construcción
metodológica para luego explicitar la postura que al respecto hemos construido y que
fundamenta las prácticas de enseñanza que desarrollamos actualmente.
Sin embargo (y como ya hemos adelantado) esta idea de un mismo y único método para
pensar la enseñanza, ha sido revisada, dando lugar a la consideración e importancia que
tienen los diversos elementos estructurantes que intervienen en lo metodológico.
En este sentido Edelstein (1996) retoma los aportes de Díaz Barriga con quien coincide al
afirmar que no existe alternativa metodológica que pueda omitir el tratamiento de la
especificidad del contenido como forma de superar una postura instrumental en relación
a esta cuestión. Agrega la autora otros elementos igualmente importantes al momento de
A modo de síntesis, interesa entonces enfatizar que hoy no es dable pensar en opciones
metodológicas válidas para diferentes campos de conocimiento ni en la homogeneidad
en el interior de cada uno de ellos. (...) Implica reconocer al docente como sujeto que
asume la tarea de elaborar una propuesta de enseñanza en la cual la construcción
metodológica deviene fruto de un acto singularmente creativo de articulación entre la
lógica disciplinar, las posibilidades de apropiación de ésta por parte de los sujetos y las
situaciones y los contextos particulares que constituyen los ámbitos donde ambas
lógicas se entrecruzan. La adopción por el docente de una perspectiva axiológica,
ideológica (en el sentido de visiones de mundo), incide en las formas de vinculación con
el conocimiento cuya interiorización se propone y, por tanto, también tiene su
expresión en la construcción metodológica (pág. 85).
Es interesante el aporte que la autora realiza, no sólo en tanto nos permite pensar en lo
metodológico como una construcción que considera la presencia de diferentes elementos
estructurantes de la enseñanza, sino también por el rol central que ocupa el docente como
artífice de dicha construcción, en tanto protagonista de un acto singularmente creativo.
Por un lado, tenemos una disciplina con una estructura epistemológica particular (como es
la Gimnasia en tanto deporte y sus técnicas de ejecución), pero del otro lado (lógicas que se
articulan según Edelstein), se encuentra el sujeto que aprende. Sujeto que tiene diferentes
posibilidades de apropiarse del saber de la gimnasia, y en el que incide su deseo o no de
aprender, el sentido que dé a lo aprendido, la motivación que genera o no aquello que debe
adquirir, su bagaje motriz, su edad evolutiva, sus temores, entre otros. Esto nos ha
permitido concluir que es necesario pensar una construcción metodológica para la
enseñanza de la gimnasia, siendo esta la manera que la hemos abordado no solo en las
clases de Didáctica de las Prácticas Gimnásticas, sino también en las que diseñamos e
implementamos en forma conjunta desde ambas cátedras y a partir de las cuales los
estudiantes elaboran un trabajo de análisis sobre el tema. En dicho análisis se considera
por una parte la necesidad de articular la lógica de la disciplina y la del sujeto que aprende,
como así también los contextos (teniendo en cuenta que trabajamos en formación docente)
pero procurando siempre poder pensar la enseñanza en otros ámbitos y en otros contextos
históricos (por ejemplo recuperando la experiencia de aquellos estudiantes que tienen un
recorrido practicando la disciplina o considerando los aportes de la Historia de la
Educación Física Argentina en tanto materia del primer año). Respecto al posicionamiento
epistemológico del docente se intenta plantearlo desde el actual paradigma de la educación
física siendo esta una cuestión en la que siguen reflexionando a medida que avanzan en la
carrera
Sin embargo, percibimos que esto aún no es suficiente para que nuestros/as estudiantes
puedan realizar una reflexión en la acción, tal como lo plantea Schön (recuperado por
Lucarelli y citado más arriba). Creemos que es entendible considerando que recién inician
el camino de formación docente.
Por esta razón, si bien consideramos todos los aspectos planteados en la categoría de
construcción metodológica al momento de abordar su conceptualización ponemos el
acento en las dos lógicas que articula Edelstein (la disciplinar y la de los sujetos y sus
posibilidades de apropiación), dado que les resulta muy complejo analizar el
posicionamiento axiológico docente, como así también analizar lo contextual teniendo en
cuenta que suelen acotarlo al espacio físico, dejando de lado una idea de contexto más
amplio (histórico, geográfico, institucional, etc).
Es importante que señalemos también que el inicio de este trabajo de articulación entre
cátedras, respondió a la necesidad de otorgarle otro sentido a algunas categorías y teorías
que se abordaban en Didáctica general, y que nos hicieron ver la importancia de repensar
la relación de teoría y práctica. Dicha relación va siendo permanente problematizada por
nosotros ya sea en el trabajo cotidiano, en la decisión del contenido a trabajar para enseñar
la categoría construcción metodológica, en el tipo de actividades que proponemos, en el
diseño del trabajo de acreditación que les presentamos a los/as estudiantes y en la
devolución de los trabajos de acreditación parcial. Suele ser en las instancias de
acreditación final, como así también en las clases de otras materias que cursan con uno de
los profesores de este equipo de trabajo, donde los estudiantes manifiestan los conflictos
que se les presentan cuando en otras materias, (y podríamos decir especialmente las
vinculadas a los deportes y a la práctica docente), se enseña una perspectiva opuesta al
posicionamiento metodológico que les planteamos en primer año. Evidentemente es
necesario avanzar en una indagación más sistemática sobre esto para no conjeturar en base
a comentarios, aunque es necesario decir que también nos encontramos con inquietudes
similares que nos manifiestan nuestros/as colegas.
No obstante, es pertinente decir que hemos realizado ciertos avances al poder socializar
con nuestros/as compañeros/as esta perspectiva de trabajo, como así también al poder
incluir las clases compartidas entre nuestras cátedras (y a la cual han asistido algunos/as
de los/las profesores/as de otras materias) como parte de las actividades especiales
realizadas durante la “semana institucional”. Sin perjuicio de estos modestos avances,
entendemos que el tema merece un espacio más profundo de análisis y de construcción
colectiva.
Es esta escisión entre teoría y práctica lo que pretendemos superar en nuestra tarea de
articulación cuando, procurando que puedan pensar la enseñanza de la gimnasia desde la
Nos quedan muchos interrogantes para seguir pensando, entre ellos ¿existe la posibilidad
de dejar de mencionar teoría y práctica por separado?, En Educación Física,
específicamente en la praxiología motriz, ¿surge primero la acción o la fundamentación, la
teoría o la práctica? Sería como… ¿quién fue primero el huevo o la gallina?
En este punto nos parece apropiado recuperar el aporte realizado por Liliana
Sanjunjo (en el marco del encuentro de Didáctica y Didácticas: acuerdos, tensiones y
desencuentros realizando en el 2011 en UNS) al desarrollar las necesarias tensiones
que se presentan en la práctica profesional, entre la formación pedagógica y la
formación especializada. De acuerdo a lo planteado por dicha autora si bien se
pueden producir conflictos o paralizaciones, también existe la posibilidad de
resolver dichas tensiones a partir de acciones intencionadas. Recuperando esta idea
podemos dar cuenta de que hemos avanzado en la problematización entre Didáctica
General y Didáctica de las Prácticas Gimnásticas, y que, si bien no tenemos todas las
Ahora se nos presenta un desafío mayor que es trascender los límites de nuestras materias
para poder pensar con otros y otras docentes (de distintas disciplinas deportivas) la
categoría de construcción metodológica. Como hemos explicitado en la presente
comunicación, existen indicios de cierto interés sobre la misma que se manifiestan a partir
de las voces de los/las estudiantes y de nuestros colegas que se acercan de forma
espontánea a problematizar la misma.
Bibliografía
Resumen
El presente trabajo tiene como punto de partida una investigación desarrollada en el marco de una
convocatoria del INFoD que consistió en un estudio cualitativo-descriptivo realizado en 5° y 6° año
de Educación Secundaria, donde problematizamos las consignas escolares como enunciados
mediadores de los aprendizajes. Consideramos que, a pesar de estar presentes en todos los niveles
del sistema educativo y áreas disciplinares, su elaboración constituye una de las prácticas escolares
menos analizadas críticamente.
Nos planteamos como problema las relaciones con el conocimiento que las consignas propician, a
partir de los procesos de aprendizaje que promueven. En este sentido, nos focalizamos en la tensión
entre la formulación de los enunciados y la realización de la actividad, intentado realizar otra lectura
del problema de comprensión que se atribuye a los estudiantes.
En primera instancia recuperamos aportes del interaccionismo sociodiscursivo (Riestra, 2008) y
otros provenientes de la didáctica (Moro, 2008; Edwards, 1988; Davini, 2009), posteriormente damos
cuenta del proceso de indagación y el análisis realizado y, finalmente, identificamos una serie de
aspectos que abren a la reflexión sobre la necesidad de revisar esta práctica en la formación docente.
Las consignas de tareas y actividades están presentes en todos los niveles del sistema
educativo y áreas disciplinares, cumpliendo un rol fundamental como instrumentos
mediadores del aprendizaje. Junto a Dora Riestra (2008) las entendimos como
“herramientas culturales mediadoras del aprendizaje” y reconocemos en ellas una doble
función: comunicativa y teórico-cognitiva. Consideramos que constituyen un texto
instruccional por excelencia, cuya característica fundamental es la consideración de un
procedimiento, la búsqueda de un hacer-hacer (Fajre y Arancibia, 2000). Al regular,
ordenar, prescribir, dirigir las interacciones de los estudiantes con el conocimiento, los
involucran en su totalidad: en el trabajo intelectual, en sus relaciones con los compañeros
y con los docentes, en el uso de materiales y recursos, en el ritmo de trabajo. Sin embargo,
como práctica cotidiana omnipresente son muy poco analizadas críticamente pues la
naturalización y ritualización que las afecta las vuelve opacas, configurando un nudo
problemático que afecta a los estudiantes y preocupa a los docentes. Las situaciones en las
que se hace referencia a la no comprensión de las consignas, por ejemplo, les devuelven
visibilidad y, si eludimos la tendencia a atribuir el problema exclusivamente a los
estudiantes, nos mueven a poner en cuestión su formulación.
Si dirigimos la mirada al nivel secundario encontraremos que uno de los problemas más
renombrados, vinculados al quehacer cotidiano en las aulas, es el de las dificultades que
los jóvenes tienen para comprender lo que leen y para producir enunciados escritos
coherentes; y esto involucra, precisamente, a las dificultades para interpretar consignas
1El plano lexical refiere a los términos utilizados en la formulación, referidos a las actividades requeridas al
destinatario y las restricciones de sentido que una disciplina impone a cada palabra; el plano morfo-sintáctico
alude a la organización de los componentes de la oración que constituye la consigna, que en ocasiones genera
a ambigüedades y dificultades en su interpretación; el plano textual remite a la cohesión gramatical y la
coherencia semántica como factores implicados en la comprensión de las consignas y, finalmente, el plano
pragmático, vinculado al propósito de la consigna en relación al objetivo de quien la formula (Moro, 2008).
Los supuestos subyacentes en la indagación son dos: en primer lugar, el análisis de las
consignas aportaría a desnaturalizar representaciones que atribuyen a los estudiantes las
dificultades y problemas para su resolución2. En segundo lugar, permitiría ampliar la
mirada sobre el papel que las consignas tienen en las relaciones con el conocimiento que
los alumnos construyen. Así, moviéndonos en la tensión formulación de los enunciados y
realización de la actividad, intentamos hacer otra lectura del problema de comprensión
atribuido a los estudiantes desde la responsabilidad que (nos) cabe a los docentes.
Consideramos las dimensiones de análisis propuestas por Riestra, la consigna como texto
y como acción mental: en relación con la primera trabajamos inicialmente la descripción
y caracterización de los enunciados desde los criterios que propone Stella Moro -
2
Esta cuestión está muy presente en el discurso docente según lo apreciamos en espacios de capacitación en
los que participamos y que en cierto modo impulsaron la realización de nuestra investigación.
3 Proyecto de Investigación N°2295. Convocatoria 2014. INFD. Resol. 724/15. Desarrollado en 2015/16
4 Asimismo, el interés por el área de Lengua y Literatura en particular se debe a la amplitud y centralidad de la
formación que se propone como asignatura escolar orientada a la formación de lectores críticos, al desarrollo
de autonomía y autorregulación en los procesos de interpretación y producción textual y en la capacidad de
recurrir a saberes sobre la lengua, los textos y los contextos, entre otras intencionalidades establecidas en los
NAP (Núcleos de Aprendizajes Prioritarios. Ciclo Orientado de Educación Secundaria lengua y literatura.
Documento aprobado por Resolución CFE N° 180/12).
5 Seleccionamos tres instituciones tomando como criterio los diversos tipos de gestión: una estatal, una privada
y una autogestionada. En cada escuela relevamos carpetas de alumnos que los docentes de cada curso afectado
al estudio designó, considerando que estuvieran completas.
identifica distintos niveles de intensidad y complejidad teniendo en cuenta, además, los esfuerzos demandados
a los estudiantes en el proceso de aprender. Es así que distingue entre aprendizajes de baja intensidad (o “de
escaso esfuerzo intelectual” que se apoyan en la memoria, la ejercitación simple, el ensayo- error, sin que medie
la reflexión sobre lo que se aprende), aprendizajes de intensidad media (que involucran la comprensión de
significados y el desarrollo de habilidades para aplicarlos en distintas situaciones de aprendizaje, orientando la
forma de operar con el conocimiento, aunque sin justificar su valor necesariamente) y aprendizajes de alta
intensidad (aquellos que demandan análisis reflexivo, generación de hipótesis, identificar alternativas de
acción posibles, tomar decisiones, elaborar soluciones, incluyendo valoraciones y compromiso ético).
8 Por razones de extensión en este trabajo abordamos fundamentalmente el análisis descriptivo de los
enunciados realizado aunque las reflexiones que desarrollamos al final consideran aspectos vinculados
también al análisis didáctico efectuado. Este último puede consultarse en Muñoz S. y Rizzi G. (2018).
9 Ejemplos de esta categoría son los siguientes enunciados: “Caracteriza la figura del juglar ¿Cuál es su función
10 En ocasiones fue necesario inferir la actividad que requería su realización, tal es el caso de los enunciados
interrogativos. Así, por ejemplo, para el enunciado “¿Qué es el Siglo de Oro español?” interpretamos que la
actividad intelectual solicitada es “definir”; en el caso del interrogante “¿Cómo entiende el amor Lancelot?”, la
actividad requerida es “explicar”.
11 Al analizar cada enunciado se consideró el contexto de la tarea de la cual forma parte, es decir, el tema, la
Desde esta perspectiva de análisis nos fue posible reconocer distintos matices de una
misma actividad y también identificar aspectos de su formulación que pueden operar como
obstáculos para la comprensión y realización de las mismas. En nuestro estudio
observamos cuatro obstáculos:
- “Explica qué expresa el autor en cada uno de los sonetos”. (Aquí sería interpretar)
- “Explica los elementos que te permiten identificar los textos [Madame Bovary y Doña
12 En los distintos casos, el uso reiterado de un término se observó en una misma carpeta.
13 Este obstáculo se encuentra también en consignas donde se requiere “sintetizar”, “indicar”, entre otras.
Nos interesa destacar la importancia de tener en claro los objetivos que (nos) orientan al
formularlas considerando si concebimos a las consignas: a) como un instrumento de
evaluación, y en este caso buscamos constatar conocimientos focalizando el accionar de
los estudiantes en la repetición, selección, reformulación o rastreo de información
explícita en un texto fuente; b) como una herramienta de producción de conocimiento,
requiriendo establecer relaciones, argumentar, analizar, inferir; o c) como mediación en
la significación del contenido, apelando a los saberes, a los propios interrogantes y
experiencias de quien las realiza como así también el contexto en el que está inserto y lo
atraviesa. En esta última modalidad didáctica lo que sostiene la actividad del estudiante no
es la utilidad sino la comprensión del conocimiento en relación a sí mismo (Edwards, s/d)
y se ve ejemplificada en los siguientes enunciados: “¿Crees que persisten actualmente los
prejuicios que impedían a los protagonistas de la novela estar juntos?¿Cuál es tu opinión?”; “¿Qué
aprendiste, sentiste y/o pensaste mediante la lectura de la novela?”; “Escribe un texto a modo de
ensayo que refleje tu visión sobre alguno de los siguientes temas: La mujer y el mundo del trabajo;
la mujer y la maternidad; el papel de la mujer en la sociedad actual y violencia de género”.14
14Los enunciados citados orientan la escritura de en un “diario de lectura” y forman parte de una de las carpetas
relevadas.
La investigación realizada nos lleva a advertir entonces, la importancia de tener una mirada
atenta sobre el tipo de consignas que prevalecen (en un curso, en una materia, a lo largo
del año académico) como así también, la necesidad de analizar las demandas implícitas en
las consignas y su coherencia con las intencionalidades que orientan el propio accionar
didáctico con un grupo de estudiantes específico, de manera que no caigan en un hacer
para cumplir, un hacer para el profesor, desplazando el sentido del hacer para aprender.
En esta perspectiva, atender los desafíos que las consignas plantean a los estudiantes,
pensando lo que estas tienen “de valla y de trampolín” (Tobolem, 1994), la autonomía que
promueven en el aprender y los sentidos que ayudan a construir en relación con lo otro y
consigo mismo, nos invita a reflexionar sobre el papel que los docentes desempeñamos
como mediadores en la transmisión de cultura y en la relación con el conocimiento.
Estas son algunas de las preguntas que nos interpelan y queremos compartir aquí,
dejándolas abiertas para continuar otra conversación.
Bibliografía
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Espósito, S., Barrera, M., Gallo, M., Martínez V., Ocampo, M. y Tagliavini, G. (2010). Las
Marta Negrin
mnegrin@criba.edu.ar
Resumen
1. Presentación
En consonancia con este resurgimiento, también los estudios en torno a la narración oral
han experimentado un inusitado despliegue: sus distintas manifestaciones a lo largo de la
historia, las implicancias teóricas que conlleva, los ámbitos que poco a poco va
conquistando, las habilidades técnicas que supone, las condiciones éticas y estéticas que
deben afrontar quienes narran constituyen, entre otros, los focos de atención de
numerosos trabajos de investigación y de reflexión.
Entre los distintos escenarios de la narración oral, nos interesa aquí poner la mirada sobre
los ámbitos educativos. En el marco del proyecto de investigación en curso “Prácticas de
lectura en voz alta y narración oral: tendencias investigativas y experiencias en contextos
escolares”1, nos hemos propuesto dos objetivos: por un lado, avanzar en indagaciones que
permitan conocer los modos en que se desarrollan las prácticas de narración oral en los
diferentes contextos educativos y, por el otro, realizar un relevamiento que dé cuenta de la
producción sobre la temática en nuestro país y que permita establecer algunos principios
de organización de sus objetos de análisis como así también de los enfoques metodológicos
1
PGI iniciado en el ámbito de la UNS en 2018, con financiamiento y evaluación externa.
adoptados. Se toma como objeto de indagación no solo la narración oral, sino también la
lectura en voz alta, dos prácticas que presentan varios puntos en común pero también
algunas especificidades, tal como analiza Chambers (2013). Se pretende, con ambas líneas
de trabajo, contribuir a la generación de conocimientos que permitan abonar el análisis y
la toma de decisiones sobre los procesos de formación de docentes en general y sobre la
elaboración de propuestas didácticas en particular, teniendo en cuenta la responsabilidad
de la universidad en la formación de formadores que se van a desempeñar en distintos
niveles del sistema educativo. En este trabajo se presentan algunos de los resultados de las
investigaciones llevadas a cabo en instituciones de nivel inicial, de nivel primario y de nivel
secundario de la ciudad de Bahía Blanca.
2. Marco teórico
Por otra parte, se enfatiza su importancia en el proceso de formación de lectores, dado que
el hecho de ponerles voz a los textos posibilita conocer y descubrir qué autores y qué estilos
gustan más; invita a leer por cuenta propia; permite tomar contacto con el lenguaje poético,
más sutil y evocador que el lenguaje ordinario y, finalmente, contribuye a asentar los
cimientos para una futura lectura por placer. Dice Juan Mata (2004: 43): “La voz que narra
o lee cuentos en la infancia es el primero y más dulce instrumento de seducción literaria.
Esa voz que tercia entre el autor y el oyente, esa celestina paciente y fervorosa, es el origen
de muy felices pasiones por los libros."
Hay una persona que presta su cuerpo y su voz para que las palabras escritas se
materialicen, tomen cuerpo, se vuelvan vida, un “intérprete”, en términos de Emilia
Ferreiro (1996): la intensidad y el sentido de un texto se expresan a través de los matices de
esa voz, de los gestos de la cara, en la mirada, en los movimientos de las manos y del cuerpo,
en las pausas. En ese acto se cifra otra razón, de gran peso en los primeros años de
escolarización, pero destinada a ir diluyéndose a medida que se avanza en el sistema
educativo: la dimensión afectiva que se pone en juego cuando una persona lee en voz alta
para otras. Como recuerda Meek, (2004: 136) “el acto de leer a los niños es un proceso
compartido, imaginativo, que involucra tres factores inseparables: lenguaje, pensamiento
y afecto.”
Al mismo tiempo, una característica que distingue a la ciudad de Bahía Blanca es el intenso
y sostenido desarrollo que, en el ámbito de la educación no formal, están teniendo dos
Una de las primeras acciones de parte del grupo consistió en realizar un relevamiento
acerca del lugar que ocupan la lectura en voz alta y la narración oral en los Diseños
Curriculares (DC) para el nivel inicial de la Provincia de Buenos Aires y contrastar los
hallazgos con los resultados de una exploración sobre las prácticas efectivas que se
desarrollan en jardines de infantes de nuestra ciudad. La revisión de los DC permitió
comprobar que tanto a la lectura en voz alta y, principalmente, a la narración oral se les
otorga una posición de privilegio entre los contenidos y orientaciones didácticas destinadas
al/ a las docentes, al tiempo que se recurre a la palabra de especialistas para brindar
indicaciones que posibiliten una adecuada elección del material empleado para la
ejecución de estas prácticas.
2
El Programa Bahía Lee Bahía Lee comienza en 2012, por iniciativa de un grupo de mujeres jubiladas, fervientes
lectoras, quienes tuvieron la inquietud de reunirse con el fin de leer y llevar sus lecturas adonde hiciera falta.
En un primer momento se convocó a abuelas y abuelos como lectores voluntarios, abriendo posibilidades a esa
franja de la sociedad muchas veces olvidada. Pronto surgió la necesidad de un marco legal; de una norma
jurídica que propiciara el crecimiento y asegurase la continuidad del proyecto, independientemente de los
actores participantes. En octubre del 2013 se concretó la Ordenanza N° 17532, que creó en el ámbito del Partido
de Bahía Blanca el Programa de Lectura en voz alta “Bahía Lee”. Actualmente, el grupo de voluntarios es
heterogéneo y está integrado por personas de distintas edades y ocupaciones, que concurren asiduamente a
establecimientos educativos de diferentes niveles para leer y narrar cuentos y participan, también, de
actividades de promoción de la lectura en espacios no formales.
Esta importancia está dada, entre otros aspectos, por la incorporación de un apartado
específico sobre lectura y narración –“¿Cómo acercar a los niños a los textos narrativos?”,
“La lectura y la narración”- en el área El lenguaje de las artes y los medios- literatura. Al
listar los contenidos propios de este ámbito de estudio se menciona “escuchar narraciones
y lecturas de textos narrativos” (p. 161) como así también se pone especial énfasis en los
criterios que debe tener en cuenta un docente al momento de leer o narrar para niños y se
suministran algunas recomendaciones y sugerencias sobre el modo más efectivo para
llevar adelante estas prácticas: la posición corporal a adoptar, su actitud lectora, su
concentración, la manera de sostener el libro, el desplazamiento de la mirada, entre otros
aspectos (p. 168).
Algunos de los datos más relevantes obtenidos a partir de 25 encuestas sobre el abordaje de
textos literarios a partir de prácticas de lectura en voz alta y narración dan cuenta de que,
mientras la lectura en voz alta es una práctica habitual –o más habitual-, la narración oral
solo aparece en forma esporádica o directamente no se registra como parte de las
actividades cotidianas. (Negrin y Pessi, 2016)
En lo que respecta a los propósitos, podemos señalar que las actividades de lectura en
voz alta se llevan a cabo en función de las siguientes situaciones: 1) como parte de otras
situaciones didácticas ya planificadas (seguir la obra de un autor, escribir
recomendaciones, etc.), 2) como parte de actividades que involucran eventos de
alcance institucional, por ejemplo, Maratón Nacional de Lectura, 3) como parte de las
actividades de la biblioteca escolar y 4) como parte de situaciones denominadas
“tiempos muertos” y, en tal sentido, la lectura se transforma en una mera actividad de
“relleno”, sin planificación ni propósito educativo. Son poco frecuentes aquellas
situaciones registradas en las que la finalidad de la lectura en voz alta sea el disfrute
Cuando se entrevistó a las docentes respecto de los mismos aspectos, resultó significativo,
por un lado, la confusión entre “lectura en voz alta” y “narración oral”. En algunos casos,
en el momento de expresar los motivos que dan lugar a la ausencia de situaciones de lectura
en voz alta y, en particular, de narración oral, en su mayor parte las docentes entienden
que la narración demanda más tiempo de preparación y que implica, desde lo corporal,
una exposición mayor que la lectura. Y vinculan estas ausencias con la falta de formación
no solo teórica, sino también de espacios para la experimentación sostenida de estas
prácticas.
En este nivel, y de acuerdo con los datos obtenidos, la narración oral se presenta de manera
esporádica, de la mano de algún/a docente que ha desarrollado cierta experticia a través de
la práctica misma o merced a su acercamiento a alguna instancia de formación en ámbitos
no formales. La lectura en voz alta, en cambio, continúa teniendo protagonismo en tanto
lectura modélica -es decir que el/la docente se erige en ejemplo de experticia, una figura
digna de imitación- y como estrategia para crear un ambiente propicio para las tareas
posteriores.
En todos los casos, se declara conocer la inclusión, en el DC, de la práctica de “leer a través
del docente en torno a lo literario”. Dice Kaufman, en un libro ampliamente difundido en
los ámbitos escolares:
Decimos “leer a través del maestro” y no “escuchar leer al maestro” porque los nombres
reflejan la concepción que tenemos de las cosas. Muchos maestros nos han confesado
que cuando leen cuentos en voz alta a sus alumnos, sienten que los que están trabajando
son ellos, y que eso coloca a los niños en una situación pasiva. Por esta razón,
consideran que esas situaciones no tienen mucha riqueza pedagógica. Lo que no llegan
a comprender es que, a través de su voz, esos chicos acceden al mundo de la cultura
escrita por un camino real…es decir, de reyes […] Es muy importante que quien presta
su voz al texto logre cautivar a su audiencia. Por eso, incluimos lo de “leer bien”. […]
Por esta razón, consideramos imprescindible que los maestros participen de prácticas
que los ayuden a convertirse en buenos intérpretes -casi actorales- de los textos que
eligen para compartir con sus alumnos, ya sea en los Institutos de Formación docente
o en cursos de capacitación en servicio. Estamos hablando de una preparación
específica para la lectura en voz alta que debería formar parte de los planes de estudios
de los maestros” (pág. 69)
También aquí, y como resultado de las demandas surgidas de la propia práctica docente,
aparece reiteradamente el reclamo por una formación inicial que incluya instancias de
reflexión teórica que tornen visible la relevancia de “leer bien” y de narrar oralmente,
como así también espacios para ejercitar estas habilidades de manera sistemática e
intencionada.
La primera observación que surge de comparar las respuestas entre docentes que han
realizado sus estudios en instituciones de los dos subsistemas del nivel superior es que no
existen diferencias entre las prácticas que ponen en juego respecto de la lectura en voz alta
y la narración oral. Tampoco hallamos diferencias entre docentes noveles y aquellos/as con
mayor experiencia en la profesión.
a. A la hora de trabajar con un cuento, la totalidad de la muestra elige una primera lectura
en voz alta. Las razones de esta decisión se vinculan con la disciplina (mantener el orden en la
clase) y con la necesidad de que todo el grupo tenga un primer contacto con el texto.
c. Previo a la lectura en voz alta –hecha por el/la docente o por los/as alumnos/as-, se
prepara el ambiente para la escucha, a través de distintos dispositivos: comentarios
motivadores, disposición de los bancos, el anuncio de la actividad que se realizará
posteriormente.
4. Proyecciones
Resta, sin dudas, seguir profundizando las indagaciones en terreno, para construir
conocimiento acerca de las distintas modalidades que adopta, en las aulas, la “traición” a
los textos escritos (Montes, 2004; Negrin, 2011) y para explorar algunos de los tópicos que
se revelaron como emergentes: la lectura en voz alta y la narración oral como prácticas
democratizadoras e inclusivas en escuelas diversas; la importancia de estas prácticas como
espacios de hospitalidad en contextos de escaso nivel de alfabetización o en los que se
presentan situaciones habituales de violencia; la incidencia que tiene la escucha de los
textos en los aprendizajes de los/as alumnos/as; las potencialidades de la palabra hablada
en el acercamiento a los textos literarios y en la construcción de lectores, entre los más
importantes.
Bibliografía
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Pellizari, G. (comp.) (2015) ¿Cómo aprendemos y cómo enseñamos la narración oral? Buenos
Aires, Homo Sapiens Ediciones.
Margarita C. Ortiz
mortizgaleano11@gmail.com
Fernando A. Flores
fas_flores@yahoo.com.ar
Resumen
presenta un vínculo muy estrecho con la extensión, aunque con sentidos y significados diferentes
en ambas comunidades académicas. Las trayectorias profesionales revelan fuerte presencia de las
tres funciones en Biología y más lábil entre docencia e investigación, aunque con valiosas estrategias
de inclusión de la investigación en las aulas fortaleciendo los vínculos entre ambos oficios. Estas
modalidades de integración docencia-investigación en las aulas universitarias denotan la docencia
basada en las actividades de investigación propias y las realizadas por otros pares académicos del
mismo grupo o de grupos foráneos con objetos de estudio comunes. Inferimos que las/os docentes
valoran estas estrategias como espacios de vínculos productivos que se potencian mutuamente y
retroalimentan sus propias prácticas pedagógicas. Por otra parte, resultan significativos los modos
de integración puestos en acción por una de las docentes de Educación Inicial.
Introduccion
Aunque los procesos de construcción del CDC son individuales, la dialéctica entre lo
universal (lo común) y lo singular (lo diverso) en los nueve casos en estudio, los aproxima
y vincula entre sí (Samaja, 2003) Esto es, lo contextual, los territorios formativos, como
equipos docentes y de investigación (microcontexto); Departamentos y comunidades
académicas disciplinares/profesionales de la Facultad (mesocontexto) y U.N.N.E., a nivel
macro.
Trabajamos con estudio de casos, a fin de desentrañar las particularidades (Stake, 2007)
que asumen las funciones seleccionadas y sus modalidades de expresión en el CDC de
docentes investigadores del Profesorado y Licenciatura en Ciencias Biológicas (casos 1 a 7)
y del Profesorado y Licenciatura en Educación Inicial (casos 8 y 9) de las Facultades de
Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura (FaCENA) y de Humanidades,
respectivamente.
Presentamos algunas aproximaciones a las imágenes de zoólogos (D1Ba; D2Bo; D4J; D7A),
botánicos (D3E; D5R; D6S) y especialistas en Educación Inicial (D82; D91), que dan cuenta
de la tensión entre docencia e investigación, de las experiencias de integración en la
práctica pedagógica y de su visibilización como dimensiones constituyentes del CDC,
construidas y re-construidas en sus biografías personales y profesionales.
Esta docente, alude también a las tensiones generadas por la asimetría docencia-
investigación reflejadas en la evaluación diferenciada del curriculum profesional en
instancias de carrera docente, “…es una paradoja ¿no? …cuando convocan para enseñar y
la rica trayectoria docente tiene menor ponderación”.
Al respecto, D2Bo, con más de 40 años en ambas funciones, atestigua las limitaciones del
profesor universitario en el eficiente cumplimiento las tres funciones, priorizando la
investigación por los múltiples requerimientos del sistema “… nunca tenemos suficiente
tiempo…de preparar las clases”.
oficio de manera implícita e informal (Davini, 1995). Desarrollo que implica la construcción
de la identidad y el aprendizaje de un conocimiento pedagógico específico, tal como se
ilustra
“(…) no soy profesora y como Auxiliar tengo a cargo una de las Comisiones … mi desafío
permanente es la enseñanza ¿cómo hago si no tengo pedagogía ni didáctica para que los
estudiantes me entiendan?” (D6S).
Esta docente entiende que el oficio de enseñar la involucra y conlleva “una suerte de
vocación y de compromiso personal”. (Dubet.2006:134) Idea que también pareciera
sostener D4J- profesor titulado y con más de 20 años de ejercicio – al tener que asumir el
dictado de nuevas clases teóricas “tengo que pensar cómo lo hago y con cuáles recursos”.
Ambos comparten la preocupación por la buena enseñanza en la universidad al formar
profesionales en Biología.
“(…) aquí tenemos voz y voto. La participación aquí es ida y vuelta con integrantes y la
profe, esto me enriqueció, aprendí tanto de compañeros como de la profe… no soy
profesor y rescato mucho la formación de la profe: antes y después me preparó para el
cargo, fue una transición sin sobresaltos…es una formadora muy presente…”. (D5R)
El grupo operó como ámbito de formación (Marcelo y Vaillant, 2009) La profesora (D3E)
realiza un proceso de acompañamiento en la tarea y la integración en el grupo e institución
de referencia (mentoría) y establece una relación con el JTP, de reflexión compartida sobre
problemas que los interpelan y de diálogo profesional con el principiante (Medrano Ureta,
2009).
“El valioso lema del Dr. Hack, allá por el ’70 era: ‘No hay docencia sin investigación, ni
investigación sin docencia’…ambas, se aprenden haciendo y a la vez, una potencia a la
otra…quien investiga sabe mucho del tema y entusiasma a los alumnos al dar clase… ”
(D1Ba).
Este fragmento apunta por un lado, a la noción de que aprender lo esencial de una
disciplina académica equivale a pensar hacia el interior de la misma, lo que implica la
conjugación de las estructuras sustantiva y sintáctica y por otro, que el investigador al hacer
docencia se basa en sus trabajos de investigación, creando una relación distinta con el
conocimiento, transmitiendo interrogantes que invitan a pensar y no sólo respuestas que
minimizan el interés por el conocimiento.
“(…) me propuse con mi equipo, que los estudiantes entiendan que la enseñanza y la
investigación van de la mano y por eso en los Trabajos Prácticos los ponemos en
situación de investigación, también en los teóricos en situaciones problemáticas de
asesoramiento técnico, de enseñanza a familias rurales o en el sistema educativo…”
(D3E).
Por su parte, D7A afirma que como investigadora de un grupo de ‘bichos’ al dar clases
“mecha lo de los libros con los resultados de la investigación y los métodos usados”,
conectando el conocimiento sustantivo con el conocimiento sintáctico Schwab (1964).
Al decir de Achilli, (2000:37) resulta enriquecedora la relación dialéctica compleja que “se
produce en la circulación de conocimientos generados sobre un campo de investigación
que, a la vez, es constitutivo del campo en el que se inscribe la práctica docente”. Se da una
recursividad que transforma los conocimientos y las prácticas de docencia e investigación
en un doble movimiento.
Conclusiones
Este trabajo constituye una primera aproximación a las visiones que de la compleja
relación docencia e investigación han construido los/as docentes investigadores/as de
Ciencias Biológicas y Educación Inicial, dos campos de conocimiento caracterizados por
sus particulares configuraciones constitutivas.
Las trayectorias profesionales revelan fuerte presencia de las tres funciones en FaCENA y
más lábil entre docencia e investigación, aunque con valiosas estrategias de inclusión de la
investigación en las aulas fortaleciendo los vínculos entre ambos oficios.
Resultan significativos e inéditos los modos de integración puestos en acción por la docente
investigadora de Educación Inicial.
Referencias bibliográficas
Ana Torrón
anitentorron@gmail.com
Resumen
El punto fundamental de indagación de este trabajo es el rastreo del saber de la educación física y la
configuración de su enseñanza dentro del Instituto Superior de Educación Física de Uruguay.
La educación física se ha constituido como un campo esencialmente práctico y su formación
histórica ha sido la de “Profesor de Educación Física”. Sin embargo, uno de sus saberes constitutivos,
la gimnasia, aunque eminentemente práctico, tuvo un abordaje teórico durante los primeros
cuarenta años de la formación. Es así que entendemos interesante el abordaje de las siguientes
interrogantes: ¿Qué saberes o conocimientos se presentaban en esos cursos? ¿Por qué se
abandonaron? ¿Había teoría allí? ¿Qué se enseñaba?
La metodología utilizada es el análisis de documentos, así como entrevistas a informantes
calificados.
Dentro de los hallazgos más destacados encontramos elementos de historia, didáctica y psicología
confundidos dentro de la teoría.
En el Uruguay, es el decreto del 3 de mayo de 1939 el que crea el primer curso sistemático
con otorgamiento de título de Profesor de Educación Física. De esta manera inicia a una
nueva etapa en la formación terciaria y profesional de esta disciplina. Este curso, depende
a su vez de la Comisión Nacional de Educación Física (CNEF)1, creada en el año 1911.
El Instituto Superior de Educación Física (ISEF), nombre que adoptó a partir de 1952 la
institución donde se impartía el curso, tuvo un recorrido particular dentro del sistema
educativo. Si bien se encargaba de formar “profesores”, se mantuvo siempre alejada del
resto de la formación docente del país2, aunque se instituyó dentro de la formación
1
Dicha comisión es creada por la ley del 7 de julio de 1911, siendo uno de sus cometidos principales la
elaboración de políticas públicas en relación a la Educación Física. Esta institución dependía a su vez del
Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social, hoy Ministerio de Educación y Cultura (MEC).
2
En Uruguay la formación de profesores de enseñanza media se realiza en el Instituto de Profesores Artigas
desde 1951 y los maestros se forman en los Institutos Normales de Montevideo o en los Institutos de Formación
terciaria. El ISEF fue la única institución de formación de docentes del Uruguay que
atraviesó todo el siglo XX con dependencia jerárquica directa de uno de los ministerios
políticos y no a través de entes autónomos. La trayectoria de la formación en educación
física en el Uruguay se conformó de esta forma, lo que determinó su desconexión tanto con
la formación docente como con la formación universitaria, inaugurando un camino propio,
nutriéndose de ambas tradiciones pero tomando a la vez cierta distancia:
[…] en 1939 se crea el primer curso de Profesores de Educación física del Uruguay. Este
curso, que se mantiene institucionalmente al margen de las tradiciones normalista y
universitaria, recoge, discursivamente, elementos de ambas. Es, podría decirse, uno de
los efectos de la reunión de aquellas en lo que a saber del cuerpo se refiere. (Rodríguez
Giménez 2012, p. 14).
Es un campo que presenta una única formación hasta el año 2001 (año en que comienza la
formación privada) y que se logró constituir en formación universitaria a partir del 2006 (lo
que aún no ha conseguido el resto de la formación docente).
La primera etapa del Curso de Profesores de Educación Física comenzó en el año 1939 y
hasta 1948 aproximadamente tuvo una impronta generalista y recreativa, siguiendo el
estilo de los primeros cursos para maestros de educación física (Lodeiro 1990, Gomensoro
2012, Dogliotti 2012). La currícula del ISEF en los primeros años se conformaba por planes
de estudio elaborados como una sumatoria de asignaturas que abordaban un campo de
conocimiento medianamente determinado.
En el año 1956 se crea el primer Plan de Estudios que es producto de un seminario pensado
para tales fines. Este plan estuvo vigente hasta el año 1966 en que se crea uno nuevo, con
cuatro años de cursos (en vez de tres como había sido desde su creación). En 1974 se elabora
un nuevo plan, otro en 1981 (estos dos, nuevamente con tres años de cursos), luego la
formación pasa nuevamente a tener cuatro años de duración a partir del Plan 19923 y desde
el Plan 2004 el título otorgado es el de “Licenciado en Educación Física”. El Plan vigente
actualmente es el de 2017.
Docente del interior, ambos institutos terciarios. La Carrera de Educación Física que hasta el año 2003 otorgaba
el título de “profesor de Educación Física” nunca se realizó en ese ámbito.
3
El plan de 1981 sufre pequeñas modificaciones en los años 1982, 83, 86, 87 y 88. El de 1992 en 1996.
La gimnasia en la formación
La gimnasia ha sido parte de la currícula del ISEF desde su creación hasta la actualidad. Esta
asignatura ha tenido distintos abordajes, así como también diferentes subdisciplinas
(gimnasia correctiva, en aparatos, moderna, artística, entre otras) y diferentes cargas
horarias dentro de la carrera. El punto en el que vamos a detenernos en este trabajo es en
una de las unidades curriculares vinculadas, Teoría de la Gimnasia.
Luego de los primeros años, la gimnasia se convirtió en eje central de la formación. Esta
afirmación se sostiene en diversos factores, comenzando por el contexto mundial donde la
gimnasia todavía era una de las prácticas más desarrolladas entre las prácticas corporales
y aún quedaban fuertes ecos de su hegemonía. En lo específicamente relacionado con
nuestro país observamos la fuerte carga horaria destinada a las asignaturas vinculadas a la
gimnasia, que comienza en el Plan de 1948 y se consolida en el Plan de Estudios de 1956.
Asimismo, la figura de Alberto Langlade como referente del ISEF y de la gimnasia desde
esa época y numerosos comentarios relevados en las entrevistas realizadas a los
estudiantes de ese tiempo, dan cuenta de que la gimnasia tenía una primacía importante
sobre las demás unidades curriculares.
Teoría de la gimnasia
Esta asignatura ingresa en la formación en el año 1946 (Plan 1939) para segundo año
(ingreso 1945) y tercer año (ingreso 1944). Es interesante su análisis por ser la única
asignatura dentro del grupo de materias catalogadas como “prácticas”, que tiene una
unidad curricular llamada “Teoría”.
Como particularidades destacamos que desde el comienzo fue dictada por el profesor
Alberto Langlade, el profesor más emblemático que ha tenido el ISEF, hasta su retiro en
1968. Se dictó desde el plan 1939 hasta el de 1974, a partir del Plan 1981 esta asignatura es
eliminada de los planes de estudio. Desde su inclusión se dictó en segundo y tercer año en
los planes 39, 48, 56 y 66. En el Plan de 1974 sólo en segundo año.
En relación con los saberes que figuran en los programas, éstos podrían catalogarse como
eclécticos, abordando diversos campos y un sin fin de temáticas. En el cuaderno de apuntes
de una estudiante del plan 1948 podemos leer:
En este caso se desarrollan 33 bolillas para una asignatura que tiene una carga horaria
semanal de dos horas, anual de 68 horas. Transcribimos a continuación algunas de ellas a
modo de ejemplo de la temática abordada en el programa:
No aparece aquí la reglamentación del examen pero los puntos abordados son
extremadamente amplios y variados, algunos de corte mayormente propedéutico y otros
más claramente vinculados con lo trabajado en gimnasia práctica.
Posteriormente, en los librillos publicados en 1960 de los programas de segundo año del
plan 1956 (CNEF-ISEF, 1960), se presentan mínimos cambios en el programa. Los temas
son básicamente los mismos pero se presentan cuarenta y una bolillas en lugar de treinta
y tres y la organización de las mismas es la siguiente: Una primer bolilla de corte general,
donde se presenta la asignatura y se abordan los mismos temas que en la bolilla 1
anteriormente transcripta. Luego aparece un apartado A – Teoría general de la gimnasia
que presenta el “Panorama global de la evolución y desarrollo de la gimnasia en el mundo.
Las grandes etapas o épocas. Las escuelas o sistemas gimnásticos”. (CNEF-ISEF 1960, p.66).
Estos temas van desde el año 1800 hasta la actualidad y se desglosan en catorce bolillas.
Luego se presenta el apartado B. Teoría especial de la gimnasia formativa-educativa, que
presenta varias bolillas que definen, analizan y clasifican a la gimnasia, seguidas de bolillas
agrupadas de acuerdo a los cuatro grupos definidos para la gimnasia educativa práctica.
En el programa de tercer año se presentan veintinueve bolillas que recorren las zonas
musculares en relación a los cuatro grupos presentados en la gimnasia educativa en las
primeras catorce bolillas. Las siguientes están comprendidas en un apartado llamado:
didáctica de la gimnasia educativa-formativa que aborda las variaciones en la enseñanza
según las distintas edades y para la mujer. Nuevamente, a modo de ejemplo:
El programa de segundo año de esta asignatura tiene una organización muy similar al
propuesto en 1960 (CNEF-ISEF 1960), completando treinta y cuatro bolillas. Aparece una
pequeña diferencia en la organización, donde la parte de generalidades se presenta como
inciso A, luego figura la teoría general de la gimnasia como inciso B y el C se denomina
Teoría especial de la gimnasia neo-sueca, en lugar de Teoría especial de la gimnasia
formativa-educativa como en 1960. Gran parte de las bolillas se repiten, como ser:
La gimnasia era la columna vertebral del instituto porque era, es la materia más rica, y
más intelectual y que abarca un panorama mucho más amplio que cualquier deporte.
Es lo básico. […] Fijate que toda esta gente que brilló era porque Langlade daba toda la
teoría de la gimnasia con pasión, con, con, era un referente muy importante pero
además muy sólido en sus conocimientos y eso lo transmitía. (E4)
Los estudiantes del Plan de estudios 1974 cursan un solo año de Teoría de la Gimnasia, en
el segundo nivel de la carrera. Estos mismos estudiantes cursan en tercer año una nueva
unidad curricular: Entrenamiento.
En este plan, como ya mencionamos, esta asignatura se dicta únicamente en segundo año,
teniendo un total de cincuenta y una horas. El programa se estructura en doce bolillas
similares a las de los años anteriores.
Desde la generación de 1979 ya no se dicta más esta unidad curricular, es sustituida por otra
llamada “Historia de la Educación Física”.
Bajo estas posibles categorías de análisis podemos agrupar las distintas bolillas que se
proponen como contenido de enseñanza. En primer lugar mencionaremos los saberes que
entendemos están más vinculados a la teoría, de acuerdo a lo expuesto anteriormente. En
este lugar ubicamos aquellas bolillas que refieren a las escuelas gimnásticas, sus creadores,
continuadores y la actualidad de esas escuelas. En este caso si bien el abordaje es
fundamentalmente historiográfico, la enseñanza en esta asignatura desembocó en la
escritura del libro “Teoría General de la Gimnasia” en el año 1970, por parte del matrimonio
Langlade. Es una obra que presenta un recorrido histórico de las escuelas y movimientos
gimnásticos, sus influencias y transformaciones. Este libro continúa utilizándose en la
formación en educación física en los países de nuestra región.
Finalmente encontramos algunas bolillas que apuntan a trabajar sobre lo que debe hacer o
no el “profesor de gimnasia”. Estas bolillas aparecen en todos los programas de la
asignatura, tanto los de 1948 como los de 1974. Generalmente se presentan como: “Relación
entre la obra de la gimnasia y el encargado de impartirla. El Profersor de Educación Física:
a) Condiciones físicas; b) Condiciones morales; c) Condiciones temperamentales; d)
Condiciones intelectuales. […] “. (Plan 1956). Estas bolillas son las que observamos con
mayor extrañeza dentro de una posible teoría de la gimnasia.
Reflexiones finales
4
En el mismo periodo hubo otras asignaturas como Gimnasia Terapéutica, Gimnasia en aparatos (para
hombres) y gimnasia moderna (para mujeres). Un análisis en profundidad de estas otras asignaturas puede
encontrarse en Torrón, A. (2015)
2009, p.48), marcó su impronta vinculada por un lado a la salud y la higiene y por otro (o al
mismo tiempo) como dispositivo biopolítico. (Cf. Crisorio 2009).
Desde estos puntos de partida es que el análisis previamente desarrollado cobra sentido.
¿Hay algo que puede llamarse teoría de la gimnasia? ¿Es la gimnasia un saber5? ¿Cuál es la
naturaleza de ese saber? Si bien la extensión de este trabajo no permite un abordaje en
profundidad de estas preguntas, se pueden esbozar algunas reflexiones para continuar
trabajando:
Referencias bibliográficas
Althusser, L. (2015) ¿Qué es la práctica? En: Althusser, L. (2015) Iniciación a la filosofía para
los no filosófos. Buenos Aires, Paidos. (p. 99-106).
Behares, L. E. (2011) Enseñanza y producción de conocimiento. La noción de enseñanza en las
políticas universitarias uruguayas. Montevideo: Departamento de Publicaciones de la
5
En términos de Behares (2011)
Universidad de la República.
Crisorio, R (2009) Educación Física. En: Crisorio, R. y Giles, M. (2009) Educación Física.
Estudios críticos de Educación Física, La Plata, Ediciones al margen
Dogliotti, P (2012) Cuerpo y curriculum: discursividades en torno a la formación de docentes de
Educación Física en Uruguay (1874-1948). Tesis de Maestría en Enseñanza Universitaria.
Montevideo: Comisión Sectorial de Enseñanza. Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación. Área Social. Universidad de la República, 2012. 327p. Disponible en:
http://posgrados.cse.edu.uy/sites/posgrados.cse.edu.uy/files/tesis_paola_dogliotti.pdf
Acceso: 1-3-19.
Gomensoro, A. (2012) Historia de la formación de docentes en Educación Física en
Uruguay. En: González, M. L. (comp.) La educación física en Latinoamérica. Historia de las
instituciones formadoras y de los lineamientos de la formación profesional. Argentina:
Universidad de Tucumán.
Langlade, A. y Rey de Langlade, N (1970) Teoría general de la gimnasia, Stadium, Buenos
Aires
Lodeiro, P. (1990) Destellos del Curso de Profesores de Educación Física (desde los orígenes al 89),
Montevideo: Magui.
Milner, J.C. (1989) Introducción a una ciencia del lenguaje, Buenos Aires, Manantial, 2000.
Rodríguez Giménez, R. (2012) Saber del cuerpo: una exploración entre normalismo y
universidad en ocasión de la educación física (Uruguay, 1876-1939). Tesis de Maestría en
Enseñanza Universitaria. Montevideo: Comisión Sectorial de Enseñanza. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. Área Social. Universidad de la República,
2012. 262p. Disponible en: http://posgrados.cse.edu.uy/sites/posgrados.cse.edu.uy/
files/tesis_raumar_rodriguez.pdf. Acceso 20/10/2016.
Torrón, A. (2015) Gimnasia y Deporte en el Instituto Superior de Educación Física (1939 – 1973),
su configuración y su enseñanza. Tesis de Maestría en Enseñanza Universitaria.
Montevideo: Comisión Sectorial de Enseñanza. Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación. Área Social. Universidad de la República, 2015. 195p. Disponible en:
http://www.cse.udelar.edu.uy/wp-content/uploads/2017/11/tesis_a_torron_2017.pdf
Acceso 10/06/2108.
Documentos Consultados
CNEF - ISEF (1956) Comisión Nacional de Educación Física. Instituto Superior de Educación
Física. Plan de estudios del año 1956. Montevideo: Instituto Superior de Educación Física.
Registros Académicos de ISEF. Carpeta Plan 1956.
CNEF - ISEF (1966) Comisión Nacional de Educación Física. Instituto Superior de Educación
Física. Plan de estudios del año 1966. Montevideo: Instituto Superior de Educación Física.
Registros Académicos de ISEF. Carpeta Plan 1966
CNEF-ISEF (1960) Reglamento de exámenes y programas de asignaturas. 2º año, CNEF,
Montevideo
CNEF-ISEF-Programas del Plan 1966 (1966) 2o año
CNEF-ISEF-Programas del Plan 1966 (1966) 3er año
CPEF (1944) Curso para la preparación de Profesores de Educación Física (CPEF).
Programas de las asignaturas. Montevideo: CNEF. Bedelía de ISEF. Carpeta única.
CPEF (1952) Curso para la preparación de Profesores de Educación Física (CPEF).
Programas de las asignaturas. Montevideo: CNEF. Bedelía de ISEF. Carpeta única.
Händel, J. (1954) Cuaderno manuscrito de apuntes de teoría de la gimnasia. Propiedad de la
autora.
Resumen
Nos proponemos en este trabajo analizar las tensiones entre la formación profesional y el campo de
trabajo en el Profesorado de Educación Secundaria en Biología en el Instituto Superior Formación
Docente Nº 3 Dr. Julio César Avanza.
Para ello, durante nuestro período de práctica docente situada en las carreras mencionadas de esta
institución educativa, analizamos cuáles son los espacios que se brindan desde la formación para el
futuro ejercicio de la docencia en el nivel secundario y promocionar el desarrollo de la investigación
y alfabetización científica.
Desarrollamos este trabajo a través de una metodología basada en observaciones de clases,
encuestas a alumnos del segundo y cuarto año, y el análisis del diseño curricular y del plan de
estudio considerando sus objetivos formativos, enfoque de contenidos y estrategias didácticas.
El análisis de las observaciones de clases, documentos y encuestas, nos permite pensar acerca de la
actual crisis de la profesionalidad.
Introducción
Desde la propuesta de la cátedra Didáctica y Práctica Docente del Nivel Superior realizamos
la PDS en tales materias del ISFD Nº3.Focalizamos esta ponencia en el análisis de las
tensiones entre la formación profesional y el campo de trabajo.
Marco teórico
Por otra parte, el autor plantea que en la actualidad se percibe que un modelo de
racionalidad improvisada toma un papel significativo junto con los hábitos de cada
tradición profesional, donde no hay que perder de vista las dimensiones éticas que acarrea
la práctica profesional, sobretodo, si ésta se destina a seres humanos.
- Que los saberes son saberes de acción, saberes en el trabajo. Donde lo profesional,
la práctica y sus saberes co-pertenecen a una situación de trabajo. No es estático. co-
evolucionan y sufren un proceso de transformación.
- Que no hay que considerar que se trata de lo mismo, saberes profesionales con
conocimientos que son transmitidos en la universidad, sino que actúa como filtro de los
mismos para transformarlos según el entorno donde se lleve a cabo la actuación del rol
docente.
- Que es necesario salir para investigar sobre los saberes profesionales. Ver el modus
operandi de los profesionales, cómo actúan e interactúan en todas sus tareas, en su
ambiente laboral.
Finalmente, nos interesa destacar algunas características que el autor atribuye a los
saberes profesionales de los docentes a los que define como:
temporales. En parte se debe a la biografía escolar y de vida que los docentes llevan.
Y esto, hace que toda su acumulación de conocimientos y representaciones influya en la
práctica docente y en su permanencia a lo largo del tiempo. Si bien durante los primeros
años es cuando se adquiere la competencia y rutinas de trabajo, estos saberes profesionales
se utilizan y desarrollan a lo largo del ejercicio de la profesión. Es un proceso en el que
evoluciona la identidad y la socialización profesional.
el objeto del trabajo del docente son seres humanos y que los saberes llevan las
señales del humano.
Metodología
Resultados o hallazgos
Por otra parte, 15 alumnos destacan que la asignatura Integración Areal I es un espacio que
no es necesario en su plan de estudio. (Gráfico 2)
Otras inquietudes que manifestaron los alumnos fueron: la falta capacitaciones con
respecto a las TIC, desconocimiento de las pautas de ingreso a la docencia, escasa
profundidad en los contenidos y trabajos en el laboratorio.
En el aula y en el laboratorio se observó que los alumnos tienen muy marcada la separación
entre los temas abordados en la teoría y el desarrollo de prácticas. Plantearon la necesidad
de tener clases más dinámicas y así posibilitar y fortalecer las relaciones pedagógicas a
través del espacio áulico.
Gráfico 1
Gráfico 2
Las clases fueron suspendidas en reiteradas oportunidades por profilaxis sin previo
aviso.
Conclusiones
Considerando el plan de estudio, las clases observadas y los comentarios manifestados por
los estudiantes, nos lleva a preguntarnos: ¿qué herramientas se les otorga a los futuros
profesionales para construir sus saberes profesionales?
Tal como lo evidencian las encuestas realizadas, los estudiantes encuentran que es escasa
la profundidad en los contenidos y de los trabajos en el laboratorio, que falta capacitación
con respecto a las TIC, entre otras cuestiones que podrían estar demostrando una posible
carencia en la calidad del contenido de la formación y su relación con el mundo del trabajo
profesional. Esto puede deberse a selección de los contenidos del diseño curricular pero
también a otras variables que se correlacionan con el contexto sociocultural actual.
Por otra parte, uno de los aspectos que llaman nuestra atención es que lo manifestado en
el diseño curricular respecto a la asignatura Integración Areal l, cuya propuesta es la
integración de las disciplinas del área de Ciencias Naturales que facilitaría un proceso de
enseñanza aprendizaje con enfoque multidisciplinar, no sea considerado valioso en la
formación profesional por parte de las estudiantes. En contraposición con nuestro plan de
estudio que carece de este espacio.
Destacamos la importancia del uso del espacio áulico para la transmisión y reconstrucción
de conocimiento y que sea puntapié inicial de los futuros docentes para generar un cambio
epistemológico en los métodos de enseñanza e investigación en la docencia. Repensar la
articulación como un bloque la teoría- práctica para favorecer la práctica profesional y
potenciar de esta manera los diseños curriculares, sobre todo en los tiempos de residencia
de los futuros docentes. Poner en tensión la preparación en educación superior con el
mundo laboral real, pero como una dimensión abierta e investigar sobre los saberes
profesionales.
Con la información recolectada de las encuestas, la revisión de los planes de estudio, el tipo
de clases que se desarrollan y las herramientas que se les da a los alumnos del profesorado
de biología, si bien son los formadores de los saberes profesionales, ellos encuentran que
no les alcanza para cubrir las demandas de la realidad del mundo actual.
El análisis de los resultados deja abierto el camino para seguir indagando y profundizando
en la problemática de la articulación de la formación profesional y el trabajo docente.
Bibliografía
Gabriela Salinas
gabrielaesalinas@hotmail.com
Miriam Antoñanzas
miriamantonanzas@gmail.com
Laura de la Fuente
delafuente.laura@gmail.com
Valeria Canova
canova.valeria@gmail.com
Resumen
Las problemáticas y desafíos propios de la educación superior son múltiples y variados, algunos
recurrentes en la historia y otros nuevos, que van surgiendo con motivo de las actualizaciones en
materia de las políticas públicas, los nuevos contextos institucionales y sociales, las prácticas
educativas situadas y el desarrollo de las investigaciones sobre este campo particular.
Esta ponencia se enmarca en el Proyecto de Investigación “Políticas educativas para el nivel inicial
y obligatoriedad escolar”, perteneciente a la Escuela Normal Superior de la Universidad Nacional
del Sur. En dicho proyecto se intenta analizar y comprender las políticas públicas nacionales y
provinciales dirigidas a garantizar la obligatoriedad de las salas de 4 y 5 años.
A partir de la sanción de la LEN, y a efectos de garantizar los años de escolaridad obligatoria y el
derecho a la educación, desde el Ministerio de Educación de la Nación se proponen las salas
multiedad para los jardines de infantes del ámbito rural, al estilo de los plurigrados de la escuela
primaria. Luego, esta propuesta avanza hacia los jardines del ámbito urbano. Estas salas multiedad
(antes llamadas salas integradas) intentan agrupar niños/as de 4 y 5 años, o bien de 3, 4 y 5 años, de
manera de garantizar la matrícula a los niños/as de 4 y 5. A partir de la misma, se propone a la
multitarea como modalidad para organizar la enseñanza.
En este sentido, nos proponemos hacer un relevamiento de algunas experiencias en jardines
públicos de Bahía Blanca que implementan las salas multiedad y la multitarea, para ponerlo en
diálogo con documentos nacionales y provinciales, con referentes teóricos sobre estas estrategias y
con nuestro propio trabajo en el abordaje de estas temáticas en el Profesorado de Educación Inicial.
El Nivel Inicial sufrió una serie de avances y retrocesos a lo largo de su historia durante el
siglo XX pero, en la actualidad y como resultado de este proceso, ha logrado consolidar su
unificación como nivel de enseñanza y primer eslabón del sistema educativo formal a
partir de leyes que lo reconocieron como tal.
Más tarde, esta propuesta avanza hacia los jardines del ámbito urbano. Estas salas
multiedad -antes llamadas salas integradas-, intentan agrupar niños de 4 y 5 años, o bien
de 3, 4 y 5 años, de manera de garantizar matrícula a los niños/as de 4 y 5, a la vez que tener
ingresantes a la sala de 3, porque si no ingresan a los 3 años, es posible que los padres los
deriven hacia otros jardines estatales o bien privados y ya no intenten volver.
del jardín de infantes. Uno de los puntos a favor que se le atribuye a esta modalidad es que
la realización de actividades compartidas entre niños de diferentes edades facilita la
construcción del conocimiento, ya que es en la relación interpersonal donde la presencia
de unos andamia y estimula el aprendizaje de los otros.
En las entrevistas se evidencia que existe coincidencia en cuanto a que las salas multiedad
constituyen una estrategia pedagógica beneficiosa para los alumnos, ya que permite que
los niños más grandes colaboren con los más pequeños. En este sentido, una directora
comenta “… Algo que se observa como positivo es el andamiaje resultante entre los más grandes
con respecto a los más pequeños y el trabajo colaborativo en ese sentido...”
Sin embargo, las entrevistadas también revelan que continúa existiendo cierta resistencia
por parte de las docentes, pues algunas de ellas esgrimen que, en muchos casos, no se
sienten formadas para trabajar en esta modalidad, si bien cuentan con el apoyo del equipo
directivo al momento de planificar y organizar el trabajo dentro de la sala.
A estas inseguridades y a la falta de formación real, se suma que, muchas veces, estas salas
son resistidas también por las familias, aunque las autoridades ministeriales consideran
que se trata de una práctica que está avalada por la experiencia internacional.
La multitarea ha sido planteada en todos los jardines de 1er y 2do ciclo de la provincia de
Buenos Aires desde la Dirección del Nivel Inicial. La propuesta se suma a las distintas
actividades que se organizan durante la jornada escolar, argumentando que promueve el
desarrollo de actividades simultáneas entre las que se pueden incluir el juego y otras
propuestas en todas las salas puras -con niños y niñas de la misma edad- y multiedad.
Ullúa plantea a la multitarea como un enfoque, ya que la propuesta rompe con muchos de
los supuestos prácticos y teóricos que se presentan en los otros niveles de escolarización,
puesto que en las salas maternales las actividades se muestran como un continuo y en
forma simultánea, donde se observan y se coordinan las acciones respetando los tiempos
y las necesidades de los más pequeños. En una situación de multitarea alternan “el
cambiado” con el “juego en la alfombra”; es decir que la docente no cambia de actividad,
sino que lo que varía es su forma de participación para sostener la enseñanza y son los
niños/as quienes realizan las distintas propuestas. En la multitarea conviven diversas
situaciones de enseñanza simultánea que cumplen con dos finalidades “didáctica, que se
identifica con el objetivo y el contenido de la enseñanza [...] ligada al para qué y qué del
maestro y la finalidad de la tarea, tiene que ver con el porqué y para qué estamos haciendo
esto desde la perspectiva del niño, está en estrecha relación con el sentido que él le atribuye
a la tarea” (Ullúa, 2009:19).
Las autoras Picco y Soto sostienen que para esta propuesta didáctica en las salas de primer
ciclo del nivel inicial “.... el educador dispondrá sectores con propuestas múltiples y
simultáneas. De este modo ofrecerá alternativas de participación que permitan a los niños
elegir entre dos o tres propuestas, habilitando el entrar y salir de ellas de acuerdo con su
motivación personal y cambiante.” (Picco y Soto, 2013:78)
Soto y Mateo también hacen referencia a la multitarea para las salas de primer ciclo como
una propuesta que implica que las docentes dispongan distintos espacios, de modo de
propiciar aquellas actividades que se sostienen en el tiempo y cuya reiteración ofrece
enseñanzas y aprendizajes sistemáticos. Consideran a la multitarea como un tipo de juego
en sectores, donde la complejización estaría dada por la incorporación de otros materiales
y sus posibles combinaciones. En este sentido, señalan “el juego en sectores es una fuente
muy adecuada para generar climas de participación calmos y placenteros en los pequeños,
a la vez que permite enseñanzas y aprendizajes seleccionados con continuidad y variedad
adecuadas a las necesidades y posibilidades de los niños”. (Soto y Mateo, 2014:82).
Por su parte, Ana Malajovich plantea que el juego en sectores puede considerarse un tipo
de multitarea, pero no todas las propuestas de multitarea pueden ajustarse como juego en
sectores. Menciona, además, que las situaciones de multitarea “posibilitan que el docente
organice actividades diferentes según los contenidos que le interesa trabajar con cada
subgrupo.” (Malajovich, 2017:49-50). Se pueden ofrecer dos o más actividades diferentes
que se realicen en simultáneo, considerando que las propuestas pueden no ser lúdicas ni
tampoco de libre elección.
En este sentido, tal como la exponen algunos autores, la multitarea es una modalidad, pues
respeta ciertas reglas y mecanismos y, por lo tanto, no resulta algo libre o espontáneo.
Entendida como modalidad, nos permite considerar -en contraposición con lo expuesto
más arriba- en las diversas cronologías de aprendizaje que se desarrollan de manera
simultánea en el grupo clase, al tener en cuenta que los niños no aprenden todos de la
misma manera ni al mismo tiempo.
multitarea está incorporada -de hecho- a la organización de actividades que realizan con
inspectores/as de otras áreas, como artística o educación física.
Actualmente, la propuesta de la multitarea coexiste con las salas multiedad de 3-4 y 4-5
años, como formas de organización de los grupos de niños/as. Las inspectoras refieren que
los cincuenta seis jardines de la ciudad de Bahía Blanca tienen aproximadamente un
cincuenta por ciento de salas con distintas edades. A partir de este dato y teniendo en
cuenta que la propuesta de la multitarea viene de la mano de pensar una organización de
la enseñanza que ayude al docente a planificar su tarea, preguntamos si esta situación se
presenta como una forma de paliar la falta de creación de nuevas salas y jardines, sobre
todo si consideramos -además- que este año se sancionó una resolución que amplió el
número de niños por salas de 25 a 28. En este sentido, las inspectoras indican que hoy no
hay excedentes de niños de 4 y 5 años, sino que todos los niños/as de nuestra ciudad tienen
un lugar en los jardines de gestión estatal, si bien esto mismo no ocurre con los/as niños/as
de 3 años. De todos modos, consideran que -efectivamente- se ha producido un ajuste en
función de la ampliación la cantidad de niños por sala. En su opinión, esta última
disposición marca un retroceso respecto de la anterior situación -tanto en lo pedagógico y
didáctico como en lo teórico y lo práctico- ya que la organización de la enseñanza con un
número mayor de niños/as va en detrimento de una propuesta educativa que garantice
condiciones para que todos aprendan.
posición, formándose a sí mismo por mediaciones que las instituciones, los programas,
los formadores, los textos ofrecen. Uno se forma a sí mismo por mediaciones, en
relación con otros, en un lugar y tiempo de análisis.” (Souto, 2016: 19)
En este sentido, coincidimos en que no se forma a otro de manera unidireccional, así como
tampoco son las instituciones las que forman, sino que es el sujeto el que se va
constituyendo en un entramado de experiencias, situaciones, marcos contextuales que
favorecen, obturan, potencian o limitan este proceso. A modo de ejemplo que invite a
seguir pensando abordajes posibles, expondremos de qué manera lo hacemos desde la
cátedra de Práctica Docente III del profesorado de Educación Inicial de la Escuela Normal
Superior de nuestra universidad.
Asimismo, las entrevistas nos permitieron saber qué decisiones institucionales se toman al
implementar este tipo de salas. Por un lado, permite que los alumnos/as de 4 y 5 tengan un
lugar asegurado, aún cuando queden alumnos de 3 años sin posibilidad de tener vacante
en el nivel. Y, por otro, también se toma como una estrategia para realizar distintos
agrupamientos de alumnos/as de acuerdo a si hubo obstáculos de convivencia en su
trayectoria escolar previa.
De acuerdo al rastreo realizado, la sala multiedad se presenta como una estrategia para
cumplir con los años de obligatoriedad, a la vez que intenta también garantizar el derecho
a la educación. Según lo mencionaron las inspectoras en las entrevistas, actualmente los
jardines ven incrementada la cantidad de niños/as por sala, lo que implicaría un retroceso
respecto de la anterior situación. En este sentido, y para seguir pensando, cabría
preguntarse si no estamos ante un intento de justificar pedagógicamente algo que tiene una
raíz presupuestaria. ¿La multitarea da respuesta a las dificultades que presenta la
enseñanza? Con grupos más numerosos de niños y niñas con edades diferentes, ¿es la
multitarea una propuesta que permite enseñar mejor?
Otra de las cuestiones que observamos es que, si bien en algunos autores y también en
algunos documentos la multitarea aparece como modalidad, en otros es considerada una
estructura didáctica que se suma a las ya conocidas en el nivel -secuencia, proyecto y
unidad didáctica-. De modo que, aunque en la bibliografía existente se habla de modalidad,
esta no se define de una manera concluyente ni se especifica cómo trabajar con ella.
Como docentes de la formación inicial nos ocupa y preocupa nuestro aporte a la hora de
garantizar el derecho a la educación de los niños y las niñas. En este sentido, estamos
convencidas de que estas propuestas que emergen de las prácticas docentes deben ser
abordadas en nuestras cátedras, de modo de generar ámbitos de reflexión y crítica que
ayuden a desnaturalizar aquello que en el decir de las docentes aparece como algo que se
hace porque “lo pidió la directora” o porque “es lo que dice el diseño”. Nuestra tarea –al
menos una parte de ella- es aportar a la formación de las alumnas con fundamentos
teóricos sólidos y propiciar espacios donde se problematicen aquellas propuestas que
surgen como “modas” que se van consolidando en las salas. De esta manera, aspiramos a
que logren desvelar los posicionamientos teóricos y políticos que subyacen a las mismas,
además de invitarlas a pensar juntas propuestas de intervención pedagógico-didácticas que
tengan en cuenta cada situación particular y sus diferentes dimensiones: los sujetos y las
Bibliografía
Marina Barcia
marinainesbarcia@gmail.com
Silvina Justianovich
sjustianovich@gmail.com
Resumen
procesos que recuperan los saberes construidos desde la auto-evaluación de la enseñanza realizada
por los practicantes.
En tanto documentación sobre la práctica, al hacer comunicable la experiencia y la reflexión sobre
ella, se propicia la articulación posterior con nuevos sentidos para sus intervenciones y decisiones.
Vinculada al concepto de evaluación y anclada en la valoración y la toma de decisiones, la reflexión
posactiva posibilita su internalización como proceso intrínseco a la enseñanza, y el diseño y
elaboración de propuestas de intervención superadoras. Por todo esto, sugerimos en este trabajo la
importancia de reconocer las posibilidades que esta práctica abre a la profesionalización de la
enseñanza y a la construcción del saber sobre la práctica.
Introducción
“...Por eso es fundamental que, en la práctica de formación docente, el aprendiz de
educador asuma que el indispensable pensar acertadamente no es una dádiva de los
dioses ni se encuadra en los manuales de profesores que intelectuales iluminados
escriben desde el centro del poder, sino que, por el contrario, el pensar acertadamente
que supera al ingenuo, tiene que ser producido por el mismo aprendiz en comunión con
el profesor formador”
Paulo Freire, 1997: 40 en Vogliotti 2006
Schön (1992) reconoce como reflexión en la práctica a aquella que sucede durante la fase
interactiva de la enseñanza, frente al grupo de estudiantes y reflexión sobre la práctica, a la
que se realiza en un momento posterior. Es a ésta a la que denominamos reflexión posactiva,
ya que queremos señalar algunas consideraciones nuestras.
Sucede que, aún cuando sabemos que no todas las decisiones son transparentes, incluso
para quien realiza el diseño didáctico y lo pone en acto (Carr, 1990; Terigi, 2012), y aunque
algo del orden de lo imprevisto acontezca, justamente por estar posicionados en esta
actitud interrogativa y reflexiva sobre las decisiones que orientaron la construcción
didáctica se promueve la reflexión en la situación interactiva. Luego será el momento de la
reflexión posactiva que, si además se hace escrita, resulta comunicable y posibilita la vuelta
en diferentes tiempos y circunstancias del proceso de enseñanza. Por lo mismo éste ya no
es pensado como la clase aislada.
Por todo esto, propiciamos en nuestras clases que cada estudiante tenga experiencia y
encuentre su estilo para construir saberes sobre ella. En términos de Terigi (2013), se trata
superar el problema de que "los procesos de formación ofrezcan (...) elementos para
trabajar más sobre sus convicciones que sobre la organización de la enseñanza de acuerdo
con esas convicciones; y más sobre sus teorías que sobre sus repertorios de prácticas y sus
actuaciones concretas".
En este sentido, retomamos lo planteado por Celman (1998) sobre la idea de la reflexión
como parte del proceso de conocimiento y transformación de la enseñanza. Es decir,
trabajar la reflexión posactiva como forma de evaluar la enseñanza implica sistematizarla,
1
Barcia, M. y de Morais Melo S. 2017 “La evaluación como componente de los diseños didácticos” En: Barcia,
M. de Morais Melo, S. y López A. (Coords.) Las prácticas de la enseñanza. La Plata, EDULP, 2017. Remitimos al
lector a ese trabajo para profundizar sobre la relación entre evaluación y reflexión posactiva abordada allí.
que puede asumir la reflexión posactiva. Asimismo, se encuentra atravesada por las
relaciones asimétricas puestas en juego en esta instancia de la formación de profesores,
cuya fantasmática puede cargar con experiencias de control, lo que nos mueve a pensar
con mucho cuidado su análisis y reconocer -por eso las significaciones de lo que aparece y
lo que no- sus implicaciones sobre lo que algunos pueden entender de “lo que debe decirse”
y lo que no se dirá de ningún modo, etc. Aun considerando todo esto, el análisis de las
reflexiones posactivas nos permitieron reconocer que la evaluación de la enseñanza
pasaba por diversos procesos: ausencia de su consideración, verificación del ajuste de lo
hecho a lo planificado, consideración y análisis de las significaciones de los emergentes de
la clase, ciertas temáticas iniciales como la centración en los contenidos, etc. En cuanto a
aquello sobre lo que se reflexiona, se pudo evidenciar aspectos muy interesantes en
relación con los sentidos de la evaluación formativa, lo que permite avizorar en palabras y
procesos de nuestros estudiantes la preocupación central de la acción didáctica que
procura focalizar en el aprendizaje y cómo promoverlo y acompañarlo.
Con esto procuramos dar cuenta de un posicionamiento pedagógico de nuestro trabajo, que
tiene un propósito formativo y que explicitamos a los practicantes. Puede decirse que se
trata de focalizar en aspectos técnicos de la didáctica, como podría ser definida la
incorporación de esta modalidad de práctica reflexiva para la conformación de un habitus
docente. Sin embargo, en nuestro caso lo hacemos reconociendo la inscripción siempre
política y pedagógica de todo problema técnico en educación. Nos estamos inscribiendo en
la tradición, que va desde Aristóteles a S. Kemmis (1999) y continúa, y que reconoce que la
deliberación práctica orientada a la acción se refiere a lo correcto y apropiado y no sólo a
su eficacia.
un/a mismo/a practicante- y de un análisis transversal -que da cuenta de los diferentes ejes
de reflexión en función de los momentos por los cuales transita un/a practicante en su
proceso de residencia-.
El componente del diseño que es enunciado con frecuencia, objeto de análisis a lo largo de
las reflexiones posactivas de los/as estudiantes, es la construcción metodológica: los
momentos y maneras en que la clase fue anticipada (centralmente: las estrategias y
actividades) y la forma en que tuvo lugar en la práctica. Aparecen comparaciones que
intentan hacer “corresponder” lo planificado con lo que sucedió, con la aparición de
argumentos que intentan explicar y justificar las razones por las cuales “no sucedió” la
letra escrita de la planificación. En ese sentido, también sitúan las intervenciones que el/la
practicante tuvo en el despliegue de la clase. Ello resulta de especial interés, dado que las
intervenciones docentes o micro decisiones, son decisiones que difícilmente se encuentran
como parte de la construcción de los diseños de manera anticipada y detallada. De hecho,
se trata de un elemento que para los/as practicantes “sucede” en la fase interactiva, pero
que no logran prever con suficiente antelación a la clase- en el contexto de sus
macrodecisiones-. En palabras de una practicante: “pienso, que tendría que ajustar algunas
cuestiones sobre las actividades pensando más en las intervenciones que podría hacer y sobre mi
posición como docente; pero supongo que con el tiempo me quedaré más conforme” [Reflexión
posactiva de primera clase, 2014]
El tiempo didáctico es uno de los componentes que se construye como objeto de reflexión
en todas las carpetas didácticas indagadas. Con frecuencia, aparece como preocupación:
“falta de tiempo”, “no llegar a desarrollar lo planificado en tiempo y forma”, “quedarse sin
tiempo”. A lo largo del proceso de reflexiones de los/as practicantes el tiempo didáctico
pasa a ser enunciado desde una perspectiva deficitaria (“la falta”) a ser considerada
inherente, constitutiva de las condiciones de enseñanza.
En relación al posicionamiento docente, y desde una perspectiva temporal que retoma las
reflexiones posactivas de un mismo practicante a lo largo de su proceso, este elemento
aparece como una condición de empoderamiento por parte de los/as practicantes: van
construyendo argumentos que contribuyen a la asunción de su rol, a su capacidad de
deliberación y justificación de las decisiones tomadas, de los lugares ocupados, entre otros.
En este mismo sentido, las reflexiones posactivas recuperan análisis que los/as
practicantes formulan a propósito de las decisiones que fueron tomando sobre la clase: los
recursos o materiales que eligieron, así como los que subestimaron; los momentos y
modalidades de trabajo propuestas a sus estudiantes; el posicionamiento asumido frente a
la enseñanza de un contenido en particular, entre otros. La misma practicante, sostiene al
finalizar su práctica docente: “La elección de mi estilo de intervención, el trabajo con los
materiales en grupo, no siempre hizo que los/las alumnos/as dejen asentado en sus carpetas lo que
trabajamos. En este sentido, también, pienso que las estrategias seleccionadas tuvieron mucho de
invitar a los/las estudiantes a pensar, reflexionar y construir argumentaciones sobre ciertos temas,
pero poco de cuestiones más conceptuales/teóricas”. Cuando esta refiere a “la elección de su
estilo de intervención” remite a cómo fue construyendo y poniendo en diálogo la
construcción metodológica de sus clases con las demandas, preguntas y estilos (también)
de sus estudiantes, a quienes fue conociendo “en contexto”, ya no de manera “objetivada”
por la docente co-formadora que la acompañó en su práctica, sino por el propio proceso
intersubjetivo de conocimiento que ella misma realizó de manera situada en su vínculo
pedagógico con ese grupo. De esta manera, vemos cómo la reflexión posactiva permite
construir saberes sobre las prácticas de enseñanza, capitalizar su experiencia y reconocer
la complejidad de las prácticas de enseñanza de manera situada en el devenir de la
cotidianeidad, entendido como tiempo didáctico.
Por otra parte, las reflexiones que se producen en esta etapa comienzan a diferenciar lo
posible de lo deseable. Previo al ingreso institucional, muchas situaciones o tensiones
Por último, nos interesa destacar que, si bien asumimos que la etapa de reflexión posactiva
–como componente de los diseños didácticos- se convierte en una herramienta de
conocimiento y transformación de las prácticas de enseñanza los/as estudiantes, la
evaluación -como componente didáctico de las mismas- no aparece con frecuencia como
objeto de reflexión en los propios procesos de revisión y reflexión de los/as mismos
estudiantes. Sin embargo, en algunos casos sí se logra reflexionar sobre la evaluación en
proceso y la evaluación sumativa.
Las reflexiones finales reactualizan sentidos en disputa en la tensión atribuida al lugar del
practicante/lugar del profesor (Edelstein y Coria, 1996). Esta tensión, trabajada al inicio
del año de cursada, cobra nuevos sentidos dado el lugar experiencial que atravesaron y que
les permite contar con nuevos criterios de reflexión y valoración desde un plano situacional
que habilita nuevos análisis a las lecturas y conceptualizaciones previas. En palabras de
una practicante (2014): “Para pensar sobre el lugar del practicante, es necesario considerar que
las instituciones en donde se desarrollan las prácticas tienen que estar dispuestas a recibir a los
practicantes, y que los/las practicantes se introducen en una dinámica particular, con una
cotidianeidad que se distingue de otras, en un aula a cargo de un/a docente, donde conviven
alumnos/as que poseen una historia sociocultural particular, en un tiempo relativamente
acotado”. Y agrega: “Al introducirse en esa realidad institucional, el practicante no solo debe
relacionarse con las autoridades escolares y otros actores institucionales, sino que debe negociar
ciertas cuestiones”. En esta línea, algunos reconocen que han podido aprender sobre sí
mismos como mencionamos antes: hablan de sus estilos personales, deseos, errores y
logros, etc. en relación a la experiencia de sí que implica la práctica y la reflexión sobre
ella.
Varios recuperan el valor de los diseños como palabra escrita y su lugar privilegiado en la
sistematización de saberes que la programación de la enseñanza posibilita. Un estudiante
de 2016 afirma "Comencé a entender la importancia de comunicar por escrito aquello que
fundamenta las decisiones que se toman frente a la planificación de una clase a otras/os. Que no
todo se entiende por sí mismo, que se necesario poner en palabras y que a su vez, el poner en
palabras motoriza el sistematizar y poner en orden los pensamientos, los conocimientos, los
posicionamientos".
Por otra parte, y en la mayoría de los casos analizados, los/as practicantes logran
reflexionar sobre la construcción de saberes profesionales, en tanto profesores/as
universitarios/as. “La experiencia de práctica, me permitió avanzar sobre una construcción
profesional cuestionando las propias teorías, confrontando supuestos, conectándome con el
conocimiento desde otro lugar y desarrollar una autonomía de pensamiento y acción”
[practicante, año 2014]. Las instancias de aprendizaje se convierten en verdaderas
instancias de revisión y estudio de contenidos disciplinares formativos de sus propias
trayectorias estudiantiles.
Puede evidenciarse desde estos ejemplos que, lejos de ser categorías necesariamente
oposicionales u opuestos per se, los criterios y saberes construidos ad hoc desde el punto de
vista de los practicantes pueden ser articulados con aquellos otros provenientes de los
encuadres teóricos que son pertinentes al trabajo situado.
No son raras las reflexiones que son guiadas por o que apuntan más allá de lo áulico, lo que
Liston y Zeichner asumen como la reflexión en sentido auténtico: aquella que “va más allá
de lo inmediato, de lo puntual, de lo que tiene existencia dentro del ámbito del aula”. Por ejemplo,
una estudiante de 2017 que practicaba en un Instituto de Formación Docente, sostenía que
“uno de los objetivos que atravesó mis intervenciones fue que los estudiantes puedan adquirir
posicionamientos críticos y reflexivos frente a los contenidos, y en relación con mi “estilo de
intervención” (...) giró en torno al interrogante: ¿cuál es el sentido de la docencia en el mundo
actual, en la sociedad latinoamericana y Argentina?”.
Conclusiones
Bibliografía
Resumen
Preludio
El título de este proyecto está basado inicialmente en mis dudas e interrogantes como
egresada del Conservatorio Superior de Música de la Ciudad de Buenos Aires “Ástor
Piazzolla” (en adelante CSMAP) y como profesional de la educación musical.
¿Cuál es el perfil del/la egresado/a del CSMAP? ¿Cuál es la formación académica que
transita durante los años de cursada del Profesorado Superior? ¿Qué recursos necesita para
su desempeño laboral posterior y cuáles son las herramientas con las que cuenta para su
desarrollo profesional en el ámbito específico de la Educación Musical? ¿Existe algún
posicionamiento ideológico desde la institución, y con qué se relaciona?
¿Por qué es tan importante definir el perfil del/la egresado/a del Conservatorio?
En este sentido, sin una definición explícita el Conservatorio podría no contar con
elementos que establezcan claramente los lineamientos curriculares y pedagógicos que
deberían atravesar sus estudiantes, y ellos no sabrían a ciencia cierta cuáles son las
incumbencias del título que aspiran a obtener.
Por otra parte, con enorme frecuencia, los/as estudiantes del CSMAP comienzan su
desempeño laboral antes de egresar y/o antes de realizar las prácticas pedagógicas. Esta
inserción laboral temprana promueve que deban ejercer la enseñanza mientras aprenden
a enseñar. Es decir, recurriendo a su experiencia como estudiante con el grave riesgo de
reproducir prácticas que no han sido sometidas a reflexión ni crítica previa.
Se observa que muchos/as estudiantes del Nivel Superior del CSMAP y docentes sobre todo
de materias no pedagógicas, entienden la formación pedagógica-didáctica como un aspecto
menor, desvalorizado y de escasa relevancia para el desempeño profesional de los/as
egresados/as, a quienes consideran únicamente músicos/as.
Muchas/os estudiantes eligen dejar esas materias para más adelante, mientras que
profesoras/es de las materias musicales dicen no entender por qué se cursan tantas
materias pedagógicas con el argumento de que restan tiempo de estudio del instrumento.
Llegado el momento, la salida laboral más inmediata, sólida y estable para la mayoría de
las/os egresadas/os de nuestra institución es, sin dudas, el trabajo docente.
En primera voz
En el siglo XVI las escuelas de música eran instituciones eclesiásticas que intentaban
proveer de un oficio a las/os niñas/os desvalidos. El término “Conservatorio” quedó ligado
al hecho de conservar a estos individuos socialmente marginadas/os y al mismo tiempo, de
conservar los valores de la música sacra a través de su enseñanza.
No resulta extraño que tanto el repertorio dominante como las técnicas de análisis, de
transmisión de los conocimientos y las prácticas que atraviesan las/os estudiantes del
CSMAP en su formación de profesorado continúen siendo “conservados” desde entonces.
La Institución se define:
La ley 1420 de Educación Nacional (Año 1884) en su artículo 6to establecía entre otras
materias mínimas y obligatorias, “Nociones de Dibujo y Música vocal”.
Sonidos y ruidos
una experiencia musical amplia que les permita conocerse a sí mismos, a los otros y al
mundo en que viven, tener una relación tanto receptiva como productiva con la cultura,
construir sentidos para su experiencia personal inscribiéndola en los significados
culturales compartidos. (Diseño Curricular para la Escuela Primaria, Primer Ciclo.
CABA, 2004, p.73)
Entonces, ¿Qué debe contemplar la formación del docente de música? Violeta Hemsy de
Gainza propone:
Por otra parte, los NAP (Núcleos de Aprendizajes Prioritarios) de las áreas artísticas del
Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires sugieren, entre otras cosas:
propiciar aspectos de la expresión de los lenguajes de la cultura, promover los valores del
juego, asegurar la transmisión de conocimientos significativos, escuchar y cantar obras de
géneros y estilos variados, ofrecer actividades de exploración y ejecución de movimientos
corporales, de manipulación de materiales e instrumentos musicales diversos y de
improvisación rítmica y melódica.
Al reflexionar al respecto observo que son nulas o muy escasas las ocasiones en las que
las/os estudiantes cantan durante su formación docente. ¿Y cuántas veces canta un/a
profesor/a de música en su práctica profesional? Muchas, casi todo el tiempo. El canto
colectivo “…estrecha vínculos y relaciones al sensibilizar emocionalmente al conjunto de
individuos, jerarquizando el quehacer musical, promoviendo mayor participación, mayor
contacto sensible con el grupo” (Akoschky 2013:63). El canto expresivo es uno de los
factores preponderantes para el desarrollo de la sensibilidad musical como también de la
escucha de la propia voz y de los demás. Un/a docente de educación musical que no cante
o no se sienta seguro/a en el uso de la voz estará anulando un importante vehículo de la
expresión musical de y con sus estudiantes.
Y antes de continuar, no puedo pasar por alto un aspecto que considero fundamental del
ejercicio de la profesión y que contribuye a la profesionalización de las/os docentes de
educación musical: la reflexión. La reflexión, el debate, el diálogo constituyen un marco
Lo que preocupa (me preocupa) es que los lineamientos de la educación general que provee
el Ministerio de Educación proponen, entre otras cosas, tener en cuenta el repertorio
conocido por los niños y las niñas, siendo improbable que el repertorio conocido, el mundo
sonoro-musical-familiar que traen desde sus casas, sea el repertorio académico-clásico-
europeo en el que se especializan las/os egresadas/os del CSMAP.
Si tenemos en cuenta por un lado que “la cultura no es algo estático, dado de una vez y para
siempre, ni una suma de tradiciones, costumbres, creencias que permanecen inmutables
a través del tiempo…” (Ramos, 2008, p.2), y que la/el docente de educación musical es sujeto
transmisor de cultura, por el otro, es evidente cierto grado de incompatibilidad entre la
formación tradicional académica de la institución “Conservatorio” y la tarea a realizar por
las/os futuras/os docentes. El análisis histórico encuadra la formación musical según
ideologías elitistas que ya no están vigentes en otros ámbitos educativos y que generan
malestar en la/el docente que percibe el desfasaje teórico-práctico desde el inicio de su
labor en el contexto de la enseñanza general.
Consideré una metodología cualitativa para la investigación como la más apropiada para la
interpelación al objeto de estudio por tratarse de un tipo de formación profesional de
características muy específicas. Se trata de una formación docente con el agregado de la
música como lenguaje expresivo. Por ello, como propuesta de indagación, diseñé dos
cuestionarios: uno para estudiantes/egresadas/os que se desempeñan como docentes y otro
para docentes de la formación pedagógica que me permitieron analizar el conjunto de las
respuestas como representaciones subjetivas y arribar a algunas conclusiones. De manera
inevitable, las hipótesis que me movieron a encarar este proyecto, estuvieron presentes en
las preguntas de los cuestionarios recortando y delimitando mi postura crítica.
Una hipótesis primaria sugiere que las/os egresadas/os del CSMAP no contarían a priori
con todos los recursos, experiencias y habilidades necesarias para desarrollar su labor
según lo que se desprende de la lectura del Diseño Curricular de la Ciudad de Buenos Aires,
de los NAP ya mencionados, pero también según los entrevistados.
educativa. Por otro lado, mencionaron una carencia en el aspecto de la práctica creativa,
la improvisación y el acompañamiento armónico para el repertorio habitual que se aborda
en la educación general y que no se contempla en la formación instrumental.
Otro eje que emerge de manera reiterada tiene que ver con el movimiento corporal. Las
respuestas confirman que se trata de un aspecto fundamental para el desempeño
profesional del/la docente de música en educación general. Las actividades y juegos
musicales tienen como vehículo de abordaje primordial al cuerpo y al movimiento como
recurso de apropiación de los diversos contenidos. Seguramente existen razones
institucionales o políticas que argumentan el desplazamiento de la materia “Disciplinas
Corporales” que recientemente pasó de ser obligatoria a ser optativa, considerando que se
trata de un recurso tan valioso para las/os futuras/os docentes.
¿Qué concepto del cuerpo del/la músico/a y del/la docente de música sostiene esta
formación? Claramente está más en línea con el/la músico/a estático/a sentado en su fila
de orquesta, o en su taburete de concierto, pero muy alejado del cuerpo del/la docente de
educación musical que necesariamente está en movimiento.
Finale
¿Qué respondieron las/os docentes del CSMAP? Por un lado encuentro concordancia con
las respuestas de los/as estudiantes a nivel conceptual en cuanto a la importancia de la
improvisación como una herramienta fundamental con la que debe contar un/a docente de
educación musical. Incluso se menciona como uno de los saberes que faltaría en la
formación como recurso estratégico para el desempeño laboral. Tocar uno varios
instrumentos así como el canto afinado y la expresión corporal también son mencionados
dentro de los recursos prácticos “de primera necesidad” por las/os docentes de la
formación. En esto también hay plena coincidencia con las respuestas de las/os
estudiantes.
Para ir cerrando… El/la egresado/a del CSMAP es un/a músico/a. Posee una formación
musical de altos estándares académicos, de tradición estilística clásica y europea así como
también cuenta con los conocimientos necesarios para desempeñarse en el ámbito de la
educación musical con solvencia, aunque con algunas carencias. Y en este punto es donde
mi conclusión se parece a una duda: ¿Será suficiente con profundizar o ampliar aquellos
saberes en los que se observó una especie de déficit o debilidad?
Otro enfoque posible sería reformular la oferta académica del CSMAP de manera tal que
contemple específicamente el desempeño de sus estudiantes como futuros/as
educadores/as.
Bibliografía
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EDUCACIÓN año VII - número 7
Lucía Claramunt
lucia.claramunt@gmail.com
Antonella Filliol
anto@cultivarte.org.ar
Resumen
Actualmente la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está atravesando un proceso complejo con
respecto a la Educación Superior no universitaria. Debido a que el Gobierno ha presentado un
proyecto de ley que pretende crear una Universidad de Formación Docente. En ella se procura
transferir toda la formación docente superior a una única institución, lo que impactaría en la vida
democrática institucional, en la centralización de los recursos y las decisiones en el Poder Ejecutivo
(dado que entre algunas de sus funciones, sería el órgano encargado de designar al rector
organizador). Sin embargo, quedan sin especificar métodos de jerarquización sobre la carrera
docente.
Entre los fundamentos que sustentan el proyecto, se destacan: el aumento de docentes en la ciudad,
que la docencia sea la carrera del futuro, la calidad educativa y que la universidad se centralice en
la investigación. De acuerdo a lo planteado por las autoridades del gobierno porteño, “El proyecto
de creación de una universidad obedece a la necesidad de formar docentes para un nuevo perfil de
estudiantes del sistema educativo de CABA. Docentes que tengan las herramientas necesarias para
enseñar las capacidades que exige el siglo XXI, vinculadas a dinámicas de cambios permanentes que
son difíciles de predecir.”
Por este motivo se recuperarán los principales aportes conceptuales provenientes del campo del
planeamiento y administración de la educación, con el propósito de analizar la concepción de
planeamiento y cambio subyacente en el diseño y propuesta de la UNICABA.
En este sentido, el trabajo se encuentra enmarcado en aportes teóricos tales como los propuestos
por Flavia Terigi. En tanto retomaremos los rasgos que se fueron configurando sobre el modo de
entender el planeamiento ya sea como: una identificación entre planeamiento y cambio; una visión
aplicacionista de los mismos; una concepción del planeamiento como función centralizada y
homogeneizadora; y una división del trabajo entre planificación y ejecución.
Asimismo, también utilizaremos un marco conceptual que nos permitan analizar los aspectos
políticos, sociales y pedagógicos que inciden en el planeamiento y en la gestión educativa;
considerando que las políticas educacionales que pretenden dar respuesta y abordar las
problemáticas de la formación docente del nivel superior, requieren un abordaje que considere sus
dimensiones e implicancias en torno a sus aspectos políticos, de planeamiento y administración de
la educación.
Finalmente cabe señalar que en el desarrollo de nuestro trabajo, presentaremos las características
y elementos centrales del proyecto mencionado, los debates existentes en torno al mismo, el
impacto en la comunidad educativa y en la formación docente frente a su posible implementación.
A partir de eso intentaremos dar desde nuestro lugar, una mirada desde los aportes del
planeamiento estratégico para el abordaje de los dilemas y tensiones suscitados en el marco del
proyecto UniCABA.
Introducción
En el primer caso, las ofertas de gestión estatal, se caracteriza por la coexistencia de tres
tipos instituciones: las Escuelas Normales Superiores (ENS); los Institutos Superiores de
Profesorado (ISP) y los Institutos de Enseñanza Superior (IES). En el segundo caso, la
propuesta formativa de gestión privada si bien se realiza en un total de 44 institutos, sólo la
mitad de ellos están destinados exclusivamente a la formación docente.
Por este motivo, los propósitos en los que se enmarca este trabajo se centrarán en: analizar
el proyecto de ley propuesto por las autoridades del gobierno porteño; identificar y exponer
la concepción de planeamiento y cambio subyacente en el diseño y propuesta de la
UniCABA; para finalmente, enmarcar los desafíos y tensiones propios de la educación
superior y de las prácticas educativas allí situadas, en el marco de las políticas públicas que
se están configurando en el gobierno de la ciudad y que responden a lineamientos políticos
de índole nacional.
Para ello, utilizaremos un marco conceptual que nos permitan analizar los aspectos
políticos, sociales y pedagógicos que inciden en el planeamiento y en la gestión educativa;
considerando que las políticas educacionales que pretenden dar respuesta y abordar las
problemáticas de la formación docente del nivel superior, requieren un abordaje que
considere sus dimensiones e implicancias en torno a sus aspectos políticos, de
planeamiento y administración de la educación. Así como también las concepciones que
se fueron configurando en torno a dimensiones como las de planeamiento y cambio
educativo.
Por este motivo, el desarrollo de nuestro trabajo se encontrará estructurado a partir de los
siguientes ejes: antecedentes, características y elementos centrales del proyecto
mencionado; los debates existentes en torno al mismo, el posible impacto en la comunidad
educativa y en la formación docente. Para finalmente, esbozar algunas conclusiones al
respecto.
Antecedentes
Hasta la fecha sólo están publicados los siguientes materiales: el proyecto de ley, el informe
diagnóstico, los fundamentos iniciales del modelo universitario y el perfil egresado
docente. Por lo cual la información sobre los principales fundamentos, el marco teórico y
los antecedentes en los que se sostiene esta propuesta de política educativa es incierta y
poco definida. Otro aspecto de interés, es que hasta el momento se desconocen los equipos
técnicos que han elaborado dichos materiales.
En líneas generales, argumentan que existe una reducción considerable en los datos
referidos a la matrícula de ingresantes y egresados de los IFD. Así como también otros
aspectos de índole descriptiva, entre los cuales se incluyen indicadores socio demográficos
e indicadores educativos de la población residente en CABA y datos sobre la distribución
territorial de la oferta de los IFD.
En este último caso, lo hacen con la finalidad de describir el funcionamiento actual de los
institutos sin hacer referencia a la calidad de esa dinámica institucional. Así como tampoco
a la cultura e identidad de esos establecimientos que se encuentra consolidada, en muchos
casos, con más de 100 años de trayectoria en el ámbito de la formación docente.
1
Fuentes: Censo realizado en 2010 de la Dirección Nacional de Estadísticas y Censos (GCBA). Ministerio de
Hacienda, la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa y el Dpto. de Información
Universitaria de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU).
En este punto, se menciona como objetivos el formar nuevos/as docentes con saberes y
capacidades específicos para garantizar procesos de enseñanza que promuevan
aprendizajes de calidad y la inclusión de los/as estudiantes. Así como también el fortalecer
las prácticas de enseñanza de manera sistémica en todos los niveles y modalidades
educativas y jerarquizar la profesión docente.
Por este motivo, se enuncian acciones como el fortalecimiento del sistema de becas para
estudiantes de formación docente, la profundización de la formación entornos digitales y
en el uso de las TIC para la enseñanza y el aprendizaje y el fortalecimiento de la articulación
entre los institutos de formación docente y la educación obligatoria, y los institutos de
formación docente y las universidades.
Por esta razón, en el próximo apartado se hará mención a las principales características del
proyecto de ley.
creación de una Universidad que procure la formación docente, adecuada a las necesidades y
requerimientos culturales, científicos y tecnológicos actuales mediante un modelo de
aprendizaje integral. Entre sus propósitos centrales se destacan: la formación docente inicial y
continua de todos los niveles y modalidades del sistema educativo y de traductorados de
lenguas extranjeras, mediante una organización curricular y prácticas pedagógicas
innovadoras con criterios multi - inter y transdisciplinarios de trabajo e investigación en la
práctica docente y la incorporación de la tecnología. El estudio y la enseñanza de las diferentes
áreas del saber en el más alto grado de conocimiento en un entorno social situado y de
pertenencia, pero abierto a la comunidad que cuente con criterios científicos y de formación
internacionales. La investigación científica y tecnológica tanto en las áreas disciplinares como
en la innovación pedagógica, como así también el planteamiento y la búsqueda de respuestas
a los grandes desafíos de la época, particularmente de la realidad argentina y regional,
respetando los principios establecidos por la Constitución nacional y en conformidad con las
normas nacionales y jurisdiccionales. El compromiso con el entorno social de pertenencia
mediante acciones de extensión, transferencia y de promoción social. El respeto de la
diversidad cultural mediante prácticas de incorporación y acompañamiento inclusivas. La
jerarquización y renovación de la formación de los docentes y finalmente la profundización de
los procesos de democratización en la Educación Superior, contribuyendo a la distribución
equitativa del acceso al conocimiento y el aseguramiento de la igualdad de oportunidades.
Otro rasgo relevante es que la universidad contaría con cuatro dimensiones: la académica-
pedagógica, la administrativa, la institucional y la comunitaria. En las cuales se aplicarían
los diversos parámetros propuestos.
Por último, en lo que refiere al órgano de gobierno especifica que la Universidad contará
con un Rector Organizador que será designado por el Poder Ejecutivo de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, desintegrándose de esta manera la vida democrática de los 29
institutos de formación docente. En torno a esta cuestión, se han generado tensiones entre
los diferentes actores institucionales de los IFD sobre los que haremos referencia cuando
abordemos los dilemas y tensiones que éste proyecto ha generado.
marco teórico para analizar el modo en que se ha realizado el planeamiento para el caso de
la UniCABA.
En primer lugar, como plantea Chávez (1995) el análisis sobre la complejidad y los cambios
del entorno, el compromiso, participación y decisiones que toman los actores sociales,
conforman la estructura en la que se basa el enfoque estratégico que orienta estos procesos
desde una base teórica-metodológica. Entendemos que es un campo en donde se concretan
acciones, donde no se concentra la tarea únicamente en el diseño de un plan, sino que se
avanza hacia la gestión y organización del mismo mediante estrategias concretas. Pensar
en clave estratégica permite conocer nuestro presente y futuro deseado, tener en claras
nuestras fortalezas y oportunidades, así como también nuestras debilidades y estar alerta
a las amenazas. De este modo, se podrán anticipar las situaciones negativas y positivas que
sirvan para construir y definir un plan que lleve al objetivo esperado.
En segundo lugar para el caso de las Instituciones de Educación Superior, Navarro cree
conveniente emplear momentos participativos para lograr un trabajo democrático e
integral, como también condiciones previas a los procesos:
Acuerdos sobre la ética del trabajo, debido a que debe haber en todo momento
primacía de la verdad por sobre intereses particulares o sectoriales.
Infraestructura básica, que implica que se cuente con lo mínimo necesario para
funcionar, desde instalaciones hasta materiales y recursos.
Finalmente, también se destaca que “La sanción de una normativa que establece cambios
estructurales en un sistema escolar debe ser acompañada con estrategias sostenidas en el
tiempo y en diferentes niveles de la administración del sistema, incluyendo el escolar.
Estos requerimientos implican que la norma (la Ley, en este caso) tiene que tener un
altísimo nivel de acuerdo político, de modo que sea posible contar con que los esfuerzos
que su implementación demanda van a sostenerse en el tiempo” (Terigi 2007: p 5)
Sin embargo, estos momentos y espacios no fueron generados por los responsables del
proyecto y tampoco se observa que algunas de estas dimensiones se encuentren articuladas
en un Programa o propuesta concreta. En su lugar, nos encontramos con un proyecto ley
con 15 (quince) artículos que parece una declaración de principios antes que una política
fundada sobre la base de planeamiento educacional estratégico, fundamentalmente
porque carece de fundamentos académicos, consensos colectivos y de representatividad
del contexto y la coyuntura en donde se quiere insertar.
En este sentido, lo que ha sido formulado y presentado ante la sociedad como una
planificación participativa y estratégica ha sido resultado de una producción elaborada por
“(...) un grupo de personas situada en la cúpula de las instituciones, ya que las decisiones
de elección de enfoques, metodologías, lineamientos, objetivos, responsabilidades, etc.,
son tomadas por decisiones centrales y únicamente queda para los grupos de actores
intervinientes la parte operativa de la planificación.” (Navarro 2004, p110).
Para reconocer como necesaria la creación de una institución, se deben tener en cuenta
dos cuestiones. Por un lado, conocimiento sobre el accionar institucional y si el mismo es
respaldado por la sociedad; por otro lado, es preciso comprobar si la Universidad responde
a las exigencias sociales del contexto en el cual estaría inserta y si son acertadas y
significativas para esa comunidad.
Sin embargo, la comunidad educativa tuvo conocimiento del proyecto una vez realizado y
comunicado ante los diversos medios masivos de información. De este modo, sólo cuando
comenzaron las sesiones legislativas y debido a la lucha de los 29 IFD, se intentó generar
un espacio en el que pudieran participar, argumentar, aportar y debatir sobre el proyecto
tanto docentes, alumnos, como rectores y profesionales de las ciencias de la educación,
obteniendo como respuesta el silencio por parte del oficialismo.
Los títulos de los estudiantes actuales serían de un grado menor a los que ingresen
a partir de la creación de la universidad.
A partir del conocimiento público del proyecto de ley en cuestión, se comenzaron a generar
diversas manifestaciones sobre el tema, repudio en las calles, convocatorias por parte de
los centros de estudiantes, paros estudiantiles y docentes, debates en el ámbito público de
investigadores, docentes y estudiantes de la educación.
De allí que la modalidad de las medidas educativas del gobierno de la ciudad es que primero
nos enteramos por los medios que nos faltan diversas cuestiones: información, estudios de
planeamiento, elementos para poder evaluar una medida de estas características.
Mientras que en relación a la falta de docentes, que sería uno de los argumentos centrales
por los cuales se crearía la UniCABA, Terigi afirma en una conferencia que no encuentra
relación entre el problema y la solución. En tanto, en lo que refiere a la jerarquización de
la universidad difícilmente pueda lograrse cuando aún no han reglamentado ni efectuado
los concursos de nivel superior aprobados por la ley 2270 del año 2006, por lo que aún no
se titularizaron a los docentes del nivel superior por concurso.
Conclusiones
A partir del abordaje conceptual en el que hemos recuperado aportes provenientes del
planeamiento estratégico, podemos afirmar que las tensiones en torno a la creación de
UniCABA estarían poniendo en evidencia la ausencia de un debate en su dimensión política
entre las autoridades del GCABA y los 29 IFD. Esto se debería al modo y características con
las que fue formulado el proyecto.
En este sentido, los desafíos y tensiones propios de la educación superior y de las prácticas
educativas allí situadas se dan en el marco de las políticas públicas que se están
configurando en el gobierno de la ciudad y que responden a lineamientos políticos de
índole nacional (como los mencionados anteriormente con el Plan Estratégico Nacional).
Por lo cual, sería interesante abordar en futuras ocasiones los siguientes interrogantes:
¿Cuáles serían las estrategias para la jerarquización de la formación docente? ¿Cuáles
serían los indicadores para operacionalizar los distintos objetivos que se formulan en el
proyecto? ¿Cómo es concebida la calidad e innovación educativa?
Bibliografía
https://ute-secretariadeeducacion.org/a/educacionsuperior/2017/12/03/analisis-de-la-un
icaba-por-terigi-flavia-licenciada-en-ciencias-de-la-educacion-uba-doctora-en-psicolo
gia-universidad-autonoma-de-madrid-magister-en-ciencias-sociales-con-orientacion-
en-edu/
Cristina Blake
cristinaeblake@gmail.com
Guillermo Negri
guillenegri@gmail.com
Resumen
1
El equipo se compone por la Adjunta a cargo de la Cátedra desde 2014, Mag. Cristina Blake; el Jefe de Trabajos
Prácticos, Prof. Guillermo Negri y las ayudantes adscriptas Sabrina Garay y Daniela Carnero, desde el corriente
año 2018.
2
Durante este año las residencias se han llevado a cabo en el ISFD Nº 174 “Rosario Vera Peñaloza” de Villa
Ballester, ISFD Nº 29 “Prof. Graciela Gil” de Merlo, ISP “Joaquín V. González” de CABA.
bibliografía o pone en debate el corpus de textos y perspectivas teóricas así como el modo
de enseñarlas.
A partir de una re-visión de sus residencias que sostenemos en las clases teórico-prácticas
y releyendo sus registros de observación, guiones conjeturales y autoregistros de clase,
pusimos foco en la zona liminal (Blake, 2017), territorio del “rito de paso” (Van Gennep,
1986; Turner, 1988), donde el/la estudiante se encuentra entre ser alumno/a avanzado/a y
ser profesor/a a cargo.
En esta zona liminal aumentan las problemáticas acerca de cómo pensar prácticas de
enseñanza, cómo articular saberes e ir configurándose como un/a docente emancipado/a
entre sujetos singulares (lxs alumnxs, directivxs, profesor/a del curso y tutores de la
cátedra) que en cada contexto interpelan al residente como lo manifiestan en los registros
de observación y autoregistros de sus prácticas que mencionaremos para dar cuenta del
estado de situación donde las propias voces involucradas pertenecen a la liminalidad.
Desde el ingreso a nuestra materia lxs alumnxs se configuran como potenciales docentes y
en la cursada la bibliografía obligatoria y los trabajos prácticos son fomento para pensarse
desde este lugar nuevo más allá que, muchos de ellos, tengan una experiencia laboral como
educadores en el nivel secundario. Aunque sus trayectorias sean heterogenias a todxs lxs
alumnxs, el rito impacta del mismo modo, ya sea porque repiensan sus prácticas de
enseñanza laborales o las imaginan por primera vez en el entorno de la Academia.
Les pedí la lectura colectiva y nadie quiso ofrecerse, todos me miraban atentamente.
Me excusé diciendo que al ser mi primera práctica con ese curso, yo debía estar más
nerviosa que ellxs por leer entre sus propios compañerxs. Sonrieron y rápidamente
conseguí lo que buscaba: varias voluntarias alzaron la mano. Repartieron la lectura
entre dos alumnas.
En el marco de las residencias docentes lxs sujetxs involucrados son muchxs: el/la
residente, el/la profesor/a del curso, lxs tutores de la Cátedra y lxs alumnxs del curso
quienes dentro de esta zona se posicionan en un engranaje liminal. De este modo lo
manifiesta Lara en su autoregistro de la primera clase dictada en el ISFD 174 de Villa
Ballester, revelando ese estado de ambigüedad como “casi docente” que entra en un
territorio prestado:
Así que me presenté, le agradecí a la Prof. del curso por el espacio y presenté a
Guillermo y a Daniela. Me parecía que era una forma de pedir permiso. Aclaré nuestros
roles, de dónde venimos y a qué venimos. Me parecía que esto evitaría ambigüedades.
Si bien Lara en esta presentación pareciera dominar su liminalidad, tanto ella como todxs
los/las residentes mencionan en sus autoregistros instancias donde deben superar el
miedo, la inquietud, el pánico. En este rasgo resuena la advertencia de Víctor Turner (1988)
cuando plantea que la liminalidad siempre está unida a la necesidad de eliminar un dolor
de lo que se deja o es difícil de conquistar en el nuevo estado. En los enunciados de nuestrxs
alumnxs -aunque procuramos limitar incertidumbres a través de hipótesis de resistencia a
lo planteado en sus guiones conjeturales, o bien, recuperando escenas donde se revelan
sucesos inquietantes- el temor emerge por inseguridades respecto de sus saberes, ante un
silencio inexplicable de lxs alumnxs o las perspectivas teóricas diferentes para abordar un
tema, como lo explicitan en los siguientes fragmentos:
(…) Tampoco me quedé conforme con la respuesta que di y me volvieron los nervios.
Pese al desequilibrio que comenzaron a hacerme dudar de lo que estaba explicando,
continué. Pasé a explicar la transitividad del verbo, pero de los nervios me olvidé de decir
que esto formaba parte del criterio sintáctico y no ya del semántico. (autoregistro de
1ra. clase de Brian en Instituto Superior del Profesorado “Joaquín V. González”- CABA)
La explicación teórica se desarrolló lenta, tranquila y pausada. Aún así lxs alumnxs no
emitían palabra. Pero tampoco hablaban. Algo que al principio me tensionó pero luego
recordé que en las clases expositivas que había observado con ellxs, muchxs charlaban
por lo bajo o hacían otra cosa. Eso me calmó un poco porque esta vez, todos miraban
sin emitir sonido. (autoregistro de 2da. clase de Florencia en ISFD 29 “Prof. Graciela
Gil”- Merlo)
Sentí nervios e inseguridad (asumo que propia del comienzo de las prácticas en superior)
por dar ciertos temas o contenidos. (registro de observación de Florencia en ISFD 29
“Prof. Graciela Gil”- Merlo)
Más allá del “rito de paso” nos interesa aumentar la mirada acerca de la zona liminal para
superar la idea de frontera como borde divisorio de lo binario y resignificarla como
hibridez témporo-espacial y cultural en tanto espacio liminal donde el residente, lxs
alumnxs del curso, su profesor/a y lxs tutores de la cátedra están en constante fluctuación,
interpelación y conflicto. Pues como lo advierte la semióloga brasilera, Irene Machado
(2010) “la noción de liminalidad se convierte en un tropo y en una categoría analítica para
comprender la formación de la identidad de las personas, los cuerpos, los territorios y los
sucesos, que se ubican en los márgenes de lo normativo” (p. 28). El/La residente con su
práctica pretendidamente innovadora desterritoraliza (Deleuze y Guattari, 2004) el modo
de dar a saber, mueve la identidad y lugar del docente a cargo en una puesta en diálogo
(Zavala, 1999; Machado, 2010), hibridiza (García Canclini, 1990) los modos en que
determinadas formas se van separando de prácticas existentes y se recombinan en nuevas
prácticas, crea un “tercer espacio” (Homi Bhabha, 1994).
Me sirvió para darme cuenta qué aspectos tengo que seguir profundizando, qué me
gustaría agregar o cambiar, cómo son los tiempos en los ISFDs y conocí gente súper
agradable. De hecho, las alumnas que participaron de esta clase fueron los pilares más
importantes de la experiencia que compartimos. Me hicieron sentir cómoda. Que valió
la pena el estrés y el tiempo destinado a preparar todo. Pudimos construir un lindo
espacio. Aprendí un montón y creo que ellas también. Estoy ansiosa por nuestra
segunda clase.
No podemos negar que en otros casos el/la profesor/a del curso, por múltiples razones,
funciona como un impedimento para ampliar la zona liminal de potencialidades pues
interrumpe al residente innecesariamente, monitorea lo que realiza y juzga con sus
gestualidades o hasta en algunos casos –operando desde su liminalidad- dialoga con
algunxs alumnxs agregando ejemplos o aclarando aspectos mientras el/la residente está
explicando o dando tiempo a sus alumnxs liminares para que bosquejen una respuesta.
Sin dudas, a nosotrxs como tutores nos cupe también guiar acerca de la dinámica de la
clase, la transposición didáctica de los saberes teóricos, la articulación con la práctica, la
modalidad singular de las intervenciones, las consignas de trabajo. Esa es nuestra tarea en
el “tercer tiempo” de las consultas y las reflexiones sobre las residencias que permiten
nuevos guiones conjeturales manteniendo un espacio individual y colectivo. Pero, además,
para transitar este “tercer tiempo” hemos decidido intensificar las relaciones previas a las
residencias con las instituciones que receptan a nuestrxs alumnxs, en parte para superar
la idea del mero préstamo de los cursos y para disminuir lo que no sabemos de la lógica de
trabajo y de producción científica que se genera en los ISFDs. Como mencionáramos, los
aulmnxs autogestionan el ingreso por primera vez a un ISFD para realizar una observación
etnográfica. Y hemos organizado este año el I Foro sobre formación docente de Profesorados en
Letras con el objetivo de inaugurar un espacio de intercambio y articulación entre la
Universidad de San Martín y los ISFDs de la zona más cercana. El Foro logró constituir una
red entre instituciones de la Educación Superior para promover prácticas docentes en la
enseñanza de la lengua, la lectura de alto impacto en la escuela y más allá de ella, gracias a
cuatro acciones: una conferencia inaugural a cargo del Dr. Gustavo Bombini, una mesa
redonda con directivos de ISFDs, una reunión entre directivos para la creación de una red
informativa y productora de proyectos conjuntos de formación, investigación y publicación
académica, mientras, simultáneamente los alumnxs de la universidad y los ISFDs
asistieron a tres talleres3.
3
Taller 1: Modos de Leer en los Profesorados en Letras a cargo del Prof. Guillermo Negri. Taller 2: La escritura
en la Formación en Letras a cargo del Mg. Sergio Frugoni. Taller 3: Educación Sexual Integrada en los
Profesorados en Letras a cargo de las ayudantes adscriptas: Daniela Carnero y Sabrina Garay.
En el contexto del Foro, uno de los ejes fue la lectura para pensar/interpelar la formación
docente en Lengua y Literatura. Con ese fin diseñamos un taller considerando la lectura
como un “campo plural de prácticas dispersas” (Barthes,1994) que invitara a revisar sus
concepciones y representaciones.
La consigna de trabajo se inició con algunas preguntas sobre qué significaba para ellxs leer,
cómo leemos quienes nos formamos en el campo de las letras.
En principio, la lectura fue definida, por la mayoría de lxs asistentes, como un “acto social
y colectivo”, como una práctica cultural que se aprende y comparte para asumir una
diversidad de modos. Otras de las constantes, fue entenderla como una operación que
posibilita “sumergirse en mundos posibles o maravillosos”, ligado a la lectura de ficción o
como la forma ineludible “para adquirir conocimientos”.
A su vez, esta “avidez” que despierta el acto lector, en el momento de explicitar la manera
de concebirlo, surgió como una acción más individual y hasta técnica, al ser puesto en
relación sinónima con la interpretación. Esta operatoria lectora de carácter simbólico fue
mencionada como un interés propio, con una carga emocional y subjetiva en cada lector.
Entonces, se focalizó en el carácter transitivo del verbo leer, sin dejar de reflexionar sobre
la intencionalidad, la búsqueda de sentidos tanto en las lecturas instrumentales, ligadas a
una forma de legislación de la lectura, como en las lecturas libres, des-atadas ante la
tensión entre el deseo y el rechazo que se configura en el interior de la pulsión del lector.
Emergieron, modos y objetos de lectura dirigidos por la formación terciaria que brinda el
profesorado diferente a otros modos y objetos elegidos por el sujeto-lector, más allá de su
formación profesional o académica.
la vista necesario para aprender a leer desde un medio gráfico. Sobre todo, afirmaron,
debido a la circulación de soportes y/o formatos textuales en los que no sólo hay palabras
escritas sino también imágenes y videos. En esos casos, tanto la multimodalidad como el
libro-álbum avizoran, si no una novedad, una ruptura en cuanto al modo tradicional de
leer, tan marcado, casi de manera privativa, por la cultura letrada donde primaba la
palabra.
En la voz de los y las talleristas, también se hizo mención a cierta irrupción de lo didáctico
en el momento de leer textos literarios o que no lo son. En términos generales, algunos
textos serían leídos desde su potencialidad como materiales educativos. Este modo de
lectura, está atravesada por un sentido pedagógico donde no se jerarquiza tanto los valores
estéticos o discursivos, sino el sistema axiológico allí representado, convirtiendo el texto
en un dispositivo para instalar algún debate ético. Aunque el problema del canon no
pareciera atravesar este modo de lectura, resulta significativo reponer una tradición
histórica que nos remonta a la Antigüedad Clásica. En esos tiempos, según Fernando
Gómez Redondo (2008), la enarratio poetarum regía el modelo educativo en la enseñanza de
las artes elocutivas. En ella, la glosa y la dilucidación de los méritos de autores y obras
consagradas legitimaban el comentario y el “asiento de un aprendizaje de valores que no
eran estéticos, sino doctrinales” (p. 463). Por eso, insistimos que se trataría de una postura
más preocupada por lo pedagógica que por el saber didáctico para enseñar literatura. En
palabras de Jan Mukarovsky (1997 -representante del estructuralismo checo- los problemas
relacionados con la función comunicativa de la literatura, las normas instituidas por las
tradiciones históricas y quebradas por las vanguardias y el valor estético, no están
presentes en este modo de lectura.
El aplicacionismo fue referido por lxs alumnxs de este taller como la lectura que busca
demostrar los alcances de una teoría o de un sistema crítico literario al desplegar sus
procedimientos, conjeturas y afirmaciones sobre un texto. Unx de lxs participantes expuso
el mecanismo que diferencia entre “procedimientos” y “materiales” o “contenidos”,
metodología reconocida en la teoría del formalismo ruso. Otrx tallerista señaló el recorrido
teórico del “análisis estructural del relato” que muchas veces deben reconocer en las
consignas de lectura literaria. Categorías como “núcleo narrativo”, “indicios”,
“informantes”, “catálisis” y “niveles de análisis”, están dadas como previas a cualquier
práctica lectora, ya sea individual o colectiva, y sólo tienen que verificar una lectura, no
demostrarla
En el caso de la literatura comparada, también nos enfrentamos con una corriente teórica
que plantea un modo de leer la literatura. Al repreguntar en qué consistía esta manera
particular de lectura, una de las participantes respondió que “en las clases de la profesora
xxxx leemos cómo evoluciona el héroe como personaje, desde la Edad Media hasta la
modernidad”. Nuevamente, método y modo de lectura entran en identidad. Estos modos
de leer se inscriben en lo que podríamos nombrar como la jurisprudencia que legisla el
marco epistemológico de la Teoría y la Crítica Literarias. Son mecanismos de intervención
lectora desde la referencialidad del campo, responden a esos principios, se configuran
hacia el interior de ese paradigma científico, que impacta en las prácticas didácticas de la
educación superior de la formación en Letras, por relación de correspondencia y
transitividad, pareciera que no tanto por transposición didáctica, entre el contexto de
producción primaria del conocimiento (la academia, los centros de investigación) y el
contexto de producción secundaria (las instituciones educativas).
Sin embargo, si bien se señaló que las lecturas de los alumnos de Letras dejan de lado la
mirada “ingenua”, el acto de leer no deja resignado cierto principio de placer. Este placer
Bibliografía
Barthes, R. (1994). “Sobre la Lectura” en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la
escritura. Buenos Aires: Paidós.
Bhabha, H. (2002). El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial.
Blake, C. (julio, 2017). “Las prácticas docentes como versiones liminales” presentada en IX
Congreso Nacional de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Corrientes, Argentina.
Resumen
La formación superior universitaria presenta a los estudiantes, en la mayor parte de los casos, un
saber fragmentado y una práctica anacrónica de la ciencia y la tecnología (García, 2006). En el
recorrido que llevamos realizado como futuras docentes de Química e Historia hemos advertido que
existe una excesiva especialización que parcializa el estudio y que no permite realizar una
interpretación compleja de la realidad.
Nuestra investigación nace de la experiencia de compartir el cursado de materias pedagógicas, que
son punto de encuentro de la mayoría de los profesorados de esta institución. Esta posibilidad de
interrelacionarnos desde diversas disciplinas genera un lugar propicio para plantearnos algunos
interrogantes.
En ese sentido, en este trabajo problematizamos cuáles son los espacios o herramientas que se
brindan desde la formación docente para fomentar y construir el conocimiento multidisciplinario
en nuestros alumnos quienes, a su vez, van a ser próximos docentes. La metodología empleada en
esta investigación es de carácter cualitativa, por ello, analizamos, en primer lugar, los diseños
curriculares y planes de estudio de los Profesorados de historia y química. También nos valemos de
entrevistas semiestructuradas a docentes de educación superior, graduados y compañeros de
nuestras carreras en la universidad.
El análisis de estos documentos y entrevistas, nos permite acercarnos un paso más en el contacto
con otras ciencias que no son afines, preguntándonos y replanteándonos si en algún momento se
podría dar un trabajo interdisciplinario.
Introducción
Comenzamos este trabajo con el análisis de los planes de estudios de las carreras de
Profesorado en Historia y Profesorado en Química de la Universidad Nacional del Sur, para
poder problematizar como estudiantes, nuestra formación respecto de la práctica docente.
En particular, nos interesa conocer, desde lo curricular, qué herramientas se brindan para
Por esto, vemos relevante preguntarnos si ésta división de campos y de saberes tan
específicos nos es útil a la hora de realizar nuestra labor docente en el nivel Superior,
teniendo en cuenta que vivimos inmersos en una realidad cambiante y compleja que
requiere de nuevas formas de comprensión y acción.
Estos interrogantes también se nos muestran desde la observación de los planes de estudio
de los Profesorados de Educación Inicial y Primaria de la Escuela Normal Superior “Vicente
Fatone”, donde realizamos nuestra práctica docente de Nivel Superior. Allí, tuvimos acceso
a los planes de estudios y programas de las materias, advirtiendo que las áreas que se
enseñan son Ciencias Sociales y Ciencias Naturales entre otras, las cuales son un campo
del conocimiento diferente al que fuimos formados.
A su vez, Rolando García (2006) plantea una problemática epistemológica que rebasa los
límites de las disciplinas específicas, permitiendo un conocimiento integrado de la realidad
compleja:
Con respecto al plan de estudios del Profesorado de Historia, se considera que hay una
formación básica en las ciencias sociales, porque se dan las materias de “Introducción a la
antropología”, “Introducción a la economía”, “Sociología”, “Introducción a las Ciencias
Políticas”, “Introducción a la Geografía” y “Taller de producción de Discursos Humanos”.
Con esto lo que se pretende, es “una formación integral favoreciendo la interacción del
estudiante del profesorado de historia y disciplinas a fines”. Las mismas son dictadas en el
primer y segundo año de la carrera, entendiendo que de esta manera se comprenderá y se
relacionará con las diversas materias “disciplinares de historia”, pero en la realidad, son
pocos los docentes que establecen una interrelación entre estas materias consideradas
ciencias sociales. Está dejado a la libertad de cátedra de cada asignatura particular la
manera en que se relacionan los contenidos. Perdiéndose una visión más compleja que
abarque todas estas materias como ciencias sociales, dificultando de esta manera, una
compresión y diálogo abierto y multidisciplinario con estas ciencias afines. En el
curriculum están pero en la práctica no.
Lo mismo sucede con el plan de estudios del Profesorado de Química, aunque en este caso
la formación es mucho más específica. Se dictan únicamente como materias que
pertenecen a las Ciencias Naturales: “Introducción a la geología”, “Biología General” y
“Física General”, siendo el resto de materias específicas de la química: “Un curriculum
rígidamente estructurado de manera vertical y jerárquica, que a su vez se fragmenta en
clases y asignaturas, que se van cerrando en círculos más pequeños” (Ornellas Navarro,
1981: 2). Los contenidos que se enseñan están compartimentados, como plantea Camilloni
y no hay una interrelación de los mismos, por parte de los docentes. Los estudios están
estructurados en disciplinas que son obligatorias y, en cuanto a las materias optativas, se
deben realizar cuatro, de las cuales sólo existen cinco opciones para elegir, viéndose muy
poca flexibilidad: “El currículo cerrado es aquel que no da opciones a los estudiantes en el que
nada se puede elegir, ni materias, ni tiempos, ni secuencias de materias. Todo está establecido por
lo que las decisiones curriculares le están vedadas al estudiante” (Camilloni: 2001, 46) Por otro
lado, la teoría está dividida de la práctica; esto último se ve reafirmado en la fragmentación
que existe entre las materias teóricas y su correspondiente laboratorio, que se da como una
materia separada en el cuatrimestre posterior o incluso el año siguiente. Esto implica que
se pierde de vista lo indispensable que es la práctica misma para el saber profesional:
“Cómo se traduce, cómo se transforma este conocimiento teórico en la resolución de los casos
prácticos, en esto consiste la formación de un profesional” (Camilloni, 2001:45).
Retomando a Bourdieu (1991) todo campo de conocimiento se rige por leyes generales de
funcionamiento, que logran ser comprendidas en función de otros conceptos, tales como
capital, posición, interés. Se puede decir, que en el campo del currículum, el capital se
define por la existencia de un saber legitimado para ser enseñado y las perspectivas que
asumen docentes y estudiantes para que pueda concretarse. En este sentido, el curriculum
es muy importante puesto que al ser un campo complejo, se encuentra vinculado con el
contexto social en el cual fue creado, como respuesta a las circunstancias socio-históricas
y culturales, así como también a las estructuras económicas y políticas, sin descartar a los
intereses académicos de quiénes lo organizan y lo hacen realidad desde sus acciones. Así,
el diseño curricular queda expuesto a determinados posicionamientos epistemológicos,
que se transmiten en la formación de los futuros profesionales. Estos sujetos estarán
formados desde ciertos saberes, fragmentarios, que no siempre se plantean en tener una
mirada más compleja sobre la realidad social y en vinculación con otras ciencias, lo que
permitiría explicar los cambios estructurales del mundo de hoy, permitiendo una mejor
relación entre las diversas ciencias, y una mejor articulación entre formación – ciencias –
sociedad.
Lo que propone dicha docente es generar algún punto de encuentro entre las disciplinas,
teniendo de esta manera a un planteo superador, puesto que: “el conocimiento es tanto y tan
amplio que es imposible abordarlo desde una única disciplina, entonces esa necesidad de abordaje
hace que uno necesite si o si de un colega, ya que uno no es idóneo en todo, pudiendo tener
conocimientos elementales de esa ciencia”. De esta manera se posibilitaría, no sólo
conocimientos elementales de otras ciencias sino que también se promovería el trabajo en
equipo.
Por otro lado, en referencia a sus clases, la asesora pedagógica comenta lo siguiente:
“enseño desde la práctica la multidisciplina, trabajo con el laboratorio no sólo teoría, sino también
práctica, lecto-escritura, trabajar posibilidad de opinión con distintas posturas, tener una posición
crítica”. A lo que nos preguntamos ¿por qué esto no se realiza con las otras materias? siendo
prácticamente una novedad esta articulación de teoría y práctica, cuando se debería
abordar en todo el curriculum. La docente también refuerza nuestra idea de que las
residencias docentes son espacios enriquecedores para poder trabajar en grupo con
estudiantes de otras disciplinas.
Aunque destaca como positivo el hecho de que el docente de Primaria e Inicial estén
formados en un diálogo abierto con otras ciencias: “El maestro de primaria, abarca todos los
campos disciplinares. Tiene herramientas para producir esos diálogos de la formación que ha
recibido”. Ahora bien, ¿Quién les enseña a las alumnas de dichas carreras estas ciencias en
la cual no fuimos preparados para la práctica? ¿A nosotros qué herramientas nos ayudan a
desarrollar?
Analizando los planes de estudio de los profesorados en Nivel Inicial y Primaria, se puede
observar que ambos poseen materias vinculadas no sólo con las puntuales como Ciencias
Sociales y Ciencias Naturales (Ciencias Naturales I y II, Didácticas de las Ciencias Sociales
I y II y Didáctica de las Ciencias Naturales I y II, Taller integrado de Ciencias Naturales y
Sociales, Ateneo sobre Problemas de la enseñanza de las Ciencias Naturales, y Problemas
de la enseñanza de las Ciencias sociales), sino también tienen didácticas, talleres
específicos que abordan sus problemáticas de enseñanza, es decir, se brindan
herramientas que no sólo dan una visión más compleja del conocimiento sino también
permiten un pensamiento crítico de su formación y de su práctica. Consideramos que
resultaría interesante e importante incorporar talleres o seminarios en nuestras carreras
para poder replantearnos futuras prácticas profesionales.
Además, podemos apreciar que ambos profesores enfatizan que tiene que haber
multidisciplina con las ciencias afines, aunque en el caso de la profesora de didáctica de la
Química se plantea una mayor apertura buscando relacionar otras disciplinas distintas,
abogando por diversas maneras de fomentar algún punto de encuentro, como materias
transversales y talleres. Como también manifiestan los otros encuestados: “Intentaría un
trabajo colaborativo para abordar los contenidos desde ambas perspectivas, para que a los
alumnos no les quede la idea de que cada disciplina tiene su campo de estudio y las demás no
pueden abordar esos contenidos.”
Conclusiones
Bibliografía
Gutiérrez, A. (1995): Pierre Bourdieu. “Las prácticas sociales”. Edit universitaria, Universidad
Nacional de Misiones. Dirección General de publicaciones. Universidad Nacional de
Córdoba. Posadas.
Martínez Rodríguez, J. B. (2016) “Cap. 1. Prácticas, políticas y retóricas en la enseñanza
universitaria” en: La enseñanza en la educación superior. Investigaciones, experiencias
y desafíos. Compilado por Mónica Insaurralde. Editado en Buenos Aires por Noveduc.
Morín, Edgard (1998). Articular los saberes “¿Qué saberes enseñar en las escuelas?”, Buenos
Aires, Ediciones Universidad del Salvador.
Ornellas Navarro, C. (1982) “La reforma universitaria y la enseñanza tubular”, en: Foro
universitario. N°19. Revista STUNAM, N°19, México.
Insaurralde, M. (comp) (2016) “La enseñanza en la educación superior”. Investigaciones,
experiencias y desafíos. Editado en Buenos Aires por Noveduc.
Wallerstein, M. (1996) “Abrir las Ciencias Sociales” Informe de la comisión de Gulbekian
para reestructuración de las ciencias sociales. Editorial Siglo XXI, México.
Julieta Bringas
elcorreodejulietabringas@gmail.com
Mariana Carballo
marianacc23@gmail.com
Resumen
A partir de la evaluación de la cursada del año 2016 y de las entrevistas realizadas a los
docentes de la cátedra, se evidenciaron problemas en torno a la vinculación entre la
formación teórica y la formación práctica; la necesidad de contar con una propuesta que
articule los diversos espacios favoreciendo la intervención docente a través de una
propuesta de trabajo tutorado; y por último promover el desarrollo de capacidades
necesarias para el desempeño profesional que incluya la incorporación del análisis
multirreferencial1 (Ardoino, 1991) donde se valore fuertemente la implicación con la tarea.
Nos resulta importante dar a conocer los espacios de formación que la cátedra brindaba a
sus estudiantes previamente al trabajo tutorado. Éstos se dividían en: teóricos, talleres,
trabajo en terreno y dispositivos técnico-pedagógicos. Los primeros que se encontraban a
cargo de la Dra. Diana Mazza y la Dra. Soledad Manrique, se centraban en el desarrollo de
1
Entendemos por análisis multirreferencial tal como lo concibe Jacques Ardoino (1991: 1) en tanto
aproximación analítica de las situaciones, las prácticas, los fenómenos y de los hechos educativos, que se
propone explícitamente una lectura plural de tales objetos, bajo diferentes ángulos y en función de sistemas de
referencia distintos, los cuales no pueden reducirse unos en otros.
categorías teóricas donde se propiciaba la lectura de autores desde fuentes primarias. Era
un espacio que habilitaba las vinculaciones teóricas entre los autores, presentando un
sólido marco epistemológico desde el cual se pretendía un recorrido coherente y preciso
para el abordaje de la especificidad del conocimiento didáctico, los problemas que esta
disciplina enfrenta y las discusiones en torno a su status científico. El segundo espacio,
basado en el eje de formación en el análisis y su metodología, a cargo de los profesores
auxiliares, era dictado en espacios reducidos de trabajo práctico. Se centraba en proveer a
los alumnos de herramientas heurísticas y metodológicas, haciendo especial referencia a
las técnicas de observación y al análisis didáctico desde la multirreferencialidad. El trabajo
que se propiciaba en pequeños grupos en torno al análisis de un caso provisto por el equipo
de cátedra, era evaluado de forma presencial e individual. El tercer espacio se
fundamentaba en la modalidad de trabajo en terreno, en donde cada grupo de estudiantes
que elegía esta modalidad se dirigía a una institución para realizar una práctica de
observación que constituiría el material con el cuál trabajar en lo sucesivo. Con el trabajo
sobre ese material, se daba paso al análisis multirreferencial, en donde la figura del
docente se presentaba como central para el seguimiento grupal. Finalmente, las jornadas
de acción o dispositivos técnico-pedagógicos vertebraban la propuesta en tanto formación
técnico-instrumental, propiciando la toma de diferentes roles por parte de los alumnos
como futuros licenciados en Ciencias de la Educación.
Como todos los años, a modo de cierre de cursada, los alumnos realizaban una evaluación
por escrito de su trayecto por la materia. Los comentarios arrojados en la evaluación del
año 2016 ponen de manifiesto la necesidad de: enriquecer los espacios y dispositivos
brindados por la cátedra para que funcionen como articuladores entre la formación teórica
y la formación práctica; fomentar el trabajo de entrenamiento de análisis; favorecer la
creación de una producción propia dando un salto cualitativo en el análisis de la
implicación más allá de la mera reproducción teórica e impulsar una instancia de
evaluación que propicie la articulación entre los distintos espacios a modo de hilo
conductor del proceso realizado por los alumnos disminuyendo las resistencias
evidenciadas en el primer examen parcial teórico. Merece especial mención este último
punto dado que ese primer parcial teórico era vivido muy negativamente e identificado
como causa de abandono.
Considerando los datos estadísticos del año 2016 se observaron, por un lado, una elevada
tasa de abandono de la asignatura -20.43 %- previo a rendir el primer examen parcial; por
el otro, la tasa de desaprobación de la asignatura al finalizar la cursada fue de 7.53% y, por
último, la tasa de alumnos que regularizaron la asignatura para rendir examen final fue de
84.95%. Ante estos datos, el equipo docente manifestó en principio, que los parciales solían
generar resistencia ya que los alumnos sentían que estudiaban la teoría para reproducirla;
por otro lado, la modalidad de trabajo en terreno tutorado, muy valorada por los docentes
como espacio formativo, era cada vez menos elegida; habiendo participado de ella, ese año,
solo 8 estudiantes.
Teniendo en cuenta las demandas evidenciadas tanto por estudiantes como docentes junto
con los datos estadísticos arrojados, la cátedra propuso ciertas transformaciones. En torno
a la primera problemática que corresponde a la vinculación entre formación teórica y
formación práctica; se diseñó una propuesta con dos espacios; que si bien se discriminaban
por su forma de trabajo estaban fuertemente vinculados. Así el tradicional espacio teórico
tomó la forma de un teórico-práctico que funcionaba en base a lecturas previas y definía
clínicamente su modalidad de trabajo en base a la necesidad de los estudiantes. Si bien se
mantuvo la lectura de autores desde fuentes primarias, propiciando las vinculaciones
teóricas, se propuso la construcción de este conocimiento desde prácticas de análisis a
partir de distintos materiales y en fuerte vinculación con el trabajo desarrollado en los
talleres. Para ello se presentaron en cada clase diferentes “casos” con el fin de ser
analizados a la luz de las categorías teóricas. Este tipo de práctica supuso para los
estudiantes un trabajo integral respecto a los diferentes espacios en los que formaron parte,
favoreciendo un aprendizaje significativo, holístico, situado, y con fuerte vínculo con su rol
profesional. Acompañando la lectura de las fuentes primarias, la cátedra desarrolló
“módulos teóricos” a modo de guía para que los estudiantes realizaran un trabajo
independiente con las teorías y los autores a través de preguntas orientadoras, sugerencias
de videos y bibliografía complementaria.
En segundo lugar, frente a la necesidad de contar con una propuesta que articule los
diferentes espacios, en el marco de los talleres de análisis se introdujo una doble
modificación. Por un lado, el seguimiento sostenido en el tiempo de parejas o tríos de
estudiantes a lo largo de su proceso de entrenamiento en el análisis. Por el otro, la
incorporación de un portafolio como soporte del proceso y al mismo tiempo como
herramienta de evaluación.
La intervención docente giró así en torno a los avances que cada pequeño grupo de trabajo
realizaba. Buena parte del trabajo docente consistió en acompañar los procesos de
escritura y reescritura de los análisis, desde una función continente (Bion, 1975) frente al
sentimiento de frustración que en ocasiones generaba en los estudiantes ese desafío.
Consistió además en sostener una necesaria vigilancia epistemológica (Chevallard, 1997)
sobre los saberes transmitidos y las teorías empleadas, en un proceso donde la autoría de
los estudiantes debía tomar un lugar central. Se advierte aquí, en el relato de los docentes
una tensión propia de esta modalidad de formación en el análisis: el cuidado simultáneo
que es preciso tener sobre la formulación rigurosa y el uso de la teoría, pero al mismo
tiempo la “autorización” que el estudiante debe experimentar para poder convertirse en
analista.
Por último, en función de promover un trabajo que considerara la implicación del analista
con su objeto de análisis, el portafolio incluía un análisis individual de la propia
implicación de cada uno de los integrantes del grupo. Además, comprendía las
producciones grupales escritas frente al caso presentado a lo largo del curso, en tanto
hipótesis interpretativas que daban lugar a un análisis de tipo comprensivo, así como
producciones diversas en respuesta a consignas específicas de trabajo. Ambas
producciones implicaban un trabajo de escritura y reescritura, que se alimentaba desde el
diálogo y la discusión al interior de cada grupo en particular y de la clase de taller en su
totalidad.
Se observa un video sobre una clase en una escuela de sordos donde se entabla un diálogo entre un
grupo de alumnos y dos docentes. Una se comunica con lengua de señas y la otra lo hace con lengua
de señas y hablando al mismo tiempo.
Luego P les pide a los alumnos que cuenten lo que vieron, y va tomando nota en el pizarrón de los
aportes de los mismos, agrupándolos en distintas columnas.
P: - bien, con lo que tenemos podemos trabajar, todo lo que dijeron son sentidos que han
construido. En términos generales son sentidos y es el punto de partida para poder
construir el conocimiento. A partir de ellos podemos construir hipótesis. Si miran las
columnas ¿Qué cosas les parece que tienen en común las palabras que fui agrupando?
PIZARRÓN
1er columna: Maestra atrás, ejemplo, hablar bien, capacidades, relación entre maestras, pareja
pedagógica, objetivo, conocimiento. 2da columna: Querer decir, ronda, silencio, ruido, lenguaje
de señas, oralización, reto cultura, dos mundos, poder del docente, problemática juvenil,
identidad. 3ra columna: Actitud defensiva, potencial, falta.
Sostenemos que es la docente quien a partir de sus intervenciones logra guiar a los alumnos
agrupando y organizando los sentidos que captaron y mostrando su relevancia para el
análisis, siendo sus intervenciones fundamentales.
Nos parece en este punto importante poder dar cuenta de las características del estilo
docente para analizar el modo de organización de la tarea en la transformación propuesta
por la cátedra en los distintos espacios. Analizar las características del estilo docente nos
permitirá exponer el modo de desempeño de las docentes que llevaban adelante los
Frente a la problemática planteada por los alumnos de la cursada del año 2016 acerca de la
escasa implicación personal dentro del proceso de análisis, y de la preocupación de la falta
de vínculo del sujeto con su objeto de trabajo, se plantea la necesidad de considerar un
nuevo encuadre didáctico que atienda a ésta. El docente coordinador se posiciona como el
encargado de acompañar los movimientos del grupo y a sus miembros en sus elaboraciones
conceptuales. Es a través de la interrogación y el señalamiento que los docentes guían las
intervenciones de los alumnos para abrir nuevos sentidos, y a su vez para transmitir la
autoconfianza en ellos sintiéndose capaces de realizar una producción propia. Así, el
aprendizaje es visto como un proceso de autorización en donde el alumno se convierte en
autor de su propio relato, debido a que se implica con la escena observada y la producción
en sí misma. Para dar cuenta de ello, intentaremos mostrar este proceso de producción de
sentido en una situación de taller de análisis mediante un fragmento del registro de su
observadora:
Sostenemos por trabajo tutorado el rol que realizan los profesores de los talleres de análisis
tal como lo concibe Marta Souto (2007) y fue expresado en líneas anteriores. La
coordinación interviene sobre el grupo y busca orientar su accionar de acuerdo a la
dinámica que este va adquiriendo. En este sentido consideramos de suma importancia que
el “docente coordinador” tenga la capacidad de reflexionar sobre el tipo de procesos
implicados en su práctica profesional y sus modos de intervención, tanto a la hora de
diseñar la propuesta pedagógica, como en el momento de intervenir en la situación de
enseñanza.
De igual modo, se les propone a los estudiantes reflexionar sobre su proceso de formación
a lo largo de la cursada, siendo éstas incluidas como un ítem más de evaluación en la
entrega del portafolio.
En principio, resulta innovador desarrollar el trabajo emocional dentro del análisis de una
experiencia de formación en el nivel superior – universitario. En segundo lugar, el
desarrollo de capacidades supone dos líneas de acción en las que, por un lado, el alumno
se enfrenta con el abordaje teórico desde el trabajo con el marco epistemológico; y por el
otro, con el desafío de elaborar una producción propia y original que dé cuenta de la
implicación en el proceso de formación. En tercer lugar, consideramos que el “docente
Como afirman Sánchez Troussel y Manrique (2017) sostenemos que “el desarrollo de
capacidades es un proceso que involucra cambios en nuestros esquemas de pensamiento,
acción y valoración. En este sentido los procesos de formación involucran necesariamente
cambios identitarios.”
Entendemos a la formación como un proceso que implica el trabajo desde tres pilares:
desde lo emocional, desde el desarrollo de capacidades para el abordaje teórico que
permitan una producción propia y original, y desde la intervención del “docente
coordinador”. Esto se hizo visible, en el marco de los cambios propuestos por la cátedra, a
través del portafolio.
A lo largo de este trabajo hemos querido dar cuenta de que el dispositivo descripto no es la
formación en sí, sino que se constituye en soporte de la formación, generando un ambiente
facilitador en donde el estudiante se forma a sí mismo. Para dar cuenta de esta tarea
incluimos la voz de una de las docentes de los talleres de análisis: “Yo creo que hay un punto
en que uno puede señalar, pero es el otro el que hace algo con eso que se señala. Uno tiene un adulto
enfrente, da las indicaciones y además dice: ‘mirá, estoy disponible’. Pero si del otro lado no hay
actitud activa, resolutiva, es muy difícil que algo se modifique.”
El estudiante se forma en tanto desarrollo personal, solo y por sus propios medios; son los
dispositivos los que “median” en el proceso formativo.
A modo de cierre
Consideramos que esta propuesta de formación invitó a los alumnos a reflexionar sobre su
propia práctica como futuros profesionales, donde pudieron realizar un recorrido de sus
procesos formativos acompañados por un docente tutor. A partir de sus señalamientos les
permitió a los estudiantes vincularse y desarrollar herramientas para el abordaje de
situaciones de enseñanza desde una mirada compleja (Morin, 1996) acercándolos a las
exigencias del propio campo profesional.
Referencias bibliográficas
Gabriela Castaldi
gabicastaldi@hotmail.com
Susana Fernández
susana_aike@yahoo.com.ar
Nadia Palma
nadiapalmas@hotmail.com
Resumen
Durante el 2017 los profesores de Práctica Docente del segundo año de los profesorados en Teatro y
Artes Visuales junto con las profesoras de Didáctica General y el Profesor de Teatro de Objetos
conformamos un equipo de trabajo interinstitucional para pensar juntos las experiencias estético
relacionales que desde el espacio de la práctica propondríamos transitar a nuestros estudiantes.
Sabíamos que estas experiencias se iban a ir configurando a partir de la toma de decisiones
colectivas y podríamos construir conocimiento nuevo sobre formas transdisciplinares de abordaje
del campo de la práctica y de la didáctica generalista y especialistas en cada escuela. El recorte de
trabajo se fue delineando naturalmente por nuestros propios espacios curriculares y se gestó lo que
denominamos PROYECTO DE ARTICULACIÓN: “INSTALACIONES Y TEATRO DE OBJETOS”.
Proyecto que, con ajustes de mejora, continuamos sosteniendo en el 2018
Desde un comienzo sabíamos que al iniciar esta articulación tendríamos que atender a diversas
problemáticas
Con respecto a nuestra propia labor:
1. Los factores obstaculizadores para el trabajo en red: tiempos, espacios, agrupaciones e
intereses institucionales propios y de las comunidades receptoras
2. Las representaciones y matrices propias en cuanto a las estrategias a adoptar para que las
experiencias diseñadas fueran coherentes con las competencias que pretendíamos
desarrollar en los estudiantes.
Con respecto a los estudiantes:
1. El desconocimiento de contenidos propios del lenguaje- disciplina especialista en cada área
y la falta de experiencia de trabajo colaborativo.
Concebir el espacio de la práctica docente desde la perspectiva del arte relacional implica
concebirlo desde una perspectiva comunitaria e investigativa con un posicionamiento del
hacer docente basado en la creación, la no reproducción de esquemas de actuación y la
reflexión colectiva sobre lo desarrollado durante cada instancia del proceso de elaboración
e implementación. Poder pensar juntos el proceso, el recorrido y a cada paso de las
experiencias, registrar, volver a pensar, introducir otras variables que propongan nuevas
interacciones y aprendizajes no es tarea simple con grupos de profesorado numerosos que
recién están dando sus primeros pasos en el aula con sus miedos, ansiedades y universo de
representaciones sobre lo que significa “ser docente de arte”.
¿Cómo generar desde el espacio de la práctica docente II de los profesorados de arte una
experiencia afectiva y comprometida que deje huellas profundas y positivas en la
subjetividad de nuestros estudiantes y que les posibilite aprendizajes potentes en su
trayecto formativo del campo de la práctica profesional especialista? Esta fue la principal
inquietud que nos convocó a pensar los modos y estrategias que promovieran aprendizajes
intensos en un corto tiempo pero que fueran lo suficientemente flexibles para capitalizar
el emergente y coherentes con el perfil docente artista.
1
Acaso María y Clara Megías, Art Thinking, Editorial Paidós Educación, España, 2017.
elaborar una hipótesis de trabajo que se entrame con las experiencias previas de los
niños
dar cuenta de lo trabajado a través del relato pedagógico con cualquier dispositivo
Con respecto a nuestra propia labor como formadores de futuros docentes en primera
instancia atendimos a revisar y compartir las representaciones y matrices propias sobre lo
que significa el arte relacional, el hibridaje de lenguajes y los posicionamientos sobre
educación artística en el nivel inicial.
Fuimos aprendiendo que lo que el estudiante no sabe lo vive como necesidad o problema
que promueve la curiosidad, la búsqueda o investigación y que también las experiencias
transitadas en convivencia con lo diverso permiten retroalimentarse problematizando lo
vivido a partir de la mirada de los otros. Alternamos estrategias en función de dar respuesta
a la necesidad de acompañar las trayectorias educativas de acuerdo a carencias concretas.
Es así que, aun teniendo una bibliografía básica en nuestros programas, ellos se
modificaron, adaptaron, y cambiaron en base a las necesidades de los estudiantes. La
didáctica general y la práctica docente, en equipo, andamiaron las hipótesis de trabajo y
brindaron marcos teóricos desde los cuales reflexionar sobre las situaciones concretas. La
flexibilización de los programas hizo posible trabajar de manera personalizada con cada
grupo. La sociabilización cotidiana de emergentes de cada equipo de trabajo permitió
ampliar la mirada sobre las estrategias de resolución de los mismos. Nos ayudaron las
ruedas de verbalización grupal, el cuaderno de bitácora o de registro, la problematización
de lo observado, el plan de búsqueda en diversas fuentes, el portfolio de recursos, y la
estadía en la comunidad receptora.
No era suficiente con que los “espectadores” (los niños) solo jugaran en las instalaciones
modificándolas e interviniendo en ellas (ya que así no se daría el cruce de la plástica hacia
el teatro) o que partieran de juegos dramáticos y luego se olvidaran de los objetos al
terminar los mismos (permaneciendo en el juego teatral). Para que el cruce sea posible y
se conservará la esencia de ambas áreas los espectadores debían tener experiencias
estéticas a nivel corporal y espacial apreciando las instalaciones artísticas preparadas para
ser contempladas, recorridas y problematizadas, involucrándose activamente con las
acciones que estas proponían. Conectarse o por lo menos explorar dramáticamente a los
posibles personajes que las instalaciones sugerían. En algunos casos las instalaciones
contenían conflictos potenciales. En el camino inverso, luego de improvisaciones o
exploraciones de objetos, debían pensarse consignas que permitiesen generar una
instalación que luego pueda ser observada e intervenida o reinstalada, introduciendo otras
variables, para invitar a otras experiencias estéticas. Saliendo del eje de la producción en
algunos grupos se presentaron también propuestas de apreciación. Estas consistieron en
actuaciones con títeres/objetos que luego sirvieron de disparadores y motivadores para la
actividad de producción. Es así como el trabajo con la música, el cuerpo, los objetos y los
espacios permitieron experiencias multisensoriales atendiendo a trabajar con todas las
inteligencias que según Gardner poseemos. Los objetos lúdicos fueron diseñados para
2
Alvarado Ana, El actor en el teatro de objetos, en revista MOIN-MOIN, Año 5 Número 6, 2009. UDESC/SCAR-
Brasil
Según Nicolas Bourriaud, esta forma de trabajo relacional y de hibridaje que se plantea en
las artes contemporáneas a partir de los 90 tiene su origen en las actividades y contextos
cotidianos donde se produce por ello en nuestro proyecto no podíamos ignorar los saberes
e intereses previos de los niños, fue así, como a partir de una evaluación situacional, se
recuperó el trabajo de campo que los niños habían realizado al visitar el Humedal de Cerri,
para diseñar las propuestas. Los estudiantes de ambas carreras escribieron con su proyecto
un texto único dentro de un contexto específico, en ese sentido hablamos de una pedagogía
culturalista con un enfoque situado en los intereses de un grupo determinado donde lo
elaborado tiene un sentido para quien lo construye y con quien lo comparte.
Conclusiones
que proponemos desde los espacios de práctica docente desde un hacer y pensar colectivo,
flexible, ajustado a los intereses y necesidades de todos los involucrados. La práctica
docente como práctica de taller fomenta la asunción de co- responsabilidades, la
autonomía en el aprendizaje, la valoración de la heterogeneidad y, por sobre todas las
cosas, posibilita entender que cada hipótesis de trabajo, cada diseño y cada camino es único
e irrepetible.
Rita De Pascuale
ritapascuale@gmail.com
Sonia Sansot
soniasansot@gmail.com
Resumen
y por ello creemos necesario revisar cuáles son y cómo se despliegan, los saberes didácticos
necesarios para formar docentes que puedan enseñar hoy.
Introducción
1
Investigaciones de este equipo: “La normatividad escolar en la enseñanza media de la provincia de Río Negro”; “La
intervención docente en los espacios interpsicológicos en el salón de clases”; “Espacios de construcción cognitiva en el
salón de clases. Un estudio desde las interacciones”;” La construcción cognitiva en estudiante del último año del Nivel
Medio: un estudio desde las actividades didácticas”.
Marco teórico-metodológico
HERRAMIENTAS:
Saber Didáctico
OBJETO:
Los componentes que integran este Sistema ideal y sus interacciones, expresan nuestras
hipótesis sobre la Formación Docente Universitaria. Cabe destacar que la indagación
exploratoria se orienta por los siguientes interrogantes ¿Cuáles son los saberes didácticos
que median hoy en la formación en los profesorados universitarios para Nivel Medio?
¿Cómo se despliega el binomio continuidad- novedad en relación a los saberes docentes
para la formación? ¿Cuáles son los sentidos que los formadores de formadores le otorgan a
los saberes didácticos para la construcción del oficio? ¿Los estudiantes avanzados de los
profesorados realizan demandas de saberes didácticos a la formación, si es así, cuáles y por
qué?
Sin embargo, aquí analizaremos parte del escenario, desde el componente de las reglas, en
particular: el plan de estudio, para comprender e interpretar los sentidos que la institución
otorga a la Formación Docente. Consideramos que este dispositivo imprime ciertas
condiciones a las trayectorias posibles de ser construidas por los sujetos en formación. En
este marco, los saberes didácticos concebidos como instrumentos de mediación, no son
herramientas neutras para ejecutar operaciones, dado que integran las comprensiones de
las prácticas en que se usan. Definen modalidades de apropiación y uso en el ejercicio
docente, remitiendo a una visión del aprendizaje como participación comprometida en
cambiantes procesos de actividad donde el conocimiento es inacabado y problemático. En
este sentido, las actuales transformaciones en la producción de significados (por
La primera decisión metodológica adoptada fue definir los descriptores analíticos para
realizar un primer nivel de análisis de los Planes de Estudio: Titulación, Año de aprobación,
Fundamentación, Perfil Profesional, Áreas Formativas, Cantidad de Espacios Curriculares,
Distribución de materias por área, Cargas horarias, Contenidos de materias pedagógicas,
Contenidos de materias didácticas, Correlatividades.
El plan indica dos titulaciones: Tercer ciclo de EGB y Polimodal (Pregrado), con 2912
horas y Profesor en Física (Grado), con 3680 hs. Dado el objeto de estudio de nuestra
investigación, aquí se abordará solamente la de Nivel Medio.
Las Áreas de Formación y sus Cargas horarias poseen una distribución desigual. La
sumatoria de las Áreas Disciplinares, Básicas y de Integración corresponden a 2100
hs dejando solo 800 para la Formación Docente.
Los contenidos mínimos para Didáctica General enunciados son: Campo disciplinar
de la Didáctica. Los componentes de la situación didáctica: Docentes, contexto,
alumnos y sus interrelaciones. La profesión docente. Los elementos de la didáctica.
La transposición. El currículum. La planificación.
Entendemos que el significado del currículo o de las teorías curriculares tiene que ver con
la proposición de la práctica educativa, con la previsión y la provisión de la enseñanza. El
currículo nos acerca a la enseñanza bajo el punto de vista de las pretensiones para ella.
Tiene que ver con las decisiones sobre lo que debe enseñarse en las instituciones educativas
y sobre la forma de plantearse esta situación. No hay manera de conceptualizar el currículo
o de teorizar sobre el tema que no suponga una posición respecto a si la enseñanza debe
ser o no un proceso controlado y regulado, por quién y de qué manera.
En el escenario al que da forma este curriculum, lo esencial pareciera ser que los docentes
conozcan sólidamente la materia que enseñan ya que la formación pedagógica-didáctico es
superficial e innecesaria, se entiende que los conocimientos didácticos se pueden lograr en
la experiencia directa en la práctica o con buen sentido común. Con esto, no estamos
diciendo que los profesores no deben conocer el campo disciplinar que enseñan, sí
decimos que esta formación no daría cuenta de la doble experticia considerada necesaria
para enseñar: experticia en el campo disciplinar y experticia en la enseñanza de ese campo
disciplinar (Litwin, 2008).
Al respecto, podemos señalar que la enseñanza universitaria hasta mediados del siglo XX
tenía el monopolio de la formación de docentes de enseñanza media y evidentemente de
los profesores de la universidad. La vacancia de una definición política para la formación
de profesores para la enseñanza media y universitaria unida a las sucesivas reformas
curriculares, han sostenido esta perspectiva de la formación de profesores.
Conclusiones
El escenario analizado evidencia que los contenidos disciplinares son para esta Unidad
Académica, el componente más importante de la labor docente. La enorme cantidad de
materias básicas y disciplinares y sus respectivas cargas horarias muestran que los futuros
docentes necesariamente deben dominar los contenidos disciplinares que enseñan. Si
bien, por definición no se puede enseñar lo que no sabe, esto no significa enfocar la
formación en sólo una variable pues ello implica desconocer la complejidad que entrama
el proceso de enseñar y aprender.
La posición de asimetría en el ejercicio del poder que nos confiere nuestra autoridad
pedagógica nos enfrenta a los formadores de formadores a tomar decisiones
epistemológicas e ideológicas. Al seleccionar y organizar el contenido estamos haciendo
un recorte de la realidad de nuestro campo de conocimiento, estamos decidiendo qué
sector de la realidad vamos a acercar a nuestros estudiantes y qué sector vamos a dejar de
lado por lo cual, al comprender que las prácticas de enseñanza definen un Sistema de
Actividad que regula la apropiación de instrumentos culturales, ello se integra a las
comprensiones de las prácticas en que se usan. Por lo tanto las modalidades de apropiación
y uso de instrumentos culturales, (léase aquí: saberes didácticos) remitirán a una
determinada manera de ejercer el oficio docente.
Bibliografía
Resumen
Introducción
Tal como mencionamos anteriormente partimos de la idea, tomada de Lerner et. al. (1996)
de que la docencia es una práctica social que se construye en interacción con otros y que
requiere:
- plantear problemas a partir de los cuales sea posible reelaborar los contenidos y es
también proveer toda la información necesaria para que los alumnos puedan
avanzar en la reconstrucción de esos contenidos,
- promover que los estudiantes se planteen nuevos problemas más allá del ámbito de
la formación inicial.
los contenidos de enseñanza que son los quehaceres del lector y del escritor, el
lenguaje que se escribe y el sistema de escritura.
las situaciones didácticas fundamentales que han demostrado ser propicias para el
aprendizaje de todos los alumnos, “... en cada una de ellas, los alumnos participan
como lectores o escritores de textos de maneras distintas, tanto en relación con el
contenido que están aprendiendo como con las estrategias que van desplegando”
(Kaufman, 2011: 66).
Ya en 2007 (en la presentación a concurso anterior) decíamos, siguiendo a Delia Lerner que
los resultados del trabajo de investigación didáctica en el ámbito de la lengua escrita
permite conceptuar cada vez mejor “las condiciones necesarias para que una situación de
aprendizaje resulte productiva, los requisitos y características de la intervención docente,
la función de la planificación, los parámetros en que se basa la evaluación” (Lerner, 2001,
p. 78-79). Así mismo nos alertaba,
En este sentido, los conocimientos didácticos cuya producción se inicia en la década de los
80, se profundizan en los 90 hasta la actualidad permitiendo sistematizar, describir y
detallar las prácticas de enseñanza, este desarrollo didáctico es fruto de investigaciones y
experiencias realizadas desde el campo de la Didáctica de la Lectura y la Escritura en
perspectiva constructivista haciendo posible realizar avances importantes en la
comprensión de los procesos de enseñanza y aprendizaje escolar. El avance de tales
conocimientos permite plantear que el objeto de enseñanza se redefine teniendo como
referencia a las prácticas sociales de lectura y escritura, se trata de que los niños, desde el
inicio y mucho antes de comprender el principio alfabético del sistema de escritura,
participen en situaciones de lectura y escritura que resguarden el sentido que esas prácticas
tienen fuera de la escuela (textos de uso social, propósitos de lectura y escritura con
sentido, destinatarios reales y variados). La enseñanza se organiza a partir de secuencias y
proyectos, y no de actividades aisladas, en donde los niños reflexionan sobre unidades
menores en situaciones de lectura y escritura por sí mismos aunque aún no lean y escriban
convencionalmente, esto supone organizar las clases de manera muy distinta a como lo ha
hecho la escuela tradicionalmente.
hacer de la escuela un ámbito donde lectura y escritura sean prácticas vivas y vitales,
donde leer y escribir sean instrumentos poderosos que permitan repensar el mundo y
reorganizar el propio pensamiento, donde interpretar y producir textos sean derechos
que es legítimo ejercer y responsabilidades que es necesario asumir. (Lerner, 2001, p.
26)
Esto implica tomar como objeto de enseñanza las prácticas sociales de lectura y escritura,
porque alfabetizar no consiste en que los sujetos puedan descifrar el sistema de escritura
sino que demanda formarlos como practicantes de la cultura escrita. Es así que se necesita
reflexionar deliberadamente sobre las situaciones didácticas que se ponen en juego para
que la comunicación de esas prácticas sea posible. Son cuatro las situaciones didácticas
fundamentales que implican la participación de los alumnos en actos de lectura y de
escritura. Siguiendo a Kaufman “en cada una de ellas, los alumnos participan como lectores
o escritores de textos de maneras distintas, tanto en relación con el contenido que están
aprendiendo como con las estrategias que van desplegando” (2011, p. 66).
En particular, y dentro del abanico de prácticas de lectura y escritura que la escuela debe
promover en los niños, expondremos algunas ideas sobre aquellas que favorecen la
formación del lector de literatura, un lector con gustos personales, capaz de acercarse por
propia decisión a nuevas historias y de transformar sus preferencias a medida que lee,
comenta y profundiza sus interpretaciones en diálogo con otros lectores.
- desde una mirada sociocultural relacionada con las diversas funciones que cumple
la literatura
Desde una mirada sociocultural, relacionada con las diversas funciones que cumple la
literatura, acudimos a las ideas desarrolladas por Teresa Colomer (2005) y tomamos como
referencia algunos de sus trabajos en los que plantea que la literatura promueve:
- el aprendizaje del lenguaje y de las formas literarias básicas sobre las que se
desarrollan las prácticas interpretativas de los individuos a lo largo de la educación
Parafraseando a Colomer, desde que nacemos vivimos inmersos en el uso artístico de las
palabras, estamos rodeados de historias, también oímos o utilizamos con frecuencia juegos
de palabras, rimas, canciones e imágenes verbales. Los niños nacen con predisposición
humana hacia las palabras, hacia su poder de representar el mundo y expresar
sensaciones, sentimientos y belleza y la literatura infantil, tanto si llega en forma oral como
escrita constituye un instrumento culturizador de primer orden en toda comunidad
humana, una verdadera escalera que ayuda a los pequeños a dominar formas cada vez más
complejas de usos del lenguaje y de representación artística.
Los poemas y las canciones enfrentan a los lectores “a nuevas sensaciones, a los sonidos
mismos de las palabras, a las rimas, las reiteraciones y otros recursos no solo sonoros,
también luminosos, coloridos, deliciosos… Y a los silencios” (Torres, 2015).
Ahora bien, con el propósito de poner de manifiesto de qué modo los poemas y canciones
encantan a los niños y resultan mediadores valiosos en la formación de los pequeños
lectores desarrollaremos una situación didáctica particular “Proyecto de recopilación y
reescritura de canciones” (Alvarado, Cano y Garbus, 2006; Castedo y Torres, 2015; Cuter,
Lobello y Torres, 2001; Molinari et. al., 2008; Molinari y Corral, 2008) que contempla
prácticas de lectura y escritura y se analiza teniendo en cuenta:
- los propósitos
- las etapas
Si los niños han frecuentado diversidad de canciones, han podido disfrutar e intercambiar
los efectos que produce este género e ir conformando criterios relacionados con el gusto y
la valoración estética, estarán en condiciones de realizar una selección de aquellas que más
prefieren para sí o para un destinario particular. También pueden recopilar en función de
un criterio determinado: canciones tradicionales, de autor, en torno a una temática, etc. A
partir de familiarizarse con estos textos y disfrutar del ritmo, musicalidad y la fuerza
expresiva del lenguaje, se propone entonces desarrollar un proyecto cuyo propósito
comunicativo es seleccionar y reescribir canciones para producir una recopilación que
circulará por las familias y la institución. En el marco de estos propósitos claros de lectura
y escritura, los niños tienen oportunidades de ejercer prácticas del lector y escritor al
mismo tiempo que avanzar en la adquisición del sistema de escritura.
Se contemplan:
impresiones, los niños solicitan la relectura del docente porque algunas canciones les
agradan mucho, se conversa sobre el efecto del lenguaje en algunas partes del texto, se
comenta sobre los autores o procedencias de las canciones, se explicitan criterios de
selección… También los niños pueden aprender y cantar nuevas obras; algunas las
propone el docente, otras son sugeridas por otros colegas de la institución o bien, por los
mismos niños. A medida que transcurre este intercambio, los niños le dictan al docente los
títulos de las canciones. La lista queda escrita en un papel afiche y expuesta en la sala a
disposición del grupo para saber cuántas y cuáles son las canciones aprendidas. Más
adelante, de la lista registrada puede quedar una más acotada con las canciones más
preferidas; las más conocidas y que “todos saben de memoria”.
Durante el desarrollo de la secuencia, el docente también organiza situaciones para que los
niños reescriban canciones y tengan oportunidades de reflexionar sobre cómo escribir
centrando la atención en la forma gráfica de un texto que se sabe de memoria al mismo
tiempo que sobre el sistema de escritura. Para ello, organiza un trabajo en pareja o tríos en
donde los niños alternan roles de dictante y escribiente y les propone escribir una canción
conocida para incluir en el cancionero. Esta organización promueve la producción
cooperativa entre los niños quienes discuten y confrontan ideas, arriban o no a algunos
acuerdos, incorporan acciones propuestas por el compañero, comparten estrategias en un
proceso de colaboración intelectual que permite aproximarse al saber. Dado que las letras
de las canciones se escriben en verso, el desafío particular que presenta esta situación es
pensar en el corte de línea en relación con la melodía y ritmo de la canción. Pero además,
por tratarse de niños en proceso de la alfabetización inicial, resulta una situación oportuna
para reflexionar sobre el sistema de escritura.
A modo de cierre
Ubica a las alumnas en una primera aproximación a los roles de “alumno y docente”
en el marco de las teorías didácticas.
Finalmente, ¿qué nos proponemos al enseñar? No solo describir sino reflexionar sobre las
condiciones que posibilitan el avance de los niños como lectores y escritores y en la
adquisición del sistema de escritura en torno a las canciones que se conocen y se saben de
memoria. Que las alumnas no solo piensen en qué van a enseñar sino en cuáles son las
mejores condiciones didácticas, cómo hacerlo, así todos los niños que asisten a las
instituciones de Nivel Inicial tengan mejores oportunidades de aprender… y este es el gran
desafío…
Bibliografía
lainstitucion/organismos/lecturayescritura/default.cfm
Molinari, C.; Corral, A. Comentarios Ferreiro, E. (2008) La escritura en la alfabetización
inicial. Producir con otros en la escuela y en el jardín. La Plata: DGCyE de la Provincia
de Buenos Aires. Disponible en: http://servicios2.abc.gov.ar/
lainstitucion/organismos/lecturayescritura/default.cfm
Rivas Flores, J. I. (2018) Descolonizando la formación del profesorado: Buscando sentido
en la transformación social. Espacios en Blanco, volumen 1, Nº 28, junio 2018, pp. 13-31.
Torres, M. (2015) Lectura literaria. Producciones escritas en torno a lo literario I. Módulo
3. Alfabetización en la Unidad Pedagógica. Ministerio de Educación Presidencia de la
Nación. Disponible en: http://universidadesup.fahce.unlp.edu.ar/materiales
Torres, M. (2015) Lectura literaria. Producciones escritas en torno a lo literario II. Leer
poemas y obras de teatro. Módulo 4. Alfabetización en la Unidad Pedagógica. Ministerio
de Educación Presidencia de la Nación. Disponible en:
http://universidadesup.fahce.unlp.edu.ar/materiales
Sonia Rodríguez1
soniarodriguezccnn@hotmail.com
1
Instituto Superior de Formación Docente 96 (La Plata)
2
Universidad Nacional de La Plata
Resumen
El trabajo que aquí presentamos surge de la reflexión sobre nuestra práctica como docentes de los
talleres de didáctica de las Ciencias Naturales y didáctica de las Ciencias Sociales en el Instituto de
Formación Docente número 96 de La Plata. El diseño curricular para el Nivel Inicial aprobado en
2008 propone al Ambiente Natural y Social como un área interdisciplinaria pero en la propuesta de
contenidos estos son desagregados como contenidos de Ciencias Naturales y de Ciencias Sociales
perdiéndose de vista la mirada integradora que se propone en la fundamentación.
Del mismo modo cuando las estudiantes ingresan a los jardines para desarrollar sus prácticas, las
temáticas que se les asignan, en su mayoría, refuerzan la separación de ambas áreas y la no
problematización de los contenidos. El desafío que se nos presenta es, entonces, superar esa visión
fragmentada y diseñar problemas que requieran un abordaje interdisciplinario, que vaya más allá
de los reduccionismos disciplinares.
En ese intento iniciamos un trabajo conjunto en el aula proponiendo a las estudiantes profundizar
aspectos teóricos y diseñar propuestas didácticas alternativas para la indagación del ambiente y
desde un enfoque de Ciencia Tecnología y Sociedad y ambiente (CTS y A) algunas de las cuales son
las que compartimos en este trabajo.
El trabajo que aquí presentamos es fruto de los desafíos que se nos presentan en la
práctica cotidiana en formación docente al orientar a las estudiantes en el abordaje del
ambiente natural y social en el nivel inicial ya que en el diseño curricular del nivel se
especifica que:
se organiza desde la perspectiva ni la lógica de cada una de las áreas sino en función de
este propósito. (Diseño curricular Nivel Inicial 2008:112)
Sin embargo en el profesorado de educación inicial las asignaturas Didáctica de las Ciencias
Sociales y Didáctica de las Ciencias Naturales constituyen dos materias diferentes. En
segundo año cada una de ellas posee una carga horaria de dos módulos semanales y en
tercer año una carga horaria de un módulo semanal, en formato “taller”, recién en cuarto
año se conforma el espacio denominado Ateneo de Naturaleza y Sociedad, a cuyo cargo se
desempeña un docente de una u otra área.
Si bien el diseño curricular del nivel inicial, en la fundamentación del espacio denominado
Ambiente Natural y Social, enfatiza el carácter no fragmentado de la realidad social, en la
propuesta de contenidos separa los referidos a las Ciencias Sociales de los de las Ciencias
Naturales. En el marco de las prescripciones del diseño, en los encuentros de TAIN (Taller
Integrador Interdisciplinario) y en la observación de las residencias docentes comenzamos
a debatir acerca de las prácticas instaladas en los jardines que no contribuyen a la
construcción de la visión integradora y compleja propuesta en el diseño curricular.
Compartir esos espacios supuso intensos diálogos, dudas, búsquedas. Es así que surgió la
idea/necesidad de trabajar interdisciplinariamente desde la didáctica de las Ciencias
Sociales y Ciencias Naturales para orientar las planificaciones de las estudiantes desde el
enfoque prescripto por la fundamentación del diseño curricular. Por tal motivo
organizamos los talleres de didáctica de las ciencias sociales y didáctica de las ciencias
naturales a nuestro cargo en un espacio de trabajo conjunto de ambas cátedras. Facilita esa
conjunción que ambas concurrimos el mismo día, con una asignación horaria de un
módulo cada una, como ya fue expresado, que hemos transformado en dos módulos de
trabajo conjunto.
Como bien explican las autoras, a la hora de afrontar desafíos en el ámbito educativo no se
trata de extrapolar concepciones que fueron acuñadas conforme a requerimientos de esas
sociedades. Por ello, se propone prestar atención a la presentación de fundamentos,
criterios y recursos para la construcción de un enfoque para la enseñanza de las ciencias
que incorpore las relaciones CTS y A, en nuestro particular contexto regional, ya que
consideran que “afrontar el desafío de integrar social y culturalmente el conocimiento
científico y tecnológico es una de las claves centrales para la reapropiación social de la
ciencia y la tecnología”. (Massarini y Schnek, 2015)
El ambiente como campo de estudio, supone un enfoque integrador del saber que conlleva
a su problematización para reflexionar en torno a sus conexiones, relaciones y contexto,
saliendo de la mera descripción para adentrarnos en los conflictos que incluyen diversidad
de actores, responsabilidades, intereses y percepciones. Es un complejo entramado y en su
totalidad resulta inabarcable. Esto se acentúa aún más si recordamos que nuestros
destinatarios son los alumnos del jardín de infantes. Por lo tanto, es necesario seleccionar
contextos específicos a partir de los cuales organizar proyectos en la sala.
La siguiente metáfora suele ser útil para comprender este tema: si pensamos que el
ambiente es una gran tela, al mirarla con detenimiento, descubriremos que esa tela que
parecía uniforme está formada por múltiples hilos que se cruzan en distintas tonalidades,
grosores y texturas. Cuando recortamos un trozo de esa tela para ponernos a trabajar sobre
ella, es importante no olvidar que siempre quedarán hilos sueltos que vinculan dicho
recorte a la tela en su totalidad. (Kaufmann y Serulnicoff, 2008)
Entonces, seleccionar un contexto nos invita a detener la mirada sobre la tela, como si
observáramos sus hilos bajo la lupa. De ese modo, intentamos, como dice Frabboni, “correr
el velo de lo obvio”, buscando aquellos aspectos que resultan evidentes para los adultos
pero que resultan verdaderos desafíos para los chicos. (...) Todo contexto está
indisociablemente ligado al ambiente en su totalidad. Por lo tanto, siempre que trabajemos
con un contexto quedarán hilos sueltos que lo vinculan a la trama del ambiente. (Kaufmann
y Serulnicoff, 2008)
A continuación describimos uno de los itinerarios compartidos con las estudiantes con el
objetivo de presentar problemáticas que se desprenden del marco teórico descripto
precedentemente.
Tal como expresamos al inicio de este trabajo, en nuestra práctica cotidiana observamos
que priman recortes temáticos que seleccionan “temas de naturales”, como el circuito de
los residuos domiciliarios y, “temas de sociales” tales como, las efemérides, el
supermercado, la veterinaria o la panadería. Todas temáticas que se centran en la mera
descripción y en una enseñanza, a nuestro juicio, que referencia más a la formación de
consumidores que a la de ciudadanos críticos y autónomos.
Estas consideraciones nos hicieron recorrer, debatir y analizar los relatos del pasado que
contienen los billetes. Mitre, Sarmiento, Roca y la construcción del Estado Nación ligado a
la denominada generación del ‘80 y a su concepto de orden y progreso. El protagonismo de
los próceres en la historia Argentina: San Martín el “Padre de la patria” en el billete de cinco
pesos y en el de diez pesos Belgrano, creador de la bandera. Durante el gobierno de Carlos
Menem en el billete de veinte pesos se estampa a Juan Manuel de Rosas y en el de cincuenta
pesos a Sarmiento. En el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se reemplaza en el
billete de cien pesos a Julio Argentino Roca y la “Conquista del desierto” por Eva Perón,
primera vez que una mujer aparece en un billete. El billete de diez pesos evoca la figura de
Manuel Belgrano y Juana Azurduy y en el de cincuenta pesos la imagen de Sarmiento es
sustituida por la imagen de las islas Malvinas, como símbolo de la defensa de la soberanía
nacional. Todas decisiones políticas situadas en un contexto histórico particular.
Para indagar sobre el por qué de la decisión de representar la fauna autóctona en la serie
de billetes que se imprimen a partir del año 2016, recurrimos a la página del Banco Central
de la República Argentina en la que puede leerse:
En los países de la región se imprimen billetes con los próceres. Es una manera de
reconocer que han sido importantes en cierto período de tiempo”. Además, no hacernos
cargo de nuestro pasado: ese parece ser el mensaje con esta disposición. Quizá busquen
evitar polémicas con algunos de los próceres, pero ese no es el camino. El debate es
sano y provoca crecimiento. Personajes como Evita Perón representan a buena parte de
la sociedad argentina.
el propósito de invitar a las estudiantes a una lectura crítica de la historia y a una mirada
menos ingenua sobre los discursos y medidas que se adoptan en un determinado momento.
Es así que en un primer momento, la maestra de la sala les ofrece el contenido tal como se
describe en el diseño curricular para el nivel inicial: “Indagación de la diversidad de
comportamientos de los animales: protección de la cría, búsqueda de alimentos”, y les
sugiere un abordaje a través de los animales que aparecen en la nueva serie de billetes.
Luego de varias discusiones, llegamos al acuerdo colectivo de abordar un recorte del tema
acotando la propuesta al billete de $20 en el que se reproduce la imagen del guanaco, y
desarrollar aquellos aspectos de la especie propuestos por el diseño curricular pero a
propósito del uso social de los billetes y desde ese uso indagar la información que los
mismos poseen.
La estructura de la propuesta
Concluidas esas búsquedas deciden titular la propuesta “El guanaco en el nuevo billete de
20 pesos”, y definen los siguientes propósitos:
Luego del juego, en el intercambio con los niños, se hace hincapié en el uso de los billetes.
En un portador especialmente diseñado para la secuencia, se colocan billetes de 20, 50 y
100 pesos de la serie en que aparecen diferentes personajes históricos y la nueva serie en
que aparecen algunos animales de la fauna argentina.
La comparación entre diferentes series de billetes acerca a los niños a las categorías
temporales de continuidad y cambio, ya que al mismo tiempo que afirman que se utilizan
para el comercio indican que sus diseños cambian.
La segunda situación consiste en observar los billetes con lupas para aumentar el poder de
resolución ampliando la posibilidad de ver detalles que son difíciles de identificar a simple
vista. Los niños se entusiasman al mismo tiempo que aprenden a usar las lupas
acercándolas y alejándolas de los billetes. Las practicantes anotan la información relevada
luego de esa observación en un afiche.
En la tercera situación se proyecta un fragmento del video producido por el Banco Central
de la República Argentina que presenta información sobre las características y forma de
vida del guanaco.
Los criterios de evaluación de la secuencia descripta tienen como finalidad observar si los
niños ampliaron su información sobre el uso de los billetes, si reconocen que los mismos
contienen información que cambia en el tiempo y si reconocen las características de los
guanacos, representados en el billete de 20 pesos.
A modo de cierre
Por otra parte la información proporcionada por los billetes sobre los guanacos es ampliada
con diferentes fuentes de información que conectan a los niños no solo con las
características morfológicas de la especie sino también con su hábitat y las decisiones para
protegerlos y organizar emprendimientos utilizando su carne y vellón.
Creemos que lo más interesante de esta y otras propuestas diseñadas en el aula es, que el
trabajo en equipo e interdisciplinario fomenta el debate argumentativo desde la
perspectiva de las áreas involucradas, al mismo tiempo que esas decisiones metodológicas
incentivan a las estudiantes a trabajar colectivamente, porque es desde el intercambio de
posicionamientos, ideas, puntos de vista que construimos saber pedagógico y nos alejamos
de aplicaciones mecánicas de “recetas”, muchas veces ajenas a los contextos en que
estamos inmersos.
Bibliografía
Julieta Sahade2
julietasahade@gmail.com
1
Instituto Superior de Formación Docente 96 (La Plata) – Universidad Nacional de La Plata
2
Instituto Superior de Formación Docente 17 (La Plata) - Comisión por la Memoria
Resumen
En nuestra tarea cotidiana como docentes en los profesorados de educación inicial y primaria en
Institutos de formación docente de la Ciudad de La Plata detectamos un conjunto de problemas en
el proceso de construcción de conocimiento en el área de ciencias sociales. Si por un lado el área
queda relegada frente a prácticas del lenguaje y matemática, por el otro se ve disputada por la
agenda que marcan las editoriales de turno y un calendario escolar apegado al relato nacional y a
los rituales patrios. La excesiva abstracción de los contenidos, la falta de elaboración de recortes y
la predominante enunciación de “temas” sin anclaje ni contextualización, lleva no sólo a desestimar
los saberes sociales de los niños1 sino a desplegar esfuerzos didácticos sobre lo obvio y lo meramente
fáctico.
Precisamente, en ese desafío de contribuir a la formación docente desde una práctica reflexiva y
crítica, el presente trabajo indaga en la búsqueda de alternativas pedagógicas creativas que puedan
abrir sentidos: múltiples, diversos y sugerentes.
Proponemos partir de las canciones de cuna como reflejo de prácticas cotidianas que trascienden
tiempos, clases y culturas. Consideramos que forman parte del patrimonio sociocultural reflejando
diversidades, roles sociales, condicionantes, memorias, olvidos, tensiones y conflictos, prácticas
sociales de oralidad, cuerpos, movimiento y formas del decir/cantar.
Al mismo tiempo las canciones de cuna y sus modos de manifestarse permiten pensar la enseñanza
atendiendo a grupos diversos, priorizando el diálogo, la escucha, el trabajo interdisciplinario y
entretejer de ese modo los hilos culturales de las múltiples procedencias presentes el aula.
Por otro lado, la propuesta que presentamos habilita instancias de enseñanza aprendizaje en la
formación docente posibles de pensar y proyectar – en forma contextuada- para las aulas del nivel
inicial y primario.
1
A fin de facilitar la lectura, el presente texto se expresa en el género gramatical masculino sin que ello implique
una postura sexista por parte de las autoras.
Quienes escribimos este trabajo nos desempeñamos como docentes de Didáctica de las
ciencias sociales en Profesorados de nivel inicial y primario de distintos Institutos de
formación docente, en el Profesorado de Historia de la facultad de Humanidades y en la
coordinación del área en el nivel inicial de la Escuela Graduada Joaquín V. González, ambas
de la UNLP. Esos recorridos en formación docente nos han permitido identificar diferentes
problemáticas que atraviesan la práctica docente en la escuela ligadas a políticas públicas
desarticuladas del día a día escolar, a contextos sociales muy empobrecidos y a diseños
curriculares aún en discusión entre los docentes. Al mismo tiempo advertimos
mecanismos institucionales que no siempre priorizan la construcción de conocimientos;
trayectorias escolares complejas, políticas editoriales que guían y conducen la selección de
contenidos y sus modos de abordaje, todo ello sumado al peso social que suele caer sobre
las espaldas de quienes ejercemos la profesión de la tiza y el guardapolvo.
En ese contexto reflexionamos con los estudiantes y docentes sobre la necesidad de buscar
propuestas que colaboren en la deconstrucción y reconstrucción de sentidos para
desnaturalizar rutinas instaladas. Claro ejemplo de ello es el tratamiento de las efemérides
en los actos escolares, que se han constituido en el contenido prioritario del área de las
ciencias sociales, no para debatir sobre los acontecimientos que se evocan sino para
decorar las paredes de la escuela.
En este sentido, uno de los caminos que consideramos indispensable tanto en el nivel
inicial como en el primario, es el acceso a la historia desde la vida cotidiana ya que la misma
no está “fuera” de la historia, sino en el “centro” del acaecer histórico, es la verdadera
esencia de la sustancia social” (Heller A. 1995:42), en ella se conforma la “conciencia del
nosotros” (Heller A. 1995: 44) La vida cotidiana abarca numerosas actividades
concernientes al trabajo, la vida familiar, la comida, la salud, las diversiones, el consumo,
entre otros, en las que puede leerse la complejidad de la vida social. Esta perspectiva nos
Por otro lado, señalamos y concebimos la necesidad de avanzar hacia una concepción
interdisciplinaria de las prácticas de enseñanza para así abordar la realidad social en su
complejidad, alentar el pluralismo, el trabajo colectivo y el intercambio de perspectivas de
análisis.
La actividad cotidiana sobre la que elegimos detenernos para luego narrar experiencias,
proponer alternativas y hacernos nuevas preguntas son las canciones de cuna en tanto
prácticas sociales. Ellas no sólo posibilitan el conocimiento de mundos diversos sino que
ese conocimiento se produce en y desde el juego, revisitando y reinventando memorias que
contribuyen a nuestra constitución identitaria
Iniciando el camino
Ayyyy, que dos o tres besos te hagan de cuna
Ayyyy, que a través de tus ojos se pierda la bruma
Chiquito chiquita
En estos tiempos en que las condiciones históricas han cambiado dando origen a nuevos
imaginarios sobre la infancia intentamos en la escuela, no sin contradicciones, alternativas
en la búsqueda de sentidos que liguen estas infancias con otras pasadas, incluidas las
nuestras, para indagar y advertir los hilos culturales que componen la polifonía de la
diversidad que habita la escuela.
relaciones inter subjetivas; siendo a la vez su producto, orienta, regula y transforma los
modos de correspondencia entre los sujetos, objetiviza experiencias y crea mundos”
(Fernández Poncela A. 2005:194) y nos vinculan con la tradición oral y una amplitud
temática que incluye: procesos migratorios, aspectos de género, de infancia; territoriales,
procesos históricos y culturales; el cuerpo, los cuerpos; las memorias.
En esa búsqueda de sentido los hilos culturales que cada uno de los estudiantes y de los
niños de las escuelas destino2 y de nosotras mismas, se entrelazan en el día a día escolar.
Así, ese tiempo colectivamente compartido contribuye a la conformación identitaria y al
reconocimiento de esas múltiples procedencias que nos ayuda a reconocernos.
¿Quién no entona canciones de cuna? ¿Quién no recuerda una o varias? ¿Quiénes nos las
cantaban? Probablemente todos recordemos estrofas, rítmicas, brazos, hogares. Sin
embargo no solemos pensar en las nanas ni percibimos la riqueza cultural de la larga
historia que ellas encierran en su estructura de amparo vital para la existencia (Salomone
C. 2016)
2
Escuelas donde los estudiantes desarrollan su residencia docente.
Es por esa razón que en nuestros cursos decidimos recuperar las canciones de cuna en
primer lugar como modo de hacer memoria, para recuperar los hilos históricos de la propia
vida que se presentan en ese rememorar, al mismo tiempo que valorar las tradiciones
orales familiares, las que muchas veces los estudiantes ocultan, esconden o descalifican
por provenir de países limítrofes o sectores populares olvidando que esas tradiciones nos
constituyen identitariamente. Ese ocultamiento, ese no decir incluso escondiendo tonadas
y palabras en lenguas nativas, se condice con una mirada social que segrega y discrimina.
Mirada que suele ingresar a las aulas desde el señalamiento a las diferencias e
inhabilitando instancias de enseñanza aprendizaje que se sustenten en la inclusión, en la
escucha, en la indagación, en el reconocerse.
Los recopiladores de esos testimonios cuentan que los descendientes de polacos, árabes,
albaneses, españoles, quechuas, - entre otras naciones- entrevistados señalaron no haber
percibido lo que atesoraban.
Muchas de aquellas canciones quizás se hayan perdido pero la memoria familiar - siempre
memoria colectiva- y las tradiciones orales que se cuelan para perdurar, han habilitado la
transmisión y el resguardo de prácticas, canciones de cuna y recuerdos de arrullos.
En todos los casos cantan mujeres, con la excepción de la comunidad Armenia. Las mujeres
armenias no quisieron cantar porque cuando hablaban en armenio, los turcos les cortaban
la lengua. Llevan en el cuerpo ese temor.
Rememorar, cantar, enseñar las canciones de cuna desde nuestras voces de mujeres
supone reconocernos “raíz en el aire, memoria en movimiento. Soy mujer originaria de
esta región del mundo que los que nos negaron llamaron América. Soy mujer afro. Llego
una y otra vez esclavizada en los barcos negreros. Soy mujer mestiza. Soy mujer esclava”,
(Daunes L. 2010) somos todas esas mujeres olvidadas, negadas
3
Esta localidad se caracteriza por su origen migrante. Desde finales del siglo XIX pero fundamentalmente
durante el siglo XX, la población de Berisso se pobló de españoles, italianos, polacos, rusos, sirios- entre otros-
atraídos por las posibilidades laborales que implicaban la presencia de los frigoríficos Swift y Armour, el
puerto, la destilería YPF y los Astillero Río Santiago.
La canción de Marilina Ross, una de cuyas estrofas inicia este apartado, inspira, de alguna
manera, el abordaje que realizamos en las aulas del último año de la carrera del
profesorado de educación primaria4. Allí instamos a los estudiantes a rememorar
canciones de cuna para promover la relevancia de las historias de vida como relatos
fundamentales en el abordaje de las ciencias sociales y recuperar diversas tradiciones
haciendo memoria con la palabra y el cuerpo. Ese rememorar nos conecta con voces
anónimas y colectivas de la tradición oral que combina la reproducción y la mutación,
advirtiendo así como el pasado está en permanente reelaboración, posibilitando al mismo
tiempo profundizar en la/s voz/ces de las mujeres y recopilar canciones de cuna para
ampliar el repertorio propio y de los niños, advirtiendo qué nos dicen del mundo en que
vivimos.
Volvieron a sus escritos luego de haber transitado esa experiencia y la reescritura se pobló
de nuevos sentidos. El recuerdo de otros, potenció los propios evidenciando que la
memoria se transforma, se reelabora, y que toda memoria es memoria social que incluye
una visión del mundo animada por los valores de una sociedad. He aquí la presencia de lo
social, aún en los momentos más «individuales». «Nunca estamos solos» -uno no recuerda
solo sino con la ayuda de los recuerdos de otros y con los códigos culturales, compartidos,
aún cuando las memorias personales son únicas y singulares-. Esos recuerdos personales
están inmersos en narrativas colectivas, que a menudo están reforzadas en rituales y
4
El proyecto se implementó en el ISFD n°17 de la ciudad de La Plata entre los espacios de Ateneo en ciencias
sociales y prácticas del lenguaje.
Una de esas preguntas consiste en: ¿qué prácticas culturales reflejan las nanas? Sin lugar a
dudas es una práctica ejercida mayoritariamente por mujeres. Y son las mujeres quienes
atesoran con mayor intensidad recuerdos intimistas y familiares. Aún el “género” sigue
moldeando el qué y el cómo recordar. A los marcos sociales de la memoria: familia, religión
y clase (Halbwachs) podemos sumarle el género como marco intenso.
Si se demanda algo en la vida privada, vamos a pensar en una mujer, porque los
hombres están ubicados en la vida pública y nosotras estamos estereotipadamente
puestas en la vida privada (Maffía Diana, 2006)
En este apartado hacemos foco en una experiencia desarrollada en sala de tres años en la
Escuela Graduada Joaquín V. González. En primera instancia y convencidas que el saber en
la escuela es una construcción colectiva nos reunimos para cantar/cantarnos aquellas
canciones de cuna que recordábamos, en un intento por recuperar las “lunas abriendo los
ojos de las aguas nocturnas, sonando la noche del que canta y del que escucha”. (Szachniuk
2016)
Desde ese resonar la búsqueda y selección de canciones para la sala tuvo en cuenta acudir
a compilaciones de cantantes latinoamericanos que investigan diferentes tradiciones
culturales y que al son de la letra y música recuperan tiempos, espacios, texturas,
instrumentos poco conocidos.
Una vez atravesadas nosotras por esas melodías en ese espacio de reuniones compartidas
decidimos organizar un proyecto para la sala de tres años que consistió en cantar diversas
canciones de cuna, acunando muñecos de trapo hechos con los niños. Para cantar y
arrullar se dispusieron sábanas el piso de la sala de modo que los niños pudieran acostarse
unos junto a otros y acunar a los muñecos y a ellos mismos, descubriendo los tonos, las
letras y el movimiento. Los niños manifestaron conocer algunas de las canciones: “me las
cantan para ir a dormir”. Muchas veces lo niños de manera espontánea iniciaban las
canciones y se arrullaban unos a otros. Al mismo tiempo se solicitó a las familias (padres,
madres, abuelas, tíos) compartir las canciones de cuna que les cantaron cuando eran niños
y que cantan ellos a sus hijos. A medida que esas canciones fueron llegando se cantaron en
la sala junto a la recopilación efectuada por las docentes.
A través de las canciones de cuna llegaron ecos, palabras, movimientos ancestrales lejanos
y cercanos que nos constituyen identitariamente. El repertorio elegido para escuchar en la
sala fue diverso y a partir del mismo los niños conocieron otros tiempos, otros lugares,
otras lenguas que comparten el denominador común de arrullar, acompañar el sueño.
Las familias se acercaron a la sala para cantar y destacaron ese espacio de encuentro y en
especial el clima que se originó al volver a acunar a sus hijos. De ese modo el pasado se hizo
presente en la pluralidad de voces que recuperaron los hilos lejanos de su infancia, de
tantas infancias, y en un movimiento colectivo volvimos sobre la historia cotidiana y las
huellas que cada uno de nosotros portamos y que dan cuenta de una cultura, una manera
de concebir el mundo que se retoma en el presente pero seguramente con preguntas,
deseos que habiliten otros futuros.
Las experiencias descriptas, tal como dijéramos al comienzo de este trabajo parten de
concebir a la Historia como una disciplina a deconstruir quebrando sentidos comunes que
la asocian a los grandes nombres, a acontecimientos, a hechos y no sucesos, a la
objetividad, a tiempos lejanos, a una linealidad que avanza sobre una “falta de progreso”.
Y paralelamente, habilita recorridos que jerarquizan el lugar del cuerpo y de los sentidos
en las prácticas de enseñanza. El cantar, el cantarse, el acunar en tanto práctica social
heredada, da sentido a un saber que no solo se sustenta en sus formas más consagradas y
formalmente reconocibles sino que inaugura otras tantas posibles. Disfrutando y
sintiendo, también se descubre, se complejiza, se transmite, se aprende.
De algún modo construimos filiaciones con el pasado y en esa filiación recuperamos voces
y melodías que hace largo tiempo sonaron en estas y otras latitudes americanas para
identificarnos con ese nosotros plural, histórico, contradictorio, heterogéneo. En ese
camino indagamos las huellas sociales que nos constituyen y permanecen en nuestras
voces, cuerpos y miramos desde ellas el presente para narrar, escribir y “nombrar nuestras
prácticas, para crear nuevas experiencias” (Wainstok, C. 2014) y reconocernos como
docentes en la historia cotidiana del aula y desde ese espacio compartido imaginar otros
mundos más igualitarios, más libres y esperanzadores.
Bibliografía
Carolina Giralda
caritogiralda@hotmail.com
Resumen
¿Qué enseñamos en un taller de lectura y escritura para ingresantes a la formación docente? ¿Qué
saberes esperamos que traigan de sus trayectorias formativas previas? ¿Qué creemos que aprenden
acerca de la lectura y la escritura? El diseño curricular para la Educación Superior considera la
enseñanza de la lectura y la escritura como el eje que articula los contenidos y materiales de lectura
con todas las materias del primer año para los profesorados de Educación Inicial y Primaria. En este
sentido considera a los “textos académicos” como un contenido particular de enseñanza. Ahora
bien, creemos que es necesario ampliar esa concepción, entendiendo a los textos académicos como
un modo particular, entre tantos otros, de leer y escribir, situado en el marco institucional de la
formación superior. Propiciar los distintos modos de escritura y no exclusivamente lo académico
contribuye a desarrollar una mirada reflexiva y crítica acerca de los usos de la lengua y la literatura
explicitando las diferencias y la diversidad de valoraciones. Asimismo, la apropiación efectiva del
conocimiento académico no se sostiene en una enseñanza mecanicista de ciertos tipos de textos sino
que se apoya en la concientización de estrategias de lectura y escritura que promueven la
integración, la inclusión y la participación. Por ejemplo, las prácticas de lectura y escritura ficcional
impactan en el aspecto creativo del docente en formación, resignificando el carácter artístico de la
educación; emparentándola con la creación estética y la posibilidad de imaginar un mundo otro,
distinto del existente, acaso mejor. La construcción de sentidos implica un movimiento personal
que se va transformando en un camino lector propio que se transita durante toda la vida, y es en este
camino de construcción de sentidos en el que entendemos y pensamos las prácticas de lectura y
escritura en sentido amplio, en las que hay encuentros imprescindibles con las voces de los otros.
Voces que se multiplican y transfiguran, voces que como ecos seguiremos leyendo o reescribiendo
o escuchando.
Carlos Skliar1
1
Skliar, C. (2016). “Alteridad, poesía, intensidad del instante. Una conversación con Carlos Skliar”. Novedades
Educativas, volumen 28 (308), 70-74.
1. Tengo, tal vez, cinco años. Intento manipular unos enormes libros de cuentos que miden
lo mismo que yo. Me gusta ponerlos de pie, abrirlos y mirar las imágenes desde abajo, como
si el libro fuera una casita donde puedo esconderme. Allí paso ratos largos, recostada boca
abajo, apoyada en mis codos, mirando las ilustraciones, tratando de encontrar
correspondencias intuitivas entre los dibujos y las marcas que cuentan el secreto. ¿Dónde
dice eso o aquello? Por supuesto aún no se leer ni escribir de manera convencional pero
sin dudas ya he aprendido a habitar los relatos.
Para hablar de lo que realmente significa leer y escribir es necesario indagar, descubrir,
imaginar cuál es el momento en el que esas prácticas se anclaron para siempre en la vida
de cada uno, cuando fueron hilo que desentrañó misterio, voz que nos acunó, relato que
mitigó las penas. Pensar nuestras propias biografías lectoras es reconstruir esa experiencia
vital que le dio sentido al acto de leer. El momento en el que la escritura se revela como
nomencladora del mundo que nos rodea, llave de acceso, posibilidad de pertenencia y
también de fuga. Descubrir el momento en que fuimos capaces de habitar relatos o, como
dice Michelle Petit, cuando el mundo se volvió habitable a partir de ellos2.
“La vida es un tejido de historias narradas” (Ricoeur 1998c: 998) les cuento a mis alumnos
en el Taller de lectura, escritura y oralidad de las carreras de Educación Primaria y Especial
y luego les propongo que busquen en la memoria alguna anécdota, imagen, historia de la infancia
relacionada con la lectura. Por ejemplo, si alguien adulto les leía, qué les gustaba oír, si recuerdan
algún libro particular de la niñez, etc. Les pido también que cuando tengan bien identificado el
recuerdo (sensaciones, olores, imágenes, entre otras) será momento de ponerlo por escrito,
sabiendo que dónde flaquee la memoria se podrá inventar.
2 Petit, M. (2015). Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural. Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina: Fondo de Cultura Económica
3
El grupo Grafein propuso, allá por los años setenta, pensar la consigna de escritura con algo de trampolín y
también con algo de valla, lo cual significa entenderla como juego de libertades y restricciones, expresada como
una fórmula breve que incita a la producción de un texto: Tobelem, M. y otros. (1994). El libro de Grafein. Teoría
y práctica de un taller de escritura. Buenos Aires, Argentina: Santillana
narrar por ejemplo que el abuelito Cándido nunca estaba cansado para relatar sus historias bajo
la parra o la higuera. Cuando veía que mis hermanos y yo estábamos sentaditos en el patio de
tierra decía: la guitarra m’hijita y yo corría a buscarla porque sabía que la hacía sonar dos o tres
veces y después arrancaba…Don Cándido Orieta nunca fue a la escuela, no sabía leer ni escribir
pero supo, con sus historias del lobizón, la luz mala y el alma en pena mitigar carencias de aquel
entonces…” (Carina, Educación Especial, 1ºB, ISFD 9)
Venciendo la timidez que trae desde Formosa, Concepción se atreve a conmemorar aquella
escena del primer día en el jardín de infantes cuando la señorita Edit tomó un libro grande
de tapa dura y comenzó a leer “Los siete cabritos y el lobo”. Era hermoso escucharla leer porque
mientras lo hacía actuaba de modo que nos transmitía distintas emociones. Creo que fue el cuento
más lindo que jamás había escuchado…Los niños que lloraban dejaron de hacerlo, lo recuerdo
como si fuera ayer. (Concepción, 1B, Educación Especial, ISFD 9).
4
Schweblim, S. (2015). “Conservas” en Pájaros en la boca. Buenos Aires, Argentina: Literatura Random House
junto a su esposo, un tratamiento que invierte el proceso de gestación y Teresita (así la han
nombrado sus progenitores), quedará “conservada” para que sus padres puedan planificar
su llegada y estén dispuestos a recibirla. La experiencia de lectura está atravesada no sólo
por la dimensión ética y moral del orden privado de los lectores sino también por el debate
que fuertemente instalado en nuestra sociedad, ha alcanzado estado parlamentario en los
últimos meses. El tema, polémico y controversial ha dejado de pertenecer exclusivamente
al ámbito privativo de la conciencia para lograr estado público y transformarse en acción
política. La coyuntura atraviesa profundamente la experiencia de lectura personal del
cuento de Schweblim y el intercambio colectivo despierta el debate más encarnizado sobre
el tema, hubo tantos admiradores como detractores del relato y la coyuntura ganó la
partida. Es decir que “el tema aborto” devoró las impresiones sobre el texto. Las opiniones
y las anécdotas personales impedían avanzar en la reflexión sobre el cuento como una
unidad en sí mismo. Salvo excepciones, por supuesto. Entre las intervenciones más
interesantes que registré aparece la de Rosario que quedó profundamente impactada por
el verosímil fantástico. ¿Y si pasara de verdad? Parecía pensarlo para sí misma pero lo lanzó
en voz alta y repercutió en el fragor del debate áulico. La miramos para que continuara con
aquello que se vislumbraba como una intervención prometedora. ¿Si fuera posible, en el
futuro, conservar los fetos? Como Julio Verne, contribuyó Ezequiel. Bueno, actualmente
podemos gestar de manera artificial, hay inseminación y se congelan óvulos, agregó Rosario, que
seguía enganchada en su razonamiento. (Rosario y Ezequiel, 1º 1ª, Educación Primaria,
ISFD 17).
¿Cuál es, entonces, el poder de la literatura? No lo saben pero intuyen que hay una
significación más profunda del acto de leer. Han construido sentidos a partir de la
lectura entonces pienso que también podrán hacerlo con la escritura. Les propongo
reescribir el relato “Conservas” pero desde el punto de vista de Teresita, es decir que la primera
persona que narra ya no es la gestante sino la gestada.
La propuesta desconcierta. No se trata de escribir todo lo que piense sobre el aborto sino
que la consigna se funda en la productividad del tema para poder generar relato y en un
texto-base que facilita la toma de decisiones durante el proceso de escritura que a pesar de
las recurrentes dificultades fluye con genuina intención. Parece ser que respecto de este
tema, todos tienen algo qué decir, pues entonces el desafío será escribir respetando las
restricciones de la consigna que pretenden encauzar el libre fluir de las conciencias
conmovidas.
Autores jóvenes5, en ejercicio, en varios casos con otros trabajos además del oficio de
escribir vuelven a estas prácticas menos sublimes, más terrenales, al alcance de todos.
Acerca a los docentes en formación a la lectura, a la investigación de los autores e incluso
al deseo de conocerlos o escribirles, como me ha sucedido en varias ocasiones. El escritor
es alguien cercano, puedo estar al día con lo está escribiendo, seguir una trayectoria de
escritura, en fin, resignificar el acto de leer y de escribir en un sentido menos sacralizado
como muchas veces lo vende la academia o poco atractivo y mecanicista como lo vende la
escuela. Pensar el taller de lectura y escritura como la posibilidad de construir con estas
prácticas una relación diferente, más genuina, atravesada de intereses significativos es lo
que posibilitará el salto a modos de lectura más sofisticados, más audaces, canónicos,
académicos. Pero la propuesta del taller es llegar a esos modos de lectura como un desafío
más en la experiencia lectora, de modo que los niveles de frustración de esas experiencias
tengan el menor impacto posible en el camino lector, es decir que permitan superar el
5 Además de los cuentos de Samantha Schweblim trabajamos los relatos de Guadalupe Nettel, Mariana Enriquez
y Federico Falco porque nos hacen vacilar, inquietarnos, estremecernos. También la obra poética de Camilo
Blajaquis y el contexto en el que fue escrita pone en jaque las concepciones más conservadoras acerca de la
poesía a la vez que dinamita las representaciones más cristalizadas sobre lo que significa ser escritor y poeta.
traspiés que supone la lectura de textos complejos con confianza, con verdadero interés
por conocer otros modos del contar, ampliando el abanico de lecturas de nuestros futuros
maestros.
3. Traigo un libro en mi bolso que no voy a mostrar por el momento. Traigo en mi bolso un libro
que cuenta la historia de una identidad. Traigo en mi bolso la historia de alguien que sobre el final
de su vida busca la felicidad o al revés, traigo la historia de alguien que persiguiendo la felicidad
ha encontrado el final de su vida. Traigo en mi bolso la historia de una vida que intenta parecerse
a la de los libros. Traigo una vida de deseo, hecha de sueños y utopías o también puede ser una
vida solitaria, llena de frustraciones, de desesperación y locura. Será como quieran que sea pero
será vida cuando la lean.
Son las primeras palabras que digo al entrar al aula. Los ánimos se predisponen con
entusiasmo, la sorpresa, el misterio funcionan como anzuelo privilegiado desde aquel
mítico Había una vez de la infancia. Lo que acabo de enunciar es el marco de una consigna
concisa, imperceptible a oídos adiestrados en el consumo de consignas complejas y
enunciados hechos de preguntas predecibles y respuestas repetidas hasta el hartazgo.
Lean, he dicho. Pero más tarde deberé repetirlo.
en los estudios superiores (no le echemos a la escuela la culpa de los males para los que no
tenemos remedio), leer como acción en si misma carece de sustento pedagógico. El verbo
“leer” se ha reemplazado por “hacer” o en el mejor de los casos son un binario
incorruptible: Lean y hagan el resumen del libro, lean y realicen el siguiente cuestionario,
lean e investiguen la vida del autor, etc. Leer necesita manifestarse como útil para otorgarle
un sentido o como contraparte de la obligatoriedad. La significatividad del acto de leer no
está en su aparente utilidad sino en su carácter profundamente vital. Leo para comprender
mi propia vida, leo para empatizar con la vida de los otros, leo mi entorno, leo como se
compone el mundo, leo para proyectar mi propia vida, para imaginar un mundo posible
para mí, leo porque necesitamos historias para habitar el mundo. Pero claro, eso el maestro
no lo puede evaluar, eso no se agota en un ciclo lectivo, no hay nada aprehensible en el acto
de leer que sea inmediato y cuantificable y acreditable. ¿Qué hay que hacer? Había
preguntado Juan Pablo. Leer. Y sí, espero que lean “esto”. Sí, quiero que lean la historia de
Quijano. Un hidalgo pobre, solo, triste, que ha pasado mucho tiempo refugiado en los libros
de caballería; un hombre que ya en la finitud de su vida decide darse una oportunidad más
para ser feliz. Quiero que lean la historia de Quijote, el lector que se construyó una
identidad de héroe para transformar el mundo en un lugar mejor, más equitativo y más
justo. El amante noble, de mirada sublime, capaz de ver en la criadora de cerdos a la
inigualable Dulcinea del Toboso. El amigo sincero que reconoce en Sancho Panza, su
escudero, las virtudes del hombre sencillo haciendo nacer una amistad perdurable. A
Quijote se le ha secado el cerebro por los libros, se ha vuelto loco. En su locura cree que el
mundo en el que vive puede ser mejor, aún más, cree que él puede contribuir a mejorarlo.
Son los ojos del loco los que ven a las prostitutas como doncellas, es la mano del loco la que
castiga el abuso infantil y defiende a los más vulnerables, es la palabra del loco la que
defiende el ideal de la pastora Marcela de ser una mujer libre para no deberle obediencia a
ningún esposo, es profunda locura generosa la que avala y empuja al vasallo para ser
gobernador de una ínsula. Sí, el loco Quijote que hace del amor, la amistad y la justicia
bandera.
Y qué decir de Ema. La niña pequeña que trata de encontrar en la vida la promesa de
felicidad que traen los libros que lee. La joven rebelde expulsada del convento por
fantasear con amoríos carnales. La esposa amada pero asfixiada por la rutina del
matrimonio. La señora de la casa que sufre hasta el hartazgo la cotidianeidad y los
quehaceres del hogar. La madre indiferente, incapaz de ser feliz a través de la maternidad.
Quiero que lean la historia de la adúltera qué se consume a sí misma buscando el lado
poético de la vida. Quiero que conozcan a Ema Bovary, la lectora voraz que se ha proyectado
en los libros pero ese mundo que quiere para ella no es viable para una mujer atrapada en
los mandatos sociales del siglo XIX.
Sí, quiero que lean estas historias porque pueden hacerlo, sabiendo que hay vencer algunos
obstáculos, es cierto, son largas pero les propongo que elijan una y vamos a ir pautando
juntos el avance periódico de lecturas. Tienen lenguajes de otros siglos, tal vez haya que
detenerse para buscar algún significado o releer algún fragmento pero les pido que me
crean, que vale la pena. ¿Qué otra ocasión, qué otro momento mejor que este para
acercarse a unos textos que traen las experiencias de vida de otros tiempos, de otras
sociedades, de otros mandatos? Historias que se alimentan de la lectura insaciable de
nuevas generaciones de lectores porque encuentran allí los temas de siempre, el amor, el
destino, la búsqueda de la felicidad. Tenemos el espacio para transitar juntos las
dificultades que supone aventurarse en la lectura. Es más, empiezo a leer en voz alta para
convocarlos, nos detenemos de a ratos para comentar e intercambiar opiniones o consultar
lo que no se entendió. La lectura socializada atenúa la sensación de fracaso o el tedio, se
van acostumbrando de a poco al vocabulario, a la sintaxis. Leen solos, en parejas, en
grupos. Salteados los escollos, la historia será de ellos para siempre; para volver una y otra
vez, para abandonarla o para atesorarla como la posibilidad de encuentro con otro. Los
textos son difíciles pero después de leerlos no serán los mismos, algo habrá cambiado para
siempre en el modo de leer y de pensarse lectores. Me los vendió tan bien que ahora no se cual
elegir. Le contesto a Mariana que no elija cual leer sino en qué orden hacerlo.
No es la lectura sacralizada del clásico sino la lectura del clásico porque soy heredero de un
mundo que es mucho más interesante que mi propia singularidad. (Skliar, C. 2016: 73)
imaginación, a crear lazos, puentes, atajos que les permitan descubrirse como seres
creativos, pensantes, capaces de imaginar un mundo otro, distinto del nuestro, acaso
mejor? ¿Formamos maestros capaces de pensarse en su propia escritura, de descubrirse a
sí mismos en las voces de los otros? ¿Somos, los docentes formadores lectores y escritores
activos que trasmiten más de lo que enseñan el sentido más profundo de lo que significa
leer y escribir el mundo?
6
DGCyE. (2007). Diseño curricular para la Educación Superior. Resolución Número 41547/07, p. 99.
7
En esto seguimos los aportes de Gustavo Bombini en “¿Existen los textos académicos?”, ponencia presentada
en las Primeras Jornadas de Pedagogía Universitaria, UNSAM, 2007; y en “Saberes literarios en algunos modos
de leer literatura: continuidades y tensiones entre la enseñanza literaria en la escuela media y en la
universidad”, publicada en Actas del VIIº Congreso Internacional Orbis Tertius “Estados de la cuestión”, 2009;
y de Cuesta en “Prácticas de lectura y escritura: la articulación entre la Escuela Secundaria y la Universidad”,
presentada en el Ciclo de Conferencias “La articulación entre la Escuela Secundaria y la Universidad” (FaHCE,
UNLP, 2008).
al interrogante “¿quién?” es contar la historia de una vida, ya que “la propia identidad del
quién no es más que una identidad narrativa” (1998c: 997) o como dice Joel, futuro maestro,
uno vive en lo que escribe, siente lo que cuenta y desafía al tiempo. Unas palabras escritas hoy,
serán algún día, un abrazo que reconforte, una mano que empuje, una canción que emocione o
un grito que despierte (Joel, 1º1ª, Educación Primaria, ISFD 17)
Bibliografía
Sandra Gómez
sgomez@fch.unicen.edu.ar
Natalia Vuksinic
nvuksinic@fch.unicen.edu.ar
Resumen
“la experiencia no es lo que pasa sino lo que nos pasa. Aunque tenga que ver con la
acción, aunque a veces se dé en la acción, la experiencia no se hace sino se padece, no es
intencional, no está del lado de la acción sino de la pasión. Por eso la experiencia es
atención, escucha, apertura, disponibilidad, sensibilidad, exposición”
académica e institucional de la formación. Este desafío implica abordar la disciplina desde otros
lugares, reconfigurada y en la co-construcción con otros.
La experiencia de práctica se llevó a cabo durante los meses de marzo a julio de 2017 con niños y
niñas de entre 4 y 12 años, en el Barrio La Movediza de la ciudad de Tandil, provincia de Buenos
Aires, en tres talleres (Cerámica, Juegos Dramáticos y Bibliomóvil) del Proyecto Pampares que
depende de la Sala Abierta de Lectura, en dicha ciudad. El acercamiento y posterior intervención de
los estudiantes estuvo enmarcada en la elaboración de una propuesta colectiva que se realizó en
conjunto con la institución. A partir de supuestos teóricometodológicos los y las estudiantes,
construyeron desde el enfoque de la Geografía del lugar, una metodología basada en algunos de los
principios de la cartografía social, que les permitió articular contenidos disciplinares con sentidos y
representaciones de los sujetos inmersos en dichos territorios. La producción final de la práctica
permitió comprender, desde el rol docente, ese espacio vivido desde emociones, sensaciones,
percepciones, que plasmaron en un mapa la experiencia de vivir en el Barrio Movediza.
Analizaremos aquí el desarrollo de esta práctica no desde los resultados concretos de la misma, sino
desde el lugar y el sentido que adquiere en la formación pedagógica como práctica profesional,
reflexionando así sobre una formación integrada, articulada, progresiva, pertinente y significativa,
que no sólo agregue saberes pedagógicos a los saberes de la geografía, sino que interactúe con ellos
desde su propia lógica, necesidades y problemáticas, recuperando las particularidades de las
instituciones, los sujetos y los contextos socioterritoriales y educativos actuales.
W. O. Kohan (2018:64)
Esta presentación es el resultado del análisis empírico del trabajo desarrollado durante la
residencia docente Taller y práctica de la enseñanza de la geografía, de la carrera de
Profesorado en Geografía de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos
Aires-Tandil, durante el primer cuatrimestre de 2017. Las reflexiones que aquí se presentan
tienen el propósito de vislumbrar caminos de ruptura con las prácticas educativas
tradicionales, posibilitando otras potencias de la geografía, la enseñanza y la formación
inicial. La experiencia educativa no formal (Sirvent, 2006) aparece en el escenario de la
educación superior en las carreras universitarias del profesorado de Geografía como un
campo nuevo de investigación, producción científica y prácticas con la finalidad de
tensionar con el modelo reproductivista de enseñanza vigente, modelo (de)formación
(Ferraz; Gasparotti Nunes, 2012) basado como dice Larrosa (2018) en la acumulación de
información. Tensionar este modelo implica aproximar-se a una praxis en que la concretud
social de los sujetos sea parte de un proceso formativo emancipador, concretando-se,
efectuando-se por la vía de la formación política y la problematización de las prácticas
socioeducativas, en favor de la crítica, la reflexión y las contradicciones socioterritoriales,
para encontrar caminos de superación en y con la diferencia. Este proyecto requirió de
repensar las categorías que tradicionalmente sustentan la formación del profesorado, que
en los términos larrosianos es pensar la “experiencia educativa” (Larrosa, 2006) como “esto
que me pasa” y que nos pasa, como formadores/as en el tramo de las prácticas de residencia
socioeducativas no formales. Para hacer un poco de historia, recuperamos algunos
antecedentes de la inclusión de estas prácticas en la formación del profesorado de
Geografía de la UNCPBA. En el marco del proceso de autoevaluación y acreditación ante la
CONEAU, de los contenidos estándares de las carreras de profesorado de Geografía en
nuestro país, para el período 2012/2013, se realizó una autoevaluación de contenidos
estándares de dicha carrera. En este sentido, la inclusión de propuestas y proyectos de
intervención educativa en el ámbito de la formación del profesorado implicó el desafío de
imaginar- pensar y crear propuestas que extrapolan el modo de enseñanza practicado en
el ámbito escolar. Estas están definidas por la difusión de experiencias educativas volcadas
hacia la práctica y la teoría social que tiene como objetivo el desafío de desarrollar
experiencias que hacen foco en la inserción social de sujetos históricamente excluidos,
inclusive de la escuela, a través de la formación y la organización social y política de los
sujetos en espacios y tiempos diferentes. En este contexto, la educación no formal (Sirvent,
1992,1996, 1999, 2001,2003 2006; Trilla, 1999; Álvarez, Hauzer, 1978) se destaca en cuanto a
ser un camino posible a la inclusión y concientización de los sujetos históricamente
excluidos y despojados (Harvey, 2012) del derecho a la vida y la dignidad humana. Estas
prácticas procuran crear y generar contenidos formativos, situados en un currículo vivo y
W. O. Kohan (2018:77)
En los últimos años ha irrumpido un movimiento del campo académico de las Ciencias
Sociales y la Geografía en particular, que algunos autores denominan “giros teóricos”,
orientados a revisitar conceptos, nociones y categorías analíticas. Desde este campo, y a
partir de la recuperación de otras perspectivas y propuestas metodológicas, se comienza a
pensar las prácticas socioeducativas en su capacidad de “captar, descubrir e interpretar el
rico espacio de las experiencias educativas que se dan a lo largo de la vida de los individuos”
(Sirvent, 2006: 3). Enfocar este campo en la formación del profesorado de Geografía, ha
sido y sigue siendo un gran desafío, ya que esto implica la deconstrucción de las prácticas
educativas en su sentido más tradicional, es decir pensar acciones educativas, que no sólo
van más allá de la escuela, sino más bien, están orientadas a superar las diferencias y la no
reproducción de estas, a través de prácticas que se recuperan como potencias y
posibilidades de expresión de los diferentes sujetos sociales, como comprensión afectiva
de la vida social y de las experiencias individuales y colectivas.
1
La organización curricular de la formación de los Profesorados de Geografía hasta fines de los años 90,
presentaba una organización curricular pautada en la organización de las disciplinas técnico-científicas por un
lado y por el otro las disciplinas didáctico-pedagógicas. A fines de los años 90, el Ministerio de Educación
promovió acortar las diferencias entre institutos y universidades, fortaleciendo el área pedagógica a partir de
la incorporación de materias como pedagogía, psicología, didáctica general, y específica, entre otras. A grandes
rasgos podemos decir que partir del 2006 con la sanción de la Ley de Educación Nacional se creó el Instituto
Nacional de Formación Docente. Este nuevo organismo aprobó una serie de estándares de evaluación y
acreditación de las carreras del profesorado en las universidades públicas. En el año 2010 las facultades con
profesorados en Historia, Geografía y Letras discute en la Asociación Nacional de Facultades de Humanidades
y Educación (ANFHE) las exigencias de los trayectos de formación docente del profesorado de Geografía, entre
otras. Es en este contexto que la carrera de Profesorado de Geografía de la Facultad de Ciencias Humanas de la
UNCPBA, incorporó cuatro áreas: - el campo de la formación disciplinar específica, que incluye contenidos
disciplinares, troncales que serán comunes a la licenciatura y que debe integrar los contenidos curriculares de
los distintos niveles y modalidades del sistema educativo para los que forma. - el campo de la formación general
que se ocupa de ciertas habilidades básicas como la lectura y escritura de textos académicos y saberes de
sociología, economía y otras disciplinas necesarias para el pensamiento universitario. Las otras dos áreas se
refiere la preparación pedagógico-didáctica: - el campo de la formación pedagógica donde se incluyen los
saberes acerca de la política educativa, la historia y la sociología de la educación, la psicología educativa, etc.,
y finalmente - el campo de la práctica profesional docente y de las didácticas específicas que abarca las prácticas
de la enseñanza y la didáctica de la Geografía. En esta definición en clave pedagógica de la formación docente
está implícita la innovación (Asociación Nacional de Facultades de Humanidades y Educación, 2011) que a
partir del año 2013 incorpora a la formación inicial las prácticas no formales, e informales o no escolarizadas
(Reforma del Plan de estudios, ANFHE, 2013)
Por otra parte, no sólo la dimensión curricular y disciplinar cobran este sentido, sino
también, y especialmente, la dimensión pedagógica que se construye en el proceso de
intervención. En este, la mirada de la otredad cobra relevancia en las situaciones de
enseñanza-aprendizaje que se potencian desde la propuesta de práctica en espacios no
formales, es decir, comprender al otro como sujeto que aprende en determinadas
condiciones, las cuales posibilitan u obstaculizan la co-construcción de ese aprendizaje,
que es compartido.
2
Podemos mencionar diversos espacios existentes en la ciudad, entre ellos los siguientes: Centro de día
Pajaritos de la Calle- barrio Villa Gaucho; Centro de día Maylén-barrio Movediza Cerro Leones San Juan;
Pampares- barrio Movediza; Centro de Referencia La Tribu-barrio Villa Aguirre; Centro de Referencia Puertas
Abiertas-barrio Tunitas; Centro de Referencia Rucahuebarrio Villa Italia Norte; Centro de Día Las Pulgas-barrio
Magiori; Proyecto Callejeada- barrio Centro; Centro Social y Cultural la Vía- barrio La Estación Villa Italia;
Centro de Día La Casita de la Unión –barrio La Unión; Proyecto Unicornio-barrio Las Ranas; El Parador- barrio
Villa Aguirre, entre otros. No obstante, debemos mencionar que las prácticas se realizan en aquellos cuyas
necesidades son relevantes al quehacer geográfico.
de mirar la práctica implica un diálogo auténtico con ese otro o esos otros que también nos
miran, nos enseñan, nos interpelan, configuran las prácticas que nosotros llevamos a cabo
en esos espacios. Esa experiencia, tal como la explicitamos en el apartado anterior, se
inserta en la vinculación teoría-práctica, a partir de considerar la vivencia de trabajo
territorial en los espacios no formales de enseñanza como una teoría comunitaria y no
como una justificación de una teoría ajena, que elaboramos desde la disciplina en la
formación. Entender la vinculación teoríapráctica de esta manera nos interpela para
fomentar en la construcción de este tipo de espacios, la redefinición de sentidos, de
discursos y de significados asociados a la vinculación de la universidad pública, a través de
prácticas formativas, con otros territorios, organizaciones y sujetos. En este sentido, hay
una dimensión discursiva que también es importante tener en cuenta, es decir, reflexionar
sobre cómo nombramos lo que hacemos no sólo se presenta en las palabras sino en los
efectos y consecuencias prácticas de los sujetos que se reconocen en ellas. El discurso con
que nombramos e interpretamos el mundo, produce y reproduce efectos de colonización
(De Souza Santos, 2008). Estos efectos son punto fundamental de la reflexión porque llevan
a preguntarnos por las consecuencias que el conocimiento que producimos en las
universidades tiene, no sólo en el discurso sino en las prácticas y en los modos de mirar la
realidad, y de mirar al otro o a los otros3. Esta es una tarea que no es nada sencilla y que ha
presentado varias limitaciones a la hora de conocer, reflexionar y elaborar la propuesta de
práctica, no obstante, la tarea se hace carne en la praxis con esos otros. Sin embargo, es
necesario reflexionar sobre esa mirada, porque al decir de Carlos Skliar (2002: 153) “si el
otro no estuviera ahí —y allí, y aquí— nuestras pedagogías quedarían reducidas a cenizas,
envueltas en borrascas, disueltas en pura mismidad (...) si el otro no estuviera ahí —y allí,
y aquí— nuestras pedagogías no nos dejarán vibrar con el otro”. La educación desde la
otredad implica entonces apartarse de sistemas pedagógicos que han enmascarado la
“exclusión” y el “olvido” del otro, sin embargo, esa construcción puede lograrse en una
praxis educativa crítica y reflexiva en el tiempo, que muchas veces se encuentra en el
camino con fuertes dificultades. Si podemos al menos reconocer que los otros con quienes
3
Si nos paramos, al decir de Freire (1984), en el sentido contextual de las palabras, los sentidos asociados a estas
ideas pedagógicas adulto céntricas nos posicionan en una concepción iluminista de los propios orígenes de las
universidades públicas, como reductos del conocimiento válido, que deben “iluminar” a la sociedad. En
cambio, si nos posicionamos desde la comunicación o desde la propia concepción de relación dialógica, la
mirada de ese otro, que es tan agente de cambio como yo y como otros, se vuelve una mirada que no es externa,
desde afuera, y que ni siquiera se observa con los ojos, sino que se vuelve cuerpo, piel, corazón, en ese diálogo
“entre” y no de unos hacia otros.
trabajamos no pueden ser objetos de nuestra acción, sino que son tan agentes de cambio como
nosotros (Freire, 1984: 47), ya habremos dado un paso.
Con respecto a las observaciones participantes, se procuró que los estudiantes transitaran
por los tres talleres y conocieran tanto el funcionamiento, los talleristas, los niños y las
actividades de cada uno de ellos, como la articulación de estos espacios con el proyecto
general. A partir del primer escrito que los estudiantes elaboraron producto de la
observación, se realizaron comentarios y reflexiones conjuntas con la institución para la
elaboración de la propuesta de intervención. La construcción de esta última significó el
momento de mayores dificultades y fundamentalmente de más resistencia por parte de los
estudiantes practicantes. El objetivo del trabajo no sólo consistía en realizar algún aporte
que tuviera que ver con la disciplina geográfica, sino especialmente que co- construyeran
una propuesta colectiva de acuerdo a las características de los talleres y a las necesidades
planteadas por la institución desde el inicio. El objetivo de fondo era conocer otros
contextos y realidades, y sobre todo, reflexionar a partir de la intervención, sobre cómo
estos espacios funcionan articuladamente con las escuelas, y se convierten en motores
esenciales para potenciar propuestas alternativas en la educación formal4.
4
Esto último no fue fácil de visualizar ya que opera en la forma de concebir este tipo de prácticas una
diferenciación tajante o determinante entre lo que implica el proceso en la educación formal y en la no formal,
lo que Cañellas (2005) por el contrario llama continuidad y complementariedad entre ambas.
el lugar está cargado de significados, y existe en diferentes escalas: un rincón, una casa,
una esquina, el barrio, la región, el país o el planeta. Allí en el lugar, se materializa el acto
de vivir en el mundo. El espacio es un espacio existencial (Nogué, 2015), conformado por
lugares cuya materialidad tangible está teñida de elementos inmateriales e intangibles que
convierten cada lugar en algo único e intransferible (p. 142), el lugar es así lo que estructura
el espacio geográfico, lo que le da sentido. En este sentido, una de las primeras ideas que
estructuró la propuesta de intervención fue la de trabajar con la identificación y el
reconocimiento de los lugares por los que los niños transitan en el barrio, y cómo los
significan. Se consideró que previo al trabajo de búsqueda e identificación de objetos para
la planificación de la institución, era necesario el reconocimiento del propio barrio, de los
lugares que lo conforman, y de los espacios vividos y transitados por los sujetos en la
cotidianeidad.
Para buscar elementos que les permitiera elaborar una propuesta desde dicho enfoque, los
estudiantes acudieron a las herramientas y los aportes de la cartografía social, la cual
posibilita la construcción colectiva de un territorio, consolidando identidad y generando
conciencia en quienes lo habitan. El mapa se presenta así como herramienta de diálogo
que articula sujetos, vínculo entre quienes cartografían y quienes “leen” el producto final”
(González et al, 2016). Se valieron para ello de los aportes de Iconoclasistas (2013) que
conciben el mapeo como una práctica y acción de reflexión en la que el mapa es una
herramienta para facilitar la problematización de territorios sociales, subjetivos y
geográficos, en otras palabras, es un medio y no un fin. El espacio mapeado parte
necesariamente de la relación con las dimensiones subjetivas: la emoción, los afectos,
desafectos, lo vivido y lo imaginado, que activan e inspiran los lugares en cada uno de
nosotros. Desde allí que la cartografía es entendida como un lenguaje para expresar ideas,
conceptos, emociones, percepciones (Seemann, 2012), como una forma alternativa de
representar espacios, lugares y territorios (cartografía subversiva)5. Mapear este espacio
5
En los últimos años los también los aportes de los giros teóricos han modificado la idea de cultura cartográfica
especialmente a partir de la Cartografía Social que, en diálogo con la antropología, ha desarrollado trabajos de
auto mapeo por comunidades y grupos sociales, que, en lugar de ser clasificados conforme a los mapas
cartesianos, actúan como un mapeo por auto definición, por medio de un proceso de re-semantización de las
categorías que pueden traer un universo complejo de las identidades colectivas apoyadas en formas
organizativas específicas. Por otro lado, en cuanto a las aproximaciones con las artes, literatura y estudios
culturales en publicaciones como Seemann (2006) y Cazetta y Oliveira Jr. (2013) y Oliveira Jr. (2010) se muestra
el lenguaje cartográfico como potencia para comprender las relaciones entre territorio, acción social y vida
colectiva, y se engendra el uso o la elaboración de mapas desde los sentidos, afectos y pertenencias del sujeto.
vivido y concebido, para describirlo y explicarlo, se torna un desafío para la geografía como
así también para otras disciplinas asociadas a los mapas. Aprender a leer y construir mapas
es un fenómeno difícil de definir y sumado a toda la acumulación de la cultura cartográfica
de la geografía es un proceso que se hace cada vez más múltiple e ilimitado. Los mapas y
representaciones espaciales producidos por los más diversos grupos sociales son activos
de los modos en que grupos sociales, culturales y comunidades diversas crean y construyen
visualmente información espacial. Este aprendizaje espacial o cartografía espacial6
entendido según el filósofo francés Gilles Deleuze (2003) como el “verdadero aprendizaje”,
produce una conmoción y deja al alma perpleja: algo, alguien, que nos sacude y que pone
en juego nuestra sensibilidad, nuestra memoria, nuestro pensamiento y, en fin, entonces,
nuestro aprendizaje. En este sentido se entiende al sujeto de la experiencia educativa como
“…el que sabe enfrentar lo otro en tanto que otro y está dispuesto a perder pie y a dejarse
tumbar y arrastrar por lo que le sale al encuentro: el sujeto de la experiencia está dispuesto
a transformarse en una dirección desconocida” (Larrosa, 2003).
6
Este desarrollo del marco de referencia que los estudiantes elaboraron, se completó con los aportes que
reconstruyeron de los postulados más importantes de la pedagogía crítica, en su vinculación con cómo
entender la metodología, pero también la práctica misma y al otro en ella. En este sentido, a partir de entender
la enseñanza como creación de las posibilidades para la producción o construcción de conocimiento, la
disciplina geográfica emerge como herramienta para construir conocimiento con el otro desde lo próximo y lo
cercano, y no como un contenido escolar.
En este sentido, las actividades en cada taller estuvieron divididas en dos momentos: un
momento inicial donde los niños dibujaron los mapas y croquis del barrio, y señalaron en
ellos con emoticones de whatsapp lugares significativos tanto de placer como de malestar,
representando a través de ellos sonidos, olores, emociones, sabores, vivencias,
sentimientos, relaciones, etc. Y un segundo momento, donde realizaron actividades de
búsqueda, a partir de preguntas disparadoras, de objetos cotidianos en el barrio, de
acuerdo a los lugares señalados en los mapas7. El reconocimiento de los niños sobre lugares
y objetos que pasan desapercibidos en la vida cotidiana fue el desafío que asumieron los
estudiantes con cada actividad, obteniendo muy buenos resultados, incentivando la
participación, la búsqueda, el diálogo, la acción y reflexión individual y colectiva.
Los resultados de las intervenciones fueron diversos y heterogéneos en cada taller, donde
se presentaron obstáculos y también fortalezas que enriquecieron la propuesta de trabajo.
Lograron generar en primera instancia un gran interés y motivación de los niños en las
actividades, y las producciones finales fueron insumo esencial para la institución que se
plasmaron en el trabajo posterior con el artista, pero también en la muestra de fin de año.
Respecto de las producciones de los niños, los estudiantes pudieron reflexionar sobre
algunas inquietudes, que fueron luego parte de la devolución a la institución.
En primer lugar, los espacios por los que transcurren los niños en el barrio aparecían
limitados en pequeñas escalas. En algunas de las producciones se concentran la mayoría
de los emoticones en “lo conocido”, en una sola parte del Barrio. Pudieron visualizar
también una fragmentación de los distintos lugares del Barrio, que hace que los que viven
en una parte no reconozcan la otra y viceversa. Identificaron también espacios de
miedo/ocio/ malestar/bienestar, allí predominaban los lugares en donde se sienten bien,
sin embargo, se señalaban lugares de miedo o malestar identificados como lugares de
violencia, oscuridad, drogas o aquellos lugares que transitan los “más grandes”. Por el
contrario, el Bibliomóvil es señalado como un espacio que genera mucha identificación/
pertenencia. En las producciones aparecían instituciones y actores como patrón común
7
Para esta última recorrieron lugares como el parque de la Piedra Movediza, el basural del barrio, el Centro
Integrador Comunitario, el playón, la sede del Programa Envión, las calles donde para el Bibliomóvil, el monte
donde juegan, entre otros.
de referencia, entre ellos la que se referencia en todas es la escuela, con emoticones que
expresan felicidad, lectura, escritura, compañerismo, cercanía, amor. También la Iglesia
se repite en los mapas, y dentro de los actores que más visualizan está la policía, la cual
aparece ubicada en la mayoría de los casos en la entrada del barrio, asociada en algunos
casos a imágenes de enojo, o de malestar.
El tránsito por este proceso estuvo cargado de angustias, altibajos, contradicciones, y sobre
todo mucha resistencia por parte de los estudiantes que realizaron la práctica. Ellos
mismos concluyeron en su informe final que dudaron todo el tiempo de la práctica en sí
misma y de la finalidad que tenía la intervención en el barrio.
En primer lugar, se percibe un obstáculo que tiene que ver con una dimensión teórica y
conceptual, en la definición/no definición de este tipo de espacios de práctica para la
formación docente en geografía, que necesita de un salto cualitativo, para superar en post
Otro punto que podemos señalar como obstáculo a sortear tiene que ver con la concepción
de dichos espacios de práctica ya que no se visualizan como futuros espacios de
intervención, ni mucho menos como espacios de enseñanza-aprendizaje. Es importante
trabajar sobre este punto, sobre todo en la complejidad que implica la realización de la
práctica de educación no formal junto con la formal, en los diferentes niveles educativos
del sistema, en el mismo momento, y con la diversidad y heterogeneidad que conllevan
ambos espacios. Se presenta el problema de que por momentos pareciera que debemos
planificar, abordar, reflexionar, estudiar para una y para la otra de la misma manera,
cuando sabemos que son espacios muy diferentes en cuanto a estos temas8.
Finalmente, se puede observar que la práctica en espacios no formales queda atada sólo a
este taller en el último año, que no fue diseñado para ello: surge así la necesidad de
contribuir en el conocimiento de estos tipos de espacios a lo largo de toda la formación, en
8
Surgieron además limitaciones en cuanto a poder reflexionar sobre la práctica, tanto de observación como de
intervención, que generan la necesidad de trabajar en torno a la práctica reflexiva, superando la descripción
de lo transcurrido, de aquello que se vive y se vivencia como crisis, caos, angustia.
9
El trabajo con el propio par en parejas pedagógicas fue de gran dificultad, ya que todavía no podemos
visualizar a la docencia como construcción colectiva, con otro, la pensamos individualmente.
las materias previas, incluso en las que tienen más carga teórica. De allí que las resistencias
de los estudiantes se enmarquen en las dificultades del propio trayecto de formación, en la
ausencia de acercamientos previos a diversas instituciones que permita pensar el universo
y diversidad de actores que las conforman, y que pueda pensar a las instituciones
educativas desde una perspectiva más amplia.
Este trabajo posibilitó la proposición de otras maneras de mirar, que superaran la dualidad
escuela-no escuela, no sólo hallando vinculaciones entre diversos ámbitos sino
fundamentalmente construyendo una mirada de la institución desde una perspectiva más
amplia, que en lugar de dividir, nos permita encontrar en las diferencias las
potencialidades.
Referencias bibliográficas
Resumen
Introducción
El presente trabajo tiene como objetivo caracterizar una propuesta pedagógica que
favorece el registro emocional y la posibilidad de explicitar y compartir las emociones con
otros. La propuesta toma elementos del psicodrama (Manrique, 2017) y se desarrolló en el
marco de un dispositivo de formación pre-profesional de la cátedra de Didáctica II en la
carrera de Ciencias de la Educación en la UBA, en el 2017.
Para analizar la propuesta pedagógica desde una perspectiva psíquica tomamos conceptos
de la teoría del pensamiento de Bion (1980). Bion entiende a la posibilidad de hacer posible
el pensamiento como un proceso vinculado a la elaboración y operación sobre contenidos
emocionales. Para este autor, hacer posible el pensamiento requiere del funcionamiento
de una función alfa en el psiquismo que genere un continente sobre las impresiones
sensoriales y experiencias emocionales del sujeto, elaborándolas y transformándolas en
elementos alfa, es decir, imágenes, representaciones y conceptos pensables. Los
elementos no elaborados -llamados elementos beta- que no se conforman como pensables,
se evacuan por medio de la identificación proyectiva. El modelo de relación continente-
contenido nos permite describir la modalidad de relación que se desarrolla entre los sujetos
en función del lugar que se le otorga a la elaboración de elementos emocionales
inconscientes, en el vínculo interpersonal y grupal. Una relación continente-contenido de
crecimiento en términos psíquicos requiere de quien oficia de continente la capacidad de
reverie, entendida como la posibilidad de conectarse con la emoción del otro y ofrecer un
continente afectivo. Esto, a su vez, implica la posibilidad de dar lugar, recibir, escuchar y
contener los elementos emocionales inconscientes del grupo, logrando en su verbalización
una elaboración que permite un aprendizaje por la experiencia.
Metodología
El objetivo del trabajo es analizar la forma en que es abordado el registro de las propias
emociones en una situación de formación basada en el psicodrama grupal de la
multiplicidad (Manrique, 2017; Kesselman, Pavlovsky & Frydlewsky, 1987) con aportes de
la teoría gestáltica (Perls, 2012).
Para analizar cada uno de estos segmentos o unidades temporales luego empleamos el
análisis didáctico multirreferenciado desde las tres perspectivas que señalamos en la
introducción - instrumental, social y psíquica-.
La situación de formación
Resultados
Presentamos el análisis de las actividades en las que se propuso a los estudiantes que
registraran sus emociones y aquellas en las que esas emociones fueron verbalizadas y
compartidas con el grupo y luego nuestra hipótesis final.
Los estudiantes participaron de diferentes ejercicios en los que se propuso que tomaran
contacto con sus emociones. Uno de los ejercicios consistió en conectarse con el propio
cuerpo a través de la conciencia de la respiración. Después se les indicó que, moviéndose
por el espacio, se encontraran con otros desde la vista o el movimiento sin hablar. Otro
ejercicio consistió en dibujar y representar en un papel qué llevarían en su “mochila del
Licenciado en Cs. de la Educación” en un viaje imaginario. Luego, en ronda cada uno
presentó al compañero de la derecha mientras miraba e interpretaba su dibujo y las
gesticulaciones que éste hacía.
En otros juegos, los estudiantes realizaron acciones en las que interactuaban con otros
desde diferentes roles y posiciones:
Un primer juego, también sentados en círculo, involucraba mirar y ser mirados. Se les
indicó que miraran a un compañero y cuando esa persona les devolvía la mirada debían
mirar a otra. Después, el juego se modificó en que cuando cruzaban la mirada con alguien,
la debían mantener hasta que se les indicara que cambiaran de persona.
En el segundo juego de este tipo se numeró a los estudiantes y debían caminar por el salón.
Al oír su número, cada persona hacía que se desvanecía, pidiendo ayuda mientras caía y el
resto del grupo la socorría, sin dejarla llegar al piso.
Para un tercer juego se eligieron en parejas. Uno le debía dar órdenes al otro y éste las debía
obedecer. A continuación, las obedecía, pero podía elegir cómo y, al final, debía negarse a
obedecer. Después invirtieron los roles.
En un cuarto juego, en grupos de 3 debían guiar y ser guiados, ocupando 3 roles (A, B y C)
que después intercambiaron. El grupo debía trasladarse de un lado a otro del salón, pero a
A, con los ojos cerrados, había que conducirla. B, que conducía a A, llevaba los ojos
cerrados. C podía moverse, ver y hablar, pero no tocar a A.
En todos estos ejercicios se formularon preguntas que los estudiantes se debían responder
a sí mismos luego de concluida la actividad o a veces en medio de esta, haciendo una breve
pausa, con los ojos cerrados y en silencio. Algunas de las preguntas fueron: “¿Qué me pasa
con los demás?/¿Qué siento cuando me interpretan?/¿Qué me pasa con sentirme mirado?¿Qué me
pasa con mirar?/¿Cómo es encontrarme sin palabras con el otro?¿Me incomodo?¿Lo
disfruto?/¿Qué manera encontré para decir que no? Registro si me estoy juzgando /¿Cómo fue el
lugar de ser guiado?¿Cuál es el lugar que me cuesta?”.
Desde la perspectiva instrumental podemos interpretar como una de las tareas (Mazza,
2013) para los estudiantes en estas actividades, la experimentación de emociones y
sensaciones y luego el registro consciente de lo experimentado que las preguntas van
guiando. Para dar respuesta a esas preguntas, los estudiantes realizan un trabajo de
introspección que consiste en tomar consciencia de lo que están experimentando en el
momento en que esto ocurre. Esto implica volverse sobre sí mismos como fuente de
información, tomar una distancia de sí para observarse. El hecho de no tener que
responder en voz alta a las preguntas, ni de tener que necesariamente compartir con
otros lo que cada uno se va respondiendo, conforma una actividad de poca exposición
Desde una perspectiva psíquica podemos interpretar desde Bion (1980), la función que
cumplen estas preguntas. Se trata de apuntalar la función alfa en el psiquismo de los
estudiantes, que es aquella que les permite elaborar la experiencia emocional vivida
durante los ejercicios y hacerla pensable. Esto implica transformar estas impresiones
sensoriales y emocionales no “digeridas” en representaciones mentales y elementos alfa
pensables.
En el juego de roles, cuatro o cinco estudiantes eligieron un papel al azar que contenía una
escena que debían improvisar. En las escenas se presentaba una situación profesional en
la que debían enfrentar un conflicto, interactuando con otros actores. Mientras algunos
estudiantes improvisaban sus personajes, los otros observaban. A través de diferentes
recursos psicodramáticos (soliloquios y doblajes) la coordinadora fue realizando cortes en
la escena, que permitían tanto a los estudiantes que actuaban, como los que observaban,
expresar emociones y otorgar sentido a la escena. En los soliloquios (Manrique, 2015) los
personajes respondieron a la pregunta “¿Qué sentís?” formulada por la coordinadora y
expresaron cómo estaban experimentando ese momento de la escena desde su rol. Durante
los doblajes, los observadores se acercaron a los personajes con quienes se identificaban y
expresaron también lo que sentían y pensaban, poniéndose en el lugar de ellos. Al final de
la escena, los estudiantes se despidieron de sus personajes diciéndoles algo que se llevaron
de ellos, que les pareció interesante o que se dieron cuenta.
Desde una perspectiva instrumental, podemos interpretar que la tarea para los
estudiantes consistió en circular por las diferentes posiciones y puntos de vista
involucrados en la situación y experimentar desde cada posición las emociones que
aparecían. Para quienes actuaron los personajes requirió que registraran y pusieran
en palabras su propio posicionamiento emocional desde su rol. A quienes realizaron
doblajes les requirió que comprendieran los diferentes posicionamientos en la escena,
sus emociones y puntos de vista y pusieran en palabras sus sentimientos e
interpretaciones en relación con algunos de estos. Todos los estudiantes tuvieron que
poner en juego para esto la capacidad de conectarse y empatizar con los otros.
Desde una perspectiva social observamos que, a partir de los doblajes y soliloquios, y al
despedirse de los personajes que representaron, los estudiantes aportaron nuevas
definiciones y puntos de vista sobre los personajes. Podemos pensar, desde Ducrot (2001),
que al hacerlo construyeron en sus intervenciones diferentes posiciones sobre sí mismos y
los otros. Se transitó desde el definir al otro como alguien a quien criticar o juzgar, a mirarlo
como alguien a quien comprender y a quien es necesario explicar el propio
posicionamiento. Por ejemplo, al despedirse del personaje una participante reconoció que
debía flexibilizar para lograr construir con otros. Otro expresó la necesidad de escuchar,
atender y comprender las historias y cargas de las personas antes de decir algo. Muchos
expresaron sentimientos de empatía por alguno de los personajes y otros además buscaron
establecer puentes entre sus perspectivas y las de los demás.
Desde una perspectiva psíquica podemos interpretar que estos ejercicios de dramatización
parecen haber permitido a los protagonistas tomar distancia de su acción en tanto reacción
y reconocer en ella la dimensión emocional implicada. Al detenerse para ponerla en
palabras, pudieron representarla mentalmente y a la vez hacer partícipes a otros
integrantes del grupo de aspectos de su realidad psíquica, permitiendo que pudieran
comprenderlos y aportar sentidos y emociones desde sus propios posicionamientos
subjetivos. De esta manera, los estudiantes pudieron hacer pensable no sólo sus propias
emociones sino también las de los otros. A partir de estos aportes y distanciamientos, los
protagonistas fueron modificando sus modos de posicionarse y pudieron ensayar otras
respuestas frente a la situación. Podemos pensar, tomando a Bion (1980) que en este
ejercicio el grupo actuó como continente de los contenidos emocionales de sus miembros,
al permitir la conexión con la propia emoción y la de los otros, favoreciendo su elaboración.
Nuestra hipótesis final es que el poner en palabras las propias emociones y compartirlas
con otros ha favorecido los vínculos intersubjetivos. Sostiene nuestra hipótesis una serie
de evidencias empíricas. Entre otras, la lectura de sus cuerpos; algunas acciones de los
estudiantes que no eran habituales antes de la actividad; así como lo que ellos mismos
dijeron durante y al finalizar la actividad.
Entre las lecturas corporales que tomamos como evidencia del estrechamiento de los
vínculos intersubjetivos podemos mencionar la cercanía física y manifestaciones
emocionales explícitas como lágrimas y abrazos que tuvieron lugar en una actividad final
que consistía en armar una escultura grupal. Como acciones no habituales que tomamos
de referente para sostener esta hipótesis, nos referimos al hecho de que al finalizar la
actividad todos los miembros del grupo salieron a almorzar juntos, aunque algunos antes
del encuentro no se conocían, algo que no había sucedido en ningún otro momento en toda
la carrera. En relación con lo que los estudiantes dijeron, durante la actividad final de la
escultura las palabras que mencionaron fueron: “Acompañada, colectivo, otros, feliz,
construir, apertura, poder, encuentro, de pie, conocimiento, dejarse tocar, voluntad, crear,
empatía, contención, enlace”. Al finalizar la actividad varios coincidieron en destacar la
confianza que sintieron con los otros estudiantes. Mencionaron que pudieron abrirse y
conectarse con los otros “desde otro lugar”, con compañeros conocidos o desconocidos
previamente, pudiendo reafirmar lazos e instaurar nuevos. También varios coincidieron
en que a nivel grupal se generó un clima de afecto, intimidad y lazo, inusual en el ámbito
universitario y en un primer día de conformación de un grupo.
Planteamos como hipótesis que el hecho de haber compartido sus emociones con otros
parece haberles permitido ver qué del otro hay en mí y qué mío hay en el otro. Este
conocimiento parece haber dado lugar a una cercanía mayor entre las y los estudiantes, así
como mayor confianza. El registrar y compartir las emociones y entrar en el universo
emocional del otro, permitiría a nivel intersubjetivo estrechar los vínculos con el otro.
Conclusiones
En este trabajo analizamos una serie de actividades que permiten tomar contacto con las
propias emociones y compartirlas con los demás. Formulamos como hipótesis final que
este tipo de ejercicios parecen favorecer el desarrollo de vínculos intersubjetivos entre los
estudiantes. Este tipo de actividades son poco habituales en la formación de los
profesionales de la educación, aunque permiten desarrollar capacidades sumamente
importantes para futuros profesionales que trabajarán comunicándose y estableciendo
vínculos con otros. Tal como muestra nuestro análisis, estas son capacidades que pueden
desarrollarse a través de la formación. El psicodrama muestra ser una herramienta valiosa
para favorecerlo.
Referencias bibliográficas
literature and directions for future research. Educational Psychology Review, 15(4), 327-358.
Watzlawick, B., Beavin Bavelas, J. y Jackson, D. (1997). Teoría de la Comunicación Humana.
Barcelona: Herder
Nora Grinóvero
norisgrinovero@gmail.com
Resumen
Una problemática que se reactualiza en el debate entre universidad y sociedad es la relación entre la
formación académica y la práctica social profesional; involucra la responsabilidad de formar sujetos
con conocimientos para ser partícipes activos en propuestas de transformación social.
De esta preocupación surge el proyecto de tesis de maestría que focaliza el objeto de estudio en una
de las bisagras que articulan la formación y la práctica profesional. Se decidió estudiar el vínculo
entre sujetos e instituciones, que se produce en el proceso en el que se orienta y acompaña desde la
formación a los estudiantes en su primera socialización profesional.
A su vez, este trabajo de tesis se inscribe en un proyecto de investigación más amplio titulado
Estructuras curriculares y prácticas de conocimiento que promueven la articulación entre disciplinas y entre
instituciones. Estudio de casos en la región Santa Fe, que se lleva a cabo en la FHUC-UNL, cuyo objetivo
general es identificar criterios epistemológicos y pedagógicos en estructuras y prácticas de
conocimiento construidas a partir de principios de articulación entre disciplinas y entre
instituciones.
Actualmente, estamos desarrollando la primera etapa en este proyecto que nos confluye, abocadas
a la revisión y construcción colectiva de categorías de análisis que nos permitan involucrarnos en el
trabajo de campo, desde diferentes ejes problematizadores manteniendo coherencia epistemológica
y metodológica.
En esta ocasión se presentarán avances sobre el estudio y la reflexión de categorías centrales que
permiten acercarnos a las relaciones entre sujetos, saberes, conocimientos y prácticas, que se están
construyendo en el equipo como herramientas de estudio sobre el objeto que nos ocupa.
Son referentes bibliográficos para este desarrollo las categorías: prácticas de conocimiento de Violeta
Guyot (2011), saber y relación con el saber de Jacky Beillerot (1989), saberes socialmente productivos de
Adriana Puiggrós (2004) y los aportes de Berta Orozco (2009) que amplían el sentido de esta última
categoría vinculándola a los saberes significativos que permiten crear identidad.
Algunos interrogantes que orientan la búsqueda y construcción de vínculos entre esas categorías
son: ¿Qué relaciones se establecen con el conocimiento académico en el microespacio de la primera
socialización profesional de los estudiantes en las instituciones de práctica? ¿Qué uso se hace del
conocimiento académico cuando se resuelven problemas de la práctica de la profesión? ¿Cómo se
construye la relación entre el proceso creador de saber y lo sabido en cada uno de los participantes
del proceso de formación en prácticas profesionales? ¿Cuáles son las prácticas de conocimiento
potencialmente valiosas que no llegan a teorizarse en la formación académica?
Con los aportes de este trabajo se intenta contribuir a la profundización del conocimiento acerca de
las características de los vínculos que hacen posible el desarrollo de la propuesta curricular de
formación en la práctica profesional, en instituciones con culturas de producción de conocimiento
Actualmente, desde el equipo estamos desarrollando la primera etapa en este proyecto que
nos confluye, abocados a la revisión y construcción colectiva de categorías de análisis que
nos permitan involucrarnos en el trabajo de campo, desde diferentes ejes
problematizadores manteniendo coherencia epistemológica y metodológica.
El trabajo de tesis del que me ocupo focaliza el objeto de estudio en una de las bisagras que
articulan la formación y la práctica profesional en la universidad. Surge de la preocupación
por la responsabilidad que tiene la universidad como institución social que forma
profesionales para ser partícipes activos en proyectos de transformación social en torno a
problemas de la humanidad, principalmente la inclusión social y cultural que involucra a
la vez aspectos políticos, económicos, educativos, de administración y de acceso a los
bienes y recursos, entre muchos otros.
Para el trabajo de campo de la tesis he seleccionado tres carreras diferentes del campo
social Terapia Ocupacional (FBCB-UNL), Profesorado en Educación Primaria Rural
(FHAyCS- UADER) y Trabajo Social (FTS-UNER).
1
El concepto de socialización laboral anticipada pertinente para la situación de prácticas profesionales dentro
de la formación en la carrera de grado, fue tomado de un trabajo titulado ¿Cómo se hace un maestro? de María
Sotos Serrano y José María Aguilar Idañez (2003) con el cual se refieren a la apropiación de prácticas
institucionales que se configuran en el sujeto durante las primeras intervenciones en el campo laboral, donde
asumen a la institución por primera vez como lugar de trabajo.
Son referentes teóricos para este desarrollo las categorías: prácticas de conocimiento de
Violeta Guyot (2011), saber y relación con el saber de Jacky Beillerot (1989), saberes
socialmente productivos de Adriana Puiggrós (2004) y los aportes de Berta Orozco (2009)
que amplían el sentido de esta última categoría vinculándola a los saberes significativos
que permiten crear identidad.
Este es un aporte fundamental para superar la mirada escindida entre las teorías y
prácticas, y el sujeto productor de teorías y prácticas.
2
Si bien pensamiento simple y pensamiento complejo son categorías de la teoría epistemológica de Edgar
Morin, no todos los autores que menciono retoman aportes de Morin, sin embargo coinciden en los sentidos
que dan a esta diferenciación de perspectivas en torno a la problemática del conocimiento.
3
Violeta Guyot es investigadora argentina sobre problemáticas epistemológicas, profesora emérita de la
universidad Nacional de San Luis y referente de diversas universidades del país.
Esa demanda de saber es ineludible en el caso del ejercicio de la profesión, porque lo que
en esa práctica se establece es una demanda del saber al profesional para poder solucionar
algún problema. Es ahí donde se ponen en juego las relaciones del sujeto con el
conocimiento desde sus posicionamientos epistemológicos y subjetivos.
Para diferenciar concepciones de saber el trabajo de Jacky Beillerot (1998) nos permite
distinguir perspectivas en este sentido. Una primera diferenciación básica que nos ofrece
este autor, es entre el saber entendido como proceso que incluye una relación con el
psiquismo - donde el deseo de saber tiene un lugar preponderante-, de aquel concepto de
saber inventariable, clasificable y acumulable, separado del sujeto.
El saber como proceso conlleva una idea de verdad más condicional que evidente; deja su
lugar a una visión más localizada, más singular, en la que el acento recae sobre las
problematizaciones, las apropiaciones, y la falta de saber. El aprendizaje de saberes desde
esta perspectiva representa la realidad dinámica del saber y no solo el resultado, en la que
el sujeto se produce y produce lo existente, más que lo verdadero y lo falso (Beillerot, 1989).
Esta concepción de saber se presenta en oposición a una verdad acabada posible de ser
aplicada en la práctica, que se confunde con un resultado momentáneo de la práctica y el
sujeto mantendría una relación de ajenidad con él, por lo que sería fácilmente transferible
a través de pasos y procedimientos a seguir que se aprenderían por simple impregnación.
Asumiendo la primera concepción de saber mencionada, J. Beillerot sostiene que "El saber
es una acción que transforma al sujeto para que este transforme al mundo" (Beillerot, 1989
p.34). Un concepto que resulta coherente con las necesidades y prospectivas sobre la
formación en la universidad.
(…) sólo hay saber a través de una cierta relación con el saber, a través del hecho de que
un cierto sujeto exige un saber indeterminado que es al mismo tiempo un poder, un
poder indeterminado del saber, y que le permitirá precisamente cambiar su relación
con el medio. (Beillerot, 1989 p. 51)
En ese proceso de formación se juega la relación que el sujeto ha configurado con el saber
y con un determinado saber, que marca, influye en la configuración del saber que se estaría
haciendo. "Relación con ... ", designa al modo de placer y sufrimiento de cada uno en su
vínculo con el saber.5
El saber es proceso, realidad social y cognitiva que no se presta a ser cosificada, de aquí su
diferenciación con la idea de conocimiento6 y por eso requiere ser comprendido como
práctica histórica.
4
Retoma a Lefort, C, que refiere a relation y rapport, traducidos al castellano como “relación”.
5
Beillerot retoma la perspectiva de Lacán que sostiene que hay una relación con el saber cuando, “…de un
sujeto que desea un objeto sin saber que lo desea se pasa a un sujeto consciente de su deseo, produciendo un
saber de su deseo y un saber de la manera en que se produce el saber como dependiente del objeto del deseo.”
(Beillerot, 1989, p.46).
6
Señala, que en el uso hay una especie de oposición entre el conocimiento, que remite a la teoría -a menudo
entendida como contemplación -, y el saber, que pone énfasis en las prácticas, tanto del espíritu como de la
transformación del mundo (Beillerot, 1989, p.24).
Tan pronto como el saber se hace explícito, se razona, se convierte, en sabido, pierde
algo, se reduce, puesto que toda creación no puede convertirse en sabido. Lo que cuenta
es íntegramente la relación del proceso creador de saber con lo sabido, y no sólo lo
sabido, de lo que se obtendrían respuestas o soluciones. (Beillerot, 1989, p. 40)
En estos términos, y siguiendo el pensamiento de Beillerot, los saberes del campo social
incluyen partes relativamente científicas y otras que casi no lo son, están impregnados de
ideología y filosofía, se integran en unidades cuyos objetos y métodos son imprecisos y
variables (Beillerot, 1989).
En la práctica lo que cuenta sería entonces la relación del proceso creador de saber con lo
sabido - y no sólo lo sabido- de lo que se obtendrán nuevas respuestas, soluciones,
propuestas alternativas. Las metas de la formación en la práctica no estarían vinculadas
sólo al saber sabido, sino, y principalmente a la relación con el saber.
Algunos aspectos que pueden ser interesante para el análisis en esa relación en la práctica
es: ¿qué hay de sabido y qué hay de creado en relación al saber, cuando los estudiantes y
profesores intervienen en las instituciones de práctica? ¿Cómo se construye la relación
entre el proceso creador de saber y lo sabido en cada uno de los participantes del proceso
de formación en prácticas profesionales? ¿Cómo se explicitan las relaciones con el saber
que los sujetos construyen en sus prácticas?
Una categoría para pensar los saberes de las prácticas profesionales en contexto es la de
saberes socialmente productivos, que propone la investigadora argentina Adriana Puiggrós en
el libro, La fábrica del conocimiento (2004) que escribe junto a Rafael Gagliano como
producto de una investigación.
efecto simples con los cambios de la sociedad o de la conducta de las personas. Pero no
deja de intervenir en la complejidad de factores que inciden en esos cambios, resignifica el
papel social, cultural y económico del saber (Puiggrós y Gagliano, 2004).
Lidia Rodríguez avanza en reflexiones sobre este concepto en su trabajo, en el libro que
comparte con Orozco Fuentes, coordinado por Marcela Gómez Sollano; intenta responder
la pregunta acerca de ¿cuáles serían en prospectiva los saberes socialmente productivos
hoy en América Latina? y establece algunos criterios: saberes que permitan a las personas
analizar la situación en que se encuentran desde la perspectiva totalizadora, organizar un
mapa complejo del mundo social, político, histórico y geográfico, en el que insertan su
trabajo y en donde transcurre su biografía, saberes que le permitan construir una distancia
de la microsituación, superando ‘la inmersión’ en la realidad con capacidad de ubicar una
mirada en el largo plazo y en el espacio global sobre la totalidad de la época (Rodríguez,
2009 p.105).
Conclusiones
Los aportes de estos autores, advierten sobre cuestiones que son importantes e ineludibles
cuando el objeto de estudio involucra prácticas profesionales y sobre todo si se pretende
estudiarlas en su proceso de formación, como es el caso de mi trabajo de tesis. Las sintetizo
de esta manera:
Lo que se intenta poner en cuestión aquí es la aparente sencillez de la práctica, a la vez que
se transparenta la compleja relación entre los sujetos con el saber de esa práctica, por lo
que será necesario en este proceso de investigación, asumir una perspectiva epistemológica
pluralista como propone Violeta Guyot: “Toda transformación concreta, en lo que hace a la
situación histórica de cada universidad argentina y latinoamericana, debería estar fundada
en una perspectiva epistemológica amplia, pluralista, interdisciplinaria y
pluridisciplinaria, para abordar las complejidades propias de una transformación de esa
magnitud” (Guyot, 2016, p. 56-57).
Bibliografía
Blanchard-Laville, C.; Beillerot, J.; y Mosconi, N. (1998). Saber y relación con el saber.
México: Editorial Paidós.
Guyot, V. (2011). Las prácticas del conocimiento. Un abordaje epistemológico. Buenos Aires:
Lugar Editorial.
Guyot, V. (2016). Epistemología, prácticas del conocimiento y universidad. Revista
Clarisa Hernandez
clarisah@arnet.com.ar / soyclarisa@gmail.com
Resumen
El escrito que presento aquí es tipo reflexivo y propositivo: a modo de ensayo, procuro revisar mi
práctica, y echar mano también a voces de estudiantes acerca de los modos en que se enseña a
enseñar.
A pesar de que el paradigma “teoría escindida de la práctica” es objetado desde hace décadas y aunque
los planes de estudio y diseños curriculares se hayan modificado y enuncien pretensiones de
articulación entre la formación teórica y la formación práctica, por la asiduidad con que se incluye
esta cuestión en las agendas de las instituciones formadoras, y en los encuentros y jornadas
científicas del área educativa, los logros al respecto parecen distar mucho de las intenciones
manifiestas.
Concretamente, cómo enseñamos a enseñar, práctica central y privilegiada de un maestro o
profesor, es una cuestión que atañe a todos los que trabajamos en una carrera de formación docente.
Sin embargo, desde mi experiencia como profesora en Institutos Superiores de la Pcia. de Jujuy, y
de la Facultad de Humanidades y Cs. Sociales de la UNJu, asisto con frecuencia a planteos de
estudiantes que analizan la formación recibida y señalan las contradicciones entre los enfoques de
enseñanza y las decisiones didácticas de sus profesores y las teorías que enseñan, o declaran una
delegación de la formación para la práctica de la enseñanza en un par de asignaturas y docentes,
entre otros planteos que analizo y discuto en el trabajo. Pareciera, por sus expresiones, que mientras
algunos profesores los “forman” otros los “deforman” a través de sus prácticas.
Asimismo, en los espacios de trabajo compartidos, mientras advierto la preocupación de muchos
colegas que buscan nuevos y mejores modos de formar, que se desafían con innovaciones y
propuestas ricas y potentes, también observo maneras de evaluación centradas fuertemente en la
repetición de marcos teóricos sin buscar su valor para la práctica, programas que no atienden ni los
criterios didácticos más básicos o tomas de decisiones que contradicen la esencia de lo que es
pedagógico.
La idea de que un oficio o una actividad profesional se aprende “haciendo”, y podemos agregar
también “observando” al experto, no es en absoluto nueva: por ello en los planes de carreras
docentes hay instancias de observación de maestros y profesores, y también residencias y prácticas.
Tampoco es reciente la afirmación de que la formación de un docente continuará durante toda
su trayectoria -de ahí la noción de desarrollo profesional- o de que también éste se ha “formado”
a partir de su biografía escolar y experiencias de vida previas al ingreso al instituto o la
universidad.
Pero, lo que sostengo aquí, es que aun sabiendo todo esto seguimos desaprovechando numerosas
y cotidianas instancias formativas para enseñar a enseñar mientras enseñamos, y propongo algo que
llamaré provisoriamente “modo de formar por inmersión”. Esta formación debería involucrar a
todo el plantel de profesores de las carreras de formación docente, desterrando esa postura de
que la práctica profesionalizante se deposite en ciertos espacios curriculares.
Digo que no aportará mayores novedades, puesto que ciertas cuestiones que aquí aparecen,
como la recomendación imprescindible de articulación teoría y práctica para la formación
docente, lleva varias décadas en agenda.
Entonces, me provoca a escribir estas líneas el ver que, a pesar de que el paradigma “teoría
escindida de la práctica” es objetado desde hace décadas, que aunque los planes de estudio y
diseños curriculares se hayan modificado y enuncien pretensiones de articulación entre la
formación teórica y la práctica, y aunque sepamos sobradamente que la reflexión sobre la
acción es altamente formativa, todos estos temas deban siguir siendo incluidos en las
agendas de las Reuniones de profesores de las instituciones formadoras, o en los
Encuentros y Jornadas científicas del área educativa. Esto sugiere que es porque los logros
al respecto deben distar mucho de las intenciones manifiestas y que es necesario seguir
insistiendo en ello.
Pero también me provoca escribir esto, cuando pienso -y en eso me voy a permitir
discrepar con Serrat cuando canta que “nunca es triste la verdad…lo que no tiene es remedio”-
que debemos seguir proponiendo todos los remedios posibles a esta verdad en la formación
que a algunos nos desvela tanto y todo el tiempo. Y esos remedios o caminos pueden estar
en las valiosas experiencias de quienes forman/formamos de muchas maneras y en la
reflexión sobre lo que se hace/hacemos.
Por eso es que este trabajo tiene la pretensión de promover la reflexión y de hacer una
proposición humilde sobre los modos de formar, porque opino aun sabiendo “todo eso que
sabemos”, seguimos desaprovechando numerosas y cotidianas instancias formativas.
¿Quiénes son los que enseñan a enseñar? Personalmente entiendo que cómo enseñamos a
enseñar, práctica central y privilegiada de un maestro o profesor, es una cuestión que atañe
a todos los que trabajamos en una carrera de formación docente, no importa qué espacio
curricular o materia dictemos. Porque un estudiante no se forma como docente ni aprende
el cómo se enseña sólo en las materias pedagógicas, y por ende, en cada paso que da
cualquier profesor está enseñando a enseñar, desde su propia práctica.
Para mostrar empíricamente esto que vengo planteando, traigo algunos ejemplos,
producto de entrevistas a estudiantes delegadas de curso que se hicieron en el Instituto
Cuando se les consulta sobre “cuáles son -desde sus trayectorias como alumnas- las
experiencias que más le aportan a su formación como futuras docentes”, refieren:
- “ …el mayor aporte en nuestra carrera es el contacto con los niños, las prácticas,
porque muchas veces no podemos sustentar la teoría con lo que es realidad el jardín,
con lo que pasa en el jardín…y muchas veces lo necesitamos porque entramos a 4to y
tenés directamente la residencia o la práctica, y es algo duro, y tenés que manejarlo,
porque no sabés con qué situaciones te vas a encontrar, entonces estaría bueno que
tengamos más contacto” (estudiante de 2do año de Prof de Educación inicial)
- “Yo pienso que lo que necesitamos en realidad son las prácticas…en mi trayectoria la
verdad es que muchas experiencias no tuve…este año recién pudimos en el día de los
jardines, pero mucho más que eso no tuvimos, ni siquiera observaciones en jardines
que deberías ser mucho más la práctica que simplemente la teoría” (estudiante de 3er
año de Prof de Educación inicial)
- “Yo también pienso que falta más la práctica, y que en cada materia el aporte que más
se necesita como futura docente es más práctica” (estudiante de 2do año de Prof de
Educación inicial)
Sobre aspectos institucionales a mejorar, insisten en mejorar la comunicación del Itto. con
el jardín (que está en el mismo edificio), para que les permitan “al menos hacer
observaciones”, lo cual evidencia un nuevo reclamo -casi suplicante- sobre un aspecto
práctico concreto e imprescindible.
Otros estudiantes manifiestan que observan una especie de delegación de la formación para
la práctica de la enseñanza en un par de asignaturas y docentes, tal como se evidenció en
algunas de las citas anteriores: el contacto con el campo de trabajo se produce muy
avanzada la carrera, y los únicos que les proveen herramientas prácticas para su
desempeño profesional son algunos docentes de las materias pedagógicas o los que están
a cargo de Práctica y residencia.
Entonces, me surgen muchas preguntas: ¿qué aprende sobre “cómo enseñar” quién
aprende de esa manera? ¿qué aprende “en teoría” y qué vivencia como sujeto de
aprendizaje? ¿Qué impregna más su representación/idea previa de lo que es enseñar? ¿qué
modelos se le ofrecen al formador en formación?
En este punto quiero recuperar a Guevara (2017) cuando plantea que hay modos de formar,
y propone denominaciones específicas para algunos formatos hallados en las prácticas
formativas de docentes. Así, distingue varios “modos” que son muy útiles en espacios
concretos de la práctica
1
Se solicita la escritura de una Bitácora donde van reflejando y reflexionando sobre su proceso de aprendizaje
durante el cuatrimestre. Al inicio, se les da una primera consigna que los orienta a analizar críticamente su
trayectoria y la formación que la carrera les ha aportado.
2
Me desempeño como JTP de Psicología educacional y Adjunta de Orientación e intervención Pedagógica
institucional” de 3ero y 5to año respectivamente, en la Carrera de Prof. y Lic. en Ciencias de la Educación de la
FHyCS-UNJu.
modelo” posible, la manera en que se resolvería una determinada situación. Así, colabora
en que el novato recupere su lugar en la acción y siga conduciendo la propuesta.
CONTAR ANÉCDOTAS: es un modo narrativo que pretende dejar una enseñanza, pero
pretende anticipar escenarios, pero se focaliza en lo narrativo más que lo instructivo.
Enriquecen el escenario actual con relatos del pasado experiencial del formador
DEJAR (AL OTRO) PROBAR; posibilita al estudiante el “tanteo”; son las pruebas anticipadas
de la acción o práctica que se deberá llevar a cabo permitiendo disminuir el temor a los
errores.
Todos estos modos están muy asociados al acompañamiento en los momentos concretos
de prácticas en el aula/sala de clase. Pero también, en esta línea, de un “experto” que
acompaña al “novato”, entiendo que podemos sostener algunos de estos modos desde el
momento en que comienzan la carrera y en casi todos los espacios formativos o en
cualquier asignatura/materia/ espacio curricular.
Eso sería “enseñar a enseñar enseñando”: hacer de todos los momentos posibles de una clase
un espacio formativo, reflexionar en voz alta sobre decisiones que tomo; hacer visibles los
marcos teóricos que sostengo como docente; mostrar que pude haber hecho otra cosa o
usado otra técnica, otro instrumento, u otro recurso y dar cuenta de las razones que me
llevaron a definirme por este o el otro; explicitar la estructura de mi Programa y socializar
mi planificación y sus ajustes; explicar los criterios de evaluación de cada examen, o
trabajo que solicito; en suma, permitiéndome ser un modelo de docente reflexivo en la
acción. Eso es desnudar el “pensamiento del profesor”.
Desde luego que una real inmersión en el campo de las aulas, sería el formato ideal para
que futuro docente se forme junto al maestro o profesor en ejercicio, pero aquí
simplemente pretendo aportar otro “remedio” más para la mejora de los procesos
formativos, y en las condiciones de los planes vigentes. Una humilde idea donde todos
recogemos el guante de la tarea de formar para las prácticas de la enseñanza.
Pero esta sencilla idea tiene un anclaje teórico en las corrientes que se iniciaron estudiando
el pensamiento del profesor, y luego el pensamiento práctico, y son aquellas que dan
cuenta de los procesos complejos que sostienen las acciones del docente. Sanjurjo, al
referirse a los aportes de esa esta línea, destaca:
“…el reconocimiento que el práctico está implicado en las acciones que realiza y que las
mismas son producto de su pensamiento, de sus conocimientos, de sus creencias. Por
lo que, si se quiere comprender más acerca de las prácticas es necesario conocer cómo
los prácticos van construyendo el conocimiento que les permite tomar decisiones
complejas… Desde la racionalidad práctica, la articulación teoría-práctica se va
3
Analizo también como otro término posible el de “saturación” cuyo significado es “llenar u ocupar una cosa
hasta el límite de su capacidad”, no porque este modo de formar llegue a un límite (que no lo hay), sino en el
sentido imbuir de formación
Por ello propongo un modo de formar que le permita al estudiante conocer esas
articulaciones que su profesor hace entre saber teórico y saber práctico, un modo de ir
descubriendo -en las clases en las que participa- los mecanismos sutiles con que la acción
se explica a sí misma. Un modo de formarse que les posibilite anticipar lo complejo de la
tarea de enseñanza y la manera en que su profesor lo resuelve. O en palabras de Sennett
"los mil pequeños movimientos cotidianos que se agregan a una práctica" (Sennett, 2009, p. 101).
Cuando analizo mi propia práctica, encuentro que de un modo espontáneo sin que pueda
precisar cuándo, me di cuenta de que debía hacer eso en mis clases del instituto y de la
Universidad: mostrarme mientras enseño.
Así, al margen del contenido o tema a desarrollar, asumí que a la par estaba formando para
la enseñanza, y posicioné a los estudiantes en el lugar futuro enseñante, de novato que
necesita apropiarse de herramientas y capacidades concretas para una práctica que por el
momento no se puede “probar” en el campo real, de un aprendiente que requiere
resignificar los conocimientos en articulación con una realidad posible de la futura práctica
profesional. Y eso me llevó más allá de los clásicos ejemplos y analogías para favorecer una
apropiación significativa del conocimiento, y comencé a poner en palabras mis
motivaciones, mis razones prácticas, a compartir experiencias o anécdotas, a exhibir mis
errores, a explicitar criterios para justificar mis acciones.
Luego, en las reuniones institucionales del instituto, comencé a pedir a mis colegas que
colaboren en la formación en didáctica4 asumiendo en cada espacio curricular la
responsabilidad de mostrase en acción reflexiva, de elegir ponerse en el lugar de modelo.
Entiendo que más allá de que estamos formando a quienes trabajarán con niños pequeños,
o con adolescentes, jóvenes o adultos, hay elementos y variables de la acción pedagógica
que atraviesan todas las prácticas, no importa la disciplina o el nivel del sistema en que
4 En los Profesorados de Educación Inicial y de Educación Primaria estoy a cargo de Didáctica general
Así empezó a tomar forma esta idea de definir y denominar de alguna forma este modo
formativo, y que aquí esbozo un poco más formalmente. No me cabe duda de que
estaríamos verdaderamente articulando teoría-práctica, y haciendo de las clases espacios
formativos en el más amplio sentido de la palabra. Pero tal vez lo más importante de ello,
es que desde la formación pudieran ver que un docente es (y debe ser) reflexivo.
Bibliografía
________ (2017) Los modos de formar: una vía para la transmisión del saber experiencial
en los espacios de prácticas. En: Prácticas reflexivas: escenarios y horizontes- En Roget y
Anijovich (comp). Buenos Aires, Aique
Sanjurjo, L. (2012) Socializar experiencias de formación en prácticas profesionales: un
modo de desarrollo profesional. Praxis educativa, Vol. XVI, Nº 1, pp. 22-32
Sennett, R. (2009). El artesano. Barcelona: Anagrama.
Clarisa Hernandez
clarisah@arnet.com.ar / soyclarisa@gmail.com
Carolina Requelme
carolinarequelme@gmail.com
Resumen
Educación, por lo que la práctica formativa se vincula con distintos abordajes teóricos del
Programa.
A su vez, la actividad formativa propuesta se vincula con distintos temas del Programa, y
especialmente con el Eje I del programa del Módulo, porque las inserciones profesionales
en sí mismas son tema de tratamiento específico, para conocer la evolución y los cambios
que se han producido en torno a las incumbencias profesionales de los graduados de
Ciencias de la Educación, y las estrategias que despliegan y desarrollan para lograr la
inserción profesional.
De este modo y para acompañar su propio proceso de apropiación y aprendizaje desde una
mirada reflexiva, les pedimos la redacción de una bitácora durante el cuatrimestre y que la
presentan al finalizar el cursado; para abordar la práctica profesional, se organizan Paneles
con graduados y se proponen Lecturas de Tesis; para desarrollar capacidades inherentes a
la tarea profesional, se solicita la escritura de informes, análisis de casos, y la participación
en unas Jornadas Internas sobre el Perfil y la inserción profesional del egresado de Cs de la
Educación con presentación de ponencias cuyos ejes temáticos refieren a la reflexión sobre
los temas y experiencias transitadas durante el cursado, especialmente la Estadía
formativa; para que se apropien de los distintos dispositivos de intervención (talleres,
ateneos, entrevistas, etc.) se los pone en juego en clase; y por último -no porque sea
cronológicamente la actividad final, sino porque lo desarrollaremos en especial-
proponemos una “estadía formativa” en una Asesoría Pedagógica en algún establecimiento
educativo.
En el desarrollo del Eje II sobre las prácticas de Asesoramiento Pedagógico, se lleva a cabo
esta experiencia, a la que consideramos un dispositivo de formación, y que consiste en
“acompañar la tarea del Asesor durante dos o tres jornadas, observando y registrando las múltiples
actividades que estos desarrollan, las demandas particulares de la institución que delinean el rol
profesional; la estadía del estudiante en formación junto al profesional en acción, al estilo del
profesional “novel” junto al “experto”, puede aportarles una experiencia formativa única”
(Hernandez y ots. Ponencia UBA- 2015).
En el año 2015 sólo se pidieron dos o tres días de estadía porque ese Eje temático se
encontraba en último lugar dentro del programa, y el fin de cuatrimestre se acercaba, como
así también los tiempos autorizados por las instituciones para el ingreso de nuestros
estudiantes, que prefieren no recibir practicantes ni residentes luego del 30 de octubre. A
raíz de esta situación que el equipo de cátedra valoró, podría constituirse en un obstáculo
para concretar esta estadía; se modificó el orden de los Ejes del programa, lo cual, a su vez,
posibilitó un mejor desarrollo del tema desde lo teórico como desde la actividad en campo,
la que actualmente ocupa entre tres a cinco días de permanencia, ampliando el abanico y
la diversidad de situaciones –que resultan algunas pertinentes e inherentes a su rol y
función y otras no tanto-, que aborda un asesor pedagógico a diario en las instituciones
escolares.
Posibilitar la actividad, implica que desde el Equipo se hagan, con la debida anticipación,
contactos informales con Asesores Pedagógicos en ejercicio, tanto en escuelas de nivel
primario como de Nivel secundario, para ver quiénes acceden a recibir uno o dos
estudiantes y colaborar desde la co-formación; luego se presenta la solicitud formal al
establecimiento, y, obtenidas las autorizaciones se presentan al grupo de estudiantes todas
las alternativas disponibles, distribuyendo las mismas por conveniencia o preferencia entre
las parejas que han armados ellos libremente; sin embargo la negociación sobre los
espacios de acompañamiento es realizada por cada grupo de estudiante con el asesor
asignado
antes de ir, anoten lo que esperan encontrar, los presupuestos que tienen acerca del
ejercicio del rol, y las dudas, preguntas o inquietudes.
Otras indicaciones tienen que ver con las razones para hacer un registro exhaustivo de lo
que observan desde el primer momento en que ingresan a la escuela y desde que conocen
al profesional asesor; que esa observación puede tener que ver con el espacio escolar, la
ubicación del lugar de trabajo del asesor, la forma en que distribuye los horarios, con
quiénes se vincula y con quiénes no, qué tareas hace, cuáles son las demandas -si las hay-
y cómo desarrolla su rol, etc.
Finalmente, con todo el material recogido, analizado desde los marcos teóricos, elaboran
un Informe que exponen a sus compañeros a modo de coloquio/socialización.
El sujeto se constituye como tal sujetándose a una estructura social constituida por un
entramado de significados y sentidos, que articulan relaciones de poder/saber; para
desentrañar estas los dispositivos de formación, como artificios pensados para recrear o
simular, para acercar a la práctica profesional, para articular los saberes construidos con
sus usos en acción, requieren condiciones de tiempo, espacio y vinculación con la realidad
(Ferry,1997)
Desde estos sentidos y formas de entender un dispositivo, pensamos que nuestra propuesta
formativa reúne esas características y posibilita la formación de manera significativa.
Alrededor de esta “estadía formativa” en tanto dispositivo se organizan y distinguen las
prácticas cotidianas que suceden en las escuelas, la experiencia concreta de la novela del
asesor en el día a día, en los vínculos que establece con los actores escolares y en las
distintas dimensiones institucionales.
(… ) haber realizado este trabajo resultó ser muy significativo para nuestro proceso formativo,
porque al sumergirnos en el trabajo de la asesora pedagógica tuvimos un mayor acercamiento
a la cotidianeidad escolar, permitiéndonos tener una mirada más amplia y problematizadora
de la institución educativa. Situarnos en esa realidad educativa nos hizo comprender lo
complejo de la dinámica institucional …
De esta forma, resignificar el espacio de la asesoría pedagógica, de la escuela secundaria
nocturna, nos permite ir adentrándonos al escenario social complejo y dinámico de una
determinada institución educativa, donde sus actores sociales, portadores de historias
personales y sociales van entretejiendo una trama de significados que es importante
comprender e interpretar para poder abordar la importancia de la asesoría pedagógica
(Velazquez- Guzmán, 2017)
El poder conocer a la Asesora Viviana poder conversar con ella y conocer parte de su labor,
mediante su relato o mediante su accionar, significó que todo lo que aparentemente es fácil, a
veces esconde desafíos y responsabilidades gigantescas (…)Es así que a partir de esta
experiencia puedo tomar a la docencia y a la asesoría como un oficio, y puedo coincidir con
Vezub Lea en que, “el oficio se construye en el entrecruzamiento de los caminos subjetivos y
colectivos, o sociales, a partir de la trayectorias que resultan del entramado de las acciones y
elecciones que los docentes realizan en contextos y situaciones particulares (Crippa, 2017)
La Estadía Formativa como dispositivo para la formación interpela a los estudiantes desde
el momento mismo en que la cátedra hace la propuesta de trabajo, porque implica pasar a
la “acción”; y en este pasaje los estudiantes “construyen fantasías” “expectativas” sobre lo
que se les podrá requerir desde su posición de ya casi colegas, y si ellos estarán a la “altura”,
o si “tendrán las herramientas necesarias y suficientes para dar respuestas” acordes a las
necesidades y circunstancias. Es una invitación a la posibilidad de anticipar el juego del rol,
de ponerle el cuerpo a la práctica cotidiana institucional; también de ir más allá y más a
fondo de lo que se conoce cuando solo se toma la palabra del otro, y así lo expresan nuestros
estudiantes cuando dicen:
(…) hubo cuestiones que generaron dudas en cuanto al sentido de acompañamiento al Asesor;
es decir si mi rol con el profesional seria solo de observador de su trabajo o si podría intervenir
en el mismo en el caso que lo requiera el Profesor Asesor, pero sobre todo que voy a observar en
el lugar sin que mi presencia perturbara la naturalidad de la práctica para poder ver la
realidad de esta y no quedar todo como registro de una entrevista que se presta para decir lo
que se hace en esta práctica del asesor, pero que tal vez no sea una realidad (Moya, 2017)
Sabemos que son menos frecuentes las propuestas desarrolladas a partir de dispositivos
que potencien movimientos subjetivos tendientes a la toma de conciencia de las prácticas
internalizadas; desde el dispositivo de la biografía escolar, promovemos esa actividad
reflexiva a partir de la escritura de una bitácora, cuya actividad inicial recupera
experiencias de la vida escolar, de la propia trayectoria; previas a la formación inicial y
durante la misma; y que a su vez acompaña el desarrollo de la estadía. Al respecto, y para
seguir aprendiendo de las palabras de los estudiantes:
Otra de las propuestas que rescato y que no lo hemos trabajado en ningún otro espacio, fue la
propuesta de la Bitácora, que me permitió ir construyendo y reconstruyendo mi paso por la
carrera, me permitió poder volver en el tiempo y repensarme en este proceso del cursado y
pensar en mi formación, reflexionando sobre mi práctica, pensando cuales serán mis
herramientas a utilizar, y todas las experiencias vividas, que me van a ir permitiendo tener
un posicionamiento respecto a que es lo que quiero de mi profesión, que puedo aportar y en que
puedo mejorar, permitiéndome permanentemente ir mirando y construyendo mi proceso de
formación. (Montero, 2015)
rol, las características institucionales que los determinan, los vínculos que establecen
con los demás actores escolares.
Asimismo, entendemos que esta estadía formativa les permite identificar los estilos de
asesoramiento sustentados en los distintos modelos trabajados teóricamente en la cátedra,
lo que suscita la inquietud de ir delineando su propio perfil profesional fundamentado
epistemológica y metodológicamente, que nutrirá su propia práctica puestos a cumplir el
rol de asesor pedagógico en una institución escolar.
Coincidimos con Nicastro, S. y Greco, B., (2009:99) que “En este momento el trabajo de
acompañamiento hace un doble movimiento: mirar desde dentro de la situación y mirar de
frente a la situación, como si uno invitara tomando de la mano al otro a salir de su escena
y no enfrentarse a ella en el sentido de afrenta, sino de ponerse de cara a ella. Una manera,
por momentos, de lograr determinada distancia que hace espacio para pensar lo que
supuestamente ya está pensado”.
Lo que nos deja hasta ahora como equipo de Cátedra, es muy gratificante y es alentador
desde las valoraciones que los propios estudiantes hacen. Sabemos que podemos
enriquecer este dispositivo y, año a año, intentamos hacerlo.
Bibliografía
Gabriela Hoz
gabrielahoz@gmail.com
Aldana López
lopezaldana1980@gmail.com
Resumen
(Edelstein, 1996; 2011) atendiendo a la pregunta ¿qué problemas didácticos enfrentan nuestros
alumnos practicantes al momento de construir el contenido a enseñar?
Introducción
En primer lugar, asumimos que la enseñanza es una práctica situada e intencional, con
dimensiones políticas, históricas, sociales, económicas y particularmente éticas, y que hay
que analizarla como acción para intervenir con los sujetos y el conocimiento -con un
sentido crítico, reflexivo y emancipador- y como objeto de estudio (Barcia y otras, 2016).
Asimismo reconocemos sus fases constitutivas: preactiva, interactiva y postactiva (Jackson,
1968) y la recursividad entre las mismas. En relación a esto, pensamos la relación
contenido-método como una construcción metodológica (Edelstein, 1996; 2011). En este
proceso de construcción metodológica de una propuesta, debemos retomar brevemente el
planteo de algunos autores respecto de la construcción del contenido a enseñar (Gvirtz y
Palamidessi, 1998; Feldman, 2009).
Se crea una nueva “ilusión”, en términos de Terigi (1999): el currículum escolar contiene
una selección de aquellos saberes y prácticas que resultan significativas socialmente y las
escuelas, a través de su accionar cotidiano, los transmiten a los estudiantes. La autora
afirma que esta idea es una ilusión y advierte la aparición de una doble infidelidad: del
currículum al saber y de la escuela al curriculum.
Respecto de la infidelidad del currículum al saber, Terigi explicita dos tipos de dificultades:
“las que devienen de los criterios de selección y las que devienen de la fabricación del
contenido escolar como objeto didáctico, esto es, como un objeto cuya naturaleza es
relativa al funcionamiento de la enseñanza” (1999, 26). En relación a la selección, tal como
dijimos, la escuela no puede enseñar todo por lo cual existirán opciones que no se
ofrecerán a los alumnos, perspectivas que nunca se abordan, conceptos y habilidades que
no formen parte de su repertorio de saber. Estas porciones culturales “no seleccionadas”
componen el concepto de curriculum nulo -acuñado por Eisner (1985)- y se refiere a lo que
las escuelas no enseñan. Ahora bien ¿qué saberes quedan fuera de los contenidos
escolares? ¿a qué esferas responden esos conocimientos? ¿qué ámbitos de referencia se
incluyen con un rápido consenso y cuáles no? Es elemental ser conscientes del proceso de
selección para advertir tanto lo que queda por fuera de ella como para no naturalizar lo que
ha sido seleccionado. Por tanto, el universo curricular de referencia es una construcción
política que convierte un cuerpo formal de conocimientos en hegemonía cultural. Araujo
(2006) afirma que toda construcción de contenidos posee un carácter no neutral y recupera
de Apple (1986) y Giroux (1990) la noción de “raíz ideológica” de la selección cultural.
Entonces la neutralidad curricular no es posible pero ¿es posible pensar una justicia
curricular? Existen diversos autores que hacen referencia a algunos principios que se
deben considerar teniendo en cuenta una actitud políticamente vigilante sobre el problema
de la construcción del contenido escolar (Connell, 1997; Bourdieu y Gross, 1988).
Por otro lado, la segunda dificultad que expone Terigi (1999) hace mención a la fabricación
del contenido escolar como objeto didáctico, es decir, al proceso de transposición didáctica
introducido por Chevallard en 1985. Este concepto refiere a la “peculiaridad del
conocimiento que circula en las escuelas en tanto diferente del conocimiento científico; y
los riesgos implicados en el pasaje del conocimiento construido en el campo científico
cuando se convierte en objeto a enseñar, de enseñanza o enseñado” (Araujo, 2006; 130). La
transposición didáctica desmitifica a las instituciones educativas como espacios de
circulación de conocimientos científicos e introduce la existencia de una distancia entre el
contexto de producción del saber y el contexto de reproducción. Todo contenido escolar
que pretenda ser enseñado sufre un doble proceso de descontextualización y
recontextualización. En primer lugar, la selección de un saber proveniente de un ámbito
de referencia se descontextualiza de él para ser insertado en un nuevo contexto educativo
(con intenciones específicas). Luego, este contenido a enseñar alojado en un currículum,
sufre una nueva descontextualización de dicho documento para recontextualizarse en una
práctica de enseñanza concreta.
Pues bien ¿cómo se construye el contenido escolar? Queda explícito, luego del desarrollo
anterior, que el contenido no es un reflejo de la producción social del saber elaborado en
los campos disciplinares y científicos, sino que es una construcción específica del ámbito
educativo y, por ende, un objeto de fabricación didáctica. Luego, y en consonancia, los
contenidos seleccionados deben ser secuenciados y organizados.
El autor menciona que el proceso de selección de contenidos puede implicar distintas vías
de acceso y hace referencia a la necesaria revisión de la literatura especializada que
permite establecer una serie de conceptos básicos de pertenencia al campo de contenidos
o marco conceptual y, a su vez, facilita la organización de una estructura general del campo
o marco sintáctico. Sin embargo, la revisión literaria especializada no es la única vía de
acceso que enuncia Zabalza, también hace alusión a la identificación de los contenidos
axiales o nudos de ese campo y comenta que esta vía suele requerir de un experto que
puede, probablemente, no pertenezca al campo didáctico. Estas vías de acceso al proceso
de selección de contenidos genera una serie de principios o criterios generales que operan
en el proceso selectivo. Algunos de los criterios que Zabalza (1991) recupera son: (a)
representatividad, (b) ejemplaridad, (c) significación epistemológica, (d) transferibilidad,
(e) durabilidad, (f) convencionalidad y consenso, y (g) especificidad.
Ahora bien, una vez que los contenidos se han seleccionado, se plantea otro desafío que
implica nuevas decisiones: es preciso ordenarlos. Pero el orden en que se presentan los
contenidos tiene incidencia en los resultados de aprendizaje. Sobre este aspecto, nos
detendremos unos párrafos más adelante, cuando hagamos referencia a las relaciones
forma-contenido. antes, es preciso, mencionar que la secuenciación de contenidos
también puede asumir diferente formato.
Zabalza (1991) afirma que las secuencias pueden ser simples o complejas y que para
definirlo es necesario distinguir dos aspectos. El primero es la importancia que se la da a
cada elemento del contenido (sea un tema, unidad o tarea) y el segundo es la duración o el
espacio que ocupará en el desarrollo a lo largo de la secuencia. Entonces duración e
importancia serán las variables que definan que una secuencia sea simple o compleja.
Luego, categoriza a las secuencias en simples/complejas, homogéneas/heterogéneas y
equidistantes/no equidistantes (con alternativas, o con retroactividad, o en espiral o
convergentes).
Finalmente, Zabalza alude que “el contenido, en cuanto componente didáctico, tiene un
papel fundamental llegando incluso a configurar de diversa manera todo el estilo educativo
de un profesor e incluso todo un modelo de escuela” (1991, p. 126). De esta manera, se
plantea una íntima relación entre los contenidos que se seleccionen y su secuenciación con
el modo de abordaje, es decir, con las decisiones metodológicas o estrategias didácticas.
Feldman (2009), asimismo, aporta que la enseñanza tiene propósitos relacionados con las
posibilidades de uso posterior de lo que se aprende. Existe entonces, según el autor, una
relación entre las condiciones de enseñanza y las condiciones y posibilidades de uso de lo
aprendido.
Las decisiones, intervenciones y formas de enseñanza por las que opte el docente serán
decisivas para entablar distintas relaciones con el saber.
En la segunda parte nos abocaremos a plantear, de modo breve, algunos de los problemas
didácticos que enfrentan nuestros alumnos practicantes al momento de transformar un
saber disciplinar o una práctica social en objeto de enseñanza, articulando los diferentes
componentes de una propuesta de intervención, componentes entendidos como
decisiones didácticas que prevé un docente. Compartiremos algunas ideas que surgen del
trabajo colaborativo entre la cátedra de Prácticas de la Enseñanza y de Didáctica del
profesorado en Ciencias de la Educación (FaHCE-UNLP), y de la materia Didáctica y
Curriculum del profesorado en Educación Inicial del ISFD N° 9 de la Pcia de Bs. As.
Decidimos hacerlo dado que nos parece muy importante poder sistematizar nuestra
experiencia y poder tematizar la práctica, resaltando el trabajo entre el formador y el co-
formador de los alumnos practicantes que realizan su proceso de residencia para obtener
el título de profesores en Ciencias de la Educación.
de criterios básicos de acción que pretenden colaborar con el docente y su tarea cotidiana
de enseñar, enmarcamos este proceso de elaboración de la propuesta de intervención
asumiendo esta acción como construcción metodológica (Edelstein, 1996; 2011). En este
proceso, aparecen algunos problemas que nos interesa compartir:
- ¿Qué se transpone para la enseñanza? ¿qué aspectos entran en juego? Es decir, ¿qué
objeto de saber se tiene que construir para enseñar? ¿Qué cambios se realizan para
enseñarlo y qué aspectos hay que mantener? ¿Cuál es la fuente de selección de este
contenido? ¿Es un saber disciplinar, es una práctica social? ¿Cómo se organiza? ¿Se
fragmenta, o se presenta en su complejidad, pensando en aproximaciones diversas? Es
decir ¿Cómo enseñar a enseñar?
- La relación forma y contenido, y sus vínculos con los propósitos de abordaje de los
contenidos, o bien, ¿qué situaciones e intervenciones se plantean para su enseñanza y
cómo esto se articula con los propósitos que se dicen tener? ¿hay coherencia o
contradicción?
Conclusiones
Hemos compartido aquí algunos de los problemas didácticos que enfrentan los alumnos
residentes al momento de construir el contenido a enseñar. Los hemos llamado problemas
didácticos dado que los enmarcamos en la construcción metodológica de la clase. Fueron
surgiendo así, diversas cuestiones respecto de la transposición didáctica y de la
recontextualización en el contexto de reproducción (enseñanza), el marco institucional y
curricular, el contexto entendido en parte como los sujetos destinatarios (en una materia
en particular, de acuerdo a su ubicación curricular y la carrera en sí misma), los propósitos
formativos del docente, las fuentes de selección de los contenidos, el enfoque de
enseñanza, la relación forma y contenido.
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Graciela Lecumberry
glecumberry@exa.unrc.edu.ar
Carola Astudillo
castudillo@rec.unrc.edu.ar
Silvia Orlando
sorlando@exa.unrc.edu.ar
Alcira Rivarosa
arivarosa@exa.unrc.edu.ar
Resumen
Fundamentación
Por otra parte, los avances en las investigaciones e innovaciones didácticas no siempre
están disponibles al profesorado en escenarios para discutir ideas y alternativas educativas
y fortalecer competencias relacionadas con: a) la integración entre saberes disciplinares y
didácticos, b) la reflexión crítica y sistemática, c) el establecimiento de relaciones entre
teoría y práctica, d) el diseño de propuestas creativas, f) el trabajo interdisciplinario y la
participación en proyectos institucionales y comunitarios, entre otras.
Todo ello, con el fin de superar la visión de la docencia como misión y transformarla en una
profesión que se construye desde el crecimiento personal, la pasión y la creatividad, y que
configura un campo de conocimientos específico. Por tanto, todo programa de acción
educativa a futuro debe considerar un modelo de formación flexible que requiere, como
expresa Cantarero Server (1996), la integración entre investigación educativa, desarrollo
curricular, innovación didáctica y actualización permanente del docente, como caras de
un mismo poliedro didáctico (Astudillo, Astudillo y Rivarosa, 2016).
y Wolovelsky, 2001; Matthews, 2009). En consonancia con esta visión, nuevos objetivos se
instalan en los currículos de formación respecto del hacer del científico, la cuestión
metodológica y disciplinar, la historia y evolución conceptual, el contexto socio-cultural y
tecnológico que atraviesa los procesos de producción, los supuestos ideológicos que
subyacen a las prácticas científicas, la dimensión económica y ética involucrada, la
compleja relación ciencia-tecnología-consumo (Latour y Woolgar, 1995; Geymonat, 2002;
Datri, 2006).
En tercer lugar, la reflexión metacientífica permite entender cómo se van elaborando los
argumentos que validan modelos explicativos en el contexto real de la producción
científica, entendiendo mejor sobre las prácticas experimentales, su carácter evolutivo e
histórico, así como los dilemas éticos que atraviesan hoy el accionar de la comunidad
científica (Datri, 2006; Matthews, 2009).
En esta línea nos cuestionamos: ¿Cómo promover nuevas prácticas de enseñanza que
atiendan a comprender esa compleja y apasionante actividad que implica la práctica
experimental, desde modelos pedagógicos más acordes con la Historia y Epistemología de
la Ciencia?
Considerando las necesidades y las perspectivas para la acción que hemos planteado, y
recuperando los conocimientos construidos en el marco del Programa de Investigaciones
Interdisciplinarias en el campo del Aprendizaje de las Ciencias en la UNRC, dimos forma y
contenido a la Diplomatura Superior en Enseñanza de las prácticas experimentales en Ciencias.
La misma, consiste en una propuesta educativa de nivel de postgrado, organizada en torno a un
eje temático acotado, como es la enseñanza de las prácticas experimentales en Ciencias, y que
profundiza la formación de docentes a través de estudios intensivos, con una duración de 200
horas (10 créditos).
En el módulo II, incluyen un segundo seminario diferenciado por disciplina. En este caso
los docentes podían optar por el seminario sobre: Diseños y simulación de prácticas en campos
disciplinares opción Biología u opción Física y Química. El seminario con opción Biología,
tuvo como objetivo general actualizar y contextualizar conceptos como biodiversidad,
interacciones ecológicas, conservación y valoración de servicios ecosistémicos, que
pueden ser abordados en las aulas desde una perspectiva de educación ambiental. Por su
parte, la opción para Física y Química se estructuró a partir de analizar las dimensiones
teóricas para pensar las prácticas educativas más recurrentes (situaciones problemáticas y
prácticas experimentales) en estas disciplinas; incorporando el análisis y la reflexión sobre
el lugar que ocupan las tareas de lectura y escritura en los procesos de enseñanza y
aprendizaje.
El módulo III, lo conforma un curso que vincula tres enfoques, el de las metáforas y
enseñanza de las Ciencias y la Tecnología, el de las Tecnologías Educativas y el de la
Cultura y lenguaje audiovisual, para problematizar las prácticas científicas. También,
este módulo tiene dos seminarios diferenciados por disciplinas. El primero de ellos,
sobre los Recursos y materiales para prácticos de laboratorio, se diferenció para
química, física y biología. Mientras que el segundo y último seminario se diferenció en
Consideramos que esta estructura curricular es novedosa y flexible, ya que ofrece a los
docentes la oportunidad de seleccionar los seminarios a cursar en función de sus intereses
y necesidades de formación. Además, es un diseño contextualizado, que propone de
manera progresiva la discusión y problematización de problemas específicos de la
enseñanza de las Ciencias Naturales, ofreciendo instancias de reflexión sobre las propias
prácticas y donde lo experimental cobra sentido a partir del vínculo con científicos de cada
disciplina en sus espacios laborales reales. Finalmente, valoramos la propuesta como
dinámica e integradora, ya que articula escenarios diversos de formación atendiendo a las
diferentes dimensiones que constituyen la complejidad de las prácticas experimentales en
la enseñanza.
Además, otro aspecto que caracteriza a esta Diplomatura es la conformación del equipo
docente interdisciplinario, integrado por investigadores del campo de las Ciencias Básicas,
pedagogos, didactas de las Ciencias Naturales, de la Tecnología y de las nuevas Tecnologías
de la Información. Un equipo de profesionales que comprendieron y aportaron a la
había cuestionado. Pude reconocer cuestiones para revisar, pero también algunos
aciertos en el actual dictado de la asignatura. Valoro en gran medida la capacidad de los
docentes a cargo de los diversos cursos y seminarios, de transportarnos a los estudiantes
de la Diplomatura, y posicionar nuestra mirada en un punto donde podamos observar
nuestras clases de un modo diferente, de manera holística, reflexionando
constantemente sobre nuestro rol como docentes mediadores del conocimiento siendo
filtros críticos del mismo.”
“Además, considero que pude desarrollar un análisis crítico de mis propias clases y re-
pensar ciertas actividades, revisando la metodología de trabajo y la secuencia en que se
plantea la enseñanza de una temática concreta y generando nuevas propuestas de
cambio, en función de las características de cada grupo de estudiantes.”
“El cursado en esta Diplomatura ha permitido analizar y reflexionar sobre nuestras
propuestas de enseñanzas como así también poder abordar críticamente los saberes en
un camino razonable hacia la procura de una educación científica de calidad.”
y enfoques que hemos podido reconocer en las propuestas de innovación que cada docente
En esta misma línea, algunos criterios emergen como relevantes en las valoraciones sobre
la problematización propuesta desde la Diplomatura. Nos referimos a principios
vinculados con la integración y progresión conceptual, la contextualización del
conocimiento a enseñar, el protagonismo de los estudiantes desde el punto de vista
cognitivo, la recuperación de sus intereses y motivaciones, la superación de perspectivas
meramente técnicas respecto de las prácticas experimentales, la integración de la reflexión
metacientífica, entre otros.
En otro plano, algunas valoraciones se focalizan sobre aquellos aportes que han conducido
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Sofía Picco
sofiapicco@fahce.unlp.edu.ar
Noelia A. Orienti
noeliaao@hotmail.com
Resumen
En este trabajo nos proponemos reflexionar sobre los aportes conceptuales e instrumentales que
puede realizar la Didáctica general a la formación de profesores universitarios a partir de la
experiencia realizada en la cátedra “Diseño y planeamiento del curriculum” perteneciente a la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE), Universidad Nacional de La Plata
(UNLP). Se trata de una asignatura perteneciente al Profesorado en Psicología (Facultad de
Psicología, UNLP) y a distintos Profesorados que se cursan en la FaHCE (UNLP).
La cursada de la materia se propone favorecer que los estudiantes analicen e intervengan en
diversos temas y problemas que son constitutivos de la docencia a partir de acercamientos
progresivos a la práctica, reservando la inserción institucional para el espacio de las “Prácticas de la
enseñanza” específicas de cada profesorado, según lo estipulado en los respectivos planes de
estudio.
El programa de la asignatura posee cinco unidades organizadas desde aquéllas que poseen
contenidos más instrumentales, vinculados a las prácticas de enseñanza y a la intervención presente
o futura de los estudiantes, hasta aquéllas otras de corte más teórico, relativas a desarrollos
conceptuales que teorizan sobre esas prácticas. En este sentido, iniciamos con el análisis de la
enseñanza y el curriculum como objetos de estudio y de intervención y finalizamos el recorrido
formativo estudiando teorías didácticas y curriculares.
Con el análisis del programa de “Diseño y planeamiento del curriculum”, anclado en los planes de
estudio correspondientes y en estrecha relación con las vicisitudes que su puesta en marcha genera,
pretendemos sistematizar los aportes conceptuales e instrumentales de la Didáctica general a la
formación de profesores universitarios, sustentándonos en la concepción de que la Didáctica es una
caja de herramientas que ayuda a los docentes a explicar sus prácticas de enseñanza, así como a
intervenir y fundamentar sus intervenciones en ellas.
La Didáctica es una disciplina que desde sus orígenes se caracteriza por poseer una dimensión
normativa, es decir, una preocupación por la elaboración de orientaciones hacia las prácticas de
enseñanza. Esta normativa siempre permanece abierta a las interpretaciones y
recontextualizaciones que los sujetos docentes puedan realizarle con el propósito de resolver los
problemas concretos de la enseñanza.
Con anterioridad a las reformas curriculares iniciadas en dicha Casa de Estudios a fines de
los ’90, ese conjunto de materias estaba compuesto por: Teoría de la Educación, Fundamentos
Psicológicos de la Educación, Diseño y Planeamiento del Curriculum (nuestra asignatura) y
Planificación Didáctica y Prácticas de la Enseñanza (ésta última destinada a un público
diferenciado por carrera y dependiendo de cada Departamento académico).
En este sentido, los planes de estudios aprobados en la FaHCE a mediados de la década del
’80 y principios de la del ’90 –Profesorado en Bibliotecología (’86), en Ciencias Económicas
(’85), en Ciencias Jurídicas (’85), en Ciencias Médicas (’85), en Geografía (’85), en Filosofía
(’85), en Historia (’93) y en Psicología (’84)– incluían a Diseño y planeamiento del curriculum
como asignatura de cursada obligatoria.
Con esta primera descripción queremos destacar que, en el marco de la FaHCE, nuestra
asignatura se denomina Didáctica y Curriculum, con contenidos mínimos acordes, pero sin
destinatarios estables.
Por último, cabe mencionar que las Resoluciones que certifican los cargos en la cátedra
aluden a la pertenencia de las docentes a la asignatura Diseño y planeamiento del curriculum.
materia y la carrera, que portan saberes disciplinares diferentes, no sólo por la disparidad
de materias correlativas que cada plan de estudios tiene, sino también por los distintos
recorridos formativos previos. Como hemos mencionado, mientras algunos estudiantes
cuentan con experiencia profesional en la docencia, otros cursan nuestra materia en 3ero
o en 4to año de la carrera de Profesorado, cursando paralelamente la Licenciatura; otros
realizan el Profesorado siendo ya Licenciados y muchas veces desempeñándose como
tales.
Diseño y planeamiento del curriculum es una cátedra masiva y cuatrimestral: por año se
inscriben alrededor de 400 estudiantes, distribuidos en cinco comisiones de trabajos
prácticos, y cada profesora a cargo de dichas comisiones ha de acompañar el aprendizaje
de una cantidad de estudiantes que oscila entre los 70 y los 140 con asistencia regular. Esto
en un período corto ya que, según el Calendario Académico, tenemos alrededor de 14
(catorce) clases teóricas y 13 (trece) clases prácticas, una por semana, para desarrollar y
evaluar los contenidos.
La cátedra está conformada por una profesora adjunta a cargo de la asignatura, una jefe de
trabajos prácticos (que tiene la responsabilidad de dictar una comisión de trabajos
prácticos) y dos ayudantes diplomadas (con la responsabilidad de dictar dos comisiones de
trabajos prácticos cada una).
Diseño y planeamiento del curriculum es una asignatura integrada por 5 (cinco) unidades. En
el año 2012, en base a las evaluaciones que veníamos realizando en el equipo docente desde
el año 2010, decidimos “invertir el orden escolarmente esperado para una asignatura”. En
este sentido, las unidades se organizan en torno a un eje que, podría decirse, se conforma
desde la práctica hacia la teoría y desde la reflexión a partir de prácticas escolares que
alimentan el sentido común hacia la teorización como reflexión sistemática sobre esas
prácticas.
A su vez, podemos decir que cada una de las unidades se conforma en torno a la
profundización de distintas dimensiones didácticas y curriculares que hacen a la
complejidad de las prácticas de enseñanza, atravesadas por un eje estructurante interno.
Este explicitación inicial de las ideas previas, puestas en tensión con las primeras
conceptualizaciones que sobre la enseñanza y el curriculum podemos encontrar en la
bibliografía, se constituyen en el primer paso para transitar la asignatura.
Se podría decir que hasta aquí las estrategias de enseñanza de la asignatura pivotean entre
aspectos instrumentales implicados en el diseño de propuestas de clase que realizan los
estudiantes y aspectos más conceptuales involucrados en esas decisiones. También, estos
aspectos impactan en la estrategia de evaluación dado que el armado del 1º parcial consiste
en la elaboración de una propuesta de clase y en su correspondiente fundamentación
pedagógico-didáctica (Picco, Orienti y Cerasa, 2017).
En primer lugar, consideramos necesario explicitar que estamos utilizando como marco de
referencia la Didáctica general y a ella integramos la teoría curricular. No desconocemos
las discusiones que suscitan los vínculos interdisciplinares pero optamos por recuperar los
aportes provenientes de ambas tradiciones geo-políticas para intervenir en la enseñanza e
integrar el curriculum como objeto de estudio de la Didáctica en nuestro país (Camilloni,
2007; Feeney, 2007, 2014).
En este sentido, sostenemos que una Didáctica que se propone colaborar con la formación
de los profesores tiene que ocuparse de las prácticas de enseñanza y, como dice Camilloni,
“describirlas, explicarlas y fundamentar y enunciar normas para la mejor resolución de los
problemas que estas prácticas plantean a los profesores” (2007:22).
Así entendida la Didáctica refiere a una disciplina que se propone elaborar normas para
Como hemos intentado explicitar, con el programa de Diseño y planeamiento del curriculum,
y desde nuestras propias prácticas docentes, procuramos que las dimensiones heurística
(como categorías conceptuales para el análisis de las prácticas de enseñanza) e
instrumental recorran la propuesta formativa de la cátedra, sean constitutiva de la
enseñanza, y se vuelvan plausibles de ser identificadas, analizadas y sometidas a
cuestionamientos por parte de los estudiantes.
Es éste uno de los grandes desafíos de la Didáctica general en la formación docente actual:
ofrecer teorías, ampliar la comprensión, ensayar modos, compartir experiencias para
ayudar a enseñar, generando saberes y prácticas que desistan de la pretensión de
“controlar el accionar de los docentes e incautar la enseñanza” (Terigi, 2004:196).
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Nora Ros
nora.ros@live.com
Resumen
Nos interesa partir, en esta oportunidad, de una reflexión acerca del sentido actual de la
formación docente ya que consideramos que tomar posición en torno a ciertas categorías
y presupuestos supone una revisión, inclusive, hasta de nuestras propias prácticas
formativas.
social y cultural; formar desde los contextos específicos como única forma de
deconstrucción de las prácticas profesionales y crear experiencias profesionales
significativas (p. 26-27).
En ese mismo sentido y con el objetivo de continuar pensando sobre la formación docente,
a nivel nacional se acordó definir a las capacidades profesionales docentes como
“construcciones complejas de saberes y formas de acción que permiten intervenir en las
situaciones educativas –además de comprenderlas, interpretarlas o situarlas– para llevar
adelante la tarea de enseñar, promover aprendizajes de una manera adecuada y eficaz, así
como resolver problemas característicos de la docencia” (CFE, 2018, p.2). Esas capacidades
están asociadas con ciertas funciones y tareas propias de la actividad docente –en términos
individuales o como parte de un equipo institucional1.
Por otra parte también se señala en la resolución citada que “las capacidades profesionales
no se desarrollan de modo espontáneo sino que requieren de un largo proceso de
construcción que comienza en la formación inicial y se consolida a posteriori, en el puesto
de trabajo, a partir de la socialización profesional, las experiencias de formación continua
y el acompañamiento de los directivos y los colegas más experimentados. El sistema
formador debe garantizar al menos un primer nivel de apropiación, indispensable para que
los egresados estén en condiciones de afrontar sus primeras experiencias laborales de una
manera adecuada” (CFE, 2018. p. 2-3).
1 Las capacidades generales se definen así: dominar los saberes a enseñar; actuar de acuerdo con las
características y diversos modos de aprender de los estudiantes; dirigir la enseñanza y gestionar la clase;
intervenir en la dinámica grupal y organizar el trabajo escolar; intervenir en el escenario institucional y
comunitario; y comprometerse con el propio proceso formativo.
de las que participan y no sólo reproducirlas…De ese modo, estarían mejor preparados
para construir otro relato de escuela (Rivas Flores, 2018).
Ahora bien ¿qué nos proponemos nosotras en este espacio de prácticas para “polemizar”
con este concepto aplicacionista? ¿Cuáles serían las condiciones que, para nosotras,
deberían reunir las situaciones de enseñanza -en nuestra materia- para que las alumnas
aprendan a enseñar en este contexto cambiante e incierto? En palabras de Alliaud (2014),
¿cómo diseñamos nuestra propuesta para formar docentes que puedan crear/ innovar/
experimentar en situación, para que sepan y puedan enseñar hoy? ¿Qué proponer para que
la práctica sea un espacio de problematización?
¿Qué nos planteamos para el 2018 y cómo podemos evaluar nuestro trabajo
durante el primer cuatrimestre?
En relación con las reseñas de clase y siguiendo el planteo de Brailovsky y Menchón (2014)
les proponemos a una pareja de alumnas por clase que se ocupen de esa tarea siguiendo
los siguientes puntos: relato de lo sucedido en clase, bibliografía, impresión personal y
crítica constructiva o sugerencia.
2
Situación tomada de Brailovsky y Menchón (2014).
Durante el primer cuatrimestre fue muy complejo sostener la continuidad en las clases
semanales por los reiterados paros docentes, De todos modos, intentamos fortalecer ciertas
estrategias tales como el uso del Aula Virtual con el propósito de orientar desde ese lugar
en la realización de algunas actividades de lectura y producción, generando cierta
continuidad en la tarea. Así fue como abrimos, por ejemplo, un espacio en el Aula Virtual
para “colgar” esas reseñas de clase, compartiéndolas con el grupo y revisándolas en
conjunto.
“Desde nuestro punto de vista, fue una clase que nos aportó nuevos conocimientos.
Creemos que comenzar a realizar este tipo de reseñas será útil, más en este año, ya que
durante nuestras prácticas estaremos ausentes en clase. Esto significará una
herramienta para no perder los temas que se tratan en clase. Ni tampoco quitar tiempo
para avanzar en otros temas. Esperamos que esta reseña les sea útil para recordar los
temas tratados en esta clase, y compartirlos y debatirlo entre todas” (Fragmento de la
Clase del 9/4/2018).
“Una de las compañeras que elaboró la reseña, correspondiente a la clase anterior
(09/04), la lee en voz alta con el fin de revisar entre todas la redacción y organización de
la misma, llegamos a la conclusión de que los únicos aspectos a rever serían especificar
quién toma la voz en la descripción de la clase y qué persona utilizan para redactar. Para
finalizar, la docente hace una devolución del trabajo y explica cuestiones técnicas en
cuanto a la edición del archivo en el aula para realizar las respectivas correcciones”
(Fragmento de la Clase del 23/04/2018).
Los fragmentos de las síntesis de clase producidas por las alumnas dan cuenta de un
proceso de toma de conciencia en relación a lo acontecido en las clases, así como ciertas
reflexiones acerca del modo de producción de esas escrituras: quién escribe y cómo lo
escribe. Para generar condiciones para que estas reflexiones “acontezcan” se destinó
tiempo didáctico en las primeras clases para efectuar la lectura y revisión colectiva de las
primeras síntesis.
Otra de las situaciones que sostuvimos en el Aula Virtual fue la de compartir las
planificaciones de las clases del nivel superior de las alumnas de los años anteriores. En las
clases retomamos esas planificaciones para detenernos en sus componentes, entre los
aspectos más importantes. Esa situación persiguió el propósito de explicitar los
componentes de las planificaciones así como la importancia de prever con antelación esas
clases para que -tanto los docentes co-formadores como el equipo de cátedra de Prácticas
educativas en el nivel superior- puedan efectuar sus apreciaciones y comentarios en
relación a esas previsiones didácticas.
Por otro lado, planificamos discutir con los docentes co-formadores el Marco Referencial
de Capacidades Profesionales de la Formación Docente Inicial (Resolución CFE 337/18). Esa
resolución, tal como se señaló en páginas anteriores, contiene un referencial de
capacidades profesionales a lograr por los egresados de las carreras docentes de todo el
país, distintas a las académicas orientadas a apoyar el estudio y el aprendizaje que
atraviesan todo el sistema educativo ya que se requieren a las capacidades necesarias para
estar en condiciones de enseñar.
Nos parece importante resaltar cómo aparece en ese referencial el sentido de la formación.
Consideramos que ese sentido aparece claramente en la Capacidad VI que se sintetiza así:
“Comprometerse con el propio proceso formativo”, desglosándose en lo siguiente: analizar
las propuestas formativas del Instituto y las escuelas asociadas, para identificar fortalezas
y debilidades y analizar el desarrollo de las propias capacidades profesionales y académicas
para consolidarlas:
Para cerrar quisiéramos compartir una frase de Andrea Alliaud (2018) que encierra el
sentido que, en torno a la enseñanza y el aprendizaje, vamos deconstruyendo y
reconstruyendo día a día:
Bibliografía
Alliaud, A. (2018) “Del tomársela con los jóvenes. Algunas reflexiones para abordar la
formación de los docentes y la enseñanza en las escuelas de hoy”. En Revista Espacios
en Blanco N° 28- Junio 2018, NEES, UNCPBA, Tandil, Argentina. ISSN 2313-9927.
Alliaud, A. (2017) Los Artesanos de la enseñanza. Acerca de la formación de maestros con
oficio. Paidós. Buenos Aires.
Alliaud, A. (2014) “El Campo de la Práctica como instancia privilegiada para la transmisión
del oficio de enseñar”. Jornadas sobre el Campo de la Formación para la Práctica
Profesional. Instituto Nacional de Formación Docente Dirección Nacional de Formación
e Investigación, Área de Desarrollo Curricular.
Anijovich, R.; Cappelletti, G. (2018) “La práctica reflexiva en los docentes en servicio.
Posibilidades y limitaciones”. En Revista Espacios en Blanco N° 28- Junio 2018, NEES,
UNCPBA, Tandil, Argentina. ISSN 2313-9927.
Brailovsky, D.; Menchón, A. (2014) Estrategias de escritura en la formación. Colección
Universidad. Noveduc. CABA.
Consejo Federal de Educación (2018) Resolución 337: Marco Referencial de Capacidades
Profesionales de la Formación Docente Inicial
Rivas Flores, J.I. (2018) “Descolonizando la formación del profesorado: buscando sentido
en la transformación social”. En Revista Espacios en Blanco N° 28- Junio 2018, NEES,
UNCPBA, Tandil, Argentina. ISSN 2313-9927.
Ros, N. Eizaguirre, D. (2018) “Educación Superior: Formación docente para Profesores de
Nivel Inicial”. 2° Encuentro Latinoamericano de Infancia y Educación. Profesorado y
Licenciatura en Educación Inicial y Especialización en Nuevas Infancias y Juventudes.
Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de
Buenos Aires. Tandil, 12, 13 y 14 de abril de 2018.
Gabriela Salinas
gabrielaesalinas@hotmail.com
Laura de la Fuente
delafuente.laura@gmail.com
Resumen
Los relatos autobiográficos representan narrativas realizadas por la propia persona y se vuelven
espejos o ventanas que nos permiten observar, conocer, entender algunos aspectos de su vida,
acercarnos a ciertas problemáticas de la sociedad, grupo social o momento de la historia. En las
distintas instancias de la formación docente -escolar, inicial, profesional- incorporamos
aprendizajes significativos por parte de otros docentes como marcas o huellas que surgen en las
biografías escolares. (Alliaud y Antelo, 2011) Sin embargo, es necesario reconocer el esquema de
elaboración para otorgarle significación.
Son un modo de contar nuestra identidad y poner de relieve los saberes prácticos y la interpretación
del contexto (Anijovich, 2009). A través de ellas emerge el orden de lo oculto, la vida experimentada,
la conciencia práctica (Rockwell, 2009). Se trata de trabajar sobre la comprensión de qué elementos
de la historia personal influyen en la historia profesional, cómo incide lo familiar en la elección y el
ejercicio de la profesión y qué aspectos de la historia escolar favorecen u obstaculizan el desempeño
del rol profesional. (Anijovich, 2009)
Consideramos que las biografías escolares se configuran en estrategias narrativas potentes para ser
utilizadas en los procesos de formación docente ya que nos permiten comprender las valoraciones
acerca de la escolaridad, acerca del trabajo docente, los modos de enseñar y los impactos que causan
en las alumnas. Nos posibilitan comprender las marcas que dejaron los sujetos significativos,
distinguir lo que fuimos heredando. Así conlleva necesariamente a pensar los vínculos entre escuela
y subjetividad, incidiendo en nuestra futura práctica profesional. (Diker y Terigi, 1997)
La reconstrucción de la experiencia vivida, entonces, tiene un carácter formativo porque nos
permite desnaturalizar las estructuras sedimentadas, llegar a la práctica docente como posibilidad
no sólo de reproducción sino de transformación, discerniendo las herencias culturales en las que
estamos inscriptos/as.
En tanto siempre son reconstrucciones, reconoceremos algunos puntos claves que marcan la
narración y que se vuelven centrales para trabajar sobre el impacto en la formación docente. En las
mismas, aparecen cuestiones como la descripción de un docente, la dinámica de clase, vivencias
como alumna1, supuestos sobre el enseñar y aprender, vinculaciones entre las escuelas y las familias
y comunidades, situaciones críticas.
En esta oportunidad, nos proponemos compartir la experiencia de aula desarrollada con las
estudiantes del Profesorado de Educación Inicial y el Profesorado de Educación Primaria de la
Universidad Nacional del Sur, en el marco de Práctica Docente de primer año de la formación.
La formación docente es una construcción personal, tal como lo plantean Ferry (2008),
Souto (2016) y Sanjurjo (2009), en la cual el sujeto va encontrando su forma y se vale de
distintas mediaciones, Están aquellos que actúan como formadores y que recurren a
distintos dispositivos para promover y orientar esa construcción. En este sentido, el trabajo
sobre sí mismo en la formación supone revisar la acción, desarrollar procesos reflexivos
sobre lo hecho, pensar acerca de las propias representaciones de la realidad y buscar
nuevas opciones. La significatividad de las narrativas resulta importante para quienes las
producen, pues los relatos de lo sucedido pueden a su vez, tener un componente formador
en tanto sacan a la luz lo vivido, alejan al protagonista de la situación experimentada y le
permiten percibirla como distinta, a la vez que habilitan la posibilidad dar cuenta ante otros
de lo que hizo y cómo lo hizo.
Las estudiantes que comienzan a transitar la formación superior o inicial ingresan con una
trayectoria escolar de experiencias como alumnas en el sistema educativo que influyen en
el modo de ser maestra. Durante ese recorrido se construyen determinadas normas,
valores, modelos de ser alumno y de ser docente. (Alliaud, 2009). Por eso, es interesante
trabajar la narrativa de sus autobiografías escolares a lo largo de la formación docente,
pues esto permite un proceso de análisis ideológico, moral, teórico, práctico, basado en la
experiencia más que en el análisis teórico descontextualizado, dando a las estudiantes la
posibilidad de construir su acción cotidiana desde una actuación consciente.
1
Se utilizará el término “alumnas” para nombrar a las estudiantes de los profesorados de Educación Inicial y
de Educación Primaria por ser todas del mismo género.
Coincidimos con Bruner (1997) en que la narración es una de las formas más potentes de
crear significado y de organizar el conocimiento. Los relatos son fundantes de la identidad
cultural de una sociedad y, por tanto, son útiles para comprender la educación. Participar
de una cultura significa compartir sus formas de narrar y conocer sus relatos para poder a
su vez construir otros. La realidad misma y nuestra identidad son construidas y
reconstruidas narrativamente.
En otras palabras, las narrativas son acciones humanas puestas en acto por sujetos
históricos y sociales, producidas en una red de relaciones culturales, políticas y
económicas. Los sujetos en esa red otorgan nuevos sentidos a aquellos hechos al narrar lo
vivido, es decir que se manifiestan procesos de identificación y de construcción de la
subjetividad, en tanto se narra en una red de interacciones. El relato tiene un carácter
dialógico e interactivo, está inmerso en un mundo completo de otros discursos
conformando una comunidad de otros textos y una pluralidad de voces.
Las autobiografías, en tanto narraciones, son ventanas o espejos a partir de los cuales el/la
narrador/a puede comprenderse como parte de un grupo social en un momento histórico
determinado. Las narrativas se ponen en acción en las autobiografías escolares como un
relato del paso prolongado por distintas instituciones educativas. Permite que las futuras
docentes comprendan aspectos de su identidad, de la formación de sus conocimientos
prácticos, y sobre la comprensión e interpretación de su propia vida. Recuperando los
puntos claves desde los cuales narra la persona como parte de tramas relacionales y
contextuales (Anijovich, 2009)
También pudimos advertir que hay espacios y prácticas que las influyen profundamente y
que van más allá de los destinados a la escolaridad. Se trata de situaciones de la vida
cotidiana, pasada y actual, sus vínculos familiares y de amistad, si tienen hijas/os,
situaciones de salud/enfermedad, pérdida de algún/a ser querida/o, vivencias en otras
instituciones y espacios como iglesias o clubes, incluso cambios de instituciones escolares
por traslados familiares.
Una de las primeras actividades para el cursado de la materia Práctica Profesional Docente
I de 1er año de los Profesorados de Educación Inicial y Primaria de la ENS-UNS consistió
en que las estudiantes trabajen en torno a su biografía escolar. Si bien en un primer
momento lo hicieron desde la evocación a partir de objetos materiales que se les pidió que
trajeran, el ejercicio estuvo centrado en la reflexión como estrategia y -sobre todo- en la
escritura narrativa como herramienta productora de conocimiento.
¿Cuáles son los aspectos que interesa validar en este sentido? ¿Por qué decimos que en la
narración se produce conocimiento? ¿Y que éste no es solo un conocimiento teórico, sino
un conocimiento práctico y una experiencia?
La tarea se planteó en varias instancias. La primera fue grupal, pero para ello, previamente
les pedimos que busquen recuerdos de su vida escolar, en cualquiera de los niveles del
sistema. Estos podían ser fotos, souvenirs, distintivos, cuadernos, boletines, entre
cualquier otro objeto que les resultara significativo de su paso por las instituciones
educativas.
A partir de ellos realizaron dos actividades: primero, un trabajo en pequeños grupos, que
llamamos “Compartimos nuestras biografías escolares”, durante el cual socializaron
recuerdos y experiencias y reflexionaron a partir de una guía orientadora que incluyó
algunas de las siguientes preguntas: ¿Por qué eligieron esos objetos/fotos que han traído?
¿Qué situaciones relevantes de tu trayectoria escolar recordás? ¿Qué recuerdos tienen de
su tránsito por inicial, primaria, secundaria? ¿Qué sentimientos te genera el recuerdo de tu
tránsito por las instituciones escolares? ¿Qué marcas ha dejado en tu persona el paso la
escuela? ¿Hay algún docente que te haya marcado especialmente? ¿Cómo recordás la
relación de tu familia con la escuela? ¿Qué recordás de tu desempeño académico y de tu
relación con el conocimiento? ¿Y con el sistema de disciplina y/o convivencia?
escuela de los profesores y su trabajo? ¿Recordás algún docente que haya marcado
especialmente tu paso por la escuela? ¿Por qué motivo/s? Podés ejemplificar a través de
relatos o anécdotas los modos de enseñanza de los profesores, los saberes y reglas de acción
de la institución y de los docentes, las pautas de comportamiento y las creencias que
aprendiste y que aún conserves. ¿Tenés algún recuerdo acerca del tratamiento de la
diversidad en la escuela (diferencias individuales, sociales, étnicas, culturales)? Si así fuera
¿cómo lo abordaban los profesores? ¿Te sentías igual o diferente a los demás? ¿Por qué
creés que esto era así? ¿Qué recordás de tu desempeño académico y de tu relación con el
conocimiento? ¿Cómo recordás la relación de tu familia con la escuela? ¿Hay algún hecho
que recuerdes como significativo en este sentido? Cuando imaginás tu desempeño como
docente en el futuro: ¿En qué ámbito te visualizás trabajando? ¿Se asemeja o no a los
ámbitos por los que pasaste en tu trayectoria escolar personal? ¿Qué cuestiones de tu
trayectoria escolar intentarías emular y cuáles no? ¿Por qué? ¿Qué implicancias creés que
tiene el reconstruir estas experiencias en el comienzo de tu formación inicial?
Ésta es la base del profesional reflexivo del que habla Schön (1992): la reflexión es
entendida como un proceso por medio del cual la persona se vuelve consciente de sí
misma, durante o después de una particular experiencia, con la capacidad de ver y
enfocarse dentro del contexto donde ésta se desarrolla, con el fin de confrontar,
comprender e ir hacia la resolución de la contradicción existente entre su propia visión y
la práctica actual.
“En el jardín era risas y juego, siempre había aroma a té con leche” u otra estudiante “Inicial
es arte, creatividad, jugar y compartir, Primaria es sumar y escribir”.
Como vemos en este fragmento, para el nivel primario, algunas biografías focalizan en el
aspecto estructurado de las actividades y la impronta de las rutinas escolares. En este
sentido, en los relatos encontramos una cantidad de experiencias referidas a la frustración
provocada por el paso del nivel inicial al primario y/o del primario al secundario:
“(...) el nivel primario considero que fue una etapa linda pero no mejor que el jardín ni que el
secundario, el paso del jardín al primario no lo noté en el primer o segundo grado; pero ya en
el tercero notaba los cambios, las maestras no eran todas dulces, alegres y simpáticas como las
que venía teniendo desde el jardín, comenzaba a tener maestras que no me dejaban conversar
con mis amigas, maestras que desarrollaban sus retos hacia nosotros de maneras más fuertes
y chocantes a las que veníamos acostumbrados a recibir y maestras que nos exigían demasiado,
de pasar a poder pararnos y estar dando vueltas por la sala pasamos a estar horas sentados en
bancos frente a la maestra sin que nos dejen pararnos, a no ser que sea para sacarle punta al
lápiz.”
“(...) la diferencia del primario al secundario era notable ya que las responsabilidades pasaban
por uno mismo, las profesoras no repetían mil veces las cosas, todo lo que teníamos que llevar
o hacer ya no era dado a los padres por medio de notitas que iban en el cuaderno, era todo por
cuenta nuestra, todo dependía de nosotros.”
“Hay dos profesoras que me marcaron por mi paso al secundario en 5to, una por lo buena
persona que era, que sabíamos que podíamos confiar en ella, y hablar de todo pero no nos daba
los contenidos obligatorios de su materia del sistema educativo. Y otra que su presencia era
importante, todos le tenían miedo por lo exigente que era, explicaba cada tema con pasión y
de una manera muy didáctica. Me marcaron mucho para ver qué maestra quiero ser, una que
sea compasiva, alguien en quien los niños sepan que pueden confiar y también quiero
enseñarles los contenidos con pasión y amor por lo que estudié.”
Como mencionamos más arriba, las autobiografías también dan cuenta de ciertos
posicionamientos naturalizados acerca de la práctica docente que, bajo una pretendida
idea de inclusión, neutralizan visiones disciplinantes de la práctica. Citamos un ejemplo de
una estudiante del Profesorado de Educación Primaria:
“En mi etapa por la escuela secundaria cumplí con los objetivos educativos y logré formarme
como una ciudadana de hecho y derecho.(...) Creo que tantos años de escuela me sirvieron para
aprender diversas cosas y también formarme ética y moralmente para poder ser una ciudadana
de bien ; por ejemplo, cuando tuve que ir a votar yo no entendía ni sabía qué era lo que tenía
que hacer, mi profesora de literatura se tomó un tiempo, dejando su materia de lado y nos
explicó que era la votación(...) Al imaginarme trabajando y desempeñando mi labor docente,
me veo frente a los alumnos enseñando matemáticas siendo una docente inclusiva,
comprometida con la educación de nuestras futuras generaciones (...) Si tuviera que enseñar
literatura armaría unas fichas para la lectura de los libros y por cada error de ortografía les
haría hacer dos renglones de caligrafía (como me enseñaron en 6to grado) lo veo algo útil y
que les va a servir para mejorar en su desempeño académico, otra de las cosas que enseñaría
son las ciencias sociales en las cuales vería el preámbulo de nuestra constitución nacional y
alguna de sus leyes (como me enseñaron en 5to grado). Lo que no les haría es dejar que los
alumnos y los padres me falten el respeto como hoy en día pasa en muchas instituciones,
trataría de aplicar alguna sanción o tomar un método para que se vuelva a respetar a los
docentes y las instituciones también inculcarles a los alumnos nuestras costumbres patrias y la
inmacularidad de las instituciones que poco a poco se fueron perdiendo.”
“Imagino mi desempeño como docente lindo, ya que me encantan los chicos, jugar con ellos,
enseñarles, cantarles, etc. Amo esta carrera porque siento que es lo mío. Va a ser una etapa
difícil verme delante de 30 chicos, tenerlos tranquilos, que presten atención, que respeten
cuando hablo.”
Las biografías escritas se vuelven así, material empírico de investigación y reflexión para
las docentes en formación y nos permiten indagar en otras cuestiones naturalizadas, por
ejemplo, la relación género-docencia. Encontramos que en la mayoría de los registros, se
narran las experiencias en nivel inicial y primario con un vocabulario donde prima el
género femenino y cuando se habla de los niveles secundario o superior, recurren al
genérico masculino:
“Los profesores que tuve en el secundario no eran como las que tuve en el jardín o en primario,
ya no eran las seños que confundíamos con la mamá o la abuela, eran profesores, podíamos
confiar si nos pasaba algo, pero eran personas ajenas a nosotros.”
Para finalizar el trabajo con las biografías escolares, realizamos una actividad que consistió
en compartir creativamente con el resto del grupo los aspectos más salientes de los relatos
individuales. Entre las formas de presentación, las estudiantes realizaron secuencias de
imágenes, videos, historietas, dibujos, esquemas, canciones, rimas, cuentos, poesías,
líneas de tiempo, entre otras.
Si bien la escritura de las biografías constituye una acción individual, en esta instancia de
socialización participó todo el grupo, pero sólo expusieron quienes quisieron compartir sus
experiencias. La intención de esta propuesta fue, por un lado, generar un clima de mayor
confianza y conocimiento entre docentes y estudiantes y entre las propias estudiantes
como compañeras de cursada, dado que se trata de un grupo muy numeroso de alumnas
de primer año. Además, permite explicitar qué elementos de la historia personal, familiar
y escolar inciden en la elección de la carrera y qué cuestiones comparten entre sus relatos
personales. Comprendemos que son momentos que abren espacios para la intimidad, la
emotividad y la expresión de situaciones que consideramos de mucho valor para
conocernos desde la compleja humanidad que nos atraviesa y que, nosotras como
docentes, debemos aprender a trabajar.
Reflexiones finales
La reflexión consiste en volver más consciente este conocimiento tácito que con frecuencia
no se expresa a los pares y, por lo tanto, no puede ser examinado y perfeccionado. En la
medida que el conocimiento práctico en la ejecución de una tarea se vuelve comunicable,
las estudiantes pueden servirse de él, de manera de empezar a dominar sus aspectos más
sutiles y complejos.
tienen lugar en diversos espacios relacionados con la enseñanza, sino también los marcos
teóricos de los cuales las estudiantes se van apropiando a lo largo del cursado de las
materias de 1er año.
Bibliografía
Paidós.
Ferry, G (2008) Pedagogía de la formación. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Rockwell, Elsie (2009) La experiencia etnográfica: historia y cultura en los procesos educativos.
Buenos Aires: Paidós.
Salinas, G. (2017) Narrativas en la formación inicial de docentes en nivel inicial y primario.
Jornadas Nacionales Experiencias Educativas en los niveles primario e inicial de la
enseñanza. Universidad Nacional del Sur. Mimeo.
Sanjurjo L. Coord. (2009) Los dispositivos para la formación en las prácticas profesionales.
Rosario: Homo Sapiens.
Schön, D. (1992) La formación de profesionales reflexivos. Barcelona, Paidós.
Souto, M. (2016) Pliegues de la formación; sentidos y herramientas para la formación docente.
Rosario: Homo Sapiens.
Ana Scoones
anascoones@yahoo.com.ar
Resumen
El presente trabajo plantea algunos aspectos del campo de la Didáctica específica a partir de una
propuesta de enseñanza en el Nivel Superior, de grado Universitario y que pretende contemplar el
carácter situado de la enseñanza.
Nos posicionamos como comunidad autocrítica que reflexiona sobre su práctica intentando
objetivar aquellos aspectos con los cuales nos relacionamos en nuestra profesión, en este caso, por
un lado, el campo disciplinar de la Historia y la Geografía, con la asignatura Historia y Geografía
Latinoamericana y Argentina, de primer año del Profesorado de Primaria y por otro, el campo de la
didáctica de las Ciencias Sociales: Historia, en segundo, y Didáctica de las Ciencias Sociales:
Geografía, en tercer año. Para ello, en este trabajo se recoge el proceso seguido por el docente
formador a partir de analizar primero, el modo en que se plantea la enseñanza y segundo, la relación
entre el campo disciplinar explicitado en Primer año y las Didácticas de la Historia y la Geografía en
segundo y tercer año.
En primera instancia, tratamos las articulaciones que permiten pensar en un trayecto formativo
para el estudiante del profesorado. Segundo, ponemos en consideración los supuestos teóricos de
carácter epistemológico, curricular, socioantropológico y prácticos que fundamenta la Didáctica de
las Ciencias Sociales de la Historia y la Geografía.
Las preguntas que enmarcan el trabajo son ¿de qué manera se asume el curriculum prescripto de
Historia y Geografía del Profesorado de Educación Primaria en Primer año y cuál es la interpretación
que se adopta en el trayecto formativo para segundo y tercero? ¿Qué aspectos se entrecruzan en esta
relación y cuáles se proyectan para la Didáctica de la Historia y de la Geografía? ¿cómo se organiza
la enseñanza para dar cuenta de esta particularidad, sobretodo porque la didáctica asume el doble
carácter de disciplinar y de nivel primario? ¿Cómo impacta en la comprensión de los alumnos estos
dilemas a partir de la propuesta de enseñanza elaborada y las producciones efectuadas por los
estudiantes?
Estos interrogantes responden al enfoque de la línea reflexiva que al analizar las prácticas de
estudiantes y profesores actúan como una poderosa fuente de desarrollo profesional y representa
una forma especial de producir conocimiento didáctico sobre las prácticas de enseñanza de la
Historia y la Geografía, situadas en el nivel Primario. A partir del análisis de nuestra práctica,
registrado como notas de campo de clases, los procesos reflexivos realizados en reuniones de equipo
de cátedra y documentos de estudiantes y profesores, se recoge una interpretación de los caminos
seguidos para dar una respuesta al necesario carácter situado de la práctica de enseñanza.
La articulación con la Didáctica de las Ciencias Sociales: Historia en 2do año y la Didáctica
de las Ciencias Sociales: Geografía en 3er año se complementa con los saberes de espacios
curriculares cursados, además de Historia y Geografía Latinoamericana y Argentina;
Didáctica y Curriculum; Práctica e Investigación Educativa (primer año) y Contexto, sujeto
y Subjetividades (segundo año).
En el caso de la Geografía
La categoría espacio geográfico se aborda desde los distintos significados que han
adquirido las relaciones sociedad-naturaleza a lo largo del tiempo y a partir del análisis de
diferentes experiencias en América Latina. El estudio de caso es una metodología adoptada
para enfocar la explotación de los recursos naturales y sus procesos de apropiación, ya que
permite desarrollar estrategias de explicación, comprensión, interpretación; considerar
una multiplicidad de actores sociales, con sus respectivos intereses e intenciones;
reconocer las heterogeneidades de los procesos, la multicausalidad y la
multiperspectividad, así como articular diferentes escalas espaciales y temporales
(Gurevich, 1998).
1
Nos alejamos de la mera mención de cronologías o acontecimientos individuales y de relaciones
causaconsecuencia lineal y en este caso, nos acercamos a la incorporación de los estudios subalternos.
Un aporte central del proceso de formación del docente de primaria, lo ofrece sin duda el
espacio curricular Contexto, Sujeto y Subjetividades2 dado que allí se inicia un proceso de
reflexión consistente en la descripción y análisis sobre la problemática de una escuela
visitada en el marco de un contexto determinado. Este trabajo es capitalizado en didáctica
como saberes sociales y culturales del contexto escolar necesarios de tener en cuenta para
la propuesta de enseñanza posterior. En base a esta fuente de información, se promueve la
planificación y desarrollo de las propuestas de enseñanza que tendrán que realizar.
También se abordan dos aspectos más: por un lado, una mirada de las diferencias sociales,
locales, culturales, de género, generacionales y por otra, se instala formas de pensar las
relaciones de los estudiantes de esa escuela con el conocimiento. Este aspecto promueve
en la formación del futuro docente, que la construcción del conocimiento no solo es la
proveniente del conocimiento científico, en este caso, la Historia sino también del
conocimiento cotidiano y su contexto.
Por otra parte, desde el espacio curricular de Didáctica y Curriculum se rescata la mirada
del aula en la que incursionan los alumnos en primer año cuando visitan escuelas
primarias. La actividad solicitada por la profesora de ese espacio consiste en el registro de
una clase conforme a los enfoques socio-antropológicos y dentro de ella, la Etnografía3. Los
aportes de esta asignatura nos permite en nuestras materias, Didáctica de la Historia y de
la Geografía capturar aspectos cruciales registrados en cuadernos de los alumnos, tales
como: biografía de próceres, referencia a actos escolares, simplificación de contenidos en
esquemas; fotocopias alusivas a un tema y una casi o nula referencia al desarrollo de temas
históricos por parte de los docentes en ejercicio. En el caso de la Geografía se propone una
2
Allí, realizan una descripción del contexto económico, social y cultural de la institución educativa y analizan
una problemática socioeducativa utilizando las categorías teóricas y metodológicas trabajadas en clase por un
Sociólogo. 3 La tarea reside en observar cómo se trabaja en la clase, lo que se transmite a fin de analizar e
interpretar las relaciones que aparecen entre el docente, el estudiante y la propuesta de enseñanza. Así a partir
de observaciones y entrevistas con registros en profundidad y a través de un trabajo de lectura y relectura de
los mismos, se trata de arribar a una “descripción densa” de dicha realidad. Este abordaje facilita la generación
de hipótesis, interrogantes, inferencias que posibilitan dar cuenta de los fenómenos indagados, reconociendo
singularidades y no adecuando los datos a categorías preconstruídas como ocurre generalmente cuando se
parte de la observación guiada.
fuerte reflexión acerca del para qué se enseña esta disciplina y una revisión de los enfoques
y tradiciones vigentes en el ámbito escolar de nivel primario. A través de una observación
reflexiva y compartida acerca de la propia práctica, considerando los problemas y las
tendencias que allí se presentan, se interroga acerca de los contenidos, por qué y para qué
se los selecciona, de qué modo se enseñan, cómo se los evalúa, qué relaciones se establecen
con otros campos de conocimiento y experiencias.
Tal relevamiento resulta del uso del método comparativo constante que permite a partir de
los registrados realizados en la otra materia, detectar en ésta las recurrencias y
singularidades que aparecen al trabajar los docentes en ejercicio, el conocimiento.
Dilemas y problemas
El principal dilema que transitamos resulta de que se comprenda que existe una Historia y
Geografía que puede comprender el mundo social de otra manera Los caracteres adoptados
y traídos del nivel anterior responden a los enfoques historicistas – mal llamados
positivistas– y que se destacan por, la relevancia de lo político porque se encuadran dentro
de una tradición interpretativa basada en la necesidad de construir formas de
identificación con el Estado Nacional, o en su defecto con lo local o regional. Por ello, busca
la legitimación del relato a partir de la explicación del surgimiento y desarrollo del Estado
nacional o de las formas en que este se refleja en sus instituciones. El uso de la cronología
de carácter lineal está inducido por el convencimiento del desarrollo gradual del estado
nacional. El acento en el hecho individual, particular, generalmente asociado a los grandes
hombres se ve robustecido por la identificación de instituciones representativas que le dan
sentido – poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Fuerzas militares, Iglesia, Partidos
Políticos, etcétera –. Esta forma de interpretar el pasado se recoge con persistencia en las
matrices formativas de los estudiantes.
Poner en discusión este planteo, significaba deconstruir la Historia heroica, casi mítica que
se reproduce desde fines del siglo XIX y que pareciera no es posible modificar.
En el caso de la Geografía escolar aprendida, como parte del área “Ciencias Sociales” en la
escuela primaria, y como “Geografía” en la secundaria, presenta ciertos rasgos comunes
que expresan los estudiantes. Una disciplina puramente memorística, que apela a la
ubicación de ciertos fenómenos en los mapas, las descripciones y las enumeraciones.
Pocas relaciones entre los conceptos y escasas vinculaciones con la realidad social y el
contexto de los alumnos, es, en general, la mirada que se construye a partir de las
experiencias escolares de los estudiantes universitarios ingresantes en las carreras de
profesorado.
El segundo problema que nos encontramos es “la fragmentación”, “el aislamiento” de los
temas de ambas materias imposibilitados de ser relacionados a pesar de tener 12 años
previos de sistema. Un problema visible es que los futuros docentes no llegan a construir
una propuesta coherente debido a que en sus prácticas heredadas no llegan a hacer ni una
geografía más tradicional, ni tampoco abordan los elementos explicativos que dan lugar a
las configuraciones territoriales. Lo que queda en el medio suelen ser explicaciones desde
el sentido común que banalizan los temas.
“Transformar o suplantar las representaciones que los alumnos tienen del mundo a partir
de su interacción con el medio es el propósito de la enseñanza de la ciencia, tal objetivo
lleva implícito la construcción de un saber duradero, creíble y aceptado por el sujeto que
reconstruye ese conocimiento” (Camilloni, 1997). Con esta frase de una experta en
Didáctica de las Ciencias Sociales se pone de relieve la complejidad del campo de la
didáctica en tanto proceso que implica la construcción de nuevos saberes y la
diferenciación del conocimiento cotidiano.
Las didácticas específicas3 se han visto robustecidas por la emergencia de nuevos abordajes
tales como la Historia de las Disciplinas entre ellas, las disciplinas escolares ( Chervell,
1991), o de diferentes programas de investigación, algunos centrados en el aula como los
procesos de interacción social y cultural entre profesores y alumnos (Rockwell, 2009), el
pensamiento del profesor (Vilar Angulo, 1988) o el vinculado al desarrollo del
conocimiento didáctico del contenido (Bolivar Botía, 1993)4 que han problematizado lo que
efectivamente se enseña en la escuela. También los estudios del curriculum (Alba, 1995),
la evaluación de los aprendizajes o de la calidad de la enseñanza han impactado en las
decisiones de intervención de la práctica docente. Por otra parte, el movimiento de la
Escuela Nueva promovió el foco de interés en el estudiante al desarrollar tareas como los
“centro de interés”, los trabajo por proyectos”, distanciándose de la Didáctica Clásica5, dado
que dio paso a la concepción de un contenido vinculado con la vida cotidiana de los niños.
3
En los ´90 aparece como identificación en el campo, el concepto de Didácticas Específicas, la cual se ocupa
cómo los profesores transforman el contenido disciplinar en representaciones didácticas que se utilizan en la
enseñanza. Así, comienza a dejarse de lado, el de Didáctica Especial” que postulaba lograr un modelo de
transmisión común para que los conocimientos de cada una de las distintas disciplinas puedan ser
comprendidos por los estudiantes. En este caso, el problema de la didáctica como ciencia era encontrar la
forma apropiada de encontrar un método para comunicar un conocimiento que es externo a ella, sea la historia,
la matemática, la filosofía o la física.
4
Intentamos diferenciar en esta propuesta ideas difundidas sobre el análisis de las prácticas basados en saberes
que provienen de la dimensión procedimental u operativa, considerándolo como un único campo de
producción de conocimientos e ignorando los desarrollos desde el campo teórico al cual nosotros adherimos y
que se reconoce como “Didáctica del contenido disciplinar” (Shulman).Desde esta perspectiva partimos del
supuesto que existe un espacio de trabajo de la didáctica que produce trabajos de investigación que coloca el
énfasis en el proceso de enseñanza y de aprendizaje del conocimiento de las Ciencias Sociales, en general y de
la Historia en particular cuya preocupación central radica en buscar caminos alternativos para no seguir
reproduciendo una conciencia naturalizadora de la realidad social, y en particular, asumir al pasado como algo
dado.
5
El origen del pensamiento didáctico data del siglo XVII, con la obra de Juan Amós Comenio (Didáctica Magna)
y puede ser considerado como una perspectiva clásica del pensamiento didáctico, centrada en la preocupación
por el método.
6
Hoy pueden reconocerse como corrientes, enfoque de la Historia que dan cuenta de una importante
producción historiográfica: las principales tendencias, una la de los estudios sobre los grupos subalternos; otra
tendencia, las reacciones contra la Historia Social tradicional y la historia cuantitativa. La influencia de la
antropología cultural. La historia de la vida cotidiana en Alemania. La microhistoria en Italia y la nueva historia
cultural en Francia. Finalmente, el giro linguístico. Historia y lenguaje. El cuestionamiento al status científico
de la historia. El rol del lenguaje en la construcción de la identidad social. En Argentina, se destacan, los
estudios del Pasado Reciente. De la primera línea recogemos producciones vinculadas a la Historia de las
mujeres y los niños como la Historia de la vida cotidiana en diferentes épocas y lugares de América. De la
segunda, ponemos en consideración lecturas de la Historia Social pero que trabajan con acercamientos
microsociales o de la Microhistoria.
A esta idea dominante, se contraponen las últimas propuestas curriculares a nivel nacional,
a través de los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios, en los que subyace una perspectiva
teórica que promueve el pensamiento creativo y crítico en las ciencias sociales.
como resultado de sus trayectorias como alumnos del sistema educativo en los niveles
primario y medio (Sosa y otros, 2016).
Los discursos críticos acerca del espacio geográfico sostienen que la Geografía estudia las
configuraciones de los diferentes territorios resultantes del particular vínculo de cada
sociedad con su dotación natural de recursos, en un momento histórico preciso y
determinado por el grado de desarrollo de sus fuerzas productivas. De allí que el objetivo
es que el estudiante logre interpretar las complejas y diversas relaciones y procesos que
organizan los territorios en América Latina (Tobío, 2018). Sin dejar de lado estas
discusiones teóricas, se ha optado por elegir una conceptualización que exprese el sentido
plural, crítico y abierto de la geografía como asignatura en la formación docente.
Conclusiones
Referencias bibliográficas
Walter Viñas
vinaswalter@gmail.com
Resumen
Introducción
En los casos de estudio que aquí se desarrollan, se hace foco el análisis de los espacios
formativos de dos UA: la Facultad de Derecho y la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la
UBA. Los objetivos del análisis se orientan a la detección y caracterización de estos ámbitos
de formación instituidos intentando comprender y reconocer los modelos y formatos que
asumen los diferentes dispositivos estudiados.
La Carrera Docente
En relación con la formación docente universitaria son relativamente escasas las ofertas de
formación pedagógica de posgrado (especializaciones y maestrías) en el ámbito de la
Universidad de Buenos Aires. Por ejemplo, de las 300 especializaciones que existen en la
universidad, solamente tres pertenecen a carreras de especialización en docencia. Son las
desarrolladas en las Facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (Res. CS Nº 561/14);
Ciencias Económicas (Res. CS Nº Nº 1132/14); y Ciencias Veterinarias y Biológicas (Res. CS
Nº 6733/13). Cada una de ellas se dirige a formar especialistas en docencia relacionados con
las áreas del saber propias de cada Facultad.
1
El Centro, no obstante, también desarrolla otras actividades entre las cuales se encuentran el
Acompañamiento Pedagógico a Cátedras, reglamentado a través de la Resolución del Consejo Directivo Nº
1241/2011, y las Jornadas de Enseñanza del Derecho.
Brindar a los auxiliares docentes una visión actualizada y fundamentada sobre los
principios de la evaluación de los aprendizajes, sus diferentes modalidades e
instrumentos y los criterios a utilizar en la promoción de la enseñanza.
Según los docentes entrevistados, para enseñar los contenidos de los módulos éstos utilizan
las siguientes estrategias: casos, exposiciones dialogadas, plenarios y microclases.
Para poder cursar la Carrera Docente es requisito ser graduado de las carreras que se dictan
en la Facultad de Derecho, ejercer como ayudantes de segunda y/o poseer experiencia en
la docencia universitaria. Los responsables que tienen a su cargo la enseñanza de los
módulos son graduados de la carrera de Ciencias de la Educación principalmente pero
también la planta docente cuenta con graduados en Letras y Comunicación. Sus
designaciones son interinas y renovables anualmente.
Según los entrevistados, las dificultades que presentan los cursantes son la falta de tiempo
para cumplir con las actividades pedagógico-didácticas en razón de que la mayoría son
profesionales (académicas y profesionales) lo cual conlleva a la discontinuidad en el
cursado de los módulos pero la discontinuidad no implica deserción y abandono de la
Carrera. Institucionalmente no presenta mayores dificultades pero el Director reconoce
que la no obligatoriedad de la carrera es una dificultad. No obstante, reconoce que la
realización de la carrera reviste especial importancia para la postulación y renovación de
los concursos docentes dado que es reconocida como antecedente académico relevante.
Por último, se puede mencionar que existe articulación de la Carrera docente con la
Maestría en Docencia Universitaria dependiente del Rectorado de la UBA, puesto que se
reconoce la equivalencia del cursado del módulo Pedagogía Universitaria por el Seminario
Normativa Universitaria del plan de estudios de la Maestría.
La Carrera Docente fue creada en 2001, por Resolución del Consejo Superior Nº 5243/01, y
fue implementada regularmente hasta el año 20092. Ese año se llevó adelante una
modificación de la propuesta para adecuarse a la reforma de los posgrados impulsados a
nivel nacional y por la universidad (que implicó entre otros aspectos la reducción de las
cargas horarias de las carreras de posgrado). Como consecuencia, en 2010 la Carrera
Docente fue modificada por la resolución (CS) Nº 618/10 con las características que posee
en la actualidad.
2
Un antecedente muy importante de la carrera fue el Programa de Capacitación Docente que se desarrolló
entre 1994 y 2001
El equipo que lleva adelante la Carrera Docente se compone de tres Profesores Adjuntos
con dedicación semi-exclusiva, un Jefe de Trabajos Prácticos con igual dedicación y cuatro
ayudantes (la mitad con dedicación semi-exclusiva y la otra mitad con dedicación simple).
Según la coordinadora de la carrera, este plantel docente se ha ido conformando sobre la
base de las personas que forman parte del Área Pedagógica, algunas de las cuales además
poseen vínculos académicos en otros espacios (como por ejemplo formar parte de un
equipo de cátedra en otra facultad). Las orientaciones y perfiles profesionales del plantel
docente de la carrera están ligados al campo de la tecnología educativa, la política educativa
y la didáctica. Varios de ellos cuentan con formación de posgrado.
Desde la dimensión curricular, se puede señalar que la Carrera Docente posee tres
componentes que agrupan a los bloques y módulos de la estructura curricular: el
componente Pedagógico, el de Metodología de la Investigación y el de Especialización. Por
otra parte, está organizada en cuatro trayectos diferenciados con una duración total de
cuatro cuatrimestres (264 hs. en total). Según la resolución vigente, que aprueba la Carrera
Docente en 2010, la estructura curricular es la siguiente:
3
El Área Pedagógica concentra las actividades de Asesoría Pedagógica a profesores y cátedras de la Facultad
ofreciendo espacios de reflexión en torno a las problemáticas específicas de la enseñanza, el aprendizaje y la
investigación en Educación, desde la perspectiva de las Ciencias de la Salud. También realiza acciones de
investigación y formación.
En relación a los destinatarios del curso, se puede mencionar que una de las condiciones
de ingreso a la carrera es ser docente de alguna cátedra.
Luego de cada materia cursada, los docentes que hacen la Carrera Docente tienen un
módulo de práctica, y análisis de prácticas. Y finalizan la carrera con una práctica
supervisada con tutorías, y con un proyecto destinado a mejorar su propia práctica docente
en la materia que enseña.
Desde el punto de vista del impacto de la carrera, los docentes entrevistados señalan que
los resultados son de carácter relativo, según éstos, algunos docentes mejoran sus prácticas
de enseñanza y otros no. Sin embargo, también afirman en las entrevistas que en los
espacios de práctica supervisada es posible advertir avances, y que por otra parte, muchos
docentes que hicieron la carrera (hace muchos años) hoy se encuentren formando parte de
espacios y comisiones de evaluación, autoevaluación, cambio curricular, etc.
Finalmente, otro elemento que se puede considerar como impacto indirecto de la Carrera
Docente es que su aprobación influye en los concursos de selección docente.
Cabe destacar que existe una articulación entre la Carrera Docente y la Maestría en
Docencia Universitaria que se implementa desde el rectorado de la Universidad de
Buenos Aires. La carrera docente se acredita como el primer año de la maestría, es
decir, casi el 50%. De este modo, lo que la aprobaron pueden hacer directamente el
segundo año y luego hacer la tesis. Por su parte, la formación en investigación se
realiza en los talleres de Metodología de la investigación, en el ámbito de la disciplina.
Sin embargo, es importante señalar que la mayoría de los docentes que la cursan tiene
amplia experiencia en investigación en su disciplina específica.
Tal como se desprende de los casos descriptos, especialmente en lo referente a los objetivos
manifiestos de las carreras docentes en estas unidades académicas, se puede afirmar que
las mismas se basan en un modelo institucional de formación centrada en la práctica
reflexiva” (Aramburu Zabala, Hernández- Castilla y Ángel- Uribe, 2013). Estas
características están evidenciadas también en los testimonios de los entrevistados y están
expresados en la fundamentación de su propuesta. Desde este paradigma se recupera la
indagación crítica y la reflexión de las causas y consecuencias de las acciones en la clase
como procesos centrales de la formación.
En relación con la práctica reflexiva, Perrenoud (2017) advierte que formar a practicantes
reflexivos no puede limitarse a añadir un “módulo reflexivo” al programa de formación. En
el caso de la Facultad de Derecho esta reflexión es propiciada en cada uno de sus espacios
de formación; y en el caso de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, la práctica reflexiva
tampoco se concentra en un módulo sino que se configura en un trayecto específico
“Trayecto de Observación y análisis de la práctica docente”
En relación con los enfoques sobre la formación en las prácticas profesionales, las carreras
docentes de esta unidades académicas fundamentan su propuesta formativa en lo que
Sanjurjo (2016) caracteriza como enfoque hermenéutico-interpretativo cuyas principales
características son: las prácticas están mediadas por los sujetos que las llevan a cabo, por
sus creencias, valores, conocimientos, son construcciones subjetivas; el práctico construye
teorías prácticas, teorías para la acción; la reflexión es el dispositivo que posibilita al
práctico tomar conciencia de los supuestos que sostienen sus prácticas; el profesional es el
mediador entre las teorías y los problemas de la realidad; y el docente es concebido como
práctico reflexivo (Schön, 1992).
didácticas que se concretan en las actividades que integran las estrategias de enseñanza”
(Lucarelli, 2009, pág.97), que en los casos examinados se reconoce la presencia de la
ejemplificación, el análisis de la propia práctica profesional docente y el uso de casos, la
resolución de situaciones problemáticas.
De este modo, en términos generales se observa que el desarrollo de las Carreras Docentes
se manifiesta “como proceso particular de adquisición de conocimientos, actitudes, formas
de operar específicas relativas a la práctica profesional” (Lucarelli, 2009, p.96)
Bibliografía
Natalia Boffa
nataliaboffa@hotmail.com
Resumen
Introducción
Por otra parte, la distribución señalada prevé “una complejidad progresiva de los
aprendizajes en las prácticas, incluyendo la participación de los estudiantes en actividades
de responsabilidad creciente” (Davini, 2015: 42). Subyace a esta concepción la idea de que
la formación en las prácticas docentes es un proceso gradual que requiere de
acompañamiento y seguimiento a lo largo de todo el plan de estudios.
1
Estas últimas ideas remiten a los enfoques academicistas en los que la práctica se asocia al momento de la
“acción” frente a la “preparación para la acción” (Barco, 1996). En este esquema, la formación para la práctica
docente queda relegada a la Residencia como una instancia de corta duración, ubicada al final de la carrera,
desvinculada de los marcos conceptuales y sentida como un rito de iniciación (Edelstein y Coria, 1995) a través
del cual los estudiantes mutan –casi súbitamente- en docentes.
En este sentido, consideramos que acercar a las estudiantes a vivenciar diversas realidades
educativas contribuye al desarrollo profesional y permite reflexionar sobre la práctica no
sólo como “accionar” sino como capacidad de intervención y de enseñanza situadas.
Realizar el acercamiento a las instituciones educativas, exige hacer foco, situarse,
comprender las particularidades. Esto implica una ambivalencia, por un lado, la situación
restringe, limita el campo de acción del ser humano; y, por otro, libera, abre un campo de
posibilidades (Melich, 2016). En este sentido, las experiencias en instituciones educativas
diversas promueven vivencias específicas en distintos ámbitos, cada uno con sus
posibilidades y limitaciones, y esto amplía el repertorio conocido y permite la
aproximación a nuevas identificaciones, en unidad o en contradicción. De esta manera,
buscamos promover experiencias que interpelen la práctica profesional a lo largo de la
carrera docente, además del momento de inserción en terreno propiamente dicho.
La Práctica Docente II, que corresponde al 2° año de los Profesorados de Educación Inicial
y Primaria que se dictan en la Universidad Nacional del Sur, tiene un doble desafío:
constituirse como una instancia integradora y articuladora de los diversos saberes y
enfoques que los estudiantes adquieren durante su formación; y promover experiencias de
aprendizaje que, retomando aquellos aportes, permitan realizar sucesivas aproximaciones
fundadas a los contextos reales de intervención. En otras palabras, realizar lecturas
complejas y problematizadoras de las prácticas docentes en distintos contextos.
De esta manera, escuela y jardín están atravesados por situaciones del entorno socio-
comunitario donde se insertan y desde donde, al mismo tiempo, se proponen posibilidades
y condiciones que modifican ese mismo contexto. Esto genera tensiones, rupturas y
acuerdos en el devenir histórico-educativo de las instituciones. En este sentido, sostenemos
que la “naturalidad” con las que son concebidas, es una construcción histórica que merece
ser desarmada y desarticulada (Pineau, 2001) en el ámbito de la formación inicial. A partir
de esto, como disparador del trabajo de cátedra, buscamos problematizar la escolarización
desde la propuesta de pensar a las escuelas/jardines como constructos artificiales en donde
tanto lo urbano como lo rural, la jornada simple y la completa, los años graduados o los
plurales, responden específicamente a cada contexto (Pineau, 2001; Terigi, 2006). No
obstante, entendemos que el contexto no es algo dado, preexistente, que remite a
condiciones predeterminadas, sino que es resultado de la interacción histórica entre
grupos sociales y ambiente. Es en este juego que intentan acoplarse las instituciones
educativas a partir de demandas y mandatos que tensionan con las políticas educativas. De
esta manera se generan propuestas y oportunidades, sociedad y escuela se implican, se
construyen y reconstruyen en torno a su especificidad, la educación.
Por otra parte, nos interesa generar condiciones para desnaturalizar las ideas monolíticas
que establecen que el contexto se refleja en la escuela/jardín de forma determinista.
En este marco, los propósitos que nos planteamos son: aproximar a las estudiantes al
conocimiento de distintas instituciones educativas (rurales, de jornada completa, de islas,
de fronteras, maternales), de manera que puedan comprender su dinámica en los
2
Para la autora, este trabajo comprende actividades como: las usualmente caracterizadas como “burocráticas”
(planillas, planificaciones, documentaciones varias), las que la institución encomienda como forma de
recaudar fondos, las reuniones de personal, el asesoramiento y reuniones con padres y madres, preparación
de actos escolares, control de recreos, entre otras.
A partir de esto, reflexionamos junto a las estudiantes sobre las situaciones de “carencia”
que atraviesan la cotidianeidad de la escuela y se manifiestan en las condiciones materiales
de existencia, pero que no necesariamente se reflejan en la producción cultural.
Recuperamos la categoría de “frontera” de Duschatzky, para pensar la escuela como un
espacio donde los grupos vulnerados encuentren un imaginario con el que quisieran
fundirse, un lugar que incorpore la diferencia, que le otorgue sentido situado a la educación
de acuerdo a las oportunidades sociales y culturales (1996, 2000).
Por su parte, en el J 954 las estudiantes compartieron una jornada de trabajo con los
alumnos. Observaron y entrevistaron a la docente de la sala (que es también la directora de
la institución). Recorrieron las instalaciones y participaron de juegos en el patio. Además,
realizaron una obra de títeres para ellos. En función de las necesidades detectadas con
antelación a la visita, las estudiantes elaboraron una alfombra con retazos de tela para
donar a la institución. Esta será utilizada para llevar adelante sesiones de lectura con los
niños.
Nos preguntamos junto con las estudiantes, por los modos en que estos aspectos
condicionan la tarea docente y las posibilidades de aprender de los niños. Surgieron
distintas reflexiones al respecto, retomamos la idea de que las condiciones materiales de
existencia no son necesariamente un reflejo de la producción cultural de los sectores
sociales, sino que -aunque no logran total independencia de las relaciones sociales- cobran
cierta autonomía, tienen historicidad propia y revelan modos diversos de interactuar con
el mundo y construir significados (Duschatzky, 1996). De esta manera, fuimos
desnaturalizando sentidos comunes y problematizando nociones como diversidad,
diferencia, educación como derecho, entre otras.
Otras experiencias se sumaron a las anteriores. En el J 918, ubicado en Villa Espora (un
barrio que se encuentra hacia el este de la ciudad de Bahía Blanca), las estudiantes
realizaron un recorrido por las instalaciones, guiadas por la directora. Se hizo foco en la
observación del espacio en tanto social, dando cuenta de sus dimensiones prescripta,
recorrida y representada. Se recolectó información con el fin de realizar una topografía y
una topología de la institución. Además, las estudiantes entrevistaron a las docentes de las
salas, profundizando en la modalidad de trabajo didáctico con los alumnos. Por otro lado,
se indagó acerca del desafío -en términos organizacionales y pedagógicos- que implica la
incorporación de la sala de maternal a la estructura y funcionamiento de un jardín de
infantes.3 A partir de allí, se avanzó en la reflexión de dos cuestiones centrales para el nivel
inicial (y para el ciclo maternal en particular). En primer lugar, la necesidad de resignificar
la relación entre asistencia, cuidado y enseñanza (Pico y Soto, 2013) hacia una concepción
integral, superando la representación social que liga el maternal a “la guardería” como
espacio meramente asistencial. En segundo lugar, las políticas educativas y el rol principal
e indelegable del Estado para garantizar el derecho a la educación de la primera infancia.
En el aula universitaria abordamos otro tipo de instituciones como las escuelas de frontera
y de islas. Se realizaron actividades de reconocimiento y análisis a partir de videos
documentales, exploradores de mapas y lectura de las regulaciones vigentes (como el
3Desde el año 2014 y 2015 se han incorporado 8 (ocho) “salas maternales” de 2 años a la estructura de jardines
de infantes preexistentes de la ciudad de Bahía Blanca. Esta incorporación plantea problemáticas y desafíos
que se resuelven de distinto modo en cada institución, aunque es posible reconocer ciertas recurrencias.
Proyecto Binacional entre Argentina y Brasil, por ejemplo). A partir de aquí, ampliamos el
espectro de estudio a las escuelas y jardines de la modalidad intercultural bilingüe. Por otro
lado, abordamos el tema de las escuelas de isla a partir de la situación de cierre y ajuste
impuesto sobre las mismas desde las políticas educativas del actual gobierno. Se
presentaron distintos argumentos a partir de artículos periodísticos y posteos en las redes
sociales. Problematizamos los discursos oficiales publicados en medios masivos de
comunicación, analizando relatos de docentes que trabajan en esos ámbitos educativos.
Promovimos especialmente la discusión, dando lugar a las tensiones y contradicciones que
surgían. Recurrimos a la normativa vigente (Ley Nacional de Educación n°26.206 y Ley
Provincial n°13.688) para contextualizar y enmarcar el debate. Buscamos que las
estudiantes pudieran visibilizar la particularidad de los modos de trabajo en estas
instituciones educativas: la organización, los rasgos del contexto, la relación con la
comunidad, entre otras características propias de la educación rural, de isla y de frontera.
Palabras de cierre
Por otra parte, habilitaron el reconocimiento de “otros” contextos institucionales en los que
efectivamente se desarrolla la tarea educativa para los niveles inicial y primario. El
contacto con estas “nuevas” realidades y el intercambio con sus docentes favorecen
lecturas más complejas y enriquecedoras de la práctica docente. Práctica que excede la
referencia al microcosmos del aula y que es entendida como el trabajo que el maestro
desarrolla cotidianamente en determinadas y concretas condiciones sociales, históricas e
institucionales, adquiriendo una significación tanto para la sociedad como para el propio
maestro (Achili, 1986).
Bibliografía
Achilli, E. (1986) La práctica docente: una interpretación desde los saberes del maestro. Buenos
Aires: CRICSO.
Barco, S. (1996) “Nuevos enfoques para viejos problemas en la formación de profesores” en
Debates pendientes en la implementación de la Ley Federal de Educación. Buenos Aires:
Novedades Educativas.
Davini, M. C. (2015) La formación en la práctica docente. Buenos Aires: Paidós.
Diker, G. y Terigi, F. (1997) La formación de maestros y profesores. Hoja de ruta. Buenos Aires:
Paidós.
Duschatzky, S. (1996) “De la diversidad en la escuela a la diversidad de la escuela” Propuesta
Educativa, Buenos Aires, año 7, n° 15, pp. 45-49.
Duschatzky, S. (2000) La escuela como frontera: reflexiones sobre la experiencia escolar de jóvenes
de sectores populares. Buenos Aires: Paidós.
Duschatzky, S. (2016) “En busca del murmullo perdido”, en Skliar, C y Larrosa, J.
Experiencia y alteridad en educación. Rosario: Homo Sapiens.
Edelstein, G. y Coria, A. (1995) Imágenes e imaginación. Iniciación a la docencia. Buenos Aires:
Kapelusz.
Melich, J. C. (2016) “Antropología de la situación”, en Skliar, C y Larrosa, J. Experiencia y
alteridad en educación. Rosario: Homo Sapiens.
Nicastro, S. y Greco, B. (2009) Entre trayectorias. Escenas y pensamientos en espacios de
formación. Rosario: Homo Sapiens.
Pico, P. y Soto, C. (2013) Experiencias de educación y cuidado de la primera infancia. Serie
“Temas de 0 a 3 años”. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Pineau, P. (2001) La escuela como máquina de educar. Buenos Aires: Paidós.
Sanjurjo, L. (2009) Los dispositivos para la formación en las prácticas profesionales. Rosario:
Homo Sapiens.
Terigi, F. (2006) Diez miradas sobre la escuela primaria. Buenos Aires: Siglo XXI.
Documentos:
Ley Nacional de Educación, Núm. 26.206.
Ley Provincial de Educación, Núm. 13.688.
Fernando A. Flores
fas_flores@yahoo.com.ar
Margarita C. Ortiz
mortizgaleano11@gmail.com
Resumen
Introducción
Actualmente, existe un amplio acuerdo (Marcelo, Yot y Mayor, 2015; Cabero Almenara,
Marín Díaz y Castaño Garrido, 2015; Cabero Almenara, 2014; Gewerc, Pernas y Varela; 2013)
en considerar a la dimensión tecnológica como una de las más influyentes en el desarrollo
y evolución del conocimiento profesional del docente (CPD), dado en un contexto socio-
educativo en el que las nuevas TIC adquieren cada vez mayor protagonismo. En este
sentido, desde el punto de vista didáctico, el uso de éstas en la enseñanza universitaria, es
a partir de su consideración, una dimensión que condiciona y en ocasiones, transforma el
conocimiento a enseñar y aprender, no sólo una herramienta o vehículo del mismo.
Como propuesta teórica se adopta el Modelo TPACK (Mishra y Koehler, 2006), con sus tres
dimensiones: conocimiento disciplinar (CK, Content Knowledge), conocimiento
pedagógico (PK, Pedagogical Knowledge) y conocimiento tecnológico (TK, Technological
Knowledge). Su importancia radica en el énfasis en las nuevas formas de conocimiento
emergentes de la intersección entre cada uno de éstos: conocimiento tecno-disciplinar
Este modelo desarrollado y extendido en EE.UU amplió sus horizontes en los últimos
tiempos tanto en investigación como en su utilización en otros ámbitos. Se demostró su
eficacia en variados contextos educativos y niveles de enseñanza y en acciones
investigativas y de formación del profesorado; sin obviar la construcción de un modelo
teórico que garantice la comprensión del comportamiento de las TIC en los procesos de
enseñanza y aprendizaje (Anderson, Barham y Northcote, 2013).
La estrategia metodológica
Realizamos un estudio de caso colectivo también llamado múltiple. Para Stake (2007) se
trata de un sistema integrado, compuesto por estudios individuales, integrado por unidades
de análisis que comparten características comunes y que si bien son estudiados en un
primer momento en su singularidad, luego, a partir de ellos, planteamos caracterizaciones
un tanto más generales, propias del sistema más amplio.
Los trabajos revisados dan cuenta de diferentes niveles de influencia que condicionan la
construcción del CPD y, en particular, el CDTC. En diferentes niveles educativos, los
autores reconocen factores de influencia que abarcan tanto lo social como lo individual
(Bolívar, 2005; Gewerc et al., 2013; Cabero Almenara, 2014).
El caso múltiple está constituido por seis casos incrustados: asignaturas de la Licenciatura
en Ciencias de la Educación orientación Tecnología Educativa (EaD-NTIC-DPME-EEPE);
asignatura de los Profesorados Historia, Letras, Filosofía y Geografía (TE); asignatura del
Al caracterizar los modos de relación entre el uso de las TIC en la enseñanza y el momento
de la trayectoria profesional de la docente (experimentada o principiante), se observó en
Marta, Florencia, Lujan y Romina la convicción que las más jóvenes poseen mayor
habilidad en el uso de las TIC, lo que se corrobora, en parte, en Micaela y Agustina; en
consecuencia, predomina la imagen que asocia a docentes principiantes con habilidad de
uso de las TIC.
Estas observaciones son consistentes con lo señalado por Roig y Flores (2014), al indicar
que el “conocimiento tecnológico” está más desarrollado en los docentes noveles, en este
caso, se manifiesta junto con otros rasgos que generan condiciones favorables a su
integración curricular. Asimismo, Jang y Tsai (2013) hallaron que mientras el profesorado
experimentado cree poseer una mejor cualificación de los “conocimientos didácticos” y
“disciplinares”, los noveles elevan sus calificaciones en los “tecnológicos”. De acuerdo con
lo expresado por Gómez Trigueros (2015), la adquisición de los componentes básicos del
modelo TPACK se refleja en la predisposición positiva al uso de las TIC a partir de un diseño
pedagógico previo y no como simple herramienta sustituta de la pizarra o del libro
tradicional. Este estudio aporta un elemento sustantivo para la integración curricular
efectiva de las TIC: el equipo docente, que opera como mediador que asimila y transforma
conocimientos, habilidades y experiencias en un todo unificado al servicio de una
propuesta pedagógica.
Clara asume a las tecnologías con una perspectiva más amplia- trasciende lo didáctico y lo
pedagógico-, atravesada por lo social. A su juicio, no son las tecnologías las que inducen
cambios, sino las acciones, los procesos que se generan con ellas, los que permiten la
producción de ciertos saberes y conocimientos, a partir de los cuales se pueden
transformar las prácticas. Esta transformación se sustenta en los usos de las herramientas
digitales y sus implicancias en las actividades que llevan adelante profesores y estudiantes
(Coll y Monereo, 2008), y en las que la docente no solo prioriza la adquisición de
conocimientos sino su apropiación (Marcelo et al., 2015).
Así se visibilizaron en la mayoría de los casos, usos de las TIC en la enseñanza, tendientes
a la transmisión, almacenamiento y reproducción de información consistentes con una
concepción didáctica academicista y técnico-instrumental; esto es, con rasgos que
permiten decir que las TIC aparecen de forma tangencial (Koehler et al. 2015), al margen
de los aprendizajes y no de modo integrado. En cambio, emergieron otros usos que
promueven la reconstrucción activa del conocimiento, más próximos a concepciones
didácticas de corte constructivista. Se dio en uno de los casos puntualmente, equipo
unipersonal de EaD, un nivel de integración curricular con visibilidad en el aprender,
donde el entorno virtual constituyó un potenciador de la propuesta pedagógico-didáctica
en lugar de banalizarla (Litwin, 2005), pues los contextos de uso de las TIC generaron
dinámicas de innovación y mejora en los procesos de enseñanza y aprendizaje (Coll, 2011).
En estas concepciones que irrumpen del estudio de los casos, cabe diferenciar: un uso
protagónico, cuya función central es el almacenamiento y entrega de información,
valoradas en sí mismas como elemento innovador y transformador de las prácticas
educativas, lo que lleva a su modernización y mejora; de otro, secundario, donde las
tecnologías son consideradas como uno de los elementos de los procesos educativos, por
lo que la transformación y mejora no residen en ellas sino que acontecen en los
planteamientos didácticos de su planificación (Montes y Ochoa, 2006; Coll y Monereo, 2008
Además, en los casos se halló cierta renuencia a la visión determinista y esencialista del
discurso tecnológico, según la cual, ésta debe ubicarse en el centro de la escena cultural y
pedagógica, con la creencia del poder mágico y modernizador de la tecnología,
determinismo tecnológico al decir de Lion (2006). Postura que sobrevalora las mismas
como herramientas indispensables para la innovación y el mejoramiento de las prácticas
de la enseñanza, sin considerar las implicancias de un proyecto sociocultural, político y
pedagógico en el cual se incorporan. Esto condice con la visión de que los/as alumnos/as
aprenden de la tecnología, suprimiéndola en su potencial para la construcción,
comunicación y diseño para aprender con ella.
Predomina en el currículo en acción el uso de las TIC de modo subsidiario, con un nivel
de integración curricular superficial (Sánchez, 2003; Kolher et al., 2015), en el que la
dimensión tecnológica es un accesorio del ciclo didáctico. Desde esta perspectiva, se
promueve su uso en el aula universitaria, en consistencia con la idea de que éstas son
uno de los elementos que intervienen en los procesos educativos. Por tanto, la
transformación y mejora no residen en ellas, sino en los planteamientos didácticos
desde los que se planifica su utilización. En definitiva, este tipo de uso de las
La frecuencia de uso de las TIC en la enseñanza está sujeta a factores tales como: dominio de
herramientas tecnológicas, auto-percepción, formación en tecnologías educativas e
imágenes o visiones en relación con su potencial educativo y del TPACK. Los hallazgos del
estudio son compatibles con los de Shelton (2014), porque no se observó la integración
exitosa de una amplia gama de tecnologías en el proceso de enseñanza y aprendizaje,
distinguiendo las frecuentemente utilizadas como Power point (“core”) y de las
escasamente usadas (“marginal”), por ejemplo, podcasts, wikis.
Los hallazgos en esta indagación dan cuenta de las formas en que los equipos revelaron los
procesos de construcción y manifestación del TPACK, excepcionalmente – en los casos
analizados-, la dimensión tecnológica aparece concatenada con las dimensiones
disciplinar y didáctica de los contenidos de enseñanza y aprendizaje, a pesar de los
lineamientos políticos de una universidad bi-modal. En consecuencia, se infiere la
existencia de la gestación de una cultura vinculada con las TIC en los contextos de
formación de grado.
En el discurso surgieron indicios del reconocimiento de las relaciones entre los saberes
didácticos, disciplinares y tecnológicos, mientras que en las clases el último componente
se apreció de modo lábil y no integrado (Koehler et al., 2015). De este modo las docentes
asumen epistemologías prácticas diferentes en torno de los usos de las TIC, por lo se puede
inferir la existencia de una “tecnología silenciada” en su contenido por el énfasis puesto en
las actividades o estrategias, posición que atraviesa la constitución del caso múltiple
(Litwin, 2005). En relación con esto, las vinculaciones entre tecnología y conocimiento no
son unívocas ni lineales, porque requiere pensar en la especificidad del soporte, del campo
de saber, de la propuesta pedagógica y de los procesos cognitivos que se suscitan con las
tecnologías, en el marco de instituciones y clases concretas que los contextualizan (Lion,
2006).
Referencias bibliográficas
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disciplines in online learning. Australasian Journal of Educational Technology, 29(4), pp.
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universitarios. Educación y Educadores, 17(3), pp. 517-533.
Laura Iriarte
iriartelaura@bvconline.com.ar
Mariela Sansberro
marielavsansberro@gmail.com
Resumen
El objetivo de este trabajo es presentar la propuesta de enseñanza que desde 2016, llevamos adelante
en la cátedra Enseñanza y Mediación Tecnológica, asignatura perteneciente al Eje pedagógico –
didáctico del Ciclo de Formación Básica del plan de estudios preferencial de la Carrera “Licenciatura
en Ciencias de la Educación”, del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del
Sur. Este Plan de Estudios está organizado en dos ciclos: uno de Formación Básica y otro de
Formación Orientada, que hacen referencia tanto a la amplitud y generalidad de los conocimientos
como a la relación con la práctica profesional.
Esta materia se dictó por primera vez en el segundo cuatrimestre de 2016 y corresponde al tercer
año de la carrera iniciada en 2014 y es la única materia específica que refiere a la Tecnología
Educativa.
La inclusión de materias que se ocupen de la mediación tecnológica en carreras inherentes a las
Ciencias de la Educación ya no se discute, aunque la delimitación acerca de los saberes a distribuir
y construir en las mismas aún requiere de diversos debates, definiciones y redefiniciones. El campo
de la Tecnología Educativa como marco general epistemológico y de referencia en el tratamiento de
estas temáticas, no tiene una conceptualización acabada en cuanto a su campo y objeto de estudio.
Es en este marco inicial que “el esfuerzo de la reconceptualización cobre verdadero sentido frente a
la necesidad de enseñar Tecnología Educativa. Este desafío nos remite al compromiso de trabajar
permanentemente en la búsqueda de conceptualizaciones que asuman su historia y permitan
reconocer las particularidades del campo, a la vez que generen nuevas aperturas” (Maggio, M.; 2005:
124)
Es por ello que en esta propuesta cabe destacar la importancia y centralidad que le damos a la
fundamentación científica de la Tecnología Educativa, su relación con otras disciplinas como
Informática, Comunicación, Psicología, Didáctica, Pedagogía. Política educativa; la relevancia del
análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje mediados por tecnologías en contexto; la
apuesta por el enfoque histórico-cultural como soporte teórico para explicar las formas de aprender
con tecnologías. También realizaremos distintos aportes acerca de qué tipos de tecnologías
podemos utilizar en la actualidad con fines educativos y tratamos la investigación como inherente a
la conceptualización del campo que nos ocupa y preocupa.
El desafío que ponemos en tensión en esta comunicación es acerca de la compleja posibilidad de
enseñar lo que decimos que enseñamos. Poner en acción saberes interrelacionados con la lógica
El objetivo de este trabajo es presentar la propuesta de enseñanza que desde 2016, llevamos
adelante en la cátedra Enseñanza y Mediación Tecnológica, asignatura perteneciente al Ciclo
de Formación Básica del plan de estudios preferencial de la Carrera “Licenciatura en
Ciencias de la Educación”, del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional
del Sur. Esta materia se dictó por primera vez en el segundo cuatrimestre de 2016 y
corresponde al tercer año de la carrera iniciada en 2014 y es la única materia específica que
refiere a la Tecnología Educativa. El equipo de cátedra conformado por una profesora
adjunta y una ayudante de docencia estamos desde el inicio del dictado atravesando,
exitosamente por las correspondientes instancias de ordinarización de nuestros cargos.
Entendemos que compartir los procesos de construcción de esta materia en las III Jornadas
Internacionales de Didáctica y Didácticas, colaborará en dos cuestiones: poner en palabras
los ciclos de trabajo ya transitados con el fin de enriquecer la construcción de la propuesta
que redefinimos para el segundo cuatrimestre de 2018, que damos en llamar “tercera
temporada” a manera de autoevaluación e incluso de metaevaluación e interpelar la
dimensión didáctica, considerada eje transversal y central de nuestra planificación.
La asignatura
1
Código 4543
Es por ello que en nuestras propuestas cabe destacar la importancia y centralidad que le
damos a la fundamentación científica de la Tecnología Educativa, su relación con otras
disciplinas como Informática, Comunicación, Psicología, Didáctica, Pedagogía. Política
educativa; la relevancia del análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje mediados
por tecnologías en contexto; la apuesta por el enfoque histórico-cultural como soporte
teórico para describir y comprender las formas de aprender con tecnologías. También
realizamos distintos aportes acerca de qué tipos de tecnologías podemos utilizar en la
La propuesta de enseñanza
Dado
y con el fin de recorrer los diferentes ejes, en la primera temporada, 2016, les propusimos a
los estudiantes. un trabajo en etapas que se originó en esta primera consigna: “trabajando
en parejas pedagógicas relaten una situación que vivan, hayan vivido u observado, que dé
cuenta de procesos de enseñanza mediados por tecnologías de la información y la
comunicación. Asimismo, deben enmarcar ese relato contextualizando desde los marcos
teóricos generales del primer eje abordado. Éste será el primer paso en el proceso de escritura y
reescritura que pretendemos implementar”.
Los resultados de este proceso nos sorprendieron gratamente e incluso varias de las
producciones finales fueron seleccionadas por los estudiantes para presentarlas en las
Primeras Jornadas de Ciencias de la Educación. A manera orientativa e ilustrativa de esta
experiencia transcribimos los títulos de los trabajos de proyectos de 2016: “Llegaron las
compus!!...y ahora?”; “Formación de formadores en el ámbito de las TIC”; “El modelo 1 a 1 en las
prácticas áulicas”; “De lo ideal a lo paradójico”; “¿Cómo educar para un mundo global, plano y
crecientemente interconectado?”; “El uso de las tecnologías educativas en el contexto rural:
cuando querer es poder”; “El dilema de elegir…”
Realizar un listado de las distintas tecnologías con las que vamos mediando en los
procesos de enseñanza y aprendizaje en la cátedra. Presentar a través de algún
soporte online. Justificar el uso del mismo.
Esta iniciativa también nos sorprendió, dado que, durante una de las clases, el grupo se
distribuyó las consignas y empezaron a producir… ese proceso fue interesante, desafiante
y demandante hacia la cátedra pero también al interior de cada grupo, dado que todos
estuvimos indagando en distintos formatos, viendo las lógicas de interacción con las
interfaces de la web donde se alojan distintos soportes, decidiendo qué formato se adaptaba
mejor a la elección realizada y qué quería “decir” el grupo a través de ese lenguaje.
Uno de los grupos, que decidió trabajar con los “constructos propios del campo” creó una
página web a través de Webmix3 para presentar su trabajo. En el transcurso de las
3
Wix: Wix.com es una plataforma para el desarrollo web basada en la nube que fue desarrollada y popularizada
por la compañía Wix. Permite a los usuarios crear sitios web HTML5 y sitios móviles a través del uso de
herramientas de arrastrar y soltar en línea
En esta asignatura, teniendo presente las incumbencias para las que se forman los
estudiantes de la Licenciatura en Ciencias de la Educación y, centrando en las disciplinas
de base que sustentan nuestra propuesta: TECNOLOGÍA EDUCATIVA y DIDÁCTICA,
trabajamos para generar las condiciones de acercamiento a la práctica profesional,
abrimos posibilidades pensando en las múltiples aristas de la enseñanza mediada por
tecnológicas pero a la vez, presentamos un acercamiento al oficio del Tecnólogo/a
Educativo/a fuertemente fundamentado/a en las ciencias de la educación, entendemos su
trabajo como aglutinante pero a la vez generador del trabajo en equipo y en colaboración:
¿A qué se dedica un tecnólogo educativo? ¿Cuáles son sus tareas y cómo las desempeña
en los diversos contextos en los que trabaja? ¿Con quiénes interactúa en el proceso de
diseño y cómo lo hace? ¿Cuáles es la manera en la que despliega la singular
conformación de sus saberes? ¿Qué magia, qué arte, qué estrategias y decisiones pone
en juego en el proceso de pensar escenarios de innovación? Responder a estas
preguntas nos remite a pensar en una multiplicidad de niveles de acción y contextos de
intervención. En todos ellos, sin embargo, recuperamos una constante: aquella
vinculada con el trabajo colaborativo y la construcción compartida de sentido, es decir,
aquella vinculada con el desafío de encarar un viaje de cambio con otros. (Pinto, L.;
2015)
Nos preocupa y ocupa enseñar lo que decimos que enseñamos. Sostener un posicionamiento
de enseñanza situada, tanto desde los marcos teóricos de referencia como en los hechos que
hacen a las clases propiamente dichas, presenciales, aumentadas y extendidas…
intentando reconocer aspectos, movimientos, sugerencias y decires que aparecen en “los
bordes” de los caminos en los que circulamos.
Sabemos que el conocimiento no es privativo del ámbito educativo, suele estar disponible
y nosotras mismas lo ponemos al alcance a través de distintos formatos… sabemos que no
necesitamos decir en las clases lo que ya nadie necesita oír porque lo tiene al alcance de la
mano, en un celular, una Tablet, una pc… pero, ¿es conocimiento o sólo información?,
¿cómo incluir, integrar o incorporar la teoría que consideramos acompaña y se nutre en
las prácticas buscando caminos alternativos pero que nos permitan acreditar las
competencias que desde la cátedra nos proponemos alcanzar: -Aportar conocimientos
acerca de la enseñanza y la mediación tecnológica en la formación de los futuros
licenciados en Ciencias de la Educación, desde una propuesta que genere procesos de
análisis, comprensión y producción reflexiva; - Contribuir a la futura práctica profesional
desde actividades que permitan estudiar, investigar, cuestionar y desnaturalizar temas
referidos a las tecnologías y la educación entre pares y con los profesores; - Propiciar la
investigación y el diseño de ideas innovadoras desde y en el ámbito de la TE en relación
con las incumbencias del Licenciado en Ciencias de la Educación.
Para ello trabajamos intentando, asimismo, desarrollar aspectos que hacen a la enseñanza
poderosa (Maggio, M.; 2012). Buscamos dar cuenta del estado del arte, del carácter abierto,
inacabado y provisional del conocimiento, a través de abordajes clásicos, actuales y de
vanguardia donde la tecnología ofrece oportunidades de actualización y construcción del
conocimiento disciplinar; buscamos adquirir conciencia epistemológica, es decir, pensar los
marcos epistemológicos y metodológicos de las disciplinas base de la enseñanza mediada
por tecnologías. Asimismo, formulamos nuestra propuesta en tiempo presente, año a año,
las temporadas 2016, 2017 y ahora, 2018 pensamos in situ en base al grupo que
diagnosticamos, las condiciones actuales del escenario de trabajo, esta “temporada”
fuertemente centrada en la lucha docente y la defensa de la educación pública, atravesará
episodios presenciales, compartidos, de clases públicas, a distancia, entre otros. Aquí
Mariana Maggio habla de la planificación de la clase, como aquel conjunto de acciones a
llevar a cabo: qué presentaciones, actividades, referencias teóricas, interrogantes críticos,
materiales, tipos de análisis, perspectivas utilizamos y en qué momento. Decisiones que no
serán estáticas pero que tendrán una base sustantiva que deberá llevarse a cabo para que
la clase tenga sentido, en relación al objetivo de enseñanza y a la realidad que nos da el
entorno y sobre la que pretendemos crear.
Una enseñanza actual, original, con nuevos episodios para la tercera temporada que se
iniciará en el segundo cuatrimestre de 2018, pensados para un público especialmente
particular, que ayude a pensar en perspectiva seguramente dejará marcas que perduren, y
no nos referimos solo a los destinatarios estudiantes sino a nosotras que, cada vez nos
metemos más en indagaciones y exploraciones buscando experiencias que potencien
tomando las tecnologías desde un aspecto relacional, entendiendo que es a través de las
tecnologías cómo nos apropiamos de la sociedad y es a través de ellas que podemos hacer
la diferencia.
Los episodios que estamos programando mantienen una lógica similar a las temporadas
anteriores, sin embargo, pretendemos ir un pasito más al interior de las posibles
articulaciones con Los talleres integradores III y IV, con los cuales ideamos líneas de
trabajo que permita llevar adelante simulaciones de práctica profesional en escenarios
reales y, que nos permitan plasmar alguno de los proyectos de intervención generados
desde la dinámica del pensamiento de diseño. Este año la temporada comenzará al revés...
iniciaremos con el abordaje del Eje IV: Investigación y posibilidades actuales de la
tecnología educativa y la mediación tecnológica en la enseñanza, ya que uno de los
reclamos de los estudiantes es que el abordaje de las investigaciones y de los procesos
Asumimos el desafío de empezar desde el final y desde allí desandar construyendo los
constructos que sirven de sustento y proyección; buscando distribuir nuestras propuestas
por distintos canales alternativos que generen la demanda de nuevos y nuevos episodios
que nos permitan configurar nuestras propuestas como tecnologías propiamente
simbólicas. Dice Carina Lion:
Bibliografía
Laura Iriarte
iriartelaura@bvconline.com.ar
Resumen
El objetivo de este trabajo es presentar una nueva propuesta que, desde un equipo de cátedra
incipiente, nos proponemos desarrollar en el segundo cuatrimestre de 2018, con relación a la
presencia y el abordaje de la enseñanza mediada por tecnologías en Didáctica; asignatura que se
dicta en el primer año de los Profesorados de Educación Inicial y Educación Primaria, perteneciente
al Campo de la Formación General del actual Plan de Estudios (2009) que está organizado en tres
campos: uno de Formación General, otro de Formación Específica y otro de Formación en la
Práctica Profesional.
Si la Didáctica es una disciplina teórica que se ocupa de las prácticas de enseñanza contextualizadas
socio históricamente (Litwin, 1995), hoy la enseñanza mediada por tecnologías ocupa un lugar
central en las preocupaciones y ocupaciones del campo de estudio. Sin embargo, esta temática no
siempre está presente en los programas de Didáctica de los profesorados y cuando se hace visible,
suele aparecer como un contenido más, ausente en la acción pedagógica propiamente dicha y hasta
reducida en su dimensión.
En este sentido, entendemos que la educación hoy está siendo partícipe de profundas
transformaciones sociales alentadas por un contexto de cambios en los lenguajes y en las culturas,
donde las nuevas tecnologías informáticas y comunicacionales cobran relevancia. La integración de
tecnologías en la enseñanza es una preocupación y ocupación desde nuestra propuesta.
Asimismo, los insuficientes debates disciplinares en torno a la relación entre Didáctica y Tecnología
Educativa en tanto disciplinas que se ocupan y preocupan por la enseñanza, nos invitan a introducir
la mediación tecnológica como contenido de la Didáctica, a la vez que como parte de la construcción
metodológica de nuestra propuesta, considerándola como objeto de estudio de la Tecnología
Educativa, pero sin reducirla a la misma sino recuperando los aportes interdisciplinarios.
La propuesta de trabajo la sustentamos en la construcción y producción de conocimiento por parte
de cada uno de las/os estudiantes, recuperando vivencias, experiencias y saberes tanto en lo
individual como en lo grupal, generando las condiciones para que se posicione como protagonista
de su propio aprendizaje en el acercamiento al campo de la Didáctica, sin abandonar las
pretensiones de profundización en el conocimiento construido, desde las perspectivas,
prospectivas y potencialidades del mismo. Se implementa a partir del desarrollo de clases
presenciales, los espacios de consulta y en articulación con otros entornos y aplicaciones
Didáctica es una asignatura que se dicta en el primer año de los Profesorados de Educación
Inicial y Educación Primaria. Ésta pertenece al Campo de la Formación General del actual
Plan de Estudios (2009)1 que está organizado en tres campos: de la Formación General, de
la Formación Específica y de la Formación en la Práctica Profesional.
Las materias correspondientes a este primer campo, apuntan, según el Plan de Estudios, a
una “formación humanística y al dominio de los marcos conceptuales, interpretativos y
valorativos para el análisis y comprensión de la cultura, el tiempo y el contexto histórico,
la educación, la enseñanza, el aprendizaje, y a la formación del juicio profesional para la
actuación en contextos socioculturales diferentes” (Plan de Estudios, 2009: 8).
En este campo, la Didáctica realiza sus aportes como teoría que produce conocimiento
sobre la enseñanza, saber complejo, cambiante, con intencionalidad definida, aunque no
siempre explícita. Por lo tanto, el objeto de estudio de la Didáctica es la práctica de
enseñanza y todo lo que ella conlleva, decisiones, planificaciones, rutinas, actividades,
comunicación, relaciones vinculares, tríada pedagógica, mediación tecnológica,
currículum, etc. Asimismo, las prácticas de enseñanza suponen un sustento ideológico que
hace que las/os docentes estructuren sus actos educativos de una manera particular, y
realicen un recorte disciplinario singular, fruto de sus decisiones personales.
En este sentido es que reconocemos que la Didáctica es una disciplina teórica, histórica y
política. “Es teórica en cuanto responde a concepciones amplias de la educación (...) de la
sociedad, del sujeto, etc. Es histórica en cuanto sus propuestas son resultado de momentos
históricos específicos (...) Es política porque su propuesta se engarza a un proyecto social”
(Díaz Barriga, A.; 1991:23)
Proponemos abordar los contenidos que pretendemos trasmitir a través de una determinada
forma de tratamiento de los mismos. Es decir, en una doble dimensión: enseñar a utilizar
tecnologías en el aula como vehículo de un saber que es contenido y como contenido a su
vez, entendiendo la relación entre educación y tecnologías desde una mirada
metodológica. Según Gabriela Sabulsky (2007) esta perspectiva implica reconocer que se
trata de procesos que estructuran el intercambio y, por tanto, configuran el acto de
enseñanza, supone una propuesta metodológica que respeta los lenguajes del medio y su
contexto de producción y fortalece a la vez estrategias de intervención que otorguen a los
mensajes relevancia cognitiva.
Contenido y forma
Recuperando este último aspecto del apartado anterior, nos interesa pensar en la
integración de la mediación tecnológica en nuestra propuesta pedagógica no sólo como un
contenido en el programa de la materia a abordar de manera conceptual en las clases, sino
también como parte constitutiva de la construcción metodológica de la enseñanza y para
el aprendizaje de otros contenidos, para la comunicación con y entre el grupo de
estudiantes y para la aproximación a los modos de construir el conocimiento en esta
disciplina.
De este modo procuramos revisar, entre otros aspectos, la idea según la cual la sola
incorporación de tecnologías garantizaría de por sí mejoras educativas, postura que se
suele encontrar naturalizada en los contextos educativos y que lleva a considerar a las
tecnologías como panacea. Según “esta perspectiva, las tecnologías traen consigo
posibilidades intrínsecas capaces de revolucionar la educación, y bastaría con liberar ese
potencial para que se resolvieran muchos problemas de la escuela.” (Burbules, N. y T.
Por otra parte, nos importa abrir instancias para pensar acerca de los intereses en juego,
los condicionamientos, los riesgos o las posibles consecuencias de nuestras decisiones y
acciones frente a las pantallas, especialmente cuando los destinatarios de nuestras
propuestas de enseñanza son futuros formadores de los Niveles Educativos Inicial y
Primario. Dice Alejandro Spiegel: “Nosotros leemos, pensamos, analizamos,
contemplamos a un ritmo lento, y las computadoras realizan sus operaciones cada vez más
rápido. Y frente a la velocidad con que las pantallas nos “devuelven la pelota” luego de
nuestros clicks, habría que preguntarse justamente por los desafíos —algunos visibles y
otros no tanto— que nos presenta esta interacción. Es que la rapidez no es la “mejor amiga”
de las preguntas, del análisis, de la reflexión, del pensamiento.” (2016: 11). Analizar y
concientizarnos de la responsabilidad que asumimos al incursionar en la red de redes:
Internet, es difícil de lograr si desconocemos la trama profunda y compleja de la interfaz
que se esconde detrás de cada clik. Para enseñar lo que decimos que enseñamos,
necesariamente debemos incluir en nuestras prácticas procesos de reflexión que
acompañen lo que exploramos, lo que producimos y aún más lo que publicitamos.
Asimismo, para la propuesta 2018 hemos decidido abrir un aula virtual de la plataforma
Moodle provista por la Universidad. Esta decisión está relacionada con dos aspectos a
considerar: por un lado, desde el punto de vista más pedagógico, sin que deje de ser
político, queremos incorporar nuevos entornos de trabajo como fundamentamos
anteriormente. Por otro lado, desde un punto de vista más político, sin que deje de ser
pedagógico, por la firme posibilidad de las medidas de fuerza, a las que adherimos,
planificadas a nivel gremial para el inicio y transcurso del segundo cuatrimestre, el aula
virtual se convertiría en “el aula”.
por parte del docente. Aquí Mariana Maggio habla de la planificación de la clase como
aquel conjunto de acciones a llevar a cabo: qué presentaciones, actividades, referencias
teóricas, interrogantes críticos, materiales, tipos de análisis, perspectivas utilizamos y en
qué momento. Decisiones que no serán estáticas pero que tendrán una base sustantiva que
deberá llevarse a cabo para que la clase tenga sentido en relación al objetivo de enseñanza.
También, la enseñanza poderosa es original en tanto es producto del que la lleva a cabo y
conmueve y perdura. La autora afirma: “entiendo que apasionarse y emocionarse refleja ni más
ni menos que el docente está involucrado y que no le da lo mismo dar clase (…) la enseñanza me
conmueve y espero que lo mismo les suceda a mis alumnos de los que espero que se vayan de la clase
pensando y sintiendo”. Una enseñanza actual, original, que ayuda a pensar en perspectiva
deja marcas que perduran. (2012)
En ambos casos (como contenido y como forma) nuestra propuesta pedagógica procura
una comprensión de la mediación tecnológica que promueva la inclusión de la tecnología
de manera genuina tanto desde el punto de vista cultural, reconociendo los sentidos de las
experiencias que los sujetos - nuestros/as estudiantes y sus futuros alumnos - tienen en
torno a la utilización de la misma en sus prácticas cotidianas, como desde el punto de vista
epistemológico.
“Las tecnologías marcan desde una perspectiva cognitiva a los sujetos culturales que
son nuestros alumnos y desde una perspectiva epistemológica, a las disciplinas que
enseñamos. Si estas marcas no son recuperadas y dan lugar a prácticas de la enseñanza
revisadas, diferentes y recreadas, entonces seguramente estaremos generando una
didáctica de escaso valor para nuestros alumnos y para lo que es el conocimiento en la
contemporaneidad” (Maggio, M.: 2012: 9)
Edith Litwin, define la Didáctica “como teoría acerca de las prácticas de la enseñanza
significadas en los contextos socio-históricos en que se inscriben.” (1995: 94). Entonces, si
pensamos en el compromiso de la Didáctica con las prácticas sociales, no es imaginable
desconocer el tejido actual donde los espacios pedagógicos se han expandido convirtiéndose en
híbridos que contienen la presencialidad, semipresencialidad, virtualidad; con múltiples
lenguajes e interrelaciones, que obligan a pensar y resignificar las prácticas de enseñanza,
la comprensión del fenómeno de aprendizaje y las formas mismas de construcción del
conocimiento (Pardo Kuklinsky, 2014)
“Es ésta nuestra propuesta, una didáctica que asume el compromiso de que los
aprendizajes que teóricos y profesores se propongan orientar desde la enseñanza sean
aprendizajes significativos, profundos y auténticos, con capacidad para resolver
problemas de la vida real y que constituyen la base para la prosecución del aprendizaje
durante toda la vida. Pensamos, entonces, en un profesor que encare de la misma
manera, significativa, profunda y auténtica, no sólo la enseñanza de su disciplina a sus
alumnos, sino también su propio desarrollo profesional.” (58-59)
A fin de cuentas, los profesores son actores, no únicos, pero sí decisivos, de la presencia
y el papel que las nuevas tecnologías tienen y puedan llegar tener en los centros, en la
enseñanza y en los aprendizajes de nuestros niños/as y jóvenes, así como en otros
escenarios de aprendizaje que los nuevos medios tecnológicos ahora propician.
Pensando específicamente en la escuela y en la formación que ha de garantizarse al
alumnado en estos tiempos, desde la educación infantil a la universitaria, es preciso
sostener una mirada simultánea y lo más integradora posible sobre lo que representan
las nuevas tecnologías y aquello en lo que pueden convertirse a través de su dominio,
su comprensión y su utilización pedagógica por el profesorado” (Escudero Muñoz, J.M.;
2009:19)
Bibliografía
Romina Mozzicafredo
romi.mozzicafredo@gmail.com
Resumen
En el siguiente trabajo nos interesa dar cuenta de las propuestas de desarrollo profesional docente
en el área de Historia que llevaron adelante los distintos planes y programas de inclusión digital
educativa en la provincia de Mendoza durante el período 2010-2015.
Nuestro objetivo es describir la oferta de formación docente desarrollada por los diferentes
programas de capacitación en TIC a nivel nacional y provincial y analizar sus cambios.
Particularmente nos interesa poner en consideración la intencionalidad de incorporar la TIC en la
formación docente del Profesor de Historia. Los siguientes interrogantes orientan el trabajo: ¿cuáles
fueron las propuestas y hacia dónde estaban orientadas? ¿por qué se introdujeron cambios? ¿qué
procesos de mediación se realizaron entre la nación y la provincia? ¿Qué formas adoptó el
conocimiento histórico y su relación con el uso de las TIC? ¿qué concepción anima en ambos casos,
el enfoque disciplinar y el de las TIC?
Es por esto, que decidimos plantear dos momentos clave en el desarrollo de las instancias de
formación docente. El primer ciclo de capacitaciones se articuló durante los años 2010-2012 y
coincide con el inicio de actividades del Programa Conectar Igualdad. El ciclo está caracterizado por
la puesta en marcha de “Talleres de sensibilización” y “Talleres disciplinares”. A partir del año 2013
se crea en Mendoza la Dirección de Políticas de Integración Digital que se encargó de articular las
instancias de capacitación que se brindaba desde los diversos planes y programas nacionales, entre
ellos: Conectar Igualdad, Escuelas Innovación, Plan Nacional de Integración Digital Educativa y
Explora con propuestas jurisdiccionales. Además construyó instancias propias de desarrollo
profesional docente.
Los planteos ofrecidos desde los distintos programas y planes de formación docente articularon
distintas formas de pensar la inclusión digital educativa en el aula. Por lo tanto podemos pensar los
cambios en términos de convivencias y tensiones. Estos planteos, un lado reflejan la convivencia
entre distintos enfoques de enseñanza y miradas epistemológicas de la historia, y por otro lado, se
observa la tensión entre, presentar desarrollos didácticos fuertemente modélicos y otros
construidos desde la realidad de cada aula. Si vale de ejemplo, se puede referir el uso técnico o uso
pedagógico de la tecnología y finalmente, la inclusión de las TIC pensada desde la lógica
epistemológica/disciplinar con otras basadas en los recursos digitales.
El discurso vinculado a la sociedad del conocimiento y a las iniciativas de innovación en relación
con la introducción de las TIC en los diseños curriculares, nos plantean fuertes consideraciones
respecto a su uso y concepción. No es ajeno a esto, el modo en que se concibe la práctica docente y
el aporte que como parte del programa puede percibirse desde nuestra experiencia como parte del
equipo de formación de Conectar Igualdad.
Introducción
En este sentido nuestro objetivo es, por un lado describir la oferta de formación docente en
TIC para el área de Historia y por otro lado, analizar sus cambios. Una primera mirada por
el conjunto de políticas TIC para formación docente nos invitan a plantear algunos
interrogantes tales como: ¿cuáles fueron las propuestas y hacia dónde estaban orientadas?
¿por qué se introdujeron cambios? ¿qué procesos de mediación se realizaron entre la
nación y la provincia? ¿Qué enfoques del conocimiento histórico se privilegiaron y cómo
se construyó su relación con el uso de las TIC?
Hemos seleccionado como recorte espacio-temporal para analizar las políticas públicas
TIC, el período 2010-2015 en la provincia de Mendoza. Esta selección responde en su fecha
de inicio a la puesta en marcha del Programa Conectar Igualdad y en su fecha de cierre al
cambio de gobierno a nivel nacional1. Por otro lado, nuestra experiencia como parte del
equipo de Conectar Igualdad en Mendoza nos permite analizar la implementación de
diversas instancias de formación docente en nuestra provincia.
1
Coincide con el fin del gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner e inicio de la gestión presidencial
de Mauricio Macri.
Las políticas públicas TIC tienen antecedentes América Latina y Argentina, especialmente
durante las últimas décadas. A nivel regional, las políticas vinculadas a las TIC comenzaron
a mediados de los años 90, vinculadas al desarrollo de la infraestructura de
telecomunicaciones (Instituto Internacional para el Planeamiento de la Educación-
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2014). El
modelo de integración de TIC propuesto en estos años estuvo basado en el “Laboratorio
informático” y la racionalidad de las políticas públicas2 fue la económica, por su
vinculación al mundo del trabajo. Los comienzos del siglo XXI en la región han visto
desplegarse políticas TIC basadas en el Modelo 1 a 1 con una racionalidad de tipo social
(IIPE-UNESCO, 2014). Esto significa que la inclusión de tecnologías tiene por objeto reducir
las brechas sociales de acceso a la tecnología. En este marco, pueden citarse las
experiencias del Plan Ceibal en Uruguay y Conectar Igualdad en Argentina.
En Argentina, los antecedentes de políticas TIC en la década del 90 fueron los programas
PROMSE y PRODYMES, entre otros. Conectar Igualdad como política pública TIC, estuvo
acompañada por otros programas como “Argentina Conectada” e “Internet en
establecimientos educativos”, cuyos propósitos fueron llevar adelante los procesos
licitatorios para dotar de conexión a internet a las escuelas, según el primer informe de
evaluación de calidad del Programa Conectar Igualdad (Ministerio de Educación, 2011).
2
El sentido con que son incorporadas las TIC en las políticas públicas fue abordado en el Informe de IIPE-
UNESCO denominado “Políticas TIC en los sistemas educativos de América Latina”. Allí se plantea el análisis
del sentido subyacente de las políticas en función de tres tipos de racionalidades: la económica, la social y la
pedagógica. Según IIPE-UNESCO: “estas racionalidades funcionan como patrones, es decir, como lineamientos
comunes y visiones respecto del potencial educativo que poseen las TIC en los distintos países y son las que
guían el desarrollo, la implementación y la evaluación de las políticas TIC en los sistemas educativos” (p. 35).
La racionalidad económica, “son aquellas políticas que destacan entre sus objetivos el desarrollo, por parte de
los estudiantes, de competencias en el manejo de TIC para el mundo del trabajo, lo que se estima les permitirá
mejorar su competitividad como trabajadores y, en consecuencia, la competitividad de las empresas y la
economía de los países” (p.35). “La racionalidad social parte de considerar que existe un imperativo político de
garantizar a los estudiantes de todos los sectores sociales las competencias para usar las TIC, tomando en
cuenta, además, la importancia de integrar estas tecnologías en sus proyectos educativos, como una estrategia
para lograr proyectos democráticos de inclusión y justicia social. La racionalidad educativa, “concibe a las TIC
como un medio para contribuir al mejoramiento de la educación y generar transformaciones desde el punto de
vista pedagógico… “Las TIC son vistas, con sus potencialidades, como herramientas para modernizar los
procesos de gestión académica y administrativa de los sistemas educativos, así como una verdadera
oportunidad para la innovación educativa” (p.38).
3
Los referentes técnicos tenían que realizar visitas a las escuelas para preparar la llegada de las Netbooks y
luego vincular todas las mismas al servidor escolar. Además este equipo era el encargado de llevar adelante las
“sensibilizaciones”, o una primera instancia de contacto de los docentes con las computadoras portátiles y sus
diferentes softwares.
4
Equipo encargado de llevar adelante las capacitaciones disciplinares TIC en cada provincia.
5
Decreto Provincial 1289/12 de la Dirección General de Escuelas. Recuperado en: http://bases.mendoza.
edu.ar/aplicaciones/legales/gestion/documentos/7cdfeb_Decreto%201289%20Organigama%202012%20COMP
RIMIDO.pdf
Durante el primer período de 2010 a 2012, Conectar Igualdad llevó adelante una serie
de capacitaciones en territorio destinadas a profesores de Historia de escuelas
secundarias públicas. Vale decir que cuando hablamos de territorio lo hacemos con la
6
Primer programa de inclusión digital educativa.
7
Puesto en marcha a partir del año 2015
8
Programa que brinda a cada provincia un aula con conexión a internet y otros recursos tecnológicos para
llevar adelante acciones de capacitación.
9
Explora es un programa de actualización disciplinar que se llevó adelante a través de formación virtual.
10
Escuelas Innovación es un programa que pretende la innovación en las prácticas áulicas.
11
Programa que acerca a las escuelas primarias un ADM (Aula Digital Móvil) que contiene netbooks, pizarra
digital, cañón láser entre otros recursos tecnológicos.
12
Aulas abiertas era una propuesta de formación basada en el trabajo en el aula de un docente y un miembro
del equipo de capacitación. Previamente al encuentro en el aula, tanto docente como formador trabajaban de
manera conjunta en el diseño de una propuesta áulica.
13
Recursos Digitales fueron propuestas de formación basadas en el desarrollo de competencias digitales. Por
ejemplo: “Una aproximación al mundo audiovisual”, dirigida a profesores de distintas áreas disciplinares.
14
Cursos virtuales en plataforma Moodle sobre uso técnico de softwares entre ellos: geogebra, cmap tools,
prezi, power point, audacity y foxit reader entre otros.
15
Programa que creó la Provincia de Mendoza en el año 2014 para acompañar las trayectorias escolares de
alumnos en contextos rurales de aislamiento, como los estudiantes que habitan los puestos más alejados de las
escuelas rurales.
Los objetivos del taller fueron conocer el contenido de las netbooks a partir de la
exploración del “Escritorio Docente”, que describimos anteriormente, útil para construir
nuevas y futuras propuestas áulicas. Otro objetivo fue, promover la adquisición de
habilidades digitales a partir de la manipulación instrumental de dos software: Cronos 16y
Cmap Tools17. El primero desarrollado para trabajar ejes temporales multimediales y el
segundo para construir mapas conceptuales multimediales. Tiempo y uso y relaciones
entre conceptos, principios explicativos de la Historia.
Las jornadas tenían cuatro momentos: presentación del programa Conectar Igualdad y los
fundamentos político-pedagógicos del modelo 1 a 1, exploración de netbooks y escritorio
docente. Una segunda instancia, donde se revisa la didáctica de la Historia e inclusión de
TIC a partir de modelos de secuencia didáctica. Un tercer momento, de recorrido por los
software. Finalmente, la elaboración de un modelo de secuencia didáctica para el aula con
inclusión digital.
Las secuencias didácticas a partir de las cuales se trabajó en el Taller, fueron parte de una
producción teórica realizada desde el Ministerio de Educación denominada: “Historia:
Serie para la enseñanza en el modelo 1 a 1”.
La secuencia didáctica elegida para trabajar en el taller fue la Nº 5: “Los debates por la Ley
Sáenz Peña”. El objetivo de la secuencia es que los alumnos conozcan la Ley Electoral a
partir de diversas fuentes escritas y audiovisuales. Las actividades propuestas son tres: la
primera consiste en observar un fragmento de un video documental, tomar nota en un
procesador de texto y responder preguntas. La segunda actividad ofrece la posibilidad de
16
Software para edición de líneas de tiempo multimediales.
17
Software para construcción de mapas conceptuales multimediales.
Los propósitos fueron: “reflexionar acerca de las oportunidades que ofrecen las Tic para
favorecer la comprensión de contenidos disciplinares, innovar en propuestas de
18
Modelo desarrollado por Punya Mishra y Matthew Koehler (2006) “Technological pedagogical content
knowledge: a new framework for teacher knowledge”. Teacher College Record.
Esta propuesta de enseñanza nos permite observar en primer lugar que explicita su
fundamentación disciplinar y didáctica, eligiendo la formulación de preguntas problema
basadas en aspectos económicos. En este sentido se propone una mirada que conjuga los
estudios microhistóricos, que ponen el acento en el actor en relación con el contexto que
referencia y la mirada macro con los enfoques más estructurales de la Historia social. Es
importante señalar que en el material elaborado también aparece la referencia al Modelo
T-PACK en la fundamentación general de las propuestas. En relación al uso de la
tecnología, lo que hacen es ilustrar las diferentes situaciones que se narran buscando
procesos de interacción y de creación por parte del estudiante. Cabe aclarar que el cierre
de la propuesta se retoma el tema de la evaluación, un aspecto que no siempre se encuentra
trabajado en este tipo de materiales.
Conclusiones
19
Los murales digitales son herramientas digitales que permiten la colaboración entre alumnos para organizar
y sintetizar información. En los murales digitales se pueden incorporar imágenes, audios, videos y textos.
Algunos ejemplos son: Glogster, Mural.ly y Padlet.
El sentido de incorporación de TIC varió con los años, en los primeros Talleres
Disciplinares se observa la racionalidad social dado que busca saldar las brechas de acceso
y uso de las TIC para favorecer procesos de inclusión y justicia social. Tanto los objetivos
como los materiales analizados así lo atestiguan. El predominio de la enseñanza de
softwares y materiales disponibles a docentes, la presentación de secuencia didáctica
modelo y el modelo T-PACK invitaron a comenzar a pensar la inclusión de la tecnología en
la enseñanza. Los usos de TIC promovidos no necesariamente se encuentran en relación
con planteos epistemológicos de la disciplina histórica, pero tampoco era parte de sus
objetivos.
trabajar en las aulas y reconocer la importancia de integrar las TIC con un fuerte sentido
pedagógico en relación a planteos epistemológicos y didáctico-pedagógicos.
Bibliografía
IIPE-UNESCO. (2014). Políticas TIC en los sistemas educativos de América Latina. Informe
sobre tendencias sociales y educativas en América Latina 2014. Recuperado de:
http://www.siteal.iipe.unesco.org/sites/default/files/siteal_informe_2014_politicas_tic.
pdf
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en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL002826.pdf
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evaluativos sobre el Programa Conectar Igualdad. Recuperado en:
http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/item/96909/Investigacion%
20PCI.pdf?sequence=1
Ministerio de Educación de la Nación. (2014). Cambios y continuidades en la escuela
secundaria: la universidad pública conectando miradas. Estudios evaluativos sobre el
Programa Conectar Igualdad. Segunda etapa. Recuperado en:
https://cdn.educ.ar/repositorio/Download/file?file_id=97600fab-80f2-4245-abe6-
85b2f6308687
Soletic, M. A. (Coord) (2014). Ciencias Sociales y TIC: orientaciones para la enseñanza.
Buenos Aires: Anses. Recuperado en: http://eduteka.icesi.edu.co/
pdfdir/conectarigualdad-ciencias-sociales-1-tic.pdf
Pablo De Battisti
pablodebattisti@gmail.com
Resumen
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), están presentes con la Web 2.0
permiten plantear ambientes de alta disposición tecnológica, los que pueden aportar para
enriquecer las prácticas de enseñanza en las instituciones de educación superior. En la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de
la provincia del Chubut, estamos utilizando la Plataforma Moodle desde el 2006, luego de
investigar acerca de las alternativas que brindaban diferentes plataformas a las funcionalidades
y objetivos a la institución. Hemos incursionado en el estudio de distintos aspectos relacionados
a ella, recursos posibles de poner en práctica, roles de quienes interactúan en la plataforma y
modelos didácticos posibles de implementar en ella. Trabajamos además en identificando
materiales en de la web 2.0 que pueden ser posibles de incorporados en las aulas virtuales y
acompañamos a las cátedras en los procesos construcción de materiales didácticos digitales que
promueven la autonomía del estudiante, a la vez de potencien el trabajo colaborativo y
cooperativo en las aulas virtuales de la facultad.
En el presente trabajo nos focalizamos en presentar algunos resultados del proyecto de
investigación “Definiendo criterios de evaluación de materiales 2.0 creados con software libre para las
aulas virtuales de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNPSJB”. Este es el décimo proyecto en
la línea de investigación en el campo de la informática educativa, previamente se abordaron el
análisis de las estrategias de uso de los recursos y actividades que posee la plataforma Moodle,
bondades y debilidades; y para complementar y fortalecer la formación vimos necesario
avanzar sobre la generación, uso y evaluación del impacto de los materiales Web 2.0. Esto
último, basado en la necesidad y demandas de colegas docentes y equipos de cátedra que
requieren desde la especificidad de la disciplina generar sus propios materiales. La experiencia
se potenció con el uso de cuestionarios, wikis y videos permitiendo a los docentes incursionar
en la aplicación de estos recursos en sus aulas. Se dictaron en dos ciclos lectivos consecutivos,
2015 y 2016 cursos que posibilitaron afianzar su uso y canalizar a su vez de manera específica
su aplicación hacia el interior de las cátedras. En la continuidad de esta línea de trabajo, se está
avanzando en la definición de criterios de evaluación de materiales, lo cual plantea un gran
desafío a la unidad ejecutora ya que pretendemos abordar la evaluación de materiales 2.0 y su
incorporación a las aulas en modo de unidad didáctica, de forma de observarlos con sentido
crítico, a la vez de poder ajustarlos adecuadamente, a los objetivos y destinatarios.
Es decir, proyectamos enmarcar las futuras acciones en un contexto en el que se definan los
Esta propuesta permite completar el proyecto anterior dado que aquí abordaremos la
evaluación de materiales 2.0, con el propósito de mejorarlo para que alcance los
objetivos para los que fue creado. Es decir estará dentro de un contexto en el que se
definen los objetivos, las actividades y la evaluación de los aprendizajes, terminando
con una propuesta de mejora para el próximo uso del material (Fainholc, 2012).
Según Martínez Bonafé (1998), hasta hace poco tiempo la preocupación didáctica por
los materiales curriculares tenía una motivación puramente técnica, es decir, eran
considerados un “recurso” en la planificación y desarrollo de la enseñanza.
Recientemente, los materiales que se usan se han convertido en un motivo de atención
en ciertos casos, y en la reflexión se ha ampliado el campo de análisis desde las
cuestiones técnicas a otro tipo de preocupaciones, relacionadas con el modo en que un
material curricular está determinado, de qué manera presenta el conocimiento, qué
tipos de aprendizajes prioriza etcétera. Coincidiendo con este autor, entendemos que
un material curricular es una teoría sobre la escuela. No constituye solamente el
soporte o medio para la enseñanza, sino que en él subyace un modo de concebir el
desarrollo del currículum, y por ende el trabajo de los profesores y el de los
estudiantes. El material codifica la cultura seleccionada en el currículum y le da una
forma pedagógica.
Es necesario que los profesores puedan tener claro cuál es la función que los materiales
tienen que cumplir. Cada tipo de material puede cumplir más un tipo de funciones más
que otras, pero es el docente el que tiene decidir cuál o cuáles son las funciones a la
que aspira que estos cumplan. La definición de las funciones a cumplir constituye un
criterio para el profesorado a la hora de decidir que materiales utilizar. Así por
ejemplo, una transparencia o un power point permiten informan sobre ideas clave al
grupo de clase; las fotografías pueden proporcionar informaciones de realidades
inaccesibles a la observación directa; los textos escritos permiten disponer de
información o pueden cumplir una función de guía de una serie de actividades a
realizar. Los materiales curriculares pueden ser utilizados en distintos momentos de la
secuencia de enseñanza y aprendizaje, cumpliendo distintas funciones: de
planteamiento de interrogantes, de refuerzo y memorización de conceptos, de
información, y pocas veces, de ayuda a la comprensión. En este sentido, consideramos
que uno de los déficits de los materiales curriculares se relaciona con que muchos
autores y editoriales de los mismos, no tienen en cuenta las condiciones de un
contendido para que se genere un aprendizaje significativo. Coincidiendo con
Parcerisa Aran (2006) “detrás de una aparente sinfonía con los planteamientos del
aprendizaje significativo y detrás de las reflexiones más o menos teóricas y bagas, no se da, en
la mayoría de los casos, una presencia coherente y suficiente de los requisitos favorecedores
del aprendizaje significativo”.
Por otra parte, los materiales para el aprendizaje cumplen una función mediadora
entre la intencionalidad educativa y el proceso de aprendizaje, entre el educador y el
educando. Esta función mediadora general se desglosa en diversas funciones
específicas que pueden cumplir los materiales en el proceso formativo: estructuradora
de la realidad, motivadora, controladora de los contenidos de aprendizaje, innovadora,
etc. En cualquier caso, los materiales cumplen funciones de tanta influencia en los
procesos educativos, sin embargo, entendemos que el mero uso de materiales
curriculares no comporta necesariamente innovación en las prácticas de enseñanza.
Por lo tanto, si los materiales están sustentados desde la lógica técnica y racionalista:
es decir, los materiales a “prueba de profesores”; éstos serán un material elaborado
por expertos, altamente, estructurado, encaminado a representar y transformar los
principios y componentes del Programa curricular en contenidos y actividades para el
trabajo en el aula. Material que consistirá en procedimientos y directrices planificados
por expertos que el docente tenga que ejecutar paso a paso, linealmente. Entonces el
material curricular se caracterizará por ser un recurso altamente prescriptivo y
detallado de las acciones que el profesor debe desarrollar ante las situaciones
previsibles de enseñanza, sin posibilidad de constituir una innovación para las
prácticas educativas.
La elaboración de este tipo de recursos no es una tarea aislada del profesor responsable
de la asignatura, sino que le compete a un equipo de profesionales en el que cada uno,
desde su conocimiento específico y mediante un trabajo mancomunado, realiza los
En cada una de estas etapas del proceso de evaluación, se puede pensar en dar
participación a diferentes protagonistas calificados como investigadores, docentes
colegas de la disciplina, alumnos, diseñadores, etc.
5- Conclusiones
Se pudo establecer las necesidades de capacitación para que los actores alcancen las
habilidades referidas a la implementación de los nuevos usos, que se desprenden de la
administración y gestión de recursos y actividades a disponibilizar en las aulas
virtuales de la Facultad de Ciencias Económicas.
Se logró identificar y asociar las facilidades que brinda la plataforma Moodle respecto
de cada uno de los materiales educativos 2.0, las actividades y evaluaciones que pueden
configurarse, en torno a cada tipo de material.
Bibliografía
de la Torre, Anibal y Francisco Muñoz (2007): Un nuevo medio para el aprendizaje colaborativo
EDU-WIKIS En: Revista Linux-Magazine Nº32, Consultado el [07/08/2018] en
http://adelat.org/media/docum/articulos/077-080_EducacionLM32.crop.pdf
Montenegro, M. y Pujol, J. (2009). Evaluación de la wiki como herramienta de trabajo
colaborativo en la docencia universitaria. RED – Revista de Educación a Distancia. Número
monográfico X. Número especial dedicado a Wiki y educación superior en España (en
coedición con Red-U). 15 de diciembre de 2009. Consultado el [07/08/2016] en
http://www.um.es/ead/red/M11/4-MontenegroPujol.pdf
Olmos Migueláñez, S. (2008). "Evaluación formativa y sumativa de estudiantes
universitarios: aplicación de las tecnologías a la evaluación educativa". Salamanca:
Ediciones Universidad de Salamanca.
Soletic, Ángeles, Conferencia Proyecto Wikipedia en la Educación. Consultado el
[07/08/2016] en: https://www.youtube.com/watch?v=PFe_22EMoKE&index=21&list=
PL361396CF87183E1B
https://docs.moodle.org/all/es/Módulo_cuestionario
www.ite.educacion.es/.../184/...Cuestionarios/configuracin_de_un_cuestionario.html
Mónica Sobrino
monicasobrino@gmail.com
Eliana L. Sandoval
esandoval07@gmail.com
Elisa Arriagada
elisaarriagada0213@gmail.com
Resumen
Ese texto electrónico, también llamado hipertexto o web semántica (Cobo Romaní, Pardo Kuklinsky,
2007; Landow, 2009) organiza en un sistema intertextual una interacción entre sujetos de la
formación docente inicial y contenidos disciplinares de cursada, una nueva modalidad de
construcción textual.
Lo que destacamos en esta comunicación es que el rasgo principal del hipertexto es la posibilidad
de enlazar con otros textos a partir del párrafo que se está leyendo. Esta posibilidad de enlaces
también puede dispersar al lector electrónico y colaborar o no con sus comprensiones de
aprendizaje y búsquedas académicas.
Lo que indica que estas textualidades electrónicas, exhiben y sitúan un nuevo desempeño lector y
escritural a indagar en los espacios de formación docente.
Introducción
Las narrativas en la enseñanza son una línea de investigación que ha estudiado prácticas
pedagógicas, vinculadas a los modos de decir de los diferentes campos del conocimiento
como así también a los modos de producir contenido disciplinar. En el proyecto citado se
aborda lo narrativo en tanto modo de decir, organizar y comunicar estructuras de
conocimiento académico en materias de la formación docente inicial. La población a
indagar en dicha investigación, serán los materiales curriculares impresos, digitales y
transmediales en los campos disciplinares de la Didáctica General y la Tecnología
Educativa.
Este escrito centrará su desarrollo en pensar las modalidades del texto electrónico,
destacando que el rasgo principal de dicho texto, es el hipertexto. Siendo una de las
peculiaridades del mismo el enlazar distintos textos a partir del párrafo que se está leyendo,
con lo cual ello, habilita nuevas lecturabilidades necesarias de indagar. Instalando al
mismo tiempo una pregunta: el hipertexto ¿se convierte en textos vivos? Dado que el lector
1
Código 04/145. Directora de Proyecto: Dra. Mónica Sobrino. Codirectora de Proyecto: Lic. Lidia Ema Camadro
Matamala. Integrantes docentes: Sandoval Eliana; Olea Patricia; Sobrino José, Bravo Rosana; Gómez
Maximiliano. Integrante docente externa: Dimarco Claudia. Integrantes estudiantes de posgrado: Arriagada
Elisa. Integrantes estudiantes de grado: Arias Analía. Asesores: Dra. Marta Anadón, Université Laval, Quebec,
Canadá. Mg. Pazos López, Angel, Universidad Complutense de Madrid.
electrónico, recorre distintas páginas desde una lectura inicial, según sus necesidades e
intereses, o esa práctica lectora es inherente ¿a cualquier soporte lector que utilicemos?
Dicha posibilidad de enlaces indica que esas textualidades electrónicas, exhiben y sitúan
un nuevo desempeño comprensivo para los lectores ¿electrónicos? Siendo oportuno
reconocer entonces, en los textos electrónicos transmediales2, la alternancia en la
diversidad de lecturas en plataformas digitales y búsquedas en línea, que permiten leer y
representar: conceptos, teorías, explicaciones, enunciados y/o ejemplos sobre los intereses
y/o necesidades del lector interactivo.
Con lo cual indagar en estas modalidades de lectura y búsqueda en línea ¿tendría que ser
parte de la instrucción académica de la formación docente actual?
La narración transmediática
La convergencia llamada “cultural” por Jenkins (2006:68) es el rasgo más significativo del
paso del “consumo mediático individualizado y personalizado al consumo como una
práctica de red”. El concepto transmedia storytelling fue introducido por Henry Jenkins en
el año 2003, en un artículo publicado en la revista Technology Review, con el objetivo de
definir la técnica narrativa basada en la creación de mundos narrados que se desarrollan a
través de múltiples medios y plataformas. Esta nueva configuración de relatar, integra
experiencias con otros, brindando la posibilidad de que muchas de esas vivencias sean de
carácter interactivo.
2
Poner en foco a los textos electrónicos transmediales, es visibilizar todas las opciones que la textualidad
digital, hoy le proponen a los estudiantes universitarios.
diferente de la historia y cada una de ellas3 realiza una aportación distinta al gran mundo
narrativo. Jenkins (2008: 88) emplea la noción de “cultura participativa” para denominar
una cultura que combina la expresión humana con diversos medios y recursos a fin de
crear producciones y compartirlas.
3
“Mover a los personajes de los libros a las películas y a los videojuegos puede hacerlos cada vez más
convincentes”. La cita es del profesor Henry Jenkins, de un artículo publicado en la revista MIT Technology
Review, en el año 2003. Lo que importa en la NT es la historia a contar, la que posibilita la innovación
tecnológica son cada vez, mejores recursos para narrarla. Como práctica cultural transmedial, empezamos
viendo una serie en el celular y la seguimos en la tele de la cocina. Mientras hacemos la cena, nos bajamos la
app del programa y accedemos a contenido extra. Comentamos los spoilers en Twitter o Facebook. Revisamos la
última actualización en Instagram de la actriz protagónica de la serie que somos fanáticos. Lo descripto es un
ejemplo de práctica transmedial en nuestras vidas.
4
Ejemplo: estamos viendo desde el living de casa un programa en vivo y te proponen un hashtag (#) para que
interacciones desde Twitter con los temas del programa. Y en medio del programa te dicen: seguimos en
Instagram para participar del vivo de IG y te dan el nombre de la cuenta.
Ello nos obligó a reconocer e investigar las modalidades de abordaje del contenido
disciplinar que brindaba ese curso para el campo del pensamiento matemático. Dicho lo
cual, el equipo de investigación indaga sobre los aportes que el texto electrónico en sus
diferentes variaciones, instalan prácticas lectoras y modos comprensivos propios,
diferenciándolos de los modos lectores y comprensivos del texto impreso.
En la cultura mediática de l@s estudiantes su modalidad lectora diaria está muy vinculada
a los mensajes que emiten las redes sociales en todos sus formatos. Lo que nos estaría
mostrando un indicador lector: la brevedad e instantaneidad del mensaje a
comunicar/leer/interpretar. Ya Edith Litwin nos explicaba en el año 1995 la necesidad de
integrar el saber de la televisión (en ese tiempo histórico) al aula “como elemento
constitutivo de la vida diaria y del conocimiento experiencial” (1995:101).
Si pensamos esa reflexión en tiempo presente, podríamos decir, que nuestros estudiantes
habitan una cultura participativa, en la cual despliegan determinadas habilidades digitales
sin intervención de la educación formal. Lo que hace necesario tomar a esos saberes,
problematizarlos al interior de nuestras propuestas de cátedra, con el fin de construir un
programa de formación universitaria.
Paralelamente, Internet devino en un metamedio (Márquez, 2017) que suma las ventajas de
todos los medios tradicionales: el escrito, la radio, la televisión, el cine y la animación. Esto
permite la generación de mensajes que pueden ser leídos en forma simultánea o
aumentada, y que implican nuevas formas de lectura e interpretación de mensajes.
que se basó la gestación del proyecto que comenzamos a estudiar, como caso testigo de las
modalidades digitales dirigidas a la formación universitaria inicial.
Las plataformas5 elegidas fueron: Facebook, Instagram, Twiter, Youtube, Spotify, Pinterest,
servicio de correo electrónico, y la Plataforma Virtual de la Universidad Nacional de
Buenos Aires, realizada en Moodle. Este diseño didáctico transmedial se encuentra
implementado de tal manera que se aprovecha al máximo las posibilidades de cada una de
las plataformas.
A su vez los diferentes recursos multimediales (texto, enlaces, imágenes, videos, audios)
que se utilizan tienen un sentido determinado en la historia, donde no existe
yuxtaposición de contenidos, sino que por el contrario, tienen la finalidad de hacerte
5
Van Dijck, J. (2016) Destacando la identidad de cada plataforma: Facebook (compartir). Twitter (seguir).
Instagram (me gusta). Spotify (elección a demanda). Youtube (videos). Pinterest (crear tableros temáticos a través
de imágenes sin texto).
Asimismo, cabe destacar que cada uno de los ocho personajes hace uso de determinadas
plataformas, las cuales fueron cuidadosamente seleccionadas, en relación a grupo etario
al cual pertenece cada uno y los usos cotidianos que hacen de las mismas. Por ejemplo
Antonio que es el mayor de los hermanos sólo utiliza Facebook, mientras que Fernando
que es el menor utiliza Facebook6 e Instagram. El abogado sólo utiliza cuenta de correo
electrónico, no tiene redes sociales.
Otra autora Van Dijck (2016) habla de un actor-red, caracterizándolo como mediadores no
neutrales protagonistas visibles de tendencias en redes. Es decir, no sólo son un medio
social donde ocurren situaciones de interactividad y comunicación, en éste caso de
enseñanza y aprendizaje, sino que también moldea la performance de los sujetos sociales
en red.
6
A través de las redes señaladas los estudiantes (del curso) pueden comunicarse con los personajes de la
historia, intercambiando datos que pueden ayudar a resolver los enigmas.
7
El concepto de Diseño Centrado en el Usuario (DCU o UCD del inglés User-Centered Design) proceso
encaminado al diseño de productos (generalmente software) que respondan a las necesidades reales de sus
usuarios finales. Se trata de una filosofía de diseño
8
Vale decir produce comunicaciones a través de videos, memes, fotos y paralelamente consume producciones.
9
Productor – usuario – distribuidor de contenidos digitales.
10
Por estudiantes en este proyecto transmedia se configuró en: docentes universitarios muy formados. Docentes
de nivel secundario. Alumn@s de 5º de nivel medio y de grado universitario.
Dicho lo cual, se reubica la pregunta instalada al inicio de esta ponencia, las narrativas
transmediales son ¿nuevas modalidades del texto electrónico? Es imposible negar las
nuevas textualidades para la academia, ya no son sólo modalidades del entretenimiento
11
Episodio: serían las unidades conceptuales. Los enigmas son las consignas a resolver.
Referencias bibliográficas
Sitografía
Resumen
El desarrollo del trabajo presenta algunos de los resultados, construcciones conceptuales y saberes
encontrados por el equipo de investigación en el marco del Proyecto "La gestión de conocimiento
escolar y el uso de las TIC de los docentes en dos Institutos de Formación Docente de Educación
Superior de la Provincia de Jujuy", que fuera aprobado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y
Estudios Regionales –SeCTER- de la Universidad Nacional de Jujuy, por el período 2016-2017.
El trabajo tuvo como propósitos: identificar y caracterizar las modalidades de gestionar el
conocimiento escolar y el uso de las TIC, por parte de los docentes en Institutos de Formación
Docente en el marco de Educación Superior; como también determinar las habilidades,
herramientas y/o recursos que apuestan los profesores para que los estudiantes alcancen y se
apropien de los conocimientos.
La perspectiva general del proyecto se vinculó con una larga trayectoria de investigación de temas
contenidos en una línea semejante. Además de dicho recorrido, y con la inquietud permanente de
continuar abordando este campo de estudio, se suman las invenciones producidas en la educación
sobre todo en los niveles medio y superior, con la incorporación del Programa Conectar Igualdad
en las instituciones. La temática cobra mayor vigencia y relevancia social, política, económica,
cultural, etc., que con el devenir de los tiempos marca la complejización del campo.
Se parte de ciertas ideas y supuestos que poseía el equipo de investigación, tales como que “los
Institutos de Educación Superior tenían el desafío de formar a sus estudiantes para una sociedad del
conocimiento, y la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación”; “en las
instituciones se genera una gestión del conocimiento en general y en particular el conocimiento
escolar".
Desde lo metodológico, el estudio es de carácter interpretativo, se seleccionaron como instrumento
para la recolección de datos e información, las entrevistas semiestructuradas, destinadas a
Docentes, Referentes Técnicos Informáticos, Coordinadores de Carrera, Coordinadores de
Departamentos y Equipo de Gestión (Rector, Vice rector) de los Institutos de Educación Superior.
En el presente trabajo se abordará la gestión del conocimiento y su relación con las TIC, sus
implicancias y sus vinculaciones con las dimensiones del proceso enseñanza aprendizaje; el uso de
las TIC en la gestión del conocimiento como nuevo desafío en los procesos pedagógicos, y como
posibilidad de promover en los estudiantes su desarrollo y manejo; la infraestructura edilicia, los
recursos materiales y humanos como aspectos determinantes de las reales posibilidades para
promover, favorecer u obstaculizar la incorporación y la utilización de las TIC en las instituciones
formadoras. Para finalizar, se plantea algunas conclusiones, reflexiones e interrogantes.
Introducción
En esta ponencia, si bien en el resumen se plantean todas las dimensiones del Informe
Final del Proyecto de Investigación "La gestión de conocimiento escolar y el uso de las TIC
de los docentes en dos Institutos de Formación Docente de Educación Superior de la
Provincia de Jujuy", que fuera aprobado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Estudios
Regionales –SeCTER- de la Universidad Nacional de Jujuy, por el período 2016-2017, y
teniendo en cuenta la complejidad y la amplitud, se realizará un recorte del estudio,
focalizando el análisis de dos ejes: Las TIC y la Gestión del Conocimiento y sus implicancias
y algunas reflexiones y consideraciones sobre las TIC y la gestión del conocimiento.
Minakata Arceo (2012) realizó un estudio minucioso sobre la evolución del concepto
gestión del conocimiento. Según el autor, aparece históricamente como una toma de
conciencia del valor del conocimiento como recurso y producto de la economía del
conocimiento en la sociedad de la información.
En 1970, Peter Drucker empleó por primera vez el término knowledgeworkery y empezó a
escribir acerca de las personas cuyas experiencias y conocimientos, son más importantes
en una organización que sus habilidades físicas. El término knowledgemanagement-gestión
del conocimiento, comienza a ser utilizado a principios de los noventa, aunque ya existían
desarrollos prácticos y contribuciones académicas que bien podrían caber en ese campo.
También con Arceo, Ramos y Almeida (2014) “el término la gestión del conocimiento (GC)
comenzó a tener gran relevancia e impacto a fines de la última década del siglo pasado,
principalmente en el ambiente empresarial de Estados Unidos y Japón, no obstante, la
Gestión del Conocimiento en las instituciones escolares es un fenómeno del que se está
tomando conciencia en forma reciente y del que aún no se puede hablar como un campo
de conocimiento y práctica ya constituido. Por ello, es importante examinar cómo y en qué
contexto se origina la gestión del conocimiento, qué elementos están presentes en el
proceso y cómo ésta se incorpora al ámbito educativo”
"...todos los tienen como asumido lo admiten lo tratamos de generar pero no quiere decir que
sea haga..."(Coord F I IES I)
Se encuentran por un lado aquellas variables asociadas a las relaciones que se establecen
entre los sujetos participantes (dimensión social), por otro lado la cuestión del diseño
pedagógico (dimensión didáctica), la dimensión espacio temporal que enmarca el proceso
(dimensión física) y por último aquella referida a los recursos o herramientas (dimensión
técnica).
En ese mismo sentido Coll, Mauri y Onrubia (2008) identifican dos niveles de diseño
respecto a los contextos de enseñanza y aprendizaje mediados, uno de ellos referido al
diseño tecnológico, es decir la naturaleza y características del equipamiento y de los
recursos tecnológicos puestos a disposición. El otro, indisociado del primero, refiere al
diseño pedagógico, es decir a la propuesta más o menos explícita sobre los contenidos,
objetivos y una serie de sugerencias y orientaciones sobre la forma de utilizar estas
herramientas para el desarrollo de las actividades de aprendizaje.
Considerando esta definición se puede decir que, el proceso de gestión del conocimiento
se halla traspasado por estas múltiples variables asociadas al entorno de la educación. De
los elementos obtenidos de las entrevistas, se visualiza cómo en la dinámica de
A partir del desarrollo de las principales implicancias del proceso de gestión del
conocimiento, se analiza el objeto de estudio del trabajo en cuestión, mediante los datos
recabados de las Instituciones de Educación Superior seleccionadas.
Las TIC se encuentran presentes en el campo educativo y en las diversas sociedades del
mundo entero, produciendo transformaciones en los diversos contextos, instituciones y en
la configuración de las personas. En dicho escenario los Institutos de Educación Superior
(IES) no quedan exentos de involucrarse en los nuevos desafíos que presentan los avances
tecnológicos.
En tal sentido, se perciben tres brechas digitales que se observan hacia el interior de los
IES: la del acceso, la de la calidad del uso y la de expectativas entre las que éstos ofrecen y
la de los estudiantes.
Sobre esta línea argumentativa en la que se viene abordando la temática, la gestión del
conocimiento no se restringe a disponer de computadoras, sino de procesar e intercambiar
información, de avanzar sostenidamente y aceleradamente para impulsar nuevas formas
de aprender, incorporando los recursos tecnológicos y permitiendo el acceso al
conocimiento para mejorar la gestión educacional en el nivel.
La presencia de las nuevas tecnologías en las aulas constituye una realidad. Las
experiencias del modelo uno a uno (una computadora por alumno), muestran que las
nuevas tecnologías llegaron para quedarse. Pero es menester preguntarse ¿si los docentes
en sus prácticas áulicas propician el uso de las TIC (computadoras, laboratorios,
proyectores, sala audiovisual, etc.)?
“No en mis clases trabajo con fotocopias, los alumnos leen y realizan el trabajo práctico.” (Prof.
IES II)
“Y siiiii, sino sería contradictorio, lo que yo pregono no poder hacerlo, jajaja. Bueno como
aquí no llega internet, yo me traigo mi cañon, la compu y el pendrive. Los alumnos llevan sus
computadoras y yo les paso el material que tienen que trabajar, mientras proyecto los videos y
las consignas. No tenemos un aula especial, todo lo hacemos aquí en el aula. Es buenísimo
trabajar desde este enfoque, todo lo planificó. A veces resulta más trabajo hacerlo, porque te
demanda preparar el material, yo trabajo con el correo o mensajes de texto para corregir los
trabajos prácticos, esto demanda que vos planifiques todo.” (Prof. del IES II)
“La verdad que no, y sinceramente me cuesta trabajar en la computadora, solo se alguito.”
(Prof IES II)
También Dussel (2010) sostiene que para algunos, este ritmo arrollador implica que el
cambio tecnológico es una especie de continuum sin interrupciones, y cualquier conflicto
se interpreta como la resistencia de sectores tradicionalistas y retardatarios de la sociedad
y la cultura. Para otros, es razonable esperar un proceso de transición en el que haya
debate y controversia respecto a cómo se ubican las tecnologías y agencias culturales
anteriores con relación a las nuevas.
Asimismo, Duart J. (2009) señala que la presencia de las tecnologías o su uso en el aula no
es, por sí solo, garantía de la calidad. Por lo cual la calidad de la educación superior en la
sociedad del conocimiento va a depender del adecuado uso que se haga de las TIC, ya sea
en los sistemas de administración, en la capacitación de los profesores, en los procesos de
aprendizaje, en los recursos de aprendizaje, en los cambios para superar la clase
tradicional, en la generación de redes, etc. Todo ello, tiene que ver en relacionar la
investigación con la formación; así como garantizar una formación flexible y adaptada a
las necesidades de los estudiantes; facilitar recursos de aprendizaje adecuados a los
Valorando lo planteado por Duart (2009), se puede aseverar que nuestro sistema educativo,
encontrando su fundamento en la Ley de Educación Nacional, N° 26.206, considera al niño,
joven y/o adulto, como un sujeto de derecho capaz de recibir una educación integral en
todos sus aspectos, preparándolos en el uso de las TIC para que gestionen el conocimiento
de manera crítica y responsable.
Relacionado a esto Martí (2015) expresó que ducar es depositar en cada hombre toda la obra
humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta
el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo
debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida.
Aspecto importante a resaltar, donde el educando para estar acorde a los nuevos tiempos,
se verá obligado a prepararse en el uso de las TIC para la Gestión del Conocimiento. Así
mismo las instituciones y en especial los docentes, deberán desempeñar una dinámica
esencial para lograr una educación desde, durante y para la vida; dominar las técnicas y
habilidades que les permitan crecer culturalmente y así tratar de resolver los problemas
personales y demandas sociales que les impone el contexto.
Los cambios que se perciben en estos institutos refieren a un elemento planteado por la
economía basada en el conocimiento y el aprendizaje, a la capacidad de utilizar dicho
conocimiento en un proceso permanente de construcción mediante el desarrollo y
transformación permanente, como la consolidación de sus principales instituciones.
otras, en diferentes clases."; "...Se logra una mayor dinámica en el uso de las TIC,
sobre todo en la realización de trabajos, que a veces el tiempo áulico no permite
hacerlo..." (Rec_IES_II)
Por otro lado, se requiere también el acompañamiento de los IES en la formación de los
profesores en el uso de las nuevas tecnologías, para dar respuesta a las afirmaciones de los
docentes respecto a que no reciben ningún tipo de capacitación por parte de la institución,
algunas expresiones al respecto son:
“Mira de los años que trabajo en la Institución, creo que nadie se dedica a capacitarnos,
y digo creo porque como te dije nadie, ni siquiera las autoridades del Equipo directivo
nunca no dijeron nada sobre que nos actualizarían para el manejo de las TIC.” (Prof del
IES II)
“La Institución no proporciona ninguna capacitación. Yo soy un convencido de que uno
es el que se tiene que capacitarse y profesionalizarse, que uno es el que tiene que tomar
el toro por las astas, porque sino nadie te va a capacitar si no lo haces por tu propia
voluntad.” (Prof. del IES II)
“No, desde que yo trabajo aquí”. (Prof. del IES II)
"Me costó horrores. Primero el miedo. Vencer el miedo a esto” (Doc 3_IES I)
Para que el docente trabaje con las TIC como mediadoras o facilitadoras del aprendizaje
primeramente debe asumir el desafío de conocer y manejar las herramientas tecnológicas.
En muchos sentidos, deben superar el “bloqueo procedimental” que impide, como plantea
Galvis (en Oñate, 2015; 71) generar entornos educativos y realizar las mismas tareas de la
enseñanza.
Una de las razones que fundamentan las resistencias en el uso de las herramientas
tecnológicas está vinculada con posicionamientos conservadores, valorando la
presencialidad como un elemento que favorece la transmisión de conocimientos.
Quizás se pueda pensar que, la resistencia manifiesta al uso de las herramientas digitales
se corresponde con las posiciones más conservadoras y tradicionales de la educación, en
la que la función docente es guiar, orientar, conducir el proceso de enseñanza - aprendizaje
en la formación de los estudiantes, en forma presencial y no mediada por las tecnologías.
"...Sí pero siempre y cuando el docente les enseñe porque si no ellos acceden a cualquier
sitio web y a veces traen información no pertinente o no confiable..."(Doc4_IES_I); "...
uno como docente desde lo disciplinar yo lo poco que se lo vuelco con mis alumnos, les
digo a ver vamos a usar el aula virtual del instituto, la plataforma virtual. Entonces yo a
ellos los inscribo como usuarios y entramos al foro. Yo considero que lo poco que se lo
transmito a mis alumnos y ellos también aprenden..."(Doc5_IES_II)
Dicha realidad evidencia un problema para las instituciones que se encuentran en la clásica
tensión de ser conservadoras y reproductoras del conocimiento, o de provocar la
transformación social por la posibilidad de fomentar la producción del conocimiento en
los estudiantes del nivel superior. En palabras de Minakata Arceo (2012; p.3) corren el
riesgo de convertirse en instituciones “obsoletas y dislocadas de las dinámicas de la
sociedad del conocimiento”
También se debería considerar que los estudiantes realizan diferentes tipos de consumo, y
de conocimiento en relación a las herramientas TIC. El supuesto que considera que los
estudiantes pueden, enfocar “su trabajo, el aprendizaje y los juegos de nuevas formas:
absorben rápidamente la información multimedia de imágenes y videos, de manera
semejante o mejor a la de un texto impreso; consumen datos simultáneamente de diversas
fuentes; esperan respuestas instantáneas; permanecen comunicados permanentemente y
crean también sus propios contenidos.” (García et al, 2007: 2) se enfrenta a la realidad que
los docentes entrevistados relatan:
"...durante el proceso la mayoría bueno entra, digamos, a utilizar las nuevas tecnologías
como una necesidad, digamos, pero es poco lo que se va notando no es que todos están
en un mismo nivel". (Doc1_IES _I)
"...la mayoría de los estudiantes que tengo no tienen correo, no tienen correo ni
computadora...la mayoría va a los libros porque la mayoría también no tiene internet
en su casa." (Doc2_IES_I)
"...Son pocos los alumnos que tienen computadoras, más bien utilizan la que tienen en
sus casas, y desde ahí trabajan los prácticos..."(Doc5_IES _II)
“...Son pocos los alumnos que utilizan las TIC, ya que, a parte de mi cátedra, los
profesores no incentivan a los mismos que lo hagan. Creo que ni el cañón saben
usar..."(Doc8_IES_ II)
Souto González (2011; p11) expresa que “no deja de ser paradójico que mientras se habla de
globalización de los fenómenos sociales, la realidad social se fragmenta en una retícula en
la cual hay personas y colectivos que se relacionan entre sí a través de la red por excelencia
(internet), mientras que otros permanecen en los aledaños”.
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conocimiento y las Tecnologías de Información en el ámbito Docente Universitario. Congreso
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los desafíos pedagógicos ante el mundo digital / Inés Dussel y Luis Alberto Quevedo. -
1a ed. - Buenos Aires: Santillana.
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