Titulo Valor

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“FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO”

DERECHO COMERCIAL II
TEMA: “EL TÍTULO VALOR EMITIDO INCOMPLETO

DOCENTE:
VARGAS VILELA CARLOS ALBERTO

ESTUDIANTE:
ABRAMONTE NUÑEZ GERARDO

CHIMBOTE – PERÚ
2021
DEFINICIÓN DE TÍTULO VALOR EN BLANCO

El título valor en blanco, o también conocido como incompleto, es aquél que

voluntariamente se emite prescindiendo de uno o más requisitos formales esenciales, los

mismos que deben ser completados por el tenedor legítimo en un momento posterior,

conforme al convenio adoptado. Ricardo Beaumont Callirgos (COMENTARIOS A LA

NUEVA LEY DE TÍTULOS VALORES, Edit. Gaceta Jurídica, 2000, pág. 100), lo define,

refiriéndose al título incompleto, como “aquél en el que el suscriptor sólo ha plasmado su

firma, dejando en forma deliberada, total o parcialmente, espacios en blanco para ser

llenados por el tenedor legítimo, de acuerdo con instrucciones dadas a este último”.

2.      TÍTULO VALOR EN BLANCO Y TÍTULO VALOR INCOMPLETO

En la Doctrina Comparada se utiliza ordinariamente la denominación de título valor en

blanco o, más propiamente, se refieren a la letra en blanco, atendiendo sin duda a que este

título valor es el más común y el que tradicionalmente ha identificado al Derecho

Cambiario; no obstante, también abordan el título valor incompleto o letra incompleta, en

algunos casos para relievar las diferencias existentes entre ambas categorías cambiarias y,

en otros casos, para negar tales divergencias, por considerar a estas categorías semejantes.

Por ello, en torno a éstas se ha desatado, sobre todo, desde el siglo XIX, toda una polémica,

no sólo para intentar explicar sus diferencias y semejanzas, sino también su naturaleza

jurídica. Por lo breve de este artículo, no es posible reseñar los pensamientos de los autores

sobre esta materia; sin embargo, sí es factible indicar que dichos pensamientos se han

agrupado, fundamentalmente, en dos grandes posturas o vertientes: Las Tesis Subjetivistas y


las Tesis Objetivistas.

·        Las tesis subjetivistas postulan que una letra en blanco esencialmente se diferencia de

la letra incompleta, en que en la primera se requiere de la voluntad de emisión sucesiva

del obligado suscriptor o emisor. Es decir, éste emite la letra en blanco, que desde el

punto de vista formal es una letra inicialmente incompleta, con el propósito o voluntad

de que posteriormente (sucesivamente) llegue a ser letra de cambio, autorizando así al

tenedor, expresa o tácitamente, para que lo complete en función de los acuerdos

adoptados. Por el contrario, de acuerdo a estas tesis, en la letra incompleta está ausente

esta especial voluntad. Dicho de otra manera, cuando se emite una letra incompleta no

se lo hace necesariamente para que se convierta en el futuro en letra de cambio; sino que

puede obedecer a otros factores, como por ejemplo, que se haya emitido en la creencia

de que su contenido plasmado en el documento se considere completo, aun cuando

substantivamente le falte uno o más de los requisitos esenciales, o se haya librado con

simulación, entre otros supuestos.

·        Las tesis objetivistas niegan la relevancia de la voluntad en el concepto de letra en

blanco. Para estas posturas, conforme nos ilustra el autor Sánchez Lermo (LETRA EN

BLANCO, Madrid, 1999, pág. 61), “la cambial en blanco se configura como una

declaración de formación sucesiva, en la que el completamiento se realiza

progresivamente, con el concurso del poseedor del título, y en la que el emitente, por el

hecho de suscribir el título, hace suya la declaración que resulte del mismo una vez

completado”. Desde esta óptica, prosigue el autor, “el título en blanco no debe

observarse buscando la intención subjetiva del emisor o suscriptor del documento, sino
que debe atenderse a una valoración objetiva que reconstruya la voluntad negocial”. Es

decir, para los objetivistas no existe diferencia entre letra en blanco y letra incompleta,

sus significantes son sinónimos, pues es irrelevante la existencia de una intención del

firmante de destinar el título al llenado. Lo que se impone es una valoración en términos

objetivos del acto de creación del título y de la posibilidad jurídica de completarlo.

Nuestra legislación cambiaria no recoge ninguna prescripción referente a diferenciar el

título valor incompleto del título valor en blanco; por lo que es válido asumir que,

independientemente de la interesante discusión doctrinaria que el tema ha generado y del

hecho que en forma explícita dicha ley no mencione al título en blanco, éste está incluido

tácitamente dentro de la regulación del título valor incompleto, en tanto desde el punto de

vista formal, esencial y objetivamente, ambos títulos regulan un mismo supuesto de hecho:

un documento cartular que no contiene todos los elementos esenciales que la ley sustantiva

prevé para que pueda surtir eficacia cambiaria, pues antes debe ser completado en

concordancia con los términos previamente pactados o por la situación objetiva de

apariencia del documento. Tópico aparte es su confrontación desde el plano obligacional

que conduce a otro análisis que no es materia de este sucinto trabajo.

3.      EL PACTO DE COMPLETAMIENTO

Como se ha subrayado, nuestra Ley de Títulos Valores vigente, en su artículo 10°, utiliza el

significante de título valor incompleto para referirse a lo que en la Doctrina Comparada se

denomina título valor en blanco, regulándolo en forma explícita y determinando su eficacia

inter partes, siempre y cuando se lo haya completado respetando los acuerdos adoptados. Es
decir, el título incompleto o en blanco tiene un sustento: el convenio de completamiento.

Éste comprende todos aquellos acuerdos, condiciones y pactos arribados por los

intervinientes para llenar sucesivamente los espacios en blanco dejados deliberadamente en

el título valor y así, dotarle de ejecutividad cambiaria; como por ejemplo, la fecha de

vencimiento, el lugar de pago, el importe de la obligación, etcétera.

Es decir, conforme a la norma antes glosada, el tenedor legítimo debe llenar el título

incompleto en función de los convenios adoptados; sin embargo, ocurre, y con no poca

frecuencia en la práctica, que el poseedor del título lo completa contraviniendo dichos

pactos. En este caso, el obligado cambiario podrá hacer uso de la denominada excepción de

integración abusiva, contemplada en el inciso e) del artículo 19º.1. de la Ley de Títulos

Valores.

4.      LA EXCEPCIÓN DE INTEGRACIÓN ABUSIVA

En primer término, esta excepción cambiaria (aquí el término excepción se lo utiliza como

sinónimo de derecho de contradicción, el cual abarca en el ámbito procesal las defensas

previas, las defensas de forma y las defensas de fondo, y no en su acepción restringida de

defensa de forma) es de naturaleza causal, por cuanto entra en el análisis de las relaciones

primitivas u originarias entre los intervinientes plasmadas en el pacto de llenado, quebrando

el Principio de Abstracción, pues el título valor por sí mismo ya no es suficiente para

desplegar sus efectos cambiarios. Empero, esta excepción de integración abusiva, debe

examinarse desde la perspectiva dual de la obligación cambiaria, explicada con claridad por

el español Cándido Paz Ares: inter partes e inter tertios. En efecto, nuestra propia Ley de
Títulos Valores recoge este tratamiento bifronte en los artículos 10º.1. y 10º.3.

a)      Inter Partes En el primero se regula los efectos del llenado abusivo en la obligación

inter partes. En este caso, la obligación cambiaria deviene en ineficaz, pues sería ilícito

e injusto que el tenedor, a sabiendas, obtenga un provecho patrimonial indebido en

perjuicio del deudor cambiario. El fundamento de esta solución descansa en la teoría

contractualista del pacto de llenado, que postula que el libramiento de una cambial

incompleta o en blanco tiene razón de ser en el acuerdo de integración, de naturaleza

extracambiario, existente entre el emitente y el tomador del título, en virtud del cual el

primero faculta al segundo, e incluso a quienes reciban posteriormente el título valor

incompleto, a llenarlo conforme a los pactos adoptados. Evidentemente, el tenedor no

puede alegar el desconocimiento de estos pactos extracambiarios, porque ha intervenido

y ha sido parte en ellos, debiendo respetarlos y cumplirlos en aplicación del Principio

Contractual “Pacta Sunt Servanda”, previsto en el artículo 1361° del Código Civil. Sin

embargo, conforme al inciso e) del artículo 19º.1., el obligado cambiario tiene la carga

de la prueba: deberá acreditar con documento los acuerdos vulnerados.

b)      Inter tertios: El tema se complica un tanto cuando se lo debe resolver conforme a la

obligación nacida inter tertios. El artículo 10º.3. de la Ley de Títulos Valores, prescribe

que la inobservancia de los acuerdos pactados por los intervinientes en el llenado de un

título valor emitido incompleto, no es oponible a los terceros de buena fe. Un tercero

obviamente es una persona que no ha participado en el negocio extracambiario o pacto

de integración y que adquiere el título valor incompleto aún o ya completado por el

transferente. La buena fe implica el desconocimiento de dicho pacto de llenado y de la


licitud y confiabilidad de los datos o requisitos completados; o el desconocimiento de

que el título valor, adquirido completo, ha sido emitido inicialmente incompleto. Es

decir, la norma sólo protege al tercero de buena fe, excluyendo definitivamente al de

mala fe, esto es, a quien conoce que el llenado del título valor transgrede los acuerdos

adoptados, en cuyo supuesto la obligación cambiaria, al igual que en el tratamiento inter

partes, resulta ineficaz.

La inoponibilidad de la excepción de integración abusiva a los terceros de buena fe

(obligación inter tertios), tiene sustento doctrinario en la Teoría de la Declaración

Unilateral de Voluntad, postulada pioneramente por el tratadista alemán Karl Einert, para

la obligación cambiaria en general, según lo indica el autor José Antonio Silva Vallejo

(TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS VALORES, págs. 651 y 652); según esta teoría,

aplicada en este caso a los títulos valores incompletos o en blanco, la obligación cambiaria

del librador nace de una declaración unilateral de voluntad, materializada con su firma al

momento de crear el título en blanco y en que ella fundamenta, a su vez, el derecho de

completar dicho título, pues tal derecho es inherente al título cambiario, como título

constitutivo que es, no siendo necesario, por tanto, buscar el fundamento en el negocio

extracambiario.

Indudablemente con esta solución se tiende a cubrir la exigencia de tutela de la confianza de

los terceros en la legitimidad del contenido de la declaración cartular, dado el destino

intrínseco de su creación: la circulación.


ALTERACIÓN DE TITULO VALOR:

La alteración de un título valor implica la modificación o cambio del texto original, sin

afectación a las partes que firmaron antes o después al texto alterado. La alteración debe ser

invertible o imperceptible a la vista ordinaria pero diligente de los sujetos que han

intervenido en la relación cambiaria, por el contrario, las modificaciones sustanciales como

las adulteraciones, tachaduras, falsificaciones afectan la validez del título quedando a salvo

el acto jurídico celebrado, que dio origen a su emisión, pudiéndose incurrir incluso en el

delito de falsificación de documentos.

Este criterio fue establecido por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema en la

Casación N°4671-2017- Apurímac en un proceso único de ejecución en el que se pretendía

cobrar una letra de cambio cuyos números consignados en el importe a pagar y en la fecha

de vencimiento estaban sobrepuestos.

La Sala Suprema consideró que los títulos valores deben reunir ciertas características o

requisitos formales esenciales para considerarlos como tales. Entre estos requisitos tenemos

algunos de carácter general como el importe o suma dineraria que se consigna en ellos y la

firma de los intervinientes, y otros específicos para cada título valor.

Así, según el artículo 119.1 de la Ley de Títulos Valores, el importe del título valor, es un

requisito esencial, sin embargo, ante la diferencia entre el que aparece en números y el
consignado en letras, se considera el monto menor, tal como lo señala el artículo 5.2 de la

Ley de Títulos Valores.

Por su parte, vencimiento es un requisito no esencial dado que la falta de indicación del

vencimiento nos hace considerar una letra de cambio pagadera a la vista, según el artículo

121.5 de la Ley de Títulos Valores, no obstante, se deber tener otra consideración si el

vencimiento puesto en el título valor se observa alterado o adulterado.

Así como el importe y la fecha de vencimiento de la letra de cambio estaban sobrepuestos,

la Sala Suprema consideró que se había emitido una resolución aparente, pues no se verificó

el mérito ejecutivo de la letra de cambio teniendo en cuenta la aplicación sistemática de la

Ley de Títulos Valores y las normas sobre el proceso único de ejecución, ni se expresó con

convicción las razones para desestimar la contradicción y estimar la demanda.

Además, se consideró que las instancias inferiores debieron haber adoptado las medidas

necesarias de acuerdo con a la naturaleza del proceso, ordenando de oficio la actuación de

una pericia grafotécnica, a fin de resolver la controversia con sustento suficiente y en el

marco del debido proceso.


5.      CONCLUSIONES

Un título valor puede ser completado posteriormente, sin que en ello se alteren sus

requisitos esenciales.

A modo de ejemplo, las letras de cambio aceptadas en blanco equivalen a las letras

incompletas, solo se exige que el texto cambial haya sido completado de acuerdo con el

artículo 9 de la Ley de Títulos Valores, para adquirir efectos cambiales, porque el deudor, al

aceptar una letra en blanco, se declara de antemano conforme con el texto completo de

aquellas, admitiendo anticipadamente las demás menciones que puedan añadirse para

integrarlas.

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