Mi Familia Es Prioridad
Mi Familia Es Prioridad
Mi Familia Es Prioridad
MI FAMILIA ES PRIORIDAD
Prioridad es definir algo que se considera más importante que otra. Es decir que aquello
que tiene prioridad se encuentra primero en comparación con otras personas o cosas. Es
natural que todo ser humano defina las prioridades que adopta en su vida, como por
ejemplo. El trabajo, los estudios, el negocio o empresa, el deporte o un hobby, Dios o vida
espiritual, familia, amigos, etc.
1. Si Jehová. En este modelo de prioridades se puede observar que lo primero es Dios que
incluye una vida cristiana acorde a su palabra.
Poner a Dios como primero en la vida es entender que Jesucristo debe llenar todo aspecto
de nuestro carácter (Temperamento y personalidad) llevado a Cristo, es decir que
Jesucristo debe llenar todo aspecto de nuestro corazón, como resultado de esto nos lleva
a asimilar todas las enseñanzas de Jesucristo para ponerlas por obra. El evangelio del
Señor debe ocupar el corazón del hombre.
Es por esto que Jesucristo nos exhorta a permanecer en Él. Juan 15:4 Permaneced en mí,
y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece
en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 15:5 Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados
de mí nada podéis hacer.
Cuando las familias se forman según la voluntad de Dios, son fuertes, sanas y felices; por
lo tanto hacen posible el desarrollo humano y espiritual de sus miembros, contribuyendo
así, a la renovación de toda la sociedad y de la comunidad misma, además, sólo con la
ayuda de Dios, viviendo de verdad el Evangelio, es posible realizar plenamente el proyecto
de Dios sobre el matrimonio y la familia en la sociedad.
3. En vano trabajan los que la edifican. Como tercera prioridad es el trabajo, que se debe
entender cómo el trabajo laboral para devengar un dinero, y como el trabajo para generar
un bienestar común en la familia.
Una familia que trabaja esmeradamente es aquella que sus miembros han decidido
trabajar para lograr un beneficio común. Porque entienden que su aporte así no sea
económico es importante para el bienestar de su familia.
Todas las acciones posibles para embellecer el lugar de habitación, la casa en donde se
vive es importante, donde cada integrante de la familia aporta de su trabajo para
mantener un lugar limpio, aseado y en orden. Actividades como lavar la ropa, doblar y
guardar la ropa limpia, barrer, quitar el polvo, poner la mesa, lavar y guardar los platos y
demás oficios de la casa generan un bienestar común en el hogar.
Es notorio que en el Edén los primeros seres humanos Adán y Eva los habían puesto para
que labrara y lo guardase aquel lugar, es decir que debían trabajar para mantener ese
lugar lo mejor posible.
El trabajo debe verse como una oportunidad para expresar y desarrollar los talentos y
habilidades que tenemos para beneficiar a los demás y a nosotros mismos. El trabajo
refuerza nuestro testimonio ante los no creyentes y es el instrumento que Dios usa para
proveer todo lo que necesitamos.
El resto es todo lo que sigue después de ubicar estas primeras tres prioridades, Dios,
familia, trabajo. En esta lista de prioridades se pueden ubicar, el estudio, el desarrollo de
actividades para un bienestar físico y emocional, algunos pasatiempos, viajes y
distracciones, tiempo de ocio, etc.
Esta circunstancia se da con cierta frecuencia y suele ser no solo origen de problemas,
también de numerosas rupturas.
Cuando alguien antepone su familia paterna frente a su esposa o los hijos se abren
grandes brechas en la convivencia. Esta situación se descubre cuando se evidencia un
apego excesivo, cuando descubrimos que para nuestra pareja sus padres siempre son
primero, cuando esa tendencia se convierte en algo constante se enciende una luz de
alarma.
En este conflicto también sucede la comparación del hacer y actuar basado en su familia
paterna por algún conyugue.
La causa a esta situación es no haber entendido lo que dice Dios en su palabra acerca de la
creación de un nuevo hogar y las responsabilidades que con esto conllevan. Génesis 2:24
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una
sola carne.
Mateo 19:4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
varón y hembra los hizo, 19:5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá
a su mujer, y los dos serán una sola carne? 19:6 Así que no son ya más dos, sino una sola
carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Si los cónyuges se niegan a dejar realmente a sus padres, se producen conflictos y estrés.
Dejar a tus padres no significa ignorarlos o no pasar tiempo con ellos. Dejar a tus padres
significa reconocer que tu matrimonio creó una nueva familia y que esta nueva familia
debe tener una mayor prioridad que tu familia anterior.
“Unirse” significa “adherirse, pegarse o juntarse con”. Es la unión única de dos personas
en una sola entidad y significa que no debemos renunciar cuando las cosas no van bien.
Esto incluye hablar las cosas, orar, ser paciente mientras confías en que Dios trabaja en los
corazones de los dos, estando dispuesto a admitir cuando estemos equivocados y pedir
perdón, buscando regularmente el consejo de Dios en Su Palabra.
Si los cónyuges no se aferran entre sí, el resultado es una falta de intimidad y unidad.
2. Es inevitable que cada familia transite por crisis, ya que estas son necesarias para el
crecimiento espiritual, personal y familiar; de donde es importante fortalecer la
comunicación familiar, pues en la medida en que sean claras las normas, principios y
reglas que rigen el hogar, serán fortaleza y fundamento para la vida de cada uno de sus
miembros (Romanos 5:3-5; Santiago 1:2-4).
Romanos 5:3-5 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba,
esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Santiago 1:2-4 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia
su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
La comunicación asertiva es uno de los pilares del bienestar familiar. Facilita la expresión
libre, sincera y respetuosa de los sentimientos personales. La ponemos en práctica cuando
les decimos a los demás miembros de la familia lo que sentimos y pensamos sin violar sus
derechos o atacar su dignidad.
En este sentido, ser asertivo implica cuidar el contenido y la forma de lo que queremos
expresar, buscando que el mensaje llegue de la mejor forma posible al receptor. La
intención siempre es el entendimiento de las partes. La persona expresa sus inquietudes,
necesidades y opiniones, teniendo en cuenta lo que sienten y piensan los demás.
Pensemos. Si castigo a mi hijo, sin explicarle lo que ha ocurrido, de alguna manera solo le
estoy indicando qué es lo que no me gusta, sin darle una base para rechazar ese
comportamiento más allá de mis gustos.
¿No sería más acertado explicarle los motivos por los que su comportamiento no es el más
adecuado? De esta manera, mediante la comunicación asertiva, propiciamos un
entendimiento mutuo, donde todos los miembros de la familia se expresan, evitando o
atenuando la intensidad de los conflictos.
Santiago 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo
para hablar, tardo para airarse; 1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.