Daniel Feldman
Daniel Feldman
Daniel Feldman
Publicó, desde 1991, libros, capítulos y artículos relacionadas con la didáctica y el currículum
y realizó presentaciones en diversos eventos académicos en los temas de su especialidad.
Feldman define la modalidad técnica como aquella que concibe la acción como la
realización de un plan trazado previamente y donde el resultado esperado es un objeto,
un procedimiento o un resultado que se conoce antes de la acción. De esta manera,
explica, las modalidades tecnológicas proceden mediante el diseño de modelos o
sistemas expresados en documentos curriculares, paquetes instruccionales, propuestas
didácticas, libros de texto, o cualquier otro subproducto elaborado en ámbitos de
planeamiento que, por lo general, están diferenciados del contexto de enseñanza y
suelen denominarse “estrategias centro-periferia”.
Las limitaciones de este modelo, que Feldman sintetiza con claridad, se vinculan a
la impredictibilidad de la situación escolar, a la negativa a considerar a la educación “un
sistema tecnológico de producción”, ex puesta a demandas de eficiencia y eficacia que
puede ser medida en productos, y a las enormes dificultades que aparecen a la hora de
concretar en las escuelas grandes planes elaborados en oficinas técnicas por equipos
especializados. La modalidad práctica, cuya conceptualización toma de J. Schwab, es
definida como aquella que tiene como fin la acción ética, y su objetivo es la toma de una
decisión que guíe la acción. Las mismas se caracterizan por ser analizadas, desarrolladas
y utilizadas en el contexto en el que surgieron y por parte de los agentes involucrados.
Las planificaciones pueden funcionar como modelos (imagen precisa y detallada de qué
sucederá) o como hipótesis (esbozo menos preciso de las intenciones educativas, más
general). Elegir uno u otro depende de la situación (qué propósito, contexto, por qué, a
quién, etc.)
Algunos creen que con formular los objetivos alcanza, haciendo una correspondencia
directa entre contenido y objetivos. Pero no es así: están íntimamente relacionados pero
no son lo mismo. Hay importantes aspectos de la enseñanza y el aprendizaje que no
pueden especificarse por medio de objetivos. Precisamente en eso consiste el mayor
éxito del proceso educativo: el conocimiento como instrumento de producción. Por eso
algunos prefieren las actividades de final abierto. No definen objetivos. Pero ambas
perspectivas no tienen por qué contraponerse. Se puede tener final abierto pero
considerar principios de procedimiento en función de los cuales los alumnos orienten
sus tareas.